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192 S Sábado (v. MARÍA) SACERDOTES LOS SACERDOTES MINISTROS EN EL CORAZON DE M. INES Oración y victimación por la santificación de los sacerdotes El carisma misionero de M. Inés se presenta con una abundante riqueza de dimensiones: eucarística, mariana, eclesial, sacerdotal y misionera. Ya desde los inicios de su vida consagrada, ella orienta su vida como oblación para la ayuda espiritual a los sacerdotes (Ejercicios 1933, p.336, fol.763). Esta oración y oblación por los sacerdotes tiene una faceta muy mariana, intuyendo que la misión sacerdotal es de profunda relación con María: "Oh! el sacerdote, más que ningún otro cristiano necesita de esta tierna Madre, porque como ella, tiene que tener corazón materno para que no lo oprima y lo ago- bie el conocimiento de tanta miseria como él palpa, para que sepa llevar las almas a Jesús" (Ejercicios 1936, p.361s, fol.788). Se ofrece como víctima al amor misericordioso, en armonía con el voto de hacer amar a María. Este voto va unido a su oblación victimal y tiene las connotaciones de esclavitud mariana, confianza filial en el Corazón materno de María Medianera, anhelo de salvación de las almas y santificación de los sacerdotes, etc (Ejercicios, 1936, p.350, fol.777; Estudios, pp.290-291, fol.719-720; Experiencias, p.4-5, fol.447; p.9, fol.451; p.49, fol.489; p.51, fol.490; p.54, fol.494; p.151, fol.538). M. Inés une el tema de la salvación de las almas con la santificación de los sacerdotes. Se propone conseguir, con la ayuda de María, "grandes gracias de santificación para el sacerdocio", por medio de "una vida toda de abnegación y de sacrificio" (Ejercicios 1940, p.368, fol.795). "Todo lo que sufro quiero que sea por las almas; por la santificación de los sacerdotes" (Experiencias, p.31, fol.471). En sus oraciones se acuerda frecuentemente de la santificación de los sacerdotes.

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S

Sábado (v. MARÍA)

SACERDOTES

LOS SACERDOTES MINISTROS EN EL CORAZON DE M. INES

Oración y victimación por la santificación de los sacerdotes

El carisma misionero de M. Inés se presenta con una abundante riqueza de dimensiones: eucarística, mariana, eclesial, sacerdotal y misionera. Ya desde los inicios de su vida consagrada, ella orienta su vida como oblación para la ayuda espiritual a los sacerdotes (Ejercicios 1933, p.336, fol.763). Esta oración y oblación por los sacerdotes tiene una faceta muy mariana, intuyendo que la misión sacerdotal es de profunda relación con María: "Oh! el sacerdote, más que ningún otro cristiano necesita de esta tierna Madre, porque como ella, tiene que tener corazón materno para que no lo oprima y lo agobie el conocimiento de tanta miseria como él palpa, para que sepa llevar las almas a Jesús" (Ejercicios 1936, p.361s, fol.788).

Se ofrece como víctima al amor misericordioso, en armonía con el voto de hacer amar a María. Este voto va unido a su oblación victimal y tiene las connotaciones de esclavitud mariana, confianza filial en el Corazón materno de María Medianera, anhelo de salvación de las almas y santificación de los sacerdotes, etc (Ejercicios, 1936, p.350, fol.777; Estudios, pp.290-291, fol.719-720; Experiencias, p.4-5, fol.447; p.9, fol.451; p.49, fol.489; p.51, fol.490; p.54, fol.494; p.151, fol.538).

M. Inés une el tema de la salvación de las almas con la santificación de los sacerdotes. Se propone conseguir, con la ayuda de María, "grandes gracias de santificación para el sacerdocio", por medio de "una vida toda de abnegación y de sacrificio" (Ejercicios 1940, p.368, fol.795). "Todo lo que sufro quiero que sea por las almas; por la santificación de los sacerdotes" (Experiencias, p.31, fol.471). En sus oraciones se acuerda frecuentemente de la santificación de los sacerdotes. Así lo expresa en una "contemplación" ante el misterio de Belén (cfr. Ejercicios 1941, p.399, fol.826). Los propósitos finales de los Ejercicios van en este misma dirección (cfr. Ejercicios 1943, p.445, fol.872).

Como Santa Teresa de Lisieux

Es conocida la intención espiritual de Santa Teresita, de orar y santificarse por los sacerdotes. M. Inés quedó también marcada por esta línea teresiana de orar y sacrificarse por los sacerdotes. En los Ejercicios de 1940 recuerda sus primeros años de consagración, cuando se guiaba por "el solo deseo de agradar a nuestro Señor y de comprarle almas, y muy especialmente, a ejemplo de mi santita predilecta, Teresita del Niño Jesús, almas sacerdotales" (Ejercicios 1940, p.366, fol.793). Añade a continuación: "Por el amor infinito, por el amor misericordioso, según la expresión de la santita de Lisieux, negociando los frutos que a mi parecer daba, por las almas, pero sobre todo por las almas sacerdotales" (ibídem).

La oración por la santificación de los sacerdotes va unida a los deseos del Corazón de Jesús (cfr. Ejercicios, 1940, p.368-369, fol.795-796). "Mediten, aparte de las sagradas escrituras, de manera especial los escritos de santa Teresita... se sacrificó siempre... por la santificación de los sacerdotes, por la conversión de los pecadores, por la salvación de muchos

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no cristianos" (Locales, 1 diciembre 1970, IV, p.5229-5230). Expresa, de modo parecido a como deseaba Santa Teresa de Lisieux, lo que ella hubiera hecho si hubiera sido sacerdote: predicar la santidad (cfr. Dirección, p.171, fol.1089).

Respeto, amor y oración por los sacerdotes

El celo apostólico lo concretaba M. Inés frecuentemente en orar y sacrificarse por la santificación y apostolado de los sacerdotes. Además del ejemplo de Teresa de Lisieux, M. Inés aporta también el testimonio de San Francisco de Asís (cfr. Ejercicios 1940, p.369. fol.796). A veces, hace alguna alusión humilde a los defectos en el ministerio sacerdotal (cfr. Experiencias, p.39, fol.479; p.133, fol.569; Locales, I, p.4670). El respeto por los sacerdotes (también en el caso de defectos), lo expresa repetidas veces (cfr. Consejos, p.1269). En las Cartas Colectivas ofrece frecuentemente algunas normas para el trato respetuoso y prudente con ellos.

Se inspira también en los escritos de Luísa Margarita Claret de la Touche, como deseo del Corazón de Jesús sobre la santificación de sus sacerdotes: "Fue esto para mi alma toda una revelación, todo un camino, todo un raudal de luz y de amor que invadió esta alma mía, sintiéndose fuertemente inclinada a seguir este atractivo" (Ejercicios 1940, p.365, fol.793; cfr. p.368, fol.795). Sobre Sr. Luisa Margarita Claret de la Touche, religiosa de la Visitación (1808-1915), ver: Dictionnaire de Spiritualité, II/1.4 (en la voz Claret): pp.929-932.

M. Inés llega a concretar sus propósitos de santificación y apostolado con estas palabras: "Trabajaré, como mi intención primera y particularísima, pasándolo todo por manos de María, y uniéndolo a los méritos de N. Señor, por la santificación del sacerdocio, y como semilla sacerdotal en crecimiento, por los seminaristas, y como semilla sacerdotal en germen, por alcanzar de Dios, vocaciones sacerdotales y religiosas" (Ejercicios 1940, p.370, fol.796).

Todas las almas consagradas debe orar por los sacerdotes (cfr. Consejos, p.1382, al hablar de la Unión Misional). La oración y sacrificio por la santificación de los sacerdotes forma ya parte de los objetivos de la Congregación (cfr. Consejos, p.1367; cfr. Fundación, p.70).

Esta preocupación por la santificación y fecundo apostolado de los sacerdotes, M. Inés la vive en sintonía con la oración sacerdotal de Jesús en la última cena: "¡Ah dulcísimo Padre Celestial! hago mía aquella plegaria divina que salió de labios de tu unigénito Hijo, cuando, llena su alma santísima de ternura por los hombres sus hermanos, y sobre todo por aquellos que, constituidos como él sacerdotes del altísimo pasarían por el mundo derramando tus dones" (Estudios, Al Eterno Padre, 1945, p.299-300, fol.728).

A veces, describe los ministerios sacerdotales, siempre a partir del sacramento del Orden, por el que se confiere el carácter sacerdotal. Sobre el sacramento de la reconciliación (o penitencia): Estudios, p.270 (fol.781); Consejos, p.1307 (carácter). No deja de aludir a la importancia de este ministerio y al sacrificio de los sacerdotes por ejercerlo (cfr. Dirección, p.128, fol.1048; p.163, fol.1082). Sobre la predicación: Consejos, p.1303. Sobre la Eucaristía y otros ministerios: Carta a su sobrino Luís, 21 de junio de 1943, en: Consejos, pp.1338-1341; también: Experiencias, p.20, fol.461.

Desde los comienzos de la formación, en la familia inesiana, se aprende a orar por la santificación de los sacerdotes. Así se puede leer en la Lira: "Lleva también al Corazón de Jesús todos los Sacerdotes y seminaristas, para que se caldeen sus corazones en el fuego del amor divino, y puedan a su vez, calentar, transformar las almas" (Lira, 1ªparte, cap.X). Por

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esto, el objetivo de la evangelización es hacer que haya sacerdotes nativos en las comunidades evangelizadas: "Constituye su dicha mayor en cooperar con la gracia, para que una multitud de infieles cristianizados ya, lleguen a la cumbre inefable del Sacerdocio. Podrá entonces decir con verdad que son sus hijos" (Lira, 2ªparte, cap.IX). Ver también las cartas (muy expresivas) sobre la preparación al sacerdocio y la vocación sacerdotal: A su sobrino Luís (21 de junio de 1943; cfr. Consejos, pp.1338-1341); a los primeros seminaristas que se preparaban para el sacerdocio como MCIU (Fundación, II, pp.347-349, año 1979 y pp.351-353, año 1980).

Temas relacionados: Eucaristía, Iglesia, Liturgia de las Horas, misión, obediencia, oblación, etc.

Sacramentos (v. BAUTISMO, EUCARISTÍA, MATRIMONIO, PENITENCIA, SACERDOTES).

Sacrificio (v. PENITENCIA, SUFRIMIENTO)

Sagrada Familia (v. FAMILIA, MARÍA, SAN JOSÉ, NAZARET)

Sagrario (v. EUCARISTÍA)

Salmos (v. EVANGELIO Y ESCRITURA, LITURGIA DE LAS HORAS)

SAN FRANCISCO DE ASIS Y SANTA CLARA

La vida evangélica de san Francisco y santa Clara

Las figuras de san Francisco de Asís y de santa Clara aparecen frecuentemente en los escritos de M. Inés. El punto de referencia es propiamente Jesús que llama al seguimiento evangélico, como llamó a San Francisco. M. Inés comenta los deseos del Señor al instituir la Eucaristía y dice: "Y el eco ardiente de aquel deseo de Jesús N.S. se hizo oír un día en el corazón de un joven de Asís... que de repente ha trocado su vida y sus costumbres. Se ha retirado del mundo, ha dejado las galas y los festines y ha abrazado la pobreza más absoluta, y cubierto de rudo sayal va en pos de aquél que siendo inmensamente rico se hizo pobre por nosotros, de aquél que pobre nació, pobre vivió y pobre murió en la cruz. Ya no quiere ser rey de la juventud, ahora es: el «heraldo del gran Rey»" (Consejos, Doc.00498, La Eucaristía y las misiones, p.1395). En este mismo texto describe otros detalles de la vida de san Francisco.

Santa Clara sintió la misma llamada de imitar la pobreza de Cristo, a modo de desposorio: "Y santa Clara de Asís, procurando imitarlos en su amor ardiente a Jesús Crucificado, a Jesús Eucaristía, a los pobres y, como virtud característica de nuestra orden, a la dama pobreza, a la dueña de los pensamientos del serafín llagado, por quien se despojó de todas sus riquezas, acogiendo en un ímpetu de amor divino a la que, desde la muerte del Redentor había quedado viuda, por su esposa" (Experiencias, María ha escogido..., p.113, fol.549). En otros pasajes se resume la vida de Sta. Clara: Consejos, Doc.00481, pp.1341ss; ver también allí mismo todo el Doc.00498.

San Francisco y santa Clara se inspiraron en el Evangelio, cuando el Señor envió a los Apóstoles a evangelizar, desprendidos de todo: "Este pasaje del Sto. Evangelio enamoró de tal manera al pobrecillo de Asís, que hizo de él el lema de su vida: mi Dios y mi todo. Con mi Dios Todopoderoso, con mi Dios pobre y crucificado tengo todas las riquezas que pudiera

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anhelar. El solo me basta" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.239, fol.671).

Esta renuncia a todo era para quedarse con el verdadero todo que es Dios: "Mi Dios y mi todo, de nuestro P. san Francisco. Dios es para mí todas las cosas, luego fuera de él nada quiero poseer" (Ejercicios 1941, p.408, fol.825). Hay que pasar al terreno práctico: "Obras son amores. San Francisco y santa Clara están muy contentos si imitamos de verdad a Jesús crucificado" (Colectivas, 29 septiembre 1971, IV, p.3966).

La entrega total empieza con una actitud de humildad, imitando la actitud de san Francisco: "Comencemos ahora a hacer el bien y a progresar en él, pues hasta aquí, no hemos hecho nada" (Consejos, Doc.00481, p.1346). "Pensemos siempre cómo los santos, como san Francisco que, ya al final de su vida, con las llagas impresas, después de vida tan austera y penitente y de tanto trabajo y padecimientos, decía cada día: «Francisco, hasta ahora nada has hecho, empecemos de nuevo...»" (Colectivas, 9 enero 1974, IV, p.4095). M. Inés llega a esta conclusión práctica: "Como san Francisco debemos decir cada una, desde el fondo del corazón «hasta hoy nada bueno he hecho. Hoy empiezo con tu gracia»" (Circulares, fin del año 1957, I, p.5521; cfr. Colectivas, enero 1961, II, p.408).

La contemplación de la naturaleza

La contemplación de la naturaleza, en la línea franciscana, tiene el significado de llegar a la unión íntima con Dios. Así lo vivía M. Inés: "Por eso me hizo nuestro Señor Clarisa, en el amor a la naturaleza me encuentro muy parecida a N.P. San Francisco. El campo, los bosques, los ríos, las cascadas, las flores, toda la naturaleza me enamora, y no acertaré a decir, cómo cada cosa de estas me lleva a Dios, y me enamora más de él, y me hace derretir"... (Dirección, 1942, p.99, fol.1019).

Al contemplar la creación, se pasa fácilmente a amar a todos los hermanos, pues todas las cosas han sido hechas por Dios que nos ama a todos: "Una Misionera Clarisa debe ser sencillísima; amar a los pequeñitos y a los pobres, amar la Creación, porque sus bellezas arrebatan nuestro corazón hasta la misma Divinidad; así el Pobrecillo de Asís encontraba la mansedumbre de Jesús en el inocente corderillo; su sencillez en la paloma; su Providencia en el ropaje y sustento de las aves y en la galanura con que viste a las flores y a los lirios de los valles; y su amor en todas las cosas de la creación" (Lira, 2ª parte, cap.VII).

Esta contemplación unifica el corazón y siembra la paz en todos los corazones: "Y añadiré lo que nuestro seráfico padre san Francisco agregó a su cántico del sol, a propósito de aquel conflicto entre el obispo y los magistrados de Asís: «Loado sea mi Señor por los que perdonan por su amor y llevan los trabajos con paciencia y las enfermedades con ánimo alegre. ¡Bienaventurados los que viven en paz, porque serán coronados en el cielo!»" (Locales, 16 octubre 1953, I, p.4593s).

El milagro de las rosas sin espinas (en Santa María de los Angeles) le servía a M. Inés para recordar la aparición de la Virgen en el Tepeyac (cfr. Estudios, Aparecieron flores en nuestra tierra, 11 enero 1939, pp.151-154).

Contemplación y apostolado

La contemplación, especialmente eucarística, lleva necesariamente a la misión. San Francisco aprendió a ser apóstol en la intimidad con Cristo: "San Francisco de Asís, con su palabra cálida y sencilla, abrasaba las almas en amor a Dios; es que de la oración sacaba él todo ese fuego que comunicaba a los demás, ya que no se puede convencer, sin estar convencido"

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(Lira, 1ª parte, cap.XIV).

Santa Clara ayudó a san Francisco, en medio de sus dudas, a pasar de la contemplación al apostolado: "Nuestro padre san Francisco, en aquella gran fluctuación de su espíritu, cuando ansiaba entregarse a una vida plena de contemplación, y sentía por otra parte el aguijón del amor de Dios que lo estimulaba a trabajar por el bien de sus prójimos, en su duda acudió a la oración y pidió la intervención de N.M. santa Clara, quien, al pedirle su resolución le declaró que nuestro Señor le había revelado... que trabajase por el bien de sus hermanos. Lo que hizo en seguida, lleno de gozo, por ver claramente que esa era la voluntad de Dios" (Dirección, 1942, p.101, fol.1021; texto parecido en: Consejos, 18 agosto 1947, p.1374).

El celo ardiente y universalista de san Francisco se basaba en la contemplación de Cristo eucarístico y crucificado: "Y pregonará los deseos de su Señor por todas partes y anhelará atraer hacia su Jesús a todos los hombres... Recorrerá Italia, pasará a España y Francia predicando y llevando tras de sí las multitudes para arrojarlas en los brazos abiertos del divino crucificado. Misionero fue Francisco de Asís desde los principios de su conversión, misionero cuando habiendo reunido a sus primeros compañeros salieron de la Porciúncula de dos en dos a predicar penitencia; pero misionero sobre todo desde aquél día en que recibida la orden de Dios, conocida por medio de la revelación que el Señor hiciera a Fr. Silvestre y a N. M. Sta. Clara... conocida la voluntad del Altísimo se levantó en el acto y marchó apresuradamente, tan apresuradamente que sus compañeros no podían darle alcance; a cumplir los divinos designios de su Señor. «No has sido escogido sólo para ti, sino para provecho de los demás». Había dicho el Señor, y Francisco volaba a poner por obra tal designio" (Consejos, Doc.00498, La Eucaristía y las misiones, p.1395).

Su predicación infundía la alegría: "San Francisco que, como ningún santo rindió culto a la alegría, solía decir a sus Frailes: «La alegría de espíritu nace de la castidad del corazón y del fervor de la oración»" (Lira, 1ª parte, cap.XVIII). Y comunicaba a los demás su veneración por los sacerdotes (cfr. Colectivas, mayo 1962, II, p.475).

La familia clarisa de M. Inés

A san Francisco y santa Clara, M. Inés les consideró siempre como "padres" y protectores en el camino de la espiritualidad y apostolado, aunque no como fundadores (cfr. Circulares, 10 febrero 1972, II, p.5638). De ellos se imita el espíritu de sencillez, humildad, alegría, pobreza, celo apostólico. Así tiene que ser "el anhelo creciente de hacer conocer a Dios y su Madre santísima en el espíritu de evangélica sencillez que vivieron nuestros seráficos padres san Francisco y santa Clara, esta pobre plantita extienda sus ramas a todos los ámbitos del mundo" (Fundación, 1 abril 1946, I, p.168). "Y como misioneras, nos queremos penetrar del ardor en que se consumía nuestro seráfico Padre por la salvación de las almas, y ofrendar a nuestro Señor, en aras de ese amor, nuestros más legítimos afectos, para consagrarnos en cuerpo y alma a la evangelización de los infieles" (Fundación, 8 septiembre 1946, I, p.186)

La humildad fue el fundamento de todo: "Nuestro padre san Francisco, llegó tan pronto a las alturas, porque descendió mucho muy bajo por la humildad" (Colectivas, 6 marzo 1956, I, p.115).

Esta relación espiritual aparece en la descripción de la visita de M. Inés a Asís, con algunas de sus hijas en el año 1948: "Nosotras nos introdujimos a la pequeña capilla o «porciúncula» tan devota y recogida, tan pobre y sencilla, en la que parecen aun escucharse los ecos de las plegarias del patriarca de los pobres y de sus primeros compañeros; cuánto oró y gimió en ella nuestro padre. ¡Cuántas gracias allí para sus hijos e hijas y para la humanidad

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entera. ¡Cuántas cosas le pedí para mis hijas presentes y futuras! ¡Cómo quisiera que bebiéramos su espíritu y lo aunáramos al nuestro misional, para que jamás dejara él de reconocernos como hijas!" (Colectivas, 18 octubre 1958, I, p.274). Describe de nuevo Asís, en visita con grupo de misioneras (Colectivas, 6 agosto 1969, III, pp.3833-3834).

Las alusiones son continuas en cartas Colectivas y Locales, al hablar de la pobreza, humildad, alegría, sencillez, amor a la Virgen, adhesión al Papa, celo apostólico, fiesta litúrgica de ambos santos, oración atribuida al santo, etc. "Obremos siempre con rectitud y sencillez; el dulce Francisco de Asís fue siempre la sencillez personificada; su espíritu fue ese, y de humildad y sumisión a toda autoridad; de entrega amorosa en manos de Dios, y de aceptación amorosa a todas sus divinas voluntades. Él ante todo fue «evangélico», ya que el santo evangelio fue la norma constante de su conducta" (Colectivas, agosto 1968, III, p.3762-3733).

De la oración atribuida al santo, dice: "Que la oración de nuestro padre san Francisco que voy a mandar a cada casa esté en nuestros labios muchas veces al día; pero sobre todo en nuestro corazón; con que tuviéramos solamente del seráfico padre esa espiritualidad y la cumpliéramos con amor, ya seríamos hijas genuinas de tal santo que llegó a ser seráfico precisamente porque amó mucho a Dios y a sus prójimos por él" (Colectivas, enero 1969, III, p.3796). "Y que, ya que somos hijas, aunque indignas y miserables y sobretodo quien ésta escribe, de tan gran padre, que podamos en la práctica decir como él: «Señor, hazme instrumento de tu paz... " (Locales, 16 octubre 1953, I, p.4593s).

Temas relacionados: Humildad, pobreza, santos...

SAN JOSE

M. Inés habla de San José cuando describe las escenas del evangelio de la infancia de Jesús. Las meditaciones de Ejercicios son un momento peculiar para recordar al esposo virginal de María. La figura de san José se enmarca principalmente en la perspectiva de Nazaret y Belén y, por tanto, de la Sagrada Familia. Se hace resaltar la vida oculta y ordinaria, el silencio y, especialmente, una vida que pertenece a Jesús y María.

Al contemplar la figura de San José, "todo en él respira dignidad, pureza, humildad y una profunda estimación del virginal tesoro que Dios le ha confiado" (Ejercicios 1941, p.400, fol.827)

Un documento del año 1943 ("Hombre de poca fe"...), dedicado casi todo él a reflexionar y preparar la fundación misionera, inserta al santo Patriarca en la vida de la comunidad, como alguien muy familiar en el conjunto de las celebraciones litúrgicas: "El mes de san José, marzo, si no fuere posible celebrarlo todo él con rosario cantado, se hará los más días que se pueda. El glorioso patriarca será nuestro protector y nuestro modelo en la vida oculta; el será nuestro maestro en la vida interior, en la vida de íntima comunicación con Dios y con María. Procuraremos festejarlo imitando sus virtudes y ofrendándole pequeños sacrificios, en favor de las almas" (Experiencias, pp.97-98, fol.535).

En el misterio de Belén, la humildad y silencio de San José son la expresión de una vida contemplativa. La relación íntima con Jesús llega a concretarse en la sintonía de amor, como recibiendo la gracia de amarle con su mismo corazón: "Y su padre putativo ¡que regocijo y que amor el suyo contemplando aquel hermoso Niño por quien tiene que ver y trabajar, como por su propio hijo; pues si Dios no quiso que tuviese en ese milagroso nacimiento la parte física que le hubiera correspondido, le dio en cambio la participación moral, que consiste en el amor,

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poniendo, por así decir, en el corazón de san José, su propio divino corazón. ¡Por eso le amó con tan singular ternura!" (Ejercicios 1941, p.399, fol.826)

En el contexto de la vida familiar con Jesús y María, San José es "el jefe de la Sagrada Familia, constituido por el mismo Dios, para sostén, protección y amparo de su divino Hijo, y de su Madre Inmaculada" (Estudios, Sobre los Santos Evangelios, p.210, fol.643).

En unas reflexiones escritas para su sobrinito, Luís Emilio Suárez (marzo de 1943), M. Inés ofrece una catequesis muy clara y atractiva para los niños. Después de invitar especialmente a amar a Jesús, añade: "También ama mucho a su Padre San José, pues desde que él cuidó y abrazó al divino Niño, sabe cuidar y abrazar amorosamente a los niños que en El confian. Los libra de todo mal y de todo peligro, y después, mediante una santa muerte, les alcanza el cielo, nuestra verdadera Patria" (Consejos, p.1335, 1336).

En una carta de felicitación a su hermana Josefina ("pinita"), hace referencia a la devoción que Santa Teresa tenía a San José: "Y vaya... ¡que santo tienes Pinita! ¡Cómo es eficaz tu patrono! Santa Teresa le tenía una devoción inmensa, y aseguraba que no había nada que le pidiera, que no le fuera alcanzado por este gran santo, padre putativo de Jesús" (Familia, 19 marzo 1971, II, p.1646).

En los momentos de apuros económicos, San José hace sentir la fuerza de su intercesión como verdadero "ecónomo" protector: "La verdad es que los $$ siempre llegan providencialmente, por misericordia del buen Dios y seguramente debido a la intercesión de nuestro eficacísimo ecónomo san José" (Colectivas, 27 abril 1973, IV, p.4061).

Temas complementarios: Navidad (Navidad), Nazaret, Sagrada Familia, etc.

San Juan Bautista (v. PABLO)

San Juan Evangelista (v. EVANGELIO)

Sangre de Cristo (v. CRUZ)

San Pablo (v. PABLO)

Santa Clara (v. SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA)

Santa Teresita (v. TERESA DE LISIEUX)

SANTIDAD, SANTOS

Deseos de santidad y perfección

Se puede constatar fácilmente en los escritos inesianos, ya desde el inicio, una nota constante y característica: su decisión de ser santa por una entrega total al Señor. "Quiero ser santa, pronto santa, a todo trance santa. Llena Jesús mío todas las aspiraciones de mi corazón y ayuda mi flaqueza, sostenme en el vuelo que quiero emprender, no me dejes, que en ti confío" (Ejercicios 1933, p.346, fol.773). Ella recordará siempre esta decisión inicial: "Vi en lontananza Historia de un alma por la que vino la vocación religiosa a ésta su hija... mis anhelos de santidad, de unión perfecta, de almas" (Dirección, 6 octubre 1955, p.325, fol.1328).

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Se pueden encontrar afirmaciones parecidas, con matices muy estimulantes, en sus notas íntimas, manifestando una decisión firme apoyada en el amor y gracia de Dios (cfr. Experiencias, pp.3, 41, 50, 53, 55, 67, 69, 132).

Ser santo significa ser fiel al amor de Jesús: "Si soy fiel es lo que me mueve, lo que me impulsa a ser santa, a trabajar en mi santificación, a corregirme, a practicar obras de penitencia interiores y exteriores" (Ejercicios 1936, p.363, fol.790). Identificaba la vocación con la llamada a la santidad: "Seré santa, esa es mi vocación. Para eso vine a la religión, y como la santidad está al alcance de todos, con solo cumplir la voluntad de Dios, haré de este ejercicio mi más dulce y constante ocupación" (Ejercicios 1943, p.436, fol.863). "Procuro hacer mis ejercicios sin pensar en otra cosa que, alcanzar la meta de la santidad, transformarme en Cristo" (Dirección, p.243, fol.1159).

Su confianza en la misericordia de Dios llega hasta la audacia de quien se siente instrumento pobre, pero dispuesta a secundar las mociones de la gracia que llevan a la santidad. "Sí, Jesús mío: estoy segura de ti, de tu fidelidad de tu amor, de tu misericordia... te abandono mi miseria para que tu misericordia tenga anchísimo campo en que ejercitarse y te entrego mi buena voluntad por manos de María. No decía mi santita consentida Teresita del Niño Jesús: «Si todas las almas confiaran como yo confío, ninguna desesperaría de llegar a la más encumbrada santidad?»" (Estudios, Postula a me, p.192, fol.622).

Esta confianza se traduce también en la audacia de caminar decididamente por el camino de la santidad, con la convicción de que, con la gracia de Dios, la perfección es posible: "Yo siento una como audaz confianza, Jesús mío, y déjame que te lo diga aquí, que tú, gratuitamente me harás santa; y digo gratuitamente, por que por más que yo trabaje, por más que me esfuerce no podré ni siquiera subir el primer peldaño, de esta escalera; pero tú, como dice mi Sta. Teresita, estás al fin de la escalera mirando complacido el afán inútil de tu parvulita, hasta que compadecido, vengas tú mismo y tomándola en tus brazos la lleves contigo" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.53, fol.493). "Si veo mis miserias, me parece imposible. Si veo tu misericordia, me parece accesible. Si veo a María me parece fácil. Oh Jesús, quiero ser santa para ti, en María" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.41, fol.481).

Siguiendo el ejemplo de los Santos

El camino hacia la santidad es camino de sencillez y de caridad. "Que se llene su corazón de esa caridad tan peculiar y sencilla que ejercitó durante toda su vida santa Teresita del Niño Jesús... a pesar de la obscuridad de su camino, llena de humildad y de espíritu de pobreza. Cómo supo conservarse en la línea recta de su vocación... y, en su temprana edad de 15 años, superó a toda su comunidad y la llevó a la santidad" (Colectivas, 19 diciembre 1968, III, p.3788).

M. Inés descubre en los santos el evangelio vivido con generosidad. Con San Francisco y Santa Clara, recuerda a Santa Teresita, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, etc.: "Cuando leemos los santos evangelios encontramos ¡tan hermosos párrafos a meditar! Y son tan sublimes sus enseñanzas, que, si no nos apartamos de ellas, fácilmente llegaremos a la santidad, como lo han hecho los santos que casi no ha sido otro libro de meditación para ellos que el santo evangelio, como san Francisco, santa Clara, santa Teresita del Niño Jesús" (Colectivas, 12 marzo 1973, IV, p.4058).

En el libro de La Lira explica la devoción a los santos y afirma: "En saber aunar la contemplación y la acción, ha consistido el mérito que admiramos en los santos, como en San Pablo, San Francisco, San Ignacio de Loyola, San Francisco Xavier, Santa Teresa de Jesús, San

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Vicente de Paúl e innumerables otros más" (Lira, 1ª parte, cap.XIV). M. Inés repite con frecuencia las expresiones de Santa Teresa ("sólo Dios basta") y de San Juan de la Cruz ("ya sólo en amar es mi ejercicio"). Recomienda continuamente acudir al ejemplo e intercesión de los santos (cfr. Lira, 1ª parte, cap.XIV; Familia, I, p.1536; Colectivas, III, 3855, p.3850; IV, 3385, 4058; V, 4178). Los santos fueron "calcados en Jesús crucificado" (Circulares, I, p.5579).

La santidad es una llamada universal y una posibilidad

El proceso de santidad lo describe, al estilo de los santos, como un itinerario de purificación (y conocimiento propio), iluminación y unión (transformación). Todos somos llamados a este "estado de santidad" (Estudios, La Santísima Trinidad, p.165, fol.600-601), "en cualquier estado que me ponga la divina Providencia" (Consejos, 15 octubre 1936, p.1268), por un camino de "hacer en todo momentos su santísima voluntad" (Consejos, 27 diciembre 1980, p.1365).

La relación entre santidad, contemplación y misión la describe con estas palabras: "Para no defraudar las esperanzas de tu Dios, te entregarás de lleno a la obra de tu santificación, usando los dos medios que EL pone a tu disposición: LA CONTEMPLACION Y LA ACCION" (Lira, 1ª parte, cap.XVI)

Se trata de santificarse en la vida ordinaria de cada día: "La Sma. Virgen y muchos Santos, no hicieron otra cosa, que sus virtudes... La oración y el sacrificio oculto hacen mucho más, que la acción sola" (Colectivas, 14 marzo 1963, II, pp.522-523). Los pequeños sacrificios de cada día son un camino de santidad posible para todos (cfr. Lira, 1ª parte, cap.VI). Se trata de armonizar "una muy íntima unión con Dios y un abnegación y renunciamiento a toda prueba, hasta el heroísmo, si posible" (Fundación, 30 octubre 1944, I, p.111).

Esta sencillez del camino de santidad se traduce en el sacrificio de darse del todo por amor: "Cuanto más nos neguemos a nosotras mismas, más agradaremos a Dios, pues él mismo lo dijo:... «niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día, y sígame». Sí, hijas, a todas se los digo; la vida espiritual y de santidad es de negación, de donación total, de amor. No de querer hacer aquello que más satisfaga mis gustos personales. ¡Si supiéramos, como santa Teresita, ofrecer a Dios todo aquello que nos pide la naturaleza! ¡Qué pronto seríamos santas!" (Colectivas, agosto de 1968, III, p.3760).

El progreso en la virtud de la caridad se hace realidad por una actitud generosa de no disminuir la entrega que un día se formuló para siempre. La santidad consiste en la perfección de la caridad, concretada en la negación de todo aquello que nos desvíe del amor. "Sí, hijas, él es la única realidad, y a él nos hemos entregado no queramos jamás que nuestra donación sea hoy menos generosa que el día de ayer, sino al igual que santa Teresita del Niño Jesús nuestro empeño constante sea, el amarle en las obras y en los demás cada instante más y más" (Colectivas, 29 de mayo de 1973, IV, p.4067).

La misión consiste en ayudar a las almas a llegar a la santidad como transformación en Cristo: "Que todas las almas que evangelicemos se divinicen, se transformen, lleguen a la plenitud de la santidad" (Ejercicios 1950, p.461, fol.887).

De éstos y otros escritos de M. Inés, se pueden entresacar estas líneas básicas (a modo de "decálogo"), por las que ella caminó y que propuso a los demás: 1) A partir de un encuentro íntimo con Jesús (oración); 2) Con confianza inquebrantable; 3) Conocerse sin miedo (la propia miseria ante la misericordia divina); 4) Decidirse sin dudar (caridad, seguimiento); 5)

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Querer darlo todo (en relación con la Eucaristía); 6) Especialmente en las cosas pequeñas: Nazaret, humildad, trabajo, vida ordinaria, sacrificio; 7) Empezando cada día: "mirar con ojos nuevos cada día" (decía a las novicias); 8) Vivir de los intereses de Jesús: sed de almas, misión; 9) Con María y como María; 10) Para servir y amar a la Iglesia. Cfr. Colectivas, I, pp.8, 11, 15, 37, 88, 160, 179, 186, 220; II, pp.365, 219, 448, 456, 532s, 587, 601s, 611, 621; III, pp.3670, 3677, 3719, 3731s, 3737, 3739, 3752, 3772, 3774, 3778s, 3789, 3860, 3869ss; IV, pp.3923, 3935, 3960, 3962, 4002, 4029, 4038, 4090; V, pp.4108, 4161, 4178, 4180, 4262; VI, 4319, 4335, 4417, 4534. Locales: I. pp.4539, 4558, 4588, 4591, 4593, 4632, 4641; II, pp.4778s, 4807, 4852, 4919, 4933; III, pp.5134, 5137; IV, pp.5147, 5149, 5242, 5272; V, pp.5329.

Temas complementarios: Amor, bautismo, caridad, vida consagrada, vocación.

Sed de almas (v. ALMAS)

Seglares (v. VANCLAR)

Seguimiento (v. CRISTO ESPOSO, VOCACIÓN)

Sencillez (v. HUMILDAD)

Sentimientos de Cristo (v. CORAZÓN DE JESÚS)

Servicio (v. HUMILDAD)

Silencio (v. NOVICIADO)

Soledad de María (v. DOLOROSA)

SONRISA

La sonrisa, en los escritos de M. Inés, es signo de un corazón unificado, capaz de mirar a los demás con la mirada contemplativa de Jesús. Es, pues, un signo de autenticidad de la propia vida espiritual y de la caridad fraterna según el mandato del amor. La sonrisa es el signo de la serenidad de un corazón unificado: "Bendiga a todas sus hijas, por todas partes llenas de tribulaciones, pero todas, todas con la sonrisa en los labios" (Dirección, 15 mayo 1949, p.178). No se trata de algo superficial ni tampoco esporádico, sino de una especie de "hábito" que siembra alegría en la vida fraterna.

Sonreír, como expresión de la caridad, era un compromiso permanente asumido por M. Inés: "Quiero que la sonrisa no desaparezca jamás de mis labios y practicar la caridad con la mayor finura posible, con todas mis hermanas, esmerándome mas con las que me hicieren sufrir. Y esta caridad quiero que este siempre en mis pensamientos, en mis labios y en mis obras" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.50, fol.489).

Así debe ser todo misionero: "La religiosa santa encuentra su fuerza en al dulzura y, a ejemplo de Santa Teresita sonríe siempre, aun cuando el dolor y la pena trituren su corazón. Tiene, como la amable santita, CULTO POR LA SONRISA. En una Comunidad en donde la franca alegría irradia de todos los semblantes; en donde al encontrarse las Religiosas se saludan con dulce sonrisa; en donde todas se aman mutuamente, perdonándose con alegre caridad, sin duda alguna es la ANTESALA DEL PARAISO" (Lira, 1ªp., cap.XVIII).

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La vida se afronta con actitud de esperanza, especialmente en los momentos de dificultad: "Y para que mi pie quede exactamente en la huella suya, es necesario que reciba todas esas menudencias de la vida religiosa con la mansedumbre, con la paz, con la humildad que él recibió todo en su vida; es necesario que sonría a cada pena, a cada contrariedad, acostumbrándome, desde los principios, a dar gracias a Dios, cuando algo me molesta" (Estudios, Aparecieron flores en nuestra tierra, p.242, fol.675).

La sonrisa es expresión de la caridad fraterna: "Gracias a Dios veo y contemplo (en espíritu), ese grupito de mis tres hijas indonesianas, perfectamente unido en la caridad. Sé y espero que así vivirán y trabajarán, sabiendo cada una ceder de su propio derecho en bien de las demás, alegrándose mutuamente con una sonrisa amable, con una palabrita dulce y cariñosa (sin melosidades), con un ademán cortés" (Colectivas, julio 23 1960, II, p.395). "Qué bueno y cómo me alegra el que me diga una hija, a quien no le había sido antes muy fácil sonreír, que me diga que será «la dama de la sonrisa», aunque cree que le va a costar. Pero no olvidemos que, en cuestión de vencimiento, con la gracia de Dios, sólo el primer paso cuesta, como dice santa Teresita, pues después se camina de victoria en victoria" (Colectivas, agosto 1979, VI, p.4456).

Es la sonrisa que indica haber recorrido un camino de abnegación de sí mismo para hacerse sólo donación: "Un no buscarse a sí mismas, desterrando de sí el egoísmo, con el corazón todo unido a Dios, no buscando sino a él, envolviendo en amabilidad y bondad todos nuestros actos, en una sonrisa, que lleve a cuantas nos rodean la paz y la felicidad en Dios. Mucho les recomiendo esto hijas. ¿Una misionera clarisa que no haya aprendido a ser toda educada, dulce y buena... ¿podrá llamarse misionera clarisa?" (Colectivas, febrero 1961, II, p.423).

En su homilía del 12 de diciembre de 2001, para clausurar el Año Jubilar, el Card. José Saraiva, Prefecto de la Congregación para la causa de los santos, citando la frase de M. Inés ("el culto por la sonrisa"), invitó a toda la familia inesiana a no perder nunca esta característica del carisma de la Madre Fundadora. Efectivamente, así lo afirma M. Inés: "En adelante vamos a vivir siempre y en todas partes, las misioneras clarisas, esa sonrisa que, ya muchas veces ha sido causa de alegría y hasta de conversión, para algunas almas. Esa sonrisa que es, y debe ser en toda misionera clarisa, la característica, porque en esa sonrisa envuelve su si amoroso, a todas las voluntades de Dios; ese si que, con sólo un poco de vencimiento, la llevará a las cimas de la santidad" (Colectivas, 11 mayo 1964, II, fol.587).

Siempre es "una sonrisa ofrecida a Dios, en aquiescencia a su divina voluntad" (Colectivas, 1966, III, p.3664).Ver otros textos en: Familia, I, pp.1408, 1530; Colectivas, III, pp.3790, 3845, 3872; IV, p.3920; V, p.4220; VI, p.4456. Locales, I, p.4662; IV, p.5236; V, p.5419.

Temas complementarios: Alegría (gozo), caridad, esperanza...

SUFRIMIENTO REDENTOR

En la vida ordinaria

Es frecuente el tema del dolor o del sufrimiento en los escritos de M.Inés. En el contexto siempre deja entrever la paz y serenidad, e incluso alguna nota de buen humor. Desea que le informen cuando hay alguna enferma, para buscar solución, ofreciendo frecuentemente

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alguna receta práctica. El sentido del sufrimiento se encuentra en que Dios se nos esconde para dársenos más. "Dios es un Dios escondido y... que hay que buscarlo, y a las veces con mucho dolor, con mucho sufrimiento" (Locales, 6 enero 1961, II, p.4910). "Quien no sufre, se aleja de Dios. El sufrimiento nos hace acercarnos más a él" (Locales, 18 mayo 1974, V, p.5355).

La vida ordinaria está llena de dificultades y pruebas, que hay que ir transformando en donación. "Sufrimientos que son muchas veces el deber mismo, pero que nosotras mismas lo hacemos más pesado cuando no sabemos verlo con gran fe, llevarlo con gran amor, al estilo de santa Teresita..., pues bien sabemos que el sufrimiento, el dolor, costoso en sí, nos lo envía el Amado porque nos es necesario" (Colectivas, septiembre 1978, VI, p.4374).

El sufrimiento puede transformar la vida en un himno de alabanza a Dios: "Y ese himno de su gratitud y de su amor resonará en el arpa de su corazón tanto más armonioso, tanto más dulce, tanto más DIVINO, cuantos más sean los dolores que tenga que soportar, cuantas más sean las penas que agobien su corazón, cuantas más grandes y frecuentes sean las luchas que tenga que sostener con el enemigo de su alma" (Lira, 1ª parte, cap.I). Sufrir es un privilegio de nuestra vida terrena: "Bien vale la pena de sufrir mientras tengamos vida, después ya no podremos manifestar a Dios nuestro amor en las penas, y sobre todo ya no podremos comprarle almas!" (Dirección, 28 marzo 1949, p.166).

En la vida consagrada, el sufrimiento tiene sentido redentor. "Es necesario que vivamos nuestros votos religiosos, que nos llenemos de Dios, que nuestra vida se convierta en oración y sepamos aceptar todo sufrimiento, como redentor que es" (Circular, 14 septiembre 1972, p.5646). Se trata de acompañar a Cristo en la pasión: "No retiremos la ofrenda cuando viene la prueba, cualquiera que esta sea. Sepamos estar con Cristo también en el huerto de Getsemaní. No lo dejemos solo, sigámoslo de ahí hasta el calvario, hasta la tumba, seguras de que así, y sólo así, estaremos con él en su triunfo, en su Resurrección" (Circular n.16, II, p.5712).

Hay que practicar la caridad con los enfermos, viendo en ellos al mismo Jesús: "Los enfermos vienen después a llevarse nuestra solicitud y nuestro amor. ¡Como debemos amar a estos miembros doloridos de Jesús! ¡Como debemos proporcionarles alivio en sus enfermedades corporales, y sobre todo en sus enfermedades morales!"(Consejos, Doc.00476, p.1257). Hay que ayudar a ver el amor de Dios que se nos manifiesta en el dolor. Refiriéndose a un niño minusválido, dice: "El que ese niño sepa comprender que, el tener algo que sufrir, es señal de que Dios lo ama de manera especial. Si todas nosotras supiéramos comprender y saborear este amor infinito de Dios cuando tenemos una pena o un sufrimiento, viviríamos en un edén, amando al Señor sobre todas las cosas, y precisamente más a causa de nuestros sufrimientos" (Colectivas, agosto 1979, VI, p.4448). "¡Tengo tanta fe en el valor de los sufrimientos cuando se reciben bien! Si pudiera, iría de casa en casa, haciendo ver a todos los que sufren, la mina, por explotar, que tienen en sus manos" (Experiencias, Diario 1944, p.135, fol.571).

El valor santificador y apostólico del sufrimiento

Dios es un buen escultor que nos quiere transformar en santos: "¿Cómo querríamos santificarnos si no tuviéramos que sufrir? Dios hace a sus santos, como el escultor sus obras maestras: a fuerza de martillo y cincel. Que nos enamoremos de la cruz, que queramos sufrir con Jesús crucificado, para poder después reinar con él en el cielo" (Colectivas, octubre 1968, III, p.3771). "¡Y hemos de agradecer tanto a Dios que nos conceda sufrir! El sufrir nos purifica y nos santifica si nos dejamos hacer en sus manos divinas. El sufrimiento bien aceptado y recibido, en el cielo será una corona de gloria. Desearemos haber sufrido más acá abajo (de ser esto posible)" (Colectivas, noviembre 1969, III, p.3852). "¡Si nos fuera dado comprender el

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valor del sufrimiento! ¡Cómo diviniza el alma! La hace vivir en las regiones elevadas del espíritu, tomando sólo de la tierra lo que le pueda servir para acercarse más a Dios" (Consejos, doc.00478, p.1288).

El fruto en el camino de la santidad y del apostolado depende del saber aprovechar los sufrimientos: "Conozco muy bien a nuestro Señor...! Nunca me concede una gracia, sin que primero no me haga sufrir hasta morir... Pero así y todo es hermosísimo!" (Dirección, 3 diciembre 1950, p.307-308). Entonces se encuentra sentido al dolor: "¡Qué delicioso es sufrir, cuando se sufre así, en manos de Dios! Se hacen actos de todas las virtudes, y el alma se robustece con ellos cada vez más. Y Jesús y María se gozan, y el Eterno Padre sonríe, y el Espíritu Santo se glorifica, porque ve secundada su acción en el alma que tanto ama" (Experiencias, Diario 1944, p.144, fol.580).

No sufrimos solos, pues Cristo nos acompaña: "¡Qué dulce es sufrir en los brazos de Jesús!" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.185, fol.619). "Alegrémonos santamente en él, suframos con alegre paciencia" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.240, fol.672). De este modo es posible entrever "los trabajos y sufrimientos de nuestra vida, cambiados en monedas para comprar almas para Jesús" (Ejercicios 1941, p.381, fol.808). El Señor nos enseña y ayuda: "Señor, no sé sufrir como tú quieres; ¡Enséñame Maestro!" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.34, fol.474). Quiero sufrir con corazón fuerte, con ánimo sereno, y aunque me sienta abatida, rogaré para no perder la paz del alma" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.45, fol.485). "¡Qué dulce es sufrir en los brazos de Jesús!" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.185, fol.619).

No se busca el sufrimiento por sí mismo, sino que se afronta con espíritu de fe: "Debe ser para cada una de nosotras una inmensa alegría cuando Dios nos hace sufrir; no lo hace por gusto de hacernos sufrir, sino porque nos es necesario el sufrimiento para nuestra purificación individual y colectiva" (Colectivas, mayo 1968, III, p.3749). "¡Pero si supiéramos lo que vale ante Dios y para la conquista de las almas, el sufrimiento amoroso y alegre!" (Colectivas, enero 1974, IV, p.4091). Su valor está en el amor: "¿Verdad que el dolor ofrecido por amor, y unido a los méritos infinitos de Jesús, tiene un valor casi infinito?" (Colectivas, 5 septiembre 1974, V, p.4148). "Una hermana que sabe sufrir y callar es el pararrayos de la comunidad, es quien está atrayendo sobre su congregación innumerables gracias" (Colectivas, 5 septiembre 1974, V, p.4151).

Sufrir amando

La clave para captar el significado del sufrimiento es siempre el amor. El mismo amor es fuente de dolor porque se desea amar y hacer amar más al Señor: "Parece que no cabe en mi alma el amor; pugna por desbordarse; se sufre cuando se ama así, pero ese sufrimiento es dulce porque lo provoca, lo sostiene, lo consuma el amor" (Ejercicios 1950, p.460, fol.886). Ella decía frecuentemente: "Sufrir con amor, por las almas" (v.g. Colectivas, V, p.4450).

La presencia de Jesús en la propia vida hacer posible sufrir amando: "Descansando en ti, podemos sí, sufrir, pero sufrir con amor, con alegría" (Ejercicios 1950, p.471, fol.897). "Es una necesidad del corazón el sufrimiento, desde que Jesús nos enseñó a sufrir; y solo en el sufrimiento, en el amor, se compran las almas. En el amor de Dios se conciben las almas para darlas a luz en el dolor" (Dirección, 5 abril 1949, p.168). "Gracias te doy Jesús, muy sinceras por estos tragos de amargura que me has hecho apurar, mi corazón ha rebosado de ella y se ha sentido muy feliz de tener esto que ofrecerte, ha habido momentos que te ha dicho: si es posible pase de mí este cáliz... pero al momento: que bueno Jesús que puedo sufrir esto por tu amor, que puedo soportar por el amor de tu amor, el dardo que hiere la fibra de mi amor"

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(Experiencias, Diario 1932-1934, p.49, fol.489). "¡Dichosas las almas que saben sufrir con amor! La pena y el dolor pasa, por más que se prolongue, mas las delicias de la gloria durarán eternamente" (Experiencias, Diario 1944, p.141, fol.577).

El dolor, aceptado por amor, es una actitud de no quejarse, para no perder el mérito: "Guardemos para Dios la virginidad de nuestros dolores" (Colectivas, 18 marzo 1956, I, p.123; cfr. Locales, 15 junio 1955, I, p.4668). Entonces la vida se convierte en un "fiat" ("sí"): "¡Cómo quisiera meter en cada una de mis hijas este dulce pensamiento: amarlo en el dolor, sea cual sea, el de todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, tal como él nos lo presenta, con la sonrisa en los labios, con el fíat en el corazón, con la paz en el alma, y con la mirada puesta en las almas por conquistar. Es así como merece ser vivida esta vida que vivimos!" (Colectivas, 6 mayo 1958, I, p.214). "Saber sufrir y callar; saber amar y orar, he aquí la gran ciencia de la religiosa. ¿Verdad que es todo un programa de santidad?" (Colectivas, julio 1968, III, p.3757). "Hagamos la voluntad de Dios con alegría, aun cuando el dolor sea tan recio que nos saque las lágrimas" (Colectivas, diciembre 1969,III, p.3864).

De este modo, unidos a Cristo y a su Madre, se descubre el dolor como redentor: "Nuestro Señor crucificado te ha enseñado que es más meritorio amarlo en el Calvario que en el Tabor; que todo sufrimiento es un don, que todo dolor es una moneda de oro para comprar almas para el cielo, que, en el dolor amoroso, nos asemejamos a él y a su Madre santísima y nuestra madre; porque el dolor es redentor, purificador, santificador" (Colectivas, agosto 1979, VI, p.4458). Ver otras citas con ideas parecidas: Colectivas: III, p.3821; IV, pp.3882, 3899, 3974, 4045; V, p.4216; VI, pp.4317, 4417, 4452, 4476, 4489. Locales: I, pp.4585, 4668, 4673; IV, p.5164; V, p.5476. Con frecuencia alienta a sus familiares que experimentaron la prueba del sufrimiento: Familia, I, pp.1410, 1474, 1485, 1487, 1492, 1536s; II, 1746.

Temas complementarios: Almas, cuaresma (sacrificio), Cruz, Dolorosa, martirio, pasión...

SUPERIORAS-SUPERIORES

Su experiencia y su testimonio

Con esta expresión ("superioras", "superiores"), M. Inés indica las personas que desempeñan alguna responsabilidad en la dirección de las comunidades. Es un tema relacionado con la obediencia, el espíritu de familia, la autoridad, los signos de la voluntad de Dios, la vida comunitaria... Mientras M. Inés se dirigía a las Superioras o habla de ellas, ella misma estaba ejerciendo este cargo de manera ejemplar desde la fundación del Instituto.

Su espíritu maternal (de amar a cada persona con sinceridad y cercanía), su exigencia evangélica (para ayudar a cumplir los propios deberes por el bien de la comunidad) y su desprendimiento del cargo, caminan a la par, con un equilibrio que aparece en todos sus escritos. Su experiencia de profunda obediencia a sus superiores le ayudó después a ejercer evangélicamente durante largos años el oficio de superiora general, actuando siempre de modo muy cercano a cada persona y a cada comunidad.

Desde el inicio de su vida consagrada, miró siempre a sus superioras con esta espíritu de fe: "Quiero, y con tu gracia seré Dios mío, hacia aquel que hace tus veces, y tiene la cura de mi alma, una niña pequeñita, a quien nada ocultaré recibiendo sus consejos o reprensiones, como de ti mismo, pues así me lo enseña la fe" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.50, fol.490).

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Cuando se dieron los primeros pasos hacia la fundación, ella muestra la misma disponibilidad: "Con autorización de mi superiora, con la aprobación del consejo de la comunidad, con la autorización de varios sacerdotes santos y prudentes, y con el apoyo del M.R.P. vicario de religiosas, había tramitado la realización de un proyecto... en favor de las misiones entre infieles" (Experiencias, Diario 1944, p.122, fol.558). En las dificultades, acudía siempre con apertura y docilidad a los superiores (cfr. ibídem, p.127, fol.563). Veía a "Jesús escondido en el sacramento de la autoridad" (ibídem, p.130, fol.565; cfr. ibídem, pp.135, 145-147).

El servicio de la autoridad

El objetivo de la acción de los superiores consiste en hacer que "la caridad, el amor, reine en su comunidad" (Fundación, 30 mayo 1945, I, p.125). El espíritu de familia es el mejor medio para que pueda exigirse el cumplimiento de los propios deberes por parte de los súbditos.

Quien desempeña el servicio de la autoridad, "más que SUPERIORA es MADRE; Madre de las almas que la Divina Providencia ha puesto bajo su cuidado; Madre de esas almas que el Divino Esposo ha escogido entre millares; que, con solícito amor ha entresacado del mundo... Madre de esas almas generosas que, fieles al llamado de Jesucristo, han abandonado padre, madre, hermanos, heredades, para seguir a Jesús sólo, a Jesús Crucificado, para ser con El esposas de SANGRE ¡Sublime maternidad! ¡Fecunda Virginidad!" (Lira, 1ª parte, XIX).

El servicio de la autoridad sigue el ejemplo de cómo Jesús trató a sus discípulos: "Aquella a quien el Divino Pastor se ha dignado encomendarle su amado rebañito, debe respirar por todos sus poros, las mismas virtudes del Maestro Celestial cuando, seguido de sus Discípulos, formó la primera Comunidad de la tierra" (Lira, 1ª parte, XIX). M. Inés da orientaciones prácticas que armonizan el espíritu de familia y la exigencia evangélica, a imitación del Señor: "¡Que paciencia! ¡Que amor! ¡Qué solicitud! ¡Que ternura! Mas también, cuando fue necesario, ¡qué energía!" (Lira, 1ª parte, XIX).

Después de aconsejar que la superiora lleva a la oración las necesidades de las hermanas, "para que él nos ayude y enseñe a actuar a lo divino", añade: "Mucho les recomiendo hijas, porque esto es de capital importancia, que cada superiora sea con cada una de sus hijas, un modelo de paciencia, de amor sobrenatural de comprensión. Que sepa agradecer con cara sonriente el trabajo realizado por las hijas, manifestar contento por este o aquel sacrificio efectuado; alentarlas en las dificultades que sobrevienen" (Circulares, noviembre 1964, I, p.5561-5562). Y ahonda en los motivos: "Son personas muy amadas de nuestro Señor, con un destino eterno, con un camino propio que el Señor les ha señalado desde toda la eternidad y que nosotras sólo somos instrumentos en las manos del Señor para ayudarlas a recorrerlo, sin querer intervenir ni imponernos e imponerles nuestro propio camino. Sepamos respetarles y respetar a Jesús quien vive en ellas" (Circulares, 14 abril 1974, II, p.5673).

La hermana que representa al Señor en este servicio de dirección, necesita asumir el cargo con amor para afrontar con alegría los sacrificios que comporta: "Como siempre,... deseo con toda mi alma que nuestro Señor les conceda cada día más, amor hacia la partecita de instituto que a cada una ahora le ha confiado; pues el amor nos hará cada día más fácil y llevadera nuestra responsabilidad" (Circulares, 10 febrero, 1971, I, p.5613). Así sabrá transformar los sufrimientos en expiación y reparación de los pecados propios y ajenos (cfr. Circulares, 6 enero 1976, II, p.5696).

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La colaboración filial y leal con la autoridad

Quien ostenta la autoridad representa al Señor, como signo visible suyo (cfr. Estudios, p.243, fol.675). Por esto hay que "adherirse a su superiora con toda la fuerza de su fe, con todo su amor de hija, con toda la deferencia de súbdita" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.244, fol.676).

Es necesario vivir en armonía entre sí y con las superioras: "Para que una comunidad vaya al unísono (a mí me lo parece) hacia Dios por el camino de la virtud, de la santidad, debe salir cada una, como arroyuelos que convergen al mar, del corazón de su superiora, del cual se sientan profunda y sinceramente amadas. Allí está la fuente de la gracia; nuestro Señor mismo lo dijo a sor Benigna Consolata: «¿Por qué te concedo tantas gracias? Porque estás muy unida a tu superiora...» pero para que esta unión tenga efecto, debe haber reciprocidad de afectos, de confianza, fusión de corazones" (Fundación, 30 mayo 1945, I, p.126).

La relación familiar se traduce en dominio de la propia afectividad, tanto en las simpatías como en las alergias: "Sta. Teresita, que siempre buscó renunciarse a sí misma, al notar su tendencia de acudir a su Superiora únicamente por gusto, supo dominarse a tiempo, y muchas gracias dio a Dios por haberla ayudado a dominar esta tendencia, que puede llegar a quitarnos un pedazo de corazón, haciéndonos pensar en las criaturas" (Colectivas, 14 de marzo de 1963, II, p.522-523, fol.3561). "No hijas, nunca una hermana causa repugnancia y fastidio a sus superioras. Acérquese a ella con tranquilidad, pero... sin caramelos, sencillamente" (Colectivas, 17 de mayo de 1961, II, p.437, fol.3478).

Estas orientaciones sobre el ejercicio de la autoridad, se concretan en sugerencias prácticas en las cartas colectivas y locales. La materia es abundantísima y muy llena de colorido, digna de un estudio detallado. La doctrina expuesta es siempre armónica y coherente con los principios evangélicos. Colectivas: I, 51, 69, 204, 206, 216; II, 361, 508, 620; III, 3707, 3715, 3724, 3848, 3865; IV, 3879s, 3977, 4085; V, 4138, 4149, 4177, 4188, 4199, 4217, 4220, 4250, 4289; VI, 4329, 4357, 4365, 4369, 4396, 4408s, 4444, 4466s, 4518. Locales: I, 4543, 4674; II, 4822, 4856; III, 5046, 5139; IV, 5167, 5195, 5262; V, 5338.

Temas complementarios: Comunidad, humildad, obediencia, voluntad de Dios.

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T

Teología (v. FORMACIÓN)

TERESA DE LISIEUX

La propia vivencia teresiana de M. Inés

La vivencia espiritual de M. Inés aparece desde su años juveniles, en medio del mundo. La "Historia de un alma" dejó huellas profundas e imborrables para toda su vida, primero claustral y luego conjuntamente contemplativa y misionera.

Repetidas veces, en sus escritos, alude al inicio de su vocación, que tuvo lugar con ocasión de leer la autobiografía de Santa Teresa de Lisieux. Desde entonces, su vida espiritual quedará marcada por la doctrina y los ejemplos de la santa Patrona de las misiones. "En la lectura de «Historia de un alma», no sólo encontré mi vocación, sino a Dios de una manera muy especial en mí" (Autobiografía, pp.133-137 y p.735 del "Summarium"; ver también: Dirección, p.325, 6 octubre 1955, fol.1328).

De esta relación espiritual con la santa carmelita, hay que destacar: su familiaridad con ella (Colectivas, I, p.232-234, fol.3276-3277); su confianza audaz como ella (Estudios, p.192, fol.622 y p.199, fol.633; Experiencias, p.91, fol.529 y p.53, fol.493); devoción parecida a la Santísima Virgen (Experiencias, p.4, fol.446 y p.52-53, fol.492); la importancia de un acto de amor (Experiencias, p.127, fol.562 y p.134, fol.570; Dirección, p.296, fol.1209); el caminito de la infancia espiritual (Ejercicios, p.368-369, fol.795-796; p.376, fol.804; p.350, fol.777; p.467, fol.893); el modo de practicar la caridad fraterna (Ejercicios, p.407, fol.834); la vocación de ser el amor en el corazón de la Iglesia (Ejercicios, p.459, fol.886; Dirección, p.138, fol.1058; Consejos, p.1264); sentirse perdonada como Santa Magdalena (Ejercicios, p.492, fol.913); valor de la vida ordinaria (Dirección, p.63, fol.981); la comparación del pajarillo (Dirección, p.206, fol.1124); el abandono como la pelotita en manos de Jesús (Fundación, I, p.110 y II, pp.259-260).

Aconseja y comparte la doctrina de Santa Teresa de Lisieux

Lo que ella había experimentado, lo aconseja y comunica a sus hijas espirituales, por medio de diversos escritos (La Lira, cartas, estudios, etc.), aplicando la doctrina a diversas situaciones y en todas las etapas de la vida religiosa (novicias y profesas). Se puede ver un resumen de sus enseñanzas en la visita a Lisieux, el 14 de septiembre de 1958 (Colectivas I, p.232-234, fol.3276-3277).

De modo especial aconseja estas líneas: actitud de confianza y audacia (Estudios, p.230, fol.662); valor de los sacrificios pequeños (Lira, 1ª, p.VI; Familia, 6 enero 1930, I, p.1408); valor y significado de la sonrisa (Lira, 1ªp., cap.XVIII; Colectivas VI, p.4456, agosto 1979); la lluvia de rosas desde el cielo (Lira, 2ª p., cap.XII; Colectivas VI, pp.4350-4351, 4404); provecho de leer sus escritos (Familia, 15 de octubre de 1929, I, p.1406; 19 abril 1933, p.1420; Locales, IV,pp.5229-5230); los detalles sencillos de la vida ordinaria y religiosa (Familia, p.1632; Circulares, febrero 1957, I, p.5520; Fundación, p.135; Colectivas, I, p.186, fol.3220; Colectivas, II, p.353, fol.3393-4; Colectivas, VI, p.4418; Locales, IV, p.5237-5238); vida fraterna y comunitaria (Colectivas, II, p.437, fol.3478 y p.522-523, fol.3561; Colectivas, IV, p.4086; Colectivas, V, p.4308; Locales, II, p.4845); eficacia apostólica de la oración y el

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sacrificio (Colectivas, II, p.522-3, fol.3561; Colectivas III, p.3719); significado evangélico del negarse a sí mismo como entrega al Señor (Colectivas, III, p.3760; Colectivas, VI, p.4067 y 4533; Locales II, p.4874); la sencillez de la vida de santidad (Colectivas, III, p.3788); el significado de la falta de consolaciones o camino de sola fe (Colectivas, III, p.3845; Colectivas, V, p.4181; Colectivas, VI, p.4517 y 4525; Ejercicios, 1940, p.368, fol.795); reconocer los propios defectos sin desanimarse (Colectivas, V, p.4147 y p.4296); la vocación a ser el amor en el corazón de la Iglesia (Colectivas, V, p.4277); aprender a sufrir amando y a hacer todo por amor (Colectivas, VI, p.4374; Locales, V, p.5450); vivir siempre alegres y en paz (Colectivas, VI, p.4381; Locales, I, p.4584-4585; II, p.4779; III, p.5038); la profesión religiosa bajo la protección de María (Locales, V, p.5458).

Puntos comparativos y originalidad de ambas figuras

Quien esté habituado a la lectura de Historia de un alma y de los escritos de M. Inés, se va dando cuenta que se encuentra con dos almas gemelas, aunque con gracias peculiares en cada una. Se puede constatar la peculiaridad de la doctrina de M. Inés, tanto en los puntos ya señalados, como especialmente en los siguientes:

- La actitud martirial y misionera (acento en el valor martirial de la vida ordinaria, sin excluir la posibilidad del martirio real para las misioneras): Colectivas, V, p.4270.

- Ofrecerse como víctima al amor misericordioso, en armonía con el voto de hacer amar a María y ofrecerla vida por los sacerdotes: Experiencias, p.9, fol.451 y p.54, fol.494; Estudios, p.290, fol.719. El tema de ser víctima es muy frecuente en M. Inés: Experiencias, pp.9, 34, 54, 90, 126, 129, 142; Estudios, pp.183-84, 290; Ejercicios, pp.330, 471; Colectivas, I, p.153; III, pp.3711, 3821; IV, p.4064; VI, p.4347; Locales II, p.4853.

- En cuanto a la devoción y doctrina mariana, M. Inés (sin olvidar todos los títulos marianos) acentúa el tema de María Medianera en cuanto Madre, así como la ternura de su corazón maternal, e invita a refugiarse en su regazo (o a esconderse en las manos de la Virgen de Guadalupe): Lira, 1ª, p.VI; Locales V, p.5458. En los textos marianos (ver el tema María) aparecen matices como la relación de María con la Eucaristía, guardar todo en su Corazón, obrar con Ella, ser su esclava de amor, esconderse en su regazo, promesa de llevarla a todas las naciones, imitar su "fiat", presencia de María en su corazón y en su vida, somos fruto de sus dolores, amarla "con el Corazón de su Hijo", voto de hacerla amar, el regalo que nos da Jesús, María y el "Instituto" ("todo el Instituto es suyo"), etc..

- La oración por la santificación de los sacerdotes va unida a los deseos del Corazón de Jesús: Ejercicios 1940, p.366-368, fol.793-796.

- El celo de las almas es una santa obsesión, relacionada con la vida contemplativa y la cooperación en la acción misionera. Ser madre de las almas da sentido a la vida misionera: Colectivas, IV, p.3922; Estudios, p.294, fol.723; Lira, 1ª parte, cap.X y XIX; 2ª parte, cap.IV, VI (oración: "dame almas") y IX. El lema paulino, "oportet illum regnare" (1Cor 15,25) es el lema de la familia inesiana.

Temas relacionados: Almas, María, martirio, misión (misioneros), sacerdotes, oblación (víctima).

Testimonio (v. SANTIDAD, SANTOS)

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Trabajo (v. NAZARET, SAN JOSÉ)

Tribulaciones (v. CRUZ)

TRINIDAD

Su propia vivencia espiritual y misionera en clave trinitaria

El tema de la Santísima Trinidad es frecuente en los escritos de M. Inés. Lo presenta como vivencia del misterio en nosotros (inhabitación de la Trinidad en el alma) y como quintaesencia de la vida cristiana. Se puede intuir en sus afirmaciones la base bíblica de Jn 14,23 (inhabitación) y de Ef 2,18 (vida trinitaria). Ella deseaba ser "la habitación perpetua de la misma Santísima Trinidad" (Dirección, 6 octubre 1955, p.328, fol.1240). "Anhelo transformarme en el Hijo, para la gloria del Padre, en la virtud del mismo Espíritu Divino" (Dirección, 28 mayo 1950, p.253, fol.1168).

Esta dimensión trinitaria de la vida cristiana la expresa en su oración a Jesús: "Te pido amarte como te ama tu Padre celestial, como tú amas a tu Padre y al Espíritu Santo" (Ejercicios 1950, p.457, fol.883). "Déjame Jesús, que me una a ti, para agradecer a la Santísima Trinidad el regalo de su creación" (Estudios, Sobre los Santos Evangelios, p.205, fol.638).

Es la vivencia que deriva del bautismo: "Me debo toda a Dios porque El me ha creado; a Jesucristo porque El me ha redimido; al Espiritu Santo, que por medio de las aguas bautismales me ha hecho hija de Dios" (Consejos, octubre 15 1936, p.1261). La misma idea la desarrolla al decir que se considera "su habitación, su templo, su tabernáculo" (Experiencias, Misericordias Domini. p.64, fol.503), "imagen divina" grabada por el mismo Dios (ibídem, Viva Cristo Rey, p.71, fol.510; cfr. p.75, fol.513).

Esta vivencia trinitaria, de modo espontáneo, aparece con frecuencia ya desde los primeros escritos (1930): "Y, como el Padre está en el Hijo, y toda la Augusta Trinidad mora en el alma en gracia, vienen en seguida el Padre y el Espíritu Santo a ocupar mi alma, mi pensamiento, mi corazón, entablándose entre las tres Divinas Personas una respetuosa y amable familiaridad" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.13, fol.454).

Su actitud espiritual es una respuesta al amor del Padre, quien se nos da por su Hijo, comunicándonos su Espíritu (cfr. Experiencias, Cinco cuadernitos, p.20, fol.461). Ella actualizaba esta vivencia haciendo "actos de amor a las tres Personas de la Santísima Trinidad" (ibídem, p.23, fol.464).

Inhabitación trinitaria y vida cristiana trinitaria

Ya en el Antiguo Testamento aparecen destellos de la revelación sobre la Trinidad, especialmente al crear Dios al hombre, como dice el texto del Génesis, "a nuestra imagen y semejanza" (cfr. Estudios, p.171, fol.606s). Pero es en el Nuevo Testamento donde tiene lugar la revelación explícita del misterio trinitario. Por el bautismo se nos imprime la imagen de Dios uno y trino (cfr. Consejos, octubre 15 1936, p.1261; Experiencias, p.64, fol.503; p.71, fol.510; p.75, fol.513).

Por el bautismo, los creyentes "vienen a ser ahora el templo del Espíritu Santo, el santuario de la Santísima Trinidad" (Estudios, Postula a me, p.190, fol.624). De ahí el ardiente

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deseo de que toda la humanidad participe de esta gracia: "Yo quisiera Jesús mío, dar a toda la Santísima Trinidad el dulcísimo gusto de tener en la tierra millones de santuarios vivientes donde sea amada venerada" (ibidem).

Por la gracia santificante, somos templos de la Santísima Trinidad. Las tribulaciones ayudan a entrar en el propio corazón "donde la Santísima Trinidad habita... En medio de ese templo, consagrado por el Espíritu Santo, se levanta el tabernáculo de la Augusta Trinidad" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.264, fol.696). Se necesita ser fieles a la voluntad y palabra de Dios para ser realmente templo de la Trinidad: "La Augusta Trinidad vendrá a nosotros y hará en nosotros su morada, con la única condición de que Le amemos y guardemos sus palabras" (Estudios, Meditaciones, p.273, fol.705).

En la novena al Espíritu Santo (Pentecostés de 1980), M. Inés invita a pedir "para toda nuestra Congregación sus dones y frutos, para que nuestra vida transcurra toda entera en el amor a la Santísima Trinidad... de manera que sólo sea él (el Espíritu Santo) quien esté inspirando a nuestra alma lo que debe hacer para agradar a la Santísima Trinidad" (Colectivas, 16 abril 1980, VI, 4531s).

Dimensión misionera de la vida cristiana trinitaria

La dimensión trinitaria de la vida cristiana es la base del celo misionero. La frase que se puede llamar central del carisma inesiano tiene esta dimensión trinitaria y mariana: "Que todos te conozcan y te amen; esta es la única recompensa que quiero. Que todos amen a tu Padre, al divino Consolador; que todas las almas conozcan la Trinidad Beatísima por medio de tu Madre Inmaculada, María de Guadalupe" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.80, fol.518).

M. Inés tiene un escrito (22 hojas) del año 1943, dedicado a la Santísima Trinidad, que ella misma, en escritura a mano, titula así: "La Santísima Trinidad Misionera". La obra de la creación y redención es común a las tres personas de la Santísima Trinidad: "Del concurso de las tres divinas Personas, aportando cada una el sublime atributo que la caracteriza: El poder, la sabiduría y el amor, brota la obra maestra de la creación, el hombre" (Estudios, p.155, fol.591). En el escrito va describiendo la obra de la creación y redención (Encarnación), como obra de amor paterno y materno de Dios. Llega a esta afirmación clave: "Todo el drama de la vida del Hijo de Dios, vivía latente en la mente de la Santísima Trinidad; es por eso que, desde toda la eternidad, fue misionera" (ibidem, p.159, fol.595). "Ha sido, pues, la Santísima Trinidad eternamente misionera" (ibídem, p.160, fol.595).

Puesto que Dios nos ha amado desde siempre y que su decisión de crear es obra de su amor, "ese amor... une a las tres Personas de la Santísima Trinidad". Por esto, se puede decir que en este amor eterno "empieza la Santísima Trinidad su obra misionera" (Estudios, En el principio, p.281, fol.711). La obra de la Encarnación y redención es fruto de este mismo amor eterno. Comentando e texto de Jn 3,16 ("así amó Dios al mundo"...), afirma M. Inés: "El amor; el amor pleno de la santísima Trinidad, concurriendo a la salvación del mundo. Tanto le amó que le dio a su propio Hijo, a su Unigénito, para que el hijo de adopción tuviese la vida eterna" (Dirección, 7 marzo 1949, p.155, fol.1073).

Vivir en el amor de la Santísima Trinidad significa unificar el propio corazón y desear que todos los seres humanos vivan en esta misma unidad de amor divino: "Quisiera vivir, sí, esa «Unidad» con la Santísima Trinidad y con mi Madre Santísima y con toda la corte Celestial y, como una derivación de esa «unidad», vivir en «unidad» de amor, de interés, de sentimientos profundos de propia abyección, con todos los pecadores de la tierra, mis hermanos, mis hijos"

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(Dirección, 16 marzo 1949, p.161, fol.1080).

Temas relacionados: Padre, Anunciación (Encarnación), Espíritu Santo, gracia, etc.

Tristeza (v. ALEGRÍA)

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U

Ultima Cena (v. EUCARISTÍA)

Unidad (v. CARIDAD FRATERNA, COMUNIDAD)

UNION CON DIOS

Su experiencia de unión con Dios

El tema de la "unión con Dios", relacionado con el ejercicio de la "presencia de Dios", es muy frecuente en los escritos de M. Inés. Pero todos los demás temas tienen ese trasfondo de relación íntima con Dios. Desde los primeros escritos, aparece esta dimensión que se puede llamar contemplativa y relacional: "La lectura de esta mañana vino a traer inmenso consuelo a mi alma: «Para no perder la presencia de Dios basta una simple mirada de amor, y sentir allí al Señor aunque no se pueda platicarle»; esto he hecho siempre yo; pero como en los primeros años de mi conversión el Señor se dignaba en su infinita misericordia vivir tan íntima y amorosamente con su miserable chiquilla, que el día entero era de constante y dulce oración aun estando en visitas y en medio de las mas grandes angustias del corazón" (Experiencias, Cinco esquelitas, p.3, fol.445).

Es una actitud de oración continua, también en medio de las ocupaciones: "Pasaron así los primeros años de vida religiosa, llena de mimos de parte de nuestro Señor, sintiéndolo muy cerca de mí, vivo en mi propio corazón, el santuario en donde mi alma se engolfaba en oración continua, en medio de todas las ocupaciones y trabajos" (Dirección, 18 abril 1948, p.113). "En medio del trabajo mi conversación solo era contigo, mi oración continua, mi unión tan íntima, como si hubiera estado recogida en la capilla" (Experiencias, María ha escogido..., p.103-104, fol.540). "En medio de mis ocupaciones, sin que nada fuese parte a impedirme la íntima comunicación contigo, ni aún el trabajo intelectual y las conversaciones" (ibídem, p.101, fol.537).

No se trata de cosas extraordinarias, sino de haber encontrado el amor de Dios en la propia realidad pobre, reconocida con humildad: "Desde el fondo de mi corazón, desde el abismo de mi miseria, de la íntima convicción de mi nulidad, de mi incapacidad, me nacieron unas grandes y hermosas alas que, en raudo vuelo, me elevaron hasta ti, Dios mío, hasta tu regazo, en tus mismos brazos; en ellos desapareció toda mi angustia, puesto que se fijó mi esperanza sobre la alta roca de tu poder" (Experiencias, Diario 1944, p.128, fol.564).

En las cartas de dirección espiritual se puede constatar cómo ella ponía en práctica esta unión con Dios. Era una convicción de pertenecer totalmente a Dios, vivida en todo momento: "Dios es mío, todo mío, y todas sus cosas son mías; y yo soy toda suya, y todas mis cosas son suyas" (Dirección, 8 mayo 1949, p.156). "Ni las ocupaciones exteriores me sacan de... que será? No es arrobamiento, pero mi alma vive anegada en Dios. Quisiera no obstante, no tener nada que hacer, sino solo contemplarle y amarle" (Dirección, 23 marzo 1949, p.165). "Quiero trabajar sí, y cumplir con mis deberes, pero sumergida en él, en íntima unión con él, para él solo, y en unión con mi Madre Santísima" (Dirección, 26 abril 1953, p.314).

Era su punto de apoyo, aprendido en los momentos de oración, especialmente eucarística: "Mi puerto, mi refugio, mi fortaleza es la oración callada y silenciosa, toda de unión" (Dirección, 10 enero 1950, p.202). "Vengo de mi adoración; que paz! cómo me he

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sentido enamorada de Dios; cómo me sentía comprendida de él; cómo se fundían nuestros afectos. Abrí los santos Evangelios, y casi no pude leer; mi alma fue absorbida al instante por Jesús; yo no sabía más que agradecer y amar y confiar, en un ambiente de paz sin límites" (Dirección, 3 febrero 1950, p.205).

De este modo intentaba vivir en sintonía con los sentimientos de Jesús: "Absorción de los sentimientos de Jesús por este pequeño corazón mío... Me parece como si todo él pasara a mi pobre corazón con sus sentimientos todos" (Dirección, 7 abril 1950, p.213). "Muchos años pude vivir encerrada en mi propio corazón con Jesús, en una intimidad dulcísima de Amigo a amiga, de Padre a hija, de Esposo a esposa... es vivir en él, no solo bajo su mirada, sino en su intimidad" (Dirección, 23 mayo 1950, p.240. 243).

Partía de su misma realidad, tal como era su situación concreta, abriéndose, desde la propia nada a la presencia amorosa de Dios: "Me quedo toda en Dios, en gozo o en amargura, según el estado de mi alma, pero creo que, aun cuando persista la pena, en conformidad amorosa con su divina Voluntad" (Dirección, 29 mayo 1950, p.257). "Al sentirme amada con amor infinito, al considerar a Jesús todo mío, al vaciar en él toda mi miseria y mi nada, al fundirse estos dos abismos en un beso de amor, considerando, viviendo todo esto en una simple mirada, parece que mi alma se fusiona, se funde en la de él, y desaparece la miseria de Inés, no quedándole más que el tierno agradecimiento a su Dios que es Amor" (Dirección, 24 septiembre 1950, p.299).

Significado y posibilidad

A partir, pues, de los momentos especiales de oración, se tiende a unirse continuamente a la voluntad divina: "El alma que se sabe abandonar en todo a ti, Dios mío, ha encontrado la dicha cumplida; se ha unido completamente a ti, su vida es oración" (Experiencias, María ha escogido..., p.110, fol.546). Es una especie de unidad de vida, sin dicotomías: "Nada distraerá a las almas escogidas de la presencia de su Dios, de su amor, de su intimidad; con él trabajarán, sufrirán, orarán" (Estudios, La Santísima Trinidad Misionera, p.163, fol.599).

Cuando se busca de verdad la unión con Dios, entonces nada ni nadie nos puede separar de él: "Y no sea, ninguna ocupación exterior, por absorbente que parezca, capaz de disipar su alma de la íntima comunicación con su Dios; él solo debe ser su centro, y a este centro deben converger sus aptitudes todas, sus iniciativas, sus afanes, sus desvelos, sus amores" (Estudios, La Santísima Trinidad Misionera, p.167, fol.602). "En esta dulcísima unión, que no es capaz, nada ni nadie, de separarnos... (es) unión de voluntades" (Estudios, Hija, ¿me amas?, p.178, fol.613). "Y para llevar esta vida de oración, no se necesita estar en la iglesia; podemos platicar con Dios en todas partes que nos encontremos. ¡Es tan fácil! Desde por la mañana al despertarnos, se le ofrecen a él todos los trabajos que vamos a emprender"... (Consejos, Doc.00478, p.1309)

La unión con Dios se concreta en la intimidad con Cristo Esposo y Amigo, para vivir en él y con él: "Qué felicidad sentirme una sola cosa con Jesús! Ser él mismo, vivir dentro de él y él en mí!... Sí, lo siento muy mío. Todo mío. Yo toda fundida en él, una sola con él y a él dentro de mi ser" (Estudios, Yo soy la vid, p.275-276, fol.706-707).

Hay que acostumbrarse a no prescindir de la unión con Dios incluso durante los viajes: "Con frecuencia elevarán su corazón a Dios, ya sea interiormente, ya en voz alta, para que las demás recuerden que Dios las ve, las ama y las cuida. Ante todo deben hacer de los viajes un himno de gratitud y de amor a Dios, ya que la naturaleza se presta admirablemente a estas elevaciones del alma. Les está también permitido, y es saludable para su alma y para el cuerpo,

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que canten en las carreteras; es un medio fácil de elevar el alma a Dios" (Circulares, n.3, Doc.02580, I, p.5509).

Cualquier trabajo sencillo puede convertirse en oración de unión con Dios: "Entreguemos a nuestra Madre del cielo, como infinitos actos de amor, de adoración, de reparación, de alabanza, cada puntada que vayamos a dar, cada palabra que tengamos que escribir, o que estudiar, o que barrer, etc., etc., cada uno de sus propios quehaceres. Es como si recogiéramos diariamente diamantes con escoba, puesto que los tenemos a nuestra disposición todo el día" (Colectivas, 22 abril 1953, I, p.37). Equivale a no poder prescindir de Jesús: "Como los enamorados, que no piensan ni hablan ni obran sino por el amor" (Colectivas, 19 mayo 1960, II, p.383). "Sepamos encontrar siempre a Jesús en cada cosita que hacemos, sabiendo vivir el momento unidas a él, y por él, recordando nuestra ofrenda en el santo sacrificio de la Misa" (Colectivas, diciembre 1969, III, p.3863).

Y da algunos consejos prácticos: "No dejen de cultivar siempre la presencia de Dios por medio de jaculatorias; vivan hijas, en el fondo de su alma con la Beatísima Trinidad que en ella habita siempre que esté en gracia" (Locales, 9 mayo 1954, I, p.4621). "Vivan, hijas de fe y amen a nuestro Señor en todo los instantes del día, ya sea leyendo, estudiando, escribiendo, cosiendo, lavando, etc., siempre en su adorable presencia" (Locales, 17 septiembre 1954, I, p.4629). "Fíjense que algunas, aun no sabemos vivir en la presencia de Dios, estando ocupadas en nuestras actividades, estas nos absorben, y el recuerdo de Dios se queda muy lejano" (Locales, 2 mayo 1956, I, p.4720). "La alabanza de Dios estará siempre en mi boca, cuando al empezar cualquier trabajo, me pongo en su presencia divina, ofreciéndole todos los instantes que en él emplee, teniendo la intención formal de que, todos los latidos de mi corazón, las respiraciones de mi pecho, los movimiento de mi cuerpo, sean infinitos actos de amor, de adoración, de reconocimiento, de desagravio, por mí, y en nombre de todas las criaturas racionales, y aún irracionales" (Estudios, Sobre la Regla, p.245, fol.677).

Misión y unión con Dios

La unión con Dios es eminentemente fructífera y misionera: "Todo el día estaba unida a él, y con mi Madre del cielo negociaba esas penas, unidas a los méritos suyos y de su divino Hijo, por las almas, por la extensión de su reinado, por los sacerdotes, por todos y cada uno de los intereses de Jesús" (Experiencias, María ha escogido..., fol.102, fol.538). "De ahí también, de esa sed de almas, esa continua busca de sacrificios, de penas, de inmolaciones; ese sobrenaturalizar todas mis acciones, hasta las más insignificantes, ese vivir continuamente con mi Dios, intercediendo por ellas" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.68, fol.507).

De la unión con Dios y del encuentro con Cristo, nace el ansia de salvar almas y se consigue la eficacia apostólica: "Si mi alma llega a consumar en la tierra la anhelada unión con su Dios, tanto cuanto es posible a una humana criatura, la acción benéfica que ardientemente desea mi corazón difundir por todos los ámbitos del mundo, será efectiva, plenamente efectiva; y si esta unión no fuera plena, entonces mi acción exterior sería solo una quimera, o cuando menos, muy limitados sus resultados" (Experiencias, Diario 1944, p.148, fol.584). "Que este deseo de unión con Dios sea tan creciente en toda Misionera Clarisa que sepa encontrarlo en cuanto hace, en cuanto piensa, en cuanto sufre; sepa buscarlo en la soledad, para que él le hable al corazón, y así pueda llegar a ser alma contemplativa, aun y a pesar del apostolado, y aun precisamente por el apostolado, ya que este no fructificará, si ella no es alma de oración" (Circulares, 5 mayo 1970, I, p.5599).

La unión con Dios es, pues, imprescindible para la acción apostólica: "La unión recogida con él, negociando en los intereses de las almas" ... (Experiencias, María ha

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escogido..., p.103, fol.540). "El afán más grande de la Misionera Clarisa, desde que llega a la Santa Religión, debe ser la INTIMA UNION con Dios, principio, medio y fin de sus aspiraciones" (Lira, 1ª parte, cap.XII, cuyo título dice: "La íntima unión con Dios, medio el más eficaz para alcanzar la salvación de las almas"). En la acción apostólica se intenta especialmente que las almas se unan a Dios: "Santidad que transforme a las almas, que las deifique y una a ti, con tal intensidad de unión, que ya solo vivan de ti y por ti" (Estudios, Adveniat Regnum tuum, p.295, fol.723).

Temas relacionados: Contemplación, Corazón de Jesús, creación, Cristo Esposo (Amigo), gloria de Dios, gracia, oración, Providencia, San Pablo, santidad, Trinidad (inhabitación), voluntad de Dios.

Universalismo (v. ALMAS, MISIÓN)

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V

VACACIONES

El equilibrio psíquico y espiritual de M. Inés aparece en sus consejos sobre las vacaciones y el descanso, además de su cuidado continuo sobre la salud de sus hijas. De este modo, la vida se armoniza dando a cada cosa su lugar y tiempo: oración, apostolado, trabajo, convivencia, descanso, vacaciones. En las cartas colectivas y locales se muestra como una buena madre que cuida de todos los detalles de la vida familiar.

Por una parte, indica la necesidad de vacación y descanso; mientras, por otra parte, no deja de anotar las ventajas para la vida corporal, espiritual y apostólica: "Ahora, ¿a dónde irán a pasar sus vacaciones?... Es indispensable que las tengan, primero unas y después otras; y esto mismo digo a todas las hijas, pues así se rejuvenece el alma y el cuerpo y están más dispuestas al apostolado siguiente" (Colectivas, julio 1968, III, p.3757). "Qué bien que en cada casa tengan sus días de vacaciones en comunidad, ya sea al mar, la montaña, una casa de campo, etc., según se les facilite. Sirve al alma y al cuerpo" (Colectivas, noviembre 1969, III, p.3848). "También en estos descansos se glorifica al Señor, cuando se toman por su amor y servicio" (Locales, 13 octubre 1953, I, p.4590).

Los días oscilan entre 10 y 15, aunque siempre deja un margen más amplio para casos especiales. Ella no había podido tener esta facilidad: "Qué bueno que las hijas de Monterrey tuvieron sus 15 días completos de vacaciones, en clima delicioso; denle gracias a Dios por ello y, ahora, a pesar del calor, a vivir solamente para él. En mis casi cuarenta años de vida religiosa, todavía no he tenido ocho días de vacaciones. Pero nuestro Señor me dio una fuerte naturaleza, y no he tenido necesidad de ellas" (Colectivas, julio 1968, III, p.3760). "Ojalá en ninguna casa les falten, pues les hace mucha falta para un descanso físico mental y espiritual. Si se pudiera de 15 días, sería mejor" (Colectivas, agosto 1979, VI, p.4443).

La periodicidad de unos días de descanso es anual, pero, en casos especiales, puede ser cada semestre: "Dios quiera también que ya no dejarán de seguir teniendo sus vacaciones en la montaña. Como me gustaría que, cada seis meses, sobre todo las mexicanas y japonesas, que son las que más sienten el calor, las pueden tener así. Es indispensable. Aunque también las hijas de Indonesia deben gozar sus vacaciones" (Colectivas, 2 septiembre 1968, III, p.3767).

A veces, se aprovechan las vacaciones para alguna labor apostólica: "Felicito a las hijas en Costa Rica por su labor misionera durante las vacaciones; y también el haber podido tomar éstas en Quepos, y darse ese descanso que mucha falta les hace para continuar al pie del cañón, disparando balas de amor que lleguen hasta los corazones y los conviertan a Dios. (Esto también se lo digo a las otras casas tanto por el hecho de pasar una parte de su tiempo de vacaciones misionando, estudiando, o tomándose el pequeño descanso mandado por las constituciones)" (Colectivas, enero 1969, III, p.3796).

A las vacaciones anuales se añaden algunos días de descanso o paseo: "Es indispensable, como lo están haciendo ya en Indonesia y lo hacen en Africa, en California, y en todas las casas, que en el Itor se tomen cada año cuando menos 15 días de completas vacaciones. Y un día a la semana también en otra casa, o en el campo mejor, y esto también las superioras. Ellas no son de palo, y como tienen más trabajo, más lo necesitan, aún para los nervios. Es un mandato" (Colectivas, abril 1969, III, 3815).

Es un encargo que da frecuentemente a las superioras, sin olvidar la vida comunitaria y

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de pobreza:... "los recreos (éstos no tienen que faltar en cada casa; son indispensables). Así como 10 o 15 días de vacaciones en común, en un sitio agradable, según las posibilidades de cada casa, sin exigencias demasiadas de parte de las hermanas, teniendo siempre en cuenta la pobreza profesada" (Colectivas, enero 1970, IV, p.3880). Invita a no dejarse llevar por la comunidad y añade: "Con esto no quiero decir que no tengan sus vacaciones comunitarias, que no tengan su día de paseo, comunitario también, que no tengan sus ratos de descanso a mediodía, para poder continuar sus labores de por la tarde, o del día siguiente... y ustedes mismas comprueban cómo esto las hace descansar, quitar la tensión, y hasta intensificar la unión entre unas y otras" (Colectivas, 3 diciembre 1971, IV, p.3998).

Y hasta propone un programa en el que todas puedan colaborar activamente, para que las vacaciones sean más provechosas: "Procuren, hijas, que estas vacaciones comunitarias no desaparezcan de su propia comunidad, y procure cada una aportar a ella todo lo más que le sea posible de halagüeño, simpático, dulce, atrayente, haciéndose toda para todas. Es la manera de gozar más y mejor las vacaciones" (Colectivas, 3 diciembre 1971, IV, p.3998). "Hay muchas buenas y agradables distracciones que se pueden tener, como son el pasar unos días de vacaciones en un sitio especial; los juegos de comunidad, ya sea en su campo de juego o con estos organizados, que de verdad son muy divertidos; está la TV para ver una que otra buena película, instructiva, o documental, o jocosa" (Colectivas, 3 julio 1974, V, p.4139).

Y no olvida la custodia de la casa durante la ausencia, contra posibles intrusos. "Cuando menos diez días seguidos cada grupito, porque, como saben, es necesario turnarse para tener la casa cuidada" (Colectivas, junio 1977, V, p.4268). "No dejen de tomarse sus vacaciones en cada casa según los tiempos se los permitan, pero nunca tan lejos que tengan aun que hacer hasta un día de ida y otro de regreso. De lo que se trata es de que descansen del trabajo diario, de dormir más, de no tener en esos días toques de campana (aunque no por esto dejarán de rezar), sino al contrario, tratar de encontrar más a Dios, en la soledad, en la naturaleza, etc. Así volverán rejuvenecidas, porque aunque el espíritu está pronto, el cuerpo es débil" (Colectivas, marzo 1978, VI, 4326-4327).

El descanso durante el año, además de los recreos y paseos, consiste en asegurar las horas de dormir. "Siete horas de reposo muy suficientes para reparar las fuerzas" (Fundación, 19 septiembre 1946, I, p.199). Incluso habrá días y ocasiones en que se necesite alargar esas horas de descanso; "Es conveniente en las casas de intenso apostolado que los domingos puedan tener, ya sea por la mañana o por la tarde, las que lo necesiten y soliciten, unas horas para dormir, según su necesidad... Vuelvo a insistir en esto; ninguna hermana tiene permiso para desvelar a su superiora más allá de la hora de acostarse" (Colectivas, 6 mayo 1958, I, p.217s).

La insistencia sobre este punto es muy frecuente y concreta, "para que no se medio maten ni se desvelen" (Colectivas, 30 enero 1964, II, 562). "Pero, a pesar de lo que tengan que preparar, etc., etc, no es mi voluntad que se desvelen; no es mi voluntad que duerman poco. Las horas de dormir deber ser ocho diarias; así se conservará la salud necesaria para trabajar como se debe, así como también comiendo suficiente, esto es: bien para que no se debilite el organismo. Espero que sabrán ser obedientes" (Colectivas, 10 enero 1959, I, p.304).

No admitía excepciones fácilmente: "De algunas casas me piden permiso para dejar a las hijas que... se desvelen. Ya les he dicho, hijas, muchas veces, que... no. De ninguna manera. Si se diera ese permiso, dentro de pocos años tendremos una colección de neurasténicas y nerviosas insoportables" (Colectivas, 1 mayo 1965, II, p.617). "También en muchas cartas les he dicho que tienen mandado dormir por lo menos 7 horas cada una, ya que con el trabajo del día y la falta de sueño se alteran los nervios y de eso viene después el mal humor, las faltas de

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caridad, se duermen en la capilla y todo lo demás. Por eso van a ser muy fieles en seguir el horario establecido. Solamente por justas y graves causas lo cambiarán, de modo que todas tengan sus horas de sueño completas, sus horas de trabajo, de estudio, tengan tiempo de hacer sus oficinas, etc. etc., y así caminemos en paz y alegría tratando de hacer la voluntad de Dios en todo aquello que la obediencia nos haya mandado" (Colectivas, 21 septiembre 1959, I, p.325).

No falta la nota de humor: "Todas necesitan dormir, pues todas necesitan estar hábiles al día siguiente para trabajar como quiere Dios; y si no duermen todo el tiempo prescrito, al día siguiente el hermano burro no sentirá ánimo ni de mover una patita; y vendrá a sucedernos como a la burrita de la canción: «Un paso pa' lante y dos pa' atrás»" (Locales, 4 agosto 1958, II, p.4822). Todo va en la línea de la caridad: "Es muy necesario, para tener religiosas sanas que rindan el 100% en su trabajo, y así se da mayor gloria a Dios nuestro Señor y sea de mayor rendimiento en favor de los prójimos" (Locales, marzo 1959, II, p.4834).

Sobre la necesidad y horas de descanso, va insistiendo en afirmaciones parecidas: Colectivas, II, pp.411, 473. Locales, I, p.4702; II, pp.4757, 4837, 4849.

VANCLAR

En cierto sentido, se puede decir que la rama laical misionera (Vanclar: "Vanguardias Clarisas") nace al ser aprobada la Congregación religiosa como Congregación misionera (22 de junio de 1951), puesto que ya desde el inicio se intenta la formación de laicos misioneros (Vanclar) como colaboradores en la misma finalidad misionera de la Congregación. M. Inés acompañó desde el inicio el grupo Vanclar y lo consideró siempre como parte integrante de la familia misionera: "Quiero hijas, que los miembros de la Van-Clar sean considerados como parte de nuestro instituto, pues estoy segura que nuestro señor nos concederá ir comprobando que en cada uno de los vanclaristas, la misionera clarisa se duplica con su mismo espíritu y su mismo celo apostólico" (Colectivas, 19 noviembre 1970, IV, p.3930). Verdaderamente podía afirmar: "Ha sido uno de mis ideales, de mis sueños de gloria para Jesús" (Colectivas, 24 junio 1973, IV, p.4070).

En muchos escritos, posteriores a la fundación de la Congregación, M. Inés se refiere a Vanclar, a veces con nombres equivalentes. Las primeras manifestaciones son algo generales, como cuando habla del apostolado misionero de las chicas (Locales, 26 diciembre 1954, I, p.4646). Al principio, se trata de "Círculos misionales", de los que habla con frecuencia. Invita a organizarlos bien (Colectiva, 19 noviembre 1957, I, p.194, 195), sin olvidar detalles de colaboración misionera, aunque sea haciendo "tamalitos mexicanos" (Colectiva, 17 diciembre 1957, I, p.198). Existen también numerosas cartas escritas directamente a estos grupos o círculos misioneros: 31 marzo 1956 (Colectivas, I, p.131); 29 mayo 1958 (Colectivas, I, pp.220-221: santidad en la vida ordinaria, hecha con amor); 21 noviembre 1967 (Colectivas, III, p.3738); 7 enero 1979 (Colectivas, III. p.3807).

Durante el momento inicial de los "Círculos misionales", M. Inés tenía muy clara la idea de lo que debían llegar a ser: "Eso de las vanguardias seglares misioneras, todavía no las tenemos específicamente formadas. En Los Angeles tienen algo así, nada más que tienen el nombre de Círculos Misionales, y las chicas trabajan económicamente para ayudar a las misiones, y se las forma en la piedad, moral y buenas costumbres. De esas chicas han salido varias vocaciones; creo que seis. La M. Carmen les puede mandar una copia del reglamento" (Locales, 29 enero 1964, III, p.5076). Las experiencias misioneras, como las realizadas en Chiapas, son un aliciente para llegar paulatinamente a la organización de Vanclar: "Ya tenemos

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chicas, que han ido a trabajar a Chiapas, y otras más que empezarán a prepararse. Algún día tendremos nuestra rama completita... de misioneras seglares" (Locales, 7 febrero 1965, III, p.5117).

Más adelante, ya se dirige explícitamente a grupos "Vanclar". Colectivas: 24 marzo 1970 (IV, p.3909); 11 enero 1971 (IV, pp.3931s); 7 diciembre 1971 (IV, p.3979); 27 enero 1972 (IV, pp.4020s); 9 junio 1974, 13 enero y 19 diciembre 1975 (V, pp.4124s, 4158s, 4186s). En estos escritos se ofrecen detalles de objetivo misionero, organización, formación, espiritualidad, etc.

También hay cartas que hablan de las coordinadoras de Vanclar (Colectivas, enero 1971, IV, p.3936s). Pero en muchas otras cartas colectivas, hay afirmaciones que alientan la labor de estas coordinadoras. Precisamente entre la circulares, hay una carta dirigida "a las coordinadoras de Van-Clar, en donde está establecida". En esta carta les comunica la fórmula del compromiso: "Señor, habiendo escuchado tu invitación para trabajar a tu servicio y vivir intensamente los dones de fe, esperanza y amor, recibidos en mi bautismo y poder participar en la misión apostólica de todos mis hermanos en la Iglesia, con gratitud y confianza yo... respondo libremente a tu llamado y bajo la protección de María Santísima me comprometo por un año a dar testimonio de una vida cristiana más intensa por medio del apostolado en el lugar donde me encuentre, según los estatutos de Van-Clar, en unión con las Misioneras Clarisas". Y termina así: "Pidiendo a nuestro Señor el aumento de la vitalidad de Van-Clar, las bendice de corazón, su Madre"... (Circulares, Roma, enero 1971, I, p.5605).

Un resumen de esta evolución, ya en su fase madura, y también de cómo M. Inés apreciaba el grupo, puede ser el siguiente, del año 1971: "¡Vieran cuanto amo yo este apostolado también! Y, por las crónicas que recibo de las casas, veo como esto va tomando incremento, se va intensificando, gracias a Dios primero, a su Santísima Madre después y luego a las hijas que tanto interés van tomando por este apostolado, tan de nuestros tiempos, y tan de nuestro instituto. Pero ahora, allí en Acapulco, se puede también trabajar en Van-Clar. Quizá sea el lugar más adecuado para esta clase de apostolado, y más que, como me dice Ernestina, está ya tan organizada la pastoral de conjunto" (Locales, 15 enero 1971, IV, p.5235).

En la circular n. 10, del 17 de febrero de 1971, dirigida "a todas las Misioneras Clarisas", se comunica que ha sido nombrada una coordinadora general: "Dado el incremento que, gracias a Dios, ha tomado nuestra Vanclar, especialmente en algunas regiones, y considerando además que es necesario designar a una persona que a nivel general coordine las actividades de este movimiento y conserve la unidad en el mismo, el definitorio general, en reunión de fecha 15 del presente mes de febrero, designó coordinadora general a la madre Concepción Casas Moyrón... Pero también pedimos a todas y cada una de las hermanas, especialmente a las coordinadoras, tanto regionales como locales, su adhesión, colaboración y sumisión incondicional, para que, en comunión de ideas y diálogo fraterno, logren una superación y vitalidad cada día mas intensos y profundos en este movimiento que creemos está avocado a dar mucha gloria a Dios en el servicio a los hermanos, mediante la superación y santificación personal y el apostolado" (Circulares, 17 febrero 1971, I, p.5616).

De ahí que M. Inés instará a su hijas a colaborar más intensamente en la creación de los grupos Vanclar, como parte de la misma familia: "A cada una de las hijas de esas casitas les encargo Vanclar. Creo que es un movimiento que está llamado a dar mucha gloria a Dios en el mundo si nosotras sabemos orientar a sus miembros. Ese querido grupito de California, el primogénito, es hasta ahora el único que trabaja por reunir fondos para nuestras misiones. Hay que impulsarlos hacia el apostolado más y más para que, al palpar las necesidades de toda índole que se presentan en el campo de misión, se entusiasmen más y su cooperación

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económica se vea siempre animada del espíritu misionero. Agradecemos mucho a ese grupo su cooperación y también agradecemos a las hijas que hicieron posible la fundación de ese primer círculo misionero y a quienes lo han sabido impulsar después. Cada una siéntase responsable del grupo; si no puede directamente, hágalo con la oración y pequeños sacrificios" (Locales, mayo 1971, IV, p.5258s).

En el Consejo General Especial Consultivo, celebrado por la Congregación de las Misioneras Clarisas (octubre 1971), se estudió la problemática de Vanclar y se enriquecieron sus Estatutos con las aportaciones que los mismos Vanclaristas habían sugerido durante las Asambleas de 25-27 de marzo de 1970 y 24-30 de julio de 1971. M. Inés habla de asambleas Vanclar y de lo que se ha tratado en ellas: "Me ha encantado el material que elaboraron para la Asamblea de vanclaristas. No se ha llegado el día de estudiar esto en nuestra reunión. Ya les enviaremos el resultado. Dios quiera y en todas las casas cada una vea este apostolado como algo muy del Instituto y comprenda todo el bien que se puede hacer, haciendo que los seglares también trabajen por el bien de sus hermanos, con espíritu alegre y sencillo" (Colectivas, 30 octubre 1971, IV, p.3976).

Cuando la evolución del grupo Vanclar llega a que algunos miembros ya han llegado a formar matrimonios cristianos, M. Inés sabe indicar esta nueva perspectiva como una finalidad positiva y alentadora: "Aunque te hayas casado, no por eso dejas de ser Vanclarista, y ahora tiene que pertenecer también Luis. Se lo dices. Y después, toda su prole pía" (Familia, a su sobrina Mary Lomelí de Gómez, 7 noviembre 1971, II, p.1656).

A los Vanclaristas de California (que ella calificaba cariñosamente de grupo "primogénito" y de "abuelo"), les dirige una amplia carta que es todo un programa de vida y actuación. Seleccionamos algunas frases más expresivas: "Vivir para Cristo; con el propio lema vanclarista... Con cuánta gratitud debe el vanclarista vivir su vida de dar testimonio de que Cristo ha venido al mundo. Por su vida cristiana, pero verdaderamente cristiana, evitando todo pecado mortal y aún venial y así poder de verdad sembrar y ser instrumento de Cristo no sólo cuando van a misiones, sino siempre, ya que la principal misión del vanclarista es dar testimonio de vida cristiana... ojalá cada vez su fervor vaya creciendo más y en su corazón arda el anhelo misional: las almas... hagan un ratito de meditación aunque sea corto, para que Dios los ayude siempre y el rezo del santo rosario, pidiéndole a la Santísima Virgen que los ayude. Ya verán que la vida es más llevadera cuando Cristo es nuestro compañero. Traten, ustedes se convencerán de ello" (Colectivas, 7 diciembre 1971, IV p.3979).

El grupo Vanclar colaboró en momentos difíciles, como el en caso del terremoto de México, en 1973: "Quedamos en que ellas también se organizarían en equipos, con Vanclar, para ver en que ayudan". Con esta ocasión, se dan unos datos muy significativos sobre su organización, finalidad y vitalidad: "Han hecho tan bonitas reuniones en México con vanclaristas, y se ve en chicos y chicas tantos deseos de santidad, de superación, y son tan sinceros y sencillos, que, de verdad da tanto gusto. A ver si tenemos tiempo de sacar todo lo que han hecho, para que a ustedes les sirva de base" (Locales, 30 agosto 1973, a las hermanas de Irlanda, V, p.5325).

En 1973, durante el Capítulo General de la Congregación de Misioneras Clarisas, se revisaron los Estatutos de VanClar enriquecidos con las aportaciones de los Vanclaristas reunidos en las Asamblea Regional del mes de julio de 1973. Con base en este estudio y sugerencias, el Consejo General aprobó los nuevos Estatutos. También se expuso el caso de los sacerdotes vanclaristas o en relación con los vanclaristas. De hecho, el 29 de diciembre de 1975, M. Inés escribió una carta al Señor Arzobispo de Monterrey, suplicándole se dignara recibir en el Seminario de la Arquidiócesis, a los jovenes vanclaristas que deseen ser sacerdotes

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(ver la ficha especial sobre los Misioneros MCIU).

Las reuniones se iban sucediendo, para poder orientar la vitalidad de los diversos grupos: "Ya empezaron a llegar los «vanclaristas», a organizar las fiestas que ellos van a hacer por tres días, y luego a presentar su manera de trabajar como cristianos que, de una manera especial se han consagrado a Cristo con un compromiso que no son votos, pero sí de un vivir más fervorosos, más cristianos, etc., etc. Estos irán a ser, no sé si 150 o más" (Locales, 27 julio 1976, a las hermanas de Nigeria, V, p.5390). "Los vanclaristas fueron al rededor de 300 y todos durmiendo y comiendo aquí, en la casa madre, a la que se le dio una arreglada, y colchones esos que llevan para cuando andan en campaña, etc. De verdad que estuvo todo muy hermoso y ya las encargadas de prensa, son quienes harán las crónicas respectivas" (Locales, 2 agosto 1976, V, p.5395).

Entre las Circulares, precisamente para pedir oraciones por el Capítulo General Intermedio (cuya apertura sería el 12 de septiembre de 1979), hay una carta a los Vanclaristas, en que se indica la estrecha relación de toda la familia inesiana, y se les exponen las necesidades espirituales de la Congregación para que pidan por la fidelidad a su vocación: "Ustedes son parte de nuestra familia misionera y participan tanto de los gozos, como esperanzas, tristezas, etc... de nuestra querida congregación, a ustedes queridos vanclaristas, les pido intensifiquen su vida de oración, de entrega, para que nos ayuden" (Circulares, 12 junio 1979, II, pp.5727-5728). Es importante dar a conocer esta carta a los vanclaristas, donde detalla cómo debe ser su ayuda espiritual y cómo también ellos pedirán a otras personas la misma ayuda. A ellos les dice: "Por lo tanto pido sus oraciones, y sacrificios que su generosidad dicte" (les da detalles concretos).

En este Capítulo General Intermedio de la Congregación de las Misioneras Clarisas (1979, último en el que estuvo presente la Madre Fundadora), se estudió el tema de los sacerdotes vanclaristas y la riqueza espiritual que ellos pueden aportar a los grupos. Se aprovecharon las sugerencias que los vanclaristas habían dado en las Asambleas Regionales de 27-30 de julio 1975, 28-30 de diciembre de 1977 y 27-30 de diciembre de 1978. El Capítulo General volvió a revisar los Estatutos y se elaboró la "Guía del Vanclarista".

A veces escribe M. Inés personalmente a algún vanclarista concreto, invitándole a perseverar: "Espero que irás alguna vez a Lomas Altas. Seguramente te ayudará la convivencia con las hermanas. Ojalá y siguieras siendo vanclarista, ya que allí se puede formar un hermoso grupo, y tu ya sabes cómo se conduce esto" (Familia, a su sobrino Oscar Armando Lomelí, 20 noviembre 1978, p.1716).

Por los detalles de las cartas, aflora la preocupación de M. Inés por la formación espiritual, intelectual de los grupos Vanclar. Encarga a una persona "darles las clases de Sagradas Escrituras a nuestros grupos de Van-Clar en la Rep. Mexicana" (Familia, a su hermana Dulce María, 26 junio 1980, p.1744). Cuando murió Pablo VI (6 de agosto de 1978), M. Inés con algunas de sus hijas Misioneras Clarisas, de dos Vanclaristas y de un candidato a Misionero de Cristo, fue a velar el cuerpo del Santo Padre.

La Madre iba siguiendo continuamente la evolución de Vanclar, hasta los últimos meses de su vida. Ella estaba en todo, como si tuviera prisa de dejar todo arreglado antes de su partida hacia la eternidad: "Vi aquí a Juan José feliz por haber hecho sus votos. Quiso llevar nuestra misma cruz, y estaba feliz. Hablamos largo rato, él cada vez más ansioso de llegar a la meta... Está esperando para hablar un chico de Acapulco, también vanclarista, que sigue o quiere seguir las mismas huellas; y una chica también de Acapulco que desea ser vanclarista consagrada. Pidan al dueño de la mies envíe obreros santos a su mies" (Locales, 11 agosto

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1980, V, p.5503). Durante los días 30-31 de agosto de 1980, tuvo lugar en Cuernavaca un encuentro de Madre Inés con un grupo de jóvenes, seminaristas y no seminaristas, vanclaristas y no vanclaristas, con inquietudes misioneras... Fue la última vez que Madre Inés estuvo en México. Les trató siempre "con amor maternal" (Colectivas, IV, p.4071).

Además de las cartas citadas, hacemos un listado de otras, intercalando en algunas el contenido esencial: Colectivas, II, 595 ("nuestra rama de misioneros seglares"; III, 3738 (insta a sacrificios por las almas), 3824 ("gira misional de nuestro vanclar"), 3831 (hermanas encargadas de Vanclar); IV, 3884 (las hermanas ayudan "con gran espíritu de abnegación, de amor, de sacrificio"), 3890 (colaboración de algunas chicas), 3909 (carta a club "abuelo" Vanclar), 3928s (felicita colaboración de hermanas), 3936 (carta a coordinadoras), 3943 (felicita a hermanas que colaboran), 3970 ("este apostolado tan de nuestros tiempos, y tan propio de nuestro Instituto"), 3976 (describe apostolado de Vanclar), 3992 ("veinticinco muchachos que han hecho su compromiso"), 3995s (agradece y alienta labor de hermanas para colaborar), 4020s (carta a "vanclaristas del mundo entero"), 4076 (felicita a grupos Vanclar), 4089 (necesidad, "se pueden sacar buenas vocaciones"), 4092 (agradece labor de vanclaristas); V, 4104s (alude a normas dadas por el Capítulo), 4141 (algunos datos sobre su marcha), 4148 (alude a Vanclar de Acapulco), 4198 (progresos de Vanclar), 4202s (Acapulco), 4232 (deseo de que se establezca en otras naciones), 4263s (valclaristas consagradas y sacerdotes misioneros); VI, 4332 (formación), 4364 (testimonio), 4376 (colaboración de diversas casas), 4378 (progreso), 4384 (da alientos), 4386s ("los hijos vanclaristas tan queridos"), 4410 (crecimiento), 4417 (alienta), 4445ss (amor al Corazón de Jesús), 4478s (insta a establecer Vanclar en otras partes), 4486 (testimonio). Después de muerte de M. Inés (1981), Vanclar ha ido siguiendo su camino de formación, vivencia y actuación misionera.

Temas relacionados: Almas, familia, misión, Misioneros, vocación.

Via Crucis (v. CRUZ)

Víctima (v. AMOR, OBLACION, TERESA DE LISIEUX)

Vida comunitaria (v. COMUNIDAD)

VIDA CONSAGRADA

Su propia vivencia y experiencia

En la vida y escritos de M. Inés, la "vida consagrada" ("vida religiosa") indica una especial consagración como seguimiento radical de Cristo Esposo, por medio de la práctica permanente de los llamados "consejos evangélicos" y de la vida comunitaria. En los escritos inesianos aflora una dimensión de totalidad en la entrega, apoyada por la contemplación de la Palabra y el culto eucarístico, siempre derivando hacia la misión de salvar almas.

Su propia experiencia es ya un testimonio de seguimiento esponsal de Cristo, a partir de haberse sentido llamada y amada en su miseria. Su actitud de "consagrada" es anterior a la entrada oficial en la vida religiosa: "En esos años que tuve que pasar aún en el mundo, cuando ya era toda tuya, Jesús, me enseñaste a construir en el fondo de mi alma una celda interior, adonde no tenía acceso criatura alguna ni afecto que no fuera para ti, ni pensamiento que a ti no me llevara" (Experiencias, María ha escogido la mejor parte, p.100, fol.537).

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Es una actitud que va a mantener durante toda la vida, con la ayuda de Dios: "Tú (Jesús) has sido el amor de mis amores desde que te supe amar: y antes no supe amar a nadie porque tú preservaste mi corazón solamente para ti" (Ejercicios 1950, p.454, fol.880). "En tu infinita bondad, desde que me atrajiste a ti, me has dado tu amor por herencia... lo he sentido desde tu llamamiento, desde que mi oído escuchó el «Audi filia», cuando tu amor me guió por los duros caminos de las pruebas a que me sujetaste" (ibídem, p.459, fol.886).

Describe sus actitudes hondas en vistas a su profesión perpetua (1933) con estas palabras: "Quiero ser una verdadera esposa fiel, viviendo vida oculta en mi corazón Contigo y en la cruz" (Ejercicios 1933, p.330, fol.758). Esta entrega de totalidad es la atmósfera que se respira en los escritos de M. Inés. Recordando su entrada en la vida religiosa, afirma: "Mi entrega fue plena, absoluta, irrevocable". Y ella misma da una explicación sintética de esta entrega: "Esta es la renuncia, alegre, deliberada, plena, para no vivir ya sino de Jesús en María, por las almas" (Experiencias, Reminiscencias, pp.56-57, fol.496).

En su Diario de los años 1932-1934 aflora la decisión constante de santificarse con una entrega total: "¡Oh Jesús, quiero ser santa para Ti, en María! (Experiencias, Diario 1932-1934, p.41, fol.481). La consagración a Dios es donación de totalidad para amarle y hacerle amar: "Quiero, Dios mío, por tu amor, por tu consuelo, y por la salvación de las almas, vivir una vida toda de inmolación y sacrificio" (ibídem, p.50, fol.490).

Naturaleza de la vida consagrada

La vida consagrada dice relación con el bautismo y el martirio: "Es tal la excelencia de la vida religiosa, que los Santos Padres la comparan al bautismo y al martirio. Y esto en atención a los votos que la religiosa hace en la vida religiosa; votos que la fijan, como con tres clavos, a la cruz de Jesucristo... Un bautismo, porque al emitir el alma religiosa sus votos, entregando a su dueño y Señor a quién se consagra por entero, en calidad de víctima, su alma, su corazón, su cuerpo, con todas sus potencias y sentidos, le ofrece un DON completo, absoluto de todo su ser... Y un martirio, porque la continua repetición de los actos de la vida religiosa... son un martirio a fuego lento que van quemando la víctima en el altar de su propio sacrificio" (Estudios, Excelencias de la vida religiosa, p.184, fol.618).

El "compendio de la vida religiosa" consiste en "guardar el St. Evangelio de N. Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, pobreza y castidad" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.219, fol.651). El mordiente es siempre el amor al Señor, sin el cual no tendría sentido la entrega: "Procuremos hijas no retirar del altar la ofrenda... el amor a Dios fue el que nos impulsó a entregarnos... vinimos a la vida religiosa a santificarnos, a amar con todo nuestro ser a Dios, a amar y no a ser amadas, a servir y no a ser servidas" (Circulares, n.12, II, pp.5691-5692).

Sus enseñanzas se basan también en la doctrina del concilio Vaticano II. Ella indicaba las directrices concretas a seguir: "Los decretos conciliares... nos piden a las almas consagradas una mayor vida interior, un mayor espíritu de oración y sacrificio, con un anhelo muy grande por la salvación de todas las almas, lo cual, con la gracia divina podremos realizar, viviendo más consciente y santamente nuestras constituciones y reglas" (Colectivas, noviembre 1966, III, p.3692). Comentando el decreto conciliar "Perfectae Caritatis", dice de la vida religiosa que "no es otra cosa que donación total y alegre a Cristo nuestro Señor, quien tanto ha hecho por nosotras" (Colectivas, 7 abril 1967, III, p.3719).

La entrega total de la vida consagrada se concreta en la práctica y profesión de los consejos evangélicos, para entrar en la intimidad con Cristo Esposo: "Amarle exclusivamente

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en la negación de mí misma, en una entrega total de todo mi ser a él, mi único Dueño, vivir una vida más mortificada observando mis votos de obediencia, pobreza y castidad, elevándome... de la ascética a la mística de una unión muy íntima con él, cumpliendo amorosamente todas sus divinas voluntades" (Colectivas, diciembre 1969, III, p.3870). Ver afirmaciones parecidas sobre la vida consagrada: Colectivas, III, pp.3863, 3870; IV, pp.3885, 3986; V, pp.4178, 4251, 4270, 4276; VI, pp.4457, 4476, 4491ss.

Lo más hermoso de la vida consagrada es el sentido esponsal, como compartiendo los amores de Cristo Esposo. Entonces es una "entrega sencilla y sincera al amor, para que, amando a Dios, amemos a los demás, y por ellos sepamos sacrificarnos, entregarnos en la oración y el sacrificio. ¡Es tan delicioso experimentar, comprobar, cómo el Esposo divino sabe recompensar hasta el menor sacrificio que se hace por su amor!" (Colectivas, diciembre 1975, V, p.4178). "Venimos a la vida religiosa a amar incesantemente a Jesús, y a Jesús crucificado" (Colectivas, junio 1977, V, p.4251).

Objetivo de perfección y de misión

El fin de la vida consagrada consiste en "la gloria de Dios mediante su propia santificación y la salvación de las almas" (Colectivas, 28 septiembre 1958, I, p.242). A veces resume la vida religiosa con unas breves pinceladas: "la excelencia de la vida religiosa, con sus sacrificios, sus alegrías, sus grandezas, su apostolado, su espíritu de oración etc. etc." (Locales, 1955, I, 4672). "Nos comprometimos a tratar de ser perfectas, y ser perfectas es tratar de hacer todo lo mejor posible, pensando que lo hacemos por amor a Dios" (Colectivas, 5 abril 1965 II, p.606; cfr. Colectivas, 27 mayo 1966, III, p.3683). Se ha venido a "buscar solamente el rostro del Señor, y enamorarnos de él" (Colectivas, junio 1977, V, p.4270). Otras veces indica la finalidad con estos términos: "Sí hijas, a eso y sólo a eso venimos a la vida religiosa, mejor dicho, es el principal motivo; ser santas para, de esta forma, ayudar a santificar a los demás, enseñándoles más que con la palabra, con el ejemplo, la vida y la doctrina de Cristo; esto hijas, la santificación de los demás, tiene que ser una consecuencia lógica de nuestra propia santificación y unión con Dios" (Locales, 1950?, I, 4539).

El primer fruto del sacrificio de la vida consagrada consiste en la fecundidad apostólica. La vida consagrada es "una dulce entrega", "porque el alma que se sabe dar, aunque sufra, goza de sufrir, pues sabe que sus sufrimientos son el precio de la salvación de muchas almas, unidos a los méritos infinitos de Jesús y su Madre santísima" (Colectivas, abril 1969, III, p.3817).

Madre Inés, al final de sus días, ya casi inmovilizada, resume su entrega de totalidad, en actitud contemplativa, siempre con miras a la salvación de las almas. Entonces habla de "mis horas de oración nocturna en mi silla" y resume la vida religiosa con estas palabras: "El saber sufrir y callar; el saber orar y amar, es la gran ciencia de la religiosa" (Colectivas, 1980, VI, p.4476).

Temas más concretos y relacionados: Carisma, Castidad, comunidad, Cristo Esposo, misión, obediencia, pobreza, profesión (consagración), etc.

Vida contemplativa (v. CONTEMPLACIÓN)

Vida ordinaria (v. NAZARET)

Virginidad (v. CASTIDAD, CRISTO ESPOSO)

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Virtudes (v. FE, ESPERANZA-CONFIANZA, AMOR, CARIDAD, etc.)

Visitación (v. MAGNIFICAT)

VOCACION

En los escritos de M. Inés, la vocación aparece siempre como un don de Dios, al que hay que colaborar con motivaciones rectas, verdadera libertad y fidelidad generosa. La vocación es siempre llamada a la santidad y a la misión. La vocación hay que prepararla, también a nivel de selección y formación.

La actitud vocacional de M. Inés

M. Inés reconoce el despertar de su vocación misionera en relación con la lectura de "Historia de un alma" de Santa Teresita: "No sólo encontré mi vocación, sino a Dios de una manera muy especial en mí" (cfr. Autobiografía, pp.133-137 y p.735 del "Summarium"; ver también: Dirección, 6 octubre 1955, p.325, fol.1328).

Reconoce que su vocación es una elección y un don gratuito de Dios (Experiencias, Misericordias Domini, p.62, fol.501). Era una declaración de amor por parte de Jesús, que reclamaba una respuesta generosa: "Me había escogido para Si, estaba celoso de mi amor y lo reclamaba para él solo" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.67, fol.506). La respuesta a la vocación era también disponibilidad misionera: "Mi vocación ha sido siempre trabajar por las almas" (Experiencias, p.104, fol.541). Ella vivía la vocación de seguir a Cristo, en relación con María: "Ella fue preparando mi alma para la elección que de mí pensaba hacer Jesús" (Experiencias, María es mi Madre, p.59, fol.499).

A su director espiritual le comunicaba frecuentemente cómo había nacido y como iba evolucionando su vocación misionera (cfr. Dirección, pp.98, 102, 112, 146, 148, 241, 325; ver también Fundación, pp.6, 109). En los Ejercicios deja constancia de su propia respuesta vocacional: "Cuando tú me llamaste por vez primera, atraído por mi inmensa miseria, robaste mi corazón, me di toda a ti de verdad" (Ejercicios 1933, p.338, fol.766; cfr. ibídem, año 1950, pp.451, 459).

Llamada a la santidad cristiana y a la vida consagrada

La vocación es una llamada y una respuesta: "Se puede reducir a estas solas dos palabras: ven, que es el llamado de Dios; y: voy que es la respuesta del alma" (Ejercicios 1941, p.378, fol.806). Se trata de "contestar siempre al ven de Jesús, con ese voy pronto, alegre, delicioso" (ibídem, p.383, fol.810)

En realidad, todo cristiano está llamado a la santidad y a la misión. M. Inés habla de vocación refiriéndose a los apóstoles de Acción Católica: "Debemos amar mucho nuestra vocación; y creo no usar mal este vocablo, pues creo que es una verdadera vocación, que es un verdadero llamado de la misericordia de Dios, éste que nos ha hecho, introduciéndonos a su viña" (Consejos, A mis queridas compañeras de Acción Católica, 1254).

De manera algo más sistemática, el tema de la vocación se encuentra desarrollado en los "Estudios y Meditaciones". La persona se siente "solicitada por el amor de Dios", quien "quiere un fiat decidido, amoroso" (Estudios, La Santísima Trinidad misionera, p.160, fol.596).

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Especialmente la vocación religiosa es una "singular muestra de predilección" (ibídem, p.163, fol.599; cfr. p.203). El "sígueme" de Jesús va acompañado de su mirada amorosa: "Sígueme... me dijo un día... con la indescifrable expresión de su mirada... y ya el corazón se fue tras él" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.238, fol.670).

En las cartas locales y colectivas, el tema de la vocación va apareciendo en circunstancias concretas, para reclamar discernimiento, formación y fidelidad generosa, sin olvidar la pastoral vocacional. Cfr. Locales: II, pp.4757, 4776, 4870, 4930; III, p.5079; IV, p.5260; V, pp.5345, 5491. Colectivas: II, p.379; III, pp.3707, 3729, 3832; IV, pp.3952, 3958; V, pp.4259; VI, pp.4320, 4375, 4380, 4471.

En una carta del año 1930 (a su tío José Espinosa) describe la vocación a la vida consagrada, como decisión de dejarlo todo para seguir a Cristo: "¡Es tan delicioso vivir sólo para el Esposo de las almas!" (Familia, 21 enero 1930, I, 1410).

Vocación misionera

La vocación misionera (y religiosa) queda descrita, como parte fundamental desde el inicio el proceso formativo, en la Lira 1ª parte, cap.I; 2ªparte, cap.I. Ella explica la vocación misionera y religiosa como desposorio con Cristo (cfr. Lira, 1ª parte, cap.I). Es el tema de la elección, que reclama dejarlo todo y entregarse del todo a Dios (Lira, 2ª parte, cap.I).

Señala el objetivo de la vocación misionera: "Comprar muchas almas, que es el fin específico de nuestra vocación misionera" (Colectivas, 8 marzo 1960, II, 365). La vocación misionera "debe aunar a la contemplación, la vida de apostolado" (Colectivas, 20 octubre 1958, I, p.283). Tiene la nota de universalismo: "Nuestra vocación misionera, que en cada latido del corazón y en cada acción y oración, debe abrazar al mundo entero" (Colectivas, 30 marzo 1977, V, 4243).

Comentando la exhortación de Pablo VI, "Evangelii Nuntiandi" (de 1975), en una circular del año 1977, resume los elementos básicos de la vocación misionera para toda la vida (disponibilidad y universalismo): "Ser misioneras... ¿Cómo?... hasta dar la vida si es necesario!... ¿Dónde?... En todas partes!... ¿Cuando?... Siempre!... ¿Medida? la obediencia". A renglón seguido indica la armonía entre la acción misionera y la oración, en el contexto de la vida ordinaria (Circular, 10 marzo 1977, II, p.5702).

En los textos sobre la vocación se indican las peculiaridades de cada vocación, como itinerario de santificación y de misión. Aunque toda vocación es una llamada a la santidad y a la misión (cfr. Familia, I, p.1514; II, p.1645), la vocación laical (seglar, de hombres y mujeres) indica una relación estrecha con las estructuras humanas, trabajando también para la misión universal (cfr. Consejos, pp.1253, 1387); la vocación a la vida consagrada es una vivencia radical del estilo evangélico de Jesús (cfr. vida consagrada); la vocación sacerdotal dice relación a representar a Cristo, imitando sus virtudes (cfr. sacerdotes).

Temas relacionados: Cristo Esposo (desposorio), formación, misión, misioneros, pastoral vocacional, profesión, sacerdotes, santidad, Vanclar (laicado), vida consagrada.

VOLUNTAD DE DIOS

La orientación de toda su vida

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Una de las expresiones más frecuentes en los escritos de M. Inés es precisamente la "voluntad de Dios", no como una fórmula rutinaria, sino como la expresión de toda su vivencia: "Que nunca te ofenda, que siempre te ame; que haga en todas las cosas tu adorable voluntad, fuente única de mi dicha en la tierra y en el cielo" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.16, fol.456). Desde los comienzos de su vida consagrada, aprendió que éste era el camino auténtico de la santidad, como expresión de la caridad: "Seré santa, esa es mi vocación. Para eso vine a la religión, y como la santidad está al alcance de todos, con solo cumplir la voluntad de Dios, haré de este ejercicio mi más dulce y constante ocupación, no dejando pasar ningún momento sin ejercitarme en esto, hasta que llegue de verdad, y ayudada de la divina gracia, a ser una verdadera santa" (Ejercicios 1943, p.436, fol.863). En la "Autobiografía" se constata su fidelidad continua a la voluntad divina.

Cualquier signo de la voluntad divina, por medio de personas, acontecimientos o inspiraciones, es una llamada a la fidelidad: "Mi alma, Jesús... no quiere otra cosa que cumplir tu Sma. voluntad, al percibirla, aunque sea de lejos, se adhiere a ella con toda la fuerza de su fe y de su amor" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.129, fol.564). "Me someto tranquila, puesto que, en la voluntad de mi superiora está la de Dios" (Experiencias, ibídem, p.130. fol.566). "Sea cual sea la adorable voluntad de mi Dios, yo alabaré su nombre con un himno, con un ardiente himno de acción de gracias que brote espontaneo de mi corazón, himno que se extienda, que se perpetúe, en todas las acciones de mi vida, en todos los movimientos de mi alma, como una filial y rendida adoración a mi Dios y Señor" (Experiencias, ibídem, p.147, fol.582).

Fuera de esta orientación, todo sería tiempo perdido: "Lo único que quiero, lo único que amo es su santísima voluntad, cualquiera que ella sea. Fuera de esta voluntad santísima todo es perdida de tiempo, y quizá del alma también" (Ejercicios 1944, p.447, fol.874).

En la dirección espiritual sólo buscaba hacer la voluntad divina: "Por qué seré tan ruin, que no acabo de dar a mi Dios todo lo que soy y todo lo que tengo? No sé bien a bien que me falta por darle, pero no me siento satisfecha. Si S.R. lo sabe, dígamelo padre; sólo quiero hacer siempre y en todo su adorable voluntad. Esta ha sido mi resolución; me he confirmado en ella más bien dicho; porque me parece que, desde hace muchos años, he tratado de hacer en todo su voluntad" (Dirección, 7 marzo 1949, p.155, fol.1074).

Idea clave en el camino espiritual y misionero

La vida espiritual y apostólica se desarrolla auténticamente por este camino de hacer la voluntad divina en todos los momentos: "Esos actos espontáneos y ardientes, que tú mismo haces producir en las almas pequeñitas que no tienen más deseo que complacerte, haciendo en todo tu santísima voluntad" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.124, fol.560). Es el abandono de confianza filial: "Me abandono incondicionalmente a tu divino beneplácito. No quiero mover ni pie ni mano, sino es con tu santa bendición. Quiero hacer en esto y en todas mis cosas tu adorable voluntad. Ella es la fuerza de mi vida, el descanso en mis anhelos, la paz en mi tortura, mi todo" (Experiencias, ibídem, p.136, fol.572).

La vida se hace oblación unida a la oblación de Jesús: "Toda una vida se redime, cuando se consuma en aras de la voluntad Sma. de Dios, en el altar del propio sacrificio, unido al Sacrificio divino del Gólgota" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.142, fol.578). Así se quiere compartir esponsalmente la suerte del Señor: "Una digna esposa tuya. Para lograrlo, debo cumplir en todo momento tu santísima voluntad, esa voluntad adorable que será el guía inefable de mi vida" (Estudios, La Santísima Trinidad Misionera, p.164, fol.599).

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No hay otro camino certero de santidad, puesto que en él se manifiesta la caridad: "En el cumplimiento fiel de la voluntad de Dios, está la santidad" (Estudios, Sobre la Regla, p.225, fol.657; cfr. ibídem, pp.227, 236, 244-45, 256, 267, 273, 275). "Para ser santos tenemos que cumplir siempre la voluntad de Dios, y seremos tanto más santos cuanto más acatemos fiel y amorosamente la voluntad de Dios que se manifiesta en todos los sucesos de nuestra vida" (Consejos, Doc.00476, p.1255).

La fecundidad misionera está en relación de dependencia directa respecto a la fidelidad a la voluntad de Dios: "Yo pongo toda mi miseria en tu misericordia, para el bien de las almas. Heme aquí Señor; envíame; pronta estoy a hacer tu voluntad. Señor ¿que quieres que haga? Habla Señor, que tu sierva escucha" (Experiencias, Hombre de poca fe..., p.97, fol.534).

La obediencia a la voluntad de Dios hace fecundo los mismos fracasos, aparentes o reales, de la misión. Cuando la fundación misionera parecían destinada al fracaso, dice M. Inés: "Hágase Señor ahora y siempre en mí, tu santísima voluntad!!! Tu voluntad, Señor, sí; solo tu voluntad quiero cumplir siempre, siempre. Santificarme como tú quieras; con tu gracia estoy dispuesta a ir hasta los últimos confines del mundo para llevar tu Eucaristía y tu Madre" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.74-75, fol.513).

La misión se abre a horizontes infinitos cuando se mueve por estas líneas de fidelidad al querer de Dios: "Pero desde ahora, quiero corresponder de veras, quiero llevarte, Verbo eterno, a todos los confines del mundo, para que todos te amen y te gocen, y te coman en la Eucaristía. Quiero ser muy fiel, inmensamente fiel a todas tus voluntades, a todos tus deseos, a todos tus quereres" (Estudios, Sobre los Santos Evangelios, p.204, fol.637).

En los cap.XI-XIII de La Lira (1ª parte), se resume todo el tema, que se considera fundamental para la vida consagrada y misionera: "agradar a El solo" (cap.XI), "adherirse incondicionalmente a todos sus adorables quereres" (cap.XII), "estarás siempre vigilante para que no se te escape un solo acto, que no esté conforme con el querer de Dios. Esa es la única recompensa que debes anhelar, perfectamente sabe la Religiosa, que la mayor prueba que puede dar de su amor a Dios es el cumplimiento exacto de su santísima voluntad, por la cual se granjea el amor al Padre Celestial" (cap.XIII).

En las dificultades

Cuando se oscurece el horizonte, también entonces Dios sigue manifestando su voluntad: "Señor, acepto de buen grado y por tu amor, este anonadamiento, este desamparo absoluto, este aniquilamiento que me deshace el alma. Es esa tu voluntad adorable; yo también lo quiero" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.32, fol.473). M. Inés experimentó estas dificultades desde los primeros años de la vida consagrada. Dice de los trabajos agobiantes: "Muy alegre, alegrísima en aquellos penosísimos trabajos, que eran para mí una expresa manifestación de la voluntad de Dios" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.134, fol.570).

Y cuando surgieron los primeros obstáculos de la fundación, deja constancia de su actitud humilde, caritativa y pacífica, ante las pláticas del predicador de Ejercicios: "Cada plática del padre era para mí un lancetazo; ¡Bendito seas Dios mío que así lo has permitido! y gracias infinitas por los actos de fe inmensa, de confianza, de abandono total, de conformidad con tu divina voluntad, de humildad, de amor que a consecuencia de esta pública humillación, brotaban de mi alma como atropellándose todos a la vez, pero en santa paz y tranquilidad, para dejarme a mí acurrucadita en tus amorosos brazos" (Experiencias, Hombre de poca fe..., p.88, fol.526).

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La clave está en la vivencia de las dificultades en unión con Cristo: "El estaba contento; yo lo sentía, lo veía con los ojos de la fe; y por hacer éste gozo de Jesús y de mi Madre Santísima, más largo y continuado, proseguí en continuos actos de adhesión a su voluntad Santísima... Sólo anhelo hacer en todo tu sacratísima voluntad" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.144s, fol.580s). Así se comparte la misma copa de bodas del Señor: "Pero todo es tuyo, en ti confío; no te pido que apartes de mí el cáliz, sino solamente que me des fuerza para beberlo hasta las heces; dispuesta estoy a hacer tu voluntad; no quiero otra cosa que lo que tú quieras" (Ejercicios 1950, p.479, fol.905).

Para encontrar los signos de la voluntad divina, ella consultaba con sinceridad, confianza y docilidad: "He expuesto a S.R. mi alma como en cuenta de conciencia, mostrándole la disyuntiva en que se encuentra, por no conocer de una manera palpable la voluntad de Dios, que conocida esta, nada me arredraría, (por más que se me presentan los trabajos en que me metería, como enormes y superiores a mis fuerzas), pero entonces viene en mi auxilio mi abandono en Dios, mi confianza en él y en María, y ahí nada temo..." (Dirección, 1942, p.101, fol.1021). "Desde ahora acepto todo lo que él quiera, y no quiero otra cosa que hacer su adorable voluntad" (Dirección, 2 julio 1950, p.283, fol.1196).

La paz y el gozo en el corazón

La paz nace en el corazón cuando se va unificando por el amor: "Desde que mi alma Jesús mío, ha hecho de tu adorable voluntad su manjar más delicioso, ninguna cosa puede turbar su apacible superficie; por ella pueden navegar tranquilamente los acontecimientos todos, todos los sucesos, por dolorosos que sean, y no la inquietarán... Grande amor y misericordia es para una pequeñita criatura, la ocasión que él le da, de hacer actos de virtudes, en la aceptación de una voluntad suya, sobre todo cuando es dolorosa!... mi adhesión entera, absoluta, a tu divina voluntad. Estos regalos que tú sabes hacer a las almas, valen más, que todas las riquezas del mundo... Mi gozo solo ha nacido de que eso ha sido tu voluntad, y nada más" (Experiencias, Diario enero-mayo 1944, p.126-127, fol.562-563).

Las cruces y dificultades, sufridas por el Señor, son fuente de felicidad: "Pero a pesar de todo, sólo puedo decir que he sido inmensamente feliz, porque a pesar de mis miserias, mi buen Dios me ha concedido la gracia de ver siempre y en todo su adorable voluntad" (Ejercicios 1950, p.451. fol.878).

Seguir la voluntad de Dios con fidelidad, es lo único que se anhela en la vida espiritual y misionera: "Qué hermosamente sublime! Yo quisiera poder decir plenamente, que mi manjar es hacer la voluntad de Dios, y enseñar a las almas a comer este verdadero y sustancial manjar, que llena el alma de dicha, de paz celestial, de quietud, de santidad. Fuera de esta adorable voluntad, me parece a mí que nada hay verdadero en el mundo. Muchos años llevo ejercitándome en hacer esta santísima voluntad, desde antes de entrar al convento, pero aun no se hacerla plenamente, en todos sus detalles, sin que ni del corazón se escape una queja, ni siquiera interior" (Dirección, 6 abril 1949, p.170-171, fol.1089).

M. Inés deseaba esta paz del corazón para todas sus hijas: "Y quiero trabajar por hacerlo así, y con la gracia de Dios espero lograrlo, no solo en mi alma, sino también en las de mis hijas... Si yo fuera sacerdote, sería apóstol de la voluntad de Dios; si yo supiera escribir, escribiría mucho, mucho, sobre esta santísima voluntad. Mas, aunque no sea sacerdote, trabajaré, a la medida de mis fuerzas y en mi círculo de acción, y con el deseo, por que esta adorable voluntad de Dios sea amada de todos, sea acatada desde el primer momento que hace su aparición en nosotros, y colmada de bendiciones" (Dirección, 6 abril 1949, p.170-171,

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fol.1089). Así lo deja escrito como orientación certera para toda su familia espiritual: "Siempre pendiente de su amorosa voluntad, tranquila y alegre en los pesares. ¡Qué paz!" (Estudios, Postula a me, p.200, fol.634).

La referencia al "fiat" de la Virgen era fuente de inspiración: "Ese cuadro de la Anunciación me hace escuchar el «He aquí que vengo a cumplir tu Voluntad»" (Estudios, Lo que me dice el Cuadro de la Anunciación, p.182, fol.416). Y así ha pasa a ser parte del carisma de toda la familia inesiana: "Las virtudes características de nuestro Instituto resplandecerán: caridad alegre, obediencia alegre, pobreza alegre, sintetizadas en nuestro lema: cumplir con alegría la voluntad de Dios" (Circulares, 12 febrero 1956, p.5514).

Ver consejos prácticos para seguir la voluntad de Dios, en: Consejos, pp 1363, 1364s. La fundación del Instituto misionero siguió siempre los signos de la voluntad divina: Fundación, I, pp.103, 145, 156, 162, 183, 205; II, 260. En las cartas insiste en todos los aspectos prácticos: Colectivas, I, pp.35, 70, 159, 182, 207; II, pp.346, 625; III, pp.3713, 3716, 3724, 3762, 3769, 3834ss; IV, pp.3876, 3962, 4066; V, pp.4099, 4155; VI, pp.4321s, 4344, 4387, 4450, 4483, 4505, 4523; Locales, I, pp.4632, 4726; II, pp.4749, 4764; III, p.5033; V, p.5378.

Temas complementarios: Abandono, confianza, Cruz, Espíritu Santo, fiat, obediencia, oblación, Providencia, santidad...

Voto de hacer amar a María (v. MARÍA)

Votos (v. CRISTO ESPOSO, PROFESION, VIDA CONSAGRADA, etc.)

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INDICE DE LOS TEMAS DOCTRINALES

(Nota: Las voces en mayúscula son las desarrolladas directamente. Las voces en minúscula no están desarrolladas directamente, pero se remiten a voces en mayúscula ya desarrolladas)

ABANDONO

Abnegación (v. PENITENCIA)

Acción, actividad (v. MISIÓN, MISIONEROS, NAZARET)

Ad Gentes (v. MISIÓN)

Adoración (v. EUCARISTÍA, CONTEMPLACION, GLORIA DE DIOS, ORACIÓN)

ADVIENTO

Agradecimiento (v. GRATITUD)

ALEGRIA

ALMAS

AMOR

ANUNCIACION

Anuncio (v. EVANGELIO, MISIÓN)

Apostolado (v. MISIÓN, MISIONEROS)

ASUNCION

Audacia (v. CONFIANZA)

Ave María (v. ANUNCIACIÓN, FIAT, MARÍA)

Ayuno (v. PENITENCIA)

BAUTISMO

Belén (v. NAVIDAD)

Beneficios de Dios (v. GLORIA DE DIOS, GRATITUD)

Biblia (v. EVANGELIO y ESCRITURA)

Bienaventuranzas (v. EVANGELIO)

Cantares (v. CRISTO ESPOSO, ESCRITURA)

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Caridad (v. AMOR, CARIDAD FRATERNA, COMUNIDAD)

CARIDAD FRATERNA

CARISMA

CASTIDAD

Catecismo, catequesis (v. FORMACION, MISION)

Celo apostólico (v. ALMAS)

CIELO

Clara Sta. (v. SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA)

Clarisas Misioneras (v. CARISMA)

COMUNIDAD

Comunión de los santos (v. SANTOS)

Comunión (v. EUCARISTÍA, IGLESIA)

Confesión (v. PENITENCIA)

CONFIANZA y ESPERANZA

Conocimiento propio (v. EXAMEN)

Consagración a María (v. MARIA)

Consagración religiosa (v. PROFESIÓN, VIDA CONSAGRADA)

CONTEMPLACION

Conversión (v. PENITENCIA)

CORAZON DE JESUS

CORAZON DE MARIA

Corredentora (v. MARÍA)

CREACION

CRISTO ESPOSO, AMIGO

CRISTO REY

Crítica (v. CARIDAD, COMUNIDAD, DIALOGO)

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CRUZ Y PASIÓN

Cuaresma (v. PENITENCIA)

Cultura (v. FORMACIÓN)

Defectos (v. EXAMEN)

Descanso (v. VACACIONES)

Desposorio con Cristo (v. CRISTO ESPOSO, PROFESIÓN, VIDA CONSAGRADA)

Desprendimiento (v. HUMILDAD, POBREZA)

DIALOGO

Dificultades (v. CRUZ, PROVIDENCIA, SUFRIMIENTO)

Difuntos (v. CIELO, MUERTE)

Dios (v. AMOR, GLORIA DE DIOS, MISERICORDIA, PADRE, PROVIDENCIA, TRINIDAD)

Dios Amor (v. AMOR)

Discernimiento (v. ESPIRITU SANTO, EXAMEN)

Dirección Espiritual (v. Escritos, en siglas; ESPIRITU SANTO, discernimiento)

Dolor (v. CRUZ, SUFRIMIENTO)

DOLOROSA

Ejercicios Espirituales (v. Escritos, en siglas)

Elección (v. VOCACIÓN)

Encarnación (v. ANUNCIACIÓN, NAVIDAD)

Escatología (v. ESPERANZA, REINO)

Entrega (v. AMOR, OBLACIÓN, SANTIDAD)

Epifanía (v. FE, NAVIDAD)

Escritos (v. Siglas)

Escritura (v. EVANGELIO Y ESCRITURA)

Esperanza (c. CONFIANZA)

ESPIRITU SANTO

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Esposa (v. CRISTO ESPOSO, PROFESIÓN)

Estudio (v. FORMACIÓN)

EUCARISTÍA

EVANGELIO, ESCRITURA

EXAMEN

Experiencia de Dios (v. UNION CON DIOS)

Faltas (v. EXAMEN)

FAMILIA

FE

FIAT

Fiestas marianas (v. MARÍA)

FORMACION

Francisco de Asís (v. SAN FRANCISCO)

Fundación (v. CARISMA)

GLORIA DE DIOS

Gozo (v. ALEGRÍA)

GRACIA

GRATITUD

GUADALUPE

Hijo pródigo (v. EVANGELIO, MISERICORDIA)

Himno (v. LIRA)

Historia de un alma (v. TERESA DE LISIEUX)

HUMILDAD

Humor (v. ALEGRÍA, SONRISA)

IGLESIA

Imitación de Cristo (v. CRISTO ESPOSO, NAVIDAD, NAZARET)

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Inculturación (v. FORMACIÓN)

Infancia espiritual (v. TERESA DE LISIEUX)

Inhabitación (v. GRACIA, TRINIDAD)

INMACULADA

Inspiraciones (v. ESPÍRITU SANTO)

Instrumento (v. HUMILDAD)

Intercesión (v. MEDIANERA, ORACIÓN)

Intimidad con Cristo (v. CRISTO ESPOSO, AMIGO)

Intimidad con María (v. MARÍA)

José (v. SAN JOSE)

JUAN PABLO II

Junioras, juniorado (v. FORMACIÓN, NOVICIADO)

Juventud (v. FORMACIÓN)

Laicos (v. VANCLAR)

Lectio divina (v. EVANGELIO Y ESCRITURA, ORACION)

LIRA

Liturgia (v. ADVIENTO, EUCARISTIA, NAVIDAD, RESURRECCIÓN...)

LITURGIA DE LAS HORAS

Madre de las almas (v. ALMAS, TERESA DE LISIEUX)

Magisterio (v. IGLESIA, PAPA)

MAGNIFICAT

Mandato misionero (v. MISIÓN)

Mar (v. CREACIÓN)

MARIA

MARTIRIO

Matrimonio (v. FAMILIA y MATRIMONIO)

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MEDIANERA

Meditación (v. ORACION)

Miseria propia (v. HUMILDAD, MISERICORDIA)

MISERICORDIA

MISION

MISIONEROS DE CRISTO PARA LA IGLESIA UNIVERSAL

Misterio Pascual (v. RESURRECCION)

Mística (v. CONTEMPLACIÓN)

Montañas (v. CREACIÓN)

Mortificación (v. PENITENCIA)

MUERTE

MUJER

Naturaleza (v. CREACIÓN)

NAVIDAD

NAZARET

Negación (v. OBLACIÓN, PENITENCIA)

Nieve (v. CREACIÓN)

Niños (v. FORMACIÓN)

NOVICIADO, JUNIORADO, POSTULANTADO

OBEDIENCIA

OBLACION

Oficio divino (v. LITURGIA DE LAS HORAS)

ORACION

Pablo VI (v. PAPA)

PABLO SAN

PADRE, "PADRE NUESTRO"

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238

Palabra de Dios (v. EVANGELIO Y ESCRITURA)

PAPA

Parábolas (v. EVANGELIO)

Pascua (v. RESURRECCION)

Pasión (v. CRUZ Y PASIÓN)

PASTORAL VOCACIONAL

PAZ

Pecado (v. EXAMEN, GRACIA)

PENITENCIA

PERDON

Perfección (v. SANTIDAD)

POBREZA

Postulantado (v. FORMACION, NOVICIADO)

Presencia de Dios (v. UNION CON DIOS y PRESENCIA DE DIOS)

PROFESION DE VIDA CONSAGRADA

PROMESA DE MARIA

Propósitos (v. EXAMEN)

PROVIDENCIA DIVINA

Pruebas (v. CRUZ, PROVIDENCIA)

Pureza (v. CASTIDAD)

Recogimiento (v. UNIÓN CON DIOS y PRESENCIA DE DIOS)

Redención (v. CRISTO ESPOSO, CRUZ, RESURRECCIÓN)

Reina (v. ASUNCIÓN Y REALEZA DE MARÍA)

REINO

Religiosos (v. VIDA CONSAGRADA)

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239

Renuncia (v. CRUZ, OBLACIÓN, PENITENCIA-SACRIFICIO)

Reparación (v. CORAZÓN DE JESÚS)

RESURRECCION

Revelación (v. EVANGELIO DE DIOS Y ESCRITURA)

Revisión de vida (V. DIALOGO, EXAMEN)

ROSARIO

Sábado (v. MARÍA)

SACERDOTES

Sacramentos (v. BAUTISMO, EUCARISTÍA, MATRIMONIO, PENITENCIA, SACERDOTES).

Sacrificio (v. PENITENCIA, SUFRIMIENTO)

Sagrada Familia (v. FAMILIA, MARÍA, SAN JOSÉ, NAZARET)

Sagrario (v. EUCARISTÍA)

Salmos (v. EVANGELIO Y ESCRITURA, LITURGIA DE LAS HORAS)

SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA

SAN JOSE

San Juan Bautista (v. PABLO)

San Juan Evangelista (v. EVANGELIO)

Sangre de Cristo (v. CRUZ)

San Pablo (v. PABLO)

Santa Clara (v. SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA)

Santa Teresita (v. TERESA DE LISIEUX)

SANTIDAD, SANTOS

Sed de almas (v. ALMAS)

Seglares (v. VANCLAR)

Seguimiento (v. CRISTO ESPOSO, VOCACIÓN)

Sencillez (v. HUMILDAD)

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Sentimientos de Cristo (v. CORAZÓN DE JESÚS)

Servicio (v. HUMILDAD)

Silencio (v. NOVICIADO)

Soledad de María (v. DOLOROSA)

SONRISA

SUFRIMIENTO, DOLOR

SUPERIORAS

Teología (v. FORMACIÓN)

TERESA DE LISIEUX

Testimonio (v. SANTIDAD, SANTOS)

Trabajo, (v. NAZARET, SAN JOSÉ)

Tribulaciones (v. CRUZ)

TRINIDAD

Tristeza (v. ALEGRÍA)

Ultima Cena (v. EUCARISTÍA)

Unidad (v. CARIDAD FRATERNA, COMUNIDAD)

UNION CON DIOS

Universalismo (v. ALMAS, MISIÓN)

VACACIONES

VANCLAR

Via Crucis (v. CRUZ)

Víctima (v. AMOR, OBLACION, TERESA DE LISIEUX)

Vida comunitaria (v. COMUNIDAD)

VIDA CONSAGRADA

Vida contemplativa (v. CONTEMPLACIÓN)

Vida ordinaria (v. NAZARET)

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Virginidad (v. CASTIDAD, CRISTO ESPOSO)

Virtudes (v. FE, ESPERANZA-CONFIANZA, AMOR, CARIDAD, etc.)

Visitación (v. MAGNIFICAT)

VOCACION

VOLUNTAD DE DIOS

Voto de hacer amar a María (v. MARÍA)

Votos (v. CRISTO ESPOSO, PROFESION, VIDA CONSAGRADA, etc.)

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DATOS BIOGRÁFICO-CRONOLÓGICOS DE M. INÉS

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