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Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Estudios Antropológicos
Escuela de Antropología
El Caminar Descalzo. Infancia, trabajo infantil y memoria en
adultos mayores de las actuales comunas de Máfil y Los Lagos
Tesis para optar al título de Antropólogo y
al grado de licenciado en Antropología.
Profesor Patrocinante: María Pía Poblete Segú
Mauricio Ramírez Mercado
Valdivia, 2015
1
Agradecimientos
Son tantos y tan poco espacio para agradecer a los que me han ayudado en esta larga
aventura. Compañeros de noches, que con cada palabra dada fueron haciendo más cálidos
los días, han sido grandes maestros cuando más los necesitaba. Muchos fueron quedando en
el andar, pero no por eso son menos importantes. Y a los que siguen junto a mí: Gracias.
Quisiera agradecer en especial a mi familia; Irma, Julio, Carlos, Erika, Carlitos y Lissette,
quienes siempre han puesto las palabras y el amor para que el camino sea bienaventurado.
Pilares fundamentales de cada paso, consejeros precisos en los momentos de duda y abrazo
oportuno en la tristeza.
A quienes me permitieron llevar sus voces a palabras tratando de hilvanar algunas ideas:
don Jorge Contreras, don Mario Villablanca, don Dago, doña Baldina, don Patricio Sánchez
y don Hernán Paredes. Muchas gracias por el cariño y la confianza.
A mi amiga sempiterna Surimana, quien ha aprendido a leer los gestos de quien no es
bueno con las palabras.
A mis amigos de La Legua, Paulo, Richard y Chistopher quienes a pesar de la distancia
siento presentes a cada paso. Compañeros de esperanza.
A mi profesora guía María Pía Poblete por sus consejos y paciencia, sin los cuales no
hubiese podido concluir este trabajo. A las profesoras informantes Karen Alfaro y
Magdalena Navarro, a quienes agradezco su tiempo y conocimientos.
Y por último, quisiera agradecer a Constanza y Margarita por haberme cambiado la vida,
por la certeza ardiente de la compañía constante y el amor cómplice. Sin ustedes dos nada
de esto sería posible.
2
Índice de Contenido
Página
Introducción 5
Capítulo I Antecedentes Generales de la Investigación 8
a- Los Niños 8b- Contexto Hist·rico. Chile en la primera mitad del Siglo XX 13c- Máfil y Los Lagos en la primera mitad del siglo XX 24d- Legislación y Políticas Públicas en cuanto a Infancia 32
Cap²tulo II Discusión Teórica 38
a- Infancia como construcción social 38b- Trabajo infantil como Estrategia Familiar de Vida 44
Capítulo III Metodología 49
a- Tipo de Investigación 49b- Delimitación espacial y temporal 53c- Técnicas de recolección de datos 54d- Análisis y procesamiento de datos 55
Capítulo IV Resultados de la investigación 56
a- Familia 57b- El lugar en que nací 66c- Al final el trabajo era como un juego 73
Capítulo V Análisis: Infancia y Trabajo infantil 80
a- Grupo familiar 80b- Lugar de residencia 84c- Contexto histórico 85
Capítulo VI Conclusiones 88
Bibliografía 93
Índice de Tablas
Tabla I 28
Tabla II 29
3
Resumen
Dilucidar y comprender las dinámicas del trabajo infantil en los sectores comunales de
Mafil y Los Lagos presupone una labor en donde, desde el punto de vista disciplinar y
metodológico, se es necesario recurrir al relato de quienes habitaron estos espacios y dieron
cabida a dichas labores, con la finalidad de apreciar desde la visión protagonista este
recorrido entre la Historia que nos presenta la creación paulatina del concepto político y
socialmente admitido de la infancia en Chile, en donde este se aprecia construido desde la
institucionalidad y su contraste con el tránsito de la memoria de los individuos y familias
que, de manera consciente y natural, aceptaron el trabajo en la niñez como una forma de
prevalecer como núcleo cuando las condiciones económicas los obligan a volcarse hacia
labores domésticas o de peonaje en tareas que el entorno les ofrezca.
Infancia – Antropología – Trabajo Infantil – Memoria
4
Introducción
La palabra infancia proviene del latín ´infans´, que significa “el que no habla” (Aries,
1986). Durante mucho tiempo los niños no fueron considerados un objeto de estudio como
tal, siendo relegados a lugares secundarios por los investigadores. Esta situación ha
cambiado en las últimas décadas, proliferando los estudios sobre infancias así como los
enfoques bajo los que han sido estudiados, entregando habla a quienes antes no la tenían.
La investigación que presentamos a continuación se realizó bajo el alero del proyecto DID
UACH S-2013-57: “Rescatados”, “depositados” y “alquilados”. El trabajo de niños y niñas
mapuche-huilliches como “mocitos” y “chinitas” de servicio (Región de Los Ríos, siglos
XIX y XX), cuya investigadora responsable es María Pía Poblete. Esta tesis se realiza bajo
el enfoque de las historias de vida, por ello la investigación tiene dos momentos
fundamentales: la recolección de relatos de vida mediante entrevistas a adultos mayores (de
entre 68 a 78 años) que residen en las actuales comunas de Máfil y Los Lagos en la región
de Los Ríos, Chile, para comprender este fenómeno desde la propia voz y la experiencia
subjetiva de sus propios protagonistas; y conocer las condiciones estructurales que dieron
forma al Chile de la primera mitad del siglo XX, así como al sur chileno, en especial a la
zona de Valdivia, lo que combinadas ambas perspectiva, la subjetividad de los protagonistas
y la objetividad estructural, nos permiten acercarnos al objetivo de la investigación. El
análisis de la información recopilada se realiza bajo dos conceptos teóricos centrales:
Infancia y trabajo infantil, los que nos dan las herramientas para entender las
particularidades de la experiencia vivida por las personas entrevistadas. La infancia la
comprendo desde el prisma de la antropología, por lo cual, como una construcción social e
histórica a la que dan forma las instituciones propias de cada sociedad (Colángelo,
Narváez-Goenaga, Pachón, Ariés). En nuestra sociedad postulo que es el sistema judicial, el
sistema médico y el escolar el que han moldeado la concepción de infancia actual. Así
mismo el concepto de trabajo infantil se entiende como cualquier actividad realizada por
los niños en pos de la reproducción y supervivencia del grupo familiar y/o individual, estos
van desde trabajos remunerados fuera del grupo familiar, hasta trabajos domésticos dentro
5
del grupo familiar, comprendiendo todo desde la perspectiva de las estrategias familiares de
vida. Como una conclusión de la investigación desarrollada vemos que las labores
realizadas por los entonces niños van de la mano de las actividades económicas
primordiales de los sectores en donde residían, así como de la actividad realizada por los
padres, actividad que se despliega como parte de estrategias que las familiares llevan a cabo
frente a la falta de recursos y la gran cantidad de hijos.
Es por ello que el objetivo general de la investigación consiste en comprender el trabajo de
niños durante la primera mitad del siglo XX, en el espacio de las actuales comunas de Máfil
y Los Lagos, a través de los recuerdos de adultos mayores, a su vez, los objetivos
específicos son identificar las formas de trabajo realizado por niños en las actuales comunas
de Máfil y Los Lagos, durante la primera mitad del siglo XX, describir el contexto familiar
que llevó a los niños a realizar estas labores, caracterizar la rutina diaria de estas personas,
en tanto niños trabajadores y analizar la huella que dejaron la experiencia de infancia
trabajadora en quienes relatan.
La presente investigación cobra importancia por la necesidad de comprender un fenómeno
social que tiene vigencia actualmente, desde una perspectiva histórica a través de la voz y
vivencias de los propios protagonistas, quienes al recordar dan sentido y valor a sus
experiencias. Los estudios sobre infancia han proliferado en número y con diversas
orientaciones, pero estos no apelan generalmente a la memoria viva de las comunidades,
por el contrario esta investigación trabaja a partir de un material que pretende revelar la
realidad de una comunidad en general mediante el testimonio de uno de sus miembros que
nos muestra, a través de su propia vida la generalidad de su tiempo, y las experiencias tanto
de su generación como de su localidad. Las prácticas descritas en este trabajo, si bien
hablan de la subjetividad de un grupo reducido de personas, representan la cotidianidad en
una sociedad precarizada que luchaba por mejores condiciones de vida. Esta investigación
constituye de este modo un aporte al conocimiento de una parte de la historia de las
localidades en donde vivieron los entrevistados. Estos resultados tienen un significado aún
más profundo al ser sectores alejados de aquellos centros administrativos que normalmente
concentran las voluntades en investigación.
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Esta tesis está formada por seis capítulos, los cuales son sangre y cuerpo de la investigación
entregándole el sustento, que van desde el conocimiento de la problemática hasta las
reflexiones acerca de ésta. En el primer capítulo presentamos los antecedentes generales del
problema, partiendo por antecedentes sobre las formas en las que se ha estudiado a los
niños en las Ciencias Sociales, principalmente en la Historia y Antropología, para luego
realizar una contextualización acerca del Chile del siglo XX, y de las comunas de Máfil y
Los Lagos durante el mismo siglo; por último, se hace un breve repaso a las
transformaciones al tratamiento al tema de la infancia desde el derecho y también las
políticas públicas impulsadas desde el estado, durante la primera mitad del siglo XX. El
segundo capítulo tiene como fin realizar un acercamiento teórico a la infancia
problematizada desde la Antropología y desde la infancia trabajadora (Colángelo, 2003;
Narváez-Goenaga, 2012; Pachón, 2009; Ariés, 1986; Leyra, 2009; Maureira, 2002). En el
tercer capítulo se da cuenta de la metodología empleada en la realización de esta
investigación, que utiliza el enfoque de las historias de vida y una estrategia de análisis que
sigue los postulados de Daniel Bertaux (1999). El cuarto capítulo trata los resultados de la
investigación, clasificando el contenido de los relatos de los diferentes entrevistados en tres
ejes centrales: familia, localidad y experiencia de infancia. El quinto capítulo se centra en el
análisis de estos relatos a partir del marco teórico construido, principalmente mediante el
enfoque de las estrategias familiares de vida, para así comprender las labores realizadas por
los niños dentro de un contexto familiar y local. Finalmente el sexto capítulo elabora las
principales conclusiones del estudio.
7
Capítulo I: Antecedentes Generales de la Investigación
a. Planteamiento del problema de investigación
Desde hace algún tiempo que los estudios desde las ciencias sociales han vuelto la mirada a
sujetos que normalmente no formaban parte de sus investigaciones tradicionales, se le veía
como un objeto de investigación poco relevante dentro de los grandes sucesos que daban
contenido a la realidad, pero esta situación los últimos años ha ido cambiando.
En el campo de la historia las investigaciones que tengan como principal protagonista a los
niños solo en el último tiempo han proliferado, pues si bien, las voces de los niños han
aparecido en algunos trabajos, esto es solo de forma esporádica, ya que el centro no estaba
ubicado en ellos, en palabras de Salinas "la presencia del niño en la historia ha sido una
auténtica «presencia oculta»” (2001:11). En Historia es la corriente de la llamada “nueva
historia” la que cambia el foco de atención o se amplia para poner atención a los sujetos
“pequeños”, los comunes y corrientes, que anteriormente no existían en los “grandes”
relatos, con esto es que la historia de sujetos tan postergados históricamente como las
mujeres o los niños se van explorando.
En nuestro continente “la historiografía social latinoamericana recién está empezando a
abordar el tema de la infancia, pero hay una dimensión histórica de la niñez que ya ha
recibido la atención de los investigadores: el fenómeno de la infancia abandonada”
(Milanich, 2001:79). Esta temática ha tenido un gran despliegue por parte de historiadores
nacionales cuyos textos se han multiplicado, así como los enfoques para narrarnos la
realidad de los niños abandonados principalmente durante el siglo XIX. Los trabajos de
Milanich (2001), Salazar (2007), Delgado (2001), Goicovich (2001), Cavieres (2001),
Salinas (2001) y Rojas (2010), entre otros, han tratado sobre esta realidad principalmente
de las clases populares en el Chile tradicional, en donde las casas de expósitos era comunes,
y el abandono de niños no era una realidad aislada, “uno de cada diez niños nacidos en
Santiago a fin de siglo fue mandado a la Casa de Huérfanos” (Milanich, 2001:82), y los
niños que no terminaban en una casa de huérfanos, probablemente lo hacían en casas que
no eran las de su familia de origen, “sino que pasaron toda su infancia o una parte de ella
8
en casas ajenas… La probabilidad de ser «mandado criar» fue más alta entre los hijos
ilegítimos y los huérfanos de padre, de madre o de ambos, y, por lo menos en el siglo XIX,
fue una práctica que involucró a los niños de los sectores populares” (Milanich, 2001:84).
A este fenómeno Milanich llama “circulación de niños”, el cual es “práctica según la cual
los niños no se crían en casa de sus progenitores biológicos, sino que pasan toda su
infancia o una parte de ella en casa de custodios ajenos” (Milanich, 2001:80). Desde el
momento en que los investigadores comienzan a tratar la infancia como un objeto de
investigación por sí mismo, lo hacen tratando de comprender los sentimientos que se van
generando en torno a la infancia y como este ha ido cambiando conforme transcurre el
tiempo, entendiendo al niño como un ser pasivo, sin capacidad propio, completa moldeable
y por sobre todo vulnerable y desprotegido. Es por esto que los estudios que se realizaban
se construían desde las instituciones que se suponían “protegían” la infancia como son la
familia, las casas de huérfanos y en general la institucionalidad creada desde el estado para
resguardar la infancia, así como el marco legal para asegurar buenas condiciones de vida a
los niños; y no desde los propios relatos de los niños. Algunos autores hacen una
diferenciación en cuanto a estos trabajos, comprendiendo como “historia sobre la infancia”
a los trabajos que tratan principalmente sobre las instituciones que giran en torno a la
infancia y como “historia de los niños” a los que se centran en los relatos de la experiencia
de vida de los niños (Flores, 2001).
En nuestro país Jorge Rojas Flores, es quien más ha realizado estudios acerca de la infancia
y, desde una perspectiva histórica, ha ayudado a profundizar y esclarecer ciertos puntos que
estaban oscuros dentro de la historia, tanto sobre la infancia como del trabajo infantil. El
autor reconoce influencias extranjeras en los estudios sobre infancia en nuestro país y en el
continente, pero no así la existencia de escuelas o tendencias claras en cuantos a esta
(2001). En su libro Historia de la infancia en el chile Republicano (2010) el autor hace un
recorrido por la historia nacional desde un poco antes del nacimiento de la república hasta
nuestros días dividiéndolo en seis momentos históricos que dan cuenta de momentos
importantes en la historia nacional, tocando no sólo la historia de los niños en un momento
histórico particular sino que también los juegos practicados y así como las diferentes
políticas públicas del periodo destinadas a la infancia y de cómo se insertaban los niños en
los aparatos del estado. En cuanto a Valdivia o a la bahía de Corral hace mención que en la
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época colonial y principios del período republicano era común que en las casas de familias
adineradas tuvieran sirvientes menores de edad quienes se comprometían a proporcionarle
alimento y cuidados al niño a cambio de su servicio, los que según los antecedentes del
autor eran comprados en la zona de Valdivia, niños que generalmente eran de origen
indígena, pero también se encuentran casos de campesinos pobres que vendían a sus hijos
para que sirvieran en casas según los intereses de quienes los compraron. Esta práctica se
distinguía de la esclavitud en el papel pues se suponía que los niños al cumplir la mayoría
de edad podían dejar el trabajo en la casa, mas esto no era frecuente. Según Rojas Flores
“en el mundo popular estaba extendida la costumbre de “entregar”, “dar” o “regalar”
niños, como una forma de aliviar el problema material de la subsistencia, cuando la
familia tenía muchos hijos, la situación económica empeoraba o la madre quedaba sola
con sus niños” (2010:75).
En su texto llamado “Los niños cristaleros” (1996) del mismo autor nos cuenta lo
insuficiente de los estudios que se han desarrollado en el país en torno al trabajo infantil,
por eso reconoce la importancia del trabajo que realiza, pues es un punto de partida para
posteriores estudios que incrementen el conocimiento que se tiene del tema. En este, Rojas
Flores nos muestra la realidad del trabajo desarrollado por niños en la industria del vidrio,
que tiene una fuerte relación con la industria de explotación del carbón, haciendo una
reseña del surgimiento de esta industria, los lugares en donde se desarrolló y las técnicas
empleadas, así como las condiciones en las que desarrollaron su labor los muchos hombres
y niños que se empleaban en esta industria, así como las formas organizativas de estos en el
ámbito laboral y las acciones del estado frente a la situación del trabajo infantil.
Otro texto importante de Rojas Flores sobre el trabajo infantil es su artículo en la revista
Historia llamado “Trabajo infantil en la minería: Apuntes históricos” (1999), en él aborda
las diferentes visiones que existen sobre esta realidad a través de la historiografía
tradicional, a la vez que rescatando las voces de los niños que participaron de estas faenas.
El autor nos cuenta que para las primeras dos décadas de 1900 se informa que existe una
gran cantidad de niños que participan en la extracción de carbón en las minas de Máfil, al
contrario de lo que sucedía en la zona de Arauco, en donde se encontraban yacimientos de
mayor tamaño, cabe añadir que las labores que estos niños desempeñaban eran variadas
incluyendo actividades tanto adentro como afuera de la mina.
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En un intento por aunar las experiencias en latinoamericana en cuanto al recorrido histórico
sobre la infancia, es que varios autores plasmaron las experiencias de los diversos países
del subcontinente en el libro “Historia de la infancia en América Latina” (2007). En este
mismo libro es que Rojas Flores presenta un capítulo dentro del libro, titulado Los niños
trabajadores en la industria de Chile, en donde trata el tema a partir de una línea temporal
partiendo desde comienzos de la República hasta mediados del siglo XX, en él trata las
diversas actividades realizadas por los niños trabajadores así como las leyes que trataron de
regular esta realidad y la percepción de la población con respecto a esto. El libro en general
también se estructura como una línea cronológica que parte con la infancia en momentos
anteriores a la llegada de Colón hasta el siglo XX abordando diferentes temáticas que se
van encajando en este marco temporal, pero que responden a las realidades particulares de
los países de América Latina.
La realidad en Antropología no varía mucho al recorrido que se ha hecho en Historia en
cuanto a la infancia. En la literatura antropológica se pueden encontrar desde los primeros
escritos en antropología referencias en cuanto a los niños, en textos que abordan temas
como “la familia, el parentesco, el ciclo de vida u otros aspectos de la sociedad, o como un
medio para esclarecer otras cuestiones, especialmente relacionadas con la transmisión y la
continuidad de la cultura” (Colángelo, 2003:1). En estas primeras incursiones de la
antropología, e influenciadas por las corrientes evolucionistas, al niño se lo mira “al igual
que el hombre salvaje o primitivo… en oposición al mundo civilizado europeo y
norteamericano” (Pachón,2010:436), o sea, “eran los “salvajes en la casa”, y como tales
podían ser estudiados, observados, y podía seguirse y registrarse su desarrollo” (Pachón,
2010:438), con lo que con esto se podrían encontrar huellas del pasado de la humanidad.
Esta mirada hacía los niños se puede apreciar hoy en día, en el sentido de entenderlos como
seres opuestos al hombre blanco racional occidental. María Moscoso (2009) entiende la
infancia como una otredad que ha sido construida desde el conocimiento científico, en su
afán por clasificar y separar, atribuyendo características a este “otro/a” que no son propias
del “yo”. Para la misma autora, en antropología, se ha estudiado la infancia principalmente
desde el concepto de “socialización” lo que ha hecho que a los niños se les invisibilice
como actores sociales, pues se ve a los niños como jarros vacíos que “deberían ser
“‘llenados’ de conocimientos sociales y culturales” (Moscoso, 2009:1).
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La escuela de “cultura y personalidad” comenzó a poner el énfasis en los niños,
justamente desde el concepto de socialización, para comprender “cómo la cultura
moldeaba a los individuos desde el momento de su nacimiento, cómo los niños devenían en
“seres culturales” y cuál era el impacto que las primeras experiencias de la infancia
tenían tanto en la personalidad adulta como en el conjunto de la cultura de la sociedad a
la que pertenecían” (Pachón, 2010:442), entendiéndose el este proceso como particular en
cada cultura, pues “la manera como esta transición se realiza varía de una sociedad a otra,
y ninguno de estos puentes culturales particulares debe ser mirado como el sendero
“natural” hacia la madurez”, por ello las visiones sobre la niñez o las características que
esta posea varían de una sociedad a otra. Para nosotros, esta perspectiva sobre la infancia,
lo que hace es entender la infancia como una etapa hacía la adultez, por lo que la pregunta
central es cómo se llegar a ser adulto en sociedades particulares, y no comprender la
infancia como una experiencia en sí, si no como un estado o etapa por la cual hay que pasar
para llegar a ser adulto.
Al igual que en Historia, en Antropología han surgido nuevas perspectivas de investigación
en cuanto al tema de la infancia. Y es como parte de estas nuevas formas de tratar el tema,
que a su vez van formulando nuevas interrogantes, es que este trabajo se plantea para la
consecución de su objetivo, tomar las herramientas conceptuales y metodológicas de ambas
disciplinas, pues que si bien, en los últimos años se ha avanzado en el conocimiento que se
tiene sobre la infancia tanto desde una perspectiva histórica, como etnográfica, tanto en
nuestro país como en Latinoamérica, pero los trabajos que se han realizado desde la
perspectiva de la antropología histórica lo abordan principalmente desde fuentes escritos,
no así desde la propia voz de los protagonistas, es por ello que este trabajo lo planteamos
desde una perspectiva histórica pero no apelaremos a fuentes escritas para conocer la
realidad de los niños en el periodo histórico particular, sino que nuestras fuentes serán los
recuerdos las propias personas que vivieron esta experiencia, sintieron e hicieron carne las
particulares socioculturales de su tiempo.
¿Y ahora, cómo?
Para conocer las condiciones en las que se realizó el trabajo infantil en las actuales
comunas de Máfil y Los Lagos durante la primera mitad del siglo XX, será necesario
12
recurrir a personas que vivieron durante la primera mitad del siglo XX en algunas de estas
comunas. El aporte que puede realizar la antropología a visibilizar sujetos que en la historia
tradicional estaban ocultos es por su particular mirada con que aborda los temas que en ella
convergen. Esta mirada se caracteriza principalmente por “un énfasis en la diversidad de la
experiencia humana, es decir, en analizar la variedad de formas de vivir en sociedad y de
representaciones del mundo social que han creado los seres humanos, y… una práctica
científica tendiente a comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de los
propios actores sociales implicados (el llamado punto de vista del “otro” o “punto de vista
nativo”)” (Colángelo, 2003:1-2) La visibilización de estos sujetos históricos postergados se
realizará por medio de dos elementos centrales de la antropología, a saber, la diversidad de
representaciones y formas de vivir el mundo unida al rescate de la perspectiva de los
propios sujetos, que cruzado con herramientas de la historia, nos puede ayudar a rescatarlos
del olvido, pues no solamente se visibilizarán, sino que serán ellos mismos los que vayan
dibujando el bosquejo del relato.
b. Contexto Histórico. Chile en la Primera Mitad del Siglo XX (1920-1950)
A continuación se presenta una breve contextualización del Chile de la primera mitad del
siglo XX, en donde se pone énfasis en las transformaciones que ha experimentado el país
en las primeras décadas del siglo, tanto a nivel político como económico, en donde el Chile
de nuestros entrevistados se fue conformando. Esto nos ayudará a comprender de mejor
manera los relatos que leeremos, puesto que la historia de un individuo en particular no está
exenta de los avatares de su tiempo, a la vez que las transformaciones en los niveles más
altos de la sociedad repercuten en el individuo, reflejándose esto en su actuar cotidiano, por
lo que tener conocimiento de los acontecimientos a escala macro ayuda a poder dar cuenta
de las acciones a escala micro, ayudando también a poder comprender los elementos
históricos que fueron dando forma a las infancias de nuestros entrevistados y las
estructuras económicas que propiciaron las diversas actividades productivas en la zona, así
como el propio trabajo infantil.
13
Si bien en este apartado abarcamos la primera mitad del siglo XX el énfasis está puesto
entre las décadas del 40 y 50 ya que dentro de este espacio temporal fue que se desarrolló la
infancia de nuestros entrevistados.
El Chile del siglo XX experimentó sucesos trascendentales en su camino, los que
permitirían dar forma definitiva al Chile actual, así como sentar las bases definitivas para la
configuración real de un Estado moderno. A lo largo de todo este siglo, pero en especial en
su primera mitad es que el mundo se vio enfrentado a grandes desafíos y adversidades; dos
guerras mundiales que devastaron y cambiaron para siempre los cursos de la humanidad y
la instauración de modelos económicos antagónicos que invadieron las sociedades, la re
conformación de los estados nacionales que hicieron aparecer y desaparecer estos mismos y
la movilidad de sus fronteras (Aylwin et al, 1990). Todo esto principalmente en Europa pero
que, por ser el foco económico del Chile mono exportador de esta época; mas, el rápido y
ancho camino que el país se había hecho hacia las tradiciones republicanas, moldearon
nuestro país cultural, social, política y económicamente hacia una costosa y fluctuante
estabilidad y fortalecimiento de los caracteres administrativos, de tal manera que durante
casi cincuenta años podemos encontrarnos con ganancias nunca antes cuantificadas en lo
económico y también con los más crudo de desigualdades sociales; desde el
afrancesamiento de la oligarquía hasta las luchas obreras(Aylwin et al, 1990). Todo esto
para dar señales políticas de los abruptos cambios que Chile debió sufrir y para los que no
estaba preparado en amplio espectro pero que sin lugar a dudas dieron el punta pie inicial
para discutir acerca de las nuevas obligaciones de un Estado que, aun cuando le costó
asumir, tenía territorios más allá de los lindes de Santiago por gobernar (Collier & Sater,
1998).
Crisis e inestabilidad: El León y el General (1920-1938)
El fin de la Primera Guerra Mundial trajo consigo una serie de cambios de toda índole, así
como nuevos escenarios en el panorama económico-político mundial. Uno de los más
importantes, dentro de este nuevo escenario fue el cambio de órbita de Latinoamérica,
pasando a estar dentro el rango de influencia desde Europa a los Estados Unidos, país que
14
se transformó en la potencia hegemónica del continente producto del estado en que
quedaron las naciones europeas al término de la guerra. Así también el sistema oligárquico
se vio debilitado y puesto en cuestión, presentando un nuevo escenario político o por lo
menos la posibilidad de nuevas esperanzas tanto en Chile como en la golpeada Europa. La
influencia de los Estados Unidos no sólo se vería a nivel político sobre el continente sino
que también a nivel económico puesto que los capitales estadounidenses se introdujeron en
la economía latinoamericana, controlando así éstas a su vez que también lo hacían con las
estructuras internas de cada país (Aylwin et al, 1990).
El periodo de posguerra significó trastornos importantes para la economía del país por la
baja en las exportaciones de salitre, debido a la irrupción en los mercados del salitre
sintético, lo que de manera obligada repercutió en las arcas fiscales, Ya para 1921 la
producción de salitre cayó en un 50% con lo que más de 100.000 mineros y sus familias se
vieron en la obligación de dejar las oficinas salitreras y trasladarse a Santiago, mientras el
Estado trataba de aplacar la situación entregando subsidios y comprando el excedentes a las
compañías salitreras, lo que paleo la situación, por lo menos, por un tiempo. La producción
de cobre también disminuyó en los primeros años de la posguerra, pero esa tendencia se
revirtió con el correr de la década, por lo que el Estado en 1925 impuso a las compañías
mineras un impuesto del 6% lo que sumado a otro gravamen, el impuesto para las
compañías minera quedó en 12%, con lo que aumentó la contribución de las grandes
compañías mineras a la economía del país, engrosando los fondos fiscales (Collier & Sater,
1998).
Parte de los problemas que el país debió enfrentar producto de la guerra en Europa (y más
tarde con la crisis del 29), es producto de la ya larga “vocación exportadora” (Salazar &
Pinto, 2002), la que hacía poner todas las expectativas, así como el futuro del país en manos
de, principalmente, un solo producto lo que hacía que la economía del país se viese
afectada por los vaivenes de los mercados internacionales. Esta decisión de poner en juego
los destinos económicos del país en la exportación ha venido aparejada desde el comienzo
de la vida republicana de la nación, el cual se entiendo pues ha estado dominada por la
“obsesión modernizadora” que ha caracterizado la historia económica de Chile bajo el
proyecto de la modernidad o el progreso, el cual implica “en su dimensión material, la
capacidad de las sociedades humanas de ir dejando atrás la pobreza y la sujeción a las
15
limitaciones impuestas por la naturaleza, en un camino ascendentes hacia la prosperidad y
el bienestar” (Salazar & Pinto, 2002:9) camino que no siempre ha traído consigo los
resultados esperados, y para la década del 20, a pesar de los logros en agricultura y
manufactura, la sobredependencia de los productos mineros produjo intranquilidad social y
un desempleo significativo con lo que el país se enfrentó a su primera gran crisis política
del siglo (Collier & Sater, 1998).
La elección presidencial de 1920 puso en la moneda a Arturo Alessandri Palma por la
Alianza liberal (compuesta por el Partido Radical, el Partido Liberal Doctrinario, el Partido
Liberal Democrático y el Partido Nacional), lo cual fue vista con buenos ojos por amplios
sectores del país por considerar que era el “símbolo de las reivindicaciones de los sectores
medios y populares que salvaría al país de la conducción de la oligarquía decadente a
través de un Estado protector” (Aylwin et al, 1990:94). A pesar de la esperanza de amplios
sectores de la población puestas en el gobierno de Alessandri para la concreción de una
legislación social y reforma constitucional se vieron frustrados por las viejas prácticas
parlamentarias que impidieron avances en las reformas presentadas por miembros de la
Unión Nacional en el senado. La constitución entregaba facultades al parlamento para
censurar y coartar cualquier acción del presidente como de sus ministros. Ya avanzado el
gobierno de Alessandri los precios del salitre caían cada vez más, lo que afectaba
gravemente las condiciones de vida de los trabajadores, así como los ingresos del Fisco.
Corría el año 1924, y seguía sin avances en las propuestas de la campaña presidencial por
problemas con el Congreso, con lo que enfrentar la crisis se veía aún más dificultoso por lo
que las huelgas comienzan a generalizarse debido a las precarias condiciones de vida, las
cuales se acallaban a punta de plomo y sangre obrera. La crisis repercutía en todo el país, el
presidente y el congreso estaban en punto muerto, sin ceder ninguno y no se veía forma de
que la situación cambiase. Sólo una respuesta para la pregunta que todo el país se hacía con
la esperanza de cambiar el rumbo que había tomado el país, con lo que “el nudo gordiano
fue roto por las fuerzas armadas. En diez extraordinarios días en septiembre de 1924, las
fuerzas armadas hicieron, primero, que la presidencia de Alessandri tambaleara y, luego,
la destruyeron imponiendo un régimen militar en Chile. Ellos, no Alessandri, enterraron la
República parlamentaria” (Collier & Sater, 1998:188-189). A finales de 1923 y principios
de 1924 la situación del país no da señales de mejorar, jóvenes oficiales asisten a sesiones
16
del congreso para mostrar el descontento con la situación del país, así como para con la
actitud de los parlamentarios frente a la situación, al notar que la acción tuvo repercusiones
es que forman un comité, el que entrega una serie de medidas al parlamento para ser
aprobadas, tres días después estas medidas fueron aprobadas por el parlamento con la
aceptación previa de Alessandri. A partir del 11 de septiembre se constituyó una junta
militar que anunció como propósito subsanar al país de la “política gangrenaria” y llamar a
una asamblea constituyente. Al notar Alessandri que había perdido el control político de la
nación decide renunciar a su cargo y abandonar el país (Aylwin, 1990).
A pesar que con esta nueva situación en el país su pudieron implementar las reformas
sociales que Alessandri había prometido en su campaña, la situación en el país sigue el
curso ya trazado, esto sumado a los propios problemas y conflictos en las propias fuerzas
armadas, por lo que se tuvo que llamar nuevamente a Alessandri a recuperar el cargo de
presidente.
Aprovechando que el congreso se encontraba disuelto, Alessandri comienza a gobernar por
decreto, con lo que instaura el Banco Central y firma una nueva constitución, en el año
1925.
Al terminar su mandato y comenzar el periodo de campaña, se produce un inesperado
apoyo a su ministro de Guerra, el coronel Ibáñez, quien recibió una invitación de la parte de
la mayoría de los partidos políticos para que fuese candidato presidencial, pero esta
designación finalmente cayó en el liberal Emiliano Figueroa, como un intento de la
oligarquía por recuperar el poder (Aylwin, 1990). Antes de que terminara su mandato
Alessandri renuncia por segunda vez. Ya la figura de Ibáñez había irrumpido fuertemente
en la escena política nacional.
Emiliano Figueroa Larraín fue electo presidente en 1925 con el 72% de los votos, pero
prontamente la figura de Ibáñez terminó eclipsándolo, teniendo que renunciar, asumiendo
Ibáñez la presidencia. Con la intención de “evitar el caos” y promover el “progreso” del
país inicia un gobierno con rasgos dictatoriales que provocó limitaciones de las libertades,
así como también detenciones, deportaciones, exilio, etc. Atacando principalmente a
comunistas y a dirigentes sindicales, pero también a los partidos políticos, y los políticos.
A pesar de que ya los parlamentarios se encontraban completamente disciplinados y no
presentaban un problemas para que gobernase ni para dictar leyes, Ibáñez “aconseja” a los
17
presidentes de los partidos políticos una sola lista para los cargos en el congreso de 1930-
1934 para que así fuese innecesaria las elecciones, lista que aprobó en las Termas de
Chillán, por el ello que el congreso de esos años fue conocido como “Congreso Termal”.
Ibáñez puso en marcha un gran programa de obras públicas en que entre 1928 y 1931, La
Moneda invirtió casi 760 millones de pesos en diversos proyectos como desagües, caminos,
puentes, prisiones, instalaciones portuarias, 500 kilómetros de ramales para ferrocarriles, la
nueva fachada sur de La Moneda, la residencia presidencial de verano (Cerro Castillo), así
como la racionalización y revisión de la administración pública y la creación de la
Contraloría General (1927) encargada de supervisar la burocracia estatal y la
constitucionalidad de las medidas fiscales (Collier & Sater, 1998). Otros hitos importantes
dentro del mandato de Ibáñez fue la creación de la FACH en marzo de 1930 y la línea
Aeropostal Santiago-Arica en 1929, que desde 1932 se pasaría a llamar Líneas Aérea
Nacional (LAN). Además de eso, emprendió una reforma a la policía en 1927 formando así
Carabineros de Chile.
Entre 1927-28 Ibáñez fundó dos bancos destinados al financiamiento: Caja de Crédito
Agrario y la Caja del Crédito Minero, concebidos para financiar a pequeños agricultores y a
operaciones mineras de pequeña escala. Si debemos mencionar aspectos negativos del
gobierno de Ibáñez, en particular sobre su gestión económica, debemos mencionar, pues
que mediante la solicitud de una serie de préstamos, hipotecó el futuro del país. Para 1930
Chile le debía a los bancos norteamericanos, suizos e ingleses un total de 62 millones de
libras esterlinas, lo que para esa fecha parecía acciones lógicas por parte del gobierno, pues
en 1928-29 la producción de salitre entregaba grande ganancias, por lo tanto también para
el gobierno a través de los impuesto, así como también los impuestos internos, que
aportaban cerca del 30% de los ingresos del Estado (Collier & Sater, 1998). En este
escenario todo parecía rodar sin problemas, la economía se encontraba estable, sin dar
indicios de lo que posteriormente ocurriría.
El 24 de octubre de 1929, en Nueva York la bolsa de valores quebró desatando una de las
peores crisis en la historia del capitalismo mundial. No fue extraño que la llamada “Gran
Depresión” se propagara por las demás economías capitalistas del mundo, “instalando un
ciclo recesivo del que no se saldría, en rigor, hasta el estallido de la Segunda Guerra
Mundial” (Salazar & Pinto, 2002:33), considerando el papel hegemónico que había venido
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Estados Unidos en la economía mundial desde la Primera Guerra Mundial. Con esto se
ponía fin a un modelo de economías abiertas e intercambio libre que había predominado
durante gran parte del siglo XIX, “inaugurando en cambio un período de cierre de
fronteras y volcamiento «hacia adentro» que cuestionó profundamente varias premisas de
la ortodoxia establecida… comenzaba así una nueva era en la historia económica de
nuestro continente, una que estaría signada por la estrategia de «desarrollo hacia
adentro»” (Salazar & Pinto, 2002:33).
Una economía menos dependiente del sector externo podría haber absorbido de mejor
manera las repercusiones de esta crisis, pero para una economía como la chilena que había
puesto todas sus expectativas de crecimiento en el comercio exterior, el golpe no podía ser
sino demoledor. Dentro de este panorama, unos de los actores más golpeados por esta crisis
fue sin duda el Estado, cuyos ingresos ordinarios provenían principalmente del movimiento
aduanero, un 41,3% para 1930, ya iniciada la crisis (Salazar & Pinto, 2002).
La crisis que había explotado el 29 fue el golpe de gracia para las salitreras que ya venía
debilitándose, llegando para 1930-31 a la mitad de su producción, con lo que 29.000
personas tuvieron que dejar el norte al ser despedidos. En un principio, esta situación no
implicó grandes convulsiones, por los ya mencionados préstamos exteriores, pero esto no
duraría mucho tiempo, “en 1930, de hecho, las importaciones aumentaron. A comienzos de
1931, con sus principales exportaciones postradas y sin los banqueros de Wall Street para
que lo socorrieran, el hombre de La Moneda finalmente tuvo que enfrentarse a la realidad”
(Collier & Sater, 1998:198). Con el país en crisis, al igual que el resto del mundo, en julio
de 1931 cae el gobierno de Carlos Ibáñez, comenzando con ello un periodo de inestabilidad
política que no declinó hasta 1932, con el regreso a la presidencia de Arturo Alessandri, que
no sería el mismo caudillo de 1920.
En un intento por defender la actividad económica de los peores estragos de la crisis, se
puso funcionamiento una política monetaria deliberadamente expansiva, con el fin de
sostener el mercado interno por encima de los niveles que permitía el estado del comercio
exterior. También se propuso imponer licencias y cuotas de importación, el control en la
compraventa de divisas, la cesación de pagos de la deuda externa, y el abandono del patrón
oro, así como también el Estado debió asumir un papel más activo en la estimulación de la
actividad privada “a través de medidas tributarias, crediticias y de control de precios, lo
19
que complementó su recurso más tradicional a la realización de obras públicas” (Salazar
& Pinto, 2002:36).
En las elección convocadas para octubre Montero se impone a Alessandri Palma, que ya
había llegado del exilio, quien tuvo que hacerse cargo de un país que fue descrito por la
Liga de las Naciones como el más golpeado por la gran depresión del 29. Al asumir la
presidencia, inmediatamente tuvo que enfrentarse a diversos intentos de golpe de estado.
Los cuales lograron consumarse el 4 de Julio de 1932 con la declaración de la República
Socialista, con una junta formada por el general Arturo Puga, Carlos Dávila, Eugenio Matte
y con Marmaduke Grove como ministro de Defensa. Como primera medida anuncian la
intervención del Estado sobre la economía, puesto que consideraban que la economía
liberal “había fracasado”. En los días siguientes disolvieron el Congreso, declararon festivo
bancario los tres días siguientes, suspendió los desalojos de las propiedades de baja
rentabilidad y ordenó a la Caja de Crédito Popular devolver las ropas y herramientas a
quienes las habían empeñado ahí, entre otras medidas. Mas este gobierno duró solo 12 días,
ya que Dávila el 16 de Junio da inicio a un autogolpe tomando La Moneda y desterrando a
Matte y Grove a Isla de Pascua. Dávila se autodesigna presidente de la República Socialista
de Chile. El 30 de octubre se realizaron elecciones para presidente convocadas por
Bartolomé Blanche a quien Dávila había asignado como presidente provisoria en vista de
un posible golpe de estado, con lo que se ponía fin a los “cien días de la República
Socialista”, “la República Socialista había fracasado, pero el socialismo, de una u otra
forma, se encontraba ahora firmemente asentado en la agenda chilena" (Collier & Sater,
1998:201). El Congreso, solo comenzó sus sesiones el 19 de diciembre de 1932, por lo que
Alessandri Palma asumió el mando de la nación en vísperas de Navidad.
Este segundo periodo presidencial de Alessandri Palma, se centró en restaurar la
estabilidad, tanto política como económica, sentando las bases para las siguientes cuatro
décadas de creciente democracia, con lo que las fuerzas armadas se comprometieron a no
involucrarse más en política. En un comienzo gobierna con un pluralista gabinete, para
luego pasar a un gabinete inclinado a la derecha, pues los radicales decidieron retirarse de
este por los actos cometidos por Alessandri, cuyo punto culmine fue la masacre de Ranquil.
En lo económico, con las oficinas salitreras entregando los últimos resabios de su mineral,
las mineras del cobre poco a poco fueron tomando el lugar dejado por estas, al igual que la
20
agricultura que también va incrementando su participación en la economía nacional. La
deuda externa también logró reducirse en un 31% gracias a los esfuerzos del ministro de
hacienda Gustavo Ross, y la industria nacional lograba satisfacer el 70% de los
requerimientos del mercado interno. En este escenario de crecimiento económico fue que se
construyeron las obras del Estadio Nacional y el Barrio Cívico de Santiago.
Nuevas apuestas, profundización de la democracia y nuevo rol del Estado (1939-1958)
Las elecciones para presidente del año 38 tenían como candidato preferido de los votantes a
Gustavo Ross, ex ministro de hacienda de Alessandri Palma, llamado por los opositores
“ministro del hambre”, frente a la división en la oposición a Alessandri entre Ibáñez y
Pedro Aguirre Cerda, quien iba de candidato por el Frente Popular. Esta situación cambiaría
luego de la matanza del seguro obrero, con lo que Ibáñez baja su candidatura y entrega su
apoyo al candidato del Frente Popular, apoyo que su decisivo para inclinar la balanza en
favor de Aguirre Cerda, ganando las elecciones por un estrecho margen. A pesar de las
restauraciones de las instituciones realizado por Alessandri dando un paso hacía la
ampliación de la democracia, esto no fue impedimento para que continuara “la venerable
tradición de la compra de votos, también persistió hasta bien entrada la década de 1950”
(Collier & Sater, 1998:211).
El frente era un conglomerado de intereses contrapuestos a menudo mutuamente
excluyentes, cuyo único elemento común era el mutuo odio a la derecha. Las promesas
hechas por Don Tinto en campaña, como llevar la justicia al campo redistribuyendo la tierra
y creando sindicatos obreros, no se cumplieron a cambio de la tolerancia latifundista para
con los programas urbanos y de industrialización. En enero de 1939 un terremoto arrasó
Chillán, y gran parte de la zona comprendida entre los ríos Maule y Biobío, por lo que el
gobierno se vio en la necesidad de crear un nuevo organismo de desarrollo: La CORFO,
cuya finalidad fueron dos, una a corto plazo que consistía en supervisar los programas de
21
reconstrucción en la zona afectada por el terremoto; y a largo plazo, impulsar las fuentes de
energía del país y promover la industrialización, proyecto que iba de la mano de la idea del
ISI que pretendía la industrialización del país, para así convertirla en una economía
relativamente independiente sin estar afectos a los vaivenes de la economía mundial.
En el Frente, Aguirre Cerda se encontró con diversos problemas tanto para su gobierno
como para el mismo Frente por la diversidad de posturas dentro de esta, pero
principalmente los problemas venían de comunistas y socialistas, los cuales tenían
diferencias entre ellos y con las reformas propuestas por Aguirre Cerda. El Frente Popular
finalmente se desintegró a comienzos de 1941, cuando socialistas y el movimiento obrero
se retiraron formalmente, sin embargo, aunque el Frente estuviese muerto, las alianzas
políticas y electorales se asentaron en el país.
Las constantes luchas entre comunistas y socialistas se recrudecieron con el pacto de no
agresión firmado por Hitler y Stalin, lo que llego a un ambiente tenso en el Frente, lo que
llevó finalmente a su fin, pero esta situación tomaría otro camino
“cuando, en junio de 1941, Hitler invadió la Unión Soviética, la segunda Guerra Mundial,
hasta entonces condenada como una lucha imperialista, se convirtió de pronto en una gran
cruzada antifascista donde incluso los socialistas y los radicales encontraron un lugar. De
esta manera, los socialistas podían volver a forjar su alianza con los comunistas y los
radicales en una comunidad de facto del Frente Popular. Esta nueva solidaridad llegó
demasiado tarde para Aguirre Cerda, ya gravemente enfermo de tuberculosis. A mediados
de noviembre de 1941, dimitió. Al cabo de quince días había muerto” (Collier & Sater,
1998:214)
Después de la muerte de Aguirre Cerda, comenzó nuevamente la carrera por la presidencia,
en la que nuevamente se postula Ibáñez del Campo, pero que finalmente ganó el postulante
de la Alianza Democrática Juan Antonio Ríos (1942-1946), del ala conservadora del partido
radical, gracias en parte a la idea de que votar por Ibáñez era votar por el fascismo, lo que
terminó dándole la victoria a Ríos.
A pesar de los intentos del gobierno por permanecer neutrales frente al conflicto que se
vivía en gran parte de Europa y de la neutralidad mostrada en la anterior guerra, esta vez las
presiones fueron más fuertes que las intenciones de mantenerse alejados, por ello es que
Chile le declara la guerra a Japón en 1945 como requisito para formar parte de la
22
Organización de Naciones Unidas. Al mismo tiempo rompe relaciones con las potencias
del Eje, sumándose a la fuerza Aliada por lo que debe ceder en los precios de venta del
cobre a los países Aliados, principalmente a Estados Unidos. Otro elemento importante de
mencionar son los problemas con que debió lidiar de manera interna, al igual que el Frente
Popular que levantó a Pedro Aguirre Cerda como presidente, esta alianza, la Alianza
Democrática, solo era una unión electoral, en donde los elementos que convivían en ella no
compartían visiones de país en común, lo que terminó por hacer aflorar las diferencias y
con ello los problemas.
Un cáncer terminal obligó a renunciar a Ríos a la presidencia, por lo que Alfredo Duhalde
tuvo que cumplir con lo que restaba del periodo presidencial en la calidad de
vicepresidente, lo que con la muerte de Juan Antonio Ríos en junio de 1946, el país se vio
en la obligación de realizar la segunda elección de presidente en cinco años.
El reemplazante de Juan Antonio Ríos sería Gabriel González Videla, candidato de los
radicales y los comunistas, bajo la Alianza Democrática. El aumento del poder político y de
influencia de los comunistas producto de las elecciones municipales de 1947, sumado al
ambiente de guerra fría y a las crecientes huelgas, hicieron que distintos sectores del
espectro político chileno entraran en alerta, por lo que el Congreso ingresa la ley de defensa
de la democracia, conocida como la “ley maldita” que deja fuera de la ley al Partido
Comunista, enviando a sus militantes a un campo de detenidos en Pisagua.
Los aportes del gobierno de González Videla fueron implementar un plan para el desarrollo
de la provincia de Coquimbo, la aprobación del voto femenino, así como la instalación de
bases militares en la Antártica y la fundación de la Universidad Técnica del Estado.
En las elecciones presidenciales del 1952 se enfrentaron Pedro Enrique Alfonso desde los
radicales, Arturo Matte por el centro, Salvador Allende con los socialistas y Carlos Ibáñez
independiente. En el país se vivía un sentimiento de pérdida de fe en la política producto de
las malas administraciones por lo que el discurso de Ibáñez considerándose por encima de
la política terminó convenciendo a los votantes.
En sus primeros años de gobierno, apoyó la creación de la Central Única de Trabajadores
(CUT) liderada por Cloretario Blest, también derogó la “ley maldita” con lo que el Partido
Comunista pudo volver a participar en la vida política del país. En el plano económico, en
1955 la industrialización por sustitución de importaciones da signos de su fracaso, por lo
23
que la economía nacional comenzó a tambalear. En un intento por salvar la alicaída
economía del país, Ibáñez encarga a la firma estadounidense Klein-Saks, llamada “misión
Klein-Saks” la que como solución al problema económico que vivía el país era necesario
implementar reformas para liberar la economía, en conjunto con la modificación de
estatutos del Banco Central y la creación del Banco del Estado de Chile. La
implementación de estas medidas fue recibida de mala manera en la población lo que
provocó numerosas huelgas y protestas. Los últimos momentos del gobierno de Ibáñez no
fueron tranquilos, La Federación de Estudiantes de Chile, convocó a una serie de protestas,
las que fueron reprimidas con severidad por el gobierno, que a su vez incentivó a nuevas
manifestaciones, dejando una veintena de muertos y miles de heridos.
c. Máfil y Los Lagos en la primera mitad del siglo XX
Las transformaciones que se vivían en el país, tanto político-administrativas como
económicas, y que fueron dando forma al Chile actual, tuvieron su corelato en las
realidades locales. En el caso de las localidades que se estudian los cambios se vivieron a
otros ritmo, no tan vertiginoso como el nacional, pero igual de significativo. Estas
transformaciones económicas y políticas que experimentó el país a lo largo de este siglo
permitieron que se fueran desarrollando diversas actividades económicas en estas zonas
bajo las cuales se desarrolló en muchos casos el trabajo infantil, así como variaciones
demográficas, que fueron cambiando las realidades de estos sectores, pasando de ser
pequeños caseríos a convertirse en ciudades. En las siguientes líneas se realiza una breve
contextualización histórica de Máfil y Los Lagos con el fin de acercarnos a cómo eran estos
lugares en que nuestros entrevistados crecieron.
Los Lagos
La actual comuna de Los Lagos nace, primeramente del traslado de la población del sector
de Quinchilca, antigua fortificación española y misión primero de los franciscanos del
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colegio de Chillán y luego asumido por los capuchinos. Ya en 1891 pasó a ser una
delegación municipal de Valdivia, para constituirse como comuna en 1894 bajo el nombre
de “Quinchilca”, es pues, porque según Lagos (1992) el traslado desde Quinchilca a
Collileufu no fue informado a las autoridades respectivas por lo que pensaban que la
comunidad de Quinchilca aún se encontraba allí.
Un momento central dentro de la historia de Los Lagos, así como también de la historia de
las localidades cercanas, es la instalación y funcionamiento del ferrocarril, el cual permitió
el crecimiento del pueblo así como la conexión directa con los diferentes puntos del país,
pero principalmente con el gobierno central ubicado en Santiago. Ya en 1894 comienzan los
estudios del trazado de éste en su tramo Antilhue-Pichirropulli y la extensión a Valdivia a
cargo de Germán Oelkers, que constituirían unos 80 kilómetros de línea férrea. Este hecho
supuso un cambio significativo en las dinámicas del poblado pues al comienzo de la obra se
instalaron unos 400 trabajadores, esto sumado a otros trabajadores especializados como
topógrafos, ingenieros, etc., lo cierto es que en cuenta a esta nueva “población” que se
asentada en el lugar “se habían desarrollado los medios para dar adecuada satisfacción a
sus requerimientos y necesidades de esparcimiento y recreación en sus holganzas, que no
eran muchas pero intensamente aprovechadas y se desarrolla el comercio en grado
bastante acelerado para la pequeña comunidad” (Lagos, 1992:78), por lo que se instalaron
muchos comercios destinados a estos trabajadores, pero a la vez también atrajeron a
muchos valdivianos en el camino hacía los grandes lagos como el Riñihue, Ranco o
Calafquen. Esta situación nos dice Lagos (1992) fue lo que estableció casi de manera
espontánea el nombre permanente de la localidad, pues al mencionar las personas que
querían visitar estos grandes lagos, se pasaba obligadamente por Collileufu, principalmente
por este comercio que hacíamos mención. Entonces el “vamos a los lagos” quedó
simplemente en “los lagos”, nombre con que fue conocido el lugar, hasta por los
ferrocarrileros, lo que motivó a que la empresa de ferrocarriles cambiara el nombre de la
estación de “Collileufu” a “Los Lagos”. Ya a partir de 1930 pasa a llamarse oficial y
legalmente el poblado como “Los Lagos”. (Lagos, 1992)
La obra de la línea férrea se terminó de construir en 1899, pero fue entregada para su
explotación en mayo de 1902. Las obras de esta empresa habían comenzado en 1856 y
25
concluyeron en 1912 en Puerto Montt, contando con un total de 580 estaciones, siendo Los
Lagos la estación número 557, partiendo en Pueblo Hundido y culminando en Puerto Montt
(Lagos, 1992).
En 1907 se comienzan las obras para la implementación de un tramo del ferrocarril que
conectara la estación de Collileufu (Los Lagos) con San Martín de los Andes en Argentina,
cuyas obras solo se desarrollaron hasta Riñihue, no siendo ésta concluida en su idea
original hasta San Martín de los Andes. El aporte de este proyecto al desarrollo de Los
Lagos, se debió en atraer fuerza laboral que posteriormente se instalaría en la ciudad, lo que
ayudaría a acrecentar el centro poblado, a generar nuevas fuentes de trabajo y a “impulsar
en gran medida la agricultura, ganadería y explotación maderera, al proporcionar los
medios de trasporte adecuados y expeditos a la producción del vasto sector oriental de la
comuna” (Lagos, 1992:83), así como también posicionar a Los Lagos, desde allá por 1915,
como un lugar de interés turístico tanto de la población valdiviana como de lugares
aledaños, como punto de partida a los grandes lagos.
El Censo de 1907 nos dice que en la octava subdelegación de Quinchilca del departamento
de Valdivia, en el distrito de Quinchilca presenta una población de características rurales
para la época, con una población de 832 personas, desglosándose este cifra en 465 hombres
y 367 mujeres. De esta población una cantidad considerable vivía en la aldea de Quinchilca
(Collileufu) puesto que del total de habitantes (832) 493 de estas vivían en la aldea,
componiendo este total 295 hombres y 198 mujeres. La población completa de la
subdelegación (la octava subdelegación del departamento de Valdivia la componían los
distritos de Quinchilca, Riñihue y Maihue) se constituía por 1864 hombres, 1597 mujeres y
un total de 3461 personas. Para todo el país, según el Censo de 1907, existían 347871 niñas
en edad escolar y 367298 hombres, o sea, entre 6 y 14 años, contándose en la
subdelegación 772 personas que saben leer (530 hombres y 242 mujeres) y 2700 que no
saben leer (1345 hombres y 1355 mujeres).
En el Censo de 1920, ya con Calle-Calle como comuna, el distrito de Collileufu,
perteneciente a la decimoprimera subdelegación Calle-Calle, contaba con 1415 personas,
788 hombres y 627 mujeres, mientras el distrito de Calle-Calle, de la misma subdelegación,
habitaban 2157 personas, con 1165 hombres y 992 mujeres. Ya para esta década, y en este
26
Censo, aparecen referencias sobre Folilco, como caserío y como fundo pertenecientes al
decimotercera subdelegación Quinchilca, el fundo presenta la mayor cantidad de personas
con un total de 249 personas, dividiéndose entre 149 hombres y 100 mujeres, mientras el
caserío contaba con 27 personas, 10 hombres y 17 mujeres. En cambio la aldea de Los
Lagos la población total era de 359 personas, con 174 hombres y 185 mujeres. En cuanto a
la población infantil en la subdelegación de Quinchilca, en el censo no existe información
específica sobre la subdelegación por lo que la información que entregamos es sobre el
departamento de Valdivia en su conjunto:
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Tabla I
Edad Hombres Mujeres TotalMenos de 1 años 1256 1169 2425Más de 1 año 817 817 1634Más de 2 años 1130 1059 2189Más de 3 años 1193 1059 2252Más de 4 años 1243 1128 2371Más de 5 años 1082 1040 21226-7 2368 2152 45208-9 2154 1989 414310-11 1890 1743 363312-14 2980 2552 5532Fuente: Censo 1920
Los niños que recibieron instrucción primaria en 1920 para la provincia de Valdivia fueron
12.405 en establecimientos fiscales, constituyéndose esta cantidad en 6.770 de hombres y
5.635 de mujeres. Para establecimientos particulares subvencionados, los alumnos fueron
1.615 hombres, 241 mujeres y 1.856 como total, y finalmente, en los establecimientos
particulares no subvencionados contaron en sus aulas con 139 niños, 151 mujeres y 290
como total. Estas cifras de la instrucción primaria en estos tres tipos de establecimientos
dejan como totales 8.524 hombres, 6.027 mujeres, y 14.551 alumnos que para 1.920
recibieron instrucción primaria.
En el Censo de 1930 la comuna de Los Lagos contaba con 14.738 habitantes, mientras en el
censo anterior la comuna tenía 9079 habitantes. De estas 14.738 personas con las contaba la
comuna, 1390 personas correspondían al pueblo de Los Lagos y para 1920 sólo habitaban
en él 359 personas, lo que nos muestra un incremento significante en su población que nos
habla del auge de la actividad forestal y ferroviaria. Las cifras de población urbana y rural
de la comuna nos muestran un claro aumento de la población urbana, pero claramente está
muy por debajo de la población rural de la comuna, realidad que se repite a lo largo del país
en donde la gran masa de población se encuentra en sectores rurales, correspondiendo la
población urbana de la comuna de Los Lagos en 1930 a 1.390 personas, con 666 hombres y
724 mujeres que comprenden el 9,4% de la población total de la comuna, los que se
encuentran en su totalidad en el pueblo de Los Lagos. Mientras en sectores rurales la
población la constituyen 7.314 hombres y 6034 mujeres, con un total de 13348, que es el
90,6% de las personas que habitan la comuna. El Censo recoge un total de 2377 viviendas
28
en la comuna para una población total de 15556, lo que nos deja un promedio de 6,1
habitantes por casa. En el distrito N°1 de la comuna de Los Lagos, el pueblo del mismo
nombre presentaba para 1930 244 viviendas, en las que vivían 666 hombres y 724 mujeres,
en cambio en el distrito N°4 Riñihue, el fundo Folilco se constituía por 56 viviendas con
202 hombres y 167 mujeres, dejando un total de 369 personas. En el siguiente cuadro se
hace referencia a la población infantil en 1930 en la comuna de Los Lagos:
Tabla II
Edad Mujeres Hombres TotalesMenos de 1 año 255 283 538Más de 1 año 210 237 447Más de 2 años 223 234 457Más de 3 años 261 269 519Más de 4 años 266 253 519Más de 5 años 226 261 487Más de 6 años 238 255 493Más de 7 años 265 218 483Más de 8 años 203 221 424Más de 9 años 197 170 367Más de 10 años 195 207 402Más de 11 años 139 191 330Más de 12 años 162 209 371Más de 13 años 140 170 310Más de 14 años 154 152 306Fuente: Censo 1930
Ya en 1940 Los Lagos según el Censo de ese año, contaba con una población de 22618
habitantes. La población de Collileufu tenía una población urbana de 1397 habitantes,
dividiéndose entre 663 hombres y 734 mujeres, todo esto en unas 257 casa, con las que
contaba el pueblo. Mientras las zonas rurales sumaban 1484 habitantes en 264 casas, siendo
756 hombres y 728 mujeres.
Algunos otros acontecimientos de interés que nos narra Lagos (1992) hacen referencia a la
fundación de la primera compañía de Bomberos de Los Lagos, en diciembre de 1915, la
adjudicación de la instalación del servicio de alumbrado público en Los Lagos y nuevo
Collileufu por parte de la firma Menne y Cía., en 1939 se crea la segunda compañía de
bomberos y al año siguiente se forma el “Cuerpo de Bomberos de Los Lagos”. El 22 de
junio de 1940 se inaugura la planta eléctrica de Reumén construida por la firma Menne y
29
Cía., la misma que había construido la planta de Los Lagos que funcionaba en base a
energía hidráulica (Lagos, 1992).
Máfil
Los orígenes de Máfil, nos dice Fierro (2009) tienen su raíces en la comuna de San José de
la Mariquina, puesto que Máfil formaba parte ésta y para conocer la historia de la comuna
de Máfil debemos tener primero los antecedentes de la comuna en donde nació. La comuna
de Mariquina fue fundada en diciembre de 1859 con una superficie de 1.283 en el valle de
Mariquina o Maricunga, el cual era un centro huilliche a la llegada de los españoles, los
cuales decidieron tomarlas por la ambición que generaba el oro de Madre de Dios.
Dentro de los territorios que formaban parte de la jurisdicción de San José se encontraba
Pidey que era una reducción Huilliche de la zona. El nombre de Pidey perduraría hasta la
llegada del ferrocarril, siendo llamada la estación que se encontraba en este lugar como
Máfil y luego en 1910 la oficina de mensura de tierras edita un mapa del país en donde ya
aparecía el lugar con el nombre de Máfil, pasando a ser su nombre oficial, a la vez que este
evento se constituye como un punto de inflexión dentro de la historia de Máfil, por la
importancia innegable que este tuvo en el desarrollo de la zona (Fierro, 2009). El primer
paso que dieron los vecinos de Máfil, fue organizarse entre ellos con el objetivo de
transformarse en subdelegación para así tener los servicios necesarios que esta ese instante
se encontraban en San José, como registro civil, cementerio, escuelas, correos y oficinas de
telégrafos, entre otras. En 1964 durante el gobierno de Alessandri Rodríguez, fue publicado
en el diario oficial el artículo que por el decreto ley N° 15610 por el cual se creó la comuna
de Máfil, en el departamento de Valdivia, siendo su primer alcalde Germán Fehlandt
Berckoff.
En cuanto a la información referida a los Censo nacionales de la primera mitad del siglo
XX, el Censo de 1907 nos dice que la aldea de Pidei, perteneciente a la décima
subdelegación de Pichoi, contaba con una población total de 450 personas, distribuyéndose
esta cifra entre 222 hombres y 228 mujeres, y para la totalidad del distrito se identificaron
1336 habitantes. En 1920 ya como Máfil, de la quincuagésima subdelegación Macó de la
comuna de San José de la Mariquina, se calculaba una población de 309 personas para la
aldea, con 146 hombres y 163 mujeres, mientras la mina de Máfil contaban con una
30
población estimada en 1.580 personas, entre hombres (972) y mujeres (608), a la vez que en
el distrito total habitaban 999. Según se expresa en el Censo de aquel año, en el distrito de
Máfil también se encontraba una población Mapuche que alcanzaba las 130 personas, con
70 hombres y 60 mujeres. Ya en 1930 la aldea de Máfil contabilizaba 59 casas con una
población de 355 habitantes entre 162 hombres y 193 mujeres, como parte de la quinta
subdelegación Miraflores, de la comuna de San José de la Mariquina. Casi terminando la
primera mitad del siglo XX, en el Censo de 1940, el pueblo de Máfil había crecido
considerablemente, hallándose 356 viviendas y 2.122 habitantes distribuyéndose en 1.126
hombres y 996 mujeres.
Ambas comunas experimentaron diferentes cambios a lo largo de la primera mitad del siglo
XX tanto a nivel administrativo como poblacional, que permitieron a sus habitantes vivir
otras realidades económicas y sociales. Como hemos visto, la primera mitad del siglo
pasado fue un momento de grandes cambios que se palparon tanto en lo nacional como en
lo local, a su vez en temáticas específicas como la infancia, puesto que es en el siglo XX en
donde se dan los pasos más significativos para abarcar, un fenómeno que a comienzos de
siglo se estaba transformando en un “problema”: los niños.
d. Legislación y Políticas Públicas en cuanto a Infancia durante la primera mitad
del siglo XX
Primeras iniciativas jurídicas sobre infancia
Desde la constitución de los estados modernos y los sistemas de regulación jurídica, es que
éstos creen necesaria la creación de leyes que regulen al niño, tanto para corregir su
comportamiento en caso de ser un problema para la sociedad, o remediar su situación a
través de instituciones si es que sufriese de carencias de cualquier tipo. La vulnerabilidad
31
que se considera propia de la infancia y su desvalida condición para enfrentarse al mundo
en situaciones adversas provoca que toda sociedad tenga:
“una especial preocupación por proteger a los niños y jóvenes que la integran, que se
expresa en la existencia de múltiples y complejos mecanismos, tanto sociales como
jurídicos, destinados a protegerlos. En Chile, a través del tiempo se ha desarrollado un
sistema de protección y respecto a la infancia, que se ha expresado en la dictación de un
conjunto de normas jurídicas” (Cillero, 1994:76)
Esta preocupación tiene sus primeros indicios anterior a la conformación del estado
chileno, en tiempos de la colonia, en donde son las congregaciones religiosas y algunas
iniciativas privadas las que realizan actos de caridad con niños en situaciones de
vulnerabilidad, pero estas acciones no se traducen en un esfuerzo sistemático para cambiar
la realidad de estos niños, sino que sólo como actos esporádicos y espontáneos. Al finalizar
el siglo XIX y comienzos del siglo XX se puede apreciar que la acción benéfica privada y
la preocupación por el tema de la infancia es anterior a la acción del Estado en este tema,
puesto al escarbar un tema en las políticas atingente a este tema se evidencia que estas
formaron parte, inicialmente, de esfuerzos privados que transitaron desde el tratamiento
específico de problemas que tenían que ver con la sobrevivencia de los niños hasta “hasta
aquellos que –desde una postura “defensiva”- procuraban aislar aquellos “focos” de
degradación constituido por menores abandonados y/o implicados en conductas
delictivas...” (Morales, 1994:42) A medida que avanza el siglo XX el Estado se va
involucrando cada vez en el problema de la niñez, iniciando un proceso de especialización,
con la “llegada” de las ciencias “que procura desarrollar acciones especializadas hacia el
grupo-objeto enmarcadas en determinadas “ideologías” (médico-sanitaria y jurídica, por
ejemplo) que se expresan mediante la localización de determinados nichos institucionales”
(Morales, 1994:42).
Rojas Flores (2007) nos dice que ya para comienzos del siglo XX estaba asentada la idea,
por lo menos a nivel institucional, de que a los niños se les debía asegurar un cierto
bienestar material y social, pero esto aún no significó el reconocimiento del niño como
sujeto de derecho, sino que el desarrollo de un sentimiento de compasión y piedad por estos
seres vulnerables, y solo comenzaría a difundirse el enfoque de derechos sobre la infancia
32
con la influencia cultural europea y luego norteamericana sobre los países
latinoamericanos, lo que a largo plazo sentaría las base sobre la moderna concepción y el
tratamiento legal hacía la infancia.
El comienzo del siglo XX trajo consigo movilizaciones obreras, las que luchaban por
mejores condiciones de vida y trabajo, pues a pesar de la bonanza económica producto del
modelo monoexportador, la gran mayoría de Chile seguía viviendo en condiciones de
supervivencia, lo que hizo que se retomara la preocupación por la llamada “cuestión
obrera”, que “no era otra cosa que el temor de los sectores dominantes frente al eventual
quebrantamiento del orden social.” (Morales, 1994:46). Es como consecuencia de las
precarias condiciones en las que vivían los niños de las familias populares y obreras, así
como la carencia de condiciones sociomateriales para poder desarrollarse, que la “infancia
desvalida”, es decir aquellos miles de niños que quedaban huérfanos y vagaban en las
calles, comienzan a presentarse como un problema, mas no solo a ojos de privados, sino
que ya también para el Estado, por lo que los niños en “situación irregular” son un
“problema social” por ser un potencial foco de delincuencia y vandalismo. Es por lo
anterior que la evolución histórica de los sistemas de atención a la infancia en Chile, ha ido
de la mano con la evolución de la legislación a menores (Cortez, 1992), obligando al estado
a hacer frente a esta situación puesto que muchas de las organizaciones de beneficencia
privada quebraron producto de la crisis que arrastraba la Gran Guerra que asolaba Europa y
repercutía en nuestro territorio. Este escenario en donde el Estado es quien debe hacerse
cargo de la situación de estos niños, comenzando a implementar una política universalista
en cuanto a infancia se refiere, pues las acciones que realiza el estado no trataban de aplacar
particularidades o casos en específico, sino que lo hacía de manera generalizada, noción
que se contrapone al carácter casi individual de la ayuda entregada como caridad desde las
instituciones de Beneficencia (Morales, 1994).
Como fruto de esta creciente preocupación del Estado sobre la problemática que presenta la
infancia desvalida en la época, es que en 1912 de firma la “ley de infancia desvalida” la
cual algunos autores la califican como deficiente (Cortez, 1992; Rojas, 2007) pues que
innovadora en el papel por representar la primera acción seria y tangible del rol que
pretendía desempeñar el Estado en cuanto a la infancia, con indicaciones sobre la
33
prohibición de la explotación en niños menores de 8 años, ésta fue poco efectiva en la
práctica, pues “las limitaciones de la normativa la hicieron prácticamente inoperante”
(Rojas, 2007:141). El mismo autor (Rojas, 2007) nos habla sobre la creciente conciencia de
las personas de la época sobre las repercusiones del acto individual en la sociedad y del rol
que debe desempeñar el Estado en evitar las consecuencias de tal acto, pues “un padre que
corrompe a sus hijos no realiza un acto privado, sino uno de trascendencia social” (Rojas,
2007:141).
Ya en la década del veinte, marca un punto de inflexión con las décadas pasadas, pues el
Estado asume plenamente su rol como garante de las condiciones de vida de los
compatriotas, por lo “que se marca un cambio sustancial en el desarrollo de los sistemas
de bienestar a la infancia. Época de importantes movimientos sociales que lleva a los
trabajadores asalariados a obtener importantes logros en materia de políticas sociales que
benefician y protegen al trabajador, su familia e hijos menores de edad” (Cortez, 1992:2).
Al tener que resolver los problemas que significaban las demandas obreras levantadas en
las movilizaciones sociales ocurridas en la época, a causa de las precarias condiciones de
vida, y los efectos de la Guerra que se peleaba al otro lado del Atlántico, el Estado se debe
enfrentar y tratar de solucionar otro problema que aquejaba a la infancia como producto del
escenario social que se vivía en el país, este es las altas tasas de deserción escolar “debido,
fundamentalmente a razones de carencia de vestuario y/o a que el niño constituía un
recurso laboral importante en la familia popular” (Morales, 1994:47), situación que se
logra revertir, después de un largo proceso de avances y retrocesos, con la aprobación en
1920 de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, hecho que según Morales (1994) se
justificaba desde el actuar del Estado “ya que el problema de la infanda desvalida no
estaba referida solamente a razones de carácter humanitario sino también a un problema
de reproducción demográfica y de armonía social” (49)
Como parte de este nuevo sentimiento hacia la infancia que imbuía a los países centrales y
por ello, a América Latina, se realiza en Santiago en 1924 el IV Congreso Panamericano
del Niño, el cual estuvo influenciada por la declaración de los derechos del niños el 21 de
noviembre de 1923 en Paris, que “significó un paso más en la alianza entre la ideología
médico sanitaria y la naciente ideología educacional” (Morales, 1994:50) alejándose de la
34
noción coercitiva sobre la infancia y acercándose a una concepción de la infancia en donde
el niño es un ser el cual necesita los cuidados necesarios para llevar a desarrollar su
potencial.
Ley N° 4447 la primera Ley de Protección de Menores
Para Morales (1994) el eje diferenciador de dos épocas es la instalación de lo que el autor
llama “Estado protector” el cual trae consigo nuevas instituciones y aumento de los gastos
fiscales y de personal en el campo social, así como la especialización del contingente
estatal para tratar de una manera integral el problema de la infancia desvalida o en situación
irregular, comprendiendo el problema no se solucionaba con el castigo sino con la
prevención. La creación de políticas públicas que apuntan a contrarrestar los efectos de las
diferencias sociales en el país, van ligadas a un nuevo tipo de estado, más protagonistas y
rector, en un estado protector.
La Ley N° 4447 de protección de menores, se aprueba en 1928 y entra en funcionamiento
en 1929. Lo que se busca es evitar que le niño al estar abandonado o carente se transforme
en “delincuente” convirtiéndose en problema social. Además se reconoce la precariedad o
inexistencia de mecanismos de protección al menor y lo inoportuno de juzgar al menor con
una legislación de adultos, ya que “El delito en el niño, mirándose como sistema o
consecuencia de su estado moral, no es castigado. Debe aplicársele un tratamiento médico
y pedagógico, tratando de transformarlo en un elemento útil, y a la vez defender a la
sociedad de él, conforme con su grado de temibilidad” (Cortez, 1992:3). Para Morales
(1994) el espíritu de esta ley y la convicción que se expresa es “la voluntad política de
hacer del Estado un responsable directo de la niñez víctima de los efectos perversos del
capitalismo imperante. Más allá de la materialización de sus resultados, la iniciativa
buscaba establecer ciertos cánones preventivos respecto de la niñez desvalida.” (50)
Creemos que es solamente a partir de la promulgación de esta ley, que el Estado comienza
“a tener un rol decididamente activo en el ámbito de la infancia, al crearse el primer
35
juzgado de menores y también el primer organismo público responsable de orientar la
asistencia al menor, denominado Dirección General de Protección de Menores,
dependiente del ministerio de justicia” (Cortez, 1992:4) cuya finalidad era eliminar o
reducir las causas de la delincuencia juvenil, comprendiendo que la mejor manera de atacar
este problema no era precisamente con un criterio represivo. Sino el niño debe ser
protegido de las condiciones de su medio, para lo que se deben crear establecimientos
especiales de reeducación y readaptación de menores sobre bases científicas y racionales.
Para Morales (2007) la recepción de esta ley por parte del mundo político e intelectual de la
época fue positiva, puesto ya cada vez estaba más inserta la opinión de que el niño no era
un adulto en potencia, no era un hombre pequeño, sino un ser con toda la complejidad que
eso significase, por lo tanto debería recibir un trato diferente en cual a los aspectos legales,
así como ser estudiado y considerado en su plenitud.
Esta ley es sin duda un punto de inflexión en cuanto a las leyes y sistemas de protección a
la infancia en nuestro país, puesto que antes de ella no había una propuesta clara y real para
solucionar lo que para entonces se venía transformando en un problema para el Estado
como fue la infancia desvalida, dotando de una institucionalidad central que controla y
unificara las diversas iniciativas que existían como esfuerzos privados para con este tema.
Las leyes y políticas públicas que vendrían después se implementarían sobre la base de esta
ley, dotando de mayor financiamiento o de mayores facultades entre otras cosas.
Con la llegada de los gobiernos radicales se pone énfasis en el ámbito médico-educativo, lo
que va de la mano de la propia “ideología” del gobierno de turno, pues creemos que en todo
ámbito de cosas, y en específico en lo referido al tema de la infancia, depende mucho de las
características ideológicas del gobierno, pues de esto depende de cómo comprendan la
problemática a la que se enfrentan y las soluciones que se dan desplegando para dar
respuestas a estas situaciones, pues si se piensa en la infancia como un problema
demográfico y de salud, las líneas de acción irán por ese camino, en cambio sí lo vemos
como un posible foco de delincuencia, las políticas se enfocarán en inhibir de manera
coercitiva estas posibles acciones. Un hecho relevante dentro del escenario de los gobiernos
radicales, es que siendo Salvador Allende ministro de salubridad, se integra la acción
conjunta sobre la infancia los de tres ministerios que habían actuado de forma separada:
36
educación, justicia y salubridad, así como la creación de PROTINFA (dirección general de
protección de menores) en 1942, la cual es fusión de diversas organizaciones de
beneficencia, sanidad y educación. Los organismos que velaban por la protección del niño
se traspasan desde el ministerio de justicia al ministerio de salud. Esto demuestro el paso de
una comprensión del problema desde una perspectiva legal, tratando de controlar el
problema social de la infancia como un problema legal a un problema sanitario y de salud.
A pesar de las esfuerzos del Estado por cambiar la situación de la infancia desvalida,
Morales nos indica que para 1943 existían 300.000 niños en la ciudad de Santiago “que en
vez de ir a la escuela trabajaban, pedían limosna o vagaban” (1994:52).
El siglo XX significó un avance importantísimo en materia de infancia para nuestra país,
pero en especial la década del veinte, pues es en esta década en que se promulgan dos leyes
importantísimas en cuanto a infancia se refiere (Ley de instrucción primaria y Ley de
protección de menores) las cuales crean las bases para un tratamiento integral del problema,
así como también van dando forma a la noción que actualmente concebimos la infancia.
Como último punto de este recorrido por algunas de las leyes y políticas públicas sobre
infancia, que han dado cuerpo a la institucionalidad y han moldeado la forma en que
comprendemos a los niños, cabe mencionar la ley 16.618 publicada en 1967, “Ley de
Menores”, en la que se establece la creación del consejo nacional de menores (CONAME)
dependiente del Ministerio de Justicia centrándose en las condiciones sociales, pasando
desde la condición irregular del niño a la irregularidad de las condiciones socioeconómicas
y familiares del entorno del niño, por lo que CONAME cambia su foco desde un modelo de
rehabilitación conductual y prevención a uno de protección al niño y su entorno.
Capítulo II: Discusión Teórica
Para comprender la infancia dentro de un contexto histórico, debemos tener en
consideración que ésta es una construcción social, conteniendo elementos que le son
propios a cada período histórico, y si además esta infancia contiene alguna característica
particular como el ser trabajadora, debemos saber cuáles son los elementos que van
37
configurando la realidad de esta experiencia para que esta realidad exista. A continuación se
presenta algunas aclaraciones teóricas en cuando a infancia, entendida como construcción
social y trabajo infantil, entendiendo esta realidad como una estrategia desarrollada por el
grupo familiar para la supervivencia de éste.
a. Infancia como construcción social
La infancia es una etapa del ciclo vital humano y como tal es experimentado de manera
transversal por cada persona en el planeta, en el transcurso de su biografía personal como
parte del desarrollo fisiológico y mental determinado por la naturaleza. Desde la
Antropología, con su particular mirada que pone énfasis en la diversidad y complejidad
cultural a la vez que comprende los fenómenos desde la perspectiva de los propios actores,
ha dado cuenta de la gran variedad y complejidad en distintas sociedades que como fruto de
las relaciones en éstas, se van delineando los procesos de crecimiento, desarrollo físico y
edad social (Narváez-Goenaga, 2012). Las diferentes etapas que constituyen el ciclo vital se
delimitan y clasifican de maneras particulares según las sociedad en específico, las
delimitaciones etarias responden a procesos en los que cada grupo configura las divisiones
del mundo social, creando o transformando determinados grupos como la infancia,
adolescencia o adultez (Bourdieu en Narváez-Goenaga, 2012). Así, la infancia no se
establece como grupo social determinado dentro de la realidad social de un grupo, sino
hasta que este mismo grupo le entrega características particulares, diferenciadoras y
limitándola, a través del “conocimiento y reconocimiento de ciertas características que al
ser leídas como propias de una clase particular de personas, las transforma en una
categoría social.” (Narváez-Goenaga, 2012:3), es por ello que lo importante en esta
construcción de la infancia como grupo o categoría social no son las fases de la maduración
biológica, sino las relaciones que los individuos establecen entre sí, con las instituciones
sociales y con la sociedad como un todo, las que moldean y dan cuenta de las
transformaciones dentro del ciclo vital (Colángelo, 2003). O como lo expresa Feixa
38
“Todos los individuos experimentan a lo largo de su vida un desarrollo fisiológico y mental
determinado por su naturaleza, y todas las culturas compartimentan el curso de la
biografía en períodos a los que atribuyen propiedades, lo que sirve para categorizar a los
individuos y pautar su comportamiento en cada etapa.” (1996:2)
Este grupo social que constituye la infancia se presenta de manera diferente en cada tiempo
y lugar, como un estatus social diferenciado los que mediante las relaciones entre las
estructuras sociales, culturales y económicas propias de cada grupo van entregando
particularidades específicas que los sujetos pertenecientes a dichos grupo van manifestando
en ciertas conductas, relacionadas con un conjunto de elementos culturales que le son
propios al grupo social, conductas y particularidades que no son homogéneas sino que
dependen “de los condicionamientos derivados de su posición en la estructura social”
(Colangelo 2003), lo que nos habla de la dificultad para hablar de una infancia única para
cada sociedad , sino que sumado a las particularidades específicas de las que hemos
hablado, que van distinguiendo a cada grupo, también existen diferencias dentro de los
sujetos que componen el grupo, puesto que dependiendo de la posición en la estructura
social, es la experiencia vivida. Por lo tanto, la infancia, como todo concepto “no es
unívoco, sino dinámico y conflictivo. Las divisiones entre edades o etapas de la vida no
sólo son arbitrarias, sino también objeto de disputas y manipulaciones (Colángelo,
2003:4), esto hace que vaya cambiando con el pasar de los años, debido a las
transformaciones sociales que van experimentando las estructuras que componen la
sociedad, así como también de sociedad en sociedad tiene un tinte distintivo, así como
también pueden convivir muchas formadas de concebir la infancia aún en la misma
sociedad las que se encuentran en continua disputa por lograr la hegemonía cultura por
sobre las otras percepciones, pero a pesar de las transformaciones y disputas “el fenómeno
de la infancia siempre existe, es decir, una infancia viene precedida de otra y será
sustituida por otra; sólo los individuos que la experimentan se renuevan constantemente.”
(Narváez-Goenaga, 2012:6). Esto se debe a que los sujetos que componen esta categoría
social, o sea los niños, forman parte de la sociedad mismas, no se encuentran aislados de
ésta ingresando sólo al momento de la adultez, interviniendo y empapándose de los
procesos culturales, históricos y de las tradiciones del espacio y tiempo en el que vive
(Narváez-Goenaga, 2012).
39
Entendemos la infancia como una construcción social e histórica realizada por estructuras
propias de cada sociedad, en que producto de las relaciones entre estas estructuras y las
personas que componen dicha sociedad, van delimitando, moldeando y caracterizando los
diferentes momentos del ciclo vital del ser humano. Posteriormente estas características
pasan a los sujetos que interiorizan a modo de conductas, y en el que conviven diversas
formas que va tomando la etapa del ciclo vital dependiendo de la posición en la que se
encuentre el individuo dentro de la estructura social de cualquier sociedad. Pues bien, si
afirmamos esto, ¿de qué hablamos cuando hablamos de infancia en la primera mitad del
siglo XX? o ¿Cuáles son las estructuras o sistemas sociales que van moldeando y dando
forma a la infancia durante el siglo XX?
Muchos autores (Ariés, 1986; Colángelo, 2005; Narváez-Goenaga, 2012; entre otros) dan
cuenta de las transformaciones que ha experimentado la concepción de infancia, así como
el término. Nos dicen estos autores que la concepción moderna de infancia es propia de la
Europa en fase de consolidación del capitalismo, la cual es gracias a las mejoras en las
condiciones de vida de algunas familias, principalmente de la ya consolidada burguesía,
que contaban con los medios materiales para ya no realizar labores de subsistencia sino que
contaban con los medios suficientes para acumular los excedentes para luego capitalizarlos.
Esto permitió que los niños no debiesen (en estas familias) ingresar al mundo laboral con el
fin de entregar aportes para el sustento del grupo familiar, puesto que el niño, como adulto
en potencia, debía recorrer un largo camino para convertirse en adulto y terminar con su
condición de dependiente y necesitado de protección.
Para el caso específico de nuestro país, y en general para todo el mundo occidental
moderno, consideramos que la infancia, como construcción social, fue delimitada y
moldeada entregándole sus características para nuestro tiempo a través de tres instituciones
sociales que han tenido una importante crucial para nuestra sociedad actual: el sistema
biomédico, sistema judicial y el sistema escolar. Estos tres sistemas han irrumpido con
fuerza en los últimos sesenta años en nuestro país, lo que responde al avance del Estado y a
la cobertura que ha alcanzado, cubriendo sectores de la población que antes no eran
consideramos de relevancia, centrándose el accionar estatal sólo en las ciudades más
grandes. El protagonismo que han cobrado éstos, principalmente el sistema biomédico y el
40
sistema escolar, también se debe al incremento y asentamiento de la confianza en las
ciencias para el mejoramiento de la calidad de vida, por lo que al transcurrir del siglo XX se
tomó en cuenta mucho más la opinión de “expertos” para resolver problemas de la vida
cotidiana, pero principalmente de los problemáticas que repercutían en la sociedad,
dándoles solución mediante el casi milagroso método científico.
Creemos junto con Colángelo que es mediante la especialización pediátrica que la medicina
ha definido a sujetos particulares de estudio, distinguiéndolos y separándolos del ser
humano genérico, convirtiendo a la infancia en una etapa determinada del ciclo vital. Como
nos dice Colángelo:
“la metáfora del “crecimiento” hace del cambio anatómico que acompaña a la infancia un
indicador de una transición social. A su vez, combinando la idea de una temporalidad
lineal a lo largo de la cual el niño inevitablemente debe cambiar, el supuesto de que este
cambio es un proceso natural, realización de lo que es biológicamente inherente y la
noción de progreso como guía de las transformaciones esperadas, el “desarrollo” se
constituye en la metáfora primaria a través de la cual la niñez es explicada y articulada
con la noción de futuro” (2008:8)
Con lo cual se delimita biológicamente al niño, puesto que al manipular los cuerpos el
sistema biomédico y dotarlos de características los va diseccionando en diferentes partes
para su posterior análisis en separado, con lo que se establece la primera enmarcación de la
etapa infantil a través del proceso biológico del cuerpo, entregándole fecha de inicio y
término a cada etapa del ciclo vital humano.
Por su parte el sistema judicial mediante las distintas leyes, que se han promulgado a lo
largo de la historia republicana, ha ido encasillando y delimitando la infancia. Primero, en
nuestra legislación, se fue transformando la edad en que el “menor” se consideraba con
discernimiento para ser condenado por un delito, puesto que en un comienzo la legislación
se aplicaba tanto a adultos como a niños por igual, lo que fue cambiando poco a poco. Esta
delimitación etaria es una delimitación entre la niñez y la adultez mediante la
determinación del discernimiento del niño, pues solo se es responsable de los actos que se
realizan si se es adultos, ya que el niño no es consciente del acto que realiza así como de las
consecuencias que este pudiese tener. El sistema judicial chileno se ha transformado,
partiendo desde un enfoque punible frente a la infancia, hacía un enfoque de derechos
41
(Cillero, 1994; Cortez, 1992; y Morales, 1994), esto porque en las primeras décadas del
siglo XX la infancia era concebida como un problema social por la gran cantidad de niños
“huachos” deambulando en las calles de las grande ciudades del país, constituyéndose en
una amenaza al orden, y un potencial foco de delincuencia y vandalismo para su vida como
adulto, esta concepción de la infancia va cambiando a medida va transita el siglo,
posicionándose una idea sobre el niño como un ser desprotegido y carente, el cual necesita
del cuidado de los adultos. Esta idea se consolida con la Declaración de los Derechos del
Niño (1989). Este cambio en la mirada que la sociedad y en especial las entidades
gubernamentales hacia el niño se ha conjurado, creemos, gracias al cambio en la calidad de
vida de la población del país por lo que al niño se lo concibe y aprecia de otra manera,
unido esto a la influencia internacional, principalmente por los países centrales como los
Estados Unidos y Europa, adoptando su modelo de infancia, idea que no ahondaremos pues
no es central dentro de la investigación.
En cuanto al sistema escolar, creemos que este contribuyó a la delimitación temporal de la
infancia en cuanto categoría social determinada, así como al control y orden sobre el niño,
pues a medida que la escolarización se universalizaba, la asociación entre escuela e infancia
se hacía inevitable, y la obligatoriedad de asistencia a la escuela de los menores, “incidió
en la constitución dé los niños como sujetos, ya que comenzaron a ser interpelados por
diversos tipos de discursos, que oscilaron entre la protección, la represión y la educación”
(Carli, 1999:4), ya que “la escuela no es un modo de formación entre otros, ella fue
concebida como la primera y, finalmente como la última. Sus horarios ocupan todo el día
de los niños… su disciplina definió un saber ser niño hecho de pasibilidad, obediencia, de
una pedagogía de la intimidación” (Meyer en Narodowski, 1994) a la vez que la
escolarización se transformaba en una especie de “"maquinaria de gobierno de la infancia"
a partir de la cual se produjo la definición de un estatuto, la emergencia de un espacio
específico para la educación de los niños” (Carli, 1999:4) La universalización del sistema
escolar transfirió el proceso de educación desde la familia hacía la escuela, incorporando el
conocimiento científico, expresado en los especialistas-docentes y sus métodos racionales,
actuando ordenadamente sobre la niñez, siendo ellos los portadores de los saberes y
autoridad, por lo que “es el campo disciplinar que caracteriza a la infancia. La acción del
42
niño será juzgada y corregida en relación con los instrumentos teóricos construidos para
intervenir en ella” (Satriano, 2008:4).
En su conjunto, estos tres sistemas han formado la categoría social que actualmente
comprendemos como infancia, con todas las características que ella posee, la escolaridad
obligatoria, la formación constante para transformarse en adulto, el no discernimiento sobre
los actos cometidos y la separación completa del adulto. La labor principal de estos
sistemas ha sido la de delimitar las diferentes etapas del ciclo vital humano, pero
principalmente la infancia, demarcando claramente el momento de inicio y de termino de
cada etapa, además de denominar y caracterizar las cosas que son propiamente de los niños.
En definitiva, la infancia contemporánea es una categoría social en sí, el niño no es un
potencial adulto si no un ser completo, con características particulares y con una
delimitación etaria clara, la cual está definida por su permanencia en el sistema escolares,
que darle termino se concluye con la época infantil, pasando a una nueva categoría con lo
cual también cambia su categoría en el sistema judicial, pasando a ya ser imputable de
penas punitivas frente a la ley.
b. Trabajo Infantil como Estrategia de Reproducción Familiar
Al igual que con el caso de la “infancia” como categoría social existente en variadas
sociedades, la que comprendemos como una construcción social, el trabajo infantil también
es un fenómeno que se ha dado histórica, cultural y socialmente en muchos lugares del
planeta, la cual es una realidad cotidiana en muchos países a lo largo del globo, y cuya
existencia genera diversas reacciones y posicionamientos frente al tema. Este concepto se
ha empleado de manera genérica para referirse al trabajo que realizan niñas o niños y que
no necesariamente tiene consecuencias negativas para estos (Leyra, 2011:1). Generalmente
este trabajo se realiza para aportar dinero al núcleo familiar, el cual se lleva a cabo de
43
distintas maneras, lo que dependerá de las características socioeconómicas de la familia a la
que pertenece el niño, así como a las características particulares del contexto económico
local y nacional, lo que en un conjunto determinan la forma, oportunidad y características
específicas del trabajo infantil bajo ese contexto (Maureira, 2002). El trabajo infantil
generalmente es desarrollado por niños que pertenecen a familias con desempleo ocasional
o permanente, en donde el ingreso familiar se constituye mediante la participación de los
miembros de la familia, que estén en condiciones de hacerlo, en los diferentes mercados de
trabajo en los cuales pueden participar, lo cual lo hacen de manera diferencia. Puesto que el
jefe de hogar generalmente no puede satisfacer íntegramente las necesidades del grupo
familiar solo con su ingreso, “la unidad familiar participa en distintos mercados de trabajo
de acuerdo a las características de sus miembros y a los requerimientos de estos mercados”
(Maureira, 2002:117) buscando así complementar los ingresos de los miembros del grupo
familiar con el fin de tener dinero suficiente para la sobrevivencia de la familia. La
inserción en diversos mercados laborales por los miembros del grupo familiar se realiza
mediante una división del trabajo, que no solo es por edad y sexo, sino que también se basa
en las habilidades y destrezas que puedan demostrar los miembros del grupo familiar, según
la organización laborar familiar (Maureira, 2002).
La percepción frente a la existencia del trabajo infantil en los diversos países del mundo, ha
generado polémicas y diversas posturas, posturas que también tienen un tinte histórico,
cultural y social, que representar el sentir de un lugar determinado en el tiempo. Las
principales posturas frente al trabajo infantil en la actualidad se resumen en dos: el enfoque
abolicionista y el enfoque de valorización crítica (Leyra).
El enfoque abolicionista pone énfasis en lo perjudicial del trabajo infantil para el desarrollo
del niño, puesto que no permitiría que fuesen a la escuela o que disfrutasen su niñez, así
como considerar que el trabajo infantil significa explotación económica, puesto que reciben
pagas muy bajas o en algunos casos este pago no existe. También se considera que
“algunas formas de trabajo infantil pueden perpetuar la pobreza, porque las niñas y niños
trabajadores, privados de educación o de un desarrollo físico saludable, son susceptibles
de convertirse en personas adultas con bajas perspectivas de ingresos” (Leyra, 2011:10).
Este es el enfoque que predomina en las diversas organizaciones gubernamentales a lo largo
44
del mundo, y que han promulgado las oficinas gubernamentales y organismos
internacionales como la OIT y la UNICEF, que consideran al trabajo infantil como un mal
que es necesario erradicar.
Por su parte, el enfoque de valorización crítica (o proteccionista), destaca los efectos
positivos del trabajo en los niños, en cuanto el trabajo es una instancia importante dentro
del proceso socializador. A la vez que el trabajo en sí no se considera perjudicial para el
niño, sino algunas formas que este toma, así como las actividades realizadas, las que en
algunos casos podría ser dañino para el niño. Lo que se busca en este enfoque es mayor
participación e igualdad de derechos de los niños en la sociedad, el reconocimiento al
protagonismo de niñas y niños trabajadores, así como el derecho a trabajar en condiciones
dignas y adecuadas, eliminar todas las formas de discriminación, violencia, pobreza y
explotación, y, principalmente, asegurar a los niños trabajadores un integro desarrolla, para
así no truncar su futuro. En general a lo que apela este enfoque es a poner en perspectiva el
trabajo infantil, considerando todas las características, como la situación social, cultural o
histórica de un lugar para así tener un posicionamiento frente al trabajo en niño, y no
oponerse a éste a priori. Estos enfoques nacen y van tomando fuerza posterior a la
Convención sobre los Derechos del Niño (a propuesta de las Naciones Unidas en 1989) con
lo que los estudios sobre infancia se multiplican, y con ello la realidad de miles de niños se
visibilizan tratando de cambiar las condiciones de vida, asegurando niveles mínimos de
vida.
El concepto de trabajo infantil tiene muchas acepciones, pero sin duda la más utilizada es la
empleada por la OIT (2009) que considera que trabajo infantil es aquella actividad
realizada por Niños, por debajo de la edad mínima general de admisión al empleo fijada en
cada país, cualquiera que sea su categoría ocupacional (asalariado, independiente, trabajo
familiar no remunerado), y que moral, social o mentalmente sea dañina e interfiera con su
escolaridad. Para efectos de esta investigación comprenderemos el trabajo infantil como el
conjunto de actividades realizadas por niñas o niños con el propósito de contribuir a la
economía de sus familias y permitir su reproducción, sean estas actividades dentro del
grupo familiar (trabajos domésticos) o fuera de este (trabajo asalariado o independiente).
La limitante de la utilización de este concepto en nuestra investigación es su alcance
45
temporal puesto que la realidad que se pretende abordar tiene como lugar los recuerdos de
adultos mayores acerca de su infancia, la cual transcurrió en la primera mitad del siglo XX,
por lo que la validez del concepto se vería en duda por describir una realidad en donde las
valorizaciones y las percepciones son distintas, pero a nuestro favor (y a la de la utilización
del concepto) decir que si bien las condiciones en las que se desarrollan las actividades
tanto en el siglo XX como en la actualidad son diferentes, estas se realizan bajo lógicas
similares, las cuales apuntaban a contribuir al ingreso total familiar, y estos trabajos eran
realizados por niños de rangos etarios similares, por lo que hablar de trabajo infantil en los
términos en que lo hacemos no sería forzado en la realidad de la primera mitad del siglo
XX.
Como mencionamos anteriormente, el trabajo desempeñado por los niños, lo consideramos
como un aporte al sustento familiar lo que ayuda a que la familia se pueda reproducir y no
desaparezca, generalmente en sectores precarizados, excluidos de los centros del mercado
laboral formal que realizan actividades de subsistencia. Pues bien, el trabajo infantil lo
comprendemos como una más de una serie de estrategias que las familias despliegan para
poder sobrevivir a las condiciones que les impone el sistema económico. Estas estrategias
han sido caracterizadas principalmente por la sociología bajo diversos nombres (Estrategia
Familiares de Vida, Estrategias de sobrevivencia, estrategias de reproducción familiar),
pero todos apuntan básicamente a responder una pregunta esencial, ¿cómo sobreviven las
familias con pocos recursos frente a las precarias condiciones que les imponen las
estructuras económicas? Y su vez, la relación entre factores macroeconómicos y
microeconómicos, en donde el nodo de investigación es la unidad familiar. Dentro de estos
enfoques tomaremos los aportes de Torrado (1982) para comprender el trabajo infantil
dentro del contexto familiar en las infancias de los adultos mayores que prestaron su voz
para comprender el fenómeno de la infancia trabajadora en la primera mitad del siglo XX.
Torrado (1982) comprende las Estrategias Familiares de Vida (en adelante EFV) como
aquellos comportamientos de los agentes sociales de una sociedad dada que – estando
condicionados por su posición social ( o sea por su pertenencia a determinada clase o
estrato social)– se relaciona con la constitución y mantenimiento de las unidades
familiares (UF) en el seno de las cuales pueden asegurar su reproducción biológica,
46
preservar la vida y desarrollar todas aquellas prácticas económicas y no económicas,
indispensables para la optimización de las condiciones materiales y no materiales de
existencia de la unidad y de cada uno de sus miembros” (Torrado,1982: 17).
Estas estrategias tienen directa relación con los estilos de desarrollo impulsados en un
determinado país, los cuales aluden a las estrategias de acción en el ámbito económico,
“como objetivos, proyectos y prácticas políticas relativos a los factores de desarrollo
económico y social que se encuentran vigentes en una sociedad dada” (Vallejos & Leotta,
2013:4) que habla de la vinculación entre niveles macros y micros sociales, para lo cual la
autora nos habla de una doble vista de la relación entre estilos de desarrollo y las estrategias
desplegadas por los grupos familiares; primero, existen aspectos de los estilos de desarrollo
que influencian directamente en el comportamiento de los miembros del grupo familiar en
particular y en el grupo familiar en general, y segundo, las estrategias familiares de vida
características de cada clase y estrato social condicionan procesos que propician la
utilización y posible viabilidad de determinado estilo de desarrollo. Por lo tanto, vemos que
existe un doble condicionamiento en que si bien la implementación de determinadas
políticas públicas o programas que vayan en la línea de determinado estilo de desarrollo,
permite la adopción de EFV particulares, y también, las EFV particulares determinan la
implementación de un estilo de desarrollo que vaya a la par.
Cabe señalar que dentro de esta línea teórica, el punto central de análisis es el grupo
familiar, el cual se entiendo como un conjunto de personas que cotidianamente interactúan,
a fin de asegurar de manera conjunta el logro de objetivos tales como la reproducción
biológica y la preservación de su vida, así como la consecución de aquellas metas
económicas y no económicas que permitan la optimización de las condiciones materiales y
no materiales de existencia (Torrado, 1982). Dentro de este análisis del grupo familiar se
considera central el supuesto de que estas estrategias están condicionadas por la posición
que ocupan las familias dentro del sistema de estratificación social, mediante los atributos
del jefe de hogar, lo cual estaría dado por la manera en que éste o los demás miembros del
grupo familiar se insertan en el sistema de producción económico local (Vallejos & Leotta,
2013).
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Dentro del enfoque de las EFV, es necesario nombrar cinco características que ayudarán a
su comprensión: primero, los factores macroeconómicos funcionan como condicionantes y
no como determinantes, por lo que los actores tienen autonomía relativa con respecto a
estos; segundo, las unidades domésticas actúan para la consecuciones de ciertos objetivos,
los cuales no son necesariamente explícitos o conscientes, y las decisiones se toman sobre
la base de alternativas reales y no cálculos abstractos; tercero, estas estrategias componen
un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida del grupo familiar; cuarto, todas las
decisiones que el grupo familiar vaya tomando en cuanto a las estrategias familiares de vida
están mutuamente relacionadas; quinto, existencia de la lógica que configuraría los
comportamientos familiares que pueden variar dependiendo a la pertenencia de clases,
como hipótesis implícita (Torrado, 1982).
Finalmente, para el estudio de estas estrategias, en la práctica vemos dos niveles que se
relacionan mutuamente, pero que es necesario analizar por separado para comprender su
relación: la unidad familiar y las condiciones sociales del contexto en que se vive. En
cuanto a la unidad familiar, es necesario tener en consideración para la operacionalización
la constitución familiar; sociabilización y aprendizaje; obtención de recursos de
subsistencia; división del trabajo familiar; y, localización familiar. En cuanto a las
condiciones sociales que enfrenta la familia para el despliegue de estas estrategias, son tres
las dimensiones necesarias para el estudio de esta realidad: las condicionantes
socioeconómicas; las jurídicas y políticas; y las ideológicas y culturales (Torrado, 1982;
Vallejos & Leotta, 2013).
Capítulo III: Metodología
a. Tipo de investigación
Por la naturaleza de los objetivos de investigación que se proponen para esta tesis,
consideramos que la mejor manera de aproximarnos y tratar de comprender esta realidad es
a través de los métodos y herramientas que son propias de la investigación cualitativa, la
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cual tiene la particularidad de poner el énfasis en “la forma en la que el mundo es
comprendido, experimentado, producido, por el contexto y por los procesos, por la
perspectiva de los participantes, por sus sentidos, por sus significados, por sus
experiencias, conocimientos y relatos” (Vasilachis de Gialdino, 2006:28) En este tipo de
investigación los datos descriptivos del mundo social son “las propias palabras de las
personas, habladas o escritas y la conducta observable” (Taylor & Bodgan, 1987:20). La
estrategia de investigación que hemos considerado pertinente por el objeto de estudio
abordado en el presente trabajo investigativo es el estudio de caso, entendiendo este como
un estudio que “pueden estar constituidos por un hecho, un grupo, una institución, una
organización, un proceso social, o escenario específico, construido a partir de un
determinado, y siempre subjetivo y parcial, recorte empírico y conceptual de la realidad
social, que conforma un tema y/o problema de investigación” (Neyman & Quaranta,
2006:218). Este tipo de investigación tiene la particularidad de privilegiar la profundidad
que un número reducido de estudios de caso puede entregar. Dentro de las tradiciones de
investigación cualitativas utilizamos el enfoque biográfico, pues consideramos que dentro
de los variados métodos de investigación que se emplean en ciencias sociales y
principalmente en investigación cualitativa, el enfoque biográfico nos permite conocer la
realidad social de una manera pertinente a los objetivos de esta investigación Mallimaci &
Gimenéz, 2006). La elección de la estrategia metodológica en el diseño investigativo
depende en gran medida del objeto de estudio, y dentro del universo de métodos de
investigación en ciencias sociales, el enfoque bibliográfico nos permite adentrarnos en la
subjetividad del entrevistado, conociendo así su particular visión del mundo que lo rodea,
así como hecho que ha sido protagonista o que ha observado, y a los cuales no tendríamos
oportunidad de conocer si no fuese a través de sus vivencias.
Los autores plantean propuestas y apuestas a futuro diversas para esta tradición
investigación, a la vez que la llaman de diferentes maneras; método biográfico (Mallimaci
& Gimenéz, 2006) enfoque biográfico (Bertaux, 1999) o aproximación biográfica (Correa,
1999). Pero lo que nos interesa acá va más allá de cómo llamar a esta tradición, así que para
efectos de este trabajo simplemente lo llamaremos enfoque biográfico para efectos
prácticos. Lo que realmente nos importa es comprender las características del enfoque
biográfico que nos permitieron el desarrollo de la investigación en los objetivos que se
49
plantearon, además de contener elementos característicos que lo hacen diferenciarse de
otros enfoques investigativos en ciencias sociales.
El enfoque biográfico lo entendemos como “el estudio de un individuo o familia, y de su
experiencia de largo plazo, contada a un investigador y/o surgida del trabajo con
documentos y otros registros vitales” (Mallimaci & Giménez, 2006:176) siendo una
herramienta privilegiada para acceder a la subjetividad del entrevistado, así como al mundo
social que nos relata (Bertaux, 1999) para así
“comprender el sentido que los narradores dan a sus actos, las lógicas que
organizan su vida cotidiana, sus sistemas de vinculaciones con los otros, sus
relaciones con las instituciones, y también los principios de ser y de hacer que
sustentan sus prácticas y dan cuenta de sus visiones de mundo y de su búsqueda de
identidad social” (Sotteau-Léomant en Correa, 1999)
El enfoque biográfico supone el acceso a la información o al conocimiento que posee el
entrevistado a través del relato que este realiza sobre su propia vida y los elementos que la
conforman. Esto nos habla de la particularidad y características principales de este enfoque,
pues la construcción del “dato” de la investigación surge a través de la interacción del
investigador con los sujetos a los que estudia, o sea, mediante el diálogo entre estas dos
personas se construye in situ el “dato” producto de la conversación (Mallimaci & Giménez,
2006). Este ejercicio dialógico que es parte del enfoque biográfico, se desarrolla desde un
presente en donde se evoca un pasado, pasado que es recordado por el entrevistado en
donde, apelando a la memoria, reconstruye parte de su historia que el investigador a través
de la ayuda de las preguntas formuladas, mas este relato entregado por el entrevistador no
son extractos “puros” de su memoria, sino “interpretaciones del entrevistado sobre hechos
de los cuales ha formado parte, que se elaboran a partir del presente de la persona, de sus
deseos, proyectos y perspectivas en el momento en que realizamos la entrevista”
(Mallimaci & Giménez, 2006:194) por lo cual escuchamos las reflexiones realizadas por el
entrevistador sobre su futuro, recreadas por el filtro de su concepción actual de la vida, por
eso “lo que importa no es tanto el sentido que los hechos y los gestos han podido tener en
el momento en que ocurrieron, sino el sentido que pueden presentar al momento del relato
y que ayudan a aclarar lo que la persona es al momento en que ella los recuerda” (Correa,
50
1999:7). Es por lo anterior que entendemos este enfoque y el relato que conlleva de parte
del entrevistador, como el resultado acumulado de las múltiples redes de relaciones que ha
establecido a lo largo de su vida, los grupos humanos con los que ha compartido y las
instituciones que ha formado parte, y mediante la verbalización de los acontecimientos que
han marcado su vida, los cuales significa y resignifica es que el sujeto “apropia y adueña de
lo que vive”, siendo creador de su propia histórica, en un sentido narrativo a la vez que es
creado por esta misma historia (Mallimaci & Giménez, 2006, Correa, 1999).
La elección de este enfoque para la realización de una investigación supone una relación
mucho más estrecha entre el investigador y el sujeto o grupo al cual investiga, pues como
ya dijimos, lo esencial en este enfoque es acceder a la subjetividad del entrevistador a
través de su relato. Esta particularidad rompe con las relaciones de poder tradicionales
dentro de las investigaciones en ciencias sociales en donde el investigador-experto
preguntaba y el sujeto de investigación respondía, en cambio el enfoque biográfico exige
relaciones más horizontales para realizar la investigación, en donde existen
“relaciones de implicación entre el investigador y los sujetos involucrados, es decir,
permite un cambio en la estructura de poder tradicional y en la forma de entender
la producción de conocimientos… Se puede decir, entonces, que la aproximación
biográfica reivindica un conocimiento compartido, entre dos, gracias a la
intersubjetivdad en la interacción, en la cual el sujeto “conoce al precio de ser
conocido” (Correa, 1999:2)
Esta relación de “igualdad” permite que el conocimiento, y en particular el “dato” de la
investigación se co-construya entre la información entregada por el entrevistado así como
por los aportes teóricos del investigador, creándose una estrecha relación en donde al
mismo tiempo el investigador “conoce” a la vez que es “conocido” en cuya humana
cercanía nos es imposible no ser permeados por la propia persona del entrevistador (Correa,
1999). Para que esta relación se establezca es necesario establecer lazos de confianza o una
“cláusula de complicidad” en palabras de Correa (1999) que permita dar valor y autorice a
alguien hablar de sí mismo a un desconocido, siendo la transparencia, el reconocer el valor
de la vida del otro que nos habla y la horizontalidad en las relaciones dentro de la
51
investigación, elementos inseparables para que la investigación se logre con los objetivos
planteados.
Dentro de la tradición de investigación que conforma el enfoque biográfico, autores han
realizado “clasificaciones” de las muchas maneras en que se han llevado a cabo
investigaciones desde este enfoque. Denzin (En Bertaux, 1999) realiza una diferenciación
entre life story (relato de vida) y life history (historia de vida). Mientras el último de los
términos hace referencia a la historia completa de la vida de una persona y se enfoca en un
caso determinado, el primer término, corresponde a un fragmento de la vida, un hecho
particular durante del recorrido de vital de una persona, pero que también puede ser un
cúmulo de relatos. Sin bien, hay variadas definiciones para ambos términos, estos hemos
escogidos para este marco metodológico la de Mallimaci & Giménez (2006) “la story life,
el relato de vida, es una reflexión de lo social a partir de un relato personal” (177), nuestro
trabajo es un relato de vida (life story), puesto que para comprender una historia de vida
determinada o un cúmulo de relatos es completamente necesario comprender el contexto en
el que se ha desarrollado esa vida, una “biografía interpretada, porque el investigador
escribe y describe la vida de otras personas” según Denzin (en Bertaux, 1999) o una
“biografía interpretativa” para Creswell (en Mallamaci & Giménez, 2006) en donde la
reflexión por parte del investigador está presente en cada momento de la investigación,
tanto del contexto histórico como de la posición social del entrevistado en la sociedad o
comunidad determinado, así como el propio lugar desde donde escribe el investigador
(Mallamaci & Giménez, 2006).Esta comprensión del contexto histórico-social en que se ha
desarrollado la vida del entrevistado, así como su propio relato de su experiencia de vida no
son más que dos facetas del mismo hecho y que se desenvuelven en la misma realidad
social, la cual es necesario comprender para la realización de un análisis profundo (Bertaux,
1999), pues “no podemos ni siquiera comenzar a abarcar y comprender el ciclo vital
humano sin aprender a incluir el hecho de que el ser humano que estamos observando ha
ido creciendo en un mundo social” (Balán & Jelin, 1979:9), a la vez que mediante el relato
de vida podemos conocer la cultura, el contexto histórico y las particularidades sociales de
una sociedad determinada en un momento específico, desde la particular e irrepetible
mirada del entrevistado (Mallamaci & Giménez, 2006).
52
b.- Delimitación espacio temporal
La investigación se llevó a cabo durante los meses de octubre del 2014 hasta mayo del 2015
en las comunas de Mafil y Los Lagos, ambas ubicadas en la provincia de Valdivia, Región
de Los Ríos. La comuna de Máfil, se sitúa al Noreste de la comuna de Valdivia, con una
superficie de 583 km2, con una población de 7.213 personas según el censo del 2002,y
cuyos centros poblados son Máfil y Mulpún (Fierro, 2009). Máfil limita con Mariquina y
Lanco por el norte, Panguipulli por el este, Valdivia y Los Lagos por el sur y Mariquina y
Valdivia por el oeste. La capital comuna, la ciudad de Máfil, se encuentra a 41 kilómetros
de la ciudad de Valdivia, la cual es la capital provincial y regional. Por su parte, la comuna
de Los Lagos, se encuentra en el centro de la región, a 50 kilómetros de la ciudad de
Valdivia, y cuenta con una superficie de 1.791 km2, con una población de 18.733 habitantes
según el censo del 2002, limitando la comuna al norte con las comunas de Máfil y
Panguipulli; al sur con las comunas de Futrono y Paillaco; al este con las comunas de
Futrono y Panguipulli; y al oeste con la comuna de Valdivia. En la ciudad de Los Lagos, la
cual es la capital comunal, atraviesan los ríos Quinchilca y San Pedro, este último es el
desague natural del lago Riñihue, y ambos ríos forman parte del sistema fluvial del río
Valdivia.
c. Técnica de recolección de datos
Las técnicas que recolección de datos utilizadas para comprender el trabajo realizado por
niños en la primera mitad del siglo XX en las actuales comunas de Máfil y Los Lagos,
fueran entrevistas en profundidad y revisión de material bibliográfico, puesto que, como
vimos anteriormente, el enfoque biográfico apunta a comprender una realidad determinada
a través de dos momentos: la “subjetividad” de los actores y la “objetividad” estructural.
53
La entrevista cualitativa o “en profundidad”, entendida ésta como “reiterados encuentros
cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros estos dirigidos a la
comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto a sus vidas,
experiencias situaciones, tal como la expresan con sus propias palabras” (Taylor &
Bogdan, 1987:101), las que no son estructuradas, permitiendo al investigador recurrir a su
propia intuición para ir formulando las preguntas, según como se vaya desenvolviendo la
entrevista. Creemos que la mejor manera de llegar hacia la subjetividad de las personas con
las que trabajamos fue mediante este tipo de técnica, pues nos permite establecer una
complicidad necesaria para que los adultos mayores nos relaten sobre los recuerdos que
tienen sobre su infancia, posicionando tanto a investigadores como a informantes de
manera simétrica, ya que son ellos los que “conocen”. En este caso se hace necesario
utilizar las entrevistas en profundidad puesto que el objetivo de la investigación es retratar
una realidad que se escapa a la realidad del investigador, puesto que al ser un hecho
ocurrido en un tiempo pasado, éste no se puede observar directamente en el campo, por lo
que el entrevistado se transforma en los “ojos y oídos” del entrevistador para acceder a la
realidad que pretende conocer (Taylor & Bogdan, 1987). Las entrevistas se realizaron a
adultos mayores de las actuales comunas de Máfil y Los Lagos, contactándonos primero
con el área de desarrollo social de ambas municipalidades para así conseguir los contactos
de los presidentes o algún dirigente de los clubes de adultos mayores de estas comunas.
Luego del contacto con estos dirigentes y la explicación del marco de la investigación y los
objetivos de la tesis, es que se proponía una entrevista grupal, la cual sólo se pudo realizar
en uno sólo de los clubes consultados, puesto que no todos accedían, por diferentes
motivos, ya sea por negativa de las personas que conformaban el club o por negativa del
presidente, o también porque en el periodo en que se realizó la investigación no se
reunieron como club, lo que decantó en que se realizase la entrevista al propio presidente
del club o a alguna persona recomendada por este último. Se realizaron ocho entrevistas en
profundidad, las que se efectuaron en las propias casas de los entrevistados, por considerar
este espacio como un lugar de intimidad para las personas entrevistadas y así pudiesen
sentirse más cómodas al momento de la entrevista ya que se encontraban dentro de su
“zona de confort”, lo que resulta en respuestas mucho más completas y confiables. En el
caso de la entrevista grupal, está se realizó en el club de adulto mayor “Nueva Esperanza”
54
de Los Lagos, el cual en el momento de la entrevista contaba con 20 asistentes a la reunión,
esta entrevista se realizó más bien de manera exploratoria para identificar personas para
entrevista en profundidad. Luego de la entrevista grupal se seleccionaron dos personas para
profundizar en sus relatos, puesto se consideró que su historia de vida contribuiría con la
presente investigación. En la investigación se utilizan los nombres reales de las personas
entrevistadas, pues ninguna de ellas pidió mantener en el anonimato su identidad. Estas
entrevistas fueron grabadas para así asegurar que el relato entregado por las personas fuese
lo más fidedigno posible, previa consulta con los entrevistados.
Las comunas con las que se trabajó fueron elegidas puesto que teníamos antecedentes
previos que nos hablaban de la posibilidad de encontrar testimonios de personas que en su
infancia hayan realizadas actividades que pudiésemos comprender como “trabajo”, en las
dos actividades productivas más importantes en ambas comunas durante la primera mitad
del siglo XX: el tren y las minas de carbón.
d. Análisis y procesamiento de los datos
Para realizar el análisis de los datos obtenidos durante el proceso de investigación
seguimos los pasos indicados por Taylor & Bogdan (1987), esto es: leer detenidamente
todos los datos obtenidos en el trabajo de terreno; seguir la pista de tema, intuiciones,
interpretaciones e ideas; buscar temas emergentes; desarrollar conceptos y proposiciones
teóricas; y finalmente, leer el material bibliográfico. Esto nos permitió poder ordenar y
clasificar la información obtenida, información que posteriormente se verá reflejada en los
resultados. Pero comprendemos, con Berteaux, que el proceso de “análisis” en el enfoque
biográfico no se realiza al final de investigación, sino que es un proceso constante, “el
“análisis” continúa a lo largo de toda la investigación y consiste en construir
progresivamente una representación del objeto” (1999:13) por lo que sentimos que el
proceso de investigación más que ser en forma lineal, es en forma circular, en donde los
momentos de la investigación se constituyen en una cadena que da forma y sentido a la
investigación.
55
Capítulo IV: Resultados de la Investigación
Igualito que otros tantos de niño aprendí a sudar,
no conocí las escuelas ni supe lo que es jugar.
Me sacaban de la cama por la mañana temprano
y al ladito de mi papá fui creciendo en el trabajo.
Victor Jara, El hombre es un creador.
En este capítulo se presentan los relatos de vida de las personas que participaron en esta
investigación, centrándonos en tres puntos: la familia, en donde se hace referencia a los
miembros del grupo familiar y las actividades realizadas por estos, lo cual es importante en
esta investigación puesto que por las labores realizadas por estos, podremos darnos cuenta
de la división en cuanto al trabajo, así como también hacer referencia a la relación entre las
personas que componían el grupo familiar, por lo que hemos dividido este subcapítulo en ;
la localidad, a los trabajos que se desarrollaban en la localidad en donde estas personas
vivieron en su infancia y la relación con niños del sector; y la infancia y trabajo infantil,
en cuando a las labores realizadas por ellos, las razones que los llevaron a realizar estas
actividades y la repercusión que estas vivencias han tenido en su vida adulta actual.
Esto relatos se presentan como si fuesen uno (identificando al entrevistado) para de esa
forma realzar la similitud en algunos aspectos de sus vivencias que nos hacen pensar en una
constante en algunos sectores de la población en aquellas épocas y en el caso de las
experiencias divergentes se evidenciarán estas diferencias, pues consideramos que para los
intereses y objetivos de este trabajo, es más útil presentarlo de esta forma y no de manera
separada por persona que prestó su voz para la realización de esta investigación. Al tiempo
en que se presenta los relatos de los entrevistados también se pretende analizarlos, como
56
punto de partida la antropología de la infancia, pero principalmente desde las Estrategias
Familiares de Vida, para con ello, comprender desde esta perspectiva teórica la labor
realizada en la infancia por las personas entrevistadas y las características que van
adquiriendo éstas dependiendo de las cualidades propias de su grupo familiar, así como de
los lugares en donde vivieron.
a. Familia
Trabajos realizadas por los miembros de la familia
La unidad familiar constituye un elemento central dentro de la vida de los entrevistados,
pues es en este espacio, que constituye el hogar, en donde se van construyendo como
actores del medio en el que habitan y viven. Este grupo en los diferentes entrevistados va
adquiriendo características propias las cuales dependen de múltiples factores, los cuales
entre ellos se encuentran el lugar donde se habitan, los miembros que la componen, etc.,
por supuesto, no existe grupo familiar igual a otro. Una característica importante que nos
dicen algunos entrevistados acerca de sus familias es la gran cantidad de sus miembros, la
que generalmente supera los tres hermanos, como nos dice Don Hernán haciendo alusión a
esto y “es que los padres que no tenían ocho diez hijos no eran familia” lo que daría
respuesta a la pobreza que nos relatan se vivía en los años de infancia, pues dice que
“nosotros no conocimos los zapatos hasta como cuando teníamos doce años. Entonces
para comprarle ropa y zapatos a tanto hijos, de todo a tanto hijo... a pata no más y todo el
mundo a pata”, aunque siempre cuando hacen mención a sus familias hablan en términos
de lo que podríamos entender como familia nuclear, que comprende a los padres y
hermanos, sin incluir a tíos, primos o abuelos. Don Dago nos habla principalmente de la
relación familiar en torno a las labores que realizaban, pues su padre tenía animales y
trabajaba en el campo, la madre hacía las labores de la casa, pero que de igual manera
ayudaba al papá en un trabajo paralelo que tenía, el cual es la creación de “coronas” para
funerales los que se hacían con enredaderas que encontraban en el bosque. Don Patricio
rememora una infancia quizás pobre, tal vez con algunas carencias en cuanto a lo
económico, que arrastra las pobreza que traían sus padres y que quedó en su memoria por
las conversaciones de los mayores, donde hablaban de un Chile por lo general pobre, pero
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con la esperanza viva de un mejor mañana para sus hijos, “mis padres eran de situación
económica baja pero ellos tenían ideas liberales, en el sentido de que ellos se sacrificaban
y sabían que tenían que salir adelante con su familia, y a pesar de que pasaron por
momentos difíciles, ellos hablaban de una crisis que hubo por el año 39 que hubo en chile,
y a pesar de todo y la pobreza en la que vivían, y nos criaron, somos tres hermanos”, a
pesar de las situaciones que imponía el día a día, el horizonte era claro, teniendo que
recurrir a diversos métodos para ayudar a la familia, “el objetivo de ellos era sacar
adelante a la hija mayor que era la mujer saliera adelante con los estudios y ella como era
la mayor cuando terminara el sexto humanidades pudiera obtener alguna profesión y
cuando estuviera más o menos estable ayudar al que seguía y así sucesivamente hasta el
menor que era yo. Mi hermana estudió en la normal de Chillán y después de dos años salió
titulada de profesora, y comenzó a ayudar a la familia.”, para Don Patricio la razón por la
cual al final pudieron vencer las adversidades de los tiempos en que vivieron él, sus
hermanos y sus padres es por las particularidades de sus padres, pues como él nos dice “mi
papa llegó hasta 4° humanidades, mi mama no, ella vivió cerca de Chillán en la zona
central y llegó hasta el 3 año básico o preparatoria, pero ella fue autodidacta, así que ella
misma leyendo se hizo naturista”, a pesar de la poca preparación escolar de ellos, fueron
autodidactas, principalmente su madre, quien instruyó a la familia completa en el
naturismo, lo que repercutiría en la vida de Don Patricio, “mis padres eran naturistas, por
eso nunca tuvimos problemas de salud, nunca nos atacaron las pestes.”
Por su parte Don Mario nos habla del itinerario de trabajos y situaciones por las que pasó su
padre hasta llegar al lugar que posteriormente habitarían, así como las labores realizadas
por la madre
“yo nací a once kilómetros aproximadamente en un fundo que se llamaba “Ciruelos”,
cerca de Los Lagos. Mi padre trabajaba ahí en ese fundo, el estudio aquí en Los Lagos, se
casó después, estuvieron trabajando. Yo tenía 5 años cuando después nos vinimos. Yo
siempre me acuerdo que en esa época cargamos una carreta con bueyes, alojamos en la
noche en un aserradero, al otro día para llegar aquí al fundo Anwandter. En la cruza norte
del rio, ahí llegamos a vivir en una casa que le habían dado pega a mi padre para trabajar
en las calderas de las barracas. Estuvimos un tiempo ahí, un medio año, no recuerdo bien.
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Nos llevábamos de chicos ahí a calentarnos en las calderas, cuando mi padre hacia fuego.
Y de ahí le ofrecieron pega en ferrocarriles pero como tratero, uno lo llamaba en ese
tiempo los carrunchos, los matasapos… ellos se dedicaban a cambiar los durmientes. Yo
vivía con mi mama y mis hermanos, después de morir mi papa. Mi mama hacia peguitas
también, era dueña de casa, lavaba ropa a gente ajena para tener entraditas para la casa.
Mis hermanos se dedicaban a una y otra cosa, mi hermana mayor también era emplea, mi
otro hermano también trabajaba por ahí, el menor también era lustrabotas… todo se hacía
así antes, todo era trabajo.
Los relatos de itinerancia en la búsqueda de trabajo o quizás de mejores condiciones de
vida, no es excluyente para el caso del padre de Don Mario, Don Jorge también recuerda,
mediante los recuerdos de su propio padre “Yo nací aquí en Temuco, en un fundo. Mi papa
era trabajador maderero. Se vino como el año 35 de Cañete. Nos criamos en Enco.
Éramos tres hermanos, yo el segundo. Mi hermana murió a los 27 años.”, el relato de Don
Hernán también nos cuenta del tránsito de los padres en cuanto al trabajo y al lugar en
donde nacieron los entrevistados, “mi padre es originario de Maullin, mi madre es de
Quenuir, frente a Maullin”. Este itinerario y echar a andar buscando mejor suerte quizás
responde a las necesidades que establece la economía local, con poca mano de obra o bajos
sueltos, quizás la inexistencia de ambos, por ello tal vez las ganas de cambiar de rumbo,
estableciéndose en lugares donde les ofreciesen trabajo y un lugar donde echar los huesos.
Este traslado del lugar de nacimiento por parte de algunos padres de los entrevistados
creemos es la razón por la que estas personas identifican a su familia en términos de familia
nuclear, imposibilitando que otros miembros de la familia participen de las dinámicas del
núcleo familiar.
Por las condiciones que probablemente la vida les impuso, los padres de nuestros
entrevistados no tuvieron acceso a mayores niveles de escolarización, por lo que debieron
trabajar desde pequeño, al igual que algunos de sus propios hijos. Estas experiencias van
moldeando la opinión y disposición frente a la escolarización de sus hijos, pues para Don
Dago en los tiempos de su niñez la escuela no era algo importante para los padres, se asistía
al colegio en la medida en que otra actividad familiar lo permita, o sea, si no había una
actividad que realizar si asistía a la escuela, ya que el niño es útil en la medida que pueda
59
aportar con trabajo “real”, o sea, trabajando en el campo, ayudando directamente a la
familia, no así asistiendo al colegio, pues no es una inversión a corto plazo por no constituir
un ingreso de dinero para la familia. El entrevistado nos relata que sus propios tíos retaron a
su padre cuando decidieron enviarlo a la escuela normalista en Valdivia, por considerarlo
una perdida para la economía familiar, ya que los niños según su punto de vista, aportaban
más trabajando en el campo que asistiendo a la escuela, en donde además había que pagar
algunas cosas. En la misma línea que los padres de Don Dago, los padres de Don Patricio
también decidieron enviarlo a la escuela, por considerar una instancia importante porque
“para mis padres era importante ir al colegio, salir profesionales para sostenerse”, lo que
para el entrevistado ya se estaba transformando en una tónica en la época o por lo menos
más niños asistían a la escuela año tras años, pero para Don Patricio sus padres iban un
paso más allá, “yo creo que mis padres eran avanzados por la importancia que le daban a
la educación, y ellos también siguieron cultivándose, ellos fueron un complemento, siempre
nos inculcaron educarnos” puesto que la importancia de la educación la aplicaban en sus
propias vidas educándose constantemente. Para los padres de Don Hernán también fue
importante e imprescindible la asistencia a la escuela, a pesar de no siempre contar con los
medios para que los hijos lo hagan, teniendo que recurrir a labores complementarias con su
trabajo formal “la vulnerabilidad existía, habían tantos hijos mi padre era carpintero y
mueblista y tenía tallercito extra y tenía como para ganar un poquito más de plata y para
educar a sus otros hijo. Mi padre se esforzaba, buscaba medios, pensaba que podía hacer,
le dieron una Pieza de empresa para hacer el taller”, esta vulnerabilidad o precaridad no
solo existía en cuanto a la familia, sino que el mismo entrevistados nos habla de las
condiciones en las cuales se realizaba la enseñanza, las cuales no siempre eran las mejores
o adecuadas para realizas aquellas actividades, “había una sola pieza grande, dentro de la
escuela donde estaba el personal; los de primero de un lado, los de segundo otro, y los de
tercero en otros. Entonces había una sola profesora y le enseñaba a todos juntos; primero
con unos y los dejaba trabajando, después con los otros y los dejaba trabajando y después
los otros y así... Siempre hubo una profesora que hacía así”, recalcando que “para mis
padres era importante que estudiáramos. Para las madres no hay hijos malos, son todos
buenos”. Pero no todas las realidades experimentadas por los entrevistados tenían como
elemento central la escuela, puesto que en muchos casos se asistía poco y casi nada a esta,
60
por las circunstancias que entregaban las condiciones familiares y del lugar en el que
vivían. Muchos de ellos tuvieron que trabajar desde muy temprana edad no teniendo tiempo
ni oportunidad para asistir a la escuela, entre ellos Don Mario nos relata un episodio
decidor en cuanto a esto, y sobre todo a la poco importancia de la época en cuanto a la
escuela, sobre todo en los estratos más bajos económicamente, “una vez no quiso que yo
vaya a la escuela porque llegaba una señora a visitarlo, entonces me dejaba cuidando el
negocio y yo desaparecía, me ganaba afuera, yo con mis cuadernos parado al lado del
negocio, antes los carabineros lo llevaban a uno si no estaba en la escuela, y pasa un
carabinero y me ve y me pregunta ‘y tú por qué no están en la escuela’ y le digo que mi jefe
no me deja, y entro y habló con mi jefe y me dejaron ir a la escuela y me fui pa la escuela
no más…”, lo que da cuenta, aparte de la preminencia del trabajo por sobre los estudios, de
la precaria línea que divide el trabajo infantil de la explotación infantil, discusión que en
nuestros días es común en la cual en la mayoría de los país se pretende eliminar la
existencia de niños trabajadores, pero que en tiempos que nos relata Don Mario y todos los
entrevistados esta preocupación no existía. En esta misma línea los relatos de Don Jorge y
Doña Baldina nos muestran, lo que creemos, era la tónica en la primera mitad del siglo XX:
En el invierno se iba a escuela pero poco, la mayoría de los padres sacaban a los chicos
para ir a trabajar. Cuando llovía íbamos a la escuela, sino a trabajar porque no era una
obligación (Don Jorge)…la educación antes eran dos años y después a trabajar también
(Doña Baldina).
La composición familiar de los entrevistados nos habla de familias numerosas, con tres o
más hijos, las que se constituyen generalmente como familias nucleares, lo que quiere decir
que estos grupos familiares se organizan exclusivamente entre padres con sus hijos,
quedando fuera de esta otros miembros que también pudiésemos considerar como parte de
la familia, como son los tíos, sobrinos, abuelos, etc., como ya dijimos este grupo de
personas que constituye la unidad familiar lo entendemos, siguiendo la línea de las
Estrategias Familiares de Vida, como grupo de personas que cotidianamente interactúan, a
fin de asegurar de manera conjunta el logro de objetivos tales como la reproducción
biológica y la preservación de su vida, así como la consecución de aquellas metas
económicas y no económicas que permitan la optimización de las condiciones materiales y
61
no materiales de existencia (Torrado, 1982). Según lo conversado en las entrevistas, el
hecho que estas familias generalmente no vivan en el mismo lugar de nacimiento y de
formación que sus padres podría explicar el hecho de que estos grupos familiares son
unidades que se componen solamente entre padres e hijos, como por ejemplo Don Mario y
Don Jorge que nos relatan el tránsito recorrido por sus padres en la aventura de encontrar
nuevos horizontes tanto de vida como laborales, alejándose del lugar en el que durante
muchos años se vivió. Este elemento no aparece de manera explícita en los relatos, pero si
lo podemos deducir de éstos, puesto que los entrevistados al contarnos en qué lugar habían
nacido, nos hablan primero de los itinerarios que tuvieron sus padres para llegar al lugar
donde los entrevistados nacieron. El hecho de que tuvieran que emigrar para encontrar
trabajos quizás también responda al hecho de que para “hacerse hombre” generalmente se
abandona el hogar paterno, buscan un hogar propio y formando una familia. Los relatos de
los historiadores que realizan sobre esta época, nos cuentan sobre las precarias condiciones
en que vivía la mayoría de la población del país, quienes se encontraban en un país que aun
experimentaban los efectos de una gran crisis como la gran Depresión del 29, que según
estudios de la Liga de las Naciones fue nuestro país el más golpeado por esta, con lo que
cayeron dramáticamente las importaciones así como las exportaciones, arrastrando con ello
pobreza y desempleo. La infancia de nuestros entrevistados, fluctuaron entre las décadas
del 40 y 50. Ellos y sus familias vivieron en una sociedad y tiempo en el que no se accedía
a derechos sociales, en un tiempo en el que el aparato estatal no llegaba a una gran parte del
país, quedando estos lugares bajo la sombra y poder de la decisión de los dueños de la
mano de obra. En estas condiciones de precariedad, sin condiciones dignas de trabajo y
pocas expectativas transcurría su inserción laboral.
Frente a estos escenarios de escasez y precariedad en las condiciones de vida y de trabajo,
es que las familias se organizan y establecen estrategias para hacer frente a estas
situaciones, las que pueden ser de carácter coyuntural o estructural, siendo la primera
pasajera y producto de un determinado evento que ha arrastrado a la familia a esa situación
temporal teniendo que realizan ciertas acciones con el fin de superar la eventual situación;
pero la segunda ya podríamos considerarla de carácter constante, teniendo la familia que
idear estrategias constantes para sobrevivir frente a estas situaciones. En el caso de nuestros
entrevistados podemos notar como las familias como conjunto van desarrollando estrategias
62
para sobrevivir y “salir adelante” como unidad, lo que podríamos ejemplificar con los
casos de don Patricio y don Hernán. Para la familia de don Patricio la mantención de tres
hijos no era tarea fácil, como tampoco lo es en la actualidad, por ello como ingreso
complementario al de su esposo, la madre de don Patricio realizaba labores fuera de su
círculo doméstico con el fin de conseguir un poco más de dinero. Además de esta labor
realizada por la madre de don Patricio, los padres de este encomiendan la tarea a la
hermana mayor de terminar los estudios y tener una profesión para que así ella pueda
contribuir monetariamente a la familia y también ayudar al próximo hijo a realizar la misma
tarea. En este caso podríamos entender a la educación o la obtención de un título como una
estrategia a largo plazo para la superación de condiciones adversas en cuanto a la
económico, cumpliendo con esto la educación la tarea y el rol principal que se le entregaba
en el siglo XX, la de ser un elemento de movilidad social. El hecho de que sea la hermana
de nuestro entrevistado la primera de los hermanos en acceder a educación profesional nos
habla de la existencia de una estructura de género dentro del círculo familiar en que no se
hacen distinciones de género en cuanto al acceso a la educación.
En el caso de don Hernán, no es la familia en su conjunto la que colabora para tener
muchos condiciones de vida, sino que es el padre quien asume en su completo esta labor,
puesto que a su trabajo como empleado fiscal de navieras del estado, realizaba trabajos de
carpintería, principalmente la construcción de muebles los que vendía a sus propios
compañeros o jefes, con lo que conseguía un ingreso extra para así mejorar su situación
económica.
Pues si el grupo familiar se presenta como un espacio fundamental dentro de las historias
de vida de los entrevistados por ser el lugar en donde se van fundando las características
para toda la vida, son las relaciones dentro del grupo lo que da cuerpo a la unidad, en
particular las relaciones con los padres, quienes son los encargados de guiar a los niños,
educarlos y entregarles las herramientas para la vida adulta. Nuestros entrevistados, al
momento de hablar sobre su infancia, recurren inevitablemente a la familia primero, y
luego a sus padres, puesto que en los años de niñez, los destinos de sus padres son sus
propios destinos, por lo que en los casos en que el padre se trasladaba de localidad en busca
de algún lugar en donde encontrar trabajo, toda la familia debía hacerlo. Pero
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principalmente el rasgo que los entrevistados hacen referencia constantemente es a la
pérdida del respeto de las nuevas generaciones, principalmente frente a las figuras paternas,
pues antes “la relación era muy distinta a la que hay hoy en día… antes había obediencia y
respeto” (don Mario), recalcan que en sus tiempos había “ mucho respeto del niño hacía
sus padres, mucho respeto, no es como ahora, el papá lo mandaba a las 8 a acostar y se
iba a acostar, ahora no. Lo que decía del papá no se discutía…” (don Mario), y ahora“se
perdió mucho el respeto” (don Hernán), pues antes la familia eran en espacio de educación,
“se educaba de tal manera al niño que cualquier castigo que le insinuaran, venía… mi
hermano una vez no sé lo que hizo por ahí, mi mamá le tomó la mano como que se la iba a
meter adentro de la estufa, abrió la puerta de la estufa, para castigarlo...esa es la
enseñanza que le dábamos a los niños antes… (don Mario). Esta idea también es
compartida por don Patricio, considerando que el respeto frente a los padres no es el
mismo, pues antes se les obedecía sin replicar, “mis padres no nos demostraban
abiertamente su cariño. Eran estrictos, no nos castigaban, si nos decían que no era no, si
se decía algo se hacía, se hacían respetar. Nosotros entendíamos porque eran ordenes
racionales, no eran ordenes porque sí. Como se dice ahora rayaban bien la cancha” los
padres representaban figuras un poco distante, afectuosos, pero no mucho, y siempre
haciendo cumplir las órdenes dadas, de la misma forma que lo recuerda doña Baldina “mi
papá no era de castigarnos, mi mamá sí, mi papá hablaba una sola vez y la segunda vez
venía el chicotazo. Nadie iba a ser atrevido o grosero ante los padres…”. El padre
generalmente era la figura dominante, el que ponía las reglas, como nos dice don Mario
“los padres mandaban a sus hijos hombres a trabajar, a entregar cosas, hacer negocios y
ellos obedecían… iban, daban explicaciones. El papa no hacía nada, andaba a caballo no
más, daba órdenes”, en las ordenes que se entregan no había lugar a la desobediencia,
“entonces nos mandaban y había que obedecer no más porque era el papa. Y la orden era
una sola vez no más… sino el guascazo. La orden era una no más. Y ahora no pos, se
llama a los niños” (don Dago). Las faltas o las desobediencias eran rápidamente
corregidas, generalmente con un castigo físico que era aplicado por los padres, esperando
que con el castigo la acción indebida no se vuelva a cometer, “uno aprendía ligerito si los
cinturones eran gruesos. Pero recuerdo que sola una vez mi papa me dio un guascazo,
porque eran tan claras las órdenes que uno sabia ya” (don Dago), don Jorge también nos
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habla sobre el castigo en caso de falta a alguna orden de los padres, “a uno una sola vez le
hablaban no más. Era puro respeto no más. Uno se criaba en su casa bajo la orden de su
papa con un respeto único. Se le hablaba una vez no más después venia el guascazo”, pero
a pesar de lo que pudiésemos pensar, esta forma de corrección sobre las acciones indebidas
es vista de buena forma por los entrevistados, considerando que constituía una manera
correcta de instruir o formar al niño, “llevándolo por el recto camino”, Don Mario nos dice
que“todos los niños de antes eran educados, porque en esos tiempos las mamitas y los
papitos le daban su cachetadita, cambió la ley y los niños se desordenaron, nadie los para.
Antes no, había obediencia…”, la obediencia entendida como la reacción al miedo al
castigo, “había que pedir permiso. Y pobre que no hagas caso… guasca, el charchazo. Ya
no hay respeto” (don Hernán) y al entrar en funcionamiento las leyes que protegen al niño
de las agresiones físicas, principalmente la Declaración de los Derechos del Niño en 1989,
los padres pierden control por sobre el niño pues ya no es posible corregir su mal
comportamiento con algún golpe, “cuando se terminó el castigo…ahora lo que hay es el
castigo mora, ya no hay respeto ni en las escuelas en nada. El profesor en la escuela, ¿qué
es lo que hace? Si tú le pegas a un alumno… sumario. Si el alumno le pega al profesor…
sumario. Porque por algo te pego el alumno” (don Hernán) con lo que se pierde el respeto
para con los padres y con cualquier figura de autoridad, “ahora le roban hasta a los papás,
cambió la ley cuando no se pudo seguir castigando, eso fue lo peor, por eso cualquier
persona antigua recuerda esos años y sabe cómo se manejaba y sabe el camino que
tomamos los que somos adultos ahora” (don Mario), lo que tuvo como resultado final los
múltiples problemas que existen con la juventud actual, “la ley esa que sacaron de no
castigar a un niño… por eso es que la cosa esta mala, ahora hacen lo que ellos quieren,
los hombres y las mujeres. Uno no iba a reclamar a ningún lado si no se sabía de eso. Las
leyes han cambiado, la juventud sigue un ritmo nuevo”. Comprendemos una relación que
los entrevistados notan entre la aplicación de leyes de resguardo de la infancia y en la
“pérdida de respeto” que sienten, pues con la entrada en vigencia de aquellas leyes los
castigos físicos en contra de niños comenzó a ser sancionados por ley, cayendo así en una
suerte de imposibilidad de corregir al niño, ya que los entrevistados sienten que la mayor o
única forma de castigo y formación para con el niño es de aquella forma, por lo que en este
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sentido la implementación de estas leyes sería perjudicial para la familia como núcleo,
puesto que los padres no podrían cumplir su rol de educadores.
b. El Lugar en el que viví. La Localidad que habitaron los entrevistados.
Existen una serie de elementos que moldean las percepciones y dan forma a las
experiencias de los entrevistados; el entorno social y geográfico – que conforman el
territorio- propician las vivencias recopiladas ya que este es quien extiende las
características que moldean y forman la vida de quienes lo habitaron; así, su relación con el
entorno es una manera más de comprender la dinámica de vida de sus habitantes y crean en
los individuos las formas de expresión cotidianas en función de aquellas características.
Una de las aristas que conforma el territorio y el entorno social es la multiplicidad de
factores geográficos que facilitan la productividad y actividades económicas que
desarrollan los sectores aludidos, los cuales forman parte de las vivencias recogidas por los
entrevistados y constituye un eje fundamental en la experiencia de vida y moldeadora de las
actividades desarrolladas; por tanto, es de interés comprender las dinámicas que poseen los
individuos en cuanto a su relación con este territorio y localidad, el cual posee
características de innegable connotación tanto tangible como simbólica a raíz de las formas
de expresión y reconocimiento de los espacios. Así, los entrevistados caracterizan el
entorno, y aun cuando estos componentes se presentan para ellos de manera cotidiana, lo
hacen en consideración de aquellos elementos que conforman el paisaje y dan sentido a las
formas de producción que ellos mismos desempeñaron en este; estos consideran las
transformaciones humanas para con el entorno y el entorno mismo.
Este territorio, con características particulares, facilita ciertas formas productivas que rigen
la experiencia recogidas, las cuales se desprenden del relato de manera que nos muestra las
formas de comprensión y relación de ellos con el medio; los sectores estudiados,
geográficamente, son espacios de producción agrícola, ganadera y forestal de manera
preponderante y es en estas actividades donde se centra las labores realizadas. Así se retrata
desde la percepción estudiada, la historicidad local y nacional, en donde nos encontramos
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con las vivencias que moldean la vida de los individuos y forman carácter a raíz de los
encuentros sociales con el paisaje, la cual es parte configuradora del ser social, ya que es
eje fundamental de la sobrevivencia y articulación social en torno a las localidades. De esta
manera lo retrata Don Mario en su relato;
“El asunto de la madera, había mucha gente que trabajaba para cargan los trenes o
descargar los trenes. Antes había una fábrica de fabricación de madera, había
aserraderos. Había trigo, había molinos grandes… la gente de campo venía a moler a
cambio de maquila, no pagaba en plata. Traía dos sacos y se llevaba unos ocho sacos con
harina… Venían en carreta y se demoraban días… se llevaban todo de aquí, sus sacos de
comida. Cargaban sus carretas y sus perros y se iban no más.”
Este extracto nos presenta elementos de relevancia cuando de factores productivos y de
sobrevivencia se trata; se presenta la zona como una de clara producción forestal y agrícola,
en los entornos urbanos y rurales respectivamente. Ambos ciñéndose estrechamente a las
oportunidades que otorga el entorno y como este se adecua en función de aquello que
facilitaría la vida de las familias; ya sea cargando o descargando los trenes de paso por los
pueblos o buscando formas de maximizar los escasos recursos alimenticios y económicos
con que se cuentan.
La manera de relatar las experiencias considera los componentes del entorno y nos sugiere
una forma de entender la localidad habitada desde el prisma de vivencia y el conocimiento
acabado del mismo, así nos encontramos con las descripciones de una localidad que
aglutina no solo los factores tangibles de un espacio urbano que encierra ciertos servicios y
modos productivos, sino también, formas de comprensión de mundo y el entorno que
genera experiencias de reciprocidad entre lo geográfico y lo humano. En donde los recursos
naturales y humanos coexisten dando lugar a los modos de producción y sobrevivencia
estudiados.
Para logran comprender la localidad en que se ve inmersa la población aludida es necesario
recurrir a aquellos elementos de significancia a los que aluden los individuos, así nos
encontramos con descripciones territoriales que, a través de los años, marcan los recuerdos
a los cuales accedemos para entender el dinamismo del trabajo infantil particularmente,
pero también como este se configura dentro del espacio;
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“Cuando yo era chico los lagos no tenía ninguna calle pavimentada, era chico…
Antiguamente eran dos calles no más, el resto era puro árbol no más, para ir a la escuela
se bordeaba el rio por ahí… Se llamaba Collileufu antiguamente, no se llamaba Los
Lagos.” (Don Mario)
La serie de componentes de significancia geográfica y que son de relevancia para los
entrevistados son aquellos que son parte conformadora del entorno; es así que el
componente fluvial de, en este caso Los Lagos, es un punto de referencia geográfico,
histórico y cotidiano que configura la visión de sus habitantes desde donde se proyecta la
ciudad que es, también, parte conformadora de las experiencias vertidas.
Los medios productivos en donde desarrollan diferentes labores de los niños de entonces, se
enmarcan en las faenas que circundan a la población y el territorio estudiado, que, de
acuerdo a sus características permiten y facilitan ciertas labores. En este caso, la extracción
de la madera es una condición repetida hasta hoy día en la región, esto facilitado por las
condiciones climáticas y de relieve de la zona; estas mismas características que propician
las actividades productivas que se han desarrollado en la zona, también hacen de este lugar,
un espacios de tránsito obligado. Así es que se retrata dentro de los relatos la posición de
estrategia comunicacional de la región;
“La gente que iba al sur pasaban todo por aquí, los que iban a Valdivia pasaban por aquí,
al norte también. Aunque había una góndola (microbús) también, que hacia un tremendo
recorrido, era de don Bernabé Uribe… Si había que traer gallinas, cargaban las
gallinas… si había que cargan chanchos, se cargaban los chanchos… y así, de todo.”(don
Mario)
La zona de Valdivia históricamente ha sido un espacio estratégico de comunicación, siendo
vía de paso obligado entre las zonas y/o norte del país como también de salida hacia el
océano o la cordillera. En caso de las zonas de Mafil y Los Lagos, el tren –como método de
transporte de carga y pasajeros- hace su ruta por las zonas de depresión geográfica como
una forma de aprovechar el relieve intacto del territorio y adentrarse a la búsqueda de las
mercancías explotadas.
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Los amigos y la escuela/educación. “Todos los niños que conocía hacían los mismo”
La contextualización social, familiar e histórica en que se dan los procesos estudiados nos
presentan un fuerte arraigo hacia el modelo familiar de la época, enmarcado dentro de un
espacio de carecías económicas persistentes o simple modelo social a seguir; los niños
entienden el trabajo como una forma más de vivir el cotidiano y esto, a su vez, como lo
normal cuando de aportar al hogar se refiere. No es extraño oír que en aquel tiempo se vivía
mejor y que somos la sociedad contemporánea quienes flaquean al educar, ya que es en este
contexto de educación hogareña en donde surge el germen de la labor cooperadora del niño,
y esta no solo en la búsqueda de la remuneración económica sino también en las labores del
hogar o el aporte al trabajo –mayoritariamente- del padre en las faenas industriales o
campesinas. Mas, estas labores contenían en sí mismas la carga propia que los, otrora, niños
le daban al trabajo, el cual era muchas veces compartido con sus pares y por tanto
constituía un espacio de entretención, ya sea por necesidad de considerarlo agradable o
porque este realmente era el patio de juegos de la época.
Como una manera de retratar esta cooperación con los padres y a su vez el trato con los
demás niños, don Dago comenta;
“Conocí niños que sus papás eran maquinistas, ahí se estacionaban las máquinas en
Antilhue, habían algunas que salían a trabajar a las 7 de la mañana, entonces los papás
acompañados por los niños las hacían andar como las 5 de la mañana, para que se
caliente el agua, echar carbón para estar listas para salir. Así que ahí andaban. Al final el
trabajo era como un juego.”
Los espacios en donde se laboraba estaban entrelazados a aquellos en donde las relaciones
sociales se desataban, en particular de los más pequeños, quienes se preparaban para una
pronta vida laboral remunerada e independiente de los padres.
“A veces me invitaban mis amigos a calentar esas máquinas y yo iba, y nos reuníamos. En
todas las casas era más o menos parecido, los papás sembraban, los niños llamaban los
bueyes, ahí se aprendía a trabajar el arado, enyugar los bueyes… jugábamos en la carreta,
esas cosas. Afirmábamos los yugos, que no era tan pesado porque era para el trabajo de
los bueyes ya acostumbrados.
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Este espacio descrito en donde los niños interactuaban entre sí y con los mayores es en
donde se desencadena la cotidianidad del trabajo; en los casos en que los padres estaban
presentes, estos desarrollan sus actividades diarias en compañía de los hijos, como una
forma casi inconsciente de traspasar el conocimiento del trabajo, y cuando el padre no
estaba siempre existían un adulto que las oficiara de padre para enseñar. Es así como los
jóvenes ven las labores como parte irrenunciable de sus obligaciones pero a su vez la hacen
compatible con la relación entre sus pares. Ejemplo de ello es la analogía entre el trabajo y
el juego; se cumple con las obligaciones del hogar y la familia sin renunciar a la distención
de tratar con los demás entre las risas de la, que solo entendemos hoy, como niñez.
La educación formal, por otro lado, también era un eje de importancia para los
entrevistados y comprenderla, desde nuestro punto de vista, es fundamental. Si bien nos
encontramos frente a un periodo histórico en donde la instrucción primaria es obligatoria
institucionalmente y conocida ciudadanamente, esta no siempre es tan trascendental para la
comunidad como se pretendería. Los niños alcanzaban la escolaridad suficiente que les
permita conocer de lectura y escritura y el manejo básico de cuentas numéricas pero para la
mayoría de las familias que ven el trabajo del infante como una necesidad, la escuela
pasaba a un plano de poca importancia. Así se muestra en las entrevistas, en donde don
Mario describe su paso por la escuela de la siguiente manera;
“Pasaron los años, yo estaba en el tercer año… mi madre nos colocó a todos a los cinco
años a la escuela. Cuando estaba en tercero, mi padre me llevo a Lanco, mi tío quería que
lleve un niño allá a las labores para ayudarle.”
La disposición de los padres para con el trabajo de los hijos era el catalizador de su
existencia, en un ambiente familiar de carencias económicas y un contexto social de
desamparo estatal, el trabajo infantil es la única forma de mantener el hogar. El hecho de
enviar a un hijo a laborar fuera de casa es una forma de subsistencia desde dos prismas;
llevar dinero a casa y minimizar el gasto de mantención de aquel niño, ya que este
probablemente reciba alimento y techo en el nuevo trabajo y así los padres maximizan sus
recursos en aquellos hijos que aún son pequeños para trabajar.
El abandono educación temprano en la época estudiada era una constante transversal en la
mayoría de la población del país, muchas veces por la lejanía de los establecimientos, la
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falta de obligación con esta por la poca capacidad estatal de llegar a muchos rincones del
país pero, por sobre todo, por la falta de dinero para movilizar a los niños fuera de casa o la
necesidad de su aporte económico al sustento familiar. Esto lo grafica don Dago cuando
habla del tope de su instrucción;
“Yo estudie hasta octavo no más, porque no había plata para ir a Valdivia… la diferencia
es que hoy por hoy el niño va bien abrigado, con buena chaqueta, con zapatos… Antes la
educación más grande era el Salesiano Valdivia, eso era porque tenían educación.”
Claramente existe el conocimiento de la posibilidad de continuar estudios peor también de
las reales posibilidades de hacerlo en un clima de necesidades básicas familiares que
impiden darse lujos como recurrir a los recursos para estudiar. Pocos optaban por la
formación académica más avanzada que la enseñanza básica principalmente porque las
prioridades personales y familiares no daban espacios a pensar en esto como un factor de
cambio social y, por el contrario, seria de suma irresponsabilidad hacer uso de dinero para
la educación de un niño que podría facilitar la existencia del grupo familiar trabajando y no
incurriendo en gastos siendo educado.
“Era más trabajo irse a estudiar y aunque se fueran había que trabajar por fuera, la
educación era media mal vista porque no se podía gastar en eso… No había tanto
progreso, tanta entrada.” (don Jorge)
“(…) para ir al colegio tenía que ir con un solo cuadernito, un solo lapicito de madera,
caminar a patita pela… y si llovía había irse a guarecer por donde pudiera. Cuando llovía
a pata pela no más, a veces con heladas y a veces con pantaloncito corto.” (don Mario)
El concepto social que hoy se tiene con la educación hace referencia a la oportunidad de
movilizarse socialmente desde los espacios de pobreza hacia una posición privilegiada o de
estabilidad financiera. Este es una idea basada en un sistema social y económico en donde
los individuos pueden, por el solo hecho de acceder a la educación universitaria, ganar
terreno hacia un espacio valorativo distinto y los padres se esfuerzan para que esto se
cumpla para con sus hijos, pero la llegada a esta idea es nueva y no representa el actuar de
la época estudiada en donde la idea de movilidad social no era una idea latente y la
educación se representaba desde la visión que esta se daba en casa, así lo señala don Mario;
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“Muy sacrificada la vida antes… muy buena educación por parte de los padres había
antes, esa era la otra educación, la de los padres.” Se entiende que esta educación era
separada de la instrucción dada en los establecimientos y elevada a una posición de valor
si ellas se comparan. Esto también es llamativo si se considera que el concepto actual de
educación es trasversal y se entiende a la institución educacional como única capaz de
formar.
Otro espacio de relación con el exterior del grupo familiar esta dado en el trabajo,
mayoritariamente un lugar de completa incompatibilidad con la educación formal, en donde
se optaba por uno u otro; decisión que estaba en manos de los padres y que los niños
aceptaban considerándolo parte de su cotidianidad de manera irrenunciable, ya que esto
formaba parte de sus obligaciones con el hogar que requería necesariamente de su aporte
monetario. Don Jorge nos habla de su dinámica educacional y laboral en la niñez y como
esta se normalizaba en la medida que avanzaba el ciclo educacional;
“El día de nosotros, en el verano estábamos de vacaciones, en el invierno íbamos a la
escuela, así que ahí la pasábamos, los papás nos sacaban a que les ayudemos, no había
obligación porque iban al estudio también… uno estudiaba hasta el cuarto básico y
después uno ya iba a la pega… no como ahora; de sexto hasta octavo; de octavo
terminaban hasta cuarto. Aquí antes era que uno iba a humanidades.”
La condición de trabajador para un niño en estas localidades era aceptaba y conocida con
antelación, se asume la condición porque se es parte de la dinámica propia del hogar y la
única forma de subsistencia que les permitirá solventar sus vidas de manera eficaz.
Muchos de los trabajos realizados por los entrevistados eran dependientes de empresas y las
comunidades en su mayoría las circundaban, es por esto que don Jorge recuerda que la
educación formal estaba ligada al trabajo puesto que según la ley de instrucción primaria
está se debía asegurar a los niños que se encontraran dentro del fundo, aunque no siempre
era realmente importante para ninguna de las partes hacer uso de ellas;
“No todos estudiaban. Los patrones ponían las escuelas, a ellos no les interesaba que uno
aprendiera a leer lo que ellos les interesaba es que nosotros les trabajemos.”
72
A pesar de los buenos recuerdos acerca de la infancia, siempre hay lugar para los malos. La
lejanía de los lugares en que residían los entrevistados, hacían que las relaciones no se
regularan solo por la ley del Estado, sino que los jefes o “patrones” fuesen quienes
impusieran sus leyes. En el caso de don Jorge, las “firmas” forestales se transformaban en
un pequeño país el cual era gobernado por el dueño de la firma, quien imponía sus
condiciones a como diera lugar:
“Los patrones no querían que el pobre se educara, creían que el pobre siempre íbamos a
vivir bajo las leyes de ellos y la gente antigua igual creían que los hijos tenían que
aprender un poco no más… yo mismo aprendí a escribir mi nombre no mas todo el resto lo
aprendí trabajando. Yo trabaje a trato ahí uno aprendía a saber cuándo valía el trabajo y
le poníamos empeño no más y sacaban el trato.”
c. Al final el trabajo era como un juego. La infancia de los entrevistados
Las vidas de nuestros entrevistados, en su mayoría, estuvieron teñidas en muchos pasajes
de su camino vital por la realización de diversas labores para así poder aportar al ingreso de
dinero familiar. Algunos de ellos comenzaron a desarrollar labores fuera del ámbito
doméstico desde temprana edad, como es el caso de don Mario, quién desde los 8 años
aproximadamente debió trabajar, pero antes de eso combinaba las labores escolares con la
ayuda al padre en su trabajo “en la temporada que yo no iba al colegio, me llevaba a
trabajar me sacaba y me llevaba. Siempre me sacaba para una y otra parte. Yo me
encargaba de calentarle el cafecito a toda la cuadrilla de carrunchos. En esa época, los
tarritos de duraznos, los típicos, eran donde tomaban café ye se calentaba…Cuando estaba
en tercero, mi padre me llevo a Lanco, mi tío quería que lleve un niño allá a las labores
para ayudarle. Mi tío era ferroviario. Eso era como en el 45. Yo estuve como dos años allá.
Era trapero, me dejaba de cambiador a veces. Me enseño que las banderas amarillas eran
para pasar y la roja para que pare y ahí bajaba unas barreras.
Después de un tiempo, pase al cuarto parece. Una prima, hija de mi tío tenía carnicería.
Pidió que me prestara para trabajar de carnicero. Era tan chico, tenía como 10 años. El
salía y me dejaba en la carnicería, sabía todo eso, sabia despostar un animal completo…
Tenía unos niños también. Yo me encargaba de hacer cecinas, eran buenas. Era grande la
carnicería… Hasta que me regresé a Los Lagos a terminar mis estudios. Ahí también
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estuve trabajando con don Alfredo Silva, que tenía un negocio, me tenía que para cuidar el
negocio” A pesar de la necesidad de realizar actividades con las cuales poder ganar algo de
dinero, don Mario de todas formas asistía a escuela cuando podía, pero en ocasiones esto se
complicaba y no necesariamente por algún problema en el núcleo familiar, sino que por los
propios empleadores, “una vez no quería que yo vaya a la escuela para que le cuide el
negocio. Yo me puse afuera con un libro y pasaron los carabineros… me pregunto “¿tú no
vas a la escuela?”… “mi patrón no quiere que vaya a la escuela”… “ya! Te fuiste a la
escuela.” Fue a hablar con el patrón y me mando al colegio” El intercambiar experiencias
entre la escuela y el trabajo van haciendo que el niño viva en un doble mundo, que va
combinando hábitos de ambos mundo, que van formando al ser para su futura vida. Cuando
se terminaba el tiempo de la escuela, los pocos años en que se asistía, se terminaban la
doble existencia, entrando y viviendo de lleno el mundo del trabajo, el mundo adulto,
“fueron pasando los años ya salimos del colegio, y nos dedicábamos a acarrear frutas, con
unas carretillas. Había una pandilla de cabros que acarreaba frutas cuando llegaban.
Nosotros con sacos, cajones, cargábamos y entregábamos al comercio. En los 40 todavía
no se conocían las bombas de bencina. Llegaban en tambores grandes. Nosotros que
éramos lustrabotas en eso tiempos, ganábamos plata, todos llegábamos a la casa con
plata. Nos subíamos a los trenes, acarreábamos los tambores de bencina hacia la plaza
vieja y lo dejábamos en una bodega dentro. Nos pagaban por el carro completo. Asique
después nos repartíamos la plata entre todos y todos llevábamos plata para la casa.
Fueron pasando los años, seguí trabajando. Estuve también de mozo de casa después
donde Felipe Jiménez, Federico Guinua, siempre tenía suerte que tenía trabajo. Me
dejaban con trabajo y comida, todo. En el 52, todavía en esa época yo acarreaba fruta en
carretilla, Un día iba cruzando el puente en el rio con mi carretilla. No fui capaz de cruzar
con todo, tuve que dejar un saco encargado con un caballero que después fue mi jefe,
cuando lo fui a buscar otra vez me pregunto si quería trabajar, me dijo que tenía un
caballero que me iba a dar pega, cargando una madera. Y yo le dije que yapo!” el ayer
siempre es distinto del ahora, siempre los recuerdos nos llevan de una forma depurada, casi
limpia, libre de manchas.
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Las experiencias en la unidad domésticas Las experiencias de don Dago nos hablan de una infancia ligada al trabajo en el campo,
pero siempre dentro de los límites domésticos, nunca con la necesidad de trabajar fuera del
ámbito familiar, “todo niño tenía que participar aunque sea pequeño; criar animales, criar
chivos… Hay chivos que se alejan y caminan mucho de la casa, así que hay que ir a buscar
a los chivos. En las tardes teníamos que ir a buscarlos. A veces ayudarlos a traer las crías
en la época de pariciones, hasta los siete años hice eso. Recuerdo haber caminado por los
caminos acompañados de mi perro y yo hacia el camino solo por los campos, en esa época
no había poteros, así que era caminar no más.
En cuanto a colaborar en la casa, ir a la huerta a buscar cosas, conocer las plantas. Y
pronto uno aprendía a andar a aballo, a los cuatro años aprendí. Mi padre se iba a
caballo y nosotros detrás con mi hermano mayor, nosotros lo acompañamos a ver carreras
de caballo o caminar, cosas así. Ayudábamos a darle comida a las aves, los cerdos.
Sacábamos leche en la mañana, los terneros eran criados por la vacas no como ahora que
los separan y le dan alimentos a los terneros. Los separábamos en la noche y sacarlos en
la mañana. Se sacaban de uno para que los terneros ayuden y la leche baje, como se dice.”
Para don Jorge las labores realizadas durante su infancia, adolescencia y posterior adultez,
tiene relación con el trabajo realizado por el padre, “cuando empecé a trabajar en la
madera, yo tenía 15 años, como el años 54. Y había gente más joven que trabajaba y era
cuenta del papa. Para tener derecho seguro lo sacaban a los 16 años. En esos años se
trabaja de 7 u 8 años, a los 15 ya nos daban libreta, antes entraba a la libreta del papa.
Uno no ganaba nada era todo para el papa. Era todo en la temporada de verano cuando
nos daban trabajo; tapar hoyos… trabajitos livianos. Después ya eran más pesados. Había
personas que tenían cuatro hijos y toda la paga era para el papa no más, cuando era hasta
diez también. A uno no le alcanzaba ni para comprar ropa, como no había asignación no
se podía comprar nada. Los patrones pasaban la plata para la comida… en el campo y
aprendí todos los trabajos, también en un aserradero trabaje de tumbador que era un poco
más difícil, se usaban u nos palos, se llamaban cachas que era para dar vuelta los palos,
se hacía entre dos hombres, ellos tumbaban los palos. Era un trabajo grande, era muy
pesado.
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En el trabajo nos daban trabajos livianos, nos mandaban a tapar hoyos donde pasaban
camiones. Nos mandaban con palas. También había cosechas de pasto, nos mandaban de
carretero. Eso era de temporada, en el verano. En el invierno se iba a escuela pero poco,
la mayoría de los padres sacaban a los chicos para ir a trabajar. Cuando llovía íbamos a
la escuela, sino a trabajar porque no era una obligación.” Doña Balbina también nos
relata una historia similar, asociadas a su vida en el mundo rural “la lechecita a las seis de
la mañana, después ayudar a hacer el queso a la mamá, después a la huerta, a ayudar en
la huerta, ayudar a planchar, yo a los nueve años era panadera porque mi mamá, casi
todos los años”.
A diferencia de los anteriores relatos, don Patricio y don Hernán no recuerdan haber
realizado actividades para conseguir recursos para la familia, sino que eran los padres
quienes se encargaban de reunir los medios materiales necesarios para la supervivencia del
grupo familiar, y sólo en el caso en que los padres estuviesen muy ocupados con las labores
diarias y no pudiesen realizar alguna otra es que pedían ayuda a sus hijos, pero esto no era
cotidiano sino que solo en casos excepcionales. Don Patricio rememora que su vida de
infancia consistía en “principalmente en asistir a la escuela, y cuando los padres estaban
muy ocupados con sus trabajos les pedían su ayuda, pero solo en ese caso”, mientras don
Hernán recuerda que también la única actividad que debían realizar era la asistencia a la
escuela, pero que él de manera voluntaria ayudaba a su padre en el taller que este tenía para
la creación de muebles, actividad que era complementaria con su trabajo principal, cuyo
complemento ayudaba a que los niños pudiesen completar su educación.
Estas actividades se realizaban principalmente para contribuir a la economía familiar o
simplemente para contribuir a la familia, sin ser estas actividades para propio beneficio de
estos niños, “la plata que se juntaba era para ayudar a la familia, nosotros comprábamos
los implementos, la pastita y lo demás para la casita para la mamá o ya salía otro niño a
comprar empanadas, si no faltaba en que trabajar” (don Mario), todo el dinero que se
consiguiese era completo para la familia, las razones para trabajar son diversas y dependen
de las características de la familia así como las del entorno en el que vivían. Los motivos
para que estos niños tuviesen que realizar actividades con el fin de conseguir dinero para el
hogar o bien realizar actividades domésticas, eran diversas. Don Mario nos narra que desde
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muy pequeño tuvo que trabajar, mientras estuvo en la escuela acompañaba a su padre en su
trabajo y ya cuando no siguió asistiendo a esta comenzó de lleno a trabajar, quizás por el
poco dinero que ganaba su padre, quien era trabajador ferroviario, se vio en la necesidad de
tener que buscar actividades que le dejaran algo de dinero para entregarlo a la familia, pero
fue en el momento de la muerte de su padre cuando todos los miembros del núcleo familiar
se ven en la obligación de contribuir al ingreso familiar, “ahí quedamos nosotros huérfanos
el año 50. Mi madre se quedó sola, se hizo cargo de todos. No dio más para educación, así
que nos pusimos a trabajar los hermanos. Yo tenía unos 12 años. Yo era el tercero pero
para abajo había más chicos”La muerte del padre marca un momento de inflexión en la
historia de la familia, y sobre este evento don Mario nos presenta un relato sobre este hecho
muy particular con la que es difícil permanecer indiferente, quizás por lo casi poético del
momento de la muerte de su padre: “El año 50 falleció mi padre, quedo mi madre sola a
cargo de los 9 hijos. Siempre recuerdo la muerte de mi padre, fue tan curiosa. Un día se
levantó temprano, como las 5 de la mañana. Se fue a lavar, a poner su mejor ropa, con su
mejor abrigo uno color petróleo. Mi madre le pregunta “¿qué andas haciendo tan
temprano? Tan lindo que vas… Me voy Anita…” mi madre se llamaba Ana. Y mi madre le
pregunto iras a escribir entonces y él le dijo que donde iba no llegaban cartas… Mi madre
se rio no más y se fue a acostar y nosotros los cabros siempre con la oreja para. Aclaro en
la mañana, él había estado esperando en una silla mirando para afuera. Cuando aclaro, se
acostó al lado de mi madre, dio un quejido y se quedó… Viajó”.
Estas experiencias han dejado marcas en los entrevistados que a pesar de los años no han
podido borrarse, las que los han ayudado a construir los adultos que son en el presente, pues
cada labor realizada o castigo propinado por los padres constituían una enseñanza que
ahora pueden comprender y valorar. Estas personas recuerdan con nostalgia y cariño su
infancia, comprendiendo que la infancia que ellos vivieron no es la misma que
experimentaron sus hijos y nietos, puesto que ella ha tenido numerosos cambios, siendo la
infancia en los últimos años mucho más “agradable”, “la vida antes era difícil, uno salía de
la escuela y después se iba a trabajar. Mi padre me llevaba a trabajar, nos quedábamos en
unas casuchas. Cambiábamos el trabajo por queso, o gallinas, el queso lo vendíamos aquí.
La mayoría de los cabros eran buena gente, no eran patos malos como se dice ahora” (don
Mario). Para don Dago y don Patricio, uno de los cambios más fuertes y notorios en cuanto
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a la vida que ellos vivieron en su infancia tiene relación con la alimentación y la actividad
física, pensando que los alimentos que ellos ingirieron eran mucho más saludables que los
actuales, así como también los juegos su realizaban en el exterior, pocas veces dentro de la
casa por lo que se corría mucho más, “se caminaba mucho. Se trabajaba mucho, Yo creo
que esas enfermedad como el colesterol, todas esas cosas, son cosas de sedentario, Uno en
la escuela corría todo el día, unos y otros y corría y corría. Y se jugaba como a la chola, se
corría todo el recreo” (don Patricio). Bajo esta apreciación en cuanto a la infancia actual
vemos una crítica a la sociedad actual en general, considerando que los valores en los
cuales se formaron ya no existen, reemplazándose por otros muchos más volátiles y
superfluos en donde las personas, en especial las personas mayores, pierden importancia y
respeto, perdiendo los padres su lugar como formadores y educadores, “otra cosa que era
importante es que la orden era ir a hacer tal cosa, por ejemplo, entonces uno tenía que ir a
conformar, si a unos lo mandaban a dejar algo tenía que ir a dejar que dejo la cosa, pasa r
la información. No dejaban dejar cosas, como norma de seguridad, nada botado, cualquier
cosa que se botaba en los caminos, porque se podía caer otra persona si era un alambre y
le pasaba algo. Se preocupaban por los demás, en las noches no había que dejar nada que
interrumpa el camino de la cocina al dormitorio pro ejemplo y yo sigo haciendo eso, es
que ya es instintivo. Uno no puede dejar un cerco abierto, porque me quedo esa enseñanza
y es bueno. Esa como formación que le daban era los padres muy formadores. Igual que
las comida, si se serbia, se come. Lo que le den se come. No había comía que uno podía
rechazar, no se podía, se comía de todo”, así como también una vida mucho más plástica
alejada de la naturaleza.
Don Jorge nos habla de una infancia en la que desde muy pequeño tuvo que realizar labores
que complementaban el trabajo de su padre, o sea, que las labores que él hacia durante su
infancia tenían directa relación con el trabajo de su padre e incluso se trataba del mismo
jefe quien los mandaba, pero no directamente con contrato y realizando trabajo livianitos.
Para cuando estos niños ya cumplían los 16 años pasaban a trabajar en los trabajos más
duros, los trabajos “de hombre”, cuyo dinero no se entregaba a estos jóvenes si no que a sus
padres puesto que cuando entraban a trabajar lo hacían bajo la “libreta” de su padre, libreta
en donde se anotaba lo producido por el trabajador, en el caso de don Jorge, cuantos árboles
se cortaba. Bajo esta experiencia de vida ligada al trabajo constante, don Jorge nos cuenta
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que el aprendizaje sobre sus derechos como trabajador y como defenderse frente a los
abusos por parte de los patrones, “yo con el trabajo aprendí, el mismo trabajo me enseñó a
sacar las cuentas y a defenderme porque había mucho abuso con los empleados, porque
antes los fundos tenían administradores, no era los dueños los que administraban,
colocaban un mayordomo. Eran buenos para andar molestando a la gente, hacían trabajar
a la gente catorce horas, querían que uno le dé ala pega sin parar… no había ley. Si un
joven quería mandarse solo lo amenazaban con los pacos, y los pacos como ahora siempre
han sido de respeto pero antes los tenían pagaos los patrones, entonces los pacos te
pegaban y te apaliaban, eso era abuso de los patrones. Por eso es que el carabinero era un
poquito agresivo, por esa orden. Los curan también engañaban a la gente… iban a hacer
misa; los patrones citaban a la gente… la gente se confesaba, ellos tenían todo anotado…
ellos iban donde los patrones y sabían quién les había robado a los patrones, porque la
gente era ignorante antes, así que hacían devolver las cosas y amenazaban con el castigo”.
Las experiencias de vida de nuestros entrevistados, si bien crecieron en sitios diferentes,
podemos notar un cierto hilo conductor en éstas, compartiendo similitudes en cuando a las
vivencias en la infancia y a los recuerdos en torno a esta. Estos relatos nos hablan de tiempo
particular, una época precisa, por esto la unión entre el macro relato de la Historia del país
se puede enlazar y comprender a través de las vivencias particulares de estas personas.
Capítulo V: Análisis: Infancia y trabajo infantil
a.- Contexto histórico
La infancia de los entrevistados se desarrolló principalmente al final de la primera mitad del
siglo XX, entre 1940-1950. Durante esta década el país vivió una serie de transformaciones
que experimentaba el país, producto de un conjunto de reformas sociales y políticas que
impulsaron los gobiernos radicales que comenzaban a gobernar dentro de esta década. Para
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efectos del análisis, y siguiendo la perspectiva de las Estrategias Familiares de Vida (EFV),
evidenciaremos las principales reformas y políticas públicas que tuviesen repercusión en el
ámbito social, así como el modelo de desarrollo que dominaba la economía del país, pero
principalmente los modelos de desarrollo, que se entienden como “las modalidades y
dinámica particular de los procesos de desarrollo discernibles en sociedades con sistemas
de organización económica y social (…) análogos” (Torrado, 1982:16), concepto que alude
a las “estrategias de acción, como objetivos, proyectos y prácticas políticas relativos a los
factores de desarrollo económico y social que se encuentran vigentes en una sociedad
dada” (Vallejos & Leotta, 2013:4). Durante esta década comienza a penetrar con fuerza
ideas sobre fomentar la creación de una industria nacional con lo que se pondría fin a la
dependencia del mercado chileno sobre los productos importaciones. Con esto se crearon
diferente organismos que ayudaran a la consolidación de una industria nacional potente,
cuyo principal exponente es la CORFO creada durante el gobierno de Aguirre Cerda. Junto
con esta idea acerca de lograr el desarrollo del país mediante la multiplicación de fábricas y
no depender totalmente de los productos extranjeros, el Estado va asumiendo otro rol
dentro de la sociedad, muchos más protagonistas participando directamente en los destinos
del país mediante la planificación en la economía y también en la implementación de
políticas públicas que fueran en auxilio de los sectores más pobres del país. A través de los
relatos de nuestros entrevistados vamos reconstruyendo, de una manera mínima, el chile de
principios de los 40 en donde las principales actividades productivas de los lugares en
donde viven su infancia los entrevistados sigue siendo la actividad extractiva, con la
explotación maderera en los sectores cordilleranos y la minería del carbón en la depresión
intermedia. El afán modernizador y progresista del Estado en cuanto a la creación de
industrias para la fabricación de productos de consumo, no estaba totalmente presente en
los relatos o por lo menos no podemos identificarlo, pues los entrevistados realizaron
actividades asociadas a actividades extractivas o primarias, sin mencionar labores asociadas
a la actividad fabril. Pensamos que esto se debe a que los entrevistados vivieron en
localidades rurales, alejados de los centros urbanos en donde principalmente se desarrollan
las actividades productivas de mayor envergadura, estando también muy lejos del centro de
desarrollo nacional que es Santiago. En este sentido creemos que las políticas públicas en
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esta época también cuentan con poco rango de alcance, pues el aparto del Estado tampoco
cuenta con la capacidad técnica y humana para llegar a todos los rincones de la nación.
El concepto de infancia que podemos apreciar a través de los relatos de los entrevistados
difiere a cómo entendemos la infancia actualmente, puesto que posee características
particulares que le han proporcionado el momento histórico en el que se desarrolló el
proceso vital de las personas que han prestado su voz para la elaboración de este trabajo.
Al comienzo de la investigación creíamos que la infancia en la primera mitad del siglo XX,
en las localidades en que vivieron los entrevistados era más corta que la actual, teniendo los
niños de esa época menos tiempo para “disfrutar” la infancia, puesto que apenas tuviesen la
capacidad para desarrollar labores, estos debían cumplirlas, pero ya avanzada la
investigación, a medida que se realizaban las entrevistas y se construía el marco teórico, el
presupuesto fue cambian, hasta comprender/creer que la experiencia de infancia es
diferente, que son dos formas diferentes de vivir una misma etapa, punto de partida para
argumentar la construcción del concepto de infancia en diversos momentos históricos.
Como inicio no podemos hablar de “infancia” como experiencia única y universal para un
determinado grupo, en nuestro caso una región geográfica determinada, pues dentro de
estas zona, y en particular dentro del subgrupo que representa la infancia podemos notar
diferencias entre sí, pues las experiencia sobre el ser niño no es la misma en todos nuestros
entrevistados, pues si bien presentan algunas características en común que es lo que hace
identificarlos como dentro del grupo, estos presentan diferencias sustanciales: tomando
como ejemplo las experiencias y vivencias de don Mario y de don Hernán, podemos notar
que estas presentan contrastes en cuanto a las actividades cotidianas, pues mientras don
Hernán recuerda que sus únicas actividades eran jugar futbol con sus amigos e ir a la
escuela, don Mario tuvo que dejar la escuela en tercero preparatoria e ingresar de inmediato
al mundo del trabajo, a la vez que realizaba algunos trabajitos mientras asistía a la escuela.
Las diferentes experiencias de infancias creemos que estas condicionadas por las
características del grupo familiar, así como también del lugar en el que se habita, al igual
que las estrategias familiares de vida que las familias van desplegando, lo que veremos en
profundidad más adelante. Anteriormente afirmábamos que la infancia contemporánea se
fue construyendo mediante la intervención de tres sistemas: el sistema médico, jurídico y
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escolar, pues bien lo que vamos comprendiendo a medida que van pasando las horas de
registro de audio, es que en estas entrevistas no podemos evidenciar la acción formativa y
controladora de estos tres sistemas, por tres razones, principalmente:
1.- Porque estos sistemas no contaban con la suficiente “fuerza”, con lo que nos
referimos al desarrollo teórico y técnico como para intervenir en la mayoría de la
población, si bien el sistema escolar ya comienza a posicionarse con fuerza al promoverse
leyes que promueven la escolarización obligatoria, esta no cuenta con una estructura
suficiente para que esta escolarización se cumpla o bien para que llegue a todos los
rincones del país. Creemos que esto se debe a que el Estado en esta época comienza a
conocer y controlar diferentes ámbitos de la sociedad que antes se encontraban bajo la
influencia de instituciones como la familia o la iglesia, quienes en general controlaban la
formación, cuidado y educación de los niños, los que paulatinamente son sacados de estos
círculos para entrar bajo el alero del Estado. En el caso de nuestros entrevistados, la
escolarización dependía en gran medida de la voluntad de los padres, así como de la
situación económica en la que se encontraban, asistiendo a la escuela solo un par de años,
para luego ingresar al mundo laboral. La jurisdicción en cuanto a infancia en ningún caso
tocó a nuestros entrevistados, sólo en pequeños momentos como cuando el carabinero lleva
a don Mario desde su trabajo a la escuela. Sobre el sistema médico no hay referencia de
nuestros entrevistados, sólo en un momento en que nos cuentan que en caso de accidente se
realizaba una atención rápida al problema por parte de ellos mismos y luego se volvía a las
actividades.
2.- estos sistemas aún no contaban con la suficiente validación social para actuar en
la sociedad transformando desde sus premisas a este segmento social. La medicina poco a
poco se iba haciendo un lugar de importancia en la sociedad, principalmente desde los
gobiernos radicales, en los cuales los médicos comenzaron a ocupar puesto de importancia
en el gobierno. La asistencia a la escuela más allá de lo justo y necesario no era bien vista,
puesto que se perdía mano de obra útil para el sustento familiar con la ida a la escuela de
los niños. En cuando a los otros sistemas los entrevistados no hacen mayores alusiones.
3.- Estos sistemas como resultado de los dos puntos anteriores, no tenían el alcance
espacial suficiente para llegar a grandes masas de población, centrándose principalmente su
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rango de influencia directa en los grandes centros urbanos, en donde a su vez tenía mayor
injerencia el Estado, con lo que los sectores del norte y sur del país, así como los lugares
alejados a los centros urbanos quedan excluidos, en este tiempo, a la aplicación y ejecución
de las políticas públicas que impulsara el Estado. Para el caso de don Jorge que vivía en un
fundo maderero, el Estado prácticamente no existía, pues tuvo educación precaria y sin el
alcance de las políticas públicas sobre infancia, sino sólo el poder del patrón, quien
disponía de todo según su parecer.
Estos tres ámbitos se evidencia en los relatos, puesto la mayoría de los entrevistados vivió
gran parte de su vida en sectores rurales, alejados del centro regional que en nuestro caso es
Valdivia, teniendo escasamente el Estado influencia en estos sectores, por lo que también su
acceso a mejores condiciones educativas también se veía reducidas al concentrarse los
mayores centros educacionales en el centro regional. Por esto, podemos decir que la
influencia de estos tres sistemas no se hizo extensiva a gran parte del país sino ya entrada la
segunda mitad del siglo, con lo que la experiencia de la infancia en nuestros entrevistados
no estuvo mediada en gran medida por estos.
Las labores realizadas por nuestros entrevistados en su infancia, tanto dentro del ámbito
doméstico como fuera de éste siempre se realizaba con el fin de ayudar a la familia, si bien
el dinero que ellos pudiesen recolectar, en los casos en que trabajaban fuera del ámbito
familiar, no representaba un gran porcentaje con respecto al total del ingreso familiar, estos
siempre eran de ayuda, realizándolo más bien desde una perspectiva afectiva pensando que
ellos debían ayudar a la familia de cualquier forma. Esta ayuda a la familia, nos relatan los
entrevistados que se hacía de manera común en los niños de la época, teniendo el niño que
ayudar ya sea en las labores cotidianas domésticas o bien salir de la casa a buscar alguna
actividad en la que conseguir algo de dinero. Si bien, la mayoría de los entrevistados nos
narra que “ayudar al papá o a la mamá” con alguna labor o bien trayendo dinero era común
en sus años de infancia, algunos de nuestros entrevistados no vivieron estas experiencias.
Es por ello que comprendemos estas labores que nuestros entrevistados realizaron durante
su infancia como parte de las estrategias familiares de vida que desarrollaban las familias
en condiciones de pobreza para así poder subsistir, y para comprender mejor las
condiciones en las que estas se desarrollaron, así como las diferencias entre estas, es que
83
creemos necesario analizar los casos de los entrevistados desde los ejes de composición del
grupo familiar, lugar de residencia del grupo familiar y contexto histórico.
b.- Lugar de residencia del grupo familiar
El lugar en donde los entrevistados vivieron sus años de infancia va determinando, de
alguna forma, las labores que pudiesen realizar los miembros del grupo familiar, puesto que
en las localidades particulares se realizan labores productivas determinadas por las
particularidades del lugar o los recursos naturales con que pudiese contar. En el caso de las
localidades en que vivieron nuestros entrevistados su infancia, en la comuna de Mafil y Los
Lagos, se desarrollaban actividades productivas bastante características de ambos lugares.
En Los Lagos las actividades productivas se desarrollan en torno a dos labores: el tren y la
explotación maderera. Don Mario y don Jorge son ejemplos de aquello, pues mientras don
Jorge estaba en la precordillera trabajando en las firmas madereras, primero haciendo
trabajitos menores como reparación del camino y luego cortando raulí, don Mario trabajaba
realizando actividades de servicio doméstico para las familias de quienes eran dueños de las
balsas con que transportaban la madera por el río, conectando parte del proceso productivo
de este producto mediante el relato de estas dos personas. Don Mario igualmente trabajo
realizando pequeños otros trabajos, ligados al sector de los servicios, para finalmente
terminar trabajando en comercio, en una ciudad de Los Lagos que comenzaba a crecer de la
mano del tren.
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c.- Grupo familiar
La constitución del grupo familiar de los entrevistados consiste en todos los casos en ambos
padres más los hermanos, sobrepasando generalmente de tres hijos estas familias.
Anteriormente hicimos alusión al carácter nuclear de estas familias, por componerse, como
dijimos, solo por padres e hijos, excluyendo de ella a tíos, sobrinos o abuelos, pensando que
esto ocurre pues los niños nacieron lejos del lugar de origen de los padres, por lo que la
familia de los padres no se encuentra cerca tal vez para constituirse como red de apoyo a la
familia, como otra de las estrategias para subsistir. Sólo en el caso de don Dago la familia
de alguno de los padres estaba cerca, pero en su relato no son de importancia pues solo los
nombra para indicar su molestia hacia su padre por hacerlos llevado a Valdivia a asistir a la
escuela normal. Ninguno de los entrevistados habló sobre la falta o abandono de alguno de
los padres, siendo sólo don Mario quien vivió parte de su infancia sin su padre producto de
la muerte de éste. Las familias de los entrevistados generalmente vivieron en sectores
rurales de la región, por lo que los trabajos estuvieron asociadas a las actividades
características de cada localidad y es en este contexto que los trabajos de los jefes de
hogares de estas familias trabajaban en torno a estas. Los trabajos realizados por los jefes
de hogar generalmente no eran bien remunerados sumado a la gran cantidad de hijos hacía
difícil la supervivencia del grupo, por lo que todos los miembros del grupo familiar debían
aportar para que esta siguiese su existencia.
Don Mario nos cuenta que su padre trabajó como ferroviario, donde realizaba los cambios
de durmientes, así como la señalización de cruces de vía, labor en la que a veces lo
acompañaba su hijo. Con la muerte del padre, es la madre quien debe hacerse cargo de la
familia, quedando ella a cargo de sus tres hijos. Don Mario debió desde muy pequeño
realizar “trabajitos” incluso ir “prestado” a la casa de una prima del padre para que
trabajara en su carnicería, esto con 8-9 años, así como las labores de trabajo doméstico
realizadas en casas de familias ligadas a los botes que transportaban la madera explotada en
fundos precordilleranos de la región. Siguiendo la línea de las estrategias familiares de
vida, el rol del jefe de hogar es fundamental, porque partiendo del “supuesto de que las
estrategias de vida están condicionadas por la posición que las familias ocupan en el
sistema de estratificación social. Un modo de detectar esto es mediante el reconocimiento
85
de los atributos del jefe de hogar, y la definición de estrato social estaría dado por el modo
de inserción en el sistema de producción económico” (Vallejos & Leotta, 2013:4). En los
casos particulares de los entrevistados podemos identificar mediante los relatos que
generalmente el padre estuvo presente en la infancia, exceptuando el caso de don Mario, en
donde su padre murió teniendo él 13 años. El padre de don Jorge se desempeñaba como
trabajador forestal en la pre cordillera, en el sector de Enco, lugar en donde también nació
don Jorge en donde comenzó a realizar en un principio pequeños trabajos. En este trabajo el
padre de don Jorge debía cortar raulí (Nothofagus alpina), lo cual era pagado por cada árbol
cortado. Esto hacía que la remuneración dependiera de cuanto se trabajara por lo que no
existía un ingreso definido, teniendo que complementar y ayudar los otros miembros de la
familia el dinero que traía el padre.
En el caso de don Dago el padre trabajaba de manera independiente en el campo que poseía
en el cual tenían animales, los que debían cuidar don Dago y su hermano. Además de tener
campo y animales para sustentarse, el padre de don Dago recolectaba enredaderas las que
enviaba a Santiago para la fabricación de coronas fúnebres, con lo que complementaba su
ingreso. Tal vez por ello, es que don Dago sólo debió realizar actividades relacionadas con
el mantenimiento del hogar y el cuidado de los animales, no teniendo que salir fuera del
grupo familiar para conseguir dinero con el fin de ayudar.
El padre de don Patricio, por su parte, tenía la concesión de los baños municipales, lo que lo
hacía un trabajador independiente, dependiente de su propio trabajo, y con la ayuda de su
esposa que complementaba este ingreso que suponía el dinero de los baños con la labor de
lavandera, con lo que a pesar de la pobreza que recuerda don Patricio a sus padres estos
pudieron satisfacer las necesidades materiales sin la ayuda de los demás miembros de la
familia. Este grupo familiar optó por otra estrategia distinta a las demás familias de
entrevistados, aunando todos los medios posibles para darle la posibilidad a la mayoría de
los hermanos para completar los estudios y tener una profesión con lo que posteriormente
ella debía hacerse cargo del hermano menor para que este completase la enseñanza, para así
hacerse cargo del hermano que le seguía. En este caso tenemos a la educación como
herramienta de movilidad social y forma en que estos padres pudieron sortear las
dificultades que pudieron suponer las precarias condiciones a que estaban condenados
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miles de chilenos. Cabe recordar que la elección de las estrategias familiares de vida por
parte de las familias no es necesariamente un proceso consciente, pero sí esta elección va de
la mano de los objetivos que persigue la familia, así como la posición que esta ocupa dentro
de la sistema de estratificación social dela sociedad determinada, así como las
características del padre para insertarse dentro del mercado laboral. En el caso de la familia
de don Patricio, el padre contaba con un trabajo estable en donde no dependía de jefes
aunque no necesariamente este fuera bien remunerado, por lo menos era dueño de su
trabajo, hecho que ayudaba a incentivar el estudio en sus hijos, sumado al interés de ambos
padres por seguir aprendiendo o como lo expresa don Patricio “seguir cultivándose”, hacían
que la única preocupación de sus hijos fueron los juegos de infancia y la escuela,
preocupándose ellos de proporcionarles el resto.
Al igual que el padre de don Patricio, el padre de don Hernán contaba con un trabajo
estable, sueldo permanente y fijo, puesto que era trabajador fiscal, por lo que los hijos no
necesitaban aportar con dinero para el sustento familiar, además la casa también era
aportada por el estado al ser trabajador fiscal. En este contexto don Hernán y sus hermanos
no tenían grandes preocupaciones en cuanto a las finanzas familiares, teniendo como mayor
preocupación la asistencia a clases y los juegos con los amigos. A pesar de lo anterior, don
Hernán nos narra que su padre además de las actividades como trabajador naviero, también
se dedicaba a la carpintería, particularmente a la construcción de muebles lo que significaba
una especialización y con ello otros conocimientos, los cuales vendía a sus propios
compañeros de trabajo y jefes, para así poder financiar los estudios de los hijos y tener algo
de dinero extra, ya que si bien don Hernán nos dice que su padre no eran mal remunerado,
la gran cantidad de hijos hacía difícil que el sueldo alcance para todo. En estos dos jefes de
hogar (padres de don Hernán y don Patricio) podemos ver que la preocupación central por
la mantención del grupo familiar residía exclusivamente en los padres, quienes eran los
responsables del aseguramiento de la mantención de la familia, dejando a los niños labores
menores, como cortar leña o simplemente jugar e ir a la escuela. Pensamos que esto ocurre
en grupos familiares con pisos económicos más estables, las cuales tienen un ingreso de
dinero permanente, así como conocimientos técnicos especializados que nos habla que
posibilidad mayor de estudios (en el caso del padre de don Hernán), que va haciendo que
los padres tengan otra visión y percepción del mundo y de las posibilidades de la familia y
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en especial de sus hijos en el futuro, lo que a la larga permite al grupo proyectarse al saber
con cuánto dinero contaran todos los meses sobre la base de una estabilidad laboral, lo cual
permite planificar o por lo menos pensar en futuro. Esta estabilidad laboral de los padres se
reduce en el caso que estudiamos en que los hijos de estos grupos familiares tengan la
posibilidad de acceder a mayor educación puesto que los padres pueden pagar el colegio
y/o el traslado al centro regional donde se encontraban los establecimientos educativos,
realidad que es diametralmente opuesta al de familias en que los jefes de hogar no cuentan
con estabilidad laboral pues no cuentan con piso en donde pisar y mirar hacia adelante, y es
en estos casos en donde las familias, al verse imposibilitado el jefe de hogar de satisfacer
las necesidades materiales del núcleo familiar, deben recurrir a los esfuerzos de los demás
miembros para así asegurar la supervivencia de la familia.
Capítulo VI: Conclusiones
A través del recorrido por parte de la vida de nuestros entrevistados pudimos ir
acercándonos a los objetivos que esta investigación perseguía. El objetivo general de esta
investigación que orientó la investigación en su conjunto, fue comprender el trabajo de
niños durante la primera mitad del siglo XX, en el espacio de las actuales comunas de Máfil
y Los Lagos a través de los recuerdos de adultos mayores. Mediante la sistematización y
análisis de los relatos de vida recogidos podemos concluir que el trabajo realizado por niños
aporta principal y fundamentalmente a la familia de estos niños, ayudando a esta a su
reproducción en los casos en que el o la jefe/a de hogar no pueda proveer los medios
necesarios para satisfacer las diversas necesidades del grupo. Este trabajo no
necesariamente tiene alguna retribución monetaria o en especies, puesto que el trabajo
doméstico también lo consideramos dentro de la denominación de trabajo, a pesar que de
muchos de los entrevistados no lo entienden como trabajo a las actividades domésticas, ya
que formaba parte del cotidiano y era algo común en los niños de su época. El trabajo
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doméstico desempeñado por niños es fundamental para la reproducción del grupo familiar
ya que esto permite a los padres desligarse de estas labores y dedicarse a otras labores que
pudiesen reportarles beneficios monetarios. Las tareas o trabajos que el niño debía realizar
dependían en gran medida de las condiciones laborales del jefe o jefa de hogar, puesto que
si éste cuanta con un trabajo permanente, permitía a la familia contar con una base
económica a partir de esta estabilidad laboral, lo que ayudaba al grupo familiar poder
pensarse a futuro, así como proyectar a los hijos, particularmente por que acceder a mejor
educación se volvía mucho más fácil. Esto se evidencia en alguno de los casos de los
entrevistados, puesto que los jefes de hogar que cuentan con un trabajo estable o
contratado, además de haber alcanzado cierto nivel educacional, permitía que pensasen en
la familia más allá del día a día, superando la supervivencia, proyectándose en el tiempo y
tratando de consolidarse como grupo.
Los casos estudiados generalmente están insertos en el ámbito rural por lo que notamos
que las labores que debe realizar el niño en estos lugares toman una especial importancia,
ya que existen muchas actividades que realizar por lo que esta multiplicidad de labores
hacen que los padres recurran a los niños para que cubran las tareas que ellos no pueden
hacer por razones de prioridades, dándole más importancia a actividades que impliquen un
pago de por medio. Las labores realizadas por los niños eran diversas, pero siempre
relacionadas con las faenas principales del padre o bien, con las actividades productivas
más importantes de la localidad. Ayudar al padre en las tareas cotidianas o en su trabajo era
la primera puerta a las labores que posteriormente debían realizar, además de ser
instrucción para la futura vida adulta, constituyéndose como un importante espacio de
sociabilización para el niño al no contar con una escuela formal en donde instruirse, que sin
dudas ha dejado profundas huellas en nuestros entrevistados, puesto que el trabajo sustituyó
a la escuela en algunos casos y el día a día en estas actividades les fue dando importantes
lecciones que conservan hasta ahora, como son la responsabilidad, la honradez, el orden y
la defensa de sus derechos.
El medio en donde estas personas vivieron su infancia, tanto físico como histórica, jugó un
papel importantísimo en cuanto a las labores realizadas por los niños, pues cada localidad
tiene ámbitos particulares donde se desarrollan actividades productivas específicas. En el
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caso de nuestros entrevistados, estos dos factores permitieron que realizaran actividades
relacionadas con el tren, así como la explotación maderera, actividades que actualmente no
se realizan en la zona. En el contexto histórico vivido por los entrevistados, las instituciones
del estado no abarcaban todos los rincones que la nación, por lo que muchas de las leyes
que se promulgaron que iban en directo beneficio en la calidad de vida de los niños del
país, no cumplía lo que se suponía debían hacer.
La perspectiva teórica utilizada para comprender la realidad que abordamos, nos permitió
entender los casos particulares de las labores realizadas por estos niños a principios del
siglo XX dentro de una corriente general que ha descrito la experiencia del trabajo infantil
en el siglo XX, esto en un contexto familiar, entendiendo además que los niveles macro y
micro de la sociedad están relacionados contantemente, repercutiendo uno en otro siempre
e inevitablemente, por lo que para tener una visión completa de la sociedad, así como
intentar dar cuenta de un fenómeno tan complejo como es el trabajo infantil se tiene que
tomar estos dos niveles de la realidad para vislumbrar la totalidad. Las estrategias
familiares de vida permiten reconocer y dar valor a un fenómeno que actualmente existe
como el trabajo infantil y comprenderlo en su real dimensión, con los pros y contras que
esto implica y no solo clasificarlo como un ejercicio perjudicial para el niño, sino como una
realidad compleja que obedece a condiciones que le sistema económico crea en las familias
más precarizadas. Un punto que quizás es un problema o defecto de esta teoría es su
compresión netamente economicista, tal vez error también de este trabajo, pero a favor
afirmamos y creemos que esta es solo una arista del fenómeno, y quizás las más visible, con
lo que el estudio de este no se agota con esta investigación.
La Antropología nos permite desnaturalizar la realidad social que nos rodea, y en este caso
se evidencia claramente de las transformaciones que ha experimentado la infancia en
nuestra historia reciente, pues en el caso de nuestros entrevistados, su infancia no contaba
con una escolarización obligatoria que durara cerca de 12 años ni una diferenciación tan
notable entre el ser adulto y el niño como ocurre en la actualidad. Es por ello que volvemos
a insistir en que esta realidad comenzó a cambiar y a transformarse en la medida en que
órganos especializados iniciaron a tener mayor repercusión en la sociedad como conjunto,
dejando a los sistemas expertos el problema de la infancia, sistemas que fueron dotando a
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los niños de características particulares que lo alejaban de los adultos convirtiéndose en un
ser particular y un ser como tal. Este hecho solo fue posible con el crecimiento del estado
ocurrido en pleno siglo XX, quien se comienza a estar presente en todos los ámbitos de la
vida: cuando el problema fue la alta tasa de mortalidad infantil, el estado permitió y
auspicio la intervención de los médicos para poner a raya el problema, dando a conocer que
el cuerpo de los niños eran diferentes, así como los síntomas de las enfermedades se
presentaba de manera distinta; cuando la infancia abandonada, o los niños huachos fueron
el problema, los jueces y el sistema judicial se hicieron cargo de este “problema”,
diferenciando al niño según criterios de discernimiento en cuanto a los actos que cometían;
cuando el problema fue el futuro de estos niños y de la nación, la escuela fue la solución,
así como el lugar para tener controlados, vigilados y en orden a este “problema”.
Si bien la legislación sobre infancia no tuvo gran repercusión en las vidas de nuestros
entrevistados, si la ha tenido en las actuales infancias. Desde el presente, estos niños de
ayer, ven un error en la implementación de estas leyes pues sienten que, producto de la
prohibición del castigo físico hacia los menores. Nuestros entrevistados rememoran los
años de infancia y sienten que la forma en que fueron educados ya no existe, producto de
estas leyes y con esto la pérdida de valores por parte de los niños y de la juventud. Notamos
que tras esto existen dos hechos: primero, que nuestros entrevistados basaban el respeto
hacia los mayores, en especial hacia sus padres, en el miedo al castigo físico, entendiéndolo
como una forma de formación y corrección de los malos hábitos de los niños; y segundo,
una transformación no solo en la infancia, sino que también en la familia, y en el rol
formador de los padres, puesto que al estar imposibilitados de poder educar a sus hijos
mediantes estos correctivos estos no cumplirían con su responsabilidad como padres, como
lo que los niños perderían también el respeto hacía éstos y al no tener formadores
quedarían a la deriva, lo que a fin de cuentas repercutiría en la sociedad en conjunto.
A modo de conclusión final podemos decir que los niños realizaban estas actividades
porque era necesario para poder mantener y ayudar a la familia, muchas veces a costa de
los juegos con los amigos o la asistencia a la escuela, actividades que actualmente
asociamos plenamente con ser niño, esto producto de las precarias condiciones en general
del Chile de principios de Siglo XX, por lo que frente a esta realidad las familias tenían que
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resolver como esas estas dificultades, ya sea con los niños trabajando, vendiendo algunos
productos de fabricación casera, cuidando los animales, poniendo todos los esfuerzos para
que la hija mayor sea profesional para que así ayude a los demás hermanos, haciendo otra
actividad paralela al trabajo formal, etc., por lo que frente a una sociedad en que en general
se vive en precarias condiciones el ayudar a la economía familiar se hace deber.
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