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Gestión de la Innovación: Instrumento para la participación del colectivo social de las organizaciones Simón A. Parisca * / [email protected] Desde hace un poco más de dos años, Eureka adelanta un proyecto de divulgación, en Venezuela y en el resto de América Latina, de la metodología “Managing Innovation”© desarrollada por el Centro de Investigaciones en Gestión de la Innovación (CENTRIM) de la Universidad de Brighton, Inglaterra. El Centro forma parte, junto al Science Policy Research Unit –SPRU– de la Universidad de Sussex, del mundialmente reconocido Cristopher Freeman Center. La metodología es el resultado de una investigación de cerca de diez años de duración conducida por David Francis, Sub- Director del CENTRIM, en la cual se estudiaron alrededor de cien organizaciones de muy diversa naturaleza (desde corporaciones transnacionales hasta instituciones muy pequeñas, como un pre-escolar de Londres, pasando por organismos públicos como la Policía de Nueva York y el Metro de Hong Kong), con un elemento en común, todas eran públicamente reconocidas como organizaciones innovadoras y exitosas. En síntesis, un estudio de las “mejores prácticas” para la innovación en el mundo. La investigación reveló la existencia de seis factores comunes, determinantes de la Capacidad de Innovación de las organizaciones exitosas; estos fueron: Liderazgo focalizado: Dirigencia consciente de la importancia de la innovación para la sobrevivencia de la organización, capaz de identificar áreas en las cuales es posible conducir procesos de cambio; que participa

Gestión de la Inovación. Simón Parisca.Marzo 2011

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Page 1: Gestión de la Inovación. Simón Parisca.Marzo 2011

Gestión de la Innovación: Instrumento para la participación del colectivo social de las organizaciones

Simón A. Parisca * / [email protected]

Desde hace un poco más de dos años, Eureka adelanta un proyecto de divulgación, en Venezuela y en el resto de América Latina, de la metodología “Managing Innovation”© desarrollada por el Centro de Investigaciones en Gestión de la Innovación (CENTRIM) de la Universidad de Brighton, Inglaterra. El Centro forma parte, junto al Science Policy Research Unit –SPRU– de la Universidad de Sussex, del mundialmente reconocido Cristopher Freeman Center.

La metodología es el resultado de una investigación de cerca de diez años de duración conducida por David Francis, Sub-Director del CENTRIM, en la cual se estudiaron alrededor de cien organizaciones de muy diversa naturaleza (desde corporaciones transnacionales hasta instituciones muy pequeñas, como un pre-escolar de Londres, pasando por organismos públicos como la Policía de Nueva York y el Metro de Hong Kong), con un elemento en común, todas eran públicamente reconocidas como organizaciones innovadoras y exitosas. En síntesis, un estudio de las “mejores prácticas” para la innovación en el mundo.

La investigación reveló la existencia de seis factores comunes, determinantes de la Capacidad de Innovación de las organizaciones exitosas; estos fueron:

Liderazgo focalizado: Dirigencia consciente de la importancia de la innovación para la sobrevivencia de la organización, capaz de identificar áreas en las cuales es posible conducir procesos de cambio; que participa activamente en los esfuerzos innovadores; que motiva a sus empleados a conducir la búsqueda de nuevas ideas; que crea tiempo y espacio para facilitar la innovación.

Competencias profundas: Gente competente, personal y profesionalmente y, más que eso, comprometida con la innovación; que conoce y entiende la naturaleza y exigencias de los procesos de creación de valor a través de la materialización de las nuevas ideas; capaces de conducir procesos de desarrollo personal auto gestionados.

Cultura facilitadora: Clima organizacional en el cual se promueve la confianza y la autonomía responsable; en el cual se estimulan y reconocen los logros, el compromiso y la acumulación de conocimientos; se promueven las contribuciones personales a las actividades de innovación y se refuerzan las conductas individuales de convicción en las propias capacidades.

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Aprendizaje activo: El aprendizaje organizacional es perseguido activamente y sustentado a través de prácticas como propiciar las conductas exigentes y retadoras entre los empleados; ayudar a los integrantes de la organización a manejar los riesgos razonables, a abrirse a, y perseguir activamente, la información y los conocimientos dentro y fuera de la organización, y a facilitar el aprendizaje continuo a partir de los éxitos y de los fracasos.

Estructuras y procesos habilitantes: Estructuras y procesos organizacionales formales pero flexibles que permiten la evolución sostenida de las nuevas ideas a través de múltiples y concurrentes “viajes de la innovación”; que facilitan y apoyan la creación de equipos auto gestionados de conducción de proyectos innovadores; que desarrollan medios para la evaluación “entre pares” de los proyectos y del desempeño de los integrantes de los equipos.

Toma Inteligente de decisiones: Capacidad para la construcción y difusión amplia de mapas estratégicos de ruta hacia el futuro de la organización, donde se abren posibilidades claras para la innovación; capacidad de decisión para señalar cuándo y dónde procede la innovación y cuándo y dónde no; capacidad para balancear los esfuerzos de “empuje tecnológico” y los de “exigencias del mercado”, y administrar adecuadamente riesgos y recompensas; habilidad para conseguir y mantener el compromiso de todos los grupos de interés (stakeholders).

Estos elementos, en conjunto, conforman la plataforma, estructural y conductual, sobre la cual se construye el proceso permanente de Gestión de la Innovación de toda organización exitosa.

El proceso sustentado en la metodología “Managing Innovation”© parte del reconocimiento de la naturaleza altamente diferenciada de las cinco fases a través de las cuales se mueve la conversión de una necesidad u oportunidad de cambio, en una realidad creadora de valor. Y, más allá de ese reconocimiento, identifica las habilidades y las disposiciones, o actitudes, necesarias para administrar con éxito el proceso innovador.

En esa diferenciación radica una de las contribuciones más interesantes de la metodología, como lo es el reconocimiento de que todos y cada uno de los integrantes de cualquier organización, pueden participar y contribuir activamente a la materialización y generación de valor, de una idea innovadora; que todos podemos contribuir en el proceso innovador, desmontando así esa perniciosa noción de que la innovación es un espacio de acción reservado para los expertos (típicamente los vinculados a las tecnologías de información o las telecomunicaciones) o las personas altamente creativas.

¿Es que la creatividad y los conocimientos expertos específicos no son cualidades importantes para el proceso innovador?...

Sin lugar a dudas que sí; pero igualmente importantes son la diversidad de miradas y perspectivas sobre el problema en cuestión, como por ejemplo la de los clientes o usuarios potenciales, la del técnico que eventualmente fabricará el producto o que será

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responsable del mantenimiento de los equipos de producción; el conocimiento del mercado de suministros del empleado responsable de gestionar la procura de los mismos; la intuición especuladora de un observador externo que pudiese ser un usuario futuro; la percepción de los procesos de cambio que se están produciendo en la sociedad que aportaría un sociólogo o un antropólogo que pudiesen ayudar a entender las tendencias del mercado, etc. Todas ellas, y muchas otras, pueden contribuir a “darle forma” a la nueva idea, ayudando así a disminuir los riesgos asociados a la materialización de su potencial generación de valor. Es a partir de esa realidad como la promoción de la innovación comienza a entenderse como el producto del trabajo de grupos pequeños y multidisciplinarios que integran competencias y trayectorias muy variadas.

(*) Director general de la Asociación Civil EUREKA