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PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN
LA HISTORIA
l hablar de pueblos indígenas y fundamentalmente de sus
derechos políticos, debemos retomar la estrecha relación que se
tiene con la historia de México, su primera vinculación comienza con las
luchas independentistas que tiene la población de la Nueva España
para conseguir la separación de la corona española y con esto, lograr
la conformación de un nuevo Estado, para lograr esta transición, fue
necesario pasar por un periodo de barullo y después por la
consolidación de un nuevo orden. No hay que olvidar que, gracias al
apoyo que brindaron los pueblos indígenas se obtuvo la independencia,
cuando esto se llevó a cabo, estos grupos que lograron posible la
independencia, fueron olvidados, ignorados y relegados de los cargos
de poder.
En su participación en la independencia, se les prometió la devolución
de su libertad, la terminación de las castas y la retribución de las tierras
de las cuales fueron despojados. Cosas que no se cumplieron y su
condición se agravo más en la promulgación del Plan de Iguala, que
surge para poner fin a la guerra de los once años que abarca el periodo
de 1810 a 1821, en dicho Plan, se establecía la igualdad entre los
habitantes de la Nueva España, no se hacía distinción entre ellos, se
reconocían a todos como ciudadanos, otorgándoles la igualdad en
derechos; pero entre estos habitantes que se les proveía la igualdad y el
reconocimiento de ciudadanía, no figuraban aquellos que eran
pertenecientes a los pueblos indígenas; se les excluyo y olvido de nuevo1.
Para 1824, el contexto rebaso la realidad de los pueblos indígenas,
dichos pueblos se encontraban luchando contantemente por la
1 Sin autor (Sin fecha) “Historia de los derechos de los pueblos indígenas” [en línea] Recuperado de:
www.cedrssa.gob.mx/includes/asp/download.asp?iddocumento=2185&idurl Consultado el [lunes 27 de noviembre de 2017] página 23
A
defensa de su identidad colectiva y por la tierra comunales, las cuales
eran asediadas por la clase gobernante que se encontraba en el poder
y a su vez, en lugar de ser protegidos por la ley eran agredidos por las
mismas; debido a que no se le proveía protección y legitimaban los
actos de violencia con los cuales los trataban.
Ahora bien, entramos al periodo en el cual el país pasa de mano en
mano, que es el periodo de los constituyentes de la época, que surge
como resultado de los diversos levantamientos armados que realizaron
los distintos grupos que luchaban continuamente por el poder, de un
lado tenemos a los liberales y conservadores, monárquicos y
republicanos o los federales, centralistas y radicales. De todos estos
regímenes, solamente los federalistas retomaron el tema de los pueblos
indígenas y los campesinos, ellos estipularon en la reforma realizada a la
Carta Magna en 1835 que: “no eran considerados ciudadanos ni
merecedores de derechos debido a la falta de escasez de fortuna y al
no saber leer ni escribir, lo cual era evidente en su falta de educación”2.
No quiero decir que liberales ni conservadores, ignoraran el tema de los
pueblos indígenas, simplemente dedicaron sus esfuerzos, recursos y
decisiones a cuestiones más apremiantes como lo eran la Iglesia y las
tierras y los dejaron de lado.
El tema de los pueblos indígenas volvió hacer retomado varios años
después, en una sesión presentada por el diputado José María del
Castillo Velasco el 16 de junio de 1856, en la cual menciona que los
pueblos indígenas eran: “una raza desgraciada de hombres, que
llamamos indígenas, descendientes de los antiguos dueños de estas ricas
comarcas, y humillados ahora con su pobreza infinita y sus recursos de
otros tiempos”3 cedió terrenos que fueron destinados para el uso común
de estos pueblos, así como, para la repartición de tierras en sectores
2 Ídem 3 Ferrer Muñoz, Manuel y Bono López, María. (1998) “Pueblos indígenas y Estado Nación en el siglo XXI”, Instituto de Investigación Jurídicas UNAM, México, pg. 50-52
individuales, le parecía inconcebible y vergonzoso pensar que
habitantes del país se encontraran en situaciones precarias, que no
tuvieran tierras para cultivar para poder alimentarse, tierras a las cuales
pudieran llamar propias, para poder residir y establecer sus
comunidades, expresó explícitamente sus intenciones al Estado de que
debería hacerse una modificación urgente a las legislaciones para
poder combatir la mendicidad de los indígenas, frenar los abusos que
sufrían y buscar medidas para mejorar las condiciones económicas en
las cuales se encontraban.
En esa misma sesión Ignacio Ramírez menciono que: “entre las muchas
ilusiones con que nos alimentamos, una de las no menos funestes es la
que nace de suponer que nuestra patria es una nación homogénea”4
con esto aseguraba que eran difíciles los tiempos, aún más la inclusión
de pueblos indígenas que comparten una cosmovisión diferente de la
del resto de los habitantes. Esta fue la única sesión en donde se
discutieron los derechos indígenas y donde se les preveía de ciertos
derechos, pero no fueron plasmados en la Constitución Federal que
consolido al Estado Mexicano.
En décadas posteriores a esta sesión, entrando a principios del siglo XIX,
el tema de la igualdad, era un derecho al cual todos los habitantes de
la República Mexicana tenían derecho, incluyendo a los indígenas los
cuales eran considerados en nivel individual, pero negados en
colectividad. Se sabe que en las diferentes entidades federativas se
elaboraron diversas y variadas legislaciones que abarcaban diferentes
temas excepto el del tema referente a los pueblos indígenas; las
legislaciones que llegaban a ser mención a ellos no reconocían el pleno
de sus derechos, el algunas de estas legislaciones llegaron a asignarles
personas que se encargaran de ellos, debido a que no los consideraban
capaces de protegerse a sí mismo y era necesario nombrar un alcalde
y un regidor para desempeñar semejante tarea, por otra lado, las leyes
4 Ídem
más drásticas y violentas; los protegían del extermino puesto que les
servían como mano de obra barata para impulsar el desarrollo del país.
Entre los trabajos que se les daban a desempeñar encontramos que
fueron relegados solo a los servicios públicos, como establecer y cuidar
de las escuelas de educación básica, al sector de la construcción,
reparación y limpieza de los caminos, puentes, cárceles, terrenos de uso
común.
Pero, entre todo esto tenemos a un indígena zapoteco, que después de
prepararse en la Universidad como abogado se convierte en
representante del Estado de Oaxaca en primer instancia y después llega
hacer Presidente del país, su principal preocupación al llegar al gobierno
en el Estado oaxaqueño fue la defensa de los derechos de los pueblos
indígenas, su nombre era Benito Juárez y en 1848 en una sesión en el
Congreso externo que los pueblos indígenas tenían derecho a elegir a
sus autoridades de acuerdo a sus costumbres, no era posible
homologarlas y ellas mismas deberían de regirse y dejar de estar bajo la
tutela de alcaldes y regidores.
Parte de su discurso menciona lo siguiente:
“Desde antes del establecimiento del sistema federal, los pueblos del
Estado han tenido la costumbre democrática de elegir por sí mismos a
los funcionarios, que con el nombre de alcaldes y regidores cuidaban
de la política, de la conservación de la paz y de la administración de los
fondos comunales; (…) restablecida la federación, los pueblos han
recobrado no solo sus ayuntamientos y republicas, sino el derecho de
elegirlas conforme a sus antiguas costumbres, quedando así organizada
la administración local de las municipalidades, de una manera que, lejos
de obstruir, expedita la marcha de la administración general del
Estado”5
5Pola, Ángel. (1987) “Exposiciones (como se gobierna): Benito Juárez”, Tomo I, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México, páginas [159-160]
Tiempo después del discurso emitido en el Congreso por Benito Juárez,
los pueblos indígenas esperaban que se cumpliera algo de lo que se
estipuló y se les regresara autonomía a la hora de decidir quienes los
gobernaran, pero esto nunca ocurrió y se encontraron frente a la
promulgación en 1856 de la Ley de Desamortización de Bienes, dicha
Ley fue propuesta por los liberares y establecía un nuevo orden jurídico
y social dentro del federalismo mexicano que consolidó una
transformación en cuanto al derecho de propiedad se refiere, y en este
caso los más perjudicados fueron los pueblos indígenas y los campesinos
debido a que les expropiaron sus tierras, se encontraron frente al despojo
nuevamente.
Años después, se desencadena el movimiento revolucionario de 1910 y
el constitucionalismo de 1917 instituyendo políticas económicas y
sociales de desarrollo nacional, con ellas, se accede a una nueva
política educativa, cultural y a su vez, se desarrollaron proyectos sobre
la nación, la sociedad y el futuro. Pero se continuó negando el valor de
la cultura de los pueblos indígenas y regionales al buscar su “integración
a la vida cultural”, en un esfuerzo por homogeneizar étnica y
culturalmente a la sociedad mexicana.
Ante estas circunstancias los gobiernos posteriores a la Revolución
Mexicana propusieron distintos modelos de intervención para con los
pueblos indígena, los cuales se denominaron políticas indigenistas o
indigenismo. Así, políticas de incorporación, asimilación, integración u
homogeneización dominaron durante décadas, tiempo después fueron
consideradas como etnocéntricas y racistas, pues se intentaba
mantener el mismo estatus quo de las minorías étnicas6.
Por otra parte, la crisis de los años sesenta del sistema político mexicano
llegaron críticas al indigenismo oficial, debido a que se consideraba
como una ideología estatal que representaba la visión y los intereses de
6 Stavenhagen, Rodolfo y Nolasco, Margarita (coords.). (1998) “Política cultural para un país multiétnico”. México Página 89
una clase que no correspondía a los pueblos indígenas, era una política
realizada desde la perspectiva y las expectativas de los no indígenas
acerca de cómo debía ser la vida de las comunidades indígenas.
Para los años setenta, se pretendía sin mucho éxito, una mayor
participación de los indígenas en la elaboración de programas de
gobierno y en la autogestión, como una alternativa diferente a las
políticas estatales llevadas a cabo hasta ese momento, con los llamados
indigenismo de participación y el etnodesarrollo.
En los años ochenta resalta la problemática étnica, los movimientos
indígenas seguían manifestando la heterogeneidad cultural del país, los
indígenas muestran un fortalecimiento en la conciencia y la identidad
indígena, con ello reivindican sus derechos y su demanda a una vida
digna. Dentro de este contexto, Díaz Polanco, argumenta que la
autonomía y la democracia están relacionadas, con la democracia se
reconocen los derechos de estos pueblos y con la autonomía los pueblos
deciden sobre su existencia, su desarrollo y su futuro7.
A partir de los años ochenta, el gobierno posee una ideología de corte
neoliberal y el adelgazamiento del estado, se reduce el presupuesto
para las instituciones destinadas al ámbito indígena como el Instituto
Nacional Indigenista. Sin embargo, a nivel mundial se habla más de
democracia y de derechos, el claro ejemplo es el Convenio de la OIT
celebrado en 1989, el cual hace mención a los derechos de pueblos
indígenas, dicho contexto influyó en el reconocimiento de un estado
pluricultural en México.
La llegada de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia, trae consigo en
el ámbito del derecho internacional la firma el Tratado de Libre
Comercio con América del Norte TLCAN, así como el Convenio 169 de
la OIT, y el Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe. El panorama político y
7 Ídem, páginas 88-89
social en México, se ve enturbiado el 1 de enero de 1994, el día que
entraba en vigor el TLCAN, en Chiapas aparece el Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional EZLN demandando sus derechos, poniendo en
entredicho las condiciones en las que viven los pueblos indígenas.
Para febrero de 1996, los representantes del gobierno de Zedillo y el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), firman los Acuerdos de
San Andrés Larraínzar sobre “Derechos y Cultura Indígena”, primer y
único documento firmado entre las partes, sin embargo, no se
cumplieron los Acuerdos, desencadenando las matanzas de Aguas
Blancas, el Charco en Guerrero y la de Acteal en Chiapas.
En los Acuerdos de San Andrés se recogía el articulado del Convenio 169
de la OIT. Parte de lo expresado en los Acuerdos de San Andrés, era que
el estado asumía el compromiso de construir, con los demás sectores de
la sociedad, en un marco de federalismo, un nuevo pacto social, que
modificará de raíz las relaciones sociales, políticas, económicas y
culturales de los pueblos indígenas, y crear un nuevo marco jurídico que
estableciera una nueva relación entre los pueblos indígenas y el estado.
En el año 2000 con la llegada de la alternancia y ante la urgencia de
replantearse el modelo de políticas indigenistas de décadas anteriores,
se pretendió incluir y desarrollar una política multicultural, la cual es un
principio político que propugna por el reconocimiento de la diferencia
dentro del estado-nacional, principalmente dirigido a las minorías, de
diversa índole, entre éstas la étnica, a los migrantes, etcétera.
Con respecto a los derechos humanos, se promovieron políticas que
eliminarán la discriminación política, legal y social, que apoyará a los
diferentes grupos a mantener su propia identidad cultural. La voluntad
política del nuevo gobierno llevó a la reforma constitucional de abril del
2001, y a la creación de algunas instituciones públicas que permitieron
establecer una nueva relación entre el estado y los pueblos indígenas.
Bibliografía
“Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.” (2014)
[en línea] Recuperado de
http://www.dof.gob.mx/constitucion/marzo_2014_constitucion.p
df
“Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio.” (1952) [en línea] Recuperado de:
http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/
PI22BIS.pdf
Galván Rivera, Flavio (2014) “Democracia y justicia electoral en
los pueblos indígenas de México” Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación. México, página 24.
Ferrer Muñoz, Manuel y Bono López, María. (1998) “Pueblos
indígenas y Estado Nación en el siglo XXI”, Instituto de y el Estado
mexicano” México: Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM
Investigación Jurídicas UNAM, México.
Natividad Gutiérrez Chong. (2012) “Mitos nacionalistas e
identidades étnicas: los intelectuales indígenas.
Stavenhagen, Rodolfo y Nolasco, Margarita (coords.). (1998)
“Política cultural para un país multiétnico”. México: Secretaría de
Educación Pública, Subsecretaría de Cultura, Dirección General
de Culturas Populares: El Colegio de México: Universidad de las
Naciones Unidas.
Pola, Ángel. (1987) “Exposiciones (como se gobierna): Benito
Juárez”, Tomo I, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana, México.
“Historia de los derechos de los pueblos indígenas” (s. f.) [en línea]
Recuperado de:
www.cedrssa.gob.mx/includes/asp/download.asp?iddocument
o=2185&idurl
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