View
1.112
Download
7
Category
Preview:
Citation preview
Universidad Abierta para Adultos
UAPA
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (Carrera de Derecho)
Asignatura:Derecho Político y Constitucional
Tema:Análisis del libro “El Alma de la Toga”
(Trabajo Final)
Facilitador(a):Lic. Alexis Sánchez
Participante(s): Matricula(s):
William Rodríguez Paulino 12-0960
Santo Domingo Este, R.D.-16 de abril 2013
1
INDICE
INTRODUCCION..................................................................................................................1
ANALISIS DE LA OBRA EL ALMA DE LA TOGA DE
ANGEL OSSORIO
Biografía de Ángel Ossorio y Gallardo.-............................................................................4
Sobre quien es abogado.-.................................................................................................4
Sobre la fuerza interior.-....................................................................................................5
Sobre la sensación de la justicia.......................................................................................7
Sobre la moral del abogado..............................................................................................8
Sobre el secreto profesional............................................................................................10
Sobre la chicana..............................................................................................................11
Sobre la sensibilidad.......................................................................................................12
Sobre el desdoblamiento psíquico..................................................................................12
La independencia............................................................................................................13
Sobre la palabra..............................................................................................................15
Sobre el estilo forense.....................................................................................................16
Sobre el elogio de la cordialidad.....................................................................................18
Sobre los conceptos arcaicos.........................................................................................19
Sobre el arte y la abogacía.............................................................................................20
Mandamientos del abogado............................................................................................20
Decálogo del abogado.....................................................................................................21
Análisis sobre el decálogo del abogado..........................................................................22
CONCLUSION....................................................................................................................23
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................................24
2
INTRODUCCION
“El alma de la toga” es un libro donde el autor expresa sus más sinceros
sentimientos acerca de lo que inspira ser abogado. Con un criterio expresivo y
abundante, divide en capítulos sus diversas opiniones sobre el ejercicio y la
conciencia de todo jurista.
Todo buen abogado concuerda al menos con alguna de las ideas del autor; y con
esto no quiere decir que piensen de la misma manera, pero si que sus ideales se
dirigen hacia un mismo sentido. Después de todo, el jurista tiene que poseer a
flote sus pensamientos, pues estos son la base principal de todo ser humano y
más en sí de un abogado.
Como en cualquier análisis de un libro, se deben tener en cuenta las ideas
principales acerca del mismo. En el análisis que se da a continuación solo se ha
recitado una pequeña idea de lo que representa el capítulo.
3
ANALISIS DE LA OBRA EL ALMA DE LA TOGA DE ANGEL OSSORIO
Biografía de Ángel Ossorio y Gallardo.-
(Madrid, 1873 - Buenos Aires, 1946) Ensayista, político y jurisconsulto español.
Era hijo del escritor y bibliófilo Manuel Ossorio y Bernard, y hermano del periodista
Carlos y de la escritora, traductora y periodista María de Atocha Ossorio y
Gallardo de Riu.
Estudió derecho en la Universidad Central de Madrid y emprendió una brillante
trayectoria profesional, llegando a ocupar cargos como la presidencia de la
Academia de Jurisprudencia y del Ateneo de Madrid, o el decanato del Colegio de
Abogados. Políticamente militó siempre en las filas del Partido Conservador, y
alcanzó los cargos de gobernador de Barcelona (1909) y ministro de Fomento
(1917), aunque a raíz de la dictadura del general Primo de Rivera quedó relegado
a un segundo plano.
Se mostró partidario de la República y con ella fue miembro de las Cortes
Constituyentes (1931), en las que asumió la presidencia de la comisión jurídica
encargada de redactar el anteproyecto de la nueva Constitución. Al finalizar la
Guerra Civil se estableció en Buenos Aires, donde continuó sus actividades
políticas y llegó a desempeñar el cargo de ministro sin cartera en el Gobierno en el
exilio presidido por José Giral (1945).
Sobre quien es abogado.-
La palabra Abogado abarca más que un título universitario. El ser abogado
representa más de lo que el hombre común puede comprender. Y es que aunque
en el diccionario aparezca como definición: “Defensor en juicio; medianero que
interfiere en algo a favor de alguien”; en realidad dicha palabra tiene un significado
más simple, como es el de “Medio de justicia para algo o alguien”, pues el
4
abogado debe servir como interceptor para la aclamación de justicia ante cualquier
caso incorrecto.
Aquellas personas graduadas como licenciados de Derecho que dicen ser
abogados, pero que no se acercan ni tan solo un poquito de lo que infiere ese
nombramiento, no son más que charlatanes en busca yo no sé de qué. Tal vez de
dinero o de popularidad, pero no de moralidad.
Está bien que el ser humano busque para sobrevivir, la forma de trabajo más
cómodo, complaciente y deleitable a su gusto. Así como unos quieren hoy en día
ser comunicadores otros prefieren ser abogados. Sin embargo cada uno tienes
sus propios propósitos. Diferentes, pero dirigidos siempre hacia un tercero.
Ser abogado implica mucho más que el hecho de conocer las leyes o ganarse la
vida revisando y haciendo documentos. Ser abogado es más grande. No basta
con conocer todos los temas que sirvieron como enseñanza en el testamento de la
carrera. Hay que ir más allá de un simple término, de una sencilla clase, hay que
encontrar la pasión del Derecho, saborear el sentido de libertad y usarlo como
conocimiento para que exista el ejercicio pleno de la abogacía.
En la cita anterior, Ángel Osorio hace referencia del ejercicio de la abogacía como
carácter permanente y no casual para quien en realidad desee como profesión ser
un verdadero abogado. Claramente se nota la sinceridad empleada por el escritor
en el libro, pues sin guardar ningún sentimiento para sí, expresa con fluidez sus
opiniones y consideraciones de quien es ciertamente un ABOGADO.
Sobre la fuerza interior.-
Fuera de la abogacía existen factores exteriores que se relacionan internamente
con la profesión. Si, una oración un poco confusa, pero cierta. El abogado debe de
buscar en su interior los puntos de vista acerca de lo que esta desarrollando sobre
cualquier caso al que represente. Esto no quiere decir que va a dejar de usar la
5
jurisprudencia, solo que tiene que desenvolver sus propios criterios para no caer
en un pozo lleno de incontrolables acertijos.
El autor habla de unas voces que consuman interrogantes dentro del jurista,
poniendo a prueba la integridad de quien ejerce la profesión. Dichas voces
cuestionan al profesional sobre las actitudes que podría tomar acerca de su
ingenio y moralidad. Son preguntas referidas a su audacia, expresión, ganancia
(aquí serian tanto económica como profesional), competitividad, capacidad para
resolver el problema, entre otras, pero siempre serán dirigidas entorno a cómo
debe de efectuar su comportamiento.
Algo en lo que el autor no se afincó, pero que levemente si mencionó fue lo
referido al interés en cobrar por los servicios. Ese interés que hoy en día se ha
vuelto de suma importancia para todo venezolano, pero que desgraciadamente ha
sido colocado antes que los principios éticos y morales. La sociedad actual ha
colocado el dinero ante todo, volviéndose avariciosa pues siempre está aspirando
a tener más de lo que necesita. Pero quien puede culpar a esas personas que
quieren un auto nuevo, una comida de lujo y esa bonita casa en la playa y
sacrifican horas de trabajo para poder tener lo que tienen.
Lo que no se puede permitir, es el abuso de que obtengan sus ganancias
explotando a otros. Por eso un abogado debe de mirar más allá de sus intereses.
Si muchos abogados en vez de pensar cuanto van a ganar con el caso que están
resolviendo (o los documentos que están haciendo) hicieran eficientemente su
trabajo, no tendrían de cobrar más de la cuenta, pues la gente los buscaría por ser
justos, razonables y eficaces en su desempeño como abogados.
Hacer o pedir justicia. No solo se refiere a la justicia de otros sino también la
justicia que toda persona quiere. Justicia con los ladrones, asesinos, los hipócritas.
A eso se refiere. Menciona que el jurista tiene que solventar los problemas de
6
sentimientos de rabia e ira que invaden su interior para llegar a ser potente en su
servicio del bien (como expresamente lo llama).
Sobre la sensación de la justicia
La justicia es un término inexplicable. Sabemos que existe y que dentro de
nosotros entendemos su significado, pero en el momento en que alguien nos
pregunta que es, simplemente nos quedamos sin explicación, pues no existen
palabras que correctamente puedan describirla. Para cada persona la justicia es
diferente. Cada quien tiene su propia perspectiva acerca de su representación, por
eso es importante tener bien claro lo que nuestro corazón nos indica para saber
así cuando una situación es justa o no.
Para mi punto vista la justicia no es más que una acción correcta donde cada
quien recibe lo que debe recibir. Ni más de lo que merece, ni menos de lo que
tiene que obtener.
Es verdad que la experiencia hace al sabio, pero el estudio profundo sobre las
cosas siempre ayuda. Hay que tener presente que el Derecho para poder mejorar
cambia a cada instante y como consecuencia el abogado debe de revisar las
transformaciones que van apareciendo puesto que si se queda atrás y no avanza
en el estudio constante que el Derecho exige, dejaría de ser abogado. Al tener
bien claro que sobre todo lo demás está los valores que nos han inculcado desde
el momento en que nacimos, hay que tomar en cuenta todo lo que se aprende de
los actos que ocurren día a día alrededor de nosotros, pero fuera del hogar. No
hay mejor aprendizaje que el que se adquiere por enseñanza propia de la vida.
Si el abogado al descubrir una situación que no le parece correcta inmediatamente
reacciona de una manera considerada, es porque sus instintos de hacer justicia
aparecen a relucir ante lo que a él le ha parecido incorrecto. La inclinación que el
abogado tome respecto a la corriente de su pensamiento, es la sensación que
este puede tener acerca de hacer justicia. La seguridad que el abogado inspire no
7
solo hacia sus clientes sino a quienes lo rodean. La sensación es quien guía al
jurista hacia la justicia. La sensación se relaciona con el propósito de corregir las
cosas y de ir más allá de lo que se cree poder llegar. No conformarse con lo que
se obtiene, sino llegar a tener lo que se debe.
Sobre la moral del abogado
La moral. Es un término que los abogados escuchan muy a menudo en su
profesión. Un abogado siempre va a ser evaluado como alguien correcto o
corrupto. Si tiene ética y moral, si es un sinvergüenza que solo busca sacarle el
dinero hasta a su cliente más pobre, sin importarle si quiera si está haciendo las
cosas bien, o si es que posee una conducta descuidada. Explicar cómo el
abogado se comporta con respecto a sus acciones profesionales es sencillo. O
tiene moral, o no la tiene.
La moral no solo es una cuestión de profesión, sino de la vida. El hombre tiende a
realizar actos que cree correctos o no. De allí parte la definición de esta. Si alguien
hace o dice algo que cree incorrecto, pero que de igual manera lo efectúa, estaría
siendo hipócrita consigo mismo y engañando a quienes lo rodean, así éstos
conozcan su comportamiento. Seria inmoral. Así como pretender hacer ver a otros
algo malo como bueno disfrazando la verdad de los hechos, es una conducta
disipada, encargarse de buscar la verdad y justicia de las cosas (sin ocultar los
beneficios y contrariedades) es lo que sería una conducta moral.
Los abogados siempre están dispuestos a buscarle una salida razonable a las
cosas. Aunque no siempre hagan las cosas del modo en que deberían hacerlo.
Esto implica que cada uno tiene una reputación diferente dependiendo de la forma
en que se desenvuelva y responda por los casos que tiene asignados.
Ossorio hace referencia de ciertos niveles o puntos sobre la moral en los que se
presentan las situaciones más probables; comenzando con la duda que se puede
llegar a tener sobre la moralidad del negocio, comenta que esta dejaría de tener
8
peso en la conciencia si no llegara a ser a propósito la mala acción tomada por el
jurista, pues esta al no ser realizada con mala intención sino todo lo contrario, está
fuera de manera involuntaria, algo que sabiendo las consecuencias no haría,
porque pretender que su moral quedaría por el suelo.
Como segundo asentamiento realza la pugna existente entre la ley y la moral.
Aquí hace indicación a los problemas morales que se encuentran amparadas en
las normas jurídicas. Refleja que es muy extraño que toda situación moral no esté
presente en alguna de ellas. Revela que los tribunales hoy en día son más
equitativos que incondicionales del Derecho. La razón de esto es que se han dado
cuenta de que la legalidad e imparcialidad del asunto es verdaderamente lo
correcto.
Entre los casos tercero y cuarto, explica sobre la importancia de tener una
moralidad de conducta sin importar los medios con que se llegue a ella, y la licitud
y deshonestidad del razonamiento. En la primera da a entender que la causa o el
propósito de moralidad es válido así se llegaran a usar medios que no fueran
morales. “No importa el medio solo la causa”; en la segunda dispone de la
sinceridad en la narración de los hechos. Estos deben ser descritos tal y como
ocurrieron, sin inferir el relator en conductas o acciones supuestas que no puede
probar que fueron ciertas.
Su quinta propuesta es el distinto interés entre el letrado y su cliente. Aquí no se
refiere a los intereses monetarios que cada uno de estos podría poseer. No. Lo
que pretende articular es como el erudito conlleva la relación con el cliente, lo que
deja de hacer, decir o instruir por intentar crear un ambiente de su agrado y que a
lo mejor en algunos casos realizaría.
La moral es un tema que abarca mucho espacio en el razonamiento, en el proceso
del pensamiento. Sobre todo porque en la vida las cosas siempre tienen una razón
9
lógica y razonable, que en este caso sería el de una persona de consideración y
otra indiferente a la misma rectitud de la vida.
Sobre el secreto profesional
“Todo abogado está obligado a guardar un secreto.” Como decir que es mentira
este enunciado si sabemos que tiene absoluta razón. El abogado debe de tener
una estricta y profunda relación con su cliente para poder resolver su caso con
extremo rendimiento. “Para encontrar las mejores salidas de un mal camino, hay
que conocer por lo menos la zona, pero esto no quiere decir que se tenga que
divulgar la forma en que se salió de él solo importa el hecho de que lo hiciste.”
No se ha encontrado la forma en que se distinga de manera exacta la relación
entre un abogado en su cliente. Muchos han dado opiniones sobre el tipo de
relación que éstos llevan, más ninguno ha llegado a una conclusión que sea
correctamente válida.
Quienes afirman saber el significado de un secreto, pueden correr con la virtud de
poder encontrar la paz interior de si mismos. Nadie conoce el secreto que alguien
posea más que esa persona misma, pues si solo una persona más lo supiese ya
no sería su propio secreto sino se convertiría en un secrete de dos… de tres o
hasta de muchos más y entonces dejaría de tener ese término.
En el primer caso, de un método sencillo y mediante un ejemplo que expone de su
vida personal, explica el conflicto que el abogado puede tener consigo mismo.
La tranquilidad o la angustia que el jurista podría llegar a tener si no llegara a tener
la “prioridad del consultante a su conveniencia”, dependiendo de la decisión que
se tome llegue a ser perjudicial para el oficio; luego enumera el secreto que se
debe guardar así se perjudique al otro litigante; y en el siguiente caso menciona
como ejemplo el de un asesinato, donde se ha juzgado a un inocente y el
verdadero culpable le confiesa a su abogado la verdad del asunto. Aquí el
abogado está en un conflicto interior de manifestar o no manifestar dicho
10
enunciado, pues aunque lo correcto es no dejar que un inocente pague por la
pena de otro, fue su cliente quien cometió tan atroz acto del cual pretende huir.
El secreto del abogado es el socorro de su cliente. Si una persona le confía a otra
cualquier cosa y quien lo sepa le asegura que no va a decir nada, éste no debería
de faltar a su palabra contando lo que le revelaron a menos que dicho secreto
pudiese salvar la sentencia de alguien que sería perjudicado sin ser culpable de lo
que se le acusa.
Sobre la chicana
La chicana o engaño, acto que en muchos países (que el autor señala) es de gran
pena. A raíz de varios ejemplos Ossorio antepone la verdad sobre cualquier otra
cosa, sin importar lo que pueda ser o no ser, hace puntual el deseo de ser justos y
morales antes de adecuarnos a un ambiente falso y desorientado. En “El alma de
la toga” está expresamente dicho que la chicana es un asunto de conciencia. Un
asunto de moral al que cada quien ve de la manera que le provoque. Debería de
entenderse que el engaño no es más que un acto voluntario de alegar algo que no
es. Apoyo cuando dice que es tan culpable el litigante como el que lo apoya en la
chicana. Si existe alguien que encubre a un individuo en una infamia, éste es tan
culpable como el que la hace.
La manifestación al final de este capítulo sobre la mala interpretación que
abogados interesados en justificar sus malas acciones pudiesen tener acerca de
los comentarios hechos, son aclaradas por el autor, pues éste asienta
explícitamente que no apoya a quienes practican la chicana.
Sobre la sensibilidad.-
Para lograr penetrarse en un caso no solo se deben conocer todos los puntos
existentes en él, también hay que ponerse en el lugar de los que participaron en el
mismo. Observar con detenimiento a cada una de las partes, siendo víctimas o
11
culpables. Para eso, el abogado tiene que estar expuesto a todo tipo de
sensaciones, y sin sacarlas a flote, deberá traducir todo lo que siente respecto al
problema. Entiéndase que esto no quiere decir que el abogado tiene que
entregarse a todo sentimiento de su cliente. Por lo contrario, tiene que ser el punto
de equilibrio entre los sentimientos y la apatía de los mismos.
Todo abogado tiene que tener presente que para una mayor comodidad al
defender cualquier caso o punto de vista es necesario no involucrarse
sentimentalmente, pero tampoco desinteresarse de él. Por eso hablo del punto
intermedio entre involucrarse profundamente y no mostrar sentimiento alguno.
Claro que está la posibilidad de que el abogado sea amigo (o hasta familiar) de su
cliente y que la sensibilidad hacia el caso sea más fuerte de lo que sería con
cualquiera de sus clientes fijos o no.
Si pierde, si gana, si no encuentra la forma adecuada para resolver un pleito, si
busca una respuesta a algo que no entiende y no la encuentra, etc., deberá estar
siempre en su punto de equilibrio, sin mezclar las distintas emociones que pudiera
tener como consecuencia, en sus siguientes casos.
Sobre el desdoblamiento psíquico.-
Ossorio no comparte la idea de Ángel Majorana, que dice que “el abogado se
compenetra con el cliente de tal manera, que pierde toda postura personal”. Para
él, el desdoblamiento psíquico es la duplicidad de personalidades: “Hasta tal punto
soy mi cliente, practicando un noble renunciamiento, y desde tal punto soy yo
mismo, usando facultades irrenunciables.”
No puedo contradecir lo que hago con lo que digo. No es posible que si mis ideas
de justicia las tengo claras, practique la injusticia. O soy, o no soy. No puedo decir
hoy que estoy en desacuerdo con la contaminación acuática porque destruye la
vida del mar y al mismo tiempo el planeta, y mañana defienda a una industria que
hecha sus desperdicios tóxicos al mar olvidando mis ideales.
12
Al punto que si un jurista no pudiese llegar a una conclusión de su conveniencia
utilizando ciertos métodos, buscaría otros que al mismo tiempo lo ayudasen, pero
que no lo llevasen por el camino de la contrariedad denla lógica.
La independencia
Así como anteriormente me referí a otra clase de independencia respetando la
opinión del literato, aquí entiendo el punto vista expuesto por él. Puede elevarse el
riesgo de perder su libertad el letrado cuando en los casos que el autor menciona,
se presentan en cualquier momento de su vida como abogado. Aquí una breve
exploración de cada uno de ellos.
Del pacto de Cuota Litis. En el momento en el cual el abogado empieza a
depender de su pago y se olvida de la función que está cumpliendo, pierde
su independencia. El sólo pensar en el beneficio monetario que se obtiene
al ejecutar determinados actos dejando atrás la satisfacción que produce
hacer bien las cosas es algo que cada quien tiene a su merced. No estaría
correcto hacer un oficio que no me provocase placer sentimental alguno,
es decir, que solo hiciera por la ganancia material.
De la mujer a quien se ama. No tiene más explicación que el mismo
enunciado. cuando el ser humano está enamorado pasa a depender de esa
persona y de los sentimientos y emociones que se tienen al verla feliz o
triste.
De la familia. Alguna vez, a alguien ¿le ha ocurrido que una persona con
quien esté relacionado se entrometa en su vida? Y me refiero a toda su
vida, tanto amorosa como profesional. Sé muy bien que no soy la única y
que a todos nos a ocurrido alguna vez. Y es que, es algo de la naturaleza
que el hombre tienda a dar opiniones o comentarios, tanto agradables como
desagradables, sobre las situaciones diarias que se le presentan a sus
allegados (y no sólo a ellos).
13
Del sueldo. “Conflictos de conciencia que se padecen”. Como comenté
anteriormente, el abogado que se deje llevar por la remuneración de sus
servicios, perderá su libertad.
De la política. No quiere decir que el jurista deje de poseer su ajustada
opinión política. Pero no debe dejarse llevar por lo que esta conlleva. Ángel
Ossorio da su desacuerdo con los abogados que mediante la política
pretenden ejercer la profesión. La política no debe usarse como puesto
para ejercer la abogacía, pues la ésta está clasificada como una carrera a
la cual no se le debería definir así.
El trabajo que se hace es tan importante como la ética con que se realiza. Pues
es, lamentablemente, dependiendo de cómo el abogado se desenvuelva en los
tribunales que se toma en cuenta su trabajo.
Dice que sobre la manera de trabajar es osado dar consejos, pero yo creo que
nunca está demás escucharlos.
La agilidad de redactar un escrito o de tener un pensamiento y luego plasmarlo, es
la destreza con la que el abogado se maneja a él mismo. El modo en que encierra
sus ideas para luego compartirlas es imprescindible en el trabajo. Todo depende
de cómo se redacten y se expresen para darse cuenta del tipo de trabajo con el
que el jurista se desenrolla.
Las horas que mejor se dan para trabajar según Ossorio son las horas de la
mañana. Apoyo de manera firme esa versión. Cuando el cuerpo está cansado, la
mente también. Por eso trabajar de noche se vuelve pesado y de poco
rendimiento. Sin embargo, a primeras horas de la mañana, cuando nuestra vista,
mente, cuerpo y demás organismos funcionales han recibido el merecido
descanso, es mucho más factible hacer el triple del trabajo. También, en las horas
matutinas es menos probable ser molestados por terceros, pues en estas horas es
donde los que están trabajando se hallan ocupados, o estudiando, o los que no
14
se encuentran haciendo nada “no quieren molestar tan temprano”, otros duermen,
en fin, un montón de cosas más que pueden estar realizando para dejarte trabajar
tranquilo.
Sobre la palabra
Le quita el peso que tiene un informe, afirmando que las palabras habladas valen
más que las escritas. ¿No se dará cuenta que las palabras escritas siendo bien
redactadas valen lo suficiente como para sentenciar culpable a una persona o
liberarla? Es verdad que cuando un sujeto habla pueden saberse muchas cosas
dependiendo de su tono de voz, sus gestos y su mirada. Se puede notar si lo dice
con enojo, con sarcasmo, con nerviosismo o hasta puede identificarse, en muchos
casos, si lo que dice es verdad o mentira.
Las palabras son de gran valor para los juristas. Aunque algunos no le dan la
importancia necesaria, saben que sin ellas es inevitable entrar en el error
fácilmente. El mal hablar y la forma inadecuada en que se dicen (y usan) las
palabras son una de las causas principales para la “ineficacia del informe”.
Menciona las cualidades de la oratoria forense donde invita a los abogados a
reflexionar sobre las mismas. Estas son:
La brevedad. No significa que hay que acortar lo que se dice. No. Sólo
se tiene que decir lo esencial. No hablar demás, pero tampoco dejar de
decir lo que se quiere escuchar. Es difícil ser breves en un juicio, pero es
bueno serlo, para no llegar a enredarse con las mismas palabras.
La diafanidad. La claridad de las cosas. Hay que ser precisos en lo que
se dice. La claridad y la precisión de las palabras, frases o términos que
se utilicen al hablar, hacen que lo que se procura transmitir sea
entendido por quienes escuchan. Que nadie dude de lo que está
escuchando y mucho menos deje de entenderlo. Por eso la diafanidad
de la expresión oral es substancial para todo jurista.
15
La preferencia por los hechos. La opinión en este punto se la reserva
puesto que en el capítulo “la sensación de la justicia” hizo referencia de
lo que abarca esta oración.
La cortesía desenfadada o el desenfadado cortés. Califica como
imperdonable la mortificación del que está enfrente solo por el hecho de
estar enfrente y del que no descubre un vicio o un error lo llama
cobarde.
La policía del léxico. Enriquecer el vocabulario y hablar con firmeza y
motivación. El modo de dirigirse hacia otra persona (sea culta o no), se
vuelve cada vez un hábito de lenguaje, bajar el nivel de expresión no
seria lo correcto. Más bien se debería de elevar cada día el léxico que
utilizamos para dirigirnos a los demás. Los abogados tienen que tener
siempre un control de su glosario y no bajar la cota de sus expresiones.
La amenidad. El encanto que produce un buen orador es indispensable
en los Magistrados, pero ese encanto proviene de la sencillez con que el
jurista logre desenvolverse. El discurso no debe de ser empalagoso,
pero si agradable al oído de quienes prestan atención. Un dialogo
pesado es menos considerado que uno que se ha realizado con fluidez.
Sobre el estilo forense
Comenta sobre la poca apreciación que los abogados tienen de si mismos y da un
ejemplo de ello explicando sobre la poca atención que éstos le prestan a la
palabra, ya fuese escrita o hablada. Se refiere a la forma en que dicen las cosas, a
la expresión literaria de lo que dicen. Al abandono de la forma en que efectúan y
plasman las expresiones.
Se puede apreciar como en “el estilo forense” el autor vuelve a sacar al tema el
significado de la palabra para los juristas. Dedicándole unas páginas más a ese
tema redondea la importancia del uso de las palabras.
16
Expone los tres tipos de abogados literarios: los historiadores, los novelistas y los
dialécticos. Con un toque de brevedad explica lo que cada uno de ellos significa.
“Somos voceros de la verdad, no del engaño”, pues la justicia es lo primordial.
Para el abogado la búsqueda de la equidad es la base principal de su profesión.
La verdad debe ir siempre por delante. Si se miente acerca de un hecho, siempre
está la otra persona adversaria que sacará a flote la verdad para que prevalezca la
justicia. Desde el momento en que se descubre el engaño hecho por el abogado,
sus opiniones ya no tendrán la misma reacción en quienes lo escuchan.
El abogado debe de tener mucho cuidado con lo que habla frente al jurado, sus
adversarios y el juez, pues un mínimo error puede costarle el caso que tal vez
pudo ganar. Todo abogado debe de buscar pruebas que comprueben lo que está
diciendo y debe estar seguro de lo que está haciendo. Y aunque no exista un
contrario que desenmascare al embustero, el cargo de conciencia sería de gran
peso para quienes lo sientan.
Los jueces se cansan de oír día a día los casos de divorcio, sujeciones, maltratos,
etc.; por eso el abogado debe de hacer que el juez se sienta atraído o por lo
menos a gusto con lo que le están presentando. Para explicar la brevedad de
cómo los asuntos deben ser planteados, nuevamente menciona el consejo que
un viejo magistrado le da a un abogado más joven. Repitiendo la misma cita hay
que colocarla en el análisis:
El Derecho cambia a medida que pasa el tiempo. Lo que antes era nuevo hoy
puede ser malo, y viceversa. Lo que aquí está bien, más allá puede estar mal.
Las nuevas necesidades que van naciendo en el transcurso de los años hacen
que el cambio aparezca. El avance de la sociedad obliga que surjan nuevas
leyes y por lo tanto nuevos métodos de defensa.
17
Sobre la filosofía hace un enfoque general. Todo abogado filosofa. Filosofía es el
buscarle el por qué a las cosas. El abogado debe indagar sobre todo lo que lee,
escribe y encuentra. Hallará la raíz de los hechos si se esmera en profundizar su
búsqueda. Al definir cada asunto y conseguir las causas que lo originan, le será de
mejor ayuda para la obtención de lo que quiere alcanzar con ello.
Matiza en el mismo texto que la erudición es “saber muchas cosas” y que él no
forma parte de quienes afirman que lo que significa es “decir lo que se sabe”. Si
doy mi opinión, erudición es todos aquellos conocimientos que han sido gravados
en nuestra mente a través de los estudios y de las vivencias.
Menciona a unos cuantos juristas que no concordaban con la idea de un senador
español por éste no querer ser magistrado a pesar de ser requerido un montón de
veces.
Sobre el elogio de la cordialidad
La desconfianza que se produce por parte de los abogados y de los magistrados,
constituye al enjuiciamiento pernicioso de otros individuos. Las personas tenemos
la mala costumbre de juzgar antes de conocer, de echar al aire cualquier tipo de
dudas provenientes del juicio que les hagamos automáticamente a otros sin saber
si lo que estamos especulando está bien o mal.
En realidad está mal. Así acertemos en nuestras intuiciones, no debimos haber
calificado al otro individuo, pues, tal vez éste no fuera con la intención que le
atribuíamos.
La mente humana es inmensa. Está llena de dudas, remordimientos, alegaciones,
recuerdos (tanto felices como desagradables), muchos conocimientos, principios,
y muchas cosas más que el hombre guarda en ella.
18
Mi opinión sobre el pensamiento errado de juzgar a otros por una acción que aún
no ha cometido, es diferente. Si las personas se ponen a pensar siempre bien de
los demás, entonces estarían vulnerables si otros llegaran con mala intención. Si
uno piensa siempre bien y después le ocurre algo malo, es más fuerte la
impresión, y esto no quiere decir que hay que pensar mal de todo cuanto se nos
atraviese en el camino, pues no todo el mundo viene con mala intención hacia
nosotros.
Lo que quiero decir, es que no hay que pensar ni bien, ni mal. Si nos hacemos la
idea de que no sabemos lo que pueda pasar, entonces se está preparado para lo
que venga, sea bueno o malo. No se tienen impresiones por lo que llegara a
pasar, pues se estaría prevenido para cualquier situación que surgiera.
Sobre los conceptos arcaicos
Cuando los jueces rompen las reglas por buscar una salida más justa en casos
que las leyes contradicen, es lo que se considera un buen concepto.
Conociendo las normas jurídicas que nos regulan, sabemos que no todo lo que en
ellas aparece contemplado es correcto a las situaciones que se presentan en la
vida real. Hay momentos en los cuales una ley no es más justa que los propios
magistrados. No todos los escenarios que se muestran en la vida, constan en los
libros o en las normas. Por eso el pensamiento
Sobre el arte y la abogacía
Ossorio le da respuesta a un hombre famoso llamado Ángel Ganivet, por unas
afirmaciones erróneas que dicho ilustre expresó sobre los abogados.
Reprocha el hecho de que tan distinguido señor, se dirigiera de tal manera hacia
quienes ejercen la abogacía. No niega que existan abogados dañinos para el arte,
pero recuerda que hay artistas nocivos para el sentido común y que no se
19
fundamenta en nada para decir que solo por el hecho de ser abogado se tiene tal
característica.
Recuerda que la abogacía no rige tantos intereses como rige pasiones. También
que su cualidad de la profesión invita a la contemplación del fenómeno artístico.
Mandamientos del abogado
ESTUDIA. El derecho se trasforma constantemente. Si no sigues sus
pasos, serás cada día un poco menos abogado.
PIENSA. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
TRABAJA. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
LUCHA. Tu deber es luchar por el derecho; pero el día que encuentres en
conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
SE LEAL. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando
él sea desleal contigo. Leal para con e! juez, que ignora los hechos y debe
confiar en lo que tú le dices; y que, en Página 1 Secretaría del Consejo
Universitario cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que
tú le invocas.
ATOLERA. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que
sea tolerada la tuya.
TEN PACIENCIA. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración.
20
TEN FE. Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la
convivencia humana; en la justicia, como destine normal del derecho; en la
paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la
libertad, sin la cual no hay derecho ni justicia ni paz.
OLVIDA. La abogacía es una lucha de pasiones. Si ida batalla fueras
cargando tu alma de rencor, llegará un en que la vida será imposible para ti.
Concluido el combate, vida tan pronto tu victoria como tu derrota.
AMA A TU PROFESION. Trata de considerar la abogacía de tal manera
que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un
honor para ti proponerle que se haga abogado.
Decálogo del abogado
No pases por encima de un estado de tu conciencia.
No afectes una convicción que no tengas.
No te rindas ante la popularidad ni adules la tiranía.
Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti.
No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no
consientas ser menos.
Ten fe en la razón que es lo que en general prevalece.
Pon la moral por encima de las leyes.
Aprecia como el mejor de los textos el sentido común.
21
Procura la paz como el mayor de los triunfos.
Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas
que las de tu saber.
Análisis sobre el decálogo del abogado
¿Qué buen abogado no tendría presente lo que requiere ser un justo y merecido
profesional? La repuesta es muy sencilla: Aquel que no lo es. Si es buen abogado
sabe lo que debe hacer y lo que no debe. En cambio si no le interesa la tan
aclamada justicia sino que solo pretende ejercer una profesión a medias, buscará
de evitar los principios de su razón.
CONCLUSION
No es que comparta todas las ideas que se encuentran expresados en “El alma de
la toga”, sólo que apoyo al autor en muchas de ellas. La opinión que cada
abogado pueda dar particularmente acerca de cada punto establecido en el libro,
puede llegar a ser importante, no solo a nivel profesional, sino para la humanidad
misma.
Podría comentar la facilidad con que desarrollé el análisis del libro “El alma de la
toga”, o podría dedicarme a aclarar ciertos desacuerdos con el autor de la obra.
En este caso haré lo primero, puesto que todos los desacuerdos que encontré con
la obra ya fueron aclarados a medida que transcurrió el análisis.
22
Luego, me gustaría mencionar que a pesar de leer la obra y entenderla la primera
vez que lo hice, no fue fácil escribir mis comentarios sobre ella.
Buscar palabras que concuerden con las ideas del publicista y que expresen
exactamente con ellas sin que se llegasen a volver repetitivas y fastidiosas, fue un
reto para mí.
Aunque me encuentro en un nivel en el que apenas estoy comenzando mi carrera,
y en el que todavía no he llegado a tener mi primer caso, me siento como si ya
formara parte de la profesión. Sorprendidamente me siento una abogado. Y
entiendo mis límites para no dejarme vencer por la soberbia de estudiar esta
carrera que cada día me gusta más y a la que le voy agarrando cariño a medida
que va transcurriendo el tiempo.
Doy mi apoyo rotundo al autor cuando dice que un abogado no se hace en los
libros, sino en la vida; pues aunque el que estudie mucho llegue a comprender
algunas cosas, no quiere decir que va a ser más educado, culto o astuto que el
que aprendió de las situaciones que se presentan en la vida.
BIBLIOGRAFÍA
EL ALMA DE LA TOGA. Ángel Osorio. Valleta Ediciones. Argentina. 1997.
23
24
Recommended