Fábulas de Jean De La Fontaine · 2020-05-12 · La cigarra y la hormiga _____ Jean De La Fontaine...

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Fábulas ____________________________

Jean De La Fontaine

El dragón de muchas cabezas y el de muchas colas

____________________________ Jean De La Fontaine

UnmensajerodelGranTurcosevanagloriaba,en el palacio del Emperador de Alemania, deque las fuerzas de su soberano eranmayoresquelasdeesteimperio.

Un alemán le dijo —Nuestro Príncipe tienevasallos tan poderosos que por sí puedenmantenerunejército.

El mensajero, que era varón sesudo, lecontestó —Conozco las fuerzas que puedearmar cada uno de los Electores, y esto merecuerdaunaaventura,algoextraña,peromuyverídica. Estaba en lugar seguro, cuando vipasar a través de un seto las cien cabezas deuna hidra. La sangre se me helaba, y no erapara menos. Pero todo quedó en susto: elmonstruonopudosacarelcuerpoadelante.Enesto, otro dragón, que no teníamás que unacabeza,peromuchascolas,asomaporelseto.¡No fue menor mi sorpresa, ni tampoco miespanto! Pasó la cabeza, pasó el cuerpo,pasaron las colas sin tropiezo: esta es ladiferenciaquehayentrevuestroEmperadoryelnuestro.

FIN

El gallo y la perla ____________________________

Jean De La Fontaine

Un día cierto Gallo, escarbando el suelo,encontró una perla, y se la dio al primerlapidarioquehallóamano.

—Finame parece—le dijo, al dársela—; peropara mí vale más cualquier grano de mijo oavena.

Unignorantónheredóunmanuscrito,ylollevóenelactoalalibreríavecina.

—Paréceme cosa de mérito —le dijo allibrero—; pero, para mí, vale más cualquierflorínoducado.

FIN

El lobo y el cordero ____________________________

Jean De La Fontaine

La razón del más fuerte siempre es la mejor:ahoraloverán.

UnCorderillo sedientobebía enun arroyuelo.Llegó en esto un Lobo en ayunas, buscandopendenciasyatraídoporelhambre.

—¿Cómoteatrevesaenturbiarmeelagua?—dijomalhumoradoalcorderillo—.¡Castigarétutemeridad!

—No se irrite Su Majestad —contestó elCordero—; considere que estoy bebiendo enesta corriente veinte pasos más abajo, y malpuedoenturbiarleelagua.

—Me la enturbias—gritó el feroz animal—; ymeconstaqueelañopasadohablastemaldemí.

—¿Cómo había de hablar mal, si no habíanacido?Noestoydestetadotodavía.

—Sinoerastú,seríatuhermano.

—Notengohermanos,señor.

—Pues sería alguno de los tuyos, porque metenéis mala voluntad todos ustedes, sus

pastores y sus perros. Lo sé debuena tinta, ytengoquevengarme.

Dichoesto,elLoboloapresa, lo llevaalfondode sus bosques y lo come, sin más auto niproceso.

FIN

El lobo y el perro ____________________________

Jean De La Fontaine

Era un Lobo, y estaba tan flaco, que no teníamásquepiel yhuesos: tanvigilantesandabanlos perros del ganado. Encontró a unMastín,rollizo y lustroso, que se había extraviado.Acometerloydestrozarlo,escosaquehubiesehechodebuengradoelseñorLobo;perohabíaque emprender singular batalla, y el enemigoteníatrazasdedefendersebien.

El Lobo se le acerca con la mayor cortesía,entablaconversaciónconél,ylefelicitaporsusbuenascarnes.

—No estáis tan lucido como yo, porque noqueréis—contestaelPerro—,dejadelbosque;los vuestros, que en él se guarecen, son unosdesdichados,muertos siempredehambre. ¡Niun bocado seguro! ¡Todo a la ventura!¡Siemprealatisbodeloquecaiga!Seguidme,ytendréismejorvida.

—¿Y qué tendré que hacer? —preguntó ellobo.

—Casi nada —repuso el Perro—, acometer alos pordioseros y a los que llevan bastón ogarrote;acariciara losdecasa,ycomplaceral

amo.Contanpococomoesesto,tendréisporgajes buena pitanza, las sobras de todas lascomidas, huesos de pollos y pichones; yalgunascaricias,porañadidura.

El Lobo, que tal oye, se forja un porvenir degloria,quelehacellorardegozo.

Haciendo camino, advirtió que el perro teníaenelcuellounapeladura.

—¿Quéeseso?—preguntó.

—Nada.

—¡Cómonada!

—Pocacosa.

—Algoserá.

—Serálaseñaldelcollaraqueestoyatado.

—¡Atado! —exclamó el Lobo pues— ¿que?¿Novaisyvenísadondequeréis?

—Nosiempre,peroeso,¿quéimporta?

—Importa tanto, que renuncio a vuestrapitanza, y renunciaría a ese precio el mayortesoro.

Dijo,yechóacorrer.Aúnestácorriendo.

FIN

El niño y el maestro de escuela ____________________________

Jean De La Fontaine

En esta fabulita quiero haceros ver cuánintempestivas son a veces las reconvencionesdelosnecios.

UnMuchachocayóalagua, jugandoa laorilladelSena.QuisoDiosquecrecieseallíunsauce,cuyas ramas fueronsusalvación.Asidoestabaaellas,cuandopasóunMaestrodeescuela.

—¡Socorro,quemuero!—gritóelniño—.

Aquel,oyendolosgritos,sevolvióhaciaelniñoy, muy grave y tieso, de esta manera leadoctrinó.

—¿Habrásevistopillete comoél?Contempladenquéapurolehapuestosuatolondramiento.¡Encargaosdespuésde calaverillas comoéste!¡Cuándesgraciados son los padres que tienenquecuidardetanmalascrías!¡Biendignossondelástima!.

Y terminada la filípica, sacó alMuchacho a laorilla.

Alcanza esta crítica a muchos que no se lofiguran.Nohaycharlatán,censor,nipedante,aquien no siente bien el discursillo aquí

expuesto y de pedantes, censores ycharlatanes, es larga la familia. Dios hizomuyfecunda esta raza. Venga o no venga al caso,no piensan en otra cosa que en lucir suoratoria.

Amigo mío, sácame del apuro y guarda paradespuéslareprimenda.

FIN

El ratón de campo y el de ciudad ____________________________

Jean De La Fontaine

Cierto día un Ratón de la ciudad convidó acomer muy cortésmente a un Ratón delcampo. Servido estaba el banquete sobre unrico tapiz: figúreseel lectorsi lopasaríanbienlosdosamigachos.

La comida fue excelente: nada faltaba. Perotuvo mal fin la fiesta. Oyeron ruido loscomensales a la puerta: el Ratón ciudadanoechó a correr; el Ratón campesino siguió trasél.

Cesóelruido:volvieronlosdosRatones.

—Acabemoslacomida,dijoeldelaciudad.

—¡Basta ya! —replicó el del campo—. ¡Buenprovecho te hagan tus regios festines! no losenvidio. Mi pobre alimento lo engullososegado; sin que nadie me inquiete. ¡Adiós,pues!Placeresconzozobrapocovalen.

FIN

El zorro y la cigüeña ____________________________

Jean De La Fontaine

El señor Zorro la echó un día de grande, yconvidó a comer a su comadre la Cigüeña.Todoslosmanjaressereducíanaunsopicaldo;era muy sobrio el anfitrión. El sopicaldo fueservido en un platomuy llano. La Cigüeña nopudocomernadaconsulargopico,yelseñorZorro sorbió y lamió perfectamente toda laescudilla.

Para vengarse de aquella burla, la Cigüeña leconvidópocodespués.

—¡De buena gana! —le contestó—; con losamigosnogastoceremonias.

A la hora señalada, fue a casa de la Cigüeña;hizo mil reverencias, y encontró la comida apunto. Teníamuybuen apetito y trascendía aglorialavianda,queeraunsabrososalpicóndeexquisito aroma. Pero ¿Cómo lo sirvieron?Dentro de una redoma, de cuello largo yangosta embocadura. El pico de la Cigüeñapasabamuybienporella,peronoelhocicodelseñorRaposo.Tuvoquevolverenayunasasucasa, orejas gachas, apretando la cola y

avergonzado, como sí, con toda su astucia, lehubieseengañadounagallina.

FIN

La cigarra y la hormiga ____________________________

Jean De La Fontaine

La Cigarra, después de cantar todo el verano,sehallósincomidacuandocomenzóasoplarelfriodel invierno:¡niunaracióndemoscaodegusanillo!

Hambrienta, fuea lloriquearen la vecindad,acasadelaHormiga,pidiéndolequeleprestasealgo de grano para mantenerse hasta lacosecha.

—Os lo pagaré con creces—le decía—, antesdequevengaelmesdeagosto.

LaHormiganoesprestamista:eseessumenordefecto.

—¿Quehacíasenelbuentiempo?—preguntóla hormiga—. No quisiera enojaros, pero laverdad es que te pasabas cantando día ynoche. Pues, mira: así como entoncescantabas,bailaahora.

FIN

La encina y la caña ____________________________

Jean De La Fontaine

DijolaEncinaalaCaña:

—Razóntienesparaquejartede lanaturaleza:unpajarilloesparatigravepeso; labrisamásligera, que riza la superficie del agua, te hacebajarlacabeza.Mifrente,parecidaalacumbredelCáucaso,nosólodetiene los rayosdel sol;desafía también la tempestad.Parati, todoesaquilón; para mí, céfiro. Si nacieses, a lomenos, al abrigo de mi follaje, no padeceríastanto: yo te defendería de la borrasca. Perocasi siemprebrotasen lashúmedasorillasdelreinodelosvientos.¡Injustahasidocontigolanaturaleza!

—Tucompasión,respondió laCaña,pruebatubuennatural;peronoteapures.Losvientosnoson tan temibles para mí como para ti. Meinclinoymedoblo,peronomequiebro.Hastael presente has podido resistir las mayoresráfagas sin inclinar el espinazo; pero hasta elfinnadieesdichoso.

Apenasdijoestaspalabras,delosconfinesdelhorizonte acude furibundo el más terriblehuracánqueengendróel septentrión.Elárbol

resiste,lacañaseinclina;elvientoredoblasusesfuerzos,ytantoporfía,quealfinarrancadecuajoalaEncinaqueelevabalafrentealcieloyhundíasuspiesenlosdominiosdelTártaro.

FIN

La golondrina y los pajaritos ____________________________

Jean De La Fontaine

Una Golondrina había aprendido mucho en susviajes.Nadahayqueenseñetanto.Preveíanuestroanimalejo hasta lasmenores borrascas, y antes dequeestallasen,lasanunciabaalosmarineros.

Sucedióque,alllegarlasementeradelcáñamo,vioaunlabriegoqueechabaelgranoenlossurcos.

—Nome gusta eso—dijo a los otros Pajaritos—.Lástimamedan. En cuanto amí, nome asusta elpeligro, porque sabré alejarme y vivir en cualquierparte.¿Veisesamanoqueechalasemillaalaire?Undíavendrá,ynoestálejos,enquehadeservuestraperdiciónloquevaesparciendo.Deahísaldránlazosy redes para atraparos, utensilios ymáquinas, queserán para vosotros prisión o muerte. ¡GuárdelosDios de la jaula y de la sartén! Conviene, pues—prosiguió la Golondrina—, que comáis esa semilla.Creedme.

Los Pajaritos se burlaron de ella: ¡había tanto quecomer en todas partes! Cuando verdearon lossembradosdelcáñamo,lagolondrinalesdijo

—Arrancadtodas lasyerbecillasquehannacidodeesamalhadadasemilla,oestaisperdidos.

—¡Fatalagorera!¡Embaucadora!—lecontestaron—¡nonosdasmalafaena!¡Pocagentesenecesitaríaparaarrancartodaesasementera!”

Cuandoelcáñamoestuvobiencrecido.

—¡Estovamal!—exclamólaGolondrina—lamalasemillahasazonadopronto.Pero,yaquenomehanatendidoantes,cuandoveanqueestáhechalatrilla,y que los labradores, libres ya del cuidado de lasmieses,hacenguerraalospájaros,tendiendoredespor todas partes, no vuelen de aquí para allá;permanezcanquietosenelnido,oemigradaotrospaíses: imitadalpato, lagrullay labecada.Pero laverdadesquenoestánenestadodecruzar,comonosotras,losmaresylosdesiertos:lomejorseráqueseescondanenlosagujerosdealgunatapia.

Los Pajaritos, cansados de oírla, comenzaron acharlar, como hacían los troyanos cuando abría labocalainfelizCasandra.Ylespasólomismoquealostroyanos:muchosquedaronencautiverio.

Así nos sucedea todos: no atendemosmásqueanuestrosgustos;ynodamoscréditoalmalhastaquelotenemosencima.

FIN

La muerte y el desdichado ____________________________

Jean De La Fontaine

Un Desdichado llamaba todos los días en suayudaalaMuerte.

—¡Oh Muerte! —exclamaba—, ¡cuánagradablemepareces!Venprontoyponfinamisinfortunios.

La Muerte creyó que le haría un verdaderofavor,yacudióalmomento.Llamóalapuerta,entróyselepresentó.

—¿Qué veo? —exclamó el Desdichado—;llevaos ese espectro; ¡cuán espantoso es! Supresencia me aterra y horroriza. ¡No teacerques,ohMuerte!¡Retíratepronto!”

Mecenas fue hombre de gusto; dijo en ciertopasajedesusobras:

—Quede cojo, manco, impotente, gotoso,paralítico;contaldequeviva,estoysatisfecho.¡OhMuerte!¡Novengasnunca!—

Todosdecimoslomismo.

FIN

La muerte y el leñador ____________________________

Jean De La Fontaine

Un pobre Leñador, agobiado bajo el peso deltrabajo y de los años, cubierto de ramaje,encorvado y quejumbroso, camina a pasolento,endemandadesuahumadachoza.Pero,no pudiendo ya más, deja en tierra la carga,cansado y dolorido, y se pone a pensar en sumala suerte. ¿Quégocesha tenidodesdequevino al mundo? ¿Hay alguien más pobre ymísero que él en la redondez de la tierra? Elpanlefaltamuchasveces,yelrepososiempre:lamujer,loshijos,lossoldados,losimpuestos,los acreedores, la carga vecinal, forman laexacta pintura del rigor de sus desdichas.Llama a la Muerte; viene sin tardar y lepreguntaquéseleofrece.

—Queme ayudes a poder volver a cargarmitrabajo ymis años, al fin y al cabonopuedestardarmucho.

La Muerte todo lo cura; pero bien estamosaquí:antespadecerquemorir,es ladivisadelhombre.

FIN

La rana que quiso hincharse como un buey

____________________________ Jean De La Fontaine

ViociertaRanaaunBuey,yleparecióbiensucorpulencia. La pobre no era mayor que unhuevodegallina,yquiso,envidiosa,hincharsehastaigualarentamañoalfornidoanimal.

—Mirad, hermanas —decía a suscompañeras—;¿esbastante?¿Nosoyaúntangrandecomoél?.

—No.

—¿Yahora?.

—Tampoco.

—¡Yalologré!.

—¡Aúnestásmuylejos!.

Yelinfelizanimalsehinchótanto,quereventó.

Llenoestáelmundodegentesquenosonmásavisadas. Cualquier ciudadano de la medianíaseda ínfulasdegran señor.Nohayprincipilloque no tenga embajadores. Ni encontraréismarqués algunoqueno lleveenpos tropadepajes.

FIN

La ternera, la cabra y la oveja en compañía del león

____________________________ Jean De La Fontaine

La Ternera, la Cabra y la Oveja, hicieroncompañía,entiemposdeantaño,conunfieroLeón, señor de aquella comarca, poniendo encomúnpérdidasyganancias.

Cayó un ciervo en los lazos de la Cabra, y alpuntoenviólaresasussocios.SepresentarontodosyelLeónlesacólascuentas.

—Somos cuatro para el reparto— dijo,despedazandoacuartoselciervo.

Yhechaspartes, tomó laprimera, como rey yseñor.

—Nohayduda—dijo—,enquedebeserparamí, porque me llamo León. La segunda mecorresponde también de derecho: ya sabéiscual derecho, el del más fuerte. Por ser másvaleroso, exijo la tercera. Y si alguno devosotrostocalacuarta,enmisgarrasmorirá.

FIN

Las alforjas ____________________________

Jean De La Fontaine

DijoundíaJúpiter—Comparezcanalospiesdemi trono los seres todos que pueblan elmundo.Siensunaturalezaencuentranalgunafalta,díganlosinempacho:yopondréremedio.Venid, señor Mono, hablad primero; razóntenéis para este privilegio. Ved los demásanimales; comparad sus perfecciones con lasvuestras:¿estáiscontento?

—¿Por qué no? ¿No tengo cuatro pies, lomismoque lodemás?Nopuedoquejarmedemi estampa; no soy como el Oso, que parecemedioesbozadonadamás—

Llegaba,enesto,elOso,ycreyerontodosqueiban a oír largas lamentaciones. Nada de eso;se alabó mucho de su buena figura; y seextendió en comentarios sobre el Elefante,diciendo que no seríamalo alargarle la cola yrecortarlelasorejas;yqueteníauncorpachóninformeyfeo.

El Elefante, a su vez, a pesar de la fama quegoza de sesudo, dijo cosas parecidas: opinóque la señora Ballena era demasiado

corpulenta.LaHormiga,porlocontrario,tachóalpulgóndediminuto.

Júpiter,alvercómosecriticabanunosaotros,losdespidióatodos,satisfechodeellos.

Pero entre los más desjuiciados, se dio aconocer nuestra humana especie. Linces paraatisbarlasdebilidadesdenuestrossemejantes;topos para las nuestras, nos lo dispensamostodo,yalosdemásnada.ElHacedorSupremonos dio a todos los hombres, tanto los deantañocomolosdeogaño,unpardealforjas:la de atrás para los defectos propios; la deadelanteparalosajenos.

FIN

Los dos mulos ____________________________

Jean De La Fontaine

AndabandosMulos, andaque andarás. Iba elunocargadodeavena;llevabaelotrolacajaderecaudo. Envanecido éste de tan preciosacarga, por nada del mundo quería que lealiviasen de ella. Caminaba con paso firme,haciendosonarloscascabeles.

Enesto,sepresentaelenemigo,ycomoloquebuscaba era el dinero, un pelotón se echósobreelMulo,lotomodelfrenoylodetuvo.Elanimal, al defenderse, fue acribillado, y elpobregemíaysuspiraba.

—¿Esto es —exclamó—, lo que meprometieron?ElMuloqueme sigueescapaalpeligro;¡yocaigoenél,yenélperezco!

—Amigo —dijo el otro—, no siempre es unaganga tener un buen empleo: si hubierasservido, como yo, a unmolinero patán, no teveríastanapurado.

FIN

Los zánganos y las abejas ____________________________

Jean De La Fontaine

Sucedióquealgunospanalesdemielnoteníandueño. Los Zánganos los reclamaban, lasAbejasseoponían.Elpleitollegóaltribunaldecierta Avispa: ardua era la cuestión; testigosdeponían haber visto volando al rededor deaquellos panales unos bichos alados, de coloroscuro, parecidos a las Abejas; pero losZánganos tenían las mismas señas. La señoraAvispa, no sabiendo qué decidir, abrió denuevo el sumario, y para mayor ilustración,llamóadeclararatodounhormiguero;peroniporesaspudoaclararladuda.

—¿Mequeréisdeciraquévienetodoesto?—preguntóunaAbejamuyavisada—.Seismeseshace que está pendiente el litigio, y nosencontramos lo mismo que el primer día.Mientrastanto,lamielseestáperdiendo.Yaeshoradequeeljuezseapresure;bastantelehadurado la ganga. Sin tantos autos niprovidencias, trabajemos los Zánganos ynosotras,yveremosquiénsabehacerpanalestanbienconcluidosytanrepletosdericamiel.

NoadmitieronlosZánganos,demostrandoqueaquel arte era superior a su destreza, y laAvispa adjudicó la miel a sus verdaderosdueños.

Así debieran decidirse todos los procesos. Lajusticia de moro es la mejor. En lugar decódigo,elsentidocomún.Nosubiríantantolascostas.Nosucederíacomopasamuchasveces,queeljuezabrelaostra,selacome,ylesdalasconchasaloslitigantes.

FIN

Un hombre de cierta edad y sus dos amantes

____________________________ Jean De La Fontaine

Unhombredeedadmadura,másprontoviejoque joven, pensó que era tiempo de casarse.Teníaelriñónbiencubierto,yportanto,dondeelegir; todas se desvivían por agradarle. Peronuestrogalánnoseapresuraba.Piénsalobien,yacertarás.

Dos viuditas fueron las preferidas. La una,verdetodavía;laotra,mássazonada,peroquereparaba con auxilio del arte lo que habíadestruido la naturaleza. Las dos viuditas,jugando y riendo, le peinaban y arreglaban lacabeza.Lamásviejalequitabalospocospelosnegrosquelequedaban,paraqueelgalánselepareciese más. La más joven a su vez, learrancaba las canas; y con esta doble faena,nuestro buen hombre quedó bien pronto sincabellosblancosninegros.

—Osdoygracias—lesdijo—,ohseñorasmías,quetanbienmehabéistrasquilado.Máses loganadoque loperdido,porqueyanohayquehablar de bodas. Cualquiera de vosotras queescogiese, querría hacerme vivir a su gusto ynoalmío.Cabezacalvanoesbuenaparaesas

mudanzas: muchas gracias, pues, por lalección.

FIN

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