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Cartel ~~~ la feria taurina el~ las fiestas d~ San Loren7.o de Hucsca d~ 1932.
Pl•rtcne<.ió .11 .trli~ta oscense
Ramún Acín. Fundación H.tmón y l<alia Acín.
;
Plaza de Toros DE
HUfSCA
Ferias y Fiestas de San Lorenzo de H 193
GRANDES ESPECTACULOS T~URINOS que se oe1~?,~~~.!;!}~N~~~~ ... ~u!~:v ?:JL!~ .. de ~gost
or. ID BXTRAURDINABIA y GRANnlDSA ~OUIDA DH TOROS Dr • • • cmomso PBSTIUL TAUB!NO MU~!m .LlUJ.'\:SL'\·M~ 'flllli,..AC'ION OE LA PAMOIA Y UNICI\ . o\NOA COMICO T A.UIIIf\lot,
6 mMim g &RAD~!~~~~s :::::;:=~· JltiKID ZA~DHtJuo L 0 S DE ARA G O N fllf~M ~r~lif~ NIÑO DE LA PALMA Vicente BJIRRf:RJl y Anton(9 .. ~!f.~l!~.~.~,~AVILLA
PLOMO CHARLOT :: LAVISERA ~: : Y RAMPER (TORERO) Dfa , ••• e. c•l•b.._r6 'tin ••peot•ouró d• mblma aolu•lldMd •
•• """~~,.,. Cl!!ort4"•"'•nl•
1.ot .. _"'"' .. ,...,_ olao Clf>ICP"" --r•-W lao- .. ·------
Los pintores y los toros: de Zuloaga a Ramón Acín Manud GARCfA GUATAS
Universi!Úld de Zaragoza
UERRfA HABER TITULADO ESTE ARTÍCULO (<LoS
ARTISTAS Y LOS TOROS», pero, como es sabido,
. ' en la jerga de los aficionados taurinos «maes
tro» y «artista» se utilizan como expresión de la
excelencia de lo que siempre se ha llamado
((arte d e torear)). Y es que, naturalmente, se
trata de un arte corporal para saber estar con el engaño y el estoque an te esa masa de carne con dos
enormes pitones y de d estreza magistral para cumplir
con los tres tiempos que demuestran el dominio de un
morlaco: parar, templar y m andar.
Por eso y por su inmensa popularidad ha tenido tamo y
tan prolongado éxito el arte del toreo, acompañado siem~
pre de una liturgia de formas y usos de los instrumentos y
de un derroche de colores, sonidos, olores y sinfonías. Fue elevado a fiesta nacional
por el público y recibido como un género especial en. las artes de la imagen, fueran
la pintura, las ilustraciones o un sinfln de creaciones aplicadas.
Los TOROS, FUENTE INAGOTABLE DE TRABAJO PARA DIBUJANTES Y PINTORES
Las relaciones de los artistas - pintores, dibujantes y litógrafos- con los toros
fueron de conveniencia o de afición. Los más expertos pronto cogieron fama
entre entendidos y público y fuero n muy solicitados para las representaciones de
estos acontecimientos sobre toda clase de soportes y para incontables utilidades o
141
aplicaciones, desde las diminutas ilustraciones para
cajas de cerillas a los carteles taurinos timbrados
con visto¡;as cromolitografías. Pero también esm
vieron de moda las series de tarjetas postales con
suertes del toreo y retratos de matadores, litogra
fiados o en fotograbado. Adornaron portadas,
cabeceras, viñetas, plasmaron inscanráneas de la
lidia y caricaturas de sus actores en las páginas de
periódicos y revistas y se urilizaron la.~ imágenes y
nombres taurinos para la publicidad comercial
sobre toda clase de soportes. Fueron muchas las
buenas pinturas que se hicieron con asunto.~ y
motivos de la lidia e incontables los retratos de
toreros, solos o con sus cuadrillas o familias. r
Se siguen imprimiendo los carteles, pues no
hubo ni hay feria taurina de ciudad con ruedo de
cualquier categoría que no renga el suyo. Y aunque
con menor abundancia que entonces, aún siguen
haciéndose estas pinturas y exhibiéndose en
recientes exposiciones monográficas de artistas
actuales.2
Hubo eres artistas aragoneses que trataron el
mundo taurino con interpretaciones sobresalientes
dos de ellos, Goya y Marcdino de Unceta, y, como
restimorüo mucho menor, de circunstancias y en
registro de humor crítico, Ramón Acín. Podemos
considerar a Unceta y a Acín admiradores y segui
dores de Goya, cada uno en su línea conceptual y
estética, que interpretaba los gustos y corrientes
artísticas de su época. Estos fueron los de los afios
finales del siglo XIX para el primero, y la siguiente
década de Jos 20, para el segw1do. Ambos, Unceta
y Acín, eran personas de trato cordial y popular, de
buen humor y que hicieron de éste el objetivo de
buena parte de sus dibujos e ilustraciones. Para
Acín , Goya fue, además, como manifestará en
alguna ocasión, el padre del humor y de la carica
tura moderna.
En general, los artistas del siglo XIX eran aficio
nados a los toros. Algunos mucho; por ejemplo,
un pintor que dedicó una buena parte de su obra
al mundo de los caballos y de las corridas de toros
fue el granadino Nicolás Ruiz de Valdivia (Almu
ñécar, 1829-Madrid, 1880). Llegó a Zaragoza
desde París, poco después de 1858, casado ya con
142
una zaragozana. Residirá aquí al menos duranre
diez años y demostrará su habilidad no sólo para
este género equino, pues, nada más establecerse en
ZaragO'l.a, la recién creada Escuela de Veterinaria le
encargará una serie de veinte caballos (al óleo,
73,5 x 101,8 cm) como material didáctico para las
clases, sino para el retrato, pues pintará varios de
personajes históricos aragoneses para el Casino
Principal, el del obispo Cerbuna, fundador de la universidad, y escenas taurinas populares e insóli
tas, bárbaras a veces, como eran bastante habitua
l.es en las corridas de las plazas de los pueblos, de
ambientación aragonesa algunas como la de los
baturros recortadores (La suerte del cesto, colee.
Palacio Rcal).3 Pero antes y después de establecerse
en Zaragoza era y seguirá siendo un gran aficiona
do a los toro.~ y torero ocasional él mismo, con ter
tulia en su casa de Madrid por la que pasaban Los
matadores en cartd.4
Un caso singular es el del pintor Frandsco
Aznar Garcia, condisdpulo de Unceta en la Escue
la de Bella.~ Artes de Zaragoza, del que ignoro si era
aficionado taurino o no. Pero sí que he visto dos
partituras y he podido escuchar en grabación expe
rimental uno de los dos pasodobles taurinos para
piano que compuso. Uno dedicado al matador
Montes, Francisco Montes «Paquiro» (1805-1851)
y otro, a La boda de Lagartijillo chico. 5
De aquella generación de artistas especialistas
en el mundo de los toros hay que destacar, de la
capital de l::spafia para arriba, a dos coetáneos: el
madrilcfio Daniel Perca ( 1834-1909) y el zaragoza
no Marcdino U.Keta (1835-1905). Cada uno en
su línea: el primero corno hábil dibujante de ilus
traciones para revistas, de las que destaca [,a Lidia,
retratista de toreros y autor de algunos candes tau
rinos, como dos para las fiestas del Pilar de Zarago
za, timbrados en Valencia, y Unccta, que sobresali6
en el nuevo género del cartel cromolitografiado que
confeccionará desde el raller del industrial y arrisca
Eduardo Porrabella (establecido en Zaragoza en
1877, con el que unía la amistad y afición taurina)
para numerosas pla:L.as de capitales de provincia,
especialmente para la de ésta, su ciudad.6
'! LA Il\1AGEN TAURINA, DF.L ENTREDICHO
A LA t::XAI..:li\CIÓN
Empez<'> a mestionarse la fiesta nacional desde
los ámbitos del pensamiento y la literatura con los
intelectuales y escritores de la T nstitución Libre de
Enseñanza y de la generación del 98 y les secunda
rá con sus pinceles, Ignacio Zuloaga, que alcanzará
notoriedad. fuera, en París, Bruselas, Londres o
Estados Unidos y provoc6 la polémica en España,
polarizada en ~·la cuestión Zuloaga», pr.ecisamenre
por sus grandes cuadros de toros, torerillos y pica
dores famélicos arrastrándose por los caminos de
(:astilla la Vieja, que desvela entre nubarrones y
luces tétricas más vieja que nunca.7 Una imagen
que no gustaba y la más opuesta a la luminosidad,
colorido y brío de las escenas y tipos taurinos plas
mados por los pintores andaluces.
Pero no todos los nombres de aquella genera
ción de la crisis finisecular se manifestaron anritau
rinos. Lo fueron -con sus argumentos cada uno
Azorín, Baroja, Maetzu y Joaquín Costa «que apo
calípticamente, como acostumbraba, rron<> conrra
la fiesta en d primero de sus folletos publicados por el Ateneo Costista de Zaragoza», resumía Cossío.8
Pero, sin en1.bar.go, Valle-T nclán se declar6 admira
dor de las corridas de toros y utilizará años después
una referencia tan taurina como «Ruedo Ibérico>•
para dar acogida a. tres de sus novelas, aunque las
referencias taurinas sean en ellas mínimas. J\nronio
Machado expresará .~u pensamiento tardíamente,
en los aiíos 30, a través de la voz de su alw· ego ~<Juan de Mairena».9 Pero era ya orro riempo,
mucho más convuho internamente, de la historia
de España.
Lo cieno es que cada generación de inrdectua
les tomará posiciones ante este genuino espectácu
lo nacional y patriótico, pero en modo alguno se
puede reconocer una toma de postura uniforme,
ni en la .~iguiente generación de intelectuales que
reflexionaron sobre la cuesr.i6n de los roros, como
Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Eugenio
d'Ors, Pércz de Ayala o Luis Araquistain, ni en la
siguiente, la de los poetas de la generación del 27,
cuyos m~~s brillames represenr.antes, Lorca y Alber
ti fueron admiradores de Juan Belmonte y de Igna
cio Sánchez Mejías y le dedicaron a este malogrado
torero, mueno a consecuencia de una cogida, sus
más emocionados versos. El también poeta y pin
tor andaluz, Moreno Villa, dedicad una breve
serie de dibujos estéricos a una tauromaquia que
pensaba editar con poemas suyos. Y también
Ramón Acín manifestad ser, como citaré más ade
lante, amigo de este torero-escritor, al que le rendi
rá un personal homenaje de recuerdo en su casa de
Huesca.
llmlto pot ~f,nttcio Sdnchez Mejías, como es bien
sabido, es una de las más emotivas evocaciones
poéricas de I .orca, <)U e en sus entrevistas, charlas e
impresiones manifestó su opinión .muy favorable a
la fiesta de los toros. En una entrevista de 1935
afirmará que el toreo es probablemente la riqueza poética y vital ma_ym· de J::spaiía. 10
Ignacio Zuloaga, Daniel Vázquez Diaz y José
Gutiérrez Solana fueron excepciones y sus cuadros
con toreros y corridas en plazas de pueblos o en
ruedos sinicsr.ros, todavía más, pues nada tenian
que ver con el pimoresguismo de las generaciones
de pintores predecesores. Constituyen la trilogía
de los pintores que ofrecieron visiones di.~tintas de
la fiesta nacional y de sus protagonistas, con resul
tados estéticos igualmente diferenciados. 11
Zuloaga y .Solana murieron en 1945, en plena
posguerra -de revivida. afición taurina-, aunque d
segundo era dieciséis años m~ls joven. De los tres,
la pintura de Solana es la de un outsider de la fiesta
nacional, una visión más de aquella España Negra de finales del siglo XIX, de la que fue heredero y
continuador literario, gráfico y pictórico. Dedicó menos atención a los remas taurinos que los otros
dos pintores y cuando los represenró en escenas,
sin color ni alegría, reproduce los tipos de catadu
ras siniestras y expresiones alucinadas que hace
posar en los cuadros de su España fantasmal, a.~i.~
r.iendo a las corridas como un coro de espectadores
indiferentes.
Zuloaga fiJe, con diferencia, el m;ís raurino de
los tres. Había empezado por ser rorero, arte que
aprendió en Andalucía, y se aplicó a algunas capeas
con cuadrillas, incluso tuvo alias taurino •<El pin
tor•> y nombre propio en el carr.cl de una novillada
de 1897. Era :~ficionado a las corridas, asiduo de las
tertulias y amigo de toreros como Bdmonte o
Domingo Ortega. Con más de setenta años aun
Ignacio Zuloaga¡ La víctima de la fiest;J. 191 O. The Hlspanic Society of America. Nueva York. Depositado temporalmente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
144
trasrear<Í una vaquilla en un remadc::ro, de lo que da
fe una fotografía. F.ntre sus personajes taurinos
c::mpe;¿Ó por pímar a rorerillos de incierto futuro,
delgados como mimbres y, sobre todo, a los
picadores, los má.~ abroncados y solitarios de la f)esra y los má.~ menesterosos de las cuadrillas,
como sus rudos maralanes que cahalgan por paisa
jes .mmhríos de:: los pueblos de Castilla. J .uego posa
rán para él, como para Vázquez Díaz, los primeros
espadas de antes y después de la guerra.
El onubense Vázque1. Díaz hahía rrarado temas
taurinos desde los primeros años del nuevo siglo y destaca un lienzo con (¡uince figuras, pintado en
1912, que tiruló Tol'ero rnuato. Un retrato de
grupo, o versión de:: los retratos de cuadrillas, pero
ahora en un velatorio, que tamo él como Zuloaga
pintarán en circunstancias de vida y muerte. Los
rostros son los mismos: adustos, de expresiones
encajadas como si huhieran ~ido talladas con los
pinceles.
Pero hubo un artista, José Moreno Villa, del
círculo de la Residencia de Estudiantes, que realiza
rá en 192(i ocho dibujos para un librito timlado:
Taurus, Fqu.s, A mm: lttttmnuu¡uia que iba a editar la
revista malaguefia Lítortll. Aunque no se llevó a
caho, sin emhargo, se puhlicaron cuatro de los di hu
jos, en julio de 1928, con motivo del cemenario de
( ;oya, en la revista sevillana Papel de Aleluyas. Hojillas del calendario de la nuetJtt estética. Era de la
misma edad que Ramón Acín y algunas de las pin
rura.~ de ambos presentan sorprendentes parecidos
formales e incluso coincidencias, como en este tema
de la edición de una tauromaquia. 'lambién coinci
den ambos artistas en la concepci<Sn del dibujo a
línea presidida por una sohriedad formal absoluta,
con pretendido efecto de elegancia el primero y con
desparpajo humorístico los treinta y dos dibujos del
~egundo, que comento más adelance. F.l tema de los
cahallos y dd picador es igualmeme objeto de aten
ción destacada de las im;igenes de la tauromaquia en
amhos repertorios grMicos. 12
Sin emhargo, la mayoría de los artistas del
siglo XX ya no se sintic::ron tan atraídos por los
toros, en los ruedos o fuera d.e ellos. Los espectácu
los modernos como el cinc::matógrafo o los depor
tes modernos (el fL'tthol, la natación, d excursionis
mo, d esquí o el cicli.~mo) empezaban a tener más
tirón entre el púhlico.
José Moreno Villa, Taurut;· T.1uromaquia, h. 1926-1928. Tinta sobre papel vegetal. 163 x 250 mm. Biblioteca Nacional d~ España, Madrid.
145
PAPELoEALELUYAS HOJILLA$ DEL CAL E NDARIO DE LA NUEVA ESTETICA
Año 11 SEVILLA· 1928 .JULIO Núm. 7
TAURUS, EQUUS, AMOR
UH(J de :llli$ recu~u:los- .:t Ooy3 ts b COfln»to. es di!'C'ir. mn Esr»IL1 y cnn
serie de estos dibuios "T•urus•. V o no la Pintura RuuJió mucho y pcrdur.1ble.
ne«Silo hacer m•morio, en mi, de OuyJ, l'ué l.al J su l·lor> con toobl<u y hrn
porqut> 111! visHo, en su cas~ del Pra.do, bura de buen toro de lidi011. V supo 1,(:r
sioo p;rsar urjefa. Ten¡o con ól ,.,;>1><1 ~no o 1> P"' '1"" ln<:rk .• Vrul.,l n
Jtum.:ma. vo1riable y conslante Uo~$ que la mtjhr linura ~ur~.: de J;a ior
vects no veo mis qut ~us dcl<clos y 1.11~z.a-.
otr:.s no mis que: sus \·irlud~s. J>ero le
soy Jtnigo fiel porque so: porloí hoen
afJos y portie tJU<: algún di3 se puhiÍ(jiJt
como :tnuncíu 'HuR.\1. bajo ti tiaulo:
T AU IWS, I:QUUS. AMOR Peru
c:omo ti C'(nlcona•io se \ '.:1 \!scuniendo,
~;ilv~nsc: cu J>.\1'1 J tJI ;\e 111'' \' hny
.1lguno..,,
S.1'lv\."St l'f'itncu• /.~\ PICA l ...1 htn·n.l
pic,1. J:n clln HO hJy rn<'uliJ6a ele (jn)'it.
E-s l'l mcjrn hi''IU1l'n:'lj\' qu(• l)llc."dfl lu
~r&r. -fn arte:. f"OJHn r u b, 111.l, ilmt u
;a olrú rs ponttl•l c11 r i~ku1H y h.w~.:r d
larsanl~-
S~lvense LAS BANDERILLAS,
·-que tampoco son suyas, ni de M~nuel
1113dt.1dO-.
$3lvcsc el PASé, <le pilvn • robo,
por d~rlo, donde 1.1 uUtltl> \'A r•sc~ndo
el lomo, s.in v::J.cilar. enlera y rirrnecomo
de olmo n1<Uiit•. fn el PASE hay
noucho toro y pocu hornbrc. Pero e¡\c
IIIUACC'O, este N ISO --nuestra tierra c:S
de •niílOs", supuc.s.to que ad~u~s ~a
de Moría S..nti1ima .. - domino l.t bestia-
en tuodriga que no lrau s;~bido es<:ulpir
los escullO<~ ~p.>not.s y o lns cuales
lidad, y la domina con una S<>l:a ntJno protuelo un Esludio Suptrficinl porque
-la espado, CQrno abanico en olvido--. me rn~lan lod• nue>lra hermondau y
V sáh..,tsc, por úllirno, lu MULfdil<~nci.> ron Rom•.
I.LAS, r.s garbosas, companilleru, mo- Silvcnsc. •n fin, ,,¡ amparo de ue
t1udas, u.rogaleros, vrtominosas -¿por grito S<villono dt Alduya y Hosanno.
c¡u~ no<> - y l'i<ticulloras . .E ... nn•lillas Grito de r~surrrcción, •• el cu~l vi vire-
~ue pi<len aderezo, como lo Htujer, y mos srcmprc.
lilígo, como 14 ruroj<r, y vlclinra ~ue
Grra.slr:.r, con10 la muj~r. t:so1s muHU3s Madtid1 8 dril 28
LA& I'\Ut .. U ,.LA5
J, Mot<ftO Vlllo
José Moreno Villa, Taurus, Equus, Amor. Papel de Aleluyas, año 11, núm. 7, Sevilla, julio de 1928. 46 X 36 cm. Residencia de Estudiantes, Madrid.
146
/
RAMóN A CfN, UN TESTIMONIO EN ClAVE
DE HUMOR EN EL DEBATE TAURINO,
CON PICADORES
Uno de estos artistas fue el oscense Acín , que
expresó sus opiniones sobre los toros en dos
momentos a lo largo de los año:; 20. Oc palabra en
una conferencia en Zaragoza y otra en Huesca, las
resumirá en clave de humor crítico con la tiesta
nacional en eJ prólogo de una breve publicación y
compondrá con referencias taurinas y editará
desde Hue.sca un singular pasquín.
147
J. Moreno Villa, Saltando la barrera, h. 1926-1928. Tinta sobre papel. 342 x 236 mm. Biblioteca Nacional de España,
Madrid.
Bastantes afios antes, por tamo, por ejemplo,
de que Lorca y AJberti dieran a la luz sus poemas
taurinos. Por ran co, su pensamiento estaría m ás
próximo en el tiempo a las opiniones de Ortega, Marañón o Pére-t. de Ayala, quien había publicado
en 1918 un libro titulado Política y Toros, que a las
de los escritores del 98 o a las de los nuevo¡; poetas
del27.
Evidencemcntc, para esa generaci6n intermedia,
los coros no eran una «cuestión» para poner en
entredicho el patriotismo, como lo fueron para los
anteriores escritores y críticos (taurinos y de arte) las
pinturas de Zuloaga; ahora eran, más bien, un problema intelectual y un rema de análisis sociológico. Y en esa linea, aunque con variantes o matices, podemos deducir por sus obra~ iba el pensamiento y
la sensibilidad artística de Ramón Acín. La primera salvedad o matiz es que vivía en una pequeña capital
de provincias de la periferia más alejada, que apenas
llegaba a los quince mil habitantes.
Pero Huesca tenía tradición taurina y una vieja plaza de toros que en agosto de 1920 empezó a
demolcrse para edificar otra nueva, terminada en 1929, no lejos de la anterior, junto a la casa de la
Misericordia y a los edificios de la Beneficencia y
del hospicio de la Dipuracíón oscense.
Ram<'>n Acín era por naturaleza un pedagogo moderno y también por convicción política por su
ideología anarcosindicalísra, y quería, junto con algunos pocos oscenses más, que en el solar del coso taurino decimonónico se construyera un
campo para practicar depones. Y además tenia los
medios naturales para expresar sus ideas, por escrito en la prensa -con gracejo y soltura- y mediante
el dibujo que enseñaba en las clases y practicaba en sus populares monos para los periódicos.
Más de una vez habría ido a lo.~ toros en su ciu
dad, pues se celebraban corridas para las fiestas de San J .orenzo y la feria de San Andrés. Pero su posi
ción ante estos espectáculos no se puede decir que fuera antitaurina y doctrinaria. Lo que le repugnaba era la violencia a que eran sometidos los caba
llos de los picadores, que entonces recibían las embestidas de los astados sin peto, con lo que d
espectáculo de verlos corneados, tumbados sobre el albero y con los intestinos desparramados era
frecuente y desagradable. En esos lances va poner el acento de sus escritos y de .ms dibujos. Otras situaciones de violencia que se podían producir en el ruedo, como la cornada a un torero, d estoque
que al pinchar en hueso saleaba por los aires y hería a un espectador y otros modos de evitar riesgos de accidentes son los sucesos de la lidia que ahordó, siempre desde el humor.
La primera vez que Acín va a enfrentarse con el púhlico con el tema de los toros fue en una conferencia que dio en el Salón de Fiestas del
148
Centro Mercantil de Zaragoza el 27 de diciembre
de 1921, en unas fechas de descanso de la tempo
rada taurina en Espafia y más próximas a las del
día de las inocentadas por el título y contenido de su discurso. Pero su intervención era más formal,
pues fue la clausura de la exposición de la Asocia
ción de Artistas Aragoneses en homenaje a Fran
cisco Pradilla, fallecido pocas semanas antes.
Enrre los numerosos expositores figuraba Adn,
que llevó a la exposición esta serie de dibujos.13
La tituló Del arte, del humor, de la gloria, de los toros)' otras zarandajas y la ilustró con proyeccio
nes de estos dibujos que dos años después editará
en formato de pequeño libro. Le hizo la presenta
ción José Valenzuda la Rosa, el crítico de arte más
importante de Zaragoza. Heraldo de Aragón se
hará eco de la conferencia y en un periódico de Hue.~ca se publicó un resumen, preparado, sin
duda, por el propio Acín. 14 Lo que se puede dedu
cir del título es que predominaba un popurrí de temas y un tratamiento en clave de humor in)ni
co. Empezó, según estas noticias, criticando la labor
de los arquitectos restauradore.~, pas{> a explicar el
concepto del humor y concluyó la conferencia
proyectando lo.~ dibujo.~ taurinos mediante placas
de vidrio <<sobre la sábana que cubría una de las
paredes del salón graciosísimas caricaturas que eran a la ve'L una recia diatriba contra la fiesta de
los toros». Debió de ser una conferencia dispersa y
divertida, sobre todo por la fantasía que debió
desplegar comentando con sus ocurrentes explica
ciones esos elementales dibujos.15
Debieron ocurrírsele estos dibujos taurinos en 1920 a raíz de la demolición de la plaza, y aprove
chando la cifra del comienzo de esa nueva década,
hizo una pirueta de su fanta~ía humorística antici
pando cómo serían la~ corridas de toros dentro (.le
medio siglo, en 1970. Y en alguna de las propues
tas de reforma de las plazas y lances de la lidia, además de ingenioso, es un visionario del futuro.
Tardó todavía dos años en encontrar una
imprenta que se lo editase y fue al fin, en la de
Vicente Campo de Huesca, con quien tenía amistad. Pero la edición ofrecía otros añadidos de cir
cunstancias que indicarían el deseo, proverbial,
de Adn de poner al día todo lo que hacía o
emprendía}6 Empc7.ando por el dtulo y suhdtu
los de esta nueva presemación de sus dibujos:
LAS CORRIDAS DE TOROS RN 1970 (Caricaturas)
Estudíos para una película cómica.
llabía añadido la intención de que fueran boceros (ideas, más bien) para una película de
dibujos animados, en años en que empezaba a llegar del cinc norteamericano este género con figu
ras de animación que en las pantallas españolas tendrán buen éxito de público, como el Gato Félix, creado por la f>aramount en 1919 y recibido diez a•1os después con una oda desde La (~'aceta Literaria. Acín se nos manifiesta, por tanro, con un sen
tido anticipador, pues comprendía muy bien la innovación creativa que suponía el cinematógrafo
(silente rodavía), pues recordemos que le financiará a su amigo Butíuella producción del documen
tal Tierra sin pan, sobre Las llurdes, rodado en 1933, en el que intervendrá como asistente de
direcci6n el amigo común, anarquista y profesor universitario, Rafael Sánchez Ventura. 17
La segunda circunstancia, viral, de Ramón Acín fue que en este intervalo se había casado (a
primeros de enero de 1 923) con la catalana Conchita Monrás y de inmediato lo recordará para la
posteridad en una evocadora dedicatoria, impresa con una composición tipográfica que presentaba,
en columna, con este estilo tan espontáneo:
A CONCHJ'JA MONRA.S Cuando soft.tmente értimos
amigos, eso si, buenos amigos, ofrecí dedicarte estos muñecos,
caso de publicarlos. Ahom que eres la compañera
de mi vida y los publico, dedícotelos con doble agrado Que este libro sea el primer
libro de estampas de nuestros chicos; quién sabe si el humorismo
será la pedagogía del pm·venir ...
Pero los chicos que esperaba serán «mis chiquillas Ana Maria y María Soh> (Ka tia y Sol años después, sin deudas con el santoral), nacidas en esos primeros años 20.
14?
En modo alguno deja deslizar una alusión ni a favor de los toros ni contra ellos. Creo que lo único que pretendía es que esr.e librito fuese una
especie de cartilla escolar con imágenes concebidas, eso sí desde el humor, como explícita pedago
gía del futuro. 18
El prólogo y las dos ilustraciones parecen otras
piezas afiadidas a este mosaico de intenciones,
bastante determinadas por las circunstancias polí
ticas y sociales que rodeaban .la vida de este profesor y artista de pluma fácil, tanto para un dibujo
como para un artÍculo de opini6n en periódicos o
revistas.
Una inmediata, que explica al principio, es que se trata de un breve texto correspondiente a unas
palabras que pronunció en un festival organizado
para la creaci6n de un campo de deportes en
Huesca, en el solar de la plaza de roros.
Pero luego no se refiere directamente en párrafo
alguno al propósito de fomentar un campo de
deporte.~, sino a la in.~aciable necesidad de abastecer
de caballos las corridas, dada la mortalidad que producían los astados en la suerte de varas. ¡Caba
llos!, ¡más caballos!, jaleaba el púhlico de siempre y
repetía ahora Adn como un eco. Y es que la suene
de la corrida que de verdad enardecía a los del tendido de sol y más griterío, silbidos e insultos levan
raba era la de la.~ embestidas a los cahallos de los
picadores, que demostraba la casta del toro y la
fuerza y acierto del varilarguero.
Esto era a.~í desde los aguafuertes de Goya,
quien entre grabados y dibujos dedicó al menos
diez de ellos a garrochistas, lanceadores y picadores; cada uno con nombre propio. Cien años des
pués refrendaha esta pasión por el choque toro
caballo-hombre, por ejemplo, y de modo bien elocuente, una crónica taurina de 1897 en la plaza
de Zaragoza que daba cuenta con este estilo tan
expeditivo y natural del de.~arrollo de esta parte de la lidia: Mataron los toros once jamelgos: cuya mejor faena correspondió al corrido en cuarto luga1; que se cmgt) el solito cinco cttbttllos, de golpe y de salto. Juga
da completa. 19
Tal ve¡. por tan bárbara costumbre, que mucho debía impresionar a Acín, quiso ilustrar
RAMÓ. N ACrN
LAS CORRIDAS DE TOROS EN 1970
(CARICATURAS)'
'· ~·o .. ~ ·~ ;o '· ···o ·o . ... o ..
1923 EDITOAIAL V . CAMPO, HUESCA
Ramón Adn, cubierta de Las corrida.; ele loros en 1'170. Mu~eo de Hues<.a.
1';()
esa carnicería equina en los ruedos, extensible por
comparación a los humanos, con las pinturas de dos jinetes, armado.~ con lanza o pica, uno vence
dor y el ouo vencido.
La pdmera es la del caballero desnudo cabal
brando lanza al hombro un caballo negro sobre un
campo de cadáveres. Se trata del cuadro del pintor
muniqués Franz von Stuck, La guerra, como alego
ría de la que acababa de asolar campos y ciudades
de Europa. Se conoció pronto esta pintura en
España y se reprodujo en alguna~ revistas, como en
el n. 0 1 O de hpaña, «Semanario de la Vida Nacio
nal» (2-IV-1915).
La segunda ilustraci6n es el lienzo de Zuloaga,
La víctima de la fiesta ( 1 9l O, Hi.~panic Society de
Nueva York), con un triste picador, pica al brazo,
montando un esquelético jamelgo, en sangre viva
hasta el corvejón, que atraviesa un paisaje sombrío,
de regreso de otro campo de batalla, el de la plaza
vacía de un pueblo castellano que se recorta al
fondo bajo estas figuras: un espectro sobre ese caballejo medio muerto -comenta Adn-, este viejo a medio morir; pobre nieto del Cid que va viendo cómo
se achica Castilla delante de su caballo.
Y sigue explicando Adn:
Fijaos bien en este cuadro de Zuloaga.
Son Rocinante y don Quijote con los huesos desclavijados a! caer con desamparo de las aspas de todos los molinos.
Y más adelante explicaba así Ramón Acin los motivos de este texto que antes fue la oratoria de
un discurso de circunstancias:
En los circos romanos luchaban unos hombres contra otros para recreo de la multitud que dplaudía gozosa cuando un gladiador mostraba en la mano los hígadicos de un camarada. Aquello pasó.
Hoy, en nuestros cinos, también luchan los hombres con los animales para 1·ecreo de esa multitud que sigue aplaudiendo al matador que le ofrece las criadillas de un noble bruto.
[ ... ] En la época mala nuem-a, no hay una ciudad de .España sin ci?·co tau1'Íno; es uno de los signos por los que se reconoce una dudad española.
Digo mal, hay una cí"dad española que no tiene circo taurino: esa ciudad es la nuestra.
151
Esa plaza derruida no debe levantane; esa plaza no se levantard jamás.
En su lugar levantaremos un campo de deportes, y
el calor y el color y el movimiento y la alegria y la pasión y la energla bruta de los cosos taurinos, ese e~fuerzo inútil, ese esfuerzo po1· el esfuerzo mismo, será
reemplazado por una pasión y una energía mds nobles y elevadas.
Los dibujos que reúne esta obrita son treinta y
dos. Todo.~ ellos a tinta y a línea, muy elementales,
concebidos como viñetas de humor a vuela pluma
para ser impresas en periódico.211 Tienen que ver
por la simplicidad de los motivos y de la línea con
las viñetas de humor de Bagaría, que, sin duda,
conocía. Las figuras parecen como hechas con
alambres, de escalas desiguales y de formas y fiso
nomías imprecisas. Algo semejantes a las que por
entonces el debutante artista norteamericano Ale
xandcr Calder hacía en París para ganarse la vida y
que llamaron la atenci6n a los surrealistas.
Los hay que son premonitorios de lo que
medio .~iglo después tendrán algunas plazas de
toros, como los ascensores que hay ahora incluso
en alguna plaza menor, o cubiertas con un techo
de cristal para poder dar corrida.~ en todo tiempo,
como la de Zaragoza, pionera en España, y hasta
podrán tener calefacci6n medianre estufas, imagi
naba también Adn, que todo llegará. Tiunbién los
aeroplanos de entonces -hdic<'>pteros de hoy día
sobrevolarán los ruedos para prestar primeros auxi
lios de urgencia. Y siempre en esta clave de humor
visionario y de «visión jocosa de la modernidad
aplicada a los toros>>,21 anticipa que los espectado
res podrán servirse de la telefonía individual -los
universales teléfonos móviles de hoy- para comu
nicar a la presidencia de la plaza su veredicto, en
sustitución del castizo gesto de agitar o no los
pañuelos blancos. Como final incluyó dos estram
botes de humor con el funeral del matador, velado
por dos de su cuadrilla, y el hanquete dispuesto en
el ruedo.
Seis dihujos dedica a los castigados caballos de
los picadores y al cruel espectáculo de sus cuerpos destripados sobre la arena; tema que parece ser
preocupaba más a la sensibilidad de Ramón Adn que los castigos y muerte que se infligía a los toros.
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Ilustraciones de Ramón Adn, para su libro Las corridas de toros en 1970 (Huesca, 1923). Musco de Huesca.
152
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¿.Se puede deducir de estos dibujos, de los texcos
y su contexto que Ramón Acin fuera antitaurino?
En modo alguno. Más de una ve'!. debió ir a los
toros, pues le gustaban como espectáculo artístico,
costumbrista, fuerte y pasional-había dicho-, dibu
jará en los años 30 (al <íleo, a modo de boceto, en
marrón sobre cartón) un apuesto rorero, capote al
hrazo, apoyado de espaldas en un burladero, y
pintó un óleo con una vista de una plaza de toros
y un picador, que dejó ahocetado. Se declarará
amigo de Sánchcz Mejías, a quien habría visto
torear en la nueva plaza de Huesca pocas fechas
antes de la mortal cogida (el 11 de agosto de
1934), y reunirá láminas, piezas taurinas diversas,
como unos pequeños platos de loza francesa
estampados con escenas de toros, y carteles, de lo.~
que se han conservado al menos tres de las corridas
de San Lorenzo de 1931, 1932 y 1933, en la nueva
y recién estrenada plaza de Huesca. Hada inventa
rio de esta curiosa colecci<Ín el reportero de El Díar·io de Huesca al final de un extenso artículo:
Ramón Acin posee cosas interesantísimas para los
que sentimos honda la afición a la fiesta nacional y a .ru historia r ... J
Y en carteles tiene coleccionados una serie que abarw de los años más distantes hasta nuestros días.
Cuadrillas, ganado, precios, observaciones curioslsimas desde el año 1860. UrJa litografitt de [a Udia
de Daniel Perea representa a un picador delante del toro. Pero la cabalgadura es otro hornbt·e dispuesto a vaciftr al toro si éste se arranca mal con la muleta que
lleva entre las manos.
El varilarguero esjuanijón, de quien dice Sdnchez
Neim que según sm· datos era de Huesca.
Vimos otros grabados de gran valor documental y
retrospectivo~ su cartel, del gran LagartiJo -quien ~e;ual que Ciuerrita figuraron en los carteles de San Lorenzo, como banderilleros-. El cartel no es de tela, sino de teji
do de seda. Maff~lfico.
En ese reportaje en primera página del diario oscense, redactado a raíz de la recjeme muerte de
un espectador en La Corufía, al saltar el estoque
cuando había entrado a matar Juan Belmonte, que
ilustraron con cuatro dibujos de su puhlicación,
alusivos a estos posibles accidentes, le hahia abordado antes, así, a vuela pie:
IS4
-¿Pero tú eres taurino? -preguntamos a Ramón Acin en su casa cuando 11imos la mesa puesta en un mezclado Jlamenquismo español .francés.
-Lamento como el que mds la realidad de la célebre copla con aquello que asegura que a la fiesta de los toros no hay quien la «abola». Por mí las suprimirla de una plumada. Pero no es obstáculo para que reconozca que en su aspecto artístico es algo logrado, algo de lienzo, costumbrista, fuerte y pasional.
Ott·os intimos mios, m·tistas y escritores de Madrid y Sevilla, piensan aún más radicalmente que yo y sin embargo una de sus mejm·es amistades era Sdnchez Mejías, el bravo torero que al día siguiente de verlo los oscenses recibió la cornada mortal en Manzanm·es.
Sánchez .Mejias -cuntinúa Ramón Acín- debió venir aquí para recordar a /()S amigos suyos y mios y en honor suyo tendí este tenderete flamenco.
Manzanilla en botella con el busto de Mazzantini, pastas, dulces y platos .franceses con la suerte del tot·eo explicadrl en la lengua de la nación vecina.
Como se preparó estaba la mesa. Recordamos al veterano lidiador con la emoción del recuerdo de un convidado que no pudo acudir al agasajo y que jamás acudú'á. 22
Pero como pedagogo de ideales anarquistas, Acín estaba más próximo al discurrir del sabio maestro de la Escuela Popular de Sabiduría Superior, Juan de Mairena, creado por Antonio Machado, que dialogaba así sobre este tema con sus ima
ginarios alumnos:
Vosotros sabéis -sigue hablando Mair-ena a sus alumnos- mi poca afición a las con·idas de toros. Y os confieso que nunca me han divertido. En realidad, no pueden divertirme, y yo sospecho que no divierten a nadie, porque constituyen un espectáculo demasiado serio para diversión. No son un juego, un simulacro; tampoto un ejercicio utilitario; menos un arte, puesto que nada hay en elias de.ficticio o de imaginr1do.23
EPíLOGO TAURINO Y CONTRATAUR1NO
AL CENTENARIO DE GOYA
Zaragoza había empezado a prepararse con más de dos años de anticipación para <.:elebrar en 1928 a su más grande pintor con ocasión del primer centenario de su muerte. La ocasión prometía mucho y, sohre rodo brindaba la oportunidad de conocer su híograf.ia y de ver por segunda vez en la ciudad sus pinturas, tan poco conocidas para el
Manifiesto sobre Goya en el centenario de su muerte (1928) escrito• y diseñado por el oscense Ramón Acín. Fundación Ramón y Katía Acín.
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grandes corridas y grandes funerales por don Francisco el de los toros NOTA: LOS CIRIOS. De LOS CANOI!I.EROS NO SON Cll!IOS; SON BANDtlRILLAS (lA DBL CANDeLERO l!URBMO tlQUIBROA es OB LAS QUI! U.MU.N oe A C'U!IRTA t!N JBROA f'L\Idi!NOIJ,
.. 7 .~f.., • n a • t ;---¡--; 1 . - .-,- Hu-;-;-;' • ;-:--¡-. ~o r i~V e • "' P o
público, pues sólo se habían expuesto algunos retratos en la Exposici6n Hispanofrancesa, hada veinte años.
Se creó en Zaragoza una Junta del Centenario
para la que fueron elegidos arriscas como el escultor
José 'Bueno y Ramón Acín, como suplente, e Ignacio Zuloaga por su relación tan estrecha con Ara
gón y, espccialmeme, con Fuendecodos, desde doce años antes, para recuperar y ensalzar la memoria de
Goya, que empezó poniendo una artística lápida e11
su cas-a natal, adquiriéndola a continuación, cons
truyendo después unas escuelas para los nifios y pr<)moviendo para celebrarlo un gran acto cultural
en este pucblo.24 Indiscutiblemente, d pintor vasco había sido el guía y protector anlsrico de los pinto
res aragoneses, aún seguía gozando de esa imagen
de respeto y sus pinturas eran todavía referencia de un estilo recio y sincero, pero esta vez se desenten
dió, o no encendió, el proyecto de conmemorar a
Goya con una arquitectura moderna y se desmarcó
de las iniciativas de la Junta.
Acín lo explicará sin disimulo en el pa.~quín
que confeccion6 con un extenso texto y adornó
con figuras tipográficas alusivas:
Se contó con. eL pintor Zuloaga como aragonés honorario; Luloaga nos escribió una carta asintiendo a
nuestra úka de independencia, llenándonos de buenos dnímos para mt.~stra empresa y ofreciendo un cuadro
para allegar a los primeros gastos que u originasen. Pero r.mtes de que el gallo anunciara el nuevo díct,
Luioaga nos habla negado tm veces, dejando sin ánimo a Los cortos de ánimos y desarmando a los tnás
animosos para que no fuera tomado como petulancia el gesto rebelde de unos pocos r ...... }25
Ese gesto de independencia y rebeldía era nada menos que la defensa del proyecto de monumento
conmemorativo que había presentado el arquitecto Fernando Garda Mercada!, de erigirle un edifi
cio de arquitectura de vanguardia, que, como ha sido reconocido, fue pionero del racionalismo en Espafia, el llamado Rincón de Goya.
¡Lástima que se construyera muy lejos de la ciudad!, en un extremo del nuevo parque y más alejado aún del gusto artístico de la mayoda de los zaragozanos, pues no tuvo aceptación alguna y suscitó la incomprensión y hasta bromas desde la prensa.
156
Pero allí sigue todavía en pie -remodelado drásti
camente en la postguerra y restaurada su imagen
externa con la democracia- como testigo de la
modernidad y de los que la impulsaron con c,~te
original memorial de Goya.
Ramón Adn se quedó sólo defendiéndolo en la
única reunión de la Junta a la que dice asisti<Í. Pero
inmediatamente pasados los actos oficiales de la
conmemoración del centenario, que tuvieron su
número principal y de mayor éxito popular en las
llamadas corridas goyescas celebradas en el coso de
Zaragoza, Acín discurrirá y confeccionará tipográ
ficamente un insólito y muy interesante pasquín
manifiesto, presidido por la silueta del tacionalisra
edificio del Rincón de Goya. 26
Lo encabezaba también con una defensa del
edificio de Garda Mercada! como obra original. y
moderna para la celebración del centenario. Pero,
cómo no, afilará su pluma y dirigirá su.~ puyas hacia
Zuloaga y contra la imagen tauri na que se le dio a
la celebración del centenario de Goya. Significativos y en clave de humor son los motivos taurinos
de las banderillas, que confeccion6 wn los adornos
de las cajas de composición de la imprenta, a modo
de velones en candelabros, construidos con las
letras del centenario, escoltando a cada lado el texto
de este manifiesto, que titula en la paree inferior:
CRANOES CORRmAS Y GRANDES rUNERALES
l'OR DON FRANCISCO EL DF. LOS TOROS
Coloca también dos pequefios candelabros
banderillas a ambos lados del ataúd, en cuyo fren
te se lee la siguiente frase que Adn ponía en labios
del difunto maestro Goya, imitando hasta su
baqueteada ortografía: Se suplica me degeis estar
mtterto: aber si ba ha poder sa Coyfil-4
Tampoco se puede decir por esta última obra artística y literaria que Ramón Adn fuera un ami
taurino. Mas bien se nos muestra como un intelec
tual, crítico con las corridas que suplantaban otras
iniciativas culturales más modernas, pero, a la vez,
de opiniones contradictorias, como casi todos los escritores, catedráticos, artistas y esteras de su
generación, ante el tema, cuc.~ti6n o problema - lo
llamaran como lo llamaran- de los toros y sus zarandajas.
( .
~ L• '------ · ···- --rrl ----~
()
Ramón Acín, Tauro, dtt la serie de signos del Lodíaco. Oihujo a lápi.c, h. 1930. Museo d~ Hol·sca.
1)7
NOTAS
1 ASíN, Enrique: La~ series de toros. La tarjeta poswl, un arte de cartulina, en Pmt~n·la. Artl'f pkírticfls, n.0 2, 7.arago'l.a, noviembre de 1')93, pp. 44-52, con un excelente muestr:•rio de reproducciones de <:n.::•ciones de este género ardsti¡_;o raurino. Del mismo: l .a prensa taurina. Un aue de <:abe~:era, en f>mare/t1, Zaragoza, n.0 4, noviembre de 1994, pp. 53-59. Del mismo: La caricatura sarfrica, política y ramina, en Pn.rareift, Zaragoza, n.0 5, mayo de 1995, pp. :H-:~6. Fl autor, el industrial Enrique /\sin, ha sido comentarista wurino, coleccionista_, creador y propietario del mu~eo taurino c.:Jt Zaragoza que lleva su nombre.
2 En octubre de 1993 wvo lugar t:n la primitiva galería Jalün de Zaragoza (Caja Rural dc.:l Jalón) una exposición tituhda /.a :Jítw·om({quia, que r.eunití vcimisie(e obras, procedentes de diversos coleccionistas (pinturas, dos pasteles y un dihujo a lápiz de gran formato) de O(ros tantos arti~ras, desde.: l'radilla, Unc.eta y .F. Álvarcl. Dumont hasta contempor;íncos nacionales, entre ellos una mujer. Presentación de Enrique AS IN: «Un arte en el :Hrc.:». Se reprodujeron ocho UI<Jdros t:n la revista Pastlrr.úr, op. cit., noviembre de 1 '>93, con un en memarío del esuitor M. Mardnez Forega.
3 Sobre la actividad del pintor Rui'l. de Valdívía en 7.aragm.a, véase Manuel GARCiA GUATAS: 1-'ormacíón de la wlccc.:i<Ín anistica de la Universidad J.e Zarago-za, en Artigmrrtll, rt:vista del Departamento Jc Historia del Arre, n.O 14, Zaragoza, 1999, pp. 4:)8-441.
4 Cossio, José M:1rfa de: Los to1·os. Tmtado tét-nim e hisiórito. Tomo II, Madrid, 1%1, Espasa Calpe, S./\., 3.• t:dición, pp. 967-969.
5 Sobre.: el pintor Francisco Amar (Zarago:t.a, UU 1-Macl rid, 1911) y la referencia de e~ ros dos curiosos pasodobles compuc.:slo por él, véase: M. GARCÍ.A. (;u,\TAS: Una generaócíu de pinmrcs parcída por el n1edio siglo, en A1-ligmma, revista dd Dcparcamento de 1 lisroria J.cl Arre, n." 22 .• 7.aragoza, 200B (en prensa).
6 SF.RR!I~O, Luis: Li10gmjl(t Portalu:lla. B;ogmfla de tlllfl empre.rll jrtmiiim: Ltmtgoztt 1877- 1945. Zaragoza, 1 mprcnta Provincial, 2003. Mó.nka VAI.Ql!EZ: 1:.1. mundo taurÍmJ :wm-
Platos de loza fina francesa, de tema taurino, coleccionados por Ramón Adn. Fundación Ramón y l<atia Acín.
15B
goz((llO .Y su expresicín xrájh·a. HistorÍtl y tradicícín dural/tt: los siglos XVIII y XIX. lnstirución «Fernando d Católico», Dipura
ótSn de Zaragoza, 2006.
7 1 .AF\.:F.NTF. 1-'ERIV\RI, Enrique: /.a vida y el ttrte de !:.:nado L1doagt1. Madrid, Revista de Occidente, S. A., 1972, 2.'1 edición, pp. 301-324.
8 Cossío, José María de: Cl/J. cit. (1961), p. 186.
9 CAMllRTA, Rosario: Los toros: tema polémir:o en el emayo español del siglo XX. Madrid, Ediwri:1l (-;rc.:dos, 1974.
10 Cirado de sus Obras Completas por R. CAMilRIA:
o p. t·it (197-1), p. 280
11 He seleccion:•Jo a esLos tres pintores, tan repres<.:nrativo~ dc.:l arte español de la primera mir:1d dd siglo y relacionados con los toros_, ~iguicndo d exhaustivo texto que redactó el hisrori;u)or dd Arte Enrique Lafuente foerrari para el capítulo "Los coros en las ar.tes plá~ticas» en el tomo Il de Lor ro ros, de Cossio (1%1), pp. 737-1.033.
12 PtREZ DL AY-~ LA, Juan: José Moreno Vi/!((. Ideog¡4las. Catálogo de la exposición en el Museo de Málag;~ y en la Rt:sidcncia de Estudiantes. :Vhdrid, Residencia de l::studíances. Sociedad Fstaral Jt: Conmemoraciones Culturales, 2007. Sl· reproducen cuarro dibujos, la página J.c.: la revista sevillana donde apare,:en los otros cuatro dibujos que c.ompleran la seríe y un óleo con un banderillero, también de Mor~·tlo Villa en las pp. 63-7'5.
13 Para cono,:er la numerosa rela,:ión de artistas aragoneses que participaron en la exposición de la Asociación de Artistas Aragoneses en el Mercantil, véase: M. GARCiA GLJA
TAS: Una joya en el cmtm: un .rimbolo de In modernid"d Zaragoza, c~~a Rural de Aragón, 2001, p. 175.
14 HA:>.:Illu:·.s, Miguel: /.a ofmr t1rtí¡t;rtfjim de Ramó11 A.dn: 1.911-1.936. Huesc.a, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1987, pp. 71-72.
15 lllARZ, Merce (comisaría) y ,á,A_ W.: Tierrtt .cÍ/1 pttn. l.uis Huñud y lo.r 1111ev1J.< r.mninos de l11s vtmgut~rdím. Valencia, IVAM Centre Julio González. Catálogo de 1:~ exposí~:i611,
ocr11hre-cnc.:ro de.: 2000. Reproduce en la página 64 cuatro de
1.......:.
estos diuujos rauünos y sus correspondientes placa.~ de.: vidrio,
que se conservan en el archivo de Ram(Ín Adn en el .Museo de Huesca.
16 1\cíN, Ramón: Las co1·ridas de toror en 1.970 (C:aricatums). Estudios pam una pelicula cómica. Huesc<•, edirorial de V Campo, 1923. rnrrnato 17 x 15 cm, ~U páginas, con un prólogo, ilustrado con dos fotograbados de sendos cuaJros de
Franz van Sruck y de Zuloaga, y 32 Jibujos a rima y a línea, de pequeñas dimensiones e írregular.e~, de unos 8,5 x 10,5 cm. aproxim:Jd;¡menre, cuyos clichés fueron realh.ados en 1<1
ín1prema del periódico Hemtdo de Aragtín.
17 lllARZ, M.: /:Juíiuel Documental. • Tifrrtt Jin pa/IJ> y su tiempo. Zaragm.a, Prensas Univer~itarias, 1999.
18 Orro dewlle de que el adjetivo anrir~turino con «111c.: se han calificado esros dibujos de Adn adc.:rnás de no ser apropiado es fruto de:: interpremciones 11 posteriot·í y apresuradas, es la dedicatoria que le e~cribió en un ejemplar de estas corridas
de toros a José Francés, el inHuyemc crftico Je <~rte madüleíio desde la revista Laiisjimt y cre;1clor del Salón de Humoristas: A José Frands, «mata ndmirabilú• de los humoristm espaíwles, el peniÍitimo de ellos. R.tzmón Acín. Huesta, M ay" 1923.
19 L. SERRA)JO: op. cit. (2003), p. 46.
20 TORRES PLANELIS, Sonya: Ramón Adrt (1888-1936). Una euéticttllrlllrquista y dt• vttnKttardi(/. Barcelona, Virus c.:Ji
toríal, 1998, pp. 180-18;S. En la página 17R reproch1ce una viñeta de humor que con el título <<Caricaturas aragonesas• le publicaron a Adn en d diario t:l S"! ele Madrid (5-VIl-1922), c:on d motivo del s;Jludo de un espada después deJar muerte
a un roro que yace a sus pies y un breve píe pcdagcígico-morali:tante en tono gracioso.
21 ( :on csta fra~c concluía el comentario e¡ u e le dediccí el catedrátko de Derecho Adrnínistrativo, el o~cense Loren?.o
Marrín-Retonillo, a la reedición de este libro de dibujo~ deAcín por la DiputacicSn Provincial de Huesca. Apareció publicado con d mismo tímlo dc.: Lt1S conidas de toms 1.'11 1.970 en lllor No¡t{címo. Badajo?., Dipuraciún Provinci:JI (publicaciones), núms. 23/24, julio-diciembre de 1 ')90, j pp.
15<)
22 El Dim-ío de Huesca, 22-Vlll-1934: «Una disposieic'>n que no~ hace tecordar soluciones de humorismo de un
anriguo libro de RamcSn Acín». Rcporwje ilustrado con cuatro dibujos del libro Las corridm de toros .... Se reproducen p;~r
cialmente las respuestas de A.cín en: Emilio CASANOV.'\ y Jesús
Lou: Rllmón Acfn. La línetl sentida. DVD-R.om interactivo. Zaragm.a, Gobierno de Aragón y Diputación de Huesca,
2004, pp. 65-66.
23 Cit<•do de ~us Obras Completas (Madrid, 1968, 4• edición) por R. CAMUHIA: op. cit .(1974), pp. 84-85.
24 AA. VV.: 7ttloagfl en Fuendetodos. Colecci<Sn Jd Museo Zuloaga de Zumaia. Diputación de Zaragoza y Consorcio Cultural Goya, 1996, 114 páginas.
25 Reproduce ímcgro d texto dd manifie~to de este pas
«lufn Eloy hRNA:-IDEZ CLEMENTE: Gente de ordm. tlraKrÍn drmmte !ti. Díct11dura df.' Prímo dt• Rilm'tl 1923-1930. Tomo 4, <d ,;¡ c.;ulwra». Zaragoza, Ibercaja, 1997, pp. 286-2119, pret:edi
do y seguido de la historia y wmemario de la celebración del
centenario de Gaya, con copiosas ilustrac.;ionc~.
25 Gt\RCÍA GuATA.~, M. (dirección) y AA. W.: Rttmón Acín 1888-1936. Catálogo de la cxposici6n del centenario de su nacirnk·nto. Diputaciones provinciales de Huesca y Zara
goza. Zaragoza, 1988. Se reproduce esre pa~quín a toda página en);¡ 61.
26 Con este mismo titulo de «Don rranci~co el de lo~ 'l(mJS» había leído una conferencia en el Centro Mercantil de
Zaragoza el1 de junio Jc: 1926 el crítico taurino ar.agonés,
tlue ejercía en la prensa de I3arc.elona, Vcnrura Bagüés «Don Venmra». Ram6n 1\cíu tuvo oportunidad de ofrla o de leerla en el folleto que, como las otras uece conferencias (1uc.: pro
nunciaron, se: edite', por la Junta cid Centenario de Goya en ese mismo año, y seguramente tomó de ella d tÍtulo para este sobrenombre «1uc.: le puso a Goya en el p:m¡uin. AA. VV.:
Catorce 1)/'siorlf.s en tomo 11 G't~ya: publicacimm de ltt junta del Cemenario de (,íJjtt, 1.926-J'J2R. Reimpresiún del Gobierno de /\r:~g6n, Zarago't.a, 1996, con un eswdio introdcL(;wrío d.:
E. Fernández Clememc.
EstampaD de la Tauromaquia de Goya coleccionada por el pintor oscense Ramón Acín. Fundación Ramón y Ka tia Acín.
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