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Entre mi amor, tu odio y la luna: Isabel Muñiz Montero

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Cuentos De Hadas Bajo

La Luna Llena

Ilustración y fotografía

Isabel Muñiz Montero

(Xana)

Entre Mi Amor, Tu Odio Y La

Luna

Colecciónes Pollito

21 de Marzo de 2015

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¿Aun dudas de la existencia de las Hadas y los seres llamados popularmente

“elementales”? ¿No has sentido la vida entre las flores, los ríos, los

bosques?

Isabel Muñiz (Xana) 21 de marzo de 2015

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Mi imaginación es el nidal que envuelve el cariño que siento por ti…

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Este libro está dedicado a mi madre, Mercedes Montero, de quien aprendí a escuchar las

voces de la ensoñación y el talento de la predicción.

A Carlitos Muñiz Couto, quien espero que un día, igual que Plantita, tenga el valor y el

amor para cuidar de este mundo.

Para aquellos que luchan contra todas las formas de despojo, especialmente en el caso

del agua.

Y

Para Laura…

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Para ti, dulce guerrero.

Te dedico mi humilde creatividad y afecto en silencio. Toma este proyecto, es

tuyo, muchachito.

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Cuento 2

Entre Mi Amor, Tu Odio

Y

La Luna

Obra registrada, se permite su reproducción siempre que se cite a la autora y la fuente.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Te amo, por eso te pienso, te extraño, y me siento muy triste sin ti.

Es el problema de los seres feéricos1 una vez nos enamoramos de un alma humana no nos

es fácil separarnos de ella. Pero nunca te lo dije, no podía decirlo y me daba mucho temor

un rechazo. Por eso, cuando tú te fuiste decidí quedarme aquí, a contemplar los

amaneceres y los atardeceres un poco en silencio, mientras mi corazón de daoine sídhe2

se consuela y se acostumbra a que no estés. Hace ya un par de años humanos que no estás

por aquí, los que para mi han sido casi nada, pues nuestra forma de vivir el tiempo es

muy distinta a la de ustedes los humanos, y sin embargo se que estos dos años para ti

significaron cambios. Habrás cumplido veintitrés años humanos y te habrás graduado de

lo que llaman ustedes “universidad”. Seguro serás ya toda una arqueóloga, y seguramente

no nos has olvidado. Te pedí que te fueras sin olvidarnos y a veces quisiera ir a visitarte,

más no me atrevo porque temo encontrarte con algún amor humano. Ha sido muy poco el

tiempo para mí. Solo dos años en años humanos, son tan pocos, muy pocos realmente.

Pere a pesar de que el tiempo ha sido poco para mí, ha sido largo, de una manera en que

yo, un daoine sídhe no puede explicar. Alguna vez se lo dijo Paracelso3 a mi querido

padre: “muchacho, no te enamores de un alma humana, por tu bien y por el bien de esa

alma humana”. Afortunadamente mi padre amaba a una de nuestra especie, y en un 5 de

mayo de 1818 nací yo.

8 1 Por ser feérico se entiende a los seres que habitan el mundo de las hadas.

2También conocidos como Tuatha Dé Danann son un pueblo irlandés que habita el inframundo. Se trata de hadas de

tamaño semejante al humano que también han sido emparentadas con los dioses irlandeses. 3Antiguo alquimista y filósofo suizo, vivió entre 1943-1541. su libro “Tratado de los ninfos, silfos, pigmeos,

salamandras y otros seres” recoge una serie de datos sobre los llamados “seres elementales” que se corresponden con

los seres feéricos o del mundo de las hadas.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Como ya lo dije repetidamente soy un daoine sídhe, un hada irlandesa. Bueno, mi

aspecto aquí es más bien el de un duende común, pero no soy un duende. Los sídhe

somos hadas irlandesas que habitamos en los montes, en un mundo subterráneo. Mi

aspecto en ese mundo es muy semejante al de los humanos, pero diferente, más etéreo.

Sin embargo, en el mundo exterior y tan lejos de Irlanda, debo tomar la forma de un

duende pequeño -de 50 centímetros- para poder materializarme, pues si lo hiciera en mi

forma “humana” no podría aguantar el desgaste de energía.

Como cualquier ser feérico no tengo un alma, y luego de unos 600 años habré de

morir y de mi nada quedará, pero con 196 años soy muy joven. Es imposible decir

cuántos años en años humanos tendría si fuese un hombre, pero imagino que quizás unos

22 a 25 años. Los humanos, en cambio, si tienen un alma y luego de morir sus cuerpos se

pudren, pero sus almas son inmortales. Si un ser feérico -como yo- quiere ser inmortal

tiene que casarse con un humano para unirse a su alma, por eso los humanos son tan

valiosos y tan atractivos para nosotros. En siglos pasados los matrimonios entre humanos

y seres feéricos fueron muy comunes. Lamentablemente no siempre esas historias de

amor terminaban bien. Basta recordar a la pobre merrow4 que se hizo tan famosa en los

cuentos infantiles “La Sirenita”. Los humanos no comprenden nuestra forma de querer y

son traicioneros. Por eso solo podríamos amar a un humano de corazón bondadoso, lo

cual en la actualidad no es tan común. Los humanos se han vuelto cada vez más

materialistas y más insaciables en sus deseos materiales. Por eso este planeta que nos fue

encomendado a los seres feéricos para protegerlo y cuidarlo está tan afectado.

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4 Merrow es el término irlandés para referirse a una sirena o tritón.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Lo que los humanos no saben es que los seres feéricos habíamos decidido dejar que

destruyeran todo a sus anchas, una vez terminaran de destruir y de autodestruirse nos

dedicaríamos a limpiar todo, toda su basura, y a restaurar este planeta. Esta decisión está

siendo analizada, pues no creemos que del todo sea buena pues, no todos los humanos

son malos o dañinos con la naturaleza.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Volviendo al tema de los matrimonios entre seres feéricos y humanos, desde hace

300 años han disminuido debido a que los humanos se han envilecido, y se han hecho

incrédulos y destructivos. Ya no queremos emparentarnos con los humanos, y desde hace

unos 40 años los odiamos por lo que están haciendo a este mundo. A pesar de que

decidimos dejar que destruyan la naturaleza, nosotros combatimos los resultados de sus

acciones día a día, protegiendo a los animales y a las plantas. Pero no nos es fácil

defender la naturaleza. Sin embargo, Stephanie, la arqueóloga, es diferente y sin embargo

la dejé irse de este valle y no me atreví a mostrarle nuestro mundo interior, porque su

deseo era volver a la escuela y con su familia, y tan grande fue mi afecto que decidí que

era mejor despedirnos y muy seguramente para siempre.

Todo inicio en aquel verano, Stephanie –así se llama- venía a cubrir lo que ella

llamaba “prácticas profesionales”. Stephanie estudió arqueología. Creo que se dedica a

escarbar en busca de cosas viejas, para describirlas. Muy cerca de aquí hay una casa

antigua a la que los moradores de los pueblo vecinos llaman “la Casa del Diablo”. Así

que llegó una noche tormentosa después de un viaje en autobús de varias horas. En el

trayecto Stephanie estaba muy triste pues había terminado una relación con un novio que

la trataba mal. Para los humanos terminar relaciones no es tan problemático como para

nosotros, los seres feéricos, pues para nosotros terminar con una pareja humana provoca

grandes desgracias, por ejemplo, tener que matar al humano o humana para así liberarnos

del encadenamiento de estar unidos a un alma mala o que no nos ama. Pero si el humano

o la humana se enamoran de otro humano, inevitablemente debemos matarlos a los dos.

Estas son las leyes del mundo feérico, por lo que nosotros tomamos las relaciones

amorosas de manera muy seria.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Por otro lado, Stephanie es una linda muchacha que ese muchacho trató mal. Luego

de un par de meses de ilusiones terminó la relación con Stephanie, pues siendo un

hombre “guapo” no se podía conformar con solo una mujer en su vida. A los dos meses el

tipo aquel estaba aburrido y deseoso de otra pareja.

El problema, creo, es el odio “machista” de ese muchacho contra las mujeres. Los

seres feéricos podemos ver lo que los humanos no ven, y aunque directamente nunca vi a

ese muchacho, supe que odiaba a las mujeres, porque había odiado a su madre.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Por eso prefería tener muchas novias y era incapaz de ser feliz con solo una.

Entonces odiaba también a Stephani, y ella, entre su amor, el odio de aquel muchacho, y

una noche de luna llena, tomó un autobús que la trajo a las montañas. Stephanie buscaba

alejarse de ese rompimiento, pensaba que si pasaba el verano lejos de ese joven incapaz

de amar a las mujeres, podría olvidarlo. Además, verlo con otra muchacha le dolía

mucho. Pienso que una muchacha tan linda jamás debería estar triste porque un hombre

con tanto odio la rechazaran, más aun, debería solo relacionarse con aquellos jóvenes que

la trataran bien. Pero entre su amor, y el odio de aquel muchacho, Stepahie se sentía de

muy poco valor, pues creía que aquel muchacho le había encontrado graves defectos,

pero los defectos reales estaban en él, y no en ella.

Aquella noche de tormenta y luna llena Stephanie llegó a la Casa del Diablo, donde

la esperaba el vigilante, quien le entregó las llaves de la extraña casona. Cuando la vi

llegar mi corazón dio un salto de emoción. Hacía mucho no veía a una muchacha de

cabello rojo, además de que tenía la piel blanca y los ojos azules, justo como algunas

doncellas irlandesas y escocesas que hacía años no había visto. Escondido entre las ramas

de los arbustos la vi entrar a la vieja casa. Dentro de esa casa se encontraba aquel libro

que mi padre había ocultado, un recuerdo de su amigo Paracelso, quien se lo había

regalado pues mi padre le había ayudado a hacer varios dibujos contenidos en aquel libro.

Cuando llegamos a este poblado y poco antes de la muerte de mis papás, nos gustaba

pasar mucho tiempo en esa casa. Encontramos un buen lugar para esconder el libro y

pensamos que nadie jamás lo encontraría, pero la joven arqueóloga si podría encontrarlo.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Cuando la guerra estalló en Europa y ya no había muchos lugares donde ocultarnos,

los seres feéricos nos internamos en los mundos subterráneos. Pero mi padre que siempre

había sido un visionario y un curioso, decidió que debíamos ir a otros parajes, y habiendo

escuchado de los duendes de las tierras que estaban en el otro continente decidió que mi

familia y otras familias podríamos encontrar un buen lugar aquí. Y así fue, las cadenas

montañosas alejadas nos recibieron con sus hermosos valles, arboles, cascadas y

minerales. Aquí hay mucho oro con el que hacemos bellos ornatos, mucha agua, muchas

plantas, y muchos frutos.

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Fuimos felices en estas tierras, y convivimos bien con los seres feéricos locales que

quisieron aprender de nosotros algunos de nuestros secretos. La convivencia con los

humanos no fue mucha, y en ocasiones solíamos asustarlos para que se alejaran de

nuestros valles. Los humanos nos llaman chaneques5, tlaloques

6 y duendes, lo cual me

suena divertido.

A pesar de la intención de siempre mantenernos alejados de los humanos, a mí me

gusta bajar de las montañas a los pueblos para ver a las muchachas, todas de pieles

cobrizas y cabellos negros, muy lindas y muy distintas a las muchachas de los países

celtas, sin embargo, decidí no emparentarme con ninguna de ellas. Los otros seres

feéricos, durante estos pocos años que llevamos aquí, tampoco lo han hecho.

Cuando mi papá murió, me dio el libro que le regaló Paracelso. Mí querido papá

había cumplido casi 800 años, así que vivió más que otras hadas. Mi papá fue la

inspiración de estos años para que yo estudiara el libro de Paracelso y para que

investigara muchos secretos de mi especie, de otras especies, y de los humanos. Me hice

experto en la historia humana, pues en las noches me gusta ir a las bibliotecas de los

pueblos a leer. También me gusta asistir a la clase de historia de un joven maestro que da

clases en una universidad rural local. El ignora que tiene un alumno invisible que siempre

lo escucha y que a veces va a su casa para leer sus libros, e incluso consultar su

computadora, pues sí, soy un sidhe que sabe usar una computadora, no muy bien, pero se

leer historia en ella.

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5 Nombre en náhuatl (lengua prehispánica mexicana) para referirse a los duendes o espíritus de la naturaleza.

6 Espíritus ayudantes del dios Tlaloc (dios de la lluvia), son los encargados de las lluvias.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

El joven maestro, de nombre David, no sabe que estoy muy cerca de él. Me agrada

mucho; su carácter y su conocimiento me son atractivos. A veces pasa que olvido dejar

algún libro en su lugar y él se extraña al encontrar los objetos de su casa en lugares

diferentes a donde los ha dejado. Pero así somos los de mi especie, nos gusta curiosear

dentro de las casas, y la casa de David es un lugar favorito para estar, donde paso horas.

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Isabel Muñiz Montero –Xana

La Casa del Diablo7 es asunto diferente. Los seres feéricos locales suelen realizar

festividades en ella, como lo hicieron hace siglos, cuando las brujas los invocaban.

Muchos seres feéricos fueron esclavizados en aquellos años, y solo lograron liberarse

cuando esas brujas fueron condenadas por la inquisición. Por eso la casa está llena de

inscripciones que en realidad son conjuros para comunicarse y controlar a los de mi

especie, y las especies de seres feéricos locales. Pero ahora que se han olvidado esos

secretos, la casa está en ruinas y por eso, de la universidad mandaron a Stephanie a

estudiar este lugar. En esta casa, específicamente en el sótano, escondí el libro de

Paracelso. A mi padre y a mí nos pareció un buen lugar para esconderlo, pero todos los

días paso por ahí para cerciorarme de que nadie lo ha encontrado. Por eso, luego de

regresar de la casa de David, pasé por la Casa del Diablo y vi entrar a Stephanie, con sus

maletas. Corrí para verla mejor, me asomé a la ventana de una de las habitaciones, la vi

entrar, mirar dentro de los closets, acomodar sus cosas, libros, ropa, y algunas fotografías.

La vi encender una computadora, y conectar un teléfono a la luz eléctrica. La vi también

sacar algo de comer y sentarse a la mesa. Vi a Stephanie sacar una televisión portátil,

hacer una llamada a quienes llamaba “mamá y papá” y decirles que alimentaran a sus

peces. Esa muchacha de cabello rojo debía tener una edad similar a la mía, pero la mía en

tiempo de ser feérico. Por supuesto era mucho más alta que yo en el mundo humano, pero

en el mundo feérico debía ser más pequeña. De inmediato mi corazón se ancló a ella, y

supe que se trataba de aquel sentimiento del que mi papá me había advertido, lo mismo

que Paracelso a mi padre: “no te enamores de un alma humana”.

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7 En Puebla realmente existe una “Casa del Diablo” en Municipio de San Andrés Cholula, en la población de San Luis

Tehuiloyocan

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Isabel Muñiz Montero –Xana

Si bien el amor de un humano es muy atractivo, el amor entre elementales también

lo es. Hay un ser mágico que llegó con nosotros en los tiempos de la gran guerra europea,

y ella está siempre en lo alto de una cumbre, mirando hacia el atardecer, y frente a una

cascada. Ella es hermosa, mágica y misteriosa, sus piernas son raíces que se entierran

profundamente a la tierra, de su cabeza nacen hojas y flores que se elevan al cielo, en

busca del sol.

No pertenece a los daoine sidhe, no es un ser feérico local, ni es un elemental de

fuego, tierra, aire o agua. Su origen es un misterio, pero ha estado unida a nosotros desde

hace años. Nosotros evitamos decir nuestros nombres reales, así que solo la llamamos

mandrágora8. Sé que ella me quiere mucho y yo a ella, pero a diferencia de mí, que soy

de naturaleza incansable e inquieta, ella se la pasa en su mismo lugar, siempre serena.

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8 Jorge Luis Borges en su libro “manual de zoología fantástica” cita a Pitágoras, quien consideró que esta planta era

“antropomorfa”. También cita a un comentador del Talmud, en el Siglo XXII quien describe a esta planta como a un

animal. Su potencial toxico y peligroso, así como su parecido con los humanos aparece con comentarios del agrónomo

latino Lucio Columela quien la consideraba un semi-homo. Alberto Magno distinguía dos sexos en las mandrágoras.

Incluso en el Génesis (XXX,14) hay una referencia a las virtudes generativas de la mandrágora.

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Le platico las maravillas que descubro del mundo y ella me escucha y me da su

opinión. Su mirada profunda me encanta y su sonrisa tranquila me hace serenar. Es

diferente a mí, pero me agrada su tranquilidad. Así que mi acelerada, manera de vivir con

ella encuentra instantes de paz.

Pero la humana de cabello rojo me resultó tan grata que me olvidé de la

mandrágora. Pasé los primeros días de su presencia al lado de ella, oculto entre las

paredes o entre los arbustos, mientras ella tomaba fotografías de las paredes de la Casa

del Diablo, escribía y hacia análisis de los dibujos. No me sorprendió que se diera cuenta

de que muchos de esos símbolos provenían de Irlanda o eran celtas, especialmente el

símbolo triskel9 estaba ahí en las paredes.

22

9 Símbolo sagrado celta que llevan los druidas (sabios y sacerdotes celtas) que tiene un muy extenso significado.

Representa al universo y cada una de las tres partes de las que está conformado el universo. Representa la trinidad

mente, alma y cuerpo, la trinidad fuerza, sabiduría y amor y las tres fases del sol, amanecer, atardecer y anochecer.

El símbolo tiene una importante capacidad sanadora y de protección contra los enemigos. . El tres es el número más

sagrado para los celtas.

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Ese símbolo al que los humanos llaman triskel es un símbolo creado por los seres

feéricos de la antigüedad cuando enseñaban a los humanos sobre el universo. Yo llevo

gravado ese símbolo en mi frente, mi padre lo gravó por tradición pues los druidas así lo

aconsejaban. Está ahí para mi protección, pues he decir que los daoine sidhe somos

también conocidos como “hadas heroicas” o elfos10

, y somos seres feéricos guerreros.

11

23

10

Es el nombre que se da en la mitología nórdica o germánica a los seres feéricos.

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Los seres feéricos no tenemos una estatura especifica, nuestro tamaño varía, a

veces podemos ser muy pequeños, otras veces muy grandes. Entre los elementales (fue

Paracelso a quien se le ocurrió darnos ese nombre) los hay más etéreos o más sólidos.

Mientras más duro es el elemento que habitan, más etéreos son. Hay elementales que

habitan el agua, el fuego, el aire o a la tierra. Mi especie, los elfos o hadas heroicas

originarios de Irlanda no somos muy abundantes en estas tierras de América, somos unos

cuantos, casi todos jóvenes, y solemos llevarnos muy bien con las otras especies con

quienes nos reunimos en torno a la cascada y al manantial que se encuentra en las sierras

cercanas.

Nuestra vida en estas montañas tan llenas de belleza y riqueza natural pudo ser

perfecta, hasta que los reyes del reino de las empresas mineras trasnacionales se enteraron

de la existencia de oro en este lugar. Fue entonces que favorecidos por los gobernantes

locales, los reyes empresarios llegaron a los poblados de la región para anunciar la

construcción de minas al aire libre que traerían “desarrollo, progreso y modernidad” a la

región. La verdad es que los humanos locales se enfurecieron, no quería a los extranjeros

en estas tierras. Además de las minas, los reyes empresarios se atrevieron a instalar unas

presas productoras de energía eléctrica. Las presas propiciaron que el agua no llegara a

los pueblos, por lo que no tenían agua para sus tierras de cultivo (en la región aun hay

muchos campesinos), ni tampoco agua para cocinar, beber o lavar la ropa. Todo esto

propició fuertes movilizaciones de personas que con mantas y carteles exigían que los

reyes empresarios se retiraran de las montañas. Cuando Stephanie llegó había en la cárcel

algunas personas que se opusieron a los gobernantes locales y a los reyes empresarios.

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Esas personas encarceladas llamaban a lo que hacían esos reyes empresarios12

“despojo”13

. Entiendo que el despojo es saquear a la naturaleza, y vender sus riquezas,

aun cuando nadie tiene el derecho de vender lo que la naturaleza nos ha dado a todos.

Desde que Stephanie llegó decidí pasar más tiempo en la Casa del Diablo con ella. David

estaba impartiendo cursos de verano y las materias que estaba dando ya las había tomado

yo, como su alumno invisible, así que decidí dedicarme a Stephanie.

Un día sucedió algo increíble, Stephanie estaba fotografiando algunas pinturas de

la vieja casona y yo me encontraba mirando su cámara con mucha curiosidad, cuando de

repente tiré sin darme cuenta unas libretas que estaban colocadas sobre un banco.

Stephanie volteó rápidamente y se quedó helada mirándome. Su rostro asustado me

asuntó más a mí. Sin saber que más hacer salí corriendo por la puerta rumbo al patio y

Stepanie salió corriendo por la otra puerta. Esa noche Stephanie no durmió en la Casa del

Diablo. Al medio día del día siguiente regresó pero estaba acompañada de sus padres y de

un perro de largas orejas al que llamaban “miel”.

28 12

Platita se refiere a los empresarios de la industria minera a cielo abierto. 13

Por despojo, Plantita bien se puede referir a lo que el geógrafo David Harvey llama “Acumulación por

Desposesión”.

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Supe que de verdad me había visto al escuchar los comentarios que ella y sus

padres hacían. Sus padres se fueron esa noche, pero el perro se quedó, lo cual me resultó

muy molesto, pues cada vez que me quería acercarme a la casa estaba el perro orejón

para ladrarme y tratar de ahuyentarme. Los perros y los gatos pueden vernos.

Luego de un par de días, una noche en que la luna se veía muy linda Stephanie

salió a la tienda dejando a Miel encerrada, me encontró a medio patio mirándola un poco

asustado entre las ramas de un arbusto. Esta vez no se movió y aunque sentía un poco de

miedo me miraba fijamente. –Puedo verte, igual que mi mamá y mi abuela los miraban,

hola soy Stephanie y no tengo intenciones de molestarte, te pido solamente que tampoco

me provoques estos sustos, vuelve al bosque y vivamos en paz-. Desde el arbusto

tímidamente le dije –No te quiero molestar, se que te llamas Stephanie y no es mi

intención asustarte, pero me sorprende que me puedes ver-. Ella no se acercó pero se

agachó lentamente, como si quisiera mirar a un gato asustado sin encrespar más – mis

abuelos son irlandeses, y ellos me hablaban mucho de las hadas y los duendes. Mi abuela

los podía ver y ahora sé que yo también-. Me asomé un poco entre los arbustos –no te

voy a molestar, solo te quería decir que me agradas y que me gusta estar por aquí-.

Dichas estas palabras me escabullí. Los días pasaron y seguí apareciendo cerca de

Stephanie, le dejaba flores y frutas como regalos, y aunque desconfiaba de mí poco a

poco se fue acostumbrando a mi presencia. Un día le dije que fuera a la biblioteca a

buscar a David y que le pidiera que la llevara a conocer las cascadas cercanas. Con

alguna escusa Stephanie conoció a David, pronto se hicieron buenos amigos, y el joven

maestro la acompañó a conocer las montañas y las cascadas.

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Mientras Stephanie recorría los valles se fue dando cuenta de que los pobladores

estaban envueltos en una gran lucha por tratar de sacar las minas de la región. Valiente

como pocos, he incluso feroz, nuestro joven líder se había dado a la tarea de desarmar las

maquinarias y darles tremendos sustos a los trabajadores de las minas y de las presas.

Pocas hadas heroicas eran tan valientes como ese joven cuyo nombre no puedo

mencionar (nunca decimos nuestros nombres)14

. Nuestro líder se había convertido en el

dolor de cabeza de los reyes empresarios, pues les hacía perder por retrasos mucho

dinero. También había gastado algunas bromas pesadas a los gobernantes locales, como

descomponer sus autos y teléfonos. En general había boicoteado todos los intentos por

poner en funcionamiento los procesos químicos para la extracción de oro, los cuales

requerían de la inyección de venenos en el subsuelo. Nos dimos cuenta de lo terrible que

eran esos procesos cuando nuestra amada mandrágora comenzó a sentirse mal y asustada

miraba hacia la cascada que se comenzaba a secar. El suelo envenenado le hacía

muchísimo daño, por lo que decidimos llevarla a un lugar más seguro.

Mientras eso ocurría yo me acercaba cada día más a Stephanie que finalmente se

acostumbró a mí. Un día me preguntó mi nombre, le dije que me llamaba “nada que es

nada y que no es nada y significa nada”, entonces ella me dijo que ese era un nombre

horrible y en forma un poco irónica y un poco cariñosa decidió darme el nombre de

“Plantita” por ser verde y pequeño como una plantita. Las hadas heroicas somos muy

fáciles de sentirnos ofendidos15

, pero yo no me podía enojar con ella por algo así.

31

14

Los seres feéricos jamás dicen su nombre real, para evitar encantamientos de control contra su voluntad. 15

Los seres feéricos tienen complejos protocolos que los seres humanos no comprendemos. Generalmente se ofenden

por las situaciones más diversas, lo cual desconcierta a los humanos. Un ser feérico que está ofendido suele ser muy

peligroso, como en la leyenda de “La Bella Durmiente”, donde un hada ofendida lanza un maleficio contra la

princesa, para que se quede dormida por siempre.

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Con forme nos fuimos conociendo sentí cada vez más afinidad con Stephanie. Un

día le mostré el libro de Paracelso, ella se quedó asombrada y me pidió que le permitiera

llevarlo a la universidad, pero yo no lo podía permitir, le dije que no era posible pues

pertenecía a mi padre, era mi única posesión valiosa. Pero más importante aún, en ese

libro se trataban secretos de los seres feéricos. En su lugar y para compensarla le permití

estudiarlo, y le enseñé muchas cosas de nuestro mundo. Poco a poco me gané su

confianza y pronto pudo conocer a algunos de mis amigos que solían visitar la Casa del

Diablo. Con los días Stephanie pasó más tiempo entre nosotros, incluso para algunos

amigos humanos que recientemente había hecho, resultaba extraño que la joven

arqueóloga pasara cada vez más tiempo en el bosque. Por fin una mañana decidí llevarla

a conocer nuestra laguna. Escondido entre las montañas, un nacimiento de agua y una

hermosa cascada eran nuestro hogar.

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Nosotros no necesitamos de tanto como los humanos. Somos felices haciendo

nuestro trabajo, cuidando a la naturaleza y apoyando al crecimiento de los árboles y las

plantas, así como procurando la reproducción y supervivencia de los animales, y

generando el brote de las aguas de los manantiales. Stephanie estaba maravillada al ver el

hermoso lugar en el que habitamos y nuestras formas de vida.

Emocionado por la visita de la joven humana que podía vernos, nuestro joven líder,

montado en la rama de un árbol la llamó. Estaba feliz de conocer a aquella humana que

además de tener un noble corazón tenía el don de ver a los seres feéricos.

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Pero lamentablemente no eran tiempos felices. Cada vez eran más violentas las

protestas humanas en contra de las minas, y cada vez resultaba más difícil para nuestro

joven líder poder defender los valles. Fue entonces que nos pidió ayuda. Habíamos

decidido no intervenir, pero nos dimos cuenta de que debíamos hacerlo luego de que más

maquinarias y más trabajadores llegaron y se asentaron apenas a unos dos kilómetros de

nuestro manantial para crear una mina. Acompañando a nuestro líder fui a ver una mina

que había comenzado a funcionar. Era terrible, el acido destruiría la corteza terrestre en

poco tiempo. La avaricia de esos seres humanos, los reyes empresarios, no tenía límite.

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En la medida que destruíamos sus maquinas, asustábamos a sus trabajadores y

destruíamos sus computadoras y teléfonos, los reyes empresarios mandaban más

maquinas y más trabajadores. Las protestas humanas avanzaban y cada vez más humanos

terminaban en la cárcel. Los humanos no sabían que tenían el apoyo de los seres feéricos,

pero los reyes empresarios y sus ciervos comenzaron a pensar que tal vez se trataba de los

espíritus de los bosques, que enojados les propiciaban maleficios. Hicieron llegar a la

región a un hechicero que les aconsejó crear círculos de sal16

alrededor de sus maquinas y

equipos y usar cuchillos enterrados en el suelo para ahuyentarnos, así como alambrados

de metal con púas17

. Nosotros los seres feéricos no soportamos la sal, ni los metales,

mucho menos con puntas, por lo que nos fue muy complicado seguir actuando en contra

de los ciervos de los reyes empresarios.

39 16

Según los mitos de algunas regiones europeas, los seres feéricos sienten mucha aversión por la sal, solo los seres feéricos marinos gustan de ella. 17

En el folklor europeo se hace referencia continuamente a que los seres feéricos no soportan el metal, pero gustan del oro y la plata.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

Lo peor sucedió cuando por recomendación de aquel brujo comenzaron a disparar

balas de metal contra nuestro valle, y comenzaron a lanzar conjuros para controlar y

asustar a los seres feéricos locales poniéndolos en nuestra contra. Teníamos una crisis

local, y las minas comenzaban a envenenar cada día más nuestros valles y mantos

acuíferos, por lo que pedimos a Stephanie ayudarnos. No teníamos aquí a ninguna bruja

celta por lo que lo más cercano era una muchacha humana con el don de mirar

elementales y la capacidad de leer símbolos antiguos.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

Nuestro líder le mostró a Stephanie lo terrible que eran las minas para las

montañas, y aunque con miedo, ella accedió a apoyarnos. Con símbolos sagrados

dibujados en los troncos de los arboles pudimos detener los hechizos lanzados contra los

elementales locales y luego pudimos seguir atacando a los humanos ciervos. En realidad

nunca los atacamos en forma directa más bien destruimos su maquinaria y en general

saboteamos sus acciones. Cuando lo consideramos necesario actuamos más directamente

asustando a los trabajadores y obligándolos a huir.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

Finalmente los empresarios desistieron de invertir en la región, pues las pérdidas

económicas les resultaban graves. Ese mismo verano fueron liberados los presos

humanos, y la gente de la región festejó que los reyes empresarios se alejaran de nuestras

montañas. Mientras en los pueblos se escuchaba música de banda y cohetes, nosotros

hicimos una gran fiesta de verano. En aquella fiesta, Stephanie pudo escuchar y observar

nuestra música y nuestras danzas. Humanos y seres feéricos festejamos la derrota de los

empresarios. Pero sabíamos que volverían pronto por lo que debíamos seguir cuidando de

nuestras montañas. Lamentablemente en todo el planeta las acciones de despojo

continuaban patentando plantas, destruyendo mantos acuíferos y privatizando el agua, y

otras muchas acciones injustas.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

Una noche de luna llena, Stephanie me explicó que debía volver a su ciudad. Deseaba

terminar sus estudios universitarios y volver a su casa con su mamá y con su papá. Esa

noche, sentados en la fuente del patio de la Casa del Diablo, Stephanie y yo conversamos.

- Tú me vez así, pero no es mi forma real.

- ¿Cuál es tu forma real?

- Me parezco a ti.

- ¿A mí?

- A los de tu especie.

- ¿Y porque yo te veo verde y pequeño?

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

- No puedo decirte todo eso, solo te pido, devuélveme el libro antes de irte, era de mi

papá, es su mejor herencia, y quiero conservarlo.

- Sí te prometo que te lo devolveré “Plantita”.

Para mí, como para nuestro joven líder, una humana con el don de mirar a los

elementales representaba también la oportunidad de unirse a un alma humana y adquirir

la inmortalidad. Yo debía obedecer a nuestro líder, por lo que si el decidía intentar

casarse con ella, no podría hacer nada para impedirlo. Pero mientras que para Stephanie

no fuéramos más que duendes o chaneques, la simple opción de casarse con uno de

nosotros no era algo que aceptara. Pero si nuestro joven líder la invitaba al mundo

interior, y en él se mostraba como un hada heroica, muy probablemente ella lo aceptaría,

pues en ese mundo tomaría la forma de un humano. Sin embargo, Stephanie quería una

vida humana.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

“Plantita”, ese apodo fue el peor que en siglos un humano me dio. Era ridículo,

pero en esa voz sonaba lindo, no pude negarme a que me dijera así, no podía decirle mi

nombre y “Plantita” ¡sonaba tan bonito! Nuestro líder se sentía muy aturdido ante la idea

de que Stephanie se iría muy pronto, pero nos había apoyado tanto que si su deseo era

regresar con sus padres no podíamos impedirlo. No pudo aguantar más y me dijo:

-Sé lo que sientes, y sabes lo que siento. Los humanos nos pueden ayudar a tener un alma

y a cambio nosotros somos fieles por siempre18

, podría decirle que el amor de los

duendes es para siempre. Pero para ella solo somos duendes, y creo que así debe ser. No

podemos llevarla al mundo interior o no podremos regresarla en al menos 40 años

humanos y ella ama a sus padres, y quiere volver con ellos. En 40 años sus padres serán

ansíanos o tal vez estén muertos. Pero si va a nuestro mundo nos verá como humanos, no

como estas criaturas verdes, y podríamos convencerla de quedarse, “Plantita”.

La forma en que dijo “Plantita” sonaba tan burlona que sentí un poco de enojo. Era

tan absurdo, ella volvería a buscar al muchacho cuyo amor parecía más odio, y ahí estaba

yo, un hada heroica, un elfos19

dispuesto a unir mi alma a esa alma humana.

47

18

Aunque parezca trillado, el enamoramiento del ser sobrenatural y una mujer con dones especiales, la realidad es

que el folklore de todo el mundo recoge testimonios de matrimonios entre seres sobrenaturales y feéricos con

humanos. En el caso de los seres feéricos la tradición europea afirma que, al no tener alma, los seres feéricos

encuentran en el amor una forma de adquirir un alma que comparten con el humano (quien si tiene alma). No es

extraño escuchar en leyendas americanas, europeas, asiáticas y africanas los casos de rapto de mujeres y hombres por

los seres feéricos o sobrenaturales con fines amorosos. Los hijos que nacen de esta unión tendrán almas humanas. Los

seres feéricos podrán de esa forma tener un alma. El problema es que, como explicaba Plantita respecto al consejo de

Paracelso (este último es ficción), los humanos no están preparados para un amor tan honesto, fiel, e incluso obsesivo

de los seres feéricos, y muy comúnmente estos amores terminan mal, siempre por culpa de los humanos, ya sea por

infidelidades, traiciones, peleas, etc. 19

Las Hadas Heroicas nombre con el que se conoce a los daoine sídhe o elfos, cuando adquieren un aspecto humano

suelen ser muy hermosos y altos como los seres humanos, pero esto solo lo hacen en su mundo, un mundo subterráneo.

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Pero era verdad, yo para Stephanie era “Plantita” ósea, un ser que parecía un

extraterrestre y por “lindo” que le pareciera no era más que un duende que bien podría

adornar un árbol navideño20

. Una caricatura real, y no un elfo con forma humana, un hada

heroica. Afortunadamente, nuestro líder quien era un elfo hermoso estaba en iguales

condiciones que yo. Me plantee la idea de que tal vez debía volver al lado de mi hermosa

mandrágora y dejar a Stephanie volver a su vida humana. El día que Stephanie se fue a

despedir de nosotros mi mandrágora me miró tiernamente, y luego miró a Stephanie.

Ellas dos se miraron y sonrieron. Stephanie sabía que la mandrágora estaría a salvo ahora

que los reyes empresarios no estaban, pero en todo el mundo los actos de despojo

continuarían. Stephanie le dijo a la mandrágora -no sé cómo te llamas, y supongo que no

me dirás, solo te diré “bella flor”-. La mandrágora le sonrió tiernamente. Caminamos

juntos un rato por los hermosos paisajes de aquellas montañas.

-Stephanie, prométeme algo, por favor.

-Dime.

Ella me abrazó, le di un beso en la mejilla y le hable al oído,

-Prometeme que recordaras que en ti se encuentra la sabiduría de las mujeres que fueron

antes de ti, recupera esa sabiduría cuando la necesites, y amate. Eres valiosa, además de

muy hermosa y muy sabia.

-Te prometo que nunca más lloraré por quien me odie. Te prometo que ya no permitiré

que me traten mal.

48 20

Los seres feéricos en general utilizan mucha energía para materializarse fuera de sus elementos, por lo que lo suelen

hacer con aspectos distintos y tamaños pequeños en comparación con su aspecto en otras dimensiones, los mundos

subterráneos, también conocidos como inframundos o mundos interiores.

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Ella me había platicado de ese amor que la había traicionado, pero ahora estaba

recuperada y lista para volver a casa sin el dolor del rompimiento. Con un abrazo que

duró varios minutos ambos nos despedimos. En ese abrazo ella acarició mi cabello, esto

me hizo temblar un poco de miedo al saber que esa humana se alejaría. Pero Stephanie

seguía mirándome como a un duende de Santa Claus. Luego, ella me dejó entre las ramas

de un árbol. Sentí su tristeza al despedirse. Yo estaba terriblemente triste. Atrás de mí, el

resto de los elementales miraban a Stephanie, con amor y agradecimiento. Pero también

se dieron cuenta de lo que yo sentía. Stephanie se retiró. Nuestro líder la miraba también

muy triste, y yo sentía que mi corazón se rompía. Sé que no tengo alma, pero eso que no

es alma me dolía al verla retirarse. La vi descender el valle y encontrarse con David,

quien la esperaba para que juntos fueran por última vez a recorrer los caminos.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

No fui a despedirme al autobús, ella me habría podido ver, pero los demás

humanos no. Era tanto mi dolor que decidí quedarme en el valle, junto a la cascada a

mirar como los seres feéricos destruían la hidroeléctrica, y como limpiaban el veneno que

habían inyectado en la mina. Así fue como Stephanie nos dejó. David la fue a despedir al

autobús cuando ella subió con su perro miel para irse a la ciudad. David le prometió que

iría a visitarla, eran grandes amigos. Y yo envidié a David porque al menos el tenía la

esperanza de volverla a ver.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

El valle florece como cada primavera y hoy 21 de marzo nos preparamos para

recibir el equinoccio. David sigue dando clases en la universidad y yo sigo asistiendo. A

veces me he planteado la posibilidad de hacerme visible a él, pero me gusta acompañarlo

en secreto21

. Nuestro líder sigue siendo el guerrero valiente, y la mandrágora sigue

escuchando mis historias. Todos los elementales nos encargamos de cuidar estos valles y

estamos felices, aunque sabemos que en el resto del mundo las cosas van mal.

52

21

Cuando lo deciden, los seres feéricos pueden materializarse y hacerse visibles a los humanos, pero, como en esta

historia, el folklore cuenta que existen humanos que una doble visión, pudiendo ver a los seres feéricos por medio de

un don.

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Isabel Muñiz Montero –Xana-

Aun así, como lo prometimos durante la creación, seguiremos cuidando y

protegiendo a este mundo, y estamos decidiendo si intervendremos directamente para que

impedir que los humanos lo sigan dañando. Mientras tanto, ruego por este planeta, ruego

por nuestra especie, ruego porque Stephanie sea feliz, ruego porque entre su amor, no

existan más odios, y porque otra noche de luna llena ella regrese, anquen sea solo para

mirar en sus lindos ojos los misterios de esas almas femeninas, tan unidas a nosotros, los

seres que Paraselso llamó “elementales”. Mientras tanto…

…Hasta la Próxima Luna…

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Lunas Eternas…

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Bibliografía

Borges, José Luis (2003), Manual de Zoología Fantástica. Fondo de Cultura económica, México.

Gómez, Pérez, M.C., Domínguez F., Guzman, C., Díaz, Y., (2001), Duendes, Gnomos, Hadas, Trolls, y

otros seres mágicos, Grupo Editorial Tomo, México.

Leadbeater, C. W., (2012), ¡Las hadas si existen! Todo sobre ellas, Libros de Todo para Todos,

México.

Moorey, Teresa (2008), La Biblia de las Hadas, Gaia Ediciones, Madrid.

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Grupo M. Montero

2015

México D.F.

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