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María de Nazareth, Hija de San Joaquín y Santa
Ana, fue elegida por la Santísima
Trinidad para ser la Madre
del Mesías prometido, Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ella fue la criatura más perfecta
y pura que encontró Dios en la tierra y desde que fue
concebida por sus padres, Dios la llenó de Gracia
sobreabundante, preservándola sin pecado ni
mancilla para convertirse en el
primer Sagrario de nuestro Señor Jesús.
La niña María fue creciendo bajo la protección del
Espíritu Santo y absorbiendo las
enseñanzas y ejemplos de sus padres, personas
de vida ejemplar, que profesaban gran amor a Dios y gran respeto por Su Ley.
María se destacaba por su obediencia, su prudencia
y su extrema pureza y amor a Dios.
El Arcángel Gabriel se apareció a María,
cuando Ella tenía aproximadamente 13 años
y le dijo que Ella se encontraba en la complacencia de Dios
y era la elegida para ser la Madre del Mesías.
María aceptó, pues confiaba ciegamente en el Señor y
amaba la Voluntad de Dios.
En aquél mismo instante, el Espíritu Santo descendió
sobre Ella y concibió al Niño Jesús,
conservando intacta su virginidad,
pues como la luz traspasa el cristal
sin causarle detrimento, de la misma forma María concibió por Gracia del
Espíritu Santo y permaneció Virgen para
toda la eternidad, pues la Madre de Dios estaba libre de toda concupiscencia y
siendo un templo viviente de Dios, resultaba imprescindible
que permaneciera intacta y sin mácula.
La Virgen se convirtió en la Madre
más amorosa y virtuosa
que ha existido, entrañablemente
unida y atenta a su Santísimo Hijo.
Lo crió y lo educó con suma perfección y le dio los mejores ejemplos al igual que su castísimo esposo San José.
El alma de la Santísima Virgen quedó llena de
aflicción por el anuncio de Simeón, quien le profetizó
que una espada atravesaría su Inmaculado
Corazón.
Desde ese momento, María Santísima comenzó a sufrir por el porvenir de Su Hijo, en total
mansedumbre ante la Voluntad de Dios. Este dolor interior llegó a
su momento más dramático, cuando Jesús enfrentó Su
Dolorosa Pasión que lo llevó a la muerte.
San Pablo nos exhorta
a completar lo que faltó
a la Pasión del Señor, mediante ofrecer
nuestros sufrimientos
a Dios. Eso mismo hizo María:
Aceptó sumisa y confiadamente la
Voluntad de Dios y se ofreció
conjuntamente con su Hijo, sin desear nada más que satisfacer la
Divina Voluntad.
Por ese motivo,
justamente ha sido llamada Corredentora,
Mediadora y Abogada nuestra.
La Santísima Virgen ha conformado su voluntad de manera confiada, mansa y precisa en relación a la
Voluntad de Dios, motivo por el que la Iglesia le tributa veneración, otorgada a los más fieles servidores de
Dios, siendo la Virgen María la primera entre las criaturas del Señor, no solo por su condición de Madre de Dios, sino también por su obediencia y cooperación
activa en los inescrutables designios del Altísimo.
María es llamada Bienaventurada
por todas las generaciones,
dado que el fruto de su vientre, Jesús, es el
Hijo del Altísimo.
Dogma: Catecismo de la Iglesia Católica (Nª 88-90)88- El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene
de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al Pueblo cristiano a
una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación Divina o verdades que tienen con ellas
un vínculo necesario.89- Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los
dogmas. Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra
inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de fe (cf. Jn 8,31-31)
90- Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf.Cc Vaticano I: DS 3016: nexus mysteriorum ;LG 25). Existe un orden o
jerarquía de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana (UR. 11).
1. María es " Madre de Dios“ (Theotokos)
Todos las prerrogativas y privilegios que recibió la Santísima Virgen
estuvieron ordenados al cumplimiento de su misión, ser la
Madre del Salvador. Esta verdad de la fe cristiana tuvo su formulación
solemne en el Concilio de Éfeso (431 d.C).
En el momento de la Anunciación, pronunciando su "fiat", María
concibió un Hombre que era Hijo de Dios,
consubstancial al Padre. Por consiguiente, es
verdaderamente la Madre de Dios, puesto que la maternidad abarca
toda la persona y no sólo la Sagrada Humanidad de Cristo.
2-María es "Inmaculada" ( Concebida sin pecado original)
Como miembro de la Iglesia, María pone
al servicio de los hermanos su santidad personal, fruto de la Gracia
de Dios y de su fiel colaboración. La Inmaculada
constituye para todos los cristianos un fuerte apoyo en la lucha contra el
pecado y un impulso perenne a vivir como redimidos por Cristo,
santificados por el Espíritu e hijos del Padre.
En orden a su misión, María, fue preservada del pecado original, siendo ella, "Toda Santa", como
tempranamente la llamó la Iglesia, fue el primer sagrario que custodió a Jesús, con una total e incondicional
entrega al proyecto de Dios. Esta es la solemne declaración que
realizó el Papa Pio IX.
3-María es "Siempre Virgen“ (Antes, durante y después del parto)
En la actualidad algunos teólogos, incluso católicos, han puesto en duda
este dogma que la Iglesia enseña, influidos por la cultura hedonista y
una exégesis liberal de talante protestante, se han
esforzado en acumular argumentos que contradicen la Tradición y el Magisterio. María permaneció siempre en la integridad de la
virginidad, es decir, antes del parto, en el parto y
perpetuamente después del parto
4-María fue "Asunta al cielo" (Fue llevada al cielo en cuerpo y alma)
Luego de cumplir plenamente en su vida la Voluntad del Padre, con una vida de perfección (llena de Gracia) por el
ejercicio permanente de las virtudes teologales; fe, esperanza y caridad, la Iglesia afirma que Nuestra Señora no
quedó en el sepulcro aguardando la segunda venida de su Hijo para el juicio final, fue lleva al cielo en cuerpo y alma .
Y si aquella maravillosa mujer, "toda santa", fue quien tomando de la mano a su pequeño hijo, como instrumento elegido por Dios, la que lo introdujo en el conocimiento y
las costumbres de su pueblo, paradójicamente, ella le presentó al Creador sus criaturas. Quiso el Señor llevándola de su mano, tenerla junto a sí, para que bajo el Ave María de los coros angélicos, tomara posesión del trono, la que
iba a ser consagrada Reina. La Iglesia te saluda como, Reina y Señora de todo lo creado.
María Madre de Misericordia,
nos fue concedida como Madre de todos nosotros,
cuando Jesús, agonizante en la Cruz,
la dio por Madre de San Juan
y a través de él, de toda la humanidad.
A lo largo de la historia, nuestra Madre María se ha aparecido en distintos lugares del mundo, como embajadora del Cielo, haciéndonos un constante llamado a la conversión y a acercarnos a Jesús.
Reciente aparición de la Virgen en Zeitún, Egipto
Santa María, RUEGA POR NOSOTROS
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