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Ansiedad mave
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Niveles de ansiedad y depresión en personas con sobrepeso y obesidad.
Gabriela Estrada, Judith de Gante y Anabel Hernández.
Universidad del Valle de México, Campus Tlalpan.
Mayo 2008
RESUMEN:
Se aplicó el Inventario de Beck y el IDARE de Spielberg y Díaz-
Guerrero con el objetivo de identificar los niveles de depresión
y ansiedad que presentan las personas con sobrepeso y obesidad, y
si varían con población en normopeso. La muestra fue de 77 s. con
un rango de edad de 18-78 años, y una X = 32 años. Encontrando e da d
que la muestra en general presentó una X = 26.82, que los ubica I M C
en un rango de Sobrepeso; una X = 9.3 correspondiente a Depresión D p
leve; una X = 42.14 correspondiente a Ansiedad-Rasgo baja y una A r
X = 41.25 correspondiente a Ansiedad-Estado baja. En la regresión Ae
lineal, se encontró que el factor Depresión, no es
estadísticamente significativo, mientras que los factores de
Ansiedad Rasgo y Estado, influyen de manera directa en el IMC de
manera significativa estadísticamente.
Palabras clave: Obesidad, depresión, ansiedad rasgo, ansiedad estado, IMC.
La obesidad es un problema de salud pública que en los últimos
años se ha incrementado en México por el consumo excesivo de
alimentos altos en grasas. La obesidad se ha definido como: un
trastorno de peso corporal excesivo por la acumulación y
almacenamiento de grasa, causada por diversos factores como la
influencia genética, el ambiente, trastornos metabólicos y
endocrinos y lesiones en el sistema nervioso central entre
otros (Winter, 1998). Debido a que la obesidad es considerada
una enfermedad crónica y recidivante (propensa a recaídas)
tiene importantes implicaciones en la salud, como es la
aparición de diferentes enfermedades o alteraciones médicas
(Merk, Sharp & Dohme, 2005), tales como:
Diabetes Mellitus: la obesidad es el factor de riesgo
más importante para el desarrollo de la Diabetes
Mellitus, hasta tal punto que el riesgo de diabetes
aumenta paralelamente al incremento del Índice de Masa
Corporal (IMC).
Dislipemia: Esta tendencia hace que aumente el riesgo
de aterogénesis.
Hipertensión arterial: La obesidad constituye un factor
de riesgo tanto para su aparición como para su
progresión. Aproximadamente el 50% de los hipertensos
son obesos.
Enfermedades cardiovasculares: La obesidad es un factor
de riesgo para presentar enfermedades cardiovasculares,
a lo que hay que añadir la reciente asociación de otros
factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes,
el aumento de colesterol LDL o la disminución del
colesterol HDL.
Enfermedades digestivas: se presentan con mayor
frecuencia litiasis biliar, esteatosis hepática y
hernia de hiato.
Enfermedades respiratorias: Las personas con un exceso
acentuado de peso movilizan menos los pulmones, con la
consiguiente reducción del volumen pulmonar. Otra
enfermedad relacionada con la obesidad es el Síndrome
de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS). Los pacientes
afectados de este síndrome son roncadores importantes;
mientras duermen sufren paradas respiratorias (apneas),
y presentan hipersomnia diurna, cefalea, falta de
concentración e insuficiencia cardiaca.
Alteraciones óseas y articulares: el exceso de peso
provoca alteraciones sobre el sistema esquelético. La
obesidad provoca una erosión constante sobre la
articulación, que degenera con mayor rapidez y que da
como resultado final una artrosis, sobre todo
intervertebral, y de la rodilla, cadera y tobillo. El
aspecto positivo de la obesidad es que protege a la
mujer de la osteoporosis.
Hiperuricemia: se relaciona con un aumento de ácido
úrico y éste, a su vez, puede provocar ataques de gota.
Neoplasias: se asocia a una mayor mortalidad por cáncer
de próstata y colo-rectal en varones, mientras que en
las mujeres la mortalidad se eleva en el cáncer de
útero, ovario, endometrio, mama y vesícula biliar.
García, J. Alba, M. & Moreno, S. (2005) mencionan que las
personas obesas o con sobrepeso duermen menos que las que
presentan un índice de masa corporal normal, lo que puede
tener un gran impacto en su salud, según un estudio realizado
por especialistas de la Facultad de Medicina de Eastern
Virgina, en Norfolk (Estados Unidos), que se publica en el
último número de Archives of Internal Medicine. Dormir poco
tiempo provoca cambios neurocognitivos, como somnolencia y
trastornos del humor, así como un aumento de sufrir accidentes
laborales. Según los expertos, en el último siglo se ha
reducido el tiempo dedicado a dormir y ha aumentado
progresivamente la obesidad y el sobrepeso. La investigación
coordinada por Robert Vorona (citado en Garcia, et.al., 2005)
confirma los resultados ofrecidos por un trabajo anterior, que
mostraba la estrecha relación entre el sueño y el peso. Los
autores analizaron el tiempo dedicado a dormir, el IMC y los
hábitos de 101 pacientes. Los participantes fueron divididos
en tres grupos según su peso: sobrepeso, obesidad y obesidad
severa. Los resultados mostraron que el tiempo total dedicado
a dormir disminuía a medida que aumentaba el IMC, excepto en
el caso de los pacientes con obesidad severa.
ETIOLOGÍA
El origen de la obesidad es la conversión del exceso de
alimentos ingeridos en grasas que quedan almacenadas en el
organismo. Este desequilibrio en el proceso energético se
puede deber a:
Un consumo excesivo de nutrientes (sobreingesta)
Un descenso en el gasto energético (inactividad o
sedentarismo)
Sin embargo el mecanismo por el cual el cuerpo promueve esta
acumulación es aún desconocido. Entre los factores que
intervienen en la obesidad se encuentran los siguientes
(Seijas & Feuchtmann, 1997):
Conducta alimentaria.- Iniciada por el apetito y
finalizada con la sensación de saciedad. Los factores
alimentarios que influyen directamente en la generación
de la obesidad están relacionados con la velocidad de
alimentación (cuanto más rápido coma, más probabilidad de
aumentar el peso)y el hecho de comer en exceso aún
después de haber alcanzado la saciedad.
Consumo de energía.- Es decir, gasto de energía. Cuando
el gasto (generado por los procesos metabólicos basales
en reposo, más la energía consumida en la actividad
diaria) es inferior al ingreso, se produce un exceso que
es acumulado en forma de grasas.
Factores hereditarios.- Se ha demostrado una cierta
relación familiar. El riesgo de llegar a ser obeso cuando
los miembros de la familia son obesos es del 27.5% para
el varón y del 21.2% para la mujer. Habiéndose
identificado el gen que codifica la obesidad en el
cromosoma 6, denominado GEN OB. (Burrows, et al, 2001).
Factores Hormonales.- Donde intervienen hormonas tales
como: Insulina (suele encontrarse elevada), Hormona del
crecimiento (puede encontrarse disminuida), leptina
(puede estar disminuida), hormonas esteroideas y hormonas
tiroideas.
Factores Psicosociales y ambientales.- El comer en
exceso puede representar una dinámica familiar alterada.
Las madres obesas tienden a servir raciones mayores que
las madres no obesas y a esto se une la regla común de
que el niño debe acabarse forzosamente todo lo que se
sirva en el plato. La obesidad y la hipoactividad pueden
surgir de estrés o duelo por ruptura de la unidad
familiar, presiones o fracasos escolares o laborales.
Sedentarismo.- Con el desarrollo de aparatos y máquinas
que se ocupan de labores antes manuales hay mayor
inactividad, lo que reduce el consumo de energía.
MEDICIÓN DE LA OBESIDAD
Existen varias técnicas para evaluar el grado de obesidad en
el adulto, sin embargo la más utilizada para su diagnóstico es
el Índice de Quetelet, también llamado Índice de Masa Corporal
(IMC), el cual se obtiene:
IMC = PESO (kilogramos) / TALLA (metros) 2
Tabla 1. IMC y Grados de Obesidad*
IMC GRADO DE OBESIDAD
< 24.9 Normopeso
25.0 a 26.9 Sobrepeso
> 27.0 Obesidad
30.0 a 34.9 Obesidad grado I
35.0 a 39.9 Obesidad grado II
> 40.0 Obesidad grado III
* Según la NOM-174-SSA1-1998, Sociedad Mexicana de Nutrición yEndocrinología, A. C. (2004).
TRATAMIENTOS
Debido a que la obesidad es una enfermedad crónica y difícil
de tratar, no existe un tratamiento único dado que se deben
tener en cuenta todos los factores que pudieron
desencadenarla. El tratamiento debe de ser multidisciplinario,
con la intervención de diferentes especialistas (médico,
cardiólogo, endocrinólogo, nutriólogo, dietista, psiquiatra,
psicólogo) Los posibles tratamientos pueden resumirse de la
siguiente manera (SEEDO, 2004, Saldaña & Rossel, 1999,
Labrador & Cruzado, 1995, López & Godoy, 1994, Saldaña, 2001):
a) Dietas hipocalóricas.- Representan el eje central del
tratamiento. Las dietas bajas en calorías pretenden conseguir
un balance energético negativo, es decir, que entren menos
calorías de las que salen. La dieta debe ser equilibrada en
cuanto a los nutrientes, y se debe adecuar a los gustos,
costumbres y horarios de los pacientes. Hay que procurar que
no represente una ruptura con la dieta anterior o, por lo
menos, que la transición sea progresiva.
b) Ejercicio físico.- El objetivo que se pretende es
doble; por un lado, mantener el tono muscular y, por otro,
aumentar el gasto energético. El ejercicio físico cotidiano
(subir escaleras, caminar, hacer la compra, etc.) ha
demostrado ser el tratamiento más eficaz para disminuir y
mantener el peso.
c) Fármacos.- Los tratamientos que se disponen
actualmente pueden resumirse en dos grandes grupos: los que
actúan sobre el sistema nervioso central disminuyendo la
sensación de hambre y aumentando el metabolismo basal; el
segundo grupo estaría inhibiendo la absorción de un 30% de las
grasas ingeridas. Dikerson & Carek (2000) encontraron que el
tratamiento farmacológico es de gran ayuda cuando este se
combina con otro tipo de ayuda como dietas hipocalóricas y
ejercicios, clasificando a los fármacos como: supresores del
apetito (Agentes noradrenanérgicos y serotoninérgicos),
agentes termogénicos (combinaciones de epinefrina y cafeína);
inhibidores digestivos, sustitutos de grasa (cuya meta es el
decremento en el valor calórico de los alimentos) y la
manipulación hormonal.
d) Cirugía bariátrica.- La cirugía está indicada en
obesidades muy importantes (IMC > 40). A través de ésta, se
consigue una disminución de peso mediante la reducción del
volumen del estómago o con técnicas de derivación
gastrointestinal que reducen la absorción de los alimentos
(Moreno, et al, 2002).
e) Psicoterapia.- El soporte psicológico es básico en el
tratamiento de la obesidad; pues ayuda al tratamiento médico
fomentando la adherencia.
Como podemos ver, lo anterior sugiere que los principales
factores causales asociados al desarrollo de obesidad serían
patrones de conducta sedentarios y la ingesta excesiva de
grasas en la dieta alimentaria. Es así como se han ido
desarrollando a lo largo del tiempo, una serie de tratamientos
para este problema, principalmente orientados a la
modificación de los hábitos alimentarios y a la modificación
de los patrones de actividad física, ambos factores
relacionados también con el éxito en la reducción y
mantenimiento de peso. No obstante, se ha ido tomando
conciencia sobre la necesidad de intervenciones profesionales
cada vez más específicas e individuales, realizadas por
médicos, nutriólogos, psiquiatras y psicólogos, principalmente
debido a que la obesidad ha demostrado ser una problemática
con importantes costos, tanto a nivel individual como social,
lo que implica un tratamiento multidisciplinario.
Es importante mencionar que la obesidad genera ridiculización.
Los obesos típicamente responden con vergüenza, pena y culpa.
Muchos de ellos, y en particular los pacientes de nivel
socioeconómico medio y alto, se ven cargados de un legado de
fracasos para controlar su peso. La carga puede no desembocar
en una depresión clínica, pero reduce la autoestima del
paciente en algunas áreas de funcionamiento y afecta la
calidad de vida del individuo. La presencia de complicaciones
como diabetes, puede intensificar los sentimientos de
vergüenza y culpa. La frustración y pena se incrementan cuando
los pacientes luego de una pérdida de peso vuelven a subirlo
(Seijas & Feuchtmann, 1997).
Como se puede observar, dentro de los factores psicológicos
que más se han relacionado con la obesidad está la depresión
debido a que algunas personas dentro de su sintomatología se
encuentra la mayor ingesta de alimentos, lo que repercute en
su apariencia física y ésta en su percepción anímica.
DEPRESIÓN
La depresión es considerada uno de los problemas más comunes y
frecuentes de salud pública en el mundo. Es un desorden
particularmente debilitante que afecta el diario
funcionamiento del individuo, pueden perturbar el desempeño en
el trabajo, en las interacciones sociales, relaciones
familiares y en los propios sentimientos que tenga el
individuo sobre sí mismo (Ramos, 1989).
El DSM-IV-TR (APA, 2000) define que los trastornos del estado
de ánimo pueden ser divididos en:
Episodio depresivo mayor
Episodio maniaco
Episodio mixto
Episodio hipomaniaco
Trastorno depresivo mayor
Trastorno distímico
Trastorno bipolar I
Trastorno bipolar II
Trastorno ciclotímico
El episodio depresivo mayor está caracterizado por la
presencia de 5 ó más de los siguientes síntomas (APA, 2000).
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día.
Disminución acusada del interés o de la capacidad para el
placer en todas o casi todas las actividades, la mayor
parte del día, casi cada día.
Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de
peso (p. ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal
en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día.
Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día
Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o
inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día.
Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o
indecisión, casi cada día.
Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la
muerte), ideación suicida recurrente sin un plan
específico o una tentativa de suicidio o un plan
específico para suicidarse.
Dentro de las diversas teorías que tratan de explicar la
depresión encontramos las siguientes:
Teorías biológicas: Dan por sentado que la causa de la
depresión estriba en los genes heredados de los padres o
en alguna disfunción fisiológica [hereditaria o no
hereditaria]. (Sarason & Sarason, 1990).
Teorías psicodinámicas: Estas teorías se han enfocado
sobre el papel de la furia reprimida contra uno mismo,
precipitada por una pérdida real o simbólica, o por
situaciones de rechazo o dolorosas (Rodríguez de San
Miguel, 1992).
Teorías conductuales: Plantean que la conducta de los
seres humanos puede cambiar considerablemente con el
reforzamiento de determinadas respuestas. Estas teorías
ven a la depresión como una función del reforzamiento
inadecuado o insuficiente, o como una falta de
congruencia o relación entre el afrontamiento y
determinadas clases de conducta (Sarason & Sarason,
1990).
Teorías cognitivas: Del campo experimental surge el
modelo de indefensión aprendida, que postula que la
depresión surge cuando el individuo cree haber perdido
todo el control sobre las respuestas de los otros. No ve
relación alguna entre sus respuestas y el apoyo que
recibe del medio ambiente. De ahí que las personas al
creer que no tienen control sobre la situación se sienten
tristes, deprimidas (Ariete & Bemporad, 1981). Otro
enfoque cognitivo es el de Beck, el cual sostiene que en
los individuos deprimidos está presente la triada
cognitiva, es decir, un punto de vista negativo y
distorsionado en relación a sí mismo, su medio ambiente y
a su futuro (Hollon & Beck, 1979).
De esta forma, se puede identificar que la obesidad sea
respuesta a tensiones emocionales o bien como síntoma de una
enfermedad mental subyacente.
Se calcula que un 30% de los obesos que llegan a tratamiento
presentan impulsos bulímicos, y de estos hasta un 50% pueden
presentarse con una depresión clínica con elementos
estacionales, en contraste con los obesos que no presentan
impulsos bulímicos, que sólo presentan depresión en un 5 % de
los casos.
Paralelamente, los pacientes que padecen episodios depresivos
de carácter estacional (SAD) tienden a presentar craving por
hidratos de carbono, hiperfagia y aumento de peso durante los
inviernos de aproximadamente 4 kg, que luego encuentran
difícil de perder durante el verano. En contraste, sólo un 33%
de las personas sin este trastorno suben de peso en forma
proporcional durante el invierno. En particular, la baja de
peso se encuentra más asociada con los trastornos depresivos
mayores con melancolía (depresiones endógenas), mientras que
en las depresiones con aumento de peso se encuentra mayor
asociación con los trastornos afectivos estacionales.
Adicionalmente otro de los factores psicológicos íntimamente
relacionados con la obesidad es la ansiedad, la cual
generalmente está vinculada con tensión, angustia y miedo, lo
que puede repercutir en cambios bruscos en la ingesta de
alimentos y su subsiguiente repercusión en el peso del sujeto.
ANSIEDAD
La ansiedad se define como un estado de ánimo caracterizado
por un fuerte afecto negativo, síntomas corporales de tensión
(opresión en el pecho, sudoración, taquicardia, piloerección,
hiperventilación e hipertensión) y aprehensión respecto al
futuro (APA 1994, cit. en Barlow 2001). El concepto de
ansiedad también ha estado muy asociado al de miedo, pero se
diferencia de éste por el hecho de que en la ansiedad no
existe un elemento real que provoque esta reacción, mientras
que el miedo reclama siempre la presencia de algo real que lo
desencadena (Solloa, 2001).
Entre los trastornos de la ansiedad, el DSM-IV-TR (APA, 2000)
los clasifica en:
Trastorno de ansiedad por separación.
Fobia específica.
Fobia social.
Trastorno de ansiedad excesiva (Trastorno de ansiedad
generalizada).
Trastorno por Evitación.
Trastorno de Estrés Postraumático.
Entre las teorías que tratan de explicar la ansiedad
encontramos (Barlow, 2001):
Teorías biológicas: en donde se explica que existe un
componente genético. Se asocia también con circuitos
cerebrales concretos, el sistema GABA y de benzodiacepina
en particular; y el sistema límbico.
Teorías psicológicas: estas teorías se han enfocado en
considerar a los factores de condicionamiento,
cognoscitivos y ambientales como causantes de la ansiedad
desde la infancia de los sujetos.
Teorías Sociales: Se enfocan en plantear que los sucesos
de la vida cotidiana desencadenan la vulnerabilidad
biológica y psicológica de la ansiedad; las presiones
sociales, y los mismos estresores cotidianos pueden
desencadenar ataques de ansiedad (Lazarus, 1984).
El tratamiento de los trastornos afectivos (depresión,
ansiedad) en pacientes obesos es de fundamental importancia,
pues de lo contrario el paciente no será capaz de
comprometerse adecuadamente con el tratamiento, y en general
tendrán mayor dificultad para bajar de peso. Al igual que en
otros pacientes depresivos, el tratamiento debe contemplar el
uso de psicofármacos, los que un porcentaje no despreciable
pueden implicar un aumento de peso en los pacientes, por lo
que la elección del fármaco debe contemplar los elementos
psiquiátricos y nutricionales adecuados (Tabla 2).
Tabla 2
FARMACOS PSICOTROPICOS QUE PRODUCEN AUMENTO DE PESO
Intensamente Moderadamente Levemente
Antidepresivos Amitriptilina Imipramina Trazodona
Clomipramina Trimipramina Trancilpromina
Nortriptilina Bupropion*
Doxepina Fluoxetina*
Phenelzina(IMAO) Moclobemida
Antipsicoticos Clorpromazina Trifluoperacina Haloperidol
Tioridacina Perfenacina
* Estos fármacos con frecuencia se asocian a reducción de
peso. (Seijas & Feuchtmann, 1997).
En el caso de pacientes con trastornos bipolares, la
carbamazepina o ácido valproico se pueden utilizar con mayor
seguridad que el carbonato de litio, ya que este último se
asocia a un aumento de peso importante en algunos pacientes.
En general, los pacientes en tratamiento por estos trastornos
debieran recibir consejo nutricional desde la partida del
tratamiento, para evitar el aumento de peso que pudiera, en
algunos casos, llevar a suspender los medicamentos por el
paciente.
Planteamiento del problema:
Objetivo y Pregunta de investigación:
Por todo lo anterior el objetivo de este trabajo fue
identificar los niveles de depresión y ansiedad que presentan
las personas con sobrepeso (IMC: 25.0 - 26.9) y obesidad
(IMC:> de 27.0) con respecto a población en normopeso (IMC: =
24.9)
¿Cuáles son los niveles de depresión y ansiedad que presentan
las personas con sobrepeso y obesidad con respecto a población
en normopeso?
MÉTODO
Muestra:
Participaron 77 personas, las cuales se dividieron en tres
grupos: 13 sujetos en el Grupo SP (sobrepeso), 34 sujetos en
el Grupo OB (obesos) y 30 sujetos en el Grupo NP (normopeso).
Se consideró la edad de los sujetos, mayores de 18 años, el
sexo y el estado civil.
Muestreo:
No probabilístico intencional (Hernández, R. Fernández, C. &
Baptista, P., 2003).
Definición Operacional de la variable:
Los niveles de depresión, se consideraron a partir de los
puntajes obtenidos en el Inventario de Depresión de Beck en su
versión al español, en donde se consideró que de: 00-08
depresión nula; 09-15 depresión leve; 16-22 depresión
moderada; 23 ó más depresión severa (Beck, et. al, 1961).
Los niveles de ansiedad se midieron a partir del Inventario de
Ansiedad Rasgo- Estado (IDARE) de Díaz Guerrero, R. &
Spielberg, DC. (1975) en su versión en castellano, en donde se
consideró que de: 20-31 ansiedad muy baja; 32-43 ansiedad
baja; 44-55 ansiedad media; 56-67 ansiedad alta; 68-80
ansiedad muy alta.
El sobrepeso (IMC: 25.0 - 26.9) y obesidad (IMC: > de 27.0)
se midió a partir del Índice de Masa Corporal.
Diseño de investigación:
No experimental, descriptivo, transversal descriptivo
(Hernández, et.al, 2003)
Instrumento:
Inventario de Depresión de Beck:
El Beck es un instrumento autoaplicable. Consta de 21
reactivos. Cada reactivo contiene 4 ó 5 frases y se le pide a
la persona que seleccione aquellas que a su sentir le parecen
más aplicables a su estado. Cada serie contiene valores
numéricos del 0 al 3. Las 21 categorías son: estado de ánimo,
pesimismo, sentimiento de fracaso, falta de satisfacción,
sentimiento de culpa, sentimiento de castigo, odio a sí mismo,
autoacusaciones, deseos punitivos, brotes de llanto,
irritabilidad, aislamiento social, indecisión, imagen
corporal, inhibición del trabajo, perturbaciones del sueño,
fatigabilidad, pérdida de apetito, pérdida de peso,
preocupación somática y pérdida de la libido.
El inventario hace hincapié en los signos emocionales,
somáticos, cognoscitivos y conductuales de la depresión El
puntaje de la depresión es la suma de las respuestas de las 21
categorías, una vez obtenido el puntaje se ubica a la persona
en un determinado nivel de severidad: 00-08 depresión nula;
09-15 depresión leve; 16-22 depresión moderada; 23 o más
depresión severa (Beck, 1961)
Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado de Díaz- Guerrero y
Spielberg. (IDARE):
El IDARE, está constituido por dos escalas de autoevaluación
para medir dos dimensiones de la ansiedad: ansiedad rasgo y
ansiedad estado. Cada escala consta de 20 afirmaciones. La
ansiedad rasgo permite que los sujetos describan como se
sienten ‘generalmente’ , mientras que la ansiedad estado
facilita que los sujetos externen como se sienten ‘en un
momento dado’ .
Ansiedad estado se conceptualiza como una condición o estado
emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza
por sentimientos de tensión y de aprehensión subjetiva,
conscientemente percibidos, y por un aumento de la actividad
del sistema nervioso autónomo; los estados de ansiedad pueden
variar en intensidad y fluctuar a través del tiempo.
Ansiedad rasgo, se refiere a las diferencias individuales,
relativamente estables, en la propensión a la ansiedad; es
decir, a las diferencias entre las personas en la tendencia a
responder a situaciones percibidas como amenazantes con
elevaciones en intensidad de la ansiedad estado, también
llamados motivos, y que son definidos como disposiciones que
permanecen latentes hasta que las señales de una situación los
activa. (Spielberg & Díaz Guerrero, 1975)
Materiales adicionales:
Cinta métrica flexible con calibración en cm.
Báscula portátil calibrada en kgr.
Procedimiento:
1. Se acudió a comunidades sociales para recolección de
datos por la mañana, se entrevistó sólo a sujetos que no
hubieran tomado sus alimentos.
2. Se explicó de qué trataba el estudio.
3. Se les solicitó a los participantes que leyeran y
firmaran una hoja de permiso y compromiso para la
participación en el estudio, en la cual se incluyó: el uso
de los datos obtenidos y la confidencialidad de los
mismos.
4. Se les explicó de qué constaban los instrumentos y lo que
median.
5. Se explicó la forma de resolución de los cuestionarios y
la importancia de la veracidad de sus respuestas.
6. Se les pidió a los sujetos su cooperación para tomar las
medidas de peso y altura con los instrumentos
correspondientes.
7. Se les dio un margen de 10-15 minutos para que
contestaran los inventarios.
8. Se les agradeció por su participación en el estudio y se
comentó que quien estuviera interesado en sus resultados
se le proporcionarían en el momento oportuno.
Resultados.
La muestra consistió en 77 sujetos a los cuales se les aplicó
el Inventario de Depresión de Beck (1961), junto con el
Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado de Spielberg & Díaz
Guerrero (1975); a la par se midió la estatura y el peso de
cada uno de los sujetos para obtener el Índice de Masa
Corporal (IMC).
La muestra en general presentó una X = 26.82, lo que los IMC
ubica en un rango de Sobrepeso. En cuanto a los niveles de
depresión presentó una X = 9.3 correspondiente a Depresión Dp
leve; en relación al indicador de Ansiedad Rasgo, la muestra
presentó una X = 42.14 correspondiente a Ansiedad baja. En Ar
Ansiedad Estado, la X = 41.25 correspondiente a Ansiedad baja. Ae
Adicionalmente, se identificaron los niveles de depresión,
ansiedad estado-rasgo e IMC para cada uno de los grupos,
mismos que se especifican en la tabla 1.
Tabla 1. Medias de los grupos.
Desviación Grupo NP N=30 Media Estandar IMC 22.32 1.942 Depresión 5.93 8.325
An_estado 37.63 10.391 An_rasgo 38.90 9.550
Grupo SP N=13
IMC 25.96 0.713 Depresión 8.15 6.656
An_estado 41.54 8.540
An_rasgo 43.69 7.739
Grupo OB N=34IMC 31.13 4.180 Depresión 12.71 10.986
An_estado 44.32 10.138
An_rasgo 44.41 9.036
Se realizó un Análisis de Varianza (Anova One-way) para
determinar la existencia de diferencias significativas entre
los grupos clasificados por IMC y las variables medidas
(Depresión, Ansiedad Rasgo y Ansiedad Estado). Se encontró que
en las tres variables existe una diferencia estadísticamente
significativa entre los tres grupos, obteniendo para Depresión
una F = 4.262 con una p<.05 ; en Ansiedad Estado una F = (2) (2)
3.575 con una p<.05, y en Ansiedad Rasgo una F = 3.187 con (2)
una p<.05.
Con la finalidad de identificar aquellos factores que están
íntimamente relacionados con el sobrepeso y la obesidad,
específicamente la ansiedad y la depresión, se realizó una
regresión lineal que permitiera efectuar predicciones a partir
de estos factores.
A partir del IMC se formuló un modelo en el que se pudiera
predecir la relación del mismo con los factores antes
mencionados, encontrándose lo siguiente:
En cuanto al factor depresión, se obtuvo un Durbin-Watson de
2.142, lo que refiere que no existe una relación o dependencia
entre este factor y el IMC, el coeficiente B fue de – 5.194
con una p>.05 lo que implicaría una relación de tipo inverso,
pero no es significativa estadísticamente.
Y = a + bx i i
9.3 = -5.194 + 0.54(26.82)
9.286 = -5.194 + 14.48
En cuanto al factor ansiedad estado, se obtuvo un Durbin-
Watson de 1.423 lo que refiere que no existe una relación o
dependencia entre este factor y el IMC, el coeficiente B fue
de 25.023 con una p<.05 lo que implicaría una relación de tipo
positiva, estadísticamente significativa.
Y = a + bx i i
41.25 = 25.023 + 0.605(26.82)
41.249 = 25.023 + 16.2261
En cuanto al factor ansiedad rasgo, se obtuvo un Durbin-Watson
de 2.180, lo que refiere que no existe una relación o
dependencia entre este factor y el IMC, el coeficiente B fue
de 24.979 con una p<.05 lo que implicaría una relación de tipo
positiva significativa estadísticamente.
Y = a + bx i i
42.14 = 24.979 + 0.640(26.82)
42.1438 = 24.979 + 17.1648
Finalmente se realizó una regresión lineal tomando en cuenta
las variables cualitativas de género y estado civil, para
identificar si la presencia de estos factores influía con el
IMC, encontrándose que únicamente que la variable soltero,
está relacionada con la presencia de Ansiedad Rasgo de manera
estadísticamente significativa.
Se realizó una correlación de Pearson para las variables
dependientes entre si, encontrando que: Ansiedad Rasgo-Estado
se correlacionan fuertemente entre sí con una r= 0.734 con una
p< 0.01; en cuanto a depresión y Ansiedad Estado la r= 0.415
con una p<0.01 y con Ansiedad Rasgo la r= 0.5 con una p<0.01
en ambas la correlación es moderada.
DISCUSIÓN
De acuerdo a los resultados encontrados, y con base a la
literatura revisada, se observa que la población mexicana
actualmente presenta mayores niveles de sobrepeso y obesidad,
considerándolas como uno de los principales problemas de salud
pública (Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología, A.
C., 2004), ya que la muestra presentó un IMC= 26.82.
Dentro de los factores psicológicos que están íntimamente
relacionados con la obesidad, como la depresión y la ansiedad,
se encontró que dentro de esta población en particular, la
depresión no es un factor determinante o que pueda predecir la
presencia de sobrepeso y obesidad, a diferencia de lo
reportado por Seijas & Feuchtmann (1997) que consideran que la
obesidad es un factor que puede producir depresión debido a
sentimientos de frustración, vergüenza y culpa a raíz de la
complexión física y su influencia en las relaciones
interpersonales.
Cabe mencionar, que la Ansiedad Rasgo, la cual es definida
como las diferencias individuales relativamente estables en la
propensión a la ansiedad (Spielberg & Diaz Guerrero, 1975), es
un factor que está relacionado con el IMC de manera
estadísticamente significativa, de acuerdo a la regresión
lineal, esta variable puede llegar a predecir el IMC.
La Ansiedad Estado, condición o estado emocional transitorio
que se caracteriza por sentimientos de tensión y aprehensión
subjetiva (Spielberg & Diaz Guerrero, 1975), también es un
factor que se relaciona con el IMC de manera estadísticamente
significativa, esta variable también puede predecir el IMC.
Finalmente, el sobrepeso y la obesidad se relacionan
positivamente con la ansiedad, mientras que en la depresión,
no se observa una aparente relación con estas variables, cabe
mencionar que el Inventario de Beck no mide específicamente
depresión en personas obesas o con sobrepeso, sino en general,
además de que no existió un control en cuanto a las variables
sociales o personales que pudieran afectar en el estado de
ánimo de los sujetos.
Para futuras investigaciones, se sugiere controlar las
variables de estrategias de afrontamiento, apoyo social,
eventos vitales actuales que pudieran influir en la presencia
o no de ansiedad y depresión, y hábitos o conducta
alimenticia.
LIMITACIONES
Se recomienda mantener uniformidad en los grupos de sujetos,
aumentar la muestra, y mantener el control de la medición de
las variables.
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