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Inclusión educativa en el Nivel Superior: Una experiencia pedagógica en una Facultad de la
UNLP
EJE TEMÁTICO N° 1: Trayectorias
Relato de experiencia pedagógica
Crespo Boccia, Conrado 1
Nogueira, Maria Cecilia 2
Torillo, Daniela Luján 3 Carranza Arotinco, Keyla 4
1 Facultad de Trabajo Social – UNLP - Argentina
Conrado2boccia@gmail.com 2 Facultad de Trabajo Social – UNLP - Argentina
mcecilianogueira123@gmail.com 3 Facultad de Trabajo Social – UNLP - Argentina
danitorillo@gmail.com 4 Facultad de Trabajo Social – UNLP - Argentina
Key.carranza@hotmail.com RESUMEN En primer lugar, cabe mencionar que la
experiencia se desarrolla en el transcurso
de la cursada de la asignatura
Investigación Social, en el tercer año de la
carrera Licenciatura en trabajo social, en la
cual nos desempeñamos como docentes.
Una de las grandes preocupaciones que
surge al interior de la cátedra – hace varios
años - son las estrategias y recursos
pedagógicos necesarios para que los y las
estudiantes con alguna discapacidad o con
dificultades transiten la carrera de la forma
más provechosa posible.
En primer lugar, relataremos la experiencia
pedagógica, en este apartado analizaremos
el proceso de inclusión de personas con
discapacidad en el ámbito universitario.
Luego desarrollaremos la categoría
trayectorias escolares y, consecutivamente,
realizaremos una aproximación teórica a
las categorías inclusión educativa y
evaluación en el Nivel superior. Finalmente,
a modo de reflexiones finales realizaremos
una conclusión.
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PALABRAS CLAVE: Nivel superior – Inclusión educativa – Estrategias pedagógicas
1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo se realiza a partir de nuestra experiencia pedagógica
en la Facultad de Trabajo Social UNLP. Específicamente nos preocupa la inclusión
educativa de personas con discapacidad y las que tienen dificultades (no
necesariamente alguna patología y/o diagnóstico médico), ya que cada vez
aumenta la llegada de estas poblaciones al nivel superior - lo cual celebramos -
pero consideramos que se requiere pensar y poner en marcha herramientas
pedagógicas que permitan una inclusión real en el Nivel superior para garantizar el
ingreso, permanencia y egreso de estos estudiantes.
Si bien la unidad académica cuenta con una Dirección de vinculación e
inclusión educativa y con la Comisión de discapacidad, desde las cuales
implementan acciones para contribuir a la inclusión de esta población;
consideramos que en el espacio áulico, en la interacción entre docentes-
estudiantes es donde debemos continuar fortaleciendo y construyendo prácticas
pedagógicas inclusivas. 2. DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA
Caracterización de la experiencia pedagógica
La experiencia se desarrolla en el transcurso de la cursada de la asignatura
Investigación Social, en el tercer año de la carrera Licenciatura en trabajo social,
en la cual nos desempeñamos como docentes. A lo largo de años anteriores, han
transitado estudiantes con discapacidad como también personas con dificultades
pedagógicas, lo cual nos interpeló y nos interpela nuestra postura como docentes,
en relación a las estrategias y recursos pedagógicos que utilizamos para que las
trayectorias académicas de estos estudiantes sea más enriquecedora.
Específicamente nos centraremos en una experiencia particular del ciclo lectivo
pasado, donde transitó un estudiante con discapacidad. Ni bien iniciaron las
clases, el estudiante expresó estar en constante comunicación con la Dirección de
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inclusión y Comisión de Discapacidad de la Facultad, quienes están acompañado
con acciones su trayectoria académica.
Por todo ello, realizamos diversas reuniones de cátedra para establecer algunas
estrategias a utilizar en el desarrollo de las clases, como diversos dispositivos,
construcción de las herramientas de evaluación y criterios de los mismos. En
definitiva, delinear estrategias pedagógicas para garantizar el aprendizaje de los
estudiantes, específicamente pensando en el estudiante antes mencionado.
La asignatura que dictamos se divide en tres espacios: teórico, práctico y taller, en
este último se elabora un proyecto de investigación de forma grupal (entre 3 o 4
personas). Teniendo en cuenta que el estudiante tiene discapacidad visual,
decidimos establecer mayor acompañamiento al grupo donde perteneciera con
tutorías, fuera del horario de cursada, apertura a consultas por casilla de correo
electrónico en caso que requieran. Estas estrategias están destinadas para el
estudiantado en general, pero en este caso nos propusimos que se desarrollen
con más énfasis.
Asimismo, para los espacios de teóricos y prácticos decidimos que además de
proyectar la presentación de las diapositivas de un power y escribir en el pizarrón
durante la explicación de las docentes, tendríamos en cuenta expresar todo de
forma oral, leyendo lo escrito en el pizarrón y en el power, por ejemplo; con el
objetivo que la compañera pueda tomar apuntes con sus herramientas
de escritura braille, compuesto por una regleta y un punzón.
Por otro lado, los textos que trabajamos en las distintas clases, fueron anticipados
al estudiante para que, con un programa descargado en su computadora, pueda
acceder a los textos. Desde el inicio de la cursada, pusimos a disposición los
correos electrónicos de la cátedra y docentes, asimismo cerciorarnos que todos
los textos estén digitalizados y hacerlos llegar a la biblioteca de la unidad
académica, siendo que en dicho lugar el estudiante podrá acceder a los mismos.
Respecto a la instancia de los exámenes parciales, el primero se realiza de forma
domiciliaria e individual, los cuales pueden ser entregados en formato papel o por
correo electrónico; mientras el segundo es de forma presencial y escrita. Para el
segundo parcial, decidimos conversar con el estudiante para acordar forma del
instrumento del mismo, se explicita que habíamos pensado en dos posibles
formas: oral o llevar las consignas del parcial en un dispositivo pendrive para que
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pueda convertirlo con el programa de braille, y una vez finalizado nos envié por
correo electrónico. El estudiante eligió la segunda opción, refiriendo que llevará su
computadora portátil, la cual cuenta con el software pertinente. Cabe destacar,
que el estudiante siempre se mostró predispuesto y activo ante las propuestas
planteadas por la cátedra, además resaltar que la capacidad de autonomía del
estudiante benefició el tránsito por la materia.
Finalmente, para presentar el proyecto de investigación, los grupos deben
presentar y explicar el mismo en un coloquio, el cual se pautan los criterios y fecha
con los y las estudiantes. En dicho espacio, el estudiante expresa haberse sentido
incluido en la cursada y recalcó como fundamental y novedoso que le hayamos
planteado acordar, en conjunto entre estudiante y docentes, la forma e
instrumento del segundo parcial.
Trayectorias escolares de estudiantes con discapacidad en el Nivel Superior Teniendo en cuenta la experiencia pedagógica relatada, consideramos oportuno
desarrollar la categoría de trayectorias escolares pensando en la inclusión
educativa en el Nivel Superior. Para ello, retomaremos los aportes de Terigi
(2007), quien expresa que cada estudiante lleva adelante su trayectoria de
acuerdo a sus posibilidades, para ello resulta necesario indagar qué aspectos de
su individualidad y de su contexto social y/o familiar pueden constituir apoyos,
evitando quedar centrado en lo ausente, en la falta o en lo que no hay en su
contexto, procurando la búsqueda de aquello que sí aporta a dicha trayectoria. Los
recorridos posibles dentro del Sistema Educativo son singulares y requieren de
articulación y acompañamiento por parte de los actores intervinientes en el marco
de las diferentes propuestas organizadas curricularmente, diseñadas y evaluadas.
Terigi (2007) clasifica las trayectorias en dos, por una parte en trayectorias
escolares teóricas, que referencia a itinerarios en el sistema que siguen una
progresión lineal prevista por los tiempos marcados por una periodización
estándar. Por ejemplo, la organización del sistema por niveles, gradualidad de
contenidos dados por un currículum y anualización de grados de instrucción. En
este sentido, la trayectoria teórica implica ingresar a tiempo al nivel superior - para
ejemplificar -, permanecer, avanzar un grado por año y aprender.
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Por otro lado, se encuentran las trayectorias escolares reales, la autora se refiere
a las múltiples formas de transitar y vivenciar la experiencia escolar, muchas de
las cuales no implican recorridos lineales por el sistema educativo, sino más bien
son procesos personales e individuales en relación a sus posibilidades. Teniendo
en cuenta las trayectorias reales, no hay estandarización de recorridos, no se la
vincula con fracaso escolar, abandonados temporarios, reingresos fallidos y/o
transiciones entre niveles.
Las trayectorias se pueden pensar desde distintos puntos de vista, como recorrido,
camino en construcción permanente, itinerario de situación que implica a sujetos
en situación de acompañamiento. Otro punto, en el marco de una historia, para
generar un entendimiento situacional. Se necesita hacer un recorte en el espacio
y tiempo actuales y poder historiar. Se trata de un recorrido en situación, que
conjuga pasado, presente y futuro. Por otro lado, es necesario también saber
quiénes son los sujetos, qué significa para cada uno/a su recorrido y en qué
relaciones se sitúan en el colectivo.
Hablar de trayectoria es poner en evidencia las condiciones institucionales de la
escolarización, hacer visibles a los sujetos en la situación educativa, siempre
implica una relación y una construcción junto a otros sujetos. La trayectoria escolar
se inscribe y se cruza en una trayectoria educativa de vida. Es el resultado de un
entramado experiencial (Terigi, 2007).
La autora refiere que un aspecto relevante de las trayectorias educativas
integrales reside en su característica no lineal, implicando múltiples formas de
transitar una experiencia educativa, para lo cual será necesario habilitar otros
modos de pensar esas trayectorias desde un criterio de flexibilidad, superador de
estereotipos establecidos y en el contexto de una construcción permanente.
Por otra parte, Tello (2015) explicita que antes de hablar de la política educativa,
debemos referirnos los conceptos de la “política” y “política pública” porque estos
tres elementos se encuentran interrelacionados.
- Política: es un término muy genérico y ambiguo, en este caso se puede decir
que hace referencia a la concepción de la realidad social, a partir de la misma
toma una línea de acción.
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- Política pública: se puede definir como conjuntos de acciones
interrelacionadas que son adoptadas por un actor o un grupo de actores
políticos, que involucran la definición de metas y medios para su logro.
- Política educativa responde a la demanda de la política.
En este sentido, refiere que “Una política educativa incluye explícita o
implícitamente tres elementos: una justificación para considerar el problema a ser
abordado, un propósito a ser logrado por el sistema educativo; y una “teoría de la
educación” o conjuntos de hipótesis que explique cómo ese propósito será
alcanzado. El propósito puede estar asociado con los fines de la educación (…).
Consecuente, las escuelas y otras instituciones que proveen programas
educativos deben preparar estudiantes para leer, para enfrentar el mundo del
trabajo, y para aceptar su lugar en la sociedad y/ o cuestionar el orden social
actual. A tal efecto, las instituciones han de operar de manera eficiente, tratar a
todos por igual, garantizar el acceso a todos los grupos sociales y/o perpetuar el
orden existente” (Tello, 2015: 147).
Inclusión educativa en el Nivel Superior Teniendo en cuenta la relevancia de considerar las trayectorias escolares reales
de los y las estudiantes, resulta oportuno desarrollar la categoría Inclusión
educativa en el nivel Superior, retomando los aportes de resoluciones legales
vigentes en la Provincia de Buenos Aires.
En este sentido, consideramos relevante hacer hincapié en los aportes del marco
legal del Sistema Educativo Provincial (SEP) para garantizar la inclusión de
personas con discapacidad o con dificultades sin diagnóstico médico, la resolución
del Consejo Federal de Educación 311/16 y la resolución provincial 1664/17. En
ambas resoluciones se establece el paradigma de inclusión en contraposición al
paradigma de integración, ya que la integración es solo una estrategia de
inclusión. Las mismas están dirigidas a fortalecer, sostener y promover la
construcción de prácticas inclusivas en todos los niveles del sistema educativo.
En este sentido, se establece el modelo social de inclusión, donde se debe tener
en cuenta el contexto social de cada estudiante a la hora del proceso de
enseñanza-aprendizaje. Es decir, levar a cabo prácticas educativas inclusivas
implica que las escuelas propicien el desarrollo de contenidos transversales como
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la igualdad de derechos, la convivencia y el respeto por las diferencias a fin de
fortalecer el trabajo colaborativo en los ámbitos de aprendizaje.
Supone también una mirada de la enseñanza superadora de modelos didácticos
tradicionales y de escenarios áulicos o formatos rígidos de paradigmas históricos,
es decir; se realizan configuraciones pedagógicas de las actividades planificadas
para el estudiantado en general con el objetivo de eliminar las barreras
institucionales. Este nuevo paradigma propone una vuelta de tuerca, donde los
estudiantes con discapacidad dejan de ser la barrera y los culpables del fracaso
escolar; las barreras pasan a ser de la institución y los/las docentes, apelando al
uso de estrategias inclusivas.
En este sentido, se considera a la educación inclusiva no solo a la que incorpora a
los/las estudiantes con discapacidades sino que da cuenta del reconocimiento de
las particularidades y necesidades de cada estudiante, sin necesidad de un
diagnóstico médico.
Por su parte, Ezcurra (2011) hace referencia a “una inclusión excluyente” para
demostrar cómo la aparente democratización de la universidad se opaca con una
realidad insoslayable: altas tasas de fracaso académico y abandono, en perjuicio
de amplias franjas sociales desfavorecidas en la distribución del capital económico
y cultural. La autora refiere que las brechas de graduación universitaria son
también brechas de clase agudas, por ello profundiza en las causas del fenómeno,
resaltando que los condicionantes sociales son posibles de neutralizar a partir de
políticas que surjan de nuestras propias instituciones.
Ezcurra (2011) aborda el tema a la luz de una mirada sociológica bourdieana,
hace referencia que la “deserción” en la universidad se concentra preferentemente
en el primer año de las carreras de grado, es consecuencia de la masificación del
nivel universitario y está socialmente condicionada.
“En el caso de la educación superior, y especialmente de la universitaria, esta
relación inclusión – exclusión, adquiere connotaciones y alcances particulares.
Como punto de partida, corresponde encuadrarla en instituciones que, desde sus
propios orígenes privilegiaron el mérito y la excelencia, principios que por
entonces constituían una oportunidad de mitigar la incidencia de factores
adscriptivos en una sociedad fuertemente jerarquizada como la medieval, dotada
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de una estructura social estática y lugares sociales cristalizados” (Chiroleau,
2009:142).
En este sentido, la autora Chiroleau (2009) refiere que el desarrollo de políticas
inclusivas en la educación superior supone el desafío de superar la doble
contradicción que les da origen. En primer lugar, su implantación en el contexto de
sociedades en las que paradójicamente se observa la exclusión y la fragmentación
social, y en segundo lugar, su localización en un ámbito con supuestas tendencias
igualitaristas, como en el nivel superior, especialmente en el sector universitario.
En el espacio universitario, la primacía de valores como la excelencia y el mérito
son componentes indisociables, y se asocia contemporáneamente con lógicas
excluyentes. La autora refiere que esto no siempre fue así, en el contexto
sociopolítico medieval la imposición de estos criterios en el seno de las
universidades permitía desplazar y aun subordinar a factores adscriptivos como la
clase social de pertenencia, la raza o el color. Por ende, la premisa general
suponía que la inclusión en el nivel superior debía responder estrictamente a sus
propios logros y corresponder a cualquier persona que a partir de sus cualidades,
esfuerzos y dedicación, alcanza a ciertas metas u objetivos. Estas cuestiones
encierran una falsa “igualdad de oportunidades” entre los actores intervinientes, ya
que se encuentran fuertemente mediadas por factores adscriptivos por no tratarse
de un concepto universal y, en consecuencia, merecer diferentes lecturas desde la
perspectiva social.
La noción de inclusión cambia el eje de discusión al tomar como punto de partida
el reconocimiento de que la sociedad no es homogénea y la diversidad constituye
un componente fundamental que merece ser revalorizado. En el ámbito educativo,
supone el derecho al aprendizaje por parte de todos, independientemente de sus
características individuales.
Asimismo, la autora refiere que la igualdad (formal) de oportunidades para acceder
a las instituciones poco nos dice sobre la posibilidad concreta de obtener
resultados positivos en el tránsito por las mismas. Desde una perspectiva de
análisis más abarcativa que integre las nociones de equidad de acceso,
participación, aprovechamiento, progreso y culminación de los estudios, una
mayor inclusión en la educación superior contribuiría a reducir la desigualdad y a
aumentar la cohesión social.
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Por su parte, el diseño y aplicación de políticas públicas inclusivas en la educación
superior adquieren además características singulares en los diversos países
respondiendo a factores propios de su estructuración social, a las lógicas sobre las
que se asientan sus instituciones de educación superior y aun a los procesos
ideológicos globales que afectan de manera dispar sus valores e instituciones.
Chiroleau (2009) refiere que la forma distinta en que en Argentina y Brasil
enfrentan la ampliación de la inclusión en la educación superior, merece
relacionarse con factores estructurales de los respectivos sistemas, por ejemplo el
avance que el nivel superior alcanzó en Argentina, a partir del desarrollo del sector
público. En este contexto, ambos países desarrollan políticas públicas destinadas
a fortalecer su propuesta de inclusión de nuevos grupos, tradicionalmente
postergados en el ámbito de la educación superior.
En ambos casos, se procura ampliar el acceso al nivel superior, y recientemente
se incorporan mecanismos que procuran obtener una mayor equidad en términos
de resultados. En este sentido, la experiencia argentina permite adelantar que
garantizar sólo el acceso a las instituciones no supone por sí mismo una
ampliación de la representación de los sectores sociales menos favorecidos y de
personas con discapacidad, por ejemplo.
Pensando en la evaluación en el Nivel Superior Habiendo desarrollado la categoría de inclusión educativa en el Nivel superior
resulta relevante ingresar en el debate de la evaluación educativa en este nivel
específicamente, ya que la evaluación se suele reducir solo a la instancia de
examen.
Respecto al Nivel Superior, según la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, sigla internacional) en la Declaración
Mundial sobre la Educación Superior (1998), la educación superior se define como
"todo tipo de estudios, de formación o de formación para la investigación en el
nivel postsecundario, impartidos por una universidad u otros establecimientos de
enseñanza que estén acreditados por las autoridades competentes del Estado
como centros de enseñanza superior".
Según la Ley de Educación Superior Nº 24.521 los objetivos son:
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- Formar científicos profesionales y técnicos, que se caractericen por la solidez
de su formación y por su compromiso con la sociedad de la que forman parte.
- Preparar para el ejercicio de la docencia en todos los niveles y modalidades
del sistema educativo.
- Promover el desarrollo de la investigación y las creaciones artísticas,
contribuyendo al desarrollo científico, tecnológico y cultural de la Nación.
- Garantizar crecientes niveles de calidad y excelencia en todas las opciones
institucionales del sistema.
- Profundizar los procesos de democratización en la Educación Superior,
contribuir a la distribución equitativa del conocimiento y asegurar la igualdad
de oportunidades.
- Articular la oferta educativa de los diferentes tipos de instituciones que la
integran.
- Promover una adecuada diversificación de los estudios de nivel superior, que
atienda tanto a las expectativas y demandas de la población como a los
requerimientos del sistema cultural y de la estructura productiva.
- Propender a un aprovechamiento integral de los recursos humanos y
materiales asignados; Incrementar y diversificar las oportunidades de
actualización, perfeccionamiento y reconversión para los integrantes del
sistema y para sus egresados.
Respecto a la categoría evaluación, Davini (2008) desarrolla varios aspectos y
herramientas para enriquecer la reflexión y debate de las prácticas de enseñanza,
entre ellas la evaluación. Específicamente desarrolla estos puntos en los tres
últimos capítulos de su libro.
La autora se centra básicamente en aportar y construir criterios de motivación que
permitan generar condiciones propicias para que el proceso de aprendizaje sea
una actividad deseable para los y las estudiantes y también motivadora para los y
las docentes.
En este sentido, la autora remarca el rol protagónico que deben cumplir los/as
estudiantes en tanto sujetos activos, en tanto sujetos que necesitan ser
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reconocidos por otros. Para ello el docente deberá realizar el esfuerzo por
comprender las culturas infantiles y juveniles y los desafíos que enfrentan hoy.
Asimismo, resulta relevante y de mucha utilidad los criterios didácticos para la
motivación que propone la autora, como: transmitir contenidos relevantes, apelar a
los códigos de las y los estudiantes, incluir la emoción en la enseñanza y trabajar
desde lo concreto estimulando la participación.
Por otra parte, la autora brinda herramientas en relación a la gestión de una clase,
a la organización de los contenidos, los tiempos y espacios. Si bien le asigna un
rol preponderante a la tarea docente, considera de manera primordial al estudiante
como sujeto activo en ese ambiente de aprendizaje. Un espacio pensado para que
fluyan las relaciones, los intercambios y la interacción.
En relación a los tiempos, la autora diferencia las tareas de la enseñanza de los
aprendizajes y refiere que las primeras se realizan en el marco de tiempos
externos, lineales, formales y regulados por la institución; mientras que los
aprendizajes tienen tiempos internos y variables. En este sentido, plantea la
posibilidad de establecer jerarquías y tiempos diferenciales para el abordaje de
contenidos, respetando ambos tiempos.
La coordinación del grupo y las tareas, para Davini (2008), será también un
proceso que implique respeto del grupo como vehículo y productor del
aprendizaje, un proceso colectivo que además respete los desarrollos individuales
como parte del proceso de aprendizaje.
Asimismo, brinda herramientas que resultan interesantes para pensar la
evaluación. En este sentido el primer planteo es pensar la evaluación como un
proceso continuo con distintas caras, la evaluación diagnóstica, la formativa y la
recapituladora. La primera muy asociada a un momento inicial, que sin embargo
el/la docente debe realizar en forma constante. La segunda también se realiza
durante todo el proceso de enseñanza y nos sirve para identificar posibles
problemas, dificultades y cambios que se deban tomar en relación a errores o
desvíos de los objetivos propuestos. La tercera nos permite realizar balances,
identificando los avances, rendimientos y esfuerzos realizados por los y las
estudiantes, teniendo siempre presente que no es bueno intentar medir con la
misma “vara” el rendimiento de todos por igual, sino que es necesario comprender
el proceso de cada estudiante desde el lugar de donde partió.
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Resulta fundamental entender la evaluación como un proceso constante que no
sólo se ubica al final, sino también como parte del proceso de aprendizaje y como
momento para motivar el trabajo y el esfuerzo del estudiantado. En este sentido, la
autora resalta la importancia de la auto-evaluación como proceso fundamental que
desarrolla habilidades meta-cognitivas, donde los y las estudiantes comprenden el
proceso transitado, los efectos de sus decisiones y la responsabilidad en la
construcción de sus aprendizajes; es decir, los estudiantes como sujetos activos
durante el proceso educativo. 3. CONCLUSIONES
A modo de reflexiones finales, consideramos que además de las políticas
educativas inclusivas que ha implementado la universidad y consecutivamente
cada unidad académica, resulta relevante el posicionamiento ético-político docente
ante estos casos, utilizando estrategias y recursos pedagógicos que garanticen el
aprendizaje para esta población. Si bien, la universidad ha implementado la
Dirección de vinculación e Inclusión Educativa en las facultades, aún nos queda
trabajo por realizar e implementar. A lo largo de la ponencia, explicitamos el marco
legal de la propuesta pedagógica de inclusión que se ha implementado a nivel
provincial para el nivel inicial, primario y secundario; lo cual consideramos que nos
sirve de puntapié para pensar la inclusión educativa en el Nivel superior,
específicamente en la universidad.
Por otro lado, resulta oportuno pensar en las estrategias pedagógicas virtuales
que debemos/podemos considerar los y las docentes para esta población, ante el
contexto de suspensión de clases presenciales por la cuarentena obligatoria y
preventiva que estamos viviendo a nivel nacional, a causa de la pandemia
producida por el COVID-19. BIBLIOGRAFÍA
Chiroleau, A (2009). Políticas públicas de inclusión en la educación superior: Los casos de
Argentina y Brasil. Revista Pro-Posições, Campinas, volumen 20, N° 2. Páginas 141-166.
CIF (2001) Clasificación Internacional sobre el “Funcionamiento la Discapacidad y la Salud”.
Edición española.
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Davini, M. C. (2008). Métodos de enseñanza. Editorial Santillana. Argentina.
Ezcurra, A. M. (2011) Enseñanza Universitaria. Una inclusión excluyente. Hipótesis y conceptos.
En Elichiry, N (comp.). (2011) Políticas y Prácticas frente a la desigualdad educativa. Tensiones
entre focalización y universalización. Editorial Noveduc. Buenos Aires-Argentina.
Ley de Educación Superior Nº 24.521 (1995).
Resolución de educación inclusiva N° 311 (2016). Consejo Federal de Educación, Argentina.
Resolución Provincial de educación inclusiva N° 1664 (2017).
Terigi, F. (2007). Los desafíos que plantean las trayectorias escolares. Presentado en el III Foro
Latinoamericano de Educación “Jóvenes y docentes. La escuela secundaria en el mundo de hoy”.
Organizado por Fundación Santillana, Buenos Aires. Recuperado el 30 de junio de 2016 del sitio
Web: http://des.mza.infd.edu.ar/sitio/upload/desafios__de_flavia_terigi.pdf
Tello, C. (2015). Los objetos de estudio de la política educativa. Buenos Aires. Editores de
Argentina. Libro Digital, EPUB.
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