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Boletín Informativo de Tribuna Magisterial
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Año IV – No. 6 junio de 2011 E-mail: tribunamagisterial@tribunamagisterial.com
A pesar de los logros conquistados, los principales problemas de la
educación y del magisterio siguen sin resolver
(A manera de balance de la negociación Fecode-MEN)
Acaba de concluir un importante episodio de la larga batalla que libra el magisterio colombiano
para derrotar el modelo neoliberal impuesto a la educación de nuestro país en los últimos
veinte años, con una mayor profundización en la primera década de este siglo. En los inicios
del presente año el Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Educadores lanzó una
campaña de difusión masiva del pliego de peticiones que discutió y aprobó la Junta Directiva
Nacional, el cual fue presentado al gobierno en medio de una multitudinaria movilización el 7
de abril que demostró la acogida y el respaldo que este petitorio suscitó entre los educadores.
El proceso de discusión del pliego de peticiones con el Ministerio de Educación Nacional estuvo
caracterizado por la actitud intransigente de los negociadores gubernamentales, encabezados
por la propia ministra María Fernanda Campo y su viceministro Mauricio Perfetti, que no
aceptaron ni una sola de las peticiones de Fecode en los aspectos relacionados con: la política
pública educativa, en la que el gobierno persiste con su modelo privatizador; la refinanciación
del Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio mediante el reconocimiento y
programación del pago del enorme pasivo prestacional que tiene el gobierno con el magisterio,
y los aspectos económicos entre los cuales se encontraban: la negociación de reajustes
salariales que permitan a los maestros recuperar la pérdida de la capacidad adquisitiva
generada por más de diez años de ajustes decretados por debajo de la inflación, el
establecimiento de un salario de enganche para los nuevos docentes que esté a la altura de las
exigencias profesionales que se les hacen para su ingreso al servicio educativo, la eliminación
de la odiosa discriminación de los etnoeducadores indígenas a quienes por un decreto oficial se
les pagan salarios miserables que ni siquiera tienen en cuenta la formación académica que la
gran mayoría de ellos tiene.
Los avances logrados en este proceso se refieren a temas importantes para sectores
específicos del gremio como el tratamiento de la situación de los docentes amenazados, los
reajustes a la definición y a los porcentajes de los incentivos para docentes que trabajan en
zonas de difícil acceso, una sensible disminución de tiempo en el proceso de convocatoria y
realización de la evaluación de competencias para ascenso y reubicación salarial de los
docentes del 1278, un convenio entre el FNPSM y el Fondo Nacional de Ahorro para dar
facilidades de acceso al crédito de vivienda a los docentes que lo necesiten y, quizás el más
importante de estos avances, la creación de la Comisión Tripartita Gobierno-Congreso-Fecode
que habrá de desarrollar la discusión para concertar un proyecto de ley que conduzca a un
Estatuto Docente Único, asunto que involucra a todo el magisterio.
A la hora de hacer el balance entre lo logrado y lo que no se pudo conseguir, desde Tribuna
Magisterial tenemos que decir que salimos de este proceso con un saldo en rojo, que
atribuimos, en primer lugar, a la intransigencia del gobierno, que persiste en mantener a
rajatabla su modelo neoliberal en el sistema educativo colombiano.
En segundo lugar debemos señalar con absoluta claridad que en muchas regiones faltó
compromiso y decisión política de los dirigentes para impulsar de verdad la preparación del
magisterio hacia la realización de un paro nacional, que de haberse realizado sin duda habría
contribuido a lograr mayores avances; sólo en unos pocos departamentos se realizaron con
disciplina y convicción las tareas trazadas desde la dirección nacional con miras a lograr la
disposición de los maestros para una lucha radical en defensa del pliego de peticiones.
Las evaluaciones que la Junta Nacional realizó casi
semanalmente sobre el estado de la preparación del paro
arrojaron siempre dudas acerca de la posibilidad de su
realización, pues regiones tan importantes como Bogotá,
Cundinamarca, Antioquia, Valle, Atlántico y Boyacá, para poner
sólo algunos ejemplos, no llegaron nunca a reportar que se
encontraban en disposición para realizar el paro y hubiera sido
aventurero y liquidacionista decretarlo para obtener una pobre
respuesta, pues tan sólo unos pocos departamentos tenían
condiciones para participar en una lucha de tal envergadura. A
la hora de las movilizaciones casi todas las regiones
respondieron en buena forma, quizás con la ilusión de no tener
que hacer un cese de actividades y que los logros se podían
alcanzar sólo con las grandes, bulliciosas y coloridas marchas.
Para finalizar este breve balance, debemos destacar que la dirección nacional de Fecode,
representada en su Comité Ejecutivo y su Junta Nacional se mantuvo unida totalmente
alrededor de este proceso y que la valoración que hace del mismo es ponderada y acierta al
señalar, como lo hace en su comunicado del día domingo 12 de junio, que el gobierno de
Santos, con su actitud intransigente de aplicar a cualquier precio el modelo neoliberal, es el
responsable de que los avances en este proceso no hayan sido los esperados.
El resultado del proceso nos llama a trabajar sin descanso para lograr que el magisterio
conozca el verdadero carácter reaccionario del gobierno de Juan Manuel Santos, al servicio de
las minorías vende patrias y de los intereses del imperio, y en consecuencia adquiera varios
compromisos: vigilar que se cumpla lo acordado, en especial acompañar con fuerza el
desarrollo de la discusión en la Comisión Tripartita de Estatuto Docente Único, el cual no se
podrá conseguir sin lucha; no cejar en el empeño de conseguir la refinanciación del
FONPREMAG y el derecho a negociar salarios; y organizarnos junto con otros sectores para
continuar la lucha contra la privatización de la educación.
Álvaro Morales Sánchez, Elías Fonseca Cortina y Medardo Hernández Baldiris
MECI, herramienta para la Escuela-empresa
en la política de privatización de la educación
El Modelo Estándar de Control Interno, MECI, es una metodología que unifica criterios en
materia de control para el sector público, estableciendo una estructura para medir la
estrategia, la gestión y la evaluación. En educación apunta, substancialmente, a certificar,
descentralizar y, finalmente, a “plantelizar” la educación.
Sirve a la hoja de ruta del neoliberalismo que se dirige hacia el desentendimiento del Estado de
sus obligaciones con la educación para transferirlas a las esferas locales de cada institución. El
deber estatal se reduce a chequear si las normas del MECI se cumplen o, de lo contrario,
proceder en la escala de sanciones que pueden llegar hasta el cierre de los planteles.
El MECI surge de la comisión internacional sobre educación, equidad y competitividad
económica en América Latina y el Caribe; compuesta por funcionarios que pertenecen a
empresas multinacionales o del Banco Mundial, y el PREAL-Programa de Promoción de la
Reforma Educativa en América Latina, que trazó las políticas para la región. En el contexto
nacional el MECI tiene su origen en la expedición de la Ley 87 de 1993.
El modelo le imprime a la evaluación institucional criterios
empresariales, con normas de calidad propias de la
productividad industrial. Trata a los estudiantes como objetos, a
las familias como clientes y a los profesores como operarios. De
ahí que la relación costo-beneficio que evalúa el MECI se mida
desde la relación de número de alumnos por profesor,
impeliendo a los colegios a aumentar el hacinamiento. También
obliga a establecer estándares nacionales e internacionales de
pruebas que dan cuenta, como único indicativo, de la “calidad
del servicio/producto”, y como parte del sistema de
certificación, determinan cuál o cuáles instituciones educativas
permanecen o desaparecen del “mercado”.
Al promover un “mayor nivel de participación ciudadana” en el control y vigilancia de la
actividad laboral de los docentes, se da poderes a padres y acudientes, que, como una suerte
de “patrones”, atentan contra la autonomía escolar, pasando por encima de los derechos de los
educadores, su dignidad y su quehacer docente, y establece entre unos y otros una relación
en planos de confrontación lejos de la armonía que debe coexistir entre ellos. Para tener dicha
injerencia, los hogares deben participar en la financiación de colegios.
Según este modelo, el gobierno debe permitir que paulatinamente cada escuela administre sus
propios asuntos, decida sobre la ejecución de los recursos para ir aumentando sus
responsabilidades, adecuando así el principio constitucional que incluye a la familia, a la
sociedad y al Estado como “responsables” de la educación.
En consecuencia con lo anterior, el MECI mide la promoción de estrategias financieras que
alivien las carencias presupuestales estatales. Estrategias que van desde el pago de la
matrícula por parte de los padres de familia, hasta el importe de tarifas especiales para que los
estudiantes accedan a cursos de extensión en las áreas que han ido desapareciendo del
currículo como las artes y la educación física.
Convertir la educación en una empresa, mediante la implantación de modelos como el MECI,
es el objetivo del gobierno neoliberal de Juan Manuel Santos, –no es casual que haya
nombrado a María Fernanda Campo, una empresaria, como ministra-gerente de educación-,
trastocando con ello la verdadera concepción de calidad.
A contramano, los docentes debemos anteponer la defensa de la educación pública estatal en
la cual la calidad no sea sinónimo de la gestión empresarial sino de la formación integral de los
estudiantes en conocimientos científicos y como seres humanos, con acceso a la más alta
tecnología para el proceso de enseñanza y aprendizaje; con garantías laborales, de ingreso,
capacitación y estabilidad para los docentes; donde las funciones estén delimitadas entre el
Estado que financia y administra y los maestros y directivos que ejercen plena autonomía
escolar en su labor pedagógica por el bienestar general de la sociedad.
María Antonieta Cano, Docente del 1278
FRENTE DE EDUCADORES TRIBUNA MAGISTERIAL
Dirección Nacional
Álvaro Morales (3152124223), Elías Fonseca (3153580223),
Medardo Hernández (3158916814) Directivos Comité Ejecutivo de FECODE
Diógenes Orjuela (3153261656), Rafael Escalona (3157270629)
Directivos Comité Ejecutivo de la CUT
Comunícate con tribuna magisterial por medio de:
E-mail: tribunamagisterial@tribunamagisterial.com
Sintonice los domingos de 9:30 a 10:30 a.m. el Magazine Radial
“TRIBUNA MAGISTERIAL” en la Voz de Bogotá 930 AM,
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