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PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL
LUIS JORGE GONZÁLEZ
INTRODUCCIONEn un artículo anterior sobre la espiritualidad pastoral, 1 he
señalado algunas características de esta "nueva ciencia que está naciendo”.2 Esta vez m e propongo describir el ejercicio práctico de la misma.
Además de mi propia experiencia al respecto, aprovecho las aportaciones de los participantes en mi curso sobre "espiritualidad pastoral".3
Presupongo, obviamente, los fundam entos de esta renovada propuesta de vida espiritual: la Biblia, el m agisterio eclesial, la teología, en especial la teología espiritual y, sobre todo, la experiencia de la gente del pueblo.
Contando con estos y otros presupuestos -los aportes de la historia, psicología y sociología-, la espiritualidad pastoral se está abriendo cam ino en la Iglesia. Y se deja llevar por el Espíritu de Jesús hacia la realización de un proyecto: en trenar al pueblo de Dios en la práctica de la espiritualidad cristiana.
Los puntos que voy a desarrollar en este artículo son los siguientes:
1. ESTIMULO PRIMORDIAL: LA VIDA DEL PUEBLO2. LA ESPERANZA COMO ACTITUD FUNDAMENTAL3. INVESTIGACION ORIENTADA HACIA LA PRAXIS ESPIRI
TUAL
1 L .J .G o n z á l e z , Espiritualidad pastoral Una nueva ciencia que está naciendo, en Teresianum XLVIII (1997) 79-117.
2 Esta afirmación sobre “una nueva ciencia que está naciendo”, procede del P .Je s ú s C a ste l l a n o C e r v e r a , Per una spiritualità della comunicazione, en Desk 3 (1996) 42-50.3 Me refiero al curso perteneciente al Instituto de Espiritualidad de la Facultad Teològica Teresianum, en Roma. Ha tenido lugar durante el primer semestre del año escolar 1997-1998.
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4. PROCESO PRACTICO DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL5. INCURSION EN LOS SECTORES DE LA ESPIRITUALIDAD
PASTORAL
1. ESTIMULO PRIMORDIAL: LA VIDA DEL PUEBLO
Me parece difícil entregarse al arte de pintar, sin la práctica correspondiente. Lo norm al es que se tom e papel y lápiz para hacer bosquejos y proyectos. Enseguida, aprovechándose de éstos, se hará el diseño sobre la tela y se echará m ano de los p in celes y de las pinturas. Luego, poco a poco, la obra pictórica se va configurando sobre el lienzo.
Otro tanto sucede en la espiritualidad pastoral. Aunque p retende desarrollarse como ciencia, su investigación sistem ática gira en torno a la vida, igual que la ciencia médica.
En concreto, la espiritualidad pastoral se ejercita en el contacto con la vida del pueblo. Al percibir las necesidades, posibilidades e ideales espirituales de la gente, el pastoralista recibe el estím ulo prim ordial. Así, incitado por las pulsaciones vitales de la gente, empieza a buscar las intervenciones que traigan salud espiritual o la prom uevan en ella.
1.1 Autenticidad del pastoralista espiritualDe ordinario, para que un pastor sepa m edir el pulso de la
vida espiritual en el pueblo, necesita una especie de en trenam iento por parte del Espíritu de Jesús.
El Espíritu, desde luego, está actuando en todos los hom bres.4 Infunde sus gracias sobre todo en los creyentes. Se prodiga de m anera especial en todos los que desem peñan algún m inisterio eclesial. Influye, seguram ente en modo privilegiado, en los sacerdotes, religiosos y laicos, que se em peñan en la prom oción espiritual de sus herm anos.
4 Sugiere este hecho el Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, n.22.
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En este sentido, parece indispensable un mínim o de au tenticidad espiritual, si se pretende ejercer la espiritualidad pastoral.
Esto, sin embargo, no significa que debam os esperar hasta poseer una perefecta congruencia espiritual. Basta con la "autenticidad volitiva", la cual, en la vida cristiana, consiste en la volutad firme y efectiva de dejarse guiar por el Espíritu hacia el Padre, m ediante el seguim iento e im itación de Jesús.5
Gracias a este mínim o de autenticidad volitiva, el creyente está capacitado para recibir las luces y m ociones del Espíritu en su vida cotidiana.
Bajo el efecto de su autenticidad, se esfuerza por vivir efectivam ente como un seguidor de Jesucristo. Su com portam iento m oral tiende a elim inar y errad icar el pecado. Sus pensam ientos corresponden a la enseñanza del Señor. Sus sentim ientos se van adecuando al ejemplo del m ism o Jesús. No le faltan sus ratos de oración. Su recurso a los sacram entos se dem uestra constante y fervoroso. Más que nada, sus obras se orien tan hacia el am or y servicio del prójimo, de acuerdo al precepto del Señor.
Con un m ínim o de congruencia espiritual, como el apenas descrito, el creyente de cualquier tipo -laico, consagrado o sacerdote-, está preparado para percib ir las m ociones del Espíritu. Enconces puede captar las necesidades, posibilidades e ideales que el m ismo Espíritu suscita en el corazón de quienes integran el pueblo de Dios.
1.2 Contacto personal con la gente del puebloPero no basta con estar capacitado para percibir las necesi
dades y posibilidades espirituales del pueblo. De ordinario, hace falta un contacto norm al y directo con la gente.
Sin duda alguna, existen m uy diversas posibilidades de contacto con la gente. Conozco com unidades de religiosos contem plativos que, a pesar de su vida en clausura, consiguen m antenerse en relación epistolar y teléfonica con los cristianos más com prom etidos.
5 De hecho, de acuerdo al Concilio, en esto consiste la santidad que los cristianos “cultivan en los múltiples géneros de vida y ocupaciones”: Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, n.41.
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Cierto, lo ideal consiste en la llam ada "inserción”. Cristo la practicó efectivamente optando por vivir en el pueblo y entre los más pobres. Otro tanto han hecho los misioneros a lo largo de los siglos. En este siglo, tal como hicieron Gandhi y la M. Teresa de Calcuta, m uchos cristianos han optado por la inserción entre los pobres.
Existen otros niveles de contacto personal con el pueblo. M uchas profesiones lo reclam an en form a constante. Los m aestros, médicos, psicólogos, sacerdotes, com erciantes, vendedores, etcétera, pasan la m ayor parte de su vida en contacto con la gente.
Esa relación directa constituye una oportunidad insuperable para el pastoralista espiritual. Así percibe las necesidades que el pueblo padece en sus ansias de vida cristiana. También se to rna sensible a las posibilidades reales de que la gente dispone. Im posible, por ejemplo, que adopten prácticas espirituales de tipo monástico.
A esto, precisam ente, se refiere la espiritualidad pastoral. Al afán por im pulsar la santidad en el pueblo, sin sacar a la gente de su realidad.
2. LA ESPERANZA COMO ACTITUD FUNDAMENTAL
Hace falta esperanza y una esperanza teologal, p ara creer que se puede prom over la vida espiritual a nivel popular. Todos, de una m anera o de otra venimos del pueblo. Sea que procedamos de una clase social más alta o de una más baja, todos hemos experim entado lo que allí se vive.
En razón de la propia experiencia, reconocem os cuán difícil resulta la autenticidad cristiana en el m undo de hoy. Por tanto, la sensación de im potencia se levanta com o m area im perceptible y cubre las playas del optim ism o espiritual.
2.1 Confianza y optimismo ante el futuroLa oportunidad de flotar sobre el m ar del desaliento consiste en
subirse a la barca de la esperanza. Montarse en ella, significa fiarse del que la hace y la pone al alcance de nuestra opción: Dios mismo.
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Sí, igual que en cualquier o tra aventura im portante, necesitam os m ontarnos en la nave de la esperanza para im pulsar la espiritualidad pastoral. Sus desafíos son enorm es como el mar. Su oleaje se embravece y se alia con la torm enta de los problemas, am enazando con la destrucción total de nuestros proyectos.
Sólo salim os airosos de las tem pestades, si navegamos en la barca de la esperanza al prom over la espiritualidad.
Doy por sabido que la em barcación de la esperanza no va sola. Junto a ella avanzan las otras dos actitudes teologales, a saber, la fe y el amor.
De hecho, cuando el Concilio ha descrito la santidad como un cam ino hacia el Padre, bajo la guía del Espíritu y siguiendo a Jesús, añade de inm ediato: "Así pues, todos deben avanzar sin vacilación por el cam ino de la fe, que engendra la esperanza y obra por la caridad”.6
Lejos de negar la im portancia de la fe y del amor, necesitamos subrayarla al m áxim o para la práctica de la espiritualidad pastoral.
Sin embargo, este anhelo renovado y popular de espiritualidad vibra en la m ism a frecuencia de la esperanza. Igual que ésta, avanza con decisión por los m ares desconocidos de la búsqueda, de la creatividad, de la evolución constante e interm inable.
Esta esperanza que nos em barca hacia lo desconocido, com o sabem os, supone cuatro mom entos. Estos se interrelacionan y com plem entan en un modo orgánico y unitario. Por razones de claridad, los m enciono en form a secuencial:
• SOÑAR• CONFIAR• GOZAR• ACTUAR
La esperanza, a im pulsos de los vientos que las necesidades y posibilidades levantan, nos lanza a soñar despiertos. Nos alienta a soñar lo m ejor e, incluso, lo imposible.
Delante del cielo gris y encapotado, que esconde el poderío de la tem pestad, y a pesar de sentir el vaivén del oleaje enfurecido, la nave de la esperanza se desplaza con decisión hacia el puerto soñado.
6 Ib.
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Sí. En efecto, la esperanza está hecha para encarar las to rm entas y tem pestades de lo insalvable, de lo que no tiene salida. Más allá de todo esto, logra dibujar la tierra prom etida del cam bio, de las soluciones y de las realizaciones.
Por otro lado, la esperanza no es capaz por sí m ism a de atravesar el diluvio de las tragedias contem poráneas, como pensaba E rnst Bloch.7 No. Su poder le viene del que la suscita con sus prom esas y la asegura con su om nipotencia: el Señor Dios.
Así que al soñar, em barcados en la esperanza, confiamos en llegar al puerto de nuestros sueños, porque nos fiamos del am or y del poder de Dios, el perfecto Timonel.
Además, cuando visualizam os o narram os en nuestros sueños la tierra firm e de lo bueno, lo bello y lo óptim o, se despierta naturalm ente en nuestra alm a el sentim iento de alegría.
Piensa, por ejemplo, en la próxim a fiesta o en las vacaciones futuras. Si te detienes a considerar las experiencias buenas y bellas que te aguardan, en form a espontánea se enciende en tu án imo el brillo de la alegría.
Finalmente, la esperanza significa remar, bregar, recoger velas, sostener firme el timón, y luchar por no naufragar. En otras palabras, la esperanza impulsa hacia la acción decidida y constante. Ella es, como sugiere Bloch con acierto, el m otor de la historia.
Si careces de esperanza ante tu incapacidad para nadar, ni siquiera vas a intentarlo. En cambio, a im pulsos de ella, in tentarás y te esforzarás hasta que logres sincronizar los m ovim ientos de pies y m anos. Entonces, porque has aprendido a nadar, podrás desplazarte en la superficie de las aguas.
En concreto, pues, sin esperanza no hay movim iento, ni cambio, ni progreso, ni historia.
Tampoco se puede realizar el proyecto de la espiritualidad pastoral sin el im pulso generador de la esperanza.
2.2 Bajo el poder creativo de la esperanzaEn cuanto que nos hace soñar y actuar, la esperanza se re
vela hondam ente creativa.
7 C f. E .B l o c h , El principio esperanza /-//. Madrid, Aguilar, 1 9 7 7 . Vea la postura cristiana en O .G o n z á l e z d e C a r d e d a l , Raíz de la esperanza. Salamanca, Sígueme, 1 99 5 .
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Me parece acertado pensar, com o sostiene Ortega y Gasset, que vivir consiste en crear constantem ente el futuro.
Incluso si deseo n arrar mi pasado, no tengo m ás rem edio que hacerlo en los próximos m inutos. Necesito robarle espacio al futuro para dar cuerpo a mis recuerdos.
Todo lo que decidimos hacer lo tenem os que hacer en el futuro. Así, con las obras que vamos realizando, cada quien va p in tando el polícrom o cuadro de su diario vivir.
Resulta claro, entonces, que vivir significa crear el futuro en modo constante y sin interrupción.
Hay dos estilos principales de crear el diario vivir en los terrenos propios del futuro. El p rim ero deja soplar los vientos fríos del pesimismo. Con un cielo gris y cargado de nubes, te m em os lo peor y aguardam os torm entas y desastres. Me refiero al miedo.
El segundo estilo, correspondiente a la esperanza, acoge el viento suave y tibio de la m isericordia de Dios. Con cielo despejado y azul, presentim os lo m ejor de lo mejor. Más allá de las m ontañas, que por ahora nos cierran el paso, nos representam os el valle verde y fecundo de la esperanza. Allí confiamos realizar las propias aspiraciones y producir frutos abundantes.
Pues bien, la espiritualidad pastoral avanza hacia la tierra fecunda del corazón popular, porque confía y espera en Dios. Sabe muy bien que para Dios no hay imposibles. Entonces se a tre ve a soñar que servirá de instrum ento al Espíritu para sem brar la sem illa de Dios en más y m ás gente del pueblo. Y visualiza en el futuro m ayor abundancia de seguidores de Jesús que, con to das sus fuerzas, trabajan con él para la construcción del Reino.
3. INVESTIGACIÓN ORIENTADA HACIA LA PRAXIS ESPIRITUAL
Porque es una ciencia, la espiritualidad pastoral siente palp ita r en sus entrañas el im pulso hacia un saber profundo y sistèmico. Quiere explicar, hasta dónde sea posible, cómo hace el Espíritu para inspirarnos sus cam inos e im pulsarnos a seguirlos. Quiere saber, cómo podem os responder al Espíritu, en un m odo práctico y efectivo. Quiere descubrir cómo podem os in terac tuar con el Espíritu, para acelerar el proceso del propio desarrollo hum ano y espiritual. E n fin, quiere percibir cómo po
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dem os secundar la acción del Espíritu para forjar con él una h istoria m ás hum ana, dentro del contexto trinitario , eclesial, social y am biental en que vivimos.
Cierto, la espiritualidad pastoral no tiene todavía todas las respuestas a sus preguntas sobre los cam inos prácticos del E sp íritu. Porque apenas está naciendo com o ciencia, se encuentra en el proceso de búsqueda, investigación y experim entación. Seguram ente, con la ayuda del m ism o Espíritu, seguirá investigando y llevando a la experim entación las respuestas ya encontradas.
3.1 El proceso, no el contenido, como centroA la luz de los planteam ientos del párrafo anterior, im agino
que resulta claro cuál es el punto focal de la investigación y experim entación de la espiritualidad pastoral.
Centra su búsqueda en el proceso. Es consciente de que la teología espiritual ya se ocupa suficientem ente de los contenidos prácticos de la vida en el Espíritu. Reconoce, sin vacilación, la im portancia del qué, esto es, de qué hay que hacer para acoger al Espíritu e interactuar con él. Pero, presuponiendo los contenidos o qué hay que hacer en la vida espiritual, se ocupa preferentem ente del proceso hacia la realización de tales objetivos.
No digo que la teolgía espiritual no se ocupa de los procesos. Lo hace, sí. Con todo, hasta donde yo percibo, habiéndola enseñado por m ás de dos décadas, el foco de su interés se halla m ás en el contenido que en el proceso.
Me explico con un ejemplo. En un libro mío, sobre la o ración, m enciono y describo con citas la oración de recogim iento que san ta Teresa de Avila practicaba.8
Sin embargo, por la m añana y por la tarde, le quitaba 20 m inutos a mi oración m ental cristiana, para practicar la m editación trascendental.
Así lo hice durante diez años (1975-1985). Pero un día del 1985, cayó en mis manos el p rim er libro del Dr. H erbert Benson de la universidad de H arvard.9
8 L .J .G o n z á l e z , El diálogo trascendente en la integración liberadora. México, Parroquial, 1983, pp.232-235.9 H.B e n s o n w i t h M .Z .K l ip p e r , The Relaxation Response. N e w York, Avon, 1976.
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Allí explica el Dr. Benson una investigación de laboratorio que condujo en la com unidad de mis herm anos carm elitas de W ashington. Descubrió que la práctica de la oración de recogim iento produce los m ism os efectos fisiológicos y metabólicos que él había encontrado en los practicantes de la m editación trascendental.10
Desde el día en que leí estos datos, abandoné el ejercicio de la m editación trascendental. Yo sentía necesidad de un modo contem plativo de orar. Por aquellos años apenas em pezaban a surgir, gracias a su contacto con las religiones orientales, las obras de Y. Raguin, H.M. Enom iya Lassalle, W. Johnston, A. de Mello, G. Stinissen y otros im pulsores de los m étodos cristianos de oración contem plativa o meditación. Por tanto, igual que estos autores, yo m ism o acudí al Oriente para aprender la oración contem plativa.
Ojalá que este ejemplo sugiera qué quiere decir "centrarse en el proceso más que en el contenido". Este, sin olvidar a aquél, nos indica y enseña el qué de la espiritualidad. Aquél, -el proceso-, nos m uestra el cam ino, nos lanza a cam inar por él y acom paña nuestros pasos en dirección del contenido.
La inquietud por fijarse m ás en los procesos que en los contenidos ha resurgido, en este siglo, dentro del m undo de la ciencia. Se m enciona, com o pionero, a Alfred Korzybski.11 También se puede recordar a Paul W atzlawick.12 Pero, sobre todo, es justo señalar a los impulsores de la Program ación Neuro-Lingüísti- ca, John G rinder y R ichard B andler com o los m ayores prom otores de la actual revaloración de los procesos.
Cierto, estim ulados por esta tendencia contem poránea, hemos podido redescubrir la preferencia po r los procesos que palpita en el corazón del cristianismo. Sí, a lo largo de los siglos, desde Jesús y los apóstoles hasta los cristianos com prom etidos de nuestro tiempo, hay una m arcada preferencia por el proceso sin excluir los contenidos.
10 lb., pp. 119-120.11 A .K o r z y b s k i, Science and Sanity. Lakeville, Connecticut, The International Non-Aristotelian Library, 1933.12 Cf. P. W atzlaw ick , J .B ea v in and D .J a c k s o n , Pragmatics o f Human Communication. New York, W.W. Norton and Co., 1967.
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3.2 Investigación sobre el “cómo" hacerPoner el acento sobre el proceso significa, en térm inos
específicos, inquirir acerca del cómo. ¿Cómo puedo m antenerme en la presencia del Señor en m edio de m is labores? ¿Cómo conseguiré perdonar a mi prójim o no sólo con la voluntad, sino tam bién con mi cuerpo y sentim ientos? ¿Cómo me dejo guiar por el Espíritu en el m om ento de corregir a mis hijos?
Estas preguntas, propias de un enfoque centrado en el proceso, buscan la estrategia o el conjunto de pasos que conducen hasta la m eta deseada. Una vez que sabem os a dónde querem os llegar, necesitam os encontrar el cam ino, precisar el tipo de vehículo requerido, el costo de su com bustible, el chofer que lo va a conducir, quién es el p rim er responsable, quiénes m ás resultan involucrados, las horas adecuadas para viajar, el lím ite de tiem po para llegar, las dificultades probables, etcétera.
El pastoralista espiritual, hasta donde yo puedo observar, adquiere una actitud práctica que lo inclina a preguntarse, una y o tra vez, ¿cómo?
Se diría que el Espíritu Santo le ha im preso, a nivel celular y en lo hondo del corazón, aquella frase de Jesús: "No todo el que me diga ¡Señor, Señor! en trará en el reino de Dios, sino el que cum pla la voluntad de mi Padre del cielo” (Mt 7,21)
En consecuencia, se afana por poner en práctica lo que oye y lee, lo que siente com o inspiración y lo que recibe como sugerencia para seguir al Señor. Quiere ser como el "hom bre p ru dente que construyó la casa sobre roca” (Mt 7, 24).
De este afán por escuchar la Palabra y ponerla en práctica, nace, se desarrolla y se afirm a la actitud de interrogarse acerca del “cómo". Si participa en un curso de espiritualidad, sin darse reposo, en su m ente estará buscando cam inos para traducir lo que escucha en una práctica efectiva. Si escucha u na charla de retiro espiritual o una hom ilía dom inical, lo mismo: “¿cómo hago para llevar éso a la práctica?”
En realidad, si no me equivoco, este constante deseo de saber cómo poner en práctica la enseñanza y ejemplos del Señor, desarrolla un profundo sentido de la investigación.
Pensemos, por ejemplo, en Teresa de Lisieux. Ella no era una teóloga ni una estudiosa y ni siquiera una persona ilustrada. Sin embargo, poseía dicho afán por llevar a la práctica la Palabra.
Ella revela su sentido práctico y realista, com o el que el pastoralista espiritual desea adquirir, cuando describe su llegada al
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Carmelo. Luego que m enciona su m eta al en tra r con las carm elitas, subraya la im portancia de los recursos p ara alcanzar el objetivo deseado.
“A los pies de Jesús-Hostia, en el interrogatorio que precedió a mi profesión, declaré lo que venía a hacer en el Carmelo: 'He venido para salvar almas, y, sobre todo, para orar por los sacerdotes'.
Cuando se quiere alcanzar una meta, hay que poner los medios para ello. Jesús me hizo comprender que las almas quería dármelas por medio de la cruz; y mi anhelo por sufrir creció a medida que aumentaba el sufrimiento".13Llevada de esta voluntad de poner los medios para alcanzar
sus metas, Teresa de Lisieux ha desarrollado un verdadero sentido de la investigación. Cierto, no sigue las reglas del llam ado “m étodo científico”. Sin em bargo, tiene el espíritu de la búsqueda perseverante y sistem ática que le perm ite clarificar sus dudas.
De esto tenem os un ejemplo en su Manuscrito B, donde describe la constancia con que buscó y buscó en las Escrituras cuál podía ser su m isión personal, dentro de su vocación de carm elita. Q uería encontrar su lugar único e insustituible en el Cuerpo de la Iglesia.
Finalm ente, su investigación produjo -con la gracia del Señor-, los resultados esperados. Leyendo a san Pablo descubrió su m isión personal. Con gozo escribe:
“Entonces, al borde de mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío..., al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor...!
Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado... En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor... Así lo seré todo... ¡¡¡Así mi sueño se verá hecho realidad...!!!14
13 S .T e r e s a d e L is ie u x , Manuscrito A, 69 v°, en sus Obras completas. Burgos, Monte Carmelo, 1996, p.217.
14 Ib. (3v°), p.261.
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Supongo que m ás adelante, cuando describiré la búsqueda del proceso hacia la meta espiritual, tendré ocasión de mostrar, en térm inos más concretos, el sentido de investigación que desarrolla el pastoralista espiritual.
Por ahora me lim ito a señalar que se produce una verdadera actitud de búsqueda, la cual se traduce en el espontáneo y constante preguntarse acerca del “cómo". “¿Cómo puedo o podem os poner en práctica esto o aquello para unirm e o unirnos m ás con el Señor?”
Dicha actitud, aunque no cum pla todas las condiciones del m étodo científico, se coloca en la perspectiva de la investigación científica.
3.3 Reflexión pastoral de estilo sistèmicoEl anhelo por seguir al Señor no de palabra, sino con las
obras y cargando su cruz, es vivido por la espiritualidad pasto ral en el contexto del conjunto global de la realidad.
E n cuanto es posible, esta ciencia que está naciendo evita encerrarse en los lím ites estrechos de su visión necesariam ente parcial. Por lo mismo, quiere tener a la vista, en form a constante y consciente, el gran cuadro de la realidad:
(^h Óm b r e )̂ ( ^ m u n d q ^
E n el último Sínodo de los Obispos, en su Asamblea Especial para América (16-XI-97 a 12-XII-97), se ha hablado de la "globalización” de la "com unión” y "solidaridad".
Tal vez nunca antes en la Iglesia se había tom ado conciencia de que la vida cristiana es de veras católica. Por lo mismo, repercute en todo el globo terráqueo. Su globalización es inevitable. A fin de cuentas, los creyentes del m undo entero somos m iem bros de un mism o Cuerpo, com o nos recuerda san Pablo.
E n el campo de la ciencia se utiliza la palabra sistema para señalar que la realidad en que nos toca vivir constituye un todo orgánico.
La palabra sistema alude a un conjunto de partes interrela- cionadas que in teractúan unas con otras para funcionar como
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un todo orgánico. Dentro del sistema, debido a la m utua y recíproca interacción de sus partes, cada una de ellas afecta a las dem ás y tam bién al conjunto en su totalidad.15
El m ejor ejemplo de sistema, ya utilizado por san Pablo, es el organismo hum ano. Cada quien es un sistem a alm a-cuerpo o m ente-cerebro com o prefieren decir los neurólogos. Pero el cuerpo tam bién aparece como un sistem a de sistem as, sabiendo que cada uno de sus órganos y células funciona com o un sistema.
Por otro lado, la vida es un sistem a que supone la in teracción entre sus partes constitutivas: plantas, anim ales y seres hum anos dentro del planeta Tierra. Este, por cierto, tam bién funciona como sistem a dentro del sistem a solar. El cual, a su vez, form a parte del sistem a conocido como galaxia "Via Lactea”. Y ésta se com porta com o un órgano del inm enso organism o o sistem a que llam am os universo.
La fe religiosa, sobre todo en el Judeo-cristianism o, nos ofrece la cosmovisión, ya antes señalada, que incluye a DIOS, al HOMBRE y al COSMOS. Por cierto que, no obstante la globali- zación de ia ciencia, la econom ía, la inform ación, el deporte, etcétera, parece haber perdido esa visión de conjunto que la fe nos ofrece.16
No es el m om ento de en trar en detalles a este respecto. Baste con saber que la espiritualidad pastoral quiere tener presente la cosmovisión de la fe: MUNDO, HOMBRE, DIOS. Cuando se pregunta acerca del “cómo", lo hace dentro de ese contexto global de la realidad. Los procesos, que el E spíritu Santo alienta con su dinam ism o, se desarrollan dentro de esos tres ám bitos de la vida hum ana.
Por cierto, hay en nuestros días un estilo de reflexionar que nos alienta a proseguir por este cam ino de la visión global de la realidad. Me refiero al llam ado "pensam iento sistèm ico".17 En esencia, este modo global de pensar nos perm ite ver:
15 D .L .K a u f f m a n , Jr., Systems One: An Introduction to Systems Thinking. Minneapolis, MN, S.A.Carlton, 1980.16 Cf. O.G o n z á le z d e C a r d e d a l , Raíz de la esperanza, o.c., pp.63-66.
17 Al "pensamiento sistèmico” se le considera también como la "Quinta disciplina" para que un grupo o una empresa logre funcionar bien y progresar: P.M.Senge, The Fifth Discipline. New York, Doubleday, 1990, pp.57-135.
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• CONJUNTOS, Y NO SOLO PARTES AISLADAS• INTERRELACIONES EN LUGAR DE LINEAS CAUSA-EFECTO• PROCESOS DE DESARROLLO EN VEZ DE FOTOS INSTAN
TANEASLa habilidad de ver los árboles y el bosque entero, al m ismo
tiempo, representa una posibilidad al alcance de todos. Si queremos, todos podem os aprender a percibir el contexto familiar, social y am biental de los individuos. También en el cam po de la vida espiritual, es posible considerar cada una de las partes -virtudes, prácticas piadosas, sacram entos, prójim o, etcétera-, dentro del conjunto global: DIOS-HOMBRE-MUNDO.
Por o tra parte, en el in terior de un sistem a com o el de la vida, no existen lineas causa-efecto, sino círculos de causalidad. Mi com portam iento es para ti una experiencia que, de alguna m anera, se m anifiesta luego como com portam iento. Tu com portam iento me hace vivir una experiencia que, a su vez, se convierte en conducta.
No parece corresponder a la verdad lo que, de acuerdo a una visión lineal causa-efecto, solemos afirm ar en la vida cotidiana: “Estoy triste, porque mi hijo me ha insultado con m ucha agresividad”.
Algo debió hacer la m am á para que el hijo se com portara de ese m odo agresivo. Por lo menos, perm itió que la siguiera insultando, en lugar de im pedírselo desde el prim ero m om ento.
La vida espiritual tam bién se halla sujeta al principio de causalidad, pero en form a circular, no lineal. Dios tom a la in iciativa de crearnos y am arnos. Es la causa de nuestro ser y de to das nuestras capacidades. Enseguida, los que antes fuimos efecto, nos convertimos en causa. En el m om ento de responder a los dones y gracias del Señor, causam os efectos en su amor, en nuestros semejantes y en nuestro ambiente.
Por último, el pensam iento sistèmico nos anim a a descubrir que la vida funciona como un proceso de desarrollo. Pero nuestras descripciones convierten a las personas y al dinam ism o espiritual en estatuas inertes, como las que aparecen en las fotografías. Somos víctimas de los lím ites del lenguaje. Creemos que los otros son figuras sin movimiento, tal com o los re tra ta mos con las palabras.
El pensamiento sistèmico nos introduce en un proceso de liberación. Poco a poco nos hace relativizar los juicios y descripciones que paralizan el dinamismo de la vida hum ana y espiritual.
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La consideración de estos tres rasgos fundam entales -ver conjuntos, interrelaciones y procesos- te hará com prender por qué la espiritualidad pastoral ha optado por el pensar sistèmico. Si esa nueva presentación de la espiritualidad nace de la vida y term ina en la vida, entonces necesita aferrarse a las características reales de la vida.
4. PROCESO PRACTICO DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL
Ahora nos adentram os, de m anera más directa, en el cómo se practica la espiritualidad pastoral. Se puede hablar de un proceso, porque el ejercicio de esta nueva ciencia implica una serie de pasos orgánicamente interconectados. Cada prom otor o equipo de espiritualidad pastoral, es libre de disminuirlos o aum entarlos.
• Desde la vida y para la vida• Sensibilidad ante necesidades, posibilidades e ideales• Codificación de la necesidad o posibilidad espiritual• Definición de la meta• Elaboración del proceso hacia la meta• Verificación práctica en la vida• Revisión del proceso a la luz de los resultados• Difusión entre el pueblo• Publicación
4.1 Desde la vida y para la vidaEl p rim er paso en el ejercicio de la espiritualidad pastoral,
com o puedes suponer, consiste en acercarse a la vida. Pero es un acercam iento a ella con la intención de responderle en su propio nivel. Esto significa que se pretende servirla a nivel de experiencia y de acción. Se utiliza la teoría y la inform ación sólo en la m edida requerida por la práctica.
Se trata, pues, de un estilo m uy sim ilar al de los escritos del Nuevo Testamento. Su teología se halla condensada y puesta al servicio inm ediato de la vida: conversión, renovación espiritual, desarrollo ulterior, perspectivas de p lenitud en el seguim iento de Jesús.
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Por tanto, en un prim er m om ento, la espiritualidad pastoral se sumerje en el m ar de la vida. Al bucear en sus aguas, bajo la guía del Espíritu, va en busca de cuestiones vitales para buscarles una respuesta igualm ente vital.
4.2 Sensibilidad ante necesidades, posibilidades e idealesAl bucear dentro del océano de la vida, dejamos que el Espí
ritu nos infunda una sensibilidad especial. Deseamos tener abiertos los ojos ante asuntos im portantes de verdad. Queremos captar las necesidades -sea de qu itar vicios o de adquirir v irtudes-, posibilidades -sea de crecim iento hum ano o espiritual- e ideales -sueños y "deseos m ás grandes que el universo”, como los de Teresa de Lisieux.
Supongo que esta sensibilidad, suscitada por el Espíritu (1 Cor 2,12-16), nos hace percib ir posibilidades de conversión, cambio, desarrollo y plenitud, que podrían perm ancer ocultas para una m irada superficial o excesivamente teórica.
A este respecto, quisiera hacer referencia al m undo de la creatividad. Esta, como he insinuado ya, pertenece a la dotación de cualidades que caracterizan al pastoralista espiritual.
De acuerdo a E.From m , "la creatividad es la capacidad de 'ver' (o de 'estar conscientes’) y de 'responder'”.18 De inm ediato aclara que esta definición, aparentem ente simplista, tom a en cuenta que "la m ayor parte de los seres hum anos no se da cuenta conscientem ente de nada ni responde a nada”.19 Luego añade, “la condición prelim inar para poder em itir una respuesta realista (creativa) consiste en ver una persona o un objeto en el contexto de su realidad com pleta”.20
Con esta breve referencia quiero subrayar la necesidad que el pastor tiene de las luces y m ociones del Espíritu. Sólo en el Espíritu tiene la capacidad de ver las personas “en el contexto de su realidad completa". Sobre todo, sólo bajo la inspiración del Espíritu despliega la habilidad “p ara poder em itir una respuesta realista” o creativa ante las necesidades y posibilidades espiri
18 E .F r o m m , L'Atteggiamento creativo, e n H .H .A n d e r s o n (D e .), La creatività e le sue prospettive. Brescia, La Scuola, 1972, p.67.19 Ib„ p.68.20 Ib„ p.71.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 203
tuales de las personas y com unidades.Por tanto, la invocación del Espíritu p ara que nos dé sus lu
ces e inspiraciones, será siem pre esencial cuando queram os h acer espiritualidad pastoral.
Entonces, gracias al Espíritu, serem os capaces de "ver y de responder". Por ahora, en este segundo paso del proceso, lo que m ás nos im porta es “la capacidad de ver”.
Al realizar este paso con mis alum nos, ellos -una laica, cinco religiosas, siete sem inaristas y religiosos, tre in ta sacerdotes- buscaron prim ero el contexto de la vida en sus respectivos países y com unidades. Entonces, en un segundo m om ento, lograron “ver” las siguientes necesidades y posibilidades.
• ACERCAMIENTO A LAS PERSONAS• ACOGIDA A LAS PERSONAS• AMISTAD CON DIOS• AMOR EN LA FAMILIA• CENTROS DE ORACION (crearlos)• COMUNICACION DE LA EXPERIENCIA DE DIOS• DISCERNIMIENTO• DESAPEGO• FE: CÓMO AUMENTARLA EN MOMENTOS DE CRISIS• FRATERNIDAD EN TODOS LOS NIVELES DE LA VIDA• IDENTIFICACION CON JESUS• INTEGRACION ESPIRITUAL DE LOS PASTORES• PAZ: CÓMO OBTENERLA Y CONSERVARLA• PACIENCIA Y PERSEVERANCIA• ORACION COTIDIANA• RECEPTIVIDAD ANTE EL AMOR DE DIOS• SOLIDARIDAD SOCIAL Y ESPIRITUAL• TESTIMONIO DE VIDA
4.3 Codificación de la necesidad o posibilidad espiritualEste tercer paso es m uy sencillo. No lleva m ás de dos o tres
m inutos. Se tra ta de situar la necesidad o posibilidad dentro del contexto global de la vida. Al clasificarla com o un asunto de tipo hum ano, personal, grupal, o de relación con los dem ás, con la Iglesia, con la naturaleza, o con alguna de las Personas divinas, el pastoralista espiritual em pieza a clarificar qué clase de respuesta puede dar.
204 LUIS JORGE GONZÁLEZ
La representación gráfica del contexto global de la vida facilita, en la línea de este tercer paso, las tareas de la espiritualidad pastoral. Esta, como sabemos, tiene como objeto de estudio "la interacción dinám ica entre el Espíritu y la persona hum ana en el contexto trinitario , eclesial, social y am biental”.21 Así que en el centro de la representación del contexto global aparecen la persona y el Espíritu Santo.
CONTEXTO GLOBAL DE LA VIDA ESPIRITUAL
Inconsciente Consciente
p 1 MemoriaE \ PROCESOS Represent. /R \ Diálogo In. / ----- ► FE S ------\ ESPIRITUS \ ESTADO INTERNO / - ---► ESPERANZAS--- \
0 \ DECISION A — -----o> AMOR s ------ \N X INCONDUCTA ---- -----► ACCION s ---------A
FAMILIA - SOCIEDAD--- ---- ►INTERACCION S ---- --- IGLESIA - CRISTOVIDA - MUNDO DIOS PADRE
Al “ver” una necesidad o alguna posibilidad espiritual en la persona o com unidad, podem os buscarle acom odo dentro de este gran cuadro de la realidad.
Una vez que le encontram os lugar, o le dam os un nom bre, empezamos a saber qué podem os hacer con ella. De ordinario, cuando logramos d ar nom bre a algo o a alguien, abrim os un cam ino a nuestra acción. Doy un ejemplo. En un día caluroso, en que sientes la to rtu ra de la sed, resulta m uy im portan te y p ráctico dar nom bre al líquido transparente que tienes ante tu m irada. Si dices, "es agua” y agregas, "potable", entonces ya sabes qué hacer dicho líquido.
En este sentido, resulta práctico el hecho de d ar nom bre y de clasificar la necesidad, posibilidad o ideal que contem plas ante tus ojos de pastor espiritual.
Tomemos la prim era necesidad de la lista apenas transcrita: ACERCAMIENTO A LAS PERSONAS.
21 C f. L .J .G o n z á l e z , Espiritualidad pastoral. Una nueva ciencia que está naciendo, a.c., p.103.
Salta a la vista, de inm ediato, que se tra ta de un asunto que atañe a la persona. Se refiere, desde luego, a su interacción con las personas de la propia familia o de la sociedad. Ya está. Basta con esto para codificar la necesidad.
Al final de este artículo propongo, como apéndice, este m ism o cuadro de la realidad global, pero a m anera de form ulario para abreviar el tiem po dedicado a este paso núm ero tres.
4.4 Definición de la metaEste cuarto paso suele llevarse m ás tiem po que el anterior.
No estam os acostum brados, en general, a definir nuestros p roblem as, necesidades o deseos en térm inos concretos.
En el contexto de la espiritualidad pastoral, se apegan a lo concreto las definiciones que cum plen dos condiciones. La p rim era se refiere al lenguaje y la segunda al dinam ism o de su form ulación. Por tanto, una definción pertenece a la categoría de lo concreto si:
• USA TERMINOS DE TIPO SENSORIAL (Ver, oír, sentir, oler, gustar).
• INCLUYE EL DINAMISMO DE UN PROCESO (Estado actual hacia el estado deseado).
Volvamos un poco a los pasos anteriores. Supongam os que, llevado del Espíritu, “ves” una determ inada necesidad. Por ejemplo, la “integración espiritual de los pastores" o agentes de espiritualidad pastoral. Luego la sitúas, dentro del contexto global de la realidad, como una cuestión de interacción teologal con el Espíritu y, en él, con Dios y con Cristo, lo m ism o que con la familia, la sociedad y el m undo.
Enseguida viene la necesidad de concretizar la m eta en térm inos sensoriales y dentro del dinam ism o de un proceso. ¿Cómo se hace?
Los vocablos son de tipo sensorial cuando, de un modo u otro, la definición de la m eta responde a las preguntas:
• ¿Qué veo?• ¿Qué escucho?• ¿Qué siento?
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 2 0 5
206 LUIS JORGE GONZÁLEZ
En este caso, la "integración espiritual de los pastores” se transform a en una m eta concreta si, en una form a u otra, in cluye térm inos como estos: "Que los pastores espirituales se retiren a lugares solitarios para encontrar su propio centro y penetrar en él y buscar allí el rostro del Padre, la figura de Cristo y la luz del Espíritu, para intercam biar am or con Ellos y recargarse de am or que los haga sonreír y saludar a sus familiares y dem ás personas, haciéndoles preguntas sobre sus necesidades y deseos, con el fin de apoyarlos en la satisfacción de los mismos".
¿Cómo se traduce este largo discurso en una frase corta que describa la "integración espiritual de los pastores” com o una m eta concreta?
"Que encuentren su propio centro en Dios Trino m ediante el diálogo am oroso de la oración para expresar el am or al prójim o con la sonrisa, las preguntas y el apoyo generoso".
Esta últim a form ulación de la meta, de alguna m anera, logra ser presentada en térm inos de proceso. H asta cierto punto hace intu ir los com ponentes fundam entales del proceso de cambio:ESTADO ACTUAL ►Recursos ►ESTADO DESEADO
La descripción de la m eta sugiere que el estado actual de algunos pastores es un producto de la dispersión. Se hallan m etidos en m il cosas, van y vienen en todas direcciones. Sin em bargo, cuentan con un estado deseado: encontrar su propio centro en Dios. Para esto cuenta con la oración como recurso. Pero una oración hecha como diálogo am oroso en fe y esperanza. El am or en sí, tam bién es un recurso para m antenerse en su centro a la hora de in teractuar con los demás.
4.5 Elaboración del proceso hacia la meta espiritualAhora viene, com o quinto paso, la elaboración tentativa de
un proceso capaz de conducir hasta la m eta o estado deseado.El diseño del proceso práctico hacia la m eta conlleva varios
pasos. Entre los principales podem os recordar estos:• ELEGIR UN MODELO
- Jesús.- Personajes bíblicos, santos, maestros espirituales, etcéte
ra.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 207
- Enseñanzas metodológicas de la Biblia, Magisterio, escritos de los santos o de los teólogos o de los pastoralistas actuales.
- La espiritualidad del pueblo, de la comunidad, de las personas.
• ESPECIFICAR LOS PASOS SEGUIDOS POR EL MODELO- Concretar los resultados obtenidos por el modelo elegido.- Identificar los pasos que lo llevaron a tales resultados.- Especificar la secuencia de dichos pasos.
• DISEÑAR LA ESTRATEGIA PARA OBTENER LOS MISMOSRESULTADOS- Proponer un método que incluya los pasos y su secuencia.- Buscar, con este método, los mismos resultados obtenidos
por el modelo.En el contexto de la espiritualidad pastoral, el modelo es
contrastado con la teoría. Esta, de ordinario, explica un fenóm eno por sus causas y aclara el p o r qué de las m ism as y de su in teracción con el m ism o fenóm eno. E n cambio, el modelo propone, im plícita o explícitamente, una serie de pasos que, si son seguidos efectivamente, conducen a la obtención de los m ismos resultados que otros han obtenido.
Para un cristiano y más para el p rom otor de la espiritualidad pastoral, el modelo central y acabado es Jesús.
Sin embargo, jun to con él se pueden encontrar otros m odelos. Por ejemplo, en el últim o punto de este artículo, al referirme a la elaboración de retiros, presentaré a san Ignacio de Loyo- la, con sus Ejercicios espirituales, como u n modelo.
Una vez que contam os con un modelo, podemos entregarnos a la investigación de los pasos que él ha seguido para obtener determ inados resultados.
Se supone que tales resultados corresponden a la meta que ha em anado de una necesidad o posibilidad espiritual de la gente del pueblo. No hace falta inventar el cero. Si alguien ya ha recorrido el m ism o cam ino y ha llegado a la m ism a m eta o a una parecida, entonces podem os aprender de él. Steckel, un discípulo de Freud, decía, "un enano m ontado en los hom bros de un gigante, ve m ás lejos que el propio gigante”.
Ya que hem os especificado los pasos seguidos por el m odelo, podem os precisar su secuencia. Esta, como com prenderás, es la diferencia que hace la diferencia. Si m arco los dígitos de tu
208 LUIS JORGE GONZÁLEZ
núm ero telefónico en un orden diverso del que les corresponde, jam ás conseguiré que tu teléfono suene y que me respondas por el auricular. Así, tam bién necesitas conocer la estrategia del m odelo para imitarlo.
Entonces te encuentras en grado de proponer un verdadero método. Si éste reproduce efectivam ente los pasos seguidos por el modelo, en acuerdo con su secuencia, entonces cuentas ya con un proceso para alcanzar la m eta requerida por una persona o com unidad.
Propongo, como ejemplo de todo esto, una form a de o rar que yo denom ino “la oración contem plativa de Jesús". Realm ente ha salido de una investigación directa dentro de los evangelios. Allí podemos encontrar los pasos que Jesús seguía al o rar y los que él recom ienda al enseñarnos a orar.
1. BUSCAR UN LUGAR TRANQUILO (Mt 14,23; Me 1,35;6,46; Le 5,16).
2. POSICION CORPORAL MEDITATIVA (Mt 24,39; Me 14,35; Le 22,41).
3. ESTARSE AMANDO FILIALMENTE A DIOS (Mt 6,9-13; tal vez repitiendo mentalmente y con el corazón: "Dios mío, te amo”.
4. DEJAR TRANQUILAMENTE QUE PASEN LOS PENSAMIENTOS (Mt 6,7-8).
5. CONCLUIR CON UN ACTO DE ESPERANZA (Me 11,24).Con este método, aprendido de Jesús, modelo de oración,
tendríam os la respuesta p ara aquella necesidad que, en la lista arriba citada, consiste en tener u na “oración cotidiana”.
4.6 Verificación práctica en la vidaCon este paso núm ero seis, se llega al m om ento de volver a
los terrenos de la vida. Vamos a verificar si nuestra investigación nos ha llevado a descubrir un proceso que conduzca, en modo real y efectivo, a la m eta que concretiza la necesidad o posibilidad de la gente.
Por ejemplo, sería la hora de que practiques -unos 20 m inutos por la m añana y otros 20 por la noche- los pasos de la "oración contemplativa de Jesús”. Verifica, como lo hemos hecho muchas personas, si esta forma de orar realm ente da resultados positivos como los de otros métodos de oración contemplativa. Prueba.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 209
No se tra ta aquí, com o puedes suponer, de d iscu tir teóricam ente las cualidades y defectos del proceso. No. Todo lo opuesto es lo que se busca. Se quiere confrontar el proceso práctico con la vida. Por el m om ento, las consideraciones teóricas, positivas o negativas, sobran.
4.7 Revisión del proceso a la luz de los resultadosDe acuerdo al propósito de este séptim o paso, vam os a revi
sar los resultados obtenidos por quienes, con paciencia y perseveran cia , han llevado a la práctica el proceso descubierto por m edio de la investigación.
Volvamos al m ism o ejemplo de la “oración contem plativa de Jesús”. Im aginem os que un grupo de personas, pertenecientes a diversos estados de vida, se ha em peñado en la práctica cotidiana, m añana y tarde, de este modo de orar.
D urante dos o tres meses, dichas personas han dedicado 20 m inutos por la m añana y 20 por la tarde a la práctica de esa o ración. Por tanto, se hallan en condiciones de apo rtar resultados.
Cierto, tal como el Dr. H erbert Benson ha podido dem ostrar, un estudio médico de una sola práctica de ese m odo de o rar puede revelar resultados positivos. De todas form as, se puede apelar tam bién -como sucede en el ejercicio de la espiritualidad pastoral- a la experiencia subjetiva de quienes han estado practicando diariam ente la oración contem plativa de Jesús.
Supongam os que el reporte de ellos resulta positivo. E ntonces estam os preparados para dar el siguiente paso.
4.8 Difusión entre el puebloEn efecto, ahora que disponem os de u n instrum ento capaz
de im pulsar el desarrollo espiritual de las personas, vale la pena que m uchos se beneficien de él.
La m edicina, como sabem os, procura la difusión de m étodos preventivos y los rem edios de ciertas enferm edades. De igual m anera, el prom otor de la espiritualidad pastoral -individuo o equipo- se afana por difundir ejercicios o técnicas espirituales de com probada eficacia.
Su eficacia se mide, desde luego, por su capacidad de colm ar u na necesidad del pueblo. Puede ser u na necesidad típ ica
210 LUIS JORGE GONZÁLEZ
m ente espiritual o sim plem ente hum ana. Sin em bargo, es de su poner que esta últim a, de cualquier m anera, entra en el plan de liberación, de vida y de salvación que Dios tiene para todos los seres hum anos.
De hecho, la oración contem plativa conjuga la producción de frutos de am bas clases: espirituales y hum anos. Los creyentes valoramos sobre todo los prim eros, esto es, los de tipo espiritual. En cambio, los científicos centran su atención en los de naturaleza hum ana: bienestar, salud, capacidad de em patia y am or respecto a los demás, etcétera. Sin embargo, unos y otros beneficios no sólo entran en el plan de Dios, sino que Dios los quiere expresam ente para todos sus hijos.
E n resum en, pues, la espiritualidad pastoral p resta una especial atención a esta fase de la difusión. Como su propósito consiste en im pulsar la vida espiritual del pueblo, le resulta espontánea la tarea de dinfundir los ejercicios o técnicas espirituales que pueden estar al alcance de las mayorías.
4.9 PublicaciónSí; tal como el título sugiere, estoy proponiendo que el p ro
m otor o equipo de espiritualidad pastoral lleve a la im prenta sus investigaciones y resultados. Como se dice, haciendo eco a Pila- to, "lo escrito, escrito está”.
Incluso en esta época de acceso generalizado a la televisión y a la radio, los periódicos, revistas y libros siguen conservando su lugar en la cultura. Sin duda alguna, la radio y la tele tienen un im pacto m ayor en el pueblo que la inform ación escrita. De acuerdo.
Sin quitarle valor a ese hecho, podem os reconocer al m ism o tiem po que las publicaciones escritas constituyen, con frecuencia, el últim o escalón de la escalera que conduce hasta la radio y televisión.
Por o tra parte, la publicación escrita perm ite, a largo plazo, un im pacto más duradero entre la gente. Un program a televisivo pasa, aun cuando haya dejado una huella honda en m uchos telespectadores. Sin embargo, lo escrito puede acom pañar a las personas y grupos durante su proceso de desarrollo hum ano y espiritual.
Resulta obvio que el uso sim ultáneo de la publicación escrita y la difusión por radio y televisión aparece com o el ideal. Así
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 211
se puede llegar a más gente de un m odo más duradero.Sin desdecirm e respecto a la publicación de las propuestas
pastorales de la espiritualidad, reconozco que la espiritualidad pastoral se difunde m ejor com o tradición oral. Porque quiere llegar a la vida y no sólo al intelecto, su método más adecuado debiera ser el de la mistagogía. Me refiero a las relaciones de persona a persona, entre un m aestro o acom pañante y su discípulo o acom pañado, que jun tos escuchan al Espíritu de Jesús y se dejan guiar por él.
5. INCURSION EN LOS SECTORES DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL
Tal como sugiere el tém ino “incursión”, esta últim a parte no acom ete un estudio exhaustivo de los "sectores” de la esp iritualidad pastoral. No. Sólo se lim ita a una penetración m om entánea en algunos de los horizontes que se abren ante el ím petu de esta nueva presentación de la espiritualidad.
Corresponde al P. Rafael Checa el m érito de haber cartogra- fiado el cam po de acción de la espiritualidad pastoral. Tal vez com o ninguno antes que él, este carm elita mexicano ha advertido las m últiples áreas de la vida en que la espiritualidad puede actuar. Su actuación, por cierto, penetra tan to en la práctica efectiva del seguimiento de Jesús, com o en la proyección pastoral. El P. Checa denom ina "sectores de la pastoral de la espiritualidad”22 a las áreas de la existencia cristiana en que ella puede ejercer su influjo bienhechor.
Abordemos algunos de esos sectores, pero sólo en la m edida necesaria para sentirnos alentados a im pulsar la em presa asum ida por la espiritualidad pastoral.
• Formación de un equipo de espiritualidad pastoral• Elaboración de retiros espirituales• Espiritualidad de la liturgia, oración y religiosidad popular• Planes alternativos de santificación popular
22 Cf. R .C h e c a , La pastoral de la espiritualidad cristiana. México, CEVHAC-Progreso, 1991, pp. 90-148.
212 LUIS JORGE GONZÁLEZ
• Presencia en el plan pastoral (Nacional, diocesano, parroquial)
• Aprovechamiento de los medios masivos de comunicación• Centros de entrenamiento en la espiritualidad pastoral
5.1 Formación de un equipo de espiritualidad pastoralSería ideal que, para vivir y difundir la espiritualidad pasto
ral, im itáram os a Jesús. El form ó una "com unidad de aprendizaje” para predicar el Reino y ab rir sus puertas a todos los hom bres.
E n una comunidad de aprendizaje todos sus m iem bros, desde los que están en la cabeza hasta los m ás ordinarios, se ayudan unos a otros en el aprendizaje de lo que, más tarde, van a transm itir a los dem ás.23
El hecho de que todos aprendan a un tiempo, no excluye que alguno o algunos desem peñen, en form a rotativa, el papel de líder. Tampoco elim ina las diferencias entre unos y otros, sobre todo en el nivel espiritual. Es frecuente que algunos de los que ocupan puestos más bajos se hallen m ucho más arriba que los dem ás en su relación con Dios.
Cuando no es posible consituir form alm ente una com unidad de aprendizaje, al menos podem os acercarnos, lo m ás posible, a ese ideal.
Desde 1989 trabajo directam ente con el pueblo. Lo hago a través de talleres y cursos en distintas ciudades de México, USA, Africa y recientem ente en Asia. Cuento p ara esto con un grupo de colaboradores laicos. Aunque sólo nos reunim os form alm ente cada año, en forma de retiro espiritual, m antenem os la consigna de vivir los procesos que, en dichos talleres, son propuestos.
El nom bre de los talleres sugiere la doble perspectiva, h u m ana y espiritual, que proponen: "Excelencia y Plenitud".
Hago referencia a esta p ropuesta de excelencia y plenitud, dirigida al pueblo en general -por lo menos en México, USA y próxim am ente en Argentina- p ara enfatizar la im portancia de prom over la espiritualidad pastoral de acuerdo al estilo que el Espíritu Santo inspiró a Jesucristo. Me refiero, desde luego, al
23 He abordado el tema de la "comunidad de aprendizaje” en mi libro, L.J.González, Jesús el líder. Monterrey, M éxico, Font, 1995.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 2 1 3
estilo com unitario. Vale la pena p rocurar la form ación de una com unidad de aprendizaje o, po r lo menos de un equipo que o rganice la pastoral desde el propio com prom iso espiritual.
5.2 Elaboración de retiros espiritualesM uchos de nosotros sabem os, porque lo hem os vivido, cuán
decisiva resulta una experiencia fuerte y profunda de encuentro con el Señor. La m ayoría de los movim ientos m odernos parecen usufructuar del ejemplo de Jesús. El se retiró cuaren ta días al desierto. Allí realizó, hasta donde podem os suponer, una experiencia sim ilar a la que se vive en ciertos retiros o encuentros espirituales de nuestros días.
Se tra ta de un enfrentam iento con nuestra propia realidad, casi siem pre m arcada por el pecado, de cara al am or m isericordioso de Dios, revelado por Cristo en el Espíritu. Jesús se enfrentó m ás bien, dada su santidad radical y absoluta, con el Tentador. Y así se ejercitó en su total entrega y obediencia al Padre, bajo la guía del Espíritu que lo condujo al desierto (Le 4,1) y, desde allí, a Galilea, para iniciar su predicación (Le 4,14).
Un retiro, sin duda alguna, constituye un m om ento de gracia, sobre todo cuando dispone de un proceso práctico de seguimiento. Los cursillos de cristiandad, los encuentros conyugales y otros m ovim ientos sim ilares se inician con una viviencia fuerte, como la de los retiros, para luego con tinuar con reuniones periódicas que garantizan la continuidad de un cam ino en el Espíritu.
Corresponde al equipo de espiritualidad pastoral, entre otras iniciativas, la de elaborar retiros espirituales. Junto con esta tarea, le corresponde tam bién la de inventar un m étodo de seguim iento posterior al retiro en sí. Jesús, ya entregado a su vida pública, se sigue retirando a lugares apartados para orar.
Para realizar este proyecto, se puede seguir el proceso sugerido, páginas atrás, en el núm ero 4.5 del tem a precedente.
Allí encontram os, como prim er paso, la búsqueda de un m odelo. C iertam ente, cuando se tra ta de elaborar retiros espirituales, no podem os encontrar m ejor modelo que los Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Al parecer él dedicó 26 años a revisarlos y retocarlos.
El segundo paso consiste en analizar los ejercicios ignacia- nos, para identificar y p recisar su dinám ica, sus elementos p rin
214 LUIS JORGE GONZÁLEZ
cipales, sus objetivos, los medios o actividades para alcanzarlos, el procedim iento para saber si se avanza o no, la flexibilidad dentro del plan de acción, la distribución del tiempo, el aprovecham iento del lugar, la alim entación, el descanso nocturno y diurno, etcétera.24
Una vez que disponem os del "secreto” que palpita en los Ejercicios espirituales, resulta factible que, im itándolos a fondo, logremos inventar un retiro espiritual que, con la asistencia del Espíritu, prom ueva la conversión y el desarrollo hum ano y cristiano.
Un prim er acercam iento a los Ejercicios de san Ignacio, nos revela la enorm e habilidad de este Santo para incluir en ellos to dos los elementos principales de la realidad. Si confrontam os su obra con el gran cuadro de la realidad resum ido en el apéndice I de este artículo, com probarem os que, de verdad, ha sabido to m ar en cuenta cada una de las realidades allí m encionadas. Diríamos que no se le escapa detalle hum ano o espiritual. Todo lo que puede contribuir a un encuentro vivo entre el hom bre y Dios, se halla presente en los Ejercicios.
Además, tal com o han puesto de relieve algunos estudiosos, no sólo apela a los recursos espirituales, sino tam bién a los hu manos. Por ejemplo, de acuerdo al escritor Italo Calvino, en su obra postum a, Seis propuestas para el año 2000, el Santo de Loyola se adelanta a la cultura visual de nuestros días y del tercer milenio. Y no sólo nos enseña a visualizar las escenas de la vida de Jesús, sino incluso lo invisible e inim aginable de Dios Trino. En efecto, san Ignacio nos propone:
"... Traer la historia de la cosa que tengo de contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban toda la planicia o redondez de todo el mundo llena de hombres... Ver y considerar las tres personas divinas, como en su solio real o trono de su divina majestad, cómo miran toda la haz y redondez de la tier-
24 Sugiero más ampliamente los elementos que podemos tener en cuenta para elaborar un retiro espiritual en, L J . G o n z á l e z , PNL: Mensajero de buenas noticias. Monterrey, México, Font, 1997, pp.215-230.
25 S.I g n a c io d e L o y o la , Ejercicios espirituales. Madrid, Paulinas, 1996, nn. 102-106, pp.87-88.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 2 1 5
Por otro lado, san Ignacio tom a en consideración incluso la "m ente inconsciente” o espirítu profundo del hom bre, m ediante una técnica de grandísim a actualidad. Recom ienda que el ejercitante utilice mom entos en que el espíritu hum ano, que se m ueve en las profundidades de la inconsciencia, está un poco m ás al alcance de la volutad personal. Me refiero al instante de desperta r y al últim o m inuto antes de dorm ir.26
En fin, sólo he m encionado algunos detalles para sugerir el tesoro de recursos que san Ignacio nos ofrece en sus Ejercicios. E n ellos tenem os una escuela no sólo de vida cristiana, sino tam bién p ara saber cómo em prender la tarea de elaborar retiros espirituales.
5.4 Planes alternativos de santificación popularEn el am biente del m undo contem poráneo parece poco rea
lista la em presa de im pulsar la espiritualidad del pueblo hasta sus cum bres más elevadas. Todo parece contrario a sem ejante proyecto. Sin embargo, la espiritualidad pastoral nace, precisam ente, con un objetivo tan alto com o este de prom over la "santificación popular”.
Lo cual, por cierto, sintoniza con la onda renovadora de la "nueva evangelización”, que Juan Pablo II ha hecho vibrar en la Iglesia universal. En América Latina, se alienta la realización de un sueño tan ambicioso en el docum ento de Santo Domingo. Allí se hace eco a la enseñanza conciliar sobre la llamada universal a la santidad. En consecuencia, se hace la siguiente propuesta:
"Teniendo presente que la santidad es un llamado a todos los cristianos, los pastores procurarán los medios adecuados que favorezcan en los laicos una auténtica experiencia de Dios. Incentivarán también publicaciones específicas de espiritualidad laical".27Es un hecho que el Vaticano II ha abierto cam ino a lo que
hoy podría ser la espiritualidad pastoral. Gracias al Concilio “se
26 Ib., nn.73-74, p.74.27 CELAM, Santo Domingo. Bogotá, Conferencia Episcopal de Colombia, 1992, n.99.
216 LUIS JORGE GONZÁLEZ
presta atención eclesialm ente a la espiritualidad popular, los fieles se sienten apreciados com o el pueblo de Dios peregrinante en la historia de la salvación (LG 9)”.28
Al valorar la espiritualidad popular, con sus múltiples m anifestaciones, no sólo se considera al pueblo como objeto de la espiritualidad, sino tam bién como la encarnación concreta y práctica de experiencia espiritual cristiana. Sólo existe en la m edida en que es vivida y, en consecuencia, se la describe únicam ente en cuanto com portam iento cotidiano.
En razón de lo anterior, “el pueblo creyente es creador de espiritualidad, dado que perm anece a la escucha del Espíritu en la precom prensión del propio contexto socio-cultural”. ¿De qué m anera capta y traduce la gente las exigencias socio-culturales y eclesiales en experiencia espiritual? No parte del presupuesto de una doctrina de perfección ideal, ni de reflexiones teóricas sobre su propio contexto social. "El pueblo creyente em pieza constatando que su existencia está im pregnada de necesidades sin apagar, de deseos imposibles de realizar, de sufrim ientos dolorosos de todo tipo, de desengaños repetidos ... De esta dolorosa vivencia cotidiana nace la propuesta del ideal espiritual, pero siem pre y solam ente como corrección inm ediata de la propia vivencia d iaria”.29
El pueblo creyente, por otro lado, busca la realización de su ideal espiritual m ediante la lectura bíblica. Por lo menos aprovecha el eco de las lecturas dom inicales que resuenan en su alm a a lo largo de la semana.
Además, la espiritualidad popular busca en Jesús un com pañero, amigo y herm ano. P rocura sentirlo en lo cotidiano de sus luchas, caídas, logros y penas. Entonces, desde el propio su frim iento, el pueblo logra com prender los sufrim ientos de Cristo en su pasión y muerte.
La liturgia y los sacram entos son vividos por el pueblo fiel no como "el lugar donde los hom bres se 'sienten', sino donde se 'hacen' -real, profunda, ontológicam ente- fam ilia de Dios".30
28 T .G o f f i , Vivencia espiritual popular, en AA.W., Problemas y perspectivas de espiritualidad. Salamanca, Sígueme, 1986, p.440.29 Ib., p.443.30 CELAM, Documento de Puebla. Madrid, BAC, 1982, n.240, pp.466-467.
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 2 1 7
Sin em bargo, el pueblo creyente se inclina más, en diversos contextos, hacia ciertas prácticas populares de piedad -como la visita al Santísim o, la com unión espiritual, la práctica del viernes prim ero, el rosario, las novenas, los triduos y otras por el estilo-, que son justam ente elogiadas por la Iglesia. Pero, por otro lado, han creado una especie de divorcio con la liturgia.
En este sentido conviene hacer caso del Vaticano II que recomienda: “los ejercicios piadosos del pueblo cristiano han de estar en arm onía con la sagrada liturgia”.31
Una de las prácticas populares que pueden ser arm onizadas con la liturgia es la devoción a los santos y a la Virgen María. Con todo, es im portante reconocer que p ara el pueblo un santo representa un apoyo real en su cam inar por las calles apretadas de gente y tráfico de las grandes ciudades. Constituye tam bién un sostén poderoso en el hogar, en m edio de las enfermedades, penurias económ icas, conflictos familiares, etcétera.
M aría ciertam ente representa p ara la gente del pueblo la ternura m aterna de Dios. Ella en sí aparece com o la m adre segura, fiel, inquebrantable en su amor. Sin Ella la existencia cristiana de m uchos perdería su sentido.
Dentro de esta perspectiva de la vida real se com prende que la caridad, núcleo e im pulso de la santidad cristiana, se practica como solidaridad, com unión, fiesta. Sobre todo, se traduce en servicio a los pobres, en com prom iso con quienes se encuentran en peores condiciones.
Esta preferencia por los pobres, sin apagar la esperanza de un futuro eterno, hace que la espiritualidad popular se encarne en lo concreto de la existencia. Por lo mismo, se torna crítica y es capaz de enfrentar el sistem a vigente en búsqueda de justicia y de mejores condiciones p ara los m enos favorecidos.
Dentro de este contexto de la vida del pueblo cristiano, la espiritualidad pastoral enfrenta la tarea de proponer, en sintonía con la creatividad popular o, tal vez, dando form a a su creatividad espiritual, proyectos de santificación popular.
Entonces lo que hem os considerado como “investigación del proceso espiritual”, necesita penetrar en las venas de la espiritualidad popular. Allí podrá idenficar tendencias y experiencias com o las apenas señaladas. Luego de sistem atizarlas y experi
31 Vaticano II, Constitución sobre la liturgia 13.
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m entarlas se pueden reproponer al pueblo. Tal vez, en la m edida en que el pastor logre abrirse a la acción del Espíritu, dichos planes nacidos de la creatividad popular, regresarán enriquecidos con injertos capaces de propiciar la producción de mejores frutos de santidad en el pueblo.
Con la ayuda de mis alum nos y aprovechando mi experiencia y lecturas, propongo uno de los planes alternativos. Estos, aunque presenten un cam ino concreto para actuar, necesitan m antenerse abiertos. Lo cual es im portante para dejar espacio al Espíritu y tam bién a la capacidad creadora del pueblo.
1. PARTIR DE LA VIDA• Historia del pueblo• Cultura• Organización social• Espiritualidad popular
2. ACTORES• El Espíritu Santo que por Cristo lleva al Padre en la Iglesia.• El pueblo (comunidades, familias, personas).• La sociedad (política, economía, educación, salud pública).
3. NECESIDAD• Dejarse guiar por el Espíritu a la unión perfecta de amor con
Jesús y, por él, con Dios Padre y con el prójimo en contexto eclesial y ambiental.
4. CODIFICACION DE LA NECESIDAD• Pertenece a la interacción entre la Iglesia y el pueblo bajo el
impulso del Espíritu con sus consecuencias sociales y ambientales.
5. META• Vivir la unión perfecta con Dios por Cristo en el Espíritu, pa
ra cooperar con la Iglesia en la construcción de la civilización del amor.
6. RECURSOS• La actitud teologal de fe, esperanza y amor.• La liturgia, con una participación activa en los sacramentos,
sobre todo en la Eucaristía.• La oración personal y comunitaria de estilo popular pero ca-
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paz de suscitar un encuentro teologal con Dios, por Cristo,en el Espíritu.
• El amor solidario y aferrado a lo concreto de la vida diaria.7. PROCESO
• Elegir un modelo+ La propia espiritualidad popular.+ La comunidad apostólica (Act 2,42-48; 4,32-35).+ Las comunidades eclesiales de base.
• Pasos seguidos por el modelo (espiritualidad popular)+ Conversión en el interior de la propia cultura y sociedad.+ Comunión con Jesús, con María y los santos dentro las
propias costumbres.+ Amor al prójimo en el contexto familiar, laboral y social.+ Oración sencilla hecha de jaculatorias, súplicas y acción
de gracias. Oración influenciada por la vivencia comunitaria, muchas veces en solidaridad con los sufrimientos de otros, conocidos a través de los medios de comunicación.
+ Participación dominical en la Eucaristía, rumiando la Palabra durante la semana.
+ Creatividad espiritual (que el pastor procura acordar con el Magisterio eclesial).
• Codificación de los pasos en una estrategia efectiva+ Breve oración al despertar. Ofrecimiento de obras al Señor.+ Bendición de los alimentos.+ Diálogo mental con el Señor en el camino al trabajo.+ Saludo atento y cariñoso a los colegas de trabajo.+ Desempeño responsable, eficaz y excelente del propio trabajo.+ Recuerdo del Señor durante el trabajo con breves diálo
gos, jaculatorias, peticiones, acción de gracias.+ Convivencia familiar cordial acogiendo al Señor en la Igle
sia doméstica. Tal vez con alguna oración común, incluso el rosario.
+ Un corto examen de conciencia, acción de gracias por los dones recibidos en la jornada. Peticiones antes de dormir.
+ Oración breve, diálogo de tú a tú con el Señor, en el último minuto antes de quedarse dormido.
• Verificación práctica en la vida de algunas personas o comunidades
• Revisión de los resultados• Difusión entre el pueblo• Publicación (con ulterior experimentación)
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Concluyo esta serie de sugerencias sobre planes alternativos de santificación popular con una cita. Está tom ada de san Bernardino de Sena. El poseía un especial sentido de la espiritualidad pastoral. Sabía proponer al pueblo una piedad sólida, en la línea de la santidad cristiana, que tom aba en cuenta la realidad concreta de la vida popular. Por ejemplo, predicaba en estos té rminos:
“También os recuerdo el nombre de nuestro Dios Jesús, que lo tengáis en el corazón, en la boca, ante los ojos; procurad tenerlo en vuestras habitaciones y en vuestra casa para que, al verlo, os acordéis del verdadero Dios redentor nuestro... Os recuerdo además que hagáis la procesión de Jesús todos los años, en el tiempo de la circuncisión, y de modo semejante al día tercero de esta pascua pasada, con velas, oraciones y limosnas”.32
5.5 Presencia en el plan de pastoralSe diría que la Iglesia, quizá sobre todo en América Latina,
parece moverse hacia una introducción más clara y decidida de la espiritualidad en los planes de pastoral. Estos pueden ser a n ivel parroquial, diocesano y nacional. En ellos parece abrirse cam ino el Espíritu Santo, de form a que la Iglesia acoja la riqueza carism àtica que él suscita en el pueblo. Y éste, al m ism o tiem po, puede enriquecer y profundizar su espiritualidad con la experiencia y magisterio de la Iglesia jerárquica.
Tenemos ejemplo de esta tendencia suscitada por el Espíritu en la Iglesia Latinoam ericana. En la XXVI Asamblea O rdinaria del CELAM se ha hecho una síntesis de los inform es de las Conferencias Episcopales (1995-1997). Allí se afirma:
"Es una constante encontrar, entre los miembros del clero diocesano y de la vida religiosa, deseos de vivir una espiritualidad más radical en el servicio pastoral, como también generosidad para la inserción y la elección de trabajos en situaciones pobres y difíciles"33
32 C f. C .C a n n a r o z z i, Predicazione del 1425 di san Bernardino a Siena, III, 4 7 , F i r e n z e , 1 95 7 .
33 C E L A M , Realidad social y situación eclesial (1995-1997): Una perspectiva del Episcopado Latinoamericano.
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Entre los participantes en el curso de Espiritualidad pastoral del Teresianum, se encuentra un sacerdote diocesano, Aldo F.Val- lone, con experiencia en la propuesta de un plan de santificación popular, a nivel diocesano. En su libro, La mística de un pueblo, concluye con un apartado que lleva el m ism o título de la Opción Pastoral Diocesana: “CAMINO DE SANTIDAD COMUN”. Se refiere, en concreto, al Arzobispado de M endoza en Argentina.34
Seguram ente hay otros lugares donde se ha hecho ya una opción por la santidad cristiana a nivel diocesano. El Espíritu sopla dondequiera. Tal vez corresponde a la espiritualidad pastoral un rol especial para dar palabra a las inspiraciones y mociones del Espíritu. Quizá el Espíritu quiere un ir m ás y más la espiritualidad popular y la espiritualidad institucional a través de opciones pastorales diocesanas, nacionales y continentales.
En el m ismo curso, los alum nos procedentes de USA, aprovechando los desafíos presentados p o r el Sínodo de los Obispos, en su Asamblea Especial para América (16-XI al 12-XII, 1997), han presentado un esbozo de plan de santificación popular que abarque a toda América.
De hecho, en el Mensaje de este Sínodo hay un capítulo dedicado a los Desafíos de la Iglesia en América. Allí, en el prim er párrafo, escriben los obispos a los fieles del pueblo:
“Durante los días de nuestro Sínodo, el Espíritu Santo nos ha guiado al conocimiento de estos desafíos que son los más importantes para la Nueva Evangelización. La Iglesia necesita testigos de la fe. La Iglesia necesita santos. El modo más apropiado para que celebremos el jubileo del nacimiento del Señor consiste en escuchar de nuevo el evangelio, aogerlo con el corazón y compratirlo con humildad, gratitud y alegría, incluso como los apóstoles en la primera Pentecostés. Hacemos un llamado a ustedes los fieles para que acojan la llamada del Señor y se conviertan en los evangelistas del nuevo milenio, compartiendo su fe abiertamente y con valentía. Los invitamos a ser testigos de su fe mediante su vida de santidad, mediante su amabilidad para todos, su caridad para los necesitados, y su solidaridad con todos los oprimidos”.35
34 Cf. A.F. Va l l o n e , La mística de un pueblo. Una perspectiva diocesana de espiritualidad para la nueva evangelización. Mendoza, Argentina, INTI ANTI EDITORIAL, 1996.35 Sínodo de Obispos. Asamblea Especial para América (16-XI a 12-XII
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El contenido de este párrafo, totalm ente en la línea de espiritualidad pastoral, pone de m anifiesto cuán urgentes resultan los aportes prácticos de esta nueva ciencia. Seguram ente le corresponde a ella ab rir camino, a im pulsos del Espíritu, a la opción en favor de la espiritualidad popular por parte de las parroquias, diócesis, conferencias episcopales y sínodos de obispos.
5.6 Aprovechamiento de los medios de comunicaciónLa Iglesia, sobre todo a partir del Vaticano II, es consciente
de que los medios de com unicación social juegan un papel esencial en la evangelización y, por lo mismo, en la profundización espiritual del evangelio.
"La Iglesia católica, fundada por Cristo el Señor para llevar la salvación a todos los hombres y, en consecuencia, urgida por la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su misión predicar el mensaje de salvación, con la ayuda, también, de los medios de comunicación social, y enseñar a los hombres su recto uso... A la Iglesia, pues, le corresponde el derecho originario de utilizar y poseer toda clase de medios de este género, en cuanto que sean necesarios o útiles para la educación cristiana y para toda su labor de salvación de los hombres...”36Más tarde fue publicada la instrucción pastoral, Communio
y progressio para la aplicación práctica de lo anterior, esto es, de lo que el Concilio había propuesto sobre el uso de los medios de com unicación social.
En esta Instrucción se enfatiza, con m iras a la vida, el apremio que la Iglesia experim enta respecto al empleo de los medios de com unicación. Por ejemplo, se cita y se explica con m iras a la práctica lo que dice el m ismo Vaticano II: "Todos los hijos de la Iglesia, de com ún acuerdo, tienen que p rocurar que los m edios de com unicación social, sin ninguna dem ora y con el m áximo empeño, se utilicen eficazm ente en las múltiples obras de apostolado".37
1 9 9 7 ), Mensaje, n .3 0 .36 Vaticano I I , Decreto sobre los medios de comunicación social, n .3 .37 Ib ., n .1 3 . C f. C o n s e jo P o n t if ic io para la C o m u n ic a c ió n S o c ia l , Communio et progressio (2 3 -V -1 9 7 1 ) n .1 2 6 .
PRACTICA DE LA ESPIRITUALIDAD PASTORAL 2 2 3
Más concretam ente, el Consejo Pontificio para la Com unicación Social señala, en una instrucción pastoral más reciente, o tro aspecto de esta m ism a cuestión. Quienes trabajan en el m undo de la com unicación reclam an asistencia espiritual y pastoral. A la luz de este reclamo, la instrucción Aetatis Novae hace algunas sugerencias concretas.
"Los profesionistas católicos laicos y las demás personas que trabajan en el apostolado eclesial de la comunicación social, o en los medios profanos, esperan con frecuencia de la Iglesia una orientación espiritual y un apoyo pastoral. Un plan pastoral de comunicación, por lo mismo, debería procurar:
a) proponer a los laicos católicos y a otros profesionales de la comunicación algunas ocasiones de enriquecer su experiencia profesional mediante jornadas de meditación, retiros, seminarios y grupos de apoyo profesional;
b) proponer una asistencia pastoral que procure el apoyo necesario para nutrir la fe de los responsables de la comunicación y apoyar su empeño en esta difícil tarea que consiste en comunicar al mundo los valores del Evangelio y los auténticos valores humanos".38A la luz de estos docum entos de la Iglesia, podem os com
prender que la espiritualidad pastoral, precisam ente porque desea llegar a la vida concreta del pueblo, necesita acoger con entusiasm o el im pulso del Espíritu hacia el empleo de los medios de com unicación social.
Hay una estación de radio que, a mi parecer, nos ofrece un ejemplo concreto de prom oción espiritual entre el pueblo. Me refiero a Radio María. En efecto, con un auditorio de dos millones de personas al día, solam ente en Italia, dicha radio ofrece program as de estricto carácter espiritual. Seguram ente jam ás en la historia de la Iglesia había ocurrido un fenóm eno similar. N unca tan ta gente del pueblo había tenido oportunidad de escuchar una inform ación espiritual tan abundante.39
38 C o n s e j o P o n t i f i c i o p a r a l a C o m u n ic a c ió n S o c i a l , Aetatis Novae (22-11- 1992) n.29.
39 Reconozco que no faltan las críticas contra uno u otro programa. Todo lo humano, por su misma naturaleza, resulta incompleto e imperfecto. Pero también es verdad que lo humano tiende, también por naturaleza pro
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Por otro lado, la televisión nos ofrece todavía m ayores posibilidades de llegar al pueblo. Mi propia experiencia al respecto me hace sentir, en carne propia, el im pacto que podem os tener en el pueblo a través de este medio audiovisual. Así com prendo la insistencia con que la Iglesia nos aprem ia a usar la televisión jun to con la radio y la prensa. Volvamos a escuchar las palabras del Concilio que, respecto a estos medios de com unicación, pide que "sin ninguna dem ora y con el máximo empeño, se utilicen eficazm ente en las m últiples obras de apostolado”.
5.7 Centros de entrenamiento en la espiritualidad pastoralH asta el día de hoy, salvo m ejor inform ación, no existen to
davía en la Iglesia centros de entrenamiento en la espiritualidad pastoral. Lo único que, por ahora, se puede encontrar son cursos para el estudio de esta nueva ciencia. La quím ica no hubiera p ro gresado con la m era inform ación transm itida en las escuelas. En realidad, igual que otras ciencias, ha progresado en los laboratorios donde, m uchas veces, busca respuesta a las necesidades hum anas. Entonces, en diálogo con la vida, ha encontrado fórm ulas capaces de contribuir a la salud y crecim iento de las personas y grupos.
De todas m aneras, resulta laudable que en algunos centros de estudio de la espiritualidad se incluya, como m ateria, la espiritualidad pastoral.40
pia, hacia su desarrollo y perfección. En todo caso, aunque no escucho Radio María a todas horas, no me parece infundada la opinión que algún sacerdote sostenía: "Radio María es una escuela de santidad".
40 En el Instituto de Espiritualidad, que los carmelitas mexicanos dirigen con el nombre de CEVHAC -Centro de Estudios de los Valores Humanos, A.C.- en México D.F., se ofrece no sólo una materia, sino toda un área dedicada a la espiritualidad pastoral. Allí, dentro de un programa de licenciatura reconocido oficialmente por la Secretaría de Educación del propio país, se ofrecen las siguientes AREAS DEL PLAN DE ESTUDIOS:• Espiritualidad bíblica
• Teología y espiritualidad• Pastoral de la espiritualidad• Historia de la espiritualidad• Antropología y sociología• Psicología y sociología• Seminarios de metodología científica
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Seguram ente el Espíritu Santo, tarde o tem prano, suscitará más y más iniciativas en este campo. Pronto surgirán centros de form ación que, aprovechando la existencia de los institutos de espiritualidad -que son y seguirán siendo un fundam ento y apoyo insustituibles-, serán capaces de enfatizar, sobre todo, un entrenamiento práctico en espiritualidad pastoral.
CONCLUSION
Una alternativa para cerrar estas páginas podría ser la apertura, aquí y ahora, a la acción del Espíritu. El sabe, m ejor que nosotros creyentes, todo lo que podem os lograr con su gracia y lo que podem os llegar a ser con su poder.
Por tanto, m ejor que las páginas anteriores, él sabrá inspirarnos los cam inos que, jun to con él, podem os abrir a otros herm anos nuestros. Caminos de santidad en base al seguim iento de Jesús y la im itación de su modo de pensar, sen tir y actuar. Cam inos orientados hacia la unión filial y am orosa con Dios, Padre nuestro. Caminos de com unión y solidaridad con todos los hom bres. Caminos de liberación personal, social y espiritual. Caminos abiertos a todos los hom bres, sobre todo a los laicos que, movidos por el Espíritu, dan form a a la espiritualidad popular en lo concreto de la vida cotidiana.
¿A quiénes incluye el “nosotros" utilizado en esta conclusión y a lo largo de las páginas anteriores?
Incluye a personas de muy variada condición -en p rim er lu gar laicos, gente del pueblo, algunos religiosos, uno o dos sacerdotes y, ojalá, el propio obispo- que sueñan, a im pulsos de la esperanza, que pueden ser colaboradores del Espíritu de Jesús. Sueñan que pueden ser instrum entos del Espíritu para explorar en el alm a del pueblo hasta identificar los rasgos y facciones más esenciales de la espiritualidad popular. Sueñan que se pue-
Teniendo a la vista este plan de estudios se comprende que todo él, en su conjunto, adopta la perspectiva de la espiritualidad pastoral.En Avila, España, el Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista de los Carmelitas incluye en su programa de licenciatura, reconocido por la Universidad de Salamanca, la materia de “Espiritualidad pastoral”.
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den insertar en la dinám ica de esa espiritualidad, para asociarse allí con el Espíritu, e im pulsar a la gente creyente a un ulterior, más cercano, más com unitario y m ás eclesial seguim iento de Jesús.
Sem ejante com unidad de soñadores visualiza tam bién su contribución al desarrollo de esta “nueva ciencia que está na ciendo”, la espiritualidad pastoral.
Por tanto, se ven a sí m ismos ensayando en su propia vida los frutos de su investigación y experim entación espirituales. Se contem plan capaces de ofrecer a la gente varios m apas de los cam inos del Espíritu. Se m iran a sí mismos, en una película del futuro, con la habilidad para explicar las actitudes, pensam ientos, sentim ientos y conductas que se requieren para avanzar por ta les caminos. También se ven capaces de ofrecer los vehículos del Espíritu y de explicar su empleo. Así los creyentes del pueblo podrán viajar más rápidam ente hacia el Padre, siguiendo a Jesús y llevando consigo su familia, sociedad, cultura, h istoria y am biente natural.
La últim a palabra es un gracias profundo para los integrantes del curso sobre “Espiritualidad pastoral” en el Teresianum de Roma. Otro tanto para todos los que, de un modo u otro, me an im an a contribuir al parto feliz de esta "nueva ciencia que está naciendo”.
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Apéndice I
GUIA PARA CLASIFICAR SUEÑOS Y NECESIDADES
Crear Mejorar Perfeccionar Cambiar interrumpirPROCESOS INTERNOSMemoriaRepresentaciónDiáloqo internoESTADO INTERNOAmor (Autoestima)Aleqría y pazNeqativo (ira,tristeza)DECISIONElección (criterios)Alternativas, metasCONDUCTAPlan de acciónHábitos positivosHábitos neqativosESPIRITU HUMANOComunicación con élColaboración con élFAMILIAComunicación mutuaSoluciones/PerdónSOCIEDADSolidaridadCompromiso/Creativ.IGLESIA (MARIA)Sacramentos/OraciónSantidad/MisiónDIOS PADRE-MADREFe/Filiación divinaEsperanzaAmor total y radicalJESUCRISTOAmor/AmistadImitación/VocaciónESPIRITU SANTOConciencia de su quíaAcoqida personal
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