Santa Clara de Asís 2012

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Santa Clara era de familia noble. Desde niña aprendió de su madre, Ortolana, la piedad y el celo por el Señor

Clara se sentía unida espiritualmente con Francisco y los suyos

El domingo de Ramos de 1212, engalanada, asistió a la Eucaristía

Pero mientras los demás iban a por la palma, ella se quedó ensimismada en su sitio. Entonces el Obispo descendió del altar y le colocó la palma en su mano.

Ese domingo de Ramos de 1212 tuvo que escaparse de su casa para ir al encuentro de Francisco y los “hermanos menores” en la Porciúncula.

Quería consagrarse a Jesús por medio de Francisco

El desapego de todo era para tener un verdadero abandono en la Providencia de Dios.

Para santa Clara la pobreza era el camino por el que podía alcanzar más perfectamente la unión con Cristo, pobre en el pesebre y llevado a su cúlmen en la cruz.

Al oír a san Francisco se dijo: “Este es el momento; ha llegado el tiempo de dirigirme a Él que me habla al corazón. Es el tiempo de escoger”.

Sintió la confirmación de lo que venía experimentando en su interior.

No quiso tener otro Señor más que el que dio la vida por todos nosotros.

La firmeza de su fe en Dios unida a su humildad y deseo de entrega y servicio terminan por vencer las dificultades.

Para santa Clara la oración era la alegría, la vida, la fuente y manantial de todas las gracias.

Mucho se ayudaron Clara y Francisco.

Estaban unidos por el mismo amor a Cristo.

Cuando salía de la oración su semblante irradiaba felicidad y sus palabras eran tan ardientes que movían y despertaban el amor por el Señor y su Madre pobrecilla

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