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Agricultura por contrato: El caso de los productores de granos y hortalizas en Guanajuato
Flavia Echánove Huacuja
Cristina Steffen Riedemann
Instituto de Geografía - UNAM y
UAM-Iztapalapa
Introducción
Entre los mecanismos más comunes a través de los cuales se está dando la creciente
integración y subordinación de la agricultura a los agronegocios, figuran la integración
vertical y la agricultura por contrato. Esta última la define Roy (1972) como los acuerdos
orales o escritos existentes entre productores y firmas (exportadores, procesadores,
comerciantes detallistas, empacadores, etc,.), en los cuales se especifican una o más
condiciones de la producción y/o comercialización de un producto agrícola. Sin embargo, a
esta definición habría que añadir que los contratantes pueden ser no solamente firmas, sino
empresas estatales o paraestatales, o bien organizaciones de productores, como en el caso de
ciertos granos en México.
El objetivo central de este artículo es el de contribuir al conocimiento de las relaciones que se
establecen entre las entidades contratantes y los productores, así como de las implicaciones o
impactos que la agricultura por contrato tiene para estos últimos agentes. Para ello,
analizaremos el caso de los productores de hortalizas que trabajan bajo contrato para la
agroindustria que congela estos productos, así como el de los productores de granos que se
relacionan bajo esta misma modalidad con grandes empresas productoras y/o
comercializadoras. El espacio de análisis lo conforma el estado de Guanajuato, que constituye
la segunda región en importancia como productora de hortalizas en México, y relevante
también a nivel nacional en cuanto a la producción de granos como trigo, sorgo y maíz.
Paralelamente a la observación participante, se realizaron numerosas entrevistas directas en
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gran número de empresas, así como a productores de las distintas regiones del estado,
intermediarios, funcionarios públicos, etc.
El caso de los granos
La agricultura por contrato promovida por ASERCA, FIRA Y SAG ARPA
La falta de competitividad de los granos nacionales frente al mercado agrícola internacional,
luego de más de diez años de libre comercio, no tiene visos de solución. Aunque ocupan
cerca del 71 % del total de la superficie agrícola del país, la gran mayoría de los
aproximadamente 3 millones de productores involucrados en estos cultivos, no ha contado
con programas públicos que les hubieran permitido una modernización de sus cultivos, o una
reconversión hacia otros en los que el país tiene ventajas comparativas. Por el contrario, la
realidad a que se enfrentan ciclo tras ciclo los pequeños productores de granos se caracteriza
por la creciente desvalorización del precio de sus productos (De Ita, 2000) y por las enormes
dificultades que enfrentan para encontrar mercados, por lo general saturados con productos
que importan las agroempresas, incluso en los meses en que se cosecha en el país (Gómez,
2000).
El evidente deterioro de las condiciones de vida que aqueja a los ejidatarios y medianos
productores de granos y, sobre todo, el caos que se presenta en cada ciclo agrícola durante la
comercialización de estos últimos, han motivado, desde 1998, la promoción por parte del
gobierno federal de la producción de granos bajo agricultura de contrato, acción ya
impulsada por grandes empresas privadas consumidoras de granos desde años anteriores.
En el estado de Guanajuato, uno de los principales productores de trigo, maíz y sorgo del
país, el fomento oficial de este tipo de contratos en los últimos años, ha asumido algunas
modalidades que reseñaremos a continuación.
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A fin de deslindarse de la responsabilidad de asegurar al productor la venta de su producto,
a partir de 1998 Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) dio un
nuevo impulso al fomento de los mercados privados de granos, mediante la promoción, entre
los productores y compradores, de lo que denominó agricultura por contrato. En la
descripción de ésta se establece que se trata de "contratos de compra-venta entre productores
y compradores de granos, en los que se establecerá el producto a comercializar, variedad,
especificaciones de calidad, volumen, precio o fórmula para determinar el mismo, lugar y
fecha de entrega del producto"(Aserca, 1999). Si Aserca otorga subsidios al precio, los que
paguen las empresas no podrán ser inferiores al que aquélla defina; los contratos registrados
ante Aserca tendrán derecho de manera automática a ser incorporados a cualquier programa
de apoyo que instrumente esta institución. Adicionalmente se recomienda al productor y al
comprador que respalden sus contratos con coberturas de precios a futuro subsidiadas por
Aserca, a partir del registro de los contratos y hasta 60 días antes de la fecha de entrega del
producto (Aragón, 18/11/99). Aserca sostiene que su papel en este tipo de contrato es
controlar que se cumpla con el compromiso de compra/venta y se respete el precio que ella
establece.
Desde 1999 el FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura) ha empezado a
cumplir un papel importante en la promoción de la agricultura de contrato. Con este fin,
otorga recursos financieros a empresas agroindustriales para que éstas establezcan contratos
de compra-venta con los productores quienes, a cambio del crédito, deben emprender
cultivos con las calidades y características específicas requeridas por dichas empresas. Así,
éstas funcionan como parafinancieras y el FIRA cumple con su objetivo de fomentar la
integración entre productores y agroindustria, lo cual garantiza al productor la venta de su
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cosecha. FIRA considera que en el año 2000 entre un 10 y 15% de los financiamientos que
destinó al sector rural se aplicaron por el mecanismo de este tipo de parafinancieras. (Rudiño,
2000). Cargill es una de las empresas que participan en Guanajuato en este programa de FIRA
como se verá más adelante.
A partir de este año, SAGARPA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación) ha estado impulsando contratos de compra-venta entre productores y
consumidores de granos bajo convenios con los gobiernos de los estados, en el contexto del
programa de Apoyos a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Regionales
(SAGARPA, 2001).
La agricultura por contrato promovida por el gobierno del estado de Guanajuato
Durante el ciclo primavera-verano de 1999, el gobierno del estado puso en marcha su propio
programa de producción de granos bajo contrato. Éste entró en receso en diciembre del 2000,
hasta concluir su evaluación oficial y conocerse el contenido de la política para el campo del
nuevo gobierno. Dirigido sólo a los ejidatarios provistos de riego, su objetivo central era
evitar que el productor sembrara sin tener asegurado el mercado y promover la siembra del
maíz amarillo, producto en el que la región y el país son deficitarios. Con este fin el gobierno
del estado establecía convenios con organizaciones campesinas que aceptaban participar en el
Programa de Pre-venta y Pignoración de granos. Las organizaciones se comprometían a
otorgar financiamiento a los productores al inicio de la siembra, mediante la compra y pago
por adelantado del grano que estos producirían. Los recursos financieros necesarios para esta
operación provenían de créditos bancarios otorgados a las organizaciones y respaldados por
el gobierno del estado con una garantía fiduciaria del 10% hasta el 30% del crédito. A su vez,
el productor debía firmar un contrato de compra-venta con la organización para dar certeza a
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la operación. La ubicación de mercados para el grano acopiado y pignorado por las
organizaciones, era exclusiva responsabilidad de éstas. El estado controlaba todo el proceso
hasta que la organización liquidara el crédito (Fernández, 2000).
La agricultura por contrato en granos que ofrecen las empresas en Guanajuato
Actualmente, todas las agroempresas manifiestan estar interesadas en establecer agricultura
por contrato, aunque la poca superficie cultivada bajo este sistema en el caso de los granos,
indica que este interés dista de concretizarse. Este trabajo estudia las seis que tienen mayor
participación en el mercado regional de granos que son: el Corporativo TABLEX, uno de los
tres mayores compradores de trigo (Venegas, 2000); GAMES A, parte de la transnacional
Pepsicola, que es la principal compradora de trigo del Bajío (Ruiz, 2000); MASECA, que
ocupa el primer lugar en la compra de maíz blanco en el país (García Alanís, 2000);
AGROINCEN filial de Agroinsa, consumidora de maíz blanco (Navarro, 2000); CARGILL,
hoy segunda compradora de trigo en el Bajío y con participación cada vez mayor en todas las
transacciones de granos en el país (Cargill de México, 2001); y LA IMPULSORA AGRÍCOLA,
empresa que monopoliza la compra de la cebada (S/ A, 1999).
El contenido de los contratos con que trabajan estas seis empresas y de las entrevistas hechas a
sus representantes, muestra que existen semejanzas entre ellos, pero también variaciones
importantes. Por ejemplo, la mayor parte de ellas aseguran que su interés en este tipo de
convenios radica en la necesidad de garantizar su abastecimiento ya sea de trigo cristalino,
maíz blanco o cebada. Pero, el representante de Gamesa mencionó que para ellos el contrato
con los productores sólo tenía como finalidad acceder a los subsidios al precio del trigo que
otorga el gobierno. De hecho algunos funcionarios oficiales consideran que éste es el único
objetivo de la mayor parte de las empresas. Por su parte, Cargill tiene la intención de promover
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la producción de una variedad de trigo, el Eneida F94 con alto contenido de proteína, que de
esta manera puede obtener más barato que el que importa de Canadá y Estados Unidos.
Con respecto al compromiso que toman las empresas, puede consistir sólo en comprar el
grano cosechado por el productor y pagarlo al precio establecido por ASERCA, como es el
caso de Gamesa (Ruiz, 2000). A mediados de los años noventa Maseca resolvió establecer con
los productores contratos de compra-venta y también incursionar en otra forma de
agricultura de contrato con los productores de maíz que denominó Club del Maíz. En esencia
estos clubes son una suerte de alianza entre los productores, el banco, los proveedores de
insumos, los técnicos, los centros de investigación agropecuaria y Maseca. Esta última hace el
papel de coordinadora y avala al productor ante el banco mediante un depósito equivalente
al 5% del valor del crédito. Si bien Maseca pide a los productores que siembren el tipo de
maíz que necesita, no da la semilla, ni el paquete tecnológico que ésta requiere, sino que se
asegura de que las comercializadoras de insumos entreguen a los productores la semilla y
demás insumos antes de que éstos reciban el crédito del banco. El éxito de este paso lo logra
garantizando a los proveedores de insumos que ella comprará la cosecha de los productores y
que si éstos no pagan, Maseca descontará del valor del grano el crédito que hayan obtenido
con el banco, distribuidores de insumos, etc. A medida de que el productor va entregando el
grano, Maseca deposita en el banco el 70% del valor del producto y le entrega el 30% al
productor, hasta que finaliza la cosecha y se liquiden los créditos (García Alanís, 2000)
Tablex y la Impulsora entregan la semilla al productor y éste la puede pagar al contado o
recibir un crédito que pagará al entregar la cosecha, en éste caso la semilla resulta más cara y
la Impulsora, por ejemplo, exige al productor un pagaré como garantía de pago. El principal
señuelo del contrato propuesto por Agroincen durante el año 2000 fue ofrecer a los
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productores pagar el precio vigente en el mercado en el momento de la cosecha más $525.00
por tonelada (Navarro, 2000).
En 1998 Cargill comenzó a impulsar en el Bajío el programa de agricultura por contrato para
producir trigo de la variedad Eneida F94. Esta es una variedad que los molineros deben
importar de Estados Unidos y Canadá y, por lo tanto, según Cargill, tiene un buen mercado
en el país. El contrato contempla el financiamiento del proceso productivo por parte de
Cargill, empresa que otorga un crédito al productor, pero con recursos financieros que FIRA
le proporciona a ella bajo la modalidad de capital de trabajo. Cargill no entrega el crédito en
dinero a los productores, sino en insumos y equivale aproximadamente a un 70% del costo
total de producción. El restante 30% corre por cuenta del productor. El precio de compra del
grano es el de mercado, pero la empresa asegura que esta variedad alcanza un mejor precio.
Los requisitos que deben cumplir los productores para trabajar con Cargill son mayores que
en el caso de las otras empresas y comprenden, asegurarse con la compañía General de
Seguros, firmar un contrato de compra/venta respaldado por uno o varios pagarés, dar una
garantía prendaria o hipotecaria o ceder el derecho de Procampo (Rangel, 2000).
En general, todos los contratos señalan que se establecerá el precio de los granos en base al
vigente en el mercado en el momento de la cosecha y que se respetarán los subsidios
otorgados por el Estado. Sólo la Impulsora lo fija desde la firma del documento. También
todos señalan que a ese precio se sumarán las bonificaciones por calidad según las normas
establecidas o se restarán los castigos por las deficiencias del producto.
Aparte de los requisitos específicos establecidos por cada empresa, todos los contratos
estipulan que el productor se obliga a entregarle toda la cosecha estimada desde inicios del
ciclo y en los lugares preestablecidos.
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La superficie de granos cultivada bajo contrato en el Bajío aún no es considerable. En los
ciclos del año agrícola 1999/ 2000 había unas 12 000 ha de maíz, unas 5 500 ha de sorgo y unas
12 000 de trigo. Cifras poco significativas frente a las superficies cosechadas en 1999: 216 974
de maíz, 210 761 de sorgo y 101 032 de trigo (SAGARPA, 2000).
El caso de las hortalizas
El papel de la agroindustria de hortalizas congeladas
En el caso específico de la principal hortaliza cultivada en Guanajuato, el brócoli, y también
de la coliflor, la agroindustria de hortalizas congeladas ubicada en este estado ha
desempeñado el rol central en el surgimiento y expansión de estos cultivos que constituyen
sus insumos principales. En esta entidad se localizan 11 de las 19 empresas de ese tipo
existentes en nuestro país (Mapa 1), las cuales aportan el 75% del volumen nacional
producido, el cual tiene como principal destino el mercado estadounidense (Echánove, 2001).
Los mecanismos que las agroindustrias utilizan para abastecerse de los productos del campo
dependen de diversos factores como el tipo de producto, su estacionalidad u oferta, su
demanda, el tipo de productor con el que se relacionen las empresas, las experiencias
(positivas o negativas) producto de esta relación y, como señala Raynolds (1997), la tenencia
de la tierra y el escenario político del país donde operen. Las dos empresas transnacionales
existentes, BirdsEye y Gigante Verde, no han comprado o rentado tierras para producir las
hortalizas que requieren, abasteciéndose exclusivamente a través de la agricultura por
contrato; en contraste, el resto de las empresas acuden simultáneamente tanto a contratos
como a la producción propia. Entre ellas, la importancia de los dos mecanismos de abasto es
diferente y puede cambiar a través del tiempo, pero independientemente de la particular
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MAPA 1. MÉXICO: DISTRIBUCIÓN GEOGRAFICA
DE LAS INDUSTRIAS CONGEIADORAS DE HORTALIZAS (1999)
S, Luí» dt U faz
Yicjuru
Congelado ra Hortícola So nocente
La Huart»
Icemark
ExpoheM
Fraxport, Fruvaja y El Cello
Congelador# Ceuta
Dolorei Hidalgo
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Purísima dsl
S, Francisco lid Rinoóa Rom i ta
Manuel Doblado
Abajólo
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U Esperara de Miranda
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Oigante Venje
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Finendly Matura
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E*por San Antonio
Covemex
Morujeón
Unatijaío Santiago Maravaiío
1 Puoblo Nuevo 2 S(a, Cruz it Juvcntjno Roew 1 Villa grim 4 J»r»í del Prugroeo
Carretera de cuota Elaboró: José María Catado Izquierdo
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combinación que utilice cada empresa, el conjunto de las ubicadas en Guanajuato controlan
alrededor de 32,000 hectáreas, el 60% de las cuales se encuentra cultivada con hortalizas bajo
la modalidad de agricultura por contrato, y el restante porcentaje son tierras en donde las
empresas producen directamente.
Aunque no existen cifras oficiales al respecto, las entrevistas realizadas en las empresas nos
permiten estimar que existen 629 productores trabajando bajo contrato. Las industrias
elaboran siempre un contrato por escrito con carácter legal que firma tanto su representante
como el productor, y que tiene como objetivo el de garantizar el abasto de la empresa y
controlar la calidad del producto que recibe. La mayoría de ellas dan financiamiento a sus
productores contratados, pero existen algunas que también trabajan con productores "no
financiados". Sin embargo, en cualquiera de los dos casos, el contrato especifica la superficie
que el productor cultivará con determinado producto, los requisitos de calidad que tiene que
cubrir aquél, y el precio al cual se pagará. El productor se obliga a seguir las indicaciones
técnicas que le indique el personal autorizado por la empresa, y a vender toda la cosecha a
ésta. Por su parte, la empresa se obliga a proporcionar asesoría técnica al productor, y a
comprarle el producto, siempre y cuando reúna los requisitos de calidad especificados.
Los productores "financiados", que son la mayoría, reciben de la empresa la plántula o
semilla, los pesticidas, fertilizantes y fungicidas, mientras que a los "no financiados" se les da
solamente la plántula, teniendo que asumir ellos los costos de los insumos químicos. El precio
que se les ofrece a los financiados es menor que el que reciben los no financiados; de acuerdo
a las compañías, para que ambos productores reciban las mismas ganancias, y de acuerdo a
los productores, porque es la manera en que las empresas se cobran los intereses del
financiamiento.
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Los productores ponen la tierra, agua, energía eléctrica, mano de obra, combustibles,
maquinaria, mantenimiento de equipos (bombas, tractores) y fletes. La asesoría técnica que
reciben es un mecanismo de asegurar lo más posible cierta calidad del producto por parte de la
empresa, para lo cual ésta cuenta con un departamento de agricultura en donde se coordinan
las actividades de diversos técnicos o supervisores, quienes tienen a su cargo determinado
número de superficie y productores contratados. Estos van recibiendo liquidaciones semanales
por el producto entregado, una vez descontados los anticipos hechos por plántulas, insumos y
asesoría técnica, de tal modo que no queden adeudos a la conclusión del contrato. Al momento
de llegar el producto a las empresas, éste se somete a un proceso de evaluación de plagas y de
calidad cuyas características y requisitos varían entre las distintas empresas.
Perfil de los productores contratados
La gran mayoría de los productores que contratan las empresas congeladoras son grandes y
medianos agricultores que tienen ranchos de 100-200 hectáreas, siendo muy pocos los
productores chicos bajo contrato, entre los que prevalecen los pequeños propietarios, ya que
los ejidatarios son una minoría. Las empresas prefieren tratar con productores grandes
porque así reducen sus llamados costos de transacción; por ejemplo, el gasto de traslado de
sus técnicos o supervisores es menor si son pocos productores con superficies compactas que
si tienen que atender a un gran número de agricultores chicos y dispersos geográficamente.
Otra razón dada por los empresarios y encargados de agricultura es que los ejidatarios, por
ejemplo, enfrentan una serie de trabas burocráticas para tomar decisiones rápidas, y que
mientras se ponen de acuerdo mediante juntas o reuniones, los cultivos se perjudican. Pero
más importante que esto son las restricciones que tienen para el uso del agua, ya que
generalmente hay grupos de 8-10 ejidatarios usufructuando un pozo, y tienen que acordar
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entre ellos para repartirse equitativamente el uso del preciado líquido, lo que constituye un
problema dada la gran cantidad de agua que consumen las hortalizas, y la necesidad de
contar con ella en el momento preciso.
Para los productores chicos otra limitante para poder dedicarse a hortalizas como el brócoli
es su elevado costo de producción ($23,000 por hectárea en abril del 2001), y aunque las
empresas les otorgan la plántula, los insumos químicos y la asesoría, ellos tienen que asumir
el resto de los costos, siendo muy alta la participación del pago de salarios, dado que la
mayor parte de las labores son manuales (trasplante, cosecha, etc,.). En el caso del brócoli, por
ejemplo, se requieren entre 80 y 100 jornadas por hectárea cada tres meses que dura su ciclo
productivo, mientras que en el cultivo del maíz sólo se necesitan 15. Los productores también
tienen que contar con maquinaria, equipo y transporte para ir a recoger las plántulas y
fertilizantes a las industrias, e ir posteriormente a entregar el producto cosechado.
Las empresas seleccionan con mucho cuidado a sus productores contratados; la necesidad de
que cuenten con cierta infraestructura y conocimientos en el ramo se establece en el contrato,
ya que de acuerdo a uno de sus supervisores entrevistado "una mala cosecha hace perder la
inversión de la empresa". Así, éstas señalan que buscan preferentemente agricultores fuertes,
con "solvencia económica" y con gran disponibilidad de agua. Por su parte, los productores,
independientemente de su tamaño, también tratan de minimizar sus riesgos, sembrando
hortalizas al menos para dos compañías diferentes.
Aunque los productores chicos contratados por las empresas son una minoría, existen, por
ejemplo, ejidatarios que son abastecedores de ellas, como los ubicados en los municipios de
Valle de Santiago, Salvatierra y Santiago Maravatío. En éste último se ubica el ejido de Santa
Rita, que constituye un caso exitoso de pequeños productores bajo contrato; las 150 hectáreas
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que tiene el ejido son cultivadas principalmente con brócoli, y aunque muchos de los 32
ejidatarios que lo conforman cultivan alrededor de 5 hectáreas cada uno, algunos siembran 15
hectáreas de esa hortaliza por ciclo, es decir, 30 hectáreas al año, conjuntando la dotación de
tierra que les corresponde con otros terrenos que rentan dentro del mismo ejido, o que
siembran "a medias" con otros ejidatarios. Los ejidatarios, al igual que los mayores
productores, siembran paralelamente granos, fundamentalmente maíz, aunque la diferencia
es que en general éste es para el autoconsumo familiar.
La agricultura por contrato vista por productores y empresas
Los productores señalan como sus principales ventajas de estar bajo contrato con las
empresas el hecho de tener el mercado asegurado, recibir asistencia técnica, y contar con
financiamiento para el proceso productivo. Las ganancias obtenidas por cultivar hortalizas
son muy superiores que las que se obtienen en el caso de los granos; las del brócoli, por
ejemplo, son al menos siete veces mayores que las referentes a maíz y sorgo. Respecto a los
riesgos de la producción, las empresas no asumen ningún compromiso legal de compartirlos
con los productores, por lo que en caso de siniestros, ellos quedan sujetos a la "buena
voluntad" de las empresas; sin embargo, como a éstas les conviene conservarlos como
abastecedores, es común que en los hechos asuman parte de las pérdidas, condonándoles a
los productores al menos el adeudo por las plántulas entregadas, lo que representa alrededor
de la quinta parte del costo de producción. Pero si el productor debe otros insumos y la
asesoría técnica, tiene que pagarlos con las cosechas obtenidas en el siguiente ciclo
productivo, cayendo así en cartera vencida con la empresa. Por ello, muchas de éstas están
presionando a los productores para que aseguren sus cosechas, aunque la decisión sigue
siendo voluntaria.
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Pero aparte de los problemas del clima, los productores son afectados por otros dos
elementos: precios y estándares de calidad. El trabajo de campo reveló que a pesar de que el
esquema de contratos reduce para los productores el riesgo de las fluctuaciones de precios,
ellos tienen muy claro que no pueden influir en sus niveles. Los estándares de calidad
aplicados a los productos recibidos en las empresas también suelen elevarse cuando las
empresas tienen problemas de mercado, es decir, cuando éste se encuentra saturado. Otro
problema al que se enfrentan los productores se da cuando uno o varios de los envíos de
producto son rechazados por la empresa debido a que no reúnen la calidad requerida,
perdiendo frecuentemente esta parte de sus cosechas. Para las empresas procesadoras, el
control sobre el proceso de producción bajo los esquemas de agricultura por contrato les
permite el dominio sobre la oferta, una mejor respuesta a las cambiantes demandas del
mercado y los consumidores, y una mayor expansión y diversificación de sus operaciones
(USDA, 1996). También pueden reducir los riesgos de la producción agrícola, y tener mayor
movilidad geográfica (Raynolds, 1998). Sin embargo, en varias empresas congeladoras
visitadas (a excepción de las transnacionales), existen planes para incrementar su integración
vertical y disminuir la parte de agricultura por contrato, debido a que frecuentemente los
productores desvían hacia otros fines, tanto los insumos que les proporcionan las empresas,
como el producto final. Los primeros los utilizan en otros cultivos, y parte de las cosechas del
producto contratado suelen venderlas en el mercado en fresco (cuando el precio en éste es
mayor), o a otras empresas congeladoras.
Dichos desvíos de producto e insumos (generalmente hacia cultivos de subsistencia), son el
común denominador entre productores bajo contrato en diversos países del mundo (véase
Clapp, 1994), siendo considerados por Watts (1994) como "mecanismos de resistencia" de los
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productores hacia la contratación, y causa de que muchas compañías prefieran establecer
vínculos de confianza, patronaje y reciprocidad con dichos agentes.
Conclusiones
De acuerdo al USD A (1996), a través de la agricultura por contrato el productor tiene mayor
eficiencia productiva, estabilidad en el ingreso, mercado seguro, y acceso al capital (crédito) y
a los avances tecnológicos, al mismo tiempo que se beneficia de la dirección técnica, la
experiencia en aspectos administrativos y el conocimiento del mercado que tienen las
empresas, no fácilmente disponibles de otra manera. Si bien en general esto es cierto, en el
artículo hemos reseñado algunas facetas de dicho régimen de trabajo que contribuyen a tener
una idea más cercana a la cotidiana realidad de los productores. Bajo la agricultura por
contrato los productores transfieren el riesgo de fluctuaciones de precios a la empresa
contratista, pero ésta transfiere al productor los riesgos que conlleva la producción agrícola
(cambios climáticos, plagas, etc,.), y muchas veces también los del mercado, como vimos que
ocurre cuando las empresas hortícolas se saturan.
Respecto a esto, Clapp (1994) señala que, desde el punto de vista del que contrata, el esquema
es ventajoso porque le permite programar con anticipación la producción a un precio, calidad
y cantidad establecido, eximiéndose de los riesgos del clima y de los problemas laborales.
Así, detrás de la imagen de una asociación dinámica entre las partes, subyace un modo de
producción en el que los contratistas pueden obtener un abasto continuo de producto de alta
calidad, dejando los riesgos de la producción casi completamente en las manos de los
productores y sus familias (Cook, 1994).
En el caso de los granos, al Estado le interesa, tanto mitigar el malestar social provocado por
la incertidumbre de los productores frente a la comercialización de sus granos, como
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promover los mercados privados que sustituyan las labores que él desempeñó a través de
Conasupo hasta hace unos años. El beneficio identificado por el pequeño productor es
asegurarse la venta del producto y, en el mejor de los casos, recibir el precio de referencia
establecido por Aserca. Por otra parte, los subsidios estatales a la comercialización de los
granos han despertado un vivo interés de las empresas compradoras y, hasta fines del 2000,
la entrega de parte de aquéllos se condicionaba a la firma de contratos de compra-venta entre
productores y compradores; y, últimamente, el suministro que hace FIRA de capital de
trabajo para el establecimiento de programas de agricultura de contrato, se ha convertido en
un acicate para las empresas.
Bibliografía
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Entrevistas
Productores
Arredondo, Guadalupe, ejidatario y pequeño propietario del ejido de Rincón de Parangueo,
Valle de Santiago, Gto., julio del 2000, y abril del 2001.
Chávez, Teresa, productor privado contratado por Fresport, Dr. Mora, Gto, julio del 2000.
Ferreira, Nicolás, ejidatario del ejido de Santa Rita, municipio de Santiago Maravatío, Gto.,
septiembre, 1998, abril 2001.
García, Margarito, encargado de rancho de productor privado, contratado por Fresport, San
Luis de la Paz, Gto., julio del 2000.
León, Rubén, ejidatario del ejido de Rincón de Parangueo, Valle de Santiago, Gto, julio del
2000, y abril del 2001.
Miranda, Miguel, productor privado contratado por Fresport, Dolores Hidalgo, Gto., julio del
2000.
Oliveros, Antonio, productor privado contratado por Expor San Antonio, Apaseo el Grande,
Gto., septiembre, 1998.
Empresas y Gobierno:
Acosta, Fernando, Gerente de Planta de Covemex, Apaseo el Grande, Gto., agosto de 1997 y
mayo de 1998.
Aragón, José Luis. Subdirector de Comercialización, Aserca, Celaya, 18/11/1999
Beltrán, Alfredo, Gerente de Operaciones de Expohort, Querétaro, 19 de marzo de 1999.
Castillo, Antonio, Director General de MarBran, Irapuato, Gto., mayo de 1998.
Cazares, Javier, Superintendente de Agricultura de Fresport, Irapuato, Gto., 27 de noviembre
de 1998.
Díaz, Alberto, Gerente de Administración y Finanzas de Fresport, Juventino Rosas, Gto.,
mayo de 1998.
Díaz, Isidoro, Supervisor de Campo de Expor San Antonio, Villagrán, Gto., agosto de 1998.
Duran, Eduardo, Gerente de Recursos Humanos de Congelados Don José, León, Gto.,
septiembre, 1998.
Fernández, Alfredo. Subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural del
estado de Guanajuato, Celaya, 11/05/2000.
García Alanís, Carlos Jaime, Gerente Agrícola, Gimsa, León, 12/05/0QJin_ánez, Fernando,
productor privado contratado por Expor San Antonio en Apaseo el Grande, Gto., septiembre,
1998.
García, Guillermo, Director General de BirdsEye, Juventino Rosas, Guanajuato, mayo de
1998.
González, Antonino, Gerente de Agricultura de Fresport, Irapuato, Gto., noviembre de 1998 y
julio del 2000.
Martínez, Ramón, Encargado de Invernadero de Fresport, Irapuato, Gto, 27 de noviembre de
1998.
Miranda, Margarita, empresa La Esperanza de Miranda, Dolores Hdgo, Gto., septiembre,
1998.
Morales, Teodoro, Jefe de Recursos Humanos de Frugo, Irapuato, Gto., 26 noviembre, 1998.
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Moya, René, Gerente de Producción de Expor San Antonio, Villagrán, Gto., septiembre de
1998.
Navarro, Raúl, Gerente de Agroincen, Celaya, 13/05/00
Norris, Donald, Gerente General de Gigante Verde, Irapuato, Gto., mayo de 1998.
Peacock, Von, Gerente de Agricultura de BirdsEye, agosto, 1997 y mayo, 1998.
Peña, Javier, Gerente de Operaciones de Congelados Don José, León, Gto.,
Ramos, Javier, Gerente de Administración de Friendly Nature, Irapuato, Guanajuato,
noviembre, 1998.
Rangel, Víctor Hugo, Coordinador Administrativo de Crédito Agrícola, Car gill de México,
Irapuato, 21/03/2001.
Robert, Montoya, Ingeniería Industrial, Expor San Antonio, Villagrán, Gto., septiembre, 1998.
Ruiz, Adolfo, Jefe de Operaciones Agro de Gamesa, Irapuato, 16/05/00
Ularte, Gonzalo, Gerente de Planta de Fresport, Irapuato, Gto., 27 de noviembre de 1998.
Uribe, Enrique, Gerente de Agricultura de Congelados Don José, León, Gto., septiembre,
1998.
Usabiaga, Miguel Angel, Gerente General de Covemex, Celaya, Gto, agosto de 1997.
Vázquez, Guillermo, Gerente de Agricultura de Expor San Antonio, mayo, agosto y
septiembre, 1998.
Venegas, Arturo, Director General de OPISEC, Villagrán, 10/05/ 00
Vera, José Luis, Investigaciones Agrícolas de BirdsEye, Juventino Rosas, mayo de 1998.
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Transformaciones socioeconómicas y territoriales en el ejido de San Pedro Totoltepec,
México: un espacio local - global
María Estela Orozco Hernández
Osvaldo Gutiérrez Nepomuceno
Facultad de Geografía
UAEM - Toluca
Introducción
El tránsito del ejido San Pedro Totoltepec, hacia condiciones no agrarias, responde, a factores
superestructurales, supraestructurales y estructurales, los primeros, son tres expropiaciones
ejecutadas, en el lapso de quince años, para la ampliación del Aeropuerto de la Ciudad de
Toluca, el establecimiento de parques industriales, y servicios turísticos de primer nivel. Los
segundos, son las necesidades de la economía global, así como la urbanización de la Ciudad
de Toluca, acorde con las metas del desarrollo económico regional y estatal, Los terceros, se
constituyen en las características propias del ejido, como: la pequenez de las parcelas,
predominio del monocultivo de maíz para consumo y el deterioro social, económico y natural
de la agricultura.
Lo anterior, ha tejido una red de relaciones urbano-rurales desiguales, expresadas, en el
aumento de la población; asentamientos irregulares, diversidad en la composición social,
diversificación ocupacional y cambios en el uso del suelo. La actual configuración
socioeconómica y territorial del ejido, lo ha convertido en un espacio marginal, del municipio
al que pertenece, del estado y más aún de la economía global.
De ahí que, el presente trabajo intente mostrar, las implicaciones de la articulación de una
economía local- agraria a una economía global; a través tanto de datos estadísticos como de la
percepción de la población que vive en el lugar, a la cual se le aplicaron encuestas.
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Aparato crítico
Tradicionalmente el espacio rural y el espacio urbano, se diferencian, por su fisonomía y por
sus funciones, así como por la dispersión o concentración de la población. García Ramón
(1995), señala que, el espacio rural no puede entenderse como una realidad aislada, ya que se
ubica en el contexto de una polarización territorial, entre los núcleos urbanos y el resto del
territorio. Es decir, este espacio, ya no posee individualidad, se configura como contiguo,
fragmentado y con indicios de actividad agrícola, en convivencia con elementos urbanos y
suburbanos, mientras que los espacios rurales no contiguos, son articulados, mediante los
procesos de producción y comercialización de los productos, así como por la fuerza de
trabajo. La asimilación de estos espacios, se acompaña de transformaciones, socioeconómicas
y territoriales, que la literatura reciente, denomina nueva ruralidad.
Llambí (1996), la define, como un activo proceso de contraurbanización o suburbanización, a
consecuencia del consumo de espacios rurales, por las industrias, por la construcción, por
actividades turísticas, y ambientales. Con el consecuente aumento de la ocupación no agrícola,
detrimento de la agrícola y la adopción de estilos de vida urbanos. Harvey (1998), indica que, el
consumo de espacio, tiene que ver con la accesibilidad y la distancia, factores fundamentales,
para la apropiación y dominación del espacio por medios legales y extralegales.
Long (1996), explica, a través del estudio de los actores sociales, las maneras, en que la
globalización, se introduce en las economías rurales, redefiniendo su comportamiento, las
relaciones internas y las relaciones externas con el entorno regional y supranacional.
Cámara (1952) en González (1999), confirma, que el cambio de orientación social, de lo rural
hacia lo urbano, se presenta siempre y cuando, se aceleren los contactos y las comunicaciones
entre ambos.
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Ocampo (1998), agrega que, el fortalecimiento de las comunicaciones, gracias a la tecnología,
borra los límites, entre los espacios rurales y urbanos, debido a las relaciones interactivas y
económicas, que permiten conectar, espacios locales, de baja inversión de capital a la
economía global.
Relio (1986), argumenta la potencialidad del ejido, con base en su capacidad autoorganizativa
y capacidad de adaptación a una sociedad recientemente urbana.
Hernández (1994), explica que las reformas en marcha, están modificando la función del ejido
como unidad productiva. Alude a la presencia de nuevos actores rurales y al envejecimiento
de los ejidatarios, lo que ha diversificado y erosionado la realidad ejidal, al punto de que, los
ejidatarios son una absoluta minoría con respecto al resto de la sociedad rural.
Las aportaciones, permiten identificar la naturaleza dual del ejido, por un lado, como unidad
productiva individual, cuyas condiciones propias (naturales, históricas, sociales, culturales y
económicas), emiten respuestas diversas con respecto al conjunto agrario del que forma parte.
Por el otro lado, como conjunto social agrario, es objeto de estímulos externos, entre ellos la
participación del Estado, la urbanización y el mercado.
En síntesis, las señales del mercado, las transnacionales, el neoliberalismo, el capital
financiero y demás aspectos de la globalización, recrean su expansión selectiva, en espacios
rurales, cuyas cualidades de accesibilidad, recursos naturales disponibles, bajo costo de la
tierra, se valoran, con criterios de competitividad económica, lo que es directamente
proporcional, al deterioro de las actividades agropecuarias.
Las nuevas relaciones, expresan un caleidoscopio de respuestas: frente a ellas la mayoría de
los ejidos y ejidatarios optan, por seguir cultivando la tierra de temporal, en otros casos,
diversifican la producción inducidos por las políticas de fomento agropecuario (cultivos
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comerciales y de corte ecológico), otros traspasan su tierra y se incorporan a las actividades
económicas no agrícolas, dentro y fuera de las fronteras de su localidad, región y país.
Bar kin (1999), desde una perspectiva campesinista, afirma que, las diferencias en las
economías locales, muestran que las comunidades rurales están contra restando con éxito el
mandato de la economía global, están determinadas a sobrevivir y a preservar su estilo de
vida diferente. El centro del debate, sigue siendo la tierra, la que permite o no, conectar una
economía local a una economía global.
Por lo tanto, habrá ejidos cuya ubicación y potencial económico, favorece su articulación a la
economía regional y global; en cambio otros, por su pobreza crónica, no interesan. De ahí
que, es posible afirmar, que la tierra ejidal esta siendo expuesta de manera diferenciada al
gran capital extranjero y nacional.
El lugar y los factores de transformación: El ejido de San Pedro Totoltepec se localiza al
nordeste del la Ciudad de Toluca, limita al noroeste con el ejido San Mateo Oztacatipan; al
sur y suroeste con los ejidos de San Mateo Ateneo y Santa María Totoltepec, al noreste y
sureste con los ejidos de Huitzitzilapa y Lerma (Figura 1). En 1917, la superficie dotada es de
1756 hectáreas, con ampliaciones sucesivas de 1935 a 1936, hasta acumular 2380.
INEGI (1997), reporta una superficie de 2650 hectáreas y 1060 ejidatarios. Estos, constituyen,
solo el 14.9% de la población total registrada en 1990. Por su parte, el Registro Agrario
Nacional (1998), establece que en el ejido, el 51% de la superficie es parcelada, 44%
corresponde a infraestructura y sólo el 4.2% a los asentamientos.
En la actualidad, el ejido se conforma, por siete localidades: Cerrillo Vista Hermosa, San
Pedro Totoltepec (propiedad privada, desde 1994); Arroyo Vista hermosa, San Francisco
Totoltepec, San Miguel Totoltepec, y las colonias de la Constitución y Guadalupe.
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Figura 1. Configuración territorial del ejido de San Pedro Totoltepec, Toluca
Slmbotogla
Áreas y lineas ligadas al aeropuerto
í ! Manzana I " 1 Zonas de cultivo ^ Localidad
Escala 1: 75,000 Fuente Instituto Geográfico y Catastral del Estado da México (1999)
EJIDO DE SAN MATEO
N 2142000
E 437000 E 449000
EJIDO DE LERMA EJIDO DE SAN MATEO ATENGO
EJIDO DE HUITZITZILAPA
Su configuración contrasta, con su histórica riqueza agropecuaria y lacustre. Albores (1995),
menciona que, este paisaje inicia su transformación, en la década de los años cuarenta, con el
establecimiento del sistema hidráulico para el abastecimiento de agua de la Ciudad de
México, el que se concluye en 1970.
Una década más tarde en los ochenta, se ejecuta la primera expropiación, para el
establecimiento del Aeropuerto. En este escenario, se identifica la necesidad de articular la
economía estatal y regional a la economía internacional. A juicio de Aguilera (1987), las
expropiaciones de bienes ejidales y comunales, actúan con base en la Ley Federal de la
Reforma Agraria, la que en su artículo 112, sustenta la utilidad pública de la tierra ejidal
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sobre la utilidad social, como es la conservación o creación de un servicio público, campos de
aterrizaje y obras que faciliten el transporte.
Una segunda expropiación, se produce a mediados de la década de los ochenta, para el
establecimiento de los parques industriales Exportec I y Exportec II. Según el Gobierno del
Estado de México (2000), su implantación, es un instrumento de política industrial regional,
con los mayores niveles de costo- eficiencia, para atraer inversiones a localidades problema
(áreas menos desarrolladas).
En ambas expropiaciones, la actitud de los ejidatarios fue permisiva, al recibir la pequeña
indemnización sin tener idea del valor comercial de la tierra. Es así como, la tierra es
articulada a la urbanización y suburbanización con la aceptación y decisión de los ejidatarios,
sensibilizados por las ventajas de la vida urbana.
La tercera expropiación, se ejecuta para ampliar la pista del aeropuerto de 1990 a 1995, afecta
tierras de San Francisco Totoltepec, ocasionando el desplazamiento de población, hacia áreas
marginales y nuevamente afecta tierras de cultivo.
Las transformaciones físicas del ejido, se justifican en el Plan del Centro de Población
Estratégico de Toluca. (1996) El que cataloga, el uso del suelo como: habitacional, urbano,
Industrial, equipamiento del aeropuerto y equipamiento turístico. Se tiene proyectada una
cuarta expropiación, para ampliar nuevamente el aeropuerto, además, se les está
reconviniendo a los ejidatarios, sobre la necesidad de adoptar el dominio pleno para
convertirse en propiedad privada, y con ello poner en movimiento los bienes raíces para su
compra- venta, es decir que, la economía global tiende a absorber el espacio contiguo, para su
expansión, mientras que el espacio agrario local, se fragmenta y gradualiza, en una tendencia
inminente de transformación, hasta ser sustituido por otro de carácter marginal suburbano.
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La influencia expansiva de la economía global, trasciende a ejidos vecinos, como el de San
Mateo Oztacatipan, Santa María Totoltepec, entre otros, donde, además de los asentamientos
irregulares, aparecen fraccionamientos de clase media y alta. En este juego de intercambios,
se presenta una relación directa, entre las formas legales y extralegales de apropiación del
espacio y la creación de nuevos espacios urbanos y suburbanos, acordes con los actores
sociales, que los viven cotidianamente.
Los cambios socioeconómicos: son inherentes, al sistema de relaciones sociales y económicas
generadas por la vinculación de los diferentes actores, sociales con el entorno económico local,
regional e internacional.
El comportamiento de las tasas de crecimiento medio anual de 1980 a 1995, indica una
dinámica demográfica diferenciada, que muestra, el crecimiento ascendente y estable de
algunas localidades, otras con mayor crecimiento, aparición de localidades nuevas y
despoblamiento en otras (gráfica 1).
Los últimos fenómenos, definen un patrón demográfico de concentración, despoblamiento y
creación de nuevos asentamientos de población, producto del establecimiento del aeropuerto
y los parques industriales, así como a las expropiaciones ejecutadas, para la ampliación de
dicha infraestructura.
La tendencia mencionada se confirma en campo, al entrevistar a 121 colonos y 64 ejidatarios.
El 43.4%, vive en el ejido, desde hace menos de un año hasta 24; el 36%, de 25 y hasta 44 años;
solo el 20.6%, registra de 45 y más de 80 años de residencia.
Ello muestra, diferentes fases de concentración de población, en las que predomina la
población que tiene de uno a 24 años de residencia, frente a la disminución de la población
original.
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GRAFICA 1
TASA DE CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN 1980-1995
¡5 2
l. 8 3 -a <
o o oa
5
-8 J
LOCALIDADES
11960-1990 Q1990-1995
Fuente: INEGI (1980,1990,1995). Censos Generales de Población y Vivienda. Conteo de Población y Vivienda.
El balance migratorio, precisa que, entra más gente de la que sale del ejido. El 15.3% de las
personas, salen del ejido hacia Toluca, el Distrito Federal y a los Estados Unidos y el 76.2%, es
por trabajo. La población que entra, proviene de Toluca (33.3 %), Distrito Federal (23.4%),
Estados Unidos (19.0%), el resto, de Tijuana, Guerrero, Querétaro e Hidalgo. El motivo de su
desplazamiento, es el trabajo. El 74.7 %, señaló, que su estancia es definitiva.
En cuanto a la ocupación, se identifica una tendencia hacia el comercio, servicios e industria y
la contracción de la ocupación agrícola (gráfica 2).
La orientación ocupacional, es congruente con el cambio en los intereses de los ejidatarios, así
como, con la ruptura de la continuidad del conocimiento tradicional para el cultivo de la
tierra. Se confirma, la paulatina pérdida de importancia de la actividad agrícola y la
terciarización de la población. En los ejidatarios y colonos, predomina, en un 50 %, la
ocupación terciaria, derivada del auto empleo. El 29 % se ocupa en la industria, mientras, que
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la ocupación primaria, es del 7.2%. En los ejidatarios, sobresale la ocupación de obrero
(65.8%), le sigue la de agricultor (19.1%), y por último la de comerciante (15.1%).
GRAFICA 2
% DE POBLACIÓN POR SECTORES ECONOMICOS
Genilio CcrcGtuctán
□ Rirrario ISaaidarío □ Tad ario iNbtiétejan
Fuente: encuesta aplicada en el ejido de San Pedro Totoltepec, Toluca, diciembre del998 y enero de 1999.
La situación económica, se observa en el ingreso percibido. El 44.1%, declara recibir de 900 a
1800 pesos mensuales, el 27.9% recibe de 200 - 800 pesos, el 8.8% recibe de 2000 a 3000 pesos,
el 1.5% de 3200 a 4000 pesos y el 17.6% no recibe ingresos (gráfica 3).
Al analizar, las percepciones, con 34.0 pesos diarios (salario mínimo 1997 - 1998) se identifica
la reducción del poder adquisitivo y por lo tanto, el deterioro de la economía y de las
condiciones de vida de las familias, ya que la mayor parte de la población, recibe, de uno a
dos salarios.
De hecho, el 47.4% de los entrevistados, tiene una situación económica peor, que la que tenía
hace diez años; el 27.0% tiene una situación similar y el 25.5% mejor.
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GRAFICA 3
% DE POBLACIÓN POR NIVELES DE INGRESO
San Pedro ] 38
San Miguel p5 -25- 37
] 37
San Francisco ~7T 54
Constitución
Cerrillo
11
16.6 36.6
' 36.6
44 1 44
Arroyo
10 20
i 40
30 40
Pesos mensuales
50
□ 60
60 70
□ 200-800 □ 900-1800 ^2000-3000 »3200-4000 HNo percibe
Fuente: encuesta aplicada en el ejido de San Pedro Totoltepec, Toluca, diciembre del998 y enero de 1999.
Los cambios territoriales: se presentan, como producto de las relaciones de competencia,
entre la superficie de cultivo, con la superficie ocupada por la infraestructura, y los
asentamientos. En menos de veinte años, los usos del suelo no agrícola, se han apropiado del
49% de la superficie ejidal (1298.5 hectáreas), quedando pendiente todavía el 51% (1351.5
hectáreas), la que aún se cultiva. La condición de subsistencia de la agricultura, se identifica a
partir de que, el 63.1% de los ejidatarios, siembra maíz, el 23.1% haba intercalada y el resto
cultiva hortalizas. El 87.6%, destina la producción al consumo, y solo el 12.4% al mercado.
Las causas de la baja productividad, son: ausencia de rotación de cultivos, desgaste del suelo,
plagas y fenómenos meteorológicos, falta de capital; disminución de la superficie agrícola, la
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población joven no quiere trabajar el campo. Por lo que, ejidatarios y colonos opinan, que la
agricultura va en decadencia y que no tiene futuro.
Dentro de las repercusiones provocadas por el establecimiento del aeropuerto y la industria;
el 38% de los encuestados, identifica cambios de uso del suelo; el 36% aumento del empleo y
el 26 %, indica que no afecto, situación que se desglosa en la gráfica 4.
GRAFICA 4
REPERCUSIONES POR EL ESTABLECIMIENTO DEL AEROPUERTO
100 90 80 70 60
% 50 40 30 20 1 0
0
64
22
100
61
IB
I <
"E Q) O
c 3 3
O O
I (o ra
% 3 O
g i ,9> 5
I
2 % c flj
<0
ICambio de Uso de Suelo O Favorable el empleo O No Afecto
Fuente: encuesta aplicada en el ejido de San Pedro Totoltepec, Toluca, diciembre del998 y enero de 1999.
El carácter suburbano del ejido, se observa además en la vivienda, la que hasta 1980,
correspondía a una fisonomía rural. Inicia su transformación, a partir de 1983, cuando se
amplia, la traza regular sobre terreno agrícola y se extiende el uso del material de
construcción industrializado.
El 80.3% de los entrevistados, viven en casas individuales y el 19.7% en vivienda colectiva. El
61.3% de encuestados considera su vivienda como semi - construida, el 25.5 % acabada, el
5.8% conservada y el 7.3% deteriorada.
El predominio de la vivienda individual, refleja la desintegración de la casa familiar rural, así
como el fraccionamiento de terrenos en venta.
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Las viviendas, son típicas de un proceso de autoconstrucción, sin normas urbanas, así como
de tiempos diferenciados de construcción, según las posibilidades económicas.
Asimismo el transporte urbano y suburbano es deficiente, predominan las vialidades de
terraceria, por lo que, se definen, como prioritarias la pavimentación, el drenaje y el teléfono;
ello delinea la tendencia de transformación, de una forma de vida rural a una vida urbana.
Por su parte la deficiencia de los servicios públicos explica la percepción de la gente, con
respecto a la cercanía o lejanía de la Ciudad de Toluca. El 43.8%, considera regular el
aislamiento, el 26.3% aislado y el 29. 9% no aislado. A pesar de que el ejido se constituye en
un polo de atracción, su posición se percibe como una zona periférica, no integrada.
El esquema de fragmentación territorial del ejido, muestra formas de apropiación del espacio,
favorable al aeropuerto y a los parques industriales y margina, a los asentamientos irregulares,
resaltando las diferencias que existen, entre la Ciudad de Toluca y sus alrededores
Los informantes, coinciden, en una colonización lenta; solo el 19.3% señala, que ha sido
acelerada. La percepción de la mayoría se refiere a los asentamientos humanos, los que a
excepción de los de la localidad de San Pedro Totoltepec, siguen siendo dispersos y
desordenados; además tienen claro que, la configuración del ejido, ha cambiado, y lo
atribuyen a la presencia del aeropuerto e industrias, así como por el flujo de inmigrantes.
La inmigración, se relaciona con la adquisición de predios. El 75.9% de los entrevistados, lo
adquirió por herencia, el 19.5% por compra, 3% por arriendo, el resto por dotación y otros
motivos. El predominio de la adquisición por herencia muestra un proceso inmigratorio de
regreso, así como, una importante corriente de personas ajenas al ejido. En la compra y
venta, el 11.7% son ejidatarios, 6.3% colonos y el 82.0% otros; este proceso, se caracteriza, por
la presencia de intermediarios, los que indistintamente realizan sus transacciones, partiendo
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de la base de que existe un equilibrio entre propiedad ejidal (46.9%) y privada (47.6%). El
68.5% de los colonos, compró al ejidatario, el 14.6% al propietario; el 6.9% a fraccionadores, el
6.2% al gobierno y el 3.8% a otro. Los precios, son variables, el 14% de los informantes pagó
de 3000 a 4000 pesos, el 86% entre 50000 y hasta 90000 pesos. Montos que, refieren diferentes
momentos de compra y precisan un incremento considerable.
Conclusiones
Los factores determinantes en la transformación socioeconómica y territorial del ejido
estudiado, son: los estructurales, superestructurales y los supraestructurales.
Los estructurales están referidos a las cualidades propias del ejido, como, su posición estraté-
gica con respecto a la Ciudad de México y Ciudad de Toluca, topografía suave, disponibilidad
de agua, bajo costo de la tierra, excelente comunicación, mano de obra barata. Ello, define la
atractividad del lugar y sus grandes posibilidades de inversión, como así lo demuestra el
establecimiento del aeropuerto y de los parques industriales; de esta manera, se define en el
escenario regional, estatal y nacional, como un área prioritaria para el impulso económico.
Los superestructurales, son las tres expropiaciones, ejecutadas en quince años, incorporando
rápidamente la tierra ejidal, al escenario industrial y de servicios. Con éstos instrumentos
jurídicos, los gobiernos municipal y estatal, han mediado y promovido legalmente el cambio
de uso del suelo.
Respecto a los factores supraestructurales, estos se expresan en la necesidad del capital
financiero internacional de conectarse a la tierra, mediante la valoración y competítividad de
las cualidades del ejido; por tanto, requiere de superficies compactas, que garanticen su
expansión física, por lo que es de esperarse en breve, la cuarta expropiación, la que ahora si,
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se enfrenta a la resistencia de los ejidatarios, los que reclaman una indemnización, acorde con
la ganancia, que los inversionistas pretenden obtener.
La conjugación de los tres tipos de factores, muestra, la forma en que se organizan las
alianzas o redes, para incorporar espacios rurales de baja inversión de capital, a la
globalización, sin tomar en cuenta las necesidades y culturas locales.
La marginalidad socioeconómica y territorial, se expresa al interior del ejido en una serie de
transformaciones, entre ellas, la sustitución del uso del suelo agrícola, por usos de suelo
industrial, comercial y de servicios.
Paralelamente, se presenta la inmigración, como, un proceso centrífugo de atracción
intramunicipal y fuera de las fronteras del Estado de México y del país. El proceso
inmigratorio, es el factor causal del crecimiento social de la población y con ello, se ha
propiciado, la creación desordenada asentamientos irregulares.
El carácter suburbano del ejido, es reflejo de las políticas económicas y de desarrollo urbano,
que impulsan lo que es rentable, dejando de lado la ordenación y administración de los
nuevos crecimientos.
La coexistencia de áreas agrícolas, con usos del suelo no agrícolas, es un fenómeno contradicto-
rio, que se relaciona, con el cambio de ocupación de agrícola a obrero, comerciante o prestador de
servicios, incluso se advierten situaciones bimodales, en espera del mejor comprador de la tierra.
Los cambios espaciales del ejido concuerdan con cambios en su estructura social y económica,
en la que, los ejidatarios, son una población disminuida, envuelta en la dinámica rural -
urbana. Son actores que transitan entre la vida agrícola del ejido y la vida urbana de las
actividades terciarias y secundarias, con una consciente inclinación por la vida urbana,
mientras que los inmigrantes asumen perfectamente las ventajas de la vida urbana.
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La población vive el deterioro de su ingreso y calidad de vida; que se manifiesta, en un
proceso de polarización social y económica, definida, no por los que tienen más, sino por los
que tienen para vivir y los que no tienen. En este juego de relaciones, persiste la agricultura
de subsistencia y la ocupación industrial, sin embargo, a esta última, la creciente
eventualidad del trabajo, la convierte en una ocupación temporal igual de insegura que la
agricultura.
Las transformaciones de San Pedro Totoltepec, son resultado, de la lucha por la ocupación y
apropiación del espacio, por parte de agentes sociales, con objetivos distintos, que
fragmentan, gradualizan y compactan el territorio agrario, de acuerdo a sus intereses, lo que
convierte al ejido, en un espacio de confrontación de economías locales diversas y una
economía global en expansión, donde lo único que importa de la economía original, es la
tierra.
Agradecimientos
Para la realización y presentación del trabajo, contamos con el apoyo de la Coordinación
General de Investigación y Estudios Avanzados, UEM y del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología.
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Organización socioeconómica de la actividad agrícola y la actividad ladrillera en dos
localidades rurales del municipio de El Oro, estado de México
María del Consuelo Marín Togo
María Estela Orozco Hernández
Facultad de Geografía
UAEM - Toluca
Introducción
El posible desarrollo armónico del país ha enfrentado un crecimiento económico
indiscriminado, en función de que las inversiones se han concentrado en pocos estados y
ciudades; y el sector agropecuario con su población rural, es el más afectado con este proceso,
esto ha propiciado un acelerado agrupamiento de población en aquellas entidades en que se
aglutinan también las oportunidades y la posibilidad de acceso a diversos satisfactores
básicos para la población (Oropeza, 1981).
Entre los factores que han provocado tanto el rezago en el desarrollo social del campo, como
el deterioro en la dinámica productiva, destacan la política seguida por el gobierno mexicano,
cuyas tendencias hacia el libre mercado han resultado hasta el momento negativas ya que se
ha privilegiado a las áreas que presentan mayores ventajas por su facilidad para
incorporarlas al riego, concentrando en ellas los apoyos de la política agropecuaria: crédito,
seguro, infraestructura y servicios, lo que ha estimulado la canalización de inversión privada
y transnacional favoreciendo el cambio tecnológico a cultivos con elevados rendimientos
económicos como forrajes y materias primas para alimentos balanceados, determinando una
elevación de los ritmos de crecimiento de los rendimientos y consecuentemente de la
producción; otra de las causas es la desfavorable relación de intercambio entre la población y
los sectores productivos rurales frente al resto de la economía por efecto del rezago de los
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precios de los productos primarios respecto de los bienes industriales y los servicios; así
como el desequilibrio en la remuneración a los factores de la producción -el salario en el
campo ha sido notoriamente inferior al urbano-, y por el diferencial entre las captaciones del
sistema bancario y el financiamiento concedido al sector, además a lo anterior se le debe
sumar lo aleatorio de las condiciones climáticas y el estancamiento de la productividad,
motivado por el ineficiente uso de los recursos y por el mínimo desarrollo de tecnologías
apropiadas para las condiciones de temporal (Fuentes, 1986).
A pesar de ello se presenta una persistencia de la economía campesina que responde a dos
órdenes de factores, por un lado refleja la falta de opciones que tiene la mano de obra para
obtener un empleo lo suficientemente redituable para poder satisfacer sus nececidades
básicas fuera del sector agropecuario; por otro, alude al desarrollo de estrategias de
reproducción que tienden a mantener el vínculo con la tierra y a recrear las bases de la
organización comunitaria; los pequeños productores rurales no han abandonado el uso y el
cultivo de la tierra, contrariamente, los campesinos se han visto obligados a desempeñar otras
actividades como el autoconsumo, migración, jornalerismo y como empleados
manufactureros, es por esta razón que las personas del campo se convierten en
semicampesinos, semiobreros, semivendedores ambulantes, tragafuegos y limpiaparabrisas.
(De Teresa y Cortés, 1996).
Según Shadow y Rodríguez (1992), en diversas regiones del país está ocurriendo un proceso
de crecimiento y diversificación de la economía rural que no se fundamenta en el cultivo del
suelo, siendo renovado de manera importante el carácter de lo que tradicionalmente ha sido
el campesinado, hecho que está relacionado con la expansión de las actividades
manufactureras, alcanzando un proceso de transformación y fabricación de productos de
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diversos tipos, dirigidos a las necesidades de los consumidores tanto nacionales como
extranjeros; lo cual se debe principalmente al deterioro de los precios agrícolas, el crecimiento
de la población rural, la mecanización del campo, la fragmentación de los predios campesinos
y la consolidación de los terrenos de los agricultores capitalizados.
Las actividades campesinas se han visto modificadas, ya que anteriormente se les distinguía
por combinar las actividades agrícolas con la producción de artesanías en pequeños talleres
domiciliarios rurales elaborando productos como huaraches, sarapes, metates, sogas, entre
otros artículos que eran consumidos entre ellos mismos o por personas que gustan de lo
autóctono, mismos artefactos que se han visto remplazados o en el mejor de los casos,
adicionados con prendas de vestir, accesorios de madera, arreglos florales, juguetes, muebles
y materias primas para la industria de la construcción como el bloque y el ladrillo. Esta
producción, en algunos casos está desplazando a la agricultura como la fuente principal de
ingresos y el sostén primordial de la reproducción económica y social de los moradores
rurales.
Según Mondragón (1983), actualmente existe una conversión de tierras que antes no eran
agrícolas a tierras de cultivo, así como la incorporación de éstas a sistemas de explotación
intensiva, que amplían los riesgos del deterioro bajo ciertas condiciones; pudiendo decir que
la actividad humana es variable sobre los recursos terrestres de acuerdo al ambiente de que
se trate, que también responde a intereses económicos y sociales.
Dicha problemática que presenta la agricultura nacional, se aprecia en las comunidades de La
Concepción II y San Nicolás Tultenango, pertenecientes al municipio de El Oro, ubicado al
noroeste del Estado de México, en donde la población, a partir de la década de los ochentas,
comenzó a ocupar parte del suelo agrícola para la elaboración de ladrillos, en busca de un
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mejor ingreso económico; dicha actividad ha seguido desarrollándose, haciendo uso
alternado de los terrenos disponibles tanto para la agricultura como para la elaboración de
ladrillos; variando su periodo de ejecución en el tiempo de lluvias y de secas,
respectivamente.
Ante esta situación se pretende hacer una caracterización de la situación socioeconómica de
las localidades en estudio, que pueda dar pauta a que personas directamente involucradas en
la toma de decisiones o afectadas, puedan estar a tiempo de dar pie al surgimiento de otras
investigaciones que complementen la presente y aplicar acciones favorables.
Para la presente investigación, en su importancia económica - productiva, se ha tomado el
criterio económico desde el punto de vista de la geografía considerando que la producción
en general ha existido en todas las etapas del desarrollo de la sociedad humana, al crear
bienes satisfactores de necesidades en interacción con el medio natural. Ediciones de cultivo
popular (1979)
La producción presenta dos factores: las fuerzas productivas, entendiéndose como la relación
sociedad - fuerzas naturales y las relaciones de producción que caracterizan las relaciones de
los hombres entre sí y en el proceso productivo, mismas que involucran un proceso de
carácter social con sus tres etapas: producción (transformación de una materia prima por el
trabajo del hombre, a fin de hacerla apta para la satisfacción de necesidades humanas),
distribución (que explica cómo se reparte el producto entre los miembros de la sociedad) y
consumo (que se entiende como el acto final del proceso económico, que consiste en la
utilización personal directa de los bienes producidos).
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Metodología y resultados de la investigación
En la etapa de recopilación de información documental se obtuvo la información referente a
los antecedentes, situación actual, proceso productivo, e investigaciones de referencia, tanto
de la actividad agrícola, como de la elaboración de ladrillos.
La fase de recopilación de datos socioeconómicos consistió en la selección de la información
estadística de las comunidades en estudio y su municipio, basándose en datos de la
integración territorial del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática para las
décadas de 1970,1980 y 1990, con el fin de obtener un diagnóstico oficial del caso estudiado
Se tuvo la etapa de recopilación de datos físicos considerando importante describir el
contexto físico, ya que se debe tomar en cuenta a los recursos naturales utilizados en toda
actividad económica y el medio en el que se desarrollan para comprender mejor la relación
hombre - naturaleza desde el punto de vista de la geografía económica, complementando
esta etapa con la fase de recopilación de material cartográfico para ubicar la zona de estudio
al interior del municipio y analizar espacialmente los recursos naturales.
A continuación se tuvo la etapa de trabajo de campo, ya que se consideró importante obtener
información directa de las personas involucradas en el tema, por lo que se utilizó como
instrumento de medición un cuestionario, estructurado y construido con las variables que se
consideraron para cubrir los objetivos de esta investigación; de esta manera se conformó un
instrumento de 59 preguntas distribuidas en 6 apartados como el título, datos generales del
instrumento aplicado, datos del entrevistado, composición sociodemográfica y nivel de vida
de la familia, características de la unidad de producción y otras actividades económicas.
Antes de aplicar los cuestionarios, se aplicó una prueba piloto al 5.7% del total de unidades
de producción considerando a cada homo ladrillero. Después de esta prueba, se procedió a la
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aplicación del cuestionario para la muestra un 57.14% del total de hornos, porcentaje que se
considera aceptable para la obtención de los resultados deseados; tomando en cuenta como
informantes a los jefes de familia que se ocupan en la actividad ladrillera.
Los resultados obtenidos en la aplicación de cuestionarios, se agruparon sobre la base de las
características de tamaño, composición y grado de desarrollo de las familias, (consideradas
como unidad de producción en el ámbito rural al momento de ser un elemento organizativo,
que aporta de fuerza de trabajo). En este caso se han podido diferenciar tres tipos de familias,
a partir de las cuales se agrupó la información económica y social recopilada que permitió
hacer el análisis de la situación de la población estudiada.
Dichos datos, también permitieron realizar un análisis costo - beneficio, con el fin de tener un
acercamiento a la rentabilidad de las actividades económicas practicadas a lo largo del año, y
de esta manera saber qué actividad resulta más redituable, si la agrícola o la ladrillera.
De acuerdo con lo anterior, se retoma la metodología propuesta por Orozco, (1990) retomada
por Colín y Sanabria, (1998) que clasifica a las familias destacando su composición y su
estado de desarrollo; adecuándola a la presente investigación, se tomó como base el número
de integrantes y sus edades, de esta manera, de acuerdo a los datos obtenidos en las
encuestas aplicadas, se tienen como resultado tres tipos de familias, que se ubican por su
tamaño en un rango de pequeñas a medicinas y de medianas a grandes, y al clasificarlas por
su grado de desarrollo se consideran como familias jóvenes o maduras, por lo que se
consideró necesario darle un valor literal a cada tipo de familia, a fin de facilitar el análisis de
la información; los tres tipos de familias son los siguientes:
- Pareja sin hijos o de parientes consanguíneos.
- Pareja con hijos pequeños.
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- Pareja con hijos mayores que estudian o trabajan y no están casados. (Cuadro No. 1)
Cuadro No. 1. Clasificación cuantitativa de los tipos de familia encontrados en la muestra
Clave Tipo de familia Número de
miembros
Tamaño de la
familia
Grado de
desarrollo
A
Pareja sin hijos o de parientes
consanguíneos 2 Pequeña Madura
B
Pareja con hijos pequeños
3 a 8
Pequeña a mediana
Joven
C
Pareja con hijos mayores, que
estudian o trabajan y no están
casados
5 a 10 Mediana a grande Madura
Fuente: Trabajo de campo, realizado en mayo-de 1999.
Agrupando lo datos, de acuerdo con la clasificación anterior, se presenta a continuación un
resumen de los resultados obtenidos en la presente investigación:
La actividad ladrillera y la actividad agrícola tienen un carácter estacional, ya que la primera
se practica en la época de estiaje y la agricultura en la época de lluvias, pero ésta se tiene que
complementar con otras actividades como la de albañil, peón, obrero y tornero para obtener
un ingreso económico, ya que el poco producto de ésta es sólo de autoconsumo.
Al interior de la actividad ladrillera, se tienen las posiciones: dueño del horno y empleado, entre
los cuales no existe diferencia entre las actividades que se realizan, ni en el ingreso obtenido
Al interior de La Concepción II y San Nicolás Tultenango, el 85% de las personas
entrevistadas conserva el tipo de tenencia ejidal, con pequeñas propiedades, ya que el 90%
cuenta con terrenos de una extensión máxima de 3 Has. El 10% de las familias son dueños del
horno y utiliza la mitad de su terreno en partes iguales para la siembra y para la extracción de
suelo para la elaboración de ladrillos; el 20% dijo usar la tercera parte de su propiedad para la
elaboración de ladrillos, el resto de los entrevistados son empleados ladrilleros y no hacen
uso de su tierra para esta actividad.
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En el siguiente cuadro, se hace una comparación de las variables utilizadas por Flores Quezada
(1996) en el tratamiento del desarrollo de la actividad ladrillera en Santa María Magdalena
Ocotitlán, Méx. con las utilizadas en esta investigación; pudiendo observar que hay similitudes
entre estas, pero también se considera que se hace un aporte y un análisis más profundo al tomar
en cuenta más indicadores al respecto; gracias a lo cual estamos convencidos de la aplicabilidad
de nuestra metodología en nuestra investigación y aún en casos similares. (Cuadro No. 2)
Cuadro No. 2. Comparación de variables
Variables aplicadas por Flores Q. (19%)
en Santa María Magdalena Ocotitlán,
Méx.
Variables aplicadas en La Concepción II y
San Nicolás Tultenango.
Herramientas principales
Insumos
Forma de organización social - laboral
Comercialización
Jornada laboral
Factores que han influido en el desarrollo de
la actividad ladrillera
Proceso de elaboración.
Generación de empleos
Participación social - familiar
División del trabajo
Ingreso económico
Comercialización
Mercado
Insumos
Herramientas de trabajo
Proceso de elaboración
Factores que han influido en el desarrollo de la
actividad ladrillera
Otras actividades económicas.
Fuente. Flores Quezada. (19%) y trabajo de campo realizado en, mayo de 1999.
En la presente investigación se pudo obtener la cantidad de producción promedio de las
unidades de producción seleccionadas, ascendiendo a 1 740 millares anuales de ladrillos, lo
equivalente a la explotación de 1 740 metros cúbicos de suelo arcilloso, pero haciendo una
aproximación hacia la producción que se haría tomando en cuenta el 100% de las unidades de
producción, se realizó una operación de regla de tres considerando que si 20 hornos
equivalen a una producción de 1 740 millares, entonces 35 hornos equivalen a 3045 millares y
a una explotación anual en la zona de 3 045 metros cúbicos.
Tomando en cuenta que las localidades estudiadas representan la producción ladrillera total
del municipio de El Oro, se trata de realizar una comparación, con zonas más productivas en la
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elaboración de ladrillos; se han elegido los municipios de Apaxco y Coatepec Harinas, que en
cifras oficiales ocupan el primero y el último lugar en explotación de arcillas, se puede observar
que el caso estudiado está muy por debajo de este rango, razón que puede ser la causa de no
encontrar su registro en datos oficiales. Lo anterior se sintetiza en el cuadro No. 3.
Cuadro No. 3. Comparación productiva
Cantidad de material edáfico explotado anualmente
Municipios productores de ladrillos en el Estado de México,
(según cifras oficiales)
La Concepción II y San
Nicolás Tultenango
Municipio más productivo Municipio menos productivo Caso estudiado
Apaxco Coatepec Harinas El Oro
215,000 m3 12,000 m3 3,045 m3
Fuente. Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (1997:33) y trabajo de campo realizado en Mayo de
1999.
Tomando en cuenta las condiciones del medio físico, que predominan en la zona de estudio,
principalmente el clima, el suelo y la hidrología, se puede decir que no son muy aptos para el
desarrollo ideal de la agricultura, ya que con el clima que se tiene, se presentan heladas en los
meses de noviembre a enero; el suelo es como ya se ha mencionado arcilloso, el cual no es
muy apto para desarrollar cultivos; la hidrología no es abundante, sólo se cuenta con
corrientes intermitentes, que no permiten establecer un eficiente sistema de riego.
Este es un caso donde el clima actúa como factor limitante, tanto para el desarrollo de la actividad
ladrillera por que no se puede realizar en época de lluvias, como para la actividad agrícola, por la
presencia de heladas y la poca cantidad de agua disponible para un sistema de riego.
Se puede decir que haciendo una comparación de los ingresos obtenidos en la actividad
ladrillera y la agrícola, es indiscutiblemente más redituable la actividad ladrillera, ya que la
agricultura en pequeñas extensiones de terreno y con la poca tecnología con que se cuenta
para desarrollarla, no se considera como buena aportadera de ingresos, por lo cual las
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personas que la practican durante la época de lluvias tienen que apoyar su economía con
otras actividades o con los sueldos de los miembros de la familia que trabajan fuera de las
localidades, para de esta manera poder satisfacer sus necesidades básicas en la época en que
no se práctica la elaboración de ladrillos.
Al comparar la importancia social entre la actividad ladrillera y las diferentes actividades
practicadas el resto del año, nos podemos dar cuenta que no hay una marcada diferencia
entre ambas, ya que se practican en las mismas temporadas, no así en cuanto al ingreso
económico, que al distribuir el de la actividad ladrillera a lo largo de todo un año, apenas
permite satisfacer necesidades básicas como la alimentación, vestido y vivienda.
Las pocas posibilidades de satisfacer las necesidades básicas que dan las actividades
económicas locales, ocasionan la migración de la gente joven, en busca de nuevas
oportunidades de empleo, principalmente hacia zonas industrializadas, obligando a la
población joven, a dejar de estudiar al terminar el nivel medio básico, que es el máximo grado
educativo que se ofrece, incorporándose al campo laboral.
La situación detallada en el presente trabajo, es un vivo ejemplo de cómo el hombre en su
instinto de sobrevivencia, hace uso de los recursos naturales que tiene a su alcance,
transformándolos, para obtener un beneficio, que sin duda es perceptible comparándolo con
la agricultura, pero que aún no es suficiente, aún basándose en la organización familiar
donde también existe el trabajo no remunerado.
Finalmente se considera que la actividad ladrillera en las localidades estudiadas, no suple a la
agricultura. Si no más bien se constituye en una respuesta emergente de sobrevivencia de las
familias que la practican.
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Con lo visto en el desarrollo de la presente investigación, se puede decir que las comunidades
en estudio presentan el problema de su perspectiva a futuro, ya que en primer lugar, el suelo
es un recurso natural no renovable que se está explotando sin control, tomando esto en
cuenta es posible prever, que si el suelo de uso agrícola esta siendo desplazado para la
elaboración de ladrillos, siendo estas dos actividades económicas importantes, mismas que
tenderán a desaparecer al ya no existir el recurso explotable, además de que en la actualidad
se están viendo afectadas por la emisión de gran cantidad de humo a la atmósfera. También
se consideran algunos riesgos en el desarrollo de la actividad ladrillera en sus diferentes
etapas: al hacer la masa o barro, contando con tierra, estiércol, arena y agua, su pueden tener
cortadas o infecciones en la piel, además de más tarde repercutir en enfermedades
reumáticas; en la quema, se puede afectar a la salud, ya que el hecho de estar 48 horas en
contacto con el fuego significa estar inhalando partículas incluidas en el aserrín, antes y
después de ser quemado.
Se pueden considerar algunos factores externos que han influido en el desarrollo de la
actividad ladrillera, como lo es la demanda del producto, representada de manera importante
por el municipio de Atlacomulco, que a finales de la década de los ochenta, comenzó su
actividad industrial y por consecuencia lógica su crecimiento demográfico y la demanda de
viviendas y de materiales de construcción, el resto de los municipios de venta que conforman
un radio de 30 Km se consideran con menor demanda.
Se puede decir que estamos satisfechos con los resultados obtenidos, ya que se alcanzaron
los objetivos propuestos, al poder analizar la organización geográfico económica de las
actividades económicas existentes, caracterizando su sistema de producción y definiendo su
importancia económica y social.
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Recomendaciones
Elaborar estudios edafológicos, que permitan diagnosticar el estado de explotación del suelo
y prevenir a los ladrilleros sobre su deterioro, pudiendo hacer pronósticos sobre su posible
uso racional a futuro.
Elaborar estudios agronómicos para poder saber cuáles son los cultivos aptos para la zona
estudiada.
Practicar la aplicación de abonos orgánicos en las áreas destinadas a la agricultura, pudiendo
aumentar la calidad y la productividad agrícola.
Estimular a los productores para formar una asociación que les permita hacer peticiones para
contar con asesorías tecnológicas, administrativas, ambientalistas, de eficiencia y calidad,
entre otras, mismas que pueden ser impartidas con apoyo gubernamental estableciendo
relaciones con las dependencias.
Divulgar avances tecnológicos en relación a la agricultura y elaboración de cerámicos, a fin de
que los productores se interesen y puedan hacer uso de éstos.
Independientemente de las recomendaciones de tipo técnico y organizativo se debe atender
el problema estructural del país y de sus regiones, como lo es la creación de fuentes de
empleo y mejor calificación y educación de los recursos humanos.
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