View
244
Download
5
Category
Preview:
Citation preview
2
3
MUJERES QUE NO BESAN SAPOS
4
5
CARLOS REYES ÁVILA
MUJERES QUE NO BESAN SAPOS
Una guía fácil y entretenida sobre cómo elegir pareja
de manera inteligente y conciente
6
Derechos reservados
© Carlos Reyes Ávila 2011
Twitter @carlosreyes17
Primera edición mayo 2011 ISBN: 978-607-00-4537-0 Diseño de la portada César Orona Twitter @cesar_orona Editor: Chuy Melo Twitter @chuymelo
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del autor.
IMPRESO EN MEXICO
7
INDICE:
INTRODUCCIÓN
Las mujeres que besaron sapos / 11
El eterno cuento de la princesa y los sapos. / 12
PRIMERA PARTE: LOS SAPOS
¿Todos los hombres son sapos? / 19
¿Qué debo de conocer de mi pareja? / 26
¿Cómo puedo saber que un hombre vale la pena? / 36
¿Por qué parece que los hombres buscan mujeres separadas sólo para
relaciones eventuales y no para compromisos formales? / 40
¿De verdad existe el príncipe? / 43
SEGUNDA PARTE: LA RELACIÓN CON LOS SAPOS
¿Qué significa tener una buena relación? / 50
¿Cómo puedo protegerme de una mala relación? / 56
¿Qué debo de tomar en cuenta al momento de elegir pareja? / 61
¿Cuáles son mis derechos dentro de una relación? / 66
¿Cómo saber cuál es el límite para dejar de luchar por la persona que
amo? / 71
¿Ceder en una relación significa dejar de ser yo? / 74
8
TERCERA PARTE: LA PRINCESA
¿Qué necesito saber de mí antes de iniciar una relación de pareja? / 81
¿Cómo puedo saber si estoy lista para iniciar una nueva relación? / 87
¿Qué depende de mí para tener una buena relación? / 90
¿Cómo volver a creer en el amor? ¿Cómo volver a empezar? / 93
9
INTRODUCCIÓN
10
11
LAS MUJERES QUE BESARON SAPOS
Tú has sido una mujer que ha besado sapos si has
pensado o pronunciado alguna de las frases siguientes:
• “Todos los hombres son iguales”
• “Me tocó un mal marido”
• “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
• “Ella tuvo mucha suerte, le tocó un buen marido”
• “¿Volver a empezar? Yo ya tengo mucho tiempo
invertido en esta relación”
• “Mejor sola que mal acompañada”
• “Cuando nos casemos se le va a quitar”
Si tú alguna vez has pronunciado alguna de estas
frases, entonces sigue leyendo este libro, te aseguro que
después de eso jamás volverás a besar otro sapo en tu vida.
12
El cuento de las princesas que besaron sapos
Las mujeres creen básicamente en dos tipos de
hombres: los príncipes y los sapos, y los hombres piensan
que existen las princesas y las brujas y a las segundas las
conocen después de casarse, pero ninguno se da cuenta de
que lo que existe en realidad es: simplemente seres
humanos, y que ambos buscan lo mismo: la felicidad.
El error fundamental de las mujeres es que dentro
de sus creencias sigue muy arraigada la del príncipe azul
que llegará a su vida a hacerlas felices, que en la vida real
significaría lo siguiente: conocen un hombre que las
conquista con los detalles típicos, se dejan llevar en este
romance idílico, en donde él tiene las atribuciones del
mejor de los príncipes, porque las hace sentir bien, las hace
sentirse amadas, pero luego se casan, o lo conocen y el
príncipe se vuelve sapo (aunque tal vez siempre lo fue).
La mujer le permite básicamente todo al hombre
porque siendo un “príncipe” y siendo el encargado de
hacerlas felices ¿cómo no va a saber lo que una mujer
necesita? ¿Cómo el llegaría a dañarla si la ama tanto? y si el
amor es el remedio mágico que hace que todo “suceda” y
ellas tienen al príncipe y al amor, entonces nada puede
13
salir mal, ¿qué de malo tendría dejarse llevar? Pero la
mujer no se hace responsable de su propio cuento de
hadas, de su propia vida. En este caso se necesita de una
princesa que se quiera y que sepa lo que quiere para su
vida, que sepa lo que necesita de una pareja y para eso no
existe un molde, cada mujer es diferente y cada una tiene
necesidades diferentes, sin embargo todas coinciden en
necesidades básicas de cuidado, respeto y amor.
Cuando una mujer es conciente de sí misma sabe lo
que quiere y hacia dónde va, sabe reconocer a la persona
que necesita a su lado, sabe dirigir su relación hacia
condiciones esenciales de amor, cuidado y respeto.
Hablamos de dirigir una relación, no de manipularla,
puesto que al final ella como mujer realizada quiere a un
hombre pleno y realizado a su lado, y buscará que en la
relación existan las bases para que ambos lo consigan.
Cuando uno de los dos conoce el camino, el otro,
que le ama le seguirá con confianza. Qué mejor sería que
hombres y mujeres supieran hacia dónde van y lo que
necesitan para recorrer un bello camino; sin embargo,
siempre es preferible que uno de los dos lo sepa y ayude al
otro en ese camino oscuro.
Nadie te va hacer feliz, la felicidad es un estado
interior que depende de ti. A menudo, la mujer le otorga al
hombre la responsabilidad de darle el amor que ella no se
14
da a sí misma, pero si la mujer se amara a sí misma de
manera incondicional, en primer lugar no le abriría la
puerta a cualquiera que dijera amarla, no lo esperaría y le
aceptaría con vehemencia y locura.
Ahí es donde inicia mal el cuento, porque el hombre
sin importar cómo sea o lo que haga, ya está aceptado con
anticipación, puesto que trae a su vida lo que ella por
descuido o ignorancia no se ha dado.
Luego ya comenzada la relación, la mujer –que no
se conoce y no sabe lo que quiere y necesita-, se deja llevar
por lo que él haga, o quiera, ignora que tiene derecho a ser
ella misma, a elegir y decidir lo que necesite, y que su
participación dentro de la relación puede hacer la enorme
diferencia, que puede establecer sanos y amorosos limites,
respondiendo al amor que siente hacia ella misma.
Ignora que nadie mejor que ella puede cuidarla,
puesto que ella se conoce y conoce las condiciones que
necesita para sentirse amada y segura, y que esas mismas
condiciones ella se las tiene que proveer estando sola (o
mejor dicho: con ella misma o acompañada por ella misma)
o acompañada por otro.
En una relación hay que realizar acuerdos en los
que los dos tienen que ceder en ciertas cosas, pero la mujer
está acostumbrada a que eso significa dejar de ser ella
misma, abandonarse, para cuidar del otro, proveerle las
15
condiciones necesarias para que “el otro” se sienta amado
y seguro; no se da cuenta que con eso le concede un poder
absoluto al hombre para hacer y deshacer, puesto que
acostumbra al hombre a creer que sus “necesidades” (esta
entre comillas porque hablamos aquí de un hombre que, al
igual que esta mujer no se conoce a sí mismo) son
prioritarias y que son prioridades que hay que atender,
pero que al hacerlo la mujer queda resentida, ya que
considera que él debería ser lo suficientemente “consiente”
como lo es ella, y atender de la misma forma sus
necesidades, pero como esto no sucede, se ubica la mujer
en un perpetuo resentimiento.
Aquí se trata de que la mujer sea conciente de sus
propias necesidades, de que no se abandone, ni que
responsabilice al otro de las mismas, y que comience a
valorarlas y a priorizarlas, puesto que ambos tienen que
ser responsables, cada uno de sí mismos.
La mujer cree que las relaciones inician cuando
tiene a un hombre a su lado, y esto es un error fatal, porque
“ella ya tiene una relación”, y esta puede ser la mejor, la
más bella, la más profunda y duradera que tendrá jamás en
su vida: la relación que tiene consigo misma.
Saber relacionarte contigo misma es la clave para
después saberte relacionar con los demás. La forma en la
que te hablas, como te cuidas, como pasas el tiempo a solas
16
(o mejor dicho, contigo misma), como hablas de ti,
determinará mucho tu forma de relacionarte con el mundo
y con tu pareja.
Si sabes perdonarte, si tienes palabras de amor
para ti y no sólo para los otros, si te escuchas, si te tomas
en cuenta, si te tomas en serio, si sabes hacerte ligera la
vida, si sabes respetar tu espacio, si sabes proveerte un
ambiente agradable y ordenado, si eres capaz de soñar
alto, si te sabes merecedora de tus sueños, si confías en ti
lo suficiente como para responsabilizarte de tu vida y tu
felicidad, si logras hacer todo eso entonces te aseguro que
tendrás una gran relación contigo misma, y de esta manera
podrás despreocuparte por los sapos que anden por ahí en
el charco, ya que nunca más se te acercarán, el que se
acerque a ti será un príncipe, y sabrás reconocerlo de
inmediato, porque si te conoces a ti misma podrás conocer
a los demás.
17
Primera parte:
LOS SAPOS
(Ups, perdón… los hombres)
18
19
¿Todos los hombres son sapos?
Categorizar y generalizar conlleva errores. No
podemos decir, “todos” o “ninguno” sin correr el riesgo de
equivocarnos. Tú puedes decir en este momento: “sí, todos
los hombres son sapos, no existen los príncipes, me consta, yo
siempre he estado con puros sapos”. Sin embargo lo que
puedes no estar considerando es que no existen los sapos
como tal, ni lo príncipes, lo que existen son hombres, seres
humanos, con carencias emocionales, o sin educación
sentimental, pero eso no los hace sapos. Llamarlos “sapos”
puede hablar más de ti que de ellos.
Las etiquetas nos reducen, nos limitan, nos
encogen, hay que ser muy precavidos con ellas. Cuando
agredimos a alguien colocándole una etiqueta en realidad
lo que hacemos es agredirnos a nosotros mismos. Lo que
opinamos de los demás resulta una proyección de lo que
opinamos de nosotros mismos. Darle una etiqueta agresiva
a otro, habla más de nuestro dolor y enojo, que de las
características de la persona en sí.
Piénsalo, esos sapos, en algún momento parecieron
príncipes, pero no te dabas cuenta de que sólo eran
20
hombres. No hay sapos ni príncipes, sólo son etiquetas que
les ponemos a los demás según nuestro estado de ánimo.
Ahora, esto no quiere decir que no existan hombres
que se comporten como bestias, y que al principio se
comporten como príncipes, eso es cierto, sin embargo, por
el hecho de comportarse como príncipes no quiere decir
que en efecto lo seas, por eso mismo más vale estar atenta
a las señales y no dejarte engañar ni por ellos, ni por tus
propias ilusiones.
¿Tienes que ser desconfiada? No, para nada, pero sí
debes permanecer alerta. Antes que nada debes saber
quién eres y qué necesitas, qué buscas.
El ser humano aprende por imitación, y la mayoría
de las veces tiene malos ejemplos. Sabemos del amor y de
las relaciones lo que aprendimos de nuestros padres. ¿Te
parece que eso sea un buen ejemplo? No queremos ser
como nuestros padres, pero lo somos en muchos sentidos,
ellos nos educaron, ellos nos dieron nuestras
programaciones y nuestros condicionamientos, pero hoy si
tú lo decides puedes trascender todo eso y volverte libre y
fuerte, a partir de hoy puedes formar parte del grupo de las
mujeres que ya no besan sapos.
Pero volvamos a los sapos, digo, a los hombres.
Lamentablemente, a los hombres se les educa de una
manera diferente que a las mujeres desde que nacen. Se les
21
ofrece una educación diferente, se les cuida de una forma
particular. A los hombres desde siempre se les ha educado
para desconectarse de sus emociones y de sus
sentimientos, por eso viven confundidos. Sin embargo no
todo está perdido, ya que al ser humanos poseen el
potencial de crecer y desarrollarse, y ¿sabes algo? En el
fondo ellos también quieren lo mismo que quieren las
mujeres: amar, ser amados y ser felices. Esencialmente no
somos tan diferentes los seres humanos, sean hombres o
mujeres. Todos somos seres vivientes y sintientes.
Por naturaleza, el hombre es un ser más práctico, y
eso lo hace pensar más con la cabeza fría, y separarse de
sus emociones y sentimientos.
El hombre en la antigüedad solía salir a cazar, tenía
que enfrentarse a bestias enormes, en esas circunstancias
sus sentimientos y sus emociones le iban a estorbar, por
eso tuvo que aprender a evadirse de su cuerpo, de sus
emociones, y por consecuencia, de sus sentimientos.
Los hombres van a la guerra a matar otros seres
humanos, ¿crees que sería fácil para ellos ir con sus
sentimientos a cuestas?
Claro, sé que te preguntarás en este momento eso
qué tiene qué ver contigo y los sapos, pues déjame
comentarte que toda esa historia ha creado un profundo
arraigo social, cultural e incluso arquetípico en todos los
22
seres hombres. No importa de qué año estemos hablando,
de qué cultura, de qué país, el asunto es que
históricamente los hombres han tenido que reprimir sus
emociones en pos de obtener una garantía en los
momentos difíciles.
Con esto no quiero justificar ni a los hombres ni a
nadie, simplemente es lo que es, y forma parte del
inconsciente colectivo.
Si queremos comprender por qué los hombres
actúan como sapos, debemos de conocer un poco de la
historia, no sólo personal sino del género entero.
El miedo pues ha hecho que la mente del hombre
desarrolle un mecanismo de defensa. Piensa el hombre:
“Ante el peligro me encierro, separo mi conciencia de mis
emociones, porque el miedo me puede paralizar y la
amenaza me puede destruir”. Y esto, amiga, quiero que me
entiendas, es de un arraigo milenario.
Entonces ¿ya no tienen solución? Por supuesto que
tiene solución, no importa lo que diga la historia o el
inconsciente colectivo, mientras se genere conciencia
entonces el ser humano se podrá liberar de cualquier
condicionamiento por más milenario que sea el arraigo del
género. Lo mismo para las mujeres, que también poseen su
propio sistema de creencias confuso basado más en el
miedo que en la verdad.
23
¿De dónde vienen los sapos? Pues de otros sapos.
Repito aprendemos por imitación. Si los hombres actúan
insensiblemente es porque así fueron educados, pero
siempre hay una luz en el camino.
Si tú logras ser lo suficientemente conciente podrás
mostrarle esa luz, y te aseguro que él te seguirá, pero si tú
eres la que está esperando que él sea quien te muestre la
luz en el camino, entonces de verdad que puedes quedarte
esperando toda la vida.
Y mira, en este punto de tu vida no se trata de
buscar culpables sino soluciones. No importa quién
comenzó esto, lo que importa es que tú puedes lograr tener
el control de tu vida y de tus relaciones si así lo decides y
aceptas que las circunstancias tal como son, sin reniegos
para empezar a trabajar.
Los hombres también buscan amor, pero están más
perdidos en ese terreno que las mujeres. La conciencia está
más cerca del corazón que de la cabeza. Los hombres viven
en el terreno de la mente y de esa forma se encuentran
muy alejados de la conciencia. Así que las probabilidades
del éxito aumentan si es la mujer la que asume la
responsabilidad de sí misma y genera conciencia.
Esto no quiere decir que la mujer tenga que
trabajar por la relación, y el hombre no, al contrario, el
hombre tendrá que hacer mucho trabajo, pero para que
24
esto suceda, resulta necesario que la muejr genere
conciencia de sí misma, que se limpie el dolor de la frente y
del corazón, que saque el reniego, se ponga en acción y
marque la ruta.
La mujer marca la pauta, coordina, dirige sin
imponer, asesora, guía sin manipular, pero para que esto
sea posible es necesario que esa mujer se haya vuelto
conciente, que haya dejado de culpar a los demás y que
haya tomado las riendas de su propia vida. Eso habrá
logrado que la mujer recupere su poder y supere las
limitaciones y condicionamientos de una sociedad
castrante que la había sepultado en vida. Es decir, hablo de
una resurrección.
Si te quedas esperando que sea el hombre el que
genere la conciencia y te conduzca por el camino entonces
puedes quedarte besando sapos para siempre.
La metáfora del sapo que se convierte en príncipe
es bella. Digamos que los hombres en su educación
tradicional son eso, “sapos”, pero el beso de una hermosa
princesa puede convertirlos en príncipes. Y es verdad, eso
es posible, lo que pasa es que nadie les dice que aún no son
esas princesas, que también hay que trabajar para
convertirse en eso.
Cuando hay dolor una mujer no puede ser princesa,
y un hombre no puede ser príncipe. Antes deben de sanar
25
sus respectivas heridas. Necesitan emprender un viaje
espiritual que los llevará a una verdadera transformación,
se trata de un verdadero acto de amor y fe, de auténtica
renuncia. Y la ventaja es que si uno verdaderamente
genera la suficiente conciencia entonces podrá guiar al
otro por el a veces oscuro camino de la relación de pareja,
de la cual no saben absolutamente nada.
Y regresando a la pregunta inicial ¿todos los
hombres son sapos? La respuesta es: todos los hombres
son hombres, ni sapos ni príncipes, pero los educan como
sapos, pero tú puedes ayudarlo a que se transforme en
príncipe, siempre y cuando tú primero te conviertas en
princesa.
26
¿Qué debo de conocer de mi pareja?
Lo primero que debes hacer es: “conocer realmente
a tu pareja”. No qué cosas debes de conocer, sino conocerlo
en verdad. ¿Conoces en realidad a ese individuo con el cual
piensas compartir tu vida entera? ¿Lo sabes ya todo de él?
O ¿te parece suficiente con lo que conoces? ¿No tendrás
miedo de conocerlo más a fondo para no desilusionarte
antes de tiempo?
Lo más importante es que conozcas su sistema de
creencias. ¿En qué cree él? No qué piensa acerca de esto o
aquello, sino en qué cree. Todos podemos pensar cosas
distintas acerca de un mismo tema cada cierto tiempo,
pero nuestras creencias siempre estarán más arraigadas.
¿Sabes si él cree que el matrimonio es para toda la
vida? Porque a lo mejor es algo que a él le gustaría, pero en
lo que no cree. Él puede decir, “ojalá pudiéramos estar
juntos toda la vida”, pero por dentro piensa: “lástima que
eso no es posible, porque todas las parejas se divorcian
después de un tiempo”. Y eso a lo mejor no te lo va a decir
abiertamente, pero eso es lo más importante porque sus
actos serán correspondientes a sus creencias y no a sus
pensamientos.
27
En pocas palabras, lo que te quiero decir es que
muchas veces decimos cosas y no necesariamente creemos
en ellas. Nuestras creencias son las que dirigen nuestros
actos. Se trata de convicciones muy fuertes, muy
arraigadas y muchas veces ni siquiera somos concientes de
ellas.
Si tu pareja vio a sus padres divorciarse, tal vez
crea que los matrimonios no son para toda la vida. En
cambio si una mujer jamás vivió el divorcio de sus padres
seguramente pensará que los matrimonios deben durar
toda la vida a pesar de las dificultades o aun sabiendo que
ya no existe el amor. Eso es lo que hace la diferencia, las
creencias que cada uno tenga, así que lo más importante es
ir al fondo y descubrir las creencias, y no sólo los
pensamientos que tenga la persona con respecto a un tema
en particular.
¿De qué manera cree tu pareja que se resuelven los
problemas? Lamentablemente esto no es algo que se pueda
preguntar porque si lo haces entonces él responderá con
sus pensamientos, no con sus creencias. A veces hay una
fuerte contradicción entre el pensar y la creencias. El
pensamiento muchas veces es esperanzador, pero la
creencia es determinante.
Todos podemos pensar que con trabajo podemos
volvernos ricos, pero ¿de verdad lo creemos? Este, por
28
ejemplo, es el principal obstáculo con el que nos
enfrentamos ante propuestas que se hacen en libros como
“El Secreto” que nos dicen que debemos pensar
positivamente con respecto a un asunto. Pero ¿de verdad
podemos creer en eso? Si no cuestionamos nuestras
propias creencias no podremos modificarlas. Hay que
preguntarse ¿por qué creo lo que creo? ¿Desde cuándo
creo en eso? ¿Qué me hizo creer en eso? ¿De dónde lo
aprendí? Y hago estas preguntas para aprender a
identificar mis creencias personales, porque así podré
descubrir las creencias de mi pareja.
Esto es lo fundamental en lo que debemos fijar la
atención con respecto a la pareja: su sistema de creencias.
Ahora bien, otro punto para mí básico es descubrir
qué tan flexible es tu pareja ante la aceptación de los
errores. ¿Siempre cree tener la razón? ¿Cómo responde
cuando no la tiene? ¿Es capaz de aceptar un punto de vista
diferente al suyo? Si no lo hace entonces el hombre está
más inclinado a la cómoda postura del sapo. Pero si da
muestras de flexibilidad y adaptación entonces es posible
que su potencial de príncipe se pueda desarrollar.
¿Es tu pareja la que decide qué es lo que van a
hacer o a dónde van a ir? De ser así hay que cuestionar dos
puntos:
29
1. ¿Por qué tú permites que él decida?
2. ¿Por qué cree él que tiene más derechos sobre ti
en la toma de decisiones?
Lo básico es no cerrarse, sino estar alerta y abierta a las
posibilidades. Si tú respondes a ambas preguntas de esta
manera:
“Pues porque así es él, así es su carácter”
Entonces podemos estar encontrando una mujer
que aún no desarrolla a la princesa y a un hombre
atrapado en su forma de sapo.
Las creencias nos conducen a aceptar una realidad
sin cuestionarla, sólo porque sí. Esta es una buena forma
de detectar creencias, tanto en ti como en los demás.
Para que te conviertas en princesa debes comenzar
a cuestionar tus propias creencias, y comenzar a fijar las
nuevas, es decir a emprender un proceso de
reestructuración de tu sistema de creencias.
Muchas de nuestras creencias son inculcadas desde
el inicio de tu vida.
Tal vez tú hayas escuchado a muchas mujeres decir:
30
• Ni te canses, todos los hombres son iguales
• Los hombres no piensan
• Es la cruz que una debe cargar en el matrimonio
Frases como estas van construyendo tu sistema de
creencias sin que tú te des cuenta. Cuando te ves inmersa
en el conflicto simplemente respondes según esas
creencias. Esto es ser una mujer condenada a besar sapos
eternamente. Pero tú puedes dejar de hacerlo
convirtiéndote en princesa.
De vez en cuando todos los hombres van soltando
sin darse cuenta algunas señales que te mostrarán su
sistema de creencias. Frases como:
• Eso es sólo para mujeres
• Yo no hago esas cosas
• Tú no lo vas a entender
• Así es esto y punto.
Esto te puede estar hablando de su inflexibilidad y
la dureza de su sistema de creencias.
A veces un detalle de la personalidad del hombre te
puede parecer fascinante. Cosas como que él sea muy firme
en sus decisiones, sin embargo puede ser que más adelante
31
eso que veías como firmeza de carácter luego lo veas como
inflexibilidad o necedad.
Los hombres no se vuelven sapos, sólo se acentúan
ciertas características. Es decir, no es que te haya salido
malo el marido, sino que se acentuaron ciertas
características que en un principio te parecían normales y
a veces hasta fascinantes.
Cuando el hombre tiene un carácter fuerte a ti
puede fascinarte, pero eso es porque tal vez eso
complementa algo que a ti te falta. Es decir, si tú no tienes
esa firmeza de carácter puedes ver su característica como
una cualidad, pero no te engañes, eso mismo luego puedes
verlo como defecto.
A veces notas que a tu pareja le gusta mucho salir
con sus amigos y hacer fiestas, y piensas: “es un hombre
muy social y divertido, que se adapta muy bien”. Pero
luego te das cuenta que es social y divertido sólo con sus
amigos y no con los tuyos. Entonces eso comienza a ya no
gustarte.
El arte de escuchar. ¿Tu pareja o prospecto, sabe
escuchar? Todo mundo necesitamos ser escuchados y
difícilmente se consigue eso, ¿por qué? Porque muchas
veces el otro cree que ya lo sabe todo. A veces el hombre se
anticipa y no te deja terminar porque cree que ya sabe a
dónde vas, y de hecho te aconseja, y te dice lo que tienes
32
que hacer. Y algo que los hombres ignoran es que muchas
veces las mujeres no buscan un consejo sino sólo ser
escuchadas y acompañadas.
¿De qué manera valora tus sentimientos tu
prospecto? ¿Puede aceptar que algo es importante para ti
aunque a él le parezca tonto? Recuerda, todo se va a
acentuar cuando formalicen el compromiso. Jamás creas
que se le va a quitar, al contrario, se le va a acentuar. Así
que observa a tu prospecto y exagéralo. Realiza el ejercicio
de acentuación de rasgos, para que veas lo que será más
adelante.
Otra recomendación importante es observar sus
potenciales, no sus realidades ya concretas, porque nadie
se va a quedar como es en este momento, todo mundo
tendemos a cambiar.
Tal vez veas dos hombres distintos, y en uno veas
que ya se ha realizado que tiene su trabajo, sus posesiones
y su vida realizada. Y por otro lado veas a otro hombre que
no tiene nada de eso. He visto muchas mujeres cometer el
error de irse por lo fácil y creer que el que ya está realizado
es el mejor prospecto, sin darse cuenta de los potenciales
del otro.
A lo mejor el hombre realizado ha tenido que pasar
por encima de otros para conseguir lo que tiene, y el otro,
el que no lo tiene tal vez no lo tenga por su honestidad.
33
Esto es sólo un ejemplo, claro. A lo mejor el que tiene la
vida resulta lo ha heredado de su familia, y el otro está
trabajando lentamente para ascender por su propia cuenta.
El punto a observar es la historia potencial de la
persona. No se trata sólo de las consumaciones sino de los
potenciales.
Ahora, todos tenemos una versión personal de los
hechos, pero no siempre concuerda con la realidad. Las
mujeres suelen creer en lo que les dice el príncipe cuando
aparece. No ven por qué dudar de él, y le creen todo. El
sapo puede decir: “no tengo trabajo porque decidí
independizarme”, y tú ves en esa actitud mucho valor y
seguridad, pero la realidad es (tal vez) que nadie lo
contrata o no le gusta trabajar. Pero eso lo descubres hasta
que ya firmaste el contrato del matrimonio.
¿Qué dicen sus actos y sus obras? ¿Qué ves en sus
potenciales? ¿Cuáles son sus creencias más arraigadas?
Observa a tu prospecto en momentos de crisis. Casi
siempre cuando enfrentamos un momento de crisis
dejamos asomar nuestro verdadero rostro. En los
momentos de tensión y crisis no tenemos tiempo de
sostener la máscara, y nos descuidamos, entonces se
asoma el rostro del sapo, o del príncipe, según sea el caso.
¿Tu prospecto se defiende constantemente? ¿Busca
siempre justificaciones para cada uno de sus actos? O
34
¿puede aceptar cuando ha cometido un error? Un hombre
seguro de sí mismo es aquel que puede aceptar incluso sus
fallas y sus debilidades y externarlas abiertamente, eso sí
es seguridad. Gritar y hacer alardes sólo son señales de
falta de control emocional y de culpa.
¿Cuánto dolor almacena el prospecto? ¿Cuántas
heridas de su pasado carga? Porque todo esto puede
explotar una vez que se hayan casado, y puedes salir
salpicada. Claro, las madres te podrían decir: “pues sí, así es
esto y una se tiene que aguantar”. Pero esta es otra de las
creencias tóxicas que debes desarraigar de tu vida
definitivamente.
“Las parejas están para ayudarse” dicen también, y
esto es cierto, sin embargo, esto no implica que te debas
ver afectada o que permitas que te falten al respeto. Si no
sabes ayudarte a ti misma ¿cómo podrás ayudar a alguien
más? Las parejas sí están para ayudarse, eso sería lo mejor,
pero ¿quién va a ayudar a quien si los dos están ciegos en
medio de una cueva oscura? Alguien debe de tener un poco
de visión y claridad para poder ayudar al otro, y sólo
“aguantándote” no vas a ayudar a nadie, ni a ti ni a nadie. Si
permites que el otro te falte al respeto entonces tú
tampoco te estarás respetando, y de eso nadie sale
beneficiado, al contrario, eso hace que la pareja entre en un
pozo de arenas movedizas.
35
¿Cómo habla de ti frente a sus amigos? ¿Te hace ver
menos frente a ellos? ¿Su comportamiento es diferente
contigo que cuando hay más personas? ¿Eso qué te dice?
¿Qué así es él y que no debes de hacer alboroto por esas
nimiedades? Cada quien es dueño de sus actos, pero si tú
permites eso entonces no vayas luego a decir que el otro es
el sapo, porque tú tampoco serás la princesa. Y ten siempre
presente para que la magia surta efecto, el sapo debe ser
besado por una real princesa que se sepa respetar y amar a
sí misma fijando claramente los límites.
36
¿Cómo puedo saber que un hombre vale la pena?
Antes que nada ¿qué es valer la pena? Debes
responderte primero esa pregunta. ¿A qué te refieres con
eso? Porque no es lo mismo para todo el mundo. Debes
tener claro qué quieres, qué buscas, qué necesitas. Una vez
que haces eso, entonces puedes proceder.
Todo hombre va dejando señales en el camino.
Cuando el cortejo comienza todos mostramos nuestro
lado amable, deseamos gustar y estamos muy atentos a no
cometer errores, pero ¿qué pasa cuando nos
descuidamos? Pues que dejamos asomar el verdadero
rostro y a veces ese rostro es el de una persona egoísta
que se ocupa más de su propio bienestar que del tuyo.
Hay mujeres que descubren o dicen descubrir que
su marido tiene “mamitis” una vez que están casados. ¿No
lo habían visto antes? ¿Por qué? ¿No se dieron el tiempo
suficiente de ver eso? O al principio lo vieron como un
detalle amoroso. A veces pueden haber visto esa actitud y
haber pensado “mira, mi novio es muy atento con su madre,
así va a ser conmigo”, pero luego descubren que no, que
así es sólo con su madre, no contigo. Entonces eso no fue
una mentira sino un error de interpretación.
37
Hay muchos hombres con una fuerte dependencia
hacia su madre o su familia. El primer error que se
comente es creer que una vez casados las cosas van a
cambiar por arte de magia. Eso no sucede, no funciona así.
A veces sucede al contrario, eso que crees que va a
desaparecer se acentúa, es decir, se hace más grave ¿por
qué? Pues por la tensión, por el estrés, y muchos factores
más.
Digamos que a ti te gusta asistir a conferencias y a
curso de desarrollo humano pero a tu pareja no. ¿Qué te
dice eso? ¿Nada? Esas señales te dicen que a él no le
interesa seguir creciendo y evolucionando. Es decir estás a
punto de comprometerte con una persona que cree que ya
lo sabe todo y que no tiene ningún problema.
Seguramente después te dirá cosas como: “tú eres la débil,
yo estoy bien, tú ve a terapia yo no tengo nada malo”. Es
decir, se trata de una persona que no asume su
responsabilidad. Y ¿por qué? Pues porque no fue educado
de esa manera, así de simple.
¿Cómo es tu suegro? ¿Es flexible? ¿Acepta cuando
no tiene la razón o siempre quiere ganar las discusiones?
Seguramente tu prospecto tiene creencias y actitudes
similares. Y mira, a veces ellos (los sapos) no quieren
actuar así, pero es que viven como observados
38
mentalmente por sus padres, entonces no se atreven a
romper el molde, a salirse del patrón impuesto.
Digamos que un hombre a veces deseas ser más
amoroso y tierno, pero no lo hace ¿por qué? Pues porque
de inmediato le aparece la imagen de su padre o de sus
tíos, o de sus amigos burlándose de él. Entonces se
arrepiente y vuelve al antiguo patrón.
Lo que corresponde en este tipo de situaciones es
mostrarle al sapo que hay más opciones y que no hay nada
de malo en ser príncipe. Toma en cuenta que la cultura ha
orillado en gran medida a que el hombre adopte ciertas
posturas casi animales. Salir del patrón no es cosa sencilla,
se necesita de valor y apoyo, no de recriminación. Si
comienzas por exigir en vez de hablar, lo único que
conseguirás es que el hombre se aferre más a la imagen
del sapo, porque ahí se siente más seguro y protegido, ya
que hace lo que todos los demás hacen así ¿de qué manera
puede estar equivocado?
Entonces ¿cómo saber si un hombre vale la pena?
La pregunta es dura de por sí, pero hay que darle
respuesta. Un hombre vale la pena si da señales de vida, si
por alguna rendija, por muy pequeña que sea, se asoma la
luz de la conciencia entonces ese hombre tiene el
potencial para volverse príncipe con la debida instrucción.
39
¿Cuál es esa luz? Pues la humildad, el amor, la
serenidad, la paciencia, la flexibilidad, el anhelo por vivir
en paz. Caso contrario si el hombre en cuestión no parece
anhelar una mejor vida, si parece que él está muy a gusto y
no tiene ni la menor idea de cambiar, entonces ese
hombre estará condenado a vivir como sapo toda la vida.
Una persona comienza a morir cuando deja de
crecer, cuando detiene su evolución, cuando cree que ya lo
sabe todo, cuando siente que ya no necesita nada más,
cuando ingenua o tercamente detiene su proceso de
desarrollo, en ese momento firma el contrato para
quedarse en sapo toda su vida. Ahí sí ya no hay mucho que
ser, por que no hay peor sapo que el que se siente a gusto
así, y los sapos siempre creen que tienen la razón.
40
¿Por qué parece que los hombres buscan mujeres
separadas sólo para relaciones eventuales y no
para compromisos formales?
Los sapos le temen al compromiso, le tienen un
gran pavor a no poder ponerse a la altura de las
circunstancias, es por eso que prefieren seguir en la zona
de confort, en su pequeño charco.
Para que el sapo se convierta en príncipe necesita
salir de su charco, de su confort. Un sapo que se atreva a
brincar fuera del charco es porque tiene todo el potencial
de convertirse en príncipe. El asunto es que tú debes ser la
encantadora princesa que esté del otro lado del charco,
pero lamentablemente, a veces la mujer que no se ha
convertido en princesa, corre al charco a seguir al sapo,
pensando que ahí va a poder besarlo y convertirlo en
príncipe. Pero eso no sucede, ¿por qué? Pues porque le
niegan al sapo esa oportunidad fundamental para el
desarrollo y el crecimiento personal.
El sapo debe salir del charco por su propia
voluntad, esa es la principal condición para preparar su
transformación, pero la mujer está tan ávida que no espera
a que el sapo se anime a saltar.
41
La princesa debe acercarse sólo a la orilla del
charco, y desde ahí hacerse cortejar. El sapo siempre va a
querer salir del charco para acercarse a la princesa, pero el
error es que una vez que el sapo sale quiere regresar a su
charco que es donde se siente más seguro. Entonces la
princesa, ya “ilusionada” lo acompaña con la promesa de
regresar algún día fuera del charco, pero eso no sucede.
¿Por qué? Pues porque cedió donde no debía de hacerlo, de
esa forma le permitió al sapo jugar desde sus dominios.
Mientras el sapo tenga su base en su charco desde
ahí va a ver la vida muy cómoda. Sale a veces cuando ve
una princesa, la besa y regresa al charco. Si la princesa
permite eso, esa historia se va a repetir eternamente, y no
será culpa del sapo necesariamente, ya que esa es la
naturaleza del sapo, y de nada le sirve a la princesa
renegar, ya que es ella quien puede determinar el rumbo
de la relación, pero si no se mantiene firme el sapo jamás
se quedará.
Pero la pregunta es ¿por qué parece que el sapo
sólo busca relaciones temporales con mujeres separadas y
no relaciones formales? Pues a los hombres en condición
de sapo no les interesan las relaciones formales, ni nada
más que su propia comodidad. No piensa arriesgar su
comodidad y en una relación formal hay que invertir
42
mucho, cosa que al hombre, repito, en condición de sapo,
no le interesa.
Al hombre-sapo, le parece que las mujeres
separadas pueden estar deseando lo mismo que él: sexo
casual. ¿Por qué cree eso? Pues porque el sapo cree que
todos son de su condición. Son prejuicios y nada más. Y hay
un espectro del dolor en la mujer separada que hace que
atraiga ese tipo de hombres-sapo. La solución está en
modificar la polaridad emocional para dejar de atraer esos
sapos.
Mientras el miedo siga presente en la vida de la
mujer seguirá atrayendo ese perfil de hombres. Los sapos
las detectan como los tiburones lo hacen con la sangre, y
esa es una excelente metáfora emocional. Si la mujer está
herida, emocionalmente hablando, es como si sangrara,
entonces el depredador emocional huele ese sangrado y va
sobre su presa.
La forma de dejar de atraer al depredador es sanar
la herida para que deje de sangrar, de esa forma deja de
atraer. El trabajo terapéutico y de autoconocimiento
resulta indispensable. En la vida de la mujer hay muchas
heridas, y para convertirse en princesa hay que sanarlas,
esa es una condición indispensable para atraer príncipes, o
al menos hombres con potencial de príncipes.
43
¿De verdad existe el príncipe?
Volvamos al inicio, no existen príncipes ni sapos,
sólo existen hombres con potencial de príncipe, o
enganchados y cómodos en su postura de sapo. Pero
¿puede una mujer convertir a un hombre en príncipe, aun
cuando todo parece indicar que será siempre sapo? La
respuesta es: sí, sí puede, pero te recuerdo que para hacer
que la magia funcione, primero la mujer debe pasar
algunas pruebas y retos para convertirse en princesa, una
vez que lo consiga podrá convertir cualquier sapo en
príncipe, y créeme, hay algunos sapos por ahí que mueren
por encontrar a esa princesa, porque ser sapo no es cosa
bella.
Digamos que la “sapitud” es más parecida a una
enfermedad que a una actitud voluntaria, aunque muchas
veces eso sea lo que parezca. El problema comienza
cuando tú crees que el hombre es sapo por gusto, pero no
es así, y no se trata de ningún tipo de justificación. Lo que
digo es que difícilmente podremos resolver un conflicto si
no tenemos el diagnóstico correcto.
La “sapitud” es una ceguera crónica producto de
una educación errónea. Al sapo le es difícil dar el brinco de
44
su condición a la de príncipe por una sola razón: porque no
sabe que se puede hacer eso. El sapo no tiene ni idea de
que existe la posibilidad de transformarse en algo más. El
sapo cree que todos son de su condición, es por eso que
actúa a veces de forma egoísta, él piensa que todos los
demás seres (incluidas las mujeres) piensan como él. Es
decir, el sapo está ciego, el sapo no ve más allá de sus
narices, es miope. Así como las mujeres no creen en los
príncipes, los sapos tampoco. Escuchan a mujeres hablar
de príncipes y se ríen porque ellos no saben que esa
posibilidad existe y que incluso ellos ya la poseen.
Los hombres convertidos en sapos llevan tanto
tiempo en ese estado que incluso ya olvidaron que alguna
vez fueron hombres, incluso príncipes. Cuando el sapo era
bebé, no sólo era príncipe, era un rey, pero luego su familia
y la sociedad lo fue embrujando, le fue llenando la cabeza
de condicionamientos y programaciones oscuras, y eso lo
fue convirtiendo en sapo.
¿Príncipes ya realizados existen? Sí también,
aunque escasean y por lo regular ya están comprometidos.
¿Por qué? ¿Crees que llegaste tarde a la repartición? En lo
absoluto, es sólo que otras princesas hicieron su trabajo y
lo que hicieron fue transformar a su hombre-sapo en
príncipe.
45
Es decir, no es que haya tenido suerte, y que les
haya tocado un príncipe en lugar de un sapo. Muchas
mujeres tienen esa creencia errónea y victimista. Creen
que en el mundo sí hay unos cuantos príncipes, y que las
mujeres que tienen suerte se los encuentran. Pero la
realidad no funciona así, porque esa idea es más parecida a
una broma cruel.
El matrimonio no es un juego del azar, no se dice:
“a ver qué me toca” “a ver si me sale bueno el marido”. El
matrimonio no es azaroso, es un acto de elección
conciente. Si tú como mujer eres lo suficientemente
responsable con tu vida entonces te preparará para
volverte princesa, si lo logras entonces podrás ver a los
hombre y saber con exactitud quién sí tiene y quién no
tiene potencial para volverse príncipe. Una vez que logras
ver eso entonces sí puedes proceder a besar al “aparente”
sapo y transformarlo.
La fábula y metáfora del príncipe y el sapo es muy
buena en el sentido de que el beso de la princesa puede
transformar a un sapo. ¿Qué quiere decir? Que en el amor
hay poder profundo de transformación. Cuando realmente
hay amor entonces la magia aparece. El beso no es un beso
en el sentido literal, sino metafórico. El beso representa el
amor, pero nadie puede dar nada que no tenga. Una mujer
no puede dar amor si no se ama a sí misma, si no se conoce,
46
se cuida y se respeta, si no sabe definir y hacer visibles sus
límites.
Todas las mujeres se autodefinen como princesas, y
potencialmente lo son, pero no todas han desarrollado ese
potencial. Para que la magia de la transformación se dé un
requisito indispensable es que la mujer no se auto engañe,
si no que se conozca tan profundamente que pueda aceptar
que aún no es una princesa. Porque el ser princesa es un
proceso, no una realidad inherente. Es decir no es que
nazcas o no siendo princesa. Ser princesa o príncipe es algo
en lo que tenemos que trabajar todos los seres humanos.
Si tú crees que por decir que eres princesa
entonces ya lo eres, seguro te vas a tener que enfrentar con
la realidad de besar sapos sin transformarlos. ¿Quieres
ponerle fin a todo eso? Entonces trabaja en el proceso de
convertirte en princesa. Jamás vas a transformar a nadie si
no te transformas tú. Si crees que por decir que eres
princesa entonces ya lo eres, no te extrañe que llegue un
sapo y te diga: no soy sapo, soy príncipe. Luego le
preguntarás: ¿Quién lo dice? Y él te contestará: croac, yo.
La pregunta entonces es: ¿existe en verdad el
príncipe? Yo te respondo con otra pregunta: ¿Existe la
princesa? Porque para que exista el príncipe es
indispensable que exista su complemento.
47
La mujer puede creer: “no existen los príncipes”,
pero también los sapos pueden decir: tampoco existen las
princesas. Y es que ambos tienen razón, no existen, se
hacen, se logran, se consiguen mediante un amoroso
trabajo de autoconocimiento.
48
49
Segunda parte:
LA RELACIÓN CON LOS SAPOS
50
¿Qué significa tener una buena relación?
Una buena relación es una relación sana, en la que
nadie domina ni gobierna al otro. Para que la relación
llegue a un punto importante debe haber un profundo
autoconocimiento y aceptación por parte de cada uno de
los implicados.
La relación en algún momento es como un andar a
ciegas por un camino oscuro. Para transitarse debe haber
una profunda confianza en el otro. Debe haber un gran
apoyo y una aceptación profunda.
Es sencillo si tú en este momento no te sientes
cómoda es porque no tienes una buena relación.
A las mujeres –que todavía no son princesas- las
educan para que acepten las partes oscuras de las
relaciones.
“Así es el matrimonio”
“Esa es tu cruz que debes cargar”
“Así son todos los hombres”
Estas son 3 frases que las mujeres escuchan y que
llegan a creer antes de convertirse en princesas. Si la mujer
51
no modifica su sistema de creencias tóxico, jamás se
transformará en princesa, y en todo caso se acercará más a
la condición de bruja que ven los sapos.
En toda buena relación hay paz, porque vivir en paz
y ser tú misma, es lo mismo. Cuando estás con un príncipe
te sientes en paz y eres tú misma.
A un sapo hay que cuidarlo y hay que atenderlo. Un
sapo es egoísta y demandante. Todo sapo es dependiente,
es inmaduro e infantil. Un príncipe es seguro de sí mismo,
es independiente y sano. Pero aquí hay que tener cuidado,
porque dentro de cada mujer que aún no se ha convertido
en princesa existe un anhelo profundo de encontrar al
príncipe que la cuide y la proteja para así ella relajarse y no
tener que hacerse responsable de sí misma.
La relación más sana es la que se da entre un
príncipe y una princesa. Es decir, hablamos de dos seres
independientes que comparten su paz, su amor y su
felicidad. El príncipe sabe que su princesa no es la fuente
de su felicidad y viceversa. Toda princesa sabe que no
necesita al príncipe para ser feliz. Las mujeres que aún no
son princesas “necesitan” al príncipe. La princesa entiende
perfectamente que su pareja no es la fuente ni de su
felicidad ni de su infelicidad.
Las relaciones son un camino oscuro al inicio en el
cual se debe trabajar con la confianza y la intimidad, pero
52
¿qué es la intimidad? La intimidad no tiene nada que ver
con el sexo. Intimidad es poder abrirte ante el otro sin
miedo. Para que exista la intimidad debe de haber
confianza en el otro, para poder soltar la máscara y
mostrar tu verdadero ser, pero a veces eso no se logra por
dos razones:
1. A ti no te gusta tu verdadero ser, crees que no va
a ser aceptado
2. Crees que vas a ser juzgada por tu compañero.
Si te relaciones con un sapo, seguro vas a sentir que
eres juzgada constantemente. Si tu pareja acostumbra
juzgarte, entonces estás relacionada no con un príncipe
sino con un sapo. Sin embargo si tu pareja puede
escucharte, comprenderte, aceptarte tal cual eres y
brindarte confianza entonces seguramente se trata de un
príncipe.
Este es un paso muy importante y requisito para
llegar a construir una muy buena relación basada en el
amor real, y digo real porque a veces vivimos de acuerdo a
un sistema de creencias tóxicas e irreales en el que el amor
está basado en la dependencia, la exigencia y la necesidad.
Si en la relación hay más dolor que amor, entonces tu
relación no es sana.
53
La historia a menudo es así: una mujer se relaciona
con un hombre, ambos creen que han encontrado a su
príncipe y a su princesa. Deciden relacionarse y formalizar
esa relación. Luego con el tiempo van dejando asomarse a
su verdadero ser. La relación se complica debido a que
descubren como a un desconocido al otro. El príncipe
parece ser más parecido a sapo, y la princesa a bruja.
Ambos comienzan a dudar de su relación, comienzan a
culpar al otro de su infelicidad. El sapo recurre a su charco,
se comporta indiferente y no hace nada para solucionar el
conflicto, se siente a gusto culpando a la “bruja”. La mujer
sin embargo se preocupa por la relación, ya que es ella la
que había construido el cuento de hadas, y no está
dispuesta a permitir que se destruya, ella está dispuesta a
luchar, el sapo no. Esta es la condición natural del sapo y
de la bruja.
Cuando esto sucede entonces comienza a cederse el
control y el poder de la relación al sapo, y ¿cómo crees que
va a dirigir la relación el sapo? Pues a su conveniencia, por
supuesto, y no porque sea malo, sino porque es un sapo y
no sabe cómo hacer semejante cosa. Pero ¿quién le cedió
ese poder al sapo? La mujer.
Si la mujer fuera princesa no hubiera cedido esa
iniciativa. Si la relación fuera entre príncipe y princesa,
nadie sería el responsable directo de la relación, sino que
54
ambos compartirían y asumirían tal responsabilidad. No
buscarían culpables sino soluciones.
Las soluciones van precedidas de un profundo
autoconocimiento y de una comunicación inteligente, pero
estas herramientas no están al alcance ni de las brujas ni
de los sapos, como tal. Estas sólo las poseen las princesas y
los príncipes. Así que para lidiar con los inconvenientes de
las relaciones los únicos que tienen las herramientas
necesarias para salir victoriosos son los príncipes y las
princesas.
Muchas veces, las mujeres no desarrolladas, o no
convertidas en princesas, se conforman con que su relación
parezca estable, porque están más al pendiente del “qué
dirán” de los demás, más que enfocarse en lo verdadero de
la relación.
Toda mujer quiere que su relación sea un cuento de
hadas, pero más que nada quiere que los demás crean eso,
y a veces por lo mismo ni siquiera conciben la posibilidad
de una separación. Aceptar eso no forma parte del sistema
de creencias de las mujeres, sólo de las princesas. Una
princesa está tan evolucionada que no está dispuesta a
sacrificar su felicidad por “el qué dirán”.
La princesa ha trascendido esa limitante del “qué
dirán”. Lo que verdaderamente le importa a la princesa es
lo que piensa ella, no lo que piensan los demás, y así asume
55
su responsabilidad y busca soluciones, y cuando ve que las
cosas no funcionan entonces decide sin problemas cambiar
de dirección y seguir adelante.
Es raro que esto le suceda a una princesa, ya que la
princesa no se casaría con un sapo, ella hubiera detectado
de inmediato al sapo con máscara de príncipe, pero hay
casos en que la princesa apenas estaba en proceso, y no
estaba consumada, pero al encontrarse con el fracaso de la
relación tiene la oportunidad de graduarse como princesa,
tiene la oportunidad de dar el paso más importante de su
vida, aceptar que se ha equivocado y enfrentarse a la
crítica o el señalamiento de la sociedad de las brujas. Si
hace eso, entonces la mujer habrá pasado su examen y se
habrá convertido en toda una princesa, asegurándose que
nunca más en la vida volverá a besar otro sapo.
56
¿Cómo puedo protegerme de una mala relación?
¿Cómo puedes protegerte de una mala relación? Es
sencillo volviéndote inmune a los encantos de los sapos. De
entrada, si cambias tu polaridad de atracción, jamás
atraerás, ni te sentirás atraída por un sapo.
A los sapos no les gustan las princesas y viceversa,
se repelen. Las princesas atraen y se sienten atraídas sólo
por hombres con potencial de príncipe.
Muchas veces algunas mujeres dicen: “esa mujer
tiene mucha suerte, mira que le tocó un buen marido”. Pero
lo que no comprenden es que no se trata de suerte sino de
hacer una elección conciente.
Si la mujer no sana sus heridas jamás se convertirá
en princesa, y así se asegurará que siempre se relacionará
con sapos y por lo mismo mantendrá relaciones tóxicas.
Tu mejor relación es la que tienes contigo misma. Si
te relacionas bien contigo misma, si te llevas bien contigo,
si te amas incondicionalmente, entonces te aseguro que
tendrás buenas relaciones con los demás.
Sólo existe un camino para conseguir buenas
relaciones, y ese es: sanando el dolor, la tristeza, el coraje y
57
el resentimiento que se pudieron haber generado en tu
pasado.
El pasado es algo que ya no es más, pero que puede
seguir siendo si tú lo alimentas desde tu presente
volviendo una y otra vez a él.
Muchas personas tienen una gran adicción al
pasado, que no es otra cosa que la terrible costumbre de
seguir recordándolo supuestamente para tenerlo en cuenta
y no volver a cometer los mismos errores, pero ¿qué
consiguen? Pues sólo llenarse de más dolor.
En realidad poco aprenden del pasado, lo que en
realidad sucede es que vuelven a la herida para hacerla
sangrar nuevamente, y de esta manera no permiten que la
herida cicatrice, y al seguir sangrando permiten que los
tiburones emocionales detecten eso y se acerquen.
Muchas mujeres dicen: ¿por qué me siguen tanto
los patanes? Y es por eso, porque los tiburones
emocionales (sapos) detectan la sangre de las heridas
emocionales.
Cuando la mujer se vuelve conciente se da cuenta
del patrón y piensa: “estoy atrayendo sapos ¿qué sucede
conmigo? supongo que mis heridas no están sanadas aún y
sigo sangrando, tengo que trabajar en mí”. Pero jamás
piensa en culpar a los demás, sino que asume su
58
responsabilidad en la nefasta atracción y se ocupa en
remediarlo.
De esta manera la mujer comienza a emprender el
proceso de transformación en princesa mientras se va
protegiendo en el camino de los sapos y de las relaciones
tóxicas. Este es el camino más efectivo que puede haber
para conseguir crear el cuento de hadas real.
No hay relaciones buena ni malas de por sí. Lo que
hace que una relación sea “mala” es el hecho de reunir a un
sapo con una mujer que aun no se ha convertido en
princesa, esto es lo que asegura que la relación será tóxica
y autodestructiva.
Yo le he recomendado a muchas mujeres que
durante el proceso de sanación no se relacionen con nadie,
y veo que les cuesta mucho trabajo. Les digo: si te
relaciones en este momento vas a seguir atrayendo sapos,
mientras tus heridas estén abiertas y no hayas cambiado la
polaridad no hay forma de que dejes de atraer sapos.
Pero a veces las mujeres padecen de un embrujo
que yo suelo llamar “principitis” que no es otra cosa que
ver príncipes por todos lados. Así cualquier sapo asume
ante sus ojos el hermoso y sano aspecto del príncipe.
“Es que es bien lindo, es muy diferente a otros
hombres, es un caballero, me trata súper bien, me hace
sentir importante”. Este es un diálogo que he escuchado en
59
consulta y en lo personal millones de veces. Luego de un
tiempo cuando regresa la mujer le pregunto: ¿qué fue de tu
apuesto príncipe? Y me responde: “pues nada, que en
realidad era sapo, como todos”.
De lo que no se dan cuenta es que no son ningunas
víctimas de las circunstancias, ni de los sapos, sino de su
propia enfermedad llamada “principitis”. La sociedad les
ha impuesto tanto el cuento de hadas, y la figura de los
príncipes, que están demasiado ávidas por encontrarlo y
hasta están dispuestas a fingirlo.
La “principitis” es una enfermedad peligrosa, para
la cual sólo existe una vacuna y una cura: el amor por uno
mismo basado en al autoconocimiento.
Otra característica de la principitis es que también
es una especie de ceguera crónica, es decir, todo mundo
puede darse cuenta de que la padeces, menos tú. De hecho
tú puedes verla perfectamente en los demás, y ser muy
buena detectándola, pero en ti misma jamás la verás.
Lograr observar eso y darse cuenta de ello sólo es posible
para las princesas. La forma de ver la realidad por parte de
las princesas es muy sutil, producto de una mente libre y
clara.
Una princesa ha trascendido los niveles de
percepción común, se encuentra por encima de los
condicionamientos y prejuicios sociales y morales, una
60
princesa ha trascendido la vergüenza y la culpa, una
verdadera princesa es una buscadora de la verdad.
Cuando una mujer trasciende todo esto se
convierte en princesa y se vuelve inmune a las malas
relaciones.
61
¿Qué debo de tomar en cuenta al momento de
elegir pareja?
Antes que nada, antes de elegir pareja debes
conocerte a ti misma. ¿Cómo saber qué es lo que necesitas
si no sabes quién eres tú? No se trata de qué es lo que
quieres nada más, sino de saber qué es lo que realmente
necesitas.
Cada persona debe de tener en cuenta qué es lo que
necesita, ¿Te lo has preguntado? Seguramente en
anteriores relaciones has tenido cosas que te han gustado,
es decir, ha habido características en tu pareja que han
logrado satisfacer tus deseos, pero a la larga te das cuenta
que aunque tienes tus deseos satisfechos, las necesidades
no son satisfechas, y es que no es lo mismo “necesidades”
y “deseos”.
Por ejemplo, yo puedo tener deseos de salir de
vacaciones a un lugar exótico, pero mis necesidades son
más bien del tipo del descanso. Entonces puede ser que
disfrute mucho mis vacaciones al principio, pero después
regresaré y me daré cuenta que mis necesidades no han
sido satisfechas. Entonces ¿debemos renunciar a nuestros
deseos? Por supuesto que no, sólo que hay que invertir el
62
orden, hay que ponerle armonía a nuestras vidas, y para
eso hay que comenzar por satisfacer las necesidades,
luego será más fácil satisfacer también los deseos. Hay que
satisfacer ambas, no sólo los deseos.
Cuando me llega una invitación para asistir a una
boda siempre leo los nombres de los novios, y las de los
respectivos padres, y desde ahí comienzo a ver ciertos
detalles que pueden facilitar o complicar la relación a
futuro, y por lo regular me pregunto: ¿Sabrán todo esto los
novios en este momento o lo piensan ir descubriendo con
el tiempo? Estas son algunas preguntas que me hago:
¿Se dará cuenta la novia de que ella se llama igual que su
suegra y que de forma tal vez inconsciente e indirecta el
novio busca un sustituto de su madre? ¿Nota que su futuro
marido se llama como su padre y su abuelo? Es decir ¿se da
cuenta que su novio es sólo una continuación del mismo
ser? ¿Notarán que en su árbol genealógico hay demasiados
nombre bíblicos?
Tal vez estas preguntas no se las hagan porque
puede ser que crean que no tiene ninguna importancia, que
un nombre es sólo eso, un nombre, pero de lo que no se
dan cuenta es de la importancia y del destino o los
patrones que ya están escritos desde el inicio. ¿Qué tan
rígido e inflexible será tu marido? Sólo observa cómo
funciona el matrimonio de tus suegros y no se trata
63
solamente de si siguen juntos después de muchos años,
sino de la calidad del matrimonio. Puede ser que desde
afuera se vea muy bien, pero ¿qué hay por dentro? ¿cuál es
la verdad? ¿Hay historias de infidelidad en su familia?
¿Crees que eso no afectará a tu matrimonio? Recuerda que
los patrones familiares inconscientes de tu futuro marido
tarde o temprano saldrán a la superficie.
Tal vez te parezca que son demasiadas preguntas
las que hago, y que “uno debe fluir y aceptar” a la persona
tal cual es, y yo estoy de acuerdo con eso, sin embargo, esa
actitud de no investigación y conocimiento previo es la que
te ha desilusionado, porque no se puede cubrir el sol con
un dedo.
Somos negligentes con respecto a nuestras
relaciones, al principio somos todo bondad, somos la total
aceptación y madurez, sin embargo cuando pasa la etapa
del enamoramiento y entramos en la verdadera relación
nos encontramos con situaciones muy duras, basadas
únicamente en la realidad, y ¿Cuál es esa realidad? Pues
que tu marido se ha convertido en otra persona. Eso es una
gran mentira, tu marido no ha cambiado, eso que ves ahora
es lo que siempre ha sido. ¿Se comporta de distinta forma?
Claro, ahora hay más confianza para sacar a la luz al
verdadero ser. Entonces no ha cambiado sólo ha dejado
salir su realidad oculta.
64
¿Te sientes lastimada por el hecho de que tu pareja
no te haya mostrado ese rostro desde el principio? Deja
eso, comienza a asumir tus propias responsabilidades,
comienza por aceptar que tú no te diste el tiempo
suficiente para conocerlo, y mira, tal vez en el fondo no lo
querías conocer porque así como lo concebías era perfecto
¿para qué acabar tan pronto con el sueño?
Sin embargo, eso nos coloca en una situación
desfavorable: lo conocí, me pareció un príncipe, me casé y
se volvió sapo, me divorcié ¿qué queda? ¿Siempre será así?
¿Todos los hombres son sapos? ¿No hay príncipes? ¿No se
debe confiar en nadie? No, por supuesto que no, a todas las
preguntas. Sólo hay que aprende de los errores y comenzar
contigo misma. Si te quedas en la posición de víctima, ahí
te vas a quedar, porque es una postura demasiado cómoda,
y por lo mismo muy peligrosa.
Comienza por reconocer tus carencias, ¿Cuáles
fueron los errores? ¿Qué señales no observaste antes?
Todas las personas ofrecemos señales todo el tiempo, y si
estás preparada para verlas te aseguro que las verás antes
de que sea demasiado tarde.
Pero ¿qué hay que ver? La realidad de tu pareja, no
la ilusión. En los momentos de tensión ¿cómo reacciona?
¿Cómo se lleva con su familia? ¿Cuál es el ambiente
familiar? ¿De qué manera se relaciona afectivamente con
65
su familia y amigos? ¿Cuáles son sus valores más
importantes? ¿Quién es en verdad esa persona que parece
un príncipe?
Sin embargo para conocer a alguien el primer paso
es aprender a conocerte a ti misma. Todas estas preguntas
que planteo te las tienes qué hacer primero tú misma.
¿Quién eres tú? ¿Cuáles son tus necesidades afectivas?
¿Cuáles son tus carencias afectivas? ¿Cuáles son tus
exigencias? ¿Qué necesidades no fueron satisfechas por tu
padre? Porque seguramente vas a querer que esas
carencias las llene tu pareja. ¿Qué tan permisiva eres?
¿Cómo es tu comunicación? ¿Cómo reaccionas ante la falta
de cariño? En pocas palabras ¿qué estás buscando?
Hay que hacer un perfil personal primero. ¿Quién
soy? ¿Qué busco? ¿Qué necesito y qué quiero? Y ¿por qué?
Parece una labor agotadora, sin embargo si de verdad
deseas tener una relación verdadera deberás de hacerlo, te
aseguro que de esta manera comenzarás a dar pasos
firmes e irás construyendo un matrimonio de larga
duración.
66
¿Cuáles son mis derechos dentro de una relación?
Tu principal derecho (y obligación) es seguir
siendo tú misma dentro de la relación, no debes de
rechazar, ni de negar nada de ti, y esto no sólo es un
derecho sino una obligación, ya que si dejas de ser tú
puedes irte despidiendo de tu cuento de hadas.
A veces, la mujer no realizada cree que al iniciar
una relación debe despedirse de sí misma, y ese es un fatal
error. Si no entras a la relación sabiendo quién eres, qué
quieres, qué necesitas y cuáles son tus derechos, seguro
tarde o temprano vas hundirte en el charco de los sapos.
La princesa, al contrario, sabe perfectamente quién
es y qué necesita, y puede ver a su pareja en toda su
transparencia, y aunque nunca lo va a conocer del todo,
tampoco será para ella un completo desconocido.
Muchas mujeres durante su matrimonio llegan a
pensar: ¿quién es este fulano con el que me casé? Les
resulta un total desconocido que no se parece en nada al
príncipe con el que ellas juraron casarse. A veces
despiertan y descubren que hay un sapo en su cama.
67
Los derechos individuales no los fija, ni determina
nadie, sino tú. Cada quien hace eso, pero para hacerlo se
necesita del autoconocimiento.
Eventualmente sufrimos una violación de los
derechos personales porque no los conocemos, porque
nadie te los enseña. Tampoco existe un manual con estas
características. Sin embargo tú puedes irlos descubriendo
mientras te adentras en tu verdadero ser.
Tú tienes todo el derecho de:
• Expresar y valorar tus sentimientos
• Sentir lo que sientes
• Exponer asertivamente lo que te gusta y lo
que no te gusta
• Ser tú misma, (aunque eso implique “errores”
a los ojos de los demás)
• Ser feliz
• Fijar tus límites
• Hacer decisiones dentro de la relación
• Dejar de asistir a algún evento si ello implica
negarte a ti misma
68
No tienes derecho a:
• Negarte a ti misma
• Quedarte callada cuando es importante para
tu ser interior expresarse
• Aceptar una situación dolorosa
• Cambiar sólo para agradar a tu pareja
• Morir en silencio
• Pisotearte a ti misma
• Encerrarte tú misma en una prisión mental
Estos sólo son unos mínimos derechos que tienes
en tu relación, pero todos se enfocan en uno solo, en el
principal: el derecho de ser tú misma.
La sociedad, culturalmente le coloca encima
cadenas a los seres humanos, (no sólo a las mujeres), le
otorga una programación interna e inconsciente que lo
lleva a observarse a sí mismo como algo malo, sucio, vil. Si
no rompes esas cadenas, si no vas más allá de esas
programaciones inconscientes, no podrás alcanzar tu
libertad. Es como si fueras una poderosa semilla que no
abre nunca.
Se requiere de tres factores para liberarse de esos
condicionamientos: amor por sí mismo, autoconocimiento
y mucho coraje. Por coraje no me refiero a odio, ni a un
69
sentimiento negativo que busca venganza, me refiero a esa
fuerza que te hace sobrevivir en el último momento a pesar
de las adversidades.
Una mujer jamás debe dejar de ser mujer. Hay
ciertas mujeres que después de varios fracasos adoptan
posturas muy similares a las de los hombres (sapos).
Eventualmente una mujer piensa que ser hombre puede
ser más fácil para sobrevivir en sociedad. Y piensan esto
porque encuentran que la sociedad está diseñada para
favorecer al género masculino. En este sentido tienen
mucha razón, pero el error radica que colaborar con el
extravío. La sociedad tiene una programación y estructura
enfocada en favorecer a los hombres, pero esta sociedad es
un invento del hombre. La humanidad no sólo no se sanará,
sino que empeorará si las mujeres optan por adoptar
posturas masculinas ante la vida.
Si una mujer adopta posturas masculinas para el
trabajo entonces podrá tener éxito en ese rubro, pero no
necesariamente lo hará en su vida personal, ya que para
triunfar en una parte sacrificará el todo.
La mujer no puede ni debe actuar como hombre. La
mujer es la que le puede ayudar a la humanidad a
encontrar el camino. Los hombres que se vuelven
femeninos pueden cooperar con eso. ¿Cuáles son esos
hombres? Los príncipes.
70
Un príncipe es un hombre totalmente integrado,
unificado y autorealizado, es aquél que ha integrado la
esencia femenina a su vida. Es aquél que ya no teme ser
vulnerable, es aquél que no tiene miedo de llorar, ni de
aceptar que tiene miedo, es aquél que se ha vuelto
receptivo y que sabe escuchar a los otros como lo hace
consigo mismo.
El príncipe es el hombre sensible por excelencia, y
no es débil, al contrario, es tan fuerte que puede llorar sin
miedo a las opiniones de los demás, el príncipe es tan
seguro de sí mismo que puede exponerse sin temor a las
críticas, es tan fuerte y poderoso que puede hacer eso.
Los sapos no tienen nada de eso, los sapos todo el
tiempo tienen miedo, por eso usan máscaras, por eso
mienten, por eso actúan, por eso fingen, porque tienen
miedo de ser ellos mismos, se saben tan frágiles que no se
exponen, por eso mismo no escuchan, porque tienen miedo
de relacionarse, de comprometerse y que eso los saque de
su zona de confort.
Cuando tú te conviertas en princesa no sólo serás
feliz, sino que te encontrarás con el príncipe, y además
ambos sanarán al mundo recordándole que el amor
siempre es algo posible.
71
¿Cómo saber cuál es el límite para dejar de luchar
por la persona que amo?
La respuesta a esta pregunta es sencilla: cuando te
das cuenta que te estás abandonando a ti misma para
salvar el barco. Cuando dejas de amarte a ti por amar al
otro, es el momento para dejar de luchar.
Hay casos peores, cuando una mujer continúa en
una relación por el miedo a lo que puedan pensar o decir
los demás. Eso realmente no importa, e incluso puede ser
muy destructivo para ti. Si caes en esa trampa dejas pasar
la oportunidad para evolucionar como princesa. Sé que el
trámite a veces da miedo, pero créeme los beneficios del
desarrollo y la conversión en princesa lo valen.
He visto muchas hermosas mujeres perder su
belleza en el afán de luchar por una relación con un sapo, y
no es cuestión de culpar al sapo, sino de hacer énfasis en la
importancia de que una mujer luche primero por su propia
vida y su potencial de princesa.
Las princesas ya no se hacen más esta pregunta,
porque saben exactamente cuando es el momento en que
se han traspasado los límites. Una de las cualidades de las
princesas es tener una visión clara y transparente de la
72
realidad. Se aman a sí mismas de tal manera que es
imposible para ellas permitirse perderse y abandonarse
por una ilusión.
Muchas mujeres (no princesas) se autoengañan con
la esperanza de que el sapo vuelva a su condición de
príncipe. Esa autohipnosis produce una ceguera en la
mujer y no le permite ver ciertas anomalías en la relación.
Una vez supe de una mujer que tuvo que soportar
que después de su boda su marido se llevara a sus amigos
esa misma noche a su casa para seguir bebiendo, cuando se
supondría que sería su luna de miel. Yo me pregunté:
¿acaso ella no vio eso en ese instante? ¿Por qué permitió
que sucediera? ¿Por qué no fijo sus límites? Y ¿por qué no
vio desde ese momento que su marido era un sapo? Mi
respuesta interior fue que tal vez ella aun no llegaba al
nivel de la princesa.
Ese era buen momento para dejar de luchar por esa
relación, pero era demasiado pronto, se acababan de casar,
así que ¿cómo se iba a divorciar la noche de su boda?
Seguro pensó. Pero es que no es cuestión de tiempo, puede
ser ese mismo día, o a la semana, o al mes o después de
cincuenta años. El punto es que no se trata de tiempo.
Cuando te “das cuenta” debes actuar. No quiero decir que
esa mujer tendría que haberse divorciado a la mañana
siguiente, pero sí que pudo haber fijado los límites, cosa
73
que no hizo y como consecuencia obtuvo que prolongara
su matrimonio hasta que se volvió insoportable, y
terminaron por separarse.
¿Es necesario esperar tanto? ¿Es necesario
atravesar por ese calvario? La princesa no lo hace, la mujer
en desarrollo sí.
74
¿Ceder en una relación significa dejar de ser yo?
La idea de ceder implica a menudo renuncia, pero
hay dos tipos distintos de renuncia: la gustosa y la
dolorosa. Cuando cedes y renuncias a seguir siendo tú
entonces comienzas a perderte a ti misma, pero cuando el
ceder implica un darse cuenta, entonces la renuncia es un
crecimiento.
Las princesas saben ceder sin renunciar a sí
mismas, poseen tanta confianza en si mismas y tanto
autoconocimiento que saben cuando ceder y cuando no
hacerlo. La mujer no realizada vive en medio de una
enorme confusión, no sabe qué hacer, ya que por un lado la
han programado para ceder ante las dificultades, la han
condicionado para no rebelarse. Lo primero que le
enseñan es que una “buena” mujer es sumisa y abnegada, y
esto implica que tiene que renunciar a su propia
individualidad. Pero si una mujer renuncia a sí misma y se
abandona, entonces ya no hay relación que rescatar.
La mujer debe rescatarse a sí misma, y la sociedad
le dice que debe renunciar a ser ella misma. ¿Por qué? ¿Qué
hay de malo en ser ella misma? Nada, pero la sociedad está
estructurada para proteger a los hombres.
75
La mujer no realizada no se da cuenta de la trampa
en que la colocan, la princesa ya ha adquirido una visión
clara y transparente de la realidad, lo cual la capacita para
descubrir las trampas en el camino.
Por supuesto que la princesa puede ser señalada
como revolucionaria, pero eso a ella le tiene sin cuidado
porque ha trascendido los condicionamientos sociales. Es
decir, se conoce tan bien, conoce tanto su paz interior que
asume su responsabilidad y sigue adelante sin mirar atrás.
La princesa es dueña de su vida, sabe cómo cada decisión
suya va a configurar su destino, así que pone mucha
atención en cada uno de sus actos. La princesa valora su
felicidad, la princesa sabe que la persona más importante
en su vida es ella misma, aunque la sociedad le indique lo
contrario.
Una princesa puede tener miedo, pero ese miedo
no la paraliza, sigue adelante. La mujer no realizada
siempre tiene dudas, y eso la tensa, la paraliza. Entonces
permite que el sapo la controle.
El sapo actúa de manera ciega e irresponsable y
deja que la mujer se haga cargo de las consecuencias.
Incluso a veces hasta la culpa de que la relación no
funcione. Y no es que exista un culpable, no lo hay, lo que
hay es solamente es una responsabilidad no asumida. Así
que los sapos no son culpables de lo que las mujeres en sus
76
condicionamientos permiten. Se trata de un juego oscuro y
turbio en el que las mujeres sin autoconocimiento están
destinadas a ceder, y este ceder siempre implica un gran
abandono.
El abandono en que se sume la mujer trae como
consecuencia dolor y tristeza. Es como una flor que
lentamente se marchita. Cuando la mujer se seca pierde su
belleza, y entonces ¿qué pasa? Pues que al sapo ya no le
atrae esa mujer oscura y triste. Entonces el sapo, que se
siente engañado sale y busca una nueva mujer.
Los sapos no se dan cuenta de cómo van limitando
a su mujer, sólo lo hacen. Ellos creen que la mujer tiene la
obligación de conservar su belleza para satisfacerlo. El
sapo cree que ha hecho un negocio con la mujer.
El sapo dice: “está bien, me caso contigo, pero tú
debes hacerme feliz, debes ser obediente y complacerme en
todo”.
El sapo se siente creado por la mano de Dios. Pero
esto es porque la mujer le ayuda a creer eso, ¿de qué
manera? Pues cuando al inicio de la relación lo eleva al
rango de príncipe sin conocerlo.
El sapo percibe una especie de urgencia en la mujer
por encontrar a su príncipe, y ella está tan ávida y tan
enceguecida que puede verlo en cualquier sapo. De esa
manera el sapo comienza a venderse caro, a aprovecharse
77
de la situación. Pero insisto, no es culpa del sapo, sino una
responsabilidad compartida.
Cuando la relación ha caído en un fangoso charco,
el dominio lo tiene el sapo. Cuando la relación comienza a
no funcionar aparecen conflictos, ante los cuales el sapo
muestra una enorme indiferencia. El sapo guarda un deseo
oculto de que la relación fracase, es por eso que no hace
nada por ayudar, por lo mismo no cede. El sapo considera
que su aportación fundamental es simplemente existir y
estar ahí, eso debe ser suficiente, considera el sapo.
El sapo no revela jamás su oculto deseo de que la
relación fracase, sin embargo, la mujer (incluso la no
realizada) mediante su fina intuición se da cuenta de eso, y
no está dispuesta a permitir que la relación se hunda, es
por eso que es la que la mayor parte de las veces cede.
Entonces ¿por qué luchan? El sapo lucha por el
fracaso, y la mujer por la resistencia, pero ninguno de los
dos trabaja por sí mismo.
El asunto se llega a centrar en la relación por
encima de los individuos, y ese es el fundamental error.
¿Por qué valora la mujer más la relación que su
propia individualidad? Pues porque a la mujer la han
condicionado para que crea que como mujer es un fracaso
si no tiene una relación. Así que por lo que lucha es por su
78
identidad como mujer ante los ojos de una sociedad, por su
aceptación.
Sólo las princesas pueden trascender esos
condicionamientos e ir más allá y trabajar por su felicidad
e individualidad, antes que por la aceptación de una
sociedad que la limita. La verdadera princesa lucha por su
relación pero no a costa de su individualidad y felicidad, y
sabe que su felicidad no es la relación ni su pareja, sino ella
misma.
79
Tercera parte:
LA PRINCESA
80
81
¿Qué necesito saber de mí antes de iniciar una relación
de pareja?
Pues lo ideal es saberlo todo, por supuesto. Se trata
de no avanzar a oscuras y de no andar a tientas, sino con
una profunda certeza de saber quién eres y qué es lo que
buscas.
Antes de iniciar una nueva relación lo conveniente
sería que descubrieras los patrones que existen entre tus
anteriores parejas. ¿Qué los hace similares? Tal vez al
principio te cueste trabajo encontrar esos patrones y es
muy probable que digas: todos han sido muy diferentes. Si
es así, entonces estás en problemas ya que entonces los
patrones son totalmente inconscientes. Es decir, si no te
das cuenta de qué es lo que te engancha a un hombre
difícilmente lograrás observar el patrón de unión y
atracción, y si es negativo pues no lograrás erradicarlo de
tu vida.
Es cuestión de observación, pregúntate: ¿qué tipos
de hombres atraigo con más frecuencia? ¿Qué pueden
tener en común? ¿Qué rasgos de personalidad los hace
similares en algún punto?
82
De entrada te puedo asegurar que la mayoría han
sido sapos, he ahí un patrón. Pero hay de sapos a sapos.
¿Cuáles son los que te persiguen más? ¿Con cuáles tienes
imán? ¿Con qué tipo de sapos terminas relacionándote sin
darte cuenta?
Para erradicar un patrón hay que encontrarlo
primero. Si no lo ves ¿cómo lo sacarás de tu vida? Para
curar una enfermedad es necesario hacer un buen
diagnóstico. Muchas enfermedades no se curan porque se
realizan diagnósticos erróneos.
Por más doloroso que pueda resultarte debes hacer
uso de tu coraje para aceptar la realidad. Pregúntate: ¿Por
qué me siento atraída siempre por hombres perdedores o
patanes? ¿Qué encanto y fascinación logran en mí esos
seres bizarros? ¿Por qué me gustan tanto a pesar de que sé
desde el principio que no me convienen? ¿Por qué no me
puedo resistir?
También hazte las siguientes preguntas: ¿De qué
manera me conquistan? ¿Cuáles son los argumentos
mediante los cuales me convencen?
Muchas mujeres me han comentado que pueden
ser fácilmente seducidas si les hablan bonito. Yo siempre
me he preguntado ¿por qué? ¿Qué acaso ellas no se hablan
bonito también?
83
Como la mujer no realizada no se ha convertido en
princesa, pues no ha aprendido a comunicarse
amorosamente consigo misma, es por eso que la mujer
sucumbe ante las dulces palabras de los sapos. Pero si lo
observa bien la mujer, se dará cuenta de que lo que la
seduce no es la persona sino las palabras. Las palabras
logran ese efecto en ella, tanto que incluso cuando la
reciben de un sapo se enamoran.
Es esa necesidad por escuchar palabras amorosas
lo que ubica a una mujer en posición de vulnerabilidad. La
princesa jamás sucumbe ante un sapo que le hable bonito.
La princesa no tiene la necesidad de escuchar eso porque
las escucha todo el tiempo de parte de sí misma.
Esas palabras bonitas sólo hipnotizan a las mujeres
no realizadas, las princesas están vacunadas contra eso.
Para seducir y conquistar a una princesa el sapo tiene que
pasar varias pruebas, de mucha mayor exigencia. El sapo
debe demostrar que posee el potencial del príncipe. La
princesa no tiene prisa, porque ella vive muy a gusto
consigo misma. La princesa no cree que si no tiene una
relación entonces no es lo suficientemente mujer.
La princesa es independiente y autosuficiente.
84
Entonces la princesa le dice al sapo:
P: ¿Te gusto? Muy bien, a mí no me gustan los
sapos.
S: El sapo responde: yo soy un príncipe.
P: No te creo
S: De verdad, créeme
P: No puedo creerte sólo porque me lo pidas, debes
demostrarlo
S: ¿Qué debo de hacer?
P: No lo sé, sé creativo, si eres príncipe seguro
encontrarás la manera
La princesa confía en sí misma y en la vida. Sabe
que si ese hombre es un verdadero príncipe lo terminará
demostrando, pero no tiene ninguna prisa de que eso
suceda. La princesa se va a tomar todo el tiempo necesario
hasta estar segura.
La mujer no realizada, en cambio, no procederá de
esta manera. Fingirá no tener interés, pero en el fondo
esperará que el sapo insista. El sapo hará un par de
intentos, no muchos, si la mujer no responde entonces se
irá. Pero la mujer intuye eso y al darse cuenta de que el
sapo puede huir se cuestiona si no está siendo muy dura,
porque finalmente quién es ella para poner tan severas
85
condiciones. Entonces comienza a darle entrada al sapo,
eso sí, le aclara a todo el mundo que no se piensa
relacionar, que sólo se está dando la oportunidad de
conocer al hombre. Pero eso es mentira, porque en el
fondo sabe que ya tiene una relación de antemano y que
sólo espera un buen momento para consumarlo.
Volvemos a un punto anterior, la mujer no
realizada ya ha aceptado de antemano al sapo desde que
inicia el proceso de conquista y ese es su gran error. Así
que si la mujer antes de iniciar una nueva relación debe
conocerse muy bien, y saber si ya ha erradicado y liberado
de su vida esa ansiedad y necesidad que la conduce a
relacionarse de manera negativa e inconsciente.
¿Cómo sabe que ya ha sanado eso? ¿Por qué ya le
pasó y no piensa pasar por lo mismo otra vez? Si piensa así
entonces debe poner el freno de mano, porque seguro
volverá a caer.
A veces para protegerse la mujer simplemente se
cierra. Decide no relacionarse más, adopta una postura
muy del sapo, y se refugia en un estado de negación. No
piensa cometer el mismo error porque la herida aun le
duele, pero ¿qué pasará cuando le deje de doler la herida?
Sentirá la necesidad de ser amada. Y es que no se puede
vivir sin amor.
86
Sin embargo lo que la mujer no realizada ignora, y
la princesa sí sabe es que el amor que verdaderamente
necesita es el de ella misma. La princesa que ha comenzado
un proceso de sanación y de autoconocimiento ha
descubierto que el amor a ella misma sana sus heridas y le
brinda poder y confianza. Además ese amor la vuelve un
centro absoluto de amor, de verdadero amor, y así
consigue atraer príncipes, y no sapos.
Lo que toda mujer debe saber de sí misma antes de
iniciar una nueva relación es cómo funciona su mente y su
corazón, cómo son sus condicionamientos y
programaciones estériles, para liberarse de ellas.
87
¿Cómo puedo saber si estoy lista para iniciar una
nueva relación?
Estarás lista para comenzar una nueva relación
cuando hayas sanado tus heridas. Piensa ¿qué has hecho
por sanarlas? ¿Has hecho trabajo terapéutico, o trabajo de
autoconocimiento? Reflexionar solamente sobre tus
errores no te va a funcionar. Muchas veces ya has hecho
eso y de cualquier forma has tropezado.
El amor aparecerá cuando las heridas de la mujer
hayan sanado por completo. En ese momento la mujer
experimentará una transformación increíble y se dará
cuenta de que está muy a gusto con ella misma. En ese
momento la mujer se estará empezando a convertir en
princesa. La ansiedad ya no será un huésped permanente
en su vida.
Hay momentos en que las mujeres no realizadas se
auto-engañan y dicen no sentir más la ansiedad. Han
pasado un tiempo solas y creen que ya han sanado sus
heridas. Sin embargo aparece un hombre y la ansiedad
despierta. ¿Qué pasa? Pues que la ansiedad no había sido
erradicada, sino adormecida.
88
La mujer debe estar muy atenta, debe conocerse
perfectamente para darse cuenta de si su ansiedad ha sido
erradicada o sólo adormecida. ¿Cómo comprobar eso?
Permaneciendo muy atenta a sus estados emocionales.
Una princesa monitorea constantemente sus
estados emocionales, se pregunta constantemente: ¿cómo
me siento en este momento? Nombra y libera cada una de
sus emociones constantemente con el fin de conocerlas
perfectamente. Una princesa sabe si está triste o si está
enojada. La mujer no realizada regularmente confunde sus
emociones ya que su percepción aún es confusa.
Lo ideal es que la mujer se concentre en su propio
proceso de autoconocimiento, una vez que esté
profundamente comprometida con eso entonces el amor
aparecerá de forma natural. Si la mujer está
constantemente preguntándose si está o no lista entonces
seguramente no lo está aún. Eso quiere decir que la
ansiedad ya la está dominando nuevamente.
Serenidad, paciencia y aceptación son
características de una princesa (es decir, la mujer ya
realizada). La princesa no está contando los minutos, la
princesa no tiene prisa. La princesa tiene todo el tiempo
del mundo y puede esperar porque es dueña de sí misma,
de su mundo, de su tiempo y de su verdad.
89
La mente siempre tiene prisa, la princesa ha
logrado trascender esas prisas, porque confía en ella
misma y en su proceso. Cuando tú sientas que tienes el
control de tu vida aun a pesar de los altibajos entonces
seguramente estés lista para adentrarte en una nueva
relación. Antes, resulta muy arriesgado hacerlo.
Recuerda, si te equivocas puedes seguir atrayendo
sapos y verlos con el rostro de príncipes, así que más vale
comenzar a trabajar en ti y en sanar las antiguas heridas, te
aseguro que de esta manera podrás estar segura que lo que
venga siempre será positivo en tu vida.
90
¿Qué depende de mí para tener una buena
relación?
Depende todo de ti para tener una buena relación,
¿cómo puede depender de alguien más? Te recuerdo que la
princesa dirige la relación, no la domina, la dirige, la
coordina.
Los sapos difícilmente podrán llevar una relación a
buenos términos, así que esa responsabilidad tratándose
de ti cae sólo en ti, lo cual es una excelente noticia, ya que
no depende de nadie más sino de ti, y si sabes cómo
hacerlo entonces ten por seguro que vas a conseguir tu
objetivo.
Sé que puedes pensar dos cosas:
1.- ¿Por qué yo tengo que cargar con el peso de la relación?
2.- ¿No se trata de que los dos definamos el rumbo de la
relación?
Y he aquí las respuestas a ambas:
91
Uno: si sientes que cargas con el peso de la relación
es porque estás enfocando tu felicidad como una pesada
carga, y ¿cómo puede ser una carga tu felicidad? Sería
mejor enfocar la relación no como una carga sino como una
responsabilidad perfecta y gustosamente asumida.
Finalmente ¿quieres que dependa de otros tu felicidad?
¿No te gustaría que dependiera solamente de ti? Es decir,
que tú puedas tener participación en ella.
La respuesta a la segunda pregunta es: tú puedes
esperar que los dos definan la relación pero ¿lo dejarías a
alguien que no es conciente? ¿A un sapo a quien sólo le
importa su bienestar? Y repito, no es que el sapo seas malo
inherentemente hablando, es sólo que el sapo es un
hombre que ha recibido una programación que lo hace
actuar de una forma egoísta, es una cuestión cultural, pero
de cualquier forma no es un hombre desarrollado.
Lo ideal obviamente es que la relación se realice
entre una princesa y un príncipe, sin embargo para que
ambos lleguen a eso deben partir desde sus posturas de
mujer no realizada y sapo, lo cual complica el asunto.
Lo que quiero decir es que para que el sapo llegue a
príncipe se necesita (lamentablemente) que una mujer se
convierta en princesa y sepa fijar firmemente los límites.
Es parte del proceso, el sapo lo necesita.
92
Pero no te confundas, no se trata de un proceso en
el que la mujer queda como responsable o víctima de las
circunstancias, al contrario.
Si tú antes de iniciar una relación ya te has
convertido en princesa, entonces te aseguro que no te
relacionarás con un sapo, así que la responsabilidad será
totalmente compartida en partes iguales.
Sin embargo si ya estás comprometida y te estás
dando cuenta de que tu marido es un sapo, recuerda que
siempre hay opciones. Una opción es decidirte a
convertirte en princesa, si lo haces entonces le brindarás la
oportunidad a la relación (y al sapo) de crecimiento. Esto
no garantiza ningún resultado, puesto que el sapo puede
ser que no tenga desarrollado su potencial de príncipe,
pero no hay más, es el momento de dar el paso decisivo, si
es que hay una opción esa es convertirte en princesa. Y
mira, si la relación no se compone, y el sapo no se convierte
en príncipe, tú ten la seguridad que de cualquier forma
habrás ganado ¿qué cosa? Pues tu transformación en
princesa y a partir de ahí podrás configurar tu propio
destino de manera conciente y amorosa.
93
¿Cómo volver a creer en el amor? ¿Cómo volver a
empezar?
El amor nunca desaparece de ti. Puedes creer o
dejar de creer en los sapos y en las relaciones, pero el amor
es algo que siempre va a estar ahí, aunque sea como una
necesidad.
No se puede dejar de creer en el amor. Su
existencia o su ausencia siempre van a hacerse presentes
en nuestra vida. No tiene ningún caso intentar negarlo. Si
lo haces entonces lo reprimirás, pero no podrás hacerlo
toda la vida. Recuerda: más pronto cae un hablador que un
cojo.
Resistir es luchar y luchar es cansado, tarde o
temprano pierdes esa batalla. Lo indicado es mejor
trabajar en la comprensión de la realidad. Comprender por
qué las cosas no funcionan a veces, qué responsabilidad
tienes en el asunto antes de buscar culpables, comprender
las limitaciones del otro antes de agredirlo e insultarlo por
su incapacidad. Eso te abre una infinitud de puertas para
transitar hacia la felicidad.
No se puede vivir sin amor, sin embargo, lo que la
princesa sabe y la mujer no realizada ignora es que el amor
94
fundamental es el amor propio puesto en práctica, porque
la mayoría de las personas dicen: por supuesto que yo me
amo. Sin embargo no se dan cuenta cómo ese amor sólo
son palabras y no realidades.
Si no recibes amor es porque no te lo brindas a ti
misma, nadie es víctima de nadie. Son leyes universales. Es
causa y efecto, acción y consecuencias, es proyección y
reflejo.
Cuando hay amor en tu vida, de ti hacia ti, lo
recibes también de los demás. Cuando no lo recibes de los
demás, no es que la vida sea injusta, sino que tú no te lo
estás sabiendo dar. Ten presente lo siguiente: Tú eres la
Fuente, recibes lo que te das.
No hay injusticia en esto. Si piensas que la vida es
injusta contigo puedes estar segura de que es tu ego quien
te está dominando.
Considero que no debes forzarte a creer en el amor,
no se trata de eso, se trata en todo caso de sanar las
heridas. El amor es nuestra condición natural. Si en este
momento no crees en él, pues no importa, tal vez es lo que
necesites, un poco de aislamiento, sólo no te cases con esa
idea, porque es tóxica. No mantengas una postura rígida,
en todo caso dedícate a ti misma, eso es lo que hacen las
princesas.
95
No hay prisa, sólo la mente tiene prisa y provoca
ansiedad. Tú simplemente mantente enfocada en ti y todo
saldrá bien. El dolor se produce cuando nos enfocamos en
los demás, cuando nos abandonamos, cuando dejamos de
ser la persona más importante en nuestra vida.
El camino para volverse princesa es un camino
hermoso, un camino misterioso y lo mejor que puede
pasarte en tu vida. Jamás tengas miedo de ser tú misma y
de exigir lo que quieras, siempre y cuando trabajes para
ello, y no sólo te quedes esperando a que llegue, esa es una
postura de la mujer no realizada, la princesa sigue su
felicidad completa.
96
97
Sobre el autor:
Carlos Reyes es un escritor, conferencista, poeta, comunicólogo,
filósofo y maestro mexicano dedicado al desarrollo humano y el
bienestar interior.
Ha impartido sus enseñanzas a niños, jóvenes, adultos, gente de
negocios, deportistas, enfermos y público en general, en teatros,
centros culturales, universidades, empresas e incluso Centros de
Readaptación Social.
En sus libros y conferencias transmite sus enseñanzas con
mensajes sencillos pero profundos con mucha claridad y sentido
del humor.
En su trayectoria en el Desarrollo Humano ha creado algunos
sistemas para el bienestar personal como son la Terapia de la
Conciencia y el Mental Training.
Ha participado en una gran cantidad de medios de comunicación
masiva como son radio, televisión y prensa, conduciendo
segmentos de desarrollo personal, casi todos ellos titulados con
el mismo nombre: ESPACIO INTERIOR.
Carlos Reyes también ha trabajado como catedrático en la
Universidad Iberoamericana impartiendo algunas materias en el
Diplomado de Tanatología.
98
99
CONTACTO:
carlosreyesav@gmail.com
PÁGINA WEB
http://carlosreyesavila.com
REDES SOCIALES:
www.twitter.com/carlosreyes17
www.facebook.com/carlosreyes17
www.youtube.com/carlosreyesavila
100
MUJERES QUE NO BESAN SAPOS de Carlos Reyes Ávila se
terminó de imprimir en el mes de octubre de 2011 en los
talleres de Salinas Impresores S.A de C.V. Marcelino
Dávalos no.14 col. Algarín. México, DF. C.P. 06880 Con un
tiraje de 1500 ejemplares
Recommended