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La Montaña, 12 de junio de 2015. “Tres ancianos” “Los niños y las niñas” Mis queridas semillas, ¿Por qué estamos en esta Escuela Única? Para aprender la Verdad. ¿Por qué estamos en esta Escuela? Para saber la Verdad. ¿Y de qué Verdad hablamos? Mis semillas, de la que tenéis dentro del corazón, esa es la Única Verdad, es vuestra consciencia, vuestra intuición que os guiará siempre a la Verdad. No temáis decir lo que pensáis, cada vez que podéis exprimir esos sentimientos, que sean de alegría, que sean de pena, que sean de dolor, que sean de celos o envidia, vaciaréis vuestro corazón y se os llenará de alegría. Vamos a ir a visitar un pueblecito, como hay tantos en nuestro amado planeta, en ese pueblecito, como en todos hay una plaza, unas calles preciosas y en esa plaza hay un banco donde están tres ancianos sentados, tres abuelos, cada cual más lindo, la plaza está rodeada de casas, una puerta se abre, sale una señora y se iban a poner a la mesa a comer y al verlos fue directamente y les saludó: “¡Buenos días! Vengo a invitarle a uno de ustedes, usted que tiene la barba más larga, por favor, sería bienvenido a casa para comer”, el anciano la miró y le dijo: “¡Uy! No, no, no, no, no, no puedo ir” y le contestó: “Hay de todo en mi mesa y será el bienvenido”, “Señora, soy la riqueza -le dijo el anciano- soy la riqueza y no puedo, lo tengo todo”, “¡Ah bueno!” se quedó perpleja la señora, su esposo mirando la cara que tenía, se acercó y le explicó lo que venía de pasar, entonces le dijo: “Bueno, pues voy a invitar al anciano de la izquierda, a usted le voy a invitar para que

Tres ancianos y Los niños y las niñas

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La Montaña, 12 de junio de 2015.

“Tres ancianos”“Los niños y las niñas”

Mis queridas semillas,

¿Por qué estamos en esta Escuela Única? Para aprender la Verdad. ¿Por qué estamos en esta Escuela? Para saber la Verdad. ¿Y de qué Verdad hablamos? Mis semillas, de la que tenéis dentro del corazón, esa es la Única Verdad, es vuestra consciencia, vuestra intuición que os guiará siempre a la Verdad. No temáis decir lo que pensáis, cada vez que podéis exprimir esos sentimientos, que sean de alegría, que sean de pena, que sean de dolor, que sean de celos o envidia, vaciaréis vuestro corazón y se os llenará de alegría.

Vamos a ir a visitar un pueblecito, como hay tantos en nuestro amado planeta, en ese pueblecito, como en todos hay una plaza, unas calles preciosas y en esa plaza hay un banco donde están tres ancianos

sentados, tres abuelos, cada cual más lindo, la plaza está rodeada de casas, una puerta se abre, sale

una señora y se iban a poner a la mesa a comer y al verlos fue directamente y les saludó: “¡Buenos días! Vengo a invitarle a uno de ustedes, usted que tiene la barba más larga, por

favor, sería bienvenido a casa para comer”, el anciano la miró y le dijo: “¡Uy! No, no, no, no, no,

no puedo ir” y le contestó: “Hay de todo en mi mesa y será el bienvenido”, “Señora, soy la riqueza -le dijo el anciano- soy la riqueza y no puedo, lo tengo todo”, “¡Ah bueno!” se quedó perpleja la señora, su esposo mirando la cara que tenía, se acercó y le explicó lo que venía de pasar, entonces le dijo: “Bueno, pues voy a invitar al anciano de la izquierda, a usted le voy a invitar para que venga a casa”; el anciano sonrió y le dijo: “No puedo ir” “¡¿Por qué?!”, “Yo soy el éxito” “¿El éxito?”, “Sí, el éxito” “¡Ah!” y un hijo que tenía se acercó, puede ser una hija también, creo que era una hija, se acercó y dijo: “Bueno, ¿Venís a comer? Porque se va a enfriar, y le explicaron a la niña que el anciano de la barba larga era la riqueza, no podía venir, el anciano de la izquierda era el éxito, no podía venir, entonces la niña dijo: “Pues invitar, yo voy a invitar el anciano de la

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derecha, es el Amor”, el anciano se levantó y dijo: “Sí niña, voy contigo a tu casa, soy el Amor, tus padres igual que la sociedad no se dan cuenta que si abren el corazón al Amor y lo invitan, con el Amor tienen riqueza y éxito y nada les puede faltar”.

Mis semillas, que historia tan cortita y tan bonita, qué sencilla y cada día estamos tan estresados, cansados, preocupados, por cosas insignificantes la mayoría del tiempo, por el mañana, si aún o hemos aprendido a vivir el hoy, para qué queremos la riqueza, para qué esperamos el éxito, si tenemos el corazón vacío, empecemos por ahí, vaciar el corazón, llenarlo de amor y tendremos riqueza y éxito.

Tenéis 5 minutos en vuestro corazón, cinco minutos, vuestras benditas manos saben cómo transmitirlo, vuestro chacra 6 lo Más Grande, el Maestro de Tiberiades que siempre os da sus bendiciones, el Universo que os colma de riqueza, de éxito, vuestros Ángeles de la Guarda que os indican vuestro camino, creáis o no creáis, siempre hay un signo, siempre hay un detalle, abrir bien los ojos y encontraréis en todos los lugares esos tres ancianos que son vuestras riquezas, las vuestras, no vayáis a buscar fuera lo que tenéis dentro, Pensamiento, Palabra y Obra, si lo deseáis, hacer ese ejercicio y veréis los resultados, son extraordinarios.

Había un niño que nació y toda su familia lo adoraba, se creyó tanto que era el único, que se tomó por el rey, casi un dios. Una vez el destino lo llevó a una Escuela muy particular, al entrar, vio a otros niños y el creyéndose superior, había hecho estudios era licenciado, hasta sabía bailar, se creía tan grande que la tierra era pequeña para él, al ver a los

otros niños, los vio insignificantes, demasiado humildes, había una niña que preparaba ramos de flores, iba a cogerlos en las campiñas, ¡ah! también cogía estiércol, el regalo de las vacas que depositan una vez han comido; y lo traía con tanto amor porque se los ponía a los rosales, a las plantas, había otra niña que daba masajes porque sentía, intuía que las otras niñas y

niños tenían dolores en las rodillas, en las articulaciones, en la espalda y

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había otra niña que empezó a hacer videos de flores, hacer presentaciones, era maravilloso, había un niño también muy especial, lo primero que hizo al llegar a la Escuela fue ¿Puedo entrar al botiquín? Y tomó en sus manos una motosierra, arregló la cadena, el mango del pico lo arregló, arregló todas las herramientas, ayudó a construir una pirámide, con sus manos sacó tierra, piedras y raíces, planto árboles, sembró un huerto “mini” pero lo sembró, el otro niño se reía, eran poca cosa para él, hoy se ha dado cuenta que está solo y está haciendo un análisis de su conducta, de su aprendizaje, él tiene que elegir, tiene el libre albedrío o aplica la humildad y será un gran hombre y sabio; o se queda como es y en la sociedad brillará mucho.

En esta Escuela donde está, hay una regla importante: Hablar la Verdad y decir sus sentimientos, sean cuáles sean.

Con todo mi amor, La Jardinera