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LA IMPORTANCIA DEL LITIGIO Dr. Fernando Fmr.s GARC~A * Delitro del con<:cpto del Derecho obji,tivo, como orden normati- vo de la conducta de la relacidn <!e los Iiombres, inreiit;irl: mostrar y quizá demostrar que su progreso y desarrollo (de I;i 1iiirn;iiiidad y del aparato jurí<liro) se ven gr;ivemente 1esion;idos por el surgiriiieiito y multiplicación de los conflictos de iritereses que reperciircn en el mun- do <Icl iristruinciirsl del Dercclio. 2. ETIOI.OGÍA IIEI, LITIGIO :lI ;iboi-<lar la ternirica <!el D~reclio coiiviene rccord~ir que una, la iii:is trasceri<leiite dc su [unción soci;il y ~1%: su pr;ictic~ cstril~an en so- liicionar conflictos <le repercusión especific:i en la esíer;i de los intereces jurídicos. Ello nos indica qiie su origfn, (jue SIL etiología radica i n la notablcmeiitc estriic~urad~ nocihn carneliiiiaiia del litigio. En cfrcto, el genial juristzi it:iliano seíi:ila: Chinmo litc il conflirlo ilc intcri.\si <~ilifirn/o (/«Ilr~ j~rctc~n (esigenla delln siil>ordiiiazionc dell' iiiteresse :il~rtii all'intcrcsse propio) rlf tino rlcgli inlri-(~ssrtli c iIrlln rr- sistcnía ili.ll'nllro.~ Cii;iiido cl tioml~i-e ~iccesit;ido. urgiilo de cutirir si15 iiiapIa~;:blcs carenciiic vilsles 1i:i fracasado cn :ilcanzar I:IS satisfactores (\iempre c\c:i- 50s) :I tra\.is de un;i activid:i<l conjiint;~ <le atraccióii con oiros de igii;ll coii<lici6ii sornáticn. intelrctual o econ6mica; diclio eii otro giro I'rulrsiir ilr 1)crccIio l'i-uccsal Cisil ) Teuiin General <Icl I'rocvso <le ia Faciil~ tad de I>crc<lio de la UN.\M. 1 <:ne\ii.i'i-ir, Fra~icesco, Sirlema <ti I>iiillo Prorcsninle Ciiii!?, 1. Fiiniioiic a <:otn~ po\i/ioiic <IcI Piocrsso, Padora, Ce<laiii-<:asa Eili.iice dolt. Antonio Milani, 1936, p. 40. www.derecho.unam.mx

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LA IMPORTANCIA DEL LITIGIO

Dr. Fernando F m r . s GARC~A *

Delitro del con<:cpto del Derecho obji,tivo, como orden normati- vo de la conducta de la relacidn <!e los Iiombres, inreiit;irl: mostrar y quizá demostrar que su progreso y desarrollo (de I;i 1iiirn;iiiidad y del aparato jurí<liro) se ven gr;ivemente 1esion;idos por el surgiriiieiito y multiplicación de los conflictos de iritereses que reperciircn en el mun- do <Icl iristruinciirsl del Dercclio.

2. ETIOI .OGÍA IIEI, L I T I G I O

: l I ;iboi-<lar la ternirica <!el D~reclio coiiviene rccord~ir que una, la iii:is trasceri<leiite dc su [unción soci;il y ~ 1 % : su pr;ictic~ cstril~an en so- liicionar conflictos <le repercusión especific:i en la esíer;i de los intereces jurídicos. Ello nos indica qiie su or ig fn , ( jue SIL etiología radica i n la notablcmeiitc es t r i ic~urad~ nocihn carneliiiiaiia del litigio.

En cfrcto, el genial juristzi it:iliano seíi:ila: Chinmo litc il conflirlo ilc intcri.\si <~i l i f i rn /o (/«Ilr~ j~rc tc~n (esigenla delln siil>ordiiiazionc dell' iiiteresse :il~rtii all'intcrcsse propio) rlf tino rlcgli inlri-(~ssrtli c iIrlln r r -

sistcnía ili.ll'nllro.~ Cii;iiido cl tioml~i-e ~iccesit;ido. urgiilo de cutirir si15 iiiapIa~;:blcs

carenciiic vilsles 1i:i fracasado cn :ilcanzar I:IS satisfactores (\iempre c\c:i- 50s) :I tra\.is de un;i activid:i<l conjiint;~ <le atraccióii con oiros de igii;ll coii<lici6ii sornáticn. intelrctual o econ6mica; diclio eii otro giro

I'rulrsiir ilr 1)crccIio l'i-uccsal Cis i l ) Teuiin General <Icl I'rocvso <le ia Fac i i l~ tad de I>crc<lio de la UN. \M.

1 <:ne\ii.i'i-ir, Fra~icesco, Sirlema <ti I>iiillo Prorcsninle Ciiii!?, 1. Fiiniioiic a <:otn~

po\i/ioiic <IcI Piocrsso, Padora, Ce<laiii-<:asa Eili . i ice dolt. Antonio Milani, 1936, p. 40.

www.derecho.unam.mx

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126 FERNANDO FLORES GARC~A

cuando la ansiada, pacífica y benéfica solidaridad intersubjetiva de intereses (basta meditar en como la Naturaleza le ha confiado la tarea fundamental de la poplgaciún de la e~pecie a la finalidad comunita- ria de los que se unen a la causa o ideal de otro u otros) : Refiere el filósofo y sociólogo mexicano Aiuara que por solidaridad se debe entender la cohesión que presenta un grupo social en relación con los elementos que lo integran y que se encuentran unidos y en armonía 1mr compartir los mismos patrones cultural es,^ o lo que es mis im- portante, por repartirse los satisfactores necesarios para todos los inte- sados." Recaséns Siches estudia dentro de los procesos asociativos a los que denomina "procesos de cooperación" (actividad común de dos o más personas para realizar determinado fin o funci6n de intereses se- mejantes o complementarios comune~.~

Cuando esa actitud solidaria fracasa o ni siquiera se intenta, la ausencia de los elementos existenciales subsiste y para sobrevivir será indispensable propiciarlos por el esfuerzo aislado, particular, de cada necesitado. Pero, aqui surge la gigantesca y eterna problemática huma- na: Hay cientos, hay miles, hay millones de ellos, por lo que cada uno realizará esa acción para lograr los limitados, limitadísimos bienes para su utilidad propia. ¡Qué grave y dramática es esta presentación des- carnada, aunque vivamente realista de la controversia de intereses; y, que grande acierto tuvo nuestro autor al proclamar que si se reco- noce a la solidaridad de intereses como el germen de unión de los en- tes y en particular de los hombres; el germen de la disgregación se ./raya en la pugna de los intere~es!~

El notable autor M. Weber coincide en que de manera parecida la confrontación hasta violenta de intereses jurídicos (los que no tras- cienden a la esfera del Derecho, no nos atañen), declarar que debe asi entenderse que una relación social es de lucha cuando la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra la re- sistencia de la otra u otras partes.'

2 CARNELUTTI, F T ~ ~ C ~ S C O , Teovia G~TLET<~/ del Derecho, traducción espatiola de Carlos C . Posada, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1942, p. 49.

3 A z u . 4 ~ PÉREZ, Leandro, Sociologí~, Editorial Porrria, México, 1982, pp. 52 y 53. 4 Agregado del suscrito. 5 R ~ m s t ~ s SICHES, Luis, Tratado Gerterel dt. Sociologln, Editorial Porrria, MCxico,

1945, pp. 401 y 402. C * a ~ ~ i . u i ~ r , Teoria, ci t . pp. 51 y 52..

7 WBER, Max, Ecotrornia y sociedad. Esbozo de Suciologia Coniprericlida, cdici6n

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S. EL LITIGIO, I;EIVOMENO PEKNICIOSO, ANTISOCIAL, A.VTIJURfDICO Y ANTIHL'MANO

La denomiii;ici<jii del rubro, indica a I;is claras iiii palpable animo sidad contra los nefastos litigios, que si bi?n pueden ser explicables por distintas razones o sin razones, principalniente de carácter económico, ~ociológico o psicoldgico, que no dejamos de atender; p r o , lo cierto cs que siis repercusiones en una sociedad son impedimentos para su progreso y el avance de la c u l t ~ r a . ~

Reflexionemos y calculemos nada más, el número total de los seres exterminados o lacerados por las incalculables guerras y demás movi- ~iiientos bélicos, rayando en la violencia ) en la brutalidad manifiesta de la criatura humana a lo largo de su peregrinación histórica.

En el ramo económico social no neccsitaré citar mis allá de la riionstruosa disparidad constante, entre 121 minoria inicua de los que detectan el poder, la fuerza y la riqueza material, frente a la misera- hle masa de desposeiaos y explotados, prácticamente, en cualquier Cpca y en cualqiiier localidad del orbe. KELSEN, VILLORO.

Por lo que coiicierne a lo juridico la abominable contencibn, que sabiamente condensi> Carnelutti nianifestando que es una oposición <le voluritades, y dicho en dos elocueriles vocablos: pretensión vesistida, que conio intentaré mostrar y ojalá que demostrar, que vulnera, que- I~rarita, impide o por lo menos iio es coincidente coi1 la teleologia clcl Derecho, que sin duda alguna o menor, es la finalidad más noble y exquisita de todas las actividades hum;inas; así, la paz, el orden, el bienestar común, la libertad, la igualdad, la equidad, la seguridad jurídica, la dignidad humana y la justici;~, se ven comprometidos con C I mal social, de la hasta ahora incuralile terrible enfermedad indi- vici:ial o colectiva del litigio.

1. / .A PAZ

liii ocdsión ariterior postulé que es 1;i preciada cozidición recordada ? hasta vanameiite ofrecida eii elociientes discursos, en plataformas políticas, en tratados internacioiiales. en homilias, como perpetua a+

~>wl>araii i por Jolianiirs Wirikelinaoii, nota prclitiiinar de JosC Irle<lina Echcvrrria. Foridn dc Cultura Económica, MCxico, 1969, t. 1, p. 35.

8 FLORES CARCI~ , Fernando, El Bereclio cs fxiiir reniir al lio!nl>rc, "Cátedras Ma- gislralcs". racii lrxd <le Dcircho, I S A h f , Mixiro, lll94, p. 32.

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piración humana de no ser violentos o irrespetuosos con los demás cong&nere~.~

Valor que desde el Antiguo Testamento se estimaba como obra de la justicia, Isaías, XXXII, 17; que con ulterioridad diera base al De- recho aplicado con justicia y por ello al progreso; y así se elogiaba la "paz romana", implantada por ese sistema jurídico.'Wicerón ase- veraba: La paz es tranquila libertad.

De sobra conocida es la frase de Santo Tomás al liablar de la paz a m o la tranquilidad interna del espíritu, la reconciliación consigo mismo y la armoniosa convivencia con los demis.

Bodenheimer coloca a la paz dentro de las fuerzas psicológicas del Deredio, firmemente arraigada en la naturaleza humana, por lo que en circunstancias normales, el deseo de paz es un elemento muy pode- roso que labora a favor del Derecho y de la cultura."

La paz debe ser efectiva y no recurso de oratoria banal o promesa pasajera. El Derecho la persigue y la previene estableciendo fórmulas legales para solucionar los conflictos de intereses.'z Para Hobbes la función del gobierno se agota en el mantenimiento de la paz y la se- guridad.'"

Se ha dicho que la diferencia fundamental entre poder y Derecho se halla en que el poder representa, en el mundo de la vida social, el elemento de lucha, guerra y sujeción. Por el contrario el Dererlio representa el elemento de compromiso, paz y acuerdo. Quienes glori- fican el poder, la lucha y la guerra (Nietzsche) , tienen necesariamente una actitud critica frente al Derecho, en contraste, el orden jurídico debe ser concebido como soberano y universal y no como arma para la lucha, sino como una arma contra la lucha.'*

Empero, a pesar de que nos resistimos con vehemencia a considerar que el hombre es un ser eminentemente egoísta, por infortunio en continuadas ocasiones, surgen los litigios, a pesar de la normativa ju- rídica establecida. Es natural que cuando hay controversias, cuando

* FLORES GARC~A, El derecho, cit. p. 31. 10 MoucHrr, Carlos y ZoWQUiN BE&, Ricardo, Zntroduccidn al Derecho, Ediio-

rial Perrot, Buenas Aires, 1970, p. 66. 11 BODENHEIMIR, Edgar. Teorio del De~echo, Fondo de Cultura Económica, Mcxi-

co, 1993, pp. 242-248. 1% F L O ~ GAR& El Derecho, cit., p. 32. 13 BoDENHEIMEn, Lo teoría, cit. 162.163: HoenEs. Thomas, Lniiolon, o la materia.

forma o poder de una Repiiblica eclesiistica y civil, Fondo de Cultura Económica. México, 1992, p. 147.

14 BODENHPIMER, La f ~ w i o , cit. p. 28.

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hay disparidad de pensar y de actuar, cuaiido cada quien pelea para sí, lo que alega ser suyo, puede llegarse a la quiebra del Derecho, hasta la co~rfl-ontnciún con violencia y agresividad. De inmediato la paz se esfum:~, el equilil,rio se roinpe, y vuela como la frágil paloma que le represent;i.lZ

La paz y el litigio son figuras incornpatil,les, que requieren la indis- pensablc intervención normativa del Dereclio para solventar el pleito y reencontrar la codiciada paz, que como señala el pensaniiento crea- dor del siglo, el genio kelseniano, existe la clara tendencia a identifi- car los ideales de paz y de j~~sticia.lO

Se ha dado el concepto de orden conio e l lugar que en el tiempo y eri el espacio deber1 ocupar las personas y los bienes, según una natu- ral y razonable correspondencia. Con independencia de la marcada aceptación de esta idea, es prácticainente uninime tainl~ibn el hene- plácito que genera la presencia material o intelectual de una manifes- tación "ordenada". Pero de allí se desprenile de inmediato la interro- gante en el ánibito del Dereclio. ¿Qué es el orden jurídico?

El fundador de la Escuela Vienesa del Derecho la responde con pre- cisión y firmeza: El orden jurídico es u11 sistema de normas.. . Es funcibn de todo orden social, de toda socieclad -ya que la sociedad no es sino un orden social- provocar cierta conducta reciproca de los seres humanos; hacer qiie se abstengan de determinados a<:tos que sc consideran perjudiciales a la sociedad, y que se realicen otros quc repútanse útiles a la misma."

No obstante, el egregio iusfilósofo de IiisiberoamPrica Garcia Máy- nez con 1;i acuciosa lógica que le caracteri~ó apuntaba que después de meditar largamente sobre la tesis de que el Derecho es un conjunto de normas (lo que reduce el problema de su definición a la búsqueda de la diferencia específica de estas), Ileguc: al conocimiento de que la noción tradicional de orden jurídico debe ser corregid^.'^ Aplicando

16 FLORES GARWA, E l $roceso y su teodo (libro en preparaci6n), p. 59. la KELSEN, Hans. Teoria generol del Derecho y del Estado, trad. de Eduardo

Garria Máyiiez, Facultad de Derecho, UNAM, México, 1969, pp. 15-16. 17 K ~ N . Hans, Lo l e o ~ i a , cit. 129. pp. 17 y 1211. is Denominaci6n utilizada por H. Kelsen H. Nawiasky. H. Coing, H. Kantom-

wicr, K. Iarenz. B. Rehfeldt y A. Kauffmann: GARC~A M~YNEZ, Eduardo. Filorofia del Derecho, Editorial Porfia, Mexico, 1974, pp. 183-184.

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130 FERNANDO FLORES G A R C ~ A

el metodo fenomenol6gico. consideré que es indispensable esclarecer primero el concepto geneial de orden y, una vez esclarecido, inquirir en qué difieren los órdenes jurídicos de todos los demás.

Y, arriba, después de convincente desarrollo a esta interesante conclu- sión: Si por orden juridico entendemos que no es un conjunto de nor- mas, sino el orden concreto o real dimanante de la sujeción a dichas normas por parte de los sujetos a quienes las mismas se dirigen (ya se trate de los órganos encargados de aplicarlas), resulta obvio que la eficacia del sistema normativo es un elemento del orden juridico con- creto, en la medida en que, relativamente a este, concebido como fin inmediato, aquélla constituye un medio o instrumento de realización.'g

Coincidentemente con el pensamiento de Garcia Máynez se puede afirmar que el orden juridico concreto no es nada más el Derecho ob- jetivo como conjunto de preceptos al que deben ajustar su conducta los hombres, sino el efecto, el resultado eficaz del cumplimiento de sus prescripciones en un tiempo y lugar determinados.

Ahora bien, como ya se especificci, malhadadamente. en abundantes casos (muclios más de los deseables) para que se dé el orden juridico, como sistema y como producto efectivo y exista una buena e ininte- rrumpida marcha ascendente de la humanidad, la preceptiva del De- recho; así material, como instrumental, es violada; y, por natural e indubitable consecuencia, la noble teleología del orden es, asimismo, quebrantada. Ello, otra ver, nos confirma el carácter nocivo del con- flicto de intereses, enfermedad social con signos inequivocos de malig- iiidad.2o

6. EL BIEN COMÚN

Antes de analizar las expresiones, bien comiin, bienestar colectivo, conviene asomarse al significado de cada uno de los vocablos en par- ticular.

De esta manera se ha dicho que bien, en general, e$ todo lo que posee de valor, precio, dignidad, mérito bajo cualquier título que lo posea. Sin embargo, es posible recortar la esfera del significado especifico, de acuerdo con el cual la palabra se refiere ~>articularmen-

i9 Filosofin, cit. pp. 20-21-184. i a FLO- GIRC~A, Fernando, Futicidn social de las nortizns co,npositiiias. "Valores

Cticos tutelados por el Derecho Positivo Mexicano", Fondo <le Ciiltura Econhica . Instituto de Iiivestigacioncs Jurídicas, UNAM, 1996 (en prensa), p. 7.

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LA IMPORTANI:IA DEL LITIGIO 131

tc al doniiriio de la moralidad de la condocra, de los comprtamien- tos humanos intersubjetivos y designa poi lo tanto el valor específico <le tales conductas. Por ello podemoi distinguir dos puntos de vista fundamentales que se han cruzado en la Iiistoria de la Filosofia: 1) La troria rnelafisira, según la cual el bien es la realidad, justo la realidad perfecta o suprema y es deseado como tal. (Platón, Saiito Tomás); 2) [,u teoria .subjetiva, por la qiie el bieti es lo inverso simétrico de 1:i teoría iiietafisica; es decir, el bieii no es deseado porque sea per- fección o re;ilid;id, sino que es l>erfcccióii y realidad porque es desea- do. El ser deseado o apetecido define el hien (Aristóteles).". 22

En lo que concierne a la voz comlin, se entiende lo tenido o com- partido por varias personas o cos;is. Se agrega que es lo admitido por la ~iiayoriü; o bien, lo que es para dos o más seres o hieries a la vez. Colectivo, colectividad, es un conjunto de. personas con ritsgos e inte- reses comuiies a todos ellos.

Lo anterior nos puede conducir ;i qiic el llamado bien cornun o bienestar colectivo abarca no sólo la boiianza o felicidad (traducida en la disponibilidad de los medios indisl>ensables para satisfacción de I:is necesidades espirituales y materiales, lo misnio para el desarrollo y perfeccionamiento de las aptitudes de un individuo en lo particular, aiiio las de todos los miembros de iiiia so~.iedad,?:i expresando en otras palabras, el bienestar comúii consiste, tanto eii la inayor suma de hie- iies para un ser humano, como en un rc1,ertorio de condiciones socia- les que faciliten beneficios directos para 1111 agregado social completo. El filósofo niexicano Preciado Herninclei <listinguia entre hien común nacional y bien común público.

Atento a lo afirmado por Radbriich di: que 1;i tradicional trinidad <le los valores supremos, el ético, i I lógico y el estético, que involu- cran los ideales de lo Bueno, de lo Veiil;i<!ero y {le lo Bello, en seguida aparece claro que el Derecho sólo piiecle estar destinado a servir inrne- ~liataiiierile al valor ético de lo Rueiio, que nl>sorbe eii si los demás v:~lores al~solutos.. . Así, el bieii común se alcanza cuando todos los iiiiembros de la sociedad disj>oiicn de 105 medios inclispensables, para atciiiisr a sus iiecesidades (conccpcií~ii tiiiiis~~ersoiial). ;il tiempo qiie

2: ABH.\CHANO, Nic<>Ia, I ) icci<>nn~io d e Filoi<>l;<i, trad. rle Alfrc<lo N. <;allerri. 1:oritio de Ciiltura Ecoiiómica, h!ixi<<>. I Y R ' i . p[>. 130-131.

~2 !\RIsT"TE~.ES, Rlico nirorri<iqi~r<i, \criióii. pr<ilogo y riutas A. Gúmez Robledo. I ' S A h l . M<rico, 19i2, pp. 21-43.

-i G ~ n c i a h f Á u ~ u , Eduardo, Filorolirt. cil. p. 48% P R E C ~ A I ~ HFRNINDEZ, Rafael, Lrcaunus d r filosofi<i del Derecito, CN4M. M k i c o , 1982, p. 200.

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otros, sostienen la preponderancia del bien individual, como la frase indecible por lo dura: "Una estatua de Fidias vale por toda la mise- ria de los millones de esclavos de la antigüedadM.24

Para nuestro gran maestro, Garcia Máynez el bien común es el "ideal social" de la colectividad de que se trate, es en su dimensión de profundidad una meta ideal a la que deben tender lo mismo la sociedad que quienes la forman. No se trata del estadio final de "una utópica sociedad perfecta", sino del punto a que debe dirigirse la que se preocupe por su perfeccionamiento. El bonum commune es punto de orientación y medida del obrar social y, especialmente, de la orde- nación jurídica de los vínculos interh~manos.~s

Planteamiento semejante hacen Mouchet y Zorraquin Bedi, al sostener que el bien común consiste simultáneamente en el perfeccio- namiento de la sociedad, y en el de los individuos en cuanto son par- tes de esa sociedad.26 Y otro tanto manifiesta LefurZT

Estimo que el aparato jurídico cumple esa teleologia del bien co- mún o del bienestar colectivo, que es la condición de bien vivir y de correcto convivir regulados por los preceptos de Derecho con el pro- pósito de no favorecer y otorgar privilegios inmerecidos a unos poca?, pero poderosos, sino que sus virtudes y beneficios se derramen a la multitudinaria población de explotados (para que dejen de serlo) y lleguen a todo particular.

Émpece, por reiterada oportunidad, en la calamitosa historia hu- mana, se ha presentado hasta el cansancio, la hipótesis en que se ataca ese bien común y esta se convierte en una quimera individual o coler- tiva. Son los sujetos con ambición desmedida, con agresividad abusi- va; personas sin escrúpulos ni respeto a los demás, los que provocan contiendas de intereses apartándose de la rectitud jurídica, en aras, insisto, de su egoísta bienestar personal o de grupúsculos exclusivistas.

Por enésima vez, se advierte la perniciosa disgregación social y el maleficio particular que crean los estados de lucha, los litigios, que impiden la consecución de otro de los altos fines jurídicos, el bien común.

a4 RWBRUW, Gustavo. Filosofio del Derecho, Editorial Revista de Derecho Pri- vado, Madrid, 1959, pp. 71 y m.

16 Filomflo, cit., p. 486. 2. Int~oduccidrt, cit. p. 69. n Ls FUR, DELOS, %<DBRUCH, CARLYLE, LOS fines dcI dcrtcho, Bien com6n. Justicia,

Seguridad, Facultad de Derecho. UNAM, 1981, p. 16.

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LA IMPORTANCIA DEL LlTIClO

7. LA SEGURIDAD JURfDICA

Pasaré ahora a bosquejar los lineamientos de uno de los mis ca- ricterísticos fines del instrumental jurídico, que es la seguridad. En cl'ecto. el destacado profesor de la Universidad de Frankfurt am Main ;t*ienta que la segtiridad que proporciona el Derecho se I~asa en su inviolubilidud. Lo que está dispuesto legalmente queda fuera del al- cance de la arbitrariedad, rii el que pone el dereclio ni el que apela ;r él puedcii lesionarlo. El Derecho tiende a ser permanente; el indi- viduo pucde confiar en &l. Se puede contar y c;ilcular con el Dereclio romo con una niagnitud fija sustraída a toda transformaciúri. El hom- bre puede ordeiiar su vida 5egíiii el orden jtiridico y puede disponer- 1;i bajo su p r o t e ~ c i ú n . ~ ~

Si nos reniontamos a los estadios yrirniti\-os del hombre, ya se eii- <tientran signos de la seguridad, de la ~c>-teLa,:~" de la confianza en el actuar derivado de la celebración de un p ~ c t o o convenio previo, aun- q11e no estuviera revestido de formalidad o cle solemnidad, por el que 121s partes acuerd;iii realizar y respetar roiiductas determinadas y los cfectos que ~~rodiicirán. Es, en pocas pal;il>i-as, .*al>er a qu& atenerse, respecto de la coi~ducia rectaineiiie ron~eri;ida.:~' lega^ y Lacarnbra nos ~~ropoi-ciona uii ejeiiiplo liistúrico, cii;indo expresa que el carácter 1tindarnent;il <le 1;i seguridad es lo que Ii;in sostenido, en todas sus ~crsiones, las doctriilas del contrato social. El hombre, priinitivamente, xivla en uria sitii;ición prejiirídica y preestatal; abandonado a su arbi- trio, desencadena sus instintos salv;ijes; xive en guerra con sus senie- j:intes (bellurn omnium contra ornnes) y se comporta como lobo en 1-cl;iciún con ellos (homo honzini luprri: pero ocurri¿> la mala ventu- i ; i de q1ic zilguien cercó el trozo de ticiri que rultival~a, y desde eii-

2% Siri que se refiera nl Derccho iialuial. cra ietidcncia a la ]xrmar>eriria. <Icl>c- r i ios estimarla como relativa, pcrqiie rio se pur<ic olvidar que rl 1)ererho <lcl>e p s e imir los caiiiliios su~iales tan acentuados eri la i i da inodcriia.

29 COINC, Helmut, Fundnmenlus de Fiiosofin riel Ilereclro. iiitroducciOri <Ir Juan hIanuel Mauri, Ediciories Ariel, Barcelona, 1961, p. 37; !'INOI.RAWPP, Sir Paul, Irilroducciijn o1 Derrcho, trad. de Vicente Herrcm, Fondo rle Cultura EcooOmica. MPxico, 1W2, insiste rri la caracteristira de la iiiiposiciún del Derecho y lo define corno un conjunto <le normas inlpuestñs y aplica<las por una saciedad con respecto a la arribiirióii y cl ejercicio del poder sobre las personas las cosas, pp. 25 y 45.

::O BODENHEIMFR, Teori«. cit., en pp. 102, 266, 283, habla de certi<luiiibre ). consis~ li.iicia drl 1)rrecho.

11 Fl.onr.3 G ~ n < : i n , Función roci~l, cit. p. 11.

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tonces se impuso el dominio de los más fuertes sobre los débiles.= En ambos casos, continúa el autor español, la salida del estado de natu- raleza significa el abandono de la situación de inseguridad, de los más y su sustitución por un estado de certeza en el que cada cual sabe a qué atenerse en el orden prictico, porque sabe que quien intente violar el pacto social y retornar a la situación de arbitrio e inseguri- dad del estado natural, habrá de sufrir la reacción inexorable del pw der social establecido por el contrato y la aplicación de las sanciories que en el mismo se hallan establecidas.

Coing identifica con claridad a la seguridad jurídica, que está pro- fundamente arraigada en la vida anímica del hombre, ya que junto al terror ante la inseguridad de su existencia, ante la imprevisibilidad y la incertidumbre a que está sometido; querría asegurar y garantizar su propia persona y su felicidad, y eliminar de su existencia el azar y el destino. A ese fin se orienta la seguridad jurídica en la medida en que los peligros considerados pertenecen a la vida social. La seguridad jurídica intenta eliminar la violencia,33 ya sea la que viene de arriba -el despotismo-, ya la que viene de abajo -la revolución-, pues una y otra son amenazas a la existencia social del hombre. En este sentido está el Derecho y su relaci6n con el general sentimiento humano de la vida, con la universal angustia vital que se presenta como opresión del sentimiento. El Derecho se propone ser un instrumento para su- perar ese temor.u

La seguridad asegura Garcia hIáynez es un uaIor fundante, es con- diciún indispensable respecto a la justicia, que consiste en establecer necesaria y eficazmente un mínimo de certidumbre y de fijeza en las relaciones sociales, por eso excluye ineludiblemente la fortuidad y la inseguridad que implicaría en el confiar su observancia el albedrio subjetivo, por lo que no se puede dejar en libertad de cumplir o no los deberes que i m p n e el Derecho.

$3 Es obvio que acuda a a t a cita, qiie evidencia y confirma varias de mis ex- presiones, amen de que la descripción transcrita, por desgracia, Lodavia es aplicable al hombre de la actualidad, que mantiene en muchas limentables situaciones CI salvajismo de las primitivos. LECAZ Y LAU~MBRA, Luis, Filo~ofia del Derecho, Bosch Casa Editorial. Barcelona, 1972, pp. 624.625.

as He aqui el insistente peligro del surgimiento del litigio, que además de estoa planteamientos sociales, repercute daíiando la relación intersubjetiva del Derecho privado.

% Fundamentos de Filosafia, cit. pp. 67-68.

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El iricomparable iuaestro iiiexica!io i-eciierda que T. Gciger en sil

tesis suciol¿,gicn nliidc a dos dimensioiies (le la seguridzid jurídica: pri- rriero, s ~ g u r i f l f ~ t l rlf: o~ienlacif jn o cerlpzfi dg.1 orden, que ociirre cuztndo el que delle cunil>lir el precepto tieiie el conocimiento adecuado del contenido de 1:i riorma y, por eiidc, esti e11 condicioiies <le orieritar su conducta de zicuerdo coi1 ella; el otro :isl>ecto, el segundo, es el de la segitviOot1 <Ir rculiwridn, <:c ronfiiinz,~ en el ortlen, que exige iio sólo el cunipliiiiierito <le las dispobiciones Iior sus destiriatarios: denian- da, sobre todo, 1;i corrrcta aplicaciún por los órganos del poder poli- tico. Por lo que 1;i efectividad de las rcglis ordeiiadoras engendra iin sentimiento (le ronfianw eii el orden y 1i:ice que en 61 coincidan I;is riotas de vigcncii~, justicia y rficaciu. Luego, concluye Garcia Máynez, la srguridutl j~rridicu cn rus dos dirncnsioricr, sdlo plic<le rinlorarre Po- sitiiiamrnte riinnrlo grrrunriza 111 eficnciu normril dr un conjunto dc prescrifwiones ius ia , \ .~~

Entiendo que la segiiri<la<l jiiridic:~ iio puede ajustarse i i i a una ley injusta, ni t;impoco invariable. El Iioml~ie tendrá confi:tri~a en un;! nonnativa adecuada a las condiciones sociales y particulares que aspi- rcri ;i la supei.;ición y ;i1 progreso. El fin (le la segiiri<l;id jiiridica iio puede ser uri instruinento de retraso, ni (le imposicióri dictatorial.

Sin ernl~argo, y aunque fsta pareciera ser una deseiril~ocadura "ni:i- cli;iconn" y obscsiv;i; en realidad, es el result;ido lógico de 1;i observ;i- ción de los fines del Derecho en particulai, el que 110s conduce nuev;i- iiiente anolar que cada vez que la diaput:~ de intereses se presenta eii el intercambio vital Iiumano, se origina l i i incertidumbre y la descon- Eianra entre los sujetos del pleito, y se etfuma la segurida<l jurídica, por lo que se requerirá de iiria fijriiiula <oi~ipsi t iva de Derecho pai-a su reinst;ilnción.

Es probable qiie la finalidad del Deredio a la que ;iliora me inter- naré es iiiia institución de las que iiiayormente han apasioiiado al Iioiii- bre, práclicaiiiente desde la aparición de las más arcaicas relaciones con sus congéneres, hasta las vivientes y recentísimas que abarcan al día que ~ivimos. En efecto, se trata de la idea de la Libe7-lod. Es por eso que tr;itare de que la pluma no se <.xtiend;i, coino lo merece el

85 Éflosofio. <-ir. pp. 477-491.

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tópico, sino hacer una sintetica exposición en beneficio de mis pa- cientes y sufridos lectores.

Hegel externaba que el campo del Derecho es, en general, la espi- ritualidad y su próximo lugar y punto de partida, es la voluntad, que es libre, de suerte que la libertad constituye su sustancia y su de- terminación; y el sistema del Derecho es el reino de la libertad reali- m da .as

Ya ubicada la problemática de la libertad dentro de la esfera jurí- dica, se ha sostenido que puede enunciarse en forma personal prima- ria y desde una construcción u óptica negativa en el sentido de que nadie puede estar sometido a la esclavitud, que significa la rotunda negación de la libertad y de la dignidad humana. Empero, casi en todas las etapas históricas se registran vergonzantes signos de ese someti- miento humano; así, en la Antigüedad clásica, tariio europea como asiática; en el Derecho Romano (donde el esclavo era res=cosa, aunque abusiva y contradictoriamente en algunas hipótesis legales si se le declaraba responsable como persona); en el hermktico oscurantismo de la Edad Media; en la llamada "modernidad" deben anotarse en una nefasta lista, el tráfico de negros y de su trato discriminatono al unísono con los indígenas en America; y en este frenético y desquicia- do siglo, el criminal exterminio de judíos o de cualquier enemigo de los regímenes dictatoriales. Hay quien extiende la esclavitud a los planos económico y político, involucrando a los sistemas capitalistas o neoliberales, regímenes económico-políticos de explotación de gran- des masas. Se Iiabla de esclavitud somática o corporal y la del intelecto y la correspondiente libertad frente a1 temor y la miseria.

E. Brunner enfatiza que la libertad no puede ser destruida p r ninguna esclavitud, por ningún cdiabozo, por ningún medio coercitivo del Estado, ni tampoco por ninguna amenaza de castigo.

En un interesante Ensayo sobre la libertad, Stuart Mil1 afirma que cualquiera que sea su forma de gobierno, ninguna sociedad será libre en general si las libertades individuales (de conciencia, de pensamien- to, de sentimiento, de opinión, de expresión y de publicar su opinión; libertad de gustos y ocupaciones; y, libertad de unirse para fines líci- tos) no son respetados y ninguna lo será completamente si ellas no exis-

36 HECEL, 6. F.. Filosotia del Derecho, pr6logo y nota bibliográfica: Juan Garz6n Bates, UNAM, MCxico, 1975, p. 29.

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LA IMPORTANCIA DEI. LITIGIO 137

ter1 absolutas y sin l imi tac iones . :~~on est;is líneas parece encerrarse la idea vulgar de la libertad como facultad de hacer lo que nos plazca; pero de inmediato nuestro autor advierte, que la única libertad digna de ese nombre es la de perseguir nuestro propio bien a nuestro modo. mientras no tratemos de privar a otros del suyo ni de estorbar sus esfuerzos por obtenerlo. Cada cual es el custodio apropiado de su pro- 1 ~ i ; i salud, sea corporal o mental. Caria iiiis la humanidad tolerando 41ue los demás vivan como mejor les parezca, que obligando a cada lino a que viva según le parece bien ;i los deniis."u Pound, el afamado sm:iólogo y filósofo de la Universidad de Harvard, nos enseñó que: An idea of la7u tokes it to be a systern of prec~pts <liscovered by human cxperience riihereby the individ~<al hzlman will muy realice the mort cornplete frccdo~n possible, consistently u,ifh the lige freedom of will of others.3*

Garcia hIáyrret en grilana exl~resiiin 1n;tnifiesta que el concepto juri- rlico de libertad le pone cadenas y grilletcs a la idea vulgar, ya que el I>ercclio debe limitar y armonizar lo que se puede liacer sin lesionar Ia libertad de los demás; y, recuerda qiie la definición negafiva de lilxrtad en sentirlo juridico, rs la facnllarl de ejecutar o de omitir, al arbitrio del snjeto, todo acto no ordenado ni prohibido por la ley.'n

Abbagnario enumera tres concepciones de la libertad: 1) como auto- rleterminación o autocausalid;id, según la cual la libertad es absoluta y no tiene grados, es ausencia de condiciones y de limitaciones; lo libre 1.7 raiisa de si iiiismo; 'l. '? 2) conlo autodvtei-minación, es todavi;\ el de

37 STUAKT M111, John, Etzsnyo s06i.e 10 lihriiad, Editorial Jose M. Cajira, Jr., I'uehla, 1%9, pp. 50-51,

:i* STUART MLLL, E I I S U ~ O , cit. 1). 51. 38 l'oi'xu, Rosci>r, An Introd?~clion t o tiie Fliilorol,iig of I n i i . , NCW f laven ; i i t i I

I.<indon Yale Uriiversity Press, 1933, p. 28. 6'1 Filosofia, cit., p. 389. H. COING coincide al ~ s t a b l c ~ e r ~ U C la libertad en scli-

tido nigativo consiatr en que nadie pueda daiiiie una ur<leri con la qitc rio erlé <le acuci-<lo, pp. 184-155.

4, De sobra ronocidas son las ideas de Sari Aqustin y <le Santo TOIII~S sohw cI l ibre olbcdrio, de qiic el Iiombre se drtcrtnina por si rnirmo a obrar. (Summn 7 1 , e , < i ~ kigicn) Y. q. 83, a. 1 ) .

4 2 KFCASÉNS SICIIFS, Luis. I n t r o d u ~ ~ i d n 01 eil!idio <Ir/ DPIICIIO. Editorial Porriia, h1énii:o. 19í0 Ante ia acal<>rada dirrusiiiii <Ic si C I Ii<irrrhm actUa ohligado o <Ictcr~ ii,inado por In fucrza o causan del iricdio an~l, ici>ic que le rodea (corrirrile ile- t i , rn>in i~ta) , o el (lc escoxer, selcccionar, la opcibn que Ic coiirirne o le ronvelice (aiitidcterminirta), el ilustre profcsor ernCrito ~iiexicann, trriiiiiia radicalmente el dehate, a l proclamar qtic no es correcto inquirir si cl hornhle tiene o carece de lihie albrclrio: el hombre rr libre albctl~io). )a qiie el rnisino, por si, tietle que c l r ~ i i - ;ilgigtii ile las rondiicras posibles, pp. ?O-!!:,.

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causa srri, porque la libertad es atribuible al orden c0siiiico o divino, se atribuye a la totalidad (Mundo, Sustancia, Estado) a la cual perte- nece el Iiombre; 3) como posibilidad o elección, por lo que es limitada y condicionada, esto es, finita, por ejemplo: Platón aseveraba que la libertad es "justa medida" y ejemplifica: para la virtud no hay amos, cada uno los tendrá más o menos, según los honre o los olvide (Reprí- blica, X, 617 e).43

Radbrucli exalta la libertad cuaiido escribe que el individiio natu- ral es la libertad personificada; que el derecho debe estar al servicio del individuo; así como, debe Iiacer posible la moralidad individual y producir la libertad individual; producirla en cuanto es posible, es decir, no la libertad interna, sino la exterior, que es supuesto de la otra; originar, pues, la liberación de las motivaciones coactivas del con- torno social, ora consistan en el terrorismo de la luclia de todos contra todos, bien en las sugestiones del medio social.'4

En otra parte de su brillantísimo estudio García Máynez se distin- gue de la mayoría de los autores al proponer: Yo sostengo que la liber- tad como derecho se puede definir de manera positiva, indicando lo que realmente es. Dicho en otro giro, la. libertad es la facnltad que toda persona tiene de optar entre el ejercicio y el no ejercicio de sus dere- chos subjetivos, cuando el contenido de los mismos no se agota en la posibilidad normativa de cumplir un deber propio.'e

La libertad es el sublime valor universal defendido por millones y millones de seres que han teñido con el intenso rojo de su sangre, noble, valiente, inocente, los campos, los valles, las montañas, los ma- res, y ofrendado su vida. Basta recordar en nuestros países la heroica actitud de Hidalgo, de Morelos, de Bolívar, de San Martin, para com- batir a "presuntos Iiombres", casi animales sanguinarios, de corrupta e ínfima categoría, caracterizados por su codicia y rapiña infinitas; por su tendencia irrefrenable al dominio absoluto de las voluntades ajenas, rayando en pasiones instintivas, que han provocado, iniciado y soste- nido un incontable número de conflictos, de luchas, de combates, de revoluciones y de las despiadadas guerras, que desde el ángulo del hom- bre que respeta y venera el Derecho ~Jamis, jamás encontrará un asi- dero ético que las justifique1

4s Diccionario, cit., pp. 738-747. e+ RwsnucH. Filosofia, cit. En contra el eg6logo Cosio, Carlos, la taoria cgi>lo.

go del Derecho y el cancePLo juridico de liberlod, Abeledo-Pcrrot, BURLOJ Aires. 1964.

4 5 Filosofía, cit., p. 391.

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El Dereclio eii su queliacer Oenéfico y proteclor <le la criatura 1ium;i- iia h;i tciiido que intervciiir, t;liito en su carácter sii~fantiuo (como acontece al tiitel:ir la vid:^, pi.iniari;i y esetivial coudicihn libertaria de dignidad del Iionil>re, por cjeintilo en el c.iriipo penal al prohibir el lioniicidio) o cn el ranio adjrfiuo, pro(es(i (jiizgando y sancionando al que pi-ivó de I;r vida a un sciiicjante).

<:oiiviene aclarar que cii 1;i vid;, <le iel;~cihii <le los seres hiimünob no es posible; y, por tanto no es ]icriiiisililc, el concepto genérico o vulgar de la 1ibert;id que es ii.resti.i<to, de Iiacer lo que nos pareic;~, pues se caería en el extretiio de que r i i i libertad sin liniites, tarde o temprano y ésto seri lo pr6xiiiio c inevit;il~le, viilner;~ri;i o iiivadiria la libertad, la esfera de actividad sin ti-abas, t n ~ l i i i , clcl prójimo, de mi vecino.

Esto explica la ardua y coiiiplejisiiiia 1;irca <le la precejjti~r del Ilc- reciio, repito, lo mianio en el Are;? »intcri,il, al estatuir liiiiites razo- nables y compatibles al interactuar 1iiiiii;iiio v.gr.: ;il coiis:igrür como irrenunciables las libertades de ci-cdo, de fiensaniieiito, de expresión de las ideas, de asociacihn, de reuriii~ii, de circulacióii, que tutela con esmero la parte dogriiática de la C;irt;t Magna 1LIexicaii;i; qiie en el cam- p plocesal o instrunientol, al resolver los ~oriIlictos de iiitcreses inco;i- dos al quel~rantar el valor de la libertad, iest:iurando este valor ético, como lo realiza en una al ti si ni;^ fiinción adjetiva cl prestigiado y querido instrumento del arnparo, de respcto y de ac;it;iniicilto a las "garantías" procesales (como 1;1 conocida <le ser "oído y vciicido" en juicio público y con justicia).

Y el fenómeno de rech:izo instituciotial se repite por criisinia ocasión. 1.a aparición <le litigios, supone desde luego 1;i cancelación o la merma de los dereclios subjetivos protegidos por el instruinent;il jurídico, que en su quehacer social constructivo Iia procurado estal~lecer 1:i armoni;~ de las libertades entre los particulares cntie si; o en e l l o y las auto- ridades.

No decimos nad:i nuevo, ;il rerliazar con energía y con~icción el des- tructivo surgiiniento y mantcniiniento de loc ronflictos de intereses qiie trastocan el orden normativo del Dereclio.

Para aceptar el concepto jurídico de 1;i igualdad es indispens;il>le advertir que es un tópico sobre el que las opiniones so11 dispares y has-

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140 FERNANDO FLORES GARC~A

ta encontradas, debido a ello es que intentaré hacer una resumida exposición de esos disímbolos pareceres y dejar que el sufrido lector adopte la postura que más le convenza.

Para empezar se afirma que todos los seres humanos son a la vez iguales y desiguales entre sí. Los seres humanos, por lo que toca a los hechos de la experiencia, en lo esencial son parecidos -en lo esencial iguales- (Recaséns Siches).48

Esto nos conduce a indagar qui- significa el vocablo igualdad: así, se afirma que es la relación de sustitución entre dos términos. Por lo gcneral dos términos se dicen iyales cuando pueden ser sustituidos iino por otro en el mismo contexto, sin que cambie el valor del cou- texto mismo. Esta noción generalizada se presta a comprometer tanto las relaciones políticas y morales jurídicas que se denominan de igual- dad (Leibnitz)." Por su parte Radbruch declara que el Derecho por su esencia plantea una pretensión de justicia: empero, la justicia exi- ge generalidad de la ley, e igualdad de todos ante la ley. Una exigen- cia erigida en la forma de lo justo significa, por consiguiente que todos están dispuestos a conceder a los otros lo que para si mismo se pretende.*a

En cambio, se ha limitado el significado de la igualdad en el ámbi- to de la categoría de cantidad y se considera igual a las cosas "que tienen en común la cantidad". Se seiiala que la igualdad es una rela- ci6n siempre entre dos términos, al menos. Los autores argentinos Moucliet y Zorraquin sostienen que hay igualdad objetiva y desigual- dad subjetiva del Derecho. La norma jurídica resuelve todos los casos idénticos de la misma manera, y trata a todas las personas por igual.'*

La igualdad con relación a lo j u ~ t o únicamente puede existir en las relacioties interpersonales, mientras que la igualdad de las cosas es el justo medio entre lo más y lo menos. En ambos casos, lo justo consiste en lo igual, la igualdad se afirma sólo de los bienes (igualdad ;~titmética); en tanto que con relación a los merecimienta personales, es igualdad geotnétrica o proporcional, de "igualdad de relación".

Si las disputas y los procesos surgen cuando los iguales reciben cosas desiguales o las desiguales cosas iguales, ello ocurre por la evidencia del

48 RECASÉNS SLCEIES, Luis, Tmtndo general de Filocofia del Dereclio, Editorial Po- rrha, Mexira, 1991, p. 587.

47 A B B A ~ N A N ~ , Diccionario, cit. p. 647. 48 Filosofia, cit., p. 36. 4s Introducción, cit. p. 131.

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1.A IMPORTANCIA )>EL LiSlGIO 1 4 1

principio de que los iguales deben ser objeto de un trato igual y los desiguales de un trato diferente, pero proporcionado a su desi- gualdad (Aristúteles).60

I'regun~éirionos, primeranieiite, en que seritido cabe afirmar la igual- dad de todos los hombres. Lo que los iguala es su humanidad, ésto es el heclio de ser criaturas Iiumanas en esencia.51 Generalmente somos parecidos en un conjunto de caracteres biológicos, anatómicos, fisiol0- gicos, psicolúgicos. Pero al mismo tiempo somos desiguales en otros aspectos con diferencias somiticas como el sexo, la edid, y otras di- versificariones, así: el grado de inteligencia, meuioria, capacidad de abstracción, emotividad, riqueza de faiit;isia, tendencias, aficiones, deseos, proyecto singular de vida (Ortega y (:asset); y, en especial por su conducta, por su libérrimo albedrío, frente a las alternativas vita- les. Bodenheimer explica que si el Dereclio establece meramente una igualdad de oportunidad, que no implique una igualdad de situación, al elevarse los mis fuertes por encima de los más dbbiles, se desarro- llarán en el cuerpo social condicioiies de desigualdad in;iterial que producirán un;r dominación económica.

La condiciún de igualdad de drstino y de digriiuad entre los hom- bres ha sido un ideal continuo perseguido por la regulaciúii jurídica, en todas las épocas y en todos los ámbitos terrestres. La igualdad jurídica "se traduce en que varias personas, en numero indrterminado, que se encuentran en determiriada sitzcaciiin, tengan la posibilidad y capacidad (yo emplearía IegitimaciOn) de ser titulares cualitativamen- te de los mistnos derechos y de contraer 1;is mismas obligaciones que emanan de ese estado (Burgoa)".SJ

En ese sentido, desde la remota Antigiieclad clásica (Grecia, Roma). se ha luchado para que no existan distingos ni trato discriminatorio entre la variedad infinita de seres sujetos ;i los mandamientos de De- recho. Citaré unas cuantos ejemplos de esos enaltecedores esfuerzos: la Ley de Juan Sin Tierra en Inglaterra (141?), (González Díaz Lombar- do); el lema de la Revolución Francesa, contra el absolutismo real: Igualdad, fraternidad. libertad; el preámbulo de la Declaración Uni- versal de Derechos del Hombre (San Francisco, 1945), al aprobarse la Carta de las Naciones Unidas, en el Considerando lo. se redactó l o

60 t t i c a nicomdquen, pp. 114 y 8s. 6% R e w É ~ s SIMES.. Int~oducci6n, cit. p. 332. o* Tcoria, cit. p. 41. sa B u r i a ~ , 0. Ignacio. Diccionario de Dercclio ronrtitucional, garnntias y ampo-

ro. Editmial Porrúa, Mkxico, 1984, p. 216.

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referente a la "dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inaliena- bles de todos los miembros de la familia humana".

Pound apunta con acierto: Law as a securing of natural cquolity became laru as securing, of natural rights.64

En nuestra nación se ha consagrado la igualdad de todos los hom- bres en preceptos constitucionales, como en los artículos: lo. Que extiende las garantías a todos los individuos; 20. Que prohibe en for- ma absoluta la esclavitud, que como ya anotamos es la vulneración de la libertad de cualquier habitante (lease igualdad de libertad); 40. Que establece la igualdad entre los sexos: "El varón y la mujer son iguales ante la ley"; 12. "En los Estados Unidos Mexicanos no se concederán títulos de nobleza, y prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por cualquier otro país", texto que consigna una igualdad entre todos los pobladores: En efec- to, no reconocemos que haya nobles, de raigambre o por adquisición de esa falsa posición por otros medios; ni plebeyos, ya sea rico o pu- diente por estirpe o malos hábitos, o pobre de solemnidad; 14. Que otorga varios derechos subjetivos públicos de igualdad (léase "garan- tías individuales"), como el que nadie puede ser juzgado por leyes privativas o por tribunales especiales; o bien, la de que ninguna per- sona o corporación puede tener fuero (salvo el castrense).

d n suma, hay determinadas condiciones o situaciones mínimas, que no pueden ser desconocidas a ninguno o a la mayoría de los sujetos de la ley, cuyo respeto debe mantenerse y no relegar a alguna persona por "supuestas" razones, o francas y abiertas "sin razones", de raza, de creencia religiosa, o política, de condición social, etcétera.

Como se habrá advertido, gran parte de lo analizado sobre el valor sustantivo y la teleologia de la igualdad, responde a la premisa de "trato igual a los iguales"; no obstante, resta, por consiguiente refe- rirse al segmento que alude al "trato desigual a los desiguales". Esto es, lógico e indispensable para una reglamentación jurídica, que tenga un basamento justo.

Para no prolongar en demasía este indocumentado y desordenado esaito, me concretaré a menciones sencillas y características, sin desen- trañar rigurosamente las hipótesis. En torno a la distinción por razón de sexo, no puede haber una equiparación cabal, una identificación, entre el varón y la mujer (sin que esto se interprete con equivocidad y exageración feminista) por ejemplo: al estar exenta esta de algunos

so A n Introdudion, cit., p. 39.

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I.A IMPORTANCIA DEI. LITIGIO 143

debcrcs, tales como el servicio niilitar obligatorio de aquéllos; o la proliibici61i de 1;iborcs nocturnas insalubres o peligrosas a menores de diecioclio iiiios, el trabajo de menores de catorce üiios (;irtículo 123 de la Constitución); o la negñtivn catcgúrica consignada eii el nuiiic- ral 33 de la Ley de Leyes, "los extraiijeros no podrán de niiiguria iiiaiicra inmisciiirse en los asuntos politicos del p i s" .

Pues bien, en las situaciones <le desol>ediencia a las dirposiciones i~rstantiuns concernieiites n la igualdad, e necesitari, como en torl;is 1:s oportunidades ya dcscri~;is de riiptura de la norma primaria, la ;iplicaciiiii de 1;i Ixnffica preccl>tiva instrumental para ventilar recta y legaliiiente el iiocivo enfreiitaiiiieiito de intereses.

En algún ens;iyo ;iriterior Iic aliiiiitado qiie es común, cii los imbitos judiri;il, forense y aún en el acadéinico, oir, pedir e incluso exigir un "trato o una decisión equitativ;~". Asimihmo, se ha declarado que la cqtiidad es I;i justici;~ del caso concreto, como prctcndieiido reforzar la frase kelseriiaii;~ de que la seiiteiicia es la lex specinlir: En este puiito, tamhifn coiicrcto, Ii;il>rá que icflexioiiar, si critoiiccs toda sen- teiicia p;irticul:ir seria equitativa.';

Es más qiie pcrtiiiciite traer a la meiiioria lo sostenido por el Esta- girita eii sil E/ir,i nicovuiqz~cu: Lo eqiiit;itivo es mejor qiic cierta es- ~>ccie de justici;~, niás no mejor qiie lo justo son, pues, lo niismo, y 5ien:lo v;iliosos ;itiil>os, lo equitativo es, eniFero, preferil~le. Lo que ocasioiia 1;i dificuliacl es que lo equitativo ciertamente es justo, niis iio scgiin In ley, sino coino rectificación, como iin endci.ezamiento de lo justo legal.ia

Quizá seria i i i i s correcto, segíiii Garcizi Miynez, no Ii;il>lar de "rcc- tilicación" sino de "iiitegraci6n" o romplrrnrnto de la ley. Pues cuando el n<j~r~o,s (en cii:iiito regla ;il>strarta aplicable a los hechos que sus siip~estos prevCii es siempre general) resiilta oniiso o erriirieo n causa <le su geiicrali<l;id, lo que cl juez hace ai "llenar la I;igiiii;i", es com- ~>leinent;irlo y rcsolvcr el c;iso iiiiprcristo como cl legis1;idor lo Iiu- biern resuello, pues, de 1i;iherlo conocido, "lo lial>ria incluido en la

5 . F i ~ > n r s T . a i i ~ . ftinci<iri, c i t . 1,. 17. 5 6 A~sii>irrw, Clica, ci t . p. IJV.

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144 ~;ERNANDO FLORES G A R C ~ A

Ley". Actúan los jueces con consideración e indulgencia, ésta es la c e rrecta consideración que discierne lo equitativo.67

El equilibrado iusfilósofo mexicano Preciado Hemlindez -despues de traer a la memoria el ejemplo aducido por Santo Tomás del jefe y de los operarios, que ubicado en el régimen judicial; requiere que el juez al interpretar y aplicar la ley la debe adecuar o atemperar-, concluye que la equidad es el criterio racional. que exige una expli- cación prudente de las normas jurídicas al caso coticrcto (atenciún, repito, no como un equívoco, por desgracia Iiarto generalizado, cree que la equidad es simplemente la sentencia judicial que se dicta en u n caso especifico),js tomando en cuenta todas las circunstancias par- ticulares del mismo, con miras a asegurar que el espíritu del Derecho, sus fines esenciales y sus principios supremos, prevalezcan sobre las exigencias de la técnica jurídica."g

Otro tanto enuncia Coing: La justicia jurídica en ocasiones es p r e blemática, no se trata súlo de no ser el supremo valor de lo moral, sino que nunca significa la última palabra, sino que siempre es pro- visoria cuidado!, (se pasa por alto la cosa juzgada?) De toda sentencia judicial puede decirse en el fondo lo que se dice del juez de la fábiila de Natán el sabio:

Por eso os cité ante este tribunal para dentro de mil y mil años; Habrá entonces aquí un juez más sabio que yo, y él hablará: marcháos.

Llamamos a una decisión "equiativa" cuando -rebasando las exi- gencias mínimas de los principios del orden jurídico- tiene en cuenta las especiales circunstancias del caso decidido y la situaciún personal de los interesados en el mismo. Al rebasar los principios en los que se manifiesta la justicia jurídica, la equidad se aproxima a la justicia personal.'0

Radbmch observa que en el pensamiento aristot6lico de la equidad, ésta y la justicia no son valores distintos, sino caminos diversos para

$7 GARC~A M~YNFZ, Eduardo, Doctrino aristotélica de lo jwfMa. Estudio. lelec- ci6n y traducci6n del autor, Instituto de Investigaciones Filoa6ficas, UNAM, 1973. p. 143.

Observaci6n personal del "culpable" dc este ensayo. 59 Lecciones, cit. pp. 222-223. m FundnmrMos, cit. pp. 182-129.

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llegar al valor del Uercclio. La equidad es iiiia especic <le 1:i justicia.*' Eii México se localizati, al 1;ido de los tribunales de plciio Deredio, que deben ajustar su actuaciún ;i las leyei, otros que tienen la alter- nativa de resolvcr en conciencia y en equidad, conio las jurisdicciones para dirimir conflictos obrero-p;itroiiales; o bien, como la "justicia de paz", que lieiisamos al dict;ir bu proveido, wgún orden:[ el :irticulo 212 del l'itiilo Especial del Código <le Procerliinicntos Civiles para el Dis- trito Federal: "Las sentencia5 se dictar;in a verdad sahiilo siti necesid;td <le sujetarse a las reglas de la cstimaciúti de las pi-iielns sino apre- ciando los hechos según los jueces lo cre!eren debido eri conciencia" (para alguiios, apreciaciúii es verdad sahid;, y conciciici:i es "equidad"), sc apartan del mandato constitucion;<l 1 numeral 16 <le fundar y motivar su resoluciúii.

Por otra parte en el sisteina del "Coniinori Law", se da un régirneii de juzganiierito diferente al del sistcmn ro<lilicado nucstro. 4 él se rc- fieren Vinagradoff, que lo cataloga coirio iiiia cuarta fuente del Dere- c l i ~ ; ~ ? asi como Pound.":l Uodenlicimer,"" y es de la "rquity", el de equidad.

Una ve7 más, tenemos qiie lamentar que al einergvr una contencióii, se pone eri pel ipo esta otra finalidad juridica, la equidad, la que dili- cilinente se alcan~arií, puesta eii marcha, :ilguna de lai fúrmulas com- poYitiv;ir del ominoso litigio.

Eri seritido general dignidad es la coiirliciúii proporcional al mérito de un;? person;i quc iio comete o tolera ;ictos vergonlosos o humillaii- tcs y nierece por ello respeto y adrniraciiin. Todavía mis, se sostiene qiie la digiiickid de la persona Iiiiniana es 1;t excelencia que deviene en r;izón de su inisniü naturaler;~ ~irivilegiail;~ de raciocinio.

El t;ilentoso h1:iiiuel K;int ;tl al><>rdar 1:i teniática de In Oignidad htc- mana piensa quc e5 I:i iiiaiier;i de obrar y de trntnr al ser humario tanto eii 511 Iiei.soii:i, conio e11 1:i person;i de otro, sicrnpre como iin fin y nuiica s<ilo conio riie<lio. 70~10 ser r;ici<~n:il conio liii eii sí mismo,

8' Filiis<ifin, cit. p. ~17. Inliudiicciún. cit . 1,. 14

e.'i ,471 1izIro<f~~~liori . cit. pp. 8. IR. 23. 25 6 4 T P O I ~ O . <¡l. PIL 1?1-123.

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poxe un valor (no un precio) intrinscco, su respeto supone una dig- n i d a d . ~ ~

De allí que c ~ i ~ t t ~ ~ a hzimana como persona se defina como el ser con dignidad; o sea, con fines propios que debe realizar por su propia decisión, para lo que requiere de un ámbito de libertad del espíritu para poder decidirse por cuenta propia y sobreponiéndose a los ins- tintos precisamente en la esfera de los deberes morales.

Recaséns se refiere a la dignidad como uno de los valores especifi- cos del Derecho, que al individuo protegen sus libertades fundamen- tales, para convertirle en la persona esencial?nente dotada de dignidad, sujetos que tienen fines propios, que son cada uno de ellos, un fin en si mismo, que es un a ~ t o f i n . ~ ~

Para el gran iusfilósofo mexicano trae a la palestra el caso del De- recho que imponga el cumplimiento de la moral, de un deber de ho- nestidad interna, ya que constituirá un monstruoso agravio a la digni- dad ética del individuo, por lo que la persona se define como el ser con "dignidad"; es decir, con fines propios que debe realizar por su propia decisiún.6:

Otros pensadores coinciden al declarar que la dignidad se contra- pone como limite al poder del Estado, así desde la Edad Estoica, pasando por el Cristianismo, hasta humanistas de 1:i talla de Grocio y Pudendorf: y, recientemente en documentos internacionales, asi en la Declaración Universal de los Derechos del Homrnbre, y otros más, se especifica que las personas humanas deben ser tratadas "con el res- peto debido a la dignidad inherente al ser humano".

Cabria pues, equiparar la "dignidad humana" con los "derechos hu- nianos", habida cuenta de que la Declaración Universal, que hemos citado en fornu reiterada, en el Considerando 30. expresa que es "esen- cial que los dereclios del hombre sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el Iiornbre no se vea cornpclido al supremo re- curso de la rebeliiin contra la tiranía y la opresiún". Así tambign la idea de la dignidad humana puede concretarse en la condición mini- ma o indispensable que debe reconocerse (no otorgarse) al tratar al ser humano por su misma naturaleza.

Llegados a este punto, nuevamente, no podcmos escapar ni menos- preciar las situaciones de quebrantamiento de las prevenciones legisla-

6s A s n n c ~ A N o , Diccionario, cit. p. 324. Gc Introducción, cit. pp. 81-135 6 7 G ~ n c i i MAYNLZ, Filosofia, cit. pp. 197 y 245

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L,\ IIIPOKTANCIA DEL LITIGIO 147

tivas sustantivas o materiales que ocurren a diario, acerca de los dere- rl:os del hombre, de la dignidad humana. lo que se traduce en la :iparición odiosa de altercados, de pugnas de intereses; y de nuevo, 1i;ihrase de acudir al expediente benéfico del Dereclio Procesal para :ilcanzar la fiiiali~ación de las controversias y volver a la respetabili- <I;id de la dignidad humana.

12. L A JUSTICIA

Deseinbocarcmos en uno dc los valores supremos del Dereclio; y, personalmente quisiera extenderlo ;i constituir la aspiraciún mayor de loda la humanidad: la justici;~; ora ;iritaño, o como Iioy, indiscutida ~ m r SU importancia en los más inodernos ) avanzados estudios, docu- mentos y noriiiatividades de toda regiún del universo.

La búsqueda del concepto de la jirsticia arranca en el mundo occi- dental dcsde las concepciones cúsmicas de Herádito, de Parménides, <le los pitagóricos, hasta las vertientes eniocional, ética o filosófica, y xvanzar hasta la concepción jurídica, que cn este trabajo nos prcocu- 1x1, aunque nadie haya podido escapar a su propia idea o a su "senti- iiiiento" personal de lo justo y de lo que ai: aparte de ese impondera- I>le valor.

Planteamiento prioritario es sabzr q z i l rs la jicrlicia. Las respuestas mis antiguzis le asimilan a la igualdad y a la propor-

cionalid;id, scgún sostuviera E. Briinner."a Otros localizan a la justicia con la verdad (Trasímaco).

Más tarde, es de sobra conocida la escurridiza definiciún de Ulpia- iio, como "la perpetua y constante voluntad de dar a cada qiiien lo "150 conEorme a Dereclio"; y que con sutileza refutaran Garcia Máy- iiez, al decir que sdlo se traslada la iiiierrog;inte a saber qué es lo suyo <Ic cada quien; " y Kelsen al tildarla dc ta~itoli>gica.~~

Pl:.tón lo concibe como Va armonía de las partes del alma y sus co- ii.es~>ondientes virtudes. La Rep~iblicn.

Por su parte Cicerón (quien también la equipara con la igualdad) l".oporcioiia un concepto, q u i ~ i mejor, <Ir c1l:i al concebirla como

ra jus~icio, cit. pp. 33 y ss. 6 9 G.*~cia M.&YNEZ. Ediiar<lo, Di.$cuilo, eii "Honiitiajr a i ditcror Erluardo Garcia

Miynez'', Facultad de Ilerecho, USAM, México. 1,. 3 1 : 1 l ' O ~ s . Alvaro, Uno intro- ducción al e,lr<dio del Derecho, Ed. Rialp, Madrid, 1963, p. 12.

7 0 Teorin, cit. pp. 6 y 3s.; K E L ~ N , Hans, ¿Qué rr 10 jti.%ticia?, Universidad Nacio- nal <le COrdova, IYJ6, p. 98.

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un hábito o disposición del alma que da a cada quien lo suyo, o lo conveniente en razón de su dignidad, sin atentar a la utilidad común."

Varios pensadores han adoptado como criterio o medida de la jus- ticia, la libertad, la utilidad, la paz, o la felicidad. Para Stanimler es una comunidad pura de hombres librevolentes; la justicia postula que todos los esfuerzos jurídicos se dirijan a la finalidad de lograr la ar- monía más perfecta de la vida social que sea posible conseguir dentro de las condiciones de lugar y tiempo y, otro tanto se halla en el pensamiento kantiano, donde se postula que es justa toda acción que por sí, o por su máxima, no es un obstáculo a la conformidad de la libertad del arbitrio de todos con la libertad de cada uno, según las leyes universales.'a

¡Tenia que ser Aristúteles! Ese faro insuperable del razonar huma- no, y al que se le nombra también "el gran maestro de la justicia", fue el que nos obsequia con una i~ersión poética y luminosa d e la jur- ticia al proclamar que no hay virtud mayor que ella (la justicia no es una parte de la virtud, sino toda la virtud); no hay estrella del alli;~, ni lucero vespertino más maravilloso. La justicia consiste en la felici- dad de los demás, es el bien del prójimo.?a

Deleitemonos con una brevísima narración de la concepción del Estagirita, quien manifestaba que a la conducta de quien realiza todas las virtudes se llama virtud total, pero que esta puede bifurcarse pri- mero en, justicia universal, que es la virtud entera y perfecta: com- pleta, por comprender a todas las demás; perfecta porque el que la posee puede servirse de ella en las relaciones interhumanas, en sus relaciones con los d e m h , al atacar fielmente el ndmos (la voz griega, abarca tanto la ley, como a los convencionalismos sociales y todo lo que en el existir social aparece como regla y orden), por lo que el trabajo legislativo es justo, y, segundo, en el comportamiento del hom- bre consigo mismo.7"

Con elocuente pasaje, ilustra la justicia universal: la ley ordena eje- cutar los actos propios del valiente, como no abandonar su puesto ni huir, ni deponer las armas; y los del temperante, como los de come- ter o n o cometer adulterio, ni incurrir en excesos; y los del apacible

?i P R E n m HERN~NDEZ, Rafael, Reflexiones sobre la diversidad de ideas acerca dc lo jurticin, Facultad de Derecho. SUA, MCxico, s/f , p. 7.

12 UNT, Emmanuel, Principios rnelnfisicos de la doctrina del Derecho, UNAM. Mkxico, 1968, p. 32.

78 Btica, cit. p. 111. 7 4 C a a c i ~ M~YNFZ, Doctrina, cit. pp. 64 y SS.

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coiiio rio oferider a los demás, iii liablar iii;iI de tiadie, e igualiiiente lo CILIC concierne a otras virtudes y a otros vicios, ordenando las unas y 1>rol>il>ieii<lo los otros, rectamente la e~tablecida, menos bien la loitniilada a 1 e (<Adelant.iiidosc si,$los, se referia Aristóteles .i 1:) lxiciica de Ivgislar ;11 vapor?)

I i7 t ; i justicia es, eii efecto, una virtud 1jci.l-cta, mas no e5 eii sentido ;il>\oluto, sino cii relacihn coi1 otros lioiiibr~ s.

Ile 1:i justicia particular opinaba Aristótelcs que, tiene a su vez, dos cspccies: Una, la justicia dis~~ibzctivu, que se refiere a la distribución i1<: iioiii)ici, riqiic~;is, cargos y cIciii:is cosas ~epartibles entre los micm- I)ios de la comuriidad; y lo coniplementa con la idea de si los sujetos iio \o;i iguales, no recibirin cosas iguales. . . Lle aquí las rlisputa~ y los proce,o (el subrayado es niio) cuaiido, en 13s distribuciones, los igua- Ici re~ibeii cosas desiguales o los desigualo cos;~s iguales. Ello ocurre 1wr c1 pi-iiicipio de que los igu:ilcs deben sr r olijeio de uri trato igual y los desigu;iles <le iin trato difereiitc, pero ~iro[>orcionado a su desi- g~iaidsd. Dos, I;i jnsticia reclifi~arlorii, qiie 1-cgul;: las relaciones inter- ~xrmi~ales , que eatriba eii corregir, eii las rclacioiies voluntarias o in- vo!riri~ari;is, lo que ~ m r ser contrario a I;i igii;ild;id, debe ser rectificado o i:orregido.i';

Para el autor de 1;i Teoría Pura del Ikrecho: Tu free lhe concept of i.aiu from the idea of justicv ic difficult becallse both are cons- liirirly conf~ued in non-scienlific pulilicnl thought as well as in general spcach, und 1,ccnuse thif conf~lsiori coi-i-f.rl>onds t u tlte id~ulogical ten- dericy lo tnake positizie Law n . ~ jiisl. / / I.ow nnrl jiirlice nre identified, if only a jnst order is callen L.aw, n o r iu l order which is pre«.nted a \ /.ow -at the sarne lime- presented ns just; nnd that menns it is n~ornlly juslified. The tendenry lo iifrnlify Luru and jt~stice is a ten- ,l,,nry lo i~ut i fy a giuen social o r d ~ r . ~ ~

1)ur;iiite iin proloiigado periodo, se conoció lo afirmado por el afa- rii;ado iuifilhsofo Kelsen (celcl>Crrinio fundailoi. de la Esciiela de Vie- r i : ~ , pero riacido en Praga el I I de octul>re <le 1881, fallecido en abril de 1 Y i : j en Berkelcy, California), en los siguientes parrafos:

l.;, jiisticia es, ante todo, una caracteristi<a posible pero IIO necesa- i i ; i del orden social. Sólo secundariarnentc, una virtud del honibre;

I ; , , K < , ¡ ~ X i i ~ v ~ z . Doct>i t ta , c i t . , 1,. 6 7 . -i; (,.\acin Z i i v s r i , Dortriria, cit. pp. íí y sr. 77 I\I:OFN, Halls. <;eneral i'ireor)' of Laui <irid St,itr, trarislated by Aiidrrs \Ved-

Ibri.;, ?i't!i C:ciituiy legal Philosopliy srries. vol. l . C.ariibridge, Mass., Harvard Un¡- i . r i i t \ l'rcss, 1x5, p. 5 .

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pues un Iioinbie es juhto cuaiido su conducta concuerda con un orden que es consider;ido justo. Si Iiay algo que la Iiistoria del conocimieriio huinano puede eiiseliarrios es la iniitilidad de los intentos de encontrar por medios racioii:ilcs una 110rma que excluya la posibilidad de coii- siderar como justa 1:i roii<luci;i opuesta. Si tiay algo que podemos api-eii- der de la exl~eriei~cia espiritu:!l del pasado es que la razón Iiurnaiia sólo puede conccbir \-:!lores relativos, esto es, que el juicio con que juzg.amos algo coino justo no pucde pretender jamh la posibilidad de un juicio de valor opiiesto. La justicia absoluta es un ideal iii.:i- cional.

Comencé este cstu<lio con la pregunta: 1quC es la justicia? Aliara, al llegar a su fin, si: pci-iccianicíite que no la Iie contest;ido. hIi dis- culpa es que en este caso estoy en buena compaíila. Sería mis que pre- sunción Iiacer creer a inis lectores que puedo alcanzar aqukllo que los niis grandes pensadores no lograron. En realiaad, yo no sé, ni puedo decir qué es la justicia, la justicia absoluta, este hermoso sueño de la humanidad.

Debo conformarme con la justicia relativa, puedo decir únicamente lo que para mí es la justicia. Como la ciencia es mi profesión y, por l o tanto, lo más importante de mi vida, para mí la justicia es aquella bajo cuya protección puede florecer la ciencia y, con la ciencia, la verdad y la sinceridad. Es la justicia de la democracia, la justicia de la paz, la justicia de la lolerancia.7%, 79

Años mis tarde, publicamos una carta, un documento poco cono- cido del profesor Kelseii a un discípulo suyo, Edmund Cahn, quien le cuestionaba sobre el uso de la palabra absoluta, antes de la voz justicia en una conferencia pronunciada por el maestro de Viena.

Para su mayor fidelidad transcribo la contestaciún del profesor Kel- sen: "en mi libro ;Qu¿ es la justicia?, p. 21, la palabra "absoluta" se ha insertado antes de la palabra "justicia" con el objeto de hacer más claras mis expresiones anteriores acerca del carácter irracional de la justicia. Permítame llamar su atencibn sobre de que mi Teoria gene- ral del Derecho y del Estado, p. 13, inmediatamente antes de la decla- ración de que "la justicia constituye un ideal irracional", se hace referencia o la afirmación de "un orden absolutamente bueno" en re- lación a la justicia, de tal manera que no hay duda de que por ''ius-

re KELSEN, Hans, Teoria, cit. pp. 5 y SS.

r* ~ L J ~ N , &u¿ es la justicia? cit., pp. 85-86.

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lirio" se <,i ! i r i -c ,sif;r,ificiil- 10 jiisli<:<: <-oi,ii, i i r i ú.'cii iiC,iiiiiio (SI ,.ilii-;i- >.!<lo <,S 111:o. lbF( 1 ) .

Cuaii<!o cii csc;-ii:r; ;iiiiciior<~ I i i s i i i i i 1:i r<.l.!ci<iii ciitic i l Iki-e<!:» y 1;1 "j~slici:i", iisi e\(. tiiiiiino tcin cl 1lli~ll:3 52i l l i<10 llilc I;oYCL. 0iciin;l- ii:;nicnte 1~:1 !a cic:i<i:~ ii?rici;í::i ir:!~licioii~~I :,e, Iiace si ~01~~1iieiitc Iiiibi(!-

. . . i:i I 1 ; : l I:i t. :r;]~or!c $iiie 2! t i o cii ciit.~tiiiii < l ~ ~ i g i i : ~ i!ll V~¡<JS , f !> '3! i i l~ . >;¡ \C ,iCLlJt:i t i l 3C 110 <'X~:>:C l l l l ~ l i < l ~ : i ~ I I ~ < : I ! 1 itsiiii.i ~ i i i i ~ ~iiiirli;ir . ! S i r y t ! i i s <:lo 1:s i e , i I I ; I e i i i i v i ! c : t i y 1 <.,crit«;- qi;c ~msniia I:I coiiior!iiiii;!il del Ilci-i:cl?o roii 1 s i c csti «b!ig:t!ie~ :i

iiidic:ir cn ciiil ílc I;ir iiiuci~is i<!cas <le 1:i jils~icin r \ t 5 l>cris;iii6« y i : ~

clcl>e Ii:ibl;ir ile l : ~ justici;~ co;iio i i únir.iiieiite cxiriicr;~ iiiia, c..!o cs "i;," justici:1.

L;I jus1ici:i ;il~s<iliila, es ilccir, l;i justici:~ como valor ;ibsolulo. soI:i- niciite ~?u:<lc est:ir coiihiituida por iiii;i nor1ii;i que e:ii;iiie <le una auto- iiil:t<l :ibsc!iit;i. ~:iiito vale decir que dc Dics o, cle i i r i sei diviiio, sobre- I t i r ~ i i ~ ~ o . De :ilii que terig:t iiii <-;ir:ic~er inetafisico, y conlo tal, qiie se;, ir,;,cioii:il iio :ii<:csible ;il corioc:iniient~ r;iciorial, esto es, empírico. Si 111s v.il<,re,. rii gciiei;il y el valor justicia en pnrticular están rons- ticiiidos por iioi-nias establcciti;is por volicii~ncs cle seres Iiuinanos, úni- caiiieiitc 1iumlcii ser valores rela~ivos. To<la v e , que las normas que forni;iii estos v;iiores rel>reseni;in cii el seiitido de est;is normas y los vxlores que cnc:ii;,ii boii olijctos l~osibles del conociinicnto racioiial. Esto es pcrfcctarneiitc compatil>le con el li<'clio de que el acto volitivu CLI)O signi1'ic:illo c,rj rcpreseritado por la norm:i, liosce carácter eino- cioiial y iio r ; ic io i~~i i" .~~

El ;icreditacio iusfilósofo italiano Del Téccliio, cn el csperialiradu libro que i.ed;ictó sobr;t La jz¿.\ticia, se incliria a opinar que la Justicia e%, no cabe negarlo, igualdad, armonía, orden, proporcidn; pero es todo eso no solaineiite eii el sentido geiiérico en el que se manifiesta como sinóiiimo de perfección en general, i > de virtud comprensiva de todas I;is deiiiis virtudes, sino tainbiin eii sentido específico y como rcgla detei-1niii;id;t <le la conviveiicia, en I;ts relaciones que se producen de sujeto a sujeto. Todo ello con independencia de aquello que se

KELSLN, Hans. Corta a l profesor Edrnorid Cnlin. "Un documento poco conoci- do de Kelseii", "Revista de la Facultad de Derecllo de México", CN-ZM, Mériri>. t. XXIV, nU~iis. Y5-96, julio-diciembre de 1974, pp. 769.775.

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152 FERNANDO FLORES G A R C ~ A

verifica o puede verificarse en las relaciones entre pluralidad de per- sonas, es p~incipio de coordinación entre seres subjetiuos.8'

H. Coing reafirma que conio valor objetivo la justicia se orienta a nuestra actitud y nuestra relación con el prójimo. Ella nos exige que reconozcamos al prójimo del inismo modo que deseiramos nosotros ser reconocidos, vivir y desarrollarnos. La justicia obliga a reconocer al otro.. . excluye un determinado tipo de actitud respecto del próji- nto: el trato arbitrario, caprichoso y la violencia.82

El principio esencial radica en la primacía de la justicia y del Dere- cho; es decir, del Derecho corno encarnación de la justicia, proclama Carlyle.83 Como antes declaraba Santo Tomás, que el Derecho se llama así porque es justo (Summa Theologica, lla, Ilae, 57, 1). Villoro, en México, se pronuncia porque el Derecho es el instrumento, incesante- mente renovado para realizar la justicia; y es el mínimo de amor exi- gido en sociedad.8* Legar y Lacambra asentaba que si el Derecho es realización de la justicia en la vida social, su contenido se traduce formalmente en una delimitación de las esferas correlativas de licitud y deber, conjugando las exigencias institucionales del bien común y las de la autonomía individual.S5

Cualquiera que sea el conjunto de elementos o argumentos que se acepten para configurar la finalidad, la meta, el ideal y la aceptación de Ia justicia, al que se le ha confundido con la preceptiva jurídica, es innegable que su importancia se acentúa en su aplicación que ahora nos interesa. Ya se acuda a una imagen paralela a la de ser Iiumano, qtie se dice tiene un aspecto material corpóreo y otro espiritual, el alma; así, el Derecho tiene una estructura doble: una somdtica, el con- junto de normas y otra su basamento estimatiuo, la justicia. Ello nos llevaría a la ambicionada organizacibn estatal, en la que el aparato jurídico fuera justo. (Ésta es nuestra premisa mayor del silogismo).

Ese Derecho objetivo tiene, o mejor dicho, debe ser aplicado por las personas, por los sujetos de derechos y obligaciones, por sus destina- tarios, al realizar su intercambio de conductas con respecto de otras

81 DEL Vecrnio. Giorgio, La juiticia, trad. de Fiancisco P. Laplaza, Editorial De- vzlina. Buenos Aires, 1952. VV. 3-55. 82-90. . .

8% Fundamentos, cit. pp. 124-125. 83 LOS fines, cit. p. 81. S4 VILLORO T o a ~ ~ m , Miguel, Lecciones de Filosofia del Derecho, Procesa de la

razón v el Dereclio. Ed. Porrúa, México. 1973. V V . 480-481. . . 8s LEGM Y LAWDIBRI. Lui5 Filosofia de1 Derecho, Bosch, Casa editorial, Barcc-

lona, 1972, p. 293.

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11<:1sc>n:n. Eri este punto viblunibro dos posil>les rutas: una, seguida 1x:i- 1 i ~ s ju,,tu,s, o sea, por los seres que obedeceii I;is iiormas justas; ~10s . c1 ciiriiiiio ado1it;ido por los injustos. iiot los vio1;idores de los iii:iiidamieiiios juridicos, ix>r lo que provoc;iii la controversia de iiite- rsscs (este es el caso concreto, del litigio iiiroado y qiic sc dclx arre- gliir. y qiie iiiteqa la premisa menor del silogisnio). Por fortuna, aquí es doiicie sc ;igigant;i la función social dc 121 1ireceptiv;i iiistroincntal o [>rocis:rl, quc es encarnada por los juzg;tdores, por los Ii&teroconipo- iiedores judiri:ilcs; y, adeniis. como 721 e11 rel~ctidas ocasioiies mf.iicio- ni. que iriclica y ordena el procedc; (le 10s combatientes Iiasta llegar 21 I n , i ; i i i i l> i i t i juiln ioluciiiii, qiie rii 1:i sctitciicia de fondo, se cxpre- s;iri:i cii sur ~ ~ u i i t o s resoliitiaos (6st;i sii-ií l;i conclusii~n del silogismo iiii;igliiaclo). Cori estas liipótesis y i>laiite;iiriicrito sin duda. se enaltecen el valor de justicia, como firialidncl perse~uid ;~ tanto por el Derecho eir general, como por el sector de iiorinas adjetivas; y, por desgracia se riii~ltiplicari las muesuas de Ias garras destrlictoras de las confron- taciones de intereses.

Después de este interesante recorriclo por los policromos y lumi- iiosos pensaniientos vertidos acerca de 1:i Ttisticia, comprendemos el porqut: de 1;i eterna dificul~ad par;< Ilegai a un concepto iiriivoco de ella. de lograr una idea que tenga I;i acel~tación generalizada del sus- tciito 6tico del instrumental jurídico. iQui ;irdua y complej;~ tarea!

No obstante, cada lino de los Iiumaiios tieiie un "sentimiento", una a]>rvciacióri subjetiva, una valoraciúii perioiial de lo que cs "justo" o par lo coiitrario, de lo que cataloga roriio "iiiiirsto" ;il 11resenci;ir iiii Iiecho, o al realizarlo eri la vida real, i), aún al leer una argnmen- e .i<ióri : cualqiiiera. iQi16 indignación se siente y se vive al contemplar el ataque qiie 1111 abusivo adiilto fortüchiiii comete contra una frágil nieiior!; y, ; q i i l : satisf:icción y Iiasta fe1icicl:id nos I~ririda la realiraciún di. i i i i acto iiol>lc o caritativo de socorrir a iin indigeníc; o, Ilana- iiicnte el regocijo espiritual que coin~>;iriiiiios eri los festejos de la Na- vida<l. en los que apreciamos mayoi-meiiie cl (kir qiie el rccibir. iQué grato es vc'r felices a los nuestros y ~.cci]ii-oc;ir lo, cuid;idos y dones que 110s Ilaii otorgado desiiiteresaclniiieii~e!

Y eii iiiatcria jiiridica, nos eiiorgullccc l:i supresióii legal del agio; <Ic la proteccióii :I los dereclios hunianos. 0, bien, cn materia judicial, 110s cirilmrga la eiiioción y nos llena <le c<~iriplaccii< ia el clictado <le la sc1111.11cii7 qiie abstielve n uri injust;iii:cii~e :~cusado; o In que corideri:~ (iio ;i la muerte) a iin cobarde scc~iestr;idor, o J. un p i s agresor.

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Si, eri cfecto i:il!i csti cobrando ida la Justicia! Si, a pesar de los obnul>ilados pesi111ist:is o de los oi>cec:idos iiinte-

rkilistzs, la Jiislicia si existe. Pero, el pero que persiste y nos :igol>i:t, coico eri los otros 1:l.iniea-

niientos foijados en torno a las dciiiis finalidades del Derecho revi- südas: tambikn, respecto de la jiisticin tciicirios que lanientar, qiie eii veces y mAs veces, eii iiinúiner;ii oportunidades, el sui-girnieiiio del rriuldito (perdCn, por lo soez de I;I expresiúii, pero ine quedP corto) litigio, 11:ice (!esvniiecerse la del Ucreci:~. Y pni:i no caer en el c;ios pernianente de la irijuiticia, Iiabicinos d:: i-clriici;ii- l;i tnren soci:tl e individual del orden juridico.

Por eso, creo haber justificado los epiletos con qiie rubriqué el npar- tado 5 de este ensayo. El litigio es uii fictico fiii<iiiictio pcriiirioso, ízntijtiridico, arzlisocial e inhumano. Es anlijuridico porque aniquila o en el menor de los perjuicios, aleiarga la teleologia jurídica, hacien- do inoperante los beneficios magníficos del quehacer del Dereclio. Es antisocial porque ataca a la coniunidacl ;tl iiiipedirle alcanzar sus idea- les de bienestar y progreso (razún bisica de la vida colectiva). Es inhumano debido a que crea incertidumbre, quebranta la paz; eiitor- pece el bien común (que abarca a los individuos particulares), puede lesionar la libertad, la igualdad y la dignidad humanas; resqiiebraja el orden, y, Iiace I > e l i p ~ r la equidzid y 121 justicia. Enfreiit;~ a sujetos, a agrupaciones y a naciones, I!evAndolos a la violeilcia y al extcrmiriio.

Es el litigio, es el conflicto de interts tina auténticii lacra de la liu- manidad.

Esta conclusiún muestra la trascericlericia de la fuiición social del aparato normativo juridico. Principal instrumento para componer, para solventar, para solucionar las daiiinai controversias de intereses.