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1La Confederación de Trabajadores de laEducación de la República Argentina(CTERA) se suma a la conmemoración

del Bicentenario de la Declaración de la In-dependencia con una propuesta editorialque invita a reflexionar sobre el sentido deaquella gesta patria y su devenir histórico.

La conmemoración del bicentenario se daen un momento histórico en el que, desdeel punto de vista político y económico, esnecesario volver a preguntarnos por el sig-nificado que cobra hoy la independencia denuestro país. Lo consideramos necesarioporque, así como a principios del Siglo XIXsobrevolaba en la patria naciente la idea dela restauración conservadora, hoy tambiénen el aire de nuestra época hay clarasseñales que dejan al descubierto las inten-ciones de volver a someter a la Argentina auna situación de dependencia y hacernos“doblar la rodilla” frente a los designios delas potencias mundiales en el orden globalcapitalista neocolonial.

Lamentablemente no son sólo “intenciones”de la restauración conservadora las quepodemos observar en la actualidad, sinogolpes bruscos de timón que se ponen demanifiesto en los hechos concretos, en losgestos de la oligarquía gobernante, y en las

medidas políticas y económicas tomadaspor el gobierno de derecha en el contextoactual: Pago a los fondos buitres en condi-ciones de entrega del patrimonio nacional;incorporación de Argentina a la Alianza delPacífico en calidad de país observador; reu-nión con los gobernantes ingleses sinningún reclamo enérgico por la soberaníasobre las Islas Malvinas; visita al país delpresidente de los Estados Unidos con clarasmuestras de abdicación y condicionamien-tos para la firma de tratados bilaterales decomercio e instalación de bases militares;pedido de perdón a los empresarios es-pañoles por el “sufrimiento del capital” radi-cado en nuestro país en la última década;decreto presidencial dando a los militaresautonomía del poder político y constante ac-titud de genuflexión frente a los poderososdel mundo con abandono de las políticas deintegración latinoamericana que habían ca-racterizado a nuestros países especialmentedesde el “no al ALCA” en el año 2005.

Frente a esta situación, desde los movi-mientos sociales, las organizaciones sindi-cales, las escuelas, los barrios y las comu-nidades queremos seguir hablando de laindependencia en su sentido amplio y tra-

* Secretaria General de CTERA, Secretaria General de AMSAFE

Sonia Alesso*[ ]

Editorial

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bajar para lograr que su realidad sea efectiva.

Por ello, con esta publicación queremos hacerun aporte mostrando nuestro punto de vista yponiendo en manos de los docentes y estudian-tes de nuestro país un material que invite a la re-flexión y recuperación de los conceptos másfuertes desde el origen de la Argentina: “Revolu-ción e Independencia”. Un material que pro-mueva el análisis del devenir de la gesta en todoel territorio y a lo largo del tiempo, los avancesy los retrocesos, las disputas por el sentidopolítico y cultural de la emancipación y el papelde los distintos sujetos sociales históricos.

Para esto contamos con el valioso aporte de ungrupo de historiadoras e historiadores de diver-sos puntos de nuestro país y del Uruguay queha decidido colaborar en esta iniciativa apor-tando sus conocimientos y reafirmando su com-promiso como trabajadores de la educación, laciencia y la cultura.

Desde este espacio, pensamos que hoy la clasetrabajadora se tiene que apropiar del festejo, dela conmemoración, y de los nuevos desafíos quesignifican hacer de la independencia una reali-dad concreta; pues, en manos de los empresa-rios gobernando, la independencia tal como laconcebimos, corre un serio peligro. /

“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia,no tengan doctrina, no tenganhéroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo,separada de las luchas anteriores:la experiencia colectiva se pierde,las lecciones se olvidan. La historiaparece así como propiedad privadacuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”

Rodolfo Walsh

Reportaje de Ricardo Piglia a Rodolfo Walsh. Marzo 1970.

Mural Bicentenario realizado por Miguel Rep en Buenos Aires yTucumán. Actualmente se encuentra alojado en la Biblioteca Na-cional para que el público pueda visitarlo.

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La idea de la Independencia atraviesa la historiamisma de nuestro sindicato como conceptoteórico y político, siempre presente, tanto

desde el momento de la constitución como entodo el proceso de lucha, resistencia y organi-zación de la clase trabajadora docente hacia laconstrucción de un proyecto político y educativonacional y popular emancipador.

La CTERA siempre ha planteado que no se puedepensar un proyecto educativo al margen de unproyecto político de país, y para ello las ideas deindependencia, emancipación, Patria libre y sobe-rana se tornaron en valores de referencia impres-

cindible, irrenunciable e ineludible para nuestra or-ganización. Desde esa perspectiva, la idea de “in-dependencia” ha sido siempre una condiciónconstitutiva, una aspiración, un punto de referenciapara la resistencia, una bandera de lucha, un faro,un horizonte y la guía para pensar nuestro proyectoeducativo como clase trabajadora.

Los sectores liberales y conservadores han actua-do permanentemente, a lo largo de toda nuestrahistoria, tratando de acallar aquel grito original deindependencia. Lamentablemente en no pocasoportunidades han logrado que esa independenciapolítica fuera relativa y que no pudiéramos llevar

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* Secretario de Educación de CTERA.** Secretaria de Cultura de AMSAFE.

Miguel Duhalde* / María Sormanni**

E l día de la “Declaración de la Independencia” es tomado y resignificadopermanentemente en el campo educativo, no sólo como símbolo, fechade recordación o efeméride escolar sino también como uno de los hechos

fundacionales de nuestra historia que remite a los valores esenciales para pen-sar la sociedad, la educación y los propios modos de organización de los do-centes en tanto sujetos sociales constitutivos de la clase trabajadora.

La idea de

[ ]

“Independencia” para losTrabajadores de la Educación

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adelante nuestra lucha libertaria. Frente a losproyectos conservadores y oligárquicos neocolo-niales siempre estuvo la clase trabajadora organi-zada resistiendo y construyendo un proyecto parala verdadera y definitiva emancipación. Procesoque no estuvo exento de contradicciones internas,matices de posición, idas y vueltas, pero que, entodo caso, representó siempre a los sectores po-pulares, a los oprimidos y explotados frente a losembates constantes de la dominación colonial.

En ese camino de la resistencia nuestra organi-zación sindical siempre ha planteado la necesidadde comprender el pasado para entender los pro-blemas y las condiciones del presente. Esta pers-pectiva de la revisión histórica como clave para laconstrucción colectiva de un proyecto educativoen el marco de un proyecto de país es la posiciónque ha construido la CTERA a lo largo de todo estetiempo.

Basta resignificar algunos momentos de esa histo-ria para dar cuenta de cómo el ideal independen-tista ha sido y es constitutivo de este proceso, juntoa la idea de solidaridad, igualdad y justicia social.

Cuando la CTERA quedaba constituida en el año1973, en la declaración de principios de HuertaGrande, ya se planteaba la preocupación originalde nuestra organización por terminar definitiva-mente con la dependencia colonial.

Esta idea independentista permaneció a lo largo dela historia misma de nuestra organización, la cualha sabido plantear que el debate por un proyectoeducativo y la defensa de la educación pública nopodían escindirse de las disputas necesarias en elcampo político, cultural y económico.

Huerta Grande, La Marcha Blanca, la CarpaBlanca, la lucha contra la Ley Federal, el logro deuna Ley de Financiamiento y un nueva Ley de Edu-cación Nacional, el No al ALCA y la construcciónde un Movimiento Pedagógico Latinoamericano,son las huellas vivas del persistente batallar de laCTERA en su constante preocupación por la cons-trucción de una sociedad con igualdad y justiciasocial para todos y todas a lo largo de toda la vida.Son los hitos y huellas de la histórica y constantelucha por el derecho social y humano a la edu-cación pública y popular, es decir, por una edu-cación para la emancipación… /

“El profundo proceso de transformaciones políticas, económi-cas, sociales y culturales, que nuestra patria necesita para elimi-nar la dependencia, concretar una sociedad justa y el pleno ejer-cicio de la democracia, requiere que la educación propenda aldesarrollo de la conciencia y actitudes científicas y críticas delos educandos frente a la realidad y la sociedad”...

“El docente, trabajador de la educación, está trascendiendo lacondición de transmisor de conocimientos para actuar perma-nentemente como un factor importante del avance social queposibilitará la auténtica liberación del hombre, la patria y lospueblos.”

CTERA, Congreso de la Unidad Docente. Huerta Grande, Córdoba, 1973.

Acto 1er Aniversario del Cordobazo - 1970Buscarita Roa y Julio Morresi, Abuela y Padre de Plaza de Mayo

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Para 1816 la revolución iniciada enmayo de 1810 vivía una crisis degrandes proporciones. En Europa

las grandes potencias formaron la SantaAlianza que condenó a cualquier go-bierno surgido de una revolución. Fer-nando VII volvió a su trono y se negó anegociar nada que no fuera la rendiciónde los insurgentes. Los realistas ameri-canos y tropas españolas llegadas deEuropa vencieron a casi todos los revolu-cionarios de América. Los rioplatensesquedaron en pie pero divididos en dosbloques rivales: la Liga de los Pueblos Li-bres, con un proyecto confederal, y lasProvincias Unidas, con un sistema cen-tralista. Pero incluso en estas algunasprovincias, sobre todo Salta y Córdoba,se negaban desde 1815 a estar someti-das a la capital, Buenos Aires, y dejaronde obedecer a los directores supremosque gobernaban desde allí.

En ese contexto se convocó en Tucumán-muchos no hubieran aceptado una reu-nión en Buenos Aires- un congreso paravolver a unir a las provincias y para de-clarar la independencia. La situación hizoque esta última opción fuera inevitable.A partir de 1810 hubo dos proyectosdiferentes entre los revolucionarios.Todos querían el autogobierno: elegir susautoridades, manejar su economía ydejar de depender de España. Pero al-gunos pensaban que eso podía hacerserespetando al rey, convirtiendo a lamonarquía en un espacio federal en elque cada territorio valiera lo mismo queel resto. En cambio, otros plantearondesde el principio la conveniencia de in-dependizarse por completo. Para 1816,

la intransigencia de Fernando VII sepultólas esperanzas autonomistas. El rey sóloaceptaba volver a las cosas como eranantes, algo inadmisible para los revolu-cionarios. La única alternativa era la in-dependencia. Y si esta fallaba el destinoera sombrío: los periódicos porteñoscontaban con truculencia las ejecu-ciones, prisiones, destierros y embargosde bienes que los realistas llevaban ade-lante allí donde triunfaban.

Entonces, no había dudas en que se ibaa declarar la independencia, lo que no sesabía era si realmente el Congreso lle-garía a realizarse, dada la enorme des-confianza entre las provincias y entre dis-tintos grupos políticos dentro de ellas. Al-gunos diputados que llegaron a Tucumándudaron hasta último momento que elencuentro funcionara. Aunque hubo ne-gociaciones intensas para sumarlas, las

Gabriel Di Meglio*[ ]

Romperlos violentos vínculos

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* Instituto Ravignani (UBA-Conicet), Universidad Nacionalde San Martín.

Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna. Revolución de Mayo.Ilustración Miguel Scenna.

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provincias que dirigía Artigas en la Ligade los Pueblos Libres decidieron no par-ticipar. Si bien contemplaban la posibili-dad de la unión con el resto, no con-fiaban en el elenco político que se reuníaen Tucumán. Recientemente se ha afir-mado que en 1815, en el Congreso deOriente al que las provincias de la Ligaenviaron representantes (en Concepcióndel Uruguay), habrían declarado su inde-pendencia, pero no hay ninguna eviden-cia que permita respaldarlo. No hay unacta ni se juró en ningún lado, ni ningunode los diputados presentes lo comentó,con lo cual todo indica que no hubo taldeclaración. En realidad el congreso teníacomo propósito negociar la unión conBuenos Aires, pero las tratativas fra-casaron y se disolvió. De todos modos,es posible que los Pueblos Libres se con-sideraran ya independientes de Españadesde el afianzamiento de la Liga en1815, sin hacer una declaración formal.

LOS OBJETIVOS DEL CONGRESO

Los diputados de las Provincias Unidas,incluyendo algunas del Alto Perú que es-taban bajo poder realista, lograron final-mente formar el Congreso en marzo de1816. Se plantearon cinco objetivos prin-cipales:

• reconstruir el poder central eligiendouna autoridad respetada por todas lasprovincias; • declarar la independencia, definir elplan para intentar ganar la guerra con losrealistas;• reconstruir el orden interno terminandocon las agitaciones que trajo la revolu-ción; y • definir qué forma de gobierno tendría elnuevo país.

El primer esfuerzo fue designar un direc-tor supremo. Circularon varios nombrespero al final quedaron dos: Juan Martínde Pueyrredón, un porteño que habíaconocido la desgracia política en añosanteriores y era diputado al Congresopor San Luis, y José Moldes, un salteñofamoso por su fuerte animadversiónhacia Buenos Aires. La delegaciónporteña y otros diputados aliados traba-jaron duramente contra Moldes, quien nopudo asumir su banca, y en la elecciónresultó ganador Pueyrredón por unanimi-dad. Fue un paso importante para elCongreso, ya que reconstruía una autori-dad general que en teoría sería res-petada por todos los integrantes delCongreso. El sistema centralista renacía.

%“Primera huelga docente” realizada el 20 de noviembre de 1881,las maestras de la Escuela Graduada y Superior de San Luis sus-pendieron las tareas de la escuela por llevar ocho meses sinpercibir pago.

Fuente: Secretaría de Formación Político Sindical "Clase trabajadora, nuestra lucha". SUTEBA, 2013.

Luchas y resistencias populares

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De inmediato los diputados urgieron aPueyrredón a volver a Buenos Aires acalmar los ánimos, ya que se vivía unasituación política compleja debido alproyecto de un sector porteño de con-vertir a Buenos Aires en una provinciafederal y que dejara de ser capital paradedicarse a sus propios asuntos. Loscentralistas lograron derrotar la iniciativafederal, pero se temían enfrentamientosarmados y se encargó al directorsupremo terminar con esa agitación.

El segundo paso fue la declaración de laindependencia. El 9 de julio, en medio deun gran entusiasmo, el Congreso declaróque: “es voluntad unánime e indudablede estas provincias romper los violentosvínculos que las ligaban a los reyes deEspaña, recuperar los derechos de quefueron despojadas, e investirse del altocarácter de una nación libre e indepen-diente del rey Fernando VII, sus suce-sores y metrópoli”. Resaltaban que el do-minio español se había fundado en lafuerza, no en el consentimiento, con locual era ilegítimo. Días más tarde,cuando se supo que era inminente unainvasión portuguesa contra la Liga de losPueblos Libres, los diputados agregaronun cambio a la declaración: que la inde-pendencia era también respecto decualquier otra dominación extranjera.

En relación con la guerra, algunosdiputados querían volver a organizar ungran ejército para enviarlo al Alto Perú (laactual Bolivia), donde tres expedicionesrevolucionarias habían sido vencidas enlos años anteriores. Pero Pueyrredónoptó por otro proyecto. En Cuyo, José deSan Martín estaba preparando unejército para atacar a los realistas enChile, y pensaba que era más efectivoavanzar desde allí hacia el Perú, el granbastión del rey en Sudamérica, que in-tentarlo otra vez a través del Alto Perú.En el mismo julio de 1816, Pueyrredóny San Martín se reunieron en Córdoba ehicieron un pacto: el primero daríaapoyo total al plan cordillerano, y el se-gundo reorganizaría la Logia Lautaro -que había dirigido la revolución entre1812 y 1815- para ponerla al servicio del

nuevo director supremo. Seis mesesmás tarde San Martín iniciaría el cruce delos Andes.

La obsesión de los diputados era recons-truir el orden interno. El 1º de agosto elCongreso lanzó un manifiesto en el quelamentaba cómo se habían roto los “vín-culos de obediencia y respeto a la autori-dad” y afirmaba que había llegado lahora de cambiar. “El estado revolu-cionario no puede ser el estado perma-nente de la sociedad: un estadosemejante declinaría luego en división yanarquía”. Por lo tanto, quienes pro-moviesen una insurrección o seopusieran a la autoridad del Con-greso y del director supremopodían ser condenados a la ex-patriación o a la muerte. El nuevolema era “fin a la revolución, prin-cipio al orden”. Estas ideas se di-fundieron por otros medios paraque llegasen a toda la población.Un verso del Cielito de la Inde-pendencia que se dio a conoceren Buenos Aires en septiembredecía:

“Todo fiel americano, hace a la Patria traición, si fomenta la discordia y no propende a la unión”.

Para asegurar el control interno,se dejó la defensa de la fronteracon los realistas del Alto Perú

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José Gervasio Artigas

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8en manos de las milicias gauchas de Salta y Jujuy, altiempo que el ejército, al mando de Belgrano, fue ubicadoen Tucumán, desde donde reprimió en 1816 levantamien-tos contra las autoridades que se produjeron en La Rioja,Córdoba y Santiago del Estero.

El Congreso fracasó en definir la forma de gobierno parael nuevo Estado. Por el influjo de la restauración conser-vadora en Europa, y como modo de poner fin a la revolu-ción, muchos pensaron en apelar a un rey para las Pro-vincias Unidas, establecer una monarquía constitucional.Belgrano propuso que ese rey fuera un descendiente delos incas, y así se lograría el apoyo de los indígenas en laregión andina, que podía decidir el futuro de la guerra.Además, muchos revolucionarios se filiaban con el pasadoincaico como un modo de afirmar su identidad americanafrente a los españoles. San Martín, Güemes y muchosdiputados apoyaron el proyecto, pero otros se opusierony hubo un fuerte debate en la prensa entre los partidariosdel plan y los que lo rechazaban. Estos defendían que elnuevo país debía ser republicano y oponerse a cualquierrey. La cuestión quedó inconclusa en ese momento.

Unos años después el sistema político reorganizado en Tu-cumán se derrumbó. Pero el principal aporte del Congreso,la declaración del 9 de julio, se mantuvo como referenciaineludible para cualquier proyecto político desde entonces.El mito de origen de la Argentina quedó para siempre aso-ciado a dos conceptos muy fuertes: Revolución e Indepen-dencia. /

Conviene partir de lo que se sabe y nosiempre se recuerda. El Congreso de1816 contaba con diputados por

Buenos Aires, Tucumán, Salta, Jujuy, SanLuis, San Juan, Mendoza, Catamarca, LaRioja, Córdoba, Santiago del Estero,Charcas, Chichas y Mizque pero no habíarepresentantes de Santa Fe, Corrientes,Entre Ríos, Misiones y la Provincia Orien-tal que integraban el Sistema de losPueblos Libres; tampoco del Paraguay ymenos aún de las poblaciones indígenasdel Chaco y pampa-patagonia que no es-taban sometidas a la sociedad hispano-criolla. Ese Congreso declaró la inde-pendencia pero habría que recordar quela proclamación de Bolivia como estadoindependiente se produjo en 1825, la delUruguay en 1828 y la del Paraguay en1842. Y que República Argentina fue ladenominación elegida para nombrar unnuevo estado recién en 1826. El registrode estas evidencias deja algo en claro: elVirreinato del Río de la Plata no fue unaprefiguración de la Argentina, comomuchas veces se piensa.

Raúl Fradkin*[ ]

AmericanosDel SudFiesta de la Independencia. Pancho Fierro

9 de Julio de 1816. Declaración de la Independencia Argentina

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EL NOMBRE Y EL DESTINO

Podemos, entonces, considerar una se-gunda cuestión: desde el comienzo delproceso revolucionario los gobiernos consede en Buenos Aires intentaron ejercersu autoridad sobre todo el Virreinato yacuñaron la denominación de ProvinciasUnidas del Río de la Plata. Esa denomi-nación, incluso, fue recuperada por laConstitución Argentina en 1853 comoequivalente a República y ConfederaciónArgentina con el claro propósito de legiti-mar el nuevo orden y proclamar la con-tinuidad jurídica de su soberanía.

Sin embargo, suele pasarse por alto queel Congreso de 1816 no declaró la inde-pendencia argentina sino que tomó ladecisión de constituir “una Nación libre eindependiente del Rey Fernando VII sussucesores y Metrópoli” en nombre de lasProvincias Unidas en Sud América ypocos días después agregó “y de todaotra dominación extranjera”. Era, porcierto, la declaración de una “indepen-dencia nacional” pero esa nación no erala nación argentina y el término nación nohacía referencia a ninguna homogenei-dad cultural supuesta, sino a un pactopolítico sostenido en la voluntad y el con-sentimiento de los pueblos.

Para comprenderlo conviene atender, almenos, a dos problemas. Por un lado, elproceso revolucionario había forjado unaidentidad americana politizando el usode un término que hasta entonces teníaun sentido básicamente geográfico. Enun principio se impuso la distinción entreespañoles europeos y españoles ameri-canos heredada del último tramo del pe-riodo colonial, pero rápidamente lascosas empezaron a cambiar. Ante todo,porque esa distinción definió un alinea-miento político y derivó en el antago-nismo entre americanos y españoles.Pero también porque americanos em-pezó a incluir a los “naturales” y a lascastas, no sin tensiones, disputas y con-flictos. De esta forma, América pasó aser el modo de nombrar una identidadcolectiva de neto corte político así comouna causa producto de la crisis revolu-cionaria aunque conviviera con otrasidentidades colectivas de referencia te-rritorial menos extensa.

Por otro lado, ese americanismo estabaindisolublemente entrelazado con laguerra abierta en 1810 y si algo estabaclaro para 1816 era que su desenlacehabría de decidirse en el mundo andino.Por eso, realistas y revolucionariossabían que su futuro dependía del apoyo

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* Instituto Ravignani (UBA-Conicet), Universidad Nacional de Luján.

Acto escolar en el Día de la Independencia.

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que pudieran obtener entre las comu-nidades indígenas andinas.

Pero, ¿podía la revolución rioplatensetraspasar la jurisdicción del Virreinato delRío de la Plata e internarse en la delPerú? Así lo había propuesto Juan JoséCastelli en 1811 pero el gobierno revolu-cionario no compartió la idea. Sin em-bargo, su cautela no fue compartida porotros actores: así, por ejemplo, la prédicade Castelli en el Alto Perú se transformóen un rumor que circuló por el sur perua-no anunciando que cuando llegara el“Inca Castelli” se iba a poner fin al tributoindígena. Más aún, la insurrección deCuzco de 1814 lejos estuvo de respetarlas jurisdicciones heredadas y se propa-gó hasta La Paz, aunque ya estaba de-rrotada cuando comenzó a sesionar elCongreso.

Ese contexto torna comprensible al-gunos debates que dividieron a los con-gresales, como la propuesta de instituiruna monarquía y entronizar un descen-diente de los Incas. Y también algunasde sus disposiciones: el nombre adop-tado para el nuevo estado, la publicacióndel acta de independencia en castellano,quechua y aymara o la proclamación deSanta Rosa de Lima como “Patrona de

la Independencia de América”. La inde-pendencia y la guerra debían ser ameri-canas como lo confirmó la campaña aChile y el Perú.

LA OTRA GUERRA DE INDEPENDENCIA

Sin embargo, la guerra en Chile y losAndes no fue la única que se libró en elsur. Para 1816 los pueblos del litoral in-tegraban el Sistema de los Pueblos Li-bres bajo la conducción de José Artigasy lo reconocían como su Protector. Arti-gas gozaba de enorme influencia populary algunos testimonios indican que era re-conocido como “el Verdadero Restau-rador de la América” e incluso como “laverdadera Patria”, dichos expresivos delas visiones populares del Directorio.

Los artiguistas (“anarquistas” los deno-minaba el gobierno directorial) se habíanconvertido en una alternativa revolu-cionaria más radical. Entre los PueblosLibres el sentimiento independentista es-taba extremadamente extendido pero suabierta oposición al Directorio y el Con-greso no apuntaba a la secesión sinoque expresaba su voluntad de no some-ter a los pueblos a la autoridad de un go-bierno superior y por eso exigían quefuera confederal y republicano. De este

1878. Unión TipográficaBonaerense.

1909. Acto del 1ro de mayo

de FORA y UGT en Plaza Lorea.

1907. Huelga de inquilinos.

%

1910. Centenario de la Revolución de Mayo.

Festejos.

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modo, la disputa entre las ProvinciasUnidas y los Pueblos Libres se expresóen sus lemas: “En Unión y Libertad”,proclamaban las primeras; “Libertad yUnión”, clamaban los segundos. Erandos maneras opuestas de entender ellugar de los pueblos en la unión. El ordende los factores alteraba el producto…

La influencia del artiguismo por todo ellitoral se apoyaba en una intensa movi-lización popular pero también en lasalianzas que supo construir con las co-munidades indígenas y parcialidades nosometidas. Era una original construc-ción política surgida de la guerra quehasta junio de 1814 se había libradocontra el gobierno de Montevideo, elúnico bastión rioplatense de las fuerzascontrarrevolucionarias, y hasta princi-pios de 1815 contra las tropas del Di-rectorio que ocuparon la ciudad. Su de-rrota y retirada permitió la organizaciónde la Provincia Oriental y del Sistema delos Pueblos Libres.

Esa situación sería incompresible sin lasinvasiones portuguesas que asolaron nosolo la campaña oriental sino también atodos los territorios ribereños del ríoUruguay y que convirtieron esa lucha enun componente decisivo de la guerra deindependencia rioplatense. La primera in-vasión en 1811 motorizó la emigración dela población rural de la campaña orientala la banda occidental del río Uruguay, ex-tendió la influencia de Artigas por toda laregión y radicalizó la insurrección. La se-gunda, iniciada en 1816, se transformóen una guerra generalizada por todo ellitoral y devino en el intento de losguaraníes misioneros de reconstruir laantigua provincia jesuita impulsando la in-surrección de los pueblos guaraníes queestaban bajo la jurisdicción de BuenosAires, Paraguay o Portugal. Era unproyecto autónomo integrado al Sistemade los Pueblos Libres en el cual cadapueblo ejercería su autogobierno sin su-bordinación alguna ni a los jesuitas ni alas autoridades de Buenos Aires, Asun-ción, España o Portugal. Esa insurrecciónera, así, una revolución aun más radical yestaba protagonizada por los indígenas

guaraníes y logró extenderse sobre Co-rrientes pero fracasó en su propósito deafianzarse en el sur del Brasil.

En tales condiciones, una alianza entre elCongreso de las Provincias Unidas y losPueblos Libres fue imposible y mientrasaquellas llevaron la guerra a Chile y elPerú, éstos debieron enfrentar unaguerra contra la dominación portuguesa.

FINAL

Las historiografías latinoamericanas seconfiguraron durante el siglo XIX y engran medida la independencia fue eltema en torno al cual se formaron. Apoco de andar, la escritura y la en-señanza de la historia pasaron a tener unlugar relevante para los estados na-cionales que se estaban construyendopues encontraron en la historia una he-rramienta de legitimación. De este modo,terminó por imponerse una memoriafragmentada de lo que había sido unahistoria común, una memoria divididapor los marcos territoriales que esos es-tados lograron delinear a lo largo delsiglo XIX. Por eso para entender los dile-mas y los significados de la declaraciónde independencia de 1816 resulta im-prescindible recuperar esa historia co-mún de los americanos del sud. Nuncafalta el argentino que se lamente porquesupuestamente “perdimos” los territoriosque integraban el Virreinato: sería buenoadvertir que si algo se perdió en aquellosaños fue la posibilidad de que la inde-pendencia derivara en la formación de unestado independiente que integrara lospueblos del sud de la América. /

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Entrevista en Yatasto entre el Gral. José de SanMartín - Manuel Belgrano yMartín M. de Güemes. Oleosobre tela de Manuel Francisco Yglesias.

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L a imagen pintoresquista de la de-claración de la Independencia hacecreer que la revolución y lo que la

rodeó fue un proceso natural, inscriptoen el orden mismo de las cosas, por esosin necesidad de forzamientos ni violen-cias. Mucho más que billikeneana o deefemérides escolar, esa perspectiva espoderosa porque expresó y expresarásiempre los consensos conservadoresde nuestra sociedad, que gustanquedarse fijos en las estampitas del Ca-bildo y de la Casa de Tucumán. Valerecordar, entonces, que en 1816 pendióde un hilo lo conquistado en la dinámicapolítica y social abierta en 1810; que lacontrarrevolución realista estuvo cercade arruinar en todo el continente las ex-periencias flamantes de poderes demo-cráticos y autónomos de dominacionesextranjeras; por lo tanto, de obligar a

mayores sacrificios y derramamientosde sangre.

¿Cómo se origina esa coyuntura nefastapara los americanos? Fernando VII,cuya captura a manos de las fuerzas deNapoleón había generado la crisis depoder aprovechada por los revolu-cionarios, vuelve al trono a fines de1813. Está decidido a erradicar todo loque huela a libertades en la península ya recuperar su dominio de las coloniasamericanas. La derrota de Napoleón, entanto hijo de la Revolución Francesa,alivia a las clases conservadoras detoda Europa que acarician así la posibi-lidad de que el mundo vuelva a suquicio. El general español Pablo Morilloparte de Cádiz a comienzos de 1815 alfrente de una fuerza expedicionaria de10.000 hombres. Corre la noticia de

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Año terrible“E l año 1816 fue el año terrible de la emancipación americana” escribe José María Ramos

Mejía en Las multitudes argentinas. “Los ejércitos inertes o destrozados, el gobierno sinautoridad, pobre y desarmado en el rincón más olvidado del territorio. Los hombres diri-

gentes muertos o desterrados, o cuando menos paralizados por el tremendo desastre.” Aunqueeste diagnóstico contundente fue escrito cuando el siglo XIX terminaba, es muy probable quequienes llevaron adelante la revolución y los miles que enfrentaron en los campos de batallas alos realistas también tuvieran la impresión de estar viviendo un año terrible.

Javier Trimboli*[ ]

* Escuela Normal SuperiorNúmero 7, Ciudad de Buenos Aires

Imagenes:1. El Éxodo Jujeño comandado por el generalManuel Belgrano. 23 deagosto de 1812.2. Simón Bolivar y Jósede San Martín en la Entrevista de Guayaquil.26 de julio de 1822.3. Guillermo Spinelli (dir.),Argentina desde el mar:introducción a la historianaval argentina 1776 -1852. Ciudad Autónomade Buenos Aires, ArmadaArgentina, 2014.

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que desembarcará en el Río de la Plata.Otra que un telegrama de despido o unalista negra. Ante la inminencia de un es-carmiento feroz, cuesta mucho encon-trar a un clérigo dispuesto a tomar lapalabra desde el púlpito el 25 de mayopara conmemorar lo sucedido 5 añosatrás. No es difícil imaginar la inquietud,el miedo, la indecisión. Belgrano sepasa buena parte de 1815 en Inglaterra,en busca de una alianza con una ramade la familia de los Borbones para quela restauración monárquica que pareceinevitable respete algo de lo alcanzado.Por otra parte, la saña de los realistasvictoriosos contra los revolucionarios seconoce bien por lo que ocurre en Chile.En la batalla de Rancagua –octubre de1814- los patriotas enemistados entre sífueron derrotados; si la dominación es-pañola había eludido allí la crueldad,ahora se vuelve fiera. Al norte de Jujuy,en el Alto Perú, el paisaje se altera porlas cabezas de guerrilleros clavadas enpalos: es la guerra a muerte escribeMitre. De la rebelión de Cuzco que tieneamplia base social indígena y llegahasta La Paz, a mediados de 1815 sóloquedan grupos replegados, casi enfuga.

La expedición de Morillo finalmente de-sembarca en Venezuela y en el norte delcontinente la suerte de la revolución estambién adversa. Escribe John Lynchen su biografía de Bolívar: “El año de1816 fue el más negro de la revoluciónamericana, el año de las horcas enNueva Granada y de la reacción y elcastigo a lo largo y ancho del conti-nente.” Refugiado en Jamaica, Bolívarsufrió un atentado que estuvo cerca deacabar con su vida. En 1816 ya está enHaití, en tratativas que en más de unsentido serán relevantes con su presi-dente, Alexander Pétion. En Monte-video, en la Provincia Oriental, tambiénen Entre Ríos y las misiones, la contra-rrevolución amenaza y lastima a travésdel azote del Imperio portugués.

¿Cómo se sale de un año terrible? Si loseguimos a Ramos Mejía, la coyunturatan adversa de 1816 se superó graciasa la acción de las multitudes que man-tuvieron viva la “rabia de la emanci-pación”, la fuerza que lograba convertirpiedras, hondas y palos en armaspoderosísimas que hacían retroceder aejércitos experimentados, tal el caso delas republiquetas del Alto Perú, ese otro

Ciclo de luchas 1916-1921.

1918. Reforma Universitaria.Córdoba.

El Grito de Alcorta - Junio 1912

Las pésimas condiciones de los

colonos, en su mayoría inmigrantes,

provocó el estallido de una enorme

protesta de los pequeños productores,

en la provincia de Santa Fe, en la colo-

nia de Alcorta, en 1912. El conflicto se

extendió rápidamente a las provincias

de Buenos Aires y Córdoba

% Luchas y resistencias populares

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E n la actualidad consideramos que laúnica comunidad política legítima esla nación concebida como un pue-

blo que posee rasgos distintivos, una his-toria en común y un territorio. Pero estono era así durante las primeras décadasdel siglo XIX ya que las comunidadespolíticas eran los pueblos, es decir, lasciudades o provincias que habían rea-sumido su soberanía tras la revolución. Ydado que eran entidades libres e inde-pendientes, podían acordar o no su inte-gración en una nación según su voluntade interés. A esto debemos agregar quelas actuales identidades nacionales aúnno existían y que los revolucionarios seconsideraban americanos. Es por esoque si queremos entender el sentido quetenía el concepto de independencia, te-nemos que dejar de lado los relatoshistóricos tradicionales que la suponenprotagonizada por nacionalidades yaconstituidas.

En 1808 la monarquía española se sumióen una profunda crisis como consecuen-cia de las Abdicaciones de Bayona y de

nombre las “montoneras” según Mitre.Halperin Donghi señala que por una vezhay que atender a las evocaciones es-tereotipadas de nuestro pasado quesólo subrayan el obrar de los “grandeshombres”. Porque sin dudas el geniopolítico y militar de San Martín y Bolívarfue fundamental para impedir la recon-quista española y hacer revivir “la revolu-ción hispanoamericana al borde de laextinción”. Una y otra cosa constituyenmucho más que el fondo del Congresode Tucumán, se entrelazan con él, locondicionan. Es cierto -de vuelta conHalperin- que al reemplazar el trato deciudadanos que se daban los represen-tantes en la Asamblea del año XIII por elde señores se marcaba un espíritu con-servador, pero la declaración de la inde-pendencia es una acción política funda-mental y arrojada. Vicente Fidel López:el Congreso de Tucumán “recibió a laPatria casi cadáver” y debía “reanimarsus fuerzas, quemar las naves”. Así lohizo, aunque al poco tiempo proclamara“Fin de la revolución, principio delorden”, de seguro inquieta por las de-savenencias cada vez más importantesentre los patriotas.

Por último y glosando a Walter Ben-jamin, recordemos que el peligro ame-naza una y otra vez al pasado -a losmuertos, a lo que se supo conquistar, ala misma verdad- cuando las clasesdominantes se apoderan de él y lo re-cubren de su conformismo, de su ene-mistad profunda con una vida más plenay justa. Un peligro amenazaba a la re-volución en 1816; este otro también laamenaza hoy. /

Matías Farías*Fabio Wasserman** ][

S olemos utilizar el concepto de inde-pendencia para referirnos a la nodominación de un sujeto o de una co-

munidad política que, por eso mismo,puede existir y actuar en forma autónomao soberana. Pero esa definición es insufi-ciente si queremos entender cómo conci-bieron sus protagonistas a la indepen-dencia americana. Esto se debe a que losusos y significados de los conceptos políti-cos cambian a lo largo del tiempo y,además, a que éstos tienen diversas con-notaciones y un carácter polémico pues encada momento pueden expresar distintasvisiones y proyectos.

Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna.

Revolución de Mayo.Ilustración Miguel Scenna.

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la ocupación francesa. Los pueblos es-pañoles crearon juntas y comenzaron aluchar por su independencia, contandocon la adhesión de los criollos que seconsideraban miembros de la nación es-pañola y se identificaban como es-pañoles americanos. Esto comenzó acambiar a partir de 1810, cuando el triun-fo francés precipitó la disolución de laJunta Central que gobernaba en nombredel rey cautivo. En varias ciudades deAmérica, como Buenos Aires, se crearonjuntas que asumieron la soberanía ennombre de los pueblos y del monarca.Fue entonces que comenzó a plantearsela independencia de los pueblos ameri-canos. Sin embargo había divergenciasen cuanto a sus alcances. Mientras quealgunos grupos aspiraban a lograr unamayor autonomía dentro del ordenmonárquico, como ya lo habían inten-tado las juntas de Charcas y La Paz en1809, otros pretendían asumir la sobe-ranía plena para emanciparse. Esta posi-ción, impulsada inicialmente por MarianoMoreno, es la que se impondría al calorde la revolución y de la guerra. Ahora

bien, aún entre quienes propiciaban unaruptura total había diferencias en relacióna qué implicaba la independencia, en-frentándose los que querían constituir unpoder centralizado, y los que defendíanla independencia y la soberanía de lospueblos como el artiguismo. Esta as-piración no fue reconocida por el Con-greso de Tucumán, integrado por diputa-dos de algunas ciudades que hoy formanparte de Argentina y de Bolivia, y que el9 de julio de 1816 declaró la Independen-cia de las Provincias Unidas en SudAmérica, dejando así abierta la posibili-dad de que se integraran otros pueblos.

Durante los últimos dos siglos, el con-cepto de independencia tuvo una ricatrayectoria en la que fue utilizado paraexpresar políticas de emancipación.Desde los románticos que querían cons-truir una lengua y una cultura nacional,pasando por los movimientos america-nistas, criollistas e indigenistas, las con-figuraciones políticas nacionales y po-pulares, los proyectos revolucionarios yanti imperialistas, hasta las formula-

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El concepto de

Independencia

* UBA-UNPaz** Instituto Ravignani (UBA-Conicet).

Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna. Revolución de Mayo.Ilustración Miguel Scenna.

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ciones teóricas como la “teoría de la de-pendencia”; la independencia, retradu-cida y reinterpretada en cada contextohistórico, encontró su lugar en el hori-zonte utópico argentino y americano. Sinembargo, debemos tener presente quesu potencia pudo ser utilizada tambiénpara legitimar algunos proyectos an-tipopulares, incluso algunos de los másnefastos: “Operativo Independencia” fueel nombre escogido para designar larepresión comandada por Bussi durante1975 en Tucumán y que fue la prueba pi-loto de lo que acontecería a partir de1976.

Más allá de las precisiones históricas,este recorrido nos permite apreciar lacomplejidad del concepto de indepen-dencia y su vinculación con las disputaspor el poder y por la construcción de unahegemonía -operación política por la cualun sector representa al conjunto de la

comunidad imponiéndole sus valores eintereses-. En ese sentido quisiéramosrecuperar algunos problemas vinculadoscon el concepto que remiten tanto alpasado revolucionario como a nuestropresente.

En primer lugar podemos advertir que laindependencia tiene un carácter rela-cional y conflictivo, ya que siempre sedefine frente a otro sujeto político. Peroesta definición también puede ser motivode disputa, tal como sucedió en la revo-lución americana cuyos protagonistasdisentían en cuanto a su alcance: ¿inde-pendencia absoluta o relativa?. A lo cualpodemos sumar otro problema que re-mite a proyectos ideológicos enfrenta-dos: ¿en nombre de qué ideas y valoresse aspira a la independencia?

En segundo lugar, y vinculado con lo an-terior, el concepto implica una definición

1920. Huelga Petrolera.

1935. Nace la FORJA,

Fuerza de Orientación Radical

de la Joven Argenina.

1919. Semana Trágica.

Luchas y resistencias populares

1921. Patagonia Rebelde.

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de los sujetos que pueden proclamarla:¿quiénes se declaran independientes?Esta pregunta remite a una dimensiónpolítica y social de la soberanía. En elcontexto de la independencia, los pue-blos o la nación, según los proyectos enpugna, aspiraban a constituirse en lossujetos soberanos. Pero esto no resolvíaa qué grupos se incluía entre los ameri-canos que se declaraban independien-tes. ¿Sólo lo hacían los criollos o tambiénse incluía a los indígenas y a las castas?¿Y qué pasaba con los esclavos, quienespor definición no podían ser libres ni in-dependientes? ¿Y con las mujeres, quesi bien eran libres, dependían de suspadres y esposos?

En tercer lugar, el concepto de indepen-dencia se vincula con las disputas por lasformas de gobierno. El Congreso de Tu-cumán declaró la independencia pero nologró consagrar una forma reconocidapor quienes aspiraba a representar, ya

que la Constitución de 1819 concitófuertes rechazos por su centralismo. Enese sentido debemos tener presente queindependencia no siempre es sinónimode autogobierno pleno; de hecho, enesos años se barajaron formas monár-quicas o protectorados para garantizar laindependencia.

En suma, proclamarse independientesupone considerar quién lo hace, frentea quiénes, con qué alcance, en nombrede qué ideas, según qué fines y, además,qué forma de gobierno expresa estasdefiniciones previas. Aún hoy puede ca-librarse un proyecto independentistasegún cómo se posicione respecto aestas cuestiones, lo cual implica una dis-puta por el sentido del concepto, por sususos, sus apropiaciones y sus significa-dos, así como también una definiciónsobre la libertad y la igualdad, y las rela-ciones de poder dentro de la sociedad./

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1930. Nace la CGT.

Luchas de los obreros de

la construcción 1935-36

y Primer Huelga General

de 1936.

1945. “Era el subsuelo de la patria

sublevada”... El 17 de Octubre.

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A pesar de estos avances, por mo-mentos se sigue ignorando lapresencia indígena en espacios

rurales donde se ha probado la existen-cia de tolderías y de relaciones interét-nicas muy fluidas. Esto lleva a que lahistoria argentina y la historia “indí-gena” corran por caminos paralelos conescasos puntos de confluencia entreellos. En este sentido, los indígenasaparecen y desaparecen de la historianacional en función de algunas coyun-turas concretas.

Una de las coyunturas que se ha comen-zado a estudiar ha sido el proceso re-

volucionario que se desarrolló en el Vi-rreinato del Rio de la Plata durante lasdos primeras décadas del siglo XIX, in-tentándose un acercamiento al impactoque pudo haber producido el mismo enlas extensas fronteras que definían el te-rritorio y, por ende, en los grupos indíge-nas independientes. El más evidente hasido la participación de milicias indígenastanto en los ejércitos revolucionarioscomo en los realistas. ¿Por qué algunosgrupos nativos apoyaron a los líderesrevolucionarios en tanto otros hicieron suopción por el mantenimiento del régimencolonial? Para responder esta preguntaes necesario conocer el tipo de vínculo

Soldados indígenasen la Revolución del Río de la Plata

A ctualmente, el conocimiento histórico que se tiene sobre los grupos indígenas nosometidos en los territorios de Pampa-Patagonia y el Gran Chaco ha dejado atrás laimagen de un mundo homogéneo en constante conflicto con los “blancos” y la ha

reemplazado por otra que, sin abandonar la idea del conflicto, muestra las relaciones cotidia-nas y pacíficas que involucraron a indios y blancos en los espacios de frontera.

Silvia Ratto*[ ]

* Universidad Nacional de Quilmes-Conicet.

Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna. Castelli / Monteagudo.

Ilustración Miguel Scenna.

Andrés Guacurari “Andresito”. Nacido

en San Borja.

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que previamente habían establecido losjefes indígenas con la sociedad hispanocriolla y los cambios que un nuevo ordenpolítico podía acarrear.

El ejemplo más contundente sobre laadhesión indígena al ejército realista eslo que sucedió en el Reino de Chile.Hacia fines de la colonia, los principalesjefes indígenas habían firmado acuerdosde paz con las autoridades colonialesque se reiteraban periódicamente. Entrelos puntos acordados más importantes,se contaba la adjudicación de cargosmilitares a los caciques que cobraban unsueldo por ellos; la educación de sushijos en el Real Colegio de San Carlos enSantiago y en el Colegio de Naturales enChillán y la garantía de que los comer-ciantes indígenas pudieran comerciarsus productos en circuitos mercantileslocales y regionales. Al producirse la re-volución, los patriotas intentaron contarcon el apoyo indígena apelando a un dis-curso republicano que proponía la inte-gración de los nativos como ciudadanosen igualdad de condiciones que los crio-llos. Esta apelación, sin embargo, tuvo elefecto contrario al deseado. Para loscaciques la igualación social propuesta,más que una ventaja, se convertía en unperjuicio ya que implicaba el fin de losprivilegios que se habían obtenido luegode las largas y continuas negociacionescoloniales. Esta situación no era igno-rada por los partidarios de la corona queagitaron precisamente el argumento dela pérdida de los privilegios para lograr laadhesión indígena. Y fueron mucho másexitosos que sus rivales. Según señala elhistoriador chileno Jorge Pinto Ro-dríguez, de las 22 principales agrupa-ciones indígenas de la Araucanía, solo 5se unieron a los patriotas y 2 permane-cieron neutrales. El resto de los caciquesapoyo militarmente a los realistas y fueuno de los principales sostenes delejército que mantuvo una fuerte resisten-cia a los ejércitos patriotas hasta iniciosde la década de 1830.

Un ejemplo diferente que muestra la in-corporación de soldados indios en los

ejércitos revolucionarios sucedió en ellitoral rioplatense, en el territorio de la ac-tual provincia de Santa Fe. El papel delos indios como soldados se remontabaal momento de la fundación de misionesreligiosas en las décadas de 1740 y1750. Los indios misioneros cumplíanvarias tareas militares: defendiendo laspropias misiones, integrando cuerposauxiliares que, rotativamente, protegíanotras guardias españolas y participandode expediciones al interior del territorioindígena del Chaco. La economía de lasmisiones se basaba en el cultivo de latierra y, fundamentalmente, en la cría deganado vacuno y ovino que eran los bie-

nes principales para la alimentación de lapoblación y para el comercio de cuerosy de textiles. A fines de la colonia, loscontinuos ataques recibidos por parte deindios no sometidos disminuyeron demanera considerable los recursos gana-deros. Durante la década de 1790, el Ca-bildo santafesino, a través de comprasde ganado realizadas a los vecinos de laciudad, mantuvo relativamente abasteci-das a las misiones. Pero a inicios delnuevo siglo, el interés por el soste-nimiento de esos pueblos fue disminu-yendo y algunos capitulares llegaron aproponer su disolución. La medida no sellevó a cabo pero, en los hechos, sig-

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nificó el fin de la colaboración econó-mica. Librados a sus propios recursos,los indios intentaron mantener susstocks ganaderos, recurriendo en oca-siones a la apropiación de ganado delos vecinos hispanocriollos. En estecontexto de creciente hostilidad se pro-dujo el ingreso de las tropas artiguistasen el litoral rioplatense. En 1814 el co-rregidor indígena de la misión de SanJavier, se pasó a las filas artiguistas con400 indios. Estos indios serían los pri-meros aliados del artiguismo en territo-rio santafesino y su participación en esaalianza tuvo características peculiares:el “pago” por su colaboración en elejército fue la apropiación de bienes du-rante las campañas. Los indios no se in-tegraron por una adhesión a la prédica

artiguista de organizar una confede-ración en contra de los planes centra-listas de Buenos Aires sino a la necesi-dad urgente de sostener económica-mente sus asentamientos. Colateral-mente, representó una represalia contrael gobierno santafesino que mantuvouna política hostil hacia ellos.

Estos breves ejemplos intentan mostrarque los líderes nativos diseñaron supolítica en función de los beneficios con-cretos que podía ofrecer cada uno de losbandos en pugna. En ese sentido, lasalianzas no se hacían en apoyo a tenden-cias políticas de patriotas/realistas, cen-tralistas/confederacionales sino que elauxilio como fuerzas militares operabasegún sus propios objetivos. /

Junio 1955. Bombardeo a Plaza de Mayo.

1959. Toma del frigorífico Lisandro de la Torre.

1958. Movilización por enseñanza laica y libre.

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%Luchas y resistencias populares

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América del Suren 1816

La situación de los pueblos de

ante la Declaración de la

Independencia

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Pero ese mundo social no estaba quie-to. Su movimiento era constante

como el ruido de los caballos y el pasode los hombres que entraban y salían dela ciudad llevando y trayendo mensajes,armas, hombres y expectativas en esosaños de 1815 y 1816.

La Rioja era una jurisdicción que de-pendía desde 1783 de la GobernaciónIntendencia de Córdoba en calidad desubalterna. Había sido fundada en 1591y entre las muchas prerrogativas quetuvo, una fue la de ser ciudad con Ca-bildo. Este se convirtió en el centro de lasoberanía riojana y de un poder incon-testado que llegaba hasta dónde el ca-ballo y el hombre pudiesen andar en uno,a los sumo, dos días. Ese era el territoriode su poder. Las Familias principales que

habían fundado la ciudad fueron acree-doras de derechos que no olvidaríannunca.

Mil ochocientos quince, mes de abril. Elpoder del director Supremo Carlos deAlvear se desmorona frente a la evi-dencia del poder de los federales quecrece en el Litoral, y no sólo, y por lasarmas de Álvarez Thomas que encabezala partida que lo destituye. La opción delos Pueblos Libres se alimenta de nuevosaliados, Córdoba se cuenta entre los dela partida.

La caída de Director Supremo y la ex-pansión de la propuesta de los Pue-blos Libres generaron una cadena de in-dependencias. En La Rioja, lo ocurridoen Buenos Aires en 1815 tendrá repercu-siones similares a lo que pasó en otrasjurisdicciones. En el mes de mayo imi-tando a la cabecera de la Gobernación,el Teniente Gobernador Francisco XavierBrizuela y Doria frente a un “Congreso”reunido en la Sala Consistorial situada enuna casa de su propiedad en la ciudadde La Rioja, “rompía los vínculos deunión” que la ligaban a la ciudad capitalde Córdoba y a Buenos Aires y se de-claraba independiente y por mera for-malidad, expresaba su esperanza depoder ligarse a los demás Pueblos en“un pacto social y federativo para todoslos casos, y necesidades reciprocas”. En

[ ]Por Valentina AyroloLa Rioja en 1816

U n mundo social regido por Casas, esto es por Familias compuestas por parientes sanguí-neos, espirituales y muchos otros allegados. Una sociedad que se percibía como un cuerpo.Una religión sola, la católica romana que unía y daba sentido a las partes de ese mundo

colectivo. Una comunidad que tenía sus intereses en la campaña y sus ojos en una pequeñaciudad que administraba los negocios de todos. Así era de manera somera y general la jurisdic-ción de La Rioja cuando se declaró la Independencia.

%

20 de noviembre de 1845. Batalla de La Vuelta de Obligado.Día de la Sobeanía Nacional.

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mayo se creaba un gobierno nuevo y el23 de julio, de manera unilateral, el go-bernador depositaba la administraciónriojana en manos de su hijo Ramón“tratando de hacer hereditario el go-bierno del Padre al Hijo” como lo de-nunciaron sus detractores.

Finalizando 1815, el gobierno con sedeen Buenos Aires decide la convocatoriaa un congreso, única forma de contra-rrestar el avance de los Pueblos sobera-nos sobre el proyecto de soberanía únicade Buenos Aires. En abril de 1816 el sec-tor contrario a los Brizuela y Doria co-mandado por los Villafañe, toma el poderlocal con el propósito de volver a la órbitade Córdoba. No medían ideologías sinointereses particulares.

Desde mayo de 1816 se encontraba reu-nido en Tucumán el Congreso cons-tituyente. El diputado riojano era el sa-cerdote Pedro Ignacio de Castro Ba-rros, enviado por la Casa de los Brizuelay Doria. El cambio de mando en La Riojapodía modificar la relación de fuerza alinterior del Congreso. Entonces, se de-cide intervenir con el propósito de

restaurar el poder de los desplazados, através del envío de una partida de hom-bres del Ejército auxiliar del Perú. La in-jerencia de Castro Barros en favor delrestablecimiento del poder de losBrizuela, fue clara. Esto no ocurrió sinluchas, éxodo y cárcel para los de laCasa Villafañe. Ramón Brizuela y Doriaes restaurado en el mando de la Provin-cia cuando se firma el acta de indepen-dencia, y gobierna hasta 1817.

En el escenario riojano los años de 1815-1816 son los de las independencias. Laque intenta La Rioja de Córdoba, por serciudad soberana, la que pretenden lasProvincias reunidas en Tucumán porquelos tiempos apremiaban y el rey Fer-nando está de vuelta en su trono. Las in-dependencias no solo son hijas de lacoyuntura. También son parte de las es-trategias que se dan los actores políticosde aquel momento para seguir adminis-trando el poder del que se creíanherederos. En La Rioja no había en-tonces unitarios y federales, solo Casasque se disputaban, como durante laColonia, el control del poder local. /

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* Universidad Nacional de Mar del Plata-Conicet.

Julio de 1966. La Noche de los Bastones Largos

CGT de los Argentinos. Rodolfo Walsh y Raimundo Ongaro,

%

Mayo de 1969. El Tucumanazo

Mayo de 1969. El Rosariazo

Mayo de 1969. El Cordobazo

Movilizaciones obreras y levantamientos populares

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M i investigación sobre los federalesde Buenos Aires durante este

período muestra un matiz importantecon relación a esta trama histórica. Enmi opinión, durante 1816, en sede bo-naerense se presentan no sólo tensio-nes políticas sino que se impugna conenorme fuerza la hegemonía centralista.Exactamente en junio, ponen sobre lamesa del Gobernador Intendente de laprovincia tres Representaciones conuna clara postura de poder. Quienes asílo hacen, se presentan como “vecinosde la ciudad y la campaña”, exigen queBuenos Aires sea una “provincia inde-pendiente” y que se adopte de formainmediata “un gobierno federal”.

En efecto, no se trata de una protestatestimonial de un puñado de vecinos.Por el contrario, es una fuerza alternativade poder. Dos grupos políticos diferentesforman lo que denominé la tendenciaconfederacionista de 1816. Me refieropor un lado a un sector de centralistasdesencantados con esa estrategia depoder que, a sus ojos, sólo trajo recla-mos permanentes de las provincias nosólo por el autoritarismo militar deBuenos Aries sino también por las con-tinuas derrotas militares que ocasionóenormes costos humanos, económicosy militares. Y, por otro lado, los federaleslocales que es una fracción política mi-noritaria por esos días. Esta tendenciapolítica heterogénea, también la calificó

Ni locos, ni pocos

Los confederacionistas de Buenos A

ires

proponen cambiar el curso del Congreso

de Tucumán [ ]Por Fabián Herrero*

L a imagen más habitual del período pos revolucionario presenta a Buenos Aires como una especiede campeona del centralismo político. A partir de entramados institucionales diversos (Juntas,Triunviratos, Directorios), es la que domina la escena pública de las provincias durante toda la

década de 1810. Es la que justamente impone aquella opción de poder en el Congreso de Tucumán,al designar a Pueyrredón como Director propietario en mayo de 1816. Con esta fuerte imagen, resultamuy común señalar que, en un clima de paz, durante el mes de julio, se trasladan a Buenos Aires tantoel nuevo Director como el Congreso Nacional.

* Universidad Autónoma de Entre Ríos-Conicet.

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de Movimiento de Pueblo, en la medidaque consigue aglutinar diversos actoresque atraviesan distintos órdenes, socialy político. Son de distinta jerarquía depoder, desde el Director interino del es-tado, pasando por el gobernador inten-dente, pero también eclesiásticos ymilitares, como así también alcaldes debarrio de la ciudad, esto es, recorren au-toridades de distinta jerarquía y de dife-rente espacio territorial. Además, se tratade actores que han tenido un pasadopolítico en la provincia ocupando cargosde importancia. En síntesis, no sonpocos y tampoco son aventureros de lapolítica.

¿Qué proponen y qué cambios expresanestas Representaciones? Expresan, porcierto, un cambio de matriz político-ide-ológico de importancia. Lo que en rigorproponen es una confederación, esto es,un gobierno general que dirija las cues-tiones más sobresalientes relativas a laguerra y la paz, la promesa de auxiliosentre las partes y la idea de que cadaprovincia se gobierne a sí misma fun-dada en la legitimidad de su propiasoberanía. Esta convicción política vaacompañada, además, de la creencia deque ya en los propios hechos este fede-ralismo es defendido y vivido en casitodas las provincias. Por este motivo,señalan que desde el año 1815 varias deellas así se expresan. Mencionan loscasos de Santa Fe, Córdoba, entre otros.De este modo, no solo están pro-poniendo una iniciativa federal sino quela presentan como una iniciativa que yaestá en marcha en otras realidadesprovinciales. Es de notar, además, quepara hacer efectiva la propuesta confe-deral, no se exige un cambio de losdiputados porteños presentes en el Con-greso. Lo que se reclama es un cambiode sus instrucciones. Con ese nuevoprograma político en las manos de losactuales diputados, los confedera-cionistas de Buenos Aires, pretenden serescuchados en Tucumán. En síntesis, lapropuesta pretende cambiar el curso deesa Asamblea Nacional. Y aquí podemos

agregar otra notable novedad. Si tene-mos presente que el bloque artiguista seexpresó del mismo modo, mientras quehay situaciones locales como la de Cór-doba o las ciudades del Alto Perú quetambién han mostrado simpatías haciaella, resulta por demás de probable queotra historia se pudo haber contadosobre dicha Asamblea Nacional.

Llegados a este punto conviene pregun-tarnos, ¿por qué resulta atractiva la pro-puesta confederal que aglutina a sec-tores que antes se oponían al federa-lismo? Desde los días de la Revolución,la guerra emprendida contra los realistassolo ha sufrido continuas derrotas. ElMovimiento de Pueblo de junio proponedejar de lado esos enormes gastos de laguerra y sus lamentables consecuenciashumanas. Lo hace prometiendo que losrecursos de la provincia (especialmentelos de la aduana), serán solo utilizadospara la propia Buenos Aires. Ahora bien,¿Por qué luego de casi más de 15 díasde un virtual empate de fuerzas fracasael movimiento de pueblo? Entre otrosmotivos, el más sobresaliente es que notienen una propuesta clara sobre cómoluchar contra los realistas. Pensemos %

Marzo de 1971. El Viborazo, en Córdoba,

conocido como el segundo Cordobazo.

4 de abril de 1972. El Mendozazo. Huelga portiempo indeterminado y mo-vilización docente con unfuerte acompañamiento deobreros y estudiantes. Fueduramente reprimida por lasfuerzas armadas.

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que la guerra no se termina porque una partela decida. La guerra está aún abierta. De estemodo, más allá de los fracasos guerreros senecesita de una nueva estrategia. Los centra-listas en el poder la tienen. Es la estrategia deSan Martin que impulsa el flamante directoriode Pueyrredón. Los confederales, si bien no lohacen explicito, bien podemos imaginar quese trata de armar un ejército formado con lavoluntad de las partes soberanas. Esta expe-riencia fracasó en Estados Unidos, en cuantolas partes solo colaboran como quieren opueden. De este modo, resulta muy difícilarmar y organizar allí un ejército poderoso.

Los confederacionistas porteños, para termi-nar estas breves notas, no fueron pocos nitampoco locos, como los descalificaba laprensa centralista porteña. Desde BuenosAires, el territorio quizás más dominado por elcentralismo, plantearon una verdadera pro-puesta de poder alternativo que pudo habercambiado el curso no solo de la política provin-cial sino también la del Congreso Nacional reu-nido en la ciudad de Tucumán. /

Poco después de conocida la de-claración, el bando artiguista en-

cabezado por Juan Pablo Bulnes sesublevaría exigiendo el auxilio para lasautoridades de Santa Fe ante las ame-nazas de invasión por parte de lasfuerzas de Buenos Aires. Los intentosde mediación oficiados por el gober-nador Díaz no llegarían a buen puerto.Por intervención del Director Supremo,el gobernador de Córdoba sería reem-plazado y la sublevación sofocada.

Además de aquellas tensiones, la de-claración de la independencia fuerecibida con incertidumbre y recelo.¿Quién era el sujeto de la declaración?El acta capitular habla de la independen-cia de “la América”, mientras que el actade Tucumán se refería a las “ProvinciasUnidas en Sud América”. Pero ¿inde-pendientes de quién? “De Fernando VII,

E l 3 de agosto de 1816 el Cabildo deCórdoba recibió un pliego delSoberano Congreso junto con el

acta en la que se declaraba “indepen-diente la América de los Reyes de Es-paña y su Metrópoli”, según se hizoconstar en el libro capitular. La noticiallegaba en medio de un clima de fuertetensión interna, alimentado por la vaci-lante y dispar actitud que la elite cor-dobesa mantenía hacia la causa de Ar-tigas. Si, por un lado, bajo la proteccióndel líder oriental Córdoba había decla-rado su independencia en 1815 y habíatenido incluso una modesta partici-pación en el Congreso de Oriente, por elotro, el gobernador José Javier Díaz noestaba dispuesto a romper con el nuevoproceso constituyente iniciado en Tu-cumán.

Septiembre de 1973.Unificación Nacional de

las Organizaciones de

Trabajadores de la Educación.

Huerta Grande: “La educación es

un derecho de todo el pueblo. La

educación es un deber y una

función imprescriptible, indele-

gable e inalienable del Estado.”

Marzo de 1975, el Villazo en Villa Constitución, Santa Fe.

%Luchas y resistencias populares

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sus sucesores y metrópoli” decía la declaración origi-nal. No obstante, dos días después de recibida la noti-cia, el 5 de agosto, el Cabildo de Córdoba creyó nece-sario comunicar al Soberano Congreso que lavoluntad de la Provincia era la de ser independientesno sólo del Rey de España y sus sucesores, “sino tam-bién de toda otra dominación extranjera”. Para en-tonces, ese significativo agregado ya se habíaincorporado a la declaración, en sesión secreta delCongreso, el 19 de julio. Se adujo para ello la necesi-dad de sofocar los rumores que circulaban sobre lasupuesta intención del Director, del general Belgranoy otros miembros del Congreso, de “entregar el Paísa los Portugueses” (Asambleas Constituyentes, I, p.484). El hecho de que la cuestión fuese todavía de-batida quince días después en Córdoba, parece in-dicar la inquietud causada por esos rumores.

Pese a todo, a tenor de las actas del cabildo, la de-claración se habría jurado en Córdoba, con aquelagregado, el 4 de agosto. A pedido del Cabildo, unosdías más tarde, el escribano dejó constancia de queaquel día se había jurado la independencia “con lapompa posible”, por todas las Corporaciones y “al-

gunos vecinos” de la ciudad. Resulta llamativa estadiscreta y tardía constancia, si se la compara con eldetallado registro que años antes se había hecho deljuramento de obediencia a la Asamblea de 1813. Elcontexto y las expectativas eran ahora quizás menosauspiciosas. La noticia de la independencia parecíaahogarse en Córdoba entre la tensión y la incertidum-bre que dominaban el clima político local. /

Córdoba y la Declaración

de Tucumán[ ]Por Alejandro Agüero

*

* Universidad Nacional de Córdoba-Conicet.

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1974 / 1975 comienzan los con-

flictos obreros y estudiantiles.

Asamblea en la empresa Mer-

cedes Benz.

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En búsquedade la autonomía

Santiago del Estero en 1816

[ ]Por Alejandro Morea*

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Desde el mismo inicio del proceso re-volucionario es posible identificar en

esta ciudad, un sector de la elite quebuscó obtener para el Cabildo de San-tiago del Estero un mayor grado de au-tonomía en el manejo de los asuntos lo-cales, cuestión que se tornó un temacentral en la coyuntura 1815-1816 de lamano de Juan Francisco Borges.

No obstante, en los primeros años de larevolución esta tendencia casi no tuvomucho desarrollo en el interior de lasProvincias Unidas. Solo de la mano delcrecimiento del Proyecto de los PueblosLibres de José Artigas, como propuestapolítica alternativa a la encabezada por

Buenos Aires, comenzaron a tomarfuerza aquellos que querían mayor au-tonomía con respecto al poder central oa otras jurisdicciones. En el caso de San-tiago del Estero, la decisión del Directoriode subordinar esta ciudad a San Miguelde Tucumán dentro de la nueva Gober-nación de Tucumán, fue el disparo departida para que un sector de la elite ini-ciara la búsqueda de la independenciapara este espacio. En 1815 el Cabildoelevó una solicitud al Director Interino Ál-varez Thomas en la que le solicitó que serevisara la decisión de subordinar a San-tiago del Estero. Álvarez Thomas decidióque era una cuestión que debía resolverel Congreso convocado para el año si-guiente. Ante esta situación, y teniendoen cuenta que La Rioja había logrado suseparación de Córdoba por la fuerza,comenzaron los preparativos para con-seguir lo mismo por iguales medios. Sinembargo la intentona, liderada por JuanFrancisco Borges, no logró su cometido.La intervención militar de Bernabé Aráoz,gobernador de la Provincia de Tucumán,con el apoyo de un sector rival al autono-mista frustró el intento de separación.Pero esto no alcanzó para que lasituación política interna se relajara, todolo contrario.

Mientras el Congreso se reunía en Tu-cumán, el clima político en Santiago sepuso cada vez más tenso. Las divisiones

* Universidad Nacionalde Mar del Plata, Conicet.

1816 fue un año singular para Santiago del Estero. Si la atención de las Provincias Unidasdel Río de la Plata estaba puesta en el Congreso que debía reunirse en San Miguel de Tu-cumán para definir el rumbo de la revolución, en esta jurisdicción, las preocupaciones es-

taban repartidas entre los problemas del conjunto y los intereses particulares.

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entre la elite local se agudizaron y secomenzaron a experimentar conflictosde distinta índole. La recluta de hombrespara los ejércitos de la revolución orde-nada por el Congreso, por ejemplo, nopudo ser llevada adelante por la resisten-cia que generaba dentro de la poblacióny por el poco apoyo de parte de losmiembros del Cabildo alineados con elautonomismo. La tensión llegó al puntode que el alcalde de 1º voto solicitó algeneral del Ejército Auxiliar del Perú elnombramiento de una autoridad que in-terviniera en los asuntos locales ante ladivisión del Cabildo. Por esta razón,Manuel Belgrano nombró al sargentomayor Gabino Ibáñez como TenienteGobernador de Santiago en agosto de1816. Sin embargo esto no trajo calma,este nombramiento iba en contra de laautonomía que reclamaban aquellos nu-cleados en torno a Borges. No fue ex-traño entonces que en diciembre de1816 éste haya nuevamente intentado unlevantamiento armado. Y aunque estavez recibió el apoyo militar de los capi-tanes Lorenzo Lugones, Pablo Montene-gro y Lorenzo Gonzebat que realizabanuna recluta de tropas, el resultado fue elmismo. La rápida intervención militar de

los oficiales del Ejército Auxiliar del Perú,Gregorio Aráoz de Lamadrid, JuanBautista Bustos y José María Paz, porórdenes de Manuel Belgrano puso fin ala rebelión y logró encarcelar a Borges ysus partidarios. El general Belgrano or-denó entonces al coronel Bustos quefusilara a Borges, acción que tuvo lugarel 1º de enero de 1817. Lo resuelto porBelgrano se amparó en lo sancionadopor el Congreso como castigo paraaquellos que desafiaran a las autori-dades, pero no estuvo exento depolémica. En principio porque salvo en elcaso de Santiago del Estero, en los otrosespacios en los que también se vivieronalteraciones del orden como en La Riojao Córdoba, las autoridades intervinientesno fueron tan celosas en su accionar,pero también por el indulto brindado porBelgrano y que llegó demasiado tarde.

La muerte de Borges no solo marcó elfinal de un año agitado para Santiago delEstero sino que puso fin de forma mo-mentánea a los intentos por lograr su In-dependencia con respecto a Tucumán,cuestión que tuvo lugar recién en 1820de la mano de Felipe Ibarray en el marcode la crisis del poder revolucionario./

%

30 de abril de 1977. Primeras Rondas

de las Madres de Plaza de Mayo.

1982. Movilización

contra la dictadura cívico-militar.

1982. Movilización por Paz, Pan y Trabajo.

Luchas y resistencias populares

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Ausentes al Congreso:

Santa Fe, Entre Ríos y la Liga Artiguista

[ ]Darío G. Barriera*

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Cuando en 1814 el Directorio despojó a la ciudadde sus rentas y exigió sus veteranos para luchar

contra Artigas se vio que en la ciudad no había con-senso. Unos, aunque detestaran el costo, preferíanel camino porteño de la Revolución; otros percibíanal artiguismo como una alternativa.

En marzo de 1815, con apoyo artiguista, Santa Feexpulsó por primera vez a las fuerzas directoriales.Nombró gobernador interino a Francisco A. Can-dioti y el 26 de abril, un congreso donde habíansido convocadas todas las clases del pueblo, loconfirmó como "gobernador intendente propie-tario” y creó una Junta de representantes, sinsuprimir el Cabildo.

Los bandos santafesinos se atrincheraron en unay otra institución. Las amistades del nuevo director(Álvarez Thomas) estaban en la Junta; el Cabildoenvió un diputado al Congreso de Arroyo de laChina convocado por Artigas. Santa Fe se pre-sentaba como una provincia que aspiraba ser partede una Confederación de estados soberanos.

La enfermedad de Candioti visibilizó aún más lasdiferencias. Para sucederlo, la Junta eligió a JuanF. Tarragona; Candioti desautorizó esa elección y,según tradición, designó al alcalde del cabildo,Pedro Larrechea, quien pidió al directorio detenerla invasión militar.

El 22 de agosto el Cabildo intentó evitar el desem-barco de Viamonte en Santa Fe, pero ante su in-transigencia y superioridad militar, la ocupación delas tropas fue “autorizada” por el Cabildo y, lavíspera de la muerte de Candioti, apoyada de laJunta presidida por Tarragona.

Tras la muerte de Candioti, el 27 de agosto, unaasamblea sin consentimiento del Cabildo eligiógobernador a Gabriel de Lassaga, pero Viamontelo desconoció. La Junta convocó otra asambleaque, sin artiguistas y presidida por Viamonte, el 2de septiembre subordinó la provincia al directorio.Nombró a Juan F. de Tarragona Teniente de Go-bernador, quitó la bandera santafesina e izó la ce-leste y blanca.

El 25 de octubre la Junta escogió diputado al Con-greso de Tucumán y, en diciembre extendió su re-presentación a Juan F. Seguí. Los desmanes de lastropas en la ciudad propiciaron un descontentogeneral contra el Gobierno. Controlada por losEchagüe y con la presión del ejército de Viamonte,la Junta gobernó hasta marzo de 1816, cuando losblandengues -al mando del Tte. Estanislao López-con auxilio artiguista volvieron a echar al gobiernodirectorial.

El 28 de mayo de 1816, el gobierno de MarianoVera -a espaldas de Artigas- acordó con BuenosAires mandar su diputado a Tucumán a cambio dereconocimiento de la independencia santafesinahasta el dictado de la Constitución, y facilidadescomerciales. El incumplimiento del Directorio hizodesistir a los santafesinos del Congreso, per-maneciendo en la Liga de los Pueblos Libres. /

* Universidad Nacional de Rosario-Conicet.

S anta Fe estuvo literalmente atravesada por la guerra revolucionaria: fuecamino, posta y proveedora de recursos. Pero además, desde la recu-peración de Montevideo, se encontró entre dos lealtades y dos fuegos:

el Directorio y las fuerzas artiguistas.

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Corrientes

[ ]María Gabriela Quiñonez*

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Por una parte, sectores que controlaban el ca-bildo sostenían el vínculo que los unía al go-

bierno central desde la adhesión inicial a la forma-ción de la Junta en 1810. Frente a ellos se posi-cionaban quienes adherían al liderazgo del caudillooriental José Artigas, con fuerte predicamento enlas milicias y la población de la campaña.

El 20 de abril de 1814, el teniente Juan BautistaMéndez, tras deponer al teniente de gobernadorJosé León Domínguez, se hizo cargo del gobiernoy proclamó el protectorado de Artigas. En situaciónautónoma respecto del gobierno central, el Cabildo,controlado por sectores artiguistas, convocó a unCongreso Provincial del que participarían represen-tantes de los pueblos de la campaña, a fin de darlegitimidad al nuevo gobierno. Reunido el congreso,algunos de sus miembros, como José Simón Gar-cía de Cossio y Ángel Fernández Blanco, mantu-vieron negociaciones con Buenos Aires. Enseptiembre, el Director Supremo Gervasio Antoniode Posadas firmó un decreto de creación de laProvincia de Corrientes, incluyendo a los pueblosde Misiones en la jurisdicción que le otorgaba, conel objetivo de sustraerla de la influencia artiguista.La disputa entre ambos sectores llegó al enfren-tamiento armado. Méndez fue depuesto y reem-plazado por un cabildo “aporteñado” que colocó aGenaro Perugorría al frente de sus fuerzas. Tras lamuerte de Perugorría, en enero de 1815, se suce-dieron enfrentamientos entre ambos sectores y lasinstituciones atravesaron un período de fuerte ines-tabilidad. El conflicto se trasladó al interior del sec-tor artiguista, hasta que a comienzos de 1816 JuanBautista Méndez retornó al gobierno, elegido porun congreso de delegados de campaña.

Durante el año 1815, bajo la inestable adminis-tración de José de Silva, se gestó la participaciónde Corrientes en el denominado Congreso de O-riente, reunión que tuvo lugar en Arroyo de la China(Concepción del Uruguay) por convocatoria de Ar-tigas. En mayo se convocaron las asambleas enlas que se eligieron representantes de los pueblos.La historiografía tradicional de Corrientes destacala participación en esta reunión del Dr. José SimónGarcía de Cossio, debida a una iniciativa del propioArtigas, ya que se encontraba prisionero por suparticipación en la sublevación de Perugorría. Exis-ten múltiples versiones sobre el objeto y carácterdel congreso de delegados de los pueblos libresreunido en suelo entrerriano, siendo uno de los ob-jetivos más señalados el de fijar una posición paranegociar con Buenos Aires, negociación que nollegó a producir un arreglo. El cambio en el Direc-torio, por la salida de Carlos María de Alvear,provocó un cambio de situación en Corrientes, cre-ció la tensión entre los sectores proclives al go-bierno central, con base firme en la ciudad, y loscomandantes militares de la campaña, que apo-yaban la política de Artigas.

A comienzos de 1816, Juan Bautista Méndez fuenuevamente designado gobernador por un Con-greso de delegados de la campaña, y se sostuvoen el gobierno, con apoyo del Cabildo, hasta mayode 1818. Esta preeminencia de los sectores arti-guistas condujo a que prevaleciera el interés porresolver problemas locales, como frenar el avanceportugués y paraguayo sobre territorio correntinoy misionero, en coincidencia con los objetivos fija-dos por el caudillo oriental. Estas decisionesprovocaron la ausencia de representación co-rrentina en el Congreso de Tucumán que declaróla independencia el 9 de julio de 1816. /* Universidad Nacional del Nordeste.

Por su condición de miembro de la Liga de los Pueblos Libres, desde 1814, Corrientesno estuvo representada en el Congreso reunido en Tucumán que declaró la indepen-dencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por esos años su elite go-

bernante se dividió en dos sectores que adherían a diferentes posiciones respecto del vín-culo con la antigua capital virreinal y el rumbo que debía tomar la jurisdicción.

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Paraguay en 1816

* CONICET/ Universidad Nacional del Litoral / École des Hautes Études en Sciences Sociales.

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1La primera vez que la idea de confe-deración surge en el Plata, sucede en

el Paraguay. Después de la derrota de laexpedición de Belgrano en marzo de1811, los asuncenos buscaron una formade entenderse con Buenos Aires, que nofuera la de someterse a sus designios.Durante un Congreso masivo (300 repre-sentantes), los paraguayos evocan unaposible confederación con la ex capitalvirreinal.

Y la claridad de la propuesta paraguayano deja ninguna duda:

“… que esta Provincia, no solo tengaamistad, buena armonía y corres-pondencia con la ciudad de BuenosAyres y demás provincias confedera-das, sino también se una con ellapara el efecto de formar una so-ciedad fundada en principios de Jus-ticia, equidad y de igualdad...”[Bando de la Junta, Asunción,22/6/1811]

Este Bando era la reiteración de una ideade confederación que ya había apare-cido en los documentos sobre las rela-ciones con Buenos Aires y que seguiríasiendo una fórmula habitual mientrasduró el lapso pacífico con la ex ciudadcapital.

Pero, los porteños, (al igual que lo haránmás tarde con las propuestas de los re-presentantes de Artigas, que reclamaránla federación en 1813), ignorarían con al-tivez esta propuesta. Otra sorpresa de lasituación paraguaya, es su constitucióntemprana (probablemente, sea el primerejemplo) como República, ya desde1813.

Las razones de la oposición paraguaya alas exigencias de Belgrano, venían delejos. El Paraguay había sido la cabezade la conquista del Plata. Asunción fue“madres de ciudades”. De allí partieronlos “hijos de la tierra” que fundaron SantaFe 1573 y Buenos Aires en 1580.

Pero, había también otras razones, másmateriales. Los productos más impor-tantes del Paraguay, la yerba mate, eltabaco y las maderas solo podían encon-trar salida mercantil río Paraná abajo.Primero en Santa Fe y más tarde, enBuenos Aires. Los comerciantes “deabajo” fueron los que llevaron la yerbamate hasta Chile, Potosí, Lima y Gua-yaquil. Obviamente, los mercaderes“abajeños”, se hicieron pagar bien estepapel de intermediación.

Pero, existen otras causas para explicarel fracaso de Belgrano. Las miliciasparaguayas tenían una tradición militarbastante asentada. Los embates indíge-nas “monteses” en el norte, el sur deAsunción, como en el Chaco, las man-tenían en constante pie de guerra, alter-nando su papel de campesinos con losllamados a las armas.

Además, la mayor parte de los oficialesde estas milicias tenían también en suhaber un pasado glorioso. Sus abueloshabían derrotado a los ejércitos del Reydurante las rebeliones comuneras de1720-1735. Llegaron incluso a matar aun gobernador enviado por el virrey.También hay que recordar que elParaguay estaba en la frontera entre losdominios hispanos y los portugueses.

El mal equipado Belgrano, cuyo ejércitoera un desacordado rejunte de paisanos

[ ]Juan Carlos Garavaglia*

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sin ninguna experiencia militar engan-chados en su camino al Paraguay, pocopudo hacer. Por otra parte, no se olvideque fueron los oficiales de milicias quie-nes terminaran desbancando al gober-nador español Velazco en 1811. Elmando de la Junta recayó en el capitánJuan de Cevallos y a un abogado cuyonombre sonaría mucho en el futuro, el Dr.Gaspar Rodríguez de Francia.

2Volvamos ahora a los resultados delcongreso de 1811. El principal será el

tratado de unión y amistad con BuenosAires. El tratado arreglaba varias cues-tiones pendientes, eliminaba el mono-polio del tabaco, y establecía los dere-chos que debía pagar en Asunción layerba mate.

Las instrucciones que recibirán Belgranoy Vicente A. Echeverría, enviados por elTriunvirato a Asunción para negociar esetratado, son claras y dan muestra deldoble lenguaje porteño. El enviado (Bel-grano) debía insinuar:

“…con sagacidad y destreza sobrela necesidad que hay de alejar [los]Peligros; que la provincia delParaguay debe quedar sujeta al Go-bierno de Buenos Ayres, como loestán las Provincias Unidas por exi-girlo así el interés común de todas;[…] que el vinculo solo de fede-ración no basta en una urgentenecesidad en que nos hallamos deobrar con unidad y energía”

Pero, antes hemos hablado de doblelenguaje. El documento agrega que elenviado

“…se maneje en este asunto de unmodo diestro y con toda política, te-niendo presente los intereses denuestro territorio y llevando por ob-jetivo principalmente, no despertardudas, ni desconfianzas entre losparaguayos…”

No está de más recordar algunos de los

términos de la proclama a la poblaciónemitida en Asunción, dirigida a comentarlos términos de este acuerdo, que con-trasta con las instrucciones porteñas:

“Ya no hay ni debe haber divisiónentre una y otra Provincia. Los hijosde Buenos Ayres son y deben re-putarse del Paraguay y los hijos deesta Provincia son y deben tambiénmirarse como Patricios de BuenosAires. […] Unidos en esta alianza in-disoluble… debemos considerar-nos más fuertes y con más poderpara sostener la causa común”

Pero, poco a poco, los miembros de laJunta de Asunción se dan cuenta que nohay un trato posible de igualdad conBuenos Aires y se inicia aquí un procesode alejamiento entre Asunción y BuenosAires, que pronto será definitivo.

3La continuidad del proceso paraguayose encadena ahora en tres congresos

sucesivos donde se irán perfilando lasnuevas formas de gobierno que huboentre 1812 y 1816. Lo más notable deese proceso, es el progresivo encierroalrededor de la figura de Gaspar Ro-dríguez de Francia, nombrado, primeroCónsul en 1813, después Dictador porcinco años en 1814 y Dictador Perpetuoen 1816. /

%

Octubre 1983. Elecciones y retorno

a la democracia.

1985. Marchas porJuicio y Castigo.

1987. Movilizacionesen Semana Santa.

Luchas y resistencias populares

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Cuyo y la Independencia:

[ ]Alejandro M. Rabinovich.*

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Esta estrategia, en vez de avanzar por el difícilcamino del norte, planteaba la conveniencia

de cruzar los Andes hacia Chile, implantar allíun gobierno amigo, embarcarse por el Pacíficoy atacar directamente a Lima.

Este cambio estratégico no afectaba sola-mente a los ejércitos. Afectaba, de maneramuy profunda y duradera, a los pueblos quetenían que soportar las exigencias de la guerray servir como teatro de la misma. Visto desdeesta perspectiva, el nuevo plan militar caíasobre los pueblos de Cuyo con un peso inusi-tado. De repente, las jurisdicciones de Men-doza, San Luis y San Juan, que se habíanmantenido bastante al margen de los com-bates, se encontraron en el epicentro de un es-fuerzo reclutador sin precedentes.

En rigor, el nuevo destino de la gobernacióncuyana se venía gestando sigilosamente desde1814, con dos hechos que tendrían importantesconsecuencias para la región. Por un lado, enagosto, llegó como nuevo teniente gobernadorel coronel José de San Martín, quien fue uno delos primeros en comprender que la guerra en elAlto Perú estaba estancada y que era necesarioabrir una vía alternativa para las armas patrio-tas. Por otro lado, en octubre, los revoluciona-rios chilenos fueron completamente derrotadosen Rancagua, con lo que se instalaba en Chileun duro gobierno fidelista y cientos de patriotas

debían emigrar a Mendoza. En esa coyuntura,se volvió imperativo crear una fuerza militar res-petable en Cuyo, y su nuevo gobernador su-bordinó todos los intereses a esa tarea. La mili-tarización de la población cuyana fue impresio-nante: con una combinación de llamado a vo-luntarios, sorteo, leva de vagos y liberación deesclavos, de los 10.800 hombres adultos de laprovincia 3.610 se incorporaron al ejército. Laeconomía se reorientó por completo al sumi-nistro de la fuerza armada. Toda la región fueencuadrada estrictamente bajo el liderazgopolítico de San Martín, que en enero de 1815organizó un levantamiento del cabildo, las mili-cias y diversos sectores del pueblo en contradel Director Supremo Carlos de Alvear.

Si el pueblo cuyano toleró, y en gran medidaapoyó estos cambios y exigencias, es porqueveía a la “liberación” de Chile como una em-presa propia. Desde la recaptura del país vecinopor parte de los fidelistas las rentas y el comer-cio cuyano se habían derrumbado. Los “emi-grados” constituían una presencia familiar peroinquietante, que le recordaba a los cuyanos loshorrores que les esperaban si corrían una suertesimilar. San Martín prometió a los voluntariosque sólo serían utilizados para la reconquistadel país hermano, y cientos de cuyanos res-pondieron. Como siempre, el destino de Chileestaba ineludiblemente ligado al de la región. /

* Universidad Nacional de La Pampa-Conicet.

de la movilización política a

la militarización total.

D esde la Revolución de 1810 hasta la declaración de Independencia de 1816, el gobiernorevolucionario había aplicado una misma estrategia en su lucha contra los fidelistas delfrente peruano. Esta estrategia consistía en avanzar por tierra por el Alto Perú (actual

República de Bolivia), revolucionar el sur del Perú y tratar de amenazar de esa forma a Lima.Con la reunión del Congreso en Tucumán, sin embargo, se da un vuelco hacia una visión muydiferente que finalmente habría de adoptarse.

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A la amenaza de una nueva invasiónrealista desde las provincias alto pe-

ruanas, luego de la derrota del EjércitoAuxiliar del Perú en Sipe Sipe a fines de1815, se sumaba el enfrentamiento quesu gobernador Martín Miguel de Güemesmantenía con el Director Supremo Ál-varez Thomas y con José Rondeau, Jefedel Ejército Auxiliar. A ambos les preocu-paba el liderazgo militar y político queGüemes había alcanzado apoyado enuna movilización generalizada de lapoblación rural frente a la ocupación enSalta de las fuerzas realistas en 1814.

La convocatoria en 1815 de un CongresoGeneral a reunirse en una ciudad que nofuera Buenos Aires fue una decisiónpolítica tendiente a resolver las diferen-cias entre los gobiernos de las diferentesprovincias, y en especial aquellas dellitoral lideradas por José Gervasio Arti-gas. Perseguía asimismo la voluntad dedecidir una forma de gobierno y de dictaruna constitución. En Salta las eleccionesde los diputados que la representarían enel Congreso se iniciaron en el mes de oc-tubre de 1815 y en diciembre de esemismo año fueron designados los doc-tores Mariano Boedo, José Ignacio Gorritiy José Antonio Moldes. Sin embargo, apesar del interés demostrado por el go-bernador Martín Miguel de Güemes porla reunión del Congreso, los problemasderivados por las desavenencias entreéste y Rondeau demoraron la incorpo-ración de los diputados al Congreso.

En efecto, será luego de la derrota in-fringida por los Escuadrones Gauchos,que responden al Gobernador, a las par-tidas militares del Ejercito de Rondeau yde la firma, a fines de marzo de 1816, deun pacto entre ambos jefes por el cualdan por terminadas sus diferencias, queen Salta se celebrará el inicio de las Se-siones del Congreso y se reconocerá suautoridad. Para ello el gobernador or-denó el encendido de luminarias en laciudad y se organizó un solemne actoen el Cabildo de Salta. A principios demayo de 1816 los diputados comen-zaron a incorporarse al Congreso, con laúnica excepción del Dr. José de Moldes,fuertemente resistido por los diputadosde Mendoza y de Buenos Aires quienesevidenciaron así la enorme influencia queejercían en el Congreso.

* Universidad Nacional de Salta-Conicet.

Salta y el Congreso

de Tucumán en 1816

[ ]Sara E. Mata*

L uego de varios años de iniciada la revolución en Buenos Aires,grandes dificultades aquejaban a las provincias que habían integradoel ex Virreinato del Río de la Plata. Salta, al igual que muchas otras

provincias vecinas también atravesaba difíciles momentos.

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Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna. Güemes. Ilustración Miguel Scenna.

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[ ]Guillermo Wilde*

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Mientras ellos aspiraban a organizar al país conun gobierno fuerte y centralizado en BuenosAires, José de Moldes era reconocido por suoposición al centralismo porteño y por su apa-sionado republicanismo. En el seno del Con-greso, quienes desconfiaban de Martín Miguelde Güemes acusándole de desconocer la au-toridad de Buenos Aires, temieron que losdiputados de Salta se retirasen tal como lohabía ordenado el Gobernador al conocer elrechazo a la candidatura de José de Moldes.Esto finalmente no sucedió y los diputados porSalta permanecieron y acompañaron el trasladodel Congreso a Buenos Aires a comienzos de1817. Las gestiones realizadas por Juan Martínde Pueyrredón, Director Supremo, nombradopor el Congreso en mayo de 1816 y allegado aGüemes, lograron no solo que Salta mantuvieseobediencia al Congreso sino que también sugobernador se sumara a la estrategia militarpropuesta por José de San Martín consistenteen canalizar todos los esfuerzos económicos ymilitares hacia el ejército que estaba organi-zando en Mendoza destinado a cruzar losAndes y batir a los realistas que ocupaban Chilepara desde allí avanzar hacia Lima. Mientrasesto sucedía Martín Miguel de Güemes, con elescaso auxilio que podía prestarle un men-guado ejército estacionado en Tucumán y almando de Belgrano, debería contener las incur-siones del Ejército Real del Perú sobre las ciu-dades de Jujuy y Salta. Objetivo éste que logrócumplir satisfactoriamente, hasta su muerteacaecida en junio de 1821. /

Hoy no es posible entender plena-mente la historia de la revolución e in-

dependencia sin tener en cuenta laparticipación de los indígenas. Esto esparticularmente válido para Misiones,región que, como el nombre lo indica,abarcaba el antiguo territorio de las mi-siones jesuíticas. Éstas comprendían unaenorme superficie que hoy correspondea la provincia de Misiones, pero tambiéna la República del Paraguay, al sur deBrasil, y al Uruguay. Allí los jesuitashabían instalado, desde principios delsiglo XVII, una treintena de pueblos mi-sionales con una administración políticay económica autónoma, que albergó amuchas decenas de millares de indíge-nas hablantes de la lengua guaraní. Des-pués de la expulsión de los jesuitas, en1768, las misiones sufrieron el impactode una serie de medidas políticas y ad-ministrativas que fueron fragmentandogradualmente el distrito, parcialmenteocupado por los portugueses en 1801. Araíz de esta situación, una importantecantidad de población indígena que ha-bitaba en las misiones se sintió obligadaa migrar a las ciudades y campos circun-dantes. Al estallar la revolución, los indí-genas que permanecían en las misionesadhirieron a la Junta de Buenos Aires.Pero pronto se vieron divididos por laspresiones que ejercía sobre ellos el go-bierno realista de Asunción de Paraguay.

Misiones:

y la lucha

* UBA Conicet.

1988. Marcha Blanca. Desde diversos pun-

tos del país el 23 de mayo arribaron miles

de docentes a Buenos Aires, después de

una caminata de 6 días.

14 de noviembre de1992. Congreso

Fundacional de la CTA.

%

3 de Julio de 1994. Marcha Federal. De la Quiaca a Ushuaia.

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En 1810, Manuel Belgrano, vocal de laPrimera Junta, realizó una expedición alParaguay con el objeto de doblegar a losrealistas, ocasión en la que pasó por lasmisiones y redactó una serie de procla-mas en guaraní y un reglamento para elgobierno de las misiones. Esa expedi-ción fracasó en su objetivo de vencer alos realistas, pero sentó las bases parala reorganización del distrito misioneroen los años posteriores, y podríamosdecir que contribuyó también a generaruna conciencia de los cambios que seavecinaban. En 1812, José Gervasio Ar-tigas, fue designado teniente gober-nador de uno de los departamentosmisioneros, Yapeyú, desde donde inicióun reclutamiento masivo de poblaciónindígena que adhería a la causa de larevolución. Artigas diseñó un proyectorevolucionario de unidad confederal, la“Liga de los Pueblos Libres”, que fueadoptada por los misioneros de maneraentusiasta. En ese contexto surgió lafigura del célebre Andrés Guaycurarí,alias Andresito, quien estuvo al frente delas tropas artiguistas en la recuperaciónterritorial de las misiones. Andresito,como otros líderes indígenas que losucedieron, fue un símbolo conden-sador de las aspiraciones de los indíge-nas de las misiones que desde hacíamucho tiempo añoraban recuperar launidad perdida de su distrito, tan gol-peado por conflictos regionales. En elimaginario revolucionario de los mi-sioneros pesaba el anhelo de volver alos tiempos de gloria que habían carac-terizado a las misiones durante la épocajesuítica. Este ideal se sostuvo despuésde la derrota y exilio de Artigas y el pre-sidio y muerte de Andresito. Aunquemenguados en fuerzas, los misioneros

continuaron comprometidos en la luchapor la independencia, y participaron consus diputados en los congresos de laregión. Pero muchos de ellos debieronpartir a la diáspora, o buscaron refugiar-se en zonas que consideraban más se-guras, como la Banda Oriental, bajo elmando de Fructuoso Rivera, Corrienteso Entre Ríos. En todos esos lugares,conservaron sus nombres guaraníes,hoy perdidos en el tiempo, y buscaronrecrear una forma de vida política y reli-giosa autónoma, muchos de cuyos ele-mentos recordaban el antiguo es-plendor misional. /

los indigenas

por la autonomía

%Pulperia de campana.Hipólito-Bacle

Marchas por la Educación Pública.

26 de julio del 2000. Marcha Grandepor el Trabajo.

Carpa Blanca. Desde el 2de abril de 1997 hasta el30 de diciembre de 1999,mil quinientos docentesde todo el país ayunaronpor 1003 días.

Luchas y resistencias populares

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Artigas, la Revolución

radical y la Independencia

[ ]Pablo Ferreira* y Ana Frega**

LA REVOLUCIÓN RADICAL

Desde 1813 el artiguismo se había pronun-ciado en favor de la independencia abso-

luta, es decir, la separación de la antigua metró-poli, el fin de toda obligación de fidelidad a lacorona española o la familia de los Borbones yla disolución de toda conexión política entre“estas colonias” y el estado español. El jura-mento que debían prestar las autoridadesprovinciales en ese año, extendía la indepen-dencia a “todo poder extranjero”. A su vez, tam-bién defendía la autonomía de los cuerposterritoriales que se habían autoconstituido como“soberanías independientes” a partir de la re-volución, y su derecho a participar en pie deigualdad en la edificación de un nuevo ordenpolítico.

Los años 1815 y 1816 representaron la etapade mayor expansión del llamado Sistema delos Pueblos Libres (que en distintos momentosdel período llegó a integrar a las provincias deEntre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Misiones, Co-rrientes y Oriental) que reconocía a José Arti-gas como Protector. Fue también el periodo enque los artiguistas tuvieron el control sobre elconjunto de la Provincia Oriental. Entre las me-didas orientadas a reactivar la economíaprovincial, la adopción de un reglamento des-tinado a repartir las tierras de emigrados,“malos europeos y peores americanos” habíapuesto en discusión los alcances del derechode propiedad y había desilusionado a las éliteshispano criollas que vieron con desagradocómo la dirección revolucionaria priorizaba alos “negros libres, los zambos de esa clase, losindios y los criollos pobres” en el reparto detierras. Sin alcanzar apoyos sólidos entre lasélites de la provincia, el artiguismo convocó,canalizó y fue impulsado por los “más infe-lices”, como se solía llamar en el discurso a losgrupos no privilegiados de la jerarquizada so-ciedad colonial.

EL CONGRESO DE TUCUMÁN, EL DIRECTORIO Y EL ARTIGUISMO

En marzo del año 1816 comenzó a sesionar enTucumán un congreso que debía debatir sobre

Afines de julio de 1816 llegaba al campamento artiguista la noticia de la declaraciónde independencia realizada por el Soberano Congreso en Tucumán. La respuestade José Artigas fue sintética y contundente: Hace más de un año que se enarboló

el pabellón tricolor y se juró la independencia. ¿A qué aludía esta nota? Es probable quehiciera referencia a la bandera con los colores azul, blanca y rojo que ordenó levantar entodos los “Pueblos libres”, símbolo de la república, la libertad y la independencia, y al ju-ramento realizado por sus soldados el 13 de enero de 1815, pocos días después de la vic-toria sobre las fuerzas del Directorio que dio paso al control territorial de la ProvinciaOriental.

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la organización del Estado. Las provincias delProtectorado artiguista no enviaron diputados,por entender que allí no se reconocían los dere-chos de los pueblos. La confrontación entre lasposturas centralistas y federalistas se habíaprofundizado.

En ese contexto, llegaron noticias de lospreparativos de una expedición militar por-tuguesa sobre el territorio oriental. Los intereseslusitanos por extender sus dominios al Río dela Plata -bajo el propósito de “pacificar” laBanda Oriental y evitar la “infección” revolu-cionaria- encontraron una coyuntura favorableen el gobierno de las Provincias Unidas. Elfrente de guerra en el litoral resultaba, cada vezmás, un impedimento para constituir un estadounitario y centralizado en los territorios del an-tiguo virreinato y poder concentrar las fuerzasdisponibles en el enfrentamiento con los es-pañolistas. El Directorio de las ProvinciasUnidas consideró que la expansión de losplanteos federales socavaba la unidad políticay militar de los territorios que habían integradoel antiguo virreinato. Expresión de estas con-sideraciones es el decreto del Soberano Con-greso de Tucumán del 1º de agosto 1816 enque se declaraba el “fin a la revolución y el prin-cipio al orden”. Además, la adhesión de SantaFe y Córdoba al Sistema de los Pueblos Libresafectaba los recursos y las comunicaciones conChile y el Alto Perú. La situación de los “pueblosorientales” del Paraná y la Provincia Orientalpodía llegar a ser negociable, pero nunca labanda occidental del Paraná.

Desde 1815, Manuel José García se encon-traba en Rio de Janeiro como enviado especialdel Directorio. Desde allí, promovía una actitudfavorable frente al avance lusitano, asegurandoque Portugal no iba a atacar a las ProvinciasUnidas. En junio de 1816 le escribía al DirectorAntonio González Balcarce, señalando quealarmadas las autoridades lusitanas “de losprogresos que sobre el Gobierno de las Provin-cias Unidas va haciendo el caudillo de los anar-quistas”, parecen haberse inclinado a “empeñarsu poder en extinguir hasta la memoria de estacalamidad”, haciendo el bien a sus vasallos y

un beneficio “a sus buenos vecinos”. El histo-riador Juan Carlos Nicolau, en su trabajo sobrela gestión de García, menciona diversas cartasdonde el comisionado reafirma su posición fa-vorable a una expedición que pueda “cascar alSoberano Artigas”, “sin distraer nuestras fuer-zas del Perú”.

LAS ÉLITES DE LA PROVINCIA ORIENTAL Y LA INVASIÓN PORTUGUESA

A mediados de 1816, ingresó a territorio orientaluna expedición armada portuguesa al mandode Carlos Federico Lecor, cuya proclama re-marcaba el carácter “pacificador” de la em-presa. La guerra volvía al territorio oriental. Elplanteo de los invasores, sumado a una posiblealianza con el Directorio, brindaron oportu-nidades a las élites descontentas con el iguali-tarismo social proclamado por el Protector,tanto para recuperar las tierras y ganados con-fiscados como el poder sobre el territorioprovincial.

Las medidas de defensa tomadas por las au-toridades artiguistas incrementaron la tensiónen la ciudad. Se llamó al alistamiento generalen las milicias y se extendió el rumor de queestas serían llamadas a pelear en la campaña.Asimismo, se conformaron nuevos regimientos %

* Universidad de la República, Uruguay.

2005. Mar delPlata. No al ALCA

Marchas por Financiamiento Educativo

Diciembre 2001.

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de esclavizados tomados a sus dueños. A loscomerciantes se les exigió definir un lugar en elinterior para concentrar sus capitales en casode que la ciudad cayera en manos lusitanas, loque generó inquietud de que pudieran ser uti-lizados por el gobierno revolucionario parasostener la guerra. Finalmente, la decisión deunificar el gobierno político y militar en el dele-gado artiguista Miguel Barreiro y en el regidorJoaquín Suárez fue recibida como un recorte ala autoridad del cabildo. Estos factores estu-vieron detrás de la llamada “revolución de loscívicos” acaecida el 3 de setiembre de 1816. Enla madrugada de ese día, contingentes mili-cianos y miembros de la élite comercial ypolítica de la ciudad tomaron de forma efímerael control, haciendo prisionero a Barreiro y aotras figuras de gobierno afines al artiguismo.La rebelión fue derrotada en la tarde de esemismo día, pero evidenció la falta de apoyos delartiguismo entre las élites montevideanas.

Entretanto, las fuerzas lusitanas seguían suavance sobre Montevideo. El 30 de noviembreMiguel Barreiro escribía al Director Juan MartínPueyrredón solicitándole en forma desesperadael envío de auxilios. Paralelamente, y en acuer-do con el Cabildo, se decidía comisionar al al-calde de primer voto Juan José Durán y al regi-dor Juan Francisco Giró a trasladarse a BuenosAires para negociar auxilios. El mismo día de sullegada a Buenos Aires, el 8 de diciembre, los

comisionados firmaron un acta por la cual laProvincia Oriental debía declarar la indepen-dencia en los términos del 9 de julio, jurar obe-diencia al Directorio y al Congreso, y enviardiputados. Hecho lo cual, las Provincias Unidasenviarían auxilios para enfrentar a los portugue-ses. Tanto el Cabildo montevideano, como eldelegado Barreiro, desaprobaron lo actuado,señalando que se habían excedido en susatribuciones y que no podían disponer de todala provincia “y del jefe que está a su cabeza”.Se intentaron nuevas negociaciones sin éxito.

El 20 de enero de 1817 las fuerzas lusitanas in-gresaron a Montevideo con el beneplácito de unimportante sector de las élites. El acuerdo alcan-zado incluía la conservación de sus cargos, elrespeto de las propiedades y el reconocimientode las tradiciones de la milicia. Se abría así elperiodo de la “Cisplatina”, nueva denominaciónque buscaba borrar de la memoria a los orien-tales. El orden social, amenazado por el radica-lismo artiguista, sería restablecido en favor delas élites, de la mano de las armas lusitanas.

EL RICO PATRIMONIO DE LOS ORIENTALES

El acta del 8 de diciembre fue publicada enBuenos Aires el mismo día y se hizo circular atodos los pueblos, buscando con ello debilitarlas corrientes federalistas en el Río de la Plata.Ante la negativa oriental a aceptar los términosimpuestos, la estrategia de Pueyrredón fueacusar a los artiguistas de ser los responsablesdel avance lusitano por no incorporarse a lasProvincias Unidas. Con estos argumentos sepretendía contrarrestar opiniones en BuenosAires y las provincias favorables a una actitudmás decidida de apoyo a los “pueblos her-manos” invadidos por una potencia extranjera.

La negativa de Artigas, por el contrario, impli-caba reafirmar los principios de independencia,soberanía y libertad republicana. En carta di-rigida a los comisionados Durán y Giró de fecha26 de diciembre de 1816 les dijo que “nuncadebieron creerse bastante para sellar los intere-ses de tantos pueblos sin su expreso consen-timiento” y que él amaba tanto a su patria queno estaba dispuesto a “sacrificar este rico pa-trimonio de los orientales al bajo precio de lanecesidad”. /

%

Marcha por reapertura de Paritarias.

Gran Marcha en la jornada nacional de protesta de CTERA

7 de marzo de 2013 - concentración frente al Ministerio de Educación de la Nación.

2008. Marchas por la sanción de la Ley deMedios de Comunicación Audiovisual.

Luchas y resistencias populares

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El “Pueblo” de Tucumán

ante la Independencia

[ ]Gabriela Paula Lupiañez*

La noción de “pueblo”cobró relevancia enaquellos tiempos en relación con un nuevo

fundamento del poder, la soberanía popular. Lanoción cargaba con la expectativa de una so-ciedad de individuos iguales ante la ley. Sin em-bargo, en la tradición hispana, los “pueblos”eran comunidades naturales portadoras dederechos en el marco de una sociedad corpo-rativa y jerárquica.

El “pueblo” de San Miguel de Tucumán, re-conoció la autoridad de la Primera Junta asícomo a los posteriores gobiernos revoluciona-rios. Envió a Buenos Aires al diputado ManuelFelipe Molina con instrucciones de ser leal al reyy a las leyes vigentes. Molina, junto a los apode-rados de varios pueblos rioplatenses, conformóla Junta Grande. Casi un año después fue di-suelta por un golpe de estado porteño, queprometió la reunión de un congreso quedefiniera la situación constitucional rioplatense.

A comienzos de 1813, el enviado tucumanoNicolás Laguna a la Asamblea General Consti-tuyente rechazó la independencia aunque noquedaba claro qué hacer con el monarca, cuyafigura se obviaba en las instrucciones tu-cumanas. Esto ocurría poco después de la vic-toria tucumana del 24 de septiembre de 1812,recordada como un hito de la “guerra por la in-dependencia argentina”. Batalla que enfrentó alEjército Auxiliar, enviado desde Buenos Aires

para lograr la obediencia de los pueblos a losgobiernos revolucionarios rioplatenses, con el“ejército del virrey del Perú”. Para el pueblo deTucumán el enfrentamiento fue una experienciaque exigió un extraordinario esfuerzo local, apesar de no ser clara su intención independen-tista. De ahí el rechazo a ser independientes,decisión que debía sostenerse por las armas aexpensas de los recursos de los pueblos.

Hacia 1815 Fernando VII había vuelto al tronoy quiso recuperar el dominio de los pueblosamericanos rebeldes. Los pueblos rioplatensesno dudaron respecto de la necesidad de asumirla titularidad de la soberanía para gobernarsepor sí mismos, aunque la experiencia de cinco

Apartir de 1810, los sucesivos gobiernos revolucionarios de BuenosAires desconocieron a las autoridades que en la península ibéricagobernaban en nombre de Fernando VII. Al igual que los pueblos en

España en 1808, el pueblo de Buenos Aires decidió que la soberanía“volvía” a los pueblos rioplatenses mientras el rey fuera prisionero de losfranceses. La Junta Provisional Gubernativa gobernó en nombre del reypero necesitó del consentimiento de los “pueblos” para legitimar su poder.

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* Universidad Nacional de Tucumán.

Minue en los altos de Escalada.

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años los había vuelto suspicaces respecto delas ventajas de gobiernos centrales ejercidosdesde Buenos Aires. En una situación plena deincertidumbres políticas, los pueblos reunidosen Tucumán declararon la independencia de lasprovincias de América del Sur, un espacio delímites políticos ambiguos. A pesar de la incor-poración tardía de uno de los diputados tu-cumanos por diferencias entre el gobernador yel cabildo (iniciadas un año antes); el “pueblo”de Tucumán instruyó a su diputado acerca dela voluntad de declarar la “absoluta indepen-dencia de España y de sus Reyes”.

Entre 1810 y 1816 el pueblo de Tucumán, nosiempre estuvo de acuerdo con la “indepen-

dencia” en el sentido de la conformación de uncuerpo político soberano. Mientras, en su inte-rior, los sectores populares movilizados parahacer frente al ejército enemigo primero y par-ticipar de los procesos electorales para selec-cionar a sus diputados después; se volvíanagentes claves a la hora de sostener la opciónpor la independencia. Finalmente en 1816,suscribió el acta de la independencia solici-tando la protección de otra potencia. El pueblode Tucumán abandonaba así uno de sus de-beres pluriseculares, la lealtad al rey, para iniciaruna existencia que no dependía ya de un prin-cipio trascendente./

Movilizaciones pidiendo Justicia por Carlos Fuentealba1º de Mayo de 2016. Acto y movilizaciónde las Centrales Sindicales

Movilizaciones de CTERA y las Entidades Sindicales adheridas a nivel Nacional.

Luchas y resistencias populares

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I ldelfonso Escolástico de las Muñecas nacióen Tucumán, estudió en Córdoba y allí seordenó como sacerdote. Luego viajó a Es-

paña y desde su regreso se desempeñó comocapellán o párroco en distintos puntos del ac-tual altiplano boliviano y del Perú. En Cuzco es-tuvo a cargo de la parroquia del Sagrario en laCatedral, destinada a los españoles de la ciu-dad. Su carrera eclesiástica fue exitosa y suderrotero político se encontró íntimamente liga-do a su función de intermediación social favore-cida, a su vez, por ejercicio del sacerdocio.

La posición que ocupó en aquella antigua capi-tal de los incas le permitía tener una visión bas-tante precisa del sistema de poder que los crio-llos de Cuzco querían preservar de todo tipo deagitación política. Muchos de los sectores so-ciales privilegiados tenían el recuerdo fresco dela rebelión de Tupac Amaru y de los “peligros”que representaba una sublevación indígenapara las elites de la región. Estos grupos depoder sumaban otros miedos, más cercanos,como la influencia de las corrientes liberales yconstitucionalistas provenientes de la penínsulay que inspiraron el levantamiento que tuvo lugar

en esa ciudad en agosto de 1814. Muñecas sesumó a este movimiento encabezado por JoséAngulo y el cacique Mateo Pumacahua. Sepuso al frente a las tropas que invadieron LaPaz y que inicialmente aportaron los primerostriunfos a la causa revolucionaria en esas zonas.

En su siguiente etapa revolucionaria fue uncaudillo guerrillero en los valles y el altiplano.Comandó las tropas rebeldes, se mantuvo encontacto con los jefes revolucionarios de Bue-nos Aires difundiendo sus proclamas. En Lare-caja, condujo una de las republiquetas -tambiénllamadas montoneras o guerrillas- similar a lamás conocida de Manuel Ascencio Padilla yJuana Azurduy. Estableció su cuartel general enAyata al borde del Titicaca donde obstruía lacomunicación entre los centros de poder enmanos de los realistas: La Paz y Lima. Con elobjeto de impedir el paso de los ejércitos ene-migos organizó una tropa militar. Su “BatallónSagrado” incluyó 200 plazas y 3000 indios,estos últimos liberados del tributo el cual abolióy calificó como “el más bárbaro y repugnante”.El Virrey Abascal ordenó atacar Larecaja y de-cidió asediar la republiqueta por La Paz y porCuzco y en 1816, dos días antes de la de-claración de independencia en el Congreso de

El cura Muñecas

María Elena Barral**

* Instituto Ravignani (UBA-Conicet), Universidad Nacional de Luján

Ildefonso E. de las Muñecas y general indígena Mateo Pumacahua.

“traspasa” fronteras

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Tucumán, Ildefonso de las Muñecas fue ase-sinado por el ejército realista.

La participación de los curas en las guerras noera una novedad y tampoco lo era la religióncomo fundamento de la movilización y comolenguaje de la política. Pero esta presencia -queasumió diversas modalidades incluyendo prác-ticas y símbolos religiosos-, muchas veces que-da velada en las aproximaciones historiográfi-cas que presentan a las revoluciones y las in-dependencias como un camino a la moderni-dad política donde la religión no tenía cabida.

La intervención de los curas en este períodohistórico tiene explicaciones bastante más sim-ples. Resulta imposible pensar que aquel pre-sente, como ningún otro, se haya engendradoa sí mismo. Muy por el contrario sólo puede en-tenderse en la medida en que se sostuvo entradiciones –en ocasiones, muy antiguas- quelo condicionaron y también permitieron la cons-trucción de nuevas experiencias históricas. Enel caso de las independencias, sus protago-nistas se valieron de las instituciones, agentesy creencias que conocían, que tenían a mano yque se presentaban como las más capacespara llevar a cabo las transformaciones políticasque estaban teniendo lugar. En la persistenciade algunas de estas figuras clave -ordenadorasde la sociedad durante la etapa colonial- residióla factibilidad de las nuevas repúblicas. En par-

ticular, la intervención de los curas no puede ig-norarse aunque los papeles desempeñados nofueran siempre los mismos ni ocuparan siempreel centro de la escena.

La manera en que los curas fueron revolu-cionarios no fue siempre igual. Muñecas, en losúltimos años de su vida se movió por el Tu-cumán y los actuales Bolivia y Perú. Lo hizocuando construía su carrera sacerdotal que erauna carrera política y luego se volvió revolu-cionaria. Las historiografías de Argentina, Bo-livia y Perú recortaron su vida a partir de laactuación en lo que luego fueron los territoriosnacionales. Por eso resulta tan complicado ha-llar una biografía “completa” del eclesiástico.Muñecas no respetó las fronteras nacionalesporque ellas no existían.

El estudio de los procesos de independenciarequiere entonces la puesta en práctica de va-rios procedimientos para entenderlos de ma-nera más completa. Por un lado ampliar la es-cala temporal y extender hacia el período colo-nial el examen de los grupos, instituciones ysujetos intervinientes. Por el otro se hace nece-sario ampliar la escala espacial y superar loslímites de las actuales naciones latinoameri-canas para reponer el contexto histórico efec-tivamente actuante en aquellos años previos ala fragmentación política del continente ameri-cano. /

Recomendamos leer

Luis Miguel Glave, “Un héroe fragmentado. El cura Muñecas y la

historiografía andina”, en Andes, Nº 13, UNSA, 2002, pp. 51-74.

José Luis Roca, Ni con Lima, ni con Buenos Aire

s: la formación

de un estado nacional en Charcas, Lima, IFEA/P

lural,

2007.

Recomendamos ver

El documental Muñecas: ensayo sobre la memo

ria

fragmentada, Nicolás Font, 2013.

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H abían pasado apenas seis años desde elfestejo del Centenario de la Revoluciónde Mayo pero mucho había ocurrido en

ese lapso. A nivel internacional se había desa-tado desde 1914 una guerra que por sus carac-terísticas inéditas los europeos, que ya llevabansiglos de guerras y matanzas, no encontraronmejor nombre que el de la Gran Guerra. Laeconomía argentina estaba sufriendo, a pesarde que el país se había declarado neutral, lasconsecuencias: menos inmigrantes llegaban, ypor lo tanto se encarecía la mano de obra, perotambién llegaban menos importaciones y estohacía que el poder adquisitivo de los salariosdescendiera junto con los ingresos del Estado.Una vez más la economía instaurada en estepaís mostraba su carácter ines- table y depen-diente de lo que ocurriera en el mercado inter-nacional.

Por otro lado, el presidente Roque Sáenz Peñaelegido para el mandato 1910/1916, y quehabía presenciado los festejos del 10 comopresidente electo, había fallecido, curiosamenteel mismo día que la noticia del inicio de la granguerra llegaba al país, y había sido sucedidopor su vicepresidente Victorino de la Plaza.

Sin embargo Sáenz Peña en su trunco mandatohabía logrado llevar a cabo una reforma políticaque cambiaba por completo al sistema elec-toral y político. Si el sufragio secreto tenía co-mo finalidad acabar con el control del voto delciudadano por el poder, el nuevo carácter deobligatorio y la representación de las minoríasmediante el sistema de lista incompleta afecta-ban de lleno a los partidos políticos, tanto en sufuncionalidad como en su finalidad. Ahora lospartidos debían modernizarse y dejar de sermaquinarias electorales que movilizaban a susmilitantes para transformarse en herramientasde proselitismo para convencer a las masas.

El nuevo sistema electoral ya había sidoprobado en elecciones para diputados y go-bernadores. En ellas los resultados habían fa-vorecido en forma pareja a radicales y conser-vadores. La mayoría de los conservadoresconfiaban en el triunfo frente al candidato delradicalismo: Hipólito Yrigoyen.

Yrigoyen, sin embargo se impondría en las elec-ciones realizadas el 2 de abril de 1916, alobtener 370 mil votos frente a los 340 mil quesuman los partidos conservadores. La consti-tución vigente establecía una elección indirectapara el presidente mediante electores que se

el Centenario de la independencia

1916

Gustavo Álvarez*

* Museo Nacional del Cabildo, UBA.

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habían votado en los comicios de abril y debíanreunirse en el llamado Colegio Electoral, quienera el que finalmente elegía al presidente.

Para los festejos del centenario de la indepen-dencia las negociaciones políticas aún continu-aban entre conservadores, socialistas y un gru-po de radicales santafesinos contrarios a Yrigo-yen para sumar sus electores y birlarle la presi-dencia a la fórmula del radicalismo. Dos sema-nas después de los festejos, sin embargo, esasnegociaciones fracasaron e Hipólito Yrigoyenfue apoyado por todos los grupos radicales yproclamado, con el voto de 152 electores de los300, nuevo presidente.

Por ello, a diferencia de los ocurrido en 1910donde el presidente electo, Roque Sáenz Peña,y el que estaba en ejercicio del cargo, JoséFigueroa Alcorta, habían compartido el palcooficial de los festejos ahora sólo se encontrabaen él Victorino de la Plaza.

Las celebraciones, al igual que en 1910, se rea-lizaron en todo el país. Cada ciudad, cadapueblo, se sumó al festejo nombrando plazas yescuelas, inaugurando plazas y parques. Peroel grueso de los festejos se hizo en Tucumán yla ciudad de Buenos Aires.

En Tucumán no lograron el apoyo que veníanexigiendo desde que comenzaron con la orga-nización de los festejos en mayo de 1915. Elgobernador Ernesto Padilla, un conservador re-formista, como Sáenz Peña, había llegado alpoder en elecciones, ya reglamentadas por lareforma impulsada por éste, venciendo al can-didato del radicalismo Pedro Cornet. La situa-ción económica del país, que en Tucumán secomplejizaba con una sequía y una enfermedadque había atacado los cultivos de caña de azú-car, habían producido la pérdida de casi la to-talidad de la cosecha y por lo tanto disminuidolos ingresos estatales hicieron que los festejostucumanos no tuvieran el esplendor que se

había planificado. Por otra parte el presidentedecidió no concurrir a la provincia para el fes-tejo y participar de los que se organizaron en laciudad capital.

En Buenos Aires, si bien los festejos no alcan-zaron el fastuo de los realizados en 1910, fueronmucho más importantes que los realizados enTucumán. No hubo visitantes ilustres europeosy las principales delegaciones provinieron depaíses latinoamericanos.

Oficialmente los festejos se iniciaron el 8 de juliopor la mañana con la concentración de 20 milescolares formados frente al Congreso y unnúmero similar concentrado en el Parque Cen-tenario por la tarde. Mientras tanto el presi-dente, funcionarios e invitados embarcados enel Crucero Buenos Aires navegaba frente alpuerto de La Plata entre dos filas de barcos dela armada argentina, a la que se habían sumadobarcos del Brasil y Uruguay, saludados por 21cañonazos.

El 9 de julio se hicieron repicar las campanas detodas las iglesias de la ciudad, y luego delTedeum en la Catedral se realizó un desfile delas fuerzas militares. Durante el desfile, mientrasdesfilaban los Exploradores Argentinos (boyscouts), un hombre se acerca al palco presiden-cial y gatilló su arma. Si bien el primer disparono salió, el segundo impactó debajo del balcónde la Casa Rosada. El presidente salvó su vidade milagro. Mientras el agresor era apresado, elfestejo continuó.

Tres meses después de los festejos, el 12 deoctubre, Yrigoyen juraba como presidente. Élrepresentaba la voluntad de la mayoría y su par-tido se pensaba como la verdadera repre-sentación de la nación. Pueblo y radicalismoeran para ellos sinónimos y por primera vez es-taban en el poder. Una nueva era empezaba enla Argentina. La democracia de masas había lle-gado para quedarse. /

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P aradójicamente, ciento cincuenta añosdespués de la ruptura de los vínculoscoloniales con España, las conmemora-

ciones en Tucumán, “cuna de la Independen-cia”, fueron presididas por un dictador. Losfestejos por el Sesquicentenario de la De-claración de la Independencia de nuestro paísse llevaron a cabo con el auspicio de la dic-tadura de Juan Carlos Onganía, que se habíaautodenominado “Revolución Argentina” (1966-1973). Este régimen impulsó una política de“racionalización” y “modernización” económicaque, favoreciendo las inversiones del capitalmonopolista extranjero y local, profundizó la de-pendencia del país con respecto a distintas po-

tencias extranjeras. En Tucumán esta políticaimplicó el cierre de 11 ingenios azucareros, ladestrucción de miles de puestos de trabajo y lasangría poblacional más grande que se re-cuerde en la historia reciente de nuestra patria.

LOS “FESTEJOS” DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA EN TUCUMÁN

Ante el golpe de Estado del 28 de junio de 1966realizado contra el gobierno del radical ArturoIllia, primó cierto clima de desconcierto y con-fusión en los sectores populares. JuanDomingo Perón, proscripto y en el exilio desde1955, había planteado “desensillar hasta queaclare”. Por su parte el movimiento estudiantilhabía expresado en el período previo una mani-fiesta oposición al golpe.

Los “festejos” dictatoriales por los ciento cincuenta años de la Independencia

y el cierre de los ingenios azucareros

Silvia Nassif*

* Universidad Nacional de Tucumán, UBA

”...El gremio docente soporta también en estos momentos (...) ladestrucción de la escuela pública y tiene sobradas razones para

apoyar la lucha de los obreros que es una auténtica ypatriótica lucha por el presente y el futuro de nuestro país.”

ATEP, noviembre de 1970.

TUCUMÁN

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La provincia de Tucumán desde fines de 1965atravesaba una importante crisis económica,social y política. La agro-industria azucarera,principal actividad económica de la región, pre-sentaba una crisis de superproducción que semanifestó en significativos conflictos sociales.Uno de los sectores afectados fueron losobreros a quienes los dueños de los ingeniosadeudaban varios meses de salarios.

En ese contexto, el 9 de Julio en Tucumán sellevaron a cabo las celebraciones por elSesquicentenario de la Declaración de la Inde-pendencia. El día anterior, el presidente defacto había sido acogido con un “caluroso”recibimiento en el aeropuerto Benjamín Ma-tienzo y conducido hacia la Casa de Gobierno.El dictador llegaba con el ministro de Eco-

nomía, Jorge Néstor Salimei, y monseñor An-tonio Caggiano, máxima autoridad de la IglesiaCatólica Argentina.

Un dato más que anecdótico: en la comitivaque fue a recibir a Onganía se encontraba el te-niente coronel Antonio Domingo Bussi, almando de las tropas del Regimiento 19 de In-fantería. Con el dictador Onganía comenzaríaen agosto de 1966 la política de los cierre de in-genios azucareros tucumanos, eliminando másde 50.000 puestos de trabajo. Bussi, casi diezaños más tarde, desde diciembre de 1975 almando del “Operativo Independencia” y luegocomo interventor de facto con la dictadura ins-taurada por el golpe de 1976, desplegaría entodo el territorio provincial una política de ex-terminio a través de la persecución, secuestroasesinato y/o desaparición de personas y

descabezamiento de los sindicatos obreros.

El 9 de Julio de 1966, una parte de las celebra-ciones se desarrollaron en la Casa Histórica deTucumán. Hubo un alto componente de partici-pación popular en el evento. Debemos des-tacar, por un lado, la instrumentación proseli-tista por parte de la nueva dictadura de ge-nuinos sentimientos patrióticos de la poblaciónprovincial al celebrarse el suceso histórico de laDeclaración de la Independencia, acontecido150 años antes en suelo tucumano. Por otrolado, y fundamentalmente, el hecho ocurría enel contexto de crisis descripta. 48 horas antesdel evento el gobierno nacional había enviadodinero para pagar dos meses de sueldosatrasados.

Solo teniendo en cuenta la situación previa decrisis se comprende mejor por qué pudo habercierta expectativa en los inicios de la dictadurade Onganía -como se reflejó en aquellos feste-jos entre los trabajadores y otros sectores po-pulares tucumanos-. Sin embargo, a tan sólodos semanas del golpe de Estado resurgieronlos conflictos sindicales con la creciente partici-pación de las masas obreras a través de lossindicatos de base, convirtiéndose el movi-miento obrero azucarero en protagonista de uncaso de reanudación temprana a escala na-cional de los conflictos obreros en el marco deuna creciente resistencia antidictatorial.

DE LA BIENVENIDA A LA OPOSICIÓN TEMPRANA A LA DICTADURA

La emergencia de la lucha contra el gobiernodictatorial poco tiempo después de aquellavisita de Onganía a la provincia fue disparadapor las medidas económicas implementadaspor su Ministro Salimei. Con una parte significa-tiva del territorio tucumano ocupado por laPolicía Federal se inició la intervención y luegoel cierre de ingenios. Entre los años 1966 y1968, once de los veintisiete ingenios azuca-reros existentes en la provincia fueron cerradosy desmantelados. Esta política de “racionali-zación” económica no hizo más que agravar lacrisis en la provincia, profundizando la concen-tración monopólica de la producción azucarera,con la eliminación de más de 50.000 puestosde trabajo sólo en la agro-industria, la quiebrade una parte significativa de los pequeños ymedianos productores cañeros y la emigración

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forzosa de más de 200.000 tucumanos enbúsqueda de nuevas fuentes de trabajo.

La situación de desocupación y de miseria queatravesó Tucumán durante la dictadura de On-ganía sólo fue comparable a escala nacionalcon la crisis social a la que se llegó en 2001.También, como reacción a esa política de loscierres de ingenios se desplegaron las luchasobreras y populares, a través de las ollas ycomedores populares, toma de fábricas, mar-chas y manifestaciones en los pueblos afecta-dos por los cierres como así también en lacapital de la provincia.

Junto con los obreros azucareros organizadosen sus sindicatos y en la Federación Obrera Tu-cumana de la Industria Azucarera (FOTIA) y elmovimiento estudiantil, otro de los sectores quese destacaron en las manifestaciones de esosaños fueron los docentes nucleados en laAgremiación Tucumana de Educadores Provin-ciales (ATEP). El gremio no sólo peleaba pormejores condiciones laborales y salariales y porla gratuidad de la enseñanza en beneficio de lasmayorías; también denunciaba los altos nivelesde analfabetismo que reinaba en la provinciacon el incremento de la deserción escolar de losmenores de 15 años, que llegaba al 75% y enalgunas zonas rurales al 90% en 1968. Una delas figuras más destacadas de ATEP fue supresidente Francisco Isauro Arancibia, poste-riormente promotor y fundador de la CTERA anivel nacional. Arancibia muchas veces ejercióun rol coordinador entre diferentes sectores so-ciales. Una de las primeras medidas que tomóla siguiente dictadura fue asesinarlo, junto con

su hermano Arturo, el mismo 24 de marzo de1976 en la sede del gremio docente.

EL NORTE ARGENTINO BALUARTE DE LA RESISTENCIA

El Noroeste Argentino históricamente ha de-sempeñado un papel protagónico en la re-sistencia contra el colonialismo español, desdelas guerras Calchaquíes hasta las luchas por laIndependencia nacional. De manera similar aldifícil escenario de 1816 en el que en suelo tu-cumano se había declarado la Independencia,en un momento en el que los patriotas ameri-canos habían sufrido importantes derrotas a lolargo del continente, ciento cincuenta años mástarde en 1966, en un contexto muy diferente,luego de un breve compás de espera, la provin-cia de Tucumán fue uno de los puntos neurál-gicos de las luchas obreras y populares contrala política dictatorial de cierre de los ingenios,convirtiéndose de esta manera en una de lasmanifestaciones tempranas de abierta oposi-ción a la dictadura. Estas luchas en defensa delas fuentes de trabajo desnudaron a la dic-tadura y abonaron el camino de auge de luchasque se abrió a nivel nacional en 1969 con elCordobazo y los levantamientos populares pos-teriores, que además de otras importantes con-secuencias posibilitaron la posterior caída deOnganía, el debilitamiento de la dictadura y suretirada. En nuevas condiciones históricas esasluchas populares no se alzaron sólo contra unrégimen antidemocrático. También surgían encontra de una política de dependencia y some-timiento nacional, mostrando una perspectivaliberadora./

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L a historia entendida únicamente como procesostiende a invisibilizar la importancia que en ellostuvieron los hombres y mujeres de la época. La

historia académica en general no es amiga de narrarla historia a través de biografías. A su vez, el énfasisescolar en leer la historia a través de efeméridesmuchas veces provoca que resulte difícil entender lasconexiones entre unas y otras. Así, no resulta deltodo sencillo muchas veces explicar, por ejemplo,porqué en nuestro país tenemos “doble fecha patria”:25 de mayo y 9 de julio. Así como tampoco resultasencillo ligar las biografías de nuestros próceres aestas fechas. Quizás el más paradigmático de loscasos sea el de José de San Martín. Al llamado padrede la Patria se lo ha narrado y retratado de las ma-neras más diversas. Pero, en la lectura más conge-lada y conservadora de este prócer, poco y nada senos dice de su relación con la Revolución y con la In-dependencia. Interesan marcar acá dos películas queson parte de las excepciones a ese relato.

“Por los senderos del Libertador” es una película rea-lizada por Jorge Cedrón en el año 1971, por pedido delentonces presidente de facto, Agustín Lanusse. Enmomentos en que el peronismo estaba proscripto, ysobrevolaba la vuelta de Perón al país, este film narralos años de exilio de San Martín en Europa, hasta sumuerte en 1850. Con guión del poeta Juan Gelman, laizquierda de los 70 construye así un paralelo entre SanMartín y Perón. Esta película está hecha en gran partepor dibujos extraídos del film con el que discute: “Elsanto de la espada” de Leopoldo Torre Nilson, que unaño antes narraba un San Martín canónico. Con laplata recaudada, Cedrón filmó poco tiempo después“Operación Masacre”, basada en la investigación deRodolfo Walsh.

En 2010 se estrenó una película que transcurre casiúnicamente en el cruce de los Andes que realiza SanMartín en 1817. “Revolución” es su título, dando a en-tender que aquello que se había abierto el 25 de mayode 1810 engloba un proceso mucho más largo y com-plejo que la célebre “semana de mayo”. La guerra quese desató inmediatamente contra los realistas y losgrupos sociales que respondían al viejo orden durómuchos años y abarcó casi por entera la región su-damericana. Incluso hubo algunos momentos endonde pareció estar todo al borde del peligro, a puntode triunfar la contrarrevolución. El Congreso de Tu-cumán que el 9 de julio de 1816 sancionó la Indepen-dencia se dio exactamente en ese contexto, y tuvo alpropio San Martín como uno de sus artífices princi-pales, aunque su participación fue desde las sombras.Sabido es que San Martín se diferenciaba de la ma-yoría de sus contemporáneos en tanto y en cuantotenía un objetivo claro e irrenunciable, por encima decualquier disputa política interna: hacer triunfar a la re-volución en el campo de batalla frente a los realistas.¿Por qué insistió San Martín con que se declarase laindependencia? Eran tiempos en los que la política ylo militar, o mejor, la guerra, no se discernían. Ya teníaen marcha la formación de un ejército en Cuyo para lle-var adelante su plan estratégico de cruzar los Andespara liberar Chile y luego continuar hacia Perú. Pero nopodía encarar semejante desafío “como un jefe debandas insurgentes”, como dice el historiador TulioHalperin Donghi, sino que debía hacerlo como jefe deun ejército de Estado. Si bien la película no hace men-ción alguna al Congreso de Tucumán, sirve para en-tender el escenario sobre el que tiene lugar,montándola dentro del proceso revolucionario abierto6 años antes. Quizás la apuesta más jugada de estapelícula sea la de asociar la figura de San Martín y ladel cruce de los Andes como parte de la Revolución,discutiendo la famosa idea salida del propio Congresode Tucumán de que habría llegado en 1816 el “fin dela revolución, principio del orden”. /

Revolución,guerra e independencia

por Julia Rosemberg*

* Archivo Histórico de RTA.

Colección la Historieta Argentina. Felipe Pigna. San Martín. Ilustración Miguel Scenna.

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Los Materiales, documentos para el aula fueron seleccionados por María Elena Barral*, Irene Cosoy**, Fabio Wasserman*** y Lila Ana Ferro****.

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En esta sección encontrarán un conjunto demateriales -fragmentos de documentos deépoca, de textos historiográficos y literarios eimágenes- que pueden resultar interesantespara trabajar en el aula.

Los documentos seleccionados, lejos de agotarlos recursos disponibles, permiten abordar al-gunas de las cuestiones planteadas en los di-versos artículos de la revista.

4 La conflictividad política en torno a la coyun-tura de 1816. Coyuntura en la que gran parte delterritorio de la actual Argentina no tuvo repre-sentantes en el Congreso de Tucumán por dife-rentes razones, ya sea porque unas regiones seencontraban bajo dominio indígena o porqueotras -que sí se encontraban en el área de do-minio hispano-criollo- como Santa Fe, EntreRíos, Corrientes y la Banda Oriental, disidentesde Buenos Aires buscaban la liberación del con-trol político y económico de la antigua capitalvirreinal.

4 El carácter social de las guerras de indepen-dencia y la participación popular. Los testimo-nios reflejan la presencia de indios y esclavos enlos ejércitos a través de la adhesión voluntaria odel reclutamiento forzoso.

4 El vínculo entre la declaración de la Indepen-dencia de 1816 con la Revolución iniciada enMayo de 1810 y con la guerra. El Congreso deTucumán y la declaración de la Independenciase producen en un momento de retracción delas fuerzas revolucionarias y en un contexto derestauración de la monarquía en Europa.

4 La condición Sudamericana del acta de la de-claración de la Independencia. Lejos de enun-ciar Argentina o Provincias Unidas de Río de laPlata, el acta de declaración de la Independen-cia habla de Provincias Unidas de Sud Américae incluye entre sus diputados a representantesde provincias de Alto Perú.

4 El estado de guerra que atravesaba la so-ciedad de entonces.

Los materiales aquí reunidos permiten realizarmuchas actividades en las aulas de los distintosniveles. Sólo incluiremos aquí algunos de losmuchos interrogantes que pueden orientar elanálisis y la reflexión:

n Alrededor de 1816 ¿cómo estaba conformadoel territorio de lo que hoy conocemos comoArgentina?

n ¿De quién o quiénes se declararon indepen-dientes las distintas regiones?

n ¿Por qué algunas provincias participaron yotras no?

n ¿Cómo se reclutaban a los soldados de losejércitos y que composición social y étnicatenían éstos?

n ¿A quién iba dirigida el acta de la indepen-dencia en lenguas indígenas y por qué?

n ¿Por qué la guerra y la revolución tuvieron uncarácter social?

n ¿Cómo participaron los sectores populares yen particular los indígenas?

* Instituto Ravignani (UBA-Conicet), Universidad Nacional de Luján** Profesora Historia Argentina II FFyL UBA.*** Instituto Ravignani, (UBA - Conicet).*** Instituto de Investigaciones Pedagógicas “Marina Vilte” CTERA –

Universidad Nacional de Luján. Fragmento del Mural Bicentenario - Miguel Rep.

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En 1869, Angel Paganelli fotografió el frente de la casa

La Casa Histórica donde se declaró la Indepen-dencia está localizada en el centro de San Miguelde Tucumán. Tras el traslado del Congreso aBuenos Aires, fue destinada a diversos usos, y de-vuelta a sus propietarios. En el año 1869 fue fo-tografiada por Ángel Paganelli. El frentelucía deteriorado y no hay señalesde que por entonces se conside-rara la casa un sitio de conmemo-ración. Recién en 1874, la casa fuedefinitivamente adquirida por el Go-bierno Nacional, que la destinó aedificio de Correos, anexándoleposteriormente el servicio de Telé-grafo. El lugar fue sede de lasprimeras manifestaciones de con-memoración de la Declaración de laIndependencia, que comenzaron re-cién durante los años 1880.

Se podría trabajar el acta de la indepen-dencia relacionándola con el proceso dealfabetización que están iniciando los/asniños/as. A partir de identificar que el actafue escrita en castellano y lenguas indíge-nas, se podrán plantear otras preguntastales como:

Sala de 5 y Primeros Grados

4 ¿por qué era importante escribir un acta?4 ¿a quiénes la dirigieron si la escribieron en varias

lenguas? 4 ¿se redactó en forma colectiva? 4 ¿quién/es la escribieron? 4 ¿por qué medios se difundió? 4 ¿por qué fue necesario que los representantes la

firmaran? 4 ¿qué usaron para firmarla? 4 ¿en qué tipo de letra firmaron? La formulación de interrogantes sobre la

vida cotidiana (como la de los elementospara escribir) apunta a conectar aspectosconocidos para los/as niños/as con el pro-ceso social de la independencia tratandode favorecer un conocimiento significativodel pasado.

La “Casa Histórica” donde se declaróla Independencia de las ProvinciasUnidas en Sudamérica

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NOMBRE DIPUTADO PROV.

Francisco Narciso de Laprida San Juan

Presidente

Mariano Boedo Salta

Vice Presidente

José Mariano Serrano Charcas

Secretario

Juan José Paso Buenos Aires

Secretario.

Dr. Antonio Sáenz Buenos Aires

Dr. José Darragueira Buenos Aires

Fray Cayetano José Rodríguez Buenos Aires

Dr. Pedro Medrano Buenos Aires

Dr. Esteban Agustín Gazcón Buenos Aires

Tomás Manuel de Anchorena Buenos Aires

Dr. Manuel Antonio Acevedo Catamarca

Dr. José Colombres Catamarca

Dr. Mariano Sánchez de Loria Charcas

Dr. José Severo Malabia Charcas

Dr. José Andrés Pacheco de Melo Chibchas

Eduardo Pérez Bulnes Córdoba

Lic. Gerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera Córdoba

José Antonio Cabrera Córdoba

Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante Jujuy y su territorio

Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros La Rioja

Tomás Godoy Cruz Mendoza

Dr. Juan Agustín Maza Mendoza

Pedro Ignacio Rivera Mizque

Dr. José Ignacio de Gorriti Salta

Pedro Francisco de Uriarte Santiago del Estero

Pedro León Gallo Santiago del Estero

Dr. Pedro Miguel Aráoz Cap. del Tucumán

Dr. José Ignacio Thames Tucumán

Fray Justo de Santa María de Oro San Juan

Los presentes y los ausentes en la proclamación de la IndependenciaFirmaron el Acta de la Independencia

Las provincias del litoral y la Banda

Oriental no estuvieron represen-

tadas. Tampoco otras que hoy for-

man parte del territorio argentino

pero por entonces eran habitadas

por las naciones indígenas.

Actas de la Independen

Situación regional en 1816

Guillermo Spinelli (dir.), Argentinadesde el mar: introducción a la histo-ria naval argentina 1776 - 1852. Ciu-dad Autónoma de Buenos Aires,Armada Argentina, 2014. P. 67

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cia en sus versiones en castellano y aymará

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Art. 1° Primeramente pedirá la declaración de laindependencia absoluta de estas Colonias, queellas estén absueltas de toda obligación de fide-lidad a la Corona de España y familia de los Bor-bones y que toda conexión política entre ellas yel Estado de la España es y debe ser totalmentedisuelta.

Art. 2° No admitirá otro sistema que el de confe-deración para el pacto recíproco con las provin-cias que forman nuestro Estado.

Art. 3° Promoverá la libertad civil y religiosa entoda su extensión imaginable.

Art. 4° Como el objeto y fin del Gobierno debe serconservar la igualdad, libertad y seguridad de losCiudadanos y los Pueblos, cada provincia formarásu gobierno bajo esas bases, a más del GobiernoSupremo de la Nación.

Art. 5° Así éste como aquel se dividirán en poderlegislativo, ejecutivo y judicial.

Art. 6° Estos tres resortes jamás podrán estarunidos entre sí, y serán independientes en susfacultades.

Art. 7° El Gobierno Supremo entenderá sola-mente en los negocios generales del Estado. Elresto es peculiar al Gobierno de cada Provincia.

Art. 8° El territorio que ocupan estos Pueblosdesde la costa oriental del Uruguay hasta la for-taleza de Santa Teresa forman una sola Provincia,denominante la Provincia Oriental.

Art. 9° Que los siete Pueblos de Misiones, los deBatovía, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembóque hoy ocupan injustamente los Portugueses ya su tiempo deben reclamarse serán en todotiempo territorio de esta Provincia.

Art. 10° Que esta Provincia por la presente entraseparadamente en una firme liga de amistad concada una de las otras para su mutua y general fe-licidad, obligándose asistir a cada una de las otrascontra toda violencia, o ataques hechos sobre ella

o sobre alguna de ellas por motivo de religión,soberanía, tráfico o algún otro pretexto cualquieraque sea.

Art. 11° Que esta Provincia retiene su soberanía,libertad e independencia, todo poder, jurisdiccióny derecho que no es delegado expresamente porla confederación a las Provincias Unidas juntas enCongreso.

Art. 12° Que el puerto de Maldonado sea librepara todos los buques que concurran a la intro-ducción de efectos y exportación de frutosponiéndose la correspondiente Aduana en aquelPueblo; pidiendo al efecto se oficie al Coman-dante de las Fuerzas de su Majestad Británica,sobre la apertura de aquél Puerto para que protejala navegación o comercio de su Nación.

Art. 13° Que el Puerto de la Colonia sea igual-mente habilitado en los términos prescriptos en elartículo anterior.

Art. 14° Que ninguna tasa o derecho se impongasobre artículos exportados de una provincia aotra; ni que ninguna preferencia se de porcualquiera regulación de Comercio o renta a losPuertos de una Provincia sobre las de otras ni losBarcos destinados de esta Provincia a otra seránobligados a entrar a anclar o pagar Derechos enotra .

Art. 15° No permita se haga ley para esta Provin-cia sobre bienes de Extranjeros que mueren intes-tados, sobre multa y confiscaciones que seaplicaban antes al Rey; y sobre territorios de éstemientras ella no forma su reglamento y determinea que fondos deben aplicarse como única alDerecho de hacerlo en lo económico de su juris-dicción.

Art. 16° Que esta Provincia tendrá su Constitu-ción territorial; y que ella tiene el derecho de san-cionar la general de las Provincias Unidas, queforma la Asamblea Constituyente.

Art. 17° Que esta Provincia tiene derecho paralevantar los Regimientos que necesite, nombrar

“Instrucciones del año XIII” a los diputados Orientales

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los oficiales de Compañía, reglar la Milicia de ellapara seguridad de su libertad por lo que no podráviolarse el derecho de los Pueblos para guardar ytener armas.

Art. 18° El Despotismo militar será precisamenteaniquilado con trabas constitucionales que ase-guren inviolable la Soberanía de los Pueblos.

Art. 19° Que precisa e indispensable sea fuera deBuenos Aires, donde reside el sitio del Gobiernode las Provincias Unidas.

Art. 20° La Constitución garantiza a las ProvinciasUnidas una forma de gobierno republicana; y queasegure a cada una de ellas de las violencias

domésticas, usurpación de sus Derechos, libertady seguridad de su soberanía que con la fuerza ar-mada intente alguna de ellas sofocar los princi-pios proclamados. Y asimismo prestará toda suatención, honor, fidelidad y religiosidad a todocuanto crea o juzgue necesario para preservar aesta Provincia las ventajas de la Libertad y man-tener un Gobierno libre, de piedad, justicia, mo-deración e industria. Para todo lo cual, etc.

Delante de Montevideo, 13 de abril de 1813. Jose Gervasio Artigas

Washington Reyes Abadie, “Artigas y el federalismo en elRío de la Plata”, en Historia Uruguaya, Montevideo, EBO,tomo II, p. 285.

“Las Instrucciones del año XIII” fueron el mandato que llevaron los diputados de la

Provincia Oriental a la Asamblea Nacional General Constituyente de 1813 de las Provin-

cias Unidas del Río de la Plata. Las Instrucciones del año XIII incluían los conceptos de

independencia, república y federalismo. Proponían "conservar la igualdad, libertad y se-

guridad", que el gobierno federal se situase fuera de Buenos Aires, liberar el comercio

entre provincias, determinar el derecho a poseer armas y definía los límites de la Banda

Oriental. El contenido del documento, determinó el rechazo de los diputados orientales,

que no pudieron incorporarse a la Asamblea.

Existen varias versiones de las instrucciones. El texto precedente, que es el másconocido, difiere en algunos puntos del fechado el 5 de abril de 1813.

Los cambios más importantes son:a) la incorporación de los artículos 8º y 9º que definen los límites de la Provincia;b) la modificación del artículo 3º que en la versión anterior establecía que “La Religión

Católica Apostólica Romana será la preponderante. Y así no admitirán otra”;c) la supresión de los arts. 19º y 20º: “No se presentará en la Asamblea Constituyente

como Diputado de la Nación, sino como representante de este Pueblo, porque noaprobamos el decreto de ocho de Marzo, que se halla inserto en el Redactor delsábado trece del mismo”; “Ni se estenderán sus facultades a las de legislar, puestan solo se las damos para formar la constitución de Gobierno, que debe regirnos,activar la fuerza del Ejército de las Provincias Unidas, a fin de libertar los Pueblosoprimidos y residenciar los anteriores gobiernos.

(Copia de las instrucciones que dieron los Pueblos orientales a sus representantespara la Soberana Asamblea Constituyente en 5 de abril de 1813, en Chiaramonte,José Carlos, Ciudades, provincias, Estados: orígenes de la Nación Argentina, BuenosAires, Ariel, 1997, pp. 380-382)

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Si de todo lo criado

es el cielo lo mejor,

el cielo ha de ser el baile

de los Pueblos de la Unión:

Cielo, cielito y más cielo,

cielito siempre cantad

que la alegría es del cielo,

del cielo es la libertad.

Hoy una nueva Nación

en el mundo se presenta,

pues las Provincias Unidas

proclaman su independencia.

Cielito, cielo festivo,

cielo de la libertad,

jurando la independencia

no somos esclavos ya.

Los del Río de la Plata

cantan con aclamación,

su libertad recobrada

a esfuerzos de su valor:

Cielito cielo cantemos,

cielo de la amada Patria,

que con sus hijos celebra

su libertad suspirada.

Los constantes argentinos

juran hoy con heroísmo

eterna guerra al tirano,

guerra eterna al despotismo:

Cielito, cielo cantemos,

Se acabarán nuestras penas,

porque ya hemos arrojado

los grillos, y las cadenas.

Jurando la independencia

tenemos obligación

de ser buenos ciudadanos

y consolidar la unión:

Cielo, cielito cantemos,

cielito de la unidad,

unidos seremos libres,

sin unión, no hay libertad.

Todo fiel Americano,

hace a la Patria traición,

si fomenta la discordia

y no propende a la unión:

Cielito, cielo cantemos,

que en el cielo está la paz,

y el que la busque en discordia

jamás la podrá encontrar.

Oprobio eterno al que tenga

la depravada intención,

de que la Patria se vea

esclava de otra nación:

Cielito, cielo festivo,

cielito del entusiasmo,

queremos antes morir

que volver a ser esclavos.

Viva la Patria patriotas,

viva la Patria y la Unión,

viva nuestra independencia,

viva la nueva Nación;

Cielito, cielo dichoso,

cielo del Americano,

que el cielo hermoso del Sud

es cielo más estrellado.

El cielito de la Patria

hemos de cantar paisanos,

porque cantando el cielito

se inflama nuestro entusiasmo;

Cielito, cielo, y más cielo,

cielito del corazón,

que el cielo nos da la paz

y el cielo nos da la UNIÓN.

Bartolomé Hidalgo tomó un es-

tilo popular de la campaña, los

cielitos, para escribir una poesía

directa, que recuperaba las voces

populares y las insertaba en la cul-

tura letrada. En 1816, invadida la

Banda Oriental por los portugue-

ses, debió huir a Buenos Aires en

donde vivió hasta su muerte en

1822.

Cielitos de Bartolomé Hidalgo

(H. J. Becco, Cielitos de la Patria, Bs.As., Plus

Ultra, 1985)

Cielito de la Independencia (1816) [atribuido a

Bartolomé Hidalgo]

Cielitos de la Patria

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Pueblos: enviados por vuestra expresa voluntady unidos en este punto a formar el Congreso,

que fijando la suerte y constitución del país, llenaselos designios de la grande obra en que se ve em-peñado; consagrados a nuestro alto destino, y ex-pedidos de las tareas preliminares que debíanfranquear nuestra carrera, somos a cada paso in-terrumpidos en nuestras meditaciones por el ince-sante agite con tumultos que os conmueve; yechando una ojeada desde la cumbre eminente enque os observamos, se ha detenido con asombronuestra consideración sobre el cuadro que ha ofre-cido a nuestra vista la alternativa terrible de dosverdades, que, escritas en el libro de vuestros des-tinos, nos apresuramos a anunciaros: “unión yorden, o suerte desgraciada”. Precisos momentosque no dan treguas al anuncio amargo; pero ine-vitable, que ha de presentaros el contraste delúnico interés de vuestra existencia fluctuante entrelos más locos extravíos y los consejos de la razóny conveniencia.

Queremos excusaros el disgusto de recorrer laserie odiosa de acaecimientos, que degradando elmérito de la revolución y el crédito de las gloriosasexpediciones militares, nos ha reducido en las últi-mas derrotas a la situación más desoladora. Milveces una vanidad torpe, o una tan necia confian-za, predijo triunfos que nos arrancaron lágrimas, yotras tantas los pueblos interiores, comprometidosa mil conflictos, y los pueblos contribuyentes, bru-mados con el peso de nuevos empeños, provo-caron la desesperación. Observad sus resultados.

Dueños de un territorio pingüe y poderosos que re-

cobramos en la rápida carrera de nuestrasprimeras empresas hasta la líneas que demarcabael estado, el desorden y la división nos lo hicieronperder con retroceso violento, reduciendo hastahoy a tan estrechos límites nuestra existencia,cuánta es la extensión e importancia del territoriovasto, poblado y rico de que nos han privado. Es-fuerzos repetidos y malogrados, no han servidomás que a inspirar el desaliento que dejan las rei-teradas derrotas; soldados infructuosamente sa-crificados al furor enemigo, o vagando dispersosentre los horrores de la miseria; millares de familias,o huyendo despavoridos a buscar un asilo en lapiedad, o indignamente ultrajadas por el tirano quelas insulta; pueblos enteros entregados al incendioy a la carnicería; fortunas saqueadas y abando-nadas al pillaje; los tesoros minerales alimentandola fuerza que los subyuga; obstruidas las vías delcomercio al Perú y a Chile (…); estagnadas en al-macenes las importaciones extranjeras, por falta deconsumidores, el erario sufre un quebranto enormeen sus ingresos; las fortunas particulares recarganel peso de nuevas contribuciones sin otra medidaque la de las urgencias cada vez mayores; el co-mercio y la industria apenas respiran; todas lasclases del estado se aniquilan y consumen; el paísdevastado y exhausto no presenta sino la imagende la desolación, y aleja de nuestras costas los ne-gociantes que no hallan un objeto de interés a susespeculaciones.

Este golpe de males haría nuestra situación menosafligente, si solamente conservásemos una dis-posición a repararlos: más por desgracia, el ex-travío de los principios nos alejó demasiado de los

Manifiesto del Congreso a los Pueblos1816

(Manifiesto del Congreso a los Pueblos, Bs.As., Casa Pardo, 1966, reproducción facsimilar, pp. 1-5; 8-10; 30-33)

Tras declarar la Independencia, el Congreso emitió un Manifiesto a los Pueblosque sería recordado por el título del Decreto que lo acompañaba: “Fin a la re-volución, principio al orden”. En ese documento se pueden apreciar los con-flictos que dividían a los pueblos rioplatenses y la desesperada llamada de loscongresales a poner fin a los mismos.

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senderos del orden: el horror a las cadenas querompimos, obró la disolución de los vínculos de laobediencia y respeto a la autoridad naciente; la li-bertad indefinida no reconoció límites, desde queperdidas las habitudes de la sumisión, se creyeronlos hombres restituidos a la plenitud absoluta desus arbitrios: el poder, por otra parte, sin reglaspara conducirse, debió hacerse primero arbitrario,después abusivo y últimamente despótico y vio-lento: todo entró en la confusión del caos: no tar-daron en declararse las divisiones intestinas: elgobierno recibió nueva forma, que una revoluciónvarió por otra no más estable; sucedieron a éstaotras diferentes que pueden ya contarse por elnúmero de años que la revolución ha corrido; y estal la indocilidad de los ánimos, que puede muybien dudarse si en todas las combinaciones de loselementos políticos hay una forma capaz de fijarsu volubilidad e inconsistencia. (…)

¡Pueblos! El contacto de la aflicción y el sen-timiento de nulidad a que os redujo la desunión yel desorden, arrancaron del seno mismo de losmales el único remedio que ha de curarlo. Vosotrosprovocasteis la creación de una autoridad repre-sentativa, que, erigida con el voto universal, for-mase un punto de unión de todas las relaciones,una expresión de todas las voluntades, una con-centración de todos los poderes: vuestras ac-ciones están todas comprometidas en este árbitrosoberano de vuestros destinos. Marcad este mo-mento, último recurso en vuestras desgracias; élva a decidir la suerte del país. Él debe fijar límitesa la revolución, abrir los senderos del orden,restablecer la armonía, sofocar las aspiraciones,acallar los resentimientos y querellas de los pue-blos y consolidar la unión de las partes dilaceradas.(…)

¿Querríais volver al vértigo, correr de revolución enrevolución y no fijaros en el principio del orden, aúndespués que empeñasteis todo el interés de la pa-tria para obligarnos a venir a establecerlo? ¿Ydónde o cuando hallaríais el punto de fijarlo? ¿Enotro congreso? Os engañáis: el virus revolucionariose incrementa con su continuada acción y se nutrey vigoriza de lo que destruye.(…)

Ciudadanos y habitantes todos, aprovechad nues-tros consejos, prestaos dóciles a nuestras insinua-

ciones: haceos un mérito una gloria de la fuerza deespíritu con que sin esperar el momento de unacrisis violenta, se vea que supisteis vencer y sofo-car la anarquía, el más terrible enemigo del estado.

Y si aún hubiere algunos, que tenaces en la ideade sacrificar la patria al empeño de sus caprichos,insistieren o intentare renovar las vías del desor-den, o los proyectos de disolución, adviertan, que,si pudiendo hablarles con el tono enérgico del im-perio, hemos preferido ilustrar antes su obediencia,esta conducta sobria hará la autoridad inexorablea no permitir que los agentes de la revolución y dela discordia queden impunes en su crimen. Antesque todo es la patria, la suerte y salud del estado,la independencia y constitución del país.

El Congreso ha pronunciado el siguienteDECRETO

Fin a la revolución, principio al orden, re-conocimiento, obediencia y respeto a la autoridadsoberana de las provincias y pueblos representa-dos en el congreso, y a sus determinaciones. Losque promovieren la insurrección, o atentaren con-tra esta autoridad y las demás constituidas o quese constituyeran en los pueblos, los que de igualmodo promovieran u obrasen la discordia de unospueblos a otros, los que auxiliaren o dieren coo-peración o favor, serán reputados enemigos del es-tado, y perturbadores del orden y tranquilidadpública, y castigados con todo el rigor de las penashasta la de muerte y expatriación, conforme a lagravedad de su crimen, y parte de acción o influjoque tomaren. No hay clase ni persona residente enel territorio del estado exenta de la observancia ycomprensión de este decreto, ninguna causapodrá exculpar su infracción. Queda libre y expe-dito el derecho de petición no clamorosa ni tumul-tuaria a las autoridades y al congreso por medio desus representantes. Comuníquese al supremo Di-recto del estado para su publicación en toda lacomprensión de su mando.

Congreso en Tucumán, a 1 de agosto de 1816.Dr. José Ignacio Thames, Presidente

Juan José Paso, Secretario.

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El servicio de armas como castigo a la “vagancia”

“En las décadas de 1810 y 1820 aparece la combi-nación de las necesidades militares y laborales; deesta forma, sobre los vagos se descarga el reclu-tamiento pero además la deserción incrementa y am-plía cada vez más esta figura. Para las mismasdécadas podemos observar que la normativa es-tablece la pena de servicio en el ejército a los ociososque se encontraran en casas de juegos, tabernas ocarreras en días de labor y a quienes no tuvieran ocu-pación en labranza u otro oficio útil.”

Barral, María Elena; Fradkin, Raúl; Perri, Gladys yAlonso, Fabián, “Los vagos de la campaña bonaerense:

la construcción histórica de una figura delictiva (1730-1830)”, en Prohistoria, Año V, Nº 5, 2001, p.192-193,

¿En qué condiciones participaron los esclavos?

“También la población esclava fue objeto de la levamediante la compra, confiscación o en reemplazo dehijos de familia que consiguieron ser exceptuados delservicio militar a semejanza de algunos oficios con-siderados de importancia para el comercio y el con-sumo popular como abasteros, carreteros y arrieros[…] Se calculó que 1552 libertos formaron los con-tingentes de infantería que arribaron a Chile en 1817”.

Beatriz Bragoni, “Guerreros virtuosos, soldados a

sueldo. Móviles de reclutamiento militar durante el de-

sarrollo de la guerra de independencia”, en DimensiónAntropológica Año 12, vol 35, 2005, p. 108-109.

La composición de los ejércitos

“Los soldados enrolados en Buenos Aires, milicianoso veteranos, no eran necesariamente oriundos deesta ciudad, sino que muchos provenían de la cam-paña colindante, de otras regiones del desaparecidoVirreinato, de Chile, de Perú, España o de diferenteslugares de Brasil y Africa […]

La tradición colonial reservaba los puestos de ofi-ciales a los hijos de familias de elite y de otros ofi-ciales; un aspirante de este origen que ingresara a lacarrera militar lo hacia como cadete luego portaes-tandarte y entraba a servir como alférez o subte-niente. En cambio, la tropa, incluyendo a lossuboficiales, la formaban personas del común. Lossargentos eran la bisagra, un límite de ascenso parala mayoría de los plebeyos; en ese cargo si es posiblehallar mezclados a algunos pocos don y a muchosque no lo eran. Un caso ilustra con claridad el pro-blema de las promociones: el sargento primero Alar-cón y el sargento segundo Becerra tuvieron una peleaa sablazos porque Alarcón –que estaba alfabetizado-le dijo a Becerra que nunca iba a ser nombrado sar-gento primero por el motivo de no saber escribir. Laalfabetización era una condición fundamental paraascender, pero 88% de los integrantes de las tropasno sabía firmar con lo cual debían resignarse a alcan-zar el grado de sargento segundo.”

Di Meglio, Gabriel, ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana

de Buenos Aires y la política entre la Revolución de

Mayo y el rosismo, Buenos Aires, Prometeo, 2006, p.160-161

Imagen de Emeric EssexVidal. Capataz, escolta ysoldado, acuarela de 1818

El servicio de armas como castigo

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“Ordeno que siendo los indios iguales a todas lasdemás clases en presencia de la ley deberán losgobernadores intendentes con sus colegas y conconocimiento de sus ayuntamientos y los sub-delegados en sus respectivos distritos del mismomodo que los caciques, alcaldes y demás em-pleados dedicarse con preferencia a informar delas medidas inmediatas o provisionales quepuedan adoptarse para reformar los abusos in-troducidos en perjuicio de los indios aunquesean con el título de culto divino promoviendo subeneficio en todos los ramos y con particularidadsobre repartimiento de tierras, establecimientode escuelas en sus pueblos y exención de cargaso imposición indebidas […] Últimamente declaroque todos los indios son acreedores a cualquierdestino o empleo de que se consideren capacesdel mismo modo que todo nacional idóneo seade la clase y condición que fuese, siempre quesus virtudes y talentos lo hagan digno de la con-sideración del gobierno […] que en el preciso tér-mino de tres meses contados desde la fechadeberán estar ya derogados todos los abusos

perjudiciales a los Naturales y fundados todos losestablecimientos necesarios para su educaciónsin que a pretexto alguno se dilate, impida o em-barace el cumplimiento de estas disposiciones.”

Dr. Castelli, Dr. José Bernardo de Monteagudo, secretario.

Ejército y esclavos

Periódico La Crónica Argentina, 21 de

diciembre de 1816. Nota titulada

“Cuerpo de negros”, sobre la forma-

ción de un regimiento de negros es-

clavos (fragmento). En el texto se

señalan las dificultades que va a tener

el gobierno en lograr dicha formación,

debido a la resistencia que pondrán

sus amos en cederlos y por el tiempo

que llevará instruirlos en el uso de las

armas.

El 25 de mayo de 1811 frente a las ruinas deTiahuanaco, Castelli proclamó el fin de laservidumbre. Los derechos recuperados porlos indios no sólo eran sociales -derogaciónde todos los abusos perjudiciales a los na-turales como cargas e imposiciones inde-bidas, otorgamiento de tierras y creación deescuelas- sino igualmente políticos pues lesotorgaba el derecho de representación.

LA PROCLAMA DE CASTELLI

Cuartel General del Ejército Auxiliar y Comisionado de la libertad en Tiahuanaco, 25 de mayo de 1811

Indios y Revolución

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Sr. Don José de Silva:

Paisano de todo mi aprecio: incluyo a usted laautorización que me pide sobre el cura Quirós.Ya impuse a usted sobre esta necesidad man-dando sacerdotes a todos los curatos y capi-llas que los soliciten, no precisamente fun-dando nuevos curatos, que para eso se re-quieren otras formalidades, sino habilitando alos vacantes y poniendo en ellos los ayudantesprecisos para el más exacto cumplimiento delministerio espiritual.

Igualmente, encargo a usted que mire yatienda a los infelices pueblos de los indios.Los del pueblo de Santa Lucía, lo mismo queel de Itatí, y de las Garzas se me han presen-tado arguyendo la mala versación de sus ad-ministradores.

Yo no lo creí extraño por ser una conducta taninveterada: y ya es preciso mudar esa con-ducta. Yo deseo que los indios en sus pueblosse gobiernen por sí para que cuiden de sus in-tereses como nosotros de los nuestros. Así ex-perimentarán la felicidad práctica, y saldrán deaquel estado de aniquilamiento a que los su-jetó la desgracia. Cuando sostenemos la patriarecordemos que ellos tienen el principal dere-cho y que sería una degradación vergonzosa

para nosotros mantenerlos en aquella ex-clusión vergonzosa, que hasta hoy han pade-cido por ser indianos. Acordémonos de supasada infelicidad, y si esta los agobió tanto,que han degenerado de su carácter noble ygeneroso, enseñémosles nosotros a ser hom-bres y señores de sí mismos. Para ello dé-mosles la mejor importancia en los negocios.Si faltan a sus deberes castígueseles: sicumplen eso mismo será para que los demásse enmienden tomen amor a su patria, a suspueblos, y a sus semejantes.

Con tan noble objeto le recomiendo a todosesos infelices. Si fuera posible que usted visi-tare a todos esos pueblos personalmente, esomismo les serviría de satisfacción y a usted deconsuelo al ver los pueblos de su dependenciaen sosiego.

Don Francisco Ignacio Ramos, administradorde Itatí me ha escrito, indemnizando su con-ducta sobre el particular los indios la acrimi-nan, y usted, como cuanto todo lo debe tenermás presente, tome sus providencias en la in-teligencia que, lo que dicta la razón y justiciaes que los indios nombren a sus propios ad-ministradores.

La representación que dirigí a usted fue del Ca-bildo de Santa Lucía, y la otra de algunos co-merciantes de Goya: si no han llegado, lle-garán, y entonces obrará usted en justicia.

No conviene que ningún europeo (sin distin-ción de persona) permanezca en empleo con-cejil, ni menos en los varios ramos de públicaadministración. Lo prevengo a usted para quesí hay algunos en ejercicio sean depuestos, ycolocados en su lugar americanos.

Páselo usted sin novedad, y disponga de lacordialidad con que se le oferta su paisanoamigo y servidor. José Artigas

Archivo Artigas, Tomo XXIX, p. 7

LA INTERVENCIÓN DE LOS INDIOS EN EL PROYECTO ARTIGUISTA

Oficio de Artigas al Gobernador de Corrientes José de Silva con instrucciones sobre el gobierno de los pueblos de indios y exclusión de los europeos de los empleos públicos.3 de mayo de 1815

Essex Vidal, La Aduana barro y carreta encajada.

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“Ya marcharon algunos indios, de los de esasreducciones del otro lado, con el objeto detraerse todos los que quieran venir a poblarsea estos destinos; si mi influjo llegase a tantoque todos quieran venirse, yo los admitiría gus-tosamente. V.S. por su parte hágales esa insi-nuación que yo cumpliré con mi deber pero sinada de esto bastase y continúan en ser per-judiciales a ese territorio, V.S. tome la provi-dencias convenientes. V.S. se degradademasiado en creer que 300 indios sean ca-paces de imponer a la Provincia de Corrientes.Su gobierno debe de ser más enérgico paraque sus conciudadanos no experimenten laruina que V.S. indica. Cuando los indios sepasan del otro lado, es por vía del refugio y node la hostilización. En tal caso ellos estarán su-jetos a la ley que V.S. quiera indicarles, no conbajeza y sí con un orden posible a que ellosqueden remediados y la Provincia con esosbrazos más a robustecer su industria, sulabranza y su fomento. Todo consiste en lassabias disposiciones del Gobierno. Los indiosaunque salvajes no desconocen el bien y

aunque con trabajo al fin bendecirán la manoque los conduce al seno de la felicidad, mu-dando de religión y costumbres. Ese es elprimer deber de un Magistrado que piensa encimentar la pública felicidad.

V.S. encargado de ella, podía de tantos enemi-gos como tiene el sistema y emigradosseñalarles un terreno de esos individuos dondese alimentasen y viviesen bajo su arreglo,siendo útiles a sí y a la Provincia según llevo in-dicado. V.S. adopte todos los medios queexige la prudencia y conmiseración con los in-felices y hallará en los resultados el fruto de subeneficencia.

Tengo la honrosa satisfacción de indicarlo avuestra señoría y enviarle con este tan nobleobjeto mis más cordiales afectos”.

José ArtigasTomo XXIX, p. 133-134

“El segundo objeto es la indolencia con que se hamirado a los indios negándoseles los auxilios pre-cisos, al tiempo mismo que informaban a V.S. noeran convenientes en ese destino. Ansioso de quemejorase de suerte mandé traerlos a ese destinosegún dije a V.S en mi anterior. Efectivamente hallegado el cacique Juan Benavidez quien se quejade la indolencia con que son mirados y de losningunos auxilios que se les han franqueado parasu transporte, por lo que no han podido traer a susfamilias y se hallarán por consecuencia imposibi-litados para conducir los demás que quierenvenirse del otro lado. Ya dije a V.S que a mí lejosde serme perjudiciales, me serían útiles. Es pre-ciso que a los indios se trate con más conside-

ración, pues, no es dable cuando sostenemosnuestros derechos excluirlos del que justamenteles corresponde. Su ignorancia e incivilización noes un delito reprensible. Ellos deben ser con-dolidos más bien de esta desgracia, no ignora V.S.quien ha sido su causante ¿y nosotros debemosde perpetuarla? ¿Y nos preciaremos de patriotassiendo indiferentes a este mal? Por lo mismo espreciso que los magistrados velen por atraerlos,persuadirlos y convencerlos y que con obrasmejor que con palabras acrediten su corazón yamor filial”.

José ArtigasTomo XXIX, p. 152

Oficio de Artigas al Cabildo de Corrientes del 9 de enero de 1816SOBRE LOS GUAYCURÚES Y ABIPONES DEL CHACO

Oficio de Artigas del 31 de enero de 1816 en respuesta a las dificultadespara la instalación de los indios y la demora de entrega de las tierras

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“Participo a V.S. que acaban de llegar al Cuar-tel General además de los guaycurúes que te-nemos reducidos a nuestra sociedad, más decuatrocientos abipones con sus correspon-dientes familias a que he podido atraer con cua-tro caciques por medio del principal Dn. JoséBenavidez. No dudo que ellos serán muy útilesa la Provincia y que todo sacrificio debe dis-pensarse en su obsequio consiguiendo conellos el aumento de población que es el prin-cipio de todos los bienes. Al menos este es mipropósito y no dudo que V.S. penetrado de misdeseos coadyudará con los suyos a formalizaruna medida que hará siempre honor a los O-rientales y cuya importancia debe conocersemuy presto en los resultados. Por lo mismo nohe perdonado fatiga, ni sacrificio, ni desmayaréen los que puedan prodigarse, hasta no verplantada en nuestro país la felicidad que es deesperar y la miro como una consecuencia denuestros afanes. Estos robustos brazos daránun nuevo ser a nuestras fértiles campañas que,por su despoblación, no descubren todo loque por sí encierran ni toda la riqueza que soncapaces de producir. Ansioso de dar impulsoa esta idea, es preciso que Vuestra Señoría se

empeñe conmigo en allanar todas las dificul-tades. Vuestra Señoría debe estar persuadidoque mi situación es aislada de recursos. Es-pero que Vuestra Señoría, encargado deiguales deberes, no perdonara momento porrealizar la personalidad de estos sentimientos.Al efecto, es preciso que Vuestra Señoría nosprovea de algunos útiles de labranza, arados,azadas, picos y palas, igualmente que algunashachas, para que empiecen estos infelices aformar sus poblaciones y a emprender sus ta-reas. Es asimismo necesario que VuestraSeñoría remita las semillas de todos los granosque se crean útiles y necesarios para su sub-sistencia y la de los demás. En una palabra,sea ésta una de las muy recomendables queocupen su atención en conformidad de misdeseos y el que demanda el adelantamiento dela Provincia.” .

Artigas, Oscar Bruschera, Artigas

Montevideo, Ed. Biblioteca de Marcha, 1971,

p. 159-160.

La política de Artigas en relación a los in-dios lo ubica en el ala radical del pen-samiento revolucionario de la época y sevincula con la conflictividad política queagitaba la región en el momento de la reu-nión del Congreso de Tucumán.

Oficio de Artigas al Cabildo de Montevideo del 22 de junio de 1816 sobre el poblamiento de guaycurúes y abipones en la Banda Oriental

(frente a las dificultades de su asentamiento en Corrientes)

Casa mínima de esclavos.

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“Los estudios sobre la Guerra de Independenciaen el Alto Perú establecen como uno de los pun-tos centrales de la lucha la conformación de gru-pos guerrilleros –nombrados por algunos autorescomo republiquetas- que se organizaron en diver-sas regiones del área rural, sobre todo en losvalles y tierras bajas. Las guerrillas estuvieron con-formadas por criollos, mestizos e indígenas, y sededicaban especialmente a cortar el paso para elavance de las tropas del rey y facilitar elmovimiento de los grupos insurgentes. A pesar deque existen muchos libros y artículos que tratansobre el tema, estos estudios no se preocupan porestablecer una cronología rigurosa acerca de laconformación de estos grupos y el contexto enque se crearon y actuaron, dando como hechoque aparecieron entre 1812 y 1813 en diversas re-giones del Alto Perú.

Si se analiza con mayor detenimiento este tema,podemos establecer que ya desde el momento enque se produce la sublevación indígena, en 1811,hasta la aparición de los diversos grupos gue-rrilleros ya organizados, hacia fines de 1813, se da

una etapa en la que multitud de grupos desorga-nizados se dedicaron a atacar algunos pueblos,estancias y haciendas con el fin de apropiarse delganado, las cosechas y, sobre todo, del tributo,siguiendo directrices de otros caudillos mayores.Esta etapa. Que puede llamarse de los ‘caudillosinsurgentes’, se ubica entre el momento de la su-blevación indígena dirigida por Cáceres y elperíodo de organización, comandado y coordina-do por el general Juan Antonio Álvarez de Are-nales, nombrado comandante de Cochabambapor Belgrano. Este sistema de guerrillas respondióa las directrices de Buenos Aires y se establecióluego del fracaso del segundo ejército auxiliarporteño a fines de 1813. Esto significa que a lolargo de unos dos años, coincidentes con elavance de las tropas dirigidas por Castelli y Bel-grano, se movieron por diversas regiones del te-rritorio los llamados por los documentos ‘caudillosinsurgentes’”.

María Luisa Soux, El complejo proceso hacia la in-

dependencia de Charcas (1808-1826). Guerra, ciu-

dadanía, conflictos locales y participación indígena

en Oruro, Lima, IFEA, 2010, p. 256-257

“A inicios de 1812 apareció en la región del par-tido de Paria un nuevo caudillo indígena, Blas Ari,quien se convirtió en un dolor de cabeza para lasautoridades locales. A lo largo de varios meses,Ari y un grupo de insurgentes recorrió gran partedel partido de Paria atacando a los viajeros,obligando a las autoridades a entregar el dinerodel tributo y, en otras oportunidades, recibiendodonativos de los pueblos con el objetivo de apo-yar a los insurgentes.

A través del expediente de captura de algunoscómplices de Blas Ari, entre los que se hallaba supropia esposa, se puede saber de su accionar.Los rebeldes fueron apresados en el camino dePampa Aullagas, donde aparentemente el grupoasaltó a algunos viajeros. Les quitaron varios bie-nes, entre los que se hallaban fuentes de plata,palanganas, confiteras, otra vajilla de plata,además de un breviario, un libro, alguna ropa,

joyas y otras cosas más, que fueron ocultadas porla esposa de Ari, María Rufina y Tomasa viuda deOcsa. Entre estos objetos se hallaban un ponchoazul de algodón y una carabina que pertenecía alcura de Salinas de Garci Mendoza, algunos obje-tos de altar de cura de Condo y ‘ochenta pesosde la plata que dice ser de agua ardiente quefueron de los costeños y se vendió en PampaAullagas’.

Por el informe sobre su captura se ve que no setrataba únicamente de un grupo dedicado alasalto de caminos, sino de un conjunto de per-sonas que llevaban a cabo acciones ilegales conel objetivo de apoyar a los insurgentes”.

María Luisa Soux, El complejo proceso hacia la in-

dependencia de Charcas (1808-1826). Guerra, ciu-

dadanía, conflictos locales y participación indígena

en Oruro, Lima, IFEA, 2010, p. 258-259.

Guerra de guerrilla

Las republiquetas en el Alto Perú: los indios y la guerra de guerrillas

El caudillo Blas Ari(Charcas, Alto Perú)

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“Los indios iban armados precariamente, es decir,con hondas por donde arrojaban piedras,macanas y con lanzas. Por estas razones no teníanefectividad en el combate a distancia y las armasde fuego disparadas hábilmente podían acabarcon ellos en cuestión de segundos. En cambioeran insuperables en el combate cuerpo a cuerpo,en el que tenían la ventaja por tener mucha fuerzafísica, ser muy abundantes en número y no depen-der de un arma la cual había que preparar con an-ticipación […]

Al momento bajan los indios de la Patria del morrode arriba: en un momento se cargaron tanto quelos del Rey no tuvieron tiempo para correr. Avan-zaron más de cuatro cuadras en un abrir y cerrarlos ojos, donde murieron 17 soldados de la partecontraria, incluso el sargento u oficial. Tal fue la in-trepidez de los indios que avanzaron que AntonioYapura lo agarro a uno de los soldados del Rey delas faldas de la casaca y a otro de las mangas,donde se rompieron las casacas y se quedó en lamano del soldado y lo arrastraron como ocho

pasos; los otros atropellaron y los mataron nomas[…] Se arrimaron los indios bajándose como 200al encuentro ya no hacían aprecio a las balas. Lossoldados del Rey corrían adonde no llegaban laspiedras de los hondazos, cargaban sus fusiles,vuelta avanzaban haciendo quites y daban fuego,corrían asimismo a cargar, venía a dar fuego de untrecho seguro donde no llegaban las piedras.Mientras estas correrías los indios avanzaban y es-peraban en las quebradas emboscados tras de losmatorrales, que habían muchos y al tiempo quesalga el tiro los indios los asaltaban, avanzaban elfusil agarrando el cañón tal que salía el tiro es-tando el cañón en las manos del indio, los solda-dos no hacían más que soltar y correr a algunoslos mataban a palos con el fusil si no corrían bien”.

Roger Mamani Siñani, “La división de los valles: es-

tructura militar, social y étnica de la guerrilla de La

Paz y Cochabamba 1814-1817”, La Paz, IEB-Asdi,2010, p. 159-161.

“A lo largo de 1816, las tropas realistas fueron cer-cando a los diferentes grupos guerrilleros, apre-sando y ejecutando a sus caudillos. En esta etapafueron muertos los caudillos Padilla, de la Laguna,Camargo, de Cinti, Warnes, de Santa Cruz, yMuñecas, de Larecaja. De los grandes caudillosguerrilleros sólo quedó con vida Arenales, quetuvo que refugiarse en Salta y Lira, y como co-mandante de la guerrilla de Ayopaya que mantuvoactivo a su grupo. La organización bajó entoncesa los grupos más pequeños en una situación que

desgastaba al ejército real. […] Gracias a la exis-tencia del diario de campaña de José Santos Var-gas, tambor mayor de la guerrilla de Sicasica yAyopaya, se han podido analizar diversos aspec-tos sobre el accionar de este grupo armado”.

María Luisa Soux, “Los indios en Charcas durante

el proceso de independencia”, en Anuario de estu-dios americanos, 68, 2, julio-diciembre, 2011, p. 455-482.

El caso de Ayopaya(Charcas, Alto Perú)

En La Paz y Cochabamba

Juan Asencio Padilla y Juana Azurduy.

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“Al fin vio el indio que se le acercaban tres solda-dos más del enemigo, a esto dice el indio:

- Pues si no me perdonas la vida moriremos jun-tos.Se le abraza al soldado y fuerza a fuerza se botaal barranco y caen los dos, ambos murieronaunque no al instante. Unos cuentos que vieronesta acción del frente de nuestra indiada dieronparte al comandante Lira, y se bajó a ver con otrosmuchos oficiales y algunos soldados curiosos ylos hizo sacar a los dos. Hablaban todavía ambos,por donde el indio le encaró todo lo dicho al sol-dado. Este tenía la cara desollada y una piernaquebrada; el indio tenía asimismo desollada lacara y todo el lado izquierdo del cuerpo, costillas,pierna y brazo, y ambos hablaban muy claro y bientodo decían, por dónde le encaró al soldado, todolo que sucedió, y éste pedía por Dios, por favor ypor la Patria lo acabasen de matar y que tuviesenlástima de él, que no le era posible sanar no podíasufrir aquellos dolores; esto decía a gritos, y porúltimo decía que le perdonasen, que solamente laira de que se revistió en aquel instante había cau-sado su final ruina.

El comandante Lira se lastimó mucho viendo yoyendo estos alaridos y voces, le dijo que lo harácargar a Palca, que lo hará curar y sanar; que pidaperdón de Dios nomás por sus culpas: nada oiyael soldado, decía que también ha sido soldado dela Patria, que entró con el general Pinelo a La Pazel año 1814 y que por la Patria lo acabasen de

matar o que le alcancen un cuchillo, que no per-mitan que muera desesperado, el indio se reyanomás y decía:

- Vos has buscado tu ruina con tu tenacidad deno perdonarme y dejarme ir, toma pues comohaciéndole idea en ese acto.

Entonces mandó el comandante Lira que loacabasen de matar, aunque todavía le dijo al sol-dado que tuviese paciencia hasta llegar al pueblode Morochata siquiera, que allí que si quería quemuera confesado que por qué no andaba concapellán; y otras cosas más. Ya delirando estaba.Entonces mandó que lo acabasen de matar: acuantos golpes de los garrotes murió. Al indio lomandó para Morochata y cerca del pueblo expiró.Había sido de la estancia de Hacaplaza, haciendade Yani en la doctrina de Morochata, partido deAyopaya, se llamaba Mariano Mamani. Vea el lec-tor la energía de un americano que murió matandosin arma ninguna por solamente dejar para la pos-teridad el país libre y su Patria independiente(como que estuvieron muy bien imbuidos toditoslos indios porque el comandante Lira siempre leshacía entender todo lo que quería decir Patria eindependencia del gobierno español, lo que con-tenía y los bienes que reportaría a la posteridad”.

Reproducido en Marie-Danielle Demélas, “Naci-

miento de la guerra de guerrilla. El diario de José

Santos Vargas (1814-1825)”, Lima, IFEA-Plural, 2007,p. 94-95

Diario de un comandante de la Independencia Americana

1814-1825, José Santos Vargas

Los manuscritos del diario de Santos Vargas, fueron descubiertos en los años cincuenta.

Según la historiadora Marie-Danielle Demélas, José Santos Vargas se incorporó a las mili-

cias patriotas como tambor bajo las órdenes del comandante Eusebio Lira con el propósito

de escribir un diario. Siendo Tambor podía permanecer cerca del líder guerrillero y de

esta manera conocer de cerca sus decisiones y así registrar “todos los sucesos de la

guerra”, tal como él mismo se proponía. Se trata de una fuente excepcional que permite

reconstruir la guerrilla en Ayopaya y Sicasica entre 1814 y 1825.

El retrato del indio patriota

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“De balde hablarían como han hablado varios su-jetos en que [los guerrilleros] robaban, en que eranunos ladrones, unos apacheteros, en vano.Habían, sí, no les puedo negar, algunos indios quese metían a ser capitanes, comandantes y comi-sionados: estos eran los que perjudicaban en loscaminos y demás travesías, esto es en las fron-teras o limítrofes de los territorios de la domi-nación de la libertad e independencia; pero almismo tiempo se les perseguía a éstos y castiga-ban a los que incurrían en esos delitos, aunquetampoco era de consideración los que se perjudi-caba, a excepción de un cargamento de valor que

quitaron las partidas de un comandante de Mo-rochata Don Pedro Álvarez, y un don José MiguelChinchilla también comandante de partidas li-geras, a un tal Fierrofrío que éste había venido deLima como enviado del señor General Don Joséde San Martín”.

Reproducido en Marie-Danielle Demélas, “Naci-

miento de la guerra de guerrilla. El diario de José

Santos Vargas (1814-1825)”, Lima, IFEA-Plural, 2007,p. 217.

“El 23 de enero había estado oculto el coman-dante Don Andrés Simón en un río que llamanVillinchyani en la doctrina de Ichoca. Este estabaacompañado con un asistente que tenía llamadoManuel Mateo, indio del anexo de Sirarani en lamesma doctrina. Este fue el que dio parte a losgrupos de indios que andaban buscando a los pa-triotas. Este se encontró con un paisano de OruroDon Juan Montesinos (alias el Manu-miscusa, quequiere decir sin comer) que había acaudillado auna tropa de indios. El asistente se comprometióentregar a sus manos al comandante general delos indios Don Andrés Simón. Los lleva a sorpren-der. El que encabezaba, Don Juan Montesinos, sepuso en un caballo bayo en lo alto. Cerca de 100hombres van a agarrarlo. El ya dicho asistenteManuel Mateo iba por delante. Como todo losabía y veya se enderezó por la cueva. Le grita enque le llevaba de comer y buenas noticias de laPatria. El comandante Andrés Simón, oyendo yconociendo la voz de sus asistentes, salió delbosque donde se hallaba, se encontró y dice:

-Hijo y compañero ¿cómo te va? Me has dadomucha pesadumbre. Yo pensé que te haygan pi-llado los enemigos o al menos que te hubiesesucedido algo. Por acá creo que andan mucho.Será preciso que nos retiremos a otros lugares.

Entonces le contestó el tal asistente:

-Ya nos iremos luego a lugares remotos, tanto queya no veremos a nadie ni nadie a nosotros.

Hace la seña. Los otros, que lo iban mirando todo,se agolpan. Andrés Simón corre y dice al asis-tente:

-Ah hombre ingrato ¿cómo me entriegas a mis en-emigos? ¿Así pagas el favor que te hice de librartede recluta y tanto que te aprecié? ¿Esta es la co-mida que me habéis traído y la buena noticia demi Patria?

De una pedrada lo hacen caer al suelo, en dondese cargaron, lo amarraron y lo sacan para arriba,lo llevan hasta la estancia de Sacasaca donde lomatan. Entonces Juan Montesinos del alto mandaa que le cortasen la cabeza, y carga a Oruro. Des-pués gana su medalla Montesinos como asimismoel asistente”.

Reproducido en Marie-Danielle Demélas, “Naci-

miento de la guerra de guerrilla. El diario de José

Santos Vargas (1814-1825)”, Lima, IFEA-Plural, 2007,p. 230-231.

Sobre el bandolerismo

Sobre la captura de Andrés Simón

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“En el estado actual de nuestra investigaciónsólo es posible advertir que la composición so-cial de ese gauchaje movilizado es mayoritaria-mente mestizo y afromestizo y en menor me-dida indígena […] En este proceso su decididoempeño en otorgarles el fuero militar en formapermanente y en contener a los propietariosrurales para que no exijan el pago de los arrien-dos debe haber obrado a su favor. […]

El “gauchaje” entusiasmado ante la posibilidadde lograr reivindicaciones sociales se sumó es-peranzado a las partidas de Güemes, jefe en elcual depositarán su confianza […]

Güemes se convirtió en vocero y representanteante el Ejército y el Director Supremo de lossargentos, capitanes y tenientes de las milicias

salteñas que, de acuerdo a la estrategia asumi-da por José de San Martín y recomendada porManuel Dorrego, actuaron con decisión en laguerra de recursos contra las tropas realistas,entusiasmando al gauchaje que, primero en elvalle de Lerma y después en toda la jurisdic-ción de Salta y Jujuy, se movilizó despertandolos recelos y temores de los vecinos propieta-rios por cuanto dejaban de ser sujetos pasivosy controlables para convertirse en una “plebe”políticamente peligrosa y difícil de controlar,con la cual Güemes negocia cuando es pre-ciso, concesiones”.

Sara Mata, “Salta y la emergencia de nuevas

relaciones de poder”, en Revista Andes, Nº 13,2002, p. 16.

Los “gauchos” de Güemes

En la región norte del actual territorio argentino (Salta y Jujuy), la resistenciacontra los realistas fue muy larga y estuvo a cargo del ejército dirigido por JuanMartín de Güemes. La particularidad de esta fuerza contó con la participaciónmasiva de peones rurales llamados comúnmente los “gauchos” de Güemes.

“El Gral. Martín Miguelde Güemes y

sus Gauchos” Oleo sobre tela de

A. Struch - Salta 1912- Museo Histórico

del Norte - Cabildo de Salta.

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TIEMPO DE LIBERTADAutor: José Barroso Benavides

Luce un canto que crece, canción del sur alumbra la corteza de mi región

y mi pueblo la espera, oye por toda América ya suena el tambor

Escucha el canto hermano que sabe a miel acaricia mi patria, mestiza fiel

y si el grito se siente brotarán las simientes En tu corazón

Canta no dejes que muera que ya la primavera alumbrando el mapa

que América canta la canción de un tiempo de libertad

Va cruzando los cielos nuestra canción pájaro liberado que busca amor

y encontrará la mano del indio marginado y del labrador

En el llanto materno la encontrarás en los ojos del niño que busca pan

en la sangre minera y en la plegaria obrera de justicia y paz

Canta no dejes que muera que ya la primavera alumbrando el mapa

que América canta la canción de un tiempo de libertad la canción de un tiempo de libertad

la canción de un tiempo...

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