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PRÓLOGO
Tal vez este episodio de las olas del mar nos quiera dar a conocer algo, porque siempre la naturaleza tiene lecciones que enseñar. Tal vez nos quiere reflejar que todos somos como las olas del mar que llega un momento en que nos elevamos tanto que terminamos reventando por la furia y el miedo que nos estaba atormentando, pero que luego de tanto rencor y resentimiento, acabamos mansos y calmados, en las orillas de la resignación o en la gloria del triunfo de nuestra manifestación. Sabemos que este cambio de agresividad a pasividad, es sólo una manifestación de la reflexión que cada individuo realiza frente a una situación, con el propósito de volver de nuevo a las profundidades del océano, en donde todo es tan oscuro en donde nuestros miedos se ven confundidos por la falta de claridad y por la corriente que nos arrasa con todo en los momentos de caos y confusión. Debemos ser conscientes que regresamos con la intención, de surgir de nuevo, como olas y terminar en las orillas de la gloria, sólo
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así podremos decir ¡lo logramos! Y con una tranquilidad grata al igual que las nubes, nos evaporaremos y mediante fuertes vientos llegaremos a la gloria del cielo, llegaremos a las alturas, en donde los sueños existen y en donde los sueños son posibles.
Muchos llegaran de eso estoy muy seguro, pero lo cierto es que pocos se quedaran, ya que en esta vida los errores están al orden del día; solo el que procure no caer en esta tentación se quedará y los otros cual nubes negras, por tanta maldad caerán despavoridamente como lluvias violentas, formando caos y destrucción, regresando de nuevo a las profundidades del océano en donde la lucha es constante, en donde los sueños son casi imposibles y en donde la vida es muy difícil.
A Wayra le toca vivir una realidad diferente a los demás, en donde todas sus alegrías se tornaron luego en pesadillas, que a poco a poco perturbaron sus sueños, e instalaron en él, el remordimiento, que al principio lo hizo sentir contento, pero que al final lo hizo sufrir por dentro”.
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Wayra no podía olvidar y dejar el pasado atrás, en verdad aunque uno muera de dolor, no puede expresar lo que siente su corazón.
Muchas realidades de la vida cotidiana, se ven amenazadas por la injusticia y la corrupción, generando en la sociedad caos y destrucción, en donde la vida no está garantizada… Y en donde los derechos son vulnerados como si nada.
Las secuelas de la injusticia del abuso y la corrupción generan en la población sentimientos de remordimiento, que truncan muchas veces los sueños y anhelos, que se refugian por mucho tiempo en la hoguera del sufrimiento.
Por eso todos juntos luchemos por la paz y la tranquilidad, que genere en todos una justicia social que combata todo abuso, toda explotación, toda miseria y toda desigualdad. Rechacemos toda dictadura política y económica y luchemos por una sociedad en donde la libertad y la democracia, sea la verdadera prioridad.
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Luchemos por el desarrollo, el progreso y la realización de un estado que sueña con el cambio y no con la resignación.
Espero que esta primera parte del libro, cubra todas las expectativas que el lector pueda exigir.
“No basta con que se publique un libro, es necesario que exista alguien que lo lea. Un texto es un objeto inerte, compuesto de papel y tinta seca, mediante el cual uno puede expresar lo que siente, ama y piensa mediante palabras y párrafos escritos, que solamente adquiere vida cuando es leído. Si permanece cerrado está como muerto”.
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DEDICATORIA
Dedicamos este texto a nuestros padres por su apoyo moral y económico en momentos difíciles para que podamos seguir satisfactoriamente nuestra carrera y ser unos grandes profesionales.
A todas las personas que nos apoyaron a culminar este texto.
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AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Dios por acompañarnos y guiarnos en el transcurso de nuestra carrera, por ser nuestra fortaleza en los momentos de debilidad y por brindarnos una vida llena de aprendizaje, experiencias y sobre todo felicidad.
Damos gracias a nuestros padres por apoyarnos en todo momento, por los valores que nos han inculcado y por habernos dado la oportunidad de tener una excelente educación en el transcurso de nuestras vidas. Sobre todo por ser un excelente ejemplo de vida a seguir.
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Un especial agradecimiento a nuestros docentes de nuestra Alma Mater, en especial de nuestra Escuela Profesional.
CAPÍTULO I
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WAYRA
I
Las calles se abarrotaban por la muchedumbre, era notorio el grito de reclamo; el silencio parecía desvanecerse, en el clamor popular; la ciudad por un momento podía respirar, dicha y tranquilidad, junto al cielo pulcro y celestial, ajeno por un instante de la contaminación y el caos vehicular.
Se divisaba en el horizonte una ciudad bella y radiante, que desconocía por un momento el caos que venía siguiendo día tras día; todos eran conscientes que pronto esto acabaría; que solo era una utopía,, que luego se convertiría en una pesadilla.
Era una ciudad que por momentos se volvía rebelde frente al abuso y la crueldad, reclamando airadamente sus derechos; aunque muchas veces se confundían las marchas y las protestas con la violencia y la destrucción de la propia ciudad, a la cual ellos tanto amaban.
La ciudad tenía que despertar de aquel sueño oscuro que la realidad parecía ponerle en el
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camino. Había que dejar de lado la paz y la tranquilidad e incursionar en la dura batalla por la igualdad, por el bienestar y la tranquilidad.
Las banderas y las pancartas, se hacían notar.
El malestar que había dentro de la población; reflejaba el resentimiento y la decepción de un gobierno corrupto y traidor.
La ciudad se paralizaba pues el clamor del pueblo era el que por un momento dominaba.
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Pasaban horas, días, semana hasta incluso meses en donde la incesable protesta, por la justicia y la equidad aún no acababa. Todo se tornaba oscuro, en las pequeñas casitas como en las inmensas mansiones que paraban resguardadas por agentes de seguridad, las playas junto al mar parecían rugir con agresividad, las olas golpeaban con mucha crueldad, pues tal vez representaban la furia que el pueblo tenía que manifestar.
Tal vez este episodio de las olas del mar nos quiera dar a conocer algo, porque siempre la naturaleza tiene lecciones que enseñar. Tal vez nos quiere reflejar que todos somos como las olas del mar que llega un momento en que nos elevamos tanto que terminamos reventando por la furia y el miedo que nos estaba atormentando, pero que luego de tanto rencor y resentimiento, acabamos mansos y calmados, en las orillas de la resignación o en la gloria del triunfo de nuestra manifestación. Sabemos que este cambio de agresividad a pasividad, es sólo una manifestación de la reflexión que cada individuo realiza frente a una situación, con el propósito de volver de
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nuevo a las profundidades del océano, en donde todo es tan oscuro en donde nuestros miedos se ven confundidos por la falta de claridad y por la corriente que nos arrasa con todo en los momentos de caos y confusión. Debemos ser conscientes que regresamos con la intención, de surgir de nuevo, como olas y terminar en las orillas de la gloria, sólo así podremos decir ¡lo logramos! Y con una tranquilidad grata al igual que las nubes, nos evaporaremos y mediante fuertes vientos llegaremos a la gloria del cielo, llegaremos a las alturas, en donde los sueños existen y en donde los sueños son posibles.
Muchos llegaran de eso estoy muy seguro, pero lo cierto es que pocos se quedaran, ya que en esta vida los errores están al orden del día; solo el que procure no caer en esta tentación se quedará y los otros cual nubes negras, por tanta maldad caerán despavoridamente como lluvias violentas, formando caos y destrucción, regresando de nuevo a las profundidades del océano en donde la lucha es constante, en donde los sueños son casi imposibles y en donde la vida es muy difícil.
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Los pobladores de esta ciudad sabían que no era válido caer en cobardía, pues era la única manera de que el gobierno escuche lo que ellos pedían.
Y por otro lado la muchedumbre inmersa en este reclamo popular, sabía que estaba protestando, pero no sabían cuál era el motivo que originó la protesta; mucho de esto se daba por que en esta ciudad abundaba la ignorancia, el abuso, la corrupción y el egoísmo por parte de la población.
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Por otro lado el gobierno estaba plagado por la injusticia y la corrupción, todos hacían lo que querían, todos trataban de aprovechar al máximo el poder que todavía ostentaban.
En este gobierno gracias al centralismo del poder, se había formado una organización llamada “satélite”, el cual involucraba a todo cuanto poder ostentaba. Nadie podía oponerse, pues la mayoría era la que mandaba y pobre aquel, que intentara perjudicar esta mafia, seguro que no viviría para contarlo de cómo es como se paga la traición en esta organización destinada a gobernar sin límites y acostumbrada a sacar del camino a quien considere un intruso para sus intereses.
Esta ciudad y su población vivía tiempos de caos y destrucción en donde la vida no estaba garantizada por nada y donde los derechos eran vulnerados como si nada. Todo el pueblo a pesar de su resignación, todavía guardaba en su corazón la esperanza de que aparezca el salvador, la esperanza de que aparezca el cambio que garantice su liberación.
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CAPÍTULO II
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Una mañana, exactamente a las 11:00 am., entro una llamada, el cual era muy insistente y a las vez perturbadora, Wayra estaba jugando justo por ahí y como era muy pequeño no alcanzaba al teléfono, luego de unos segundos aparece su madre y contesta el teléfono. Terminaba la conversación, la madre cuelga el teléfono muy nerviosa; tenía el rostro muy pálido y los ojos muy brillosos como si quisiera llorar, de esto se dio cuenta Wayra y le preguntó: -¿Mamá qué pasa? ¿Por qué quieres llorar? Y la madre muy cabizbaja y con la voz entre cortada le dice:
- No pasa nada hijo… todo está bien.
- Anda a tu cuarto, a terminar con tus
tareas, que mañana hay que ir al colegio.
Ella trataba de sacar fuerzas de donde no podía, para que Wayra no sospechara de la tragedia que le habían comunicado.
Luego de unos minutos de esperar que Wayra entre en su cuarto, decidio ir al despacho de Dionisio (el padre de Wayra); una vez dentro, la mujer fuerte, de carácter poco flexible, de
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un corazón casi indomable; termina por quebrarse y empieza a llorar silenciosamente para que los muros no se den cuenta de que por sus hermosos ojos grandes y penetrantes, que por sus hermosas mejillas casi rojizas y labios voluminosos discurrían las lágrimas como pidiendo permiso.
Marcela no podía contener el llanto, pues la noticia era muy terrorífica hasta se pellizcaba el brazo para tratar de comprobar que todo
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esto, sólo era un sueño oscuro, del cual no podía despertar; quería pensar que sólo era una equivocación o tal vez era una estrategia para escapar de una persecución a la cual estaba acostumbrada su esposo.
Ella sabía que Wayra no debía enterarse de que su padre había muerto, porque tal vez iba a ser una noticia muy traumática para su edad, ya que apenas tenía seis años.
Ya eran más o menos la una de la tarde y Marcela recién despertaba, pues se había quedado dormida en el despacho de Dionisio. Lo primero que hizo fue ir al cuarto de Wayra para ver en qué cosas estaba andando; se dio con la sorpresa de que se había quedado dormido frente a la pelota que su padre le había regalado. Marcela se acerco un poco más y observó que Wayra había escrito algo en dicho balón:
- “Los buenos nunca mueren, los buenos
vivirán por siempre en el corazón y en mente de la gente por el cual se trabajo constantemente”
Marcela volviose a quebrar, pues esas palabras eran el fiel reflejo de que Wayra
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quería seguir quizás el mismo camino peligroso que había seguido su padre. Ella no quería que su hijo sea político ya bastante había sufrido con Dionisio, el acalde de la ciudad que hace unas horas lo habían matado.
Luego de unas horas unas camionetas negras veían se aproximar a la morada de Dionisio; el timbre sonó como nunca como si la presencia de esas personas los asustara. Enseguida Marcela muy apresurada, abrió la puerta:
- Disculpa, buenas tardes… sentimos
mucho el deceso de su esposo, solo veníamos a informarle que el velatorio se realizará en este lugar el día de mañana a las cinco de la tarde.
En seguida Marcela como conteniendo el llanto, pregunto en donde se encontraba el cuerpo de su esposo y ellos respondieron:
- No se preocupe de nada señora la
Municipalidad se está encargando de todo eso.
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- ¡Basta!- dijo Marcela – le pregunté en
donde estaba, solo quiero que me responda eso – replico muy enfurecida.
- Disculpa señora eso es una información
que no puedo revelar, sólo cumplo en avisarle lo que se me fue encomendado.
Marcela muy furiosa por lo que estaba pasando empieza a golpear al funcionario con el cual estaba hablando. De pronto como por arte de magia apareció Justino el mejor amigo de Dionisio y le dijo:
- Cálmate Marcelita, Dionisio se
encuentra camino a la amorgue para saber qué es lo que origino su muerte.
Y luego empezó a consolarla, pues el martirio era evidente.
Luego de unos minutos todos los funcionarios, incluyendo a Justino se fueron en sus lujosas camionetas.
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CAPÍTULO III
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Al día siguiente, Marcela sabía que tenía que ponerse fuerte para que Wayra no sospechara nada. No tenía ningún familiar en la ciudad, sólo tenía a su mejor amiga con la cual se iba a quedar Wayra, mientras su madre iba al velorio de su padre. En seguida llamo a Valeria y ella aceptó.
Un fuerte grito hizo resonar la habitación, en seguida Marcela muy preocupada entra al cuarto de Wayra y lo encuentra llorando y muy desesperada le preguntó qué es lo que pasaba y él respondió:
- Mamá, soñé feo… soñé que habían
matado a papá.
- No te preocupes hijo – replico Marcela
con la voz nerviosa y entrecortada.
Ella sabía que Wayra no debía enterarse de nada, ella quería que su hijo no sufra, porque una noticia a esa edad podía destruirle la vida.
- Mamá tengo miedo – dijo Wayra muy
angustiado.
Y Marcela como contemplando el llanto de Wayra, le dijo:
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- No temas tu madre está aquí contigo –
y empezó a abrazar a Wayra.
Pero Wayra no paraba de llorar, llegó un momento en el que el silencio se apoderaba del momento y Wayra un poco más calmado le dijo a su madre:
- Papá, no quería abandonarme… peo
vino un señor y se lo llevó.
- No llores, hijo es sólo un sueño – dijo
Marcela muy angustiada al presenciar el dolor de su hijo.
- Wayra presentía que algo raro pasaba;
… los sueños graficaban la fatídica realidad por el cual atravesaba la persona que el más amaba.
En medio de su inocencia, graficaba una fatídica escena de nostalgia, Wayra tenía muchas dudas y preguntas que tenían que ser resueltas, de pronto una pregunta, se hizo escuchar:
- Mamá ¿Dónde está mi padre, que le
paso? – replico en su inocencia.
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Enseguida Marcela, tratando de esconder – la realidad, sólo atino a abrazar a su hijo, aunque los ojos por un momento le querían traicionar…
- Mamá que pasa ¿por qué quieres
llorar? Preguntó de nuevo Wayra.
- No pasa nada hijo, tu padre pronto
volverá – dijo Marcela.
- Y si no viene que pasará con nosotros
mamá – dijo Wayra.
- No pienses eso hijo, tu padre, desde
donde este nos protegerá…
Y Wayra respondió:
- Pero en mi sueño, mi padre me dijo que
te cuidara, parecía que una energía extraña de él se apoderaba, yo trataba de acercarme, pero él se alejaba, yo no quería que se marchara, pero mientras más me acercaba, él más se alejaba. Llegó un momento en que casi ya, lo perdía de vista y lo último que escuché fue una voz que me decía ¡ten confianza en ti mismo!
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“Miski runa” y de pronto desapareció. Estoy seguro que esa voz era de mi padre… mi padre se fue mamá… y Wayra se puso a llorar.
- Es solo un sueño hijo – respondió
Marcela, con un tono entristecido, Marcela no podía por un momento controlar el
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suceso, sabía que, se las tenía que aguantar, para que Wayra no sospechara a un más.
- De repente la nostalgia y el dolor,
empezó a ser invadida por los constantes toques de timbre que en la escena se presenciaban.
Enseguida Marcela, adivinando que era su miga, corrió casi apresuradamente a abrir la puerta y exactamente era Valeria que con voz resplandeciente animaba el triste ambiente en el que se encontraba Marcela y Wayra. Era Valeria una mujer muy bella, de lindos ojos oscuros, cabellos castaños, y por lo cierto muy blancos, era La copia perfecta de Marcela; y a sus 30 años (la misma edad de Marcela), todavía no tenía algún compromiso, el cual ella deseara; pero eso si era una mujer muy alegre hasta a veces muy alocada, que al ver las caras pálidas de marcela y Wayra, solo atino a abrazar a su amiga del alma y a secar las lagrimas de Wayra.
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Wayra un poco sorprendido no sabía quién era esa mujer tan bella y hermosa como mamá, de repente Marcela replico:
- Hijo, te presento a mi mejor amiga
Valeria.
- Mucho gusto, es usted muy bella y muy
linda- Respondió Wayra, ya un poco más tranquilo.
De repente Valeria, saco un juguete de su bolso, y se lo dio a Wayra. Wayra cambio repentinamente de ánimo porque el regalo que le había traído Valeria era el juguete, con el cual, el tanto soñaba.
- Gracias- dijo Wayra-Este es el juguete
que mi padre, prometió regalarme el día que cumpla siete años.
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Marcela muy emocionada, dijo:
- Hijo, Hoy en la tarde saldré de viaje…
- ¿Dónde mi padre?- pregunto Wayra
- No hijo, iré a una reunión de trabajo-
replico Marcela muy angustiada ante la interrogante de Wayra,que continuo diciendo :
- Cuídese mucho madre y si lo ve a mi
padre dígale que lo quiero mucho y que ande con cuidado…
- No te preocupes hijo tu padre muy bien
lo sabe – respondió Marcela casi al borde del llanto.
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De eso se dio cuenta Valeria y de inmediato abrazo a Marcela que no pudo aguantar más el dolor y cayó al sofá despavoridamente y luego empezó a llorar como un niño cuando le quitan su juguete.
Marcela sabía que Wayra no debía verla así, pero el dolor acabo con su razón.
Valeria no sabía qué hacer, estaba entre la espada y la pared, por un lado no sabía si contarle a Wayra lo que estaba pasando o simplemente callar y seguir ocultando el engaño.
- ¿Qué pasa mamita? – Replico Wayra
muy asustado
- No pasa nada- Respondió Valeria -
Solo fue un desmayo
- Ve hijo a tu cuarto - Dijo Marcela- Que
te quedaras por unos días con Valeria.
- Está bien madre - Respondió muy
amablemente Wayra.
En seguida subió las escaleras lentamente como meditando, Wayra sabía que algo malo estaba pasando, porque nunca vio a su madre quebrarse de dolor como lo hizo hoy.
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Ya casi subiendo el último escalón decide quedarse quieto y esconderse junto al muro, para descubrir lo que realmente estaba pasando.
Marcela ya estaba más tranquila, aunque tenía que apresurarse para llegar al velorio de Dionisio. En seguida sonó el timbre muy suavemente, como lo hacía siempre Dionisio…Valeria fue a abrir la puerta y el que apareció nuevamente, fue Justino muy elegante con su traje negro, y con el cabello muy bien peinado
- Déjalo pasar- Dijo Marcela ya un poco
mas recuperada. En seguida Justino entro en la morada, y el silencio hacía notar los pasos, uno a uno, eran casi parecidos al de Dionicio cuando regresaba del trabajo.
- Toma asiento- Replico Marcela muy
Amablemente
- Gracias comadre- respondió Justino-
con la voz gruesa, aunque un poco opacada por la audiencia al que había asistido hace una hora.
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- Espérame un toque Justino -Dijo
Marcela - que voy por mi cartera.
En seguida Valeria corrió detrás de Marcela Para ayudarla a buscar su cartera.
Mientras todo esto pasaba Wayra estaba al tanto de cualquier suceso que lo ayudará a descubrir lo que estaba pasando.
Tenía todo la intención de escuchar la conversación que su madre sostenía con Valeria, pero no le fue posible, ya que la conversación se realizo en la Oficina de su padre. Luego de dos minutos vio recién a su madre quien le entrego una tarjeta a Valeria, el cual en seguida paso a esconderlo debajo de la maceta que se encontraba al lado de la puerta de la oficina.
Pensando que era un buen escondite, para que nadie diera con la tarjeta.
Enseguida Justino al ver que Marcela ya estaba lista – replico de manera vacilante y graciosa:
- ¡Ya Marcela vamos, que me estoy
mosqueando!
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- Ya Justino vamos – respondió Marcela,
muy seria, como lo era siempre.
Marcela muy preocupada por no despedirse de Wayra le encarga a Valeria que cuide a Wayra. De nuevo la angustia parece apoderarse de su cuerpo y de su mente al tan solo pensar que saldrá de casa para enfrentar el sufrimiento y la verdadera realidad…. Y se cerró la puerta como cuando cierras un cofre muy valioso el cual no quieres que nadie lo abra.
Enseguida Wayra esperaba que Valeria vaya a cualquier parte para ver que había debajo de la Maceta. Y como por arte de magia se cumple lo que Wayra deseaba, Valeria sale de casa, enseguida Wayra baja muy apresuradamente, casi resbalando y levanta la maseta y encuentra un papel blanco, el cual decía:
Av. Arequipa 225 – “CALERA”…
Al toque Wayra pensó que tal vez era el lugar en donde su madre había ido hace un momento. Wayra sabía que debía ir con cuidado por un momento se veía como súper héroe o un detective en busca de descifrar el
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misterio. En medio de su inocencia sale de casa muy apresurado y a la vez contento con ansias de llegar al destino para cumplir con su cometido.
Una vez fuera de casa ya más o menos a las tres de la tarde, decide tomar un taxi con destino al lugar indicado.
El viaje demoró más o menos veinte minutos, veinte minutos que parecían congelarse en el tiempo. Wayra no sabía que tal vez eran los últimos veinte minutos en el que todavía, podía sonreírle a la vida que todavía podía tener su alma tranquila, que todavía aún podía, gritar de alegría. Pero la vida tenía que continuar y en seguida Wayra bajo del taxi, justo al frente de una casa, que por lo cierto era muy hermosa, Wayra se acercó un poco más y un agente de seguridad lo detuvo, y en seguida por ahí apareció una flotas de camionetas, que a simple vista parecían muy caras. El agente de seguridad dejó a Wayra y corrió apresuradamente a una camioneta en particular, Wayra aprovechó el momento y se escondió en uno de los vehículos. Luego de unos segundos bajo de la camioneta blindada, un hombre muy alto, de aspecto muy
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malvado; ordeno algo al agente de seguridad y entro al velorio. Wayra parecía ya un poco asustado porque el rostro del hombre con cara de malvado lo había visto por algún lado.
No sabía dónde, pero ese rostro lo aterrorizó un poco. Escondido Wayra en uno de los vehículos decide acercarse a la puerta, aprovechando que ya no estaba el agente de seguridad cuidando. Una vez ya en la puerta, la impresión que sintió su corazón fue inmediata, sentía que el mundo se paralizaba, sentía por momentos que una energía extraña de él se apoderaba, Wayra en medio de su inocencia no sabía lo que estaba pasando, por momentos quería huir de aquel lugar en donde el llanto y la tristeza parecía reinar. Wayra se acercó un poco más, para descubrir que es lo que estaba pasando, no entendía porque tanta gente estaba llorando.
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Parecía la oscuridad reinar en ese ambiente, en donde el protagonista permanecía inerte, frente al dolor de tanta gente, las velas por momentos ardían más apresuradamente, como si no quisieran desvanecerse en el dolor de tanta gente.
Wayra no entendía porque tantas flores adornaban el ambiente, Wayra no entendía porque un cajón causaba el dolor de todo el pueblo presente.
Wayra estaba como hipnotizado, paso de momentos de paz y alegría a momentos de angustia y melancolía. No sabía si huir despavoridamente o enfrentar la realidad existente. A sus seis años tuvo que tomar una decisión, Wayra decidió tomar la segunda opción, y preguntó a un caballero que estaba
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justo al costado de la puerta de recepción. Wayra le dijo, con una voz un poco nerviosa:
- Disculpa señor…
- Que pasa hijo – respondió el sujeto, luego
de haber despertado de los brazos de Morfeo. Una vez ya consciente de la realidad se dio cuenta que el niño con el que estaba hablando era el hijo de Dionisio, su peor enemigo, porque lo había despedido por haber cometido actos de corrupción.
En seguida Wayra lo miro de frente y le dijo:
- Disculpe busco a mi madre, no sé si la ha
visto.
El sujeto se quedo en silencio, sabía que Dionisio desde donde este sufría con el dolor de su hijo.
¡Que pasa! – replico de nuevo Wayra ya un poco más alterado, porque presentía que algo malo estaba pasando….
- No pasa nada hijo – respondió el sujeto – a
tu madre no le visto. Pero… a tu padre sí.
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El sujeto sabía que era el momento indicado para cobrar venganza, era consciente también que Dionisio ya estaba muerto, pero aún quedaba lo que más quería. Y continuó diciendo:
- Tienes que ser fuerte hijo, yo sé que tu eres
un niño valiente, tu padre me hablo mucho de ti, el está muy orgulloso de que seas su hijo… y continuo hablando.
En ese momento Wayra, empezó a presagiar lo peor y se le vino en la mente el sueño en donde su padre había muerto, en donde su padre se le despedía sonriendo.
- ¿Dónde está mi padre? – replico Wayra un
poco ya lloroso.
- Está al frente tuyo – respondió el sujeto,
casi sin remordimiento alguno.
- ¿Dónde? Que no lo veo – dijo Wayra, por
momentos ya quebrándose, recordando en cada momento, lo que en el sueño le había dicho su padre.
- Está al frente tuyo, ahí está tu padre
esperándote…
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Y de nuevo Wayra ya sumergido en el llanto y sin presagiar la intención del sujeto, dijo:
- Por favor, dígame dónde está mi padre…
Y continuó diciendo el sujeto.
- Está al frente – pero con una voz ya más
suave, como si estuviera conmovido por el dolor del niño, por momentos quería dar marcha atrás, porque, él también era padre y se moriría de dolor al ver en esa situación a cualquiera de los suyos.
- ¿Dónde? – replicó de nuevo Wayra,
mirándolo de frente, sin quitarle la vista de encima.
Y de pronto Wayra ve en la tarjeta de invitación del señor de alado que también estaba durmiendo, la foto de su padre. De inmediato sin pensarlo dos veces, se lo saca del saco, en medio del llanto se digna a leer la invitación.
Y lo primero que hizo fue mirar al frente, y lo único que vio fue un cajón y efectivamente su padre se encontraba inerte.
En ese momento se paralizaron sus sentidos, miraba a todo lado como si quisiera pedir
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alguna explicación de lo que estaba pasando, por momentos trataba de pensar que estaba sumergido en un sueño oscuro…
Era demasiado sufrimiento para un niño de apenas seis años. Wayra no quería creer que papá había muerto, cayó de rodillas frente al pavimento y empezó a llorar como nunca jamás lo había hecho, luego de cierto tiempo de haberse quebrado contemplando el suelo en el afán de querer acercarse donde su padre, vio a su madre que estaba arrodillada frente al cajón de papá, enseguida corrió junto a su madre y la abrazó diciendo:
-Papá murió mamá, se fue para nunca más volver… y continuo llorando, como si el llanto pudiera de alguna manera calmar el dolor de un niño que apenas estaba soñando.
Marcela sólo atinó a abrazarlo muy fuertemente, y llenarlo de besos.
Ambos permanecieron contemplando los restos de Dionisio, por al menos ya un buen tiempo, ya se había hecho de noche, y la gente poco a poco se iba retirando, Wayra estaba a un costado de su madre, ya un poco
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más calmado, por que las lagrimas se le habían agotado…
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CAPÍTULO IV
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Al día siguiente la vida continuaba, aunque todo el pueblo, estaba consternado por la muerte de Dionisio, el alcalde que quiso ir contra la corriente y acabar con los abusos d y excesos que había en su pueblo.
La hora del entierro no se hacía esperar, bombos y platillos lo acompañaban para darle el ultimo adiós, al hombre que en el intento de luchar por su pueblo, encontró al peor de los enemigos; la muerte, de alguna manera fue el hombre que inicio el camino para que el pueblo luche por la paz y la justicia que tanto se merece. Fue el hombre que promovió la justicia social para superar la explotación, la miseria y las desigualdades que no se expliquen por el esfuerzo y la capacidad de cada uno. Dionisio siempre pensó que sin libertad y democracia no son posibles ni el progreso ni la justicia, y por ello rechazaba las dictaduras políticas y económicas. Gracias a Dionisio se empezó a generar una revolución social del pueblo, que trataba de imponer su soberanía contra la opresión.
En conclusión fue un líder de las clases oprimidas que arrastrando mil peligros
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enfrento a las dictaduras de turno propiciadas por el grupo “Satélite”. Por su lucha constante fue considerado un líder legendario, que vivirá por siempre en el corazón de la gente.
Era ya más o menos las diez de la mañana, y el cuerpo de Dionisio se acercaba al cementerio en donde iba a ser enterrado. Al lugar llegaron muchos simpatizantes entre amigos, compañeros de trabajo, hasta incluso miembros del Grupo “Satélite”, que hipócritamente fingían estar dolidos.
También llegaron los padres de Dionisio (Don José y Doña Mercedes) quienes le comunicaron a Marcela, que su único hermano, no iba a venir porque, el vuelo que iba a tomar, se cancelo por problemas climáticos.
Ese día Wayra ya estaba un poco más calmado, porque vinieron los abuelos más consentidores del mundo. Ya eran las once de la mañana y el padrecito dio las últimas bendiciones, para que se proceda con el entierro. En ese momento el pánico y el sufrimiento de apodero especialmente de wayra, no quería creer, en ese momento,
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que su padre había muerto, no resistió ver el sufrimiento de su madre, cuando poco a poco iba desapareciendo, el ataúd de su padre, cada segundo del entierro se transformo en puros recuerdos que tal vez jamás volverían a realizarse de nuevo. Wayra sentía que todas sus alegrías, también se habían sepultando junto con su padre.
Se estaba hiendo el ser que más quería, estaba muriendo el protagonista de sus alegrías.
No pudo soportar ver tanta escena de melancolía, que decidió huir en ruta desconocida. Su madre quiso detenerlo, pero los padres de Dionisio le dijeron que lo dejara, que era lo mejor para que Wayra se desahogara.
Wayra totalmente destrozado con los sentimientos encontrados decidió huir al establo, en donde se encontraba un pequeño árbol, que le traía muchos recuerdos.
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A penas llegó, las lágrimas y el llanto, hicieron que Wayra quede descansando a los pies del árbol.
En medio del sueño, una voz le decía: “un año otro año caerán como hojas secas del árbol milenario de los recuerdos, pero lo que nunca caerá son el amor y el cariño de un padre por un hijo…”
Y un viento muy fuerte sopló, haciendo sonidos extraños, que hicieron que Wayra se despertara. Habían pasado más o menos una hora y Wayra corrió al encuentro con su padre, quería despedirse de la mejor manera; una vez llegado, no encontró a nadie, estaba sólo junto a la tumba de su padre.
Por otro lado Marcela estaba desesperada, porque no sabía dónde se encontraba Wayra. En medio de la angustia Don José decidió regresar a la tumba de su hijo, para ver si encuentra, al nieto querido.
Justino le dice a Don José:
-Yo lo acompaño Don José
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-Bueno hijo vamos – respondió, amablemente el padre de Dionisio una vez llegado al cementerio deciden ir en busca de Wayra, para lo cual deciden separarse, Don José por la derecha y Justino por la izquierda, y luego de unos segundos comienzan la búsqueda. En medio del recorrido parece oírse gemidos como si estuvieran llorando; Justino al escuchar el bullicio sale despavoridamente del cementerio en medio del terror y el miedo. Don José hace lo contrario, decide averiguar qué es lo que estaba pasando, guiándose por el ruido descubre que era Wayra el que estaba llorando junto a la tumba de Dionisio. De inmediato Don José va en busca de su nieto para levantarlo del suelo, diciendo:
-Levántate hijo, que te estás haciendo mucho daño.
-Déjame abuelito – déjame con mi padre por última vez respondió Wayra, en medio de un llanto total.
-Pero hijo, tienes que entender que a tu padre no lo gustaría verte así – tu padre quiere que seas valiente, tu padre no ha muerto, tu padre siempre estará presente en tu corazón y en tu
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mente, el siempre te protegerá él será tu guía para que no te desvíes por la vida.
-Vamos hijo a casa – replico de nuevo Don José ya con la vos entrecortada.
-Déjame por favor abuelito, déjame llorarle a mi padre… y Don José con unas gotas de lágrima cayendo por el rostro, le dice a Wayra:
-Llora hijo, desahógate “vientecito”, desahógate…
Y ambos empezaron a llorar frente a la tumba de Dionisio. Wayra en medio del llanto y con la amargura de haber perdido al ser más querido, le dice a Don José:
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-Te prometo abuelito, que voy a mover mar y cielo para dar con los culpables de la muerte de mi papito…
Y continuó llorando, junto al abuelo, la tumba de su padre.
La oscuridad parecía ya asomarse, y ya era hora de irse a casa, Wayra se había quedado de nuevo dormido, en medio del llanto y el delirio, el abuelo casi sin despertarlo, lo cogió entre sus brazos y lo llevó rumbo a casa.
Todos estaban desesperados, porque, ya hace buen rato no se aparecían, ni el abuelo, ni los muchachos. De pronto sonó el timbre como indicio de que la búsqueda ya había acabado, Marcela adelantándose a Doña Mercedes abre la puerta, y efectivamente, era Don José que tenía entre los brazos a Wayra, que todavía no había despertado.
-Llévalo a su cuarto Don José – dijo Marcela muy preocupada por el estado de su hijo.
Y enseguida Don José lo llevó a su cuarto, para que descansara más tranquilo Wayra. De pronto se apareció Marcela y Doña Mercedes, preguntando: ¿Qué es lo que había pasado?
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Don José respondió, un poco más tranquilo:-A este angelito lo encontré hablando con su padre, hasta se quedó dormido el condenado.
– ¡Ah! Y ¿qué es de Justino?
- Desde que se fue con usted no ha vuelto a venir por acá – respondió un poco preocupado Marcela.
-Ese Justino cobarde se asustó y se fue corriendo como una señorita – empezó a replicar de manera burlona Don José, casi por momentos riéndose.
-¡Hay viejo! Respondió Doña Mercedes
Marcela un poco preocupada, dijo:
-Pobre Justino donde se había ido – Buena creo que hay que ir a descansar, porque creo que mañana será un día muy duro.
-¿Por qué hija? – preguntó Don José, un poco desconcertado.
Marcela respondió, con un poco de rencor y rabia:
-Es que mañana voy a averiguar qué es lo que ocasionó, la muerte de Dionisio.
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-Bueno, hasta mañana Doña Mercedes, hasta mañana, Don José.
-Hasta mañana hija-respondió Don José con un tono un poco desconcertante.
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CAPÍTULO V
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Al día siguiente… la vida tenía que continuar, quizás Wayra no quería aceptar la realidad, y quería seguir soñando año tras año, la sonrisa del padre que tal vez se alejaría en la sombra creciente del recuerdo…
Por su parte Marcela estaba convencida que era el tiempo, el que repararía el sufrimiento, y sabía que tenía que seguir viviendo no en la sombra oscura del recuerdo, sino en el anhelo, de que el sol saldría también para ellos, sabía que era difícil olvidar, pero nada imposible de lograr…
El amor por su hijo era lo único que ella necesitaba para seguir viviendo, sabía que Wayra estaba pasando por los momentos más turbulentos del tiempo, y necesitaba el ser que pudiera calmar su llanto, que lo aliente a seguir sus sueños, que lo acompañe en los momentos más difíciles de la vida, que le de apoyo, que le de cariño… y que nunca lo abandone y que le brinde su amistad, sin interés alguno…
Las horas pasaban, el sol nunca salió, era el presagio de que la tormenta, todavía, no había terminado, por que el cielo permanecí
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nublado, como contemplando la desgracia que en todo el pueblo, se iba rumoreando.
Los rumores del pueblo, alejaban que a Dionisio lo habían matado, porque tenía pruebas suficientes para acabar con el grupo “satélite”, la gente intentaba explicarse de una y mil maneras, cual era la prueba que originó su muerte. Muchas eran las hipótesis que se planteaban los lugareños, pero la única verdad sólo lo sabían Dionisio y las personas que lo habían matado.
De pronto, sonó el timbre, y de inmediato Wayra se despertó y su madre corrió apresuradamente a ver quien estaba tocando, pero al llegar a la puerta, don José estaba conversando con un muchacho muy alto, flaco y un poco agraciado. Marcela no lo dudo un instante y se pronuncio diciendo:
- Buenos días muchacho, ¿A quién buscas por acá?, el muchacho respondió muy cordialmente, aunque un poco asustado:
- Vengo a hablar con la esposa de Dionisio le tengo que entregar un recado que me encargo el Finado.
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- ¿Qué recado? Pregunto Don José.
Y el hombre un poco más calmado, respondió:
- Es que me hizo prometer, que si por algún motivo, el ya no existiría, los protegería de todo peligro, que pueda sucederle a su familia.
Y Marcela muy angustiada por el relato, lo toma de los brazos diciendo:
- De qué peligro estás hablando, ¿Quién nos quiere hacer daño? - Responde muchacho, no te quedes callado
- El “Grupo Satélite” señora- Respondió Alejandro, con tono pausado
- ¿el Grupo Satélite? – replico Marcela muy asombrada.
- Si – Respondió Alejandro- quieren acabar con toda su familia, en especial con su hijo.
- Y que tiene que ver mi hijo con todo esto – replico Marcela
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Y Alejandro muy nervioso, casi tartamudeando se animo a contarle a Marcela, todo lo que había pasado con su esposo:
- El grupo Satélite fue quien asesino a Dionisio, ellos lo mataron, porque Dionisio de empeño en darles la contra, hasta el límite de conseguir las pruebas, que comprometían, incriminaban y encaminaban al grupo Satélite a la destrucción. Pero Dionisio no pudo ocultar mas la investigación, porque alguien lo traiciono, un día anterior al fatídico homicidio, Dionisio me comento, que el Grupo satélite tenía conocimiento de la investigación, es por eso que decidió guardar toda la información en el departamento del servicio de inteligencia, del cual estoy yo a cargo. Nuca me dijo el código o la clave de la contraseña del archivo con el cual lo había guardado. Solo me dijo que esa clave la escogió en mención del inmenso amor que le tenía a su hijo, lo último que menciono fue que la clave tenía que ver mucho con su hijo por que representaba lo que Wayra era…
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- Es por eso que deben huir muy lejos, en donde la mafia no los pueda encontrar. Ellos sienten miedo de poder ser descubiertos y acusados por todos los abusos que han realizado. Piensan tal vez que Dionisio les dijo la clave, para que puedan acusarlos; ellos sienten temor que esas pruebas aparezcan, es por eso que quieren eliminarlos, para que no revelen nada.
- ¿Y quién le dijo al grupo satélite que lo estaban investigando? Pregunto enérgicamente Marcela.
Alejandro Respondió:
- No tengo, ni la menor idea, lo único que se, es que alguien muy relacionado a las actividades de Dionisio. Por que de seguro también le conto que la clave está relacionado con su hijo Wayra, por eso es necesario que huyan, antes de que los encuentren
Enseguida Marcela, comenzó a caminar murmurando:
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- ¡Dios mío, dame fuerzas que me estoy derrumbando!
Parecía ver en el rostro de Marcela el eslabón perdido en el laberinto oscuro de la desesperación… no entendió porque de un momento a otro el dolor se apodero de su rostro y de su corazón, ella sabía que la decisión que ella tomaría lo haría pensando en lo único que todavía le quedaba con vida.
Mientras tanto el abuelo se quedo por unos momentos en shock, recién entendía la magnitud del problema. Se acerco a Marcela y la abrazó muy fuerte, como si viera sufrir a su propia hija, e intentó calmarla diciendo:
-No te preocupes hija vámonos a la Florida, yo hay tengo una casa, es chica, pero bien cómoda.
- Es una buena idea – replicó Alejandro – nadie sospecharía que estarían en ese lugar, además es una ciudad muy grande sería difícil que los reconocieran.
-Pero Alejandro empezó a decir Marcela, invadida por el llanto.
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Alejandro, comprendiendo el dolor de Marcela y considerando que no se debía perder más tiempo… le dijo de nuevo:
- Tienes que hacerlo Marcela, tienes que dejar “CALERA” e irte a la Florida ahí estarán bien nada malo les pasará, hazlo por Wayra, hazlo por el motivo que todavía te mantiene con vida.
Marcela, en medio de lágrimas, comprendió que tal vez era lo mejor para ella y para Wayra, y con el dolor en el corazón aceptó diciendo:
- Está bien, nos iremos a la Florida…
- Pero de inmediato, que ya no hay tiempo – empezó a decir Alejandro muy alegre por la decisión correcta que Marcela había tomado.
Entonces ese mismo día de sol nublado, cubierto casi por la oscuridad Don José, Doña Mercedes, Marcela y Wayra, partieron a la ciudad prometida, partieron a una nueva ciudad en que tal vez podrían recobrar la alegría y dejar atrás la pena y la desdicha.
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Wayra era apenas un niño pero comprendía la situación que estaba pasando, sabía que tenía que regresar para cumplir con la promesa que le había hecho a su padre, Wayra en medio de llanto empezó a agitar sus manos despidiéndose del pueblo que lo vio nacer, Wayra era consciente que no era un adiós, si no era un hasta luego.
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CAPÍTULO VI
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DESPUÉS DE TRECE AÑOS:
Wayra ya era todo un jovencito, ya era mayor
de edad. Parece que los años se encargaron
de moldear a u muchacho valiente, que
conquistaba todo lo que se le ponía al frente.
Había adquirido una madurez, que era raro a
su edad. La magia de esa ciudad logro por
momentos ocultar el sufrimiento y encaminarlo
en la aventura loca de los muchachos de este
tiempo.
Wayra, siempre destaco entre los demás, era
el líder admirado por su valentía, inteligencia y
personalidad. Ya a sus diez y nueve años
gozaba de fama y popularidad. Tenía entre
sus filas muchas fans, era el hombre perfecto
para las muchachas de su edad, porque era
inteligente de sentimientos buenos y sinceros
y sobre todo que gozaba de una belleza
natural. Pero había algo que no dejaba
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tranquilo a Wayra, un sentimiento que tal vez
pudo acabar con su vida, todos apreciaban lo
que Wayra eternamente manifestaba, pero
nadie se daba cuenta lo mucho que Wayra
sufría, Wayra era conciente que debía olvidar
el pasado, porque le estaba haciendo mucho
daño, también era conciente que lo que ahora
importaba, era el presente.
Wayra ya había terminado el colegio,
ocupando un de los primero puestos, motivo
por el cual ingreso de inmediato a la
universidad nacional de la florida,
específicamente a la facultad de medicina.
Wayra empezaba a encontrar en esta ciudad
las alegrías que le fueron bloqueando años
atrás.
Empezaba a sumergirse en mundo en donde
todo era posible, en donde el orgullo, y la
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vanidad se empezaba a apoderar del destino
oscuro que su corazón no podía olvidar, acaso
tanta fama y popularidad podía desencadenar
en Wayra, el inicio de la crónica de una
muerte anunciada…
Un sábado, ocho días después de haber
ingresado, Wayra volvió borracho a casa,
luego de haber jaraneado con sus amigos.
Llego tambaleando, y casi, sin tener control de
sus actos, no sabía donde se dirigía, pero
justo fue a dar a la cocina, donde encontró a
su inocente madre, pegando un puñetazo en
la mesa dijo:
- ¿Qué haces madre?
Marcela se le acerco y abrazándole
apoyo en su pecho la cabeza de su
hijo. El la rechazo y poniéndole las
manos como impedimento, dijo:
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- ¡soy el poeta herido, que ha resucitado,
para nunca más ser vencido!
- ¡viva la alegría, que empiece a invadir
los senderos de mi vida!..
- ¡por fin vivo madre!
- Tontito - contesto Marcela, con voz
triste y acariciadora, como
comprendiendo el dolor de su hijo.
Era la primera vez que Wayra había
tomado. El alcohol le había debilitado el
cuerpo y lo había consumido casi por
completo. Ya todabía con la
conciencia un poco confundida,
preguntaba:
- ¿Cómo me encuentro madre?.. ¿estoy
borracho
Las caricias de Marcela lo llenaron aun
más de confusión, le conmovía la
tristeza de su mirada.
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El remordimiento por lo que había
hecho, le punzaba por dentro y por
momentos quiso llorar, porque sentía
que estaba traicionando a los seres que
más quería.
La madre acariciándole el rostro, y
contemplándole el llanto, lo llevo a su
cuarto, diciendo:
- No deberías hacerlo, hijo…- Esas
cosas te hacen mucho daño….
Wayra, escuchaba lo que su madre en
tono triste le anunciaba, le daba pena
como su madre utilizando todas sus
fuerzas, no se resignaba a dejarlo por
la sala. De pronto empezó a sentir
nauseas, y luego de haber vomitado
varias veces, lo llevo Marcela a
acostarse.
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Wayra un poco ahora conciente, trataba
de hacerse el dormido, para que su
madre ya no siga sufriendo al verlo
pálido y delicado.
Pensó por un momento en la
existencia nula de aquella mujer,
siempre esperando los golpes de la
vida.
Luego de unos segundos de silencio, lo
único que se oía era el silbido del
viento, aunque la madre se atrevió a
replicar de nuevo:
- No deberías hacerlo…
Y de inmediato las lágrimas se veían
caer, por el hermoso rostro de una
bondadosa mujer, que continuaba
diciendo:
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- No caigas en el mal, te lo pido por
favor... y continúo contemplando el
sueño de su hijo.
De pronto una voz se olló en medio del
silencio:
- ¡espera!¡no llores!- suplico Wayra en
voz baja
- Te prometo que ya no lo vuelvo hacer
…
- Esta, bien hijo- respondió Marcela- voy
a confiar en ti, ahora duerme que
mañana hay muchas cosas que hacer.
Al día siguiente la vida tenía que
continuar, el cántico de los gallos, el
silbido de los pajaritos y el sol radiante,
anunciaban el hermoso día que iba a
empezar.
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Ya era más o menos la seis, y Wayra
tenía que despertar porque tenía que ir
a la universidad. Su madre ya a eso de
las seis y diez decide ir a su habitación,
para ver como se encontraba
el“Conquistador “, como lo llamaban en
el salón.
Wayra se encontraba por lo menos
bien, aunque con algunas
consecuencias por haber tomado tanto.
Después de esos percances, todo
continuo normal. Wayra se fue a la
universidad casi sin desayunar, luego a
medio día regreso a su casa a almorzar
y como siempre se encerró en su
cuarto para estudiar.
Todos los días era casi lo mismo, pero
al día siguiente cuando Marcela
esperaba con ansias la llegada de
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Wayra de la universidad, este nunca
llego, Marcela en medio de la angustia
y la desesperación llamo a su mejor
amigo “julio”, un chico no muy alto, de
formas esbeltas y graciosas. Julio le
comunico que supuestamente lo vio
tomar un bus que lo iba a llevar a su
casa.
Ya eran las cinco de la tarde y la
angustia de no saber el paradero de su
hijo, la sumergió casi en un estado de
shock. A eso de las seis de la tarde, se
apareció por fin Wayra en un estado
peor de lo que presencio Marcela un
día anterior, no podía ni sostenerse, la
madre tuvo que levantarlo, para
sentarlo en un sillón, diciendo
ariadamente:
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- ¿Por qué lo haces hijo? ¿por qué?- no
entiendo
Wayra respondió:
- Todos los muchachos de mi edad
beben , mamá
- Los de mas beben y no se ponen mal
como yo
Enseguida Marcela, intentando hacer
entrar en razón a su hijo le dijo:
- Tú no necesita beber….
- Si lo necesito mama- respondió Wayra
– Y replicando de nuevo, dijo:
- “dicen que el trago ayuda a olvidar” y
eso es lo que hago mama intento
olvidar el pasado que me ha hecho
mucho daño.
Y Marcela al escuchar tal relato, no le dijo
nada más e intento llevar a Wayra a su
cuarto. Una vez llegado, lo hecho en su
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cuarto. Wayra por momentos no era
conciente de lo que pasaba y en medio de
su ebriedad, dijo unas palabras:
- “no lo vuelvo a hacer mama,
perdóname por favor”- tu no mereces,
sufrir por mi culpa, tu ya has sufrido
demasiado.
Y luego de unos minutos se quedo
dormido en medio de su llanto.
Pero, lamentablemente, todos los días
era lo mismo, Wayra se había dedicado
a tomar, abandonando la universidad
por una cantina que llenaba, los vacíos
que él sentía. El ídolo de multitudes ya
comenzaba a generar decepción, todos
los que eran supuestamente sus
amigos comenzaban a burlarse de él, lo
hacían tomar demasiado y con engaños
lo llevaban a la cantina todos los días.
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El único amigo que lo aconsejo que no
acudiera y no se metiera en ese mundo
oscuro, fue Julio. Que lamentablemente
no pudo hacer nada para alejarlo de
ese grupo que estaba acabando con su
futuro.
Lo único que hizo fue avisarle a su
madre del enredo en que estaba metido
su hijo. Marcela intento por todos lados
hacer entrar en razón a Wayra, pero
todo fue en vano, el nunca quiso
escuchar a su madre y siempre lo
contestaba diciendo:
- ¡déjame tranquilo!- yo ya no soy un
niño, ¡mírame madre! Yo ya soy un
hombre… y se encerraba en su cuarto,
a echarse la culpa por la situación que
estaba pasando. Lloraba
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incesantemente, porque por más que
quería dejar de tomar, no podía. Wayra
se había dado cuenta que se
encontraba en círculo vicioso del cual
no podía salir, el sabia que esta batalla
solo lo ganaría con ayuda. Es por eso
que cada noche cuando llegaba
borracho de la calle, le lloraba a su
padre que desde donde este, no lo
abandone, lo suplicaba, que lo de, la
fuerza necesaria para enfrentar esta
dura batalla.
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CAPÍTULO VII
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Mientras Marcela no sabía qué decisión
tomar para la mejora de Wayra, hasta
que un miércoles, día nublado por las
constantes tormentas que asechaba la
ciudad, ocurrió lo que se venía
pronosticado Wayra no había salido de
su cuarto durante casi todo el día,
Marcela pensó que se había quedado
dormido o que tal vez se había
encerrado porque estaba deprimido.
La angustia, crecía, mientras pasaban
las horas Marcela no entendía por qué
Wayra había decido quedarse
encerrado. Ya eran más o menos las
cuatro de las tarde y no había indicios
de Wayra, es por eso que Marcela
decide buscar ayuda, porque presentía
que algo malo sucedería si no
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averiguaría que es lo que estaba
pasando con Wayra.
Marcela decide recurrir al vecino de al
frente, que quien sin pensarlo dos
veces, utiliza la fuerza física para
acabar con la barrera que tenia al
frente, y enseguida Marcela en medio
de todos los peores presentimientos,
encuentra a Wayra tirado en el suelo,
ya casi sin poder controlar la
tembladera que empezó a invadir su
cuerpo …….
Marcela no supo qué hacer en ese momento,
era traumático ver a su hijo en ese estado,
donde la muerte parecía de nuevo hacerse
presente.
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A wayra le pesaban los parpados; tenía en la
boca un sabor, repugnante y amargo; miraba
la faz de su madre y pensaba cosas
incoherentes, el solo hecho de verse ya casi
acabado y ver a su madre sufriendo a su lado,
hizo que wayra se expresara preguntando:
- ¿mama como me veo? ¿Por qué siento
que ya no tengo fuerzas para seguir
viviendo?
Marcela, respondió:
- Te veo ganador hijo – te veo
levantándote de este tropiezo, para
seguir luchando por tus sueños
Wayra se emociono un poco,
preguntando de nuevo
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- Madre, usted cree ¿Qué el padre este
orgulloso de su hijo?
Marcela respondió de nuevo,
abrazándolo:
- Ten por seguro que este donde este tu
padre, el estará orgulloso de que tú
seas su hijo
Y entre lagrimas Wayra, recordó la
promesa que le había hecho a su
padre. Sabía que para cumplirla tenía
que salir de este problema….
Marcela, lo lleno de besos y secándole
las lágrimas le dijo:
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- ¡hijo tú puedes! ¡no dejes que el vicio
acabe con tus sueños!
- Tú tienes que ser el principal
protagonista en esta lucha y llorando,
replico de nuevo:
- ¡vamos hijo! ¡levántate no te quiero ver
tirado en el suelo!
- Levántate rápido – que tus sueños
esperan por ti.
Wayra en medio del intento por ponerse
de pie, cae una y otra vez. Llego un
momento en que Wayra se dio cuenta
que esta batalla no lo vencería solo y
mirando a su madre, le extendió el
brazo diciendo:
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- Ayúdame por favor…
Y Marcela en medio del llanto y el dolor
ayuda a Wayra, a ponerse de pie.
Luego de unos segundos de
permanecer de pie, le dijo a su madre
sonriendo:
- ¡lo logre! ¡lo logre!- estoy de pie madre-
empezaba a gritar Wayra una y otra
vez, hasta que llego un momento en
que se le acabaron las fuerzas y cayó
de nuevo al suelo.
En seguida Marcela, atino a recogerlo y
a llenarlo de besos.
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En medio del silencio contemplaba el
cuerpo de su hijo, aunque luego ese
silencio fue vilmente ultrajado por la
bulla incesante que emitía la sirena de
la ambulancia
Wayra despertó al día siguiente, luego
de haberse hallado sumergido en el
sueño oscuro de la realidad existente
Esa nueva mañana, Wayra se despertó
pensando en todas las cosas lindas que
había realizado, durante diez y nueve
años. Todo parecía tan diferente, ahora
la mañana lucia radiante, porque tal vez
la tormenta se había sumergido en la
muerte.
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Lo primero que vio al despertar, fue el
rostro de una mujer que le preguntaba
constantemente:
- ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le duele?
Wayra embobado por la belleza de una
flor que era diferente a todos los que la
gente miraba constantemente, decide
hacerse el dormido, para quedarse
callado.
Marcela tras haberse amanecido,
decide preguntarle a la doctora:
- Por favor, dígame ¿Qué es lo que tiene
mi hijo?
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La doctora Luciana, le responde, con
una voz muy encantadora:
- Según los estudios que estamos
realizando, lo que su hijo tiene es una
enfermedad anímica, provocado por las
experiencias traumáticas que vivió, en
alguna parte de su vida. Es como una
sombra negra, que si no es resuelta,
podría acabar con la vida de Wayra.
Pero doctora pregunto nuevamente,
Marcela
- ¿Qué podemos hacer, para cambiar la
vida de mi hijo?
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- Por ahora, lo único que haremos, es
estabilizar el estado anímico de su hijo,
mediante terapias de rehabilitación.-
Respondió amablemente Luciana,
replicando nuevamente:
- La cura de su hijo va a depender de
muchos factores, hay que estar muy
vigilante para que su hijo no caiga de
nuevo en ese vicio.
- En estos casos lo aconsejable es que
también intervenga un Psicólogo…
De pronto en Marcela empezaron a
surgir sentimientos de preocupación,
porque la condición económica que
ellos tenían, no contribuía con la
recuperación de Wayra. De esto se dio
92
cuenta la doctora, quien se atrevió a
preguntarle a Marcela:
- ¿Por qué esta preocupada señora?-
consúlteme, quizá yo la puedo ayudar.
Y Marcela con un tono incierto, le
responde:
- Es que no contamos con suficiente,
dinero para la rehabilitación de Wayra
- No se preocupe señora, el Seguro
puede cubrir con todos los gastos –
Replico de nuevo la Dra. Luciana.
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Al ver Wayra la angustia de su madre,
por hacer todo lo posible para que él se
curara, y al saber que no contaban con
un seguro, como la mayoría del pueblo,
so atrevió a decir airadamente:
- No te preocupes madre –yo sanare
porque te lo prometí a ti y a mi padre.
La doctora, se quebró al escuchar el
comentario de Wayra. Ella también era
consciente de los abusos y maltratos
que se cometían en los entidades del
estado. Es por eso que Luciana decidió
ayudar a Wayra y le propone a Marcela
que vayan al consultorio de su padre
que ella ahí se encargaría de Wayra.
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Marcela estuvo emocionado era obvio
que iba a aceptar la propuesta de
Luciana. Pero Wayra no quiso,
diciendole a la doctora:
- Yo no necesito de mucha más, lastima
ajena – yo me curare solo con el amor
de mi madre y con la bendición de mi
padre, continuo diciendo:
- Pero de todos modos gracias por
querer brindarme su apoyo además le
quería decir que a pesar de ser muy
bonita, es usted también una persona
muy bondadosa, con la gente que mas
la necesita.
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Luciana se sintió un poco nerviosa por
los piropos que Wayra le había
enviado. Pero de todas maneras, no
entendía por qué Wayra no quería
aceptar su ayuda.
Luego un aviso en el Hospital, se hizo
escuchar repentinamente, en seguida
Luciana corrió apresuradamente para
atender la emergencia, pero antes de
irse les pidió que lo pensaran
nuevamente…
- Una vez solos Wayra y Marcela,
decidieron hablar de la propuesta
(especialmente Marcela), quien casi al
borde del llanto le invoco a Wayra
acepte la propuesta de Luciana.
Wayra al ver nuevamente llorar a su
madre, pensó en la existencia
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silenciosa y dura de aquella mujer,
siempre esperando los golpes de la
vida.
También Wayra era conciente que esta
batalla no la podría ganar solo, que era
necesario la ayuda de los especialistas
del entorno.
Al ver Wayra a su madre sufrir por su
culpa, suplico en voz baja:
- ¡Espera! ¡no llores! madrecita, no
quiero que llores por mi culpa. por eso
voy a aceptar la, ayuda de Luciana,
porque creo que con ella se va lograr
ganar esta batalla.
Marcela, luego de escuchar a su hijo y
ver que Wayra verdaderamente quería
dejar de tomar, hizo que su corazón,
97
empiece a latir tranquilo. Luego se
acerco donde Wayra y lo abrazo, como
cuando era un niño. Mientras Marcela
acariciaba a Wayra…, se atrevió a
preguntar:
- Hijo, ¿Qué te parece la doctora?....
Wayra un poco, sorprendido y con el
rostro al rojo vivo, le responde:
- Es muy linda, en todo el sentido de la
palabra- pero seguro, que ya debe de
tener novio…
- No se hijo- replico Marcela – pero de lo
que si estoy seguro, es que es una
muchacha muy buena
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- Tal vez algún día, al cruzar por la calle,
ya se saluden como colegas.
- No lo creo- dijo Wayra, como
resignandose a dejar la carrera de
medicina
- ¿Por qué hijo? – pregunto Marcela,
dubitativa…
- Es que pienso abandonar la carrera de
medicina- respondió Wayra, con tono
decidido
Marcela, no sabía qué decisión tomar.
Además no era el tiempo, ni el
lugar,indicado para presionar a Wayra.
Marcela sólo atino a decirle a Wayra:
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- Que no era el momento indicado para
tomar una decisión
Y en medio de la conversación, una
tumultuosa bulla, se acercaba a la
habitación, pero de pronto toda esa
bulla, como por arte de magia
desapareció…para que luego, julio, su
mejor amigo de la Universidad se
presentase , frente a Wayra ,
disfrazado de Caperucita Roja…….
Acompañado de muchos duendecitos
de diferentes colores.
Toda esta escena cómica, origino que
Wayra olvidara por un momento la
tristeza y quedara rendido frente a la
magia de la risa, que por momentos
parecía durar para toda la vida.
100
Wayra reconoció, el esfuerzo que
habían hecho sus verdaderos amigos,
los que estaban presentes ahí, y no los
que lo llevaron a la boca del infierno, se
emociono tanto, que lo único que dijo
fue:
- ¡Gracias! – los quiero mucho
- Luego de unas horas de estar junto a
Wayra, uno a uno se iban retirando, sin
antes despedirse de su líder, que por
errores de la vida se encontraba, de
pasadita por la clínica.
El ultimo en despedirse de Wayra, fue
Julio, quien le dijo:
- ¡vamos hombre! ¡Recupérate!- no dejes
que el miedo, acabe contigo… y luego
de darle ánimo a su mejor amigo, Julio
se retiro…
101
La noche se veía caer, y como siempre Wayra
no estaba sólo, estaba acompañado de la
mujer que le había dado valores, que luchaba
junto a él, que lo alentaba a seguir sus sueños
y luchar por sus anhelos, que con regaños
traba de calmar su rebeldía. Esa mujer que
estaba con él, en los momentos difíciles, que
le brindaba su apoyo, que le brindaba su
cariño sin interés alguno. Esa mujer como
ninguna era su madre.
102
CAPÍTULO VIII
103
104
Al día siguiente, Wayra había despertado un
poco más fuerte, aunque por momentos, le
entraba las ganas de escaparse para irse a
tomar como lo hacía antes. Pero esta
intención nunca prospero, porque Marcela
vigilaba todos sus pasos.
Así pasaron, casi una semana, en donde
Wayra se iba recuperando satisfactoriamente.
Todos los días, se hacía casi la misma rutina.
Wayra no tenía prisa por salir de la clínica. Es
por eso que Marcela estaba contenta con la
actitud de Wayra, por que mostraba mucho
interés por recuperarse y obedecía todas las
indicaciones de Luciana, con quien pasaba
toda la mañana. Se había generado una
buena química, entre Wayra y Luciana,
105
pasaban la mayor parte del día contándose,
sus alegrías y experiencias, como parte
esencial en la recuperación de Wayra.
Pero como toda historia, esto tenía que
acabar. Era hora de que Wayra enfrentara la
realidad y combatiera el vicio por su propia
voluntad. Wayra no quería irse, sin antes
despedirse de Luciana. Quería agradecerle
por todo lo que había hecho, para que él se
recuperara.
Wayra y Marcela estuvieron esperando hasta
las nueve de mañana, pero Luciana no se
aparecía. De pronto luego de unos minutos,
una muchacha muy linda y muy hermosa,
interrumpe la tranquilidad de Marcela y Wayra,
que ya empacaban sus cosas para mudarse a
106
una casa que se encontraba en el centro de la
ciudad, justo a unos pasos de un centro de
rehabilitación, en el cual Luciana acudía a
ayudar todos los jueves de cada semana
Wayra al ver a Luciana, más hermosa que
nunca, no quiso pronunciar palabra alguna,
solo Marcela se atrevía a decirle muy
emocionada:
- niña Luciana, está usted muy bonita…
Y luego Marcela, como molestando a
Wayra le pregunto:
- ¿y tú qué piensas Wayra?
- Tienes razón madre, Luciana es la
mujer más bonita que he visto en mi
vida…- respondió Wayra, muy nervioso.
107
Luego de haberlos escuchado, Luciana
se pronuncio diciendo:
- Gracias por quererme tanto … y por
haber motivado en mi vida, las ganas
de seguir ayudando, a las personas
que más lo necesitan – y en especial
gracias Wayra por haberme dejado
entrar en tu historia.
- No se preocupe doctora- respondió
Wayra- más bien antes de irme yo
también quisiera decirle, gracias y
espero algún día verla de nuevo. Por
dentro Wayra quería decirle:
108
- “fueron tantas horas, tan solo y triste,
hasta que te vi, tu llenas mi vida, mi
alma, por eso siempre quédate aquí ...”
Pero no pudo, sabía que esta vez tenia,
que ir lento pero seguro
Y una vez terminado Wayra con su
discurso, Luciana dijo de nuevo:
- ¡fuerza Wayra!- por que recién empieza
la prueba de fuego. Ahora depende de
ti salir del laberinto oscuro en el que te
habías metido…
Wayra respondió:
- Tendré en cuenta sus consejos….
Wayra no podía creer que una mujer
tan bella por fuera, lo sea también por
dentro.
109
Luego Marcela al escuchar la breve
conversación de los muchachos, dijo:
- Bueno hijo, ya es hora de irnos, que la
señorita Luciana tiene que ir a trabajar
Luego de unos segundos Wayra cogió
las maletas y despidiéndose de Luciana
se fueron rumbo a casa.
Al siguiente día, Wayra se dio cuenta,
que ya no amaneció en la clínica, y que
tampoco vería a Luciana cada mañana.
Wayra se estaba dando cuenta que
empezaba a sentir cosas muy bonitas,
que hace mucho tiempo no sentía.
Hasta a veces le daba ganas de
enfermarse, solo por ver al ser que
poco a poco empezaba a querer.
110
Este día parecía que iba a ser muy
duro, porque había que mudarse a la
casa del abuela Mercedes, que se
encontraba de viaje. Tal como estaba
pronosticado, fue un día muy pesado.
Ya en la noche, cuando el trabajo ya
había culminado, Wayra entro a su
cuarto, y antes de descansar decidió
agradecer a dios diciendo:
- Vuelvo a nacer…
Tantos años vividos perdidos pasaron,
pero eso fue ayer,
Entre nubes oscuras estuve cautivo
más de una vez
111
Es que hoy me di cuenta que
importante es la vida
Y doy gracias a dios…
- hoy comprendo lo errado que estaba
pero eso fue ayer,
Cuando anduve perdido por los malos
caminos una y otra vez
Y es que hoy me di cuenta que
importante es la vida y doy gracias a
dios
Y se quedo profundamente dormido…
112
CAPÍTULO IX
113
114
Una noche después de cenar, el timbre
de la casa, sonó suavemente, Wayra
estaba solo en casa, porque mamá
había salido con unas amigas.
No tenía idea de quién podría estar
afuera, así es que en seguida fue a
abrir la puerta…
Y se dio con la sorpresa de que era la
persona, que menos se imaginaba, esa
persona era luciana.
Wayra muy sorprendido, por la visita de
luciana, le dice:
- ¿Qué te trae por aquí , Luciana?-
¿acaso buscas a mi madre?- ella salió
y volverá más tarde
115
- No, wayra- respondió Luciana- yo no
busco a tu madre
- ¿entonces ?- pregunto Wayra
Luciana al ver el rostro de Wayra, le
responde:
- busco a un muchacho, que estuvo hace
unos días en la clínica
- ¡Ah! y creo que se llama wayra
Mientras tanto Wayra siguiéndole la
corriente, le dice:
- ¡ah! – el muchacho salió con unas
amigas, no creo que vuelve hoy día, tal
vez vuelve mañana
- Es que quería entregarle, unas cositas
que se había olvidado en la clínica-
replico Luciana.
Wayra muy pensativo, por saber que se
había olvidado, le dice:
116
- Pero, me lo puede dejar a mí, yo se lo
entrego cuando esté de vuelta por aquí.
Luciana con seriedad le responde:
- Prefiero entregárselo personalmente,
es que es algo muy delicado…
En ese momento Wayra pensó
rápidamente, para dar con la cosa que
se había olvidado, y al ver a Luciana
con unas hojas en la mano…. Se dio
cuenta que era lo que había escrito
mientas estaba internado.
Wayra tuvo un poco de vergüenza, por
que en aquellos escritos, expresaban lo
que realmente sentía. Luciana al ver
que ya se había dado cuenta de lo que
se había olvidado, pregunto a Wayra:
117
- ¿Qué es lo que pasa Wayra?
- puedes confiar en mí que soy tu amiga
Wayra, no le respondió nada, solo le
pidió que le entregara sus escritos y
luego de unos minutos, los empezó a
leer diciendo:
En este mar de lunas,
se encuentran las dudas
que a mi corazón, no dejan vivir.
A veces siento pena y dolor de aquel
remordimiento,
que siente mi corazón.
118
Muchas ves
invade a mi corazón,
las ansias y la preocupación,
de no poder encontrarle cura
a este dolor.
A este dolor que no se
como explicarlo,
que no sé cómo expresarlo,
en verdad no puedo saber
que es lo que tiene mi corazón.
Tal vez será por eso que no
puedo acabar con todo esto
119
Pero algo debo ver en mi interior
será que por eso que sufro yo
será que por eso lloro yo,
Será que por eso y por muchas cosas
más
mi corazón.
no volverá a descansar en paz.
Solamente por que no puedo olvidar,
solamente por que no puedo dejar
el pasado atrás.
Y mi corazón no puede expresar
lo que uno siente
120
Y mi corazón no puede ver mas allá
del horizonte.
Tal vez esta herido,
Tal vez esta perdido,
Tal vez está dolido
por lo mucho que yo sufro.
No sé como yo pudiera remediar
este lamento, que mi corazón
no puede olvidar.
En verdad no sé cómo puedo olvidar
Y dejar el pasado atrás,
121
en verdad aunque uno muera
de dolor,
no pude expresar lo que
siente su corazón.
Solo le pido a dios
que de fortaleza a mi corazón
para que tal vez algún día,
haya resucitado del dolor
122
Wayra hizo pausa y prosiguió leyendo
Este es el día más hermoso de mi vida
pues me encuentro con mucha pena y
alegría no sé si reírle a la vida o tal ves
refugiarme en la pena y la ironía.
No sé cómo encontrar paz en mi vida pues
mi alma vive atormentada día a día, no sé
si refugiarme en la alegría que a veces
parece asomarse en mi vida
A veces quisiera pensar que todo es un
sueño,
Que mañana…
123
Y justo en ese momento apareció su
madre, muy emocionada de ver a
Luciana sentada, frente a Wayra. Ella al
igual que Wayra se quedo
desconcertada por la visita de Luciana.
Le pregunto cuál era el motivo de su
visita y Luciana respondió:
Es que vine hablar con Wayra
Y luego de haber mirado su reloj, dijo:
- Bueno ya me voy, porque ya es muy
tarde - Ya vengo otro día y se despidió
cordialmente de Marcela y de Wayra…
Casi todos los días, Wayra permanecía, en
casa; a Marcela le daba pena esa situación
porque siempre le miraba caminar de un lado
a otro, con sus benditos escritos. Todos los
días. Era lo mismo.
124
Por eso un día Marcela le propone a
Wayra, diciendo:
- hijo mío no me gusta verte aislado- No
crees que ya es hora, de enfrentar el
miedo.
- Es por eso que te quería proponer que
asistas a un centro de rehabilitación en
donde muchos como tu luchan por salir
de ese hoyo de la depresión provocada
por el alcohol.
A Wayra no le parecía mala la idea, al
contrario le parecía una idea genial,
por que él quería rehabilitarse lo más
rápido posible.
Entonces Marcela muy contenta por la
actitud de Wayra, culmina diciéndole:
125
- He averiguado y todas las personas me
han indicado que el centro de
rehabilitación que se encuentra a dos
cuadras del mercado es especialmente
muy bueno, en las cosas de
drogadicción y alcoholismo.
126
CAPÍTULO X
127
128
Es entonces después de dos días, que
Wayra asiste por primera vez.
El primer día le choco un poco, porque
no conocía a nadie y todos se
quedaban mirando.
Y un día jueves parecía indicar que el
destino, se había empeñado en que
Wayra y Luciana se vuelvan a
encontrar. Wayra no supo qué hacer,
trataba de esconderse en medio de los
presentes, pero Luciana ya se había
dado cuenta de la presencia de él,
porque su madre se lo había
comentado ayer.
Y en medio del discurso de Luciana,
mientras comentaba los casos
129
excepcionales de personas que habían
luchado demasiado por salir de ese
problema, menciono a Wayra y lo invito
a que manifestara su testimonio ..
Wayra un poco un poco avergonzado
subió al estrado, primeramente saludo
a Luciana y a todas las personas
presentes, no sabía que decir, pues el
nerviosismo se había apoderado de sus
pensamientos; se quedo callado por un
largo tiempo, todos empezaban a silbar,
para que se bajara del estrado, Luciana
tenía en sus manos uno de los escritos
de Wayra, que inmediatamente se lo
entrego y Wayra comenzó diciendo:
Yo he vuelto a nacer
130
Porque he vivido años perdidos…
Pero eso fue ayer.
Entre nubes oscuras, estuve cautivo
más de una Vez
y que hoy me di cuenta
que importante es la vida
Y doy gracias a dios.
Y si ahora ya estoy casi recuperado, es
primeramente gracias a dios, gracias a
la promesa que le hice a mi padre y
especialmente gracias:
Ala mujer que tanto me aconsejó
131
que mis sueños cumplió
que mis tristezas calmo
Y culmino diciendo:
Esa mujer que todo lo dio
no merecía llorar de dolor
no merecía llorar por mi error
Conmovido el público por ver llorar a
Wayra, una vez terminado el discurso,
se dignaron, brindarle unos fuertes
aplausos.
Luciana se lo acerco y le dijo:
- Bien hecho Wayra, ese es el mejor
discurso que he escuchado hasta
ahora.
132
Y luego lo abrazo, muy fuerte, por un
largo rato.
Una vez terminada la ceremonia y
Wayra ya estaba más calmado, le
propone a Luciana acompañarla hasta
su casa, ya casi de noche una tormenta
hizo que la lluvia cayera , Wayra
estaba con su casaca, mientras que
Luciana estaba con una chompa muy
liviana, la lluvia aumento su intensidad
y Luciana estaba casi cubierta de agua,
es por eso que Wayra hizo que Luciana
se quite la chompa mojada, para
protegerla con su casaca.
Luego de unos minutos, decidieron
tomar un taxi rumbo a la casa de
Luciana, que empezaba a temblar
incesantemente, Wayra la abrazo, para
133
así de alguna manera calmar su
tembladera.
En ese instante Wayra, pensó que era
el momento indicado para decirle que
se había enamorado de ella…
Pero el miedo y el temor de no ser
correspondido y sufrir nuevamente por
un ser querido, lo hicieron caer en la
oscuridad eterna del silencio.
Una vez llegado el taxi, a la casa de
Luciana, que por lo cierto era una
mansión, decidió despedirse
inmediatamente por que se sentía
frustrado, se sentía un cobarde que se
refugiaba en la resignación para ocultar
el miedo y el temor
134
Al día siguiente Wayra no acudió a la
rehabilitación, por que se había
empeñado en graficar su dolor, por
medio de la escritura casi todo el día se
encerró en su cuarto, su madre le
pregunto:
- Hijo ¿Qué te ha pasado?- estas muy
raro
- No pasa nada mama- respondió Wayra
– es solo un dolor de cabeza, que de
seguro pronto se me pasara.
Wayra espera con ansias que el día
jueves llegara, el tenía el
presentimiento que Luciana también
sentía algo por él.
135
Wayra estuvo casi por un mes
esperando los jueves de cada semana,
era el único día en que ambos se
miraban
136
CAPÍTULO XI
137
138
Hasta que un jueves 25 de mayo llego.
Los padres de Luciana eran gente
adinerada, que querían que su hija se
case con Anthony, un joven rico de la
edad de Wayra. Justo ese jueves
Wayra estaba decidido en declararse a
Luciana. Pero ella ese día nunca llego.
Wayra pensó que había caído enferma.
Porque un jueves anterior, le comento
que le dolía mucho la cabeza. Por eso
es que decidió ir a buscarla a su casa, y
en medio del camino, también recordó
que Luciana le había comentado que
había conocido a un chico muy
bueno… y recordó también que por ese
motivo él había decidido declararse
ahora. Una vez llegado a su casa
decide llamar al celular de Luciana,
pero estaba apagado.
139
No sabía qué hacer para averiguar qué
había pasado con Luciana, y mientras
caminaba de un lado a otro, de pronto
apareció un deportivo, que se paró al
frente de su casa, Wayra se escondió
en uno de los árboles que había por la
zona para averiguar qué es lo que
estaba pasando.
Wayra sacaba un poco la cabeza para
averiguar quién era el muchacho, pero
no lograba verlo cómodamente. Luego
de uno minutos salió Luciana de su
mansión, Wayra no entendía que es lo
que estaba pasando, y siguió vigilante
Wayra miraba que el muchacho alto, de
contextura gruesa, se le acerco a
140
Luciana y en seguida ambos se
subieron al auto. Wayra tenía que
averiguar lo que estaba pasando, así es
que toma un taxi que justo se apareció
por la zona.
El taxista le pregunto:
- ¿Para donde lo llevo jovencito?
Wayra le respondió:
- Acelere que tenemos que seguir a ese
deportivo.
Antony y Luciana bajaron en una
pastelería exclusiva de la ciudad.
Mientras que Wayra también lo hizo,
vigilando cada pasó que daba Luciana.
141
Luego de a ver pasado más o menos
una hora, Wayra seguía en el lugar,
hasta que de pronto paso lo
inesperado, Antony abrazo a Luciana
(como lo hizo Wayra, cuando llovía)
luego de unos minutos ambos se
besaron….
Wayra nunca pensó que esto podría
suceder, pensaba que estaba,
delirando. En ese momento comenzó a
revivir el pasado traumático que lo toco
vivir. Sentía la misma sensación como
cuando se entero que su padre había
muerto.
Wara cayó al suelo, pero se levanto de
inmediato y empezó a correr sin destino
alguno. Las gotas de lagrimas parecían
evidenciar su camino pero luego
cambio de decisión y decidió ir a casa
142
porque una tormenta negra cubría el
cielo de la florida.
Apresuradamente abrió la puerta de su
morada estaba casi mojado producto
de la lluvia, pero eso a Wayra parecía
no interesarle y subió apresuradamente
la gradas y se sumergió en su cuarto,
luego abrió su cofre dorado, donde se
encontraban todos los apuntes que
supuestamente, deberían estar en
manos de Luciana, y con las manos
mojadas y ensangrentadas por la
diversas caídas que había tenido,
empezó a leer su versos uno a uno, en
medio del llanto y el delirio:
143
Te Quiero
Desde aquel momento
En que te conocí
No deje de pensar en ti
Pues en ese momento comprendí
Que me estaba enamorando de ti.
Quisiera decirte lo mucho
Que te quiero,
Pero no me atrevo a decirte,
Que eres lo más bello
Por miedo a tener que perderte.
Ere tú la niña ideal,
La que me tiene mal
Con la que quiero estar
Y la que jamás podré olvidar.
144
Te juro que te quiero
Que tengo un amor sincero
Y que ya me desespero
Por besar tus lindos labios.
No encuentro el camino
Para que estés conmigo
Pues lo tengo decidido
Voy a ser más que tu amigo.
Con inmenso cariño
Deseo tenerte a mi lado
Para siempre quererte
Y nunca dejar de amarte.
145
Pasión Del Amor
El amor es una pasión y a la
Vez un rencor
Que se siente al estar incoherente
Ama y encontraras a tu alma
Tan feliz como una brisa
Del amor enriquecida con el alma.
Todo es rencor pero tú eres mi amor
Eres mi vida que día a día crece más
Con la pasión que tuve de tu corazón
Y el desacuerdo de tu amado.
El amor es también una pasión
Que día a día crece más y más
Mi rencor lo guardo con tu amor
Mi pasión con tu presión.
146
Todo el día pienso en ti
Desde que te conocí,
Tú eres mi amor, mi pasión
Lo eres todo para mí
Por eso eres la razón de mí vivir.
En las noches siento una impresión
Que me trae tu pasión y también
Una impresión por tu corazón.
Mi Gran Amor
Fuiste tú mi tesoro,
Te vas para no volver;
Por tu ausencia ahora lloro,
Pues fuiste mi gran querer.
147
Como el cielo celeste,
Puro es mi corazón;
Dulce niña fuiste,
Sin ninguna aflicción.
Como el alba pura,
Tu rostro fue una flor;
Que ahora obscura,
Hace mi dolor.
Tímido como un niño,
Así fue nuestro amor;
Más halagadora que expresiva,
Más no tentativa.
Encontrarte ahora jamás pensé,
Desde que yo me presente;
Ahora lloro desde que te bese
148
Amarte tanto no pensé.
Nos abarca ahora la ilusión
Pues siento aquella pasión,
De esa loca relación
Que mato mi corazón.
Te amo en exceso,
Hasta te amo sin voluntad,
Por esa sonrisa y beso,
Que se impregno por la eternidad.
Fuiste tú mi tesoro,
Más valioso que el oro,
Ambiguamente ahora te lloro,
Por esa sutil simpatía que adoro.
149
Deprimido Por Ti Niña Primavera
Va pasando los días
Y ya te acercas a escondidas,
No sé pero te siento cada día;
No sé pero pienso en tu sonrisa
Tal vez será que te quiero ver a escondidas.
Yo solo quiero mirarte de frente
Y amarte con toda mi mente,
Yo solo quiero decirte palabras,
Que te lleguen realmente al alma.
Yo solo quiero que me digas estoy aquí;
Para así dejar todo por ti.
Yo solo quiero que me digas
Que soy ejemplar
Y hasta la vida por ti puedo dar,
150
Sin importar de lo que pueda pasar
Y mucho menos voy a llorar,
Si es por ti que me voy a sacrificar.
NO vez que te amo tanto, pero tanto;
Que hasta mi sonrisa se convierta en llanto,
Y no sé si me estoy ilusionando tanto,
Pero la verdad es que la primavera tiene su encanto.
Como quisiera tocar tu mano,
Para saber si tu eres a la que amo tanto
A la que estimo y adoro;
Como mi cruel tesoro.
Estoy deprimido por ti primavera,
Que hasta a veces;
Quiero creer que todo es posible;
Que la primavera no siempre se logra,
Pero que luego se consigue.
151
Y no sé cuánto tiempo dure esto,
La verdad es que soy honesto
Y no sé si algún día,
Me pueda cansar de todo esto.
Wayra se detuvo un instante, para secar
las lagrimas de sangre que caían sobre
sus escritos, para continuar leyendo sus
versos uno a uno:
La Niña De La Sonrisa Bonita
Van pasando los días,
Van pasando los años
Y aún recuerdo el primer día
En que te ví.
Cada vez al mirar tu sonrisa
Mi alma y mi corazón se paralizan,
152
Por esa niña de sonrisa bonita.
Te quiero, te amo,
Por ti mi vida he dado
Hasta las inspiraciones me has quitado, de mi mente las has alejado.
¡Oh niña de sonrisa bonita!
Vida he dado, hasta las inspiraciones
Has quitado de mi mente,
Las has arrancado.
¡Oh niña de sonrisa bonita!
No me da miedo la muerte,
Solo temo no volver a verte
¡Oh niña de sonrisa bonita!
Aunque aparezca aburrida tu alma
Y tu corazón.
Te debilitas, porque si la belleza fuese
Un pecado, Dios no te perdonaría nunca.
Cada mañana de mi vida
153
Mi corazón me pregunta, dónde esta
Esa niña de sonrisa bonita
Que mis inspiraciones le necesitan,
Con su sonrisa me alegra la vida
Pero con su tristeza me da desdicha
La niña de la sonrisa bonita.
El Delirio De Mi Corazón
Que la llave sea el verso
Que el verso sea la llave
Que abra tu corazón.
No he de callar este amor
Seré capaz de bajar
Todos los astros
Para ti amor.
Hay mi amor,
No sabes cuánto sufro
154
Por no poder decirte
Que te amo.
Tus ojos,
Son como dos grandes
Diamantes
Que alumbran mi oscuridad
Quisiera ser un caramelo
Para endulzarte la vida
Así tengas más alegría.
Tu amor pide mi ser y mi
Ser pide tu amor
Mis ojos buscan esa luz
Que brilla en tu corazón.
Este amor que mata y hiere
Ese amor que nos da alegría
Con tu sonrisa mea legras
Cada día.
155
Mi Primer Amor
En este día empezó la primavera
Te veo como una linda flor
En una pradera
Nace en mí un afecto hacia tu persona
Cosa rara que yo siento ahora.
En este día tan hermoso y tan bello
Quiero decirte que te quiero
Decirte cuanto te amo
Cuánto deseo estar a tu lado,
Comenzó en mí el enamoramiento
Inclinación y afecto es lo que por ti yo
Siento tener, tenerte es lo que anhelo
Ven a mi lado cielo.
Yo siento que te tengo a mi lado
Siento que las flores desbordan tus labios
Pero todo esto no se ha realizado
156
Fue tan solo una ilusión causada
Por mis ojos
Quiero confesarte cuanto te amo.
Quiero confesarte cuanto te amo.
Confesarte el amor que siento por ti
Amor, sentimiento tan puro es
Es lo que siento por ti.
Eres tú lo que más quiero
Eres la razón de mí existir
Estar a tu lado es lo que quiero
Ya no lo puedo resistir
Sigues siendo para mí la persona ideal
Y aunque no lo quieras aceptar.
Yo te sigo queriendo igual.
157
Te Amo Tanto
Te amo tanto que, por ti la vida
Daría, te amo como a nadie en la
Vida he amado.
Te amo con todo mi corazón,
Te amo tanto que mi corazón al
Verte se llena de amor, te amo
Tanto que veo brillar en las
Estrellas tu hermoso rostro, te
Amo tanto que cuando te veo
Imagino ver un ángel.
Te amo con toda mi alma, alma
Que solo vive de ti, si tu no estas
A mi lado yo ya no tengo alma.
Si supieras cuanto te amo, sabrías
El dolor que siento cuando tu
No estás a mi lado.
Te amo tanto que por ti la vida daría
158
Te amo como a nadie he amado
Te amo con todo mi corazón que hasta
Mi corazón daría por ti
Corazón que está lleno de amor
Te amo con toda mi alma, Alma que solo
Vive de ti te amo tanto que te escuchó al
Otro lado del mundo
Si supiera cuanto te amo sabrías el
Dolor que me causas cuando
Tú no estás a mi lado.
Te amo tanto que veo brillar en las
Estrellas tu rostro te amo tanto que
Cuando te veo imagino ver un ángel
159
160
CAPÍTULO XII
161
162
Luego de haber leído uno a uno todos sus
versos, se sentó en el escritorio a escribir lo
que en esos momentos sentía. Todavía con
alguna esperanza de recuperar a Luciana.
Las lágrimas acompañaban uno a uno, los
pensamientos que decían:
Te he buscado tanto, y hoy que te he
encontrado no quiero dejarte ir, no quiero
perderte a ti. Hasta a veces maldigo la hora
en que te vi, maldigo la hora que te conocí,
porque no sé que me paso, no sé que me
sucedió, no sé cómo explicar todo lo que me
está pasando, no quiero llegar a pensar que
hoy que te he encontrado, vuelva a perderte
así, como si nada hubiera pasado. No
quiero pensar, ni mucho menos imaginar lo
mucho que sufriría mi corazón si supiera
que te vas para nunca más regresar. Yo creo
163
que no soportaría verme así, creo que
moriría en la esperanza de que quedes aquí.
Día y noche estaría pensando en ti, día
noche estaría llorando por ti, estaría
pensando que hubiera pasado si te hubiera
confesado que verdaderamente esa
incertidumbre que guardaba mi corazón, esa
incertidumbre que muchas veces me lastimo,
que muchas veces me hirió, no era más que
amor, te juro que desde ese día no dejo de
pensar en ti, lloro mucho ¡sabes!; porque muy
tarde comprendí que me había enamorado de
ti, muy tarde comprendí que me moría por ti.
Fueron tantas horas desiertas y oscuras,
hasta que te vi, tu llenas mi vida, tu llenas mi
alma, por eso siempre quédate aquí, no te
vayas por favor, no me dejes sin poderte
confesar que te amo, no te vayas ahora que
empiezo a extrañarte, no te vayas por favor,
164
te lo suplico, no sabes lo mucho que te
amo, lo muchos que te adoro, lo mucho que te
quiero.
Paseare en un sueño, sin estrellas esta vez,
tratando de olvidar, tratando de que la
oscuridad acabe con todo lo que mi corazón
se empeño a forjar, tratando que la oscuridad
en mis sueños me haga olvidar todo lo que
por ti siento, quiero que mis sueños se
vuelvan pesadillas y acaben conmigo de una
vez por todas, a quien quiero engañar, si se
que nunca te olvidare, y que por más que
trate, sé que no lo lograré. ¡En verdad
aunque uno muera de dolor, muchas veces
no puede expresar lo que siente su corazón!
Perdóname sino supe decirte que te amaba,
nadie ocupara en mi alma tu lugar, y no
sabes cómo me lastima este adiós, y como el
de explicarle a mi razón que mi error fue el
165
amarte tanto, que ahora solo me queda
refugiarme en mi llanto …
Wayra quería seguir escribiendo, quería
combatir sus miedos diciendo:
A veces siento mi alma vacía
a veces siento que una soledad se avecina
como suele suceder en muchas
de mis fantasías , como suele
suceder en muchas de mis alegrías
Sobre todo en esas alegrías, que
luego se tornan en pesadillas,
por eso tengo miedo ; caer
de nuevo , en aquello cruel desolación ,
que muchas veces me iría, por dentro
el corazón.
166
A veces pensó y siento
que mi alma será un desierto
si no te tengo presente en mi.
No quiero volver a perder
no me voy a dejar vencer,
vientos y mareas van a entender
la furia que siente mi ser,
vientos y mareas van a comprender
la valentía que de la oscuridad va a emerger.
Tengo miedo de que el tiempo me diga,
nunca más volverás amar,
¡Esta era tu oportunidad!
Y no la supiste a provechar.
167
Por eso tengo herido el corazón
que hasta veces late profundo
para no sentirse dolido
para no sentirse vacio.
Sobre todo para no sentirse
vacio, porque me recuerda,
lo mucho que ha sufrido
lo mucho que ha llorado
simplemente porque la soledad
se había apoderado de
aquel remordimiento que mi
corazón tenía guardado.
Se había apoderado de aquel
niño que tontamente vivía sin sentimientos
168
se había apoderado del vacío que
dejaron mis sentimientos e
instalaron en mi , el remordimiento,
que al principio me hizo sentir contento,
pero que al final me hizo sufrir por dentro.
Era una enfermedad como el de esas,
que muy tarde d te das cuenta
de que te estas muriendo,
así estuvieron mis sentimientos
agonizando en un momento y
tratando de ocultar el sufrimiento,
tratando de que la esperanza
se apodere del remordimiento
y así encontrarle cura a
169
tanto dolor que siento.
Por eso tengo miedo de la soledad
de volver a caer de nuevo en esta enfermedad,
que ahora si creo no poder
resucitar , para volverme a enamorar.
A veces pienso
que será de mi,
si no te tengo a mi lado,
que será de mi si luego más tarde
me he enamorado
no de ti,
si no de la soledad
que de mí se ha apoderado…
170
CAPÍTULO XIII
171
172
Al día siguiente el ruido del carro basurero y el
canto angelical de su madre lo hicieron
despertar, Wayra estaba un poco inconsciente
por lo sucedido el día de ayer.
Wayra no sabía cómo se había quedado
dormido, se asusto un poco al ver la sangre
en su ropa…
Todavía no quería asimilar lo que ayer había
visto, pensando tal vez que era un sueño,
pero, la sangre en sus manos , las lagrimas en
sus escritos, eran evidencia, de que tal hecho
había sucedido.
Wayra no quiso salir de su habitación, y en
plena lectura de lo que había escrito, se
quedo nuevamente dormido y en medio del
sueño su padre al verlo que estaba caído, le
extendió los brazos para levantarlo,
diciéndole una y otra vez sin cesar
173
- ¡Dios nuca te ha abandonado y hoy
tampoco lo hará! Y se fue alejando
lentamente…
Al rato el llamado de su madre despertó
a Wayra. Marcela le toco la puerta
diciendo:
- Hijo, ya es hora de que te levantes
- Ya madre, respondió Wayra, muy
meditabundo, por las palabras que
Dionicio le había dicho en sueños
De un rato Wayra tomo su desayuno y se fue
apresuradamente al centro de rehabilitación.
Una vez estado ahí, decidió decirle al
coordinador general, que ya no vendría nuca
más a ese lugar, por motivos de trabajo.
Luego salió de la institución y se fue a la
universidad a averiguar qué requisitos tenía
que presentar para postular nuevamente, pero
174
ahora a la facultad de derecho, para ello tuvo
que renunciar a la carrera de medicina. Todos
pensaban que estaba loco, por que dejaba
una de las carreras más demandadas por los
jóvenes de esa ciudad.
Wayra tenía bien claro lo que tenía que
hacer, sabía que sus sueños esperaban por
él.
¡DIOS NUNCA TE HA ABANDONADO
Y HOY TAMPOCO LO HARA!
- Gracias a esta frase, Wayra había
combatido el miedo...
Gracias por esa frase, Wayra pudo
superar las caídas y los golpes de la
vida.
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Wayra quería vivir como el resto vivía.
En apariencia por lo menos era igual al
resto. Iba a reuniones, y a las fiestas de
sus amigos. Marcela estaba tranquila
porque ya no se emborrachaba como lo
hacía antes.
Wayra quería que todo sea diferente,
quería olvidar el pasado, quería
cumplir sus sueños y especialmente
cumplir su promesa, que había hecho
cuando era un niño.
Luego de haber pasado sesenta días,
Wayra celebraba su primer triunfo en
su nueva vida, había ingresado a la
universidad, específicamente a la
facultad de derecho.
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Las celebraciones, no se hacían
esperar, todos su amigos lo llevaron a
celebrar, Wayra después de bastante
tiempo, llego a casa ebrio. Su madre le
abrió la puerta y lo llevo a su cuarto.
Al siguiente día, marcela le pregunto:
- Bueno, y anoche ¿te divertiste?
Y Wayra contesto:
- ¡me aburrí atrozmente!- prefiero ir
ahora mismo a la universidad
- Ya quiero dejar esta vida juerguera –
quiero ser como mi padre un hombre
serio y correcto
- Marcela no quería que Wayra sea
político, porque podría correr la misma
suerte de su padre.
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Wayra en su anhelo de cumplir su
promesa, abandono el camino trillado de
sus amigos, frecuento cada vez menos las
fiestas. Y se dedicaba más a sus estudios.
Veía con agrado Marcela, el cambio
repentino de su hijo, lo único que le daba
miedo es que se meta en la política.
La vida de Wayra había cambiado, parecía
ya no tener miedo a nada. Cada vez
estaba menos en casa, todo el día estaba
metido en el mundo de la universidad. Y
cuando venía a casa lo hacía con libros,
tratando muchas veces de leerlos a
escondidas, para que Marcela no se dé
cuenta de los pasos que estaba siguiendo
Wayra.
Un día Marcela le pregunto a Wayra:
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- ¿qué es lo que pasa hijo? ¿Por qué
estas, tan cambiado?
Wayra le respondió:
- No pasa nada; madre- Solo trato de
seguir mis sueños.
Así fueron pasando semanas y meses, casi
dos años, de vida rara y silenciosa, lleno de
pensamientos, de temores confusos y sueños
con ansias de triunfo.
Wayra tenía que volver a Calera para cumplir
con su promesa.
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