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Texto peruano
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7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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Arguedas, José María.
1986. El sexto.
Lima. Editorial Horizonte. Primera Edii!n. P". 11#$1% &1#91% 1'9#1(9 )*a". Ar+itrario , , ,
-,- ,/
I
Nos trasladaron de noche. Pasamos directamente por una puerta, del pabellón de celdas de
la intendencia al patio del Sexto. Desde lejos pudimos ver, a la luz de los focos eléctricos
de la ciudad, la mole de la prisión cuo fondo apenas iluminado mostraba puentes muros
ne!ros. "l patio era inmenso no ten#a luz. $ medida %ue nos aproxim&bamos, el edificio
del Sexto crec#a. Ibamos en silencio. 'a a unos veinte pasos empezamos a sentir su
fetidez.
(ar!&bamos nuestras cosas. 'o llevaba un del!ado colchón de lana) era de los m&s
afortunados) otros sólo ten#an frazadas periódicos. *arch&bamos en fila. $brieron la reja
con !ran cuidado, pero la hicieron chirriar siempre, caó después un fuerte !olpe sobre el
acero. "l ruido repercutió en el fondo del penal. Inmediatamente se oó una voz !rave %ue
entonó las primeras notas de la *arsellesa aprista, lue!o otra alt#sima %ue empezó la
Internacional. +nos se!undos después se levantó un coro de hombres %ue cantaban,
compitiendo, ambos himnos. 'a pod#amos ver las bocas de las celdas la fi!ura de los
puentes. "l Sexto, con su tétrico cuerpo estremeciéndose, cantaba, parec#a moverse.
Nadie en nuestras filas cantó permanecimos en silencio, escuchando. "l hombre %ue estaba
delante de m#, lloraba. *e tendió la mano, sosteniendo con dificultad su car!a de
periódicos a la espalda. *e apretó la mano) vi su rostro embellecido, sin rastros de su
dureza habitual. "ra un preso aprista %ue me hab#a odiado sin conocerme sin haberme
hablado nunca. -o examiné detenidamente, extraado, casi aturdido. (re# %ue al o#r la
*arsella, entonada por esos pestilentes muros, me rechazar#a a/n m&s. Sab#a %ue era unhombre del (uzco, de la misma len!ua %ue o.
01$diós2 0me dijo0 1$diós2
'o me %uedé a/n m&s sorprendido.
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3De %uién se despidió4 -evantó la mano. ' desfilamos hacia el fondo de la prisión, uno a
uno.
5ecomenzaron el canto. *e acordé de los !allos de pelea de un famoso !alpón limeo.
(antaban toda la noche sin confundirse ni e%uivocarse jam&s. 3(ómo sab#an en %ué
instante le tocaba su tumo a cada uno4 -os presos del Sexto también, en sus distantes
celdas, se!u#an las notas de los himnos sin retrasarse o adelantarse, al un#sono, como por
instinto. -os !uardias soplones %ue nos custodiaron aparentaban calma) nadie sonrió ni
maldijo.
*e tocó de compaero de celda, a%uella noche, $lejandro (&mac, un carpintero de las
minas de *orococha (erro, ex campesino de Sapallan!a.
Prendió una vela en cuanto me echaron a su celda. 6en#a un ojo empe%ueecido por la
irritación de los p&rpados. Daba la impresión de ser tuerto. Su ojo iz%uierdo, %ue nadaba enl&!rimas, parec#a inerte.
037uién es usted, seor4 0me pre!untó.
-e dije mi nombre.
016e conozco2 8exclamó0. 9an hablado de ti ac&. Suerte %ue hai!a sido o tu compaero
para vivir en el Sexto. 1Suerte m#a2
02 Suerte m#a2 0le dije.
"ra m&s de la medianoche.
0Nunca se me cura este ojo 0dijo, cuando comprendió %ue lo observaba.
Se levantó de la cama, un colchón de paja reforzado con periódicos. Se puso de
pie.
0*ataremos los chinches 0dijo 0aun%ue son sonsitos. Después tenderemos tu cama.
(on la vela empezó a %uemar las chinches %ue estaban atracadas en los poros,celdillas
rajaduras del cemento. Se ir!uió lue!o calentó el muro, para pe!ar all# la vela. :i %ue era
alto flaco) de cabellos erizados !ruesos. Su cuello del!ad#simo causaba preocupación,
parec#a de una paloma.
03Por %ué no cantaron los %ue ven#amos4 0le pre!unté.
03No sabes4 Por lo del prefecto... 9ace como un ao mandó sacar a los presos %ue hab#an
lle!ado al Sexto) a la noche si!uiente los hizo esco!er por lista, los hizo formar ac& abajo,
en el patio, junto a los excusados. -es amarraron las manos atr&s. ' los soplones les
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embarraron la boca con el excremento de los va!os. 1Por Dios2 1"s cierto2 ;l estaba parado
cerca de la reja. 3+sted le ha conocido4 "ra m&s flaco %ue o, de anteojos, bien alto, medio
jorobado. *iró desde lejos el casti!o. <17ue no se laven, carajo2= ordenó. =*étanlos
amarrados a las celdas=. 9ab#a creencia de %ue lo matar#an después de eso. Pero dicen %ue
est& tran%uilo ahora, de patrón de haciendas en el mero norte.
0S# 0le dije0. No se trata de él 3no es cierto4 >
01(laro, se!uimos cantando2 ' todo el mundo cantaremos, cuando el cad&ver de ese
flaco esté pudriéndose.
Su ojo sano ten#a una expresión dulce penetrante.
0 'o tiendo tu cama, compaero. 9a %ue saber tomar la dirección del aire %ue entra por la
reja, del andar de estos chinchecitos. $un%ue ahora con el fr#o, est&n cojudados.
6endimos la cama. *e pre!untó por muchos de los presos %ue vinieron conmi!o de laintendencia.
0$hora s#, a%u# nadie sabe cu&ndo saldr&. De la intendencia todav#a est& f&cil 0dijo, apa!ó
la vela se recostó.
09azte la idea, compaero. 6odos tenernos a%u# de ?@ meses para arriba 1Auenas noches2
$l amanecer del d#a si!uiente escuché una armoniosa voz de mujer) cantaba mu cerca de
nuestra celda. *e puse de pie.
(&mac sonre#a.
0"s 5osita0me dijo0, es un marica ladrón %ue vive sola en una celda, frente de nosotros. 1"s
un valiente2 'a la ver&s. :ive sola. -os asesinos %ue ha a%u# la respetan. 9a cortado
fuerte, a muchos. $ uno casi lo destripa. "s decidido. $cepta en su cama a los %ue ella no
m&s esco!e. Nunca se mete con asesinos. Pualada la ha enamorado, ha padecido. 'a ver&s
a Pualada. "s un ne!ro !randote, con ojos de asno. Parece no siente ni rabia ni
remordimiento, ni dolor del cuerpo. 1:er&s2 "s un amo ah# abajo. Su ojo no parece de !ente,
demasiado tran%uilo. (uando sufr#a por 5osita pateaba a los pobrecitos va!os) sacaba el
l&ti!o por cual%uier cosa. Se paseaba como animal intran%uilo frente a la reja !rande. ;l
es llamador de los presos. 'a llamar& a al!uien dentro de un rato. 5osita lo tiene todav#a en
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condena, en ascuas. "l ne!ro no puede hacerle nada, por%ue el marica también tiene su
banda.
03"s él %uien canta4
0;l.
0Pero su voz es le!#timamente de mujer.
0"lla es, pues, mujer. "l mundo lo ha hecho as#. Si hubiera nacido en uno de nuestros
pueblos de la sierra, su madre le hubiera aco!otado. 1"so es maldición all&2 Ni uno de ellos
crece. "n -ima se pavonean. 6endr&, pues, las dos cosas, pero lo %ue tiene de hombre
se!uro es mentira) le estorbar&. ' a%u# canta bonito. 37ué dices4
>
(antaba el valse =$nita ven=) lo entonaba con armoniosa c&lida voz.
03"s ladrón4 0pre!unté. .0Bamoso, como *arav# PateC(abra. "s !rande entre los ladrones. Por eso est& a%u#,
no lo sueltan.
"n ese instante o#mos ruidos de fierros, lejos.
0"st&n abriendo las celdas 0dijo (&mac0. *ejor nos levantamos.
5osita dejó de cantar) la llovizna %ue ca#a al an!osto aire del Sexto, marcando cada !ota
pe%ue#sima de la !ar/a sobre el cemento manchado, casi mu!riento del muro, se hizo m&s
patente) la voz de mujer la hab#a difuminado) ahora se a!itaba) me recordaba la ciudad.
<1"n la c&rcel también llueve2=, dije, (&mac se %uedó mir&ndome.
'o me crié en un pueblo nubloso, sobre una especie de inmenso andén de las cordilleras.
$ll# iban a reposar las nubes. #amos cantar a las aves sin verlas ni ver los &rboles donde
sol#an dormir o descansar al mediod#a. "l canto animaba al mundo as# escondido) nos lo
aproximaba mejor %ue la luz, en la cual nuestras diferencias se aprecian tanto. 5ecuerdo
%ue pasaba bajo el !ran eucalipto de la plaza, cuando el campo estaba cubierto por las
nubes densas. "n el silencio en esa especie de ce!uedad feliz, escuchaba el alt#simo
ruido de las hojas del tronco del inmenso &rbol. ' entonces no hab#a tierra ni cielo ni ser
humano distintos. Si cantaban en ese instante los chihuacos las palomas, de voces tan
diferentes, el canto se destacaba, acompaaba al sonido profundo del &rbol %ue iba del
subsuelo al infinito e invisible cielo.
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-ima bajo la llovizna, a pesar de su lobre!uez, me aproximaba siempre, al!o, a la plaza
nublada de mi aldea nativa. *e sorprendió, por eso, %ue la !ar/a hubiera cambiado de
naturaleza al canto de mujer o#do all#, entre los nichos del Sexto. ' mientras (&rnac
intentaba comprender el sentido de mi pre!unta de mi pensa0 miento, un !rito prolon!ado
se oó en el Sexto) la /ltima vocal fue repetida con vez a!uda.
0"s Pualada 0me dijo (&mac0. "st& llamando a sborno.
"l !rito se repitió
017ues dCese sborno o ó ó2 17ues dCese sborno o ó ó2
*e acostumbré después, en diez o veinte semanas, al !rito) a la inexplicable tristeza con
%ue el asesino repet#a siempre la /ltima s#laba.
017ues dCese Sotuar &&rr2
017ues dCese (ortez ééss2017ues dCese (asimiro iróóó2
Deformaba los apellidos, los !ritaba casi en falsete, apoando la voz en la nuca. 6odo el
Sexto parec#a vibrar, con su inmundicia su apariencia de cementerio, en ese !rito a!udo
%ue era arrastrado por el aire como el llanto final de una bestia. $ veces cantaban en coro
los va!os o los ladrones, en sus celdas, acompa&ndose del ruido de cucharas con las %ue
marcaban el ritmo. Se excitaban e iban apurando la voz, mientras la llovizna ca#a o el sol
terrible del verano pudr#a los escupitajos, los excrementos, los trapos) no los desperdicios,
por%ue apenas al!uien echaba restos al botadero, los va!os m&s desvalidos se lanzaban al
depósito de fierro se %uitaban los trocitos de zanahoria, las c&scaras de papa de uca.
-as c&scaras de naranja las masticaban con locura, las en!ull#an, sonriendo o sufriendo.
Sobre el coro de los va!os el vocer#o de los presos del primer piso, la voz de Pualada
hend#a el aire, lo dominaba todo, repercut#a en el pecho de los %ue est&bamos secuestrados
en la prisión. No recuerdo %ue nadie permaneciera indiferente al o#r las primeras s#labas de
la llamada) no solamente por%ue todos a!uardaban al!una visita o un encar!o, aun
%uienes ten#an a padres camaradas a miles de Eilómetros de -ima, como *oEContullo ,
los presos %ue trajeron de la selva) sino por%ue el tono del !rito, su monoton#a, su /ltima
s#laba se hund#a en nosotros, a la luz del sol o bajo la triste llovizna de los inviernos.
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1Pualada2 era su nombre) nadie sabia cu&l era el %ue pusieron a ese ne!ro !i!ante en su fe
de bautismo.
$%uella maana corr# hasta el extremo del balcón del tercer piso, para verlo "staba
apoado en la !ran reja. Aajé las !radas. (&mac me si!uió. "l patio pululaba a de va!os.
No me eran desconocidos) eran idénticos a los %ue hab#a visto en la intendencia.
*e acer%ué a la reja. "l ne!ro se fijó en m#. Deb# llamarle la atención por%ue bajé a saltos
las escaleras.
No miraba jam&s directamente) hac#a como los caballos %ue por la forma de la cabeza la
inmensidad de los ojos, nos miran por un extremo de ellos. Pualada era mu alto) en al!o
influ#a su estatura, o lo audaba, a ciar naturalidad a esa manera como premeditada
despectiva de mirar a la !ente. ' como era ne!ro la córnea de sus ojos estaba al!ooscurecida por manchas ne!ruzcas su mirada parec#a adormecida e indiferente.
01Nadie es como él, asesino2 0me dijo (&rnac, en voz baja.
6en#a la facha la expresión del maleante t#pico.
:olvió a !ritar.
0i7ues dCese $scarbillo billo ó ó2
Pero su voz parec#a tener m&s potencia en el fondo del penal %ue all#, a cielo abierto. .
0Desde esta reja él controla el in!reso de la coca, del ron, de los naipes, de las erbas de
los nuevos presos) los esco!e. Son peor %ue los indios, estos ladrones de la costa. +san
erbas para maleficios chacchan coca, m&s %ue un brujo de la sierra 0me dijo (&rnac,
siempre en voz baja.
"l ne!ro se!u#a mir&ndonos.
01:&monos2 0dijo (&mac.
0*e %uedaré 0le dije.
(&mac se retiró un poco hacia la escalera. 'o me acer%ué m&s a la reja. :ino desde el fondo
del penal un individuo bajo, !ordo, achinado) lo acompaaba un ne!ro joven. "l hombre
bajo se echó a reir a mand#bula batiente.
01No di!as, cabro 2 0dijo0. 1:ainetilla 2
01:en!a, compaero2 0me llamó (&mac0. No se mezcle.
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0"l hombre !ordo ten#a expresión simp&tica) la risa sacud#a su cuerpo. Se le ve#a feliz.,
como si no estuviera entre esos nichos la pestilencia de los excrementos.
(&mac me llamó nuevamente) se acercó a m# me llevó del brazo.
01"s *arav#2 0dijo0. "l otro amo del Sexto. 6iene tres %ueridas) ese ne!rito es uno de ellos.
1:&monos2 C
"l ojo sano del carpintero ard#a, el otro nadaba en l&!rimas espesas.
01:amonos, ami!o2 0me ro!ó
6emblaba su ojo sano, parec#a no poder resistir la sensación de asco %ue oprim#a todo su
rostro. Nos fuimos.
0"n el se!undo piso est&n los criminales no avezados 0me dijo, al paso0. Son violadores,
estafadores, ladrones no rematados. 9a también un ex sar!ento de -ambae%ue, acusado
de estupro. "stamos viviendo sobre el crimen, ami!o estudiante) a%u# est& abajo nosotrosencima) en *orococha (erro es al revés) ellos encima, los chupa san!re, abajo los
trabajadores) a sea debajo de la tierra, en la mina) o en los barrios de lata. Por%ue en
*orococha, los indios obreros duermen en barrios de lata. 1(ómo a!uantan el fr#o2 'a los
comuneros de Fauja no %uieren ir) las empresas est&n en!anchando indios, pobrecitos indios
de 9uancavelica.
9ermano estudiante, ellos son en esas minas lo %ue estos va!os en el Sexto lo /ltimo. -os
!rin!os escupen sobre ellos. 1Sobre nosotros no, no tanto2 37ué piensas t/, camarada) con
%ué pensamiento has venido4 36/ conoces *orococha (erro4 3Sabes %ue en nin!/n
sitio de nuestras cordilleras hace m&s fr#o %ue en (erro *orococha4 3Para %ué sirve all#
un techo de lata4 Para esconder a la !ente, %ue no vean lo %ue tiemblan. -a cuestión es
tapar chupar la san!re. -os !rin!os, pues, no son ni de a%u# ni de all&) son del billete.
1"sa es su patria2
"n la escalera, al borde del se!undo piso se detuvo para hablar, casi inopinadamente. *e
asombré de %ue tuviera tanta libertad para hablar en voz alta de asunto tan peli!roso. $un
en la c&rcel me parec#an temerarias esas palabras. "st&bamos habituados a cuidarnos, a
mirar a nuestro alrededor antes de decir al!o en la ciudad. (&mac hab#a perdido a esa
costumbre. 6en#a ?G meses de secuestro en el penal) hab#a recuperado all# el h&bito de la
libertad. ' como lo escuchaba, pendiente no sólo de sus pensamientos, sino de su adem&n
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de la expresión tan desi!ual de sus ojos, %ue parec#a dar m&s poder de evidencia a cuanto
dec#a, él se detuvo, apo&ndose en las barandas de fierro, continuó explic&ndome. Su
ojo sano era como una estrella, por la limpieza la ener!#a) el otro, apa!ado, nadando en
l&!rimas, hacia reful!ir mejor, con su tristeza, al ojo sano.
0S#, compaero. (reo en todo lo %ue dices) si!ue 0le dije0.16e escucho2
03No es cierto %ue el !rin!o de los trusts no tiene patria4 3Dónde, dónde pone su corazón4
3Sobre %ué tierra, en %ué pueblo4 37ué cerro o %ué r#o recuerda en el corazón, como a su
madre4 37ué hace un hombre %ue no ha sido cuidado, cuando era huahua, por la voz
cariosa de su madre4 3+n !rin!o %ue no ha sido criado, propiamente4 3"ntiende usted4
37ue no ha tenido crianza de una patria, sino del billete, %ue no huele ni a *éxico ni a
(hina, ni a Fapón, ni a, NeH 'orE, %ue ni si%uiera tiene el olor de las l&!rimas ni de la
san!re %ue ha costado, ni del azufre del demonio4 1"stamos jodidos, por%ue ellos mandantodav#a en el mundo2
03No cree usted %ue aman a los "stados +nidos, o a su In!laterra4 3No cree usted %ue
cada %uien ama al pa#s en %ue ha nacido4 3No lo cree usted, compaero4 0le pre!unté.
0De esos !rin!os %ue he visto en *orococha no lo creo, compaero. +no %ue tiene a su
padre a su madre a su patria va a otra nación para hacer millones con la san!re
la .tierra extranjera, acaso, si es hombre criado por padres madres, 3puede escupir al
trabajador %ue le hace !anar millones4 3Puede escupirlo4 1$hist&2 "se no tiene crianza.
Por eso, como maldición, no ha para él otro apoo %ue las balas. 1Aalas billetes, es la
patria del !rin!o2 ' entonces todo se lo %uiere a!arrar. No ha m&s remedio para él. 1"st&n
condenados2 ' nosotros, ami!o estamos bajo los zapatos de los condenados.
0+sted habla de los !rin!os %ue ha visto en *orococha (erro. Pero ellos son millones.
No confunda... >>
03' por %ué nos mandan a esos %ue miran al cholo no como a !ente sino como a perro4
$s# es, ami!o estudiante. 6/ te ves all&, en las minas , clarito, no encuentras otro camino
o ellos o nosotros. $s# nos tratan, as# nos miran. Por eso estamos a%ui. 3 usted no4
0'o también esto a%u#. .
0(on Pualada *arav# %ue es hijo de ellos, hijo purito) m&s de lo %ue para m# es mi
Faviercito, %ue a estas horas debe estar llorando de hambre en *orococha.
0:&monos 0le dije0. "st&s cansado., >
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Sus facciones se hab#an afilado su piel empalideció. -o audé a subir.
0-a rabia me hace tener esperanza 0me dijo0. Pero creo me come la san!re. -o saludaron
muchos en el an!osto corredor al %ue daban las celdas) pero nin!uno se detuvo. 'a estaban
levantados los presos transitaban, al parecer, afanosa0 mente, por los an!ostos pasadizos
de las dos alas del edificio. 6uve la impresión exacta de caminar por las oficinas
corredores de una !ran empresa donde todos iban a sus ocupaciones ur!entes. Nuestra
celda estaba mu cerca del alto muro final del Sexto, %ue daba a la $venida Aolivia.
(ruzamos todo el corredor. :i en las celdas !ente %ue discut#a o trabajaba.
01"st&n ocupados2 :en m&s tarde 0escuché decir en el interior de una celda
09as hablado mucho, compaero 0dijo un hombre viejo, al vemos pasar. "staba enfrente,
en la otra fila de celdas."l hombre viejo apuró el paso, nos alcanzó, por el /ltimo puente.
03"ste es el compaero nuevo4 0pre!untó,
0S# 0le dije.
09as hablado mucho, (&mac) los he estado observando 0dijo.
0(ierto 0contesté0. 9a hablado mucho.
0No debiera %uedarse con un nuevo. Procuramos tenerlo solo.
0-o cuidare 0le dije0. 9a!amos la prueba.
. *e d2 cuenta %ue (&mac estaba enfermo, %ue por eso le asaltaban las cosas los
pensamientos con exceso de hondura.
0Seor0le dije al viejo0. 7ue él se recueste sobre mi cama. ;l tiene un colchón de paja con
periódico) el m#o es de lana, mu bueno.
(&mac me miró aceptó de inmediato. Se echó sobre mi cama. -e puse la almohada a la
espalda. "l viejo me tendió la mano.
0Sólo por un rato 0dijo.
(omprend# %ue tem#a. Pasó una de sus manos sobre la frente de (&mac) lo examinó,sorprendido, mir&ndolo. .
0"ste nuevo no es nuevo 0dijo (&mac0. 1'o te di!o %ue no es nuevo2 Por eso acepto su
cama. No te asustes, compaero.
Sonrió el hombre viejo, salió.
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0'a hablaremos 0dijo. >
0"s Pedro 0dijo (&mac,
01$h, el l#der obrero2
09a estado en 5usia. Dicen los apristas %ue est& vendido al oro de *osc/.
0S#, lo he o#do decir. Pero no charlemos. 'a vuelvo 0le dije.
01+n momento, compaero estudiante2 3t/ eres de la sierra, no4
0S# 0le dije0. So de un pueblo chico, de %uebrada. >
0Se sabe. Pedro tiene miedo de %ue te conta!ie. No esto para eso todav#a. No ten!o el
bacilo. "l médico del penal no examina a nadie.) nos mira solamente. Dice %ue ten!o el
h#!ado. Pero Pedro sospecha. 'o no. 9e visto enfermarse padecer a los t#sicos hasta %ue
han muerto. Sé como es. No ten!as miedo. .
0 6/ sabes, compaero, %ue no ten!o miedo 0le dije0. 7uedas bien en mi cama.01(laro, ami!o2 $hora anda) mira bien el Sexto de d#a. 1(onvéncete2 :e cómo comienza un
d#a de trabajo en la c&rcel. Por%ue la intendencia no es c&rcel. "s alojamiento no m&s
1$nda afuera, compaero2 "l hombre es bien curioso.
(erca de la puerta de nuestra celda me apoé en las barandas de fierro no pude examinar
las cosas con la tran%uilidad necesaria. De pie, miré el fondo del penal) mientras la
hirviente multitud de los va!os criminales %ue deambulaban en el patio bajo
murmuraba en desorden, pensé en mi compaero de celda. Nadie me interrumpió) no se
ocupaban de mi los presos pol#ticos del tercer piso. :olv# a sentirme nuevamente como en
una pe%uea absurda ciudad desconocida, de !ente atareada cosmopolita. $s#, toda
mi razón mis sentimientos volvieron hacia mi compaero de celda.
37ué era m&s impresionante en (&mac la claridad de la ima!en %ue ten#a del mundo, o
los pocos, los mu pocos medios de los %ue parec#a haberse valido para lle!ar a
descubrimientos tan cate!óricos crueles4 Su facha, sus modales) su modo de tratarme,
a de t/, a de usted) su cama de paja reforzada de periódicos) su saco pantalón de
hechura poblana, no !uardaban relación0 la %ue estamos acostumbrados a ver %ue se
corresponden en -ima0 con la claridad de sus reflexiones la belleza de su len!uaje. No
rebuscaba términos ni los aliaba, como los pol#ticos a los %ue hab#a o#do hasta entonces.
"ra sin duda un a!itador, pero sus palabras nombraban directamente hechos, e ideas %ue
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nac#an de los hechos, como la flor del berro, por ejemplo, %ue crece de las a!uadas. Sólo
%ue la hierba no seca el fan!o, las palabras parec#an fati!ar mortalmente a (&mac.
-a voz de 5osita interrumpió bruscamente mis reflexiones. (antó de nuevo, en frente m#o,
desde el interior de una celda. -ue!o salió) se arre!ló con ambas manos el peinado miró a
al!uien %ue deb#a estar bajo la celda de (&mac, en el corredor del se!undo piso. 6en#a los
labios pintados. *iró un buen rato, con alborozo co%ueter#a, hacia el se!undo piso) !iró
después sobre los tacos entró a la celda) caminaba al modo delas mujeres del!adas %ue
!ustan de mover las caderas la cintura, provocativamente.
01"s al Sar!ento20o# %ue dec#an a mi lado0. 1'a lo tiene2 .
:olvió a salir a la puerta.
-os presos comunes los va!os no se arremolinaron delante de su celda. No pasó nadaespecial. *iré lar!o rato a uno otro lado de los corredores del piso bajo. Pualada
se!u#a de p#e, alto sombr#o, en la puerta de la c&rcel) *arav# volv#a. Pasó frente a 5osita
lo saludó con la mano, sonriendo siempre. Bue al /nico %ue saludó. 'o re!resé a la
celda.
0"sa 5osita debe %uerer al!o 0dijo (&mac0. 1No canta as# a estas horas2 Dicen %ue est&
enamorado del Sar!ento. 37ué salida tiene a%u# ese hombre4 5osita co%uetea bien. "l
Sar!ento es un hombrazo, viene por estupro. "l ne!ro va rabiar, va rabiar de muerte.
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ii
-a luz del crep/sculo iluminaba los inmensos nichos. Por%ue la prisión del Sexto es
exactamente como la réplica de al!/n cuartel del viejo cementerio de -ima.
"l japonés observó, anhelante, %ue los huecos de los anti!uos H&teres estabandesocupados) buscó con la vista a Pualada, a *arav#, al =(olao= a PateC(abra. No
estaban afuera, en el pasadizo.
-a luz del d#a, un inusitado sol de invierno, era a triste ah# abajo, en el primer piso, sobre
la humedad, los escupitajos, las manchas verdes de la coca masticada, m&s a/n junto a
los huecos de los excusados.
"l japonés corrió hacia uno de los huecos, se bajó el trapo %ue le serv#a de pantalón ) sin
atreverse a %uedar en cuclillas, a!achado a medias, se puso a defecar. -os otros presos
comunes %ue lo vieron le dejaron hacer. $l!unos miraron hacia las celdas casi con el
mismo terror %ue el japonés se a!ruparon, como formando una cortina) otros se re#an
volv#an la vista de los H&teres a las celdas. Pero no aparecieron Pualada ni *arav# ni
PateC(abra, "l japonés defecó en pocos se!undos) dejó parte de sus excrementos sobre el
piso) no pod#a tener la punter#a %ue los otros, a causa del miedo. -ue!o se amarró los
pantalones, anudando al!unas de las muchas puntas de las roturas del trapo.
-o vi casi feliz. Sonrió en la sombra, entre el vaho %ue empezaba a brotar de la humedad
la por%uer#a acumulada en las es%uinas de los anti!uos tabi%ues. 7uienes observaron
las celdas, a la expectativa, con la esperanza de %ue Pualada apareciera, aplaudieron.
"l japonés se buscó los sobacos, hur!ó con los dedos su cuerpo, empezó, con su
costumbre habitual, a echar piojos al suelo. Se apa!ó el rel&mpa!o de dicha %ue animó su
rostro) empezó a caminar con la torpeza, como fin!ida, con %ue sol#a andar. $vanzó
sonriendo hacia %uienes aplaudieron. (on esa sonrisa fija, humild#sima, aplacaba a suscamaradas de prisión) aun, a veces, a Pualada.
"n al!o, en al!o se parec#a el rostro de este japonés, as# opacado por la suciedad, al sol
inmenso %ue ca#a al mar cerca de la isla de San -orenzo.
=37ué tienen de semejante, o esto empezando a enlo%uecer4=, me pre!untaba.
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"n los inviernos de -ima el crep/sculo con sol es mu raro. -os inviernos son nublados
f/nebres, cuando, repentinamente se abre el cielo, al atardecer, al!o %ueda de la triste
humedad en la luz del crep/sculo. "l sol aparece inmenso sin fuerzas) se le puede
contemplar de frente, %uiz& por eso su resplandor lle!a tan profundamente a los seres
anhelantes. Nosotros pod#amos verlo desde lo alto del tercer piso del Sexto) lo ve#amos
hundirse junto a las rocas de la isla %ue enne!rec#a. "ra un sol cua triste san!re dominaba
a la luz, despertaba sospechas irracionales) o lo encontraba semejante al rostro del
japonés %ue se arrastraba sonriendo por los rincones de la prisión.
"l rostro del japonés del Sexto, con su sonrisa inapa!able, trascend#a una tristeza %ue
parec#a venir de los confines del mundo, cuando Pualada, a Puntapiés, no le permit#a
defecar. C019irohito carajo) baila2 0le !ritaba el ne!ro.
-o empujaba. "l japonés pretend#a acomodarse sobre al!/n hueco de los exH&teres, el
ne!ro lo volv#a a tumbar con el pie. No eran puntapiés verdaderos, por%ue con uno habr#a
sido suficiente para matar a ese desperdicio humano. Fu!aba con él.
"l japonés acababa por ensuciarse, echado como estaba, sobre sus harapos. "l ne!ro se
tapaba las narices, re#a a carcajadas, mientras sus =pa%ueteros= lo aplaud#an. -ue!o el
su !rupo se iban a las celdas o continuaban conversando cerca de la reja.
0"ste japonés. 3Por %ué no se ensuciar& en cual%uier otra parte4 3$ %ué tiene %ue venir
donde lo ven4 0me pre!untó un preso pol#tico. > >
03$ %ué4 $ defecar. 3"n dónde no lo ver#an4 $dem&s, cholo, es la disciplina %ue tienen
estos japoneses. Se morir& todo en él, sobrevivir& la disciplina. 1"so es2 0dijo Prieto, un
l#der aprista.
0No lo creo 0dije o0. Se defiende as#, simplemente se defiende. 6iene %ue darle !usto a
Pualada a los otros. >
09a m&s de una teor#a para esto. 'o dir#a %ue es el Per/ %ue da lu!ar a %ue suceda 0dijo
*oEContullo, un empleado are%uipeo, aprista, %ue no conoc#a -ima. -o trajeron preso,
de noche, directamente al Sexto.
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03"l Per/4 37ué tiene %ué ver4 0replicó indi!nado el preso %ue hab#a iniciado la
conversación.
01"stamos pues, en el Per/, cholito2 0contestó *oEContullo0 Pualada el Jeneral, 3de
donde crees %ue han venido4 3Del cielo4 37uién los ha en!endrado4
06/ dir#as también, con ese criterio, %ue Dios los ha hecho.
01Dios2 3"ntonces %uién4 0ale!ó Prieto con vehemencia0 3"l diablo creador de todas las
cosas, del cielo de la tierra4 36/ no te acuerdas %ue el obispo le entre!a las llaves del
6abern&culo, el Fueves Santo, a nuestro Jeneral Presidente4 ' él nos manda a%u#, a
hermanarnos con Pualada con 5osita, con este japonés %ue para maldita su suerte
atravesó el Pac#fico en busca del Per/ 1%ue era de oro hace K@@ aos2
0 ' eso %ue éste no vio cuando Pualada obli!ó al Pianista a tocar sobre el japonés.
0S#, hermano. 6/ tampoco lo viste 0se diri!ió a m#, Prieto0. -es contaré, conviene %ue losepan) as# comparan justiprecian. Pualada tumbó al japonés junto a los huecos de los
H&teres) cuando vio %ue a se hac#a, llamó a !ritos al Pianista. =1:en, mierda) ven,
huere%ue%ue2L le !ritó. -o arrastró junto al japonés. =16oca sobre su cuerpo, carajo2= 0le
ordenó0. =16oca un valse2 CIdoloC. $un%ue sea la (ucarachaC. 16oca, huere%ue%ue=. -o hizo
arrodillar. ' el Pianista tocó sobre las costillas del japonés, mientras el des!raciado se
ensuciaba. "l ne!ro se tapó las narices =16oca hasta %ue acabe2=, !ritaba. "l pobrecito
si!uió recorriendo las costillas del japonés, moviendo la cabeza, llevando el comp&s, con
entusiasmo, como has visto %ue toca el filo de las barandas. Pualada sus socios se re#an.
'o ten!o en el h#!ado esas risas, como al buitre de nuestro buen padre Prometeo. 3No es
cierto4
Prieto miró a *oEContullo.
019a %ue a!uantar, hermano2 0dijo éste0. $ todos los buitres, hasta la hora exacta. "n
$re%uipa est& m&s cerca.
Se persi!nó *oEContullo, se fue hacia su celda, junto al se!undo puente. "ra alto, de pelo
mu castao, casi dorado en la nuca. "l vi!or de su cuerpo, sus ojos, transmit#an
esperanza, aun cuando la emoción lo rend#a se persi!naba. >
Se fueron también los otros, %uedé solo en el &n!ulo donde el an!osto corredor del piso
terminaba, casi sobre la !ran reja los huecos de los excusados, frente a la isla.
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-a luz del crep/sculo iluminaba la torre de la i!lesia de *ar#a $uxiliadora. -a isla flotaba
entre un vapor rojizo de nubes. -a fetidez de los excusados del botadero sub#a desde el
patio.
-a alta torre de *ar#a $uxiliadora, con su reloj, nos recordaba la ciudad. "n la maana, el
repi%ue de sus campanas %ue el ruido de los cl&xones ensordec#a, la propia c/pula !ris
pero a!uda %ue parec#a tan próxima, casi al alcance de nuestras manos, nos transmit#a el
ritmo de la ciudad, su pulso. Pero en las tardes, a la hora pual, m&s, cuando se abr#a un
crep/sculo con sol, esa torre nos laceraba.
-a hora pual era la /ltima del d#a, la del encierro. $ las siete en punto ven#an las !uardias
a meternos en las celdas. *ir&bamos, muchos, hacia la ciudad a esa hora, especialmente
los %ue no hab#amos podido acostumbrarnos a la rutina de la prisión viv#amos cada d#a
como si fuera el primero del secuestro.<1Si estuviera all# si%uiera la torre de Santo Domin!o o de la (atedral2 0dec#a0 1' no ésta
de cemento, sin alma, sin len!ua, nada m&s %ue con alarde de tamao2L
:al#a /nicamente por%ue estaba cerca de $zcona, donde los provincianos levantaban casas
o chozas junto a los al!odonales, o metiéndose en los cercados.
0 19ierve $zcona2 0exclamaba0. 19ierve2 1Se har&n dueos los serranos, como 5a/l %ue ha
criado chanchos clandestinamente2
De tanto mirar la torre, a esa hora en %ue empezaba a arreciar el hedor de los excusados
del botadero, ambas cosas se confundieron en mi memoria la pestilencia del Sexto la
torre de cemento.
' a esa hora precisamente, antes de la hora pual, se atrev#an a bajar al patio al!unos
presos pol#ticos, para caminar a lo lar!o de la prisión, charlando. Por%ue no hab#a luz
eléctrica en las celdas, en el patio pod#amos ver, en la penumbra del opaco alumbrado, el
cuerpo de los va!os, a fati!ados aun%ue buscando siempre al!/n desperdicio en el sucio.
Pululaban de !ente el patio el pasadizo, sobre cuo aire denso cruzaban los seis puentes
de los pisos altos de la c&rcel.
De cuatro en cuatro, o de tres en tres, por lo menos, entre los presos comunes, ladrones
va!os no penados ni convictos, paseaban los detenidos pol#ticos. -os va!os nos miraban)
echaban sus piojos sobre el piso o al aire. Pero hab#a %ue caminar, los va!os no ofrec#an
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m&s peli!ro %ue el de sus piojos su llori%ueo. *endi!aban. "n el invierno temblaban de
fr#o. +no de ellos, un ne!ro, cobraba diez centavos por exhibir su miembro viril, inmenso
como el de una bestia de car!a. =3Se lo saco, seorcito4 1Sólo diez centavos2=, ro!aba.
-os !randes asesinos ladrones no sal#an sino rara vez al corredor) a esa hora permanec#an
en sus celdas, rodeados de su sé%uito.
'o no bajaba sino con Fuan, a %uien llam&bamos *oEContullo, con 6orralba. -os dos
ten#an una !ran salud. "ran creentes de ideas opuestas. Nos mir&bamos re#amos. 'o les
hab#a puesto sus sobrenombres.
06ienes ojos viperinos 0le dec#a a 6orralba.
Por%ue eran oblicuos sus ojos, ne!ros con ojeras %ue le daban a/n m&s ne!rura.
;l mi compaero de celda, (&rnac, eran comunistas. *oEContullo era aprista.
"ntre la !ran reja de acero las celdas de la prisión hab#a un patio. (uando construeron el penal, instalaron los servicios de desa!Me 0seis H&teres un botadero0 al lado iz%uierdo
del patio. Pero los presos arrancaron poco a poco la madera %ue formaba una cortina
delante de las tres filas de tazas) lue!o desportillaron rompieron los H&teres. -os !uardias
demolieron los restos a !olpe de martillo. Se creó %ue los sustituir#an con otros de
cemento, pero no pusieron nada) dejaron sólo los huecos abiertos. $ll# defecaban los presos
comunes, a cuerpo limpio. -os pol#ticos ten#amos una ducha un H&ter en el tercer piso.
"ramos m&s de trescientos) hac#amos cola todo el d#a ante la ducha el H&ter.
Pero *arav#, Pualada, 5osita, PateC(abra otros !randes del piso bajo, defecaban sobre
periódicos, en sus celdas, mandaban vaciar los pa%uetes en los huecos con los va!os
aprendices de ladrones %ue formaban el servicio de cada uno de ellos. "ran los
=pa%ueteros=) otros les llamaban =chas%uis=, los correos del Inca.
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III
Pualada subió al se!undo piso. Nunca lo hab#a hecho antes. Dejó en la !ran puerta a uno
de sus =pa%ueteros= charlando con el !uardia.
"ra casi el mediod#a. -a maor parte de los presos estaba en los corredores. "l asesinosubió lentamente las !radas los presos se alarmaron) los del se!undo piso lo esperaban en
la puerta de sus celdas) muchos pol#ticos bajaron apresuradamente a ese piso) los dem&s se
acomodaron junto a las barandas de hierro de la nave opuesta.
(uando Pualada lle!ó al pasadizo, su cabeza tocaba casi el techo. $ndaba como si sus
piernas fueran demasiado !randes débiles) se le iban.
0Seores 0dijo ante un !rupo %ue te cerraba el paso0, un permiso.
-os presos le dieron campo. Pualada llevaba puesto el mu!riento sombrero de paja %ue
raras veces usaba. +na llovizna con mucha luz ca#a al callejón, por%ue el cielo aparec#a
despejado por el oriente) el sol lanzaba poderosos raos mu cerca del Sexto, iluminaba los
puentes aun el piso barroso del penal donde las moscas ju!aban.
*ientras Pualada avanzaba como des!anado, el murmullo de todos los presos aumentaba.
5osita salió al callejón. :io al ne!ro, se echó a correr. Subió hacia el lado opuesto de la
celda del Sar!ento en un instante estaba a de pie, exactamente frente a la celda.
"l ne!ro parec#a viejo cansado) mascaba terrones de az/car. 5osita lo miraba caminar,
detenidamente.
0(ompaero estudiante, no va a pasar nada 0me dijo (&mac,
"st&bamos en un &n!ulo del corredor, junto a la pared %ue daba a la $venida Aolivia.
0"l ne!ro va a su muerte o a nada 0dijo (&mac0. -a !ente presiente, por eso lo han dejado
pasar. -os ne!ros son faramallas.0"ste no 0le dije.
Salió, por fin, el Sar!ento, a la puerta de su celda. :io al ne!ro. $l!uien dijo en ese
momento, casi !ritando
01"l (lavel est& afuera2
6odos miraron hacia abajo.
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+n muchacho de pelo lar!o estaba apoado en la pared de enfrente. -a luz hac#a resaltar
su rostro blanco sus cejas del!adas. Parec#a un son&mbulo.
01"h, Pualada2 0!ritó un hombre achinado %ue ten#a del brazo al muchacho0.1*ira2
"l ne!ro ladeó un poco el rostro, volvió los ojos hacia el muchacho, sin detenerse. ' si!uió
andando.
0Sar!ento 0dijo en voz alta, cuando estuvo a un paso del ex !uardia0, f&cil se lle!a a%u#.
Sacó del bolsillo de la sucia americana una chaveta mu an!osta %ue parec#a tener la hoja
%uemada. -a punta el pe%ueo trozo afilado empezaron a brillar, por%ue el ne!ro movió
la hoja.
5osita permaneció tran%uilo) en su rostro del!ado, la boca en!rasada de rou!e los ojos
resaltaban) miraba al ne!ro con iron#a. .
01*&s f&cil se re!resa2 0dijo desde el otro lado, ante la vacilación del Sar!ento.0$s# es. 16odo f&cil, a su tiempo2 0replicó Pualada, sin mirar a 5osita. Sus enormes ojos
se!u#an detenidos en el Sar!ento, %ue estaba mu cerca de él.
01-l&malo2 0dijo el hombre achinado al muchacho, en el piso bajo. Su voz pretendió ser
confidencial. "l ne!ro dio media vuelta dejó al Sar!ento mudo, como en posición de
firmes.
(uando a Pualada hab#a pasado frente a muchas celdas, el Sar!ento sacudió la cabeza
se echó a correr, pero le cerraron el paso varios presos.
01Ne!ro eCrnierda2 0!ritó0. 6e sacaré las tripas de !allinazo. 15e!resa2
0No est& usté armado 0le dijo un hombre alto fornido a %uien llamaban el Piurano0.
Déjelo para cuando vuelva.
5osita dudaba) sus ojos iban del ne!ro al ex sar!ento cua frente se cubr#a de sudor.
'o miré al (lavel, el muchacho %ue exhibieron ante Pualada. "staba llorando) la luz
fuerte hac#a resaltar sus l&!rimas. De sus ojos cerrados, desde sus pestaas contra la pared)
su piel parec#a suave como la de una criatura.
016r&elo a, carajo2 0o#mos %ue !ritó *arav#.
"l hombre achinado dudó un instante, lue!o rió, le dio un tirón del brazo al muchacho
lo arrastró por el estrecho pasadizo hacia la celda del asesino.
03:iste %ue lloraba4 0le pre!unté a (&mac,
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0Se lo trajeron donde *arav#, directamente de la calle, hace meses. No sale sino a ratitos,
siempre con el chino a su lado. 1*e duele el pecho2 0contestó (&mac,
-o iba a llevar a nuestra celda) pero o#mos !ritos de *arav#. 5osita a no se ocupaba del
Sar!ento) miraba hacia abajo.
01'a, mierda2 1Se jodió todo, mierda2 0vociferó *arav#.
"n se!uida o#mos el llanto del muchacho. ' apareció después lanzado a punta piés, no por
el chino, sino por *arav# mismo. "l muchacho caó al sucio, de bruces.
6en#a amarrado un trapo azul en la cabeza. *arav# lo arrastró del cuello hasta cerca del
&n!ulo del penal e hizo %ue se apoara en el muro.
01Déjamc a, diositol 0ro!ó el muchacho. -a san!re le chorreaba hasta el cuello.
*arav# le dio un sopapo, a!ach&ndose, como caó de costado le enderezó el cuerpo
con el pie) escupió al suelo, se marchó.01(u#dalo2 0le !ritó al chino.
+n pe%ueo charco de san!re hab#a %uedado en el cemento luc#a sobre la mu!re del
piso, en el sitio donde el muchacho caó al ser arrojado de la celda. 6res de los va!os %ue
estuvieron cerca, se lanzaron al suelo empezaron a lamer la san!re.
Nos fuimos. 'o me eché boca abajo, sobre mi colchón de paja. Sent#a el mundo como una
n&usea %ue trataba de aho!arme. (&mac puso sus manos sobre mi cabeza.
0No es la primera vez. 0me dijo0. "sos pobrecitos siempre comen la san!re, cuando ha
una pelea. 3No est&s viendo4 Nuestros !obiernos, nuestros jefes %ue vienen desde el
Pizarro, con los !rin!os %ue se aprovechan, nos convierten en perros. 3:es cómo en!r#en
a su *arav#4 -e traen a su %uerida, le traen de frente hasta su celda. 3Para %ué, ami!uito4
$hist&) se!uro ahora lo va ne!ociar. 36/ crees %ue lo arroja por su !usto4 $l!o ha, al!o
ha, tan sucio como el corazón de los %ue en este mundo no viven sino por la plata para
el ne!ocio. 3Dónde est& la diferencia entre el ne!ocio de esos, de afuera, de éstos, a%u#
adentro4
Bati!ado se recostó. $cezaba, estaba como asfixi&ndose. *e levanté o, entonces.
036/ también4 me pre!untó, viéndome0.No se trata de eso. 9a %ue fre!ar a los %ue hacen
del hombre eso %ue hemos visto. (on mi cuerpo reventado 1o vo a vivir2 36/ est&s
sabiendo4 (omo a ese muchacho, peor los soplones de -a roa me patearon, me baaron,
me col!aron hasta %ue perd# el sentido. $s# estamos. *i cuerpo ha o#a sido m&s fuerte %ue
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una piedra, si no 3cómo vencer#a el hombre a la injusticia4 $%u#, en mi pecho, est&
brillando el amor a los obreros a los pobrecitos oprimidos. 37uién va a apa!ar eso4 3la
muerte4 No ha muerte, ami!uito. S&belo) %ue eso te consuele como a m#. 1No ha
muerte, sino para los %ue tiran para atr&s2 "sos nos joden pero est&n muriendo. 1*aana
empiezo a hacerte una mesa una !uitarra2 1Nos entretendremos2 1Pensaremos2 1Iremos
adelante2
De su ojo sano, de veras, brotaba la vida. Su cuerpo apenas pod#a moverse, pero la luz de
ese /nico ojo volvió a hacerme sentir el mundo, puro, como el canto de los p&jaros el
comenzar del d#a en los alt#simos valles fundan en el ser humano la dicha eterna, %ue es la
de la propia tierra.
0(&mac, hermanito 0le dije0, sé ahora %ue podré a!uantar la prisión0
*e dio la mano. Su ojo enfermo palpitaba un poco. -a vehemencia con %ue habló, en vezde a!itarlo m&s, lo calmó, aun%ue uno de sus brazos temblaba.
0-a corrupción hierve en -ima 0dijo0 por%ue es caliente) es pueblo !rande. -a suciedad
aumenta cada d#a) nadie limpia) a%u# en los palacios. 36/ crees %ue junto al *antaro
vivir#a, habr#a este *arav# esos lame san!res, el 5osita ese pobre (lavel4 -o
hubiéramos matado en su tiempo debido, si hubiera sido. $ll& no nacen. "l alma no le hace
contra a su natural sino cuando la suciedad lo amar!a. $%u#, en el Sexto, la mu!re est&
afuera) es por la pestilencia por el hambre. "n los palacios de los seores la mu!re es de
anti!uo, es m&s por adentro. :endr& de la ociosidad, de la plata !uardada, conse!uida a
costa de la %uemazón de medio mundo, de esta pestilencia %ue estamos sufriendo.
0"sta pestilencia ha en los barrios de -ima. 'o he visto en un callejón una fila lar!a de
hombres mujeres con sus bacinicas llenas sus baldes, esperando, haciendo turno frente
a un cao de a!ua.
0"l hombre, pues, sufre, pero lucha. :a adelante. 37ué es m&s !rande, dices, el af&n de los
!rin!os de sus compadres peruanos para enri%uecerse hasta los infiernos o el
sufrimiento de nosotros %ue acera nuestro cuerpo4 37uién va a !anar al fin4 3"l tercero o el
primer piso del Sexto4.
Se puso de pie) se acercó a un cajón %ue nos serv#a para sentarnos.
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0De esto vo a hacer una !uitarra una mesa 0dijo01(antaremos en el Sexto2 "ntró Pedro a
la celda.
0$busas, (&mac 0le dijo0. 5ecuéstate. No eres un buen comunista por%ue no te has
formado una coraza. # cuando dijiste =*e duele el pecho=. Debes descansar. 37ué clase
de ejemplo le das a este muchacho4 .
(&mac se recostó. Pedro acercó el cajón a la cama) se sentó nos miró.
0(amarada Pedro 0le dijo (&mac0. 16antos aos de lucha no conoces, a veces, a la !ente2
9e dicho eso del pecho) hemos visto lo del (lavel, hemos venido a%u#, no a llorar, sino a
pensar. -os serranos pensamos corazón todo.
0-os dos estamos %uiz& mejor %ue antes de la pesadilla %ue hemos visto 0le dije.
Pedro ten#a la expresión entre serena cansada de siempre. Sus cejas canosas, al!o
erizadas, acentuaban el color !ris, un poco turbio de sus ojos.06odo ha sido una farsa 0dijo.
036odo4 0le pre!unté.
0+n ne!ocio de 5osita, *arav# los !uardias. "l (lavel a est& encerrado en una celda.
9asta un trapo le han puesto de cortina. Sin embar!o hubo una sorpresa en la celda %ue
hicieron desalojar estaba a!onizando un va!o. Se lo han llevado al corral de afuera para
%ue muera all#. -a misma historia. *uere de hambre. (lavel ser& entre!ado al ne!ro, %ue a
estaba decidido a romper el e%uilibrio de los !randes del primer piso.
03' el Sar!ento4 0pre!unté,
0"l piurano puede hacerlo cambiar. :iene de las %uebradas de cabecera de costa de Piura,
por una intri!a del subprefecto. 6iene una historia brava, Pertenece a la clase de pe%ueos
propietarios de la zona caavelera. 9ace moler su caa con un trapiche movido por
buees. Durante los d#as de fiesta, en las borracheras, esos hombres !ritan como toros se
desaf#an nada m&s %ue para demostrar su hombr#a luchan a cuchillo. "l piurano no ha
%uerido %uedarse en el tercer piso ha bajado al se!undo. -o tienen a all# tres meses.
Siente asco por los maricones. 'o he hablado con él al!unas veces. ;l puede complicar las
cosas. "s mu sereno valiente. =3No ha por a%u# nin!unito para m#4=, me contaba %ue
dicen en su pueblo %uienes desean un duelo a cuchillo, lanzan !uapidos, imitando el
mu!ido de desaf#o de los toros. "l tran%uilo ne!ocio de ron, coca pichicata del Sexto
puede alterarse, por mucho %ue lo defiendan los !uardias el comisario. Debemos a
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provechar nosotros esta countura. Si se produce el esc&ndalo denunciaremos al comisario
como responsable.
0Nin!/n periódico %uerr& informar 0le dije.
0-o har& 9oz *artillo . -o %ue deseo ver es la actitud %ue tomar&n los apristas.
0Protestaran 0le dije0. "n esto no puede discrepar nadie. 7ue ellos denuncien en -a 6ribuna
clandestina.
Pedro sonrió.
0Si desean sacar al!una ventaja del comisario no protestar&n aun puede %ue nos
desmientan en su periódico. 6/ no tienes experiencia, compaero estudiante. "l
oportunismo al menudeo en lo !rande es la l#nea fiel del apra. ' por tanto maniobrar se
embarullan, se extrav#an, se embrollan ellos mismos. -a doctrina no es ni %uiere el =jefe=
%ue sea clara. 6ampoco la puede plantear claramente. No es por entero fascista) declara sermarxista est& contra el comunismo, es anti0imperialista ataca a la +5SS para
neutralizar o !anarse el apoo de los "stados +nidos. "l =jefe= se proclama antifeudal,
pero se rodea de seores %ue son !randes del norte) ellos lo esconden en sus casas, lo
prote!en, hasta lo mantienen) es #dolo de los obreros de esos mismos seores feudales.
"n!aa a unos a otros recibe el hala!o de los poderosos, por lo bajo, en las alcobas,
mantiene enlace con los proletarios de los in!enios, aparece ante ellos como el
revolucionario incorruptible sacrificado. Pero 3%ué les ofrece4 $djetivos, adjetivos. "n
el fondo, %ue lo di!a (&mac, %ue ha luchado junto a los obreros mineros apristas,
constituen la reserva del imperialismo an%ui de la reacción nacional. $ la lar!a se
lanzar&n contra nosotros, el proletariado el campesinado. Ser&n un enemi!o peor %ue el
Jeneral %ue ahora defiende desde el poder al imperialismo a sus lacaos nacionales.
(&mac escuchaba atentamente a Pedro.
0Jracias, camarada 0le dijo0, por hablarnos as# en nuestra celda. "ste joven estudiante
necesita explicación. "n las minas los apristas luchan fuerte tan i!ual %ue nosotros. Pero,
de repente, corno irracionales, se echan atr&s. No es por miedo.
Dan pretextos de mentira paran. Después sale el mismo cuento un diri!ente ha venido de
-ima con un discurso los ha atarantado. 37ué les dicen4 (onfiaban en las
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reivindicaciones por las %ue pele&bamos, entraban a la candela la misma fuerza %ue el m&s
bravo camarada, pero al d#a si!uiente nos trataban con desconfianza, hasta con asco.
Nosotros se!u#amos adelante, con el apra %ue nos maniataba. ' ca#amos. -os soplones
los subprefectos nos hac#an col!ar a su !usto. 37ué les dec#an los diri!entes a estos
compaeros4 *entiras, puras calumnias %ue est&bamos vendidos a los rusos, en contra
de dios de la patria. 3(reen en la patria4 3(reen en dios4
07uién sabe 0dijo Pedro0, Pero manejan esas palabras con astucia.
(uando iba a hablar o, entró a la celda *oEContullo. Se persi!nó con cierta iron#a,
pre!untó
03"st&n en sesión4 3Interrumpo4
0No 0le contesté0. "stamos hablando de todo.
0Puede rezar si !usta 0dijo Pedro) lo miró con cierta dulzura.0Perdonen 0contestó0. No creo en los frailes, pero de veras so cristiano. ' una sesión de
comunistas merece santi!uarse.
03"n %ué se diferencia una sesión de esto %ue ve4 3"n la formalidad4 $dem&s, este joven,
como usted sabe, no es comunista. "s un estudiante sin partido.
0'o no discutiré con usted. No so discutidor. 'o peleo. Para discutir est&n Prieto , sobre
todo, -uis. 9e venido a buscar al estudiante a (&mac,
0-e he hecho sólo una pre!unta 0le dijo Pedro.
0De ah# comienza la discusión) usted con su experiencia me arrincona me derrota,
falsamente. Por%ue con -uis ser#a distinto. Nosotros tenemos cerebro m/sculos. 'o,
modestamente, so el m/sculo.
0Pedro me miró con inteli!encia.
0-o %ue afirmaba 0dijo0, usted sólo cumple órdenes.
0S#, seor, a mucha honra. +sted también cumple órdenes, pero de jefes extranjeros
0contestó *oEContullo,
Su rostro siempre dulce feliz endureció violentamente, aparecieron en sus mejillas unas
manchas oscuras, como !ranos.
09e venido por (&mac por Jabriel. No por usted, 0dijo, acerc&ndose un poco a Pedro.
03Por %ué se ofende, joven, si /nicamente reafirmo lo %ue usted mismo confiesa4 $dem&s,
compaero 3cree %ue ha diferencia entre (&mac o4 8replicó Pedro.
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01Diferencia2 (omo entre dios el diablo. Piensan i!ual, seor, pero no sienten i!ual.
(&mac es indio.
0Pedro se levantó.
0:&monos los tres 0dijo0 si %ueremos de veras a (&mac. 7ue descanse al!o.
0e, *oEContullo 0habló (&mac0. 6e di!o como a un hermano %ue est&s e%uivocado.
Permaneció un instante, el are%uipeo, contemplando a (&mac. *e miró lue!o a m#,
después a Pedro. -as manchas de su rostro se disiparon. Sus cejas ne!r#simas dieron una
apacible sombra a sus ojos.
01"s distinto2 0dijo0. 1Aien distinto2 -o %ue veo no me lo va a confundir nin!/n hablador.
Descansa, hermano (&mac. .
Salió, Pedro o lo se!uimos. No se detuvo en el corredor *oEContullo. Se diri!ió a su
celda, sin despedirse.05eflexiona, ami!o estudiante 0me dijo Pedro0. -a prisión sirve para eso. ;l tenia
cuarentinueve meses de prisión. 9ab#a luchado veinte aos diri!iendo obreros) era un
tejedor calificado %ue le#a mucho. ' aun cuando a veces hablaba en términos al!o librescos,
su actitud, sus movimientos, su modo de !esticular, eran los de un obrero. Por%ue en el
Per/ todo lo externo del hombre corresponde aun, casi exactamente, a su clase.
-e tomé del brazo caminé con él un poco.
0"ste *oEContullo es sincero 0le dije0. -uchar& por la revolución.
0No 0me contestó en voz mu baja0. 6iene una potencia de d#namo, pero cie!a. Si le
mandan %ue te de una pualada, lo har& sin pestaear, aun%ue después llore al!o sobre tu
cad&ver. (ree en dios en sus jefes) eso le basta. No se puede tratar con militantes como
él. 'a lo viste. No tiene ni desea tener ideas. Son el m/sculo del partido, es decir, el puo
con %ue !olpea a sus adversarios. 16r&talo m&s, compaero estudiante2 No te desanimes
por lo %ue di!o. 'o por mi parte prefiero a -uis, %ue es la falsedad) pero se controla,
esconde sus intenciones, all#, en sus maniobras para no decir la verdad de lo %ue %uiere,
descubres o tanteas adónde va.
Su jue!o es conocido) todos obran m&s o menos con la misma fals#a, muestran i!ual
fachada, la misma palabrer#a. Pero frente a ellos uno se orienta, como el chuncho en la
selva. (on *oEContullo una conversación sobre pol#tica no puede durar sino lo %ue has
visto) si dura un po%uito m&s vienen las patadas.
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-os presos pasaban junto a nosotros, sin detenerse) nada parec#a haber %uedado en los
corredores del esc&ndalo del mediod#a) todos estaban se!uramente dedicados a a sus
ocupaciones habituales. Del primer piso sub#a el murmullo de siempre.
0-uis, 3tiene ideas4 0le pre!unté0. 37ué ideas4
0-uis %uiere la revolución) odia a los !amonales a los an%uis) pero odia m&s a los
comunistas. No es posible hacerle entender %ue la revolución soviética ha liberado a los
obreros a los campesinos de la tiran#a de los terratenientes de la bur!ues#a %ue es un
poder nuevo en el mundo. "n eso es tan cie!o como ese joven are%uipeo. -a =amenaza=
rusa es para él m&s !rande %ue la an%ui. "st& en contra de la 5ep/blica "spaola. Prefiere
a Branco. No es posible hacerle entender %ue el apra se identifica con el imperialismo en
el asunto m&s importante del mundo en este momento. No han celebrado oficialmente la
derrota de la 5ep/blica) pero tuvieron una sesión los diri!entes apristas del Sexto, a lasdos semanas de la ca#da de *adrid. Salieron con las caras felices de esa reunión. ="s una
derrota de los rusos aun%ue sea una des!racia para "spaa=, me dijo -uis, hablando
claramente, como pocas veces. =6/ has sido un campesino explotado=, le contesté. =3(ómo
puedes no ver si%uiera %ue la derrota de la 5ep/blica si!nifica el afianzamiento de los
militares tiranos de -atinoamérica4= <$ los tiranos los li%uidaremos nosotros, tarde o
temprano) si el comunismo vence en el mundo no habr& salvación. $dem&s0afirmó
riéndose0, no he sido tan pobre como crees, mi padre es un campesino libre. ' me hace
feliz %ue revientes por esta derrota de 5usia=. No %uiso se!uir discutiendo) se fue a su
celda. -o aplaudieron unos pocos compaeros %ue nos escuchaban. 6orralba le dio un
puntapié a uno de los %ue aplaud#an. Se le vinieron encima tres o cuatro. 'o pude ponerme
en medio, paré la pelea. $menazaron a 6orralba con romperle los huesos después, pero
no lo hicieron. Bueron a la celda de -uis cantaron la marsellesa aprista. Por la noche se
%uedaron unos cinco o seis en esa celda) cantaron valses marineras, jalearon hasta mu
tarde. $ m# me dol#a el pecho como a (&mac. Pero al d#a si!uiente a estaba tran%uilo. "n
la prisión ha %ue dominar los nervios m&s %ue afuera, por%ue a%u# dentro no podemos
luchar.
0"n la +niversidad el apra no colaboró con el (omité de Defensa de la 5ep/blica
"spaola, pero no nos atacaron 0le dije0. "ra espantoso %ue los muchachos permanecieran
indiferentes aun cuando los italianos invadieron "spaa ' bombardearon las ciudades.
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06odo partido popular tiene su lado insensible 0me dijo Pedro0. ' por all# puedes conocerlo
al instante. Nosotros, los comunistas, fuimos insensibles ante la carnicer#a %ue se hizo con
los italianos en el frente de Juadalajara . $ni%uilaremos, cubiertos de !loria, a los
fascistas, a los !amonales, a los imperialistas, a los %ue viven de la san!re humana.
7ueremos un mundo libre de explotadores. 3Por %ué no vienes a nuestra sesión próxima4
0Iré 0le dije0 si (&mac puede asistir.
0$sistir&. "s peor %ue se %uede en su celda, desesperado, pensando en la reunión. 7uiz&
esto lo des!asta m&s %ue la emoción con %ue habla en las sesiones.
Pedro me dejó cerca del primer puente. Se fue a su celda. .
Descubr# el trapo %ue hab#an puesto de cortina a una celda de la fila iz%uierda, en el
primer piso. $l parecer la celda no ten#a nin!/n vi!ilante) no estaba el hombre achinado.*e %uedé un buen rato mirando abajo. -os va!os caminaban, como extraviados. "l
Pianista apareció del fondo del penal, corriendo. Sol#a hacer ejercicios) siempre ca#a al
suelo, por%ue se le rend#an las piernas. "sta vez se detuvo cerca de la celda encortinada) no
caó) se sentó conscientemente en el suelo, con la cara hacia la celda. "mpezó a =tocar= en
el piso a mover la cabeza. (antaba) pod#a o#rle desde la altura. Su voz del!ada,
temblorosa, como la %ue sale de un vientre vac#o, intentaba se!uir al!una melod#a. -ue!o
se calló %uedó como pensativo, con la cabeza apoada sobre el pecho. 6en#a las piernas al
aire por las roturas del pantalón) la piel de su espalda, cubierta de mu!re, casi no se
distin!u#a de la oscura tela del saco %ue no alcanzaba a taparle sino los hombros los
costados del cuerpo. Su cuello estaba escondido por los cabellos crecidos en crenchas
apelmazadas por la suciedad. "mpezo a caer una llovizna densa. =3(ómo puede funcionar
aun el cuerpo de un hombre as# ani%uilado, convenido en es%ueleto %ue la piel apenas
cubre4=, me pre!untaba. Pero el Pianista se animó de repente) cantó de nuevo, tocando el
piso con los dedos, entusiasmado. -evantó la cara hac#a la celda donde estaba encerrado
(lavel. "ntonces apareció el hombre achinado, de debajo del puente) levanto al Pianista
del cuello, le dio un puntapié lo lanzó de espaldas a un costado de la celda. Pude verle la
barri!a, el ombli!o %ue palpitaba) m&s lejos o# %ue !ritaba *arav#. "l hombre achinado
arrastró el cuerpo del Pianista, as# de espaldas, varios pasos. =6e he dado fuerte=, dijo.
Se %uedó all# el cuerpo, recibiendo la lluvia en la cara en la barri!a.
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0(ontaban en el Sexto %ue este va!o, fue de veras un estudiante de piano, %ue caó al
Sexto durante una celebración de un ?? de febrero. No ten#a documentos lo echaron al
primer piso. Pualada se lo envió a *arav#. -o violaron tres maleantes durante la noche,
lo tuvieron encerrado en la celda cuatro d#as. (uando lo arrojaron estaba a enlo%uecido.
6ocaba el piano en los sucios en las barandas. Nadie lo conoc#a, nunca hab#a sido
aprista. +n soplón lo capturó para hacer méritos) lo encontró en una calle donde hab#an
reventado una sarta de cohetes. (uando *arav# lo arrojó de su celda, durmió después en la
de todos los ladrones de los va!os, hasta en la del ne!ro %ue mostraba por diez centavos
su inmenso miembro viril.
-le!ó la fecha de calificación de los va!os, lo soltaron. Pero no pudo caminar sino unos
pasos en la avenida $lfonso +!arte. -os automóviles omnibuses lo aterrorizaron. $l d#a
si!uiente lo reco!ieron los !uardias. "staba como escondido junto a uno de los excusadosornamentales de la avenida. =*ejor %ue lo maten de una vez las fieras del primer piso=,
hab#a dicho uno de los !uardias. ' el Pianista fue el primer =va!o= en re!resar al Sexto. Se
lanzó a correr en el piso h/medo caó cerca del fondo. *arav# le hizo servir una copa de
ron, para animarlo. ' el Pianista cantó, sentado, unos instantes. -ue!o se durmió en el
piso. -o car!aron los =pa%ueteros= de *arav# a la celda del ne!ro demente %ue no
tardar#a en volver. ' all# estaba alojado ahora con otros tres va!os, dementes todos, a
causa de las violaciones el hambre. +no de ellos mostraba sus /lceras con aparente
or!ullo) era silencioso, casi verde del rostro.
*oEContullo me encontró todav#a en el puente donde me hab#a dejado Pedro.
-e conté lo %ue hab#a visto le mostré el cuerpo del =m/sico=.
0No est& muerto 0me dijo0. -os va!os conocen bien un cuerpo muerto. 1Dejémoslo %ue
muera2 Ser& mejor para él para nosotros.
03No podr#amos abri!arle4 0le pre!unté
0Debe tener a la s#filis. "spera.
Bue a su celda trajo una camiseta de punto. . .
0Pon!&mosle esto 0dijo0. -e durar& %uiz& hasta la noche. Se lo %uitaran después. No se te
puede traer ni comida) se la %uitan a patadas. Por eso no se acerca a la reja, cuando
volvemos del comedor. 3No es mejor %ue muera4
Bui a m# celda. (&mac dorm#a. Sa%ue de mi cajón un chocolate una chompa.
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Sal# apurado. . . .
0"s una locura 0me dijo *oEContullo0. Se lo %uitaran todo. Ir& a parar a la celda de *arav#,
por pa!o de ron, de coca, o simplemente por miedo. "l chocolate no sabr& %uiz& ni
comerlo.
0-a chompa es vieja. 3No te animar#as a esperar %ue coma el chocolate4.
0$!uarda 0dijo.
Bue nuevamente a su celda trajo un cuchillo. . . .
0-leva las cosas tu 0me dijo0. (órdova, mi compaero de celda, ha de vi!ilar) si nos
molestan, él llamar& a todos los pol#ticos. Nos temen. Saben %ue nosotros hemos
despachado a al!unos soplones militares.
Aajamos la escalera.
Pualada estaba junto a la reja, ensombrerado. Nos miró con detenimiento, como no lohab#a hecho nin!una vez. Deb#amos cruzar m&s de la mitad del piso de los va!os.
$vanzamos tran%uilamente. *oEContullo iba escolt&ndome. *ire hac#a el piso alto vi %ue
al!unos presos estaban asomados a las barandas. 9ab#a pocos va!os, afuera, en el
corredor del primer piso. Pero fueron saliendo a medida %ue pas&bamos por las puertas de
las celdas. "l Pianista pretendió levantarse cuando lle!amos hacia él. <1"st& vivo2=, dije.
*oEContullo sonrió. ;l lo alzo de los brazos. -o llevó caminando hacia la escalera) las
piernas del <m/sicoL se enredaban, ten#a los ojos cerrados. -os va!os empezaron a
se!uirnos. .
01Buera, carajo2 1Dejen a los pol#ticos2 0!ritó *arav#, desde la puerta de su celda.
6odos retrocedieron.
-le!amos a la escalera, bajo techo. 9icimos %ue el Pianista se sentara. *oEContullo le %uitó
el saco, sin romperlo m&s. No tiritaba su cuerpo. "staba helado h/medo. l#a a al!o
&cido amar!o. -e pusimos la camiseta después la chompa de lana. Iba a ponerle en la
boca un pedazo de chocolate.
0$ntes al!o caliente 0o# la voz de 5osita %ue se acercaba con una taza en las manos.
"ra cocoa.
*oEContullo, sorprendido, recibió la taza. -e abrió la boca al =m/sico=, pero se detuvo.
0No 0dijo 5osita0, déle no m&s. "st& templadita. . . .
-e hizo beber a pocos. "l Pianista abrió los ojos. Si!uió bebiendo como en sueos.
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5osita se fue con la taza vac#a. -lamó a *arav# le dijo al!o. "l asesino le dio la mano.
'o sosten#a el cuerpo del Pianista. Se echó a cantar en voz baj#sima, sin %uitar los ojos de
*oEContullo. ' cuando me a!aché para frotarle las piernas, escuché !randes carcajadas
junto a la reja. Pualada los va!os %ue estaban con él, re#an. "l Pianista no escuchaba las
carcajadas) si!uió cantando.
0:o a traerle un pantalón 0Ie dije a mi compaero.
0Si 0me contestó. "l Pianista se!u#a mir&ndolo, casi sin pestaar. -a luz de sus ojos parec#a
sur!ir lentamente desde la materia turbia en %ue se hab#an convertido.
Sub# a saltos las !radas. "ntré a mi celda. (&mac se!u#a dormido.
(uando bajé las escaleras, Pedro me acompaó hasta el se!undo piso. # %ue ped#a %ue no
me si!uieran.-os !uardias Pualada continuaban festejando.
0Pon!&mosle ese pantalón encima del otro 0me dijo *oEContullo.
(on la misma cuerda de su haraposo pantalón, le amarramos el m#o.
0No pesa nada 0me dijo *oEContullo0 a pesar de %ue es m&s alto %ue t/. 'a no canta.
Pero sus ojos hab#an clareado. "ran de color !ris, como el de ciertas piedras %ue no
destien ni en la superficie ni bajo el a!ua de los r#os.
01"s f&cil abri!ar a un hombre2 0dije. ..
019asta resucitarlo es f&cil2 -lama a 5osita 0me dijo *oEContullo. No le comprend#.
01-l&malo2 0repitió.
5osita estaba de pie en la puerta de su celda. Bui.
0*i ami!o lo llama 0le dije. Sonrió.
0No es necesario. D#!ale %ue nadie va a %uitarle lo %ue le han dado 8contestó. No le d# las
!racias. 5e!resé. Sent# %ue me se!u#a.
0Déjenlo all# 0dijo 5osita0. Nadie va a fastidiarlo.
Dudamos los dos. 3$dónde llevarlo4 "n su celda lo desnudar#an los otros va!os.
03No me creen4 0pre!untó con impaciencia 5osita0. 3(reen %ue no podré4
0$ll#, en la escalera dormir& mejor. Su celda apesta. 1Déjenlo2
*oEContullo lo car!ó hasta el descansillo, lo recostó contra el muro del fondo. 9izo %ue
apoara su cabeza en el &n!ulo de las paredes. "l Pianista cerró los ojos.
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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0No es para dormir 0dijo *oEContullo0. "s por%ue su cuerpo se siente feliz. 1:&monos2
Pero vio la tableta de chocolate %ue o ten#a en la mano. *e la pidió) bajó las !radas se
la entre!ó a 5osita, %ue estaba en el corredor al centro.
(re# %ue los !uardias, Pualada los presos %ue lo acompaaban diri!ir#an a mi ami!o
una !ran carcajada. Sólo uno silbó mu despacio, maliciosamente.
0Por la cocoa por su protección al Pianista 0le dijo *oEContullo a 5osita01Jracias2
5ecibió la tableta sin sonre#r, mu seriamente.
0No lo necesito, usted sabe. Pero no le puedo rechazar a usted0contestó en voz alta.
*iró hacia la reja. Pualada, los !uardias el coro de presos !uardaron silencio.
-os del fondo del penal empezaron a acercarse. *arav# salió unos pasos fuera de su celda.
*oEContullo re!resó hacia la escalera. 5osita lo si!uió con los ojos. "l =m/sico= estaba
como dormido. Sus barbas ralas sus cejas confundidas por la inmundicia) las plantas desus pies, blancas, resaltaban entre la ropa limpia. 5espiraba con esfuerzo.
01:a a cantar, de nuevo2 0le dije a *oEContullo0. :&monos de una vez.
0"st& mu enfermo. 'a no cantar& sino junto a dios 0me contestó.
-o miraban muchos desde las escaleras. Se cuadró, vi %ue rezaba. De espaldas, su cuerpo
ancho, de hombros poderosos, su cuello casi rojo, aparec#an rend#dos ante la fi!ura
deshecha del Pianista %ue pretend#a abrir los ojos ' mov#a los labios.
Se persi!nó mi ami!o, me a!arró del brazo subimos. (antaba entre dientes la *arsellesa
aprista. -os presos comunes del se!undo piso se hab#an a!olpado en la escalera. "l piurano
detuvo a *oEContullo. "staba en la primera fila.
0"l maricón ése ha servido 0dijo0. Pero si no defiende al Pianista hasta el fin,al!o le va a
suceder. 3+sted es del norte4
0So are%uipeo. >
0(omo si fuera. "n todo lu!ar ha valientes. $%u# estaré también o. (uando viene la
calentura del humor ha %ue echarlo afuera en la mejor ocasión.
0No se meta mucho 0le dijo *oEContullo0. 'a usted sabe.
09a %ue saber para entrar. $hora es tiempo.
Su sombrero limpio, de paja, le daba sombra, su pantalón ten#a una ancha correa %ue le
ce#a el vientre abultado pero recio.
0:aen con tran%uilidad 0nos dijo.
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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0$diós, maestro, %ue dios le aude 0le contestó *oEContullo, se!uimos subiendo.
0Dios no se ocupa de los chicos 0habló con voz fuerte colérica el piurano.
-uis Prieto nos esperaban al final de las !radas, en el tercer piso.
-uis estaba sombr#o.
06e dejaste arrastrar por éste, como un perro 0le dijo a *oEContullo.
037uién es éste4 0le !rité.
0Nunca he sabido su nombre ni me interesa 0me contestó.
0'o s# conozco el suo todo lo %ue ha dentro.
0"s cosa de nosotros, no te metas. Jabriel 0me ro!ó humildemente *oEContullo.
-uis escupió sobre las barandas, nos dio la espalda se fue) *oEContullo lo si!uió,
apurado) tras él desfilaron Prieto los %ue se hab#an reunido frente a la escalera entraron a
la celda de -u#s, cerca del primer puente .Pedro, 6orralba Bermin, el zapatero, estaban en el puente. No hab#a salido
(&mac me sent# al!o desconcertado.
Pedro sonre#a. *e llamó.
037ué te pareció -uis4 0me pre!untó.
0+n salvaje %ue no sabe disimular.
0$hora no necesitaba hacerlo. Por el contrario, ten#a %ue mostrarse as#.
03"s sólo un actor, entonces4 *e parece un hombre violento r/stico.
Se acercaron a nosotros los presos) est&bamos casi rodeados por los apristas. *e volv#
hacia ellos, uno por uno. 5ecordaba al estudiante Brere, un puneo t#mido, bajito, a %uien
la prisión deprim#a. 9asta él me miraba con odio, corno si nunca hubiera sido mi ami!o.
01"sclavos de 5usia, carajo2 0!ritó uno.
0"l peor es Jabriel. 9ipócrita. 19a %ue zurrarlo2
Brere me dio un puntapié, apo&ndose en dos de sus compaeros para alcanzarme,
0Seores 0les dijo Pedro0. No hemos de peleamos como los delincuentes. 8' detuvo a
6orralba con el brazo.
037ué he hecho contra ustedes0!rité0. 37ué te he hecho a ti4 0le dije al estudiante me
aproximé a él.
01"sclavos de 5usia2 16raidores2 0!ritó al!uien, ocult&ndose tras los %ue nos rodeaban.
0No les ha!as caso. 6e %uieren moler. 1:en2 0o# la voz de (&mac.
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-os apristas vieron al minero se a!ruparon, abriendo el c#rculo.
09as %uerido enredar a Fuan 0dijo Brere, casi !imiendo0. -o has llevado donde el 5osita.
"sa es una t&ctica conocida de los comunistas, calumniar, enlodar. "so se casti!a.
0Parece %ue tienes la cabeza el corazón m&s corrompidos %ue *arav#. 9emos bajado a
auxiliar a un moribundo 0le !rité.
01"stos comunistas son el infierno2 Pero Jabriel debe ser sólo un instrumento. 3No es
cierto4
Se abrió paso entre los presos un hombre) reconoc# al aprista %ue me odiaba en la
intendencia %ue me estrechó la mano, llorando, al o#r los himnos %ue todos los presos
cantaron a nuestra lle!ada al Sexto.
03(ómo puedes creer eso, hermano4 0le dije.
Pero en sus ojos, como en los de sus compaeros, sólo hab#a odio, un odio denso cie!o.6orralba Berm#n, el zapatero, miraban a los apristas con desprecio.
Pod#a estallar en cual%uier instante la lucha) las barandas no eran altas cual%uiera de
nosotros corr#a el ries!o de caer o de ser arrojado al fondo, sobre la mu!re de cemento de
los va!os.
Pedro se ir!uió. (&mac ven#a.
0"sto es completamente absurdo, compaeros 0dijo0. Parece un l#o de comadres, estamos
a%u# por cosas de hombres.
(&mac me tomó del brazo.
0 6e %uieren hacer chaco estos compaeros. "n la prisión nos enrabiamos por cual%uier
cosa. 1:amos a empezar por la !uitarra2 19asta lue!uito, compaeros20dijo, se dio media
vuelta, llev&ndome hac#a nuestra celda.
07ueda en claro la intri!a. Fuan saldr& limpio de esta maniobra, t/, ca!ado. "ra la voz del
preso con %uien vine de la intendencia. # %ue los apristas se dispersaban, satisfechos con
la declaración del cuz%ueo.
0-o buscaré 0dije0. -e hablaré en %uechua. 'o lo he visto llorar) me creer&.
0Peor si llora 0dijo 6orralba.
"ntramos a la celda.
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0-uis se ha e%uivocado esta vez. "s astuto) tiene un instinto se!uro. Pero esta vez 3por %ué
ha fallado de esa manera4 9a %ue pensar en el asunto. Pedro se sentó sobre el cajón,
mir&ndonos.
03(ómo fue4 0me pre!untó.
0"s raro, incre#ble 0comentó después de %ue le expli%ué la historia del =m/sico= de
*arav#0. (ometieron ustedes una imprudencia. Pero hab#a %ue tratar %ue todo concluera
bien. +na lucha de los presos comunes de los pol#ticos no es improbable acaso el
comisario la celebrar#a. -o hemos evitado siempre. 5osita sin duda %ue admira a Fuan.
-uis ha cre#do %ue el presti!io del héroe de $re%uipa, del luchador joven m&s temerario %ue
tienen los apristas en el Sexto, iba a %uedar manchado por ese di&lo!o con 5osita, por el
obse%uio solemne %ue le hizo del chocolate. Bue cómico, sin duda. Pero -uis lo ha hecho
resaltar, lo ha perennizado. 9a cometido una estupidez /til.(&mac dudaba.
06/ en cambio, camarada, has sacado buen partido de esta e%uivocación. -os comunistas
han permanecido, creo, serenos. ..Somos treinta nin!uno se ha metido, ni cuando te
insultaban.
0"l comunista %ue no procede con la cabeza fr#a no merece el nombre del partido.
0(amarada, usted sabe %ue o no ten!o mi cabeza fr#a nunca. 1"sto de *oEContullo me
duele2
0S#, camarada. 6/ tienes ese ries!o. 3Por %ué te duele %ue un aprista como él se
despresti!ie4 3No tratan ellos no sólo de despresti!iarnos, sino de destruirnos4 =1"sclavos
de 5usia2=. 36/ corazón no se enciende cuando oes ese insulto4
0Se trata de *oEContullo. "s luchador inocente, revolucionario de nacimiento.
0"l puo del apra para !olpear a cual%uiera %ue desee destruir) al (orazón de Fes/s, s#
creen en al!/n momento %ue les conviene.
0(amarada 0le dije a Pedro0. -a intuición no puede demostrarse con razones. Nuestra
intuición, la de (&mac la m#a, es %ue *oEContullo es un aprista mu disciplinado) es
%uiz& un fan&tico, pero si!ue al apra no por fascinación solamente, sino por las promesas
pol#ticas.
037ué ideas tiene4 0exclamó Pedro, exalt&ndose0. 3No ha dicho %ue deja %ue los l#deres
piensen %ue él sólo es el m/sculo del partido4 37ué otra cosa son esa jaur#a %ue nos
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rodeó en el puente, %ue ante una imprudencia pe%uea de cual0 %uiera de nosotros nos
hubieran lanzado desde el tercer piso, para el re!ocijo de los va!os, del comisario de
todos los reaccionarios del Per/4 Son el mejor aliado del Jeneral, ahora, m&s tarde ser&
a/n peor.
03' por %ué est&n presos, entonces4 3Por %ué ha a%u#, en el Sexto, centenares de
apristas4 3No tratan de con%uistar derechos por lo %ue usted, (&mac, todos los
comunistas luchan afuera4
0"llos representan a la pe%uea bur!ues#a. *uchos de sus l#deres son !ente de la llamada
=aristocracia=) %uieren un !obierno anticomunista %ue represente los intereses de la
pe%uea bur!ues#a. Pero 3cu&l es la aspiración de la pe%uea bur!ues#a4 3-a revolución
socialista, es decir, la revolución4 No, ami!o estudiante) a lo /nico %ue aspiran es a
incorporarse a la clase de la alta bur!ues#a, desplazar a las familias tradicionales desempear ellos la función de esas familias. $cabar&n por aliarse, cuando en el momento
%ue conven!a a la clase seorial esclavista feudal %ue ahora !obierna) ser&n en!ullidos
por esa casta, domesticados convertidos en paracho%ues de la revolución. 19a %ue odiar
a sus cabecillas2 1"studiarlos odiarlos a muerte como a los jefes de la reacción
tradicional2
0'o no puedo odiar a hombres como Fuan 0le dije0. Se!/n la propia teor#a %ue usted acaba
de explicar, Fuan es un en!aado, no un traidor, no lo puedo odiar.
0"s peor %ue un jefe aprista0dijo el zapatero %ue enseaba marxismo en el Sexto a los
comunistas0. Sin hombres como Fuan el apra no tendr#a poder.
0*e han traicionado los mineros apristas mucho 0dijo (&mac0, Pero odiar, odiar %ue se di!a
a un obrero, ser& pues necesario, pero mi corazón no aprende. 1dio a los !rin!os malditos
moriré luchando contra ellos2 Pero a un cabecilla obrero en!aado, sólo en el momento
de su traición) después se me pasa. -os veo sufrir i!ual, i!ualito %ue o) escupidos lo
mismo por los !rin!os sus capataces.
06e falta teor#a, (&mac. Debes escuchar bien las clases de Berm#n, leer. 6/ no lees. 'o no
he dicho %ué odies a los obreros.
0S#, leemos, con Jabriel) él me explica.
0Jabriel no es marxista. -enin fue implacable con los menchevi%ues. Siempre les llamaba
="sos lacaos de la bur!ues#a... =
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(&mac iba a decir al!o, pero se arrepintió, miró tristemente a Pedro.
0"st&s fati!ado) te vamos a dejar. Piensa bien en una sola cosa 3por %ué los diri!entes del
apra no han admitido nunca un frente com/n con nosotros4 6endremos reunión pronto,
sobre este tema.
Se levantó del cajón, se fue. Berm#n 6orralba lo si!uieron.
06ambién en 5usia hab#a indios 3no4 0me pre!untó (&mac,
0S# 0le dije0. Pero no hablaban un idioma distinto %ue sus amos. "ran rusos.
03' hablando el mismo idioma los maltrataban como a los indios de a%u#4
0S#, (&mac, como los seores de nuestras haciendas de la costa.
017ué cosas, Jabriel2 (ada uno es cada uno. *ejor por ahora comenzamos a hacerla
!uitarra. 'o sé lo %ue %uiero, mejor %ue Pedro. Pero él ve lejos) o las minas. 3Se puede
ensear a odiar4 "so esco!e el corazón con sus ojos.0Se puede ensear.
0Brere te pateó. Pero maana, pasado, hablar&n otra vez en %uechua, amistar&n. No es lo
mismo cuando a uno lo patean por ambiciones e!o#stas o por la pa!a.
03No te ensearon a odiar a los !rin!os4
01No2 3(ómo, pues4 Jente de fuera %ue se lleva la tierra de uno) %ue se en!orda con lo de
uno) todav#a te escupe, te hace moler a patadas en las c&rceles, pone letreros en sus
clubes diciendo %ue a perros peruanos es prohibido entrar. 1"s odio natural, pues, como a
una serpiente2 1*ejor haremos la !uitarra2 7ue Pedro encar!ue a su hermana las clavijas,
las cuerdas los trastes. (ola tenemos en la prisión.
Palomita blanca, palomita blanca
cuculi;
de noche yo vengo a verte
porque de día no puedo,
cuculi madrugadora.
(&mac cantó despacio, con mu débil del!ada voz,
03' t/4 0me dijo.
Torcaza a dónde vas
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con apresurado vuelo
baja y calma mi vida
que en triste dolor subsiste.
01"so2 *anos a la obra.Juardaba en el cajón un martillo, una sierra pe%uea, un cepillo berbi%u# con varias
mechas.
0No ten#a &nimo para usar los instrumentos. $hora ver&s cómo trabajo. 37ué har#a
*oEContullo si lo nombraran subprefecto del (erro 4 37ué har#a4
0-o %ue sus jefes le ordenaran.
01No disparar#a contra los obreros2 Dicen %ue ha li%uidado a dos soplones) %ue ha
caminado disfrazado frente a las narices de los !uardias, %ue ha entre!ado mensajes con
peli!ro de muerte a cada instante. 3$ ese le van a ordenar %ue dispare contra obreros4 1'o
me r#o2
0No lo har#an subprefecto 3no es cierto4
0-es pesar#a si lo nombraran. "l Per/ es de fierro. Sobre el fierro ha arena 3no es cierto4
-le!a el viento, se lleva la arena las pajitas) el fierro después brilla fuerte. -a arena sucia
son los !rin!os, los !amonales, los capa mees los soplones) los traidores. "l viento de la
revolución los barrer&. ="ntonces la mano del obrero del campesino har& %ue el Per/
brille para siempre con el alumbrar de la justicia. 1(ara, entonces sobre las cumbres de
nuestros cerros, en el nevado, temblando, la bandera peruana no tendr& i!ual2 1-a bandera
peruana, con su llama su arbolito2 1'o, pues, so peruano2 3por %ué mataron en la
carretera de -ima a 6rujillo a $révalo 4
Iba a contestarle. -a voz de 5osita nos interrumpió.
Partiré canturreando
mi poema ms triste
le diré a todo el mundo
lo que t! me quisiste ...
0"l marica est& con melancol#a 0dijo (&mac.
0"l piurano puede %uitarle todo. ,
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0'a adelantó mucho el 5osita 3No sabr& el piurano... 4
5osita volvió a cantar. 6odo el penal %uedó como en silencio.
0"l natural del hombre se pudre en -ima0dijo (&mac0. "l marica est& cantando parece
reina su voz en el Sexto. 7uiz& ese hombre no es nacido de mujer) lo habr& parido una de
esas celdas de abajo. Ser& pues hijo del viento en las pestilencias el car!azón de
sufrimientos en los orines %ue ha abajo. Su flor es, su flor verdadera. $s# como canta
triste, maana puede destripar a cual%uiera, %uiz& al piurano...
$ medida %ue (&mac iba analizando el canto del 5osita, la voz del!ada, clara sentimental
del invertido penetraba en la materia #nte!ra del Sexto. =1"s su flor, su flor verdadera2 $
nosotros también parece nos toca 0si!uió diciendo (&mac0. Pero cuando ten!amos nuestra
!uitarra, a no entrar& a esta celda. 'a no va a entrar=. .Pa!.O
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:I
$ las once de la maana del d#a si!uiente Pualada llamó a los %ue hab#amos firmado la
petición al comisario.
"l cabo nos esperaba en la reja. Pualada se mantuvo alejado esta vez, si!uió mirandohac#a el fondo del penal.
Nos acompaaron el cabo un !uardia.
0"speren a%u#0dijo el cabo, cuando lle!amos a la mitad del !ran patio, se diri!ió hacia las
oficinas.
(on unos pasos m&s a la iz%uierda, pod#amos ver la calle tras la reja del cuartel.
0+n minuto, para mirar la calle 0le dije al !uardia, sin esperar su respuesta me diri!#,
caminando despacio, hasta el pe%ueo pabellón %ue %uedaba en el centro del patio.
015e!rese2 0!ritó el !uardia0. :a a venir el comisario.
Pude ver la $venida $lfonso +!arte. "n un instante, varios automóviles, un camión
muchas personas cruzaron por la puerta del Sexto. "l movimiento de la ciudad, la felicidad
de poder andar libremente en las calles, de sentir la ener!#a de la capital, aun%ue lóbre!a en
el invierno, me exaltaron.
09e visto -ima 0les dije a -uis Pedro0, 1"s la vida, la verdadera vida2
0"res nuevo 0me dijo -uis0. 6odav#a te preocupa eso.
"speramos lar!o rato en el patio. No hablamos. -uis Pedro se miraban como extraos.
Pedro ten#a en las manos el plie!o de los reclamos. Se daba vueltas en el mismo sitio, de
vez en cuando. -uis se mantuvo %uieto, con la cara hacia las oficinas del cuartel.
3De %ué provincia es usted4 0le pre!unté a -uis, tras un lar!o silencio.
0De (utervo 0me dijo0. -a tierra de los valientes. 0' estuvo a punto de sonre#r.
03' usted4 0me dijo, mir&ndome mu despectivamente.
De un pe%ueo pueblo, cerca de (halhuanca, 6odos son mansos all&.
0Se nota 0me dijo0. $un%ue nunca se sabe %uién es manso hasta la hora de los loros. Pedroes limeo) por su cara cual%uiera pensar#a %ue no mata una mosca, es bravo, bien bravo.
Pedro ten#a apariencia fr&!il.
3"n %ué consiste la braveza4 +nos son bravos para ciertas cosas, otros en casos distintos
0contestó Pedro0. No es lo mismo, por ejemplo, el valiente %ue si!ue avanzando a pesar
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de la caballer#a de balas el %ue toma una decisión %ue ha de si!nificar el compromiso
!rande de un partido, su éxito o su retroceso. 3No es cierto4
0$s# es 0dijo -uis0. $un%ue ha valientes %ue tienen %ue actuar en los dos campos.
0"s cierto 0contestó Pedro.
"l comisario salió por fin de su despacho. "l cabo vino corriendo.
0$cér%uense 0nos dijo.
"l comisario se detuvo como a diez pasos de la oficina, mu a la derecha, en el campo.
"ra un maor de polic#a, san!u#neo, de orejas mu !randes, venosas transparentes, a
pesar de %ue el rostro del hombre era pletórico.
037ué %uieren4 0pre!untó sin %ue hubiéramos lle!ado cerca de él.
0S#rvase usted leer este breve documento 0dijo Pedro, le alcanzó la hoja %ue ten#a en las
manos.01$h2 0exclamó el comisario después de leer el documento. Nos miró uno a uno0. 1-ucen
bien2 1Se ve %ue est&n atendidos como rees2 37ué creen ustedes %ue es la prisión43+n
lu!ar de recreo4 $%u# han venido ustedes a padecer, a estar jodidos, no a en!ordar !ozar.
37ue Pualada hace esto el otro, %ue *arav# se emborracha) %ue los dos abusan de los
va!os, %ue les hacen esto lo otro4 $ ustedes 3%ué les importa4 $ ustedes no los joden
directamente. -os va!os también han sido encerrados a%u# para sufrir) son !ente sin le
sin padre ni madre, ladrones, ociosos a ustedes, mejor %ue mejor. 'o les do mi
aprobación...
0No nos duele 0le dije interrumpiéndole0. Nos da asco %ue en una c&rcel del Per/, un
asesino manten!a un burdel con el conocimiento de usted, %ue es un jefe.
01$sco2 Nosotros tenemos asco de ustedes, traidores a la patria. Den !racias a Dios de %ue
no los metemos uno por uno a las celdas del primer piso. "so ser#a el justo casti!o.
0S#, los han metido a muchos 0dijo -uis0. ' si Dios existe, los %ue dieron la orden ésa ser&n
casti!ados.
03*e amenazas, bestia40!ritó el comisario0. 36odav#a me amenazas416e haré meter a la
celda de Pualada... 2
Sus orejas se llenaron de san!re, se movieron unos mil#metros al encenderse recibir la
corriente.
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0Seor comisario 0le dijo Pedro con voz tran%uila, casi tierna0, usted nos ve. No puede
ne!ar, por lo menos, %ue somos seres humanos, %ue somos semejantes a usted en cuanto a
nuestro ser de carne hueso. -a pérdida de la libertad es un casti!o terrible. 3Por %ué
fomentar en la prisión %ue la maldad ten!a todas las !arant#as contra los débiles4 Pualada
tiene bajo vi!ilancia, en una celda especial, a un pobre muchacho, cobra dinero, cinco
libras, por cada visita. "l muchacho est& loco. "ste caso es un crimen contra las re!las m&s
elementales de la sociedad cristiana...
"l maor le interrumpió.
017ué bien informado est& usted2 *e do cuenta %ue usted a ha hecho una visita a ese
maricón. 3(ómo sabe si no %ue Pualada cobra K@ soles por cada entrada4 3(ómo sabe
%ue est& loco4 i!a usted) a los maricones les !usta...
0+sted debe ser un hombre disfrazado 0le dijo -uis, mir&ndolo con esa ener!#a %ue hizoretroceder el cuerpo de Pualada, el d#a anterior0. -os jefes de nuestra polic#a no pueden
haber lle!ado nunca tan bajo.
"l maor %uedó r#!ido, fue palideciendo. -uis continuó.
0No encontramos diferencia entre el pensamiento de usted el de Pualada.
0"l ejercicio de la maldad 0dije sin exaltarme0 es un abismo sin fondo.
0(abo. 6rai!a cinco !uardias 0ordenó el comisario.
6emblaron sus labios) a no nos miraba. -a san!re de su cara hab#a fu!ado me di cuenta
entonces de %ue era nari!ón, %ue ten#a una nariz afilada alta, con !randes fosas nasales
cubiertas de pelos.
0$!arren a éstos, de los brazos, para atr&s 0ordenó a los !uardias.
0No mu fuerte, mi maor 0se atrevió a decir el cabo.
0$ ti, una patada en los huevos 0le dijo a -uis.
*idió la distancia se le fue encima.
01$s# patea. Pualada a los va!os2 0dijo -uis, mientras el comisario se acomodaba para
lanzarse.
-uis cerró los ojos.
0' dos escupes 0dijo el maor.
-e escupió dos veces en la cara.
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0 'a no ten!o saliva para los otros. +n buen puntapié en el culo. :oltéenlos. *e atacó
primero a m#) hundió la punta de sus botas en una de mis piernas.
0$ este viejo le vo a doblar. 1(arajo2
' lo hizo. -ue!o se fue) ordenó mientras andaba
0-lévenlos as#, mancornados.
-a sombra del ciclo nublado hab#a crecido) te#a el piso del inmenso patio de tierra, lo te#a
de ese !ris h/medo f/nebre del invierno limeo. Se dice %ue por ven!anza un caci%ue
aconsejó a Pizarro %ue fundara -ima en el /nico valle triste, sin cielo, de la costa. -os tres
camin&bamos despacio, tra!ando la neblina, acerc&ndonos a la mole a/n m&s lóbre!a del
Sexto.
Pedro caminaba con dificultad.
0*e !olpeó en la columna 0dijo.0No me acertó, felizmente 0dijo -uis0. "staba demasiado loco. 3No ser& de veras un
disfrazado4
0(reo es enfermo 0contestó el cabo0. $hora se va a encerrar en su despacho.
0Deje %ue me limpie la cara, ami!o 0le pidió -uis.
"l cabo miró un rato hacia las oficinas.
0'a estar& encerrado 0 ordenó %ue nos soltaran.
0Pualada debe haber visto todo 0les dije.
0No 0contestó el cabo0. "l comisario los hizo llevar a un costado. Nin!/n preso ha visto.
-uis se limpió la cara con un pauelo.
0"s la primera vez 0dijo0. Se!uro %ue esto no se olvida. 17ue la mancha %ueda para
siempre en la cara) %ue ser& necesario lavar con san!re la afrenta2 Nin!/n otro remedio
ser#a suficiente.
Juardó silencio con el rostro inclinado hacia el suelo. No habló m&s.
-uis era prieto, de color casi indio) ten#a pe%ueas manchas blancas en la cara. (aminaba a
mi lado, con la cabeza rendida) su nariz alta el hueso del centro mu marcado, se
destacaban. $ pesar de esa actitud inclinada, todo su cuerpo caminan0 do lento 0no sus
ojos %ue o no pod#a ver0 parec#a car!ado por una ferocidad %ue trascend#a. Su cuerpo se
desplazaba pesadamente a causa de las amenazas %ue sin duda bull#an en su conciencia,
%ue se desencadenaban por dentro.
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*e miró, por lo bajo. 9ab#a enrojecido al!o la córnea de sus ojos. "sa mancha
san!uinolenta se fijó en m#. -a huella %uedó en todo mi cuerpo.
0-uis 0le dije0. "l Per/ vale esta inmolación mucho m&s. (uando hombres %ue piensan
como nosotros ten!an el poder, echaremos podredumbre de si!los al mar. "l Per/ brillar&
en el mundo como una !ran estrella. Su luz ser& la nuestra, la %ue haamos encendido
nosotros.
-uis se volvió hacia m#, sin levantar mucho la cabeza. No contestó en se!uida) se detuvo
unos instantes. Pedro lo contemplaba preocupado. $ medida %ue pasaban los se!undos fue
disip&ndose la car!azón terrible de su cuerpo de sus ojos. 'o esperé su respuesta,
esperanzado) no %uedaba a en m# nin!una huella perturbadora de nuestra entrevista con la
bestia. -uis permaneció, mir&ndome, al!o confundido) lue!o se diri!ió hacia Pedro, cua
paz ternura, afloraban de nuevo.Se volvió hacia m#, -uis. 'a sab#a casi palabra a palabra lo %ue contestar#a. tra vez la
expresión despectiva or!ullosa dominaba su rostro.
06/ no piensas como nosotros los apristas 0dijo, se echó a andar0. Nuestro !ran partido
har& la obra de renovación %ue dices. Prender& la estrella de cinco puntas %ue los
comunistas odian...
0'o no odio a los apristas 0le interrump#0. Son ellos los %ue odian a todos los dem&s. ' eso
es insensato.
0Pre!/ntale a Pedro si no nos odian.
0No odiamos al pueblo aprista 0dijo Pedro, se detuvo. "l cabo nos permitió esos
descansos0.Sois un !ran partido, efectivamente, pero los diri!entes envenenan a los
campesinos del norte a la clase media obrera de todo el Per/ contra el comunismo.
Nosotros no podemos odiar al pueblo) ser#a como ne!ar nuestra propia entraa, nuestra
madre.
0No ha diferencia entre el pueblo aprista sus diri!entes. "l Per/ es aprista. -o dem&s
son sobras, %ue est&n o al lado del imperialismo anEi o del ruso. 9e ah# la prueba de %ue
nosotros representamos al Per/. $tacar a los diri!entes del apra es atacar a la patria.
0-uis 0le contestó Pedro0. "so mismo dice el Jeneral. "l monstruo %ue acaba de
afrentamos también nos dijo %ue éramos traidores a la patria No confundamos, %ue la
soberbia no pon!a una venda en los ojos de ustedes los diri!entes apristas. *&s de veinte
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aos hace %ue lucho en defensa de los obreros desde varios aos antes %ue la revolución
soviética, so traidor para ustedes. "ste muchacho no es comunista ni alcanzar& a ser un
comunista es un soador %ue lucha por la causa del pueblo, a su modo, sin embar!o es
traidor...
0Por%ue el comunismo obedece a 5usia cie!amente no ve a la patria est& pendiente de lo
%ue le conviene a 5usia, se!/n eso cambia. "n cuanto a este joven 3%ué vale un franco
tirador4 Nada. "so es todo. 1:&monos2
03Para ustedes, los "stados +nidos la +nión Soviética si!nifican exactamente lo mismo4
0pre!untó Pedro.
03"xactamente...4 -os bolchevi%ues son peores.
0 ' o no so nada, no existo.
0"n pol#tica, s#. Nada.9ab#a recuperado su ser. -o curamos de la tormenta %ue entorpeció su cuerpo se ir!uió,
recuperó su semblante habitual, autoritario enér!ico.
"l !uardia abrió la !ran reja. Pualada esperaba, prendido de los barrotes, con apariencia
tran%uila. Pasamos entre los va!os %ue estaban echados en el piso, o sentados, rasc&ndose
el cuerpo.
-uis subió las !radas &!ilmente. Pedro hizo un !ran esfuerzo para no cojear. -o acompaé
tom&ndolo del brazo.
0'a has o ido 0me dijo0. "st&n como metidos en una camisa de fuerza. Des!raciadamente
todos son as#. "s el método aprista. ' caer&n. por eso. Son r#!idos no podr&n obrar se!/n
las circunstancias. Si cambian al!una vez para se!uir a los feudatarios a la bur!ues#a,
se desmoronar&n. "s la contradicción la razón de su fuerza actual ser& la %ue precipite su
descomposición.
0-os comunistas son también fan&ticos excluentes 0le dije.
0No a cie!as, nunca a cie!as.
Subimos tas !radas, lentamente.
0$ tus emocionantes palabras contestó con un !olpe de puo. ' eso %ue lo sacaste de una
pesadilla 0me dijo Pedro cuando lle!amos al tercer piso.
036e diste cuenta4
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0"l hombre estaba vencido por la ira.
0 "s como un fue!o oscuro %ue sufre. No le odio.
0 6ienes, pues, la enfermedad de los soadores... 1-&stima incurable2
-os comunistas nos rodearon. -uis a no estaba en el corredor.
0"st&n sesionando ellos 0dijo Berm#n.
0:amos a mi celda 0dijo Pedro. 7ue (&mac no asista.
0'o vo donde el 0le dije.
-os %ue no pudieron caber en la celda de Pedro, se %uedaron cerca de la puerta.
Pasé entre ellos.
Funto a la celda del (lavel a no estaba el hombre achinado. "l ne!ro joven bostezaba
apo&ndose en la puerta.
(&mac hab#a concluido a de cortar casi todas las piezas de la !uitarra el cuello lacabeza, las tapas de la caja, el puente.
0No sonar& bien 0dijo0, la madera es !ruesa. Podemos tocar huanitos. 3(ómo les ha ido en
la entrevista con el comisario4
0*al. "s una bestia. Nos dijo %ue a%u# hemos venido a padecer %ue si el Pualada
*arav# hacen cosas %ue nos torturan, él se felicita. -uis se excedió al contestarle el
comisario lo pateó le escupió) a nosotros también nos pateó.
03*alo!ró a Pedro4 Pedro es débil. 6iene cinco aos en el Sexto.
0No. 9emos venido discutiendo con -uis. "s un fan&tico de alma oscura. 'o le hablé
fraternalmente por%ue vi %ue el casti!o terrible hab#a armado una tormenta en su alma) se
dobló bajo el peso de la ira. -e hablé entonces, como aun hermano. Se reh#zo lentamente,
nos miró con desprecio dijo %ue Pedro era traidor a la patria) %ue el apra es el Per/. *e
dijo a m# %ue daba lo mismo %ue existiera o no existiera.
0$s# son, comenzando por -uis, hasta el m&s i!norante. Parece %ue tienen pellejo de fierro.
Pero en las minas, cuando vienen los abusos de los !rin!os sus capataces, nos
levantamos i!ual. Son valientes entran fuerte) hablan como si saliera candela de sus
bocas. ' siempre hemos vencido, si no ha contraorden de -ima. Por eso o ten!o
esperanza. Pedro tiene, pues, la experiencia de -ima. "s diferente... 3$s# es %ue matar&n
no m&s al (lavel4 -a s#filis le entrar& pronto. Se pondr& m&s loco e ir& pudriéndose.
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"stamos frente a su celda, oiremos su !rito, d#a no che, hasta %ue muera. 16en!o %ue
cepillar2
6rabajaba sentado. 'o me a!aché para a!arrar el trozo de madera. "ra preferible no se!uir
hablando. Pero (&mac se detuvo.
0"sto cansado 0dijo0, cansado de otro modo. *e viene del hueso ese cansancio, o %uiz& de
las médulas del espinazo.
0No si!amos, (&mac 0le ro!ué0. "st&s como hundido de los ojos de la cara.
0'a vamos a acabar, falta po%uito... 'a no es nada...
' si!uió cepillando.
$l poco rato escuchamos un canto. No era la voz de 5osita) parec#a como la de un hombre.
"l tono era suave, pero a instantes levantaba la voz extraviaba la melod#a.
0Nunca ha cantado. :amos a la puerta. 1"s (lavel2 0me dijo (&mac,-e audé a salir abraz&ndolo por la cintura) hice %ue se apoara en la baranda. "staba mu
exaltado) parec#a él mismo al!o extraviado.
$fuera pudimos percibir la letra de los cantos. "ran huanos %ue mezclaba con la letra de
tan!os rumbas
"aldita la suerte de la #lor,
maldito el destino
$ay inocente% por qué padeces ...
&egra, negra consentida,
negra de mi vida,
quién te quiere a ti... .
01"st& loco2 0dijo (&mac, apret&ndome el brazo0. 1Pobrecito, hijo de mujer, desconocido2
0S#, hermano. Pero mejor no escuchemos m&s. 5e!resemos.
01Pobrecito2 'a no tiene cabeza, no puede recordar ni sus cantos. Su pensamiento est&
mezclado) se!uramente %ue a su &nimo le ha tocado a el infierno de los suplicios. 1"star&
llorando2
Se aho!ó la voz de (lavel en el se!undo verso de la rumba.
Pero volvió a cantar, en se!uida
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Tomo el agua de este río
concho y todo,
para que la tierra me agarre;
%yo volveré, yo volveré%
01Silencio, rosca2 0le !ritó el ne!ro !uardi&n. Pero (lavel si!uió cantando
'l mundo nada le importa,
$yira, yira%
01Silencio2 0volvió a !ritar el ne!ro.
"staban asomados a las barandas casi todos los presos del se!undo piso. -os apristas sehab#an concentrado en varias celdas esperaban la decisión de sus jefes.
*arav# apareció en la puerta de su celda, se!u#a abota!ado) escuchó atentamente el canto,
se decidió) fue a paso r&pido, aun%ue tambale&ndose, hacia el ne!ro !uardi&n. -levaba
una chaveta en la mano derecha. "l ne!ro pestaeó retrocedió unos pasos.
017ue cante tran%uila, so ne!ro !allinazo2 0!ritó *arav#. -e acercó la punta de la chaveta
al estóma!o.
0S#, patrón 0dijo0. $hora s#, patrón.
01No tiembles, mierda2 17ue cante bonito, como ella %uiera2 Bue hacia la celda) no la abrió.
Desde fuera le habló al preso.
0$morcito, canta no m&s, como canario en jaula. Pero (lavel enmudeció.
01(omo canario en jaula2 0volvió a decir *aravi0. 1$morcito2 "speró un rato, apo&ndose
en la pared.
01"stos hijos de puta me la han malo!rado metiéndola a puta2 "ra en!re#da, rica... 1 "stos
!allinazos sólo comen carne podrida2 3De dónde ha sacado esa voz mi (lavel4 1(anta,
hijita, canario en jaula2 0ro!ó.
Pero no volvió a cantar. *arav# esperó, a!arr&ndose de los barrotes. Se impacientó se
puso a cantar él
'nita, ven,
entre mis brazos te acariciaré...
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" intentó dar unos pasos del vals. Se alejó un poco de la celda. (lavel se!u#a mudo.
*arav# volvió a acercarse al ne!ro joven. -o miró, balance&ndose.
0 6/ me respondes, !allinazo 0le dijo0. 37ué le has hecho para %ue cante con voz de loca4
37ué le has hecho4 (uando o, su marido, le pido %ue cante, no %uiere.
0 'o, maestro... nada, nadita... ella sola.
*arav# le volvió a poner la punta de la chaveta en el estóma!o
01(anta t/ entonces, !allinazo, si %uieres vivir2 1Pronto2
-os va!os se acercaron lentamente, en recua, endo no de frente, sino caminando de un
lado a otro, cruz&ndose, como buscando un sitio claro por donde ver a *arav# al ne!ro
mientras avanzaban.
(dolo t! eres mí amor,
préstame tus agonías ...
"l ne!ro levantó la voz, una voz brillante alt#sima.
01"so2 0exclamó *arav# entusiasmado0. 1"so, hermanón ne!ro2 *e vo contento. -a pobre
puta a no me conoce) se ha olvidado de su !allo 1"st& confundida...2 1Si!ue, ne!ro) si!ue,
hermanón2
*ientras el ne!ro joven se!u#a cantando en tono alt#simo *arav# fue caminando hacia su
celda, un poco de costado, como bailando, con el brazo iz%uierdo estirado el otro sobre el
pecho. -le!ó cerró despacio la puerta.
"n ese momento (lavel abrió la reja de su celda) sacó la cabeza hacia afuera. 6en#a ojeras
pintadas, excesivamente !randes) los labios rojos, !rasosos. "n su rostro hundido amarillo
resaltaban las cejas ne!ras. Su melena %ue parec#a recién peinada, también ten#a !rasa.
*iró a uno otro lado) sus ojo) rotaron, despavoridos, se detuvieron en (&mac.
016uerto2 0dijo."l ne!ro joven %ue hab#a %uedado r#!ido, como pe!ado a la pared, descubrió la cabeza del
(lavel.
01$dentro2 0le !ritó.
Pero él tuvo tiempo a/n para exclamar
016uerto) pobrecito2
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-os va!os ven#an) hab#an tomado la dirección de la celda del (lavel se!u#an avanzando.
+n ladrón %ue ocupaba una celda en el se!undo piso no se atrev#a a pasar entre ellos.
Pualada tocó un pito e hizo restallar su l&ti!o. -os va!os se detuvieron, pero no
re!resaron. "ntonces el ne!ro hizo sonar una campanilla, la misma %ue tocaban a la hora
del rancho. -os va!os corrieron hacia la !ran reja, sacudiendo sus harapos, a!arr&ndose los
pantalones) al!unos resbalaron caeron.
"l ladrón %uedó solo en medio del pasadizo. Dudó unos instantes lue!o se diri!ió
decididamente a la celda del (lavel. "ntre!ó un papel al ne!ro entró a la celda.
0*&s %ue sea con =eso=, est& bien %ue ha!a un burdelito a%u#, aun%ue va a durar poco
0dijo al!uien en el se!undo piso0. $l (lavel casi no le dan de comer... 'a usted sabe... "s
ni m&s ni menos %ue una del ?@.0*ejor 0contestó otro0 es cariosa. "sas del ?@ se echan como vacas.
0(on la puter#a, el pobre, se ha acordado de sus cantos %ue aprendió cuando era chiuche OQ.
Dicen %ue antes no cantaba.
0No cantaba, pues 0intervino un tercero0. Ser#a mejor %ue no cante su tono es extrao,
como de muerto.
03(ómo de muerto4
0+n vivo no cambia as# el tono.
3' el muerto cambia4
0"s un decir, compadre. "n la sierra, caminando en las cumbres las almas condenadas
cantan feo.
07ue sal!a el =6ri!uero= entro o. 9a %ue aprovechar estos d#as.
Nos detuvimos oendo la conversación de los hombres del se!undo piso.
016uerto) pobrecito2 0repitió (&mac con voz desfalleciente.
0 :&monos 0 le dije.
6uve %ue audarlo a caminar) se doblaba. 'a en la celda hice %ue se recostara sobre la
cama.
037ué mal tendré4 0pre!untó0. 3:iste %ue levantó los ojos me miró4
1No estaba con locura en ese rato) el corazón roto ten#a, m&s %ue el m#o) pero se!uro %ue
me ha daado, me ha daado con fuerza2
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0"res comunista, hermano (&mac, 3crees todav#a en presentimientos en daos4
De cosa de nada depend#a mi vida, hace tiempo. -os soplones de -a roa me molieron,
me baaron, me pisaron en el suelo) me echaron tierra a los ojos. "scucha mi pecho) est&
roncando...
-e ausculté el pecho. "l corazón ten#a un ruido atropellado. -e tomé el pulso corr#a
desi!ual, en ondas menudas.
0No vo a terminar la !uitarra 0dijo0. $h# est&n las piezas. "se probrecito, con el
sacrificio, ha recordado los cantos %ue le habr#a o#do a su padre.
0Descansa, hermano (&mac le dije. No te fati!ues.
*e arrodillé junto a él.
De su ojo enfermo se derramaba el l#%uido denso. -impie con mi pauelo ese llanto %ue
empezaba a rodar sobre las mejillas. Su ojo sano se manten#a cristalino, como ciertosmanantiales solitarios %ue hierven en las !randes alturas. 9ierven levantando arenas de
colores. azules, rojas, blan%u#simas ne!ras, %ue danzan alz&ndose caendo al
fondo. +no se mira en esas a!uas mejorado, purificado, aun%ue la ima!en se a!itan a
instantes, imitando la vida.
0$!&rrame, hermano 0me dijo (&mac, aho!&ndose.
*e senté, puse su cabeza sobre mis brazos. $brió la boca. Su cuerpo empezó a temblar.
Iba enfri&ndose. No pudo hablar m&s.
Su del!ado cuerpo se %uebró) su hermos#simo ojo sano fue apa!ado por una onda azulada
%ue brotó desde el fondo) le %uitó la luz.
-e bese en su ojo moribundo. "l otro se hab#a secado hundido.
-a celda, sus paredes en %ue las chinches se escond#an, el techo h/medo bajo, %uedaron
como iluminados . $l!o de la piedad %ue brilló en los ojos despavoridos del prisionero
hab#a en la muerte de (&mac.
Sent# %ue la celda se aho!aba en luz, como si el sol del crep/sculo de la costa nos
alumbrara desde la puerta.
-e cerré los ojos al minero. "stuve lar!o rato sosteniendo su cuerpo... ' nunca
comprend# mejor la fuerza de la vida. Sus ojos cerrados, su cuerpo inerte, me transmit#an
la voluntad de luchar, de no retroceder nunca.
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Deposite su cuerpo sobre la cama. -e crucé los brazos) levanté un poco su cabeza sobre la
almohada.
Su rostro se fue adel!azando m&s. Se!u#a percibiéndose la diferencia entre sus dos ojos, a
pesar de %ue estaban cerrados. -a nariz p&lida hac#a resaltaba esa diferencia, la inarmon#a
de las cuencas. Su cara r#!ida se!u#a inspirando poder ternura. Solo entonces me acorde
%ue su nombre si!nificaba =el %ue crea, el %ue ordena=.
Bui a dar la noticia. $fuera no hab#a luz. -os va!os caminaban en el piso bajo, a la
sombra. Bui paso, hasta la celda de Pedro. -a sesión continuaba. Se o#an voces adentro. *e
recline en las barandas esperé .-a puerta de la celda de -uis estaba también rebosante de
presos %ue escuchaban. "n las otras celdas, los apristas esperaban, disciplinadamente,
informes órdenes.
$plaudieron en la celda de Pedro.0'a ha terminado 0dijo uno de los %ue estaban fuera .Se hizo a un lado empezaron a salir
los otros .6orralba me descubrió) se abrió campo.
037ué pasa4 0me dijo0.6ienes otra cara.
0Necesito hablar con Pedro 0le conteste0. $caba de morir (&mac.
05e!resen, camaradas 0les dijo a los otros en voz alta01"ntren2 Jabriel tiene una noticia
mu mala.
Se volvieron hacia m# todos, me dejaron pasar .Pedro estaba sentado sobre un cajón)
Berm#n se!u#a a/n de pie, solemnemente, cerca de Pedro.
37ué ha, Jabriel4 0pre!untó Pedro.
Se le ve#a fati!ado.
0Seores 0les dije0. (&mac ha muerto.
Pedro se levantó.
02 No se muevan2 0ordenó0.6enemos %ue considerar tan terrible noticia. 37uién est& con
el cad&ver4
06orralba ha ido, o también vuelvo. .
0"st& bien. -os dem&s se %uedan. 6enemos %ue considerar la situación. "s la primera vez....
0'o me vo 0le dije .*e abr# campo sal#.
-os otros se %uedaron, se apretujaron m&s en la celda.
"ncontré a 6orralba arrodillado junto al cad&ver.
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0No rezo 0me dijo.0. *e arrodillo ante él. "ra el camarada m&s limpio, el m&s valiente.
$l!unos cre#an %ue interpretaba el comunismo a su modo, lo criticaban) Pedro lo %uer#a
lo cuidaba. "ra el m&s !rande entre los mineros. -os apristas lo respetaban, la (opper le
tem#a odiaba. "n la c&rcel de -a roa lo mataron de veras. No sé como ha vivido hasta
ahora.
Se inclinó m&s le besó en la mano iz%uierda.
03(ómo %uedar&s t/4 0me dijo.
0Aien 0 le contesté0.5espetaré su memoria. *urió en mis brazos. *e acompaara durante
toda la vida. 3Por %ué los !uardias me llevaron directamente a su celda, cuando nos trajeron
de la intendencia4
0Por%ue %uiz& sab#an %ue él estaba solo. "n las otras ha dos o tres )en las de los apristas,
tres aun cuatro ... Pedro -uis también est&n solos.
"scuchamos los pasos de los comunistas. Pedro entró primero a la celda,
0(amarada (&mac) 1Jloria a ti %ue has muerto en la lucha2 0dijo0. Pueden pasar.
Pedro se %uedó junto a la cabecera del muerto. Sus ojos fati!ados estaban ahora
in%uietos. Se a!arraba la cara de vez en cuando.
-os comunistas desfilaron. No lloró nadie. Se deten#an un instante frente al cad&ver, los
hombres sal#an de la celda, solemnemente, a paso de marcha.
(uando pasó el /ltimo, se %uedaron en la celda 6orralba Pedro, les conté cómo hab#a
sido la muerte.
0No deb# permitir %ue se %uedara conti!o0dijo Pedro0, No deb# permitirlo. 6/ eres un
sentimental pe%ueo bur!ués él era un indio emotivo. Nunca asimiló bien la doctrina.
"ra un comunista intuitivo, por su clase su casta. 3(ómo es posible %ue haa trabajado
por primera vez con sus herramientas, después de tantos meses4 6/ lo entusiasmaste.
(antabas m/sica de serranos. él se decidió a fabricar una !uitarra una mesa, cuando a
no ten#a pulmones. "n cierta manera 3no es verdad...4
0+sted no conoc#a a (&mac 0le repli%ué antes de %ue concluera) no le permit# pronunciar
las /ltimas palabras0. "n la soledad se consum#a. 'o le traje los recuerdos de los pueblos
%ue amaba. Dorm#a tran%uilo. Nos re#amos. Sus /ltimos d#as fueron ale!res, hasta donde es
posible en este infierno.
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06/ excitabas sus nervios, lo in%uietabas, a!randabas sus defectos. $hora mismo hablas
como un pe%ueo bur!ués sentimentaloide.
Juardé silencio) lo examiné. "staba animado, encendido, por primera vez dominado por
las pasiones.
0Pedro 0le dije0. +sted no conoce la sierra. "s otro mundo. "ntre las montaas inmensas,
junto a los r#os %ue corren entre abismos, el hombre se cr#a con m&s hondura de
sentimientos) en eso reside su fuerza, "l Per/ es all& m&s anti!uo. No le han arrancado la
médula. (&mac también me llamaba pe%ueo bur!ués, pero por otras razones...
09ablas con demasiadas palabras. -as inmensas montaas... "l comunista no se distrae en
detalles ... en la hojarasca. Nosotros vamos al !rano.
0'o no so comunista0le dije0. $ un pa#s anti!uo ha %ue auscultarlo. "l hombre vale tanto
por las m&%uinas %ue inventa como por la memoria %ue tiene de lo anti!uo. (&mac no estamuerto.
6orralba Pedro se miraron varias veces, consult&ndose. -os otros escucharon desde
afuera.
0Jabriel 0me dijo 6orralba0, no ha %ue trastornarse. Sabemos %ue (&mac te %uer#a.
0Nunca he tenido el pensamiento m&s claro. Pedro debiera ir a la sierra por un tiempo.
Discutiremos sobre la hojarasca el !rano cuando (&mac a no esté a%u#.
Pedro se calmó.
0Discutiremos 0dijo0. Nosotros hemos de formar un hombre nuevo. Nada menos.
Destruiremos todo lo %ue se opon!a a esa obra. "stimamos a al!unos intelectuales
formados dentro de la bur!ues#a, pero desconfiamos de ellos por%ue son arbitrarios,
individualistas sentimentales. Discutiremos, Jabriel. "l intelectual comunista ha de ser
todo de acero, aun su sentimiento sin %ue deje de ser sentimiento...
0:iene -uis 0dijeron desde afuera.
"l l#der aprista in!resó a la celda. Sin mirar el cad&ver, le dio un abrazo a Pedro.
0*i pésame por la pérdida de ese luchador obrero %ue fue (&mac 0dijo fr#amente0. 37ue
han acordado4
0Si nos permiten lo velaremos a%u#) si no a la hora en %ue se Io lleven realizaremos una
actuación.
0Aien. "staremos con ustedes.
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IR
Sobre el cemento del piso de los muros de la celda restre!ué la punta de mi cuchillo de
mesa. Durante varias horas trabaje, cambiando el postura, para convertir la hoja roma encuchillo de pelea. Deb#a de tener verdadera punta filo.
5o!ué a 6orralba, a la hora del rancho, %ue me trajera del comedor, mi plato de frijol con
arroz el pan.
-os presos iban en tres turnos al comedor %ue ocupaba un pe%ueo pabellón afuera, en el
!ran patio del Sexto. -os vi!ilaban !uardias armados.
Serv#an en el almuerzo frijol revuelto con arroz, sopa pan.
=9a %ue comer, lo %ue sea=, aconsejaban los veteranos. ="l %ue no come en el
Sexto va derecho al panteón=. Por eso o com#a el frijol sus !usanos, el pan %ue en
!rande bueno.
No pod#a tra!ar la sopa, por%ue ol#a a erbas a no sé %ué podredumbre %ue me causaba
repu!nancia.
$l!unos presos cerraban los ojos antes de tomarla, como %uien va a tra!ar un pur!ante
<6iene zanahoriasL 0dec#an0, un poco de col fideos !ruesos. Son alimentos=. "sos presos
luc#an bien. *ientras %ue otros como o, %ue sólo nos serv#amos el se!undo plato. no
#bamos a comer, por%ue no daban en la tarde sino la sopa, enfla%uec#amos r&pidamente.
='a comer&n la sopa=, pre!onaban. <"s fea pero es mejor %ue el frijol podrido=.
6orralba me trajo el plato el pan, cuando se!u#a a/n afilando el cuchillo.
0Nos %uitaron la visita por un mes0 dijo al entrar.
01' el desauno2 0le pre!unté0. 3(ómo lo haremos4
0Dejar&n entrar los pa%uetes. 6endremos leche cu&%uer,
037ué te parece4 0le dije, mostr&ndole el cuchillo.09as avanzado mucho. Pero eso ser& como un fleje ante una chaveta.
0'a lo sé. Pero con esto a puedo entrar hasta las tripas de un =pa%uetero=.
0Si al =pa%uetero= lo co!es dormido.
0No exa!eres. *ucho depende del coraje, de la decisión %ue lleves.
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0"llos no tienen coraje sino maestr#a. Pelean tran%uilos, buscando el débil del contrario.
No fallan.
0 'o envolveré la empuadura con trapos. $tacaremos al oscurecer. Si falla el piurano o lo
rodean, intervendré.
0Ser& mejor %ue el piurano desaf#e a Pualada. 7uiz& respeten las re!las, por odio al
ne!ro. ..
0-uchando contra un hombre honrado, no. $un%ue el piurano me dijo %ue le dar#a una
rodeada %ue con sólo eso el ne!ro se asustar#a,
0No, Jabriel) si hace eso, va a la muerte se!ura. "s el estilo del campo cuando luchan dos
ante la !arant#a del pueblo. $%u#, a los primeros pasos %ue dé para rodear al ne!ro le
meter&n una pualada por la espalda. 7ue lo corte sin advert#rselo) %ue le dé un tajo en el
cuello, si cae, %uiz& corran todos para %ue no se les eche la culpa.0-e diré eso esta noche. :o a llevarle mi cuchillo. Supon!o %ue no le has dicho nada de
esto a Pedro. .
0No. Pero en el primer piso a deben saber todos %ue el piurano hizo callar al ne!ro.
Pualada har& al!o, tiene %ue hacer al!o, por%ue si no, las bandas de *arav# del 5osita
lo borrar&n del Sexto. 9a comenzado la a!on#a del ne!ro, pero en favor de dos maleantes
tan bestias como él. "l 5osita es perverso. ;l es el causante de la locura del (lavel, el
*arav# lo sacrificó por mantener su ne!ocio. 1$l!o feo va a suceder abajo2 Por%ue *arav#
también est& a!onizando. $ ratos, pe!ado a las rejas de su celda, a!uaita al (lavel,
se!uro %ue ha visto la as%uerosidad de aer. $ nadie, ni aun en el Sexto, han des!raciado
en esa forma. $hora todo se ha cornplicado con lo del piurano.
"l *arav# %uiz& espere %ue el piurano despache al ne!ro, si el ne!ro despacha al
piurano, *arav# siempre !ana .$l ne!ro lo llevar&n a la c&rcel. Pualada también sabe
todas esas cosas. Dile al piurano %ue se cuide de todos. 7ue a comer vaa en el turno de las
cinco, en pleno d#a.
0-o he visto ir siempre temprano. 3$s# es %ue el *arav# debe haber padecido anoche4
3(rees %ue esas !entes sufren4
*&s %ue t/, si les sucede al!o como lo de aer. 6ienen instintos no m&s. Sufren con todo
el cuerpo. (lavel era su camote .$l!/n ne!ocio mu fuerte debe tener con 5osita con
el ne!ro por otro lado. 3(onvertir en eso... al (lavel4 ' est& cerca de su celda. Se
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emborracha todos los d#as) debe morder los barrotes de fierro de su celda. ' lo del piurano
...
1:a a cantar esta noche *arav#2 .
0"s posible %ue todo acabe mal... Pero ser& después de la muerte del ne!ro. 1No antes,
6orralba2 'o no ten!o miedo) por el contrario...
0 'a sé, hermano) la prisión te ha a!arrado por all#, como al piurano.
0Somos de la misma laa. No val!o un solo pelo de su barba, pero sin duda somos de la
misma laa. 17ue ven!an los acontecimientos, %ue nos rodean los =pa%uereros=1Por lo
menos me hundiré en las entraas de uno de ellos. "l piurano de!ollar& al Pualada. No
oir&n ustedes nunca m&s su !rito triste, como del infierno.
Aajé donde el piurano a las cuatro de la tarde. Pualada ten#a a tres =pa%ueteros= a su lado)me si!uieron con los ojos hasta %ue entré donde el piurano,
016odo listo2 0me dijo0. i:aCusté a ver2
Se a!achó, levantó el colchón de su cama sacó de all# un lar!o cuchillo en punta, con
man!o tosco de madera unos remaches !ruesos.
-e mostré el m#o. Sonrió.
0"stamos, joven, como cuando éramos churres, ju!ando a matar al moro i!a usted, ha
silenciosidad abajo. 'oC estao parado en la baranda. 1Pur&C correteadera entre los
=pa%ueteros= chaveteros del ne!ro, toda la maana2 "l 5osita ha venido mucho donde el
Sar!ento, miCa saludado con empeo =Auenos d#as, seor=, =Auenos d#as, seor=. i!a
usté, con harto respeto.
0Si cae el ne!ro, se %uedan ellos de amos, *arav# el 5osita. -os dos odian al Pualada.
*i ami!o 6orralba dice %ue calculemos bien, %ue *arav# el 5osita van a esperar %ue
usted les elimine al ne!ro.
0'o no ten!o %ue hacer con esos jue!os. Si ha la ocasión, de un machetazo al cuello o a la
cabeza o lo despacho. 6ome el !rueso de esta arma. "l cuchillo era ancho pesaba.
0So de un solo hablar. -os h#!ados se hinchan a cada hora. "l chi%uito ese meCa besao la
mano. 1NuTa de ser en vano, ami!uito2 *# mujer trabaja como hombre, mis cuatro hijos son
maores. "l subprefecto es cabro dCellos. 'o a%u# ha!o un bien de!ollando a ese !allinazo
asesino.
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0Desde las seis estaré en las !radas.
03$ ver su cuchillo4 -ar!o trabajito ha hecho. NuCes lo mesmo cortar carne cocida. -uCa
hecho usted valiente al cuchillito, joven.
*e palmeó en la espalda. Salió el sol en ese instante e iluminó el corredor. 'o no hab#a
observado el ciclo cuando baje precipitadamente a buscar a don Policarpo.
0(on el calentar, la as%uerosidad diCabajo aumenta 0dijo el piurano0. -os pobres va!os van
encontrar m&s f&cil sus piojos. Se van a rascar cochpiando en el suelo. 1(ómo al cristiano
lo hacen pior %ui aCun chancho enfermo2 1(omuCes el destino2 $%u# ten!o %ue terminar
de!ollando al m&s desalmao, al m&s pior criatura, al m&s triste ver!Menza dCeste mundo,
%ui luCan hecho en la capital %ue dicen. -a puerta de la celda, como todas, estaba cubierta
de cartones hasta el /ltimo barrote transversal, nadie nos pod#a ver sino empin&ndose.
01-a m&s triste ver!Menza dCeste mundo2 0repitió. +na correa ancha, !astada a !rasosa, le sujetaba el pantalón le ce#a la cintura.
-levaba zapatos de hechura poblana, con la suela dobleancha los huecos de los pasadores
prote!idos por refuerzos de metal amarillo. -a cólera la evidencia de la misión
providencial %ue deb#a cumplir se reflejaban en el ceo de la frente, en la calma con,%ue se
paseaba en la celda, casi dando vueltas, ensombrerado.
0 =3$ %uién se parece 0me pre!untaba0 a %uién4= ' volv#a a examinarlo mientras él
caminaba.
Después del silencio, dejó su cuchillo sobre la cama se me volvió a acercar
0i!a, joven 0me dijo0, a%u# hablando entre hombres, vo a pedirles un favor. *ire usté.
-oeCstao considerando a usté ahorita como usté a m#) sea dicho. No muera a%u#. No tiene
experiencia. NiCha por %ué caer en el !olpe di un !allinazo, siendo tan criatura. 'o ser#a
su asesino diC usté, s# un muermo de !allinazo le %uita la vida. "n mi pueblo peleamos
cuando ha chupadera la cabeza se pone como candela. 9e despachado a al!unito, en
desaf#o, en delante del pueblo. ' eso no es pecao. Naides se %ueja. -a conciencia %ueda
con su tran%uilidad. +sté es diCotra laa) nuCes paC entrar con cuchillo a sacarle el cuajo a
un vecino menos a un mierda de !allinazo. 9é!ame usté ese favor. 5e!&leme su cuchillo
%uiTuste ha hecho, paC un recuerdo, si sal!o entero dCeste pleito. .
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0No puede ser, don Policarpo... 'o me siento honrado de entrar con usted en esta pelea. 'o
lo he metidoU
0No joven. +sté es de seso aun%ue no tiene experiencia. 'o sé %ue uste me estima., se!uro
m&s de lo debido 3(ómo vaCusté a entrar a peliar con esa pestelencia4 Si muero morir#a
desesperao diChaber consentido %uiTuste a!arre cuchillo, sin saber cómo siChace) Cun
!allinazo, antes de su tiempo, lo mata. 9e pensado maduro. 15e!&leme su cuchillo, si en
deveras usté me da su preferencia2 -e rue!o, como %ue o ten!o KV aos usté a lo m&s ?
l.
-e entre!ué el cuchillo. . .
0Jabrielito 0me dijo0. "res verdadero. Si me aciertan, al!/n d#a ande a (hulucanas a
conversar con mes hijos. $ll# nuCha vientos con pestelencia %ue cr#an estos !usanos
calatos, come piojos 1pobrecitos2, los roscas. 1Fam&s de los jamaces2 Si apareciera pormaldad, uno,2C enterr&ramos junto con su madre, en el cerro, donde sopla mal viento, no
donde se lleva a %ue descansen los humanos, cuando han muerto.
*e trató de tu como a un muchacho de su pueblo. .
01(ómuCes la vida2 0dijo0. Se siente tran%uOid& cuando el corazón le manda a uno de!ollar
a al!unito %ue con su sombra errita la tierra.
03' dónde va a llevar su cuchillo, ahora %ue vaa al comedor4
0$%u#, pues.
"n forro del saco ten#a una especie de vaina con el extremo de cuero.
0DiCa%ui se saca f&cil. "s la usanza. $un%ue nuCes paC cuchillo tan !randote.
Puso la hoja en la vaina la extrajo en un instante. . . . , .
0NuCha primera herida de chaveta %ue sea de muerte 9abr& tiempecOto paTmi también.
DiCun huacavel#cano leC comprado el cuchillo. "st& con calenturas a%u#, en la otra celda.
'o lo atiendo. 3Pa %ué habr& escondido este cuchillote4. -Cuan tra#do de a%u# cerca, dice,
por matancero sen lecencia. -os destinos tienen su cadena.
Pualada voceó el se!undo turno del comedor. ., . .
0'o ten!o %ue encabezar, Jabrielito. 7uédate en la baranda diTa%u#. Si ha al!o por
atr&s, silbas fuerte.
Se puso el cuchillo en la secreta, el otro lo !uardó debajo de la almohada.
0'o, dende all& he venido con mi cama0dijo.
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*e miró como despidiéndose.
09asta lue!o, muchacho.
Salió emsombrerado.
Aajó las !radas sin apresurarse. De espaldas a la !ran reja, tran%uilo, se paró mu cerca del
ne!ro. "l cabo tres polic#as esperaban afuera. "mpezó el llori%ueo de siempre de los
va!os.
01*i latita, patrón2
01Patroncito, en este papelito2
-os va!os se mov#an) hab#a sol estaban al!o entusiasmados. +n ne!ro viejo, %ue bailaba
de vez en cuando, pidiendo limosna, le jaló del brazo al piurano. Pod#a ser una treta) el
piurano no le hizo caso.
$brieron la reja, don Policarpo salió al patio. Pualada permaneció mudo. (uando cerróla puerta, se volvió hacia m#. Jiró sus !randes ojos indiferentes me miró un instante.
$un%ue ten#a, aparentemente, la misma impasibilidad del rostro, estaba intran%uilo.
"spantó a los va!os, %ue a!uardaban el re!reso de los pol#ticos, cerca de la puerta.
"l ne!ro viejo zapateador se diri!ió a su celda apareció en se!uida con una %uijada de
burro en la mano. "mpezó a danzar rascando los dientes de la %uijada con otro hueso.
$vanzó as# hasta el centro del pasadizo. +n viejo criollo lo si!uió, imitando con dificultad
el baile. "l ne!ro se detuvo puso en el suelo los dos huesos.
0 1$nda2 1Silba, pué20 le dijo al viejo criollo.
'o hab#a visto bailar el son de los diablos en la calle de Santa (atalina, desde mi cuarto de
estudiante. Se!u# a los bailarines hasta el barrio de (ocharcas, :arios ne0 !ros marcaban
el ritmo en %uijadas de burro %ue rascaban con pe%ueos huesos. "ra una danza monótona
penetrante.
"l ne!ro viejo del Sexto no bailaba ese son. "ra un zapateado fino. (on el cuerpo
encorvado los brazos sueltos, danzaba con maestr#a. -os pol#ticos sal#an a las barandas,
los del se!undo piso también se asomaban al corredor para verlo. -os va!os formaban
entonces un ruedo cerrado, con suficiente espacio.
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$%uella tarde el sol brillaba junio a la puerta !rande del penal, sobre la hume0 dad de la
lluvia los orines. "n el patio de afuera, resaltaban las pe%ueas piedras, entre la luz de
la arena. "n el patio interior, la /nica estaca %ue fue parte delas cabinas de los H&teres,
sudaba) le sal#a como un brillo de !rasa oscura.
"l ne!ro empezó a bailar. Sus zapatos viejos demasiado !randes !olpeaban el
piso con ener!#a incre#ble, marcaban un ritmo feliz. -a danza conmov#a los r#!idos muros,
los rincones oscuros del Sexto) repercut#a en el &nimo de los presos, como un mensaje de
los in!entes valles de la costa, donde tos al!odonales, la vid, el ma#z las flores reful!en
a pesar del polvo.
6erminaba el ne!ro, fati!ad#simo, cada fi!ura del baile. Sin embar!o, su compaero él
iban anim&ndose. "l viejo criollo cantaba o silbaba. (oncluido un ritmo descansaban
un instante empezaban otro. "l ne!ro iniciaba la danza con un pre&mbulo, una especiede paseo, %ue desembocaba en el zapateo de fi!uras distintas al ritmo anterior. -os va!os
o#an o ve#an al ne!ro, detenidos, sentados en el suelo, o de pie, tratando de divisar la
cabeza del bailar#n. -os %ue hab#an !anado las primeras filas defend#an sus puestos. "l
Pianista sol#a sentarse llevar el comp&s con la cabeza, a!achada como para llorar. "l
japonés se %uedaba solo, rasc&ndose, apoado en la estaca, sin comprender ni interesarse
por el tumulto ni el baile.
"sta vez, el viejo ne!ro danzó en la mejor oportunidad, cuando el Sexto estaba bajo
amenaza, deprimido exaltado al mismo tiempo, por luchas malos presentimientos.
(asi todos los presos salieron a verlo.
+n !rito feo resonó de repente entre los muros, cuando el ne!ro iniciaba el cuarto ritmo.
(lavel, remeciendo las rejas de su celda, llamaba. "staba delante de la cortina, desnudo
hasta la cintura. Sólo le cubr#a el cuerpo un saco !rande rotoso. Su !uardi&n, el ne!ro
joven, lo empujó, bajó Fa cortina. 'o pude ver su rostro blanco, sus cejas pintadas, su
barri!a casi desnuda.
Pualada vino pronto con su azote. Dispersó a lati!azos a los va!os. "l ne!ro viejo su
compaero se %uedaron solos. -os va!os =pa%ueteros= no los atropellaban por%ue *arav#
los prote!#a. Jastaban las limosnas en coca ron.
Pualada, por primera vez, los azotó.
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01"a, ne!ro2 1"st&s loco2 0le !ritó el cabo.
"l ne!ro viejo zapateador lloró. "l otro se %uedó sentado.
01No llores, viejo2 "se !allinazo debe estar pior %ue t/ por dentro 0le dijo.
Se %uitó el saco lo extendió en el suelo.
-lovieron las monedas. "ntonces se puso de pie el zapateador. -evantaron el saco
recorrieron el callejón del Sexto. (erca de la escalera, Pacasmao les arrojó un sol
envuelto en un billete de media libra.
-ue!o volvió el silencio. -os va!os %ue se hab#an metido a sus celdas se atrevieron a
salir empezaron a dar vueltas, sin alejarse de las celdas) al!unos se %ueda0 ron parados
apo&ndose en los muros. "l sol se retiraba del patio enrojec#a. Sub# a la carrera al
tercer piso.
1Se ve#a la isla2 "ncendida por detr&s, sobre el océano viol&ceo, el perfil dela islaaparec#a) pero el fondo, las rocas, el !ran monte central, estaban ne!ros entre tanta
luz.
03#ste el !rito del muchacho4 0me pre!untó Pacasmao
-o vi también a él. "staba desnudo hasta la cintura.
01'o también lo vi, carajo2 0exclamo0. -o vieron estos ojos %ue a para nada sirven. Su
llanto le corrió hasta la barri!a. "l ne!ro lo empujó como a una bestia. Pualada ha
azotado al ne!ro viejo, a Sosa) %ue aun%ue no lo creas, no est& por va!o sino por pol#tico.
Dicen %ue es un !ran <enemi!o= del Jeneral, como o, %ue ni sé bien cómo se llama. 3:es
el sol, lo ves4 C C
0S# 0le dije.
0Se est& muriendo en san!re. "n san!re, mi estimado. 1$cuérdate sólo de eso mi
estimado2 1"I sol, tan jefe, tan re, se revuelca en san!re2 1$s# !ranate, como mi cuello2
"ntró precipitadamente a su celda. "l corredor del tercer piso estaba a desierto. :olv# al
se!undo piso.
'o no hab#a visto l&!rimas en los ojos del (lavel, Pacasmao, en su locura. 3:io correr
llanto en la cara del muchacho, o fui o %uien no vio lo %ue de veras ocurr#a4
+n silencio, inusitado sofocaba al penal. Sosa, el =pol#tico=, =enemi!o= del Jeneral, nos
hab#a tra#do la visión de los campos de la costa, por unos minutos. Después se encrespó el
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Sexto, tal cual era, pestilente, para lue!o reco!erse en esos raros instantes de tran%uilidad
%ue amenazaba.
$parecieron los presos del se!undo tumo en el patio. Pualada llamó al tercer !rupo. "l
piurano venia por delante. *e miró antes de pasar la reja. "l ne!ro permaneció tran%uilo,
aun%ue después %ue entraron los presos, sonrió mir&ndose las manos.
0Se ha re#do con sarcasmo el Pualada 0le dije a don Policarpo.
03(ómo es eso4 0pre!untó.
0(omo con burla.
01$h2 'a el pobre no tiene m&s %ue sus dientes para desfo!arse. 'o leCmirado. No miCha
hecho frente. $hura vo a mi celda. 9a %ue dejar tran%uilo el cuerpo hasta %u# siTha!a
noche. 3Sabes, muchacho4 $hura le vo a entrar. "l ne!ro est& esperando, pues) luCe sentido
al pasar a su lado ... 7uedamos en lo dicho. 9asta lue!o.0S#, don Policarpo) hasta lue!o.
*e %uedé en el corredor. -os presos del /ltimo turno atravesaban el patio. Pualada,
apoado en la !ran reja, ten#a el ceo fruncido, como si por primera vez se viera obli!ado
a reflexionar. 9ab#a aun luz del d#a. Pude ver su ceo abatido. No le hablaban los hombres
%ue estaban junto a él. (uando a iba a subir al tercer piso, Pualada le dijo al!o a uno de
los =pa%ueteros=. 'o estaba cerca. *e pareció %ue su semblante preocupado endurec#a)
levantó la cabeza si!uió con la mirada al =pa%uetero= %ue marchaba hacia el fondo del
penal.
"l =pa%uetero= formó una corta fila de hombres delante de la reja del (lavel. "l joven
ne!ro !uardi&n empezó a llamar en voz baja al muchacho. 'o sub# al tercer piso) me
detuve un instante en el extremo del corredor. .
Se pod#a ver todav#a la isla, aun%ue se iba formando una vaporosa niebla en el horizonte.
(on la luz del mar de la niebla casi transparente, el sol hab#a crecido) era una inmensa
media esfera hundiéndose en las a!uas. Su resplandor despertaba en la memoria,
tenazmente, la ima!en de las plaas los valles, de los arenales, del desierto %ue a esa
hora estaan convertidos en llanuras doradas) las aves del mar buscando las islas en filas
ne!ras e interminables, aleteando en esa luz %ue era m&s de tierra del ser humano %ue
del ciclo) la faz de los $ndes, alt#sima, calcinada sin &rboles.
. . .
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Aajo ese resplandor con la isla flotando en frente, el patio de la c&rcel, los ruchos
uniformes de los tres pisos, el callejón de abajo, nauseabundo, donde los va!os tiritaban,
parec#an ser un monstruo, creado por al!una bestia enemi!a de la luz m&s enemi!a a/n
de los seres vivos.
*e diri!# a mi celda cuando el sol desapareció la isla empezó a ser cubierta por la
sombra. :en#a a la niebla desde el mar. Pacasmao me llamó.
01Jabriel, ven) te necesito2 0rne dijo.
No le hice caso. 6en#a prisa. *&s abajo encontré a *oEWontullo apoado en el muro, cerca
de su celda. *e sorprendió tanto verlo %ue no le hablé. :arios apristas estaban cerca de
él.
0 1$diós, Jabriel2 0me dijo.
Sus cejas hab#an crecido m&s en pocos d#as) aparec#an como revueltas sobre los ojos.*e miró con indiferencia, como cansado. -evantó un brazo me volvió a decir
=1$diós2=.
03"st&s cansado4 0le pre!unté.
0No 0me contestó0. 1"sto i!ual2
-evantó nuevamente el brazo.
0I!ual 0dijo0. 9asta lue!o.
-os otros apristas me miraron con desprecio. .
'a en la celda, tomé mi ejemplar de ="l 7uijote= bus%ué el pasaje %ue prefer#a =(ome,
Sancho ami!o, sustenta la vida %ue m&s %ue a m# te importa... =.
No pude leerlo bien. $l pasar hab#a visto la fila de cinco hombres en la puerta de la celda
de (lavel. -os presos del tercer piso rehu#an el espect&culo !uardaban silencio. "n el
se!undo piso los presos se a!olpaban en las barandas para mirar la puerta de la celda del
muchacho reconocer a los %ue hab#an bajado. Sólo a instantes al!uien !ritaba un
nombre o maldec#a as%uerosamente. -os va!os rondaban cerca, como temiendo a los
chaveteros de Pualada, pero !irando siempre junto a la celda del (lavel, sin hablar entre
ellos.
Prend# la vela de mi celda. *e senté volv# a leer el pasaje. =:o a llev&rselo al piurano
0pensé0. ;l lo entender&. -e leeré ="l 7uijote=) todo el libro... si no pasa nada=. "n un
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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rincón, sobre unos cartones, ten#a los pocos libros %ue la polic#a permitió %ue
in!resaran a la prisión.
Aus%ué en =Ariznas de hierba=, el poema %ue empieza con estos versos...
Tremenda y deslumbrante la aurora me mataría si yo no llevase ahora y siempre otra aurora dentro de mí.
También nosotros ascendemos, deslumbrantes y tremendos como el sol)
-e#a el poema, cuando escuché el !rito de Pacasmao
01"sto se lava con san!re, carajo2 1$h# est& la m#a, aun%ue podrida2 1"s san!re2 Sal#
afuera, "staba casi a oscuras, pero vi a/n a Pacasmao de pie sobre las barandas de
hierro. Se lanzó contra Fa celda del (lavel.
01"h, ah#2 1Buera2 0!ritó un hombre, no sé de %ué sitio,
"scuché el cho%ue del cuerpo de Pacasmao contra la reja de la celda. "ra un callejón
mu an!osto. +n tumulto de hombres corrió en se!uida a ver el cuerpo.
01"h, Pualada2 19a un muerto2 0llamó uno de los !uardas de (lavel.
"l ne!ro fue !alopando en la penumbra, hacia el tumulto. -os va!os se acercaban a la
celda.
01S#Cha roto el cuello2 1SiCha chancado la cabeza2 0o# la voz del ne!ro joven. 'a era casi de
noche la niebla oscura, baja cubr#a el ciclo.
6ollos los corredores se llenaron de !ente. $l tercer piso lle!aba al!o de la luz de la
avenida Aolivia.
01"s Pacasmao, seores2 0dije a voces0. 'o lo he visto lanzarse desde las barandas.
Pero nadie se movió. *iraban abajo.
0$h# viene el !uardia 0dijeron.
'o corr# a la escalera. No hab#a lle!ado a/n al extremo, cuando un alarido de Pualada
repercutió en todo el Sexto.
01(arajo2 *iChan destripao, *iCaho!o. 1l.a p ... %ue me parió2:en#a andando. "l !uardia lo enfocó con su linterna) le brotaba un chorro de san!re del
cuello) pero él se a!arraba el vientre.
01(abo2 1-a p ... %ue me parió2 1(abo2
Se le doblaron las piernas, dio un paso, derrumb&ndose a un costado. (aó de espaldas.
01Nadie se mueva2 0ordenó el !uardia.
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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Si!uió enfocando a Pualada. No se acordaban a de Pacasrnao %ue deb#a estar tendido
a la puerta de la celda de (lavel,
Prendieron en ese momento los débiles focos eléctricos %ue hab#a en lo alto del penal.
"l ne!ro hizo un esfuerzo por levantar la cabeza. . =1No2 0pensé0. No ha sido el piurano.
No se le ve all#=.
Aajé la escalera. "ncontré a don Pol#carpo contemplando el cad&ver desde las barandas.
Pude lle!ar a él con !ran esfuerzo, por%ue el an!osto corredor estaba repleto de !ente.
01Don Policarpo2 0le dije.
Se volvió, me tomó del brazo me llevó a su celda.
0*iC adelantaron 0dijo tran%uilamente0. Su boca no, pero sus tripas siChan revolcado en
esteCasco del suelo %ue él manchaba con sus escupes, con su mala sombra. 1No habr& otro
pior2 ' si aparece otro, ahiCstaré, 6odo mi cuerpo a era bien filo paCentrarle al ne!ro.01:olvamos2 0le dije0, Pacasmao est& en el suelo, en la puerta de la celda del (lavel. Se
ha matado) no ha podido soportar... eso, don Pol#carpo.
0"staba loco. 7uiz& ans# est& m&s tran%uilo.
Sal# de la celda. Aajé al patio. "l piurano me si!uió,
037ué %uiere4 0me pre!untó el sar!ento %ue acababa de lle!ar. . .
0"l seor... al %ue le dicen Pacas mao se arrojó del tercer paso. 'o lo vi 0le dije.
039a otro muerto4 3Por %ué se arrojó4 . .
0No pudo soportar el espect&culo de este ne!ocio, de este infame ne!ocio %ue ustedes
prote!#an.
037ué dice4 .
0"se ne!ocio as%ueroso, el del (lavel, a través de la reja.
0"st& loco 0dijo el sar!ento0. 3No estar#a celoso ese hombre4
0"s usted como Pualada 0le !rité.
"l sar!ento me a!arró del cuello. . . ,
0"st& loco 0dijo0. No tenemos tiempo de atenderlo.1:aase20. *e empujo contra la pared.
03No vaCusté a esclarecer las dos muertesC4 0pre!untó el piurano, acerc&ndose al sar!ento0.
3' para %uiCha venido entonces4 .
0No se meta, no se meta. 'a se les llamar& a su tiempo. i Aus%uen al asesino de
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Pualada, por todos los rincones2 3Dice usted %ue ese hombre se arrojó del tercer piso
contra la celda del maricón4
No le contesté.
0:iene el teniente los investi!adores 0dijeron desde la puerta.
-os va!os se hab#an %uedado inmóviles como se les ordenó. "staban casi todos apoados
en el muro del fondo.
01Si no dicen %uién fue, los col!amos a todos2 0!ritó el sar!ento.
01'a saben2 -os col!amos 0repitieron los !uardias. Pero nin!uno de los va!os ten#a
cuchillo ni chaveta.
01"I ciclo pué luT habr& de!ollado2 16remenda bocaza en el cuello20dijo el ne!ro
zapateador. . . .
06/ sabes, ne!ro pellejo, t/ sabes. 1 hablas o te col!amos2 1:en a%u#, carajo. "l ne!roviejo fue hacia el sar!ento. .
0'o no sé nada, sar!ento. Di!o %uCel cielo luChabra de!ollao, "ra dem& hasta paC2 Sexto,
sar!ento. S&%uenlo mismito ahora) su san!re va desparramarse, nos va dejar su maldición.
016/ sabes, ne!ro2
Nin!/n pol#tico bajó al pasadizo. "l piurano estaba perplejo. *e tomó del brazo.
"ntraron al Sexto el teniente dos investi!adores. -os tres iluminaron con l&rnparas el
patio de adelante.
0$%u# ha uno 0exclamó el oficial0. 6iene la chaveta en la mano.
03$ll# lejos4
-o sacaron a la luz. "ra el ne!ro %ue exhib#a su miembro. -o arrastraron hasta el centro del
patio. Nosotros nos acercamos. -os va!os se!u#an de pie bajo la luz de las linternas del
sar!ento de los tres !uardias.
03Por %ué lo mataste4 0le pre!untó el teniente. .
"l ne!ro ten#a los ojos vidriosos, miraba el suelo o levantaba la cabeza) !iraba los ojos sin
reconocer a nadie. $pretaba con su mano derecha una chaveta del!a da, con puo
envuelto en trapos.
03Por %ué lo matasteC4 1(ontesta.2 37uién te dió la chavetaC4
0Pualada, seor, carajo, nuCha. 1NuCha2
Sus ojos se!u#an !irando.
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01"ntre!a la chaveta2 0ordenó el teniente lo encaonó con su pistola. "l ne!ro miró
fijamente al teniente.
015et#rese un poco, teniente2 0le previno un investi!ador.
01(erveza, ami!o) seor, carajo2 1(erveza2 0exclamó el ne!ro.
01Suelta el arma2 .
"l ne!ro pareció comprender. Sonrió. -os m/sculos paralizados de su rostro se movieron.
Pero sus ojos se!u#an vidriosos. "stuvimos pendientes del rostro ' la chaveta no vimos
hasta ese instante %ue el hombro parte del pecho del ne!ro estaban baados en san!re.
01Suelta la chaveta2 0!ritó enér!icamente el oficial, apunt&ndole con la pistola.
01(erveza, con putas2 0dijo.
03Ser& lo %ue %uiere4 0pre!untó el teniente.
0'o cuarenta cent#metro) he despachao 1Fudas2 1(uarenta cent#metro ... 2' con la mano iz%uierda, mientras apretaba la chaveta con la otra, sacó su miembro fl&cido
enorme. -ue!o tiró la chaveta, lejos, en dirección a la reja !rande.
01$!&rrenlo2 0ordenó el teniente. Dos !uardias lo sujetaron de los brazos, por detr&s.
037uién te dio la chaveta4 0pre!untó el teniente. "l ne!ro idiota se orientaba como los
cie!os.
01-a chaveta2
0PaC %uiCusté tran%uilo, chaveta, dos billetes
03De %uién4 37uién te dio la plata4
03-a plata4 1;ste2 0dijo, se sealó la bra!ueta.
01-lévenlo2 Incomunicado en la prevención. 37uCes del otro muerto4
01$%u#, m# teniente2 0llamó el sar!ento.
Bui tras ellos, a unos pasos. :imos, al pasar, el cad&ver de Pualada, boca arriba) el revés de
las manos, blancas, tendidas sobre el cemento.
Pacasmao estaba doblado en el umbral de la celda del (lavel. +n charco de san!re le
rodeaba la cabeza. *ientras contemplaba su rostro medio sepultado entre la san!re, los
brazos el suelo, hice esfuerzos desesperados por recordar su nombre. 1Brancisco
"stremadoro Nunca un ser vivo puede adoptar la postura de un muerto. "staba
destroncado, con el cuello roto, la cabeza en dirección absurda) los brazos como alas
%uebradas.
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03Por %ué cómo ha muerto ese hombre4 0pre!untó el teniente.
0Parece %ue por celos, mi teniente. +n preso pol#tico ha dicho eso. Se aventó desde el
tercer piso.
01(elos, de %uéC2 3Del maricón %ue est& encerrado con llave en esta celda4 3(ómo se llama
ese preso4 3Dónde est&4
0Por a%u# estaba, mi teniente. 'o me acer%ué.
01'o no he dicho esa infamia2 0dije, en voz alta.
03Por %ué, entonces4
"l teniente desconfiaba.
03Por %ué se mató, entonces4
0Por%ue Pualada vend#a a este pobre muchacho. Después de nuestra %ueja al comisario, lo
encerraron en su celda con un candado. ' fue peor. -o desnudaron medio cuerpo continuó el ne!ocio a través de la reja. "l seor "strernadoro estaba nervioso. No
pertenec#a a nin!/n partido la injusticia de su prisión lo hab#a dese%uilibrado. 'o lo vi
cuando se arrojó del tercer piso. ="sto se lava con san!re=, dijo antes de saltar.
0"s una historia bonita0contestó el teniente0. 7ue sal!a el maricón. 3Nin!uno de ustedes
tiene la llave de la celda4
-evantaron la cortina enfocaron al muchacho. "staba acurrucado en un &n!ulo de la
celda, lejos del colchón de paja %ue ocupaba el sitio opuesto. 6en#a el rostro oculto entre
los brazos, junto a él hab#a una pe%uea maleta, un cajón con un lavatorio encima, un
primus, dos baldes un pellejo en el suelo. Sobre el muro brilló un espejo biselado.
01(lavel2 0le !ritó el cabo.
01-ev&ntate2 0le ordenó el teniente.
01"st& loco2 0les dije.
"l teniente sonrió.
0Nunca enlo%uece esta !ente. 1*uévete2 0le !ritó.
"2 muchacho se apoó con las manos en el suelo. 6en#a los ojos cerrados por la fuerza de
la luz. Se levantó con !ran esfuerzo. Descansó un instante, lue!o se volteó de espaldas
fue retrocediendo, a!achado, hacia la puerta.
01"st& el muerto2 0dijo con fati!a0. 1No podré, patroncito) est& el muerto2
01Aaje la cortina2 0!ritó el teniente.
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01*alditos por si!los los %ue tienen la culpa2 -a muerte del Pualada nuCes suficiente. -a
muerte es para el humano. Pero el %uCha hecho esto nuCha nacido de madre 0dijo el piurano
casi !ritando.
016eniente2 Por una indi!nación como la %ue sufre este campesino, el seor "stremadoro
se suicidó.
0"ntonces también el seor se va a suicidar...
0$mi!o uniformado, usté no tiene seso de !ente 0le dijo don Policarpo.
0(ar!uen a los muertos lleven a estos dos a la prevención, bien res!uardados 0ordenó el
oficial, sin tomar en cuenta las palabras del piurano.
Nos llevaron por delante. 'o no miré a a Pualada.
0Don Policarpo 0le dije0. Nos dar&n la ocasión de acusar.
0(on éKtos no ha confianza. Son destintos de la !ente libre. D#a a d#a tratando conladrones, con asesinos) aplicando, por oficio, el martirio. 'a no saben reconocer al
humano) ellos también pierden la conciencia diChumanos. "l uniforme, ami!o, es como
sepoltura %ue separa al !alonado de nosotros. 3$caso ha o#do lo %ue t/ liCas dicho4 =Se va
a suicidar=, dijo de m#. 'o anura me r#o) él echó su baba sobre el muerto, sobre el cuerpo
santo dCese caballero %ue era don Pacasrnao. ' echó su baba entuavia m&s, alombr&ndole
con tant#simas linternas, al m#sero dC esta vida, al (lavel. =*uévete=, leCordenó) él vino,
como si todos los llantos de las criaturas %ue dicen %ue lloran en el limbo, luCacompaaran
al infelice. (uando o maldije a los %uChab#an hecho de Fa criatura esa triste miserableza
%uiCandaba pCtr&s, cansao, mostrando su maldición, el uniformado dijo ="ntonces, también
el seor se va a suicidar=. SiCha en tu delante un anemal %ue parece !ente, pero nuCes !ente.
rnijor es n#Chabtar, 19abla con tu concencia2 19asta %ue extremocidades lle!a el humano en
la capital, %ue dicen2 37uién tuerce ansi el alma del humano4 Por%ue, aun%ue en veces el
mundo apesta, nace como flor, mismo como flor nace el humano. 1Dios siCa ido al monte2
0-os hombres %ue nos res!uardaban nos dejaron hablar. Parec#an cansados.
Nos encerraron en una habitación %ue ten#a varias sillas. #mos %ue hablaban por teléfono.
=S#, por celos=, escuchamos %ue dec#a el teniente.
"stuvimos caminando en la habitación varias horas. "l p#urano se sentó, se %uedó
dormido.
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bservé %ue se parec#a mucho a los campesinos del valle de lea, prietos corpulentos ,
siempre ensombrerados , vestidos de dril. -os hab#a admirado cuando los encontraba
sentados en las bancas de la plaza de armas de la ciudad, bajo la dulce sombra de los ficus.
(harlaban pausadamente, en actitud seorial, se iban caminando como si pesaran
mucho, por lo %ue sab#an trabajaban. -os caballeros de la ciudad me parec#an, junto a
estos campesinos, extranjeros débiles %ue apenas soportaban el soplo de las paracas. '
como el piurano, esos campesinos, teman una media barba %ue no crec#a m&s.
"ntró un !uardia. "l piurano despertó.
0.$ ver, usted primero0 me dijo.
"n el despacho del teniente estaba uno de los investi!adores.
05epita lo %ue sabe 0dijo el investi!ador.
No me invitaron a sentarme.0No sé m&s %ue cuanto les dije, %ue no tiene valor por%ue ustedes no lo creen.
0Nuestro oficio es no creer al primero %ue nos habla. 6enemos %ue investi!ar.
0'o a he dicho absolutamente todo lo %ue sé...
03Su opinión es %ue el seor "stremadoro se suicidó por%ue era mu delicado
no pudo sufrir lo %ue ve#a en la celda del maricón4
0' por%ue él no hab#a intervenido nunca en pol#tica) estaba en el Sexto por un acto de
ven!anza. "ste hecho lo hab#a trastornado. ' la enfermedad %ue padec#a.
"l médico no le %uiso decir nunca por %ué su piel se hab#a amoratado, ="s de la san!re=, le
contestaba, sin darle explicaciones. . .
0Aueno. +sted cree saber m&s %ue nosotros. No ha un solo preso pol#tico %ue afirme %ue
ha conspirado o %ue ha hecho propa!anda subversiva. 6odos, como los ladrones, son
inocentes. . . .
037uién califica, seor, los actos de las personas como pol#ticos o no4 Si un diputado o un
prefecto manda prender a un hombre acus&ndolo de pol#tico 3se hace al!una investi!ación4
3No se considera como definitiva la acusación de esos seores4
0Si presentan pruebas.
037ué pruebas4 :olantes o pas%uines %ue cual%uier plumario falsifica.. "l procedimiento
lo conocen ustedes mejor %ue o. *i compaero, el piurano, es un campesino de aldea %ue
no sabe ni lo %ue es apra ni comunismo, a va a tener en el Sexto m&s de diez meses. "l
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seor "stremadoro no %uiso afiliarse ni en la prisión a nin!/n partido. =*is lanchas
si!uen trabajando, dec#a, a lo mejor con el apra el comunismo me %uitan todo. 'o so un
propietario honrado=. ' sin embar!o ha ca#do con la cabeza destrozada, por%ue su estado
de &nimo no pudo soportar el infierno en %ue viv#a) ustedes dicen %ue estaba celoso. 3De
%uién4 3De los va!os rateros %ue martirizaban a esa pobre criatura a %ue usted enfocó
con su linterna4 (reo %ue usted mismo no pudo soportar el espect&culo de su desnudez su
locura. 1"staba celoso2 -ue!o de hacerlo morir en la forma %ue murió, ustedes %uieren
echar sobre el nombre del seor "stremadoro esta acusación infame.
"l teniente casi no prestaba atención al interro!atorio.
06iene usted vocación para abo!ado. Pero no me ha probado usted %ue ese seor no
sintiera celos por el (lavel. -a vida sexual en las prisiones presenta casos raros.
0-e hablaré entonces en el mismo terreno suo, por%ue al m#o no he de poder llevarlo. "lseor "stremadoro ten#a dinero. Para Pualada, el (lavel era un ne!ocio) pudo haberlo
comprado. Nadie en el Sexto le habr#a ofrecido m&s.
01Pero a estaba perdido él maricón2 $caso sifil#tico. "se pobre seor estaba enamorado
de una basura. "sos son los casos raros. "ra, como dir#a usted, una tra!edia. 37ué iba a
hacer compr&ndolo4 3-o iba a cuidar4 3lba a convivir con él, siendo no un hampón, sino
una persona de cate!or#a4
03De tal manera %ue por haber declarado la verdad, mis palabras les han su!erido a
ustedes la salida del suicidio por celos para justificar la muerte del seor "stremadoro4
3'a no es la prisión monstruosa de un hombre de ne!ocios apol#tico, encarcelado por
ven!anza el espect&culo de la depravación de ese muchacho, a %uien, con el apoo de
los !uardias, Pualada lo entre!aba aun por entre las rejas, a nada de eso ha determinado
la muerte de mi ami!o4 1+sted vio cómo esa infeliz criatura se volvió de espaldas fue
retrocediendo hac#a las rejas, cuando el teniente le ordenó %ue se moviera2 =1No vo a
poder, patroncito, est& el muerto2= Si este !rito no le causó nin!una impresión, las
declaraciones %ue usted me pide no tienen nin!/n objeto. No hablaré m&s.
0'a ha terminado. 7ue ven!a el otro.
Don Policarpo entró al despacho, con el sombrero en la mano,
0$ su mandar 0dijo) me observó detenidamente se enfrentó lue!o al polic#a.
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0+sted 3%ué sabe de la muerte del seor "stremadoro, al %ue dec#an Pacasmao4 0le
pre!untó el investi!ador.
0'o, su seor#a, sé la verdad. -a %uiCha visto contado este joven.
03No cree usted %ue se haa matado por celos del (lavel4
-a expresión del polic#a era completamente indiferente) el rostro del p#urano enrojeció)
su frente casi oscura tomó un color !ranate. Se acercó un poco al escritorio del
investi!ador. ;ste se hizo atr&s, metió la mano en un cajón del escritorio.
"l piurano se persi!nó r&pidamente.
09ace capaz treinta aos %ue no me he persi!nado0dijo0. Sólo el infierno, si es %ue ha!a,
puede creer en lo %uiCusté ha dicho. +n no nacido de madre, hijo del mal viento. 9a
dCesas criaturas, dicen, dos o tres, haciendo ronda al mundo. +sté no ser& uno dCesos.
03Piensa bien en lo %ue dice40No sólo pensar... 3+sté %uCes4 No tiene uniforme. No sólo pensar. De las criadillas, por no
decir palabra endi!na diCun despacho) me nacen de las criadillas de todo lo %u#Custé ve
%ue so. "l seor Pacasmao era un cristiano lastimado, un corazón fino %ue se rompió
con la teniebla de martirios %uCes esta pr#s#ón %uiCusté se!uro, encabeza como jefe.
01-lévenlos2 0!ritó el investi!ador0. Son unos mentirosos, insolentes ... 'a veré lo %ue
ha!o.
-e tomé del brazo a don Policarpo. -o arrastré como, a veces, ciertas hormi!as car!an
hojas o trozos de madera, diez veces m&s !randes %ue ellas. Salimos al patio.
'a en la oscuridad, uno de los !uardias nos habló.
0Se ha amansado el m&s bravo 0dijo0. 'o cre# %ue los iba a hacer col!ar. Pero este seor
habló como con respeto, diciéndole tantas maldiciones al oficial. 16iene %ue cuidarse2 "s
mu malo.
Don Policarpo se rió corto en voz baja.
0"stando a%u# dentro, 3cómo puede naides cuidarse4 +sté no parece polec#a s#no ami!o.
0"n otra vez contéstele m&s suave. ;ste es el mentado Pato. 9a hecho fra!elar a cientos.
No es investi!ador) es soplón. ,
0Pende , ami!o, de lo %ue me pre!unte. 'oCsto ju!ado a. ;l tiene %ue cuidarse, aun%ue
siCha!a hecho llamar Pato.
9ubo un instante de silencio.
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037ué han hecho con los cad&veres4 0le pre!unté al !uardia.
0-os han llevado juntos en el camión, a la mor!ue.
01Funtos2 3' al (lavel4
0$l maricón lo han tra#do a un cuarto %ue sirve de depósito, a%u# cerca. -e pusieron un
pantalón viejo de !uardia. No %uer#a salir de la celda) ro!aba. "l teniente ordenó %ue lo
hicieran callar. 'a lo #bamos a a!arrar para meterle un pauelo en la boca, él mismo
corrió) se entre!ó a los !uardias. "llos lo han tratado bien) le han hablado como a un
des!raciado. "staba llorando, bien tran%uilo. -o llevaron despacio a la puerta, pero cuando
pasaba la reja, el Pato le dijo a la cara =*arav# te vendió a Pualada, el muerto=. "l
maricón se %uedó callado. 'a no pudo ni andar. 3-oco estar#a4 -o llevamos car!ado lo
echamos en el suelo. "staba como rematado. Dicen %ue lo van a mandar al hospital de
locos, si no ha cama all#, lo van a soltar en uno de los barrios. 1Para nosotros también elPato es como un casti!o2 'o so aban%uino) ten!o una hijita.
03$s# %ue ese soplón, le dijo eso de cerca, mismo en la oreja, al infelice4 0pre!untó,
deteniéndose, el piurano.
0S#, seor, de pura maldad. Por eso cre# %ue los iba hacer col!ar a ustedes. =1$l seor, lo
cuel!a2=, pensé cuando le dijo usted eso de los hombres nacidos del mal viento.
"l piurano se echó a andar. 'o hac#a esfuerzos desesperados por recordar el himno con %ue
en mi pueblo despidieron a un desconocido, %ue lle!ó mu enfermo, al atardecer, murió
en la noche
*au, yana pinsamiento +ayta
aya- sapatillan +ayta,
clavelinas,
yan-aan chai mainpi
chiriyachanichi/
01ye, negra #lor de pensamiento,
2lor 3zapatilla de muerto3,
clavelinas,
in!tilmente en sus pies y manos
os estis helando4.
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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0"sa maldad nuCha en los pueblos 0dijo el piurano0. $ una criatura %uCest& naciendo, no del
vientre de su madre sino del infierno %uiCaveccs es este mundo, a una criatura %ue después
del martirio est& llorando, desho!ando sus oscuridades, un cabro !rande, diCun solo
mordisco le saca la cabeza. 37ueCs ese fiero animal4 "l demonio, pues, lo %ue
propiamente decimos el demonio. -os anti!uos en mi pueblo le llamaban Sacra, aun%ue
nin!uno habr& de visto comandando a la !ente como a%u#.
Nos #bamos aproximando a la !ran reja. "l Sexto era una sombra compacta %ue crec#a a
medida %ue nos acerc&bamos, como en la noche de mi lle!ada a la prisión. Sus formas
aparec#an a medida %ue la fetidez era m&s fuerte. -as pe%ueas luces de la !ran puerta
del interior mostraban los &n!ulos de los muros, se derret#an sobre ellos hac#an m&s
lóbre!os los rincones el silencio.
"l !uardia se acercó al piurano, le dijo0 1(u#dese, seor, de ese soplón2 No le conteste si lo insulta. 1-o puede matar2
0Jracias, ami!o... "ntre demonios nos entenderemos.
$nte la mole fétida del penal, me detuve como la primera vez. De noche el Sexto huele
como si todos los all# encerrados estuvieran pudriéndose. C
0$bra despacio, mi cabo 0le dijo el !uardia.
Pero al cabo se le escapó la cadena produjo un sonido met&lico %ue repercutió en el
callejón. .
01*aldita sea mi suerte2 0exclamó el cabo.
Pasamos al pe%ueo patio. "staba h/medo.
=29an lavado la san!re2=, pensé.
'o le hab#a ofrecido un himno a Pacasmao para despedirlo. "l aataEi %ue cantaron en mi
pueblo mientras llevaban el cad&ver de ese viajero desconocido %ue lle!ó por la tarde, me
parec#a el m&s triste. <16en!o %ue acordarme2 16en!o %ue purificar a Pacasmao de la
compa#a del asesino2=
9ab#amos caminado unos pasos en el patio, cuando los centenares de presos empezaron a
cantar sus himnos pol#ticos. Don Policarpo se cuadró
01"s por nosotros2 0dijo. . . . . .
"l piurano se %uitó el sombrero. No entend#a de la pol#tica militante, pero le
impresionaban los himnos. ' a%uella noche en %ue parec#an diri!idos a nosotros, él los
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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escuchó en actitud solemne or!ullosa. -os himnos cantados con ener!#a, all# donde
aparentemente el hombre deb#a estar aho!ado por la inmundicia, transfi!uraban de nuevo
el Sexto. -a mole r#!ida, con su aspecto de cementerio, se caldeaba, parec#a tener
movimiento. . . .
5ecomenzaron los cantos. #mos, al mismo tiempo, %ue hablaban en la !ran puerta.
"scuché la voz del Pato, %ue insultaba a los !uardias.
01Aestias2 1-os vo a mandar al Brontón, por cómplices21' ahora le enredas, cabo2 1$bre2
"l piurano levantó la mano derecha se tentó el pecho.
"l soplón entró corriendo al patio) Sentimos sus pasos.
03Por %ué est&n parados ah#, carajo4 0!rito, se puso delante de nosotros.
-levaba una pistola en la mano. . X .
03Para %ué tanto armamento, su seor#a4 Somos presos. $%u# estarnos en nuestro lu!ar."stamos oendo el canto con %ue los compaeros nos reciben. 37uiCha de malo,
seor#a4 16ran%u#l#cese2 .
-os himnos iban a concluir. -a /ltima estrofa era cantada en voz m&s alta.
01+stedes no saben %uién so o2 0!ritó el Pato. .C
0'a nos vamos, seor 0le contesté. .
0"s con éste 1con este cholo as%ueroso2 0me dijo, sealando al piurano.
01'a nos vamos, seor2 0le volv# a decir al soplón. ;ste se volvió hacia m#.
01"s con la otra...2
No pudo terminar la frase. "l piurano sacó el cuchillo, antes de %ue el soplón tuviera
tiempo de apretar el !atillo del revólver le caó un machetazo en el cuello. "l soplón se
tambaleó. Dos !uardias %ue hab#an permanecido, temerosos, a unos metros del hombre,
corrieron a socorrerlo. "l soplón manoteo, avanzo un poco caó al suelo.
0 1I!ual %uiC u un marrano2 0dijo don Policarpo0. O(on su hocico estaba %ueriendo
ensuciar los himnos2 $%u# tienen mi cuchillo) paCese marrano hab#a sido hecho.
-os !uardias se miraron unos a otros. No %uisieron recibir el cuchillo.
06enemos %ue matarlo 0dijo el cabo0. Nos dir&n %ue no hemos sabido defender al
investi!ador. . .
0-os jefes %ue dispon!an. ;l mismo ha buscado su des!racia. De mila!ro no lo mataron
tantas veces. 9a pocos hombres valientes, como este seor 0dijo el !uardia aban%uino.
7/17/2019 EL SEXTO, José María Arguedas
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037ué pasa4 0o# la voz de *oEContullo. Pre!untó desde lo alto.
9ab#an concluido de cantar los himnos, no nos dimos cuenta
0(abo. -lévame donde el teniente 0dijo el piurano0. "s su obli!ación ..
03' el otro4
0No tiene nada %ue hacer. -os !uardias lo han visto todo.
0"s testi!o.
0'a lo llamar&n. -léveme ahorita. 5eciba mi cuchillo.
"l cabo aceptó la hoja. -a tomó de un extremo del man!o.
"l piurano se me acercó, despacio.
0Jabrielito, 1adiós2 No te olvides dCir, cuando sal!as, a mi pueblo, a conocer a la seora
a mes hijos.
0No sé %ué hacer 0le dije0. "s como si %uedara solo en el mundo.01$nda arriba, muchacho2 "sos %uiChan cantao por nosotros son trejas. "ntrópate con
ellos. 3NuChas merado4 $ cual%uierita %ui siChace el demonio 1con arma del mesmo
demonio ha %ue despachar2
*e abrazó) sent# su !ran pecho sobre el m#o. -ue!o se puso el sombrero, sin %ue nadie
le ordenara, se echó a andar hacia la puerta. 6uvieron %ue abrir la reja se!uirlo, el cabo
el aban%uino,
-o vi a/n cruzar por el patio, en medio de los dos !uardias. "l pe%ueo foco de la puerta
los alumbraba cada vez m&s débilmente. "l !ran sombrero el traje amarillo de dril de
don Policarpo se destacaban entre las sombras bajas del!adas de los polic#as.
Sub# a trancos las ese0leras para se!uir observ&ndolos. (uando lle!ué al tercer piso, sal#an
de la oscuridad %ue dominaba la zona central del patio) la luz de los focos del pabellón de
oficinas los recib#a. In!resaron al campo mejor alumbrado, conservando la misma
formación jerar%u#a. Don Policarpo iba al centro, casi majestuoso en su traje de
campesino costeo. Sus pasos decididos su cuerpo eran especialmente iluminados por la
luz resaltados desde lo profundo por toda la noche silenciosa, h/meda densa, por el
resplandor de la ciudad. -os !uardias caminaban junto a él dejando un espacio. Se les ve#a
pe%ueos, lo eran, embutidos en sus uniformes. -as polainas pod#a distin!uirlas desde Fa
distancia) parec#an, como todo el uniforme, hechas de propósito para hacer resaltar el traje
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llano de don Policarpo, "l sombrero del campesino hac#a una sombra especial sobre fa
tierra,
-le!aron al pie de los focos, creció m&s la corpulenta fi!ura del piurano. $/n a lo lejos,
o percib#a la actitud de respeto 0de indeclinable or!ullo con %ue sol#a hablar, o estar de
pie, escuchando.
$ los repetidos !olpes del cabo, In puerta del despacho fue abierta desde adentro. Salió el
teniente, con la casaca desabotonada. Don Policarpo lo saludó inclin&ndose le dijo al!o.
"l teniente lo hizo pasar en se!uida al despacho, cerró la puerta.
"l polic#a %ue hac#a !uardia en la reja del penal debió observar toda esta marcha, por%ue
apenas don Policarpo in!resó a la oficina, él diri!ió su linterna hac#a el interior del Sexto, al
suelo. Detuvo el foco de luz sobre la cabeza del cad&ver. 1'o me hab#a olvidado del Pato2Seccionado casi por entero el cuello, la cabeza del hombre hab#a %uedado en una posición
absurda, casi boca abajo.
0$hora lambes la tierra, des!raciado) por el mismo sitio %ue hemos arrastrao la san!re del
Pualada ha ca#do tu pescuezo. 1rines, escupes, san!re del ne!ro criminal, piojos, todo,
todo est&s lambiendo2 Pato ahora di, < hijo de puta) te vo a mandar al Brontón=.
1(arajo2 'o, ahorita te vo a mear en la !ran reja. .
"l !uardia habló casi atropell&ndose con las palabras. Se puso de pie) iba a abrir la puerta
de la !ran reja.
"ntonces !rité o, corriendo al primer puente. . . .
01Seores, compaeros2 "l piurano acaba de de!ollar a%u# al Pato. 1:iva el piurano2
"speré la respuesta, lar!o rato, en el puente, contemplando las puertas de las celdas.
Nadie, ni *oEContullo ni 6orralba contestaron. "l !uardia se arrepintió de abrir la !ran
reja. "mpecé a distin!uir, puerta a puerta todas las celdas, hasta el fondo 1"ra otra vez un
cementerio2 1*&s %ue un cementerio2 -os vivos estaban muertos. -os entonadores de los
himnos a cuo fue!o don Policarpo extrajo como un rao su cuchillo le rompió el cuello
a uno de los soplones m&s temibles de -ima, estaban muertos. "scuché un murmullo sordo
en el piso de los va!os. 5ecordé la melod#a la letra del canto f/nebre con %ue en mi
pueblo enterraron a ese desconocido, %ue lle!ó con un lorito en el hombro cubierto con
un poncho ne!ro de raas amarillas %ue parec#an hechas de luz. 1(orno cantaron las
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mujeres bajo la inmensa sombra de las montaas, eh el andén del cementerio2 Iba a
empezar a el canto
567ye, negra #lor de pensamiento...8
Pero -uis !ritó, con voz enér!ica ' del!ada
01(ompaeros nos dicen %ue el piurano ha de!ollado al m&s feroz chacal del Jobierno2
1:iva el piurano2
01:iva&&&2 0le contestaron centenares de hombres.
01:iva el apta2
01:iva&&&2
' lue!o la voz de Pedro01(amaradas2 el campesino piurano Policarpo 9errera ha li%uidado al feroz verdu!o el
Pato 1:iva el piurano2
01:iva&&&2
01:iva el Per/2
01:iva&&&2
"l !uardia lle!ó al puente en ese momento.
0No lo llaman basta ahora, :o a encerrarlo en su celda 0me dijo. No estaba encolerizado.
0No infame el cad&ver 0le dije.
03+sted me oó4
0S#, casi lo acompao en sus maldiciones.
0Por eso he esperado %ue viven a su ami!o. Pero se han demorado. $cabo de pasar junto al
muerto. 16iene la len!ua en el suelo2
0Don Policarpo hace las cosas como las piensa.
"ntré a mi celda, %ue estaba abierta. "l !uardia le echó el se!uro desde afuera, se
marchó. Sus pasos resonaron en el corredor hasta %ue empezó a bajar las escaleras.
*e detuve un instante junto a la reja de mi celda.
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(omprend# %ue (&mac tampoco hubiera contestado a la voz %ue lancé desde el puente
%ue Pedro esperó a los apristas para %ue el homenaje fuera un&nime. "mpezó a llover.
"ncend# mi vela. Descubr# la !uitarra a punto de ser concluida, las clavijas a hechas.
="s %uiz& necesario %ue as# sea. *e oeron, solamente. 'o se!uiré haciendo la !uitarra,
hermano (&mac 0dije en voz alta0."l piurano, de pie, con su !ran sombrero en la cabeza
su cuchillo, se!uir& juz!ando al mundo donde %uiera %ue lo lleven. No lo humillar&n
jam&s=.
Poco después del amanecer o# la voz alborozada del 5osita, %ue cantaba
9uando ya no me quieras
ni me tengas piedad ...
9ice un !ran esfuerzo para no escucharlo volverme a dormir. -o hab#a conse!uido.
Percib#a mu tenuemente los ruidos de la prisión, pero un !rito triste, lar!o repetido me
hizo saltar de la cama.
017uCes dCese sborno, noóóó2
*e abri!ué con una chompa sal#.
-loviznaba. $ través de la !ar/a ondulante vi en la !ran reja al ne!ro joven, !uardi&n %ue
fue del (lavel) repitió el !rito
017uCes dCese sbornoóóó ... bornoóóó2
-a voz era triste, m&s honda del!ada. Imitaba exactamente la l#nea melódica del viejo
Pualada, pero no era traposa, no se arrastraba por tos sucios muros del penal como la
emitida por la !ar!anta la len!ua del viejo asesino.
017uCes dCese osbomooo,.bornoóó2 0volvió a !ritar por tercera vez.
$ cada ao, ese !rito se ir#a identificando m&s m&s con el Sexto. "l ne!ro joven ir#a
aprendiendo, si no lo mataban antes o mataban "l Sexto.
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