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JOSÉ IGNACIO FORTEA LÓPEZ CARMEN M- CREMADES GRIÑÁN

(Eds.) --e-w-

POL~TICA Y HACIENDA

11 REUNIÓN CIENTÍFICA ASOCIACIÓN ESPANOLA DE HISTORIA MODERNA

1992

VOLUMEN I

UNM3RSIDAD DE MURCIA

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O José Ignacio Fortea Pérez Carmen MTremades Griñán Secretariado de Publicaciones Universidad de Murcia, 1993 I.S.B.N.: 84-7684-407-7 Depósito Legal: MU-805-1993 Edición de: COMPOBELL, S. L. Murcia

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LA IDEA DE LA RESTAURACIÓN DE E S P A ~ A Y EL MOT~N CONTRA ESOUILACHE

Jacinta Macías Delgado

Palabra mágica la de «restauración». Ninguna otra tiene tanta resonancia entre los escritores de Economía política de los siglos X W y XVIII.

Todos los movimientos revolucionarios han comenzado pretendiendo «restaurar» mejores tiempos pasados'. Si la nobleza pretende «restaurar» el papel político perdido, y revitalizar las Cortes como vehículo de representación, los arbitristas y proyectistas no tendrán en sus escritos otro objetivo ni otra meta que la de «restaurar» la abundancia, la riqueza y la felicidad pública. Los títulos de las obras así lo proclaman2, los contenidos de las mismas lo reiteran3. Toda la

1 ELLIOT, J. H.: «Introspección colectiva y decadencia en Espana a principios del siglo XVE» en Poder y So- ciedad en la Espo>ío de los Austri~s, Barcelona, 1982, pp. 198-223.

2 SANCHO DE MONCADA: Restauración político de Espoíia, edición a cargo de Jean Vilar, Presentación de Enrique Fuentes Quintana, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1974.

CAXA DE LERUELA, Miguel: Restaieución de la antigua abundancia de E~pspohn, edición a cargo de lean Paul Le Flem, Instituto de Estudias Fiscales, Madrid, 1975.

ALONSO DE MIRANDA, N,: Discurso sobre el estado y decadencia de los montes y plantios y de su restaura- ción, t . IV, 1795, pp. 219-268.

NARANJO Y ROMERO, Gaspar: Antorcha que alurnbraparri empezar la restaioución de Esposa por medio de su comercio interior y fdbricas de sus naturales, que pone A.L.R.P. del Rcy N.S. Don Felipe el Grande, Don ..., natural de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, año 1703.

TOMÁS ANZANO: Discursos sobre los medios que pueden facilito,- la restouración de Ai-agón. Contini~oción de los Reflexiones económicn-polilicas, Zaragoza, t . 4", 1768.

Un precedente de los arbitristas, Miguel Gonrhlez Cellorigo, escribió una obra titulada Memorla1 de la política necesaria y Útil restauración a «La república de España y Estados de ella y desempefio universal de estos reinos», año 1600. Se puede considerar a Cellorigo como continuador de la Escuela «cuantitativista» de Salamanca y conocedor de Bodin. Así lo señala ABELLÁN, José Luis: Historia critica del pensomierito español, vol. 3, Del horroco a la Ilus- tración (siglas XVIl y XVIII), Madrid, 1981, B), U, pp. 315 y ss. Y junto a Cellorigo otras muchas figuras: Luis Oniz, Jerónimo de Cevallas, José Pellicer de Osan, Diego Saavedra Fajardo, Miguel ÁIvarez Ossorio y Redin.

3 CAMPILLO Y COSSfO, José dcl: Lo que hay de más y de menos en Expspaña para que seo lo que dehe ser y no lo que es y España despierta, edición y Estudio preliminar de ELORZA, Antonio: «Estudios de Historia Social, Económica y Demográfica de España», Serie dirigida por Cannelo Vinas y Mey, Madrid, 1969, edición no muy

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literatura arbitrista y proyectista tiene este único objetivo. Ya nos refiramos a la obra de los primeros, ya nos ocupemos de la de los segundos, encontraremos en todos ellos un mismo interés, expresado en coordenadas semejantes: actitud populacionista, aversión a los géneros extranjeros, necesidad de establecer una legislación adecuada para proteger la industria, defen- der el comercio, mejorar la agricultura y la ganadena, así como el establecimiento de un nuevo sistema de gobiemo para la América. Todo ello conduciría a la deseada restauración nacional4.

Son precisamente Campillo, Ward y Gándara los que más insisten en la urgencia de todas estas medidas. Gándara, en particular, tendrá una preocupación, que va más allá de las medidas estrictamente económicas, y es el interés por el establecimiento de un nuevo sistema político. El establecimiento de este sistema será el medio primero y fundamental para restablecer a España. «Demostrado ya con evidencia -dice Gándara- los verdaderos orígenes y causas fundamen- tales del mal de España, paso a proponeros los remedios para el bien. Ciérrense pues en España las puertas abiertas, ábranse las cerradas ... rómpanse las cadenas que embarazan los progresos. Remuévanse los estorbos. Quítense a la Nación los gnllos que se han fabricado de los yerros de dos siglos, derríbense las murallas que quedan señaladas. Mírese la libertad en todas líneas, como único fundamento de la felicidad pública. Tómese y dese sistema fijo a todas las partes y ramos de la Monarquía que vive (o mejor diré muere) sin éln5. Y más tarde nos dice cuáles deben ser las cualidades de tal sistema. «Un sistema d i g o - sabio, prudente, justo y eqnita- tivo. Un sistema libertador, auxiliador, reformador y edificador. Un sistema combinatono que abrace desde el interés y parte más alta del Estado, hasta el ramo y partecilla más mínima de la Monarquía ... un sistema sencillo y perfecto. Obra ilustre de un rey grande, que sujete a un centro de unión todas las ideas del gobiemo, que reduzca a un punto de vista todos los intereses de la utilidad real, del público y del erario, que enlace íntimamente la gloria de la Majestad con

conocida a tenor de las líneas que recientemente se han escrito sobre las obras de Campillo y Cossío; ~Obseivaciones análogas a las de Fcijoo --escribe el profesor Stiffoni- junto a otras relativas al sector del comercia y de la industtia, al número de fiestas y frailes, encontramos en dos obras inéditas del mismo José del Campillo: Lo que hoy de más y de menos en España (1741) y Espaiia despierta (1742), que tanta por las copias que se conservan en varias bibliotecas como por el hecho que el mismo Sempere y Guarinos cita a la primera en su Ensayo de una bihlioreco española, debían de ser bien conocidas en los ambientes rtformadores del tiempo».

STIFFONI, Giovanni: «Intelectuales, Sociedad y Estador, en Historia de Espoíia fundada por Ramón Menéndez Pidal, La épom de IosprinierosBorbones, La culturu española entre el Ban-oco y la Iliistración (1680-1759). XXIX, vol. 11, Madrid, 1985, p. 112.

4 FERNÁNDEZ NAVAKKETE, Pedro: Conservación de Monarqidos y Dircui-sos Políticos, edición a cargo de M. O. Gordo", hanscripción de Antonio Pajuelo Macías, Instituto de Esadios Fiscales, Midrid, 1982.

WARD, Bernardo: Proyecto Económico, edición y Esmdio preliminar de J. Luis Castellano, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1982.

UZTARIZ, Jerónimo de: Teórico y pdclica de comercio y de marina en diferentes discurlos y coliíicados ejemplares que con espec@cos providencias se prociii-on adoptar a la Monarquía española para su proiita r-estouiu- ción, benflcio rrniver~al y nzayoi- foi-talcza conti-n los émulos de la Real Corona; ntediante la sober-airapi-otección del Rey N.S. Don Felipe V. por ..., caballero del Orden de Santiago, del Consejo de S.M. y de la Real Junta de Comercio y de Moneda, y Secretario de S.M. en el Consejo y Cámara de Indias, Madrid, 1724. Segunda edición, corregida y aumentada por el autor, Madrid, 1724. Tercera impicsión, corregida y enmendada por el autor, Madrid, 1757, por Antonio Sanz.

SEM, Decadencia de las fábricas de sedo de Granada y mediosparo su r-estaurución, DI, 1787. Lo mismo se puede decir de las obras de Bemardo Ulloa y Pedro Rodríguez Campomanes. 5 GÁNDARA, Miguel Antonio de la: Apuntes sobre el bien y el m01 de Espoho, Biblioteca Nacional, mss.

10.403, p. 55. Manano José de Lama cita este párrafo de Gándara, concretamente desde «rómpase las cadenas...», en el comienzo de su Carro a Andrés, Esci-itr< desde las Baruecas por el pubrecito hablador (Artículo enteramente nuestro), véase Ai-ticulos Literarios, edición de Juan José Ortiz de Mendivil, Barcelona, 1985, p. 90, y Ai.tículos Políticos, Ma- drid, 1979, p. 28.

la abundancia y felicidad pública»6. Libertad y reformas, prosperidad del erario y de la nación, coordinación de ideas y planes diiigidos a un solo objetivo: El restablecimiento de la economía española y la puesta al día de España con los demás países de Europa. Poner a España al ritmo de Europa: «acomodando los planes, máximas, reglamentos y providencias al espíritu actual de las naciones...», «...dando a ambos mundos una nueva forma de Gobierno, confoime al estado presente de la Europa y de las Indias extranjeras», y «abandonando las máximas, planes e ideas que no rigen ya en el mundo»'.

Martínez de la Mata ya en el siglo XVII pretendía alcanzar «el remedio de España y de la Real Hacienda* con un cambio radical y un «retorno a la legalidad»" La atención de los historiadores ha sido atraída no sólo por el problema de la «decadencia» de España sino también por el gran número de contemporáneos que se ocuparon de ellay.

Si arbihistas y proyectistas sienten esta inquietud por la «restauración» de España, la misma preocupación está latente en los escritos que aparecen durante el motín contra Esquilache como tendremos ocasión de ver más adelante.

También en los medios oficiales late la preocupación por la defensa de la industria y de la economía nacional. Esta preocupación por defender las manufacturas nacionales se manifiesta en la «primera respuesta» de los fiscales del Consejo de Castilla sobre la providencia que prohibía el uso de las capas largas y sombreros redondos. Entre otros inconvenientes dicen que «hay reparo de que extendiendo a todo el Reino la prohibición y nuevas reglas se consumirían los paños y telas extranjeras en lugar de las bastas de que actualmente se hacen las capas que son de Fábricas del País, dándose al mismo tiempo ocasión a que pierda la balanza del comercio entre nuestros (nosotros) y ganen los extranjeros con el despacho de sus paños fin os^'^. Más contundente es, si cabe, la «segunda respuesta» de los fiscales de 4 de marzo de 1766, en la cual se refleja la preocupación por la decadencia económica del país, y en la que, entre otras cuestiones, se habla del lujo y de su incidencia en la economía nacional. «El lujo y adorno en las vestiduras -dicen los fiscales- es el indicante de una Nación rica y abundante, nadie gastó en lo superfluo careciendo de lo necesario»". Y continúan más detalladamente, *cuando el comer- cio, las manufacturas y la navegación florecían en España era necesario reprimir el aseo y el lujo de la gente común. Como todo esto ha decaído a excepción de muy pocas familias hacendadas o colocadas en puestos lncrosos (de cuya clase es una porción de los habitantes de la Corte) o bien de todos, difícilmente pueden andar decente~n'~. Los fiscales afirman que

6 Ibídm, p. 55. 7 Ibídem. 8 ANES, Gonzalo: «Nota preliminar» a los Memoriales y Discumos de Francisco Mai-rínez de la Mata, Madrid,

1971, pp. 72-73. 9 SUREDA, José Luis: La Hacienda Casrellano y los eco,tomisras del siglo INII, Madrid, 1949. VILAR, Pierre: Les prinlilifs espnjinols de la pensée economique: Quantitafivisme et bullionismc, en Bulletin

Hispunique, 1962, incluido en Crecimiento y desai-rollo, Barcelona, 1974. HAMILTON, Earl: «La decadencia espatiola en el siglo XVII», en ElfIorecimiento del capirolisrno, Madrid, 1948. VILAR, Jean: Litemfura y economía. Lafigura .sntí>lca del arbitrista en el Siglo de Oro, Madrid, 1973. COLMERO, Manuel: Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII, c HHirroi- de la

economía político en España, Madrid, 1863, reediteda en 1965. HOBSBAWM, Eric J.: Rebeldesprimirivos, Barcelona, 1968. KREBS WILCKENS, R.: *La renovación de España en el pensamiento de los economistas españoles en el siglo

XVIII», en Historia, Santiago de Chile, n V , 1962, p. 63. 10 Cuusa del Motín de Madrid. En 28 de febrro de 1766, Real Academia de la Historia, mss. 7. p. 3. I I Ibídem. Segunda respuesta fiscal, pp. 10.1 1. 12 Ibídem.

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buscan la «utilidad nacional» y piden que el Bando de las capas fuera redactado de forma que fuera «acepto al públicos. Les preocupa que el nuevo traje que se pretendía implantar aumen- tara la entrada de géneros extranjeros, por lo cual insisten en su prevención contra el lujo de géneros extranjeros en lo cual coinciden, una vez más, con Gándara y otros proyectistas. «El lujo d i c e n - en una nación que viste de sus propias manufacturas anima la industria y da ocupación a los artesanos y menestrales. Por el contrario si la nación trae estos géneros de fuera del reino contribuye a debilitarla más prontamente»".

Por este motivo, la adopción del traje militar como alternativa del redmgote y sombrero de tres picos preocupa hondamente a los fiscales, ya que tanto los géneros como los accesorios debían ser importados del extranjero. «El paño fino, las telillas, mucha parte de las sedas, los espadines, las hebiüas, las medias, las camisolas, los encajes de las vueltas, los sombreros finos, los relojes, todos éstos por la mayor parte son géneros que se introducen de fuera del Reino, y forman el vestuario y ornato de las gentes del militar, comprendidas en la primera clase de las dos que contiene la Real O~denn'~. Desaconsejan el establecimiento de uso del traje militar ya que la «actual constitución de la carestía de géneros y la decadencia de la industria del Reino distan mucho de dar proporción a entablar en todas las ciudades y resto del Reino otras reglas»'5.

En su Dictamen, los fiscales dedican un apartado a las «Fábricas del Reinos y proponen «que las capas y sombreros que en adelante se hagan sean de paños y fábricas del Reino precisamente y lo mismo los Redingotes que se usen en adelante pena de confiscación, aplicán- dose la mitad de su valor (pagados por arancel los derechos del juez) al denunciador y la otra mitad al alguacil y escribano de la causa^'^. A propósito de la cuestión, efectúan una crítica del programa de gohierno que se preocupaba de capas y sombreros, olvidando los intereses funda- mentales del país. Por esto, aconsejaban que al mismo tiempo que se promulgaba el Bando de las capas se tomaran otras medidas urgentes para la «restauración nacional». Y así dicen «que proponga S.M. que sería más acepto el Bando si al tiempo que se habla de sombreros y capas largas reconoce el Pueblo que la Real Orden o Ley que se le anuncia promueve la economía general y la sobriedad, y las fábricas del Reino, porque de salir el reglamento de sombreros y capas separadamente tal vez no parecerá objeto por sí solo suficiente para una intimidación tan solemne»".

Junto a la preocupación económica aflora tímidamente, una cierta preocupación política, al considerar poco prudente la publicación del Bando sin consultar, previamente, al país, al menos, a las capitales de provincias y ciudades donde hubiera Universidad.

Del mismo modo que Locke establece la legitimidad de la potestad legislativa en tanto se legisla para el bien común, así los fiscales del Consejo de Castilla afirman que «conviene al gobierno que las órdenes sean decorosas y gratas en el modo, pero que desde luego se publique en la Corte y Sitios Reales, en Bando con las declaraciones insinuadas, y que se suspenda en las capitales de las provincias hasta que se consulte y se resuelva el particular...^'^.

Los deseos del monarca y los del pueblo son colocados, por el Consejo de Castilla, en cada uno de los platillos de una balanza, y así lo manifiestan en la consulta que elevan a aquél, oído

13 Ibidem 14 Ibídem, p 15 15 Ibidem 16 Ibídem, p 42 17 Ibidrm, p 43 18 Ibidem

el dictamen fiscal, «El Consejo con atención a lo referido antecedentemente consulta a S.M. lo que estima por más acertado a fin de llenar las Reales intenciones y las del Pueblo»'g.

Todas las obras de economía política de los siglos XVI, X W y XVIII buscan las causas de la decadencia de España y señalan los remedios para la «restauración nacional». Las causas que apuntan son, en general, económicas, pero, tras ellas, y en un examen más atento, los autores señalan como causa última el buen o mal gobierno. Será, pues, en el gobierno donde radique, en última instancia, la causa de los males de Españaz0. La raíz de la decadencia adquiere así un matiz político. La restauración de España pasa por el establecimiento de un buen gobierno. Así lo expresa Gándara. «En todos tiempos y en todas partes será floja o activa cualquiera Nación según que su gobierno fuese desidioso o vigilante. No hay que engañarse. El gobierno da el tono en todas líneas y en todas las Naciones. De amba desciende la luz. Con gobiernos sabios no hay vasalíos nidos, ni súbditos negligentes. Con gobiernos activos, premios grandes y grandes

! castigos se hacen máximos milagros»2'. Gándara insiste, una y otra vez, en la necesidad de

1 establecer un gobierno que encauce y dirija todos los ramos de la riqueza nacional al bien i común de Nación. «Dos siglos ha -dice- que está bajando España porque dos siglos ha que retiró Dios de ella el don de gohierno, y dos siglos ha ... que está subiendo sobre nuestras caídas, errores y desconciertos, primero Holanda, luego Inglaterra, y después Francia».

Admirador de los Reyes Católicos reconoce, no obstante, que lo que en los siglos XV y XVi fueron medidas acertadas, en el siglo XViil eran «errores calificados», y lo explica con claridad meridiana, «que el método y sistema actual es malo, no podemos dudarlo, porque un método por donde cada día decaemos, necesariamente es nocivonZ2. El gobierno debía seguir los cambios de los tiempos. Para un buen gobierno eran necesarias dos piezas fundamentales: un buen rey y un buen (primer) ministro. Un ministro que «entienda la fuerza de las leyes fundamentales de la Monarquía y de las Indias, su espíritu, su letra, que conozcan los fueros, libertades, leyes, costumbres legítimamente introducidas, estilos antiguos, usos honestos y privilegios diversos de las provincias, reinos o naciones incorporadas a la Corona de Castilla ... », «que sepa la Historia civil y eclesiástica de España y de las Indias, las variaciones buenas y malas que en distintos tiempos ha tenido el gobierno ... que no ignore los límites de la autoridad real, ni los de la potestad eclesiástica ... que esté versado en el Derecho público, que haya estudiado el arte de la naturaleza y el corazón de los hombres, que entienda lafuerza de los pactos sociales, que sepa el derecho primitivo de las Naciones, la institución de los Reyes, los derechos naturales del vasallo ...B~! Toda una lección de filosofía política se encierra en estos inestimables párrafos por lo cual merece la pena su inclusión. Cabarrús, años más tarde, se expresará de forma parecida, «Mi intento -dice- es discurrir hasta dónde debe llegar la autoridad soberana y hasta dónde la libeitad civil para que resulte la utilidad y quietud públi- ca ... nZ4.

19 Ibidem, p. 45. 20 GÁNDARA, Miguel Antonio de la: Apuntes sobre el bien y el mal de España, Nápoles, 1759 21 GÁNDARA, Miguel Antonio de la: Ob. cit., p. 26, f. 24.

Errado y política en elpensomienlo español del Barroco (1595-1640), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1986.

22 Ibidem, p. 119 23 GANDARA, Miguel Antonio de la: ub. cit., p. 123. 24 CABARRÚS, Francisco de: Cartas sobre 10,s obstóculos que la nati<ruleza, la opinión y las leyes oponen o la

felicidadpríblic<i, Madrid, 1795, p. 125.

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He aquí por dónde las medidas para la restauración económica vienen a converger con las reivindicaciones de carácter político. ¿Qué significado tiene este reiterado y expreso deseo de «restauración»? Se ha puesto de manifiesto que todos los movimientos innovadores o revolucio- narios dan comienzo con una idea fija, la de «restaurar» un orden perdido, una antigua edad de oro, o más pragmáticamente, la de restablecer unas libeitades perdidas. En el caso concreto de España la idea de «restauración» hay que estudiarla en la «larga duración» ya que atraviesa, sin perder vigencia, la literatura económica de más de dos siglos.

Estamos ante una de esas ideas-fuerza de que habla la historia de las mentalidadeszi. Esta idea pasa de los escritores de Economía política a los dociimentos oficiales (dictámenes de los fiscales del Consejo de Castiua) y a las varias Representaciones que se escriben durante el motín contra Esquilache, que pueden ser consideradas como escritos políticos26. En la Humilde Representación del Motiiz Matritense, junto a una detallada exposición de los males de España, se denuncia la tiranía de Esquilache y el mal gobierno, procurando exculpar al monarca. «Éstos son los progresos -dice- del Marqués de Esquilache adorado de V.M. Supone de cierto el Motín Matritense que era por ignorar V.M. estos efectos, pues a tener la menor noticia no hubiera amor que fuese capaz en el justificado proceder de V.M. que no cambiase en ira y que despojara del mando a un tirano ministro que por asunto había tomado el perder a V.M. y a toda España incluyendo las Indias~~'.

En la misma línea que los ~proyectistas~ la Representación alude a las potencias marítimas que se habían emiquecido durante el siglo XVIi al mismo tiempo que España decaía. El concepto, de raigambre mercantilista, de que la elevación de una potencia dependía de la decadencia de su rivalz8, es común a la literatura arbitrista-proyectista y a los documentos referentes al motín.

En la Humilde Representación esta idea se expresa claramente, «Si las potencias del Norte, enemigas declaradas de España, hubieran puesto un ministro a su gusto que debilitase las fuerzas, que consumiera sus caudales, que acabase con las tropas, que dejase sin armada el Mediterráneo para damos la ley aunque fuese injusta ¿pudieran haber elegido otro mejor que Esquilache? Parece que no, pues lograron con éste cuanto pueden desear»29. Más allá de las cuestiones económicas, en la Humilde Representación, se a f m a que el Rey ha de reinar por el amoPo, teniendo como último objetivo lograr la felicidad de sus vasallos. Sólo estos objetivos justifican la institución monárquica. Así lo representan al Rey: «Los tronos, Señor, los sustenta el respeto y mantiene el séquito del cariño, para el respeto basta lealtad, para el séquito se necesita Amor»". El Reino está por encima del Rey y su bienestar es obra de todos. En esto

25 VOVELLE, Michel: Ideologías y Mcnlalidoder, Barcelona, 1985, quinta parte, cap. 2, p. 303. 26 Hirmildc Repi-esentacióif del Mofin Mafrileiise, Archivo Campomanes, 41-19; y Segunda RepI'eseiitociórl del

Pueblo de Madrid. 27 Ihideni. 28 SCHUMPETBR, Josepli: Historia del Airálisis Económico, trad. de Manuel Sacristán, Barcelona, 1971. El

origirial Hixtoiy of Econvmic Annlysis, publicado por Oxford University Press, 1954. 29 Huniilde Representación, Archivo Campomanes, 41-19. Otra versión eii la Real Academia de Historia, inclui-

da en la Cotrsa del Mulíii de Madrid. 30 Véase BERMEJO CABRERO, José Luis: Mdxinros, Principios y Símbolos politicos. Centro de Estudios

constitucionales, Madrid, 1986, pp. 31 y SS; del mismo autor, «Amor y temor al rey. Evolución histórica de un tópico politicon, en Revista de Estudios Políticas (1973), pp. 197-127.

31 lbident. Sobre la evolución y el significado del coiicepro de «representaci6n» puede verse FENICHEL P I m , Hanna: E l

concepto de repi-esenración. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1985.

basan su justificación los amotinados. Su último objetivo ha sido el bien de la nación y el del propio Rey, de forma que sus acciones deben ser interpretadas como expresión de la máxima fidelidad. «Exponer la vida por ver reintegrado a su Rey en el esplendor que merece jserá inobediencia o acrisolada fidelidad? Querer que V.M. sea respetado de las Potencias por temible ¿será delito que merezca pena, o acción acreedora de premio? Buscar medio para que los Pueblos convalezcan y que produzcan gente que defienda a V.M. y sus Dominios enriquezcan, para salir de cualesquiera ahogos, jserá menos atento deseo o preciso en el buen vasallo modo de proceder?^'^.

La cuestión de capas y sombreros fue el pretexto que movilizó a la masa y sirvió «para el alto fin que deseaban los interesados», pero la masa, no buscaba «el restablecimiento de la monarquía», «sólo sí aquella aparente conveniencia de lo que se creen privados*. El pueblo se moviliza por la supresión del traje nacional que consideraron un atropello a sus costumbres y sus derechos, pero los promotores del motín utilizaron los «furores» de la masa que «son necesarios en estos intentos» para lograr sus objetivos, que se podrían cifrar en la participación en el poder a través de un vehículo institucional: las Cortes. En la Representación que comen- tamos se dice que «gobernaba más alto fin los corazones».

Pero en la Humilde Representación no sólo se manifiestan los deseos de la nobleza, sino que es el resultado de una conjunción de intereses. Elementos de la «esfera de en medio» que están resentidos por verse alejados de los puestos de poder. Tal es el caso de Gándara quien es, muy probablemente, el autor de la Humilde Representación. Ésta concluye con un párrafo en el que se condensa el objetivo de arbitristas, proyectistas y promotores del Motín: «Fácil es ahora distinguir el movimiento del corazón del Motín Matritense dándole el cieito origen, y si logra, Señor, que V.M. le conciba como es, rendirá su pecho hasta que logre la satisfacción de verse a las plantas de V.M. ofreciendo cuanto es, y cuanto tiene en honor de V.M., restauración de España y alivio de los pueblos»".

En la Segunda Representación al Rey por el Pueblo de Madrid, tras destacar la «fidelidad» como valor fundamental del pueblo español, se hace una barroca exposición de la «perdición del reino» y «deterioro de los dominios», se denuncia el «mal gobierno» y al «mal ministro», cuyo «despotismo tiránico» ha dado lugar al aniquilamiento de los pueblos y se exponen los padecimientos a que este pueblo se ha visto sometido. «Sojuzgáronse los españoles a cuantos imaginarios arbitrios pensó la codicia, sufrió que en una guerra dentro de Casa muriesen nuestros hermanos, toleró que los justos pagos de nuestros vecinos no se hiciesen, y que se causasen muertes después de mal coirespondidos...»'". Este mismo sentimiento por los sucesos de la Guerra de Sucesión afloran en el Discurso Histórico donde, su autor, tras mostrar su simpatía por la Casa de Austria, alude a la «lealtad española» que puso en el trono, a costa de

32 ibídem. 33 ibídem. 34 Nueva Represenfoción o1 R q por el P ~ e b l o de Madi-id, Archivo Campomanes, 41-19. Otra versión en el Discurso Histórico, Biblioteca Nacional, mss. 18.090. La alusión a la eguerrñ dentro de Casan,

referente a la Guerra de Sucesi6n, nos indica hasta qué punto dicha contienda fue considerada como una eueria civil aue ~ ~ -

causó un triiuma histórico en la población espaiiola. Véase KAMEN, Henri: Lo guerra de Sucesión en Espsparía (1700- 1715), Barcelona, 1974.

SECO SERRANO, Carlos: El reinado de Felipe V y los Comentarios del Marqués de San Felipe, Madrid, 1957, pp. v-LXXIX.

VLAR, Pieire: Calalunya dins I'Espanya Moderna, 4 vols., Barcelona, 1973. PRESTAGE, Edgar: Portugol and tke Wai- of Spanish Succession, Cambridge, 1938

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sus vidas, a Felipe V. «Dígalo también el Archiduque Carlos cuando intentó continuar el dominio de estos Reinos por muerte de nuestro glorioso Carlos 11, rama ilustre del Austríaco Tronco, quien, por haberle faltado sucesión, llamó por legítimo derecho al glonosísimo Felipe de Borbón, Duque de Anjou, nieto del gran Luis décimo-cuarto de Francia, como hijo segundo del delfín, por universal heredero de estos Reinos, y luego que los españoles conocieron la irrefragable justicia que favorecía al mismo Felipe de Borbón, fue colocado en su trono a costa de la sangre de ellos que vertieron gustosos para manifestar su lealtad dejando escarmentada a la Alemania, y castigados a los Ingleses y Portugueses que con todas sus fuerzas solicitaban el establecimiento de esta Corona en la cabeza del Archiduque contra el derecho del Gran Felipe V»35. El mismo sentimiento encontramos en la obra de uno de los «proyectistas» más significa- tivos quien, al hacer el bosquejo de la Historia de España, se refiere a la sucesión de Carlos 11 con estas palabras: «A su fallecimiento se siguieron por ayuda de casta las cmeles guerras de la Monarquía y al fin subió el Rey Padre, de gloriosa memoria al Trono por la escala de la guerra, vivió cuasi siempre en guerra y murió con guerra viva»36. Con esta crudeza se expresaba un hombre que era partidario de una neutralidad armada como la que España había mantenido durante el reinado de Fernando VI3'.

El autor de la Segunda Representación hace una prolija relación de los males de las diferentes regiones de España y de las Indias, donde se alude a la sublevación de Quito.

Todos los males de España y de las Indias recaen, según el autor de la Representación, sobre el Rey y salvar el honor de éste será uno de los argumentos que se esgrimen como justificación del motín. «¿Y contra quién, Señor, ha recaído todo esto? Contra V.M. lo miramos nosotros, porque un Rey sin caudales es peor que un labrador sin ganado, un Rey a quien se le rebelan los Dominios es peor que la más ciuenta guerra que destruye sus Reinos, pues amigos hoy o enemigos, todos son pedazos de la Monarquía, un Rey, que sus tesoros los transportan a otros Dominios, es peor que dejar a un cuerpo sin sangre, porque un Rey a quien sus provincias las deterioran con órdenes de tropelía que las arruinan, es peor que la langosta que asola los campos. Pues, Señor, ¿qué ha sucedido en vuestros Reinos? No sólo lo que manifiestan estos borrones. Pues ¿qué más? ¿Aún hay cosa que exceda todo lo referido? Señor, faltan las voces, oprimen el corazón su recuerdo, porque la violencia y falta de justicia no pueden causar menos en los corazones cristianos»". El pueblo deseaba «representar» no sus infortunios «sino cuanto contra vuestros Estados se fraguaba y cuanto en téminos de aniquilarlos se observaba^'^. Según la Representación Esquilache, personificación del tirano, había perdido al Rey y a sus Reinos. Como autoridad que compiuebe tan trágico aserto, se recurre a las Gacetas extranjeras. La Representación termina expresando la finalidad de «su anhelo» que no era otro que ver al Rey «feliz, próspei-o, triunfante y victorioso con muchos años de vida, como desea su Corte y sus leales vas al lo^»^^.

35 Discurso Histórico, Biblioteca Nacional, mss. 18.090, pp. 102-103. 36 GÁNDARA, Miguel Antonio de la: Apuiirer sobre el bien y el mal de España, p. 45. 37 PALACIO ATARO, Vicente: «La neutralidad vigilante y constructiva de Fernando VI», cn Hisponia, ii" 133

(mayo-agosto 1976). 38 Ni<evu Represenracióii al Rey por el Pirehlo de Modi-id, Archivo Campornanes, 41-19 y 41-21. 39 Ihídeil,. 40 Ihídem.