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Las elecciones de abril de 1979 en Almería: la democratización de los municipios representación orgánica propio del régimen. 1 Esta falta de legitimidad democrática de Podemos afirmar que existe un conocimiento bastante amplio del proceso de constituidos conforme a la legalidad franquista, que reproducía el esquema de corporaciones surgidas de las urnas. 2 No obstante, la convocatoria de elecciones estuvo marcada por los continuos aplazamientos por parte del presidente Suárez, que
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Las elecciones de abril de 1979 en Almería: la democratización de los municipios
Mónica Fernández Amador
UNIVERSIDAD DE ALMERÍA
Podemos afirmar que existe un conocimiento bastante amplio del proceso de
transición democrática experimentado en España desde la muerte del general Franco.
Sin embargo, junto a los estudios ya publicados –referidos a cuestiones como las
transformaciones del aparato franquista, la configuración del mapa autonómico o la
creación del sistema de partidos vigente–, se hace necesaria ahora la profundización en
la incidencia del cambio en la vida de los municipios y, más concretamente, en los
ayuntamientos. En efecto, y pese a contar con varios estudios sobre las instituciones de
ámbito local durante la dictadura, hay que lamentar la escasez de investigaciones
centradas en la llegada de la democracia a los pueblos y ciudades desde el punto de vista
histórico.
En este sentido, el momento clave de la transición a nivel municipal estuvo
representado por los comicios locales del 3 de abril de 1979. Hasta entonces, y pese a
que ya habían tenido lugar dos elecciones a Cortes Generales, los consistorios seguían
constituidos conforme a la legalidad franquista, que reproducía el esquema de
representación orgánica propio del régimen.1 Esta falta de legitimidad democrática de
los ayuntamientos generaba, por tanto, un agravio comparativo en la representación de
los ciudadanos en el poder central y el local, urgiendo la necesidad de unas nuevas
corporaciones surgidas de las urnas.2 No obstante, la convocatoria de elecciones estuvo
marcada por los continuos aplazamientos por parte del presidente Suárez, que
finalmente, y tras la aprobación de la Carta Magna, tuvo que acceder a las exigencias de
1 Los ayuntamientos estaban integrados por representantes de los llamados tercios familiar, sindical y corporativo, cuyo número variaba en función de la población censada y que eran renovados de forma parcial cada cuatro años. La única novedad introducida en los últimos años del franquismo fue la elección de los alcaldes –hasta entonces designados desde el Ministerio de la Gobernación y los gobernadores civiles– por los propios concejales, según estipulaba la Ley de Bases de Régimen Local de 19 de noviembre de 1975. 2 La propia literatura de la época lanzó duras críticas hacia esta situación, señalando que «una democracia sin soberanía popular es una flagrante contradicción. Sin embargo, ésa es la práctica política en nuestro país», puesto que, a pesar de que los partidos políticos constituían un elemento básico del sistema democrático «existe también la representación social. El pueblo se representa a sí mismo, a través de las distintas organizaciones –permanentes o coyunturales- que el propio pueblo crea (…) Mientras no se celebren elecciones municipales, caminamos hacia la democracia». Javier ANGULO URIBARRI, Municipio, Elecciones y vecinos. Por unos ayuntamientos democráticos. Madrid, Ediciones de la Torre, 1978, pp. 89-93.
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la oposición. Así, una vez celebrado el referéndum constitucional, el presidente del
Gobierno anunció la celebración de comicios para la renovación de los ayuntamientos
precedidos no obstante, en un intento de aumentar las opciones de su partido frente a las
fuerzas de izquierda, por una nueva consulta legislativa.3
Después de un largo paréntesis de casi cincuenta años, las elecciones del 3 de abril
de 1979 permitieron a los ciudadanos elegir la composición de las corporaciones de los
más de 8.000 municipios españoles, haciendo que la democracia llegase también a
ellos.4 Asimismo, a diferencia de las anteriores llamadas a urnas, los comicios locales
exigieron a los partidos políticos la movilización de sus bases de cara a la elaboración
de las propuestas,5 convirtiéndose por tanto en un indicador de la implantación real de
cada organización en las provincias. Finalmente, la consulta permitió el regreso de la
izquierda al poder, haciéndose ─pese a la victoria global de UCD─, con el gobierno de
las principales ciudades del país. De esta forma, se posibilitó la alternancia política y se
dotó de legitimidad a la transición.
Es obvio, pues, que sin una mayor profundización en la democratización de los
municipios, no es posible realizar una valoración completa del proceso de cambio. En
este sentido, se han aducido distintos problemas que justifican la escasez de estudios,
entre ellos la magnitud de la información generada por el conjunto de entidades locales
del Estado.6 Por este motivo, la presente comunicación plantea una panorámica general
de las elecciones de abril de 1979 en la circunscripción de Almería, de acuerdo con el
tradicional esquema de análisis de los comicios. Así, en primer lugar se hace un estudio 3 Así, por ejemplo, desde el PSOE se acusó públicamente al gobernador civil riojano de utilizar su autoridad para elaborar las listas municipales de UCD. Pedro LÓPEZ RODRÍGUEZ, “Una transición a la democracia de ritmo lento: elecciones municipales y elites políticas en La Rioja”, en Carlos NAVAJAS ZUBELDÍA (ed.), Actas del II Simposio de Historia Actual. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2000, pp. 451-465. 4 En efecto, los ayuntamientos «contribuyeron a acercar el nuevo sistema político a la ciudadanía y permitieron llenar de contenido la palabra ‘democracia’ que, hasta entonces, sólo se había relacionado con la práctica de las libertades cívicas». Roberto VILLA GARCÍA, Granada ante las municipales de 1979. Granada, CEMCI, 2004. 5 Así, «estas elecciones suponen un esfuerzo organizativo para los partidos políticos, para extender su representación política en estas instituciones básicas y conformar un sistema de partidos intraprovincial. A partir de abril de 1979 accede una primera ‘generación’ democrática, ‘nuevas’ elites locales dirigentes». Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, “Transición política y elites democráticas: movilidad política y candidaturas municipales en Almería (1979-1983)”, en IDEAL, octubre-noviembre de 1984. 6 En efecto, la falta de estudios vendría motivada por «la dificultad de afrontar un nivel territorial donde se conjuga la cifra más elevada de unidades políticas dotadas de personalidad propia. Este fenómeno produce en primera instancia un cierto rechazo por la magnitud de información a la que ha de enfrentarse el análisis». Asimismo, habría que considerar la «reticencia que se produce, en numerosas ocasiones, por parte de las autoridades gubernamentales competentes para proporcionar dicha información que no se encuentra elaborada de la misma forma que otros procesos electorales». Irene DELGADO SOTILLOS, El comportamiento electoral municipal español, 1979-1995. Madrid, CIS-Siglo XXI, 1997, pp. 5-6.
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de todas las listas presentadas y de sus componentes, con especial atención a la
inclusión de mujeres y de antiguos cargos municipales,7 utilizando para ello la
documentación de la Junta Electoral Provincial y las actas de constitución de los últimos
ayuntamientos del franquismo, así como las candidaturas proclamadas en el Boletín
Oficial de la Provincia.8 En segundo lugar, se atiende a la campaña desarrollada por
cada formación y coalición electoral considerando sus lemas, programas políticos,
discursos y principales actos públicos en función de las noticias y los anuncios
propagandísticos insertados en la prensa local. Por último, se realiza un examen
comparativo de los resultados obtenidos en las urnas, indicando el porcentaje de votos y
los cargos obtenidos por cada formación, según los datos oficiales. Asimismo, se hace
referencia a la negociación de pactos de gobierno postelectorales y a la elección de los
nuevos alcaldes. El trabajo se cierra con un balance de las cuestiones tratadas, a la
espera de una mayor profundización en investigaciones futuras.9
Las candidaturas: proclamación, composición y aspiraciones
Las elecciones municipales del 3 de abril de 1979 en Almería debían decidir el
reparto de los 972 puestos de concejales correspondientes a los 102 municipios de la
provincia. La proclamación de las candidaturas presentadas coincidió con la celebración
de los comicios legislativos –que en gran medida eclipsaron a la consulta local–,
contabilizándose 240 listas y 3.143 aspirantes a formar parte de las nuevas
corporaciones democráticas.10
En el cómputo global, la Unión de Centro Democrático dejó patente su
indiscutible predominio en la circunscripción almeriense desde el comienzo de la
transición. En efecto, el partido de Adolfo Suárez había obtenido una clara victoria en
las dos elecciones generales celebradas hasta la fecha, consiguiendo en ambos casos tres
7 Sobre este aspecto, y desde el campo de la Sociología, destacan los trabajos de Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidista en Andalucía (1973-1991). Madrid, CIS, 1992; “La continuidad de las elites políticas locales del franquismo en los ayuntamientos democráticos: la transición local en Andalucía (1973-1979)”, en Actas del II Congreso de Historia de Andalucía. Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural de Cajasur, 2002, pp. 631-649; “La transición local en Galicia: continuidad de las elites políticas del franquismo y renovación de los gobiernos locales” en Revista de Estudios Políticos, 80 (1993), pp. 39-119. 8 Para ello, se han consultado los fondos documentales del Archivo Histórico Provincial de Almería (AHPAl) y de la Excma. Diputación Provincial (ADPAl). 9 Este estudio forma parte de nuestro proyecto de tesis doctoral, centrado en el análisis del poder municipal en la provincia de Almería durante la transición a la democracia. 10 Boletín Oficial de la Provincia, edictos de las juntas electorales de zona, febrero de 1979.
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escaños en cada una de las cámaras parlamentarias.11 Asimismo, los centristas habían
logrado un alto grado de implantación en Almería, superior en términos relativos que el
alcanzado en Madrid o Barcelona.12 De esta forma, tras la convocatoria de comicios
para la renovación de los ayuntamientos, UCD no encontró dificultades en la
elaboración de sus listas y pudo presentar candidatura en toda la geografía provincial, a
excepción de los municipios de Alhama, Rioja y Terque. Así pues, bajo las siglas
ucedistas fueron proclamados 999 aspirantes –incluyendo fijos y suplentes–, de los que
24 eran mujeres (2,4%). Tres de ellas fueron propuestas como número uno de UCD en
sus respectivas localidades y en conjunto representaron el 15,3 por ciento de las féminas
que participaron en las elecciones. Más destacada fue la inclusión de miembros de las
últimas corporaciones locales constituidas en el régimen anterior. En efecto, el ocho por
ciento de los candidatos centristas habían pertenecido a los ayuntamientos que los
comicios debían sustituir –la media más alta de toda Andalucía─, contándose entre ellos
a 13 alcaldes y 16 tenientes de alcalde.13 De este modo, UCD incluyó en sus propuestas
a casi el 60 por ciento de los cargos municipales del franquismo presentados a los
comicios de 1979 en toda la circunscripción. Asimismo, la presencia de éstos en los
puestos de relevancia fue significativa, apareciendo 25 antiguos ediles como cabeza de
lista. De acuerdo con los resultados de las legislativas de marzo, los pronósticos
concedían el triunfo a UCD en tres cuartas partes de los municipios almerienses y le
otorgaban el gobierno en más de 60 consistorios, junto a la Presidencia de la Diputación
Provincial.14 Además, los centristas tenían asegurada la Alcaldía en las localidades de
Almócita, Beires, Paterna del Río, Bacares y Taberno, donde ninguna otra candidatura
había sido proclamada.15
11 Vid. Rafael QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ y Mónica FERNÁNDEZ AMADOR, Parlamentarios de Almería en la Transición. Almería, Arráez, 2004. 12 En efecto, en agosto de 1978 estaban constituidos comités locales en la mayoría de los municipios de la provincia y la afiliación superaba las 5.000 personas. No obstante, las diferencias de criterio respecto a la dirección del partido, centralista o apoyada en las bases, provocó una grave crisis interna en la UCD almeriense apenas unos meses después de la celebración de las elecciones municipales. Rafael QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ, “Un antecedente en la crisis de UCD: la renuncia de dos senadores”, en Carlos NAVAJAS ZUBELDÍA (ed.), Actas del IV Simposio de Historia Actual. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2004, pp. 799-828. 13 Los centristas almerienses incluyeron en sus listas al 13,24% de los cargos municipales del tardofranquismo que concurrieron a los comicios en Andalucía dentro de candidaturas de UCD. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 14 IDEAL, 17-X-1979, pp. 13 y 14. 15 Paradójicamente, en las elecciones generales de marzo el PSOE había ganado en Bacares y Unión Nacional (coalición formada por Fuerza Nueva y otras formaciones de extrema derecha) en Benitagla.
4
El principal rival de UCD en la contienda electoral era el Partido Socialista Obrero
Español.16 A pesar de que su reorganización en la clandestinidad fue tardía respecto a
otras formaciones de izquierda, el PSOE se configuró tras las elecciones generales de
junio de 1977 como la segunda fuerza política en importancia de la provincia, copando
el resto de escaños correspondientes a la circunscripción17. El éxito en las urnas facilitó
el proceso de implantación por el territorio almeriense, de manera que en los comicios
locales los socialistas pudieron estar presentes en 89 municipios,18 con un total de 923
aspirantes a los puestos en liza. En este sentido, el PSOE fue el partido con mayor
representación femenina al dar entrada en sus listas a 33 mujeres que, si bien
significaban el 3,57 por ciento del conjunto de los nombres propuestos por el partido,
constituían el 21 por ciento de las candidatas proclamadas por la Junta Electoral
Provincial. No obstante, la mayoría ocupó puestos retrasados –tres de ellas eran
suplentes– y sólo una encabezó la lista al Ayuntamiento de su localidad. Asimismo, el
PSOE incluyó en sus candidaturas municipales a 15 personas (1,62%) que habían
ostentado cargos en las últimas corporaciones del franquismo, entre las que destacaba el
hasta entonces alcalde de Cóbdar.19 El peso de estos anteriores concejales, que suponían
el 11,3 por ciento de todos los presentados, se tradujo en su relevante situación dentro
de las listas, ocupando el primer puesto en tres de las mismas. Las aspiraciones de los
socialistas en los comicios pasaban por repetir los resultados registrados en el mes de
marzo. En efecto, en las elecciones legislativas los socialistas habían ganado 12
municipios respecto a 1977, estableciendo así su hegemonía en 24.20 De esta forma, y
teniendo en cuenta el previsible acuerdo entre las fuerzas de izquierda, los pronósticos
les situaban en torno al 40 por ciento de las corporaciones almerienses. No obstante, el
principal reto del PSOE era la Alcaldía de la capital, donde esperaba conseguir al menos
12 actas de concejal –mayoría relativa–21 y el apoyo de los comunistas.
16 Para una mayor profundización en la trayectoria del PSOE vid. Mónica FERNÁNDEZ AMADOR, La Agrupación Socialista de Almería durante la transición a la democracia. Trabajo de investigación de Doctorado, 2003. 17 En concreto, los socialistas consiguieron dos puestos en el Congreso de los Diputados y uno en el Senado (tras la fusión con el PSP), resultado que repitieron en marzo de 1979. Rafael QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ y Mónica FERNÁNDEZ AMADOR, op. cit. 18 Los socialistas no presentaron candidatura en Alicún, Almócita, Bacares, Beires, Castro de Filabres, Chirivel, Gérgal, Lucainena de las Torres, Paterna del Río, Pulpí, Suflí, Taberno y Turrillas. 19 En el conjunto andaluz, el PSOE incluyó en sus propuestas a 74 integrantes de las corporaciones salientes, entre ellos seis alcaldes. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 20 IDEAL, 17-X-1979, pp. 13 y 14. 21 En las elecciones generales de marzo de 1979 el PSOE consiguió la victoria en la capital, con 3.000 votos de ventaja sobre UCD. Asimismo, las posibilidades de acceder a la Alcaldía del número uno
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Efectivamente, desde que se hizo pública la convocatoria de elecciones locales se
especuló con la posibilidad de un entendimiento del Partido Comunista de España con
el PSOE, con la clara finalidad de conseguir el máximo número de gobiernos locales.
En este sentido, el PCE elaboró listas en 28 términos municipales, incluyendo los de
mayor población –excepto Adra–.22 Las propuestas estaban integradas por 359
aspirantes,23 entre cuyos nombres aparecían 25 mujeres que significaban el 6,96 por
ciento del conjunto. De este modo, el PCE ocupó el segundo lugar en cuanto a
representación femenina, con el 16 por ciento de las candidatas proclamadas, aunque
sólo una fue elegida para ocupar el primer puesto. Especial interés ofrecía la lista de
Felix, que estaba encabezada por el último alcalde de la corporación saliente24 e incluía
a un antiguo concejal del tercio corporativo. Ello hacía que el 1,5 por ciento de los
cargos del tardofranquismo que concurrieron a las elecciones en la circunscripción
almeriense apareciera bajo las siglas del PCE. En su condición de tercera fuerza política
de la provincia25 y de acuerdo con su objetivo básico, desde un principio los comunistas
se mostraron ante el electorado como determinantes en la configuración de las nuevas
corporaciones democráticas y, fundamentalmente, del ayuntamiento capitalino, donde
aspiraban a conseguir cuatro concejales. En el resto de municipios, su mejor resultado
correspondía a la localidad de Rioja, siendo superados en los comicios del mes anterior
sólo por los socialistas.
En el lado opuesto se encontraba Coalición Democrática, integrada por Alianza
Popular y otros partidos menores, que había sufrido un fuerte revés en las elecciones
legislativas de marzo, perdiendo cuatro puntos respecto a 1977 y situándose en el 4,5
por ciento del voto emitido.26 Ante esta situación surgieron constantes rumores de
renuncia a concurrir a las municipales, aunque finalmente fueron proclamadas –y aumentaban por su actividad como asesor judicial laboralista, que le había otorgado una notable popularidad. Mónica FERNÁNDEZ AMADOR: La Agrupación Socialista de Almería… op. cit. Para una aproximación a las reivindicaciones de los trabajadores previas a los comicios municipales vid. Áurea VIDAL GÓMEZ, “La conflictividad sociolaboral y el movimiento asambleario en Almería durante la Transición, 1975-1979”, comunicación presentada a este mismo congreso. 22 Los municipios donde los comunistas presentaron candidatura fueron Almería capital, Abla, Abrucena, Alboloduy, Albox, Alhama, Benahadux, Canjáyar, Cantoria, Cuevas del Almanzora, Dalías, Enix, Felix, Gádor, Huércal de Almería, Instinción, Los Gallardos, Macael, Níjar, Rioja, Roquetas de Mar, Sierro, Tabernas, Turre, Uleila del Campo, Vera, Viator y Vícar. 23 Varios días antes de la jornada electoral, cuatro integrantes de la candidatura al Ayuntamiento de Vera presentaron su renuncia por diferencias con el cabeza de lista. La Voz de Almería, 31-III-1979, p. 22. 24 En toda Andalucía, el PCE incluyó en sus candidaturas a cuatro alcaldes de las últimas corporaciones constituidas durante el franquismo. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 25 En las elecciones de marzo de 1979, el PCE recogió el 7,41% del voto provincial. 26 Vid. Aurora LORITE CHECA, La derecha almeriense durante la transición: Alianza Popular (1976-1985). Trabajo de investigación de Doctorado, 2004.
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ratificadas por sus dirigentes–27 12 listas de CD28. En total, la coalición presentó a 153
aspirantes de los que 17 eran mujeres y una aspiraba a la Alcaldía. De esta manera, la
representación femenina significaba en torno al 11 por ciento tanto de los nombres
presentados por CD como de las candidatas proclamadas en el conjunto de la
circunscripción. Asimismo, nueve miembros de las corporaciones locales salientes
fueron incluidos en las propuestas, constituyendo el 5,9 por ciento de las mismas y el
6,8 por ciento de los ediles del tardofranquismo que participaron en las elecciones.29 De
ellos, cinco figuraron en el primer puesto de su respectiva localidad, mientras que el
anterior presidente de la Diputación Provincial encabezó la candidatura para la capital.
En cuanto a sus expectativas electorales, la derrota del mes anterior invalidaba cualquier
conjetura previa. Así, en el distrito de Almería los pronósticos otorgaban a la coalición
entre cero y dos actas de concejal, de tal forma que su resultado podía restarle opciones
a la izquierda y determinar el color del principal Consistorio de la circunscripción. Por
otra parte, CD parecía tener asegurada la victoria en el Ayuntamiento de Turrillas.
Sin lugar a dudas, uno de los rasgos más sobresalientes de la oferta electoral fue la
abundancia de agrupaciones de independientes. En efecto, se proclamaron 39 listas no
adscritas a ninguna formación política en 35 municipios distintos,30 de manera que
consideradas globalmente las AI ocupaban el tercer lugar en número de candidaturas
presentadas, por detrás de UCD y PSOE. En dichas propuestas estaban incluidas 21
mujeres, que representaban en torno al cuatro por ciento de los independientes y el 13,4
por ciento de las féminas que concurrieron a los comicios, si bien sus lugares en las
listas no fueron preeminentes y sólo una optaba al bastón de mando. El origen de estos
grupos fue variado. Así, casi la mitad de los mismos se formó en torno a antiguos
cargos municipales –ocho alcaldes, tres tenientes de alcalde y 15 concejales– que no se
27 En este sentido, aseguraron estar «unánimemente de acuerdo en seguir adelante, entendiendo que debe haber un respeto a los fines propuestos y a nuestro electorado. No hay orden central al respecto y, por lo tanto, seguimos con nuestros criterios provinciales». IDEAL, 17-III-1979, p. 14. 28 Las listas correspondían a los municipios de Almería capital, Alboloduy, Albox, Benitagla, Laujar de Andarax, Níjar, Purchena, Roquetas de Mar, Somontín, Suflí, Tíjola y Turrillas. 29 En Almería, CD presentó al 17,65% de los antiguos cargos municipales incluidos en las propuestas de la coalición en toda Andalucía y, entre ellos, al 20% de alcaldes. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 30 Se presentaron listas de independientes en Abla, Adra, Albox, Alhama, Alicún, Benahadux, Cantoria, Carboneras (2), Castro de Filabres, Cuevas del Almanzora, Chirivel, Dalías, Felix, Huécija, Huércal de Almería, Instinción, Los Gallardos, Lubrín, Lucainena de las Torres, Macael, María, Níjar, Oria, Pechina, Pulpí (2), Rioja, Roquetas de Mar (2), Sorbas, Tabernas, Urrácal (2), Terque, Turre, Vélez Rubio, Vícar y Zurgena. Asimismo, en un principio se anunciaron listas en Almería capital y Beires, pero finalmente no fueron proclamadas. IDEAL, 7-III-1979, p. 13.
7
habían integrado en alguna organización.31 De este modo, las AI constituyeron la
plataforma del 19,5 por ciento de los ediles del anterior régimen que participaron en las
elecciones. Otros grupos, en cambio, fueron resultado de iniciativas personales cuando
las secciones de los partidos eran débiles o los programas de éstos no respondían a sus
intereses.32 Ante la falta de datos en las consultas anteriores, las aspiraciones de las AI
iban ligadas a la influencia y liderazgo ejercidos por sus cabezas de lista entre el
electorado.
La presencia del resto de organizaciones políticas que concurrieron a las
elecciones fue limitada. En efecto, el Partido Socialista de Andalucía sólo elaboró
propuestas municipales en Almería capital y Tabernas, en las que incluyó a un total de
30 hombres y 12 mujeres, de tal manera que éstas suponían el 40 por ciento de los
candidatos andalucistas y el 7,6 por ciento de las féminas proclamadas. Beneficiado por
el éxito cosechado en marzo a nivel general –que le permitió ocupar cinco escaños en el
Congreso de los Diputados–, el PSA contaba con posibilidades de conseguir
representación en ambos ayuntamientos,33 no descartándose, incluso, el establecimiento
de pactos de gobierno con otras fuerzas de izquierda de cara a la Alcaldía.
El Partido Liberal se presentó en las localidades de Adra, Tíjola y Vícar,
apareciendo dos mujeres entre sus 43 candidatos a concejal. Así pues, la representación
femenina estaba limitada al 4,6 por ciento de las propuestas de PL y el 1,3 por ciento de
todas las candidatas de la circunscripción. A pesar de que en el conjunto provincial su
peso era ínfimo ─0,8 por ciento del voto─, los resultados obtenidos en las elecciones
generales del mes anterior habían sido relativamente satisfactorios en los tres
municipios citados y daban a los liberales opciones para los puestos en liza.
La sección andaluza del Partido del Trabajo formó listas en los distritos de la
capital y Gérgal, sumando entre ambas candidaturas 38 aspirantes.34 Cinco de ellos eran
mujeres, que significaban el 13,15 por ciento de los nombres propuestos y el 3,2 por
31 Los antiguos cargos municipales que concurrieron en Almería como independientes, cuya media era la más alta de la región, significaban el 22,41% de los integrados en el conjunto de AI proclamadas en Andalucía. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 32 Así, por ejemplo, Democracia Municipal de Adra se presentó por iniciativa de un grupo de labradores y tenía un marcado carácter comunista; la candidatura Ayuntamiento para el Pueblo de Pulpí estaba constituida por diversas fuerzas de izquierda y su cabeza de lista había pertenecido al PTE; y la Agrupación Independiente de Chirivel se declaraba apartidista pese a que su extracción social era mayoritariamente obrera. 33 Así, los andalucistas calificaban de «indiscutible» su presencia en el Ayuntamiento de la capital. IDEAL, 24-III-1979, p. 13. 34 Vid. Fernando DÍAZ HARO, La izquierda radical durante la Transición en Almería (1975-1982). Trabajo de investigación de Doctorado, 2004.
8
ciento de las presentadas en toda la provincia. En pleno proceso de unificación con la
Organización Revolucionaria del Trabajo, el PTA se mostró plenamente convencido del
triunfo de la izquierda en el ámbito municipal. Sus aspiraciones incluían la consecución
de dos puestos en el consistorio almeriense.
La ultraderechista Fuerza Nueva presentó dos listas en toda la circunscripción,
correspondientes a los términos municipales de Gádor y Fiñana. Entre sus 22 aspirantes
a concejal figuraba una única mujer (4,5%), que apenas significaba el 0,6 por ciento del
total de féminas proclamadas. En ambas propuestas se incluyó a un miembro de la
corporación saliente. En concreto, un alcalde35 y un edil que ocuparon respectivamente
los puestos primero y segundo de cada localidad, y representaron el nueve por ciento de
los candidatos de FN. Las expectativas electorales acogían la posibilidad de conseguir
representación en los ayuntamientos.
La coalición establecida entre el Movimiento Comunista de Andalucía y la
Organización de Izquierda Comunista concurrió a los comicios con una lista para el
Ayuntamiento de Almería. Lo más destacado de su composición fue la amplia presencia
femenina, al incluir entre los 30 candidatos propuestos a 13 mujeres (43,3%). De esta
manera, MCA-OIC era la candidatura con mayor equilibrio entre ambos sexos.
Asimismo, ocupaba el quinto lugar en el conjunto de propuestas, significando el 8,3 por
ciento de todas las féminas participantes. Aunque su resultado en las legislativas de
marzo había sido inferior al uno por ciento, la coalición no descartaba conseguir un
puesto en el Consistorio gracias a la influencia de su número uno en el ámbito
sindical.36
El cómputo de listas electorales proclamadas se cerraba con la presentada por el
PSOE Histórico. Constituida a principios de 1979 como consecuencia de una escisión
por diferencias personales, esta formación presentó una única propuesta en la capital
almeriense, formada por 24 hombres –uno de ellos suplente– y cuatro mujeres. Así
pues, la representación femenina correspondía al 14,28 por ciento de los aspirantes de
PSOE-H y el 2,5 por ciento del conjunto de candidatas. Consciente de sus escasas
35 El cabeza de lista de Gádor fue el único alcalde del franquismo incluido en las candidaturas presentadas por FN en Andalucía. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit. 36 El dirigente de OIC, Javier Ayestarán Amunárriz, había liderado el conflicto del sector pesquero iniciado en el verano de 1976. Vid. Áurea VIDAL GÓMEZ, “Un ejemplo de conflictividad social en la transición a la democracia: la huelga de pescadores en Almería, 1976-1977”, en La España del Presente: de la dictadura a la democracia. Madrid, UNED-CIHDE, 2005 (edición electrónica).
9
posibilidades en las urnas, su objetivo en los comicios consistía en restar votos al sector
renovado.37
Gráfico 1: Mujeres candidatas en las municipales de 1979 en la provincia de Almería
PSOE21,0%
CD10,8%
PTA3,2%PSA
7,6%PL
1,3%FN
0,6%
PSOE-H2,5%
UCD15,3%
MCA-OIC8,3%
AI13,4%
PCE15,9%
(Elaboración propia a partir de las candidaturas proclamadas en el BOP. ADPAl)
Gráfico 2: Anteriores cargos municipales incluidos en las candidaturas de abril de 1979 en la provincia de Almería
UCD59,4%
PSOE11,3%CD
6,8%FN
1,5%
AI19,5% PCE
1,5%
(Elaboración propia a partir de las actas de constitución de las últimas corporaciones del franquismo y las candidaturas proclamadas en el BOP)
37 En este sentido, durante la presentación de la candidatura su cabeza de lista afirmó que aspiraban a «conseguir seis mil u ocho mil votos, somos realistas y nuestras pretensiones son conseguir el voto regalado de nuestros amigos, que son muchos en Almería». IDEAL, 29-III-1979, p. 15.
10
La carrera hacia los comicios
La proximidad existente entre las elecciones legislativas del 1 de marzo de 1979 y
los primeros comicios locales, celebrados apenas un mes después, propició el
solapamiento de ambas campañas. Así pues, en las semanas previas a la jornada del 3 de
abril los partidos políticos se sirvieron de las grandes directrices utilizadas en la
consulta nacional, incorporando a su programa elementos propios de la problemática
municipal. No obstante, en líneas generales fue patente la reducción de los recursos
humanos y económicos destinados a actividades y propaganda, así como la especial
atención dedicada a la capital en detrimento del resto de la provincia.
El riesgo a no acceder a la Alcaldía del Consistorio almeriense, tras la derrota
sufrida en las generales, propició una notable movilización de UCD. Fortalecidos por la
reciente investidura de Adolfo Suárez como primer presidente constitucional, los
centristas insistieron en la conveniencia de un hilo directo entre el Ejecutivo y las
corporaciones locales para evitar el aislamiento. En este sentido, garantizaron una
política municipal de hechos ya que «somos la candidatura del Partido del Gobierno y
aspiramos a que Almería pueda beneficiarse plenamente de la política del mismo», y
recordaron a los electores que «el Gobierno nos avala. Almería, tantos años olvidada y
marginada, no puede ahora automarginarse voluntariamente».38 El contenido de su
programa electoral apostaba por una gestión eficaz que permitiera una mayor dotación
de equipamientos y servicios, puntualizando que su objetivo no era cambiar la ciudad
«sino mejorarla (cambiarla puede ser para empeorarla)»,39 en clara alusión a los
socialistas. Las actividades de UCD estuvieron basadas fundamentalmente en los
contactos personales. Así, el cabeza de lista de la capital mantuvo diversos encuentros
con asociaciones vecinales, entidades profesionales, trabajadores y empresarios,
mientras que los candidatos de los pueblos hicieron campaña por las pedanías.
En contraposición a la postura ucedista, el PSOE articuló su propuesta en torno a
la necesidad de un alcalde socialista para que los nuevos ayuntamientos estuvieran
basados en los principios de honestidad, transparencia y eficacia, de acuerdo con un
programa político que fomentaba la descentralización municipal y la participación
popular. Su principal instrumento propagandístico fue una carta dirigida a los
ciudadanos, donde se describía de forma crítica y detallada la problemática almeriense a
finales de los años 70 y se planteaban medidas para su solución. Los socialistas
38 La Voz de Almería, 25-III-1979, p. 24. 39 Ibid, 21-III-1979, p. 5.
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apostaron por una estrategia centrada en el trato directo con los vecinos de los barrios y
pueblos y la distribución de folletos por los buzones. Asimismo, celebraron diversos
mítines por la provincia que contaron con el apoyo de los dos diputados elegidos en
marzo,40 y colocaron grandes paneles en lugares destacados para dar a conocer a sus
candidatos. En los últimos días de campaña, frente al «rumor intencionado de que no
conviene votar las listas del PSOE (…) que contiene, sin duda, una amenaza y que
supone la utilización de procedimientos caciquiles para conseguir votos por el miedo y
por el engaño», los socialistas animaron a los electores a acudir a las urnas «con
dignidad y libertad».41
En la carrera hacia los comicios, el PCE puso el énfasis en su condición de fuerza
decisiva para la constitución de los nuevos consistorios, apostando por una política de
izquierdas «de amplia concentración, donde la cooperación sustituya al partidismo».
Para los comunistas, los gobiernos locales surgidos de las urnas habían de ser
“democráticos, transparentes, autónomos y descentralizados”, para conseguir que la
institución municipal «deje de estar de espaldas al pueblo» y demostrar a los
ciudadanos que el «Ayuntamiento es cosa suya y no como hasta ahora de unos
pocos».42 En este sentido, los comunistas defendían una perfecta intercomunicación
entre vecinos y corporaciones a través de la cesión de plenas competencias a los
Consejos de Barrio y Juntas de Distrito. Los comunistas plantearon sus actuaciones con
un trabajo intenso en las calles para permitir que el propio vecindario, de forma directa
o indirecta, elaborase el plan de necesidades de cada localidad.43
En un contexto de derrota y lucha por la supervivencia, CD incluyó en su
programa general varias cuestiones relacionadas con el ámbito municipal, tales como la
eficacia de la gestión, la potenciación de la financiación interior, la elaboración de
nuevos planes de urbanismo o el desarrollo de los barrios. Ante la imposibilidad de
recoger todo el voto conservador de la provincia, por la limitación de sus propuestas, la
coalición propuso al electorado de los municipios donde no había concurrido votar a
cualquier partido que no fuera de izquierdas. En este sentido, señaló que «donde esté
CD puede y debe votarla y si no se ha presentado puede y debe votar en conciencia a
aquella alternativa que le asegure la defensa de los principios democráticos y no 40 Así, en Tíjola se celebró un mitin presidido por Joaquín Navarro Estevan y la candidatura de Los Gallardos estuvo respaldada por Juan de Dios Ramírez Heredia. 41 La Voz de Almería, 27-III-1979, página 12. 42 La Voz de Almería, 29-III-1979, p. 14. 43 Los comunistas denunciaron un incendio perpetrado en la sede de la Agrupación Julián Grimau de la capital en la madrugada del 22 de marzo. IDEAL, 23-III-1979, p. 15.
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marxistas aplicados al gobierno de su municipio».44 Asimismo, desde la coalición se
planteó la posibilidad de negociaciones postelectorales con formaciones afines a su
ideología.
Obviamente, la heterogeneidad de las AI presentadas a los comicios se trasladó a
sus programas y propuestas, si bien fue una constante la referencia a la falta de
infraestructuras básicas y servicios públicos, como agua potable y suministro eléctrico
en las viviendas, red de alcantarillado, alumbrado público, asistencia sanitaria, colegios
y buenas carreteras. Su campaña, que no encontró la suficiente atención de los medios,
se circunscribió a sus propios municipios y estuvo basada principalmente en contactos
personales. Como ejemplo de ello, en Albox la candidatura Por un Ayuntamiento Nuevo
(PAN) limitó su propaganda a octavillas con fotografías de sus componentes repartidas
en la vía pública.45 Además, su cabeza de lista subrayó el carácter apartidista de la
propuesta, señalando que «a la hora de resolver los problemas, nuestra línea de
actuación será la de contar con el pueblo de Albox en cada momento que sea necesario,
puesto que esto es lo único en lo que confiamos, en sus gentes».46
De acuerdo con los postulados tradicionales de Blas Infante, el PSA centró su
programa en la defensa de la autonomía de los municipios como medida para acabar con
las diferencias entre el centro y los barrios derivadas del “trasplante del esquema estatal
de centralismo”.47 En este sentido, su lema no dejaba lugar a dudas: «El centralismo
subordina. Andalucismo es libertad municipal. Y ahora, andalucistas a los
ayuntamientos». Desde el PSA se destacó el perjuicio que para el desarrollo y
funcionamiento de las ciudades representaban la especulación del suelo y la falta de
financiación propia, planteándose como objetivo más inmediato la consecución de
«unos ayuntamientos eficaces y justos».48 A lo largo de la campaña, la formación
realizó una distribución masiva de panfletos por los barrios, con consignas similares a
las utilizadas en las elecciones generales. Asimismo, contó con la presencia de su
primer secretario, Alejandro Rojas Marcos, que ofreció un mitin en la capital.
Convencidos de que existían posibilidades reales de obtener representación en las
nuevas corporaciones democráticas, los candidatos del PTA abordaron la campaña con
44 La Voz de Almería, 1-IV-1979, p. 8. 45 IDEAL, 28-III-1979, p. 16. 46 Ibid, 30-III-1979, p. 17. 47 Así, el candidato a la Alcaldía de la capital señaló que «de igual manera que el centralismo da lugar en España a las diferencias entre Andalucía y el centro, dentro de cada municipio se da la diferencia entre el centro y los barrios». La Voz de Almería, 25-III-1979, p. 13. 48 IDEAL, 24-III-1979, p. 13.
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ilusión. Con el lema «Ayuntamientos nuevos para una Andalucía libre», su programa
insistía en la necesidad de una urgente descentralización, «algo en que todos los
partidos estamos de acuerdo. El Ayuntamiento debe tener competencias propias y
exclusivas». Para ello se proponía la redacción de una Carta Municipal fundamentada
sobre una nueva Ley de Régimen Local, y se exigía la clarificación del proceso
autonómico andaluz. Por otra parte, el PTA marcó la diferencia de la consulta municipal
respecto a la legislativa, «de ahí que el voto del miedo y el voto útil es algo que no tiene
sentido ni fuerza electoral». 49 Su principal acto público fue un mitin-fiesta celebrado en
el Barrio de San Cristóbal de la capital al que asistieron más de 300 vecinos.50
La ausencia de una propuesta para el Consistorio de la capital redujo la capacidad
de difusión de los planteamientos del PL en los comicios. En este sentido, sólo las
declaraciones del cabeza de lista de Adra permitieron al grueso del electorado
almeriense conocer los objetivos y líneas de actuación planteadas por los liberales en el
ámbito municipal, centradas en el reforzamiento de la participación ciudadana y la
potenciación de la hacienda local.51 En el caso de FN, las referencias incluidas en las
páginas de los periódicos fueron prácticamente nulas.
Bajo el lema «También en los ayuntamientos lucharemos contra la derecha», el
objetivo principal de la candidatura presentada por MCA-OIC consistía en «llevar
nuestra política al pueblo en general y a los sectores de izquierda en particular»52. Así,
la coalición planteó una alternativa revolucionaria que incluía la consideración de las
asociaciones de vecinos como instrumento de participación y control popular de la
gestión municipal, y la defensa de una política de atención a los barrios obreros. MCA-
OIC basó su campaña en el trabajo personal de sus militantes y simpatizantes,53
haciendo llegar sus propuestas al electorado a través de murales en las vías públicas,
fiestas en las barriadas… Asimismo, habilitó una tribuna «donde puedan expresarse
aquéllos que si no coinciden con nosotros estrictamente tengan algo que plantear en
bien de la ciudad y de los intereses de los trabajadores».54 La organización fue
respaldada con la presencia de su secretario a nivel nacional, Eugenio de los Ríos.
49 Ibid, 30-III-1979, p. 15. 50 La Voz de Almería, 1-IV-1979, p. 19. 51 IDEAL, 23-III-1979, p. 15. 52 Ibid, 15-III-1979, p. 16. 53 En este sentido, la coalición denunció públicamente la detención de tres militantes mientras hacían propaganda en coche por portar, según sus palabras, una bandera con los colores republicanos. Ibid, 30-III-1979, p. 16. 54 Ibid, 15-III-1979, p. 16.
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Para el PSOE Histórico, la campaña electoral constituyó un medio para
presentarse ante la opinión pública almeriense. Así, sus dirigentes lo definieron como
un partido «revolucionario, marxista sui generis, genuinamente español, democrático y
muy humanista». Sin un programa municipal definido, su cabeza de lista dirigió fuertes
críticas hacia el sector renovado, al que acusó de haber usurpado las siglas de la
centenaria organización y de estar formado por «señoritos andaluces» y militantes de
muy reciente incorporación. En este sentido, ironizó con el lema del PSOE matizando
que «Almería necesita un alcalde socialista, pero ¿quiénes son los socialistas?».55
Además de la celebración de actos públicos por parte de los partidos y coaliciones
que concurrieron a los comicios, uno de los principales atractivos de la campaña
electoral fue la celebración de numerosas mesas redondas con la participación de los
candidatos de cada localidad, como las organizadas por la Asociación de Vecinos de El
Ejido56 ─perteneciente al término municipal de Dalías─ y la Asociación Cultural
Andaluza de Adra.57 Asimismo, el PCE solicitó la celebración de un debate público
retransmitido por radio con UCD y PSOE. Para los comunistas era necesario que los
principales aspirantes a la Alcaldía de la capital expusieran su postura ante las
necesidades concretas de la ciudad –como el agua, el transporte o el asfaltado-,
afirmando querer demostrar con ello «cómo el pueblo va a exigir responsabilidades a
sus concejales si éstos, sean del partido que sean, no se han comprometido en un
programa concreto para resolver los problemas de Almería y, sin embargo, se han
limitado a repetir el esquema bipartidista de las generales».58
Durante toda la campaña, que se desarrolló entre el 10 de marzo y el 1 de abril, los
partidos coincidieron en señalar su preocupación por el abstencionismo e invitaron
insistentemente al electorado a acudir a las urnas. A este llamamiento se sumó la propia
Administración, que en la víspera de la jornada de reflexión insertó cuñas en la prensa
para recordar a los ciudadanos que «los problemas de tu calle, de tu barrio, de tu
55 Ibid, 29-III-1979, p. 15. 56 Además de disertar sobre los principales problemas del municipio y las formas de participación ciudadana en la gestión del mismo, durante el debate los participantes debían contestar a la siguiente pregunta: «de resultar Vd. elegido alcalde, ¿qué tres acciones acometería en primer lugar?». AHPAl. Elecciones locales de 1979: actas de la Junta Electoral Provincial. 57 IDEAL, 18-III-1979, p. 18. 58 Desde UCD se accedió a la petición de debate, si bien solicitaba una celebración pública y abierta en la plaza de toros. Ibid, 30-III-1979, p. 16.
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Municipio dependen de ti. Vota. 3 de Abril, elecciones municipales. Vota, porque tu
Municipio es asunto tuyo».59
Los resultados de las urnas y las nuevas corporaciones democráticas
A pesar de los intentos de movilización popular, la principal protagonista de la
jornada fue la abstención. En efecto, desde primeras horas de la mañana se observó un
descenso de la participación respecto a las anteriores llamadas a urnas, situándose
definitivamente en torno al 60 por ciento de la población con derecho a voto, seis
puntos menos que en las legislativas de 1979. En este sentido, fue muy destacado el
comportamiento de la capital, donde apenas el 55 por ciento del censo electoral acudió a
las urnas. Esta menor afluencia de los ciudadanos fue consecuencia directa del
cansancio acumulado por la sucesión de convocatorias –tres en apenas un
cuatrimestre─60, así como de la menor importancia concedida por la opinión pública a la
consulta municipal.
A grandes rasgos, la jornada se desarrolló sin mayores incidencias que las propias
de la picaresca partidista, como la colocación de montones con más papeletas de las
permitidas o la continuación de una sutil campaña por parte de los interventores y
apoderados.61 No obstante, el PSOE denunció ante la Junta Electoral Provincial
irregularidades en el voto por correo.62
Los resultados obtenidos en la circunscripción almeriense fueron similares a los
del conjunto estatal y apenas presentaron variaciones en relación a los comicios
generales del mes de marzo. Así, según los datos oficiales proclamados por la Junta
Electoral Provincial, UCD recogió 68.207 sufragios que significaron el 43 por ciento
del voto emitido. De esta forma, el partido gubernamental mantuvo los niveles de la
59 Ibid, 1-IV-1979, p. 15; La Voz de Almería, 1-IV-1979, p. 21. Asimismo, puesto que los comicios se celebraron en día lectivo –martes–, todas las empresas debían conceder a sus trabajadores permiso retribuido para poder emitir su voto, de conformidad con lo previsto en el artículo 25.2 de la Ley 16/76 de 8 de Abril de Relaciones Laborales. 60 Además de las elecciones generales de marzo de 1979, no hay que olvidar que en diciembre de 1978 se celebró el referéndum constitucional. 61 IDEAL, 4-IV-1979, p. 13. 62 Así, el representante socialista aseguró tener constancia de que una electora de Gádor residente en Granada por razón de estudios recibió la documentación en el domicilio paterno a través del «primer candidato de la Unión de Centro Democrático a dichas elecciones por el municipio de Gádor, sin que en el sobre oficial aparecieran signos de su paso por ninguna oficina de Correos». Ante esta situación, «y dadas las quejas manifestadas por otros ciudadanos en el mismo sentido», el PSOE solicitó la impugnación del voto emitido por correo. AHPAl. Elecciones locales de 1979: actas de la Junta Electoral Provincial.
16
consulta previa y consiguió representación en 98 ayuntamientos.63 Los centristas
sumaron 499 puestos de concejal, es decir, el 51,3 por ciento de los de los
correspondientes al conjunto de municipios. De ellos, 11 fueron ocupados por mujeres y
58 por antiguos ediles. Aunque sus principales apoyos se localizaban en las zonas
rurales, la formación obtuvo su triunfo más sobresaliente en la capital, donde volvió a
ser la fuerza con mayor respaldo ciudadano, si bien la falta de mayoría absoluta
dificultaba el acceso a la Alcaldía.64 Por lo demás, tras el escrutinio de las papeletas
UCD tenía garantizado el gobierno en 60 municipios, manteniéndose el interrogante en
varias localidades por la posibilidad de pactos entre las distintas candidaturas.
La abstención perjudicó en gran medida al PSOE que sufrió una merma
considerable en el número de votos. Así, los socialistas recogieron 50.838 papeletas a
favor que se traducían en el 32 por ciento del total y 293 actas de concejal, que se
repartían por 86 municipios y que significaban el 30,1 por ciento de los puestos en liza.
De ellas, siete tenían a una mujer como titular y diez a un miembro de las corporaciones
salientes. En función de los resultados, los socialistas se aseguraron los municipios de
Bentarique, Cóbdar, Darrical, Fines, Huércal de Almería, Íllar, Líjar, Macael, Ohanes,
Olula de Castro, Pechina, Roquetas de Mar, Santa Fe de Mondújar, Turre y Vera,
pudiendo acceder a otras 12 alcaldías –incluida la capital─ con el apoyo de la demás
fuerzas de izquierda.
Aunque su presencia en los comicios fue parcial, el PCE recibió 12.206 sufragios
que suponían en torno al ocho por ciento del voto provincial y le hacían ganar algunas
décimas respecto a la consulta de marzo. De este modo, los comunistas incluyeron a 38
de sus candidatos en las primeras corporaciones democráticas de la circunscripción
almeriense ─entre ellos el último alcalde de Felix durante el franquismo─, y
consiguieron formar parte de 19 consistorios distintos. De esta manera, el PCE ocupó el
3,9 por ciento de los cargos municipales de la provincia. Sus mejores registros
correspondieron a las localidades de Benahadux y Rioja, en las que existían serias
posibilidades de ocupar el sillón presidencial.
CD recibió el respaldo de 2.567 votantes de los distritos donde presentó
candidatura, que significaban casi el dos por ciento del electorado que había acudido a
las urnas. Así, la coalición pudo estar presente en diez consistorios de la provincia y 63 Alicún fue el único municipio donde UCD presentó candidatura y no obtuvo acta de concejal. Ibid. 64 En este sentido, el cabeza de lista de UCD en la capital confesó que «en un mes era inimaginable dar la vuelta a la situación», aunque su elección como alcalde «no depende de mí, sino de la confianza que me puedan otorgar otros miembros de la Corporación». La Voz de Almería, 5-IV-1979, p. 11.
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sumó 21 concejales (2,2% del total), de los que uno era mujer y seis habían ostentado
cargos en la etapa final del franquismo. Como señalaban los pronósticos, CD consiguió
una amplia mayoría –con seis concejales frente a uno de UCD─ en la Corporación
Municipal de Turrillas.
La gran sorpresa de los comicios fue el amplio apoyo recibido por las AI que,
consideradas en conjunto, ocuparon el tercer lugar en número de votos y de puestos
obtenidos. En efecto, los grupos de independientes recogieron 16.766 papeletas en toda
la circunscripción que constituían el 10,5 por ciento del voto emitido.65 De esta manera,
consiguieron representación en 30 ayuntamientos y un total de 108 concejales, entre los
que figuraban dos mujeres y 16 anteriores ediles. Los independientes, que coparon el
11,1 por ciento de los puestos en liza, se impusieron en los municipios de Adra, Alhama
de Almería, Alicún, Carboneras, Castro de Filabres, Chirivel, Huécija, Pulpí, Terque,
Vélez Rubio y Zurgena. En este sentido, el caso más destacado fue el de la localidad
alhameña, tradicional feudo de la izquierda, donde la ausencia de candidatura ucedista
permitió al último alcalde del franquismo hacerse con el espectro político del centro.66
Asimismo, la postura de los independientes podía determinar el color de varias
corporaciones locales.
A pesar de haber presentado únicamente dos listas en toda la provincia, el PSA se
benefició de su favorable coyuntura en los ámbitos andaluz y estatal.67 Así, los
andalucistas recibieron 5.755 votos a favor, aumentado en casi un punto su registro de
marzo y situándose en el 3,6 por ciento de los sufragios. Esto significaba la obtención
de tres actas de concejal tanto en Almería como en Tabernas. Un total de seis puestos
que se traducían en el 0,6 por ciento de los cargos municipales. La presencia del PSA en
el Ayuntamiento capitalino, que no había sido considerada en los pronósticos, aumentó
la incertidumbre en torno a la identidad del nuevo alcalde de la ciudad.
El apoyo ciudadano al resto de candidaturas proclamadas fue inferior al uno por
ciento del voto emitido, si bien algunas pudieron incluir a sus candidatos en los
65 En este sentido, hay que considerar que en los comicios locales «la posibilidad de votar a otras fuerzas menores hace que el elector tenga en cuenta a estos actores sociales. Esto puede interpretarse como un voto estrictamente municipal, donde el elector elige su verdadera, o primera, opción (…) sin pensar que su voto puede perderse, como ocurriría en el caso de las elecciones legislativas». Irene DELGADO SOTILLOS, op. cit., pp. 112-113. 66 Esta misma situación se dio en Terque, donde los independientes representaban a UCD y superaron por 4 a 3 a los socialistas. IDEAL, 5-IV-1979, p. 15. 67 Apenas unos días antes, los andalucistas habían apoyado a Adolfo Suárez en su investidura como presidente del Gobierno.
18
consistorios a los que optaban. Así, para el PTA los comicios significaron la
consecución los únicos concejales obtenidos por la izquierda radical, con tres puestos en
el municipio de Gérgal (el 0,3% del total). El PL, por su parte, consiguió dos actas en
Adra y una en Tíjola (0,3%), mientras que FN logró representación en Gádor
─correspondiente al último alcalde del franquismo─ y en Fiñana (0,2%). En la capital,
las listas de MCA-OIC y PSOE-H quedaron muy alejadas del porcentaje mínimo
estipulado y, por tanto, fuera del Ayuntamiento.
Gráfico 3: Resultado de las elecciones municipales de 1979 en la provincia de Almería (porcentaje de votos)
FN0,2%
UCD42,9%
PL0,6%
Otros0,7%
AI10,5%
PTA0,1%
CD1,6%
PCE7,7%
PSOE32,0%
PSA3,6%
(Elaboración propia a partir de las actas de la Junta Electoral Provincial. AHPAl)
Gráfico 4: Reparto de concejales por candidaturas municipales en la provincia de Almería
PCE3,9%PSA
0,6% PTA0,3%
PL0,3%
CD2,2%
FN0,2%
PSOE30,1%
AI11,1%
UCD51,3%
(Elaboración propia a partir de las actas de la Junta Electoral Provincial. AHPAl)
19
Conocidos los resultados de las urnas, el interés se centró en la posibilidad de
pactos de gobierno. En efecto, la Ley Electoral establecía la elección de los alcaldes por
parte de los concejales y, en consecuencia, fomentaba la negociación entre las
candidaturas. Socialistas y comunistas no tardaron en acordar el apoyo al cabeza de la
lista con mayor respaldo popular en cada municipio durante la sesión de investidura. Sin
embargo, los principales interrogantes procedían de algunos grupos de independientes
sin una posición ideológica precisa y, fundamentalmente, de los andalucistas, cuya
postura iba a decidir la Presidencia del nuevo Ayuntamiento de la capital.68 En este
sentido, y a pesar de haberse mostrado dispuesto a colaborar con otras fuerzas de
izquierda, el PSA mantuvo una actitud ambigua tras los comicios, con un progresivo
alejamiento del PSOE en beneficio de UCD. Así, su cabeza de lista en Almería
manifestó públicamente que «nosotros nos hemos negado siempre a plantear las cosas
en términos de izquierda o derecha, nuestra misión es defender los intereses
andalucistas».69
En virtud del artículo 28 de la Ley 39/1978 de 17 de julio, de elecciones locales,
en la mañana del 19 de abril se celebraron sesiones plenarias extraordinarias en todos
los municipios de la provincia, para proceder a la constitución de las nuevas
corporaciones democráticas y a la elección de sus alcaldes. Como era previsible, las
coaliciones fueron determinantes en las localidades donde los resultados habían sido
ajustados. En efecto, pese al clima de incertidumbre creado, en la capital la votación
ratificó el establecimiento de un pacto entre PSOE, PCE y PSA, que el candidato de
UCD calificó de «frentepopulista»70 y que permitió que el primer edil fuese socialista.
De esta forma, Almería quedó gobernada por la izquierda y se equiparó desde el punto
de vista ideológico a las principales ciudades españolas, incluyendo todas las andaluzas.
En el resto de la provincia, el PSOE sumó, a los ya considerados tras la jornada
electoral, los ayuntamientos de Abrucena, Dalías, Felix, Lubrín, Níjar y Viator.
Asimismo, los pactos confirmaron la Presidencia de las corporaciones de Benahadux y
Rioja para los comunistas. Además, el cabeza de lista de la candidatura Independientes
de Oria (IDO) accedió a la Alcaldía gracias al voto del único concejal socialista presente
en el Consistorio.
68 Vid. Mónica FERNÁNDEZ AMADOR, “La transición y los municipios andaluces: el Ayuntamiento de Almería”, comunicación presentada al XII Congreso sobre el Andalucismo Histórico celebrado en Carmona (Sevilla) en septiembre-octubre de 2005. 69 La Voz de Almería, 5-IV-1979, p. 12. 70 IDEAL, 20-IV-1979, p. 14; La Voz de Almería, 20-IV-1979, p. 10.
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Cuadro 1: Relación de alcaldes proclamados en la provincia de Almería tras las elecciones municipales de 1979
Abla Antonio Herrerías Herrerías UCD Concejal en franquismo Abrucena Juan Martínez Lao PSOE Adra Pedro Sarmiento Posadas Indep. Albanchez Ramón Martos Aybal UCD Tte. alcalde en franquismo Alboloduy Mariano Blanes Paniagua UCD Albox José Miras Carrasco UCD Concejal en franquismo Alcolea Gabriel Bernardo López Mellado UCD Alcóntar Manuel Requena Martínez UCD Alcudia Rogelio Pérez Padilla UCD Alhabia Francisco Castellón Díaz UCD Alhama José Antonio Picón García Indep. Alcalde en franquismo Alicún Juan González Martínez Indep. Alcalde en franquismo Almería Santiago Martínez Cabrejas PSOE Almócita Esteban Compán Ruiz UCD Alsodux Luis González Molina UCD Alcalde en franquismo Antas Francisco Pérez Casquet UCD Arboleas Francisco Mellado Parra UCD Armuña Juan Pedro Lorente Cañabate UCD Bacares Juan Egea Golbano UCD Bayárcal Francisco Ocaña Utrilla UCD Alcalde en franquismo Bayarque Julio López Mateo UCD Bédar Ginés González Jódar UCD Beires Rafael Cerezuela Lozano UCD Alcalde en franquismo Benahadux José Rodríguez Segura PCE Benínar Juan Fernández Campoy UCD Alcalde en franquismo Benitagla Juan Padilla Sánchez UCD Benizalón José Carrique López UCD Concejal en franquismo Bentarique José Antonio Romera Nieto PSOE Berja Federico Moreno Ferrón UCD Canjáyar José Romera Granados UCD Concejal en franquismo Cantoria Juan Pedro Gea Guerrero UCD Carboneras Simón Fuentes López Indep. Castro Filabres Serafín Martínez Martínez Indep. Alcalde en franquismo Chercos Antonio Sáez Soriano UCD Chirivel Francisco García Ramos Indep. Tte. alcalde en franquismo Cóbdar Bernardino Yepes Hernández PSOE Alcalde en franquismo Cuevas Juan Soler Mula UCD Dalías Luis Martín Maldonado PSOE Darrícal José Catena Castro PSOE Enix Antonio Martínez Fernández UCD Felix Cristóbal García López PSOE Fines José Manuel Sánchez Sánchez PSOE Fiñana Luis Gómez Martínez UCD Concejal en franquismo Fondón Baldomero López Lozano UCD Gádor José Mañas Rodríguez UCD Garrucha Adolfo Pérez López UCD Concejal en franquismo Gérgal José Montoya Aparicio UCD Huécija José Lázaro Sánchez Indep. Huércal Francisco Jesús Díaz Casimiro PSOE Huércal Overa José María Fernández Viudez UCD Íllar Abelardo Timoteo Almécija Rovira PSOE
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Instinción Luis García Ros UCD Tte. alcalde en franquismo Laroya Antonio Rodríguez López UCD Las Tres Villas Antonio Moya Ramos UCD Laujar Francisco Fernández Escudero UCD Líjar Diego Sánchez Cortés PSOE Concejal en franquismo Los Gallardos Antonio García Molina UCD Lubrín Emilio García Ortega PSOE Concejal en franquismo Lucainena José Marín Ortega UCD Lúcar José Antonio Ruiz Resina UCD Macael Francisco Guzmán Gutiérrez Encinas PSOE María Francisco Navarro Montoro UCD Mojácar Francisco González Flores UCD Alcalde en franquismo Nacimiento José Díaz Martínez UCD Níjar Joaquín García Fernández PSOE Ohanes Pedro García Ferre PSOE Olula de Castro José Pérez Jiménez PSOE Olula del Río Juan José Rodríguez Jiménez UCD Oria Blas Carrillo Martínez Indep. Padules Juan Arcos Arcos UCD Partaloa Cristóbal Caparrós Fernández UCD Tte. alcalde en franquismo Paterna Pablo Velázquez Campos UCD Pechina Carmen Amate Cruz PSOE Pulpí Alfonso Díaz Marín Indep. Purchena Joaquín Cano Brocal UCD Rágol Ángel Viciana Mota UCD Rioja José Rosales García PCE Roquetas Juan Emeterio Martínez Romera PSOE Santa Cruz Francisco Martínez Navarro UCD Alcalde en franquismo Santa Fe José Antonio Izquierdo Sánchez PSOE Senés María Villalpando Nieto UCD Serón Mariano Cano Alcaraz UCD Sierro José Rubio Muñoz UCD Somontín Justo Oliver Azor UCD Sorbas Francisco Pérez Ramos UCD Suflí Antonio Martínez Clemente UCD Tabernas Francisco Valls Martínez UCD Taberno Domingo Sánchez Guirao UCD Tte. alcalde en franquismo Tahal Rafael Sánchez Sánchez UCD Alcalde en franquismo Terque Antonio López Llobregat Indep. Tíjola Juan Martínez Jiménez UCD Concejal en franquismo Turre Juan Vicente Baraza PSOE Turrillas Juan Antonio Verdejo Padilla CD Alcalde en franquismo Uleila Adoración Antolín Sorroche UCD Urrácal Juan González Galera UCD Velefique Francisco Martínez Martínez UCD Alcalde en franquismo Vélez Blanco Luis Ramírez Pérez UCD Vélez Rubio Andrés Carrasco Fernández Indep. Alcalde en franquismo Vera César Martín Cuadrado PSOE Viator Juan Antonio Segura Vizcaíno PSOE Vícar José Martín López UCD Zurgena Juan Camacho Domínguez Indep.
(Elaboración propia a partir de las actas de constitución de las últimas corporaciones del franquismo, los resultados electorales y la prensa local)
22
Por otra parte, el claro predominio masculino en las candidaturas presentadas a los
comicios se trasladó a las corporaciones locales y sólo Pechina, Senés y Uleila del
Campo contaron con alcaldesa. Así pues, las mujeres apenas presidieron el 2,94 por
ciento de los nuevos ayuntamientos democráticos de la circunscripción almeriense. En
el caso de los concejales del anterior régimen incluidos en las listas, 28 fueron
investidos como primer edil de sus respectivas localidades, encabezando así el 27,45
por ciento de las mismas. Muy significativa fue, en este sentido, la permanencia
─ratificada por las urnas─ de anteriores alcaldes en sus puestos, apreciada en el 13,72
por ciento de los consistorios. De esta manera, la provincia de Almería se situaba por
encima de la media regional en cuanto al número de personas que fueron mandatos
locales en la última renovación municipal del franquismo y que ocuparon el sillón
presidencial tras los comicios de abril de 1979.71 Todas ellas, junto al resto de
concejales electos, iniciaron una nueva etapa en la vida local almeriense.
A modo de balance
La historia local, entendida como contribución al conocimiento general, constituye
un medio adecuado para profundizar en el proceso de democratización de los
municipios. Así, en el caso de la provincia de Almería, las elecciones abril de 1979
significaron la consolidación de UCD como primera fuerza política. En efecto, los
centristas llevaron a cabo una amplia movilización popular que les permitió estar
presentes en la práctica totalidad de la circunscripción, tanto en número de listas como
de puestos conseguidos en las urnas.
Dos características bien definidas pueden extraerse del análisis de las personas que
participaron en los comicios. Por un lado, la representación femenina fue reducida,
signo inequívoco de su todavía falta de integración en diversos campos de la sociedad y,
en concreto, en la actividad política. Así, en toda la provincia fueron proclamadas 157
mujeres, que significaban el cinco por ciento del grueso de aspirantes. En términos
relativos, MCA-OIC fue la organización con una proporción más equitativa entre sexos,
mientras que el mayor predominio masculino correspondió a UCD. En conjunto, el
PSOE ocupó el primer puesto en número de féminas propuestas, con un porcentaje del
21 por ciento que quedaba muy alejado del 0,6 por ciento representado por FN.
71 En efecto, la media andaluza se situó en el 20,1 por ciento, frente al 79,9% de alcaldes de primera elección. Guillermo MÁRQUEZ CRUZ, Movilidad política y lealtad partidistista… op. cit.
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Asimismo, su lugar en las listas no fue relevante, y sólo ocho de las candidaturas
proclamadas (3,21% del total) estuvieron encabezadas por mujeres.
Por otro lado, se constató una notoria presencia en las listas de antiguos cargos
municipales, procedentes de las últimas corporaciones constituidas en el franquismo.
Así, éstos representaron el 4,13 por ciento de los aspirantes, integrados por abrumadora
mayoría en las propuestas de UCD y, en menor grado, en las de AI, PSOE, CD, FN y
PCE. Considerados por formación, el mayor porcentaje perteneció a FN (9%). La quinta
parte de los candidatos a la Alcaldía estuvo ocupada por anteriores ediles.
La campaña electoral careció de trascendencia e interés, propiciando de esta forma
la abstención, que siguió su línea ascendente. Esto benefició a UCD, que copó el 51,3
por ciento de los puestos en liza, frente al 30,1 por ciento obtenido por el PSOE.
Aunque no se registraron grandes variaciones en la relación de fuerzas entre los dos
partidos con representación parlamentaria, el comportamiento del electorado mostró una
fluctuación mayor que en los comicios legislativos, de manera que las formaciones
minoritarias ─PSA, PL, PTA y FN─ consiguieron estar presentes en los nuevos
consistorios. Pero, sin duda, el mayor protagonismo correspondió a las agrupaciones de
electores independientes, que ocuparon el tercer lugar en actas de concejal obtenidas
(11,1%).
La constitución de los primeros ayuntamientos democráticos estuvo marcada por
el establecimiento de coaliciones de gobierno. En síntesis, UCD accedió al sillón
presidencial del 64,7 por ciento de los municipios de la provincia, PSOE al 20,58 por
ciento, los independientes al 11,76%, PCE al 1,96% y CD al 0,98%. Frente al escaso
porcentaje de mujeres alcaldesas (2,94%), fue destacado el de los cargos municipales
anteriores a 1979, cuyo 27,45 por ciento de alcaldías significó un elemento de
continuidad respecto a las últimas corporaciones del franquismo.
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