Astronomía y evolución cultural

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Astronomía y Evolución Cultural

Sugerencias del Profesor C. Jaschek para la división del conocimiento astronómico en niveles de cultura.

Adaptada por J. A: Belmonte en su libro: “Las leyes del cielo”.

La técnica es el sistema ritual de nuestro tiempo y la ciencia su

mitología

Nivel 1: Lunar o básico

Es altamente especulativo, pues se refiere a aquellas culturas paleolíticas de las que tenemos poquísimos referentes culturales y cuyas herramientas líticas no pasan del denominado Modo I de los prehistoriadores. En ella se puede agrupar a los neandertales y quizás a algunos grupos humanos anteriores al Homo Sapiens Sapiens. Se proponen unas características que suponen a cuanto menos “mirar el cielo”, tal como hace el homínido en: “2001. Una odisea en el espacio” y llevar las cuentas lunares como se sugiere que hace el chaman en el: “Clan del Oso Cavernario”.

Nivel 2: Hermético o de

cazadores recolectores

Es aplicable a las poblaciones paleolíticas del musteriense, que ya realizaban complejas pinturas en las cuevas, pero tambien a poblaciones actuales como los himba del sur de Angola o algunas tribus amazónicas.

No existe un énfasis sobre el tiempo cronológico.

Siguen los ciclos naturales mediante la observación de las plantas o los desplazamientos de los animales.

Tienen miedo a que el cielo caiga sobre sus cabezas.

Conocen, nombran y a veces utilizan. algunas constelaciones.

Nivel 3: Venéreo o de pastores

y agricultores sedentarios

Es aplicable a la mayoría de las culturas asociadas al “fenómeno megalítico” especialmente las de la fachada atlántica. Tambien se puede aplicar a otras sociedades pastoriles aisladas, como la cultura prehispánica de la isla canaria de Fuerteventura o algunas tribus beduinas de Arabia. Junto al establecimiento de un cierto orden social aparecen importantes conocimientos astronómicos.

Uso de unas matemáticas rudimentarias.

Aparición de los calendarios lunisolares vagos.

Prestan atención a las estaciones.

Conocen unas 10 constelaciones que usan como hitos estacionarios y predictores del tiempo.

Dominio absoluto de una especie de Dios del Cielo. Importancia del Axis Mundi.

El Sol, la Luna y quizás Venus cobran importancia.

Se “estudian” sus movimientos. Se reconocen los solsticios y con menos probabilidad los lunasticios.

Aparece una casta de chamanes, femeninos en muchos casos.

Se orientan estructuras -tumbas y templos- en el paisaje tanto terrestre como celeste.

Nivel 4: Solar o de los protoestados

La astronomía alcanza cotas elevadas de conocimiento y empieza a ser controlada por una casta cercana al poder. Valgan como ejemplo el de Gran Canaria con sus “faicanes”, el de las ciudades estado sumerias con sus “ensi” y el de los estados mayas del periodo clásico con sus reyes guerreros que obedecen los designios celestes.

Aparición de la escritura que se usa para anotaciones astronómicas.

Nexo entre la astronomía y la religión más desarrollado, aparece una mitología celeste.

Presencia de “sabios” que observan el cielo.

Se establece un calendario formal con festividades y cobro de impuestos.

Este calendario es generalmente lunisolar o luniestelar con jalones e hitos claros.

Se producen imposiciones de calendario por conquista o expansión.

El Sol, la Luna y Venus (con naturaleza dual) se convierten en divinidades principales.

Observaciones precisas de solsticios, lunasticios, en algunos casos, las estaciones de Venus o venusticios.

Algunas sociedades más avanzadas pueden llegar incluso a reconocer los equinoccios.

Nivel 5: Marciano o de los

estados

Este nivel marca el comienzo de la astronomía observacional al servicio del Estado. Podemos encontrarla en el Egipto faraónico, en Babilonia y Asiria y en el Imperio romano, e incluso en el siglo XX en la China imperial hasta la implantación de la república en 1911. Es un paso adelante del nivel anterior pero bien diferenciado por los puntos siguientes:

Aparecen los anales y las listas de años, en general basadas en los años de gobierno de los soberanos.

Surgen los primeros registros sistemáticos de notas astronómicas.

Se “domina” a los dioses a través del estudio de los movimientos planetarios.

Se igualan la estrella de la mañana de la de la tarde.

Se empieza a tomar registros de eventos astronómicos no periódicos como eclipses, cometas y supernovas.

Nace la óptica atmosférica.

Surgen castas de escribas bien desarrolladas que incluso se enfrentan al poder.

En algunas ocasiones aparecen calendarios “oficiales” sin ligazón con algún ciclo astronómico, como en el caso de Egipto y Roma.

Se procede a la orientación generalizada y precisa de estructuras sagradas, en la mayoría de los casos con métodos astronómicos.

Los edificios reproducen el Cosmos de sus constructores.

Nacimiento de las astrología, al principio al servicio del Estado en su vertiente “judicial” y mucho más tarde como disciplina personalizada de carácter universal.

Nivel 6: Joviano o de las sociedades libres

Se puede interponer al anterior, o mantenerse de forma paralela, marcando el principio de divergencia entre elite científica y pueblo llano. Un ejemplo claro es la Grecia clásica y, en parte, el Imperio romano donde persisten tradiciones de los niveles 4 y 5 con conocimientos que podríamos consideras científicos en el termino moderno de la palabra. Perdido al final de la Antigüedad, nuestra cultura no lo recobraría de nuevo hasta bien entrado el Renacimiento.

Astronomía matemática para explicar las observaciones o “apariencias”.

Primeros intentos de comprender el Cosmos. Es decir, la aparición de teorías cosmológicas completas, en apariencia libres de visiones mitológicas.

Nacimiento de la filosofía.

Astrología supersticiosa de carácter democrático. Principio de la divergencia entre ésta y las astronomía matemática o natural (la que se aplica en agricultura y navegación).

Receso de los dioses solares en favor de un Demiurgo o Ser Supremo que en algunas ocasiones lleva a un férreo monoteísmo.

Nivel 7: Saturnino o científico

Como en los misterios mitraicos es el nivel más alto de conocimiento. Lleva asociado el nacimiento de la astrofísica como rama independiente de la astronomía clásica. Su ejemplo es por supuesto nuestra sociedad actual, heredera de los avances de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. En ella se produce una separación clara entre:

Astronomía de posición y mecánica celeste.

Astrofísica o física del Cosmos.

Metafísica, para tratar de acceder allí donde la cosmología astrofísica no llega.

Astrología, una creencia sin ninguna base científica pero de la que puede ser interesante su vertiente cultural o histórica.

A estas materias debemos añadir como disciplina central, que en la practica engloba a las anteriores, la astronomía cultural de la que estamos hablando en esta presentación sobre sus bases teóricas y antropológicas.

Una de las características fundamentales de este último, por el momento, nivel es la separación, en apariencia casi definitiva entre ciencia y religión. Lo que desgraciadamente nos lleva de nuevo a un callejón sin salida aparente.

Por ello, como válvula de escape, la divulgación de conocimientos astronómicos es hoy más importante que nunca, y la modestia y la humildad de reconocer nuestras limitaciones y afrontar esta labor se han convertido en una necesidad imperiosa.

Tengamos en cuenta que, para un alejandrino, la teoría planetaria de Claudio Tolomeo era tan valida y útil para explicar las observaciones como para algunos de nosotros puede serlo la teoría del Big Bang. De igual forma para los beduinos, el anwa de las Pléyades, a finales de noviembre era tan buen indicador de las próximas lluvias como para nosotros la inminente llegada de un frente en las imágenes del satélite Meteosat.

Ni la mejor teoría cosmológica actual tiene todas las respuestas ni las imágenes del Meteosat evitan los desastres climáticos. Ningún paradigma es eterno.

Aún hoy, como hace 40000 años, la humanidad sigue mirando al cielo en busca del infinito.

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