View
230
Download
0
Category
Preview:
Citation preview
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Doctorado en Ciencias Sociales
TESIS
_________________________________
La lucha por la tierra en Argentina en los albores del Siglo XXI. La recreación del
campesinado y de los pueblos originarios _________________________________
Diego Ignacio Domínguez
Directora: Norma Giarracca Buenos Aires, 2009
Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Resumen:
La tierra, la distribución equitativa de la tierra, el acceso y su utilización, ha sido y es
aún, uno de los principales problemas del mundo. Estamos frente a una antigua
cuestión, que atraviesa la trayectoria de todos los países de Latinoamérica, donde
enmarcamos a la Argentina. Actualmente se observa que gran parte de los
movimientos sociales emergentes en las últimas décadas en Argentina y en el
continente tienen como objeto de sus demandas la democratización del control de los
bienes o recursos naturales, incluida la tierra. Las poblaciones rurales y rururbanas se
organizan para enfrentarse con gobiernos locales, provinciales y nacionales, contra
terratenientes, empresas nacionales y transnacionales, etcétera, en la disputa por el
manejo del espacio. La lucha por la tierra ha sido tradicionalmente el foco más nítido
de la disputa que podríamos llamar territorial, o sea, por la definición política de la
espacialidad. Lo que pareciera suceder en este momento histórico de Latinoamérica
es que, en el contexto de la reconfiguración de los usos del espacio operada por las
políticas neoliberales en general y por el agronegocio en particular, la disputa por la
tierra se ha resignificado inscribiéndose en luchas más generales y complejas por la
apropiación del territorio.
La conflictualidad por la tierra, que aquí se analiza, presenta por un lado la ampliación
de sentidos e interpelaciones, pero también expresa la emergencia de un sujeto
político, el campesinado y los pueblos originarios. Esta recreación e invención cargada
de tensiones internas se desenvuelve simultáneamente en condiciones de invisibilidad
y gravedad. Cada conflicto de tierra, en tanto es a la vez una disputa territorial por los
últimos espacios ricos en biodiversidad del país, está implicando potencial o
directamente a la sociedad en su conjunto, aunque se los presente -cuando logran
difusión- como cuestiones particulares de estas poblaciones de los márgenes. Cada
conflicto de tierra, como parte de una disputa territorial vasta, de escala local y global a
la vez, implica contenidos propositivos, desde la matriz civilizatoria de la modernidad,
pero también desde una matriz alternativa en construcción y experimentación. Es
decir, la conflictualidad por la tierra actualmente devela que el campesinado y los
pueblos originarios, a pesar de las dificultades y amenazas que enfrentan, están
protagonizando una disputa de la mayor importancia para todos los hombres y
mujeres, y a su vez, muestra que están muñidos de propuestas y dispositivos
concretos para ensayar respuestas en el marco de procesos generales de
transformación social.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Abstract:
The land, the equitable distribution of the land, the access and its use has been and
still are some of the most important problems of the world. We face a long standing
question, which crosses the path of all countries of Latin America including Argentina.
Nowadays it appears that great part of the social emergent movements in the recent
decades in Argentina and in the continent take as an object of demands the
democratization of the control of the natural resources, including land. The rural
populations are organized to face local, provincial and national governments against
landowners, domestic and transnational corporations, etc., in the dispute for the
handling of space. The struggle for land has traditionally been the clearest area of the
territorial dispute, it is to say, by the political definition of the space. What seemed to
happen at this historical moment in Latin America is that, in the context of the
reconfiguration of the uses of space operated by the neoliberal policies in general and
agribusiness in particular, the dispute for the land has been re-meant registering in
more general and complex struggles for the appropriation of the territory.
The conflict for the land, which here is analyzed, presents on one hand the
amplification of senses and interpellations, but also expresses the emergence of a
political subject, the peasantry and the native peoples. This recreation and invention is
developed simultaneously in conditions of invisibility and gravity. Each conflict of land,
while it is simultaneously a territorial dispute, is involving potential or directly to the
society in its set, though one presents them - when they achieve diffusion - as
particular questions of these populations of the margins. Every conflict of land, as part
of vast territorial dispute, of local and global scale at the same time, involves contents
means the way, since the matrix of modern civilization, but also from an alternative
matrix construction and experimentation. That is to say, the conflict over land reveals
that despite the difficulties and threats that it faces this political subject, the peasantry
and the native peoples they lead nowadays a dispute of the major importance for the
society as a whole, and in turn that Both are with offers and specific devices to test
answers in the frame of general processes of social transformation.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
INDICE
Página
Agradecimientos y dedicatoria 7
Epígrafe 9
Listado de siglas 10
PARTE I: EL PROBLEMA DE LA TIERRA EN ARGENTINA
CAPITULO I. Introducción a un antiguo conflicto 12
- Un antiguo conflicto
- Los niveles de análisis sobre la conflictualidad por la tierra en Argentina
- Los interrogantes y aportes
CAPITULO II. Elementos conceptuales para pensar la cuestión campesina e
indígenas
27
- Apuntes sobre los conflictos del campesinado
- Reflexiones sobre el campesinado y los pueblos originarios en tiempos de
la globalización
CAPITULO III. Conformación de la estructura agraria argentina: legislación,
concentración de tierras y derechos campesinos y indígenas
74
- Marco jurídico del despojo
- Corpus del derecho a la tierra
- Las tierras en la estructura agraria argentina
- La cuestión de la tierra en los tres casos de estudio
CAPITULO IV. Algunos antecedentes de la lucha por la tierra en Argentina
115
- Conflictos de tierra durante la consolidación del Estado-Nación
- Conflictos de tierra durante la consolidación del modelo agroexportador
- Conflictos de tierra durante la consolidación del proyecto modernizador
- Conflictos de tierra durante la consolidación de la matriz Estado-céntrica
- La cuestión de la tierra entra a la agenda política
- Conflictos de tierra durante la consolidación de las organizaciones
populares
- Conflictos de tierra durante la consolidación de la matriz mercado-céntrica
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
PARTE II: LA ACTUAL CONFLICTUALIDAD POR LA TIERRA EN ARGENTINA
CAPITULO V. La actual conflictualidad por la tierra en el nivel nacional 130
- El estado de la conflictualidad por tierras en Argentina: 2007-2008
- Elementos para una tipología de la conflictualidad por la tierra en Argentina
CAPITULO VI. Recampesinización e indigenización del Chaco: colonos,
aborígenes y pequeños productores
152
- Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a
la actualidad
- La geografía de la conflictualidad por la tierra
- Las claves de la conflictualidad
- Reparación histórica para los aborígenes y recampesinización en el agro
CAPITULO VII. La recuperación de los territorios ancestrales en Salta
184
- Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a
la actualidad
- La geografía de la conflictualidad por la tierra
- Las claves de la conflictualidad por la tierra
- Recuperación y reconocimiento de la preexistencia indígena, una
intencionalidad más allá del Estado-Nación y por fuera del agronegocio
CAPITULO VIII. Resistencia y Arraigo: las comunidades de la tierra en Santiago
del Estero
224
- Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a
la actualidad
- La geografía de la conflictualidad por la tierra
- Las claves de la conflictualidad
- Resistencia, arraigo e intencionalidad territorial, en las comunidades
campesino/indígena
CAPITULO IX. Comparación de los casos de conflictualidad por tierras
257
- Dimensiones del análisis comparativo
- Claves problemáticas de la conflictualidad por la tierra en los casos
- Características comunes de la conflictualidad por la tierra en los tres casos
analizados
PARTE III: LA TERRITORILIZACION DE LA LUCHA POR LA TIERRA COMO EMERGENCIA
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
DEL SUJETO POLITICO CAMPESINO E INDIGENA
CAPITULO X. Dinámicas territorializadoras y desterritorializadoras de
campesinos e indígenas en el marco de la conflictualidad por la tierra
275
- Dinámicas desterritorializadora s del campesinado y los pueblos originarios
en la actual conflictualidad por la tierra en Argentina
- Dinámicas territorializadoras del campesinado y los pueblos originarios en
la actual conflictualidad por la tierra en Argentina
CAPITULO XI. La reinvención campesina e indígena en el siglo XXI
298
- La ampliación de sentidos y la territorialización de la lucha por la tierra
- La reinvención campesino e indígena como emergencia de un sujeto
político
- La reinvención política entre las amenazas del conjuro y la violencia: como
una guerra
- Potencialidades del campesinado y los pueblos originarios como sujeto
político
REFLEXIONES FINALES. Significado y alcances de la reinvención del
campesinado y la emergencia de los pueblos originarios
328
- Respondiendo algunas preguntas
- ¿Qué significa la reinvención del campesinado en Argentina?
- ¿Un programa político?
- La paradoja de la reinvención campesina e indígena en tiempos del
agronegocio
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
339
ANEXO. Matrices de casos de conflictos de tierra: Chaco, Salta y Santiago del
Estero
361
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Agradecimientos y dedicatoria:
Hacer la tesis parecía una tarea imposible, terminarla lo fue. Un sin número de
ocurrencias favorables, verdaderas bienvenidas casualidades, tuvieron que sucederse
para acercarnos a la meta de presentarla, aunque la sintamos inconclusa. Pero hasta
aquí hemos llegado. Seguirán otras reflexiones, o las mismas con otros tiempos y
espacios. Nada se abre, ni se cierra, con una tesis. Con suerte será un insumo más
para seguir haciendo lo que consideramos es nuestro compromiso y apuesta.
Aunque se presenten al inicio, los agradecimientos son lo último que se escribe.
Entonces, uno repasa las caras y palabras de muchas personas, que sabiéndolo o no,
han tenido parte para que esta tarea se haya realizado.
Durante la elaboración de la tesis, particularmente me encontré con la pregunta de
cómo llegué al mundo de la sociología rural. Una pregunta que obligó el recordar. No
sé que ha sido, si el desarraigo infantil, los antepasados del campo. No sé finalmente
qué es lo que ha gestado el sentimiento de implicancia frente a las cuestiones de la
tierra. Creo que esto ha sido el sustrato que, de alguna manera, condujo luego a
deslumbrarme, en el año 1993, con las comunidades de agricultores arrieros
(arrendatarios en esos tiempos) de Pueblo Viejo, Araguyoc, las Higueras, el Alisal,
enclavadas en la pre-cordillera de Salta. Comunidades que un año después de
conocerlas, con la nueva constitución sancionada, comenzarían a renacer como parte
del pueblo Kolla. Desde entonces, el recorrido estuvo marcado por la búsqueda de
vincular el compromiso con esas realidades y la producción de conocimiento.
Por lo anterior es que, en primer lugar, quiero agradecer por la inspiración a todos
aquellos que en verdad son el impulso y el sentido para llevar a cabo esta tarea. Y en
el agradecer, quiero dedicar este trabajo. A los compañeros: de Tinkunaku, en Salta, o
bien habrá que decir desde ahora Qullamarka; a los compañeros del Movimiento
Nacional Campesino Indígena, en el esfuerzo de nacionalizar la lucha; de la Unión de
Pequeños Productores del Chaco; de Colonia Loma Senes, en Formosa; en Misiones,
de la Unión de Trabajadores Rurales, también a los que le ponen el cuerpo en
Santiago de Liniers, y a Ester Domínguez y su familia, que demuestran todos los días
que la tierra en manos campesinas es un lugar de vida, lucha y libertad. También
agradezco y dedico las reflexiones y aportes a los compañeros que siempre están en
nuestro recuerdo: del conquistado Terra Livre, y del Movimiento Sin Tierra de
Cascavel, Brasil; y a los aguerridos compañeros y compañeras del movimiento
campesino de Paraguay, en especial a Magui Balbuena y Marta García. Aunque en
estos contextos la tarea que puede hacer un sociólogo siempre parece insuficiente, en
este mar de lucha y padecer, pero sobre todo de persistente dignidad, ojala contribuya
en algo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
A su vez, esta tesis, más allá de que se haya tornado por momentos un padecimiento
en soledad, es el resultado de una producción colectiva. Sinceramente no soy su único
autor. Está compuesta de reflexiones que comparto con tantos. No sólo de porciones
de trabajos anteriores, de quienes nos antecedieron, sino del diálogo con aquellos que
uno considera guías. En este sentido, agradezco a Norma Giarracca, el tiempo, la
dedicación, pero sobre todo su generosidad no sólo académica. También agradezco a
Miguel Teubal por brindar la posibilidad de diálogos y producciones en conjunto,
achicando las distancias y jerarquías académicas. Este trabajo también se compone
de resultados de trabajos ya realizados con otros. Aquí están las reflexiones y
elaboraciones compartidas con un hermano de la vida, Pablo Sabatino. Aquí están las
marcas de los primeros y lejanos trabajos de campo con Daniela Mariotti, pero también
del recorrido realizado con dos amigos que admiro como Pablo Barbetta y Pablo
Lapegna, con quienes hemos ido ensayando nuevas formas de relacionarnos con la
producción de conocimiento. En este sentido, son muchas las personas que han
hecho aportes: los compañeros y compañeras del histórico Grupo de Estudios
Rurales; y también las/los compañeras/os del joven y vital Grupo de Ecología Política,
Comunidades y Derechos, y del próspero Centro de Estudios Campesinos. Esto fue
posible en parte porque tuve la suerte de haber participado siempre de grupos de
trabajo con vocación para la producción colectiva, más allá de sus necesarios
momentos de conflicto y ruptura. Agradezco también a las personas que están
involucradas en el camino de nuestra formación. A Bernardo Mançano Fernándes por
sus aportes a la reconstrucción de una práctica teórico-política y por su contribución a
la elaboración de una visión compartida. Al área de becas de CLACSO, por haber
acompañado y hacer posible tantas investigaciones y trabajos de campo, supliendo
muchas veces las ausencias y deficiencias de la universidad. A quienes hacen del
Instituto Gino Germani y de la Facultad de Ciencias Sociales un lugar de trabajo a
pesar de los contratiempos y dificultades, en particular a Julian Rebón por la
colaboración en momentos críticos y a Carolina Mera que, sin saberlo ella, me dio el
empujón para presentar la tesis. A Carlos Julio por el uso de sus extraordinarios
dibujos, y a Alicia Salvadores por las fotos. Finalmente, quiero agradecerle a Karen
Jorolinsky, pues esta tesis no hubiera llegado hasta este punto sin las decenas de
horas de trabajo, jornadas completas que le dedicó como si se tratara de su propia
tesis.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“Ignoro si el mundo moderno presenta un género de asociación tan monstruoso como
éste. (…) Es, en fin, algo parecido a la feudalidad de la Edad Media, en que los
barones residían en el campo, y desde allí, hostilizaban las ciudades y asolaban las
campañas; pero aquí faltan el barón y el castillo feudal. Si el poder se levanta en el
campo, es momentáneamente, es democrático: ni se hereda, ni puede conservarse,
por falta de montañas y posiciones fuertes. (…) Este movimiento espontáneo de las
campañas pastoriles fue tan ingenuo en sus primitivas manifestaciones, tan genial y
tan expresivo de su espíritu y tendencias, que abisma, hoy, el candor de los partidos
de las ciudades que lo asimilaron a su causa y lo bautizaron con los nombres políticos
que a ellos los dividían. La fuerza que sostenía a Artigas, en Entre Ríos, era la misma
que, en Santa Fe, a López; en Santiago, a Ibarra; en los Llanos, a Facundo.”
(El Facundo, Domingo Faustino Sarmiento, 1851)
“¿Y los gauchos de allá, son antropófagos?
No señor –he respondido- son cristianos, son agricultores y jornaleros; los famosos
jinetes de la tierra; son criaturas de un corazón noble y bravo, de una inteligencia
sorprendente; son hospitalarios, sobrios y generosos y habituados a tan enormes
trabajos rurales, que son los únicos que no le son disputados por el incesante
concurso de la inmigración.”
(Carta de José Hernández, escrita en Montevideo, agosto 1874)
“El paraíso, tal como hoy lo entendemos, fue seguramente la invención de una clase
relativamente desocupada. En el sueño campesino, el trabajo no deja de ser
necesario. El trabajo es la condición de la igualdad. Los ideales de la igualdad
marxista y burgués presuponen un mundo de abundancia; exigen la igualdad de
derechos para todos delante de una cornucopia; la cornucopia que construirán la
ciencia y el desarrollo del conocimiento. Lo que cada uno de ellos entiende por
igualdad de derechos es, por supuesto, muy diferente. El ideal campesino de igualdad
reconoce un mundo de escasez, y su promesa es la de una ayuda mutua fraternal en
la lucha contra ésta y un reparto justo del producto del trabajo.”
(Puerca Tierra, de John Berger, 1979)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Siglas:
APN: Administración de Parques Nacionales APPCH: Asociación de Pequeños Productores del Chaco APPCHS: Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteño BM: Banco Mundial CAI: Consejo Asesor Indígena CAN: Consejo Agrario Nacional CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe CIPAF: Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar CLOC: Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo ENARGAS: Ente Nacional Regulador del Gas ENDEPA: Equipo Nacional de Pastoral Aborigen FAA: Federación Agraria Argentina FAO: Food and Agriculture Organization / Organización para la Alimentación y la Agricultura FIAN: Foodfirst Information & Action Network FIDA: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola FNC: Frente Nacional Campesino FUNAM: Fundación para la defensa del Ambiente FoNAF: Foro Nacional de la Agricultura Familiar GTZ: Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit / Cooperación Técnica Argentino-Alemana IDACH: Instituto del Aborigen Chaqueño IICA: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura INAI: Instituto Nacional de Asuntos Indígenas INDEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INTA: Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria INTI: Instituto Nacional de Tecnología Industrial IPPIS: Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta LACH: Ligas Agrarias del Chaco MCC: Movimiento Campesino de Córdoba MNCI: Movimiento Nacional Campesino Indígena MOCAMI: Movimiento Campesino de Misiones MOCASE-VC: Movimiento Campesino de Santiago del Estero – Vía Campesina OFC: Organización de Familias Criollas OIT: Organización Internacional del Trabajo PROINDER: Proyecto Integral del Desarrollo Rural PSA: Programa Social Agropecuario SAGPyA: Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos UNPEPROCH: Unión de Pequeños Productores del Chaco UNPEPROCE: Unión de Pequeños Productores de Colonia Elisa USAID: United States Agency for International Development / Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional UST: Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra UTR: Unión de Trabajadores Rurales YPF: Yacimientos Proliferos Fiscales
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
PARTE I
EL PROBLEMA DE LA TIERRA EN ARGENTINA
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO I
Introducción a un antiguo conflicto
El campesinado no solo persiste, sino que también se recrea1. Una y otra acción
asumen formas múltiples. Abordaremos básicamente la recreación política del
campesinado y de los pueblos originarios que se manifiesta en los conflictos de tierra
de Argentina en la actualidad.
En realidad, consideramos como hipótesis que los conflictos por tierra son un indicador
de la persistencia y recreación de estos sujetos. Es por ello que las características que
adquieren los conflictos por tierras en cada momento histórico nos dicen mucho sobre
las formas de la reproducción y de los cambios, y de los procesos de desarticulación y
recreación del campesinado en las distintas épocas. La recreación del campesinado
(como modo de vida siempre amenazado, como clase sobreviviente), en los variados
escenarios de coacción y represalias que buscan su subordinación o
desmantelamiento, es lo que hace que los conflictos por la tierra sean una
problemática que no sólo no se ha resuelto, sino que a la vez se ha actualizado con
otros elementos que le imprimen gran complejidad. La tierra, pachamama, antiguo
reclamo de pueblos originarios, campesinos, trabajadores del surco, emerge hoy
dentro de una trama más amplia de luchas. La disputa por la tierra aparece ahora
enmarcada en una conflictualidad que podría denominarse socioambiental o territorial,
y que se desenvuelve en un período histórico signado por el proyecto globalizador
neoliberal y por profundas crisis (de representación política, de los Estados-Nación, del
proyecto inclusivo de la modernidad, etcétera).
Inscribimos por ende nuestra reflexión en un momento histórico en el cual la lucha por
la tierra se revigoriza, de la mano de una lenta y esforzada pero creciente organización
de los campesinados y de los pueblos originarios, incluso a escala de alianzas
globales.
Un antiguo conflicto:
En Argentina, a pesar de su explosividad y lugar estratégico, el problema de la tierra
no adquiere un lugar importante en la agenda pública sino es a partir de otros
problemas complementarios, aquellos que vienen acompañándolo, sean los 1 Para profundizar ver: Bengoa, 2003; Berger, 2001; Quijano, 2000; Shanin, 2008; Toledo, 1992; Wartman, 1982.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desmontes, o el aumento inexplicable del precio de los alimentos, etcétera. Es decir,
se trata de una problemática cuya relativa invisibilidad local contrasta con la
constancia de su vigencia, y con la amplia trayectoria que guarda como debate en el
continente.
La tierra, la distribución equitativa de la tierra, el acceso y su utilización, ha sido y es
aún, uno de los principales problemas del mundo. Estamos frente a una antigua
cuestión, que atraviesa la trayectoria de todos los países de Latinoamérica, donde
enmarcamos a la Argentina. Esta problemática es fundante de nuestra historia, y su
marca es el exterminio de parte de los pueblos originarios. En Argentina el 60% de los
pueblos originarios ha sido aniquilado (INAI, 2006). Este arrebato originario, por su
parte ha producido una de las conflictualidades más significativas e intensas. La lucha
por la tierra, está en la base de muchos procesos revolucionarios, crisis nacionales y
experiencias políticas muy variadas de Latinoamérica.
Históricamente, en Latinoamérica, el acceso y distribución de tierras constituyó uno de
los problemas centrales de muchas naciones. La concentración de tierras, y la
conformación de latifundios, ha sido una constante, del mismo modo que ha sido una
constante la resistencia al despojo y las ocupaciones directas de tierras por parte de
campesinos y comunidades indígenas. Estos dos procesos que conviven son las dos
caras principales del problema de la tierra en Latinoamérica.
Por un lado, se observa el permanente proceso de arrebato de tierras que sufrieron los
pueblos originarios, y la inequitativa distribución que perjudicó a las poblaciones
campesinas.
“Vemos así que en América Latina la formación de haciendas, plantaciones y
posteriormente estancias conjuntamente con sus correspondientes
campesinados subordinados fue el resultado de un proceso prolongado cuyas
raíces se encuentran en la evolución del régimen colonial agrario” (Teubal,
2003:138).
Estos hechos son centrales en un asunto que aún persiste, pese a las luchas que se
dieron y aún se dan, y a los distintos procesos de colonización y reforma agraria que
se implementaron para resolverlos.
Por otro lado entonces, se observa la persistente necesidad de enfrentar este despojo
o bien superar sus consecuencias. En efecto, el problema de la distribución y acceso a
tierras ya era central cuando el gobierno de Artigas proclamó el Reglamento de Tierras
de 1815 en el cual se destacaba la función social de la tierra y el acceso a la misma
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
como la vía de inclusión de los más desfavorecidos. Desde una perspectiva
progresista, como la de Domingo Faustino Sarmiento, no sólo el problema de la tierra
estaba en la raíz del “atraso” sudamericano, sino que la distribución equitativa de
tierras era vehículo de “paz social”, “civilización”, y base de conformación de las
naciones.
“El error fatal de la colonización española en la América del Sur, la llaga
profunda que ha condenado a las generaciones actuales a la movilidad y al
atraso, viene de la manera de distribuir la tierra. (…) Todos estos recursos
deben ser distribuidos y utilizados por leyes previsoras y equitativas para evitar
que mientras los elementos de civilización se acumulan en las costas, lo restante
del país sea entregado a la barbarie y que salgan luego del bien aparente
nuevas calamidades y desórdenes. Las tierras públicas sometidas a un régimen
equitativo de distribución fijarán hoy la población que carece de hogar, lo darán a
los millones de inmigrantes que vienen en busca de una patria para sus familias
y pondrán coto al vagar de las hordas del desierto suprimiendo el desierto
mismo.” (Sarmiento, 2001:260).
A comienzos del siglo XX la Revolución Mexicana se constituyó en un faro para
Latinoamérica, fue la lucha de los campesinos que instauró el primer y más importante
proceso de reforma agraria del continente. Entre 1934 y 1940 se expropian las 2/5
partes de las tierras cultivables de México (Barraclough, 1999). Por su parte en
Paraguay, se crea el Departamento de Tierras en 1926, como respuesta al problema
del acceso a la tierra, y en 1936 con la Revolución de Febrero se incorpora la
expresión reforma agraria planteándose el problema de los campesinos y el acceso a
la tierra de forma más integral (Morínigo, 2003).
Por distintas vías esta cuestión ha tratado de ser resuelta. Como señala Plinio Arruda
Sampaio (2005): “Ciertamente la intervención del estado orientada a corregir defectos
de la estructura agraria no es un hecho reciente en América Latina. Desde los tiempos
coloniales la metrópoli, los virreyes y gobernadores generales han tratado de
solucionar el desorden de los títulos legales de acceso a la tierra y los conflictos
sangrientos derivados de las formas de tenencia que surgieron de la época de la
‘conquista’ y de la implantación de la economía mercantilista en el campo
latinoamericano.” (2005:15).
Más recientemente varios Estados Latinoamericanos han impulsado legislaciones para
reformas agrarias o marcos jurídicos especiales de acceso a la tierra para pueblos
indígenas. Sin embargo, pese a iniciativas como éstas y a las políticas de acceso a la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tierra y reformas agrarias que se implementaron, como dijimos, la distribución de la
tierra se caracterizó por la formación de latifundios y grandes propiedades.
La situación reviste aun hoy un carácter tan agudo que no escapa a los organismos
internacionales, como es el caso de la FAO2: “Desde la última Conferencia Mundial
sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CMRADR), celebrada en 1979, se han
hecho esfuerzos por asegurar un mayor y mejor acceso por parte de los más pobres a
la tierra y a recursos productivos básicos como la tecnología, el crédito, insumos y el
acceso a los mercados. Se han llevado a cabo también procesos de reforma agraria
en varios países; algunos con más éxito, otros con menos. Sin embargo, la tierra, o
mejor dicho, la falta de ella, sigue siendo un obstáculo para el progreso de millones de
campesinos pobres.” (CIRADR, 2006:1).
Actualmente se observa que gran parte de los movimientos sociales emergentes en
las últimas décadas en Argentina y en el continente tienen como objeto de sus
demandas la democratización del control de los bienes o recursos naturales3, incluida
la tierra. Las poblaciones rurales y rururbanas se organizan para enfrentarse con
gobiernos locales, provinciales y nacionales, contra terratenientes, empresas
nacionales y transnacionales, etcétera, en la disputa por el manejo del espacio. La
lucha por la tierra ha sido tradicionalmente el foco más nítido de la disputa que
podríamos llamar territorial, o sea, por la definición política de la espacialidad. Lo que
pareciera suceder en este momento histórico es que, en el contexto de la
reconfiguración de los usos del espacio operada por las políticas neoliberales en
Latinoamérica, la disputa por la tierra se ha resignificado inscribiéndose en luchas más
generales y complejas por la apropiación del territorio.
En las décadas que transcurrieron, entre dictaduras y gobiernos que aplicaron los
paquetes de políticas neoliberales, se ha operado no sólo un reflujo de derechos
sociales adquiridos y una desarticulación de los proyectos revolucionarios, sino que a
la vez, aunque con menos visibilidad, se ha ido desenvolviendo una “reorganización
territorial” (Domínguez, Lapegna y Sabatino, 2006) o “reestructuración territorial” (Holt- 2 Por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization of the United Nations. 3 Tanto en la bibliografía especializada como en los documentos y discursos de organizaciones y organismos se encuentran estas dos formas de referirse a las fuentes de riqueza del suelo y del subsuelo. Por lo general, mientras los técnicos de organismos multinacionales y los funcionarios de los gobiernos utilizan el concepto de “recursos naturales”, los dirigentes de organizaciones indígenas y campesinas y los miembros de ONGs comienzan a imponer el concepto de “bienes naturales”. El sentido que estos últimos pretenden disputar es la carga mercantilizadora de la naturaleza, implícita en el concepto de recurso natural: un objeto a ser explotado.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Gimenez, 2006)4. El ámbito rural ha experimentado alteraciones profundas.
Actividades agropecuarias tradicionales vinculadas a los mercados internos de los
distintos países Latinoamericanos han sido desplazadas, por recomendación del
Banco Mundial, a favor de nuevos cultivos o actividades económicas exclusivamente
orientadas al mercado internacional, como forma de generar divisas para el pago de la
deuda externa (Teubal y Rodríguez, 2002). Esto produjo cambios en el funcionamiento
cotidiano de grandes áreas y regiones de los países. Ejemplos paradigmáticos son
México donde la frutihorticultura de exportación desplazó áreas destinadas a los
tradicionales maíces criollos; Argentina donde la soja avanzó desde la región
pampeana ampliando nuevamente la frontera agropecuaria en detrimento de
poblaciones campesinas e indígenas, montes, y zonas ganaderas; o bien Brasil y
Paraguay, donde nuevamente es el cultivo de la soja el que crece en superficie sobre
áreas de selva y bosque muchas veces con población indígena. Esto ha significado
alteraciones en el cotidiano de la vida campesina y pueblerina en las diversas
regiones, en su estructura y flujo demográfico, en la circulación interna y externa de
mercancías, los sistemas de carreteras, vías férreas, vías hídricas, puertos, dinámicas
fronterizas, etcétera. En el ámbito de los grandes centros urbanos también este
proceso se ha visto reflejado. El crecimiento de los asentamientos marginales, villas
miseria, favelas, de las grande ciudades latinoamericanas en las últimas décadas
expresan la reconfiguración del espacio y a la vez la lucha por él en las ciudades,
como queda reflejado de modo singular en Brasil por el Movimento Sem Teto
(Movimiento sin techo), inspirado en el poderoso Movimento Sem Terra (Movimiento
sin tierra).
Encuadramos estos procesos dentro de lo que interpretamos como reorganización
territorial. Es decir, entendemos que el actual proceso de globalización neoliberal en
Latinoamérica, vía políticas gubernamentales y estrategias empresariales, está
produciendo cambios en el control y en los modos de uso de los espacios geográficos
y sociales.
4 En esta línea pueden considerarse para Argentina las investigaciones que hemos realizado en torno de la contaminación sufrida por comunidades campesinas debido a la actividad del agronegocio en Formosa (Domínguez, Lapegna y Sabatino, 2005), o bien sobre algunos casos de conflictos por los recursos naturales realizado por Giarracca y Wahren (2005), y otros sobre la explotación minera en la Patagonia argentina (Weinstock, 2005). Asumiendo la perspectiva territorial de análisis podemos citar los trabajos con base de datos sobre conflictos territoriales en Argentina del Grupo de Estudios sobre Ecología Política, Comunidades y Derechos, del Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la UBA, y el trabajo que publicamos sobre la cuestión de las “territorialidades excluyentes y emergentes” (Domínguez, Lapegna y Sabatino, 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Argentina actualmente presenta un escenario donde la conflictualidad por la tierra
ocupa un lugar destacado aunque no tenga mayor visibilidad, y no tenga lugar en la
agenda del gobierno. La presión de los desalojos es cada vez más intensa y
violenta, al ritmo del avance de la frontera agropecuaria. Y la resistencia por su parte
aumenta al ritmo de la organización campesina e indígena. De todo esto, resultan en
número creciente los conflictos de tierra, que con algún tipo de resonancia mediática
en el 2008 –según los datos disponibles- ascienden a más de 80. En la base de esta
situación existe un problema enorme, las explotaciones agropecuarias de más de
mil hectáreas constituyen el 9% de total de unidades productivas, pero acaparan el
78% de las tierras, el derecho a la tierra que la Constitución Nacional reconoce a los
pueblos originarios se mantiene por lo general incumplido. A su vez, se trata de un
problema que se intercala y agrava con otros, como está sucediendo con los
desmontes de la flora nativa, que se realizan mayormente para destinar esas áreas
a la agricultura industrial de exportación (con la ya demonizada sojización), sin
incluso aprovechar muchas veces el recurso maderable. Lo mismo podría decirse de
los desmanejos de los humedales, de los cursos de agua dulce, de la contaminación
de las napas, de las fumigaciones con agrotóxicos sobre las poblaciones rurales, por
nombrar los más publicitados. El problema de la tierra esta en la base de una
problemática más vasta, lo que probablemente sea causa del aumento (aunque
tímido) que está mostrando su actual difusión mediática.
Como veremos la emergencia indígena y la recreación del campesinado son la
contracara de la revigorización de los conflictos de tierra. La conflictualidad por la
tierra reaparece renovada y propone elementos para retomar viejos debates así
como brindar nuevos interrogantes. Su actualidad e importancia van siendo
reconocidas incluso en el ámbito del Estado, como en la recientemente creada
Subsecretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, o en la Subsecretaria de
Tierras y Hábitat. Recientes trabajos sobre Argentina destacan incluso la
importancia del estudio de los conflictos rurales (y de tierras) para el análisis del
territorio y el desarrollo, en el marco del debate sobre las políticas de intervención.
“Concluyendo, consideramos que es importante el análisis sobre el territorio y
el desarrollo enfoque en situaciones donde se estén gestando o desarrollando
luchas y resistencias al orden social e institucional constituido y que se
manifiestan en un determinado ámbito espacial o lugar. Porque creemos que
es en estas expresiones de conflicto, con eje en un determinado espacio,
donde podemos encontrar la clave para comprender y explicar las relaciones
de poder que se ejercen desde los territorios, y aprehender de ellas para
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
proyectar el devenir futuro de modelos de mayor equidad y autonomía.”
(Manzanal, 2007:22).
Se trata de la vigencia y permanencia de un problema con historia. Es que el
problema de la tierra remite a una cuestión que ha sido estratégica antes y durante
la construcción de la modernidad capitalista: la cuestión agraria. Relacionada con
los conflictos por la tierra, la cuestión agraria cobró enorme magnitud (política, diría
Karl Kautsky) en el marco de las contradicciones del capitalismo y en su naturaleza
descampesinizadora (Mançano Fernándes, 2004). La desigual distribución de la
tierra entre las poblaciones rurales, es punto nodal de la constitución de la
globalidad industrial capitalista, y de su conflictualidad. La cuestión agraria en
Latinoamérica se estrecha con el feroz proceso de desplazamiento humano del
campo, la ferviente urbanización y la consecuente concentración de las riquezas
naturales en los planificados desiertos. No obstante, como señala el mismo Karl
Kautsky (1974) desde Europa, la concentración de la propiedad no conduce a la
eliminación total de la pequeña explotación agrícola. En realidad el capitalismo ha
destruido pero también ha reproducido al campesinado, y este a su vez se ha
regenerado por su propia acción y creatividad. La industrialización de la agricultura,
no ha erradicado a la agricultura campesina, y al contrario debe enfrentar hoy la
aparición de modelos alternativos como el paradigma agroecológico. La misma
usurpación ejecutada por la conquista europea en el continente, resueltamente
resistida, y que produjo un incesante debate que atravesó las políticas públicas y la
reflexión teórica, se repite sin dirimirse, sin digerirse. Se suceden nuevos despojos,
en simultáneo con la regeneración de lugares vía la ocupación o la recuperación de
tierras, y con nuevos intentos, incluso bien intencionados, de intervención estatal por
resolver los surgentes conflictos.
En un sentido genérico, el problema de la tierra se erige como antigua cuestión que
no pierde vigencia, pues remite al problema clave de las sociedades asalariadas
industriales: la destrucción del productor directo. Pero también la antigüedad de la
cuestión de la tierra reside en que se trata del problema de un grupo social que ha
existido desde siempre (Shanin, 1979), de un antiguo sujeto que ha resistido y
persistido en el control de los medios de producción en el seno de distintos sistemas
de organización de la producción y de la vida en general: esclavista, servil,
capitalista, socialista. Un antiguo grupo social portador de un antiguo slogan: “Tierra
y Libertad”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Como ciclos históricos, el antiguo problema de la tierra vuelve una y otra vez,
demostrando también la gran vitalidad política del campesinado, la capacidad
regenerativa de uno de los “viejos movimientos sociales”, como lo define Boaventura
de Sousa Santos (2001).
Cuando más resuelta parece estar la cuestión agraria, cuando más parece ser cosa
del pasado, más se presenta como algo del presente, o del futuro (Piñeiro, 2008).
Cuando más acabada se postula la separación de los hombres y mujeres de la
tierra, cuando la enajenación del productor de los medios de producción y del control
sobre las materias primas y los objetos de trabajo asoma irreversible, cuando más
claro se presenta el extrañamiento humano; de renovada manera se multiplican las
luchas que señalan que la producción no esta resuelta, que la propiedad privada no
puede elevarse como derecho primero y principio rector de las relaciones sociales,
que la distribución de las riquezas (naturales y producidas) es ficticia si no cuestiona
el trabajo alienado. En estas condiciones, la cuestión de la tierra regresa irresuelta y
denuncia la precariedad del proyecto capitalista-moderno. El capitalismo, cuya
(re)producción está dada por el éxito en la transformación de los productores
directos en asalariados y consumidores, ha puesto en evidencia de forma extrema la
capacidad de los sistemas campesinos de coexistir con otras formas de apropiación
del trabajo y de los recursos naturales (Sevilla Guzmán y González de Molina,
2005). En la base de las mayores desestabilizaciones del sistema capitalista y de la
conformación de los Estados-Nación están los levantamientos y rebeliones
campesinas por mantener unos usos y ordenamientos propios del espacio.
Los niveles de análisis sobre la conflictualidad por la tierra en Argentina:
La conflictualidad por la tierra ha resurgido intensamente en Latinoamérica. En cada
país evidentemente adquiere características particulares. Para abordar la problemática
en Argentina, hemos decidido combinar un análisis de la situación actual de los
conflictos de tierras (2007-2008), con un análisis de la conflictualidad por la tierra en
algunas provincias, desde el regreso del régimen democrático a esta parte (1983-
2008).
Tres casos de estudio sobre conflictualidad por la tierra en Argentina:
Para seleccionar las provincias, que tomaríamos como casos de estudio para el
análisis de la trayectoria de los conflictos de tierra desde la década de 1980 a esta
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
parte, tuvimos en cuenta tres aspectos que consideramos importantes a la hora de
analizar los conflictos de tierras. En grado de menor a mayor importancia, primero
observamos que fueran provincias con una importante presencia de explotaciones
agropecuarias (EAPs), donde se evidenciara el llamado avance de la frontera
agropecuaria vía el cultivo de soja y los consecuentes desmontes, y principalmente
donde fuera significativa la movilización campesina e indígena. La elección de las
provincias, también respondió a otros aspectos de interés en torno de la problemática
de tierras. Una serie variada de nuevos criterios reforzaron la decisión:
- Antecedentes históricos de organización política en el ámbito rural: agraria o
indígena,
- Ocurrencia histórica de significativos reclamos de tierra,
- Presencia actual de organizaciones campesinas y/o indígenas,
- Vigencia de organismos provinciales específicos sobre colonización o pueblos
originarios,
- Incidencia de las demandas indígenas y campesinas en la agenda pública
provincial,
- Despliegue represivo por parte de fuerzas de seguridad estatales o privadas,
- Diferentes tipos de población rural.
Como resultado de estos análisis preliminares, a partir de los criterios mencionados,
decidimos trabajar con tres provincias. Por un lado, seleccionamos la provincia de
Salta, donde la lucha por la tierra se expresa en el marco de la reemergencia política
de los indígenas. Luego, optamos por Santiago del Estero, provincia en la cual la lucha
por la tierra se enmarca en la emergencia política del campesinado, aunque se den
procesos de indigenización de comunidades campesinas. Por último elegimos la
provincia del Chaco, puesto que allí se observa la reemergencia indígena y
campesina, con puntos de encuentro y de tensión. Es decir, en dos de los casos
estamos frente a conflictos de tierra que se reactualizan (Chaco y Salta), y en uno de
ellos, frente a la explosión de la regeneración campesina (Santiago del Estero). Todos
ellos presentan la imbricación, manifiesta en los conflictos de tierra, entre lo campesino
y lo indígena, aunque en un caso predomine la identidad indígena (Salta), en otro la
campesina (Santiago del Estero), y en el tercero exista entre ellas la convivencia,
complicidad y tensión (Chaco).
El Chaco se mostraba entonces como un caso en el cual analizar los conflictos de
tierra en una provincia con una historia reciente de luchas indígenas y agrarias, donde
se registran actualmente procesos de recampesinización (de comunidades indígenas y
colonos) con heterogeneización de las poblaciones rurales.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La provincia de Salta se presentaba como caso apropiado para observar los conflictos
de tierra en condiciones de (re)construcción de las organizaciones indígenas en
términos de “pueblos originarios” como vectores de autodeterminación territorial.
En Santiago del Estero se evidenciaba un elemento central para el análisis de los
conflictos de tierra, no solo por la extensión que en esta provincia adquieren, sino
porque allí el surgimiento de la identidad y la organización campesina están anudados
con la lucha por la tierra.
Los criterios de interés aplicados a las provincias seleccionadas como casos de conflictualidad por la tierra:
Chaco
- Antecedentes de organización agraria en la década de 1970. - Presencia de población rural diversa: ganaderos criollos, colonos
capitalizados, ex colonos algodoneros rentistas o recampesinizados, trabajadores rurales, comunidades indígenas cazadoras recolectoras, familias indígenas ganaderas, comunidades indígenas de producción agrícola, campesinos “banquineros”, etcétera.
- Presencia de conflictos de tierra entre las poblaciones rurales y empresas agrarias o extra-agrarias, el Estado, y entre criollos y aborígenes.
- Presencia de las organizaciones indígenas y campesinas en gestión de organismos públicos.
- En la historia reciente ha habido levantamientos indígenas y matanzas contra estas poblaciones.
- Proceso reciente de campesinización de población indígena.
Salta
- Predominancia actual de organizaciones indígenas en el activismo por la tierra.
- Existencia de organismos de asuntos indígenas. - Violencia contra poblaciones rurales ejecutada por el Estado y las
empresas. - Presencia de comunidades indígenas agroganaderas y cazadoras,
criollos ganaderos, comunidades indígenas rururbanas, campesinos-indígenas dedicados a cultivos comerciales, etcétera.
- Históricamente ha habido levantamientos y protestas indígenas por la tierra, caso del Malón de la Paz de 1946.
Santiago del Estero
- Predominancia actual de organizaciones campesinas en el activismo por la tierra.
- Política represiva que criminaliza a las familias campesinas. - Violencia rural ejercida desde fuerzas estatales y para-estatales. - Relativa homogeneidad de la población rural, producto de los
procesos de recampesinización de este siglo. - Proceso actual de indigenización de población campesina.
En cada uno de los casos tuvimos en cuenta algunos antecedentes de la cuestión
campesina e indígena en la provincia y los casos de conflictos desde la década de
1980 a la actualidad. Para el análisis de los conflictos los ordenamos según fases
históricas y luego según áreas geográficas.
Las fases: Cada conflicto tiene su propia temporalidad, al ritmo de procesos políticos y
económicos de la provincia y del país, y de la propia capacidad de movilización
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
campesina e indígena. En función de todo esto ordenamos la conflictualidad por la
tierra según fases históricas de cada provincia, que encadenaran los conflictos
específicos con el contexto más amplio. Es que en muchos casos, el contexto actuaba
como condicionante del devenir o de las formas de resolución de los conflictos. La
conflictualidad por la tierra, ya no como sumatoria de casos, sino como proceso
general, mostró palpitar e interrelacionarse: con los cambios en el sistema
agroindustrial y agroalimentario (sojización, innovaciones tecnológicas, demanda
global de productos primarios); con las políticas económicas, ambientales, de
seguridad, entre otras (desregulación, (de)forestación, infraestructura rural,
criminalización, represión, institucionalización de protestas, ordenamiento territorial);
con las disputas partidarias y entre gobiernos centrales y provinciales (elecciones,
compromisos con partidos, intervenciones federales); con las variaciones en las
estrategias y metodologías de las organizaciones campesinas e indígenas (formas de
la acción directa y jurídica, las alianzas, las demandas, los objetivos); entre otros
procesos.
Las áreas: En los tres casos ubicamos los conflictos en la geografía provincial,
estableciendo áreas de conflictualidad. Esto respondió, al menos, a dos motivos: por
un lado, dada la magnitud e invisibilidad relativa de los conflictos de tierra es muy difícil
dar cuenta de su totalidad, permaneciendo todo registro en el plano de la estimación
más o menos rigurosa, frente a lo cual pueden señalarse áreas que agrupan tipos de
conflictos más o menos similares; por otro lado, dada la dinámica de los conflictos
entre momentos de latencia y emergencia, y la extensión en el tiempo/espacio de los
mismos, no se puede analizar aisladamente cada uno, frente a lo cual es pertinente
identificar procesos socioterritoriales (áreas geográficas y sociales) que contextualizan
los conflictos. Los criterios de recorte de cada área de conflictualidad varían según la
provincia: cuencas hidrográficas, homogeneidad en la adscripción étnica,
características ecológicas, estrategias productivas empresariales, configuración del
avance de la frontera agropecuaria, articulación organizativa de las poblaciones
rurales, entre otras.
Estado de situación de la conflictualidad por la tierra en Argentina:
La conflictualidad por la tierra en la actualidad Argentina se ha hecho intensa. Año tras
año se multiplican los conflictos de este tipo. Además se van haciendo más complejos.
No solamente a las querellas de tierra se le agregan otros bienes naturales en disputa,
sino que las poblaciones campesinas e indígenas que los protagonizan van articulando
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
con otros sectores. Incluso en pequeños poblados van apareciendo conflictos, contra
empresas o el Estado, llevados a cabo por vecinos y ciudadanos auto-convocados,
que disputan los mismos bienes por lo cuales luchan en otros lugares familias y
comunidades campesinas o indígenas.
Para dar cuenta de esta realidad construimos una matriz de conflictos de tierra, o
territoriales (por la complejidad que fue surgiendo en cada caso), ocurridos en los
últimos dos años (aunque su origen fuera décadas atrás).
En primera instancia, definimos como unidad de análisis a las situaciones de
conflicto territorial rural. Se trata de aquellos antagonismos que involucren a
comunidades campesinas o indígenas, Pueblos Originarios, grupos de pequeños
productores, colonos, agricultores familiares, y cuyo objeto en disputa sea la
propiedad de la tierra, el acceso a fuentes de agua, los accesos o caminos a áreas
de pastura o producción, la explotación de riquezas del subsuelo (gas, agua,
petróleo, minerales, etc.), el desmonte o la tala de flora nativa, la contaminación por
aplicación de paquetes tecnológicos provenientes del sector industrial
(pulverizaciones con agroquímicos, procesamiento y venteo de productos e insumos
agrícolas, afectación de napas por manejo concentrado de efluentes en agricultura o
pecuaria, etc.), autonomía local en materia de jurisdicción político-administrativa
(tributación, justicia, mecanismos de elección de autoridades, etc.), etcétera.
A partir de esta definición hemos realizado un registro de conflictos en el espacio rural
de Argentina, destacados por los medios masivos, vigentes entre el 1º de enero de
2007 al 1º de diciembre de 2008. Se tomaron situaciones de conflicto territorial rural en
una amplia gama: ocupaciones, sabotajes, marchas, resistencia, desalojos,
contaminación, desmontes, privatización del acceso al agua. Las fuentes, que se
cruzaron para obtener la mayor cantidad de información sobre las situaciones de
conflicto, fueron las publicaciones de organizaciones campesinas, prensa alternativa y
prensa tradicional. Se han tomando aquellos conflictos en espacios rurales que,
durante el año 2007 y 2008, han tenido exposición mediática en los diarios de tirada
nacional (diario: La Nación, Clarín, Pagina 12), en los medios alternativos (agencia:
indymedia, minga informativa, copenoa, etcétera), o difusión por parte de las
organizaciones campesinas e indígenas a partir de documentos o comunicados.
Hemos caracterizado el universo de conflictos en espacios rurales protagonizados por
comunidades o familias, campesinas e indígenas, o bien por poblaciones rurales
dispersas o que habitan pequeños parajes o núcleos urbanizados, no registrando en la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
base los casos de conflictos agrarios protagonizados por productores familiares que no
tienen como bien en disputa la tierra, y en cambio sostienen reclamos de tipo
corporativo, o son conducidos por delegaciones de FAA, salvo en casos donde se
hace referencia a una autoadscripción campesina o indígena (como el caso de
campesinos y criollos del chaco salteño)5.
Base de conflictos de tierra en espacios rurales ocurridos en el año 2007 y 2008:
Unidad de análisis: Situaciones de Conflicto Territorial Rural
- Geográficamente determinadas: paraje, localidad,
comunidad, etcétera. - Situadas en el ámbito rural. - Protagonizadas por poblaciones rurales: campesinos,
indígenas, pobladores afectados, vecinos, etcétera. - Disputa de bienes naturales: tierra, agua, monte, etcétera.
Los interrogantes y aportes:
En esta investigación nos preguntamos sobre la actual (re)emergencia en Argentina
de la lucha por la tierra en el contexto de la implementación de las políticas de
apertura económica y reestructuración estatal, y de los procesos de reconfiguración
de los territorios rurales llevados a cabo por la lógica del capital globalizado que se
ha dado en llamar agro-negocio o agribusiness.
¿Qué está significando el rebrote de los conflictos de tierra en Argentina? ¿Se trata
de litigios dada la irregular situación en la tenencia de la tierra en el país? ¿Se trata
de demandas sectoriales ante incumplimientos gubernamentales? ¿Qué sujetos
protagonizan estos conflictos? ¿Qué alcances están teniendo los postulados y
acciones que expresan los sujetos involucrados en los conflictos de tierra? ¿A
quiénes y cómo interpelan los conflictos de tierra? ¿Tiene carácter político la
creciente conflictualidad por la tierra?
Para responder a estas preguntas, luego del capítulo sobre acuerdos teórico-
metodológicos (Capítulo II), se realizó un repaso histórico del marco legal en torno
de la tierra en el país, así como un estado de situación de la estructura agraria y de
la concentración de la tierra (Capítulo III).
5 Contamos en la base de casos con conflictos de tierra protagonizados por productores familiares pampeanos, caso de las luchas del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha (MML). Sin embargo, según el registro mediático estos conflictos no tuvieron presencia o actividad durante el 2007 o 2008, por ello no fueron tenidos en cuenta.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En segundo término, pero como proceso simultáneo al del análisis de la
conformación de una estructura agraria desigual y de territorialidades excluyentes y
luego exclusivas, se retomaron algunos hitos de las luchas por la tierra en Argentina,
en distintas claves: levantamientos indígenas, rebeliones campesinas o de colonos
arrendatarios, etcétera (Capítulo IV).
Pasamos entonces a un abordaje del mapa de la conflictualidad por la tierra en
Argentina, elaboramos un registro de los conflictos de tierra en el espacio rural
argentino entre 2007 y 2008, y propusimos una tipología de conflictos de tierra
(Capítulo V). A continuación se profundizó el análisis en el nivel nacional, con tres
estudios de caso de la conflictualidad por la tierra, puesto que allí encontramos
elementos que permiten entender lo que consideramos es la singularidad de la
reemergencia actual de la lucha por la tierra. Se trata de los conflictos de tierra en la
provincia del Chaco, Salta y Santiago del Estero (Capítulo VI, VII y VIII). Como
síntesis, confeccionamos un apartado que compara los tres casos de forma de
identificar problemas comunes (Capítulo IX).
Una vez mapeados y caracterizados los conflictos en los espacios rurales argentinos,
analizamos los procesos de desterritorialización y territorialización allí implicados, y el
significado de esta conflictividad. En este recorrido trabajamos con entrevistas
realizadas a campesinos e indígenas (dirigentes o no), documentos y comunicados de
las organizaciones campesinas y de los pueblos originarios, así como publicaciones en
diarios o audios de programas de radio (sobre todo de la “Red de Comunicación
Indígena”) de entrevistas a dirigentes campesinos e indígenas (Capítulo X).
Como resultado, avanzamos en el análisis de lo que consideramos es la
reactualización territorial de la problemática de la tierra, en el marco de las políticas
neoliberales y de la globalización bajo la conducción de las corporaciones
transnacionales (Capítulo XI). Allí, desplegamos la hipótesis sobre el significado de la
reactualización de la lucha por la tierra y la emergencia del sujeto político que esto
supuso. El argumento central de esta tesis es que, la disputa territorial que instalan
campesinos e indígenas, expresa el surgimiento de un sujeto político (De Ipola, 2001).
Podríamos arriesgar que se erige un proyecto político-social desde una trama de
relaciones que no debe naturalizarse en su formación identitaria (campesino /
indígena), y que interpela a otros sectores sociales, sobre todo a los consumidores
urbanos, y a las organizaciones ambientalistas, así como a los gobiernos que se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
preocupan por los crecientes problemas de acceso a la alimentación de porciones
cada vez más numerosas de la población del país.
En las reflexiones finales retomamos las preguntas iniciales, y otras que fueron
surgiendo a lo largo de la investigación, terminando luego con la elaboración de
nuevas preguntas que nos permitan seguir acompañando la cuestión de la tierra.
Finalmente, queremos mencionar que la presente investigación se propuso contribuir
con la visibilidad de la cuestión de la tierra como problemática no saldada, y que al
contrario se ha reeditado en Argentina. También hemos buscado aportar evidencia
abundante sobre la magnitud de los conflictos en espacios rurales de nuestro país,
sobre la importante presencia de organizaciones populares en el campo, sobre la
reactualización y revigorización de la identidad campesina, sobre la potente
emergencia pública de los pueblos originarios, y sobre los contornos de un sujeto
político que se ha reinventado y que trae novedosas propuestas en tiempos de
decadencia y desazón colectivas.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO II
Elementos conceptuales para pensar la cuestión campesina e indígena
Para el análisis de la conflictualidad por la tierra en Argentina, introduciremos
brevemente algunas cuestiones teórico-metodológicas. Por un lado, para sentar
algunos acuerdos sobre la categoría de conflicto y conflictualidad. Pero también para
sentar algunos puntos sobre los elementos más problemáticos de esta investigación:
la cuestión campesina, y la política campesina, y sobre todo la cuestión de la política
campesina en un país como Argentina, percibido por cierto sentido común como
descampesinizado y sin indios.
“Como es bien sabido, las relaciones entre los campesinos y el capitalismo y
entre ambos y la tierra, sea para ser cultivada y/o para ser habitada, son
cuestiones cuyo debate ya centenario no muestra señales de agotamiento. La
anunciada ‘descampesinización’ tampoco.” (Quijano, 2002:269).
Apuntes sobre los conflictos del campesinado:
Sobre la acción política del campesinado:
A los fines de nuestro análisis, dos señalamientos hacemos en relación a los
conflictos. Estos serán entendidos como parte constitutiva de todo devenir social, y
como el resultado de la acción de hombres y mujeres, una construcción. La
conflictualidad social, como posibilidad de emergencia de la política6, como elemento
de no cierre de una positividad social, no está determinada es contingente.
Este supuesto que explicitamos de entrada es necesario pues de otro modo no
podríamos abandonar la sospecha sobre la capacidad y orientación política del
campesinado que ha sido una constante dentro de ciertas posiciones marxistas. A
pesar de las reactualizaciones, en última instancia o en una palabra, ha permanecido
el núcleo duro del argumento que se ha vuelto clásico, que vale recordar:
“En una palabra, nuestro pequeño campesino, como todo lo que es vestigio de
un modo de producción caduco, esta condenado irremisiblemente a perecer. El
pequeño labrador es un futuro proletario.” (Engels, 2001:5).
6 La política es comprendida como “dimensión de contingencia inherente a lo social, que posibilita la intervención eficaz de la decisión individual y colectiva sobre el mundo y que permite, dadas ciertas circunstancias, el cuestionamiento del principio estructurante de una sociedad, de su pacto social fundamental, ya para reafirmarlo, ya para subvertirlo e instituir un nuevo orden” (De Ipola, 2001:9).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Incluso para Lenin, quien consideraba de máxima importancia la alianza entre el
proletariado (sujeto histórico) y el campesinado, este último debía ser considerado
“pequeña burguesía”, vendedores de mercancías y no de fuerza de trabajo. Una fugaz,
ambigua y condenada presencia, producto de un momento de transición histórica entre
el feudalismo y el capitalismo, cuya mejor opción era sumarse a la cola de la nueva
encarnación de la historia. Por su lado, Kautsky consideraba lo mismo sobre la
condición del campesinado, aunque llegará a conclusiones diferentes que Lenin. Para
el autor de la “Cuestión Agraria” la naturaleza pequeño burguesa del campesinado
hacía que fuera imposible para la socialdemocracia comprometerse con las demandas
del campesinado alemán. Para ambos pensadores el modelo de acción política era el
movimiento obrero, y la práctica política del campesinado era contrastada con la que
supuestamente llevaba a cabo aquel. Tanto para el proletariado como para el
campesinado la acción política derivaba de sus intereses definidos por su posición en
la estructura social, su posición de clase. Con lo cual, en última instancia, proletarios
(vendedores de fuerza de trabajo) y campesinos (productores de mercancías),
defenderían intereses opuestos. En todo caso el campesinado debería elegir entre su
parte proletaria (de trabajador explotado) y su parte burguesa (de propietario de los
medios de producción) a la hora del parte aguas histórico.
En los debates de la segunda mitad del siglo XX, justamente un siglo cargado de
revoluciones y rebeliones de origen campesino, se retomaron aquellos planteos de los
marxistas clásicos, pero queriendo ahora utilizarlos para explicar las acciones políticas
del campesinado en este nuevo período histórico. En este caso, el problema estaba
enfocado en la supuesta dificultad del campesinado para llevar a cabo una
transformación social, una revolución campesina, más allá de sus levantamientos y
protestas, sus resistencias. La fundamentación estaba puesta en la “baja clasicidad”
del campesinado (Shanin, 1979 y Hobsbawn, 1976). Retomando a Marx estos autores
también sostienen que el campesinado constituiría una clase en sí, pero no una clase
para sí. Aunque compartieran la misma relación con los medios de producción, no
lograban configurar unidad para la acción. Los campesinos son incapaces de hacer
valer sus intereses de clase en su propio nombre, sostenía Hobsbawn (1976). Situar la
acción política y la formación de clases en la estructura económica resultaba
problemático a la hora de analizar las luchas de un campesinado visto como sujeto
ambiguo en su relación con los medios de producción. Un campesinado confuso en su
posición de clase, lo seria también en la lucha de clases. En los primeros marxistas
esto fundaba la desconfianza ante las opciones políticas, que en la lucha de clases y
en la revolución, los campesinos pudieran asumir. En los análisis de corte marxista de
la segunda mitad del siglo XX, testigos contemporáneos de magnificas insurrecciones
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
campesinas, el problema no era la probada rebeldía campesina contra el capitalismo,
sino el alcance de su capacidad transformadora puesto que no componían una clase
del mismo modo que el proletariado (Wolf, 1972; Hobsbawn, 1976; Alavi, 1974).
Sin duda, en el “Dieciocho Brumario de Luís Bonaparte”, Karl Marx brinda elementos
para la descalificación del campesinado como sujeto político, sin embargo también
ofrece una lectura histórica y compleja de la conformación de la clase campesina. Se
trata de un análisis no lineal, que presenta al proceso de “clasificación” como resultado
de las relaciones de poder entre clases, es decir, del juego dialéctico entre la
dominación y la resistencia. En este sentido, no pueden entenderse las conclusiones a
las que llega Marx, sobre la relación entre la política y el campesinado parcelario
francés, sino se tiene en cuenta el análisis del autor sobre las sucesivas derrotas que
esta clase sufrió a manos de la burguesía durante la estructuración del Estado
Moderno en Francia.
“Bajo la república parlamentaria, la conciencia moderna de los campesinos
franceses pugnó con la conciencia tradicional. El proceso se desarrolló bajo la
forma de una lucha incesante entre los maestros de escuela y los curas. La
burguesía abatió a los maestros. Por vez primera los campesinos hicieron
esfuerzos para adoptar una actitud independiente frente a la actividad del
Gobierno. Esto se manifestó en el conflicto constante de los alcaldes con los
prefectos. La burguesía destituyó a los alcaldes. Finalmente, los campesinos de
diversas localidades se levantaron durante el periodo de la república
parlamentaria contra su propio engendro, el ejército. La burguesía los castigó
con estados de sitio y ejecuciones. Y esta misma burguesía clama ahora acerca
de la estupidez de las masas, de la muchedumbre vil que la ha traicionado frente
a Bonaparte. Fue ella misma la que consolidó con sus violencias las simpatías
de la clase campesina por el Imperio, la que ha mantenido celosamente el
estado de cosas que forman la cuna de esta religión campesina. Claro está que
la burguesía tiene necesariamente que temer la estupidez de las masas,
mientras sigan siendo conservadoras, y su conciencia en cuanto se hacen
revolucionarias” (Marx, 2000:90).
En la actualidad, algunos autores que se inscriben en esta corriente de pensamiento
incorporan algunos elementos más para el enfoque del campesinado. En verdad, se
dice sostener el enfoque de Marx, y le adjudican a la realidad los cambios que
reactualizarían la teoría. Para autores como Aníbal Quijano (2000) en la actualidad la
movilización campesina en Latinoamérica abandonó su estadío pre-político, en el cual
no se proponía transformar la estructura de poder. En estos momentos, la emergencia
del campesinado latinoamericano debería encuadrarse en “un proceso de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
clasificación” tal cual lo entendería Karl Marx. Es decir, estaríamos frente a la
organización del campesinado en tanto clase (Quijano, 2000). También Teodor Shanin
(2008), aunque se despegue de esta mirada, ha propuesto elementos para quienes
mantienen este enfoque en el análisis de la política campesina.
“A Marx le gustaba la expresión ‘clase para si’. La cuestión no es simplemente
una cuestión de la posición de clase o de su situación objetiva en determinadas
circunstancias analíticas, sino que se refiere a lo que las personas hacen. Con
este espíritu, yo diría que para responder a la pregunta sobre si los campesinos
son una clase, necesitaría hacer otra pregunta: ¿qué es lo que ellos están
haciendo? No lo que ellos son, sino lo que ellos hacen. Porque es en el hacer
donde las clases se definen.” (Shanin, 2008:36).
En esta línea, otras revisiones del marxismo con influencias gramscianas y de las
teorizaciones de los nuevos movimientos sociales (NMS), complejizan el análisis de la
formación de clases, cuestionando el “reduccionismo clasista” para el cual, dada una
determinada posición del agente de clase en las relaciones sociales de producción, se
supone un conjunto de intereses materiales, por los cuales “lógicamente” lucharán
dichos agentes (Otero, 2004). Es decir, un análisis de la política campesina, de su
conformación como clase, y por ende sus luchas y los conflictos que entabla, no se
derivan de dimensiones estructurales, sino de una construcción en la cual juegan: la
intervención del Estado, la cultura regional, y los tipos de liderazgos. Es que
dependiendo de las culturas regionales variarán las demandas de la lucha; el tipo de
intervención estatal producirá diversas oportunidades políticas e implicará el carácter
de la organización de clase; y los tipos de liderazgo influirán en la capacidad de las
organizaciones para mantener la independencia y la autonomía del Estado y de la
clase dominante (Otero, 2004). Se trata de una comprensión de la formación de clase
que implica tanto intereses materiales como aspectos culturales de la identidad, que
resultan de las relaciones de producción (entre explotadores y explotados) y de las
relaciones de reproducción (entre los explotados). Son inseparables las demandas
materiales (tierra) y de identidad (cultura). Desde esta óptica, en el caso mexicano, se
afirma que, campesinos indígenas se habrían conformado como clase.
“Después de alrededor de treinta años de políticas indígenas, de la sublevación
del EZLN y su eventual diálogo con otras organizaciones indígenas, podemos
afirmar con seguridad que los campesinos indígenas mexicanos se han
constituido políticamente en términos de la definición de la teoría político-cultural
de formación de clases.” (Bartra y Otero, 2008:422).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Consideramos que estos debates han habilitado una comprensión de los conflictos de
tierras protagonizados por el campesinado y los pueblos originarios como procesos no
determinados por cuestiones estructurales. Se trataría de intentos de corrimiento del
análisis de clase clásico, incorporando otros elementos que permiten visualizar las
consistencias propias de estos sujetos, sin la previa censura de la comparación con el
modelo teórico de la acción política del movimiento proletario.
Aquí asumimos la indeterminación de este tipo de conflictos, en tanto son el resultado
de la acción de sujetos que se construyen en el proceso de la lucha, de la
confrontación, en un contexto caracterizado por la multiplicidad de formas de
dominación. El conflicto, al igual que el orden, no está dado, ambos son una
construcción de los sujetos, resultados de su acción/decisión. El conflicto, el
antagonismo, entendido como resultado de la acción/decisión de un sujeto, es un acto
de libertad y autonomía. El conflicto emerge de un acto autoinstituyente de la victima
(Badiou, 1990). En Alain Badiou (1990) se entiende que la política comienza cuando
no hay representación, cuando irrumpe la acción/“decisión” desanclada de todo
imperativo y no deducibles de otra cosa, anterior o presente. Para Cornelius
Castoriadis (1993), en forma similar, el conflicto y lucha social son el resultado de
sujetos que se instituyen a si mismos en la misma acción de transformar. En realidad,
toda institución social ha sido el resultado de un acto primero de institución radical. Es
por ello que su existencia permanece a merced de nuevos actos instituyentes,
capaces de producir significaciones sociales que echen por tierra lo marmóreamente
instituido. Para el autor, una sociedad autónoma (a diferencia de las sociedades
heterónomas), es justamente aquella capaz de mantener un espacio para la dimensión
instituyente del imaginario social, un espacio de lo instituido que este reservado a la
alteración de las vigentes y propias instituciones. Para Ernesto Laclau (2000), el
conflicto y sus potencialidades, en tanto conflictualidad social amenazante de lo dado,
es una invención, una decisión, nacimiento de un sujeto que no es preexistente
(pueblo, clase obrera, etcétera). Lo social transita entre la positividad plenamente
imposible de las identidades/equivalencias sociales, y la negatividad del antagonismo
(conflicto) que la amenaza. Nosotros y vosotros, y lo otro, configuran la inacabable
formación social. Delimitar una frontera funda el orden, monta equivalencias, pero a la
vez, fundando esa intimidad se instala la posibilidad de ser invadido desde la
exterioridad del orden que se estableció. En este sentido, al igual que toda frontera,
siempre móvil por definición, lo social permanecerá inacabado, inconcluso, no
suturado, amenazado por siempre nuevos e ilimitados conflictos/antagonismos que
puedan producir nuevas hegemonías. Todo conflicto entonces al contornear los límites
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de lo social guarda la posibilidad de reestructurar el juego de
equivalencias/identidades previas, gestando una nueva universalidad.
Situarse en la posición teórica, que comprende al impredecible conflicto como el
resultado contingente de la acción colectiva de los sujetos, como lo hacen estos
pensadores, abona las múltiples líneas del post-estructuralismo. El mismo, por un lado
desecha las concepciones que entienden el conflicto social como una cuestión dada, y
por otro, rechaza el “reduccionismo clasista” que hace derivar de una posición en la
estructura la determinación de las luchas. Se trata de nuevas perspectivas para pensar
la conflictualidad Latinoamericana, y en especial, la conflictualidad por la tierra, los
bienes y/o recursos naturales, etcétera.
“Un nuevo pensamiento crítico, desligado de las viejas polémicas que
acompañaron los debates políticos en tiempos de guerra fría, se abre paso. Las
nuevas generaciones no sometidas a los dogmatismos teóricos y centradas en
demostrar cómo funciona y se reproduce la economía mundo en el marco del
actual proceso de internacionalización del capital, es el aliciente para revertir la
situación. La incorporación de elementos como la destrucción ecológica, el
medio ambiente, los problemas de género, étnicos y los derivados de las
actuales condiciones de colonialismo global y explotación global cambian
completamente el estudio y la forma que asumen los conflictos y las crisis
societales. También altera la configuración de los proyectos democráticos y de
cambio social en la región.” (Roitman Rosenmann, 2000:170).
Con estos acuerdos, sobre la construcción e indeterminación de la conflictualidad
social, señalemos otros elementos que se utilizan para caracterizarla y que se
muestran útiles para nuestras reflexiones. Por un lado la conflictualidad social aparece
relacionada con las condiciones que instalan la democratización de la sociedad, y a su
vez con lo político.
Para algunos de aquellos que están reflexionando sobre los actuales procesos
políticos de los países Latinoamericanos, el conflicto es constitutivo de la democracia.
Entienden que la democracia es el dispositivo que permite la resolución de las
desigualdades en una sociedad, es decir, se trata del espacio donde se desenvuelven
las querellas por la equitativa distribución.
“De ahí que la democracia más que un conjunto de reglas y valores sea la
institución del conflicto y la democracia como modo de producir la contingencia
de todas las instituciones, de todo un orden de distribución de los cuerpos y las
funciones de la sociedad.” (García Linera, 2005:36).
Para aquellos que entienden que lo político esta en el registro de lo impensado, de lo
no instituido, los conflictos pueden ser de naturaleza sectorial o, digámoslo
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
nuevamente, tratar de subvertir los límites de lo social. Solo tendrían esta capacidad
política aquellos conflictos desvinculados de demandas particulares, de intereses
sectoriales o corporativos, aquellos conflictos fundados en acciones capaces de
articular las diferencias, las particularidades.
“El punto central es que para que una cierta demanda, posición del sujeto,
identidad, etc., se transforme en política debe significar algo más que lo que es
en sí misma, debe vivir su propia particularidad, como un momento o eslabón de
una cadena de equivalencia que la trasciende y, de ese modo, la universaliza.”
(Laclau, 2000:211).
Para Ernesto Laclau (2003), si bien conflictos de tierra, donde campesinos enfrentan el
desalojo por parte de un terrateniente, pueden tomarse como situaciones antagónicas
en las cuales dos universos simbólicos irreductibles chocan marcando el límite de la
objetividad de lo social, no por ello se deriva un proceso de articulación simbólica
capaz de dar batalla por la hegemonía.
Volvemos de este modo a lo problemático de encuadrar los conflictos campesinos, e
indígenas. De modo similar ocurre con la identificación del activismo campesino e
indígena en tanto movimiento social. En la perspectiva de Alberto Melucci (1994), el
protagonismo del campesinado en los conflictos de tierra, puede ser conceptualizado
como acción colectiva: se entabla una lucha con otro actor, existe una disputa por
recursos. No obstante, es menos evidente la medida en que el campesinado, como
acción colectiva, provoca también una ruptura en el sistema, constituyéndose en
movimiento social. Para este autor, sin embargo, el análisis de los movimientos
sociales no debe atender solamente la confrontación con el sistema político, y los
efectos en políticas concretas. Es necesario contemplar la “producción de nuevos
códigos culturales”.
Desde ya, como veremos, las luchas campesinas han tenido y tienen la capacidad de
introducir “códigos culturales” alternativos, y proyectarse en términos de articulación:
liberación nacional, derechos ciudadanos, distribución de las riquezas, etcétera. En
estos momentos otros componentes surcan las luchas de los campesinos y los
pueblos originarios, como es el postulado de la soberanía alimentaria o la
autodeterminación territorial, y no deben ser subestimados en tanto potencialidad de
articular con otras luchas, o de erigirse en matriz basal de proyectos de transformación
social. Esta indeterminación está presente en cada defensa, ocupación o recuperación
de tierras. Aunque varíe la amplitud de los significados que se activan, o el alcance de
la escala en que se desenvuelven, cada conflicto de tierra contiene la radicalidad de
enfrentar siempre y en principio modos de vida. Además la defensa, ocupación o
recuperación de tierras, constituyen el repertorio modular de la acción de las
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
poblaciones rurales, y en tiempos de democracia son la particular forma que tienen de
entablar diálogo con el Estado, y los poderes en general. Las nuevas condiciones
mencionadas, así como la presencia campesina e indígena a escala global, trajeron
replanteos, y estos a su vez, la caducidad de ciertos problemas y la habilitación de
nuevas reflexiones.
“El debate entre marxistas ortodoxos y pos-estructuralistas pierde todo sentido
intelectual frente al avance del denominado Movimiento Campesino (Vía
Campesina entre otros), que en realidad incluye una serie de sectores y de
demandas que van desde los productores familiares europeos a los
‘consumidores concientes’ pasando por las demandas indígenas, las de los
trabajadores sin tierra, etc. Aquella vieja discusión fue agotándose frente al
protagonismo de las llamadas genéricamente ‘luchas campesinas’ que en el
nivel mundial impactan en este nuevo milenio de un modo realmente inesperado
y sorprendente.” (Giarracca, 2002:11).
Cambios en la conflictualidad por la tierra:
Así como el campesinado ha sido teorizado como restos del pasado, un anacronismo
que no termina de morir, sus luchas como parte de la conflictualidad por la tierra han
sido encuadradas en la tensión moderno / tradicional (feudal). Este conjuro ha operado
sobre todo para el análisis de la conflictualidad campesina e indígena en tiempos de
conformación del Estado moderno capitalista. Sin embargo, la lucha campesina, y
sumémosle la de los pueblos originarios, ambas de difícil clasificación en los tiempos
modernos, sigue teniendo profunda actualidad y dramatismo. Esto es crecientemente
reconocido. No se trata de una fascinación romántica, la “seducción de la barbarie”, es
evidente que las luchas campesinas traen consigo alguna consistencia que interpela y
convoca, también en las ciudades.
“Las dos últimas décadas del siglo XX han dado lugar a la reaparición de
vigorosos procesos de acción colectiva en el agro latinoamericano. Sin embargo
ya no solo son movimientos campesinos: también hay movimientos que
responden a clivajes étnicos, de género, etarios o locales, en los que la
composición social es heterogénea.” (Piñeiro, 2004:11).
La actual aparición del campesinado, en los albores del nuevo milenio, se da en
tiempos donde la crisis del paradigma de la modernidad se ha puesto de manifiesto en
la fagocitación que han operado sus componentes de regulación sobre sus
componentes emancipatorios, obligando al ensayo y a la búsqueda de respuestas y
soluciones que estén a la altura de los diagnósticos. Por un lado, la reaparición no es
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
en las mismas condiciones, pero además, como todo retorno trae elementos nuevos y
viejos. De igual modo que no han sido constantes los contextos y fuerzas que se
enfrentan con estas poblaciones, y que se reconocen cambios en la composición y
características de los campesinados, tampoco sus luchas permanecieron inmutables.
Es que las luchas campesinas han cambiado, aunque conserven el eje en el problema
de la tierra, o más bien en el manejo de los ecosistemas. No se trata de una aparición,
como la que produjo el hechizo que sintió Karl Marx, ante un campesinado francés que
a mediados del siglo XIX volvía a irrumpir en la historia, como la barbarie en la
civilización7, pero ya no al grito de revolución sino de la mano de la reacción. No es
tampoco una aparición, como la que fascinaba a Domingo Faustino Sarmiento, para
quien el futuro de la civilización se jugaba en la guerra entre la ciudad y la campaña,
entre las fuerzas de la República y las bandas de pastores e indios amigos.
El campesinado francés que Karl Marx observaba evidentemente estaba atravesado,
entre otras cosas, por el proceso de conformación de los Estados-Modernos. El grito
campesino de “abajo la república” que se había escuchado por las ciudades y los
campos de Francia a mediados del siglo XIX, se volvería a escuchar a finales de ese
mismo siglo en el sertão del nordeste brasilero de la boca de las decenas de miles de
revoltosos campesinos que habían ocupado la fazenda de Canudos, propiedad de un
barón del Imperio del Brasil devenido poderoso terrateniente bahiano en el nuevo
contexto republicano8. También en este siglo, las guerras civiles que atravesaron
Argentina, se basaron en el choque entre unas elites porteñas y provincianas, que
pretendían crear condiciones de gobernabilidad, y las áreas rurales del interior, de
donde provenían y tenían asiento las montoneras de gauchos como las de El Chacho
Vicente Peñaloza de origen campesino (en general los caudillos provenían de otros
sectores sociales). A su modo, esos gauchos, campesinos nómadas en permanente
fuga de la civilización, los “jinetes de la tierra” como los llamaba José Hernández,
habían puesto en jaque el cercamiento y la privatización de las tierras, y el ideal del
progreso que emanaba de las ciudades. Civilización versus Barbarie, fue la forma en
que las elites porteñas y del interior denominaron al antagonismo que surcaba el
campo y la ciudad, una dicotomía que ellas mismas habían construido y alentado
como fórmula interpretativa. Cuando estalla en la década de 1870 el levantamiento de
7 Karl Marx hablaría del campesinado como la clase que representa la barbarie en la civilización (“Lucha de Clases en Francia”). El embrujo de Marx quedaría registrado en su propio relato sobre la irrupción irreverente de un campesinado, parido como clase en 1789, que levantaba ahora como “bufonada histórico-universal”, no una persona sino un “programa”: “¡Basta de impuestos, abajo los ricos, abajo la república, viva el emperador! Detrás del emperador se escondía la guerra de los campesinos.” (2001:2). 8 En ambos casos el pago de los impuestos exigidos por el nuevo orden republicano fue uno de los desencadenantes del conflicto.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
los kollas en la puna argentina, llamado Guerra de Quera, las autoridades de la época
no dudaron en señalar que se trataba de otra amenaza montonera liderada por
caudillos. Juan Bautista Alberdi, en Escritos Póstumos de 1895, hacía una referencia
crítica sobre las claves del proyecto modernizador-republicano y su relación con las
poblaciones del campo. Y al hacerlo repetía la fórmula, pero inversamente.
“‘Los hombres de principios, los apóstoles de la verdadera democracia, en la
narración de Mitre, son naturalmente los que están en el Gobierno, los que
mandan el ejército, los que componían la Logia. Naturalmente, habitan en las
ciudades. El elemento semibárbaro es esencialmente el pueblo de la campaña,
la multitud de gente, las masas que montan a caballo. (…) Mitre y los de su
escuela liberal… quieren reemplazar los caudillos de poncho por los caudillos de
frac; la democracia semibárbara que despedaza las constituciones republicanas
a latigazos, por la democracia semicivilizada que despedaza las constituciones
con cañones rayados; la democracia de las multitudes de la campaña, por la
democracia del pueblo notable y decente de las ciudades; es decir, la minoría
por las mayorías populares, la democracia que es democracia por la democracia
que es oligarquía.’“ (Peña, 1972:30).
En el caso argentino, las burguesías comerciales y los terratenientes cons truyeron y
llevaron adelante su ficción histórica en clave de ciudad contra campaña. El texto de
Domingo Faustino Sarmiento, “Facundo”, es parte del intento denodado de construir
un relato de la Argentina moderna en tanto resultado de la dialéctica campo-ciudad: de
las pampas y llanos de las montoneras, contra la técnica y la disciplina de los ejércitos
de las ciudades; del celeste y blanco de la justicia y la paz, contra el colorado y el
negro de la sangre y la muerte; de la herencia del arte y la industria europea, contra la
herencia del paganismo y la violencia de los jinetes árabes9; del parcelamiento
alambrado y la agricultura intensiva, contra los desiertos o tierras sin límites. La
construcción de la nación y la dinámica de la política eran leídas en términos del orden
ciudadano en oposición al caos y anarquía de la campaña. El mito de la Nación
Argentina, el que se imaginaron y luego gestaron las elites progresistas, es una
narrativa sobre la derrota que le infligió la ciudad a las masas de la campaña en los
territorios libres y anárquicos (a los gauchos y a los indios).
Quizás esta perspectiva fuera una respuesta aterrada ante la insumisión de quienes
rechazaban el pago de impuestos, los arriendos, el servicio militar, los cercamientos,
etcétera; en fin, a la autoridad del gobierno. Probablemente las resistencias, en sus
9 Plagado está El Facundo de comparaciones entre las provincias de las montoneras (La Rioja, San Juan, San Luís, Catamarca, sierras de Córdoba), con Palestina y el Líbano, y a los caudillos argentinos con Mahoma.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
varias expresiones de lucha, ante el proceso de estructuración del Estado Moderno
Capitalista, de las repúblicas, esa “conspiración de los ricos” como las llamaba Tomas
Moro, hayan sido lo que le valió a los campesinados el calificativo de reaccionarios y
bárbaros. El ideal de progreso, dado por una modernidad libertadora del oscurantismo
feudal de la religión y la opresión servil, no parecía ser percibido por unos
campesinados que generaban desconcierto y fascinación en diversos intelectuales y
pensadores. Con mayor o menor destreza teórica u honestidad política según los
autores, tanto para Karl Marx, Euclídes da Cunha, Domingo Faustino Sarmiento,
etcétera, las claves civilización versus barbarie, lo moderno contra lo tradicional, se
imponían como elementos explicativos del activismo campesino del siglo XIX. Cómo
comprender sino que para sus luchas el campesinado y los indígenas se enrolaran en
las filas del milenarismo, el caudillismo o el bonapartismo. Es probable que estas
categorizaciones evidencien, más que otra cosa, la percepción que de los campesinos
tenían las autoridades y los pensadores modernos. Una síntesis y fundamento de
estas posiciones la brinda Georg Wilhelm Friedrich Hegel para quien la clase agrícola
tenía pocas oportunidades de pensar por sí misma y estaba además inclinada a la
servidumbre (Chatterjee, 1993). Estas apreciaciones sobre el campesinado lo indican
prácticamente como representación de la negación del hombre moderno, del
ciudadano, reflexivo y autónomo.
Efectivamente, como señala Partha Chatterjee (1993), la relación del campesinado
con el Estado moderno es ambigua y cargada de tensiones. Por ejemplo, la
desconfianza frente al Estado, y sus regulaciones, es un elemento que aun persiste en
las comunidades campesinas de todo el mundo. Y esto ha sido siempre así: para los
campesinos rusos, según Néstor Makhno líder del ejército negro de los jinetes
campesinos cosacos, cualquier gobierno (fuera pre-revolucionario o revolucionario) era
“el loco”. Loco y gobierno se decía: durak (Hobsbawm, 2001). Eric Wolf (1979), indica
que el Estado, desde el campesinado, ha sido siempre visto como maquinaria externa,
“frío monstruo” que se enfrenta al propio “orden casero”. Más allá de la sutil
minusvalía, con la cual el autor interpreta la acción campesina dotada de altas dosis
de radicalidad e ingenuidad política, destacamos la naturaleza problemática que se
señala en la relación entre el campesinado y el Estado. Para este autor “los
campesinos en rebelión son anarquistas naturales” (Wolf, 1979).
Es necesario subrayar también que la formación de los Estados modernos, que se
estaba dando en los distintos países, no parecía alterar antiguas asimetrías y
desigualdades, sobre todo aquellas vinculadas con la distribución de la tierra. Y esto lo
sabían los mismos impulsores del proyecto de Estado moderno, que en la versión
crítica e integracionista denunciaban una civilización que se anunciaba con el ruido de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
los combates y cosía la historia a puñaladas. Pudieron decirlo, pudieron acusar a los
asesinos del progreso, algunos bien intencionados progresistas: recordemos a
Euclídes da Cunha, al regreso de Canudos, narrando las barbaries cometidas por el
ejército republicano contra los pobres del campo nordestino, ante una colmada sesión
del Congreso de la República del Brasil; o sino a José Hernández, defendiendo la
creación de “colonias agrarias para los hijos del país”, en las sesiones del Congreso
de la República Argentina.
“El lepero de Méjico, el llanero de Venezuela, el montuvio del Ecuador, el cholo
del Peru, el coya de Bolivia y el gaucho argentino, no han saboreado todavía los
beneficios de la independencia, no han participado de las ventajas del progreso,
ni cosechando ninguno de los favores de la libertad y de la civilización.”
(Hernández, 1967:93).
No predominaron las voces críticas, o no fueron lo suficientemente críticas, y no hubo
en Latinoamérica políticas agrarias sino medio siglo después, y en algunos países
incluso nunca llegarían. El pasaje de la colonia a los Estados independientes, el Grito
de Mayo de 1810, no alteró la estructura agraria heredada, más bien consolidó el
poder de los que pasaron a ser grandes propietarios en el nuevo orden. El pasaje de
las encomiendas y mercedes de tierras de la Corona Española, a las haciendas y
plantaciones, consolidaron con la independencia la concentración de tierras. Las
nuevas condiciones habían brindado sustento jurídico para arraigar la situación de las
familias terratenientes del norte argentino por ejemplo (Rutledge, 1996). Entonces
ocurrió que, como señalaba Eric Wolf (1972), a cada etapa del desarrollo del sistema
de hacienda le correspondió una fase de conflictos rurales y movilización campesina
en Latinoamérica. En algunos casos, las tensiones de las asimétricas relaciones
sociales en el campo, se entrecruzaron con aspiraciones de grupos locales de poder,
otras veces se entretejieron con afrentas étnicas. Emergieron entonces un variopinto
de experiencias de insurrección y conflicto que tuvieron como protagonistas a las
poblaciones rurales frente a las fuerzas del orden portadoras de la guerra policial del
Estado.
O sea, más que evidencias del conservadurismo del campesinado, la conflictualidad
por él protagonizada, desde el siglo XIX, se estrecha con la rebelión frente a la
consolidación de un orden estatal moderno que terminó legitimando las sucesivas y
seculares maniobras de concentración de recursos y tierras.
Hoy, las luchas campesinas tienen otras características, el campesinado ha cambiado.
En esta etapa, la denuncia, que cada conflicto de tierra expresa, pone en evidencia la
magnitud de un problema que amenaza arrastrar a gran parte de la humanidad.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“La notable continuidad de la experiencia y del modo de ver el mundo del
campesino adquiere, al estar amenazada de extinción, una inminencia sin
precedentes e inesperada. Hoy esa continuidad ya no afecta solo al futuro de los
campesinos. Las fuerzas que hoy están eliminando o destruyendo al
campesinado en la mayor parte del mundo representan la contradicción de
muchas de las esperanzas contenidas en su momento en el principio de
progreso histórico.” (Berger, 2001:360).
La gravedad de las luchas que involucran al campesinado hoy, dan cuenta que
estamos frente a una nueva conflictualidad. Evidentemente, no se trata de lucha contra
la fundación de nuevos dispositivos de autoridad y reordenamiento de las tierras,
presentes en el marco de la construcción del Estado moderno, y en el primer avance
de las relaciones capitalistas en la agricultura, ni tampoco estamos frente a la clásica
conflictualidad campesino versus terrateniente. En esta última clave se produjeron los
conflictos de la primera mitad del siglo XX en Argentina, caso del levantamiento de los
arrendatarios de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, en el Grito de Alcorta (1912)
contra los terratenientes pampeanos; o la protesta y movilización de los campesinos
indígenas Kollas de Jujuy y Salta, contra los terratenientes norteños, conocida como
Malón de la Paz (1946).
Algunos autores señalan que estamos en un “nuevo ciclo de conflictualidad en el
campo”, signado por el renovado protagonismo de los movimientos sociales del campo
y por la construcción de una nueva ofensiva patronal (Bruno, 2008). La nueva
conflictualidad que involucra al campesinado, según Bernardo Mançano Fernándes
(2004), está en la base de una lucha por modelos sociales de desarrollo, derivando de
allí, la centralidad de este enfrentamiento.
“La reproducción ampliada de las contradicciones del capitalismo y de la política
campesina de construcción de su existencia, generan la conflictualidad que
proyecta diferentes modelos de desarrollo. La conflictualidad resulta del
enfrentamiento de las clases. De un lado, el capital expropia y excluye; del otro,
el campesinado ocupa la tierra y se resocializa. La conflictualidad generada por
el capital en su proceso de territorialización, destruye y recrea el campesinado,
excluyéndolo, subordinándolo, concentrando tierra, aumentando las
desigualdades. La conflictualidad generada por el campesinado en su proceso
de territorialización destruye y recrea el capital, resocializándose en su
formación autónoma, disminuyendo las desigualdades, desconcentrando tierra.
Esa conflictualidad promueve modelos distintos de desarrollo.” (Mançano
Fernándes, 2004:3)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En sintonía con lo anterior, João Pedro Stedile (2007), economista y dirigente del
Movimiento Sin Tierra de Brasil (MST), señala que la histórica contradicción del
campesinado con el latifundio ha cambiado, ahora se enfrenta al “moderno
agronegocio”: “el problema se profundizó, y nuestra lucha debe cambiar el eje”.
“Los enemigos no son apenas los antiguos latifundistas atrasados, pero si las
empresas transnacionales y sus aliados, los hacendados capitalistas llamados
‘modernos’. Tenemos que enfrentar una serie de instituciones que le dan
sustento jurídico al modelo excluyente, como los Estados Provincias y el Poder
Judicial; y los soportes ideológicos, como las grandes redes de los medios de
comunicación.” (Stedile, 2007:3).
También es cierto que estos cambios en la conflictualidad que involucra a campesinos
e indígenas no han hecho variar un punto. Los conflictos siguen girando
fundamentalmente en torno de la tierra, a pesar de que se entronquen con otros
problemas y por ende puedan articularse con otras luchas. En una investigación sobre
conflictos de tierra y movimientos sociales rurales Diego Piñeiro (2004) señalaba
sobre el lugar de la tierra en las luchas, su polisemia y resignificaciones:
“En síntesis, mas allá de la variedad de acciones colectivas estudiadas y de
la variedad de conflictos expresados emerge con mucha fuerza el papel
central de la tierra como eje vertebrador común de todos los conflictos. Sin
embargo, es la tierra entendida de modos distintos. Es la tierra como medio
de producción, como se entendía en los análisis estructuralistas clásicos,
pero es mucho más que eso. Es la tierra como legado de los antepasados,
originarios o inmigrantes; es la tierra como lugar de residencia de dioses y
creencias; es la tierra como sustento material que provee abrigo, alimentos y
protección; es la tierra como expresión del derecho a vivir en relación
dialógica con la naturaleza.” (Piñeiro, 2004:300).
Este aspecto probablemente sea uno de los más importantes de la conflictualidad por
la tierra en la actualidad. La antigua demanda por tierra, siempre heterogénea, se
reactivó con nuevas demandas y luchas, que la resignifican y la potencian sin
precedentes: la cuestión de la tierra asociada a problemas ecológicos, alimentarios,
de soberanía, etcétera.
La declaración del Foro Terra Preta, realizado en Roma (4 de junio de 2008), y
organizado entre otros por la Vía Campesina, no solo vincula el problema de la tierra
con la reforma agraria integral, sino que lo relaciona con la soberanía alimentaria, la
preservación de las semillas como patrimonio de la humanidad, la defensa de los ríos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
y los mares, etcétera. Mismo en Argentina se ha señalado que el régimen de tenencia
de la tierra está en la raíz de los problemas de soberanía alimentaria.
“Una hipótesis: El conflicto de clases esencial en la Argentina actual pasa por la
soberanía alimentaria (uso sustentable racional de la tierra) y su relación directa:
el régimen de tenencia de la tierra, esto es: la necesidad de reformarlo.” (Mattini,
2004:1).
No obstante cabe preguntarse que luchas tendrán la capacidad de integrar a otras.
¿La lucha por la tierra se verá englobada en las luchas socioambientales (Crespo
Flores, 2005), contra el modelo “extractivista” de riquezas naturales del suelo y del
subsuelo, o de “saqueo”, como lo han bautizado las organizaciones campesinas,
indígenas, vecinales del campo y la ciudad, y ambientalistas?
Las posibles ampliaciones de la conflictualidad por la tierra a otras esferas y
dimensiones es parte del presente, como el cuestionamiento y enfrentamiento global al
modelo de desarrollo (tecnológico-científico, productivo, de consumo). Ciertamente, ya
contamos con algunos ejemplos que marcan el camino. Se viene gestando con vigor la
reivindicación de los modos de vida campes inos e indígenas en términos de la
implementación de modelos de desarrollo sustentable basado en los principios del
ecologismo. Se trata de una apuesta política evidentemente, en la cual la vida
campesina e indígena es presentada como base de un modelo alternativo al de la
agricultura industrial y el agronegocio.
También la conflictualidad por la tierra está incorporando ahora una dimensión que
toca al modelo de política. Lo que se está planteando de forma creciente, en el marco
de la lucha por la tierra, es la apelación territorial: referencia al control de un espacio, a
la soberanía sobre los recursos naturales, a la creación de nuevas estructuras de
administración que respeten la organización social indígena al interior del Estado-
Nación (Estados Plurinacionales), a la necesidad de reconocer y fortalecer formas de
autogobierno, a la autodeterminación territorial, etcétera. Imprimirle a la cuestión de la
tierra la dimensión del problema del territorio, y por ende llevar el debate a un plano de
modelos de organizar el espacio humano, y la vida social, ha sido en principio merito
de los pueblos indígenas. Estos siempre han colocado en escena el problema de la
tierra de forma singular, puesto que su identidad se basa en una territorialidad.
Pertenecer a un grupo indígena significa tener la conciencia de poseer un territorio y
mantener un vínculo especial con la tierra (Stavenhagen, 1996:152). Rápidamente, el
planteo territorial fue migrando a los reclamos y luchas campesinas, sobre todo en
momentos en los cuales éstos eran excluidos del sistema agroalimentario/industrial
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(SAI)10, o enfrentaban los desalojos, contaminaciones, persecución, asesinato,
etcétera, debido al avance del agronegocio. Actualmente la Vía Campesina, y otras
organizaciones campesinas de distintas partes del mundo, postulan la necesidad de
relacionar reforma agraria y derecho territorial, enmarcando el acceso familiar o
comunitario a la tierra en la autodeterminación y democratización en el control del
espacio.
La nueva conflictualidad por la tierra como disputa de intencionalidades:
En el enfoque que asumimos, la conflictualidad por la tierra tiene algunas
particularidades más, y una de ellas es que no se desenvuelve en el territorio del
capital. No se trata de conflictos laborales, de ocurrencia en el ámbito de una fábrica, o
incluso de una hacienda, o plantación, o de alguna unidad de producción regida por
relaciones asalariadas. No son conflictos de distribución de bienes producidos. Son
conflictos que justamente ponen en disputa la mismísima configuración y control del
espacio, su ordenamiento, sus usos, formas de circularlo, transitarlo, apropiárselo,
etcétera. Es por ello, en parte, que este tipo de conflictos son muchas veces
analizados en términos de “disputas territoriales”11.
“Los movimientos campesinos e indígenas vienen resistiendo y disputando
territorios con las empresas capitalistas. (…) Una clase no se realiza en el
territorio de otra clase. Por esta razón, los territorios del agronegocio y los
territorios campesinos e indígenas son distintos. Los territorios del campesinado
y los territorios del agronegocio están organizados de formas diferentes, a partir
de distintas relaciones sociales.” (Mançano Fernándes, 2008:285).
Esta dimensión de la conflictualidad por la tierra, que la caracteriza en términos de
disputa territorial, supone una compresión particular del espacio. El espacio sería en
esta perspectiva la materialización de la existencia humana (Lefebvre, 1984), sería
una totalidad formada por objetos y acciones de manera solidaria, contradictoria e
indisociable (Santos, 2005; Raffestin, 1993), y su producción simbólica y material sería
el resultado de la conjunción conflictiva y consensuada de diferentes intencionalidades
(Mançano Fernándes, 2008).
De estos elementos se desprenden los supuestos fundamentales del enfoque que
propone analizar los conflictos de tierra en clave de disputas territoriales. Por un lado,
aunque posterior al espacio, el territorio sería comprendido en tanto transformación y 10 Para ver el desarrollo de esta categoría ver el trabajo de Norma Giarracca y Miguel Teubal (2008). 11 Investigaciones que desarrollan esta categoría: Mançano Fernándes, 2005; Giarracca y Wahren, 2005; Domínguez, Sabatino y Lapegna, 2006; Porto-Gonçalves, 2006; Slutzky, 2007.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
producción de aquel. Esta producción del territorio, que implicaría la parcialización del
espacio, es operada por una intencionalidad determinada. Siendo que cada
intencionalidad12 es una visión del mundo que determina la representación del
espacio, por ende, es una propuesta y apuesta de territorio. La ejecución de la
intencionalidad, en pos de plasmar un territorio, es denominada como territorialidad, o
sea, las acciones y dispositivos para la territorialización efectiva de la intencionalidad
(su espacialización o materialización en el espacio). En la actual conflictualidad por la
tierra lo que estaría en cuestión serían proyectos diferentes de territorio, pues en los
conflictos de tierra se estarían enfrentando intencionalidades distintas: la campesina,
la indígena, la del agronegocio, la del Estado, entre otras.
“La intencionalidad es un modo de comprensión que un grupo, una nación, una
clase social o incluso una persona, utiliza para poder realizarse, o sea,
materializarse en el espacio. (…) Y así construye una lectura parcial del espacio
pero que es presentada como totalidad.” (Mançano Fernándes, 2005:275).
La disputa entre intencionalidades, que funda la disputa territorial, establece hoy una
nueva contradicción entre aquellos que habitan un lugar y las fuerzas que pretenden
reordenar esos espacios desde centros de poder desanclados. Estas disputas son de
la mayor importancia: “las grandes contradicciones de nuestro tiempo pasan por el uso
del territorio” (Santos, 2005:259).
“Existe un conflicto que se agrava entre un espacio local, espacio vivido por
todos los vecinos, y un espacio global, habitado por un proceso racionalizador y
un contenido ideológico de origen distante y que llega a cada lugar con los
objetos y las normas establecidos para servirlos. De aquí el interés de retomar la
noción de espacio banal, es decir, el territorio de todos, frecuentemente
contenido en los limites del trabajo de todos; y de contraponer esa noción a la
noción de redes, es decir, el territorio de aquellas formas y normas al servicio de
algunos.” (Santos, 2005:259).
12 Esta noción tiene ya trayectoria en las ciencias sociales. Aunque no sea esta la definición que tomemos, la intencionalidad ha sido entendida como dimensión de la configuración de los hechos sociales. La intencionalidad colectiva puede entenderse como aquella intención que un sujeto posee y comparte con otros a fines de realizar una acción común (asignar funciones a objetos, definirlos, etc.): 1) El comportamiento intencional colectivo existe, y no es la suma de los comportamientos intencionales individuales; 2) La intencionalidad colectiva no puede reducirse a intencionalidades individuales; 3) Las dos tesis precedentes son consistentes con las siguientes restricciones: a. La sociedad se compone exclusivamente de individuos; no existe nada parecido a la conciencia de grupo o al espíritu de grupo; b. La intencionalidad de grupo o individual es independiente de la falsedad o veracidad de las creencias del individuo; 4) La intención colectiva presupone un sentimiento de que el otro es un actor social que puede participar en una actividad colectiva; 5) La teoría de la intencionalidad junto a la noción de trasfondo puede explicar la intencionalidad colectiva (Searle, 1992).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
No obstante, esta interpretación posible de la conflictualidad por la tierra como disputa
de intencionalidades que buscan su territorialización, no salda la comprensión de la
acción campesina al otorgarle centralidad en las luchas contemporáneas. Aparece
ahora un nuevo problema, que si bien reconoce la consistencia de las luchas
campesinas e indígenas, amenaza con reubicarlas otra vez en la mera resistencia,
entendida como particularismo que rechaza el avance de un universal irreversible. Se
trata de la escala de la acción política campesina e indígena en la actualidad.
Existe un debate, que se expresa nítidamente en el Brasil, sobre las diferentes escalas
de acción del campesinado: local, nacional y global. La importancia de los
movimientos campesinos estaría dada por la superación del nivel local de acción, y el
pasaje a acciones en la escala nacional13 e incluso mundial. En este sentido la virtud
del MST de Brasil residiría en su capacidad de realizar despliegues nacionales, y
además de coordinar acciones globales desde la Vía Campesina (Fabrini, 2008).
“Los significados de los movimientos aislados y los movimientos territorializados
tienen como referencia a la organización social y al espacio geográfico. Entiendo
como movimiento aislado una organización social que se realiza en una base
territorial determinada. Que tiene su territorio de actuación definido por
circunstancias inherentes a los movimientos. O sea, nacen en diferentes puntos
del espacio geográfico en luchas de resistencias. Brotan en tierras de latifundios
a través de la espacialidad de la lucha. Construyendo, de esa forma, su
territorialidad, comprendida como proceso de reproducción de acciones
características de determinado territorio. El movimiento territorializado o
socioterritorial esta organizado y actúa en diferentes lugares al mismo tiempo,
acción posibilitada por causa de su forma de organización, que permite
espacializar la lucha para conquistar nuevas fracciones del territorio,
multiplicándose en el proceso de territorialización.” (Mançano Fernándes,
2000:9).
Romper el “localismo”, y pretender escala nacional, es la clave para convertirse en
“movimiento socioterritorial”, de otro modo “sin la superación de sus circunstancias, los
movimientos aislados se extinguen” (Mançano Fernándes, 2000). Solo movimientos de
estas características, con capacidad y voluntad de abandonar el “aislamiento”, estarían
en condiciones de enfrentar el proceso de intensificación de la territorialización del
capital sobrevenido con la globalización. Solo un campesinado en tanto movimiento
“socioterritorial” sería capaz de oponer al proyecto de territorialización del agronegocio 13 Algo similar a lo que ya planteaba Octavio Ianni (en Martins de Carvalho, 2005). Según este autor lo que caracterizaría a un movimiento campesino es su destreza o no para actuar al menos en el espacio nacional. En el extremo, la “utopía campesina” tendría como referencia la sociedad nacional, y estaría relacionada con su devenir.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
que implica el avance de los monocultivos de exportación, un modelo de desarrollo
para la agricultura que vaya más allá de luchas puntuales por la tierra (Caldart, 2000,
en Fabrini 2008; Mançano Fernándes, 2008).
Por su parte, existe otra posición que propone recuperar la “geografía local” de las
luchas campesinas en la medida en que allí reside el alimento básico de la acción. La
ampliación de la escala de acción campesina requeriría siempre de la “energía local”
(Fabrini, 2008). En esta segunda postura la construcción de la resistencia campesina
estaría anclada en fuerzas locales, como la producción de autoconsumo, el control del
ciclo productivo, la autonomía, las relaciones comunitarias y de parentesco, etcétera.
En realidad se trata de miradas que hacen hincapié en distintas escalas de la acción
campesina, sin desconocer que la potencia está en la multiescalaridad que la
movilización campesina e indígena está asumiendo de modo notable.
¿Qué escala de acción priorizarán las organizaciones campesinas e indígenas? ¿Se
podrá sostener con equilibrada dedicación la multiescalaridad del “trabajo de base” y la
formación de cuadros, la resistencia local y las acciones directas, las movilizaciones
en las grandes capitales, la gestión de recursos provenientes de organismos públicos
o instituciones de desarrollo, el lobby ante funcionarios y legisladores para promover
leyes y políticas de Estado, etcétera?
Reflexiones sobre el campesinado y los pueblos originarios en tiempos de la
globalización:
En la actualidad, a pesar de los vaticinios, la persistencia del campesinado, y los
procesos de recampesinización que se dan en algunas regiones, son evidentes. Arturo
Wartman (1982) advertía ya, para el caso mexicano, que en términos absolutos el
campo aun es significativo. Vale también en general, la mitad del mundo vive en el
campo. Incluso para el caso argentino, a pesar de la población del campo ser un 10%
del total, constituyen alrededor de 4 millones de personas, más que la población rural
de Paraguay, un país donde el campesinado es poderoso factor político, económico y
cultural.
“Pese a la cuantiosa extracción humana la población del campo no ha
descendido; por el contrario, ha crecido en términos absolutos. El problema del
campo, planteado como problema de gente, es hoy mayor que veinte o
cincuenta años atrás. Esto no puede soslayarse con el manejo de las
proporciones, que nos indican que en el campo vive ahora un porcentaje menor
de la población total. En el campo mexicano trabaja más gente que la que lo
hace en los campos de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, juntos y sumados.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Los sucesores y herederos de los campesinos de hoy, los campesinos del
mañana, ya nacieron. Son demasiados para suponer que si continúa constante
el ritmo de migración, serán mucho menos al finalizar el siglo. Van a permanecer
allí y en el campo tienen que encontrar la solución a sus problemas.” (Wartman,
1982:5).
La resistencia campesina, en sus formas políticas y económicas, ha tenido efectividad
a pesar de todo. Sigue teniendo vigencia entonces la intuición del escritor ingles John
Berger en los primeros años de 1970, que postulaba al campesinado como la “clase
de los supervivientes”, de aquellos que siguen estando en su lugar cuando otros ya
dejaron de ser lo que eran, o de sostener la capacidad de hacerlo. Mencionemos
entonces algunos puntos sobre lo que significa la ya aceptada sobrevivencia del
campesinado en el siglo XXI.
Algunos contenidos nuevos de las discusiones de siempre:
Esta continuidad perseverante del campesinado en la historia, complejizada ahora con
la emergencia indígena, no implica que se haya resuelto la discusión entorno de la
definición de campesino y de su relación con la política. Siguen coexistiendo distintos
paradigmas sobre el campesinado que abonan posiciones prácticas hacia el mismo,
traducibles en distintos modelos de intervención pública o gubernamental (y privada), y
apuestas políticas en general:
“El paradigma del fin del campesinado comprende que este está en vías de
extinción. El paradigma del fin del fin del campesinado entiende su existencia a
partir de su resistencia. El paradigma de la metamorfosis del campesinado cree
en su transformación en agricultor familiar.” (Martins de Carvalho, 2005:24).
Para los primeros, La destrucción del campesinado se daría por la vía de la
diferenciación: capitalización o proletarización. Pero también se produce por la
supremacía de la agricultura capitalista que torna ineficiente a la agricultura
campesina. Para los segundos, a pesar de la descampesinización, también es cierto
que el campesinado en ciertas condiciones es reproducido incluso por el capital, que le
ofrece tierras en arriendo, o venta. Pero también el campesinado se reproduce a sí
mismo en las ocupaciones de tierra. Esta corriente estaría atravesada por posturas
que buscan mantener las posiciones (tierras) actuales del campesinado, y otra línea
que va por la incorporación de nuevos territorios. La tercera postura, que podría
llamarse de “tercera vía” en relación al campesinado, considera que si bien el
campesinado desaparece no así el trabajo familiar en la agricultura. De aquí que
utilicen el concepto de agricultor familiar y eviten la noción de campesino (Martins de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Carvalho, 2005). Cada paradigma abona diferentes conceptualizaciones del
campesinado, interpreta su relación con el mercado, el Estado y la tecnología de
distinto modo, valora su aporte a procesos de cambio social de diversa manera, y por
ende, entiende su acción política en forma disímil. En realidad en algunos casos ya no
se discute los aspectos políticos del campesino, por considerárselos insignificantes
dentro de la conflictividad y/o conflictualidad social.
¿Cuál es el ser y estar campesino?
Se ha sostenido la importancia de distinguir la definición socioeconómica de
campesino, de su significado político. Recordemos que esto es también una apuesta,
los debates académicos han estado de una u otra forma siempre ligados
estrechamente con las luchas sociales. Aquí esbozamos algunas afirmaciones que
serán un marco de referencia.
Se ha señalado que no existen “sociedades totales”, salvo excepciones, diferenciadas
absolutamente de las sociedades nacionales (Wagley y Harris, 1974:12). En este
sentido tanto lo campesino como lo indígena serían ya sociedades parciales, culturas
parciales, subordinadas a un sistema más amplio. Esto establece una de las
condiciones del campesinado, su subordinación a la sociedad global. A esto
generalmente se le agregan otros aspectos: dedicación a las actividades
agropecuarias, economía predominantemente familiar, y producción orientada al
autoabasto (Ratier, 2004). Agreguemos que el campesinado se caracteriza por una
forma de manejo de los recursos naturales (Sevilla Guzmán y González de Molina,
2005), y más específicamente por un modo particular de producir conocimiento
(Baraona, 1987). En un sentido general, de acuerdo con Teodor Shanin (1979), todas
estas características hacen que los sistemas y unidades campesinas compongan un
“modo de vida”. En tanto tal, cabría distinguir, entre las sociedades de base agraria-
pastoril donde el campesinado es mayoritario, del campesinado como grupo social,
que puede participar en otros sistemas sociales o formas de uso de los recursos
naturales, como en el industrial (Sevilla Guzmán y González de Molina, 2005). Su
exposición a otros sistemas produce modificaciones en la forma campesina de
apropiación de los recursos naturales, lo cual va produciendo una variación en los
grados de campesinidad de las unidades.
De lo anterior puede tomarse al campesinado como una forma de organización social
y productiva no capitalista, con un comportamiento y racionalidad que no puede
homologarse al de una empresa (mismo si se considera pertinente asumir la “doble
naturaleza” de la unidad de producción campesina –Galeski, 1977), y portador de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
rasgos culturales propios y variables según trayectorias comunitarias, étnicas,
mercantiles, políticas, etcétera.
Sin embargo, el campesinado puede reproducirse dentro del capitalismo, y serle
incluso funcional como vendedor de mercancías o de fuerza de trabajo. Esta compleja
trama de relaciones que el campesinado sostiene, en tanto modo de vida a la vez
subordinado, puede ordenarse en términos de lo que Gerardo Otero (2004) llama
“relaciones de producción”, como ligazón entre explotadores y explotados, y
“relaciones de reproducción”, entre los propios explotados. O bien en palabras de
Arturo Warman (1972):
“(...) el campesino es el segmento social que a través de una relación productiva
con la tierra logra subsistir sin acumular. Esto se traduce en relaciones que le
son características y que pueden analizarse a dos niveles: uno horizontal, entre
iguales, en que se realizan acciones de cooperación y de redistribución en el
marco de la comunidad rural; y uno vertical y asimétrico, desigual, con un
conjunto social más grande y poderoso a través del cual se despoja al
campesino de su excedente productivo". (Warman, 1972:118).
Con estos breves acercamientos a cierta caracterización del campesinado, queremos
destacar su naturaleza de productor directo. En este aspecto, aunque referido al
campesinado como unidad productiva, encontramos elementos para avanzar en el
análisis de la relación entre el campesinado y la acción política, o de la “esfera de la
política campesina” (Chatterjee, 1993).
Esta condición general, asume características diferentes, según épocas y lugares. El
productor directo, familiar o comunitario, de mayor o menor orientación mercantil;
ganadero trashumante o profesionalizado agricultor o incluso manipulador de una gran
variedad de oficios; atravesado o no por el paradigma industrial de apropiación de la
naturaleza; envuelto en organizaciones populares o víctima de redes clientelares y del
obsceno abuso en las relaciones de poder que lo envuelven; presenta una irreductible
vocación de libertad, de vida sin patrón, de resistencia a la alienación, que puede
realizarse o no, pero es siempre anhelada. Esta vocación rige los elementos
señalados de la vida campesina, desde el autoconsumo a la realización de múltiples
estrategias para la obtención de ingresos que sostengan la unidad productiva; y en el
devenir de un antagonismo, esta vocación nutre la rebeldía campesina. Lo singular del
campesinado, aquello que se encuentra y se percibe en todos los hogares
campesinos, es la vitalidad del estar haciendo la propia existencia, de la
independencia que otorga control sobre uno mismo y a la vez la incertidumbre de tener
que sobrevivir. Cara y contra cara de la búsqueda por no depender, o hacerlo lo
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
menos posible, de relaciones de producción que lo subordinan. El campesino que
quiere y sigue siendo campesino, que persiste y sigue estando, es de hecho un
sobreviviente, sobre todo cuando se encuentra en regiones limitadas en la oferta
biótica y donde las redes comunitarias han sido desmembradas profundamente. Como
lo diría el escritor de cuentos campesinos John Berger:
“La vida campesina es una vida dedicada por entero a la supervivencia. Esa es
tal vez la única característica totalmente compartida por todos los campesinos a
lo largo y ancho del mundo.” (Berger, 2001:331).
En la Argentina de hoy, al compás de la desarticulación de las agriculturas familiares y
campesinas, y de la presión de la frontera agropecuaria, han sido años de gestación
de estrategias productivas desde el campesinado organizado, y de procesos de
recampesinización. Otros autores reconocen, no solo estos procesos, sino su
simultaneidad, aunque se refieran a regiones específicas:
“La permanencia actual del campesino en la región del Noroeste Argentino, no
se la puede explicar sólo a partir de la intensificación del proceso de penetración
capitalista. Tampoco se puede caer en la simplificación de pensar que cuando el
capitalismo se manifieste de forma más vigorosa, deba hacerlo necesariamente
de manera similar a como se presentó en otras regiones como la pampa
húmeda. La región del NOA es muy distinta a la Pampeana. Su diferencia está
en el mismo origen de la configuración de la estructura agraria; en las grandes
extensiones y marginalidad de sus tierras asociadas a la situación jurídica
irregular de las mismas; en el predominio de formas de tenencia distintas a las
de apropiación privada; en mercados de trabajo donde la cultura feudal y la del
patronazgo están fuertemente arraigadas; en la presencia de un sistema
informal de comercialización para muchos productos agropecuarios y del monte
(cabritos, llamas, vicuñas, quesos, artesanías, chacinados, cultivos aromáticos,
carbón, leña, postes, etc.); en el fuerte componente de autoconsumo y redes de
solidaridad entre las explotaciones y sus miembros; en los procesos productivos
extensivos y tradicionales con escasa o nula incorporación de tecnología como
también con un nivel bajo de inversión, entre otros. Es allí donde el campesino y
la pequeña producción encuentran intersticios donde desarrollar sus modelos
productivos, dentro de sus propias estrategias de sobrevivencia y donde aún el
capitalismo, no ha encontrado la forma de introducirse y ser competitivo en el
escenario que le impone la región del NOA. No es casual observar la ausencia
de grandes complejos agroindustriales en el NOA para actividades como la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
lechería caprina o tramas productivas bien establecidas en la producción de
carne de llama o de cultivos aromáticos.” (Paz, 2004:12).
Aunque no contemos con datos censales que respalden estas afirmaciones, si
contamos con el respaldo empírico de decenas de situaciones que lo indican. En
distintas provincias pueden identificarse experiencias de producción, procesamiento,
distribución, en una corriente general de reconstitución de modos campesinos de vida.
En provincias como Mendoza se asiste a la recampesinización de antiguos
trabajadores rurales de fincas abandonadas por sus dueños que deciden asumir el
control de la unidad productiva tanto para la vida, como para la generación de
emprendimientos en base a cultivos comerciales, o el procesamiento que resulta por
ejemplo en la producción de vino (destaquemos el caso de relativo éxito de la
experiencia del vino “Nochero”). En el Chaco, también hemos encontrado testimonios
sobre “peones rurales que se han vuelto pequeños productores”, como lo señalan
miembros de organizaciones campesinas. Se destacan también procesos, recientes y
no tanto, como la campesinización de amplias zonas de Misiones por efecto de la
ocupación de tierras y asentamiento de miles de familias rurales provenientes de otros
rincones del país y de Brasil. La recampesinización se observa también en zonas del
Chaco o Formosa, donde la crisis del algodón llevó a los colonos capitalizados a la
recuperación de la diversificación productiva, combinando ganadería, agricultura de
autoabasto, y producción frutihortícola para provisión de las localidades cercanas. A la
sombra de esta recampesinización se gestó la singular explosión de ferias francas
(FF) que se registra en muchas provincias del NEA. En verdad, el origen de las ferias
francas en el país había sido en la provincia de Misiones, donde estas estrategias
comerciales tienen abundante presencia; justamente una provincia en la cual la crisis
de la yerba y el tung había sido el marco de la temprana diversificación productiva de
la década de 197014. Las ferias francas, como estrategia comercial, con sus
deficiencias y aciertos, pueden ser comprendidas como indicador de
recampesinización, pues se inscriben en la gestación de iniciativas que buscan evitar
la salida de la producción y la proletarización, y funcionan como bisagra entre la
producción de alimentos para la familia y para los mercados locales. Interpretamos en
esta línea de reproducción de campesinidad, inclusive situaciones en las peores
condiciones, como es la tozudez de cientos de familias “baquineras”, que sobreviven
14 “Todo este marco de situación va configurando una crisis que afectará diferencialmente a los distintos sectores del agro misionero a través de un proceso de empobrecimiento de las capas más desprotegidas, pero que a diferencia de otras provincias del Nordeste, no se materializa a través de una expulsión de amplios sectores de pequeños productores ni de su proletarización masiva. La estrategia de la diversificación antes mencionada y el aumento del rendimiento por ha. son las respuestas que intentan dar los estratos inferiores de los productores agrarios misioneros.” (Galafassi, 2008:4).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
en las orillas de rutas provinciales y nacionales con un pedacito de tierra para chacra,
animales, y/o haciendo changas. Hemos registrado este tipo de realidades en el este
del Chaco, en el noroeste de Santa Fe, en el centro de Misiones, centro-este de
Santiago del Estero, y norte de Córdoba, entre otras provincias.
¿Son insignificantes y reactivas las luchas del campesinado y los pueblos originarios?
Existe una línea de pensamiento, de base progresista (presente en el primer y tercer
paradigma mencionados), para la cual, luchas como las del campesinado, en
definitiva, serían “reactivas” (Habermas, 1994), resabios que buscarían contrarrestar
una amenaza exterior, proteger el mundo tradicional o comunal en declive, de los
efectos de la “modernización” (lo que para los marxistas sería el avance del
capitalismo). De esta forma, la movilización campesina, que siempre ha buscado
defender sus posiciones frente al avance del Estado (sistema administrativo
centralizado y burocrático) o del Mercado (proletarización), debería ser encuadrada en
las acciones tendientes a defender un “mundo de vida” basado en las actividades
propias de la “reproducción material”. Es decir, la acción campesina podría entrar
dentro del tipo de acción “normativa”, propia de un modelo de movilización defensivo y
premoderno: “Los movimientos defensivos premodernos han operado sobre la base de
una orientación normativa de la acción” (Cohen, 1985:36). En esta propuesta de
análisis la movilización campesina podría entrar dentro de la definición de movimiento
social, incluso ser colocado en el conjunto de los nuevos movimientos sociales
(ecologista, étnicos, etcétera), en la medida en que conforma una “reacción”
particularista y defensiva, formas de “resistencia y retirada”. De este modo se entiende
que la resistencia campesina e indígena es reflujo, incapaz de gestar un proyecto
histórico, acciones políticas, luchas emancipatorias. En otras claves de análisis,
también se desvaloriza el papel de las luchas del campesinado. Para autores como
Hamza Alavi (1974) o Eric Wolf (1972), las luchas campesinas debían orientarse hacia
un proceso revolucionario en el cual el campesinado se disiparía como tal para
conformar lo que Eric Wolf llamaba el “partido de la humanidad”. Si la desaparición del
campesinado no se había concretado con la proletarización capitalista, su mutación
provendría de la misma revolución socialista. A pesar de su observable persistencia y
participación en procesos revolucionarios, desde la teoría el campesinado no tenía
lugar, como sujeto económico o político, ni en el capitalismo ni el socialismo. El
campesinado sería en todo caso un resabio o ruinas destinadas a la desaparición por
efecto de su propia acción o inacción.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Existe otra línea de pensamiento, heterogénea por cierto, pero que se reactualiza
siempre, y de la cual extraemos los mayores aportes para reflexionar la política del
campesinado. Según estas voces el campesinado no solo ha estado presente en gran
parte de los conflictos de la historia de la modernidad, sino que el campesinado ha
tenido un rol fundamental en ellos, inclusive en aquellos conflictos que devinieron en
procesos revolucionarios. En esta perspectiva, la resistencia campesina es la
condición de posibilidad del devenir de la vida, y de un modo de vida. El campesinado
en esta clave, ha luchado siempre por conquistar o preservar las tierras, lo cual implica
preservar o garantizar las condiciones de (re)producción y apropiación, de cierto tipo
de apropiación y de continuidad de cierto tipo de organización comunitaria y/o familiar
del trabajo. Y en este recorrido el campesinado ha sido “aliado natural” de otros
actores sociales, como el movimiento obrero.
“Entonces, mi propuesta inicial es que el campesinado está presente en la
historia. En rigor se puede decir que él esta fuertemente presente en las
revoluciones. Yo diría para sintetizar que el campesinado esta presente en las
dos revoluciones fundamentales de la historia de la sociedad burguesa: en la
revolución burguesa y en la revolución socialista” (Ianni, 1985, en Martins de
Carvalho, 2005:159).
Las luchas del campesinado por la tierra, además de su importante presencia en los
procesos históricos, del pasado y de la actualidad, se destacan por los significados
que portan. El movimiento social campesino, sigue señalando este autor, niega el
orden burgués, las fuerzas de mercado, y las tendencias predominantes de las
relaciones capitalistas de producción. En su práctica, valores e ideas, el campesinado
se opone al predominio de la mercancía y el lucro. Es un error la imagen de las luchas
del campesinado como la de un “fanático” rebelándose para defender su propiedad.
Se trata de rebeliones de lo “profano” contra lo “sagrado”, lo “bárbaro” contra la
“civilización del capital”. El proyecto de la comunidad campesina es utopia construida
por la invención del pasado, quimera imposible en el presente del orden burgués. Una
fantasía ajena a las leyes y determinaciones que gobiernan las fuerzas productivas y
las relaciones de producción del capitalismo. Pero es también una fabula del futuro,
fundada en la inconformidad con el presente es una posibilidad del futuro (Ianni en
Martins, 2005).
Aunque el movimiento campesino no se proponga la conquista del poder estatal, la
organización de la sociedad nacional, o la hegemonía campesina, sus luchas son
portadoras de una radicalidad, que en ciertas condiciones puede desestabilizar el
orden, y desencadenar procesos revolucionarios, pero que en general se erigen como
ingrediente insoslayable del “movimiento de la historia”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Estamos frente a una radicalidad que reside en la obstaculización a la expansión del
capitalismo, en la afirmación del valor de uso sobre el valor de cambio, en la
sobreposición al trabajo alienado, en la resistencia al monopolio de la tierra, en la
reivindicación del trabajo comunitario, e incluso en el aporte de elementos para la
gestación de nuevos modelos de desarrollo y producción. Algunos autores, desde la
construcción de un enfoque que dice pensar desde lo americano, prefieren plantear
que se trata de la resistencia seminal: “Las resistencias seminales se asoc ian con la
vivencia de los nativos, los criollos, los campesinos, los paisanos y los obreros de
tierra adentro acerca de que ‘lo americano no es una cosa’ sino un sujeto
cosmogónico pleno de sentido. (…) En nuestra América profunda la lucha contra los
conquistadores, la insurrección contra los colonizadores, las rebeliones mesiánicas e
irredentistas, como también las violentas puebladas contra los corruptos
administradores y las pacíficas rebeliones seminales, tienen que ver con el suelo. El
suelo no sólo como fragmento del planeta Tierra sino como símbolo de la totalidad
cosmológica, dada como don a cada uno para que la cuide y se cuide.” (Sala,
2005:59). En estas perspectivas las luchas campesinas e indígenas parecen resumir
una radicalidad que sin embargo esta signada por la sencillez de aquellos que “ni
vencen ni se mueren” como lo expresan los Zapatistas:
“Con no pocas personas hemos insistido en que la resistencia de las
comunidades zapatistas no es para provocar lástima, sino respeto. Acá, ahora,
la pobreza es un arma que ha sido elegida por nuestros pueblos para dos cosas:
para evidenciar que no es asistencialismo lo que buscamos, y para demostrar,
con el ejemplo propio, que es posible gobernar y gobernarse sin el parásito que
se dice gobernante.” (La Treceava Estela, 2003:1).
La conflictualidad campesina, en estas perspectivas, gira en torno de “otra forma de
organizar la vida”. La defensa de un modo de vida, de una comunidad, de una cultura,
de una visión del trabajo y de la relación con la naturaleza, le brinda a las luchas
campesinas e indígenas contenidos que no son negociables, como pueden serlo las
luchas por la distribución de la riqueza producida, lo cual las vuelve subversivas. Debe
tenerse en cuenta, que la defensa de sus modos de vida, llevada a cabo por
poblaciones campesinas e indígenas, cuestiona la propiedad privada y la lógica con
que las sociedades industriales le proponen a la humanidad vincularse con la
naturaleza, con el universo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
¿Las luchas campesinas e indígenas son solamente de campesinos e indígenas?
Los contenidos siempre presentes en las luchas campesinas, se habrían reinventado a
finales del siglo XX y principios del siglo XXI, amalgamando viejas demandas,
consignas, objetivos, con nuevas elaboraciones, ropajes heredados e inventados: por
ejemplo, la consigna de “reforma agraria y soberanía alimentaria”. El saldo ha sido la
configuración de potentes marcos para tejer arcos entre demandas particulares del
campo y la ciudad, lo que podrían ser “equivalencias” políticas: democratización en el
control de las riquezas naturales; usos sustentables de los recursos naturales;
desmercantilización de la producción, procesamiento, distribución y consumo de los
alimentos; fundación de derechos ciudadanos en base al efectivo reconocimiento de la
igualdad pero sobre todo de la diferencia.
Las luchas de campesinos e indígenas, al igual que los emergentes conflictos del siglo
XXI (por las fuentes de agua dulce, los bosques, los mares, las semillas, las riquezas
del subsuelo, las formas de conocimiento, los tipos de consumo, el trabajo alienado, la
gestión barrial, los modelos de salud, etcétera), establecen un enfrentamiento por el
control de la vida misma. En estas condiciones, las luchas campesinas y sus
contenidos, adquieren renovada vigencia, y se tornan medulares en tiempos de
expansión de lo que algunos llaman la “resistencia comunal”15, o la regeneración de
los “nuevos comunes” (Esteva, 2000)16.
Incluso, la resistencia campesina e indígena es contemplada en nuevos términos,
cargadas de vitalidad y ya no de pura reacción defensiva. Se multiplican
interpretaciones que entienden la resistencia campesina y de los pueblos indígenas
como base de las luchas por la libertad humana en la actualidad.
“Estas resistencias, particularmente en esta era de capitalismo global, asumen la
forma de movimiento biopolíticos, pues están disputando al Estado y los poderes
dominantes el control de la vida.” (Crespo Flores, 2005:53).
A nivel mundial, existe un conjunto importante de organizaciones campesinas, muchas
nucleadas en la Vía Campesina, que ocupan un lugar muy destacado en las acciones
y discursos contra los organismos multilaterales (FMI, OMC, BM, etc) y los encuentros 15 Así le llama Manuel Castells (1999) a la política surgida en la “sociedad en red”. 16 “Los campesinos y los grupos de base de las ciudades comparten ahora con las gentes que se han visto forzadas a dejar el centro económico los diez mil trucos que han aprendido para limitar la economía, para burlarse del credo económico, o para reformular y otorgar nuevas funciones a la tecnología moderna. (…) Una de las facetas más interesantes de la regeneración que se está llevando a cabo en los nuevos comunes creados por hombres y mujeres ordinarios es precisamente la recuperación de sus propias definiciones de las necesidades, desmanteladas por el desarrollo, como percepciones o prácticas.” (Esteva, 2000:94-95).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de los países centrales. En general estas organizaciones ponen el acento de la crítica
en aspectos nodales de la modernidad: la democracia representativa y el sistema
político de partidos, el desarrollo tecnológico industrial, el monopolio del conocimiento
científico, la concepción lineal y progresiva del tiempo, el desanclaje territorial, etc. No
parece casual. Justamente, estas críticas incómodas, que pueden incluso parecer
incomprensibles e inconducentes, provienen de los aquellos que fueron desterrados
de la modernidad, de aquellos que han guardado una relación de cierta exterioridad
con la modernidad. Pareciera ser que la experiencia histórica del campesinado y los
indígenas, marcada por su exclusión desde la perspectiva del progreso moderno, los
ha muñido de un sentido crítico radical del momento actual, proveyendo lucidez para
aquellos que ya no encuentran solución en las modernas respuestas. Su histórico anti-
estatalismo, sospecha de los partidos y vanguardias políticas, su estrecha relación con
la naturaleza, la conservación de los saberes tradicionales y la resistencia a las
tecnologías modernas, adquieren en este momento profunda vitalidad y van
permeando incluso en sectores urbanos que encuentran en estos sentidos insumos
para recrear sus propias significaciones sociales. La emergencia campesina e
indígena se registra en toda Latinoamérica, portando discursos con resonancias
arraigadas local y globalmente. En algunos países de nuestro continente los
campesinos e indígenas logran incluso posicionarse cómo actores sociales centrales
de la vida política nacional: Bolivia, Brasil, Ecuador, México, Paraguay.
¿Qué significa el retorno del campesinado?
Un conjunto importante de analistas entienden que el campesinado vive tiempos de
“clasificación” (Quijano, 2000), “re ruralización” (Bengoa, 2003), o de “recreación”
(Shanin, 2008), que ha “resucitado” con vigor e imaginación (Bartra y Otero, 2008). Es
decir, no se trata de una presencia histórica pasada. Es una presencia que se ha
reactualizado, es una presencia que está siendo reinventada. Y si bien, lo fundamental
es que este proceso esta siendo reconocido y en forma creciente la actitud de
reparación histórica pivotea con el compromiso militante entre investigadores y
pensadores, es cierto también que está siendo sopesado de distinta forma por los
autores que lo advierten.
“Lo que hemos visto es que el antiguo slogan de lucha por ‘tierra y libertad’ está
vivo tanto cuanto hace centenas de años atrás y es una fuerza movilizadora que
lleva a las personas a luchar por un futuro mejor para ellas mismas y para otros.
(…) Esta lucha es hoy tan importante y necesaria como lo fue en el pasado.”
(Shanin, 2008:23).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Para Teodor Shanin pueden mencionarse al menos tres procesos o características
generales que atraviesan al campesinado en nuestros días. En primer lugar, una
involución agrícola y económica del campesinado, que se expresa en una situación de
pobreza que no se resuelve por su misma cuenta. En segundo término, se registran
procesos de creación y recreación campesina, cuyo ejemplo entre otros, son los sem
terra de Brasil donde campesino y no campesinos acceden a la tierra vía ocupaciones
y/o entregas desde el Estado. La recreación del campesinado se estaría desplegando
también en base a elementos étnicos. Finalmente, señala el autor la capacidad del
campesinado de adaptarse a nuevas condiciones. Se trataría de una gran flexibilidad
que le permite sobrevivir, elaborando creativos modelos y estrategias, incluso de
alcance internacional.
Otros autores, como José Bengoa (2003), que también rechazan la “muerte del
campesinado” profesada en los años de 1990, señalan que la realidad rural y
campesina ha sufrido en estas últimas décadas profundas transformaciones. En primer
lugar se trata de una pérdida de autonomía de lo rural en relación al resto de la
sociedad, lo cual podría estar cuestionando la continuidad de lo campesino como
modo de vida. No obstante no debe entenderse este proceso como mera
desarticulación de los mundos rurales, sino que nos hablan de potencialidades
nuevas, como por ejemplo la “re ruralización” que viven “los sin tierra” en Brasil. Para
este autor, la realidad campesina se desenvuelve en un mundo rural que ha vivido
cinco desplazamientos: 1) De la hacienda a la empresa moderna exportadora; 2) De
campesinos a pobres rurales; 3) De los siervos del campo a los temporeros17; 4) De
campesinos a indígenas; 5) De campesinos a campesinas.
La movilización indígena, también es destacada por algunos autores, como parte de la
movilización campesina, y en relación al surgimiento de demandas con gran capacidad
transformadora, como es la invocación de autonomía, cuestionadora de la hegemonía
del orden político estatal capitalista.
“Las luchas indígenas por la autonomía, durante las décadas del ochenta y del
noventa, complementaron y radicalizaron más al movimiento campesino.
Primero, el significado de ‘autonomía’ para los pueblos indígenas fue más allá de
la independencia organizacional y la auto administración socio-económica para
significar autodeterminación libre, esto es, autogobierno a nivel comunitario de
acuerdo con sus propias normas, usos y costumbres. Segundo, las demandas
de ‘autonomía’ invocaron una historia de los pueblos autóctonos, cuyo 17 Señala el autor: “En este caso utilizo un chilenismo para referirme a los trabajadores de temporada que son el fenómeno más importante de la agricultura neoliberal de los noventas en América latina. En cada país se les denomina de diferente manera: boias frias, sin tierra, golondrinas, zafreros, etc.” (Bengoa, 2003:79).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
fundamento es el derecho que precede al Estado nacional actual. En un sentido,
esta demanda es externa al sistema social hegemónico.” (Bartra y Otero,
2008:409).
Incluso en la perspectiva de clase de Aníbal Quijano (2000) el campesinado
Latinoamericano estaría pasando por una nueva etapa. En la actualidad el
campesinado habría logrado avanzar en la constitución de una clase social, con
capacidad de identificar sus propios intereses, crear estructuras para su alcance y
defensa, e identificar a sus enemigos y posibles aliados.
“La movilización campesina contemporánea no ocurre de manera difusa,
dispersa e inorgánica, como era el caso de las esporádicas revueltas locales
contra los terratenientes o las autoridades locales, en que una masa
desorganizada se enfrentaba en la lucha. Ahora se asiste a la proliferación de
diversas formas organizativas, cuya más importante característica es la
tendencia a la modernización y a la estructuración más formalizada. (…) Puede
decirse que el actual proceso que atraviesa el campesinado de algunos de los
países latinoamericanos consiste en un proceso de ‘clasificación’ del
campesinado, esto es, su diferenciación y organización como clase social entre
las demás. En términos de Marx, este proceso consiste en el pasaje de las
poblaciones campesinas de una situación de clase en sí a una clase para sí.”
(Quijano, 2000:177).
Si tomamos los aportes de Víctor Toledo (1992), la cuestión campesina ha reflorecido
con un nuevo paradigma filosófico y político, en un maridaje poderoso con la cuestión
ecológica. Se trata de las luchas ecológico-campesinas, una práctica política que
religa esferas de la realidad que la civilización dominante ha separado: naturaleza,
producción y cultura.
“En estos nuevos movimientos, la transformación de la naturaleza, que nunca
estuvo ausente sino que se volvió invisible, en objeto y sujeto de la lucha
política, conlleva un salto ideológico porque entre otras cosas restablece la
presencia de los elementos que operan como la fuente primaria o primigenia de
todo el proceso de producción, vuelve presente una dimensión fundamental de
la cultura y cosmogonía campesinas (especialmente de las indígenas), e inserta
las movilizaciones en un torrente universal de lucha planetaria. Utopía y
naturaleza se vuelven entonces los hilos de un mismo cordel emancipador. (…)
En otras palabras, al situarse como parte de una lucha generalizada por la
supervivencia de lo humano y de su entorno, la que es una especifica, local y
focalizada movilización de un simple núcleo campesino se vuelve una contienda
de escala internacional.” (Toledo, 1992:244-248).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Según Eduardo Sevilla Guzmán, otro autor muy reconocido y en frecuencia con el
anterior, lo que ha impulsado la vigencia del campesinado hoy proviene de la cuestión
agroecológica. El campesinado sería tributario de una “racionalidad ecológica”, que lo
coloca en posición de desarrollar sistemas ecológicamente apropiados al uso de los
recursos naturales. En este sentido el enfoque de la agroecología lo definiría más que
como una categoría histórica o sujeto social, como una forma particular de manejar los
recursos naturales. Comprendidos de este modo, los campesinos variaría en su grado
de “campesinidad”, y sus luchas por la tierra variarán también en función al modo en
que cada uno de los campesinados de los movimientos sociales mantiene “las bases
de la reproducción biótica de los recursos naturales”.
Para el geógrafo Bernardo Mançano Fernándes la recreación del campesinado está
asociada directamente con la ocupación de tierras.
“La formación del campesinado no ocurre solamente por la reproducción
ampliada de las contradicciones del capitalismo. La otra condición de creación y
recreación del trabajo campesino es una estrategia de creación política del
campesinado: la lucha por la tierra. Es por medio de la ocupación de la tierra que
históricamente el campesinado ha enfrentado la condición de la lógica del capital
(Fernándes 2000, p. 279 et seq). La ocupación y la conquista del latifundio, de
una fracción del territorio capitalista, significan la destrucción –en aquel territorio-
de la relación social capitalista y de la creación y/ o recreación de la relación
social familiar o campesina. Éste es su punto fuerte, que genera la posibilidad de
la formación campesina, de su propia existencia, fuera de la lógica de la
reproducción ampliada de las contradicciones del capitalismo. Este también es
su límite, porque no posee el control político de las relaciones económicas.”
(Mançano Fernándes, 2004:3).
Sobre el agronegocio y el avance de la frontera agrícola:
En general existe acuerdo en que la persistencia del campesinado en los países
Latinoamericanos estuvo ligada a su articulación subordinada con los complejos
agroindustriales (CAI). Es decir, la sobrevivencia estaría dada por la necesidad del
capital de cubrir la etapa de la producción con sectores de la agricultura campesina y
familiar (capitalizados o no) ya que por cuestiones de la lógica agropecuaria era
funcional hacerlo (ciclo biológico, características climáticas, dificultades para lograr
escala, entre otras). Las cosas cambiarían.
“Durante los últimos veinte años [es un texto escrito en 1979], el capital
monopolista, mediante sus empresas multinacionales, ha creado una nueva
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
estructura del todo rentable, la ‘agribusiness’, por medio de la cual controla el
mercado, aunque no necesariamente la producción, y el procesado,
empaquetado y venta de todo tipo de productos alimenticios. La penetración de
este mercado en todos los rincones de la tierra esta acabando con el
campesinado.” (Berger, 2001:358).
En la transición hubo expectativas. Algunos investigadores se referían al “agro” o a la
“agricultura” como un todo frente a la industria, un todo que se había “estabilizado” a
partir de los Complejos Agroindustriales - CAI (Gómez, 1992). El campesinado era un
agente más allí dentro.
¿Qué le ocurriría en el nuevo escenario? La agricultura había dejado de ser “el
problema” para ser “la solución” (Murmis, 1993)18. La agricultura campesina se volvió
prescindible para los encadenamientos agroindustriales. Estando fuera de los
complejos agroindustriales, muchos agricultores (algodoneros, yerbateros, cañeros,
entre otros) debieron abandonar los campos, por la imposibilidad de seguir
produciendo para un mercado en el cual ya no puede competir, obligados a arrendar y
salir de la producción, o despojados debido a la violencia ejercida contra ellos por los
poderes económicos y políticos. Se cumplía aquel escenario pincelado por el profesor
Miguel Murmis en tiempos de “debilidad de las fuerzas populares” (1993:133).
Quitando los exitosos “ganadores”, que se mantuvieron en la funcionalidad, o se
capitalizaron, el resto de los campesinos se hizo sin tierra por opción o violencia, o
siguió persistiendo en el empobrecimiento. Para muchos analistas la década de 1990
significaría el golpe de gracia al campesinado latinoamericano:
“La arremetida del sistema económico de mercado, de los instrumentos
financiero bancarios, ha llevado a la concentración de las tierras nuevamente, al
despojo de los campesinos, a la privatización de las tierras públicas o
comunitarias, siendo el caso mexicano sin duda el más importante y
significativo.” (Bengoa 2003:75),
El Estado fue desplazado del rol rector y las corporaciones transnacionales asumieron
el lugar, su poder se ancló como aun lo está, en las innovaciones tecnológicas de la
consolidada “revolución verde” y la reciente “revolución biotecnológica” y en la
conformación de un sistema agroalimentario global. Se vive un creciente avance del
capital financiero en las etapas productivas, una gran presión por desplazar
territorialmente a las familias rurales para aumentar la escala productiva, una
18 Los cambios que vinieron ya no permiten, ni en términos políticos ni en términos económicos, seguir hablando del agro como unidad. La pérdida de funcionalidad absoluta y relativa, la emergencia de la conflictualidad rural y los movimientos campesinos e indígenas, el enfrentamiento de paradigmas tecnológicos, obligarían a plantear la existencia de múltiples agriculturas o al menos de modelos de agriculturas en tensión
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
disminución de la demanda de mano de obra en la actividad, etcétera. Había
madurado el agronegocio, como nueva realidad agroindustrial en la cual dominan
grandes empresas transnacionales que definen las pautas de funcionamiento del
sistema en su globalidad (Giarracca y Teubal, 2008).
“[En el período ISI] Es cierto que predominaba un fuerte sistema de desigualdad,
que el excedente agroindustrial se distribuyó en forma muy desigual y que
muchos trabajos mostraban que los ingresos campesinos tenían un sentido más
cercano a un salario que a un cierto nivel de ganancia. Pero representaba un
sistema de inclusión. El modelo del agronegocio es un sistema de pura exclusión
en relación con la agricultura familiar y campesina.” (Giarracca y Teubal, 2008:
159-160).
Como consecuencia, o en correspondencia, en el campo, las masas que
históricamente resistieron al modelo industrial y capitalista o lograron mantenerse
articulándose subordinadamente, son hoy expulsadas, ya no a las fábricas y ciudades
en un devenir de proletarización que también está en crisis, sino por constituir
obstáculos para el aprovechamiento de las riquezas naturales que se encuentran
donde estos viven19. El problema es que la exclusión urbana tampoco permitió la
reedición del éxodo a las grandes ciudades como salida deseable y masiva. Allí ni
siquiera estaba asegurada la reproducción básica (los alimentos). En el escenario
actual, como señala Zygmunt Bauman, lo que esta en juego tanto en el campo como
en la ciudad es la “guerra continua por el espacio”. Las elites ya no se responsabilizan
por a reproducción material de la sociedad, más aun no asumen las consecuencias de
sus acciones en los territorios donde las realizan, se han emancipado de las
determinaciones territoriales.
“Sacarse de encima la responsabilidad por las consecuencias es la ventaja más
codiciada y apreciada que la nueva movilidad otorga al capital flotante, libre de
ataduras” (Bauman, 1999:17).
El capital globalizado extrae las riquezas de un territorio y parte para otro destino. Las
poblaciones locales apenas pueden enfrentar este proceso. El poder se volatiliza a la
vez que acrecienta su capacidad de control, coacción e intervención directa. En la
ciudad el problema pasa por no acceder al salario, las masas de los otrora integrados
a la sociedad industrial son hoy expulsadas sin destino.
19 No es casual, porqué justamente en estas áreas, otrora marginales para el capital, las poblaciones campesinas mantuvieron otro tipo de vínculo con la naturaleza, un vínculo más “sustentable” (si se quiere), que redundó en la preservación de las riquezas que hoy, después de haber agotado otros territorios, el capital requiere.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En Argentina, que no es la excepción, se asiste al despliegue del agronegocio
reeditando el modelo agroexportador sin inclusión social. Este proceso se da de
manera paradigmática a partir de cultivos como la soja RR (transgénica), aunque
atraviesa toda la realidad agraria. Reorienta los tipos de actividades agropecuarias, el
destino de la producción, los paradigmas tecnológicos, e incluso las practicas de
consumo. Su contracara es la desarticulación de las agriculturas campesinas, y en
general, de las agriculturas familiares vinculadas a los CAI a partir de diversos cultivos
comerciales, y un aumento de la conflictualidad rural a partir de la disputa por los usos
del espacio. Según el Grupo de Estudios sobre Ecología Política, Comunidades y
Derechos (GEPCyD, 2007), todos los procesos mencionados antes forman parte de la
territorialidad excluyente que estaría por debajo del despliegue del agronegocio.
“El carácter excluyente de la territorialidad del agronegocio se manifiesta en
varias dimensiones:
- Desaparición de productores.
- Desplazamiento y corrimiento de producciones tradicionales de cada zona.
- Incompatibilidad agroecológica de las producciones que subsisten alrededor
de la soja.
Se trata de una territorialidad en la cual se produce: contaminación ambiental
por las fumigaciones que afectan a la producción y a las personas; pérdida de
biodiversidad y consecuencias ambientales por desmontes; pérdida de los
saberes propios del agricultor, relacionados con el manejo de la producción
agrícola; e invisibilización de otras territorialidades pre-existentes, como las
campesinas de pueblos originarios, de agricultores familiares, etc.” (GEPCyD,
2007:10).
De modo que una nueva frontera agrícola se ha gestado, dentro de cuyos límites, las
poblaciones rurales perciben no haber sido contemplados, y denuncian no estar
incluidas. La cuestión de la frontera reaparece en relación al campesinado, aunque
con roles cambiados. La idea de avance de la frontera agropecuaria ha estado
asociada a la idea de frontera nacional interior frente a los pueblos y naciones
indígenas. Uno de los modelos ha sido Estados Unidos, y el dispositivo principal,
después de la reducción mediante la guerra o del genocidio mediante masacres y
políticas de aniquilamiento, han sido los programas de colonización (Waibel, 1979).
También ha habido este tipo de experiencias, de mayor o menor escala y con mayor o
menor éxito, en otros países del continente, como en Argentina (región noreste) o
Brasil (región sur). Se trata de un modelo de ocupación promovido desde los nacientes
Estados, que implicaba el asentamiento de familias inmigrantes de forma aislada o a
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
partir de la conformación de colonias. Según Leo Waibel (1979) estos procesos
generaron “hombres de frontera” (frontiersmen), y por otra parte pioneros. Mientras los
primeros no generaban ni una “tierra civilizada”, ni una “tierra virgen”, los segundos
serían los vectores del progreso: inmigración, poblamiento, expansión agrícola,
desmonte, etcétera. Esta imagen idealizada, que no tiene en cuenta los procesos
protagonizados por los campesinos criollos de Latinoamérica, se despedaza
actualmente frente a las formas nuevas de avance de la frontera. Si focalizamos el
análisis en el avance de la frontera agropecuaria, en general, se la vincula actualmente
con iniciativas del capital en un contexto de ausencia de Estado.
“En Argentina la expansión de la frontera agraria se originó especialmente en
incentivos económicos provenientes del incremento de precios de algunos
productos agrícolas (…). En Argentina, como en otros países latinoamericanos,
la expansión de la frontera agraria presenta como común denominador el
desmonte de nuevas tierras, la aplicación de prácticas agronómicas similares, no
específicas ni generadas para la nueva situación, el descuido en la preservación
de los recursos naturales, la búsqueda de una respuesta inmediata en lo
económico y la ausencia del Estado en el rol de regulador del proceso de
expansión.” (Audero y León, 1996:148).
Más allá de este plano del análisis, nos interesa la relación de este avance con las
poblaciones rurales. Lo que nosotros observamos en estos momentos, es que tanto
criollos (de origen mestizo), como colonos (de origen europeo), van quedando más
allá, junto a los indígenas, al otro lado de la nueva frontera (interior), que unas veces
aparece de la mano de la agriculturización, y otras de la mano de extracción forestal, o
de la ganadería en grandes áreas, pero ahora conducida por empresas, que en
muchos casos se integran en la lógica del agronegocio.
“La expansión de la frontera agropecuaria: El otro proceso que afectó a los
pequeños productores, ocupantes tradicionales de tierras fiscales y privadas,
comuneros, pueblos indígenas y aparceros precarios, ha sido la revalorización
productiva y económica de amplias áreas del país, principalmente en el NOA y
NEA. Extensas superficies de monte ya degradado por la extracción maderera y
la explotación ganadera, son deforestadas para ser incorporadas a la producción
agrícola en general, con predominio de soja. Como se analiza más adelante, las
provincias de Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y norte de
Santa Fe, prácticamente duplican el área agrícola entre 1988 y 2002, proceso
que continúa en la actualidad. En otras provincias, como es el caso de Misiones
y Corrientes, la revalorización de sus tierras es vehiculizada por el desarrollo de
la foresto industria. Estas tierras se convierten en un territorio de disputa entre
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
las grandes empresas agrícolas, forestales y los ocupantes de las tierras. Por
muchos años éstos últimos han desarrollado una estrategia de sobrevivencia
que ha implicado la diversificación de sus fuentes de ingreso, compuesto
tradicionalmente por producción de autoconsumo, producción para los mercados
locales y regionales y empleo asalariado en las cosechas. La sustantiva
reducción de este último tipo de fuente de ingresos, refuerza el valor que estos
pequeños productores otorgan a su tierra que es su hábitat tradicional.” (Slutzky,
2007:6).
Los procesos descriptos han contribuido con la reconfiguración de la estructura agraria
y el peso de las poblaciones campesinas e indígenas. Como veremos, la nueva
configuración agraria se halla retraída y muestra mayores niveles de concentración.
Porciones de tierra han pasado a manos de grandes propiedades, justamente en
provincias donde se registra la mayor expansión de la frontera. A la vez, el volumen
total de explotaciones agropecuarias ha disminuido considerablemente, pero casi
exclusivamente entre las explotaciones vinculadas con las agriculturas campesinas y
familiares, independientemente de los altos grados de subregistro que
específicamente las afectan20. Las pequeñas parcelas, han reducido su participación,
aunque también lo han hecho las explotaciones de las grandes áreas, relacionadas
con las formas precarias de tenencia donde justamente predominan las poblaciones
campesinas e indígenas. Se deriva de los últimos datos censales, y de una revisión
histórica, que la persistencia campesina esta dañada aunque contribuyan con
alrededor del 20% del valor producido en el sector agroalimentario. Esto es importante,
pues la lucha por la tierra, el creciente activismo campesino en Argentina, debe
entenderse en un contexto de simultánea desarticulación, persistencia y
recampesinización. Tres procesos que se encuentran en las provincias seleccionadas
como casos. Si se acepta como cierto que la persistencia campesina esta dañada,
también cabe afirmar que se ha dado un proceso de recreación económica de las
familias y comunidades (Paz, 2004): reconversión a otros cultivos de renta (por
ejemplo: cultivos regionales por frutihorticultura), vuelta a la diversificación productiva
(revitalización del sistema de chacra o incorporación de ganadería), avance con
metodologías alternativas en el control sobre otras etapas de la cadena
(procesamiento y comercialización), entre otras. Se trata de una situación en la cual se
20 “Es sabido que en estos casos siempre se da, aun en países del primer mundo, cierto grado de subregistro, menor en los censos de población que en los económicos. También se afirma que este subregistro no se distribuye igualitariamente entre los distintos estratos sociales y económicos. En general la población no censada, los establecimientos no computados, se concentran entre los más pobres, marginales, migrantes ilegales, etcétera.” (Manzanal, 1996:179).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
suman desafíos. Al ya existente reto que implica cada conflicto por el acceso a la tierra
sin un marco de oportunidades políticas que respalde, se le agrega el que la
movilización política campesina pueda impulsar la recomposición de unidades
productivas.
Es de esperarse que los resultados del nuevo censo (CNA 2008), a pesar del sin
número de problemas que presentó, arroje un escenario agravado en el mismo
sentido: retracción y concentración de la estructura agraria.
El agronegocio, en términos de avance de frontera, también ha tenido que enfrentar
una sostenida resistencia que poco a poco se erige en tanto modelo de desarrollo y de
control territorial. Según algunos investigadores (ver Foro Rural Andino21), que han
analizado el avance de la frontera frente a las comunidades indígenas (y campesinas)
en Latinoamérica, la emergencia de la apelación a lo territorial es una respuesta de las
poblaciones locales al “impacto de la apertura de esas áreas marginales y aisladas a
la acción del Estado y a las actividades comerciales.
“En este contexto de apertura de nuevas fronteras y de extrema vulnerabilidad
de las poblaciones indígenas surgieron las primeras ideas relativas a la
autonomía, los territorios autónomos, los resguardos; en fin, espacios
territoriales capaces de proteger a estas poblaciones de la voracidad de los
aventureros, colonos, empresas extractivas y otras formas de expresión de la
fuerza expansiva del desarrollo capitalista de ese período” (Bengoa, 2006:150).
Ante tal expansión, en los años de 1960 las resistencias y luchas campesinas habrían
empujado respuestas desde los gobiernos, tales como las reformas agrarias, o bien la
modernización del agro desde el proyecto desarrollista. Más recientemente, y como
nueva respuesta a la profundización del proceso descripto, habría surgido la demanda
por “territorio” coincidente con la “emergencia indígena” de los años de 1980 y 1990.
Argentina, en este sentido, es también un ejemplo en el marco continental.
Aclaraciones imposibles sobre los nombres del campesinado:
Ya es un lugar común en muchos trabajos que refieren a la cuestión campesina el
hecho de comenzar aclarando que se trata de un universo heterogéneo, cuya
complejidad es necesario preservar en nombre del rigor y en función del diseño de
políticas públicas apropiadas a cada realidad. Así argumentaba Marcelo Posada:
21 Este Foro se llevó a cabo en Lima, Perú, entre el 20 y el 22 de febrero de 2006. Entre sus productos se editó el libro “Reforma Agraria y Desarrollo Rural en la Región Andina” (Eguren, 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“El extrapolar ciertos análisis micro de matriz chayanoviana para efectuar
explicaciones con implicancias de lo macro termina por desvirtuar la realidad
social imperante en el agro. El entender a todo productor con mano de obra
familiar, y con escasa dotación cuantitativa de recursos de tierra y capital, como
un campesino, englobando incluso aquí a semiasalariados y a proletarios
rurales, no hace más que ocultar los procesos de diferenciación social
imperantes en el agro, como las dificultades propias de cada grupo.” (Posada,
1996:11).
Es común también que se señale la singularidad de la situación Argentina en esta
materia, de lo cual deriva el uso “indebido” o “inadecuado” que se hace del término
campesino, sobre todo si las investigaciones cuestionadas buscan vincular las luchas
del campesinado argentino con las del latinoamericano22. Un caso paradigmático de
esta crítica puede encontrarse en el cuestionamiento que hace Leopoldo Bartolomé
(1982) al uso de la categoría campesino para el análisis de las organizaciones agrarias
de la década de 1970 como lo hace Francisco Ferrara (1973) en su investigación
sobre la Ligas Agrarias. Lo problemático es que estudios posteriores señalan la
presencia de reclamos de tierra o de “campesinos pobres” en estas organizaciones
(Galafassi, 2008).
En verdad, si algo es patente y observable en el debate sobre campesinado en
Argentina es la permanente actitud de impugnación del uso de la categoría. Lo que
entonces se pone al desnudo en algunos casos es cierta operación de silenciamiento
resguardada bajo el halo de la exhaustividad clasificatoria. Según Karina Bidaseca
(2007), en Argentina, un país caracterizado por una débil tradición en estudios
campesinos, ha operado una negación del “otra/o interno (campesina/campesino y por
supuesto, a los indígenas)”, a partir de una “cultura nacional hegemónicamente
urbana, en un país que se ha integrado al mundo a partir de la agricultura”:
“Uno de los síntomas más notables de esta relegación ha sido el repertorio de
inscripciones nominales que recibieron estas/os Otra/os campesina/os desde la
academia: ‘campesinos’ a principios del siglo (con el Grito de Alcorta en 1912;
Grela, 1958); luego, ‘productores’, que lleva implícita una visión economicista;
‘minifundistas’, ligada al tamaño de la parcela, fueron nominaciones
hegemónicas a lo largo del siglo y funcionales a las dictaduras militares;
‘revolucionarios’,cuando en la época de las primaveras históricas organizaron las
Ligas Agrarias (Ferrara, 1973), o bien ‘populistas’, en retrospectiva (Bartolomé,
22 Textos recurrentes para seguir este debate sobre el uso de la categoría campesino en Argentina (aunque también sean citados por investigadores de otros países): Delich, 1972; Archetti y Stolen, 1975; Ferrara, 1973; Bartolomé, 1982; Tsakumakos, 1987.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
1982). Y por supuesto, las mujeres se ocultaban tras el universal masculino del
campesino. A fines del siglo XX, el discurso cambió. La autonominación de
‘campesino’ se impone en la década de 1990, si se quiere como un regreso a los
orígenes míticos de 1912 (aunque los protagonistas del Grito de Alcorta eran
mayoritariamente inmigrantes italianos y españoles), e introduce un cambio
epistemológico significativo: el campesinado en la Argentina se muestra como
un actor político y establece una alianza con el movimiento indígena.” (Bidaseca,
2007:4).
Como vemos, cada conceptualización del campesinado, desde las más exhaustivas,
hasta las dicotomías acusadas de simplificación, guarda algún supuesto como
dimensión explicativa en última instancia para definir al sujeto. Su definición es un
problema teórico. Campesino es una categoría analítica, su trayectoria en este sentido
es un objeto de debate en si mismo. Su definición es un problema político. Campesino
también es una categoría que utilizan los sujetos sociales y políticos, fuera de la
academia. El Estado utiliza las categorías analíticas y se las apropia. Asumimos que
los debates sobre la definición del campesinado, y los distintos nombres y
clasificaciones que la noción ha padecido, varían históricamente al compás de las
luchas del campesinado y la correlación de fuerzas en la sociedad en general. En este
sentido, el regreso de la categoría, evidentemente tiene estrecha relación con su
rehabilitación política.
En efecto, como indica Hugo Ratier (2004), la categoría campesino es reflotada en
época relativamente reciente, a pesar de que hubiera estado presente en alguna
medida en el proceso liguista. De por sí este punto es significativo para atender el
borramiento del término, y sus identificaciones. En los años posteriores a la dictadura
en Argentina, se había instalado la noción de pequeño productor frente a la de
campesino.
“Comienza a extenderse el uso del termino ‘pequeño productor’ para hacer
referencia al mismo actor social [el campesino]. Este término cristaliza lo que fue
un doble movimiento desde el concepto de campesino; por un lado se recorta el
concepto dejando que sobreviva sólo la cuestión productiva; ya no esta
permitido interesarse por lo cultural, y, especialmente, no está permitido analizar
la relación del campesinado con los que detentan el poder político y económico,
como decía Shanin en su definición.” (Durand, 2004:4).
Luego se instalaría la noción de pequeño productor minifundista. Con posterioridad a
las críticas sufridas, aquellos que utilizaban estas nociones, desde organismos de
gobierno o desde la academia, pasaron a utilizar la noción de pequeño productor
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
familiar. De todas formas un conjunto de trabajos siguieron echando mano de la
noción de campesino para clasificar una parte de los sujetos agrarios (Benencia, 1987;
Giarracca y Aparicio, 1991; entre otros). En Argentina actualmente, se vuelve a hablar
de campesinado de forma extensa, entre técnicos, investigadores, extensionistas,
etcétera, a partir de la reaparición de las organizaciones campesinas.
Actualmente se debate sobre la noción de agricultura familiar, y su relación con la
categoría de campesino. En Argentina, ha sido el Estado, en complicidad con
organizaciones agrarias tradicionales que prácticamente forman parte de la
administración del Estado (caso Federación Agraria Argentina), quienes han difundido
la noción de agricultura familiar. Esta categoría surgió en el país a partir de la
interacción, en ámbitos como la Reunión Especializada sobre Agricultura familiar
(REAF) del MERCOSUR, con el gobierno y organizaciones del campo brasilero. Para
un conjunto de analistas de Brasil, un país en el cual ésta noción tiene algo más de
tradición que en Argentina, cuando se habla de agricultura familiar se esta queriendo
definir un “nuevo personaje”, diferente del “campesino tradicional”. Sería un “productor
moderno”. En este sentido, desde el Estado brasilero, y en este punto similarmente
ocurre con el Estado argentino, se proponen políticas para estimular la agricultura
familiar basadas en su viabilidad económica y social diferenciada de la campesina. Si
bien la noción de agricultura familiar no es un elemento de la diversidad, puesto que
homogeniza, en ella esta contenida toda la diversidad (Martins de Carvalho, 2005:26).
“Las expresiones agricultura familiar, pequeño productor rural y pequeños
agricultores adquirieron desde inicios de la década de 1990 connotaciones
ideológicas, no porque imprecisas o insuficientes para dar cuenta de la
diversidad de formas sociales de reproducción de las unidades de
producción/extracción centradas en la reproducción de la vida familiar presentes
y en desarrollo en el país, pero sobre todo, porque fueron diseminadas en el
interior de un discurso teórico y político que afirmaba la diferenciación y el fin del
campesinado en dos categorías: aquella que seria transformada en empresas
capitalistas por el desarrollo de las fuerzas productivas y aquellas que se
proletarizarían o permanecerían dependientes de los apoyos sociales de las
políticas públicas.” (Martins de Carvalho, 2005:23).
Según un trabajo de Susana Soverna, Pedro Tsakoumagkos y Raúl Paz, nos advierten
acertadamente del riesgo de adoptar visiones duales, rayanas a lo simplista, cuando
se trata de analizar realidades diferenciadas como aquella de los sujetos agrarios de
Argentina. Es evidente, que políticas de gobierno, deben contemplar la diversidad de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
situaciones para definir instrumentos acordes, como lo advertía Marcelo Posada
(1996).
“Si se adopta una concepción dual, una visión de la estructura agraria dividida,
por ejemplo, entre campesinos y agronegocios (Red Puna, 2008), estilo
económico y estilo moderno (Van der Ploeg, 2000; Paz, 2008), unidades no
competitivas y competitivas (Obschatko, 2007) o unidades familiares y empresas
(CIPAF NOA, 2008), se pierde de vista la variada situación en que las unidades
familiares (y también las empresas) producen y se reproducen en el agro
argentino. De adoptarse una visión dualista, de igual modo serán las propuestas
de políticas: para unos habrá políticas compensatorias y para otros,
productivas.” (Soverna, Tsakoumagkos, y Paz, 2008:12).
En nuestro caso, en cambio, puesto que reflexionamos en el nivel político asumimos
categorías dicomóticas en el análisis de la estructura agraria, puesto que nos interesa
comprender las acciones de sujetos que justamente se definen a partir de la
conflictualidad por la tierra, es decir, en la construcción del antagonismo social.
Claramente, en estos casos, estamos frente a la producción de definiciones que se
erigen sobre apuestas políticas23, como es la noción del campesinado. Corren tiempos
de reinvención del campesinado, y se trata de ser fieles a ésta experiencia, a la
experimentación social y política que implica la apuesta de lucha de esos muchos.
Esos tantos que siempre que pueden manifiestan su rechazo a la condición de
asalariado, aunque la realicen, y que no dudan en definirse en tanto hombres o
mujeres que quieren vivir digna y tranquilamente, “no tener patrón ni empleados”24.
Según Shanin (2008), muchos campesinos25 manifiestan el gusto de permanecer en el
campo porque así pueden “ser su propio patrón”.
De todos modos no es necesario abandonar la noción de campesinado por mantener
criterios de rigurosidad científica. Sigue siendo, no solo una “clase incómoda”, sino una
categoría imposible, pero su vitalidad no va reñida con su capacidad explicativa. Para
Teodor Shanin (2008), la actualidad del campesinado pasa por su persistencia, por su
recreación, y también porque su debate contiene cuestiones que no se circunscriben al
campesinado y aportan a la compresión de situaciones no-campesinas pero que
23 No seria justo acusar a Carlos Marx de desconocer la heterogeneidad del incipiente proletariado europeo, cuando dedicó su obra a la apuesta revolucionaria de la clase obrera, entendida como un sujeto histórico. 24 Esta frase la escuche de campesinos de distintos lugares (del Chaco y de Santiago del Estero, de Paraguay y de Brasil). Y me parece que condensa la lógica de la unidad familiar, y la vocación de libertad, a prueba de penurias y privaciones, que tiene todo campesino. 25 Según el autor es más la proporción de hombres que expresan su voluntad de permanencia, mientras que son las campesinas quienes mayormente desean salir del campo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tampoco se explican con el análisis de la economía capitalista o de la economía
estatal. La potencia explicativa también es referida en relación con el campesinado
argentino. Eduardo Sevilla Guzmán y Manuel González de Molina (2005),
paradójicamente a lo que suele pensarse, señalan la pertinencia de utilizar la situación
del campesinado argentino para una reflexión más general sobre el mismo.
“Una teorización sobre el campesinado debería dar cuenta tanto de su
persistencia como de sus cambios. El caso del campesinado argentino es
esclarecedor en este sentido: por su gran diversidad social (diferentes
etnicidades, trabajadores rurales, arrendatarios, medieros, pequeños
propietarios, colonos con tenencia precaria, etcétera) y su gran variabilidad en
relación con sus prácticas de lucha, en el marco de profundos cambios como
consecuencia de la naturaleza del capitalismo actual.” (Sevilla Guzmán y
González de Molina, 2005:79).
Unidad sin diversidad, diversidad sin unidad: el desafío campesino e indígena
De por si son borrosos los límites teóricos entre lo campesino y lo indígena.
Ambigüedades, encuentros y desencuentros están también presentes en el plano
político de esta relación. En Argentina los conflictos de tierra explicitan estas
complejidades. Como veremos, existen conflictos protagonizados por comunidades de
pueblos indígenas enfrentadas con familias criollas, como en la provincia del Chaco.
Es decir, clivajes como colono, criollo, gringo, aborigen, mantienen un núcleo de
tensión que no se termina de saldar ni siquiera en organizaciones donde estos sujetos
conviven. También existen comunidades campesinas que han recuperado su identidad
indígena tramitando incluso su reconocimiento ante los organismos del Estado, como
en Santiago del Estero o Salta. Existen organizaciones indígenas que indistintamente
se autodefinen como indígenas o campesinos, como en Río Negro. Inclusive, en
distintas provincias se encuentran organizaciones que en su nombre utilizan de forma
combinada la noción “campesina indígena”, y no encuentran ninguna contradicción. A
nivel nacional, encontramos organizaciones, como el Movimiento Nacional Campesino
Indígena (MNCI), que se sitúa en el vértice de la complementariedad entre estas
identidades, agrupando disímiles sujetos. Por su parte se observa la presencia de
estructuras organizativas que reivindican exclusivamente la cuestión indígena,
destacando un conjunto de diferencias con la cuestión campesina. En esta línea,
existen organizaciones que reivindican su pertenencia a un pueblo originario, y al
hacerlo expresan un cuestionamiento profundo a la forma moderna de Estado-Nación;
o bien, directamente adoptan una postura exterior con respecto al Estado Nación
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
argentino. Organizaciones de este último tipo llevan adelante demandas que son
exclusivamente étnicas, tanto en términos de reivindicar una cultura diferente, como en
términos de reivindicar de alguna manera una soberanía diferente sobre el territorio,
que sólo en algunos casos puede llegar a significar el rechazo de la estatalidad
vigente. El caso de las organizaciones del Pueblo Mapuche es quizás donde con más
claridad se expresa la exterioridad en relación con el Estado Nación argentino y la
adopción del reclamo por el territorio (Puel Mapu: Tierra del Este) y ya no por la tierra,
en sintonía con el artículo 169 de la OIT. De este modo apelan a un concepto más
amplio, que incluya no solo todos los recursos naturales de un territorio determinado,
sino que significa, para decirlo de algún modo, una totalidad que integra al hombre con
la naturaleza, una instancia constitutiva de la identidad colectiva. Otras organizaciones
Mapuche plantean la necesidad de la unidad con los campesinos, de hecho en casos
como el del Consejo Asesor Indígena (CAI) se observa su adscripción a la
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), por estar
relacionado con la Coordinadora de Organizaciones Campesinas, Indígenas y de
Trabajadores Rurales de Argentina (COCITRA).
“Algunos grupos ponen énfasis en su especificad étnica focalizándose en la
particularidad cultural no buscando generar convergencia con otros sectores
sociales. Pero por otro lado, se da el caso de agrupamientos, que sin renegar de
su particularidad étnica, poseen un perfil ‘campesinista’, es decir, realizan
alianzas político-sociales con sectores no indígenas en coordinadoras o
federaciones multiétnicas que tienen como eje central de sus reivindicaciones
las problemáticas propias de los movimientos campesinos” (Valverde;2003:1).
Ahora bien, según el estudio de Sebastián Valverde (2003), los agrupamientos
Mapuche menos “campesinista” son justamente aquellos que se conformaron a
instancias de personas nacidas ya en la ciudad y que se envuelven en estas
organizaciones en primer lugar por reivindicaciones “culturales” (esto no descarta que
luego surjan en estas instancias reivindicaciones vinculadas a la producción, o de
acceso a la tierra). En términos más generales la conexión entre organizaciones
indígenas y campesinas se registra en algunas de las principales acciones y
encuentros (ya mencionados) que se realizaron en estos últimos años.
Por su parte, los marcos legales nacionales e internacionales han contribuido con la
distinción entre lo campesino y lo indígena, al promover el acceso a la tierra y al
territorio de manera diferencial, mismo que se estuviera respondiendo a un justo y
adeudado reconocimiento para los pueblos originarios.
“Con el fin de entender el metódico prejuicio indígena de un gobierno claramente
neoliberal, debemos recordar que la década del noventa comenzó con fuertes
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
vientos etnicistas en todo el mundo. Éstos fueron elaborados por organizaciones
multilaterales, como la Organización Internacional del Trabajo (ILO, por su sigla
en inglés), y expresados en reformas constitucionales que eran por lo general
‘livianas’ y que limitaron la legislación multicultural. En ocasiones, sin embargo,
se reconocieron territorios indígenas, como también derechos consuetudinarios
y de autogobierno. Paradójicamente, la tendencia mundial a contrarrestar las
reformas agrarias, en la cual se insertó Salinas, estuvo acompañada por un
cierto grado de reconocimiento de derechos étnicos. En esta línea, la misma ley
que se opuso a las leyes de reforma agraria bolivianas de principios de la
década del cincuenta estableció un mecanismo para reconocer el territorio de los
Primeros Pueblos. En la práctica, esto tuvo como resultado la entrega de títulos
y seguridad a los grandes terratenientes, que ahora estaban libres de cualquier
amenaza de expropiación. Por último, la década del noventa fue testigo de una
clara concesión en el papel a los quinientos años de deuda a los indígenas
(Brysk, 2000; Van Cott, 2000).” (Bartra y Otero, 2008:417).
Históricamente las poblaciones indígenas en nuestro país han asumido y han recibido
otras identificaciones colectivas como forma de acceso a derechos: trabajador,
pequeño productor, vecino, pobre, etcétera. Actualmente las condiciones son otras, lo
cual ha permitido que las comunidades indígenas hagan valer años de lucha por su
reconocimiento. En este recorrido, hoy se visualiza una dinámica dialéctica entre lo
campesino y lo indígena. Algunas experiencias muestran una ampliación en su
diferenciación, mientras que otras muestran su articulación. No faltan aquellas
experiencias organizativas que tienden a subsumir una cuestión en la otra.
No ocurre esto solamente en Argentina, donde lo indígena había sido relegado a tal
punto, que parecía extinguido. En otros países del continente corren las mismas
preguntas, y muchos ensayan respuestas. En el caso mexicano, investigadores
comprometidos como Armando Bartra y Gerardo Otero (2008), han formulado
recientemente cuestionamientos y polémicas apuestas.
“Por lo tanto, la lucha rural de los pueblos indígenas está entrelazada con la del
campesinado como clase. Ha sido siempre así, incluso durante las décadas del
setenta y del ochenta, cuando los indígenas se alinearon dentro de
organizaciones coordinadoras campesinas en las cuales su especificidad estaba
diluida. Fue sólo en la década del noventa, cuando centraron sus demandas en
la constitucionalidad de sus derechos por la autonomía, que los caminos
indígenas y campesinos se separaron temporalmente. (…) La pertinencia de
rearticularse con otros sectores populares-democráticos, en particular con los
rurales, surgió no solamente de la insuficiencia del movimiento indígena y sus
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
fuerzas aliadas para llevar a cabo sus demandas históricas sino también de la
reaparición del movimiento campesino. Hacia fines de 2002, el movimiento
campesino ha resucitado de la muerte con una imaginación, combatividad,
capacidad para la integración programática y una ampliación de convergencia
que no han sido vistas desde principios de la década del noventa. Es más, los
indios mismos son campesinos.” (Bartra y Otero, 2008:424).
Lo que estos autores exponen es una posible salida a la encrucijada que atraviesa la
movilización campesina e indígena, pero no es la única. De hecho, según Bengoa
(2003), se trata de un desplazamiento en sentido inverso.
“Ya no se habló mas de ‘recuperar las tierras’, de ‘muerte al latifundio’, sino que
se habló de recuperar la cultura perdida. No se miró hacia adelante sino que se
tornó la cabeza hacia atrás. El campesino se replegó en su condición de indio.”
(Bengoa, 2003:85).
No es un tema fácil, se trata de un desafío de grandes implicancias. En Argentina, la
fuerza del movimiento indígena, parece hoy caminar en un sentido que crea distancias
con el problema campesino, o bien, en algunas circunstancias parece ofrecer como
“articulación” una simple mutación de campesino a indígena, que los campesinos
decidan recuperar las raíces originarias. Lo indígena o las reivindicaciones étnicas en
términos políticos, refieren a cuestiones que muchas veces excluyen ciertas
dimensiones a las que refiere lo campesino, haciendo que no se tenga la misma
potencia política, es decir, en este sentido, la misma capacidad de articular luchas.
Inversamente esto no sucede, la identidad campesina, se presenta por momentos
como noción que en términos políticos apela a una generalidad que no excluye lo
indígena. Con lo cual, bien puede suceder que lo campesino integre lo indígena en un
frente más amplio de luchas, o en torno de aquellas que comparten, como puede ser
la tierra o el territorio. Este entrecruzamiento a nivel de demandas, como referimos
antes, puede llevar a la conformación de organizaciones multiétnicas (del tipo “unidad
en la diversidad”) o a convergencias específicas en determinados momentos y
conflictos.
A pesar de todo, las desconfianzas se acortan y a la vez se agrandan, y ante la
densidad del problema y la falta de invenciones políticas superadoras, las cosas van…
sin celebración pero tampoco sin demasiada queja, entre dos caminos, el de la unidad
que no resuelve solapamientos (lo indígena dentro de lo campesino o a la inversa), o
el de la diversidad que inhibe mayores niveles de coordinación (cada pueblo originario
por sí).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Preguntas generales para reflexionar el significado de la conflictualidad por la tierra: A partir de la hipótesis de Bernardo Mançano Fernándes sobre movimientos aislados y socioterritoriales (2000): ¿Qué escala de acción priorizarán las organizaciones campesinas e indígenas? ¿Se podrá sostener con equilibrada dedicación la multiescalaridad del “trabajo de base” y la formación de cuadros, la resistencia local y las acciones directas, las movilizaciones en las grandes capitales, la gestión de recursos provenientes de organismos públicos o instituciones de desarrollo, el lobby ante funcionarios y legisladores para promover leyes y políticas de Estado, etcétera? José Bengoa (2003): ¿Se asistirá en el futuro a un proceso de reivindicación de la ruralidad perdida? ¿Se demandará masivamente la reconstrucción de un asentamiento campesino, como alternativa al trabajo precario y la pobreza? Horacio Martins de Carvalho (2005): ¿Puede la resistencia del campesinado, mantener las posiciones (tierras) actuales del campesinado, asegurar la continuidad de su existencia? Norma Giarracca y Miguel Teubal (2008): ¿Si es posible, en un mundo globalizado pero fragmentado, la coexistencia del modelo del agronegocio y la territorialidad campesina? Diego Piñeiro (2008): ¿Son los movimientos sociales de sin tierra, trabajadores rurales, campesinos, indígenas, pequeños y medianos agricultores, rémoras del pasado porque reclaman algo tan anticuado como la tierra, o son anticipaciones del futuro? Armando Bartra y Gerardo Otero (2008): ¿Cómo es posible conducir las luchas indígenas, sin desatender los componentes campesinos, y todos aquellos que puedan convertirlas en un movimiento más amplio dentro de la lucha general por un proyecto hegemónico democrático-popular y multicultural? ¿Cómo pueden los grupos, las comunidades o las clases subordinadas convertirse en hegemónicas o dominantes o, al menos, ganar la habilidad de presionar por intervenciones del Estado a su favor, y seguir manteniéndose independientes?
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO III
Conformación de la estructura agraria argentina:
Legislación, concentración de tierras, y derechos campesinos e indígenas.
Marco jurídico del despojo:
Para indagar sobre la cuestión de la tierra en la historia argentina dos momentos o
procesos se destacan en la mayoría de los estudios: uno signado por la ley de
enfiteusis rivadaviana y otro la consolidación del Estado Nación argentino hacia fines
del siglo XIX. Ambos momentos son imprescindibles para comprender la conformación
de la estructura agraria argentina, y la concentración de la tierra como un rasgo
principal.
Bernardino Rivadavia impone en 1822 mediante un decreto el sistema de enfiteusis
prohibiendo la enajenación de tierras públicas. Mediante el sistema de enfiteusis se
otorgaba las tierras en arriendo a perpetuidad, según Cortés Conde (1979) se calcula
que mediante este sistema se transfirieron 8 millones de hectáreas a un número
reducido de familias acomodadas. La “ley de enfiteusis” poseía graves falencias, tales
como el no establecimiento de un límite en la superficie que se entregaría a cada
enfiteuta, la falta de obligación de asentarse en las tierras y la falta de restricción con
respecto a la libre transferencia de los derechos del enfiteuta a un tercero. Dichas
falencias coadyuvaron a un proceso de concentración de las tierras y un fuerte
beneficio económico para los enfiteutas que subarrendaban los campos en parcelas
menores. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas (entre 1833 y 1852) se
modifica el sistema de entrega de tierras públicas, apuntando a la consolidación de la
propiedad privada de la tierra, los mecanismos para lograr este fin fueron la cesión por
venta, merced, donación o premio (sobre todo a aquellos que participaban en las
campañas militares). Los mecanismos utilizados en este período para la transferencia
de tierras siguieron profundizando la concentración de la propiedad (Sábato, 1989).
Este proceso de transferencia de tierras a manos privadas se acentuó durante la
consolidación del Estado Nación argentino en la década de 1880, como señala
Reguera (2000) “con la Campaña del Desierto realizada por el General Roca, 4.000
leguas (10,8 millones de hectáreas) de tierras vírgenes fueron incorporadas a la
estructura productiva de la región pampeana. Por la ley de 1884 fueron vendidas, de
manera ‘condicionada’, 1.320 leguas (3,3 millones de hectáreas) y por la ley de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
‘recompensas a los militares’, fueron distribuidas 1.900 leguas (4,7 millones de
hectáreas) entre 541 personas. (…) En líneas generales, es posible afirmar que desde el
primer gobierno de Juan Manuel de Rosas (1833) hasta el gobierno del General Roca
(1904), el Estado argentino dio o vendió 32.447.045 hectáreas en la región pampeana.”
(2000:9).
Durante la presidencia de Avellaneda se sanciona la Ley de Colonización
pretendiendo dar un marco legal al destino de las tierras arrebatadas a los pueblos
originarios durante las campañas militares. El espíritu de la Ley era promover la
inmigración europea para poblar el país e incorporar tierras al sistema productivo
entregándolas en propiedad a los colonos. Si bien se logró una fuerte corriente
migratoria, el establecimiento de colonias y la entrega de tierras en propiedad a los
colonos fueron muy escasos. Nuevamente se favoreció la concentración de la
propiedad de la tierra en manos de terratenientes y especuladores, quedando solo la
posibilidad del arriendo para los colonos. Este proceso se vio reforzado con la sanción
de la Ley N° 2.875 (conocida como Ley de Liquidación) en 1891, la cual ya no
establecía el criterio de colonización para la enajenación de las tierras públicas.
De esta manera se fue consolidando una estructura de propiedad de la tierra
altamente concentrada orientada principalmente a la ganadería y las actividades
extractivas (actividades forestales).
Para finalizar con este apartado sobre las condiciones del despojo, es necesario
mencionar que la concentración de tierras fue cuestionada desde distintos sectores y
ámbitos del Estado. Hubo también intentos de distribución de tierras. En 1940 se
sanciona la Ley de Colonización 12.636 (reglamentada por el decreto 10063/43),
derogada por la Ley 14.392, por la cual se creaba el Consejo Agrario Nacional (CAN)
para la entrega de tierras en propiedad, en los territorios nacionales, a indígenas
argentinos. Se previó que las tierras adjudicadas no podrían ser vendidas, gravadas ni
embargadas, sin el consentimiento del CAN. Incluso en las gestiones, que venía
realizando Juan Domingo Perón anteriormente a ser presidente de la Nación, hubo
disposiciones significativas sobre el problema de los arriendos de tierras (Decreto
sobre Arriendos: 1944) y las condiciones de los trabajadores rurales (Estatuto del
Peón Rural y del Tambero-Mediero: 1944 y 1946).
Durante el gobierno peronista existió una política de tierras aunque haya tenido
resultados variados y limitados. Existió un proceso de titulación de tierras y de
creación de colonias y granjas. En septiembre 1953 se sanciona la ley 14.254, de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
creación de colonias granja para aborígenes en las Provincias de Salta, Jujuy, Chaco,
Formosa y Neuquén. Durante el gobierno peronista hubo intentos de expropiación de
latifundios. Por ejemplo, la Cámara de Diputados de Salta (ley 1012/48), y luego el
Senado de la Nación en 1949, sancionaron leyes de expropiación al Ingenio San
Martín del Tabacal, propiedad mayoritaria de la familia Patrón Costas, sobre tierras –
como Finca San Andrés- a favor de las comunidades Kollas de la provincia de Salta.
Ninguna de estas leyes se efectivizaría. Durante el peronismo, el poder legislativo
estuvo principalmente activo en cuestiones de tierra, y de la problemática rural en
general, aunque sin muchos resultados.
“Se presentan innumerables proyectos de reforma constitucional, de beneficios
laborales y de colonización de los latifundios (mediante subdivisiones de tierras,
impuestos al ausentismo, expropiación de tierras improductivas, etc.), muy
pocos de los cuales, no obstante, llegan a feliz término.” (Lenton, 1998:9).
En el último gobierno peronista ocurriría un último episodio, antes de los años de la
dictadura, que dejaría sentadas las bases para lo que luego sería la Ley Indígena de
1985: “En 1973 el senador De la Rua presenta su proyecto de Ley ‘de protección y
apoyo a los indígenas’, que no prospera en este período, pero que no obstante
constituirá el antecedente directo de la Ley 23.302 ‘de política indígena y apoyo a las
comunidades aborígenes’, que se sancionara en 1985.” (Lenton, 1998:14).
Corpus del derecho a la tierra:
El marco legal sobre el tema tierras en Argentina no posee un corpus específico. No
existe una ley nacional específica sobre el acceso a la tierra, y las leyes provinciales
por lo general refieren al reconocimiento de derechos de poseedores. Es decir, el
marco legal nacional remite a la cuestión de la tenencia y no al acceso. A nivel de las
legislaciones provinciales, salvo contadas excepciones, sucede lo mismo.
En lo que refiere a la cuestión de la tenencia de la tierra, algunos autores como Frere
(2005) distinguen el corpus legal entre los referidos a “derechos no indígenas” y
“derechos indígenas”.
El derecho campesino a la tierra:
A nivel general el marco legal sobre tenencia de la tierra tiene como herramienta
superior al Código Civil de la Nación Argentina, existiendo en algunas provincias leyes
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
específicas sobre el tema, sobre todo las que se orientan a la regularización de títulos
de posesión principalmente referidos a tierras fiscales.
La ley argentina reconoce tres formas de relación entre un individuo y la tierra, estas
son: propietario, tenedor y poseedor. Se es propietario cuando se posee un título de la
tierra mediante escritura pública de domino, se está inscripto en el registro de
propiedad y existe posesión real y efectiva sobre la tierra. Se es tenedor de tierras
cuando se vive y trabaja en ella pero se reconoce a un tercero como propietario, es
decir, cuando no hay ánimo de dueño, o la tierra es arrendada o se tiene en comodato.
Por último una persona es poseedora cuando vive y trabaja la tierra con ánimo de
dueño y realiza actos posesorios (se vive allí, se realizan mejoras, o se pagan
impuestos).
Bajo la figura del poseedor se encuentran comprendidos gran parte de los campesinos
en Argentina. El poseedor, a pesar de carecer de título de propiedad, tiene derechos
de posesión: a) de autodefensa suficiente para mantener la posesión, es decir, acorde
a la agresión sufrida; b) de reclamo ante la justicia civil (para interdicto de retener la
posesión o interdicto de recuperar o recobrar la posesión) y denuncias penales ante la
policía o fiscalía (contra personas que atenten contra la posesión); c) de adquisición de
las tierras como dueño legítimo (mediante juicio de usucapión o prescripción
veinteañal).
El derecho del poseedor puede incluso revertir el derecho del titular de la tierra, sea un
privado o el Estado: “para la ley argentina el derecho de propiedad sobre un inmueble
se pierde por la posesión continua durante veinte años de otra persona.” (FUNDAPAZ,
2006:6).
Corpus del derecho a la tierra, por posesión y prescripción veinteañal: Código Civil Argentino Artículo 2351: “Habrá posesión de las cosas cuando una persona, por sí o por otro tenga una cosa bajo su poder, con intención de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad.” Articulo 2384: “Son actos posesorios de cosas inmuebles: su cultura, su percepción de frutos, su deslinde, la construcción o reparación que en ellas se haga, y en general, su ocupación, de cualquier modo que se tenga, bastando hacerla en algunas de sus partes”. Artículo 2469: “La posesión cualquiera sea su naturaleza, y la tenencia, no pueden ser turbadas arbitrariamente. Si ello ocurriere, el afectado (poseedor) tendrá acción judicial para ser mantenido en ellas, la que tramitará sumariamente en la forma que determinan las leyes procesales”. Articulo 2470: “Derecho a autodefenderse, esto significa que el poseedor está autorizado a defenderse para el caso de que alguien venga por la fuerza a despojarle, a quitarle un pedazo de tierra. En otras palabras, el poseedor se defiende ante la agresión que está sufriendo”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Artículo 2606: “El derecho de propiedad se pierde cuando la ley atribuye a una persona, a título de transformación, accesión, o prescripción, la propiedad de una cosa perteneciente a otra.” Artículo 3947: “Los derechos reales y personales se adquieren y se pierden por la prescripción. La prescripción es un medio de adquirir un derecho, o de libertarse de una obligación por el transcurso del tiempo.” Artículo 3948: “La prescripción para adquirir, es un derecho por el cual el poseedor de una cosa inmueble, adquiere la propiedad de ella por la continuación de la posesión, durante el tiempo fijado por la ley.” Artículo 3951: “El Estado general o provincial, y todas las personas jurídicas o visibles están sometidas a las mismas prescripciones que los particulares, en cuanto a sus bienes o derechos susceptibles de ser propiedad privada; y pueden igualmente oponer la prescripción. (La edición oficial de 1883 suprime la expresión o visibles),” Artículo 4015: “Prescribiese también la propiedad de cosas inmuebles y demás derechos reales por la posesión continua de veinte años, con ánimo detener la cosa para sí, sin necesidad de título y buena fe por parte del poseedor, salvo lo dispuesto respecto alas servidumbres para cuya prescripción se necesita título”. Artículo 401626: “Al que ha poseído durante 20 años sin interrupción alguna, no puede oponérsele ni la falta de título, ni su nulidad, ni la mala fe en la posesión” Artículo 181: “Será reprimido con prisión de 6 meses a 3 años: 1) El que por violencia, amenazas, engaños, abuso de confianza o clandestinidad despojase a otro total o parcialmente de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido sobre él, sea que el despojo se produzca invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a sus ocupantes. 2) El que para apoderarse de todo o parte de un inmueble, destruyere o alterare los términos o límites del mismo. 3) El que con violencia o amenazas turbare la posesión o tenencia de un inmueble”.
Los artículos del Código Civil de la Nación Argentina que refieren a la propiedad son el
250327, 250628, 250829 y 251030, lo atinente a la adquisición de propiedad o domino se
26 Artículo 4016 bis: “El que durante tres años ha poseído con buena fe una cosa mueble robada o perdida, adquiere el dominio por prescripción. Si se trata de cosas muebles cuya transferencia exija inscripción en registros creados o a crearse, el plazo para adquirir su dominio es de dos años en el mismo supuesto de tratarse de cosas robadas o perdidas. En ambos casos la posesión debe ser de buena fe y continua.” 27 Artículo 2503: “Son derechos reales: 1 - El dominio y el condominio; 2 - El usufructo; 3 - El uso y la habitación; 4 - Las servidumbres activas; 5 - El derecho de hipoteca; 6 - La prenda; 7 - La anticresis.” 28 Artículo 2506: “El dominio es el derecho real en virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y a la acción de una persona.” 29 Artículo 2508: “El dominio es exclusivo. Dos personas no pueden tener cada una en el todo el dominio de una cosa; mas pueden ser propietarias en común de la misma cosa, por la parte que cada una pueda tener.” 30 Artículo 2510: “El dominio es perpetuo, y subsiste independiente del ejercicio que se pueda hacer de él. El propietario no deja de serlo, aunque no ejerza ningún acto de propiedad, aunque esté en la imposibilidad de hacerlo, y aunque un tercero los ejerza con su voluntad o contra ella, a no ser que deje poseer la cosa por otro, durante el tiempo requerido para que éste pueda adquirir la propiedad por la prescripción.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
contempla en el artículo 252431, mientras que la definición del concepto de extinción
del dominio, adquisición por prescripción, derecho del poseedor, y prescripción de
tierras fiscales, se encuentran en los artículos 260632, 3947, 3948 y 3951,
correspondientemente. A su vez lo atinente a la posesión se regula en los artículos
2351 y 4015, el primero define la posesión mientras que el segundo establece los
parámetros para la adquisición de la posesión por prescripción.
Los artículos 2351 y 4015 del Código Civil de la Nación Argentina son unos de los
principales elementos con que cuentan los campesinos para defender la tierra en la
que habitan y producen.
El derecho indígena a la tierra:
Existe un marco o corpus legal específico sobre tenencia de la tierra para pueblos
originarios que consta de varios instrumentos.
“Tres leyes, una primera de 1959, la ley 14.932 aprobatoria del convenio 107 de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del gobierno del Dr. Frondizi;
otra posterior del año 1985, la 23.302 de política indígena sancionada durante la
administración radical y la 24.071 del año 1992 del gobierno justicialista, que
adhiere al convenio 169 de la OIT y completa el concepto de los derechos de los
pueblos indígenas y tribales, constituyen el corpus del derecho indígena en
Argentina.” (Frites, 1996:3).
Este marco legal se encuentra contemplado por la Constitución Nacional, Convenios
Internacionales, Constituciones Provinciales, Leyes específicas.
“El derecho indígena está compuesto de tres tipos de leyes:
- El primero son las normas que tienen los indígenas mismos en sus
comunidades y que se llama derecho consuetudinario;
- La segunda son las leyes nacionales o provinciales y las Constituciones de
cada Estado, también llamada legislación indigenista;
- La tercera es la legalidad internacional, los tratados y convenios firmados por
cada país.”
(Informe Proinder, 2006:41).
31 Artículo 2524: “El dominio se adquiere: 1 - Por la apropiación; 2 - Por la especificación; 3 - Por la accesión; 4 - Por la tradición; 5 - Por la percepción de los frutos; 6 - Por la sucesión en los derechos del propietario; 7 - Por la prescripción.” 32 También implica “extinción del dominio” lo señalado por el artículo 2607: “Se pierde también desde que se abandone la cosa, aunque otro aún no se la hubiese apropiado. Mientras que otro no se apropie la cosa abandonada, es libre el que fue dueño de ella, de arrepentirse del abandono y adquirir de nuevo el dominio.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La Constitución Nacional de 1853, reformada en 199433, en el Capítulo IV, Artículo 75,
Inciso 17, afirma que corresponde al Congreso de la Nación “Reconocer la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el
respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer
la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de
las tierras que tradicionalmente ocupan y regular la entrega de otras aptas y
suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible
ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar la participación en la gestión
referida a sus recursos naturales y los demás intereses que los afecten. Las provincias
pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.
Asimismo, a través de la Ley 24.071/92 fue adoptado por la Nación Argentina el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo referido a los Pueblos
Indígenas y Tribales.
El marco para el establecimiento de política nacional referida a los pueblos originarios
lo brinda la Ley 23.302, que específicamente se refiere al tema tierras en los artículo 7
a 13 del Capítulo IV. Además el decreto 155/89 reglamenta la ley 23.302/85 poniendo
en funcionamiento el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), soporte operativo
de esta legislación, que fue puesto en funciones recién en 1996.
Corpus del derecho a la tierra de los pueblos originarios: Convenios Internacionales: Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, Nº 169/1989, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)34, Parte II, Tierras: Artículo 13 1: “Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios35, o con ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relación.” Artículo 14 1: “Deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Además, en los casos apropiados, deberán tomarse medidas 36 para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a
33 Un año antes, el Programa de Acción de la Conferencia Mundial en Derechos Humanos, establecían a 1993: “Año Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo”. Y en 1994, las Naciones Unidas expresaban en sus resoluciones 45/164 y 48/163, el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1994-2004): del 10 de diciembre de 1994 al 10 de diciembre del 2004 se declara la “Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo”. 34 Adoptado por la Nación Argentina a través de la Ley 24.071. 35 “La utilización del término [tierras] en los artículos 15 y 16 deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera.” (Convenio 169, OIT). 36 “Los gobiernos deberán tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizar la protección efectiva de sus derechos de propiedad y posesión. Deberán instituirse procedimientos adecuados en el marco
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto, deberá prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas y de los agricultores itinerantes.” Artículo 15 1: “Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse especialmente37. Estos derechos comprenden el derecho de esos pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.” Artículo 16 1: “A reserva de lo dispuesto en los párrafos siguientes de este artículo, los pueblos interesados no deberán ser trasladados 38 de las tierras que ocupan.” Artículo 17 1: “Deberán respetarse39 las modalidades de transmisión de los derechos sobre la tierra entre los miembros de los pueblos interesados establecidas por dichos pueblos.” Artículo 18: “La ley deberá prever sanciones apropiadas contra toda intrusión no autorizada en las tierras de los pueblos interesados o todo uso no autorizado de las mismas por personas ajenas a ellos, y los gobiernos deberán tomar medidas para impedir tales infracciones.” Artículo 19: “Los programas agrarios nacionales deberán garantizar a los pueblos interesados condiciones equivalentes a las que disfruten otros sectores de la población, a los efectos de: a) la asignación de tierras adicionales a dichos pueblos cuando las tierras de que dispongan sean insuficientes para garantizarles los elementos de una existencia normal o para hacer
del sistema jurídico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras formuladas por los pueblos interesados.” (Convenio 169, OIT). 37 “En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas actividades.” (Convenio 169, OIT). 38 “Cuando excepcionalmente el traslado y la reubicación de esos pueblos se consideren necesarios, sólo deberán efectuarse con su consentimiento, dado libremente y con pleno conocimiento de causa. Cuando no pueda obtenerse su consentimiento, el traslado y la reubicación sólo deberá tener lugar al término de procedimientos adecuados establecidos por la legislación nacional, incluidas encuestas públicas, cuando haya lugar, en que los pueblos interesados tengan la posibilidad de estar efectivamente representados. Siempre que sea posible, estos pueblos deberán tener el derecho de regresar a sus tierras tradicionales en cuanto dejen de existir la causas que motivaron su traslado y reubicación. Cuando el retorno no sea posible, tal como se determine por acuerdo o, en ausencia de tales acuerdos, por medio de procedimientos adecuados, dichos pueblos deberán recibir, en todos los casos posibles, tierras cuya calidad y cuyo estatuto jurídico sean por lo menos iguales a los de las tierras que ocupaban anteriormente, y que les permitan subvenir a sus necesidades y garantizar su desarrollo futuro. Cuando los pueblos interesados prefieran recibir una indemnización en dinero o en especie, deberá concedérseles dicha indemnización, con las garantías apropiadas. Deberá indemnizarse plenamente a las personas trasladadas y reubicadas por cualquier pérdida o daño que hayan sufrido como consecuencia de su desplazamiento.” (Convenio 169, OIT). 39 “Deberá consultarse a los pueblos interesados siempre que se considere su capacidad de enajenar sus tierras o de transmitir de otra forma sus derechos sobre estas tierras fuera de su comunidad. Deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprovecharse de las costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las leyes por parte de sus miembros para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras pertenecientes a ellos.” (Convenio 169, OIT). 40 En 1992 ocurría algo muy significativo para los derechos de los pueblos originarios, ya que Argentina aprobaba el Convenio 169 de la OIT mediante la ley 24.071, el Congreso de la Nación había aprobado el convenio, reconociendo el derecho de los pueblos indígenas y tribales en la Argentina. La ley se promulga de hecho en el 7 de abril de 1992, y entra en rigor el 3 de julio de 2000, cuando convalidando el convenio con rango constitucional).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
frente a su posible crecimiento numérico; b) el otorgamiento de los medios necesarios para el desarrollo de las tierras que dichos pueblos ya poseen.” Constitución Nacional Argentina: Capítulo IV, Artículo 75, Inciso 17: “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.” Ley 23.302/85, artículo 7 a 13 del Capítulo IV, De la adjudicación de las tierras: Artículo 7: “Dispónese la adjudicación en propiedad a las comunidades indígenas existentes en el país, debidamente inscriptas, de tierras aptas y suficientes para la explotación agropecuaria, forestal, minera, industrial o artesanal, según las modalidades propias de cada comunidad. Las tierras deberán estar situadas en el lugar donde habita la comunidad o, en caso necesario en las zonas próximas más aptas para su desarrollo. La adjudicación se hará prefiriendo a las comunidades que carezcan de tierras o las tengan insuficientes; podrá hacerse también en propiedad individual, a favor de indígenas no integrados en comunidad, prefiriéndose a quienes formen parte de grupos familiares. La autoridad de aplicación atenderá también a la entrega de títulos definitivos a quienes los tengan precarios o provisorios.” Artículo 8: “La autoridad de aplicación elaborará, al efecto, planes de adjudicación y explotación de las tierras conforme a las disposiciones de la presente ley y de las leyes específicas vigentes sobre el particular, de modo de efectuar sin demora la adjudicación a los beneficiarios de tierras fiscales de propiedad de la Nación. El Poder Ejecutivo dispondrá la transferencia de las tierras afectadas a esos fines a la autoridad de aplicación para el otorgamiento de la posesión y posteriormente de los títulos respectivos. Si en el lugar de emplazamiento de la comunidad no hubiese tierras fiscales de propiedad de la Nación, aptas o disponibles, se gestionará la transferencia de tierras fiscales de propiedad provincial y comunal para los fines indicados o su adjudicación directa por el gobierno de la provincia o en su caso el municipal. Si fuese necesario, la autoridad de aplicación propondrá la expropiación de tierras de propiedad privada al Poder Ejecutivo, el que promoverá ante el Congreso Nacional las leyes necesarias.” Artículo 9: “La adjudicación de tierras previstas se efectuará a título gratuito. Los beneficiarios estarán exentos de pago de impuestos nacionales y libre de gastos o tasas administrativas. El organismo de aplicación gestionará exenciones impositivas ante los gobiernos provinciales y comunales. El Poder Ejecutivo dispondrá la apertura de líneas de créditos preferenciales a los adjudicatarios para el desarrollo de sus respectivas explotaciones, destinados a la adquisición de elementos de trabajo, semillas, ganado, construcciones y mejoras, y cuanto más pueda ser útil o necesario para una mejor explotación.” Artículo 10: “Las tierras adjudicadas deberán destinarse a la explotación agropecuaria, forestal, minera, industrial o artesanal en cualquiera de sus especialidades, sin perjuicio de otras actividades simultáneas. La autoridad de aplicación asegurará la prestación de asesoramiento técnico adecuado para la explotación y para la promoción de la organización de las actividades. El asesoramiento deberá tener en cuenta las costumbres y técnicas propias de los aborígenes complementándolas con los adelantos tecnológicos y científicos.” Artículo 11: “Las tierras que se adjudiquen en virtud de lo previsto en esta ley son inembargables e inejecutables. Las excepciones a este principio y al solo efecto de garantizar los créditos con entidades oficiales serán previstas por la reglamentación de esta ley. En los títulos respectivos se hará constar la prohibición de su enajenación durante un plazo de veinte años a contar de la fecha de su otorgamiento.” Artículo 12: “Los adjudicatarios están obligados a: a) Radicarse en las tierras asignadas y trabajarlas personalmente los integrantes de la comunidad o el adjudicatario individual con la colaboración del grupo familiar; b) No vender, arrendar o transferir bajo ningún concepto o forma sus derechos sobre la unidad adjudicada, ni subdividir o anexar las parcelas sin
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
autorización de las autoridad de aplicación. Los actos jurídicos realizados en contravención a esta norma serán reputados nulos a todos sus efectos. c) Observar la disposiciones legales y reglamentarias y las que dicte la autoridad de aplicación relativas al uso y explotación de las unidades adjudicadas.” Artículo 13: “En caso de extinción de la comunidad o cancelación de su inscripción, las tierras adjudicadas a ellas pasarán a la Nación o a la Provincia o al Municipio según su caso. En este supuesto la reglamentación de la presente, establecerá el orden de prioridades para su readjudicación si correspondiere. El miembro de una comunidad adjudicataria de tierras que las abandone no podrá reclamar ningún derecho sobre la propiedad; los que le correspondieran quedarán en beneficio de la misma comunidad a que pertenecía.” Ley 24.071/ 9240: Artículo 1: “Apruébase el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, adoptado en Ginebra, Suiza, en la 76ª. Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, cuya copia autenticada forma parte de la presente ley.” Ley 26.160/06, de Emergencia en la posesión y propiedad indígena, artículo 1 a 3: Artículo 1º: “Declárase la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquellas preexistentes, por el término de 4 (CUATRO) años.”
La tensión entre prescripción veinteañal y derecho indígena: algunas comunidades indígenas recurren a la prescripción como estrategia de acceso a la tierra. “El Juicio de Prescripción Adquisitiva (o juicio de posesión veinteañal), tal vez no deba ser el recurso de los pueblos indígenas, por las siguientes razones: - En el juicio de prescripción adquisitiva, sólo se puede pedir aquello que efectivamente se
ocupa. Mientras que el Derecho Indígena da la posibilidad de que las comunidades indígenas pidan también los territorios que fueran ocupados y utilizados históricamente.
- En el juicio de prescripción adquisitiva, se tiene que demostrar varias cosas, la ocupación ininterrumpida de la posesión y el ánimo de dueño. Con el Derecho Indígena, ninguna de esas cosas es requisito.
- En el juicio de prescripción adquisitiva, se está reconociendo que la propiedad alguna vez fue del titular registral, que es a quien se le inicia juicio. Eso sería una contradicción, ya que los pueblos indígenas justamente basan su reclamo en su preexistencia, no reconociendo ningún otro dueño.”
(Informe Proinder, 2008:46).
El derecho a la tierra en las provincias:
A nivel provincial, no existen normativas que contemplen el acceso a la tierra, salvo
casos en los cuales siguen vigentes legislaciones sobre la entrega de tierras fiscales,
aunque se cumplan extraordinariamente. Tampoco existen leyes exclusivas sobre las
tierras de los pueblos originarios, no obstante la mayoría de las constituciones que
sancionaron leyes para las comunidades indígenas incluyen dentro de aquellas
menciones al tema tierras o referencia a la carta magna. A nivel de las constituciones
provinciales, existen artículos referidos a los pueblo originarios que incluyen el tema de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
las tierras comunitarias41: Provincia de Buenos Aires 1994 (Art. 36)42, Provincia del
Chaco 1994 (Art. 37)43, Provincia de Chubut 1994 (Art. 34 y 95)44, Provincia de
Formosa 2003 (Art. 79)45, Provincia de Jujuy 1986 (Art. 50)46, Provincia de Neuquén
2006 (Art. 23)47, Río Negro 1988 (Art. 42)48, Provincia de Salta 1998 (Art. 15)49, y
Provincia de Tucumán 2006 (Art. 149)50.
41 La constitución de Santiago del Estero, la tercera provincia seleccionada en los casos, no hace mención a la cuestión indígena o aborigen, ni a sus tierras o territorios, en ninguno de sus artículos. 42 Artículo 36, Inc. 9, de los Indígenas: “La Provincia reivindica la existencia de los pueblos indígenas en su territorio, garantizando el respeto a sus identidades étnicas, el desarrollo de sus culturas y la posesión familiar y comunitaria de las tierras que legítimamente ocupan.” 43 Artículo 37: “La Provincia reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas, su identidad étnica y cultural; la personería jurídica de sus comunidades y organizaciones; y promueve su protagonismo a través de sus propias instituciones; la propiedad comunitaria inmediata de la tierra que tradicionalmente ocupan y las otorgadas en reserva. Dispondrá la entrega de otras aptas y suficientes para su desarrollo humano, que serán adjudicadas como reparación histórica, en forma gratuita, exentas de todo gravamen. Serán inembargables, imprescriptibles, indivisibles e intransferibles a terceros.” 44 Artículo 34: "La Provincia reivindica la existencia de los pueblos indígenas en su territorio, garantizando el respeto a su identidad. Promueve medidas adecuadas para preservar y facilitar el desarrollo y la práctica de sus lenguas, asegurando el derecho a una educación bilingüe e intercultural. Se reconoce a las comunidades indígenas existentes en la Provincia: a. La posesión y propiedad comunitaria sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. El Estado puede regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Ninguna de ellas es enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes y embargos. b. La propiedad intelectual y el producido económico sobre los conocimientos teóricos y prácticos provenientes de sus tradiciones cuando sean utilizados con fines de lucro. c. Su personería jurídica. d. Conforme a la Ley su participación en la gestión referida a los recursos naturales que se encuentren dentro de las tierras que ocupan y a los demás intereses que los afectan”. Art. 95 Tierras Fiscales "El Estado brega por la racional administración de las tierras fiscales tendiendo a promover la producción, la mejor ocupación del territorio provincial y la generación de genuinas fuentes de trabajo. Establece los mecanismos de distribución y adjudicación de las tierras fiscales en propiedad reconociendo a los indígenas la posesión y propiedad de las tierras que legítima y tradicionalmente ocupan". 45 Artículo 79: “La Provincia reconoce la preexistencia de los pueblos aborígenes que la habitan. El Estado reconoce y garantiza: 1) Su identidad étnica y cultural. 2) El derecho a una educación bilingüe e intercultural. 3) La personería jurídica de sus comunidades. 4) La posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan. Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. 5) Su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que la afecten.” 46 Artículo 50, de Protección a los aborígenes: “La Provincia deberá proteger a los aborígenes por medio de una legislación adecuada que conduzca a su integración y progreso económico y social”. 47 Artículo 23 inc. D: "Serán mantenidas y aún ampliadas las reservas y concesiones indígenas. Se prestará ayuda técnica y económica a estas agrupaciones, propendiendo a su capacitación y la utilización racional de las tierras concedidas, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes y tendiendo a la eliminación progresiva de esta segregación de hecho". 48 Artículo 42: "El Estado reconoce al indígena rionegrino como signo testimonial y de continuidad de la cultura aborigen preexistente, contributiva de la identidad e idiosincrasia provincial. Establece las normas que afianzan su efectiva incorporación a la vida regional y nacional, y le garantiza el ejercicio de la igualdad en los derechos y deberes. Asegura el disfrute, desarrollo y transmisión de su cultura, promueve la propiedad inmediata de las tierras que posee, los beneficios de la solidaridad social y económica para el desarrollo individual de su comunidad, y respeta el derecho que les asiste a organizarse".
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Cada una de las tres provincias seleccionadas, Chaco, Salta y Santiago del Estero,
cuenta con singularidades en cuanto al marco legal y reglamentaciones en cuestiones
de tierra: derecho sobre la tierra, distribución de tierras fiscales, promoción del
desarrollo rural, etcétera. Mencionamos las leyes, disposiciones y autoridades de
aplicación provinciales.
Corpus legal vinculado al derecho a la tierra para campesinos e indígenas:
Normativa Órganos de aplicación
Chaco
- Ley 1.094/72, del Instituto de Colonización.
- Ley 2.913/84, de Tierra Fiscal Rural. - Por decreto-ley 1.216/63, y 3.258/86
reglamentación del IDACH.
- Instituto de Colonización y Desarrollo Rural (ex Instituto de Colonización).
- Instituto del Aborigen Chaqueño
(IDACH).
Salta
- Ley 6.570/89, de Colonización. - Ley 4.086, tierras fiscales para
indígenas.
- - Instituto Provincial de Pueblos
Indígenas (IPPIS).
Santiago del Estero
- Ley 5.402/84, de Tierras Fiscales.
- Dirección General de Colonización.
La provincia del Chaco contó ya en su origen con un régimen de colonización, como
política estatal de distribución de tierras, con fines de “fomento, desarrollo y 49 Artículo 15: “La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas que residen en el territorio de Salta. Reconoce la personalidad de sus propias comunidades y sus organizaciones a efectos de obtener la personería jurídica y la legitimación para actuar en las instancias administrativas y judiciales de acuerdo con lo que establezca la ley. Créase al efecto un registro especial. Reconoce y garantiza el respeto a su identidad, el derecho a una educación bilingüe e intercultural, la posesión y propiedad comunitaria de las tierras fiscales que tradicionalmente ocupan, y regula la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes ni embargos. Asegura su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y demás intereses que los afecten de acuerdo a la ley. El Gobierno Provincial genera mecanismos que permitan, tanto a los pobladores indígenas como no indígenas, con su efectiva participación, consensuar soluciones en lo relacionado con la tierra fiscal, respetando los derechos de terceros.” 50 Artículo 149: “La Provincia reconoce la preexistencia étnico-cultural, la identidad, la espiritualidad y las instituciones de los Pueblos Indígenas que habitan en el territorio provincial. Garantiza la educación bilingüe e intercultural y el desarrollo político cultural y social de sus comunidades indígenas, teniendo en cuenta la especial importancia que para estos Pueblos reviste la relación con su Pachamama. Reconoce la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regulará la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegura su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Se dictarán leyes que garanticen el pleno goce y ejercicio de los derechos consagrados en este artículo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
producción”. Se trató de una política cuya orientación era brindar acceso a la tierra a
las unidades económicas familiares, de forma preferencial a “aborígenes, ocupantes,
pequeños productores y su descendencia; grupos de organización cooperativa y
entidades intermedias sin fines de lucro” (Artículo 42). En esta provincia existe una
diferenciación clara en lo que respecta a las políticas hacia las poblaciones indígenas
o campesinas, lo cual implica el trato diferencial de la problemática de la tierra: por un
lado a partir del Instituto de Colonización y Desarrollo Rural; por otra parte, a partir del
Instituto del Aborigen Chaqueño (IDACH). A pesar de la creación temprana de estas
instituciones, no hubo un correlato de cumplimiento de sus objetivos, es decir, el
acceso a la tierra para las poblaciones rurales (familias o comunidades).
Contenidos de las leyes de la provincia de l Chaco sobre tierras:
Ley 1.094/72: Se crea el Instituto de Colonización, órgano autárquico para administrar la tierra pública provincial: con competencia exclusiva en todo lo atinente a la administración y colonización de las tierras fiscales y de las privadas que por cualquier tipo de incorporen al dominio del Estado Provincial. En el año 2007 este organismo sufriría una intervención y luego cambios derivando en el Instituto de Colonización y Desarrollo Rural. Ley 2913/84, de las tierras fiscales y de colonización: Se regirán por las disposiciones de esta ley, las tierras rurales provinciales y las privadas que por cualquier título se incorporen al dominio del Estado Provincial, con la excepción de las tierras afectadas a destinos y reservas específicas. Ley 4617/99: Faculta al poder ejecutivo a suscribir convenios con pobladores no aborígenes que habitan en la zona de reserva destinada a las comunidades indígenas. Ley 3258/86, del Aborigen: Principios Generales, adjudicación de las tierras, Educación y Cultura, Salud, Vivienda, Registro y Documentación de las Personas, creación del Instituto del Aborigen Chaqueño, Dirección y Administración del IDACH, Patrimonio y Recursos.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación, 2006.
En el caso de Salta, según el artículo 76 de la constitución provincial, donde establece
la promoción del desarrollo económico social, se determina la estabilización de la
población rural y su acceso a la propiedad, y la elaboración de “planes de colonización
de tierras en función de su mayor aprovechamiento económico y social”. Sin embargo,
la prescripción veinteañal no se aplica en tierras públicas de la provincia. Las tierras
fiscales son tratadas como privadas, según la ley 6570, Ley de Colonización (Informe
PROINDER, 2006). Existe la posibilidad de que las tierras fiscales sean adquiridas por
sus ocupantes, sin que esto implique una prioridad. Tampoco se le da preferencia a
familias rurales, comunidades indígenas, etcétera. De hecho, según el artículo 35 de la
ley 6570, a partir de la definición de los “sujetos de adjudicaciones” se termina
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
excluyendo de hecho a las poblaciones rurales: “Serán sujetos de las Adjudicaciones,
las personas físicas o jurídicas que reúnan las condiciones exigidas por los pertinentes
planes de colonización51, además de los siguientes requisitos básicos: a) Tener
capacidad para contratar de acuerdo a las disposiciones del Código Civil; b) No
registrar condenas por delito doloso, salvo que hubiesen sido cumplidas y
rehabilitados en su causa; c) Ser argentino nativo, o argentino nacionalizado o
extranjero, con radicación definitiva o ingresado al país como inmigrante, de
conformidad a la legislación vigente”.
Contenidos de las leyes de la provincia de Salta sobre tierras:
Ley 4086: Reservas Indígenas -tierras fiscales-colonización-cooperativas. Se autoriza al Poder Ejecutivo a la realización de los trabajos correspondientes para la reserva de tierras fiscales destinadas a poblaciones indígenas. Ley 6570/89: Ley de colonización de tierras fiscales. Se trata de una política de reordenamiento territorial cuyo objetivo explicitado es el aprovechamiento racional de los inmuebles rurales pertenecientes al dominio privado del Estado Provincial.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación, 2006.
Santiago del Estero no cuenta con organismos de las características que existen en
las provincias anteriores, salvo una dirección de tierras fiscales. En torno de la
cuestión aborigen, tampoco existe un artículo que reconozca la preexistencia de los
pueblos originarios, como ocurre con las otras constituciones provinciales, e incluso
con a constitución nacional. Sin embargo, la constitución de 2002 de Santiago del
Estero propone, en su artículo 100 sobre el desarrollo económico social, “estabilizar la
población rural y procurar su acceso a la propiedad” y “Elaborar planes de colonización
de las tierras, orientados a su aprovechamiento económico y social, con preferencia en
la adjudicación para la explotación directa y racional por el ocupante, su familia y
grupos organizados como cooperativas”. La constitución provincial también se ocupa
51 La colonización no debe ser entendida, como en el caso chaqueño. En Salta la colonización esta anclada en la figura de las “Unidades de Colonización” que no distinguen entre la promoción de la agricultura familiar y la agricultura empresarial: Artículo 28: “Se entenderá por ‘Unidades de Colonización’, a los fines de aplicación de la presente ley, las superficies libres de ocupantes, que por sus condiciones agro-ecológicas, explotadas racionalmente, aseguren rentabilidad y evolución favorable a la empresa, agropecuaria, forestal y agro-industrial. Dichas unidades de colonización deberán ser compatibles con el concepto de unidad económica definida por las normas legales en vigencia.” Artículo 29: “Las empresas a que hace referencia el artículo anterior, podrán estar constituidas por: a) Empresas familiares, en las cuales la actividad económica se desarrolla con el trabajo del titular y su familia. b) Empresas no familiares, en las cuales la actividad económica está desarrollada por personas físicas o jurídicas que emplean habitualmente el trabajo asalariado. c) Las Cooperativas de Producción”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de la cuestión de la tierra, en el Capitulo II. Recursos Naturales. En el artículo 105 se
señala la necesidad de que la tierra cumpla una “función social”, sea conservada y
recuperada. En el artículo 106 se recuerda que la Legislatura voto la enajenación de
tierras fiscales para “la fundación de colonias”, además de la erradicación de
latifundios: “El Estado promoverá la disolución de los condominios rurales numerosos
o de título tradicional, conforme a la función social y económica de la propiedad.
Promoverá la transformación de latifundios improductivos en unidades económicas de
producción, a través de los impuestos, la expropiación conforme lo establezca la ley y
mediante la implementación de planes de colonización”. A pesar de estas leyes y
artículos constitucionales, y de la existencia de la Dirección General de Colonización
que proponían resolver el problema de la tierra para las familias rurales, la provincia no
ha tenido resultados importantes en este aspecto:
“De un informe provisto por la misma Dirección, se han adjudicado en forma
directa entre los años 1975 y 2001, treinta y tres títulos de propiedad en
diferentes zonas de la provincia. Aún cuando el informe no especifica la cantidad
de familias ni las hectáreas involucradas en dichas adjudicaciones, el rol
cumplido por la Dirección no parece ser muy satisfactorio, según lo expresa un
funcionario de la misma.” (Barbetta, 2007:23).
Contenidos de las leyes de la provincia de Santiago del Estero sobre tierras:
Ley 5402/84, de tierras fiscales y colonización: Se trata de la única política acerca de la tierra pública de la provincia. Esta ley constituye a la Dirección General de Colonización como autoridad de aplicación. Con dicha ley, el Estado se propuso regularizar las posesiones reales y efectivas que son de antigua data por parte de las familias rurales, las cuales se encuentran asentadas en tierras fiscales de propiedad del Estado provincial
Un país con problemas de acceso a la tierra:
El país no cuenta con una legislación sobre reforma agraria o distribución de tierras,
salvo el reconocimiento de los derechos a las comunidades indígenas, y las
menciones que incluyen el derecho a la tierra como posesión, y algunas referencias
generales, en las constituciones provinciales, a la “función social” de la tierra o a la
prioridad en la entrega de tierras fiscales a “trabajadores rurales”52 o a “familias
52 En la constitución de la provincia de La Pampa se señala en el Articulo 35: “La colonización social será ejecutada por el Estado mediante la entrega en propiedad con pago a largo plazo o en concesiones vitalicias hereditarias, a trabajadores rurales u otras personas físicas que no sean propietarias de una unidad económica, y se ajustará a las siguientes bases: a) distribución por unidades económicas; b) explotación directa y racional por el adjudicatario; c) adjudicación preferencial a organizaciones cooperativas, las que se excluyen de la prohibición
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
campesinas”53, o a la necesidad de planes de “transformación agraria”54, y a la
posibilidad de legislar sobre “reforma agraria”55, o de expropiar “latifundios”56.
del inciso g); d) suficiencia y seguridad del crédito oficial, con destino al bienestar y la producción; e) trámite sumario para el otorgamiento de los títulos una vez cumplidas las exigencias legales, por parte de los adjudicatarios; f) reversión por vía de expropiación a favor de la Provincia en caso de incumplimiento de los fines de la colonización, a cuyo efecto la ley declarará de interés social la tierra que se adjudique, o la resolución del contrato en su caso; g) la prohibición de adjudicar lotes a sociedades mercantiles, cualquiera sea su forma, salvo cuando el destino de la tierra en pequeñas parcelas sea para la radicación de industrias.” 53 Catamarca cuenta en su constitución con un conjunto de artículos que hacen referencia al acceso a la tierra para familias campesinas: Artículo 51: “La Provincia promoverá el acceso de: todos sus habitantes a la propiedad inmueble, urbana y rural a fin de asegurarles vivienda y medios de vida dignos. La ley dispondrá la distribución de la tierra pública o de la que adquiera por compra o expropiación, entre familias campesinas y quienes optan por radicarse en el agro, y la ejecución de planes crediticios e inversiones presupuestarias de carácter permanentes.” Artículo 52: “La distribución de la tierra se hará preferentemente por medio de colonización que reglamentará la ley, sobre las siguientes bases: 1.- Explotación directa y racional por el adjudicatario y su familia. 2.- Otorgamiento de créditos a largo plazo y bajo interés para la adquisición y acondicionamiento de las unidades económicas, de elementos de trabajo y producción y la construcción de viviendas. 3.- Inenajenabilidad de la tierra durante el término que fije la ley. 4.- El propietario, arrendatario o aparcero en zonas de colonización y cuyas tierras fueran expropiadas, tendrán derecho a un mínimo de una unidad económica. 5.- Un sistema que contemple las indemnizaciones necesarias para evitar la subdivisión por razones de herencia. 6.- El asesoramiento permanente a los agricultores y ganaderos por el organismo que creará la ley.” Artículo 53: “La Provincia propenderá a la eliminación del arrendamiento y a la aparcería, como forma de explotación de la tierra, mediante recargos impositivos y otras medidas que tiendan a convertir al arrendatario o aparcero en propietario.” Artículo 54: “No podrá adjudicarse tierras fiscales a sociedades anónimas que no contraigan previamente la obligación de colonizar con sujeción a las disposiciones de esta Constitución y de la ley de la materia, salvo que se trate de parcelas destinadas a la Instalación de industrias de transformación de los productos del agro.” Artículo 55: “El Estado garantiza la Iniciativa privada armonizándola con los derechos de las personas y la comunidad. Promueve en todo su territorio el desarrollo económico Integral y equilibrado como factor base de bienestar social”. Río Negro también hace referencia en su constitución al acceso a la tierra para las familias campesinas y a la expropiación de latifundios inexplorados, en su apartado Régimen de Tierras. Artículo 75: “La Provincia considera la tierra como instrumento de producción que debe estar en manos de quien la trabaja, evitando la especulación, el desarraigo y la concentración de la propiedad. Es legítima la propiedad privada del suelo y constituye un derecho para todos los habitantes acceder a ella. Propende a mantener la unidad productiva óptima, la ejecución de planes de colonización, el asentamiento de familias campesinas, con apoyo crediticio y técnico, y de fomento. La ley establece las condiciones de su manejo como recurso renovable, desalienta la explotación irracional, así como la especulación en su tenencia libre de mejoras, a través de impuestos generales. En materia agraria la Provincia expropia los latifundios inexplotados o explotados irracionalmente y las tierras sin derecho a aguas que con motivo de obras que realice el Estado puedan beneficiarse 54 En la Constitución de la provincia de Santa Fe, artículo 28, se establece que la Provincia: “Facilita la formulación y ejecución de planes de transformación agraria para convertir a arrendatarios y aparceros en propietarios y radicar a los productores que carezcan de la Posibilidad de lograr por sí mismos el acceso a la propiedad de la tierra”. 55 La constitución de Neuquén menciona, en su artículo 101, entre las atribuciones del Poder Legislativo: “Legislar sobre reforma agraria y régimen de tierra pública”. 56 La Constitución de Santa Cruz señala. Artículo 70: “Se tenderá a la eliminación de los latifundios, mediante impuestos territoriales progresivos, impuestos al mayor valor social en las
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Resumen corpus legal vinculado al derecho a la tierra para campesinos e indígenas:
Convenios
Internacionales Constitución
Nacional Constituciones
Provinciales
Leyes Reglamentadas Códigos
(nacionales/provinciales)
Derecho Indígena
Convenio 169 OIT, Parte II Tierra.
Artículo 75, Inciso 17.
Buenos Aires / Chaco / Chubut / Formosa / Jujuy / La Pampa / Neuquén / Río Negro / Salta / Tucumán
Ley nacional 23.302, Artículo7 a 13. Ley nacional 26.160. Ley 5150: Catamarca Ley 3258: Chaco Ley 426: Formosa Ley 1228: La Pampa Ley 3604, 4098, 4093 y decreto 1104: Misiones Ley 5754:Mendoza Ley 1800: Neuquén Ley 2353: Río Negro Ley 4086: Salta Decreto municipal 484: San Juan
Derecho Campesino57
- -
Catamarca / Chaco / Chubut / Formosa / Jujuy / La Pampa / Misiones / Neuquén / San Juan / Santa Cruz / Santa Fe / Santiago del Estero / Río Negro
Artículos del Código Civil: 2351 / 2384 / 2469 / 2470 / 2606 / 3947 / 3948 / 3951 / 4015 / 4016.
Como puede observarse en el cuadro, más allá de su efectivo cumplimiento, los
derechos a la tierra para los pueblos originarios cuentan con una trama de
reconocimientos constitucionales reglamentados (a nivel nacional y provincial).
Mientras que lo derechos de las poblaciones campesinas, aunque cuenten con algún
reconocimiento en ciertas constituciones provinciales, se caracterizan por la ausencia
transferencias, y expropiaciones directas. Se considerará latifundio la gran extensión de tierra, en producción o no, que atente contra el progreso y bienestar de la colectividad”. Artículo 71: “La Cámara elaborará un plan destinado a poblar la campaña, racionalizar las explotaciones rurales, estabilizar la población rural sobre la base de la propiedad, y llevar mayor bienestar a los trabajadores del campo. A tal efecto se creará un Consejo Agrario Provincial que tendrá a su cargo la tarea de distribución y redistribución de la tierra, fomento del crédito agrario, asesoramiento técnico, selección pública de aspirantes a adjudicaciones y todas aquellas funciones que la ley determine”. Artículo 72: “El Consejo Agrario Provincial será autárquico e integrado por productores, trabajadores del campo, y profesionales especializados que designe el Gobierno Provincial. Se tomarán todos los recaudos necesarios para dar estabilidad a sus miembros y evitar que que-den supeditados a las contingencias políticas”. 57 Cuando mencionamos las constituciones provinciales que contienen el reconocimiento de derechos campesinos en relación al acceso a la tierra, en realidad nos referimos exclusivamente a la presencia en el texto provincial de políticas de colonización, o pautas preferenciales, de adjudicación de tierras fiscales a familias rurales o campesinas o a (como explicita la Constitución de Catamarca). Excluyendo la existencia de políticas de distribución de tierras en general, y tampoco discriminando entre aquellas provincias que entregan o venden tierras. En el caso del Código Civil lo señalamos por constituir la principal herramienta utilizada por las familias campesinas, sin que esto suponga un real reconocimiento del derecho de las poblaciones rurales.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de un marco reglamentado y ejecutable capaz de apuntalar las demandas concretas
de acceso a la tierra. De igual modo lo señalaba un directivo de ENDEPA:
“Decimos que si bien las comunidades aborígenes siguen sufriendo el despojo
de sus territorios, en los últimos años y a partir de la reforma de la Constitución
tienen una legislación que los ampara. Por eso creo que los pequeños
productores están más desprotegidos en cuanto a la legislación.” (entrevista a
directivo de ENDEPA, Germán Bournissen, en Territorio Digital, 24/6/2007).
La movilización social campesina, si bien creciente, no alcanza a tener un status de
actor político clave en la definición o impugnación de políticas públicas. A diferencia de
otros países latinoamericanos con ocupaciones de tierras, aquí los campesinos están
obligados a defender la posesión. Las ocupaciones y reocupaciones, aunque existen,
no son generalizadas. Y la legislación que podría implicar la titularización de tierras a
favor de indígenas y campesinos permanece en general en un plano formal que no se
instrumenta, o con reglamentaciones que no se aplican.
Con excepción de Argentina (y Uruguay), los otros países de Latinoamérica sí cuentan
con algún proceso de redistribución de tierras. En general, las reformas agrarias
implementadas se sostenían en el marco de un proyecto nacional modernizador con
inclusión social58. Se apelaba a la función social de la tierra en pos del desarrollo
económico. El objetivo manifiesto de tales políticas se estrechaba con la destrucción
de las oligarquías que disponían de la tierra con un sentido político-especulativo, como
forma de mantener el control de la principal riqueza de los países latinoamericanos, o
bien con la necesidad de introducir en el agro un tipo de propiedad privada con mayor
dinamismo que la gran explotación. Las reformas agrarias deberían acabar con los
latifundios y por ende con los terratenientes y coronéis. Las reformas agrarias eran
visualizadas como vehículos de progreso. Como herramienta económica que
impulsara el aumento de la producción y la incorporación de tecnología contra la
especulación improductiva. Como herramienta política capaz de destruir el poder local
de los terratenientes anclado en la tierra. Las reformas agrarias estarían en la base de
58 De forma similar desarrolla Antonio García (1985) 3 tipos de reformas agrarias para categorizar las sucedidas en el siglo pasado: Estructurales, Convencionales y Marginales. Plinio Sampaio también desarrolla tres tipos: “En relación a ello, entonces, las reformas agrarias latinoamericanas acontecidas en el pasado siglo pueden clasificarse, de modo muy esquemático, en tres subconjuntos: los procesos originados a partir de revoluciones agrarias; aquellos procesos institucionales que han distribuido porcentajes significativos de la tierra a campesinos sin tierra; y, finalmente, los que se han limitado a intervenciones puntuales en la estructura de distribución de la propiedad de la tierra.” (2005:16).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la formula modernizadora puesto que traerían democratización política y crecimiento
económico. Para Miguel Teubal (2003):
“Vistas en perspectiva histórica las reformas agrarias del siglo XX tuvieron las
siguientes características: a) fueron en general el resultado de movimientos
sociales o políticos que lucharon en contra de una oligarquía terrateniente que
controlaba el Estado (…); b) en todos estos procesos tuvo una participación
importantísima el campesinado, pese a que no siempre estos resultaron ser sus
principales beneficiarios (…); c) por lo general fueron reformas agrarias
instituidas desde el Estado y a partir de políticas estatales.” (2003:143).
Resumiendo, las reformas agrarias surgieron en contextos en los cuales el latifundio
controlaba porciones grandes de territorio y los Estados pujaban por aumentar la
producción de alimentos baratos y productos primarios de exportación. Sin descuidar
las insurgencias campesinas que con mayor o menor significancia según el país,
conformaban una amenaza permanente (incluso en Argentina). En este escenario la
distribución de tierra tenía un sentido modernizador y productivo que –en esta visión-
se proponía integrar al campesinado (insurrecto) a los complejos agroindustriales
permitiendo sacarlos de la pobreza y la marginación.
En Argentina, el discurso sobre el atraso propio del latifundio no se encuadró en un
proyecto de redistribución de tierras puesto que el campesinado no era visualizado
como un sector dinámico, sino todo lo contrario, como un sector residual frente a una
agricultura empresarial, o a lo sumo familiar capitalizada arrendataria o propietaria de
la tierra, como los chacareros de la pampa húmeda o los colonos de las zonas
extrapampeanas.
No obstante, desde los años de 1980 y fuertemente en los de 1990, la legislación
sobre tierras asume una forma que podríamos llamar reparadora (reparación histórica
a los pueblos originarios), a la par de una movilización social campesina que no ha
sido debidamente contemplada y que busca resignificar el marco legal con el objetivo
de permanecer en la tierra.
De todas maneras, para los pueblos originarios, a pesar de la existencia de un marco
legal adecuadamente instrumentado y respaldado constitucionalmente, los sucesivos
gobiernos no han mostrado un efectivo interés en avanzar firmemente en la cuestión.
Es así que en el año 2006, la presión ejercida por los distintos pueblos originarios,
para el cumplimiento de sus derechos a la tierra y al territorio sostenidos en un
andamiaje nacional e internacional, hizo que se sancione la ley 26.160 (sancionada el
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
1 de noviembre de 2006, promulgada el 23 noviembre de 2006)59, que define
fundamentalmente la suspensión de los desalojos por el lapso de cuatro años, para
que se haga un relevamiento de las tierras de las comunidades aborígenes en el país
y se efectivice su entrega. Sin embargo, en este caso también hay que hacer
aclaraciones. La Ley Nacional de Emergencia de la Propiedad Comunitaria, ha sido
cuestionada por algunas organizaciones indígenas, como el Consejo Asesor Indígena
(CAI), pues entienden que su tratamiento obvió la participación de los pueblos
originarios aunque los involucrara directamente.
Finalmente, mencionamos una ley que, si bien no se refiere al acceso a la tierra para
las poblaciones rurales, los involucra y es objeto de interés de las organizaciones
campesinas e indígenas. La Ley de Presupuestos Mínimos Ambientales para la
Protección de Bosques Nativos, forma parte de las herramientas con que se cuenta
para luchar por la tierra, sirviendo en este caso para poner frenos al avance de la
deforestación a manos de empresas y propietarios de tierras.
Síntesis de situación actual en tema tierras:
- Legislación –y marco constitucional- reparadora para indígenas (reparación histórica a los
pueblos originarios). - Desde los movimientos campesinos existe resignificación del escaso marco legal
reglamentado para permanecer en la tierra (derecho veinteañal: código civil). - Escenario de gobiernos que no avanzan en cuestiones de tierra: ni en la entrega definitiva
de los títulos a pueblos originarios, ni en el reconocimiento del derecho campesino.
Legislación para el acceso a la tierra:
Las organizaciones indígenas y campesinas han llevado a cado un delicado trabajo de
apropiación de la legislación vigente, de resignificación de la misma, e incluso de
producción de propuestas de ley, como forma de garantizarle a los propios derechos
59 Ley 26.160/06 de Emergencia en la posesión y propiedad indígena: Artículo 1º: “Declárase la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquellas preexistentes, por el término de 4 (CUATRO) años.” Artículo 2º: “Suspéndase por el plazo de la emergencia declarada, la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos, cuyo objeto sea el desalojo o desocupación de las tierras contempladas en el artículo 1º. La posesión debe ser actual, tradicional, pública y encontrarse fehacientemente acreditada.” Artículo 3º: “Durante los TRES (3) primeros años, contados a partir de la vigencia de esta ley, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas deberá realizar el relevamiento técnico - jurídico – catastral de la situación dominial de las tierras ocupadas por las comunidades indígenas y promoverá las acciones que fueren menester con el Consejo de Participación Indígena, los Institutos Aborígenes Provinciales, Universidades Nacionales, Entidades Nacionales, Provinciales y Municipales, Organizaciones Indígenas y Organizaciones no Gubernamentales.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
algún status obligatorio para el Estado. Esto ha ocurrido con el corpus de derechos de
poseedor o veinteañal, y con el corpus de derechos indígenas. Para ello, las
organizaciones han variado en sus estrategias.
En algunos casos las organizaciones cuentan con abogados que son miembros
integrantes, en otros casos deben contratar los servicios. Aunque cada situación tiene
cosas a favor y en contra como lo manifiestan las organizaciones, es cierto que
aquellos que contratan abogados, o han tenido que hacerlo, encuentran dificultades
sobre todo en disponer de fondos para ello, e incluso ha habido casos de traición,
donde abogados han sido acusados de demorar causas o directamente oficiar
contrariamente a los intereses campesinos e indígenas.
Ciertas organizaciones realizan talleres de capacitación para sus integrantes sobre
cuestiones teóricas y prácticas del derecho que los asiste en tema tierras, con el fin de
que las familias y comunidades cuenten con dispositivos jurídicos concretos para
enfrentar desalojos. En estos casos también se elaboran cartillas y otros materiales de
uso y consulta permanente. Singular y novedoso, por lo sencillo pero no simple, por lo
apropiable pero no parcial o ambiguo, es el material impreso, llamado “La Tierra”, que
produjo en 2007 el Equipo Jurídico del Movimiento Nacional Campesino Indígena
(MNCI)60, auspiciado por PRO-HUERTA, Programa Social Agropecuario (PSA), IPAF-
NOA del INTA. En este material se plantean cuestiones prácticas para debatir en el
paraje, comunidad, localidad, el problema de la tierra; para hacer valer los derechos
ante autoridades o terceras personas; y para avanzar en la conquista y reconocimiento
de los derechos incumplidos.
Ejemplo de propuestas de trabajo realizada s y a realizar, que hace la cartilla “La Tierra” del MNCI, sobre la problemática de la tierra comunitaria: “El uso comunitario de la tierra es una costumbre arraigada en miles de familias del campo del país y por eso debe ser reconocida: Para ello empezamos a hacer actas comunitarias en las que nosotros acordamos entre poseedores, los derechos y obligaciones que tenemos sobre la tierra, y establecimos normas para regular el uso comunitario de las mismas.” La Tierra – MNCI (2007)
En la línea de elaboración de material que promueven la apropiación y resignificación
de derechos, cabe mencionar también la cartilla “Derecho Indígena” elaborada en
60 Basado, entre otros materiales, en el informe realizado por Chris Van Dam para PROINDER “Tierra, Territorio y Derechos de los Pueblos Indígenas, Campesinos y Pequeños Productores de Salta” (2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
octubre de 2007, con motivo del “Encuentro Regional de Intercambio de Experiencias
en Defensa del Derecho a la Tierra y los Territorios”, con el apoyo nuevamente de
distintos organismos estatales: PRO-HUERTA, Programa Social Agropecuario (PSA),
IPAF-NOA del INTA.
Las organizaciones también pujan por crear marcos legales nuevos. A mediados de la
década de 2000, el MNCI trató de impulsar sin éxito aún, con el apoyo de algunos
diputados y senadores, un proyecto de ley: “Ley Campesina–Indígena”. El mismo
proponía que el Estado Nacional asumiera de forma inmediata como política pública
garantizar la permanencia de las familias campesinas e indígenas en los territorios que
ocupan; promover el acceso de las familias campesinas e indígenas a tierras que no
cumplan con la función social; respetar la posesión y propiedad comunitaria; proteger
el medio ambiente y los bienes naturales para las generaciones futuras; garantizar el
acceso al agua potable y de riesgo para las comunidades campesinas e indígenas;
evitar la explotación desmedida de campesinos e indígenas; promover la soberanía
alimentaria; legitimar jurídicamente la posesión, facilitar el acceso a la propiedad,
promover el saneamiento de los títulos y evitar el éxodo rural; reconocer la identidad y
diversidad de las comunidades campesinas e indígenas como patrimonio social,
cultural y económico; conservar su modo de vida y sus saberes; asegurar los derechos
sociales de los campesinos, indígenas y trabajadores rurales; diseñar políticas
diferenciales para la elaboración, habilitación y comercialización de productos
campesinos e indígenas; fomentar la integración y organización solidaria, libre y
autónoma de los campesinos en comunidades u otras formas de organización;
asegurar los servicios públicos básicos en las comunidades campesinas e indígenas:
educación, salud, vías de comunicación, transporte, administración de justic ia, registro
de las personas, entre otros (Proyecto de Ley Campesina-Indígena, 2007).
Las tierras en la estructura agraria argentina:
El correlato, del proceso de apropiación privada de tierras e inexistencia de marcos
apropiados de redistribución o de falta de cumplimiento de la legislación existente, es
la conformación de una estructura agraria desigual, marcada por la concentración de
la tierra: según datos del Censo Nacional Agropecuario 2002, el 10% de los
establecimientos agropecuarios del país (mayores a 1000 hectáreas) detentan
alrededor del 80% de la superficie cultivable.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
El análisis que realizamos de la estructura agraria evidencia que la distribución de la
tierra es un problema en Argentina. A su vez, cabe agregar que la inequidad
distributiva y la apropiación territorial excluyente, hacen emerger una conflictividad que
asume una intensidad y características que envuelven al Estado y lo colocan frente a
un escenario complejo en el cual debe intervenir. En un sentido general consideramos
que esta relación, entre el estado de situación de la tierra y la conflictualidad social,
pareciera marcar la importancia que aún guardan los procesos que se suceden en los
mundos rurales a la hora de entender a la sociedad argentina.
Transformaciones históricas de la estructura agraria:
La estructura agraria Argentina ha tenido grandes variaciones a lo largo del siglo XX,
acentuándose un perfil excluyente en las últimas décadas. En términos generales
encontramos dos tendencias cuyo quiebre debe ubicarse en los años setenta: una
primera, que va desde 1947 hasta 196961, en donde se aprecia un incremento de las
explotaciones agropecuarias (EAPs), y una segunda, desde 1969 hasta 2002, en la
cual se aprecia una disminución. Los censos de 1988-200262 presentan la
consolidación de la tendencia iniciada en los años de 1970 (observable entre 1969 y
1988), con 80.932 explotaciones agropecuarias menos (un 21% menos de EAPs; la
cifra remite a las EAPs con límites definidos, ascendiendo a 87.688 EAPs si se toma el
total de explotaciones con y sin límites definidos), afectando solamente a los estratos
de menos de 200 ha y a las explotaciones de entre 200 y 1000 ha: un 26,7% para las
primeras y un 10,5% para las segundas. En cambio, las explotaciones de más de 1000
61 Dadas las críticas que se le realizaron en su momento a la medición del CNA 1969, decidimos tomarlo sólo como una tendencia general que, por lo menos no muestra disminuciones. 62 Según un trabajo de Maria del Carmen González, las EAPs, en el CNA 1988, podrían organizarse según orientaciones productivas por estrato: “Las EAP de 0-5 ha. son unidades principalmente de dos tipos: las que se ubican en los oasis de riego y las que se dedican a cultivos intensivos en zonas subtropicales. Habría que agregar las fruti-hortícolas de otras zonas. Por eso se ubican en Cuyo un 34%, en NOA un 31%, en NEA un 17% y en Pampeana un 15% de ellas. Las EAP de 5-25 ha. se encuentran distribuidas en las diferentes regiones del país en consonancia con su diversidad: cultivos en oasis de riego, agricultura subtropical intensiva, fincas frutícolas, unidades de los cordones o áreas hortícolas. y cultivos industriales. Hay 30% en NEA, 27% en Pampeana, 21% en Cuyo, 16% en NOA y 5% en Patagonia. En cuanto a las EAP de 25-100 ha. hay en Pampeana el 57% y en NEA el 26%. Serían principalmente unidades dedicadas a cultivos industriales y pequeñas chacras graníferas y de las principales producciones pampeanas. Las EAP de 100-2500 ha. se localizan principalmente en la región Pampeana (64%). Se puede considerar que son fundamentalmente EAP agrícolas extensivas o agrícolo-ganaderas. Las EAP de 2500-10000 ha. se encuentran principalmente en las regiones Pampeana y Patagonia. De acuerdo con la localización puede considerárselas grandes unidades agropecuarias pampeanas o pequeñas -medianas unidades ganaderas extensivas patagónicas.” (2000:8).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ha en este período registran un incremento del 5,8% (Teubal, Domínguez, Sabatino,
2005).
Cuadro I: Variación de la cantidad de EAPs, según los CNA 1947, 1960, 1969, 1988 y 2002, por estrato, total país: Estratos (has) CNA 1947 CNA 1960 CNA 1969 CNA 1988 CNA 2002
0-25 161.452 181.404 226.065 114.675 103.454
26-200 191.310 186.158 202.505 140.354 103.282
201-1000 62.976 63.153 77.047 68.873 61.652
1001-5000 20.151 20.697 25.829 21.254 22.877
Más de 5001 5.542 5.661 6.984 6.201 6.160
Con límites definidos
441.431 457.173 538.430 378.357 297.425
Campo abierto
4.749 14.583 - - -
Sin límites definidos
25.209 - - 42.864 36.108
Totales 471.389 471.756 538.430 421.221 333.533
Fuente: Elaboración propia en base a CNA 1947, 1960, 1969, 1988 y 2002.
En relación con la superficie que ocupan las explotaciones agropecuarias presentamos
a continuación un cuadro de la variación absoluta según los distintos CNA, por estrato.
Cuadro II: Variación de la superficie (has) de las EAPs, según los CNA 1947, 1960, 1969, 1988 y 2002, por estrato, total país:
Estratos (has)
CNA 1947 CNA 1960 CNA 1969 CNA 1988 CNA 2002
0-25 - 1.759.545 1.999.282 1.337.195 998.453
26-200 - 16.488.430 17.594.263 12.300.405 9.100.525
201-1000 - 26.544.616 33.305.718 30.160.696 28.374.796
1001-5000 - 48.014.880 57.472.399 45.691.347 49.014.905
Más de 5001 - 82.335.816 100.484.113 87.947.755 87.319.886
Superficie Media (has)
393 383 392 469 588
Totales 173.448.104 175.142.497 210.855.774 177.437.397 174.808.564
Fuente: Elaboración propia en base a CNA 1947, 1960, 1969, 1988 y 2002.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Para el momento actual, a partir de los datos del CNA 2002 se registran 297.425
explotaciones agropecuarias, ocupando una superficie de 174,8 millones de hectáreas.
Esta cifra refiere a las EAPs con límites definidos. Si se incluyen las explotaciones sin
límites definidos, el CNA 2002 registró en el país un total de 333.533 EAPs. En
comparación con los valores del censo de 1988, se observa una disminución del
20,8% en el número de explotaciones registradas y del 1,5% en la superficie
incorporada a las explotaciones agropecuarias (177,4 millones de hectáreas). Es decir,
se trata de una disminución diaria promedio de 17 EAPs. Conjuntamente con la
reducción de las explotaciones, el tamaño medio de las mismas aumentó un 25,4%
para alcanzar 588 hectáreas 63, el cual, se dio a expensas de las pequeñas y medianas
explotaciones 64.
La principal transformación de la estructura agraria estaría dada por la desaparición de
las explotaciones de menor tamaño. A su vez, por el ritmo de desaparición o creación
de explotaciones, Argentina parece concentrar la tierra contrayendo su estructura
agraria.
Cuadro III: Variación íntercensal absoluta y relativa de cantidad y superficie de las EAPs, total país, 1988-2002
CNA 1988 CNA 2002 Variación %
EAPs con límites definidos 378.357 297.425 -21,4
EAPs sin límites definidos 42.864 36.108 -15,8
EAPs con y sin límites definidos 421.221 333.533 -20,8
Superficie EAPs con límites (has) 177.437.398 174.808.564 -1,5
- Tierras Fiscales (has) 3.680.150 3.814.446 3,6 - Tierras Privadas (has) 173.756.850 169.463.453 -2,5 Superficie Media (has) 469 588 25,4
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNA 1988 y 2002.
Básicamente entonces se puede señalar que en el país la estructura agraria se ha
visto modificada profundamente, lo cual se expresa en la concentración de la tierra –el
2% de las explotaciones agropecuarias posee el 50% de la tierra cultivable-, y en la
desaparición de una parte importante de las explotaciones agropecuarias –el 20% en
63 Calculamos la superficie media de las explotaciones basándonos en aquellas que poseen límite definido, las que, según el CNA, ascienden a 297.425, con una superficie de 174.808.564 hectáreas. 64 Para profundizar el análisis de la variación en la estructura agraria argentina, ver Teubal, Domínguez y Sabatino (2005).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
algo más de diez años-, sobre todo entre las pequeñas y medianas (menos de 500
has).
En el marco de estas dos tendencias, desaparición de pequeñas explotaciones
agropecuarias y concentración de la tierra, es significativo observar que la superficie
de las EAPs, bajo formas de tenencia de la tierra como el contrato agrario, registra un
aumento de entre el 16% y el 28%, según se trata de propiedades que ceden o no la
totalidad de la propiedad.
Campesinos y estructura agraria:
Nos interesa enfocar la cuestión de la estructura agraria, como insumo necesario para
el análisis de los conflictos de tierra, desde un marco que ya mencionamos, y que se
refiere al supuesto de la emergencia política de enfrentados modelos de agricultura y
uso de los recursos naturales. En base al marco general ya descripto, sobre el actual
modelo agropecuario dominante y los procesos de distribución de tierra, observamos:
concentración de la tierra, nuevos actores económicos que controlan la producción,
procesamiento y distribución de los alimentos y materias primas, nuevas dinámicas
territoriales dictadas por las corporaciones transnacionales, procesos de acceso a la
tierra y estrategias de lucha campesina. Para una mirada resumida del marco general,
aunque referido al conjunto de Latinoamérica, parece pertinente citar a Plinio Sampaio:
“En el mismo sentido, otro trazo común del agro latinoamericano,
independientemente del tipo de reforma agraria que se haya realizado, es la
división del sector agrícola en un subsector de agricultura comercial moderna y
otro de agricultura campesina. La agricultura del primer tipo se basa en la
concentración de la propiedad, en el monocultivo, en la elevada capitalización de
las unidades productivas, en la utilización intensiva de insumos químicos y en la
mecanización. Ese tipo de agricultura, alabado diariamente por la prensa
conservadora, emplea poca gente, ya que adopta una tecnología intensiva en
capital y economiza fuerza de trabajo. Además paga muy mal a sus empleados
porque disfruta de una amplia oferta de mano de obra, una vez que la población
pobre del campo no tiene como adquirir una parcela de tierra para trabajar dado
que toda ella está monopolizada por las grandes propiedades. (…) Por otra
parte, la agricultura campesina –el conjunto formado por el campesino
tradicional, el pequeño agricultor familiar que vende parte de su producción en el
mercado y por los beneficiarios de la reforma agraria– ocupa las tierras de
calidad inferior y, en un contexto en extremo adverso, lucha dramáticamente por
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la supervivencia, combinando períodos de trabajo en sus tierras con períodos de
trabajo asalariado. Los gobiernos, por lo general, consideran a este segundo
subsector como un residuo que tenderá a desaparecer en algunos años más –
vía la migración hacia las ciudades– o bien como un sistema agrícola
anacrónico, que permanecerá como herencia inasimilable de un período
superado –un lastre destinado a pesar sobre la economía como un problema
social. Para los gobernantes y para la academia, el futuro del campo
latinoamericano está en la gran agricultura de exportación, hoy totalmente
hegemonizada por las transnacionales del ‘agribusiness’.” (Sampaio, 2005:18).
A partir de estas condiciones generales, que permiten considerar la cuestión agraria
argentina sin escindirla del contexto latinoamericano, el autor advierte a la par sobre la
opacidad que se está produciendo en torno de la cuestión campesina en nuestros
países, en contextos de profundas y dramáticas transformaciones y disputas. Los
instrumentos de lectura estadística cada vez excluyen más a las realidades
campesinas. Los datos censales disponibles son problemáticos a la hora de utilizarlos
para el análisis de las poblaciones campesinas, sobre todo por una cuestión de
subregistro. Sin embargo, existen distintos estudios que nos brindan elementos para
un acercamiento. Nuestro interés es básicamente el de identificar, a partir de datos
censales, los principales rasgos de la relación, que con la tierra tienen, las poblaciones
involucradas en los conflictos que nos ocupan, en un contexto de transformaciones
globales del agro. Para esto tomaremos: la superficie controlada, y el régimen de
tenencia.
Una lectura de los datos del CNA 2002, que nos es útil de alguna manera, es la
realizada en el documento del PROINDER-IICA (2006): “Importancia de los Pequeños
Productores Agropecuarios en la Producción Agropecuaria y en el Empleo en base al
Censo Nacional Agropecuario 2002”. En este trabajo se categoriza a las EAPs en
primer lugar según sean de pequeño productores o no, y en segundo término, según
grados de capitalización de los pequeños productores65. El trabajo define: “las
explotaciones agropecuarias de pequeños productores son aquellas en las que el
productor o socio trabaja directamente en la explotación y no emplea trabajadores no
65 “El criterio que se utilizó para distinguir los ‘tipos’ fue el nivel de capitalización, el que se definió para cada región, basándose en las actividades productivas predominantes entre los pequeños productores, y utilizando los siguientes indicadores (según el caso): las existencias ganaderas, la posesión y edad del tractor, la superficie efectivamente regada en cultivos a campo, la tenencia de invernáculos, y la superficie implantada con frutales.” (PROINDER-IICA, 2006:6).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
familiares remunerados permanentes.” (PROINDER-IICA, 2006:6). Al interior del
conjunto de los pequeños productores se definen tres categorías: “Se establecieron
tres tipos de pequeños productores. Los mismos responden, a grandes rasgos, a la
siguiente categorización: el tipo 1 abarca a los más capitalizados; el tipo 2, a aquellos
que viven principalmente de su explotación pero no logran evolucionar; y el tipo 3
agrupa a los de menores recursos productivos, que no pueden vivir exclusivamente de
su explotación.” (PROINDER-IICA, 2006:6).
La utilidad de este procesamiento, a los fines de nuestro trabajo, deriva de que se
hace un primer gran recorte entre pequeños productores familiares y EAPs no
familiares, que podríamos definir como empresariales o patronales, ya que el parte
aguas es justamente la presencia en la explotación de relaciones asalariadas de forma
permanente. A su vez, el trabajo distingue al interior del conjunto de los pequeños
productores familiares una serie de tipos, entre unidades familiares que no cuentan
con condiciones de reproducción simple, aquellas que si lo hacen, y un tercer tipo que
logra una reproducción ampliada. A continuación vemos un cuadro resumen sobre los
datos que asume el universo de los pequeños productores familiares y de la
agricultura patronal.
Cuadro IV: Datos generales sobre la estructura agraria de Argentina en clave de pequeños productores familiares y agricultura patronal, total país, 2002:
Pequeños Productores Familiares PPF (establecimientos) 218.868
- Tipo 1 de PPF 21% - Tipo 2 de PPF 27% - Tipo 3 de PPF 52% Agricultura Patronal AP (establecimientos) 114.665
Proporción de establecimientos PPF sobre total (%) 65,60%
Variación % de explotaciones entre censos 1988-2002 -20,4%
Variación % según 1988 (metodología PEAPS66) – 2002 (PPF)
-10,9%
Superficie total Establecimientos (has) 174.808.564
Superficie PPF (has) 23.519.642
- Tipo 1 de PPF 48% - Tipo 2 de PPF 27% - Tipo 3 de PPF 25%
Superficie AP (has) 151.287.614
Proporción superficie en tenencia de PPF (%) 13,50%
Superficie media de la PPF (has) 108
Superficie media AP (has) 1320
66 Según esta metodología en el año 1988 se contaban 246.106 Pequeñas EAPs (PEAPS).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Variación % de la superficie entre censos 1988-2002 -1,5%
Fuente: Elaboración propia en base a datos CNA 1988-2002 Argentina, procesados por IICA (elaboración propia)
De la lectura del cuadro sobre estructura agraria, en términos de agriculturas familiares
y agricultura patronal, se desprenden algunas observaciones interesantes:
- En primer lugar cabe mencionar el peso absoluto y relativo de unas y otra
agricultura (familiares / empresarial): los agricultores familiares no llegan a las 2/3
partes de la totalidad de las explotaciones (65,6%)67.
- La proporción de superficie ocupada por las agriculturas familiares: alrededor del
10% de la superficie total de las explotaciones.
- La superficie media de la agriculturas familiares (108 ha) es diez veces menor que
la superficie media de la agricultura empresarial (1320 ha).
- Con relación a la proporción del valor de la producción generado por las
agriculturas familiares, se observa que las mismas aportan un 19,8% del total del
valor producido.
La concentración de tierra en Argentina es significativa si miramos la media de
hectáreas (has), pero si se observa con detalle, podemos decir que en Argentina –
según los datos del censo- se esta dando concentración con medianización (presencia
de un estrato medio): esto lo estaría indicando el hecho de que la media por hectárea
es alta en las dos agriculturas. Este mismo indicador de medianización, puede estar
encubriendo situaciones diferentes en el marco actual del desenvolvimiento de la
matriz productiva de la soja. O bien puede estar indicando la situación de aquel
pequeño productor familiar capitalizado que requiere ampliación de escala para
mantenerse en la producción (incorporando tierras, vía compra o arriendo), o bien
puede estar señalando la situación de aquellos mismos sujetos de la agricultura
familiar que se ven empujados a abandonar la producción cediendo (vía contratos
accidentales, arrendamiento, etcétera) el manejo de la explotación a pooles de
siembra o fondos de inversión, u otros productores vecinos. El sector de la producción
familiar se reduce especialmente en relación a la otra agricultura (al constituir el 65%
de todas las explotaciones). A pesar del subregistro de unidades campesinas y/o
familiares que el censo pueda estar introduciendo, su persistencia esta dañada a
escala nacional.
67 Este dato contrasta con la realidad de los demás países de Latinoamérica en los cuales la agricultura familiar supera el 80% (Domínguez y Sabatino, 2008).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Para conocer el devenir de las agriculturas campesinas y/o familiares algunos trabajos
han señalado la importancia de rastrear en los datos disponibles, elementos poco
visibles que permitan reconocer los procesos que hoy están implicando al
campesinado. Como señala Raúl Paz:
“El campesino de la globalización como categoría de análisis, se ha vuelto más
elusivo y difícil de encuadrar conceptual y metodológicamente como
consecuencia del despliegue de las numerosas estrategias que desarrolla para
garantizar su sobrevivencia.” (2004:2).
En este rastreo, y con la misma metodología desarrollada por el estudio citado del IICA
sobre el CNA 2002, Daniel Slutzky (2007) establece en referencia con las formas de
tenencia de la tierra, las proporciones de los pequeños productores (según
PROINDER-IICA), que él llama productores familiares, y en otros casos son
denominados con el nombre genérico de agriculturas familiares68.
Cuadro V: Cantidad de EAPs según formas de tenencia de la tierra, por EAPs (totales y de PPF), total país, 2002: Formas de Tenencia EAPs EAPs de PPF %
Propiedad 246.803 139.301 56,4
Contratos Agrarios (Aparcería) 3.962 3.241 81,8
Ocupaciones 48.173 42.586 88,4
Tierras indígenas69, Comunales e Indivisas
30.151 25.333 84,0
Fuente: Elaboración propia en base a PROINDER-IICA, CNA 2002 y Slutzky (2007).
Aquí se observa como varia la presencia de las agriculturas familiares según la forma
de tenencia de la tierra. Mientras dentro de las explotaciones en propiedad privada, la
presencia de las agriculturas familiares apenas supera el 50%, en las demás supera el
80%, sobre todo en las formas de tenencia como ocupaciones, tierras indígenas o
comunales.
Se desprende de lo anterior otro elemento a considerar, pues también involucra la
realidad campesina de nuestro país . Se trata de lo que se ha denominado, a partir de
68 Recurrimos a esta nomenclatura -no sin reservas - puesto que el recorte básico que hace este estudio es en función de la variable “trabajo familiar” de la EAP. Además, no deja de ser problemático llamar “pequeño productor” a un agricultor capitalizado. 69 Estas suman 2.502 EAPs, de las cuales el 90,2% son PPF (Slutzky, 2007).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
datos censales, las “situaciones problemáticas de tenencia”, que involucra al 24,7% de
las EAPs totales, y el 32,5% de las EAPs de PPF.
“Las situaciones problemáticas de tenencia de la tierra no se refieren entonces,
exclusivamente, a una falta de títulos de propiedad o a un vínculo precario,
inestable, de tenencia -como el caso típico de los ocupantes de tierras privadas
o fiscales. Evidentemente estas situaciones originan una situación básica de
inestabilidad por la posibilidad potencial de desalojo -como se está evidenciando
en amplias regiones del NOA y NEA-, y directamente restringen la posibilidad de
incorporación de capital vía crédito hipotecario. Lo que se quiere resaltar es que
la titulación de la tierra a favor de los que la trabajan con un vínculo jurídico
precario constituye una condición necesaria fundamental pero no suficiente para
la consolidación productiva de las explotaciones, específicamente para la
pequeña producción familiar.” (Slutzky, 2007:22).
Según el trabajo de Maria del Carmen González (2000), son siete las “situaciones
problemáticas de tenencia de la tierra”.
Las situaciones problemáticas de tenencia de la tierra:
A. Ocupación de tierras fiscales B. Ocupación de tierras privadas C. Campos comuneros D. Aparcerías precarias E. Comunidades indígenas F. Sucesiones indivisas y divisiones condominiales fácticas G. Otros casos especiales (productores pobres en áreas naturales protegidas)
Fuente: González (2000:12).
La importancia de contemplar estas situaciones deriva del peso que tienen allí, los
productores familiares. Su peso al interior de cada una de ellas señala que estamos
frente a un indicador propio de las realidades campesinas. Según el trabajo de Slutzky
(2007) la gran mayoría de estas situaciones afectan a “Pequeños Productores
Familiares” (un 86,5%).
Cuadro VI: Cantidad de EAPs (totales y de PPF), según situaciones problemáticas de tenencia de la tierra, total país, 2002: Formas de Tenencia de la Tierra EAPs EAPs de PPF %
Ocupaciones tierras fiscales 17.886
Ocupaciones tierras privadas 48.173
24.700 88,4
Aparcerías precarias 3.962 3.241 81,8
Comunidades Indígenas 2.502 2.258 90,2
Campos Comuneros 5.203 3.988 76,6
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Indivisas 22.446 19.087 85,0
Total 82.286 71.160 86,5
% del total de la EAPs 24,7% 21,3% -
Fuente: Elaboración propia en base a PROINDER-IICA, CNA 2002 y Slutzky (2007).
Entre las EAPs de productores familiares en situaciones problemáticas de tenencia de
la tierra, se destaca la categoría de ocupante70 como la más relevante, que suma unas
42.586 EAPs (el 51,7% de los casos totales, y el 59,8% % de los casos de PPF, en
situaciones problemáticas).
Según Raúl Paz, fue el CNA 1988, el que introdujo la metodología capaz de identificar
al “campesino ocupante”.
“Tal vez lo más relevante del CNA 88’ es la utilización de un cuestionario
especial orientado a captar los datos referidos a las explotaciones agropecuarias
sin límites definidos71. La aplicación de dicha metodología permite identificar
dentro de la estructura agraria argentina a un nuevo sujeto social, el cual no
estaba contemplado en las estadísticas vinculadas con la problemática rural
hasta esos momentos: el campesino ocupante.” (Paz, 1999:3).
Efectivamente, este tipo de dato, nos brinda elementos explicativos a tener en cuenta
en el contexto de los conflictos de tierra. Según los estudios citados (González, 2000 y
Slutzky, 2007), tanto los datos censales del CNA 1988, como los del CNA 2002,
brindan elementos para señalar por ejemplo que la “ocupación de tierras privadas” es 70 Según el informe para el PROINDER, realizado por Daniel Slutzky (2007), la ocupación viene definida en los censos como: “el uso de la tierra con carácter precario, es decir, cuando no existe título ni contrato escrito que avale la tenencia. La precariedad en la ocupación de la tierra puede tener dos grados: a) Con permiso del propietario (lo cual supone algún tipo de pago o compensación). B) De hecho, sin permiso del propietario; por ejemplo, ocupación de hec ho de tierras fiscales o privadas. (…) En forma más desagregada, González diferencia diversos grados de la condición de ocupante en tierras fiscales: a) Ocupantes sin permiso de ocupación (no figuran en los registros oficiales pero pueden haber desarrollado sus actividades por generaciones). b) Ocupantes con permiso de ocupación (pagan un canon al gobierno provincial por el uso de la tierra -por hectárea o por cabeza de ganado-, generalmente inferior a los valores de mercado). c) Adjudicatarios en venta (han accedido a un contrato de adjudicación en venta con el gobierno provincial y el título definitivo les será otorgado cuando cumplan con la totalidad de las obligaciones emergentes de esos contratos). d) Otros tipos de ocupantes de tierras fiscales que, aunque reconocidos por las autoridades oficiales, no terminan en el otorgamiento de la propiedad (usufructuarios, comodatarios, etcétera). Se vuelve a resaltar que la limitante más fuerte para su consolidación como productores representa el hecho de ocupar tierras fiscales, es decir la condición de ‘inseguridad’. Esto significa que existen dificultades para mantener la extensión que trabajan así como incluso la continuidad misma en sus lugares de vida y producción.” (Slutzky, 2007:48). 71 “Las explotaciones sin límites definidos suelen localizarse en áreas más extensas caracterizadas por el régimen jurídico (ocupantes, derechosos, arrendatarios y sin discriminar). A los fines censales, estas áreas que contienen a las explotaciones sin límites se denominan unidades mayores y son los campos comuneros, comunidades indígenas, parques o reservas nacionales, tierras fiscales o privadas.” (nota al pie del texto).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
especialmente importante en la región NEA, Patagonia y sobre todo NOA,
particularmente en las provincias de Salta y Santiago del Estero72 (justamente dos de
nuestros casos de estudio sobre conflictualidad por tierra).
“En consecuencia, puede decirse que hay tres grandes situaciones entre los
ocupantes: los fiscaleros -Jujuy, Salta y Santiago del Estero-, los ocupantes de
tierras privadas -Salta y Santiago del Estero (en ésta incluyendo agricultores)- y
los comuneros -La Rioja y Catamarca-.” (González, 2000:14). En cuanto al caso
específico de las ocupaciones de tierras fiscales, la autora caracteriza a los
productores: “Son productores agropecuarios -ganaderos y agricultores según la
capacidad productiva de la zona que se trate- de diferentes tamaños. Sin
embargo, se comprende que predominan numéricamente los pequeños
productores minifundistas. Se ubican en tierras que permanecen en diversos
grados o tipos de tenencia en manos de los Estados provinciales,
preferentemente en los ex-territorios nacionales (Patagonia -Neuquén, Río
Negro, Chubut-, NEA-Chaco, Formosa, Misiones-, algunas áreas del NOA -
Puna, etc.- y otros casos -La Pampa-)y en áreas fiscales de otros orígenes
(tierras transferidas por el Estado Nacional a las provincias, tierras municipales,
etc.). La condición de ocupante adopta diversos grados: a) ocupantes sin
permiso de ocupación (no figuran en los registros oficiales pero pueden haber
desarrollado sus actividades por generaciones). b) ocupantes con permiso de
ocupación (pagan un canon al gobierno provincial por el uso de la tierra -por
hectárea o por cabeza de ganado- generalmente inferior a los valores de
mercado), c) adjudicatarios en venta (han accedido a un contrato de
adjudicación en venta con el gobierno provincial y el título definitivo les será
otorgado cuando cumplan con la totalidad de las obligaciones emergentes de
esos contratos). d) hay que mencionar además otros tipos de ocupantes de
tierras fiscales que, aunque reconocidos por las autoridades oficiales, no
terminan en el otorgamiento de la propiedad (usufructuarios, comodatarios,
etc.).” (González, 2000:23).
72 Según estos estudios la explicación es la siguiente: “En esta región, la ocupación de campos privados se cuenta por décadas o generaciones, principalmente en áreas donde, una vez extraídas las especies madereras más valiosas, los propietarios no encontraron por muchos años incentivos para una explotación intensiva de los mismos. Estos campos eran ocupados por productores de subsistencia, productores semiproletarios, cuya sobrevivencia dependía en gran parte del trabajo asalariado en la zafra cañera y en la cosecha de poroto y de algodón. Hacia inicios de la década del ´80, se mecanizan sustancialmente estas actividades, se rompe aquella articulación y el pequeño productor pasa a depender casi exclusivamente para su subsistencia de la tierra que ocupa.” (Slutzky, 2007:48).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En definitiva, no es un dato menor que según los informes, los ocupantes “pequeños
productores familiares” constituyan el 19,5% de todos los pequeños productores, y el
12,8% de toda la estructura agraria argentina. En verdad se trata de un sector
importante dentro del agro local. Si se compara los últimos datos totales de ocupantes
con los datos del CNA 1988 (sin discriminar según PPF), se observa que existe una
relativa estabilidad, pasan del 16% al 14,4%. Sin embargo, una observación más
detenida de los datos muestra una complejidad mayor. La estabilidad es sólo una
apariencia producida por los promedios, pues si se toma apenas los ocupantes en
explotaciones con límites definidos (EAPs CLD), se registra una importante
disminución: pasan de 28.297 en 1988 a 22.603 en 2002, o sea, un descenso del
20,1%. Esto puede indicar que la mentada estabilidad de los ocupantes de tierra
puede deberse, o bien a que la cantidad de los ocupantes de explotaciones sin límites
definidos (EAPs SLD), actualmente unos 25.570, se ha mantenido, o bien, que en
1988 hubo un significativo subregistro de estas unidades que no permite captar la
verdadera variación de esta década.
Por su parte las comunidades indígenas, los “pequeños productores familiares” en
campos comuneros y con contratos de aparcería precarios ("independiente" o "por
tanto"), rondan cada uno por su parte el 1% de las EAPs (en total el 3% de las EAPs):
“Se considera que al igual que en el caso de los ‘ocupantes’, existe un considerable
subregistro, tanto por la menor superficie que incluyó el CNA '02 con respecto a la
registrada en 1988, como por el hecho que este subregistro se verifica principalmente
en provincias como las del NOA, con fuerte concentración indígena.” (Slutzky,
2007:33). Este tipo de explotaciones tienen una muy compleja situación de tenencia de
la tierra, sobre todo en la región del noroeste.
Las formas de tenencia antes citadas se agrupan en lo que se llama “Unidades
Mayores”. Todas ellas son explotaciones sin limites definidos (EAPs SLD). Cabe
mencionar el comportamiento de la categoría de EAPs SLD73, ya que tanto el CNA de
1988 como de 2002, las reconocen. Entre un censo y otro, las explotaciones sin límites
73 "Las explotaciones sin límites definidos suelen localizarse dentro de áreas más extensas, caracterizadas por algún rasgo particular (generalmente un régimen jurídico). A los fines censales, estas áreas que contienen las explotaciones sin límites definidos se denominan unidades mayores. Hay diferentes tipos de unidad mayor: campos comuneros (t ierras generalmente otorgadas por la Corona española, con delimitación imprecisa agravada a lo largo de los años por diversos motivos), comunidades indígenas (tierras reconocidas como propiedad de una comunidad indígena por algún instrumento legal), parques o reservas nacionales (áreas donde se preservan los sistemas ecológicos de interés nacional mediante restricciones de distinto grado a los asentamientos humanos y a las obras y servicios), otras tierras fiscales (todo otro tipo de tierra pública) y tierras privadas (dentro de las cuales pueden existir explotaciones sin límites definidos) (CNA 1988 Total del país:14).” (González, 2000:11).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
definidos (EAPs SLD) pasaron de 42.864 a 36.108, un descenso del 15,8%. El peso
de las agriculturas familiares en este conjunto para el CNA 2002, utilizando la
metodología PROINDER-IICA, se calcula 31.116 EAPs de PPF, el 86,2% del total de
EAPs SLD, y el 9,3% de toda la estructura agraria.
Principales características de las PPF en relación con la tierra:
- A pesar de que las agriculturas familiares serían el 65,6% de todas las EAPs del país,
controlan el 13,5% de la tierra (para los casos con límites definidos). - Dentro de las EAPs sin límites definidos, predominan las agriculturas familiares. - Dentro de las EAPs con formas de tenencia precaria, o en “situaciones problemáticas”,
predominan las agriculturas familiares. - Dentro de las EAPs con “situaciones problemáticas de tierra”, se destaca la ocupación de
tierras, privadas o fiscales, donde también predominan las agriculturas familiares. - Dentro de la EAPs de agricultores familiares que han ocupado tierra, cuando es de hecho
predominan las ocupaciones en tierra fiscales, y cuando es con permiso predominan las ocupaciones en tierras privadas.
- Dentro de los propietarios rurales del país, los pequeños productores familiares constituyen algo más de la mitad, y se concentran en las regiones pampeana (32,6%), mesopotámica (22,3%), y del chaco húmedo (11,6%), siendo en la puna donde menos se concentran los PPF propietarios (0,5%).
- Los PPF ocupantes de tierras, con o sin permiso, son más del 10% de todas las EAPs del país, y casi el 20% de los agricultores familiares. Constituyen la gran mayoría de quienes están en situaciones problemáticas de tenencia de tierra.
La cuestión de la tierra en los tres casos de estudio:
Los casos seleccionados están ubicados en las regiones NOA y NEA: Chaco, Salta y
Santiago del Estero. Algunas de estas provincias son señaladas como aquellas con
mayor desigualdad en la distribución de la tierra, y en la tenencia irregular. También se
trata de las provincias con mayor proporción de población campesina e indígena, a
pesar del subregistro censal.
Cuadro VI: Datos generales sobre población rural y explotaciones agropecuarias comparando el total nacional con las tres provincias seleccionadas: Total
Nacional Chaco Salta Santiago del
Estero % Población rural 10,5 16 16 24
% Variación población rural: 1991-2001
-8,4 -24,3 -1,7 3,3
% de hogares rurales en situación NBI
27 44 48 44
% Variación EAPs: 1969-2002.
-38,1 -36,1 11,3 -31,1
Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional Agropecuario (1969 y 2002) y Censo Nacional de Población y Vivienda (1991 y 2001).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En primer lugar destaquemos algunas transformaciones generales -relativamente
recientes- en la estructura agraria de las tres provincias. Chaco y Santiago muestran
un descenso en la cantidad de EAPs, mientras que según los datos censales Salta
habría aumentado el total de explotaciones agropecuarias. En el caso de Santiago del
Estero se destaca la presencia de explotaciones sin límites definidos, que no solo
aumentan (a pesar de la disminución de EAPs totales), sino que significan casi la
tercera parte de todas las EAPs sin límites definidos del país, y la mitad de las EAPs
totales de la provincia. En este sentido Salta de modo similar presenta casi la mitad de
sus explotaciones dentro de la categoría sin limites definidos, mientas que en el Chaco
este tipo de EAPs no alcanza el 10%.
Cuadro VIII: Variación íntercensal absoluta y relativa de cantidad y superficie de las EAPs, total país, 1988-2002
Chaco Salta Santiago del Estero
1988 2002 1988 2002 1988 2002
EAPs con límites definidos 17.595 15.694 4.798 5.575 11.532 10.830
EAPs sin límites definidos
3.689 1.204 4.431 4.722 9.590 10.119
EAPs con y sin límites definidos
21.284 16.898 9.229 10.297 21.122 20.949
Superficie EAPs con límites (has)
5.324.518 5.899.731 6.039.523 4.269.499 4.836.614 5.393.633
Superficie Media (has)
303 376 1.258 766 419 498
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNA 1988 y 2002.
En segundo lugar señalemos las formas de tenencia que asumen las EAPs en cada
una de las tres provincias seleccionadas. Como puede observarse en el cuadro que
sigue, la provincia de Santiago del Estero es una de las provincias con mayores
porcentajes de tenencia precaria de la tierra (55,6%).
Cuadro IX: Cantidad de EAPs según formas de tenencia de la tierra en propiedad y situaciones problemáticas de tenencia, según Chaco, Salta, Santiago del Estero, 2002:
Formas de Tenencia Chaco Salta Santiago del
Estero
Propiedad 10.624 3.192 7.820
Situaciones Problemáticas de Tenencia de la Tierra
6.274 7.105 13.129
Ocupaciones 3.221 4.596 10.984
Contratos Agrarios Precarios (Aparcería) 101 394 34
Comunidades indígenas 78 72 286
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Campos Comuneros - 122 424
Sin Discriminar 274 143 807
Fuente: Procesamiento propio en base a CNA 2002 y Slutzky (2007).
A continuación retomamos el análisis del censo a partir de la metodología propuesta
por el PROINDER-IICA, identificando las EAPs de “pequeños productores familiares”,
en las provincias de Chaco, Salta y Santiago del Estero.
Cuadro X: Estructura agraria comparada entre los tres casos de estudio, según el universo de los pequeños productores familiares (PPF) y de la agricultura patronal (AP): Total
Nacional Chaco Salta Santiago del Estero
Cantidad total de EAPs 333.477 16.898 10.297 20.940 PPF (establec.) 218.868 12.983 7.470 17.453 AP (establec.) 114.609 3.915 2.827 3.496 Proporción de establecimientos PPF sobre total (%)
65,6% 78,8% 72,5% 83,3%
Variación % de EAPs entre censos -20,4% -20,6% 11,6% -0,8% EAPs 1988 (metodología PEAPS) 246.106 14.862 5.528 16.756 Variación % EAPs según 1988 (metodología PEAPS) – 2002 (PPF)74
-11,1% -12,6% 35,1% 4,1%
Superficie total Establecimientos (has) 174.800.000 5.899.731 4.269.499 5.393.633
Superficie PPF (has) 23.519.642 1.666.491 505.426 849.288 Superficie AP (has) 151.287.614 3.425.670 3.764.072 4.544.344 Proporción superficie en tenencia de PPF (%)
13,50% 28,2% 11,8% 15,7%
Fuente: Elaboración propia a partir del procesamiento de datos CNA 1988 y 2002 realizado por IICA.
En base a estos datos se pueden establecer algunos puntos en relación al control de
la tierra y la estructura agraria vigente en estas provincias. Las explotaciones que
tienen hasta 100 has, el 58% del total, concentran el 3% de las tierras, este porcentaje
varia según las provincias. En Chaco estas explotaciones, siendo el 49% controlan el
6% de las tierras. En Salta siendo el 69% controlan el 1%. En Santiago del Estero
siendo el 62,9% controlan el 3,6%. En el otro extremo, las explotaciones que tienen
más 1000 has, que suman el 9%, controlan el 78% del total de las tierras del país.
Este tipo de explotaciones en el Chaco son el 8% y controlan el 56% de las tierras, en
Salta siendo el 11% controlan el 88%, y en Santiago del Estero siendo el 10% de las
EAPs, controlan el 76% de la superficie.
74 “El dato no puede compararse estrictamente con el CNA 88, al no existir un estudio con similar definición. De todas maneras, se señala que, según el estudio PEAPs (González y Pagliettini, 1996), con una definición bastante similar, se registraron 245 mil de estas explotaciones en 1988, un 10,9% más” (PROINDER-IICA, 2006:7).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Cuadro XI: Distribución de la superficie por provincias según dos escalas de extensión, en EAPs de menos de 100 has, y EAPs mayores de 1.000 has.
Chaco Salta Santiago del Estero Has. % Has. % Has. %
Sup. en manos de EAPs menores de 100 has 75 373.255 6% 54.966 1,3% 193.611 3,6%
Sup. en manos de EAPs mayores 1.000
3.304.776 56% 3.748.368 87,8% 4.087.811 75,8%
Fuente: Elaboración propia en base a datos CNA 2002.
Como parte del problema de la tierra consideramos necesario contar con algunos
datos sobre tierras fiscales, desmontes y bosque nativo, por la importancia que estas
cuestiones reportan a la realidad campesina e indígena, más aun en estas provincias.
Cuadro XII: Superficie de Tierras Fiscales comparada entre los 3 casos de estudio, en hectáreas76.
Total Nacional Chaco Salta Santiago del
Estero Superficie total (has) 376.127.400 9.963.300 15.548.800 13.635.100
Superficie Agraria (has)
174.800.000 5.899.731 4.269.499 5.393.633
Tierras Fiscales (has)
s/d 650.00077 s/d 2.000.000
Cuadro XIII: Superficie de Bosque Nativo comparada entre los 3 casos de estudio, en hectáreas78.
Total Nacional Chaco79 Salta80 Santiago del
Estero Superficie Bosque Nativo en 1998 33.190.44281 5.101.781 7.156.168 6.911.484
Superficie Bosque Nativo en 2002
23.172.405 4.939.466 6.931.705 6.193.836
Deforestación 787.88982 117.974 194.389 306.055
75 Utilizamos 100 has como límite inferior para la escala de las EAPs, puesto que según datos del PROINDER-IICA, la media de has de las EAPs de PPF es de 52 has. 76 Fuente: CNA 2002 e Instituto Geográfico Militar (IGM). 77 Según el Instituto de Colonización se paso de tener 3.500.000 de has de tierras fiscales en 1994, a 650.000 en diciembre de 2007. 78 Fuente: Dirección de Bosques, Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (2004); Chaco: Inventario Forestal Provincial del año 2005, Ministerio de la Producción (2005). Se trata de datos aproximados. 79 Entre 1998 y 2006 se deforestaron mas de 245.000 has. 80 Durante 2003 se aprobó el desmonte de 48.000 has. 81 “A principios del siglo XX había 150 millones de hectáreas de bosques nativos. Hoy quedan menos de 31 millones.” (Ruiz, 2008:1). Según estimaciones del Instituto Forestal Nacional, en 1987 había alrededor de 35.180.000 has de bosque nativo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
1998-2002 Promedio anual de desmonte (has/año)
250.000 23.600 38.900 61.200
Según datos de la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal de la
Dirección de Bosques (UMSEF, 2004), de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, citados por la ONG Greenpeace: entre 1998 y 2002 se
deforestaron 117.974 has y entre 2002 y 2006 127.491 has en el Chaco, es decir,
entre 1998 y 2006 la pérdida de bosques nativos alcanzó 245.465 hectáreas. Se trata
de una de las provincias con más altos niveles de deforestación del país (Greenpeace,
2008). También se ha denunciado a la empresa ARCOR, por el proyecto de desmonte
de 30.000 has de bosque chaqueño en la provincia de Salta. El Foro Salteño por la
Tierra, señala que este desmonte programado en 2007, forma parte de los planes que
el gobierno provincial aprueba sistemáticamente en la provincia (nota del Foro Salteño
por la Tierra, agencia protagonistas, 31/03/2007).
El problema es que el desmonte, de la manera en que se lo realiza, produce el
agravante de la fragmentación de la superficie de bosque. Otro agravante es que los
desmontes en aumento se concentran en la región del Chaco Seco, en provincias
como Santiago del Estero, Salta y Chaco.
Otro problema asociado a la distribución de la tierra, y a su uso, es el agua, la
disponibilidad de agua, el acceso, la contaminación, y la preservación. En Argentina
existen 5.797.930 has de humedales (sin contar áreas de glaciares), distribuidas en 57
áreas. Sin embargo, estas áreas, fundamentales para la reproducción de los
ecosistemas chaqueños, en los cuales vive gran parte del campesinado y los pueblos
originarios de Argentina, están siendo eliminadas. El principal problema que enfrentan
los humedales es el drenaje que se realiza para habilitar nuevas tierras a la actividad
agrícola, o bien su secado por efecto de desequilibrios producidos por los intensos
desmontes o el exceso de captación de agua en regiones cercanas. Según Carlos
Walter Porto-Gonçalves esto viene ocurriendo: “en los cerrados brasileros, en el
oriente boliviano, en el Gran Chaco paraguayo y argentino, con el avance de los
grandes monocultivos del agribusiness de la soja, del algodón, del maíz, del girasol.”
(Porto-Gonçalves, 2008:207).
82 La diferencia proviene de las distintas fuentes que disponían de datos. En todo caso, esto también muestra la falta de información precisa sobre la real situación de los bosques nativos y el proceso de la de deforestación en Argentina.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
El contexto productivo de la cuestión de la tierra en los tres casos de estudio:
Se trata de tres provincias que están fuera de la región pampeana, con importantes
áreas de gran biodiversidad, pero que recientemente han vivido una simplificación de
sus ecosistemas. Esto ha sido resultado del proceso de pampeanización83, vía la
introducción del cultivo de soja transgénica, y de otros cultivos secundarios pero que
utilizan similares paquetes tecnológicos, de la mano de productores, empresas
grandes y pequeñas, e incluso de transnacionales. Estas tres provincias componen el
segundo grupo de provincias productoras de soja, luego del grupo de provincias
núcleo: Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe.
Cuadro XIV: Proceso de sojización desde aprobación de soja transgénica (RR), 1996-2007. Total
Nacional Chaco Salta Santiago del
Estero Superficie sembrada con soja (has): 2006-07
16.141.337 710.350 477.000 803.380
% de crecimiento de la superficie sembrada con soja (1996-2007)
149% 477% 188% 518%
Fuente: Elaboración propia con datos de la SAGPyA.
En un sentido general, esta situación vino luego de la crisis de los complejos
agroindustriales regionales en su formato integrador o inclusivo, y a razón del avance
de los agentes económicos portadores de la lógica del agronegocio. A continuación
puede observarse en los tres casos el crecimiento de la superficie sembrada con la
paradigmática soja, y la reducción de los demás cultivos, principalmente los cultivos
llamados regionales o tradicionales.
83 “Al analizarse los mecanismos de acción de la agricultura en la forma en que se está implementando permite detectar que un elemento clave esta vinculado a la violación reiterada de condicionantes estructurales y funcionales de los ecosistemas de base. (…) Como concisamente se lo ha denominado, se está ante un proceso de ‘pampeanización productiva’, lo cual significa el traspaso automático al subtrópico de los instrumentos y sistemas de manejo que se aplican en la región pampeana.” (Reboratti et al, 1996:161).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Gráfico I: Variación histórica de los principales cultivos de la provincia del Chaco 1970-2007.
0
100000
200000
300000
400000
500000
600000
700000
800000
900000
1970
/71
1972
/73
1974/7
5
1976
/77
1978/7
9
1980
/81
1982
/83
1984/8
5
1986
/87
1988
/89
1990/9
1
1992
/93
1994/9
5
1996
/97
1998
/99
2000/0
1
2002
/03
2004/0
5
2006
/07
Area SOJA(ha)
AreaALGODÓN(ha)
AreaGIRASOL (ha)
Area MAIZ(ha)
Area TRIGO(ha)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Dirección de Coordinación de Delegaciones, de la SAGPyA. Grafico II: Variación histórica de los principales cultivos de la provincia Salta 1970-2007.
0
100000
200000
300000
400000
500000
600000
1970/7
1
1972
/73
1974/7
5
1976/7
7
1978/7
9
1980
/81
1982/8
3
1984/8
5
1986/8
7
1988
/89
1990/9
1
1992
/93
1994/9
5
1996/9
7
1998/9
9
2000
/01
2002/0
3
2004/0
5
2006/0
7
Area SOJA(ha)
AreaPOROTO(ha)
Area Cañade Azucar(ha)
Area MAIZ(ha)
Area TRIGO(ha)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Dirección de Coordinación de Delegaciones, de la SAGPyA. Gráfico III: Variación histórica de los principales cultivos de la provincia de Santiago del Estero 1970-200:
0
100000
200000
300000
400000
500000
600000
700000
800000
900000
1970
/71
1972
/73
1974
/75
1976
/77
1978
/79
1980
/81
1982
/83
1984
/85
1986
/87
1988
/89
1990
/91
1992
/93
1994
/95
1996
/97
1998
/99
2000
/01
2002
/03
2004
/05
2006
/07
2008/0
9
AreaPOROTO(ha)
AreaALGODÓN(ha)
Area SOJA(ha)
AreaTRIGO (ha)
AreaGIRASOL(ha)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Dirección de Coordinación de Delegaciones, de la SAGPyA.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO IV
Algunos antecedentes de la lucha por la tierra en Argentina
El despojo de las tierras a los pueblos originarios y su concentración, con el correlato
de marginación de las poblaciones rurales, no ha ocurrido en nuestro país sin
conflictos. Distintos trabajos de investigación dan cuenta de los conflictos en el espacio
rural, evidenciando la larga trayectoria del problema, y a su vez la heterogeneidad de
su composición84. Se recuperan algunos acontecimientos históricos que abonan la
comprensión del contexto y génesis de la conflictualidad por la tierra en Argentina.
Retomar antecedentes de conflictos de tierra permite recomponer una parte central de
los elementos necesarios para comprender las acciones colectivas actuales de los
campesinos e indígenas. Muchas de las acciones y luchas sostenidas hoy en día
tienen anclaje en reconstrucciones de viejas batallas, en evocaciones de heroicas
acciones de 30, 50 o 100 años atrás. Es que “los ropajes de la revuelta se tejen en una
combinación de fibras heredadas e inventadas” (Tarrow, 1997:227). Aquellos
acontecimientos, y su recuerdo, constituyen un bagaje o arsenal de modelos para la
acción, un reservorio de formas y dispositivos, que las organizaciones usan y del cual
disponen permanentemente, en el marco de las nuevas condiciones y oportunidades
en relación a la cuestión de la tierra.
Retomar antecedentes de conflictos de tierra en el marco de la conflictualidad que ha
involucrado a las poblaciones rurales del país, también permite deconstruir el
entramado de violencia simbólica y material que se fue componiendo para realizar la
visión de una Argentina urbana y encaramada en el proyecto del progreso. En este
recorrido es notable la eficacia descampesinista y descomunalizante de unas elites
siempre esforzadas en la homogeneización de la población, vía la guerra o la
represión, y en la creación de desiertos poblados solamente por recursos naturales
disponibles para ser explotados.
El siglo XIX se caracterizó por levantamientos campesinos reprimidos brutalmente por
ejércitos estatales, tanto en Europa como en Latinoamérica, y Argentina tampoco en
esto fue la excepción. Las guerras civiles del siglo XIX contra las insumisas
poblaciones rurales de la “sociedad caudillo-gaucha” (Rutledge, 1996), son un velado
ejemplo.
84 Sobre la temática: Madrazo, 1980; Iñigo Carrera, 1984; Bernal, 1984; Grela 1985; Fort, 1990; Rozé, 1985; Ansaldi, 1991; Alfaro y Guaglianone, 1997; Bidaseca, 1998; Giarracca, 1997; entre otros.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“Los 70 años que transcurrieron desde los inicios de la independencia hasta la
consolidación de la hegemonía porteña, fueron inmensamente ricos en la
resistencia campesina y lucha por la construcción de una soberanía nacional,
pero la diferencia militar de armamento, el ferrocarril y el telégrafo junto al
usufructo del puerto que permitía financiarlos terminó de inclinar el fiel hacia los
‘civilizadores’ xenofílicos. Quienes construyeron el desierto en los territorios
indígenas mapuche (ranquel, pampa, etc.) y gauchos, tanto en la literatura con
sus escritos, como en el campo con el fusil y la daga.” (Demo, 2006:2).
Aunque en las montoneras se presume que no estuvieron generalmente presentes
reclamos de tierra85, sí lo estuvieron en las masas artiguistas, o en los levantamientos
campesino-indígenas del mismo siglo. En verdad, lo que no había era una demanda
de tierra al estilo de la imagen, que ciertos desarrollos teóricos del marxismo han
universalizado, donde encontramos un campesino caracterizado como pequeño
burgués que ansía una parcela de propiedad privada. Ni los agricultores trashumantes
kollas, ni los campesinos arrieros riojanos, ni los cazadores/pescadores wichí,
pretendían su tranquila parcela. No obstante, en unas y otras luchas, lo que se
observa es la presencia de un contexto histórico de insubordinación de las masas de
la campaña contra la configuración espacial impulsada desde el naciente Estado
moderno, los terratenientes y el mercado capitalista. Es decir, el siglo XIX en Argentina
mostró los mismos indicadores que se le adjudican a cualquier otro momento histórico
de auge de la belicosidad campesina o generalización de las “formas cotidianas de
resistencia campesina”: la multiplicación del bandolerismo y la guerrilla rural
(Hobsbawm, 2001; Scott, 1985).
Si bien, se reconoce que los grandes caudillos provenían de sectores sociales
acomodados de las ciudades, comerciantes, estancieros, o que luego devendrían en
ello, no es menos cierto que hubo un estallido de expresiones locales de insurrección,
que en algunos casos alcanzaron una elaboración política alternativa, que marcó la
diferencia. Así lo denunciaron quienes, como Domingo Faustino Sarmiento (1967),
entendieron que había surgido un “tercer elemento” (ni patriotas, ni españoles), visible
en la continuidad y similitud entre el partido artiguista del litoral y las montoneras del
interior profundo. Desde este encuadre, el tercer elemento estaba constituido por
todos aquellos “que querrían llevar la revolución a todas sus consecuencias”, cuya
85 Este punto es relativo al contexto geográfico y de disponibilidad de tierras. Por ejemplo tomando La Rioja se encuentran al menos dos situaciones diferentes en torno de la relación entre sectores sociales del campo. En Famatina a principios del siglo XIX se registran conflictos entre gauchos y terratenientes por el acceso a tierras y al agua, mientras que en los Llanos había aún tierra disponible, y en ves de conflictos se presentaron mayormente situaciones en las cuales se tejían lazos verticales de solidariedad entre gauchos y grandes criadores (De la Fuente, 2007:51).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
fuerza residía en el instinto de una campaña contraria a toda “consagración de la
autoridad”.
“Bajo estas circunstancias, queda claro que la integración política del noroeste
argentino no consistía en la sustitución de un modelo de relaciones sociales
arcaico por otro más ‘moderno’, ni tampoco en la creación de una forma de
gobierno más democrática para el noroeste: se trataba simplemente de
‘pacificar’ el noroeste a través de una ‘guerra policial’, una operación anti-
subversiva con la que, como veremos, ciertos sectores de la sociedad del
noroeste se sintieron muy felices de colaborar.” (Rutledge, 1996:46).
Pacificados los distintos rincones de Argentina, agitados aún por efecto de la
experiencia histórica de las guerras de independencia, convertidas las pampas y los
llanos, el desierto de indios y revoltosos, en civilizada llanura pampeana y promisorios
valles fértiles, terminada la guerra por la “posesión del terreno” (Sarmiento, 1967),
estaban dadas las condiciones para una explotación económica intensiva y el
reconocimiento de la autoridad estatal.
En Argentina, la relativa ausencia geográfica y política del campesinado y los pueblos
indígenas, en comparación con el resto del continente, no se debe solamente a una
también relativa menor presencia del sistema de hacienda o plantación; sino también a
los tempranos, efectivos y sistemáticos esfuerzos de genocidio y desarticulación
política dirigidos hacia estas poblaciones (gauchos e indios), caso de lo que Bartolomé
Mitre llamó “guerra policial” (Rutledge, 1996).
Conflictos de tierra durante la consolidación del Estado-Nación:
Un antecedente de conflicto de tierras ya en el período de consolidación del Estado
Argentino, aunque poco recordado, es la revuelta de la Puna entre 1872-75. Conocida
también como Guerra de Quera, se trató -según algunos autores- de una “agitación
agraria” (Rutledge, 1987) que se desencadenó alrededor de una demanda por el
abuso que significaba el pago del arriendo, o bien por los impuestos que aplicaba el
Estado en el caso de las tierras fiscales. Luego veremos como el problema del
arriendo reaparece en otros momentos históricos ligado a otros conflictos y disputas
por el control de la tierra. Como si el arriendo actuara de disparador de una cuestión
más profunda, que esta vinculada a la posesión de la tierra, y a la defensa de la propia
cultura. Retomando la hipótesis de Rutledge (1987) tengamos en cuenta la vinculación
entre relaciones de producción en las que una serie de explotaciones campesinas que
controlan las técnicas y los medios de producción, pagan arriendo a un solo
terrateniente, y la propensión a la agitación y el conflicto. La exigencia del pago de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
arriendo es vivida por el campesino como simple explotación. En el caso de los
puesteros Kollas la injusticia que pudiera surgir en torno al pago de una renta al
terrateniente, emerge en conexión con la percepción de que la tierra no puede
privatizarse, y que en todo caso serían ellos los legítimos dueños de la misma, por
haberla heredado de quienes a su vez ya la habían heredado de otros herederos.
Con la conformación del Estado-Nación Argentino la condición de los indígenas en
cuanto a la propiedad de la tierra no había mejorado, los cambios que se dieron
progresivamente significaron que a mediados del siglo XIX la sociedad y la producción
indígena comunal del norte del país presentaran un serio deterioro: el cese de la
legislación de Indias y la renovación de los antiguos privilegios bajo otros sistemas de
relaciones (Madrazo, 1980).
“El liberalismo exaltó la propiedad privada y la igualdad ante la ley y con ello, sin
proponérselo, dejó a los indígenas en mayor desamparo, porque ellos no
estaban orientados culturalmente hacia la competencia de la tierra y del
mercado, (...) comenzaron a germinar las condiciones de un mayor despojo y
explotación” (Madrazo, 1980).
De estar incluidos como mano de obra al sistema de hacienda bajo un régimen de
servidumbre (Rutledge, 1987), los indígenas pasaron a ser arrendatarios de las tierras
que ocupaban, ya sea en relación con el Estado, o bien con particulares ajenos a las
comunidades (en muchos casos las grandes familias patricias de las provincias, o los
descendientes de los encomenderos de la colonia). Este cambio de condición supuso
el no reconocimiento de las comunidades aborígenes como tales, negándoseles así su
derecho a la tierra, ocupada en forma comunal. Al no otorgarles a la comunidades
legitimidad en cuanto ocupantes de porciones del -ahora- territorio nacional, se abrió el
proceso de despojo de tierras de los aborígenes. Así grandes extensiones de las
provincias de Salta y Jujuy pasaron a ser tierras fiscales.
“No solo se desestimaban los derechos reconocidos a aquellas (a las
comunidades) por la legislación española, sino que ni siquiera se reconocía a
sus integrantes el derecho a una parcela privada dentro de lo que habían sido
tierras comunales” (Bernal, 1984:17).
En algunos casos las tierras ocupadas por los campesinos indígenas fueron
compradas por particulares que no habitaban la región, y en otros casos
permanecieron en manos del Estado. Ante las presiones fiscales, aumento de
impuestos, que también se traducían en aumento de arriendos, las poblaciones
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
campesino-indígenas desde la Puna hasta el Valle de San Francisco86 comenzaron a
expresar su malestar. No obstante, a partir de 1870 “la lucha empezó a orientarse
hacia la recuperación de las tierras que ocupaban” (Bernal, 1984:20).
El levantamiento se inicio a partir de las acciones efectuadas por las comunidades de
Casabindo y Cochinoca, en la provincia de Jujuy, pero rápidamente se extendió a la
provincia de Salta. Lo que se inicio desde los caminos legales -como señala Anastasio
Inca, líder indígena- se fue perfilando hacia un tipo de acción colectiva que no evitaba
el uso de la violencia para sostener la actitud de no pagar arriendo por tierras que los
indígenas suponían propias. En un largo proceso que duro algunos años, el
movimiento indígena se entremezcló con las disputas políticas de la época,
alineándose con los referentes mitristas en la región, caso de Bustamante el ex-
gobernador de Jujuy, que estaban enfrentados a los seguidores de Avellaneda. Mas
allá de la coyuntura el levantamiento significó la movilización y la organización de
grandes contingentes de campesinos indígenas a lo largo de una vasta región que se
refleja en la magnitud y localización de los enfrentamientos con las fuerzas del orden:
Yavi, Santa Catalina, Rinconada, y Quera. Alcanzó una magnitud tal que las elites se
estremecieron ante lo que entendían era otra montonera. El 4 de enero de 1875, en la
batalla de Quera, las fuerzas de la División Expedicionaria de la Puna -que sumaba 4
batallones- derrotan la insurrección indígena, perdiendo allí la vida casi trescientos
hombres entre unos y otros (más de dos tercios eran indígenas).
Este levantamiento de 1872-75 da cuenta de la profundidad y extensión de un conflicto
que está permanentemente presente en la historia de las poblaciones rurales en
general, y de los descendientes de los pueblos originarios del noroeste argentino en
particular, principalmente los identificados bajo el nombre genérico de Kolla: el control
sobre el hábitat en que viven. Los distintos grupos que habitan hoy la puna y los valles,
lo que en épocas del Incanato se llamó Kollasuyo87 (una de las cuatro regiones que
componían el Imperio Inca), no han cesado de reclamar la propiedad sobre las tierras
que ocupan, haciendo de esta demanda una antigua causa, persistente, reiterada una
y otra vez por las denuncias que efectúan: “La Puna lo ha señalado con sus propias
voces que desde hace muchos años mantienen inalterable su resonancia” (Madrazo,
1980:19).
86 Esto incluye la alta cuenca del Río Bermejo (ACRB), dentro de la cual está gran parte de las comunidades Kollas que hoy conforman el Qullamarka. 87 Esta región ocupaba lo que hoy es Bolivia, norte argentino, y norte chileno.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Conflictos de tierra durante la consolidación del modelo agroexportador:
Pasando a otra región y momento histórico, tomemos los conflictos pampeanos,
principalmente el llamado Grito de Alcorta. El trabajo de Waldo Ansaldi (1991), Los
Conflictos Agrarios Pampeanos, señala que los períodos de ampliación de la protesta
entre los años 1900 y 1937 en esa zona pampeana, emergen cuando coinciden
factores estructurales y coyunturales: caída del precio del grano y el peso del canon de
arriendo. En esta confluencia, las demandas enmarcadas en un programa de
libertades capitalistas (de venta de cosecha, de contratación de maquinaria, de
seguro, etcétera), se proyectaban sobre un fondo central: la propiedad de la tierra.
El Grito de Alcorta, ese levantamiento de los chacareros en 1912, que desde el sur de
la provincia de Santa Fe se extendió a la provincia de Buenos Aires y Córdoba, llegó a
movilizar a unos 100.000 productores (Ansaldi, 1991), puso en evidencia una vez más
la tierra en el eje de la conflictualidad rural. Para abonar lo anterior retengamos un
dato más: dentro del conflicto chacarero puntualmente, las zonas donde los
productores eran propietarios de la tierra (Las Colonias, Castellanos, San Cristóbal,
Garay) no se registraron movilizaciones de ningún tipo. Y si la rebelión y huelga de los
campesinos pampeanos no precipitó otros procesos, y no derivó en otros posibles
futuros, también fue por cuenta de la falta de apoyo que recibió de un importante pero
mezquino movimiento obrero. En su momento, al igual que en otras espacialidades y
en otras oportunidades históricas, primó la clausura política, operada incluso desde
supuestos pensamientos de origen emancipatorio.
“Tras la declaración de huelga paralizaron sus actividades los principales
pueblos de la provincia de Santa Fe, en modo especial Bigand y Alcorta. El grito
de rebelión no demoró en llegar hasta muchas colonias del norte de la provincia
de Buenos Aires y del sur de Córdoba. El suceso huelguístico produjo una
profunda conmoción popular. En los gremios obreros, en Rosario, donde se
hicieron conjeturas y hubo actos de adhesión y de apoyo, especialmente los que
fueron dirigidos por socialistas y anarquistas. Se realizó en Rosario una
populosa asamblea de afiliados a los sindicatos de obreros, donde socialistas y
anarquistas se enfrascaron en polémicas inútiles –comunes en aquellos
tiempos-, malográndose la intención de declarar una huelga general en apoyo de
las reivindicaciones de los arrendatarios.” (Grela, 1985:67).
Instalando la discusión del arriendo y la tenencia de la tierra, los conflictos
protagonizados por los chacareros -salvando las distancias- enarbolan consignas
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
semejantes a las que elevaban en los rincones de la puna los Kollas. La disputa por el
control del recurso tierra (mas allá de las distintas representaciones que de ella tiene
cada agente) estaba extendida, y precipitaba acciones colectivas que no excluían
entre sus expresiones manifestaciones de violencia (Bernal, 1984; Fort, 1990; Ansaldi,
1991).
Lo que parece surgir con fuerza en los años posteriores a las agitaciones de 1912 es
“la reivindicación de la propiedad de la tierra para quienes la trabajan” (Ansaldi,
1991:23). De hecho la Federación Agraria Argentina (FAA) que surge en este contexto
de conflicto, proclamaba en 1932: “la tierra para quien tenga la capacidad de trabajarla
y voluntad de poseerla” (consigna del XIX Congreso de la FAA en agosto de 1932).
El problema de la tierra, haya estado desde los inicios del conflicto o haya aparecido
luego, es nudo de la “paradoja” de la organización de los campesinos de la pampa
húmeda, y por ende de la posterior conformación de la estructura agraria de la región.
Como señala Bidaseca (2007), el levantamiento de los campesinos sin tierra, que
contenía demandas por “libertades capitalistas” y consignas por tierra, se
institucionalizó desplazando y conjurando sus contenidos “más radicales”88. La
conformación de Federación Agraria Argentina (FAA) 89, que hegemonizaría la
representación de los agricultores al menos hasta la década de 1970, operó ésta
institucionalización de la acción colectiva nacida con el Grito de Alcorta, gestando la
paradoja de fundar un “sujeto colectivo que excluía al sujeto que vertebró la protesta:
el ‘campesino’, trabajador del surco, trabajador sin tierra en los distintos usos que
otorgan los propios actores a una identidad, cuya falta de definición daba cuenta de su
alto contenido fragmentario.” (Bidaseca, 2007:20). La “traición” fundante de FAA
(Bidaseca, 2007), la indiferencia obrerista, la derrota política de los campesinos sin
tierra o arrendatarios pampeanos, la larga y costosa intervención estatal
modernizadora (Flichman, 1978), ayudan a comprender de modo más complejo que
las habituales explicaciones economicistas o productivistas, la casi total ausencia, o al
menos silencio, de estos sujetos agrarios en la posterior historia de la región.
Parecieran ser factores eminentemente políticos, y no del comportamiento económico 88 “‘Lo político’ va a disolverse en las formulaciones gremiales: en la postulación de una ‘movilización sin emancipación’ (Molyneux, 1985).” (Bidaseca, 2007:20). 89 “La organización corporativa que ha decidido ser la FAA (y no el tipo de sindicalismo rural de tipo campesino más combativo) la erige como una ‘estructura de mediación’ ante el Estado. Reclaman participación sin ruptura con el Estado, apoyo del Estado en detrimento de la autonomía característica del movimentismo actuando como grupo de presión en los centros de decisión. En términos de Badiou (2000) el sindicalismo de modo similar que el partido, intenta ocupar funciones estatales y por consiguiente, es el intermediario entre el movimiento y el Estado.” (Bidaseca, 2007:134).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
o de la diferenciación tecnológica, los más explicativos del proceso que llevó al
borramiento del problema de la tierra en la pampa húmeda.
Conflictos de tierra durante la consolidación del proyecto modernizador:
En el territorio que luego sería provincia del Chaco, estalla una serie de conflictos de
tierra con posterioridad a la “reducción” de los pueblos originarios (derrota militar). El
contexto es el de una política de no exterminio del indígena (defendida entre otros por
Bialet Massé), como en otras regiones, aunque sí de claro despojo y disciplinamiento
como fuerza de trabajo.
“En el Chaco, en cambio, aunque hubo reiteradas matanzas de indígenas, no
hubo una política de exterminio: el tipo de producción dominante en el litoral
chaqueño requería una abundante mano de obra que los indígenas podían
proporcionar; por ende no fueron exterminados sino ‘reducidos’, disciplinados,
adiestrados, convertidos en trabajadores asalariados. El proceso de creación de
las condiciones que hacen posible la puesta en producción capitalista del Chaco
toma pues la forma de una conquista y ocupación militar del territorio dominado
por los indígenas, la destrucción de la economía basada en la caza, pesca,
recolección, guerra y comercio, la apropiación privada de la tierra y la
generación de una masa de población disponible para el trabajo asalariado.”
(Iñigo Carrera, 1998:8).
Este escenario no pudo completarse enteramente. Las intenciones del proyecto
capitalista y moderno para la región del chaco se realizaron en gran parte, pero
parcialmente. La resistencia indígena nunca cesó a pesar de las masacres, y ha ido
cobrando nuevas formas a lo largo de los años, llegando a la demanda de “reparación
histórica” y recuperación de los territorios.
A pesar de estar ya doblegados y confinados al trabajo en las plantaciones de
algodón, en misiones, en colonias, en reducciones, los aborígenes del chaco
protagonizaron acciones de resistencia como la “huida al monte” (Iñigo Carrera, 1998),
y algunos levantamientos, entre ellos el de Napalpí (Fort, 1990). Mencionemos
algunos de los más destacados.
En 1909, se produce un levantamiento Qom (Toba), liderado por Matolín y Nocorí.
Según la bibliografía “esta sublevación ha sido vinculada con un plan de rebelión
armada para crear una confederación ‘pan-india’, que había elaborado el jefe
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Taygoyik, aprovechando las tensas relaciones entre Argentina y Bolivia.” (Iñigo
Carrera, 1998:11).
En la llamada masacre de Napalpi, la mayoría de las víctimas fueron Tobas. Los
enfrentamientos ocurridos en 1924 en la colonia Napalpí, a pesar de ser el resultado
de una compleja imbricación de elementos culturales, sociales, políticos y económicos,
dan cuenta de los conflictos por el control de los recursos materiales y simbólicos en
las áreas rurales. Aquí también estaba en juego la autonomía de los indígenas Tobas
que pretendían vender por su cuenta el algodón que producían, evitando vender su
fuerza de trabajo a los terratenientes y contratistas. Los elementos religiosos que
explican la emergencia del conflicto que cobró la vida de 200 indígenas, no se
contradicen con la recurrente disputa dentro del territorio nacional entre los efectivos
habitantes de las tierras, o productores en general, y los detentadores del control de
los recursos naturales. Todo había empezado con “una huelga general que afectaba
toda la provincia, negándose los indígenas a trabajar para empleadores blancos” (Fort,
1990; Pág. 22). Los lideres, chamanes todos (Gómez, Maidana, Machado, Durán),
anunciaban que “Dios había decidido que la tierra robada por los blancos a los indios
les fuera devuelta” (Fort, 1990:22).
Conflictos de tierra durante la consolidación de la matriz Estado-céntrica:
En el marco político de ascenso del peronismo al control del Estado, se organizó la
“caravana” 90 de las comunidades Kollas, el 1° Malón de la Paz por las rutas de la
patria. En mayo de 1946 Kollas de Abra Pampa, Casabindo, Santiago y San Andrés,
entre otras zonas de la puna y los valles, se movilizaron a lomo de mula, y a pie, hasta
la Capital Federal para reclamar por sus tierras. Contra los abusos del arriendo,
demandaban en su favor la expropiación de los latifundios. Se reunieron con los
senadores, con el presidente Juan Domingo Perón, y fueron visitados por Evita, ante
los que expusieron su situación.
Las oportunidades políticas, producto de una historia de conflictos y de la emergencia
de discursos legítimos en torno a la necesidad de permitir el acceso a la tierra,
otorgaban una arena de acción propicia para que campesinos e indígenas alcanzaran
sus objetivos. Esto fue aprovechado también por colonos y arrendatarios de distintas
provincias, que en algunos casos pudieron acceder a la propiedad de la tierra. No fue
90 Palabra acuñada por ellos mismos para expresar su particular forma de movilización, tenga esta por destino la sede del gobierno provincial en Salta, o nacional en Buenos Aires, realicen el recorrido a mula, a pie, o en vehículos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la vez de las comunidades Kollas, que finalmente vieron frustradas sus intenciones
ante la no concreción de las iniciativas de los legisladores peronistas y de las leyes de
expropiación. Pero no sabían esos Kollas que esa primer “caravana” inauguraba una
metodología de acción que sus hijos y nietos seguirían a lo largo de los años, una y
otra vez que las condiciones políticas fueran favorables a sus demandas.
Quizás, desde el punto de vista de los contextos históricos generales, y desde la
perspectiva de las oportunidades políticas que estos habilitan en menor o mayor
medida, se pueda tejer una continuidad entre los acontecimientos del siglo XIX, y los
del siglo XX (década de 1940 y de 1990), que protagonizaron las poblaciones Kollas.
En tal sentido es muy significativo constatar que a las acciones colectivas de los
campesinos Kollas para obtener la propiedad de sus tierras, le corresponden siempre
contextos políticos caracterizados o bien por conflictos al interior de la elite, o por el
surgimiento de movimientos a nivel nacional o internacional que otorgan legitimidad a
los reclamos de los mismos (peronismo, derechos humanos, defensa del
medioambiente, derechos a la autodeterminación).
La cuestión de la tierra entra a la agenda política:
La centralidad de la disputa por el control de la tierra en el país, se refleja también a
partir de otros indicadores: su presencia en la agenda política nacional. Es decir, a los
antecedentes históricos que muestran la larga tradición de conflictos entre campesinos
indígenas y terratenientes en la puna y valles, y selva, o de terratenientes y
arrendatarios-chacareros se suman voces de otros campos sociales que revelan la
significancia que tuvo –y tiene- para Argentina el debate sobre la propiedad de la tierra
y los mecanismos para su apropiación.
En su trabajo La Revolución de 1943: políticas y los conflictos rurales, Tecuanhuey
Sandoval (1988) expone como entre la década de 1930 y 1940 varios intelectuales
(Bunge, Francioni, García, Llorens, entre otros) tuvieron a los problemas rurales como
eje de sus reflexiones: “el despoblamiento rural, el desequilibrio de los asentamientos
humanos, la miseria del pequeño productor y el carácter y rasgos de la propiedad de la
tierra” (Tecuanhuey Sandoval, 1988:33). Reflexiones que se desencadenaban en el
contexto de la revisión de la forma de organización agropecuaria, y del replanteo de
las bases del crecimiento argentino, en los años posteriores a la debacle financiera
que significó la caída de la bolsa de Wall street, y a la crisis de las exportaciones de
carnes y cereales argentinos (Tecuanhuey Sandoval, 1988).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Mas allá de las diferencias al interior de estos cuestionamientos, el debate tenía como
punto de convergencia evidenciar que no se habían desarrollado en el país “políticas
que protegieran al hogar rural” (Tecuanhuey Sandoval, 1988:34). Las críticas a la
estructura de la propiedad vigente, ponían el énfasis en su alto grado de concentración
que terminaba produciendo el éxodo rural-urbano. Ante lo cual el discurso de la
distribución de la tierra como medida necesaria para el desarrollo del país emergía
poderoso, y se instalaba en el espacio público con cierta legitimidad. Estas
perspectivas pueden ser sintetizadas en una noción que acuñó desde el derecho, el
doctor Bernardino Home: la función social de la tierra (Tacuanhuey Sandoval,
1988:35). Con lo cual la repercusión del debate sobre la propiedad de la tierra en
Argentina a partir de la década de 1930 evidenciaba la importancia que ésta había
alcanzado en el escenario político. No obstante hubo que esperar a los años
posteriores al golpe de junio de 1943, para observar acciones concretas desde el
Estado en relación a los problemas del arriendo, la propiedad de la tierra, y la pobreza
rural.
Desde 1943 el nuevo gobierno de facto no dejó de expresar su compromiso con una
política de protección de la agricultura y los agricultores: “...con espíritu de previsión y
justicia, el PE mantiene su política de ayuda efectiva a los productores de la tierra y de
fortalecer cada día mas la vida campesina, en su doble contenido económico y social,
convencidos de la trascendencia extraordinaria que tiene para el país la estabilidad del
trabajo rural” (Decreto 14.001, noviembre 12 de 1943).
La cuestión social que se imponía en las ciudades, también se postulaba como una
prioridad para las áreas rurales.
“El problema argentino esta en la tierra (...). La tierra no debe ser un bien de
renta, sino un instrumento de producción y de trabajo. La tierra debe ser del que
la trabaja, y no del que vive consumiendo sin producir a expensas del que la
labora” (discurso de Perón del 4 de diciembre de 1944).
“Deben convencerse de que la ciudad sin el esfuerzo del hombre de campo está
condenada a desaparecer. De cada 35 habitantes rurales, solo uno es
propietario. Ved si andamos muy lejos cuando decimos que debe facilitarse el
acceso a la propiedad rural” (discurso de Perón del 13 de febrero de 1946).
Aunque estas declaraciones formaban parte de una estrategia electoralista (Lattuada,
1986), no dejan de mostrar una vez más el peso que tenían las cuestiones vinculadas
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
a la propiedad de la tierra, y a las condiciones de vida rural. De alguna manera la
estrategia del Partido Laborista en la década de 1940 se montaba sobre un análisis de
los acontecimientos, y procesos emergentes del espacio político-social del país.
Distintos colaboradores de Perón le advertían sobre la cuestión agraria, caso Molinari
que sostenía que “(...) las medidas agrarias eran decisivas para el triunfo de un
candidato popular”. De forma similar, también Birabent reconoce: “Le advertí (a Perón)
que con convenios laborales solamente no iba a triunfar, que hacía falta modificar la
situación agraria” (en Lattuada, 1986:43).
Toda esta dinámica política, estos discursos circulantes, se plasmaron en
intervenciones que a partir de Perón realizaba el Estado. La ley de colonización
12.636, postulaba la reforma agraria que sería llevada a cabo por el Consejo Agrario
Nacional dependiente de la Secretaria de Trabajo y Previsión.
“...(Perón) en su discurso hizo mención a la condición servil de los puneños y a
la urgente necesidad de solucionar un orden de cosas que no podía quedar
librada a la iniciativa privada. La tierra, agregaba, debe ser para el que la trabaje,
para que en el futuro el campo no siga siendo un anacronismo económico”
(Lattuada, 1986:7).
Y en este contexto se buscaba atender el reclamo recurrente. “En su edición del 7 de
diciembre de 1945 Democracia cubrió la primera página con este titular: La Revolución
va a expropiar feudos a Patrón Costas” (Lattuada, 1986:58).
Conflictos de tierra durante la consolidación de las organizaciones populares:
En las décadas de 1960 y 1970 se produce una agitación agraria en el noroeste
argentino (NEA). Su expresión más acabada, antes de la represión de mediados de la
década de 1970, sería la conformación de las Ligas Agrarias del Chaco, Corrientes y
Santa Fe, las Ligas Campesinas de Formosa y el Movimiento Agrario Misionero.
Originadas a partir del encuentro de las juventudes católicas y cooperativistas, se
consolidaron a partir de asumir la autonomía de la Iglesia y los partidos políticos, y de
la Federación Agraria.
Los objetivos y estrategias de las ligas eran muy variables de una provincia a otra. Sin
embargo parece existir acuerdo en señalar que, salvo en las ligas de Formosa y en el
incipiente activismo campesino pre-dictadura de Santiago del Estero (en torno aun del
Movimiento Rural de Acción Católica), los reclamos se centraban exclusivamente en el
precio de las cosechas de algodón, tabaco, yerba, etcétera. Estas disputas con los
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
acopiadores de la cadena agroindustrial, supondrían una base movilizada de colonos
propietarios de tierras. Sin embargo, no debiera esto negar la existencia, incluso en la
provincia del Chaco, del reclamo por tierra. Recientes trabajos de campo que hemos
realizado en las zonas de Napenay, Tres Isletas y Saenz Peña, donde las Ligas han
tenido importante presencia, nos brindaron evidencias nuevas (GEPCyD, 2008). En
entrevistas realizadas a ex dirigentes liguistas, y a integrantes de base de las LACH,
nos han señalado que el reclamo de tierras también estaba entre las consignas de la
organización, de hecho en estas zonas hubo ocupaciones de tierra en esa época.
Incluso en Misiones, donde se señala mayor presencia de colonos entre los sectores
movilizados, las reivindicaciones del MAM contenían la cuestión de la tierra.
“(…) surge también un primer petitorio en donde se intentaba ya conjugar las
reivindicaciones de los distintos tipos de colonos: fijación de precios con reajuste
para la yerba mate, pago de las remuneraciones atrasadas por parte del
mercado consignatario de yerba mate, prohibición de la importación de
productos cultivados en el país, facilidades para exportar tung y té, otorgamiento
de tierras a los campesinos pobres, todo esto dentro de un contexto de reclamos
a través de los cuales se posicionaban antagónicamente frente a las estructuras
monopólicas en la comercialización, industrialización, exportación e importación
de yerba mate y té y, en segundo término, frente a la posesión latifundista de la
tierra.” (Galafassi, 2008:4-5)
Evidentemente, los hijos de colonos requerían nuevas tierras, y además de
propietarios, al interior de las LACH había arrendatarios y familias con escasa cantidad
de tierra. Como sucede con la clase incomoda, si es problemático definir la agitación
de la Ligas (Chaco, Misiones, Corrientes) dentro de un campesinado revolucionario, no
es menos equívoco definirlas como un “movimiento populista agrario” bajo la
conducción de una pequeña burguesía rural de colonos (Bartolomé, 1982).
Conflictos de tierra durante la consolidación de la matriz mercado-céntrica:
Con la dictadura militar iniciada en la década de 1970, y luego con las políticas
económicas de la década de 1990, se inaugura y desarrolla un periodo en el cual los
agentes concentrados del mercado y actores del régimen político transfieren la
regulación en manos de los organismos públicos a la regulación en manos de las
empresas, sobre todo transnacionales. En este período emergen los conflictos de
tierra que analizaremos en el plano nacional, y luego en profundidad a partir de los
casos de las provincias de Chaco, Salta y Santiago del Estero.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Los conflictos de tierra más destacados en el periodo post-dictadura a la actualidad91, en Argentina: Región en conflicto: Principales organizaciones y
comunidades afectadas o involucradas La lucha por la tierra del campesinado santiagueño:
Movimiento Campesino de Santiago del Estero - MOCASE
La lucha por la tierra del pueblo Kolla de la alta cuenca del Río Bermejo:
Comunidades del pueblo Kolla, actualmente organizadas en el Qullamarka.
La lucha por la tierra de los pueblos originarios del chaco salteño:
Comunidades de los pueblos originarios Wichí, Chorote, Chulupí, Toba y Tapiete. Organizados en Lhaka Honhat, entre otras. Organizaciones de familias criollas y campesinas: OFC y APPCHS.
La lucha por la tierra de los guaraníes en Misiones:
Comunidades Mbyá-Guaraní, de Yryapú.
La lucha por la tierra de las mujeres chacareras de la región pampeana:
Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha - MML
La lucha por la tierra del campesinado del noroeste de Córdoba:
Movimiento Campesino de Córdoba - MCC
La lucha por la tierra del pueblo Mapuche en Chubut, Neuquén, Río Negro:
Consejo Asesor Indígena – CAI, Consejo de Comunidades Indígenas (CODECI), Comunidades Mapuche-Tehuelche agrupados en la 11 de Octubre, en Pu Weche Lafkenche, Comunidad Paicil Antrito, entre otras.
La lucha por la tierra de los pueblos originarios de Formosa:
Comunidades Toba Nam Qom (lote 68), Pilagá (Campo del Cielo y Kilómetro 30).
La lucha por la tierra de los productores familiares del cordón verde de Buenos Aires:
Asociación de Productores Parque Pereyra Iraola, Asociación de Productores de Florencio Varela, entre otros.
La lucha por la tierra de los trabajadores rurales del norte mendocino:
Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra - UST
La lucha por la tierra de los colonos y campesinos del este formoseño:
Colonias agrupadas en asociaciones de ferias francas y en el Movimiento Campesino de Formosa - MOCAFOR
La lucha por la tierra de los pueblos originarios de las yungas salteñas:
Comunidad Ava Guaraní de la Loma - Tabacal, Comunidad Kolla-Guaraní Río Blanco Banda Norte de Orán, Organización Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro),
La lucha por la tierra de los pueblos originarios del impenetrable chaqueño:
Comunidades del pueblo Wichí del Impenetrable.
La lucha por la tierra de los campesinos misioneros:
CCT, MOCAMI, PIP, UTR, OPFAL, MAM, OPPES, PUSALI, entre otras.
La lucha por la tierra de los campesinos indígenas y colonos del centro oeste chaqueño:
Unión de Campesinos Poriajhú, Union Campesina de Pampa del Indio, UNPEPROCH, UNPEPROCE, APPCH, entre otras.
La lucha por la tierra de los indígenas y criollos en la frontera agrícola salteña:
Comunidad Wichí “Eben Ezer (“Reserva Pizarro”: lotes fiscales 32 y 33), Puesteros de las Lajitas, entre otras.
La lucha por la tierra de las comunidades indígenas de la Quebrada de Humahuaca:
Comunidades del pueblo Kolla, Red Puna, entre otras.
91 Este listado no pretende ser exhaustivo de los conflictos de la dictadura a esta parte. Se mencionan los más significativos por: duración del conflicto, amplitud geográfica y poblacional, importancia organizativa.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
PARTE II
LA ACTUAL CONFLICTUALIDAD POR LA TIERRA EN ARGENTINA
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO V
La actual conflictualidad por la tierra en el nivel nacional
Estos últimos años se desenvolvió un ambiente de explosión de la actividad
agropecuaria principalmente de orientación exportadora; de disputa por la distribución
de la renta agraria entre el gobierno nacional y las “cuatro entidades del campo”,
organizaciones corporativas, que asumieron la representación del conjunto del
empresariado agrario; se creó una subsecretaria dependiente de la Secretaria de
Agricultura para ocuparse de la problemática de la agricultura familiar y el desarrollo
rural. Sin embargo, aunque invisibilizada y fuera de agenda, la conflictualidad por la
tierra sigue siendo una constante en nuestro país y ha agudizado sus niveles de
violencia estatal y privada.
Esta conflictualidad ya había sido analizada, pero dentro del registro de la “nueva
protesta social agraria en Argentina”, durante la década de 1990. En esos tiempos,
dos tipos de protesta crecían en importancia en el interior del país: los cortes de ruta
en pequeños poblados y la lucha por la tierra (Giarracca, 2002).
“A nuestro entender, la ‘novedad’ de la protesta reside, en primer lugar, en la
aparición o el fortalecimiento de las organizaciones que nuclean a pequeños y
medianos agricultores, campesinos, trabajadores rurales, pueblos indios. Es
decir, se trata de sectores subalternos muy castigados por las políticas
neoliberales. En segundo lugar aparece tal repertorio de acciones que permite
reservar la ‘marcha’ o ‘el paro agrario’ para ocasiones excepcionales y ubicar en
el espacio público acciones periódicas tales como ‘paros de remates de tierras
endeudadas’, ‘cortes de ruta’, ‘toma de explotaciones’, ‘toma de tierras’,
etcétera.” (Giarracca, 2002:16).
En la década actual se han multiplicado los conflictos de tierra, y las organizaciones
campesinas e indígenas han logrado darle visibilidad a la problemática, otorgándole
singularidad ante la opinión pública.
Aquí nos interesa analizar el estado actual de la conflictualidad por la tierra, según los
criterios con los cuales definimos nuestra unidad de análisis: Situaciones de Conflicto
Territorial Rural. Las hemos situado geográficamente, vimos la distribución de quienes
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
los protagonizan, que intenciones y recursos naturales están en juego, las formas de
acción que en ellos se desenvuelven, el tipo de marco legal o derechos apelados, y la
referencia a usos alternativos del espacio o al territorio. Este análisis nos permitió
delinear aspectos generales de la diferencia entre la conflictualidad campesina y la
indígena. Por otra parte, con el volumen de datos e interpretaciones sobre esta
conflictualidad, propusimos una tipología de conflictos de tierra en la actualidad del
país. Se trata de una tipología que rescata el contexto de gestación de los conflictos, la
condición de las tierras en disputa, la actitud de las poblaciones rurales en tanto
resistencia u ocupación, y la complejidad de todas aquellas situaciones en las cuales
no se disputa directamente una porción de tierra sino una forma de habitar el espacio.
El estado de la conflictualidad por tierras en Argentina: 2007-2008
Como vimos, en el marco de concentración y retracción de la estructura agraria, en
Argentina existe una legislación de tierras reparadora para indígenas (“reparación
histórica” a los pueblos originarios); y desde los movimientos sociales campesinos
existe una resignificación del escaso marco legal para permanecer en la tierra ante la
presión del agro-negocio. En la conjunción de estas situaciones se ha gestado un
ambiente en el cual los gobiernos no avanzan en el tema del acceso y distribución de
tierras, y de la democratización del control de los bienes naturales.
En tales condiciones, se observa que la conflictualidad por la tierra, durante el 2007 y
2008, se sigue expandiendo a partir de la resistencia campesina e indígena al despojo
de sus tierras, con una también creciente violencia rural y criminalización de
integrantes de organizaciones.
La geografía de la conflictualidad rural:
En Argentina se registraron 81 conflictos en espacios rurales ocurridos en 18
provincias92, de ellas cuatro dan cuenta del 60% de los casos de conflictos: Chaco
(15%), Neuquén (14%), y con la misma proporción Salta y Santiago del Estero (12%).
92 Además de no registrarse casos de conflictos de tierra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tampoco se registraron en Santa Cruz, San Luís, San Juan y Entre Ríos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Cuadro XV: Ubicación geográfica de lo conflictos en espacios rurales (2007-2008), según regiones, en porcentaje: NOA 33,3%
PATAGONIA 30,9%
NEA 24,7%
CENTRO 8,6%
CUYO 2,5%
Total: 81 casos 100%
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
En la distribución espacial de los conflictos se observa nítidamente tres aglomerados
con similar cantidad de conflictos: Región NEA (Noreste Argentino, provincias de
Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones), NOA (Noroeste Argentino, provincias de
Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca) y Región Patagónica
(Neuquén, Río Negro y Chubut). En los primeros se encuentran provincias con
presencia importante de poblaciones campesinas y una gran variedad de pueblos
originarios (principalmente, Kollas, Guaraníes, Tobas, Wichís y Pilagás), mientras que
en el segundo lo que existe básicamente es la presencia del pueblo Mapuche.
Mapa I: Distribución espacial de los conflictos de tierra en la República Argentina, durante los años 2007 y 2008:
*Cada punto es un conflicto en espacios rurales: se toma como referencia la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
unidad de análisis definida en el capitulo inicial.
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
El mapa expone cada uno de los conflictos en espacios rurales protagonizados por
poblaciones campesinas, indígenas o rurales en disputa por bienes naturales, durante
el año 2007 y 2008. En principio es notorio el recorte de los conflictos entre región
pampeana y región extra pampeana, o no pampeana. La conflictualidad en los
espacios rurales, que tiene como eje el control de los bienes naturales, se concentra
en las provincias extrapampeanas93; en aquellos lugares donde el campesinado y los
pueblos originarios habían podido permanecer, gracias a su lucha y resistencia, y
gracias también a que eran requeridos por cadenas agroindustriales reguladas por el
Estado, y orientadas mayormente al mercado interno. Lo que sucede es que estos
lugares, pasaron a ser objeto de una explotación agrícola equivalente de aquella
desarrollada en la región pampeana (con otros rindes y modus operandi para el
manejo y control de la tierra), sufriendo un proceso de pampeanización, y por ende a
ser de interés de los actores más concentrados del agro. El avance de la frontera
pampeana comprometió nuevas áreas, otrora marginales para el desarrollo del
capitalismo agrario, habitadas por comunidades campesinas e indígenas.
Sin embargo, no es menos importante para tener en cuenta, que las zonas de conflicto
son aquellas en las cuales las poblaciones campesinas y las indígenas están
organizadas. En un 86% de los conflictos registrados existe organización campesina o
indígena. O sea, la conflictualidad se desenvuelve en regiones con presencia de
comunidades campesinas e indígenas con algún nivel de organización. A partir de los
datos podríamos decir que en realidad el conflicto expresa la presencia o
conformación de colectivos, capaces de producir acciones y de buscar la visibilidad de
esas acciones (a través de la aparición pública en los medios de comunicación, la
gestión ante autoridades, entre otras formas).
Población rural involucrada:
Con respecto a la población rural involucrada en los conflictos, como vemos en el
cuadro, se observa la preeminencia de los indígenas, representan más del 50%. Por
93 Es significativo que si tuviéramos en cuenta los puntos geográficos involucrados en el reciente conflicto bautizado por los massmedia como campo vs. gobierno, que tuvo por objeto las retenciones a las exportaciones, la ubicación geográfica de los mismos estaría inversamente distribuida en relación a los conflictos por el territorio campesino e indígena, y la democratización del uso de los bienes naturales.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
otra parte, existen casos particulares en donde se registraron casos en la categoría
campesinos/indígenas, es decir, se trata de actores que asumen ambas identidades:
esto se explicaría en algunos casos, como en la Unión Campesina Indígena Mapuche,
porque existe una construcción política de la identidad que busca romper la dicotomía
campesino/indígena; en otros casos, como en Santiago del Estero el asumir ambas
identidades se explicaría parcialmente, como vimos, por el hecho de que en Argentina
existen familias campesinas que deciden recuperar sus raíces originarias y mediante
su reconocimiento como comunidades indígenas encuentran una vía para acceder a
tierras o conservar las que poseen, debido a que existe un marco jurídico para los
pueblos originarios y no así para los campesinos.
Grafico IV: Poblaciones rurales involucradas en los conflictos en espacios rurales en porcentajes:
6,2 7,4
32,1
54,3
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
Otros Campesinos Indigenas Campesinos Indigenas
*La categoría “otros” se refiere a todos aquellos casos en los cuales o bien la
información no precisa la identidad por autoadscripción, o bien se trata del
reconocimiento como vecino, o pobladores afectados, etcétera.
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
Aunque con la menor frecuencia, hacemos hincapié en los casos donde los
protagonistas se definen a si mismos como “campesinos indígenas” o como “indígenas
campesinos”, pues allí encontramos la expresión más clara de la potencia que tiene la
articulación de ambas identidades (más aún cuando se entronca con el problema
ecológico). Este es el caso de la comunidad campesino indígena de Puerta Grande, en
Santiago del Estero. Allí los pobladores enfrentan a las “guardias blancas” de los
inversores que quieren explotar económicamente la región, con el objetivo de
preservar “la identidad cultura y el medio ambiente en el único cordón boscoso que
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
atraviesa los departamentos Salavina, Atamisqui y Loreto y que mantiene el equilibrio
ecológico de la región” (comunicado MOCASE, 8/2003).
Bienes en disputa:
En el 50% de los casos de la base se observa que el bien en disputa es la tierra, en
tanto que los conflictos en torno a una multiplicidad de bienes (más de uno)
representan el 46%. Es decir, si bien es evidente la centralidad del problema de la
tierra en los conflictos que protagonizan las poblaciones rurales, también es
destacable que la lucha por la tierra se enmarca en una disputa más general por un
conjunto de distintos bienes naturales: agua, monte, subsuelo, y la vida en general
como un bien.
Grafico V: Tipo de bienes en disputa, en porcentajes.
1,2 2,5
45,750,6
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
Agua Monte MùltiplesBienes
Tierra
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
Incluso, es interesante tener en cuenta como va surgiendo en los conflictos concretos
un cuestionamiento más amplio al modelo de agro que presupone el despojo de tierras
de los campesinos e indígenas, el desmonte, o un tipo de uso del ambiente destructivo
de la vida. En la comunidad indígena Guaycurú, de Santiago del Estero, que lucha por
un predio de 400 hectáreas, amenazado por sembradíos de soja que rodean el monte
nativo, las familias organizadas en el Movimiento Nacional Campesino Indígena
manifestaron que el problema principal no era la falta de título sobre las tierras sino el
modelo agropecuario, origen de los demás problemas: desalojos, represión,
contaminación y degradación.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Formas de acción:
En Argentina las principales formas de las acciones se centran en las de resistencia o
permanencia en el lugar94 (26%), las interposiciones legales (22%) y las gestiones o
peticiones ante el Estado (21%). Sin embargo si observamos las acciones a la luz de
cada actor social vemos algunas variaciones. Si bien las poblaciones indígenas
mantienen la tendencia general operando a través de acciones legales casi con igual
importancia que a través de acciones directas, los campesinos en cambio priorizan las
acciones de resistencia sobre cualquier otra. Esto puede ser el resultado de la
existencia de marco jurídico para las comunidades indígenas que hace que éstas
combinen las dos estrategias.
Gráfico VI: Formas de la acción desarrollada por las poblaciones rurales en los conflictos en espacios rurales, en porcentajes.
25,7
4,3 4,3
20,9
5,9
21,9
8,0
0,5
8,6
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
resistencia ocupacionespaciopublico
ocupacionespacioprivado
peticiones /gestiones
ante estado
corte ruta accioneslegales
movilizacion escrache comunicadosante opinion
publica
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
También es importante tener en cuenta que generalmente, en este tipo de conflictos
en espacios rurales, la combinación en el tiempo de diferentes formas de acción es lo
más común. En más del 70% de los casos las poblaciones rurales involucradas
deciden combinar acciones: directas de resistencia, legales, de gestión, entre otras.
Por ejemplo, en el caso del conflicto de tierras en la zona de Embarcación, Salta, 58
94 Resistir en la posesión, en la propiedad, en el territorio, es la acción de permanencia y autodefensa (incluso como término jurídico) en el espacio propio.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
familias indígenas ocuparon en mayo de 2007 las tierras que dicen les pertenecen:
"Hemos tomado la decisión de recuperar un territorio que nos pertenece por derecho
ancestral y por preexistencia étnica" (entrevista a integrante de la comunidad, por
agencia copenoa, 3/5/2007). Sin embargo, dadas las condiciones políticas y jurídicas
existentes en nuestro país, esta misma comunidad se encuentra ahora en posición de
tener que resistir un posible desalojo por parte de la policía provincial.
No es menos cierto que en las condiciones del contexto argentino las organizaciones
campesinas e indígenas han generado un aprendizaje. O sea, se trata del desarrollo
de la capacidad de combinar formas de acción, en un amplio repertorio que oscila
entre acciones directas (de resistencia y ocupación), legales y de visibilización pública.
Esta variación en las estrategias para “conseguir la tierra”, es recogida por un informe
del PROINDER, elaborado por Chris Van Dam en 2006 (modificado en 2007). El
documento señala tres caminos distintos que son desandados por las organizaciones
y comunidades en la lucha por la tierra, concluyendo que “en general podemos decir
que aquellas estrategias que dieron resultados fueron aquellas donde se fueron
combinando los varios caminos, especialmente combinando la vía judicial y la vía
política”:
“En principio, existen tres caminos distintos:
- la vía administrativa, que es cuando una comunidad o un productor se presenta
ante un organismo del Estado, y le solicita mediante nota o trámite, que se le
reconozca el titulo de propiedad sobre sus tierras. Se da, por ejemplo, cuando
una comunidad indígena peticiona mediante nota que se le adjudique un lote
fiscal.
- la vía política es cuando la comunidad o el pequeño productor realizan una
acción para dar a conocer públicamente su reivindicación y presionar a las
autoridades. Tiene que ser de forma pacífica y enmarcada en la legalidad. La
idea es presionar los poderes políticos (ejecutivo, legislativo, judicial) para que
resuelvan los problemas, como por ejemplo cuando se quiere que el Congreso
vote una ley de expropiación a favor de alguna comunidad. Existen
innumerables ejemplos de acciones políticas que las comunidades indígenas y
campesinas han realizado para que se les reconozca sus tierras, desde el
famoso Malón de la Paz (ver los estudios de caso de Finca Santiago y Finca San
Andrés) en 1946, o la ocupación pacifica del puente binacional en Misión La Paz
por Lhaka Honhat, o las marchas del pueblo Kolla de San Andrés al Grand
Bourg, sólo para mencionar algunos casos en nuestra provincia. O cuando los
pueblos indígenas en 1994 acamparon durante meses en Santa Fe, cuando se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
redactaba la nueva Constitución, para asegurarse que incluyeran el que luego
fuera el inciso 17 del artículo 75; o la huelga de hambre reciente de los
indígenas en la casa de Gobierno del Chaco, o la reciente movilización de las
comunidades kollas en Jujuy.
- La vía judicial es cuando el pequeño productor o la comunidad, acompañado
de un abogado, se presenta ante un juez y presenta una demanda. Por ejemplo
para evitar un desalojo, o cuando algún intruso ha invadido sus tierras. En
general es el último recurso que tiene para que se les respete su derecho a la
tierra. También en el caso de la posesión veinteañal, se recurre a un juez (juicio
de usucapión) para que se le reconozca la propiedad de las tierras.”
(PROINDER, 2006:29).
Esta capacidad, incorporada en los mismos conflictos, significa un conocimiento de las
reglas del juego de una realidad rural muy particular. En ella, los jueces, raras veces
fallan a favor de “los pobres del campo”, y al contrario muchas veces están implicados
con intereses empresariales, las fuerzas de seguridad estatales y privadas operan
conjuntamente en desalojos y hostigamientos, y las denuncias de campesinos e
indígenas ente la justicia o la policía local no son registradas o parecen volverse contra
ellos mismos. Existen excepciones, como ocurrió con la comunidad de Cañada Larga,
en Córdoba. Allí 11 campesinos fueron denunciados por “daño calificado agravado por
delito en banda”, por haber desalambrado un “campo comunitario” que un empresario
de Buenos Aires había comprado sin previamente determinar si existían allí
poseedores con derechos adquiridos y anteriores en el tiempo. La justicia de Cruz del
Eje en este caso absolvió a los campesinos y sentenció al empresario a reconocer los
daños infringidos a las familias. En este caso, el Movimiento Campesino de Córdoba
(MCC) contó con la capacidad y los recursos para sostener la cohesión en la acción
directa de defensa de la posesión, y para afrontar la complejidad de una instancia
judicial.
Actores sociales en conflicto con poblaciones rurales:
Al interior de los conflictos se observa que en los enfrentamientos, los pobladores
rurales, disputan principalmente con empresas (41%). Luego, y en proporciones
similares, los conflictos enfrentan a las poblaciones rurales con terratenientes 95 (28%)
95 Utilizamos esta definición por dos motivos: en un sentido general es la categoría más referenciada por las poblaciones rurales cuando identifican una persona que quiere despojarlos; en segundo término porque se trata de personas físicas que tratan de adquirir la tenencia de grandes extensiones de tierra, presentando papeles o no. No quisimos referirnos a
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
y el Estado (25%). Cabe destacar la pequeña pero problemática presencia de
conflictos que enfrentan a poblaciones indígenas con familias criollas o con otros
actores (6%). Se trata de conflictos específicos y circunscriptos pero de gran
complejidad, en los cuales ha habido intentos de negociación en base al mutuo
reconocimiento de derechos, pero que en la práctica no han tenido resolución
consensuada.
Gráfico VII: Actores sociales con los cuales se dirime el conflicto, en porcentajes.
40,7
28,4
24,7
3,7 2,5
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
40,0
45,0
Empresa Terrateniente Estado Campesinos Universidad
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
Llama la atención entonces que el Estado aparezca con una frecuencia significativa en
relación con otros actores del campo involucrados en los conflictos con las
poblaciones rurales, siendo que debería mediar y velar por el bien común.
Evidentemente es común que el mismo Estado sea un litigante más en estos
enfrentamientos. Así sucede en Villa Tacul, donde la familia Tacul exige la
recuperación de las 625 hectáreas que Parques Nacionales se habría apropiado en
1938, y que en la actualidad conforman el Parque Municipal Llao-Llao. Para los
mapuches se trata de restablecer su derecho a la tierra: “Volvemos a hacer posesión
ancestral de nuestro territorio mapuche, haciendo uso de nuestros derechos
fundamentales” (entrevista a miembro de la familia Tacul, agencia anbariloche,
17/9/2007). La comuna en cambio considera que la ocupación es “ilegítima”. Si bien la
justicia dictó el sobreseimiento de los acusados al considerar que la ocupación del
propietarios pues ésta es justamente la condición (de dueño) que está en duda en los conflictos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
predio no constituye usurpación, la comuna insistirá con recuperar las tierras mediante
las acciones civiles iniciadas.
Otras veces el Estado no solo aparece en toda su complejidad de organismos y
procedimientos aparentemente contradictorios, sino que opera directamente en la
ilegalidad de acciones de despojo. Así lo denuncia la comunidad Mapuche Plácido
Puel, de Neuquén, cuando señala que el municipio hizo intervenir a sus empleados en
una “represión” realizada en sintonía con “un supuesto dueño” que pretendía talar uno
de los últimos lugares de la zona que aún tiene árboles nativos.
Otra evidencia del rol del Estado en estos conflictos, que pasa de velar por el bien
común a implicarse con los intereses particulares, se observa en la repetida situación
originaria de muchos de los conflictos de tierras en Argentina. Por lo general las tierras
que adquieren empresarios o reclama el Estado ya están ocupadas por familias
campesinas o comunidades indígenas, pero son consideradas “como si estuvieran
vacías”. Así ocurrió por ejemplo en la comunidad Mapuche Wentru Tahuel Leufu,
Cutral Co, Neuquén. Allí se denunció que “el gobierno de Neuquén entregó nuestras
tierras, como si estuvieran vacías, a la petrolera Piedra del Aguila SA” (entrevista a
Juan Carlos Curruhuinca, werken de la comunidad, Radio El Arka, agencia indymedia,
8/2007). La justicia falló a favor de la empresa petrolera, intimando a los mapuches a
despejar los caminos de acceso a los puntos de exploración hidrocarburífera, mientras
grupos armados del sindicato de petroleros irrumpían en la comunidad incendiando
viviendas con la complicidad de la policía.
Las intenciones en los conflictos:
Al analizar las intenciones que subyacen en los conflictos se destacan aquellas por
acceder a la tierra o por no ser desalojados de ella. En efecto, sumando ambas
categorías, que giran directamente en torno a la tenencia de la tierra, se observa que
es superior al 50%. Sin embargo, debe destacarse que la principal intención en juego
es por el cese de los desalojos de las tierras que se poseen.
Cuadro XVI: Intenciones que expresan las poblaciones rurales en los conflictos, en porcentajes. Contra desalojos 33,3
Por acceso a la tierra 18,9
Contra desmontes 16,7
Por acceso al agua 9,1
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Contra contaminación 7,6
Contra megaemprendimientos 6,1
Contra monocultivo 6,1
Contra criminalización 2,3
Total intenciones expresadas 100
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
Si posamos la mirada en los otros tipos de intenciones que surgen de la base de datos
se observa la importancia de la oposición a los desmontes. En un 17% de los
conflictos las poblaciones expresan este propósito. De todos modos las distintas
intenciones deben analizarse de modo conjunto. De hecho el objetivo de ir contra
desmontes, contra los monocultivos, y contra la contaminación, generalmente
aparecen combinadas. Esto lo podemos ver por ejemplo en el conflicto de Laguna
Baya, en Santiago del Estero, donde miembros de la comunidad campesina impidieron
que un equipo de siembra directa ingresara en unas tierras en disputa que el
empresario ya había desmontado y estaba fumigando. A su vez en este caso, la lucha
de los campesinos, según dicen, es contra la criminalización que sufren al defender su
modo de vida y su territorio. Aquí cuatro campesinos habían sido detenidos.
Las intenciones que expresan los campesinos y los indígenas se entroncan en la
visión política que las organizaciones han creado acerca de estar enfrentando un
modelo de agricultura como totalidad. Ésta parece ser la razón de que las intenciones
estén articuladas entre si en los discursos de los protagonistas. Como señalan las
familias campesinas del Paraje Las Rosas, ex ingenio Las Palmas, en Chaco: “Esta
tierra es nuestra, nosotros vamos a resistir hasta las últimas consecuencias (…). Si
esto se vendió, se vendió con la gente adentro (…). Esta tierra es muy linda, y la
expansión de la soja es la que nos está desalojando a todos” (entrevista a miembro de
la organización UNPEPROCH, por INCUPO, 14/9/2007).
Derecho invocado:
Las poblaciones rurales en los conflictos de tierra invocan una serie de derechos para
fundamentar sus acciones, sean legales o directas, o de otro tipo. Como se observa en
el cuadro que sigue, prima la invocación a la preexistencia al Estado argentino como
pueblo originario, en casi el 50% de los casos. Le sigue en importancia la
argumentación por derechos de posesión, en un 30%.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Gráfico VIII: Tipo de derecho invocado en los conflictos rurales, en porcentajes.
49,4
1,2
33,3
1,2
14,8PreexistenciaIndigena
DerechosHumanos
Posesorio
Colonizacion
s/d
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
Apelación a lo territorial:
En términos generales en el 71,6% de los conflictos registrados existe una apelación al
territorio o al uso del espacio, es decir, las poblaciones rurales involucradas en el
conflicto expresan abiertamente que esta en juego un problema de control sobre el
territorio o el espacio.
Gráfico IX: Apelación a forma alternativa de uso del espacio o referencia al territorio, en porcentajes.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
28,4
71,6
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
70,0
80,0
No Si
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
A su vez, es importante destacar que la apelación al territorio o al uso del espacio en
los conflictos varía en importancia para las dos principales categorías de la variable de
población rural. En efecto, la dimensión territorial de los conflictos está presente en
más del 73% de los casos donde están involucradas poblaciones indígenas, mientras
que cuando se trata de campesinos se observa que este valor baja al 58% de los
casos. Por otra parte, cuando se trata de poblaciones que se asumen como
campesinos-indígenas la referencia es asumida en un 67%, o bien cuando se trata de
pobladores o vecinos (otros), afectados sin ninguna de las otras adscripciones, la
referencia explícita al territorio o a formas alternativas de uso de los bienes naturales
alcanza el 80%.
Gráfico X: Apelación a forma alternativa de uso del espacio o referencia al territorio, según población rural, en porcentajes.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
80
73,5
66,7
57,7
20
26,5
33,3
42,3
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
otros indigenas campesinosindigenas
campesinos
Si hayapelacion aluso alternativode los recursosnaturalesNo hayapelacion aluso alternativode los recursosnaturales
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
En los relatos de los indígenas se habla de “recuperación del Territorio para reconstruir
espacios comunitarios autónomos”. Así lo manifestaron los mapuches desalojados por
la empresa Benetton en 2002, cuando en febrero de 2007 volvieron a ocupar las
tierras. Del mismo modo lo expresa la comunidad Guaraní de la Loma en conflicto con
el Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal SRL: “Ellos estaban profanando las
tumbas de nuestros hermanos enterrados en los cementerios de La Loma para borrar
nuestro pasado y nuestro derecho, el territorio, que nos pertenece desde tiempos
inmemoriales, en ellos se encuentran nuestros antepasados, nuestra historia, nuestra
cultura, nuestro sustento de vida, nuestra riqueza". El territorio tiene la
multidimensionalidad de elementos económicos, políticos y culturales. Se trata de la
lucha por la defensa de una cosmovisión plasmada en el espacio y en el tiempo. Lo
que varía es el nivel de soberanía y autonomía referida. Algunos pueblos originarios
pretenden el respeto de sus derechos sobre la totalidad de los recursos naturales,
mientras que otros poseen un cuestionamiento más profundo y buscan un
reconocimiento como nación más allá de la nación Argentina.
En el caso de los campesinos la apelación al territorio también es significativa y por lo
general va junto a la defensa del modo de vida campesino. Se trata quizás de la
percepción de que la vida campesina no es posible en contextos rurales donde la
agricultura empresarial e industrial rige los procesos productivos y de intercambio. El
territorio campesino podría expresar justamente el reconocimiento de que la vida
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
campesina no es posible en tanto estrategia familiar aislada, y que la comunidad
campesina para desenvolverse debe asumir el control de los procesos productivos, de
procesamiento y distribución. Como indican las familias del paraje rural La Libertad, en
el departamento de Ischilín, en el norte de Córdoba: “Nuestra lucha es seguir viviendo
en el campo, como nosotros queremos, produciendo como sabemos, manteniendo
nuestra identidad, nuestros símbolos y nuestros territorios” (declaración de la OCUNC,
agencia de noticias de la CTA, 17/12/2007).
Si observamos por otra parte en que tipo de conflictos predomina la apelación al
territorio o al uso del espacio, vemos que es en los enfrentamientos con el Estado
donde mayoritariamente (90% de los casos) se apela a la dimensión territorial desde
los campesinos, los indígenas o los pobladores afectados. Por su parte, cuando son
conflictos que involucran a empresas, se invoca lo territorial o espacial en un 70%.
Finalmente cuando se trata de propietarios individuales o supuestos dueños, ésta
dimensión esta presente en el 52% de los casos. Todo esto probablemente se
relacione con el hecho de que en Argentina, durante el 2007 y el 2008, han sido las
poblaciones indígenas, quienes más protagonizaron conflictos de tierras. Poblaciones
que justamente cuentan con un marco legal que reconoce sus derechos territoriales y
permite dirigir sus planteos al Estado.
En un sentido general se desprende, del cruce entre los datos estadísticos y el análisis
de la trama de casos, que la apelación a lo territorial no se derivaría de la existencia de
múltiples bienes en disputa, sino más bien de una concepción determinada acerca de
los vínculos con la naturaleza y del control político sobre esos bienes. Donde aparece
lo territorial la disputa en todo caso no es únicamente por el valor material de esos
bienes sino también por los sentidos construidos acerca de la forma de utilización de
los mismos, donde ciertos usos (los de las empresas en el marco de la dinámica del
agronegocio) serían incompatibles con determinadas formas de habitar o usar esos
espacios (los de los campesinos o indígenas). El tema del entorno o el ambiente es
remarcado, en los casos registrados en la base, a través de la importancia de la
variable “apelación a otras forma de uso del ambiente”, y en los relatos, charlas y
entrevistas en la afirmación de cómo se ha ido dando esa transposición de los límites
de la parcela de tierra, es decir, el pasaje de lucha por la tierra a la lucha por el
territorio. Y este pasaje para ser comprendido necesita ser enmarcado en un proceso
histórico, que para los pueblos originarios ha significado la lucha de pasar del
reconocimiento identitario a la soberanía plena de sus tierras ancestrales, y que para
los campesinos, se refiere a que su reproducción como sujetos sociales no es posible
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
en el control de un “lote”, sino que cada vez es más necesario tener una visión
panorámica de lo qué y quiénes rodean a la comunidad. En los conflictos se hace
nítido que en la base del antagonismo no existe apenas una cuestión de escala
productiva (pequeño productor versus gran productor) sino que se trata de una
diferencia ontológica. Los actores con los que el campesinado y los pueblos originarios
se han enfrentado históricamente han cambiado. Ahora hay expresa claridad en que
aquello que se enfrenta es el agronegocio, y que entre este y el campesinado o los
pueblos originarios no es posible encontrar un denominador común. Se contraponen
tanto en la lógica y la racionalidad entorno a la producción, como en la relación con la
naturaleza. La apelación a lo territorial en los conflictos da cuenta de un proceso que
permite ver las transformaciones que ha habido en las dinámicas de reproducción
como sujetos sociales de campesinos e indígenas, en donde el acceso a la tierra no es
un fin en sí mismo, sino más bien el inicio o piedra angular de un nuevo horizonte, el
de la realización campesina y de los pueblos originarios. La defensa, conquista o
recuperación de la tierra es la condición sine qua non a partir de la cual se inicia un
camino que conforma una tríada vital junto al “territorio” y la “vida digna”.
Síntesis de la conflictualidad actual:
Sintetizando… aunque parezca un paradoja, frente a la creencia que indicaba que en
este país no había más campesinos y menos indígenas, lo cierto es que la
conflictualidad por la tierra no sólo es amplia geográficamente y compleja en su trama
política, sino que en el 2007 y 2008 esta liderada por los pueblos originarios. No
olvidemos que estos son los únicos que tienen un status específico para el acceso a la
tierra, y cuya distinción con el campesinado no es del todo nítida (aquí aparecen casos
donde se fusionan lo campesino y lo indígena). A su vez encontramos una alta
referencia a lo territorial o espacial, probablemente a raíz de lo anterior. Otro rasgo
distintivo de esta conflictualidad en el país es la importancia que tienen las acciones de
resistencia y a su vez las intenciones contra desalojos, que expresan el enfrentamiento
ante el vigor con el cual avanza el agronegocio sobre las regiones con población
campesina e indígena. Es probable que esto explique en parte el enfrentamiento con
el Estado y las empresas. Con el Estado porque las comunidades campesinas exigen
normativa apropiada y control sobre la expansión desenfrenada del modelo de
agricultura industrial (por ejemplo: creando “reservas” campesinas); y los pueblos
originarios que centran su acción contra el Estado para que cumpla con el
reconocimiento de los derechos consuetudinarios. Con las empresas y los
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
terratenientes pues se entabla el frontal choque por definir el control del espacio y el
manejo de los recursos.
La conflictualidad por la tierra que involucra campesinos
Muestra procesos crecientes de resistencia campesina al despojo de sus tierras, con una también creciente violencia rural y criminalización de campesinos, en el marco del avance de la frontera agropecuaria operado por el agronegocio, respaldado explícitamente por un gobierno dependiente de las divisas proporcionadas por las exportaciones agrícolas y agroindustriales.
La conflictualidad por la tierra que involucra indígenas
Las comunidades y organizaciones indígenas, con mayor frecuencia, se presentan en los conflictos a partir de identidades agregadas como “pueblos indígenas” o “pueblos originarios”, o directamente con la auto-nominación: “pueblo Mapuche”, o bien solamente como Wichí, Kolla, Mocoví, Qom, etcétera. Los reclamos indígenas crecen en cantidad y sus organizaciones adquieren mayor visibilidad. En algunas provincias son reprimidos duramente (Río Negro), y en otras participan del Estado (Chaco), o ambas cosas (Salta). En sus reclamos emerge con claridad la apelación al territorio, a la “recuperación” del territorio, e incluso están postulando la autodeterminación territorial y el Estado Plurinacional.
Luces y sombras de la relación campesino/indígena en la conflictualidad por la tierra
Por un lado, existen casos de conflictos donde la disputa es entre familias de criollos u organizaciones campesinas y comunidades indígenas, o bien el conflicto es con un enemigo común (empresa o propietario, o el Estado) pero las familias campesinas y las comunidades indígenas no logran coordinar acciones. Por otro lado, existe un número creciente de casos en los cuales comunidades campesinas asumen también identidades de pueblos originarios, o bien de organizaciones que pivotean entre lo campesino y lo indígena sin contradicción96.
Elementos para una tipología de la conflictualidad por la tierra en Argentina:
La conflictualidad por la tierra presenta elementos que permiten la construcción de
tipos, abstracciones de los casos en base a generalizaciones. Destacamos estos
elementos y ofrecemos una propuesta de tipología de la actual conflictualidad por la
tierra en Argentina.
- El desalojo se instala como la principal amenaza a las comunidades campesinas e
indígenas del país, y como la puesta en evidencia del no cumplimiento de sus
derechos.
96 Como ya referimos: algunos ejemplos son la Unión Campesina de Pampa del Indio, Chaco, o la Unión Campesina Indígena, Santiago del Estero.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- La respuesta principal de las familias campesinas organizadas y las comunidades
indígenas es la resistencia en defensa de su forma de vida: resistencia y modo de
vida como elecciones colectiva se presentan estrechamente vinculados.
- Tanto en las acciones realizadas en los espacios en disputa propiamente, como en
los espacios públicos del Estado-Nación, existen articulaciones entre
organizaciones indígenas de distintos Pueblos Originarios, entre organizaciones
campesinas y de desocupados urbanos, y de vecinos o pobladores.
- Más allá de los debates en torno de la categoría campesino lo cierto es que las
organizaciones apelan a la noción tanto en el nombre mismo que portan (ejemplo:
MOCASE o MCC), como en los comunicados que lanzan (ejemplo: los campesinos
de Pozo Azul, Misiones). Es evidente en los conflictitos, la autoadscripción, la
recuperación de lo campesino como identidad colectiva, como “nosotros” en el
espacio público.
- Existe un entrecruzamiento de conflictos que devienen de situaciones diversas:
o Por un lado, existen luchas históricas por la tierra, sostenidas sobre todo
por los Pueblos Mapuche y Kolla (entre otros pueblos originarios); por lo
general son conflictos muy antiguos o nuevos procesos que se montan
sobre disputas anteriores (caso de las comunidades de Finca Santiago,
Finca San Andrés, o de las comunidades Mapuche en litigio con Benetton,
etcétera).
o A su vez, debido al reciente avance de la frontera agropecuaria
(desmontes, agricultura, ganadería, emprendimientos turísticos, etcétera)
se desplaza a las comunidades campesinas o indígenas asentadas en
áreas anteriormente marginales para el capitalismo agrario argentino.
o Finalmente, se encuentran los conflictos protagonizados por los
productores pampéanos que están siendo desplazados del modelo
agropecuario que el proyecto de globalización neoliberal impone.
- Siendo que en general las respuestas que reciben las organizaciones campesinas
e indígenas por parte de las autoridades son la represión, encarcelamiento,
desalojos violentos, etcétera; contrasta que las formas de acción más comunes se
inscriban dentro del marco institucional: acciones legales, petitorios, protestas u
ocupaciones simbólicas de espacios públicos, etcétera; Solo en escasas
oportunidades, y en general como respuesta a la reiterada desatención por parte
de las autoridades, las organizaciones realizan acciones directas: roturas de
alambrados o portones, destrucción de maquinaria, denegación de paso, retención
de funcionarios por ocupación de edificios públicos, etcétera.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- En los procedimientos de gran parte de los casos de desalojo se destaca la
complicidad entre los funcionarios de justicia (jueces y fiscales), las fuerzas de
seguridad, y los empresarios o “terratenientes”.
- El “avance de la frontera agropecuaria” sobre tierras ocupadas por comunidades
campesinas se efectúa en el marco de la connivencia entre poder político local
(provincial y municipal) e interese económicos: venta especulativa de tierras
fiscales a empresarios a valores que no son de mercado, sin tener en cuenta que
las tierras están habitadas por campesinos o indígenas, o que deban ser
destinadas para cumplir la función social.
- Los procedimientos de desalojo en muchos casos se realizan en base a acciones
violentas, y cargados de irregularidades: ausencia de órdenes judiciales;
disociación entre el contenido concreto de las órdenes judiciales y las acciones de
las fuerzas de seguridad; desconocimiento absoluto por parte de la justicia de los
derechos -reconocidos a nivel constitucional e internacional- que asisten a
poblaciones campesinas y Pueblos Originarios; priorización del derecho de
propiedad privada sobre el derecho a la vida o el derecho al trabajo; utilización de
documentación “sospechosa” (boletos de compra venta vencidos, títulos de
dudoso origen, remates de tierras sin notificación de los habitantes, notificaciones
utilizadas como ordenes de desalojo, etcétera) para acusar a los campesinos de
“usurpación” y fundamentar el desalojo de las tierras.
- A todos estos conflictos por el control o la propiedad de la tierra y el territorio, que
se desenvuelven en escenarios de remates, desalojos, arrinconamiento de
comunidades rurales, se suma en la última etapa un nuevo conflicto, largamente
anunciado: la lucha por el control de la semilla. Mientras que en Argentina fueron
los grupos y organizaciones de campesinos, de indígenas, de ambientalistas, de
académicos, etcétera, quienes en primer lugar denunciaron el riesgo que
comportan las semillas transgénicas; son ahora los “pequeños y medianos
productores” quienes, al verse directamente afectados, manifiestan el perjuicio que
sufren con este modelo productivo. Diversos sectores ya alertaban
tempranamente, sobre los problemas que traería para la soberanía alimentaria de
la población, el hecho de dejar en manos de grandes multinacionales el control de
la semilla. Sin embrago, ha sido en el año 2005 cuando la organización
representativa de “pequeños y medianos productores” (FAA) decide enfrentar
públicamente a la multinacional Monsanto en relación con los derechos de
propiedad sobre la semilla. Esto sucedió cuando, ya avanzada la difusión de las
semillas transgénicas en el mercado, la empresa decidió empezar a cobrar
royalties por la reproducción de las semillas que ahora se habían transformado en
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
portadoras de tecnología patentada. En abril, el presidente de la Federación
Agraria Argentina viajó a Europa para denunciar a Monsanto por representar un
peligro para los agricultores que pueden transformarse en "arrendatarios de
semillas", en el marco de “la privatización de los recursos genéticos vía el
patentamiento de vegetales”. El titular de la FAA, Eduardo Buzzi, a lo largo de una
semana, estuvo en Munich, Alemania, y en Roma, Italia, invitado por Greenpeace
Argentina. El objetivo central fue realizar una presentación sobre la ilegalidad y los
perjuicios que ocasionará a los agricultores y a sus derechos la ofensiva actual de
Monsanto Company, que amenaza con embargos sobre los embarques de granos
de soja Argentina, de harina de soja y otros productos derivados que contengan el
gen Roundup Ready (RR) pretendiendo un resarcimiento de 15 dólares por
tonelada, sustentando todo ello en un presunto derecho de propiedad que poseería
en otros países (comunicado de FAA, Rosario 29/3/2005). La organización gremial
y la organización ambientalista confluyeron para estas acciones de “combate al
patentamiento de semillas” en el hecho de que “ambas entidades comparten la
posición de no permitir que se afecte el derecho a uso propio de semillas por parte
de los agricultores que quedaría lesionado si se permite a Monsanto cobrar
regalías por la soja transgénica” (comunicado de Greenpeace, 31/3/2005).
Tipología de conflictos de tierra en Argentina97: 1. Conflictos de base antigua; 2. Conflictos de base nueva, en tierras fiscales; 3. Conflictos de base nueva, en tierras privadas o (no fiscales)98; 4. Conflictos por ocupación o recuperación reciente; 5. Conflictos por distribución.
Tipo de conflicto Característica del tipo de conflicto Tipo de derecho
invocado
Conflictos de base antigua
Aquellos que se dan entre, pobladores (puesteros criollos o indígenas) despojados históricamente y convertidos por la fuerza en arrendatarios u ocupantes que pasan a cuestionar la legitimidad de esa relación y a quienes detentan la propiedad, y por lo general grandes propietarios (familias o empresas), o bien el Estado que no reconoce (o demora el reconocimiento) de las tierras ocupadas ancestralmente.
Aquí se invocan por lo general los derechos indígenas (preexistencia).
Ejemplos: las comunidades de Finca Santiago, Salta; las comunidades de Tonono, Salta; las familias campesinas-indígenas de Pampa del Indio; comunidad Diaguita Kalchakí El Rincón; comunidad Wichí El Sauzalito, Chaco; entre otros.
97 Como toda topología fuerza los casos particulares. Es probable que haya conflictos de tierra que puedan ser ubicados en más de un tipo de conflicto, o conflictos que contengan características combinadas de uno u otro tipo. 98 Consideramos que la noción de tierras privadas tiene una carga, que puede no esclarecer algunos casos, en los cuales no se trata de tierras fiscales, pero que a la vez no pueden suponerse tierras privadas. En verdad son tierras no privadas y no fiscales. Se trata de espacios que históricamente han sido habitados como espacios públicos no estatales. Espacios que pueden estar catastrados a nombre de personas físicas o jurídicas, o pueden conformar lo que el censo agropecuario llama “unidades mayores” no fiscales: tierras comunales, campo abierto, etcétera. Ante la falta de una mejor opción, a situaciones que involucran tierras no-fiscales entraran dentro de tierras privadas, y tierras no-privadas entraran dentro de fiscales. En realidad este gris, es lo más cercano a la tierra campesina propiamente dicha.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Conflictos de base nueva, en tierras fiscales
Son aquellos que surgen cuando empresas pretenden apropiarse (mediante compra al Estado o usurpación) o explotar recursos naturales (suelo, subsuelo, agua, fauna, flora) de tierras fiscales, y son enfrentados por las poblaciones que allí habitan.
Aquí se invoca tanto a derechos de posesión como a derechos indígenas.
Ejemplos: familias criollas de “Reserva Pizarro”, Salta; comunidad Cuña Muerta, Salta; familias de puesteros de Salta Forestal, Salta; familias baquineras, Chaco; entre otros.
Conflictos de base nueva, en tierras privadas (o no fiscales) 99
Son aquellos que surgen cuando un propietario sin posesión o un supuesto propietario que aparece, quiere desalojar a los pobladores (familias o comunidades, campesinas, criollas o indígenas) que habitan, sin que haya habido trato anterior al conflicto.
Aquí se invoca tanto a derechos de posesión como a derechos indígenas.
Ejemplos: comunidad campesina Fortín Unión, Santiago del Estero; comunidades y pueblos del Ceibal, Santiago del Estero; familias del paraje la Unión, Güemes, Chaco; entre otros.
Conflictos por ocupación o recuperación reciente
Son aquellos que nacen con el acto de apropiación o recuperación de tierra por parte de familias o comunidades sin tierras (campesinos o indígenas), y son enfrentados por el Estado, o por propietarios que no ejercían la posesión, o supuestos propietarios que aparecen.
Aquí se invoca por lo general leyes provinciales de colonización, o marco legales sobre posesión específicos de cada provincia, o derechos indígenas sobre el territorio en sentido genérico.
Ejemplos: familias de la Pozo Azul, Misiones; comunidades Wichí (Honat Le Les) rururbanas de embarcación, Salta; familias Poriahju de Pampa Napenay, Chaco; familias paraje Las Rosas, La Leonesa, Chaco; entre otros.
Conflictos por distribución
Son aquellos en los cuales una empresa o el Estado no disputan la propiedad, o la tenencia, de la tierra, sino la forma de uso de los recursos naturales (apropiación del agua, de la flora nativa, o de riquezas del subsuelo), frente a los pobladores que pueden incluso poseer títulos.
Aquí se invoca tanto a derechos indígenas como de propiedad.
Ejemplos: Comunidades de San José y San Antonio de Animaná, Salta; comunidad Lapacho Mocho, Salta; comunidad Tonocoté Pozo Mosoj, Santiago del Estero; entre otros.
Si distribuimos la base de casos de conflictos de tierra según esta tipología,
obtenemos una distribución en la cual priman los conflictos de base nueva en tierras
no fiscales (privadas o según la variedad de tierras clasificadas dentro de situaciones
problemáticas de tenencia) (33%), protagonizados en mayor medida por familias y
comunidades campesinas frente a empresarios. Le siguen en importancia (25%)
conflictos de largo arrastre, protagonizados mayormente por comunidades indígenas.
En tercer lugar (21%) se encuentran conflictos que no tienen la tenencia de la tierra
como eje, sino que se disputa el control de los recursos naturales en general, así como
el arrinconamiento: desde el cierre de pasos al secado de humedales, o el desmonte
en áreas determinadas. No es menor tampoco la importancia de las ocupaciones de 99 Consideramos que la noción de tierras privadas tiene una carga, que puede no esclarecer algunos casos, en los cuales no se trata de tierras fiscales, pero que a la vez no pueden suponerse tierras privadas. En verdad son tierras no privadas y no fiscales. Se trata de espacios que históricamente han sido habitados como espacios públicos no estatales. Espacios que pueden estar catastrados a nombre de personas físicas o jurídicas, o pueden conformar lo que el censo agropecuario llama “unidades mayores” no fiscales: tierras comunales, campo abierto, etcétera. Ante la falta de una mejor opción, a situaciones que involucran tierras no-fiscales entraran dentro de tierras privadas, y tierras no-privadas entraran dentro de fiscales. En realidad este gris, es lo más cercano a la tierra campesina propiamente dicha.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tierra, que superan el 10%. Por último, conflictos nuevos en tierras fiscales ascienden
al 7%.
Gráfico XI: Conflictos de tierra en Argentina durante 2007-2008, según tipología:
24,7
7,4
33,3
13,6
21,0
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
De baseantigua
De base nueva(tierras
fiscales)
De base nueva(tierras nofiscales)
Ocupacion detierra
Pordistribucion y
uso RRNN
Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO VI Recampesinización e indigenización del chaco: colonos, aborígenes y pequeños
productores
En este capítulo analizamos el caso de la conflictualidad por la tierra en Chaco. En
primer lugar, introducimos brevemente algunos ejes de la historia agraria de la
provincia y elementos del presente provincial, ineludibles para analizar el problema de
la tierra. Luego, analizamos las fases históricas recientes y la geografía de la
conflictualidad por la tierra. Finalmente, recuperamos algunas claves de análisis a
modo de interpretación de la conflictualidad provincial.
En primer lugar, tengamos en cuenta que el Chaco es una de las provincias argentinas
más jóvenes. Declarada provincia el 8 de agosto de 1951 (ley Nº 14.037), llamándose
inicialmente Presidente Perón. Con el golpe cívico-militar de 1955, el nombre sería
cambiado por decreto-ley Nº 4.145, adquiriendo el nombre actual. Coincidente con el
nacimiento como provincia, se produce a mediados de los años de 1950 la expansión
del cultivo del algodón que, no obstante, ya tenía presencia en la región100. Este
proceso contribuyó a la creación de nuevas colonias, con inmigración europea de la
posguerra, que se sumaron a las ya existentes.
La conformación tardía del Chaco como provincia, ha hecho que ésta contara con
cientos de miles de hectáreas de tierras fiscales. Es por ello que se han debido normar
los procedimientos de adjudicación. La Constitución de la Provincia del Chaco (y la ley
provincial Nº 2.913 que regula el régimen de las tierras fiscales del Chaco), establece
el modo en que debe adjudicarse la tierra pública: el régimen de división o
adjudicación estará sujeto a planes de colonización (artículo 42), según: La
distribución por unidades económicas de tipo familiar, de acuerdo con su calidad y
destino; la explotación directa y racional por el adjudicatario; la entrega y adjudicación
preferencial a los aborígenes, ocupantes, pequeños productores y su descendencia,
grupos de organización cooperativa y entidades intermedias sin fines de lucro. Es
importante retener el espíritu de esta normativa, para entender las controversias, que
en los años de la década de 1990 y 2000, se generarían en torno de la efectiva política
100 “El futuro que enfrentaba la industria algodonera argentina hacia fines de 1920 era deprimente. Durante las décadas siguientes, los sostenidos esfuerzos estatales, particularmente los de la Junta Nacional del Algodón, reafirmaban los análisis de los numerosos especialistas extranjeros quienes habían resumido las condiciones de la producción algodonera argentina en años previos. Los elevados precios de exportación por sí solos no podían convertir al Chaco en el reino del algodón. Ni siquiera la intervención estatal en su industria podía asegurar su futuro. Hacia 1950, continuaba siendo un hecho que los pequeños productores de algodón enfrentaran una vida más que precaria. El experimento había terminado y los jóvenes ya no tenían motivo alguno para marchar al norte.” (Guy, 2000:14).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
fundiaria que se desarrolló en la provincia101. Sobre el objetivo de estas disposiciones,
un directivo de ENDEPA expresa: “Si analizamos lo que sobre la cuestión de la tierra
pública dice nuestra Constitución, tanto en la de 1957 como en la recientemente
reformada de 1994, se observa que establece clara y expresamente que la tierra
pública debe tener una finalidad social y que serán beneficiarios de la misma los
aborígenes, los pequeños productores y sus hijos, los peones rurales y ocupantes, las
cooperativas y entidades intermedias sin fines de lucro. También deja claramente
expresado que el adjudicatario de esta tierra fiscal debe ser quien realice su
explotación, en forma directa y racional. No conforme con ello, a renglón seguido, la
Constitución chaqueña establece que no podrán ser adjudicatarios directos o
indirectos las sociedades mercantiles, cualquiera sea su forma o naturaleza y las
instituciones de carácter religioso y militar.” (Bournissen, 2006:1).
El órgano creado mediante la ley Nº 1.094 de 1972, para administrar la tierra pública
provincial, es el Instituto de Colonización: con competencia exclusiva en todo lo
atinente a la administración y colonización de las tierras fiscales y de las privadas que
por cualquier tipo se incorporen al dominio del Estado Provincial102.
La disponibilidad de tierra pública tiene como contracara histórica el despojo de las
tierras indígenas. Se trata de dos procesos que fueron a la par, y que aún explican una
parte importante de los conflictos de tierras de la provincia.
Aunque invisibilizado y no atendido, el asunto aborigen, nunca estuvo fuera de la
agenda pública del Chaco. Diez años después de elegido el primer gobernador de la
provincia, se crea el Instituto del Aborigen Chaqueño (IDACH) 103. En el año 2000 se
crea el Registro especial de comunidades y organizaciones indígenas (Ley Nº 4.804).
La institucionalización de la cuestión aborigen en el Chaco, ha generado
contradictorios procesos, al interior de las comunidades, y en la definición de las
101 El incumplimiento de los criterios sobre exclusión de entidades con fines de lucro sería uno de los motivos del cuestionamiento a las adjudicaciones de tierras fiscales realizadas por el Instituto de Colonización durante los años de 1990 y 2000. De igual modo, se habría violado el artículo 30 de la ley provincial, en el cual se dicta que los derechos emergentes del convenio de adjudicación no pueden ser transferidos por un lapso mínimo de 10 años a partir de la fecha de vigencia del convenio, salvo razones sociales o económicas, o por una mejor técnica de explotación (Mariotti, 2008). 102 En la actualidad es la ley Nº 2.913, con sus decretos reglamentarios 737/84, 705/89, 1948/93, 653/97, quienes rigen en materia de Tierra Fiscal Rural (Mariotti, 2008). El Instituto de Colonización es un órgano autárquico que mantiene sus relaciones con el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de la Producción. 103 Por decreto-ley Nº 1.216/63, sancionada el 28 de mayo de 1963, se crea el Instituto del Aborigen Chaqueño, como ente autárquico, con jurisdicción y capacidad para actuar pública y privadamente, aunque podrá ser intervenido por el poder ejecutivo, dando cuenta de inmediato al poder legislativo. Luego, el 14 de mayo de 1986, se sancionaría la ley provincial Nº 3.258 para la reglamentación del organismo. Más tarde, el 4 de septiembre de 2002, la ley Nº 5.089 modificaría los artículos 3 y 29 de la ley Nº 3.258 sobre la creación del Instituto del Aborigen Chaqueño (IDACH).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
estrategias de lucha por la recuperación de las tierras y los territorios. Deben
destacarse sobre este punto que: a) existe una tensión permanente entre las
comunidades y la construcción de la representación aborigen ante el Estado (en la
figura del IDACH); b) se ha naturalizado oficialmente que en el Chaco existen
solamente tres etnias aborígenes (Mocoví, Qom, Wichí), c) la política partidaria ha
permeado las organizaciones y comunidades indígenas, transfiriendo disputas
partidarias a las relaciones entre comunidades o entre dirigentes indígenas; d) el
cumplimiento de derechos por parte del Estado se ha vinculado con el reconocimiento
legal por parte de la administración provincial (vía tramite de personería jurídica)104.
Otro elemento a tener en cuenta para analizar el contexto de las luchas por la tierra en
el Chaco, es la centralidad de la agricultura en la provincia. El cultivo del algodón ha
sido visto como “el gran dinamizador de la economía chaqueña” (Valenzuela, 2005).
Significa a su vez un dispositivo de identificación de la población de la provincia, pues
de algún modo la mayoría de las personas se ha visto involucrada en la cadena
algodonera, y de hecho su crisis ha afectado a la sociedad en su conjunto. También es
verdad que el algodón no ha tenido para todos el mismo sentido. Para quienes
trabajan la tierra, este cultivo no ha sido solamente una actividad económica, sino que
llegó a conformar un corpus de saberes y procedimientos de aprendizaje, manejos
tecnológicos, ritmos de vida cotidianos, ordenamiento del ciclo anual, una organización
especifica de las actividades familiares, celebraciones y fiestas, etcétera. Aun hoy,
quienes se reconocen como colonos, agricultores o campesinos, ante la pregunta
sobre el significado del algodón, definen este cultivo como parte de sus vidas, y
encuentran en esta cultura un elemento que caracteriza su relación con la tierra.
Incluso, el activismo agrario chaqueño de las décadas de 1960 y 1970, se desenvolvió
inicialmente alrededor de la problemática del algodón y tuvo su espacialidad
geográfica en la región algodonera.
Las recurrentes crisis del algodón se agravaron en los años de 1990, con la
desregulación y las políticas de apertura macroeconómicas. En este período, cuajaron
los distintos acontecimientos que venían desestructurando la matriz algodonera
sostenida por el Estado, en la cual convergían actores concentrados y productores
familiares. Esta transformación del agro trajo en un primer momento un auge de la
producción algodonera, para luego desbarrancarse en la sustitución que implicó la
104 Con la Ley 4804 se crea, el 1 de Noviembre de 2000 (Boletín Oficial, 27 de Noviembre de 2000), el registro especial de comunidades y organizaciones indígenas. En su Articulo 1º se señala: “Créase el Registro Especial de Comunidades y Organizaciones Indígenas, de conformidad con lo establecido por el artículo 37, inciso d) de la Constitución Provincial 1957-1994, el que funcionará en el ámbito del Instituto del Aborigen Chaqueño.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
instalación de la matriz sojera. Para algunos autores esta transformación es
interpretada como un proceso de desterritorialización y reterritorialización de la
provincia105.
“La reconversión productiva implicó el abandono casi total del algodón, forzó la
expansión de la frontera agrícola hacia áreas no tradicionales (extremo sudoeste
y oeste provincial) con procesos de desmonte acelerado y arrendamientos
temporarios y generó una mayor concentración y polarización de la actividad,
con una creciente marginación y exclusión de las fracciones más
desfavorecidas. (…) En el caso del Chaco, los procesos reseñados pueden
traducirse y sintetizarse en la desarticulación definitiva de una lógica territorial y
social previa nacida en la década del ´20, dando paso a una nueva lógica que
implicó tanto la creciente concentración y polarización de la actividad agrícola
como la marginación social y expulsión del sistema productivo de los pequeños
agricultores.” (Valenzuela, 2005:3-22).
En esta línea, los trabajos del Grupo de Estudios sobre Ecología Política,
Comunidades y Derechos, agregan que la reterritorialización producida, como
consecuencia de la expansión del monocultivo de soja transgénica, está signada por la
inhibición de otras actividades rurales. Se trataría de una territorialidad excluyente, ya
que es incompatible con la reproducción de los modos de vida de las colonias
agrícolas y las comunidades indígenas (GEPCyD, 2008).
Las transformaciones señaladas se expresan, en las reorientaciones productivas, en la
desaparición de explotaciones agropecuarias y la concentración de la tierra106. “Según
el Censo Nacional Agropecuario de 2002 la provincia del Chaco posee 16.898
105 El reemplazo de una lógica productiva que sustentó la organización económica y social provincial durante más de cuatro décadas por otra que privilegió la eficiencia, la simpleza, los menores costos comparativos y la comercialización garantizada de los nuevos paquetes tecnológicos, suscitó conflictos y reacciones diferenciales en el sector según la vulnerabilidad selectiva de los agricultores chaqueños, diferenciados en grandes y pequeños. Los primeros, (un 6% del total) poseían en 1992 entre 100 y 500 hectáreas y los pequeños, representaban el 93% restante, constituyendo el grupo de mayor vulnerabilidad. (Censo para el Subsidio Algodonero. 1992. Centro de Documentación e Información, Ministerio de la Producción. Provincia del Chaco ). 106 “Osvaldo Lovey es interventor del Instituto de Colonización del Chaco y reconocido referente de las Ligas Agrarias de los `70. ‘El Chaco tiene 12.000 pequeños productores con menos de 50 hectáreas; 2000 medianos productores con entre 100 a 300 hectáreas, pero 5 por ciento de los productores tienen 40 por ciento de las tierras’. Los pequeños y medianos productores generan otro problema porque tienen un alto endeudamiento con Nación y no tienen acceso a los créditos. Por eso están divididos en dos, dice Lovey: o trabajan la tierra pero se endeudan con los acopiadores de cereal que son los que les venden los agroquímicos financiándoles la cosecha a precios poco rentables, o las arriendan a los productores de soja.” (diario Pagina 12, nota “A vanza una causa sobre la venta de lotes fiscales en el Chaco”, 1/7/2008).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
explotaciones agropecuarias (EAP’s) lo que significa una merma del orden del 21% en
comparación de las 21.284 EAP’s registradas por el CNA 1988. (…) En efecto, la
importancia relativa de las explotaciones de hasta 500 hectáreas disminuyen tanto en
número como superficie operada, siendo el estrato de 25.1 a 100 hectáreas el más
perjudicado (45.67% menos explotaciones y 25.20% menor superficie operada).
Concomitantemente, las explotaciones de mayor tamaño aumentan entre el 10 y el
30% como así también la superficie operada (entre un 10 y un 30%). Desaparecieron
2537 Eaps con límite definido, todas con una extensión menor a 200 ha. Se
incorporaron 640 nuevas Eaps de más de 200 has y hasta 20000 has.” (Mariotti,
2008:18-19).
Como veremos, estos procesos en los mundos agrarios y rurales del Chaco, se
relacionan con una ampliación de la conflictualidad por la tierra en la provincia. El
llamado “avance de la frontera agropecuaria”, es señalado por las organizaciones
campesinas e indígenas, como responsable de gran parte de los problemas que hoy
viven. De modo que los conflictos de tierra, históricos en la provincia, asumen nuevas
características con el despliegue del monocultivo sojero y de los permanentes
desmontes. La disputa por el acceso a la tierra se implica con la definición de los usos
de los recursos naturales.
Adquiere alta significancia, en estas circunstancias, la problemática de las tierras
fiscales. En los años de 1990, y fuertemente a partir de la crisis de la matriz
algodonera, se desato un intenso proceso de venta de tierras fiscales. Por un lado,
este proceso ha sido cuestionado por no haberse ajustado a la normativa, lo cual
invalidaría cientos de operaciones sobre miles de hectáreas. Por otro lado, este
proceso impuso un tipo de uso del ambiente que produjo situaciones de
irreversibilidad, como es evidente en la tala de monte nativo. En todo caso, ambas
cuestiones hicieron con que no se cumpliera la finalidad para la que había sido creado
el organismo, generando el cuestionamiento masivo de las organizaciones
campesinas, indígenas, ambientalistas, y sociales en general. Para estas
organizaciones las ventas de tierras fiscales coincidió con el despegue de la soja y lo
que se llama la “depredación de los montes”.
Finalmente es importante tener en cuenta que en la provincia ha habido un importante
antecedente de organización de las poblaciones rurales como la experiencia de las
Ligas Agrarias Chaqueñas (LACH). Muchos de los actuales casos de conflictos de
tierra ocurren en zonas donde las LACH tuvieron presencia en la década de 1970. Y
muchas de las organizaciones, que actualmente protagonizan conflictos de tierra,
cuentan con integrantes que han participado en su momento de las LACH, o se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
reconocen herederas de esa tradición de lucha a favor de los “colonos”, “pequeños
productores” y “campesinos” chaqueños. De modo que, si es cierto que la dictadura
militar barrió con las LACH, e incluso con la palabra campesino, dejando lo que
algunos dirigentes en cuanto a lo organizativo califican de “tierra arrasada”, también es
cierto que estos procesos se están revirtiendo, siendo significativo que en simultáneo
con un aumento de la movilización rural, se vuelva a discutir y recordar abiertamente el
tiempo y las luchas de las LACH, y regrese de forma generalizada el uso de la palabra
campesino en el campo chaqueño.
Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a la
actualidad:
Pretendemos ordenar históricamente, y contextualizar, los casos de conflictos de tierra
registrados desde el fin de la dictadura hasta ahora, para buscar ciclos, recorridos,
devenires, que contribuyan con nuestra interpretación de la conflictualidad por tierras
en el Chaco. Desde la recuperación de la democracia en el país a esta parte, la
provincia del Chaco vivió intensas transformaciones que han ido incidiendo en los
conflictos de tierra. La “crisis algodonera”, la aparición de “nuevos agentes
productivos”, la sojización o “sojarización” (Valenzuela, 2005), la recampesinización de
las poblaciones rurales, auge de la deforestación, las ventas masivas y cuestionadas
de tierras fiscales, la reemergencia de los reclamos de Qom, Wichí y Mocoví, la
reorganización de los pequeños productores y campesinos, etcétera, son todos
procesos que han ido moldeando el carácter de esta conflictualidad, marcando puntos
de quiebre y fases que pasaremos a describir107.
- La primera fase (1983-1998), estará atravesada por el ciclo de breve recuperación
y anunciada crisis algodonera, con consecuencias para el comportamiento de los
distintos actores del agro. En este escenario se inscriben las ocupaciones de tierra,
los intentos de desalojo, y la reorganización de los pequeños productores,
colonias, misiones, y comunidades.
- La segunda fase (1998-2007), esta signada por las demandas de los pueblos
indígenas al Estado por el reconocimiento de sus tierras, la búsqueda por parte de 107 Aunque no tomemos el mismo recorte, puesto que nuestro eje no son específicamente los cambios agrarios y si la conflictualidad por la tierra, nos parecen muy interesantes algunas periodizaciones que se hacen de la historia reciente del Chaco, en las cuales se toma la crisis más aguda del algodón y el despliegue sojero como hitos fundamentales: “El primer paso admite la división del análisis en dos fases: una primera correspondiente al pico secular y el declive de la producción algodonera (1994-1998) y una segunda de difusión acelerada de la soja transgénica (1999-2004). Las consecuencias de cada fase son confrontadas conjuntamente con las manifestaciones –discursos y acciones- de los distintos sectores participantes en el proceso.” (Valenzuela 2005 3)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
las organizaciones campesinas de alternativas al esquema algodonero, por las
exigencias de políticas públicas para los pequeños productores, y por las
denuncias contra los desmontes y contra la venta irregular de tierras fiscales. En
un marco de avance de la producción sojera y retracción de las demás actividades
agropecuarias.
- La tercera fase (2007/2008 en adelante), que se acaba de abrir, la reconocemos
en tanto presenta un escenario que parecería haber sido buscado por las
organizaciones campesinas e indígenas, y por otros actores sociales que se
encuadran entre aquellos comprometidos con la distribución de la riqueza y el
desarrollo sustentable (Iglesia, ONGs ambientalistas y de desarrollo rural, etc). Ha
habido cambios institucionales, legales, y políticos, y a su vez, la capacidad de
movilización indígena y campesina se ha consolidado, y se entronca con sectores
urbanos.
1ª Fase (1983-1998): la reorganización campesina e indígena en tiempos de crisis
El ciclo algodonero de 1983/84, en la recuperación democrática, tuvo la misma
superficie sembrada que el ciclo 1976/77, en el año del golpe militar. No obstante, el
campo chaqueño había vivido el terrorismo de Estado en los parajes y colonias, al
interior de las familias de colonos, campesinos y agricultores, y la estructura
organizativa de las Ligas Agrarias del Chaco (LACH) había sido desmantelada. En los
años de la dictadura la policía y el ejército habían hostigado a la población rural, con
operativos espectaculares como vuelos nocturnos de helicóptero, “plantando” armas
en las colonias (incriminando a las Ligas Agrarias), torturando, encarcelando y
desapareciendo personas108, haciendo que los conscriptos chaqueños delaten a sus
parientes o que participen de los frecuentes operativos sorpresa, llevando el mensaje
de terminar con la “infiltración subversiva” y que había que “dejarse de joder” (con las
Ligas). La deslegitimación de la organización agraria de los años de 1970, por la vía
de la acusación de subversión y violencia, alcanzó de algún modo al conjunto de los
reclamos: fueran por el precio del algodón, contra los monopolios o por problemas de
tierra. Con el discurso militar y la persecución, el justo reclamo que todos acordaban
108 Hacemos referencia a testimonios concretos de integrantes de las Ligas del Chaco, con motivo de la realización del taller sobre “Ligas Agrarias” que llevaron a cabo, en septiembre del 2008, la UNPEPROCH y el Grupo de Estudios sobre Ecología Política, Comunidades y Derechos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
era el objeto de las Ligas, se evaporó de entre lo pensable y lo decible, y se volvió algo
siniestro. El miedo había sido sembrado109.
Las cooperativas, que habían sido semillero de los jóvenes liguistas, ya no eran las
mismas, habían sido objeto de persecución. Sin embargo, las desmotadoras de las
cooperativas habían mantenido, desde el inicio de la dictadura hasta entrada la
democracia, alrededor del 50% de participación en la comercialización del algodón en
bruto. Su crisis vendría con las políticas económicas de la década de 1990.
Esta fase de la conflictualidad se inicia en un contexto en el cual, si bien la producción
algodonera no estaba pasando particularmente por un mal momento, el entramado
social estaba traumatizado. Es más, ambos procesos se consustanciaron durante la
década de la desregulación, cuando es elegido gobernador David Ruiz Palacios (1991-
1995)110, que había sido gobernador en el período dictatorial, y cuando se alcanza el
record histórico de superficie sembrada con algodón que le valió al ciclo 1997/98 ser
recordado como “primavera algodonera”111.
Es también un momento en el que vuelven a operar, en el marco del estado de
derecho, dos instrumentos de política pública referidos a estas poblaciones y sus
problemáticas: el Instituto de Colonización y el Instituto Aborigen Chaqueño.
Además se recrean organizaciones y reaparecen en la escena pública los problemas
de las poblaciones rurales.
A mediados de la década de 1980, en Colonias Unidas (Sgto. Cabral), se crea una de
las organizaciones campesinas actuales más importante de la provincia, la Unión de
Pequeños Productores del Chaco (UNPEPROCH). En 1982, familias campesinas de
los lotes 7 y 10, en Colonias Unidas, comenzaron a realizar actividades en lo
productivo y formativo con INCUPO. De estos trabajos surgiría la UNPEPROCH que
cumplió 23 años en 2008.
109 “Lo que nosotros comentábamos en el grupo es que antes había una sola organización, y que hoy hay un montón de grupitos, pero son todos poquititos así que no tienen la fuerza que tenían antes los de las Ligas por ejemplo. Esa es lo que encontramos en las diferencias entre lo que era antes y lo que es ahora; y lo que es ahora pensamos entre todos que puede ser por el miedo que se sembraba. Antes se organizaban y les fue muy bien, y ahora tiene miedo la gente de organizarse” (testimonio de Amadeo, Taller sobre Ligas Agrarias, en GEPCyD, 2008). 110 En 1991, ganó las elecciones de Gobernador el partido provincial Acción Chaqueña, liderado por el ex-gobernador del proceso militar David Ruiz Palacios, con el 37,57%, el segundo lugar fue del PJ con el 37,22% y el tercero de la UCR con el 21,98%. (Nueva Mayoría, 2003) 111 En este ciclo fueron sembradas 712.000 hectáreas de algodón. En el ciclo 1976/77 se habían sembrado 313.600 hectáreas, y actualmente, ciclo 2007/08, se sembraron 190.000 hectáreas.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Las comunidades aborígenes vuelven a colocar en la arena pública la necesidad de un
reconocimiento expresado en la entrega de tierras.
“Con motivo del debate que precedió a la sanción de la ley del aborigen, las tres
etnias del chaco exigieron con carácter de reparación histórica la entrega de un
millón ochenta mil hectáreas de tierra. Este reclamo se reitero en Juan José
Castelli cuando la Convención Constituyente de 1994 trato allí el tema referido a
las tierras fiscales del Chaco, en el año dos mil se volvió a plantear con motivo
de la visita de Rigoberta Menchu y periódicamente lo hacen dirigentes indígenas
en forma individual o nucleados en la ‘Mesa coordinadora provincial de
organizaciones indígenas e instituciones Dr. Ricardo Altabe’ ” (Bournissen,
2006:1).
Se reactivaban conflictos de tierra que irían hasta los días de hoy: en Pampa del Indio
(San Martín), Interfluvio (Güemes), Makallé (Donovan). Esta (re)aparición de los
conflictos significaban la reedición de varias cuestiones: las tensiones entre indígenas
y no indígenas, identificados como criollos, la vigencia de la autoadscripción
campesina, los intentos de desalojo por parte de supuestos propietarios y del Estado.
En lugares como Colonia Juan Penco, Makallé, afloraban problemas de tierras. Desde
1988 se presentan personas aduciendo ser dueños, acompañados unas veces de
personal policial y otras de civiles armados. A pesar de haber ganado un juicio de
posesión, las familias campesinas se encuentran actualmente en un conflicto con
particulares entre los cuales se cuenta un concejal.
En esta misma fase, pero ya entrada la década de 1990, empiezan a ocuparse tierras
y a crearse “reservas” por parte de la organización. Un ejemplo es en el lote 41,
Napenay, donde se creo en 1995 una “reserva” en la cual viven 15 familias con
aproximadamente 10 hectáreas cada una. Es decir, se asientan las familias
campesinas pero la posesión se mantiene en manos de la organización hasta la
regularización de los títulos.
En este contexto pos-dictadura, donde sigue habiendo desalojos y también
ocupaciones, se reinstala el histórico problema de las tierras del Interfluvio del Teuco –
Bermejito, donde viven unas 5000 personas entre población Qom y criollos. Allí las
comunidades Qom o Toba agrupadas en la Asociación Comunitaria Meguesoxochi112,
112 Comunidades Tobas Campo Azul, El Algarrobal, El Simbolar, La Bolsa, Lapelole, Las Palomas, La Sirena, Las Tunillas, Olla Quebrada, Palma Sola, Paso Sosa, Pozo Del Bayo, Río Muerto, Tres Pozos, Víbora Blanca. Según un estudio realizado por el Centro de Estudios Nelson Mandela (2008), en el Interfluvio existen 28 comunidades indígenas y 4 mixtas (aborígenes, criollos y gringos), con aproximadamente 25.000, en distintos parajes existentes
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
reclaman la entrega de las tierras asignadas en un decreto de 1924. En junio de 1999
el gobierno provincial entrega el título de propiedad, que sumados a los títulos que se
habían entregado en 1979, alcanzan un total de 150 mil hectáreas. Al momento actual
la cuestión de las tierras del Interfluvio no se resuelve, las comunidades siguen
reclamando su derecho pleno sobre el territorio, lo cual supondría el retiro de las
familias criollas (a quienes les correspondería según el gobierno provincial, unas
64.000 has), que aun no han sido relocalizadas y que en algunos casos incluso se
oponen a abandonar sus lugares.
Esta tensión entre las poblaciones indígenas y criollas que se desenvuelve en varios
casos, asume distintas formas. En Colonia Aborigen, departamento 25 de Mayo, la
tensión entre estas poblaciones tiene origen en la asignación que hace el Instituto de
Colonización a criollos de tierras afectadas a la comunidad.
En Pampa del Indio, existen problemas de tierra desde 1983. Allí tienen presencia
varias organizaciones: Unión Pequeños Productores del Chaco, Unión Campesina,
Comisión Zonal de Tierras y Asociación Cacique Taigoyic. Desde 1994 el reclamo se
sistematizó en términos de derechos de los pueblos originarios. Los conflictos que
protagonizarán de aquí en más las organizaciones de Pampa del Indio, sobre todo la
Unión Campesina, tendrán por lo general mayor difusión que otros, y esto se relaciona
con la metodología de acción. En estos años han combinado la vía jurídica con cortes
de ruta, movilizaciones a la capital provincial, y múltiples reuniones con funcionarios,
incluido el gobernador. Aquí, en tales casos, el problema de la tierra y la producción
aparecen anudados, en los relatos de los dirigentes, al igual que se muestran
combinadas las dimensiones campesina e indígena. En la Unión Campesina, la
identidad campesina y el considerarse indígena Toba (Qom) no guardan contradicción
alguna.
2ª Fase (1998-2007): agudización de los conflictos en tiempos de sojización
La extraordinaria campaña algodonera de 1997/98, abrió paso velozmente a una de
las crisis más profundas del cultivo, y su desplazamiento como actividad central de la
provincia. Auge y debacle, casi simultáneas, no hacían más que mostrar los efectos de
la desregulación y apertura de los mercados que las políticas neoliberales habían
introducido. Si la demanda internacional, la concentración económica113 y las
en torno a Villa Río Bermejito, El Espinillo y los parajes existentes en la región, hasta Manantiales y el Mojo. 113 Recordemos por ejemplo que en esta fase las desmontadoras de las cooperativas habían disminuido su participación al 20% del mercado de algodón en bruto.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
innovaciones tecnológicas, explicaban la “primavera algodonera” de 1994 a 1997114, la
baja en los precios internacionales del algodón y factores naturales adversos daban
cuenta de su rápida caída. El correlato fue, como vimos, el avance de la producción de
soja (desde 1998 en adelante115), con un nuevo paquete tecnológico116 que dejó en la
obsolescencia a todo el parque agroindustrial algodonero. Se trata de una feroz
reconversión productiva que trajo mayor complejidad a los problemas de tierras y
nuevos desafíos para los campesinos y los indígenas.
La crisis del algodón obligó a cambios en las estrategias económicas de los distintos
actores. Los empresarios cambiaron de rubros y actividades agropecuarias, del mismo
modo que la demanda de fuerza de trabajo en actividades rurales se restringió (por la
incorporación de tecnología en el algodón, y por la sustitución del cultivo del algodón
por la soja que prácticamente no requiere mano de obra), y los pequeños productores,
colonos y campesinos, debieron replantearse los esquemas productivos y estrategias
de vida.
Según dirigentes de la UNPEPROCH el contexto de cambios de la matriz algodonera
hizo con que las organizaciones tuvieran que pensar nuevas respuestas para los
campesinos y pequeños productores. Algunas de ellas, que en esta fase se
comenzaron a experimentar, fueron:
a) la reconversión a producciones diversificadas que permitieran orientarse tanto al
autoabasto como al mercado;
b) las actividades orientadas a nichos de mercado como la producción orgánica
(incluso producción de algodón con criterios de mercados alternativos);
c) el vuelco del cultivo de renta a la ganadería; entre otras.
Algunos siguieron también en esta fase produciendo algodón de forma tradicional en
un escenario cada vez más hostil. El pasaje a la ganadería campesina requirió
acceder a lotes mayores de campo a los acostumbrados para la agricultura que venían 114 “La producción algodonera se expandió en volumen, mediante la difusión –en las explotaciones medianas y grandes- de sistemas mecanizados de cosecha, la introducción de nuevas variedades de mayor rendimiento, calidad y precocidad en su desarrollo y la ampliación del parque industrial de primera transformación. El período de precios internacionales favorables llevó al Chaco a registrar la mayor cosecha del siglo, en una euforia productiva que duró cuatro campañas apoyada también en el creciente déficit del mercado brasilero que se configuró como el principal comprador. Si bien todos los agricultores se volcaron a producir algodón, el extraordinario incremento de la productividad y la elevación de los rendimientos obedecieron a las innovaciones tecnológicas incorporadas en los estratos de medianos y grandes productores. Rofman (2001:110) reseña con precisión el proceso señalando que sobre la base de los grandes productores de algodón que pudieron reconvertirse, la producción creció y fue absorbida por flamantes desmotadoras –muchas de ellas instaladas en este período en la región-, que encabezaron el proceso de colocación de los excedentes de fibra en el mercado externo” (Valenzuela, 2005:4). 115 En 1996 la SAGPyA libera la soja modificada por ingeniería genéticamente (soja RR). 116 Soja RR (transgénica), glifosato y otros agroquímicos para los cócteles, maquinaria de siembra directa.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desempeñando las familias. Esto propició nuevas demandas de tierras u ocupaciones.
Asimismo el arrinconamiento generado por la agricultura empresarial (desmontes,
cercamientos, uso intensivo de agroquímicos, etcétera), comenzó a producir entre las
familias y comunidades la necesidad de controlar espacios geográficos mayores para
evitar la inhibición de sus prácticas de reproducción económica y social: evitar la
contaminación de los animales y de las propias zonas de cultivo, acceder a dotaciones
de monte suficientes para “campear”, contar con acceso directo a surgentes o cursos
de agua, etc.
A su vez, el contexto general descrito implicó un aumento considerable en la presión
sobre la tierra. El boom sojero, y la recuperación agroexportadora en general, que
venia viviendo el país, se acentuó en el 2002 con la devaluación de la moneda en
relación al dólar, y con ello las tierras del Chaco pasaron a ser de interés para los
actores de algunos complejos agroindustriales, fundamentalmente del oleaginoso. La
valorización de las tierras chaqueñas ha sido un indicador de la mayor presión por
demanda. Si bien es variable, dependiendo de la zona, el aumento del precio de las
tierras ha sido asombroso. Tierras que valían $50 por ha en el año 2001, pasaron a
valer $4.500 en el 2004117, y aproximadamente $8.000 por ha en 2008118. No obstante,
la media provincial, según algunas inmobiliarias, estaría alrededor de los U$1.200.
También la presión sobre la tierra se manifiesta en el aumento de los arriendos a
pequeños y medianos productores por parte de empresas. En este caso los valores, al
año 2004, oscilaron entre $120 y $250 por ha por año. Otro indicador del proceso ha
sido el aumento en la superficie destinada a la agricultura, debido en gran parte por el
aumento del área para soja. El año de la caída algodonera, la superficie total
sembrada fue de 932.200 hectáreas, en la campaña del 2007 se sembraron 1.622.420
hectáreas, o sea, un aumento del 74%. La “ganaderízación” produjo igualmente un
aumento de la demanda de tierras. Grandes ganaderos, al priorizarse las mejores
tierras para soja, se han instalado en ciertas regiones de provincias como el Chaco.
“La compleja relación de complementación productiva chaco-pampeana incluye
no solo la instalación de semilleros-criaderos en el norte para producir mas
rápidamente, por tener un termoclima de inviernos muy cortos de variedades
mejoradas en algunos casos a ser utilizadas en la Pampa sino que desde la
década del 70 la ecoregión del Chaco ha venido acogiendo el desplazamiento
de la ganadería pampeana por el fenómeno de la sojización (INTA, 2005).”
(Pengue y Morello, 2007:2).
117 Estimaciones propias en base a la oferta inmobiliaria. 118 Valores según el diario Página 12, 2/9/2008.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
También la explotación de la madera nativa recobro ímpetu en este periodo. Interés,
que sumado a los desmontes con fines agrícolas o desmonte pre-agrícola, llevaron a
que entre 1998 y 2006 se desforestaran 245.465 has119.
En este escenario resulta inteligible la expansión del mercado de tierras en el Chaco,
incluyendo en este mercado inmobiliario al denunciado Instituto de Colonización. Se
calcula que es mayormente en esta fase (entre 1994 y 2007) cuando se venden el
80% de las tierras fiscales de la provincia. Según datos del Instituto de Colonización,
en 1994 había 3.500.000 hectáreas de tierras fiscales, frente a las 650.000 hectáreas
del 2007.
Por detrás de este proceso existen nuevos actores y lógicas económicas. Algunos
estudios señalan, que desde el año 2003 con mayor fuerza, se viene dando el
advenimiento de “nuevos agentes productivos -oriundos y residentes en otras
provincias del área pampeana-, atraídos por los bajos precios de la tierra, generó la
ruptura de la cadena comercial en las localidades del interior, por cuanto la renta
agrícola se salió del circuito local.” (Valenzuela, 2005:12). Venidos de Córdoba, Santa
Fe, o Buenos Aires como señala el último informe del fiscal Raúl París (2008), se trata
de actores que pampeanizan el agro chaqueño, trayendo culturas, tecnologías, y un
tipo de manejo empresarial propio del área núcleo de la agricultura industrial argentina.
El informe de París, sobre 250 expedientes de 10.000 casos, menciona un conjunto
amplio de empresas que han adquirido de manera ilícita miles de hectáreas de tierras
fiscales en Chaco: Campo del Norte SA, Conexa SA, El Colono SA, Investa SA,
Granja Mostachi SA, Rumbo Norte SA, Tierras argentinas SRL, etc. Algunas de las
sociedades anónimas han llegado a adquirir más de 50 mil hectáreas, otras van
comprando poco a poco porciones de algunos miles de hectáreas. El Chaco esta
viviendo un flujo de grandes empresas como el Grupo Eurnekian120, que evidencian la
dinámica que ha cobrado el agro en la actualidad. Esta empresa tiene inversiones en
una amplia gama de actividades en el Chaco: además de poseer miles de hectáreas
en la provincia, recientemente inauguró la remodelación del aeropuerto de
Resistencia121, es propietaria de la Hilandería Villa Ocampo SA, esta desarrollando
119 El proceso de deforestación debe ser vinculado al de fragmentación de la masa boscosa. Esta relación hace que los cálculos sobre pérdida de biodiversidad sean más alarmantes. Según Greenpeace (2008), el Chaco es una de las provincias con más altos niveles de deforestación del país. 120 Propiedad mayoritaria de Eduardo Eurnekian, presidente de la Corporación América, de la que depende el concesionario Aeropuertos 2000. 121 Estuvieron en la inauguración, además de Eduardo Eurnekian, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador del Chaco Jorge Capitanich, quien saludo el evento y las inversiones en la provincia: “Juntos podemos construir la reparación histórica que el Chaco se merece, juntos podremos también recibir inversiones como las que desarrolla en la provincia Eduardo Eurnekian. (…) Es el mismo empresario que hoy esta desarrollando una planta de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
una planta de aceite de algodón, hace exploraciones de cuencas de hidrocarburos,
etc. Es decir, la producción agrícola que desarrolla, además de estar integrada a
procesos industriales, es apenas una parte del conjunto de emprendimientos que se
realizan. En este sentido, se trata de un modelo, en el cual la producción de fibra es
muy diferente de aquel esquema algodonero “con contenido social” (Valenzuela,
2005). Son empresas capaces de integrar capital financiero con producción de
materias primas, cultivos tradicionales (algodón) con culturas totalmente globalizadas
(soja), avanzando en la integración vertical de ambas cadenas agroindustriales, etc.
Como correlato la compra y desmonte de grandes áreas se presenta como parte de la
lógica productiva. Según Greenpeace (2008), el Grupo Eurnekian, desde 1995 viene
desmontando fuera de la superficie autorizada, o utilizando permisos de otras
propiedades. Todos hechos que evidencian las dificultades, que sigue teniendo el
Estado chaqueño, para moverse entre el impulso a la inversión del agronegocio, y la
implementación de normativas conservacionistas y garantes de la diversidad cultural.
En estas condiciones, los conflictos de tierra se agudizan, y la disputa se entronca con
las cuestiones de desmontes y tierras fiscales. Es decir, los casos de conflictos de esta
etapa están atravesados por el enfrentamiento contra la deforestación, y por la
regularización dominial o el acceso a tierras a través del Instituto de Colonización. Esta
fase esta signada por las denuncias contra desmontes y los procedimientos en las
ventas de tierras fiscales.
En el año 2002, cuando las ventas de tierras fiscales crecían llamativamente, algunos
empleados del Instituto de Colonización deciden hacer públicas las irregularidades que
estaban ocurriendo en torno de la adjudicación de tierras. Ese mismo año se lleva a
cabo una auditoria en el organismo, a cargo del Fiscal del Tribunal de Cuentas, Raúl
John París , que encuentra “graves violaciones administrativas ” y que se ha producido
un “daño patrimonial inestimable”. Este marco de creciente cuestionamiento al
organismo se sigue ampliando en esta fase. En el 2003, el Foro Chaco Sustentable
también denuncia al Instituto de Colonización, argumentando que desde 1995 se ha
otorgado aproximadamente mil adjudicaciones por año, aproximadamente 6.700 (entre
1995 y 2003). En el año 2004, comunidades indígenas Qom, Wichí y Mocoví122,
provenientes de diferentes localidades de la provincia, de forma conjunta, se suman a
inversión para producir aceite de algodón y es el mismo empresario al que todos los días le decimos que el Chaco es una tierra de oportunidades para producir bioetanol a gran escala” (nota “Eduardo Eurnekian en el Chaco”, Clarín, 18/7/2008). 122 Se ha instalado, ya desde la conformación del IDACH, el discurso de que en el Chaco existen 3 grupos étnicos diferenciados: Qom (Toba), wichí (Mataco) y Mocovi. Sostienen esta perspectiva, con matices apenas, los organismos públicos, las ONGs, y las comunidades indígenas.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
las denuncias. En el 2006, se efectúan denuncias penales por lo ocurrido con las
tierras fiscales de la provincia, a instancias del accionar del organismo a cargo.
Simultáneamente se desenvuelve un profundo cuestionamiento al avance de la
agricultura empresarial sobre áreas de monte, y a las políticas públicas que estarían
avalando tal proceso. En abril de 2004, distintas organizaciones como FUNAM y
comunidades indígenas sobre todo del Impenetrable, denuncian la promulgación de la
ley provincial de bosques del 2003, por considerarla permisiva e impulsora de los
desmontes, y por favorecer “el genocidio de las comunidades indígenas”. Las
comunidades Wichí, Qom y Mocoví presentan una acción de “amparo colectivo” para
frenar los desmontes. Lo que se exigía era: que se derogue la Ley N° 5.285, que se
suspenda la venta de tierras fiscales con bosques o flora nativas, que el Estado
provincial deje de violar el artículo 37 de la Constitución del Chaco, el artículo 75 Inciso
17 de la Constitución, y la Convención 169 de la OIT. Estas acciones, y las demandas
judiciales llevadas a cabo por las asociaciones comunitarias de Pompeya y
Comandancia Frías contra la Subsecretaría de Recursos Naturales de la provincia y el
Instituto de Colonización, fueron teniendo algunas respuestas. En agosto de 2006 la
justicia de Chaco ratifica la inconstitucionalidad de la ley N° 5.285 por falta de
participación indígena (ya sancionada en 2004). En el plano de las acciones de
gobierno y de sus objetivos, es importante mencionar un hecho que abona la
comprensión del clima provincial que se vivía en relación con la crítica a los
desmontes y la movilización a favor de la defensa del ambiente. En abril de 2004, el
decreto Nº 672/04, crea la Reserva de Recurso .Impenetrable Chaqueño, de
1.000.000 de has, localizadas en el Departamento Almirante Brown (250.000 has) y en
el departamento General Güemes (750.000 has). El decreto no sólo hacia referencia al
patrimonio natural de la provincia, sino también a la conservación de un hábitat que
permita el sostenimiento de comunidades y aborígenes “que realizan una economía de
subsistencia”.
Como dijimos, desmontes y apropiación de tierras fiscales se enmarcan en la
conflictualidad de tierras de la provincia y en un escenario de transformaciones
agrarias profundas. En esta fase, como en la etapa anterior, ocurren resistencias a
desalojos como el de la familia Pelozo en Pampa del Indio, ocurren ocupaciones de
tierra, caso de Pampa Napenay, y continúan reclamos de “localización” y acceso a la
tierra como el de los llamados “banquineros” de General San Martín 123. A su vez
123 Un informe de la Subsecretaría de Tierras para el Hábitat Social, de mayo del 2007, señalaba: “En este departamento visitamos a los banquineros. Así se llaman los asentados en las banquinas de las rutas que, en todo el departamento, se calculan unas 300 familias. En los bordes de las rutas nacionales y provinciales, en la franja que queda entre la capa asfáltica y el
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
también se dan nuevos pasos en la articulación de las organizaciones campesinas: se
conforma la Mesa de Organizaciones de Pequeños Productores del Chaco en el 2006,
y más tarde se crearía la Asamblea Campesina del Norte en coordinación con
organizaciones de otras provincias (Corrientes, Formosa, Santiago del Estero, etc).
No obstante, lo significativo de la fase es que se multiplican las demandas y conflictos
protagonizados por las organizaciones de los pueblos indígenas. No solo aumentan
las acciones de estos grupos, sino que se hacen cada vez más coordinados y de
mayor capacidad de movilización.
Desde el 2002 en adelante las distintas organizaciones que se identifican como parte
de los pueblos originarios, comienzan una escalada de reclamos por el cumplimiento
de sus derechos, con acciones directas, como el corte de ruta de abril de 2004124, o
con decenas de gestiones ante autoridades como en junio de ese año.
Las comunidades aborígenes Qom, Wichí y Mocoví de Fortín Lavalle, Comandancia
Frías, Misión Nueva Pompeya, Miraflores, Juan José Castelli, Pampa del Indio,
Colonia Aborigen, La Leonesa, La Tigra, San Bernardo, Villa Ángela, entre otros
parajes y localidades, junto con ONGs (también la iglesia), articuladas en el espacio de
la Mesa de Coordinación Provincial "Doctor Ricardo Altabe" se reunieron el 2 de junio
de 2004 con autoridades del Instituto de Colonización para postular la necesidad de
resolver problemas de tierra: falta de mensuras, falta de entrega de títulos, acciones
hacia intrusos y ocupantes en tierras de reserva. Ante la falta de respuestas, en el año
2006, se realizan encuentros entre las comunidades indígenas, INCUPO, ENDEPA,
Unión Campesina, Ligas Agrarias, y otras organizaciones campesinas, para seguir
debatiendo la problemática de la tierra pública. Incluso, desde la Mesa de
Coordinación Provincial “Doctor Ricardo Altabe”, se llegó a plantear la conformación
de una “Comisión Popular de Investigación sobre las Tierras Fiscales”, de carácter
vinculante.
También se dan instancias de intercambio con legisladores de la oposición (Alicia
Terada del partido ARI, encabeza en muchos casos convocatorias para instalar
cuestiones en la agenda publica o vehiculizar reclamos al poder ejecutivo). En mayo
de este año, volverían los cortes de ruta. Esta vez en el acceso a General San Martín
(intersección rutas 11 y 90). Se trata de una acción de las comunidades indígenas que
alambrado de los campos privados, estas familias producen precariamente alimentos para sustento básico. No cuentan con servicios de electricidad y casi ninguno tiene agua”. 124 Este corte de ruta de la ruta provincial Nº3, en la entrada a Pampa del Indio, realizado el 19 de abril de 2004, le valdría el procesamiento a varios dirigentes Qom: Mártires López, Liliana Delgado y Esteban Medina (Red de Comunicación Indígena, nota del 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
reclaman el cumplimiento de una serie de demandas hechas al gobierno125. El
petitorio, como ejemplo, es indicativo de las múltiples escalas del reclamo aborigen en
la provincia. Se solicita: la renuncia indeclinable del intendente de la Localidad de Villa
Río Bermejito; la entrega de los Territorios indígenas; la relocalización de los criollos
del Teuco Bermejito; mayor presupuesto para el IDACH; titularización de los maestros
bilingües; condena y repudio a la constante persecución por parte del poder político;
provisión de un cupo de 500 viviendas anuales. Esta acción devendría en una marcha
hacia Resistencia. Al no ser recibidos por el gobernador los delegados de las
comunidades iniciaron un acampe en la plaza central126.
Como resultado de las gestiones de la Asociación Comunitaria de Nueva Población y
de la Asociación Comunitaria Misión Nueva Pompeya con apoyo y asesoría jurídica de
ENDEPA, en 2006 se ratifica la inconstitucionalidad de la ley N° 5285 para
aprovechamiento del bosque nativo, por falta de participación indígena. El
cuestionamiento se sostenía en varios elementos: no se había consultado a las
comunidades tratándose de territorio aborigen; y el “plan de manejo de bosque” estaría
encubriendo desmontes.
Entre junio y julio del 2006, algunos miles de participantes de comunidades indígenas
de toda la provincia realizaron una movilización, y al llegar a la plaza de Resistencia
levantaron una carpa. El objetivo de las acciones era ser recibidos por el gobernador
(Roy Nikisch) y que este diera respuesta a los reclamos por “tierras públicas”.
Por su parte, en esta fase, el gobierno se caracterizó por sostener una actitud esquiva
a nivel de repuestas tanto resolutivas como represivas. Sin que se haya resuelto algún
conflicto, los intentos de desalojo continuaron. En un escenario de este tipo, las
movilizaciones y cortes de ruta siguieron, y siguió también la resistencia, como en el
publicitado caso del paraje Las Rosas, cerca de La Leonesa, en septiembre de 2007.
125 El conflicto en el Chaco comenzó a inicios de mayo de 2006. Tras inundarse la zona de Villa Río Bermejito, llegaron alimentos y vestimentas para ser distribuidas entre los damnificados, en su mayoría indígenas. Luego hubo acusaciones de entrega clientelar de las donaciones y el pedido de renuncia al intendente de Villa Bermejito, Lorenzo Heffner, también acusado de recurrentes prácticas racistas hacia los aborígenes. Luego hubo cortes parciales de rutas, se sumaron las reivindicaciones históricas de los indígenas (educación, salud, vivienda, no discriminación, tierras) y comenzaron una marcha hacia Resistencia para entrevistarse con el gobernador, que hasta entonces se negaba a recibirlos. El 6 de junio llegaron frente a Casa de Gobierno y fueron recibidos por el gobernador que no aceptó la participación de los delegados que llegaron a la ciudad con sus comunidades. Sólo aceptaba dialogar con el directorio del IDACH. Este rechazo derivo en un acampe. 126 La relación entre las autoridades del IDACH, elegidas por las comunidades, y las comunidades indígenas Qom, Mocoví y Wichí, ha tenido momentos críticos de tensión. Durante el mandato de Nikisch las comunidades han cuestionado las posturas, de algunos indígenas que cumplen funciones en el IDACH, con respecto al gobierno.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
3ª Fase (2007/2008 en adelante): iniciativa estatal con movilización campesina e
indígena
Consideramos que hacia finales del 2007 se abre una tercera fase: caracterizada por
políticas públicas activas y movilización campesina e indígena intensa.
En un plano, asume un nuevo gobierno (Jorge Capitanich), trayendo cambios en el
Instituto de Colonización, y en las políticas referidas a las poblaciones indígenas y
campesinas. El IDACH recibe aumento presupuestario, y el Instituto de Colonización
asume un perfil nuevo incorporando atribuciones para ejecutar una política de
desarrollo rural (o las medidas para recuperar la producción algodonera). Agrega a
este contexto provincial, el hecho que en noviembre del 2007, se aprueba la Ley de
Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de Bosques Nativos (Ley Nº 26331),
conocida como Ley Bonasso. Lo que se ha montado es un escenario nuevo para la
conflictualidad por la tierra.
En otro plano, podemos estar frente al inicio de una nueva fase, puesto que las
condiciones que se han concretado, al menos formalmente, son muchas de las que
demandaban la movilización campesina e indígena. En estas condiciones, hablar de
una nueva fase en la conflictualidad por la tierra en Chaco podría significar que se
produzcan cambios en la relación entre el Estado provincial, y las organizaciones
campesinas y los pueblos originarios. En efecto, lo que si es visible en esta fase que
se estaría iniciando, es por un lado la voluntad política del Estado que pretende
ponerse de manifiesto, y por otro, el creciente activismo campesino e indígena.
A poco de haber asumido su cargo, el gobernador firma un convenio con el IDACH, en
el cual se instrumentan partidas presupuestarias que permitirían afrontar “los
problemas de las distintas etnias aborígenes” (prensa del gobierno del Chaco,
17/12/2007). Se trataba de un reclamo de largo tiempo que las organizaciones
indígenas venían realizando, y que significaba jerarquizar la capacidad real de acción
del órgano autárquico con que contaban los aborígenes.
También a días de asumido el nuevo gobernador, en diciembre de 2007, el Instituto de
Colonización es intervenido127. El acumulado de denuncias al organismo, parecieran
haber tenido algún resultado. El interventor es Osvaldo Lovey, dirigente de las LACH
en los años de 1970, y fundador de la asociación Ligas Agrarias de principio de siglo
XXI. A inicios del 2008, estos cambios en el Instituto de Colonización, que podían ser
leídos como de saneamiento del organismo, cobran otra dimensión. El organismo se 127 El 10 diciembre 2007 asume la gobernación Jorge Capitanich, y el 12 de diciembre de 2007 asume como interventor de Instituto de Colonización Osvaldo Lovey.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
transforma en Instituto de Colonización y Desarrollo Rural, a cargo también de Lovey.
Según el gobierno este organismo deberá sostener “la filosofía de que la tierra es de
quien la trabaja, y tiene que estar en función social” (prensa del gobierno del Chaco,
2008). En este contexto, en el mismo comunicado, como si se tratara de invocar viejos
conjuros, el gobierno vuelve a hablar de “garantizar un precio sostén del algodón”. O
sea, con la creación del Instituto de Colonización y Desarrollo Rural, el gobierno
parece responder a los cuestionamientos, por un lado hacia la gestión de la tierra
pública, y por otro, hacia la ausencia de políticas de desarrollo para las poblaciones
rurales.
En este corto tiempo la gestión de Lovey ha tenido conflictos con los antiguos
empleados y críticas de las organizaciones. Desde inicios de 2008 el gremio de
UPCP128 se ha opuesto a las intervenciones en las gerencias, utilizando acusaciones
que deslegitiman e invalidan la intervención. Más allá de estas disputas de intereses
laborales en un organismo por largo desprestigiado, lo que llama la atención es que
una organización, de la trayectoria de la UNPEPROCH, que además tiene alguna
cercanía con Lovey, haya criticado públicamente la gestión. En agosto de 2008, la
Mesa de Pequeños Productores del Chaco, de la cual forma parte esta organización,
presenta un proyecto de producción diversificada129 al presidente del Instituto de
Colonización y Desarrollo Rural. Este mismo mes se entregaban títulos de tierras en
Pampa del Indio, histórica zona de conflictos de tierra: la Asociación Cacique Taygoyic
obtiene el título de propiedad de Campo Cacique130. En septiembre, gran parte de las
organizaciones campesinas de la provincia, se reunían para festejar el día del
agricultor. Ante la presencia de 2000 productores, según los organizadores,
integrantes de las organizaciones saludaron y agradecieron a los funcionarios del
128 Miembros de este gremio, vienen denunciando irregularidades en el Instituto de Colonización: “En conferencia de prensa realizada en la sede de la Unión del Personal Civil de la Provincia (UPCP) del Chaco, el secretario general del gremio, Raúl Vallejos, dio a conocer documentación que probaría la adjudicación irregular a distintas empresas de tierras fiscales en la zona del Impenetrable. Las operaciones inmobiliarias se habrían realizado a precios irrisorios y en condiciones ilegales cambiaron de titularidad un millón de hectáreas.” (nota de El Diario Digital, 9/12/2004). 129 “El objetivo es producir alimentos sanos y frescos con destino a las poblaciones chaqueñas, mediante el aumento de la producción, mejoramiento de las cargas genéticas de ganado mayor y menor, acondicionamiento de la infraestructura predial y extrapredial, fortalecimiento de los sistemas de educación y salud, los que —junto con la vivienda y electrificación rurales— promoverán el arraigo de las familias campesinas” (http://leydebosques.org.ar/index.php/2008/08/25/chaco-pequenos -productores-preocupados-por-el-deterioro-del-suelo-y-el-ambiente/). 130 Se trata de un reclamo por la regularización de las tierras en Pampa del Indio que se viene realizando de manera sostenida desde 1994 y aunque en el año 1997 se le adjudicó la propiedad Campo Cacique, por la resolución 0418/97, a la Asociación Cacique Taigoyic recién el 10 de agosto de 2008 se le entrega el título.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Instituto de Colonización y Desarrollo Rural. Al cierre, como en otros tiempos pero en
su nuevo rol, tuvo la palabra Quique Lovey.
Un mes después, ya en octubre, la UNPEPROCH estaba realizando críticas al
gobierno, por incumplimientos para con el sector, ante la figura del mismo funcionario.
Por ejemplo, las organizaciones están esperando que se regularice la situación de
unas 365.000 has de comunidades indígenas.
Efectivamente, las propuestas y acciones de cambio del gobierno fueron siempre bien
recibidas, sin embargo las organizaciones y ONGs mantuvieron y mantienen una
actitud crítica. El escenario más general no había cambiado. Los desmontes siguen,
los desalojos no se han frenado, y ya hay nuevos casos. Además las organizaciones
ya anuncian otras amenazas que se ciernen sobre colonias, comunidades y familias.
En abril de 2008 se denunciaba extracción de madera nativa del Parque Provincial
Fuerte Esperanza131. Durante este año, se siguieron registrando intentos de desalojo:
en el paraje Los Pereyra de Miraflores, al igual que en el paraje La Unión de la zona
de Castelli donde estaría involucrado el vicegobernador de la provincia (Juan Carlos
Bacileff Ivanoff), como también en Colonia Gral. Necochea, en Las Breñas, o en
Colonia Juan Penco, Makallé.
En agosto de 2008, unas 30 organizaciones de “pequeños productores” alertaban
sobre la concreta participación que tendrían en las actividades de ordenamiento
territorial132 del monte nativo.
“Los pequeños productores alzamos nuestra voz para no dar luz verde a los
desmontes, reconociendo que el monte es parte de la economía y de la forma de
producción del sector de pequeños productores y por lo tanto un capital para
proteger y manejar en su justa medida” (entrevista a miembros de
organizaciones de pequeños productores, en nota sobre Ley de Bosques, sitio
de Greenpeace, 25/8/2008).
Dos meses después, Greenpeace denunciaba el plan de ordenamiento territorial del
gobierno, argumentando entre otras cosas que no había sido participativo.
“‘La zonificación propuesta por el gobierno del Chaco es inadmisible. Permitir el
desmonte de un millón de hectáreas para ampliar la frontera agropecuaria
producirá un desastre ambiental y social que afectará seriamente la
131 La Fundación de Historia Natural Félix de Azara denuncia la extracción de madera (quebracho colorado) dentro del Parque Natural Provincial Fuerte Esperanza para venta como postes en provincias del sur. A su vez la Fundación de Historia Natural Félix de Azara reclama por la aprobación formal del Plan de Manejo formulado en el año 2006. 132 La Red Agroforestal Chaco Argentina (REDAF), señala lo problemático de que el gobierno del Chaco utilice la noción de “reordenamiento territorial” frente a “ordenamiento de bosques nativos” que propicia la ley 26.331. El cuestionamiento proviene de que “No nos queda claro si hay una intención de diferenciación de conceptos .” (REDAF, 2008)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
biodiversidad, el clima, la regulación hídrica, y a cientos de comunidades
campesinas e indígenas que dependen de los bosques para su subsistencia’,
señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace
Argentina.” (comunicado de prensa de Greenpeace, 28/10/2008)133.
Surgen también otros cuestionamientos ante decisiones del gobierno. En estos días,
de diciembre de 2008, la UNPEPROCH envía una carta al gobernador, en la cual
expresan “preocupación por la designación como Jefe de Policía de la Provincia del
Oficial Héctor Lisboa”, ya que esta persona habría estado implicada en el asesinato de
un miembro de la organización en 1995 (el 6 de diciembre de 1995, en la zona rural de
Napenay).
Las acciones y denuncias de organizaciones campesinas e indígenas no cesaron, se
mantuvieron. Aunque los niveles de articulación son mayores, también se mantuvo la
diversidad de expresiones de la conflictualidad por la tierra. Las movilizaciones en el
inicio de esta fase son significativas. Desde mayo de 2007 las comunidades del
Interfluvio Teuco-Bermejito se habían movilizado al IDACH para reclamar por la
relocalización de las familias criollas de su territorio. Un año después, en junio de
2008, era la vez de la Unión Campesina. Primero inició su acción con un corte de la
ruta 3, como en el 2004, para luego emprender una masiva marcha desde Campo
Medina, en Pampa del Indio, hasta Resistencia. El lema era “ni uno más se va del
campo”. Como la acción sucedía en momentos álgidos del conflicto llamado campo-
gobierno, la organización expresó su diferencia con los “piquetes de los grandes
terratenientes y los sojeros”. El 10 de octubre, otra movilización alcanzaría esta vez la
Casa de Gobierno de la provincia. Era la marcha del Foro Multisectorial por la Tierra
del Chaco134, bajo la consigna: “por justicia, tierra y trabajo”.
133 Más aun, esta ONG ambientalista retomaba las advertencias de las organizaciones campesinas: “La Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, fue sancionada el 28 de noviembre de 2007 y establece que las provincias no pueden emitir nuevos permisos de desmonte hasta tanto no realicen, en forma participativa, un Ordenamiento Territorial de sus zonas boscosas bajo diez criterios ecológicos y categorías de conservación que apuntan a evitar la fragmentación y degradación del bosque nativo y a preservar las tierras utilizadas por las comunidades campesinas e indígenas.” (documento de Greenpeace, 28/10/2008). 134 Foro Multisectorial por la Tierra del Chaco, integrado por las siguientes organizaciones e instituciones: MCPRA (Mesa de Coordinación Provincial "Dr. Ricardo Altabe"), Unión Campesina, Comisión Zonal De Tierras de Pampa del Indio, Equipo Zonal de Tierras y Gestiones de Bermejo, Acción Apostólica Común de Villa Río Bermejito, Ligas Agrarias, Fuerza Criolla, Unión de Pequeños Productores del Chaco, Corriente Clasista y Combativa Aborigen, Organización de Mujeres de la Producción del Chaco, Unión de juventudes por el Socialismo, Partido Obrero, Polo Obrero, Tribuna Docente, Centro de Estudios e Investigación Social Nelson Mandela, INCUPO (Instituto de Cultura Popular), ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen), Delegados de UPCP de Colonización, CGT (Confederación General del Trabajo), Asociación Rescate Silvestre, SITECH (Sindicato de Trabajadores de la Educación
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Los problemas de tierras van cobrando en el Chaco aristas más intrincadas. En enero
de 2008, se denunciaban ocupaciones de campos en la periferia de Resistencia. Se
trata de familias que no tienen acceso a una vivienda (diario Clarín, 21/1/2008). Estos
hechos que ocurren en la ciudad capital, y que preocupan a las autoridades, ocurren
en simultáneo con el abandono de las zonas rurales por la imposibilidad de seguir
viviendo en los territorios de la soja. Como lo grafican los diarios: “Campos arrendados
para cultivos más productivos cambiaron el interior del Chaco. Al sur del Chaco, los
campesinos desplazados por el avance del cultivo de soja abandonan los poblados.
En la retirada las escuelas se van quedando sin alumnos y se transforman también en
fantasmas.” (Pagina 12, 2/9/2008). El relato no termina en anécdota cuando lo
cruzamos con los datos ya presentados sobre población rural y estructura agraria
chaqueña. Estas poblaciones rurales desplazadas actualmente, reviven lo sucedido
históricamente a las comunidades indígenas despojadas de sus tierras. Muchas
comunidades han tenido que retirarse a las periferias de pequeñas y medianas
ciudades, e incluso en algunos casos a Resistencia, formando barrios (el Barrio Toba,
por ejemplo, cumple más de 60 años).
Los nuevos tiempos del Chaco también se reflejan en situaciones como el acto contra
las retenciones móviles, de mayo de 2008, realizado en la provincia por las
denominadas “cuatro entidades del campo”. Esta actividad se llevó a cabo en
Presidencia Roque Saenz Peña, capital del algodón, otrora escenario de
multitudinarios actos de las Ligas Agrarias Chaqueñas, que paradójicamente
cuestionaban las políticas agrarias favorecedoras de la concentración económica y
repudiaban la conducta cómplice con gobiernos y empresarios de Federación Agraria
Argentina.
del Chaco), Comisión permanente por los Derechos Humanos, Partido Comunista Revolucionario, Corriente Clasista y Combativa, JUM (Junta Unida de Misiones), CIFMA (Centro de Investigación y Formación para la Modalidad Aborigen), Consejo Qompí (Educación Bilingüe),Asociación Civil "Che'eguerá", Asociación "Rexat", Red de Comunicación Indígena, Representantes de la Dirección de Bosques, Universidad Popular, Equipo Menonita, Movimiento Indigenista de la provincia del Chaco, Diputada Alicia Terada y Bloque del ARI, Diputado Daniel San Cristóbal del Frente Grande.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La geografía de la conflictualidad por la tierra:
Presentamos ahora un mapeo de los casos de conflicto para poder visualizar áreas de
conflicto por la tierra en la provincia del Chaco, desde la vuelta de la democracia en
Argentina hasta la actualidad.
Mapa II: Conflictos (1980-2008) según las áreas de conflictualidad establecidas en la provincia del Chaco:
*Cada numero indica un conflicto en el espacios rurales de la provincia: se toma como referencia la unidad de análisis definida en el capitulo inicial. Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra. En el mapa hemos ordenado los conflictos de tierras, según áreas. Para realizar una
demarcación de la espacialidad de la conflictualidad por la tierra en el Chaco, que
respete la multidimensionalidad de estas realidades, además de criterios propios,
hemos tomado otros tipos de mapeos: trayectorias productivas, trayectorias
organizativas, cuencas hidrográficas, características ecosistemitas, identidades
étnicas, etc. Por ejemplo según el gobierno de la provincia a nivel de grupos étnicos se
puede ordenar la provincia en 3 zonas: noroeste con comunidades Wichí
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(departamento Güemes y Alte. Brown), centro y este con población Qom
(departamento Güemes, Gral. San Martín, Maipú, Quitilipi, principalmente), y suroeste
con población Mocoví (departamento Fray Justo Santa Maria de Oro, Mayor Fontana,
Tapenaga). También suele organizarse la provincia en términos de regiones: en el
centro la región algodonera, en el norte y oeste la región del Impenetrable, en el
noreste la cuenca inundable del Bermejo, en el este la región de confluencia Bermejo-
Pilcomayo-Parana. Teniendo en cuenta los criterios-dimensiones mencionados
podemos reconocer al menos 5 áreas de conflictos de tierra.
El recorte étnico es en parte apropiado, a pesar de que en muchos casos los conflictos
son llevados adelante conjuntamente por las organizaciones de las 3 etnias que se
reconocen oficialmente en la provincia: Qom, Mocoví y Wichí.
Por un lado encontramos un grupo de conflictos en el noroeste provincial con
presencia de comunidades Wichí (departamento Güemes), coincidente con la zona del
Impenetrable, caracterizada por la explotación maderera.
En el suroeste se observan conflictos protagonizados por comunidades Mocoví,
aunque también allí hay presencia de conflictos de tierra llevados a cabo por criollos
(departamento 8 de Julio, Chacabuco, O’Higgins, San Lorenzo, Fontana, 12 de
Octubre).
En el norte y noreste hallamos núcleos diferenciados de conflictos, a pesar de ser
todos sostenidos por comunidades Qom (departamento Gral. San Martín). Por un lado,
el área de los conflictos de las comunidades agrupadas en la organización del
Interfluvio Teuco-Bermejito, correspondiente a la baja cuenca del Bermejo (en esta
área incluimos a las cientos de familias criollas, pues están en el mismo espacio, y
además son la otra parte de estos conflictos). Por otro lado, identificamos el área de
los conflictos de Pampa del Indio, donde las comunidades se nuclean en varias
organizaciones, y el problema de tierras se combina con demandas por políticas de
desarrollo.
Otra área que seleccionamos es la que esta ubicada en el este, dentro del
departamento Gral. San Martín. Son los problemas de tierras que afrontan las familias
banquineras. Distinguimos estos conflictos como un área aunque compartan el
espacio con los conflictos de Pampa del Indio. Consideramos que por sus
características tienen consistencia propia: se trata de sin tierras, que no asumen
identidades étnicas, y que se mantiene al costado de las rutas, en las banquinas
precisamente, demandando acceso a tierras sin realizar por el momento acciones
directas de ocupación.
Otra área de conflictos que reconocemos se extiende en sentido este y oeste, a lo
largo de toda la provincia sobre la ruta nacional Nº 16. Se trata por un lado del
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
histórico espacio productivo algodonero, habitado por colonias (“gringas” o
“aborígenes”), coincidente con el área de influencia de las Ligas Agrarias Chaqueñas
de la década de 1970, y a su vez, coincidente actualmente con el espacio que cubren
las organizaciones que se reconocen como campesinas, de pequeños productores, y/o
agricultores familiares (aunque este espacio hoy supere la base geográfica que tenían
las LACH).
Las claves de la conflictualidad:
Los actuales conflictos por tierra en la provincia del Chaco, se enraízan en una
combinación de procesos, algunos de largo aliento como el despojo a las poblaciones
indígenas, y otros vinculados al desmantelamiento de la matriz agroindustrial
algodonera. Unos y otros sin embargo resuenan hoy en uno de los emergentes más
destacados de la conflictualidad de tierras en el Chaco: la disputa por el acceso y
formas de uso de las tierras fiscales.
Además, en un sentido general, la conflictualidad por la tierra en el Chaco ofrece una
visión sobre lo campesino y lo indígena:
- Unos pueblos indígenas, que contra todo –incluso el hambre- perseveran en
mantener una forma de vida comunitaria en simbiosis con el monte chaqueño.
- Unas poblaciones rurales, aterradas ante la idea de sucumbir en la ciudad debido
a la desarticulación sufrida en tiempos del agro-negocio, que se están
(re)pensando y (re)creando como campesinas en el filo de la precariedad
económica y la potencia política, apostando al ensayo de la organización, en tanto
refugio, y otras veces en tanto herramienta territorial,
Pobladores del Chaco: aborígenes, indígenas, criollos, campesinos, pequeños
productores, colonos
En los conflictos de tierra se presentan desde las organizaciones múltiples
autoadscripciones. De igual modo funciona la clasificación que hacen otros actores,
como el Estado o las ONGs. Algunas organizaciones utilizan de modo intercambiable
las identidades de “campesinos” o de “pequeños productores ”. Otras organizaciones y
comunidades se identifican como parte de los “pueblos indígenas” (el uso de “pueblo
originario” no es tan común en el Chaco a diferencia de Salta), o se asumen como
“aborígenes”, o por sus denominaciones singulares Qom (Toba), Mocoví, Wichí
(Mataco). Cuando se trata de conflictos entre pobladores se activan en mayor medida
las identificaciones “aborigen” vs “criollo”, que refieren a intereses en tensión,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
diferentes formas de manejo de los espacios y los recursos naturales, etc. Con
respecto a las identidades, la dictadura operó silenciamientos y proscripciones, y sin
duda los cambios del agro chaqueño también aportaron. En los conflictos que nacieron
en la década de 1980, las organizaciones involucradas no han apelado a la identidad
“colono”, que tuvo vigencia en tiempos de las Ligas Agrarias (cuyos delegados
estaban mayormente organizados por Colonia). En general se trata de organizaciones
de “pequeños productores”: Unión Pequeños Productores del Chaco, Asociación de
Pequeños Productores del Chaco, Unión de Pequeños Productores de Colonia Elisa,
Asociación de Productores Chaqueños, Asociación Productores Orgánicos, etc. Luego
existe otro conjunto de organizaciones que llevan adelante lucha por la tierra y se
identifican como “campesinos”: Unión Campesinos Poriahjú o la Unión Campesina de
Pampa del Indio. Esta última también se presenta como parte de los “pueblos
indígenas”, específicamente como “indígenas Qom” o “Tobas”. El ascenso de la noción
de “pequeño productor” pareciera haber operado la sustitución de las referencias a
intereses y posiciones políticas (como en la década de 1970), por los elementos de
carácter estrictamente técnico-productivos (post-dictadura). Si bien la problemática de
la tierra siguió estando presente en el origen de las nuevas organizaciones de
“pequeños productores”, se hacía hincapié en los elementos productivos y esto se
reflejaba en el nombre mismo de las organizaciones. La definición de “pequeño
productor” se extendió no sólo en el Chaco sino en otras provincias, y luego se
generalizaría desde políticas públicas como el Programa Social Agropecuario135 (PSA).
Quedaban relegadas las nociones de “colono” y “campesino”, comunes en los años
anteriores a la dictadura136. Es probable que la memoria de la represión pusiera límites
a las actividades colectivas, al tipo de abordaje de los problemas. Posiblemente todo
aquello que recordara los tiempos de las Ligas era rechazado. Tal vez el margen
obligó a recluirse en los problemas aparentemente neutrales de la producción predial
sustituyendo los elementos que expresan conflictualidad. Esto ha cambiado los últimos
años en el Chaco, y se vuelve a recuperar lo campesino en distintos planos, incluso en
la denominación de las organizaciones, caso de la Asamblea Campesina del Norte,
conformada, entre otros, por gran parte de las entidades de “pequeños productores”
del Chaco.
135 Para el PSA se trataba del pequeño productor minifundista (PPM), como si de este modo se recubriera de un halo de rigurosidad la definición del sujeto con el cual se trabaja. Con la categoría de PPM se creían licuar incomodidades e indefiniciones a partir de enfocar el problema de la tierra como cuestión de escala y los modos de vida como cuestiones productivas. 136 Es singular que la actual base de la UNPEPROCH en Tres Isletas, sus integrantes, eligieran denominarse en un inicio (al poco tiempo de caída la dictadura) Asociación Campesina.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Estado, indígenas y campesinos
El Estado provincial ha incorporado en su agenda la problemática de la tierra
básicamente a través del Instituto de Colonización, y del Instituto del Aborigen
Chaqueño. Por el lado de las organizaciones campesinas e indígenas, se ha generado
una práctica de mantener ligazón con el Estado, no solamente a partir de la demanda
por el cumplimiento de derechos, sino también a partir de integrar instancias estatales
de gestión. Como vimos, las comunidades Qom, Mocoví y Wichí tienen participación
en el IDACH, y recientemente miembros de las Ligas Agrarias y de la UNPEPROCH
han ingresado como funcionarios del Instituto de Colonización. Las relaciones
conflictivas que sostenían las distintas organizaciones con el Estado provincial,
durante las décadas de 1990 y 2000, parecen estar tomando otros rumbos en este
momento. No obstante, estas rearticulaciones no significan que las organizaciones
hayan virado hacia una acción corporativa, o hayan sido cooptadas por el actual
gobierno de Capitanich. Sino que expresan más bien, un cambio de signo positivo en
el común denominador sobre el cual estos sectores y el Estado vienen construyendo
sus vínculos: la institucionalización de la conflictualidad por la tierra.
Luchas: tierra, monte y algodón
La resistencia al desalojo, la ocupación de tierras fiscales, las exigencias por
reparación histórica, son algunas de las acciones que las organizaciones campesinas
e indígenas han realizado en estas décadas. Desde los primeros conflictos de tierra,
las problemáticas productivas (como demandas al Estado o elaboración de estrategias
propias) y de derechos de los aborígenes han estado presentes. Hacia mediados de
los años de la década de 1990, a estas dimensiones de los conflictos se le fueron
agregando otras como las reivindicaciones de una territorialidad (campesina o
indígena, con sus singularidades también) diferenciada del modelo de agricultura
industrial y sus encadenamientos, y la confrontación con el proceso de profundización
de los desmontes (producto del avance sojero, maderero, ganadero, etcétera) en el
marco de la apropiación ilícita de tierras fiscales. En el caso de las organizaciones
indígenas, las luchas por la tierra y la oposición a los desmontes se muestran
indisociadas. Es decir, acceder a la tierra significa en realidad acceder al monte, tener
el titulo de propiedad sobre un área determinada expresa básicamente la necesidad de
reasegurar la disponibilidad de un espacio de monte suficiente para “campear”, para
contar con alimento. En la lucha por la tierra, que es por el monte, está la posibilidad
de evitar, por un lado el avance de la destrucción de los ecosistemas vía
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
deforestación, y por otro los cercamientos, que vienen confinando a las comunidades a
un genocidio por inanición. Por su parte, el resurgimiento de lo campesino, como
proyección de una alternativa al encadenamiento de las familias rurales en la
agroindustria, ha significado ensayar otras estrategias frente al nuevo escenario
agrario. Reeditar la matriz algodonera, con nuevos ingredientes (alianzas estratégicas
con el Estado, orientación comercial diferencial, tecnologías social y ambientalmente
apropiadas, etc.), o desarrollar módulos agropastoriles, son algunas de las respuestas
que se han encontrando. Estas búsquedas se han traducido en requerimientos
mayores de tierra, las parcelas algodoneras que manejaban las familias no son ya
suficientes. La variación en las actividades productivas por la crisis del algodón y la
cada vez más evidente incompatibilidad espacial entre las agriculturas empresariales y
campesinas, hicieron que los exigencias de tierras aumentaran entre los campesinos.
La presión por la tierra ha aumentado en el Chaco, y no es solamente por acción del
agronegocio. Se trata de formas diferentes, de uso de los recursos naturales y en
general de relación con la naturaleza, las que pugnan por un mayor control del
espacio.
Los espacios de coordinación y articulación
La organización del campesinado y los pueblos originarios no ha sido en soledad, ha
tenido sus compañeros, aliados, amigos, cómplices. En los conflictos que analizamos
se registra la participación de varios espacios de coordinación y articulación. En
algunos casos se trata de espacios con exclusiva presencia de organizaciones
campesinas y pueblos indígenas: por ejemplo, la Mesa de Organizaciones de
Pequeños Productores del Chaco. En otros casos lo que existe es una articulación
entre diferentes actores: por ejemplo, la Mesa de Coordinación Provincial "Doctor
Ricardo Altabe" (integrada por ONGs, Iglesia y organizaciones de las tres etnias
indígenas), o el Foro Multisectorial por la Tierra del Chaco, o bien el Foro Chaco
Sustentable. Estos son espacios de vital importancia en el desenlace de las luchas por
la tierra, y sobre todo juegan un lugar vital a la hora de hacer visibles demandas y
conflictos en la ciudad, ante los sectores urbanos y la opinión pública. Con las Ligas
Agrarias de la década de 1970 había ocurrido otro tanto. La función que cumplió el
Movimiento Rural de Acción Católica ha sido central en el desenvolvimiento del
proceso liguista. Sin que esto suponga compartir la hipótesis de que lo sucedido en
este caso fue un “proceso de mediación política” (Lasa, 1987), en el cual el
campesinado sería una “clase-objeto” dada una situación de exclusión política que
haría que sus mediadores posean decisiva importancia (validando la tesis marxista de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
que el campesinado no puede representarse sino ser representado). De modo, que el
análisis, de los procesos actuales de formación política del campesinado y los pueblos
originarios en el Chaco, no puede desconocer el rol que han tenido distintos actores
sociales, pero tampoco sobredeterminar el aporte de las ONGs y de la Iglesia, como
ardid analítico para solapar una desvalorización de los hombres y mujeres del campo
chaqueño, o para encubrir la celebración de las capas medias que se vuelcan al
activismo rural desde estas instancias de apoyo.
Reparación histórica para los aborígenes y recampesinización en el agro:
Consideramos, en síntesis, que la conflictualidad por la tierra en el Chaco indica los
intentos de distintos actores por reorganizar el espacio rural y la disposición de los
recursos naturales, luego de la crisis algodonera en un marco más amplio de
transformaciones regionales, nacionales y globales.
El agro-negocio, cuyo emergente más claro en este caso es el desarrollo del complejo
oleaginoso (soja y girasol) en la provincia, lo ha hecho con algún grado de éxito,
despertando a su vez contradicciones con las comunidades indígenas, las colonias
rurales, y las organizaciones ambientalistas y de derechos humanos locales y
nacionales.
Como contraparte lo que se consolidó fue la resistencia campesina, a los desalojos y a
la crisis algodonera. En pleno boom sojero del año 2003, cuando medianos y grandes
productores se volcaban a la oleaginosa y el país importaba fibra de algodón, los
campesinos siguieron haciendo algodón: "la presencia de minifundistas y medianos
productores garantizaron históricamente en el Chaco la superficie algodonera; cosa
que hoy no ocurre ante el éxodo masivo que se dio y la consecuente pérdida de sus
tierras a manos de productores extraprovinciales" (entrevista al ex gerente de la Unión
Campesina Indígena - UCaI, nota “Firme reacción en el Chaco para el rescate
algodonero”, en vox populi, 7/2003).
Esta constatación, de la escasa reacción de los productores familiares (de menos de
50 has y de 50 a 100 has) para salir del algodón y sumarse a los nuevos procesos,
puede ser interpretada, como lo hacen los voceros del conservadurismo moderno137,
137 Ver editorial de Bartolomé Mitre “La declinación algodonera”, del 1/3/2003, en el diario La Nación: “La fibra de algodón es un rubro tradicional de nuestra balanza de comercio, que ha pasado últimamente a pesar en el platillo opuesto. Tras años de ser exportadores ahora somos importadores de fibra en una cantidad que se estima será del orden de las 35.000 toneladas este año, por un valor cercano a los 80 millones de dólares. No sólo influye en ello la disminución productiva sino también la reactivación de la industria textil, en virtud de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
en términos de imposibilidad. El “productor minifundista” (como se lo llama en estas
claves de análisis), constituyó “el estrato obligado a plantar algodón” dado su
impedimento tecnológico y de escala para migrar a otras culturas (Larramendy, citado
por Valenzuela, 2005).
Nuestro enfoque es otro. No partimos de la carencia como elemento explicativo del
comportamiento campesino, sino entendemos sus estrategias como parte de la
reproducción de un modo de vida, dentro del cual forman parte también cultivos de
renta, como el algodón en Chaco y Formosa, la caña de azúcar en Tucumán, etc.
Abandonar el cultivo del algodón no se presenta en los campesinos como una decisión
meramente económica, sino más bien vital, que lo implica como sistema de vida, como
totalidad. Consideramos una simplificación entender, que el hecho de garantizar parte
de la demanda de algodón en momentos que la racionalidad de mercado indicaba
otras opciones, es el resultado de una falta de opción. Más bien, creemos que el
hecho de operar por fuera de lógica del mercado en ciertos momentos, nos recuerda
que estamos frente a sujetos que son capaces de desenvolver formas de
(re)producción no capitalistas, o bien, en las cuales las relaciones capitalistas no
hegemonizan la dirección de los procesos. Paulatinamente los campesinos fueron
gestando nuevas estrategias y saliendo del algodón, pero en un nuevo marco de
luchas y reivindicaciones de la territorialidad campesina. Las organizaciones pasaron a
procurar alternativas productivas autónomas (hortalizas, chacra, animales de granja,
ganado bovino y caprino, etcétera), y a postular la necesidad de realizar una práctica
espacial opuesta a la que ofrece el capital agrario (básicamente contra los desmontes
y contra los cultivos transgénicos de algodón o soja).
Estas nuevas orientaciones han acercado las luchas de campesinos (ex-algodoneros o
ganaderos) a las luchas de las comunidades indígenas. En la historia del Chaco el
agricultor o ganadero, gringo o criollo, había sido parte del proceso de despojo de los
aborígenes, aunque subordinadamente, compartió el modelo civilizatorio que permitió
el desarrollo del capitalismo agrario en la región chaqueña. En efecto, el campesinado
chaqueño en su reproducción ha sido portador del avance del proyecto colonial de la
modernidad. El conflicto del Interfluvio Teuco-Bermejito expone la vigencia de esta
tensión. No obstante, en el momento actual, las organizaciones campesinas y la
sustitución de importaciones que se registra tras el brusco cambio de precios relativos. Hay, simultáneamente, más demanda interna de algodón y menor producción de fibra. El área que antes se destinaba a la siembra del llamado ‘oro blanco’ no ha quedado. La ocupa, principalmente, la soja, cultivo estrella del país, cuyo costo de cultivo es considerablemente más bajo, tema de importancia considerable debido a la restricción financiera imperante. Particularmente los productores más grandes son los que han optado por ese cambio, evolución no tan perceptible en el caso de los pequeños productores y de los minifundistas, cuyos costos disminuyen a la hora de la cosecha por la participación de mano de obra familiar.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
conflictualidad por la tierra, expresan la existencia de otra tensión creciente. La que se
desenvuelve entre la reproducción familiar campesina y el desarrollo capitalista, que
es traccionado actualmente por el modelo del agronegocio. Como señalamos, en todo
esto existe una potencialidad para la coordinación campesina e indígena, que en
algunas zonas, como Tres Isletas, ya existe. El campesinado chaqueño, involucrado
en los conflictos de tierra, parece haber asumido que está ahora del otro lado de la
frontera agropecuaria (como ocurre en Santiago del Estero), donde estaban
generalmente los aborígenes. Esta operación, incluso a nivel de las significaciones
sociales de los campesinos, resulta en parte de las transformaciones del sistema
agroindustrial que lo ha excluido y empobrecido, y en parte es resultado también de la
búsqueda por reproducir el modo de vida campesino. Al menos en las organizaciones
implicadas en conflictos de tierra, hemos observado un proceso de recreación
campesina que se piensa por fuera de la hegemonía de los actores del capital agrario.
Para ejemplificar lo que consideramos es la dialéctica de la recreación campesina en
el Chaco, con sus potencialidades y contradicciones, citaremos brevemente el caso de
una de las organizaciones que viene protagonizado conflictos de tierra desde la
década de 1980 a la actualidad: Existen en el Chaco, organizaciones como la
UNPEPROCH que tienen más de 20 años de trabajo, y que a su vez han surgido en
zonas de trayectoria liguista. Han desarrollado la capacidad de combinar la resistencia
directa al desalojo con la gestión que realizan los abogados. Han tejido vínculos con
funcionarios y legisladores, e incluso logran participar de instancias gubernamentales
de toma de decisiones, como recientemente del Instituto de Colonización. Han logrado
mantener posesiones, y a su vez han ampliado su base territorial. En este recorrido
han gestado una figura como la “Reserva”. Se trata de espacios que son ocupados, en
general tierras fiscales, en los cuales se asientan cada 10 has más o menos una
familia campesina. Si bien la familia dispone del espacio, la posesión es mantenida por
la organización, de este modo evitan que esas tierras se pierdan o se fragmente el
espacio. A partir que se ocupa, se comienza a tramitar los títulos de propiedad, que
por lo general terminan siendo individuales, por familia. Esto depende, en parte de las
decisiones de las familias campesinas que optan por una titulación de este tipo (no
porque prefieran la propiedad privada en si misma, sino porque se presenta de alguna
manera más apropiada al manejo familiar de la unidad productiva). Pero también
depende otro tanto de que el marco legal no es muy apropiado para la creación de
propiedades que contemplen conjuntamente usos familiares y usos comunitarios.
Según la misma organización el saldo de las acciones de todos estos años ha sido: a)
Acompañar la lucha por la tierra en muchas zonas de la provincia; b) Haber logrado los
títulos de propiedad sobre 15.000 has; c) Haber constituido Reservas campesinas en
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
diversas zonas del Chaco; d) Haber recuperado 29.000 has con títulos definitivos o
provisorios.
Aportes del análisis de la conflictualidad por la tierra en la provincia del Chaco al marco general: - Institucionalización del conflicto: La conflictualidad por la tierra se desenvuelve en un
marco de relativa contención (desde Estado, Iglesia, ONGs, foros, multisectoriales, etcétera), en condiciones donde la cuestión de la tierra, y la cuestión campesina e indígena, han sido institucionalizadas a poco de crearse la provincia.
- Demanda de nuevas tierras: La reconversión productiva de colonos ante la crisis algodonera, y el arrinconamiento de colonias y comunidades por el avance de la frontera vía el agronegocio, generaron en campesinos e indígenas nuevas necesidades de tierra, ocupaciones y creación de formas novedosas de organización del espacio como las Reservas campesinas (conflictos del tipo 4).
- Indígenas Campesinos o Aborígenes: Existen dos extremos de la relación entre lo campesino y lo indígena: como identidad intercambiable y como abierta lucha. Hay conflictos entre indígenas y empresarios o con el Estado, que muestran la configuración de una identidad indígena que se reconoce como parte del campesinado, y que reclaman, además de tierras, políticas de desarrollo agrario y apoyo para la producción; y otros conflictos que presentan el choque entre indígenas y criollos, en los cuales se observa la conformación de identidades indígenas en un clivaje exclusivamente aborigen (conflictos de tipo 1).
- Mercado de tierras: Los conflictos (contra desmontes y desalojos) denuncian la conformación ilícita de un mercado de tierras, aprovechado por el empresariado agrario, con los miles de hectáreas fiscales que tenía la provincia (conflictos de tipo 2 y 5).
- Recampesinización: Se observa en contexto de los conflictos de tierra la recreación económica en clave campesina. Esto es visible en la presencia de ex colonos algodoneros que han reconstruido la diversificación productiva y niveles de autoabasto, o en hijos de colonos que han ocupado tierras para ganadería.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO VII
La recuperación de los territorios ancestrales en Salta
En este capítulo analizamos el caso de la conflictualidad por la tierra en Salta. En
primer lugar introducimos brevemente algunos ejes de la historia agraria de la
provincia y algunos elementos del presente provincial, ineludibles para analizar el
problema de la tierra. Seguidamente presentamos las fases históricas recientes y la
geografía de la conflictualidad por la tierra. Finalmente, recuperamos algunas claves
de análisis a modo de interpretación de la conflictualidad provincial.
La actualidad de los conflictos por tierra tiene raíz en anteriores procesos de
desplazamiento de los pueblos originarios, de resistencia de estas poblaciones, de las
formas de apropiación y tenencia de la tierra, y con el particular modo de desarrollo
capitalista en la provincia. Por ejemplo, las características al presente de conflictos de
tierras con el Ingenio y Refinerías San Martín del Tabacal varían según si, por un lado,
la población practicara mayormente la recolección o la caza (y pesca) combinada con
algún cultivo de chacra, o realizara actividades agro-ganaderas trashumantes, o bien,
por otro, la población hubiera sido desplazada y/o relocalizada en cercanías de la
empresa, o mantuviera la posesión de las tierras a pesar de haber sido reducidas a la
condición de “arrenderos” y obligada a ir a la zafra.
En el caso de Finca San Andrés, desde su compra, por parte del Ingenio y Refinerías
San Martín del Tabacal SA138, en 1932, los Kollas manifestaron su rechazo pues se los
obligaba -coacción mediante- a pagar arriendo trabajando anualmente en la cosecha
de la caña de azúcar (zafra), por el uso de la tierra, la madera, los frutales y el
pastoreo de los animales139. Desde el punto de vista del Ingenio, el control de las
138 El ingenio azucarero esta ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Orán. Su primer zafra fue en 1920, diez años antes de la compra de Finca San Andrés. En un remate del Banco Hipotecario, el Ingenio, había accedido a la compra de la totalidad de Finca San Andrés (129.247 hectáreas), desconociendo la población preexistente. 139 En tiempos del peronismo vendría cierto desquite por parte de los Kollas, cuando Finca San Andrés estuvo cerca de ser expropiada a favor de las comunidades. “Las relaciones entre el Estado y la Iglesia, la ‘cuestión obrera’, y la lucha contra la oligarquía azucarera y el latifundio pampeano, monopolizan los debates parlamentarios de este periodo. Se presentan innumerables proyectos de reforma constitucional, de beneficios laborales y de colonización de los latifundios (mediante subdivisiones de tierras, impuestos al ausentismo, expropiación de tierras improductivas, etc.), muy pocos de los cuales, no obstante, llegan a feliz termino. Una novedad es el redescubrimiento de los indígenas de las provincias del noroeste, cuya existencia contemporánea se negaba anteriormente. Otra novedad fundamental es el reconocimiento del deber que la sociedad nacional tiene para con las minorías indígenas, que se expresa como una ‘deuda’ (resultado generalmente de su aporte a las luchas por la Independencia) y se propone superar por medio de la ‘reparación histórica’ y la ‘reparación cultural’. La ‘reparación histórica’ se plantea esencialmente como la realización de la ‘justicia’ para con los indígenas, y se propone sobre todo a través de la lucha contra el latifundio y de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tierras era necesario para asegurar, entre otras cosas, el abastecimiento de agua
proveniente de las zonas altas a través del Río Zenta (o Blanco), que servirían para el
riego de los cultivos de caña. Pero también, como sostiene Ian Rutledge (1987), el
Ingenio San Martín del Tabacal, para asegurarse una parte de la mano de obra
necesaria para la cosecha de caña, adquirió las tierras que componen la FSA, con sus
pobladores dentro. A ellos obligó a pagar el arriendo trabajando en la zafra. A través
de esta estrategia se incorporaba o articulaba subordinadamente la totalidad de la
Finca (su gente, su ecosistema, sus relaciones sociales) a la dinámica de las
relaciones sociales capitalistas. Es así que los campesinos de Finca San Andrés eran
incorporados a relaciones sociales más extensas en base al sistema de arriendos y al
trabajo asalariado en la zafra. En un documento de las mismas comunidades se
señala este proceso histórico de subordinación de las comunidades a la lógica del
capital agroindustrial.
“...nuestras comunidades al igual que otras, han sido arriadas en masa, como a
bestias, a punta de látigo hasta los ingenios y fábricas a servir al ‘patrón’
trabajando meses completos para pagar los arriendos, dejando abandonadas
nuestras chacras y nuestras haciendas...” (Informe elaborado por los Kollas de
San Andrés para el Encuentro Histórico de la Lucha por la Tierra en Salta,
1994).
En el marco más amplio de la vida comunitaria, o de las actividades colectivas que las
familias campesinas llevaban a cabo, la migración anual, la ausencia de los hombres
más jóvenes por largos períodos de tiempo, resultó en un deterioro de las
infraestructuras comunes (cercos, caminos, acequias, etcétera) y socavó la
reproducción de los lazos y relaciones que rodeaban y aseguraban tales instancias de
participación y comunión. Toda la economía doméstica se vió resentida, y las
actividades colectivas postergadas, así la trashumancia, como estrategia de vida
familiar, se reestructuró en articulación con las relaciones sociales capitalistas, pero
menguando paulatinamente su capacidad de dar cuenta de las necesidades y las
expectativas de los Kollas. Coincidiendo en alguna medida con lo que señala Greco
(1996) para toda la región de la alta cuenca del Río Bermejo.
aplicación igualitaria de las garantías constitucionales y las conquistas laborales. La ‘reparación cultural’ consiste especialmente en la extensión de los servicios educativos estatales a aquellos grupos que estaban tradicionalmente privados de ellos.” (Lenton, 1998:8). En 1948 la cámara de diputados de la Provincia de Salta sanciona la ley 1012/48, donde se declara de utilidad pública la expropiación de las tierras de Finca San Andrés. Un año después, en 1949, el Senado de la Nación promulga la ley 18341/49 que expropia entre otros latifundios, Finca San Andrés. Ambas leyes, sin cumplirse, quedaron sin efecto. Aunque esto nunca se haya llevado a cabo, fue suficiente para que los “arrendatarios” o “arrenderos” no tuvieran durante una década la presión por el uso de pastos, frutales, madera y lotes para el cultivo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“A partir de la subsunción de las economías domésticas al capital y
paralelamente al proceso de proletarización temporaria al que son sometidos
algunos de sus miembros, se asiste a un desmembramiento del espacio
trashumante, al mismo tiempo que se complejizan las relaciones sociales y entre
la sociedad y su espacio, a partir de los cuales cada vez se hacen más
necesarios para las economías domésticas elementos o artículos no producidos
por éstas, conformándose poco a poco una mayor dependencia de productos
industrializados” (Greco;1996:21).
El caso de Finca Palermo Oeste amplía los tipos de apropiación del espacio, y cómo
jugaban las dinámicas de desarrollo capitalista y las de producción familiar o
comunitaria. A diferencia de Finca San Andrés o Finca Santiago donde la población
fue reducida a la figura de “arrendero” en las tierras que ya ocupaba, en este caso la
población se asienta por acción del patrón que trae familias de otra región bajo el
carácter de arrenderos140.
“La antigua ‘finca Palermo Oeste’ fue cedida a la familia Zorrilla, a fines del siglo
XIX, en reconocimiento a su participación en las guerras de independencia.
Aparentemente, sus primeros habitantes habrían venido de Bolivia, traídos por
su primer propietario, Benjamín Zorrilla, para trabajar en la finca. Se asentaron
en los llamados ‘arriendos’, terrenos de aproximadamente 4 hectáreas, en donde
construyeron sus viviendas y establecieron sus parcelas para autoconsumo.”
(Coletti, 2007:109).
Citemos el caso de lo ocurrido en comunidades cercanas a Animaná, que también nos
obliga a desnaturalizar la compresión de los procesos de asalarización de las
poblaciones rurales, y analizarlos en su relación con procesos de despojo de tierras y
de acceso a los recursos naturales en general, involucrando relaciones de poder en la
definición del ordenamiento del espacio.
“Hacia 1946, según relatan los pobladores de San Antonio, por medio de un
engaño se les hace firmar un documento por el cual la comunidad cede el agua
que le correspondía, para los regadíos de Animaná. A partir de ese entonces
San Antonio sólo recibe 6 horas de riego cada 25 días. A cambio de la firma de
ese documento, la familia Michel prometía a los productores, empleo estable en
la bodega. Y que tendrían un mejor ingreso. Este hecho marcó fuertemente el
140 “Aparentemente, sus primeros habitantes habrían venido de Bolivia, traídos por su primer propietario, Benjamín Zorrilla, para trabajar en la finca” (Coletti, 2007:109). A la luz de los acontecimientos históricos ocurridos en otras fincas de Salta, habría que analizar, si el hecho de traer población de otras regiones, no haya sido una estrategia del propietario para evitar conflictos o tensiones con las poblaciones locales, que contra toda coacción podían mantener –como sucedió- su voluntad de resistir.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
futuro de la comunidad ya que se reduce sensiblemente la superficie regable y
muchos productores se ven obligados a dejar sus cultivos de subsistencia. Al
inicio el impacto económico se ve amortiguado por los ingresos que genera el
trabajo en la finca de la flia. Michel, aunque no todos fueron beneficiados con
empleo. ‘Nos sacaron de nuestra economía y nos hicieron dependientes de un
sueldo’, señala Manuel Mamaní, dirigente de la Comunidad Aborigen.” (Barrios,
López Amorelli y Saravia, 2007:105).
Otro ejemplo del proceso de configuración espacial es lo ocurrido con las poblaciones
indígenas de la región chaqueña. En algunos casos han sido desplazadas, o
trasladadas para trabajar en la caña o en el ferrocarril, arrinconadas cerca de las
localidades urbanas, sin acceso al monte y a los ríos, reducidos en pequeños lotes.
Recuperemos el caso de algunas comunidades Wichí o Guaraníes.
“No hay una fecha exacta de cuando se formaron las dos comunidades en
Hickman. Posiblemente haya sido el resultado de los misioneros, de allí que
llamaran Misión La Paloma y Misión La Golondrina. Don Simón Argamaza,
cacique de la Golondrina recuerda que sus abuelos y tíos trabajaron para el
ferrocarril, y que siempre vivieron en estas tierras. Pero las tierras no eran de
ellos, dice.” (Palmer, 2007:80).
“La comunidad Guaraní La Loma, en Hipólito Yrigoyen, está litigando contra el
Ingenio Azucarero San Martín de Tabacal para la recuperación de territorios que
habitaron hasta finales de la década del ’60. (…) En La Loma habitaron familias
guaraníes provenientes de Bolivia, que se instalan allí a inicios de la década del
’30. Una mayoría proviene del Izozo, e ingresan a la Argentina masivamente
impulsados por dos motivos principalmente: la llamada ‘Guerra del Chaco’ (entre
Paraguay y Bolivia) y el auge que estaba teniendo la industria azucarera en el
Noroeste argentino en ese momento. Al poco tiempo son misionados por un cura
franciscano, que funda allí lo que se llamaría ‘Misión San Francisco’. (…) Los
primeros en tener que irse, según los testimonios de la gente de Yrigoyen, son
aquellos más ‘revoltosos’ y quienes no eran católicos: ellos son echados entre
los años 64 y 66. Los que estaban bajo la protección de la misión, son
expulsados en el año 1970, y guiados por el cura se instalan en el cruce de las
rutas 34 y 50, en la periferia del pueblo de Pichanal.” (Boasso, 2007:98).
Como puede observarse, la reproducción de las poblaciones indígenas y campesinas
en la historia de la provincia, se ha dado a partir de procesos impulsados desde la
lógica del capital, pero sobre todo desde procesos no capitalistas, anclados en
sistemas de dominación como el patronazgo, y fundamentalmente en las estrategias y
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tradiciones propias de estos grupos (formas propias de producción, de intercambio, de
acceso y tenencia de la tierra, de organización del trabajo colectivo, etcétera). Esta
confluencia, de la reproducción de las economías familiares y comunitarias en el
contexto de desarrollo de las relaciones sociales capitalistas, sin embargo, ha
significado en un sentido general algún grado de desarticulación de las primeras
formas mencionadas. En efecto, los actores portadores de la lógica capitalista,
Ingenios, grandes productores agrícolas, y en cierta medida el Estado, han impulsado
la asalarización de las poblaciones indígenas de Salta141, en base al despojo del
control de sus espacios vitales y la desestructuración de sus formas de reproducción
material. No obstante, no consideramos al deterioro de los sistemas agro-ganaderos-
trashumantes o cazadores-pescadores-recolectores, como evidencia de un proceso
acabado de destrucción de las “condiciones materiales de existencia”, y su resultado
en términos de una inevitable “proletarización” o “semiproletarización”, entendidas
como procesos históricos universales142. Lo cual no significa tampoco negar la
incorporación de poblaciones indígenas al trabajo asalariado exclusivamente, o la
existencia de “obreros indígenas” (Carrera, 1998). De hecho, lo que se observa es la
persistencia de estas poblaciones, cuya vitalidad se visualiza, en los múltiples puntos
críticos que sostienen en el tiempo en su relación con el desarrollo capitalista, y más
nítidamente en el resurgimiento de la conflictualidad por la tierra a mediados del siglo
XX, cuando el Malón de la Paz, y hacia el final de este siglo e inicio del siglo XXI, con
el renacer de los pueblos originarios.
La reemergencia de conflictos de tierra en la provincia ha llamado la atención incluso
de organismos estatales, como lo señala un informe del PROINDER de 2006. 141 Incluso en los debates parlamentarios aun en el periodo peronista, como lo registra Diana Lenton (1998), la referencia a los indígenas se realiza en clave laboral, como un problema productivo: “Las expresiones sobre el indígena que se emiten en este periodo comparten con las de la década pasada el énfasis en el aspecto laboral de las relaciones interétnicas, y la preferencia por el indio de la región chaqueña como estereotipo que luego se extrapola al análisis de la realidad indígena en todo el país.” (1998:7). 142 “¿Cuál es entonces la caracterización que puede hacerse de los indígenas chaqueños en la actualidad? ¿Qué son esos hombres reales? Aunque en una pequeña proporción aparecen como trabajadores independientes que venden su producto en un mercado controlado por otros, en su gran mayoría son proletarios y semiproletarios, portadores de fuerza de trabajo que deben entregar por un salario (El prejuicio acerca de la poca relevancia de los obreros de origen indígena, y su contracara, el no considerar a los indígenas como obreros, tiene una larga tradición en la Argentina). Es decir expropiados. Pero expropiados ¿de qué? ¿de la tierra? ¿de los medios de producción? Esto constituye una visión parcializada y parcializante de un proceso más vasto, visión que, al mismo tiempo, termina reduciendo lo expropiado a ‘una cosa’. ¿De qué se expropia a los que son proletarizados? De sus condiciones materiales de existencia, entendiendo por éstas a las fuerzas productivas de la sociedad, que involucran no sólo medios de producción sino todo un determinado modo de cooperación, de organización entre los hombres con el objetivo de reproducir su vida en sociedad. Esto implica que su trabajo, su misma actividad que los distingue como hombres del resto de los animales, se les vuelve ajena, y en consecuencia también el producto de su trabajo y su mismo ser genérico como humanos.” (Iñigo Carrera, 1998:16).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“En la Provincia de Salta son muchos los pequeños productores y las
comunidades indígenas que vienen siendo agredidos y amenazados para que
dejen sus tierras y sus puestos. Es el caso de las comunidades Wichí del Itiyuro,
de puesteros criollos a lo largo del Chaco salteño, de pequeños productores en
los Valles (p.ej. Animaná), y de tantos otros, que de pronto ven aparecer a
empresas, con sus capataces y sus topadoras, o a los titulares registrales, que
reclaman para sí tierras que históricamente han sido ocupadas por sus actuales
poseedores. (…) Una de las provincias que más conflictos por la tierra ha tenido
en los últimos años, como sabemos a partir de las luchas de los kollas de Finca
Santiago y de San Andrés; de los Wichí del Pilcomayo (Lhaka Honhat), del
Itiyuro (comunidades de la ruta 86), de Pizarro; de los guaraníes de Caraparí, de
la Loma; de los criollos y puesteros de Salta Forestal, de la Asociación de
Pequeños Productores del Chaco Salteño, de los Valles Calchaquíes (San
Antonio y San José), para sólo nombrar a algunos.” (Informe PROINDER,
2006:53).
El mismo informe, señala que las razones de la densidad de la conflictualidad de
tierras en Salta habría que buscarlas en un conjunto de variables, entre las cuales está
la concentración de tierras que se registra en la provincia, a pesar de los datos
censales disponibles que no lo reflejan.
“Es probable que Salta no sea una excepción a lo que está sucediendo en el
resto del país, y que sí haya un proceso de concentración de la propiedad y una
expulsión tanto de pequeños productores, como de mano de obra asalariada, si
tenemos en cuenta:
- Que no ha habido una política provincial específica, ni un hecho económico
particular a la Provincia que haya promovido la retención de la población en el
campo, o contribuido a regularizar la tenencia de la tierra.
- Existe una política de tierras a nivel provincial que claramente beneficia a los
grandes propietarios (como los casos de Pizarro, Tolloche, Dragones-Hickman,
etc.) y son cada vez más numerosos los conflictos por la tierra, muchos de ellos
a raíz de desalojos de poseedores de larga data.
- Los Censos de Población, muestran una reducción no sólo de la población
rural en general (era el 21% de la población total provincial en 1991, y el 16.6%
en 2001), pero más importante aún esa población rural es crecientemente
población que vive en pueblos y ya no en forma dispersa: de la población rural
total, en 1991 25,6% vivía en poblados de más de 2000 habitantes, en 2001, era
el 34,3%. (Frere, 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Los testimonios de técnicos y dirigentes campesinos en distintas zonas de la
Provincia son coincidentes en señalar ese doble proceso de concentración de la
tierra y expulsión de pequeños productores.” (Informe PROINDER, 2006:14).
Este marco para entender la conflictualidad de tierras en Salta, debe ser
complementado con los análisis sobre la aparición de los reclamos territoriales de las
comunidades indígenas. La concentración de tierras no es de por sí sola una
explicación de la conflictualidad por la tierra, como si se tratara de un recurso
económico que es disputado al interior de relaciones sociales capitalistas. Trabajos de
caso que hemos realizado sobre la lucha por la tierra en las comunidades Kollas de
Finca San Andrés muestran cómo este tipo de conflictos, surgidos con el regreso de la
democracia al país, expresaban la defensa de un modo de vida. O sea, detrás de la
lucha por 129 mil hectáreas, en diversos pisos ecológicos, estaba la reivindicación y
reproducción de la trashumancia como “método de la vida”. Los conflictos de tierra
surgían anclados en la defensa de un modo de vida, y ya se hablaba en las
comunidades Kollas, entre los consejeros de base y los dirigentes, de una
organización más amplia. Así se gestó Tinkunaku para la defensa y lucha por “territorio
ancestral”. Por su parte, recientemente, Chris Van Dam advierte lo extendido del
reclamo territorial entre las organizaciones de los distintos pueblos originarios de la
provincia, no así entre los criollos.
“En Salta, son varios los pueblos que tienen o están reclamando el derecho a un
territorio. Es el caso de Finca Santiago, donde el Pueblo Kolla ha logrado tener
el título de propiedad sobre 125.000 has. O el caso de Lhaka Honhat que lucha
en nombre de 33 comunidades Wichí por el reconocimiento de un título único, en
los lotes fiscales 55 y 14.” (Van Dam, 2007:19).
Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a la
actualidad:
Los conflictos por tierra en la provincia de Salta, deben entenderse en el marco de una
conflictualidad antigua, relacionada al despojo de la conquista europea, la colonia y la
construcción del Estado argentino (guerras civiles, levantamientos indígenas,
campañas militares, instrumentación violenta de relaciones de producción asalariadas,
etcétera). En realidad, la conflictualidad de tierras en Salta se va montando sobre
sucesivas oleadas de despojo a las poblaciones originarias y rurales en general. O
sea, una parte importante de los conflictos actuales se iniciaron en otros momentos
históricos, y se fueron reactualizando al compás de cambios políticos y económicos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
más amplios. Paradigmáticos son los casos de las comunidades Kollas de Finca San
Andrés o Finca Santiago cuyos problemas de tierra se arrastran al menos desde las
encomiendas y mercedes de tierras de la conquista. Luego aparecen nuevos conflictos
generados por la valorización de tierras, dado el avance en el este y sureste provincial
de cultivos de exportación, como la soja transgénica. Esas zonas están habitadas por
familias campesinas ganaderas, llamadas puesteros o criollos, y por comunidades
indígenas sucesivamente desplazadas que se han instalado por allí en los últimos 30
años. En los primeros años de la década de 1980, en tiempos de dictadura, se
observa un recrudecimiento de los desplazamientos o de los intentos de
arrinconamiento contra comunidades indígenas y pobladores criollos, pero también su
reorganización. Consideramos, a partir del analisis del conjunto de casos, que en este
período la conflictualidad por la tierra ha tenido fases diferenciadas. Contemplamos al
menos tres:
- La primera fase (1983/85-1993/94), sólo tiene fecha aproximada, pues abarca el
inicio de la reconstrucción de las distintas organizaciones campesinas e indígenas
de la provincia luego de la dictadura militar, hasta a la promulgación de la ley
indígena a nivel nacional. Es un período de despliegue de la lucha por la tierra, con
conquistas en el plano formal para los derechos de los pueblos originarios que no
se traducen prácticamente en resultados concretos.
- La segunda fase (1994/96-2002), se caracteriza en su inicio, por la consolidación a
nivel nacional e internacional de una batería de dispositivos jurídicos de
reconocimiento hacia los pueblos originarios. Y se cierra, con la devaluación y con
el definitivo afianzamiento del modelo agroexportador, que imprimen en la
provincia una renovada presión sobre la tierra y una intensificación en la
explotación de los recursos naturales.
- La tercera fase (2002 en adelante), que aún está abierta, se caracteriza por la
multiplicación de conflictos de tierras y por algunos resultados favorables a las
poblaciones rurales, en un marco de mayor capacidad organizativa de los pueblos
originarios, mayor violencia por parte de las fuerzas de seguridad, y la puesta de
manifiesto de la disputa territorial que se está dirimiendo en esta provincia.
1ª Fase (1983/85-1993/04): nuevas oportunidades políticas para antiguas luchas
En los años de la transición entre la dictadura y la democracia, se incrementa la
presión de los terratenientes sobre los pobladores, arrenderos, puesteros, ocupantes,
etcétera, a la par que renace la organización de estas poblaciones asumiendo
múltiples identidades colectivas y estrategias de resistencia. Lo que se destaca en
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
este momento es la simultaneidad entre, el reanudarse del ejercicio de una presión
sobre poblaciones concebidas como desposeídas de derechos sobre la tierra, y la
autoinstitución de estas poblaciones en sujetos de derecho a su hábitat. En el cierre de
esta fase, al resurgir de las luchas de los pueblos originarios y de los campesinos, se
le suma el advenimiento de un contexto más propicio a los intereses de éstos. Es
decir, esta fase se caracteriza fundamentalmente por el paso que dan las poblaciones
originarias y campesinas para enfrentar al “patrón” y al Estado. Como le gustaba decir
a un hombre de Finca San Andrés, el finado Lázaro Tolai, un protagonista del “Malón
de la Paz por las rutas de la Patria” del año 1946, cuando recordaba los años de la
reorganización: “Nos pusimos de pie”143.
En esta fase se produce el resurgimiento de las organizaciones indígenas y de los
conflictos de tierras. Como puede observarse en los casos, gran parte de los conflictos
que se desatan o se reactivan, son el resultado de la reorganización de los pueblos
originarios y de los campesinos. En los primeros años de la década de 1980, el
Ingenio San Martín del Tabacal comienza a aumentar los arriendos que les cobraba a
los pobladores de las fincas de la alta cuenca del Río Bermejo, amenazando con
desalojar a quienes no pudieran o no quisieran pagar. Por esos años, y con mayor
fuerza desde 1983, los habitantes de Finca Santiago y de Finca San Andrés 144,
emprenden una serie de reuniones para conversar el problema. En un primer
momento definen realizar acciones legales contra los aumentos, pero la creciente
movilización de las familias hace con que se postule rápidamente, como problema
central, la cuestión de la tierra, y de los legítimos dueños.
También se reorganizaban grupos y comunidades pertenecientes a otros pueblos
originarios. Por este tiempo, en 1986 la Comunidad Wichi Misión Tolaba, de General
Mosconi, empezaba un juicio de prescripción adquisitiva para obtener los títulos de sus
tierras. Unos años antes, en 1984, 15 comunidades del lote fiscal 55, del
departamento Rivadavia, elevaban al gobierno provincial un pedido de entrega de una
extensión de tierras de 30 x 90 km (2700 km2), iniciando lo que sería la lucha por su
territorio. En verdad, desde la década de 1970 y 1980, las comunidades venían
143 En nuestra investigación en Finca San Andrés, que transcurrió entre 1997 y 2003, registramos el proceso por el cual, algunos de entre aquellos “viejos luchadores del ’40”, se pusieron nuevamente “en movimiento”, organizando reuniones, hablando con unos vecinos, luego con otros. Cuenta Lázaro Tolai (que había participado en el 1° Malón de la Paz) que había miedo entre la gente, nada bueno había seguido a los sacrificios de la primer caravana del ’46, y “los tiempos no estaban como para alzar la voz”. No había muchos que estuvieran dispuestos a enfrentarse al ‘patrón’, a la familia Patrón Costas. No obstante ya algunos se habían sumado a estas primeras reuniones, en las que se fue gestando una primera idea. Por su parte, los jóvenes venían de experiencias externas a la Finca que les otorgaron capacidades para emerger como organizadores de la acción. 144 Ya desde el Malón de la Paz de 1946 existía costumbre entre los pobladores de ambas fincas de reunirse para tratar temas en común, como el de la tierra.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
resistiendo los intentos del gobierno provincial de desalojarlas y trasladarlas al lote 4
cerca de Tartagal y luego a lotes urbanos. Estas comunidades y otras más de la
misma región conformarían desde 1992 la Asociación Lhaka Honhat que en 1994 ya
integraba 35 comunidades Wichi, Chorote, Chulupi, Toba y Tapiete.
En el área del Itiyuro, atravesando las rutas 34 y 86, la reorganización de las
comunidades indígenas comienza hacia el final de la dictadura militar, no obstante la
emergencia de los conflictos es posterior, aunque aquí también se trate de problemas
de tierras que vienen de la conquista española y la conformación de los Estados-
Nación. Como ejemplo de lo anterior citemos el caso de la Comunidad Wichí Hoktek
T’oi o Lapacho Mocho que desde 1996 confronta con la empresa Los Cordobeses SA,
en principio por los desmontes, pero en términos generales por el control del
territorio145. En la zona entre Embarcación e Hickmann ha habido conflictos desde los
años de 1970, protagonizados por terratenientes y las Comunidades Wichí de la
Golondrina y la Paloma, que lograron en el año 1988 que se realice el juicio de
expropiación, por las acciones de resistencia y las gestiones.
En esta fase se establecen marcos legales sobre tema tierras y sobre pueblos
originarios. Sin dudas ésto creó un contexto de oportunidades, aunque hayan sido
pasos ambiguos que fue dando el Estado.
Para los pueblos originarios, la vuelta de la democracia, significó un avance en
términos de acceso a derechos, al menos formalmente; como la sanción de leyes que
quedaban en el papel por demoras excesivas en su reglamentación. Es el caso de la
ley 23.302 o ley indígena146, basada en un proyecto de ley de 1973 presentado por De
La Rua, que fue aprobada en 1985, reglamentada en 1989, con modificaciones en
1991. Según las organizaciones indígenas la reglamentación no respetaba el espíritu
de la ley, pues desvirtuaba -entre otras cosas- la genuina participación de los
indígenas en el Instituto de Asuntos Indígenas (INAI) que se creaba con esta ley. En
1992 ocurría algo muy significativo para los derechos de los pueblos originarios, ya
que Argentina aprobaba el Convenio 169 de la OIT (que luego, en el año 2000, sería
convalidado con rango constitucional)147. Un año después, en 1993, el Programa de
145 Se trata de tierras (comprendidas dentro de Finca Tonono) que han pertenecido a la República de Bolivia hasta 1910-1912. Luego han pasado por distintos dueños, incluso han sido propiedad de Robustiano Patrón Costas, hasta ser fraccionadas en 1946. 146 En esta ley se reconoce la preexistencia de las comunidades indígenas a la conformación del Estado Nacional Argentino y se determina el respeto a sus propios “valores y modalidades”. 147 Recordemos que, mediante la ley 24.071, el Congreso de la Nación había aprobado el convenio 169 de la OIT, reconociendo el derecho de los pueblos indígenas y tribales en la Argentina.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Acción de la Conferencia Mundial en Derechos Humanos, establecía que 1993 sería el
“Año Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo”.
A nivel provincial, en 1989 se sancionó la Ley Nº 6570 (ley de colonización), una
legislación que trata las tierras fiscales y su distribución, contemplando incluso a
comunidades indígenas148. Recordemos también que en 1983 se crea el Instituto
Provincial de Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS), cuyas atribuciones son “trabajar en
la promoción y reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, la
regularización de sus derechos sobre la tierra y la promoción de sus tradiciones,
expresiones e historia” (Secretaría de Prensa, Gobierno de la Provincia de Salta).
En 1987 hace una visita a la provincia de Salta el Papa Juan Pablo II. Esto fue
contemplado por algunas organizaciones indígenas como una oportunidad para pedirle
que interceda en los problemas de tierras149. En efecto, también para el Papa y su
comitiva el encuentro con los “indios” estaba en la agenda. En un documento llamado
“Juan Pablo II en Salta” se hace mención a esta diferencial presencia.
“El 8 de abril de 1987, al llegar al Aeropuerto Internacional ‘Martín Miguel de
Güemes’ de Salta, Argentina, y descender del avión, Juan Pablo II, besó la tierra
mientras lo aclamaban 600 mil personas. Inmediatamente se trasladó al
Hipódromo de Limache donde lo estaban esperando los fieles reunidos para
celebrar ‘El V Centenario de la Evangelización de América Latina’. Entre ellos,
había indios quechuas, tobas, matacos y chiriguanos llegados de todo el
Noroeste de la Argentina, además de todo el pueblo de Salta”
(www.camdipsalta.gov.ar/INFSALTA/papa11.htm).
Si analizamos las acciones y resultados en los conflictos de esta fase, vemos que las
organizaciones indígenas han realizado diversas acciones directas y legales para
recuperar sus tierras y hacer valer sus derechos ancestrales. Sin embargo los
resultados han sido, de cierta manera, ambiguos. El caso de Finca San Andrés vuelve
a ser paradigmático, ya que las Comunidades Kollas retoman la modalidad de realizar
“caravanas” a la ciudad de Salta o de Buenos Aires para negociar y hacer visibles sus
reclamos (en esta fase las más importantes fueron las de 1984, 1987 y 1993). De este
148 La Ley Nº 6.570, Ley de Colonización, obliga a darle las tierras fiscales a sus ocupantes. Promulgada el 30/11/89. Sancionada el 09/11/89. 149 A modo de ejemplo, en 1987, los Kollas de Finca San Andrés le dirigen una nota a su Santidad Juan Pablo II, aun de visita en el país. A los pocos meses este les envía una contestación en donde les informa su voluntad de mediar entre las partes (ellos y el Ingenio SMT). También van a verlo al Papa en Salta, delegados de las Comunidades Wichí la Golondrina y la Paloma, para pedirle la tierra. Luego de eso, un año después obtienen 300 ha en el juicio de expropiación a Alfredo Plaza, que se efectiviza en 1992. No obstante actualmente se cuestionan que era poca tierra la que demandaron, ya que el lote en disputa tenia 7092 ha en total.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
proceso, no obstante, los resultados han sido dispares. Por un lado han logrado que
en 1993 el gobierno nacional determine la expropiación de 19.000 has de yungas a su
favor (el 15% aproximadamente de las tierras reclamadas), aunque a la vez el
gobierno provincial congelara la entrega de las 80.000 has que el Ingenio San Martín
del Tabacal en 1986 había donado al Estado para que éste las entregara por su parte
a las comunidades. De todos modos, la expropiación tampoco significó la entrega
inmediata de los títulos. En Finca Palermo Oeste, ocurrió también que tempranamente,
en 1986, los pobladores se vieron beneficiados con una expropiación que, no
obstante, años después sería revertida en confusos procedimientos. Recién en 1996,
que definimos como parte de la fase siguiente, se vuelven a entregar las tierras
gratuitamente a los palermeños.
2ª Fase (1994/96-2002): Emergencia de la cuestión indígena y transformaciones
agrarias
Lo que caracteriza esta fase de la conflictualidad de tierras en Salta es
fundamentalmente el definitivo reconocimiento a los pueblos originarios y su derecho a
la tierra. Proceso que no puede desligarse de un contexto en el cual, el agro comienza
a sufrir cambios profundos por las políticas de apertura y desregulación (incluidas las
privatizaciones de empresas estatales, como YPF, que impactaron fuertemente en la
provincia), y los gobiernos realizan intervenciones oscilantes que favorecen la
concentración económica y/o promueven algún nivel de gobernabilidad por consenso.
La superficie de soja comienza a crecer en la provincia ante la crisis de los llamados
cultivos industriales o regionales. La desocupación también crece por este tiempo en
la provincia provocando un clima de tensión social que se entrecruzaba con la
conflictualidad de tierras: cortes de ruta conjuntos entre comunidades indígenas y
organizaciones de desocupados, demandas de planes sociales desde organizaciones
aborígenes, actuación y presencia constante de gendarmería, grandes represiones en
Tartagal y General Mosconi, etc.
Los indígenas adquieren, en esta fase, reconocimiento constitucional, en un escenario
global en el cual se declara década mundial de los pueblos indígenas. La elección del
año 1994 como corte entre una fase y otra, responde a varios acontecimientos. Uno de
ellos es la definitiva gestación de un contexto de oportunidades políticas para los
pueblos originarios. En el nivel nacional, debido al activismo indígena, se logra que en
1994 la reforma de la Constitución Nacional reconociera los derechos indígenas,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
basados en la preexistencia de los pueblos originarios al Estado argentino150. Muchas
organizaciones indígenas del país se movilizaron, desde mayo a agosto, a las
ciudades de Santa Fe y Paraná, mientras estaba reunida la asamblea constituyente,
para recordarles a los representantes que las poblaciones originarias existían y que la
Nación tenía con ellas una deuda que debía ser reparada. Dos años después, en
1996, entraba en funciones definitivamente el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
(INAI). En el nivel internacional, las Naciones Unidas, a través de su resolución
48/163, declaran del 10 de diciembre de 1994 al 10 de diciembre del 2004 la “Década
Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo”.
La configuración de este contexto político local y global, con el correlato concreto de
un marco legal de derechos, hizo con que algunas comunidades modificaran sus
estrategias jurídicas. Así lo hicieron por ejemplo, como vimos, comunidades Wichí y
comunidades Diaguita-Calchaquí, que habían iniciado juicios para la prescripción
veinteañal, con la nueva constitución que reconoce su preexistencia a la Nación
Argentina y la reglamentación de la ley 23.302, más los convenios internacionales, se
volcaron a hacer valer sus derechos a partir de este nuevo corpus.
Se conforman en esta etapa, las alianzas de los pueblos indígenas salteños. Otro
elemento de contexto a tener en cuenta, muy vinculado al punto anterior, es el
conjunto de alianzas que surgen en esta fase con organizaciones ecologistas y de la
sociedad civil en general: Greenpeace, Fundación Vida Silvestre Argentina, Yaguareté,
CELS, Caritas, ONGs extranjeras, etcétera. En el plano también de las alianzas, pero
en relación al Estado, en estos años cumple un rol importante el INAI, en tanto ha
significado el reconocimiento estatal de las comunidades indígenas, ha sido
herramienta para el acceso de las comunidades a las tierras (o al menos para tener
mayores posibilidades de hacerlo legalmente) y respaldo en los conflictos, ha
contribuido a mantener en la agenda pública la cuestión indígena, entre otras cosas.
También se dan alianzas estratégicas, como se comenzó a llamar hacia finales de la
década de 1990 a las relaciones entre Estado / ONGs / organizaciones populares 151.
Un ejemplo de esto, que tuvo gran difusión, fue lo que ocurrió en la fase siguiente,
150 La reforma de la Constitución Nacional reconoce los derechos de los pueblos originarios en el Artículo 75, Inciso 17. 151 Si bien de estas experiencias surgirían casos en los cuales las organizaciones campesinas e indígenas vieron potenciadas sus acciones, no puede obviarse que a partir de la década de 1990 existió, desde organismos internacionales como el Banco Mundial, un impulso de mecanismos participativos en la gestión de los recursos. Son ejemplos líneas de apoyo a pequeños productores de la SAGPyA o para comunidades en áreas protegidas de APN.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
cuando un organismo público como Administración de Parques Nacionales (APN) 152
compra en 2006 la Reserva Pizarro a la provincia de Salta, para luego establecer una
dinámica del “co-manejo” con la Comunidad Wichí Eben Ezer153. La misma institución
gubernamental en el 2002 participó de las negociaciones para que gran parte de la
Alta Cuenca del Río Bermejo fuera declarada por Naciones Unidas “Reserva de
Biosfera”154; lo cual en un primero momento no fue entendido por las comunidades
Kollas de la cuenca como un logro en si mismo, luego fue habilitante para captar
recursos y anclar reclamos.
Recordemos algunas acciones de protesta que reflejan las alianzas entre las
organizaciones indígenas y el movimiento ambientalista. Durante el año 1998, las
comunidades Kollas de la alta cuenca del Río Bermejo, conjuntamente con
Greenpeace (y organizaciones indígenas Mapuche), llevan a cabo acciones de
protesta, como la marcha-denuncia a la empresa Seabord Corporation frente a la
embajada de Estados Unidos, o la campaña contra el director de Techint (Agustino
Roca, de la empresa constructora del gasoducto), o las manifestaciones frente al ente
regulador del gas (ENARGAS) para evitar la construcción del gasoducto a Chile, que
atravesaría gran parte de los territorios ancestrales.
La compleja relación entre las leyes y su aplicación en la cuestión indígena es un
problema que se hace patente en esta etapa. Este nuevo contexto, permitió que las
históricas luchas de los pueblos originarios, tuvieran otros desenlaces posibles. En
algunos casos hubo reconocimientos plenos, en otros casos los derechos se
cumplieron parcialmente (si cabe esta expresión), y para otras comunidades y
organizaciones sus reclamos permanecieron sin ser atendidos y sus acciones fueron
castigadas por la justicia. Como regla encontramos un Estado que reconoce pero no
aplica, o que aplica pero no garantiza, y que cuando garantiza lo hace solo sobre una
porción de lo que corresponde. 152 La participación de APN se desarrolla en el marco de una nueva política del organismo que se propone integrar a las comunidades y pobladores en el manejo de los Áreas y Espacios Naturales Protegidos: “En las áreas de influencia de los Espacios Naturales Protegidos, y en los ámbitos especializados promover el debate y la discusión sobre las metodologías más apropiadas para lograr sus objetivos de conservación y manejo. Así mismo promover una participación activa de la comunidad que asegure un mayor involucramiento y control en el proceso de toma de decisiones”. (APN, 2007:4). 153 Aquí destacamos la alianza con APN, lo cual no debe entenderse como sobrevaloración de su participación. En este sentido, debe retenerse que en el conflicto la determinación mayor estuvo dada por las acciones que realizaron la organización indígena y demás organizaciones populares y de la sociedad civil. 154 La declaración, como Reserva de Biosfera por la UNESCO, implica referenciar una zona como necesaria de ser preservada de la explotación indiscriminada, aunque esta medida no tenga carácter vinculante.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Por ejemplo, las comunidades Wichí de la cuenca del Río Itiyuro (que conforman la
Organización Zlaqatahyi - Unión Wichí del Itiyuro) siempre se habían opuesto a los
desmontes. Habían resistido a la deforestación de 1960 en Sopota, a la empresa
Desdelsur, sin logros. En 1996 la Comunidad Wichi Hoktek T'oi (Lapacho Mocho),
integrante de aquella organización, enfrentó a la empresa Los Cordobeses SA que
estaba deforestando un área de 1.838 ha del territorio de la comunidad. Sin
respuestas por parte de la provincia, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y
Desarrollo Sustentable (SEMADES) que había otorgado el permiso de desmonte a la
empresa, la comunidad eleva la denuncia a la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
que hizo lugar al recurso el 8 de septiembre de 2003, fallando contra la Secretaria
provincial por violar la Constitución Nacional (en el artículo 75, inciso 17).
En Finca San Andrés, el cumplimiento de la normativa vigente -en esta fase- se vuelve
aun más lenta que antes. En pleno litigio con el Ingenio San Martín del Tabacal, en el
año 1997, las comunidades toman conocimiento del proyecto de construcción de un
gasoducto que atravesaría sus tierras, mientras que en la Finca, una empresa
maderera (Madenor) retiraba rollos con supuestas autorizaciones del Ingenio más no
de las autoridades de las comunidades. Ante tales situaciones, vividas por las
comunidades como atropellos, se decidió en junio cerrar un paso interior de la Finca,
en el paraje Cuesta Chica, para no permitir la circulación de camiones que retiraban
madera de las yungas155. Es decir, existía una delicada situación jurídica en proceso, y
había una medida de no innovar que ponía en jaque la explotación de la los recursos
naturales de la Finca, a su vez existían ya normativas legales sobre los derechos de
estas poblaciones Kollas (leyes generales, como la carta magna, y particulares, como
la ley 24.242/93 de expropiación); no obstante, el cumplimiento del estado de derecho
dependió menos del funcionamiento de los dispositivos estatales creados para tal fin,
que de la determinación de las comunidades en su acción directa.
En esta misma perspectiva, citemos el caso de las Comunidades reunidas en Lhaka
Honhat. En 1996, deciden reclamar por los derechos de tierras no reconocidos y por
las promesas incumplidas, para lo cual se oponen a la construcción de obras como el
puente internacional sobre el Río Pilcomayo a la altura de Misión la Paz, pues traería
problemas para la vida de las comunidades. La medida de protesta fue levantada ante
nuevos compromisos del gobierno que nuevamente no serían cumplidos. Es más, el
Estado, al día de hoy, no ha avanzado en dar respuesta al pedido de las comunidades
indígenas y la organización campesina del lote fiscal 55 y 14 de hacer entrega de las
tierras sin parcelamiento. Esto, según Cristobal Wallis y Matías Rangeon (2007), se
155 Cuando gendarmería y la policía quisieron despejar el camino se dio un enfrentamiento con los Kollas, que pudieron mantener la determinación.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
debería a que el Estado desestima a la Lhaka Honhat como organización deseable y
capaz de controlar una región tan extensa como son los lotes fiscales en cuestión156.
En esta fase, también hubo casos en los cuales los indígenas consiguieron acceder a
sus tierras. Aunque varios años después de la expropiación, las comunidades Kollas
de Finca Santiago, obtuvieron en 1999 el título de propiedad comunitaria. Este
proceso, aunque evaluado sin duda como positivo por las comunidades, muestra las
ambigüedades y demoras del Estado en relación a la efectiva entrega de tierras a
pesar del contundente corpus de derechos indígenas existente en esta época.
También es problemático el marco de negociaciones entre gobiernos y propietarios a
la hora de concretar una medida de expropiación de esta naturaleza (que debiera
tener un sentido de reparación histórica). Según señala la investigadora Marina
Weinberg para el caso de la recuperación de las tierras de Finca Santiago por parte de
las comunidades que la habitan, el tipo expropiación sancionado por ley implica arduos
y costosos procedimientos administrativos.
“Aunque unos años antes, en octubre de 1994, el Congreso Nacional había
sancionado la ley 24.242 de expropiación, amparada en la reforma
constitucional, recién en marzo de 1997 se realizó la entrega de la posesión
formal de la totalidad del territorio. Y dos años más tarde les fue entregado el
título de propiedad a nombre de la Comunidad Indígena del Pueblo Kolla de
Finca Santiago. (…) Debe aclararse que de todas maneras, la sociedad dueña
de la empresa maderera recibió por la expropiación la enorme suma de
$5.020.222 (pesos/dólares), cifra que fue desembolsada por el Gobierno
Nacional, en tres cuotas. A partir de ése momento, comenzó a administrar la
Finca el Consejo Kolla, sancionando el Estatuto General que rige hasta la
actualidad” (Weinberg, 2007:72).
3ª Fase (2002 en adelante): la incompatibilidad entre las territorialidades de las
comunidades y del agro-negocio
Esta fase se caracteriza por la profundización del avance de la frontera agropecuaria
de la mano del agronegocio. Se establece con claridad, para las organizaciones
indígenas y campesinas, la imposibilidad de la coexistencia espacial entre las
156 “El gobierno, en cambio, no acepta la idea de un ‘territorio’ y quiere entregar un título a cada comunidad por separado, rechaza la idea de un territorio con un solo titulo, sin subdivisiones. Dice que es zona de frontera y que hay peligro, al entregar una gran extensión con un solo titulo, de una pérdida del territorio nacional. El gobierno le niega de esta forma a las comunidades el derecho a vivir como tradicionalmente lo han hecho y como eligen hacerlo ahora.” (Wallis y Rangeon, 2007:90).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
aspiraciones territoriales propias y las del agro-negocio (y del turismo, y la minería),
que consideramos se muestra, en tanto matriz productiva extractiva portadora de una
territorialidad excluyente. En este momento, se hace evidente que las luchas de los
pueblos indígenas y las poblaciones campesinas han transcurrido entre la
desestructuración de sus territorialidades y el control efectivo del territorio. Frente a los
conflictos de tierras el Estado por su parte ha sido oscilante. Ha habido diferencias
entre los niveles nacional y provincial, pero también asoman diferencias entre las
gestiones de Juan Carlos Romero y la de reciente ingreso de Juan Manuel Urtubey
(que asumió el 10/12/2007).
Si se analizan algunos conflictos en particular, se encuentran los ingredientes más
significativos que consideramos están presentes en la fase actual de conflictualidad
por la tierra en la provincia. El caso de la Comunidad de La Loma, trata de un
enfrentamiento entre comunidad indígena y un actor del desarrollo del capitalismo
agrario de principio de siglo XX, como es el Ingenio San Martín del Tabacal. Cuando a
finales de este siglo, una empresa transnacional compra el Ingenio, se revitaliza el
avance sobre la comunidad, que por su parte, en el nuevo contexto histórico, entiende
que es hora de recuperar para su subsistencia parte del territorio perdido.
Otro caso paradigmático es el caso de la empresa ARCOR SA. Según una denuncia
del Foro Salteño por la Tierra (2007), de febrero de 2007, ARCOR “alentado por los
altos precios de la soja y de la ganadería”, habría decidido en el año 2006 “habilitar”
para la producción y desmonte unas 30 mil hectáreas de quebrachales y especies
nativas de la Finca Don Tito. Además de lo que todo esto implicaría en términos
ambientales157, lo que generó el cuestionamiento de organizaciones ambientalistas e
indígenas, es que se afectaría a las comunidades Wichí (Lhaka Honhat) y familias
criollas del Lote Fiscal 14, sea por los desmontes o por los desalojos.
También en esta fase, estallan conflictos como el de la Reserva provincial Pizarro,
lotes fiscales 32 y 33. En el año 2004, el gobierno de la Provincia de Salta intenta
vender 6.000 has de parque provincial con el argumento de que se trataba de tierras
ya degradadas. El comprador era una empresa (Everest SA) que pretendía poner esas
tierras a producir, desmontando primero y luego sembrando soja. Frente a esto la
Comunidad Wichí Eben Ezer y los criollos que allí habitaban se resistieron y lograron
tejer alianzas con sectores urbanos y con el Estado nacional.
157 Según la misma empresa ARCOR, la extracción de 58.000 m3 de madera, 90.000 postes y 280.000 toneladas de leña, a través de los ya conocidos métodos de cadeneo y arrastre, con topadoras D-8.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
De igual modo, otra singularidad de esta etapa es que antiguos conflictos se reavivan.
Así sucedió, por ejemplo, en los Valles Calchaquíes, zona cercana a Animaná. Desde
la década de 1940 habían surgido conflictos por la distribución del agua entre las
Comunidades de San Antonio y San José y los intereses terratenientes, de la familia
Michel en este caso. A mediados de la década de 1990 se dan una serie de idas y
vueltas legales, que no obstante mantienen a las comunidades en una situación
desfavorable en relación al uso del agua (Barrios, López Amorelli y Saravia, 2007). Sin
embargo, es en esta fase, en el año 2005, cuando la firma vitivinícola Animaná SA
(perteneciente a la familia Murga), pretende avanzar sobre tierras de las familias
campesinas impulsando acciones de desalojo judicial mediante engaños a los
pobladores. Los mismos, frente a esta situación, reaccionan y resisten con cortes de
ruta, y otras acciones. Es decir, un conflicto que estaba latente se reactiva a partir de
las nuevas estrategias de empresarios agrarios que actúan como si estuvieran frente a
espacios vacíos.
Con estos casos de conflictos de tierra queda expuesto que en esta fase la
conflictualidad se expresa entorno de proyecciones territoriales irreconciliables, pues la
materialización en el espacio de un modo de vida (el del pueblo Guaraní o Wichí, por
ejemplo) implica la no realización espacial de la otra proyección de relaciones sociales
(del agro industrial y capitalista), y viceversa. El Estado, por su parte, se debate en un
mar de ambigüedades y tensiones. Por un lado, éste define, desde el gobierno
provincial, un plan para “recuperar terrenos abandonados” con el objetivo de ampliar la
superficie sembrada con caña de azúcar. Se trata del perfil de Estado más
generalizado, coherente con el proyecto de desarrollo y progreso de la modernidad,
complementario y funcional con el programa del avance capitalista en el agro. Por otro
lado el Estado postula, desde organismos específicos que se ocupan de los “asuntos
indígenas”, la defensa de los derechos de estas poblaciones, recibiendo las
denuncias. No obstante, siguiendo con las generalidades y a la vez recogiendo las
singularidades del caso de La Loma, lo cierto es que la Comunidad ha vivido en los
últimos años situaciones de violencia por parte de las fuerzas de seguridad estatales y
privadas, en las cuales incluso ha perdido la vida un joven indígena. De este modo, la
acción del Estado y de las empresas, con determinadas intencionalidades, ha
desbancado la búsqueda de la Comunidad por mantenerse en su territorio.
Así planteada, la conflictualidad por la tierra en Salta, presenta horizontes polarizados,
excluyentes, en oposición radical con los modelos anteriores de agro modernizador e
integracionista (teniendo en cuenta el despojo y expoliación que también había
significado).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Ahora bien, los cambios, en la forma de uso de los recursos naturales que intensifica
su explotación, y en la lógica de funcionamiento productivo que prescinde de las
poblaciones locales, tienen como correlato una creciente capacidad organizativa, de
articulación y de diagnóstico en las comunidades indígenas que visualizan el escenario
actual. Empezando por esto último, la capacidad de análisis se ha desarrollado y las
organizaciones cuentan con un complejo y elaborado corpus de interpretaciones,
como lo indican en cada oportunidad.
“En relación a los casos verificados en Salta, la Misión considera que la situación
es de extrema gravedad y que el Estado provincial no está cumpliendo con sus
obligaciones de proteger las comunidades indígenas Guaraníes contra la acción
del Ingenio Tabacal, además de no cumplir con sus obligaciones de respetar,
puesto que fuerzas policiales y autoridades están actuando en contra de los
derechos de las comunidades indígenas” (comunicado de la Comunidad Wichi
Misión Tolaba, 2002).
En sintonía, los campesinos también expresan su perspectiva, como en el análisis de
coyuntura, de la Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteños (APPCHS),
en un encuentro en Embarcación,
“Se habló mucho del tema del campo, pero no del campo en general, porque el
campo también somos nosotros, y nadie se acordó, nadie habló. (…) El avance
de la frontera agropecuaria, la falta de caminos, de infraestructura, de
educación, de proyectos productivos para el sector del pequeño productor es lo
que lleva a que la gente inmigre del campo a la villa miseria, a los conurbanos
de las grandes ciudades. (…) La gente del norte está muy olvidada. Estamos
siendo desalojados, no nos escuchan. Así nos pasa en Salta, donde 360.000
hectáreas fiscales fueron dadas en concesión a dos empresarios. El pequeño
productor, en medio de todos estos empresarios, termina regalando la
producción porque faltan políticas de Estado para poder comercializar. Las
comunidades indígenas están siendo desalojadas, las que históricamente
convive en la comunidad criolla con los indígenas del Chaco Salteño y son cosas
que no se cuentan” (memoria de la asamblea de la APPCHS, intervención de
Alfredo Riera, de la Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteños,
15/12/2007).
Las organizaciones indígenas y campesinas evidentemente han elaborado una aguda
observación, sobre la profundidad/magnitud de los cambios (y continuidades) que trae
el avance del agronegocio. El cual es expresado en clave de desestructuración de las
territorialidades preexistentes, de los espacios de vida, de desmantelamiento de la
geografía de las culturas originarias y de los modos de vida campesinos. Así lo
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
manifiestan miembros de los pueblos originarios del chaco salteño: "hay otra visión en
los dueños de finca: antes no había soja ni poroto, no había nada, ahora hay soja, hay
poroto, entonces ahora luchar por la tierra nos cuesta más. (…) los aborígenes son
nativos de este territorio, cada vez los empresarios nos perjudican y no nos dejan un
espacio amplio, porque cada vez estamos encerrados en ambos lados del Sur, Norte,
Este y Oeste, cada vez la cultura y tradición indígena pierde" (entrevista a miembro de
comunidad Wichí, en Palmer, 2007:79-82). En La Loma se ejemplifica, cómo las
empresas están adoptando la estrategia de eliminar los elementos que evidencian la
posesión (viviendas, alambrados o cercos, aguadas, corrales, chacras, huertas,
etcétera), como una manera de borrar las pruebas de los habitantes del lugar. Luego
del éxito en el desalojo de la Comunidad Indígena Guaraní La Loma, el Ingenio San
Martín del Tabacal se ha dedicado a destruir elementos que prueben ante el Estado la
existencia de una comunidad originaria.
“Ellos estaban profanando las tumbas de nuestros hermanos enterrados en los
cementerios de ‘La Loma’ para borrar nuestro pasado y nuestro derecho, (…) el
territorio, que nos pertenece desde tiempos inmemoriales, en ellos se
encuentran nuestros antepasados, nuestra historia, nuestra cultura, nuestro
sustento de vida, nuestra riqueza” (entrevista a Mónica Romero, Comunidad
Indígena Guaraní La Loma, agencia de noticias Copenoa, 2007).
El encuadre de la fase actual, que hacen las organizaciones de los pueblos originarios
y de los campesinos, implica enunciar y reconocer que los resultados, más allá de los
saldos positivos, son conquistas parciales158 en la medida en que no cumplan con el
“control efectivo de los territorios” (según una expresión muy común de los dirigentes).
O sea, por parte de las organizaciones los logros se analizan en términos de la
capacidad de asegurar el propio modo de vida, lo cual esta intrínsecamente
estructurado en torno de un hábitat determinado. Existiría una relación entre el
bienestar de las comunidades y por ejemplo el monte del que dependen, para
sobrevivir, pero sobre todo para realizar su “forma peculiar de vida”. En efecto, la lucha
contra el desmonte, asumida con tenacidad por los pueblos originarios y las
poblaciones criollas de la provincia, implica la defensa del propio modo de vida y de la
biodiversidad en general. La deforestación y cercamiento que realizan las empresas
en el chaco salteño, es vivenciado como el inicio del proceso de territorialización
agraria del capital, que va desterritorializando a los pueblos originarios y familias
campesinas. Este proceso es observable actualmente con nitidez en la cuenca del Río
158 Compromisos de palabra por parte de funcionarios, expropiaciones sin entrega de títulos, reconocimiento de porciones de tierra menores de las reclamadas, etcétera.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Pilcomayo y del Itiyuro159. Las acciones directas que las comunidades realizan en
muchos casos se relacionan con intentos de evitar desmontes, ya que las acciones
judiciales en estos casos no logran evitar lo que es considerado “depredación de los
recursos naturales”. La disputa entre defender el monte y desmontar, se ha tornado un
punto crítico en la relación entre desarrollo capitalista del agro y reproducción de los
modos de vida aborigen y criollo. Como lo recupera Mabel Mastrolinardo (2007) en
una entrevista en Gral. Pizarro: “...este bosque es fundamental para nuestra vida:
nosotros, la comunidad campesina y los aborígenes no podemos vivir en otro lugar
que no sea el monte; de él obtenemos nuestra comida, en él se alimentan nuestros
animales y de allí sacamos la madera. Para nosotros, el futuro sin el monte es ir a para
a una villa miseria...” (entrevista a Beatriz Ponce, habitante y concejal en ese momento
de Gral. Pizarro; en Mastrolinardo, 2007:94). En general las organizaciones sostienen
en esta fase un discurso que apela a la lucha por desenvolver la propia territorialidad,
lo cual se ha tornado la medida de todas las cosas. En 2002, la provincia era testigo
de una singular movilización indígena, en tiempos de altas cifras de desempleo y
masivas demandas de planes sociales por parte de decenas de organizaciones de
desocupados. Centenas de indígenas Wichí, Chorote, Guaraní y Chulupí, de los
departamentos de Santa Victoria Este, Rivadavia y San Martín, marcharon a pie desde
sus comunidades a la capital provincial. Su postura e intención fue rechazar los
“planes” que recibían, y solicitar asistencia técnica para “proyectos sustentables”, y
obviamente, la entrega de sus tierras y el reconocimiento de sus territorios.
Organizaciones como Lhaka Honhat indicaron también que rechazan la violación de
sus “derechos territoriales”, implicando con ello que se respete su espacio, “sin
división”, ni “loteos”. Entendemos que para las organizaciones indígenas, sin el control
efectivo del territorio, se corre el riesgo de sufrir una degradación cultural definitiva, en
un momento en el cual el modelo agrario pretende espacios vacíos.
A nivel de las acciones. En esta fase se observa en las organizaciones indígenas y
campesinas la modalidad de combinar acciones directas y judiciales.
Concurrentemente con las nuevas estrategias empresariales, que incluyen el uso
privado de la violencia para ampliar las áreas de explotación de recursos naturales
(extracción de madera, agricultura industrial, etcétera), las organizaciones indígenas
159 Ver en la matriz el caso de la Organización Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro- Comunidades de Lapacho Mocho, Tonono y Pacará), Departamento San Martín. Las comunidades integrantes de la Unión, que han realizado varias acciones directas como levantar alambrados, se oponen a la depredación de los recursos naturales, la biodiversidad y el equilibrio ecológico de su territorio ancestral. En 2005 reclamaban que se frenara la deforestación del corredor, que habitan las tres comunidades mencionadas, situado entre el Gasoducto sobre Ruta 86 hasta el Lote fiscal 4, de la Ciudad de Tartagal (Informe Proinder, 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
profundizan las acciones para defender sus derechos, en alianza con otros sectores.
En el año de 2004, se amplía la presión para frenar el ritmo de los desmontes160 en la
cuenca del Río Itiyuro, exigiéndose desde las comunidades Wichí y ONGs la
declaración por parte del gobierno provincial de una “moratoria a la deforestación” en
la zona de la ruta 86. En mayo de 2005, delegados guaraníes, wichís, chorotes y tobas
de las comunidades de esta zona, cerca de Tartagal, también llevaron a cabo, la toma
de la sede del INAI en Buenos Aires, luego de haber mantenido un corte en la ruta 34,
a la altura de Cuña Muerta, durante 10 días 161. En 2005 registramos acciones directas,
por parte de la Organización Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro), como es la
destrucción de alambrados en áreas consideradas su territorio (un consorcio
agroindustrial había sido el responsable de colocarlos). A este tipo de acciones de
resistencia, reconocidas legalmente (incluso entre los derechos de los poseedores a
defender su posesión), es común que le sigan situaciones de represión, como ocurrió
en este caso, llevadas a cabo por personal de gendarmería y guardia de infantería en
la zona de Pozo Nuevo. La Comunidad de Tonono (miembro de Zlaqatahyi), en 2007,
volvieron a oponerse a los desmontes, como lo había hecho un año atrás, a pesar de
haber sufrido la muerte de un cacique. En esta oportunidad la acción fue contra los
desmontes en Caraguatá Norte. Allí era la empresa Tres Lagunas (aparentemente
propiedad de Sandro Vasloni162), la que estaba realizando los desmontes. En el 2007,
también hubo cortes en la ruta 34. En este caso fue la Asociación de Productores de
Madrejones que se manifiestó contra Tecpetrol y Refinor, por la contaminación de las
aguas que están realizando. Se agregan, en esta fase de la conflictualidad, casos en
los cuales la tierra no es el bien directamente implicado en las disputas, sino que la
lucha es por el manejo y control de recursos naturales del subsuelo. Como sucedió en
el año 2004, cuando el Consejo de Organizaciones Indígenas de Salta, el Consejo de
Ancianos de Finca Santiago y la Asociación indígena ISNAT, reclamaron la
normalización del Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS), y la
democratización en el uso de los fondos de la coparticipación hidrocarburífera.
160 “Según estadísticas oficiales, la tasa de deforestación de la provincia de Salta para los años 1990-2000 es ‘el triple que el calculado para todo el mundo’. Es de público conocimiento que en el año 2003 SEMaDeS autorizó la deforestación de 48.000 has. (‘El Tribuno’, 05/01/04): es decir, un promedio de 130 has. por día. Durante los cinco años anteriores (1998/2002) las hectáreas deforestadas en la provincia sumaron un total de 206.000 has., o sea un promedio de 41.200 has. por año (113 has. por día). De esa cifra total, 38.682 has. corresponden a la Región Parque Chaqueño del Dpto. San Martín, o sea una pérdida anual de 7.736 has. de bosque de transición (21 has. por día).” (Palmer, 2007:77). 161 Logran ser recibidos por funcionarios nacionales del INAI, Ministerio de Trabajo, Desarrollo Social y Salud Pública de la Nación, en audiencias gestionadas por la Senadora Sonia Escudero. 162 Para la organización existe el “comentario” que el propietario en verdad era el señor gobernador Juan Carlos Romero (hoy ex-gobernador).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En estas luchas las organizaciones no están aisladas, hace años ya que reciben
apoyo de ONGs provenientes del ambientalismo o de la Iglesia, al igual que reciben la
solidaridad de organizaciones populares de otras provincias, incluso urbanas.
En Buenos Aires, el 30 de Abril de 2004, por ejemplo, se realizó una movilización a
favor de los reclamos de las distintas comunidades indígenas de Salta que sostienen
conflictos con Seabord Corporation: El Tabacal de Hipólito Irigoyen, Río Blanco Banda
Sur de Orán, Barrio Progreso de Pichanal e Iyigua Pentirami de Urundel, todas del
departamento de Orán. Confluyeron en la marcha, que recorrió la Casa de Salta, el
INAI y Plaza de Mayo, 40 representantes de las comunidades y más de mil personas
de movimientos de trabajadores desocupados y otras organizaciones sociales.
Sin duda, los pueblos originarios de la provincia vienen dando pasos en el sentido de
tejer puentes de acercamiento, incluso con organizaciones campesinas. El 30 de
agosto de 2004, representantes de las comunidades de Rivadavia Banda Norte y
Banda Sur, Río Blanco Banda Norte y Banda Sur, Embarcación, Pichanal, Tinkunaku
(Río Blanquito, San Andrés, El Angosto del Paraní), Consejo de Organizaciones Wichí
de la zona Bermejo, Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteño
(Federación Agraria Argentina) se reunieron en un encuentro organizado por la Iglesia
de la Diócesis de la Nueva Orán, y confeccionaron un documento bajo el nombre de:
“Declaración Conjunta de los Pueblos Originarios y Campesinos Criollos con conflictos
por la propiedad de la tierra en los departamentos de la Diócesis de la Nueva Orán,
(Orán, San Martín, Rivadavia, Santa Victoria e Iruya), de la provincia de Salta”
(Declaración, Orán, 30/8/2004). En aquel momento se hacía una evaluación sobre la
importancia de conocerse, “intercambiar información acerca de las situaciones que nos
afligen, y que constituyen gravísimas violaciones a los derechos humanos y a los
derechos de los pueblos originarios(…)”; y sobre el elemento común que es la lucha
que se sostiene.
“Grandes empresas privadas, particulares que dicen ser ‘nuevos dueños’ y el
Estado como propietario de las tierras fiscales desconocen nuestros derechos y
dan rienda suelta a su ambición de ganancias por encima de nuestra necesidad
de tierra para sobrevivir. Ellos desconocen lo que es para el nativo cuidar el
medio ambiente, defender el monte, los ríos, los animales (art. 42 de la
Constitución Nacional). Los que más tienen, más quieren tener por la fuerza, a
costa de los que menos tenemos ó apenas tenemos para sobrevivir. En estas
luchas las empresas utilizan métodos intimidatorios, propician detenciones
ilegales por la fuerza pública y, en algunos casos extremos, reclutan grupos
armados integrados en muchos casos por personas pobres enfrentándolas a
otros pobres, para destruir con topadoras los bienes y las cosechas, para quitar
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
poder a los líderes de las comunidades, y aún para deshacerse de algunas
personas.” (declaración Conjunta de los Pueblos Originarios y Campesinos
Criollos con conflictos por la propiedad de la tierra en los departamentos de la
Diócesis de la Nueva Orán, 30/8/2004).
Recientemente, se puede recalcar otro caso de este tipo. Con un documento fechado
el 28 de noviembre de 2008, en Orán, un vasto grupo de organizaciones indígenas y
campesinas, y ONGs163, ha establecido la conformación de la Mesa de Tierra de la
provincia de Salta. En el documento, presentado al gobernador de la provincia,
resumidamente se establece: 1) materialización de los derechos sobre la tierra en
áreas fiscales y privadas; 2) inmediata suspensión de los desmontes autorizados y en
ejecución; 3) implementación de mecanismos y dispositivos de control efectivos que
detenga la tala ilegal e indiscriminada; 4) que se garantice una efectiva participación a
la hora de resolver sobre el destino de los recursos naturales o la autorización de
desmontes, como lo establece en uno de sus artículos el Convenio N°169 de la OIT.
En estos años, el fortalecimiento organizativo que ha habido, podría relacionarse con
los nuevos desenlaces en los conflictos. Para los pueblos originarios, en esta etapa ha
habido resultados valiosos, a nivel de resistir desalojos, visibilidad de los derechos
indígenas y entregas de tierras, que sientan antecedente legal y reivindicativo. En el
marco nacional, consideramos nodal que se haya establecido en estos años la ley
26.160 (sancionada el 1 de noviembre de 2006, promulgada el 23 noviembre de 2006),
que define fundamentalmente la suspensión de los desalojos por el lapso de cuatro
años, para que se haga un relevamiento de las comunidades aborígenes en el país.
Se trata de elementos operativos y concretos en el proceso de efectivización de los
derechos indígenas ya estipulados, lo cual no deja de ser ambiguo, puesto que a la
vez desnuda la falta de aplicación de la normativa existente en esta materia.
Para ejemplificar citemos el caso de Misión Tapiete, que en 2003 había logrado no ser
desalojada de los 20 lotes que ocupaban en Tartagal, y luego pasa a una actitud de
reclamo de derechos incumplidos, en la cual solicitan al gobierno provincial más tierras 163 FUNDAPAZ, Organización Zonal Wichi Amtee (Riv. Banda Sur); Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat (Pilcomayo); Comunidad Iguopeigenda (Río Blanco Banda Sur - Oran); Federación Aba Guaraní (Oran); Consejo de Organizaciones Wichí Zona Bermejo (Embarcación); Organización Zonal Wichi t’ chot Ihamejenpe (Los Blancos - Morillo); Organización de Familias Criollas (OFC - Pilcomayo); Comunidad Indígena Kolla Guaraní Río Blanco Banda Norte (Orán); CONAMIRA, mujeres indígenas de Pichanal (guaraní); Consejo del Pueblo Indígena (guaraní-Pichanal); Asociación Pequeños Productores del Chaco Salteño Dragones, Hickman, Embarcación, Pluma de Pato, Morillo, Los Blancos); Comisión Zonal Criolla Los Blancos; Comunidades Wichi de la cuenca del Río Itiyuro; Pastoral Social y Pastoral Aborigen del Obispado de Orán; Asociana; Tepeyac y Federación Agraria Argentina. (se respeto el orden de firmas presentado en el documento para la difusión).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
para poder mantener su modo de vida. Mencionemos también el caso de las Misiones
Wichí Chowayuk y Sopfwayuk, de Tartagal, que han sido en 2007 objeto de iniciativas
legislativas con anclaje en la normativa de fondo y la Carta Magna. En 2007 las
Comunidades Kollas de Finca San Andrés, específicamente a partir de las gestiones y
movilizaciones de Tinkunaku, logran la entrega por parte del gobierno provincial del
título de 80.000 ha de la llamada “parte alta” (es solo una parcialidad del territorio
reclamado)164.
Los desenlaces que están teniendo algunos conflictos de tierras históricos, son muy
significativos del momento actual, en tanto proyecciones esperanzadoras hacia otras
comunidades o pueblos originarios. Estos ejemplos de logros surten efectos de sentido
durables en otras comunidades y organizaciones. Sin duda se trata de hechos, que al
ser vivenciados como éxitos, contribuyen con el avance de la apuesta política de
construcción de territorialidades como pueblos originarios.
Por el año de 2004, el Consejo de Coordinación de las Organizaciones de los Pueblos
Indígenas de Salta (COPISA), declaraba en los medios de comunicación, la necesidad
de que el Estado entregue con urgencia los títulos de las tierras que las comunidades
indígenas ocupan en los Departamento San Martín y Rivadavia, en la región del chaco
salteño. El reclamo no era nuevo, pero el comunicado reflejaba algo que si venía
cambiando, el hecho de que las demandas estén firmadas ya no por un solo pueblo,
sino por un conjunto de pueblos originarios.
En Mayo del año 2004 se daba un paso más en la organización del pueblo Kolla en la
alta cuenca del Río Bermejo. Se conformaba el Consejo Indígena Kolla de Iruya, con
la participación de representantes de comunidades de base que definieron: “Los
Fundamentos Primordiales de Derechos y Lucha por la Causa Indígena” (documento
del Consejo Indígena Kollas de Iruya, 5/2004).
Otro acontecimiento importante que refuerza el proceso de confluencia entre los
pueblos originarios de la provincia, fue el “II Encuentro de Comunidades Indígenas en
Hipólito Irigoyen, Orán, Salta”. Este se realizó del 23 al 26 de enero de 2007,
específicamente en la Comunidad Guaraní de El Tabacal, desalojada de La Loma en
el 2003, por el conflicto con Seabord Corporation. La consigna fue: “Somos Pueblos
164 Es interesante analizar, que la movilización en Salta capital de varias comunidades del pueblo Kolla de la Alta Cuenca del Río Bermejo, se realiza en momentos preelectorales. Más allá de que haya sido algo evaluado o no por las organizaciones, puesto que sus antiguas luchas no responden a coyunturas de esta naturaleza, es evidente que existe una lectura lúcida de las oportunidades políticas de cada momento. Y en este sentido es importante reconocer que hay un conjunto de organizaciones indígenas de la provincia que están siendo capaces de efectuar análisis políticos que contemplan el plano local, nacional e internacional, coyuntural y de largo aliento.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Originarios unidos en la lucha por el territorio al que pertenecemos”. Participaron
comunidades de las etnias Kolla, Diaguita, Ava Guaraní, Mapuche, entre otras
(http://www.agenciacta.org.ar/article3929.html?var_recherche=sojera).
Ahora bien, el ejemplo que más resuena en la actualidad, por las potencialidades que
guarda en lo referido a la (re)construcción de las territorialidades como pueblos
originarios, es el caso del pueblo Kolla en Argentina que ha gestado recientemente: el
Kollamarca o Qullamarka.
La conformación del Qullamarka (Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónomas),
en 2008, entendida como apuesta, incipiente aún, pero potente y vital a la vez, nos
parece ejemplificadora de lo que expresa la conflictualidad de tierras en la provincia.
Por un lado no puede desligarse este ascenso de la identidad Kolla, y de la lucha por
su territorio, de los procesos latinoamericanos y globales. Destaquemos en este
sentido el reconocimiento de los derechos indígenas en el plano de las Naciones
Unidas, y el despliegue de las luchas de los pueblos originarios en todo el continente.
Así como debe tenerse en consideración, las profundas transformaciones a nivel de la
estructura de los Estados Nación, caso paradigmático del vecino Estado boliviano que
está alterando la concepción de estatalidad moderna por un tipo de organización social
plurinacional y comunitaria a partir de un gobierno con anclaje en los movimientos
campesinos e indígenas del país, cuyo presidente es reivindicado como indígena. Por
otro lado, debe analizase este surgimiento en el contexto general de disputa por la
definición de los usos y manejo de los recursos naturales y la biodiversidad. En este
sentido, el Qullamarka denuncia las territorialidades que considera depredadoras, y
debate incluso las iniciativas de ordenamiento territorial a nivel provincial. En el VI
Qullamarkatinkunakuy, realizado el 12 y 13 de julio 2008 en el ayllu Río Blanquito,
integrante de la Comunidad Indígena del Pueblo Kolla Tinkunaku, en el departamento
Orán, se reiteró la vigente necesidad de que se cumpla el “derecho ancestral” al
“reconocimiento y entrega de todos los títulos comunitarios”, y también se cuestionó el
proceso de consulta a la sociedad civil para el ordenamiento territorial estipulado por la
ley 26.331, de bosques: “hasta el momento no ha respetado la cosmovisión e
idiosincrasia propia del Pueblo Kolla, no ha generado mecanismos apropiados de
participación y decisión, ni considerado los tiempos necesarios para su real
comprensión" (documento del VI Qullamarkatinkunakuy, 7/2008)165. Luego de esto, el
165 En aquella oportunidad las comunidades del Qullamarka habían señalado que las criticas al ordenamiento territorial provincial, establecido por la ley de bosques, no quitaba que esta ley: "fue un avance en lo relacionado con la protección del medio ambiente por cuanto dispuso la suspensión de los desmontes y porque ratifica expresamente los derechos de los pueblos originarios reconocidos en el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional y el Convenio
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
gobierno invitó a una mesa de diálogo a representantes del Qullamarka, que en
noviembre de 2008 presentaron el mapa de Ordenamiento Territorial, ante el ministro
de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Julio Nasser. Finalmente es pertinente tomar en
cuenta cómo se define el “territorio” desde el Qullamarka, puesto que refleja en gran
medida la intencionalidad que portan los pueblos originarios de Argentina en la
conflictualidad por la tierra.
"(…) territorio ancestral indígena entendido como el espacio que comprende no
solamente la suma de lo entendido como recursos, sino los elementos físicos,
espirituales y culturales que nos permiten practicar desde tiempos milenarios
nuestra cultura como Pueblo Kolla. (…) [El territorio] es un todo en el que la vida
se basa en el derecho cósmico donde la integridad, la reciprocidad y la
complementariedad no permiten separar o dividir las partes o componentes
integrantes" (VI Qullamarkatinkunakuy, 20/7/2008).
El Qullamarka afirma los derechos indígenas, pero a la vez señala la voluntad de
avanzar en propuestas novedosas de organización cultural, económica y política de
los territorios; es la condensación de una cadena de acontecimientos que ya tienen
varios años, y que probablemente sea sintomática de la apertura de un nuevo ciclo de
cuestionamientos al modelo de desarrollo vigente, y a la forma en que el Estado
reconoce y garantiza derechos, al menos en la provincia. Es notable la reivindicación
política que se hace de una otra espacialidad y temporalidad, a partir de la fundación
del Qullamarka, sobre todo, en tanto se está expresando la trayectoria de un caminar
ancestral, del largo aliento de la lucha que sostienen desde un sentido comunitario.
“En Jujuy y Salta en el año 1946 las comunidades del Pueblo Kolla vieron en
esta etapa política la posibilidad de concretar sus demandas de propiedad de los
territorios que por legítimo derecho les correspondían. Por ello caminaron hasta
Buenos Aires para reclamar lo que correspondía. Hoy en el 2008, a más de 60
años no se ha regularizado la propiedad comunitaria del territorio de las
organizaciones Kollas. Por esto los kollas siguen caminando. ¡¡¡Ustedes los
ven!!! (…) [El Qullamarka] Tiene un objetivo principal, resolver el problema
territorial del Pueblo Kolla. Se refieren al TERRITORIO ANCESTRAL, esto es lo
que los diferencia como pueblos originarios con el resto de la sociedad. Por esta
razón las prácticas ancestrales están basadas en vínculos comunitarios. Esa es
la esencia del Qullamarka: LA VIDA COMUNITARIA” (parte de prensa,
http://www.qullamarka.blogspot.com/, 18/11/2008).
169 de la OIT". Por ello, representantes del Qullamarka señalaron que se "continuará desarrollando una propuesta integral respetuosa".
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
El 18 de noviembre de 2008 se realizó, según el parte de prensa, la “3° Marcha del
Pueblo Kolla, Ejerciendo Autodeterminación Territorial, Los Pueblos Originarios
seguimos caminando”, organizada por el Qullamarka - Coordinadora de Comunidades
y Organizaciones Kollas Autónomas, para que las “autoridades provinciales
reconozcan esta superficie como territorio de uso ancestral del pueblo kolla” (nota de
David Sarapura, Tinkunaku, 14 de noviembre, 2008)166. Esta movilización histórica, en
tanto exige el reconocimiento de la territorialidad Kolla dentro de Argentina, recibió la
adhesión de varios pueblos indígenas de Salta: Ava Guaraní, Wichí, Diaguitas-
Calchaquí, etc. Lo cual también es importante tener en cuenta, pues esta mostrando
potenciales confluencias (que vienen tomando impulso hace un tiempo atrás).
“Esta lucha no es sólo del Pueblo Kolla, por ello se está articulando con los
demás pueblos originarios: Wichí, Ava Guaraní, Diaguita Calchaquí, Tolombón.
El Pueblo Kolla es un ejemplo para otros pueblos en lucha de la región.” (parte
de prensa, http://www.qullamarka.blogspot.com/, 18/11/2008).
La fase actual está abierta, la identidad de pueblo originario le ha dado singularidad a
los procesos políticos de la provincia, en un escenario de creciente movilización y
articulación horizontal de estos sectores. Las organizaciones indígenas son
depositarias de novedosas agendas políticas, y de sólidos argumentos. A la par, como
respaldo de sus ideas y palabras, hemos observado un desarrollo a nivel de la
capacidad de movilización de los pueblos originarios en el espacio público, una
apuesta de encuentro no sin tensiones, sea entre los distintos pueblos, como hacia
otros sectores de una sociedad que se considera a sí misma homogénea, que asume
la ficción nacional, de UNA nación. Por todo esto, o sea, las transformaciones
productivas y el activismo originario, más otros hechos que desarrollaremos a
continuación, es que consideramos la existencia de elementos que nos invitan a
avizorar la configuración de nuevos escenarios. Abonan estas potencialidades, las
diferentes formas en que se está (re)articulando la relación aborígenes / criollos, el
aumento de la violencia privada y estatal contra las poblaciones rurales, y los
aparentes nuevos aires desde el gobierno de Juan Manuel Urtubey.
166 “Esta organización está en la provincia de Salta, nuclea a comunidades de Kollas tres departamentos Iruya, Santa Victoria Oeste y Oran, con una superficie de ocupación ancestral de un millón cien mil hectárea por las comunidades Indígenas de este pueblo, para su mejor ubicación este territorio fue declarado ‘Reserva de Biosfera’ de yungas en el año 2001 por la UNESCO”. El Qullamarka está conformado por: la Unión de Comunidades Aborígenes Victoreñas (UCAV), la Comunidad Indígena Pueblo Kolla Tinkunaku (CIPKT), la Asociación de Comunidades Aborígenes de Nazareno (OCAN), el Consejo Indígena Kolla de Iruya (CIKDI), la Comunidad Indígena Alta Cuenca del Río Lipeo (CIACRL) entre otras comunidades y organizaciones que más adelante se integren. http://www.qullamarka.blogspot.com/
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En primer lugar entonces, analicemos la relación entre los pueblos originarios y otros
actores del campo que también están en lucha por la tierra. Se trata de otro aspecto
de la conflictualidad por la tierra en el momento presente. Es la conjugación que
asume la relación criollos/aborígenes, campesinos/indígenas, en Salta. En algunos
conflictos se observan intentos para llegar a acuerdo, como en el Lote 55,
departamento Rivadavia. Allí las comunidades indígenas, luego de épocas de tensión,
han reconocido a las familias criollas como sujetos con quienes pueden compartir una
territorialidad semejante; y en la medida en que los criollos respeten la ocupación
tradicional de las comunidades, no se oponen a compartir el espacio geográfico. En
otros casos, no ha ocurrido así. En el conflicto de la Reserva Pizarro, por ejemplo, no
hubo una alianza en la lucha. La comunidad Wichí logro permanecer mientras que las
familias de criollos han sido desalojadas –aunque estaban en la zona con anterioridad-
. En otras regiones como en los Valles Calchaquíes, los productores han retomado su
identidad indígena, y están realizando un camino interesante de reivindicación cultural
y política. Si bien el “enemigo”, según identifican los dirigentes indígenas y
campesinos, es prácticamente el mismo para todos, empresas sojeras,
transnacionales, grandes ingenios, gobierno provincial, empresarios-terratenientes,
etcétera, no ocurre lo mismo con la capacidad de acción, de demanda y de obtención
de resultados. Para las poblaciones campesinas y criollas, algunas luchas son
posibles de ser realizadas en alianza con los pueblos originarios (caso de las
poblaciones de la cuenca del Río Itiyuro), en otros casos las mutuas desconfianzas no
hacen esto factible totalmente (en el núcleo sojero de la provincia y de algún modo en
los lotes 55 y 14).
Las poblaciones criollas y campesinas carecen de derechos sancionados en la
Constitución, a diferencia de los pueblos originarios, es probable que esto explique la
mayor presión que actualmente sufren, y la menor capacidad de respuesta política y
jurídica. En la Reserva Pizarro, los Wichí, tuvieron mayor exposición mediática, apoyo
de ONGs, y un respaldo legal, frente a la escasez de recursos materiales y simbólicos
de los criollos. Éstos, que tampoco contaban con unidad organizativa, quedaron a
merced de las negociaciones individuales con el Estado provincial. El saldo recaló, en
la relocalización en tierras marginales de las familias criollas que firmaron la
conformidad, y en la pérdida de tierras y animales entre quienes no quisieron “arreglar”
con el gobierno provincial.
En las tierras de la zona llamada Salta Forestal, Las Lajitas, Anta, los criollos
ganaderos vienen siendo arrinconados por el proceso de agriculturización. A los
desalojos que sufrieron durante la década de 1970, en época de la dictadura militar, se
le suman los desalojos e intentos de desalojos actuales, acompañados de actividades
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de desmonte, que empresas ligadas al poder político (Cervera-Olmedo) llevan a cabo
con el objetivo de sembrar soja167. Esta situación la denuncia también la Asociación de
Pequeños Productores del Chaco Salteño ya que se multiplican los casos de las
familias criollas, pequeños ganaderos, que son desalojadas. La Federación Agraria
Argentina ha intervenido en ambos casos sin éxito.
La mayor capacidad organizativa de los pueblos originarios, que mencionamos en sus
distintos niveles, se desenvuelve en un contexto de disputa territorial, asumido por las
mismas organizaciones indígenas, las cuales consideran estar librando batalla contra
poderosos intereses económicos y políticos. La magnitud y gravedad de esta
conflictualidad se expresa también a partir de indicadores como la observable
escalada de la violencia por parte de terratenientes, empresas y del mismo Estado. En
este sentido, la actualidad provincial, contrasta con las fases anteriores, cuando
exclusivamente se registraban acciones puntuales de la policía provincial sin
intervención sistemática de grupos especiales, gendarmería o paramilitares. No solo
se registra una combinación de fuerzas públicas y civiles armados, sino que aparecen
modalidades de hostigamiento y amedrentamiento permanente. Las comunidades de
la cuenca del Río Itiyuro viven cotidianamente “amenazas” y “atropellos” por parte de
la policía 168, en Salvador Mazza funcionarios municipales también hostigan y “aprietan”
a miembros de las comunidades indígenas, incluso recordemos las amenazas de la
esposa del cantante Chaqueño Palavecino a miembros de la Organización de Familias
Criollas (OFC) de Santa Victoria Este169.
Este aumento de la violencia, en simultáneo con el despliegue ampliado del agro-
negocio, opera un proceso de desgaste en las comunidades. Es decir, la dosis de
violencia es administrada, con independencia de si logra o no desplazar
167 “Salta Forestal fue cedida durante el gobierno anterior [gestión Romero] a la empresa Ecodesarrollo (Cervera-Olmedo) por un periodo de 64 años. Pero solo a partir de los 20 años Ecodesarrollo debe iniciar el pago del canon por un valor de 90 mil pesos anuales ($0,28 por hectárea por año)” (nota “Salta Forestal, otra concesión que debe renegociarse”, agencia noticias Iruya, 8/7/2008). 168 Consideramos que el asesinato de Liliana Ledesma no puede desvincularse de esta creciente violencia estatal y privada en los conflictos de tierras. Se trata de una persona integrante de la Asociación de Productores de Madrejones que viene protagonizando reclamos contra la apropiación del agua y la contaminación que realizan las empresas Tecpetrol y Refinor. Tengamos en cuenta que la zona donde ocurre todo esto es la cuenca del Río Itiyuro, una de las más calientes de la provincia en términos de disputas por el manejo de recursos naturales. 169 Se trata de un conflicto que se remonta a los años 1999 y 2000, cuando el gobernador Romero en acto público cede una decena de lotes de miles de hectáreas dentro de los fiscales 55 y 14, a algunas comunidades, y a algunas familias de criollos (intendentes, funcionarios, etc) con relaciones de parentesco con Oscar “Chaqueño” Palavecino que ya tenía campos en la zona. La oposición de la mayoría de las comunidades, agrupadas en la Asociación Lhaka Honhat, y de la población criolla, revirtieron la medida que consideraban un despojo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
inmediatamente a las familias y comunidades de sus territorios, de modo que impacta
sí o sí en la reproducción cotidiana: destrucción de viviendas, cultivos y sementeras,
matanza de animales de granja o hacienda, etc. Así ha ocurrido con la Comunidad
Guaraní de La Loma (Estación El Tabacal). Durante las últimas décadas han sufrido
sucesivos desalojos de las tierras utilizadas para su subsistencia. Cuando esta
comunidad decide reocupar las áreas de las que había sido despojada anteriormente,
recibe en septiembre de 2003 una represión a manos de la policía provincial y
gendarmería. A partir de ahí siguieron episodios de amenazas y violencia por parte de
la empresa Seabord Corporation, que se materializaron trágicamente en septiembre
de 2006, cuando miembros de la seguridad privada del Ingenio, en una golpiza a
jóvenes de la comunidad, dejan varios heridos y un muerto. De modo similar, le ha
sucedido a la Comunidad indígena de Río Blanco – Banda Sur. Aquí también la
confrontación de la comunidad es con el Ingenio San Martín del Tabacal, propiedad de
la empresa norteamericana. En esta ocasión la empresa, a través de sus contratistas,
realizó desmontes destruyendo también los cultivos de la comunidad, y llevando a
cabo intentos de asesinato como denuncian los indígenas170. Si tomamos el conflicto
de la Comunidad de Río Blanco – Banda Norte, se registra que en el año 2006 ha
sufrido desalojo, y la consecuente pérdida de cultivos, animales, y pertenencias. Este
proceso, que llamamos de desgaste, es tan devastador que se presenta como
definitivo, reversible sólo por la infinita voluntad de las comunidades de reproducir sus
territorios. La violencia también cobra víctimas entre los dirigentes de las
organizaciones que son quienes tienen mayor exposición pública y mediática. Es el
caso del cacique Wichí José Galarza, asesinado en 2006, por las heridas que sufrió en
la represión que ejecutó la policía provincial cuando la Comunidad de Tonono
reclamaba contra los desmontes en Caraguatá Sur.
Para terminar de caracterizar la fase actual de la conflictualidad por la tierra, iniciada
con la revalorización agrícola de las tierras de Salta, en un marco de consolidación de
lo que definimos como el modelo agroexportador sin inclusión social, es necesario
señalar brevemente, al menos, algunas cuestiones en relación al gobierno y al Estado
provincial. Como dijimos, el despliegue de la cuestión indígena parece recorrer los 170 La empresa Seabord Corporation, propiedad del Ingenio San Martín del Tabacal, viene protagonizando los episodios más violentos dentro de los casos de conflictos de tierra de la provincia. Sin embargo, este accionar parece repetirse como forma de resolución de otros tipos de conflictos, como los laborales. En conflicto con trabajadores del Ingenio, un funcionario de la empresa (el Ingeniero Guillermo Jakulica) dio la orden de “tirar veneno con aviones ” sobre los manifestantes, con el argumento de que estos no desalojaban la planta que habían tomado para defender su fuente de trabajo, recibir el pago de premios y deudas, y por la reincorporación de 12 obreros despidos por los dueños del Ingenio (nota de Copenoa, 5/9/2008).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
límites del Estado Nación, al ponerse en tensión diferentes territorialidades que están
presentes en los conflictos de tierra.
En este sentido es singular la actitud asumida por el gobierno de Romero, quien
afirmaba que la cuestión indígena era parte sustancial de la agenda del gobierno de
Salta. Por un lado asumió el discurso indigenista, recibió siempre a los delegados y
dirigentes de los distintos pueblos originarios, otorgó personería jurídica a decenas de
comunidades indígenas; y por otro, desplegó acciones que pueden interpretarse como
de cooptación de dirigentes y caciques, llevó a cabo intervenciones que dividieron
organizaciones indígenas, no cumplió compromisos asumidos con las comunidades
indígenas, ni efectivizó sus derechos constitucionales, entregó o quiso entregar tierras
fiscales a empresas u otras figuras desconociendo a los antiguos habitantes que allí
permanecían, reprimió y castigó a las comunidades que protestaban y realizaban
acciones directas para hacer valer sus derechos.
En un discurso de 2005, inaugurando la sede del IPPIS, Juan Carlos Romero
cuestionaba encubiertamente las estrategias que se desplegaron en la Reserva
Pizarro, desde la Comunidad Wichí Eben Ezer y Administración de Parques
Nacionales, y con ironía cómplice y paternal celebraba conocer el afán de progreso
que se supone tendrían los pueblos originarios de Salta.
“Sabemos que además de la lucha contra la pobreza, nuestros pueblos
[indígenas] llevan con dignidad su pasión por cambiar las cosas y no vivir
encerrados como en un parque nacional, donde nada puede cambiar, donde no
hay que poner agua, donde no se puede hacer una ruta, nada, porque se
alteraría el equilibrio. Sabemos que ustedes son los primeros que desean
progresar” (discurso del gobernador Juan Carlos Romero en inauguración sede
central IPPIS en Tartagal, Secretaría de Prensa y Difusión, Gobierno de la
Provincia de Salta, 18/10/2005).
Citemos asimismo la presentación de la Senadora Sonia Escudero de Salta, que
impulsó en 2007 la iniciativa de entrega de tierras a favor de las Misiones Wichí
Chowayuk y Sopfwayuk, de Tartagal.
"Nuestra democracia debe ir desarrollando políticas realmente operativas en
defensa de los pueblos indígenas para alcanzar su plenitud, a través del
cumplimiento coherente y eficaz de lo normado tanto en la Constitución Nacional
como en las leyes vigentes, para que estas últimas no se transformen en textos
de estantería, es decir que se sancionan, promulgan y publican pero nunca se
aplican. (…) [Para que ellos] puedan defender su peculiar modo de vida y la
posibilidad de evolucionar hacia actividades más productivas, sin someterlos al
radical cambio al cual está sujeto el paisaje natural que se incorpora a la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
producción agropecuaria" (nota “Entregarán 1700 hectáreas a 2 comunidades
indígenas“, en El Tribuno de Salta, 15/4/2007).
Esta senadora es la misma persona que en noviembre de 1999, estando a cargo de la
Secretaria General de la Gobernación de Salta, emitió una resolución para el
parcelamiento de lote fiscal 55, en oposición a la propuesta histórica de las
comunidades de Lhaka Honhat. Incluso, cuando la Asociación Lhaka Honhat presenta
la revocatoria a tal resolución, es de nuevo la misma funcionaria quien la rechaza por
resolución (Nº 500 del 21 de diciembre de 1999). Además, aquellas comunidades
(Chowayuk y Sopfwayuk), de la cuenca del Itiyuro, supuestamente beneficiadas en su
momento por el gobierno, son las mismas que recientemente en noviembre de 2008
han denunciado al mismo gobierno provincial de "genocidio en grado de tentativa",
puesto que “han avalado un programa de desmonte masivo, por parte de particulares,
en territorios ubicados sobre banda occidental de la cuenca del Río Itiyuro (próxima a
la frontera con Bolivia)” (nota “Desmontes en Salta: denuncia por genocidio contra el
Gobierno”, en Clarín, 24/11/2008).
En estos momentos, cuando los desmontes continúan a pesar de las firmas de
acuerdo por el plan de ordenamiento de bosques, el nuevo gobierno provincial
aparentemente estaría dando muestras de cambios de actitud hacia las
organizaciones indígenas y campesinas, como si quisiera establecer la
reinstitucionalización de la cuestión indígena y campesina, lo cual supondría por su
parte, hacerlo con la conflictualidad por la tierra. La búsqueda por “normalizar” el IPPIS
iría en este sentido.
El diálogo entre el gobierno y las organizaciones involucradas en conflictos de tierra,
también son muestra de esto, como ocurrió recientemente cuando el Ministro de
Desarrollo Económico se reunió con la APPCHS, o las reuniones de abril y noviembre
de 2008 entre funcionarios (incluso el Secretario de Minería) y técnicos del gobierno,
con comunidades Diaguita Calchaquí de Animaná, San Carlos, Seclantas, Cachi,
Amblayo, Cafayate, Molinos, y de los parajes Jasimaná, San Lucas y Río Grande, para
tratar el tema de la minería. Varios gestos pueden seguir mencionándose, incluso
algunos que parecieran señalar la voluntad de revertir la opción represiva que venía
teniendo el Estado provincial. En esta línea cabe destacar la participación de la esposa
del gobernador (en el acto realizado en 2008 por comunidades de Santa Victoria
Oeste, Iruya, Nazareno, Mecoyita y Pucará, donde se recordó el “Día de la Resistencia
Kolla” y la represión efectuada por fuerzas de seguridad el 6 de marzo de 2007.
Detrás de estas acciones, aparentemente sin rumbo claro, es posible reconocer la
intencionalidad de un Estado capitalista, colonial y moderno, que propicia en última
instancia políticas orientadas al progreso y el desarrollo económico. Un Estado que
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
reconoce y que a la vez conjura, determinando y tratando de suturar los procesos
propios que llevan adelante los pueblos originarios.
Veamos ahora, con más detenimiento, uno de los dispositivos creados desde el poder
ejecutivo provincial, para afrontar el desafío de garantizar los derechos indígenas,
siendo que su no realización está en la base de la conflictualidad por la tierra en Salta.
Se trata del Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS), creado en la
década de 1980 -como se señaló-, a pesar de que haya tenido que esperar hasta el
año 2005 para contar con sede propia. Según el gobierno provincial, el IPPIS era
nodal en la ejecución de la política indígena, que también era presentada como central
en la gestión de Romero.
“Con sus 11 culturas originarias, la provincia de Salta alberga en su territorio a
casi el 50% de la diversidad cultural argentina, por lo tanto el IPPIS representa
una gran importancia para este Gobierno, ya que es su intención trabajar en la
promoción y reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, la
regularización de sus derechos sobre la tierra y la promoción de sus tradiciones,
expresiones e historia.” (nota “Sobre normalización del IPPIS”, en Secretaría de
Prensa y Difusión, Gobierno de la Provincia de Salta, 7/4/2008).
En la actualidad, este organismo es uno de los más cuestionados por las
organizaciones indígenas, aunque existan diferentes puntos de vista. Para algunas
organizaciones y comunidades indígenas este organismo funciona como canal de
demandas y negociación con el Estado y el gobierno provincial; para otras se trata de
sanear el organismo y volverlo representativo; finalmente están aquellas
organizaciones que pujan por su disolución.
Es que para algunas comunidades lo que estaría en juego es “una justa distribución de
los fondos” del IPPIS y transparencia en el manejo recursos, o por ejemplo, en la
adjudicación de viviendas que “no se están distribuyendo correctamente”. Según
Comunidad Wichí Misión Tolaba de General Moscón, ya en 2004 era necesaria la
normalización del IPPIS. En el año 2008, las expresiones sobre el IPPIS eran menos
permisivas, según informa la agencia de noticias COPENOA, dirigentes de la
Comunidad Guaraní de La Loma sentenciaban que “El INAI y el IPPIS están haciendo
todo a espaldas de las comunidades” (entrevista a Ramón Valencia, dirigente Guaraní
de “La Loma”, Copenoa, miércoles 16 de julio de 2008). Este mismo año, el organismo
sería intervenido por una Comisión Normalizadora, a cargo del Subsecretario de
Pueblos Originarios, Fausto Ponciano Machuca.
Recientemente, la movilización del Qullamarka en la capital provincial, también destinó
tiempo al IPPIS. En una acción de “clausura simbólica”, por su falta de
representatividad, las organizaciones Kollas expresaron su posición con respecto al
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
recientemente intervenido organismo: “El IPPIS es una institución violadora de
Derechos Indígenas” (Secretaría de Prensa y Difusión, Gobierno de la Provincia de
Salta, 19/11/2008).
La geografía de la conflictualidad por la tierra:
Presentamos ahora un mapeo de los casos de conflicto para poder visualizar áreas de
conflicto por la tierra en la provincia de Salta, desde la vuelta de la democracia en
Argentina hasta la actualidad.
Mapa III: Conflictos de tierra (1980-2008) según las áreas de conflictualidad establecidas en la provincia de Salta:
*Cada numero indica un conflicto en el espacios rurales de la provincia: se toma como referencia la unidad de análisis definida en el capitulo inicial. Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra. En el mapa puede observarse la ubicación de los casos de conflicto ordenados y
agrupados en áreas que grafican la espacialidad de la conflictualidad por la tierra, en
una provincia que tiene ecosistemas muy diferenciados (por ejemplo, desde yungas a
pastizales de altura), una multiplicidad de pueblos originarios y culturas campesinas, y
una amplia variedad de zonas-productivas bajo la conducción de los complejos
agroindustriales (caña de azúcar, tabaco, citricultura, vitivinicultura, granos y
oleaginosas, etcétera).
Para diferenciar unas áreas de otras hemos tomado un conjunto de variables:
identidad étnica, cuencas hidrográficas, características ecosistemitas, tipo de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ordenamiento y propuesta capitalista de producción agraria, intencionalidad territorial
que expresan las organizaciones indígenas y campesinas.
El noreste provincial es sin dudas la región con más casos de conflictos de tierra. Allí
reconocemos algunas áreas que vinculan lo étnico con los ecosistemas de cuencas.
Por un lado, está el área de la alta cuenca del Río Bermejo, que abarca los
departamentos de Orán, Iruya y Santa Victoria. Allí aparecen los conflictos de tierras
llevados adelante por las comunidades y organizaciones Kollas (Fincas Santiago, San
Andrés, Santa Victoria), que hoy integran el Qullamarka, principalmente contra el
Ingenio San Martín del Tabacal. Por otro lado, ya en la baja cuenca del Río Bermejo,
la zona cañera de la provincia, en el departamento de Orán y parte de General San
Martín, se halla un conjunto de conflictos, en muchos casos también contra el Ingenio
San Martín del Tabacal, protagonizados por distintas comunidades indígenas
Guaraníes (Estación Tabacal, Río Blanco o Zenta, etc) y Wichí (de la zona vecina a
Embarcación). También sobre la baja cuenca del Río Bermejo, pero abandonando las
yungas hacia el chaco salteño, por la ruta 81, al sur del departamento General San
Martín, encontramos un área de conflictos de tierra donde comunidades indígenas
Wichí y población campesina resisten el avance de la frontera agrícola, y los desalojos
que este proceso trae aparejado para estas poblaciones. Como lo denuncian
organizaciones, como la Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteño y
Federación Agraria Argentina, los responsables serían empresarios relacionados con
el ex gobernador y empresarios/políticos de Buenos Aires. Otra cuenca que
identificamos como área de conflictos es en el Pilcomayo, norte del departamento
Rivadavia, frontera con la provincia de Formosa y con la República del Paraguay. Allí,
en los lotes fiscales 14 y 55, comunidades de varios pueblos originarios (agrupadas
básicamente en Lhaka Honhat), mayormente de la etnia Wichí, y pequeños ganaderos
criollos, resisten los intentos del gobierno provincial de subdividir sus territorios, o ir
entregando de modo poco transparente las tierras a empresarios y funcionarios
locales. Otra área de conflictos de tierra que se destaca, es la cuenca del Itiyuro, al
norte del departamento General San Martín, donde también existen comunidades
indígenas y organizaciones campesinas que se resisten a perder el control de los
recursos naturales. Aquí los conflictos giran muy a menudo, en torno de los desmontes
que empresas agropecuarias y madereras quieren realizar, o en torno del uso y
apropiación que hacen del agua de la cuenca las transnacionales petroleras. En esta
área se destaca la organización Zlaqatahyi, que agrupa a varias comunidades Wichí
de la cuenca del Itiyuro, y la Asociación de Productores de Madrejones. Luego
demarcamos otro conjunto de conflictos a lo largo de la ruta 34, sobre todo en
cercanías de la ciudad de Tartagal o General Mosconi, también en el departamento
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
General San Martín. En estos casos están involucradas comunidades indígenas, que
han sido relocalizadas de otras tierras y que aún no se les otorga título de las que
ocupan actualmente, o bien comunidades indígenas arrinconadas que habitan los
márgenes urbanos con escaso acceso a los recursos naturales necesarios para
“campear”.
En el sureste provincial, encontramos una de las áreas donde más fuerte avanza la
frontera agrícola de la soja. En la zona de Lajitas y Pizarro, del departamento de Anta,
se han desenvuelto conflictos de tierra con poblaciones criollas que sostienen una
ganadería extensiva de monte. La ausencia de trayectoria organizativa y de manejo
del escaso marco legal para los derechos campesinos , han hecho que estas
poblaciones estén siendo arrinconadas y desalojadas lenta pero sostenidamente. Así
ocurrió en Pizarro, y está ocurriendo en Salta Forestal.
Finalmente identificamos otra área de conflictos en los Valles Calchaquíes,
departamento de Cachi, Molinos, San Carlos y Cafayate. Allí los pequeños
productores, campesinos y en algunos casos comunidades indígenas Diaguita-
Calchaquí, afrontan un complejo escenario de lucha por la tierra que implica la lucha
por el control del agua. Históricamente los terratenientes se han apropiado de las
mejores tierras y de la mayor parte del tiempo de riego. Ahora, en estos últimos años,
se reanuda la presión sobre estos recursos, a partir del renovado interés de
empresarios en las producciones agrícolas para las cuales estas regiones son
apropiadas, como por ejemplo la vitivinicultura.
Las claves de la conflictualidad por la tierra:
Vista en perspectiva, la conflictualidad por la tierra que registramos en Salta, desde la
década de 1980 hasta la actualidad, se estrecha con el proceso de (re)emergencia de
la cuestión indígena en Argentina y en el mundo. La creciente conflictualidad que
registramos, obviamente condicionada por las transformaciones del agro argentino y
por el avance de la frontera agropecuaria que se da en las regiones extrapampeanas,
sin embargo responde fuertemente al vigoroso proceso de (re)construcción de
distintos pueblos originarios en la provincia de Salta. En algo más de dos décadas
asistimos a un pasaje de poblaciones desposeídas absolutamente de cualquier
derecho sobre los recursos naturales, a la existencia de pueblos originarios que
reclaman derechos territoriales171. En un lapso relativamente breve de tiempo,
171 En términos cuantitativos la significativa presencia de comunidades indígenas en la provincia ayuda a brindar una idea de la importancia política de los pueblos originarios en Salta. Según el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (dependiente del Instituto
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
asistimos a la mutación de miles de personas, obligadas a reconocerse como
“arrenderos”, u obligadas al nomadismo arrinconado de desplazarse según conviniera
a las estrategias de desarrollo económico del Estado o del capital, que se
autoinstituyen y se tornan comunidades y pueblos, con reivindicaciones sobre la forma
de habitar el espacio y relacionarse con la naturaleza y la biodiversidad de los
ecosistemas.
En la conflictualidad por la tierra en Salta, observamos, por un lado, la gestación de la
noción de pueblo originario como sujeto político y de derecho; por otro, la referencia a
la organización comunitaria de la vida social; y finalmente, una concepción territorial
que pivotea en los márgenes del cuestionamiento a las territorialidades estatales y
capitalistas. En este sentido es interesante pensar que experiencias como el
Qullamarka, imposibles de predeterminar, suponen en algún punto la territorialización
en términos de un proyecto de pueblo, que trasciende o se escabulle entre los
contornos de la Nación Argentina, y que claramente no se agota en el pueblo
argentino. El análisis de los casos de conflictos de tierras, sus fases y su geografía,
nos condujo a identificar las generalidades anteriores, que se expresan también en
algunos ejes o claves.
Recuperación y reconocimiento de la preexistencia indígena, una
intencionalidad más allá del Estado-Nación y por fuera del agronegocio:
El siglo XX estuvo signado por el avance sobre tierras indígenas, fundamentalmente a
partir de la necesidad del capital agroindustrial de contar con el control del suministro
de agua, madera, tierras y mano de obra. Como resultado, las poblaciones perdieron
en grados variables el control del acceso a los ecosistemas y se vieron coaccionadas
a vender su fuerza de trabajo, con la consecuente desestructuración de las economías
domésticas y comunitarias (de caza-recolección, o agrícola-ganadera). El nuevo
contexto global, fuertemente insuflado por el proyecto neoliberal, que implicó
transformaciones en los complejos agroindustriales, como el de la caña, más la
llamada crisis de las economías regionales, significaron cambios en la relación con las
poblaciones indígenas y criollas.
Nacional de Asuntos Indígenas) se hallan registradas 62 comunidades (de las etnias ava guaraní, tupí guaraní, guaraní-chané, kolla, wichí, toba, aymara, omaguaca y diaguita-calchaquí) y en la Dirección General de Personas Jurídicas de la Provincia, 247 comunidades (de las etnias ava guaraní, tupí guaraní, guaraní-chané, chané, chulupí, chorote, kolla, wichí, toba, aymara, omaguaca, diaguita y diaguita-calchaquí).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
A finales del siglo y principios del siglo XXI, la demanda de mano de obra se redujo
enormemente, en un marco de cambios tecnológicos y del patrón de explotación de
los recursos. Con la dinámica del agronegocio y la conducción de las transnacionales,
la explotación petrolera, la producción cañera, la extracción maderera, instalaron un
tipo de expropiación de los espacios habitados por las poblaciones rurales, no
incluyente. El desalojo y desposesión ya no se realizaba en simultáneo con la
ampliación del mercado laboral.
Como contraparte, la resistencia de las poblaciones indígenas y campesinas, que se
habían mantenido en las cuencas y bolsones de biodiversidad, se activó en términos
de defensa de los propios modos de vida anclados en determinados hábitat (a pesar
de los niveles de desarticulación sufridos). Esta luchas se desenvuelven en un
contexto nacional y global permeable al discurso de derechos indígenas, y defensa de
los ecosistemas.
Como síntesis, a comienzos del siglo XXI, asistimos a la consolidación de la identidad
e intencionalidad de los pueblos originarios, a la definitiva alianza entre organizaciones
indígenas y el movimiento ambientalista bajo la promoción de formas de vida
sustentables, y a la reivindicación de territorialidades comunitarias que exigen niveles
crecientes de efectiva soberanía sobre el espacio.
La conflictualidad por la tierra en Salta, propone una reflexión sobre las estrategias
políticas y económicas de poblaciones, que tienen algún tipo de acceso a recursos
naturales, cuando las relaciones de producción capitalistas se desarrollan
desvinculándose, o no asegurando una parte, de su reproducción. Asimismo, el caso
salteño brinda elementos para pensar los límites de un proyecto de sociedad fundado
en la homogeneidad y unidimensionalidad del territorio y la nación. En Salta, con la
presencia revitalizada de los pueblos originarios, no es posible sostener la
reproducción de un espacio geográfico y social ordenado en función de un territorio y
de una nación en su maridaje estatal. Es ilustrativo, que las comunidades y
organizaciones del naciente Qullamarka postulen la “autodeterminación territorial”, y la
necesidad de construir, al igual que lo está haciendo Bolivia, un “Estado Plurinacional”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Aportes del análisis de la conflictualidad por la tierra en la provincia de Salta al marco general: - Asalarización violenta: Gran parte de los conflictos de tierra son reactualizaciones de
conflictos de larga data, y evidencian como el proceso de asalarización de poblaciones indígenas fue producto de la coacción y desarticulación violenta de las relaciones sociales comunitarias y formas no capitalistas o modernas de uso del espacio (conflictos tipo 1).
- Recuperar el territorio: Actuales conflictos de tierra son protagonizados por poblaciones indígenas que han sido relocalizadas, incluso en barrios urbanos, que no han abandonado su intención de acceder a tierra o a su territorio, y ocupan o realizan demandas al Estado (conflictos tipo 4).
- Pueblo y territorio: Los conflictos de tierra han aumentado ala par de la organización indígena, y de su construcción como pueblos originarios. Actualmente pugnan por ser reconocidos por el Estado como pueblo, y desplazar así la interlocución Estado-comunidad que consideran fragmentadora.
- Marcas del Terrorismo de Estado: Algunos conflictos actuales, protagonizados sobre todo por familias criollas en zonas de interés para la frontera de la soja, son el estallido tardío de un ciclo de desalojos masivos que comenzaron en época de la dictadura militar (conflictos de tipo 2 y 3).
- Transmisión intergeneracional: Los conflictos se montan sobre procesos de reorganización de comunidades, fundado en la formación de nuevas generaciones de dirigentes indígenas que realizan las generaciones anteriores (en algunas organizaciones conviven tres generaciones de activistas indígenas) (conflictos de tipos 1).
- Combinación de formas de acción: En los conflictos es visible la combinación de acciones directas, con acciones legales o de gestión ante autoridades u otros actores. Sin embargo, las acciones directas finalmente sostienen la posesión y el cumplimiento de los derechos de preexistencia, en un marco de normativas estatales que no se cumplen.
- Territorialidades excluyentes: Los conflictos muestran la incompatibilidad entre las aspiraciones territoriales de los pueblos originarios y aquellas del agronegocio.
- Divergencias en el Estado: Los conflictos muestran como puede ser distinta la actitud de las instancias nacionales y provinciales Estado en un mismo caso. Mientras el Estado provincial llega a desconocer los derechos indígenas sancionados, el Estado nacional en ciertas circunstancias teje complicidades con organizaciones en lucha.
- Oportunidades políticas: Las poblaciones indígenas gozan de oportunidades políticas (marcos legales, apoyo de ONGs, o de grupos urbanos, etcétera), a las cuales no acceden las poblaciones campesinas o criollas.
- Influencias del contexto latinoamericano: La cercanía y múltiples lazos con Bolivia, sin duda han influenciado a las organizaciones indígenas, sobre todo del pueblo Kolla, de modo tal que estas han incorporado la consigna por la construcción de un Estado Plurinacional y Comunitario como se debate en el hermano país.
- Criollos y Aborígenes: Los conflictos presentan una variedad de situaciones que van desde mutuas desconfianzas para coordinar la lucha, imposibilidad para compartir el manejo del espacio común (formas comunitarias de uso del ambiente), articulaciones del tipo unidad en la lucha, hasta la indigenización de comunidades campesinas.
- Violencia e Institucionalidad: conviven, en el marco de la conflictualidad por la tierra en la provincia, dosis crecientes de violencia ejercida por fuerzas privadas y estatales, e intentos del gobierno por enmarcar institucionalmente la cuestión de la tierra y los pueblos originarios.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO VIII
Resistencia y Arraigo: las comunidades de la tierra en Santiago del Estero
En este capítulo analizamos el caso de la conflictualidad por la tierra en Santiago del
Estero, que involucra a las comunidades campesino/indígena. En primer lugar
introducimos brevemente algunos ejes de la historia agraria de la provincia y algunos
elementos del presente provincial, ineludibles para analizar el problema de la tierra.
Luego presentamos una geografía de la conflictualidad por la tierra, sus fases
históricas y algunas claves de análisis. Finalmente, a modo de explicación de la
conflictualidad provincial, recorremos las variables de la territorialización propia de las
comunidades campesino/indígena.
Santiago del Estero, según la bibliografía, ha pasado en los últimos 100 años por
sucesivas instancias de campesinización y descampesinización172, en un contexto de
intensas transformaciones agroindustriales, dramática polarización fundiaria, y
creciente conflictualidad agraria. De forma esquemática, recordemos que el proceso
de campesinización se da desde la primera década del siglo XX hasta casi los años de
1940, producto de la ocupación de tierras y radicación de los hacheros desempleados
por el agotamiento de la explotación forestal (y retirada de las grandes compañías). La
descampesinización de los años posteriores, que registran los censos agropecuarios,
se dio en el marco de la instalación en la provincia de fábricas de tanino del
quebracho. La quiebra posterior de estas industrias, habría producido nuevamente un
segundo proceso de campesinización. Estos vaivenes de la población rural, al compás
de procesos económicos inclusivos de la producción campesina o demandantes de
mano de obra rural, se ven alterados por un cambio en la matriz productiva. Existe
acuerdo en señalar que, para Santiago del Estero, a partir de los años de 1970, la
expansión de relaciones capitalistas en el agro, la valorización de la tierra173, la
aparición de nuevas reglas del juego y de nuevos agentes económicos, introdujeron
cambios estructurales que configuran la situación actual. Todos estos procesos, son
caracterizados en tanto “expansión de la frontera agropecuaria sobre tierras antes
consideradas marginales, en muchos casos a costa de la población campesina,
172 Estos procesos son medidos básicamente a partir de los datos del Censo Nacional Agropecuario (CNA). Una variable privilegiada por los autores (Dargoltz, 1997; Paz, 1999; entre otros) para entender la campesinización o la descampesinización es el aumento o el descenso, y el peso relativo, de las explotaciones de menos de 25 hectáreas. 173 Se señala como causa de esta valorización, las estrategias de sobrevaluación de inmuebles para obtener créditos hipotecarios.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
antigua ocupante de dichas tierras” (De Dios, 2006). Fracasados los intentos
provinciales de modernización del agro (resumidamente: establecimiento de áreas de
riego en el oeste de la provincia y el proyecto de colonización que desarrolló el Estado
a partir de la corporación del Río Dulce), que no lograron transformar (medianizar) la
estructura agraria eliminando el minifundio (las explotaciones de menos de 5
hectáreas) y las de más de 50 hectáreas174, los cambios se dieron bajo condiciones de
exclusión y no de inclusión subordinada. A finales de la década de 1970 ya podía
observarse ciertos rasgos del nuevo agro santiagueño (Aparicio, 1985; Barbetta y
Lapegna, 2005; Benencia, 1988; Dargoltz, 1997; De Dios, 2006; Paz, 1999).
Mencionemos los nuevos rasgos. Se expandieron en superficie los monocultivos de
exportación: primero el poroto a partir de la campaña 1977-78 y luego fuertemente la
soja a partir de la campaña 87-88. Se polarizó la estructura agraria entre la
concentración de tierras y una franja de explotaciones de menos de 25 hectáreas (el
69%) con el 1,15% de las tierras. Agreguemos que la polarización se da en un
contexto de precariedad legal para las familias campesinas: según Rubén de Dios
(2006) las explotaciones campesinas de la provincia suman 14.215 unidades, el 67,8%
del total provincial, las cuales no habrían accedido a “títulos perfectos”; para FIAN
(2004), el 73% de las tierras de las familias campesinas no tienen ninguna clase de
título. Creció la superficie cultivada y disminuyó la mano de obra ocupada. Como
consecuencia, el perfil que se consolidó es el de una provincia con un componente de
ruralidad muy importante donde conviven el crecimiento económico, con la
concentración de tierras y una desigual distribución de la riqueza, con una degradación
ecológica en alza175 y el incremento de la conflictualidad por la tierra. Este escenario
tiene su correlato a nivel de sujetos sociales con intereses e intencionalidades. Según
los autores citados y los casos relevados, en el agro santiagueño están presentes: las
familias campesinas, los productores y empresarios agropecuarios (residentes o no en
la explotación, rentistas o no, que producen en su propio campo o no), contratistas
(locales o extraprovinciales), corporaciones transnacionales (producción y
comercialización de semillas y granos, provisión de agroquímicos e insumos en
general). Estos actores participan en la dinámica del agronegocio, con excepción de
las familias campesinas, excluídas de las cadenas. El involucramiento o no en la lógica
del agronegocio define las partes de los conflictos de tierras. En efecto, según la zona
174 Ambas, según Aparicio (1985), contrariamente a lo esperado aumentan su peso relativo entre 1965 y 1982. 175 “Tan solo en los últimos cuatro años de la serie, se han desmontado unas 837.617 has, es decir el 30 % del total desmontado históricamente. Lejos de disminuir este ritmo, es muy probable que desde el año 2004 hasta el presente se haya profundizado el proceso de expansión de los desmontes” (De Dios, 2006:8).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
o el caso particular, las familias campesinas enfrentarán en la lucha por la tierra a uno
o varios de los actores del agronegocio. Los conflictos de tierras se desenvuelvan en
un escenario agrario donde intervienen actores y lógicas de funcionamiento nuevas.
“El problema de la tierra en Santiago no tiene una sola dimensión. La
reconversión del campo santiagueño implicó el ingreso de agentes económicos
con una lógica de maximización de ganancias en el cortísimo plazo, lo que ha
significado desmontes indiscriminados e ilegales que están generando un
profundo daño ambiental con pérdidas y fragmentaciones importantes del
ecosistema local” (Dargoltz, 1997:15).
Siendo eje de nuestro interés el problema de la tierra, y la conflictualidad que se ha
gestado a su alrededor, recorramos sintéticamente algunos antecedentes de análisis
sobre conflictos de tierra en la provincia. Los mismos debaten fundamentalmente dos
elementos: las modalidades de la exclusión del campesinado, y la organización del
campesinado.
Acerca de la naturaleza de la modalidad del despojo del campesinado de sus tierras,
trabajos pioneros, como el de Inés Alfaro (2000), han establecido que los desalojos
eran el resultado de la ausencia del campesinado como sujeto político capaz de
elaborar un conflicto, identificando actores antagónicos y reivindicando su derecho a la
tierra. Este proceso fue denominado como “exclusión silenciosa”. Posteriormente otros
análisis han completado este escenario, señalando que los desalojos, podían asumir
otras formas. Según señalan otros autores (Barbetta, 2007; y De Dios, 1993), el
corrimiento de familias campesinas cobraría la forma de al menos tres modalidades,
una en forma total, y dos de forma parcial:
a) El desalojo total o “desalojo violento” (presentación de escrituras válidas o no por
parte de empresas o personas y el consecuente desalojo de los habitantes,
generalmente apelando a la fuerza pública y a la violencia),
b) El “desalojo latente” (cuando se establece un administrador que regula las
actividades productivas de los ocupantes),
c) El “desalojo con reubicación” (cuando se acuerda que los ocupantes se ubiquen en
un área que permita la explotación empresarial).
En un trabajo reciente Rubén de Dios (2006) volvía sobre el punto sin innovar
sustancialmente, y establecía que el avance de la frontera agrícola, fundamentalmente
de la soja, cobraba tres formas de retirar a la población campesina de la tierra:
acciones legales que derivaban en desalojo judicial, la violencia directa sobre las
familias campesinas para que éstas se retiren de la tierra, y los arreglos contractuales
(lo cual es problemático para pensar en el caso campesino pues supondría
campesinos con título –que no son mayoritarios-, capaces de arrendar -abandonar la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
posesión- para cobrar un supuesto arriendo). También Raúl Dargoltz (2006), buscando
actualizar su análisis, aunque lo siga haciendo en clave minifundio/latifundio, señala
las modalidades propias de la “política” del desalojo campesino que persistirían.
“El desalojo de los campesinos minifundistas por la fuerza pública, con o sin
juicio, o el desplazamiento a zonas improductivas o a pequeñas parcelas con la
promesa de otorgarles los ‘papeles’ o títulos fue la política instrumentada por los
nuevos dueños que exhiben sus escrituras, pero que no tienen la posesión que
perfecciona sus derechos.” (Dargoltz, 2006:3).
La otra dimensión trabajada por los investigadores, asociada al análisis de la lucha por
la tierra en Santiago del Estero, es la organización socio-política del campesinado
provincial, básicamente la conformación y estructuración del Movimiento Campesino
de Santiago del Estero (MOCASE). En general, los autores encuentran en el MOCASE
la expresión más importante y ejemplificadora de la movilización campesina en la
provincia, y en el país. En algunos casos, el MOCASE es analizado como organización
de la sociedad civil, capaz de “contribuir a la democratización de las instituciones y de
la sociedad”, haciendo que se resignifique “el derecho a la tierra como un derecho de
ciudadanía”; y descripto como una estructura con presencia en todo el “territorio
provincial”, formada por comunidades de base agrupadas en zonales o centrales que a
veces cuentan con una cooperativa campesina de producción y comercialización
(Barbetta y Lapegna, 2005). Pero lo más interesante es que estos autores, vinculan el
nacimiento del MOCASE y la emergencia del discurso del derecho, con “la
recuperación del sentido de comunidad” y con la “reapropiación de una tradición
familiar campesina”. Otros análisis describen al MOCASE como una combinación de
estructura formal con dinámica de base: “un interesante proceso de organización que
ha tomado la estructura formal de una federación provincial de organizaciones zonales
de base, denominada Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase)” (De
Dios, 2006:22).
Sobre esta organización campesina es notorio que, cuando los investigadores tratan
de explicitar su funcionamiento, pareciera imposible no señalar el momento de la
“división”, como un parte aguas de lógicas o metodologías de trabajo, y en algunos
casos ejemplo de fragmentación. Para Patricia Durand la división del MOCASE
estableció la creación de una organización que tiene la horizontalidad como
permanente búsqueda, y otra organización que se erige con una estructura vertical,
apoyada en un programa de gobierno.
“En noviembre del 2001 el MOCASE debía renovar autoridades; en ese
momento las diferencias se volvieron irreconciliables. Ambos grupos funcionaron
en forma paralela, a pocas cuadras de distancia. El pequeño grupo reunido en la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
sede del PSA sesionó bajo la tutela de uno de los técnicos del programa, quien
coordinaba la reunión. Para el mediodía ya habían elegido nuevas autoridades y
habían decidido continuar con la estructura del MOCASE tal como funcionaba
hasta ese momento. (…) Podemos deducir que las dos organizaciones-Mocase
encontraron distintos espacios de acción: en el caso del Mocase/PSA, el nivel
local, con estrecha vinculación al Estado Nacional a través de programas de
desarrollo, y al sistema político provincial. En el caso del Mocase-Vía
campesina, el accionar está enfocado al nivel nacional articulando acciones con
movimientos de desocupados, y al nivel internacional con otros movimientos
campesinos” (Durand, 2006:11).
Con otro acento Raúl Dargoltz (2006) describe el proceso en términos, ya no de
formas de funcionamiento, sino de legitimidades basadas en el número de integrantes.
“Es necesario aclarar que el MOCASE, en el año 2003 sufrió una división.
Ambos sectores siguen utilizando la sigla como si nada hubiera ocurrido. Uno de
ellos, está fuertemente influenciado por la Ong. Cenepp, con fuertes lazos en el
exterior, sobretodo en Catalunya, y con su radio de influencia en Quimilí y
Tintina, el otro de ellos, mayoritario, es el denominado histórico, donde se han
nucleado la mayoría de las organizaciones campesinas y que protagonizó una
notable y numerosa Marcha Campesina el pasado mes de junio, en la ciudad
capital de Santiago, para hacerse escuchar en sus legítimas reivindicaciones.”
(Dargoltz, 2006:6).
El activismo campesino, surgido en Santiago del Estero, no solo tiene significancia en
la provincia, sino a nivel nacional. Por un lado, ha sido en Santiago del Estero, desde
donde se renovó el impulso de la identidad campesina en Argentina. A su vez, esta
experiencia ha traccionado otros procesos organizativos de las poblaciones rurales de
otras provincias, y ha inspirado organizaciones urbanas. Incluso, la “división” de las
organizaciones campesinas de la provincia, demarca distintas metodologías de acción
política entre las organizaciones campesinas de Argentina. El MOCASE, en su
diversidad, sigue siendo una referencia obligada en materia de lucha por la tierra y
sinónimo de resistencia campesina en nuestro país.
Las fases históricas de la conflictualidad por la tierra, desde la dictadura a la
actualidad:
Proponemos considerar los distintos conflictos de tierra en su contexto político-
económico, en tanto estado de conflictualidad del espacio rural santiagueño, que
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desde el final de la dictadura militar denominada “Proceso de Reorganización
Nacional” atravesó al menos por tres fases176:
- La primera (1986-1990) caracterizada por la emergencia de un campesinado
incipientemente organizado, en un contexto de crisis y transformación de las
estructuras agroindustriales que pasan a desplazar al campesinado como sujeto
económico (como agricultor y como asalariado rural), y de recambios políticos
propios de la apertura democrática y del regreso –al menos formalmente- del
estado de derecho.
- La segunda fase de la conflictualidad (1990-2004) estaría marcada por la
conformación de una organización campesina a nivel provincial y por la extensión
de la lucha campesina, en un contexto de redoble del avance de la frontera
agropecuaria; esta vez de la mano de la lógica del agronegocio en la provincia,
acompañadas de la persecución política a militantes y familias campesinas y la
generalización de la violencia rural estatal y paraestatal.
- La tercera fase (2004-2008) está signada por la visibilización de la potencia política
del campesinado en la provincia en tiempos previos a la intervención, y por la
claridad que adquiere el mismo campesinado en la definición y construcción de su
territorialidad, en un contexto de intentos de cooptación de la movilización
campesina, del boom sojero y valorización de la tierra, y de militarización de la vida
rural.
1ª Fase (1986-1990): desarticulación del desalojo silencioso y emergencia campesina
Como primera fase, de acuerdo a la abundante bibliografía sobre las luchas
campesinas en Santiago del Estero, se identifica el surgimiento de la voz. El “grito de
Los Juríes”177, la marcha campesina por las calles de esa localidad del departamento
de Taboada, abre a mediados de la década de 1980 un proceso de organización
campesina178, caracterizado en un inicio por la resistencia a los desalojos. Esto no era
nuevo, como bien señalan los estudios sobre el campesinado santiagueño (Benencia,
1996, en Durand, 2006; Dargoltz, 1997; Barbetta y Lapegna, 2005; Durand, 2006), ya
habían existido antecedentes provinciales de conflictos originados en la resistencia
campesina, como fue el caso de Suncho Pozo en las décadas de 1960 y 1970. No
176 En este recorte, aunque sería un exceso de nuestra parte, pero prácticamente se podría poner fecha de inicio y cierra de cada fase: Grito de Los Juríes el 29 de octubre de 1986, creación del MOCASE en Quimili el 4 de agosto de 1990, aprobación de la ley de intervención federal a la provincia de Santiago del Estero el 1 de abril de 2004. 177 29 de octubre de 1986, en Los Juríes, Taboada. 178 Se conforma la Comisión Central de Campesinos de Los Juríes.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
obstante, es importante tener en cuenta que la emergencia campesina de 1986 en Los
Juríes, tenía tras de sí la siembra del terror de una de las dictaduras argentinas más
sistemáticas, y delante, un flamante gobierno elegido por voto como el de Carlos
Arturo Juárez179.En estas circunstancias, el contexto de resurgimiento del
campesinado, venía definido por un incipiente regreso democrático que por momentos
no parecía marcar diferencia, y por un marco de valorización de las tierras de la
provincia. Este contexto provincial, se traducía, en cuanto a políticas de tierra, en la
falta de respuestas a las demandas y necesidades campesinas, a pesar de que se
crean en esta fase instrumentos que lo permitían. En el año 1984 se crea la dirección
de colonización (Ley Provincial Nº 5.402), para regular y ordenar la disposición de las
tierras fiscales, con el objetivo, entre otros, de realizar una “distribución más equitativa
de la tierra”, y la entrega a minifundistas. Sin embargo, la Dirección de Colonización
nunca cumplió su rol y en realidad creó un “mercado paralelo de tierras”.
“El Estado en vez de cumplir con el objetivo de entregar tierra a familias rurales y
regularizar la posesión en tierras fiscales, se dedica a reprimir campesinos o
administrar los conflictos entre campesinos y particulares, y a la apropiación de
esas tierras.” (Barbetta, 2008:8).
La reactivación de la resistencia campesina conlleva el final de lo que Inés Alfaro
(2000) llama “exclusión silenciosa” del campesinado durante la década de 1970 y la
primera parte de la década de 1980. La aparición de los campesinos, como voluntad
colectiva, denuncia el despojo y la manipulación que venían soportando, fuera por la
represión y el miedo en tiempos del gobierno militar, fuera por la falta de una memoria
o tradición de organización campesina gremial y/o liguista. Se trata de una denuncia
que es a la vez la vocación de ponerle límite y fin al proceso de desposesión.
De ahora en más comenzaba un período de creciente desnaturalización del desalojo
ejercido por “supuestos dueños” y de resignificación del marco legal en torno al tema
tierra.
“Como nosotros no teníamos conocimiento de cuál era la ley que nos protegía,
nosotros no le pedíamos nada, simplemente escuchábamos que ellos nos
decían ‘Bueno, desocupen el campo que esto es mío’. No pedíamos como hoy
que ya tenemos la organización y ya sabemos que [hay] una ley veinteñal que
179 Juárez ha sabido sostenerse en el gobierno de manera continua desde la década de 1950, anclado en un constructo burocrático llamado juarismo, cuyas lealtades surcaban los servicios de inteligencia gubernamentales, empleados públicos en general, funcionarios municipales, poder judicial y legislativo. Actualmente suele decirse que el aparato del juarismo ha sobrevivido a la intervención federal de 2004 que implicó el corrimiento de Juárez del poder provincial.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
nos ampara [y que] como pobladores veinteñales somos más dueños que ellos
por más que ellos tengan los títulos de propiedad. Porque nosotros somos los
pobladores antiguos, que hemos estado y nos corresponde esa posesión”
(entrevista a un miembro del MOCASE, en Durand, 1998:4).
Abonaron este proceso, la interacción entre campesinos, técnicos de ONGs y
miembros de la Iglesia (Dargoltz, 1997)180, y el acceso al manejo de ciertos
dispositivos legales como los artículos del Código Civil que refieren a la adquisición de
la posesión de la tierra por prescripción veinteñal181.
Se activa entonces una efervescencia campesina, alimentada en las romerías y
peregrinaciones al Señor de Mailín182, que desembocarían en 1990 en la conformación
del Movimiento Campesino de Santiago del Estero – MOCASE183, y en el inicio de una
fase de expansión de la organización y la resistencia campesina. Esta agitación, no
tendría consecuencias solo para las poblaciones rurales de Santiago del Estero,
significaba el resurgir de la cuestión campesina en Argentina184.
2ª Fase (1990-2004): organización campesina frente al statu quo político y económico La constitución del MOCASE, da inicio a la segunda fase que proponemos como
ordenadora de la historia de la conflictualidad por tierra de la provincia. La misma
estaría caracterizada por la consolidación (y difusión) del discurso del derecho
campesino a la tierra. Recordemos, que es en esta fase de la conflictualidad por la
tierra, cuando se comienza a utilizar uno de los lemas que aun hoy es significativo
para la lucha campesina en la provincia: “No hay tierras sin hombres, ni hombres sin
180 El sacerdote católico de Los Juríes colaboró aportando información para que los campesinos contaran con elementos legales para defender sus derechos. Esta apropiación jurídica fue recubierta con el discurso religioso de que la tierra es de Dios, quien se la entrega a los campesinos, que son quienes la trabajan con el sudor de su frente. 181 Como se dijo, los artículos 2351 y 4015 del Código Civil de la Nación Argentina son principalmente los elementos con que cuentan los campesinos para defender la tierra. 182 La “Fiesta Mayor del Señor de los Milagros de Mailín”, del “Señor Forastero de Mailín”, se celebra 40 días después de las Pascuas de Resurrección, entre el 17 y 20 de mayo, en Villa Mailín, Santiago del Estero. Según Patricia Durand: “La Fiesta de Mailín se convierte en un escenario donde se ponen en juego discursos políticos bajo la tutela de la Iglesia, que abre un espacio de acción política al mismo tiempo que lo recorta limitando qué es lo que se puede decir y de qué manera puede ser dicho.” (2006:12). 183 El MOCASE se crea el 4 de agosto de 1990, en Quimili, Moreno. 184 La reapertura de la cuestión campesina, reinstaló el problema de la tierra, pero sobre todo repatrió el debate de la diferencia entre la legalidad y la legitimidad de la propiedad de la tierra, entre el derecho a la tierra y la propiedad privada de la tierra. Como señalan Pablo Barbetta y Pablo Lapegna (citando a Lefort), se reactiva la dialéctica entre la sedimentación y la desedimentación del derecho a la tierra: “se abre un debate con fuerte contenido político sobre la diferencia entre el derecho de propiedad y la ley de propiedad. A través de los testimonios de nuestros entrevistados hemos dado cuenta de un sentido de la tierra muy especial, que se encuentra íntimamente relacionado con la vida misma. En este contexto, el contenido de este debate no es otro que reflexionar en torno a la problemática de la subsistencia y del derecho a la existencia de estos sectores campesinos.” (2005:18).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tierra”185. La organización política y social campesina, con sus crisis (tanto la llamada
división del MOCASE en 2001, como la multiplicación de las centrales, comunidades y
grupos desde 1999), atravesaría por un doble proceso: por un lado, de edificación de
un constructo organizativo capaz de darle continuidad a la acción colectiva campesina
(con áreas de trabajo, especificación de tareas, diferenciación de responsabilidades,
etcétera), y por otro, de comunalización de los parajes rurales. Siendo el MOCASE,
con toda su complejidad, la expresión más visible del proceso mencionado.
A nivel provincial, en esta fase se vivieron profundas crisis económica e institucional,
que cuajarían el 16 de diciembre de 1993, en el acontecimiento conocido como
Santiagueñazo. Es decir, la rebelión popular que se vivió en la capital provincial, y que
dirigió las acciones de repudio, con quema y destrucción de edificios públicos y
privados, hacia los tres poderes, y los domicilios de los principales dirigentes
peronistas. Al día siguiente, el 17 de diciembre, se intervendría la provincia (el
interventor fue Juan Schiaretti, actual gobernador de Córdoba). Hacia el final de esta
fase de conflictualidad por la tierra, la provincia volvería a ser intervenida, cumpliendo
en este caso un rol significativo el activismo campesino.
También debe mencionarse que en esta fase, la postura que el gobierno provincial
asumió frente a las demandas y colocaciones de los campesinos, fue la persecución y
hostigamiento de las familias y sus organizaciones186: en este período la Cámara de
Diputados de la provincia, en el año 2000, modifica el Código de Procedimiento
Criminal y Correccional (articulo 182 bis), habilitando el desalojo inmediato de las
familias campesinas acusadas de usurpación por supuestos dueños (Barbetta,
2008)187; a la vez que se observa en gran parte de los conflictos la presencia de
grupos de civiles armados, fueran peones rurales o personal de empresas de
seguridad, hasta componer lo que las mismas organizaciones campesinas
denunciaron como “guardias blancas” o “paramilitares”.
185 Esta consigna fue utilizada en la “marcha por la tierra” realizada por la Comisión Central de Pequeños Campesinos Ashpa Sumaj de Quimilí, el 22 de julio de 1996 (Dargoltz, 2006:3). 186 Recordemos, entre otros hechos, la persecución que pesaba sobre la movilización campesina: “De acuerdo con un estudio del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), titulado ‘Los campesinos y el derecho a la tierra’, en septiembre de 2000 fue denunciada una red de espionaje ideológico, montada desde la Subsecretaría de Informaciones de la policía santiagueña, dirigida a periodistas, miembros de la iglesia, políticos e integrantes del MOCASE” (nota “Sal de tu pago sin chistar”, Bossi, 2do enfoque, 2003). 187 Pasa a estar permitido “desalojar inmediatamente a las familias campesinas que fueren acusadas de usurpación, ante el pedido del supuesto dueño y con el único requisito de que el derecho invocado sea ‘verosímil’. Dicho artículo fue suspendido durante el período de la intervención federal a la provincia pero puesto en vigencia nuevamente por el gobernador de la provincia, Gerardo Zamora y nuevamente derogado tras la presión de las organizaciones campesinas y los organismos de Derechos Humanos de la provincia.” (Barbetta, 2008:8).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Como correlato, las organizaciones campesinas fueron ampliando su espectro de
coberturas políticas en los niveles local, provincial, nacional e internacional: con
agrupaciones de derechos humanos, organismos públicos de distinto calibre,
movimientos de desocupados, organizaciones campesinas e indígenas, etc. La
resistencia campesina entonces creció por un lado en un ambiente de crisis de las
oportunidades de los cultivos de renta o comerciales que podían realizar los
campesinos (algodón), y de los mercados de trabajo para emplearse estacionalmente;
y por otro, en franco enfrentamiento con el gobierno provincial. De este modo puede
resultar inteligible que el MOCASE como un todo, y cada MOCASE por su parte,
además de combinar la acción directa y la acción legal para enfrentar los intentos de
desalojo, apostara en esta etapa a dos líneas bien definidas y simultáneas de trabajo:
generación de proyectos de producción, de procesamiento y de comercialización de
alimentos, a la vez que elaboración de un tejido de alianzas estratégicas.
El contexto más general de esta fase, de la conflictualidad por la tierra en Santiago del
Estero, estuvo marcado por la profundización de las políticas neoliberales en el país y
el consecuente remate de las ya en crisis actividades económicas de las regiones
llamadas extrapampeanas: caso de la producción de algodón en esta provincia188, o la
producción azucarera en Tucumán, Salta o Jujuy que afectaban la demanda de mano
de obra santiagueña.
En este marco, que ubicamos dentro de la fase que va de 1990 a 2004, se
desencadenaron conflictos de tierra que serían emblemáticos, como el de La Simona,
departamento Taboada, en 1998, que catapultó al MOCASE a la escena pública
nacional. En general, analistas e integrantes del MOCASE, señalan este caso como la
primera gran victoria campesina contra los desalojos y las “topadoras de Masoni”189.
En esta lucha, que tuvo extensa cobertura mediática, los campesinos pasaron días y
noches bajo una carpa de polietileno negro, que fue bautizada como “la carpa negra
de La Simona”. De este modo, el éxito de La Simona dejaba a su vez un símbolo que 188 Las organizaciones campesinas trataron en esta fase contrarrestar los efectos de las políticas neoliberales sobre las economías regionales, sin embargo debieron redireccionar sus esfuerzos hacia otras estrategias económico-productivas: “En el caso puntual de la economía minifundiaria santiagueña, la formación de cooperativas dentro del complejo algodonero durante mediados de los noventa en las localidades de Quimilí, Juríes y Figueroa, permitió en alguna medida aumentar el poder de negociación de los productores, como así también comprar sus producciones y gestionar créditos, disminuyendo los costes derivados de su atomización. Sin embargo, el derrumbe de los precios que tuvo lugar al final de esta década opacó estos beneficios, y actualmente los pequeños productores y sus cooperativas se encuentran en serios problemas financieros. Esto influye no sólo en el aspecto económico ya que, en la medida en que cooperativas y organizaciones campesinas se encuentran entrelazadas, la disminución de recursos en el plano productivo también repercute en el nivel gremial.” (Barbetta y Lapegna, 2005:10). 189 Guillermo Masoni: propietario de Jungla SA, Mimbres SA y Salónica SA.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
se repetiría en otras situaciones de conflicto de tierras: la instalación de “carpas
negras” como expresión de la resistencia campesina.
Como puede observarse en los casos descriptos, la lucha campesina, se desenvolvía
a la sombra de las “carpas de la resistencia” que por esos años proliferaban a pesar
de la represión estatal y privada. Es en este tiempo, mientras el trabajo del MOCASE
se multiplicaba en los parajes, que se comienza a gestar lo que luego sería la ruptura
de la organización. De modo que la crisis del MOCASE no podría separarse de su
potencia y despliegue. De hecho, algunos años después de la división, el MOCASE
cumpliría un rol importante en el desplazamiento de Juárez del gobierno, y
actualmente es impactante verificar que el MOCASE - Vía Campesina funciona
prácticamente como una trama o red autogestionada de comunidades campesinas.
En los últimos años del siglo XX, se observa en Santiago del Estero un campesinado
en movilización y discusión.
“El Congreso desarrollado en 1999 marcó un momento de gran consolidación
del movimiento y al mismo tiempo puso de manifiesto que, aunque los objetivos
que perseguían las organizaciones que lo formaban eran similares, las
estrategias de acción eran diferentes, o, por lo menos, había intentos de que
fueran diferentes.” (Durand, 2006:8).
En esos años ocurrieron también otros episodios significativos de conflictos de tierra
que muestran la diversidad de la movilización campesina: contra la explotación
maderera del noroeste provincial, en Tusca Bajada o Las Lomitas (Pellegrini y Copo
respectivamente), contra empresarios extraprovinciales para el cultivo de soja o la
apropiación de áreas de riego, en Santa Rosa, Pinto (Aguirre) o en Puesto de Díaz
(Atamishqui), o contra la embestida de empresas privadas vinculadas a políticos
(AFAGRO y Emilio Rached190) en Pinto, etc. En todos ellos, donde estaba en juego la
sobrevivencia de los campesinos en su tierra, las herramientas centrales que les
permitieron, unas veces impedir los desalojos y otras veces reocupar luego de ser
desalojados, fueron por un lado, la invocación del derecho de posesión veinteñal, y por
otro, pero a la par, el hábito campesino de “cortar alambre”.
El ciclo de penurias campesinas que se había denunciado en Los Juríes, resultado del
maridaje entre el propio silencio y el despojo ejercido por empresarios, jueces y
fuerzas de seguridad, comenzaba a ser transformado mediante el ascenso del
MOCASE, portador de un nuevo mensaje. Las familias que se involucraban en el
MOCASE incorporaban el derecho a la tierra, desnaturalizando la posibilidad de ser
190 En el diario Página 12 se publicó con fecha 07/08/2007 una nota en la cual se indicaba la trama entre la empresa AFAGRO, que disputa tierras con los campesinos, y el ex intendente de la zona y actual vicegobernador, Emilio Rached.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desposeídos y asumiendo con su acción la autonomía familiar y comunitaria, o como
dicen los mismos campesinos “el sentir vivir libremente sobre la tierra”.
“Las relaciones [jerárquicas] de intercambio entre empresarios y campesinos
sólo pudieron ser interrumpidas a partir del proceso de construcción del derecho
a la tierra. La emergencia del ‘discurso del derecho’ es la manifestación
específica del despliegue del dispositivo de igualdad que equipara a los
campesinos santiagueños y a aquellos que intentan usurparlos.” (Barbetta,
2007:18).
El postulado del derecho a la tierra que se instala, no refiere a aquello que un Estado
otorga. El derecho a la tierra expresado por los campesinos es una invención de ellos
mismos, una institución radical campesina, producto combinado de la resignificación
de dispositivos legales (lo institutito) y de la acción directa de resistencia al desalojo
y/o de reocupación (lo instituyente).
En esta fase se observan estrategias diferentes por parte de las organizaciones
campesinas. Ciertamente, un sector del MOCASE se entrevera fuertemente con la
gestión del Programa Social Agropecuario (PSA), ocasionándose así una simbiosis
que más adelante podría ser leída como cooptación estatal de dirigencias campesinas,
y que en estos momentos implicó un rápido acceso a dialogar con autoridades
nacionales. Por su parte, el MOCASE-VC adoptó una estrategia de visibilización
pública nacional e internacional, basada en la denuncia y movilización, que se
mostraría al menos en esta fase como muy eficaz. La cooperación internacional
(fuertemente con ONGs catalanas), además de recursos económicos, sirvió como
puente para amplificar globalmente las denuncias de atropellos por parte de empresas,
terratenientes y funcionarios de gobierno. Del mismo modo, los informes de FIAN
(http://www.fian.org, 2003 y 2004), en los cuales se recogían denuncias de los
campesinos, fueron muy importantes en este sentido.
Las estrategias señaladas, se desenvolvían en un contexto de creciente presencia
campesina en los medios de comunicación, y en las calles de la capital federal, sobre
todo en la Plaza de Mayo, el “corazón político del país ” (Giarracca y Teubal, 2006). El
MOCASE funcionaba en ese tiempo como aglutinante de procesos de organización
campesina en otras provincias. En 1999 el MOCASE organizó un Congreso
denominado “Campesinos y campesinas unidos en la lucha por la tierra y la
justicia”, que se llevó a cabo en la ciudad capital de Santiago del Estero. La
convocatoria no solo se dirigió a las instancias del propio MOCASE, sino que incluyó a
otras delegaciones campesinas. Participaron la Asociación de Pequeños Productores
del Noroeste de Córdoba (APENOC), la Unión de Pequeños Productores del Chaco
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(UNPEPROCH), la Asociación Civil Parque Pereyra, la Asociación de Productores
Familiares de Florencio Varela, la Asociación de Pequeños Productores de la Puna, la
Red Puna de Jujuy, el Consejo Kolla de Salta y pequeños productores de Catamarca y
Corrientes. Los objetivos del Congreso postulaban: a) reflexionar sobre la situación
del sector campesino en el contexto provincial y nacional, b) formular
propuestas de políticas de desarrollo, c) revisar la estructura y funcionamiento
del MOCASE. En octubre de 2002, MOCASE y APENOC, junto con
organizaciones de desocupados, marcharon por “reforma agraria” y “soberanía
alimentaria” en las calles de Buenos Aires, finalizando en la Plaza de Mayo con
un acto. El 21 de noviembre de 2003, MOCASE-VC, APENOC y el Movimiento de
Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, reiterarían una marcha a Plaza de Mayo,
esta vez para protestar contra el ALCA. En el marco de esta lucha continental, se
realizó una acción de denuncia y repudio (un “escrache”), en la sede de la
multinacional Monsanto en Buenos Aires191.
Más allá de las diferentes estrategias y acciones, lo cierto es que la denuncia y el
activismo campesino fueron -sino decisivos- al menos importantes para el posterior
desplazamiento de Juárez del gobierno. Un indicador del rol que jugó el campesinado
en este proceso de deslegitimación político-institucional, puede verse en el
ensañamiento contra miembros de las organizaciones. En los meses anteriores a la
intervención recrudecieron las amenazas y persecuciones, incluso en marzo de 2004
se conocieron casos de intentos de asesinato a miembros de las organizaciones
campesinas. Otro indicador de la presión campesina, es el llamado “Informe Lanusse”
de 2003 (Informe Santiago del Estero, del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
192), resultado de “la misión193 encomendada por el Sr. Ministro de Justicia, Seguridad
y Derechos Humanos, Dr. Gustavo Béliz”, llevada a cabo por el Secretarios de Justicia
y Asuntos Penitenciarios, Pablo Lanusse, y de Derechos Humanos, Eduardo Luis
191 La acción, consistió en la colocación de bolsas de soja transgénica en la entrada de la empresa, mientras se hacían pintadas. Se acusó a la trasnacional de ser uno de los responsables de la “destrucción del sistema agroalimentario argentino”. 192 En este informe también estuvieron involucrados otros actores centrales para la difusión de las denuncias: “la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación y miembros del Senado Nacional, que motivados por idéntica preocupaciones habían realizado distintos viajes a Santiago del Estero, receptando innumerables denuncias. También resultó un gran aporte el intercambio de opiniones con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que visitó Santiago del Estero a principio de septiembre.” (Informe Santiago del Estero, del 2003). 193 La misión determinó que: “La ingente tarea realizada por los Secretarios de Justicia y Asuntos Penitenciarios, de Derechos Humanos, y sus asesores, ha permitido ratificar en un todo las conclusiones preliminares que a lo largo de 100 días se fueron elaborando, percibiendo al mismo tiempo un creciente agravamiento de la situación general.” (Informe Santiago del Estero).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Duhalde194. Además de otorgar relevancia al caso de “los crímenes de la Dársena”, el
informe se refirió en general al problema agrario y de avance de la frontera
agropecuaria, pero particularmente en la “PARTE 3. Situación del Campesinado”, al
problema campesino de acceso a la tierra, al agua, a la justicia, etc. Simultáneamente
este informe aconsejaba “propiciarse ante el Congreso Nacional la intervención del
Poder Judicial de la Provincia”, llegando a convertirse en la base del proyecto de ley
de la intervención de 2004.
3ª Fase (2004-2008): Agro-negocio sin campesinos y violencia rural
La intervención a la provincia, en abril de 2004, cuando asume Pablo Lanusse, el
llamado a elecciones en octubre de ese mismo año, y la victoria de Gerardo
Zamora195, parecían abrir un nuevo ciclo para la provincia y para la conflictualidad por
la tierra, marcado esta vez por avances en la restitución de las garantías y el
reconocimiento de los derechos de las poblaciones rurales. Al menos existían
expectativas en este sentido.
“Por ahora, hay un evidente cambio de tendencia y las medidas tomadas de la
Intervención han sido saludadas por los más diversos grupos de defensa de la
tierra como acertadas. Entre ellas, se destaca la promulgación de la Ley Nº
6.657, que establece por 6 meses la suspensión de desmontes, una nueva
zonificación de las áreas autorizadas para desmonte, el control de la reposición
de las ‘cortinas’ forestales y la gestación de un cuerpo de guardabosques
voluntarios que ya ha incorporado sus primeros cuadros.” (Dargoltz, 2006:9).
El “evidente cambio” era lo que creyeron muchos y lo que pretendían las
organizaciones campesinas, para quienes finalmente, solo “las figuritas cambiaron”. Lo
que caracterizaría efectivamente esta fase sería más bien, y por el contrario a lo que
se esperaba, la militarización de los conflictos de tierras, la criminalización de las
organizaciones y los intentos de institucionalización de la cuestión campesina.
Por su parte, las organizaciones han desplegado estrategias para consolidar espacios
de coordinación a nivel nacional e internacional, así como también, tendientes a
profundizar los vínculos con el Estado, buscando posicionar el problema de la tierra.
Mencionemos rápidamente algunos hechos que protagonizaron las organizaciones
campesinas y explicitan a su vez estrategias y orientaciones políticas del campesinado
santiagueño: los multitudinarios campamentos de jóvenes organizados por el 194 La misión se desarrollo entre los días 10 al 12 de septiembre de 2003 en la provincia de Santiago del Estero. 195 Zamora es elegido gobernador de Santiago del Estero, el 28 de octubre de 2004 con más del 55% de los votos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
MOCASE-VC; la marcha por reforma agraria ante la intervención de 2004; las
reuniones del MOCASE articulado al PSA y la FAA con los candidatos a gobernador
en el año 2005196; la participación del MOCASE-VC en la gestación del MNCI, y del
otro MOCASE en la creación del FNC y del FONAF en la provincia; la reunión de
dirigentes campesinos con la presidenta Cristina Fernández; etcétera.
En el plano nacional, estos años estuvieron marcados por el boom de la soja del 2003,
llamado así por los medios masivos de comunicación, y las sucesivas cosechas
record, que hicieron que algunos años más tarde se superara a nivel nacional la
producción de 100 millones de toneladas de granos. Por estos años, fue importante la
migración a regiones extra-pampeanas de empresas sojeras (contratistas y
productores, que arriendan o compran), ayudadas por los cambios en el régimen de
precipitaciones197 y los menores costos relativos de la tierra (en compra o arriendo) 198.
Sin dudas este proceso puede relacionarse con el hecho que gran parte de los
conflictos, sostenidos por los campesinos santiagueños para no ser desalojados o
contaminados por las fumigaciones en los sojales (pero también por campesinos
chaqueños y formoseños), se entablaron con empresas provenientes de Córdoba,
Santa Fe o Buenos Aires.
Esta situación de presión sobre el campesinado santiagueño, vino montada sobre un
tipo de dispositivo de desalojo que tiene a la gendarmería 199 y a grupos especiales de
la provincia como encargados de los operativos y allanamientos a los hogares
campesinos. La política represiva combinó la selectividad con la arbitrariedad. Unas
veces se afectaba solamente a algunas familias de una comunidad o se operaba en
zonas bajo la influencia de la misma organización, y otras veces se actuaba parejo,
afectando a gran parte de las organizaciones campesinas, e incluso de las ONGs que
trabajan con algunas de ellas. El otro componente que no puede dejar de mencionarse
es la explicita coordinación de acciones entre fuerzas de seguridad estatales y
privadas. De este conjunto de cuestiones el saldo es la ejecución de una secuencia 196 En días previos a la elección para gobernador de febrero 2005 (Zamora asumiría en marzo de 2005), el MOCASE vinculado al PSA realizó reuniones con los candidatos para presentarles un proyecto de desarrollo rural, tal como se había hecho con el interventor federal. 197 “El mapa de isoyetas anual correspondientes al período 1991-2002 de la provincia de Santiago del Estero muestra un desplazamiento de aproximadamente 70 km. hacia el oste con respecto a la serie 1941-1990.” (Galván, Infante, Acuña y Angueira, 2003:17). 198 “El auge de la soja a favor de un proceso de cambio climático y ciclo húmedo provincial combinado con el desarrollo de variedades genéticas de alto rendimiento con baja humedad y la revalorización de la tierra santiagueña - las mejores superficies rondan los U$S 450 por hectárea, precio comparable a la pampa húmeda – termina produciendo que poblaciones campesinas de bajísimos ingresos hayan quedado viviendo en espacios de importante renta potencial.(Dargoltz Raul, Cao Horacio y Gerez O., 2004, inédito).” (Dargoltz, 2006:13). 199 Una fuerza de naturaleza militar intermedia, dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
que va del hostigamiento, entre otras cosas, con ataques de armas de fuego, desalojo
con destrucción de viviendas e infraestructura de la posesión, desmonte, alambrado,
motocultivos, fumigaciones, o bien ganadería.
Para ejemplificar, veamos algunos casos de conflicto. Entre los años 2003 y 2004
comienza un conflicto en la zona de Tintina, afectando las comunidades de varios
parajes de esa zona. En uno de ellos, Pampa Charquina, donde se ubica la comunidad
Vilela Tres Leones, desde esa fecha hasta el 2007 inclusive, se registran acciones de
grupos de peones armados y de grupos especiales como el GETOAR (Grupo Especial
de Táctica Operacional de Alto Riesgo). En este caso como en otros es destacable
cómo proceden las fuerzas de seguridad. En octubre del 2006 las familias comprueban
que se está alambrando y desmontando unas 1800 hectáreas de la comunidad. Ante
este hecho deciden realizar una denuncia en el destacamento y comisaría de Tintina.
Como respuesta, ese mismo mes, el GETOAR realiza operativos en la comunidad
deteniendo a varios hombres y una mujer. En el año 2007 guardias armados realizan
acciones de amedrentamiento en la comunidad en condiciones (con disparos al aire,
golpes, insultos, etc). A pesar de todo esto las familias permanecen aún en sus tierras.
En El Colorado (lote 5), departamento de Ibarra, las familias campesinas venían
denunciando, ya desde febrero de 2004, el accionar de grupos paramilitares y de
personal policial que expulsaron a varias familias por encargo de la empresa Cerealera
Morell-Bullez SRL, proveniente de Córdoba. En marzo de ese mismo año las tierras
fueron reocupadas por las familias, que se encontraron con pérdidas casi totales de
casas, cercos, animales y cultivos. Por esos años, en noviembre de 2005, en La
Cañada, en complicidad con la firma SONAGRO SRL y La Cara SRL, personal policial
y civiles armados agredieron a las familias campesinas del lugar, en el intento de llevar
adelante un desmonte al que éstas se oponían. Se realizaron múltiples denuncias
(ante el INAI pues eran tierras de una comunidad indígena las que se querían
desmontar, ante la Defensoría del Pueblo de la Nación, y ante la comisaría de Nueva
Esperanza), y finalmente logran los campesinos frenar el desmonte. Ese mismo mes,
en la zona de Santos Lugares, precisamente en la comunidad de San Bernardo,
departamento Pellegrini, es rechazado un grupo armado proveniente de Tucumán, que
intentaba desalojar a un grupo de campesinos que defendían una posesión. Días
después irrumpieron en Santos Lugares la gendarmería y grupos especiales
provenientes de Santiago del Estero capital. Se realizan varias detenciones de
campesinos, se secuestran materiales de la oficina de una ONG de apoyo, y se
detiene también al personal policial que había registrado la denuncia de los
campesinos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Más recientemente, en septiembre de 2008, tuvo lugar un operativo de gran
repercusión por su escala. Calificado como “septiembre negro”, se trató de una serie
de allanamientos en casas de familias campesinas en distintos puntos de la provincia,
con más de 30 detenidos y 50 pedidos de captura, según denuncia el MOCASE-VC.
Inclusive se apresó a campesinos que luego fueron trasladados al penal de la capital
de Santiago del Estero, permaneciendo allí más de 40 días. En muchas comunidades
esto no era nuevo, no era la primera vez que sucedía, como en el Lote 5 cercano a
Quimili. Según relatan los campesinos, los operativos de gendarmería y GETOAR, se
han repetido pero con mayor brutalidad.
Por otra parte, las organizaciones campesinas en general, en esta etapa profundizan
la combinación de acciones directas de resistencia, acciones legales o estrategias
jurídicas, con movilizaciones multisectoriales y la gestación de espacios de articulación
o coordinación. Se trata de un abanico grande y variado de formas de acciones, que
cada organización va gestando a partir de decisiones metodológicas, y
posicionamientos ante el Estado y los partidos políticos. El MOCASE-VC ha insistido
en hacer visible el problema llevándolo al plano de la escena pública, transformarlo en
una cuestión política, manteniendo la independencia de partidos políticos y gestiones
de gobierno. Es un ejemplo de esto, la elevación de denuncias ante el Defensor del
Pueblo de la Nación (a cargo de Eduardo Mondino), que luego de una misión en la
provincia, en 2006, señalaba: “el MOCASE nos informó que actúa en el plano de la
litigación con más de 500 casos involucrando campesinos y campesinas” (informe del
Defensor del Pueblo de la Nación, de 2006:21).
Otras organizaciones, que también reclaman para sí el nombre de MOCASE, han
hecho en esta fase hincapié en la estrategia de generar cobertura política a partir de
estrecharse con programas de gobierno como el PSA, a la vez que han abrevado en la
tutela de la Federación Agraria Argentina (FAA) 200. Estas articulaciones201 se han
expresado por momentos en la Mesa de Tierras.
Finalmente, no deben descuidarse los intentos, de las diferentes organizaciones
campesinas, de aunar esfuerzos en ciertos momentos críticos. También mencionemos
200 Este MOCASE se ha afiliado a la FAA en 2006 con el objetivo de encontrar allí apoyo (y asistencia legal) en los conflictos de tierras. 201 Aunque es un tema espinoso e íntimo de las organizaciones, y que por ende debemos ser cuidadosos en su tratamiento, sí es importante -porque en esto se juega en parte el destino de muchas familias campesinas- debatir sobre el deterioro que pueda haber ocasionado en la autonomía de este MOCASE el decidir transitar alianzas tan cercanas con organismos públicos, figuras de la política partidaria u organizaciones que no representan al campesinado y que por el contrario han demostrado un sentido instrumental sin escrúpulos (evidente en los arreos de campesinos a actos y en las invocaciones a justas demandas pero vacías de esfuerzo). Y si, en esta cercanía institucional, evidencias futuras no encuentran buena fe por parte de los dirigentes, habrá claramente que leer todo esto en clave de cooptación política.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
las varias movilizaciones y peticiones al Estado, que se realizaron en esta fase, como
parte de la estrategia de acceso a la tierra y defensa del monte y la vida campesina, y
de neutralización de la represión estatal y privada. Se destacan la “gran marcha
campesina” de 2004, convocada por la Mesa de Tierras. Con motivo de la intervención
a la provincia, el 18 de junio de 2004, llega a la capital provincial una movilización
campesina que exigía la realización de una “Reforma Agraria”. Como resultado, el
interventor habría firmado la moratoria a los desmontes.
Por otra parte, recordemos la movilización contra los desmontes realizada por
organizaciones campesinas y Greenpeace. El 26 de junio de 2006, campesinos y
activistas de la ONG ecologista marcharon por la capital santiagueña, reclamando que
“paren los desmontes, paren los desalojos”.
Otro ejemplo más reciente fue la acción llevada adelante el 1º de febrero de 2007, por
un grupo de mujeres campesinas de Algarrobal Viejo, con el apoyo de ONGs y
organizaciones campesinas, que llegaron hasta El Calafate, y ante la casa de veraneo
del Presidente Kirchner manifestaron que temen por la “desaparición del pueblo ante
los desmontes y desalojos”.
También hubo organizaciones que realizaron gestiones frente al nuevo gobierno
nacional, en agosto de 2008. Mientras la presidenta de la Nación, Cristina Fernández,
visitaba la provincia, algunos dirigentes del MOCASE acompañados por miembros de
la Mesa de Tierras le hicieron entrega de una carpeta con una propuesta de “Política
Rural” para los campesinos. La carta mencionaba la necesidad de una “Nueva Política
Agraria”, a nivel provincial y nacional “que contemple al sector campesino, que respete
el modo de producir y vivir de las familias campesinas, resguarde y fortalezca el
acceso a los bienes necesarios para la vida y la producción de sus tierras ” (carta a la
presidenta Cristina Fernández, del MOCASE en el 2008).
En el plano de la elaboración de una praxis política, esta fase se caracteriza también
por la aparición de una clara apelación al territorio desde el campesinado organizado
en el marco de los conflictos de tierras, pero también en las acciones de promoción y
desarrollo. Es decir, en general se observa en los conflictos una creciente referencia a
la defensa del modo de vida campesino a la hora de postular el derecho a la tierra,
frente a un modo de “saqueo” de la naturaleza y de uso degradante de los recursos.
La alusión a la antigüedad en el habitar un lugar, aflora cada vez con mayor frecuencia
acompañado de cuestiones que hacen hincapié en las formas de relacionarse con la
naturaleza, con el monte, con el ser “guardianes de los bosques” y la vida, con la
producción de alimentos, con los lazos solidarios entre los seres humanos, etcétera.
En este sentido hace aparición la mención del territorio, del espacio de vida propio.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Como señala un comunicado del MOCASE-VC, a raíz de un conflicto que viene de
2007, en Quebrachito, Monte Quemado, departamento Copo.
“Una muestra más del accionar de la policía y el poder judicial en Santiago del
Estero para favorecer el avance de los agro-negocios y los grandes
terratenientes y buscar la desaparición del campesinado. Una vez más,
denunciamos estas situaciones y dejamos claro que desde el MOCASE-VC
vamos a seguir luchando por defender nuestros territorios contra el saqueo de
los bienes naturales, para defender nuestro derecho a la vida digna y para
defender el derecho de nuestros pueblos a tener una producción de alimentos
en manos de las familias campesinas indígenas y no en manos de los agro-
negocios especuladores.” (Comunicado del MOCASE-VC, “El Agronegocio y su
fiel sirvienta La Justicia Santiagueña”, 22/8/2008).
La geografía de la conflictualidad por la tierra:
Presentamos ahora un mapeo de los casos de conflicto para poder visualizar áreas de
conflicto y seguir caracterizando la conflictualidad por la tierra en la provincia de
Santiago del Estero, desde la vuelta de la democracia en Argentina hasta la
actualidad.
Mapa IV: Conflictos de tierra (1980-2008) según las áreas de conflictualidad establecidas en la provincia de Santiago del Estero:
*Cada numero indica un conflicto en el espacios rurales de la provincia: se toma como referencia la unidad de análisis definida en el capitulo inicial. Fuente: Elaboración propia en base a banco de datos sobre conflictos de tierra.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
A partir del mapeo, pueden visualizarse algunas áreas de conflictualidad. En el
noroeste de la provincia, y especialmente en el departamento de Pellegrini, se
encuentran conflictos de tierra vinculados en mayor medida a la cuestión del
(des)monte y la madera. Se trata de un área en la cual las comunidades
campesinas/indígenas han mantenido las últimas porciones de bosque nativo (sino
virgen, al menos no degradado) de Santiago del Estero, y llevan un tipo de explotación
compatible con ese ecosistema (extractivismo sustentable, agricultura y ganadería
familiar). Frente a esto, empresas y “supuestos ” propietarios individuales han buscado
desde fines de los años de 1990 acceder a esas tierras para explotarlas forestalmente
(extraer madera nativa), proceso que se ha intensificado desde el año 2002. En los
casos donde los campesinos son desalojados, lo más común es que primero los
“terratenientes” desmonten (para madera y carbón), aprovechando luego las tierras
con ganadería extensiva y de gran escala.
Otra área de conflictualidad observable es la que cubre los departamentos del este
provincial, de norte a sur (Copo, Alberdi, Moreno, Ibarra, Taboada, Belgrano, Aguirre,
Mitre). Allí los conflictos de tierras están en el marco del avance de la producción de
soja, o de los “empresarios sojeros”. Como dijimos, con el aumento de lluvias y el
desplazamiento del régimen de precipitaciones hacia el oeste202, tierras de Santiago
del Estero, otrora marginales para los cultivos pampeanos, pasaron a ser de interés
para este modelo de agricultura. El corrimiento de las precipitaciones, y por ende de la
frontera agrícola, trajo abiertos conflictos entre las poblaciones campesinas y los
“sojeros”.
Identificamos otra área de conflictualidad ubicada principalmente en el departamento
de Atamisqui. Allí los conflictos de tierra se dan básicamente alrededor del acceso al
recurso agua. En esta área la presencia de infraestructura para riego, como canales
de agua, hace que la disputa por la distribución del agua sea eje de los conflictos. Los
“empresarios inversores” en general son denunciados por los campesinos por tratar de
cerrarles los accesos a los canales de agua y los caminos. Por las características de
esta área, como es la disponibilidad de infraestructura de riego, la agricultura industrial
y empresarial avanza no solamente de la mano de la producción sojera, sino que,
dadas las posibilidades, desarrolla otros monocultivos demandantes de significativos
volúmenes de agua en forma permanentemente.
202 Además de haberse registrado un desplazamiento de las precipitaciones en sentido este/oeste, beneficiando los departamentos de Belgrano, Taboada, Moreno, y Mitre. Los mayores aumentos en las precipitaciones, que van de un 40% a un 60% en el período 1991-2002 en relación al período 1941-1990, se registran en el este y sudeste provincial (Galván, Infante, Acuña y Angueira, 2003).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Las claves de la conflictualidad:
La cuestión agraria de Santiago del Estero es analizada en general en clave de
avance de la frontera agropecuaria. Para los investigadores críticos, este “avance”
implica conflicto, y no promueve el desarrollo local ni la inclusión social203. Para los
apologistas del progreso (situados en el mercado o en el Estado) este “avance” es
justamente lo contrario, significa el cumplimiento tautológico y axiomático del
desarrollo económico y social. Si avance significa ir hacia adelante, en la visión
progresista esto es mejor o superior, frente a lo que queda atrás que es inferior. En
este debate, como hemos visto en los casos de conflicto, las voces campesinas
recurren a esta clave, del “avance de la frontera”, para denunciar el despojo que
sufren. Para ellos el “avance” es sinónimo de destrucción. Plantear un proceso social
en términos de avance de la frontera agropecuaria guarda un conjunto de visiones que
han sido naturalizadas y encubiertas en los enunciados, y que solo son deconstruídas,
expuestas, y a veces invertidas, a partir del conflicto social.
Asumimos que el despliegue agrario de Santiago del Estero puede leerse como
situación de frontera, entendida como agriculturización o expansión ganadera, pero
también como propuesta y proyección territorial, en este caso excluyente. Avance de
la frontera entonces, estaría implicando la construcción de una situación que define un
adentro/afuera. Esta forma de partición del espacio es justamente lo que las
poblaciones rurales no aceptan.
Los campesinos al otro lado de la frontera:
Según un informe de FIAN de 2004: “La Provincia vive una situación de conflicto
agrario, que tiende a agravarse con la expansión de la frontera agrícola a partir de la
década de los 90 para la plantación de soja transgénica, maíz, trigo y algodón”
(http://www.fian.org). O sea, lo que el informe en principio señalaba era que la
agriculturización de la provincia era responsable en alguna medida de la creciente
violencia rural y violación de los derechos de los campesinos.
“A partir de la década de 1960 y con el consecuente proceso que la expansión
de la frontera agraria supuso que la problemática de la tierra adquirió otras
203 “Inclusive, podría disputarse el sentido que habitualmente se otorga al concepto de expansión de la frontera agropecuaria, ya que supone un avance de un determinado modelo productivista, sobre tierras supuestamente improductivas, cuando de hecho, el bosque santiagueño no sólo es la base actual del sustento material de la población campesina, sino que podría tener una potencialidad productiva aún no suficientemente aprovechada, a través de un manejo agrosilvopastoril adecuado.” (De Dios, 2006:3)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
características. La enajenación de tierras se ha desplazado del ámbito del
Estado, como principal vendedor de tierra pública (tal vez, por la magnitud de las
ventas hasta 1950) hacia los particulares. (…) En este contexto, en el caso en
que los tenedores de títulos inmobiliarios quieran hacer efectiva la posesión de
los campos y estos estén ocupados por campesinos, el nuevo rol asignado al
Estado es la resolución del conflicto judicialmente.” (Barbetta, 2007:6)
En este sentido, frontera agraria y conflicto agrario se instalan como dos procesos que
se vienen desplegando simultáneamente. La conflictualidad por la tierra en la provincia
no puede entenderse sin tener en cuenta la producción de una situación de frontera,
de exclusión del campesinado en este caso. La expansión de la frontera agraria y el
estallido de conflictos agrarios son el resultado de las acciones de sujetos en
interacción (conflicto, negociación, alianza), y más concretamente de actores sociales
con intencionalidades diferentes como las organizaciones campesinas, terratenientes y
empresarios, funcionarios estatales, fuerzas de seguridad, iglesia, ONGs, etc.
De modo tal que no es posible relacionar linealmente avance de la frontera agraria con
desarrollo. Como señala Ruben de Dios, el avance de la frontera agropecuaria no
significa en Santiago del Estero desarrollo local, ni desarrollo de un territorio inclusivo.
Ni tampoco es posible homologar conflicto con accionar campesino, puesto que éstos
se movilizan en defensa de su existencia, luchan por su sobrevivencia y reproducción
en tanto campesinos.
Los relatos de los campesinos, evidencian que ellos reconocen un proceso de
territorialización ajeno que se desarrolla, no obstante, en los mismos espacios donde
ellos viven. Una dinámica percibida como invasora por los campesinos, que es
identificada con el agro-negocio. La lógica del agronegocio es entendida como una
frontera frente al propio territorio campesino e indígena.
Por un lado, la actitud de las fuerzas de seguridad, de los responsables de justicia
(jueces, fiscales, etcétera), y del Estado en general, es para las familias campesinas
visiblemente parcial a favor de los intereses de las empresas204. En muchos de los
204 “El MOCASE denunció graves violaciones a los Derechos Humanos en la Provincia que se expresan en: a) Asociaciones ilícitas de policías, jueces, grupos armados y terratenientes orientados a la persecución, amenazas de muerte, privación de la libertad, secuestros y tortura física y moral de campesinos que luchan por sus derechos a la tierra, el agua, la salud, la preservación de los bosques. b) Comisarías y destacamentos policiales donde campesinos son detenidos y privados de su libertad cuando van a realizar denuncias. En estos mismos lugares se ‘fabrican’ causas contra campesinos, se contrata a matones y se encubre a grupos armados. c) Detenciones arbitrarias sin orden de juez competente; allanamientos impulsivos; desalojos con intervención de policías pagados por terratenientes donde se destruyen bienes campesinos. (…) Hurto de Productos Forestales, Amenazas de muerte, portación y tenencia de armas en perjuicio de distintos denunciantes; Son las ‘acusaciones’ que acostumbran los
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
conflictos se observan acciones judiciales irregulares (caso de los arrestos sin orden
judicial). También se constata en varios de los casos la participación combinada -en
desalojos y operativos- de personal policial o de cuerpos especiales con grupos de
civiles armados (peones rurales armados o guardias de empresas de seguridad
privada). En esta línea, es de subrayar situaciones tales como la protección de
topadoras o de equipos de fumigación por parte de personal policial. Llama la
atención, a su vez, la prontitud del actuar de la justicia ante una denuncia que
incrimina a campesinos, mientras que todo se invierte cuando es un campesino el
denunciante. Ocurre muchas veces que son los campesinos quienes quedan
detenidos en las comisarías cuando se presentan a realizar una denuncia o descargo.
Por otro lado, también para tratar la construcción de situaciones de frontera en
la conflictualidad por la tierra, analicemos la operatoria, ya no de las fuerzas
de seguridad, sino de “terratenientes” y “empresarios” en tanto actores
involucrados en el proceso de desalojo.
“En efecto, antes y/o durante el proceso judicial, las poblaciones
campesinas afectadas padecen distintos tipos de agresiones y formas de
hostigamientos realizadas por los terratenientes con el fin de forzarlos a
abandonar las tierras: a) destrucción de bosques nativos con topadoras,
dejando a las familias sin leña ni alimento para sus animales; b)
destrucción y robo de alambrados y postes, eliminando la evidencia física
de los límites de los predios; c) robo y matanza de animales, produciendo
temor entre las familias y pérdidas económicas en muchos casos
irreemplazables, d) cierre de caminos vecinales impidiendo el tránsito de
los niños hacia las escuelas y el normal funcionamiento de la comunidad,
e) intimidación por parte de la policía para que las familias firmen
acuerdos con los supuestos titulares de las tierras, f) intentos de
desalojo, con destrucción de viviendas, violencia física y psicológica
contra las familias y robo de sus bienes, g) falsas denuncias en contra de
campesinos y detenciones arbitrarias.” (Barbetta, 2008:6).
Según un documento de organizaciones campesinas de la provincia, se define
este accionar como el “Vía Crucis campesino”, cuyas estaciones son “ la
usurpación de tierras, el cierre de caminos, abuso de autoridad, tratos
prepotentes, olvido, contaminación con agrotóxicos, desmontes criminales,
tornados inéditos, mortandad de animales, esclavización de peones en terratenientes de la zona contra quienes defendemos el monte y nuestros derechos en nuestras comunidades, porque evitamos que ellos talen el monte y nos alambren los campos.” (Comunicado del MOCASE-VC, “El Agronegocio y su fiel sirvienta La Justicia Santiagueña”, 22/8/2008).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
despaladas y fincas, robo del agua, heridos, procesados y, ahora, un niño
asesinado” (documento de MOCASE a raíz del asesinato de un niño, en la
zona de Nueva Esperanza, a manos de personal contratado por un empresario
tucumano). El accionar consta de etapas que redundan en la apropiación total
de tierras y recursos naturales y su correlato en términos de despojo a las
poblaciones locales. En general, hay acuerdo entre distintos autores y entre
los mismos campesinos en que todo comienza con la aparición de “supuestos
dueños ”, quienes aplican la formula: deslinde, alambrado y desmonte. Estas
acciones se efectúan acompañadas de matanza de hacienda o animales de
granja, destrucción de cultivos, cierre de pasos vecinales – caminos - acceso a
agua, corren los cercos tradicionales, etc. Luego, el desmonte -como vimos-
puede venir secundado de ganadería o de cultivos como la soja, dependiendo
de la zona de la provincia que se trate. Esta nueva etapa puede estar marcada
por una profundización de las acciones de despojo y desarticulación de la vida
campesina. Es muy común que el tiempo de la resistencia a las topadoras,
contra el desmonte, abra paso y se torne luego el tiempo de la resistencia a
los mosquitos (pulverización terrestre) o al avión (pulverización aérea), para
evitar la contaminación por agrotóxicos (Glifosato, 2.4D, etcétera).
Otro elemento que parece estar abonando la significación del conflicto de
tierra en términos de frontera, es que muchos de los empresarios de la soja
provienen de otros lugares, de otras provincias, de otros países. En este punto
es llamativo que en muchos conflictos cueste o se demore la identificación de
la otra parte. Se hacen presentes “encargados ” o “administradores ” que sólo
informan vaguedades sobre los “supuestos dueños ” mientras dicen ejecutar
sus órdenes.
La violencia forma parte de esta delimitación del espacio como adentro/afuera,
inclusión/exclusión, llevada a cabo por el Estado y el capital agrario. Es
importante señalar pues, como registran en general todos los investigadores,
la responsabilidad que tiene la policía y grupos civiles en la “forma cada vez
más violenta” que los conflictos adquieren (Durand, 2006).
“En nuestro lote viven tres familias. El día 27, el supuesto dueño fue con la
policía de Añatuya y de Los Juríes. Un grupo de 15 campesinos apoyaba a las
familias, llegaron patrulleros de Juríes, Bandera, y Gendarmería diciendo que
tenían orden de detención para Sergio Ledesma y Roberto Dosplat, por
usurpación de campo y hurto de productos forestales. No mostraron la orden del
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
juez, entraron a buscar a Dosplat, discutieron con él, empezaron a pegar y tirar
con armas, hiriendo a uno de los muchachos, que ahora está internado. (…) a
otro de los chicos lo golpean a patadas en el piso con las manos atadas con el
cordón de las zapatillas. Reconocimos al oficial Nieto, que el día anterior anduvo
en una camioneta con empleados de Nazar, que estaban encapuchados, y el
oficial Galván que dijo ‘tiren a matar’. (…) [La escena] [dice un técnico] parecería
ser un indicador del cambio del modelo presentado, a partir de la presencia en la
zona de peones armados, en el abandono de la instancia judicial por parte de los
supuestos compradores para pasar a la organización de grupos de peones
armados con escopetas y perros, que mediante intimidación con disparos al aire,
obstrucción de caminos, exhibición de armas de fuego y reflectoreo nocturno de
las viviendas intentan el retiro y amedrentamiento de los campesinos poseedores
de las tierras”. (Testimonio de una de las familias del lote 55 del departamento
de Mariano Moreno y de un técnico que trabaja con las familias, Página 12,
22/9/2003).
Finalmente, hallamos que las áreas de conflictualidad mapeadas, definidas
primeramente, presentan diferenciadas formas de producir frontera, distintas formas
de demarcación entre las comunidades campesinas/indígenas y las formas capitalistas
de explotación y control de los recursos:
En el área ubicada al noroeste provincial (Pellegrini, Copo y Alberdi) la frontera se
desplaza al compás de las actividades de deforestación y ganadería. Las poblaciones
campesinas/indígenas entienden que los límites de su forma de existencia, el suelo de
su modo de vida, está por definición del otro lado de la frontera. Es decir, el “avance
de la frontera” se lleva a cabo a su costa, contra ellos. Para las comunidades
indígenas del MOCASE-VC por ejemplo, es determinante de esta situación de
frontera, el tener que enfrentar a gendarmería en los conflictos que sostienen con los
“terratenientes”, puesto que consideran que esta fuerza no tiene porqué operar en
estas regiones ya que “actúa en las fronteras nacionales”. Para los campesinos, el
hecho de estar del otro lado de la frontera agropecuaria asume un carácter más
dramático, en la medida en que sienten que son tratados como si no estuvieran dentro
de las fronteras nacionales. Aquí la lucha contra el avance de la frontera es lo que
contribuye con que se forje una conciencia territorial.
En el área dispuesta en el este santiagueño (Aguirre, Belgrano, Ibarra, Mitre, Moreno,
Taboada), la frontera delimita más bien el cambio de modelo agrario producido por
factores climáticos y político-institucionales (aumento en la media de las
precipitaciones y desregulación de las actividades agropecuarias), que pasó de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
integrar subordinadamente al campesinado y los pequeños productores vía el algodón
o la frutihorticultura, a excluirlo de los complejos agroindustriales como sucede con la
producción oleaginosa. La frontera en estos conflictos es la sojera. En este caso, la
frontera en tanto avance sojero, vía desalojos, acoso paramilitar, desmonte y
contaminación por fumigaciones (pulverizaciones), implica el desenvolvimiento de una
agricultura que excluye a los agricultores campesinos: no requiere su integración
subordinada y necesita inhibirlos. Es decir, por un lado, se trata de una producción que
no requiere de la producción campesina para realizarse y, por otro, estamos frente a
un modelo que precisa de espacios libres, una territorialidad despojada de poblaciones
rurales, que se va gestando mediante la inhibición violenta de otras formas de
agricultura.
En cuanto al área situada en las zonas con infraestructura de riego (Atamishqui), la
frontera delimita con claridad la promoción desigual del acceso a recursos, por ende a
derechos. En estos casos de conflicto, la frontera pone en juego la distribución del
agua. La construcción de obras de riego se presenta como proceso de concentración
de beneficios en la medida en que se excluye de sus beneficios a la mayor parte de
los habitantes rurales. Grandes productores y empresas se apropian del acceso al
agua, excluyendo a los campesinos de esta posibilidad (cerrando pasos y canales). En
este caso, la delimitación de la frontera y la conflictualidad por la tierra, desnudan que
la pobreza rural, y la llamada descampesinización, no son el resultado de procesos
inevitables y estructurales propios de la lógica del mercado y de las relaciones sociales
capitalistas, sino que expresan la aplicación de acciones deliberadas y planificadas por
actores privados y gubernamentales. Los conflictos en las zonas de riego, muestran
nítidamente que la desarticulación de la vida campesina es más un problema político
que económico.
La presencia del estado de derecho y la ausencia de derechos campesinos:
Para desarrollar este punto también nos parece acertado citar nuevamente el informe
de FIAN 2006 sobre la problemática de la tierra en Santiago del Estero.
“En relación a los casos verificados en Santiago del Estero, la Misión considera
que persiste, en relación a la primera visita, una situación muy grave de
violaciones de derechos humanos y en particular del derecho a la alimentación,
lo que produce un descrédito acentuado del Estado a los ojos de las
comunidades rurales. La participación de autoridades en las acciones criminales
en contra los campesinos, al lado de terratenientes, incluso en tentativas de
asesinato, son casos extremos de violación de la obligación de respeto. En vez
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
de cumplir con su tarea de guardián de los derechos humanos el Estado se
transformó en principal violador” (http://www.fian.org).
O sea, una cuestión que se torna evidente con los conflictos de tierras en Santiago, es
que la presencia del Estado, y no su ausencia, sería aquello que obstaculiza la
realización de los derechos campesinos. El Estado, a partir de sus aparatos
burocráticos y andamiaje legal, desconoce a las comunidades campesinas en su
accionar, lo cual conduce al despojo y desaliento de las mismas. Relatos como el que
sigue, reflejan un hecho recurrente en los conflictos de tierra, el protagonismo del
Estado en el corrimiento de la frontera agraria en detrimento de la vida campesina.
“Porque este Sr. Manzzoni se había retirado este primer tiempo pero ahora
vuelve, con un trabajo de hormigas, y no sólo sigue sacando postes de esta
reserva, sino que también está atacando a las familias, matándoles los animales
en una estrategia de cuatrerismo junto al policía de la zona, que le da
alojamiento a don Manzzoni, el cual en su casa tiene una radio de alta
frecuencia para poder comunicarse con él para ver todo lo que pasa. No sólo
que él sigue avanzando, sino que las 28 familias de Aguas Coloradas están
absolutamente muertas de miedo porque el policía es el que los amenaza.
Inclusive la maestra de Aguas Coloradas ha sido amenazada a tiros en la
Escuela, porque desde allí se motivaba el compromiso de las familias y de los
chicos. Se realizó la denuncia, y en respuesta a esto el Ministerio de Educación
de Santiago del Estero le ha iniciado un sumario administrativo a la maestra, por
realizar actos fuera de su función; no tiene porque ocuparse de la zona donde
trabaja.” (Relatos de campesinos en el taller de “Defensa de los Sistemas
Agroforestales”, 6/4/2004).
Asumir esta compleja trama de los vectores, ha implicado en el campesinado
santiagueño que lucha por su tierra, por un lado, el desenvolvimiento de un sentido
instituyente (institución radical), de autonomía y autogestión y, a la par, la vocación de
apelar a los discursos del poder, a lo instituido, pero produciendo su resignificación
desde los objetivos propios. El primer punto es evidente en todos los esfuerzos de las
organizaciones campesinas por erigir sus cooperativas, reactivar los modelos
productivos campesinos combinados con nuevas propuestas provenientes de las
visiones agroecológicas, crear sus propias estrategias de educación y formación como
la Universidad Campesina del MOCASE-VC, recrear los saberes y concepciones
ancestrales en torno de la salud humana, etc. Ya el segundo aspecto que
mencionamos, es evidente al menos en dos puntos: en la resignificación del derecho
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
veinteañal, y en la apropiación del reconocimiento del Estado a los pueblos
originarios 205.
El llamado derecho veinteañal se basa en los artículos 4015 y 4016 que establecen la
propiedad de cosa inmueble por la posesión206 continua de al menos 20 años. Este
corpus no es que haya sido elaborado con el fin de defender la vida campesina, pero
para los campesinos es de cierto modo el único respaldo jurídico con que cuentan. No
existe otro marco legal, como una ley de reforma agraria o de distribución de tierras
que reconozca el derecho de las poblaciones campesinas. Es por ello que las
comunidades campesinas no dejan de efectuar críticas a las formas de tenencia de
tierra que derivan de la legislación vigente en Argentina. Se señalan al menos dos: a)
el proceso de regularización es muy costoso e intrincado para los campesinos, b) no
se contempla el uso colectivo de las tierras.
Los pueblos originarios cuentan en Argentina con un corpus comparativamente
apropiado y útil para las comunidades indígenas, sobre todo en materia de
reconocimiento de sus derechos sobre la tierra. Esto ha permitido que muchas
comunidades rurales se presenten ante el Estado para reclamar sus derechos
preexistentes y la entrega de los títulos comunitarios de las tierras. En este sentido, en
Santiago del Estero ha habido un renacimiento en el espacio público de la cuestión
indígena, anudada a la cuestión campesina, y en relación con ambas, la lucha por el
territorio.
“Nos dimos cuenta que pelear por unas hectáreas no tenia sentido, que
necesitábamos más para nuestra vida y que luchar por el territorio, que es todo, 205 Si bien es un punto para desarrollar en profundidad, no acuerdo con la visión que entiende que los campesinos no conocen sus derechos y que esto genera que se los incumpla y violente fácilmente. Este argumento por momentos suena incluso pretensioso y desde ya iluminista. Considero que defender un derecho, en general tiene poco que ver con el aprendizaje y saber, y en particular, menos para el caso campesino. Siendo este un sujeto menospreciado y ninguneado por el status quo, y siempre reprimido con saña y preciosismo, la defensa de un derecho es el resultado de una tarea artesanal y de acumulaciones de toda naturaleza. En general he observado que para expresar y defender sus derechos (no hablamos de las acciones de resistencia silenciosa), un campesino tiene que haber elaborado un discurso que pueda reproducir y manejar plenamente y que a su vez sea capaz de ser entendido (escuchable) por los “poderosos” y las clases medias urbanas, contar con alianzas confiables no circunstanciales, poder echar mano de algún paraguas legal –los códigos del poder- aunque sea un marco insatisfactorio o desapropiado, y contar con delegados de confianza. Sin alguno de estos elementos, un campesino puede saber, y expresar en un dialogo sus derechos, pero no accionar en consecuencia. No hay escapatoria para el campesino, y él lo sabe, por ello su acción tenaz se desenvuelve en ambientes de confianza: a su organización o comunidad, a los actores en alianza, al manejo de algún código o dispositivo del poder, etc. Así como es difícil construir confianza, o algún escalón de seguridad, cuando se alcanzó, parece más difícil aun hacer que un campesino renuncie a su objetivo. 206 Artículo 2351, Código Civil: “Habrá posesión de las cosas, cuando una persona, por sí o por otro, tenga una cosa bajo su poder, con intención de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
era lo necesario. (…) Con personería de Comunidad Indígena ganamos el
territorio, la tierra comunitaria (…) El empresario que quiso arrinconarnos, al final
quedo rodeado por nosotros [dice esto mientras dibuja con una ramita la
situación en el suelo]” (Testimonio de Sergio, un dirigente campesino de la
Comunidad Indígena Lules-Vilelas, El Retiro, del MOCASE-VC, 2008).
De modo que en el marco más general de la lucha por su derecho a la tierra207, varias
comunidades han desandado el camino burocrático de tramitar ante el Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) su personería jurídica como comunidad
indígena. Nos relata Sergio que el reconocimiento desde el Estado implicó que el INAI
los clasificara, y del algún modo los investigara, haciendo por ejemplo recorridas en el
paraje “para ver si éramos comunidad indígena. Ahí les tuvimos que mostrar las
vasijas viejas, tumbas, los huesos” (Testimonio de Sergio, un dirigente campesino de
la Comunidad Indígena Lules-Vilelas, El Retiro, del MOCASE-VC, 25/9/2008).
El MOCASE-VC por ejemplo está integrado por varias comunidades
campesino/indígena: Comunidad Indígena Vilelas - Santo Domingo; Comunidad
Indígena Lules-Vilelas - El Retiro; Comunidad Indígena Sanavirones - Las Abras;
Comunidad Indígena Guaycurúes - Pozo del Toba; Comunidad Indígena Vilela -
Pampa Pozo; Comunidad Indígena Vilelas - Tres Leones; Comunidad Indígena
Tonocotes - Puerta Grande.
Las organizaciones campesinas, en este sentido, han desarrollado estrategias
jurídicas propias a la hora de garantizar sus derechos ante la justicia.
“Los abogados de la parte campesina enmarcan sus demandas en tratados y
convenios internacionales (el convenio 107 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre,
la Convención Americana sobre Derechos Humanos208), y rescatan, a partir del
artículo 105 de la Constitución Provincial209, la función social y económica de la
tierra. Este último es un argumento de importancia en una provincia donde la
tierra fue usada en inversiones especulativas y/o como resguardo de créditos
hipotecarios. Se trata así de ponderar positivamente la posesión campesina, al
207 Este es un proceso a ser destacado ya que se trata de la reconstrucción de la propia identidad colectiva en términos que articulan el ser campesino con el ser parte de un pueblo originario. Más en momentos en los cuales los movimientos campesinos e indígenas de nuestro continente debaten las fronteras y las articulaciones entre una y otra identidad. 208 Estás declaraciones mencionan el derecho a la propiedad privada como un de los Derechos Humanos. 209 El artículo 105 de la Constitución de la provincia de Santiago del Estero reza “La tierra es un instrumento de producción y objeto de una explotación racional para la adecuada realización de su función social y económica. Es deber de la sociedad la conservación y recuperación, cuando corresponde, de su capacidad productiva. El Estado estimula el perfeccionamiento de las técnicas de laboreo”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
mismo tiempo que se intenta una sanción frente al abandono de la propiedad de
aquel que tiene el título y no está produciendo. En otras palabras, se busca
condenar la tierra improductiva.” (Barbetta, 2008:5)
Cuando una comunidad logra, en un conflicto de tierras, una situación de
“tranquilidad”, como dicen los campesinos, porque se asegura la posesión o porque el
empresario pareciera haber desistido, no estamos frente a un proceso que se cierra.
En verdad, enfrentar un problema de tierras pone al descubierto una problemática más
profunda, que tiene que ver con la ausencia de políticas públicas que abonen la vida
campesina. Cuando un conflicto de tierra pasa por una fase de latencia, la comunidad
ya organizada, muchas veces descubre que puede y tiene que dedicarse a enfrentar
otros desafíos: los proyectos de vida de los jóvenes, los espacios de encuentro y de
comunicación, las condiciones materiales para la vida, como la disponibilidad de
tierras apropiadas, o el manejo de tecnologías apropiadas o al menos apropiables, la
realización de estrategias familiares de pluriactividad y no de éxodo, la reformulación
de los lazos comunitarios, etc.
El acceso a la tierra, la reproducción de la vida campesina, y la organización social del
campesinado, se realizan en Santiago del Estero, no sólo a pesar del desarrollo
económico capitalista, sino a pesar también de las políticas de Estado y del ejercicio
pleno de sus dispositivos jurídicos y administrativos. Del análisis de los casos de
conflicto, deducimos que las acciones directas que los campesinos realizan, por
considerarlas legítimas para hacer valer sus derechos, tienen como respuesta
mayoritaria la censura y el castigo, y las acciones legales que despliegan, a menudo
sin resultados positivos, son el producto de delicadas resignificaciones de la juridicidad
vigente. En conjunto, las acciones directas y las acciones legales que efectúan los
campesinos, muestran que existe una distancia entre las herramientas legales de que
disponen y que utilizan en los conflictos de tierra las comunidades campesinas y las
campesino/indígena, y las reivindicaciones y postulados que enmarcan sus discursos y
acciones en la lucha por la tierra. La defensa de la vida campesina como un valor
económico y cultural, y la referencia a una territorialidad propiamente campesina, son
dos vértices presentes no sólo en documentos de todas las organizaciones
campesinas de la provincia, sino también en la palabra de aquellos implicados en cada
uno de los conflictos de tierras específicos. Se trata de un tejido argumental que los
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
dirigentes operan210, pero que tiene anclaje en la narrativa de los sujetos de base. En
general, cuando los campesinos mencionan argumentos jurídicos, lo hacen frente a la
policía o “supuestos dueños”, no obstante siempre aparecen enmarcados en una
apelación a derechos que exceden la letra legal (y el sentido abstracto de ciudadanía)
pero que son el corazón del planteo. Ni el derecho veinteañal, ni el reconocimiento
como comunidad indígena, contienen la profundidad de los postulados campesinos en
relación a sus derechos y al territorio. Son un punto de partida para seguir ampliando
el marco de exigencias al Estado. Se trata de posiciones políticas que pivotean en
dispositivos jurídicos, cuyo objetivo es en definitiva, como lo expresan en comunicados
y discursos público, “la defensa de la vida campesina y el territorio”.
La mera existencia de vida campesina en Santiago del Estero es indicativa de por sí
de su naturaleza tenaz y resistente, y la existencia de organizaciones campesinas es
evidencia de la presencia de una intencionalidad colectiva con vocación política,
transformadora de las relaciones sociales (en la producción, con la naturaleza, el
mercado, el consumo, el conocimiento, el arte, etc).
Resistencia, arraigo e intencionalidad territorial, en las comunidades
campesino/indígena:
Vista en perspectiva, la conflictualidad por la tierra que registramos en Santiago del
Estero, desde la década de 1980 hasta la actualidad, se estrecha con el proceso de
recreación de la identidad campesina, y luego de la indigenización de lo campesino en
la provincia, cuya expresión básica es el MOCASE (con toda su complejidad).
La recreación campesina/indígena, que nació en la década de 1980 como resistencia
al desalojo y hoy se afirma en la lucha por el territorio, paradójicamente quizás,
proviene de un pasado de sin tierras que se han aquerenciado. Como vimos, procesos
de campesinización y recampesinización, mediante la ocupación de tierras, en la 210 "Gran cantidad de familias rurales fueron echadas de sus posesiones sin ni siquiera pasar por el juzgado correspondiente; con ayuda de auxiliares de justicia, policías, jueces de paz no letrados se concretaron desalojos que dejan traslucir que los campesinos no fueron considerados como ciudadanos con derechos adquiridos; con la pérdida de tierra no sólo se pierde un bien productivo, sino que la familia campesina experimenta la pérdida de su hogar, de su hábitat, y en cierto modo de su propia identidad.(…) Queremos títulos para todos los que trabajan la tierra. Queremos cantidad y calidad de tierra para vivir de nuestro trabajo campesino. Queremos que se suspendan inmediatamente los desalojos. Queremos que se detengan inmediatamente los desmontes. Queremos que el agua sea un derecho y no un privilegio. Apoyamos la reforma constitucional. Apoyamos que los derechos campesinos se incorporen al texto de la nueva constitución, estamos por la plena vigencia de los derechos humanos, por la justicia y por una nueva democracia para nuestro querido Santiago del Estero" (Discurso de Juan Cuellar, en la presentación de la propuesta de reforma agraria al gobierno de la intervención en Santiago del Estero, 18 de junio de 2004).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
primera y segunda mitad del siglo XX, nacimiento político de la identidad campesina
en la salida de la dictadura e inicio de la democracia, y finalmente recuperación de las
raíces originarias desde fines de la década de 1990.
No obstante, tal recreación no se presenta como algo extraño si tenemos en cuenta
dos procesos subyacentes a todos los conflictos analizados: una relación particular de
las poblaciones rurales con la tierra, evidente en las referencias a un sentimiento de
apego al lugar (vínculo afectivo), y una (re)producción de lazos comunitarios. La
conflictualidad que estalla, podría ser el resultado de la politización de aquella
tenacidad en la vocación de arraigo y en la densidad de las relaciones sociales
existentes en el campo santiagueño.
Por relatos de entrevistados y testimonios recogidos en documentos, investigaciones u
notas de diarios, el involucrarse en una disputa de tierra, enfrentar desalojos, activa
expresiones de solidaridad entre personas, familias y entre comunidades, y hace que
los parajes rurales densifiquen sus relaciones ancladas en el parentesco o la vecindad.
En un conflicto de tierras, las familias campesinas se envuelven en asambleas,
reuniones, debates, salidas grupales de la comunidad a movilizaciones y viajes, etc.
De esta forma, la vida del paraje se va tornando “comunidad”, como lo expresan los
mismos campesinos. Es un dato que florezcan permanentemente comunidades
campesinas o indígenas en Santiago del Estero, en íntima conspiración con la
elaboración colectiva de un sentido singular en relación a la tierra. Para los
campesinos santiagueños, parece existir una comunión particular entre los/las
hombres/mujeres, y entre éstos y la tierra que, a su vez, asume carácter político.
Como ellos mismos lo señalan en comunicados y entrevistas: “sin la tierra no somos ”,
“no somos campo somos tierra”.
“Aquí estamos firmes para pelear, para luchar por la tierra, porque la tierra
es de quien la trabaja, y no de los que tienen más, de los que trabajan
porque la tierra nos da de comer a nosotros los campesinos y la tierra cuando
nosotros mueramos, la tierra nos comerá, así nosotros le agradecemos a la
tierra” (Testimonios de Marisa, miembro del MOCASE-VC, 2002, en Durand,
2006:6).
El sentimiento hacia la tierra incluso estructura una ética. En una oportunidad un grupo
de jóvenes campesinos, en Quimili, recordaba que sus padres, los viejos, ante la tala
de los bosques repetían (con un pesar existencial más que agronómico): “La tierra se
va a cansar”.
En Santiago del Estero, la resistencia al desalojo se ha hecho hábito para luchar por la
tierra, por la defensa del propio modo de vida, y enfrentar el avance de una frontera
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
excluyente. En esta encrucijada, el sentido de comunidad y el derecho a la tierra,
anudados a un sentimiento de arraigo, crecieron parejos en el discurso y la práctica
campesina, con poderosas consecuencias políticas. No se lucha solamente por una
parcela, sino por el propio “territorio”. La resistencia en la lucha por la tierra, ha dado
luz en Santiago del Estero a una intencionalidad política, aquella de las comunidades
campesino/indígena.
Aportes del análisis de la conflictualidad por la tierra en la provincia de Santiago del Estero al marco general: - Campesinización: El trasfondo histórico de la conflictualidad por tierra se vincula con
procesos cíclicos de campesinización, descampesinización y recampesinización. La actual recuperación de la identidad campesina en la provincia se ha dado en el marco de la lucha por la tierra. Desde Santiago del Estero esta identidad se extendería a nivel nacional.
- Instituir el propio derecho a la tierra : Las organizaciones campesinas han concebido su propia forma de entender el derecho a la tierra, resignificando el marco jurídico existente, recreando comunidades (comunalización) y recuperando la identidad indígena (indigenización).
- Los campesinos en la agenda política : La movilización campesina ha logrado introducir las luchas por la tierra y la necesidad de políticas agrarias para el campesinado en la agenda del Estado provincial y nacional. En la provincia el campesinado logra influir en el régimen político.
- Estado sin derecho: El Estado provincial, a través del poder judicial y fuerzas de seguridad, opera en los conflictos de tierra desconociendo la normativa nacional e internacional en materia de derechos indígenas. Además ha recrudecido la violencia policial y para-policial.
- Situaciones de frontera: Está presente en los conflictos de tierra la percepción campesina sobre la externalidad del agronegocio, y la construcción de una frontera que delimita situaciones incompatibles.
- Campesinos Indígenas: La conflictualidad por la tierra ha producido una transformación del campesinado santiagueño. De la resistencia al desalojo se ha pasado a la lucha por el territorio en tanto comunidades campesinas o bien campesino/indígena.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO IX
Comparación de los casos de conflictualidad por tierras
Como vimos en los tres casos, la reimplantación del régimen democrático en Argentina
significó el resurgir de la movilización social por el cumplimiento de los derechos en un
sentido amplio. La tierra, la demanda por la tierra, resurge desde los años de 1980 con
fuerza y revela que, a pesar de los proyectos modernizadores del agro, la represión a
las organizaciones rurales y las políticas de transformación (desaparición) del
campesinado, los hombres y mujeres del campo argentino persisten en defender sus
mundos de vida. La movilización campesina ha sido desestabilizadora a lo largo de la
historia, y en la actualidad surte el efecto de socavar los frágiles consensos de
democracias encuadradas en el proyecto de la globalización y/o de las políticas
neoliberales –en mayor o menor medida-. Como contraparte hemos visto que algunos
gobiernos provinciales han incursionado en marcos institucionales y de ejecución de
políticas concretas que buscan responder a esta conflictividad creciente.
El análisis de los casos provinciales de conflictualidad por la tierra nos permitió
entender mejor la relación entre las luchas del campesinado y los pueblos originarios
con los ideales del Estado-Nación. Del mismo modo que brindó elementos para
analizar la relación entre la política campesina y el régimen político de partidos. El
trabajo permitió visualizar como los movimientos sociales son quienes traccionan los
procesos de acceso a la tierra, y les dan una radicalidad que cuestiona la
institucionalidad del Estado como monopolio en educación, salud, participación
política, acceso a recursos naturales, etcétera. No obstante, lo que se hizo manifiesto
de modo insoslayable, fue la posición defensiva (defender la posesión campesina más
que a ganar nuevos espacios), a pesar de las ocupaciones de tierra, y el enorme
esfuerzo para obtener cualquier tipo de logro, que asumen las organizaciones
campesinas, cuando no es posible apelar a un marco legal o gubernamental que
reconozca al menos formalmente la importancia de la vida campesina. Mientras que,
por su parte, se pudo observar que las poblaciones indígenas cuentan, al menos en el
plano jurídico, con elementos significativos a la hora de luchar por el reconocimiento
de sus derechos.
Dimensiones del análisis comparativo:
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Primeramente señalemos los aspectos más generales para comparar los estudios de
caso de la conflictualidad por tierras en Chaco, Salta, y Santiago del Estero.
Chaco
La conflictualidad por tierra se enmarca en un proceso creciente de institucionalización, que a pesar de los puntos de encuentro, diferencia la problemática indígena de la campesina (de criollos ganaderos, banquineros o pequeños productores).
Salta
La conflictualidad por la tierra está caracterizada por la emergencia de una disputa por significativas riquezas naturales, entre un ascendente movimiento indígena, en su multiplicidad de pueblos originarios, y empresas agroindustriales y extractivas (de madera, gas, petróleo, minería).
Santiago del Estero
La conflictualidad por tierra se reviste de una creciente violencia desde el Estado y grupos para-militares, y del desentendimiento institucional para con los derechos de las poblaciones rurales, en el marco de avance de la frontera agropecuaria.
A su vez, la comparación de los tres casos de conflictualidad permite identificar
dimensiones de análisis para una reflexión fértil teniendo en cuenta también los datos
a nivel de país.
Características generales que asumen las dimensiones en cada provincia
Dimensiones de los conflictos de
tierras Chaco Salta Santiago del Estero
Relación histórica de las poblaciones (involucradas en los conflictos) con los Complejos Agroindustriales (CAI) de la etapa de industrialización por sustitución de importaciones (ISI).
Familias, colonias y comunidades, mayormente agrícolas, en articulación diferenciada con el complejo algodonero: - Productores familiares que lograron algún grado de capitalización. - Comunidades indígenas productoras de algodón. - Familias campesinas sin tierra con venta de fuerza de trabajo en producción algodonera.
Comunidades agroganaderas o cazadoras recolectoras, en articulación al complejo cañero a partir de asalarización forzosa (“arrenderos”) y desestructuración de los modos de vida.
Familias de obrajeros o hacheros, se convierten al algodón y a la producción de autoabasto.
Relación actual de las poblaciones (involucradas en los conflictos) con el agro-negocio de la etapa neoliberal.
Con crisis del algodón se recupera la diversidad productiva ligada a autoabasto y se orientan a la ganadería. La reproducción campesina se
La relación gira sobre la disputa excluyente por control de los recursos naturales.
Exterioridad con los patrones de la agricultura industrial, cierta participación en la explotación maderera o de carbón.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desenvuelve por fuera del agro-negocio.
Principales bienes en disputa
Tierra y Monte: sostenibilidad del monte y formas de uso de la tierra.
Tierra, bosque/monte y agua: control del suelo y subsuelo, libertad de circulación y traslado, y acceso a riego.
Tierra, agua y monte: tenencia y disponibilidad de tierra y acceso al monte.
Principales identidades colectivas y actores sociales emergentes
Proceso de recreación campesina y revigorización de pueblos indígenas. Actor: organizaciones campesinas y por otro lado pueblos indígenas.
Proceso amplio de comunalización e indigenización. Actor: organizaciones y redes de comunidades según pueblo originario y región ecológica.
Proceso de campesinización y luego de comunalización (incluso indígena). Actor: organizaciones campesinas integradas por comunidades campesino/indígenas
Características de los ecosistemas e interés desde el agro-negocio
Chaco húmedo y seco. Los espacios en disputa oscilan entre un menor y un mayor interés agrícola, maderero y pecuario.
Chaco seco, subtropical, y valles. Los espacios en disputa tienen generalmente alguna riqueza natural de importancia: agua, gas o petróleo, suelos fértiles, madera, etcétera.
Chaco húmedo y seco, y monte árido. Los espacios en disputa oscilan mayormente entre un menor y un mayor interés agrícola, maderero y pecuario.
Procesos de arrinconamiento o desalojo (en todas sus variantes)
Adquisición de tierras en el Instituto de Colonización, o apropiación de tierras, desalojo de familias, desmonte, siembra y fumigaciones.
Desmonte y siembra de soja, en simultáneo con acciones de desalojo.
Secuencia de desalojo, destrucción de posesion, desmonte, colocación alambrados, cierre caminos, siembra, fumigación.
Niveles de violencia: presencia de guardias privadas, paramilitares, grupos especiales, gendarmería.
Creciente intervención de gendarmería en acciones de desalojo, aunque no se registren niveles mayores de represión en los conflictos de tierra.
Creciente presencia de grupos de civiles armados y empresas de seguridad actuando en los conflictos de tierra. Aumento de la violencia en las acciones de la policía y grupos especiales.
Recrudecimiento de la violencia desplegada por gendarmería y grupos especiales, así como también de la policía. Presencia de guardias privadas que incluso actúan coordinadamente con las fuerzas estatales.
Formas de acción privilegiadas por campesinos e indígenas: resistencia desalojo, ocupación, recupero, legales.
Combinación de herramientas, con fuerte impronta de la negociación y dialogo con el gobierno.
Combinación de herramientas, con preponderancia de movilizaciones y caravanas, y cortes de ruta.
Combinación de herramientas, con primacía de acciones directas de resistencia en los espacios locales.
Estrategia judicial campesina e indígena: derecho veinteañal o
Sobresale el uso de herramientas jurídicas del cuerpo legal del derecho
Prima la acción legal enmarcada en el corpus de los derechos de los
En general los conflictos se dirimen desde los derechos posesorios de las
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
reconocimiento como pueblo originario
indígena. Aunque también existe un número significativo de casos en los cuales las organizaciones campesinas echan mano de la juridicidad no indígena.
pueblos originarios, para lo cual se cuenta con reconocimiento provincial y nacional como comunidad indígena.
familias. Aunque crece la apelación al derecho que asiste a las comunidades indígenas.
Discurso territorial campesino e indígena
Presencia en discurso, sobre todo de pueblos indígenas, de una referencia al monte como condición para la vida. Territorio: como noción difusa, referida al modo de uso de los bienes naturales.
En relación con el manejo de los recursos o bienes naturales por parte de los pueblos originarios. Territorio: vinculado al control efectivo sobre el hábitat tradicional, y a la autodeterminación territorial.
Referencia a la vida campesina como comunión del hombre con la tierra. Territorio: refiere al espacio de la comunidad.
Palabras claves sobresalientes en los conflictos
Reparación Recuperación Resistencia
Actitud gobiernos provinciales: criminalización / institucionalización
Institucionalización de la conflictualidad por tierra. Enmarcamiento de los conflictos en mesas de dialogo y disputas por el control de organismos públicos.
Reconocimiento formal de los marcos legales, creciente represión, e intentos de cooptación y división de las organizaciones indígenas y campesinas.
Desconocimiento de los derechos campesinos e indígenas, represión con persecución, y criminalización de campesinos.
Tipo de conflictos sobresalientes
De base antigua y por ocupación: Tipo 1 y 4
De base antigua y por distribución: Tipo 1 y 5
De base nueva: Tipo 2 y 3
Claves problemáticas de la conflictualidad por la tierra en los casos:
A continuación realizamos una síntesis del análisis comparativo de los 3 casos. Para
ello definimos cuatro claves problemáticas presentes en todos los conflictos de tierra
registrados (agronegocio, biodiversidad, territorio y violencia):
a) Presencia y dinámica de la lógica del agronegocio.
b) Condiciones ecosistémicas de las áreas en conflicto.
c) Políticas públicas y violencia institucional o para-institucional.
d) Características de las referencias al problema de la tierra, territorio o uso de
recursos naturales.
a) Presencia y dinámica de la lógica del agronegocio:
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En los 3 casos hemos visto que la crisis de los complejos agroindustriales (CAI), con
su carácter integrador en el marco del proyecto de desarrollo de economías
regionales, instaló nuevos escenarios de desarticulación de los productores familiares
y comunitarios. A esta crisis se le agrega el proceso, observable en todos los casos,
de despliegue del agronegocio que reanimó tensiones con las poblaciones del campo,
como la lucha por los derechos sobre las tierras, y activó otros desafíos, como los
desmontes de las últimas áreas ricas en biodiversidad del país.
Como vimos, la integración subordinada abrió paso a una dinámica extractiva de
riquezas (por su carácter productivamente insustentable y desanclado localmente) y
prescindente de las poblaciones locales (por la escasa demanda de mano de obra y
exclusión de los productores directos). En estas condiciones, veamos algunas
generalidades sobre el carácter principal que asumió en cada caso la conflictualidad.
Visualizamos como en Santiago del Estero, la conflictualidad giró en torno de la
resistencia campesina como forma de defender un modo de vida ante las amenazas a
su continuidad. La lucha por la tierra, se presenta ensamblada en un proceso
relativamente reciente de arraigo y recreación de la vida campesina, y asociada con
demandas de polít icas para su reproducción y a una creciente búsqueda de acceso a
territorios comunitarios.
En Salta, encontramos algunos matices, y la conflictualidad por la tierra allí se
desenvuelve más bien signada por la generalizada búsqueda del reconocimiento de
derechos fundados en identidades preexistentes a la conformación del Estado-Nación.
La renovada presión sobre los recursos naturales de los hábitat de las distintas
poblaciones, que se montó sobre la crisis de las formas de integración a los CAI211,
agitó de tal modo las demandas de tierras que se desenvolvían desde la caída de la
dictadura, que las mismas se tornaron luchas por el acceso y/o control efectivo de los
territorios (incluso de la autodeterminación territorial).
A pesar de estos matices, es probable que la conflictualidad por tierras en el Chaco
sea la que más se distingue de las tres. Allí existen, nítidamente diferenciadas, las
luchas y estrategias de reproducción de las colonias y organizaciones campesinas, y
por otro, de las comunidades indígenas. Las familias campesinas que están
reconfigurando sus prácticas productivas (con la crisis algodonera) mantienen un tipo
de ocupación y demanda de tierras parcelaria, privada. Si bien, los requerimientos de
las estrategias de diversificación productiva y la reconversión ganadera exigen
mayores extensiones al tradicional módulo familiar-algodonero, y las organizaciones
bregan por formas colectivas de tenencia (como las Reservas de la UNPEPROCH), no
211 Que habían previamente desestructurado la vida comunitaria y los sistemas de (re)producción de comunidades trashumantes y recolectoras
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
se ha dado un vuelco a campos comunitarios. En cambio, en las poblaciones que se
asumen como parte de pueblos indígenas la dimensión territorial está remarcada en
los conflictos de tierra, e incluso en algunos casos esto se refleja en la producción
agrícola que se desarrolla colectivamente o con ciertos grados de cooperación
comunitaria. Las demandas al Estado reproducen estas marcadas diferencias entre
campesinos y aborígenes que se dan en el Chaco. Este punto es evidente en la
distinción entre demandas por tierra, donde predominan organizaciones campesinas, y
demandas por la defensa del monte, donde se destacan las organizaciones indígenas.
Otro punto que distingue unas de otras luchas son la forma de su institucionalización:
desde el Instituto de Colonización o desde el Instituto del Aborigen.
En las tres provincias tienen presencia en el espacio público los discursos que apelan
a identidades indígena o campesinas, existen organizaciones campesinas e indígenas,
y se utilizan en litigios de tierras dispositivos legales referidos al corpus del derecho
indígena así como del derecho de posesión. Lo que caracteriza cada caso es la
variación registrada entre estos aspectos. En Chaco, las luchas por tierra llevadas a
cabo por organizaciones campesinas están bien diferenciadas de las luchas de los
pueblos indígenas, incluso enfrentados en algunos casos (caso del Interfluvio Teuco-
Bermejito). Aunque existen contra ejemplos de organizaciones que manejan la
identidad campesina e indígena sin contradicción, apelando al derecho indígena y
reivindicando sus prácticas productivas en términos de campesinidad (caso la Unión
Campesina de Pampa del Indio). En Salta, existen las demandas por lotes de tierra de
familias criollas, en algunos casos tensionadas con comunidades indígenas y en otras
complementadas, no obstante prima el discurso de los pueblos originarios que ha
cobrado un contenido definitivamente territorial (caso del Qullamarka, Lhaka Honat, o
Zlaqatahyi). En Santiago del Estero, prima la lucha en términos de derechos
campesinos a la tierra, aunque se estén multiplicando los casos de comunidades
campesinas que deciden recuperar la identidad indígena y realizan la apropiación
comunitaria de la tierra (caso de las comunidades campesinas de Las Lomitas que se
reconocen como Lules-Vilela).
En resumen, sobre este aspecto, encontramos que la conflictualidad por tierras en
tiempos del agronegocio asume características diferentes de acuerdo a las tradiciones
culturales, experiencias organizativas y prácticas productivas predominantes, y sobre
todo a la particular configuración que asume actualmente la dinámica entre las
identidades indígenas y campesinas.
b) Condiciones ecosistémicas de las áreas en conflicto:
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
En los conflictos de tierra analizados encontramos algunas regularidades en torno de
los bienes en disputa en cada caso: desalojo de las familias o comunidades para
realizar monoculturas de gran escala, o bien para la secuencia de explotación
maderera y luego ganadera extensiva; desvió o apropiación de agua de canales de
riego; impedimento del paso de animales a las aguadas o reservorios, como
vertientes, lagunas, arroyos, etcétera; cercamiento o corte de pasos a áreas de pastaje
comunes o circuitos trashumantes. De modo tal, que unas veces lo que está en
cuestión es la tierra, en tanto utilización del suelo, y otras veces, importa el uso del
monte o bosque nativo, el acceso al agua, o bien la contaminación de cultivos,
animales, personas, fuentes de agua provocadas por la utilización de agrotóxicos en
cercanías de zonas habitadas, e incluso se observa la disputa por un bien que no
necesariamente es tangible pero habilita el uso de todos los demás bienes, se trata del
paso, la circulación. En ciertos casos el conflicto no se presenta directamente asociado
a la apropiación de la tierra o del agua, ni siquiera al aprovechamiento maderero, sino
que empresas o propietarios individuales, cierran cominos vecinales, prohíben el
traslado de animales a través de sus campos, intimidaciones y agresiones ante el
mero hecho de transitar en los linderos de la propiedad, y otras acciones que inhiben
la convivencia y terminan descomponiendo las posibilidades de reproducción de las
familias.
Si bien estas cuestiones se repiten en las tres provincias la variación en los
ecosistemas introduce diferencias. En Salta encontramos la mayor variedad de
ecosistemas en disputa, entre los cuales se encuentran a su vez los ecosistemas con
mayor biodiversidad del país (caso las yungas). Acompañan esta diversidad
biológica212 un conjunto amplio de expresiones organizativas de pueblos originarios
que se han refugiado o hecho fuertes en las cuencas del Bermejo, Itiyuro, Pilcomayo,
etcétera.
Debe destacarse que las organizaciones de primer grado de las distintas provincias,
como centrales o comunidades, con mayor nivel de participación y activismo,
coinciden con aquellas asentadas en las zonas con mayor riqueza en términos de
biodiversidad y de menores niveles de degradación ambiental: sean ecosistemas
subtropicales o del chaco seco.
212 Según Resende (1991), los atributos de mayor diversidad de los agro-ecosistemas serían: diversidad vegetal, diversidad animal, aprovechamiento de la radicación solar, aprovechamiento del agua, reducción temperaturas extremas, absorción gas carbónico, reducción del viento, aprovechamiento nutrientes, reducción erosión, reducción de plagas, reducción enfermedades.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Sin abonar una visión simplificada de lo que significa la vida campesina o indígena en
términos de explotación de los recursos naturales, lo cierto es que los conflictos
evidencian el creciente interés del capital en apropiarse de las áreas que aún guardan
importantes reservas de recursos naturales, verdaderos continentes de biodiversidad.
Aunque estas áreas, sean consideradas por empresarios y gobiernos, como espacios
vacíos, no utilizados, desaprovechados, son las que justamente presentan la mayor
densidad de población campesina e indígena del país. Quizás esta situación, la
existencia de riquezas naturales y bolsones de biodiversidad donde están asentadas
comunidades campesinas y pueblos originarios pero ambicionados por empresas y
capitales en general, haga que los conflictos de tierra se enmarquen en disputas de
frontera (o disputas territoriales).
En los relatos de campesinos e indígenas involucrados en conflictos de tierra, existe la
recurrencia de explicar el proceso de despojo que sufren, vía desalojo y
arrinconamiento, a partir del “avance de la frontera agropecuaria”.
“El avance de la frontera agropecuaria, la falta de caminos, de infraestructura, de
educación, de proyectos productivos para el sector del pequeño productor es lo
que lleva a que la gente inmigre del campo a la villa miseria, a los conurbanos
de las grandes ciudades” (Documento de la asamblea de la Asociación de
Pequeños Productores del Chaco Salteño, 15/12/2007).
Se reitera esta explicación en los múltiples conflictos de tierra y aparece como clave
privilegiada en la construcción del conflicto. Es que se trata de un “avance” que se
realiza “contra nosotros” (campesinos e indígenas), y contra todos aquellos que están
más allá de la frontera. Se evidencia entonces la exterioridad que se vive con respecto
al modelo de agro hegemónico que no los contempla: modelo de “agro-negocio”, de
“agricultura capitalista”, o modelo “extractivo” o “de saqueo”, cuando el conflicto es con
empresas mineras, petroleras o madereras. A la vez, esta explicación establece un
antagonismo, demarcado por la línea fronteriza, determinando quienes están de un
lado y de otro. Y como toda frontera es móvil, quienes en otro momento histórico
podrían haber estado en lados diferentes, hoy tienen puntos de encuentro, caso de
familias criollas y comunidades aborígenes frente a los desmontes o ante los
empresarios sojeros, como veíamos en el Chaco y Salta.
c) Políticas públicas y violencia institucional o para-institucional:
Un rasgo que asume el comportamiento del Estado es el encuadre que se le trata de
dar a los derechos campesinos e indígenas en el marco de conflictos de tierra. Por un
lado vimos que mientras algunas provincias, como Chaco, tratan de ordenar la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
conflictualidad creando organismos que regulen el acceso a la tierra u otorguen
reconocimiento a las poblaciones indígenas. Salta también cuenta con un organismo
que atiende las problemáticas de las poblaciones indígenas y otorga personería
jurídica provincial (independiente del INAI). En otro extremo se encuentra Santiago del
Estero que hasta el momento no cuenta con dispositivos provinciales de las
características de los anteriores. En estas situaciones las organizaciones campesinas
e indígenas utilizan como interlocutor a los organismos del Estado central, caso el INAI
o APN, a la hora de garantizar derechos. Estas dificultades, de que se reconozcan los
derechos sancionados, más allá de la formalidad, se reproducen en los procedimientos
y dictámenes judiciales. Hemos visto, que en algunos casos de conflictos de tierra que
van a juicio, la justicia de primera instancia no prioriza derechos de rango
constitucional. Ocurre que en algunas situaciones es recién la Corte Suprema de
Justicia la que falla teniendo en cuenta convenios internacionales o artículos
constitucionales, como en el caso de los derechos indígenas.
Un elemento de política pública presente en los tres casos, y que se vincula
directamente con la problemática de tierra analizada, es el proceso de ordenamiento
territorial, desatado a raíz de la entrada en vigencia de la Ley Nacional 26.331 de
Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (2007). Esta
ley estipula que cada provincia debe realizar planes de “ordenamiento territorial” de
sus zonas boscosas bajo diez criterios ecológicos y categorías de conservación, con el
fin de conservación pero también para la preservación de las condiciones
ecosistémicas de las tierras campesinas e indígenas. Los planes de ordenamiento
deberían a su vez resultar de un proceso de consulta a todos los sectores implicados
en la problemática. Para ello, se contemplaba la realización, en cada provincia, de
talleres oficiales. A finales de 2008 solamente tres provincias habían efectivizado los
talleres oficiales: Chaco, Salta y Santiago del Estero. Esta coincidencia con nuestros
tres casos de estudio, nos permite comparar los resultados de este proceso.
Los resultados han sido variados, aunque en todos los casos se teme por la
manipulación final del proceso de consulta, y su utilización en tanto instancia
legitimadora. Según un informe de la Red Agroforestal - REDAF (2008), en el Chaco
los talleres se realizaron a partir de un apretado cronograma que no vehiculizó la
participación de los pueblos indígenas, y se señala además que ha sido cuestionada la
elaboración de la zonificación. En la provincia Salta, el mismo informe citado indica
que hubo significativa participación aunque ya se cuestiona el “mapa” que el poder
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ejecutivo provincial confeccionó finalmente213. En Santiago del Estero, se considera
que si bien hubo participación, no se sabe si serán tenidos en cuenta los aportes que
se hicieron desde las organizaciones campesinas y ONGs (REDAF, 2008).
En las tres provincias, los desmontes han seguido, a pesar de la moratoria declarada
mientras no se terminaran los respectivos ordenamientos. Detrás de los
incumplimientos, por parte del Estado, de los controles que éste debe realizar, y de los
posibles ilícitos cometidos por distintos agentes económicos del agronegocio, cabe
destacar el proceso de disputas entre diferentes visiones sobre la disposición y
apropiación del espacio. Es decir, el Estado ha querido instalar su monopolio como
organizador del territorio en última instancia, sin embargo, lo que se produjo fue la
realización de su rol en función de los intereses del empresariado agroindustrial, y la
consecuente impugnación de los pueblos originarios. El conflicto estalla cuando se
hace evidente la existencia de concepciones territoriales diferenciadas y opuestas, en
el marco de espacios de negociación sostenidos en relaciones asimétricas.
Por otra parte, en los tres casos la conflictualidad por tierra provincial ha estado
marcada por la violencia institucional que suponen las situaciones de desalojo o el
desconocimiento de derechos de las poblaciones implicadas (por parte del poder
ejecutivo y judicial). Se registran también, a partir de distintos indicadores, un aumento
en los niveles de violencia institucional o para-institucional, y cambios en la
metodología utilizada para su ejercicio. Con grados variables, en las tres provincias
analizadas encontramos la creciente intervención de gendarmería o grupos especiales
en conflictos de tierra, con población indígena o campesina. De igual modo, sobre todo
en Salta y Santiago del Estero, se ha incrementado la presencia de guardias privadas
o grupos de civiles armados actuando coordinadamente con fuerzas de seguridad
estatales. Es singular inclusive la permanente referencia que hacen testigos y
protagonistas, en casos de conflicto de tierras, a la presencia de personal de
seguridad estatal o privada portando “armas de fuego” o “fuertemente armados”. A su
vez, en estas dos provincias, es donde se registran la mayor cantidad de muertes o
asesinatos vinculados a conflictos de tierra o a organizaciones involucradas en
conflictos de tierra. Se cuentan, en el marco de la conflictualidad por tierras de estas
213 La Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, Delegación Salta, (ex Programa Social Agropecuario) ha manifestado su “preocupación por las modificaciones introducidas en el Proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos por parte de la Cámara de Senadores de la Provincia de Salta en la sesión del día jueves 11 de Diciembre de 2008, que fueron aprobadas por unanimidad por dicha Cámara. (…) Las modificaciones introducidas tergiversan el sentido original de la ley Bonasso de preservar los bosques nativos, sobre todo en áreas donde los bosques son indispensables para asegurar la regeneración de la VIDA de las comunidades de pequeños productores, campesinos e indígenas de la provincia de Salta”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
provincias, episodios significativos de cambios en la forma que adoptan los operativos
o estrategias gubernamentales frente a las familias campesinas que resisten
desalojos.
Durante 2008, en Santiago del Estero se desenvolvió el llamado “septiembre negro”,
donde se registraron en diferentes lugares de la provincia detenciones a campesinos
en operativos nocturnos. Inclusive algunos detenidos fueron alojados en la
penitenciaria de la capital provincial, lo que no había ocurrido hasta el momento. Se
puede tratar de hechos aislados o indicar cambios en las intervenciones del Estado
(provincial en este caso) en lo referido a problemática de tierras.
Algunos casos de asesinatos, muertes y heridos de gravedad, ligados a conflictos de tierra en Chaco, Salta y Santiago del Estero (1984-2008):
Total heridos,
asesinatos y muertes
Heridos graves Total
asesinatos y muertes
Chaco Salta Santiago del Estero
26 18 - 12 en SE - 6 en Sa
8 1 5 2
Fecha Localidad/Provincia Caso
1995 UNPEPROCH, Napenay, Independencia, Chaco.
La policía asesina a Juan Sendra, productor y miembro de la organización, en confuso episodio de allanamiento equivocado a su domicilio.
1997 Comunidades Kollas, Fin San Andres, Oran, Salta.
De regreso de una de las tantas caravanas, realizadas por las comunidades para reclamar por sus derechos, en el cruce de un río vuelca el acoplado del tractor que trasladaba a algunos de los participantes. Fallecen allí dos niños que son arrastrados aguas abajo.
2004 Comunidad Guaraní de Río Blanco Banda Sur, Orán, Salta.
Es hospitalizado Benjamín Flores, un indígena de 57 años, por las heridas causadas por el ataque que sufrió de parte de guardias de la empresa de seguridad contratada por el Ingenio SMT.
2005 MOCASE-VC, paraje Santa Rosa, Alberdi, Santiago del Estero.
Muere Walter Gustavo Cuellar, al sufrir un accidente con un acoplado, cuando se movilizaban en defensa de las familias campesinas del paraje Santa Rosa.
2005 MOCASE, El Retiro, Moreno, Santiago del Estero.
Es gravemente herido de bala Elpidio González, en un ataque de la policía de Monte Quemado, mientras él y otros campesinos trabajaban hachando en el monte.
2005 Comunidad Campesina de Fortín Unión, Villa Unión, Mitre, Santiago del Estero.
Es herido y hospitalizado, un joven de apellido Palavecino, por golpiza recibida a manos de empresarios que quieren apropiarse de los campos de la zona.
2006 Comunidad Ava Guaraní, La Loma, Estación Tabacal, Orán, Salta.
Fuerzas de seguridad privadas del Ingenio San Martín del Tabacal (SMT), matan en una golpiza a un joven indígena, Fabián Pereyra, y dejan 4 jóvenes heridos, porque estos habían ingresado al Ingenio.
2006 Comunidad de Tonono, Caraguatá Sur, Salta.
Es el caso del cacique Wichí José Galarza, asesinado en 2006, por las heridas que sufrió en la represión que ejecutó la policía provincial cuando la Comunidad de Tonono reclamaba contra los desmontes en Caraguatá Sur.
2006 Asociación de Es asesinada Liliana Ledesma, integrante de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Productores de Madrejones, Campo Durán, San Martín, Salta.
organización, en el marco de un escándalo mafioso, sin que se aclare el crimen.
2006 MOCASE-VC, Sol de Mayo, Alberdi, Santiago del Estero.
Son heridos 7 campesinos con balas de goma y otros elementos utilizados por el GETOAR en el intento de desalojo a la familia Santillán.
2006 Comunidad Taco Punco y San Agustín, Nueva Esperanza, Pellegrini, Santiago del Estero.
Es asesinado, Mario Ezequiel Gerez de 5 años, y herido su tío Anselmo Villagrán, por un disparo efectuado por un guardia privado, cuando ambos circulaban en bicicleta por un camino rural cerrado por una empresa que se afincó en la zona.
2007 MOCASE-VC, paraje El Quebrachito, Pellegrini, Santiago del Estero.
Es herido en golpiza de la policía de Monte Quemado un miembro de la organización que se oponía al ingreso de peones para deforestar el campo comunitario.
2008 MOCASE-VC, paraje El Quebrachito, Pellegrini, Santiago del Estero.
Es herido, Luís Ángel Paz, en golpiza de la policía de Monte Quemado que pretendía obtener información de la organización.
Las muertes y los heridos, caso de torturados o alcanzados por balas, en conflictos de
tierra no son temas suficientemente tratados, más aún, están particularmente
desdibujados. En los trabajos de investigación académica o documentos de gobiernos,
sobre la cuestión de la tierra y su distribución, la dimensión de la violencia no es
prácticamente tenida en cuenta. No obstante, la violencia desde arriba es un elemento
constitutivo de la conflictualidad por la tierra, que está presente a lo largo de todo el
conflicto, ya sea en momentos de mayor latencia o de mayor activación. Incluso los
casos de conflictos de tierra analizados, muestran que los puntos críticos donde se
evidencia claramente la violencia institucional o para-institucional, como puede ser en
las situaciones de desalojo a familias o comunidades, no agotan ni necesariamente
son el clímax de la violencia desatada. En general los casos de conflicto brindan
evidencia de la instalación de una violencia cotidiana, que sólo algunas veces tiene
desenlaces trágicos que adquieren visibilidad. Por cada muerte o herido grave en
conflictos de tierra, existe el doble o el triple (o más según la provincia) de situaciones
en las cuales ocurren: golpizas, amenazas de muerte, seguimientos y persecuciones,
y distintas clases de amedrentamientos (disparos al aire, matanza de animales,
provocación de peleas, hostigamiento a los niños, etcétera).
d) Existencia y características de las referencias al problema de la tierra, territorio o
uso de recursos naturales:
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Los conflictos de tierra que relevamos en las tres provincias seleccionadas, muestran
un abanico de significaciones sobre el objetivo de la lucha, del sentido que le dan
campesinos y pueblos originarios.
En Chaco y Salta, la mayor parte de los actuales conflictos tienen origen, según lo
identifican los actores, en acontecimientos ocurridos antes del año 2000, inclusive
antes de la década de 1980, o de 1970 (conflictos de base antigua: tipo 1). No así en
Santiago del Estero, donde el grueso de los conflictos se origina a partir del año 2000
(conflictos de base nueva en tierras fiscales o no fiscales: tipo 2 y 3). No obstante, es
en Santiago del Estero donde la identidad campesina primeramente renace con fuerza
en Argentina y hace su aparición en el espacio público nacional con el regreso de la
democracia. No se trata de cuestiones opuestas. Justamente, es probable que la
regeneración del joven campesinado santiagueño ocurrida a partir de su organización
política, sobre todo desde la década de 1990, haya hecho con que los conflictos
tiendan a incrementarse con el tiempo. De valer este tipo de explicaciones, se
comprendería el caso del Chaco, donde el origen de la luchas de tierras en el periodo
democrático se remonta a la resistencia de las comunidades indígenas en el tiempo, y
a la búsqueda campesina por acceder a un “pedazo de tierra”. Como en Salta, cuyos
conflictos mayormente principian en antiguos procesos de campesinización y
reproducción de tradiciones de vida en el monte, frente al desarrollo del capitalismo
agrario. Coincidentemente, en estas dos provincias, con antiguas poblaciones rurales,
y con largas trayectorias de tensiones y luchas por la tierra, hallamos un panorama de
reactualización de conflictos (conflictos por ocupaciones o por la distribución de los
recursos naturales: tipo 4 y 5). Como si aquello que estuviera en cuestión fuese la
reapertura de un tiempo de oportunidades históricas para recuperar y reparar, más
que el resistir y defender recientes arraigos ante amenazas nuevas. Tampoco llama la
atención entonces, que en estas últimas provincias la voz primera en las disputas de
tierra actuales, sea aquella de la emergencia indígena o de los pueblos originarios
queriendo recuperar sus lugares, más que la de un naciente campesinado que poco a
poco va recreando comunidades y desenterrando sus raíces indígenas, como sí ocurre
en Santiago del Estero.
En efecto, pareciera existir una relación entre la antigüedad de los conflictos y el tipo
de identidad que prima en el espacio público a la hora de luchar por la tierra, según
cada provincia. En el caso del Chaco, antiguas luchas de las comunidades indígenas
por persistir se han reconvertido en la búsqueda de defender el monte. La valorización
del monte que se vive en todas estas provincias, pero fundamentalmente en el Chaco,
va de la mano del histórico proceso de reinvención de las comunidades indígenas.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Más allá de la antigüedad de los conflictos y de las identidades que en ellos se
expresan, desde las organizaciones campesinas e indígenas asoman postulados
sobre los objetivos de la lucha por la tierra que no se limitan a su conquista en tanto
adquisición de un factor de la producción, recurso natural, o bien económico.
Tampoco se presenta la conquista de la tierra, para comunidades indígenas y/o
campesinas, como un problema de titulación, o de regularización dominial, como se
insiste en algunos documentos oficiales. Esto no quiere decir, que estas medidas no
sean buscadas o no sean necesarias. Lo que las organizaciones expresan es la
importancia de apuntar hacia lo que consideran son las causas de los problemas de
tierra, sin lo cual, es incluso riesgoso promocionar procesos masivos de titulación de
tierras. Gran parte de las organizaciones entienden, que la entrega de tierras a las
familias por distintos mecanismos (crédito para compra, regularización dominial,
etcétera), sin un marco apropiado puede derivar en la transferencia de tierras al
mercado, por ende a las manos de “empresarios” o “terratenientes”. En este sentido, el
MOCASE-VC expresa sintéticamente esta postura cuando señala que el “problema no
es la falta de titularización de tierras” sino el “modelo agropecuario”. Esta disyuntiva,
con matices, es corriente en muchas de las organizaciones involucradas en los
conflictos analizados. La UNPEPROCH, por ejemplo, se lamenta que en muchas de
las “reservas campesinas” que logran crear, las familias opten por la obtención de
títulos individuales, y no prime la intención de encontrar formas jurídicas que respeten
los usos comunitarios del espacio. La organización entiende que de esta manera se
corre el riesgo de que se produzca la desintegración gradual de la reserva ante
decisiones particulares de cualquiera de las familias (vender, arrendar, lotear,
etcétera). Las organizaciones indígenas, en general, también adscriben a una visión
del problema de la tierra que pone el eje, como vimos ya, más que todo en el uso del
ambiente y en la celebración de (re)vivir ese tradicional vínculo.
Ideas fuerza invocadas,
por las organizaciones
campesinas e indígenas,
en los planteos de
derecho a la tierra
- Un campo con campesinos - Recuperación territorial por derecho ancestral y
preexistencia étnica - Territorio campesino contra el saqueo - Conservación de la totalidad del hábitat tradicional - Respeto por el área de ocupación tradicional - Equilibrio ecológico del territorio ancestral - Derecho a las tierras y prácticas ancestrales - Control efectivo del territorio comunitario - Autodeterminación territorial - No hay hombres sin tierra, ni tierra sin hombres
Sea como espacio propio, reservorio de tradiciones, anclaje de un legado histórico,
asiento de un modo de vida, como referencia a un lugar intimo y/o a un hacer singular,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
el problema de la tierra y la lucha por la tierra aparece en relatos y documentos con
una carga que excede las demandas por distribución de riquezas y acceso a
condiciones de producción y trabajo. La lucha por la tierra así presentada define a los
antagonistas de un modo radical y a la vez refiere a elementos instituyentes de
relaciones sociales.
Desde la visión de las organizaciones campesinas e indígenas, en los conflictos de
tierra, se hace patente una percepción de enfrentamiento total, partes irreconciliables
que se entrechocan y anulan. Habría una identificación de la lógica del otro en tanto
negación de la propia existencia. Cuando se denuncia el accionar de las fuerzas de
seguridad, del poder judicial, en tanto favorecen el “avance de los agro-negocios y los
grandes terratenientes”, lo que se pone de manifiesto es que “ellos” buscan la
“desaparición del campesinado”. De modo singular quedó reflejada esta perspectiva
en la movilización, por los 60 años de la declaración universal de los derechos
humanos, realizada por el MOCASE-VC en Santiago capital, el 10 de diciembre 2008.
Allí una integrante de la organización (proveniente de una comunidad indígena),
durante gran parte de la marcha arengó desde el alto parlante de un vehiculo,
haciendo hincapié en la denuncia del accionar de los “grandes señores”, los
“empresarios de la soja”, y los “terratenientes”, contra el campesinado y los pueblos
originarios. Una y otra vez repetía que se trataba de una “guerra silenciosa”. La
“agricultura de los capitalistas” tendría la responsabilidad en última instancia del
envenenamiento con agrotóxicos, de la violencia que se ha instalado en el campo, de
la degradación ambiental, del cambio en las precipitaciones, la falta de animales en el
monte, de la falta de trabajo, del hambre en el campo, etcétera. Se trataría de una
guerra que no puede oírse, ni observarse, cuyo objetivo sería acabar y exterminar, no
sólo con la vida de los campesinos, sino con la vida en un sentido amplio. Como
afirmaba un comunicado de la Unión Campesina, del Chaco: “Hoy pretenden un
exterminio silencioso que avanza desde el norte de El Impenetrable, de muertes por
tuberculosis, desnutrición y mal de Chagas y una política que como se ve, pretende
que abandonemos el campo.” (7/6/2008).
En la mecánica del discurso de los miembros de las organizaciones campesinas e indígenas: El avance de la frontera agropecuaria, de los sojeros y ganaderos, de la agricultura transgénica, del agro-negocio, etcétera.
=
- Guerra silenciosa para la desaparición del campesinado.
- Exterminio silencioso para el abandono de los campos.
Frente a estos procesos que se denuncian, las organizaciones oponen lo que sería el
propio aporte, justificación de que el reclamo es justo. Reforma agraria y soberanía
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
alimentaria, desde organizaciones campesinas, y defensa del monte y los derechos
ancestrales preexistentes a la nación, desde pueblos originarios, enmarcan y resumen
la apuesta por cambios en las matrices productivas, e incluso en los paradigmas de
vida. La reivindicación de la vida comunitaria y la celebración de la cotidiana
interacción con el ambiente, se entroncan en la generalizada apelación al territorio que
esta presente en una parte importante de los conflictos.
Características comunes de la conflictualidad por la tierra en los tres casos
analizados:
En la tres provincias se registra una presión / avance sobre nuevas tierras, llevada a
cabo simultáneamente por los agentes económicos del agronegocio y por los mismos
campesinos y los indígenas. Es decir, encontramos una característica general
asociada con la conflictualidad por la tierra, que muestra que si bien el avance de la
frontera agropecuaria, vía la expansión sojera, tiene gran visibilidad, no puede
desconocerse que al mismo tiempo las poblaciones rurales también expanden el
espacio de su territorialidad. A veces a costa de empresas o particulares, como las
recuperaciones que realizan los Wichí (como hacen por su parte los Mapuche del Sur),
otras veces, incorporando en su territorialidad nuevas áreas de monte, etcétera, como
los campesinos del centro-oeste chaqueño. Destacamos este dato pues pone en
evidencia procesos invisibilizados, y contribuye con la explicación del carácter
territorial de las disputas que se entablan en cada conflicto de tierra.
O sea, la conflictualidad por la tierra discurre, en parte, sobre un trasfondo de presión
desde arriba y desde abajo. Esto cuestiona la imagen de sentido común de un
campesinado pasivo que espera la sentencia histórica del despojo. La doble presión
sobre la tierra, aunque de magnitudes desiguales, se da simultáneamente, por eso lo
interpretamos como disputa territorial. En tanto una disputa en situación de frontera, la
conflictualidad por la tierra en la actualidad ha puesto en juego los últimos bolsones de
biodiversidad del país. Independientemente del peso que se le otorgue al
campesinado y a los pueblos originarios en Argentina, en términos de su importancia
económica o capacidad política, lo que no puede negarse es que estos sujetos están
llevando adelante un enfrentamiento contra el despliegue del agronegocio por los
últimos rincones de mayor riqueza biológica que aún existen aquí. Puede que esto no
genere las simpatías o adhesiones necesarias para torcer la tendencia de esta carrera
en condiciones de gran asimetría. Pero cualquier desenlace a todos afecta. En la
resolución de la disputa territorial, que se va dirimiendo en cada conflicto, o bien, se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
habrá consumado la apropiación privada de los vestigios de riquezas naturales de
Argentina, o bien, se establecerá un primer paso en el proceso de democratización en
el control y uso de los bienes naturales de estas latitudes.
Cuadro síntesis de características comunes de la conflictualidad por la tierra según los casos de estudio (1980-2008):
• Presencia de nuevos agentes productivos: empresas sojeras.
• Instalación de la secuencia: desalojo, desmonte, alambrado, siembra, fumigaciones. Operatoria del agronegocio
• Destrucción de la infraestructura de la posesión familiar o comunitaria: para inhibir las condiciones de vida (proceso de desgaste) y para invalidar judicialmente los derechos campesinos e indígenas.
• Tensión entre organismos provinciales y federales a la hora de enmarcar o dictar resolución a un conflicto.
Políticas públicas • Las resoluciones judiciales sobre los conflictos de tierras
varían en cuanto al tipo de normativa referenciada y priorizada: artículos de código, leyes provinciales, leyes nacionales, carta magna, convenios internacionales reconocidos por la constitución.
• Presencia en los operativos de: gendarmería, grupos especiales y guardias privadas.
• Aumento de asesinatos y heridos graves. • Operativos nocturnos para detenciones.
Violencia institucional y para-institucional
• Aumento de casos de acciones policiales sin orden judicial. • El cumplimiento de los derechos reclamados por
poblaciones campesinas o indígenas en conflictos de tierra, ha sido más el resultado de sus acciones directas, que efecto del funcionamiento de los dispositivos estatales creados con ese objetivo.
• Asimetría de recursos jurídicos para encarar conflictos de tierra, de las familias campesinas, pequeños productores, criollos, colonos, etcétera, con relación a las comunidades indígenas.
• Apropiación del discurso jurídico por parte de las familias y comunidades campesinas o indígenas.
Derechos campesinos / indígenas
• La aparición de la intencionalidad campesina reabre el debate sobre la diferencia entre la legalidad y la legitimidad de la propiedad de la tierra, entre el derecho a la tierra y la apropiación privada de la tierra.
• La reemergencia de la conflictualidad por la tierra se enmarca en el proceso de recreación política del campesinado y los pueblos originarios, y de recampesinización, reindigenización y recomunalización.
• Hay agregación de nuevos conflictos en el marco de continuidad de los antiguos.
• La movilización campesina e indígena se sostiene tanto en procesos inéditos de organización, como en la reorganización que emprenden distintas poblaciones.
• La coordinación de acciones y discursos entre organizaciones ecologistas, campesinas e indígenas es el trasfondo general de alianzas en los conflictos.
Movilización campesina / indígena
• Las poblaciones campesinas e indígenas combinan acciones directas, acciones judiciales y peticiones.
Ampliación de los contenidos • Las organizaciones campesinas e indígenas sostienen que
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
sus luchas por tierra son también por el territorio.
en la lucha por tierra • El problema de la tierra no se agota en la entrega de títulos,
refiere a formas de uso de los recursos, soberanía en el control de esos recursos, estructuración administrativa de los territorios, etcétera.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
PARTE III
LA TERRITORILIZACION DE LA LUCHA POR LA TIERRA COMO EMERGENCIA
DEL SUJETO POLITICO CAMPESINO E INDIGENA
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO X
Dinámicas territorializadoras y desterritorializadoras de campesinos e indígenas
en el marco de la conflictualidad por la tierra
El análisis de la conflictualidad por la tierra en el plano nacional, y a partir de los
estudios de caso, ha mostrado que ella transcurre en tanto disputa territorial. Es por
ello, que consideramos de interés caracterizar aquí otro elemento presente en este
tipo de conflictualidad y que a la vez está asociado directamente con la disputa en
términos territoriales.
En la conflictualidad por la tierra puede observarse la presencia de dinámicas que
favorecen o desfavorecen la consolidación de la existencia campesina en una zona o
lugar, o de lo que podríamos llamar territorialidad campesina. Observamos, a partir del
análisis de los casos, la existencia de procesos territorializadores y
desterritorializadores de los espacios de vida del campesinado. Son dos dinámicas
diferentes en tanto círculos virtuosos o viciosos para la territorialidad campesina o
indígena. Por otro lado, analizamos como en el choque entre una y otra dinámica se
erige una disputa por modelos de de vida y desarrollo, pues se ven involucradas
múltiples dimensiones: de saberes, de paradigmas tecnológicos, de formas de
intercambio, de concepciones sobre la distribución de los recursos.
Dinámicas desterritorializadoras del campesinado y los pueblos originarios en la
actual conflictualidad por la tierra en Argentina:
En el actual contexto muchos son los procesos que inhiben la vida campesina e
indígena. Los cuales, por lo general, se hacen más evidentes cuando se entablan
conflictos de tierra, donde intervienen organizaciones que hacen visible el problema y
ponen al descubierto la lógica del avance de la frontera y la operatoria deliberada de
desposesión.
Un primer aspecto es que la emergencia de la lucha por la tierra se desenvuelve en el
marco de una reconfiguración de la estructura agraria, y de las cadenas productivas.
Áreas consideradas marginales son integradas al modelo de producción dominante en
la pampa húmeda, o pasan a recibir las producciones que de allí son desplazadas. La
valorización de las tierras marginales produce una presión sobre las economías
campesinas e indígenas que pone en cuestión su reproducción. Según el Grupo de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Estudios Rurales (2004), el arrinconamiento de comunidades campesinas e indígenas
se da en base a 5 procesos diferenciados:
a) Debido a la desregulación operada los productores se encuentran desprotegidos
frente a los vaivenes del mercado.
b) Debido a la extensión de cultivos asociados a nuevos paquetes tecnológicos,
básicamente la extendida soja transgénica, se reduce la demanda de mano de obra
para la obtención de ingresos extraprediales.
c) Debido a la expansión de la agricultura industrial y el uso intensivo de agroquímicos
se esta produciendo una grave contaminación que afecta a las vecinas áreas de
economía campesina: a los cultivos, los animales, y la población.
d) Debido al cercamiento y desmonte por parte de empresarios y terratenientes de las
tierras en disputa, los campesinos se ven imposibilitados, de salir a “campear”, de
seguir utilizando el monte nativo, y los “recursos naturales” en general.
e) Debido a la interrupción y privatización de caminos y pasos (y de la tierra en
general) los campesinos ven socavada la posibilidad de trashumar con sus animales
hacia los pastos comunes, de mantener las prácticas de circulación espacial entre
distintos ecosistemas.
Los actores sociales involucrados, de una u otra manera, en el proceso de
arrinconamiento son los mismos que luego actúan en los conflictos de tierra.
Básicamente son el Estado (justicia, fuerzas de seguridad, organismos públicos del
poder ejecutivo, etc.), empresarios o terratenientes. Es decir, en los conflictos de tierra,
a pesar de excepciones donde familias campesinas disputan entre si o se enfrentan
con comunidades indígenas, encontramos fundamentalmente enfrentados a los
campesinos con empresas del agro o extra-agrarias, propietarios y terratenientes
dedicados a la agricultura industrial o a la ganadería extensiva, y el Estado
(básicamente a través de las fuerzas de seguridad y la justicia). Dicho de este modo,
las cosas no parecen haber variado. No obstante el antagonista principal de las
comunidades campesinas e indígenas es mayormente otro. Ya no es el gran
propietario. Los conflictos evidencian que se enfrentan paradigmas productivos y de
uso de los recursos naturales. Avanzan la agricultura industrial y los
megaemprendimientos (portuarios, mineros, petroleros, hidroeléctricos), en un
contexto de desplazamiento del Estado como ordenador territorial (a pesar de… o
justamente por… los “planes reordenamiento territorial” que se lanzan).
En suma, un importante vector desterritorializador del campesinado es la violencia. En
la actualidad, la afirmación del poder desde instancias judiciales y fuerzas de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
seguridad del Estado o desde los grupos de seguridad de empresas privadas, sobre
campesinos y comunidades indígenas, se ha vuelto tan habitual para su
arrinconamiento, como los procesos de naturaleza económica tales como la
desregulación del agro. La importancia de su análisis, a la luz de la conflictualidad por
la tierra, reside en que la violencia parece desplegarse en tanto instrumento.
Cuando se analiza la violencia rural, o bien aquella asociada al arrebato de tierras, un
primer caso inevitable es el de la violencia del primer despojo de la conquista ibérica.
Pero también, se ha relacionado la violencia rural con la desigualdad del sistema
agrario que se ha montado en los países de Latinoamérica. En este caso, la violencia,
asociada con los conflictos rurales, se funda en el problema de la tierra (Kay, 2003).
No obstante, cuando se analiza la violencia rural ejercida desde el Estado, es decir,
cuando ésta abandona un carácter extraordinario en un contexto de desigualdad, y
pasa a ser “norma” (política de Estado), en el marco de una desatada “guerra de
clases”; la violencia es entendida como “instrumento”214 o estrategia de desarticulación
política215. Así lo señala Cristóbal Kay (2003), para el caso del movimiento campesino
chileno destruido luego del golpe de 1973. En esta línea de reflexión, la violencia rural
se relaciona con la baja intensidad democrática de los países latinoamericanos, y su
solución se refiere, más que a la distribución de tierras o reformas agrarias, a la
institucionalización de los conflictos rurales.
“(…) la gran desigualdad del sistema agrario, las consecuentes relaciones de
explotación y dominación, y los procesos de modernización excluyentes, son
factores importantes, y en algunos casos los más prominentes, para explicar los
conflictos y la violencia en la América Latina rural. (…) Si bien la reforma agraria
puede ser una precondición para una sociedad rural más integrada y estable, la
reducción de la violencia rural depende, en última instancia, de la
institucionalización exitosa de conflictos mediante la cual los grupos sociales
agraviados pueden negociar sus demandas por canales legales y políticos, así
como del desarrollo y solidez de las instituciones y prácticas democráticas. En
214 “La violencia es por naturaleza instrumental; como todos los medios, siempre requiere dirección y justificación por parte del fin que persigue” (Arendt, 1970: 150). 215 En ciertos casos, la violencia rural puede estar asociada justamente por el contrario a un proceso de rearticulación política desde los partidos políticos hacia el campesinado, como en el caso de la conflictualidad rural de Colombia entre 1946 y 1966 que le costó la vida a más de 200 mil personas: “El movimiento guerrillero fue cooptado por el Partido Liberal, el principal partido de oposición al gobierno, lo cual, a su vez, condujo al Partido Conservador a organizar sus propias bandas armadas. El conflicto se convirtió en una lucha entre los dos partidos políticos por el control del gobierno y del país. Así, La Violencia era una competencia política entre las elites por medios violentos, con frecuencia en el plano regional. Las demandas de los campesinos fueron ignoradas y el bandolerismo se hizo común.” (Kay, 2003:229).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
resumen, la solución al problema de la tierra y la violencia rural es parte esencial
del proceso de democratización de la sociedad en su conjunto.” (Kay, 2003:246).
En el campo argentino puede observarse una creciente actividad de grupos armados
particulares que hostigan a las familias campesinas, y muchas veces participan
conjuntamente con fuerzas de seguridad gubernamentales en el desalojo de las
mismas, y en asesinatos de campesinos o indígenas. Por los testimonios recogidos, se
trataría de lo que se ha dado en llamar “mano de obra desocupada” proveniente de las
fuerzas de seguridad (policías provinciales o federales y personal retirado del ejército).
Tanto el Estado como empresarios y terratenientes operan la “fuerza” sobre las
poblaciones rurales como medida habitual en estos conflictos, que en algunas
oportunidades alcanza niveles dramáticos con la muerte de campesinos o
indígenas 216. Es común por ejemplo para el Movimiento Campesino de Santiago del
Estero, sufrir el ataque o amenaza de sus miembros. En agosto del 2007, ante un
atentado con armas de fuego a integrantes del MOCASE-VC y a un delegado
internacional de derechos humanos, la organización denunciaba que “son matones al
servicio de una empresa que, desde hace tiempo, quiere hacerse de tierras de
habitantes ancestrales de la localidad de Pinto” (comunicación del MOCASE-VC, diario
Página 12, 7/8/2007). Del mismo modo, las victimas de despojo luego se tornan
victimas de otras violencias al querer hacer valer algún derecho. Así sucedió en Santa
Victoria Este, Salta, donde la Organización de Familias Criollas (OFC) denunció en
primer lugar el desmonte que empresarios como el cantante Chaqueño Palavecino
estaban generando en el Chaco Salteño, para luego tener que denunciar las
amenazas que, a raíz de la denuncia anterior, estaban ahora sufriendo por este mismo
empresario. La violencia institucional o subrepticia de empresarios y terratenientes es
una constante en los conflictos de tierras y por los recursos naturales.
Es decir, la violencia rural en Argentina, sin ser encuadrada como “guerra de clases”,
aparece como operatoria recurrente, que varía en magnitud y niveles de crueldad, y en
los fines buscados frente a las familias y comunidades: desalojo, amedrentamiento,
provocación, venganza. En el caso de Santiago del Estero, la violencia rural podría
explicarse, según los bajos niveles de democratización de las instituciones del Estado
provincial (Barbetta y Lapegna, 2005). Es decir, la violencia sería un carril más de
resolución de conflictos de tierra. Lo que desde el discurso de los agentes estatales
216 Si bien lo hemos destacado en otro apartado, es probable que exista en la investigación un sub-registro de casos de muerte. Ocurre que, si bien no es el accionar directo de fuerzas de seguridad lo que termina con la vida de personas, la dinámica de los conflictos acaba produciendo las pérdidas: muerte de niños por la exposición a la intemperie que se genera ante desalojos, o en las largas movilizaciones y caravanas que se realizan para reclamar en las capitales provinciales o nacional, o consecuencia de las fumigaciones que por accidente o intencionalmente se realizan sobre las poblaciones del campo, etcétera.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(jueces, policía, gendarmería, etcétera) es restablecimiento del orden. A diferencia, en
el Chaco, habíamos observado los intentos tempranos de institucionalización de la
cuestión indígena y campesina en relación a la tierra. Esto podría explicar los menores
grados de violencia rural allí registrados (en términos comparativos). No obstante, si
nos mantenemos en esta clave de análisis, el caso de la conflictualidad por la tierra en
Salta presenta la convivencia de procesos de institucionalización del problema de la
tierra (se puede discutir sobre el grado de éxito que han tenido), con altas y crecientes
dosis de violencia rural. Casos como este, nos alertan sobre la capacidad explicativa
de marcos que asumen, explícitamente o no, una visión liberal de la política, que
supone la distinción entre Estado y Sociedad Civil. Efectivamente, si así fuera el
conflicto cesaría ante una ampliación de los derechos ciudadanos. Sin embargo, en
Salta ni hay reconocimiento pleno por parte del Estado, ni las poblaciones que son
reconocidas cesan en sus reclamos. La institucionalización convive con la violencia. Ni
el Estado logró encuadrar totalmente a los pueblos originarios, porque esto hubiera
implicado cuestionar sus propios principios de representación y soberanía; ni la
ciudadanización realizada parcialmente en el reconocimiento legal a los indígenas, ha
significado licuar los cuestionamientos a la organización política del Estado moderno.
Probablemente en Salta, donde las organizaciones indígenas se han multiplicado y
muestran niveles importantes de movilización y articulación, es a su vez donde más se
haga evidente la distancia entre la territorialidad que éstas defienden y los
mecanismos institucionalizadores que propone el Estado desde su lógica ordenadora
de los territorios y las poblaciones. En estos casos, la violencia, más que evidenciar
una ausencia de institucionalidad en materia de tierras y derechos indígenas, señala la
respuesta estatal ante los intentos de sujetos políticos por ampliar la política por fuera
de los márgenes que recortan al Estado de la sociedad civil, a los gobernantes de los
gobernados.
Lo que probablemente este expresando la violencia rural, que observamos en los
conflictos de tierra, además de la existencia de débiles dispositivos democráticos, es la
intensidad de la puja por el aprovechamiento de áreas que aún guardan una dotación
importante de recursos naturales (como el corredor de yungas del oeste salteño): la
disputa –que señalábamos- por los últimos bolsones de biodiversidad de Argentina.
En definitiva, lo que hemos registrado es cómo la presencia de violencia estatal y
privada contra poblaciones rurales, aparece acompañada de una amplia batería de
políticas públicas e instancias de participación de la sociedad civil en torno del
“ordenamiento territorial”, que tratan de institucionalizar los conflictos por el control y
usos del ambiente, sin cambiar la concepción productivista de aprovechamiento.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Por lo general, décadas de desarrollo agroindustrial, han producido una realidad donde
los campesinos y los indígenas debieron defender su vida y su derecho de posesión,
en desfavorables condiciones ambientales o infraestructurales, según el caso. Allí, en
los márgenes, durante un tiempo, campesinos e indígenas pudieron permanecer y
sobrevivir, tornándose guardianes de la biodiversidad. En estas tierras los recursos se
han conservado. Sin embargo, la situación se ha agravado ante la actual ola de
avances de la frontera agropecuaria (vía ganadería extensiva, deforestación o
agricultura de corto plazo, incluso minería). En términos relativos no hay ya tierra
improductiva, o que no guarde algún interés económico para el capital. Mucho más en
aquellas regiones donde campesinos e indígenas han mantenido ecosistemas como el
monte chaqueño o la selva de yungas. En condiciones como éstas lo más común,
salvo cuando las poblaciones están organizadas (lo cual ocurre con más frecuencia),
es que campesinos e indígenas sean desplazados, desterritorizados en pos de las
nuevas territorializaciones del capital agroalimentario y agroindustrial. Frente a esto
hay diferentes salidas, entre situaciones en las cuales el campesinado o los pueblos
originarios ocupan o recuperan tierras ambicionadas por empresas, y aquellas otras,
en las cuales el campesinado y los indígenas recorren el camino del éxodo o huída a
zonas marginales para el desarrollo del capital.
Históricamente las poblaciones indígenas del Chaco se han exiliado “monte
adentro”217, pero ya no hay donde ir. Lo mismo ha ocurrido con las familias
campesinas desplazadas que se trasladaban a tierras fiscales, pero ya no las hay casi.
El éxodo no se muestra ya posible, muchas situaciones se juegan hoy entre la
migración y la resistencia.
Finalmente, las desterritorialización del campesinado y los pueblos originarios es en
Argentina un problema de la mayor gravedad, y que afecta a la sociedad en su
conjunto. Como lo señalamos en el capitulo anterior, y aquí lo reforzamos. El ritmo de
la desterritorialización campesina e indígena es el ritmo de la destrucción de los pocos
rincones ricos en diversidad biológica del país.
217 También el nacimiento de un bandido rural ocurría cuando un campesino debía “echarse al monte” (Hobsbawm, 2001).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Dinámicas territorializadores del campesinado y los pueblos originarios en la
actual conflictualidad por la tierra en Argentina:
El entretejido de nuevas y antiguas consignas:
Tres consignas centrales se reconocen en la conflictualidad por la tierra que
protagonizan conjuntamente y por separado campesinos e indígenas: reforma agraria,
soberanía alimentaria y preexistencia étnica. Con estas consignas-herramientas las
organizaciones tratan de realizar su visión del tiempo y del espacio, de la producción y
la organización de la familia y la comunidad, del derecho a la tierra, etcétera.
La Reforma Agraria:
Algunos de los contenidos que expresan las organizaciones cuando se refieren a la
reforma agraria son: la reforma agraria debe estar garantizada por el Estado pero en el
marco de las estrategias más generales del campesinado organizado y los pueblos
originarios; debe favorecer la recreación de la comunidad campesina en
asentamientos u otras estructuras organizativas, para asegurar la realización de las
dimensiones económicas, políticas y culturales de la vida; reconocer formas de
propiedad colectiva o comunitaria como superación de la propiedad privada; la
Reforma Agraria Integral como medio de reproducción del campesinado como sujeto
social.
Las propuestas, que hacen las organizaciones campesinas, de reforma agraria no
suturan acciones más generales para impulsar el acceso a la tierra. Se destaca el
proyecto de ley elaborado por el MNCI: “Nosotros creemos que se tiene que debatir un
proyecto de ley, que redactamos con las comunidades, y que tenga varias etapas:
moratoria al desalojo de campesinos e indígenas y revisar lo que se vendió. Luego una
redistribución y un plan de mediano plazo para lograr la permanencia y producción en
esas tierras. Pero no hay voluntad política de hacer algo así porque ellos saben que la
frontera agropecuaria avanza, con títulos truchos y con capital financiero, que tiene un
poder de acción que no se detiene. (…) Entonces la disputa hoy no es con la Sociedad
Rural, aunque estamos en veredas opuestas, sí con las grandes empresas de
agronegocios. Nuestra idea es que la tierra se reciba colectivamente, nada individual.
Esto garantizará que no se venderá al mejor postor sojero.” (Entrevista a Ramiro
Fresneda, miembro del MNCI, en nota “En el campo se está produciendo un saqueo”,
por Darío Aranda, Pagina 12, 24/9/2007).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Una propuesta de reforma agraria de este tipo se diferencia de los modelos
tradicionales puesto que exige el reconocimiento de los territorios campesinos e
indígenas, y el acceso a nuevas tierras aptas para estas poblaciones, en el marco de
políticas amplias de acceso a derechos básicos y de la realización de la soberanía
alimentaria como base para una sociedad justa. Traemos algunos párrafos de un
comunicado del MNCI donde se plasman estos principios como forma de oponer al
discurso de las “entidades agrarias”:
“Nosotros somos la Tierra, el Agua, las Semillas, los Bosques el Aire, nosotros
no somos ‘el campo’. Consideramos la naturaleza no un recurso sino un bien
común que debemos custodiar para los pueblos y las futuras generaciones. La
naturaleza también es sujeto de derecho. (…) Creemos como MNCI, como Vía
Campesina que los desafíos son inmensos, que estamos a tiempo de construir
herramientas de desarrollo rural independientes de las presiones hegemónicas
de los grandes grupos económicos y políticos: Creación de una Secretaría de
Desarrollo Rural, un Programa de Reforma Agraria Integral, Programas de
Desarrollo de la Agricultura Campesina, Indígena, Urbana y Agroecológica. Son
todas herramientas que están en marcha y con muy buenos resultados en
países miembros del MERCOSUR. (…) Es un Desafío: Un Estado que Garantice
la producción de Alimentos Sanos a través de quienes soñamos un país libre,
justo y soberano.
SOBERANÍA ALIMENTARIA Y REFORMA AGRARIA INTEGRAL.
Movimiento Nacional Campesino Indígena”
(Comunicado del MNCI, “No somos el campo”, Buenos Aires, 15/5/2008).
La reforma agraria, es planteada actualmente por las organizaciones campesinas,
como una herramienta que debe combinarse con otras, como es la soberanía
alimentaria. Además se ha hecho una relectura, desde las organizaciones campesinas
que forman parte de la Vía Campesina, en base al análisis crítico de las reformas
agrarias de la segunda mitad del siglo XX. Este análisis es compartido de algún modo
por todas aquellas organizaciones campesinas y de pequeños productores que por su
propia experiencia han entendido que la mera entrega de tierras a familias
individualmente es un error, y debe ser evitado creando formas colectivas o
comunitarias de gestión, o al menos resguardos jurídicos que no permitan que esas
tierras salgan del circuito campesino de compra, venta, herencia, sucesión, regalo,
donación, etcétera, y entren en el mercado de tierras del capital concentrado. De lo
anterior se desprende que esta nueva concepción de la reforma agraria haya ampliado
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la visión sobre el problema de la tierra al problema del territorio. Solo una visión de la
escala territorial podrá asegurar el control efectivo sobre la tierra y la producción
campesina.
Esta nueva concepción ha acercado la demanda de reforma agraria a las colocaciones
de los pueblos originarios que siempre han sido críticos de la visión productivista de
los planes de colonización o las propuestas de entrega de tierras. Hoy, tanto para
campesinos como para indígenas, la tierra esta más ligada a una forma de vida que a
la producción agropecuaria de forma exclusiva o escindida de aquella. Además la
reforma agraria en este proceso de la reconceptualización ha incorporado elementos
para cuestionar la matriz productiva, vinculándose en este sentido con la soberanía
alimentaria y la agroecología.
No obstante, la reforma agraria en el año 2008 sigue sin ser un tema de la agenda
gubernamental, de eso no se habla, a pesar de que las organizaciones campesinas e
indígenas del país, en diferentes instancias, insisten con tratar la cuestión. Como
sucedió en el año 2006, con motivo del Foro de la Agricultura Familiar y de la Reunión
Especializada de la Agricultura Familiar - REAF (órgano del MERCOSUR), cuando
elaboraron un documento que entregaron a las autoridades de la Secretaria de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA), donde se señalaba
la necesidad de implementar una “reforma agraria integral”. O bien, como la
movilización del Movimiento Nacional Campesino Indígena, de septiembre de 2007, a
la SAGPyA, reclamando reforma agraria integral.
Resumiendo, en Argentina los actores que invocan la reforma agraria son las
organizaciones nucleadas en la Vía Campesina, como el Movimiento Nacional
Campesino e Indígena (MNCI), que postulan la “reforma agraria integral”, mientras que
también enarbolan la cuestión pero más vagamente, instancias como el recientemente
creado Frente Nacional Campesino (FNC) y el Foro de la Agricultura Familiar
(FoNAF)218 que articula un conjunto heterogéneo de organizaciones en torno de la
Subsecretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar. La propuesta de Reforma
Agraria no se limita al acceso a parcelas de tierra, se entronca con otros planteos, y se
ha acercado en mayor medida a las demandas de los pueblos indígenas.
218 En su momento, el FoNAF estuvo bajo la conducción más o menos implícita de la Federación Agraria Argentina (FAA) y fue sostenido con los recursos del Estado.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La Soberanía Alimentaria:
Las organizaciones campesinas son básicamente las que postulan la soberanía
alimentaria. Noción creada por la Vía Campesina 1996, para diferenciarse de los
planteos de seguridad alimentaria de la FAO y los organismos multilaterales de
crédito. En Argentina es enarbolada con creciente ímpetu por organizaciones
campesinas de la Vía Campesina, y por aquellas que no forman parte de la alianza,
por ONGs comprometidas con las realidades rurales, por organizaciones barriales y
centrales obreras, como la CTA.
“El Movimiento trabaja sobre la soberanía alimentaria, y se lo reclamamos al
Estado argentino: la posibilidad de que el país tenga su propio proyecto
alimentario y no que vengan las multinacionales a imponernos qué debemos
producir. Romper con la división internacional del trabajo, Argentina no más
como productor de granos y materia prima. ¿Por qué? ¿Por qué Latinoamérica
tiene que producir sólo granos y carnes para el primer mundo? Nosotros
decidamos qué y cómo producir. Y eso no significa que no sigamos produciendo
carne o granos.” (Entrevista a Ariel Méndez, miembro del MNCI, en nota “En el
campo se está produciendo un saqueo”, por Dario Aranda, Pagina 12,
24/9/2007).
La soberanía alimentaria está planteada como un derecho colectivo, de los pueblos,
que básicamente cuestiona la matriz productiva: qué, cómo, para qué se produce.
Proponiendo un modelo por el cual: se produzca alimento para mercados locales, que
los alimentos y la agricultura estén fuera de acuerdos de comercio, a precios justos,
vinculados al acceso a mercados locales, se fomenten los subsidios para pequeños
productores vinculados a garantizar precios, comercialización directa, se busque la
conservación de la tierra, se realice investigación para la reconversión a agricultura
sustentable, etcétera, se declare al alimento como derecho humano, se establezca el
control comunitario de los recursos naturales, la tierra sea un derecho de la población
rural, se acceda a tierra por reforma agraria autentica, las semillas sean patrimonio
común de la humanidad, exista crédito del sector público con diseño específico, la
tecnología siga el paradigma de la agroecología, se declare a los OGMs como
tecnología innecesaria, se reconozca a los agricultores como guardianes de la cultura
y de las semillas, de los recursos naturales, y acumuladores de conocimiento humano
(Rosset, 2006).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La soberanía alimentaria, surgida como herramienta política desde el movimiento
campesino a nivel mundial, va dirigida contra los centros del poder económico global.
Critica el rol de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y aboga por su no
intromisión en la cuestión agroalimentaria a favor de la liberalización de estos
mercados, o de la promoción y subsidio a la exportación. En este sentido la soberanía
alimentaria se coloca en oposición a las políticas neoliberales. También enfrenta a las
Naciones Unidas entorno de ciertos planes de ayuda alimentaria que encubren la
introducción de semillas transgénicas en el consumo de distintos países, y precipitan
las agriculturas locales.
La Preexistencia Indígena:
Sancionado por la Constitución Nacional, el principio de la preexistencia de los
pueblos originarios al Estado Nación argentino, se tornó consigna permanente de las
organizaciones indígenas. Esto no sólo consolidó el argumento sobre el derecho a la
tierra como hábitat ancestral, sino que habilitó el desenvolvimiento del cuestionamiento
al Estado-Nación como proceso histórico de genocidio y exclusión, y único legitimo
organizador del territorio.
Como vimos, las organizaciones indígenas plantean actualmente la necesidad del
control territorial efectivo, con grados de soberanía en la administración de los
recursos naturales. Incluso las organizaciones de los pueblos originarios critican hoy el
hecho de que el Estado reconozca, cuando debería hablarse de registrar.
Efectivamente, entienden las organizaciones que si los Pueblos existen con
anterioridad a la Nación Argentina su status o condición son legítimos con
independencia del Estado. En este sentido una demanda reciente es por el “Registro
de Pueblos”, frente al reconocimiento de comunidades. En un documento, firmado por
un grupo importante de organizaciones indígenas de distintas provincias219, con motivo
de la cercanía del Bicentenario, se declaraba a los Pueblos Indígenas como sujeto
político y jurídico antes que a las comunidades. Acusaban al Estado de haber
219 Parlamento del Pueblo Mapuche de Río Negro; Confederación Mapuche de Neuquén; Consejo InterToba de Formosa; Consejo de Organizaciones Aborígenes de Jujuy (COAJ); Meguesoxochi Pueblo Toba del Chaco; Instituto del Aborigen Chaco (IDACH); Asamblea del Pueblo Guaraní de Jujuy; Organización de Comunidades Aborígenes de Santa Fé (OCASTAFE); Unión de Pueblos Diaguitas de Tucumán; Federación Pilagá; Unión del Pueblo Diaguita Comunidad India quilmas; Representantes del Kollamarca Salta; Consejo Lule Vilela de Santiago del Estero; Consejo Mbya Guaraní de Misiones; Representante Pueblo Mbya Guaraní de Misiones; Organización Malal Pincheira Mapuche de Mendoza; Pueblo Mapuche de Chubut; Representante del Pueblo Mocoví del Chaco; Representante Pueblo Tonocoté de Santiago del Estero.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
fragmentado en cientos de partículas el “sistema de manejo territorial” de los Pueblos
en una operación de “desnaturalización”. Se desvirtuó el trato con los pueblos
originarios, y se fragmentó la relación en decenas de partículas, que son las
comunidades aisladamente. La referencia al reconocimiento como Pueblo viene
acompañada de la referencia al reconocimiento del Territorio, componiendo una
unidad de reclamo a los 200 años de “Estado Argentino”, y como base de la propuesta
de creación de un “Estado Plurinacional” que barra con el “modelo de Estado
uniformante” y con las “estructuras del colonialismo racista que exige a todos ser
iguales y uniformes, siguiendo un modelo occidental”:
“Nosotros, Pueblos Originarios, creemos que no es posible seguir sosteniendo
estructuras del colonialismo racista que nos exige a todos ser iguales y
uniformes, siguiendo un modelo occidental que nos impone idioma, religión,
sistema político, educación, conceptos de derecho y justicia, que nada tienen
que ver con nuestra historia e identidad. Por eso, proponemos trabajar
fuertemente para que los 200 años, nos encuentre revisando y planificando un
Estado del cual no seamos excluidos, sino que seamos parte activa. Para ello,
nuestra existencia cultural debe ocupar el lugar que siempre le ha correspondido
y para ellos demandamos reestablecer:
- Nuestra educación, nuestros idiomas con el reconocimiento oficial, de
nuestros sistemas educativos propios como base para programas
interculturales.
- Nuestra propia cosmovisión reconociendo nuestras prácticas y saberes
- Sistemas jurídicos con jurisdicción especial indígena que responda a
nuestras instituciones políticas y a nuestro derecho consuetudinario.
- Un modelo económico y de desarrollo basado en nuestro derecho a definir
las estrategias de desarrollo en nuestros territorios, como alternativa a un
sistema neoliberal que destruye todo a su paso, buscando la ganancia rápida
y fácil.”
(Documento de los Pueblos Originarios: Por la distribución de la tierra y la
riqueza, en REDH, 27/6/2008).
El cuestionamiento al Estado, implícito y explicito en la concepción de preexistencia
étnica que han reelaborado los emergentes pueblos originarios, desbarata un conjunto
amplio de atribuciones y supuestos. No solo interpela la pretendida soberanía sobre
los recursos, entendida como reservorio de recursos para una explotación económica
(más o menos distribuida); sino que también lo hace con la concepción de nación o
pueblo, y de igualdad y diferencia. Pero además, lo que se pone en cuestión es la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
misma forma de organizar las relaciones sociales, cuando se hace la colocación sobre
la base comunitaria que debería rescatarse en las formas de ordenamiento político y
social.
Elementos comunes en las tres consignas: la síntesis es contra el/los modelo/s
Cada consigna guarda niveles concretos y otros aspectos de gran abstracción,
algunos logran implementarse y otros funcionan como insumos para legitimar
argumentaciones.
Por otra parte, cada consigna tiene elementos aparentemente irreductibles entre si. El
análisis de los conflictos muestra que las organizaciones campesinas señalan como
problema el “modelo productivo”, que se impone con el “avance de la frontera
agropecuaria”. Mientras que los pueblos originarios entienden que la gestión de los
recursos naturales de los territorios debe ser reconsiderada en profundidad: nuevas
estructuras administrativas y control sobre la gestión del suelo y el subsuelo.
Esta diferencia hace inteligible que las organizaciones campesinas tengan lemas tales
como “una agricultura con agricultores” o “un campo con campesinos”, “tierra, trabajo y
justicia”, “reforma agraria integral y soberanía alimentaria”, y los pueblos indígenas u
originarios postulen la necesidad del ejercicio de la “autodeterminación territorial” en
función de la “preexistencia de los pueblos originarios”. En unas consignas se puede
observar el antagonismo implícito, la disputa con el modelo del agronegocio
(claramente interpretada por el discurso campesino), y en las voces indígenas se
visualiza un excedente que cuestiona territorialidades de otras escalas, como la escala
estatal-nacional.
Visión Organizaciones Campesinas
Ejemplo: según el MOCASE-VC, de Santiago del Estero: “El principal problema no es la falta de titularización de las tierras ancestrales, sino el modelo agropecuario, origen de los desalojos, la represión, contaminación ambiental y degradación de los suelos” Entrevista de Página/12 a dirigente del MOCASE, 14/11/2007.
Visión Organizaciones Pueblos Originarios
Ejemplo: según el Qullamarka, de Salta: “Tiene un objetivo principal, resolver el problema territorial del Pueblo Kolla. Se refieren al TERRITORIO ANCESTRAL, esto es lo que los diferencia como pueblos originarios con el resto de la sociedad. Por esta razón las prácticas ancestrales están basadas en vínculos comunitarios. Esa es la esencia del Qullamarka: LA VIDA COMUNITARIA” Parte de prensa del Qullamarka, 18/11/2008.
No obstante, sobre las singularidades de uno y otro discurso se elevan algunos
elementos compartidos que se entrelazan o tienen potencialidad para hacerlo. Por
ejemplo, la apelación a derechos “ancestrales”, o a la defensa de modos de vida
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
anclados en territorios específicos. Estos encuentros están más claros en los
discursos de aquellas organizaciones que están atravesadas simultáneamente por
identidades campesino-indígena, o hacen el esfuerzo por articular las problemáticas y
luchas de ambas poblaciones. Como es el caso de la Unión Campesina Indígena
(UCaI) de Santiago del Estero, que denuncia las usurpaciones de tierras por parte de
“empresarios inversores de agronegocios”, reconociéndose autónoma y portadora del
objetivo de “defensa de los derechos campesinos e indígenas y la preservación de la
identidad cultural y el medio ambiente” (comunicado UCaI, 1/2007).
Estos elementos o puntos de contacto, en la coyuntura de los conflictos actuales, se
hacen evidentes en torno de un enemigo común. Comunicados de organizaciones
campesinas (como el FNC) o indígenas (como el Qullamarka y el Parlamento
Mapuche de Río Negro, entre otras), señalan su oposición a la “Patria Sojera” y
cuestionan el modelo económico y productivo.
En efecto, la matriz productiva, anclada en la maximización de la ganancia, es
señalada como nociva a la existencia de comunidades y familias campesinas o
indígenas, en tanto se promueve un agro que los excluye como productores y como
habitantes del campo. Es notorio que las organizaciones campesinas e indígenas, que
mantuvieron silencio durante gran parte del conflicto entre las entidades gremiales
vinculadas a los intereses del capital agrario y agroindustrial y el gobierno, hayan
expresado unánimemente el rechazo a los reclamos de los primeros, y la parte de
complicidad del segundo en tanto no generó políticas para el “otro campo”.
“Un modelo económico y de desarrollo basado en nuestro derecho a definir las
estrategias de desarrollo en nuestros territorios, como alternativa a un sistema
neoliberal que destruye todo a su paso, buscando la ganancia rápida y fácil”
(“Documento de los Pueblos Originarios: Por la distribución de la tierra y la
riqueza”, en REDH, 27/6/2008).
“El modelo sojero avanza a medida que hace retroceder otros cultivos, lo que
encarece la canasta básica. Por sobre todo, el modelo sojero elimina mano de
obra: genera sólo un puesto de trabajo cada 500 hectáreas. La agricultura
campesina genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100 hectáreas,
garantiza diversidad productiva, abastecimiento de mercados locales, desarrollo
de la identidad cultural y protección y uso sustentable de los bienes naturales.
Es necesario caminar a la Soberanía Alimentaria de nuestro pueblo y eso NO
ES compatible con monocultivos transgénicos ni con el libre mercado.”
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(Comunicado de la Secretaría operativa - Movimiento Nacional Campesino
Indígena, Buenos Aires, 26/3/2008).
Ocurre también que el enemigo común de la coyuntura, es percibido como enemigo
histórico, desde siempre. Entre los “señores”, “poderosos”, “terratenientes”,
“empresarios”, “agronegocios”, transcurre una continuidad manifiesta en la densidad
del discurso campesino o indígena que acusa, no una lucha de ahora, sino
ancestral, tan ancestral como su derecho a revertir el primer despojo, raíz de
muchas injusticias: la expulsión, la transformación en arrenderos, el alambrado del
campo abierto, etcétera.
Conceptos llave del lenguaje de la resistencia campesina e indígena por defender su modo de vida:
Campear Salir al campo a buscar alimento, recoger algarroba, pastorear los animales, etcétera.
Campo Abierto Cuando no hay alambrado que divida, cuando las tierras son de todos y no tienen dueño. Es el lugar donde se desenvuelve el pastoreo en común.
Hábitat tradicional El espacio heredado. Donde se vive desde siempre, el lugar donde ya los abuelos vivían.
Territorio El propio lugar, las tierras, los ríos, las casas, los cercos, los animales, la escuela, los caminos.
Campesinadamente El modo propio de hacer las cosas: de cultivar, de aprender, de enseñar, de organizarse, etcétera.
Cada conflicto de tierra, a su manera, de forma más o menos explicita, es una crítica
“planetaria” y “civilizatoria”, como diría Víctor Toledo (1992). La consigna “tierra para el
que la trabaja”, es necesaria, pero ya no es suficiente para las familias campesinas
que son rociadas con cócteles de agrotóxicos desde avionetas o mosquitos por unos
ausentes vecinos que producen soja.
La critica campesina e indígena ha abandonado su anclaje estrechamente
productivista, y se funda en el derecho a existir en términos diferentes, propios.
Esto, en verdad, no es nuevo. Incluso se ha señalado siempre la naturaleza
parcialmente separada o independiente de las culturas campesinas, sobre todo por la
capacidad de sustentarse a sí mismos que tienen los campesinos. Ni lo uno, ni lo otro,
la autosuficiencia hoy es absolutamente relativa, lo mismo que la independencia
cultural, sin embargo estos sujetos mantienen su vocación de existir más allá de los
dictados hegemónicos, de entrar y salir, de ser rebeldes y funcionales, y luego
rebeldes otra vez. Ante esto, el conjuro desde el pensamiento moderno, tanto desde la
regulación como de la emancipación es permanente. Se ha tratado, con buenas
intenciones o con oscuros intereses, por todos los medios, de transformar a las
poblaciones no urbanas y no modernas, el “otra/o interno” (Bidaseca, 2007), en un
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
productor con derecho a la tierra u obligación al empleo. Así es como se han dado
situaciones en el Chaco por ejemplo, donde una vez derrotados militarmente, se ha
confinado a grandes grupos de indígenas en misiones y colonias para que se hicieran
agricultores, pero una vez que estos pasaron a producir algodón se los ha querido
explotar comercialmente pagando precio vil, y su reclamo reprimido con violencia. Esta
es, de algún modo, otra posible interpretación de la historia de la masacre de Napalpí,
pero es apenas un caso de tantos.
No es nuevo tampoco, como se dijo, la lucha por la tierra, como tampoco lo es que la
conflictualidad actual se sostenga en la defensa de modos de vida diferentes.
La novedad, si se quiere, es la autonomía con la cual han reelaborado sus
concepciones políticas, campesinos e indígenas organizados. Es una novedad de
naturaleza política, es palabra y acción colectiva. Hoy, en el intento de la defensa de la
propia existencia, y del propio territorio, los postulados de la reforma agraria, la
soberanía alimentaria, y la preexistencia étnica, ponen en tela de juicio el modelo de
desarrollo y de política, posicionándose en la crecientemente incompatibilidad de esos
modos de vida con aquellos modos propuestos por la organización capitalista o estatal
de la vida. La conflictualidad por tierra pone en la arena de disputa la relación de la
sociedad en general con cada monte y cada árbol, con cada curso de agua dulce, con
las cosechas record, con los humedales y las praderas, con los cerros y las riquezas
que esconden, con el confort que posibilitan las mega obras de infraestructura y
producción energética, y de todas estas cosas y quienes las gozan. Por momentos la
probable falsa antinomia campo/ciudad parece renacer, cuando la alternativa
propuesta por organizaciones campesinas o indígenas, ante proyectos económicos
que se presentan como vehículos de desarrollo regional, es sencillamente dejar las
cosas como están. Es común que los promotores de megaemprendimientos para
extender áreas de monocultivo, canalizar o encausar cursos de agua para riego de
producciones comerciales de gran escala, construir diques o embalsar ríos para
aprovisionar de energía ciudades o parques industriales, trazar ductos (de gas,
petróleo, minerales, etcétera), entre otros, acusen de ineficientes, improductivos o
ocupantes ilegales a los campesinos o indígenas que se oponen. La resistencia en
estos casos es ante la evidente -para toda familia o comunidad- expropiación del
control de los recursos a los habitantes del lugar, sin hacerlos participes de sus
beneficios. La transparencia del despojo a los ojos de estas poblaciones es casi total,
como lo es en creciente medida para los pobladores de pequeñas ciudades. Parece
cumplirse aquella afirmación de John Beger en 1979, cuando señalaba que ninguna
clase es más conciente de lo que se le extrae que el campesinado.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Se trata de una oposición al desarrollo desanclado. Es decir, a lo que las
organizaciones llaman saqueo o modelo extractivo, que se basa en la explotación de
las riquezas del suelo, o del subsuelo, y del agua, sin mejorar las condiciones del lugar
donde tienen asiento o anclaje esas riquezas. Por ejemplo, las organizaciones del
MNCI lo que cuestionan es el despliegue del agro-negocio con orientación exportadora
y tecnología de gran escala, conducido por corporaciones transnacionales y sostenido
por un andamiaje político-administrativo debilitado por la crisis de representación,
ausentado del cumplimiento de los derechos ciudadanos básicos, y recluido en el
reaseguro de la propiedad privada (de las inversiones, las patentes, las grandes
propiedades, etcétera) y la captación de divisas.
No se trata, lo señalamos ya, de la emergencia campesina como resistencia a un
inevitable avance de las fuerzas productivas en el agro o en el conjunto de los
sistemas: como si las resistencias campesinas fueran resabios que detienen o hacen
más lenta la imposición de un proceso general destinado indefectiblemente a
universalizarse. Como se dijo, lo que se pone de manifiesto en los conflictos es más
bien una disputa por la configuración del espacio, por su ordenamiento, sus usos, su
función.
En los conflictos de tierra de Argentina lo más frecuente es la acción directa
campesina para “resistir” al desalojo, en el sentido de defender el propio modo de vida,
y un creciente activismo de los pueblos originarios por “recuperar” “su” territorio.
Se lucha contra el desalojo y por el territorio, y se echa mano de las herramientas
legales, y de la acción directa, para asegurar la posesión de las familias, es decir el
manejo comunal de las tierras, la relación simbiótica con el monte, las tradicionales
pautas de distribución del agua, en definitiva, la reproducción de una vida que se sigue
eligiendo. Se trata de una resistencia y recuperación para reproducir un modo de vida
que, cada vez con mayor fuerza, es expresado -sobre todo por las organizaciones
campesinas- en términos de fundamento para un modelo de desarrollo alternativo del
agro, y recientemente de Estado -sobre todo para algunas organizaciones indígenas.
Es por ello que nos parece pertinente, entender la defensa de la identidad cultural y la
lucha por la tierra, en el marco de una querella por modelos sociales de desarrollo o
realización (desenvolvimiento), que transcurre como disputa territorial.
Desde la segunda mitad del siglo XX se ha medido al campesinado (y al indígena) con
la vara del Desarrollo. Y a menudo se lo ha tratado como una realidad a ser
desarrollada. No obstante, el campesinado ha sido siempre un desafío para el enfoque
del desarrollo. En este encuadre el campesino o el indígena fueron siempre meros
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
obstáculos al avance, reflujo de épocas pasadas que se resisten a la modernización.
Por lo general, en esta visión, estos sujetos sociales parecen no desarrollarse. Es que
el Desarrollo es una clave basada en la idea del progreso ilimitado según un patrón
definido por el proyecto de la modernidad. Luego de un empobrecedor procedimiento
de sustitución, el desarrollo humano (en tanto ideal occidental), pasó a homologarse
con el crecimiento económico, que por su parte se recostó sobre el paradigma
industrial. Garantizar el crecimiento, vía la producción industrial, significa garantizar
todas las formas de desarrollo (Morin, 2002). La síntesis de esto terminó en la máxima
que asegura que “más es mejor” (Castoriadis, 1991).
“El modo industrial de producción, que no era más que una forma social entre
muchas, se transformó por definición en el estadío terminal de una evolución
unilineal. Este estadio llegó a ser considerado como la culminación natural del
potencial ya existente en el hombre neolítico, como su evolución lógica. En
consecuencia, la historia fue reformulada en términos occidentales. La metáfora
del desarrollo confirió hegemonía global a una genealogía de la historia
puramente occidental, robando a las gentes y pueblos de distintas culturas la
oportunidad de definir las formas de su vida social.” (Esteva, 2000:73).
Otra clave es necesaria, quizás la del Desenvolvimiento o la Realización; que, cómo
señalan Rodolfo Kusch (1976) o Cornelius Castoriadis (1991), significa la liberación de
lo que esta envuelto: “Es como si la movilidad siguiera un plan, en cierto modo un
código, o una entelequia, de tal modo que, si se desarrolla una planta no puede
obtenerse sino también una planta, pero desarrollada y no un animal.” (Kusch,
1976:76). El desarrollo, en los griegos, tenía este otro sentido, el de un proceso que
realiza una potencia, una virtualidad, que alcanza un fin en tanto norma natural del ser
considerado: plantas, animales, humanos. De modo que, esta otra clave que entiende
al desarrollo como desenvolvimiento o realización, lo vincula a un despliegue que tiene
un límite (peras) que si se alcanza no puede ser rebasado, pues esto sería reiniciar el
ciclo. Lo ilimitado, lo infinito, lo sin fin (apeiron), supone aquello que no está terminado,
imperfecto, incompleto (Castoriadis, 1991). Tal cosa sería lo que nunca han
comprendido los teóricos desarrollistas, que han apostado a “mutar el ethos del
pueblo” (Kusch, 1976), como se observa en el empeño de transformar al campesinado
en lo que se denomina productores viables. El desarrollo sería el dispositivo que
permitiría al campesino salir del atraso. El campesino homologado a una situación
opuesta a lo avanzado, debe ser sometido a este influjo que lo eleve de esa posición
de rezago histórico. El campesino, debe cambiar o ser cambiado, pues su problema es
su propia condición de campesino, y no el arrinconamiento ecológico, la explotación
económica, los abusos de autoridad, el olvido gubernamental, la persecución
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ideológica, la negación de sus saberes, la invalidación de su rol histórico, etcétera, que
sobre él pesan. El desarrollo campesino implicaría su transmutación en una realidad
no campesina. Desarrollar lo campesino para que pueda abandonar esa condición. En
este sentido la concepción del Desarrollo supone una violencia. Es el instrumento del
que se vale la modernidad (avance) para tornar un idéntico a su siniestro otro (atraso).
La reinvención política campesina e indígena enfrenta estos encuadres, y así como
desconfía del Estado, también le guarda recelo a lo que ironiza como “Don
Progreso”220, y tensiona los significados y enfoques de intervención para el desarrollo
que tratan de legitimar programas de gobierno y centros académicos o de formación.
Lo campesino y lo indígena en Argentina se está desenvolviendo, el desafío pareciera
ser que pueda desenvolver sus potencialidades, que pueda experimentar un recorrido,
que pueda realizarse en cuanto conjunto de relaciones sociales y modos de vida.
Las dimensiones involucradas en los conflictos de tierra:
Lo que consideramos, una querella por modelos sociales de desarrollo o realización
(desenvolvimiento), se refuerza ante otra observación que extraemos del análisis de la
conflictualidad en sus varios niveles. Cada conflicto de tierra envuelve la totalidad de la
vida de las personas involucradas, las implica de un modo absoluto. En la disputa
territorial, que se activa con cada conflicto de tierra, encontramos al menos las
siguientes dimensiones que parecen otorgarle el sentido general a la acción de
defensa, ocupación, recuperación, etcétera.
- Disputa sobre los modelos tecnológicos.
- Disputa sobre los modelos de intercambio.
- Disputa sobre los modelos de distribución de las riquezas existentes.
Estas dimensiones, involucradas en los conflictos de tierra, permiten profundizar la
comprensión del sentido de la resistencia y el significado de la apelación territorial, que
exponen las organizaciones campesinas e indígenas.
La lucha por la tierra como propuesta tecnológica:
En muchos conflictos de tierra se hace mención al modo diferencial en que las
empresas o productores, con quienes se lleva adelante la disputa, trabajan la tierra, 220 “Don Progreso”, así ironizan algunos campesinos santiagueños al recordar lo que significó para ellos la instalación de La Forestal en la provincia, que traía promesas de progreso con el auspicio de los gobiernos de turno. Dicen los campesinos: “A Don Progreso lo conocemos y no nos fue nada bien con él”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
disponen de insumos o maquinaria, comercializan, etcétera. Inclusive se hace expresa
referencia a la agroecología como práctica propia que se opone a la agricultura
industrial, como un saber campesino o “de nosotros” frente al paquete de las
empresas.
A la agroecología se la asocia, con el sostén técnico de la alternativa al agronegocio, a
su modelo tecnológico (caracterizado en los “transgénicos”) y al sistema del que es
parte. Es decir, en este caso la agroecología sería una pata de un modelo propio, y
que se opone al modelo socio-económico y productivo que sostienen los “poderosos”
(que es como “una plaga”), fundamentalmente en el campo. En sus discursos, la
agroecología del campesinado se enfrenta a los transgénicos del agronegocio y las
empresas.
Transgénicos =
modelo del agronegocio
Agroecología =
modelo campesino
En las voces campesinas, la agroecología desborda política, es la politización de la
tecnología. Deconstruye una dimensión de la realidad que el discurso capitalista-
moderno trata de higienizar, esterilizar y neutralizar mediante el rótulo de los
problemas productivos y los asuntos científico-técnicos.
Por otro lado, la agroecología aparece asociada a una forma de producir que retoma
los saberes campesinos. Se observa, en las entrevistas, que el saber campesino es
recuperado en su singularidad y necesidad, como una forma insustituible de
conocimiento humano. La observación y el descubrimiento, habitaban los relatos sobre
los pájaros que “se vienen” al territorio campesino porque tienen pedazos de monte
que ya no hay en la “mecanizada” (en las tierras bajo agricultura industrial). En Chaco,
los campesinos registraban que la “plaga” viene para su lado cuando fumigan en la
soja: “y… los bichitos van donde hay vida”. Como otros ejemplos recordemos los
esfuerzos por la recuperación de semillas criollas (maíz , poroto y mandioca), o el
registro de actividades agrícolas que llevan algunos campesinos. O bien las
herramientas que producen y las estrategias de uso de los propios recursos naturales
de sus territorio antes que vender su fuerza de trabajo (en actividades de renta, como
hacer ladrillo o carbón una vez que el algodón dejo de ser viable como principal cultivo
de renta).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Otro ejemplo de la oposición de formas de saber, pensar, conocer, es la crítica a la
educación oficial que se postula en varios relatos. Esta generaría desarraigo en el
campo ya que es una formación para la ciudad y para formar asalariados y
trabajadores urbanos. En Santiago del Estero, el MOCASE-VC crea contenidos
propios y se batalla para el reconocimiento oficial de una formación distinta de los
jóvenes campesinos. En la Universidad Campesina, equipada con una biblioteca, los
integrantes de diversas comunidades tienen lugar para convivir y realizar cursos. Por
el momento se desarrolla la Escuela de Agroecología: con las áreas de Formación
Agropecuaria, Energías Renovables, Recursos Naturales, Territorio, Comunicación,
entre otras. Según las organizaciones campesinas este proyecto era necesario ya que:
“el sistema educativo en la Argentina no tiene por objetivo apuntar a una
igualdad de oportunidades en este aspecto. En general los jóvenes que viven en
zonas rurales no tienen acceso a la Universidad y muchas veces ni siquiera a la
enseñanza media” (Comunicado del MOCASE, 24/12/2004).
La lucha por la tierra como propuesta de intercambio:
Por otra parte, es importante también destacar que las organizaciones campesinas e
indígenas llevan a cabo experiencias vinculadas a la producción y reproducción social,
más allá de insertarse en situaciones de conflicto de tierra. Ya que éstas, las
experiencias, también van conformando las características del movimiento campesino
o indígena, delineando sus objetivos y demandas, ilustrando sus diferencias,
asentando sus recursos, saberes, técnicas, etcétera:
Pueden mencionarse, en este sentido, las experiencias en torno de formas novedosas
de intercambio:
- “Ferias Campesinas”: para ofrecer productos de las comunidades más alejadas y
propiciar la consolidación de una identidad colectiva (ejemplo: Red Puna en la
provincia de Jujuy).
- “Ferias Francas”: ferias locales donde se comercialización productos directamente
entre productores y consumidores (ejemplo: Asociación de Ferias Francas, en
Misiones).
- “Ferias de Semilla”: tienen gran importancia las ferias de semillas, que se realizan
en Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Formosa, Misiones. Allí los productores pueden
libremente intercambiar semillas de variedades diferentes provenientes de diversas
regiones. Estas se promueven entre otras cosas para realizar desde las mismas
familias campesinas el mejoramiento genético de las semillas y para reproducir la
diversidad de cultivos que es la base de la economía campesina.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- “Red de Comercio Justo”, donde las organizaciones, grupos de comercialización y
los consumidores crean dinámicas de traslado de los productos, debaten los
precios, fijan criterios de calidad, etcétera (ejemplo: Movimiento Campesino de
Córdoba).
- Intercambios entre organizaciones de base (rurales y urbanas), en los cuales se
realizan trueques de gran escala a partir de los productos específicos que cada
organización ofrece (ejemplo: MOCASE de Santiago del Estero y organizaciones
de trabajadores desocupados de Buenos Aires).
- Redes de circulación de productos campesinos e indígenas221: Puente del Sur,
Red Tacurú, entre otras. Se ha destacado durante mucho tiempo la distribución de
la yerba mate Titrayju: producida por la cooperativa Río Paraná y vendida en
distintas zonas del país; en este emprendimiento comercial no se distribuye a
través de los circuitos habituales (supermercados, almacenes, negocios, etcétera),
sino que se realiza a partir de una red de comercio justo y solidario, puerta a
puerta, o desde las organizaciones populares que quieren canalizarlo, o sea, se
reparte sin costo de entrega en capital federal, o bien en compras comunitarias y
emprendimientos sociales a precios especiales.
La lucha por la tierra como distribución de la riqueza:
En los conflictos de tierra las organizaciones involucradas, como vimos, en su mayoría
apelan al territorio. La proyección de formas propias de uso del espacio (la
configuración social de los lugares), aparecen con vigor cuando los entrevistados
narran las distintas estrategias de distribución de la tierra y de organización para la
producción, que han ido probando y realizando en el marco de estos conflictos de
tierras: “área común”, “comunidad”, “reserva”. La conformación de “Reservas ”
campesinas en Chaco, es un ejemplo de cómo las organizaciones definen una forma
de ocupar el espacio diferenciada de la propuesta por el desarrollo empresarial. En
distintas localidades de la provincia donde esta presente la Unión de Pequeños
221 Habría que mencionar aquellas redes que en su momento tuvieron gran empuje y promovieron la difusión del discurso del comercio justo y el consumo responsable entre el campo y la ciudad. En el año 2002 distintas asambleas barriales y populares de la ciudad de Buenos Aires entablaron relación con cooperativas y organizaciones de productores familiares del Parque Pereyra Iraola y Florencio Varela. Esta experiencia se articuló también con las fábricas recuperadas. Lo que existía era un sistema de distribución desde las asambleas en base a una “canasta básica” de productos de organizaciones productores familiares y fabricas recuperadas (en un inicio se llamó “la bolsa y la vida” y contaba con algunos productos: verduras, frutas, huevos, pollo, muzzarella, grisines, prepizza, pan, tapas de empanadas y tartas, pan rayado, yerba mate, fideos, aceites, etc). De esta red surgieron luego otras experiencias como la cooperativa “La Asamblearia” y redes más pequeñas de intercambio directo entre productores y consumidores.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Productores del Chaco (UNPEPROCH), se han constituido “Reservas”. Se trata de
áreas donde se asientan familias campesinas de modo conjunto; se distribuyen
porciones de más o menos 10 hectáreas por familia, a la vez que se mantiene en
manos de la organización la posesión de la tierra. Así sucedió en el lote 41222, en
Napenay, donde se ocupo la tierra hace unos 12 años y se creó una reserva de la
UNPEPROCH donde viven 15 familias. Algunas familias se han retirado de allí, pero la
tierra fue traspasada a otra familia campesina que la requería. Este procedimiento es
operado por la organización que al mismo tiempo tramita la titulación de las tierras a
las familias. Por falta de marco jurídico adecuado la titulación de tierra se hace a
nombre de cada familia de forma “individual”. Es por esta ausencia de marco legal que
la obtención del título modifica el status de la posesión de tierra en forma de Reserva,
o sea, como proyecto comunitario de ocupación de tierra (propuesta sostenida por la
organización). De todos modos experimentaciones de este tipo son reeditadas por la
organización.
En las comunidades indígenas, por ejemplo de Salta, se combinan tenencia
comunitaria de la tierra con una producción realizada familiarmente. O bien, se
combina la tenencia familiar (o individual) o comunitaria de la tierra, con espacios
colectivos de producción (como en la Unión Campesina del Chaco: pueblo Toba). A su
vez, se evidencian maneras singulares de apropiación del espacio, caso de las ya
mencionadas modalidades técnicas (agroecológicas) implementadas por los
campesinos frente a las modalidades propias del agronegocio o las empresas del
agro. De modo tal, la lucha por la tierra, que presentan estos casos, pareciera envuelta
en una conflictividad más amplia, en la cual lo que está en pugna es el ordenamiento
del tiempo y del espacio en los mundos rurales.
Las diferencias, de ordenamientos temporales y espaciales, denunciadas en cada
conflicto de tierra desnudan a su vez la apelación a una intencionalidad de lo
propiamente campesino. Así, desde la perspectiva campesina, una “reforma agraria
real”, se encuentra integrada a un conjunto más amplio de propuestas tales como la
“soberanía alimentaria” y el “territorio” o “control territorial”. Cuando se habla del
territorio campesino, se esta señalando la potencialidad de conquistar y/o construir el
espacio propio frente a una voluntad externa que viene a transformarlo.
222 En esta reserva hasta la actualidad no solo han sufrido la contaminación de cultivos por las pulverizaciones en los sojales vecinos, sino que son acusados por la policía de extraer madera nativa.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
CAPITULO XI
La reinvención campesina e indígena en los albores del siglo XXI
La presencia del campesinado en la historia, concluía Octavio Ianni (2005), se
evidencia en su participación en las revoluciones del siglo XX. De modo similar,
podríamos decir que la conflictualidad que hemos analizado es un indicador de la
presencia del sujeto campesino y los pueblos originarios a principios del siglo XXI, en
Argentina. Obviamente las distintas conflictualidades, en cada lugar histórico, darán
cuenta del modo variable de regeneración del sujeto político campesino e indígena. O
sea, la naturaleza de cada conflictualidad permite visualizar la sustancia de toda nueva
reinvención política.
La conflictualidad por la tierra, ahora en términos de disputa territorial (por modelos de
desarrollo y de organización socio-política, y por espacios de biodiversidad), nos ha
indicado la (re)emergencia en Argentina de los sujetos campesinos y pueblos
originarios o indígenas. Se trata de cientos de organizaciones campesinas, de
campesinos-indígenas, de pequeños productores, agricultores ecológicos, de criollos,
y distintos pueblos originarios, que además de luchar por defender su modo de vida, lo
cual ya hemos visto es toda una plataforma, traen una propuesta propia que a la vez
implica a otros, en el campo y en la ciudad.
La presencia de este mar de organizaciones, que afloran en los conflictos de tierra,
expresan con sus experiencias y consignas nuevos sentidos en relación a esta antigua
disputa. Entre estos nuevos sentido se destaca la intencionalidad de construir el propio
espacio y de proponer caminos alternativos a los dilemas de la sociedad industrial-
capitalista.
En síntesis, entendemos que la actual conflictualidad por la tierra desenvuelta por el
campesinado y los pueblos originarios, son expresión de su reinvención política. Los
conflictos de tierra marcan la persistencia y recreación campesina e indígena. La
conflictualidad por la tierra es una situación básica y fundamental donde el
campesinado y los pueblos originarios se expresan definiendo sus objetivos y a si
mismos, y también donde ejercen “su potencial epistemológico” (Bidaseca, 2007). De
modo que en este capítulo analizaremos el significado de la nueva conflictualidad por
la tierra en Argentina y las características de los constructos sociales que la sostienen.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
La ampliación de sentidos y la territorialización de la lucha por la tierra:
Gran parte de los conflictos analizados, asumen desde los campesinos y los indígenas
el carácter de disputa territorial. Es decir, aquello que se torna objeto central del
enfrenamiento es la organización del espacio, o sea, lo que está en juego es la
materialización de distintas relaciones sociales. La construcción del conflicto en estos
términos significa lo que llamamos, en la introducción, de territorialización de la lucha
por la tierra, que las organizaciones expresan con lucidez.
Lo que se observa en primer lugar es que la conflictualidad no se agota en un
problema de tierra como factor de producción, pues alcanza la puesta en cuestión de
relaciones sociales (que implican las relaciones con la naturaleza), en algunos
conflictos incluso lo que aparece cuestionado es la misma construcción del Estado-
Nación. Decíamos, se cuestiona el modelo desarrollo, pero también el modelo de
política.
Aunque se traten de muy diversas situaciones de conflictos de tierras, en todas ellas,
el problema de acceder a la tierra o de defenderla, se enmarca en una problemática
más general referida al modelo de agricultura y de vida que se implementa en una
espacio: fumigaciones y contaminación con agroquímicos a las familias, presión a la
posesión campesina vía compras y arriendos de tierra, arrinconamiento o desalojos a
campesinos de las tierras, acción de grupos armados estatales o privados contra las
comunidades y asentamientos, procesamiento judicial de campesinos, desmonte y
degradación de la biodiversidad vía avance frontera agropecuaria, disputa entre
modelos tecnológicos y de orientación de la producción, retirada del Estado de la
regulación de la relación agroindustria-campesinado, etc. Se remarca fuertemente, la
forma en que las relaciones (de producción y de intercambio) en el agro se
transforman debido al avance de la agricultura industrial y capitalista, y se muestra la
oposición que la organización campesina le realiza -a este modelo hegemónico en
transformación- a partir de modos propios de uso de los recursos y de relaciones
sociales. En este contexto, el rol del Estado es también problematizado, lo cual se
observa en la crítica a los escasos resultados en materia de cumplimiento de los
derechos indígenas, y al rol cumplido en materia de resguardo de los intereses de
empresariales.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Ampliación de sentidos e interpelaciones en la lucha por la tierra:
Una de las resignificaciones más poderosas de la lucha por la tierra de los campesinos
e indígenas ha venido de la mano de su articulación con el ecologismo y el movimiento
ambientalista223. Se trata de un tejido de alianzas instituyente de un espacio político,
una arena de comunicación intercultural y de acción conjunta, en el cual no son
identidades comunes o intereses económicos los elementos de amalgama, sino
imágenes que movilizan ideas políticas a través de amplias brechas espaciales,
lingüísticas y culturales (Conklin y Graham, 1995). Este enlace permitió que se
generara un campo de intercambio, de ida y vuelta, entre el movimiento ambientalista
que requería la referencia a un sujeto social de las luchas ambientales, y el
movimiento campesino-indígena que requería ampliar el horizonte de alianzas, sobre
todo con sectores de los centros urbanos y esferas internacionales de toma de
decisiones políticas. Este exitoso maridaje ha proyectado las luchas por la tierra,
históricas del campesinado y los pueblos originarios, sobre un escenario de
oportunidades políticas más amplio.
La cuestión ambiental o ecológica, que aparece asociada de forma intrínseca a los
reclamos de los campesinos e indígenas, se anuda y entrelaza con la lucha por la
tierra.
“América Latina esta viviendo un inusitado fenómeno de insurgencia indígena y
campesina en un estilo de lucha donde las reivindicaciones ecológicas están
comenzando a formar parte indisoluble del discurso y de la acción.” (Toledo,
2002:238)224.
Esta poderosa articulación se desenvuelve sin embargo en un marco más general de
ampliación de demandas y postulados que se anudan en torno de las actuales luchas
por la tierra. Como complemento de una visión, en la cual la producción campesina
“presenta una racionalidad ecológica implícita” (Toledo, 1990), que ha calado en la
sociedad, encontramos el postulado que esgrimen las organizaciones campesinas e
223 Autores que desarrollan este aspecto: Toledo, 1990 y 1992; Bengoa, 2006; Conklin y Graham, 1995; Domínguez y Mariotti, 2000. 224 Según este autor lo que se pone en juego a partir de las luchas ecológico-campesinas (sobre todo en su dimensión indígena) es la posibilidad de un “proyecto civilizatorio alternativo” anclado en la reconstrucción de la unidad entre cultura, producción y naturaleza, y en el hecho de que toda lucha local encarada por una comunidad campesina-indígena automáticamente se torna global por la defensa de los recursos naturales y la especie. Habrían resurgido, en la crisis de la civilización moderna, elementos premodernos de valorización de la naturaleza que se anudaron a elementos de emancipación planetaria. Sobre este aspecto volveremos hacia el final del trabajo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
indígenas acerca de la agroecología como modelo productivo alternativo al paradigma
moderno-industrial-capitalista. Se la presenta como un planteo aparentemente técnico
pero no obstante asume una significancia política. Al postularse en el espacio público,
obliga a los interlocutores a una toma de posición, más aún cuando se trata ésta
cuestión en el marco de los debates sobre la relación sociedad/naturaleza: como por
ejemplo el Desarrollo Sustentable y la profundización del paradigma industrial en la
agricultura (Revolución Verde y Revolución Biotecnológica). La agroecología de
alguna manera sintetiza la amalgama entre el ecologismo y la lucha campesina en
términos de enarbolar una contrapropuesta al modelo productivo hegemónico
(industrial-capitalista).
Otro aspecto que muestra la ampliación de sentidos de las luchas históricas del
campesinado es la cuestión alimentaria. La misma, así como el ecologismo, proyecta
la singularidad de las luchas campesinas en un trasfondo amplio y capaz de implicar
directamente a vastos sectores sociales, sobre todo urbanos. Puede constatarse como
a medida que el capital avanzó en el control directo de la producción de alimentos, las
poblaciones de los países del tercer mundo vieron deteriorado su acceso a los
mismos. A su vez crece y se extiende la percepción acerca de la relación entre
modelos agropecuarios centralizados y concentrados, problemas de política
alimentaria y abastecimiento de mercados locales. En este sentido, la cuestión
alimentaria es un claro ejemplo de cómo se articulan y resignifican las relaciones entre
sectores urbanos y campesinos. El diario deterioro de la calidad y cantidad de
alimentos a los que acceden las poblaciones de los grandes y pequeños centros
urbanos, lo que la FAO llama “inseguridad alimentaria”, ha permitido que los planteos
surgidos de las organizaciones campesinas tengan fuerte resonancia y adquieran
significancia para otros sectores de la población. El problema alimentario se ha vuelto
dramático con las sucesivas alzas de precios en un marco de creciente control
corporativo sobre la producción y la circulación de productos de origen agropecuarios.
De modo que se ha hecho más visible aún la cuestión de quién, cómo y para qué se
producen los alimentos, y adquiere potencia la propuesta de soberanía alimentaria que
gran parte de las organizaciones campesinas postulan a nivel planetario.
“Otros 40 millones de personas han sido abocadas al hambre este año debido
principalmente al alza de los precios alimentarios, según las cifras preliminares
dadas a conocer hoy por la FAO. Con ello la cifra total de desnutridos en el
mundo se eleva ya a 963 millones, comparada con los 923 millones de 2007,
mientras que la actual crisis económica y financiera puede conducir todavía a
más gente hacia el hambre y la pobreza, según alertó hoy la Organización de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ONU.” (nota “La cifra de víctimas del hambre alcanza ya los 963 millones”, en
FAO, Roma, 9/12/2008),
Estrechamente ligado a los dos temas ya mencionados surge un tercer eje que
evidencia la densidad que ha cobrado la lucha por la tierra. Las organizaciones
campesinas e indígenas no solo articulan la demanda por tierra a la necesidad de un
cambio en el paradigma productivo y a la manera general de relacionarse con la
“naturaleza”, también relacionan esta lucha con formas de intercambio alternativas. En
este sentido se asume desde grandes porciones del campesinado y los pueblos
originarios la defensa y recuperación de antiguas prácticas como el trueque, y se
avanza con nuevas estrategias como el comercio justo o se reconstituyen espacios de
mercado donde el productor y el consumidor se vinculan directamente (Sabatino,
2007). Estos elementos funcionan también como articuladores entre las poblaciones
campesinas y urbanas, y sobre todo entre organizaciones populares campesinas, de
trabajadores, de consumidores, ambientalistas, desocupados, etc.
En sus variados escenarios nacionales, la lucha por tierra, parece enriquecerse con
nuevos sentidos y dimensiones. Asociada a veces con la autonomía o la autogestión
política asentada en clivajes étnicos, otras con la producción agroecológica y el
manejo sustentable de los recursos, también con los derechos sociales básicos al
alimento y al trabajo, o bien al replanteo de las redes de intercambio y en un sentido
más general, a la asimétrica relación campo-ciudad.
La conflictualidad alrededor de la tierra se vuelve en muchos casos llamativamente
amplia puesto que pasa a condensar nuevas dimensiones de lucha que los mismos
protagonistas expresan:
- la protección de la biodiversidad, en el marco de sistemas integrados de
producción como el campesino y el agroecológico (variedades de semillas criollas,
rotación y combinación de cultivos y actividades, manejo del monte, etc.),
- la defensa de las distintas culturas originarias como formas singulares y
sustentables de habitar los ecosistemas,
- la disputa por el control de los bienes naturales en general (agua, minerales, gas,
petróleo, etc.),
- la demanda por políticas gubernamentales integrales que tomen la vida campesina
como un todo más allá de sus aspectos económico-productivos,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- la puja por ver reconocidos niveles crecientes de autonomía política, o soberanía
territorial (no estatal) o instancias autogestivas para la toma de decisiones.
El alcance de los nuevos sentidos de la lucha por la tierra: el territorio
Los nuevos sentidos que envuelven ahora la lucha por tierra, parecieran haber
redimensionado su alcance, haciendo que no se trate solamente de ocupar o resistir
en una parcela específica.
Las ampliaciones de sentido que hemos observado a través del problema alimentario,
de las formas de intercambio, de la cuestión ecológica, se relacionan con el impulso
vital del campesinado y los pueblos originarios como sujeto social. Impulso vital en
tanto que el campesinado procura el resguardo de su espacio de vida, del ambiente
donde se realiza el propio hacer y que implica entre otras cosas la protección de la
“naturaleza” (de la cual él se siente parte). La tierra, el acceso a la tierra, implica
entonces defender la vida de un lugar225. Como insiste Víctor Toledo (1992):
“Es pues en la defensa de la naturaleza (convertida en los recursos locales y
concretos sobre los que se basa su propia producción), donde la lucha
campesina encuentra un apoyo sustancial en su esfuerzo por lograr la
emancipación económica y política” (Toledo, 1992:246).
Las implicancias de esta ampliación de la lucha por la tierra son muy profundas: la
tierra trasciende su asociación exclusiva con los aspectos productivos e incorpora la
dimensión cultural; la tierra pasa a resumir la integralidad de los componentes propios
de todo hábitat humano; la cuestión de la tierra empieza a ser inscripta dentro de la
problemática de los territorios campesinos e indígenas; se declara el derecho a la
tierra, pero en función de la defensa y valoración de un territorio.
En términos generales la movilización popular en el campo instala la lucha por tierra
en términos de una conflictualidad más amplia. Para nosotros se trata de una
conflictualidad territorial ya que, por un lado, así es enunciada, y por otro, puesto que
se trata de la defensa de los modos de habitar, de la forma de vida de los pueblos
originarios, más también de las comunidades campesinas. La defensa de una
“cultura”, de una “forma de vivir”, como señalan muchos indígenas y campesinos, es lo
que en principio pareciera exceder el problema de la tierra, en tanto factor de
producción o porción de espacio que da sustento a la actividad primaria.
225 El lugar que se defiende es aquel del propio modo de vida, aquello que los indígenas o campesinos de habla guaraní llaman: tekoha o “un lugar de vida”.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Este punto es levantado también, fuera de la realidad Argentina, por numerosos
autores226, que avizoran este rebasamiento en el cual los mismos movimientos
sociales colocan la cuestión de la tierra de modo inseparable con cuestiones
identitarias, productivas y de organización social.
“Se han agregado nuevas dimensiones a las luchas en el campo en las últimas 2
décadas, marcadas por el globalismo neoliberal, que van más allá de la lucha
por la tierra. Las nuevas demandas incluyen centralmente también cuestiones
sobre la producción, la autogestión, la autonomía, la diferencia cultural y la
democracia” (Otero, 2004:11).
La aparición del territorio, en los discursos y postulados de las organizaciones
campesinas e indígenas, muestra una polisemia como la que gira en torno a la tierra.
Una polisemia que evidencia el vigor y el sentido político de la noción de territorio
utilizada por las distintas organizaciones campesinas e indígenas del país. Dada su
fuerza, consideramos de suma importancia tener en cuenta, para profundizar la
comprensión del problema de la tierra en Argentina, la emergencia de la conflictualidad
territorial.
Para el caso de los campesinos, los nuevos sentidos que aparecen entorno de la lucha
por la tierra tienen un anclaje singular. Como dijimos existen en la actualidad
distinciones entre la cuestión indígena de la campesina, que hacen que las
organizaciones de campesinos tengan su particularidad a la hora de postular sus
reclamos. La ampliación de sentidos no aparece –por lo general- asociada a la
posibilidad de la autodeterminación territorial, sino más bien a la posibilidad de
controlar en alguna medida el uso de los recursos naturales que requieren para
reproducirse, pero también un modo de uso de los recursos. La territorialización de la
lucha por la tierra, antes que la autonomía política, apela primero a un reclamo dirigido
al Estado para que este limite el avance frontera agrícola o de la forma de producción
que el agronegocio lleva adelante y que inhibe las formas productivas y de vida
campesinas, haciendo incompatible la presencia en un mismo lugar de una y otra
estrategia de producción agropecuaria y de relación con la naturaleza (Domínguez,
Lapegna, Sabatino, 2005).
226 Ver: Baitenmann, 1998; Harvey, 1998; Gordillo, 1988; Moguel y Parra Vázquez, 1998; Graziano da Silva, 1998.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Hemos visto que las organizaciones campesinas denuncian situaciones en las cuales
“empresarios” (mayormente productores de soja) impiden a las familias campesinas
“de hacer uso de los territorios comunitarios”:
“Es común en zonas que vengan, te encierren. Te ponen casillas y te ponen
paramilitares y gente armada de otra zona y te amenazan. No te dejan salir si
quedaste adentro. Hay un campo con 24 mil hectáreas, el empresario vino y
alambró todo y quedaron familias adentro, afectadas directamente. Y las otras
familias son las que vienen por fuera, como decía recién, pero que tienen el
derecho también de seguir pasando porque hay un río, que es el Río Dulce. Son
300 familias que no pueden cruzar los animales para allá, porque la situación del
noreste de Córdoba, en la Rinconada, es todo salitre, no hay agua dulce.
Entonces al brazo del Río Dulce se llevan todos los animales, que son muchas
cabezas de vacuno y muchas cabras y muchas ovejas, que se las lleva cuando
viene el tiempo de sequía para allá. No están quedando más campesinos, que
son parte de una cultura también. Esa es la realidad que vamos a mostrar en ese
día, marchando por eso, por todas las reservas que tenemos en Argentina, los
minerales, lo ambiental y todo lo que significa defender lo nuestro. Lo nuestro,
decimos para todos, cuando decimos tierra y defendemos la tierra, decimos que
es porque somos parte de la tierra y no es que queremos la tierra para nosotros
como hace el Estado, que nos pide que hagamos un cuadrito y que tengamos
título, sino que todos somos parte de la tierra, y queremos seguir produciendo,
estar, vivir, seguir con nuestra cultura, que es parte de todo, que nos quieren
borrar y nos quieren hacer tapar la boca.”
(Entrevista a Marcos Vargas de la Unión de Campesinos del Noreste de Córdoba
- UCAN, localidad de Rinconada, Córdoba, 2007).
“Hubo muchos cambios. Antes había más población. Ves la escuela ahora con
pocos alumnos. Nada que ver. Se vivía del algodón, la sementera, los animales.
(…) Avanza la soja, no hay trabajo como con el algodón, que había trabajo para
los obreros del pueblo. Ahora los poderosos han llegado y avanzan. Los
desmontes y las quemazones, para la soja, el girasol. (…) Ha cambiado el clima,
esta más seco. Los desmontes. El valor de los cultivos no es el mismo, ni el
apoyo del gobierno.
(Entrevista a Cati, en parcelas de Napenay, Chaco, 2007).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“Antes toda la zona era algodonera, mis padres hacían. Se dejó de hacer porque
no hay precio y llueve menos. Ya no existen más las cooperativas de algodón,
ahora son intermediarios. Antes aquí era campo abierto, antes se ocupaba tierra
y se tenía ganado. Yo entre a la UNPEPROCH para ocupar tierra. Ahora la
gente hace cabras y carbón, y arriendan para soja, sorgo, maíz… los medianos
productores o gente con maquinaria que está en el pueblo. (…) A las tierras las
están comprando los de afuera. Esto empezó hace 6, 7 años. Hay quienes les
han vendido y ahora se arrepienten, porque han gastado todo y están pobres y
sin tierra, y otros que a tiempo con la plata recompraron en otros lugares.”
(Entrevista a Mario Cáceres, miembro de la UNPEPROCH, Chaco, 2007).
En rigor en estos casos no se trata de reclamos de tierra, por la propiedad o titulación
de parcelas, sino que giran en torno de la posibilidad de acceder a fuentes de agua
dulce, o a áreas de monte, o bien de evitar la contaminación producida por la
agricultura industrial y sus paquetes tecnológicos. En algunos casos se trata de
espacios que ni siquiera son percibidos por los campesinos como de su “propiedad”,
más bien lo que existe es una relación de uso (derecho consuetudinario) dada por la
tradicional forma de vida (de una “cultura” como ellos señalan), en la cual todos los
vecinos o familias campesinas de un determinado lugar, se reconocen.
En el plano del discurso público las organizaciones campesinas también manifiestan la
complejidad que va envolviendo a la lucha por la tierra. En declaraciones de
organizaciones campesinas de Argentina que forman parte de la Vía Campesina
(Movimiento Nacional Campesino e Indígena - MNCI) se observa un pasaje discursivo
significativo. Hasta unos años atrás existía el lema: “Tierra, Trabajo y Justicia”.
Actualmente se observan variaciones: “Reforma Agraria Integral. Soberanía
Alimentaría. Territorio, Trabajo y Justicia”.
“Soñamos entre todos y todas construir un nuevo poder, que sea popular y
desde las bases, donde participen las familias y las comunidades, con
autonomía e independencia, y que contribuya a una alternativa política
democrática y participativa en conjunto con otros sectores del pueblo. Amamos
la tierra y la naturaleza, nos sentimos parte de ella. Nuestro compromiso es por
un cambio social que contemple la recuperación de tierras de familias
desalojadas, la vuelta al campo de familias excluidas, y el acceso a la tierra y el
agua por parte de quienes quieran trabajarla. Donde no existan más desalojos,
cultivos transgénicos, ni empresarios explotadores. Reforma agraria integral /
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Soberanía alimentaría / Territorio, trabajo y justicia / Globalicemos la lucha
globalicemos la esperanza.”
(Fragmento de la declaración final del primer Encuentro Nacional por la Reforma
Agraria. Mendoza. 11/2006).
Desde los años de 1980, los pueblos originarios de Argentina, vienen sosteniendo su
derecho a la tierra amparándose en la defensa de una amplia gama de formas
particulares de usos del espacio: trashumancia y/o nomadismo como utilización de
distintos pisos ecológicos, rotación agrícola-ganadera para preservar suelos,
combinación de tierras comunales y de tierras familiares, circuitos de intercambio y
trueque local o regional, etcétera. En este proceso, los Pueblos Originarios han
querido establecer una relación entre el espacio geográfico que ocupan y su singular
manera de habitar el mundo, expresada en sus pautas culturales de vida. Esto ha
implicado, entre otras cuestiones, abandonar a un lejano segundo plano, el argumento
más específico que asociaba la necesidad de tierra con la producción agropecuaria. La
cantidad de hectáreas reclamadas por un Pueblo Originario no se justifican desde
aspectos productivos o de factibilidad económica.
Para las dirigencias indígenas la organización de la vida social en ecosistemas
específicos configuran una unidad indisoluble, solamente comprensible en tanto
proyección de una cultura sobre el espacio. En las luchas por la tierra de gran parte de
las comunidades andinas emerge este elemento cultural como justificación de una
demanda concreta de superficie. Generalmente estas comunidades ordenan el ciclo
anual entre áreas de valles y de puna o serranías, dicho de otro modo, zonas bajas y
zonas altas según la época del año. Lo que ha sido bautizado como control vertical de
los distintos pisos ecológicos. En este marco trasladan sus animales y preparan las
siembras y las cosechas, así como también el trabajo extrapredial, los rituales y las
celebraciones en general. En estos casos, tal experimentación del mundo se impone
muchas veces sobre el argumento productivo a la hora de fundamentar un reclamo de
tierra.
De lo que se trata entonces es de controlar un espacio y ya no solamente de acceder
a una parcela. Se va introduciendo la discusión política sobre la autoridad y el
gobierno en un espacio dado, por ende sobre la autonomía territorial. La “emergencia
indígena” (Bengoa, 2006), pareciera venir acompañada, a su vez, de la emergencia
territorial. Desde las comunidades indígenas -según algunos autores- la defensa de su
propia territorialidad es la posibilidad de continuar existiendo como población singular
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
con acceso a derechos. Todas cuestiones que conducen al debate sobre la relación
entre Pueblos Originarios y Estado-Nación (discusión que ya se había dado con
motivo del reconocimiento sobre la preexistencia de los pueblos originarios al Estado).
La defensa de un modo de vida, presente en todo conflicto de tierra (interpretado como
reactivo), no solamente está mostrando la vitalidad de unos sujetos sociales, es la
base de sustento de lo que se presenta actualmente como disputa territorial: por el
control de las riquezas naturales y los últimos ecosistemas variados en términos
biológicos, y por los modelos de producción (producción, distribución, procesamiento y
consumo) y organización de las relaciones de poder y los procesos de toma de
decisión. La defensa, de los modos de vida campesinos e indígenas, ha alcanzado
una consistencia tal que se expresa en un arco amplio de cuestionamientos y
antagonismos. Se trata de una lucha que fue gestando la recreación política del
campesinado y la emergencia de los pueblos originarios.
La reinvención campesina e indígena como emergencia de un sujeto político:
La reactualización de la lucha por la tierra en términos de disputa territorial, es decir,
la territorialización de la lucha por la tierra, en Argentina, la interpretamos como
expresión de la emergencia de un sujeto político. Es por ello que a continuación
queremos al menos introducir la cuestión del movimiento campesino e indígena en
Argentina: sus organizaciones, contenidos, significado, indicadores.
Los constructos sociales del campesinado y los pueblos originarios:
La movilización campesina e indígena ha multiplicado en los últimos años sus
instancias de articulación y coordinación de acciones. Existe actualmente un conjunto
de entidades, con diferentes modalidades de acción y posturas políticas, que activan a
nivel regional y nacional la movilización campesina e indígena. Se trata de espacios
horizontales que representan los intereses de las organizaciones locales, denuncian
las acciones de represión y criminalización gubernamentales y no gubernamentales
contra las comunidades campesinas e indígenas, gestionan recursos ante el Estado,
coordinan acciones directas y movilizaciones, tejen alianzas internacionales con
organizaciones pares, etcétera. Se trata de constructos sociales, artefactos inventados
y construidos por hombres y mujeres, con la particularidad en estos casos de estar
ligados al despliegue de la acción colectiva o a su sucesión (Giarracca, 1994). En este
sentido, en tanto constructo social, las organizaciones campesinas e indígenas se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
diferencian de las organizaciones corporativas del agro argentino, caracterizadas por
llevar a cabo acciones en términos de: “un sistema de representación reconocido y
autorizado por el Estado, que se les ha otorgado el monopolio deliberado de la
representación, a cambio de observar ciertos controles en la selección de sus
dirigentes y en la articulación de las demandas y apoyos” (Giarracca, 2002). O sea, las
organizaciones campesinas e indígenas, no solo han combinado la lucha por la
apropiación y orientación de valores (revalorización cultural) y recursos (tierra), sino
que en su mayoría han abonado un tipo de accionar en los límites del sistema:
cuestionando el régimen de propiedad privada, y contrarrestando las tendencias de
mercantilización en las distintas esferas de las relaciones sociales.
Se trata de un universo heterogéneo, como los sujetos que lo forman. Es una
heterogeneidad que no se basa en características y atributos de los sujetos
económicos. Se trata de una heterogeneidad basada en la aparición pública de las
organizaciones, y en la proyección política que proponen. Encontramos
organizaciones diferenciadas según un conjunto de principios que ellas mismas
establecen o realizan:
- De funcionamiento: asamblearia / con consejos directivos / comisiones
ejecutivas.
- De identidad: campesina / indígena o ambas.
- De estrategia jurídica basada en: derecho de poseedor / derechos indígenas.
- De apelaciones a la tierra: individual / comunitaria.
- De relación con Estado: con programas / con partidos / en gestión.
- De apuestas productivas y comerciales: autoconsumo / cultivos comerciales /
agroecología / ferias francas / autonomía de insumos, etcétera.
- De demandas públicas: por titulación tierra / por autonomía territorial / por apoyo
económico / por reforma agraria y por soberanía alimentaria.
Según trabajos preliminares que realizamos sobre bases de datos de organismos
públicos identificamos: grupos, cooperativas, comunidades y organizaciones.
Calculamos en más de 250 los grupos activos de productores y productoras,
pequeños núcleos que habiendo surgido por lo general a raíz de haber recibido un
apoyo económico (por lo general se trata de grupos de beneficiarios de programas
de gobierno o privados), han dado algunos pasos hacia la participación en espacios
de intercambio y coordinación con organizaciones que trascienden el objetivo de un
pequeño proyecto económico especifico. Se calcula en más de 500 las
comunidades indígenas, algunas reconocidas por distintos organismos públicos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
provinciales o nacional (a través del Registro Nacional de Comunidades Indígenas
del INAI). Calculamos en más de 200 la cantidad de organizaciones (asociaciones,
uniones, movimientos, centrales, organizaciones, etcétera) de pequeños
productores, campesinos, indígenas, campesinos-indígenas, trabajadores rurales,
banquineros, criollos, gauchos, etcétera (utilizamos la propia adscripción en el
nombre de la organización).
Este recorte lo hemos realizado a partir de la operacionalización de las definiciones
teóricas que mencionábamos más arriba. Diferenciamos las organizaciones de base
campesina e indígena (y de las distintas auto-adscripciones), en relación al resto de
los constructos sociales, a partir de la forma de acción desplegada: si se trata de un
accionar orientado a la gestión para la resolución de todo lo relacionado con los
intereses exclusivamente de sus miembros (comercialización, producción, asistencia
técnica, etcétera.), o si se trata de un accionar orientado a la defensa de los
intereses del campesinado y los pueblos indígenas en su conjunto (acceso a la tierra
y a los usos de los recursos en general, defensa de los derechos de los pueblos
originarios, leyes que atiendan las especificidades del sector, etcétera.). Las
organizaciones, en nuestro análisis, serían aquellas que integran ambas
dimensiones en sus acciones: representación de sus miembros, y del campesinado
y los pueblos indígenas.
Por otra parte, para hacer referencia a la consistencia política de las organizaciones
campesinas e indígenas, consideramos necesario caracterizar las distintas
expresiones organizadas del campesinado y los pueblos originarios, señalar sus
demandas y posturas, sus ejes de trabajo y acción, sus reivindicaciones y luchas. Si
bien en algunos puntos las organizaciones confluyen, veremos que con una misma
consigna no siempre se está diciendo lo mismo. Lo que puede parecer como matiz
marca en realidad diferentes metodologías y apuestas políticas. Aquí mencionamos
solamente las iniciativas del nivel provincial, regional y nacional, más
significativas227:
227 Existen por supuesto múltiples espacios de articulación horizontal entre organizaciones campesinas o indígenas que aquí no citamos puesto que constituyen situaciones incipientes de encuentro e intercambio más que instancias permanentes de coordinación de acciones. En estos espacios las organizaciones obtienen información y dialogan aunque no constituyen constructos homogenizadores de discurso o de directivas de acción. Por ejemplo la Mesa de Organizaciones de Pequeños Productores del Chaco hoy sería un espacio de este tipo, en el cual las organizaciones interactúan entre si a la vez que mantienen su autonomía de criterio y representación. Esto no quiere decir que estos espacios terminen por convertirse en organizaciones de segundo grado por ejemplo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Instancias de articulación campesina e indígena
Proposiciones y demandas
Asamblea Campesina del Norte Argentino
- Oposición a los desmontes en el marco más general de la lucha por el acceso a la tierra
- Contra el desplazamiento de las familias campesinas - A favor del fortalecimiento de una economía regional que
reduzca la emigración - Contra la concentración de tierras
Asociación Indígena de la Republica Argentina - AIRA
- Contra la venta y expropiación de las tierras de los ancestros, reivindican el derecho que tienen los pueblos originarios
- Ser representados de manera directa en el Congreso (como pueblos originarios)
- Por el estricto cumplimiento de las leyes existentes y aprobadas (23.302, sancionada en 1985)
Asociación de Comunidades Originarias Indígenas - ACOIN
- Por el efectivo cumplimiento del marco jurídico vigente y los tratados internacionales a los que la Argentina ha adherido
- Por el reconocimiento de los territorios de los pueblos indígenas, lo que implica reconocer el derecho a los recursos naturales
- Por el reconocimiento del genocidio que sufren los pueblos originarios desde 1492, y el saqueo actual de los recursos naturales de las comunidades (ejemplo de la arcilla que extrae cerámicas Zanon)
Consejo Asesor Indígena – CAI
- Por la reafirmación territorial del Pueblo Mapuche - Cumplimiento de los derechos indígenas sancionados por
la Constitución Argentina y tratados internacionales - Reconocimiento de la diversidad cultural y los
conocimientos ancestrales
Coordinadora de Comunidades Indígenas y Trabajadores Rurales de Argentina – COCITRA:
- Necesidad de articular la problemática campesina e indígena con la de los demás sectores de la sociedad: haciendo hincapié en ejes como la soberanía
- Hacer visible que la lucha por la liberación no es nacional, sino continental y mundial
- Coordinar y unirse entre los distintos sectores para enfrentar al Estado como instrumento del Capital
Frente Nacional Campesino – FNC
- Contra las empresas agroexportadoras que controlan el comercio agroalimentario de Argentina
- Por la realización de un “Plan Estratégico de Desarrollo Agropecuario” que llevaría a cabo el Estado
- Contra la producción de commodities y agrocombustibles - Contra los desalojos que llevan a cabo las empresas
agropecuarias - Denuncia la contaminación producto de los agrotóxicos
utilizados en los monocultivos - A favor del cooperativismo como herramienta de desarrollo
rural - Declara como propios de las organizaciones campesinas e
indígenas, las herramientas estatales para implementar “el Modelo de Desarrollo Rural Estratégico para la Argentina”
- Regularización dominial de las posesiones de tierras de familias campesinas y comunidades indígenas
- A favor de la creación de bancos de semillas para preservar la diversidad agrícola y alimentaria
- Por medidas de Estado para la educación y la salud rural
Qullamarca - Por el reconocimiento de cada Pueblo Originario y su
territorialidad más allá de cada comunidad específica, para romper con fragmentación
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Reconstruir el sistema de manejo territorial - Por el reconocimiento de los territorios, su integralidad, lo
cual incluye el control y administración de los recursos naturales
- Por el compromiso estatal de instalar puestos sanitarios y la erradicación definitiva de las escuelas ranchos, así como la construcción de caminos
- Por la puesta en marcha de sistemas educativos propios como base para programas interculturales de educación que reconozcan los idiomas, cosmovisión, prácticas y saberes
- Por un sistemas jurídico con jurisdicción especial indígena que responda a las instituciones políticas indígenas y al derecho consuetudinario
- Por un modelo económico y de desarrollo basado en el derecho a definir las estrategias de desarrollo en los propios territorios “como alternativa a un sistema neoliberal que destruye todo a su paso, buscando la ganancia rápida y fácil”
- Cont ra la contaminación producida por la explotación minera
- Contra la “patria sojera”, por la distribución de la tierra y la riqueza
- Por un Bicentenario que genere un nuevo “Estado Plurinacional”
Ligas Agrarias
- Contra las irregularidades que se siguen cometiendo en el manejo de la tierra pública
- Contra el despojo a los pequeños y medianos productores de sus tierras
- Por planes e incentivos para la reforestación con fondos de las retenciones agropecuarias
- Evitar que la lógica del mercado desnaturalice el sistema de producción y se llegue tener que importar alimentos
- El Estado debe asumir un rol activo en la distribución de la renta de la tierra
Movimiento Nacional Campesino Indígena – MNCI
- Reforma Agraria Integral para democratizar el control de los medios de producción y solucionar los problemas de pobreza en el campo y la ciudad
- Soberanía Alimentaria contra el modelo de agronegocios, para defender una cultura de producción, que provee de alimentos sanos a nuestro pueblo, a través de un comercio justo
- Territorio como demanda para que se reconozca la propiedad comunitaria de la tierra y los campos abiertos
- Frenar los desalojos y remates de los campos - Profundizar la propuesta de salud basada en el intercambio
de saberes y el trabajo comunitario pues tener salud es mucho más que tener remedios y médicos.
- Avanzar en el desarrollo de procesos educativos y de formación financiados por el Estado y desarrollados con criterios propios: como se hace desde la tecnicatura en agroecología, la Escuela de la Memoria Histórica, el Campamento Latinoamericano de Jóvenes y la Escuela de Formación Política, con la mirada puesta en la construcción de la Universidad Campesina.
- Por el uso comunitario de la tierra - Por la recuperación de formas de intercambio no basadas
en lucro sino en la justicia y el trabajo digno - Por un “uso social” de la tierra, para que esta cumpla con
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
una función social “respetando la biodiversidad del medio ambiente y los derechos sociales de sus trabajadores, sirviendo para la producción de alimentos en condiciones de vida digna”
- Contra las políticas de mano dura y represión y por la ampliación de la democracia, mayor justicia, mayor soberanía popular para disminuir la violencia
- Luchar por el derecho a construir los propios medios de comunicación comunitario
Movimiento Agropecuario Nacional y Popular
- Crear una representación gremial de la agricultura familiar por fuera de la FAA
Mesa Coordinadora Nacional
- Soberanía alimentaría - Reforma agraria integral - Promoción de prácticas agroecológicas - Transformación del modelo agropecuario - Se declaran diferentes de las llamadas “entidades del
campo”: CONINAGRO, CRA, FAA y SRA - Avanzar en el desarrollo de un espacio de representación
plural del sector campesino, pueblos originarios y de agricultores familiares (por fuera de FAA)
Organización Nacional de Pueblos Indígenas de Argentina - ONPIA
- Integración de todos los pueblos indígenas argentinos para alcanzar también coordinación a nivel internacional (trascendencia internacional de los pueblos indígenas)
- Contar con un organismo representativo en el orden nacional
El sujeto político campesino e indígena:
Las organizaciones campesinas e indígenas, sostienen actualmente posturas críticas
con respecto a las políticas de desarrollo rural de alivio a la pobreza y de reformas
agrarias (o de distribución de tierras) que terminan volcando tierras al mercado
inmobiliario. Contra esto discuten y luchan, tratando de hacer valer, su propia
planificación y condiciones en la implementación de apoyos gubernamentales y no
gubernamentales, y sus propios modelos de acceso a la tierra, torciendo al máximo las
legislaciones existentes.
Las organizaciones campesinas e indígenas expresan tener un diagnóstico de la
realidad acorde a los cambios en el contexto socio-económico y político (sin descuidar
el cambio del soporte tecnológico de estos procesos) del agro y por ende de la
conflictualidad por la tierra. De las organizaciones campesinas e indígenas relevadas,
mediante entrevistas y documentos, la mayoría visualiza nuevos actores en el agro, y
también nuevos enemigos. Denuncian el latifundio pero a la vez al agronegocio.
Las organizaciones campesinas e indígenas, en referencia a sus luchas apelan al
territorio, a la soberanía alimentaria y a la autodeterminación. En efecto, lucha por la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
tierra, por el territorio y por la soberanía alimentaria se entroncan en el discurso de
miembros de las organizaciones y en los comunicados de difusión. Ninguna se excluye
o se sustituye. Se trata de un entramado de escalas diferentes de acción que
redundan en lo que consideramos es la configuración de un plan o programa político
propio del campesinado y de los pueblos originarios.
La territorialización de la lucha por la tierra, y su enmarcamiento en la perspectiva de
la soberanía alimentaria o de la preexistencia de los pueblos originarios, que operaron
las mismas organizaciones campesinas e indígenas, constituyen por un lado la
readecuación de las estrategias de lucha en el nuevo marco agrario y social, pero
también la aparición de una intencionalidad política que refleja la situación y el
momento histórico que atraviesa el movimiento campesino e indígena a nivel mundial.
Las organizaciones campes inas manifiestan que la vida campesina e indígena
requiere un territorio para desarrollarse, lo cual implica la tierra para producir y
reproducirse, una agenda detallada y operativa como la soberanía alimentaria, y la
organización de la intencionalidad colectiva para ejercer el control efectivo del espacio
que ocupa, además de la creación de dispositivos administrativos apropiados al
manejo -por parte de las comunidades- de los recursos del suelo y del subsuelo. Se
trata de un nuevo despertar y renacer político. En palabras de Plinio Sampaio
refiriéndose a Latinoamérica:
“…elemento común entre el campesinado de diferentes países de nuestra región
es la reciente toma de conciencia respecto de la política. Los campesinos,
especialmente los descendientes de los pueblos conquistados de la América
hispánica, se han percatado de la brutal explotación que han sufrido –y que
todavía sufren– y, al parecer, han decidido poner fin a tal situación. El
movimiento zapatista en México, la CONAIE (Confederación de las
Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y los cocaleros en Bolivia son
movimientos muy bien organizados y cuyas demandas van más allá de las
reivindicaciones típicamente campesinas. No reclaman solamente crédito,
asistencia técnica, auxilio a la comercialización y obras de infraestructura, sino
que reivindican también democracia, universalización de derechos y ciudadanía
plena. La fuerza de este despertar de la conciencia indígena andina puede ser
medida por la capacidad que han tenido de derrumbar nada menos que cinco
presidentes en Bolivia y Ecuador a lo largo de los últimos cinco años; en
Colombia, guerrillas campesinas han mantenido a los diferentes gobiernos bajo
permanente presión; en México, nadie puede negar el efecto que la aparición del
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
zapatismo ha tenido en la derrota del PRI (Partido Revolucionario Institucional)
después de setenta años de dominación. (…) El supuesto básico del modelo
campesino es su integración en un modelo de desarrollo no capitalista de la
economía, basado en la universalización de un nivel de consumo digno para
toda la población con la finalidad de, no sólo eliminar la pobreza, sino también
de reducir substancialmente las acuciantes disparidades sociales que
caracterizan a los países del continente.” (2005:19-20)
Las organizaciones campesinas e indígenas, como constructos sociales, han
elaborado hoy en nuestro país, pero también en el mundo, una voz e identidad propia.
Han definido un nosotros, es decir, pudieron significar elementos flotantes
equivalentes, aunque mantengan algunos niveles de tensión (aborigen/criollo). Han
identificado aliados, y adversarios, y enemigos. No son representados o hablados por
ningún líder, ni por otra clase, ni por el Estado. Se trata de la aparición de un sujeto
político a partir de un conflicto (entre quienes tienen y no parte). Se trata de una parte
entre otras partes que ha tomado la palabra, una subjetivación que se crea en la
experiencia de un litigio (Rancière, 1996).
La emergencia como sujeto político del campesinado y los pueblos originarios, se
desenvuelve en el marco de un proceso que se construyó y se sigue reproduciendo en
el campo de modo dramático, y que ha colocado a estas poblaciones nuevamente en
la frontera, que ha reactivado la relación de otredad, excluyendo y negando al “otro
interior”. Este trato, como si no importaran, resitúa a grandes porciones de las
poblaciones rurales, en los márgenes. El campesinado y los pueblos originarios, como
identidades colectivas, además de significar vocación de lucha y rebeldía, se erigen
como respuesta ante tal construcción de nuevas situaciones de frontera, como
denuncia y oposición ante los efectos del actual avance de la frontera agropecuaria;
instalando la certeza de la incompatibilidad de la convivencia en un mismo espacio
geográfico entre las agriculturas campesinas, y el agronegocio. No queremos señalar
que se han reeditado las condiciones de las sociedades asiáticas o feudales, en las
cuales el campesinado constituía “pueblos de frontera” que el sistema político y social
apenas protegía, y que por ello mantenían o desarrollaban leyes, rituales y códigos
propios (Berger, 2001). Pero si señalar que el despliegue del agronegocio ha
favorecido la instalación de una visión entre campesinos e indígenas que hace
referencia a una situación de cómo si fuera de “guerra”, por los niveles de violencia y
exclusión, que ponen en cuestión la continuidad de seguir viviendo en el campo, y en
ciertos casos ponen en tela de juicio la propia vida. En los albores del siglo XXI la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
integración no es parte de la lógica del capital, y se experimenta el despliegue de
territorialidades excluyentes. Frente a esto, las familias y comunidades en casi todas
las provincias del país, van abandonando la inercia de los “desalojos silenciosos” pos-
dictadura, y van (re)elaborando un antagonismo, al cual enfrentan con múltiples
formas de acción (como las “ocupaciones silenciosas”), y en diversas escalas. De este
modo podríamos argumentar, tomando a Carl Schmitt (1998), que la emergencia del
campesinado y los pueblos originarios inaugura un momento político pues identifica
enemigos (empresarios, terratenientes y agronegocio), y adversarios (el Estado),
designa una alteridad que amenaza su propia forma de vida, que ha hecho de la
convivencia algo imposible, que ha hecho que se viva como en permanente estado de
guerra.
La reinvención política entre las amenazas del conjuro y la violencia: como una
guerra
La reactualización de la lucha por la tierra, operada por el campesinado y los pueblos
originarios, es decir, disputar la definición de los usos del espacio y los bienes o
recursos naturales, los ha colocado, por opción o por acaso, en la línea de frente de
los dilemas de la humanidad en el nuevo milenio. Según Milton Santos, por el uso del
territorio pasarían las grandes contradicciones de nuestro tiempo. El campesinado y
los pueblos originarios reactualizan sus luchas en un escenario donde el capital
también reconfigura estrategias en los espacios rurales, reterritorializándose y
cobrando materialidad en torno: del agronegocio, la propuesta de los
agrocombustibles, el redoble de la extracción minera, petrolera y gasífera, así como la
explotación forestal nativa. Según Víctor Toledo, un acto de resistencia de un grupo de
campesinos tiene hoy magnitud planetaria.
Esta centralidad que adquirieron tales poblaciones a partir de la lucha por tierra que
despliegan, ha llamado la atención de gobiernos y organismos internacionales. El
actual reconocimiento gubernamental y no gubernamental de la complejidad que gira
en torno del problema de la tierra se está cristalizando hoy, en un andamiaje teórico y
de políticas de intervención que, aunque asuman distintos nombres, guardan una
estrecha relación entre si: desarrollo local, desarrollo rural y, recientemente, desarrollo
territorial rural.
En el pasado, este rol de reconocimiento/conjuro lo habían cumplido las políticas de
reforma agraria de mitad de siglo XX, ejecutadas por diferentes Estados
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Latinoamericanos, en el contexto de un proyecto de modernización y pacificación
social. Se trataba de reducir la cuestión agraria a un problema productivo, de acceso a
una parcela de tierra viable para determinados cultivos, generando un borramiento del
marco general de la movilización campesina, y por ende de su potencia política. Este
conjuro vendría también acompañado de estrategias represivas para la persecución y
destrucción del activismo y organización campesina.
“A raíz de la revolución cubana de 1959 los EEUU, bajo la presidencia de John
F. Kennedy, tomó la iniciativa de poner en marcha la Alianza para el Progreso
con el animo de lograr la modernización en América Latina mediante reformas y
evitar posibles revoluciones socialistas. Un aspecto importante de esta iniciativa
era convencer a los gobiernos de América Latina a llevar a cabo programas de
reforma agraria. Se aseguraba que la redistribución de la tierra y la proliferación
de granjas familiares privadas convertirían un campesinado con potencial
insurreccional en una fuerza social conservadora y estabilizadora para el
campo.” (Kay, 2003:222).
En la actualidad este reconocimiento está operando de tal modo, que al resurgente y
reinsurgente problema de la tierra, se lo pretende transformar en un problema de
desarrollo rural, a partir del enmarcamiento y delimitación de las actuales discusiones
sobre el territorio.
En primer lugar es importante tener en cuenta, que las nociones de “Desarrollo Local”,
“Desarrollo Rural” o “Desarrollo Territorial Rural”, surgen como reflexión y luego como
modalidades de intervención, en el marco de los procesos de globalización. En primer
lugar, estos enfoques suponen tales procesos como constantes, y a la vez es a partir
de ellos y en diálogo con ellos donde cobran forma. En un documento de la CEPAL y
del ILPES (Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y
Social), sobre los paradigmas del desarrollo territorial se señala:
“Con la actual tendencia de la economía a globalizarse, la competencia tiende a
plantearse ya no sólo entre empresas sino entre territorios. (…) No bastan los
equilibrios macroeconómicos, y ni siquiera una descentralización como la que
los países de la región vienen realizando, para que los territorios hasta ahora
‘perdedores’ puedan aprovechar ventajosamente los beneficios de la
globalización.” (Moncayo Jiménez, 2001:7).
La veta, presente en este enfoque, que apela a la inserción de los pobres del campo
en los procesos económicos actuales, es clara también en el enfoque específico del
Desarrollo Territorial Rural (DTR).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
“(…) El Desarrollo Territorial Rural (DTR) que se difunde a fines de la década de
1990 se postula como una alternativa superadora de las tradicionales
metodologías de intervención pública (y privada) para el desarrollo de áreas
rurales pobres. Organismos internacionales de cooperación han incorporado
este marco para la acción en su política de financiamiento para el desarrollo:
‘numerosos iniciativas prácticas y teóricas, públicas y privadas, nacionales e
internacionales se declaran parte de este nuevo enfoque’ (Shejtman y Berdegué,
2006:45). (…) En definitiva, el DTR considera que los territorios rurales ‘logran
desarrollarse’ en la medida que los mismos consiguen posicionarse en
mercados dinámicos, uniendo a sus propios actores, superando las disputas y
articulando con otros actores y territorios, rurales y/o urbanos” (Manzanal,
2007:31-32).
Este enfoque de desarrollo hace hincapié en la generación de consensos para
combatir la pobreza rural:
“Se ha definido el DTR como proceso de transformación productiva e
institucional de un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza. La
transformación productiva tiene el objetivo de articular competitiva y
sustentablemente la economía del territorio a mercados dinámicos. El desarrollo
institucional tiene los propósitos de estimular y facilitar la interacción y la
concertación de los actores locales entre sí, y entre ellos y los agentes externos
relevantes, y de incrementar las oportunidades para que la población participe
del proceso y sus beneficios” (Schejtman y Ramírez, 2004:1).
El Desarrollo Rural en una perspectiva desde arriba: • Con el desarrollo territorial rural se busca identificar y estimular producciones que
expresen la particularidad de cada territorio determinado para la inserción en el mercado, incluso de exportación.
• Mesas de diálogo conformadas por los actores involucrados. Por lo general de carácter consultivo y con fuerte peso de agentes estatales y del mercado. Generación de sinergias entre el Estado, el mercado y la sociedad civil para garantizar el éxito de la propuesta.
• Extensión de conocimientos, técnicas y tecnologías a través de agentes técnicos estatales o provenientes del mercado.
• El Estado juega un rol de dinamizador y de garante del consenso.
La operación de reconocimiento (¿conjuro?), del planteamiento territorial sostenido por
el campesinado y los pueblos originarios, que impulsan gobiernos provinciales y
nacional, organismos multinacionales, y de algún modo también la academia, supone
un reordenamiento del problema, valga la redundancia, y por ende una
reinterpretación determinada por sus propias condiciones de producción. En estos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
casos, a las demandas campesinas e indígenas por tierra y territorio se las busca
despolitizar y reconducir por la vía del desarrollo rural u concepciones emparentadas,
y en este sentido lo que se activa es el compuesto discursivo que asocia la cuestión
campesina con la pobreza, la marginación y la necesidad de reconocer derechos o
ciudadanizar desde la gestión estatal. Ciudadanizar, otorgar beneficios, al campesino,
en tanto realidad desprovista de todos ellos. Se intenta operar, con el discurso del
desarrollo rural desde el Estado, el pasaje del campesino, como sujeto político, al lugar
de victima u objeto carente en absoluto. Ciudadanizar como forma de despolitizar.
“(…) el discurso del desarrollo despolitiza fenómenos como la pobreza, al
definirla como un problema de los pobres (…). De esta manera la pobreza pierde
su carácter esencialmente político (inseparable de una desigual correlación local
y global de fuerzas), para convertirse en un problema técnico, de asignación de
recursos, o de ‘deficiencias’ nutritivas, educativas y sanitarias de un sector de la
población. Lo que se construye en tanto que objeto de análisis y de intervención
como el problema social a erradicar, no es ya la desigualdad, sino los pobres”
(Viola, 2000:21).
Sin embargo, estamos frente a campos en disputa, cuya resolución conceptual palpita
con las luchas sociales. Detrás de los actuales debates por las definiciones del
desarrollo rural, o del territorio, sigue habiendo un problema político. Como señala
Diego Piñeiro:
“…el Desarrollo Rural Sustentable solo se puede construir en un proceso de
acumulación de fuerzas por parte de los sectores subordinados del campo que
se oponga a los actores que promueven el modelo predominante de explotación
agropecuaria que lleva a una agricultura sin agricultores.” (2008:328).
Ahora bien, los riesgos de desarticulación de la voluntad campesina e indígena no
solamente se manifiestan a partir de conjuros. Hemos ya señalado los grados de
violencia que se pueden alcanzar en conflictos de tierra, y en un sentido más general,
la función instrumental que asume en manos del Estado y de los agentes del
agronegocio.
Se trata de múltiples formas de violencia. La violencia más clara es la llevada a cabo
por fuerzas de seguridad estatales. Pero hay otras formas de violencia. Violencia
llevada a cabo por fuerzas de seguridad privada con complicidad estatal. Violencia
llevada a cabo por la justicia en los procedimientos irregulares y en los juicios que no
contemplan derechos consuetudinarios o sancionados nacional e internacionalmente.
Violencia en la desatención de derechos ciudadanos básicos a la salud y educación, al
transporte, o a condiciones mínimas de infraestructura pública. Violencia por la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
intimidad, que muchas veces se hace evidente en los conflictos de tierra, entre
gobernadores, intendentes, fiscales, empresarios, famosos, jueces de paz, médicos,
policías, etcétera.
Esta suma de violencias, componen la arbitrariedad de lo que es percibido como una
“guerra”. Ésta es la comprensión que hemos registrado en relatos de mujeres y
hombres involucrados en conflictos de tierra. “Es una guerra”, señalan y agregan,
“silenciosa”. Y efectivamente las crónicas, reconstrucciones, y documentos de las
organizaciones, que hemos ido presentando, dan cuenta de lo que significa para las
familias campesinas e indígenas tener que afrontar un conflicto de tierra, enfrentar a
los “poderosos”. Disponerse a resistir un desalojo, y hacerlo, es una experiencia de
coraje, miedo y dignidad incomparable. Es una familia, con sus vecinos, y algunos
otros venidos de comunidades cercanas, frente a grupos de choque, estatales o
privados, pertrechados con todo tipo de armamento sofisticado, irrumpiendo sin
horario ni aviso en las viviendas, violentando el cotidiano de parajes tranquilos.
“Hoy, en el sector campesino, vives amenazado, como por una guerra. No
sabes si hoy vas a estar bien porque viene cualquiera y te saca del lugar
donde tienes tu rancho, tu animal que te da de comer, donde has estado
todos los días de tu vida. Estamos en riesgo.”
(Entrevista a miembro del MOCASE, Revista La Columna, 6/11/2008).
Esta sensación de estar en una guerra es confirmada en el propio relato. Cuando
Sergio del MOCASE-VC, en Santiago del Estero, o Antonio de la Unión Wichí del
Itiyuro, en Salta, reflexionan sobre la creciente presencia de gendarmería nacional en
los desalojos, o en situaciones de represión a comunidades que pretenden defender
un monte o un camino comunal, entienden que contra ellos operan fuerzas de
seguridad que se dedican a resguardar los límites de la Nación, y se preguntan si
acaso no se han creado nuevas fronteras que ya no los incluyen.
“Si gendarmería es una fuerza de frontera, porque gendarmería actúa en el
campo (…) ¿se han creado nuevas fronteras que gendarmería hace esto?”
(Conversación con Sergio, MOCASE-VC, 25/9/2008).
De este modo, la conflictualidad por la tierra muestra una realidad en la cual para
muchas comunidades campesinas o indígenas la presencia del Estado implica el
borramiento y ausencia de todo derecho. La implementación del estado de derecho en
muchos conflictos de tierra inhibe o desplaza el derecho campesino e indígena a una
vida digna.
No hay conjuros ingenuos, las políticas públicas de desarrollo rural no pueden
pensarse desligadas de las políticas de despojo, verdaderos dispositivos
descampesinistas y descomunalizadores.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Ideas fuerza invocadas por campesinos e indígenas en las cuales aparece antagonismo y la incompatibilidad que se vive frente al avance empresarial
- “Tratamos de evitar que talen el monte y alambren los campos”.
- “Es una guerra silenciosa”. - “Es un exterminio silencioso”. - Frente al “avance de la frontera
agropecuaria” surge “resistir en la tierra” o “recuperar el territorio ancestral”.
Potencialidades del campesinado y los pueblos originarios como sujeto político:
En este punto, queremos volver a un debate adelantado ya, que se refiere a la
orientación del sujeto político emergente, y más precisamente si sus luchas y
propuestas constituyen o no un proyecto político.
Nada indica que no podamos pensar en esta posibilidad. Inclusive para Karl Marx, el
campesinado francés, mismo con un bufón por líder y sus añoranzas de pasada
felicidad, tenía un “programa”.
En el análisis sobre el Grito de Alcorta y las Ligas Agrarias, dos momentos claves de la
historia de las movilizaciones rurales de Argentina, Karina Bidaseca (2007) había
encontrado la continuidad de una utopía expresada como “proyecto político universal”,
en tanto multitud que escapaba a los corsé de clase, género, y edad.
En un análisis sobre el activismo rural en la actualidad, recordemos la formulación de
Diego Piñeiro (2008), que se preguntaba si los movimientos campesinos e indígenas
eran rémoras del pasado por reclamar algo anticuado como la tierra, o “anticipaciones
del futuro”. Redoblando la apuesta, hemos ya mencionado la hipótesis de algunos
autores sobre la emergencia campesina e indígena en tanto “proyecto” civilizatorio.
Entre la realización de un proyecto y la realización de algo ya existente, entre la utopía
y la arcadia, parecen seguir transcurriendo los debates sobre la política del
campesinado con la compañía ahora de los indígenas (que ya se han liberado de la
sutura como trabajadores, pobres e incluso como campesinos).
Por nuestra parte, consideramos que las actuales luchas y consignas políticas del
campesinado y los pueblos originarios buscan crear condiciones de emancipación de
los explotados y los subalternos. En que medida esto constituye o no un proyecto
político, en que medida esto es parte o no de un proyecto político, solo el devenir
podrá revelarlo.
En principio entendimos, a partir del análisis de la conflictualidad por la tierra, que se
ha dado la emergencia del sujeto político. Es decir, reconocimos la presencia de un
antagonismo, un enfrentamiento, fundante del sujeto, divisamos también elementos
que pueden posibilitar la articulación de identidades, sortear posiciones particulares,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
aisladas, corporativas. Sin embargo, pensar la hegemonía desde el campesinado,
pero sobre todo desde el campesinado argentino, y más aún desde los pueblos
originarios, se ha tornado difícil, como si fuera un exagero, un exceso.
Como entonces, por no abandonar la reflexión sobre la relación entre emancipación,
hegemonía, campesinado y pueblos originarios, evitar vagar nuevamente entre las
nociones de pueblo y proletariado, entre la nación y la clase, entre el populismo y el
socialismo. Y a la vez no refugiarnos en el cinismo.
Buscando respuesta a similares preguntas, Armando Bartra y Gerardo Otero (2008),
reflexionan sobre la posibilidad de las luchas indígenas de formar parte de un
movimiento histórico general, por un proyecto hegemónico democrático-popular y
multicultural. Si bien ellos reconocen el potencial contra-hegemónico del movimiento
indígena, recuerdan la insuficiencia del mismo para llevar a cabo demandas históricas.
En este sentido, ya que según los autores “los indios mismos son campesinos”,
abogan por la reanudación del vínculo con el movimiento campesino que podría
reconectarlos con luchas más amplias. Similar respuesta brinda Víctor Toledo (1992)
cuando señala la articulación de las luchas campesinas y aquellas del ecologismo. En
los primeros la problemática pasa por la contribución indígena a la democratización de
México. Pareciera que aquí la emancipación sigue siendo pensada en el plano
universal, es decir, del Estado-Nación. Para el otro autor, la capacidad subversiva,
transformadora, puede tener múltiples escalas, de la local a la planetaria; que se
activan simultáneamente, como en el caso de las luchas campesinas en las
condiciones del actual momento histórico. Sin duda, estas visiones aportan a nuestra
reflexión sobre las luchas del campesinado y los pueblos originarios de Argentina.
Estas últimas parecen ser por un lado, potencialidades capaces de realizar
experiencias de ruptura, o transformaciones de distinto tipo, aunque también se
muestra precaria su capacidad de desenvolverlas en la misma escala de sus
aspiraciones: como son la Soberanía Alimentaria o la creación de un Estado
Plurinacional.
No obstante, al menos para el caso argentino, también debemos ser cuidadosos con
reflexiones en las cuales se esté desperdiciando la experiencia (parafraseando a
Boaventura de Sousa Santos), al comparar acciones localmente determinadas (en el
registro empírico) con la capacidad de transformación del sistema (en el registro
teórico). Alberto Melucci (1989), advertía ya los riesgos de confundir niveles en el
análisis de los movimientos sociales. Para este autor, estábamos frente a categorías
analíticas y no empíricas. En este sentido la capacidad de forzar los límites del sistema
no es el atributo de una referencia empírica. El análisis de las luchas del campesinado
y los pueblos originarios nos obliga a reflexionar sin priorizar una escala sobre otra, si
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
queremos ser fieles a estos procesos. Por ejemplo, no son las imposibilidades del
Zapatismo lo que no permite que el proyecto hegemónico democrático-popular y
multicultural se realice en ese país. La experiencia política de los Caracoles, o los
municipios rebeldes zapatistas puede considerarse emancipatoria, sin que esto
signifique hacer del Estado mexicano un Gran Caracol. Las relaciones de poder tienen
múltiples especialidades sociales y geográficas, de igual modo las emancipaciones.
Existen, según Boaventura de Sousa Santos, al menos seis espacios estructurantes
atravesados por relaciones de poder, y van desde lo que suele llamarse micro-social a
lo global: espacio doméstico, de la producción, del mercado, de la comunidad, de la
ciudadanía y del espacio mundial (de Sousa Santos, 2000).
“A nivel de la emancipación, ocurre también un fenómeno correspondiente de
globalización-localización. (…) la lucha emancipatoria, siendo maximalista,
dispone de una temporalidad absorbente que compromete en cada momento
todos los fines y todos los medios, siendo difícil la planeación y la acumulación y
por lo tanto más probable, la discontinuidad. Porque los momentos son ‘locales’
de tiempo y de espacio, la fijación momentánea de la globalidad de la lucha
también es una fijación localizada, y es por eso que lo cotidiano deja de ser una
fase menor o un hábito descartable para pasar a ser el campo privilegiado de la
lucha por un mundo y una vida mejores.” (de Sousa Santos, 2001:180).
En esta perspectiva, que reconoce múltiples escalas y espacios en lucha por la
emancipación social, todo aquello que la racionalidad occidental atribuye el lugar de la
no existencia228, adquiere un carácter subversivo de las relaciones de poder. A las
diferentes formas, que tiene la modernidad, de construir monocultura (del saber, del
tiempo lineal, de la clasificación social, de la escala dominante, de la lógica
productivista), se le opondrán distintas ecologías (de los saberes, de las
temporalidades, del reconocimiento, de la trans-escala, de las productividades).
Como y desde donde entonces recoger los sueños, con contenido político, del
campesinado y los pueblos originarios, sueños compuestos de recuerdos y de
imaginación, que por otro lado desconciertan grandemente; como ese grito de una
mujer campesina en un encuentro de organizaciones de todo el país durante mayo de
2007, que tomando el micrófono abierto dijo: “¡Viva la Patria Campesina!”. Más allá de
lo anecdótico, ¿que habrá querido decir, a qué se refería, qué estaría expresando su
entusiasmo?
228 La ignorancia frente a la ciencia, lo atrasado y residual frente a lo avanzado, lo local frente a lo global y universal, lo improductivo, lo inferior racial, sexual o socialmente.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Ante el desconcierto, un buen refugio es apostar a las potencialidades ¿Cual es la
potencialidad de la reinvención del sujeto político campesino e indígena?
La reinvención política del campesinado, su actual conformación como sujeto político,
ha ampliado los sentidos e interpelaciones de la lucha por la tierra, introduciendo la
cuestión del territorio. Como vimos ya, la disputa territorial que se entabla, con sus
dimensiones (productivo-tecnológica, de intercambio y distributiva), apela
crecientemente al enfrentamiento de modelos sociales de desarrollo o más bien de
realización (desenvolvimiento), y más recientemente aún, a modelos de política y
organización social diferentes.
Como vimos, en los conflictos circulan contenidos que enfrentan el modo de vida de
campesinos e indígenas con las formas de producir que traen las empresas que
intentan despojarlos de sus tierras. Se desliza de manera continua la crítica, a las
prácticas productivas, pero también al trabajo asalariado que la sostiene, y está en la
base de la realización del avance capitalista en el agro. Son cuestionados, por la
función que cumplen y el rol que terminan teniendo en los conflictos, los empleados de
la seguridad privada, los tractoristas, topadoristas, entre otros. Frente a esto se
reivindica, la situación del productor directo, es decir, la libertad de no tener patrón, y
la producción campesina basada en el trabajo familiar, y en un saber propio.
Pero también observamos que la conflictualidad por la tierra muestra que hay
poblaciones, que luego de verse envueltas de forma forzada en procesos de
proletarización y deterioro de las economías familiares y comunitarias durante el siglo
XX, están actualmente resistiendo a partir de la regeneración de su propia
espacialidad como grupo humano, como “nuevos comunes” (Esteva, 2000),
reconstruyendo en estos casos una identidad campesina y comunitaria que incluso en
algunos casos se ha indigenizado (caso de los Valles Calchaquíes, la alta cuenca del
Río Bermejo, en Salta, o el noroeste santiagueño).
El sujeto político campesino e indígena es capaz de organizar un relato político y a la
vez esbozar un plan de acción. Por un lado, las organizaciones declaran la existencia
de dos dinámicas enfrentadas de territorialidad en el agro: la del agronegocio y la
campesina e indígena. Por otro lado, se trata de apuntalar dinámicas comunitarias
para organizar la vida en los espacios defendidos o conquistados. En Argentina a
pesar de la gran dispersión espacial de las familias, existe un esfuerzo de las
organizaciones campesinas por recrear solidaridades locales y vínculos comunitarios.
Dinámicas territoriales, como las “reservas” o las “comunidades”, parecen expresar de
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
modo significativo la forma en que se busca espacializar la territorialidad campesina en
nuestro país.
Una síntesis de todo esto la realizan las organizaciones de la Vía Campesina, entre
otras, cuando postulan la necesidad de relacionar reforma agraria y derecho territorial,
enmarcando el acceso familiar o comunitario a la tierra en la autodeterminación y
democratización en el control del espacio. A lo cual habría que sumar, las propuestas
de los pueblos originarios por el cambio en la naturaleza del Estado.
Estas intenciones destacan otra cuestión, directamente asociada a las potencialidades
que trae la emergencia de este sujeto político. La conflictualidad por la tierra no solo
expone los objetivos concretos de las organizaciones que los protagonizan, sino
también un conjunto de postulados que son potenciales puentes con otras luchas:
soberanía alimentaria, desarrollo sustentable, y democratización en el control de los
recursos y en la distribución de las riquezas.
El movimiento que protagonizan en Argentina campesinos y pueblos originarios, con
sus semejanzas y diferencias, parecería guardar una singularidad en relación con
elaboraciones de otras épocas. Los pueblos originarios y el campesinado postulan en
este momento un conjunto de necesidades, principios, acciones, demandas y
propuestas, que exceden las proyecciones de los movimientos sociales modernos, o
llamados industriales. Ahora los movimientos campesino e indígena tienen sus propias
formas de organizarse y de expresar sus luchas, ya no secundan al movimiento obrero
o a las expresiones político-partidarias dirigidas por las clases medias de las urbes.
Pero si van por fuera de las clásicas formas modernas de la acción colectiva y del
discurso emancipatorio de la modernidad, tampoco se trata de movimientos
premodernos229. Lo que asombra justamente es la actualidad y el sentido común que
portan las voces campesinas e indígenas organizadas 230, al punto que son capaces de
interpelar y articular discurso (y acción) con un conjunto amplio de sectores sociales,
algunos de los cuales antes le daban la espalda. Como señalaba Peter Rosset (2006),
la soberanía alimentaria interpela a toda la sociedad, y su cumplimiento a todos
229 Anecdótico, pero significativo: en un contexto de desesperación colectiva por el colapso ecológico del planeta, debido a menos de 200 años de industrialismo, la Vía Campesina postula que el campesinado es parte de la solución al problema del calentamiento global (ver nota en su página web). 230 “Lo que vemos como el factor clave es la fuerza, la cohesión, la inteligencia, la madurez de las estrategias de los movimientos campesinos, en términos de ser capaces de tomar el control sobre su propia realidad y transformarla. Parte de eso significa luchar por el acceso a la tierra y la reforma agraria. Parte de ello significa romper con el modelo tecnológico predominante que hace a los campesinos dependientes, que les hace quebrar por los altos costes de producción. Significa desarrollar modelos autóctonos basados en la recuperación del conocimiento local, los procesos ecológicos locales, y los sistemas ecológicos de producción más diversificados.” (Rosset, 2006)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
beneficia. Las luchas campesinas impulsan hoy propuestas de transformación general
de la sociedad pues convocan a enfrentar al neoliberalismo como expresión histórica
del capitalismo actual. O como argumentaba Víctor Toledo sobre la importancia
histórica de las luchas ecológico-campesinas: “…al situarse como parte de una lucha
generalizada por la supervivencia de lo humano y de su entorno, la que es una
especifica, local y focalizada movilización de un simple núcleo campesino se vuelve
una contienda de escala internacional” (Toledo, 1992:248). En palabras de los mismos
campesinos recordemos lo que señalaba una de las personas entrevistadas acerca de
aquello que definía el ser campesino: el sentimiento de “responsabilidad” para con el
resto de la sociedad (de producir alimentos, defender la biodiversidad y cuidar la
semilla).
A título de hipótesis para seguir reflexionando: lo territorial emerge en el proceso de
conformación y desarrollo de una proyección política no moderna, que se juega en
versiones más radicalizadas y anti-estatales, como en algunas organizaciones del
pueblo Mapuche, a otras, aparentemente más ciudadanas o de acceso a derechos,
como las gestiones de organizaciones de pequeños productores ante organismos
públicos de asistencia financiera y técnica de la SAGPyA. Un sujeto político que no
obstante tiene potencialidad de articulación con sectores urbanos modernos (vecinos
de pequeñas ciudades y localidades, movimiento ambientalista, etcétera.), desde la
cuestión ecológica o del intercambio alternativo, al debate sobre la producción de
alimentos. Pero un sujeto que sobre todo puede aportar, sencillamente, para resolver o
ensayar respuestas a los problemas, que el paradigma moderno del progreso generó,
y para los cuales no tiene respuestas, o si las tiene son siempre una salida hacia
adelante, como los agrocombustibles como forma de sustituir la matriz energética
basada en hidrocarburos, o la simplificación de la dieta humana para hacer posible el
desarrollo de la agricultura capitalista e industrial. Es que el campesinado, más allá de
su número, más allá de su capacidad transformadora, indudablemente ocupa el ojo de
la tormenta, sus luchas expresan contradicciones de época. Los conflictitos en los
cuales está involucrado el campesinado y los pueblos originarios son sintomáticos del
momento por el que pasa la modernidad y el capitalismo. Otra vez recurrimos a la
imagen que nos brinda un escritor como John Berger:
“Las fuerzas que hoy están eliminando o destruyendo al campesinado en la
mayor parte del mundo representan la contradicción de muchas de las
esperanzas contenidas en su momento en el principio de progreso histórico. La
productividad no reduce la escasez. La expansión del conocimiento no lleva
inequívocamente a una mayor democracia. El advenimiento del ocio en las
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
sociedades industrializadas no ha traído la satisfacción personal, sino una mayor
manipulación de las masas. La unificación económica y militar del mundo no ha
conducido a la paz, sino al genocidio. El recelo del campesino con respecto al
‘progreso’, al haber acabado éste por imponerse, mediante la historia global del
capitalismo monopolista y el poder que de ella emana, incluso sobre quienes
intentan encontrarle una alternativa, no está tan fuera de lugar ni es tan
infundado.” (Berger, 2001:360).
Incluso en Argentina, las voces campesinas e indígenas son unas de las más certeras
a la hora de señalar los pilares de los problemas que sufrimos como sociedad
nacional, y los riesgos que le aguardan a las generaciones futuras. Los fracasos o los
logros políticos del campesinado y de los pueblos originarios no acaban en ellos,
tienen hoy un alcance –independientemente de la escala geográfica en el que se den-
que afecta al conjunto de los hombres y las mujeres.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
REFLEXIONES FINALES
Significado y alcance de la reinvención del campesinado y la emergencia de los
pueblos originarios
Hemos registrado y analizado la conflictualidad por la tierra en Argentina. A nivel de
casos provinciales, tomando Chaco, Salta y Santiago del Estero, desde la década de
1980 al 2008; a nivel nacional, cubriendo los años 2007 y 2008. A partir de estos
análisis construimos una tipología de conflictos de tierra en la actualidad argentina.
Como primer resultado hemos encontrado una ampliación de sentidos en torno de los
conflictos de tierra. Ya no se trataría de la clásica disputa campesina por la tierra, sino
que se han incorporado nuevos elementos e interpelaciones, que se podrían resumir
en la explícita apelación territorial que hacen organizaciones campesinas e indígenas.
No se trata solamente de tierra para el que la trabaja, sino de control sobre el propio
espacio de vida.
En estas condiciones hemos sostenido que este proceso puso en evidencia la
aparición de un sujeto político, en términos de reinvención del campesinado y de
emergencia de los pueblos originarios en Argentina. Una reinvención que se
desenvuelve en un contexto: de profundas transformaciones en el sistema agro-
alimentario/industrial; de dañada persistencia campesina en simultáneo con
situaciones de recampesinización; y de consolidación de una alianza internacional de
organizaciones campesinas, como es la Vía Campesina.
Luego avanzamos en el análisis de los alcances de esta reinvención política, y de la
consistencia de sus propuestas y acciones. En esta línea, nos preguntamos sobre la
capacidad transformadora de la regeneración, tratando más que de demostrar si
estábamos frente a nuevos movimientos sociales, o a proyectos contrahegemónicos,
recorrer los contornos de sus cuestionamientos y potencialidades.
Respondiendo algunas preguntas:
En el segundo capitulo problematizábamos las escalas de la movilización campesina e
indígena. Partíamos de las argumentaciones de Bernardo Mançano Fernándes (2000),
sobre los movimientos socioterritoriales o aislados. La conflictualidad por la tierra, y la
configuración de los constructos sociales del campesinado y los pueblos originarios,
dieron cuenta de la diversidad de estrategias existentes. Vimos que algunas
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
organizaciones por ejemplo centran su acción a escala de una localidad. Otras en
cambio tienen ya capacidad de actuar en la defensa de una posesión particular, y a la
vez en la coordinación de acciones a escala nacional o global. Estas últimas ejercen
una acción en múltiples escalas, y en general son las que muestran mayor autonomía
frente a otros actores como el Estado o las ONGs. Si cruzamos, el tipo de conflicto,
con la escala de la acción sostenida por las organizaciones involucradas, vale
destacar que en los conflictos de tipo 1, de base antigua, priman aquellas
organizaciones que llevan adelante acciones multiescalares y que son mayormente
indígenas. Mientras que en los conflictos de base nueva, en auge ante el avance de la
frontera agropecuaria, hay presencia de organizaciones sobre todo campesinas
centradas en una acción exclusivamente local tanto cuanto en una acción multiescalar.
Existe otra pregunta que nos viene acompañando a lo largo de toda la investigación.
Es aquella formulada por Horacio Martins de Carvalho (2005) sobre si la resistencia
del campesinado en las actuales posesiones es suficiente para asegurar la continuidad
de su existencia. Esta pregunta en el caso Argentino es más importante todavía pues,
como vimos en el análisis del banco de datos sobre conflictos de tierra, lo que prima
es la resistencia, en el sentido de la defensa de la posesión. En primer lugar
despejemos, como quisimos hacerlo a lo largo del trabajo, la postura de pensar la
resistencia como actitud pasiva. Al igual que una ofensiva masiva sobre nuevas
tierras, toda resistencia a un despojo, lo que buscan es reivindicar formas alternativas
de producción, de consumo, de todas las dimensiones de la vida. En todo caso, la
pregunta vale tanto para la resistencia como para la ocupación. Si no se cambia el
patrón de avance agrícola actual, por ejemplo, podrá el campesinado estar ocupando
nuevas tierras pero no por ello la existencia campesina o indígena tendrá más
asegurada su continuidad. El punto critico, parece situarse más bien, en si tal o cual
acción de resistencia u ocupación está integrada o no, en una acción más vasta,
dentro de una plataforma o programa, evidente en las nuevas consignas o apuestas
generales de este sujeto político emergente.
Otra pregunta emparentada con la anterior y que también nos acompañó en todas las
reflexiones es la que se hacen Norma Giarracca y Miguel Teubal (2008) en torno de la
posibilidad de la coexistencia entre la territorialidad campesina y el modelo del
agronegocio. Varios casos de conflicto de tierra han brindado elementos para
responderla. En general, es evidente que prima una incompatibilidad espacial. Una
lógica y otra no pueden mantener lazos de vecindad. Es decir, en la escala local no
hay coexistencia posible. El desmonte, el cierre de caminos, la valorización de la tierra,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la menor demanda de mano de obra (en zonas rurales y urbanas contiguas), los
grados de contaminación ambiental y humana que producen, el secado de vertientes o
cursos de agua, etcétera, son algunos indicadores de esta imposibilidad. Luego, en la
escala nacional o global, quizás haya opciones de coexistencia. Por ejemplo, si se
realizara un planeamiento territorial, auspiciado por el Estado, que discrimine a nivel
país áreas para distintos tipos de agricultura, pero en base a la priorización con
carácter vinculante de las intencionalidades campesinas e indígenas y de los
`pobladores de pequeñas localidades rurales y urbanas. De todas formas, mismo en
esta escala no deja de ser problemática la coexistencia, pues como los mismos
autores indican, el agronegocio, comparado con el modelo agroindustrial de la etapa
ISI, es un modelo de pura exclusión para las agriculturas familiares y campesinas. En
efecto, hemos argumentado que el agronegocio opera una territorialidad excluyente, lo
cual supone incompatibilidades multiescalares (ejemplo: por el efecto de la
contaminación de chacras y corrales, o a raíz de la dinámica de los mercados a futuro
en el incentivo de la producción sojera global). Este punto, el de la territorialidad
excluyente, ha sido especialmente visible sobre todo en los conflictos de base nueva,
en tierras fiscales o privadas, o en el tipo de conflicto que denominamos “por
distribución”.
Al principio nos preguntábamos, con José Bengoa (2003), sobre la posibilidad de
reivindicación de la ruralidad perdida y sobre la reconstrucción de asentamientos
campesinos. Consideramos, a partir del análisis de la conflictualidad por la tierra y de
las consignas de los movimientos campesino e indígena, que las reivindicaciones
asociadas a mantener modos de vida no pueden ser entendidas como vueltas al
pasado, llano deseo de recuperación de lo perdido. Al contrario, es importante quitarle
al análisis elementos de una mirada prejuiciosa, que comprende la organización del
tiempo y el espacio, en la acción de estos sujetos, desde la matriz moderna de
pasado-atraso / futuro-progreso. No se trata de un lamento nostálgico, sino de un
proceso creativo, mismo cuando muchas apuestas campesinas e indígenas se
desenvuelvan en condiciones de lo que se denomina pobreza rural. Como evidencia
recordemos el ejemplo, entre otros casos, de la invención de las Reservas
Campesinas. Lo que se mantiene como incógnita aún es si la expansión, que tales
experiencias viven, adquirirá un carácter masivo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Generalidades que la conflictualidad por la tierra hace visibles:
- Sobre la resistencia: evidencia que en la resistencia campesina e indígena circula
política, y que la oposición al desalojo se realiza en el marco de luchas por: los recursos naturales; la cuestión alimentaria; y los derechos colectivos.
- Sobre las ocupaciones: evidencia (con poca visibilidad) de situaciones de ocupación de tierras donde se ensayan formas novedosas de gestión del espacio adquirido.
- Sobre la capacidad de acción: evidencia que las organizaciones campesinas e indígenas desarrollaron la capacidad de combinar formas de acción: legales, directas, gestiones, apariciones en el espacio público.
- Sobre la relación con agronegocio: evidencia la incompatibilidad del agronegocio con las agriculturas campesinas.
- Sobre la existencia de sin tierras: evidencia de poblaciones rurales o en barrios rururbanos, desplazadas del campo pero con ánimo de regresar.
- Sobre la violencia: evidencia de la creciente coacción institucional y para-institucional sobre las poblaciones rurales, y grados de violencia que se ejercen en situaciones de conflicto.
- Sobre la presencia en la historia: evidencia la aparición de un sujeto político, en tanto reinvención política del campesinado y emergencia de los pueblos originarios.
- Sobre la continuidad: evidencia la persistencia y recreación económica campesina e indígena, e incluso la recampesinización.
- Sobre el alcance político: evidencia que han surgido contenidos o consistencias que no son sectoriales o corporativas, con potencial articulador, como la soberanía alimentaria o la reconfiguración del Estado.
- Sobre la relación campesino / indígena : evidencia que existen conflictos entre campesinos e indígenas, a la par de procesos de articulación campesino / indígena, o de desplazamiento de lo campesino a lo indígena, o a la inversa.
¿Qué significa la reinvención del campesinado en Argentina?
Estamos frente a una apuesta, lo hemos dicho. Con lo cual, independientemente de la
precisión analítica, el significado de esta reinvención se va a tornar inteligible, cuanto
más fieles seamos a esa apuesta.
En la reinvención, y (re)nacimiento, que presenciamos, a partir de los conflictos de
tierra, se observan múltiples ligazones (y tensiones) entre la identidad campesina con
la indígena y la propuesta ecológica. A contracorriente de las viejas profecías de
proletarización y de las actuales sentencias de mutación por efecto de la exposición a
la racionalidad instrumental, que pesan sobre la cabeza de los campesinos…
asistimos, paradójicamente en plena crisis de la modernidad, a la recreación del sujeto
político campesino, y sobre todo, a la emergencia de los pueblos originarios.
Indicativo de la recreación política es la referencia a una subjetividad campesina (en
tanto capacidad de transformación y rebeldía), que enarbolan las organizaciones en
comunicados y declaraciones, y en sus mismas acciones colectivas, produciendo un
desplazamiento del tradicional tratamiento del problema campesino o indígena en
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
términos de carencia: pobre, ineficiente, improductivo, inviable. Las organizaciones
campesinas e indígenas ponen el acento de todos sus posicionamientos, no en el
alivio de la pobreza, sino en la (re)producción de un sujeto. Para ellos antes que los
dispositivos legales o los programas de desarrollo, está su acción, su fuerza, es decir,
su capacidad de “hacerse respetar”. Según decía uno de nuestros entrevistados: los
campesinos, necesitan producir alimentos y acceder a los recursos naturales, por eso
luchan… pero ni lo uno, ni lo otro, son posibles si no se controla el territorio. Controlar
el territorio es la condición de seguir produciendo, y viviendo como se elije vivir.
Es decir, las políticas de acceso a tierra, o de titulación de tierras o el desarrollo rural,
etcétera, no son tratados como procesos hipostasiados, pues de ese modo es como
se sustancializan el progreso en las áreas rurales, gracias a la derrota –dicen- del
embrutecimiento de los pobres del campo. Contrario a esto, la soberanía alimentaria y
el reaseguro del control en los espacios campesinos e indígenas apelan al
reconocimiento de un ser y un estar propio, de un forma de vida y vocación de
resistencia y libertad. Como dice el profesor Bernardo Mançano Fernándes, los
campesinos luchan por seguir siendo campesinos, cuestión que aparece potente en
los pueblos originarios pues justamente siguen eligiendo una identidad étnica.
Recordemos que también podría pensarse que la reinvención política, desencadenada
por la movilización campesina e indígena, puede tener un sentido civilizatorio.
Merecen un lugar destacado, reflexiones como las de Víctor Toledo, que
parafraseando a Guillermo Bonfil, avizora el resurgimiento de lo que sería un “proyecto
civilizatorio alternativo”: “Con ello, la lucha ecológico-campesina pone juntas de nuevo
a través de la práctica política las tres esferas de la realidad que la civilización
dominante se ha empeñado siempre en separar: la naturaleza, la producción y la
cultura.” (Toledo, 1992:247).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Indicadores de la reinvención política del campesinado y los pueblos originarios en
Argentina:
Mencionemos algunos indicadores de lo que consideramos es la reinvención o
recreación del campesinado y la emergencia de los pueblos indígenas en Argentina,
en el marco de la conflictualidad por la tierra.
1. La organización política del campesinado y los pueblos originarios.
2. Procesos de recampesinización, reindigenización y recomunalización en las
poblaciones rurales.
3. Vitalidad campesina e indígena: acciones directas, movilización, estrategias
productivas y comerciales alternativas, participación en la gestión de
organismos públicos, etcétera.
1.
Consideramos que se trata de una reinvención eminentemente política. La resistencia
campesina e indígena ante los desalojos, reiniciada con vigor a partir de la década de
1980, se fue haciendo densa en estrategias organizativas, formas de acción,
identidades colectivas, proposiciones, demandas y objetivos, y alianzas con otros
sectores sobre todo urbanos.
Las organizaciones campesinas, de pequeños productores, criollos, banquineros 231, se
han multiplicado, conformando movimientos y redes, con variados grados de
articulación: local, provincial, regional, nacional, internacional.
Las organizaciones indígenas han gestado federaciones y nucleamientos territoriales
amplios, anclados en identidades étnicas que responden a cada “pueblo originario”.
Las demandas por tierra, han dado varios giros y están ahora entretejidas con
proposiciones de reforma agraria integral, devolución o recuperación de los territorios
indígenas, soberanía alimentaria, soberanía territorial, organización y gestión
comunitaria de los recursos, equidad y distribución de las riquezas, etcétera.
Las acciones que el campesinado y los pueblos originarios llevan a cabo en Argentina
son variadas. Prima la combinación de acciones: acciones directas232 con acciones
jurídicas, sin descuidar la petición ante autoridades. Esta combinatoria es el resultado
de la elaboración que han realizado las organizaciones campesinas e indígenas de
complejas estrategias en cada uno de los conflictos de tierra. Los campesinos y los
231 Aquellas familias que viven en las banquinas, en las orillas de las rutas: porciones de tierras fiscales entre las rutas y los alambrados de las propiedades. 232 “La acción directa parte del principio de la actuación autónoma, antes que esperar que otros actúen en su nombre. Su rasgo es su carácter organizado por gente común para lograr cambios por sus propios esfuerzos, sin intermediarios. La acción directa es un acto de autonomía y libertad y evidencia que la gente puede tomar el control de sus vidas.” (Crespo Flores, 2005:56).
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
indígenas han debido aprehender el derecho, forjarse en las negociaciones con
funcionarios de diversos rangos, lidiar con las ambigüedades de un amplio espectro de
ONGs, reconocer a los amigos y aliados en las ciudades, templarse en el manejo de
situaciones de violencia estatal o privada, cuidarse de represalias. Este aprendizaje le
ha dado a las luchas un sentido instituyente que se refleja por ejemplo, en el uso y
resignificación que las organizaciones han operado sobre las leyes a favor de los
derechos de campesinos e indígenas. Sin embargo existe toda otra gama de
actividades que estas poblaciones despliegan. La agroecología es bandera, consigna
del espacio público, pero también es una estrategia productiva efectiva que se
implementa en grados variables, según organizaciones y provincias. Los espacios de
intercambio de productos e insumos, por fuera de los complejos agroindustriales y el
supermercadismo, es otra línea de trabajo. Realizados con una mística particular que
reivindica los saberes ancestrales y la celebración de la vida.
2.
En algunos casos las luchas y estrategias llevan a procesos de recampesinización, de
antiguos productores capitalizados, de sectores urbanos empobrecidos o del campo
recientemente urbanizados, de trabajadores rurales golondrinas, etcétera. Estos
procesos se fundan, en la permanencia campesina actual que se registra sobre todo
en el NOA. Existe cierta correlación entre las regiones del país donde se observa
mayor permanencia campesina y aquellas donde se desatan los conflictos de tierra.
En otros casos, poblaciones que se identificaban como campesinas, en el desenlace
de los conflictos de tierra, van componiendo su identidad como parte de los pueblos
originarios. Es lo que llamamos reindigenización.
Ocurre también, tanto en poblaciones campesinas como en aquellas que se reconocen
como indígenas, un proceso por el cual se buscan reestablecer o espesar los lazos de
vecindad o parentesco, reviviendo fiestas o celebraciones, recreando espacios de
reunión y reflexión, trabajo, estudio, etcétera. O bien, está el caso de comunidades
indígenas, despojadas de sus tierras durante el siglo XX, que viven en las orillas de
pequeños poblados o ciudades cabeza departamental, y que están ahora luchando por
recuperar algún “pedazo de tierra” o “territorio ancestral” para volver a sembrar y tener
sus animales233. Es lo que llamamos recomunalización. De todas formas nada de esto
salda la distancia entre lo campesino y lo indígena y los interrogantes que su dinámica
233 Véase el caso de las comunidades indígenas de barrios marginales de la ciudad de Tartagal o Tabacal que quieren recuperar sus tierras.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
genera en términos de articulaciones políticas (de las organizaciones, de los objetivos,
de los discursos)234.
Otros procesos que se desenvuelven entre las poblaciones rurales en lucha, son por
un lado los cambios en los patrones culturales de hombres y mujeres, de jóvenes. Los
cambios en los patrones estéticos y en las relaciones hombre y mujer, pueden
relacionarse con la desestructuración de la división del trabajo agrario, pero también
con el ascenso de mujeres en espacios de conducción en las organizaciones
campesinas e indígenas, y la demanda de espacios de formación formal e informal al
interior de las organizaciones y comunidades. La migración sigue siendo una opción
laboral de las familias pero también es una proyección de deseos personales.
3.
La lucha por la tierra es una de las medidas de la vitalidad campesina e indígena.
Según Bernardo Mançano Fernándes (2008) y Horacio Martins de Carvalho (2005), el
campesinado es reproducido por el capital, pero también se recrea a si mismo en las
ocupaciones de tierra. Para el caso argentino es evidente que la regeneración
mediante la lucha por ocupar se combina con aquella que se desenvuelve mediante la
lucha por permanecer.
La gran cantidad de acciones directas y batallas jurídicas de organizaciones
campesinas e indígenas, evidenciadas en los conflictitos de tierras analizados, son
otro ejemplo de la capacidad de movilización y decisión que estos sujetos portan.
¿Un programa político?
Aunque se descarte la posibilidad de interpretar la reinvención del campesinado y los
pueblos originarios de Argentina en tanto estar realizando un proyecto político, o de
haberse conformado en movimiento social. Registramos una densidad de indicadores
de lo que conformaría un plan o programa político hacia: el Estado, la matriz agrícola,
los consumidores urbanos, los desocupados, los vecinos organizaciones de pequeñas
ciudades, las universidades, las transnacionales del agronegocio y el proyecto
globalizador neoliberal. En los puntos más importantes se observa un conjunto de
planteamientos, cuya radicalidad propositiva posiblemente sea difícil de encontrar en
otros sujetos políticos, pues cuestionan de forma simultánea distintas dimensiones
como la organización social y cultural del Estado, la organización económica del
capital, y la organización del conocimiento propia de la ciencia moderna, replanteando
la visión del progreso, y su relación con el trabajo y con la naturaleza. Algunas
234 Sobre este punto Armando Bartra y Gerardo Otero tienen interesantes apreciaciones, lo mismo José Bengoa, entre otros.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
consignas y aspiraciones que destacamos en este sentido fueron: Estado
Plurinacional, Soberanía Alimentaria, Agroecología.
Plan o programa polít ico, es una precaria forma que encontramos para nombrar al
conjunto de actividades, objetivos, coordinaciones, planificaciones y debates de corto,
mediano y largo plazo de las organizaciones campesinas e indígenas en las
dimensiones señaladas. Opción criticable, en términos de impericia teórica del
analista, más no por falta de evidencia empírica.
Un programa que tiene componentes emancipatorios, y puede colaborar con procesos
más amplios de contra-hegemonía, pues si se lucha contra un desmonte es en nombre
de mejores condiciones ambientales para las generaciones futuras; si se rechaza a los
cultivos transgénicos más que oponerse al control monopólico de un insumo lo que
prima es la defensa de la semillas como patrimonio de la humanidad; si se ocupa un
espacio o se defiende una posesión o se impide una fumigación o una puesta de
alambrado, es en nombre de un cambio en la priorización de los derechos, haciendo
primar el derecho a la vida, por sobre todo, por sobre el derecho a la propiedad
privada y en algunos casos al trabajo; si se cuestiona la sojización del país no es por
oponerse al ingreso de divisas o para que se favorezca algún cultivo realizable por las
familias y comunidades campesinas o indígenas, sino que se relaciona básicamente
con la visión de la producción de alimentos, en cantidad y calidad, y accesibles en
primera instancia a los sectores populares de las localidades de donde se extraen las
riquezas exportables.
Un plan o programa que ha ido cumpliendo etapas, de forma oscilante y lenta, pero
con puntos destacables. La existencia de un cuerpo de derechos para las poblaciones
rurales, vía la resignificación de la ley veinteañal (más bien del derecho posesorio) y el
acceso a la tierra como pueblo originario. La legitimación de los saberes locales, del
art de la localité (Mendras, 1970), entre técnicos de programas de Estado y ONGs, e
investigadores de las universidades, a partir del corpus de la agroecología. De lo cual
se desprende la politización de la cuestión tecnológica pues la agroecología hoy se ha
tornado un discurso público (moral y ético), con alcances comerciales observables en
el crecimiento del mercado de productos orgánicos. Se ha ordenado un discurso
efectivo para el espacio público, como forma de legitimar intereses y visiones, lo cual
ha permeado en ámbitos impensables, como cuando la presidenta de la Nación hizo
referencia, si bien imprecisa y confusa, a la soberanía alimentaria; o bien, cuando la
CTA ha decidido asumir esta consigna como propia. La creación de la Sub-secretaria
de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, como elevación del status de
reconocimiento estatal a problemáticas que eran antes atendidas desde algunas
instancias como programas. O la introducción del debate sobre la tierra al interior de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
mismísima SAGPyA. Y el reciente compromiso del poder ejecutivo nacional para
realizar investigaciones en materia de contaminación por agrotóxicos, sobre todo a
partir del cóctel utilizado en las extensas áreas de producción sojera. Dos situaciones
destacables en un país donde siempre ha sido problemático instalar la cuestión de la
tierra, y donde durante muchos años se negó la relación entre el uso del paquete
tecnológico de la soja transgénica y los casos de contaminación de poblaciones
rurales y rururbanas. También es destacable, la creciente coordinación entre
organizaciones campesinas e indígenas a escala nacional, una articulación que se
despliega de forma autónoma de ONGs o del Estado.
La paradoja de la reinvención campesina e indígena en tiempos del agronegocio:
Finalmente, hablamos de territorialización de la lucha por la tierra en condiciones de
recampesinización, reindigenización y recomunalización. No obstante, presenciamos
un renacer político del campesinado y los pueblos originarios en momentos donde el
agro se reconfigura y reordena sus territorialidades bajo la presión de la lógica del
agronegocio.
Como vimos, Argentina presenta un escenario en el cual: hay cambios en la población
rural por su disminución, y por su tendencia a concentrarse en pueblos; hubo un
proceso profundo de desarticulación de productores frente a los CAI; la dinámica del
agro empresarial trajo impactos negativos por desmonte, contaminación y desempleo;
hay desaparición de las explotaciones agropecuarias familiares y de menor tamaño.
En base a ésta aparente paradoja nos repreguntamos. ¿Si la recreación política de
estos sujetos, constituye solamente la dignidad de un testimonio de resistencia y
creatividad campesina e indígena, o es capaz también de aportar a un cambio de la
matriz productiva de Argentina? ¿Si la recreación política que observamos, aunque
fuera insuficiente para enfrentar las transformaciones producidas en los tiempos del
agronegocio, podrá redundar en la producción de un espacio de enseñanza, como
decía Teodor Shanin, del cual puedan extraer elementos las experiencias de
organización familiar no-campesina de las ciudades? ¿En qué medida la emergencia
campesina-indígena gesta la regeneración de productores directos (familiares o
comunitarios)? O sea, ¿si el proceso de reinvención política del campesinado y los
pueblos originarios es potencial de reversión de una situación de persistencia dañada?
Entonces ¿en qué términos la reinvención política campesina e indígena, que
reivindica otros modos de vida diferentes del paradigma societal capitalista-moderno,
puede promover modelos alternativos de desarrollo o de no desarrollo, o bien de
desenvolvimiento, o de realización? Y de ser así, en todo caso, ¿Qué capacidad y
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
oportunidad tendrá esta reinvención política de realizar lo que expresa, en el contexto
de procesos geopolíticos neo-coloniales y de economías nacionales/globales volcadas
a la explotación extractiva de las riquezas naturales y concentración de las riquezas
producidas? ¿Qué lugar tiene la escala de los movimientos -local, nacional, global
(aislados o socioterritoriales)-, a la hora de la eficacia y potencia de la acción?
¿Tendrá la reinvención política del campesinado y los pueblos originarios la vitalidad
de seguir involucrando a otros sectores sociales en sus luchas, y a la fin aportar con
todos al cambio civilizatorio que religue a los hombres con la naturaleza, con el trabajo
como producción directa, con la solidariedad y la cooperación humana, con la
construcción de territorialidades horizontales, y con el respeto por el otro? ¿O bien, la
aspiración política del campesinado y los pueblos originarios, en las condiciones
argentinas, debería ser, plegarse de forma prioritaria a la ascendente conflictualidad
socioambiental que están emprendiendo los pobladores de pequeñas ciudades o de
los márgenes y cordones de las megalópolis 235?
235 Organizaciones campesinas e indígenas ya vienen ensayando articulaciones con asambleas de vecinos contra el “saqueo”, por el agua, frente a los emprendimientos mineros, etcétera.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
BIBLIOGRAFÍA
- Alavi, Hamza (1974) Teoría de la revolución campesina. México DF: Comité de
publicaciones de los alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
- Alfaro, María Inés (1998) Conflictividad social y nuevos patrones de acción
colectiva: el caso de los campesinos santiagueños. Informe final/Beca CONICET.
Buenos Aires: mimeo.
- Alfaro, María Inés (2000) Modalidades de intervención estatal y actores sociales en
el mundo rural: el caso de Santiago del Estero. Tesis de Maestría, UBA. Buenos
Aires: mimeo.
- Alfaro, Maria Inés, y Guaglianone, Ariadna (1997) Los Juríes: un caso de conflicto
y organización. En Acciones Colectivas y Organización Cooperativa. Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina.
- Almada, Fátima y Barril, Alex (2006) Caracterización de la agricultora familiar en el
Paraguay. Asunción: IICA.
- Ansaldi, Waldo (1991) Los Conflictos Agrarios Pampeanos. Revista Ruralia N° 2.
Buenos Aires: FLACSO.
- Aparicio, Susana (1985) El proceso de modernización en Santiago del Estero.
FLACSO: mimeo.
- APN (2007) Programa Pobladores y Comunidades. Dirección de Conservación y
Manejo. Dirección Nacional de Conservación de Áreas Protegidas. APN y B.I.R.F.
Componente de desarrollo de capacidades nacionales para el fortalecimiento del
sistema nacional de áreas protegidas. En sitio web
http://www.parquesnacionales.gov.ar/_birf/EVALUACION%20SOCIAL.pdf.
- Archetti, Eduardo (1976) Una visión general de los estudios sobre el campesinado.
Revista Estudios Rurales Latinoamericanos.
- Archetti, Eduardo y Stolen, Kristie Anne (1975) Explotación familiar y acumulación
de capital en el campo argentino. Buenos Aires: Siglo XXI.
- Arcondo, Aníbal (1980) El conflicto agrario argentino de 1912. Ensayo de
interpretación. Revista Desarrollo Económico Nº 79. Buenos Aires.
- Arendt, Hanna (1970) On Violence, en Crises of the Republic. Nueva York:
Harvest.
- Arendt, Hanna (1993) La Condición Humana. Barcelona: Paidós.
- Arruda Sampaio, Plinio (2005) La Reforma Agraria en América Latina: una
revolución frustrada. Revista OSAL, AÑO VI, Nº 16, enero-abril. Buenos Aires:
CLACSO.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Audero, Susana y León, Carlos (1996) La ocupación de nuevas tierras en el NOA:
una visión a través del notable incremento de la superficie cultivada. En M.
Manzanal (comp.) El desarrollo rural en el noroeste argentino. Salta: Proyecto
Desarrollo Agroforestal en Comunidades Rurales del Noroeste Argentino.
- Badiou, Alain (1990) ¿Se puede pensar la política? Buenos Aires: Nueva Visión.
- Baitenmann, Helga (1998) Las reformas al artículo 27 y la promesa de la
democratización local: el sector ejidal en la región central de Veracruz. En J.
Miguel y J. A. Moreno (coords.) Propiedad y organización rural en el México
moderno. México: Facultad de Economía, UNAM.
- Banco Mundial (2000) Informe de Investigación sobre Política de Tierras para el
crecimiento y la reducción de la pobreza. Resumen ejecutivo. Washington: Banco
Mundial.
- Baraona, Rafael (1987) Conocimiento campesino y sujeto social campesino. La
producción de conocimientos en el medio campesino. Revista Mexicana de
Sociología. Vol 49, Nº1. Universidad Nacional Autónoma de México.
- Barbetta, Pablo (2007) El Movimiento Campesino de Santiago del Estero: entre el
juarismo y la subjetivación política. Ponencia presentada en las 4º Jornadas de
jóvenes investigadores, IIGG, FSOC, UBA. En sitio web
http://www.iigg.fsoc.uba.ar/jovenes_investigadores/4jornadasjovenes/EJES/Eje%2
01%20Identidades%20Alteridades/Ponencias/BARBETTA,%20PABLO.pdf
- Barbetta, Pablo (2008) En los bordes de lo jurídico. Conflictos campesinos
indígenas por la tenencia legal de la tierra en Santiago del Estero desde un análisis
del campo jurídico. Tesis de Maestría. UBA. Buenos Aires: mimeo.
- Barbetta, Pablo y Lapegna, Pablo (2005) No hay hombres sin tierra ni tierra sin
hombres: luchas campesinas, ciudadanía y globalización en Argentina y Paraguay.
Biblioteca Virtual: CLACSO.
- Barraclough, Solon (1999) Land Reform in Developing Countries: The Role of the
State and Other Actor. Geneva: UNRISD.
- Barrios, Pamela, López Amorelli, Milagro y Saravia Anahí (2007) San Antonio y
San José: más que la propiedad de la tierra, el acceso al agua. En C. Van Dam
Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y pequeños
productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos.
- Bartolomé, Leopoldo (1982) Base social e ideología en las movilizaciones
agraristas en Misiones entre 1971 y 1975. Emergencia de un populismo agrario.
Revista Desarrollo Económico. Vol 22. Nº 85. Buenos Aires: IADE.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Bartra, Armando y Otero, Gerardo (2008) Movimientos indígenas campesinos en
México: la lucha por la tierra, la autonomía y la democracia. En S. Moyo y P. Yeros
(coord.) Recuperando la tierra. El resurgimiento de movimientos rurales en África,
Asia y América Latina. Buenos Aires: CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales.
- Bauman, Zygmunt (1999) Tiempo y Clase. En La globalización. Consecuencias
humanas. Buenos Aires: FCE.
- Benencia, Roberto (1987) Liderazgo y organización campesina. Nacimiento,
evolución y crisis de una cooperativa de productores correntinos de tabaco.
Buenos Aires: CEIL.
- Benencia, Roberto (1988) Lucha por la tierra en el nordeste santiagüeño. Revista
Justicia Social. Nº 7. Buenos Aires.
- Bengoa, José (2003) 25 años de estudios rurales. Revista Sociologías. Ano 5, Nº
10, jul/dez. Porto Alegre.
- Bengoa, José (2006) Pueblos indígenas, Tierras y Territorios. En Eguren Fernando
(editor) Reforma Agraria y Desarrollo Rural en la Región Andina. Lima: CEPES.
- Berger, John (2001) [1979] Puerca Tierra. Punto de lectura: España.
- Bernal, Irma (1984) Rebeliones Indígenas en la Puna. Buenos Aires: Búsqueda
Yuchán.
- Bidaseca, Karina (1998) Los campesinos cañeros: construcción de una identidad.
En Movimientos Sociales: acciones colectivas e identidades en transformación.
Buenos Aires: EUDEBA.
- Bidaseca, Karina (2007) Interrogando la posibilidad de un mundo sin sujetos.
Colonas y colonos de cereal, caña y algodón: cultura y política en una arqueología
de los mundos rurales. Documentos de Trabajo Nº 50. Buenos Aires: Instituto de
Investigaciones Gino Germani, FSOC, UBA.
- Boasso, Florencia (2007) Caso comunidad de La Loma vs. Ingenio San Martín de
tabacal. En C. Van Dam Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas,
campesinos y pequeños productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Bossi, Jesica (2003) Santiago del Estero: campesinos organizados. Sal de tu pago
sin chistar. En sitio web
http://www.segundoenfoque.com.ar/reivindicaciones_colectivas.htm
- Bourdieu, Pierre (1999) La Miseria del Mundo. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica.
- Bournissen, German José (2006, mayo 15) ¿Qué pasa con las tierras fiscales del
Chaco? Diario Norte. Resistencia, Chaco.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Briones, C. (1998) La Alteridad del “Cuarto Mundo”. Buenos Aires: ed del Sol.
- Brumer, Ana y Tavares Dos Santos, Vicente (1998) Tensões agrícolas e agrarias
na trasição democrática brasileira. En N. Giarracca y S. Cloquell Las agriculturas
del MERCOSUR. Buenos Aires: Editorial La Colmena-CLACSO.
- Bruno, Regina (2008) Agronegocio e novos modos de conflituosidade. En B.
Mançano Fernándes (org.) Campesinato e Agronegocio na América Latina: A
questão agraria atual. São Paulo: Expressão Popular.
- Buzzi, Eduardo (2005) La tierra: para qué, para quiénes, para cuántos. Buenos
Aires: Ediciones CICCUS.
- Castells, Manuel (1999) La era de la información. México: Siglo XXI.
- Castoriadis, Cornelius (1991) Reflexiones sobre el “desarrollo” y la “racionalidad”.
En Colombia: el despertar de la Modernidad. En sitio web
http://www.fundanin.org/castoriadis7.htm
- Castoriadis, Cornelius (1993) La institución imaginaria de la sociedad. Tomo 2: El
imaginario social y la institución. Buenos Aires: Tusquets Editores.
- Centro de Estudios Legales y Sociales - CELS (2002) Derechos Humanos en
Argentina. Informe Anual 2002. Buenos Aires: CELS-EUDEBA.
- Chatterjee, Partha (1993) The Nation and his Peasants. En The Nation and his
Fragments. Colonial and Postcolonial Histories. Princeton: Princeton University
Press.
- Cohen, Jean (1985) Estrategia o Identidad: Paradigmas teóricos. En Teoría de los
movimientos sociales. FLACSO.
- Coletti, Silvia M. (2007) El caso de Finca Palermo Oeste. Del manejo de tierras
comunal al familiar. La minifundización por herencia. En C. Van Dam Tierra,
territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y pequeños
productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos.
- Conklin, Beth y Graham, Laura (1995) Un campo de negociación: indios ama-
zónicos y políticas ecológicas. Revista American Antropoligist Nº 97 (4). Estados
Unidos.
- Cortes Conde, Roberto (1979) El progreso argentino. Buenos Aires:
Sudamericana.
- Crespo Flores, Carlos (2005) La Crisis del discurso consensualista de las políticas
públicas en Bolivia y conflictos sociales. En C. Vacaflores (Coord.) Conflicto y
colaboración en el manejo de recursos naturales (Experiencias de Bolivia y
Argentina). Tarija, Bolivia: Plural Editores.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Dargoltz, Raúl (1997) El movimiento campesino santiagueño-mocase. No hay
hombres sin tierras ni tierra sin hombres. Revista de Sociedad, Cultura y Política.
Vol. 2, Nº4, agosto. Buenos Aires.
- Dargoltz, Raúl (2006, Julio 16) Movimiento campesino santiagueño. En sitio web:
rauldargoltz.blogspot.com
- De Dios, Rubén (1993) Las cooperativas agrarias de Santiago del Estero en
Cuadernos de cifra Nº 1. Universidad de Santiago del Estero, Argentina.
- De Dios, Rubén (2006) Expansión agrícola y desarrollo local en Santiago del
Estero. Ponencia presentada en el VII Congreso Latinoamericano de Sociología
Rural: Quito, Ecuador.
- De Ipola, Emilio (2001) 0 HWi foras de la SROttica. Rosario: Homo Sapiens Ediciones.
- De Janvry, Alain y Sadoulet, Elisabeth (1989) A study in resistance to institutional
change: the lost game of Latin American land reform. Revista World Development.
Nº17, september. Montreal: Mc Gill University.
- De la Fuente, Ariel (2007) Los hijos de Facundo: caudillos y montoneras en la
provincia de La Rioja durante el proceso de formación del Estado Nacional
Argentino (1858-1870). Buenos Aires: Prometeo.
- De Sousa Santos, Boaventura (2000) A crítica da razão indolente. Contra o
desperdício da experiência. São Paulo: Cortez.
- De Sousa Santos, Boaventura (2001) Los nuevos movimientos sociales. Revista
OSAL.
- Deininger, Klaus (2003) Políticas de tierras para el crecimiento y la reducción de la
pobreza. Washington DC: Banco Mundial.
- Delich, Francisco (1972) Estructura agraria y tipos de organización y acción
campesina. En J. Marsal (comp.) Argentina Conflictiva. Buenos Aires: Paidós.
- Demo, Claudio (2006) El proceso de modernización rural en Argentina y la
resistencia campesina. Universidad de Río Cuarto. Mimeo.
- Domínguez, Diego y Mariotti, Daniela (2000) El campo de negociación: la
apropiación del discurso ambientalista por las comunidades campesino-indígenas
en el noroeste argentino. Ponencia presentada al X Congreso Internacional de
Sociología Rural de la International Rural Sociology Association (IRSA).
- Domínguez, Diego, Lapegna, Pablo y Sabatino, Pablo (2005) Agriculturas en
tensión en Colonia Loma Senés, provincia de Formosa. En N. Giarracca y M.
Teubal (comp.) El campo argentino en la encrucijada. Crisis y acciones
sociales en el interior del país. Buenos Aires: Alianza editorial.
- Domínguez, Diego, Lapegna, Pablo y Sabatino, Pablo (2006) Un futuro presente:
las luchas territoriales. Revista Nómadas. Nº 24, abril. Bogotá.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Durand, Patricia (2004) La categoría “campesino” dentro de las actividades de
investigación e intervención social: un debate nuevamente abierto. Ponencia
presentada en las IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos. Buenos Aires:
IDES.
- Durand, Patricia (2006, agosto 13) El movimiento campesino de Santiago del
Estero. En sitio web de Prensa de Frente.
- Eguren, Fernando (2006) Presentación. En F. Eguren (editor) Reforma agraria y
desarrollo rural en la región andina. Lima: Bellido Ediciones.
- Engels, Frederich (2001) [1894] El problema campesino en Francia y Alemania.
Marxist Internet Archive.
- Esteva, Gustavo (2000) Desarrollo. En A. Viola (comp.) Antropología del desarrollo.
Barcelona: Paidós.
- Fabrini, João Edmilson (2008) Movimentos sociais no campo e outras resistencias
camponesas. En E. Paulino y J. E. Fabrini (org.) Campesinato e territorio em
disputa. São Paulo: Expressão Popular.
- Ferrara, Francisco (1973) ¿Qué son las Ligas Agrarias? Historia y documentos de
las organizaciones campesinas del Nordeste argentino. Buenos Aires: Siglo XXI.
- Flichman, (1978) Notas sobre el desarrollo agropecuario en la UHJLyn pampeana
argentina (o por TXp� Pergamino no es Iowa). Estudios CEDES. Vol 1. Nº 4/5.
Buenos Aires.
- Fogel, Ramón (2001) La estructura y la coyuntura en las luchas del movimiento
campesino paraguayo. En N. Giarracca (coord) ¿Una nueva ruralidad en América
Latina? Buenos Aires: CLACSO-ASDI.
- Fogel, Ramón (2005) La guerra de la soja contra los campesinos de Tekojoja.
Revista Novapolis Nº 10, agosto-diciembre. Asunción.
- Fort, Mario (1990) Milenarismo y conflicto social: los tobas. En publicación de la
Universidad de Buenos Aires: Buenos Aires.
- Frere, Pablo (2005) Tenencia de la tierra en el chaco argentino. Secretaría de
Ambiente y Desarrollo Sustentable. Buenos Aires. Mimeo.
- Frites, Eulogio (1996) Abya-yala, Comisión de Pueblos Indígenas Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos. Buenos Aires: Editorial Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos.
- Galafassi Guido (2008) El Movimiento Agrario Misionero en los años setenta.
Protesta, movilización y alternativas de desarrollo rural. Revista Herramienta Nº 38.
Buenos Aires: CONICET-UNQ.
- Galeski, Boguslaw (1977) Sociología del campesinado. Barcelona: Península.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Galván, L., Infante, C., Acuña, L. y Angueira, C. (2003) Análisis Espacial de
Precipitaciones en la Provincia de Santiago del Estero a escalas temporales
mensual y anual. Ponencia presentada al Congreso Regional de Ciencia y
Tecnología. Universidad Nacional de Catamarca.
- García Linera, Alvaro (2005) Democracia, conflictos y movimientos sociales. En C.
Vacaflores (Coord.) Conflicto y colaboración en el manejo de recursos naturales
(Experiencias de Bolivia y Argentina). Tarija, Bolivia: Plural Editores.
- García, Antonio (1985) Modelos Operacionales de Reforma Agraria y Desarrollo
Rural en América Latina. San José de Costa Rica: Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura.
- Giarracca, Norma (1997) El Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha.
Buenos Aires: UBA.
- Giarracca, Norma (2002) Movimientos sociales y protestas en los mundos rurales
latinoamericanos: nuevos escenarios y nuevos enfoques. Revista Sociologías.
Nº.8. Porto Alegre.
- Giarracca, Norma (comp.) (1994) Acción colectiva y la organización cooperativa.
Reflexiones y estudios de caso. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
- Giarracca, Norma y Aparicio, Susana (1991) Los campesinos cañeros:
multiocupación y organización. Cuadernos Nº 3 del Instituto de Ciencias Sociales.
Buenos Aires: Instituto de Ciencias Sociales.
- Giarracca, Norma y Gras, Carla (2001) Conflictos y protestas en la Argentina de
finales del siglo XX, con especial referencia a los escenarios regionales y rurales.
En Norma Giarracca (comp.), La protesta social en Argentina. Buenos Aires:
Alianza editorial.
- Giarracca, Norma y Teubal, Miguel (2006) Democracia y neoliberalismo en el
campo argentino. Una convivencia difícil. En H. Grammont La construcción de la
democracia en el campo latinoamericano. Buenos Aires: CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales.
- Giarracca, Norma y Teubal, Miguel (2008) Del desarrollo agroindustrial a la
expansión del “agronegocio”: el caso argentino. En B. Mançano Fernándes (org.)
Campesinato e Agronegocio na América Latina: A questão agraria atual. São
Paulo: Expressão Popular.
- Giarracca, Norma y Wahren, Juan (2005) Territorios en disputa: iniciativas
productivas y acción política en Mosconi, Argentina. Revista OSAL Nº 16. Año VI,
enero-abril. Buenos Aires: CLACSO.
- Golsberg, Celeste (1999) El movimiento agrario de misiones. Tesis de grado.
Facultad de Agronomía, UBA. Buenos Aires: mimeo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Gómez, Sergio (1988) Nueva estructura agraria en América Latina. Trabajo
presentado en Seminario Internacional “La agricultura latinoamericana. Crisis,
transformaciones y perspectivas”, Punta de Tralca, Chile: GIA/CLACSO.
- Gómez, Sergio (1992) Dilemas de la sociología rural frente a la agricultura y el
mundo rural en la América Latina de hoy. Revista Latinoamericana de Sociología
Rural Nº 1.
- González, María del Carmen (2000) Situaciones problemáticas de tenencia de la
tierra. Buenos Aires: PROINDER, Dirección de Desarrollo Agropecuario, Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Ministerio de Economía
- Gordillo, Gustavo (1988) Campesinos al asalto del cielo. Mexico: Siglo XXI.
- Graziano da Silva, Jose (1998) Reforma agraria nao essencialmente agrícola. En
L. F. Carvalho y R. Santos (orgs.) Política e reforma agrária. Río de Janeiro:
Mauad.
- Greco, María Gabriela (1996) Trashumancia en Finca Santiago. Argentina: mimeo.
- Grela, Plácido (1985) El grito de Alcorta. Buenos Aires: Centro Editor de América
Latina.
- Grupo de Estudios Rurales - GER (2004) Desalojos y arrinconamiento de
campesinos y de comunidades indígenas en la Argentina. Realidad Económica Nº
203. Buenos Aires: IADE.
- Grupo de Estudios sobre Ecología Política, Comunidades y Derechos - GEPCyD
(2007) -¿Sojización o Territorialidad Excluyente? Buenos Aires: mimeo.
- Grupo de Estudios sobre Ecología Política, Comunidades y Derechos - GEPCyD
(2008) Territorialidades en disputa. Un acercamiento a las transformaciones
agrarias en la provincia del Chaco. Ponencia presentada en las V Jornadas de
Investigación y Debate “Trabajo, Propiedad y Tecnología en el Mundo Rural
Argentino”, Homenaje al Profesor Miguel Murmis. Buenos Aires: Universidad
Nacional de Quilmes.
- Guy, Donna J. (2000) "El Rey Algodón". Los Estados Unidos, la Argentina y el
desarrollo de la industria algodonera argentina. Mundo Agrario. Vol. 1. Nº 1. La
Plata, Argentina.
- Habermas, Jürgen (1994) La teoría de la acción comunicativa: complementos y
estudios previos. Capítulo 11: “Observaciones sobre el concepto de acción
comunicativa”. Madrid: Cátedra.
- Harvey, Neil (1998) The Chiapas Rebellion. The Struggle for Land and Democracy.
Durham: Duke University Press.
- Hernández, José (1967) Vida del Chacho, y otros escritos en prosa. Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Hobsbawm, Eric (2001) Rebeldes Primitivos: estudio sobre las formas arcaicas de
los movimientos sociales en los siglos XIX y XX. Barcelona: Crítica.
- Hobsbawn, Eric (1976) Bandidos. España: Ariel.
- Holt-Gimenez, Eric (2006) Reestructuración territorial y fundamentación de la
reforma agraria: comunidades indígenas, minería de oro y Banco Mundial. En S.
Saber y J. M. Mendes Pereira (orgs.) Capturando a Terra. Sao Paulo: Expressão
Popular.
- Huizer, Gerrit (1999) Peasant Mobilization for Land Reform: Historical Case Studies
and Theoretical Considerations. Geneva: UNRISD.
- Ianni, Octavio (1985) A utopia camponesa. En H. Martins de Carvalho (2005) O
Campesinato no Século XXI. Petrópolis, Brasil: Editora Vozes.
- Infesta, María Elena y Valencia, Marta (1987) Tierras, premios y donaciones. Buenos
Aires, 1830-1860. Anuario IEHS Nº 2. Tandil.
- Iñigo Carrera, Nicolás (1998) Problema indígena en la argentina. Revista Razón y
Revolución, Nº 4. Buenos Aires.
- Iñigo Carrera, Nicolás (comp.) (1984) Indígenas y fronteras: campañas militares y
clase obrera: Chaco, 1870-1930. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
- Jasper, James (1997) El arte de la protesta moral. Universidad de Chicago Press.
- Kautsky, Karl (1974) La Cuestión Agraria. México: Ed. Siglo XXI.
- Kay, Cristóbal (2003) Estructura agraria y violencia rural en América Latina, en
Revista Sociologías Nº 10. Año 5. Porto Alegre.
- Kusch, Rodolfo (1976) Geocultura del hombre americano. Buenos Aires: Editorial
Fernando García Cambeiro.
- La Treceava Estela (2003) Documento firmado por el Subcomandante Insurgente
Marcos. México. En:
http://www.nodo50.org/pchiapas/chiapas/documentos/calenda/chiapas.htm
- Laclau Ernesto y Mouffe Chantal (1987) Hegemonía y estrategia socialista Madrid:
Siglo XXI.
- Laclau, Ernesto (1993) Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo.
Buenos Aires: ed Nueva Visión.
- Laclau, Ernesto (2000) Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la
constitución de lógicas políticas. En J. Buttler, E. Laclau y S. Zizek Contingencia,
hegemonía, universalidad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
- Laclau, Ernesto (2003) Conferencia del 15 de julio. Facultad Ciencias Sociales.
UBA. En sitio web www.scribd.com/doc/7385372/ERNESTO-LACLAU-TEORIA-
POLITICA-CONFERENCIA-UBA-2003
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Lasa, Claudio (1987) Un proceso de mediación política: movimiento rural y las
Ligas Agrarias chaqueñas. Revista Sociedad y Religión Nº 7. Buenos Aires.
- Lattuada, Mario (1986) La política agraria peronista 1843-1983. Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina.
- Lefebvre, Henry (1984) La producción del espacio. Barcelona: Anthropos.
- Leff, Enrique (2001) Ecología y Desarrollo. México: Siglo XXI editores.
- Lenton, Diana (1998) Los Indígenas y el Congreso de la nación Argentina: 1880-
1976. en sitio web http://www.naya.org.ar/articulos/identi09.htm
- Lenton, Diana (1999) Los dilemas de la ciudadanía y los Indios-Argentinos: 1880-
1950. Revista Publicar en Antropología y Ciencia Nº VI. Año VII. Colegio de
Graduados en Antropología. Buenos Aires.
- Madrazo, Guillermo (1980) Indígenas y hacendados en el Noroeste. Buenos Aires.
- Mançano Fernándes, Bernardo (2000) Movimento social como categoría
geográfica. Terra Livre Nº 15. São Paulo.
- Mançano Fernándes, Bernardo (2004) Cuestión agraria: conflictualidad y desarrollo
territorial. Presentado en el Seminario del Lincoln Center Institute of Land Policy.
Universidad de Harvard.
- Mançano Fernándes, Bernardo (2004) Delimitação conceitual de campesinato.
Mimeo.
- Mançano Fernándes, Bernardo (2005) Movimientos Socioterritoriales y
socioespaciales. Revista OSAL. Año VI, Nº 16. Buenos Aires: CLACSO.
- Mançano Fernándes, Bernardo (2008) Entrando nos territorios do Territorio. En E.
Paulino y J. E. Fabrini (org.) Campesinato e territorio em disputa. São Paulo:
Expressão Popular.
- Manzanal, Mabel (1996) Desarrollo y condiciones de vida en asentamientos
campesinos. El caso de Cachi en los valles calchaquíes salteños. En M. Manzanal
(comp.) El desarrollo rural en el noroeste argentino. Salta: Proyecto Desarrollo
Agroforestal en Comunidades Rurales del Noroeste Argentino.
- Manzanal, Mabel (2007) Territorio, poder e instituciones. Una perspectiva crítica
sobre la producción de territorio. En M. Manzanal, M. Arzeno y B. Nusbaumer
(comp.) Territorios en construcción. Buenos Aires: CICCUS.
- Mariot, Victorio et al. (2005) Bases para el ordenamiento del uso de la tierra. En A.
Gianuzzo y M. Ludueña (comp.) Santiago del Estero. Una mirada ambiental.
Facultad de Ciencias Forestales de la UNSE. Santiago del Estero, Argentina.
- Mariotti, Daniela (2008) Informe sobre la situación de tierras en la provincia del
Chaco. Informe para el INTA. Buenos Aires: mimeo.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Martínez Alier, Joan (1992) De la economía ecológica al ecologismo popular.
Barcelona: ICARIA.
- Martins de Carvalho, Horacio (2005) O Campesinato no Século XXI. Petrópolis,
Brasil: Editora Vozes.
- Marx, Carlos (2000) [1869] El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Buenos Aires:
Siglo Veintidós editora.
- Marx, Carlos (2001) [1850] La lucha de clases en Francia. Marxist Internet Archive.
- Mastrolinardo, Mabel (2007) Los lotes 32 y 33 de Gral. Pizarro. En C. Van Dam
Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y pequeños
productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos.
- Mattini, Luis (2004) Tenencia de la tierra y soberanía. Sitio web La Fogata. Buenos
Aires.
- Melucci, Alberto (1989) Sistema político, partidi e movimenti sociali. Milán:
Feltrinelli.
- Melucci, Alberto (1994) Asumir un compromiso: identidad y movilización en los
movimientos sociales. Revista Zona Abierta. Nº 69. Madrid.
- Moguel Viveros, Reyna y Parra Vazquez, Manuel (1998) La cuestión agraria en
Chiapas: seguridad y justicia en la tenencia de la tierra. En J. Moguer y J. A.
Moreno (coords.) Propiedad y organización rural en el México moderno. México:
Facultad de Economía UNAM.
- Moncayo Jiménez, Edgard (2001) Evolución de los paradigmas y modelos
interpretativos del desarrollo territorial. Santiago de Chile: CEPAL.
- Monsalve Suárez, Sofía (2006) Acceso a la tierra y los recursos productivos. En
FIAN Internacional Informe R 1, Hacia una interpretación sistemática de las
Directrices Voluntarias de la FAO sobre el Derecho a la Alimentación. Heidelberg:
FIAN.
- Morin, Edgar (2002) Romper con el desarrollo. Revista Iniciativa Socialista Nº 66.
http://www.inisoc.org/morin66.htm
- Morínigo, José Nicolás (2003) De la protesta social al movimiento campesino.
Revista Novapolis Nº 2. Febrero. Asunción.
- Murmis, Miguel (1993) Incluidos y excluidos en la reestructuración del agro
latinoamericano. Revista Debate Agrario Nº18.
- Navarro, Zander (2002) Mobilização sem emancipação: as lutas sociais dos sem-
terra no Brasil. En B. De Sousa Santos (org.) Produzir para viver. Os caminhos da
produção não capitalista. Río de Janeiro: Civilização Brasileira.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Nueva Mayoría (2003, septiembre 12) El Chaco, radicales y peronistas compiten
en un final ajustado. En sitio web:
http://nuevamayoria.com/ES/INVESTIGACIONES/politico_electoral/030912c.html
- Obschatko, Edith, Foti, María del Pilar y Román, Marcela (2006) Importancia de los
pequeños productores agropecuarios en la producción agropecuaria y en el
empleo en base al Censo Nacional Agropecuario 2002. Serie Documentos de
Capacitación Nº 7. PROINDER, Secretaría Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura I.I.C.A.
- Otero, Gerardo (2004) ¿Adiós al campesinado? Democracia y formación política de
las clases en el México rural. México: Ed Simon Fraser University y Universidad de
Zacatecas.
- Pais, Alfredo (2007) Finca San Andrés: La porfiada lucha del pueblo Colla por su
tierra. En C. Van Dam Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas,
campesinos y pequeños productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Palau Viladesau, Tomás (1998) La agricultura paraguaya al promediar la década
de 1990: situación, conflictos y perspectivas. En N. Giarracca y S. Cloquell Las
agriculturas del MERCOSUR. Buenos Aires: Editorial La Colmena-CLACSO.
- Palau Viladesau, Tomás (2003) Políticas Agrarias en el Paraguay. Instrumentos de
la discriminación. Revista Novapolis Nº 2. Asunción.
- Palmer, John (2007) Los wichí del itiyuro: su lucha contra las topadoras. En C. Van
Dam Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y
pequeños productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Paz, Raúl (1999) Campesinado y potencial productivo: la revalorización del
campesino en un contexto de desarrollo local. Revista Desarrollo Rural y
Cooperativismo Nº 2. España: Ed. Zaragoza.
- Paz, Raúl (2004) ¿Desaparición o permanencia de los campesinos ocupantes en
el noroeste argentino? Evolución y crecimiento en la última década. Canadian
Journal of Latin American and Caribbean Studies. Vol. 31, Nº 61. Canadá.
- Paz, Raúl (2006) El campesinado en el agro argentino: ¿Repensando el debate
teórico o un intento de reconceptualización? European Review of Latin American
and Caribean Studies Nº 81.
- Paz, Raúl (2008) Mitos y realidades sobre la agricultura familiar en Argentina:
reflexiones para su discusión. Ponencia presentada en el IV Congreso
Internacional de la Red SIAL, Alimentación, Agricultura Familiar y Territorio –
ALFATER. Buenos Aires.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Pengue, Walter y Morello Jorge H. (2007) Procesos de transformación en las áreas
de borde agropecuario: ¿Una agricultura sostenible? Revista Realidad Económica.
Buenos Aires: IADE.
- Peña, Milciades (1972) El paraíso terrateniente. Buenos Aires: Fichas.
- Pereira, Joao Marcio Mendes (2006) Neoliberalismo, politicas de terras e reforma
agraria de mercado na America Latina. En S. Saber y J. Marcio Mendes Pereira
(orgs.) Capturando a Terra. Sao Paulo: Expressao Popular.
- Piñeiro, Diego (2004) En busca de la identidad. La acción colectiva en los
conflictos agrarios de América Latina. Buenos Aires: CLACSO.
- Piñeiro, Diego (2008) Prólogo. En P. Rodríguez Bilella y E. Tapella
Transformaciones Globales, Territorios y Modos de Vida Rural: experiencias de
desarrollo rural en Argentina. Buenos Aires: Editorial La Colmena.
- Porto-Gonçalves, Carlos Walter (2006) El desafío ambiental. México: PNUMA.
- Porto-Gonçalves, Carlos Walter (2008) A luta pela Apropriaçao e Reapropriaçao
Social da Água na América Latina. En B. Mançano Fernándes (org.) Campesinato
e Agronegocio na América Latina: A questão agraria atual. São Paulo: Expressão
Popular.
- Posadas, Marcelo G. (1996) En torno a los campesinos argentinos, aportes críticos
para su estudio y discusión. En E.I.A.L Estudios Interdisciplinarios de América
Latina). Volumen 7. http://www.tau.ac.il/eial/VII_2/posada.htm
- Quijano, Aníbal (2000) Los movimientos campesinos contemporáneos en América
Latina. Revista OSAL. CLACSO.
- Raffestin, Claude (1993) Por uma geografia do poder. San Pablo: Atica.
- Ranciére, Jacques (1996) El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires: Nueva
Visión.
- Ratier, Hugo (2004) ¿Campesinos en la Argentina? Aproximaciones
antropológicas. Ponencia presentada en el III Congreso Argentino y
Latinoamericano de Antropología Rural. Tilcara, Jujuy.
- Ratier, Hugo y Ringuelet, Roberto (1999) La antropología y el medio rural en la
Argentina. En N. Giarracca Estudios Rurales: Teorías, problemas y estrategias
metodológicas. Buenos Aires: La Colmena.
- Reboratti, Carlos (1998) El Alto Bermejo: Realidades y Conflictos. Buenos Aires: La
Colmena.
- Reboratti, Carlos et al (1996) [1989] ¿Pampeanización del NOA o la adaptación al
ecosistema local? En M. Manzanal (comp.) El desarrollo rural en el noroeste
argentino. Salta: Proyecto Desarrollo Agroforestal en Comunidades Rurales del
Noroeste Argentino.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Reguera, Andrea (2000) Riqueza y poder en la sociedad del tener. Propiedad de
tierras y formas de acumulación en la Argentina de los siglos XIX y XX. Ponencia
presentada al 50 Congreso Internacional de Americanistas. Varsovia.
- Resende, M (1991) Agricultura tropical: uso do solo, alimento, espaço e
degradação. SNT.
- Riquelme, Quintín (2003) Los sin tierra en Paraguay: conflictos agrarios y
movimientos campesinos. Buenos Aires: CLACSO.
- Rochabrún, Guillermo (2006) Entre las ganancias y la identidad. En Reforma
agraria y desarrollo rural en la región andina. Lima: CEPES.
- Rodríguez, Jesús (2008, noviembre 25) Pedido de informe por acusación de
genocidio. Clarín, Sociedad.
- Roitman Rosenmann, Marcos (2000) Conflicto y crisis en el pensamiento social
latinoamericano. Revista OSAL.
- Rojas, Juan Carlos (2006) Problemas y perspectivas de los territorios indígenas en
Bolivia. En F. Eguren (editor) Reforma Agraria y Desarrollo Rural en la Región
Andina. Lima: CEPES.
- Rosset, Peter (2006) Alternativa a la política fundiaria de mercado: reforma agraria
y soberanía alimentaria. En S. Saber y J. M. Mendes Pereira (orgs.) Capturando a
Terra. São Paulo: Expressão Popular.
- Rozé, J.P. (1985) Conflictos Agrarios en la Argentina: el proceso liguista. Vol. 2,
Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
- Ruiz, Gustavo (2008, noviembre 24) Desmontes en Salta: denuncia por genocidio
contra el Gobierno. Clarín, Sociedad.
- Rutledge, Ian (1987) Cambio Agrario e Integración, Buenos Aires.
- Rutledge, Ian (1996) Integración política y estructura social durante las guerras
civiles del siglo pasado: diferencias y similitudes entre provincias del noroeste. En
M. Manzanal (comp.) El desarrollo rural en el noroeste argentino. Salta: Proyecto
Desarrollo Agroforestal en Comunidades Rurales del Noroeste Argentino.
- Sabatino, Pablo (2007) Campesinos y Campesinas en el noroeste de Córdoba. Un
acercamiento a sus luchas y propuesta. Ponencia presentada al XXVII
Internacional Congreso of Latin American Studies Association (LASA). Montreal.
- Sábato, Hilda (1989) Capitalismo y ganadería en Buenos Aires. La fiebre del lanar,
1850-1890. Buenos Aires: Sudamericana.
- Sala, Arturo E. (2005) La resistencia seminal. De las rebeliones nativas y el Malón
de la Paz a los movimientos piqueteros. Buenos Aires: Editorial Biblos.
- Sampaio, Plinio Arruda (2005) La Reforma Agraria en América Latina: una
revolución frustrada. Revista OSAL. Año VI, Nº 16. Buenos Aires: CLACSO.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Santos, Milton (1994) O retorno do território. En M. Santos, et al, (org.) Território:
globalização e fragmentação. São Paulo: Hucitec.
- Santos, Milton (2005) O retorno do territorio. Revista OSAL. Año VI, Nº 16. Buenos
Aires: CLACSO.
- Sarmiento, Domingo F (1967) [1851] Facundo. Buenos Aires: Centro Editor de
América Latina.
- Sarmiento, Domingo F (2001) Obras completas, 53 vol. CD ROM. Buenos Aires:
Universidad Nacional de La Matanza.
- Schejtman y Ramírez (2004) Desarrollo Territorial Rural. Santiago de Chile: Fondo
Mink’a Chorlavi.
- Schmitt, Carl (1998) El concepto de lo político. Madrid: Alianza.
- Schneider, Sergio y Tartaruga, Ivan G. Peyré (2006) Territorio y enfoque territorial:
de las referencias congnitivas a los aportes aplicados al análisis de los procesos
sociales rurales. En M. Manzanal, G. Neiman y M. Lattuada (comp), Desarrollo
rural: Organizaciones, instituciones y territorios. Buenos Aires: CICCUS.
- Scott, James C. (1985) Weapons of the weak: Every day forms of peasant
resistance. New Haven: Yale University Press.
- Searle, John R. (1992) Intencionalidad. Editorial Tecnos.
- Sevilla Guzmán, Eduardo y González de Molina, Manuel (2005) Sobre a evolucão
do conceito de campesinato. São Paulo: Expressão Popular.
- Shanin, Teodor (1979) Campesinos y sociedades campesinas. México: Edición
Fondo Económico de Cultura.
- Shanin, Teodor (2008) Lições camponesas. En E. Paulino y J. E. Fabrini (org.)
Campesinato e territorio em disputa. São Paulo: Expressão Popular.
- Slutzky, Daniel (2007) Situaciones problemáticas de tenencia de la tierra en
Argentina. Estudios e investigaciones Nº 14. Buenos Aires: Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Soverna, Susana, Tsakoumagkos, Pedro; Paz, Raúl (2008) Revisando la definición
de agricultura familiar. Buenos Aires: Secretaría Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos.
- Stavenhagen, Rodolfo (1996) Los derechos indígenas: algunos problemas
conceptuales. En E. Jelin y E. Hershberg (coord.) Construir la democracia:
derechos humanos, ciudadanía y sociedad en América Latina. Venezuela: Editorial
Nueva Sociedad.
- Stavenhagen, Rodolfo e Iturralde, Diego (1990) Entre la ley y la costumbre:
derecho consuetudinario indígena en América Latina. México: Instituto Americano
de Derechos Humanos e Instituto Indigenista Interamericano.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Stedile, João Pedro (2007) Las contradicciones del “moderno” agronegocio. Jornal
Sem Terra. Brasil.
- Tarrow, Sidney (1997) El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la
acción colectiva y la política. Madrid: Alianza Universidad.
- Tavares Dos Santos, José Vicente (1994) Conflitos sociais agrarios: formação e
lutas dos camponeses meridionais. Cadernos de Sociología. Vol 6. Número
especial sobre “Produção familiar, processos e conflitos agrarios”. Porto Alegre:
UFRGS.
- Tecuanhuey Sandoval, Alicia (1988) La Revolución de 1943: políticas y conflictos.
Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
- Teubal, Miguel (2003) La tierra y la reforma agraria en América Latina. Realidad
Económica. Nº 200. Buenos Aires: IADE.
- Teubal, Miguel y Rodríguez, Javier (2002) Agro y Alimentos en la globalización.
Una perspectiva crítica. Buenos Aires: La Colmena.
- Teubal, Miguel, Domínguez, Diego y Sabatino, Pablo (2005) Transformaciones
agrarias en la Argentina. Agricultura industrial y sistema alimentario, en N.
Giarracca y M. Teubal (coord.) El campo argentino en la encrucijada. Estrategias y
resistencia sociales, ecos en la ciudad. Buenos Aires: Alianza.
- Thompson, E.P. (1995) Costumbres en común. Barcelona: Crítica.
- Toledo, Víctor (1990) The ecological rationality of peasant production. En M. Altien
y S. Hecht (eds.) Agroecology and Small Farm Development. Boca Ratón CRC
Press.
- Toledo, Víctor (1992) Utopía y Naturaleza. El nuevo movimiento ecológico de los
campesinos e indígenas de América Latina. Revista Nueva Sociedad Nº122.
- Toledo, Víctor (2002) Agroecología, sustentabilidad y reforma agraria: la
superioridad de la pequeña producción familiar. Revista Agroecología e
Desenvolvimento Rural Sustentable. Vol 3, Nº2. Porto Alegre.
- Touraine, Alain (1987) El regreso del actor. Buenos Aires: Editorial Universitaria de
Buenos Aires.
- Tsakoumagkos, Pedro (1987) Sobre el campesinado en Argentina. Revista
Argentina de Economía Agraria. Vol. I, tomo II. Buenos Aires.
- Valenzuela, Cristina (2005) Transformaciones y conflictos chaqueños en el agro
durante los ´90. Articulaciones territoriales de una nueva racionalidad productiva.
Revista Mundo Agrario. Vol. 5, Nº 10. Centro de Estudios Histórico Rurales.
Universidad Nacional de La Plata.
- Valverde, Sebastián (2003) La articulación entre agrupaciones indígenas del
pueblo Mapuche y movimientos campesinos. Ponencia presenta a las III Jornadas
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales. Fac. Cs. Económicas,
Universidad de Buenos Aires.
- Van Dam, Chris (1999) La tenencia de la tierra en América Latina, el estado del
arte de la discusión en la región. Iniciativa global: tierra, territorio y derechos de
acceso, Costa Rica: Unión Mundial para la Naturaleza UICN.
- Van Dam, Chris (2007) Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas,
campesinos y pequeños productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Van der Ploeg, Jean Douwe (2000) Sistemas de conocimiento, metáfora y campo
de interacción: el caso del cultivo de la patata en el altiplano peruano. En A. Viola
(comp.) Antropología del desarrollo. Barcelona: Paidós.
- Viola, Andreu (2000) Introducción. En A. Viola (comp.) Antropología del desarrollo.
Barcelona: Paidós.
- Wagley, Charles y Harris, Marvin (1974) Una topología de subculturas
Latinoamericanas. En Bartolomé y Gorostiaga (comp.) Estudios sobre el
campesinado latinoamericano: la perspectiva de la antropología social. Buenos
Aires: Ed Periferia.
- Waibel, Leo (1979) Capítulos de geografía tropical e do Brasil. Río de Janeiro:
IBGE.
- Wallis, Cristóbal y Rangeon, Matías (2007) Las comunidades indígenas de los
Lotes Fiscales 55 y 14, y la Asociación Lhaka Honhat. En C. Van Dam Tierra,
territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y pequeños
productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos.
- Warman, Arturo (1972) Los campesinos. Hijos dilectos del régimen. México:
Nuestro Tiempo.
- Warman, Arturo (1982) Los campesinos, hijos predilectos del régimen. Nexos, Nº
50, febrero.
- Weber, Max (1996) Economía y Sociedad. México: Ed Fondo de Cultura
Económica.
- Weinberg, Marina (2007) La lucha por la defensa de la identidad y el territorio. El
caso de la Comunidad Indígena del Pueblo Kolla de Finca Santiago. En C. Van
Dam Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas, campesinos y
pequeños productores de Salta. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Alimentos.
- Weinstock, Ana Mariel (2005, septiembre 29-30) “No a la mina” de Esquel: Un
primer acercamiento socioterritorial. Ponencia presentada en las Terceras
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani,
FSOC, UBA.
- Wolf, Eric (1972) Las luchas campesinas del siglo XX. México: Siglo XXI editores.
- Wolf, Eric (1979) Las rebeliones campesinas. En Sh. Teodor Campesinos y
sociedades campesinas. México: Fondo Económico de Cultura.
- Zanoni Gomes, Iria (2001) Terra e Subjetividade. Brasil: ed. Criar.
Otras fuentes consultadas:
Organismos:
- Defensor del Pueblo de la Nación. www.defensor.gov.ar
- Dirección de Bosques, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
Nación. www.medioambiente.gov.ar
- CIPAF. www.inta.gov.ar/cipaf
- FAO. www.fao.org
- (2006) Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural:
implementación de los compromisos de Porto Alegre. En sitio web:
<www.fao.org/sd/dim_in1/in1_060701_es.htm>
- CIRADR Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo
Rural. En sitio web: <www.icarrd.org/es/about_conference.html>.
- Gobierno de la Provincia de Chaco. www.chaco.gov.ar
- (2005) Inventario Forestal Provincial. Ministerio de la Producción.
www.produccion.chaco.gov.ar
- Gobierno de la Provincia de Salta. www.salta.gov.ar
- INAI www.desarrollosocial.gov.ar/INAI/site/default.asp
- INDEC. www.indec.gov.ar
- Censo Nacional Agropecuario de 1947, 1960, 1969, 1988 y 2002.
- Censo Nacional de Población y Vivienda de 1991 y 2001.
- Instituto Geográfico Militar (IGM). www.igm.gov.ar
- Ministerio de Justica, Seguridad y Derechos Humanos. www.jus.gov.ar
- Informe Santiago del Estero (2003).
- Ministerio de Salud de la Nación. www.msal.gov.ar/htm/Site/default.asp
- Proyecto FESP (2006). Marco de Planificación para Pueblos Indígenas.
Ministerio de Salud de la Nación.
http://www.msal.gov.ar/htm/Site/pdf/MarcoSalvagIndigena-FESP.pdf
- SAGPyA. www.sagpya.mecon.gov.ar
- Dirección de Coordinación de Delegaciones
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- PROINDER (2006) Tierra, territorio y derechos de los pueblos indígenas,
campesinos y pequeños productores de Salta, Serie documentos de
capacitación Nº 2. Buenos Aires: Dirección de Desarrollo Agropecuario,
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
- PROINDER-IICA (2006) Serie Documentos de Capacitación Nº 7.
Secretaría Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos: Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura I.I.C.A.
- Subsecretaría de Tierras para el Hábitat Social. www.tierrahabitatsocial.gov.ar
Organizaciones:
- Centro de Estudios Nelson Mandela.
- (2008) Impenetrable: “todo es peor que antes” (y mañana ¿cómo será?). En
sitio web: http://www.ecoportal.net/content/view/full/77991
- CLOC. www.movimientos.org/cloc
- ENDEPA. www.endepa.org.ar
- (2007, Junio 24) ¿Se puede trazar un paralelismo entre la situación de
despojo que sufren los productores con la de los aborígenes?
- FIAN. www.fian.org
- (2006)http://www.fian.org/casos/acciones-urgentes/argentina-
hostigamiento-de-comunidades-campesinas-amena-zadas-por-usurpacion-
de-sus-tierras/view?set_language=es
- Foro Mundial sobre la Reforma Agraria. www.fmra.org
- (2004) Por un mundo sin hambre: otra agricultura, ¡Reforma Agraria ya!
- (2006) Memoria de Carta Mayor, Brasil.
- Foro Salteño por la Tierra.
- (2007, marzo 19) ARCOR está por desmontar más de 30.000 ha de bosque
chaqueño en Salta. Desmontando ¿Se hace un país “más grande”? En sitio
web: http://www.ecoportal.net/content/view/full/67607
- (2007, marzo 31). En sitio web:
http://wwwprotagonistascomar.blogspot.com/2007_03_01_archive.html
- Fórum de Entidades Nacionais de Direitos Humanos. www.direitos.org.br
- FUNDAPAZ. www.fundapaz.org.ar
- (2006) Derechos posesorios Prescripción veinteañal.
http://www.fundapaz.org.ar/tools/redirect.php?t=3&i=114&s=a88bf127923a6
7f5ba12059a1c488c79.
- Greenpeace. www.greenpeace.org
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- (2008, agosto 25) Chaco: Pequeños productores preocupados por el
deterioro del suelo y el ambiente. En sitio web:
http://leydebosques.org.ar/index.php/2008/08/25/chaco-pequenos-
productores-preocupados-por-el-deterioro-del-suelo-y-el-ambiente/.
- (2008, Octubre 28) Desmontes S.A.
- (2008, Mayo 30) La deforestación es la principal causa de las inundaciones
en Chaco.
- Movimento dos Trabalhadores sem Terra (MST) www.mst.org.br
- Movimiento Nacional Campesino e Indígena de Argentina (MNCI).
www.mnci.org.ar/
- (2006) Proyecto de Ley Campesina-Indígena.
- (2007) Nuestros derechos: la tierra.
- (2007) Cartilla “Derecho Indígena”.
- Qullamarka. www.qullamarka.blogspot.com
- Red Agroforestal – REDAF. www.redaf.org.ar
- (2008, Diciembre 5) A un año de la Ley de Bosques: Panorama en la
Región Chaqueña Argentina. En sitio web
http://redaf.org.ar/noticias/?p=340
- Vía Campesina www.viacampesina.org
- Foro Terra Preta (2008, junio 17) Ahora es el Momento de la Soberanía
Alimentaria. Plataforma para la Acción Colectiva. Roma. En sitio web:
http://www.viacampesina.org/main_sp/index2.php?option=com_content&do
_pdf=1&id=531
Agencias de Noticias:
- Agencia @din. www.adin-noticias.com.ar
- Agencia de noticias Bariloche. www.anbariloche.com.ar
- Agencia de noticias COPENOA. www.copenoa.com.ar
- Agencia de noticias CTA
- Agencia Noticias Iruya. www.noticias.iruya.com
- Corrientes Noticias. www.corrientesnoticias.com.ar
- Diario Clarín. www.clarin.com
- Diario El Tribuno de Salta www.eltribuno.info
- Diario La Nación. www.lanacion.com.ar
- Diario Página 12. www.pagina12.com.ar
- El Diario Digital.
- Indymedia. www.indymedia.org
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- La Columna Digital. www.lacolumnadigital.com.ar
- Minga Informativa. www.movimientos.org
- Prensa de Frente www.prensadefrente.org
- Red de Comunicación Indígena. www.rci.org.ar
- REDH. www.redh.org
- Secretaría de Prensa Gobierno de Chaco
- Secretaría de Prensa Gobierno de Salta
- Segundo Enfoque
- Territorio Digital. www.territoriodigital.com
- Vox Populi Diario digital www.voxpopuli.com.ar
Normativa:
- Código Civil de la Nación Argentina.
- Constitución de la Nación Argentina.
- Constituciones Provinciales de la Argentina.
- Convenio 169 OIT.
- Decreto Municipal Nº 484/02 Adjudicación de tierras. Provincia de San Juan.
- Decreto/Ley Provincial Nº 1216/63 Creación del Instituto del Aborigen. Provincia
del Chaco.
- Ley Nacional Nº 23.302/85 Política Indígena y Apoyo a las Comunidades
Aborígenes.
- Ley Nacional Nº 24.071/92 Ratificatoria del Convenio Nº 169 de la Organización
Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes.
- Ley Nacional Nº 26.160/06 Emergencia en Materia de Posesión y Propiedad de las
Tierras que tradicionalmente ocupan las Comunidades Indígenas originarias del
país.
- Ley Nacional Nº 26.331/07 Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los
Bosques Nativos.
- Ley Provincial Nº 1094/72 Instituto de Colonización. Provincia del Chaco.
- Ley Provincial Nº 12.028 Provincia de La Pampa.
- Ley Provincial Nº 1800/89 Adhesión de la Provincia a la Ley Sobre Política
Indígena y de Apoyo a las Comunidades Aborígenes, Nº 23.302. Provincia de
Neuquén.
- Ley Provincial Nº 2353/92 Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Adhesión a la
Ley 23.302. Provincia de Río Negro.
- Ley Provincial Nº 2913/84 Tierra Fiscal Rural. Provincia del Chaco.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
- Ley Provincial Nº 3258/86 De las Comunidades Indígenas. Provincia del Chaco
- Ley Provincial Nº 3604/99. Donación de inmuebles a comunidad aborigen.
Provincia de Misiones.
- Ley Provincial Nº 4086/66 Reserva de tierras fiscales destinadas a las poblaciones
indígenas. Provincia de Salta.
- Ley Provincial Nº 4093/04 Plan de Arraigo y Colonización. Provincia de Misiones.
- Ley Provincial Nº 4098/04 Transferencia de inmuebles a comunidad aborigen.
Provincia de Misiones.
- Ley Provincial Nº 426/84 Ley Integral del Aborigen. Provincia de Formosa.
- Ley Provincial Nº 5150/05 Reconocimiento a comunidad aborigen, el carácter de
sujeto de derecho y de pueblo indígena preexistente Provincia de Catamarca.
- Ley Provincial Nº 5402/84 Tierras Fiscales. Provincia de Santiago del Estero.
- Ley Provincial Nº 5754/91 Adhesión a 23.302, Política Indígena y Apoyo a las.
Comunidades Aborígenes. Provincia de Mendoza.
- Ley Provincial Nº 6570/89 Reordenamiento Territorial. Provincia de Salta.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
ANEXO
Matrices de casos de conflictos de tierra: Chaco, Salta y Santiago del Estero
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Los casos de conflictos de tierras desde la dictadura a la actualidad, en la
provincia del Chaco:
La matriz a continuación, muestra un detalle de los conflictos más importantes que se
han dado y se siguen dando en la provincia: desde la reanudación de las históricas
demandas indígenas con la vuelta al régimen democrático, hasta los conflictos
producidos por las apropiaciones de tierra y los desmontes masivos que se desataron
con la desestructuración de la matriz algodonera.
Conflictos en espacios rurales de la provincia del Chaco:
Nº Fecha Lugar Acontecimientos
1 1983-2008
Banquineros de General San Martín.
En el departamento Gral. San Martin se calculan unas 300 familias de banquineros. Así se llaman los asentados en las banquinas de las rutas que, en todo el departamento. En los bordes de las rutas nacionales y provinciales, en la franja que queda entre la capa asfáltica y el alambrado de los campos privados, estas familias producen precariamente alimentos para sustento básico. No cuentan con servicios de electricidad y casi ninguno tiene agua. Se trata de familias de pequeños productores rurales que fueron desplazadas de sus campos o de los campos de otros para los que trabajaban y ante la falta de tierras, han decidido asentarse en las banquinas de las rutas de la localidad de General San Martín. En condiciones infrahumanas subsisten diariamente gracias a la siembra que utilizan para el autoconsumo. Estas precariedades están relacionadas a la falta de regularización dominial de la tierra o la reubicación, de estas familias, en otros inmuebles de lo cual debiera ocupase el Estado de resolver. "Esta problemática es una realidad y está ubicada a 128 Km. de la ciudad de Resistencia explicó la diputada Alicia Terada.
2 Comunidad Wichi El Sauzalito, Güemes.
Reclaman entrega de tierras, educación para los niños de la comunidad, cuestiones de salud, viviendas, protección de la personería jurídica, participación en las distintas instituciones, y subsidios por parte del gobierno. Han realizado gestiones ante el Ministerio de Salud de la Nación, INAI, y la provincia del Chaco.
3 1996 Colonia Aborigen Chaco, 25 de Mayo.
Problema de tierras, por decreto provincial se desafectaron 2500 hectáreas de la propiedad comunitaria, cediendo dicha tierra a los criollos. Reclaman que en las escuelas se hable la lengua de la comunidad. Hubo un juicio por este tema. Realizaron gestiones ante el Instituto de Colonización de la Provincia, para que reconozca la preexistencia de lo indígena, el derecho a la personería jurídica de la comunidad.
4 1983-2008
Distintos parajes de Pampa del Indio, Gral. San Martín.
Los problemas de tierras se inician en el año 1983. Es una zona donde existen conflictos en varios parajes y cuenta con la presencia de varias organizaciones: Asociación Cacique Taigoyic, Unión Campesina de Pampa del Indio, Comisión Zonal de Tierras. 2004 corta la Unión Campesina la ruta 3, piden apoyo a productores algodoneros. Mayo de 2007, conflicto en 90 ha a 12 km de Pampa del Indio. Unpeproch, Appch, Unión Campesina, Comisión Zonal de Tierras y diferentes instituciones nucleadas en el Foro Multisectorial por la Tierra del Chaco acampan en el lugar para ejercer el legítimo derecho a la defensa de la posesión de Miguel Pelozo. Aqui vivió y trabajó toda su vida junto a su familia en la chacra 43, ubicada sobre ruta 4, a unos 12 kilómetros de Pampa del Indio. Predio de 90 ha, poblado por su familia desde 1949. Hacia unos años habían resistido desalojo, y la justicia chaqueña reconoció su derecho de posesión. Sin embargo este año el Instituto avanzó con otro juicio y Pelozo fue intimado a desalojar. 12 de junio de 2008, cortan ruta 3, y marchan desde Campo Medina, en Pampa del Indio, hasta Resistencia. La Unión Campesina del Chaco inicia una marcha a pie desde Campo
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Medina, en Pampa del Indio, hasta Resistencia. Más de 1500 aborígenes emprenden una marcha este jueves desde Campo Medina hasta Resistencia, para llamar la atención por la situación de campesinos pobres y medios. Su lema es: “Chaco: ni uno más se va del campo”. La medida de fuerza de las organizaciones aborígenes en la zona de Campo Medina –en cercanías a Pampa del Indio- comprende reclamos históricos entre los que se encuentran la entrega de títulos de propiedad por más de tres mil hectáreas, subsidio a la producción algodonera y un precio sostén para el textil. No obstante, el dirigente de la Unión Campesina, Mártires López, explicó que el corte de ruta se debe a que los productores originarios y criollos han perdido la siembra algodonera. Se diferenciaron de los cortes de ruta de los grandes terratenientes y de los sojeros. Mayo, 2008, Compromiso del encargado de tierras del Instituto de Colonización fue así de claro: el 10 de agosto se entregará a la en ese lugar. Los 10 integrantes de la Asociación Cacique Taigoyic, Unión Campes ina y Comisión Zonal de Tierras de Pampa del Indio llegaron el viernes 1 de agosto a retirar el título comunitario de Campo Cacique en el 5º piso de la Gobernación. Su reclamo por la regularización de las tierras en Pampa del Indio se viene realizando de manera sostenida desde 1994 y aunque en el año 1997 se le adjudicó la propiedad Campo Cacique, por la resolución 0418/97, a la Asociación Cacique Taigoyic recién este domingo 10 de agosto el título estará en manos de sus dueños. Al reconocimiento de los derechos de propiedad de las comunidades aborígenes sobre esos territorios se suman las propuestas productivas para hacer una posesión efectiva. Por eso que el trabajo integral que están llevando las tres organizaciones incluye la recuperación de las tierras y después trabajar en ellas.
5 Las Garcitas (UNPEPROCH), Sgto. Cabral.
Es una de las zonas de conflictos de tierra donde tiene presencia la Unión de Pequeños Productores Chaqueños. Son parte de las más de 15.000 has, logradas con títulos de propiedad.
6 Colonia Juan Larrea, Las Breñas, 9 de Julio.
Intentan recuperar territorios ancestrales.
7 Barrio Mocoví San Bernardo, O’Higgins.
Desinterés y falta de compromiso por parte de los legisladores y autoridades de la provincia con respecto a la situación actual de las comunidades indígenas de la provincia. Empresas privadas cuya principal actividad perjudica los suelos, bosques nativos y animales silvestres. Realizaron denuncias ante la Justicia de la Provincia, ante el Instituto de Colonización (que consiste en una concesionaria por lotes).por usurpación de tierras indígenas que, o bien se desconocen los resultados o los mismos fueron desfavorables.
8 2004 Pampa Napenay, P. Roque Sáenz Peña, Cmte. Fernandez.
El día 19 de julio, 2004, la Unión de Campesinos Poriajhú tomaron pacíficamente 25 hectáreas de tierras fiscales, en Pampa Napenay, para formar un asentamiento de la Cooperativa Integral de Trabajo y Formación, conformada en el 2001. Esta acción es el resultado de la negociación con la autoridad municipal -en la persona del Intendente y la Dirección de Tierras local- ante la cual venían peticionando tierras dado que solo contaban con 8 hectáreas. 17, 18 y 19 de julio de 2008 Colonia Pampa Napenay, Roque Sáenz Peña se realiza el Encuentro internacional de organizaciones campesinas, indígenas y del campo popular. Convocatoria que reúne a organizaciones campesinas y aborígenes de distintos puntos del país, y de países vecinos como Paraguay y Brasil. Se realiza tradicionalmente en esta ciudad, y tiene como anfitriones a los integrantes de la agrupación Poriajhú (miembro de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo - CLOC y de Vía Campesina).
9 Comunidad Mocoví El Pastoril, Villa Angela, Mayor Fontana.
Reclamo de acceso a la tierra y personería jurídica. Solicitaron la personería jurídica ante la justicia y la Municipalidad.
10 Barrio Cacique Pelayo, Fontana, Libertad.
Solicitud de personería jurídica, que fue obtenida, para tramitar acceso a tierra y otros recursos.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
11 1924 - 2007
Asociación Comunitaria Meguasoxo-chi Teuco-Bermejito “Toba”, Depto. Gral. Güemes.
Luego de una larga etapa de reclamos reinvindicatorios y de creciente organización, la comunidad indígena Qom logra, en 1999, la efectivización de la entrega de las 150.000 hectáreas, asignada como reserva en el año 1924. El 3 de Junio de 1999, la Asociación Comunitaria MEGUESOXOCHI del Teuco - Bermejito recibió del Gobierno de la Provincia del Chaco copia autenticada del Título de Propiedad de 139.138 has. 78 as. 68 cas. El mismo reviste la característica de comunitario. La superficie titulizada, sumada a las parcelas que fueron entregadas en 1979 en forma individual a familias indígenas de El Espinillo, totaliza las 150.000 hectáreas de tierras del Interfluvio Teuco-Bermejito, reclamadas históricamente por las comunidades indígenas. Este acto de reparación, a una comunidad históricamente postergada, desencadena una serie de consecuencias sobre la población asentada en el área del Interfluvio, siendo la más significativa, la disputa por la relocalización de pobladores criollos que ya ha sido reconocida por ley provincial Nº4.617/99 y que otorga un plazo de 5 años para restablecer su situación A las tremendas dificultades que estas familias deben enfrentar para lograr la supervivencia se agregan ahora las importantes tensiones que emergen del cambio de status jurídico de las tierras, que convierte a parte de los habitantes, que ocupaban tierras fiscales, en intrusos. Familias, tanto tobas como criollas que, a partir de la entrega del título comunitario ocupan tierras con destino específico (tierras destinadas a los criollos o titulizadas a favor de la comunidad aborigen), y deben relocalizarse; es decir que se encuentran sometidas a una relocalización involuntaria. Para enfrentar esta compleja situación se conforma una Comisión Mixta Provincial (Decreto Nº 468/00), para la construcción asociada y participativa de escenarios de planificación para el diseño y formulación del proyecto y sus programas. La Asociación MEGUESOXOCHI con Personería Jurídica reconocida por Decreto N°1789 de fecha: 19/10/89, que surgió de la necesidad de recuperar las 150.000 hectáreas del Interfluvio Teuco–Bermejito representa a las Comunidades Tobas LAPELOLE, LA SIRENA, PASO SOSA, OLLA QUEBRADA, VÍBORA BLANCA, RIO MUERTO, EL SIMBOLAR, POZO DEL BAYO, CAMPO AZUL, EL ALGARROBAL, LAS TUNILLAS, PALMA SOLA, TRES POZOS, LAS PALOMAS, LA BOLSA. Este “acto de reparación histórica”, como es denominada la acción/programa gubernamental, también produjo conflictos y tensiones entres los criollos (asociados en FORTIN) y los indígenas, iniciándose un proceso de reubicación territorial de las flias. y comunidades criollas. Año 2000, reunión en El Mojo entre pobladores y el vocal del Instituto de Colonización de la provincia, Señor Moreno, permitió la firma de nuevos convenios de relocalización. El Municipio ha reservado un predio de 1 ha y media para la sede de Asociación Fortín en El Espinillo. La asociación requiere postes para el cercado del lote (120 postes) y evaluar la factibilidad de obtenerlos del área asignada para la relocalización de los criollos; ellos mismos harán el mejoramiento. Se presentan conflictos con la gente que quiere sembrar y/o explotar los recursos del monte en las tierras entregadas en propiedad comunitaria a la asociación indígena. Es necesario parcelar, delimitar propiedades y atender situaciones de parcelamiento irregular (algunos predios encierran a otros y dificultan su acceso ). En el Juzgado de Paz de El Espinillo obran 14 (catorce) denuncias. En la gente hay descreimiento por falta de respuestas a las necesidades y la existencia de muchos programas que no llegan. 02/05/2007 Movilizaciones en reclamo de tierras, disputa por 150.000 donde se encuentran personas que no pertenecen a las comunidades indígenas y que éstas reclaman. Se responsabiliza al gobierno provincial. Reclamaron ante el Instituto Aborigen del Chaco.
12 1985-2008
Tres Isletas, Maipú.
La Unión de Pequeños Productores Chaqueños (UNPEPROCH), fue creada en el año 1985. Sus principales reclamos fueron la adjudicación y regularización de tierras para las familias campesinas. Actualmente nuclea a más de 700 productores distribuidos en las zonas de: Margarita Belén, Bermejo, San Martín, Colonias Unidas, Pampa del Indio, El Guanaco, Quitilipi, Colonia Elisa, Makallé,
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Napenay, Las Garcitas y Tres Isletas. En los últimos años han recuperado, en la provincia del Chaco, unas 29.000 hectáreas de tierra con títulos de propiedad definitivos o provisorios.
13 2008 La Tigra – Asociación comunitaria “Rexat” Mocoví, O’Higgins.
No tienen contacto con las autoridades, provinciales, reclaman él titulo de sus tierras. Realizaron denuncias antela municipalidad. Coincidiendo en la total situación de precariedad con la que habitan en sus tierras, formulando serias acusaciones a las autoridades provinciales señalando que “muchas familias vivimos en terrenos muy chicos” o como el caso del señor Villalba de La Tigra, perteneciente a la etnia Mocoví, que dio como ejemplo que “contamos con 25 asentamientos que no pasan las 3000 hectáreas. Otro de los ejemplos mencionados fue que “en la ciudad de General Pinedo hay 30 familias viviendo en el predio del ferrocarril”.
14 2000-2006
Comunidad Comandancia Frías y Misión Nueva Pompeya, Güemes.
En año 2000 cerca de Nueva Pompeya se produce un conflicto en Paraje Alto Alegre. El 6 de agosto de 2006 la justicia de Chaco ratifica inconstitucionalidad de la ley N° 5285 por falta de participación indígena. La demanda judicial –a nombre de las asociaciones comunitarias de Pompeya y Comandancia Frías contra la Subsecretaría de Recursos Naturales de la provincia y el Instituto de Colonización- se originó luego de la sanción de la ley, en diciembre de 2003. Un año después, se declaraba inconstitucional, pues como se trataba de territorio indígena, era requisito mínimo la consulta a los miembros de las comunidades que allí habitan. El artículo 19 de la nueva ley observaba que “No podrán realizar aprovechamiento ni desmonte de los bosques sin la debida autorización, que será otorgada previa presentación y aprobación del plan de trabajo respectivo”. Esto fue justamente lo que despertó la crítica de las organizaciones ambientalistas, comunidades indígenas y otras pues consideraban que: “… la ‘debida autorización’ corre por cuenta del gobierno o ingenieros agrónomos que deben aprobar un ‘plan de manejo de bosque’, o sea que es una forma encubierta de permitir el desmonte” (Página 12, 2004). De este modo se flexibilizaban los controles y se eliminaban los frenos a los desmontes. Conjuntamente con comunidades de Fortín Lavalle, Comandancia Frías, Misión Nueva Pompeya, Miraflores, Juan José Castelli, Pampa del Indio, Colonia Aborigen, La Leonesa, La Tigra, San Bernardo, Villa Ángela, entre otros, junto con organizaciones no gubernamentales e iglesias que integran el espacio denominado Mesa de Coordinación Provincial "Doctor Ricardo Altabe"
15 1970-2007
Colonia Gral Necochea, Las Breñas, 9 de Julio.
01/07/2007 Resistencia contra desalojo. La familia Chaparro ocupó las tierras en disputa por más de 30 años y pese a esto el Instituto de Colonización las otorgó a la familia Picaluk. Son alrededor de 17 ha. No han tenido respuestas por parte de las autoridades y que vienen sufriendo amenazas por parte del hijo del supuesto propietario.
16 1970-2007
Paraje Las Rosas, La Leonesa, Bermejo.
14/09/2007 Familias campesinas integrantes de la Unión de pequeños productores chaqueños (UNPEPROCH) de Paraje Las Rosas, que desde hace más de 30 años ocupan tierras del ex ingenio Las Palmas, resisten un intento de desalojo de Gendarmería. "Vamos a resistir hasta las últimas consecuencias", afirmaron. Ángel Machuca, comentó que desde las cuatro de la mañana de este viernes alrededor de 30 familias campesinas resisten el intento de desalojo por parte de un escuadrón de Gendarmería Nacional en el Paraje Las Rosas, Departamento Bermejo. La orden habría sido impartida por el juez federal de Resistencia, Carlos Skidelsky, en base al pedido de un supuesto dueño de apellido Liruzi. El presidente de la Unión de Pequeños Productores del Chaco, Ángel Machuca explicó que "estas familias viven desde 40 años en el lote de 100 / 700 hectáreas, cercano a La Leonesa. Estas tierras pertenecían al ex ingenio Las Palmas, y desde entonces tramitan su adjudicación ante la ONABE, organismo que administra los bienes del estado nacional.” “Esta tierra es nuestra, nosotros vamos a resistir hasta las últimas consecuencias”, aseguró el pequeño productor, y advirtió que “si esto se vendió, se vendió con la gente adentro”.
17 1995-2008
Lote 41, en Napenay, Independencia.
En distintas localidades de la provincia donde está presente la Unión de Pequeños Productores del Chaco (UNPEPROCH), se han constituido “Reservas”. Se trata de áreas donde se asientan familias campesinas de modo conjunto; se distribuyen porciones de más o
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
menos 10 hectáreas por familia, a la vez que se mantiene en manos de la organización la posesión de la tierra. Así sucedió en el lote 41, en Napenay, donde se ocupo la tierra hace unos 12 años y se creo una reserva de la UNPEPROCH donde viven 15 familias. Algunas familias se han retirado de allí, pero la tierra fue traspasada a otra familia campesina que la requería. Este procedimiento es operado por la organización que al mismo tiempo tramita la titulación de las tierras a las familias . Por falta de marco jurídico adecuado la titulación de tierra se hace a nombre de cada familia de forma “individual”. Es por esta ausencia de marco legal que la obtención del título modifica el status de la posesión de tierra en forma de Reserva, o sea, como proyecto comunitario de ocupación de tierra (propuesta sostenida por la organización). De todos modos experimentaciones de este tipo son reeditadas por la organización. En esta reserva hasta la actualidad no solo han sufrido la contaminación de cultivos por las pulverizaciones en los sojales vecinos, sino que son acusados por la policía de extraer madera nativa. 03/12/2008 A 13 años del asesinato de Juan Sendra, la UNPEPROCH pide justicia y rechaza el nombramiento de Lisboa como Jefe de la Policía del Chaco. Mediante una carta dirigida al Gobernador Jorge Capitanich expresaron "Este Señor – expresa la carta- estuvo implicado en el asesinato de Juan Sendra, pequeño productor integrante de nuestra organización, ocurrida el 6 de diciembre de 1995, en la zona rural de Napenay." Y agregan que: "Si bien el Juez Sudría fue sometido a Juicio Político y algunos policías encarcelados por un corto tiempo, el hecho nunca quedó esclarecido, y la muerte de Juan Sendra, sigue sin justicia."
18 1982 Colonias Unidas, Sgto. Cabral.
En 1982 INCUPO (en su inicio FUNDAPAZ; también participó la parroquia de Colonias Unidas) empezando con un proceso de promoción con campesinos minifundistas, unas 200 familias entre el lote VII y el lote X. En 1985 se forma en esta localidad una organización de carácter provincial, que es la Unión de Pequeños Productores Chaqueños –UNPEPROCH. Para la UNPEPROCH es la experiencia concreta de una colonización integral, desspués de conseguir 1800 Has. Las familias realizaron su asentamiento. Inventario forestal del predio comunitario. Acceso y regularización de la tenencia de tierras. Revalorización y recreación de prácticas productivas. Revalorización del autoabastecimiento familiar y comunitario. Apropiación de tecnologías adaptadas. Transformación de alimentos. El 13 de octubre de 2008. La Unión de Pequeños Productores Chaqueños cumplió veintitrés años de existencia. En todo este tiempo hemos acompañado a muchas zonas en su lucha por la tierra"- continuó recordando Machuca- "Suman más de 15.000 las hectáreas de tierras logradas con títulos de propiedad en diferentes zonas, como en Lote 5, Lote 10, Napenay, Garcitas, Bermejo". En distintas localidades de la provincia donde está presente la Unión de Pequeños Productores del Chaco (UNPEPROCH), se han constituido “Reservas”. Se trata de áreas donde se asientan familias campesinas de modo conjunto; se distribuyen porciones de más o menos 10 hectáreas por familia, a la vez que se mantiene en manos de la organización la posesión de la tierra. --- Unión de Pequeños Productores Chaqueños (UNPEPROCH) En los últimos años han recuperado, en la provincia del Chaco, unas 29.000 hectáreas de tierra con títulos de propiedad definitivos o provisorios. En reserva existen aproximadamente unas 365.000 hectáreas con el reconocimiento por parte de las autoridades de los derechos indígenas sobre las mismas. Sus principales reclamos fueron la adjudicación y regularización de tierras para las familias campesinas. Actualmente nuclea a más de 700 productores distribuidos en las zonas de: Margarita Belén, Bermejo, San Martín, Colonias Unidas, Pampa del Indio, El Guanaco, Quitilipi, Colonia Elisa, Makallé, Napenay, Las Garcitas y Tres Isletas.
19 2008 Paraje “Los
Pereyra”,
Paraje “Los Pereyra” de Miraflores . Santa Virginia Lastero, una viuda de 57 años y con cinco hijos, formuló una denuncia similar acusando a René Segundino Vicentin, quien realizó una serie de maniobras en las que se intentó despojar a esta mujer de sus tierras de las que hoy
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Miraflores, sólo le queda una pequeña porción, recibiendo presiones y amenazas durante años relatando que “a tres años de fallecido mi marido, me llegó una carta del Banco Galicia, un abogado y un juez queriendo sacarme mi campo, pero yo vivo en ese lugar desde los tres años, situaciones ocurridas en las gestiones de los gobiernos anteriores”, contó. “Soy una mujer viuda que no sabe leer y se han aprovechado de mi ignorancia para falsificar mi firma, además – agregó - me han atacado innumerables veces y en una oportunidad incendiaron mi casa con lo que había adentro. Para vivir crío vacas, pavos, chanchos y chivos – enumeró - y quieren estos inescrupulosos quieren dejarme sin las tierras de las que soy la dueña desde el año 1978 y ahora vienen a querer desalojarme diciendo que compraron las tierras al propietario, que era mi marido, pero mienten – porque mis padres, familia y yo vivimos en ese lugar desde hace muchísimos años, pero a mi no me va llevar nadie de ese lugar que es mío, soy una mujer pobre pero no me van a doblegar, me vine estos 100 kilómetros en moto dejando a mi nietos de 6, 9 y 12 años cuidando mis cosas porque me llamaron para que venga a este lugar contarle todo esto a la gente”, aseguró en forma tajante Virginia. Junto con comunidades aborígenes de Fortín Lavalle, Comandancia Frías, Misión Nueva Pompeya, Miraflores, Juan José Castelli, Pampa del Indio, Colonia Aborigen, La Leonesa, La Tigra, San Bernardo, Villa Ángela, y organizaciones no gubernamentales e iglesias integran el espacio denominado Mesa de Coordinación Provincial "Doctor Ricardo Altabe".
20 2008 Paraje La Unión, Juan Jose Castelli, Güemes.
En el paraje “La Unión” de la zona de Castelli, Leonilda Monzón, una mujer viuda y con siete hijos acongojada hizo la denuncia pública “que el propio vicegobernador de la provincia Juan Carlos Bacileff Ivanoff, pretende apropiarse de mis hectáreas en las que vivo desde hace 29 años, en la que trabajo la tierra con mis pocas vacas y ahora quieren dejarme sin mis tierras con cédulas que me las envía el propio Bacileff Ivanoff (documentación que fue entregada a la propia diputada Terada), por eso fui a muchos lugares, pero porque soy pobre nadie quiere defender mi caso, acudí ante el Instituto de Colonización y a ver a abogados, pero nadie me quiere escuchar”, acusó ente lágrimas la mujer. “Él – refiriéndose al vicegobernador – es un tipo rico que conoce las leyes y parece que quiere ser el dueño de todo Castelli, pero quiero que sepa que yo me voy a quedar a pelear por lo que es mío”. Junto con comunidades aborígenes de Fortín Lavalle, Comandancia Frías, Misión Nueva Pompeya, Miraflores, Juan José Castelli, Pampa del Indio, Colonia Aborigen, La Leonesa, La Tigra, San Bernardo, Villa Ángela, y organizaciones no gubernamentales e iglesias integran el espacio denominado Mesa de Coordinación Provincial "Doctor Ricardo Altabe"
21 1988-
2008
Makallé, Gral.
Donovan.
Makallé, Chaco: Campesinos denuncian usurpación de tierras. 4, Marzo, 2008 (Redaf) Un grupo de personas portando armas de fuego y movilizados en tres camionetas, introdujeron unos 300 animales en un campo de 600 hectáreas habitadas por 15 familias campesinas desde hace más de 40 años. (Fuente: Portal Chaco Día por Día) Integrando el grupo de “dichos dueños”, se encontraba Ramona Santambrogio, concejal de la Alianza Frente de Todos de Makallé, Marcelo Angioni y Graciela García. El hecho ocurrió el pasado jueves 21 del corriente mes en la Colonia Juan Penco. Allí viven y trabajan unas 60 personas pertenecientes a la Unión de Pequeños Productores Chaqueños. Ya en el año 1988, el señor Mishael García intentó desalojar a las familias campesinas, pero a través del apoyo legal de la UNPEPROCH, lograron resistir el desalojo mediante la realización de un juicio de posesión, que fue ganado en primera instancia. La semana pasada, la familia García, acompañada de un grupo de personas y de tres policias se hizo presente en el campo para ingresar los animales. Los pobladores exigieron los títulos que acrediten su propiedad, pero no recibieron respuesta alguna. Ante la negativa de los pobladores de desalojar el lugar, cortaron el candado de la tranquera e introdujeron unos 300 animales, dejando en custodia a dos personas de dudosa reputación. Actualmente la UNPEPROCH, a través del doctor Polo Legal inició un juicio contra la familia García, denunciando usurpación de territorio. Para frenar
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
estas situaciones de conflicto, que se repiten en nuestra provincia, se hacen necesarias medidas urgentes por parte de nuestros gobernantes, para apoyar a las familias campesinas que quieren seguir viviendo y trabajando dignamente sus tierras y no emigrar a los cordones de pobreza de las grandes ciudades.
Los casos de conflictos de tierras desde la dictadura a la actualidad, en la
provincia de Salta:
La matriz a continuación, muestra un detalle de los conflictos más importantes que se
han dado y se siguen dando en la provincia: desde los primeros conflictos que se
desencadenan en la década de 1980, hasta los más recientes casos de represión y
desalojo de comunidades indígenas y pobladores criollos. En general gran parte de los
conflictos tienen una larga duración en el tiempo (entre 5 y 20 años), aquí
presentamos los casos de mayor repercusión, con un breve resumen de los
acontecimientos más destacados en cada uno de los conflictos.
Conflictos en espacios rurales de la provincia de Salta:
Lugar Acontecimientos
Comunidades Kollas de Finca San Andrés, Tinkunaku, Oran. Parajes San Andrés, Los Naranjos, Río Blanquito y Angosto del Paraní.
Las comunidades Kollas de Finca San Andrés (129 mil ha), Salta, retoman la lucha por lograr la tenencia legal de las tierras que ocupan, frente al Ingenio San Martín del Tabacal que compró las tierras con las poblaciones incluidas en el año 1932 (de la familia Patrón Costas, pasa a una empresa norteamericana en 1996, Seabord Corporation). Las comunidades, recuperando la herencia del “1° Malón de la Paz” en 1946, han realizado distintos tipos de acciones para que sus derechos se cumplan: “caravanas”, cortes de ruta, enfrentamiento con la policía, acciones legales, etc. A pesar de fallos a favor y del apoyo que reciben de organizaciones nacionales e internacionales, la efectivización de la entrega de los títulos se ha demorado largamente. Lo cual ha generado sucesivos problemas a las comunidades por no disponer de su territorio: conflictos con empresas madereras como MADENOR (1997), Empresa Los dos Ríos (posible desmonte de 1.670 ha en 2007), Techint-NORANDINO (1997), etc. 4 de Julio de 2006 Un grupo de pobladores de las comunidades Collas, integrantes Tinkunaku, se encuentran en la ciudad de Salta realizando gestiones para conseguir la titularidad de las tierras. A pesar de existir un compromiso de funcionarios del gobierno, en los próximos días ceder el decreto de entrega del título comunitario de 80 mil hectáreas decidió quedarse hasta que esto se concrete. El trámite lleva 20 años porque luego de que el Ingenio San Martín donara las tierras a la provincia y ésta aceptara con el objeto de traspasarlas a sus ocupantes, la firma dio marcha atrás e inició un proceso judicial pidiendo la revocación de la donación. Este proceso concluyó recién el año pasado, pero la sentencia quedó firme recién hace poco menos de un mes. Medina recordó además que "lo que pasó es que hace un tiempo, por problemas internos entre las comunidades, las de San Andrés y Los Naranjos se desafiliaron de Tinkunaku y lograron sus propias personerías jurídicas. Por lo tanto, tal como manda nuestra Constitución, la provincia está obligada a escriturar a nombre de todas las comunidades existentes en el área". Así como están las cosas, Tinkunaku será dueña de la tierra en cuanto Escribanía de Gobierno cumplimente lo dispuesto por el decreto del martes, pero deberá compartir la titularidad con los habitantes de San Andrés y Los Naranjos. En 2007 logran que el Estado provincial entregue las 80.000 ha donadas por el Ingenio, que se suman a las 19.000 ha ya expropiadas en 1993. La lucha sigue por el control efectivo del territorio comunitario.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Comunidad Wichí Misión Tolaba de General Mosconi
En 1986, la comunidad Misión Wichí-Tolaba, de General Mosconi, de 230 familias empezó un juicio de prescripción adquisitiva (posesión veinteañal) en virtud de la posición por un período superior a 20 anos sobre 1253 has. El proceso se encuentra desde 2001 a disposición del Juez (Dr. Nelson Aramayo) para la sentencia final. Después de 18 años del inicio del juicio y de tres años esperando la sentencia, la comunidad espera una pronta y justa sentencia que reconozca los derechos de las comunidad a la tierra. En 2002 La comunidad reclama ante el poder judicial de Salta el efectivo cumplimiento de las leyes que les otorgan la propiedad de las tierras que ocupan; denuncia que durante estos años sufrieron todo tipo de atropellos: irregularidades en la certificaciópruebas, intentar confundirlos en el vencimiento de los plazos, el juez en contra aunque estaba inhibido en la causa, etc.
Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat, zona chaqueña de la provincia de Salta (40 comunidades de los pueblos Wichí, Chorote, Chulupí, Toba y Tapiete) LOTE 55 lotes 14 y 55 del departamento Rivadavia Paraje Las Vertientes, Asociación Lhaka Honhat
Esta organización indígena integrada por 40 comunidades de los pueblos Wichí, Chorote, Chulupí, Toba y Tapiete, asentadas en la zona chaqueña de la provincia de Salta, llevan adelante una lucha reclamando que se cumpla el compromiso del gobierno de la provincia de Salta de entregarles el título de propiedad de una superficie sin divisiones internas en el lote fiscal 55. casi 7000 indígenas que viven distribuidos en unas 45comunidades a lo largo de los lotes fiscales 55 y 14. La mayoría son del pueblo wichí, pero también hay chorote, toba, chulupí y unos cuantos tapieté. En la misma área viven desde principios del siglo pasado, pequeños ganaderos, llamados “criollos” o “chaqueños”. Actualmente se calcula su población en unos 3500 personas. Ya en la década de los ‘70 el gobierno provincial propuso trasladar a todos los indígenas al Lote 4, a 50 km. de Tartagal . Las comunidades resistieron y el gobierno no pudo llevar a cabo su proyecto. De nuevo en los años ‘80 hubo otro intento de parte del gobierno provincial de trasladar y reducir a las comunidades a pequeños lotes urbanos y de esa manera liberar el territorio indígena para otros. En respuesta, en el año 1984 un grupo de 15comunidades entregaron al gobierno de la provincia un documento por el cual solicitaron un territorio con una extensión de 30 x 90 km. En el año 1991, 27 comunidades del lote fiscal 55 prepararon un mapa para mostrar todos lugares que tienen valor para ellas. Registraron más de 1000sitios de uso colectivo en ambos lotes, todos con su nombre en idioma. El mapa fue presentado al gobierno con una solicitud para el reconocimiento de los derechos de las comunidades a la propiedad de sus tierras. 1992. El año siguiente todas las comunidades del Lote Fiscal 55 formaron la Asociación Lhaka Honhat (“Nuestra Tierra”) ALH, y lograron su personería jurídica. Cada dos o tres meses los caciques y sus ayudantes de todas las comunidades se reunieron en Asamblea para revisar el avance de su reclamo y contar las novedades de sus propias comunidades. De a poco se fueron uniendo a este grupo otras comunidades más distantes en el Lote Fiscal 14, así que para el año 1994 ya había unas 35 comunidades asociadas a Lhaka Honhat. La Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat (Wichi) denuncia al Estado Argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 1999 se resuelve desde Secretaria GeneGobernación de Salta - SGGS Sonia Escudero, parcelar los lotes fiscales, con resolucion 423. Lhaka Honhat se opone con revocatoria. La misma SGGS resuelve con nº500 rechazar la revocatoria. En año 1999 y 2000 Romero cede tierras a funcionarios que están en la zona y a parientes del cantante Chaqueño Palavecino (como familias criollas) y a una pocas comunidades. Lhaka Honhat y el CELS en representación se oponen a la medida por significar parcelar el territorio. Desde el año 2000 hasta marzo de 2005 se desarrolló una suerte de negociación, llamada “proceso de solución amistosa”, en la que participaron representantes de Lhaka Honhat, funcionarios del gobierno provincial y nacional, y en algunas ocasiones, el comisionado de la CIDH. También participaron los asesores legales y técnicos de Lhaka Honhat, y más adelante se fueron sumando a las reuniones delegados de los criollos y de grupos indígenas que se habían retirado de Lhaka Honhat. En abril de 2005 el gobierno provincial se retiró unilateralmente del proceso de solución amistosa y después anunció que se iba a realizar un referéndum, que es una consulta popular. Referéndum fue cuestionado por ALH. Pero Lhaka Honhat sigue con su denuncia ante la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) y, con el patrocinio de los abogados del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), ha presentado documentos responsabilizando al gobierno por una serie de violaciones de los derechos de las comunidades indígenas. El Supremo Tribunal de Justicia de Salta anula la adjudicación de parcelas individuales que había realizado el ejecutivo provincial a 5 familias criollas y 4 grupos de indígenas en tierras disputadas por comunidades que reclaman un título único. La justicia local había rechazado anteriores solicitudes realizadas por la Asociación Lhaka Honhat. (Presentó un recurso de amparo para que "no" se violen sus derechos territoriales que fue rechazado en todas las instancias de la justicia local.) En nota posterior del diario La Nación (3 de noviem bre) se informa que frente a una demanda presentada hace 11 años por las comunidades indígenas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) por la distribución de tierras fiscales de los lotes 14 y 55 del departamento Rivadavia, en Salta, criollos y aborígenes llegaron a un acuerdo por las tierras. El pacto incluye la obligación de ambas partes de "evitar todo tipo de corte de madera y aprovechamiento forestal", con el compromiso del gobierno provincial de controlar la zona. De la superficie total en conflicto (530.000 ha), 400.000 serán para los indígenas "respetando el área de ocupación tradicional, garantizando la continuidad de sus tierras, el acceso al río y recursos naturales del monte".
Comunidad Cuña Muerta. Tartagal
Debido a la desatención a sus reclamos el 18 de Mayo caciques de Pueblos Originarios de la provincia de Salta, toman las dependencias de la sede del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas en Buenos Aires. Delegados guaraníes, wichís, chorotes y tobas de la zona de Tartagal, llegaron a la capital luego de mantener por más de 10 días un piquete en Cuña Muerta sin obtener respuesta alguna. De acuerdo a testimonios de los 11 representantes que llegaron desde Salta, en el departamento de San Martín el 80% de las comunidades reclama por la titularidad de sus tierras: la comunidad Kilómetro 6, comunidad del Algarrobal, la comunidad de Colic en el Kilómetro 5, comunidad Pozo Nuevo, comunidad de Tonono sobre ruta 86, comunidad Cacique Kambay, comunidad Pablo Secretario, comunidad Lapacho 2 comunidad Chorote 1, comunidad Toba 1, comunidad Cuña Muerta, comunidad de Kilómetro 5. “Se están vendiendo nuestras tierras y con la gente adentro” dice uno de los representantes más ancianos que quieque su reclamo sea escuchado.
Comunidad Wichí “Eben Ezer”, Parque Provincial “Reserva Pizarro”: lotes fiscales 32 y 33
El gobierno de la Provincia de Salta intenta vender a una empresa (Everest SA) 6.000 hectáreas de parque provincial (“Reserva Pizarro”: lotes fiscales 32 y 33) para desmontar y sembrar soja. La comunidad Wichí “Eben Ezer” y los criollos que allí habitan junto a organizaciones ambientalistas (entre ellas Fundación Ambiente y Recursos Naturales - FARN, Fundación Vida Silvestre ArgeFVSA y Greenpeace) se oponen. La maniobra cuenta con la complicidad del poder provincial, municipal, e incluso de religiosos de la zona. Más allá de los intentos de desalojo y las intimidaciones por parte del gobierno de Salta, la batalla legal continua.la Reserva excluye intencionalmente a pobladores de la zona: implica el desalojo de los criollos y la expulsión de la comunidad Wichí Eben Ezer.
Comunidad Tonono, de la Organización
La Organización Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro-Comunidades de Lapacho Mocho, Tonono y Pacará), departamento San Martín, Salta, reclaman frenar la deforestación del corredor que habitan las tres comunidades mencionadas, situado entre el Gasoducto sobre Ruta 86 hasta el Lote fiscal 4 de la Ciudad de Tartagal. Se oponen a la depredación de los recursos naturales, la biodiversidad
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro-Comunidades de Lapacho Mocho, Tonono y Pacará), departamento San Martín.
y el equilibrio ecológico de su territorio ancestral. cacique Antonio Cabana en ruta 86. 2005 Wichis de Tonono, Salta, levantan seis kilómetros de alambrada que cerraban su tierra y recuperaron el lugar. La Justicia les dio la razón, aunque no haya impedido alambrar a la desmontadora en su momento. Ya habían tenido conflicto con 2 empresas desmontadoras que habían empezado con el desmonte de diez mil hectáreas cada una. En este caso la justicia fallo a favor de las comunidades. Luego con el avance de empresas sojeras en la región se habían alambrado 5600 hectáreas alrededor de la cuenca del río Itiyuro, una zona donde conviven unas seis comunidades wichis integradas por unas dos mil personas. Por esa razón, la reacción esta vez fue distinta. El último 25 de mayo, la comunidad wichi de Tonono decidió desalambrar seis kilóm etros de cerco colocados por sobre la parcela conocida históricamente como La Maderera, que ahora habría cambiado de dueños. En disputa también estaba un pozo de agua. Ese es el sitio donde la comunidad improvisó un pequeño campamento base como medida de protesta. May. 19, 2007. impedirán los desmontes de Caraguatá Norte (por Marta Juarez / Norte del Bermejo) Unos cien integrantes de la etnia wichi que habitan al este de Tartagal sobre la Ruta 86, tienen previsto concentrarse hoy en el paraje Caraguatá Norte, a unos 60 kilómetros de aquella ciudad, e impedir la continuidad de desmontes que se llevan a cabo en esa zona, según las declaraciones realizadas por el cacique Antonio Cabana, de la comunidad Tonono. "Son unas cien personas que van a ir hasta Caraguatá, van las mujeres, van los chicos, porque las mujeres no quieren dejar los chicos. Van a hacer la protesta ahí donde la gente está trabajando en el campo, porque están desmontando ahí", dijo Cabana a los medios. No sabemos quién ostenta el título de propiedad de estas tierras, unas 25.000l hectáreas, porque siempre hay gente diferente, pero siempre hay un comentario que el propietario es el señor gobernador Juan Carlos Romero. Antonio Cavana, cacique wichí de la Misión Tonono dijo que su pueblo está decidido a impedir la continuidad de los desmontes y que la gente ahora se ha puesto firme. "Me siento muy mal por tener que llegar a esta situación. Ojala que no haya un muerto". Sin dudas por su pensamiento atravesó la protesta que realizó junto a su gente el pasado año y que fue objeto de una grotesca represión de la policía de la provincia cuando reclamaban el cese de los desmontes en la finca Caraguatá Sur, vecina de estas tierras, que tuvo como consecuencia entre otras cosas la muerte del anciano José Galarza producto de las heridas causadas por esa represión. "Nadie se hace cargo de parar los desmontes" - estalla el cacique Cabana: - "Nadie de la provincia, de la gobernación, del IPPIS, de la Nación se hace cargo de parar la gente que está desmontando"... ¿por qué no respetan la Ley, que dice que mientras no hay arreglo del problema de la tierra nadie puede trabajar, por qué siguen vendiendo madera de nuestros montes?, ¿por qué si ellos quedaron en mensurar las tierras hasta ahora no han cumplido?, ¿por qué nada sabemos hasta ahora, por qué no han hecho ningún informe?". Wichi-Matacos, de la ruta 86, Tartagal, Salta,solicitan la intervención del INAI para que obligue a la empresa Tres Lagunas a suspender los desmontes en el paraje Caraguatá, finca propiedad del suizo Sandro Vasloni.
Comunidades de San José y San Antonio de Animaná. Comunidad Indígena Diaguita Calchaquí Animaná (P.J. 296). Autoridad de la comunidad: Meriles, Jorge. Domicilio: Paraje San José, Animaná, Salta
Comunidad San Antonio, a 10 Km. de Animaná está conformada por 25 familias de pequeños productores. San José, a 2 Km. de la misma localidad tiene 7 familias. Ya antes de la década del ’40, se suscitaron disputas por el agua entre los productores de las Comunidades de San Antonio y Animaná. Al parecer en ese entonces había más agua que en la actualidad, y competían por el recurso grandes extensiones de alfalfa en San Antonio y el cultivo de la vid en Animaná. Se destacaba por su importante superficie, la finca perteneciente a Michel. Hacia 1946, según relatan los pobladores de San Antonio, por medio de un engaño se les hace firmar un documento por el cual la comunidad cede el agua que le correspondía, para los regadíos de Animaná. A partir de ese entonces San Antonio sólo recibe 6 horas de riego cada 25 días. A cambio de la firma de ese documento, la familia Michel prometía a los productores, empleo estable en la bodega. Y que tendrían un mejor ingreso. “La firma “Animana SA”, empresa agrícola cuyo titular es el ex senador justicialista Luis Murga, alambró el perímetro de sus instalaciones, sin tener en cuenta que en esa extensión de territorio vivían 7 familias, y no se hace posible el ingreso de vehículos a la zona, por lo que en caso de enfermedad, se deben transportar a los enfermos en angarillas hasta el camino, siendo la mayoría de los vivientes ancianos. Cabe agregar que en la zona subsisten restos arqueológicos de los ancestros de la comunidad; y ésta a su vez manifestó estar intentando recuperar su identidad y resistir al desalojo”. Bajo la influencia de Murga, la autoridad de aplicación solicitó a todos los regantes de San Antonio que mostraran la documentación que mostraban que eran titulares de las tierras que ocupaban. Que tenían derechos de posesión. Ello ha obligado a los pequeños productores a tener sus planos, para lo cual han tenido que mensurar sus parcelas para luego poder, mediante la posesión veinteañal, lograr que les den sus títulos de propiedad. Y para no perder el derecho al agua. Mientras tanto en San José, Murga inició acciones para desalojar a las siete familias que allí vivían y ampliar allí su área de viñedo. Para eso, previamente, había enviado al capataz de la finca con un escribano que mediante engaños, había logrado que esos productores mediante actas reconocieran a Murga como dueño legitimo de esas tierras, tierras que en realidad ellos ocupaban desde hacía mucho tiempo. Una mañana de julio 2005, aparece el juez de paz con la orden de desalojo, con la policía y las maquinas para arrasar con todo. Las familias reaccionan rápidamente y con el apoyo de los pobladores de San Antonio y también del mismo pueblo de Animaná cortan la ruta (a Cafayate) y logran suspender los desalojos. Uno de los argumentos esgrimidos por la comunidad era que habían sido juicios individuales contra cada familia, pero que no habían dado intervención a la comunidad. A cambio de la suspensión del corte les dieron 30 días para que la comunidad hiciera su planteo. Sin embargo, luego el juez no hizo lugar al escrito de la comunidad y la comunidad teme que el desalojo se concrete. La lucha por recuperar el agua también tuvo un alto costo para la comunidad, acentuándose las divisiones internas. Por ejemplo, entre quienes tienen acceso al agua y las que no la tienen. A pesar de que la lucha por el agua estuvieron todos, cuando se logra pasar de las 6 horas a las 33 horas mensuales, quienes tienen acceso al agua se niegan a compartirla con quienes históricamente nunca tuvieron acceso, unas 7 familias que viven en la parte alta de SanAntonio y en San José. En los últimos cuatro años, algunas familias de San Antonio y otras de San José reivindican su identidad indígena –que habían ocultado deliberadamente por varias generaciones, por el estigma que significaba ser indígena en Saltadeciden formar la Comunidad Aborigen Diaguita-Calchaquí de San Antonio y San José.
Comunidad Hoktek T'oi (Lapacho Mocho) del Pueblo Wichí, Unión Wichí del Itiyuro
En 1996 se inicia un conflicto entre la Comunidad Hoktek T'oi del Pueblo Wichí, de Salta, y el gobierno provincial, que había otorgado a través de la Secretaría de Medio Ambiente a la empresa Los Cordobeses S.A. para deforestación un área de 1.838 hectáreas del territorio de la comunidad. Antes de que el permiso fuese otorgado, la Comunidad Hoktek T'oi lo impugnó a nivel administrativo. Tres años después, cuando la empresa deforestadora pidió la prórroga del permiso, la Comunidad volvió a impugnarlo. En 1999 interponen una Acción de Amparo en contra de la Secretaría Provincial de Medio Ambiente. Rechazado por tres tribunales del ámbito provincial, el Amparo fue elevado a la Corte Suprema de la Nación. El 8 de septiembre de 2003, la Corte Suprema finalmente hizo lugar al recurso.
Comunidad Ava Guaraní de
La comunidad sufrió en las últimas décadas sucesivos desalojos del área, pero siguió en posesión de la tierra utilizada para la subsistencia. En el año 2003 la comunidad de La Loma decide tomar nuevamente los terrenos que les fueran quitados y recibe a
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
la Loma, Estación El Tabacal, ciudad de Orán Comunidad Guaraní, (ciudad de Hipólito Yrigoyen), terrenos de “La Loma”
cambio una brutal represión. El 16 de septiembre 2003 es reprimida la comunidad Ava Guaraní de la Loma (La Comunidad Indígena Guaraní Estación El Tabacal, 80 familias que luchan por el reconocimiento de la posesión de 5000 has de tierras que detentan hace más de cuarenta años, del área conocida como La Loma), Estación El Tabacal, Salta, por la policía provincial y gendarmería. El Ingenio SMT (propiedad de la empresa norteamericana Seabord Corporation) reclamaba las tierras, ante lo cual, después de una violenta represión, fueron desalojadas las 150 familias que allí viven y detenidos una cincuentena de miembros de la comunidad en la ciudad de Orán. La comunidad denunció que el más reciente desalojo ocurrió el 16 de septiembre de 2003 en una acción nocturna de un grupo de 25 agentes policiales, algunos vestidos de civiles, sin mandato judicial escrito. Los policías emplearon violencia golpeando a ancianos, mujeres, niños y hombres y detuvieron arbitrariamente a 25 personas (incluso tres menores). Varias personas están procesadas. Después de la movilización a Salta, el 3 de diciembre, 24 miembros de la comunidad inician una marcha desde Salta rumbo a Buenos Aires, bus cando reunirse con funcionarios del INAI, Desarrollo Social, Defensoría del Pueblo y con el Presidente. A pesar de la protesta local e internacional, del boicot al azúcar Chango, las movilizaciones a Salta y a capital federal, el desalojo no volvió atrás, ni fueron presos los responsables de la represión. La comunidad también solicitó el 29 de octubre de 2003 al gobernador Dr. Juan Carlos Romero el reconocimiento de las Comunidades Aborígenes y de las tierras de propiedad individual y comunitaria, en particular “La Loma”, en el marco del cumplimento estatal del Mandato Constitucional (artículo 75, inciso 17). Solicitaron también la investigación de la represión de las fuerzas policiales contra la comunidad ocurridas el 16 de septiembre de 2003. El Ingenio SMT, tiene una gran cantidad de personas contratadas en concepto de “Seguridad Privada”, además de maltratar y amenazar permanentemente a las familias que llevan adelante el reclamo. Sin ir más lejos, a inicios del mes de septiembre 2006, golpearon brutalmente a un grupo de jóvenes indígenas que habían ingresado al Ingenio con el resultado de un muchacho muerto y varios heridos de gravedad. 2007 La Comunidad Guaraní que hoy vive precariamente en la pequeña ciudad de Hipólito Yrigoyen luego de haber sido desalojada por el Ingenio violentamente y sin orden judicial escrita de los terrenos de “La Loma”, donde vivían ancestralmente, presentaron un recurso judicial denunciando la tala, desmonte en “La Loma” que estaba siendo realizado por el Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.R.L. el Juez Leonardo Aranibar resolvió: “Hacer lugar a la medida Cautelar de No Innovar, ordenando al Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.R.L. que se abstengan de realizar en dicho predio actos que impliquen depredación, extracción de árboles o plantas, movimientos de tierra o profanación de tumbas sobre el predio de “LA LOMA”. “Ellos estaban profanando las tumbas de nuestros hermanos enterrados en los cementerios de “La Loma” para borrar nuestro pasado y nuestro derecho, este fallo reconoce nuestra derecho sobre “La Loma" nuestra tierra, donde regresaremos muy pronto”, dijo emocionada finalmente Mónica Romero a Copenoa. En nota posterior del mismo medio (18 de septiembre) integrantes de la comunidad denuncian que la empresa no cumple con la medida cautelar y que continuó abriendo caminos con pesadas maquinarias y extrayendo robles, moras, cedros, lapachos y otras especies de árboles. Desde la comunidad reclaman que se devuelva "el territorio, que nos pertenece desde tiempos inmemoriales, en ellos se encuentran nuestros antepasados, nuestra historia, nuestra cultura, nuestro sustento de vida, nuestra riqueza." En nota posterior del mismo medio (7 de diciembre) se informa acerca de un plan implementado por el gobierno provincial para "recuperar terrenos abandonados" a fin de aumentar la producción de caña de azúcar cuyas consecuencias son la expulsión de comunidades originarias de la zona y la depredación del medio ambiente mediante el avance de los desmontes en tierras reclamadas por las comunidades.
Comunidad Indígena Río Blanco - Banda Sur, Orán, Salta. Río Blanco Banda Sur localizada en el municipio de San Ramón de La Nueva Oran
La comunidad está ubicada en las márgenes de Río Blanco tiene 136 familias que viven de cultivos de mandioca, maní, banana, maíz y algunos cítricos, utilizadas para el sustento propio y el excedente para el comercio local. La mayoría de las familias vive y trabaja en la tierra 181 hectáreas en conflicto, aproximadamente a 30 años. Las familias denunciaron que hace algunos meses están sufriendo todo tipo de atropellos por parte de la empresa Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.A, de propiedad de la empresa norteamericana Seabord Corporation que quiere apropiarse de las tierras de la comunidad. La empresa está turbando la posesión pacífica de las familias, desmontando los cultivos con maquinarias, quemando casas, cercando las salidas y amenazando a las familias; además está cortando, de forma indiscriminada árboles de la margen del río Blanco. Las acciones no tienen ningún amparo judicial y son ejecutadas por contratistas de la empresa. Ante el poder público, la comunidad solicitó el 14 de enero de 2004 al Consejo Deliberante de Oran la expropiación de las tierras y su destinación a las familias ocupantes. En el Proyecto de Resolución de 15.01.04, el Consejo decidió repudiar las acciones de la empresa contra las familias, solicitar a la Cámara de Diputados y Senadores de la Provincia que declare las tierras de utilidad pública y sujeto de expropiación, y decidió que las tierras fueran entregadas a los actuales ocupantes para el desarrollo de emprendimientos productivos (agricultura) y la creación de cooperativas. La comunidad también solicitó el 12.02.04 al gobernador de la Provincia, Sr. Juan Carlos Romero, la expropiación de las tierras y la entrega a las familias poseedoras. Ante la acción de la empresa, la comunidad está utilizando cordones humanos para proteger sus cultivos de los desmontes hechos por la empresa. De conformidad con la denuncia recibida después de la realización de la Misión, en las acciones de desmonte, la empresa está ejerciendo violencia contra las familias, en especial las que intentan proteger sus cultivos. Los contratistas de la empresa están incluso realizando intentos de asesinato contra las familias. Por ocasión de la visita, las familias denunciaron a la Delegación que la empresa había dado un ultimatum a las familias para que „vendan las tierras “o las abandonen hasta el día siguiente. En virtud de este hecho la Delegación adelantó las gestiones necesarias para ser recibida por el Consejo Deliberante de Oran, que se encontraba reunido en aquella ocasión. La Delegación pudo exponer la situación y el Consejo se comprometió a visitar la comunidad y evitar el desalojo [4].
Comunidad Indígena del Pueblo Kolla de Finca Santiago, Iruya.
En la Finca existen 3500 personas, cubre un area de 125459 ha. Son 4 comunidades. Colanzuli (parte alta), Isla de Caña y Rio Cortaderas (parte baja), y Volcan Higuera (interm edia). Como antecedente participan del Malón de la Paz por las rutas de la patria. En 1951 empresa compra para explotar madera. Cobro de arriendo y obligación de ir a la safra. En 1983, con democracia, recuperan lazos con otras comunidades para organizarsecentros vecinales. En años ´90 les quieren subir arriendo, entran en contacto con Finca San Andrés. En 1993 se da la expropiación a su favor, en 1994 con reforma constitución obtienen titulo de propiedad comunal. En 1996 se da enfrentamiento con empresmaderera que quería retirar rollos. Escaramuza con la policía. 1997 se entrega “posesión formal de la totalidad del territorio”. 2 años mas tarde se entrega titulo de propiedad a la Comunidad del Pueblo Kollas de Finca Santiago. Expropiación costo 5 milldólares (pesos). “Aunque unos años antes, en octubre de 1994, el Congreso Nacional había sancionadola ley 24.242 de expropiación, amparada en la reforma constitucional, recién en marzode 1997 se realizó la entrega de la posesión formal de la totalidad del territorio. Y dosaños más tarde les fue entregado el título de propiedad a nombre de la ComunidadIndígena del Pueblo Kolla de Finca Santiago. Debe aclararse que de todas maneras, lasociedad dueña de la empresa maderera recibió por la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
expropiación la enorme sumade $5.020.222 (pesos/dolares), cifra que fue desembolsada por el Gobierno Nacional,en tres cuotas. A partir de ése momento, comenzó a administrar la Finca el ConsejoKolla, sancionando el Estatuto General que rige hasta la actualidad.” 2000 conflictos y tensiones en marco de proyectos Banco Mundial - DCI. 2004, El Consejo de Organizaciones Indígenas de Salta junto con el Consejo de Ancianos de Finca Santiago y la Asociación indígena ISNAT, con sede en Tartagal, exigen la normalización del Instituto Provincial del Indígena de Salta, IPIS, y que los fondos de la coparticipación hidrocarburífera (2%) sean enajenados y se los deposite en el Banco de la Nación Argentina, para ser administrados por los propios beneficiarios.
Comunidad “Ñanderú” Luciano Yépez del Paraje Yerba Buena en la Localidad de Salvador Mazza
La comunidad “Ñanderú” Luciano Yépez del Paraje Yerba Buena en la Localidad de Salvador Mazza de la provincia de Salta que ya venía luchando para la regularización de las tierras que ocupa denuncia que surge un proyecto de Ley nacional para la expropiación de las mismas, en el marco de amenazas sufridas por los miembros de la comunidad, realizadas por funcionarios del Municipio.
Misiones Chowayuk y Sopfwayuk, aborígenes Wichí, Tartagal
Entregarán 1.700 hectáreas a dos comunidades indígenasPor El Tribuno / Salta, Apr. 16, 2007. Las tierras serán expropiadas en el departamento San Martín Son grupos wichi que por la degradación de su ambiente no pueden subsistir con la caza y frutos del monte. Proyecto de ley presentado por una legisladora salteña, aprobado en el senado, por el cual se prevee entregar 1.700 hectáreas a aborígenes Wichi afectados en su reproducción por la degradación del ambiente y el monte. Son tierras que estaban fraccionadas individualmente y que el Estado Nacional adquiriría para entregar a las misiones "Chowayuk" y "Sopfwayuk", alrededor de 250 personas. Lic. Mónica Flores Klarik y Alejandro Blas Maté, "Informe sobre la situación de tierras en las comunidades indígenas wichí 'Chowayuk' y 'Sopfwayuk' – Tartagal – Dpto. San Martín Salta", Septiembre 2005 (Informe incorporado al Expte. N° S-4387/04 –Proyecto de Ley de expropiación– del Senado de la Nación). Fundamentos del Proyecto de Ley de Expropiación a favor de las comunidades wichí de Chowayuk y Sopfwayuk (Expte. N° S4387/04 del Senado de la Nación). Las misiones indígenas "Chowayuk" y "Sopfwayuk" están a un paso de recibir las tierras que ocupan al este de la ciudad de Tartagal, sobre la ruta 86, tras un largo reclamo que hunde sus raíces en los tiempos. El proyecto de ley fue presentado por la senadora salteña Sonia Escudero y, tras su aprobación de la Cámara alta, será tratado por Diputados. La norma -remarcó Escudero- también permitirá "avanzar con proyectos de obra pública tendientes a dotar a las comunidades con agua potable, escuelas, centros sanitarios y proyectos productivos para garantizar su subsistencia". De acuerdo a un relevamiento realizado por el Instituto Provincial de Pueblos Indígenas se han quedado sin posibilidades de lograr su sustento. "Por ello debemos pensar ahora que tendrán el título de propiedad en generar proyectos productivos preservando siempre el cuidado del medio ambiente", recalcó la legisladora salteña. Según lo dispone el proyecto de ley ya aprobado por el Senado, los recursos necesarios para concretar la expropiación se imputarán al presupuesto asignado para el 2007 al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). 24/11/2008 Las comunidades aborígenes de la etnia wichí, sopfwayuk, chowayuk y hoktek, hicieron una denuncia por genocidio en grado de tentativa, en la Comisaría 42 de Tartagal (jueves pasado), contra el Estado provincial, ante la continuidad de los desmontes en el norte salteño. Esto generó ayer un inmediato pedido de informe por parte del Ministro de Gobierno, Antonio Marocco, a sus pares de Justicia y de Ambiente, para recién dar a conocer lo que se hará oficialmente ante la demanda que publicó Clarín en su edición de ayer. En la denuncia, que lleva las firmas de los representantes Juan Vega, Eduardo Rivero, José Rivero, Roque Miranda y Florentino Pérez, se asegura que los territorios ubicados sobre banda occidental de la cuenca del Río Itiyuro (próxima a la frontera con Bolivia), se encuentran sujetos a un programa de desmonte masivo, por parte de particulares, avalado por autoridades del Gobierno provincial.
Comunidad Wichí "Honat Le'Les", Embarcacion
03/05/2007 Comunidad Wichí "Honat Le `Les (Hijos de la Tierra). Pes. Juri. Nº 176. Embarcación – Salta. 58 familias ocupan tierras que consideran que les pertenecen, se indica que aparecen los dueños y que la policía amenaza con un desalojo. "Hemos tomado la decisión de recuperar un territorio que nos pertenece por derecho ancestral y por preexistencia étnica", declaran.
Comunidad de Rio Blanco Banda Norte, en el municipio de San Ramón de La Nueva Oran, Orán, Salta
La comunidad está compuesta por 75 familias de las cuales 35 fueron desalojadas de sus tierras ancestrales. 35 facomunidad Kolla-Guarani viviendo en a las orillas de la Ruta Nacional 50 bajo carpas de nylon. El desalojo ocurrió el 2 de marzo del 2004 por una decisión de la jueza Cristina del Valle Barberá, hija del intendente de Orán. El desalojo fue realizado, sin notificación previa, por un juez de paz acompañado de 27 policías, que también quemaron las casas, destruyeron parte de los cultivos con topadora y tomaron las herramientas y muebles. Las familias se quedaron en el camino, viviendo en precárias condiciones, como consecuencia de lo cual muchos niños se enfermaron. Ellos se encuentran cerca de los cultivos, pero no tienen acceso a las tierras, al alimento, ni al água, pués la policía no les permite entrar en las tierras. Las familias que no habían sido expulsadas todavía, estaban impedidas por la policía de salir de las tierras. En sus 500 has de tierra cultivaban maíz, maní, frutas y criaban pequeños animales. Las tierras son reivindicadas por la empresa Río Zenta SRL. La comunidad realizó diversas acciones ante autoridades locales y nacionales. Una delegación estuvo en Buenos Aires para entrevistarse con el presidente. El Defensor del Pueblo de la Nación, el día 15 de abril de 2004, decidió exigir el inmediato reingreso de las familias de la comunidad que fueron desalojadas por un “error judicial“, además recomendó al Secretario de Derechos Humanos de la Nación y a la Ministra de Desarrollo Social, que hagan su trabajo de defensa de los derechos humanos y de acción social de apoyo a las familias; e informó al gobernador de Salta que el Defensor tiene conocimiento de las violaciones de derechos humanos y del quiebre de garantías constitucionales. Recibimos la información que el 27 de abril de 2004, la justicia de Salta decidió que las familias pueden volver a sus tierras. Las familias siguen ahora su lucha por la tenencia definitiva de las tierras.
15/10/200 Rancho El Ñato, OFC , Santa Victoria
Según denunció el delegado de la Organización de Familias Criollas (OFC) Arturo Barrozo, "ahí en Rancho El Ñato se está provocando el mayor desmonte de la historia del Chaco, están haciendo pedazos todo", aseguró. Luego de estas denuncias periodisticas Barrozzo tuvo que radicar otra denuncia policial, porque él y su esposa, fueron amenazados por la esposa cantante, el chaqueño Palavecino, Betty Robles de Palavecino. La OFC y la Asociación de Comunidades Indígenas reiteraron ante funcionarios provinciales su pedido de que se detenga esta actividad, pero no hubo respuestas. Aun así seen reuniones periódicas en Alto la Sierra, a dos horas de Santa Victoria Este.
Asociación de Indígenas y criollos cortan la ruta en Campo Durán porque no tienen agua (por Nuevo Diario de Salta - Oct. 23, 2007)
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Pequeños Productores de Madrejones y Comunidad Chané El Algarrobal, localidad de Campo Durán, San Martín / Aguaray
23/10/2007 Familias de la comunidad chané El Algarrobal, criollos que viven en este mismo lugar (en el extremo norte del departamento San Martín) e integrantes de la Asociación de Pequeños Productores de Madrejones cortan desde ayer la ruta provincial 54, a la entrada de la localidad de Campo Durán. El reclamo es contra las empresas petroleras Refinor y Tecpetrol, porque las cañerías de provisión pasan por sus dependencias y de allí salen con apenas un hilillo de agua, y también contra las autoridades de la intendencia de Aguaray, a cargo del intendente Carlos Alcoba, en cuya jurisdicción está comprendida esta comunidad, ubicada seis kilómetros al noroeste de Campo Durán e integrada por unas 150 personas, la mayoría aborígenes. El río Itiyuro corre a metros pero sus aguas son inutilizables porque están contaminadas con las emanaciones de las destilerías de Refinor, contó el cacique Pascual Pedro Arazari. Están prácticamente sin agua desde hace tres meses. El reclamo, que cuenta con el aval de la directora de la Escuela 4747, El Algarrobal, Lely del Valle Velásquez, es contra las empresas petroleras Refinor y Tecpetrol. La abogada, habitante de El Algarrobal, que participa de la protesta, añadió que Refinor solo ofreció darles tachos para que la gente junte agua de lluvia. La directora de la Escuela detalló en una misiva los inconvenientes que sufren a la hora de preparar la comida para los niños queconcurren a clases, igual que para mantener la higiene. Es que la fuente alternativa de provisión de agua que les quedaba, la cañada de San Antonio, se secó por estos días. El río Itiyuro corre a metros pero sus aguas son inutilizables porque están contamlas emanaciones de las destilerías de Refinor, contó el cacique Pascual Pedro Arazari, quien añadió que la poca agua que llega por la cañería a veces solo alcanza a cinco litros, insuficiente para abastecerlos. En el caso de los campesinos, llegaron a esta instancia luego de insistir sin éxito en sus pedidos al gobierno provincial, que el año pasado, en medio del escándalo por los ribetes mafiosos del crimen de Liliana Ledesma, integrante de la Asociación de Productores de Madrejones, se había comprometido a realizar pozos y represas, promesas que nunca cumplió, recordó ayer el presidente de la entidad, Walter Pérez. Ayer el corte se inició bien temprano y en principio se hizo en un camino vecinal de la empresa Tecpetrol. Como este corte prácticamente no afectaba a la empresa, lo trasladaron a la ruta 54, donde impidieron el paso de los camiones de Tecpetrol y Refinor. Pereyra dijo que los manifestantes no querían cerrar el camino a los vecinos de Campo Durán pero que los camioneros impidieron que los particulares pudieran pasar. Por la tarde se permitió el paso de los vehículos, durante 15 minutos cada dos horas. Anoche, con fuerte presión de la Gendarmería y la Policía, los manifestantes deliberaban sobre la forma en que continuará la medida de fuwww.nuevodiariodesalta.com.ar/diario/noticias_v.asp?8811
Comunidad Aborigen Tranquitas, Ruta Nacional N° 34 Km.1447, Dto. San Martín.
En la década del 80 se constituyó la comunidad con el esfuerzo de MBURUVICHA Don Lucio Barboza (fundador). En 1991 se firmó un acta acuerdo con un funcionario provincial; obteniendo en 1996 la Resol. Ministerial N° 189/96, que les dá personería jurídica. El 20/6/01 obtiene el título de propiedad de la tierra. Escrituración del lote fiscal 7 Tranquitas - 700 ha. A nombre de la Comunidad. Denuncias policiales 2. Denuncia judiciales (contra los intrusos que provocan malestar en la comunidad. Autoridades: MBURUVICHA - Faustino Amezaya PRESIDENTE - Sergio Cruz.
Misión “Los Tapiete”, calle Tucumán pasaje San Pedro, Tartagal, Salta. Código Postal 4560.
En el 2003 Tapiete, el juzgado y los dueños de unos 20 lotes inician un juicio de desalojos a los hermanos indígenas quelotes de 10 X 25. En el año 2003 el gobierno provincial llega a un acuerdo con la dueña de 20 lotes existentes en la zona para su compra y a través de los mismos facilitarles vivienda a los integrantes de la comunidad. El reclamo consiste en solicitarle al gobierno nacional y al provincial más tierras, por cuestiones de comodidad. Se presento un recurso de amparo a favor de la comunidad en su momento la comunidad solicitó recurso de amparo hasta llegar a un acuerdo el gobierno local y la dueña de los 20 lotes. El gobierno de Salta compra los 20 lotes. Representante: Federico Romero
Misión Chorote, Parcela 42, a 4 Km al Sur de la Ciudad de Tartagal .
En 1985 vivían en la Comunidad Chorote. En 1986 se trasladaron a una tierra fiscal por orden del Sr. Intendente, ya que así podrían obtener el título de propiedad. En 1993 obtienen el título de propiedad individual, pero deben tener 10 años de asentamiento para hacerlo efectivo. En 2002 presentaron una nota a las Autoridades del Municipio para que les reconozcan el título de propiedad; pero carecían de personería jurídica. En 2003, ya con personería jurídica, tampoco lo obtienen, ya que antes deben esperar el relevamiento. En 2003 con el Dec. 1326/00 se les entregó el título de propiedad, pero aún no tienen lo principal: la TIERRA. Autoridad: Nicazio Carrizo. Personería Jurídica N° 270
Comunidad “El carpintero”, km. 4 sobre ruta 86, Tartagal, departamento de San Martín.
La comunidad cuenta con 15 hectáreas en donde viven hace más de 20 años; todavía no cuentan con ningún título de propiedad y están por desalojarlos (al 28 de agosto del 2004). También hay problemas con la demarcación de sus territorios. Se pide la mensura de sus tierras del Fiscal, lote 4, decreto 1326/00. La mensura es de 1824 hectáreas y es para 4 comunidades. Presidente: Saqueo Medina. Personería jurídica: 159
Comunidad Indígena del Pueblo Diaguita - Kalchakí del Ayllú “El Rincón”.
Esta comunidad fue perdiendo sus tierras a causa del accionar de los hacendados, que fueron alambrando sus tierras en épocas de cosecha de la caña de azúcar, impidiéndoles de esta manera la alimentación de sus animales y la obtención de leña para las familias, hechos que hoy en día son padecidos todavía por la comunidad. En los años 1976-1977 los integrantes de esta comunidad fueron despojados de sus “piedras sagradas”, constituyendo éstas su patrimonio cultural. Denunciaron ante el Instituto Nacional de Cuestiones Indígenas (I.N.A.I). Personería jurídica 044/03. Autoridad de la comunidad: Mamani, J. María (Kura-Ka).
Comunidad Carapari - Etnia Guaraní, Itiyuro, San Martin.
La empresa “Comta s.r.l.” ingresa sin autorización a la comunidad para realizar un trabajo de picada topográfica para el paso del gasoducto “Pocitos/ Campo Durán”, llevando a cabo la misma con maquinaria pesada (topadoras) en los parajes “Hierbabuena”, “Madrejones” y “Playas Anchas”. La comunidad cuenta con título de propiedad comunitaria sobre 4 parajes, y los integrantes de esta comunidad obligan a que se detenga el trabajo hasta tanto se negocie con los contratantes de la empresa antes mencionada ( la empresa contratante de aquella es la empresa “Refinor S.A.”); como consecuencia de todo esto el Cacique de la comunidad recibe amenazas e intimaciones; y reunida en asamblea, la comunidad decide autorizar al Cacique a romper el diálogo con la empresa “Refinor S.A.” y mediante fax se le solicita a la gerencia de la misma su presencia ante la comunidad, la que todavía se hace esperar. Autoridad de la comunidad: Hilario Vera –cacique-.
Finca Palermo Oeste Valles Calchaquíes
La localidad de Palermo Oeste (ex “Finca Palermo Oeste”). La Finca tiene 19000 has, de las cuales casi 1 000 son cultivables, siendo el resto improductivo o parte de los cerros. Tiene cerca de 900 habitantes. Tras la muerte de Benjamín Zorrilla, la finca pasa primero a manos de uno de sus sobrinos, Marcos Benjamín Zorrilla, y luego a otro sobrino, Roberto Diez Sierra. Que es cuando se
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
salteños. Pertenece al municipio de Payogasta y se halla 25 Km. al norte de Cachi
comienza a producir tomate y pimentón. Es en esos tiempos que se registran maltratos e irregularidades en los aportes provisionales, los cuales son denunciados por palermeños. Corroborados por la Secretaría de Trabajo, el Gobierno provincial decide en 1986 expropiar la finca. Al inicio la idea fue otorgar las parcelas en propiedad individual a los arrenderos y producir en forma cooperativa las tierras que eran usadas por el patrón. Es así, como en 1987, se da en Palerm o la única experiencia asociativa hasta ese momento, al crearse una Cooperativa de Producción a instancias del gobierno provincial. Pero rápidamente surgen problemas en la administración de la Cooperativa, lo cual junto a un temporal de granizo que afectó enormemente a los cultivos en1990, hizo que el gobierno de la provincia decidiera intervenir la Cooperativa argumentando manejo fraudulento, falta de organización y gestión para la producción. El Gobierno nombra a un administrador que se hace cargo de la cooperativa. En cuanto asume su cargo, el administrador da en arriendo las tierras que eran de uso comunitario a productores ajenos a la finca. Se comete así el primer atropello a los derechos legítimos de los palermeños, ya que desde la expropiación de la finca los palermeños eran propietarios de esas tierras. Luego se realiza una primera distribución de tierras, entregándole a cada “arrendero” el predio de 4 hectáreas que ocupaba originalmente (donde ya tenía su casa y producía para autoconsumo). En un primero momento (1995)estas parcelas les son vendidas con garantía hipotecaria, como si no fueran sus legítimos dueños. Pero en 1996, con el cambio de gobierno, se decide dejar sin efecto la venta y adjudicarles las tierras gratuitamente, con la condición de que no sean vendidas por el término de diez años a partir de su otorgamiento. Luego y de manera arbitraria (lo cual ocasionó muchos conflictos entre los palermeños) el gobierno provincial distribuyó la parte central de la finca, la que se trabajaba comunitariamente, la que antiguamente era “exclusiva del patrón”.Estas tierras, las mejores de toda la Finca, fueron repartidas en parcelas de 2 a4 hectáreas, en general a varones, y a aquellos que tenían cierta “afinidad” con el intendente o administrador.
Comunidades Wichí la Golondrina y la Paloma, ubicadas a orillas del pueblo de Hickman, en el Chaco salteño, a 68 Km. de la cabecera municipal, la ciudad de Embarcación
“La Golondrina y la Paloma son dos comunidades Wichí ubicadas a orillas del pueblo de Hickman, en el Chaco salteño, a 68 Km. de la cabecera municipal, la ciudad de Embarcación. La Golondrina y La Paloma tienen un titulo de propiedad en conjunto por 300ha, resultado de una larga lucha por la tierra. Aunque las fechas se les confunden, y algunos sitúan ya en 1930 las primeras reivindicaciones por la tierra, los Wichí de estas dos comunidades son concientes que han sido muchos años de lucha. Años haciendo notas, buscando el favor de los políticos a través del voto, parando las topadoras de los terratenientes que los querían expulsar. Son concientes que los viejos han sido los que han luchado, aunque pudieron equivocarse en la cantidad de tierra que pidieron. Su primera estrategia ha sido el envió de notas a los poderes públicos. “había un joven que sabía escribir, él ha hecho la nota”. Pero también el acudir a no indígenas: “también nos ha ayudado el comisionado municipal, Zacarías Sánchez, sobre cómo había que escribirlas. El nos ha ayudado con las anotaciones y sobre cómo hay que luchar.” Algún gobernador (no recuerdan si Ulloa o Roberto Romero les había dicho que a cambio del voto tenían que pedir la tierra. “Pero ellos no respetaron el acuerdo, durante seis años los hemos votado y durante cinco años nos han hecho esperar, recién en el sexto año nos han dado la tierra, pero solo 300 ha.” “Nosotros (los) votábamos para que afloje el gobierno y nos dé la tierra”. Y nosotros les hemos dicho “nosotros los hemos votado, ahora nos tienen quedar. Y sí, han dicho finalmente”. Cuando vino el Papa Juan Pablo II a Salta, representantes de las dos comunidades fueron a Salta a verlo. “Y allí fue que pedimos que nos dieran la tierra. Allí conseguimos 300 ha, era muy poco pero el dueño de finca no quería dar mas”. Pero al mismo tiempo, el terrateniente buscaba echarlos de donde estaban:“Alfredo Plaza ha comprado por los años ’70, pero nos ha querido echar, ha metido las maquinas topadoras., quería pechar todos los ranchos, nos mezquinaba la tierra”. Dice Don Sánchez “Yo tenia 18 años, y con otro amigo, 81hemos cortado varillas y nos hemos ido a las topadoras y le hemos dicho al topadorista, “Si Ud. no para, le vamos a romper los vidrios y a Ud. también”. Y la maquina paró, la hemos hecho parar. Y la maquina se tuvo que volver. Y entonces hemos llamado a otra gente y también ha venido Alfredo Plaza, y le hemos dicho que no podía sacarnos. Pero él ya sabia que el Gobierno nos iba a dar 300 ha.” Luego vino la expropiación en época de Roberto Romero. En 1987 la legislatura, por ley 6470 decide que la Provincia haga la expropiación de 300ha, de un predio de 7092 ha., parte de las cuales pertenecían a Jorge Nicolás Sauma y parte a Alfredo Eduardo Plaza. La Provincia inicia el juicio de expropiación en 1988, pero recién se concreta en1992. La Paloma y La Golondrina han recibido las 300 ha. en un solo titulo. Luego apareció una tercera comunidad, ‘La del Medio’ también llamada ‘El Árbol sólo’, que hoy reclama una fracción de esas 300 ha. para sí. (Palmer, 2008:80)
Familias Criollas, Puesteros del departamento Anta, Salta Forestal.
En la zona sojera de Salta existe una zona llamada Salta Forestal, nombre del emprendimiento de deforestación que allí se desarrollo. Allí viven más de 100 familias de pequeños ganaderos criollos. En años recientes, desde los prim eros años de la década del 2000, vienen sufriendo intentos de desalojo y desmonte por parte d empresarios ligados al poder político provincial, con intención de destinar esas tierras a la producción de soja. Han recibido apoyo de FAA. El gobierno ha tenido que producir espacios de dialogo con ellos. El secretario de la Producción, Flavio Aguilera, recibió a puesteros del departamento Anta, pertenecientes a Salta Forestal. Durante la reunión el funcionario explicó los alcances del programa Arraigo y Desarrollo Productivo de Pequeños Productores, tendiente a regularizar la titularidad de los terrenos y contribuir al mejoramiento y desarrollo en la actividad rural de toda la Provincia. Este programa es para regularizar la titularidad de los terrenos y contribuir al mejoramiento y desarrollo en la actividad rural. Se brindará asesoramiento a los más de 100 puesteros de la zona.
Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteño APPCH, zona de Dragones, sobre la ruta 81, cerca de Embarcación.
La Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteño APPCH, que es una organización de campesinos que ya tiene tres años y que cuenta con el apoyo de Federación Agraria Argentina, defiende la posesión de la familia de Freddy Villada, que es un pequeño ganadero de la zona de Dragones, sobre la ruta 81, nacido y criado en la zona. Vive allí con su madre y su familia (esposa e hijos). Freddy Villada fue intimado a desalojar su puesto en 2005, una situación por la cual ya han pasado varios puesteros criollos de la zona. De hecho en la zona ya hubieron varios casos de desalojo, de pequeños ganaderos que no supieron o pudieron ejercer su derecho de defensa. En 2007 la APPCHS realiza una asamblea para debatir los desalojos que estan sufriendo las familias campesinas. MEMORIA DE LA ASAMBLEA, Embarcación, 15 de diciembre de 2007. Ante la presencia de mas de 120 Campesinos provenientes de los diversos poblados del Chaco Salteño y junto a varios invitados especiales del Foro Provincial de Agricultura Familiar y dirigentes de la Federación Agraria Argentina, de SENASA, FUNDAPAZ y autoridades provinciales, se realizó la II Asamblea de la Asociación en la ciudad de Embarcacion en la Casa de la Cultura, para rendir cuentas, analizar todo lo que se ha caminado en estos dos últimos años y elegir las nuevas autoridades de la organización campesina. 2008 En este punto, Alfredo Riera de la Asociación de Pequeños Productores del Chaco Salteños, explica: “Se habló mucho del tema del campo, pero no del campo en general, porque el campo también somos nosotros, y nadie se acordó, nadie habló”. Y revela: “El avance de la frontera agropecuaria, la falta de caminos, de infraestructura, de educación, de proyectos productivos para el sector del pequeño productor es lo que lleva a que la gente inm igre del campo a la villa miseria, a los conurbanos de las grandes ciudades”. En referencia a la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
situación de su provincia Riera apunta: “La gente del norte está muy olvidada. Estamos siendo desalojados, no nos escuchan. Así nos pasa en Salta, donde 360.000 hectáreas fiscales fueron dadas en concesión a dos empresarios. El pequeño productor, en medio de todos estos empresarios, termina regalando la producción porque faltan políticas de Estado para poder comercializar. Las comunidades indígenas están siendo desalojadas, las que históricamente convive en la comunidad criolla con los indígenas del Chaco Salteño y son cosas que no se cuentan” (11 de Noviembre de 2008 - nota original FAA). Macri quiere desalojar a campesinos salteños. Es hermano del Jefe de Gobierno de Buenos Aires. El secretario gremial de FAA estuvo en la región. Los productores denuncian haber sido amenazados por un abogado vinculado al ex gobernador Juan Carlos Romero.
Comunidades Kolla de Santa Victoria Oeste.
Las comunidades indígenas pertenecientes a Santa Victoria Oeste, sufrieron el 6 de marzo de 2007, una represión y enfrentamiento con los cuerpos policiales, recordada como “Día de la Resistencia Kolla”. En esa oportunidad se manifestaron ante autoridades locales en reclamo de una mejor calidad de vida siendo reprimidos por Fuerzas de Seguridad.
Comunidad Caraguatá, de la Organización Zlaqatahyi (Unión Wichí del Itiyuro-Comunidades de Lapacho Mocho, Tonono y Pacará), departamento San Martín.
También en Diciembre de 2006, cuando ya estaba sancionada de Ley de Emergencia de la Propiedad Comunitaria Indígena, 10 comunidades Wichi de la Provincia de Salta, se vieron obligadas a llegar hasta Buenos Aires a reclamar contra el avance de la frontera agroindustrial que los desaloja y los despoja de los montes que aún les quedan para subsistir, contaminándolos con las fumigaciones de agrotóxicos y sometiéndolos a las adversidades climáticas. El Cacique Roberto García, de la Comunidad Caraguatá declaró en ese momento: "Nosotros queremos trabajar, queremos estar tranquilos, como eran las épocas antiguas. Lo que nosotros vemos en el lugar es que es el es el único monte que queda. Mezquinamos nuestra naturaleza que hay, puede ser animales del campo, y nuestras hierbas medicinales, estamos mezquinando cada día más porque ya no nos queda”,en relación al avance de los desmontes para dar paso a los agronegocios. "Y usted sabe que al desmontar, mucho viento y mucho castigo hacia las comunidades, porque no hay defensa, porque el monte lo defiende por ahí”. Luego del desmonte llegan los cultivos e inmediatamente las fumigaciones . "Tenemos dificultad con los hermanos que andan alrededor de los campos, campeando, buscando su alimento, corriendo su cabra, sus chanchos que no entren ahí. Cuando llueve parece que la química se levanta y entra al olor hacia el [aparato] respiratorio y tienen dificultad en los pulmones, que los va secando y luego ahí ya muere. Y no hay remedio. Ya pasaron 4 casos [muertes] en 2 años. Todavía no hicimos denuncia empresa, porque simplemente nadie se había dado cuenta, pero hoy ya se ha dado cuenta que éste es el problema”,"Murieron muchos animales hacia alrededor, murieron muchas cabras, murieron muchos bovinos también. Somos pequeños productores pero hoy en el día ya no tenemos nada por el tema de estos empresarios”, agregó luego
Los casos de conflictos de tierras desde la dictadura a la actualidad, en la
provincia de Santiago del Estero:
La matriz a continuación, muestra un detalle de los conflictos más importantes que se
han dado y se siguen dando en la provincia: desde los primeros conflictos que se
desencadenan en la década de 1980, hasta los más recientes casos de persecución y
represión a campesinos. En general gran parte de los conflictos tienen una larga
duración en el tiempo (entre 3 a 10 años), aquí presentamos los casos de mayor
repercusión, a partir de resúmenes con los acontecimientos más destacados en cada
uno de los casos.
Conflictos en espacios rurales de la provincia de Santiago del Estero:
Nº Fecha Lugar Acontecimientos
1 1986 Los Juries, Se inician los desalojos de familias campesinas en la localidad
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Taboada. santiagueña de Los Juríes (“El Grito de Los Juries”). Estas acciones generan la respuesta de los campesinos que empiezan a organizarse, en lo que después sería el Movimiento Campesino de Santiago del Estero, que nace el 4 de agosto de 1990 en Quimilí.
2 1998 La Simona, Taboada
Campesinos de la localidad santiagueña de La Simona son desalojados en octubre, frente a lo cual el MOCASE realiza acciones para dar a conocer el caso. Según el movimiento el haber enfrentado al poder judicial y al personal policial permitió la “primera victoria colectiva”. El MOCASE comenzó a tener repercusión a nivel nacional en 1998 durante el intento de desalojo de las familias campesinas del paraje La Simona. Máquinas topadoras (empresario Masoni) de gran porte avanzaron sobre las posesiones de las familias, derribando a su paso árboles, cercos, y llegando hasta la viviendas. La autodefensa ejercida por los pobladores y la contención que les ofreció el MOCASE y un conjunto de organizaciones solidarias detuvo a las topadoras, que de otro modo y en otra época hubieran conseguido su propósito. La población resistió el desalojo pasando días y noches bajo una improvisada carpa de polietileno negro, dando lugar a lo que se denominó la carpa negra de La Simona.
3 1997-2003
Tusca Bajada, Pellegrini
2003-2004 Las 23 familias de Tusca Bajada tienen problema con un terrateniente quien desde 1997 les ha quitado más de 5.000 hectáreas de tierra para explotar la madera en la producción de carbón.
4 1999-2001-2003-2007-2008
Pinto, Aguirre. En la comunidad de Pinto, Santiago del Estero, se desarrolla el conflicto por la tenencia de tierra entre un terrateniente santafesino y los campesinos de la Central Campesina de Pinto integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero. En el 2001 la justicia intenta realizar los desalojos de las familias campesinas del paraje Santa Rosa que resisten armando “carpas verdes”. Se producen detenciones de campesinos. 2007 se informa que un grupo de civiles armados atacó y persiguio a integrantes del Mocase y a un delegado de internacional de derechos humanos que, justamente, visitaba el país para evaluar la situación en los sectores rurales. Desde la organización denuncian que “Son matones al servicio de una empresa que, desde hace tiempo, quiere hacerse de tierras de habitantes ancestrales de la localidad de Pinto”. Se indica que la empresa Afagro proclama la titularidad de 40.000 ha. Horas antes del ataque, la organización campesina había remarcado en los medios locales el papel de la empresa y sus presuntos negocios con una fundación donde tiene participación el ex intendente de la zona y actual vicegobernador, Emilio Rached. 07/08/2007 Página/12 Ago-07 Aguirre / Pinto tierra campesinos contra desalojo resistencia Empresa. Mocase cita como ejemplo, el caso de la comunidad de Pinto, presentada en el Informe de FIAN, en la visita de investigación el enero de 2003[2], denunciando que los atropellos a la comunidad siguen y las autoridades provinciales no toman las medidas para proteger los derechos de los campesinos y campesinas.
5 2002- 2003
Las Lomitas, Copo.
Son detenidos integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero en la localidad de Las Lomitas, en el norte de la Provincia de Santiago del Estero. Un grupo de agentes de policía irrumpen en esa comunidad campesina sin orden judicial aunque argumentaban tener pedido de detención de un juzgado de la capital provincial. Este episodio se da en el marco del conflicto por la tierra que en esa zona sostienen con un terrateniente los campesinos que se amparan en el derecho veinteañal. Las Lomitas. La Delegación se reunió con miembros de la comunidad de Las Lomitas, Manga Bajada, Corral Quemado del Departamento de Copo y la Comunidad de Corral Quemado del Departamento de Peregrino. En la comunidad Las Lomitas hay 4 familias que están enfrentado problemas con un terrateniente que los acusa de usurpadores de tierra. Ha encarcelado a varios dirigentes, ha quemado casas de los campesinos, ha realizado desalojos violentos y amenaza de muerte constantemente a los campesinos, todo esto con el apoyo de autoridades judiciales y policiales. Este terrateniente al igual que otros luego que usurpa la tierra la desmonta para el aprovechamiento del bosque y luego la vende a otros terratenientes para la ganadería.
6 2002 Santo Domingo,
Se inicia un conflicto por tierras en la localidad de Santo Domingo, provincia de Santiago del Estero. Un juzgado de la ciudad de La Plata
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Pellegrini. publica en octubre el remate de 3749 hectáreas de esa localidad, especificando la situación de que en esas tierras viven familias campesinas (23 familias). Frente a esto el MOCASE organiza una “carpa de la resistencia campesina”, planteando la necesidad de una reforma agraria “con control de las organizaciones populares, que permitan el acceso a la tierra de los que queremos vivir y trabajar el campo de acuerdo a las características de cada región”. En noviembre se realizaría una marcha en La Plata contra el remate, convocada por la Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas (COPA).
7 2003-2004
Puesto de Díaz, Atamishqui.
En la reunión en el Centro Comunitário de la comunidad de Puesto de Díaz, Departamento de Atamishqui, participaron unas 45 personas de las comunidades de Mochimo, San Dionisio, El Dorado, Puerta Grande, Pirvas, Remanso, La Loma, Cerqueira, Bajadita, Tilia, y otras). Las famílias denunciaran la problemática del acceso a la tierra y al agua. En la comunidad de Puesto de Díaz más de 60 familias, articuladas al MOCASE, trabajan 15.000 hectáreas desde hace 30 años, posesión heredada de sus padres y abuelos, pero desde hace 9 meses han aparecido supuestos dueños que amenazan con desalojarlos. Las famílias se dedican a la ganadería, criando vacunos, caprinos y porcinos, y a la siembra de maíz, zapallo, alfalfa y huertas familiares, en forma de siembras rotativas, respetando las condiciones del suelo, y de acuerdo con las leyes de conservación del medio ambiente. Las famílias también han hecho varias mejoras en el campo. Las famílias denunciaron que en noviembre de 2003 el Sr. Jorge Francisco Murad de la Província de Tucuman pasó a turbar la posesión con el objetivo de desalojar a las familias campesinas de sus tierras, contratando personas para tareas de deslindes y cortes de cercos y amenazando las personas de la comunidad. Las famílias iniciaron una acción por Interdito de Retener la Posesión ante a las instancias del Judiciario.
8 2003 Bajadita y Mochito, Atamishqui.
En la comunidad de Bajadita y Mochimo Departamento de Atamishqui hay 105 familias con problemas de acceso al agua, ya que el agua les llega desde una distancia de 75 kilómetros y además hay una mala distribución. Han realizado gestiones ante las autoridades pero no han tenido repuesta, esto ha dejado como resultado enfermedades gastrointestinales, muerte de animales y la imposiblidad de producción de sus propios alimentos. Las familias denunciaron que en el momento de la visita de la delegación tendría agua en el canal, pues las autoridades estaban informadas de la presencia de organismos internacionales en la región, pero que tendrían miedo de que todo volviera a ser como antes cuando la misión se fuera.
9 2003 Pirvas, Atamishqui.
Departamento de Atamishqui Las 60 familias de la comunidad de Pirvas realizan trabajo de limpieza de los canales de riego pero no tienen acceso a agua. Así las cosas, ellos se ven obligados a recolectar agua lluvia, ya que por la ubicación geográfica de la provincia el agua de los pozos artesanales que perforan es de mala calidad (salina) para el consumo humano. Hay campesinos que tienen más de 50 años de vivir pero en los últimos años están apareciendo supuestos dueños que los amenazan con desalojarlos.
10 2003 Puerta Grande, Atamishqui.
Las 7 familias de Puerta Grande Atamishqui denuncian los problemas que tienen con el acceso a la tierra y al agua, la falta de caminos de acceso, problemas de falta de atención en la salud y la educación. - 2007: Usurpaciòn de tierras pertenecientes a la Comunidad Campesina indígena de puerta grande. Se responsabiliza a un empresario de Jesùs Marìa, Còrdoba (Miguél Sibiglio) , de enviar grupos armados para realizar la usurpaciòn llevada a cabo el 16 de enero. En los dìas posteriores la comunidad se organiza y se da la presencia de guardias blancas. La justicia dicta medida de no innovar el dia 23, esto no fue cumplido por los usurpadores que realizaron distintas modificaciones. Producto del empostado que realizaron los usurpadores se cortò a los pobladores el acceso al agua y a sus lugares de siembra donde habìan quedado a la vez algunos de sus animales. Segun se inidica El objetivo económico, tanto de Sbiglio como de otros “empresarios inversores” de agronegocios , es la explotación de la región del Alto, único cordón boscoso que atraviesa los departamentos Salavina, Atamisqui y Loreto y que mantiene el equilibrio ecológico de la región. La U.Ca.I es una organización autónoma que surge en la región para la defensa de los
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
derechos campesinos e indígenas y la preservación de la identidad cultural y el medio ambiente. Uniòn Campesina Indìgena (U.Ca.I)
11 2003 San Pedro, Los Juríes.
La policía, el 27 de febrero, ataca violentamente y desaloja a la comunidad campesina de San Pedro, Los Juríes, Santiago del Estero. Se registran campesinos heridos y 15 detenidos. El 6 de marzo, el MOCASE en coordinación con organizaciones de Buenos Aires como el MTD Lanús Aníbal Verón, realizan un escrache a la Casa de la Provincia de Santiago del Estero.
12 2003 San Dionisio, Atamishqui.
En San Dionisio Atamishqui hay 19 familias que trabajan 4.000 hectáreas de un total de 9.500 hectáreas que existen, pero que están teniendo problema con el acceso al agua y la legalización de sus tierras ya que están apareciendo supuestos dueños que quieren desalojarlos para ampliar sus cultivos de soja, a pesar de que son tierras fiscales y que los campesinos trabajan en ellas desde hace varios años. La comunidad denuncia que en 2003 un terrateniente de Córdoba, con el apoyo de agentes policiales, intentó usurpar las tierras de la comunidad. La comunidad apunta también que hace uso coletivo de las tierras, o sea, no hay una cultura de propiedad privada. La legislación vigente no prevé esta situación. Los procesos de regularización de las tierras son muy caros para los campesinos.
13 2003-2004
Tres Leones, Pampa Charquina, Tintina, Moreno.
Empieza en el 2003 un acoso a las comunidades campesinas de la zona de Tintina, en el departamento Moreno: Villa Maria, Alza Nueva, San Dimas, Pampa Charquina, Dolores, Charquina, Libertad (más de 50 familias). Empresarios que contratan personal civil ejercen sobre violencia física y moral (diarias amenazas de muerte con armas de fuego) sobre los pobladores. Los campesinos en respuesta arman “carpas de la resistencia”. 2005: El 28 de octubre de 2005 la comunidad indígena Vilela “Tres Leones” del paraje Pampa Charquina, Departamento Moreno, varios móviles policiales irrumpieron en las viviendas de Román Avellaneda, Coqui Roldán, Luis Gerez y María Bustos, deteniendo a estas personas sin orden judicial, acusados de supuestos delitos de hurtos y amenazas. En dicho operativo participó el grupo especial GETOAR y el cuerpo de Guardia de Infantería. Los cuatro detenidos fueron puestos en libertad a los diez días. La causa se tramita en le Juzgado de 4° Nominación de Santiago del Estero. En estos parajes, con anterioridad a estos hechos los pobladores han tenido que resistir grupos de civiles armados que protegían topadoras de desmonte. El 20 de diciembre de 2005 en la comunidad indígena Vilela “Tres Leones” de pampa Charquita, departamento Moreno, fue detenida a pobladora María Lidia Bustos, por parte de la policía de La Banda, sin orden judicial. Al tomársele declaración ante el Juzgado 4° Nominación de Santiago del Estero se la acusa de Asociación Ilícita, dedicada a usurpar tierras, hurtar productos forestales, provista de medios de comunicación y con frecuentes vínculos con el extranjero. La denuncia causante de esta acusación fue puesta el 7 de noviembre de 2005 por Damián Porta. Maria Bustos fue puesta en libertad pero no fue aclarado el dudoso procedimiento judicial y policial. Denuncia Informe defensoria. 2005: En marzo el MOCASE realizó un escrache a matones y terratenientes en la localidad de Tintina, Santiago del Estero. Comunidades indígenas y campesinas organizadas en el MOCASE marcharon y escracharon integrantes de una red de matones, vinculados a un empresario que había adquirido en remate fraudulento un amplio territorio perteneciente a la comunidad de indígenas Vilelas de Tintina. - 2006: En el paraje llamado Pampa Charqueña, del Departamento de Moreno, la situación tiene las mismas características. Una comunidad de unas sesenta familias en medio de los montes, a veinte km. de la carretera más cercana, distancia que deben cubrir en bicicleta, caballo o “zorras”. La escuela más cercana estaría a unos treinta km., por lo que los niños de esa comunidad reciben una educación extremadamente precaria. Según Juan Acosta, vocal de la Organización Campesinos Solidarios, los empresarios oriundos de Córdoba, E. P. y E. L. habrían enviado una cuadrilla de peones armados para expulsar a los pobladores de un paraje denominado "Tres Leones", en el departamento Moreno. Sin mostrar ningún título de propiedad, comenzaron el deslinde, alambrado y desmonte de 1.800 hectáreas de tierra, asegurando que "les pertenecen", pese a haber estado habitadas por más de 100 familias
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
desde tiempos inmemoriales. Al ver avasallados sus derechos, los campesinos radicaron denuncia ante el destacamento regional Nº 4 y la comisaría 44 de la ciudad de Tintina. Sin embargo, al decir de los denunciantes, la policía no detuvo a los presuntos agresores, sino a las presuntas víctimas a través de su cuerpo antiterroris ta, el GETOAR. Efectivamente, el 25 de octubre, esta fuerza especial habría irrumpido con armas de guerra. acompañada de un fuerte contingente de la Guardia de Infantería Provincial, cuerpo antimotines, para allanar, desbaratar viviendas , "secuestrar prácticamente a una madre de familia y tres campesinos", actuando con "brutalidad y ningún respeto por los Derechos Humanos". 2007: Dos semanas atrás, en la localidad de Tintina un grupo de guardias armados atacó a la comunidad indígena Lule-Vilela de Tres Leones, golpeó a hombres y mujeres, realizó disparos a las piernas, amenazó de muerte y exigió que abandonan sus históricas parcelas. 14/11/2007 Página/12 Nov-07 Moreno / Tintina tierra indígenas contra desalojo resistencia empresa.
14 2003-2004
Charquina, Tintina, Moreno.
Charquina, Escudero y Las Cañas. En el Departamento de Moreno la delegación se reunió con miembros de las comunidades de Charquina, Escudero y Las Cañas. Además se verificó en el terreno algunas denuncias recibidas. En la comunidad de Charquina hay 7 familias que trabajan desde hace muchos años 2.000 hectáreas de tierras fiscales (de un total de 7.600 hectáreas que existen en la comunidad). Desde hace 9 meses las familias se enfrentan a un supuesto dueño que ha comenzado a desmontar, destruir cultivos, correr los cercos tradicionales, cerrar el paso vecinal y ha desalojado a algunas familias. Todo esto con el apoyo de autoridades judiciales y policiales. Además de estos atropellos algunos dirigentes están acusados de usurpación de tierra, otros han recibido amenazas de muerte con armas de fuego.
15 2003-2004
Escudero, Tintina, Moreno.
En la comunidad El Escudero hay unas 17 familias, que tienen un conflicto de tierra con supuestos dueños que les han cerrado el camino para que abandonen sus propiedades y además para que sus animales no accedan a los lugares donde hay agua. Esta situación la viven desde hace unos 7 meses cuando los supuestos dueños entraron con máquinas a desmontar la propiedad para ampliar el cultivo de la soja.
16 2003-2004
Las Cañas, Tintina, Moreno.
Igual situación viven las 20 famillas de Las Cañas quienes desde hace 6 meses están enfrentado a supuestos dueños, quienes, a la fecha, han desmontado unas 500 hectáreas de la propiedad que la comunidad trabaja desde hace muchos años.
17 2004 localidad de Mili, Robles.
Ante la amenaza de desalojo, el 1 de junio, más de noventa familias campesinas de la pequeña localidad de Mili en la provincia de Santiago del Estero empezaron a organizarse para resistir. Un empresario reclama ser el propietario de más de 1700 hectáreas. Esto hace que la población de Mili, El Mistol, Los Pereyras y muchas otras poblaciones también afectadas, se solidaricen para resistir juntas.
18 2004 La Nena, Taboada.
Detienen a dirigente del MOCASE el 17 de septiembre a dos kilómetros de La Nena, departamento Taboada. La detención de Acuña (liberado 4 días después) fue realizada en el marco de un nuevo intento de desalojo. En este caso se trataba de la familia campesina Contreras, a pesar de que esta demostrara la posesión veinteañal, el título de dominio.
19 2004-2005
Pampa Pozo, Ibarra.
Personal judicial y policial de Quimilí acompañados de civiles denunciantes (un autoproclamado “carapintada” con un grupo parapolicial) el desalojo de la familia Roldán, en la comunidad de Pampa Pozo, lote 110, el 19 de octubre. Aquí es detenido un campesino. Al mismo tiempo se detienen, acusados también por ejercer violencia contra los denunciantes, en otros puntos de la provincia dirigentes del MOCASE que querían entrevistarse con el Ministro de Justicia y Diputados Nacionales, a efectos de denunciar “las violaciones a los Derechos Humanos sufridos por las familias campesinas”. Como respuesta el día 22 de octubre se realiza un escrache a la casa de Santiago, en capital federal. Luego el 25 de octubre realizan una marcha a Santiago capital unos 1000 campesinos, instalándose una Carpa de la Resistencia para exigir la liberación de los detenidos. El 5 de octubre de 2005 en la comunidad campesina de Pampa Pozo, Departamento Juan F. Ibarra, la familia Roldán fue desalojada de su vivienda por personal policial de la Regional 4° y de la
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
seccional 29 de Quimilí y otras fuerzas de seguridad, con dos oficiales de Justicia que se referían al artículo 182 bis sin entregar orden judicial escrita. La familia Ariel, Lito, Walter, Carlos Roldán y Mario Carabajal fueron maltratados, amenazados con armas de fuego e inmovilizados durante todo el operativo. La policía se llevó unas 65 ovejas las que sufrieron el encierro y caídas, algunas murieron. Los integrantes de la comunidad se movilizaron y lograron restituir los animales al predio ya que el procedimiento adolecía de muchas irregularidades y los actuantes no pudieron fundamentar lo actuado. Se exige el esclarecimiento de los hechos, el desprocesamiento de todas las familias involucradas y el cese inmediato de las usurpaciones. Se solicita la intervención del Sr. Defensor del Pueblo de la Nación ante la desprotección de las autoriades provinciales. Denuncia Informe defensoria.
20 2004 lote 20, Aguirre.
El 12 de agosto de 2004, lote 20 Departamento Aguirre El empresario Oscar Dutto y sus empleados, acompañados por policías de la seccional 17 de Pinto entraron por la fuerza, con casillas para instalarse, disparando armas de fuego matando y robando animales. Quemaron 1800 hectáreas de monte y dispararon a las personas que iban a recoger sus animales. Esto sucedió durante cuatro meses con importante cantidad de animales perdidos y un desmonte de 3000 ejemplares únicos de quebracho colorado, quebracho blanco, algarrobos y otras especies La movilización de la comunidad logró expulsar a los usurpadores. Luego de estos hechos, el juzgado de Añatuya envía órdenes de detención. Son allanadas las casas, requisadas dos escopetas, rollos de alambre y robo de útiles actuando el personal policial con violencia en la detención de Silverio Aguirre y Miguel Rodríguez, delante de las familias y los niños. Se denuncian también mal trato y apremios ilegales durante la detención en la comisaría. Denuncia Informe defens oria
21 2004 Lote 5, El Colorado, Ibarra.
Lote 5, El Colorado. En el Departamento Juan Felipe Ibarra, la Delegación verificó la situación de las 18 familias campesinas que están ubicadas en el Lote 5, fracción 4 y 8, El Colorado, a 45 km de la Ciudad de Quimilí. Las famílias viven de la agricultura y pecuaria extensiva: crían vacas, cabras, cerdos, aves; producen algodón, frutales, maíz. Las famílias desarrollan un modelo de agricultura sostenible, preservando las áreas de bosques nativos. Las familias trabajan unas 1.800 hectáreas que son herencia de sus familiares y que trabajan hace más de 50 años, ejerciendo una posesión pacífica y continuada. Desafortunadamente la carencia de títulos de propiedad de las tierras permite que terratenientes con apoyo de autoridades provinciales y municipales se aprovechen para entrar con máquinas a destruir los bosques y usurpar las tierras. Las famílias denunciaron que el 15 de febrero de 2004, un grupo paramilitar de aproximádamente 20 personas y personal policial, en 4 camionetas, invadió el Lote 5, disparando contra los miembros de la comunidad, y amenazándoles. Según informaciones recibidas, la invasión fue organizada por Miguel Angel Zurita - que se presentó como subdirector del „Servicio de Seguridad Condor“ -, que contrató el grupo armado a mando de Carlos Morell de la „Cerealera Morrel-Bullez SRL“, de la Provincia de Córdoba. El grupo armado expulsó a varias famílias de sus tierras y permaneció en la zona durante un mes, período en que destruyó 5 viviendas, 28 hectáreas de algodón, 5 hectáreas de sandías, zapallos y coreanitos, mató cerdos y gallinas, cortó alambres del corral, contaminó un pozo comunitario y desmontó con topadora 20 hectáreas de bosques nativos. Durante este período las famílias estuvieron impedidas para trabajar en sus tierras. Actualmente algunas familias están viviendo a la orilla de la carretera luego de que sus viviendas fueran destruídas. Las famílias interpusieron denuncias penales ante el Juzgado Criminal de 4a. nominación de Santiago del Estero, a cargo del Juez Achával, que todavía no ordenó ninguna medida investigativa. Lo mismo procedió con autoridades policiales. Según el relato de las comunidad, el 16 de marzo de 2004, la comunidad - con base en sus derechos de posesión previstos en el Código Civil - recuperó la posesión de las tierras con apoyo de comunidades vecinas y del MOCASE. En el área la comunidad encontró un grupo de hombres, y también menores, contratados por Miguel Angel Zurita y les solicitó que volvieran a sus
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
hogares. En razón de esto, Miguel Angel Zurita amenazó de muerte a los integrantes del MOCASE. Según el MOCASE; el 17 de marzo de 2004, con apoyo del destacamento de Policía Comisaría N° 29, de Quimilí, Zurita praticó intento de homicidio contra Angel Strapazzón, coordenador de MOCASE. Zurita acompañado de 4 hombres encapuchados en una camioneta se dirigió a la residencia de Angel Strapazzon y disparó varias veces contra el líder campesino, cuando este se encontraba en frente de su casa. Después de lo ocurrido Fabián Andrés de Bueno, del MOCASE; se dirigió a la Comisaria N° 29 en Quimilí para denunciar los hechos. Frente a la entrada de la Comisaría estaba estacionada la Camioneta de Zurita, y ante la llegada del Sr de Bueno, dos hombres, en presencia de policías le apuntaron y amenazaron. Los hechos fueron denunciados a la Delegación del Defensor del Pueblo de la Nación, que se encontraba en Santiago del Estero, y que se dirigió para Quimilí, donde investigó la situación e incluso decomisó armas que estaban en la camioneta de Zurita[3]. Los hechos también fueron denunciados por MOCASE al juzgado de turno en Quimilí a cargo del Juez José Rodolfo Trejo. Todos esos hechos fueron denunciados por MOCASE ante las autoridades federales (Diputados del Parlamento Nacional, Ministro del Interior, Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos). El 23 de abril de 2004 el Congreso de la Nación - con base en las denuncias presentadas en el Informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación - intervino en la Província, removiendo al gobernador y también a todos los jueces penales de Santiago del Estero (con excepción del juez René Achaval).
22 2005 Fortín Unión, Villa Unión, Mitre.
Junio de 2005 Comunidad campesina de Fortín Unión, Villa Unión, Departamento Mitre, ocho familias resisten la agresión de empresarios Oscar y Daniel Orellano, acompañados por Miguel Vittar, César Moreno y Abraham Navarro, con la protección de la policía de Villa Unión, cerraban caminos, destruían alambradas y aguadas, disparaban armas de fuego . El joven Palavecino fue interceptado y agredido mientras conducía su hijo a la escuela, golpeado por un hijo de César Moreno, atendido en el hospital de Pinto guardó reposo un mes, Ante la falta de acción por parte de las autoridades de la Provincia de Santiago del Estero solicitan la intervención del Sr. Defensor del Pueblo de la Nación. Denuncia Informe defensoria
23 2005 El Retiro, Moreno.
inmueble denominado El Retiro, ubicado en el departamento Moreno. Santiago del Estero, 1 de julio, DIN. MOCASE DENUNCIA TIROTEO POLICIAL CONTRA SUS MIEMBROS. Como resultado del ataque, resultó gravemente herido de bala Elpidio González, campesino, quien está internado en el hospital público. Pese a ello, personal policial lo custodia, con carácter de "Incomunicado y a disposición del Juez de Crimen de Monte Quemado, Rubén E. Anglade". Santucho solicita a los medios alternativos, entonces, difundir lo que llama "La Verdad Campesina". Es decir, la versión legítima emanada de las fuentes directas. De acuerdo con esos testimonios, "el día miércoles 29 de junio del presente año", aproximadamente a las 11,30 horas, en el inmueble denominado El Retiro, ubicado en el departamento Moreno, "personal policial de la Comisaría Seccional 44, de la corrupta policía de Tintina, a cargo del Comisario Borges, irrumpieron en el lugar de trabajo de tres hacheros campesinos, del MOCASE". Ellos son Elpidio González (48) Mario Eulogio Salto (49) y Manuel Alejandro González (23). "Al grito de «¡Ustedes están detenidos», comenzaron repentinamente un tiroteo, contra los campesinos. Los policías "disparaban con saña, apuntando directamente y con odio sobre el cuerpo de nuestros compañeros", informó Santucho. De acuerdo a lo manifestado por el representante legal del MOCASE, "existe documentación, que se puede aportar a la Instrucción, donde se puede acreditar la ausencia de derecho por parte del denunciante y la grave vulneración de los derechos constitucionales de estas personas, que se encontraban trabajando en el monte". "Estamos en presencia de un grave abus o de la potestad punitiva del Estado -afirmó Santucho-, ya que sin el ejercicio de un mínimo cognoscitivismo procesal, se ha privado de la libertad a un ciudadano y se ha producido un grave daño a su salud". Por último, el MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero), a través de su abogado, solicita al Juez "que se ordene la libertad de Elpidio
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
González, ante la grave lesión ocasionada y a fin de no profundizar el padecimiento propio y de sus familiares". Destacan que "pese a su preocupante estado, sus familiares todavía no pueden atenderlo", por causa de la incomunicación ordenada desde la Justicia. Hasta el momento -18.05 del 1 de julio de 2005- no se ha recibido respuesta alguna por parte del Juez. http://adin.blogdiario.com
24 2005 Paraje Santa Rosa, Alberdi.
16/08/2005. Walter Gustavo Cuellar, oriundo del paraje La Quebrada -departamento Copo- falleció al ser aplastado por un acoplado que circulaba enganchado de un tractor que manejaba Aldo Serrano, un campesino del Mocase de 23 años. Junto a él, más de setenta integrantes de la Comisión Central Campesina de Copo y Alberdi se habían acercado al paraje Santa Rosa en el departamento Alberdi para resolver el conflicto sobre una tierra de setenta mil hectáreas que son fiscales, pero que la empresa Conexa reclama como propiedad suya y dice poseer títulos que lo prueban.. La dirección de Recursos Naturales de la Provincia no aprobó el plan de manejo de bosques presentado por la empresa por considerar dudosos los títulos de propiedad. En las tierras reclamadas por la Empresa Conexa S.A. existen 46 parajes habitados, 12 escuelas, 23 postas sanitarias, 5 templos, 8 destacamentos policiales y 8 delegaciones registro civil, correos y cabinas telefónicas. La empresa puso como administrador a Huberto Villalba, ex director de escuela rural en la zona, quien se había ido de la zona seis años atrás acusado de abuso sobre las alumnas. A su vez éste trabaja con Gasapar Villalba encargado de llevar la policía y gendarmería para amedrentar a las familias campesinas, secuestrar los productos forestales que utilizan estas familias para su sustento. Se destaca que nunca se pudieron denunciar estos hechos ya que la propia policía de la zona estaba involucrada con la empresa. Denuncia Informe defensoria
25 2005 Paraje Santa Clara, Copo.
En el paraje Santa Clara, Departamento de Copo vive Raúl Osmar Pereyra y su familia quienes se dedican a la cría de animales y productos forestales. Vivienda y tierras están comprendidas en la zona del conflicto con la empresa Conexa. S. A. El administrador de le empresa denunció en setiembre de 2005, en la comisaría de Monte Quemado y en el Juzgado de dicha ciudad a Raúl Osmar Pereyra sabiendo que éste es integrante del MOCASE, Vía Campesina, iniciándose una persecución política por la participación del denunciado en manifestaciones y denuncias públicas. Se allanó la vivienda la familia Pereyra, destruyendo bienes y secuestrando productos forestales de la familia, operativo en el que participaron policías de Campo Gallo y GEOTAR, bajo las órdenes del juez Rubén Anglada del Juzgado de Monte Quemado, buscando elementos robados, con resultado negativo. Aún así Raúl Osmar Pereyra se presentó al Juzgado el 2 de febrero de 2006, quedando detenido acusado de robo calificado. La defensa presentó los escritos rigor los que fueron denegados por el Juez. El 8 de marzo la presión de una movilización pública logra el cambio de carátula y la excarcelación del detenido. Denuncia Informe defensoria
26 2005-2006
Santa María Salomé, Copo y Alberdi
En los parajes de Santa Cruz, El Puca, Río Muerto, Avenida, La Florida, Lote 9, Lote 8, Sol de Mayo, Lote 2, Lote,3, Lote 5, Lote 7, Lote 11, Lote 15 y otros, en la localidad de Santa María Salomé, Departamentos de Copo y Alberdi, desde hace tres años los habitantes vienen resistiendo la violencia de la Empresa Madera Dura del Norte S.A. que alega poseer títulos de propiedad sobre unas 156.000 hectáreas en las que viven más de 1500 familias campesinas, postas sanitarias, destacamentos policiales y cementerio. Sin embargo pese a la reiteradas denuncias de las familias , desde el Juzgado de Monte Quemado se reclutan policías y supuestamente gendarmes, para custodiar a parapoliciales y las topadoras que llevan desmontadas mas de 15.000 hectáreas. Se destaca que no se ha podido hacer las denuncias formales ya que la policía de Monte Quemado y Campo Gallo no toman denuncias. Las familias de Santa María Salomé (lote 2) exponiendo su cuerpo, el 6 de enero de 2006 lograron parar a las topadoras que eran custodiadas por parapoliciales fuertemente armados. Amenazaron pasar por encima de los defensores porque tenían orden del Señor Marcello Carlos Pellegrini y éste estaba avalado por el Juez Oscar Juarez del Juzgado de 4° Nominación de Santiago
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
del Estero. Se solicita la intervención del Sr. Defensor del Pueblo de la Nación por no contar con la protección de las autoridades de la Provincia de Santiago del Estero. Denuncia Informe defensoria. - 2006: En Sol de Mayo, departamento de Alberdi, viven numerosas familias campesinas desde varias generaciones. Según lo declarado por los vecinos a los funcionarios de esta Defensoría, desde hace tres años los habitantes resisten a la acción de Madera Dura del Norte, empresa que aduce poseer títulos sobre unas 156.000 hectáreas habitadas. Hasta el momento estarían operando unas quince topadoras de la empresa “Londero Desmote”, que habría desmontado unas quince mil hectáreas, custodiados por personal policial de la provincia y también por unos cuarenta civiles armados a los que los vecinos denominan “parapoliciales”. Estas personas procederían, no sólo a custodiar las obras de desmonte, sino también a amedrentar a los vecinos con múltiples hostigamientos, como ser , detenerlos en caminos públicos, interrogarlos sobre sus nombres y amenazarlos. Asimismo los vecinos insisten en denunciar, y piden investigación, sobre la ejecución de obras “extrañas” dentro de los predios controlados por la citada empresa, (lotes 10 y 11) Se habla de pistas de aterrizaje presuntamente ilegales, movimientos de vehículos hacia el interior de los lotes custodiados por Gendarmería Nacional y un estricto control dentro y fuera de las zonas alambradas que impide cualquier tipo de indagación. 09/02/2006 EN SANTIAGO DEL ESTERO El MOCASE denuncia “violenta represión policial y parapolicial a campesinos" Con presencia policial, bombas incendiarias, disparos de balas de goma, golpes y detenciones, una familia de la comunidad campesina de la localidad de Sol de Mayo, en el Departamento de Alberdi, fue brutalmente agredida el pasado martes 7 como parte de una campaña de intimidaciones a los campesinos en el marco de las disputas por la tenencia de las tierras. Reproducimos el comunicado y las fotografías enviadas a Prensa De Frente por el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE-Vía Campesina): 2006: Sol de Mayo, Dto. Alberdi. El 7 de febrero de 2006, veinte policías fuertemente armados pertenecientes a GETOAR e infantería, transportados por camionetas de la empresa privada Madera Dura del Norte S.A., custodiando una topadora de la empresa Desmontes Londero, avanzaron sobre la propiedad de la Familia Santillán, y dispararon balas de goma y descargaron palos, sobre los residentes y sus vecinos. El ataque era filmado por el administrador de la Empresa. El hecho de que todos los heridos son campesinos prueba que la agresión provino de la policía. Siete personas con graves heridas, tres detenidos, el joven Javier Santillán, hijo de Antonio Santillán fue detenido y apaleado cuando se dirigió a la policía de Campo Gallo a reclamar por la libertad de su padre. Denuncia Informe defensoria.
27 2005 Paraje Villa Estela, Pellegrini.
En octubre de 2005 en el paraje Villa Estela, departamento de Pellegrini, se presentó Juan Esteban Boix y sus empleados , ante la familia Gernica, intimidándolos al desalojo alegando ser dueño de la propiedad. Los empleados empezaron a construir alambradas alrededor de las casas previa apertura con topadoras. Realizada la denuncia en la comisaría de Nueva Esperanza, la causa se tramita en el Juzgado de Monte Quemado a cargo del Juez Luis Anglada quien emitió orden de no innovar. Sin embargo el 18 de enero de 2006 se presentó un patrullero de la ciudad de La Banda con 10 efectivos fuertemente armados aduciendo cumplir órdenes directas del Gobernador de la Provincia para proteger las topadoras y a los empleados alambradores. Esto se mantuvo durante dos meses hasta completar 20 kilómetros de alambradas. Durante ese periodo se efectuaron disparos amenazadores y muchos animales han muerto por cortarse el acceso al agua Denuncia Informe defensoria
28 2005 Paraje La Cañada, del lote San Antonio, Pellegrini y Copo.
El 2 de noviembre de 2005 en el paraje La Cañada, del lote San Antonio, Departamento de Pellegrini y Copo, seis empleados la firma SONAGRO SRL y sus dueños de apellido Leales y Panseri, acompañados de cuatro policías y civiles armados ocuparon la “bajada del río” realizando un campamento. Ese día se hizo la denuncia a la comisaría de Nueva Esperanza. Al día siguiente los corrales de la familia Zolorza son destrozados. Por la noche comienzan a desmontar. Al intentar la familia poseedora de la tierra evitar el desmonte son
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
agredidos con armas de fuego. Después aparece la policía de Nueva Esperanza y hace que se detengan los trabajos La causa se tramita en el juzgado 3 de Santiago del Estero, no obstante las agresiones continúan Denuncia Informe defensoria. En setiembre de 2005 en la misma región, se presentó la denuncia ante el INAI por cuanto la comunidad esta reconocida por ese instituto Nacional como pueblo Lule-Vilela, por intento de desalojo de parte de la empresa La Cara SRL Por todo esto se solicita la intervención del SR. Defensor del Pueblo de la Nación. Denuncia Informe defensoria
29 2005 Comunidad indígena Guaycurú, ubicada en el lote 4 Pozo del Toba, Ibarra.
El 14 de setiembre de 2005 llegó a la comunidad indígena Guaycurú, ubicada en el lote 4 Pozo del Toba, Departamento de Juan F. Ibarra, un operativo policial para desalojar a las familias Abordaron la primera casa donde se encontraba Claudia, una de las madres. Un Oficial de Justicia de apellido García, mostró una orden para desalojar 595 hectáreas y “querían desalojar todo y rápido” pero ni sabían ubicar con precisión las hectáreas. Las fuerzas de seguridad querían esposar a las familias y metieron miedo a los menores de edad. El Juez Curet del Juzgado de 4° Nominación en lo Civil y Comercial fue quien libró la orden de desalojo. La comunidad organizada lo impidió y los policías se fueron amenazando regresar con refuerzos. El movimiento realizó intentos de acercamiento y diálogo con el Gobierno Provincial y hasta ahora ningún funcionario responde a sus denuncias. Denuncia Informe defensoria. 2005: 20/09/2005 ESTA VEZ EN SANTIAGO DEL ESTERO Una nueva amenaza de desalojo a los movimientos campesinos e indígenas El Movimiento Campesino de Santiago del Estero denuncia el operativo policial que intentó desalojar la semana pasada a la Comunidad Indígena Guacurú y que amenazó con conseguir refuerzos y volver al campo. 2007: El conflicto es por un predio de 400 ha que pertenece a Domingo Leguizamon quien integra la comunidad indígena Guaycurú. El naciò y viviò siempre en el lugar. Su parcela cuenta con una particularidad: está rodeada de sembradíos de soja, que desde hace tiempo pretenden avanzar sobre el bosque nativo que preserva Leguizamón.En agosto último, el abogado Carlos Alberto Gozal irrumpió en el campo con quince guardias armados y comenzó a alambrar. Amenazaron a la familia Leguizamón, le mataron sus animales e inutilizaron el pozo de agua comunitario (le arrojaron combustible y basura).“Don Legui”, como todos llaman al hombre, realizó dos denuncias, el 20 y 29 de agosto, por usurpación de propiedad, amenazas de muerte y daños. Pero el juez de la Cuarta Nominación, Ramón Antonio Tarchini Saavedra, no ordenó ninguna medida en defensa de los campesinos. Luego de dos meses de inacción judicial, el viernes 26 de octubre, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero organizó la retoma del campo: centenares de familias organizadas llegaron hasta el lugar, desarmaron a los guardias privados y desalambraron las hectáreas ocupadas por el abogado Gozal, quien denunció a Domingo Leguizamón por “usurpación”.Con inusual rapidez, el juez de la Tercera Nominación, Jorge Salomón, ordenó la detención del anciano y ancestral dueño del campo –con el violento operativo mediante–, pidió el encarcelamiento de quince integrantes del Mocase y el allanamiento de la sede de la organización (en Quimilí). Leguizamón estuvo detenido e incomunicado durante seis días. Y el juez Salomón aún persigue a los restantes campesinos. Desde el Movimiento Campesino Indígena, integrado por el Mocase y organizaciones de otras seis provincias, remarcan que “el principal problema no es la falta de titularización de las tierras ancestrales, sino el modelo agropecuario, origen de los desalojos, la represión, contaminación ambiental y degradación de los suelos”. 14/11/2007 Página/12 Nov-07 Moreno / El Calderón multiples indígenas Contra desalojo resistencia / acciones legales propietario. 2008 tambien
30 2005 Simbol Payana y Abra Grande, Banda.
Denuncian en junio que en las localidades santiagueñas de Simbol Payana (1.800 hectáreas) y Abra Grande (4.300 hectáreas) empresarios están ocupando paulatinamente con cuadrillas de hombres armados campos donde viven familias campesinas, y que la policía no actúa.
31 2005 El Ceibal, Boquerón, Copo.
En junio se conoce el intento de rematar en la provincia de Santiago del Estero, en la localidad de Boquerón un campo con 6 pueblos dentro. Las organizaciones campesinas se ponen en marcha para resistir
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
(MOCASE, Mesa de Tierras, FAA). Suspenden el remate de EL Ceibal Por Jun. 28, 2005 El juez en lo Civil y Comercial de La Plata, Gerardo Echeverría, suspendió ayer lunes al mediodía el remate de las tierras del campo El Ceibal, ubicado al norte de Santiago del Estero. Dentro de las 10.000 has. que componen al campo, se encuentran los pueblos de Santa Lucía, San José de Boquerón, Nuevo Simbolar, Villa San Juan, El Ceibal y el paraje Tres Varones. En el territorio viven alrededor de 2500 campesinos que se movilizaron para evitar perder sus tierras.
32 2005 Comunidad de San Bernardo, Santos Lugares, Alberdi.
El día martes 29 de noviembre del corriente año en la comunidad de San Bernardo (Dpto. Pellegrini) un grupo de seguridad fuertemente armado liderado por Francisco ALE y Bruno VIROCHE, junto a Franco Martín ZEBALLOS, Alain ZEBALLOS, hermano del anterior; ambos contratados por ALE, todos oriundos de la provincia de Tucumán amenazaron y dispararon contra un grupo de campesinos que defendían sus posesiones. Ayer el conocido juez Oscar Juárez, Juzgado del Crimen de 4º Nominación, ordenó la detención y captura de un gran número de campesinos y de técnicos del Instituto de Cultura Popular –INCUPO.. Hoy a las siete de la mañana partió una comitiva de Gendarmería y policías especiales desde Santiago capital. La comitiva se presentó en la población de Santos Lugares, Departamento Alberdi. Los uniformados mandados por el juez revolvieron toda la casa del médico veterinario Eduardo Schierloh (técnico de INCUPO), incluyendo las habitaciones. Secuestraron una computadora 486 y materiales educativos (libros, revistas y discos compactos de audio) de uso diario en las capacitaciones de INCUPO.
33 2006 San Agustín, a setenta Km. al este de Nueva Esperanza, Pellegrini.
El 15 de febrero de 2006 en San Agustín, a setenta Km. al este de Nueva Esperanza, Departamento de Pellegrini, la familia Villagrán relató a los funcionarios de esta Defensoría lo siguiente: que hace unos tres años se hizo presente en el lugar un forastero que dijo llamarse F. L. como supuesto dueño de las tierras que ocupan la familia Villagrán y varias familias más, en las comunidades de Taco Punco y San Agustín. - 2006: Esta organización se afilió a la Federación Agraria Argentina y ha recibido su apoyo para difundir los problemas que continúan teniendo con la tierra y las agresiones que sufren(21). 21. “Un niño de 5 años murió en Santiago del Estero, asesinado por el guardia privado de una finca que disparó contra él y su tío cuando éstos transitaban por un camino rural apropiado por la empresa agrícola. Ha sido el clímax de la represión ejercida contra los campesinos, a cargo de empresarios que usurpan tierras con la venia del gobierno, sus jueces y policías (…). El crimen se conoció en la reunión de la Mesa de Tierras, en la que participó el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), afiliado a Federación Agraria (…). En este marco, la dirigencia federada en el NOA inició una gira por localidades de Santiago del Estero, con el propósito de tomar contacto directo con productores y militantes del Mocase, y continuar la defensa de esa organización campesina afiliada a FAA que sigue padeciendo hostilidades judiciales y policiales en su lucha por el derecho a la tierra”. Fuente: periódico La Tierra, marzo 2006; http://www.faa.com.arARGENTINA / Noticias 2006-02-10 La expulsión campesina asesinó a un niñoLa Federación Agraria Argentina (FAA) informó sobre el lamentable hecho ocurrido en Santiago del Estero, según el siguiente comunicado Un niño de 5 años murió en Santiago del Estero, asesinado por el guardia privado de una finca que disparó contra él y su tío cuando éstos transitaban por un camino rural apropiado por la empresa agrícola. Ha sido el clímax de la represión ejercida contra los campesinos, a cargo de empresarios que usurpan tierras con la venia del gobierno, sus jueces y policías. Mario Ezequiel Gerez iba charlando sobre el caño de la bicicleta con su tío, Anselmo Villagrán, cuando caía la tarde del jueves 2 de febrero en el noroeste provincial. Iban desde Taco Punco a San Agustín, en e l departamento Pellegrini, por el camino de siempre, ese que hace tres años un empresario mandó a alambrar y anexar como parte de su propiedad, y que luego tuvo que reabrir por orden judicial. Pero esta vez, las cosas llegaron más lejos: un guardia armado de esa finca, Humberto Orellana, apuntó con su rifle del 22 y gatilló. Mario Ezequiel cayó fulminado de un tiro en la cabeza. Su tío, en tanto, resultó herido. El crimen se conoció
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
en la reunión de la Mesa de Tierras, en la que participó el Movimiento Campes ino de Santiago del Estero (Mocase), afiliado a Federación Agraria, y el delegado itinerante de la entidad, Miguel Catalá. Miembros del Mocase contaron entonces que el empresario en cuestión se llama Francisco Luque, que vino de Tucumán a instalar su finca entre Taco Punco y San Agustín, a 40 kilómetros de Nueva Esperanza, cerca del límite con Salta. Para ello cerró el camino público, trabando la libre circulación de los lugareños y, además, el acceso al cementerio común, puesto que quedó dentro de los supuestos dominios de Luque.Esto ya había generado tiroteos entre los pobladores y los empleados del empresario agrícola.Las organizaciones campesinas denunciaron estas arbitrariedades y agresiones al gobernador Gerardo Zamora, a los poderes Judicial y Legisla tivo locales, a los defensores del Pueblo y al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. Sin embargo, nada cambió. O sí: ahora asesinaron a un niño de 5 años. Un documento emitido por dirigentes locales define esta situación como “un Vía Crucis campesino” cuyas estaciones son “la usurpación de tierras, el cierre de caminos, abuso de autoridad, tratos prepotentes, olvido, contaminación con agrotóxicos, desmontes criminales, tornados inéditos, mortandad de animales, esclavización de peones en despaladas y fincas, robo del agua, heridos, procesados y, ahora, un niño asesinado”.
34 2006 Casares, Aguirre, y Real Sayana, Avellaneda.
Amenazas a familias campesinas para que abandonen sus tierras por parte de la empresa AFAGRO de España. Lugar: Casares, Departamento Aguirre y Real Sayana Departamento Avellaneda. Amenazan a las familias, cierran caminos, topan montes, ponen puestos de seguridad. Grupos armados hacen disparos día y noche. En Casares han cerrado con alambradas a 9 familias Hechos denunciados en la Comisaría de Casares y en la Seccional 17 de Pinto. Causa en el juzgado de Añatuya a cargo del Juez Alvaro Mansilla. Denuncia Informe defensoria
35 2006 Paraje Siempre Viva, Mitre.
Paraje Siempre Viva, Departamento Mitre agresión a 25 familias por parte de Miguel. Angel Gómez, abogado de Santiago Capital acompañado por personal de la policía de Villa Unión. 16 familias firmaron la denuncia en la Comisaría 33 de Villa Unión en representación de toda la comunidad por el intento de cerrar el camino, hecho no consumado por la resistencia de la comunidad. Denuncia Informe defensoria
36 2007 Paraje el Quebrachito, El Allao, Murishca y San Isidro, Monte Quemado, Copo.
17/05/2007 siete campesinos del Mocase VC fueron detenidos por defender su territorio COMUNICADO DE PRENSA. El viernes 11 de mayo, fueron detenidos 7 compañeros del Mocase-VC por defender el monte de la depredación irracional de los grandes empresarios y terratenientes. Cuatro de ellos fueron golpeados por la policía sufriendo uno de ellos luxación de hombro Hay que deforestar la justicia y la policía santiagueña Nuevas órdenes de detención fueron libradas contra integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero luego de las producidas el viernes 11 de mayo cuando se apresó a siete de ellos por defender el monte de la depredación irracional de los grandes empresarios (Red Eco) Santiago del Estero - Veinticinco policías comandados por el comisario Nieto de Monte Quemado llegaron el 11 de mayo en 6 vehículos particulares y detuvieron a Toribio Peral, Armando Peral, Francisco Cuellar, Antonio Cuellar, Félix Conrado Alejo, Germán Coria y Eulalio Coria de los parajes El Quebrachito, El Allao, Murishca y San Isidro. Se los acusa de hurto de producto forestal cuando en realidad im pedían el acceso de los peones de los terratenientes Ramón Vittar y Pedro Julianes a sus tierras comunitarias. Estos ingresaban en los territorios para cortar postes de quebracho colorado de un monte virgen y disparaban contra los animales de los pobladores. Las comunidades decidieron cerrar los accesos a sus territorios para que los peones no pudieran continuar con su tarea e impidieron que retiraran los postes que ya tenían cortados. Los integrantes están presos desde el viernes en situación de incomunicación y hasta el sábado al mediodía no se les permitió que los viera un médico. No hay perspectivas que sean liberados, en tanto
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
el Juez Juárez de Monte Quemado no va a dar lugar a las eximiciones de prisión presentadas .En un comunicado de prensa el Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina expresa “exigimos la inmediata liberación de los compañeros detenidos y la anulación de todas las ordenes de detención libradas por el Juez Juárez. Exigimos la investigación a Ramón Vittar, Pedro Julianes y los policías de Monte Quemado”. A su vez denunciaron “la complicidad de este gobierno y del poder judicial en el proceso sistemático de desalojo de comunidades campesinas indígenas; no queremos sentarnos en mesas de diálogo vacías, los hechos han demostrado que en un año de funcionamiento de estas mesas se han agravado los desalojos y los desmontes irracionales; queremos acciones claras y contundentes que demuestren la voluntad política de solucionar el problema que no se han dado hasta el momento.” 2007: El 11 de mayo se produce la detenciòn de 7 campesinos del MOCASE, a raìz de una denuncia del empresario Ramón Vittar por hurto de producto forestal. Se denuncia que que es una denuncia sin sentido porque el monte está en territorio comunitario de los acusados. El conflicto se desata porque los campesinos se organizaron para impedir el ingreso de los peones del empresario que iban a desmontar asì tambien como para impedir que se saque lo que ya habían cortado. MOCASE VC Monte Quemado / Paraje el Quebrachito. -2008: 22 agosto 2008 11:36:15 Argentina: el Agronegocio y su fiel sirvienta La Justicia Santiagueña En el norte de Santiago del Estero las persecusiones sistematicas a los campesinos organizados en el MOCASE-VC vienen siendo cada vez mas feroces. El pasado 15 de agosto cuatro integrantes del MOCASE-VC fueron interceptados por la policia de Monte Quemado durante la celebracion de una fiesta popular. Felix Mansilla, "Walo" Ojeda, Ramon Pereyra y Luis Paz fueron esposados, golpeados y cargados en un móvil policial sin motivo aparente para tal procedimiento. Los tres primeros fueron depositados en los calabozos de la Comisaria 22 de Monte Quemado, mientras que a Luís Paz se lo llevaron a unos 2 km, a la vera del canal a las afueras de la ciudad, donde los uniformados prosiguieron con los golpes de puños, puntapiés, insultos, mientras le gritaban que él era un cabecilla del MOCASE, uno de los que para topadoras, de los que quitan armas, de los que no dejan trabajar a las empresas forestales, etc. Al amanecer fue llevado al calabozo de Monte Quemado, ensangrentado, casi inconciente de los golpes. En la comisaría los cuatro compañeros fueron constantemente agredidos fisica y verbalmente y amenazados, especialemente por el Oficial Julio Clavel Juárez, (que responde al terrateniente Ramón Vitar), éste continuaba con los golpes e insultos de todo tipo por ser miembro del MOCASE, le exigía que de nombre de otros "cabecillas" de la organización, que el ya los tenia identificados, pero quería oírlo de boca de Paz; Juárez amenazaba con ir a la zona de conflicto (paraje "Quebrachito" y aledaños), y que no tendría reparos en sacar su arma y hacer mierda a varios del grupo, para escarmentarlos, y que de todos modos a lo sumo iba a estar detenido no mas de cinco meses Felix Mansilla, Walo Ojeda y Ramón Pereyra fueron puestos en libertad al día siguiente, mientras que Luís Paz, todavía sigue en prisión y recién ayer día 20 se le levantó la incomunicación Ayer, nuevamente Luís tuvo que soportar mas malos trato por parte del Oficial Mario Mansilla quien durante una hora lo sometió a tratos humillantes y obligaba incesantemente que indicara quienes eran los otros "cabecillas", que aunque el no hablara (por Paz), ellos sabían que el cabecilla principal era Ricardo Cuellar. El Juez del Crimen Anselmo Juárez, tiene cuatro expedientes contra Luís Ángel Paz y otros integrantes del MOCASE por Supuesto Delito (SD) de Hurto de Productos Forestales, Amenazas de muerte, portación y tenencia de armas en perjuicio de distintos denunciantes; Son las "acusaciones" que acostumbran los terratenientes de la zona contra quienes defendemos el monte y nuestros derechos en nuestras comunidades, porque evitamos que ellos talen el monte y nos alambren los campos. Hoy, por estas cuatro causas, Luís Paz había sido eximido de la prisión e iba a ser puesto en libertad, pero "casualmente", justo antes que cerrara el juzgado hasta el lunes ( viernes dia inhabil por desinfeccion del juzgado) apareció una nueva causa contra Luís y el Juez no quiso ponerlo en libertad, con lo cual el compañero estará
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
preso hasta el lunes como mínimo. Una muestra más del accionar de la policía y el poder judicial en Santiago del Estero para favorecer el avance de los agronegocios y los grandes terratenientes y buscar la desaparición del campesinado. Una vez más, denunciamos estas situaciones y dejamos claro que desde el MOCASE-VC vamos a seguir luchando por defender nuestros territorios contra el saqueo de los bienes naturales, para defender nuestro derecho a la vida digna y para defender el derecho de nuestros pueblos a tener una producción de alimentos en manos de las familias campesinas indígenas y no en manos de los agronegocios especuladores. Exigimos la inmediata libertad sin cargos del compañero Luis Paz, al tiempo que exigimos la suspensión inmediata e investigación del accionar de los policias implicados de la comisaria nº22 de Monte Quemado y del procedimiento del Juez Juarez. Llamar pidiendo informe Comisaría 22 Monte quemado 0341 421030 Juzgado de Monte Quemado: Juez Anselmo Juarez 03841-420930 Lunes 22 de septiembre, 2008 a medianoche: "Cuarenta uniformados, gendarmes y policías, allanaron violentamente las viviendas de las familias campesinas del paraje El Quebrachito, en el término municipal de Monte Quemado. Robaron herramientas y dinero, amenazaron y golpearon a los cabezas de familia, ante la mirada horrorizada de sus hijos, niños y niñas menores de edad. Venían a las órdenes de la concejala municipal Villagrán de Coria (esposa de Julio Coria, dueño de una inmobiliaria local, enfrentado a las comunidades campesinas)"
37 2007 Laguna Baya, Ibarra.
El 2 de febrero se produjo la detención de 4 campesinos de la comunidad campesina de Laguna Baya acusados de privación ilégitima de la libertad y amenzas. El dìa anterior éstos junto a otros miembros de la comunidad habìan impedido el paso de un equipo de siembra directa que pretendìa ingresar a las tierras en disputa. Hay un documento firmado bajo engaño que reconocerìa al empresario Diego Puntigano como propietario de las tierras. El coomunicado de la organización cuestiona el modelo sojero que envenena y desmonta irracionalmente. Se plantea la defensa de la vida campesina y el territorio, el fin de la criminalizaciòn de la lucha campesina, por la tierra, el agua y los derechos de las comunidades campesinas sobre el territorio. Movimiento Campesino (Mocase VC.)
38 2007 Ing. Ezcurra, Capital.
El 20 de febrero se presenta un fiscal con tres policías del lugar e Ignacio Paz administrador de la finca informando a la familia Gramajo acerca de una orden de desalojo que se indica no se mostro. Destruyeron la vivienda, corrales etc y realizaron el desalojo. Por la tarde se comunicaron con autoriades del gobierno provincial quienes les solicitaron que no corten la ruta y les dijeron que estudiarìan el caso. Departamento Capital / Ing. Ezcurra.
39 2007 Pozo del Castaño, Moreno.
Familias amenzadas en sus derechos posesorios por una empresa que serìa propiedad de un señor de apellido Capellino proveniente de la provincia de Còrdoba. Se denuncia el avance de topadoras que desmontan para plantar soja o pastura, y que la siembra de monocultivos es algo habitual que esta empezando a mostrar sus consecuencias, como por ejemplo las inundaciones. La vez se denuncia la presencia de guardias blancas en la zona que amenazan a los campesinos. Este empresario (Capellino) aparentemente quiere encerrar todo lo que se encuentre en su interior, exponiendo a que si no se toman medidas urgentes estas familias tengan que irse porque una vez mas el poder económico avasalla derechos que pacíficamente ejercieron por miles de años los campesinos. MOCASE Moreno / Pozo del Castaño
40 2007 Paraje Algarrobal Viejo, Pellegrini.
Detención de campesinos del Mocase del paraje Algarrobal Viejo. La detención la realizó la policía de la provincia de Salta por la acción directa de los campesinos que frente la inacción judicial frente a las denuncias de las matanzas de animales que venían sufriendo por parte de la policía levantaron la casilla y la llevaron al destacamento ubicado en la provincia de Santiago del Estero junto con las pruebas de las cacerias. El comunicado del MOCASE sostiene que “insistentemente desde las organizaciones les pedímos a Diputados y Senadores que se sancionen leyes que protejan el monte y a sus familias, -leyes que siguen dilatándose en debates y mas debates - mientras miles de campesinos siguen perdiendo día a día sus tierras y animales, sin
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
contar las causas judiciales que irán acumulando como muchos otros campesinos, que ante la difícil situación de perder lo poco que tienen -allá donde la justicia no llega- salen a buscarla por sus propios medios”. MOCASE. Conflictos alrededor de una autorización otorgada por la provincia de Salta para el desmonte de 13 mil hectàreas en la zona de la frontera con Santiago del Estero. Los campesinos reclaman que no fueron tenidos en cuenta su derechos posesorios y se encuentra de por medio un cambio de frontera que se dio durante la última dictadura militar. 17/06/2007 Indymedia Jun-07 Depto Pellegrini / Paraje El algarrobal Viejo multiples campesinos contra desmonte acciones legales estado MOCASE. Se indica que una persona habrìa mandado a correr 2.5 km los mojenes que marcan el límite entre la provincia de Santiago del Estero y Salta, quitandóle a la primera alrrededor de 5000 ha. Se indica que incluso se habría comenzado con desmontes en la zona a fin de sembrar soja. Se produce la detención de personas que se encontraban en la zona realizando tareas de desmonte, quienes habrian sido los autores materiales del hecho y se conforma una comisòn que tendría un plazo de 30 días para analizar la situación11/08/2007 La Nación Ago-07 Pellegrini / Algarrobal Viejo multiples otro: Estado de Santiago del Estero Empresa Otro ejemplo reciente es la movilización llevada adelante por un grupo de mujeres campesinas, oriundas de Algarrobal Viejo, quienes con el apoyo de una ONG y del MOCASE llegaron hasta El Calafate, a manifestarse ante la casa de veraneo del Presidente Kirchner. Le manifestaron que s etrata de un pueblo donde sus pobladores son muy humildes, viven del monte y crían animales (cerdos, gallinas y cabras), pero no quieren desaparecer debido a una solicitud de desmonte por 13.260 hectáreas, que estaría próxima a ser autorizada por la provincia de Salta a la empresa Rumbo Norte SA.
41 Majada Sud, San Martín.
1 -Desmontes ilegales 2- caza de animales silvestres 3- Rio Contaminado con arsénico 4- Usurpación de Tierras 5- Violación derechos humanos por parte Autoridades Municipales. Realizaron denuncias en organismo estatales y destacamentos policiales. Tribunales Fuero Federal. 1- Intervención Federal 2- Dirección Nacional de Recursos Naturales. 3- Copias Denuncias violación Derechos Humanos INA INADI, Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el CERD. Falta de personalidad ante las autoridades 1. Tala de árboles, desertificación y cambio climático. 2. Sequías, problema de abastecimiento de agua, tanto para la subsistencia como para el emprendimiento de huertas. 3. Caza ilegal de animales dentro de la comunidad. 4. Contaminación de las aguas del rio. 5. Usurpación de tierras por cazadores. 6. Falta de apoyo de los organismos públicos en los problemas que padece la comunidad. 7. Violaciones a los derechos humanos por parte de las autoridades municipales. Denuncias ante 1. Dirección de recursos naturales, ganadería y pesca. 2. Destacamentos policiales 3. Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. 4. Acción Social del Ministerio de Salud y Derechos Humanos.
42 La Vaca Huañuna.
Consejo Tonocte Llutqui. Usurpación de Tierras 2- Acoso Permanente de Punteros Políticos. Realizaron denuncias ante destacamentos policiales no reciben denuncias, se procura un abogado que sepa leyes indígenas. 1-Intervencion Federal. Judicial (Fuero Federal y Provincial.3- Informes serán elevados INA INADI, Dr. Kirchner Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el CERD
43 San Roque, Figueroa.
Desmontes ilegales e irrestrictos que provocan la desertificación de las tierras, impidiendo el cultivo y trabajo de las mismas. Cambios climáticos. Escasez de agua potable. Caza sistemática y descontrolada de animales silvestres de la zona. Falta de apoyo por parte de autoridades en el Municipio. Reclamos y denuncias ante organismos de la administración de la Provincia. Dirección de Recursos Naturales (ganadería, flora y fauna). Dirección de Recursos Naturales (ganadería, caza y fauna), Destacamentos de la Policía de la Provincia, Comisiones de Derechos Humanos. Se elevaron copias de las denuncias efectuadas a: INADI, Ministerio de Salud y Acción Social y comisiones de Naciones Unidas.
44 Pozo Mosoj, Tonocoté. Falta de agua para beber. 2. Sequías. 3. Deforestación. 4.
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
San Martín. Personas ajenas en el territorio. 5. No les aceptan las denuncias las comisarías. 6. Resultan insuficientes las granjas comunitarias.2.La falta de agua es un problema para la comunidad. 7. Enseñanza de la lengua nativa en la comunidad. 8. Que cesen las persecuciones de punteros políticos.
45 Localidad de Guampacha, Guasayan.
En Santiago del Estero, el Gobierno Provincial y el Poder Judicial violan sistemáticamente los derechos de los campesinos, y se puede ejemplificar con el reciente proyecto de ley impulsado por Poder Ejecutivo de la Provincia de Santiago del Estero (Ministerio de Economía, Ctdor. Atilio Chara) en virtud del cual pasan a disponibilidad y son sujetos a venta 57 bienes inmuebles, originados por la privatización del ex Banco Provincia, en zonas rurales que suman en su totalidad cerca de 90.000 has. que pasarían a remate. De estas 90.000 su mayoría están en posesión de familias campesinas. Dicho proyecto ha sido aprobado sin notificación a las familias de la inminente situación, y además llama la atención el hecho de que dentro de los inmuebles a rematarse se encuentra la Localidad de Guampacha en el Dpto. Guasayan, donde viven 300 familias campesinas con una escuela en su interior, en un total de 4700 has, entre las cuales ejerce su derecho de posesión la presidenta del MOCASE.
46 2004 Comunidades Cazadores y Arasampa, Paraje Cazadores, zona de Garza, San Martín.
El caso de las comunidades de Cazadores y Arasapampa: Ocupación de tierra por parte de un grupo económico desconocido. Ausencia de respuesta policial y judicial. Instituciones comprometidas. Sugerencias de intervención. Ha surgido un caso, en la zona de Garza hacia adentro en un Paraje llamado Cazadores, y que abarca a dos comunidades (que son Cazadores y Arasampa). Las características del campo, es de 11000 hectáreas, que está con problemas hace dos meses, están con un riesgo grave de desalojo. Han llegado, han traído unas topadoras, hicieron hornos de carbón, están explotando el monte. Otra de las características es que no hay nadie que se acerque a hablar con ellos, no hay nadie que de la cara (dicen ellos); hay un encargado que aparece cada tanto que es el que está llevando adelante las tareas de desmonte. No conocen perfectamente cuáles son los motivos y si es que están deforestando para hacer carbón. Ven que están las topadoras, que están cortando leña y haciendo carbón pero no han podido hablar con nadie específicamente. No conocen que el campo tenga escritura. Ellos se declaran como únicos dueños, dado que desde toda la vida viven ahí en la zona. Comprende a unas 160 personas que habitan en 22 viviendas todas de tipo rancho. Ese es el grupo que está a favor y que están en una organización que pertenece a la Copirecha, que pertenece a una comunidad indígena. El total de las familias que vive dentro del campo son 26 familias, de las cuales 22 están con este problema y 3 que no están a favor porque están trabajando con la gente esta que está explotando el monte. Lo han hecho con la organización que están trabajando, es hacer una denuncia ante la Comisaría que les corresponde, que es la de Brea Pozo. Fueron tres veces y en ninguna les tomaron declaración ni denuncia. Entonces han tenido que venir a Santiago a hacer la denuncia. Han hecho las presentaciones ante la justicia. Y no han podido avanzar más. El tema está siendo tratado en el seno de la organización indígena de la zona, y también distintas instituciones que estamos participando en el trabajo en grupo y en el aula. Apoyan básicamente Fundapaz y la FARN (que se puso a disposición si es que hacía falta invocarlo, según ofrecimiento de Andrés Napoli). También se podrían vincular a otras organizaciones, que aún no participan, como la Facultad, la Mesa Tierra, Incupo, Mocase y convocar a otras instituciones. Finalmente, la agenda, no se ha concretado nada. Como labor pendiente quedaría que los integrantes de las organización aquí presentes vuelvan a su lugar y lo discutan con su organización y con la gente que está acompañando el caso, luego habría otra convocatoria, para que ha partir de ahí, organizar alguna agenda de trabajo. Decíamos también dejar abierto este listado de casos para que algunos representantes de algunas instituciones, que estamos participando, también podamos comentarlo a los distintos grupos o comunidades que estamos acompañando, para ir sumando y articulando la defensa de estos productores. Agregando a lo que dice Ariel, esta gente nos planteaba que en estas 11.000 hectáreas, el proyecto del que ellos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
sienten hablar es la instalación de 150 hornos repartidos en baterías de 50 hornos dentro de la propiedad. Todavía es muy poco lo que están trabajando, porque estuvieron mucho tiempo para construir 10 hornos que ya lo están poniendo en funcionamiento y hace cosa de 10 días ya empezaron a trabajar con la topadora y la motosierra. Se presentó otro caso, pero que es de menor importancia que éste, que puede llegar a ser resuelto por medio de un juicio sucesorio. Una última cosa que tiene que ver con este caso, si bien no se han acercado a hablar con ellos, habían tenido un problema, le habían atravesado una máquina en un camino, le habían hecho un pozo que no les permitía atravesar por el campo, cosas así. Una pregunta, sobre la ubicación exacta del sitio. Respuesta: Empieza el campo a unos 130 kilómetros de Santiago. 100 kilómetros hasta Garza y de ahí hacia adentro; o bien por Brea Pozo, por la costa del Río Dulce se llega hasta el Campo, y son once mil hectáreas, en el Departamento San Martín. Otra pregunta: ¿nombre de la empresa o el propietario de la finca? Respuesta: No saben porque no se ha hecho presente nadie a decirles, y cuando ellos se han acercado a conversar los atiende un encargado, quien no le brinda mayores datos. Hay un encargado que está establecido en Fernández, que es de Tandil, pero que la empresa es portuguesa.
47 2004 Aguas Coloradas, Figueroa.
El caso de Aguas Coloradas (Dpto. Figueroa): Desalojo de pobladores con Posesión de muchos años. La situación actual. Denuncia de Usurpación. Inactividad Judicial. Instituciones que intervienen. Pasos a seguir. En realidad ha sido muy difícil el trabajo grupal, porque a medida que íbamos hablando y tratábamos de hacer un listado de casos, salían muchisimos casos y era muy difícil detenerse en uno solo para priorizar ese, para poder trabajarlo. En grupo se ha decidido que uno de los casos para plantear es el de Aguas Coloradas, en el Departamento Figueroa. Aguas Coloradas ha sido famoso en los medios nacionales por el conflicto que han tenido los pobladores con el Sr. Manzzoni. Es un empresario de Quimilí, que un buen día apareció con un supuesto título de propiedad sobre ocho mil hectáreas. Aguas Coloradas está delimitada con quince mil hectáreas. En esa zona hay un lugar de monte de trece mil ochocientas hectáreas, dicho por sus pobladores, donde hay un monte natural y según lo que ellos relatan hace 90 años que no se toca. Nadie entra ni saca nada mas allá que los pobladores sacan recursos específicos. Tanto sea animales para comer. Miel, ellos han identificado 18 tipos distintos de miel. Son meleros a la antigua, se trepan a los árboles con una técnica muy antigua, con la ayuda de una faja para no dañar el árbol. También identifican a muchos animales hoy en extinción (osos meleros, tatúes, guazunchos, corzuelas, etc.) ¿Cuál es el problema? Manzzoni usurpa 5000 a 8000 hectáreas que están colindantes a esta reserva, y su primera acción es entrar con topadoras, abrir un deslinde por uno de los lados y en el trabajo de la primer semana, voltea más o menos unos 4000 postes. Entra con dos topadoras, camiones y peones que él trae. Cuando esto pasa es donde se provoca el conflicto donde la gente de Aguas Coloradas va en defensa de la posición acompañado de la Mesa de Tierras. También hubo la posibilidad de contar con algunos periodistas del programa Periodistas de canal 2 quienes toman las imágenes cuando él amenaza a la gente armado, etc. etc. Se presentan las denuncias correspondientes al caso que, obviamente, a pesar de todas las pruebas, las filmaciones, las fotos, las declaraciones de la gente, nunca tuvo ninguna resolución, ni nos citaron a declarar. Nosotros aparte de la denuncia que hace la población, hicimos una denuncia personal por amenaza de muerte, los periodistas también. Conclusión, durmió la denuncia en el cajón del Juzgado, pero a partir de eso, empieza a trabajar en la Mesa de Tierra de Figueroa, que es una organización que viene funcionando hace un año y medio, buscando estrategias para declarar reservas, zonas protegidas esa zona de monte de las 13.800 hectáreas. ¿Qué se hace hasta el momento o qué se ha tratado de hacer? 1) Primero la Mesa de Tierra ha discutido mucho cuál sería la estrategia o los fundamentos para plantear esta necesidad de preservar este lugar. Para sintetizar: los campesinos han identificado 4 líneas específicas. Una es el tema de la protección ambiental y de los recursos del medio ambiente; ya sea tanto árboles como animales. Otra, la protección de sus derechos
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
culturales, de los derechos sociales y económicos. Han planteado que en el momento de mayor crisis el único recurso válido que les queda es el monte para poder comer y mantener las familias. Cuando se realizó todo este proceso en la Mesa de Tierras, se hizo una nota a la Dirección o Secretaría de Medio Ambiente, planteándole la situación y solicitando los medios para poder proteger, no hubo ninguna respuesta. 2) Se hizo una nota a Greenpeace, quien tomando el conocimiento de la nota, vino a Santiago, pero acciones concretas todavía no han planteado. La gente sigue muy preocupada por este tema. Porque este Sr. Manzzoni se había retirado este primer tiempo pero ahora vuelve, con un trabajo de hormigas, y no sólo sigue sacando postes de esta reserva, sino que también está atacando a las familias, matándoles los animales en una estrategia de cuatrerismo junto al policía de la zona, que le da alojamiento a don Manzzoni, el cual en su casa tiene una radio de alta frecuencia para poder comunicarse con él para ver todo lo que pasa. No sólo que él sigue avanzando, sino que las 28 familias de Aguas Coloradas están absolutamente muertas de miedo porque el policía es el que los amenaza. Inclusive la maestra de Aguas Coloradas ha sido amenazada a tiros en la Escuela, porque desde allí se motivaba el compromiso de las familias y de los chicos. Se realizó la denuncia, y en respues ta a esto el Ministerio de Educación de Santiago del Estero le ha iniciado un sumario administrativo a la maestra, por realizar actos fuera de su función; no tiene porque ocuparse de la zona donde trabaja. Esta situación también involucra a aproximadamente 400 familias que viven alrededor y de la zona del bañado frente a la reserva. 3) Este tema también fue planteado a otras organizaciones, y creemos que tiene que ser tratado en otros espacios que sirvan de alianzas estratégicas para abordar esta temática. Pensamos que la Universidad Nacional debe tratar este tema y ver de qué manera se aporta, también la red agroforestal. Creemos que el lugar donde se puede tratar el tema es en la Mesa de Tierra de Figueroa, que se junta dos veces al mes. 4) Participan form almente el MO.CA.SE., la UN.PE.PRO.CH., la parroquia de Bandera Bajada. Tenemos un importante apoyo del Padre Sergio y del Padre Julián. También 28 comunidades campesinas que no pertenecen a las organizaciones zonales, PRODEMUR (como asistencia técnica), el CEPIT que también apoyó en algunos momentos con sus técnicos, y apoyos concretos, a pesar de que no participaban de las reuniones del PSA Santiago del Estero. Luego se detalló una situación puntual de usurpación, en la que fueron quitadas 400 hectáreas. Tiene conocimiento de esta situación el Poder Judicial, la policía provincial, La Secretaria de Justicia actual. La situación de Figueroa es crítica. Si tenemos que elegir un caso en el tema de Derecho Ambiental, creo que Aguas Coloradas puede ser emblemática, también Guasayan, Termas. La Mesa de Tierras solicita recursos para que le permita conocer a los campesinos todo lo que está en juego, los términos legales y jurídicos.
48 2004 La Costosa, Jiménez.
La Costosa, Departamento Jiménez, hay una situación donde la fumigación aérea, aplicación de herbicidas sobre cultivos de soja, ha tenido impacto concreto en la destrucción de sembradíos minifundistas, y ha provocado la contaminación de personas, intoxicación, y también ha contaminado el agua. Agua de estanque o embalse para uso de los pobladores, la deriva de esta fumigación lo ha contaminado. También se denunciaron situaciones de desmonte con topadoras. PSA en el caso de La Costosa
49 2004 Tordillo Puká, Las Delicias, Pellegrini.
Luego vino el caso de Tordillo Puká, en Las Delicias, en el Dpto. de Pellegrini donde hay una situación de desalojo, se habló de dos familias en particular, con los impuestos pagos, han intentado desalojarlos y también se habló de una situación potencial de desmonte.
50 2004 Pirpintos, Ruta 16, Copo.
Luego una compañera habló de un caso en Monte Quemado, una zona donde nosotros (Greenpeace) estuvimos involucrados, al sur de Los Pirpintos (Ruta 16, Departamento de Copo). Hay varios desmontes que están en clara contravención a la ley, porque la ley provincial indica que esa es una zona de desarrollo forestal, con restricciones de porcentajes importantes al desmonte. La transformación del monte no puede exceder a un determinado porcentaje y en estos casos se excede ampliamente. En el caso de Tordillo Puká, las comunidades locales del Rosado, Chañar Pozo y están involucrados abogados del CEPIT y
LA LUCHA POR LA TIERRA EN ARGENTINA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI. LA RECREACIÓN DEL CAMPESINADO Y DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
MO.CA.SE Greenpeace está siguiendo el caso de Los Pirpintos y Pampa de los Guanacos
51 2004 Totora Pampa, Loreto.
Después se habló del caso de Totora Pampa y Loreto, donde la denuncia es de deforestación para carbón.
52 2004 Puesto de Díaz, Atamisqui.
Luego Atamisqui, Puesto de Díaz, donde se repite la situación de las amenazas de desalojo para la ocupación de tierras.
Recommended