42
REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147 La misericordia rostro de las congregaciones religiosas nacidas en el siglo XIX LUIS J. F. FRONTELA Valladolid RESUMEN: Una buena introducción nos permite descubrir el concepto de pobreza que precede al siglo XIX, los distintos matices, y los posibles engaños a la hora de considerar al pobre. Iluminado este concepto, se pasa a descubrir qué son las obras de misericordia. Se trata de preparar el camino para comprender el surgir y el desarrollo del siglo XIX como el siglo de la caridad en el marco de la iglesia católica, tan desacreditada ante los liberales de esta época, pero que no deja de ser reconocida en este aspecto, porque el mundo liberal no ofrecía siempre lo que en teoría se defendía. El catolicismo defenderá los principios de la armonía de los grupos sociales, frente a la revolución. Defenderá la función social de la riqueza y no sólo el liberalismo desentendido del otro. Así, la Iglesia a través de sus instituciones, sobre todo, las congregaciones religiosas, se hizo presente tanto en el campo de la beneficencia como en el de la enseñanza. Se aborda también el dilema siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que aparecen en el evangelio: Marta y María. Concluye este estudio con un repaso a la espiritualidad de las nuevas congregaciones surgidas en este contexto. PALABRAS CLAVE: Pobre, pobreza, misericordia, caridad, obras de miseri- cordia, Congregaciones religiosas en el siglo XIX Mercy, the Face of Religious Congregations Founded in the 19th Century Summary: A solid introduction allows us to discover the concept of poverty which was prevalent prior to the 19th century and its different nuances, as well as possible errors which can arise when discussing the reality of poor persons.

008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

  • Upload
    buihanh

  • View
    215

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

La misericordia rostro de las congregaciones religiosas nacidas en el siglo XIX LUIS J. F. FRONTELA Valladolid

RESUMEN: Una buena introducción nos permite descubrir el concepto de

pobreza que precede al siglo XIX, los distintos matices, y los posibles engaños a la hora de considerar al pobre. Iluminado este concepto, se pasa a descubrir qué son las obras de misericordia. Se trata de preparar el camino para comprender el surgir y el desarrollo del siglo XIX como el siglo de la caridad en el marco de la iglesia católica, tan desacreditada ante los liberales de esta época, pero que no deja de ser reconocida en este aspecto, porque el mundo liberal no ofrecía siempre lo que en teoría se defendía. El catolicismo defenderá los principios de la armonía de los grupos sociales, frente a la revolución. Defenderá la función social de la riqueza y no sólo el liberalismo desentendido del otro. Así, la Iglesia a través de sus instituciones, sobre todo, las congregaciones religiosas, se hizo presente tanto en el campo de la beneficencia como en el de la enseñanza. Se aborda también el dilema siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que aparecen en el evangelio: Marta y María. Concluye este estudio con un repaso a la espiritualidad de las nuevas congregaciones surgidas en este contexto.

PALABRAS CLAVE: Pobre, pobreza, misericordia, caridad, obras de miseri-cordia, Congregaciones religiosas en el siglo XIX

Mercy, the Face of Religious Congregations Founded in the 19th Century

Summary: A solid introduction allows us to discover the concept of poverty

which was prevalent prior to the 19th century and its different nuances, as well as possible errors which can arise when discussing the reality of poor persons.

Page 2: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

370

The next step is to answer the question “what are the works of mercy” as a means of understanding the development of the 19th century as the “century of charity” within the Catholic Church, which was so discredited by liberals of those times who nonethless had to recognize the Church in this respect because liberalism could not always offer in reality what it defended in theory. Catholicism defended harmony among different social groups, as opposed to revolution, and the social function of wealth, as opposed to a liberalism disengaged from the needs of others. In this sense, the Church through its institutions made itself present in the fields of charitable works and in education. The article also discusses the dilemma which is always present in the two dimensions represented in the Gospels by the figures of Martha and Mary and it concludes with a review, in this context, of the spirituality of the new congregations which arose during this period.

KEY WORDS: Poor, poverty, mercy, charity, Works of Mercy, 19th century religious congregations.

Llama la atención que ante la situación de pobreza el cristianismo,

desde sus orígenes, y de acuerdo con el evangelio, más concretamente el capítulo 25 de San Mateo, elaboró una serie de recomendaciones, lo que conocemos como obras de misericordia para el comporta-miento de los fieles en su relación con el prójimo necesitado, el pobre. Estas obras de misericordia inspiraron a lo largo de los siglos la forma de actuar de las ordenes religiosas y de las cofradías laicas.

La misericordia, el corazón que se hace solidario del sufrimiento ajeno, es la nota más llamativa de los movimientos laicos de apostolado del siglo XIX, pero sobre todo de las congregaciones religiosas nacidas a lo largo de este siglo, como respuesta a la situación de pauperismo de los sectores sociales que quedaban al margen de la incipiente economista capitalista y del Estado liberal.

Esta floración de la caridad, que llevó a laicos y religiosos a salir al encuentro del que sufre, se da en un momento que la Iglesia Católica da las espaldas al mundo, que por otra parte tampoco contaba con ella. La Iglesia en la Encíclica Quanta cura (8 de diciembre de 1864) y del Syllabus, condena al mundo moderno y sus manifestaciones. En abril de 1870 el concilio Vaticano I votó la infalibilidad pontificia, aprobada por 451 votos contra 88, y 61 que manifestaron su asentimiento con reservas. El dogma de la infalibilidad produjo que los elementos liberales del seno de la Iglesia

Page 3: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

371

se separaron cada vez más de ella, mientras que los anticlericales encontraron en dicha proclamación argumentos para insistir sobre su posición y radicalizarla.

Frente a esta posición de la Iglesia, el movimiento de caridad, tanto laico como religioso, fue la mejor aportación de la Iglesia, a través de la cual se hizo presente en medio de la sociedad, sobre todo entre los más necesitados. ¿QUIÉN ES POBRE?

El concepto de pobre en la cultura occidental hasta el siglo XIX tiene un origen religioso, cargado de sentido teológico. El pobre, detrás del cual está el rostro de Jesucristo, pues los pobres representan a Jesucristo, es un instrumento de salvación, mediador privilegiado entre Dios y el rico. El pobre, practicando las virtudes de la humildad y de la resignación es imagen de Cristo1, mientras que el rico, siguiendo la advertencia de la inestabilidad de los bienes materiales2, y practicando la caridad se gana la salvación. Todavía en el siglo XIX, Federico Ozanam, el apóstol de la caridad, considera al pobre como un enviado de Dios para probar nuestra justicia y salvarnos por nuestras obras y nuestra caridad, la cual lleva a descubrir en cada

1 No faltará, a lo largo de la historia del cristianismo, quien identifique al

pobre con Jesucristo crucificado. Bossuet invita a contemplar la pasión de Jesús en los pobres: “Jesús sufre en los pobres, languidece, muere de hambre en infinidad de familias pobres”. GONZÁLEZ FAUS, Vicarios de Cristo, los pobres en la teología y espiritualidad cristiana, Trotta, Madrid 1991, p. 250.

2 “Siempre habrá pobres en la tierra, para que con sus harapos turben la tranquila mirada de los poderosos, y les recuerden a todas horas lo deleznable de nuestra existencia, la nada de las cosas de este mundo, impidiendo tal vez que los poseedores de las grandezas humanas, olvidándose de la sublimidad de nuestro destino, rindan humillante culto a los placeres y deifiquen las pasiones y los vicios”. Del Pauperismo según los principios de la economía política y social: verdaderas causas que lo originan, medios de disimularlo en lo posible en conformidad con las máximas de la Moral católica. Memoria escrita por Don MANUEL PÉREZ Y DE MOLINA, Imprenta de Guadalete, Jerez 1859, p. 182.

Page 4: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

372

hombre la imagen de Dios3. Tradicionalmente se consideraba que a través de la limosna, dando lo superfluo, se alcanza lo que es necesa-rio, el perdón de los pecados y el reino de los cielos4.

Pobre por principio es el necesitado, menesteroso y falto de lo necesario para vivir o lo tiene con mucha escasez; es también aquel que, de forma permanente o temporal, se encuentra en una situación de debilidad y dependencia, caracterizada por la privación de medios: dinero, relaciones, influencia, poder, ciencia, calificación técnica, nacimiento honorable, vigor físico, capacidad intelectual, libertad y dignidad personal. Tradicionalmente se consideró pobre al humilde, al modesto, la gente de poco valor social, al desdichado e infeliz. Al concepto de pobre se va a asociar el pobre de espíritu, aquél que mira con absoluto menosprecio los bienes y honores del mundo; el pobre de solemnidad, el pobre vergonzante, que no se atreve a pedir limosna de puerta en puerta por su calidad social y lo hace con el mayor secreto posible. Dentro de la categoría de pobre, desde la Edad Media, se incluye al pobre voluntario, aquel que deja voluntariamente todo lo que posee, como hacen los religiosos con el voto de pobreza. La pobreza fue vivida por los monjes como una práctica ascética, el monje era pobre, pero la institución a la que pertenecía gozaba de numerosas riquezas. En el movimiento mendicante, fundamentalmente en el franciscano, se buscó no sólo la pobreza individual, sino la pobreza institucional. También dentro del concepto de pobre se engloba el pobre soberbio, aquel que teniendo necesidad de auxilio o socorro, procura ocultarla, con lo cual no se hace acreedor de la ayuda de los otros.

A partir del siglo XVI, se va clarificando el concepto de pobre, diferenciándose entre el necesitado o indigente, referido siempre al que sufre carencias económicas y le falta el trabajo, y el pordiosero, o mendigo, que hace referencia a la forma de vida, al pedir, el dedicarse a la mendicidad, pudiendo trabajar. Se pasa del pobre solemne,

3 F. OZANAM, Du progrès par le christianisme, en Oeuvres complètes,

Seconde edition, Tome septime, MÉLANGES I, Paris, Jacques Lecoffre et Éditeurs, 1859, p. 117.

4 La limosna, en Biblioteca selecta de predicadores, bajo la dirección del Doctor Frey PEDRO MARÍA DE TORRECILLA, Conferencias catequéticas, II, París, Librería de Rosa y Bouret, 1857 p. 67.

Page 5: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

373

rodeado de protección jurídica para practicar la mendicidad y con título socio-religioso suficiente para demandar ayuda, a perseguir, encerrar y reprimir a los pordioseros, considerados como “engaña-dores” que hacen del pedir profesión o forma de vida, que, fingiendo, “mueven a los fieles à misericordia”, sacándoles la limosna que debería emplearse en “los verdaderos y legítimos pobres”. Entre estos engañadores están los falsos enfermos, los que “toman la máscara de un oficio fingido”, los gitanos, considerados como “hijos del ocio”, los que se “hacen padres de mozos o mozas para ponerlas con amos, andándolas trocando cada mes, o cada semana”, los falsos peregri-nos5.

En siglo XVIII, Jerónimo Feijoo reconoce que entre los pobres, que lo son por necesidad, “se ingieren muchos que lo son por vicio”, y que entre aquellos que “por su temperamento y disposición” son capaces de cualquier trabajo mecánico, por mera holgazanería, “abrazan la vida de pordioseros; y con la ficción de enfermedades, o defectos corporales que no tienen, representándose inválidos abusan de la misericordia de los acomodados, y usurpan todo aquello que granjean; pues en el fondo tanto vale apropiarse con dolo lo que se da con título de limosna, como arrebatarlo furtivamente con la mano”6. Este tipo de fraude, constante a lo largo de los siglos, es lo que se trata de combatir por medio del control y la represión de los mendigos, los vagos7, los falsos pobres. Frente a estos impostores se considera pobre a todo aquel que “habiendo sido criados con honradez y aprendido un oficio con que ganar la vida, algún accidente imprevisto los ha reducido a no poder trabajar”. En este sentido

5 PEDRO DE GUZMÁN, Bienes en el honesto trabajo y daños en la

ociosidad, Madrid Imprenta Real, 1644, p. 121-123. 6 JERÓNIMO FEIJOO, Cartas eruditas y curiosas, Carta XXIII, Tomo III,

Madrid, Joaquín Ibarra, Impresor de Cámara de S. M., 1770, p. 235. 7 Una Real Orden de 30 de abril 1745, define que vago es toda persona

que estando sana y robusta, “en edad, y aun con lesión que no les impida trabajar”, va de puerta en puerta pidiendo limosnas. Igualmente tiene por vago a “los que teniendo oficio no lo ejercen y a los jornaleros que no trabajan”. Prontuario alfabético y cronológico por orden de materias de las instrucciones, ordenanzas, reglamentos, pragmáticas, y demás reales resolu-ciones no recopiladas que han de observarse para la administración de justicia y gobierno en los pueblos del reyno, dispuesto por el Dr. D. SEVERO AGUIRRE, Tomo III, Madrid, Imprenta Real, 1795, p. 248-249.

Page 6: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

374

dentro del concepto de pobre se engloban los enfermos habituales, los impedidos para “ganar por sus manos, el alimento”, y los que trabajando “no alcanzan sus labores a producirles bastante para subsistir”8.

Si a finales del siglo XVIII se consideraba pobre a un amplio sector social formado por aquellos que viven de limosna, los vagabundos y holgazanes, así como a “los vecinos pobres que, sin salir de sus casas, padecen el mayor rigor de la miseria, parte por su flojedad y poca aplicación, y parte por no hallar en qué emplearse, aun los que quieren trabajar”9, a lo largo de la primera mitad del siglo XIX el concepto de pobre va a verse restringido al sacar de dicho concepto a los vagabundos y a todos aquellos que pudiendo trabajar se niegan a ello.

A partir del siglo XVIII asistimos a una nueva valoración del trabajo, que pasa de considerarse un castigo, toda una serie de penalidades que el individuo tiene que padecer para lograrse su sustento, como fue visto desde la Edad Media, a ser considerado como la principal actividad del individuo y el medio más adecuado para alcanzar la autonomía personal, fuente de enriquecimiento y de estratificación social, ya que la posición social que se ocupa en la sociedad es “la recompensa de los talentos y de los servicios reconocidos”10.

Superando la distinción entre trabajo productivo y trabajo improductivo, entre trabajo manual y trabajo intelectual, trabajo servil y trabajo digno, ya que el trabajo queda orientado a atender las necesidades materiales de la sociedad, se establece una división social, basada en la clase industrial, formada por trabajadores que ponen al alcance de la sociedad los medios materiales para la satisfacción de sus necesidades y apetitos, y la clase ociosa, conside-

8 Memoria sobre los remedios de destruir la mendicidad, y de socorrer

los verdaderos pobres de esta capital. Por D. IGNACIO BETETA, Nueva Guatemala, Año de 1797, p. 19.

9 BERNARDO WAR, Obra pía, y eficaz modo para remediar la miseria de la gente pobre de España, Madrid, Imprenta de Antonio Marín, 1767, pp. 1-2.

10 E. SIEYÈS, ¿Qué es el Tercer Estado?, Alianza Editorial, Madrid 1989, p. 88.

Page 7: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

375

rada como parasitaria al estar formada por todos los que no aportan nada a la sociedad. Esta nueva valoración del trabajo, como obliga-ción moral del individuo, otorga al Estado la capacidad de vigilar para evitar la existencia de personas que no sirvan para nada en la sociedad. En segundo lugar trae consigo una nueva consideración del pobre, aquel que, queriendo trabajar, carece de trabajo: “Un hombre no es pobre porque no tenga nada, es pobre cuando no trabaja”. Se reconocen dos incentivos para estimular el trabajo. La necesidad de subsistir y el deseo de mejorar las condiciones de vida, de ahí que la carencia de trabajo lleve a caer en la indigencia y en la necesidad de tener que ser ayudado a través de la caridad cristiana o la beneficencia pública. Desde la Revolución francesa, 1789, se va abriendo paso la idea que lleva a considerar al indigente, al pobre, como ciudadano, y un deber del Estado garantizar el derecho a la subsistencia de los pobres, ya que la indigencia es un fenómeno devenido y no achacable a los que la padecen. No todos son partidarios de esta asistencia a los indigentes, salvo en casos de males inevitables, entre estos males se citan “la indefensión de la infancia, la decrepitud de la vejez, la enfermedad, la locura”, o cuando se ven reducidos a la indigencia a causa de calamidades públicas.

En el siglo XIX el concepto e imagen del pobre cambia radical-mente. Se considera pobre a todos los que que no pueden satisfacerse enteramente las urgencias de primera necesidad11; a aquellos que pudiendo trabajar son parados forzosos y carecen de los medios para atender a sus necesidades más precisas, por lo cual deben ser socorridos por los poderos públicos. Tres eran las causas que llevaban a la indigencia real o pobreza: La impotencia para el trabajo -la enfermedad, la vejez, los accidentes-, la insuficiencia del salario, y la falta de trabajo12. Este tipo de pobreza, la indigencia que proviene de la falta trabajo y de la insuficiencia de los salarios, se consideraba propia de “civilización más adelantada”13, siendo la causante del

11 El Visitador de los pobres, por el BARON DE GERANDO, Barcelona, Imprenta Hispana de V. Castaños, calle del conde del Asalto, 1854. p. 11.

12 Ibid., pp. 21-25. 13 Economía política cristiana, o investigaciones sobre la naturaleza y

las causas del pauperismo en Francia y en Europa, y sobre los medios de socorrerlo y de prevenirlo, por el Vizconde ALBAN DE VILLENEUVE-BARGEMONT, Tomo II, Madrid, Imprenta de La Esperanza, 1853. p. 34.

Page 8: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

376

aumento del pauperismo. En este grupo se engloban las viudas, las mujeres sin esposo, carentes de recursos económicos y cargadas de hijos que criar; “la vejez caduca”, los ancianos sin recursos que ya no pueden trabajar; la infancia carente de medios para poder subsistir: “los dos extremos de la vida se asemejan por su impotencia y por su flaqueza”14, y es que los niños y los ancianos sin recursos no pueden ni deben ser condenados a morir de hambre. A todos estos se añaden los enfermos y los “imbéciles” sin medios y sin nadie que les atienda15, los incapacitados laborales: sordomudos, ciegos e impedi-dos. Los pobres fueron divididos en cuatro clases: Los que no tienen más profesión que la de pordiosear, los que por su edad y achaques no están en estado de trabajar, los niños menores de 16 años, los que necesitando de socorro pueden mantenerse en una profesión y en su domicilio sin necesidad de mendigar16. Y se distingue entre los que han de ser ayudados y la “mendicidad voluntaria”, formada por todos aquellos que, pudiendo trabajar, opta por vivir en el ocio, haciendo de la mendicidad profesión, son los vagos17, borracho, libertinos y maleantes, que, quedando al margen de la beneficencia pública, se aprovechan de la caridad y deben ser perseguido por la ley como peligro social. Esto es lo que lleva al establecimiento de la “sociedad disciplinaria”, basada en la vigilancia, control y corrección de los individuos, por el peligro que representaba los vagabundos y desocupados, y así poderlos integrar en el proceso productivo18.

En el siglo XIX, en donde el pobre, sacado de la esfera religiosa y considerado desde el punto de vista socioeconómico, se distingue entre el pobre, aquel que, queriendo trabajar, no encuentra trabajo, o

14 MANUEL PÉREZ Y DE MOLINA, o.c., p. 244. 15 Filantropía, caridad y beneficencia: Legislación de España sobre

establecimientos públicos y particulares de beneficencia. Discurso leído en la Universidad Central por el licenciado D. PEDRO CALDERÓN HERNE Y GOLLETES. Madrid, imprenta y librería de Don Eusebio Aguado, 1861, p. 7.

16 Diccionario de ciencias médicas, por una sociedad de los más célebres profesores de Europa, traducido al castellano por varios facultativos de esta corte. Tomo XXIV, Madrid. Imprenta de Don Mateo Repullés,1827, pp. 357-358.

17 En 1845 se consideraba como vago a aquel que, careciendo de renta suficiente para subsistir, no tiene oficio o no lo ejerce.

18 JAVIER R. ALEGRE, La concepción contemporánea del Trabajo, en Nuevo itinerario, Revista digital de filosofía.

Page 9: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

377

aquellos que no pudiendo trabajar por la edad o por la enfermedad, y mendigo, aquel que “por una degradación profunda del carácter de hombre aborrecen el trabajo, y prefieren ir pidiendo de puerta en puerta a ganar su sustento”19. También se afirma que si la pobreza conserva en aquel que la sufre los sentimientos de honradez y de humanidad, la indigencia “envilece” al que la sufre, “lo degrada en cuerpo y en alma”20. Se considera como indigentes a las familias o individuos que se ven sometidos habitualmente a una o más de las siguientes privaciones: carencia de alimentos necesarios para satisfa-cer el hambre y conservar la salud; carencia de vivienda con unas condiciones mínimas de salubridad y de “los muebles y objetos indis-pensables, como lechos, vasijas para la comida, combustible”; priva-ción de “los objetos de vestido y calzado” o no poseer los medios para renovarlos cuando se deterioran; falta de los instrumentos indispensables para el ejercicio de las profesiones u oficios más sencillos; carecer de medios para pagar al médico y las medicinas en caso de enfermedad, así como los gastos de entierro en caso de muerte; falta de medios para pagar la instrucción elemental de sus hijos. La miseria comenzaba cuando un individuo o familia se veía sometido a una de las privaciones indicadas anteriormente, y ésta iba en aumento. Cuando este estado de privación se extiende a una multitud considerable de familias da lugar al pauperismo21.

Con esta distinción entre pobre y mendigo se buscaba eliminar la caridad indiscriminada que no incentivaba el trabajo y de la que se aprovechan los vagos, que, formando parte de la mano de obra ociosa -de los que no quieren trabajar-, incrementaban los salarios22. Se propuso exigir a los mendigos, a los vagos, no pedir limosna “con chillidos y lamentos estrepitosos”, y para tener un mayor control sobre la limosna hacer que los mendigos pidiesen en sitios fijos, con

19 Diccionario de ciencias médicas, por una sociedad de los más célebres

profesores de Europa, traducido al castellano por varios facultativos de esta corte. Tomo XXIV, Madrid, Imprenta de Don Mateo Repullés,1824, p. 356.

20 NEMESIO FERNÁNDEZ CUESTA, Del pauperismo, sus causas y sus remedios, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Andrés Peña, 1851, p. 5.

21 Ibid., pp. 6-7. 22 Economía política con aplicación particular a España, que escribió el

MARQUÉS DE VALLE SANTORO. Tercera edición aumentada considerable-mente. Madrid, imprenta de Verges, 1840, p. 289-291.

Page 10: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

378

lo cual se evitaba que “anduviese de casa en casa todo el día y por todas partes”. Se buscó, aunque no se consiguió que las juntas de caridad estableciesen en los hospitales una sala de corrección, donde “encerrar en ella los pobres ancianos, estropeados o débiles, pero tan viciados con la vida vagabunda, y de tan malas costumbres y lenguaje desenfrenado, que perjudican mucho a los restantes de su clase”. En estas salas también debía recogerse a los “hombres débiles; pero vagos, que al estar sujetos a un “régimen severo, al alimento preciso, y al trabajo posible”, se harán “obedientes y advertidos”. A pesar de todo, la mendicidad -los vagos-, a lo largo del siglo XIX, formaba parte del paisaje urbano.

No faltó la crítica a la privación de libertad de los mendigos, ya que si la ley debe ser igual para todos, y si la pereza y la ociosidad son un delito en los pobres, lo debía ser también para los ricos: “no vemos que los códigos establezcan penas, ni mucho menos castiguen la pereza y la ociosidad de otras clases con la privación de la libertad. ¿Será por ventura que las prescripciones de la justicia no alcanzan igualmente a todos los hombres? ¿Tendrá derecho el Estado para tratar a los desheredados de la fortuna como enemigos y vencidos? ¿Será, finalmente, que es conforme a justicia tener dos pesos y dos medidas, o una ley para los pobres y otra para los ricos?23. LAS OBRAS DE MISERICORDIA

La preocupación y atención al otro, al pobre y necesitado, es algo que ha caracterizado al cristianismo desde sus orígenes. Ya en la época apostólica era costumbre en las celebraciones eucarísticas recoger limosnas para los necesitados de la propia comunidad o de otras comunidades pobres. San Justino, en una de sus apologías, explica el destino que se da a lo que se recoge, y que era administrado por el diácono o por el que presidía la comunidad que era “el provisor de cuantos se hallan en necesidad”: “Los que tienen y quieren, cada

23 “La ley debe ser igual para todos, como lo son los preceptos de la

justicia natural”. “¿… es conforme á justicia tener dos pesos y dos medidas, ó una ley para los pobres y otra para los ricos?” Cfr. ZEFERINO GONZÁLEZ, Estudios religiosos, filosóficos, científicos y sociales, t. II, Madrid, 1873, pp. 109-110.

Page 11: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

379

uno según su libre determinación, da lo que bien le parece, y lo recogido se entrega al presidente y él socorre de ello a huérfanos y viudas, a los que por enfermedad u otra causan están necesitados, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso”24. Desde los primeros tiempos cristianos, sin hablar expresamente de obras de misericordia, al proponer un programa de vida cristiana se insiste en las “obras buenas” que debe realizar el cristiano y en las que no ha de ser continente, sino ejercitarlas. Estas “obras buenas” son: “servir a las viudas, socorrer a los huérfanos y necesitados, redimir de sus necesidades a los siervos de Dios, ser hospitalarios… hacerse uno el más pobre, venerar a los ancianos, ejercitar la justicia, conservar la hermandad, soportar la insolencia, tener largueza de alma, no guardar rencor a nadie…”25. El dar limosnas se considera una “cosa buena”, al mismo nivel que el arrepentirse de los pecados. No solamente hubo preocupación por el pobre, en los primeros siglos cristianos, sino que se fue organizando una estructura caritativa dependiente del obispo, al que se reconoce la obligación de ocuparse de los necesitados, entre ellos las viudas: “acuérdate de los pobres, tiéndeles una mano y aliméntalos”26. En esta línea, San Policarpo recomendaba a los presbíteros que “han de tener entrañas de misericordia con todos… visitando a todos los enfermos, no descuidando de atender a las

24 SAN JUSTINO Apología I, 67, en DANIEL RUIZ BUENO, Padres

apologetas griegos (S. II), B.A.C., Madrid 1979, pp. 258-259. Siguiendo a Tertuliano llegamos a la conclusión que a finales del siglo II

la beneficencia, formada a partir de lo que cada miembro de la comunidad daba voluntariamente, y destinada a atender a los pobres, huérfanos, viudas, enfermos, prisioneros, estaba organizada en las comunidades cristianas: “Cada uno aporta, si quiere y puede, una módica contribución mensual, o cuando lo estime oportuno. Nadie es obligado a pagar, sino que lo hace espontáneamente. Son como depósitos de piedad. No se hace el dispendio para comilonas, bebidas o francachelas, sino para dar de comer y alimentar y sepultar a los necesitados, para socorrer a los niños y niñas desprovistos de bienes, lo mismo que a los sirvientes ya jubilados, y también a los náufragos, y si algunos son condenados a las minas, a las islas o a las cárceles, a causa del grupo de Dios, se hacen acreedores al socorro de su confesión”. TERTULIANO, EL Apologético, Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 1997 , p. 149.

25 EL PASTOR DE HERMAs, Mandamiento octavo, 8-10, en DANIEL RUÍZ BUENO, Padres Apostólicos, BAC., Madrid, 1979, pp. 989-990.  

26 IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Carta a Policarpo, 4, en DANIEL RUÍZ BUENO, Padres apostólicos, BAC, Madrid, 1979, p. 499.

Page 12: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

380

viudas, al huérfano y al pobre”27. En el siglo V se asignó una cuarta parte de las rentas eclesiásticas para la atención a los pobres.

A partir del texto evangélico de Mateo 25, 31-46, donde se afirma que lo que hacéis con los pequeños conmigo lo hacéis, identificando a los pequeños con todos los necesitados, y a Cristo con los neceéis-tados28, se estableció el catálogo de las obras de misericordia, seis en principio según el texto evangélico: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar hospitalidad al extranjero, curar a los enfermos, visitar a los presos, en la Edad Media aparece la séptima obra de misericordia, dar sepultura a los muertos. En la Edad Media, sobre todo en las representaciones iconográficas, aparece una octava obra de misericordia, el calzar a los descalzos. En los tiempos medievales, con el desarrollo de las peregrinaciones, el dar hospita-lidad a los extranjeros quedará reducido a acoger a los peregrinos. Ya San Benito en su Regla pedía que los monjes acogiesen a los extraños y peregrinos, sobre todo pobres, como al mismo Cristo29.

Desde la Edad Media se tiene conciencia que “el ejercicio de las obras de misericordia forma el todo de las religiones, que se han propuesto profesar la vida activa”, de ahí que la hospitalidad de los peregrinos, la atención de los enfermos y el socorro de los necesi-tados “forman el todo de una religión, en que sus individuos unidos y hermanados entre sí hacen profesión de buscar la perfección de la vida por medio de la observancia de los consejos que nos propone el Evangelio”30.

27 Carta de San Policarpo, en DANIEL RUÍZ BUENO, Padres apostólicos,

BAC, Madrid, 1979, p. 665. 28 “Cada uno espera encontrar a Cristo sentado en el cielo; pero mírenlo

acostado en el portal, mírenlo en el que tiene hambre, en el que tiene frío, en el que no tiene nada, en el que es extranjero” AGUSTÍN, Sermón 25, 8., en Obras completas de San Agustín. VII: Sermones (1.º): 1-50: Sobre el Antiguo Testamento, BAC, Madrid, 2014.

29 “A todos los huéspedes que llegan al monasterio recíbaseles como al mismo Cristo, pues él ha de decir: Huésped fui y me recibisteis”. SAN BENITO, Regla, 53, 1, BAC, Madrid, 1954, p. 585.

30 Diccionario histórico-portátil de las órdenes religiosas y militares, de las congregaciones regulares y seculares, que han existido en varias partes del mundo hasta el día de hoy, contiene su origen, progresos, elevación, y abatimiento, la extinción de algunas, y la reforma de otras, con los hábitos, e insignias que las distinguen. Extractado de varios autores por el Dr. D.

Page 13: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

381

El catálogo de las obras de misericordia va a influir en el desarrollo de la vida religiosa, viendo surgir en su seno ordenes que se especializaron en la práctica de una de estas obras, como son las hospitalarias que atienden a los peregrinos; las que se dedicaban a la redención de cautivos31; las que, como sucedía con la Orden de San Antonio que, consagrada a la atención a los pobres, junto a la hospitalidad, atendían a los enfermos de lepra o del “fuego de Sagrado”; las que, ya en los inicios del mundo moderno, hicieron de la atención a los enfermos su finalidad principal, como los Hermanos de la Caridad de San Juan de Dios, que emitían un cuarto voto, el atender a los enfermos.

También desde la Edad Media fueron surgiendo fundaciones e instituciones piadosas de carácter laico destinadas a dotar a doncellas pobres para que pudiesen contraer matrimonio o entrar en el claustro, así como hermandades y cofradías que se dedicaban a recoger limosnas para atender a los pobres e indigentes, atendían a los agonizantes y daban sepultura a los muertos.

Desde San Agustín en el siglo IV, que define la misericordia como “la compasión de la miseria ajena nacida en nuestro corazón,

BENITO FRANCISCO DE CASTRO, en la Imprenta de Don Blas Román, Madrid 1792, p. 54.

31 A comienzos del siglo XVII, el P. Jerónimo Gracián, cautivo rescatado por los Trinitarios, en su obra Tratado de la redención de cautivos, reconoce que la redención de los cautivos es la obra de misericordia más grande que se puede hacer, y que el que redime a un cautivo, con sola esta obra, ejercita las siete corporales y las siete espirituales: “…dijo el bienaventurado San León Papa que cualquiera que gastare alguna hacienda en dar de comer a pobres, curar enfermos, y redimir cautivos, alcanzará el premio de la bienaventuranza y misericordia de Dios. Parece que iba este Santo a contar todas las obras de misericordia, y en llegando a la redención de cautivo se detuvo: porque en esta obra se encierran todas. Quien redimiere esclavos, confíe en Dios, que oirá la buena sentencia del venite benedicti, pues con sola la redención ejercita todos los méritos de aquél último fallamos: Bienaventurados los misericordiosos, dice el Señor, que alcanzarán misericordia”. JERÓNIMO GRACIÁN DE LA MADRE DE DIOS, Celo de la propagación de la Fe. En que se contiene una exhortación para ir a predicar la fe católica a tierra de idólatras, infieles y herejes, y se declara la disposición que hay en algunos reinos para recibirla, en Biblioteca Mística Carmelitana, Tomo 17, Monte Carmelo, Burgos, 1933, pp. 41-42. 

Page 14: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

382

por la que, si podemos, nos vemos forzados a socorrerla”32, se considera como obra de misericordia todo lo que se hace por el otro, sobre todo por el más necesitado. Las obras de misericordia, que se equipara con la limosna, afectan no sólo al cuerpo, las clásicas obras corporales, sino también a las obras de bien que afectan al alma, las obras espirituales: “no sólo da limosna el que da comida al hambriento, bebida al sediento, vestido al desnudo, posada al peregrino, refugio al que huye; el que visita al enfermo o al encarce-lado, el que redime al cautivo, el que ayuda al lisiado. el que guía al ciego, el que consuela al triste, el que cura al enfermo, el que encamina al extraviado, el que da consejo al que pregunta y todo aquello que necesita el indigente, sino también quien perdona al que peca, el que corrige con el azote a aquel sobre quien le ha sido concedido poder, o refrena por medio de una severa educación…, da limosna, porque concede misericordia…, muchas son las especies de limosna que, cuando las hacemos, nos ayudan para que sean perdonados nuestros pecados”33.

El ejercicio de las Obras de misericordia, “todo socorro otorgado al prójimo”, va a ser uno de los puntales básicos de la espiritualidad de las congregaciones religiosas nacidas en el siglo XIX, así como de los movimientos apostólicos laicos que en este siglo hicieron del ejercicio de la caridad su fin primordial. Se era consciente que el que no auxilia a su prójimo necesitado, no encontrará misericordia en Dios. Las obras de misericordia, el auxiliar al prójimo en sus indigencias, se consideraban como complemento de la segunda parte del Decálogo, donde los mandamientos quinto y décimo prohíben dañar al prójimo. No se trata sólo de no dañar al prójimo, sino hacer algo positivo a favor suyo, esto es lo que se consigue con la práctica de las obras de misericordia. Se tiene conciencia de que la fe lleva a la imitación del Padre del cielo: “sed misericordiosos, como mi Padre es misericordioso”, lo que implica hacer el bien a los prójimos. Desde esta premisa evangélica se reconoce que hay “un rigoroso precepto de socorrer a los necesitados”, con lo cual el concepto de limosna se amplia. La limosna tiene dos acciones: Una interior que toca al

32 SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios, Libro 9, capítulo V, BAC, Madrid, 2007, p. 480.

33 SAN AGUSTÍN, Enquiridión o Manual de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad, 77, en Obras completas, Tomo IV, BAC, Madrid, 1958, p. 567.

Page 15: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

383

corazón y que mueve a compasión, y otra exterior que excita a la mano, socorriendo al necesitado. Si la compasión es el principio inmediato de la limosna, el socorro es el fruto de la misma. La limosna ya no sólo es dar ayuda material al pobre, sino tener sentimientos de compasión hacia los desgraciados: presos, enfermos, niños expósitos, los asiduos de las casas de beneficencia, donde se encuentra “la pobreza mendiga”, y donde, a través de la ayuda que reciben, se convierte “una porción de infelice en hombres útiles al Estado, a la Iglesia y a sí mismos”. El cuidar al enfermo, visitar al preso, socorrer el pobre se convierte en norma de lo que debe ser el auténtico cristiano, que se define por no separar nunca el amor a Dios y al prójimo. Este ejercicio de las obras de misericordia, junto con el oír misa, confesar los pecados, ejercitarse en la oración y en la alabanza divina, se recomienda de manera especial en los días festivos.

Para defender el cumplimiento de este precepto, el de la misericordia, se recurre a la “pastoral del miedo”, según la cual el que se ejercita en obras de misericordia se hace acreedor de Dios, pues quien da a los pobres, da a Dios, pues lo que se da al pobre se lo presta Dios que lo devuelve con crecido interés. Por el contrario, de no ser misericordioso no cabe esperar misericordia: “habéis apagado en vuestro corazón el fuego de la caridad…, pues ved ahí esa hoguera que ha encendido en su lugar el soplo de mi cólera para castigar vuestra dureza”34. EL SIGLO XIX, SIGLO DE LA CARIDAD

El siglo XIX, conocido como el siglo de la caridad, vio nacer más instituciones benéficas que todos los siglos anteriores. También es conocido este siglo como el “siglo de los ismos”, referidos a los distintos y a veces contrapuestos sistemas ideológicos que, intentando explicar la realidad social, van a impugnar el concepto cristiano de caridad y compasión que había predominado hasta entonces.

34 Sobre la limosna, en Sermones predicados por el licenciado Don

SANTIAGO JOSÉ GARCÍA MAZO, Valladolid, Imprenta de D. Juan de la Cuesta, 1861, p. 132.

Page 16: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

384

La caridad, a diferencia de la filantropía, socorre a todos los pobres, y, hasta entonces, la expresión más directa de la misma fue la limosna, el “dar al necesitado alguna cosa por amor de Dios y por propia compasión”. A lo largo del siglo XIX el concepto de limosna va a evolucionar, desde considerarla como un acto de caridad, hasta verla como una exigencia de la justicia social, se toma conciencia que no basta con la simple limosna, sino que es necesario dar a cada uno lo suyo en función de las necesidades y carencias de las personas, lo que lleva a definir el ejercicio de la caridad como “el arte de poner los socorros en relación con las necesidades y con la desgracia”, siendo necesario determinar quién es realmente pobre, con lo cual se evita que mientras se da una limosna inútil, pues siempre “hay pobres que buscan engañar”, se rehúsa otra indispensable. Los “filántropos católicos”, sin dejar a un lado la caridad, ante el panorama en que vive el mundo obrero: bajos salarios, excesivas horas de trabajo, malas viviendas, trabajos agobiantes para las mujeres y los niños, denuncian la injusticia de la sociedad industrial y el pauperismo en que vive el naciente proletariado.

No debemos olvidar en la práctica de la caridad a los muchos laicos que desde distintos campos, el estudio, la acción política, el empresarial, propusieron leyes más justas de trabajo y seguridad social. Es en este campo de la caridad donde se considera que “el seglar se encuentra asociado al sacerdote en la obra de la redención universal” (Federico Ozanam), forma de afirmar que el apostolado es cosa de todos los católicos, no sólo de los clérigos y de los religiosos. El ejercicio de las obras de misericordia, la asistencia a los enfermos, la enseñanza, la beneficencia, se ve cada vez más como una exigencia de la justicia social y se convierte en apostolado, en instrumento para la proclamación del Evangelio.

En todo este movimiento de caridad patrocinado por los seglares se era consciente que para ser cristiano no basta sólo con orar, comulgar y evitar el mal, sino que era necesario hacer el bien: “Es indispensable amar a los pobres, trabajar para los pobres; visitarles, velarles y socorrerles…”35. La caridad, que se hacía presente en todo

35  La caridad cristiana y sus obras, por FÉLIX DUPANLOUP, Obispo de Orleans. Traducida por D. José Joaquin Ribó. Barcelona, Sociedad Tipográfica Editorial la Maravilla, 1867, p. 109. 

Page 17: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

385

momento de la vida, desde que el hombre nace hasta que recibe cristiana sepultura, llegaba a todos y cuidaba de todos, buscando re-mediar los males provocados por la pobreza, la imprevisión y el vicio.

A finales del primer tercio del siglo XIX, en el mundo católico, fundamentalmente en Francia se toma conciencia de la necesidad de reformar la sociedad moderna, ya que la pobreza no es una realidad inevitable, sino que, como realidad social, puede erradicarse: “No se entienda que la pobreza procede de Dios, sino que es una consecuencia de la corrupción y de la codicia de los hombres”36. Esta afirmación llevará a que, a lo largo del siglo, una serie de autores toman conciencia de que no bastaba sólo con la caridad, que suaviza los males inevitables, y que no debía ser despreciada, sino que era necesario cambios estructurales, que llevasen al establecimiento de una sociedad justa, protegiesen los derechos de la persona, la propiedad, el trabajo, la libertad, y garantizasen un salario justo.

En esta línea, Federico Ozanam, que denuncia la riqueza de los sectores instalados de la sociedad: “Ricos que atesoráis, el que nos enseñó a pedir el pan de cada día, no nos aconsejó nunca asegurarnos diez años de lujo”, defendía que el trabajo no es una mercancía más y que entre la sociedad y los trabajadores hay una reciprocidad de servicios, de tal modo que cuando las condiciones del trabajo no elevan el nivel de vida de los trabajadores, cuando el salario no es suficiente y libre-mente aceptado, se viola el orden y se rompe el contrato. Ozanam defiende la idea del salario vital, critica el trabajo de los menores, y busca conseguir la reglamentación de las relaciones entre patronos y obreros. El ideal de Ozanam, que, con el tiempo, será asumido por el catolicismo social, es lograr un ordenamiento social basado en la justicia. Ni individualismo explotador y egoísta, contra el liberalismo, ni denigrante y embaucador colectivismo, contra el socialismo; sino un orden fundado en la libre asociación de quienes trabajan, unas relaciones equitativas entre capital y trabajo, y una moderada intervención del Estado que favorezca la justicia social sin perjudicar la libertad y la propiedad privada.

36 Palabras de un creyente, obra escrita en francés por M. DE LAMENNAIS,

traducida al castellano . sobre la octava edición, corregida y aumentada por el autor de La libertad y el absolutismo, Paris, Librería de Rosa, 1834, p. 50.

Page 18: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

386

Federico Ozanam, que pedía socorrer “a nuestro prójimo, a imitación del Divino Maestro, y poner “nuestras creencias bajo el patrocinio de la caridad”, funda las Conferencias de San Vicente de Paul37, el gran movimiento del apostolado laico que desde Francia se extendió por el resto de países38. Las Conferencias nacen como consecuencia del paso que Ozanam y sus compañeros dan de la “teorización” de la fe a la acción ante las situaciones de pobreza y marginación que viven amplios sectores de la sociedad, “socorriendo al pobre como lo haría Jesucristo y poniendo su fe bajo las alas protectoras de la caridad”. En las Conferencias, que tratan de dispo-ner un grupo selecto de católicos “al servicio de nuestros señores los pobres; y establecer lazos de amor fraternal entre aquellos a quienes separan diferencias de clase y de fortuna”, no se piensa en una ayuda superficial al pobre, en la ayuda puramente asistencial: “cuando no se preocupa más que de los sufrimientos de la carne, el grito del hambre

37 El 30 de enero de 1853, en un discurso a la Sociedad de San Vicente de

Paul de Florencia, Ozanam evocaba la fundación de las Conferencia en París 1835: “'En aquel entonces nos hallábamos invadidos por un diluvio de doctrinas filosóficas y heterodoxas agitándose a nuestro alrededor y todos sentíamos deseo y necesidad de fortificar nuestra fe en medio de los asaltos que le dirigían los diversos sistemas de la falsa ciencia. Algunos de nuestros jóvenes compañeros de estudio eran materialistas; algunos, sansimonianos; otros, furrieristas, otros deístas. Cuando nosotros, los católicos, nos esforzá-bamos en recordarles a esos hermanos extraviados, las maravillas del cristianismo, todos nos decían: "Tienen razón, si se refieren al pasado: el cristianismo ha hecho prodigios, antes; pero ahora el cristianismo está muerto. Y si no ¿ustedes, que se jactan de ser católicos, qué hacen? ¿Dónde están esas obras destinadas a probar su fe y hacer que nosotros la respetemos y la admitamos?". Tenían razón: el reproche estaba bien merecido. Entonces nos dijimos: Pues bien ¡a la obra! y que nuestros actos estén de acuerdo con nuestra fe. Pero ¿qué hacer? ¿Qué hacer para ser verdaderamente católicos sino lo que más agrada a Dios? Socorramos pues, a nuestro prójimo como lo hacía Jesucristo y pongamos nuestra fe bajo la protección de la caridad”. FEDERICO OZANAM, Carta al Sr. Ernesto Falconnet, París, marzo 19 de 1833, en Cartas, Tomo I, Editorial Difusión, Tucumán, 1859, pp. 90-91.

38 A los treinta años de su nacimiento las Conferencias de San Vicente de Paul, que cuentan con 4000 conferencias, están establecidas no solamente en Francia, sino también en Alemania, Prusia, Austria, Polonia, Bélgica, Dinamarca, España, Grecia, Italia, Malta, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Suiza, Jerusalén, Argelia, el Cabo de Buena Esperanza, la isla Mauricio, el Senegal, Canadá, los Estados Unidos, la Guyana inglesa, Guadalupe, Martinica, Trinidad, Buenos Aires y Montevideo. FÉLIX DUPANLOUP, o. c., p. 104.

Page 19: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

387

y del frío, lo que da lástima, lo que se asiste hasta en los animales”, sino en el acompañamiento cercano y personal que favorezca el cambio regenerador en la persona atendida: “… la que toma al hombre en su parte superior, se ocupa, en primer lugar, del alma, de su educación religiosa, moral y política, de todo lo que le hace libre y, lo que le puede hacer grande!”.

Las Conferencias, consideradas como “la tercera Orden de la caridad cristiana”, que tienen por finalidad ir al encuentro de los pobres, para “socorrer a los pobres en sus mismas casas”, y que Ozanam quiso que fuesen “plenamente laica sin dejar de ser católica”39, se basan en el ejercicio de la caridad, la cual lleva a sus socios, no sólo, a dar lo que les sobra y aun parte de lo que necesitan, sino que les exige ser “humilde con los humildes para levantarles, con los ignorantes para darles instrucción, con los que sufren para proporcionarles consuelo”, y a pedir limosna para “disminuir las dos fuentes de indigencia y mendicidad: la dureza de los ricos y la abyección, e inmoralidad de los pobres”40. Los miembros de las conferencias se ocupan de las necesidades de los pobres, cada miembro se ocupa de una o más de las familias más pobres de la ciudad a la que socorre mediante la distribución de bonos para adquirir alimentos y medicinas, dinero si fuera necesario, y las visita semanalmente, y es que deben acostum-brarse a ver a los pobres como “hermanos en Jesucristo” y a “tenderle una mano fraterna”. Esta visita a los pobres en su domicilio, característica de las Conferencias de San Vicente de Paul, va a marcar el ejercicio de la caridad a lo largo del siglo XIX41.

39 El carácter laical de las Conferencias fue aprobado por un breve del

Papa Gregorio XVI, el 10 enero de 1845. 40 La filosofía del catecismo católico por el abate MARTINET. traducida

del francés por A. G. precedida de un discurso preliminar con algunas notas por D. Eduardo María Vilarrasa, Pbro, Barcelona, Librería de Juan Pena y Sacanell, 1865, p. 475.

41 Reconoce Dupanloup que la visita a los pobres siempre ha existido, siendo practicada por el sacerdote, religiosos o las mujeres, la novedad de esta visita a domicilio introducida por la Conferencia de San Vicente de Paul es que forma un movimiento laico, formado no ya sólo de mujeres, sino de hombres, jóvenes fundamentalmente pertenecientes a las clases medias y altas de la sociedad “jóvenes de mundo, del gran mundo, del mundo más rico y elegante, visitar á los pobres, no solo enviándoles limosnas, sino yendo personalmente a socorrerles y fortalecerles. Los más dignos representantes

Page 20: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

388

De las Conferencias, que pronto se expandieron por todo el mundo42, o inspiradas en ellas brotaron toda una serie de instituciones caritativas, como las Cocinas económicas, Cajas de ahorro, Roperos, Bibliotecas de buenas lecturas. Asociación de Abogados para defensa de pobres, Las obras de San Francisco Javier, que impartían formación a las clases trabajadoras; las Obras de San Francisco de Regís para arreglo de matrimonios desavenidos e ilícitos; las Obras del Buen Pastor, que tenía por finalidad la preservación y rehabili-tación de jóvenes caídas en la prostitución; las de Propagación de buenos libros.

En España las Conferencias se constituyen en 1849, siendo su fundador Santiago Masarnau. Formaron parte de aquellas primeras Conferencias Don Vicente de La Fuente, Anselmo de Ourdón y el Pintor Pedro Madrazo, fueron disueltas en 1868 por el gobierno del general Serrano que se incautó de sus documentos, muebles y dinero, y se restablecieron en la Restauración, recobrando la documentación, pero no el dinero.

Entre otras iniciativas benéficas nacidas de laicos están las destinadas a la infancia y las madres necesitadas: la Asociación de Caridad Materna, la Asociación de Madres de Familia, la Obra de la cuna a Domicilio, la Obra de la Asistencia Maternal e Infantil, la Obra de Adopción en 1859 (para huérfanos), la Obra de Niños Expósitos en 1863, la Obra de Adopción de Niñas Abandonadas en 1879.

del comercio, de la industria, de la banca, del foro, de la magistratura, de la milicia, de la marina, de la gran propiedad territorial: he aquí los hombres que, reunidos y confundidos por la caridad con artesanos, dependientes, mayordomos y obreros, se juntan, entienden, y ponen de acuerdo para ir visitar los pobres en sus moradas y lechos de dolor, asistirles, consolarles, llevarles pan, abrirles sus bolsas…”, FÉLIX DUPANLOUP, o. c., p. 106-107.

42 “…Y nosotros, los compadecidos, en lugar de ocho, somos, en 1853 solo en París, dos mil y visitamos a cinco mil familias, es decir alrededor de vente mil individuos, es decir, la cuarta parte de los pobres que encierran los muros de esta inmensa ciudad. En Francia solamente, hay quinientas conferencias; las hay también en Inglaterra, en España, en Bélgica, en América y hasta en Jerusalén. Si se empieza con humildad se puede llegar a hacer grandes cosas”. FEDERICO OZANAM, Carta al Sr. Ernesto Falconnet, París, marzo 19 de 1833, en Cartas, Tomo I, Editorial Difusión, Tucumán, 1859, p. 91.

Page 21: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

389

CARIDAD O BENEFICENCIA

La práctica de la Caridad, la asistencia a los pobres, enfermos y marginados hasta el siglo XIX fue una competencia de la Iglesia, siendo instituciones de carácter religioso como las cofradías o hermandades las que la llevaron a cabo. El mismo sentido religioso tenían las fundaciones o legados píos destinados a ejercer funciones asistenciales de distinto orden como la dotación de doncellas pobres, o costear los estudios a vecinos pobres del pueblo.

Desde el siglo XVIII, con el movimiento de la Ilustración, al romperse el equilibrio entre fe y razón, avanza la secularización de la vida humana. Hasta entonces la concepción del mundo era de carácter teocéntrico, donde el Dios providente constituía el centro, origen, principio y sentido del mundo, de la humanidad y de la historia; el destino último del hombre lo constituía la salvación sobrenatural y eterna, realizada por y con la gracia de Dios. A partir de este momento la razón secularizada va a reducir y reinterpretar la salvación. Frente al teocentrismo será la naturaleza la que constituye el centro y el punto de referencia de todo.

Frente al providencialismo divino, se afirma la fe en el progreso, un progreso continuo y sin límites, y frente a la redención sobrenatural se afirma la redención del hombre por sí mismo de todo aquello que le impide ser feliz en el tiempo presente. Se afirma que el hombre tiene la obligación de transformar la naturaleza, lo que implica potenciar la dimensión práctico-dominadora del hombre y de su razón. En lugar de la filosofía especulativa se busca una filosofía práctica, por la que el hombre se convierte en dueño y poseedor de la naturaleza, lo que implica la reducción del saber a ciencia físico-natural y el desarrollo de la técnica, como aplicación de la ciencia e interpretación práctica de la razón: “La acción humana, individual y colectiva, iluminada por la ciencia, por el conocimiento de las leyes de la naturaleza, es la gran palanca que remueve el mundo, la fuerza motriz, a cuyo impulso, el progreso, bajo todo sus aspectos, brota y ensancha la esfera de acción de la Humanidad, que se asimila y vivifica cuanto la rodea”43. La sociedad, organizada de modo

43 FERNANDO GARRIDO, La España contemporánea, sus progresos mora-les y materiales en el siglo XIX, Barcelona, establecimiento tipográfico editorial de Salvador Manero, Rambla de Santa Mónica, 1865, p. 11.

Page 22: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

390

racional, y tiempo presente, no el más allá, son el marco y el horizonte de la salvación.

La Revolución, que fue vista como “el violento choque que conmovió la vieja sociedad europea, asentada durante miles de años sobre el ensangrentado pedestal del fanatismo religioso y del despotismo feudal y político”44, trajo consigo la caída de un régimen político, el antiguo régimen, pero también un régimen religioso, caracterizado por la función rectora que la religión y el pensamiento teológico ejercían en la sociedad. A la revolución política se une los cambios económicos -revolución industrial- que trajo consigo el derrumbe de las viejas estructuras sociales.

El activismo y la militancia, característicos de los nuevos tiempos, ve nacer las distintas ideologías o visiones del mundo que, enfrenta-das entre sí, se convirtieron en programas políticos y sociales a través de los cuales se trataba de cambiar y organizar el mundo.

Desde el siglo XVIII se venía asistiendo a un proceso lento, pero sostenido, de secularización de los distintos ámbitos de la vida, lo que Fernando Garrido denomina “La decadencia de la fe en las socieda-des civilizadas”45. En este contexto el concepto de caridad va a ser secularizada, lo que llevará a la creación de instituciones benéficas no eclesiásticas dirigidas por la autoridad pública. El concepto de cari-dad, que desde el campo católico se entendía como el desarrollo de “la bondad que Dios sembró en el espíritu humano”, y que implicaba que “hacer bien a otro es un acto de amor a Dios”, comienza a ser sustituido por el de beneficencia que, entendida como fruto de “la civilización y el progreso administrativo”, tiene por finalidad remediar los males en este mundo. Los objetivos de la beneficencia son prevenir la indigencia, haciendo que el indigente saque el mayor partido posible de los recursos que le quedan; y reprimir la mendi-

44 Ibi., p. 9. 45 Ibd., p. 13. Para Fernando Garrido pruebas de la decadencia de la fe religiosa, de la

secularización, son: La generalización de la instrucción y el aumento progre-sivo de la población son signos manifiestos del progreso y de la civilización, porque “suponen el aumento de la ciencia, del trabajo, del bienestar, la preocupación por los goces de la vida y la adquisición de los medios de obtenerlos”. La disminución de templos, de casas religiosas y del número de personas consagradas al culto divino y a la vida monástica. Ibd., p. 14.

Page 23: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

391

cidad voluntaria; haciendo que los socorros facilitados al menesteroso reporten alguna utilidad46. La sustitución de la caridad cristiana por la beneficencia laica se apoya en que, también los indigentes, los pobres, por el mero hecho de ser personas, sujetos de derechos, entre ellos el derecho a la asistencia, que el Estado debe garantizar. Este intento de acabar o silenciar la caridad de origen cristiano, como sucede con otras políticas laicistas, es vista por los sectores ultramontanos como una guerra a la religión, a la que se intenta apartar del espacio público. Reconoce Jaime Balmes, tras la exclaus-tración de las ordenes religiosas, con quien la “incredulidad” se ha mostrado “más rencorosa”, que las instituciones religiosas, “las cuales habían servido en todo tiempo para satisfacer grandes necesi-dades, no sólo religiosas, sino sociales y políticas, y que en nuestra época no se debía desaprovechar un elemento que bien dirigido podía remediar o disminuir muchos males”47.

En pleno siglo XIX Concepción Arenal distingue entre la beneficencia que “es la compasión oficial, que ampara al desvalido por un sentimiento de orden y de justicia”; la filantropía, que “es la compasión filosófica, que auxilia al desdichado por amor a la humanidad y la conciencia de su dignidad y de su derecho; y la caridad, que “es la compasión cristiana, que acude al menesteroso por amor de Dios y del prójimo”. Frente al fenómeno del pauperismo, la expansión de la pobreza a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, potenciado por la proletarización del mundo campesino y la desaparición de las antiguas estructuras benéficas, hay sectores católicos que piensa que la Iglesia, en colaboración con la burguesía, debía encabezar un ambicioso programa de beneficencia y moraliza-ción que asegurase el mantenimiento del orden social. En el campo católico serán las nuevas congregaciones religiosas, fundamental-

46 La beneficencia es definida a mediados del siglo XIX como “un acto de desprendimiento, de generosidad y de virtud por parte del que lo ejerce. Un deber moral por el que cada uno debe contribuir en lo que pueda al auxilio de sus semejantes socorriéndolos en sus necesidades, en sus aflicciones, y en sus miserias: es el cumplimiento de obras de misericordia, a que en casos graves está obligado el hombre en conciencia”. Enciclopedia Española de derecho y administrado, o Nuevo Teatro Universal de legisla-ción, Tomo VI. Imprenta de Diaz y Compañia, Madrid, 1883, p. 5.

47 JAIME BALMES, Obras completas, volumen V, Madrid, BAC, 1948, pp. 855-856. 

Page 24: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

392

mente femeninas, las que abanderen el movimiento benéfico a favor de los más desfavorecidos del momento. En esta secularización del ejercicio de la caridad, las tradicionales obras de misericordia, que desde el punto de vista católico se ve como una exigencia de justicia social, desde el campo laico y secular se convertirán en actividades profesionales de carácter sanitario o educativo, buscando con ello la sustitución de las religiosas.

El liberalismo y el socialismo, por distintos motivos, consideran la caridad, las obras de misericordia, llevadas a cabo por las institucio-nes eclesiásticas, como algo humillante. El liberalismo, que considera que la desigualdad y la pobreza era algo “natural”, consecuencia de la diferencia de méritos y capacidades en la sociedad de mercado, ve la pobreza y la mendicidad como enemigas del progreso, obstáculo para el desarrollo, pero a la vez afirma que la limosna, expresión de la caridad, fomenta la imprevisión. La repuesta asistencial debía ser puntual y mínima, al ser la situación de pobreza y marginación responsabilidad de los mismos afectados, ya que cada cual es “libre de elegir su camino”. En este campo, la burguesía dominante en lo económico y lo político, patrocinó las obras benéficas y las acciones filantrópicas, bien por sus propias convicciones religiosas, bien como medio de control y garantía social y económica. Uno de los objetivos de la política liberal fue la secularización de los bienes materiales con que las instituciones eclesiásticas atendían a los pobres, la conse-cuencia de esa política secularizadora fue que los pobres siguieron siendo pobres, que los enfermos no fueron mejor tratados y que la pobreza mendiga no desapareció de las calles y ciudades. A lo largo de la primera mitad del siglo XIX se asiste al paso de la caridad cristiana a la beneficencia estatal, en lo cual influye, más que el proceso de secularización de la sociedad, el proceso de desamor-tización de los bienes de las órdenes religiosas y de otras instituciones eclesiásticas, y es que la beneficencia pública se levantó sobre los recursos e instituciones desamortizados de la Iglesia.

El movimiento socialista abogaba por que el Estado asumiese las tareas desempeñadas por la Iglesia en el campo de la asistencia bené-fica, desarrollando el concepto de asistencia social, que comprende el derecho de todo ciudadano a la educación, a la asistencia sanitaria, y a un sistema de vida digno.

Page 25: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

393

A mediados del siglo XIX, y a pesar de la acusación que se hace a la caridad cristiana de favorecer la pobreza, se reconoce que, sin tener “sus raíces tan adheridas a la conciencia”, como sucedía en tiempos pasados, la caridad no se había extinguido en los corazones, “ni se ha relajado la fibra benéfica”, y, aunque no se distingue por el fervor e intuición, “obra con más cálculo y tino”48. Igualmente se reconoce que uno de los obstáculos del enfriamiento de la caridad es la duda de si la limosna es bien empleada y sirve para socorrer la necesidad de los indigentes, o, por el contrario, alimenta el vicio. No falta quien piensa que “las limosnas repartidas sin discernimiento pueden servir de fomento a la pereza y el desorden”49. Esta sospecha es lo que lleva a reconocer, por una parte, la obligación del gobierno a combatir a “los mendigos que andan a su voluntad y piden a cuantos tropiezan”, ya que bajo la capa del pordiosero se esconde el holgazán que trata de vivir a costa ajena, seduciendo “al bondadoso público”. Y, en segundo lugar, se afirma el deber de asegurar que los socorros a los menesterosos fuesen efectivos para remediar la indigencia, para lo cual debían encauzarse las manifestaciones de la caridad privada, con lo que se evitaría que la limosna, en vez de consolar al pobre, fomentase “la ociosidad y las malas inclinaciones”.

La crítica al ejercicio de la limosna indiscriminada termina pidiendo que la limosna fuese controlada para evitar que “no a1ivie la verdadera desgracia” y alimente los vicios. El control de la limosna va unido a la afirmación del deber de auxiliar al verdadero desvalido, a aquel que “por su posición tiene que recurrir a la conmiseración

48 En este enfriamiento de la caridad, Fray Zeferino González reconoce

que “Otro de los inconvenientes y peligros de la caridad legal es disminuir y hasta apagar la caridad privada, porque es muy natural, o al menos muy frecuente, que el que ha pagado su cuota o impuesto legal para los pobres, se considere dispensado ya y libre de todo deber para con los mismos. Por otra parte, contribuye también a disminuir la caridad privada y voluntaria, en atención a lo que hay de vejatorio, repugnante y odioso en todo impuesto exigido por el Estado: de donde resulta que la cuota exigida para los pobres seca y esteriliza las fuentes de la caridad privada”, La economía política y el cristianismo, pp. 113-114.

49 Deontología o ciencia de la moral, obra póstuma de Jeremías Ben-tham, revisada y ordenada por M. J. BOWRIIVG, publicada en francés sobre el manuscrito original. traducida al español por D.P.P . Tomo primero. Valen-cia, librería de Mallen y sobrinos, 1826, p. 189.

Page 26: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

394

pública”. Para evitar a “las tropas de vagabundos” se reconoce la necesidad de perseguir la mendicidad, controlando a los mendigos y haciendo de ellos, mediante el trabajo, sujetos provechosos para la sociedad”50. Se recomienda, como afirma Concepción Arenal, ejercer la “limosna moralizadora”, que se basa no sólo en dar ayuda sin más al pobre, sino proporcionarle ayuda, pero a la vez exigirle la aceptación de ciertos hábitos: el ahorro, el trabajo, la formación, que le ayuden a salir de su situación de postración. En este sentido el ejercicio de la caridad, al proporcionar lo que es preciso “al infeliz que por imposibilidad legítima no trabaja, y se ve en el triste caso de acudir a sus semejantes para que le auxilie”, trata no sólo de enjugar las lágrimas, sino buscar que no se derramen tantas51.

La mendicidad, asociada a la vagancia, es vista como un mal endémico de la sociedad española52. Se reconoce que mientras el mendigo es mirado con respeto, el verdadero indigente no encuentra una mano bienhechora que le socorra, y se afirma que “el español es mendigo de profesión, que sin padecer enfermedad alguna y sin faltarle en que trabajar se cubre de harapos, oculta su salud y sus fuerzas y bajo el aspecto de males, que diestramente sabe fingir de

50 Si el trabajo es un beneficio, la miseria es un mal social, de aquí que se

describa al mendigo como “ignorante, grosero, poco delicado, corre por el camino del vicio empujado las más veces por la necesidad, y siempre sin saber el término de este mal camino; y por eso son los pobres los que pervierten las costumbres, y corrompen la sociedad”. Memoria sobre la necesidad del sistema prohibitivo en España que da a luz la comisión de fábricas de hilados, tejidos y estampados de algodón Del Principado de Cataluña. Barcelona., imprenta de Tomas Gaspar bajada de la cárcel, 1834, p. 43.

51 CONCEPCIÓN ARENAL, El pauperismo, Volumen II, en Obras comple-tas, Tomo decimosexto, Madrid, Imprenta de Victoriano Suárez, p. 301-302.

52 La idea de lo que es un mendigo se encuentra bellamente explicados en el poema El mendigo de José de Espronceda:

Mío es el mundo,/ como el aire libre, / otros trabajan porque coma yo; / todos se ablandan si doliente pido / una limosna por amor de Dios…

Yo soy pobre y se lastiman / todos al verme plañir, / sin ver son mías sus riquezas todas, / que mina inagotable es el pedir…

Ni pregunto / quiénes sean, / ni me obligo / a agradecer; / que mis rezos / si desean, / dar limosna / es un deber. / Y es pecado / la riqueza, / la pobreza / Santidad; / Dios a veces / es mendigo, / y al avaro / da castigo / que le niegue / Caridad.

Page 27: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

395

mil modos, aparenta debilidad, huye de todo arte u oficio, y se entrega a explotar la caridad cristiana en nombre del Nazareno”53.

Para el liberalismo, que defendía como principio fundamental la libertad de la persona humana, el hombre, fuese rico o pobre, podía llegar a convertirse en un ser libre, ya que cada uno debe tratar de bastarse a sí mismo, y el trabajo vale más que el socorro, de ahí que se deba sustituir con la limosna por el trabajo, de aquí que la caridad legal para el liberalismo fuese un medio de despojar al rico de una parte de sus excedentes, y se considerase al pobre como “un extraño avaricioso que ha sido invitado por el legislador a compartir su riqueza”. Ya Stuart Mill defendía que los pobres son libres, pero que “si se les da lo que necesitan sin que lo ganen, no se sienten obligados a ganarlo”, de ahí la necesidad de que “las gentes cuiden de sí mismas, y que sólo una caridad es caridad de veras, la que ayuda a la gente a ayudarse a sí misma, “si no están físicamente impedidas para valerse y salir del atolladero”54.

El liberalismo, que proclama la libertad absoluta del trabajo, rechaza la intervención del Estado en el ejercicio económico de los ciudadanos y en el campo de la beneficencia. El Estado no puede dictar leyes que mermen la libertad del trabajo. Su finalidad es garantizar la propiedad privada, la seguridad personal, e impedir el robo y la infidelidad en los contratos.

Frente a las posturas liberales que sostienen que el sistema de socorro público es más perjudicial que provechoso, ya que vuelve perezosa a la gente y “produce la tibieza de ánimo para el trabajo”, y que el socorro de los pobres debe dejarse a la beneficencia particular, se abre paso la postura que afirma que es el Estado quien debe socorrer las necesidades públicas, siendo el “protector único de todos los necesitados”, y como tal tiene la obligación de facilitar trabajo o manutención al que carece de ellas.

De cara a aquellos que piden la desaparición o el control de la limosna, el catolicismo afirma que es imposible impedirla, ya que

53 JOSÉ MARÍA TENORIO, El mendigo, en Los españoles pintados por sí

mismos, Madrid, Tomo I. Boix editor, 1847, pp. 301-309. 54 JOHN STUART MILL, La Esclavitud femenina, con un prólogo de Emilia

Pardo Bazán, Madrid, Administración, 1869, p. 95.

Page 28: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

396

frente a cualquier ley represiva se impone la compasión. La única represión que se admite es el establecimiento de casas de misericordia para los desgraciados, y lugares correccionales para mendigos, “pedigones”, que “se obstinan en no hacer nada estando hábiles para cualquier ejercicio”. También se llega a afirmar que, frente a la limosna indiscriminada, dar sin tasa, a la que se acusa de ser una de las causas que fomentan la mendicidad, el ejercicio de la caridad debe hacerse teniendo en cuenta las necesidades del indigente y el sometimiento del hombre a la ley del trabajo, de donde se deduce que el que no cumpla con este mandato, queda excluido de ser socorrido por la caridad. Los mismos moralistas ponían sobre aviso acerca de los mendigos mentirosos: “No hay obligación de creer ciegamente a los pobres que alegan grandes necesidades, hasta extremas; porque no hacen escrúpulos de mentir para sacar más limosna”55.

El catolicismo, frente al socialismo, a quien acusa de ser “sembra-dor de impiedad y corruptor del obrero”, defenderá el retorno a los principios cristianos y la primacía del orden sobrenatural, y frente a la lucha de clases proponen la armonía de los grupos sociales, y frente a la inhibición de la burguesía liberal defiende la intervención del Estado y la función social de la riqueza. Para el catolicismo la limosna no es inútil, al menos en la situación de pauperismo en que vive la sociedad del momento, sigue siendo necesaria ante la falta de trabajo y de instituciones de previsión56.

La Iglesia, a través de sus instituciones, sobre todo de las congre-gaciones religiosas, se hizo presente de una manera eficaz en el campo de la beneficencia con la creación de asilos, hospicios, hospi-tales, centros de acogida y reeducación, así como en el campo de la enseñanza, creando escuelas de enseñanza elemental, diurnas y nocturnas, de niños y de adultos, escuelas dominicales para las chicas, escuelas de artes y oficios, y fundando patronatos dedicados a la formación de la juventud obrera.

55 Teología Moral según la doctrina de los Doctores de la Iglesia, Santo

Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio, por el R. P. Fr. JOSÉ MARÍA MORÁN, segunda Edición, Tomo I, Madrid, Librería Católica de D. Gregorio del Amo, 1899, pp. 250-251.

56 Sobre la utilidad de la limosna y de la caridad FÉLIX DUPANLOUP, o,c, pp. 2-8.

Page 29: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

397

LA COMPASIÓN Y LA VIDA RELIGIOSA

El Obispo Dupanlou reconocía que, “por más que la sociedad de San Vicente de Paul sea tan admirable y tan dilatada, dista mucho de constituir por sí sola el movimiento de la caridad católica contempo-ránea”, en el seno de la Iglesia existe “un ejército de caridad”, una multitud de “obreros y obreras de la caridad”, formado por “todas las órdenes consagradas al servicio del enfermo, del ignorante o del pobre”, sí como los “institutos religiosos y de caridad de todos nombres y condiciones” 57.

La compasión, la preocupación por los necesitados siempre estuvo presente en la vida religiosa. Tradicionalmente se era consciente que el ejercicio de las Obras de Misericordia es consustancial a los religiosos que profesan la vida activa, en este sentido se consideraba que la hospitalidad para con los peregrinos, la atención de los enfer-mos, el socorro de los necesitados, son “actos, cuyo ejercicio forma el todo de una Religión58. Se recomendaba que tanto los clérigos, como los religiosos, que son objetos de crítica por parte de “un mundo caviloso”, deben emplear sus rentas en beneficio de los pobres y en obras pías.

A lo largo de la Edad Media vemos a los monjes y frailes hospitalarios atendiendo a los peregrinos y a los esclavos; en el comienzo de la época moderna nos encontramos con los clérigos regulares: Los Clérigos regulares de Somasco dedicados a cuidar y formar a los huérfanos; los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, conocidos como Hermanos de la Caridad, dedicados a los enfermos y necesitados; los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos -Camilos-, al lado de los enfermos, que a los tres votos comunes de la vida religiosa, añadían un cuarto, el de “asistir a los enfermos en la muerte, aún en tiempo de peste, y buscarles limosnas

57 FELIX DUPANLOUP, o.c., p. 107-108. 58 Diccionario histórico-portátil de las órdenes religiosas y militares, de

las congregaciones regulares y seculares, que han existido en varias partes del mundo hasta el día de hoy, contiene su origen , progresos , elevación, y abatimiento, la extinción de algunas, y la reforma de otras, con los hábitos, e insignias que las distinguen. Extractado de varios autores por el Dr. D. BENITO FRANCISCO DE CASTRO, en la Imprenta de Don Blas Román, Madrid 1792, p. 53-54.

Page 30: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

398

por la Ciudad”; los Caracciolinos, Clérigos Regulares Menores, dedicados a la asistencia pastoral de los pobres, los presos y los condenados a muerte. En el siglo XVII les tenemos enseñando a la infancia, como sucede con los Escolapios, la primera Orden que tuvo como fin específico la educación de la infancia y de la juventud, contribuyendo a la reforma de la sociedad por medio de la educación a los niños en la fe cristiana y en las letras humanas por medio de escuelas pías, es decir, populares y cristianas; la Congregación de la Misión dedicada a “la evangelizar a los pobres, especialmente a los del campo”, y visitando y asistiendo a los enfermos, en los cuales han de ver al mismo Jesucristo. En el siglo XVIII nace la Congregación del Santísimo Redentor con la finalidad de anunciar el evangelio a los más abandonados; los Hermanos de las Escuelas Cristianas que nace para educar a los niños pobres. También son los religiosos quienes llevaron la acción misionera.

A lo largo del siglo XIX las nuevas congregaciones religiosas, se consagrarán a sanar las úlceras de la sociedad y aliviar sus miserias, haciendo de la caridad, de la práctica de las obras de misericordia, su fin primordial, haciéndose presentes en el mundo obrero, entre los enfermos, al lado de las mujeres marginadas, en la enseñanza, y es que la indigencia cultural se considera una forma más de pobreza. Todas ellas se sienten guiadas por la convicción de que los pobres, que son los enfermos, los viejos, las mujeres viudas y cargadas de hijos, los “imbéciles”, los niños y los impedidos, no pueden ni deben ser condenados a morir de hambre. No trataron de solucionar los problemas estructurales, sino desde la compasión, “propia de las almas religiosas”, proporcionar a los pobres y a los indigentes, una ayuda puntual ante las necesidades de la vida, aunque en el ejercicio de la misericordia las nuevas congregaciones religiosas no se limitaron sólo a consolar, sino también a remediar la situación de los pobres y prever su futuro.

Es significativo que cuando cae por tierra el antiguo régimen y con él se derrumba la beneficencia tradicional de la Iglesia, debido a los procesos de desamortización y exclaustración que afectaron a las instituciones benéficas de la Iglesia, a las ordenes religiosas y a las cofradías, sólo se respetó a los que trabajaban en hospitales o en casas asistenciales, tiene lugar el resurgir de la vida religiosa a través de las nuevas congregaciones, sobre todo femeninas. En España este

Page 31: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

399

resurgir se dio en dos momentos, a partir de 1851, con la aprobación del concordato con la Santa Sede, que normalizan las relaciones con la Iglesia, y a partir de 1875 con la Restauración y la estabilidad política que trae consigo. En Europa, a lo largo del siglo XIX, cuando por todas partes se intentó acabar con la vida religiosa: Francia (1789), Bélgica (1796), Alemania (1806-1807), España (1809 y 1835), Italia (1811), Portugal (1814 y 1834), van a nacer casi un millar de nuevas congregaciones femeninas, cerca de un centenar en España, en donde a finales del siglo XIX había 35.264 religiosas, de las que 19.595 eran de clausura y 15.669 de vida activa59; en Francia las congregaciones femeninas se cuadruplican entre 1815-185060, y en Italia, a lo largo del siglo XIX, surgieron 180 nuevos institutos religiosos Las nuevas congregaciones fueron una respuesta compa-siva a la demanda de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Los fundadores de las nuevas congregaciones, conscientes de los cambios profundos operados en la sociedad, lo fueron también de estar ante una misión confiada por Dios, y desde la encarnación en la realidad social, pues a diferencia de las antiguas órdenes religiosas, los nuevos religiosos no tendrán ningún signo externo de identifica-ción: ni hábito, ni casa, ni iglesia, ni bienes que delatasen su presen-cia y condición; vivirán en medio de la sociedad, intentando dar

59 ANGELA DEL VALLE, Órdenes, Congregaciones e Institutos eclesiás-

ticos femeninos dedicados a la educación y enseñanza, en Historia de la acción educadora de la Iglesia en España (vol. II), bajo la dirección de BERNABÉ BARTOLOMÉ, Madrid, BAC, 1996, pp. 512-718.

Según las estadística elaboradas por la Nunciatura en España a finales del siglo XIX, concretamente en 1892 había 88 congregaciones de vida activa con 1.259 casas y 15.669 religiosas, dedicadas a la beneficencia y a la enseñanza. VICENTE CÁRCEL ORTIZ, León XIII y los católicos españoles, EUNSA, Pamplona, pp. 591-664.  

MANUEL REVUELTA, La Iglesia española en el siglo XIX. Desafíos y respuestas, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 2005, pp. 73-111.

60 En Francia entre los años 1800 al 1880 se fundaron 400, con un promedio de cinco Congregaciones nuevas por año. Si en 1808 no llegaban a 13.000 las religiosas en Francia , en 1815 eran 30.000, en 1861 eran 105.000, y en 1880 eran 135.000. CLAUDE LANGLOIS, Le Catholicisme au féminin. Les congrégations françaises au XIXe siècle, Paris, Cerf, 1984 . Michela de Giorgio, El modelo católico, Historia de las mujeres en Occidente. Tomo 4: El siglo XIX, bajo la dirección de George Duby y Michelle Perrot, Madrid, Taurus, 2000, p. 215.

Page 32: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

400

respuesta a las necesidades concretas de la sociedad. La mayor parte de estas congregaciones nacen cuando cae la sociedad tradicional, rural, y comienza el desarrollo industrial con las consecuentes con-vulsiones sociales que trajo consigo este cambio social: el desplaza-miento del campo a la ciudad, el desarrollo de los suburbios urbanos con la consecuente pauperización de sus habitantes y la descristia-nización de los sectores obreros.

Los fundadores de las congregaciones supieron, incluso antes que los poderes públicos o la misma jerarquía eclesiástica, captar los retos que la sociedad del momento planteaba en todos los campos. Esto es lo que explica que las nuevas congregaciones religiosas, más vincula-das a las realidades seculares que las antiguas órdenes, se caracteri-zaron por su sentido práctico, dando respuesta a las necesidades concretas que presentaba la nueva sociedad. Sólo desde la categoría evangélica de amor al prójimo se puede entender la misión de las nuevas congregaciones, que entiende que ocuparse del bien del prójimo es ocuparse de las cosas de Dios. Son conscientes que la evangelización no es una mera acción filantrópica, sino poner en práctica el amor al prójimo, en el que responden a Dios, que entraña el ejercicio de la caridad: “Salir de la casa del amor propio y espiritual para ser toda de Dios”, y tener “siempre presente ante tus ojos que la perfección consiste en el cumplimiento del amor. Amar a Dios y a nuestros prójimos. Es necesario te ejercites en la salvación de los prójimos haciendo por ellos obras de caridad; hazles bien, no les hagas mal, aquí tienes el precepto de la ley que has de meditar y practicar”61. La asistencia a los pobres y enfermos, la soledad de los ancianos, el abandono de los huérfanos, la enseñanza a los sectores más populares, la expansión misionera serán elementos comunes a casi todas las congregaciones religiosas del siglo XIX, considerado como “la era de las congregaciones religiosas femeninas”. Lo mismo que la caridad se fracciona o especializa, las congregaciones se multiplican y se especializan en la respuesta que dan a los problemas de la sociedad.

61 FRANCISCO PALAU, Carta a Juana Gracia, 8 de julio de 1851, 4-7, en

Escritos, Monte Carmelo,1997, p. 998-1000 

Page 33: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

401

Los nuevos religiosos, que no son “místicos solitarios”, sino “místicos de ojos abiertos”, o como diría Lacordaire, “oídos abiertos para oír todo gemido”62, con una ardiente vida de fe y de piedad, van a hacer que la Iglesia, en momentos difíciles, cuestionada y arrinco-nada por motivos, políticos e ideológicos, se haga presente en el mundo de la enseñanza, de la beneficencia y del sufrimiento humano.

Las nuevas congregaciones, surgidas en el siglo XIX, desde el evangelio y el seguimiento de Cristo, se abrieron al mundo a través de la práctica de la caridad, intentando acercar al hombre a Dios. Convirtieron en señas de su identidad el servicio a los necesitados a través de su presencia y acción caritativa en medio de la sociedad, para lo cual se dirigieron a los niños huérfanos, pobres y abando-nados; a los jóvenes con carencias educativas; a los encarcelados; a los enfermos, asistiéndoles tanto en los hospitales como en sus casas; a los ancianos pobres y abandonados.

Las nuevas congregaciones, comprometidas con los pobres, pretendían ser instrumento de cristianización, de ahí que se opusiesen al surgimiento de una sociedad cada vez más laicizada y secularizada en la familia, en la escuela, en la vida social, en las costumbres, y de ahí que intentasen educar a la juventud en un espíritu cristiano, manteniendo la base religiosa de la familia, así como el carácter cristiano que parecía estar perdiéndose: la asistencia a los pobres. EL SIGLO CONOCE A MARTA Y LA QUIERE, PERO NO CONOCE A MARÍA

En 1883 aparece en España la novela Marta y María de Armando Palacio Valdés, cuyo tema gira en torno al falso misticismo, visto como un conjunto de delirios de la loca fantasía o fruto de entendi-mientos apocados y pusilánimes en contraposición a la mística, a la que se define como el conocimiento de Dios y el conocimiento de la criatura.

62 De la humildad producida en el alma por la doctrina católica, en

Conferencias celebradas en Nuestra Señora de París por el P. ENRIQUE DOMINGO LACORDAIRE, del orden de predicadores, antes y después de la revolución de febrero. Madrid, Imprenta de Don ALEJANDRO GÓMEZ FUENTENEBRO 1851, p. 252.

Page 34: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

402

Palacio Valdés, que parte del principio de que “la esencia del cristianismo es caridad y por tanto vida activa”63, reduce el tema místico a un anhelo de santidad más ficticio que real, más quimérico que verdadero. En Marta y María contrapone dos tipos de mujer. El de la falsa mística, pietistas, atada al ridículo y a lo absurdo, y el de la mujer sencilla, hacendosa, preocupada por los quehaceres domés-ticos. Reconoce el autor que sin la unión mística, amorosa, con el creador, “la misma caridad no puede beatificarnos”.

Marta, el prototipo de mujer activa, no es la mujer distraída de que habla el evangelio, sino de mujer propia de los tiempos nuevos que se abren con la revolución, política, económica y social. Mujer hacendosa, sí, pero a la vez adornada de ciertos encantos físicos, capaz de dirigir y endulzar los afanes del “cotidiano vivir”. No debemos olvidar que la novela está escrita en pleno triunfo de positivismo filosófico y del realismo literario, tiempos de exaltación del trabajo y de la producción. El siglo XIX es el momento en que triunfa la vida religiosa activa sobre la contemplativa -la religiosa frente a la monja-. Basta echar un vistazo al abundante número de congregaciones femeninas de vida activa que nacen en este siglo, algo impensable en centurias anteriores. Congregaciones que se orientan a ayudar a los que sufren la enfermedad, la soledad, la orfandad, haciendo de la caridad, la compasión y la entrega a las obras de misericordia, el centro de su actuación.

María, la mujer contemplativa, alejada de todo quehacer doméstico, no es para esta centuria, a diferencia del evangelio, la que “ha escogido la mejor suerte”. Su actitud pasiva aparece como algo poco menos que inútil desde la perspectiva utilitaria del siglo XX, en donde María representa la “más fanática beatería” o lo que Juan Valera por boca de uno de los personajes de su novela Pepita Jiménez, la criada Antoñanza, denomina “santidad mentida”64.

En el siglo XIX, siglo de progreso, de fe en la ciencia, se está convencido que “el hombre ha nacido para la acción, no para el éxtasis”, de ahí que se considere que la vida meramente contem-

63 ARMANDO PALACIO VALDES, Marta y María, Bruguera-libro clásico,

Barcelona 1967, p. 31 64 JUAN VALERA, Pepita Jiménez, Planeta, Madrid 1984, p. 129.

Page 35: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

403

plativa -María- suponga una disminución de la personalidad, y que el estado místico, al que se presenta como una “anormalidad psíquica y fisiológica”, esté saturado de sentimentalismo. Frente a María, Marta, la activa, es la que socorre a los desgraciados sin pretensión de que se publiquen sus buenas acciones.

Desde la restauración de la vida religiosa en Francia, en la primera mitad del siglo XIX, se es consciente que, frente al modelo tradicional de las ordenes religiosas, se impone las “congregaciones seculares”, dedicadas a obras de carácter secular, ya que son “las únicas toleradas en Francia después de la Revolución”, congrega-ciones que intentan responder a “las necesidades del siglo, para lo cual no se construyen “sobre el mismo modelo” que las antiguas ordenes religiosas, de ahí los escasos elementos de vida contempla-tiva que se observa en ellas. Se reconoce que no es fácil “avenir a Marta y María”, la contemplación y la acción, y más cuando el siglo “conoce a Marta y la quiere, pero no conoce a María”. Se acepta y valora la vida religiosa cuando es útil a la sociedad, porque da respuestas a sus necesidades, de ahí que se la admita como medio subsidiario para atender las necesidades a las que no llegaba el Estado, pero no se acepta, por no verse su utilidad, la vida contemplativa. A la monja de clausura, la clásica contemplativa, en aquellos tiempos pragmáticos y utilitarios, se la tolera, pues no se sabe qué hacer con ella”, “el siglo la rechaza y no la recibe”, a María, la vida contemplativa, espera su paulatina desaparición en un futuro próximo: “sus leyes y los gobiernos os excluye”65.

Llama la atención que a comienzos del siglo XIX, si exceptuamos a las Hijas de la Caridad, nacidas para servir a los pobres, a todos los pobres66, apenas hay congregaciones femeninas de vida activa-apostólicas, y hasta la segunda mitad del siglo XIX predomina la monja contemplativa sobre la religiosa de vida activa. A la altura de

65 FRANCISCO PALAU, Carta a Juana Gracia, Barcelona, febrero-marzo de 1862, 3, en Escritos, Monte Carmelo, Burgos, 1997, p. 1167.  

66  Había otras congregaciones que asumían una actividad externa: las Angélicas de San Pablo, que tenían por finalidad la instrucción de las convertidas y la atención de los enfermos; Las Ursulinas de Santa Ángela de Merici que se dedicaron a la protección de las jóvenes y a la reforma de la familias, las Damas inglesas que nacieron para ser misioneras en Inglaterra y enseñar a los niños pobres.

Page 36: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

404

1875, existe una multitud de congregaciones religiosas dedicadas al servicio benéfico y a la enseñanza, incluso nos encontramos con que no son pocos los ayuntamientos que, por falta de personal preparado, ponen las escuelas y locales benéficos de titularidad municipal en manos de las religiosas de vida activa. Atendiendo a niños y ancianos abandonados, a jóvenes y no tan jóvenes caídas en la prostitución, enseñando las primeras letras a la infancia o un oficio a las jóvenes, están siempre presentes las religiosas. Se es consciente que Dios suscita “personas de inteligencia preclara que saben leer los signos de los tiempos” para “acoger y proteger el bien sea cual fuera la forma con que aparece”67. ESPIRITUALIDAD DE LAS NUEVAS CONGREGACIONES

La espiritualidad de las nuevas congregaciones, que aparece

excesivamente devota, pietista, sentimental, individualista, está marcada por numerosos ejercicios devocionales, centrándose en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Eucaristía, a la Virgen y a San José, presentado como medio para santificar la familia y el trabajo, y la devoción al Papa, la cual expresa la fidelidad y servicio a la Iglesia combatida.

El cristocentrismo -“el gran asunto es amar a Jesucristo”, afirma-ba Lacordaire- está en la base de la espiritualidad de las congrega-ciones religiosas del siglo XIX. Junto al amor está el seguimiento o imitación de Jesucristo: “Síguelo en todos sus pasos: lo verás en el desierto orando por los hombres, en el huerto de los olivos agonizando por ellos, en la predicación socorriéndoles en sus necesidades, en la cruz ofreciéndose al Padre como víctima de propiciación”68. Una gran parte de las congregaciones religiosas nacidas en el siglo XIX están puestas bajo la titularidad del Sagrado

67 Pedro Bienvenido Boailles, fundador de la Asociación de la Sagrada

Familia, en PEDRO CHICO GONZÁLEZ, Institutos y fundadores de educación cristiana, 4 Los días de la Restauración (1814-1850), Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 2000, p.138.

68 FRANCISCO PALAU, Carta a Juana Gracia, 8-15 de julio de 1862, 7, en Escritos, Monte Carmelo, Burgos, 1997, p. 1167. 

Page 37: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

405

Corazón de Jesús69, al que honran y en el que se inspiran las obras a que se dedican. Es lo que sucede a Francisca Cabrini, fundadora de las Misioneras Salesianas del Sagrado Corazón, quien en el Sagrado Corazón encontró a Dios Trinidad que quiere comunicamos su amor; en él descubrió la misericordia de Jesús como fuente de su misión. Esta titularidad no se traduce sólo en una piedad intimista, sino que lleva a sus miembros a ver a Cristo en aquellos a los que se dirigen en su apostolado.

Otras congregaciones hicieron de la devoción a la Eucaristía, que se manifiesta en la comunión frecuente y la adoración del Santísimo Sacramento, el centro de su espiritualidad, lo que lleva a sus miembros a que, desde la contemplación del Cristo eucarístico -la Eucaristía contiene al mismo Jesús que se encarnó y fue crucificado-, se entreguen a los pobres, a los enfermos y necesitados, llegando a la conclusión de que “el pobre es el mismo Jesucristo que tanto ha amado”70. Son conscientes que el Señor que dijo esto es mi cuerpo, referido a la Eucaristía, pidió, también, que lo que “hacéis a estos mis pequeños, a mí me lo hacéis”. Eucaristía y caridad, Cristo y el prójimo, van indisolublemente unidas en estas congregaciones, pues la Eucaristía, que comunica la gracia de Jesucristo, abre, desde la caridad, la acción apostólica a todos los hombres, redimidos en la cruz. La Madre Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora de las adoratrices, afirmaba que la Esclava del Santísimo Sacramento “es esclava de la caridad, que es esclavo de amor: el amor de Jesús la hace mirar a su prójimo como a sí mismo”71. Para ella comulgar es participar del amor misericordioso del Señor a los hombres, pues el Señor, presente en la Eucaristía, está también en el prójimo72. El fin

69 El siglo XIX, al menos desde el pontificado de Pío IX, ha sido

calificado como “el siglo del Sagrado Corazón". Monseñor de Hulst, 70 Jesucristo “estableció entre ellos (los pobres) y él una solidaridad que

cubrirá eternamente al pobre y le asegurará el respeto de todos los siglos futuros” Lacordaire, oc., pp. 255-256.

71 MARÍA MICAELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, Reglamento interior, 62.

72 La Madre Micaela se encontró, en cierta ocasión con una mujer leprosa, a quien nadie quería atender, ella sintiendo que era el Señor representado en mujer leprosa, la coge en brazos, y aunque fue duro para ella, afirma: “Que gozo sentí después, pues se imprimió fuertemente en mi

Page 38: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

406

que la Madre Micaela del Santísimo Sacramento da a su sus Esclavas del Santísimo va a ser “La adoración continua del Santísimo Sacra-mento y la cooperación a la obra de la salvación de las almas por medio de la educación y rehabilitación de las jóvenes extraviadas o que están en inminente peligro de perderse”.

A lo largo del siglo XIX se profundiza en la afirmación de que el cristianismo es caridad, es decir, “Dios mismo en la humanidad”, y siendo conscientes de esta presencia se llega a afirmar que mientras “el mundo huye del pobre y de la pobreza, yo los buscos y soy avara como a mi mejor tesoro”73.

La piedad, ya desde siglos anteriores, pero sobre todo en este siglo XIX, se va centrando en el Pesebre, en la Cruz, en la Eucaristía74, que si hasta entonces se había centrado más en la majestad abstracta de Dios que en Cristo, ahora es vista como “Dios que habita entre nosotros” o “Dios que desciende al altar”75. Todo esto ayuda al encuentro con Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, encarna-ción del amor de Dios que invita a que le amen, amor que se hace presente en la vida de los más necesitados: “No temáis a los pobres presos. A menudo son más desgraciados que culpables. Cuidadlos bien, pues son nuestros hermanos en Jesucristo. Son más dignos de lástima cuanto que el mundo los desdeña!”76.

corazón que era el Señor el que había cogido en brazos”. MARÍA MICAELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, Autobiografía, BAC, Madrid, 1981, p. 466.

73 MARÍA MICAELA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, Cartas, Santander, 24 de diciembre de 1864, a la superiora de Barcelona, cs IV, p. 301.

74 El cristianismo considerado como la más sublime personificación de la caridad, por el P. FÉLIX de la Compañía de Jesús, en Biblioteca selecta de predicadores, bajo la dirección del Doctor Frey PEDRO MARÍA DE TORRECILLA, Sermones morales, III, París, Librería de Rosa y Bouret, 1873, pp. 92-9367. 

75  “En la Eucaristía es donde nosotros comunicamos más de cerca con Jesucristo, con su cuerpo, con su sangre, con su alma, con su divinidad, con la plenitud de todo cuanto él es, en cuanto hombre y en cuanto Dios”. LACORDAIRE, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, en El Sagrado Corazón de Jesús predicado por los predicadores más célebres de la Cristiandad, Imprenta del Ministerio de Marina, Madrid, 1908, p. 122.

76 Santa María Emilia de Rodat, en PEDRO CHICO GONZÁLEZ, Institutos y fundadores de educación cristiana, 4, Los días de la Restauración (1814-1850), Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 2000, p. 32.

Page 39: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

407

Las nuevas congregaciones, entregándose de lleno al servicio de los sectores más necesitados, no nacieron para solucionar los problemas estructurales de la sociedad, la enseñanza o de la asistencia social, ni se lo plantearon, sino que buscaron hacer la vida menos desgraciada a los sectores más desfavorecidos y caído en el pauperismo. Buscaron promover en la Iglesia una manera concreta de seguimiento de Jesucristo, poniendo el acento en el servicio, en la entrega a los más necesitados, de hecho los fundadores son conscientes que con sus congregaciones deben responder a las necesidades concretas de las personas. El hacerse prójimo de los necesitados, una de las características de las congregaciones nacidas en el siglo XIX, llevará a los religiosos no a huir del mundo, sino a insertarse en él, viviendo en contacto con la gente, con sus problemas y sufrimientos, sirviéndola desinteresadamente: “el amor a las mujeres encarceladas y a las chicas marginadas nos arrebataba el tuétano y los huesos, nos invadía lo más hondo de lo hondo”77. Atendiendo y consolando a los enfermos, acogiendo a los ancianos, enseñando a las clases menesterosas, ayudando a las mujeres encarceladas y a las jóvenes marginadas, tareas a las que se dedican las nuevas congregaciones religiosas, trataron hacer a Dios presente en la vida de los más desfavorecidos, de ahí que se recomendase, como hacía la Madre Molas, tener “para todos entrañas de padre”, ya que “Somos ministros de su misericordia”. Trataron con sus obras a favor de los necesitados o de los marginados, de reflejar el rostro misericordioso de Dios. Desde su actitud de cercanía a los pobres buscaron que “el imperio del dolor”78 debía ser limitado lo más posible, y que la resignación, que en época anteriores se había presentado como la virtud fundamental frente a la adversidad, no ocupase el lugar de la esperanza.

La misericordia, el amor práctico que surgen ante el sufrimiento ajeno, actitud fundamental de la vida cristiana, pasa a ser una tarea de la vida religiosa, que se encarna en la realidad en que vive, no mirando el mundo desde fuera, pues “ver no es sentir”, sino hacerse solidaria de la gente con la que se comparte sus problemas y necesidades. La misericordia, que implica estar atento a las necesida-

77 Religiosas Franciscanas del Buen Consejo 78 CONCEPCIÓN ARENAL, o.c., 1897.

Page 40: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

408

des de los demás, siendo a la vez consuelo y remedio, reacciona ante el sufrimiento ajeno y se traduce en obras a través de las cuales aliviar las necesidades puntuales de los sectores más necesitados.

El ejercitar las obras de misericordia, “todo socorro otorgado al prójimo”, va a ser uno de los puntales básicos de la espiritualidad de las congregaciones religiosa nacidas en el siglo XIX, así como de los movimientos apostólicos laicos de este siglo, que hicieron del ejercicio de la caridad, “del amor hecho esclavo del último desventurado, del amor que se sobrepone para servir a todos los horrores de la vida” 79, su fin primordial. Se era consciente que el que no auxilió a su prójimo necesitado, no encontrará misericordia en Dios, y que la fe lleva a la imitación del Padre del cielo: “sed misericordiosos, como mi Padre es misericordioso”, lo que implica que para ser bueno no hay nada más eficaz que hacer el bien a los prójimos. Desde esta premisa evangélica reconocen que hay un rigoroso precepto de socorrer a los necesitados.

El ejercicio de la caridad llevará a las congregaciones a hacerse prójimo de los seres olvidados de la sociedad, de aquellos que no son vistos como prójimos, como reconocía la Madre Micaela al explicar la dedicación de la Esclava del santísimo Sacramento a redimir a las jóvenes caídas en la prostitución: “Esta clase de jóvenes encomen-dadas por Dios a nuestro cuidado, es quizá la única parte del género humano que no está mirada como prójimo en el mundo. Para que se aumente vuestro celo, explicaré: la gente buena huye por temor de ser escandalizada, por miedo de ser contaminada con su contacto, y la repele verlas en pecado mortal ignorando la religión…Los malos las desprecian más aún que nadie, porque saben por experiencia lo que son... Nadie protege a una joven de mal vivir, y son tratadas con desprecio y dureza aún por los mismos que han sido causa de su perdición: porque llega un tiempo en que el pecado es aborrecido por el mismo que lo comete, y se las ve odiadas y perseguidas de los mismos que en algún tiempo sostuvieron su lujo y sus desórdenes. De

79  La caridad cristiana, considerada como remedio único, poderoso, eficaz para destruir el mal moral y social que aqueja a las sociedades modernas, por el P. FÉLIX de la Compañía de Jesús, en Biblioteca selecta de predicadores, bajo la dirección del Doctor Frey PEDRO MARÍA DE TORRECILLA, Sermones morales, III, París, Librería de Rosa y Bouret, 1873, p. 67. 

Page 41: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LA MISERICORDIA EN LAS CONGREGACIONES...

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

409

aquí la caridad que toda Adoratriz debe tener con estas criaturas que tienen una joya y alhaja de tanto valor como es su alma”.

Debido a los problemas sociales que tiene la sociedad, la caridad, como respuesta de la Iglesia a través de las congregaciones religiosas, se fracciona o especializa. No hay aspecto de la miseria o del sufri-miento donde no se haga presente la vida religiosa. Así nos encontra-mos que si a Juana Jugan la movió a fundar las Hermanitas de los pobres la suerte que corrían los ancianos desvalidos, la suerte de los niños huérfanos y sin hogar es lo que mueve a la Madre Rivier a fundar las Hermanas de la Presentación de María, o a Monsieur Vitagliano a fundar las Oblatas de María Inmaculada y la Casa de los Huérfanos. Las Adoratrices dedicadas a la educación y a la rehabilitación de las jóvenes extraviadas o que están en peligro de perderse; las Hermanas Hospitalarias de San Juan de Dios nacen para atender a las mujeres alienadas y a las niñas deformes. Las Siervas de María que atendían a los enfermos en sus propias casas; los ciegos y los sordomudos son las preocupación del Padre Ludovico di Casoria, así como de los Clérigos de San Viator del padre Querbes. La beata M. T. de Soubiran, fundadora de la Compañía de María Auxiliadora se dedica a las jóvenes trabajadoras. María Josefa Roselló, que trabajó como sirvienta, se dedicó a las pobres criadas. El abate Bonnefois, llamado el apóstol de la feria de Neuilly, se dedicó a los feriantes, buhoneros y vendedores de tenderete. No faltó quien dedicó su apostolado a los presos, a los rechazados por la sociedad, siendo conocidos como “curas de patíbulo” o “misioneros de las mazmorras”, es el caso de M. Vincent, quien, atendiendo a los conde-nados, les recodaba que seguían siendo hombres. En Turín José Cafasso se dedicó a visitar diariamente las cárceles y asistir a los condenados a muerte. En esta línea, en Francia, concretamente en Lyon, Isabel Duplex crea, 1805, las Hermanas de las Prisiones, que en 1839 son reconocidas como Congregación de María-José. Otras nacieron para atender a las jóvenes caídas, a las que la sociedad condenaba a la marginalidad, es el caso de Santa Eufrasina Pelletier que en 1828 funda las Hermanas del Buen Pastor. En Italia la marquesa de Barolo dio a luz a las Hermanas de Santa Ana. En 1866 el Padre Lataste, dominico, funda las Dominicas de Betania, que toman por modelo a María Magdalena y que se dedicaron a rescatar, acoger y reeducar a las mujeres abandonadas. No faltaron quien,

Page 42: 008 - La misericordia rostro de las congregaciones ... · siempre presente de la doble dimensión expresada en las dos hermanas que ... elaboró una serie de recomendaciones,

LUIS J. F. FRONTELA

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 75(2016), 369-410 - ISSN: 0034 - 8147

410

como las Auxiliadoras del Purgatorio, fundadas en 1856 por Eugenia Smet de Monthiver, se dedicaron no solamente a cuidar de los enfermos, sino a ayudar a los moribundos a bien morir, así como a orar por los pecadores que expían su pecado en el más allá.