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LA CUCHARA DE PLATA
Nos tienen guardadas en el primer cajón del mueble
principal de la cocina, desde que estamos viviendo en esta
casa hace más de 100 años.
Nos compraron en una famosa tienda de cubertería de la
época, se llamaba la Cuchara de Plata y se encontraba en la
Plaza Mayor de Madrid
Una tarde tristemente nos enteramos a la hora de la
merienda que los propietarios de la tienda tuvieron que
cerrarla, por la aparición de grandes tiendas modernas y los
centros comerciales donde abunda el plástico.
Como afirmaba Doña Matilde, una buena amiga de la
Señora de la casa, todo lo bueno se acaba y como diría una
cuchara joven hoy en día…. como se acaba un bote de
nutella familiar.
TIPOS DE CUCHARAS
Estamos siempre juntas en las separaciones de nuestros
cajones, en la cocina de una casa grande. Pasamos muchas
horas en compañía pero como somos tantas y somos más
fuertes que un ejército de guisantes, no nos da miedo la
oscuridad y nunca nos aburrimos.
Nos dividimos en grupos de cuatro y somos unas 76
cucharas, tenemos 19 batallones agrupados en grupos de 4
cucharas.
Nuestro grupo como el resto, lo formamos, una cucharilla,
una cucharita, una cuchara y un cucharón.
También hay dos o tres mini cucharitas de nácar o marfil
para comer huevos duros y una gran cuchara de hueso de
bisonte, que decora la pared de azulejos de color turquesa
enfrente de los fogones.
PRESENTACION
¡¡¡¡ Holaaaaaaaaa!!!!! Me llamo Rocio y soy la cucharita y
también la cuchara.
Desde la otra fila se escuchó aún mas fuerte:
¡¡¡¡ Holaaaaaaaaa!!!! Me llamo Olivia y soy la cucharilla y el
cucharón.
La gran cuchara de hueso, se aclaró la voz y se presentó con
su estruendosa voz tan fuerte, que a veces hacía bailar a los
saleros que se encontraban en una repisa junto a otras
hierbas para cocinar, ¡!!!! Holaaaa me llamo Carmen.¡¡¡¡
Y por último con una voz no menos fuerte a pesar de su
pequeño tamaño, se presentó la cucharita de nácar,
desperezándose de aburrimiento porque nadie la utiliza
mucho últimamente, sólo cuando vienen de visita en
navidad los primos ingleses. ¡¡¡¡ Holaa soy Candela!!!
En su mundo, las cucharas pueden tener su vida repartida
entre dos tipos de cucharas, son las únicas que tienen una
forma redonda como el sol, el cuchillo corta y el tenedor
pincha como las armas de un torero.
MAÑANAS
En Madrid vivimos enfrente de un gran parque con muchos
árboles, tantos como letras tienen algunas sopas y también
tiene muchas fuentes que de noche están lanzan chorros de
agua de colores.
Es una casa grande, con techos tan altos que hasta las
lámparas de cristal tienen vértigo, pero con muchas
ventanas, unas dan al parque y otras a un museo donde
sabemos que todos los que quieren impresionar a los
señores de la casa, hablan como cotorras sobre los cuadros,
sus pintores y cosas que hacen bostezar hasta a las
alfombras.
Lo que más nos gusta es cuando la luz de la mañana se cuela
por toda la casa y la ilumina como a una crepe flambeada.
Los dueños de la casa son simpáticos y nos tratan muy bien,
tienen a dos personas a su servicio una cocinera muy gorda
y mayor que parece más vieja que la pila del fregadero y una
chica joven que siempre la está incordiando, cosa que a
nosotras cuando escuchamos desde nuestro cajón sus
discusiones, nos hacen reír durante buenos ratos.
Una vez al mes la chica joven nos saca a todas del cajón y
con mucho mimo nos saca brillo a la plata, es una gozada
vernos todas tan guapas y resplandecientes, reflejamos
tanto la luz que entra en la cocina que a veces la chica tiene
que apartar la mirada.
¡Deslumbramos¡
Algunas veces, nos meten en una máquina junto a los
platos, vasos, sartenes y el resto de la cubertería, cierran la
puerta y empieza a salir el agua con jabón a tanta velocidad
como la del vapor que lanza la olla a presión, además el
jabón que emplean hace que nos escuezan los ojos, como a
los niños de la casa cuando salen de la bañera, con los ojos
enrojecidos como tomates por el picor del champú.
No siempre podemos elegir el champú que queremos.
DESAYUNOS
Los desayunos por la mañana entre semana eran como
cuando a Rocío con su cucharita de café, la chocan contra
todas la esquinas de la taza y después la arrastran por el
fondo para sacar los restos de azúcar, la pobrecilla termina
mareada, hay cosas a las que una no se acostumbra nunca.
Algo parecido sucede a los niños de la casa cuando
desayunan sin orden, tras las voces de su madre para que se
lo coman todo y terminen rápido para no perder el autobús
del colegio, y la del padre despotricando porque llega tarde
a su trabajo.
Cada mañana parece un calco de la anterior, sin embargo
todas son siempre diferentes, por ejemplo hoy saliendo a
toda prisa por la puerta con nuestra madre repasándonos la
raya en el pelo, el perro ha aprovechado su oportunidad y de
un gran brinco ha cogido de la encimera el bocadillo del
más pequeño de la casa.
Nunca hay nada cierto. La excepción es la norma en los
desayunos
DOMINGO
Los domingos es el día en que viene casi toda la familia a
comer a casa, nosotras nos ponemos muy nerviosas
queremos estar lo mejor engalanadas posible para todos.
Ese día se monta la mesa grande para que puedan sentarse
28 mayores y otra mesa para 12 o 17 niños, depende si
algunos niños tienen partidos de rugby en el extrarradio de
Madrid y no pueden llegar a tiempo.
¡! Gran reunión familiar.¡¡
Ese día desde antes que el sol aparezca por el parque
regalando rayos de luz, la cocinera se encontraba ya
levantada, resoplando y quejándose un poco por todo lo que
tiene que preparar.
Si por lo menos tuviera una ayudante podría ir más rápida,
refunfuñaba para sí misma, pero a pesar de sus lamentos
era una gran persona que se desvivía por hacerlo todo
perfecto y sentía a toda la familia como si fuese la suya
propia.
Cada domingo cambiaba el menú, hoy había preparado un
gran cocido y poco aperitivo como le indicó la señora de la
casa para no tener que desperdiciar comida.
FAMILIA
Conseguir sentar a todos al mismo tiempo en la mesa es una
tarea tan difícil de organizar, como comerse un plato de
paella en cinco minutos haciendo montoncitos de arroz de
27 granos cada uno.
Los abuelos presidian la mesa, uno en cada punta, como el
norte y el sur de una brújula y sus hijas con los maridos y
los hijos mayores ocupaban el resto de las sillas.
Si al vocinglero de las madres intentando poner orden en la
mesa de los niños le sumamos el de los padres elevando la
voz para hablar de fútbol, política o las últimas novedades
de coches, se podría formar un coro para cantar la ópera
“Los Garbanzos Escalfados”.
Este domingo el cocido le ha salido a la cocinera buenísimo
y todos han repetido y ella, desde la cocina, miraba feliz de
que a todo el mundo disfrutase con su cocido, y es que con
el embutido de Castellon todo sabe mejor, pensaba para sus
adentros.
Todos los platos tienen sus pequeños secretos.
COCIDO
En la sopa del cocido era el turno de Rocío, hoy le había
tocado su cuchara a un nieto que cada vez que se metía la
cuchara en la boca, mordía un poco los bordes como si
quedase sopa pegada o para comprobar si Rocío estaba
hecha de plata o de latón, algo que descubrió a la tercera
cuando su diente incisivo le dio un buen calambre, plata,
plata ¡¡ se convenció rápidamente!!
A Rocío todo esto le hacía gracia, son tantas bocas por las
que ha pasado en 100 años que la inocencia de un niño
siempre le resulta agradable, lo único que no soportaba era
cuando había spaghettis para cenar y algunos los enrollan
en el tenedor, apoyándose en su panchita, algo que le
produce tantas cosquillas que a veces le hace pensar que se
va a derretir como la mantequilla en las tostadas.
Y lo que no entendía es que ante un buen plato de sopa, aún
hay niños que pasean la cuchara por el fondo del plato
sopero, como buscando un cofre que en vez de oro contenga
muchas letras de colores.
Cuando terminaron el cocido, la mayoría de los hombres
habían tenido que desabrocharse un punto del cinturón y
alguna madre algún que otro botón de la camisa.
Con la mesa recogida, apareció la cocinera con una enorme
fuente de cristal tallado que contenía una mousse de
chocolate, parecía que iba a desparramarse en cualquier
momento.
Esta vez la cucharita de Rocío le tocó a uno de los padres de
la señora de la casa, que engullía la mousse con la misma
velocidad que la cocinera trincha una cebolla, lamía tanto la
cucharita tras cada engullida de chocolate, que daba la
sensación que se le iba a quedar la lengua de color plata.
Con los cafés, Olivia entró en acción, estaba algo nerviosa
porque hoy en lugar de utilizar su cucharon para servir el
cocido, habían utilizado un extraño invento de plástico con
forma de pinzas de cangrejo.
Su cucharilla la utilizó la señora de la casa, que es la tercera
de las hijas de los abuelos que vienen todos los domingos a
comer.
Removía la cucharilla en el café con delicadeza sin golpear
las paredes de la tacita de porcelana, sólo deslizó la
cucharilla para mezclar las dos gotas de líquido edulcorante
que le había añadido, y tratar de compensar las dos tazas de
mousse de chocolate que la había visto comerse, una en la
mesa y otra en la cocina a todo prisa con la mirada cómplice
la cocinera.
La comida familiar resultó un éxito y tras una breve
sobremesa, empezaba lo que el abuelo llamaba la hora de la
siesta o como le gustaba decir con cara amodorrada y media
sonrisa “ la horita mejicana”.
LA COCINA
La cocina es el lugar de la casa donde más tiempo y cosas
pasan en una casa, ¿no crees? le preguntó Carmen desde la
pared a Candela que la habían dejado fuera del cajón por si
hubiesen faltado cucharillas para el café.
Candela: si es verdad aquí es donde escuchas más risas,
pero a veces también más broncas, sobre todo cuando la
cocinera riñe con el novio o la señora de la casa se pone
nerviosa cuando uno de sus hijos no quiere comer o le da
parte de su comida al perro.
Carmen: sabes candela, el otro día escuché una
conversación de la abuela, le contaba a su hija que tú fuiste
un regalo que le hizo un sobrino suyo capitán de navío y que
la compró en un anticuario de Madagascar hace muchos
años atrás…
Candela: ¡!!Ahí va¡¡¡¡ ¿sabes dónde está Madagascar? A mí
me suena muy lejos.
Carmen: pues si, hace años colgaron un mapa en la pared de
enfrente a la mía que terminé por memorizarlo,
imaginándome que viajaba por todo el mundo. Madagascar
es una isla grande situada en la costa sureste de África.
Candela: pero, ¿Está lejos? ¿No?.
Carmen: ¡muchísimo¡ creo que nunca llegaríamos andando
sólo por mar, ya has visto en verano las olas cuando se
enfadan qué grandes son, jamás te dejan ver el final de la
línea del horizonte.
Candela: ¿Y no te han dicho de qué estoy hecha?
Carmen: se me olvidaba perdona, estás hecha de un
delicado nácar que proviene del caparazón de una clase de
tortuga que la llaman, Tortuga Alcorí, que es la de mejor
calidad que se puede encontrar navegando en el océano
Índico.
De repente se escuchó la puerta de la cocina abrirse con
sigilo, sin apenas hacer ruido.
Y Carmen y Candela vieron como la señora de la casa
entraba sin encender la luz para rebañar los restos de
chocolate de la fuente de cristal.
Carmen le guiñó el ojo a Candela e intentaron que no se
escuchasen sus risas.
El dulce es un imán para muchos como el sol para las
lagartijas.
VERANO
Llega el verano, llega el calor, y a nosotras de un día para
otro, nos empacan para llevarnos a la casa de veraneo en la
playa de Benicasim.
Nosotras sólo podemos hablar de nosotras mismas, pero no
de las personas a las que servimos, sólo de sus manías y sus
bocas, y en los veranos, todo se multiplica como un plato de
lentejas.
Cerrar la casa de Madrid es tan costoso como cerrar la
puerta principal del parque el Retiro cada noche, todos los
goznes chirrían, cada verano los mismos nervios.
No sabemos cuánto dura el viaje, pero estamos tristes el
señor de la casa se ha llevado a Carmen para decorar una
casa que tiene en la montaña para cazar, y por lo que
sabemos, es un lugar donde hace mucho frio en invierno y
mucho calor en verano. Creemos que por lo menos llevará a
Olivia o Rocío en alguna cacería y podrán ver como la figura
de su amiga Carmen decora orgullosa una nueva pared.
Ya hemos llegado, es de noche, nadie deshace ninguna
maleta hasta que salga el sol por la mañana.
A nosotras nos han seleccionado para llevarnos este verano,
pero en otras ocasiones eligen a otras en sus grupos de
cuatro, hemos tenido suerte, pasar todo el verano
encerradas en un cajón de la cocina en Madrid es muy
aburrido.
PLAYA
El primer día de playa es el mejor, los niños, los padres, se
reencuentran con sus amigos y vecinos, se organiza un gran
pic-nic en la playa, donde la reina de la comida es una
sabrosa y monumental ensaladilla rusa que prepara Lydia,
una amiga de la familia, que sólo emplea ingredientes
naturales y que le lleva toda una mañana en la cocina
prepararla.
Rocio y Olivia aprovechan la confusión y les piden unos
dientes a los tenedores para poder correr cerca de la orilla y
bracear algunas olas.
Mientras tanto, Candela se enzarza a discutir porque el
tenedor de su tamaño no le quiere dejar ningún diente y
menos para correr, al final le convencimos entre todas y las
tres nos vamos de un espigón a otro, saltando por la arena
como los tropezones por el gazpacho.
Los niños como los mayores se juntan según la edad y el
color de los trajes de baño y toallas. Sentado bajo una
sombrilla hay un calvo que sólo abandona la sombra para
jugar con las olas o a la pelota con algunos niños.
Hay otro amigo extranjero que tiene una moto de agua y
hace las delicias de todo el mundo, va y viene con todo el
que espera con paciencia su turno, con la misma rapidez
con que Olivia se termina un tazón de chocolate.
Los padres merodean alrededor de sus hijos y estos lo único
que quieren hacer es nadar, jugar y pelearse entre ellos.
Hay muchos más amigos y niños que retratar, pero eso será
el próximo verano, este es de las cucharas.
A la hora de la ensaladilla, todos se acercan como un tigre a
su presa, todos traen su plato y vaso en la mano, algunos no
utilizan ni el tenedor, se saben protagonistas de la primera
comida en compañía en la playa, que es como el pistoletazo
para llenarse la barriga de fuegos artificiales y disfrutar del
verano.
Los dos meses de vacaciones pasarán volando, como las
gaviotas que se lanzan en picado al mar a pescar y antes de
que se den cuenta, Septiembre reclamará su hoja en el
calendario.
Nosotras a pesar de nuestro tamaño ya hemos tenido
muchos veranos y lo único que podemos decir, es lo mismo
que está grabado en la gran bandeja de plata donde nos
limpian una vez al mes.
Anima Felix Vivas. El alma feliz disfruta.
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