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Tema 3 del Curso de "Filosofía y Ciudadanía" de primero de bachilleratoLas concepcione incluyen: Idealismo, Pensamiento religioso, Mecanicismo, Materialismo Historico, Emergentismo
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CONCEPCIONES FILOSÓFICAS DEL SER HUMANO
1. INTRODUCCIÓN
En el tema anterior hemos estado analizando la naturaleza humana desde distintos
puntos de vista. Revisamos la evolución biológica y psicosocial de nuestra especie, descubrimos
la necesidad de relacionarnos socialmente con nuestros semejantes como medio para
humanizarnos, descubrimos la existencia de una “segunda naturaleza”, la cultura, en los
comportamientos humanos y, finalmente, planteábamos algunos de los conflictos que esa
dualidad provoca en la convivencia social.
La cultura o, mejor dicho, las culturas son la causa de continuos conflictos entre los
seres humanos. Pero habría que recordar que la evolución de nuestra especie ha limitado la
influencia de las respuestas instintivas que poseen otros seres vivos. En otras palabras, a falta
de instintos naturales, la cultura se impone como única vía para resolver los problemas y retos
que históricamente se le ha presentado a la especie humana.
Los problemas han sido de muy diversos tipos, el hambre, la escasez de recursos, las
emigraciones, las guerras y también muy variadas las respuestas. Tal como veíamos en el tema 1
la religión, los saberes populares o la ciencia pretenden ofrecer desde el ámbito de las
creaciones culturales soluciones viables a los problemas.
También la filosofía.
A lo largo de la historia de la humanidad la práctica filosófica ha proporcionado
respuestas a las grandes preguntas que se ha planteado la humanidad. Preguntas sobre el
origen y necesidad de la vida. El sentido de la existencia o la racionalidad o irracionalidad del
mundo han acompañado siempre al ser humano y, en ocasiones, la filosofía ha proporcionado
respuestas y argumentaciones que aún siguen utilizándose incluso en la vida cotidiana
En este tema vamos a revisar algunas de las concepciones que de la realidad y el ser
humano han tenido mayor relevancia a lo largo de la historia. Un recorrido que nos tiene que
interesar entre otros motivos por dos razones fundamentales. En primer lugar porque estas
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Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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concepciones se han incorporado a nuestra manera de entender la realidad hasta tal punto que
conocer su origen e intención puede servirnos para conocernos a nosotros mismos; en segundo
lugar porque estas visiones del mundo aún son valiosas para resolver los desafíos e incógnitas
del mundo actual.
2. EL IDEALISMO
2.1. Origen e importancia de la concepción idealista
Una de las formas que más ha influido e influye en el comportamiento de los seres
humanos es la concepción idealista de la realidad y del ser humano. Por idealista se suele
entender aquellas personas que toman decisiones y se comportan de acuerdo a unos ideales.
Este sería el idealista ético o político que considera que la realidad puede y tiene que
mejorarse de acuerdo a unas ideas que cambiarían el mundo arreglarían los problemas y
solucionarían los conflictos.
Al idealismo se opondría la que se denomina conducta realista. En este caso, el realismo
afirma que las necesidades y obligaciones del “mundo
real” siempre acaban imponiéndose y que tratar de
transformar el mundo es propio de los jóvenes sin
experiencia y de personas ingenuas. Sin embargo, más
que realista esta posición habría que denominarla
pragmática o práctica porque propone que adaptemos
nuestra conducta a las imposiciones del mundo y que
abandonemos cualquier intento de tratar de mejorar
las cosas puesto que el resultado siempre será el del
inevitable fracaso.
Ahora bien, ¿tienen razón los pragmáticos? ¿Es
infantil, ingenuo, inútil e inconveniente tratar de
mejorar el mundo que nos rodea porque, como afirman los cínicos “cada vez que alguien intenta
cambiar el mundo, el mundo acaba cambiándole a él”?
Para da respuesta a esta pregunta tendremos que analizar la concepción idealista de la
realidad y del ser humano.
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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2.2. Concepción idealista de la realidad
El idealismo es una concepción filosófica que plantea que la realidad es compleja.
Considera que los que se declaran “realistas” son ingenuos porque mantienen una idea simplista
de la realidad. Supuestamente la realidad es algo muy simple y evidente pero solo
aparentemente porque la verdad de las cosas y las situaciones no se puede captar a simple
vista. A simple vista solo se capta lo exterior, lo aparente mientras que la verdadera
realidad no se puede captar a simple vista sino que es necesario aplicar la inteligencia.
Mediante la inteligencia podemos darnos cuenta de que en toda realidad existe una
parte aparente, superficial o accidental y otras que son esenciales. Las partes accidentales
son todo aquello de lo que podríamos prescindir en las cosas, las personas o sucesos de tal
manera que no supondría una alteración considerable. Por el contrario, lo esencial, la esencia es
la definición fundamental, es decir, todo aquello que define a algo de tal manera que si no
existe esa realidad sería radicalmente diferente. Por ejemplo, el oro es un metal maleable con
una masa atómica de 196,9665 (uma), es su definición esencial, el que se presente con el color
amarillo, en forma de pepita, como pulsera, moneda o sea considerado el símbolo de la riqueza
es algo accidental o superficial.
Para el idealismo, por tanto, la esencia no es algo superficial, no se capta a simple vista
sino que es necesario indagar, analizar y estudiar la realidad para poder captar la naturaleza
profunda de la realidad. ¿Por qué esto es así?
En este sentido podemos hablar de dos tipos de
idealismo. El idealismo subjetivo considera que la esencia
profunda de la realidad se capta mediante la inteligencia
porque los seres humanos estamos limitados por nuestros
sentidos y tenemos, por tanto, que tratar de superar esas
limitaciones mediante el estudio y la investigación.
Esta forma de aplicar el idealismo se encuentra con
un problema básico: ¿Cuándo podemos estar seguros de
que nuestras ideas reflejan realmente la realidad y no son
una invención de nuestra mente? Un problema teórico que
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tendría su correspondencia en la práctica cuando nos planteáramos si los idealistas realmente
quieren mejorar la realidad o solo imponer su manera de ver las cosas a los demás.
De ahí que la forma más común de idealismo sea el que se conoce como idealismo
objetivo o idealismo absoluto: captamos la realidad con la inteligencia porque la realidad es
esencialmente inteligente, es decir, espiritual. La auténtica esencia de la realidad es el
ideal.
Esta manera de concebir la realidad se ha mantenido con mayor o menor éxito a lo largo
de la historia de la humanidad (el romanticismo, las épocas revolucionarias, en el impulso
colonizador de América, etc.) pero si queremos entenderlo correctamente tenemos que ir su
génesis, a su formulación filosófica original; el idealismo de Platón.
2.3. La realidad de las Ideas: Platón
Para Platón las Ideas son la auténtica
realidad. Cuando están en nuestra inteligencia las
llamamos ideas pero en la realidad son las formas. Una
idea es una forma, la estructura, la organización de
algo. Por ejemplo, la idea de la mesa es la forma como
han de ensamblarse los distintos elementos (patas,
tornillos, tapa, etc.) para que la mesa sea realmente
una mesa y no cualquier otra cosa.
Para Platón la Idea o la forma es la esencia de
la realidad. Todo lo demás, todo lo que no sea ideal o formal es secundario o directamente
inexistente. Así lo importante de la mesa es que exista un proyecto, una mesa para hacerla,
todo lo demás, si es de plástico o madera, si es más o menos pesada o de un color u otro deja
de tener importancia. Por tanto la realidad auténtica, la realidad real es la realidad que nos
muestra la inteligencia (realidad inteligible) mientras que la realidad que nos muestran los
sentidos, (la realidad sensible) es solo aparentemente real.
Esta concepción platónica de que existe la realidad real, que es la que se capta por la
inteligencia es decir, es espiritual y la realidad sensible, que es solo aparente y superficial es
común a todos los idealismos. De hecho el idealismo, tanto el platónico como sus derivados, ha
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defendiendo el dualismo, es decir, la teoría según la cual la realidad verdadera la espiritual
es radicalmente diferente de la material.
Esto se explica porque podemos
pensar en la realidad se nos revela en su
esencia es porque la auténtica realidad es
esencialmente espiritual. Esto significa
que no está sometida a las circunstancias
corrientes: el tiempo, el espacio, la
materia. Por ejemplo, desde el punto de
vista de los idealistas, la humanidad es igual en todos los tiempos lugares y sociedades por eso
los derechos humanos tienen que ser universales independientemente de las sociedades en la
que se estén aplicando.
La ideas, como las de humanidad, derecho, justicia o belleza no son materiales sino que
trascienden la materia. Son trascendentes. Al trascender las ideas están por encima de
tiempo y espacio por eso son universales y eternas.
En consecuencia, para el idealismo platónico existe una realidad aparente y una realidad
real. Esta realidad real está formada por las esencias ideales de las cosas que han existido y
existirán para siempre en todo lugar puesto que se hallan por encima, trascendiendo por encima
de todo lo material.
2.4. Concepción del ser humano.
Si la verdadera realidad es trascendente y los seres humanos podemos ser capaces de
captar la realidad la consecuencia será que los seres humanos podemos trascender, es decir,
elevarnos por encima de las circunstancias concretas para captar la auténtica realidad.
El ser humano como la realidad también está dividido en una existencia dual. Para el
idealismo somos un compuesto de materia y espíritu, de cuerpo y alma que conviven en
continuo conflicto. El cuerpo pertenece al mundo de lo sensible, está hecho de materia por lo
que su condición es el cambio: nace, se transforma, perece. La auténtica realidad de una
persona, su esencia, es el alma. El alma es inmaterial y, por tanto, no está sometida a la cambio:
es eterna y siempre igual aunque todo le que le rodea esté cambiando.
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El alma inmaterial se haya prisionera del cuerpo que tiene sus propias necesidades y
deseos. Por eso el ser humano se encuentra dividido, escindido entre las necesidades del
cuerpo y los proyectos y aspiraciones del alma. En ocasiones el alma se deja llevar por los
impulsos del cuerpo, en otros momentos somos capaces de sobreponernos a las necesidades
corporales y se deja guiar por la inteligencia del alma.
Cuando el ser humano sigue su inteligencia y supera el mentiroso mundo superficial
entonces nos ponemos en contacto con nuestra auténtica personalidad. Sin embargo superar las
exigencias del cuerpo no es fácil y requiere disciplina, esfuerzo y, sobre todo, educación.
El esfuerzo de autosuperación que propone Platón no puede ser individual sino
colectivo. La sociedad entera ha de colaborar para que las personas puedan alcanzar todas sus
potencialidades. Las leyes, el Estado ha de organizarse con un objetivo prioritariamente
educativo. Por eso han de ser los sabios, los filósofos dirigir los asuntos del estado para que las
personas puedan alcanzar la felicidad.
3. EL PENSAMIENTO RELIGIOSO
3.1. La concepción religiosa de la realidad
La concepción religiosa del mundo ha ejercido y aún ejerce una enorme influencia en la
sociedad actual. De hecho existen una enorme cantidad de religiones en el mundo aunque
existen tres de ellas que mantienen una enorme
ascendiente sobre el pensamiento occidental.
Estas religiones son el cristianismo, el islamismo
y el judaísmo.
Las tres concepciones religiosas
mencionadas tienen una forma de entender la
realidad y al ser humano de una forma similar.
De hecho el elemento en común es una
concepción idealista similar a la que elabora
Platón (además de otros aspectos
antropológicos y sociales como, por ejemplo, el
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origen en mitos y nociones que proceden del Medio Oriente). De la misma manera, estas
religiosas plantean que la autentica realidad es la realidad espiritual mientras que la realidad
material no solo es superficial sino también perjudicial para el alma humana.
La diferencia con el platonismo es que estas religiones entienden que la realidad real, es
decir, la esencia espiritual de la realidad no solo es trascendente como proponía Platón sino
que la trascendencia llega hasta tal punto que la auténtica realidad es de origen sobrenatural.
Para la concepción religiosa la esencia de la realidad no es eterna porque ha sido creada
por un ser supremo (Dios, Iahvé, Allah) que ha creado al mundo en un determinado momento de
la historia. Esta idea de ser creador tiene unas consecuencias que modifican la concepción
idealista original
En primer lugar al entender que la realidad no existe desde siempre sino que ha sido
creada proporciona al pensamiento religioso una ventaja sobre el idealismo Platónico. Para el
idealismo la realidad es de una manera determinada sin más explicación. En cambio para el
pensamiento religioso, al haber sido creada, la realidad tiene un origen y un propósito, es
decir tiene sentido. Aunque ese sentido se nos escape a nuestra limitada inteligencia solo el
hecho de que existe un propósito para el bien, el mal, el nacimiento, la muerte, la alegría o el
dolor hace que la vida tenga esperanza. La esperanza de que Dios, finalmente, nos revele el
sentido de la creación.
En segundo lugar, si el mundo ha sido creado por Dios,
todo lo que existe depende absolutamente de su voluntad.
La realidad no solo ha sido creada sino que depende para
seguir existiendo de la voluntad (la gracia) divina. Esta sería
lo que se conoce como versión teista de la religión: todo lo
que ocurre, ha ocurrido y ocurrirá es debido a la intervención
directa de Dios en el mundo. En consecuencia, todas las
criaturas dependemos de Dios para seguir existiendo.
Nuestra dependencia de Dios es tan grande que se entiende
que todo lo que existe incluido nuestra propia vida está en
manos de Dios y sólo él es imprescindible.
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Finalmente, si el origen de todo es sobrenatural, la explicación de la realidad
sobrepasa nuestras capacidades. Solamente mediante la fe podemos llegar a acercarnos a la
auténtica verdad del mundo. La fe ha de estar siempre por encima de cualquier intento de
racionalización
Estas religiones (Judaísmo, Cristianismo e Islam) surgen en momentos de enorme
incertidumbres y peligros. Por eso en ellas no es tan importante el concepto de cómo funciona
la realidad sino las respuestas que las religiones pueden ofrecer a los pueblos hacia los que van
dirigidas Por eso, antes que la concepción de la realidad es más importante en las religiones la
concepción que ofrecen sobre el origen, la naturaleza y el sentido de la existencia humana.
3.2. La concepción del ser humano.
Para empezar Dios ha creado a todos los seres humanos. Esto supone que todos los
seres humanos, a los ojos de Dios, somos, esencialmente, iguales. En consecuencia, todos los
seres humanos tenemos que comportarnos como hijos de un mismo padre, es decir, como
hermanos. La hermandad o fraternidad convierte a los miembros de una misma religión en una
familia o comunidad (“Ekklesía” en griego, “Umma” en árabe)
Por otra parte, lo mismo que ocurría con e idealismo platónico, los prensadores religiosos
entienden que el ser humano tiene una naturaleza dual. Por un lado han sido creados con un
cuerpo pero Dios ha dotado a ese cuerpo con un alma que se encuentra oculta, escondida en
el interior del cuerpo. Con el pensamiento religioso se produce una búsqueda de la verdad
interior. Al mirar en nuestro
interior nos encontraremos con
verdades y principios morales que
resultan tan evidentes y
universales, tan perfectos que solo
podemos pensar que ha sido el
propio Dios quien los ha colocado
ahí.
Por ejemplo, hay muchas
ocasiones en las que tenemos que tomar una decisión que no tenemos muy clara. Si queremos
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resolverla tendremos que echar mano a aquellos principios que dirigen nuestra conducta o, en
otras palabras, a descubrir qué estaríamos dispuestos a hacer o no hacer aunque la ganancia
material fuera inmensa. Por ejemplo, descubriríamos que el matar, robar o mentir son acciones
que no estaríamos dispuestos a cometer y así al tratar de conocernos a nosotros mismos
descubriríamos nuestros límites y los principios orales universales.
Ahora bien, aunque Dios ha puesto en
nuestro interior las verdades y los principios
morales no todo el mundo está dispuesto a
reconocerlos y, mucho menos, a seguirlos. Aunque
somos capaces de conocer y actuar de acuerdo al
Bien, Dios ha creado al ser humano con la
capacidad de elegir libremente. Es decir, puede
elegir el mal y, por tanto, puede pecar.
El pecado es la elección consciente y libre
del mal por parte del ser humano, nos descubre
como unas criaturas que han caído en desgracia.
Mientras que el resto de la creación vive en armonía con la naturaleza, los seres humanos nos
hallamos en continuos conflictos con nuestros semejantes y con lo que nos rodea. Esto es
debido a que tenemos que entendernos como seres caídos, como criaturas que se han alejado
de Dios y que solo mediante la intervención divina, podemos alcanzar el perdón y la salvación.
Precisamente la intervención de Dios para salvar al ser humano introduce en la
concepción del ser humano un elemento radicalmente nuevo. Para las sociedades antiguas, las
sociedades agrarias el tiempo era cíclico, es decir, lo mismo que las estaciones o las fases
lunares en la historia humana todo vuelve a repetirse. El tiempo es siempre el mismo porque
todo se repite eternamente. A esta concepción se la conoce como el mito del eterno retorno.
Sin embargo, en el judaísmo, el cristianismo y el Islam el tiempo es lineal. Hay un
origen: creación divina. Luego hay una serie de momentos extraordinarios en que dios
interviene directamente en la salvación humana: caída en el pecado original, santas alianzas con
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el pueblo escogido, llegada del Mesías, intervención de los profetas. Y habrá un momento final:
el Juicio final.
Esta concepción del tiempo reforma completamente la visión que los seres humanos
tenemos de nosotros mismos puesto que debido a la intervención de salvadora de Dios, nuestra
especie no es una más dentro de los seres naturales. Nuestro tiempo no es cíclico porque no
formamos parte de la naturaleza sino que poseemos un origen y un destino sobrenatural.
4. MECANICISMO
Durante los siglos XVI y XVII tiene lugar en Europa una auténtica revolución científica.
Esta revolución trae consigo la aparición de una concepción mecanicista de la naturaleza y del
ser humano.
4.1. La nueva ciencia
El pensamiento religioso imperante en la Europa medieval había establecido muy
claramente que los seres humanos tienen un origen y un destino sobrenatural. Por tanto tratar
de comprender el alma humana o los designios divinos quedaban fuera del alcance de la razón y
eran objeto de la fe o de la teología. Sin embargo la razón humana puede tratar de entender
una realidad que sí está a su alcance, la realidad natural, la naturaleza.
Ahora bien, si intentamos comprender la naturaleza nos encontramos con el problema
señalado por el idealismo: si tratamos conocer la realidad solo mediante los sentidos sólo
podemos tener acceso a un conocimiento parcial o
superficial de la realidad. Los científicos del
Renacimiento aceptaban este inconveniente pero
también pensaban que aunque limitado un cierto
conocimiento de la naturaleza siempre será mejor
que no tener ninguno. Esto es lo que se conoce
como naturalismo, es decir, la idea de que la
realidad natural o material tiene aunque no sea tan
importante como la realidad espiritual merece la
pena ser tomada en cuenta e investigada.
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Ahora bien, la investigación de la naturaleza no puede hacerse de cualquier forma. La
única garantía de que nuestro conocimiento puede ser valioso es si intentamos que sea lo más
exacto y preciso posible. La nueva ciencia que empieza a desarrollarse en Europa tendrá como
característica principal el que para garantizar la validez de los resultados todos debían
someterse a demostraciones matemáticas. En palabras de Galileo “la naturaleza es un gran
libro escrito en lenguaje matemático” corresponde a los científicos traducir ese libro para
desvelar sus secretos.
Ahora bien si se puede aplicar las matemáticas a la investigación de la naturaleza eso
significa que nuestra concepción del mundo natural tiene que cambiar esencialmente.
Reduccionismo. Para empezar la naturaleza es una realidad compleja en el que existen
animales, piedras, seres humanos, vientos o enfermedades. Si investigarla mediante la
aplicación de métodos matemáticos no nos queda más remedio que simplificar esa complejidad y
eliminar de nuestras investigaciones todo aquello que no se pueda convertir en matemático. No
es que los sentimientos, los colores o las demás cualidades del mundo no existan es,
simplemente, que solo pueden convertirse en objeto de estudio científico si se pueden medir o
se pueden cuantificar de alguna manera. Por tanto, la nueva ciencia exige la reducción de lo
natural a lo cuantitativo.
Determinismo. La exactitud de las matemáticas permite predecir cuales pueden ser los
movimientos o cambios que se producen en la naturaleza. Si la naturaleza es reducida a número
con solo aplicar un cálculo matemático podríamos saber de manera precisa cual será el
resultado de la aplicación de una causa. Esto implica que la acción futura de los hechos
naturales se puede predecir puesto que cualquier hecho azaroso o inexplicable no sería más que
un fallo en los cálculos o una carencia de datos adecuados.
Mecanicismo. La idea que da nombre a esta concepción es la consecuencia de la
aplicación de estas dos características anteriores. Si el mundo se puede explicar en términos
puramente cuantitativos con total certeza o determinación esto significa que podemos imaginar
que la naturaleza es una enorme máquina en la que todo funciona a base de cuerpos que
empujan, golpean o tiran de otros cuerpos.
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La visión del mundo que se impone en estos momentos iniciales de la ciencia moderna es
la siguiente: el mundo está constituido por multitud de cuerpos (que pueden ser descompuestos
en figuras y cantidades) que se mueven en unas coordenadas de tiempo y espacio definidas.
Cada cuerpo es como una pieza de una gran maquinaria que se mueve como consecuencia el
movimiento de otros cuerpos, movimiento que no tiene ningún tipo de propósito intención o
sentido (o, al menos, si existe lo desconocemos).
4.2. El mecanicismo cartesiano
Los científicos de la época se dedicaban
fundamentalmente a resolver problemas concretos sin
plantearse los importantes cambios que sobre la
concepción de la naturaleza produciría estos nuevos
descubrimientos. No sería hasta que René Descartes
(“Cartesio” en latín, la lengua culta de la época) elabora
su famoso “Discurso del Método” que la aplicación del
cálculo matemático a la naturaleza se mostraría en sus
auténticas consecuencias.
Según Descartes la única certeza que se puede
tener con total seguridad es la de mi propio
pensamiento (“pienso, luego existo”). Todo lo demás, es decir, el mundo e incluso Dios sólo
puede ser verdadero si se puede demostrar de manera racional, lógica o matemática su
existencia. El resultado de concepción filosófica será que Dios existiría como garantía de que
mis razonamientos son verdaderos y el mundo solo es real en la medida en que sea demostrable
de manera exacta y precisa es decir, matematizable.
Con los seres humanos pasaría exactamente igual. El cuerpo humano sería una realidad
matemática como cualquier otro mecanismo del mundo. Una máquina compleja en la que
huesos, nervios, músculos etc. Funcionan como palancas, cuerdas engranajes, etc. Dentro del
cuerpo residiría el alma cuya existencia consiste en pensar y tomar decisiones (entendimiento
y voluntad) capacidades ambas que no pueden explicarse en términos mecánicos.
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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En realidad cuerpo y alma son dos realidades completamente diferentes. El cuerpo es
un mecanismo que está sometido a leyes perfectamente determinadas. El alma es espiritual y
tiene la capacidad de pensar espontáneamente y de tomar decisiones libres. Esta radical
diferencia plantea dos problemas fundamentales que surgirán en el pensamiento moderno de
manera constante
En primer lugar el de la comunicación de cuerpo y
alma. Si el cuerpo y el alma son dos realidades
completamente diferentes ¿cómo puede ser que el alma
puede dirigir al cuerpo? ¿No sería mejor pensar que tal
esencia espiritual no existe, que es solo una hipótesis que
no se puede comprobar? La polémica sobre la existencia o
no de una realidad espiritual sería permanente siempre que
se producía un avance biológico o médico (por ejemplo, si la
evolución se producía por un mecanismo de selección
natural ¿en qué momento de la evolución de los primates se
generaría el alma humana sobrenatural?)
El segundo problema tiene que ver con el pensamiento. Cada ser humano es una realidad
espiritual, pensamiento y voluntad, que se haya encerrado dentro de un cuerpo. Podemos saber
de la existencia de otros cuerpos similares al nuestro y, por tanto, imaginar que nuestros
semejantes son como nosotros pero ¿lo son realmente? ¿Cuáles pueden ser los sentimientos, las
emociones la personalidad de las almas encerradas dentro de los cuerpos? La cuestión es que
no podemos saberlo. Estamos condenados a existir de manera independiente unos de otros
sin saber lo que hay en las profundidades de las almas humanas. El misterio, la indeterminación,
la incomunicación sería la característica de los seres humanos y también el punto de partida del
movimiento romántico.
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5. LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA
5.1. Concepción materialista de la realidad
El materialismo es la concepción filosófica que entiende que la esencia de la
realidad es la materia. Es decir la causa y explicación de todo lo que existe se puede
establecer a partir de los componentes de las cosas mientras que la estructura o forma sería
una consecuencia secundaria. El materialismo, por tanto, afirma que es la materia y no el
espíritu o las ideas la auténtica esencia de la realidad.
Ahora bien la materia sin organización es un caos sin sentido mientras que la realidad
muestra organización, orden, leyes que regulan los fenómenos. Sin embargo, lo que el
materialismo establece es que el orden de la materia no existe antes que la propia materia
sino que el orden, la regulación es un resultado de la acción de la materia por
autorregularse.
La diferencia, por tanto es que para el materialismo no existe un orden eterno o ideal.
Tampoco una inteligencia creadora que ordenase la materia de acuerdo a un propósito. Para el
materialismo, la realidad es materia y la organización una consecuencia de la acción de la
materia.
La materia por definición está en continuo cambio. Estos cambios generan distintas
posibilidades que se concretarían en aquellas que proporcionaran mayor estabilidad. Por
ejemplo, desde la concepción materialista, la aparición de la vida es una probabilidad de la
evolución de la materia y la
aparición de vida inteligente no
estaba a en absoluto prevista sino
que era una posibilidad entre otras
muchas. Sin embargo, la aparición
de la vida no estaba previamente
establecida por una inteligencia
superior y mucho menos que
adoptara la forma de ser humano
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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pero una vez que han aparecido se h mostrado como formas de la materia especialmente
estables y duraderas
Aunque hubo intentos de desarrollar una filosofía materialista a lo largo de la historia,
no será hasta el siglo XIX en que esta concepción pueda desarrollarse manera completa.
Previamente el idealismo y espiritualismo imperante en la sociedad censuraban e incluso
perseguían cualquier intento de explorar la concepción materialista por lo que los intentos de
desarrollar una filosofía materialista sólo quedaban en proyectos bastante confusos.
No será hasta el siglo XIX con el impulso de las investigaciones físicas y científicas en
general cuando las concepciones materialistas de la realidad puedan tener el suficiente apoyo
intelectual y social para que se desarrollen de manera completa. El más importante, tanto por lo
elaborado de su desarrollo como por su influencia posterior sería el materialismo histórico de
Carlos Marx.
5.2. Concepción marxista del ser humano.
La filosofía marxista pretende ser, ante todo como un
humanismo. El principal interés de Marx es averiguar cuál es la
explicación de la injusticia y la pobreza en las sociedades
humanas y hacerlo sin recurrir a causas sobrenaturales o
conceptos como los de pecado y castigo divino.
Desde el punto de vista de Marx, si la realidad es, ante
todo, material, el ser humano se ha de entender en términos
materiales. Esto significa que los seres humanos somos
realidades corporales, materiales, no una conciencia, un alma
inmortal o una máquina. Ser una realidad corporal significa que los seres humanos han de
entenderse a partir de lo que hacen y no desde una posible personalidad o realidad
interior que establece lo que hacemos y cómo lo hacemos. En otras palabras las personas nos
realizamos a partir de las relaciones que establecemos con el medio y las personas que nos
rodean. La conciencia, la personalidad por tanto, no es una esencia previa y permanente sino un
resultado de la acción humana de tres formas distintas: el trabajo, la sociedad y la historia
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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Trabajo. Las actividades que realizamos en relación con el medio le denominamos
trabajo. A través del trabajo se modifica el medio adaptándolo a las necesidades corporales.
En este proceso de modificación del medio mediante el trabajo el ser humano se modifica a sí
mismo, es decir, se construye como persona. Esta concepción del trabajo como forma de
realización rompe con la visión tradicional que lo consideraba una actividad inferior, una
esclavitud (mundo grecorromano) o un castigo impuesto por Dios como resultado de nuestros
pecados (tradición judeocristiana).
Sociedad. El ser humano no se relaciona solo con la naturaleza sino se encuentra con
otros seres humanos. Estos otros seres humanos se pueden convertir en competidores (puesto
que buscan los mismos recursos que nosotros) o en colaboradores (nos ayudamos mutuamente
en el trabajo). Tanto en uno como otro caso se está formando la sociedad de la cual nosotros
somos tanto el resultado como los productores.
Historia. El trabajo y la sociedad no se producen de manera abstracta y en condiciones
ideales. Ambas realidades son también materiales y concretas. Esto quiere decir que no existe
un modelo de actividad o de sociedad ideal sino que tanto una como la otra cambian con el
tiempo. Ni el ser humano ni las sociedades permanecen estables a lo largo del tiempo sino que
se transforman de acuerdo a fuerzas y leyes sociales similares a las que se pueden observar en
la naturaleza. El materialismo histórico se concreta entonces en los siguientes elementos.
A. Estructura de la sociedad. Según el materialismo histórico los protagonistas de los
cambios históricos no son los dirigentes políticos y sociales, ni los pensadores o
artistas. El auténtico motor de la organización social y de los cambios históricos es la
estructura económica o infraestructura. Esta infraestructura está formada por
• Fuerzas productivas: todos aquellos elementos empleados para la producción de bienes
y servicios. Las fuerzas productivas a su vez, son de dos tipos medios de producción
(materias primas, herramientas, maquinaria, etc.) y trabajadores que manejan los
medios de producción. Tanto los medios de producción como los trabajadores son los
elementos básicos de la sociedad hasta tal punto que la modificación o desaparición de
alguna de estas fuerzas significaría un cambio radical de la sociedad (por ejemplo, como
ocurrió en el imperio romano cuando empezó a escasear la mano de obra esclava).
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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• Relaciones de producción.
También llamadas relaciones de
propiedad, son las relaciones que
establecen los dueños de los
medios de producción con
aquellos que carecen de estos
medios y, por tanto, no les queda
más remedio que vivir sometidos
a las órdenes de los primeros.
Las relaciones de producción dan
origen a las clases sociales,
clases que debido a que se han
originado por el dominio de unas
sobre otras están en una
situación de continuo conflicto o
lucha de clases.
A partir de esta base económica (fuerzas y relaciones de producción) se construye una
superestructura o estructura ideológica.: El sistema político y legal, el arte, el pensamiento, la
religión forma parte de esta superestructura cuya principal función consiste en apoyar a la
clase social dominante para que sigan controlando los medios de producción.
B. Los cambios históricos se producen por un cambio en las fuerzas productivas
(agotamiento de materias primas, descubrimiento de nuevas tecnologías, nuevas fuentes
de energía). Estos cambios generan modificaciones en las relaciones de producción: la
clase dominante cae y pasa a ser sustituida por otra. Por ejemplo, durante el
renacimiento los nuevos sistemas de navegación y orientación hacen el comercio más
seguro por lo que el poder económico depende cada vez menos de la posesión de la tierra
y más del control del comercio. La consecuencia será la pérdida del poder por parte de
los señores feudales y su sustitución por los burgueses.
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El cambio de la clase dominante trae como consecuencia un cambio en la superestructura
jurídica e ideológica. Así el triunfo de la burguesía sobre la nobleza lleva aparejado la
eliminación del sistema de vasallaje, la aparición del arte renacentista, el cristianismo
protestante etc.
C. La injusticia social: la alienación del ser humano.
Según el materialismo histórico no existen los seres humanos en abstracto, sino que la
realidad de cada persona se concreta en unas determinadas condiciones materiales. Pues bien,
la realidad concreta de los seres humanos a lo largo de la historia es la de una continua
injusticia. Vivimos bajo formas de vida que nos esclavizan y nos impiden desarrollarnos
libremente como personas. Esto es especialmente evidente en las sociedades capitalistas
modernas en las que los seres humanos vivimos en una situación de alienación.
Por alienación debemos entender un estado en el que los seres humanos no podemos
tomar nuestras propias decisiones porque no podemos decidir sobre nuestra propia vida. La
alienación consiste, por tanto, en la “enajenación” (del latín “alienum” ajeno) o robo de la
propia existencia.
En la sociedad capitalista el trabajador es víctima de dos tipos de alienación: la
económica y la social.
Alienación económica: al trabajador se le roba tanto su trabajo como el producto de su
trabajo. Se le roba el trabajo porque al no ser dueño de los medios de producción (al no poseer
las herramientas, la materia prima, etc.) tiene que vender su
trabajo a quien posee estos medios. De esta manera nuestro
tiempo, nuestro esfuerzo e inteligencia no nos pertenece
porque los hemos vendido. De esta manera aquello que nos
realiza como personas, nuestro trabajo no nos pertenece y
por tanto no nos pertenece nuestra propia vida. Por otra
parte, tampoco nos pertenece el producto de nuestro
trabajo, la realidad transformada por nuestro esfuerzo
tampoco nos pertenece con lo que no solo nuestra vida sino
incluso la realidad misma nos parece ajena y extraña a nuestra propia vida.
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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Alienación social. La sociedad es el producto de las relaciones entre las personas. Sin
embargo, las relaciones no se producen siempre entre iguales sino que, a veces, se producen
entre quienes tienen los medios de producción y quienes no tienen nada. Esta relación desigual
hace que los trabajadores estén bajo el dominio de los poseedores de los medios de
producción, los capitalistas. La consecuencia será que quienes establecen las reglas de
relación en una sociedad, es decir, las leyes, el sistema jurídico que las elabora y el sistema
político que las hace cumplir benefician a los que poseen propiedad de los medios. Las leyes y la
política son solo herramientas en manos de los poderosos.
Esta alienación social llega hasta tal punto que el trabajador no solamente vive en un
sistema social que no solo le es extraño sino que la sumisión es tal que incluso cree que esto
debe ser así, que este es el orden natural de las cosas. Es la forma más sutil de alienación, la
alienación ideológica por la que el pensamiento y el arte convencen a los trabajadores no solo
que las cosas tienen que ser así sino que intentar rebelarse contra la injusticia sería ir en
contra del orden natural de las cosas. La forma máxima de alienación ideológica sería la religión
que fomenta el conformismo de las clases dominadas bajo la promesa de una vida futura que
solo está al alcance de aquellos que sean buenos y se aguanten con la vida que les ha tocado
soportar.
La alienación es causa y consecuencia de la existencia de la propiedad privada de los
medios de producción. Ahora bien, según Marx la alienación capitalista lleva dentro de sí las
semillas de su propia destrucción y, por tanto, la eliminación de la injusticia.
Efectivamente, la lógica capitalista obliga a la búsqueda del beneficio y la búsqueda de
beneficio implica la eliminación de la competencia. Cada vez menos manos serán dueñas de una
mayor cantidad de producción. La concentración será tan grande que llegará un momento en que
los dueños del capital llegarán a ser prescindibles. La revolución ocurrirá cuando los
trabajadores tomen el control de los medios de producción y en consecuencia, desaparezca la
alienación y las injusticias.
La superación de la alienación le permitirá al trabajador recuperar su humanidad
puesto que ya no serán definidos como miembros de una clase social (clase dominante o clase
dominada) sino solo por el trabajo libre y consciente que realicen durante su vida.
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6. CONCEPCIÓN EMERGENTISTA
Uno de los elementos comunes de la reflexión sobre el ser humano es el de la explicación
de la existencia de la mente, inteligencia o espíritu humano. Como hemos visto, la mayoría de las
filosofías hacen un planteamiento dualista. Son aquellas quieren presentar el espíritu humano
como una realidad distinta a la del resto de la naturaleza, incluso, con un origen sobrenatural.
El materialismo, por su parte pretende que la personalidad humana es un elemento más dentro
de una naturaleza estrictamente material.
El dualismo tiene a su favor el que ha sido la concepción dominante del pensamiento
sobre el sr humano durante siglos. Pero los descubrimientos e investigaciones llevados a cabo
durante los siglos XIX y XX tales como la teoría de la evolución, los avances en psiquiatría y
neurología, los avances en inteligencia artificial, etc. parecen volver insostenible la tesis de una
mente independiente del cerebro y, en general toda forma de dualismo.
Frente al dualismo, los científicos parecen apoyar la vía del emergentismo. El
emergentismo es una forma de materialismo porque sostiene que es el sistema nervioso
central el origen de las capacidades humanas. Por decirlo en una fórmula conocida según esta
concepción “el alma está en el cerebro”
Sin embargo, el cerebro humano no es una máquina sino un sistema complejo que no
se puede reducir a la actividad bioeléctrica de un conjunto de neuronas. De la misma forma que
al hidrógeno y el oxígeno son la condición de que exista el agua pero no son, por sí solos, el
agua, el emergentismo considera que la actividad
neuronal es condición imprescindible de la aparición de
la mente humana pero no es la mente humana.
La complejidad de los procesos mentales no se
puede explicar sin más reduciéndolos a sus reacciones
físico-químicas. Se trata de sostener que la mente es
como una totalidad sistémica que no equivale a sus
elementos simples (el todo es mayor que la suma de
sus partes). La suma de estos elementos conforma una
estructura compleja que los sobrepasa, alcanzando un
Filosofía y Ciudadanía Tema 3: Concepciones filosóficas del ser humano
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funcionamiento peculiar que si queremos comprender no podemos reducir a las propiedades de
sus elementos individuales.
Eso es lo que se entiende por emergencia: dicha totalidad sistémica compleja que es la
mente alcanza, ha logrado la emergencia o nacimiento de cualidades y funciones nuevas que
no están presentes en las neuronas que lo componen. Los contactos sinápticos son la base del
funcionamiento cerebral, pero este funcionamiento y los procesos mentales que produce no se
pueden reducir a tales contactos. El cerebro humano no es una simple máquina o computadora,
es mucho más complejo.
El monismo emergentista es monista por reducirlo todo a la materia pero viene a
sostener que la compleja evolución de la materia ha hecho posible la emergencia de
estratos de realidad como la mente humana que no podemos explicar, ni reducir a los
niveles o estratos inferiores.
El nivel fisicoquímico primario es superado por la emergencia de lo biológico, con sus
propias características, y éste por la emergencia de lo psíquico, con sus nuevas
características. En cada nivel superior emergen o surgen nuevas características.
Lo psíquico supone la emergencia final de los estratos o niveles anteriores. También los
animales poseen un psiquismo aunque menos complejo. En ningún caso se trata de una
realidad distinta sino de la emergencia de un mayor nivel de complejidad.
Los pasos de esta evolución serían: la materia inerte de carácter fisicoquímico, lo biológico
(seres vivos), el sistema nervioso y su coronación cerebral que da paso a lo mental.
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