Un sueño

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sleep now know wish.!

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Un sueño

Desperté repentinamente a eso de las 3:17AM. Me levanté y me dirigí a la cocina por un vaso de agua. Caminando por los oscuros pasillos de mi apartamento sentí un escalofrío, como si no estuviera sola en casa. Finalmente, llegué a la cocina y me serví un buen vaso con agua. La frialdad del agua heló mi garganta y me reanimó un poco de mi inesperado despertar. Me tomé toda el agua y salí de la cocina, un poco asustada por la oscuridad y la soledad del apartamento. Sentí un gran alivio al llegar a mi cama. Me acomodé de costado cubriéndome con las sábanas y cerré los ojos. Pero no pude dormir.

Volví a sentir aquel escalofrío que momentos anteriores recorrió mi espalda al atravesar los oscuros y solitarios pasillos. Dí varias vueltas en la cama, aún sin poder dormir. Me senté en la cama con las piernas cubiertas por las sábanas. Recorrí mi habitación con la mirada. Apenas estaba iluminada por los rayos de la luna. Mi mirada se detuvo en un rincón de la habitación. Y allí lo vi. Iluminado apenas por la luz de la luna que traspasaba mi ventana había una figura humanoide parada en aquel rincón de mi habitación. No pude ver su rostro ni nada, pero un gran miedo me invadió. Aquella figura me hizo una seña para que me calmara, y lentamente se iba acercando a mi cama.

Se quedó de pie frente a la ventana donde la luz de la luna tiraba sus rayos. Las facciones de aquella figura pronto comenzaron a surgir. Era Juan, mi compañero de clases de la universidad, y el chico con el que soñaba y, de vez en cuando, me masturbaba imaginando lo que sería pasar una noche junto a él. Es un hombre alto, con su enloquecedora piel morena, ojos oscuros, profundos y cautivantes, con los labios más sensuales que la naturaleza pudo proporcionarle a un hombre, cuerpo atlético y bien formado, de hombros y espalda anchos y cintura estrecha. Estaba completamente desnudo, con su sexo bien erguido, apuntando directamente hacia mí, dejándome claro lo que estaba a punto de suceder allí. Mi miedo se transformó en excitación cuando el cuerpo de Juan se apoya al ras de mi cama, sin quitar sus ojos de mi cuerpo.

No sé cómo ni cuándo entró a mi casa, y realmente no me importaba. La verdad es que hace algún tiempo he llegado a soñar con que eso pasara, y finalmente, está pasando. Apartó las sábanas que cubrían mis piernas y comenzó a acariciarlas suavemente. Sus manos grandes, fuertes y cálidas calentaron mis piernas al contacto. Fue subiendo lentamente sin apartar sus manos hasta que nuestros rostros quedaron frente a frente. Me besó adrede en los labios, invadiendo con su lengua el interior de mi boca. Nuestras lenguas se encontraron y revolvían entre sí con locura, con hambre, con deseo. Un deseo que esporádicamente asaltaba mi mente en todo momento: en clase, en una reunión familiar, en una salida con amigos, y como no, en mis momentos de soledad. Un deseo que al fin sería liberado, y saciado.

Se apartó de mis labios para desnudarme, abriendo el camisón de dormir que impedía que sus manos llenaran cada centímetro de mi cuerpo. Ya desnuda, me tomó por las caderas y me acostó en la cama, quedando a merced de él bajo el peso de su cuerpo. Encerró mi lóbulo derecho en sus labios, succionando y apretando los labios un poco fuerte. Me estremecí al sentir el contacto de sus tibios y carnosos labios.