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Revisión de pares académicos del artículo:
"Consecuencias de la aspersión aérea en la salud: Evidencia desde el caso colombiano" (Camacho y Mejía, 2015)
Daniel M. RicoOrlando ScoppettaDiego Cuéllar
Revisión de pares académicos del artículo:
"Consecuencias de la aspersión aérea en la salud: Evidencia desde el caso colombiano" (Camacho y Mejía, 2015)
Daniel M. RicoOrlando ScoppettaDiego Cuéllar
DANIEL M. RICOEconomista, Máster en Administración Pública y candidato a Doctorado en Políticas Públicas, Universidad de Maryland.
ORLANDO SCOPPETTA Psicólogo, Máster en Estudios de Población.
DIEGO CUELLAREstadístico, Máster en Estadística y Máster en Matemáticas, Texas A&M University.
Revisión de pares académicos del artículo "Consecuencias de la aspersión aérea en la salud: Evidencia desde el caso colombiano" (Camacho y Mejía, 2015)
Junio 2016 Los análisis contenidos en este documento solo comprometen a los autores.
7
12
12
29
31
INTRODUCCIÓN
ANÁLISIS DEL PROCESO DE REVISIÓN YDIVULGACIÓN DEL ESTUDIO
REVISIÓN DE PARES ACADÉMICOS
OBJETIVOS DE LA REVISIÓN
FUNDAMENTO METODOLÓGICO
CONCEPTO DE LA EVALUACIÓN
TÍTULO
INTRODUCCIÓN
MÉTODO
FUENTES DE INFORMACIÓN
DISEÑO DEL MODELO ESTADÍSTICO
ANÁLISIS DE CAUSALIDAD
PANEL DE DATOS PARA EL CONTROL DE DIFERENCIAS
RESULTADOS
CONCLUSIONES/DISCUSIÓN
VALORACIÓN GLOBAL
BIBLIOGRAFÍA
Contenido
7Revisión de pares académicos
Introducción
La aparición del reporte del IARC1 en el que se re-
clasificaron varias sustancias químicas por su poten-
cial cancerígeno, llevó al Gobierno Nacional a sus-
pender el Programa de Aspersión Aérea con uso de
glifosato, teniendo en cuenta el riesgo eventual para
la salud por esta actividad. El reporte de la IARC es
de carácter preliminar y no se conocen aún los deta-
lles técnicos ni los fundamentos de sus conclusiones.
Antes de su aparición, en Colombia se ha dado un de-
bate académico acerca de la validez de diferentes es-
tudios que buscan establecer la posible relación entre
el uso de glifosato mediante aspersión aérea y daños
a la salud y al ambiente.
Estudios realizados para Colombia y de especial
seguimiento al programa de aspersión aérea, en-
tre ellos de Solomon y otros (2007), Henao y otros
(2007), el de Sanín y otros (2008), y del Instituto Na-
cional de Salud publicado por Varona y otros (2009),
indican que no hay efectos negativos considerables
para la salud por el uso del glifosato en la erradica-
ción de cultivos ilícitos. En la literatura global de se-
guimiento al glifosato en otras formas de aplicación y
contacto, tampoco se encontró una indicación sólida
sobre sus impactos en la salud pública.
En contraste, el estudio llevado a cabo por Cama-
cho y Mejía afirma lo contrario a lo expuesto por la
literatura médica nacional e internacional. A pesar de
ser un estudio sin mayor difusión científica, este ha
tenido una gran repercusión en el país. Hasta el pun-
to que la Corte Constitucional, mediante Auto 073 de
2014, lo cita como evidencia en la que fundamenta
parcialmente su solicitud de estudios para determi-
nar el impacto de las aspersiones aéreas con glifo-
sato.
Con el anuncio, en mayo de 2015, del Gobierno Na-
cional de suspender la aspersión aérea como criterio
de precaución frente a los potenciales impactos del
glifosato en la salud pública, aumenta la importancia
del análisis sobre la evidencia disponible relacionada
con este programa y sus posibles efectos colaterales
en la salud. En particular, dada la gran atención que
el estudio de Mejía y Camacho ha concentrado en los
medios de comunicación y la influencia de sus con-
clusiones, las que relacionan la aspersión aérea con
distintos desenlaces en la salud.
En este sentido nos enfocamos en el documento de
Camacho y Mejía, “Consecuencias de la aspersión aé-
rea en la salud: evidencia desde el caso colombiano”,
en sus versiones conocidas por los evaluadores. Este
estudio hace un ejercicio econométrico con fuentes
secundarias de análisis, cruza los datos de los Regis-
tros Individuales de Prestación de Servicios de Salud
(RIPS), con los reportes municipales de aspersión aé-
rea, sin trabajo de campo ni observaciones directas a
individuos. Este método les lleva a concluir que:
“La aspersión aérea del municipio de
residencia incrementa el número de consultas
médicas relacionadas a la exposición al
glifosato; concretamente, encontramos efectos
negativos sobre problemas dermatológicos y
abortos”2
La gravedad de los impactos que los autores se-
ñalan debería motivar acciones inmediatas con res-
pecto de la continuidad del programa de aspersión
aérea y terrestre con glifosato; sin embargo, antes de
adoptar acciones reactivas frente al estudio citado, es
1 www.thelancet.com/oncologyPublishedonlineMarch20,2015;2 MejíayCamacho,2014;versiónenespañolpublicadaenellibro“CostosEco-
nómicosySocialesdelConflictoenColombia”(2014).UniversidaddelosAn-des,página5.
9Revisión de pares académicos8 Revisión de pares académicos
• El método empleado que usa fuentes se-
cundarias sin observaciones de campo es
insuficiente para establecer relaciones de
tipo causal entre la aspersión aérea y la
ocurrencia de problemas de salud. Los au-
tores hacen una atribución de una relación
causal a partir de datos poblacionales sin
haber establecido previamente la relación
causal específica entre los eventos estudia-
dos, constituyendo un típico caso de falacia
ecológica4.
• Los supuestos econométricos fijados por los
autores en el contexto metodológico, resul-
tan ser de facto hipótesis asumidas como
ciertas. Estos supuestos son utilizados por
los autores para varios propósitos: simplifi-
car algunas realidades, construir los grupos
de control y superar otros obstáculos meto-
dológicos como la definición de las varia-
bles instrumentales. En este sentido es im-
portante agregar que los supuestos elegidos
son fácilmente falseables y, en no pocos ca-
sos, contrarios a las realidades observadas
en las zonas rurales de Colombia.
• Mejía y Camacho enfrentan múltiples difi-
cultades al utilizar la base de datos de los
RIPS (sistema diseñado para el registro
contable de pagos) como mecanismo alter-
no para el seguimiento de morbilidad.
• A pesar de los múltiples ajustes a la base de
datos propuestos por los autores, estos no
logran un acertado criterio de identificación
e imputación de casos de abortos. Como re-
sultado de un manejo poco ortodoxo de las
fuentes de información, los autores asumen
como ciertos algunos hechos sin evidencia.
Si bien estas no son las únicas dificultades obser-
vadas en el estudio, nos centraremos en estas du-
rante el proceso de revisión, dado que cada una de
ellas hace inviable la aceptación de las conclusiones.
Por lo anterior, los hallazgos de los autores resultan
inconsistentes a la luz de la revisión del método em-
pleado, con lo que la relación de causalidad entre los
problemas de salud (abortos y dermatológicos) y la
aspersión aérea propuesta por Mejía y Camacho, no
satisface, de acuerdo con nuestros criterios técnicos,
los parámetros requeridos de investigación en salud
pública, ni los criterios de elegibilidad para conside-
rarse como un aporte fiable y sólido a la evidencia
científica disponible.
El artículo de Camacho y Mejía tiene problemas
de rigurosidad metodológica y vacíos analíticos que generan conclusiones
frágiles y especulativas sobre la causalidad de la aspersión aérea en problemas de salud
4 Paraentenderelconceptodefalaciaecológicapodemosproveerunejemploclásico:Concluirquetienenmásprobabilidaddesuicidio lossujetosdere-gionesdondepredominanreligionesprotestantesqueenlasregionesdondepredominalareligióncatólicaojudía.EmileDurkheim,ensuestudioclásicosobreelsuicidioen1897, incurrióenestafalaciaaldarlealcancecausalacorrelacionesobservadasentrelascifrassocialesdelsuicidio.Unanálisisdeloscasosespecíficospodríamostrarsiotrasvariables,porejemplo,enferme-dadesmentales,lascaracterísticasdemográficasuotrosfactores,explicaríanlasdiferenciasenlascifrasdesuicidio.
importante señalar que esta investigación académi-
ca no ha estado libre de controversia en los circuitos
académicos. Por lo anterior, consideramos oportuno
evaluar desde la perspectiva de la investigación en
salud pública, la calidad, factibilidad y credibilidad de
la evidencia presentada por estos autores, y contri-
buir a un debate público en torno de la salud de las
comunidades afectadas por los cultivos ilícitos, de-
bate que consideramos se debe continuar y ampliar
con nuevas voces y preguntas.
Para los evaluadores es importante aclarar que
este análisis no implica un reconocimiento ni una
negación de los efectos de la aspersión aérea en la
salud humana o el medio ambiente. Otros estudios de
mayor alcance deberán despejar las preguntas sobre
el impacto en la salud de la aspersión aérea con gli-
fosato, dado que este es un tema en el que no existen
argumentos definitivos hasta ahora.
Igualmente, las conclusiones de esta revisión de
pares académicos no se deben leer como una reco-
mendación por mantener, modificar o eliminar la
suspensión del programa de aspersión. Nuestro pro-
pósito, como ya lo hemos manifestado, es brindar una
nueva lectura a la difundida hipótesis que relaciona
daños a la salud –particularmente abortos– con as-
persión aérea. Consideramos que la validación de
esta tesis es de vital importancia para el Estado co-
lombiano en varios contextos de política pública, en-
tre ellos, los fallos judiciales ante las demandas por
afectación colateral de la aspersión aérea, los que
suman más de 1,5 billones de pesos según reporta
la Agencia de Defensa Jurídica del Estado (marzo,
2016).
Con este objetivo claro, constituimos un panel
de pares académicos en las tres áreas en las que se
suscribe el citado artículo: salud pública, estadística
y políticas antinarcóticos. Este análisis está dividido
en dos etapas. Primero, una revisión del documento
preliminar presentado en su versión en español en
septiembre de 2013 y los posteriores comentarios
que los autores aportaron a los medios de comunica-
ción. En una segunda etapa se analizan los criterios
de “conocimiento del tema, imparcialidad, academi-
cidad, innovación y responsabilidad”3 de la versión
final (en inglés) que nos fue amablemente suminis-
trada por los autores en mayo de 2015.
Al observar en detalle la construcción argumen-
tativa del artículo se observa que existen problemas
de rigurosidad metodológica y vacíos analíticos que
generan conclusiones frágiles y especulativas en tor-
no de la causalidad de la aspersión aérea en proble-
mas de salud.
Las conclusiones del proceso de revisión se resu-
men en los siguientes postulados:
• Se observa un constante vacío analítico en
favor de una hipótesis, condición que se ma-
nifiesta a lo largo de todo el estudio, desde
la selección de la bibliografía de referencia,
hasta la exclusión total de hipótesis alterna-
tivas y la interpretación parcial de los datos
generados por el propio estudio.
• El análisis de significancia presentado por
los autores es cuestionable y en sentido es-
tricto incompleto, en la medida en que no
se presentan indicadores con respecto del
ajuste del modelo en sí mismo. Los procesos
de bondad de ajuste (goodness of fit, en in-
glés) están ausentes en las versiones cono-
cidas del documento.
3 SegúnloexplicanLadróndeGuevara,M.Hincapié,J.Jackman,J.Herrera,O.,yCaballero,C(2008).Revisiónporpares,quéesyparaquésirve.SaludUni-norte;24(2)258-272.
11Revisión de pares académicos10 Revisión de pares académicos
investigación. Posteriormente y de acuerdo con la
información suministrada por los autores, la prime-
ra publicación del estudio la hizo la Universidad de
los Andes como parte del libro Costos Económicos y
Sociales del Conflicto en Colombia (2014) donde fue
objeto de un proceso de revisión de pares académi-
cos dentro de la misma universidad.
Considerando que en los textos finales del estudio
hay una total ausencia de información sobre el pro-
ceso de evaluación interna en la Universidad de los
Andes, se plantean algunos interrogantes para los
autores.
Dado que los anexos, detalles técnicos y comple-
titud de los datos estuvieron disponibles solo un año
después de esta primera publicación: ¿Qué criterios
aplicaron los pares académicos, para aprobar la pu-
blicación de una versión incompleta del estudio? ¿En
dicha revisión participaron expertos en medicina o
ciencias de la salud o, por el contrario, este trabajo de
salud pública solo fue objeto de revisión por parte de
economistas?
Los autores de esta revisión entendemos que el
proceso de publicación en una revista especializada
es a veces lento y de avances progresivos, lo que im-
plica, en algunos casos, varios años de ajustes y me-
joras a los estudios, también, que muchas investiga-
ciones académicas no logran surtir todo el proceso.
No obstante, el trabajo de Mejía y Camacho se puede
ubicar en una etapa intermedia de avance (zona gris)
que hasta ahora cuenta con una versión completa
que es la que inicia el proceso de diálogo académico
nacional e internacional. Con seguridad, este estudio
se podrá nutrir y consolidar con las observaciones
independientes de otros pares académicos o negar-
se su fiabilidad por las debilidades metodológicas y
archivarse sin ser publicado en un espacio de reco-
nocimiento académico.
En este sentido y dada la gran resonancia que este
trabajo sobre salud y glifosato ha tenido en Colombia,
consideramos fundamental para las decisiones de
política pública, que los autores hagan públicas todas
las respuestas y comentarios técnicos que reciban o
hayan recibido de las revistas especializadas y los
evaluadores internacionales frente a su estudio. Esta
apertura y transparencia académica durante el pro-
greso de la publicación sería una contribución signi-
ficativa a este importante debate de salud pública.
El glifosato es un producto tóxico, por lo
que la relación entre esta sustancia y el daño a la
salud está probada. Lo que no está probado es que
exista una relación entre el programa de aspersión aérea colombiano y daños a la salud de poblaciones
donde se asperja
Análisis del proceso de revisión y divulgación del estudio
La atención al estudio de Mejía y Camacho pasó,
en octubre de 2013, del plano académico a la pren-
sa nacional, cuando uno de los autores denunció
una censura a su investigación por parte de la Can-
cillería. Según declaró Mejía Londoño a los medios
de comunicación, esta entidad le pidió, a nombre del
Gobierno, aplazar la publicación de sus hallazgos,
para no afectar la defensa del Estado colombiano en
un proceso judicial con el vecino país de Ecuador.5 Si
bien los detalles sobre las versiones contradictorias
entregadas por Mejía y el Ministerio de Relaciones
Exteriores acapararon la atención de los medios, muy
poco énfasis se le dio al contenido de los hallazgos
presentados por los autores a pesar de su gravedad.
En los casi tres años transcurridos desde aquel
debate mediático, los investigadores Daniel Mejía y
Adriana Camacho no publicaron los resultados en
una revista especializada. La versión preliminar se
mantuvo incompleta (sin los anexos enunciados en
el texto difundido por los autores) y la estructura es-
tadística del análisis tampoco estuvo disponible para
una revisión o réplica por parte de otros académicos
o analistas.
Durante los 21 meses transcurridos entre la de-
nuncia de censura de Mejía y la presentación de una
versión final del estudio, contabilizamos 56 declara-
ciones a medios nacionales e internacionales donde
Daniel Mejía reafirma las conclusiones de su estudio
inconcluso. A las declaraciones de Mejía se le suma-
ron en este periodo las réplicas a sus declaraciones
que incluyeron afirmaciones de figuras de prestigio
en la academia y la política nacional, así como refe-
rencias en un auto de la Corte Constitucional donde
se citaron las conclusiones de los autores como “evi-
dencia científica”.
Resulta paradójico y problemático que este es-
tudio, sin haber surtido los mecanismos esenciales
de validación académica, se haya convertido en una
realidad mediática años antes de ser terminado, sin
haber sido publicado en una revista especializada o
surtido una evaluación de pares académicos que va-
lide, amplíe o revise los métodos y conclusiones de
los autores. Con esta revisión de pares académicos
buscamos enmendar parte del proceso científico que
en estricto rigor se debió dar antes de generar tal ni-
vel de controversia.
Este proceso inició en mayo de 2013 cuando se
conocieron los primeros resultados del estudio ci-
tado en conferencias académicas6 donde los auto-
res presentaron los resultados preliminares de esta
Este análisis no reconoce ni niega los efectos de
la aspersión aérea en la salud humana o el medio ambiente. Otros estudios de mayor alcance deberán
despejar las preguntas sobre el impacto en la salud de la aspersión aérea con glifosato
5 DeclaracionesdeDanielMejía,directordelCESEDdelaUniversidaddelosAn-des;WRadio,7/10/2013.Transcripciónparcialdelaentrevistaen:http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/graves-revelaciones-de-unian-des-sobre-fumigaciones-con-glifosato-en-la-frontera/20131007/nota/1989654.aspx
6 Un avance de la investigación fue presentado en la Séptima ConferenciaAnual de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Política de Drogas(ISSDP por sus siglas en inglés), realizada en la Universidad de los Andes,Bogotá,mayode2013.www.wradio.com.co/noticias/actualidad/graves-re-velaciones-de-uniandes-sobre-fumigaciones-con-glifosato-en-la-fronte-ra/20131007/nota/1989654.aspx
13Revisión de pares académicos12 Revisión de pares académicos
ponde. También se valora la presentación explícita de
investigaciones previas, su actualidad y posiciona-
miento relativo de los investigadores. Asimismo, se
pondera la presentación de los vacíos o contradiccio-
nes que conducen al proceso de investigación. Adi-
cionalmente, se verifica que estén formuladas clara-
mente las preguntas de investigación y las hipótesis
(Ladrón de Guevara, et al, 2008).
En términos generales la introducción cumple con
los propósitos de ubicar al lector en la investigación.
Sin embargo, se utilizan pocos estudios relevantes y
relacionados con el tema central, a diferencia de lo
utilizado para otros eventos como la postulada in-
efectividad de la aspersión en la disminución de los
cultivos ilícitos. Lo anterior indica que los temas de
salud en el programa de aspersión aérea no son el eje
central en esta introducción.
Dado que en la introducción no se hace el desa-
rrollo esperado del estudio y de acuerdo con esta
metodología de revisión de pares, se tomará como
extensión de la introducción el capítulo dos del do-
cumento, denominado revisión de la literatura, donde
se extiende la exposición de la evidencia previa. En
este aparte se indica cuál es el vacío que pretenden
resolver con esta investigación. Se expresa así, por
parte de los autores, en la página 10:
“A pesar de la amplia documentación que se
ha hecho en la literatura científica acerca de
la correlación existente entre la exposición a
los herbicidas utilizados en las campañas de
aspersión aérea y la prevalencia de trastornos
de salud, ninguno se ha preocupado
por corregir los posibles problemas de
endogeneidad que hacen que los efectos no
puedan ser interpretados como causales”.
En este aparte, aunque se pretende dejar sentado
el problema de conocimiento a resolver con la inves-
tigación en cuestión, también se podría evidenciar
un problema conceptual de la investigación en sí
misma, pues señala que aunque existe evidencia de
correlación entre el uso de glifosato y problemas de
salud, estos estudios no alcanzan el nivel de análisis
de causalidad.
De la condición anterior se desprenden varios in-
convenientes conceptuales. Debido a que el análisis
de correlación no es de tipo causal, las investigacio-
nes antecedentes a esta son de tipo correlacional. Por
esta razón, precisamente, no se conoce un piso cau-
sal sólido que sustente la posible relación entre la as-
persión por glifosato y daños a la salud. En lo anterior
estamos de acuerdo con los autores. El equívoco está
en la afirmación según la cual con su artículo se sub-
sanan y superan las fallas de los estudios anteriores.
Desarrollando el argumento descrito, partimos
del claro reconocimiento de que el glifosato es un
producto tóxico, por lo que la relación causal entre
esta sustancia y el daño a la salud está probada. Lo
que no está probado es que exista una relación causal
entre el programa de aspersión aérea colombiano y
daños a la salud de poblaciones en las áreas geográ-
ficas de tal aspersión.
Por otra parte, los autores asumen que la supera-
ción de la endogeneidad7, es condición suficiente para
lograr que un estudio sea de naturaleza causal, lo que
no resulta del todo claro, pues las condiciones epis-
temológicas y metodológicas para establecer causa-
lidad tienen un grado de mucha mayor exigencia. En
otras palabras, el establecimiento de relaciones de
7 Un avance de la investigación fue presentado en la Séptima ConferenciaAnual de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Política de Drogas(ISSDP por sus siglas en inglés), realizada en la Universidad de los Andes,Bogotá,mayode2013.www.wradio.com.co/noticias/actualidad/graves-re-velaciones-de-uniandes-sobre-fumigaciones-con-glifosato-en-la-fronte-ra/20131007/nota/1989654.aspx
Revisión de pares académicos
Objetivos de la revisiónEvaluar, desde la perspectiva de la investigación
en salud pública, la calidad, factibilidad y credibilidad
de la evidencia presentada por el documento Conse-
cuencias de la aspersión aérea en la salud: evidencia
desde el caso colombiano, por Camacho y Mejía.
Fundamento metodológicoSe utilizará un enfoque de revisión de pares, cum-
pliendo con los criterios de conocimiento del tema,
imparcialidad, rigor académico, innovación y res-
ponsabilidad (Ladrón de Guevara, et al, 2008). Se
desarrolla una guía de revisión por pares, adaptada
para el caso, la cual incluye la valoración de la ade-
cuación de:
Título
Introducción • Marco Teórico
• Coherencia Descriptiva
Método • Fuentes
• Diseño del Modelo
• Análisis
• Panel de Datos para el
Control de Diferencias.
Resultados
Conclusiones
Concepto de la evaluación
TítuloSe valora si el título da cuenta del tema aborda-
do en el estudio y las principales variables estudia-
das. Así, el lector puede tener una idea más adecuada
acerca de los alcances de la investigación (Ladrón de
Guevara, et al, 2008).
En este caso, se plantean tres observaciones: en
primer lugar el título del documento podría especifi-
car mejor las características del estudio. Por ejemplo,
la relación o consecuencias de la aspersión aérea so-
bre síntomas respiratorios, dermatológicos y abortos
en población colombiana.
En segundo lugar los autores atribuyen desde el
título una relación de causalidad al titular “Conse-
cuencias de la aspersión sobre la salud”, relación que
no queda demostrada en el desarrollo del artículo.
Una tercera observación es la ausencia de trabajo
de campo, de validación in situ de los resultados y de
la función de complemento a otros trabajos. Esto se
suma a la ausencia de mecanismos de identificación
individual válidos, lo cual restringe a los autores para
catalogar correctamente su estudio como “eviden-
cias del caso colombiano” en el título.
En el mismo sentido las “evidencias” como plural,
no reflejan el tipo de análisis provisto por los autores,
dado que estos no incorporan en su análisis ningu-
no de los otros estudios sobre salud y glifosato rea-
lizados en Colombia y una fracción mínima (además
sesgada) de los realizados globalmente.
IntroducciónEn este aparte se analiza hasta qué punto se pre-
senta una justificación de la importancia del tema y
se identifica la línea de investigación a la que corres-
15Revisión de pares académicos14 Revisión de pares académicos
cho amerita un comentario adicional. Este es quizás
el principal trabajo científico que con evidencia de
campo (y con revisión de pares académicos) analiza
en mayor detalle el impacto en la salud de la asper-
sión aérea en Colombia.
Este estudio, de gran envergadura, titulado “Estu-
dio de los efectos del Programa de Erradicación de
Cultivos Ilícitos mediante la aspersión aérea con el
herbicida Glifosato (PECIG) y de los cultivos ilícitos
en la salud humana y en el medio ambiente”9 fue fi-
nanciado por la Organización de Estados America-
nos (OEA) y es hasta ahora el principal soporte cien-
tífico en la defensa jurídica del Estado colombiano
y el aval para la licencia ambiental del programa de
aspersión.
En el trabajo de Mejía y Camacho solo se incluye
una referencia parcial y mínima a esta que ha sido
la investigación más grande y exhaustiva sobre las
posibles afectaciones del glifosato al ambiente y la
salud en Colombia. Su única referencia al trabajo de
Solomon en su estudio es:
“De manera similar, Solomon et al. (2007)
indica que los niveles de concentración del
glifosato usado en la aspersión aérea en
Colombia son tan bajos que no implican un
riesgo significativo para la salud humana”10.
La referencia marginal al trabajo coordinado por
Keith Solomon en la versión final del estudio de Mejía
y Camacho (y su total desconocimiento en las ver-
siones preliminares), es especialmente significativa.
Consideramos que el trabajo de Solomon es superior
en método y rigurosidad, ya que combina fundamen-
tos de base científica validadas con observaciones
en el terreno. Este trabajo incluyó la toma de mues-
tras de sangre a personas que efectivamente habían
estado expuestas al glifosato y el análisis en labora-
torio de las posibles afectaciones observables en las
muestras, sus resultados negaron la existencia de
patologías.
En una dinámica similar de sesgo en la construc-
ción del marco teórico, otros trabajos científicos tam-
bién fueron excluidos por parte de los autores (Henao,
Varona y Álvarez; 2007). Este estudio omitido por
Mejía y Camacho, se basó en la toma de muestras de
orina y sangre en personas que entraron en contacto
con la aspersión aérea en ocho departamentos y con-
cluye que “No hubo hallazgos concluyentes entre la
exposición a glifosato empleado en la erradicación de
cultivos ilícitos y los efectos en la salud, debido a que
se halló exposición ocupacional concomitante por la
misma sustancia y por otras de mayor toxicidad que
el glifosato”.
En síntesis, se observa que en el caso de Mejía y
Camacho, estos presentan un marco teórico incom-
pleto, que no establece un diálogo con los trabajos
previos realizados en Colombia ni en otros países.
Se abstienen de hacer una interpretación compara-
tiva de sus hallazgos, al no explicar o referenciar por
qué su modelo estadístico arroja resultados diferen-
tes a los observados por Solomon, 2007, Sanín, 2008
y Henao, Varona y Álvarez; 2007, entre otros, en los
que vale la pena enfatizar que los resultados de es-
tos autores sí fueron ampliamente discutidos por la
comunidad científica internacional, y publicados en
revistas especializadas, siguiendo, por tanto, los pro-
cedimientos de revisión de pares académicos11.
9 Solomon,K;Anadón,A;Cerdeira,A;Marshall,JySanín,L(2007).EstudiodelosefectosdelProgramadeErradicacióndeCultivosIlícitosmediantelaas-persiónaéreaconelherbicidaGlifosato(PECIG)ydeloscultivosilícitosenlasaludhumanayenelmedioambiente.Washington:CICAD.
10 TraducidodelaversióneninglésdeMejíayCamacho(2015),Pág.7.EnlasversionespreliminaresdelestudiodeMejíayCamachodel2013y2014,nosehacíaningunareferenciaaltrabajodeSolomon.
11 ReviewsofEnvironmentalContaminationandToxicology,enelcasode(Solo-mon,etal,2007)ylarevistaBiomédicadelInstitutoNacionaldeSaludparalapublicaciónde(Henao,VaronayÁlvarez;2007).
causalidad requiere de estudios donde se comprue-
be que las personas estudiadas entraron en contacto
con el agente (glifosato por aspersión en este caso) y
manifestaron síntomas compatibles con las reaccio-
nes biológicas conocidas de este agente, nivel al que
no llega el estudio propuesto por Camacho y Mejía.
Para ser más claros. En los estudios causales se
requiere la capacidad de establecer en firme que la
variable estudiada (en este caso los síntomas), son
causados por la exposición al agente (el glifosato por
aspersión), algo que los autores intuyen y asumen,
pero no logran demostrar. Esta imposibilidad en la
demostración se deriva de la incapacidad del mode-
lo por hacer un efectivo control de los posibles efec-
tos de otros factores, y su nulo interés por descartar
otras hipótesis que podrían estar explicando cam-
bios en las características de respuesta.
Como se puede observar, lo anterior solo se lo-
gra en estudios experimentales, propiamente dichos,
donde se controla la exposición al agente y otros fac-
tores que pueden interferir con los resultados. Por
supuesto, un estudio estrictamente experimental en
este caso debe considerar que no sería ética la expo-
sición deliberada de los sujetos a un agente que afec-
taría su salud. La otra opción son los estudios longi-
tudinales (de cohortes), donde un grupo de personas
es seguido por un tiempo prolongado con un registro
minucioso de la exposición a distintos eventos que
pueden afectar su salud. De estudios de este tipo ha
surgido, por ejemplo, el conocimiento más valioso
para explicar enfermedades crónicas.
Con respecto de la revisión bibliográfica presen-
tada por los autores en la introducción, observamos
que esta es incompleta y, en sentido estricto, sesga-
da. Una revisión de la bibliografía sobre salud huma-
na y glifosato permite acceder a cientos de artículos
publicados en revistas especializadas. Sin embargo,
Mejía y Camacho proveen en su bibliografía una ma-
yor parte de artículos que no han sido publicados en
revistas especializadas. Solo seis apartados reúnen
esta condición, sumando los citados de publicaciones
científicas o de libros que compilan otros estudios,
por tanto, el marco teórico seleccionado en la rela-
ción entre salud y glifosato es incompleto y, en senti-
do estricto, desbalanceado a favor de la hipótesis de
los autores.
De los textos seleccionados por los autores cinco
de ellos (Benachour y Seralini, 2008; Cox, 1995a; Cox
1995b; Franz, 1997 y Relyea 2005) van en el mismo
sentido de corroborar la tesis de los autores y solo
un estudio referenciado (Solomon, et al; 2007) va en
contravía de sus hallazgos. Los autores desconocen
una parte importante de la literatura científica que
controvierte sus conclusiones (De Roos, 2005; Faria,
2009; Soares, 2012; Dabrowski, 2014; Manfo, 2012;
Jauhiainen, 1991 y Cherukuri, 2014; entre otros).
La inclusión del trabajo del profesor Solomon8,
el cual contradice los resultados de Mejía y Cama-
8 KeithSolomonesprofesoreméritode laUniversidaddeGuelphenCanadá,autoridadmundialentemasdegenotoxicidadyecología.Ensuhojadevidaregistranmásde360publicacionesacadémicas.
Mejía y Camacho redefinen el criterio de abortos, al señalar que
una mujer que acude en estado de gestación
a una cita médica y posteriormente no
reporta un nacimiento, se considera un “aborto”.
¿Son estos abortos reales y verificables?
17Revisión de pares académicos16 Revisión de pares académicos
En síntesis, vale la pena resaltar que algunos ar-
gumentos expuestos por los pares académicos apli-
can a más de uno de los componentes a desarrollar.
Para evitar la duplicidad de los comentarios nos con-
centramos solamente en los tres primeros y el últi-
mo de los componentes que son: i) fuentes, ii) diseño
del modelo, iii) análisis y vii) panel para el control de
diferencias. Los restantes se incluyen dentro de los
argumentos desarrollados como parte del análisis de
los cuatro elementos en que se centró esta revisión.
Fuentes de informaciónUn asunto importante del estudio está en la selec-
ción de las fuentes de información. Con el propósito
de dar una lectura desde datos agregados, los autores
eligieron la base de datos del Registro Individual de
Prestación de Servicios de Salud (RIPS) como base
de contraste frente a los reportes municipales de as-
persión aérea de la Policía Nacional. Entre las fuentes
de información, Mejía y Camacho no incluyen infor-
mación primaria o referencias de trabajo de campo.
Primero hacemos una referencia a los registros de
salud utilizados (RIPS), posteriormente, un análisis
de los supuestos usados para la categorización de la
variable abortos y, por último, un estudio de los regis-
tros de municipales de aspersión aérea.
El subregistro y sesgo urbano de los RIPSLos RIPS que utilizan los autores no son un regis-
tro de las condiciones de salud de los individuos: los
datos consignados en esta base son una referencia
contable usada para el monitoreo de pagos y soportes
contables en el sistema de salud. Esta es una de las ra-
zones que hacen que los RIPS no sean una herramien-
ta idónea para el seguimiento longitudinal en salud,
ni un instrumento para la reconstrucción de historias
clínicas.
La base de datos del RIPS no permite identificar
quiénes estuvieron expuestos a la aspersión (o al me-
nos tuvieron mayor probabilidad de exposición) ni
trazar un seguimiento a las mujeres para definir con
certeza si estas tuvieron un aborto. Ambos factores
erosionan la fiabilidad de las conclusiones propuestas.
El uso de los RIPS en este estudio es problemático
y en cierto sentido especulativo por varias razones:
A. Los RIPS presentan un gran subregistro
en la información. Para referenciar este caso,
en una reciente consulta de eventos de in-
fluenza en Colombia, se encontró que para el
2011, se dejaron de reportar al menos un 40%
de consultas médicas por este servicio.
Otro indicio del importante subregistro lo
obtenemos al consultar el número de naci-
mientos en las fuentes oficiales de Estadísticas
Vitales, Base Única de Afiliados (BDUA) para
asegurados menores de un año. Comparándo-
lo con la vacunación y nacimientos reportados
en RIPS para el año 2013, se puede constatar
que los nacimientos reportados en RIPS, son
consistentemente menores a los casos repor-
tados en las demás fuentes13. Esto quiere decir
que los RIPS usados por Mejía y Camacho par-
ten de una condición evidente y consistente
de subregistros de nacimientos en Colombia.
Esta es una circunstancia que los autores no
observan, no destacan y mucho menos ajustan
en su modelo.
13 Losdatosutilizadosenel literal(a)provienendeanálisisdesarrolladosporDiegoCuéllar.
MétodoSe espera que la exposición del método permita
a otro investigador la réplica del estudio. Debe estar
clara la definición de las variables, los instrumen-
tos utilizados, los procedimientos, el diseño y cómo
se hizo el análisis de resultados. El método debe ser
acorde con el objetivo de la investigación.
Camacho y Mejía presentan su método de investi-
gación en los siguientes términos:
“Este capítulo describe un ejercicio estadístico
en el cual se utilizan las siguientes dos
fuentes de información: primero se construye
un panel de registros médicos individuales de
todo el país, desde 2003 hasta 2007, a partir
de los Registros Individuales de Prestación
de Servicios de Salud (RIPS) y los datos
diarios del número de hectáreas asperjadas
por municipio durante el mismo periodo
de tiempo. La unión de estas dos fuentes
de información se utiliza para estimar el
efecto de la aspersión sobre enfermedades
dermatológicas, oculares, endocrinas y
abortos”.
“La estrategia empírica que seguimos (ver
Camacho y Mejía, 2013) nos permite tener un
diseño cuasi-experimental apropiado para
estudiar el efecto de la aspersión aérea sobre
los resultados de salud e interpretar nuestros
resultados como efectos causales (resaltado
fuera del texto). Nuestro trabajo hace tres
contribuciones a la literatura existente sobre
este tema. En primer lugar, la fortaleza de
nuestro estudio comparado con otros que han
intentado estimar los efectos de la aspersión
sobre los trastornos de salud es el gran tamaño
de la muestra que utilizamos. En particular,
nuestros datos contienen todos los registros
(resaltado fuera del texto) administrativos de
consultas médicas en Colombia desde 2003 a
2007, que después de un proceso de limpieza,
el cual se describirá más adelante, contiene
más de 50 millones de observaciones; esto
nos permite encontrar resultados muy
precisos y robustos en nuestros resultados
empíricos. En segundo lugar, los datos con
los que contamos nos permiten establecer un
vínculo entre la fecha exacta y la magnitud
de la aspersión aérea con el día de la consulta
médica.
“Finalmente, la posibilidad de construir un
panel de resultados de salud a nivel individual
es única, en el sentido que controla por
diferencias en comportamientos, genética y
estado básico de salud de los individuos”12.
Para facilitar el análisis del método presentado por
Mejía y Camacho, damos a conocer nuestros argu-
mentos frente a los componentes del método descrito
por los autores, tratando de seguir el mismo orden en
que fueron presentados: i) fuentes de información, ii)
diseño del modelo estadístico, iii) análisis de causa-
lidad, iv) amplitud y representación de la muestra, v)
limpieza y parametrización de los datos, vi) asocia-
ción de temporalidad y volumen entre los registros
de aspersión y consultas médicas, vii) panel para el
control de diferencias.
12 MejíayCamacho (2014), tomadode laversiónenespañolpublicadapor laUniversidaddelosAndes,negrillasnoincluidasenlaversiónoriginal
19Revisión de pares académicos18 Revisión de pares académicos
dencia o con el municipio donde se encuen-
tra la IPS donde le fue prestado el servicio de
salud.
En relación con lo anterior se tiene un bajo
reporte de los resultados de esta transforma-
ción en la información, lo cual no permite –y
al parecer los autores no realizan– una com-
paración de estos datos obtenidos con otras
fuentes. Se excluyen, entonces, de los ele-
mentos de control criterios clave como son la
cantidad de usuarios del sistema de salud en el
periodo estudiado, o la cantidad de consultas
o procedimientos en un servicio, enfermedad
o patología específica. Estos desarrollos hu-
bieran permitido tener una idea de la razona-
bilidad de procedimientos posteriores como la
estimación del número de abortos.
Se demuestra, entonces, que en los RIPS
hay una severa distorsión en los reportes de
casos de abortos que los autores no tratan de
especificar, como tampoco estimar su magni-
tud e impacto. La estimación de abortos que
realizan es débil, pues no reportan los núme-
ros de abortos que estimaron en cada munici-
pio, ni tampoco comparan sus resultados del
número de abortos con datos de otras fuentes
como el reporte de estadísticas vitales –naci-
mientos.
Este subregistro de RIPS evidenciado en
abortos no merece ningún comentario en el
caso de consultas dermatológicas y respirato-
rias por parte de Daniel Mejía y Adriana Cama-
cho. Así, los valores consignados en la carac-
terística respuesta, pueden estar muy alejados
de la realidad, y no se hace un esfuerzo por
examinar esta posibilidad.
Registro de abortos no verificablesEl segundo eje de cuestionamientos a la utiliza-
ción de las fuentes de datos realizada por los autores
es el proceso de registro de “abortos”, que es real-
mente un proceso de imputación de datos. La fase de
imputación está débilmente explicada en el artículo y
es igualmente débil y cuestionable bajo la luz del rigor
metodológico. Aquí los autores no observan abortos
en los registros de los RIPS, el conteo de los casos
no se hace con base en reportes de procedimientos
de legrados y abortos, abortos incompletos o alguna
condición que identifique una muerte fetal. Los auto-
res en cambio realizan una parábola estadística para
determinar “abortos”.
Asimismo, la metodología para la identificación
de los casos de aborto propuesta por los autores es
cuestionable. Esta consiste en definir como “abortos”
a la disparidad que observan entre el registro de una
consulta prenatal y la ausencia de un registro de na-
cimiento. Para dar total claridad a este punto central
del método usado, se puede resaltar que los autores
no contabilizaron abortos ocurridos. El registro de
estos es dado por el comportamiento de dos caracte-
rísticas (consulta prenatal vs. nacimientos) de la base
de datos que construyeron con los RIPS. Esto señala
que su variable de abortos es realmente un proceso
de imputación de datos con bajo rigor técnico. Esta
es una condición central de la fragilidad metodoló-
gica de este estudio, la cual merece un mayor nivel
explicativo.
En su método analítico, Mejía y Camacho superan
la frontera de lo que es verificable para estudios de
salud pública. Soportándose en supuestos frágiles
los autores redefinen el criterio de abortos, al seña-
lar que una mujer que acude en estado de gestación
a una cita médica y posteriormente no reporta con
el mismo código de identificación un nacimiento, se
considera un “aborto”.
¿Son estos abortos reales y verificables? Al pa-
recer no. ¿Cuántas posibles explicaciones alternas
de este fenómeno de desfase en el registro de citas
prenatales y partos, son posibles? Múltiples, como lo
indicaremos a continuación.
De hecho, Mejía y Camacho reportan en su
primer documento que para el periodo 2003
a 2007, se encontraron 2,5 millones de muje-
res que asistieron a consulta prenatal o parto.
Esto sería en promedio 600 o 625 mil mujeres
en estado de embarazo al año en Colombia re-
portados al RIPS. En contraste, solo los naci-
mientos reportados en Estadísticas Vitales del
DANE en 2007, fueron superiores en cien mil
casos por año.
Es notorio el doble rasero interpretativo
cuando los autores no reconocen la pérdida de
casi medio millón de nacimientos en su base
de datos y en cambio sí definen como signi-
ficativo y concluyente un hallazgo de abortos
observados en una veintena de casos. Como
explicaremos más adelante tampoco consi-
deramos que este hallazgo sea real, dado que
los autores no demuestran la ocurrencia de di-
chos abortos.
Lo que resulta más problemático para los
objetivos de los autores es que los casos de
subregistros no son homogéneos en todo el
país; por el contrario, se dan principalmente
en las zonas rurales de menor acceso hospi-
talario, las cuales coinciden con las zonas de
aspersión aérea. Así, el procedimiento de esti-
mación de abortos es débil y puede estar fuer-
temente sesgado hacia los cascos urbanos
municipales –donde no ocurre la exposición al
glifosato por aspersión aérea.
Contar con una base de datos con millo-
nes de registros no suple las deficiencias de
los datos en sí mismos, como proponen los
autores. Si los datos están afectados por pro-
blemas de calidad, es de esperarse que estos
problemas de calidad se multipliquen cuantas
veces mayor sea la cantidad de registros.
B. De la lectura del artículo quedan algunas
inquietudes de cómo se realizó el ajuste de la
base de datos de RIPS. Se entiende que para
este ejercicio se requirió identificar todas las
prestaciones de servicios de salud que se le
practicaron a un solo afiliado, hasta confor-
mar una base de usuarios al Sistema General
de Seguridad Social en Salud (SGSS) únicos
en la base. Estos procesos sufren por fallas
en la identificación de los usuarios únicos;
además no se reporta ninguna estadística de
usuarios que identifican con un solo registro
de prestación. Tampoco reportan los autores
cuántos usuarios al SGSS se lograron vincular
en más de un servicio de salud reportado en
el RIPS. Esta condición agudiza los problemas
de identificación del modelo.
C. No se informa en el estudio de Mejía y
Camacho cómo se realizó la vinculación de la
base de datos de RIPS, ajustada en registros
únicos para cada usuario, con la base de as-
persiones. Al parecer, lo que hicieron los auto-
res fue copiar la información de aspersión de
un municipio y asignarla a cada usuario que
aparezca con este mismo municipio de resi-
Contar con una base de datos con millones de registros no suple
las deficiencias de los datos en sí mismos,
como proponen Camacho y Mejía
21Revisión de pares académicos20 Revisión de pares académicos
ción de las bases durante dos décadas del programa
de aspersión aérea, ha generado múltiples señales de
alerta que le permiten al labriego predecir y reaccio-
nar frente a este riesgo.
Incluso, en otro estudio académico (Mejía,
2009), el autor expresó esta misma condición, pero
en el sentido opuesto, contradiciendo su postura ac-
tual. Para explicar los altos costos del Plan Colombia
en relación con sus objetivos, afirmó Mejía que una de
las estrategias de los cultivadores era:
“La fumigación de las plantas de coca con
melazas justo antes de las campañas de
erradicación aérea con el fin de prevenir
que el componente activo de los herbicidas
utilizados en éstas penetren y destruyan las
hojas de la planta de coca”.
Es decir, en el análisis de Mejía del 2009 la asper-
sión era predecible, mientras que en su reciente pu-
blicación al usarla como variable instrumental esta
misma condición cambia abruptamente a una condi-
ción de impredecibilidad.
Más allá de las inconsistencias temporales en las
definiciones que emplea el autor o los vacíos de rigor
conceptual, lo que esto implica en el trabajo de Mejía
y Camacho es que se debe replantear la caracterís-
tica instrumental de los individuos observados. Esto
como requisito de rigor estadístico para demostrar la
no endogeneidad del modelo o para proveer eviden-
cia sólida que contradiga las observaciones en terre-
no sobre la predecibilidad de la aspersión –y corregir
sus propias afirmaciones de estudios anteriores–.
Ninguna de las dos alternativas es un camino fácil,
por lo que implica importantes cambios a la estruc-
tura del estudio.
Diseño del modelo estadísticoEl documento no incluye un aparte de presenta-
ción detallada del modelo estadístico, condición que
dificulta considerablemente su validación. En todo
caso, en términos formales, los autores describen los
principales elementos de la metodología utilizada,
aunque no se precisan los sujetos específicos de la
investigación en términos de sus características par-
ticulares.
Un primer llamado a los autores para mejorar la
utilidad y avanzar en la lectura del método elegido es
la presentación de variables sociodemográficas bá-
sicas de los sujetos particularmente estudiados para
identificar posibles interpretaciones alternas de las
hipótesis. Este factor de control demográfico básico
es una condición mínima establecida para los estu-
dios de salud pública, en este caso es un criterio de
rigurosidad que no fue realizado.
En segundo lugar, argumentamos en esta revisión
del modelo estadístico que la principal discusión al
estudio es la plausibilidad de las conclusiones en re-
lación con el método utilizado. Este será un argumen-
to crítico que expondremos en varios momentos de
esta evaluación de pares académicos. Por esta razón,
la afirmación expuesta por los autores en el capítulo
introductorio requiere de un análisis detallado. Del
texto de Mejía y Camacho, se lee en la página 5:
La metodología utilizada por Mejía y Camacho no permite, en modo
alguno, establecer que los sujetos analizados fueron expuestos a la aspersión
aérea
Cada uno de los siguientes casos darían un falso
positivo al criterio fijado por los autores para definir
“abortos”: 1) Si las mujeres dan a luz fuera de un cen-
tro hospitalario, como de hecho ocurre en algunos
hogares rurales, esto no queda registrado en el RIPS.
2) Si las mujeres usan otra identificación o el médico
no registra el nacimiento en el RIPS (como ya hemos
explicado que ocurre) tampoco se puede observar el
nacimiento y se carga erróneamente al registro de
“abortos” creado por los autores. 3) Si las mujeres mi-
gran fuera de la frontera nacional y tienen sus partos
en otras zonas no se incluyen en los RIPS.
Analicemos en profundidad el caso 3) como una
oportunidad para resaltar la importancia del trabajo
de campo como sustento empírico y de credibilidad a
los supuestos seleccionados en el estudio. Contrario a
los postulados estadísticos de los autores, algunas di-
námicas sociales observadas afectan la validez de su
modelo teórico. Es el caso de las zonas fronterizas del
sur del país (Putumayo y Nariño), en que los progra-
mas de aspersión han tenido una especial intensidad,
allí se ha observado que algunas mujeres embaraza-
das migran poco antes del parto a territorio ecuato-
riano para aprovechar los subsidios a las madres (pa-
ñales, leche, ropa) que otorga el sistema público del
vecino país. Es decir, donde los autores usando una
maniobra estadística ven abortos por causa del glifo-
sato, lo que realmente puede estar ocurriendo es una
migración voluntaria para dar a luz del otro lado de la
frontera.
El incorrecto uso de la base de datos de RIPS y el
proceso de imputación de abortos son dos puntos crí-
ticos para la validación de las conclusiones. Lo que
se está señalando es que según el procedimiento re-
portado en el artículo, no es posible establecer que el
usuario que recibió el servicio de salud, en efecto haya
estado expuesto a la aspersión aérea con glifosato, ni
que los casos identificados (asumidos) como abortos
por los autores hayan sido en efecto casos verificados.
Registros municipales de aspersión aéreaLos RIPS no son la única fuente de información
del estudio. La segunda fuente de información utili-
zada por los autores son los registros municipales de
aspersión aérea proporcionados por la Policía Anti-
narcóticos. El manejo de esta base de datos tampoco
es ajeno de algunas condiciones problemáticas.
Primero, tal y como lo indica la tabla 2, no se pre-
cisa cómo calcularon los autores la media de kiló-
metros cuadrados fumigados en los últimos 15 días.
Tampoco se entiende a qué 15 días se refieren, así
existiría un promedio para cada fecha, pues cada
consulta tiene una fecha distinta y ocurre en un mu-
nicipio diferente.
El segundo criterio de reflexión lo encontramos
en la definición de las variables instrumentales, para
validar la estadística de su modelo los autores depen-
den de que la aspersión aérea sea un fenómeno no
predecible por parte de los individuos afectados. Los
autores convierten este supuesto en un postulado, sin
realizar ninguna validación. La experiencia de cam-
po en entrevistas con cultivadores de coca señala lo
contrario al postulado de los autores, la aspersión aé-
rea es, en la mayoría de las regiones, predecible por
parte de los cultivadores14.
Si bien los cultivadores de hoja de coca no pueden
predecir el día exacto de la aspersión de sus parcelas,
sí manejan un rango fiable del momento de afecta-
ción y un estimado del mejor instante para cosechar
la planta y minimizar la penetración del herbicida.
En razón a que la aspersión aérea depende de
condiciones climáticas para el acceso de aeronaves,
las cuales son observables por los cultivadores, más
la experiencia en la repetición de los ciclos de rota-
14 UNODC;ProyectoSimci;Entrevistasacultivadoresdehojadecocadesarro-lladasduranteelestudio“Estructuraseconómicasdeloscultivosdehojadecoca”versiones(2008)y(2011).
23Revisión de pares académicos22 Revisión de pares académicos
usuario que originó la consulta, con lo que queda ex-
puesto, una vez más, el problema significativo de iden-
tificación del efecto.
Lo anterior implica que en el tratamiento que se
quiere identificar su posible efecto, no hay cómo se-
pararlo de otros efectos. Los autores argumentan que
incluir en el modelo lineal, características no observa-
das, como residuos idiosincráticos, residuos para cada
individuo o residuos para cada año o cada mes en el
estudio resuelve los problemas de identificación. Sin
embargo, no se brinda ningún argumento para sus-
tentar esta tesis.
Consideramos que la decisión de los autores de
usar un estimador intragrupal sobre datos a los que
se les ha descontado la media de diferentes grupos, no
resuelve la evidente confusión de efectos.
En el mismo contexto problemático de los mecanis-
mos de control, los autores afirman que usaron como
control ciertas características municipales, como po-
blación municipal, ingresos al municipio por impues-
tos, índice de ruralidad, gasto del gobierno municipal
en salud, entre otros, y manifiestan que realizar este
control les permite tener estimaciones insesgadas de
los coeficientes de su modelo. El equipo de pares aca-
démicos considera lo contrario.
La ocurrencia de una característica municipal,
como el gasto público en salud del municipio, y que se
encuentre un coeficiente significativo en un modelo de
mínimos cuadrados, no implica que se esté controlan-
do el fenómeno de estudio por niveles preestablecidos
de gasto municipal en salud. Que en un municipio se
haya presentado un determinado número de millones
de pesos en gasto municipal de salud, no quiere decir
que los usuarios del sistema de salud que consultaron
hayan estado “controlados” por ese nivel de gasto. Esto
significa, desde la lógica del rigor metodológico de la
estadística, que no por usar en un modelo lineal unas
características municipales, se producen estimacio-
nes insesgadas de coeficientes en modelos lineales.
Un segundo bloque de argumentos al diseño es-
tadístico de los autores, los orientamos a resaltar los
criterios que quedan opacos de la metodología, en
estos casos, ante la ausencia de una definición clara,
presentamos algunos cuestionamientos y explora-
mos algunas de las dificultades predecibles.
En el procedimiento expuesto en el escrito, al pa-
recer se apunta a estimar el efecto de un tratamien-
to –exposición a la aspersión–, en una tasa o pará-
metro poblacional. Es decir, la probabilidad de sufrir
una enfermedad se incrementa por la exposición a
la aspersión. Esta probabilidad es un parámetro po-
blacional, sin embargo, la población sobre la que este
parámetro se aplicaría, no está claramente estableci-
da. Lo anterior es significativo si recordamos que re-
gularmente la mayor parte de consultas procede del
centro poblado del municipio donde hay menor ries-
go de contacto con la aspersión, siendo menos pro-
bable la solicitud de atención por parte de individuos
que tienen dificultades de acceso a los prestadores
de servicios en salud. En todo caso, si las personas
en el área rural dispersa acudieran a la consulta por
problemas dermatológicos, buena parte del total de
las consultas seguiría siendo producido por aquellas
con menor probabilidad de exposición, simplemente,
porque son considerablemente más quienes viven en
el centro poblado.
Otro criterio opaco de la metodología lo encontra-
mos dentro de la ecuación lineal ajustada, en la que se
incluyen características que no se especifican y solo
se denominan como “algunos controles individuales
y municipales”. Esto no permite conocer en detalle el
modelo ajustado.
Adicionalmente es de bajo rigor que no se repor-
ten los coeficientes del modelo lineal completo en
los anexos, que no se informa sobre si se realizó un
proceso de ajuste, eliminando o incluyendo variables.
Y que no se presenten todos los coeficientes estima-
dos. Esto les impide a los pares académicos realizar
“La especificación econométrica utilizada
nos permite comparar el incremento en la
probabilidad de sufrir un problema de salud
para el mismo individuo que estuvo expuesto
a distintos niveles de aspersión aérea en
diferentes momentos del tiempo”.
Es importante subrayar que la metodología utiliza-
da no permite, en modo alguno, establecer que los su-
jetos analizados fueron expuestos a la aspersión aérea,
por tanto, la afirmación contenida en el extracto no es
precisa. En este contexto, es dudoso que sea posible
una aproximación causal en los términos estrictos que
esta expresión representa.
Una tercera consideración es nuestro cuestiona-
miento frente a la definición que hacen los autores de
su diseño como el de un estudio cuasi experimental.
Se colige entonces que el grupo de intervención está
constituido por las personas en las áreas donde se ha
producido la aspersión aérea y el grupo control, aquel
en el que se ha dado la erradicación manual.
“La estrategia empírica que seguimos (ver
Camacho y Mejía, 2013) nos permite tener un
diseño cuasi-experimental apropiado para
estudiar el efecto de la aspersión aérea sobre
los resultados de salud e interpretar nuestros
resultados como efectos causales” (página 5).
Dado que ambos grupos estarían probablemente
expuestos a agroquímicos con efectos potencialmente
negativos para la salud, con motivo de los cultivos ilíci-
tos y el procesamiento de la hoja, pasta y base de coca,
podría haberse usado como grupo control adicional a
un conjunto de población por fuera de las áreas con
cultivos ilícitos o actividades agrícolas que represen-
ten compromisos similares a la salud. Lo anterior se
menciona para ilustrar los grandes retos de control de
variables del entorno que el estudio no resolvió.
No es posible en la definición del grupo de control
establecer qué proporción de personas enfermas, por
las causas incluidas en el estudio, acuden a tratamien-
to médico. Si se asume que la mayoría de los potencia-
les eventos de afectación por glifosato corresponden a
casos de sintomatología leve y que la probabilidad de
consulta por eventos agudos leves es baja, entonces
habría un sesgo importante de información desde la
base misma del estudio. Esto implica, por tanto, que la
intención de los autores de presentar un estudio cuasi
experimental queda debilitada.
Un cuarto criterio de revisión del método se pre-
senta en torno de la vinculación de las bases de datos
expuesta anteriormente. Observamos que los regis-
tros de prestaciones de salud y las características mu-
nicipales de número de hectáreas asperjadas y hec-
táreas de coca sembradas, se realizó usando la llave
código de municipio y departamento. Con el anterior
procedimiento no se permite identificar que la perso-
na sujeto del registro de consulta médica haya estado
expuesta a la aspersión aérea o a sus efectos. Por esto
es que la reflexión sustentada en un modelo lineal no
tiene cómo identificar el efecto de la aspersión sobre el
Es de bajo rigor que no se reporten los coeficientes
del modelo lineal completo en los anexos del artículo de Camacho y Mejía. No se informa sobre si se realizó
un proceso de ajuste, eliminando o incluyendo
variables
25Revisión de pares académicos24 Revisión de pares académicos
ción esté estimando una cantidad de abortos cercana
a la realidad. Puede ser que se presente una correla-
ción de Pearson alta, y la cantidad de estimados esté
muy por encima o muy por debajo de la realidad.
Panel de datos para el control de diferencias
Se observan procedimientos no precisos en el
artículo como la conformación de la base de datos a
utilizar. Se menciona una base de datos panel que se
puede interpretar como que cada usuario está repre-
sentado en un registro y se consignan varios eventos
de este usuario en el tiempo, y la característica de-
pendiente es el porcentaje de consultas dermatológi-
cas del usuario en ese intervalo de tiempo. Si este es
el caso para el estudio de abortos como caracterís-
tica dependiente –variable de respuesta–, esta sería
dicotómica (aborto sí o no), para la cual un modelo
lineal es en extremo no adecuado para ajustar este
fenómeno y se tendría en otros criterios que restrin-
gir el universo a mujeres gestantes en el periodo.
Los autores, al parecer –pues se habla de un es-
tudio de datos panel a nivel de usuarios–, no solo
estiman la cantidad de abortos en cada municipio,
sino que imputan un dato de aborto ocurrido para
una mujer afiliada al sistema salud. Si este es el caso,
un coeficiente significativo teniendo esta imputación
como característica explicada (variable dependien-
te) explicaría el subregistro de partos o cesáreas en
RIPS, y no necesariamente los abortos ocurridos.
Una crítica importante del proceso es que los
autores no reportan en el artículo si para ajustar el
modelo lineal se mantuvieron en la base de datos
los registros de los municipios que no presentaron
aspersiones, o se retiraron de la base para ajustar el
modelo.
En el apéndice B no se indica cuántos usuarios se
reportan en RIPS, después del proceso de limpieza.
Solo mencionan datos de registros de consultas. No
hay indicadores de calidad de la base ni de su cober-
tura. Algo que en sentido estricto cualquier estudio
de salud pública debe realizar como elemento para
visualizar su rigurosidad.
Pero también se podría tratar de unos datos panel
por municipio, es decir, en cada municipio se consig-
nan diferentes características en distintos momentos
de tiempo. En este caso la característica explicada –
variable respuesta– sería el porcentaje de consultas
dermatológicas, respiratorias o abortos en el munici-
pio durante el periodo de tiempo. Es de señalar que si
este es el caso no se puede invocar teoría asintótica.
A este respecto las características explicadas se-
rían porcentajes. Sin embargo, en el cuerpo del artí-
culo se presenta una función del estado de salud que
al parecer se estima para cada usuario. Si el estudio
utiliza las corporaciones como unidad de observa-
ción, las conclusiones están referidas al municipio,
es decir, el número de hectáreas asperjadas en una
municipalidad contribuye significativamente a ex-
plicar el promedio de consultas con diagnóstico der-
En el estudio de Mejía y Camacho la variable
aborto está constituida sobre la base del frágil supuesto de que la falta
de registro de embarazos constituye un caso en firme de aborto. Si así fuera, no se demuestra
una conexión entre estos casos y la exposición al
glifosato
algunas réplicas de fondo a los autores, frente a sus
resultados.
En una dinámica similar los autores no precisan,
en el apartado 5, sobre la función de producción en
salud, cómo se estimó el segundo componente o se-
gundo factor denominado leisure, en inglés, que en
la función gama se le denomina l, puesto que esta
condición no permanece estable en el tiempo, y, por
tanto, no es claro si aplicaron un modelo de efectos
fijos sobre los individuos donde este efecto no desa-
parece. Si los autores, en el caso de la característica
respuesta abortos (presencia o ausencia de abortos),
la ajustaron a un modelo donde la unidad de observa-
ción son las usuarias, al parecer (porque los autores
no presentan explícitamente la ecuación ajustada),
tendríamos entonces el caso de que Mejía y Camacho
ajustaron un modelo lineal sobre una característica
de respuesta dicotómica. Lo que constituye un error
estadístico importante.
La opacidad del diseño del modelo frente a estos
cinco factores no es una crítica menor, pues de con-
tarse con las respuestas a las inquietudes presenta-
das aquí, se pueden desprender otro tipo de análisis y
revisiones por parte de otros pares académicos.
Análisis de causalidadComo lo señalamos anteriormente una de las
principales críticas frente a este estudio es el mal uso
en el método que define los hallazgos como relacio-
nes causales. Es decir, la resolución no sustentada de
los autores para definir la aspersión aérea como una
causa de abortos.
La relación de causalidad la fundamentan los au-
tores en el signo de un coeficiente significativo en el
modelo lineal en el que introducen un efecto no ob-
servable de cada individuo (que vale la pena volver
a mencionar no es un procedimiento suficiente que
permita argumentar causalidad de un tratamiento
sobre una característica de respuesta). Se esperaría
de un estudio de este nivel, que al menos controlara
que los individuos sean efectivamente expuestos al
agente químico y además que se controlen con ob-
servación otras posibles fuentes que incidieran en la
variación de la característica explicada. De hecho,
los autores comentan que la existencia de cultivos de
coca, (variable que introducen en el modelo lineal)
puede afectar de diversas formas la salud humana,
pero no controlan en el modelo lineal ninguna de es-
tas posibles asociaciones. Mejía y Camacho conside-
ran que introducir el porcentaje de hectáreas de coca
sembradas en el municipio es suficiente para que los
posibles efectos a la salud de los cultivos de coca no
se confundan con los efectos en la salud de la asper-
sión, lo que tendría que probarse y no asumirse.
Queda planteado, de facto, en el estudio que existe
una sola causa asociada al efecto “abortos” al no pre-
sentar referencia alguna a pruebas de hipótesis so-
bre la significancia (diferencia significativa de cero)
de los coeficientes estimados. Es decir, no se repor-
ta ningún ejercicio de verificación de las hipótesis al
aplicar un modelo lineal. No hay tampoco esfuerzo
alguno por descartar otras hipótesis que los autores
propongan o intuyan, esto los lleva a una espuria re-
lación de causalidad que no se puede demostrar ni
siquiera a la luz de sus propios datos.
Se asegura que la correlación entre la cantidad de
abortos estimados por municipios y la de reportados,
es superior al 90%. Una correlación de Pearson en-
tre los abortos estimados por los autores y los repor-
tados no tiene ninguna implicación sobre la calidad
de la estimación de la cantidad de estimados por los
autores en su propia metodología. Es decir, el hecho
de que estas dos características, cantidad de abortos
estimados por los autores, con cantidad de reporta-
dos por municipio tengan un comportamiento de a
más más, o a menos menos en un sentido lineal, no
quiere decir que la primera metodología de estima-
27Revisión de pares académicos26 Revisión de pares académicos
se incluyen todos los municipios de Colombia, inclui-
dos los no asperjados y cuando solo se calcula esta
media de proporciones en los usuarios residentes en
los municipios asperjados.
De hecho, los autores argumentan que es una
característica de robustez de sus estimaciones, la
condición de tener un coeficiente significativo para
la característica promedio de hectáreas asperjadas
en el municipio en los 15 días anteriores a una fecha
de consulta, incluso para el caso donde se incluyen
municipios no asperjados, así como cuando la base
consiste solo en los municipios asperjados. Este ar-
gumento podría ser incorrecto por el hecho de que
este coeficiente sea significativo, en las dos bases
de datos –todos los municipios incluidos los no as-
perjados y de otro lado solo los asperjados–, lo que
demuestra es que esta característica –el promedio
de hectáreas asperjadas en 15 días– tiene la misma
capacidad explicativa de la proporción de consultas
dermatológicas para usuarios en municipios no as-
perjados, como en asperjados.
Los no asperjados juegan un papel contrafactual,
o una especie de grupo control, pues sus residentes
son no expuestos al tratamiento y, precisamente, lo
que se buscaría es que sean diferentes los promedios
en la característica respuesta en el grupo expuesto y
en el no expuesto. Pero los autores están interpretan-
do el hecho de que en los no expuestos, el tratamiento
al que no fueron sometidos explique la característica
respuesta como una condición de robustez en sus es-
timaciones. La robustez de un estimador no se refiere
a que el tratamiento también tenga efecto sobre los
no tratados. Esto es más una consecuencia de la baja
capacidad explicativa que tiene el modelo del fenó-
meno que quiere demostrar un hallazgo concluyente
de los autores.
Recordemos que la robustez de un estimador se
refiere a un estimador insesgado o consistente, o no
tan sensible a perturbaciones en la distribución dada
o asumida, incluso algunos autores se refieren a ro-
bustez de un estimador cuando su prueba de hipóte-
sis de significancia tiene una curva de potencia más
alta.
Lo anterior es importante al observar que los au-
tores argumentan que el efecto de la aspersión so-
bre la proporción de consultas dermatológicas es 2,2
veces mayor en municipios asperjados que en los no
asperjados, pero este 2,2 no coincide con los coefi-
cientes estimados presentados. Aquí concentramos
una de las principales críticas a las conclusiones de
Mejía y Camacho: sus datos no son consistentes con
sus propias conclusiones.
El segundo bache en los resultados lo encontra-
mos en la verificación o no de las hipótesis que se
requiere suponer al ejecutar un modelo lineal. No se
presenta ningún análisis de residuos de la regresión
como lo sugiere la literatura especializada (ver: Weis-
berg o Wooldridge).
Con esta condición restrictiva de los resultados,
encontramos que, por ejemplo, al presentar la prueba
de hipótesis de significancia de los coeficientes esti-
mados, se asume normalidad o normalidad asintótica
de los residuos, e independencia de estos con las ca-
racterísticas explicativas.
Si los autores pretenden argumentar consisten-
cia de los estimadores, usando la teoría asintótica,
en esta también se asumen ciertas hipótesis que se
deben verificar si se satisfacen o no, y reportar estos
resultados.
Una de las hipótesis que se requiere asumir en
cualquiera haya sido el modelo lineal que se intente
ajustar, e independientemente de si pretende aproxi-
mar, la insesgadez obteniendo estimadores consis-
tentes o si se pretende argumentar aproximaciones
asintóticas de las distribuciones –en el contexto de la
teoría asintótica–, es la hipótesis de media cero de los
residuos dadas como ocurridas las características
explicativas, E (u|x) =0. Al respecto, los autores acep-
matológico en el municipio, si es que el modelo ajusta.
En este escenario no se tendría cómo concluir sobre
las personas y su estado de salud, pues un porcentaje
de consultas médicas en dermatología dista de una
probabilidad de sufrir una enfermedad dermatológi-
ca. Para este caso, no se requiere realizar una identi-
ficación de la base RIPS, para convertirla en una base
de usuarios únicos.
ResultadosEstos deben responder a los objetivos y pregun-
tas de investigación, preferiblemente en el orden en
que estos fueron planteados. Las figuras o tablas se
deben poder entender por sí mismas y tener relación
con el texto (Ladrón de Guevara, et al, 2008).
Los resultados presentados en el estudio son con-
gruentes con los objetivos y el planteamiento meto-
dológico, para el caso de los datos referidos a las su-
puestas consecuencias dermatológicas, respiratorias
y abortos.
Como ya se indicó, no se hizo una presentación de
los sujetos estudiados. Sus características como sexo
y edad no fueron abordadas. El análisis por variables
demográficas permitiría entender mejor las relacio-
nes que los investigadores describen y reinterpretar
las conclusiones. Quedan sin resolver preguntas bá-
sicas en los eventos en salud –dermatológicos, res-
piratorios y reproductivos–, para probar si tienen al-
guna implicación la distribución particular por edad,
sexo, o incluso por el área geográfica estudiada, que
permitan validar o descartar otras hipótesis.
Tampoco se incluye un análisis de posibles ses-
gos producidos por otras variables, lo que se espera-
ría que un estudio que aspira a establecer relaciones
causales o de asociación directa contenga. Los auto-
res afirman en la página 11:
“Las consultas dermatológicas y respiratorias
relacionadas con la aspersión aérea corresponde
a un 1,3% aproximadamente y 3,8% de todos los
diagnósticos reportados”.
Cuando realmente a lo que se refieren los autores
o se consigna en el escrito, es que cuando se limita
el universo de consultas a los municipios con nive-
les positivos de aspersión de Glifosato, el porcentaje
de consultas médicas es de 1,3% dermatológica y de
3,8% respiratoria con respecto de todos los registros
de consultas en este universo. Y ellos mismos repor-
tan que tomado como universo todos los registros
de consultas médicas en el país en el periodo, estas
proporciones son de 1,2% dermatológica y 3,6% res-
piratoria. Es decir, en la afirmación de los autores la
palabra “relacionada”, no significa, en caso alguno,
causalidad ni asociación estadística, ni una relación
de predicción o seguimiento.
Llama la atención que los autores, no comentan la
escasa diferencia que se presenta, al parecer, en la
media de las proporciones de consultas dermatológi-
cas y respiratorias en los usuarios al SGSSS, cuando
No hay esfuerzo alguno por descartar otras
hipótesis que los autores propongan o intuyan, esto
los lleva a una relaciónde causalidad que no
se puede demostrar ni siquiera a la luz de sus
propios datos
29Revisión de pares académicos28 Revisión de pares académicos
blemas de salud con un factor diferente como es la
presencia de cultivos ilícitos, donde una serie nueva
de variables –uso de insumos y precursores, pobreza
y marginalidad, aspersión o no aspersión, entre mu-
chos otros– entran en condiciones de variables ex-
plicativas. Esta condición invalida el postulado de los
autores de presentar su investigación como un mé-
todo superior que resuelve los problemas de endoge-
neidad –observados por ellos en estudios previos–.
En síntesis, los problemas de endogenidad continúan
sin resolverse.
Sin embargo, tanto la característica proporción
municipal de hectáreas sembradas de coca, como el
promedio de hectáreas asperjadas en el municipio
durante los últimos 15 días u 8 meses anteriores a
una fecha, no se pueden asignar como tratamientos
o exposiciones a algún fenómeno de los individuos de
estudio. Es decir, hay un claro problema de identifica-
ción –efectos confundibles– (confounding effects, en
inglés), no se puede distinguir entre múltiples efec-
tos que sí están en contacto directo con los afiliados
al SGSSS. Por tanto, concluimos que el estudio pre-
senta un problema de identificación que invalida sus
conclusiones.
Valoración global
Se trata de una investigación problemática en
muchos contextos, la que recurre a una metodología
basada en fuentes secundarias y muestra que el coe-
ficiente de la característica de hectáreas asperjadas
sobre el porcentaje de consultas médicas dermatoló-
gicas o respiratorias o abortos estimados, es signifi-
cativamente diferente de cero, en zonas con distintos
tipos de erradicación de cultivos ilícitos.
Consideramos el estudio de Mejía y Camacho un
punto de partida para posteriores investigaciones de
campo que generen evidencias. La utilidad de este
estudio radicaría en la propuesta de hipótesis, mas
no en un punto de llegada conclusivo que se pueda
definir ni como evidencia científica de primer nivel
causal o de tipo asociativo.
El estudio no adopta una posición autocrítica so-
bre sus resultados. La principal limitación es que no
se cumplen las condiciones que desde la perspectiva
de los estudios epidemiológicos son necesarias para
establecer relaciones causales. No se demuestra la
exposición de los sujetos al glifosato y la variable
aborto está constituida sobre la base del frágil su-
puesto de que la falta de registro de embarazos cons-
tituye un caso en firme de aborto. Aun, si así fuera,
no se demuestra una conexión entre estos casos y la
exposición al glifosato.
El reporte del estudio no incluye el análisis de va-
riables de corte ambiental, sesgos en la distribución
de los casos debidos a condiciones de edad, sexo, así
como variables de naturaleza social, cultural y am-
biental.
Hay dos errores lógicos en los que podría incurrir
este estudio: Por una parte, tomar la ausencia de evi-
dencia como evidencia de ausencia; en este caso, la
ausencia de un reporte de parto no puede ser tomada
como prueba de un aborto no registrado. Los inves-
tigadores no cuentan con datos de abortos en firme,
sino que establecen una especie de parche, de gran
tamaño, sobre los datos disponibles.
El otro error se podría identificar como un tipo
de falacia ecológica de segundo tipo. Esto hace refe-
rencia a la atribución de una relación causal a partir
de datos poblacionales sin haber establecido previa-
mente la relación causal específica entre los eventos
tan que asumieron ortogonalidad, entre la caracte-
rística hectáreas asperjadas en el municipio, que la
denominan s, o choques ambientales y los residuos
del modelo, y argumentan que este supuesto se satis-
face si se supone que los afiliados al SGSSS que apa-
recen en RIPS, no anticipan el tiempo y la extensión
de las campañas de fumigación. Y al parecer también
asumen esta condición contrafactual como hipótesis.
Al respecto debemos comentar que: (i) Los au-
tores para verificar que una hipótesis se satisface,
lo que hacen es asumir otra hipótesis, por supuesto,
esto no verifica que una u otra hipótesis se satisfaga.
(ii) Esta segunda hipótesis asumida –la no predicti-
bilidad de las campañas–, no saben si se satisface o
no, adicionalmente, como no hay certeza de que los
usuarios registrados en RIPS, tuvieran contacto físi-
co con el glifosato, o trabajen o residan en las áreas
asperjadas, la verificación de esta última hipótesis
asumida, es en sentido estricto vacía. (iii) Por último,
de la no predictibilidad de la aspersión no se puede
derivar como consecuencia que los residuos de un
modelo lineal de la aspersión sobre un fenómeno
biológico o médico, como los abortos o las consultas
dermatológicas o respiratorias, se puedan considerar
como independientes estadísticamente de estas ca-
racterísticas no predecibles.
Conclusiones/discusiónSe espera una interpretación de los resultados
producidos a la luz de los estudios antecedentes y
contestando a las preguntas e hipótesis de investiga-
ción. Además se espera que se señalen las deficien-
cias del estudio y explicaciones alternas a los resulta-
dos (Ladrón de Guevara, et al, 2008).
Las conclusiones del estudio son reiterativas en lo
que se expresó desde el comienzo del documento. Se
ratifican los hallazgos sin que se asuma discusión al-
guna sobre estos resultados, condiciones para la ve-
rificación exhaustiva o revisión de la robustez de los
supuestos o explicaciones alternas.
Como se indicó antes, una deficiencia metodoló-
gica del estudio radica en que no hay crítica a la falta
de demostración de exposición por parte de los su-
jetos estudiados. Se asume una equivalencia entre
el registro en un municipio con erradicación aérea,
como si esto representara una exposición al glifosato.
La realidad es que la unidad geográfica “municipio”
refiere a un área que puede ser muy extensa y no es
ni homogénea en su territorio, ni en el contacto con la
aspersión, ni en el acceso a los centros hospitalarios
que registran los RIPS. Este problema central invali-
da el grueso de las conclusiones propuestas por los
autores.
Es igualmente problemático, en el contexto de las
conclusiones, el argumento de los autores para incluir
en el modelo lineal la característica explicativa –la
proporción municipal de hectáreas cultivadas con
coca, en la medición satelital del final de año–. Lo an-
terior hace que la estimación de los coeficientes del
modelo lineal no sea sesgada, porque de no incluirla
se podría estar estimando una relación entre la ca-
racterística aspersión y la proporción de consultas
dermatológicas o respiratorias o abortos presentes o
ausentes. Relación que en este caso no está dada por
estos dos fenómenos, sino lo que se podría estar esti-
mando realmente es el efecto de los cultivos de coca
sobre los afiliados y sus consultas médicas.
En términos más simples, lo anterior indicaría que
los autores, contrario a establecer la aspersión aérea
como causa de determinadas afectaciones en salud,
lo que generan es un modelo que relaciona los pro-
31Revisión de pares académicos30 Revisión de pares académicos
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estudiados. En este caso, el hecho de que haya más
episodios de síntomas dermatológicos, o menos par-
tos en una región, no significa que esto se deba a la
exposición por glifosato, pues previamente no se ha
establecido que los sujetos de la región (tomados del
RIPS) estuvieran expuestos al glifosato, o que el gli-
fosato sea realmente responsable de los síntomas es-
tudiados.
Desde el punto de vista del aporte al conocimiento,
la investigación es valiosa. Sin embargo, sus conclu-
siones se podrían moderar en el sentido de haber en-
contrado pequeñas diferencias entre los subgrupos
estudiados para postular hipótesis acerca de la natu-
raleza de esas diferencias, no conclusiones tajantes
de tipo causal como se afirmó en versiones prelimi-
nares y a la opinión pública. Tampoco la significancia
estadística en las asociaciones se puede sustentar
por el tipo de metodología utilizada.
En su estado actual, no se recomendaría su pu-
blicación en un instrumento de divulgación científica
con revisión de pares.
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