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7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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REVELACIONES SOBRELA REENCARNACI N( MI L A O S P A S A D O S )
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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^ ^Aaj,
i.
o aefrurjs;E L V E R D A D E R O N O M B R E Y
E M B L EM A S DE L A O R DEN
I N T E R N A C I O N A L R O S A C R U Z
THE ROSICRUCIAN ORDER.-AMORCSan Jos de California (E. U. A.) ha concedido al editor la autorizacin para tra
ducir y publicar esta obra en espaol.
r-
R E V E L A C I O N E S S O B R E
L A R E E N C A R N A C I N(M IL A O S P ASADO S)
PO R
H. SPENCER LEWISMi em bro Ro sa cr uz ; Doc tor en Fi lo so fa ; Im pe ra tor de la
Orden Rosacruz de Norteamrica; Miembro de laAs hr am a E se ni a de In di a, yDe leg ado en los
Es ta do s Unid os de l Mo nas ter io de G. W. B. del Tibet
TRADUCCIN DEL INGLS
PO R
F EDER I C O C L I M EN T TER R ER
A N T O N IO R O C H .-EditorOficinas y Talleres: Aragn, i i8. - Barcelona
(ESPA A)
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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ES PROPIEDAD. Queda hecho eldepsito que marca la Ley. Reservados los derechos de traduccin
y reproduccin
IMPRENTA CLARAS
Villarroel, 1 7 -Barcelona
I N D I C E
Captulos Pglna3
7131937
5476120139167210
Pr e f a c io ....................................
In t r o d u c c i n . . . .
I. Diario singular . . . . II. A travs del primer velo.
III. Allende el primer velo .IV. En las sombras del pasadoV. Transicin............................VI. Resurreccin......................VII. El umbral............................VIII. Iluminacin......................
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P R E F A C I O
Podr o no creerse en la sorpren
dente teora de la continuada existen
cia de la individualidad. Podrn o no
rechazarse las probabilidades de la re
encarnacin ; pero lo que no es posiblerechazar en absoluto es la evidente in
tegridad del archivo de la memoria.
Casi todo el mundo ha experimenta
do la sbita recordacin de hechos des
prendidos del almacn de la memoria
y de la rg o tiem po ol vida do s; pero a
estos hechos, cuyos incidentes recor
damos que acaecieron en el transcurso de nuestra presente vida terrena,
acompaa el extrao recuerdo de otros
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8Pr ef ac io
asociados o no con aqullos, que de
cierto sabemos que no nos han ocurri
do en la vida presente, aunqift aparecen distintamente representados ennuestra conciencia.
La psicologa pretende explicar este
fenmeno del recuerdo de hechos no
experimentados en la presente vida,
diciendo que durante el sueo carga
mos nuestra mente con experiencias
irreales, que muchas veces no recordamos al despertar; y sin embargo, se re
producen ulteriormente en la concien
cia por asociacin de ideas.
Otra hiptesis supone que el recuer
do de hechos no experimentados pro
vie ne de la mente sub con sciente porobra de la imaginacin.
Dice Shakespeare: Cuando la imaginacin representa
la forma de cosas desconocidas, la plu
Pre fa cio9
ma del poeta las configura y da nom
bre y lu gar a et reas nona das.
Sin embargo, tales hiptesis no ex-plican la causa de los sueos ni las
operaciones de la imaginacin.
Suponer que la mente de un modo
automtico cree de la nada las maravi
llas que la imaginacin humana ha
producido y produce, es muchsimo
ms difcil que concebir hechos no ex
perimentados o el recuerdo de otrosque un tiempo experiment el indivi
duo, pero que cayeron en olvido.
Prescindiendo del carcter proftico
de algunos sueos y de muchas cosas
forjadas por la imaginacin, todava
tenemos gran nmero de hechos e in
cidentes resultantes del ensueo y de
la imaginacin, que coinciden con hechos, experiencias e incidentes positi-
vamente acaecidos en el pasado, aun-
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10Pr efac io
que no los conozcamos. A veces estos
positivos y reales hechos ocurrieron en
un remoto pasado muchsimo ms alldel perodo de la presente vida, por lo
que cabe preguntar: Cmo se almace
nan en la memoria y cmo se recuer
dan, reproducen y analizan en la pre
sente vida? Tal es el problema que
preocupa hoy da a los psiclogos.
La siguiente narracin trata de es
clarecer algn tanto la pregunta y su
posible respuesta. La circunstancia de
que el tema se exponga en forma na
rrativa ms bien que en la de grave
disertacin con argumentos cientficos,
no altera en lo ms mnimo la autenti
cidad de los principios subyacentes en
la narracin, que ejemplariza muchas
experiencias individuales y puede te-
ner analoga con algunas experienciasdel lector.
1i
Pr ef ac io11
A s ofrecemos este lib ro a los aficio
nados a lo extraordinario y lo mstico
en la novela, con el nico objeto de pormedio de una agradable y fascinadora
narracin, inducir al lector profano al
estudio de las en parte exploradas ac
tividades de la mente que entraan
profundos misterios e importantsimos
principios, y al lector ya doctamente
iluminado, a que busque ms viva luz
en la Cmara de lo Desconocido.El Aut or
Templo de Alden
Val le de Amoro (California)
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r
INTRODU CCIN
A y er prevalec a la idea de que la
religin y la ciencia eran antagnicas.
Hoy predomina la idea de que estn
esencialmente disociadas. Maana se
reconocer que son una sola.Se cree hoy en la incompatibilidad
entre la religin y la ciencia porque se
considera la religin identificada con
la revelacin y con la subjetiva expe
riencia individual, mientras que se
considera la ciencia como un proceso
de investigacin objetiva con mnima
parte de inspiracin o revelacin. Lapsicologa se esfuerza en conciliar la
religin con la ciencia.
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14 Introdu cci n
La mayora de las gentes no saben
que durante millares de aos hubo
quienes ensearon que la verdad es
una; y este grupo de estudiantes ex
pone en el presente volumen lo que
puede aceptarse como la ms popular
expresin de sus enseanzas y de
otras ulteriores, en prueba de que tam
bin la ciencia es hija de la inspiracin
y la revelacin como lo es la religin.
Dando por sentado que la cienciaha de formularse por el mtodo deduc
tivo y despus comprobar las deduci
das verdades por el inductivo mtodo
de investigacin, se echar de ver la
consumada habilidad con que en las si
guientes pginas se estudian los prin
cipios psicolgicos y las leyes de la
conciencia en forma novelesca.El lector comprensivo podr descu
br ir ocultas en el te xt o algu nas leyes
Introdu cci n 15
y principios adems de los ps ico lgi
cos, que contribuirn a la claridad y
vigor de la narra ci n.
En mi calidad de clrigo, y habida
cuenta de que siempre que la Iglesia
previo alguna verdad cientfica o que la
ciencia se opuso a la Iglesia, fu nece
sario reconciliarlas, me gozo en la po
sibilidad de una mejor comprensin,
cual en este volumen se presenta como
oportunidad de reajuste, en respuestaa la creciente insistencia con que hoy
da se cree en la unidad de la Verdad.
Entre los varios puntos necesitados
de reajuste que constituyen el proble
ma del da, a la par teolgico y psico
lgico, figuran los siguientes:
i. La reencarnacin, que si hoy
no la admite la teologa, habr de ad
mitirla maana, porque la reencarna
cin es demostrable y la descubren en
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16 Introd ucc in
las enseanzas de la primitiva iglesia
cristiana y en la Biblia cuantos leen los
textos a la luz de su verdadero signi
ficado y no segn prejuiciosas inter
pretaciones.
2. Muy arduo problema es leer y
comprender acertadamente las Escri
turas, tal como en la presente narra
cin se interpreta el pasaje bblico aue
dice: Y alent en su nariz soplo de
vida y fu e el hombre en nima vivien te. Por otra parte tenemos el proble
ma de popularizar la Biblia, incluso
los libros llamados apcrifos, con ms
el conocimiento subsidiario de otras
Escrituras Sagradas.
3 .0 E l problem a de lle ga r a l con
ven cim iento de la inmortalidad del
alma por propia conciencia y no porafirmacin dogmtica ni por conclu
sin cientfica.
Intro du ccin 17
4.0 El problema de popularizar el
significado mstico de la oracin, se
gn demuestra claramente el relatopublicado en este libro, y segn lo han
comprendido fervorosos y devotos
pensadores en una teologa experi
mental, no expresada por lenguas ni
plumas.
5.0 El problema de reconocer debi
damente la santidad del nacimiento,
prescindiendo de deslumbrantes despreocupaciones.
Muchos otros puntos hay, que se
exponen hermosamente en las siguien
tes pginas.
No puedo menos de referirme al
pasaje del evangelio de San Juan (ca
pitulo i, versculo 9, de la versin re
visa da ), que co rrob or a cuan to dice elautor al tratar de la Luz en relacin
con el nacimiento, y reza as: Er a
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!
18 Introdu cci n
la luz verdadera, la luz que alumbra a
todo hombre que viene a este mundo.
Aun qu e la na rrac in es interesante,no se ha de leer someramente, pues
est destinada a remover las honduras
del ms profundo pensamiento y es
timular la ms completa investigacin.
El que tan slo lea por curiosidad pre
vng ase contra el desaliento. E l since
ro se regocijar.
G e o r g e R. C h a m b e r s
Parroquia de San Pablo
Haran (Iowa)
C a p t u l o P r i m e r o
D I A R I O S I N G U L A R
Para el hombre de nervios de hie
rro, de acerada agudeza e intensa con
centracin en los negocios, como Wi-
lliam Howard Rollins, el trmino deun ao comercial es como el fin de un
segmento de su vida.
El fin de un ao econmico trae en
sus ltimas horas el resumen y exa
men de lo que se hizo y lo que se dej
de hacer, de las ganancias y prdidas,
del prestigio adquirido o menoscabado,
de los xitos y fracasos. El fin delao econmico seala un hito en el ci
clo de los negocios. Es una entidad,
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una cosa propia que debe considerarse
como un independiente perodo de vida
en la evolucin de los negocios.Para William Howard Rollins, el
fin del ao econmico significaba todo
lo dicho y ms. Los aos econmicos
de su negocio terminan y principian
a la medianoche del ltimo da del ao
natural.
El primero de enero era para Ho
war d el da del ren acimiento personaly me rca ntil.
Sus compaeros e ntimos amigos le
Consideraban enfrasca do totalmente en
el negocio sin que otra cosa alguna le
interesara. El negocio era todo su
mundo, y en el negocio empezaba y
terminaba el da en el vaivn de las
actividades de la vida. Decan sus amigos que no haba para l otro mundo
que el negocio.
a
Motivo sobraba para creerlo as.
Rollins no slo era un magnate del
mundo comercial y un personaje representativo en los crculos mercanti
les de las ms importantes ciudades
de los Estados Unidos, sino que no
haca vida de casino ni asista a con
vites de sociedad ni goza ba de otra s
diversiones que las que tras el descan
so le restauraban acrecentadas las
fuerzas para el negocio.Frecuentaba los crculos mercanti
les, asista a los banquetes de los ro
tarlos y otras corporaciones comer
ciales,, y era soltero. Viva en una mo
desta casa con su madre y evitaba
todo intento por parte de sus iguales
en categora social para que enamora
se a las hijas de ellos.Su casa de soltero, regida por su
adorada madre, era ideal para este
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hombre de singulares costumbres. Na
turalmente, tena pocos amigos y nun
ca convidaba a nadie a su casa; peroquienes conocan su vida domstica, o
algunas fases de ella observadas du
rante cortas visitas, decan que en nin
gn aposento se notaba ni lujo ni ordi
nariez, excepto en su estudio o gabine
te particular, ornamentado con leos
y ag uafuer te s de paisa jes y escenas
rurales a que era muy aficionado.Sin embargo, nadie recordaba haber
visto a Ro llins en campo abier to pa ra
admirar la Naturaleza en su agreste
esplendor.
No eran los libros su fuerte, porque
un solo armario con puertas de cris
tales deslucidos siempre cerradas se
ve a en su gabin ete, sin que jam s sus
amigos lograran saber qu clase de li
bros en cerraba aquel armario.
Una gran caja de caudales con ar
mazn de caoba y un arca con fajas y
cantoneras de bronce eran los muebles
ms importantes del gabinete. La pol
trona, el bufete, la lmpara movible,
el cenicero y la almohadilla para los
pies, indicaban que a veces se tomaba
Rollins un descanso para leer. Pero
nadie, a no ser acaso su madre, estaba
enterado de lo que lea adems del
N ew York Tim es y del Litera ry
Dig es t.
Pero en aquellas ltimas horas del
ao 1916, poco antes de la medianoche
que haba de ceder el paso al nuevo
ao 1917, Rollins lea en el gabinete
su Diario.La madre ya estaba en la cama, la
casa en silencio y Rollins como solo en
el mundo. Los tronquillos de lea ardan en la chimenea entrelazados por
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24 Reve lac ion es sobre la Reencarna cin -
llamas azuladoamarillentas que ilumi
naban dbilmente los extremos del ga
binete, y junto al fueg o, sentado en la
poltrona y vestido con un sencillo ba-
tn, lea Rollins a la luz de la movible
lmpara elctrica que muy poca clari
dad arrojaba por el aposento.
Pareca como si el Diario fuese su
libro predilecto. Con la misma regu
laridad con que segua cotidianamente
sus negocios, asentaba en aquel Dia -rio sus anotaciones todas las noches
antes de acostarse.
Durante muchos aos, desde que
estaba en el colegio, haba cuidado de
hacer estas anotaciones respecto de las
actividades del da, y los veinte dieta
rios, correspondientes a otros tantos
aos de carrera comercial, contenananotaciones y comentarios casi exclu
sivamente sobre asuntos de negocio.
Diario sin gular 25
Cada uno de aquellos dietarios era
para Rollins su gua cotidiana, su Bi
blia, el arch ivo de sus pensamientos,
de los cosas hechas y por hacer y oca
sionalmente de las dejadas de hacer.
Aquel la noche haba de term inar el
dietario de 1916. Como de costumbre,
iba repasando hoja por hoja para dis
cernir por las seales puestas al mar
gen, qu cosas importantes haba lle
vado a cabo y cule s de j de re alizar, afin de transferir stas al nuevo dieta
rio y realizarlas en el entrante ao.
Tal era la tarea en que se ocupaba
aquella vspera de ao nuevo, mien
tras Nueva York festejaba, como ella
sola sabe hacerlo, las ltimas horas del
expirante ao.
Repasaba las hojas del dietario ensentido inverso a la natural sucesin
de los meses, esto es, de diciembre a
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noviembre y de noviembre a octubre
hasta llegar a enero, y su mente se su
mi en ensoaciones, como si retros
pectivamente volviese a vivir cada uno
de los das de los meses que iba repa
sando. A veces iluminaba su grav e
semblante una sonrisa, y otras lo en
sombreca una severa mirada, como si
hubiese de dar alguna orden urgente o
tomar una trascendental decisin.
En el retrospectivo repaso lleg al
da 12 de septiembre. En la hoja apareca una anotacin que, como muchas
otras, era una orden que se daba a s
mismo, y aqulla estaba redactada bre
vem ente en estos trm inos: A v e ri
guar quin pint el paisaje titulado
Prim avera , con la firma de Ray-
mond.
Inmediatamente se demud de grave en ris ueo el sem blante de Ro llins ,
como si la lectura de aquella anotacin
le hubiese transportado a otro mundo
de gozosa meditacin, de curiosidad ycontienda. Desdibujse la sonrisa de
sus labios, y tom su rostro una ex
presin provocadora de reto o desafo.
Por qu fu imposible averiguar el
apellido del pintor? Por qu aparece
bo rrado si la pintura est toda va tan
bie n co ns erva da ? Estas pregun tas
acudan a la mente de Rollins.
La pintura aludida colgaba de la pa
red del gabinete. Era una antigua
obra maestra de subido precio, cuya
va la ates tigu ab a la tcnica y dems
caractersticas peculiares de una obra
maestra, a pesar de que el anticuario
que se la vendi a Rollins ignoraba el
apellido del autor, pero haba prometi
do averiguarlo. Los peritos que evaluaron el cuadro, lo examinaron y
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28 Re vel aci on es sob re la Ree ncarna cin
convinieron en que era la obra de un
maestro desconocido, pues no se co
noca otro paisaje firmado con aquelmismo nombre.
Ni siquiera la letra inicial del ape
llido poda descifrarse, aunque era evi
dente que en la firma acompa al
nombre de Raymond, el cual no daba
de por s indicio alguno, ni se conoca
ningn eminente paisajista que as se
llamase.
Tampoco era verosmil que aquel
cuadro fuese el primero y nico pinta
do por su autor, pues la habilidad y
maestra que denotaba su factura no
se adquieren de golpe sino tras dilata
da experiencia y mucho esfuerzo en
el desenvolvimiento de un tecnicismo
personal.
Cinco aos hacia que el correspondiente dietario anual llevaba en el 12
de septiembre, fecha de la compra del
cuadro, la consabida anotacin: A ve
riguar quin pint el paisaje Pr im a-vera.
Mas a pesar del dinero invertido en
celosas investigaciones; de la inter
ven cin de los an ticua rio s siempre
prontos a complacer a Rollins en espe
ra de nuevas ventas; de las gestiones
que en Pars hizo un amigo relaciona
do con reputadsimos artistas; con
todo su sincero inters, incesante de
seo y vivsima curiosidad no haba lo
grado Rollins averiguar el apellido del
pintor.
Y a no era pa ra l cos a de misterio,
sino de desafo; el ignorado nombre
le desafiaba enojosamente.
Tena Rollins fama de crecerse ante
las dificultades y desafiar a la adversidad en el mundo de los negocios; pero
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en el mundo del arte, donde pareca
un extrao, le retaba una cosa senci
llsima que un alumno de bellas artes
hubiera podido resolver por fortuita
investigacin.
Ha sta cundo habr de mantener
esta ano tacin en m is dietarios ?
preguntaba Rollins a los espectrales
anticuarios que se le aparecan en su
ensueo, y se deca en angustioso so
liloquio: Cinco aos han transcu
rrido desde que por vez primera intent hacer esta averiguacin y cada
ao aade antigedad a la pintura y
obscurece ms la respuesta a mi pre
gunta. Si ya se ha perdido todo ras
tro del pintor, por qu esperan que
lo descubran aos venideros ? El tiem
po encapota el misterio e intensifica
su obscuridad. Los aos incrementanel arcano y espesan el velo que cuelga
entre lo conocido y lo desconocido. Si
la pintura contaba mil aos de anti
gedad cuando la compr, ahora tiene
mil cinco aos y el septiembre venide
ro tendr mil seis. Antes de que mi
vid a termine y el cuadro pase a otras
manos, tendr mil cuarenta aos de
antigedad, pues espero vivir todava
cuarenta aos. Pero entonces, qu?
La pregunta quin fu el pintor? ,
tendr la respuesta ms cercana de
lo que la tiene ahora? Ya habrnmuerto el anticuario que me vendi el
cuadro y muchos de sus compaeros,
y ah or a mism o el que le vendi el
cuadro al anticuario quizs haya
muerto y no pueda cooperar a descu
brir el apellido del pintor . E l po rve nir
no estimula en modo alguno mis inves
tigaciones. Debo retornar al pasado,a los das en que la pintura era nueva,
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cuando penda de las paredes de al
gn viejo castillo y el apellido podra
leerse y viva el pintor.Tales pensamientos aleteaban en la
mente de Rollins mientras su mirada
va gaba de la hoj a del die tario a las
azuladoamarillentas llamas de la chi
menea, y ces en sus cavilaciones res
pecto de dnde y cundo pudo pintarse
aquel paisaje. El nombre sugera la
idea de un pintor francs, y por aso
ciacin la de Francia, que a su vezsugera un mundo, una vida y unas
costumbres sumamente halagadoras.
Y Ro llins se de ca : P or qu F ra n
cia se me representa de esta suerte y
por qu no me tom algn tiempo para
visi ta r sus tran qu ila s ciudades medie
vales y sus an tig ua s pro vinc ia s?
Estas palabras, aunque pronunciadas mentalmente en soliloquio, pare
can resonar en la profunda quietud
del gabinete.
Y Ro llins vo lv i a sus cavilaciones,
dicindose: La guerra me impide
ahora visitar a Francia, aunque lo con
sintiera el negocio; pero das hubo en
que mis asuntos no me hubieran impe
dido tomar un perodo de vacaciones
ve ra niegas , march arme a Fra ncia y
satisfacer las ansias de baarme en el
maravilloso ambiente de sus provin
cias meridionales. Sin embargo, todava es pa ra m Fra ncia un sueo de
mi mente.
Rollins no saba que sus pensa
mientos eran idnticos a los de muchos
otros individuos que sienten extraos
anhelos de visitar lugares con los que
les parece estar familiarizados, como
si fueran parte de s mismos, y no obs-tante permanecen como un sueo, una
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imagen condicional en su mentalidad.
Lo adelantado de la noche y la sbi
ta conciencia de que se deslizaba en
un fantstico y estril ensueo, retor
n su atencin al dietario que tena
entre manos, con el ndice todava co
locado en la hoja del 12 de septiembre
de 1916. No haba ms remedio que
transferir la anotacin al nuevo die
tario y colocar su pregunta en una
hoja futura.
Y cuando de la ho ja del 12 de septiembre pas en su repaso retrospec
tivo a la del 11 del mismo mes, se le
ocurri el extrao pensamiento ex
presado en este nuevo soliloquio:
P or qu 110 ir pasando hacia atrs
las hojas de los pasados ayeres con
esperanza de encontrar la respuesta?
Si yo pudiera volver una por una las
hojas de los mil aos de ayeres, tan
.
Dia rio singular
fcilmente como vuelvo las hojas de
este dietario, conocera todo lo refe
rente al misterioso paisaje.Aquella posib ilid ad le asomb r, y
pensando, pensando, adormecise de
modo que sin perder la conciencia de
su posicin junto a la chimenea, se
vi so ando un sueo di ar io ; pero el
dietario que tena en sus manos era
muy voluminoso y contena las hojas
de los das de muchos aos pasados, y
mientras contemplaba las escenas deaquellos das proyectadas vividamen
te en la chimenea, las hojas se iban
vo lvien do retro spectiv am en te una tra s
otra en el gran dietario que tena entre manos.
Lleg medianoche. El antiguo reloj
de los abuelos que estaba en el vest
bulo de la casa, de sgran las docecampanadas, y antes de extinguido el
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r ---------------
36 Revelaci ones sob re la Reen carn acin
eco de la ltima, repicaron las campa
nas de la ciudad y sonaron pitos y
trompetas que anunciaban la entrada
del nuevo ao, y aunque el atronador
estrpito no perturb a Rollins ni le
distrajo de su ensueo, conoca que ya
estaba en un nuevo perodo del ciclo
de vida, y retorn al primer ayer del
pasado en el mundo que est allende
el velo.
7
Capt ul oII
A T R A V S D E L P R IM E R V E L O
A l concentra r la mente en el negro
espacio abierto sobre las llamas del
hogar, la conciencia de Rollins se en
foc tambin en aquel espacio como sifuera un mundo donde hubiese de mo
rar y ser una parte de sus ilimitadas
posibilidades..
Cuando se di cuenta de la extraa
sensacin de haber entrado en aquel
mundo en miniatura, not que haba
atravesado el gran velo que separaba
lo pasado de lo presente; y as al volve r una ho ja del volum inoso dietar io,
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hallse extraamente ligero de espri
tu y en un estado de despierta reali
dad subconsciente.Su cuerpo fsico permaneca en la
poltrona del presente; pero su ego es
taba en el ayer creado en el mundillo
allende el velo.iPoco a poco fu percibiendo la esce
na que a su alrededor se desarrollaba.
Era el escenario un extrao aposento,
que sin embargo le pareca familiar.
Una cama de caoba, y en ella tendida
una joven doliente. La asistan el m
dico, que llevaba un maletn en la ma
no, una enfermera y otra mujer. Se
oyen sollozos; hay excitacin; algo se
espera. Qu significa todo esto? La
doliente joven exhala gritos de angus
tia, reclama alivio, y el mdico la con
suela tiernamente con palabras de confianza.
La enfermera/ abre la puerta del
aposento, y entra presuroso un joven
alto, de hermosa presencia, tan excitado, que echa el sombrero sobre una
mesa y se precipita hacia la cama, pero
el mdico lo detiene y le aconseja que
se acerque despacio y muy cuidado
samente.
Es el marido. Llora al ver a su
esposa en tan angustioso estado y la
dirige palabras suaves de tierno amor.
La esposa sufre; el dolor es penossi
mo, y su cuerpo se estremece y salta
sobre la cama, presa de clnicas con
vulsiones. E l mdic o consulta su reloj
y espera . E l esposo se preg un ta men
talmente si cabe hacer algo. La enfer
mera exclama tiernamente: El tiem
po acabar con todo. La esposa est
frentica; el dolor es intensamente insoportable; y deja caer la cabeza so-
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
24/127
' ~
40 Re ve lac ione s sobre la Reencarn aci n
bre la alm ohada. A got las fuerzas.
Est exhausta. No se mueve. El m
dico le toma el pulso. La enferma se
muere. La ayudan a levantarse, pero
la debilidad no le consiente dar un
paso y exclama: Haroldo, Haroldo,
si yo lo hubiese sabido!, si yo lo hu
biese sab ido! A hora quiero morir .
Ms me valdr. Dime,, Haroldo, no
puedes ayudarme? Estoy muy dbil
y no teng o fu er za s para re sistir el
dolor.A este pun to se vi Ro llins envuelto
en aquella escena. Senta la necesidad
de acudir en auxilio de aquella pobre
mujer, y trataba de percatarse del pa
pel que desempeaba en aquel inciden
te de algn da pretrito, de algn
ayer de su vida. Pero, cmo era
aquello? Est en aquel aposento: ysin embargo, los dems no le ven, y
A travs de l primer ve lo 41
tiene conciencia de que su verdadero
ser con su mente, es decir, su alma,
est all, en aquella escena, p e r o s i n
c u e r p o FSICO.
Por lo tanto, quin es l?, en dn
de se desenvuelve o se desenvolvi
aquella escena? Con los ojos del alma
explora su alrededor. Ve el espacio
sobre l, y otras almas semejantes a
l, pero l revolotea por encima y por
dentro de una casita de campo. Es
de maanita; el viento mece los rboles y entre las hojas murmura. Los
campos estn helados y las flores he
ridas por la escarcha. La niebla vela
las distantes colinas, el naciente sol
arrebola el cielo y la naturaleza toda
est en silencio, mientras que en el
humilde hogar,, el dolor y el sufri
miento, el temor y la esperanza, la ansiedad y la expectacin se entreveran
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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intensamente y en el umbral de la vida
arroja sus sombras la corpulenta y
negra figura de la muerte.Rollins no es ya ms que una alma
que vigila y espera. Por qu espera?
No pueden los recuerdos de ayer ex
plicar el porqu y el cmo de aquella
triste escena?
Ap ar ec e una luz que tr aza la en
trada del Camino de la Vida, cuyo ti
tulo est escrito con letras de sangre
en la archivolta. Por all entra una lu
minosa alma.
Vuel ve a es ta r do lor ida la joven
enferma. Clama por auxilio y cae ex
hausta. Suavemente la llevan a la
cama, mientras el mdico y la enfer
mera la acarician tiernamente.
Menudean las convulsiones; la en
ferma exhala angustiosos gritos, elsufrimiento lacera el corazn, y pa-
san las horas hasta que el sol llega al
meridiano.
Entre tanto, el alma luminosa vigilaba y esperaba el cumplimiento de
la ley, porque n e c e s a r i a m e n t e h a d e
C U M P L I R S E L A L E Y .
El alma luminosa se acerc hasta
ponerse en contacto con el alma de la
enferma, y ambas se comunicaron
mentalmente inefables pensamientos.
El alma de la enferma, de la joven
esposa, anhelaba la mansin de amor
que haba henchido de felicidad al
hombre amado, Haroldo,. que siempre
fu para ella un amantsimo y respe
tuoso marido. Juntos haban pasado
la vida, compartiendo alegras y tris
tezas, gozos y penas, y ahora quizs
haba llegado el fin.
El cuerpo iba debilitndose lentamente; el cerebro se horrorizaba de
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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y - ~
44 Re vel aci on es sob re la Reenca rna cin
los sufrimientos de la carne, la ima
ginacin vagaba por el valle de la
muerte, y el alma anhelaba calmar eltransido corazn.
An im os am en te haba esp erado la
jove n esposa la ho ra en que se ac re
centara el gozo conyugal, cuando vie
ran su hogar bendito con las risas y
llantos de un pequeuelo.
Prudentemente, haba el marido
tranquilizado el nimo de ella y des
vanecido todo tem or, asegurndo le
que estara a su lado en la hora del
desconocido dolor.
Sin embargo, en las actuales cir
cunstancias, todo cuanto estaba en su
poder era besarla en los labios y ali
sar su suelta cabellera.
Qu sucedera si la muerte frus
traba sus anhelos? Aun en los momentos de ms vivo sufrimiento, pen
** -------
A trav s del prim er velo
saba la esposa en su marido y presen
ta cunto iba a penar si la muerte lo
desbarataba todo y se desvanecan sus
acariciadas esperanzas. Esta idea es
timulaba a la joven esposa a resistir
con todas sus fuerzas el sufrimiento y
vi gori za r su dbil constitucin en
cada acometida del dolor.
Pero seguramente haba de llegar
la hora en que cesaran los dolores y
el primer vagido de un nuevo ser re
sonara como gozosa msica en losodos de la nueva madre olvidada de
las angustias de la maternidad.
Y ento nces el alm a lum ino sa se en-
trefundi con la de la expectante ma
dre, que reanimada con divina vida,
comprendi que Dios estaba cerca y
que haba llegado el momento de la
suprema prueba de su vida.Las dos almas comunicantes se con-
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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1~ -' *
46 Re ve lac iones sob re la Ree ncarna cin
solaron mutuamente, confiadas una
en otra, pues conocan de lleno la in
falibilidad de la ley,, la flaqueza de la
carne y las tentaciones de los deseosmundanos.
Las dos almas se unieron ms estre
chamente durante el final perodo de
los dolores del parto. El alma lumino
sa contemplaba a la mujer en su gozo
sa afliccin de librar al mundo un
cuerpo en toda su integridad para
que le sirviera de vestidura materialen la visita que iba a hacer a aquel
apacible hogar.
Por su parte, la parturienta se
abrazaba al alma luminosa, y con el
instinto maternal ya despierto, la
atraa para que su hijo tuviera alma y
vida aun que ella hubiese de pasar a
las neblinas de los cielos en su supremo sacrificio. Cun ntimo parentes-
A travs de l primer ve lo 47
co! Nada tan hermoso, tan sagrado
ni tan sencillamente manifiesto hay
en los maravillosos procederes de la
naturaleza ni en los fundamentos dela creacin ni en la ley y los admira
bles cam inos de Dios. Lle g el mo
mento decisivo. La vida pareca estar
a punto de extinguirse en el cuerpo
de la parturienta. Sufra lastimosa
mente. El marido, el mdico, la enfer
mera, la asistenta y la expectante alma
luminosa sentan la terrible angustiaque llenaba el aposento. De todos los
ojos brotaron lgrimas y todos los co
razones se oprimieron cuando la par
turienta en un desesperado esfuerzo
trat animosamente de cooperar con
la naturaleza al cumplimiento del de
creto de Dios: con tristeza y dolor
llevar la mujer el fruto de su amor.
La joven esposa exhal un suspi-
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----- ------
43 Re velac ion es sob re la Reenc arn aci n
ro. Su espritu fue arrebatado a la
cumbre de la montaa a cuyo pie se
extenda el valle de la muerte, y durante un momento vislumbr el cielo,,
y Dios y los ngeles se le apare cie ron ,
y vi que el fr uto de su vien tre vi va.
Transportse entonces su espritu al
va lle; pero donde antes reinaban las
sombras, jugueteaban ahora los rayos
del sol que le abran camino a travs
del follaje de los rboles y danzaban
sobre el csped como danzan las hadas
en primavera, alborozadas con la ale
gra de vivir. El alma luminosa ya no
permaneci por ms tiempo en el aura
del alma de la madre. Cuando los que
rbicos labios del caro infante se
abrieron al primer aliento de vitaliza-
dor aire, exhalaron los pulmones el
que impeda la entrada de la luminosaalma, y a la siguiente inhalacin, al
A travs del prim er velo 49
penetrar el aire por las ventanillas
del recin nacido, se cumpli otro di
vino de creto: Dio s inspir en el hom-bre el soplo de vida y el hombre f u
en alma viviente.
El alma luminosa qued irresisti
blemente atra da hacia el cuerp o del
infante, y se hall en la Cmara del
Alm a, en el Reino del Hom bre In
terno.
Palpitaba el cuerpecito con vigoro
sa vida, y el alma luminosa qued en
tronizada en su propio palacio de la
tierra, para dirigir e insinuar, para
dictar e impeler, para incitar y tentar,
para ser la conciencia del hombre, la
mente de Dios, el Seor en el Sacro
Templo.
El alma escuch. La madre dorma
tranquilamente; la enfermera andabade puntillas para sin despertarla cum
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plir discretamente con sus deberes; y
el mdico atenda cuidadosamente a
las circunstancias del caso. En la cuna
se meca el cuerpo del infante, y su
alma lo observaba todo gozosamente.
Arr od illado junto a la cun a estaba el
marido anegado en lgrimas y emo-
cionadsimo por el para l nuevo y ma-
ravilloso sentimiento de la paternidad.
Levantse cuidadosamente, y con
tierno rendimiento se inclin -sobre el
nio y lo cubri con la colchita de ganchillo que la madre haba elaborado
en las horas de gozosa espera. Despus
bes reverenteme nte la go rd ezue la ma-
necita del infante, como representa
cin de cuanto sagrado y divino haba
encarnado el amor que profesaba a su
joven esposa. Despus, coloc la ma-
necita bajo la colcha y murmur suavemente: Ho mbrecito , nosotros te
bendecimos como Dios te ha bende
cido, y tu nombre ser William Ho-
war d Rol lin s.
Sobresaltado Rollins recobr la con
ciencia viglica, se fu desvaneciendo
rpidamente la escena proyectada en
la chimenea y vise Rollins desglosa
do de ella.
Y a no er a una pa rte del ayer cuyos
incidentes se le haban reproducido tan
extraamente. Volva a ser el hombre
de hoy, del inquieto, positivo y moderno hoy. Pero saba ya lo que antes
ignoraba. Haba vuelto atrs las pgi
nas del dietario hasta el ayer de su
nacimiento, y su alma era aquella al
ma luminosa que haba encarnado en
el cuerpo del infante. Pero cun cara
haba costado la maternidad!
Su madrecita era la misma que ala sazn dorma en el piso alto. Po-
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52 Re ve lac iones sob re la Reen carnacin
dr el hombre pagar jams los sufri
mientos de la valerosa mujer que le
lleva en su seno como futuro hijo para
darle la esencia de su vida y aun la
misma vida si fuese necesario? Qu
supremo amor! Amor divino! Slo
igualado por el amor de Dios, porque
en realidad es el amor de Dios.
A s me ditaba Ro llins , ha sta que
anegado en llanto y palpitante veloz
el corazn, su filial amor le impela
a prosternarse en reverente adoracinjunt o a la cama de su madre, cuando
de repente se abri la puerta del ga
binete y apareci ella, la madrec ita de
cabellos grises, cubierta con una man
teleta de color de rosa, y la sonrisa en
los labios. Sorprendida de ver a su
hijo todava despierto, exclam en el
tono ms carioso de la amante maternidad :
A trav s de l primer ve lo 53
Mira, William, nio mo; es
muy tarde, y tem que te hubieras que
dado dormido,, porque maana es tucumpleaos , y estaba precisamente
pensando en el da en que Dios te nos
di. Quieres venir? Te tengo prepa
rada la cama. Vmonos arriba. Eres
un buen muchacho.
Y el vigo ro so , corpu lento y dom i
nante hombre y la gentil madrecita de
cabellera gris y cuerpo dbil y a veces
tembloroso, salieron de bracete del
aposento, iluminados por la plida luz
de la luna, y pasaron por el vestbulo
en direccin a la amplia escalera. Al
subir por ella y desaparecer en la som
br a pa reca como si los ngeles rodea
ran a la tierna madre y a su nio
hombre.
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Capt ul oIII
A L L E N D E E L P R IM E R V E L O
Nervioso e inquieto, sin estar ver
daderamente fatigado, revolvase Ro
llins en la cama, incapaz de dormir,
pues le acosaba la escena que haba
revivido.Los rayos de luna, filtrados por !os
visil los de la ven tan a, traz aban afil i
granados dibujos en el pavimento obs
curamente alfombrado, y al chocar en
el gran espejo de antigua hechura
colocado en el opuesto extremo de la
alcoba, se reflejaba en l la blanca tu
lipa de la lmpara del velador.Cuando Rollins miraba aquella blan-
Al len de el prim er ve lo 55
ca esfera reflejada en el espejo, le pa
reca como si se transmutara en un
hermoso y plido rostro que a vecesle sonrea, y otras veces, transido de
pena, baado estaba en lgrimas de
sufrimiento.
No poda Rollins apartar de su con
ciencia mental la idea de la materni
dad y de la encarnacin de una alma,
tan admirablemente ordenadas,, y le
era imposible dormir porque la cada
del cuerpo en sueo, requiere el sosiego de la mente.
Haba presenciado Rollins el naci
miento de su cuerpo y la encarnacin
de su alma.
Fu para l un ayer mucho ms im
portante que todos los de sus ltimos
veinte aos de negociante, y esta ci r
cunstancia asombraba al positivistaRollins, pues controverta lo que du-
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56 Revelac ion es sob re la Reenca rnac in
rante tantos aos haba credo, esto
es, que nada poda haber ms impor
tante que los ayeres y hoyes del negocio, que cuidadosamente cronicaba
en sus sagrados dietarios. Lo esen
cial para l era nicamente el perodo
de vida entre el principio y el fin deuna empresa.
Sin embargo, aquella noche, mien
tras se hallaba en tan creciente estado
de nerviosidad, apareca en el horizon
te de sus computadas esencialidades,algo mayor y diferente de los mate
riales asuntos de la vida. El comienzo
de la vida resultaba intensamente in
teresante e importantsimo, y quizs
el fin de la vida haba de tener el mis
mo inters e importancia. Sin duda
gran parte del xito y el podero du
rante la vida dependa de aquella pri
mera hora de la vida, la hora en que
Al lend e el prim er velo 57
el alma se encarnaba en el infantil
cuerpecito.
Suponiendo que el alma no hubiesepodido entrar en el cuerpecito, qu
entonces? Bien recordaba Rollins la
ansiedad de la madre, presa de los do
lores del parto, y temerosa de que la
expectante alma no pudiera entrar en
el cuerpo que luchaba por el alumbra
miento.Todas las esperanzas, aspiraciones,
proyectos e ideales atesorados en elpecho de la madre dependan de aque
lla misteriosa manifestacin de una
desconocida ley por cuya virtud el al
ma flotante en el espacio se transfe
rira, se transplantara, por decirlo
as, al cuerpo para ella preparado; y
este cuerpo, que no tendra vida si no
se la infundiera prestada la sangre y
la vitalidad de la madre, se transmu-
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58 Re velac ion es sob re la Ree nca rna cin
tara en una perfecta creacin, en un
cuerpo vitalizado, en una alma vivien
te. Qu admirable transmutacin!
Sera sta la transmutacin que losantiguos msticos simbolizaban com
parativamente con el alqumico pro
ceso de combinar una substancia gro
sera con una sutil, con un refinado es
pritu, de cuya combinacin resultara
una tercera y diferente substancia, la
refinada y perfecta creacin, el oro
puro del universo?
Sin embargo, qu hubiera suce
dido si el alma no se infundiera en el
cuerpo? No influira tambin en el
alma la imposibilidad de cumplir la
ley? Si tal hubiese sucedido en aquel
caso, oh!, terrible contemplacin, l,
el gran Rollins del mundo de los ne
gocios, no estara ahora en donde es
taba. El mdico se hubiese limitado a
Al le nd e el prim er velo 59
decir: Ha nacido muerto. Pero a
dnde volviera el alma que ahora ani
maba su cuerpo?
Rollins estaba ya completamentedespierto. Se formulaba una pregunta
tan importante como cualquiera de las
que le salan al paso en sus negocios,
tan importante como la de quin era
el pintor?
Sentse en la cama, se pas los de
dos por la cabellera y respir profun
damente como si exhalara un tristesuspiro. Le impresionaba la importan
cia de su pregunta y al propio tiempo
le excitaba la curiosidad. En el vest
bulo di el enorme reloj una son o
ra campanada. No saba Rollins si
eran las doce y media o la una o la
una y media de la madrugada. Com
prenda que ya era tarde y necesitaba
dormir; pero la pregunta, la impor
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tantsima pregunta quedaba sin res
puesta.
Volv i el ro str o hacia el espejo yall estaba la plida faz que pareca
atisbarle. Hubirase dicho la faz de
una madre que impetraba la venida de
una alma. Casi inconscientemente la
mir con la misma inquisitiva mirada
tan conocida en los crculos comer
ciales, cuando Rollins trataba de des
cubrir una escondida verdad, y le dijo
con severo tono: Dime a dnde hubiera ido esta mi alm a si no lo gr ar a
encarnar en mi cuerpo infantil a la
hora del nacimiento?
Esper respuesta, y despus de una
pausa semejante a silencio de muerte
en el aposento, oy una voz interior
que susurraba: Quin no conoce que
la mano del Seor hizo todo esto?
En su mano est el alma de todo vi
viente y el esprit u de toda carne hu
mana. Estas palabras eran de la San
ta Biblia, en el captulo doce del librode Job; pero a Rollins le revelaron la
ley. En presencia del Seor todas las
almas permanecen en descansada es
pera de que les llegue su da.
El alma hubiera vuelto a su propio
reino, a la presencia de Dios, al mun
do de las dems almas, para esperar.
Rollins,- el hombre de ahora, no esta
ra aqu, pero no se hubiese perdidosu alma.
Esta respuesta pareci consolar a
Rollins, aunque no le explicaba el por-
qu, pues hasta que traspuso el velo
del ayer, la personalidad de Rollins
sobrepujaba en importancia a su in
terna divinidad, mientras que ahora
pareca satisfacerse Rollins con el co
nocimiento de que si su personalidad
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no naciera, hubiese seguido viviendo
y esperando su alma.
Rollins tendise con la cabeza sobrela almohada y cerr los ojos en acti
tud de contemplacin. Vea dos enti
dades unidas: su personal ser, Rollins,
el nio hecho hombre, y el alma resi
dente en la personalidad. El ser per
sonal proceda de los pensamientos,
deseos y esperanzas, del amor y de la
carne y la sangre de su madre. El al
ma proceda de Dios.En esta contemplacin revivi Ro
llins de nuevo los minutos cuando su
alma, una entidad pensante y sencien
te, pero sin forma, planeaba en el es
pacio esperando el momento de en
carnar.
Planeando en el espacio ? Pero de
dnde y en dnde? Otra pregunta acosaba su mente: D e dnde vine yo
aqu? Si yo estaba aquel da en aque
lla casa y en aquella mujer, en dnde
estaba el da antes de mi nacimiento?,cul era mi ayer? Oh, si yo pudiese
vo lver atrs otra p gina de los ayere s
de la vida y ver el da anterior al del
nacimiento; ver y vivir el ltimo da
de la vida de ayer!
* * *
Si Rollins se durmi o no con este
deseo en su nimo, no fu capaz dedecirlo cuando pasada la noche ama
neci el nuevo da. Slo se daba cuenta
de haber vuelto una pgina en el die
tario del ciclo de su vida. An estaba
en la cama,, cuando se sorprendi al
ve r cerca del techo una viv a luz. La
mir. Pareca como si el techo se hu
biese desva necid o y el esp acio sin lm i
tes se extendiera ms all, y hasta las
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paredes semejaban raso e incoloro
espacio. A l revolverse en la cama not
sobre su cuerpo el bulto y el peso deun voluminoso libro cuyas pginas re
gistraban la historia de su vida. Era
el mismo dietario que pocas horas an
tes tenia sobre la mesa de su gabinete
de estudio. Incorporse de nuevo en
la cama y abri lentamente el dietario
por la hoja sealada con la indicacin:
Ayer , 31 de diciembre. Era el da an
terior a su nacimiento. El ltimo ayerde su anterior vida.
Volvien do la mira da al espacio que
le rodeaba, observ que la viva luz que
le haba despertado estaba formada
por una masa de lucecitas agrupadas,
cada una distintamente individual,
pero tan unidas, que los millares de
ellas al alcance de su vista aparecancomo una indivisible masa de luz.
Cada lucecita se mova con armo
nioso ritmo; pero he aqu que una de
ellas se separ del conjunto, y movindose en raudo giro hacia Oriente, des
apareci de la vista, y durante largo
trecho la sigui a modo de estela un
rayo de luz que acrecentaba su brillo
y la intensificaba en su camino.
Otra lucecita se dirigi hacia el Sur
y tam bin la segu a el proye ctado rayo
de la masa luminosa, como si lo nece
sitara para impelerla en su camino.
Otra y otras se movieron en distin
tas direcciones, y todas seguidas por
el centelleante y transparente rayo lu
minoso.
Una de estas luces se dirigi hacia
Rollins,, y al acercrsele, aument de
magnitud y de brillo, como si deseara
insinuarse de algn modo especial. Laluz ti de un suave matiz violado el
-~~
5
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cuerpo de Rollins, y le deslumbr los
ojos.
Ace rc se la luz ms y ms ha sta cobi jarlo. Sint i Ro llins una especie de
hormigueo en todo el cuerpo, se le
amortiguaron los latidos del corazn y
not como si se eterizase y disminu
yer a su or dinario peso. Finalmente su
conciencia desprendise del cuerpo f
sico, y vibr con un ritmo difcil de
explicar.
La gran masa de luz se fue alargando hasta asumir forma oval que
vi br ab a vitalmente e infu nd a en la
conciencia de Rollins un pacfico, sua
ve y fa m ili ar fe rv or.
Del seno de la luz reson una voz,
cuyo tono pareca gentilmente va ron il;
pero desde luego se di cuenta de que
no oa la voz por el ordinario conducto de los odos corporales, pues careca
Al lend e el prim er vel o 67
de cuerpo fsico, y que su conciencia,
su verdadero ser, su Yo, formaba par
te de la masa luminosa, y aquella vozera la de su propia alma en el espacio.
Era el ayer de
Dijo as la voz:
En tu Luz veremos la Luz. E n el
principio dijo Dios: Sea la Luz. La
Luz es la vida de los hombres. Yo soy
la Luz del que me envi. Soy parte
de la magna Luz. En mi interior bri
lla la Luz de la divinidad. El Alma
del hombre es la Luz. Todos sois Hi
jos de la Luz. T u reino es el reino
de la Luz. Y la Lu z en las tinieblas
resplandeci; pero las tinieblas no la
comprendieron. Cuando la Luz des
aparece, retorna a la Luz y deja a las
tinieblas en tinieblas. La Luz es Vida,
Ver da d y Libe racin . L as tinie bla sson muerte, pecado y esclavitud.
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68 Rev elacio nes sob re la Reencar nacin
Es te es mi mundo, el ilimitado
mundo de Dios. Yo soy de la Luz de
Dios. All estn mis hermanos, los
Hijos de la Luz, de la Paternidad de
Dios y de la Maternidad del Amor.
En el principio dijo D ios : Sea la Luz,
y la Luz fue . Y la Luz qued distri
buida en mansiones celestes , y en doce
de ellas fueron aposentados los Hijos
de la Luz para que se predispusieran
a ser con el tiempo las almas de las
razas humanas en la tierra. Uno poruno, todos fueron destinados por la -
Mente de Dios para que difundieran
la Luz por la tierra, sirvindoles de
instrumento el cuerpo que Dios hizo
del polvo de la tierra. Y cuando llega
la hora en que conviene que un alma
lleve la Luz al mundo, Dios alienta
su soplo en la nariz de la forma hu
mana, y cada hombre es entonces ni-
Al len de el primer velo 69
ma viviente en la tierra. Y hay un
tiempo y un lugar determinados para
que brille cada Luz, y un da y una
hora para que cada Luz disipe las ti
nieblas y d radiante y abundosa vida.
La ley es inmutable y la ordenacin
se manifiesta infaliblemente.
Y cuando la Luz y a no puede bri
llar a travs de los cuerpos pecadores,
queda absorbida en el halo celeste y se
comunica con sus hermanas en las
mansiones preparadas para ellas. Porque el hombre en la tierra es pecador
y se ar ro ga el poder de ob ra r a su
antojo sin escuchar la interna voz que
le dice la Verda d. Y el hombre des
truye el cuerpo que Dios hizo y debi
lita su organismo y corrompe el polvo
de que est hecho,, de suerte que ya no
puede contener por ms tiempo el es
pritu que lo anima. Y el cuerpo su
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cumbe, y se derrumba como las pare
des de un templo corrodas por los gu
sanos de la corrupcin y la negligen
cia. Y torna a ser polvo. Porque laLuz se va y se quedan las tinieblas.
La Luz es vida y las tinieblas muerte.
La Lu z que retorna ve todo lo que
es y lo que ser. Por virtud de la
Mente de Dios, su Padre, est en ar
mona con todas las mentes. Escucha
las secretas oraciones y lamentos de
las Luces de los hombres. Conoce lasesperanzas y deseos de las almas en
carnadas en la tierra; ve los peligros,
desalientos, tentaciones y aagazas de
aquellos que niegan a sus Luces el po
der de hablar y el derecho de dirigir.
A las Lu ce s que estn en las ultra te-
rrenas mansiones se les confiere el po
der de auxiliar, la libertad de actuar
y la inspira ci n de di rigi r. Proye ct an
los rayos de su Luz en las sombras
del humano corazn, y hablan con el
hombre y avivan la Luz que est mor
tecina en su interior. Tal es la obra delos Hijos de la Luz, en espera de la
hora de encarnar en forma humana
con el aliento de vida.
Y cuando llega la hora de que la
Luz brille en la tierra y se infunda en
un cuerpo preparado para ella en el
seno de una madre, el decreto de Dios
enva aquella Luz apropiada al tiempoy al lugar para la obra y el servicio
que ha de ser su misin en la tierra.
Y en el cuerpo del infante se infunde
la Luz que ha de iluminar a los hom
bre s. Lle va co ns igo e im prime en el
cerebro del infante la personalidad, la
mente y la memoria de sus anteriores
perodos de vida en la tierra. Por me
dio del cuerpo del nio y despus del
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i ------- --- ------
72 Reve lac ion es sob re la Reen carn aci n
hombre brilla la interna Luz; pero el
hombre hace caso de las palabras de
los necios, de los pensamientos de los
tentadores, de los planes de quienescuyo corazn est abroquelado contra
las radiaciones de su interna Luz, y
prefieren las transitorias ilusiones de
los sentidos fsicos que a tantos otros
pierden. Pero el que escucha la voz
de su interna Luz y se complace en
la comunicacin con su alma, recibe
a Dios, la Verdad y la Vida. Pero debo marcharme. He venido
a ti para hablarte como hablara a
cuantos buscan la Luz, para que les
ilumine la mente y el cerebro. Me ha
llegado la hora de dejar el Reino de
L'uz y acercarme a una mujer, que
dentro de algunas horas pasar por el
va lle del alum bram iento,, rogando in-
egostamente que la Luz se infunda en
Al len de el prim er velo 73
el infantil cuerpo cuya formacin nu
tri. Est decretado que ese cuerpo
infantil sea para m, porque llegar
a estar en lugares y se relacionar conaquellos que necesiten mi Luz, y pa
sar de asociacin a asociacin, de
ciudad a ciudad, de pueblo a pueblo,
donde adquirir muchas experiencias
necesarias a la evolucionante indivi
dualidad, necesitada tambin del co
nocimiento que adquir en el pasado.
Esperar en el hogar del nuevo infante. Le dar a la nueva madre un
sosiego compatible con las leyes en ac
tuacin. Aguardar en la entrada del
Canal de Vida y estar dispuesto. Y
cuando entre con el aliento de vida,
mirar por las ventanas del alma los
puros ojos del nio y ver a tu madre,
a tu padre y tu hogar. Ven, porque
consciente y comprensivo debes acom-
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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r -------------------------- -------- ----------------------- - ------- - i
74 Re velaci on es sobre la Reen carn acin
paarme y entrar conmigo en el ser
ya dispuesto al supremo mila gro de la
Vida. At ra ve sa re m os el espacio,: se
guidos por los benignos rayos de laradiante Luz que nos une con la Mag
na Luz, y maana ser el da de tu
nacimiento en la tierra.
Lentamente se fu desvaneciendo
la Luz en la negrura de la noche, y
al propio tiempo se desvaneci tam
bin del au ra de Rollin s, aquella subli
me conciencia, aquella extra a entidadetrea que aunque perteneciente a l,
estaba fuera de su cuerpo. Cay en
olvido y se durmi.
Despertado por el cotidiano llama
miento de su madre, recobr su con
ciencia viglica. El sol matutino pro
yecta ba en el pavim ento sus clidos y
amarillos rayos que hablaban de la
vid a y del go zo de vivir .
4
^ ------ -
Allend e el primer ve lo 75
La puerta de la escalera estaba ce
rrada. Se oy el ruido de las ruedas
de un carro sobre la grava de la ca
rret era que lindaba con la casa. Elmundo se pona en movimiento! Y a
era otra vez hoy y el ayer haba pa
sado. El ayer de una vida anterior, el
da precedente al nacimiento, cuando
el alma de Rollins se estaba preparan
do a pasar por la experiencia que ha
ba presenciad o la lt ima noche.
Una vez ms haba vuelto una hojadel dietario del ciclo de vida hasta un
ayer allende el velo.
-4
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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C a p t u l o I V
E N L A S S O M B R A S D E L
P A S A D O
Como el da de ao nuevo es fiesta
que aun los ms infatigables negocian
tes observan y guardan, Rollins de
cidi pasarlo n casa. Se hubiera desviad o lig eram ente de la costu mbre se
guida durante muchos aos, yendo con
su madre a un restaurante lujoso del
ba rr io comercial de la ciu dad donde
ms que de los manjares hubieran dis
frutado de la msica y del cambio de
ambiente; pero noticioso de que su
madre lo tenia todo dispuesto para al
morzar en casa, y emocionado to-
E n las sombras del pasado 77
dava por lo sucedido la pasada noche,
apresurse a tomar pie de cualquier
lgica excusa para no almorzar ni co
mer fuera de casa.Tras un ligero desayuno que le sir
vier on en el gabin ete, sup lic que no
le molestaran hasta el medioda, pues
deseaba completar el anlisis de su
dietario, ya que se haba dormido sin
terminar la comenzada tarea. Esta
fu la excusa que di a su madre, la
nica persona a quien daba explicaciones de su conducta, y la nica que
le preguntaba por qu haca todas
aquellas cosas al parecer tan excn
tricas. Pero la madre era compren
siva y por tanto gozaba de ciertos
privilegios.Tan pronto como se enter de las
ms importantes noticias del Times
de la maana, costumbre en l inque-
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bra ntable, y hubo despacha do una s
cuantas cartas recibidas en el nico
correo de aquel dia, corri los visillos,cerr los postigos de las dos ventanas
del gabinete y encendi la chimenea,
a fin de estar solo en el silencioso apo
sento con los sueos, visiones y aquel
algo que pareca formar parte de su
verdad ero ser.
Si en aquel momento se le hubiese
dicho 'a Rollins que hiciese de s mis
mo y de su actitud mental un anlisistan agudo y riguroso como el que ha
ca en el escrutinio de los solicitantes
de empleo o de las personas con quie
nes haba de tratar, seguramente se
definiera como un hombre presa de
una alucinacin propensa a convertir-
se en una idea fija; y hubiese aadido
que semejante hombre era intil paralos negocios y una molestia para sus
amigos. De su mental actitud dijera
que estaba urdida por la imaginacin,
balan ceada por pas ajer as emo ciones,determinada por un tentador objetivo,
obsesa por una sola pasin, e imprac
ticable por ideales demasiado vagos
para descritos.
Sin embargo, en secreto hubiera
admitido, aunque con repugnancia,
que se estaba revolucionando mental
mente y algn tanto internamente.
Su tnica mental cambiaba porvirtud de nue vos razonamientos. O lv i
daba antiguas lecciones y aprenda
otras nuevas. Iba desechando viejas
creencias y asimilndose lenta y ana
lticamente, de alguna secundaria en
tidad, nuevas y ms valiosas, nobles
y espirit uales cre encias . Para otro, su
cambio de pensamiento y creencias hubi era sido el desenvolvimiento del con
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cepto religioso; mas para Rollins,, la
religin deba proceder del interior,
porque no simpatizaba con las iglesias
y las ceremonias re lig iosas, ni podacreer que un hombre mudase de reli
gin a no ser por el hechizo de algn
magistral sermn.
Desde luego que Rollins vacil mu
chsimo antes de admitir que Dios le
hubiese hablado por medio de las re
cibidas experiencias, y estaba ya des
envolviendo aquella religiosa actitudmental que constituye la verdadera
conversin de la pecaminosa indife
rencia a la sagrada apreciacin.
Relajado en la poltrona, fij la mi
rada en las llamas de la chimenea, y
cay en el mismo estado de cavilacin
que lo dominara la noche antes. No
haba tomado de su bufete el dietario
de 1916, porque a pesar de lo dichoi , ----------------------------------------- -
a su madre, no pensaba proseguir su
anlisis hasta muy tarde. Quera te-
tener la mente libre y que no le dis
trajera ni un papel ni un lpiz quetuviese en la mano. Se figuraba que
la chimenea le servira nuevamente
de escenario de otra manifestacin de
algn mgico proceso imaginativo o
posiblemente de la memoria. Porque
poda ser todo aquello resultado de
la imaginacin? Si as fuese, su ex
terno y objetivo ser, las facultadesmentales y la habilidad razonadora,
habran forjado todo cuanto vi en
realidad.
Ciertamente, algunos hombres na
cen con aptitud para crear de aque
lla manera. Suponiendo que la imagi
nacin sea una facultad distinta y se
parada en su proceso del de los razo
namientos deductivo, inductivo y si-
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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82 Revelaci ones sobre la Reen carn acin
logstico, requiere sencillamente una
premisa de probabilidad sobre la que
fundar esquemticamente los ms dis
paratados pensamientos de posibilidades e imposibilidades a capricho del
soador.
Generalmente, el que construye un
edificio semejante, cuando coloca la
primera piedra tiene ya en su mente
la ltima o quiz la dovela, es decir,
que ha de ser muy hbil en la cons
truccin del imaginario edificio, segn las necesidades que se le vayan
ofreciendo desde que echa los cimien
tos hasta que corona la cpula.
Con el propsito bien definido en
la mente, es posible entresacar de la
memoria los elementos necesarios para
realizarlo; pero aunque as pueden
efectuarlo la generalidad de las gen
tes, no todos aprecian las siguientes
r-~ * --------
En las sombras del pasado 83
circun stan cias: i .a, que todo razona
miento deductivo o inductivo debe re
sultar de las experiencias en que el
individuo haya participado o las hayaledo o escuchado. 2.a,; que los hechos
o ideas recordados deben haberse al
macenado en la memoria durante el
perodo de realizacin de ellas o de
otra manera. Por lo tanto, se deca
Rollins: Cmc es posible atribuir a
mi imaginacin todo cuanto me ha
ocurrido desde la pasada noche? Verdaderamente no hay ms que una li-
mitacin de las actividades y resulta
dos de la facultad imaginativa, y todo
ha de contraerse en los lmites de mi
conocimiento. No puedo imaginar un
hecho para m desconocido o que no
est relacionado con algn hecho co
nocido, ni en el proceso de construir
el edificio imaginado puedo tomar de
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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la memoria elementos de que carezco.
Cada punto, cada elemento, cada ca
racterstica, aun la ms quimrica yfantstica creacin imaginal debe ser
el resultado de un razonamiento in
ductivo o deductivo, basado en una
premisa de mi anterior conocimiento.
A s , pues,, de dnde pro cede cuan
to he visto y experimentado en las
ltimas veinticuatro horas? Sean o no
los hechos experimentados anoche po
sitivas realidades de la vida, los concibe ahora mi mente; pero de dn
de proceden? Yo ignoraba y en
parte alguna haba ledo ni odo que
el alma de un por nacer planeara jun
to a la expectante madre y se infun
diera en el cuerpo recin nacido con
su primer aliento. No slo lo ignoraba
y no lo haba ledo ni odo, sino que
resulta de todo punto contrario a lo
que yo crea, a lo que yo hubiese de
fendido, a lo que me ensearon y a lo
que s que muchos creen y ensean.Hace veinticuatro horas, yo hubiera
sostenido sin dar mi brazo a torcer
en una discusin, que el alma se in
funde en el cuerpo meses antes del
nacimiento. Nuestras leyes civiles, pe
nales y morales se basan en esta creen
cia. Eminentes jurisconsultos y abo
gados, prestigiosas autoridades en
derecho natural han sostenido ante lostribunales, y de conformidad senten
ciaron los magistrados, que al cabo
de cierto perodo de la gestacin, el
feto tiene alma, y es por tanto una
entidad, una personalidad separada y
distinta de la madre y capaz de ser
potencial heredero de una fortuna,
aun antes del nacimiento.
La destruccin del feto por aborto
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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86 Rev ela cio nes sob re la Reencar naci n
intencionado est calificado de infan
ticidio en muchos cdigos penales y
fueron sentenciados a presidio los autores de este delito.
Sin embargo, de lo que he visto y
aprendido, infiero que me parece mu
cho ms lgico lo que la voz del alma
me ha dicho, esto es, que hasta el
momento de nacer y respirar por vez
primera, el feto vive a expensas de la
vit al idad de la sa ng re pr esta da por
la madre.A l co rtar el cordn umbilical se es
tablece la independiente existencia del
recin nacido, y cuando inspira por
vez pr imera el aliento de vid a queda
desde luego vitalizado por su propia
sangre antes de la separacin de
ambos cuerpos. Todo esto es ms l
gico y racional desde el punto de vista
cientfico, y explica lo dicho por la
E n las sombras de l pasado
vo z del alm a en coincidencia con la
expresin bblica, que tantas veces le
sin advertir su importancia: Fo rm
D io s al hom bre del polvo de la tierra
y alent en su naris soplo de vida y
fu el hom bre en alma viv iente.
Pero cmo^poda la imaginacin
traer a mi memoria y a mi conciencia
tan sorprendente, subvers iva y esclare-
cedora verdad ? Si fuese posible que la
imaginacin forjase un hecho tan ilu
minativo, entonces podra cualquiera,con slo imaginarlo, poseer una com
pleta educacin, una verdadera enci
clopedia, una mina de exactos cono
cimientos.Y aquella escena era la de mi na
cimiento! El pequeo aposento, la do
liente mujer, el mdico, la enfermera,,
el amable y carioso marido, la cuna,
la voz de mi padre que dijo: Hom-
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brecito , nosotros te bendecimos como
Dios te ha bendecido y tu nombre ser
W illiam H ow ar d Rol lins . No re
cuerdo, y estoy seguro de que mi ma
dre jams me habl de aquel da, por
que fu un da triste para ella, en el
que perdi al hombre amado y yo per
d la nica persona cuya ausencia ha
sido mi nica pesadumbre. Cmo po
da proceder de mi imaginacin ni de
mi memoria la descripcin del aposen
to y los incidentes de la escena si yonada saba de todo ello?
P e r o ocurrieron efectivamente
aquellos hechos? Ah! Haba all un
testigo. Mi madre. Ella podr com
probarlo! Slo ella es capaz de mos
trarme si he forjado algo con la ima
ginacin, la fantasa o la esperanza,
o si he recibido verdicos informespor extraos conductos de lo que ocu-
l - ----------------- -------------- -
! ---------------
! E n las sombras del pasado
rri cuando yo no poda conocerlo por
m mismo.Olvidado de la splica que hiciera
para que le dejaran solo, y sin pensaren lo extraa que iba a parecerle a
la anciana tal pregunta, sali preci
pitadamente del gabinete, y acercn
dose a la puerta del cuarto de costura,
desde lo alto de la escalera, grit:
Mad re!, madre! Puedes ba
ja r ahora mismo al gabinete por un
rato? He de hablarte de algo.La tirantez y excitacin de su voz
denotaba claramente que aquel algo
era cosa interesantsima,, digna de in
mediata atencin. La madre saba muy
bien que aquella in fle xin de vo z no
aguantaba demora, y sali al punto
del cuarto de costura a cuya puerta
esperaba su hijo, quien ms carioso
que nunca la ci por el talle con su
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robusto brazo y juntos bajaron al ga
binete. Sent Rollin s a su madre en
la poltrona para que pudiera observar
de frente las oscilantes llamas de lachimenea, y l se acomod en el es
cabel como un nio grande a los piesde ella.
Rollins comenz diciendo pausadamente :
Madre, quiero hacerte u n a s
cuantas pregunta s muy personales. Y a
sabes que hoy es mi cumpleaos. Cumplo cuarenta y dos. Nac el i. de enero de 1875. No es verdad?
La madre mir a los interrogantes
ojos de su hijo como si en su mente
forjara a su vez otra pregunta, y respondi :
As es; pero a qu hablar de
ello aho ra ? Po r qu no olvida r cu an
tos aos pasaron y pensar en los mu
chos que han de venir ? Me parece que
no te he felicitado hoy. Tenas tantas
ganas de estar solo toda la maana,
que no se me depar ocasin ni dedarte los buenos das. De ao en ao
me hago ms cargo de en qu hom-
brn se ha convertido el nene que Dios
me di cuando... Pero dejemos esto,
W ill iam , y hablemos del porvenir .
Piensas todava en tomarte largas
vacacio nes? N o sera muy her moso
pasar en esta poca del ao unas cuantas semanas en la playa de Palma?
T necesitas algo de variacin y des
canso, y yo por mi parte me siento
tambin muy fatigada. Ya ves que
envejezco. Me hago muy vieja, W i
lliam y... Pero he aqu que no quiero
pedirte favor alguno en tu cumple
aos,, sino que t me lo has de pe
dir hoy.
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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As es, madre. Quiero pedirte un
favor. Deseo hablar un poco contigo
acerca del da de mi nacimiento, de miprimer nacimiento. Me dices que no
debo hablar de mis aos; y t, con el
hermoso color de una muchacha en
tus mejillas, con la cada de ojos de
una novia de veinte mayos, dices que
te haces vieja. Pero volvamos a mi
pregunta, y dime, madre: a qu hora
nac si te acuerdas? No, no quiero de
cir esto, porque de seguro la recuerdas, pues no hace tanto tiempo. Dime
quin haba all? Cul era el apo
sento? o mejor dicho en qu habita
cin de la casa nac? Ya sabes lo que
quiero decir. Dime todo lo ocurrido
aquel da, desde que sali el sol hasta
la hora en que padre me di nombre.
Tu padre! exclam suspiran
te la anciana. Por un instante mir a
En las somb ras del pasado
los ojos de su hijo y despus a las lla
mas de la chimenea. Un gemido se es
cap de sus labios, se le crisparon las
manos y lentamente desliz la diestra
en la izquierda del hijo idolatrado.
Prorrumpi en llanto sin ademn de
contener las lgrimas.Rollins, al cabo de un momento de
espera, baj la mirada al suelo. La
maternidad, el sufrimiento, el valle de
la muerte, pasaban de nuevo ante su
mente y se senta honda y cariosamente emo cionado. Qu c rueldad la
de haber despertado tan vivamente es
tos recuerdos en la anciana mujer!
Tras una pausa de algunos minutos
en que los internos sollozos de su san
grante corazn repercutan vibrante
mente en el aposento, entrefundidas
las auras de madre e hijo en divina
sintonizacin, dijo l:
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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94 Reve lac iones sob re la Ree ncarnacin
Perdname, madre. No quise re
cordarte las penas y tristezas de aquel
da. Comprendo cun supremo sacri
ficio de fuerzas vitales debiste hacer.Vaya! Hblame tan slo de la dichade aquel da.
Hijo mo! gimi la madre
acariciando la cabellera de Rollins
que hundi la cabeza en el regazo de
la madre. No hubo tristeza aquel
da; todo fu gozo, todo dicha; pero
el da siguiente fu de dolor y de viudez, pues aunque tu padre muri el
mismo da en que t naciste, yo esta
ba dem asiado dbil y me ocultaron la
noticia hasta el da siguiente. Sin em
ba rgo, el da de tu nacim iento fu muy
feliz para m, y estas mis lgrimas lo
son de gozo,, la reproduccin de las
que en silencio derram al or tu pri
mer vagido y saber que vivas. Rece
, --------------------------------------------------------------
'a las som bras del pasado
laba que nacieras muerto y no pudie
ras ser un hombre cabal como tu pa
dre. Pero tu llanto de vida y las pa
labras de la enfermera al decir: esun nio! me inundaron de jbilo. Ha
ba Dios escuchad o mis splicas , pues
desde el alba hasta la hora de paz en
brazos del sueo es tuv e orand o pa ra
que mi hijo viviera y que en su cuerpe
cito se infundiese el alma de Dios.
No hay mucho que decir respecto
de los sucesos de aquel da; pero s debo re feri rt e algo de pa rticu lar. Lar go
tiempo trat de callarme y guardar pa
ra m sola el da de tu nacimiento; pe
ro antes de que el sueo de la muerte
cierre mis ojos, quiero revelrtelo.
Mantn tu cabeza en mi regazo,
y deja que tienda la mira da por el es
pacio mientras hable, pues la vergen
za no me consentira relatarte la his-
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toria con la vista fija en tus ojos. Dios
me ayudar a implorar tu perdn.
Tu padre y yo nos conocimos en
la escuela de que ramos condiscpulos. Vivamos en la ciudad de Alber-
ta, del estado de Minnesota, no lejos
de Morris, capital del condado de Ste-
ven s. Nues tros pad res era n co rti jero s
chapados a la antigua,, de honradsi
mas costumbres, y tu padre y yo ra
mos respectivamente hijos nicos.
''Asistamos a la escuela de Albertaslo tres das de la semana, pues el
maestro regentaba los otros tres das
la escuela de Donnelly, algo distante
de Alberta. As es que tenamos fre
cuentes ocasiones de corretear por el
campo y jugar con los dems mucha
chos de nuestra edad, hasta que al
fin fuimos novios.
A1 cumplir diez y seis aos me
mandaron mis padres a la escuela su
perior de Morris, que me pareca una
gran ciudad; pero tu padre, que a la
sazn era un robusto y gallardo mozode diez y ocho aos, fu a Benson, ca
pital del condado de Swift, para es
tudiar leyes bajo la direccin de un to
suyo que all tena su bufete.
Nos escribamos cartas cada vez
ms fervientes, a causa de la separa
cin, y no tard mucho tiempo en que
dar prometida al joven estudiante deleyes, cuyo porvenir pareca brillante,
pues escaseaban los buenos abogados,
y recuerdo que mis condisc pu las me
hablaban de la buena suerte que iba yo
a tener. No era ya un amoro de chi-
cuelos, pues nos queramos hasta el
punto de considerarnos cada uno par
te del otro.
Po r entonces muri su padre. El
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muchacho hubo de regresar al cortijo
para cuidar de su madre y de las dila
tadas tierras necesitadas de cultivo.
"Tambin regres yo a Albertadespus de dos aos de estudio y estu
vimos juntos va ri as sem anas, yo con
el triste sentimiento de que hubiera l
de volver a Benson, porque slo haba
llegado en su carrera al punto en que
su actuacin ante los tribunales se
limitaba a los asuntos de menor
cuanta.
"Contaba yo entonces diez y ocho
aos y l veinte. Trazbamos nuestros
planes diciendo que algn da nos ca
saramos y viviramos en la casa que
l haba heredado de su padre, y su
querida y tierna madre se quedara en
nuestro amor y compaa.
Mi padre proyectaba desde tiem
po atrs trasladarse a Duluth para
E n las somb ras del pasado
|99
formar sociedad con un su hermano
que se dedicaba a almacenista de v
veres,, y yo comp ren da que a no ser
por m, hubiese vendido el cortijo parairse con mi madre a Duluth. As fu
que en cuanto se enter de las proba
bilidades de mi matr im onio con el hijo
de su antiguo vecino, y que mi porve
nir estaba asegurado econmicamente,
aunque mi prometido no despuntase
jam s como abogado, inici las ges
tiones de venta de la finca y traslado
a Duluth.
Recuerdo el ex trao sentimiento
que se apoder de m cuando vinieron
los peritos a justipreciar el valor de la
finca con su vivienda, y cuando des
pus vinieron los compradores cada
cual con su oferta.
M i padre les explicaba, a veces en
mi presencia, que la chiq uilla se
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-1
100 Re velac ion es sobr e la Reenc arn aci n
iba a casar pronto y se marchara a
viv ir en casa del difunto W alt Ro llin s.
Me pareca al ver embalar los muebles
y enseres, que me echab an de mi casay me tran sf eran al jove n que an no
me haba pedido en matrimonio. Qu e
estbamos resueltos a casarnos era en
nosotros cosa tan sabida, que nunca
hablbamos de ella; pero esta indefi
nida comprensin por nuestra parte
se convirti en asunto concreto por
parte de nuestras familias.
M i novio comprendi que ya era
hora de tomar el asunto por su propia
mano, y recuerdo el da en que tras
ladaron a casa de Rollins la cama de
caoba cedida por mis padres para que
fuese la de nuestro matrimonio. Yo
estaba aturdida al ver cun ntima
mente disponamos la cmara nupcial
sin que mi prometido dijera una pa-
En las somb ras de l pasado 101
labra respecto a la fecha de la boda.
Finalmente, mis padres emprendie
ron su largo viaje, dejndome al cui
dado de la viuda Rollins y aposentadaen la futura alcoba conyugal con la
gran cama de caoba para m sola, co
mo si fuese yo la hija soltera de la
viud a Ro llins .
M i novio deseaba reanudar sus
estudios de leyes, y al enterarse de
que un primo suyo llamado Harold,
que viva en una poblacin del Este,
iba a venir al Oeste, le escribi di
ciendo que no dejara de visitar nuestra
casa. Contrariamente a lo que yo me
imaginaba, result Harold un joven
apuesto,, varonil, de veintids aos,,
muy lejos de aquel tipo dbil de cuer
po y flojo de carcter que creamos
propio de las populosas ciudades del
Este. Demostraba haber recibido ex
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quisita educacin, tena ademanes at
lticos, sentimientos religiosos y en
todo resplandeca su caballerosidad. Sin que yo me diera entonces cuen
ta ni l me dijese palabra, lo cierto es
que Harold se prend de m, y en
consecuencia prolong su visita sin ga
nas de ir ms all hacia el Oeste comohaba proyectado.
A1 cabo de algunas semanas deestar Harold con nosotros, dijo que;,
por cierto motivo, se quedara en Al-be rta tal ve z un ao, y entonces re
solvi mi novio que puesto Harold
poda cuidar del cortijo, se le depara
ba a l oca sin de vo lver a Ben son y
terminar la carrera de leyes. Yo pro
test vivamente contra semejante de
terminacin durante algn tiempo; pe
ro l haba adelantado los estudios en
casa con objeto de recibirse de aboga
do al llegar a Benson. Nada me ha
bl en todo aquel tiempo de ma trimo
nio, y bien sabes que entonces se nos
enseaba que era indigno de una joven
manifestar deseos de casarse, por lo
que nunca denot la ansiedad que a
vec es me em barga ba."Se gn pasaban los das, era mayor
mi confianza e intimidad con mi no
vio , y el pr imo Har old no poda ver
que nos amsemos tan profunda
mente. Para mi era mi novio todocuanto para una mujer puede signi
ficar el amor. Era mi dolo, mi hroe,
mi dueo. Lleg la semana de la par
tida. A menudo nos sentbamos a la
hora del crepsculo; l me rodeaba el
cuello con su brazo y yo apoyaba la
cabeza en su hombro. Me hablaba de
su amor y de lo felices que bamos a
ser. Oh! Era la historia siempre re
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
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petida y siempre nueva que toda mu
chacha se place en escuchar. Corra la
primera semana de mayo, y el sol pri
maveral, el aroma de las flores, losverdeciente s prados, el canto de las
aves, las hermosas puestas de sol, y
la misteriosa luz de la luna, acrecen
taban el gozo de la vida y el seductor
poder que mi novio ejerca en m.
"Precisamente la noche anterior a
su marcha, estremecida por el calor
de sus besos, apenada por la tristeza
de la separacin, vencida por las pro
testas de un amor y la hermosura del
lazo que ata, arrojamos nuestras al
mas en las llamas del pecado y fui
suya como l fu mo por una breve
hora, todo mo, unida a l por el ma
trimonio de todas las pasiones y emo
ciones, de todas las fuerzas del uni
verso. Y o haba esp erado otra sue rte
105
de matrimonio, pero aqul bastaba por
entonces. Volvera pronto, y nos casa
ramos. Convinimos en guardar el se
creto. Volvera durante las vacacionesde verano, cuando se cierran los tribu
nales, y entonces nos casaramos.
Oh l cun bien recuerdo aquellos pla
nes, porque hora tras hora pensaba en
ellos mientras estuvo ausente.
Un a semana despus me escribi
diciendo que un to suyo que viva en
Duluth deseaba que fuese all, porque se le deparara excelente coyun
tura de ejercer la profesin luego de
terminados los estudios, y poda ter
minarlos en Duluth con mayor faci
lidad que en Benson. Aquello aumen
taba la separacin entre ambos.
A1cabo de pocos das recib otracarta, apresuradamente escrita, di-
cindome que sala de Benson en aquel
7/29/2019 Revelaciones sobre la Reencarnacin (alrededor de 1934).
57/127
mismo punto, y que me escribira des
de Duluth. Yo no deba olvidarle ni
l me olvidara un solo momento, y
no tardara en volver a Alberta, laciudad de su niez, donde estaba el
hogar de su desposada. Aquella carta
fu la ltima noticia que de l recib.
Pasadas algunas semanas le escrib a
nombre de su to,, quien me respondi
que todava estaban esperando que lle
gase de Benson. Harold fu a esta
ciudad, donde supo que su primo ha
ba salido de all el mismo da en que
escribi la carta. No se encontraba
rastro de l. En aquella poca no era
posible disponer del telgrafo y del
telfono como ahora, y aunque se hu
biera n podido ut ili zar no lo en contra
ran. Suceda esto en 1874. Muchas
cosas podan haberle ocurrido,, pero
la ms lgica era la en que todos con
venamos, que haba transbordado en
alguna estacin, y al escuchar las se
ductoras conversaciones de los que es
per
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