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Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:397-8ISSN: 1139-7632 • www.pap.es
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Publicado en Internet:21-noviembre-2013
Iván Carabaño Aguado:carabano1975@hotmail.com
La cuna. Berthe Morisot, 1872
Dice la copla: “A las madres que velan,
Dios las asiste. Y a los niños que duermen,
Dios los bendice”.
Pobres mamás. Fíjense en esta, que acom-
paña el sueño de su hija con un pie entre
nosotros y el otro en el reino de Morfeo.
Aun así, es capaz de reunir la fuerza y la
delicadeza suficientes como para cerrar la
mosquitera de la cuna de la niña.
Lo apagado del color, la fluidez de los tra-
zos, el estatismo de ambas figuras: todo
invita al sosiego, a la calma, al silencio, al
sueño. Si bien este cuadro goza de una ex-
celente salud estética, no encontró com-
prador hasta el año 1930, momento en el
cual fue adquirido por el Museo del
Louvre. De allí pasó al Museo de Orsay,
tras la apertura de este.
La Historia, que a veces hace justicia, lo ha
elevado a la cumbre representativa del
sueño infantil, por encima de otros ejem-
plos como Jean Monet en su cuna, de
Claude Monet.
A la Pediatría desde el ArteLa cuna. Berthe Morisot, 1872
Visita a la abuela. Louis Le Nain, 1640
I. Carabaño Aguado
Unidad de Gastroenterología y Nutrición. Servicio de Pediatría. Hospital Rey Juan Carlos. Móstoles, Madrid. España.
La cuna, 1872. Berthe Morisot (1841-1895).
Museo de Orsay. París. Francia
Cómo citar este artículo: Carabaño Aguado I. La cuna. Berthe Morisot, 1872. Visita a la abuela. Louis Le Nain, 1640. Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:397-8.
A la Pediatría desde el ArteA la Pediatría desde el Arte
Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:397-8ISSN: 1139-7632 • www.pap.es
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Visita a la abuela. Louis Le Nain, 1640
De algún modo, el hecho de tener abuela implica seguir siendo un niño. Y es que las abuelas son persona-
jes centrales y vertebradores de esa institución, en ocasiones cándida, pero a veces cruel, que es la familia.
Observen la dignidad mayestática de esta abuela del siglo XVII, y que tuvo a bien sustituir, gracias a los
pinceles de Le Nain, a los habituales de la época: seres mitológicos, cortesanos, monarcas. Como aquellos,
con majestad de reina, fascinante como una diosa (no se pierdan la cara de la niña sentada junto al perro),
irradia un misterio especial. ¿Quién echa en falta la corona, las túnicas de lujo y las piedras preciosas?
Conciliadora de extremos (el gato y el perro; el silencio y la música), la abuela representada por el francés,
elegante en su pobreza, sirvió de ejemplo canónico para generaciones pictóricas venideras, como la escue-
la realista de Millet y Courbet.
Visita a la abuela, 1640. Louis Le Nain (1601-1648). Museo del Hermitage.
San Petersburgo. Rusia
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