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Tania Pérez Moya, mi alumna, tras leer los capítulos pertinentes del libro "Un día en la antigua Roma" de Alberto Angela : Vida cotidiana, secretos y curiosidades" (2009) nos describe los tipos de vivienda existentes en la antigua Roma.
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CURSO 2011/2012
2011
UBI HABITAS? LA VIVIENDA EN LA ANTIGUA ROMA
Tania Pérez Moya
L A T I N
LA DOMUS
LA CASA DE LOS RICOS
En Roma, se contabilizaron 1.790 domus, un número considerable. Pero no todas eran
iguales:
Esta casa está sobre sí misma, carece de ventanas en la parte baja, de
haber ventanas podemos encontrarlas en la parte de arriba. Carece de balcones y su
muro perimetral la aísla del mundo exterior.
Refleja la estructura de una granja de explotación familiar de los albores de la cultura
latina y romana que al igual que la domus, tenían murallas defensivas.
No se distingue la puerta de la domus.
De las numerosas tiendas que podemos encontrar fuera. La entrada principal está
formada por un alto portón de madera, con grandes tachuelas de bronce.
Pasando la puerta, podemos ver un breve pasillo con un mosaico con la figura de un
perro y el rótulo de Cave canem, cuidado con el perro, en la época romana ya había
problemas con los ladrones y los pedigüeños.
En un lado del pasillo, podemos ver un pequeño cuartito, donde se situaba un esclavo
para controlar la entrada, podía tener un ayudante, pero los esclavos no dormían en
camas, sino en el suelo.
El atrio es una sala rectangular, amplia, colorida, con frescos vivaces que clarean con
la luz del alba, sí miramos hacia arriba, podemos ver que falta un sector del tejado que
únicamente no sirve para que entre luz, sino que también para que entre agua.
Los regueros de agua brotan por las bocas de algunas figuras de cerámica.
El agua que cae desde la obertura del techo no se desperdicia, cae en el implovium
que recoge el agua de las lluvias y las transfiere a un depósito subterráneo, además
de servir para agradar a la vista. Un pequeño pozo de agua hace posible sacar agua
para las necesidades cuotidianas.
Por todas partes podemos ver recuadros con figuras mitológicas, pequeños paisajes
imaginarios o decoraciones geométricas. Los colores son llamativos: azul, celeste,
rojo, amarillo, ocre.
A los lados del atrio se abren algunas habitaciones. Son los dormitorios, llamados
cubicula, son habitaciones pequeñas y oscuras, ya que carecían de ventanas y para la
iluminación utilizaban un leve candil.
En un rincón del atrio se sitúan unas escaleras que llevan a la parte de arriba, donde
se encuentra la servidumbre y parte de las mujeres de la familia. La planta baja es el
territorio de los varones de la familia y sobre todo del cabeza de familia.
La pared de enfrente está cerrada por un amplio panel de madera que se abre como
un fuelle. Está zona es el, tablinum, Es el despacho donde el dueño de la casa recibe
a sus clientes. Es escaso el mobiliario que podemos encontrar en esta época.
Sobrepasando una cortina, accedemos a la parte privada de la domus, es el peristilo,
un amplio jardín en el interior de la domus, rodeado por un bellísima columna con unos
discos de mármol que cuelgan del techo, entre una columna y otra. Representan
figuras mitológicas esculpidas y pintadas, oscilla, cuando hace viento se mece
suavemente dando movimiento a la rigidez de las columnas.
En estos jardines podemos encontrar plantas, árboles y especias y a menudo también
podemos ver emparrados de vid, además no era raro ver animales, como palomas,
faisanes ...
En el jardín podemos observar estatuas de bronce que adornan sus rincones, además
de ver estatuas-fuente con doble uso.
Que la domus tuviese agua dependía además de que el agua llegase por otras vías
como los acueductos, el propietario gracias a determinados favores, ha conseguido
tener una conducción personal, pocos afortunados tienen agua corriente en sus casas.
No era extraño que tuviesen jardineros, claro está, que eran esclavos.
En el triclinio se celebraban banquetes, en la misma sala, se instalaban las camas de
los invitados, hay una falta de higiene ya que los restos de la comida se tiran al suelo,
y no en los platos.
Los romanos no dan demasiada importancia a la cocina, ya que la consideran un
espacio secundario de la casa, y nunca tiene una ubicación precisa. En la cocina
trabajan los esclavos, y por lo tanto la decoración, la comodidad y los espacios no son
importantes. En las casas más humilde la mujer de la familia es quien cocina.
Un aspecto muy familiar en las cocinas romanas son las cacerolas y las ollas de cobre,
que están colgadas a la vista de todos.
La vida en la domus
Los primeros en levantarse son los esclavos, los esclavos carecen de cuartos
individuales duermen en los pasillos, en la cocina, o bien apiñados en algún cuartito. El
de más confianza, duerme en el suelo, delante del dormitorio del dominus.
Los armarios eran utilizados para guardar objetos frágiles o valiosos, cómo cálices y
copas de vidrio, objetos de aseo, etc.
El vestuario y la ropa de cama se guardan en las arcae vestiariae. Se tratan de arcas
de madera parecidas a los arcones.
En la domus de los ricos algunos objetos decorativos tienen el valor del simbolo de
estatus. Los que no pueden permitirse plateria recurren a objetos de bronce, de vidrio
o de cerámica de calidad.
La caja fuerte se ubica en un lugar donde todos puedan admirarla. Es un signo de
riqueza.
El atriensis, es como un vigilante de seguridad que controla los movimientos de las
personas de la sala.
LA INSULA
UN MUNDO APARTE
Las insulae, son edificios de viviendas. Por el número de personas que acogen,
podrían definirse como pequeñas aldeas o pueblos colocados en vertical.
El emperador Augusto estableció que las viviendas no podían sobrepasar los 21
metros, pero en el reinado de Trajano, se impone un máximo de 18 metros.
A primera vista parece una colmena por la forma cuadrada que posee, y por sus
ventanas regulares hasta lo más alto. El edificio es de ladrillo, ligeramente recubierto
de un revoco - protector de un agradable color blanco - crema.
A lo largo de la base del edificio, podemos distinguir un elegante color rojo
pompeyano, de un metro y medio de altura aprox. , su finalidad era estética y práctica.
Tiene una finalidad decorativa como protectora: sirve para disimular las salpicaduras
de barro, huellas de manos. Sobresale del revoco una línea de ladrillos, que dibuja un
pequeño arco.
En la primera planta hay un estrecho balcón que une los distintos apartamentos de la
ínsula. Los romanos lo llaman maenianum.
Se podía ver en la balconada y en las ventanas, multitud de macetas con flores.
La planta baja de las insulae está formada por una larga hilera de locales y tiendas.
Entre algunos de ellos se abren, los portales de las insulae mismas, con los tramos de
escaleras que conducen a los pisos superiores.
A la entrada de la ínsula podemos apreciar que disponen de portero, normalmente
solían ser ex legionarios ya que se requería grandes dotes de rapidez y decisión para
apaciguar peleas y litigios entre los inquilinos.
Las insulae disponían de unos depósitos fecales donde se depositaban mediante unas
tinajas los residuos, para que más tarde pasase una persona a llevarse los residuos.
En las paredes de la ínsula no era raro ver pintadas, advertencias sobre una persona
que vivía ahí.
En el rellano del primer piso podemos ver una puerta señorial, con dos elegantes
anillas de bronce, sólo viendo la puerta sabemos que se trata de una familia de muy
buena posición. Sí entramos podemos visualizar una mesa de mármol con una estatua
encima que nos da la señal que el propietario es una persona culta. A la derecha se
encontraba la sala de estar (tablinum), a la izquierda el comedor (triclinium). A
nuestras espadas podíamos visualizar las puertas de tres dormitorios.
La ínsula busca la luz, con lo cual a lo largo de la fachada del edificio, se disponian
ventanas , muy amplias. Al igual que la domus de los ricos, aquí las paredes tienen
colores vivos. En esa época la única forma de calentarse del frío, son los braseros.
En este tipo de casa la cocina es un simple hornillo de bronce, en estos apartamentos
la cocina es una parte muy pequeña, en cuanto a la hora de comer, se come en una
mesa sentados como hoy en día.
Los suelos están recubiertos por elegantes mosaicos bicolores (negro y blanco) con
figuras geométricas, lo que reduce el coste de los materiales en comparación con las
domus, pero sin olvidar ese toque de distinción.
El rostro inhumano de las insulae
La división social que hoy en día se da por barrios, entonces existía por plantas de
viviendas, ya que los más adinerados Vivian en la primera planta, en la planta del
medio vivían el aristócrata y el acomodado, mientras que en la planta más alta
podíamos encontrar a los obreros, barrenderos... todos los trabajadores más pobres.
Que carecían de letrinas para defecar y tenían que ir a letrinas públicas que se
encontraban situadas en las calles, ya que por la altura, no llegaba agua potable a su
vivienda. Las clases más pobres además de sufrir subidas de alquiler que dificultaban
su vida, se tenían que ir a termas públicas.
Salta a la vista que las personas que carecen de dinero o tienen poco, es dramática.
En fechas concretas cuando se negociaba los contratos de alquiler, las calles de
Roma se llenan de familias enteras desahuciadas, en busca de un nuevo acomodo.
En Roma cada ínsula tiene un propietario. El trabajo lo hace un administrador
personal, mediante un contrato de 5 años, el propietario da todos los pisos arrendados
al administrador, y a cambio sólo exige las cuotas de alquiler de la planta baja, que a
menudo tiene el mismo precio que una domus.
Las dificultades que sufren las familias para pagar el alquiler de la casa, obligan a
muchos inquilinos a subarrendar a su vez los cuartos de su apartamento que no le
sean estrictamente necesarios, y así sucesivamente..
Una misma habitación es subarrendada a familias enteras o a personas disntias, y se
divide mediante simples mamparas.
En Roma había unas normas muy estrictas en cuanto a los orines, ya que
dependiendo el daño hecho, así se actuaba.
LA VILLA
UN MUNDO RURAL
La villa romana, era a su vez residencia campestre y granja productiva.
Estaban situadas geográficamente en zonas rurales o a las afueras de la ciudad, en
medio de los campos de cultivo.
Sus dimensiones y características dependían de la riqueza de sus propietarios. La
planta y la distribución era muy parecida a la domus pero con más habitaciones para el
almacenaje de las materias primas obtenidas y habitaciones para dar cabida a todas
las personas que trabajaban en ellas, al igual que la domus disponía de muros que
protegían la propiedad.
Los esclavos vivían en una vivienda diferente a la del propietario aunque dentro del
terreno, el capataz disponía de una vivienda para el normalmente cerca de los cultivos.
Disponía además de su propia bodega para sus vinos, además de panadería para
trasformar la materia prima obtenida en producto elaborado para así obtener un mayor
beneficio.
Vasijas romanas S. I - II para el almacenaje de alimentos
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