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Comparación entre la
arquitectura religiosa
románica y gótica
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Índice
Introducción …………………………………………………….……………… Pág. 3
Comparativa románico-gótico ……………………………………...……...… Pág. 4
Características generales …………………………………..………… Pág. 4
Distribución interna ………………………………………………….… Pág. 6
Elementos sustentantes ………………………………………….…… Pág. 8
Cerramientos ………………………………………………………...… Pág. 8
Cubiertas ……………………………………………………….....…… Pág. 9
Vanos ……………………………………………………………..…… Pág. 10
Otros elementos importantes …………………………………..…… Pág. 11
Elementos decorativos …………………………………………….… Pág. 12
Algunos ejemplos ………………………………………………….… Pág. 13
Conclusión ………………………………………………………………….… Pág. 15
Fuentes de información …………………………………………………...… Pág. 16
Introducción
En este trabajo hemos comparado los edificios religiosos románicos con los gó-
ticos. Creemos que es interesante su comparación porque comparten su finali-
dad y muchos de los elementos constructivos. Ambos son una muestra de reli-
giosidad, esfuerzo colectivo y, sobre todo el gótico, de lucha por encontrar nue-
vas soluciones arquitectónicas y de superación. También porque, con su es-
tructura y decoración, se convirtieron en una especie de ‘Biblia viviente’ para
los fieles iletrados de la época.
Como paso previo a la elaboración de nuestro trabajo, hemos acudido a diver-
sas fuentes para obtener documentación, hemos establecido los elementos co-
munes y diferenciales entre los edificios religiosos más representativos y los
hemos agrupado para su exposición, ordenando y organizando la información
extraída. A continuación, exponemos el resultado de este proceso.
Comparativa románico-gótico
Románico Gótico
Características generales
Cronología
Siglos XI y XII. Sus primeras manifestaciones datan
del siglo XII y se extienden hasta fi-
nales del siglo XV o principios del
XVI.
Edificio característico
Monasterio e iglesia. La catedral.
Ubicación
La iglesia era la parte más impor-
tante de un monasterio, situado
fuera del núcleo urbano, en
torno al cual se agrupaban per-
sonas cuyo trabajo dependía o
estaba relacionado con él. Tam-
bién se construía, de forma inde-
pendiente, dentro de pueblos o
ciudades.
En el núcleo urbano de las ciudades,
cuyo crecimiento aumentó extraordi-
nariamente tras la organización de
las cruzadas y el desarrollo de la cla-
se burguesa.
Difusión
El románico se extiende por toda
la Europa occidental cristiana,
en torno a importantes monaste-
rios o caminos de peregrinación
dirigidos hacia Roma, Jerusalén
o a Santiago de Compostela.
Su origen se sitúa en Francia, desde
donde se extiende por toda la Euro-
pa cristiana. Los cruzados la lleva-
ron hasta Oriente.
Finalidad
Era un edificio destinado al culto
religioso, cuya principal finalidad
era invitar al recogimiento, al ais-
lamiento del mundo terrenal y a
la oración. La iglesia se ponía
con frecuencia bajo la advoca-
ción de algún santo, al que se
quería honrar, al tiempo que ob-
tener su bendición.
Al igual que la iglesia románica,
exhortaba a honrar a Dios, a la Vir-
gen o a los santos, en cuyo honor se
erigían para lograr su gracia o inter-
cesión. Era una muestra de la espiri-
tualidad de la época y de la armonía
del universo. Indicaba un cambio
significativo de la religiosidad e invi-
taba a la ascensión.
Contexto en el que se desarrolla
Es un producto del ambiente feu-
dal de los siglos XI y XII en el
que los clérigos y la aristocracia
ostentaban el máximo poder.
Los monasterios se convirtieron
en centros de gran importancia
no solo religiosa sino también
cultural y económica. En la cons-
trucción de las iglesias intervi-
nieron también los nobles y los
gremios artesanales ya que com-
partían un mismo espíritu cristia-
no. El templo románico muestra
fundamentalmente el poder reli-
gioso y económico de la Iglesia.
Influyen en su estructura y deco-
ración de forma decisiva ciertas
órdenes religiosas, sobre todo la
de Cluny.
A partir del siglo XII, entran en deca-
dencia el Sacro Imperio Romano
Germánico y el feudalismo. El co-
mercio cobra gran auge en toda Eu-
ropa tras las cruzadas, y las ciuda-
des adquieren un desarrollo extraor-
dinario. Surge la burguesía. Se desa-
rrollan las universidades y cambia la
mentalidad religiosa. La catedral se
convierte en sede episcopal y tam-
bién en el edificio más emblemático
de la ciudad y el orgullo de sus mo-
radores. En ella, sus habitantes se
ven reflejados porque proclama no
solo su religiosidad sino, al mismo
tiempo, su poderío económico. Es
una obra arquitectónica que requiere
para su construcción muchos años,
esfuerzo y dinero, por eso en su fi-
nanciación se implican sobre todo el
alto clero, la nobleza y la burguesía.
La orden religiosa que más influye
en el desarrollo del gótico es la de
Cister.
Influencias que recibe
Del arte romano, bizantino, celta,
normando y, en ocasiones, ára-
be.
Del arte romano, árabe, lombardo y
románico.
Materiales utilizados
Preferentemente, sillares de pie-
dra; algunas veces, ladrillos.
Grandes sillares de piedra, algunos
de los cuales están muy trabajados y
tallados.
Altura
Moderada. Son, en los primeros
tiempos, construcciones toscas
porque, con las invasiones bár-
baras, se habían perdido mu-
chos conocimientos y técnicas
anteriores.
Las catedrales son muy esbeltas y
de gran altura, porque el notable
avance de la ingeniería permite solu-
cionar muchos de los problemas ar-
quitectónicos con los que se encon-
traron los arquitectos de la época
anterior.
Tipo de planta
Para la iglesia románica se adop-
tan tres tipos de planta: 1. La ba-
silical, que tiene de tres a cinco
naves, cuya influencia es clara-
mente romana. 2. La de cruz lati-
na, de una o varias naves y, en
algún caso, de cruz griega. 3. La
circular o poligonal, por influen-
cia del Santo Sepulcro y los tem-
plarios.
La planta y la misma orientación
de la iglesia, dirigida hacia el es-
te, tienen una compleja simbolo-
De cruz latina, con varias naves, co-
mo continuación de la románica. Al
igual que en la época anterior, la
planta de la catedral y todo su con-
junto tienen una fuerte simbología
religiosa.
gía religiosa.
Distribución interna
Las naves
Algunas iglesias presentan una
sola nave, pero lo más frecuente
es que tengan de tres a cinco. La
central es más alta y ancha que
las laterales. La nave longitudi-
nal está cortada perpendicular-
mente por otra trasversal. Las
naves laterales a veces tienen
dos plantas.
Las catedrales oscilan entre las tres,
cinco e incluso siete naves, separa-
das entre sí por gruesos pilares. Se
destaca especialmente la nave cen-
tral, dándole mucha más altura que a
las laterales. Las naves longitudina-
les se cortan también perpendicular-
mente por las trasversales. En el al-
zado se pueden observar tres partes
bien definidas: la arquería, la galería
o triforio, equivalente a la segunda
planta de las naves laterales del ro-
mánico, y el claristorio o ventanales.
El crucero
Es el espacio en el que se cruzan
la nave transversal y la longitudi-
nal. Se señala exteriormente de
forma especial. Un cimborrio
(cuerpo con planta cuadrada u
octogonal con ventanales) sirve
de base a la cúpula.
Se señala exteriormente, a veces,
con un poco más de altura.
La cabecera
La cabecera tiene forma de ábsi-
de semicircular o con capillas
pequeñas semicirculares. Cuan-
do la iglesia tiene más de una
nave, las laterales pueden rodear
la capilla donde se encuentra el
La catedral gótica continúa la tradi-
ción románica, y la nave o naves la-
terales forman una girola simple o
doble, con varias capillas.
altar mayor, formando una giro-
la.
Las capillas
Son pequeñas y semicirculares. Abundan las capillas radiales. Tie-
nen mayor tamaño que en el románi-
co y cambian su forma semicircular
por la poligonal. Sirven de enterra-
miento de familias nobles o gremios.
Elementos sustentantes
Las columnas
Solo aparecen de forma indepen-
diente en los claustros. Suelen
estar adosadas a un grueso pi-
lar. Presentan una basa con plin-
to, un fuste del mismo grosor to-
do él (liso, con estrías e incluso
con ornamentación vegetal) y un
capitel con decoración vegetal
entrelazada, animales fantásti-
cos o escenas bíblicas. Muchas
de ellas provienen de edificios
romanos y han sido reutilizadas.
Adosadas a un grueso pilar, pero
van trasformándose poco a poco
hasta convertirse en baquetones.
Las basas se labran a alturas dife-
rentes. Los fustes son lisos o con
estrías. Los capiteles, que en un
principio presentaban ornamenta-
ción vegetal, se transforman, al ir
evolucionando las columnas, y ter-
minan por convertirse en una faja
corrida.
Los pilares
Gruesos, rectangulares o cruci-
formes (con forma de cruz), con
columnas adosadas, en las que
descansan los arcos de la bóve-
das.
Muy gruesos y altos. Las columnas
adosadas del románico van transfor-
mándose en baquetones o molduras
redondas, cuya finalidad será ya más
decorativa que de soporte.
Cerramientos
Los muros
Los muros de las iglesias romá- Los muros son mucho más altos y
nicas son de gran espesor. No
tienen apenas vanos, por lo que
la luz que penetra en el interior
del templo es escasa e invita a la
concentración y al recogimiento.
menos gruesos que en el románico.
Sirven de cerramiento pero no so-
portan tanto peso, por lo que se
abren en ellos numerosos ventana-
les que dejan pasar la luz al interior,
aunque matizada, desde una gran al-
tura, con una clara simbología espiri-
tual.
Cubiertas
Los arcos
En el arte románico, los arcos
que más abundan son los de me-
dio punto.
El arco gótico más característico es
el ojival o apuntado, pero también se
utilizan los siguientes arcos: el co-
nopial (muy rebajado y con una es-
cotadura en el centro de la clave,
que lo hace semejante a un pabellón
o cortinaje; es muy frecuente en el
estilo gótico flamígero), el carpanel
(consta de varias porciones de cir-
cunferencia tangentes entre sí y tra-
zadas desde distintos centros) y el
tudor (variante del arco ojival, forma-
do por cuatro arcos de circunferen-
cia que se cortan en ángulo en su
parte superior; es típico del gótico
inglés, del que ha tomado el nom-
bre).
La bóveda
La nave central de la iglesia ro-
mánica se cubre con una bóveda
de cañón o arista. En las latera-
les, cuya altura se divide en dos,
Las naves de las catedrales se cu-
bren con bóvedas de crucería o de
ojivas góticas. Las bóvedas descan-
san sobre arcos ojivales cuyas ner-
la parte inferior se cubre con una
bóveda de cañón o arista, y la
superior, con una bóveda de
cuarto de esfera. La bóveda de
cañón se refuerza con arcos fa-
jones o perpiaños, resaltados a
manera de cincho en la parte in-
terior del cañón de la nave. Los
pesos de las bóvedas se contra-
rrestan entre sí con grandes
contrafuertes en el exterior del
templo, que se encuentran ado-
sados a los muros. Algunas cú-
pulas con influencia bizantina se
sustentan sobre pechinas.
vaduras descargan su peso (en cua-
tro puntos) en gruesos y altísimos
pilares. Estos pilares están formados
por un macizo central que tiene co-
lumnas terminadas en nervios o ba-
quetones adosados que se enlazan
con las nervaduras de los arcos. El
peso de la bóveda se traslada, a tra-
vés de arbotantes, a contrafuertes
exteriores (botareles o estribos) re-
matados en esbeltos pináculos de-
corativos. Cuando la altura entre la
nave central y las laterales es muy
grande, se utilizan arbotantes super-
puestos. Los arbotantes tienen, ade-
más, otra finalidad, la de servir como
canales de desagüe para conducir el
agua de la lluvia, procedente de las
bóvedas, al exterior a través de las
gárgolas. Con el tiempo, las bóvedas
se fueron haciendo mucho más com-
plejas y decorativas, dando lugar a
las llamadas sexpartitas, estrelladas,
de tercelete o de abanico.
La cúpula
La cúpula de la iglesia románica
suele ser casi siempre de media
esfera o media naranja, aunque
en algún caso, como en Italia,
adopta una forma elíptica.
El cimborrio y la cúpula de media na-
ranja desaparecen.
Vanos
Las puertas
Las entradas se sitúan en los ex-
tremos de las naves. Las porta-
das son abocinadas están forma-
das por arquivoltas lisas o deco-
radas con motivos vegetales y
geométricos sobre columnas. El
dintel aparece sostenido por un
parteluz.
Las entradas se abren en los extre-
mos de los brazos del crucero y a
los pies.
Las ventanas
Los vanos de las ventanas son
pocos, pequeños, abocinados y
muy simples.
Son muy amplias y numerosas, con
tracerías y vidrieras de colores, que
dejan pasar la luz, tamizada, desde
una gran altura al interior. Pueden
presentar una o varias columnillas
unidas por arcos, sobre los que se
pone una tracería flamígera. Cum-
plen, además, una función simbólica,
junto con otros elementos decorati-
vos.
Otros elementos importantes
Las torres
Se ubican en un costado del
templo, con frecuencia el norte
o, en parejas, flanqueando la fa-
chada principal, a los pies del
templo o en los extremos de los
brazos del crucero. Presentan
generalmente una forma cuadra-
da u octogonal, rara vez circular.
Tienen varios pisos con venta-
nas y rematan en una terraza o
en forma piramidal. Pueden ser
Se colocan generalmente en la fa-
chada de los pies y son muy eleva-
das, reforzando el sentido ascensio-
nal del conjunto. Las catedrales sue-
len contar con una o con dos torres.
En la parte inferior presentan una
planta cuadrada que, a cierta altura,
se convierte en octogonal. Se cierran
con terrazas o chapiteles.
utilizadas como elementos de-
fensivos.
El claustro
Está situado al lado de la nave
de la epístola. En él aparecen
una serie de arcos de medio
punto apoyados en columnas
simples o pareadas con capite-
les muy decorados.
Aparece adosado a la catedral y re-
pleto de símbolos que lo asemejan a
un jardín del Edén o paraíso terrenal.
Dada la altura de todo el edificio,
presenta una doble altura, con arcos
decorativos abiertos al jardín.
La fachada
Destaca en ella la portada: las ar-
quivoltas (molduras que decoran
un arco en su paramento exterior
vertical, acompañando a la curva
en toda su extensión y terminan-
do en las impostas), el tímpano
(el espacio comprendido entre
las arquivoltas y el dintel), el din-
tel (la parte superior de las puer-
tas), el parteluz (columna delga-
da que divide en dos un hueco
de la puerta y las jambas) y las
jambas (piezas labradas que,
puestas verticalmente en los dos
lados de la puerta, sostienen el
dintel o el arco de ellas).
Aparece dividida en zonas verticales
o calles, coincidentes con las naves,
donde se abren las portadas (aboci-
nadas como en el románico y la cen-
tral, por ser la más importante, más
ancha que las laterales), que condu-
cen a las naves, y tres franjas hori-
zontales: una para la puerta, otra
donde se sitúa el rosetón y una ter-
cera, a veces terminada en un gable-
te triangular que sirve de remate fi-
nal. Suele estar flanqueada por las
torres.
Elementos decorativos
La decoración
Motivos geométricos, vegetales
o animales típicos de los bestia-
rios medievales, de carácter
simbólico.
En las catedrales se da mucha más
importancia que en las iglesias romá-
nicas a la decoración, tanto la interior
como la exterior. Los motivos vegeta-
les que se utilizan como decoración
son las hojas de cardo, de vid, de
hiedra y de trébol, que aparecen en
los capiteles de las columnas o en
las arquivoltas o jambas. También in-
corporan animales de carácter sim-
bólico.
Dónde se concentra la decoración
Principalmente en el exterior. En
las portadas, las cornisas y las
columnas. En el interior pueden
aparecer pinturas al fresco en el
ábside o alguna pared.
En Italia se revisten a veces los
muros con mármol de distintos
colores o con fajas de arquería y
polícroma. En ciertos casos, los
basamentos y frisos presentan
teselas de mosaicos por influen-
cia bizantina.
En las portadas se decora el tím-
pano con relieves de carácter re-
ligioso. En su parte central aca-
para la atención el pantocrátor,
la figura de Jesús como juez su-
premo, esculpida en un tamaño
mucho mayor que las demás fi-
guras, como corresponde a su
jerarquía, y enmarcada por una
mandorla o almendra. Junto a él,
frecuentemente, el tetramorfos,
los símbolos de los cuatro evan-
gelistas: el ángel (san Mateo), el
En el exterior, en las portadas, venta-
nales y claustros: en las arquivoltas,
cuya decoración sigue la dirección
de la curva; en las tracerías caladas
de ventanas y rosetones, con vidrios
de colores; en los vanos ojivales y
germinados, en los gabletes, en los
pináculos con los que se coronan los
contrafuertes, en las gárgolas por las
que se vierte al exterior el agua de la
lluvia caída sobre las cubiertas...
La decoración es más abundante que
en la iglesia románica. Aumenta el
número de arquivoltas y jambas, en
las puertas, más estilizadas y decora-
das. Las figuras de estas guardan re-
lación con el tema central de la fa-
chada.
La historia representada en el tím-
pano es más compleja y diestra en su
ejecución que la de las iglesias romá-
nicas. Esto obliga a que la historia se
distribuya en calles, en las que se na-
rran distintos episodios o se repre-
sentan los escenarios en los que
león (san Marcos), el toro (san
Lucas) y el águila (san Juan).
En el parteluz o en las jambas
de la puerta algunas columnas
se sustituyen en ocasiones por
esculturas rígidas hieráticas con
figuras de personajes bíblicos,
santos, Cristo o la Virgen.
Los capiteles de las columnas
aparecen decorados con figuras
geométricas (entrelazados, pun-
tas de sierra, zigzags), motivos
vegetales, animales fantásticos
o monstruosos y escenas de
santos.
transcurre.
La fachada se suele completar con
otras figuras escultóricas fuera de
las portadas, con vanos de gran ta-
maño entre los que destaca el gran
rosetón central, y culmina a menudo
en dos torres que pueden acabar en
chapiteles.
El interior se decora con ricos reta-
blos. Cobra especial importancia la
sillería del coro, verdadera obra ma-
estra.
Algunos ejemplos: edificios más destacados
En Francia: el monasterio de
Cluny y la iglesia de la Madelei-
ne de Vézelay.
En Alemania: la abadía de Santa
María de Laach.
En Italia: el baptisterio, la cate-
dral y la torre inclinada de Pisa.
En España: San Isidoro de León,
el monasterio de Poblet (Tarra-
gona), San Martín, San Esteban
o San Millán (Segovia), las Huel-
gas Reales (Burgos), etc.
En Francia: la abadía de Saint-Denis;
las catedrales de París, Chartres, Rei-
ms, Estrasburo y Amiens.
En Inglaterra: las catedrales de Can-
terbury, Salisbury, de Wells; la aba-
día de Gloucester y la iglesia de Wes-
tminster.
En Alemania: las catedrales de Colo-
nia y la iglesia de San Nicolás de Ber-
lín.
En Italia: las catedrales de Milán, Sie-
na, Orbieto.
En España: las catedrales de Santia-
go de Compostela, Salamanca, Bur-
gos, León, Toledo, Barcelona, Palma,
Gerona, Cuenca, Sevilla, Segovia,
etc.
Conclusión
Tras lo analizado, podemos comprobar que los dos tipos de construcciones sir-
vieron para unir a los creyentes europeos en una empresa común, la de dar
testimonio de su fe y de sus ideales. Sirvieron además para romper barreras
geográficas e idiomáticas ya que la Iglesia, sirviéndose de las órdenes religio-
sas y los cruzados, supo dar una razón de ser al vivir cotidiano de muchos fie-
les de distinta condición y clase social. Los edificios, lugar de encuentro y reu-
nión, además de confortar espiritualmente a los fieles de la edad media, mues-
tran el orgullo y la complacencia por la obra bien hecha, al servicio de una cau-
sa, para ellos, trascendental.
Fuentes de información
Azcárate, José María de: Historia del arte. Madrid. Epesa, 1967.
Angulo Íñiguez, Diego: Historia del arte. Tomo I. Madrid. Gráficas Cóndor.
1969.
Paniagua, José Ramón: Vocabulario básico de arquitectura. Madrid. Cátedra.
1998.
Fatás, Guillermo y Borás, M.: Diccionario de términos de arte y elementos de
arqueología, heráldica y numismática. Madrid. Alianza Editorial. 1997.
"Gótico (arte y arquitectura)." Microsoft® Student 2006 [DVD]. Microsoft Corpo-
ration, 2005.
"Románico (arte y arquitectura)." Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-
2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
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