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Poemario experimental que relata la vida de un hombre común que sufre las consecuencias de un pacto diabólico que no recuerda.
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Edición: Matt Rob Lo CascioDiseño de portada: Diego Scagni (www.diegoscagni.com.ar)
Está prohibida su reproducción total o parcial, su tratamiento en papel, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia , registro u otros métodos, sin el permiso previo del titular de los derechos. También está prohibida la lectura y formarse una opnión en base a los relatos leídos. Así como también está prohibido cantar canciones de otros en público y recitar el ave maría en medio de una fiesta swinger.
Primera edición digital Todos los derechos reservados.Rosario, 2012.
Este es el FIN, el punto de partida hacia algo más. El lugar donde empieza la
reencarnación...
Cae una lágrima al abismo; aunque largo para ella, corto es para nosotros el camino. Cae, golpea y se desarma; el suelo es frío y duro para todos por igual. Del polvo somos… y al polvo volveremos.
A mis amores ocultos... A mis temores profundos...
A los animales que me alegran la vida...
Obscuro, todo obscuro.
Las paredes crujen,
como cañerías bajo el mar.
Crujen, y está todo obscuro.
Hay un túnel que no es túnel,
pero tiene luz al final.
La horca aprieta pero no ahorca.
Dios atraviesa el agujero y corta la soga.
Aquella luz al final del túnel,
revela la encegadora realidad.
Es libre,
aunque los barrotes de madera
impidan su libertad.
Los elefantes vuelan dentro de la jaula.
Lo primero que vio fueron un par de tetas.
Debería estar orgulloso, pero,
solo tiene dos meses, y apenas sabe reír.
I
IIDel infinito caos,
una Sombra emerge;
con forma de hombre
y alma de serpiente.
Sus ojos, filosas navajas,
penetran el aura del inocente.
Lo condena a vivir con una herida,
una sempiterna maldición;
tan profunda como la noche,
tan funesta como esta canción.
Tres veranos relucieron desde aquel momento.
Con ruedas la bicicleta sabía usar.
Tarde le llegó la valentía,
tarde aprendió a caminar.
Su Padre solía amar,
al Ron, al Whisky, al Chandom.
Y en una noche de locura en un bar
se le presentó un Ángel rojo,
y le murmuró desde la oscuridad:
A tu hijo debes sacrificar,
mas cuanto no lo hagas
mío será, tu corazón de cobarde
por toda la eternidad.
Deseoso de salvaguardar su corazón,
a su pequeño hijo fue a buscar.
Llegó hasta la pieza cuan cruel castigador,
con la botella quebrada en su mano de Ron.
III
Tres gotas cayeron sobre la alfombra.
La muerte cerró la puerta de la habitación
para que en la oscuridad haga lo que el Ángel ordenó.
La Mujer escuchó a su marido enloquecer
y hacia la pieza de su hijo corrió.
Tropezó con la muerte, y cayó.
Tendido boca abajo, su marido
la miraba sin mirar, pues ya no le quedaba vida,
ya no podía respirar.
Por las muñecas la sangre se escapó.
Su mujer el llanto no pudo contener,
e intentó con mucho dolor,
la vida a su esposo devolver.
Su pequeño hijo en silencio sonrió.
Movió lo brazos como si fuera un pájaro ansioso por volar.
¡Si lo viera su madre!
Habría jurado que era un demonio.
Los médicos nunca pudieron explicar,
cuando el cuerpo del hombre se llevaron,
dentro del desalmado algo faltaba;
no tenía corazón, pero nunca lo confirmaron.
Cierro los ojos / veo luces de colores
gente caminando / voces susurrando
soy como el espacio, la brisa, / el silencio
cada uno en su camino / atravesando todo tipo de peligros
veo una flor hermosa / en medio de un océano,
en las profundidades / donde la luz es débil,
las aguas heladas / es blanca y sus pétalos son de terciopelo
sus hojas son cristales / que al frágil movimiento se tornan musicales
su tallo es transparente / las raíces brillantes, como las espinas
como el Sol / su perfume, suave, delicado y penetrante
abro los ojos / aún puedo sentir el aroma
la imaginación vive por sí sola.
IVAnónimo (1984)
VUna correcta y prolija vida
la herencia que su madre dejó.
Innovador arquitecto.
Una obra a medio terminar lo arrastra
al humillante rincón de las materias pendientes.
Aún le queda por delante el trabajo más complicado;
conocer a aquella soñada Mujer.
La religión en su pubertad
estructuró su funcionar,
hasta que un día dio cuenta
que la hipocresía no era más
que un bien religioso del cual se debía alejar.
Del aborto estaba a favor
y por ello lo expulsaron de la Iglesia.
Lo echaron como a un perro de la congregación
con mayor cantidad de demagogos
que en su vida pudo conocer.
Aquellos decían hacer el bien
y defendían la vida del embrión
como un milagro que depende del hombre,
hijo directo del pecado original.
ÉL sostenía que no era milagro si no se creía,
que el destino era más fuerte que la misma vida.
Que nuestras son las elecciones,
que podemos hacer lo que nos pinta.
Por hereje lo condenaron a vivir fuera de la comunidad,
ya no era bienvenido en la casa de Dios,
ya no era como su madre había querido.
¿Qué hay de mágico en un milagro?
No hay mal que por bien no venga;
si uno considera milagro el resultado de todos los males
debe considerar a todos los males como milagros.
Un milagro debe valorarse como tal desde que se originó,
¿No es acaso un milagro la concepción de un bebé?
Desde el primer instante
hasta el último momento en la Tierra
el bebé es un milagro, el humano es el milagro.
El sexo es un milagro.
En el juego de la fe y la felicidad,
las creencias son las que pueden dominar al hombre.
Por la fe es que todo tiene sentido.
Y es cuando tiene sentido que todo es real,
pero también abstracto.
No hay pecados, si nosotros creemos estar limpios.
No hay milagros, si nosotros no creemos en ellos.
VI
Antes de continuar debo advertir
que su nombre ya no recuerdo
lo han nombrado menos que a un leproso,
y lo han querido menos que a un cerdo.
Pero quedan en mí sus memorias,
como si hubiera sido yo quien vivió su vida,
quizás en algún sueño,
quizás en alguna pesadilla.
VII
Once mil soles pasaron
hasta que encontró a su gran amor.
Ese que no pide nada a cambio
mas que lo que surge de la verdadera pasión.
ELLA que al viento con su presencia corta,
que a todos suspirar hace,
a quien el paso del tiempo no le afecta,
ELLA, trajo el amor a su vida.
Pasos lentos, seguros,
el tiempo de a poco se encargó
del avance de sus bocas, sus manos
y de aquella primera situación.
Un suspiro empañó el espejo
y ya no reflejó sus cuerpos, y,
sin alguien que se los recordara
se dejaron ir. Ya no eran ÉL ni ELLA.
VIII
Y en la miel de sus movimientos,
en el constante cruce de almas,
la luna se consumió
para dar paso a un nuevo amanecer.
Muy juntos despertaron.
Sus labios se acercaron. De nuevo
se entregaron de lleno al placer.
El espejo se rompió en miles de pedazos,
pero nada sintieron ellos.
Como la calma que antecede la tormenta,
el silencio prolongó
lo que más adelante sería una bendición.
Su obra a medio terminar
el sueño le quitó durante años,
ya era tiempo de concretar,
había avanzado lo necesario.
Tal como construyó para otros, lo hizo para sí mismo.
ELLA apoyó las manos de ÉL sobre su vientre.
Pronto reconoció ese gesto el hombre;
una nueva vida espera que pasen los meses.
Champagne que encontraron
champagne que destaparon.
La felicidad de ser padres no suele ser común
ni parecerse a otras.
De marzo a octubre
no conocieron otra felicidad, no,
que la de saber que, gracias a ÉL,
el mundo iba a recibir un nuevo milagro.
IX
Las rosas en el patio
se regocijaban con la brisa primaveral.
Sus pétalos rojos se movían al compás
del llamador de ángeles que apenas se oía.
El sol realzaba la figura de aquellas flores
que al amor suelen agasajar.
Y hasta podría llegar a pensar
que los babosos insectos en la tierra
sólo se limitaban a embellecerla.
Pero…
El sol desapareció de repente.
Sin aviso previo. El cielo despejado
de inmediato oscureció. El sol desapareció.
Los pétalos rojos cayeron y golpearon contra el suelo.
Y el golpe aceleró la brisa. Y sopló fuerte.
El viento movió el llamador de ángeles, pero…
Ya a ningún Ángel llamaba.
Todo obscuro, como en el principio.
X
Los muros se desplomaron, aunque nunca se movieron.
El llamador de Ángeles cesó;
desde la oscuridad la Sombra volvió
y estiró su profunda eternidad hacia Ella.
La penumbrosa y transparente mano
penetró su caverna.
Le quitó el aire, le quitó sangre.
Y donde yacen los pétalos rojos,
yace la nueva vida.
El sol volvió,
y con él, volvió la muerte.
Blanco aleteo en el cielo,bajo sus alas corre el viento.Vuela libre por los aires,es paz sin saberlo
XIREVELACIÓN
Lo que ambos construyeron
rápido se derrumbó.
No existieron ni existirán las palabras
para explicar lo que aquella tarde sucedió.
ELLA tuvo que ir al hospital.
Aquella vida tan celebrada
no era más que una simple ilusión.
Por culpa de esa realidad resquebrajada
el aire de sus pulmones limitó.
Ya no era como antes la vida de ELLA;
por graves problemas de respiración
nada debía hacerle perder
el poco oxígeno que lograba retener.
Dicen que los mundos a veces caen.
Y cuando los mundos caen,
no suele haber un Hércules que los atrape.
XII
Deja al viento pasar,
al Sol salir
al río correr.
Respira y vive.
En dejar eso no pienses
aunque ahora te parezca el final
hay cosas mejores
que las que te causan dolor.
Piensa en lo que veras.
Deja a tu mente crecer,
al mundo girar
a la Vida mostrarse.
A la realidad no la niegues
ni busques una salida fácil.
No te engañes
siempre hay quien te necesita.
Por eso te pido:
no vivas sólo por vos,
sino por mí.
XIIIAnónimo (sin fecha)
En el aire de la casa
el humo de los cigarrillos
el cadáver del whisky
la resaca del vicio.
Veinticuatro horas el día
por cuarenta y ocho cigarrillos.
Los pulmones de ELLA aguantaron.
Uno tras otro.
Exhalando el humo se redimen culpas.
Uno tras otro siguió fumando ÉL.
El círculo se fue cerrando.
Uno tras otro,
las cebollas hicieron la salsa
con duras lágrimas sin importancia.
Los tratos no recordados
suelen cumplirse con eficacia.
Por ello los votos matrimoniales siempre están presente.
Ese es un pacto que no suele cumplirse
porque ambas partes viven recordándolo.
XIV
El frío de la calle...
Imposible resistirlo.
Aunque se acercaba a las ventanas
el humo, caprichoso, nunca se iba.
Tortura china, poco a poco
lo que quedaba de aire se consumió.
ELLA, que una vez supo llevar vida en su vientre,
aquella, que una vez fue mordida por una serpiente,
nada le reprochó,
¿qué importa?
su muerte gustosa aceptó.
Cruel es el hombre
que aún sabiendo que daña poco le importa.
Mas una vida no es un juguete
no hay devoluciones, no existen las resurrecciones.
No hay vida después de la muerte
sólo muerte después de la vida.
ELLA falleció,
y a través del vidrio de las botellas vacías
las culpas se proyectaron.
La verdad era revelación.
El pasado un cruel recuerdo.
De temprano gateó
hacia la salida más próxima.
Camino al mediodía,
por amor se desvivió.
Ahora, esperando el anochecer,
sólo piensa en una cosa:
¿qué será de mi al amanecer?
XVEl Hombre
Un despojo.
Perdió hasta las lombrices.
Ni la esperanza le quedó.
Con velas apenas podía leer,
el clasificado de antes de ayer.
Para nada sirvió su aplicado currículum,
Años ya que no construía,
casi tanto que por inercia vivía.
Y en las entrevistas ya nada le interesaba.
Tres preguntas que a nada llevan,
te eliminan rápido de la carrera.
Ni amigos ni primos,
desahogarse es una gran pena
cuando se está solo.
Bien, ÉL recordó aquella historia
del hombre que nunca insultó.
Le entró temor de parecerse a AQUEL
y terminar en la misma situación;
XVI
De buen hablar y de buen vivir
de la vida nunca se quejó.
Nunca de más un placer
a los problemas siempre esquivó.
Por omisión no sabía correr.
A los deportes nunca amó.
Las mujeres, pocas,
a veces le hacían el favor,
de hablar hasta el amanecer
fingiendo por un instante
ser parte de su querer.
Los fracasos supo asumir
nunca jamás con insultos
ni un “mierda” ni un “puta”
jamás de su ser salió.
Pero el reproche fue más fuerte
que liberar todo tipo de suerte.
XVIIEl hombre que nunca insultó
Quedó solo en este mundo.
Apenas su perro podía disfrutar
de la NO maldad de su amo,
aunque a veces pedía a ladridos
un buen azote por portarse mal.
Sus amigos de la obra social
se acordaron de él cuando falleció.
Cuatro ladrones de bronce asistieron a su sepelio;
le hicieron el favor de arrojarlo al cuadrangular agujero
mientras sonrientes se preguntaban:
“¿Qué mierda hizo este hijo de puta
para que nadie venga a su entierro?”
Lo que nunca supieron los amadores del metal,
es que el velatorio se salteó,
por falta de concurrencia dicen los amigos,
por falta de dinero diría el muerto.
Esta no es mi vida.
No sé quién soy.
No es lo que esperaba.
No es lo que soñé.
Mente de hielo,
corazón de papel.
No soy la misma,
la que fui ayer.
Mi juventud...
no sé que magia hay en mi interior.
Mis padres son mis padres.
Yo no sé quién soy.
La vida no es vida,
no la que vivo ahora.
Mi imaginación...
Sin luces ni escenarios,
tampoco diversión.
Una voz apagada, sin amor,
me invade.
No mires atrás, mira la ciudad.
XVIIIAnónimo (1984)
Miles pretenden cambiar su luz opaca
por la de una luciérnaga.
Quieren cambiar sin saber,
tal vez sea peor;
tanta luz puede ahogarlos.
Estos ojos buscan vida.
Algo más allá que me pueda cambiar.
Estoy detenido en el tiempo,
viviendo una vida gastada,
intentando correr sin siquiera poder caminar.
Buscando una rápida solución
a la iglesia volvió,
y en el reflejo de los lujosos mosaicos vio
que ya no era quien solía ser, ya no.
La acogida fue sin dudas
particular, ejemplar.
Era un hermano entre hermanos
una oveja entre ovejas.
¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!
Por la sombra de Pedro se sanaban los enfermos.
Jesús es nuestro pastor, nada nos faltará.
Amen, amen y amen.
Su sentido de percepción trastocado
pronto le trajo imágenes;
el pastor que daba el sermón,
no era más que un cruento barón.
XIX
El alcohol pudo dejar por días,
pero nada le hizo efecto.
Volvió a la depresión, y esta vez,
bañado en bendiciones.
Como conejillo de indias
dentro de un laberinto sin final,
nunca entendió el índice de términos,
y a aquella señora de buen vestir
no le creyó cuando le ofreció la vida eterna,
y su vida continuó.
De un momento a otro los Santos se revelaron,
y ÉL se preguntó si,
es verdad aquello que dicen,
lo del pacto con Satanás.
Las cadenas cuelgan de sus patas.
El peso la tira hacia abajo,
pero se esfuerza. Vuela.
Mantiene su dirección.
Vuela, pero el peso es mucho.
Es muy gruesa la cadena
y de a poco el esfuerzo cesa.
Es mucho el peso de la cadena.
Ya no vuela,
cae hacia la tierra.
Cae y golpea fuerte;
la paloma ya no quiere ser (paloma),
no quiere esforzarse más.
La cadena pesa, mucho.
Imposible se hace
levantar el vuelo otra vez.
XXIREVELACIÓN
Pero antes de llamar al Diablo
puso a prueba al Señor;
pidióle que a su mujer trajera a la vida
que todo sea como antes.
Mas del Señor no tuvo respuesta,
como ya bien lo sabía,
nunca está presente
cuando el dolor corrompe la vida.
En la vida elige
quien caminar sabe
cuanto camino hay para andar
cuanta vida hay para gastar.
Sentado en la mesa del bar,
esperó.
Tomando un obscuro café,
esperó.
XXII
Siempre fue tan correcta.
De saberes sabía mucho
y el dominio a fuerza de presencia
siempre imponía.
Entre sus alumnos un curioso
quien las clases enteras se pasaba
preguntándose por qué, día y noche,
esa mujer sus ojos con lentes tapaba.
¿Qué hay detrás de esos lentes?
¿Qué esconde bajo ese antifaz?;
¿Agujeros profundos que dejan ver su cerebro?
¿Estrellas que brillan en su propio universo?
¿Constelaciones minúsculas de grandes dimensiones
en las órbitas binoculares?
¿Patas de arañas pollito
asomándose desde las profundidades
de sus cóncavos oculares?
XXIIILa Profesora
Poco le importaron los poemas homéricos
sólo pensaba en qué carajos había detrás de esos lentes.
Cansado de pensarlo,
ávido de lecciones divinas,
confió en Palas Atenea
y partió hacia una aventura épica.
El angosto pasillo de bancos
golpeando codos con su pierna atravesó.
Se abrió paso hasta el escritorio
y sacóle los lentes a la que siempre correcta fue.
Y vio…
vio...
estem... vio que...
detrás de esos lentes,
solo había dos ojos pardos,
como los que él mismo tenía.
Triste y arrepentido,
el alumno se marchó del aula.
Nunca más volvió.
Un hombre con maletín,
mal que le pese, es así.
Un hombre con maletín
se sentó frente a ÉL.
El Diablo, viejo actor,
ofrece lo que le piden
a cambio de nada,
¿quién lo creyera?
Al demonio su familia le pidió
que el pasado vuelva ser parte de su presente.
Vuelva a la vida su mujer, y el no nacido.
Que sólo sea una pesadilla todo lo vivido.
El anciano con aspecto de joven
dijo no poder cumplir con lo pedido,
pero a cambio le ofreció
el poder de hacer lo que quiera sin restricción.
XXIV
Resistió al principio la idea de vivir con dolor,
pero lo del poder le interesó, y creyó
que eso haría olvidarse
de su vida anterior.
De la nada
un gran poder a ÉL regaló
ese Diablo amistoso
una nueva vida le ofreció.
No existía mafioso que le hiciera frente.
Temerario, aquel quien al Diablo acepta.
En sus ojos nada se refleja(ba),
una llama roja todo quema(ba).
Gran sabiduría obtuvo en su pacto con Mefisto.
Sus manos se ensuciaron
matando a un linyera,
sólo para probar que podía hacer cuanto quería,
que la justicia a ÉL no lo condenaba.
Y en el último suspiro
el linyera le dijo:
No te dejes dominar por el poder
mas quien te lo ofreció no es de fiar.
Palabras al viento las del pobre hombre,
ÉL estaba sordo de poder,
y sólo le importaba destruir de a poco
el mundo que lo rodeaba.
El vicio fue creciendo,
entre otros pecados, la avaricia y la codicia.
Ya no era el alcohol o el cigarrillo,
sin darse cuenta, el poder lo consumía.
Oscura es la razón
que tiene el ser de ser
mas no ser quien se cree ser
supone a la muerte traer
XXV
Sentado en la plaza está el joven Vampiro.
Un haz luminoso cae sobre él como luces de teatro.
Lejos, en un lugar donde no llega la luz
se oye a un niño con voz de flauta gritar:
¡Extra! ¡Extra! ¡El monstruo se entrega!
Rápido se corrió la voz, rápido levantaron las armas.
El griterío incesante del pueblo anuncia el acercamiento.
“¡Extra! ¡Extra! ¡El vampiro se entrega!”
Continúa vociferando el niño;
es culpa de sus padres,
que el niño sea vendedor de periódicos.
Pronto calló el de la voz de flauta, cuando
la plaza se iluminó como por orden de Dios.
La niebla brilla por su ausencia,
el Vampiro ante los ojos del mundo
entregado está.
La gente se acerca, se oyen los palos.
XXIEl Vampiro
Siete granjeros se destacan,
tres de ellos con riestras de ajo,
el resto con cruces de madera.
Quien va al frente una estaca mueve a destajo.
Temeroso el pueblo se acerca
al grito de ¡maten al chupasangre!.
Ansiosos por dar muerte al monstruo,
el de la estaca avanza violentamente.
Entre ellos un Cura, lo ataja;
¡Deteneos! ¡Primero escucháis
que es lo que tiene que decir el joven!
El joven no tiene nada para decir,
pero ante la insistencia y el sabor desconocido de la muerte
el Vampiro se levanta y habla.
Los hombres asustados retroceden;
Cansado estoy de escapar,
de que me acusen por lo que aparento ser.
Es verdad, soy un vampiro,
y ya no siento la necesidad de esconderlo.
Pero… soy como ustedes,
una persona de carne y huesos,
inmortal, pero humano.
No soy un asesino, no muerdo los cuellos.
Es que el miedo no les permite ver,
les hace juzgar de forma equivocada.
Todos tenemos pecados que confesar,
y si el mío, Padre, ha sido sufrir la tortura
de ser alguien que nunca quise ser,
que se me castigue como se debe
y no como ustedes quieran.
Decidí aceptar el destino de los mortales.
Tarde me di cuenta que me convertí
en esclavo de mí mismo.
Respetuoso el cura,
de las palabras del Vampiro.
sin pensar en que el joven tenía más,
concluyó el diálogo con un:
Que Dios y la Virgen estén contigo.
Levantó los brazos hacia el oscuro cielo;
dio el santo permiso de la masacre
y se abrió paso entre la multitud,
que ahora acompaña a los hombres en la plaza.
La sangre cayó al suelo.
la niebla se levantó de la nada,
la oscuridad absoluta cubrió la plaza
como un manto de silencio, como una cristalina tapa
que los fieles creyeron, nunca se rompería.
El juglar de la zona cuenta que,
una vez el pueblo encima del vampiro,
el monstruo exclamó: “¡Perdón Dios mío!”.
Y refuta al poeta que solía recitar este relato,
pues cree ciegamente en que el joven
no era un vampiro,
sino una oveja descarriada del Señor.
Una familia lo desafió,
querían ir a la justicia a declarar
que ÉL a otras familias asesinó.
Agrandado, como tiburón en pileta,
el trabajo no derivó.
Y fue ÉL, quien a la familia encerró;
Padre, madre e hijo. Tres, un número ejemplar.
La impecable camisa arremangó,
suponía que la sangre le podía salpicar,
pero no tenía delantal,
sólo un arma y las ganas de matar.
Primero fue el padre,
quien suplicó por la vida de su par,
por la de su hijo lloró,
hasta que la bala el cráneo le perforó.
XXVII
Nunca la sonrisa en su rostro fue tan grande,
la muerte le sentaba excelente.
Era un nutriente para el alma
era parte de su hermoso trato.
Llegó el turno de la madre,
a quien casi ni dejó lamentarse,
el dulce sabor de la muerte recién cocinada
lo hizo ser más veloz, más sangriento.
Y luego apoyó el arma en la frente del hijo.
Disfrutando el sufrimiento de los anteriores
rápido se dio cuenta de que el chico
gustoso aceptaba su destino.
No pudo con su genio,
y del niño el arma alejó.
Reflejado en los oscuros ojos del pequeño,
su sonrisa no reconoció,
ese no era ÉL, era OTRO.
Al chico le preguntó por qué no estaba asustado,
y este le contestó,
que la vida sin sus padres ya no era vida,
que prefería morir para irse con ellos.
Nada tuvo que ver la presión.
ÉL se mareó y al piso cayó.
Algo muy difícil de manejar
directo a su cabeza golpeó:
el recuerdo.
Hombre es quien recuerda quien fue.
Y eso es lo que hizo ÉL;
recordó que no era poder lo que quería,
sino tener con vida a toda su familia.
Al chico liberó,
creyendo que la vida le regalaba
pero el pequeño se suicidó.
ÉL se sintió culpable,
y el poder de su vida alejar intentó.
¡Pero que codicioso!
No quería, y nunca pensó
alejarse por completo
de todo lo que con el poder consiguió.
Los huesos se precipitaron
al quiebre absoluto.
El rechazo al pacto supone al infierno más cerca tener.
Sus piernas temblaron, ya no quería el poder.
Su ser ya no era uno solo
eran más de diez.
Y así, dividido en partes,
emprendió el regreso a su vida.
Aquella donde era tan poco exitoso
y tan desgraciado.
Cambió su nombre y se puso un peluquín.
Aprendió otros idiomas, se cambió de rostro.
Irreconocible era,
imposible que el Diablo lo identifique.
Pero más sabe el Diablo por viejo que por Diablo,
a todas las almas código de barra colocó.
No importa el exterior, sino lo que llevan dentro.
A ÉL rápido reconoció.
XXVIII
Y hasta se tomó unos días para aparecérsele,
puesto que le divirtió
ver como su apariencia cambiaba,
y como planificaba un engaño,
que nunca iba a funcionar.
Y cuando el Diablo se cansó,
el sueño del hombre arrebató.
Sorprendido por el reconocimiento
ÉL se arrodilló, y por sus riquezas suplicó.
Tarde las plegarias al demonio, poco le sirvió.
El Diablo estaba decidido,
y todo fruto del pacto le quitó.
ÉL su alma defendió,
a lo que el Diablo le dijo con tono bromista:
Estúpido eres, si crees que todo lo hice
por tu miserable y dolorida alma.
¿Entonces para qué lo hiciste?, ÉL preguntó.
A lo que Mefisto respondió;
Para divertirme un rato, con tu estúpida actuación.
Y sin decir más, el Diablo se esfumó.
Llevóse el demonio el nuevo rostro y el peluquín
y todos los idiomas que ÉL aprendió.
Así como todo te lo da, todo te lo quita;
en un simple linyera lo convirtió.
Hiena feroz
de aspecto salvaje,
sólo eres un hombre,
un inútil desafiante.
Besas la desgracia
con tus labios de roca.
Maciza es tu mente,
y tu vida corta.
Tu destino es un camino
que lleva a un solo lugar.
¿Todavía piensas que eres superior a otros?
Crees saber quien eres, hasta que ya no…
Castrando se hizo la luz,
muriendo la muerte.
El universo te condena,
quizás no haya cielo ni infierno.
XXIXHabla el Diablo
Pecados mortales los de tu alma,
no sabes lo que haces, no lo entiendes.
Yo soy lo que no puedes ver ni oír,
alguien imposible de alcanzar.
Quien condenado al infierno está,
sólo lo está por nacer condenado.
Las buenas acciones son un verso
para a la gente quitarle su dinero.
Las sobras que otros arrojaban al basural
se convirtieron en su plato principal.
Ya no tenía dinero para sus vicios.
La gente ni diez centavos le daba.
Era como si ya no existiera,
como si nadie lo percibiera.
Un fantasma de carne y hueso
escondido en un callejón
de angosto espacio,
donde las palomas se ausentan
al oír el ruin llegar de los gatos.
Allí, donde la oscuridad llega antes de la noche,
allí se hizo presente un señor de buen vestir.
La corbata negra en contraste con la camisa blanca,
en sus lustrosos zapatos la luna se reflejaba.
Del saco de etiqueta sacó un arma,
puso el silenciador y se acercó a ÉL.
Parecía decidido, deseoso de sangre ver.
XXX
En la vida le tocó ser
parte de una comunidad.
Creyó respetar las leyes de ese lugar
pero sorteó una gran parte al crecer.
No se pisotea a quien en nosotros tiene fe,
no se vale más por el bolsillo que por el corazón.
Nunca le quedaron estas palabras,
nunca hizo caso al loco que se las dijo.
Vio en los ojos del trajeado hombre
el mismo destello malicioso por el cual fue,
no hace mucho tiempo,
aquella persona de gran caudal misterioso.
Pronto se reconoció en ese hombre,
Y antes que le disparara, ÉL alcanzó a decirle;
no te dejes dominar por el poder,
mas quien te lo ofrece no es de fiar.
XXXI
A lo que el hombre respondió:
Usted necesita muy de urgencia un nuevo corazón,
el que tenía lo debe haber perdido,
en un juego con el Diablo. Pobre linyera,
le estoy haciendo un favor.
Sin más que decir,
el hombre acercó el cañón.
Y para que haya más dramatismo
el gatillo lentamente apretó.
Obscuro, todo obscuro.
Las paredes del cráneo crujen,
como cañerías bajo el mar.
Crujen, y está todo obscuro.
La bala le atravesó los recuerdos
y allí estaba ELLA esperándolo.
Como sufriendo todo lo que ÉL hizo.
Amándolo, a pesar de todo. Amándolo.
El de la hoz pronto lo arrojó
fuera de su cuerpo, fuera del envase.
Vióse allí muerto, como el linyera que una vez supo matar,
y pidió perdón. Perdón por todos sus pecados.
Entre el despertar de los jilgueros
y el dormir de los murciélagos,
el asesino se retiró del callejón.
Sin perdón ni misericordia,
sin miedo ni lástima,
tal como lo había hecho ÉL.
Como si todo se repitiera,
una y otra vez,
una y otra vez.
Blanco aleteo en el cielo,bajo sus alas corre el viento.Vuela libre por los aires,es paz sin saberlo.
Parado junto a su cuerpo en forma de ánima,
una luz lo invitó a pasar.
No era un bar ni una casa
era un lugar lejano, el más allá.
Izquierda, derecha, izquierda, izquierda…
Temeroso entró en lo que parecía ser
un brillante paraíso,
el codiciado cielo.
Blancas columnas sobre algodones,
nubes.
Ángeles pintados
en murales invisibles.
El sonido de las arpas
alegran en lo profundo al alma.
Las flores que nunca existieron
se mueven con el sonido de las angelicales cuerdas.
XXXII
Se ríen alegres aquellos seres que pintados están.
Siguen riéndose, alegres, pintados aquellos seres.
¿Alegres se ríen aquellos seres pintados?
Sonríen, maquiavélicamente, esos pintados seres.
De golpe BUMMMMMMM ¡Ahí está!
Fumando un elegante cigarro
con un pie apoyado sobre aquel ángel dibujado,
la sombra, el Diablo.
Los cartones caen.
Las nubes se convierten en brasas.
El cielo ya no parece ser
la escenografía de una obra teatral.
Condenado estás querido,
no hay disculpas que alcancen.
Mío es tu sufrimiento,
hay un pacto mediante.
Díjole el Diablo sonriendo al pobre hombre
que aún creía que el pacto se había consumado.
Mefisto lo tomó del brazo y comenzó a arrastrarlo.
Atravesaron juntos una puerta de hierro oxidado,
para desaparecer tras ella, sin humo ni luces.
Solo desaparecer, sin música ni aplausos.
Y al cerrarse esa sucia puerta,
un fuerte eco al mundo cubrió
para decirle a todos una vez más;
el infierno es tan real como la Tierra misma,
quien se jacta de ser el bueno
en ningún momento compra su entrada al cielo.
Selló su pacto
el alado con el monstruo,
el de sombrío espíritu
y profundos ojos.
Hombre mortal es ÉL,
a cambio de la vida de su primer pichón.
No le importó el precio;
pues tener uno nunca creyó.
Olvidar todo,
nunca imaginó.
XXXIIIREVELACIÓN
HABIA UNA VEZ ... una paloma cansada de volar.
Obscuro, todo obscuro.
Las paredes crujen,
como cañerías bajo el mar.
Crujen, y está todo obscuro.
Hay un túnel que no es túnel,
pero tiene luz al final.
La horca aprieta pero no ahorca.
Dios atraviesa el agujero y corta la soga.
Aquella luz al final del túnel,
revela la encegadora realidad.
Es libre,
aunque los barrotes de madera
impidan su libertad.
Los elefantes vuelan dentro de la jaula.
Lo primero que vio fueron un par de tetas.
Debería estar orgulloso, pero,
solo tiene dos meses, y apenas sabe reír.
I
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