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DICIEMBRE 2014

CON REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISCO

¡VTR!

1 de diciembre Oración preparatoria Señor, en este mes la Iglesia nos sugiere que oremos para que el nacimiento del Redentor traiga paz y esperanza a todos los hombres de buena voluntad; inicio mi meditación con la ilusión de vivir hoy con el afán de alcanzar mi propia salvación y de ayudar a otros muchos a alcanzarla. Tu gracia me permitirá luchar por mi santidad en la vida cotidiana, en la familia, en el trabajo y en el apostolado. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame la gracia de encontrarme hoy contigo en mi oración, no soy digno, pero creo en Ti, confío en tu misericordia y la posibilidad de poder conocerte más me llena de alegría. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11 En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, un centurión se le acercó rogándole: “Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho”. Jesús le contestó: “Voy yo a curarlo”. Pero el centurión le replicó: “Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: ‘Ve’, y va; al otro: ‘Ven’, y viene; a mi criado: ‘Haz esto’, y lo hace”. Al oírlo, Jesús se quedó admirado y dijo a los que le seguían: “Yo les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Les aseguro que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor, Jesús. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Dejarse encontrar por el Señor. La Navidad no es sólo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa bonita. La Navidad es algo más: vamos por este camino para encontrarnos con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón; con la vida; encontrarlo vivo, como Él es; encontrarlo con fe.

El Señor, en la palabra que hemos escuchado, se maravilló de este centurión: se maravilló de la fe que él tenía. Él había hecho un camino para encontrarse con el Señor, pero lo había hecho con fe. Por eso no sólo él se ha encontrado con el Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado por el Señor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro de la fe!

Pero más allá de ser nosotros los que encontremos al Señor, es importante dejarnos encontrar por Él. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 2 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Haré hoy, o en esta semana, una visita de al menos 15 minutos, al Santísimo Sacramento.

«Comulgen siempre que les sea posible; visiten con frecuencia a Cristo, el verdadero Amigo y fiel confidente que les espera en el Sagrario de día y de noche. No dejen pasar, por pereza o por abandono, esas ocasiones maravillosas de encontrarse con Cristo»

(Cristo al centro, n. 844)

                         

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2 de diciembre Oración preparatoria Creo en Ti, Señor, porque me has demostrado tu amor. Sé que vivir de acuerdo a tu voluntad es la mejor fórmula para encontrar la felicidad. Te amo, Señor, por todos los dones que me has regalado; deseo corresponder amándote más y haciendo siempre tu voluntad. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la humildad que necesito para abrir mi mente y mi corazón y darte el lugar que te mereces en mi vida, hoy y siempre. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24 En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar”. Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ven ustedes, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Alégrate por el amor que recibes. «Este momento de profunda alegría brota del amor profundo de Jesús en cuanto Hijo hacia su Padre, Señor del cielo y de la tierra, el cual ha ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños. Dios ha escondido y ha revelado, y en esta oración de alabanza se destaca sobre todo el revelar. ¿Qué es lo que Dios ha revelado y ocultado? Los misterios de su Reino, el afirmarse del señorío divino en Jesús y la victoria sobre Satanás.

Dios ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismos y pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan espacio a Dios. Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros. En cambio, los “pequeños” son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado “benditos”. Se puede pensar fácilmente en Maria, en José, en los pescadores de Galilea, y en los discípulos llamados a lo largo del camino, en el curso de su predicación.» (Papa Francisco, Mensaje del santo padre Francisco para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Antes de iniciar mis diversas actividades del día de hoy, invocaré al Espíritu Santo para pedir su luz y su amor. «Es inútil hacerse ilusiones de una amistad con Dios cuando nosotros no agachamos la cerviz, no nos

metemos honda, profunda, sinceramente en el camino de la humildad.» (Cristo al centro, n. 1340)

                           

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3 de diciembre San Francisco Javier, sacerdote.

Oración preparatoria Creo en Ti, Jesús, mi compañero y fuerza. Creo que sales a mi encuentro cada día, que me pides que dependa más de Ti y menos de las criaturas. Espero en Ti, Señor, porque Tú llenas mi anhelo de amar y ser amado. Quiero corresponder a tu amor, aquí y ahora, con mi oración y con mi deseo de ser fiel y generoso en las pequeñas cosas que hoy me pides. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, que esta oración me ayude a ser compasivo para anteponer las necesidades de los pobres a las mías, confiando siempre en tu Providencia divina. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37 En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino”. Los discípulos le preguntaron: “¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?”. Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?”. Ellos contestaron: “Siete y unos pocos peces”. Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. «Frente a la multitud que lo sigue y -por así decir- 'no lo deja en paz', Jesús no actúa con irritación, no dice 'esta gente me molesta'. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Estemos atentos, compasión es lo que siente Jesús. No es simplemente sentir piedad, es más, significa misericordia, es decir, identificarse con el sufrimiento del otro, al punto de cargarlo en sí mismo. Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros. Y el signo de esta compasión son las numerosas curaciones que hace. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aún legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres ¿sentimos a ese hombre, esa mujer, ese niño que no tienen lo necesario para vivir? No tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas, también los niños que no pueden ir al colegio. Es por esto que nuestras

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exigencias, aún legitimas, no serán nunca tan urgentes como la de los pobres que no tienen lo necesario para vivir.» (Papa Francisco, 3 de agosto de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a anteponer la necesidad de los pobres a las mías desprendiéndome de algo valioso, para donarlo a quien lo necesita.

«La generosidad es esa capacidad de desprendimiento personal por la cual se está dispuesto a prescindir de algo propio para ponerlo al servicio de Dios y de los demás.»

(Cristo al centro, n.1244)

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4 de diciembre Oración preparatoria Señor, yo creo que siempre estás presente en mi vida. Me has creado y me llamas continuamente para colmar mi existencia con tu amor. Creo y confío en que me ayudarás a crecer en el amor para así poder estar más cerca de Ti. Te amo, por eso viviré este día en clave del amor. Petición (gracia/fruto que se busca) Espíritu Santo, hazme dócil y fiel a tus inspiraciones durante esta oración para que, iluminado y fortalecido con tu gracia, construya mi peregrinar por el mundo sobre la roca firme del Amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No todo el que me dice ’Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) ¿Qué entendemos por amor? «¿Es solamente un sentimiento, un estado psicofísico? Claro que si es solamente esto no se pueden construir encima nada que sea sólido. En cambio si el amor es una realidad que crece, y podemos decir como ejemplo, como se construye una casa. Crece y se construye como una casa. Y la casa se construye juntos y no cada uno por su lado. Construir aquí significa favorecer el crecimiento.

Queridos novios, ustedes se están preparando para crecer juntos, para construir esta casa, para vivir juntos para siempre. No la cimienten en la arena de los sentimientos, que van y vienen, sí en cambio en la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer, de la misma manera que se construye una casa, que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza, de apoyo. Pero todo junto: afecto, ayuda, esperanza, apoyo.» (Papa Francisco, 14 de febrero de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Participar en una hora eucarística, o al menos hacer una oración especial, por los matrimonios que tienen dificultades. «Como un enamorado que está acostumbrado a las negativas de un carácter veleidoso, Él llama una

y otra vez con la esperanza de romper, con su voz suave y serena, la roca de nuestra alma y encontrar en ella el amor que anda buscando.»

(Cristo al centro, n. 2241)                    

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5 de diciembre

Oración preparatoria Jesús, creo en Ti, mi Señor y mi Creador. Tú me has dado todo, me has perdonado todo, te debo más de lo que puedo corresponder, por eso te ofrezco mi oración, mi amor, mi libertad; quiero agradecerte y ofrecerte todo mi día. No quiero ser ciego en el campo espiritual, con una fe débil, una esperanza mortecina y una caridad estrecha. Ayúdame. Petición (gracia/fruto que se busca) Dios Padre, dame la luz de una fe viva, ardiente y luminosa. Que esta oración toque mi corazón para que se abran los ojos de mi espíritu y, así, pueda conocerte y amarte. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31 En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: “Ten compasión de nosotros, hijo de David”. Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: “¿Crees que puedo hacerlo?”. Contestaron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que les suceda conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: “¡Cuidado con que lo sepa alguien!”. Pero ellos, al salir, hablaron de Él por toda la comarca. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Rezar con la certeza de que Dios nos escucha. Cuando nosotros rezamos, pensamos a veces: «Pero, sí, yo digo esta necesidad, se lo digo al Señor una, dos, tres veces, pero no con mucha fuerza. Después me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo». Estos gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: «Pedid», pero también nos dice: «Llamad a la puerta» y quien llama a la puerta, perturba, molesta.

Insistir hasta los límites de molestar pero también con una certeza inquebrantable. Los ciegos del Evangelio son ejemplo: se sienten seguros al pedir salud al Señor. Y la oración tiene estas dos actitudes: es de necesidad y es segura. Oración de necesidad siempre: la oración, cuando pedimos algo, es de necesidad: tengo esta necesidad, escúchame, Señor. Pero también, cuando es verdadera, es segura: ¡Escúchame! Creo que tú puedes hacerlo porque tú lo has prometido. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 6 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Confiando en que unido a Cristo todo se puede, hoy voy a seguir puntualmente todas las inspiraciones del Espíritu Santo.

«Fíjense bien el fin que pretenden; actúenlo haciéndolo vida de su vida. Es muy triste ir como el ciego palpando a lo largo del muro; caminando a tientas como quien no tiene ojos. Es necesario

aprovechar la luz infinita del Sagrario.» (Cristo al centro, n. 427)

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6 de diciembre San Nicolás, obispo.

Oración preparatoria Señor Jesús, te doy las gracias por el don de la vida. No hice nada para merecerla, pero Tú me la has dado. Tampoco he hecho nada para merecer tu gracia y Tú me la ofreces generosamente. Señor; ¡cuánto me amas! La única respuesta que puedo darte es la de la gratitud amorosa, la cual es incluso un don tuyo. Petición (gracia/fruto que se busca) Dame, Jesús, un corazón que busque conocerte en el Evangelio y en esta oración, para comprender que, siendo dócil al Espíritu Santo, podré ser ese discípulo misionero que la Iglesia necesita. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 9, 35–10,1. 6-8 En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.» Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió con estas instrucciones: «Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.» Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Id y proclamad la Palabra de Dios. «Tomen el Evangelio. ¡Tómenlo, tómenlo con ustedes y léanlo cada día! ¡Es el mismo Jesús el que les habla allí! ¡Es la palabra de Jesús! ¡Esta es la Palabra de Jesús!

Y como Él, os digo: ¡gratuitamente han recibido, gratuitamente den! ¡Den el mensaje del Evangelio! Pero a lo mejor alguno de ustedes no cree que esto sea gratuito. “¿Pero cuánto cuesta? ¿Cuánto debo pagar, padre? Pero hagamos una cosa, a cambio de este regalo, hagan un acto de caridad, un gesto de amor gratuito: una oración por los enemigos, una reconciliación, alguna cosa...

Hoy se puede leer el Evangelio también con muchos instrumentos tecnológicos. Se puede llevar encima la Biblia entera en un teléfono móvil, en un Tablet. Lo importante es leer la Palabra de Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios, ¡Es Jesús que nos habla allí!, y acogerla con el corazón abierto: ¡entonces la buena semilla da fruto!» (Papa Francisco, 6 de abril de 2014)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Aprovechar el fin de semana, cuando esté la familia reunida, para leer y comentar un pasaje del Evangelio. «Sólo los cristianos verdaderos pueden ofrecer al hombre un testimonio genuino del Cristo vivo, de la

fuerza transformadora del Evangelio, de la verdad de la Iglesia.» (Cristo al centro, n.124)

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7 de diciembre II DOMINGO DE ADVIENTO Oración preparatoria Te amo, mi Señor, porque Tú eres el amor mismo. Perdona todo lo que está en mí y que no viene de tu amor, que no refleja tu amor. Si he de ser lo que quieres que sea, sólo sucederá si permito que actúes en mí, por eso te abro mi corazón, te ofrezco mi voluntad y, sobre todo, mi amor. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, tengo necesidad permanente de conversión, por eso te suplico que esta oración sea la luz para seguir el ejemplo de san Juan Bautista, que supo reconocerte siempre como el Redentor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 1, 1-8 Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: “He aquí que Yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tú camino”. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista, predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El verdadero discípulo es humilde, como Juan Bautista. La primera cosa que ha hecho Juan, grande, es anunciar a Jesucristo. Otra cosa que ha hecho, es que no se ha apoderado de su autoridad moral. A Juan se le había dado la posibilidad de decir «Yo soy el Mesías», porque tenía mucha autoridad moral, todo el mundo iba donde él.

Y el Evangelio narra que Juan le decía a todos que se convirtieran. Y los fariseos, los doctores veían esta como su fuerza: «Era un hombre recto». Le preguntaban si era él el Mesías. Y, en el momento de la tentación, de la vanidad, podía poner una cara de circunstancia y decir: «Pero, no lo sé...» con una falsa humildad. Sin embargo ha sido claro: «¡No, yo no lo soy! Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo, del que no soy digno ni de atarle la correa de sus sandalias». Juan ha sido claro, no ha robado el título. No se ha apoderado del trabajo. Esta, por tanto, es la segunda cosa que ha hecho él, «hombre de verdad»: No robar la dignidad. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 7 de febrero de 2014)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Después de la celebración de la Eucaristía, hacer un acto de reparación por las veces que, aprovechando mi condición social, me he adjudicado privilegios que no me corresponden.

«Todo sujeto humano, por su constitución espiritual, tiende profunda y espontáneamente a la autotrascendencia, a conocer y reconocer lo que es y vale en sí. Esa tendencia, que tiene como horizonte último el infinito, le lleva a formarse permanentemente un ideal de sí mismo. Pero su

realidad presente puede no concordar con su ideal.» (Cristo al centro, n.1304)

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8 de diciembre La Inmaculada Concepción

Oración preparatoria María, vengo ante ti a bendecirte por las cosas grandes que ha hecho Dios en ti y a agradecerte todas las gracias que recibo por tu medio. Gracias por tu santo ejemplo de fidelidad a tu vocación como Madre de Dios y Madre nuestra. Tómame de la mano y guíame en esta oración para poder recibir las luces del Espíritu Santo y corresponderle generosamente. Petición (gracia/fruto que se busca) María, intercede por mí para que esta oración me dé la luz para saber responder, con humildad y generosidad, a lo que tu Hijo quiera pedirme hoy. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) María nos enseña cómo vivir este tiempo de Adviento, en la espera del Señor. «El misterio de esta chica de Nazaret, que está en el corazón de Dios, no nos resulta extraño. No es ella que está arriba y nosotros aquí. No, no, estamos conectados. De hecho, ¡Dios fija su mirada de amor sobre cada hombre y cada mujer! Con nombre y apellido. Su mirada de amor está sobre cada uno de nosotros. El Apóstol Pablo afirma que Dios “nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados”. También nosotros, desde siempre, hemos sido elegidos por Dios para vivir una vida santa, libre del pecado. Es un proyecto de amor que Dios renueva cada vez que nos acercamos a Él, especialmente en los sacramentos. En esta fiesta, entonces, contemplando a nuestra Madre Inmaculada, bella, reconozcamos también nuestro destino más verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Miremos a ella, y dejémonos mirar por ella; para aprender a ser más humildes, y también más

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valientes en el seguimiento de la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz.» (Papa Francisco, 8 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Rezar un rosario, preferentemente en familia, pidiendo la ayuda de María para prepararnos espiritualmente a la Navidad.

«Cuando vayas a visitar a María, la Madre purísima, pídele: “Por tu inmaculada concepción, oh María; purifica mi cuerpo y santifica mi alma”.»

(Cristo al centro, n. 1538)

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9 de diciembre San Juan Diego

Oración preparatoria Yo creo en Ti, Señor Jesús, como el único que puede llenar mi corazón y dar sentido y plenitud a mi existencia. Creo en el poder de la fe para cambiar mi vida y la de otros. Confío en que esta oración me conceda la luz y la fuerza para rechazar firme, pero serenamente, la tentación que me puede llevar al pecado. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, que esta oración me dé la luz para saber ser paciente y comprensivo con los demás, y salir a buscarlos con el amor de un buen pastor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “¿Qué les parece? Supongamos que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la extraviada? Y si la encuentra, Yo les aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo su Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”. Palabra del Señor.

Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Dios siempre busca a los alejados. Un Dios al que no le gusta perder, no es un buen perdedor y por esto, no pierde, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca: busca a todos aquellos que están lejos de Él. Como el pastor, que va a buscar a la oveja perdida. El trabajo de Dios es ir a buscar para invitar a la fiesta a todos, buenos y malos.

Dios no tolera perder a uno de los suyos. Pero esta será también la oración de Jesús, en el Jueves Santo: «Padre, que no se pierda ninguno de los que Tú me has dado». Es un Dios que camina para buscarnos y tiene una cierta debilidad de amor por los que están más alejados, que se han perdido... Va y los busca. ¿Y cómo busca? Busca hasta el final, como estos pastores que van en la oscuridad, buscando, hasta que la encuentra; o como la mujer, que cuando pierde la moneda enciende la lámpara, barre la casa y busca con cuidado. Así busca Dios. Pero este hijo no lo pierdo, ¡es mío, y no quiero perderlo! Este es nuestro Padre: siempre nos busca. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 7 de noviembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a escribir una nota, o enviar un correo electrónico, a esa persona que se ha alejado de la Iglesia, con la esperanza y confianza de que este saludo, en nombre de Cristo, pueda convertirse en una semilla de fe en su vida. «Convéncete de que tú puedes, con la ayuda de Dios, salir adelante; más aún, convéncete, sin más, de que debes salir adelante por tu bien, por tu vocación de apóstol, por tu fe, por tu higiene mental,

por tu futuro.» (Cristo al centro, n. 1770)

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10 de diciembre Oración preparatoria Señor, creo que estás aquí conmigo, confío en tu misericordia y amor sin límites. Gracias por cuidar de mí y darme las gracias que me permiten mantener tu presencia y amistad. Gracias por el don precioso de nuestra Madre, la Iglesia. Petición (gracia/fruto que se busca) Vengo ante Ti, Señor, fatigado y agobiado por la carga de mis debilidades. Vengo ante Ti para que me alivies. Dame la gracia para no temer pues tu yugo es suave. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30 En aquel tiempo, exclamó Jesús: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y Yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraran descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Jesús promete alivio y consuelo. «”Venid a mí”. La invitación de Jesús es para todos. Pero de manera especial para los que sufren más.

Jesús promete dar alivio a todos, pero nos hace también una invitación, que es como un mandamiento: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. El “yugo” del Señor consiste en cargar con el peso de los demás con amor fraternal. Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro. La mansedumbre y la humildad del corazón nos ayudan no sólo a cargar con el peso de los demás, sino también a no cargar sobre ellos nuestros puntos de vista personales, y nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia.

Invoquemos a María santísima, que acoge bajo su manto a todas las personas cansadas y agobiadas, para que a través de una fe iluminada, testimoniada en la vida, podamos ser alivio para cuantos tienen necesidad de ayuda, de ternura, de esperanza» (Papa Francisco, 13 de julio de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Visitar, llamar o enviar hoy un mensaje de ánimo a esa persona que sé que está deprimida, agobiada por sus problemas.

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«Cuando falta el amor, los temores son muchos, los pretextos abundan, los sofismas surgen; pero

cuando hay amor, «la carga es suave y la cruz ligera», porque el amor todo lo soporta.» (Cristo al centro, n. 15)

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11 de diciembre San Dámaso, papa mártir.

Oración preparatoria Señor Jesús, muchas veces me he dejado envolver por lo efímero de esta vida, pasado por alto o dejando en un segundo plano tu gran amor que se manifiesta continuamente en diversas circunstancias de mi vida. Sé que Tú estás siempre presente, incluso aunque yo no lo perciba. Este tiempo de oración es una oportunidad para mostrarte mi amor. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, que esta oración me ayude a crecer en la gracia para poder vivir el espíritu de lucha y de militancia que caracterizó a Juan el Bautista. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “Yo les aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el Reino de Dios, y gente violenta quiere arrebatárselo. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir. El que tenga oídos para oír, que oiga. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Aprender a oír a Dios. «Con excepción de la Virgen María, Juan el Bautista es el único santo del que la liturgia celebra el nacimiento, y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Desde el vientre materno, ya Juan es el precursor de Jesús: su concepción milagrosa se le anuncia a María como una señal de que "no hay nada imposible para Dios", seis meses antes del gran prodigio que nos da la salvación, la unión de Dios con el hombre por obra del Espíritu Santo.

Los cuatro Evangelios dan gran relieve a la figura de Juan el Bautista, como un profeta que termina el Antiguo Testamento e inaugura el Nuevo, identificando en Jesús de Nazaret al Mesías, el Ungido del Señor. De hecho, será Jesús mismo el que hablará de Juan con estas palabras: "Este es de quien está escrito: He aquí, que yo envío mi mensajero delante de ti / que preparará tu camino por delante de ti. En verdad les digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él"» (Benedicto XVI, 24 de junio de 2012) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer una visita a Cristo Eucaristía para pedir por la nueva evangelización, y reafirmar mi convicción de participar de ella.

«Los que van luchando no se desalienten, sigan adelante con valor y entusiasmo, y los que han faltado y quieran corregirse, aún es tiempo.»

(Cristo al centro, n.757)

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12 de diciembre Nuestra Señora de Guadalupe

Oración preparatoria Virgen de Guadalupe, hace años te apareciste en el cerro del Tepeyac; te quedaste con nosotros para mostrarnos todo tu amor de Madre y llevar nuestras peticiones a tu Hijo Jesucristo. ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor me tenga por hijo suyo? Nadie… pero me siento privilegiado, orgulloso y agradecido de poder tenerte como madre. Petición (gracia/fruto que se busca) María, dame la gracia de amarte e imitarte como verdadero hijo tuyo. Hoy vengo ante Ti, a agradecerte todas las gracias que me has alcanzado y a pedirte tu bendición para mí, mi familia y para todo mi país. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48 En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú, entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de toda América. «La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.

Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pobres y marginados de todas las épocas. Una tierra generosa.

Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y ternura» (Papa Francisco, 11 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Además de encomendarlos especialmente en la celebración de la Eucaristía, hacer un pequeño sacrificio, en una de las comidas del día de hoy, por los emigrantes y los marginados.

«La Virgen María está deseando llevarlos a Jesús; les ofrece su vida como un modelo perfecto de entrega a la voluntad Santísima de Dios.»

(Cristo al centro, n. 1521)

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13 de diciembre Santa Lucía, virgen y mártir.

Oración preparatoria Señor Jesús, Tú eres el Alfa y la Omega. Todo lo que tengo es tuyo. Tú me has dado la vida y me ofreces la vida eterna. Te mereces mi honor, mi gratitud y, sobre todo, mi amor. Nunca te impones a Ti mismo. Gracias por respetar mi libertad para que yo pueda ofrecértela hoy en esta oración. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, permite que esta oración me dé la sabiduría para saber reconocerte en los demás. Que el temor a la cruz no me convierta en una persona indiferente o dominado por la apatía. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13 Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?” Él les contestó: “Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) No se puede entender a Jesucristo sin la cruz. El Hijo del hombre, es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazo por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, ser asesinado y resucitar. Este es el camino de nuestra liberación. Este es el camino del Mesías, el Justo: la Pasión, la Cruz. […]

Esta es la «pedagogía» que Jesús usa para preparar los corazones de la gente, para entender este Misterio de Dios. Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la cruz. No se puede entender Jesucristo Redentor sin la cruz: ¡no se puede entender! Podemos llegar hasta pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo. Pero el Cristo Redentor sin la cruz no se puede entender. Pero los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que Él era precisamente el Cordero para el sacrificio. No estaban preparados. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 26 de septiembre de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Limitar hoy el tiempo que dedico a mi esparcimiento en la televisión, o en el internet, para dedicar más tiempo a mi oración personal.

«El obsequio del verdadero amor culmina en el sacrificio.» (Cristo al centro, n. 16)

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14 de diciembre III DOMINGO DE ADVIENTO

Domingo de Gaudete Oración preparatoria Señor Jesús, sé que no quieres que viva con miedo. Sólo un tipo de miedo es legítimo: el miedo de perder tu gracia. Sé que Tú nunca me vas a dejar, así que a lo que temo es a dejarme llevar por mi egoísmo y soberbia y alejarme de Ti; por eso pongo toda mi confianza en que esta oración me fortalezca. ¡Te ofrezco todo mi amor! Petición (gracia/fruto que se busca) Jesucristo, Tú eres poderoso, tienes el poder de cambiar mi corazón de piedra en un corazón que ame. Ayúdame para que esta oración me ayude a cumplir con mi propósito de amarte más y mejor, y que esta experiencia me lleve a compartir con mis hermanos, los hombres, la buena noticia de saber que Tú nos amas. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” Él les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le pregunta ron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Humildad, arrepentimiento y conversión para poder seguir a Jesús. «Hay una figura muy significativa, que actúa como una unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: la de Juan Bautista. Para los Evangelios sinópticos es el "precursor", el que prepara la venida del Señor, preparando al pueblo a la conversión del corazón y a la acogida de la consolación de Dios ya cercana. Para el Evangelio de Juan es el "testigo", ya que nos hace reconocer en Jesús al que viene de lo alto, para perdonar nuestros pecados, y hacer de su pueblo su esposa, primicia de la nueva humanidad. Como "precursor" y "testigo", Juan Bautista juega un papel central en toda la Escritura, ya que hace de puente entre la promesa del Antiguo Testamento y su cumplimiento, entre las profecías y su

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cumplimiento en Jesucristo. Con su testimonio, Juan nos muestra a Jesús, nos invita a seguirlo, y nos dice en términos inequívocos que esto requiere humildad, arrepentimiento y conversión. Hace una invitación a la humildad, al arrepentimiento y a la conversión.» (Papa Francisco, 6 de agosto de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Revisar mi plan de vida para analizar qué medios voy a proponerme para crecer más en el amor a los demás.

« Si aman no podrán olvidar por quién actúan, por quién se sacrifican, por quién trabajan.» (Cristo al centro, n.18)

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15 de diciembre tercera semana de Adviento.

Oración preparatoria Jesús, nos aseguraste que cualquier esfuerzo que hiciéramos por orar traería la gracia a nuestras almas, ya sea que lo sintamos o no. Por eso hoy, a la luz de mi fe, aunque no perciba o sienta nada, confiadamente me pongo en tu presencia, porque te amo sobre todas las cosas. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, ayúdame a ser ese instrumento que Tú necesitas para que muchas personas puedan encontrar su identidad de hijos de Dios. Que sepa despréndeme de todo lo creado, despréndeme sobre todo de mí mismo, para que en esta oración sea dócil a la inspiración de tu santo Espíritu. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 21, 23-27 En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?” Jesús les replicó: “Les voy a hacer yo también una pregunta; si me la responden, les diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?" Ellos se pusieron a deliberar: “Si decimos del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le hemos creído?” Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondieron a Jesús: “No sabemos”. Él, por su parte, les dijo: “Pues tampoco Yo les digo con qué autoridad hago lo que hago”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El Espíritu Santo nos da identidad y autoridad. «Si nosotros cristianos no entendemos bien las cosas del Espíritu, no damos y no ofrecemos un testimonio, no tenemos identidad.

Ahora, nosotros tenemos el pensamiento de Cristo y del Espíritu de Cristo. Esta es la identidad cristiana. No tener el espíritu del mundo, ese modo de pensar, ese modo de juzgar... ¡Tú puedes tener cinco licenciaturas en teología pero no tener el Espíritu de Dios! Quizá eres un gran teólogo, pero no eres un cristiano, porque no tienes el Espíritu de Dios. Lo que da autoridad, lo que te da identidad es el Espíritu Santo, la unción del Espíritu Santo.

El pueblo no amaba esos predicadores, esos doctores de la ley, porque hablaban realmente de teología, pero no llegaban al corazón, no daban libertad. Estos, no eran capaces de hacer que el pueblo encontrara la propia identidad, porque no estaban ungidos por el Espíritu Santo.

La autoridad de Jesús y la autoridad del cristiano, viene precisamente de esta capacidad de entender las cosas del Espíritu, de hablar la lengua del Espíritu» (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 2 de septiembre de 2014)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Mañana iniciar mi meditación con esta oración, sugerida por el Papa Francisco: Señor, dónanos la identidad cristiana, la que Tú tenías. Dónanos tu Espíritu. Dónanos tu forma de pensar, de escuchar, de hablar: Señor dónanos la unción del Espíritu Santo. «Los hombres del Reino deberán ser un ejército numeroso, una multitud inmensa, que haga saber a los hombres que el amor existe y que con su manera propia, don de Dios, los conduzca a amar ese

amor.» (Cristo al centro, n. 1839)

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16 de diciembre Oración preparatoria Tú eres, Señor, la brújula de mi vida. Sabes que muchas veces no se distinguir entre lo que me dices y mis propias ideas pero confío en que la luz de tu Espíritu Santo me iluminará hoy, para saber escuchar lo que Tú realmente me quieres decir a través de las ideas que surgen en mi oración, a medida que yo vuelco mi atención hacia Ti. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, soy una criatura débil, hecho de una arcilla que se rompe fácilmente, de un barro quebradizo. Dame tu fuerza para saber responder con prontitud a tu llamado y seguir tus huellas, no solamente cuando todo es fácil, sino en los momentos difíciles, incluso hasta la cruz. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32 En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero." Jesús les dijo: "Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas les llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a ustedes a enseñarles el camino de la justicia, y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, ustedes no recapacitaron ni le creyeron”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Abrir el corazón y reconocerse pecador. Cuando abrimos el corazón en la verdad de nuestros pecados, es el lugar privilegiado del encuentro con Jesucristo.

Reconocer nuestra miseria, reconocer lo que nosotros somos y lo que somos capaces de hacer o hemos hecho es precisamente la puerta que se abre a la caricia de Jesús, al perdón de Jesús, a la Palabra de Jesús «Ve en paz, tu fe te ha salvado», porque has sido valiente y has abierto tu corazón al único que puede salvarte.

Jesús dice a los hipócritas que las prostitutas y los publicanos les precederán en el Reino de los Cielos. "¡Es fuerte esto! Porque los que se sienten pecadores abren su corazón en la confesión de los pecados, al encuentro con Jesús, que ha dado la sangre por nosotros. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 18 de septiembre de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Agendar hoy mi próxima confesión y prepararla con un buen examen de conciencia.

«¡Es tan hermosa el alma que se enseña a pensar, querer y sentir como Jesús!» (Cristo al centro, n. 428)

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17 de diciembre Oración preparatoria Dios mío, en estos días santos ya cercanos a la Navidad, tengo la seguridad que por tu inmensa misericordia una fervorosa oración me dará la gracia para poder captar mejor el misterio de la Encarnación de tu Hijo. Tengo la esperanza de poder penetrar en esta verdad: el Verbo encarnado, segunda Persona de la Trinidad, vino al mundo para amar y para enseñarnos a amar. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la gracia de saber agradecer, alabar y, sobre todo, corresponder a tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-17 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El amor de Dios es eterno, concreto y artesanal. En esa lista histórica hay pecadores y pecadoras. Pero, ¿cómo lo ha hecho el Señor? Se ha mezclado, ha corregido el camino, ha regulado las cosas. Pensemos en el gran David, un gran pecador, y luego un gran santo. ¡El Señor lo sabe! Cuando el Señor nos dice «Con amor eterno, Yo te he amado» se refiere a esto. Desde hace muchas generaciones el Señor ha pensado en nosotros, ¡en cada uno de nosotros!

Este es el amor eterno del Señor; ¡eterno, pero concreto! Incluso un amor artesanal, porque Él va haciendo la historia, va preparando el camino para cada uno de nosotros. Y este es el amor de Dios que ¡nos ama desde siempre y nunca nos abandona! Roguemos al Señor para conocer esta ternura de su corazón. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 13 de enero de 2014)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a hablar con alguien sobre el amor que Dios nos tiene y de lo importante que es tener una relación personal con Cristo para experimentarlo.

«¿Adónde te lleva Dios? A Él. Déjate guiar y lo encontrarás» (Cristo al centro, n. 2338)

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18 de diciembre Oración preparatoria Jesús, el misterio de tu Encarnación es, ante todo, un misterio de humildad y de amor. Tú te acomodas a nuestra manera de ser y de vivir, te adaptas a nuestro ambiente y así nos conquistas. ¡Gracias, por tanto amor y tanta misericordia! Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame un espíritu generoso y obediente como el de san José para vivir mi vocación cristiana con esa misma magnanimidad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24 Cristo vino al mundo de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por el profeta Isaías: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros”. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El hombre fiel y justo que prefirió creer en el Señor. «Renunciar a la cosa más preciosa, a la persona más amada. Pero como en el caso de Abram, el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y felicidad: 'José -le dice- no temas de tomar contigo a María, tu esposa. De hecho el niño que ha sido generado en ella proviene del Espíritu Santo'.

Este evangelio nos muestra toda la grandeza de ánimo de José. Él estaba siguiendo un buen proyecto de vida pero Dios reservaba para él otro plan, una misión más grande.

José era un hombre que siempre sabía escuchar la voz de Dios, era profundamente sensible a su secreta voluntad, un hombre atento a los mensajes que le llegaban desde lo más profundo del corazón.» (Papa Francisco, 22 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Leer el capítulo I de la encíclica Lumen fidei, «Hemos creído en el amor».

«Las dificultades hay que afrontarlas, y hay que superarlas. Para el que ama, las dificultades son ocasión de oro, los mejores momentos en que se puede demostrar su cariño por la persona amada.»

(Cristo al centro, n. 44)

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19 de diciembre Oración preparatoria Sé, Señor, que nada puedo sin Ti, y que contigo todo lo puedo. Sé, Señor, que habiéndome elegido, Tú serás siempre mi fortaleza, porque Tú eres aquel que me conforta. Creo en Ti, confío en Ti y te amo, perdona mis debilidades, ¡gracias por este momento de oración! Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, alcánzame la gracia de nunca dudar de tu amor, de tu promesa de redención. Que esta oración me aliente ser cada día más fiel a la Iglesia, medio de salvación que Tú has querido dejarnos. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los Mandamientos y Leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto." Zacarías replicó al ángel: “¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento." El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: "Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres”. Palabra de Dios. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Cree: Nada es imposible para Dios. «Juan es el don divino por mucho tiempo invocado por sus padres, Zacarías e Isabel; un don inmenso, humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril; pero nada es imposible para Dios.

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El anuncio de este nacimiento se produce en el lugar de la oración, en el templo de Jerusalén, es más, sucede cuando a Zacarías le toca el gran privilegio de entrar en el lugar santísimo del templo para quemar incienso al Señor. También el nacimiento de Juan el Bautista estuvo marcado por la oración: el canto de gozo, de alabanza y de acción de gracias que Zacarías eleva al Señor, y que recitamos cada mañana en los Laudes, el "Benedictus", exalta la acción de Dios en la historia» (Benedicto XVI, 29 de agosto de 2012) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Para confirmar diariamente mi fe en Dios, voy a procurar rezar el Credo todas las noches antes de ir a dormir.

«La fe, antes que creer en Dios, es creer a Dios.» (Cristo al centro, n. 976)

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20 de diciembre Oración preparatoria Oh María, tú nos recuerdas qué gran regalo nos ha hecho Jesús con su Encarnación, qué precioso tesoro constituye para nosotros su venida a este mundo. Él también nos hace ver que en ti tenemos una verdadera Madre que nos acompaña en este peregrinar por el mundo y guía nuestros pasos hasta el cielo. Petición (gracia/fruto que se busca) Madre mía, tómame de tu mano y guía esta oración para vivir según la voluntad de Dios en mi vida, con la misma perfección, delicadeza y amor con que tú lo hiciste. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Y María dijo al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra." Y la el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor. R. Gloria a Ti, Señor Jesús. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Creer y esperar el mañana de Dios. «La voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Este “hágase” no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este “hágase” es esperanza!

María es la madre de la esperanza, la imagen más expresiva de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de actitudes de esperanza, comenzando por el “sí” en el momento de la anunciación. María no sabía cómo podría llegar a ser madre, pero confió totalmente.» (Papa Francisco, 21 de noviembre de 2013)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Pidiendo la intercesión de María, voy a renovar mi esfuerzo para ser fiel y perseverante en ese compromiso de oración en el que más fallo.

«María no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue siempre lo que Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la Anunciación»

(Cristo al centro, n. 1498)

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21 de diciembre IV. DOMINGO DE ADVIENTO

Oración preparatoria Jesucristo, mi alma necesita ser consolada y fortalecida, por eso, interesadamente, estoy iniciando mi oración. Lo único que me debería mover a buscarte debería sería el adorarte y alabarte por ser mi Dios y Señor, pero necesito percibir tu amor, tu presencia, tu bondad, tu poder y tu belleza, perdona mi interés. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que está oración fortalezca mi fe para creer con esa fe cierta de María y me transforme en un auténtico discípulo misionero de tu amor, especialmente en mi propia familia. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26.38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) ¿Creo y confío en la Palabra de Dios? «Bienaventurada porque ha creído, por su fe ve nacer el futuro nuevo y espera con esperanza el mañana de Dios. A veces pienso: ¿sabemos esperar el mañana de Dios? ¿O queremos el hoy? El mañana de Dios para ella es el alba de la mañana de Pascua.[…]

¡Debemos mucho a esta Madre! En ella, presente en cada momento de la historia de la salvación, vemos un testimonio sólido de esperanza. Ella, madre de esperanza, nos sostiene en los momentos de oscuridad, de desaliento, de aparente fracaso o de auténticas derrotas humanas. Que María, esperanza nuestra, nos ayude a hacer de nuestra vida una ofrenda agradable al Padre celestial, y un don gozoso para nuestros hermanos, una actitud que mira siempre al mañana.» (Papa Francisco, 21 de noviembre de 2013)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Reflexionar con la familia diferentes propuestas para que la próxima celebración de la Navidad sea distinta: centrada en la alabanza a Dios y a su santísima Madre. «Los padres de familia, conscientes de su responsabilidad en la educación integral de sus hijos, han de proporcionarles una equilibrada, serena, clara y apropiada educación para el amor, a la luz de la

fe.» (Cristo al centro, n. 896)

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22 de diciembre cuarta semana de Adviento

Oración preparatoria Señor, como María, mi alma te glorifica, mi espíritu se llena de gozo en Ti. Gracias por toda tu misericordia para conmigo; en verdad que los demás me pueden llamar dichoso porque Tú también has hecho en mí grandes cosas. Hoy, como hace más de veinte siglos, te haces hombre como nosotros y vienes en nuestra ayuda como lo prometiste. ¡Bendito seas, Señor! Petición (gracia/fruto que se busca) Ven, Espíritu Santo, llena mi alma del fuego de tu amor para que sepa, como María, reconocer en este momento de oración, las grandezas que el Señor hace en mí. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56 En aquel tiempo, María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Dejémonos guiar por María que es madre. «¡Una esperanza que no desilusiona porque el Señor nunca desilusiona. Él es fiel y Él nunca desilusiona! Pensemos y sintamos esta belleza.

El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar por el camino es la Virgen María. Una simple joven de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios. En su vientre, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia: Jesucristo. Su Magnificat es el cántico del pueblo de Dios en camino, y de todos los hombres y mujeres que esperan en Dios, en la potencia de su misericordia.

Dejémonos guiar por Ella que es madre, que es mamá y sabe cómo guiarnos, dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera» (Papa Francisco, 1 de diciembre de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Siguiendo el ejemplo de María, al ayudar a los demás, hoy, lo haré con humildad y prudencia, buscando siempre lo mejor del otro. «Como resplandece la luna en el cielo oscuro, así Ella se distingue sobre todas las creaturas de Dios; un rayo de belleza de Dios destella en los ojos de María. Ella, sin embargo, no codicia su grandeza,

es mujer de silencio y humilde.» (Cristo al centro, n. 1504)

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23 de Diciembre Oración preparatoria Señor, al inicio de esta oración quiero hacer un acto profundo de humildad ante Ti, que eres mi Dios, mi Señor, mi Padre, mi Creador. Yo no soy nada. Tú lo eres todo, más aún, Tú eres mi todo. Gracias por tu amor, por tu perdón, por tu gracia y por este momento de oración. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, que esta próxima Noche Buena y Navidad, como Zacarías, aproveche toda oportunidad para proclamar, sin temor al qué dirán, la grandeza de tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66 Por aquellos días a Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: “¡No! Se va a llamar Juan”. Le replicaron: “Ninguno de tus parientes se llama así”. Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: “¿Qué va a ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El Señor da la gracia. «El padre de Juan, Zacarías -marido de Isabel, pariente de María- era sacerdote del culto judío. Él no creyó de inmediato en el anuncio de una paternidad así inesperada, y por esto se mantuvo mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al que él y su esposa dieron el nombre dado por Dios, es decir, Juan, que significa "el Señor da la gracia".

Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión de su hijo: "Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo / pues irás delante del Señor para preparar sus caminos, / y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación / mediante el perdón de sus pecados". Todo esto se hizo evidente treinta años más tarde, cuando Juan comenzó a bautizar.» (Benedicto XVI, 24 de junio de 2012) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Al platicar con los demás, haré referencia a la presencia de Cristo en mi vida al menos dos veces durante este día.

«A cuántos, el respeto humano les ha hecho esconder sus virtudes cristianas, callar su nombre de cristiano, cuántas obras de caridad material o afectiva se han dejado de hacer por temor a una

palabra irónica» (Cristo al centro, n.196)

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¡VTR!

24 de diciembre Oración preparatoria Niño Jesús, hoy es un gran día. Tengo temor que me deje envolver por el espejismo de una Noche Buena en que se celebra todo, menos a Ti. Anhelo experimentar, y saber compartir, los sentimientos que María tuvo mientras te esperaba: ese gozo de la fe que lleva al empeño de una conversión sincera. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, habla a mi corazón, te escucho. Haz que esta meditación me cambie radicalmente. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79 En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz." Palabra del Señor.

Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Jesús es la luz que disipa las tinieblas. «En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: “Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres”.

La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. […]

Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz.» (Papa Francisco, 24 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Invitar a mi celebración navideña a esa persona que necesita el consuelo de mi compañía.

«La santidad no está hecha de estridencias. Grábate la imagen de María como la has visto en la contemplación de los misterios de la Navidad.»

(Cristo al centro, n.2013)

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25 de diciembre La natividad del Señor

Oración preparatoria Jesús, en este día no quiero pedirte nada, más bien, quiero darte las gracias por haberte encarnado. Todo lo que soy y todo lo que tengo es un don tuyo: soy hijo en el Hijo. No merezco tu infinita misericordia. Toma pues, Señor, esta oración como mi alabanza y muestra de agradecimiento por la infinitud de tu bondad. Petición (gracia/fruto que se busca) Ángeles del cielo que anunciaron la gran noticia del nacimiento de Jesús, ayúdenme, guíen mis actividades de este maravilloso día para que todo sea para mayor gloria de Dios. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18 En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio, Él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por Él y sin Él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de Él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por Él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de Él, clamando: “A éste me refería cuando dije: “¡El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo!”. De su plenitud hemos recibido todos, gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Dejemos que nuestro corazón se conmueva. «Queridos hermanos y hermanas, en este mundo, en esta humanidad hoy ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. No pasemos de largo ante el Niño de Belén. Tenemos miedo de esto, no tengamos miedo que nuestro corazón se conmueva. Dejemos que nuestro corazón se conmueva, se enardezca con la ternura de Dios; necesitamos sus caricias. Las caricias de Dios no producen heridas, las caricias de Dios nos dan paz y fuerza, necesitamos las caricias de Dios.

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El amor de Dios es grande; a Él la gloria por los siglos. Dios es nuestra paz: pidámosle que nos ayude a construirla cada día, en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestras ciudades y naciones, en el mundo entero. Dejémonos conmover por la bondad de Dios.» (Papa Francisco, 25 de diciembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a rezar o hacer un sacrificio por ese miembro de la familia que está alejado de la fe, para que esta Navidad se deje conmover por el amor del Niño Jesús.

«¿No es acaso un signo de incoherencia alabar a Dios en la mañana del domingo y ofenderlo en nuestros hermanos la tarde del mismo día?»

(Cristo al centro, n. 234)

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26 de diciembre Fiesta, San Esteban protomártir

Oración preparatoria Padre bueno, comienzo esta oración lleno de esperanza y confianza porque al contemplar al Niño de Belén percibo el gran amor que nos tienes. Hay muchas distracciones, dificultad para guardar ese silencio que me puede permitir experimentar tu cercanía, pero confío en que Tú harás que todo este torbellino de sentimientos se centre en la mejor parte, en lo único que vale la pena: poder tener un diálogo de amor contigo. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, que esta oración me convenza de que Tú eres el único camino para vivir la auténtica alegría y todos los demás caminos son ilusorios. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No se fíen de la gente, porque los entregarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas y los harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando los arresten, no se preocupen de lo que van a decir o de cómo lo digan porque en su momento se les sugerirá lo que han de decir; no serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos los odiarán por mi causa; el que persevere hasta el final se salvará”.

Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) La potencia de la oración. «Es necesaria la colaboración leal por parte de todos, con el empeño de los responsables de las instituciones, también la Iglesia, para asegurar a las personas y a las familias los derechos fundamentales y hacer crecer una sociedad más fraterna y solidaria. Asegurar el derecho al trabajo para llevar el pan a casa ganado con el trabajo.

Les estoy cerca, les recuerdo en mis oraciones, y les doy coraje para que perseveren en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente radicados en la fe y en la historia de este territorio. ¡Mantengan siempre encendida la luz de la esperanza! […]¡No nos cansemos de golpear a la puerta de Dios. Lleguemos al corazón de Dios, a través de María!» (Papa Francisco, 22 de septiembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a buscar acercarme, y pedir perdón si es necesario, a ese miembro de la familia del que me encuentro alejado.

«Dios te quiere y te quiere feliz, y quiere que le ames con tu pobreza; le basta que tu amor sea solamente una exclamación: “Señor, tengo necesidad de Ti”.»

(Cristo al centro, n. 56)

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27 de diciembre Fiesta, San Juan apóstol y evangelista

Oración preparatoria Jesús, quiero en esta oración recostarme espiritualmente sobre tu pecho, como lo hizo el apóstol san Juan y hablar contigo durante estos momentos de corazón a corazón, porque creo en Ti, te amo y confío en tu misericordia. Petición (gracia/fruto que se busca) Espíritu Santo, ilumina esta oración para que sea el medio que me lleva a experimentar el amor, como lo experimentó el apóstol san Juan. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 20, 2-8 El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Palabra del Señor. R. Te alabamos Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Dejarnos transformar por Cristo. San Pedro fue rápido al sepulcro y pensaba que lo habían robado. Al igual que María Magdalena, no entraba en su cabeza una resurrección real. Ellos no conseguían entender ese paso nuestro de la muerte a la vida a través de la resurrección. Han aceptado la de Jesús porque la han visto, pero la de los cristianos no era entendida así.

Cuando san Pablo habló de la resurrección, los griegos sabios y filósofos se asustaban. La resurrección de los cristianos es un escándalo, no pueden entenderlo. Y por esto Pablo hace este razonamiento: Si Cristo ha resucitado, también los muertos resucitarán. Hay una resistencia a la obra del Espíritu, que hemos recibido en el Bautismo, nos transforme en la resurrección. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 19 de septiembre de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer una visita a Cristo Eucaristía en el Sagrario de una iglesia para poner mi vida en sus manos, confiando plenamente en su providencia.

«En la oración no hagan otra cosa que buscar a Cristo.» (Cristo al centro, n.1702)

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28 de diciembre La Sagrada Familia

Oración preparatoria Señor, me acerco a esta oración deseoso de tener los mismos sentimientos que Simeón y la profetisa Ana tenían. Como ellos, quiero descubrirte en cada uno de los momentos de mi vida, quiero vivir unido a Ti, sin apartarme ni un instante, y quiero salir de esta oración fortalecido en la decisión de vivir para darte a conocer a los demás. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que esta oración abra mi entendimiento y mueva mi voluntad, para salir de ella con el convencimiento de ser fiel a la ley de tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-40 Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la Ley de Moisés, ella y José llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la Ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el Niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la Ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; Luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. El padre y la madre del Niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este Niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con Él. Palabra del Señor. R Gloria a ti, Señor Jesús. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El misterio del encuentro con Dios. «Cuando María y José llevaron a su niño al Templo de Jerusalén, tuvo lugar el primer encuentro entre Jesús y su pueblo, representado por los dos ancianos Simeón y Ana.

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Ese fue un encuentro en el seno de la historia del pueblo, un encuentro entre los jóvenes y los ancianos: los jóvenes eran María y José, con su recién nacido; y los ancianos eran Simeón y Ana, dos personajes que frecuentaban siempre el Templo.

Observemos lo que el evangelista Lucas nos dice de ellos, cómo les describe. De la Virgen y san José repite cuatro veces que querían cumplir lo que estaba prescrito por la Ley del Señor. Se entiende, casi se percibe, que los padres de Jesús tienen la alegría de observar los preceptos de Dios.» (Papa Francisco, 2 de febrero de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer un balance sobre mi actitud ante las leyes, de todo tipo. ¿Busco evadirlas? ¿Cumplo sólo lo que me conviene? Rectificar lo que sea necesario. «La ciencia de Cristo no se adquiere leyendo muchos libros sobre Él o aprendiéndose de memoria el Evangelio, sin pasar de estos conocimientos a la práctica. A Cristo se le conoce, sobre todo, cuando

se le experimenta en la oración..» (Cristo al centro, n. 729)

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29 de diciembre Oración preparatoria Señor, sé que me estás escuchando aunque no sienta tu presencia con mis sentidos. Te alabo, te adoro y te doy gracias por ser tan bueno conmigo, a pesar que yo no siempre correspondo a tu amor; pero sé que a Ti lo que te importa es que no me quede en la caída, sino que confiadamente implore tu misericordia, ¡gracias! Qué Padre tan maravilloso eres. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, hazme humilde, paciente, puro y obediente a tu voluntad, como los personajes del Evangelio de día de hoy. Dame esa gracia que ellos tuvieron: vivir por Ti y para Ti. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35 Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la Ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones. "Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la Ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. "Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma”. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Docilidad a la acción de Dios. «¿Qué dice san Lucas de los ancianos? Destaca más de una vez que eran conducidos por el Espíritu Santo. De Simeón afirma que era un hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y que “el Espíritu Santo estaba con él”; dice que “el Espíritu Santo le había revelado” que antes de morir vería al Cristo, al Mesías; y por último que fue al Templo “impulsado por el Espíritu”. De Ana dice luego que era una “profetisa”, es decir, inspirada por Dios; y que estaba siempre en el Templo “sirviendo a Dios con ayunos y oraciones”. En definitiva, estos dos ancianos están llenos de vida. Están llenos de vida porque están animados por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a sus peticiones...» (Papa Francisco, 2 de febrero de 2014)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) En mi oración, voy a esforzarme por escuchar, más que pedir lo que deseo, para así ser más dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo.

«Vivan la meditación, conserven el alma abierta a lo que Dios les pida en esa audiencia privada y diaria que Él les otorga por ser sus amigos íntimos.»

(Cristo al centro, n. 1730)

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30 de diciembre Oración preparatoria Padre Santo, mi relación contigo se basa en la fe, que me permite percibir lo que mis sentidos no pueden. Por ella, sé que estás ahora aquí porque, humildemente, te he invocado. Espero y confío en tu misericordia, me abandono en tu Providencia, sé que por tu amor, encontraré en Ti la paz que busco. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, envía al Espíritu Santo para que guíe esta oración. Que sepa guardar ese silencio que me permita poder escuchar lo que hoy me quieres decir, para que así, hoy, pueda ser en mi familia apóstol de tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 2, 36-40 En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Carta a las familias «Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza. En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino.» (Papa Francisco, 2 de febrero de 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

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Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Al presentarse un conflicto, seré el primero en ofrecer una disculpa o proponer una solución para construir la unidad, en mi casa o lugar de trabajo. «Sigue luchando en la meditación, aunque te cueste, aunque te sientas sumergido en la sequedad; en esos momentos difíciles actúa tu fe y la humildad diciendo como los Apóstoles, que eran incapaces

de rezar: Señor, enséñanos a orar» (Cristo al centro, n.1731)

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¡VTR!

31 de diciembre Día VII dentro de la Octava de Navidad

Oración preparatoria Señor, en este momento tan especial del año quiero poder repetir las mismas palabras que pronunciaste en los últimos instantes de tu vida: «Todo está consumado». Quisiera poder decir que este año ha sido completamente para Ti, para tu gloria y tu servicio. Te pido perdón por las veces que no he sabido corresponderte y te ofrezco esta oración en acción de gracias por tantos beneficios recibidos. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, en este último día del año quiero pedirte que me acompañes en mi oración. Tú eres la Luz de mi vida, nunca te apartes de mí. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18 En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la Luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la Luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la Luz, sino testigo de la Luz. La Palabra era la Luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Una luz por descubrir. «Es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro.» (Papa Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 4)

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Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Celebrar este día en un ambiente de sana alegría, sin olvidar ir a dar gracias a Dios por el año que termina. «Toda la vida humana se gasta y consume; bien o mal; y no hay posible ahorro; los años son esos y

no más; y la eternidad es lo que sigue a esta vida. Gastarnos por Dios y por amor a nuestros hermanos en Dios es lo razonable y seguro.»

(Cristo al centro, n. 2079)