41
Traducido por Valeria Allegrucci para la cátedra de Filología Hispánica. 6. Una ciencia de los textos al servicio de la nación: los hermanos Grimm y la filología germánica Herder sacudió los fundamentos lingüísticos del proyecto modernista 1 diagramado por Locke. Herder procuró socavar las prácticas purificadoras que Locke había usado para construir el lenguaje como un campo autónomo, para cortar sus lazos con la sociedad y la tradición. Según Herder, no sólo el lenguaje era intrínsecamente social, sino que las diferencias lingüísticas tanto como los rasgos comunes provenían el medio principal para definir familias, comunidades, regiones y naciones. Mientras que un lenguaje purificado conformaba, según Locke, a vía obligatoria en el camino de la modernidad, Herder vio a la modernidad como una amenaza al lenguaje, privándolo potencialmente de su fuerza social, política y afectiva. Mientras Locke vio la tradición, a la que consideraba algo externo al lenguaje, como una clave de la servidumbre social, el error, la incertidumbre epistemológica y finalmente, un conflicto, Herder la consideró como la fuente del orden social y la fuerza política. Al mismo tiempo que el programa de Locke para el lenguaje estaba basado en una racionalidad 1 Nota de la traductora: en este caso se hace referencia a que en el siglo XIX se produce el desarrollo de las teorías del lenguaje, como poseedor de una estructura formal, con características comunes a todas las lenguas. Podemos decir que el modernismo racionalista y universal de Locke representa una teoría sobre el lenguaje diferente a la que plantea Herder. Ambas líneas del pensamiento produjeron discursos diferentes. Según Locke, el lenguaje se entiende como la expresión de un pensamiento formado previa e independientemente. Es un sistema de signos cuya capacidad de significar se deriva de su asociación con ideas en la mente de los hablantes. Las ideas representan la realidad y las palabras representan ideas, las palabras por tanto representan la realidad a través de las ideas. En Locke, la tradición y la sociedad son externas al lenguaje mientras que para Herder el lenguaje es intrínsecamente social, es algo que está vivo, es espontáneo y el contexto tiene su importancia. El surgimiento del lenguaje tiene que ver, según Herder, con un acto inherente al ser humano en cuanto animal racional que necesita comunicarse para poder sobrevivir y autoafirmarse como especie en el mundo.

filologiaunlp.files.wordpress.com file · Web viewTraducido por Valeria Allegrucci para la cátedra de Filología Hispánica. 6. Una ciencia de los textos al servicio de la nación:

  • Upload
    hahuong

  • View
    216

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Traducido por Valeria Allegrucci para la cátedra de Filología Hispánica.

6. Una ciencia de los textos al servicio de la nación: los hermanos Grimm y la filología germánica

Herder sacudió los fundamentos lingüísticos del proyecto modernista1

diagramado por Locke. Herder procuró socavar las prácticas purificadoras que Locke había usado para construir el lenguaje como un campo autónomo, para cortar sus lazos con la sociedad y la tradición. Según Herder, no sólo el lenguaje era intrínsecamente social, sino que las diferencias lingüísticas tanto como los rasgos comunes provenían el medio principal para definir familias, comunidades, regiones y naciones. Mientras que un lenguaje purificado conformaba, según Locke, a vía obligatoria en el camino de la modernidad, Herder vio a la modernidad como una amenaza al lenguaje, privándolo potencialmente de su fuerza social, política y afectiva. Mientras Locke vio la tradición, a la que consideraba algo externo al lenguaje, como una clave de la servidumbre social, el error, la incertidumbre epistemológica y finalmente, un conflicto, Herder la consideró como la fuente del orden social y la fuerza política. Al mismo tiempo que el programa de Locke para el lenguaje estaba basado en una racionalidad universal, Herder procuró reprovincializar el lenguaje, pidiéndole al mismo abandonar las pretensiones universales para trascender índices afirmativos acerca de las identidades, comunidades, lugares y tiempos.

Incluso en el apogeo del nacionalismo romántico, sin embargo, la modernidad lingüística de Locke no se desarticuló tan simplemente. Herder, así, presentó temas modernos con algún dilema. Como a Locke, el lenguaje lo proveía de un medio clave para definir la modernidad. Y tanto las ideologías como las prácticas linguísticas jugaron un papel fundamental en esa muy diferente modernidad que Herder procuró construir, una que poblaba territorios con ciudadanos nacionales y el mundo con estados-naciones, como indica Benedict Anderson (1991). Entonces, dos modelos de lengua divergentes e influyentes estaban disponibles para los escritores y políticos en Europa. Ambas perspectivas modelaron el orden social y proveyeron proyectos discursivos para producirlo.

Los hermanos Grimm, Jacob (1785-1862) y Wilhelm (1786-1859), claramente se posicionaron sobre los hombros de Herder acogiendo su proyecto nacionalista y promoviendo su conducción proveyéndolo con una base lingüística y textual. Sus colecciones publicadas, incluidas las Kinder- und Hausmärchen (de aquí en adelante KHM)- quizás el más famoso texto “folclórico” de todos los tiempos- extendieron la iniciativa de Herder por revitalizar la literatura germánica insertando la Volksdichtung 1 Nota de la traductora: en este caso se hace referencia a que en el siglo XIX se produce el desarrollo de las teorías del lenguaje, como poseedor de una estructura formal, con características comunes a todas las lenguas. Podemos decir que el modernismo racionalista y universal de Locke representa una teoría sobre el lenguaje diferente a la que plantea Herder. Ambas líneas del pensamiento produjeron discursos diferentes. Según Locke, el lenguaje se entiende como la expresión de un pensamiento formado previa e independientemente. Es un sistema de signos cuya capacidad de significar se deriva de su asociación con ideas en la mente de los hablantes. Las ideas representan la realidad y las palabras representan ideas, las palabras por tanto representan la realidad a través de las ideas. En Locke, la tradición y la sociedad son externas al lenguaje mientras que para Herder el lenguaje es intrínsecamente social, es algo que está vivo, es espontáneo y el contexto tiene su importancia. El surgimiento del lenguaje tiene que ver, según Herder, con un acto inherente al ser humano en cuanto animal racional que necesita comunicarse para poder sobrevivir y autoafirmarse como especie en el mundo.

recopilada entre el Volk marginal y tendiente a desaparecer en su propio centro. Sin embargo, sus esfuerzos por darle un carácter científico al estudio del lenguaje y la literatura y así profesionalizarlo, evocaban los esfuerzos de Locke por purificar la relación entre el lenguaje y la sociedad. Llevando estas ideologías distintivas del lenguaje y las prácticas metadiscursivas a una compleja tensión, y haciendo de los textos herramientas para la creación de híbridos poderosos, aseguraron un lugar influyente para el estudio del lenguaje y la literatura vernácula dentro de los esquemas para imaginar y naturalizar la desigualdad social, tanto dentro de las “naciones” como entre ellas. Poco tiempo después de que Kant proclamara un cosmopolitismo racionalista y universalista, los Grimm fueron pioneros de una práctica cosmopolita que asimiló el provincialismo y el nacionalismo como su fundamento discursivo. Más allá de la duradera influencia de los particulares esquemas híbridos con los que triunfaron, el trabajo de los Grimm aporta un espacio clave para visualizar cómo las contradicciones entre las ideologías lingüísticas y las prácticas textuales pueden ayudar a sustentar nuevos esquemas para estructurar el tiempo, el espacio y la sociedad. Sus escritos revelan con una claridad especial cómo los europeos pudieron desprovincializar sus propias representaciones idealizadas, no por el hecho de afirmar su universalidad, sino declarando su carácter provincial.

Romanticismo, cientificismo y autoridad textual

Jacob Grimm anunció este programa sintético en su libro El origen del lenguaje (1984 [1851]), el cual fue motivado por el llamado de Friederich Schelling para volver a plantear el interrogante respondido por el propio Herder en el Ensayo sobre el origen del lenguaje (1966 [1787]). En la apertura de su ensayo, Grimm reclama inmediatamente el manto de la ciencia para el estudio del lenguaje, y anuncia la centralidad de la purificación para este esfuerzo. Comentando los desarrollos de la investigación del lenguaje en ochenta años desde el valioso ensayo de Herder, Jacob afirma que “Todos los estudios del lenguaje están hoy en día más ventajosamente posicionados y equipados que en aquel momento. De hecho los estudios han alcanzado, puede decirse, solo en nuestro siglo el estatus de verdadera ciencia.” (1984 [1851]: 1) El trabajo lingüístico de la filología clásica, de acuerdo con Jacob, ha contribuido a alcanzar una comprensión del espíritu de los “monumentos” literarios griegos y latinos aún perdurables, sin una atención directa a “la relación de los lenguajes entre sí” o “al tejido interno del lenguaje en sí mismo”, su “estructura interna” o “sus cambios históricos” (1984 [1851]: 1). Jacob insiste en que en la lingüística, así como en el estudio de los fenómenos naturales en general, el desarrollo de la verdadera ciencia descansa en un desplazamiento del interés por las metas prácticas hacia una investigación irrestricta y desinteresada de los fenómenos en sus propios términos. Esto es lo que vio que empezaba a tener lugar en el estudio del lenguaje en la primera mitad del siglo diecinueve. Para ser un científico del lenguaje, un investigador debe adoptar la postura de Locke del desinterés. Jacob alineó el estudio de la tradición con el de las Naturwissenschaften en oposición al de las Geisteswissenschaften (Sampson 1980: 17), distanciándose así él mismo de la concepción más humanista y filosófica de Herder. Mientras que las Geisteswissenschaften consideraban la interpretación de los textos más como un fin en sí misma, el enfoque defendido por Jacob Grimm otorgaba a los textos el estatus de un medio orientado a fines generales, analíticos e históricos. El estudio del lenguaje debe ser purificado de su relación –y particularmente de su subordinación- con respecto a otros modos de indagación y a otras variantes de la autoridad académica. La

purificación había sumado hacia mediados del siglo XIX la tarea de forjar un campo autónomo de expertos especializados.

Proclamar una forma distintiva de autoridad científica implicaba construir un objeto de investigación distinto. Si la lingüística debía correr paralela con la investigación en las ciencias naturales, entonces el objeto debía ser construido como natural, existiendo fuera de la sociedad. Siguiendo los pasos de Locke, Grimm no obstante cambió el curso, construyendo el lenguaje como una arquitectura que gira en torno a contenidos fonológicos, gramaticales y semánticos. A diferencia de Herder, para quien la gramática fue un descubrimiento posterior, sobre la base de un léxico, la gramática se convirtió en la clave –el “tejido interno” o “la estructura interna” del lenguaje era el principal objeto de estudio. Narrando la historia del origen –esto es, de las percepciones eruditas del lenguaje como una esfera autónoma- Grimm apunta al poder del tropo Orientalista por antonomasia: “La perfección y la poderosa ley del Sánscrito, aunque aún se está abriendo un camino a una de las más antiguas y ricas poesías, realmente ofreció una invitación a llegar a conocerlo por su propio mérito”. (1984 [1851]: 2). Caracterizando la devoción a su “estructura interna” como algo descubierto, no inventado, Grimm naturaliza la reimaginación del lenguaje. Pero un problema controvertido permanece –cómo cortar las delimitaciones del lenguaje con la sociedad, a la manera de Locke, sin perder su valor para los proyectos nacionalistas de Herder, con los cuales los Grimm permanecieron comprometidos.

Antes que separar el lenguaje de lo social por arte de magia. Grimm lo liga inicialmente a una perspectiva evolucionista sobre la sociedad. En el corazón del entendimiento de Jacob acerca del origen del lenguaje la premisa clave es que el lenguaje es primero y sobre todo un instrumento del pensamiento y que el pensamiento es la facultad esencial que nos hace humanos. El origen y desarrollo del lenguaje, entonces, están principalmente ligados a las capacidades del lenguaje como vehículo del pensamiento. “El hombre no es solo llamado hombre porque piensa sino que es hombre porque piensa y porque habla a partir de que piensa. Esta relación cercana entre su habilidad de pensar y su habilidad de hablar nos designa y garantiza la razón y el origen de su lenguaje” (1984 [1851]: 12). Wilhelm von Humboldt, contemporáneo de Grimm (1988 [1836]) enfatizó de manera similar la conexión entre lenguaje-habla-pensamiento. Basándose en esta concepción del origen y la función del lenguaje, entonces, Jacob ve la posterior evolución del lenguaje como un proceso en el cual el desarrollo del lenguaje y el pensamiento a la par, con el cambio del lenguaje siendo conformado por el desarrollo progresivo del pensamiento lógico y abstracto- el motivo, en este sentido.

La postulación de esta ecuación, sin embargo, no condujo a una claudicación en cuanto a la autonomía del lenguaje o la autoridad del lingüista. Grimm asume la tarea de reconstruir el lenguaje preguntando, retóricamente, “¿Las especies del lenguaje no se parecen a las especies de plantas, de animales, ciertamente a los hombres en sí mismos en la casi infinita variedad de sus formas cambiantes?” (1984 [1851]: 4). La naturaleza de la indagación es la misma: “Por eso es justamente el verdadero signo de la ciencia que arroja su red hacia muchos fenómenos dejados al margen y arrebata, pone en su lugar y presenta cada propiedad perceptible de las cosas al test más tenaz, sin importar qué resulta finalmente de este” (1984 [1851]: 2). La autonomía no está supeditada a las ciencias naturales, sin embargo, “la estructura interna” del lenguaje es ciertamente diferente a los principios ordenadores que estaban siendo descubiertos para las plantas y animales. Cada lenguaje está aislado como un universo separado de indagación, así la construcción de lenguajes como entidades delimitadas –seguramente un imaginario del lenguaje que sería útil para proyectos nacionalistas emergentes. Explicar las

propiedades de cada lenguaje se convirtió en la principal tarea de los académicos. Grimm construía la explicación, revelando su metafísica del lenguaje, afirmando que “La peculiaridad de cada lenguaje individual depende, por lo tanto, del lugar y del tiempo en el que quienes lo usaron nacieron y se criaron. Lugar y tiempo son todas las causas de las alternancias del lenguaje humano”. (1984 [1851]: 6). Otorgarle un carácter científico al lenguaje implica el desarrollo de prácticas de temporalización y espacialización específicamente diseñadas para cartografiar la diferencia lingüística a partir de la distancia relativa con respecto alos lenguajes europeos modernos. El concurso ofreció a Jacob Grimm, quien jugara un papel mucho más importante que su hermano en la conformación de las ideologías del lenguaje y de las prácticas del análisis lingüístico, la oportunidad de presentar una cartografía lingüística global.

El esquema temporal de Grimm era fundamentalmente modernista, incluyendo discontinuidades que definían tipos lingüísticos precisos. Estas rupturas fueron definidas a partir de una dicotomía herderiana que enfrenta la naturaleza sensual del lenguaje y su “perfección formal”, su “compleción formativa” (1984 [1851]: 15) con el desarrollo progresivo del pensamiento lógico y abstracto – la razón. Estas tendencias encontradas constituyen un continuum, entre cuyos extremos caen todos los lenguajes conocidos:

Ambas direcciones no se oponen bruscamente, y todos los lenguajes se manifiestan en varios sentidos de manera similar, pero con pasos distintos. La forma de la disminución ya había empezado incluso, por ejemplo, en la cultura gótica y latina. Una forma precedente, más antigua y más rica puede ser establecida por un lenguaje o por otro…Expresado generalmente y en otras palabras, un pico alcanzado en términos de formación de un lenguaje más antiguo, no puede ser establecido históricamente. Sólo un poco se ha opuesto el refinamiento intelectual al mismo, incluso hoy ha llegado a una conclusión. Todavía no será lo que es hasta que haya pasado un tiempo aún incalculable. (1984 [1851]: 15)

Habiendo delineado este continuum del desarrollo, Grimm va a caracterizar el estado del lenguaje en tres aspectos: “el lenguaje más antiguo”, “el período medio del lenguaje” y “el lenguaje moderno”. Con respecto al más antiguo “Su apariencia es simple, tosca, llena de vida…Todas la palabras son cortas, monosilábicas, casi todas formadas con vocales cortas y consonantes simples…Todos los conceptos resultan de una mirada sensorial” –los ecos de Herder otra vez- “el mismo era todavía un pensamiento desde el cual la luz y los nuevos pensamientos surgen en todos lados…” Sin embargo, “Sus pensamientos no tienen nada de duradero. Por lo tanto este lenguaje remoto, no encontró aún monumentos del espíritu” –no de la gran literatura- y se extingue como la vida feliz de esos hombres mayores sin rastro en la historia” (1984 [1851]: 20). Aquí tenemos un segundo principio temporalizador, que concierne a la habilidad del lenguaje para generar los tipos de formas lingüísticas, que le permitirán alcanzar un espacio más amplio, en general, una infraestructura que evoluciona en el tiempo. El segundo principio, borra prolijamente la violencia del colonialismo y el imperialismo- si los lenguajes y las literaturas desaparecen de la historia, sólo pueden culparse a sí mismas. El genocidio y la supresión del los lenguajes y las culturas parecerían no tener ningún rol en la conformación de trayectorias históricas.

En el lenguaje del periodo medio, “En vez de tener conceptos especiales dominados junto con la disminución del poder sensual del lenguaje y las series de palabras, sin estar delimitadas, resultan beneficiosos los agregados y las pausas. Estos permiten que resalte lo esencial y los accidentes, el predominio de la subordinada. Las palabras se han vuelto más largas y polisilábicas…el lenguaje entero es todavía sensualmente rico, pero más poderoso en el pensamiento. En todo lo que esto implica, la

flexibilidad de la inflexión asegura una extensión rápida de las expresiones reguladas y animadas”. (1984 [1851]: 21). En cuanto a las lenguas modernas, Grimm recurre mucho a la reificación, atribuyendo la agencia y la voluntad del lenguaje, en la realización de su progreso del desarrollo. “De ahora en adelante, sin embargo, toda la naturaleza del hombre y consecuentemente su lenguaje son ciertamente entendidos para ser un ascenso infinito e irresistible,” escribe:

La norma de este segundo período del desarrollo del lenguaje, no pudo ser suficiente para siempre, sino que tuvo que ceder a la lucha para una mayor libertad de pensamiento. Incluso la gracia y el poder de formas completas parecen dar lugar a las limitaciones de su libertad…El espíritu del lenguaje se esforzó para ser liberado de las restricciones de esa forma verdaderamente poderosa…Uno puede arrepentirse de que la pureza de todo el sistema del sonido fue debilitado, casi puesto fuera de la coyuntura. Pero nadie fallará en reconocer que los tonos intermedios emergentes han traído noticias inesperadas, que podrían haber sido usadas con la mayor de las libertades. Un conjunto de raíces oscurecidas por tales cambios en los sonidos. De aquí en adelante, ellos están continuamente sostenidos ya no en su sentido primigenio del significado sino por las ideas abstractas. (1984 [1851]: 21)

Así nos movemos de un lenguaje simple a un lenguaje formalmente más perfecto, de uno enraizado en el pensamiento sensual, a un lenguaje que es léxicamente, gramaticalmente y fonológicamente más complejo, repleto de irregularidades formales pero mucho mejor adaptado a las ideas abstractas. El escenario armado de manera más temprana es hipotético, pero podemos reconstruir cómo pudo haber sido, proyectándonos hacia atrás desde las normas del cambio descubiertas, examinando las formas tardías.

Mucho ha sido escrito recientemente en relación a la centralidad de la cartografía para el colonialismo, el imperialismo y la modernidad2. Supuestamente, los criterios universales y objetivos, habilitaron a los poderes europeos para proyectar sus propias representaciones como medidas que pudieron comparar con todos los rincones del mundo, en términos del grado con los cuales supuestamente las naciones delimitadas y las autónomas, se diferenciaron de la élite del modelo europeo. Construyendo lenguajes distintivos y delimitados, cada uno de los cuales poseía una “unidad interna” que pudo ser identificada y comparada solo por un científico lingüista, una cartografía nueva y global pudo ser propuesta. La posición de cada “nación” pudo ser especificada, en términos de las cualidades de la abstracción y la racionalidad poseída por el lenguaje, dimensionado de manera independiente de otras formas sociales. Esta cartografía fue particularmente útil para los proyectos coloniales, sin embargo, en esas estructuras lingüísticas ambos presuponen y habilitan modos particulares de pensar. Mientras un académico puede elogiar el poder sensual y la completitud formal de un lenguaje, haciendo eso, también produce una razón para juzgar a su pueblo para que sea capaz de la abstracción, del pensamiento racional –y así, quizás, auto-gobernado. Wilhelm von Humboldt situaba esta tarea cartográfica en el centro de su agenda académica, estudiando en detalle cada lenguaje del cual podía obtener documentación. Los volúmenes resultantes utilizaron la noción de que la “necesidad interna del hombre” de crear lengua constituye “algo que se encuentra en su propia naturaleza, indispensable para el desarrollo de sus poderes mentales y el logro de una mirada sobre el mundo” (1988 [1836]: 27) como un punto de partida para comparar lenguajes y naciones. Wilhelm von Humboldt encubría estas comparaciones más en una retórica de intuición estética (ver Aarsleff 1988), los Grimm las elevaron al nivel de una ciencia distinta. Aquí los Grimm construyeron sobre la base del legado de Herder, que ya tenía raíces 2 Para un ejemplo reciente ver Walter Mignolo (2000).

profundas en la investigación filológica. La transformación de la lógica orgánica de Herder en un método formal otorgó una legitimación científica y una suerte de imparcialidad política a la construcción de totalidades lingüísticas delimitadas y discretas que se correspondieran con naciones distintas. La lógica temporal que informó este organicismo también propiciaba comparaciones científicas entre los principios formales evidentes en diferentes lenguas, proyectando, de este modo, estas comunidades imaginarias, lingüísticas, sociales, en una escala jerárquicamente organizada, global y evolutiva, cuyo eje se extendía desde el formalismo sensual a la lógica abstracta. El impulso del reposicionamiento de la lengua por parte de los hermanos Grimm implicó una tarea de purificación, de cortar los lazos entre el lenguaje y la sociedad promulgados por Herder. La conexión entre lenguaje-discurso-pensamiento simultáneamente permitió a Jacob abrir la puerta a formas híbridas en las cuales los patrones lingüísticos podían estar ligados a predisposiciones cognitivas nacionales, ubicadas por lo tanto en grados variados del desplazamiento temporal y espacial. Lo que desfilaba como una celebración liberal de la elegancia formal de una literatura y su lenguaje pudo así funcionar implícitamente como una razón para la subyugación política de sus productores y sus descendientes.

Mediaciones textuales de la ciencia y la sociedad

Aunque el ensayo de Jacob proporciona una útil vía de acceso a su ideología lingüística, las reflexiones semi-filosóficas acerca del origen del lenguaje no se encontraban en el centro de la agenda de los Grimm. buena parte de su tiempo la dedicaban, más allá de los estudios históricos y comparativos, a la producción de diccionarios y gramáticas, que se sumaban a las muy bien conocidas colecciones de leyendas, cantares épicos y cuentos. Irónicamente –aunque no sorprendentemente para los lectores de Latour (1993)- los textos que los Grimm utilizaban en la purificación del lenguaje y la tradición como objetos naturales, constituyeron formas híbridas fundamentales, que establecieron conexiones entre el lenguaje, la tradición y la política, redes que todavía delimitan cómo las identidades nacionales y las formas sociales de la desigualdad son construidas en los estados-naciones “modernos”.

Los Grimm con frecuencia utilizan analogías botánicas para construir una tradición que se asemeje a la naturaleza, como la Naturepoesie: “Para las leyendas (tanto como para los árboles) la naturaleza protege el organismo con la eternidad, con la propia renovación. Ninguna habilidad humana singular es capaz de simular el fundamento y el trabajo de un poema [folclórico]. El individuo que intentara hacerlo estaría gastando la misma energía infructuosa, como si estuviera buscando concebir un nuevo lenguaje”. (1981 [1816]: 4). Dado que las obras vernáculas son, de este modo, organismos de especies particulares, su evolución está constituida por propiedades de una única “unidad interna”, no por factores sociales o naturales más amplios. Al mismo tiempo, sin embargo, la Naturpoesie está enraizada en comunidades sociales, en modos particulares, a los que Jacob hace referencia en una carta temprana a Achim von Arnim, escrita en 1811 y empleando la distinción que hace Herder entre la Naturpoesie y la Kunstpoesie:

La poesía folclórica surge del alma de una comunidad entera (das Ganze). Lo que llamo la poesía artística surge del individuo. Es por eso que la nueva poesía llama a sus poetas, la vieja poesía no tiene a nadie a quién llamar. No fue hecha por uno, por dos o por tres…Pero es la suma de la comunidad entera…La vieja poesía es completamente como el viejo lenguaje, simple y sólo rico en sí mismo…El nuevo lenguaje ha perdido la

inocencia y se ha convertido en un lenguaje más rico externamente, pero…éste algunas veces necesita una mayor preparación para expresar una oración simple…Por lo tanto, veo en la poesía artística o como quieran llamarla, lo que he designado como una preparación…En la poesía de la naturaleza hay algo que emana de sí mismo…(citado en Zipes 1988b: 210)

Aquí el la purificación y la hibridación o mediación trabajan mano a mano. La Naturpoesie no está constituida por fuerzas sociales, ésta “emana de sí misma”, pero al contrario de la Kunstpoesie, está directamente ligada a las comunidades tradicionales.

Como Herder, los hermanos Grimm situaban esta emanación poética en términos espaciales y temporales. En el esquema descubierto por Jacob, es la fase media la que brinda su mejor expresión poética. En esta etapa, “vemos el lenguaje mayormente adecuado a la métrica y a la poesía. Para esto son indispensables la belleza, la armonía y el intercambio de la forma. La poesía india y la griega designan para nosotros una cima alcanzada en el momento exacto, en trabajos inmortales, tiempo después inalcanzable. (1984 [1851]: 21). La Naturpoesie está así ubicada a una distancia temporal y espacial, substancial en relación a Europa. Para Herder, la poesía era intrínseca al lenguaje desde el momento del origen, a pesar de que los lenguajes en ciertas etapas del desarrollo puedan haber sido más o menos adecuados para ese propósito. El lenguaje, para Grimm, “surgiendo inmediatamente del pensamiento humano, conformando y manteniendo la paz con él…se ha convertido en la propiedad común y la herencia de todos los hombres…La poesía, la música y otras artes son propiedad solo de la gente favorecida. El lenguaje, en cambio, nos pertenece a todos” (1984 [1851]: 23). Recordemos que la expulsión de Locke de las artes poéticas, del centro del universo del lenguaje, lo proveyó de una racionalidad, declarando su marginalidad en relación a la indagación y la vida social- e incluso su supresión. Esta negación de una condición universal, no fue la que guió a Grimm, sin embargo, para relegar las artes poéticas a una posición más periférica. Las artes poéticas eran más bien parte del lenguaje y así un artefacto natural, que pudo estar sujeto a la investigación científica y asegurado como un objeto de autoridad experta. Porque los textos poseían esta especie de especificidad, pudieron representar las clases sociales particulares, las naciones y los periodos históricos. A través de la representación de la nación en una comunidad de naciones, los textos vernáculos pudieron convertirse en herramientas centrales para ambos proyectos, nacionalistas y cosmopolitas.

Un paso clave en el reposicionamiento de las artes poéticas en relación a la ciencia, la sociedad y la modernidad incluía el privilegio de ciertos géneros y prácticas metadiscursivas. Ligando a la poesía con el lenguaje en este periodo medio, Jacob está hablando de poesía en un sentido marcado, como verso. En otros contextos, los Grimm utilizan el término poesía para comprender las formas del arte verbal más generalmente. Pero los Grimm estaban menos interesados en la Poesie en general o en el verso en particular, que en la codificación de distinciones más sutiles entre los géneros, los Grimm seleccionaban dimensiones de los géneros tradicionales –la Naturpoesie, como una indagación de focos para las artes poéticas nacionalistas- otras formas narrativas y épicas representaban la expresión colectiva de la nación, mientras que la poesía lírica, privada y personal era periférica en relación a sus intereses (Peppard 1971: 99). La épica era de un interés especial porque, como sostenía Jacob, “De todos los tipos de poesía de acuerdo a su tendencia natural y su desarrollo, la épica es más cercana en el tiempo e importante para el origen del lenguaje” (1984 [1851]: 24; cf. Zipes 1988b: 211). Las épicas junto con los Märchen y las leyendas que absorbían muchos de los esfuerzos realizados por los Grimm, fueron objetos científicos privilegiados,

proveyendo aperturas más transparentes en relación a los patrones lingüísticos, al mismo tiempo que eran híbridos por excelencia –las formas textuales que personificaban la nación. La construcción de esta noción de los orígenes y la unión a las formas particulares, proveía significados claves de la purificación de la tradición, aunque las tradiciones pueden ser corrompidas –esto es, mezcladas con formas modernas- en un punto posterior los “orígenes” fueron puros y autónomos.

Un elemento central para las prácticas purificadoras de los Grimm era la construcción de la tradición como deteriorada por el paso del tiempo, incapaz de sobrellevar la arremetida de la modernidad. Toda encarnación contemporánea de la poética vernácula resultaba así corrupta y fragmentaria, producto de su distancia con respecto al periodo medio del florecimiento y víctima a la vez de la arremetida destructiva de la modernidad. En el prefacio al volumen I de la primera edición de los KHM (1987 [1812]), los Grimm sugieren que “cuando repasamos las riquezas de la poesía alemana de tiempos antiguos, descubrimos que nada de eso ha sido mantenido con vida, incluso su misma memoria está perdida –todo lo que queda son canciones folclóricas y estos inocentes cuentos domésticos ” (1987 [1812]: 204). Del mismo modo que el trabajo de la recolección define el límite entre la modernidad y la tradición, esta misma se revela en su precariedad a partir de la tremenda desigualdad evidente en este encuentro violento. Los Grimm señalan frecuentemente y de manera romántica, los efectos de la violencia de la modernidad: “Siempre pendiente de cada cosa que realmente quede aún de esta poesía” (1987 [1812]: 204, énfasis en el original), ellos sienten una obligación de registrar todo lo que puedan encontrar de los cuentos que provienen de las formas más tempranas (1987 [1812]: 204). Las leyendas germánicas (1981 [1816–18]) tuvo una motivación similar: “Aquello que nuestra colección todavía es capaz de incluir se manifiesta claramente como meros restos esqueléticos y fragmentarios de lo que fue una vez el poderoso tesoro escondido de la poesía folclórica alemana” (1981 [1816]: 2). En términos de su cartografía imaginada, los Grimm se mueven desde el centro de la modernidad, un espacio científico, de elite y urbano para cruzar el límite hacia lo que ha sido un mundo pre-existente, autónomo y tradicional. Este mapa emergente también espacializa una nación alemana en términos de una metafísica de la presencia tradicional; tales áreas como Hesse3 fueron consideradas para permanecer más cerca de las raíces tradicionales. La nostalgia retórica de los Grimm sugiere que ellos podíann salvar la brecha epistemológica y social para mantenerse solidarios junto al pueblo, lamentando el modo cruel en que más tarde sería tratado por la modernidad –sin perder, sobra decirlo, su condición de sujetos modernos. Si los miembros del Volk atraviesan la línea, sin embargo, no hay vuelta atrás –pierden su lugar legitimado en la tradición. Los Grimm así se convierten en sujetos complejos, capaces de asimilar los múltiples puntos de vista y de ocupar varios puntos en la cartografía espacio-temporal o cronológica (ver Bakhtin 1981). los miembros del Volk, por otro lado, sólo pueden habitar una ubicación espacio-temporal; los Grimm los construyen así como sujetos unidimensionales.

Ahora, debería ser razonable, como lo era, que el hecho de representar los textos tradicionales como fragmentarios y evanescentes, debilitara la posición académica de sus defensores y disminuiría el valor de estos artefactos culturales para los proyectos modernistas-nacionalistas. Nosotros creemos, sin embargo, que esta retórica nostálgica aumentó enormemente su valor en los mercados textuales. Los Grimm preservaron la inversión que Herder hacía de la valencia moral de la dicotomía tradición/modernidad. Puesto que la tradición personificaba una virilidad masculina y nacional que hacía

3 Hesse es uno de los 16 Estados federados de Alemania. La capital del Estado es Wiesbaden; la ciudad más poblada y una de las mayores de Alemania es Fráncfort del Meno.

creativo, poderoso y cohesivo al pueblo, al mismo tiempo que la modernidad debilitaba estas cualidades, el fin de la tradición no era solo lamentable sino que además amenazaba el futuro de las naciones modernas y los proyectos de construcción de estados. Si una formación cultural que había estado perdida durante largo tiempo para la sociedad fue solo preservada en la memoria, aquellos individuos que se especializaban en ubicar estas representaciones, ofreciéndolas en forma de textos escritos, y proveyendo mapas del camino a seguir para reinsertarlos en los sectores sociales modernos, tenían un rol vital a desempeñar en la restauración de la fortaleza de la nación. Los Grimm, así, se elevaron a sí mismos a la condición de expertos y construyeron su modo de producir conocimiento como uno de fundamental importancia política y social, así como también científica científica, arrogándose la autoridad sobre la conversión de la memoria en textos.

Ideologías textuales y prácticas metadiscursivas

Pero, podría objetarse, si el pueblo alemán constituyeron una nación de textos ¿cómo pudieron los textos convertirse en un recurso escaso y en el objeto de reclamos individuales de autoridad? Aquí los Grimm se apartaron del modelo que Herder había descripto en las Volkslieder posicionando las habilidades para la recolección y edición como una especialidad científica. Un buen ejemplo de su respuesta a los esfuerzos por recopilar que ellos consideraban más motivados por impulsos literarios y estéticos que por los científicos, es evidente en las diferencias con sus amigos Clemens Brentano y Achim von Arnim (1805), con quienes colaboraron en sus primeros esfuerzos en la recolección de los cuentos folclóricos. Brentano en particular sólo tomaba notas apresuradas de los relatos que escuchaba que escuchaba, y no era muy meticuloso recordando después los detalles. Los Grimm creían que las versiones publicadas debían ser lo más completas posibles, que ningún material debía ser agregado y que las variantes estéticamente menos agradables no debían ser eliminadas.4

Dando motivación a la propia práctica, los Grimm crearon un modelo de estabilidad y fidelidad textual, algunas veces expresado como Echtheit o autenticidad, en la transmisión vernácula. Jacob comentó: “si estas numerosas memorias escritas sólo nos han dejado varios huesos y articulaciones, como fue, con nuestra antigua mitología, su respiración viva, todavía nos llega a través de un número vasto de Historias y Costumbres, heredadas a través de periodos largos, de padre a hijo. Con qué fidelidad se propagaron ellos mismos propagaron, con qué exactitud aprovecharon y transmitieron a la posteridad las características esenciales de la fábula” (1883 [1844]: xiii). Nótese la gestaciónpatriarcal de la tradición según el modelo de Herder, como contraste de la feminización del modelo de John Aubrey. Reivindicar la Naturpoesie para la modernidad, involucra reproducir esta mimesis textual en la recopilación y en la edición. Continúa: “Pero los cuentos folclóricos quieren ser recogidos con mano delicada. Si los sujetas bruscamente, estos enrollarán sus hojas y negarán su fragancia más dulce. Hay guardada en ellos, una riqueza para descubrir y hacer germinar, que incluso cuando se presentan incompletos, nos dejan satisfechos con sus adornos naturales, y se verían perturbados y dañados por cualquier agregado extraño” (1883 [1844]: xiii). Esto es, argumenta, la tradición en sí misma que resiste la alteración: “Cada nación se siente inducida por la naturaleza a aislarse, a mantenerse alejada de los agregados extranjeros” (1883 [1844]: xxiv). La práctica científica refleja así el carácter de su objeto natural.

4 La historia de esta colaboración es discutida por autores como Kamenetsky (1992:39–41) y Michaelis-Jena (1970: 47–54).

Los Grimm pretendían haber sido guiados por esta ideología en la recopilación de los KHM. La siguiente afirmación aparece en el prefacio al primer volumen de la primera edición: “Hemos intentado recopilar estos cuentos en la forma más pura posible…Ningún detalle ha sido agregado o embellecido o cambiado, porque hubiéramos sido reacios a expandir historias tan ricas en sí mismas, añadiendo alusiones o analogías, que no pudieron ser inventadas” (1987 [1812]: 210). Los hermanos Grimm caracterizaron sus prácticas metadiscursivas en términos algo diferentes en el prefacio a la segunda edición, que apareció en 1819: “Hasta ahora por la manera en que recopilamos; la precisión y la verdad fue lo que contó para nosotros por sobre todas las cosas. No agregamos nada de nuestros propios recursos, no embellecimos ningún acontecimiento, ni característica de la historia en sí misma. Por el contrario, intentamos relatar el contenido exactamente como lo escuchamos; nosotros enfatizamos fuertemente que el modo de decir (estilo) y la manera de llenarlo de detalles fue mayoritariamente parte de nuestro trabajo, pero tratamos de preservar cada particularidad que notamos para que esta recopilación reflejara la diversidad de la naturaleza” (1987 [1819]: 220). Aquí “contenido” y “estilo” están claramente diferenciados y jerarquizados, de tal modo que se vuelve permisible cambiar este último pero no el anterior. Los Grimm se apoyaban en términos evaluativos y casi morales para caracterizar la relación deseada entre los textos impresos y las fuentes –“precisión”, “verdad”, “embellecimiento” y “preservación”. En otras zonas de sus escritos, los Grimm utilizan expresiones como “pureza”, “fidelidad” y “retención” en la descripción del modo en que los textos escritos deberían relacionarse con sus supuestas fuentes orales, y desaprueban aquellos textos que describen como “embellecidos”, “cambiados”, “extendidos” o “suplementados”.

Sin embargo, esta ideología textual se desarrolló, mano a mano, con prácticas metadiscursivas, que transformaron los cuentos de modos muy diversos. La bibliografía más sustancial acerca de las dimensiones textuales y estilísticas de los KHM provee una base útil desde la cual considerar estas prácticas metadiscursivas.5 La disponibilidad de un manuscrito de 1810 que contiene un número de textos (Rölleke 1975)6 y las siete ediciones completas de los KHM nos permiten ganar un mayor conocimiento de las transformaciones estilísticas que se encuentran en el corazón de las prácticas metadiscursivas de los hermanos Grimm.

5 Para agregar a los trabajos citados arriba por Rolleke, ver Berendsohn (1968), Hamann (1970),Schmidt (1973), y Schoof (1959).

6 Como nota Kamenetsky (1992: 41) involucraría un salto de inocencia textual asumir que los manuscritos de 1810 son transcripciones directas de los cuentos recopilados de la oralidad. Los Grimm inicialmente recopilaron las Märchen como parte de la coyuntura aventurándose en la publicación con Clemens Brentano y el “Manuscrito de Oelenberg” contenía historias enviadas a Brentano. Kamenetsky sugiere que las versiones del manuscrito eran más “bocetos” que versiones detalladas de las historias. Ward (comunicación personal 1993) nota que el disgusto de los Grimm por la elaboración poética asumida por Brentano y Achim von Arnim en Des KnabenWunderhorn podría haber llevado a que ellos se preocupen porque los textos más exigentes sólo se convertirían en alimento para una elaboración literaria similar. Sin embargo, la afirmación de Kamenetsky acerca de que los manuscritos de 1810 no deberían utilizarse en los estudios textuales parece infundada. Mientras que los manuscritos no deberían ser tomados como Ur-textos que sirvieron de base para las siguientes ediciones, ellos representan claramente una etapa en un proceso de transformación textual que continuó a través de las distintas ediciones. (La séptima y última edición de la colección completa proporciona una excepción parcial en el sentido de los pocos cambios que se hicieron a partir de los textos publicados en la sexta edición.)

Uno de los cambios más importantes fue el que llevó a la incorporación del discurso directo (discurso citado). Tomen, por ejemplo, el pasaje de "Los viajes de Pulgarcito", en el que Pulgarcito se encuentra con los ladrones en el bosque.7 El manuscrito simplemente señala:

Le dan (a Pulgarcito) la tarea de escurrirse por donde está el tesoro y tirar el dinero por la ventana a los ladrones.

El mismo pasaje se enmarca en la primera edición como discurso interno:

Y cuando ven al sastrecillo, ellos piensan, él puede ser muy útil para nosotros, hablemos con él, digámosle que es un buen muchacho.

Como suele ser el caso, el discurso directo surge en la segunda edición:

Cuando vieron al sastrecillo, pensaron, un tonto como ese puede ser muy útil para nosotros. “¡Ey, allí!” gritó uno, “¡Oh muchacho robusto! ¿quieres ir con nosotros adonde está el tesoro?”

El proceso implica no sólo la incorporación del discurso directo, sino de pasajes enmarcados que son señalados gramaticalmente como discurso directo entre comillas. El sentido de la verosimilitud es también destacado citando un modo particular de dirigirse: "Tú, resistente muchacho”. La séptima y última edición envuelve el discurso interno entre comillas y distingue claramente la segunda cita de su cita enmarcada:

Cuando vieron al sastrecillo, pensaron, “un muchachito así puede arrastrarse a través del ojo de la cerradura y servir como gancho para nosotros.” "Ey, allí”, gritó uno, “tú, gigante Goliat, ¿quieres ir con nosotros adonde está el tesoro?”

El último ejemplo ilustra el uso del discurso directo en la construcción de los personajes que representaban tipos sociales familiares y sirvieron como vehículos para interpretaciones morales. Las citas utilizaban las prácticas espacializadoras y temporalizadoras colocando el campo de das Volk a una gran distancia de la clase media, urbana, del entorno moderno de los hermanos Grimm y sus lectores.

En segundo lugar, los Grimm a veces identificaban personajes con nombres personales, incluso cuando estos estaban ausentes del manuscrito de 1810. En algunos casos, estos nombres personales no sólo eran insertados en el texto, sino que se convirtieron en el título por el que una historia particular fue conocida. Johannes- Waterspring y Casper-Waterspring, por ejemplo, no son nombrados en el manuscrito de 1810. Sorprendentemente, los nombres "Hansel" y "Gretel", no aparecen en el manuscrito, donde la narración se tituló "El pequeño hermano y la pequeña hermana". Los nombres después aparecen en la primera frase que establece el lugar de la historia en la primera edición.8

7 Las traducciones son proporcionadas por Ellis (1983: 87-88). Nos basamos en Ellis en este sentido

en vista del hecho de que presenta varias traducciones de cuentos tomados de sucesivas ediciones. El análisis del texto que aquí se presenta es nuestro. Para un análisis textual más cuidado de la KHM, escritores como Bottigheimer (1987) y Rolleke (1975, 1985a, 1985b, 1986a, 1988a) y los trabajos citados en la nota 3 también deberían ser consultados.8 En su intento de defender a los Grimm en contra de sus críticos, Kamenetsky (1992) sostiene que los cambios introducidos en las ediciones siguientes englobaron un proceso ejemplar de mostrar otras variantes. Tal razonamiento podía ser utilizado en el intento de explicar la introducción de los nombres y otros elementos. En la nota sobre esta historia, sin embargo, los Grimm (1884: 356)

En tercer lugar, Mieder (1986a, 1986b, 1988) y Rölleke (1988b) han detallado la forma en que los Grimm mostraban su interés y el conocimiento de los proverbios en la edición de los cuentos. Wilhelm Grimm indicó en el prefacio a la sexta edición, "constantemente he tenido el sufrimiento de introducir dichos populares y figuras curiosas del discurso, a las que siempre estoy escuchando atentamente" (traducido por Rolleke 1988a: 109). Notablemente, su esposa Dortchen, que sirvió como la fuente de un número de historias, también estaba bastante interesada en los proverbios. No sólo los utilizaba en su discurso, sino que contribuyó a la recopilación de los proverbios de Karl Shimrock, Die deutschen Sprichworten (1988 [1846], ver Kamenetsky 1992; Mieder 1986a: 122-24). Como el discurso citado, los proverbios también ayudaban a motivar a los personajes y a las acciones. Una extraña circularidad es evidente en el uso de los proverbios que hacen los Grimm, en la edición de la KHM. Por un lado, a veces confiaban en las expresiones proverbiales y los dichos determinando si los relatos particulares eran "genuinos" (Kamenetsky 1992: 164). Por otro lado, los Grimm añadían proverbios a los textos a fin de aumentar su aura de tradicionalidad y de autenticidad. Los Grimm llevaron los Märchen en la dirección de un género "mixto" o "mezclado" (cf. Bajtín 1986 [1979]) a través de la añadidura de los proverbios.

En cuarto lugar, como los Grimm reconocen, muchos de los cuentos eran construidos a partir de fragmentos o de varios relatos cortos: "Muchas historias que se complementan entre sí y que podían ser articuladas sin la necesidad de eliminar los pasajes conflictivos han sido publicadas como una historia particular" (1987 [18919]: 220).9 Una vez sintetizadas cuidadosamente en una narrativa singular, las relaciones intertextuales y complejas entre diversos componentes fueron oscurecidas.10

Un quinto tipo de transformación estilística consiste en destacar aquello que los lingüistas llaman la cohesión, los vínculos entre las partes separadas de un enunciado o un texto (ver Halliday y Hasan 1976). Ellis (1983: 59-61) llama la atención sobre la añadidura por parte de los Grimm de elementos que proporcionan motivos explícitos para las acciones. Estos elementos también integran teorías de la acción y una sensación de una Weltanschauung premoderna en las narraciones. Otro efecto de estos cambios es entrelazar los elementos de la historia más estrechamente, en particular cuando la relación entre los episodios sucesivos no está clara en las interpretaciones anteriores. Otro cambio consiste en la creación de repeticiones simétricas de acciones y episodios. Los acontecimientos sucesivos que se describen de manera contrastiva en el manuscrito de 1810 y/o en las primeras ediciones, se convierten en cohesivos a través del uso del paralelismo. La cohesión narrativa de los cuentos fue similarmente, en gran medida, reforzada por el desarrollo de lo que ha sido denominado la calidad lineal de los cuentos. Las acciones que se producen tout de suite en las versiones anteriores fueron más tarde divididas en etapas, particularmente como múltiplos de tres, y cada elemento vino a señalar teleológicamente lo que estaba próximo a ocurrir. Es evidente que el paralelismo y la repetición son recursos narrativos comunes, y sería absurdo sugerir que

sostienen que "Hansel" es el nombre de Pulgarcito en otros cuentos. No se menciona a Gretel en la nota. Así, mientras "Hansel" está sacado de un cuento claramente distintivo, no hay ninguna motivación para la introducción de "Gretel."9 Es interesante observar que los Grimm afirmaron en el Prefacio a su colección de leyendas alemanas que "unir varias historias cortas juntas" sería inapropiado en el sentido de que "toda la confección y el colorido" se perdería (1981 [1816]: 6).

10 Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que algunas de estas relaciones están indicadas en el tercer volumen de la KHM, que contiene notas sobre los cuentos recopilados por Wilhelm Grimm. Ha sido repetido en la edición de Rolleke (1980) de la KHM. (Ver también Bolte y Polivka 1963.)

los Grimm los inventaron. Lo que es significativo es el modo en que los Grimm los utilizaron en la ampliación de los textos y en el modo de otorgarles la estructura formularia más convencional, por la que son famosos.

Un ejemplo interesante de este tipo de elaboración paralelística es evidente en la descripción del estado de reposo/suspensión del castillo en el cuento la Bella Durmiente. El manuscrito de 1810 describe simplemente el comienzo del período de cien años en los siguientes términos (las traducciones son tomadas de Ellis 1983: 146): "Porque en el momento en que el rey y su corte habían regresado, todo en el castillo comenzó a dormir, hasta las moscas en las paredes." No se presenta ninguna descripción en el pasaje en que el príncipe busca a la Bella Durmiente. La escena del despertar es también concisa: "Todo despertó de su sueño." En la sexta edición, sin embargo, se describe la escena inicial del sueño, del siguiente modo:

Y este sueño se extendió por todo el castillo: el rey y la reina, que acababan de llegar a casa y habían entrado en la sala, comenzaron a dormirse, y la corte entera con ellos. Entonces los caballos en el establo se durmieron, los perros en el jardín, las palomas en el techo, las moscas en la pared, incluso el fuego que ardía en el hogar se quedó dormido, y la carne asada detuvo su cocción y el cocinero, que quería tirar del pelo de un muchacho de la cocina, porque él se había negado a hacer algo, lo dejó ir y se durmió. Y cesó el viento, y en los árboles frente al castillo ni una pequeña hoja se volvió a mover. (1983: 152)

El espectáculo que le espera al príncipe cuando entra en el castillo cuidadosamente, se hace eco de la descripción anterior, con la excepción de alguna inversión en el orden.

En el jardín del castillo, él vio a los caballos y los perros de caza moteados, dormidos, en el techo, las palomas se sentaron y tenían sus cabezas metidas debajo de sus alas. Y a medida que iba entrando en la casa, las moscas dormían en la pared, el cocinero en la cocina sostenía su mano como si fuera a agarrar al muchacho, y la criada estaba sentada en frente de la gallina negra, que estaba por ser pelada. Luego continuó, y vio en la sala a la corte entera dormida, y arriba en el trono estaban el rey y la reina. (1983: 153)

Por último, la escena del despertar reproduce la descripción, por tercera vez. Aquí, el orden es exactamente el mismo que en la escena inicial del sueño, excepto que el desplume de la gallina que hace la criada, no es mencionado en la escena inicial:

El rey se despertó y luego la reina y toda la corte, y se miraron el uno al otro asombrados. Y los caballos en el jardín se levantaron y se sacudieron: los perros de caza saltaron y menearon sus colas: las palomas en el techo sacaron sus cabezas de debajo de sus alas, miraron a su alrededor y salieron volando hacia los campos: las moscas en las paredes se arrastraron hacia adelante: el fuego en la cocina, se levantó, flameó, y cocinó la carne: la carne asada comenzó a chisporrotear de nuevo, y el cocinero golpeó el oído del muchacho, de manera que el muchacho clamó: y la criada terminó de desplumar a la gallina. (1983: 153)

Este ejemplo sugiere que el agregado de este tipo de paralelismos y de mejoras de la cohesión no está limitado a la transición desde el manuscrito de 1810, a la primera edición; si bien algo del desarrollo paralelístico en este ejemplo es evidente en la primera edición, los cambios aparecen a partir de la segunda y hasta la sexta edición.

Estas transformaciones textuales han demostrado ser controvertidas. Al igual que Linda Dégh (1979, 1988) y Christa Kamenetsky (1992), Donald Ward defiende a los Grimm. Señala que “mientras que otros escritores de esta época adaptaban libremente los materiales folclóricos y los utilizaban como vehículos para su propio e individual genio poético, los Grimm se mantenían absolutamente fieles al estilo y al

espíritu de los cuentos, aunque no siempre fieles a las palabras exactas” (1981: 369). Joseph Campbell afirma igualmente, que los recopiladores anteriores “se sentían libres para manipular los materiales folclóricos” y los antologistas “arreglaban, restauraban y templaban”, mientras que los Grimm “dejaban que el discurso de la gente llegara directamente a la imprenta” (1944: 834-35). Alan Dundes (1985), por otra parte, caracteriza las prácticas metadiscursivas de los Grimm como la fabricación de “fakelore”11. La retórica empleada por ese archi-opositor de los Grimm, John M. Ellis (1983), es especialmente instructiva. Aquí el léxico cuasi-moral, que es utilizado a menudo por los hermanos Grimm y sus defensores, se vuelca a la tarea de acusar a los hermanos Grimm de “engaño deliberado” ya que ellos concedían los nombres de las fuentes (1983: 26), creando “una enorme discrepancia” entre el manuscrito de 1810 y la primera edición (1983: 38-39, énfasis en el original). Ellis declara, además, que los Grimm no se merecen el crédito por la “verdad y autenticidad” (40), y afirma que eran ambos “mucho más perezosos y menos científicos de conciencia”, en sus prácticas de recopilación que lo que hacían creer a los demás (27). Como resultado, los Grimm infligieron “daño” a los cuentos (62), y, porque sus prácticas carecían de “fidelidad” (85), fueron culpables de “fraude y falsificación” (103). Ellis concluye que “los Grimm parecen haber sido culpables de una costumbre generalizada de jugar perezosamente y sin inhibiciones con el lenguaje de los textos”. (85)

Lo que es más interesante para nosotros es que los defensores y los críticos de los hermanos Grimm comparten un conjunto común de supuestos sobre la naturaleza de las prácticas metadiscursivas y la forma en que estas deberían ser evaluadas, a lo que nos referiremos como la imagen de fidelidad intertextual. De acuerdo con esta imagen, los textos creados mediante la transcripción, la traducción y la edición deberían tener una conexión directa e intrínseca con sus fuentes, de tal manera que los primeros sean extensiones o sinécdoques de estos últimos. “Verdad”, “autenticidad”, “fidelidad”, y el estilo son medidos de dos maneras. En primer lugar, el punto de origen es idealmente una interpretación oral por un miembro del “pueblo”, preferiblemente un campesino analfabeto. Cuán cerca de este ideal imaginado están las fuentes de los KHM , también es un asunto controvertido. El academicismo textual ha demostrado que los Grimm claramente no atravesaron todas las regiones de la Alemania moderna, tomando nota de las Märchen literalmente de campesinos analfabetos y conservando laboriosamente las palabras del “pueblo”.12 Al examinar su recopilación de leyendas, los Grimm lamentaron que “muchas hubieran sido registrada mejor y con mayor precisión tomándolas de boca del pueblo” (1981 [1816]: 11).Los hermanos recopilaban versiones orales en un número relativamente pequeño de las áreas geográficas y sobre todo entre los miembros de varias familias de la clase media a las que conocían bien. Mientras que los Grimm caracterizaban los cuentos como la auténtica y popular cultura alemana y como la fuente para la reconstrucción una herencia alemana común, algunos de sus informantes fueron hugonotes francoparlantes13. No sólo muchos de los informantes estaban alfabetizados, sino que una buena parte de los cuentos que contaban fueron tomados de colecciones publicadas.

11 El término fakelore es un neologismo acuñado por el folclorista estadounidense Richard Dorson para referirse a las creaciones que se presentan como si fueran genuinamente tradicionales, cuando en realidad se trata de productos falsos e inventados. 

12 Ver especialmente Crane (1917, 1918) y Rolleke (1975, 1985a, 1985b, 1986b, 1988a).

13 El término “hugonotes” es el antiguo nombre otorgado a los protestantes franceses de doctrina calvinista durante las guerras de religión.

Una vez que las narraciones han sido recopiladas, cada paso que las aleja de la fuente supuestamente disminuye la “autenticidad”, la “pureza” y la “verdad” del texto. Tanto los defensores como los detractores de los Grimm comparten el poderoso supuesto modernista de los hermanos sobre los textos, es decir, que hay un modo natural y auténtico de la transmisión, asociada a los conocimientos tradicionales, que las colecciones impresas pueden reflejar este proceso, de alguna manera, y que la autenticidad y legitimidad de las narraciones publicadas puede ser evaluada de este modo. Las prácticas metadiscursivas y las ideologías textuales con ello reproducen un imaginario de la tradición, de la modernidad, de la frontera que las separa, y de cómo las personas y las formas culturales pueden (o no pueden) atravesarla.

En segundo lugar, la calidad de las colecciones se ha de evaluar en términos del grado en el cual las lagunas obvias entre los dos conjuntos de textos se hacen invisibles. Cabe observar que incluso las admisiones de que alguna ruptura entre los dos momentos es inevitable, naturalizan la idea de que los textos están automática e intrínsecamente ligados, y sugiere que la mímesis puede, al menos idealmente, lograr la fidelidad completa. Así, los vínculos naturales e intrínsecamente intertextuales, se convirtieron en el tipo básico de las relaciones intertextuales, mientras que la revelación de una laguna, está muy marcada. Esta retórica legitima la noción de que las interpretaciones del “pueblo” son totalmente accesibles a los estudiosos y, al menos idealmente, totalmente reproducibles en los textos impresos. También proporcionan un medio poderoso para la asignación de autoridad textual, en la forma de la “autenticidad” para la producción y recepción académica de los textos -sólo un especialista sabría cómo se transmite el conocimiento vernáculo, y así puede juzgar si un texto ha sido reproducido de una manera auténtica y legítima o no.

Esa reproducción textual produce tanto vínculos como lagunas, que se concretan en las características que llaman la atención sobre las continuidades y las que crean conciencia de la separación en medios sociales, textuales, históricos, y otros. Lo brillante de la combinación de ideología textual y prácticas metadiscursivas de los Grimm, es que son las mismas intervenciones en los relatos las que ayudan a crear la ilusión de fidelidad. Latour (1987) sostiene que mediante la inserción de columnas, tablas, gráficos y otras ilustraciones en sus textos, los científicos los amontonan para crear la ilusión de que el fenómeno natural que están analizando se encuentra, en realidad, inserto en el texto. El estilo indirecto, los nombres, y los proverbios parecen insertar las voces del Volk en las páginas del los KHM, creando una ilusión de fidelidad intertextual. La estandarización de la trama de las secuencias, aumentando el paralelismo, y, para estar seguros, añadiendo lo que ahora sentimos como la marca del género -los dispositivos de enmarcado “Había una vez. . .” y “vivieron felices para siempre”- hicieron que los textos se sintieran como reproducciones auténticas de cuentos de hadas originales.Y así es como deberían sentirse, ya que los textos reproducen las características de un género relativamente homogéneo creado por los Grimm. Estas añadiduras convirtieron los textos en poderosos dispositivos para purificar las relaciones entre tradición y modernidad, permitiendo al público distinguir fácilmente la Naturpoesie de la Kunstpoesie. También les proporcionaron algunos de los más eficaces híbridos. La tradición podía ser “obtenida o arrancada con una mano delicada” y luego hacerla ceder “su fragancia más querida” en las bibliotecas y las casas burguesas, el lugar clave de la modernidad, sin “ser trastornada y dañada”. Los fragmentos del lenguaje producidos por sistemas deconocimiento especializado podían sustituir a los mundos premodernos y al mismo tiempo, ayudar a restaurar la vitalidad política y cultural de una nación excesivamente modernizada -en el interés de crear un estado democrático, centralizado.

La historia, la “estructura interna”, y la autoridad las prácticas metadiscursivas académicas

Al tratar de desacreditar a los Grimm, John Ellis le da mucha importancia a la aparente discrepancia entre la afirmación de los hermanos Grimm, en el prefacio de la primera edición por el hecho de haber intentado “escribir estos cuentos de la manera más pura posible” y, en el prefacio a la segunda edición, por su "incómoda, su afirmación en defensa" (Ellis 1983: 16), que hemos citado anteriormente.14 Aquello de lo que Ellis no se da cuenta es que el segundo prólogo en realidad, sostiene un reclamo mucho más potente a la autoridad textual, que está implicada en la noción de una correspondencia directa entre los textos publicados y las fuentes. Aunque Ellis destaca el pasaje en el prefacio a la segunda edición, en la que Wilhelm Grimm clasifica el contenido sobre la expresión, las pistas cruciales emergen en oraciones que preceden y siguen la afirmación sobre la “expresión” y el “contenido”. Los Grimm subrayan que en el objetivo del proceso de recopilar y volver a contar las Märchen: “Debe tenerse en cuenta, en primer lugar que estábamos preocupados por la lealtad y la verdad.” La forma en que construyeron su propio papel como estudiosos, está contada, más tarde, en el pasaje: “Cualquiera que haya llevado a cabo una empresa similar entenderá que la recopilación de este material, no es de ninguna manera un negocio descuidado. Por el contrario, sólo con el tiempo uno adquiere el tipo de atención y el tacto necesario para separar lo que es puro, simple, y todavía intacto, de lo que es inauténtico” (1987 [1819]: 220). Prestar más atención a estos conceptos de “pureza”, “simplicidad”, y al estilo, puede arrojar una gran cantidad de luz, no sólo sobre las prácticas metadiscursivas de los Grimm y la autoridad académica que estas técnicas supuestamente confieren a los textos y a sus creadores, sino sobre las bases ideológicas del nacionalismo romántico en sí.

Los Grimm situaban la recopilación, edición y análisis de las Märchen y otras formas en una iniciativa histórica y comparativa mayor. Las formas poéticas como las Märchen y varias leyendas, aunque superficialmente variables, exhibían una profunda continuidad con géneros antecedentes, concibiendo las formas populares como constantes a través del tiempo, tradicionales, en ese sentido;  “nunca fijas y siempre variables de una región a otra, de un relator a otro, aún conservan un núcleo estable”, un núcleo que “ha de ser muy viejo” (1987 [1812]: 208). De esta manera, pueden conducir al descubrimiento del principio fundamental, que subyace a un lenguaje, revelando el núcleo, unificado y permanente que se encuentra oscurecido por las complejas, mutables, y  heterogéneas formas externas (ver Amsterdamska 1987). ¿Dónde se esconde la clave para desentrañar el valor histórico de la lengua y el texto? Los cuentos y los otros textos proporcionan el acceso a un nivel más profundo de intertextualidad; descubrir su “estructura interna” fomentó la tarea de abstraer modelos subyacentes generales y la localización de su distribución en el tiempo y el espacio. El ideal de fidelidad en la mímesis intertextual fue, así, más allá de “la redacción y la recopilación de los detalles”, que legítimamente podían modificar, para girar en torno al contenido y a “cada particularidad que reconociéramos”, para citar de nuevo el prefacio a la segunda edición (1987 [1819]: 220). Puesto que el lenguaje y la poesía decaen a través del tiempo, el estudioso debe, como los Grimm (1981[1816]: 9) argumentaron con respecto a su colección de leyendas, “hacer renacer estas leyendas en sus nuevas ropas” y

14 Los Grimm sostienen en el prefacio a la segunda edición que, si bien “el contenido” de los cuentos permanece intacto, “apenas es necesario enfatizar que el fraseo y el relleno de los detalles eran mayormente nuestro trabajo”.

devolverlas a su verdad desnuda y a su inocencia.15 Jacob Grimm proporcionó una analogía particularmente llamativa en una carta a Achim von Arnim. Después de haber criticado a von Arnim, por modificar los textos de una colección de canciones populares, los Grimm fueron criticados por von Arnim, a su vez, por alterar los cuentos por ellos publicados. Ward (1981: 369) caracteriza su respuesta de la siguiente manera: “Jacob defendía su método diciendo que, con el fin de llegar a la yema de un huevo, hay que romper la cáscara, pero si lo haces con cuidado, la yema permanecerá intacta”. Por lo tanto, mediante el establecimiento de vínculos intertextuales entre los textos históricos y los contemporáneos y las relaciones jerárquicas entre lo que se interpretará como diferentes componentes de los textos, lo último puede ser restaurado a su forma “simple”, “pura “, “integral” y “completa”. Así como los investigadores están obligados a rechazar la “forma externa” de un texto en favor del análisis de su procedencia y “estructura interna”, son también libres de entextualizar su análisis en la “forma externa” de las versiones publicadas. Los Grimm sugieren que la “verdad”, la “autenticidad” y la “fidelidad” de un texto publicado, no se evalúan sólo de acuerdo a su relación intertextual con las características superficiales de una fuente textual, sino en virtud de su capacidad de representar el análisis del estudioso sobre las características subyacentes y las relaciones históricas. Dado que ningún texto podía ser editado o analizado adecuadamente mas allá de este campo más amplio, sólo los investigadores familiarizados con la gama completa de géneros vernáculos y formas léxicas y gramaticales en alemán y proto-alemán (o lenguas indoeuropeas en general) estaban calificados para llevar a cabo este trabajo. La declaración de los Grimm en el prefacio a la segunda edición de la KHM por lo tanto sugiere que estaban intentando  ampliar, no atenuar, su reivindicación de autoridad textual. Los expertos se convierten en puntos de trámite obligatorio entre la tradición y la modernidad, y el proceso científicamente informado de entextualizacion se convierte en el vehículo para efectuar ese pasaje. Recordemos la reiteración de Jacob sobre el énfasis de Herder acerca de la distinción entre la Naturpoesie y la Kunstpoesie. Dado que sólo la primera proporcionó reflexiones sobre el genio de la gente, la capacidad del estudioso en distinguirlas -aún vista como una prerrogativa fundamental y una obligación de muchos folcloristas- le permite a él o a ella determinar qué textos proporcionan una idea de la sociedad tradicional y se constituyen vehículos adecuados para la incorporación de la tradición en la modernidad. Sólo aquellos estudiosos capaces de comparar las versiones contadas por varios narradores, podían identificar las características fundamentales de este conocimiento colectivo y volver a re-entextualizarlo correctamente en la página impresa. Si el valor de los textos individuales se pudiese obtener mediante la lectura de textos individuales y apreciando sus características superficiales, entonces el especialista podría disfrutar de la condición de mediador obligatorio, con respecto a la reinserción de la tradición en la modernidad, sólo hasta el punto en el que el texto ha sido publicado. Siendo necesaria una práctica más amplia de la lectura, los expertos podían reclamar el monopolio sobre todo el proceso. Creando los textos y el capital simbólico para los proyectos nacionalistas y cosmopolitas La noción de capital simbólico (1991) de Pierre Bourdieu nos puede ayudar a evaluar la importancia del proyecto de los Grimm. Sin duda, el uso de este término nos presenta

15 Esta cita está tomada de una discusión en el prólogo a la colección en la que los Grimm están comentando sobre su justificación para incluir leyendas suizas publicadas por Wyss, "que tejió hábilmente los relatos en poemas más largos" (1981 [1816]: 9).

los riesgos asociados a la adopción del léxico economicista y capitalista del que derivan sus etiquetas para procesos comunicativos. Adoptamos el término en este contexto, no con la fe de que el capitalismo ofrezca un lenguaje apropiado universalmente para la discusión de los procesos discursivos, pero especialmente porque uno de los efectos de la obra de los Grimm era tomar formas simbólicas, que habían sido integradas menos plenamente en una economía capitalista e insertarlas sólidamente en un mercado textual dominado por el capital, infundiéndoles valor a lo largo del camino. Al hacerlo, ayudaron a transformar las formas simbólicas que habían estado, en su opinión, atadas a lugares particulares y a identidades sociales, y transformarlas de tal manera que pudieran circular en un mercado textual libre. Sin embargo, podemos ver este proceso como la extracción de conocimiento, a partir de un patrimonio cultural común y su conversión en capital simbólico que podrá ser controlado por clases particulares y productos básicos, textos publicados, que pueden ser comprados y vendidos en el mercado capitalista. El primer momento de este proceso fue la obra de purificación incorporada en la transformación del conocimiento tradicional en un objeto científico. Recordemos que los textos vernáculos poseen, según los Grimm, una doble relación con la sociedad. Por un lado, son elementos del lenguaje, los organismos que responden a sus propias leyes y que existen más allá de la sociedad.  Antes de que las comunidades se modernizaran, sin embargo, los textos se identificaban estrechamente con las identidades y relaciones sociales. Por lo tanto podríamos suponer que algunos de los derechos de propiedad intelectual serían acumulados por las personas que viven en lugares asociados con determinados textos, poseen las características sociales de edad, clase y género que las convierten en narradores apropiados, y son reconocidos como artistas de narrativas particulares u otras formas. Aunque los Grimm sugieren que el conocimiento tradicional a menudo se concentra en un área en particular, simplemente representa un recurso nacional que se ha perdido en otras regiones. Los residentes, por lo tanto, simplemente poseen un pedazo, de lo que por derecho le pertenece a la nación - o para usar una imagen más apropiada - tienen acceso a un patrimonio común cultural - pero no tienen ningún derecho especial con respecto al mismo. Además, el das Volk está, por definición, desapareciendo y perdiendo contacto con los conocimientos tradicionales; sus miembros parecían asociar a los Grimm con el capital simbólico que ya no podían retener, un regalo que los hermanos parecen merecer por su trabajo en el campo (trabajo académico con textos) y su defensa del das Volk. La gente no podía escribir sus propios textos o modelar la forma en que iban a ser reinsertados en la modernidad, ya que “afortunadamente no son conscientes de su propia  poesía silenciosa”16 (1981[1816]: 4). Creyendo que la vitalidad de las tradiciones orales se colocaba en una época en la que la conciencia crítica estaba ausente, Jacob Grimm argumentó que estas formas transmitían las “verdades eternas” en virtud de la “inocencia infantil”, “sencillez” y “naıveté” con las que se transmitían. Mientras los poetas contemporáneos escriben conscientemente, al menos en parte, el proceso creativo que dio origen a la tradición oral no fue consciente de sí mismo (ver Kamenetsky 1992: 63-66; Marschall 1991: 268). Cuando los narradores populares parecen ejercer un grado de control sobre sus propias representaciones, en verdad sólo están manifestando una sumisión a la tradición, como en el caso de Frau Viehmann, la informante ideal de los Grimm y el prototipo para las generaciones de esas fuentes populares idealizadas. Los Grimm observan, “cómo ella está interesada en una narración correcta; cuando vuelve a contar algo, nunca cambia la sustancia y corrige un error tan pronto lo nota, aún cuando

16 La relación inconsciente de los poetas populares con su trabajo es contrastada con la forma “en la que el lenguaje revelará las palabras [al poeta letrado] medio consciente y medio inconsciente” (1981 [1816]: 4).

implique interrumpirse. La devoción a la tradición es mucho más fuerte entre personas que siempre adhieren a la misma forma de vida que nosotros (que tendemos a querer cambiar) que somos capaces de comprender" (1987 [1814]: 212). La gente no comprende conscientemente la tradición que nació gracias al conocimiento histórico y comparativo. Los expertos pueden colocar los conocimientos tradicionales dentro de un espacio nacional moderno. Los Grimm, por supuesto, no han afirmado que ellos (u otros expertos) poseían los textos. Más bien han adquirido el derecho de determinar la forma en que se colocarían en una economía textual, en la que cualquiera podía tener acceso a ellos -por la compra de un artículo -el libro- que generaría ingresos para los editores y redactores. O mejor dicho, cualquier persona que supiera leer y pudiera comprar copias de su libro o consultarlos, en las que eran todavía bibliotecas predominantemente privadas. En otras palabras, el acceso a este mercado era difícilmente libre o universal. Para que los textos populares se convirtieran en capital simbólico, tenía que haber un mercado para ellos. Aquí es, por supuesto, precisamente donde Herder intervino, sugiriendo que los buenos alemanes deberían estar más interesados en obras alemanas que extranjeras. El movimiento romántico reformó la economía textual, intentando superar una aversión modernista hacia los textos premodernos. En particular, la celebración de los Grimm de la Naturpoesie sobre la Kunstpoesie desafió las jerarquías establecidas en el mercado textual. En una carta de 1812 a von Arnim sobre la KHM que estaban a punto de publicar, Jacob se defendió a sí mismo y a su hermano contra la acusación de que eran excesivamente celosos promotores de los textos tradicionales: “Si sobreestimamos su influencia, entonces que la gente reduzca un poco nuestras declaraciones. Quedará lo suficiente como para compensar la injusticia que estos cuentos han sufrido al ser pasados por alto durante tanto tiempo” (citado en Michaelis- Jena 1970: 51). Al abogar por su importancia, Jacob tomó nota de que su valor se extendía más allá de la investigación académica: “Estos cuentos se merecen mejor atención de la que han recibido hasta ahora, no sólo por su poesía, que tiene un encanto especial y ofrece a los que han oído estos cuentos en su infancia una lección preciosa y felices recuerdos por toda la vida, sino también porque pertenecen a nuestra literatura nacional” (citado en Michaelis - Jena, 1970: 51). En 1856, Wilhelm celebró el éxito de los esfuerzos en transformar las jerarquías textuales: ¡qué singular que fue nuestra colección cuando apareció por primera vez, y qué buena cosecha ha producido desde entonces! En ese entonces las personas sonreían con indulgencia cuando afirmábamos que los pensamientos e intuiciones se conservaban en estas historias, cuyo origen debía buscarse en la oscuridad de lo antiguo. Ahora esto casi nunca se niega. A los cuentos de este tipo se les reconoce plenamente su valor científico y se tiene temor de alterar cualquier parte de su contenido, mientras que antes sólo se consideraban diversiones inútiles de la fantasía que podían ser manipuladas según antojo (citado en Michaelis- Jena 1970: 177-78). La KHM fue un éxito de taquilla capaz de competir con Hollywood (excepto en ventas absolutas) en el lanzamiento de esfuerzos modestos que, sorprendentemente, dominaron el mercado por  años (y aquí por siglos). Pero los Grimm no enmarcaron sus esfuerzos como un nuevo emprendimiento en el capitalismo de lo impreso - insistieron en que el estudio comparativo e histórico de la lengua y la tradición era una práctica científica al servicio de los proyectos nacionalistas. Un problema clave fue que los literatos románticos, como Brentano -colaborador de los Grimm-, quisieron elevar la Naturpoesie a la posición de la literatura, no de la ciencia. La insistencia de los Grimm en la fidelidad intertextual, el uso del lenguaje popular y el rechazo del adorno literario, además de la inserción de prólogos, introducciones, notas críticas y apéndices marcaron sus textos como académicos y científicos, no como

populares.17 Irónicamente, fue la KHM -la  más difícil de elevar entre las jerarquías literarias- la que consiguió el mayor éxito de comercial. Como buenos vendedores, los Grimm colocaron indicaciones sobre el valor de los textos en la superficie de los mismos productos gracias a los tipos de transformaciones que hemos detallado en la KHM - la autenticidad de un texto en particular se caracterizaba por el habla popular y los proverbios y su pertenencia a un género popular distinguido por formulas de apertura y cierre y  por secuencias en la trama. Mientras el capitalismo industrial transformaba a Europa, los Grimm producían un gran número de elementos únicos que se ajustaban a un modelo narrativo estandarizado. Su condición de capital simbólico se intensificó, haciendo que fueran más fáciles de reproducir. Los Grimm se reservaban el derecho de evaluar el valor de este mercado - es decir, la capacidad de separar los textos auténticos de los falsos o los modificados, de determinar a cuales modalidades de entextualización debería concederse el mayor valor, y de utilizar las prácticas específicas de espacialización y temporalización, en la evaluación del lugar de cada texto y género. Mediante la formación de expertos como los únicos calificados para producir textos y evaluar su valor, los Grimm trataron de crear un monopolio. Tengamos aquí en cuenta el rol de la purificación. Sólo si la tradición se pudiese construir como un dominio autónomo, los modos particulares de hibridación (como cruzar la frontera moderna/ tradicional y traer de vuelta el botín a aquellos que ocupan el lado moderno) podrían estar imbuidos de valor científico, político y económico. Así como un proceso de tradición científica permitió a los Grimm vincular los textos de manera explícita, a la tradición que se estaba desvaneciendo, también les consintió de crear un vínculo implícito con otra comunidad imaginaria - una de carácter nacional.Al romper los vínculos indéxicos que unían la tradición a las localidades, los textos podrían llegar a definir un espacio nacional. En otros tiempos, el descubrimiento de la “estructura interna” de los textos había quitado los efectos de la modernidad y mediado las diferencias regionales - se reveló que una voz nacional compartida había estado allí todo el tiempo. Así, la nación alemana no era una construcción política, sino una entidad real con profundas raíces históricas. La modernidad no había inventado el nacionalismo, sólo descubierto y cartografiado sus características. Mediante la identificación (trazar en detalles un mapa) de una amplia gama de géneros, dialectos, costumbres, rituales y creencias, y demostrando científicamente que formaban un sistema unificado y dinámico, los Grimm pudieron crear la imagen de una nación alemana que era igualmente compleja, unificada y orgánica - es decir, que estaba viva. Si “ninguna mano humana es capaz de simular el fundamento y el funcionamiento de un poema [popular]” (1982 [1816]: 4), entonces la nación - como se define a través de los textos tradicionales - es intrínsecamente democrática. La naturaleza del lenguaje y de la tradición parece entonces ser el modelo del estado-nación democrático que los Grimm apoyaron en sus declaraciones y actividades políticas. Los elementos textuales aparentemente más accesibles podrían establecer como una sinécdoque la realidad y evocar la presencia de elementos más distantes temporalmente. Alimentarse de narraciones que aún se contaban en algunas zonas podría permitir que los lectores percibieran el valor de los textos más antiguos: “El verdadero valor de estos cuentos debe colocarse realmente bastante en alto; muestran a nuestra antigua poesía heroica en una nueva luz, que no podría haber sido producida de cualquier otra forma” (1987[1814]: 212; cf. 1981[1816]: 2). Del mismo modo, los monumentos culturales de

17 Con la excepción, por supuesto, de las colecciones más pequeñas de la KHM que prepararon para el consumo popular. En efecto, la naturaleza de la prosa y el aparato académico producido a partir de la crítica desde von Arnim, Brentano y otros literatos (ver Michaelis-Jena 1970: 53).

la mitología alemana, que estaban siendo musicalmente consagrados por Richard Wagner, podrían aumentar igualmente el valor de las humildes Märchen y las leyendas.

Benedict Anderson (1991) argumentaba que el nacionalismo implica dos movimientos cruciales: la creación de una nueva idea y luego su cosificación, haciéndola parecer como si la gente naturalmente derivara sus identidades de la lealtad a una nación. También sugirió que el nacionalismo es la quintaesencia de lo nuevo, que incluía una ruptura con las viejas órdenes y abrazaba un nuevo orden tecnológico y económico, la impresión en el capitalismo. Hobsbawm y Ranger (1981) sugieren, sin embargo, que el truco es hacer que la nueva nación parezca vieja e históricamente continua - crear una economía tradicional ritual era un medio poderoso de crear las naciones y los temas nacionales. Si la tradición cartográfica jugó un papel crucial en la creación y naturalización de la nación, después los hermanos Grimm y otros especialistas del lenguaje y de los textos tradicionales tuvieron un papel crucial que desempeñar, en hacer posible el proyecto. El mismo Anderson argumentaba que el nacionalismo se basaba en una economía textual. Pero al centrarse en los periódicos y las novelas, las formas de consumo de una historia moderna de la nación, parecen haber pasado por alto otra parte clave de esta economía capitalista de la impresión -el mercado de los textos tradicionales. Como el consumo de estos textos se convirtía en un signo de ser un tema nacional, el proceso de hibridación que vinculaba a los organismos naturales -palabras, formas gramaticales, rituales, y textos- con unidades sociales se extendieron, no sólo explícitamente en das Volk, sino implícitamente a la burguesía también.

Sugiriendo que "la nación es siempre concebida como una profunda y camaradería horizontal", Anderson (1991:7) reifica la medida en que la imaginación de las naciones y el funcionamiento de los estados-nación sirvía para excluir y subordinar algunos cuerpos que fueron encontrados dentro de las fronteras nacionales. El acto de leer el periódico todos los días, que él se imagina como una práctica fundamental para experimentar la subjetividad nacional, a menudo excluía o marginaba a las mujeres, los niños, los pobres y las personas que habían tenido un menor acceso a educación. La camaradería asociada con la producción y el consumo de textos populares no era horizontal en Alemania durante la primera mitad del siglo XIX. El consumo de la KHM en particular se orientó hacia formas de la desigualdad de género y la edad asociados con el crecimiento de las familias burguesas. Los estudiosos han documentado la forma en que los Grimm seleccionaban los textos y editaban su contenido con el fin de que se considere material de lectura para los cuartos de niños pequeños de la burguesía emergente.18 Como el mismo Wilhelm Grimm señala en el prefacio a la segunda edición “hemos eliminado cuidadosamente cada frase que no es apropiada para los niños” (1987 [1819]: 217). Algunos de los críticos de los Grimm se quejaron de que algunos cuentos particulares no eran apropiados para un público juvenil, y algunos elementos, como la historia de los niños jugando al "carnicero" en la que un niño mata a otro, fueron eliminados de las ediciones posteriores (Michaelis - Jena 1970: 171). Se podría añadir que la KHM jugó al menos un pequeño papel en la configuración de una imagen romántica del niño como la encarnación de la misma clase de naiveté asociada tanto con los campesinos del pasado y a los contemporáneos. Recordemos la observación de Jacob acerca de que la lectura de textos tradicionales “otorga a los que han oído los cuentos de la infancia una lección preciosa y un buen recuerdo para toda la vida” (citado en Michaelis - Jena 1970: 51). Por lo tanto los textos tradicionales tienen un valor para la construcción de los parámetros afectivos idealizados en la infancia burguesa, así

18 Ver Ruth Bottigheimer (1987), Maria Tatar (1987), and Jack Zipes (1979, 1983, 1988a).

como las instrucciones que imparten acerca de cómo ser una persona nacional y responsable. La sexualidad y el abuso y el abandono de los niños fueron eliminados en gran parte de la colección, mientras que se seleccionaron cuentos y se editaron en consonancia con el deseo de crear tipos sociales claros que ejemplificaran la conducta moral. El consumo de este tipo de textos se convirtió en una parte de las prácticas de género que intervienen en la reproducción y el consumo social, en un modelo burgués.

Las producciones textuales y de consumo fueron parte de un proceso continuo de reconfiguración de las relaciones de clase. Los diccionarios y las gramáticas que ayudaron a definir una lengua nacional ayudaron a estratificar a la sociedad ofreciendo formas estándares y la distribución y el acceso diferencial a los medios de evaluar el lugar de los individuos y las comunidades en los esquemas de la desigualdad social. No sólo estuvo mediado el consumo de los textos tradicionales por el acceso a la impresión en el capitalismo y a la educación, sino que los textos distanciaron a la burguesía de los sujetos premodernos por postular una brecha epistemológica entre ellos, que sólo podía ser atravesada por la producción y el consumo de los textos – no por la modernidad desafiante o sus estructuras de desigualdad. La gente fue infantilizada y privada de una agencia histórica, al mismo tiempo que la burguesía se proporcionó una guía de viajes sobre la manera de penetrar en su mundo: "Hay que levantar tranquilamente las hojas y doblar cuidadosamente hacia atrás la rama para no molestar a la gente, si se quiere dar una mirada furtiva a un extraño pero modesto mundo de la naturaleza, enclavado en sí mismo, y con olor a hojarasca, hierba del prado y a la lluvia recién caída" (1981[ 1816]: 11).

Esta nostalgia política del sentimiento y la idea de que la burguesía podía contribuir a la causa nacionalista, preservando las palabras de un pueblo moribundo despolitizaba los efectos del capitalismo industrial en el desplazamiento de los residentes rurales, convirtiéndolos en trabajadores pobres. Los Grimm, al igual que otros románticos alemanes, imaginaron el das Volk menos como una clase social que como una idea, la realización de un mundo pre-moderno en el que la gente vivía en armonía con la naturaleza y con Dios y exhibía un inocente, infantil espíritu (ver Schoof 1959; Kamenetsky 1992), llamando así la atención de los antagonismos de clase realmente existentes y sus bases materiales. Siguiendo el ejemplo de Herder, los Grimm transfirieron el legado del pueblo moribundo, no a los descendientes de campesinos que estaban siendo forzados a vivir en escuálidos barrios urbanos, con el fin de proporcionar mano de obra barata para el capitalismo industrial sino a los miembros de la burguesía que leían sus libros. Entextualizar la clase mediante la creación de imágenes de la tradición ayudó a desviar la atención de la desigualdad social y las formas activas, a veces un modo violento, de la explotación y las nuevas fragmentaciones del espacio, el tiempo y la comunidad, que estaban siendo resistidas en la primera mitad del siglo XIX.Nosotros cosificaríamos al nacionalismo si falláramos en apreciar la forma en que el proyecto de los Grimm se extendió más allá de las fronteras de la nación alemana que ayudaron a imaginar. Su comprensión de textos tradicionales fue formada por la investigación comparativa que abarcó una amplia gama de idiomas europeos y géneros folclóricos. En correspondencia con estudiosos de toda Europa, los Grimm buscaron activamente crear un mercado internacional para su trabajo. Alentaron activamente la traducción de la KHM, que ha aparecido ahora en más de setenta idiomas, y los cuentos eran incorporados en repertorios de cuentacuentos en muchos países. Ellos concebían la KHM como un modo de proporcionar un modelo, que especialistas de otros países deberían emular en la recopilación y publicación de cuentos y otros géneros. Ellos

adjuntaron una lista de cientos de colecciones que habían aparecido desde la publicación de la primera edición de la KHM en 1812. Los Grimm sugirieron que las cartas de reconocimientos y prefacios dieron créditos a través del ejemplo de su trabajo. Los efectos de los cuentos en los imaginarios nacionales fueron reforzados por la incorporación generalizada en la literatura, el arte y la cultura popular (ver Michaelis- Jena 1970: 169). Ellos tradujeron textos de otros países al alemán y proveyeron prefacios o introducciones para otros, y a menudo intercambiaron colecciones de textos con académicos extranjeros.19 El carácter cosmopolita del proyecto fue también evidente en la lingüística comparativa e histórica de los Grimm. Incluso mientras trabajaban en una amplia gama de idiomas europeos, alentaron a los estudiosos a utilizar técnicas similares (ver Wiley 1971, 1990). Por lo tanto, los esfuerzos de los Grimm para que la producción de textos en el lenguaje y la tradición de una parte crucial del proyecto nacionalista alemán no los inhibiera para la creación de una empresa cosmopolita, forjando un mercado transnacional para sus obras, y proveyéndose a sí mismos con un perfil internacional. La homogeneización estilística de las Märchen les sirvió aquí muy bien. Así como la KHM podía encarnar un prototipo nacional que ellos tenían en gran parte creado, las Märchen eran fácilmente comparables a las narrativas que fueron recortadas en el mismo molde. No es de extrañar que el académico ruso Vladimir Propp (1968) pudo proporcionar una singular estructura formularia para el folclore o ¡el cuento mágico!

Un número de académicos han debatido que el nacionalismo y el cosmopolitismo van de la mano.20 Hemos sugerido que así como los pueblos necesitan novelas, periódicos, historias, idiomas, lugares de interés, monumentos y otras características para construir el estado de una nación, como una entidad moderna que resulta de una ruptura con el pasado, también necesitan cuentos, epopeyas, leyendas, y otros textos folclóricos que encarnan continuidades con la base tradicional que (en teoría) los precedió. La producción y el consumo de textos tradicionales se convirtieron en una parte crucial del proceso de imaginar la nación y hacer que parezca real, un fenómeno natural con profundas raíces históricas. Aquí yace un problema tanto con la idea del estado-nación moderno (Anderson (1991) y con la necesidad de “inventar” tradiciones para legitimarse a sí mismo (ver Handler y Linnekin 1984; Herzfeld 1982; Hobsbawm y Ranger 1981, Wilson 1976). Si la modernidad fundamentalmente supuso una invención (si se quiere) de la tradición, como las técnicas de purificación y la hibridación que crearon relaciones complejas y contradictorias entre ellas, entonces la construcción del estado-nación moderno necesariamente conllevó la proyección de una fundación tradicional. La tradición no fue inventada, estaba allí desde el principio -lo que significa que su construcción es del mismo nivel genealógico que el estado. En este sentido, la idea de que el estado inventa la tradición presupone la cosificación modernista del estado. Así pues, podemos decir que Anderson y Ranger son víctimas de la comprensión modernista del estado y de la tradición.

Pero volvamos a nuestro movimiento, más allá del nacionalismo de los Grimm, volvamos a su proyecto cosmopolita. El suyo no era el único modelo de cosmopolitismo que estaba disponible en la Alemania del siglo XIX. El libro de Kant “Idea de una historia universal con un propósito cosmopolita", publicado casi treinta años antes de

19 Michaelis-Jena (1970: 167-87) describe la correspondencia y la colaboración de los hermanos Grimm con otros investigadores europeos.

20 Ver por ejemplo Robbins (1998: 2).

que pareciera la primera edición de la KHM, construyó "racionalidades cosmopolitas" como el punto lógico final del desarrollo de "los gérmenes implantados por la naturaleza en nuestra especie" (1991[1784]: 43). El racionalismo universalista que marca este estado hipotético es adquirido, nos dice Kant, al dejar atrás un estado de "perpetua barbarie" que fue formada por el instinto natural y por "una egoísta inclinación animal" (1991[1784: 46). No hace falta mucha imaginación para ver cómo este proceso, que desarrolló en su famoso ensayo "La paz perpetua", eleva social e históricamente una auto-representación de la élite europea a un modelo específico de "ciudadanos de un estado universal de la humanidad" (1991[1795]: 99).

Pero el racionalismo y el universalismo no acapararon el mercado de los proyectos cosmopolitas de la Alemania del siglo XIX. Al reflexionar críticamente en el proyecto de los Grimm, podemos ver que los europeos perseguían una variedad de diferentes estrategias para la creación de monopolios sobre las formas sociales y culturales. Los Grimm afirman estar provincializando Europa, al menos en un plano nacional, al obtener que sus conciudadanos se des-identificaran con los modelos de racionalidad universal, y desarrollaran un fuerte apego social e histórico a las asignaciones específicas del alma. Es en virtud de la dimensión cosmopolita de este proyecto, que una aparente negación de pretensiones universalistas creó visiones provincialistas de la diferencia, que pudieran ser comercializadas a escala internacional.