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VIII JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS
DE ESTUDIOS AGRARIOS Y AGROINDUSTRIALES
Trayectorias productivas locales en el contexto de la agriculturización:
riego y nuevos actores sociales en la provincia de Córdoba, Argentina.
Constanza Riera1
Sandra G. Pereira2
Resumen El objetivo general de este trabajo es comprender de qué manera la dinámica de agriculturización
impulsada por el aumento de los precios de las commodities en el mercado internacional durante las
últimas décadas afectó a dos zonas con tradiciones productivas, condiciones ecológicas y localización
geográfica diferentes, en la provincia de Córdoba, Argentina. Se trata de Río Segundo, departamento
ubicado en el centro de la provincia, en el límite norte de la región Pampeana y Traslasierra
(departamento de San Javier y San Alberto). En ambos casos se observa una creciente incorporación de
tecnología de riego por aspersión con agua subterránea. Con esta tecnología en Río Segundo se desarrolla
una agricultura extensiva de commodities (soja, maíz y trigo), altamente tecnificada, con riego
suplementario. Mientras que en Traslasierra se cultiva principalmente papa destinada al mercado interno,
con uso intensivo de mano de obra y sistemas de riego tradicionales, que se combinan con las modernas
tecnologías. Este proceso de incorporación de tecnología ha producido modificaciones en el uso del suelo
y el surgimiento de otras formas de relación entre los productores con la aparición de nuevos actores. Esta
dinámica se analizará a partir de la descripción y comparación de los dos sistemas agrícolas mencionados
y sus transformaciones recientes.
1. INTRODUCCIÓN
En Argentina no existen muchos estudios sobre la agricultura bajo riego que no se
encuentren dedicados a las cuestiones agrotécnicas (Miranda 2011), mientras que los
pocos trabajos sobre aspectos sociales han tendido a priorizar el estudio de los sistemas
de riego integral (Bustos y Lecaro 2005, Fiorentino 2005, Hunt 1988). Respondiendo a
este vacío de conocimiento desde el año 2008 llevamos adelante una investigación en la
provincia de Córdoba sobre los aspectos socio-culturales del riego con agua subterránea
tomando como casos la cuenca del río Segundo y, más recientemente, la cuenca del río
Los Sauces (Riera 2011a, Riera 2011b, Riera y Pereira 2009, Riera y Pereira 2010,
Riera y Pereira 2011). Allí se observó que la tecnología de riego con agua subterránea y
aspersores autopropulsados mediante pivote central se sumó al paquete tecnológico ya
utilizado para la producción de “commodities” (siembra directa -SD-, semillas
transgénicas y agroquímicos), favoreciendo, bajo una lógica productivista, la
intensificación de un tipo de agricultura cada vez más dependiente del capital
financiero, de la permanente innovación tecnológica y del conocimiento experto (Riera
2011a, Schiavoni y De Micco 2008).
1 Magíster FLACSO, becaria CONICET, PIRNA -Programa de Investigación en Recursos Naturales y
Ambiente-, Instituto de Geografía, Departamento de Antropología, FFyL, UBA. consriera@yahoo.com.ar 2 Magíster UBA, Investigadora del PIRNA, Instituto de Geografía, Docente de la carrera de Geografía,
Departamento de Geografía, FFyL, UBA. FLACSO Argentina. sanper@filo.uba.ar
2
En este contexto el presente trabajo tiene como objetivo general comprender de qué
manera la dinámica de agriculturización impulsada por el aumento de los precios de las
commodities en el mercado internacional durante las últimas décadas afectó estas dos
zonas con tradiciones productivas, condiciones ecológicas y localización geográfica
diferentes, en la provincia de Córdoba, Argentina. Este proceso de incorporación de
modernas tecnologías ha producido no solo modificaciones en el uso del suelo, con
todas las consecuencias que esto genera, sino también el surgimiento de otras formas de
relación entre los productores con la aparición de nuevos actores.
En cuanto a la metodología, se trata de un trabajo cualitativo realizado en base a una
investigación en curso, en donde la dinámica de los procesos observados se analiza a
partir de la descripción y comparación de los dos sistemas agrícolas el de Río Segundo
y el de Traslasierra. Esta investigación se basa en información primaria y secundaria
obtenida a partir de una serie de trabajos de campo en la provincia de Córdoba y en el
departamento de Río Segundo realizados desde el año 2008; con la elaboración de
registros etnográficos y se realizaron entrevistas en profundidad semi-estructuradas a
productores agropecuarios que utilizan riego, a productores que trabajan exclusivamente
en secano, a miembros de la comisión directiva del Consorcio de Usuarios de Agua
Subterránea de la Zona 1 y 2 de Córdoba3, a personal técnico del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria -INTA-, entre otros actores vinculados a la agricultura bajo
riego4. El abordaje cualitativo fue complementado con datos provenientes del análisis de
los Censos Nacionales Agropecuarios -CNA ‘88 y CNA ’02-.
La propuesta comparativa se basa en la identificación de las similitudes entre casos que
por otro lado son muy diferentes. Este contraste permite poner en evidencia los procesos
más generales que afectan y condicionan a la producción agraria, y en especial,
involucran nuestro objeto de interés, la moderna tecnología de riego, como una
manifestación de dichos procesos.
3 El consorcio de riego de la Zona 1 corresponde al área de la región pampeana y comprende los
departamentos de Colón, Totoral, Tulumba, Santa María, Río I, San Justo, Río II, Tercero Arriba, Río IV,
General San Martín, Gral. Roca, Juárez Celman, Pte. Roque Sáenz Peña, Marcos Juárez y Unión. Y el
consorcio de la Zona 2 abarca San Alberto, San Javier, Minas, Pocho, Punilla, Cruz del Eje, Calamuchita
e Ischilin. Ver Mapa. 4
El trabajo de campo fue iniciado en junio de 2008 y finalizado en noviembre de 2010; y reiniciado con
un viaje en marzo de 2012. Este consistió en un total seis viajes a terreno; tres durante 2008 (en los meses
de junio, agosto y octubre) y dos durante 2010 (en los meses de agosto y noviembre). Las técnicas de
recolección del material empírico consistieron en distinto tipo de entrevistas con los actores locales -semi-
estructuradas y en profundidad- y observaciones en terreno, que luego fueron procesadas en base a
técnicas de análisis cualitativo. Se hicieron 36 entrevistas a productores, y 10 entrevistas a no
productores.
3
Fuente: Elaboración propia.
2. CONTEXTO DE AGRICULTURIZACIÓN EN NUESTRO PAÍS
En la década de 1970 y hasta 1985 se desarrolla una etapa de expansión continua de la
producción agropecuaria pampeana (Barsky y Gelman 2001:17) sostenida por un
cambio en el uso del suelo consistente en el pasaje de tierras ganaderas hacia la
agricultura, y por un notable aumento de los rendimientos de los cultivos, consecuencia
de los cambios tecnológicos introducidos desde la década de 1950 y profundizados
desde 1960 cuando se completó la tractorización del agro pampeano y se consolidó la
Revolución Verde en 1970.
Estos cambios sucedieron en el marco de un proceso de reforma político-económica
impulsado por el régimen militar (1976-1983). Con la reformulación de las políticas
para el sector y la imposición de un régimen macroeconómico neoliberal que condujo a
la liberalización generalizada de los mercados y a la apertura económica al exterior, el
sector agrario fue beneficiado en términos generales (Barsky y Gelman 2001, Reca y
Parellada 2001).
Los cambios iniciados en los años ’70 continuaron durante la década de 1990 con el
lanzamiento del Plan de Convertibilidad, que impulsó medidas de profunda
reestructuración, como: la fijación por ley del tipo de cambio, la desregulación del
4
mercado de los mercados, la supresión de las retenciones a las exportaciones y la
eliminación de las barreras a la importación de fertilizantes, agroquímicos y
maquinarias agrícolas, entre otras medidas orientadas a la liberalización de la economía
(Reca y Parellada 2001). Como resultado bajaron los costos y se inició un período de
intenso cambio tecnológico que resultó en el crecimiento de la producción y la
productividad.5
Lo notable de este periodo es que a pesar de la tendencia hacia la baja de los precios
agrícolas en el mercado internacional, consecuencia de la incorporación de cambio
tecnológico y políticas comerciales proteccionistas para los productos agrarios en los
países centrales, en Argentina la producción agraria continuó creciendo a lo largo del
mismo (Barsky y Gelman 2001, Reca y Parellada 2001). Además, se registró un proceso
de concentración, centralización y transnacionalización del sector; el traspaso de la
propiedad de empresas; la creciente internacionalización de la oferta tecnológica; y el
comando de las cadenas alimentarias por parte de la Gran Distribución Minorista
(GDM) (Gutman y Gorenstein 2003).
Así, la reforma de los marcos regulatorios internos e internacionales favoreció la
reestructuración del sector agrario en todo este período, lo que trajo consigo un
importante incremento del nivel de competitividad en la agricultura comercial,
favoreciendo la concentración de la producción en explotaciones de mayor tamaño, más
preparadas para incorporar tecnología y financiamiento (Reca y Parellada 2001).
A mediados de 1990 se liberalizó la incorporación de cultivos transgénicos
produciéndose una rápida difusión de la soja RR (Roundup Ready), resistente al
glifosato, que junto con la utilización de SD, completó el nuevo paquete tecnológico de
la agricultura del agribusiness,6 favoreciendo la consolidación del proceso de sojización
ya comenzado con la introducción del cultivo en los años ‘70 (Azcuy Ameghino y León
2005). La soja fue entonces el ícono en torno al cual se construyó la dinámica
5 “La producción de cereales y oleaginosos que creció a una tasa anual promedio del 2 % entre 1970 y
1990, lo hizo al 5,5 % anual en los diez años siguientes. Mientras que los rendimientos unitarios
aumentaron al 2 % en el primer período, lo hicieron a una tasa anual del 2,7 % en la década del '90” (Reca
y Parellada 2001:713).
6 El agribusiness es un marco teórico que postula la necesidad de integración de la agricultura y la
industria, tomando como referencia al consumidor y poniendo el énfasis en la articulación de los
eslabones de la cadena productiva. Siguiendo a Hernández: “una empresa de agronegocios tipo, puede
pensarse como una red que integre la producción primaria, la elaboración industrial de alimentos sobre la
base de ese producto, el turismo rural en la zona de producción, la prestación de servicios de management
a otras empresas menos desarrolladas, la formación de capacidades empresariales a través de maestrías,
etc.” (2009:41).
5
productiva que resume de manera paradigmática las características del nuevo modelo
agrícola (Gras y Hernández 2009). Durante los últimos 10 años los rasgos definidos en
el sector agrario durante la década de 1990 han continuado su proceso de intensificación
(Gras y Bidaseca 2010:11).
Luego de la crisis de 2001, la economía argentina entró en un período de sólida
recuperación, con un tasa de crecimiento superior al 8% anual, que se observó también
en un notable dinamismo dentro del sector agropecuario (Obstchatko et al. 2006). A
partir del 2002, el crecimiento del área dedicada a la agricultura y la especialización en
commodities, particularmente soja, estuvo impulsado por el aumento de los precios de
estos productos en el mercado internacional. El crecimiento de la producción y las
exportaciones estuvo acompañado por el restablecimiento de las retenciones a partir del
año 2008, cuyo aumento colocó en el debate público la discusión, que aún continúa
abierta, sobre el nuevo modelo agrícola y sus consecuencias (Gras y Bidaseca 2010).
Todo este proceso también se vivió en Río Segundo, en donde la soja RR se incorporó
casi al mismo tiempo que la SD lo que permitió dar respuesta al tema del déficit de agua
en la zona y además, se tradujo en un aumento de la producción y la productividad. Con
la utilización de un paquete tecnológico cerrado7 el sistema productivo local se
transformó al producirse un cambio en el patrón del uso del suelo y en la estructura
agraria. En el caso de los departamentos de San Javier y San Alberto en Traslasierra se
observa desde el 2005 una creciente incorporación de tecnología de riego por aspersión
con agua subterránea vinculados a los procesos de expansión de la frontera agraria
impulsados por la agriculturización (Morello, et al. 2005) con tendencias a la
pampeanización,8 lo que incluye desmonte y reconversión de tierra de explotación
ganadera extensiva a tierra de uso agrícola intensivo.
3. PRESENTACIÓN DE LOS CASOS ESTUDIOS
3.1. Río Segundo
7 En el paquete tecnológico cerrado cada uno de los tres elementos que lo componen fue diseñado para
complementarse con los otros dos, sin los cuales pierde el sentido tecnológico y productivo, es decir, se
desfuncionaliza. La siembra directa es un sistema de labranza cero, que no elimina el rastrojo de los
cultivos anteriores, sino que los aprovecha como reservorio de humedad para el nuevo cultivo. Pero para
utilizar este sistema, sin sufrir perjuicios en el rendimiento, se requiere del uso de un herbicida para
eliminar la maleza que compite con este último. A su vez, el nuevo cultivo debe ser resistente a dicho
herbicida, como lo es la soja genéticamente modificada RR (roundup ready) creada por Monsanto
(Teubal, 2006). 8 Según Pengue (2005) “Pampeanizar” significa pensar y actuar como si los paquetes tecnológicos y los
tipos de uso del suelo fueran intercambiables entre ecorregiones muy distintas, y que todo lo que se hace
en la Ecorregión Pampa puede hacerse en el Chaco”.
6
Desde el punto de vista agroecológico, el departamento de Río Segundo se ubica en una
zona semiárida y por sus características puramente ecológicas forma parte del Espinal
que es el área que rodea a la ecoregión Pampa por el norte, el oeste y el sudoeste
(Brown et al. 2006). Sin embargo, dado el importante desarrollo urbano y agrícola, las
áreas naturales del Espinal son prácticamente inexistentes9.
Esta zona se caracteriza además, por poseer suelos altamente productivos, profundos,
bien drenados, fértiles, con un horizonte superficial rico en materia orgánica, muy aptos
para la actividad agraria, que solo encuentra como limitación para su desarrollo el
escaso registro de lluvias.
El clima es semiárido con 50 a 100 mm de déficit hídrico anual, un régimen de lluvias
de 600-700 mm por año, que en el sector sudeste puede alcanzar los 800 mm,
registrándose principalmente, en los meses de verano. Dado que el período lluvioso se
extiende de octubre a marzo (580 mm, igual al 80 % de las precipitaciones anuales), los
cultivos de invierno son eventuales, requiriendo para su producción el agua disponible
en el sustrato (Cabido et al. 2003). La evapotranspiración potencial supera los 850 mm
anuales, causando la existencia de períodos con deficiencia de agua edáfica cuyos
valores se incrementan hacia occidente. La temperatura anual promedio es de 17°C, con
máximas de 25°C y mínimas de alrededor de 10°C (Cabido et al. 2003) y heladas que
ocurren entre los meses de mayo y septiembre.
Si se realiza una breve reseña de la historia productiva, se puede observar que en las
regionalizaciones efectuadas el departamento de Río Segundo, que se localiza en el
centro de la provincia de Córdoba, pertenece a la región pampeana, en un área
considerada como límite (Barsky 1997). Razón por la cual no fue incluida en varios
intentos de clasificación de las regiones agrarias del país.
A partir de la década de 1960 comenzó a expresarse en las zonificaciones productivas
las dificultades de clasificación de esta área cada vez más compleja desde el punto de
vista productivo. De ser denominada “zona diversificada perimetral” en 1964, pasó en la
9 Arturi describe el Espinal como una región que “representa, en casi toda su extensión, una fisonomía en
la que se combinan parches de bosque con pastizales y, en ocasiones, con comunidades palustres”
(2006:242). En este sentido, también Cozzo afirma que la vegetación original de esta zona la constituían
“continuos e intermitentes mantos leñosos de diferentes estructuras” (1992:12). Este tipo de vegetación
era al mismo tiempo predominante en el actual territorio de la Argentina en tiempos de la colonia, ya que
cubría el 61% de su superficie. Los montes del Espinal han sido considerados como la continuación del
Chaco Oriental, lo que llevó a algunos autores a considerarlo un Chaco empobrecido (Arturi, M. 2006)
Este se caracteriza, además, por poseer suelos muy aptos para la actividad agraria, que con variaciones, ha
determinado la explotación agropecuaria con distintos grados de intensidad provocando la transformación
del ambiente.
7
década de 1980 a ser llamada “zona mixta” o zona “intensiva cordobesa” en el momento
en que empezaba a destacarse la actividad tambera y el cultivo de maní (Barsky 1997).
Desde fines de 1980 y durante la década de 1990 se observó mayor consenso entre los
autores que definían al área como una zona mixta agrícola-ganadera, con neto
predominio agrícola, pero con significativa actividad ganadera diversificada. Es en este
período cuando los cultivos de soja comenzaron a tener un lugar en la caracterización
productiva y la participación de Río Segundo en la “cuenca lechera” quedó consolidada.
Posteriormente, el departamento de Río Segundo pasó a formar parte de la “zona
agrícola-ganadera compleja del centro de Córdoba” Barsky (1997: 455), junto con los
departamentos de Gral. San Martín, Juárez Celman y Tercero Arriba. Esta zona fue
definida por el complejo productivo de soja, maní, carne, leche y sorgo, e identificada
como el “núcleo manisero de la Argentina”. Sin embargo, en las últimas décadas la
diversidad productiva fue reduciéndose bajo una lógica de especialización que primó en
la asignación de usos del suelo, lo que provocó una profunda reestructuración del
espacio social agrario.
En relación a los cambios registrados en el uso del suelo se puede decir que en este
departamento, durante los 14 años que abarca el periodo inter-censal (1988-2002) la
superficie implantada creció el 13% en desmedro de la superficie dedicada a otros usos,
que disminuyó un 34%. Dentro de ésta se registra una notable caída de las forrajeras (-
58%) en favor de los cultivos anuales (+72%). Con respecto a la superficie destinada a
otros usos se observa una pronunciada reducción de las áreas destinadas a pasturas
naturales (-56%), mientras que los demás usos se mantienen relativamente estables.
Estos cambios generales dan cuenta de una reconversión productiva hacia la actividad
agrícola y el simultáneo abandono de usos asociados a la ganadería.
Así, los cultivos anuales pasaron a ocupar el 73% de la superficie total del departamento
cuando en 1988 sólo ocupaban el 50%. Dentro de los cereales, el trigo muestra un
crecimiento muy pronunciado en el período inter-censal (647%) y también se destaca el
aumento de la superficie cultivada con maíz para la segunda ocupación (58%). En
cuanto al cultivo de oleaginosas, la única que crece es la soja, que para la segunda
ocupación registra un incremento muy importante de la superficie cultivada (1760%).
Al mismo tiempo el cultivo que decrece fuertemente, aunque continúa siendo la
segunda oleaginosa más cultivada, es el maní (-83%), que se ubica muy por debajo de la
soja, perdiendo el carácter de “zona manisera”.
8
El crecimiento de la soja de segunda da cuenta de la ampliación de la superficie a partir
del doble cultivo, que en combinación con el trigo en la misma campaña agrícola –el
segundo que muestra el mayor crecimiento-, es lo que ha sido entendido como una de
las formas de expansión agrícola, posibilitada por el paquete tecnológico capital
intensivo que aumenta los rindes y produce un alto incremento de la productividad del
sector (Barsky y Dávila 2008).
3.2. Traslasierra
San Alberto y San Javier se localizan al nor-oeste de la provincia de Córdoba y forman
parte del sistema agroecológico semi-desértico del chaco seco (Cozzo 1992). Dentro de
la ecoregión Chaco Seco, estos departamentos integran la subregión árida (Torrella y
Adámoli 2005). En ambos casos, la mitad oriental corresponde a la “zona serrana” y la
mitad occidental a la “zona de los llanos”, con características ambientales bien
diferenciadas.
La zona serrana corresponde a la región sur de las Sierras de Pocho (Cabido et al.
2003:29), donde nacen los ríos y arroyos que discurren por el valle, destacándose por su
patrimonio natural siendo definida como una de las áreas prioritarias para su
conservación en la provincia10
. Ésta incluye la región central del departamento de San
Javier que integra el faldeo y depresión interserrana del valle del río Conlara (Cabido, et
al. 2003:19).
Por su parte, la zona de los llanos está integrada por el sector oeste de San Alberto y San
Javier que forman parte del Bolsón Chaqueño desde los 500 msnm en el piedemonte
occidental de las Sierras de Comechingones. En el Bolsón el agua superficial es escasa,
y se conforman ocasionalmente depósitos de agua salobre que al secarse dan origen a
salinas. La región central del departamento de San Javier, las terrazas y faldeos de la
cuenca del Conlara estructuralmente también corresponden a una prolongación a este
sistema de bolsones (Cabido et al. 2003: 13, 14 y 19). A pesar de esto allí se ha
desarrollado la agricultura bajo riego.
En las Sierras de Córdoba los suelos presentan afloramiento de roca y piedras en
superficie, con excepciones como las pampas en altura y algunos valles (Cabido et al.
2003: 30-34), que se caracterizan por ser de poca pendiente y de suelos profundos con
alto contenido de materia orgánica y alta disponibilidad hídrica. La topografía de las
10
En las Sierras de Córdoba se encuentran áreas valiosas de pastizal (Bilenca y Miñarro 2004) como la
Pampa de Achala y la Quebrada del Condorito, declaradas por la el gobierno de la provincia de Córdoba y
por la Administración de Parques Nacionales como áreas protegidas. La Quebrada del Condorito fue
declarada Parque Nacional en 1996 (consultado el 15/6/2013).
9
sierras determina diferentes microclimas con una tendencia general de disminución en
las precipitaciones hacia el oeste y un paralelo aumento de la evapotranspiración
(Cabido et al. 2003:33).La vegetación forma pisos ecológicos siguiendo un gradiente
altitudinal, casi totalmente modificados por la acción antrópica (Cabido et al. 2003:37).
Esta zona no tiene interés para la agricultura industrial aunque alberga un importante
patrimonio natural.
Con respecto al clima, esta zona se caracteriza por un invierno seco, ya que las lluvias
se concentran de octubre a marzo. La precipitación anual es de 480 mm, aunque en las
últimas décadas ha tendido a incrementarse. Las temperaturas máximas absolutas
alcanzan a los 42°C y las mínimas a los -6°C. Las heladas ocurren entre abril y
septiembre pero su frecuencia es la menor de toda la provincia. La evapotranspiración
potencial es alta durante todo el año, lo que genera deficiencias hídricas (Cabido et al.
2003:14). En el valle del río Conlara las condiciones de aridez son menores.
Con respecto a la regionalización productiva, los departamentos de San Javier y San
Alberto forman parte de la zona ganadera extensiva del noroeste de la provincia de
Córdoba y Norte de San Luis (Daza y Sánchez 2009:33, 193, 207).
Las Sierras Grandes representaron una barrera que generó el relativo aislamiento
cultural y económico con la capital provincial, hasta la apertura de un camino por
Pampa de Achala a principios del Siglo XX, llamado Camino de los puentes colgantes.
En 1959 se terminó el Embalse Ing. Luis Antonio Medina Allende, coloquialmente
llamado “Dique La Viña” que permitió proveer de energía eléctrica a todo el Valle de
San Javier (Mignola y Peñaloza 2006) y la construcción de canales de riego para el
desarrollo de la agricultura. El sector agrícola adquirió un buen nivel de producción
justamente a partir de la década de 1950 con cultivos como la vid, el tabaco y el olivo,
pero decayeron a partir de 1970 por su falta de competitividad ante los productos que
comenzaron a entrar desde el exterior (Buguñá et al. 2010).
En 1970-1980 la región recibió un importante impulso cuando se inauguró una nueva
traza de la ruta llamada Camino de las altas cumbres que agilizó la conexión entre
Traslasierra y la ciudad de Córdoba, y entre ésta y las provincias Cuyanas.
Desde las últimas décadas del Siglo XX la actividad agropecuaria es una de las más
importantes en la zona, especialmente en San Javier, que desde 1980 se especializó en la
producción de papa, tardía y contra- estacional (de junio a octubre) a la principal área
productora del país situada en sud-este de la provincia de Buenos Aires. Más
recientemente se observó que la región atravesó un proceso de agriculturización
10
(Morello, et al. 2005) con tendencias a la pampeanización con la introducción del riego
con agua subterránea.
Desde el punto de vista del uso del suelo, en San Alberto y en San Javier la principal
hortaliza cultivada es la papa; con más del 90% de superficie total implantada. Aunque
se considera la extensión total de los departamentos esta representa sólo el 7% de la
superficie de San Alberto y el 25% de San Javier, destacándose la existencia de bosques
y/o montes nativos y pastizales y tierras destinadas a otros usos.
En los departamentos de Traslasierra el despegue de la producción agrícola se produjo
también durante la década de 1980, como efecto de la construcción de los canales de
riego. Entre 1988 y 2002 la superficie implantada casi se duplicó en San Javier, con un
crecimiento de 93%. En este caso es notable que este aumento no se realizara sobre
superficies destinadas a otros usos, sino sobre terrenos ganados por medio del desmonte.
En el caso de San Alberto es llamativo que en ese periodo se registra una disminución
de 95.000 ha en la superficie destinada a otros usos, principalmente. Esta disminución
se relaciona con la creación del Parque Nacional Quebrada del Condorito en 1996 de
37.344 ha y de la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala en 1999 con un
superficie total de 150.000 ha que abarcan parte del departamento San Alberto, y en el
caso de la Reserva, una parte menor de San Javier (Rosacher 2009).
Analizando la superficie implantada en San Alberto, se observa que su crecimiento
responde a la expansión de los cultivos anuales. Los cereales para granos duplicaron la
superficie (118%), se introdujo del cultivo de oleaginosas y en tercer lugar, se
expandieron las forrajeras anuales (89%). Al mismo tiempo, se observa el aumento de
la superficie cultivada con hortalizas (48%).
En San Javier el crecimiento de la superficie cultivada es más abrupto; mientras los
cereales para granos aumentaron un 251%, las oleaginosas lo hicieron un 7.000% dado
que en 1988 su producción no era significativa. Por otro lado, al contrario de lo que
sucedió en San Alberto, en San Javier creció la superficie cultivada con forrajeras
perennes (235%) y disminuyó la de hortalizas (-33%). En este departamento también
aumentaron las forrajeras anuales (37%) que, aunque lo hicieron en menor proporción
que en San Alberto, abarcan un aproximadamente el doble de superficie neta.
Más allá de las particularidades de cada departamento, se observa que en ambos existe
un claro proceso de crecimiento de la agricultura extensiva de cereales y oleginosas. En
Traslasierra los principales cereales son el maíz y el trigo. De los dos, este último
muestra una mayor expansión en superficie cultivada (más de 2000% en San Alberto, y
11
más de 1000% en San Javier), siendo un cultivo marginal durante la década de 1980, en
el 2002 ya es uno de los “cultivos tradicionales”, como afirman los productores. En el
caso de la superficie cultivada con maíz (cultivo con más arraigo en la zona) utilizado
en la rotación con el cultivo de papa, tiene un comportamiento diverso. Mientras en San
Alberto se mantuvo más o menos estable, con un caida poco significativa de 4% en la
superficie cultivada, en San Javier muestra un aumento de 200%. De cualquier manera,
los valores absolutos con respecto a la superficie cultivada tanto de trigo como de maíz
son similares en ambos departamentos.
En lo que respecta al cultivo de oleaginosas, según los datos del CNA’88 no se
registraba su cultivo; mientras que en el CNA’02 aparecen 2.450 ha de soja de primera.
Lo mismo puede decirse prácticamente de San Javier que en 1988 registraba 40 ha de
girasol y 45 de soja, y en 2002 contabilizaba más de 6.000 ha de oleaginosas con 2.900
de soja, 2500 de maní y 600 de girasol. En este departamento se observa una importante
caida de la forrajera anual principal, el sorgo forrajero, mientras que este cultivo creció
en superficie cultiva en San Alberto (869%). En definitiva, más allá de estas
variaciones, se encuentran extensiones cultivadas con forrajeras similares en San Javier
y San Alberto (entre 1400 y 2000 ha).
En San Alberto cayó la producción de la principal hortaliza, la papa, en un 14%, y en
San Javier un 37%. De cualquier manera se observa una disminución en la producción
de hortalizas en ambos departamentos.
Cabe destacar, que los cambios importantes en el uso del suelo en Traslasierra se dieron
con la difusión del riego con pivote central y agua subterránea a mediados de la década
del 2000, un fénomeno posterior al último relevamiento censal disponible.
4. LOS SISTEMAS AGRÍCOLAS BAJO RIEGO
Los sistemas de riego incluyen tres dimensiones del uso agrícola del agua: el patrón de
flujo de agua naturales, las instalaciones físicas y modificaciones ambientales, y las
configuraciones organizativas (Kelly, 1983: 880-881). Lo que es claro es que la
diversidad de sistemas de riego incluyen aspectos tanto físicos materiales como
instalaciones, recursos y formas de distribución de dichos recursos, como arreglos
institucionales que imponen normas de administración, gestión y coordinación para el
uso del agua.
Desde el punto de vista de la dimensión física material, distintas variables se combinan
para definir dos tipos de riego predominantes. En la Zona 1, donde se ubica Río
Segundo, existe un único sistema de riego que utiliza agua subterránea de modo
12
complementario que se extrae mediante bombas eléctricas o a gasoil de las napas
freáticas. El sistema de riego es por aspersión y avanza en base a un pivote central.
En la Zona 2, Traslasierra hay dos sistemas de riego, uno que podría denominarse
moderno y otro tradicional. El moderno coincide con las características del sistema de
riego de la Zona 1, sólo que bajo un esquema de riego total; y el sistema tradicional
utiliza agua superficial que distribuye gravitacionalmente por una red de canales y
surcos inundando la superficie. Sin embargo, en este caso hay diversidad de situaciones
más allá de esta tipología predominante, encontrándose productores que realizan
combinaciones de riego por inundación con agua subterránea, o que utilizan pivotes
centrales para regar con agua superficial. Aunque esto últimos es más una situación
excepcional que la norma. Esta diversidad da cuenta de la flexibilidad que existe en los
sistemas del riego, cuya configuración depende de la capacidad económica de los
productores, la disponibilidad de recursos físicos -como el agua, la suelo, el relieve- y
sus habilidades prácticas para idear estrategias productivas eficaces y rentables.
4.2. Incorporación de riego por pivote central en Argentina y en los casos de
estudio El sistema de riego por aspersión de pivote central se había establecido sólidamente en
Nebraska, Estados Unidos, a partir de 1970 (Kepfield 1993), lo que convirtió a este
estado en el centro mundial de fabricación y uso de riego por pivote central con uso de
agua subterránea.
En Argentina la adopción y adaptación de este tipo de sistema se dio en un proceso de
tres momentos según se observa en los casos estudiados: una “prehistoria”, una
“historia” y una “actualidad” en el riego suplementario.
La “prehistoria” se ubica en la década de 1970 con el ingreso de algunos pocos equipos
al país, época que coincide con el boom del riego de pivote central en Estados Unidos.
De este primer momento los productores tienen pocas referencias aunque conocen este
antecedentes como una curiosidad, “una rareza” instalada por los “precursores” de los
actuales regantes. Estos equipos tenían un alto costo operativo en combustible, lo que
sumado a la coyuntura del aumento de los precios que introduce la crisis del petróleo
durante la década de 1970, convirtió a esta tecnología en poco rentable y los
agricultores dejaron de usarla.
La “historia” refiere el pasado reciente, al momento fundacional del actual sistema
agrícola bajo riego, que tuvo lugar a mediados de la década de 1990 y configuró el
presente de la agricultura extensiva de irrigación en Río Segundo. Esta historia está
13
vinculada con importantes cambios técnicos, como la difusión del paquete tecnológico
soja transgénica / SD / glifosato y productivos con el paso de un esquema mixto de
producción a una creciente especialización agrícola. Al igual que en el momento
anterior, la adopción de esta innovación se produjo en un contexto político-económico
nacional que favoreció la importación de tecnología.
Finalmente la “actualidad” del riego, es la continuidad histórica de una práctica de
innovación y tecnificación del agro, con la instalación de nuevos equipos a partir de la
reactivación económica iniciada en el año 2003, luego de la crisis de 2001. Desde ese
momento se consolida el desarrollo de estos sistemas de riego en Traslasierra como
parte de un proceso de expansión agrícola y de “pampeanización” de zonas extra-
pampeana.
En Río Segundo existen diversas versiones sobre la adopción y origen del riego (Riera
2011) que expresan las distintas posiciones en el espacio social de los agentes
involucrados, lo que de alguna manera traduce los contornos de la morfología de ese
espacio (Bourdieu 1994). Es decir, los protagonistas de las trayectorias son
representantes de formas de organización de la actividad agrícola. Por un lado, los
pequeños y medianos productores que realizaron un importante proceso de reconversión
agrícola articulados al programa Cambio Rural11
y con vinculaciones sólidas con
instancias estatales de desarrollo rural como el INTA o el Ministerio de Agricultura
(INTA - Cambio Rural 1994, Pizarro 2008). En una segunda versión, el protagonista es
representante de la dispersión de productores que trabajan el medio rural de manera
individual, atomizados y con desinterés por la participación en instancias colectivas de
asociación. En el tercer caso, la consolidación del movimiento CREA es fundamental
para enmarcar las trayectorias personales, tanto en lo que hace a su organización, que
permite la realización de una “carrera” dentro del movimiento, como su metodología
grupal y su filosofía centrada en convertir a los productores agropecuarios en
empresarios eficientes a través de la innovación.
Sin embargo, en las tres versiones está presente de manera clara la idea de que el riego
viene de algún lugar lejano. Los productores toman contacto ya sea de manera concreta
gracias a un viaje o de manera virtual a través de una comunicación radial. De cualquier
manera, la representación sobre el riego lo sitúa en una distancia espacial reconocida
entre el productor, agente de innovación y usuario, y la tecnología. En ese contacto con
11
Para profundizar en las características de este Programa ver INTA - Cambio Rural. 1994.
14
la tecnología lejana, símbolo de una realidad agrícola extraña y extranjera, la red de
relaciones que se tejen hasta concretar el proyecto de riego son fundamentales, incluso
para la modalidad independiente que pretende desprenderse de las vinculaciones locales
y sólo reconoce las relaciones virtuales como forma de inspiración.
En Traslasierra, el desarrollo y consolidación de la agricultura bajo riego con pivote
central y agua subterránea se dio una vez que este sistema se encontraba en pleno
crecimiento en el área cordobesa correspondiente a la región pampeana. Esto fue a partir
de 2003, con el repunte de la actividad agrícola y la intensificación de los procesos de
expansión agraria. En el caso del desarrollo de la agricultura bajo riego por aspersión
estuvo liderada por empresarios con capacidad económica para poner en marcha
importantes proyectos de riego que decidieron invertir en las “llanuras” extra-
pampeanas al oeste de las Sierras de Córdoba, en la cuenca del río Conlara ubicada en
región de Traslasierra, y el norte de la provincia de San Luis. Uno de esos empresarios
es socio fundador de la principal empresa importadora, representante oficial de equipos
Valley en Argentina12
, y posee un establecimiento en San Vicente, departamento de San
Alberto, Traslasierra, donde riega 4400 ha con 53 equipos de pivote central.
El otro actor fundamental para la instalación de este sistema es un empresario que sin
ser productor de origen, creó una empresa en Villa Dolores para realizar desarrollos
productivos con riego con agua subterránea y pivote central y que en 1997-1998
empezó a “desarrollar” campos con riego donde no había agua superficial disponible.
Esta empresa instaló todos los equipos de riego por aspersión en Traslasierra, mediante
la venta de “un sistema de producción” con riego “llave en mano”.13
El crecimiento del riego por aspersión con agua subterránea supuso procesos de
expansión de la frontera agraria sobre tierras que no estaban en producción y que se
tradujo en el desmonte de áreas que hasta ese momento se mantenían improductivas.
En Traslasierra antes del 2003 se desarrollan los grandes proyectos de agricultura bajo
riego, y se hicieron algunos intentos de implementar este sistema, sin éxito. Por eso, es
que en ese sentido el proceso de innovación en esta zona acompañó lo que aquí se
denominó como el momento “histórico” de la agricultura bajo riego por aspersión con
pivote central a mediados de la década de 1990, aunque se consolidó en la “actualidad”.
12
http://www.irri.com.ar/ 13 Para ello se encargan de todo lo necesario para ofrecer a sus clientes un campo bajo riego con agua
subterránea funcionando. Esto incluye el estudio de impacto, el diseño agronómico con la sucesión de
cultivos y sus fechas de siembra, el diseño del riego (círculos, extensión, posiciones) según la necesidad
de los cultivos y la disponibilidad de agua y energía, la perforación, su autorización y registro, y la
autorización y ejecución del desmonte si fuera necesario.
15
Cabe agregar, que en la provincia de Córdoba se sancionó la ley bosques (Ley 9.814) en
2010 y que la misma incluye áreas de Traslasierra dentro de las zonas protegidas, lo
cual limitó la expansión de los proyectos de riego.14
5. LOS ACTORES SOCIALES: LOS EMPRESARIOS INNOVADORES
5.1. Caracterización social de Río Segundo
El análisis de la información censal revela el peso de la agricultura familiar en Río
Segundo, característica que se expresa no sólo en el perfil demográfico de la población
rural, sino también a partir de las relaciones laborales predominantes que rigen en el
agro, en donde una de las características más importantes para destacar es la presencia
mayoritaria de propietarios a cargo de las EAP´s y algunos que combinan la propiedad
con el arriendo con el fin de aumentar su escala de producción, reflejándose esta
situación en los datos censales.
Los productores regantes de la Cuenca de Río Segundo se dedican casi exclusivamente
a la actividad agrícola en EAP’s que poseen de 150 ha a 1500 ha, y una extensión
promedio de las EAP’s es de 530 ha. En este sentido, se observa que los “regantes” son
representativos del departamento en cuanto a su escala de extensión, ya que se ubican
entre los estratos medios. La mayoría de los productores riega alrededor del 50% de la
superficie de su EAP; y más de la mitad de ellos riega más del 50% de su campo.
En lo que respecta al empleo de tecnología, todos los productores regantes utilizan SD y
la destacan como la herramienta fundamental para la producción agrícola en esta zona.
En varios casos, incluso fue el antecedente de la adopción del sistema de riego,
incorporado por primera vez en el año 1996 y 1997. Otra de las prácticas comunes entre
los regantes es el análisis de suelo y de las semillas, el uso de fertilizantes,
principalmente para los cultivos bajo riego y fumigación de los cultivos. También es
amplia la difusión del uso de semillas transgénicas.
Los regantes entrevistados, afirman que tener un equipo de riego implica la necesidad
de contar por lo menos con un empleado en forma permanente y que es importante que
dicho empleado resida en la explotación para que cuide el equipo y se encargue de
realizar y controlar esta actividad, aunque la cantidad de empleados varía de uno a tres.
14
En el 2007 se sancionó la Ley de bosques, con el objetivo de proteger los bosques nativos de la
expansión agraria y la agriculturización. Las provincias tuvieron que realizar un ordenamiento territorial
de sus bosques, de manera participativa, mediante la sanción de una ley que regulara el uso en el territorio
provincial. En Córdoba, para tal fin, se creó la Comisión de Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo
(COTBN) http://www.leydebosquescordoba.com.ar/el-proyecto-de-la-cotbn
16
En cuanto a la comercialización de los granos, los productores regantes tienen una
estrategia de diversificación de sus ventas. La mayoría poseen una buena capacidad de
almacenamiento en silos, que han acrecentado en los últimos años con nuevas
construcciones, con mayor capacidad y mejor tecnología para la conservación de las
semillas. Esto les permite “no entregar tanto” y esperar al momento más conveniente
para la venta del producto. Ellos combinan, en gran parte, la venta directa a los
corredores del puerto de Rosario con la venta a acopiadores locales como la Asociación
de Cooperativas Argentinas (ACA) y otros acopiadores “grandes”, como la Aceitera
General Deheza (AGD) y Cargill.
Las formas de asociación que están más difundidas entre los regantes son los grupos de
productores reunidos con fines técnicos y productivos. Dentro de este tipo de
asociaciones se desatacan los grupos CREA (Consorcio Regional de Experimentación
Agrícola) y los grupos organizados desde el INTA bajo el programa de Cambio Rural,
durante 1990. El Consorcio de Regantes15
, también representa un núcleo de asociación
de los productores, aunque la inscripción es obligatoria.
En síntesis, los regantes son productores pequeños y medianos que tienden a formar
parte de asociaciones, principalmente con fines técnicos y es por esto que se encuentran
en comunicación permanente con el asesoramiento técnico experto. Dentro de estas
asociaciones tratan de cultivar un manejo de la explotación “más empresario”,
distanciándose de la trayectoria ligada a la agricultura familiar de tipo chacarero. Ellos
se han constituido como un tipo particular de agricultor, un productor regante,
reforzando una identidad centrada en la innovación tecnológica, como parte
fundamental de la práctica empresaria que tiende a la maximización económica y a la
eficiencia productiva.
5.2. Caracterización social de San Alberto y San Javier
En Traslasierra la extensión media de las EAP’s ronda las 1500 ha, aunque entre estas
se encuentran establecimientos de 440 ha entre las más pequeñas, como de 4400 ha, la
mayor de ellas. Estas explotaciones tienen la mayor parte de su tierra en propiedad
aunque también arriendan parte de su superficie a productores de la zona. Debido a que
la mayoría combinan riego por aspersión con riego gravitacional, la dotación de agua
superficial no permite poner toda la superficie en producción, lo que hace que
15
Formalmente Consorcio de Usuarios de Agua Subterránea.
17
generalmente se produzca en la mitad de las tierras disponibles, mientras la otra mitad
descansa, y luego se rota.
En todos los casos el cultivo principal es la papa y le sigue el maíz en segundo lugar, y
en tercero el trigo, aunque las extensiones sembradas son reducidas en relación a las
cultivadas con papa. Por ejemplo, un productor que cultiva 300 ha de papa, siembra 100
ha de maíz y sólo 50 ha de trigo. Esta relación se mantiene como una tendencia en todos
los casos, siendo los productores que utilizan tecnología más tradicional los que más
tienden al monocultivo de esta hortaliza. Sólo quienes trabajan con tecnología moderna
producen en mayor medida cereales además de soja.
La papa se destina principalmente a los mercados concentradores de productos frescos
como el Mercado Central de Buenos Aires, u otros depósitos mayoristas en distintas
zonas del país como Mendoza, San Juan o Río Negro. Los productores con mayor nivel
técnico además tienen contratos para proveer a industrias procesadoras de la materia
prima como McCain. Para la comercialización de la papa en fresco, los productores
tienen una diversidad de estrategias orientadas a lograr una buena colocación de su
producto. Entre estas se encuentran tener un puesto propio en los mercados
concentradores, fidelizar una red de clientes, comercializar con una marca propia
respetando estándares de calidad y vender la papa lavada, fraccionada y seleccionada.
Por la lejanía de Traslasierra con respecto al puerto, los cereales y oleaginosas
excepcionalmente se destinan a la exportación como commodities. Tanto el maíz como
la soja se utilizan como piensos para tambos o granjas avícolas, generalmente en
provincias cercanas. Otra opción es canjear los granos por fertilizantes. En el caso del
trigo, la variedad que se produce es de tipo candeal, que se realiza por contrato con la
empresa Molinos Río de La Plata.16
Las tecnologías más utilizadas son el riego, la fertirrigación, los balances hídricos,
gravimetrías, en algunos casos la instalación de sondas; el análisis del suelo y del agua
subterránea se realiza con frecuencia variable. Es usual la confección de mapas de
rendimientos para ver cuáles son las limitantes principales, aunque no se hace
agricultura de precisión. En algunos casos se utilizan tractores con piloto automático
mediante un sistema de control satelital, y como innovación reciente se importó una
16
Como se afirma en la página web de Molinos Río de La Plata, los agro Convenios de producción de
Trigo Candeal son una modalidad que “se basa en un compromiso mutuo, de entrega del productor y de
recibo de Molinos, sobre la totalidad de la producción de las hectáreas acordadas. Además, el productor
tiene la posibilidad de canjear semilla y agroinsumos, financiándose a cosecha”.
http://www.molinosagro.com.ar/pagina.asp?pagina_id=2 (Consultado el 12/9/2013)
18
máquina “poseadora” de Estados Unidos para facilitar la absorción del agua en suelos
con pendiente.
Hay una gran diferencia entre el cultivo de papa que se hace con poca tecnología y el
cultivo de cereales y oleaginosas que sigue el modelo tecnológico pampeano. En el caso
de la papa, la siembra es mecanizada aunque la preparación de las semillas es manual e
implica cortar las yemas de las papas una por una. También la cosecha se realiza
manualmente para no dañar el producto sobre todo si se destina a consumo en fresco.
Sólo las empresas más tecnificadas que tienen contratos con industrias cosechan en
forma mecánica. Para el cultivo de esta hortaliza se labra el suelo con arado de reja y
luego se pasa la rastra para nivelar la superficie. Este sistema de labranza es el más
utilizado dado que la SD sólo es compatible con la producción de cereales y oleaginosas
con riego por aspersión.
En el riego por surco se necesitan a razón de 2 empleados cada 50 ha aproximadamente
para poder llevarlo adelante. Una EAP de alrededor de 800 ha tiene entre 10 y 12
trabajadores permanentes y luego se contratan trabajadores eventuales para la cosecha.
En verano, cuando es necesario cosechar más rápido, se contrata alrededor de 40
trabajadores cada 100 ha. En el caso del riego por aspersión, un solo trabajador puede
controlar un número importante de equipos y cuando se trata de cultivos mecanizados
los requerimientos de personal son los mismos que en la zona pampeana.
Los productores de Traslasierra tienen poca tendencia a las prácticas asociativas. En
realidad existen dos asociaciones orientadas a fines muy específicos. Por un lado, de
carácter obligatorio, se encuentran los consorcios de riego. Los productores que
disponen de agua superficial forman parte del Consorcio de riego Río Los Sauces, que
si bien presenta problemas de participación, compromiso y responsabilidad en la gestión
por lo menos se encuentra actualmente funcionando. Por otro lado, está el Consorcio de
Usuarios de agua Subterránea de la Zona 2 que tiene una existencia legal pero no
práctica. No se realizan asambleas, no está constituida formalmente la comisión
directiva y muchos de los productores que extraen agua subterránea para riego ni si
quiera saben de la existencia de este Consorcio.
La otra asociación de Traslasierra es la Asociación de Productores de Papa, dentro de la
Comisión de Agricultura de la Sociedad Rural de Villa Dolores, dedicada especialmente
a representar a los productores de papa en las negociaciones salariales con la UATRE.
La difusión del riego por aspersión con agua subterránea dio lugar a que en 2009 se
formara una asociación de productores con fines técnico “tipo CREA” especializado en
19
esta tecnología. Este grupo reúne a las más grande empresas que son las de mayor nivel
tecnológico, que utilizan asesoramiento experto permanentemente y buscan producir
bajo un modelo de agricultura continua integrando el cultivo regional, la papa, con la
producción de commodities que integran verticalmente con otras producciones extra-
zonales. Este grupo se autodenomina “Traslasierra llanura norte” y aunque no forma
parte del movimiento CREA, adoptan su metodología y la mayoría de sus miembros sí
participan en él con otras EAP’s en otros puntos de país.
En síntesis a partir de los contrastes entre los sistemas agrícolas de riego por aspersión
y de riego gravitacional se observa que en Traslasierra existen dos tipos predominantes
de productores. Unos de carácter más tradicional, denominados localmente con
“paperos” y los grandes empresarios.
La figura del “empresario” innovador tanto en Río Segundo como en Traslasierra
encarnan el motor del cambio tecnológico sintetizado en la adopción del riego por
aspersión con agua subterránea. Esta es vista como una tecnología “revolucionaria” que
genera “otra realidad”, otra manera de hacer agricultura. Para formar parte de este
nuevo modo de producción agrícola no alcanza con tener las posibilidades económicas,
sino también tener una suerte de visión. Esta “visión” incluye una serie de disposiciones
económicas orientadas a la maximización de las ganancias y la racionalización de las
prácticas. A ellos se opone un alter ego, que en ambos casos es el productor considerado
“tradicional”. En Río Segundo este es el productor de secano y en Traslasierra es el
“papero” que riega por surco.
6. CONCLUSIONES
En Río Segundo los cambios productivos indican una mayor homogeneización en el
paisaje productivo por la intensa concentración en los cultivos de soja, maíz y trigo,
profundizando el proceso de especialización agrícola pampeana iniciado en 1980. Las
transformaciones en la distribución de la superficie implantada por tipo de cultivo
muestran que el proceso de sojización fue creciendo en los años siguientes durante la
década de 1990. En Traslasierra, si bien el análisis de los datos censales muestran una
dinámica productiva claramente diferente en San Alberto y San Javier, la estructura del
uso del suelo, en tanto superficie destinada a la producción de cada cultivo, es similar.
La información censal muestra que los principales cultivos son la papa, el maíz y la
soja. El gran cambio se observó con las oleaginosas, que siendo prácticamente
inexistentes en 1988, adquirieron cierta relevancia en 1990 con el cultivo de soja y en
menor medida maní.
20
En términos comparativos, mientras en Río Segundo tuvo lugar una reconversión
productiva, en San Alberto y en San Javier hubo un proceso de crecimiento pronunciado
de la producción, a partir de una matriz agrícola diversificada. Con una superficie
implantada mucho menor. Sin embargo, dado que el crecimiento agrícola produjo el
corrimiento de la frontera agraria, sería necesario disponer de información censal
actualizada para evaluar correctamente la magnitud de este crecimiento.
De cualquier manera, el trabajo de campo muestra que en ambos casos estos cambios
son efectos de una agriculturización que homogenizó desde el punto de vista del uso del
suelo y la tecnología, en dos zonas muy distintas de la provincia de Córdoba en lo que
respecta a las tradiciones productivas, condiciones ecológicas y localización geográfica,
donde el riego por aspersión con agua subterránea se convirtió en el rasgo dominante de
un modelo de producción agrícola.
Este proceso de incorporación de modernas tecnologías ha producido no solo
modificaciones en el uso del suelo, sino también el surgimiento de otras formas de
relación entre los productores con la aparición de nuevos actores en la figura de
“empresarios innovadores” que se diferencian de los productores “tradicionales” por el
énfasis en la innovación tecnológica como forma de maximizar la producción dentro de
un modo de producción de agricultura continua. Si bien en Río Segundo los actores que
motorizan el cambio son “pequeños empresarios familiares” y en Traslasierra el proceso
está a cargo de “grandes empresas agropecuarias”, ambos tienen en común la influencia
decisiva del movimiento CREA, que impone una cosmovisión particular de lo que debe
ser la agricultura (racional, tecnológica y empresarial) y da forma a las relaciones de
cooperación entre los agricultores.
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