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IGLESIA DE JESUCRISTO SUD
¿Y, yo qué hice? Una pionera de Barrancabermeja,
la hermana Carmen Becerra
Tal como le fue contado por la protagonista a Jorge Eduardo Trujillo H.
11/02/2013
La hermana Carmen Becerra, vivió en la ciudad de Barrancabermeja, perteneciendo a la rama Parnaso, en una visita del hermano, Jorge Eduardo Trujillo, ella le contó la forma como ganó su testimonio.
¿Y, yo qué hice?
BARRANCABERMEJA1.- Para comprender algunos hechos de esta narración es necesario conocer
un poco de la historia y sociología de Barrancabermeja. Esta ciudad inició como un pequeño
poblado a orillas del rio Magdalena, habiendo sido una de las bases de la expedición de Gonzalo
Jiménez de Quezada2. A lo largo de los años hubo varios intentos por consolidarse seguidos por
depresiones que la llevaron casi hasta su extinción. El crecimiento que la llevó a ser la ciudad
actual se inicia de la mano del petróleo que fue encontrado en su territorio, y que había sido
conocido por los indios Yariguíes, quienes fueron los pobladores ancestrales. Los hallazgos
petroleros dieron pie a que se construyera en esta ciudad la mayor refinería del país.
Un hecho relacionado con el trabajo petrólero es que muchos de los moradores de esta ciudad
trabajan en las empresas petroleras, pero este no es un trabajo permanente sino por proyecto, de
modo que trabajan tres o seis meses, terminan el proyecto y luego tienen que empezar a buscar
otro proyecto, algunas veces lo encuentran rápido y algunas otras tienen espacios grandes sin
ingresos.
La otra característica de Barrancabermeja, es que es un lugar muy caliente y húmedo.
LA PRIMERA VEZ.- A pesar de haber vivido una buena vida, en el corazón de Carmen había un
vacío, que pensaba sólo se llenaría si podía hallar a Dios y adorarle, por ello empezó a visitar
diferentes iglesias. Un día en que sentía una conexión especial con las fuerzas espirituales, estaba
en una iglesia donde dieron la instrucción de orar, los participantes empezaron a gritar, a llorar y a
repetir muchas frases para su comprensión, sin sentido, de modo que ese instante de
comunicación se interrumpió, entonces Carmen, en su oración dijo: ¡Padre, vengo a tu iglesia para
estar cerca a ti pero con todo este alboroto, no puedo¡ Entonces, escuchó una voz que se
sobrepuso a todo el ruido circundante que le dijo: ¿Por qué vienes aquí, existiendo la Iglesia de
Jesucristo? A esto Carmen, respondió: ¡Yo no soy una mujer docta, así que no me voy a poner a
buscar, me voy a mi casa a esperar y Tu, tienes que enviar por mí¡ y seguidamente salió de aquella
reunión y cesó su búsqueda directa.
TODO A SU TIEMPO.- En su casa esperó pacientemente, según su relato, ella desde el frente de su
casa veía venir a los misioneros de diferentes Iglesias y pensaba, si ellos me hablan y me dicen que
son de la Iglesia de Jesucristo, ellos son: si embargo, por alguna extraña razón los misioneros
omitían golpear en su casa o hablarle a ella, de modo que continúo esperando hasta que habían
transcurrido 10 años de espera, entonces muy triste un día, se arrodilló en su cuarto y le reclamó a
1 El nombre viene de las barrancas rojas que vieron los españoles al llegar este lugar y entonces dijeron las
Barrancas bermejas, que con el paso del tiempo llegó a ser una sola palabra. 2 1509-1579 Militar español a quien se le encomendó la tarea de encontrar el origen del rio Magdalena y
quien fundó varios poblados, siendo el más importante la ciudad de Bogotá.
Dios: “!He esperado 10 años y no has enviado por mí¡” entonces escuchó de nuevo la voz
diciendo: Todo a su tiempo, con lo que hubo paz en su alma y siguió esperando con paciencia.
LA RESPUESTA. Un año más tarde, se encontraba en sus actividades en casa cuando fue requerida
por los niños que vivían en casa ya que dos jóvenes habían preguntado por la señora de la casa, y
consideraron que se trataba de ella que era la propietaria.3 Al salir, se encontró con dos jóvenes
que se identificaron como: Misioneros de la Iglesia de Jesucristo. Es la frase que había esperado
por once años, así que al escucharla supo que su espera había terminado, en consecuencia les dijo:
He estado esperando por ustedes muchos años, yo sé que su Iglesia es verdadera y voy a creer lo
que me enseñen, así que me voy a unir a ella. Los misioneros, que obviamente no conocían la
historia, se sorprendieron y le dijeron, ¡Pero es que no se puede bautizar si no le hemos dado las
charlas¡ Carmen respondió, entonces dénmelas y se sentó a escuchar. Los misioneros la visitaron
cada día y bien pronto entró a las aguas bautismales con la serena convicción de que había hallado
la Iglesia verdadera y que Dios, había enviado a los misioneros a su puerta. El día de su bautismo
fue un día feliz y lleno de gozo ya que ella tenía la convicción de que era una hija de Dios y que Él,
había enviado por ella.
LOS DIEZMOS.- Su promesa de que creería lo que le enseñaran, fue firme desde un principio y
cuando escuchó de los diezmos se comprometió a pagarlos sin pensar en sus dificultades
económicas. Ella recibía sus ingresos de los arriendos de los cuartos que arrendaba, pero sus
inquilinos normalmente eran trabajadores esporádicos de empresas petroleras, por lo que tenían
periodos de inactividad, durante los cuales se les dificultaba pagar el arriendo. Carmen, entendía
esta situación y tenía paciencia, de modo que en realidad compartía las dificultades de sus
inquilinos y a decir verdad siempre había alguien sin trabajo y por ello el dinero siempre le era
escaso. Sin embargo, ella pagaba estrictamente el 10% de todo (lo poco) que recibía. Ella me dio
su testimonio de que desde que empezó a pagar sus diezmos el dinero de alguna forma siempre le
alcanzaba para sus gastos, (su alimentación y los servicios de la casa), su testimonio era firme y
motivador.
3 Carmen arrendaba cuartos en su casa de lo que provenían sus ingresos, por esa razón en su casa vivían
varias familias.
Carmen, con Jorge Trujillo
LAS OFRENDAS DE AYUNO. Aunque el dinero que quedaba luego de pagar los diezmos le
alcanzaba (milagrosamente) para sus gastos, no le quedaba dinero para pagar ofrendas de ayuno.
Carmen sabía que no era rica, pero tampoco se sentía pobre ni necesitada y sentía que era su
deber ayudar a los menos afortunados a través de esta ley. Luego de varios meses en los que trató
de pagar sus ofrendas y no pudo, concibió un plan para poder contribuir a este fondo. Su plan
consistía en comprar pollitos recién nacidos (eclosionados) y alimentarlos para que ganaran peso,
de esa forma la última semana del mes ella vendía dos pollos y daba la totalidad del dinero al
fondo de ofrendas de ayuno. Esto la hizo muy feliz ya que finalmente podía cumplir con todos los
mandamientos, tal como había prometido.
EL PROBLEMA. Los pollos vivían en el patio de la casa por lo que Carmen tenía que estar haciendo
aseo permanente, a pesar de lo cual, habían muchas moscas, lo que obviamente molestaba a los
inquilinos, quienes no conocían ni podían comprender la motivación que ella tenía para tener esos
animalitos. En consecuencia presentaron una queja anónima a la Secretaría de Salud, por lo que
enviaron un inspector, quien luego de ver la situación dictaminó que los pollos no podían estar en
el patio de la casa, sugirió que se colocaran en el solar,4 conminándola a trasladarlos o someterse
al cobro de una multa. Carmen sabía que no podría pagar una multa y que tampoco podía colocar
sus pollos en el solar debido a que quedarían expuestos a que se los robaran.
¿Y, QUÉ HICE YO? Con un gran dolor Carmen llevó sus pollos a vender, pero como aun no estaban
del peso correcto, no obtuvo mucho dinero, por lo que se encerró su cuarto, arrodillándose junto
a su cama, en medio de su oración exclamó: Señor, yo he tratado de ser buena con esta gente,
¿Qué hice yo para que me hayan denunciado? Entonces luego de unos instantes de nuevo escuchó
la voz que le dijo firme aunque suavemente: ¿Y, qué hice yo para que me crucificaran? Entonces
comprendió que su dolor y sus aflicciones eran pequeños en comparación con el gran sacrificio
expiatorio, y esto trajo paz a su corazón. A llevar el caso a sus líderes, ellos le explicaron que ella
no era responsable de hacer algo que no podía y que en su caso, la intención de pagar las ofrendas
sería suficiente.
Hasta el último día de su vida, Carmen se esforzó por guardar los mandamientos y por vivir el
evangelio en la mejor forma que le era posible.
4 Solar es la porción de tierra que estaba en la parte de atrás de las casas antiguas, algunas veces más grande
aún que la porción construida.
Carmen, frente a su casa en actitud de esperar que los misioneros le hablaran
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