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Como líder y cristiano, usted
necesita tener los ojos puestos
en algo más inspirador que las
circunstancias en las cuales se
encuentra, pues eso lo
inspirará y animará a seguir
adelante cuando ya las
fuerzas parecen
desvanecerse.
Una carrera de unos 42 kms. de distancia.
La competencia de la maratón estaba basada
en la odisea del joven soldado griego que corrió
una gran distancia, después de la batalla de
Maratón, para informar acerca de los resultados
de aquel acontecimiento.
Tenía gran prestigio ser el ganador de semejante
competencia, no solamente porque el soldado
como atleta demostraba sus extraordinarias
capacidades físicas, sino también porque el
campeón era identificado con aquel primer
héroe de esta singular historia de Grecia.
En las carreras modernas, la largada muchas veces está en el mismo lugar de la llegada. Antes de correr, cada corredor echa un vistazo al podio y, por unos segundos, sueña con las sensaciones de estar subido allí, en lo más alto del escenario, aplaudido y elogiado por el público que lo reconoce como el mejor entre sus pares. Tal sueño, aun cuando no es más que un pensamiento fugaz en los minutos previos a la carrera, actúa como poderoso estimulante para cada uno de los deportistas. Aun los menos preparados acarician el sueño placentero de cruzar la meta, para sentir que todo el esfuerzo valió la pena.
Durante la carrera, habrá muchos
momentos difíciles en los cuales el
deportista luchará con el deseo
de abandonar la persecución de
la meta. En estas instancias, los
mejores atletas convocan otra
vez la imagen del glorioso
momento de llegada y buscan
recuperar fuerzas con un anticipo
de la gloria que vendrá.
El autor de Hebreos usa como excelente ilustración de abandonar la carrera esto a Jesús. Su momento de máxima crisis fue en Getsemaní.
Allí le confesó a sus discípulos el fuerte deseo de «Mi alma está angustiada» —les dijo—, «hasta el punto de la muerte.» ( Mateo 26.38) Se apartó y se concentró en la intensa batalla que se había apoderado de su corazón, una batalla entre el deseo de hacer la voluntad del Padre y el deseo de hacer la voluntad propia. Finalmente consiguió hacer lo que hacía falta para seguir en la carrera: quitó los ojos de la cruz y la inminente agonía de la muerte para fijar su vista en algo que lo inspiraba plenamente. Esto era el gozo del momento de reconciliación con su Padre celestial.
Como cristiano y líder, usted necesita tener los ojos puestos en algo más inspirador que las circunstancias en las cuales se encuentra.
Podría ser el cumplimiento de una Promesa que el Señor le dio.
Podría ser la realización de un sueño que quiere cumplir.
O bien podría ser la finalización de un proyecto que traerá gloria a Su nombre.
Sea cual sea la idea, esto le dará inspiración y animará a seguir adelante cuando ya las fuerzas parecen desvanecerse.
¿En qué cosas tiene los ojos
puestos la mayor parte del
tiempo?
¿Qué cosas tienden a
desanimarlo?
¿Qué cosas lo inspiran?
¿Qué pasos debe tomar para fijar
con mayor frecuencia sus ojos en
aquello que lo inspira?
La vida Cristiana no es un remate
final. No es una carrera de 100
metros. Tampoco es una carrera de
un par de kilómetros. La vida cristiana
es una maratón.
Teniendo la visión adecuada de las
circunstancias de nuestra vida, ya
sean victorias o derrotas es crítico
para nuestro caminar diario con
Cristo.
En Hebreos 11, vemos el salón de la fama. El contexto de Hebreos 11 empieza en Hebreos 10:32 y nos describe cómo tener una fe perdurable.
Todos nosotros estamos conscientes de la necesidad de tener fortaleza atlética, pero también, necesitamos estar conscientes de la importancia de la fortaleza espiritual.
En Hebreos 11, vemos el salón de la fama. El contexto de Hebreos 11 empieza en Hebreos 10:32 y nos describe cómo tener una fe perdurable.
Todos nosotros estamos conscientes de la necesidad de tener fortaleza atlética, pero también, necesitamos estar conscientes de la importancia de la fortaleza espiritual.
El pecado es una actitud específica o
acción que no agrada a Dios.
Los impedimentos son aquellas cosas, no
siempre pecaminosas pero que te
abruman.
¿Qué es lo que tienes que abandonar?
¿puedes identificar un impedimento en
tu vida?
¿hay una carga en tu andar cristiano?
Recuerda que las carreras de fondo necesitan mucha resistencia.
¿Hay algo que esta consumiendo tu resistencia.?
¿sientes que la falta de resistencia afecta tu fe y tu relación con el Espíritu Santo?
Deja atrás lo que no te deja ir lejos.
Dios no te llevara donde su gracia no te pueda sostener.
No te detengas por nada estando
siempre cerca de lo mejor, corre lo mas
lejos que puedas, sin descuidar la meta.
Jesús siempre corrió mirando mas allá de
la cruz.
El miro el día en que estaría otra vez con
el padre en el cielo , que significaría que
jamás perderá esa hermosa comunión
con El
No uses el retrovisor cuando estés
llegando a la meta.
Recuerda que nadie que toma el
arado debe mirar atrás.
Mira bien la meta y
constantemente, recuérdala
para que nunca se olvide.
Revisa tu actitud.
Decídete (determina cuando empezaras).
Aprovecha cada oportunidad.
Mejora tus posibilidades.
Asume tus responsabilidad.
Comprométete con la meta ya que tienes
un compromiso que no puedes eludir.
Corre para ganar.
Acepta las cosas que son un
principio.
Mejora tus posibilidades, y tus
capacidades.
Corre para llegar primero.
Tu tienes la elección de cómo vas a
correr y que vas a alcanzar.
Ocúpate y ponte en acción
No te olvides de lo que ya tienes
y agradécelo.
Confía en que los problemas
terminan y que Dios tiene el
control de todo.
Corre para llegar y para alcanzar
la meta.
Si quieres llegar rápido anda solo, pero si
quieres llegar lejos , anda acompañado.
Debemos andar con el Señor.
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