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7/21/2019 Lagmanovich Poesa y Msica en El Tango
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PAPELS LA RANIT
poesa y msicaen el tango argentino
d a v i d l a gman ov i c h
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1COLECCIN IMAGO MUNDI
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poesa y msicaen el tango argentino
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PAPELS LA RANIT
poesa y msicaen el tango argentino
d a v i d l a gman ov i c h
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2002, David Lagmanovich
San Miguel de Tucumn, Argentinalagmanovich@yahoo.com
Publicacin no venal
Editor: Jaime Muoz VargasIberia Editorial
Torren, Coahuila, Mxicoirritililla2002@yahoo.com.mx
OTRAS
OBRAS
DEL
AUTOR
Rquiem y otros cuentosCircunstancias
OcasionesVariaciones y contrastes
Estructura del cuento hispanoamericanoMemoria del Imperio
De cinco en cincoNo hay adisLas msicas
54 poemasMicrorrelatosOficio crtico
Cuaderno del expsitoNavegaciones y congresos
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prlogo
D ebo a Fernando Fabio Snchez laamistad, la lcida y generosa amistad del
maestro David Lagmanovich (Crdoba, Arg.,1927). Antes de que Fernando me lo presen-
tara por la va del correo electrnico y
hasta ahora slo hemos conversado por ese
medio, mis referencias sobre el doctor Lag-
manovich eran modestas; de hecho, mi admi-
racin impersonal por este narrador, poeta yensayista argentino se haba dado meses an-
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tes, cuando compr en mi aldea Torren,Coahuila, Mxico el volumen Estructura del
cuento hispanoamericanoque la Universidad
Veracruzana le haba publicado hacia 1989.
Ocurri, pues, una maravillosa casuali-
dad. Yo haba encontrado aquel libro en mi
desierto y poco tiempo despus, en septiem-bre de 2000, Fernando me escribi desde Boul-
der, Colorado, para comentarme, entre otros
asuntos, que uno de los cursos de su posgra-
do en letras lo reciba de un argentino tre-
mendamente informado y gentil, de un tal
David Lagmanovich. Fue as como luego decruzar arrobas naci mi amistad postal, pero
no por ello distante, con el estimado autor de
este opsculo.
Correos electrnicos han volado de To-
rren a Tucumn, correos electrnicos han
regresado, y a cada palabra crece mi certezade que este amigo escritor es de los enriquece-
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dores, de los que uno puede presumir en to-das partes.
Precisamente, el maestro Lagmanovich en-
riqueci mi querencia del tango con el ensayo
hospedado en estas pginas. Una vez le trat
sobre mi argentinolatra, le dije que aparte de
frecuentar a muchos de los escritores ms em-blemticos de la hermana Repblica pampera
Borges, Cortzar, Sabato, entre otros, ama-
ba al tango y a la milonga como si fueran las
msicas de mi pago. l me respondi con este
ensayo que merece, estoy seguro, el homenaje
de la divulgacin. Todo sea, en fin, por co-nocer un poco ms del tango y, de paso,
por presumir mi amistad podra decir
mi discipulazgo con el entraable maes-
tro argentino David Lagmanovich.
JAIME MUOZ VARGAS
Torren, 15, octubre y 2000
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s bien sabido que uno de los fenme-
nos musicales ms extendidos de los tiempos
modernos es la difusin prcticamente uni-versal del tango.1 Esta forma musical y co-
reogrfica, originaria del Ro de la Plata, se
impone en Europa a partir de la segunda d-
cada del siglo XX, luego de su xito en los salo-
nes de baile de Pars y cuando an no haba
sido totalmente aceptada por la sociedad cul-ta de Buenos Aires y Montevideo. A partir de
poesa y msicaen el tango argentino
E
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Europa, y sobre todo de Pars, se difunde porel mundo, de Lisboa a Estambul, de Toronto a
Tokio, de Ro de Janeiro a Berln.
No est de ms, en consecuencia, hablar
especficamente de tango argentino cuando
se quiera tratar en forma precisa de este tipo
de msica; porque no todo lo llamado tangoes tango argentino. Dar dos ejemplos. Uno:
los tangos de principio de siglo hermosas
pginas del compositor brasileo Ernesto
Nazareth, como Oden, de 1910.2 Otro: un
tango de reminiscencias zngaras europeas,
aunque posiblemente compuesto en NuevaYork, como es Jalousie, de Jacob Gade.3 En
esta composicin, que conoci gran xito in-
ternacional y an suele escucharse de vez en
cuando, predomina un falso exotismo que, sim-
plemente, muestra ignorancia sobre las ver-
daderas caractersticas del tango, no menosque sobre los rasgos culturales bsicos del pas.
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Las referencias ocasionales a tangos (ytambin a tangos) originales de otros pases
no implican que pongamos en duda la esencia
nacional del tango: Buenos Aires y Montevi-
deo, ciertos elementos hispnicos originarios,
un toque de tradicin negra, y ms adelante
la influencia italiana, parecen indudables.Sealo, simplemente, un fenmeno de difu-
sin que hasta parece ser mayor en algunos
pases ajenos a la cuenca del Plata. Los jve-
nes argentinos de hoy, en principio, han sus-
tituido el tango como baile por otras for-
mas de danza que delatan una fuerte influen-cia extranjera no hispnica;4 en cambio, en el
Brasil o en Cuba se escucha el tango con fer-
vor y se lo mantiene vivo tanto en sus formas
ms tradicionales como en variadas adapta-
ciones a una realidad musical cambiante. En
un perodo anterior, el ambiente del tangocre ciertas figuras mticas, como la de Carlos
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Gardel. Ms recientemente, pas a ser el so-porte de formas alternativas de msica popu-
lar, en el estilo de lo que ahora se llama fu-
sin: tango y jazz, tango y rock, tango y bala-
da romntica, tango y bolero, y otras formas
con las que se est experimentando continua-
mente.Gran parte de la reflexin existente has-
ta ahora sobre el tango, en particular la que
proponen figuras literarias (como Ral Sca-
labrini Ortiz o Ernesto Sabato) se basa predo-
minantemente en la estimacin de las letras,
es decir, de los poemas escritos para ser can-tados con msica de tango. Pero ya sera opor-
tuno que comencemos a referirnos al tango
en una doble dimensin, es decir, como un
fenmeno integrado a la vez por una partitu-
ra musical y una letra para cantar. La poesa
del tango y su msica, simultneamente con-sideradas, abren nuevas perspectivas en el
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marco de la historia cultural argentina de lossiglos XIXyXX.
1. LOSORGENES
Si nos preguntamos dnde y cundo comien-
za esta historia, tenemos que remontarnos alas ltimas dcadas del siglo XIX, y ubicarnos
en los barrios suburbanos de la ciudad de
Buenos Aires. La capital argentina se haba
convertido en un lugar de concentracin de
inmigrantes, especialmente italianos y espa-
oles, pero tambin de otras partes del mun-do: ingleses e irlandeses, alemanes y polacos,
judos de Europa Oriental, rabes de Siria y
el Lbano En el seno de ese mosaico de ra-
zas, unidas todas por el sueo comn de esca-
par a los males de los pases de origen, y mez-
cladas muy rpidamente con el elemento crio-llo de la ciudad (que en el siglo mencionado
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haba conservado tambin un perceptiblecomponente africano, sobre todo en ciertos
barrios) aparecen los primeros tangos, posi-
blemente a finales de la dcada de 1880 y, con
seguridad, en la de 1890.
Estos tangos de la primera poca (que tra-
dicionalmente se llaman de la Guardia Vie-ja) son composiciones creadas para bailar, o
sea que no tienen letra; el tango cancin
aparecer bastante ms adelante, alrededor
de 1920. Al comienzo y aunque hoy nos pa-
rezca raro quienes bailan el tango son pa-
rejas de hombres, muchas veces al aire libre,en los barrios perifricos de la ciudad. (As
queda registrado en un bien conocido poema
de Evaristo Carriego, El alma del suburbio,
que en parte dice: En la calle, la buena gente
derrocha/ sus guarangos decires ms lisonje-
ros,/ porque al comps de un tango, que esLa Morocha/ lucen giles cortes dos orille-
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ros. El poema aparece en el nico libro queCarriego lleg a publicar, Misas herejes, de
1908; el poeta muri en 1912). Los primeros
tangos son piezas interpretadas por instru-
mentistas individuales sera mucho llamar-
los solistas o por grupos muy pequeos;
todava no aparece entre ellos el piano, instru-mento dominante en los salones burgueses.
Un grupo tpico de entonces constara de
flauta, violn y arpa, o tal vez guitarra; aun-
que los msicos de las bandas de polica o bom-
beros (casi siempre italianos) comenzaron a
ejecutar tangos claro est que en su tiempolibre en cualquier instrumento de viento
que practicaran. Pero muy pronto se produce
una incorporacin instrumental que tendra
vastas consecuencias: aparece el bandonen,
un instrumento de fuelle originado en el acor-
den europeo pero mucho ms evolucionadoque ste, suerte de armonio porttil creado
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en Alemania por un tal Heinrich Band en ladcada de 1840, pero adoptado por los msi-
cos populares argentinos alrededor de medio
siglo ms tarde.
En algunas de las recuperaciones disco-
grficas que se popularizaron a partir de la
dcada de 1960 se pueden escuchar buenosejemplos de tangos de la Guardia Vieja. Por
ejemplo, en un disco LPde hace algunos aos
aparecen varios de esos temas que son mere-
cedores de especial atencin: un trozo del tan-
go Don Juan (el primer tango firmado que
se conoce, de 1900), tocado por un tro de vio-ln, flauta y guitarra; una seccin de Unin
Cvica, homenaje al gran partido poltico ar-
gentino creado en 1890, y que seguramente
data de principios de este siglo, en solo de
bandonen; y otro tema antiguo, La cachipo-
rra, interpretado por una banda popular. Lue-go viene una versin ms completa de un tan-
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go antiguo, El esquinazo, por un cuartetoinspirado en las antiguas formaciones: ya con
piano en un papel de apoyo rtmico, pero con
la meloda confiada al bandonen, el violn y
posiblemente la flauta.5
He aqu los rasgos principales de estas
obras de la Guardia Vieja: se trata de tangosinstrumentales; tienen ttulo pero no letra;
muchas veces son composiciones de home-
naje (a un hombre en el caso de Don Juan,
a un partido poltico en el caso de Unin Cvi-
ca); los conjuntos en que se ejecutan son bas-
tante elementales, casi de msicos callejeros;y el tempo de la ejecucin es bastante ms
acelerado que lo que ocurre en el tango de
pocas posteriores, cuando de danza callejera
se convierte en baile de saln.
Hay algunas grandes ausencias en este
panorama: falta la letra; falta la voz humana,y en consecuencia la figura del cantor de tan-
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gos (Agustn Magaldi, Carlos Gardel) o la can-tante de tangos (Azucena Maizani, Libertad
Lamarque), con su dimensin de espectculo
pblico en el centro o en el exterior; falta el
piano como instrumento solista capaz de can-
tar la meloda; falta, en fin, pasar de la banda
a la orquesta, aprovechando la experienciade la msica de saln, no menos que la de la
instrumentacin clsica y tambin las expe-
riencias paralelas del rag-time, el jazz y otras
formas de la msica popular.
Veamos primero el aspecto ms elemen-
tal, que es el de la incorporacin de letras alos tangos; es decir, el agregado de una di-
mensin poemtica, siquiera sea con las limi-
taciones propias de la poesa popular.
2. APARECELALETRA
Hoy concebimos el tango como forma musi-
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cal que se ejecuta, se escucha, se baila y secanta; pero ya hemos dicho que no siempre
fue as. Por los aos de la Primera Guerra
Mundial se comienza a componer tangos con
letra, o bien a agregar letras de ocasin a al-
gunos tangos de la Guardia Vieja: nace as la
Guardia Nueva, que es la era del llamado tan-go cancin. Por aquellos mismos aos, en los
locales populares comienzan a aparecer can-
tores de tangos, generalmente acompaados
por guitarristas. Los primeros nombres tras-
cendentes son los de Agustn Magaldi, Jos
Razzano y, sobre todo, Carlos Gardel. Paramuchos y me incluyo este ltimo es toda-
va la voz mxima del tango. No importa cun-
tos aos hayan transcurrido de una graba-
cin gardeliana, ella puede escucharse hoy
como una interpretacin reciente, por la ele-
gancia de la enunciacin y el mximo cuidadopuesto por el cantor en la preservacin del
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justo matiz estilstico. Tengo presente, porejemplo, una grabacin cuyo original data de
1927: Meloda de arrabal.6
3. LAEVOLUCININSTRUMENTAL
La incorporacin de la palabra al mundo deltango es una verdadera revolucin; pero hay
otra no menos significativa. Me refiero a la
evolucin instrumental de este tipo de msi-
ca popular, desde sus humildes orgenes arra-
baleros hasta avanzadas formas musicales,
como suele decirse, de saln. De la dcadade 1920 en adelante, pero sobre todo a partir
de la de 1940, el tango argentino, sin dejar de
ser una forma de baile la ms popular, por
entonces, en todo el pas y en todas las clases
sociales se convierte tambin en una for-
ma que uno se sienta a escuchar. Se escuchaal menos una de dos cosas, y con frecuencia
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las dos simultneamente: la recreacin musi-cal por una formacin orquestal nueva, y la
voz que canta.
Para percibir la trascendencia de estos
cambios, convendra dar un salto en el tiem-
po hasta alrededor de 1950, y concentrarnos
ante todo en el primero de esos cambios: larecreacin de la concepcin orquestal. Pres-
temos atencin a una partitura pertenecien-
te a un gran renovador del tango: Los marea-
dos, de Juan Carlos Cobin, en una versin
exclusivamente instrumental a cargo de la
orquesta de Hugo Baralis.7 Qu se nota aho-ra? Ante todo, que la partitura musical se ha
convertido en una suerte de conversacin de
tres amigos, o de tres grupos de amigos: los
violines (varios), los bandoneones (otro tan-
to) y el piano (casi con caractersticas de ins-
trumento solista) entonan la meloda y la vanvariando, incursionando a veces en una ar-
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monizacin ya no totalmente tradicional. Es-tas innovaciones se desarrollan sobre una po-
derosa base rtmica, que hace posibles los pa-
sos ms arriesgados de la danza aun cuando
la orquesta, por su cuenta, ensaye noveles
interpretaciones de la meloda.
A partir de ahora, el tango es ya definiti-vamente un fenmeno a la vez literario y
musical. La composicin del tango, que al prin-
cipio era unidireccional de la msica pre-
existente a la letra se torna bidireccional,
inclusive con un predominio de aquellas com-
posiciones que nacen como letras destinadasa ser musicalizadas.
4. MSICAYLETRA: TENSIONES
Ahora bien: la msica y la letra del tango fun-
cionan en contrapunto, representan distin-tas pulsiones; y esto es una fuente de constan-
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tes equvocos entre los aficionados que noexaminan el fenmeno completo. Suele de-
cirse, por ejemplo, que el tango transmite una
sensacin de tristeza, amargura, escepticis-
mo, desesperanza; y se repite sin mayor an-
lisis una frase atribuida al compositor y letris-
ta Enrique Santos Discpolo: El tango es unpensamiento triste que se baila. Pero aun
aceptando que esto fuera cierto y no lo es
del todo se referira en todo caso a algunas
letras de tango, no al tango en su totalidad; se
tratara, en verdad, de versos tristes concebi-
dos para ser puestos en msica, y esa msicaque de por s no transmite sensacin algu-
na de tristeza a su vez, en un nuevo giro,
estara destinada a ser bailada. En la msica
del tango sin que sean excepcin aquellos
cuyas letras hablan de sentimientos tristes
se encuentra una poderosa andadura rtmi-ca, una fuerza constante que nos envuelve y
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se adecua a la pulsacin de nuestra sangre,una voluntad formal que slo puede encon-
trar expresin en lo completo y rotundo, en lo
inapelable de una definitiva resolucin rtmi-
ca y armnica.
5. LAPOESADELTANGO
Ahora bien: cul es, entonces, la poesa
del tango? Cmo se puede caracterizar lo
que aportan las letras de tango al coro de
voces que constituyen la poesa argentina
del siglo XX?Ante todo habra que mencionar que el
tango tradicional tiene, por as decirlo, una
ecologa particular. Nace y crece en las ori-
llas, como forma artstica marginal, y en gran
medida sigue vinculado con sus orgenes: el
arrabal, o suburbio pobre de la ciudad, comoambiente geogrfico; el conventillo o casa de
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vecindad, que en la msica popular argentinatiene una funcin similar al barraco en la
brasilea, como escenario concreto de las re-
laciones humanas glosadas en la letra; el caf,
espacio de la sociabilidad ciudadana; el caba-
ret o lugar de diversin nocturna, para quie-
nes pueden acceder a l, como bsqueda deun imposible extraamiento. Arrabal, conven-
tillo, caf, cabaret: la Gemtlichkeit burgue-
sa est notoriamente ausente. Paralelamente,
la casa paterna, a la que se hace referencia
en tantas letras de tango, no es un espacio de
permanencia fsica, sino inevitablemente ellugar de donde uno se va.
Los cuatro mbitos mencionados son p-
blicos, y sustituyen el hogar propio por hoga-
res artificiales y ficticios. Con el tiempo estos
escenarios se multiplican y amplan; pero en
gran medida la letra de tango sigue vinculadacon este preciso locus de enunciacin. Estar
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en el tango es estar en el mundo de la granciudad, es mirar desde fuera como en el
famoso Cafetn de Buenos Aires de Enri-
que Santos Discpolo: de chiquiln te miraba
de afuera, dice el hablante potico algo a lo
que no se pertenece y que sin embargo resul-
ta vagamente protector, maternal.Funcionando en estos ambientes, que
omiten lo extico pero esquivan ariscamente
lo hogareo, la poesa del tango se propone
una descripcin de la cotidianeidad. Es una
vida cotidiana que transcurre en lugares p-
blicos, como ya se ha dicho: un escenario im-personal para dramas intensamente perso-
nales. Por ejemplo, entre los muchos tangos
que tienen por mbito el caf, recordaremos
uno que llega a una intensidad muy especial
al presentarnos la visin de una tragedia tan
cotidiana que puede parecer intrascendente:la ruptura de la relacin amorosa. Me refiero
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a El ltimo caf, de Hctor Stamponi (msi-ca) y Ctulo Castillo (letra): me vi morir de
pie, med tu vanidad, y entonces comprend
mi soledad sin para qu: llova y te ofrec el
ltimo caf.8
Por otra parte como lo mostr ya hace
aos Idea Vilario las letras de tango re-cogen diversas influencias literarias: en
primer trmino figuran las del romanticis-
mo y el modernismo, pero en algunas se
pueden encontrar tambin ciertos elemen-
tos vanguardistas.
No podramos, dentro del breve espaciode este trabajo, presentar una seleccin re-
presentativa de los muchos temas que abor-
dan las letras de tango. Baste decir que la
denostacin de la mujer, que tantas veces se
ha mencionado como rasgo principal de las
mismas, dista mucho de ser el motivo predo-minante. El ansia del encuentro o del reen-
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cuentro con la mujer amada s est all, cual-quiera sea el lado de la relacin que se consi-
dere responsable por el alejamiento. Ms fre-
cuentemente, en forma casi permanente, apa-
rece el sentimiento de aquello que los antiguos
cifraron en la expresin tempus fugit,el desli-
zarse irreversible del tiempo. Y en consecuen-cia la nostalgia, el recordar inacabable de un
modesto paraso que fue nuestro y que perdi-
mos para siempre. A veces, tambin la rebe-
lin contra las imposturas y falsedades de la
vida: el contraste entre las apariencias y la
realidad, que puede darse tanto en el mbitoprivado como bajo la forma de cido comenta-
rio social.
6. CONCLUSIONES
Todo eso y mucho ms ofrece el tango argen-tino, una forma cultural cuyas riquezas ape-
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nas si hemos podido rozar en estas pginas.Como la modinha y el samba, como el corrido
y el bolero, como la guarania paraguaya o la
tonada chilena, el tango expresa la toma de
posesin de un mundo, la tentativa de desci-
frarlo y traducirlo. Tarea de desciframiento y
traduccin que al principio es tosca y limita-da, pero que va abrindose como una flor a
medida que el talento humano de la Argen-
tina y de otras partes trabaja ese barro has-
ta convertirlo en brillante porcelana.
All quedan cifrados mensajes perdura-
bles. Unos los hemos recibido en ciertosmomentos de nuestras vidas; para otros, la
msica y la letra de los tangos ser como un
cofre de riquezas a descubrir. En un caso y en
el otro y nada novedoso digo al afirmarlo
nos alcanzarn con la fuerza de su mensaje.
Porque la msica y la literatura son formasde comunicacin, discursos sociales como el
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lenguaje, pero alternativos o paralelos ocomplementarios con respecto a l, y como l
dirigidos inevitablemente a los hombres y
mujeres concretos que poblamos esta tierra
con nuestras alegras, nuestros afanes y nues-
tras ansias.
La msica, la gran msica del mundo, sehace con todos los elementos, aun los ms
modestos. La poesa, la gran poesa del mun-
do, es un inagotable comentario sobre nues-
tra vida, su fugacidad, la presencia del pasado
en nuestro mundo cotidiano. Y adems el arte
instituye siempre una recursividad, una miseen abme que es instancia de reflexin sobre
s mismo.
Quisiera referirme, desde la pgina im-
presa que es tan plida imagen del esplendor
de la msica y el canto, a un tango que, a mi
modo de ver, recoge cada una de estas re-flexiones: A pan y agua, de Juan Carlos Co-
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bin (msica) y Enrique Cadcamo (letra).9Comienza con el silbido y el tarareo, los instru-
mentos musicales ms modestos y entraa-
bles que el hombre tiene a su alcance. Plan-
tea el ayer y el hoy con toda la carga de
melanclica desolacin que tienen nuestras
intuiciones sobre el tiempo. Y reflexiona so-bre la historia misma del tango, desde un pre-
sente de declinacin en que el hablante se
ubica, digamos alrededor de 1960, pero en
relacin con un pasado que qued fijo en la
memoria de los protagonistas: 1920, el comien-
zo de la poca de oro de la cancin popularargentina. Dnde estarn mis queridos ami-
gos de entonces?, se pregunta. Cuando evo-
ca los tangos del ayer, los cita: produce en su
interior un texto musical secundario, que es
una cita textual de la msica de antao. Es
pues un tango sobre el tango, que reflexionasobre su propia historia, hecha como dira
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Borges de tiempo y agua, y sobre su rela-cin con el hombre de Buenos Aires.
Hemos tratado del tango y nos hemos re-
ferido a algunos ejemplos musicales, una pis-
ta elemental para entrar en este mundo. Y
sin embargo de cuntas cosas ms podra-
mos hablar! No hemos mencionado siquieraLa cumparsita ni El choclo (piezas en las
que culmina el gnero anterior al tango can-
cin); ni nos hemos referido al papel del lun-
fardo en las letras de tango (Edmundo Rivero
tiene un disco ntegro con los textos de esta
variante lingstica); ni hemos analizado elmito de Carlos Gardel, ni su origen, ni las
circunstancias de su muerte (esto pertenece
a otro captulo, que es el de las mitomanas
colectivas); tampoco hemos glosado en nues-
tro comentario las letras amargamente des-
esperanzadas de Enrique Santos Discpolo,el autor de Yira, yira, Esta noche me em-
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borracho, Fangal y otros tangos memora-bles, sobre todo como diagnsticos del alma
colectiva, ni...
En fin, el mundo del tango es casi inago-
table. Adems, adaptando la frase clsica, se
les podra decir a los agoreros que lamentan
su muerte: los tangos que vos matis gozande buena salud. La salud de que goza el tan-
go se manifiesta en su renovacin constante;
en la fusin uso esta palabra deliberada-
mente de lo viejo y lo nuevo; en el hecho de
que no hay viejo y nuevo cuando el crite-
rio predominante es el de la calidad.
NOTAS
1Al proponer este trabajo para el volumen de homena-
je al querido amigo y colega Christian Wentzlaff-Egge-
bert, tengo en cuenta su dedicacin de muchos aos a
temas argentinos y los firmes lazos que ha sabido esta-blecer con personas e instituciones de ese pas.
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Hay una grabacin del excelente pianista brasi-leo Arthur Moreira Lima: MCPro-Arte Digital PCD-
144, lado 1, banda 1.3Una grabacin reciente: la de The Tango Project
(William Schimmel, acorden; Michael Sahl, piano;
Stan Kurtis, violn), en MCNonesuch D4-79030, lado
2, banda 6.4
Dicho esto sin perjuicio de fenmenos acotadosen el tiempo, o modas, como la de las academias de
tango, que muestran su carcter ocasional en el hecho
mismo de constituir imitaciones de lo que surge a la
atencin pblica en Londres o Nueva York.5 Los siguientes son los datos discogrficos: a)
Tres tangos de la Guardia Vieja (fragmentos): Don
Juan (Ernesto Ponzio), Unin Cvica (D. Santa Cruz).La cachiporra (J.L. Roncallo); b) El esquinazo (An-
gel Villoldo). Intrpretes: a) tro de violn, flauta y
guitarra; solo de bandonen; banda popular; b) cuarte-
to de Juan Cambareri. CDHistoria del tango, vol. 1:
Guardia vieja, Diapasn, DP155298, bandas 1 y 2.6 He aqu los datos de la grabacin a que me
refiero: Carlos Gardel, Alfredo Le Pera y Mario Batis-tella, Meloda de arrabal. Intrprete: Carlos Gar-
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del, con acompaamiento de guitarras. CDCarlos Gar-del: 20 Grandes xitos, EMILIT7 976742 2, pista 7.
7 Los datos son los siguientes: Juan Carlos Cobin,
Los mareados. Intrprete: Orquesta de Hugo Bara-
lis. CDHistoria del tango, vol. 3: Renovacin, Dia-
pasn DP155300, banda 1.8Hctor L. Stamponi y Ctulo Castillo, El lti-
mo caf, interpretado por el Sexteto Tango; canta,Jorge Maciel. LPSexteto Tango para el mundo, CBS
19358, lado 2, banda 4.9Juan Carlos Cobin y Enrique Cadcamo, A pan
y agua. Intrpretes: ngel DAgostino y su orquesta;
voz, ngel Vargas. MCTodo DAgostino-Vargas de FM
Tango para usted, vol. 1, TMS50617, lado 2, banda 10.
BIBLIOGRAFAMNIMA
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Esta edicin no comercial dePoesa y msica en el tango argentino,
obra de David Lagmanovich, se termin deeditar el 20 de noviembre de 2002 en el
equipo de Iberia Editorial, Torren,Coahuila, @yahoo.com.mx
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