2Sígueme… Y conéctate con las personas

SÍGUEME SERIE DE SERMONES POR JOHN C. MAXWELL

TRANSCRIPCIÓN | SÍGUEME… Y CONÉCTATE CON LAS PERSONAS 1

TRANSCRIPCIÓN

SÍGUEME … Y CONÉCTATE CON LAS PERSONASJOHN C. MAXWELL

Hace unos años escribí un libro llamado El poder de las relaciones [Everyone Communicates Few Connect]. Básicamente el libro habla sobre el hecho de que podemos estar hablando, pero muchas veces no nos están escuchando. Solía haber un programa en la televisión en el que, cuando alguien estaba hablando, si tocaban el timbre, la persona se tenía que callar. A menudo pienso que sería genial si pudiéramos volver a esa práctica cuando no se está realmente captando la atención de las personas. Alguien me preguntó una vez: «¿Cuánto tiempo debo hablar?». Le contesté: «¿Qué tan bueno eres?». Para algunas personas, hablar cinco minutos es demasiado.

Jesús se conectaba con las personas de una manera fenomenal. En El poder de las relaciones, básicamente digo que...

Las personas que se comunican bien encuentran terreno común. Todo el mundo se comunica, pero pocos se conectan con las personas.

En eso es en lo que quiero que piensen a lo largo de esta lección. Los grandes comunicadores buscan puntos en común, se conectan. Ellos van a donde está la gente. No esperan que la gente venga a encontrarlos a ellos.

Yo enseño acerca de liderazgo y hay veces que utilizo la expresión: «Es solitario cuando se está en la cima». Todos hemos escuchado esa expresión alguna vez. Es como la imagen de un líder en la cima de la montaña mirando hacia abajo a toda su gente, pensando: «Es solitario cuando uno está en la cima».

Déjenme decirles algo que ningún líder ha dicho antes. Pensémoslo; si tú estás solo en la cima, es porque nadie te está siguiendo. Si estás solo en la cima de la montaña, no eres un líder, eres un alpinista. Tienes una brújula, una casa de campaña y una cantimplora. Eres un alpinista.

¿Qué hacen los líderes? Los líderes no se quedan en la cima manteniendo su distancia de la gente. Los líderes bajan de la cima y se conectan con la gente. Esa es la historia de Cristo, quien dejó todos los privilegios del cielo, y dijo: «voy a bajar a donde está el hombre, a donde está el pecado y me voy a conectar con las personas».

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Cristo Él que se Conecta

Si seguimos los evangelios, vemos a Jesús conectándose constantemente con las personas.

Jesús...• Inició las relaciones.

Lo hizo con la mujer en el pozo. De hecho, ella estaba sorprendida de que Jesús se sentara y hablara con ella.

• No permitió que los prejuicios afectaran sus relaciones. Uno de los discípulos que Él invitó a seguirle fue Mateo, a quien la gente despreciaba. Jesús siempre estaba con los pecadores, gente contra la que otros tenían prejuicios.

• Mostró el perdón en sus relaciones. Cuando unos, con piedras en sus manos, trajeron ante Jesús a la mujer que había estado cometiendo adulterio, esperando que condenara su comportamiento, Él la miró y le dijo: «Yo no te condeno; vete y no peques más». Jesús la perdonó. Mostró el perdón en sus relaciones.

• Confirmó que las relaciones son más importantes que el legalismo y la tradición. Sanó a la gente en el día de reposo. Eso molestó a la gente religiosa.

• Desarrolló relaciones hasta en los últimos momentos de su vida. Cuando estaba en la cruz y el ladrón le dijo: «acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «lo haré». Incluso estando en la cruz a punto de morir, estaba conectándose con las personas.

La manera como Jesús se conectó con la gente:

Mateo 9:35-38 NVI

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.

«La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros», les dijo a sus discípulos. «Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».

• Jesús fue. Se conectó físicamente. En otras palabras, fue a donde ellos estaban; no esperó a que fueran a encontrarle. Él pudo haber dicho: «Hola, soy el Hijo de Dios, el Mesías. Que la gente venga a mí». No, Jesús fue a donde ellos estaban. Se acercó físicamente. La pregunta que tengo que hacerme es muy sencilla: si voy a ser un seguidor de Cristo… ¿voy a ir a donde está la gente que no conoce a Cristo?

• Jesús vio. Se conectó visualmente. Mientras caminaba entre la multitud, vio a las personas, vio su dolor, sus necesidades. Se refirió a ellos como ovejas sin pastor; los vio. La pregunta es: Cuando salgo y estoy con gente que no es seguidora de Cristo, ¿cómo la veo? ¿la veo? ¿la busco? ¿estoy deseando valorarla?

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• Jesús sintió. Se conectó emocionalmente. La pregunta que me hago es: ¿Qué siento cuando veo gente perdida? ¿Qué siento cuando veo gente que no conoce a Dios? ¿Siento quizás que soy superior a ellos, o mi corazón desea alcanzarlos? ¿Digo: cómo puedo relacionarme con ellos?

• Jesús oró. Se conectó espiritualmente. De hecho, dijo: «Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo».

Hace unos años, cuando estaba con mi editor en Nashville, me dijeron que los libros que estaba escribiendo los estaban comprando personas seculares. Yo era pastor y en cierto modo estaba escribiendo para un público cristiano. Así que estaba un poco sorprendido de que gente que no era seguidora de Cristo, estuviera leyendo mi material. Recuerdo el día que me comentaron eso. Sentí en mi corazón que Dios me estaba llamando a cruzar al ambiente donde pudiera conectarme con esos empresarios, con aquellas personas que no estaban yendo a la iglesia. Ellos no eran el coro, ellos no conocían las buenas nuevas.

Así que, con mucho temor y temblor porque estaba fuera de mi zona de confort, comencé a tomar valores bíblicos y a enseñarlos en empresas y escenarios seculares. Recuerdo que uno de mis primeros eventos fue con una de las empresas madereras más grandes. Hablé de liderazgo durante todo el día.

Al final del día, uno de los vicepresidentes levantó su mano y me dijo: «John, tu material de liderazgo es diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar. Es realmente refrescante, muy bueno. Nos ha ayudado mucho. Tengo curiosidad, ¿de dónde lo sacaste?». Sonreí y le dije: «No quieres saberlo». Él me contestó: «No, en serio, realmente quiero saber». Le sonreí de nuevo y le dije: «créeme, no quieres saber».

Para ese momento ya todo el mundo tenía su mano levantada queriendo saber de dónde había obtenido mi material de liderazgo. Les dije: «De acuerdo, voy a decirles, pero cuando les diga se van a decepcionar». Los miré y dije: «Todo lo que les he enseñado hoy, todo lo que sé sobre liderazgo, lo he aprendido de la Biblia». Al unísono se escuchó un quejido: «Uy». Los miré y dije: «Les dije, ustedes no hubieran querido saber». Después les dije: «Veo que a las 7:30 habrá una hora de cóctel. Estaré ahí en la esquina. Si alguna vez han tenido una pregunta sobre la fe o Dios, solo vengan a verme. Pasaremos un rato agradable».

Recuerdo estar yendo a la hora del cóctel preguntándome si habría alguien que deseara hablar de Dios o de la fe. Para mi sorpresa, tan pronto como llegué allí, una pareja se me acercó. Después, durante la siguiente hora la fila nunca se acabó. Recuerdo estar sentado en la esquina del edificio diciéndome a mí mismo: «Esto es lo que Dios quiere que seamos. Quiere que seamos sal y luz. Quiere que nos conectemos con otros». Recuerdo cuánto me conmovió ver el hambre de los empresarios, de quienes pensaríamos que tendrían su mente tal vez en el éxito y en ganar dinero, y, sin embargo, tenían una gran necesidad de saber más acerca de Dios.

Uno de mis pasajes favoritos de la escritura está en Filipenses 2. Esto es fenomenal. Cuando Pablo escribe, comienza este pasaje con unas preguntas muy enganchadoras.

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Filipenses 2:1-4 TLA

Si Cristo les ha dado a ustedes poder para animar a los demás, y si el amor que ustedes tienen los lleva a consolar a otros, y si todos ustedes tienen el mismo Espíritu y son compasivos…

Por cierto, todas estas cosas que Pablo dice, todas tienen un obvio «sí» como respuesta. Voy a hacerles algunas preguntas y cada vez que me detenga ustedes dicen «sí», porque eso es lo que Él está esperando. Está esperando un montón de síes.

Preguntas que conectan

1. ¿Has recibido algo al seguir a Cristo?

2. ¿Su amor ha cambiado tu vida?

3. ¿Es importante para ti estar en la comunidad del Espíritu?

4. ¿Eres compasivo?

5. ¿Te interesas?

Filipenses 2:4-8 Traducido de la versión en inglés El Mensaje

…entonces háganme un favor: Estén de acuerdo los unos con los otros, sean amigos de verdad. No se abran camino a empujones para ir al frente, no persuadan con adulación para abrirse paso a la cima. Háganse a un lado y ayuden a otros a salir adelante. No se obsesionen con obtener su propio beneficio. Olvídense de ustedes mismos para dar una mano de ayuda a los demás. Piensen de ustedes mismos como Jesús pensó de sí mismo. Él tenía la misma posición que Dios, pero no pensaba que era superior y que tenía que aferrarse a las ventajas de esa posición a toda costa; ¡para nada! Cuando llegó el tiempo, hizo a un lado los privilegios de su deidad y tomó la posición de esclavo, ¡se convirtió en un humano! Habiéndose hecho humano, permaneció siendo hombre. Fue un proceso increíblemente aleccionador. No demandó privilegios especiales. En vez de eso, vivió una vida abnegada y obediente, y después tuvo una muerte abnegada y obediente, y el peor tipo de muerte; por crucifixión.

¿Qué es lo que buscaba? Que nos conectáramos, y nos da estos desafíos. Él dice: «Si todas estas cosas son verdaderas en tu vida, aquí están los tres desafíos que te permitirán conectarte con las personas que necesitas tocar para el Evangelio».

Desafíos para conectarnos con otros:

1. Desarrolla relaciones sólidas.Estén de acuerdo los unos con los otros, sean amigos de verdad.

En uno de mis libros enseño...

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El principio del ciento uno por ciento. Encontremos el uno por ciento en el que estamos de acuerdo y demos el cien por ciento de nuestro esfuerzo.

Me encanta ese principio, pero conozco muchos cristianos que hacen exactamente lo contrario. Encuentran el uno por ciento en el que no están de acuerdo, y le dan el cien por ciento de su esfuerzo. Con razón no contagian a los demás. Con razón no son sal y luz. Con razón no son personas que atraigan a otros.

La habilidad más grande que tienen es la de ser agradable.

Una vida semejante a la de Cristo significa que la gente es atraída a nosotros porque buscan a Jesús. Todos nosotros tenemos malas experiencias. ¿Cuántos de ustedes conocen al menos una persona con la que es difícil llevarse bien? Vamos, déjenme ver sus manos. El cien por ciento. Déjenme hacerles otra pregunta: ¿Cuántos de ustedes están sentados al lado de esa persona ahora mismo? No levanten su mano. Mejor dejémoslo así. ¿Qué dice Pablo? Pablo dice que si nos vamos a relacionar con las personas, tenemos que ser agradables. A menudo he dicho: «Si Cristo ha cambiado tu vida, ¿no es esa una razón suficiente para tener una sonrisa en tu cara?». Miro a algunos cristianos y no hay nada en ellos que me atraiga. Cuando los miro, lo que quiero es salir corriendo y decirles: « ¿Es así este asunto? Me voy, nos vemos después».

Pablo entendió esto y dijo: «Mira, déjame explicarte algo: Sé agradable, sé amable, desarrolla relaciones. Así es como nos conectamos con la gente».

2. Pon a otros primero... sírveles.

No se abran camino a empujones para ir al frente, no persuadan con adulación para abrirse paso a la cima. Háganse a un lado y ayuden a otros a salir adelante.

No se obsesionen con obtener su propio beneficio. Olvídense de ustedes mismos para dar una mano de ayuda a los demás.

Eso es muy directo, ¿verdad? Básicamente dice que nos olvidemos de nosotros mismos. Que dejemos de pensar en nosotros y pensemos primero en los demás.

Puedo recordar cuando Margaret y yo vivimos en Atlanta. Vivíamos en un campo de golf y nuestros nietos eran muy pequeños. Madeline y Hannah, nuestras nietas mayores, tenían cinco años. Cuando venían a visitarnos por una semana, Maddie y Hannah pensaban que la responsabilidad principal de su abuelo era hacerlas felices. Llegaban cada mañana con su lista: «Abuelo, vamos a hacer esto y aquello». Yo solo quería estar con ellas. No importaba lo que estuviese en su lista, solo quería hacerlas felices porque eso es lo que hacen los abuelos. Ustedes comprenden eso. Los abuelos únicamente consienten a sus nietos. Los niños lo entienden.

Una de las cosas de la lista era que todos los días aproximadamente a las 2:00 de la tarde, ellas querían ir al campo de golf en mi carrito de golf. Así que cada día, Maddie, Hannah y yo nos íbamos en

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el carrito. Algunas veces, no todas, Hannah dejaba a su hermano menor, John, ir con nosotros. (John tiene mi nombre, así que toda la herencia es para él. No, eso no es verdad.) Cuando llegábamos al final del camino, estas pequeñitas de cinco años, lo primero que decían era: «Abuelo, tenemos hambre. Necesitamos un refrigerio», lo que significaba que tendríamos que ir entre el noveno y el décimo hoyo del campo de golf para ir al lugar donde podríamos comprar algo.

Nos estacionábamos y todos pedíamos lo mismo: un hot dog (perro caliente) con mostaza, papas fritas, una barra de caramelo y una coca baja en calorías. Sé lo que están pensando. Están pensando que eso no es saludable. Entiendo eso. Yo fui padre hace un tiempo y descubrí que darles a tus hijos buena comida no ayuda. No ayuda, créanme.

Teníamos un acuerdo y era que no podían contarles a sus padres. Hay algunas cosas que suceden entre abuelos y nietos que los papás no deben saber. Eso me encanta. Comíamos y las niñas quedaban satisfechas. Luego sus padres decían: «no entiendo por qué no tienen hambre». Las pequeñas Maddie y Hannah me cerraban el ojo y levantaban el dedo pulgar en señal de que todo estaba bien.

El punto es este: Ni una sola vez Maddie o Hannah salieron de su habitación en la mañana y dijeron: «Abuelo, hemos estado pensando, has hecho tanto por nosotras… ¿cómo podemos servirte hoy?». Ni una sola vez. ¿Saben por qué? Tenían cinco años de edad. Estaban enfocadas en ellas mismos. A los cinco años está bien. Me preocupa la gente de 25, 35, 45, 55. Sé que piensan que las personas maduran con la edad, pero he descubierto que la madurez no siempre acompaña a la edad. A veces la edad viene sola.

El Principio del Camino Alto: Nos elevamos cuando tratamos a los demás mejor de lo que ellos nos tratan.

Cuando empecé como líder, recibí este artículo...

Liderazgo del camino alto (autor desconocido)

La gente es ilógica, irracional y egocéntrica. Ámala de todas maneras. Si eres bueno, la gente te acusará de que tienes motivos egoístas ulteriores. Haz lo bueno de todas maneras. Si triunfas, ganarás falsos amigos y verdaderos enemigos. Triunfa de todas maneras.El bien que hagas hoy será olvidado mañana. Haz el bien de todas maneras. La honestidad y la franqueza te hacen vulnerable. Sé honesto y franco de todas maneras.Los hombres más importantes con las ideas más grandes pueden ser vencidos por hombres más pequeños con mentes más pequeñas. Piensa en grande de todas maneras.La gente simpatiza con los que son subestimados, pero sigue solo a los que son ganadores. Lucha por los que son subestimados de todas maneras. Lo que tardas años en construir puede ser destruido en una noche.

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Construye de todas maneras.La gente realmente necesita ayuda, pero puede atacarte si se la das. Ayúdala de todas maneras.Dale al mundo lo mejor que tienes y te patearán los dientes. Dale al mundo lo mejor que tienes de todas maneras.

3. Piensa como Jesús.¿Cómo pensó Jesús? Lo tenemos aquí: «Piensen de ustedes mismos como Jesús pensó de sí mismo. Él tenía la misma posición que Dios, pero no pensaba que era superior y que tenía que aferrarse a las ventajas de esa posición a toda costa; ¡para nada! Cuando llegó el tiempo, hizo a un lado los privilegios de su deidad y tomó la posición de esclavo, ¡se convirtió en un humano! Habiéndose hecho humano», y me encanta esta frase: «permaneció siendo hombre».

Creo que eso debió ser difícil, ¿no? Después de un par de días de ser humano, no dirían ustedes: «Creo que ya quiero ser Dios otra vez, me estoy cansando de tanta humanidad en mí, quiero comenzar a mostrar mi verdadera divinidad y deidad».

«Fue un proceso increíblemente aleccionador. No demandó privilegios especiales. En vez de eso, vivió una vida abnegada y obediente, y después tuvo una muerte abnegada y obediente, y el peor tipo de muerte; por crucifixión».

El punto es este:

Jesús pensó que conectarse con la gente era más importante que declarar sus derechos y reclamar sus privilegios.

Eso me encanta. Jesús estaba dispuesto a renunciar a todo. A veces he oído que nosotros como cristianos decimos: «Bueno, es tan difícil renunciar a esto». Amigos, yo no entro en ese juego porque vamos a palidecer en comparación con lo que hizo Jesús. No entren en ese juego para nada.

Mi papá tiene 93 años. Quisiera que estuviera aquí hoy, les prometo que lo amarían porque se conecta increíblemente bien con las personas. La razón por la que se conecta tan bien con la gente es porque ama a la gente. De hecho, estábamos teniendo una conversación hace unos años y me dijo: «Hijo, estoy cerca de los 90. ¿No es increíble que mientras más viejos somos, más amamos a la gente?».Le dije: «Papá, eso no es necesariamente cierto. Es cierto en tu caso, pero conozco a muchas personas que están envejeciendo y no sienten más amor por las personas». ¿Me entienden? No porque las personas están envejeciendo significa que están mejorando, solo están envejeciendo. Le dije: «Amas a la gente porque la valoras». Él lo hace.

Lo pusimos en una comunidad donde cuidan personas mayores y tiene su propia villa. Queríamos que tuviera buena atención médica en caso de que la necesitara. Era una comunidad nueva que estaba en construcción. Un día me dijo: «Hijo, me dijeron que podría ser el primero en instalarme». Le dije: «Bueno, eso está bien, papá. Pero, ¿por qué querrías ser el primero en llegar?» Él me dijo: «Tienes que entender, hijo, gente anciana va a llegar a este lugar. Estarán nerviosos y temerosos de que van a dejar a sus familias. Quiero ser el primero en llegar para poder estar en la puerta principal. Cuando las personas vengan, quiero estrechar sus manos y decirles: “Hola, mi nombre es Melvin Maxwell. Soy tu vecino, vamos a pasar un buen tiempo y vas a estar bien aquí”». Agregó: «Quiero que sepan que los amo y quiero que sepan que van a estar bien».

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Luego, unos meses después de que se mudó, me dijo: «Yo soy el capellán». «Bien, papá, eres el capellán. ¿Cómo te hiciste capellán?». Él dijo: «No fue difícil para nada, hijo. Solo levanté mi mano derecha, yo mismo me hice capellán». Me dijo que le dieron un lugar para la iglesia, y luego dijo: «Oh, Dios, es increíble. Llenamos el primer servicio. Entonces iniciamos un segundo servicio el domingo por la mañana y se llenó por completo. Después hicimos un tercero; ahora tenemos otro el domingo por la noche y ya está lleno. No sé qué voy a hacer. Siguen llegando; siguen llegando». Agregó: «Ahora estoy investigando de una transmisión satelital». Tiene 93 años y está investigando de una transmisión satelital. ¡Increíble! La mayoría a esa edad está comprando su sepultura. ¿Están conmigo? Mi papá va a vivir hasta que muera sin confundir la vida con la muerte.

Este es el punto: Él se conecta con las personas porque inicia relaciones y ama a la gente. Eso es exactamente lo que Jesús quiere que hagamos. Él dijo: «Sígueme; mírame. Yo te mostraré cómo conectarte con la gente». Él lo hizo, y la gente lo amaba y quería estar cerca de Él porque sabía que la valoraba.

[ORACIÓN]Vamos a orar. Padre, ayúdanos a tener el mismo corazón que tú tienes por las personas perdidas. Ayúdanos a encontrar terreno común. Ayúdanos a iniciar las relaciones. Ayúdanos a que las personas nos importen tanto que nos conectemos con ellas. Lo haremos porque ven en nuestro corazón y en nuestra vida que en verdad las amamos. Padre, si solo seguimos a tu Hijo, no solo vamos a valorar a las personas, también aprenderemos a relacionarnos con ellas. Padre, ayúdanos a empezar a hacer eso en tu nombre; y el pueblo de Dios dice: Amén.