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Notas para la historia de Tampico y Tamaulipas en la guerra con EU Capitulo (5ª parte) 1 Tampico en manos yanquis El ataque y toma de Veracruz Finalmente Tampico estaba ocupado por las tropas yanquis que día a día, en riada interminable, llenaban los alrededores de la ciudad con campamentos de blancas tiendas de campaña. Tan pronto como el día 20, ya se encontraba de regreso, procedente de La Habana, el Sr. Franklin Chase, Cónsul de EU en Tampico, esposo de doña Ann, la “heroína de Tampico”. Ese día, escribió al Honorable James Buchanan, presumiendo la intervención de su esposa y para pedir un nuevo empleo: Haciendo referencia a la comunicación que tuve el honor de enviar a usted de (La) Habana, con fecha del 8 pasado, tengo ahora el placer de adjuntar a la presente una copia de la carta de la Sra. Chase al comodoro Conner, que ella logró se le entregara por medio del paquebote británico. El comodoro Conner rápidamente aprovechó la comunicación de la Sra. Chase y el 14 del presente entró en este río con dos pequeños vapores y cuatro pequeñas goletas provocando la rendición de la ciudad sin disparar un solo tiro. Cuando la pequeña escuadra se encontraba a dos millas de la ciudad, la Sra. Chase hizo ondear mi bandera izándola sobre mi casa a pesar de las protestas de las autoridades exigiéndole que la arriara, ella la mantuvo ondeando hasta que la ciudad se rindió a la escuadra de los Estados Unidos comandada por los comodoros Conner y Perry. Me permito subrayar que la carta de la Sra. Chase fue escrita bajo la más dolorosa emoción ya que su situación en aquel momento era crítica, pero su objetivo es ahora totalmente conseguido, al poner a Tampico bajo el control del aguerrido y humano comodoro Conner. Creyendo que este sitio jamás será regresado al gobierno mexicano y sabiendo que en consecuencia, mi puesto desaparecerá, muy respetuosamente solicito su intervención para que se procure una posición para mi en este lugar. Preferiría una posición en la Aduana y si mi gobierno me confiere el puesto de recaudador en el puerto, tenga usted confianza en que cumpliré fielmente mis obligaciones en esa posición. Me he tomado la libertad de solicitar esa posición como consecuencia de mi prolongada residencia aquí, y también porque la guerra me ha causado grandes sufrimientos y pérdidas. 1 Aclaración pertinente. Siempre que se puede y no impide su lectura, en los documentos que se transcriben en este trabajo, ya sea traducidos o simplemente transcritos, se mantiene la grafía original de la época. Cuando no ocurre así, se moderniza el texto. Por ejemplo México y Texas se escribían con j –Méjico y Tejas– jefe, con g –Gefe– y palabras que hoy tienen un significado, con el que tenían en el siglo XIX aportar –tomar puerto o arribar a él– etc. 1

05 Notas para la historia de Tampico y Tamaulipas en la guerra con EU Capitulo 5º

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Notas para la historia de Tampico y Tamaulipas en la guerra con EU Capitulo (5ª parte) 1

Tampico en manos yanquis El ataque y toma de VeracruzFinalmente Tampico estaba ocupado por las tropas yanquis que día a día, en riada interminable, llenaban los alrededores de la ciudad con campamentos de blancas tiendas de campaña.

Tan pronto como el día 20, ya se encontraba de regreso, procedente de La Habana, el Sr. Franklin Chase, Cónsul de EU en Tampico, esposo de doña Ann, la “heroína de Tampico”. Ese día, escribió al Honorable James Buchanan, presumiendo la intervención de su esposa y para pedir un nuevo empleo:

Haciendo referencia a la comunicación que tuve el honor de enviar a us-ted de (La) Habana, con fecha del 8 pasado, tengo ahora el placer de adjuntar a la presente una copia de la carta de la Sra. Chase al comodoro Conner, que ella logró se le entregara por medio del paquebote británico. El comodoro Conner rápidamente aprovechó la comunicación de la Sra. Chase y el 14 del presente entró en este río con dos pequeños vapores y cuatro pequeñas goletas provocando la rendición de la ciudad sin disparar un solo tiro. Cuando la pequeña escuadra se encontraba a dos millas de la ciudad, la Sra. Chase hizo ondear mi bandera izándola sobre mi casa a pesar de las protestas de las autoridades exigiéndole que la arriara, ella la mantuvo ondeando hasta que la ciudad se rindió a la escuadra de los Es-tados Unidos comandada por los comodoros Conner y Perry.

Me permito subrayar que la carta de la Sra. Chase fue escrita bajo la más dolorosa emoción ya que su situación en aquel momento era crítica, pero su objetivo es ahora totalmente conseguido, al poner a Tampico bajo el control del aguerrido y humano comodoro Conner.

Creyendo que este sitio jamás será regresado al gobierno mexicano y sa-biendo que en consecuencia, mi puesto desaparecerá, muy respetuosa-mente solicito su intervención para que se procure una posición para mi en este lugar.

Preferiría una posición en la Aduana y si mi gobierno me confiere el pues-to de recaudador en el puerto, tenga usted confianza en que cumpliré fiel-mente mis obligaciones en esa posición. Me he tomado la libertad de soli-citar esa posición como consecuencia de mi prolongada residencia aquí, y también porque la guerra me ha causado grandes sufrimientos y pérdidas.

Indudablemente el comodoro Conner confirmará todo lo que he dicho a usted respecto a la Sra. Chase y a mi mismo, y añadiré únicamente desde que empezó la guerra, no hemos omitido ningún esfuerzo en hacer llegar a los oficiales de la escuadra, cualquier información que pudiera ser de utilidad a nuestro gobierno.

1 Aclaración pertinente. Siempre que se puede y no impide su lectura, en los documentos que se transcriben en este trabajo, ya sea traducidos o simplemente transcritos, se mantiene la grafía original de la época. Cuando no ocurre así, se moderniza el texto. Por ejemplo México y Texas se escribían con j –Méjico y Tejas– jefe, con g –Gefe– y palabras que hoy tienen un significado, con el que tenían en el siglo XIX aportar –tomar puerto o arri-bar a él– etc.

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Le ruego se sirva responder en cuanto le sea posible, a esta y las otras cartas que le he enviado desde (La) Habana y reciba las mas sinceras seguridades de mi alta estima y respeto con los que tengo el honor de ser de usted, Señor, su obediente servidor,

Franklin Chase

En el New Orleans Picayune del 23 de marzo publica una supuesta versión de la Batalla de Buena Vista escrita presuntamente por Santa Anna, publicado en el Tampico SentinelAnexamos el relato del propio Santa Anna acerca de las acciones en Buena Vista, traducido para el Tampico Sentinel. Tenemos la versión en español en nuestro poder.

23 de febrero de 1846 Campo cerca de Buena Vista

Excelentísimo Señor: Después de dos días de batalla, en los cuales el ene-migo, con una fuerza de 8,000 o 9,000 hombres y 26 piezas de artillería, perdió cinco de sus posiciones y dos banderas, he determinado regresar a Agua Nue-va a proveerme de provisiones, pues no nos queda una sola galleta ni un grano de arroz. Gracias a las posiciones ocupadas por el enemigo es que no ha sido posible destruirlo, pero dejó en el campo unos 2,000 muertos. Ambos ejércitos han sido destrozados, pero los trofeos de guerra le darán una idea de que lado ha estado la ventaja.

Hemos luchado con hambre y sed durante 40 horas, y si logramos proveer-nos de provisiones volveremos a cargar contra el enemigo. Los soldados bajo mi mando han cumplido con su deber y cubierto de gloria la nación mexicana. El enemigo ha visto que ni lo ventajoso de sus posiciones, lo quebrado del te-rreno ni los rigores del tiempo (ya que ha estado lloviendo todo el tiempo de combate) pudieron prevenir la carga a bayoneta calada que los ha dejado ate-rrorizados.

Santa Anna

Una triste justificación de la retirada para una victoria pírrica. De haber conti-nuado con el empuje, apenas unos kilómetros al noroeste, en Saltillo se halla-ban los almacenes de las tropas americanas, atiborrados de toda clase de abastecimientos de boca y de guerra.

En el volumen II del libro An account of the organization of the army of the United States, de Fayette Robinson de 1848, publicado en Philadelphia por E. H. Butler & co se puede leer:

“Inmediatamente después de la rendición formal de Monterrey, se ordenó al general Worth ocupar Saltillo, un fuerte posición al sur de Monterrey seiscientos metros más alto que éste último. Se asignó al general Butler como comandante de Monterrey y el general Taylor partió hacia Victoria. Mientras tanto, el ejército del centro del general Wool penetró, sin oposi-ción, hasta Parras. El general Taylor consideraba como posiciones muy valiosas a Parras y a Saltillo, ya que, con la ayuda de un puesto interme-dio en Patos, ambos pueblos podrían comunicarse con rapidez.

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“El general Wool tenía alrededor de dos mil cuatrocientos hombres y seis cañones, mientras que Worth comandaba unos mil doscientas tropas re-gulares y ocho cañones. En Monterrey había dos compañías de artillería, el esqueleto del 4º de infantería y la división de voluntarios del general Butler, que comprendía a los de Ohio, Kentucky e Indiana, todos bajo su mando.

“En Tampico había una guarnición de ocho compañías de artillería com-pletas y el regimiento de Alabama. Se creía que cerca de Victoria, el ge-neral mexicano Urrea comandaba un fuerte contingente de caballería. De acuerdo a esta inteligencia, se ordenó al general Patterson marchar contra Victoria desde Matamoros, con tres regimientos de su división, una de ellas la caballería de Tennessee.

“El general Taylor salió de Monterrey alrededor del 15 de octubre, con las tropas regulares al mando del general Twiggs, y los regimientos restantes de la división del general Patterson, bajo el mando del general brigadier Quitman.

Tampico ya está en poder del ejército yanqui. ¿Qué ocurre en la ciudad? ¿Có-mo es la vida de sus habitantes? ¿Qué cambios tiene el diario discurrir?

Normalmente, los periódicos hoy en día son reflejo de la vida cotidiana. Tal vez unos más que otros publican los acontecimientos, los hechos escandalo-sos, la vida social e incluso, en mayor o menor medida, las opiniones de sus más “preclaros” líderes de opinión. En sus páginas tienen cabida, por regla ge-neral, articulistas de los más diversos caminos del pensamiento. En el siglo XIX mexicano, los periódicos estaban clara y definidamente afiliados a cualquiera de las dos banderías2 que existían, aquella de los escoceses, o monarquistas, a la que usualmente se afiliaba la gente de pro, la elite del comercio y los terra-

2 Facción, partido, parcialidad.

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tenientes y la de los yorkinos o republicanos, conformada por el comercio en pequeño los intelectuales y el pueblo llano.

En Tampico siempre se editaron periódicos, cualquiera que fuera el partido que dominara la escena política. De algún tiempo atrás, lo señores Perillos y Groizard publicaban dos, La Esperanza, Segunda época y del cual el número 46 correspondió al 6 de enero de 1846 y era de publicación trisemanal, martes, jueves y sábado y El Eco de Tampico Periódico Político, Literario, y Mercantil, que comenzó a editarse en septiembre de ese mismo año, con frecuencia simi-lar.

En el número 4 de El Eco, de fecha 8 de septiembre de 1846, podemos leer un Parte Oficial en el que se concluye el decreto sobre arreglo de tribunales del departamento que ocupa la primera plana y tres cuartas parte de la segunda.

Un dato curioso, al pie del Parte Oficial podemos leer:

Dios y Libertad. Puebla, Agosto 20 de 1846 –Domingo Ibarra– Sr. Coman-dante general del departamento de Tamaulipas.

En la página 4, un remitido de interés:

Sres. Editores del Eco.

Espero de la bondad y buena disposición de W., se sirvan insertar en su apreciable periódico la siguiente

PREGUNTA

A D. FRANCISCO CERVANTES

¿Qué distribución ha dado al dinero recolectado, con el objeto de hacer un obsequio al Batallón Guarda-Costa?

Y sin mas nada en particular se repite de W. su atento servidor Q. B. SS. MM.

UN SUSCRITOR.

Y en el editorial del día, los editores se vuelcan en elogios a D. Mariano Sa-las3… y en el Sr. General Parrodi y en denostaciones a los odiados monarquis-tas, “de los cuales no hay en Tampico”:

Si meditamos la deformidad de los males de que nos ha librado el patrio-tismo del Sr. Salas y de sus dignos colaboradores; si examinamos los principios liberales que ha desplegado, la energía y firmeza de carácter, su empeño en concentrar en Monterrey las tropas permanentes y el bien inestimable que acaba de hacer a la nación restableciendo la Constitución de 824 por que tanto ha clamado, no podremos menos que confesar que el Sr. Salas se ha hecho acreedor a la gratitud nacional y su nombre pa-sará a la historia asociado al grato recuerdo de haber sido restaurador de nuestras libertades públicas, arrostrando con todos los riesgos de la tira-nía.

3 Dos veces presidente de la República. Mariano Salas se pronunció El 4 de agosto de 1846, en la ciudadela de la Ciudad de México, contra Mariano Paredes y Arrillaga, quien había dejado la presidencia temporalmente a Nicolás Bravo mientras iba a combatir una insurrección en Guadalajara. Salas tomó el poder y asumió la presi-dencia interinamente. Durante su administración, se empeñó, sin éxito, en obtener recursos de guerra. Abrió un concurso para que empresarios instalaran en la capital un nuevo alumbrado público a base de gas de hidró -geno, intentó establecer academias de idiomas y de historia y propuso la creación de una biblioteca nacional. Con la guerra en el norte del país, sus políticas no fueron escuchadas. Puso en vigor nuevamente la Constitu-ción de 1824 y convocó a elecciones que favorecieron, otra vez, a Santa Anna.

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[…] Convenimos en que es muy conveniente que se reprima con severi-dad la maledicencia de los monarquistas que en su agonía, han de buscar un antídoto que les de vida sin pararse en los medios por reprobables que sean, porque hoy más que nunca como se ven perdidos, apelarán a las intrigas y ardides que les sujiera su desesperación; pero ¿es por esto jus-to y razonable que el delincuente sea sacado de su domicilio para ser juz-gado por jueces de distinta jurisdicción? Es una garantía que las leyes dan a los ciudadanos, el que sean juzgados por sus propios jueces. Pues esta garantía se conculca indudablemente, sacando al delincuente, v. gr. de Tampico, para ser juzgado en México.

Podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que aquí no existe ningún partidario de la monarquía, cuyos corifeos están en México. Las disencio-nes que teníamos se ha acabado, merced a la política y genio conciliador del Sr. General Parrodi que poniendo término a las odiosidades produci-das por el vértigo de los partidos, todos están unidos con los vínculos de la confraternidad, todos obran de consuno, todos somos mejicanos y sin distinción de pueblo y ejército, todos estamos dispuestos a auxiliar al go-bierno para que marchando por una misma senda, se haga la guerra con buen éxito a nuestros injustos invasores, y se eleve a la nación al grado de prosperidad a que es llamada por nuestros destinos.

Sigue un artículo en el que se informa que la municipalidad se reunió para volver a poner en vigor la Constitución del 24 y para celebrar el once de sep-tiembre:

“sea publicado por bando nacional el supremo decreto, en que se manda restablecer dicha constitución, y en la tarde del día once del corriente, como memorable para este puerto en el que el héroe de Tampico, se co-ronó de gloria asegurando para siempre la independencia de la patria; y se encargó para solemnizar el acto un discurso análogo a las circunstan-cias y de aniversario, al Sr. Lic. D. Ramón Martínez Zurita, quien lo pro-nunciará en las galerías de la casa consistorial. Por la noche habrá ilumi-nación fuegos artificiales y serenata y para el día doce una misa de gra-cias Te Deum y un baile por la noche que se dará en los portales de la misma casa consistorial, recibiéndose a las señoritas por una comisión del cuerpo municipal que pondrá a cada una, una cinta con los siguientes lemas ¡Viva la constitución del 24! ¡Viva el ciudadano general Antonio Ló-pez de Santa-Anna! ¡Viva el ciudadano Valentín Gómez Farías! ¡Viva el ciudadano general Mariano Salas!

Y lo culmina con un grito de alegría porque ahora si, todos somos liberales y tendremos paz.

Nuestro corazón se llena de gozo al ver la unión que reina entre los habi-tantes de este puerto, a consecuencia de la reconciliación que debemos a los señores Parrodi y administrador de la Aduana Marítima D. Jasé María Cuesta, quien en los momentos del pronunciamiento, cooperó eficazmen-te para su logro. ¡Quiera el cielo que jamás se interrumpa la paz que al presente disfrutamos, porque con ella, seremos felices y respetables en el exterior!

!Qué poco duraría la paz y el respeto del exterior!

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Al final, se informa de la llegada de cargas y los consignatarios entre quienes vemos nombres que nos son conocidos:

Día 2 de septiembre

D. S. Darqui con López

12 barriles aguardiente.

Día 3 de septiembre

Los Sres. Montluc y Cia. con Gómez

1 barril de aguardiente

D. Joaquín Matienzo con Reyes

3 cajas de aguardiente

El ejemplar del día 10 publica un Remitido, en el que se pospone tres días la respuesta a la pregunta que se hizo el día 8 un “suscritor” al Sr. Cervantes, pero no aparece ninguna respuesta, el día diez:

DON FRANCISCO CERVANTES

La amistad con que estamos unidos a este Sr. nos hace manifestar que para el número siguiente tendremos el gusto de contestar satisfactoria-mente al suscritor con la inserción del recibo de quedar cubierta la suma que el Sr. Cervantes colectó impulsado de su patriotismo, para obsequiar al batallón Guarda-Costa y Compañía Veterana que por su valor se distin-guió en las acciones del 8 y 9 de mayo en Palo-Alto y la Resaca de la Pal-ma.

Un hecho notable es que en el periódico, se ve que se vuelve a usar el nom-bre de la ciudad como Santa Anna de Tamaulipas. El caudillo regresa y vuelve a estar in recordar el nombre con que fue fundada la ciudad.

El ejemplar del 17 de septiembre, publica una larga crónica de los festejos celebrados el día once, para recordar el triunfo sobre los españoles. El elo-cuente discurso pronunciado por el Sr. Lic. D. Ramón Martínez Zurita:

…lleno de erudición en la escalinata de la pirámide

¿De qué pirámide se trata? Una que ¿Fue construida con el fin de celebrar la fecha? Buscaremos la explicación

ULTIMA HORA

Comandancia militar de Sn Fernando.

Por las últimas noticias recibidas de Matamoros, se sabe que en aquella ciudad habrá cosa de trescientos hombres de guarnición; y que habrá cosa de mil quinientos enfermos en los hospitales; que esta suma de en-fermos consiste, en que se halla apestada la división del Gral Taylor de fiebre amarilla […] que están muriendo de siete a ocho diarios.

El ejemplar del día 19, publica una nota Necrológica:

El día 11 del corriente a las 6 de la tarde, espiró el virtuoso ciudadano, Sr. D. José Núñez de Cáceres, después de una penosa enfermedad. Sus amigos lo despidieron con un decente entierro, y en el acto de colocarlo en el sepulcro, el ciudadano Simón de Portes pronunció el discurso que tenemos el honor de insertar […]

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Y sigue la larga pieza oratoria.

Así los ejemplares de El Eco, continúan publicando notas copiadas de los periódicos liberales del país, y algunas notas de la prensa europea. En lo que se refiere a la ciudad, sólo publica los arribos de mercancía y a quienes están dirigidos.

El ejemplar del 24 de septiembre publica unos párrafos de una carta provenien-te de Monterrey –que en ese día estaba en pleno combate y un día después caería en manos de los yanquis–:

Las cosas por aquí presentan un aspecto más lisonjero, pues aunque el enemigo se ha movido de Mier en dirección a esta ciudad, viene muy dé-bil, muy embarazado y en tal desorden, que solamente las marchas lo tienen casi derrotado. De Mier al Rancho del Puntiagudo, que habrá 15 leguas, han gastado seis días, habiendo tenido grandes pérdidas […] No-sotros, al contrario, nos hallamos bastante fuertes, y mas lo estaremos dentro de ocho días, pues sobre dos mil hombres de línea que hay en la plaza y de 800 a mil caballos fuera, muy pronto estarán aquí tres brigadas que vienen de San Luis Potosí […]

Los triunfalismos que tanto habrían de costar a México.

En un Remitido, un ciudadano protesta por la presencia de vacas en la ciu-dad, que además de ir contra el bando de policía, según él se comen los “cor-tos sembrados” e incluso, en el acto cívico del día 16 estaban en media calle por donde pasó el paseo conmemorativo y termina invitando a los “Sres. Capi-tulares” poner remedio para así evitar que los extranjeros que arriben al puerto, no digan “que no hay policía de salubridad y que Tampico es la ciudad de las VACAS.”

Así, va transcurriendo el tiempo.

El día 14 de noviembre, el de la rendición de la ciudad, el número 31 del perió-dico El Eco de Tampico, publicaba: en la sección de Interior, una nota del 30 de Octubre, intitulada El General Santa-Anna, cuyo largo texto es asombrosamen-te moderno. Aquí algunos párrafos4:

Difícil es, por sin duda, la posición de éste personaje, llamado para salvar a la patria en los momentos de mayor conflicto, cuando un poderoso ene-migo invade su territorio, a la vez que las facciones dividen a la nación.

[…] Por una fatalidad bien lamentable, la lucha de los partidos no es ya un debate sobre los principios, y sí tan solo, una obstinada rivalidad de las personas: se disfrazan, es verdad, con las brillantes apariencias del pa-triotismo, pero ese viejo ropaje apenas puede ocultar las facciones sinies-tras de la envidia, que se descubren muy bien al través de los adornos.

[…] Desde que la acalorada disputa ha sustituido entre nosotros á la jui-ciosa discusión, los hombres pensadores se han persuadido con razón, de que ni los debates públicos, ni las conferencias privadas, eran ya un medio eficaz para que los partidos transigieran de buena fe: ninguno quie-re ceder al otro la gloria de haber acertado con los medios de hacer pros-

4 Se transcribe tal cual está escrito en el periódico. Se advierte para ahorrar infinidad de sicuts.

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perar a la nación; a cada uno le dice su vanidad que su contrario se equi-voca al pensar de de esta o de la otra manera, si lo mira ocupar alto pues-to, la envidia lo mortifica, y el amor propio le dice que aquel hombre le es sumamente inferior en cuanto los talentos y las virtudes necesarios para trabajar con buen éxito en el bien procomunal.

Más adelante, en la publicación de un artículo del 31 de octubre del periódi-co el republicano respecto al ofrecimiento inglés de mediar entre México y EU, los señores Perillos y Groizard, editores de El Eco, subrayan al final:

¿Quién ha dicho que la suerte de México ha de ser siempre la de sus pa-sados días? Uno vendrá más tarde ó más temprano, en que el vecino or-gulloso la considere con respeto, y de cualquier modo, sea México sola la que se coloque en el apogeo de la gloria, o se hunda para siempre en el abismo del oprobio que el destino guarda a los pueblos insensatos, y que entre si se dividen; la Gran Bretaña y el mundo entero deben ser entre tanto simples expectadores de la escena, mientras aquella no mendigue ausilios estraños.

En la página 4, en una nota cabeceada con el título de IMPORTANTE, en el mismo tipo del periódico, informa:

Se han presentado en estos momentos en la barra once velas de bu-ques mayores y de transporte de nuestros enemigos.

El I. Ayuntamiento vá hoy mismo á reunirse en sesión permanente, para pedir garantías al general en jefe de los invasores, y tal vez para las doce del día, Tampi-co será de los norte-americanos. Entren en buena hora, serán due-ños del terreno que pi-sen, pero nó de nues-tros corazones. Si se cometiesen tropelías, haremos valer el dere-cho de gentes, y acusa-remos sus crímines ante

el tribunal de la civilización sin que nos arredre el temor de la muerte que despreciamos.

El periódico El Eco siguió siendo publicado sin que hubiese aparentemente ningún problema con los invasores. Así aparecieron los números 32 y 33 de los cuales no hemos logrado encontrar ningún ejemplar. En el 34, del 25 de no-viembre, que tenemos a la vista, observamos que el periódico lleva el mismo tipo de artículos publicaba antes. Por ejemplo, en la sección de Interior, trans-

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cribe un largo artículo de El Republicano, periódico cercano a la ideología de los editores que, como se ha visto antes en este trabajo, eran liberales con buena relación con Gómez Farías.

En primera plana:

Las penalidades que han rodeado a nuestro ejército del Norte, son bas-tantes para considerar la estensión del sentimiento del soldado mexicano, y para promover en obsequio a nuestros defensores, cualquier cosa que lleve por objeto aliviar su situación.

En la página 2, concluye un discurso comenzado en el número 32 de ese periódico, pronunciado por Don Ramón Andrade –suponemos que en Tampi-co– el 27 de setiembre anterior, al celebrar la culminación de la independencia nacional, del cual transcribimos lo esencial:

Gloria inmortal, laureles inmarcesibles, en fin, a D. Agustín de Iturbide que de un solo golpe le quitó a la España medio mundo, y en un sólo día nos dio unión, religión e independencia. Y desde ese día glorioso hasta el ac-tual, han corrido 25 años y en ellos la felicidad ha huido de nosotros, por una consecuencia necesaria de las guerras civiles! de ese azote de las sociedades de ese mostruo que desata las pasiones, rompe los lazos con que la naturaleza amarra a los conciudadanos como hermanos y lanza rayos de furor y rabia que los despedaza. Y en esos 25 años!!...

[…] Empero, debemos esperar que la actual administración, amaestrada en el gran libro de la experiencia, penetrada de nuestro carácter, de nues-tros intereses y de nuestras necesidades ahora que accediendo a nues-tros deseos se nos ha dado lo que por tanto tiempo hemos pedido, ahora que a pesar de esa facción odiosa que incesantemente trabaja para arrui-narnos; que desgarra las entrañas de su infeliz patria, a quien todo lo debe, por quien ecsiste; ahora que a pesar de esa facción, que infame sin igual nos quisiera dar un monarca y monarca estrangero; que ve al pueblo como un rebaño del que puede disponer a su albedrío; ahora que a pesar de esa facción que pocos meses ha no[s] destituyó de los derechos de ciudadano se nos ha vuelto la constitución federal, abriendo así las puer-tas del la libertad por tanto tiempo cerradas, debemos esperar repito que la actual administración no de lugar a que la nación con toda su mages-tad, rebestida de todo su imperio y usando de su soberanía se recuerde de lo que es capaz un pueblo.

De acuerdo a lo que se lee en El Eco, la normalidad parecería imperar en Tampico. En la página 4, encabezándolo Administración de Justicia, publica un artículo sin firma acerca de un pleito y lo empieza así;

Desde que nos propusimos redactar en este periódico decidimos no ha-blar de este ramo importante ni de ningún otro del Estado para que no se creyera (incomprensible) haber querido fomentar la discordia en las pre-sentes circunstancias en que tanto necesita la nación de la paz y unión para salvar su independencia; pero ya que el escribano D. Manuel R. Ve-lasco no contento con haber obtenido a su favor una sentencia a todas luces injusta, ha tenido la desfachatez de darle publicidad en el número anterior de este periódico, sin duda con la idea exclusiva de manosear la bien sentada reputación de los muy honrados y apreciados señores D. Domingo de Isasi y D. José María Laquidain, necesario es romper el silen-

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cio y hacer patente al Estado las escandalosas infracciones de la ley que los Magistrados de la suprema corte han cometido en el ex-abrupto que sin nuestro conocimiento ha visto la luz Pública.

En la misma página 4, en otro artículo intitulado D. Ignacio Muñoz, se revela el siguiente hecho que demuestra que la invasión no había divorciado a la ciu-dad del resto del Estado:

Un criado de éste teniente coronel y alcalde 1º de este puerto, ha asaltado a noche como a las siete de ella al Lic. D. Mateo Dorantes principal editor de este periódico, con un garrote de tres o cuatro filos al llegar acompaña-do de su hijo a las inmediaciones de su casa. El joven recibió dos fuertes garrotazos de que quedó aturdido y al asestar el tercero sobre el Sr. Do-rantes se le fue encima con un estilete del que echó mano y el asesino tiró el garrote y huyó cobardemente pero fue en el momento aprendido (sic). Este hecho villano de D. Ignacio Muñoz, ha causado la mayor indig-nación y lo acusamos a la faz de la nación para que no tome asiento en el soberano congreso constituyente hasta que no se indemnise completa-mente para lo cual pedimos al apreciable Sr. Comandante general de este Estado D. José Urrea, lo haga salir de esta plaza y mande practicar la co-rrespondiente información sumaria. Ni el santuario de las leyes debe pro-fanarse con la presencia de un malvado, ni el ejército debe tener un hom-bre indigno de pertenecer a él. Esperamos que el Sr. Alcalde Zurita, prac-ticará a la posible brevedad las diligencias necesarias, pues se nos ase-gura que a la media hora de estar preso el reo se le había proporcionado la fuga por el cabo de policía y otro subalterno suyo y que aun el mismo Sr. Zurita lo encontró escalando la tapia. Sabemos en que casa estuvo el asesino asechando el Sr. Dorantes, por disposición de quien y otros por-menores que a su tiempo verán la luz pública.

Al pie de esa página había un anuncio comercial de algo muy cercano al co-razón de los mexicanos, la infaltable lotería:

El despacho de la colecturía de la lotería de la academia nacional de SAN CARLOS se ha trasladado a la tienda de “la prueba” calle de la unión es-quina de la de la aurora, en cuyo establecimiento se espenderán los bille-tes.

Tampico, Noviembre 10 de 1846.

Isasi.

La vida seguía como siempre

El 28 de noviembre, salió a la luz el número 35 del periódico El Eco, presentan-do en su portada información del 3 de septiembre, proveniente de un periódico de París que reporta “la más larga y laboriosa sesión que el Parlamento británi-co hay tenido en muchos años acá.”

La página dos, continúa la información proveniente del diario francés, y pu-blica un “Real Decreto del Ministerio de Gobernación” español, además de pre-sentar el capítulo dos de un “drama histórico en cinco actos y en verso, escrito por el doctor Ramón Francisco Valdés –suponemos también tampiqueño o al menos residente en la ciudad– .

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En la tercera plana, hay noticias provenientes de San Luis Potosí, en el que habla del “Futuro Congreso” y en la cuatro, bajo el título de remitidos, publica las respuestas a las imputaciones aparecidas en el número anterior, de Ignacio Muñoz, amo del presunto atacante del Sr. Dorantes, así como del cabo de guardia llamado Candelario Castro, acusado de “proporcionar la fuga” del cria-do.

La respuesta de los editores aparece ahí mismo con más acusaciones. El hecho de que la ciudad estuviera ocupada por tropas extranjeras no era óbice para que las rencillas y banderías de partido continuaran.

El día 2 de diciembre, el número 36 de El Eco –del cual solo tenemos las pági-nas 1 y 4– publica un decreto del Congreso del Estado de Tamaulipas, orde-nando elecciones

El gobierno anuncia que “por esta vez, los ayuntamientos se renovarán en su totalidad”, para más adelante advertir que “en estas elecciones podrán ser reelegidos los alcaldes, regidores y síndicos que actualmente ejercen.

En el articulado, el decreto menciona leyes anteriores, y al final, pone las leyes a que hace referencia, como el artículo 6º de la ley del 23 de diciembre de 1824:

Art. 6º Para ser elegido alcalde, regidor o síndico procurador se requiere ser ciudadano Tamaulipeco, en el ejercicio de sus derechos de ciuda-dano, mayor de 25 años con dos de vecindad en el pueblo del nombra-miento, y con actual residencia en él; de probidad y saber leer y escribir, sin cuyos requisitos nadie podrá ser nombrado para estos encargos. Los viciosos públicos incorregibles no podrán ser elegidos.

¿Algo más?

Siguen otros artículos más, en la más acendrada “legalidad” hispana --tan bien seguida e imitada en México-- como el 10, que tienen con ver con la fecha de la elección, el 11 que establece que se debe preguntar si alguno no debe votar, y 12, que da posibilidad a cualquiera de los presentes a solicitar se exclu-ya a algún sufragante en caso de existir una acusación contra él:

…el presidente hará salir de la junta al delator y denunciado para que se resuelva inmediatamente…

Así, siguiendo por una larga retahíla de artículos, se cubren casi todas las posibilidades, como la de que haya habido cohecho en el 14º:

Art. 14. El presidente hará que se pregunte por el secretario si hay alguno que tenga que dar queja sobre cohecho o soborno para que la elección recaiga en determinada persona

En la página 4, usualmente dedicada a anunciar la llegada de buques y su carga, “remitidos” y publicidad aparece la siguiente nota, respecto al coronel William Gates, quien sería a partir de febrero, gobernador militar de Tampico:

En la mañana de ayer hemos sido llamados por el Sr. Coronel W. Gates jefe de las fuerzas americanas de esta plaza, y nos ha manifestado que no debe permitir que en este periódico se escriba contra su gobierno ni contra sus tropas, y que para evitar una tropelía de que no era responsa-ble con la imprenta o persona del editor, suplicaba no se escriba en ade-

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lante ni se copien los editoriales de otros periódicos que tengan relación con la actual guerra.

Aunque el editor le espuso con moderación y con la misma delicadeza con que era tratado, que la prensa era inherente a los sistemas libres, que era el mejor garante de las libertades públicas y el mas seguro conductor de la civilización, que en su país se hablaba con entera libertad y que en Francia, Inglaterra y España sin embargo de ser monárquico el gobierno, gozaban de esta facultad propia del entendimiento, se le contestó que estábamos en un caso excepcional, y cediendo a las prevenciones que nos han hecho el citado jefe, nos vemos obligados a suspender nuestras tareas que continuaremos cuando las circunstancias lo permitan.

La “suspensión de tareas” no implicó dejar de publicar el periódico, que has-ta donde sabemos, continuó publicándose por lo menos durante todo diciem-bre.

En este ejemplar continúa el feudo don D. Ignacio Muñoz, a quien ahora comparan los editores con “el Sr. Alcalde D. Juan José de Lagos”, quien:

…luego que vio ocupada esta plaza por las fuerzas americanas manifestó que siendo militar aunque retirado y dependiendo del gobierno, no debía permanecer en ella; que dejaba el encargo para que fuese desempeñado por el regidor a quien correspondía y que se iba a Tuspan…

Entre los avisos (evidentemente pagados) que publica en los últimos renglo-nes de esa página, aparecen 3 “avisos” del coronel Gates:

Cuartel General del Ejército de los E.U. –Tampico, [México] Noviembre 23 de 1846 –Ordenes—El que suscribe, comandante de las fuerzas de los E. U. que actualmente ocupan la ciudad de Tampico ha leído los convenios celebrados entre el comodoro Conner, comandante de la escuadra de E: U. en el Golfo, y las autoridades de Tampico y por la presente anuncia que serán debidamente observados y respetados conforme a las estipula-ciones que ellos mismos contienen. –firmado Wm. Gates Coronel 3º de artillería comandante.

El Segundo tenía que ver con el espíritu mercantil de los tampiqueños:

Cuartel general del Batallón de artillería –Tampico Noviembre 24 de 1846 –Al Honorable Consejo de la ciudad Tampico, México –Señores: Como ha ocurrido algún desorden en las pocas horas de haberse ocupado la ciu-dad por las tropas, causado por haber algunas personas mal intenciona-das vendido licores espirituosos a los soldados, y como será imposible a los militares conservar el orden y decoro mientras sea permitido a los trafi-cantes en licor entrometerse con los soldados de dicho modo, he de supli-car respetuosamente que las autoridades de la ciudad hablen y persua-dan a los dichos traficantes para que desistan de todo injurioso proceder, y no dudo que dirigiéndose a ellos observarán la conducta que es propia --Con mucho respeto, tengo el honor de ser su obediente servidor. –Fir-mado Wm. Gates –Coronel 3º de artillería comandante de las fuerzas de E. U.

Un ultimo aviso es respuesta a una aparente protesta de la autoridad munici-pal, contra un carnicero, un señor Udall que aparentemente tenía “la contrata”,

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o sea la concesión de surtir de carne a los soldados yanquis, y que, otra vez, aparentemente no cumplía con los reglamentos de la ciudad

También aparece uno de un José González, que informa:

…vuelve a desempeñar su ejercicio de corredor y vendutero5 público de esta ciudad desde el día 1º del entrante mes de Diciembre; y suplica se lo siga favoreciendo con la misma confianza que antes, para cuyo efecto abre su establecimiento desde la espresada fecha, en los bajos de la casa del Sr. D. Manuel Ramon Velasco…

Tampico, Noviembre 30 de 1846

José Gonzalez

Al final del citado ejemplar, comprobando que los negocios continuaban igual que antes de la invasión, hay un aviso de los señores E. Lelong y E. Maliaño, sobre la sindicatura de la casa de los Señores Monthie y Cia.:

…emplazan a todos los acreedores a dicha casa para que conforme al capítulo 17, parrafos 14 y 15 de las ordenanzas de Bilbao6 presenten en el local conocida de dicha casa, sus escrituras, vales, libranzas y cuentas corrientes dentro de ocho días los de esta ciudad, y de quince los de fuera [después de el en que corresponde la respuesta]: apercibidos que de no verificarlo, les parará el perjuicio a que hubiere lugar.

El número 37, correspondiente al día 5 de diciembre, salió a la con artículos provenientes de Europa en la primera plana, que continuados en la segunda y tercera, las comparten con el Acto tercero de la obra Altea, del Doctor D. Ra-món Francisco Valdés.

En el área de remitidos, léase publicaciones pagadas, una en inglés enviada por el ubicuo Wm. Gates 3d Art. Com. y que encabeza “Copied from the circu-lar published in the National Newspaper at Washington”, que a continuación es traducida para que los nativos la entendieran.

La circular está dirigida a “los colectores (administradores) y otros oficiales de las aduanas de los Estados-Unidos de America” de parte del departamento de la Tesorería, emitida el día “30 de junio de 1846”, en la ciudad de Washin-gton y que tenía que ver con el manejo de las importaciones en los puertos me-xicanos en poder de los E.U.:

En la actualidad se halla Matamoros en poder de las fuerzas de los Esta-dos-Unidos y quizá también lo estarán otros puertos y lugares del mismo lado del Río Grande. En el caso de quererse despachar embarcaciones para el puerto de Matamoros, les será permitido bajo las circunstancias siguientes.

1ª A embarcaciones americanas solamente

2ª A aquellas embarcaciones cargadas solamente con artículos produci-dos o manufacturados en los Estados-Unidos o con los importados de paises estrangeros al nuestro después de haber pagado derechos cumpli-

5 Subastador. 6 Las Ordenanzas de Bilbao de 1737 constituyen el primer cuerpo de Derecho Mercantil español que abraza el

comercio terrestre y el marítimo; se propusieron evitar, en lo posible, dudas, diferencias y pleitos; están redac-tadas con claridad y acierto, y algunas de sus disposiciones pueden considerarse como las primeras que de su clase se dictaron en España, como sucede tratándose de contabilidad mercantil y compañías comerciales. Alcanzaron tal autoridad que, "tuvieron, desde que se publicaron, una especie de prioridad y universalidad", rigiendo por costumbre como ley general de la monarquía.

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damente y no se cobrarán derechos a todos dichos efectos ya sean nues-tros o de paises estrangeros, mientras permanezca en posesión de las fuerzas de los Estados-Unidos.

[…] cuando las fuerzas de los Estados-Unidos hubieren actualmente po-sesionádose de cualquiera otro puerto o lugar del lado mexicano del Río Grande, serán dichos puertos o lugares atenidos a todas las anteriores instrucciones que son aplicables al puerto de Matamoros.

(Firmado) ---R. J. Walker Secretario de la Tesorería.

Las cosas no eran muy diferentes a lo que había prevalecido antes de la in-vasión, con la salvedad de que las mercancías americanas o de otros países provenientes de E.U., no pagarían derechos. Era en cierta forma, considerar como parte del territorio nacional de aquel país, los puntos en poder de sus fuerzas armadas.

En la página 4, se publica, como era costumbre el arribo de un barco, y los artículos que cargaba:

Cargamento de la Goleta Americana Home, su capitán Mr. Kenny que procedente de Nueva-Orleans entro en este puerto el día 3 de Diciembre de 1846.

Entre la carga reportada, además de los tradicionales “barriles de arina”, queso, manteca y mantequilla, papas, bacalao, “bocoyes”7 de arroz, normales para el comercio local, encontramos que portaba 20,000 pies de tabla de una pulgada, 50 tercios8 de manta blanca de á yarda, 6 cajas de mahon9 azul, 5 ter-cios de dril azargado blanco y 50 ídem de manta trigueña de á yarda, todo ello evidentemente parte de lo importado por el ejército yanqui para las tiendas de campaña de sus campamentos u uniformes. Otra mercancía, usual en tiempos normales, pero prohibida por los yanquis, fue “10 cuarterolas10 de vino tinto y 10 medias de ídem ídem” y más adelante reporte “100 cajas de vino tinto y 10 de ginebra”.

Enseguida aparece un aviso de lo más interesante, sobre todo a la luz de la protesta de la autoridad municipal respecto a un tal Udall:

En la oficina del que suscribe se recibirán desde este día hasta el 20 del presente, las proposiciones cerradas y selladas que hicieron los que quie-ran contratar la provisión de carne fresca para las tropas de los Estados-Unidos acuarteladas en esta plaza y sus inmediaciones en el concepto de que se han de sujetar a las condiciones siguientes:

1º La carne que se entregare ha de estar perfectamente sana, aseada, bien desangrada y sin mal olor. La res de que proceda ha de haber sido mantenida en buena pastura, y tener la gordura correspondiente guardan-do la debida proporción entre cuartos delanteros y traseros.

O sea, nada de animales viejos y si bien graneados.

7 Bocoy: Del francés boucaut, de or. germánico. Barril grande para envase8 Bulto, fardo.9 Tela fuerte y fresca de algodón escogido, de diversos colores.10 Barril que hace la cuarta parte de un tonel.

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Pero lo más interesante de “la contrata”11 es que el contratante, deberá ga-rantizar el cumplimiento con fianza:

…por 500 pesos de tres fiadores habitantes de esta plaza, llanos y abona-dos, ligados de mancomun ó insolidum.

Lo que junto con la advertencia final, hace ver y entender que la ocupación no sería cosa de poco tiempo:

Esta contrata no excederá más de un año –Tampico, Diciembre 5 de 1846 –Willeam (sic) Armstrong—1 Teniente 2 Artillería, Ayudante comisario de subsistencia del Ejército de los Estados-Unidos.

El ejemplar número 38, del 9 de diciembre no es muy diferente, contiene las mismas noticias del exterior, ahora provenientes de España, continúa el drama Altea, y en la sección de remitidos12, uno del coronel William Gates, reprodu-ciendo la Orden General Número 94, del general Zachary Taylor, publicada en Matamoros el 2 de agosto anterior y que tiene que ver con la prohibición de entrada de licores espirituosos. Curiosamente, la versión en idioma inglés es publicada en letra de al menos 14 puntos, mientras que la traducción se pre-senta en un tipo, si bien mayor que el normal del periódico, es de apenas diez puntos. En el cuerpo de la orden, se puede leer que “No se permitirá la entrada de licores espirituosos en el río o ciudad de Matamoros”; más adelante le da oportunidad a los comerciantes de vender los que tengan almacenados, pero les prohíbe “recibir nuevas remesas” y finalmente amenaza a capitanes de bar-cos y sus empleados, que en caso de violar la orden “perderán su empleo in-mediatamente”

Más adelante continua con la orden 14 del propio Gates:

Por la orden anterior se notará que en las instrucciones del Mayor gene-ral, Comandante de las tropas de los Estados-Unidos en México, termi-nantemente se prohíbe la venta de licores espirituosos, tanto a vivande-ros13, como a vendedores intrusos, bajo ningun pretesto mientras las tro-pas americanas ocupen el territorio mexicano con carácter hostil. En aten-ción a dicha orden he dispuesto que desde el 15 del presente cesará en esta ciudad la venta de licores espirituosos. Y en caso que alguno infrin-giere, o se resistiese a la observancia de la citada orden, será presentado al comandante para que se le juzgue con arreglo a las leyes de la materia.

Wm. Gates Coronel 3º Artillería Comandante

En este ejemplar se repite el Aviso para los que quieran la contrata para sur-tir de carne al Ejército de los Estados-Unidos.

Al final de la página, un aviso nos hace ver que los negocios en Tampico siguen su marcha normal, con ocupación y todo:

El infrascrito, corredor de No y Vendutero público, participa al comercio de esta plaza haber abierto su establecimiento en la calle de la Unión No 48

11 Contrato que se hace con el Gobierno, con una corporación o con un particular, para ejecutar una obra mate-rial o prestar un servicio por precio o precios determinados.

12 Artículo o noticia cuya publicación interesa a un particular y que a petición de este se inserta en un periódico mediante pago. Suele llevar al final una R.

13 Persona que vende víveres a los militares en marcha o en campaña, ya llevándolos a la mano, ya en tiendas o cantinas.

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donde, teniendo un vasto almacen, se ocupara de los negocios relativos a su ministerio y hara anticipaciones de fondos sobre los efectos que se pongan en su venduta.

Tampico Diciembre 3 de 1846.

Julián Dufarl

El número 40 correspondiente al 16 de diciembre, sigue la misma tónica, pero en el “Remitido”, se publica una orden de Gates en la que advierte que:

“…en caso de un ataque sobre esta ciudad por parte de tropas mexica-nas, todos los mexicanos que habiten esta ciudad se entrarán inmediata-mente a sus hogares domésticos, donde permanecerán hasta nuevas or-denes.

A cualquier grupo de gente que aparezca en las calles con actitud hostil durante el ataque, se le hará fuego por la artillería y infantería.

Todas las armas de fuego pertenecientes a los habitantes de esta ciudad, han de ser entregadas al jefe de día: a dichas armas se pondrá el nombre de su dueño para devolvérselas en tiempo oportuno.

Los estrangeros que deseen quedarse con sus armas, deberán ocurrir al Cuartel General por un permiso por escrito.

El Capitán Neuman y el oficial de guardia en la garita del camino a Altami-ra examinarán a todas las personas que pasen por el punto que tienen encomendado y les quitarán las armas de fuego y espadas que porten exceptuando a las personas que cuenten con su correspondiente permi-so.

Entre las ocho de la noche y el amanecer, no se permitirá a nadie pasar por esos puntos.

Wm. Gates coronel 3º Artillería, comandante.

Más adelante aparecen varios avisos que incluyen la llegada de un buque y su carga y el anuncio de inicio de operaciones de un vendutero que decía ha-ber sido nombrado por el gobierno de EU, Julio Labruere,

El número 41, del 19 de diciembre publica en su primera página un comunicado del Ministerio de Hacienda del Gobierno General. A pesar de la advertencia de Gates, respecto a no publicar nada en contra del gobierno o del ejército de EU, los editores presentan el decreto en el que el gobierno, lanza un reclamo a la sociedad del país, para que contribuyan al esfuerzo militar con dinero y empie-za con un grito de desesperación:

Considerando que por momentos se hace más angustiosa la situación de la república:

Que se aproxima el día en que avistándose nuestras tropas con las ene-migas con las enemigas se libre una batalla de cuyo éxito pende tal vez la existencia política de la república:

¿Será acaso que la información era lo suficientemente aterradora que al convenía a los intereses del ejército de ocupación, y, en general, a los intere-ses norteamericanos? Más adelante el llamado establece que:

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Que el venerable clero secular y regular de ambos sexos de toda la repú-blica, y especialmente el de la diosesis metropolitana, constantemente se ha manifestado dispuesto a comprometer sus bienes, por grande que sea el sacrificio, para concurrir así a la común defensa:

Y más adelante establece que el gobierno expedirá letras por dos millones de pesos a cargo del venerable clero secular. Esto es un pródromo a la ley de desamortización de bienes eclesiásticos de enero de 1847, que será el origen del levantamiento de los particulares agrupados en los cuerpos militares que se conocería como “La rebelión de los Polkos”.14

En la sección de remitidos, o sea gacetillas pagadas, aparecen dos del ejército yanqui, una del coronel Gates, la orden número 23, respecto al vendu-tero Labruere en la que hace referencia a una alarma que se presentó:

Orders Num 23.

No habiéndose presentado el Sr. Julio Labruere el día de la alarma como lo hicieron los otros americanos y manifestado verbalmente hacerlo pero que está bajo la protección de la bandera francesa, su empleo de vendu-tero queda anulado y por consiguiente será chancelada su fianza en este día.

(Firmado) Wm. Gates.

Coronel 3º artillería Comandante.

¿A que se refiere la alarma? No lo hemos descubierto, pero seguramente tiene que ver con la orden aparecida en el ejemplar del 16 de diciembre.

El siguiente comunicado, esta firmado por el general de brigada J. W. Shiel-ds en el que informa que el mayor general (seguramente ya se refiere a Scott) ha dado instrucciones para que él, Shields, “asuma el mando el mando de las tropas estacionadas en Tampico y nombra al teniente R. G. Hammond, segun-do ayudante de la comandancia.

Otras pruebas de que las cosas continuaban normales para los habilidosos tampiqueños es el anuncio siguiente que aparece en inglés y español:

Se han establecido dos academias para estudiar los idiomas español e ingles. La de español en la calle de la Unión num. 53 y la de inglés en la de Estado num. 163. Mensualidad de cada persona 4 $ adelantados. Tampico de Tamaulipas diciembre 19 de 1846.

El anuncio siguiente del comerciante P. B. Taylor, aparece en inglés y espa-ñol, y anuncia la llegada de un cargamento y ofrece mercancía “al mayoreo en términos muy moderados”, que incluye camisas de varios colores, botas y za-patos, pasas, cigarritos, cajas de Champagne y clarete, calcetines, azúcar y 14 La Rebelión de los Polkos fue un conflicto bélico contextualizado entre las luchas del centralismo-federalismo

de la primera mitad del siglo XIX durante la administración de Valentín Gómez Farías. El levantamiento armado fue en contra de la Ley del 11 de enero de 1847 y a favor de una presidencia de Antonio López de Santa Anna. Se le conoció como rebelión de los polkos por que muchos oficiales del general De la Peña Barragán bailaban la danza polka. La lucha armada obstaculizó el envío de recursos económicos y militares a Veracruz, cuando las fuerzas estadounidenses entraron en México. Los denominados Polkos eran civiles que durante la Guerra México - Estados Unidos, de 1846 a 1848, formaron varios regimientos de la Guardia Nacional en la Ciudad de México, y cuyos orígenes sociales, pero sobre todo sus creencias religiosas y políticas, los hacían chocar con el gobierno del vicepresidente Valentín Gómez Farías, por las leyes de desamortización de bienes eclesiásticos que hizo comenzaran una revuelta armada que tendría como consecuencia inmediata la salida del político liberal de su cargo, y en el plano de la guerra, que el puerto de Veracruz no recibiera el apoyo militar que nece -sitaba para hacer frente a los estadounidenses. Los batallones insurrectos, o de polkos, fueron el Hidalgo, Morelos, Victoria, Allende y de Artillería de Mina.

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escobas, entre otros muchos productos que expende en su comercio ubicado en la esquina del Muelle y la calle del Comercio.

Finalmente Julián Dufart repite el anuncio que puso el día 9, aprovechando el que se le quitó la patente de vendutero a Julio Labruere.

El número 42 de El Eco de Tampico, correspondiente al día 23 de diciembre, muestra virtualmente el mismo contenido, en la página 1, notas provenientes de Francia con noticias de Argelia; una nota interesante:

El vapor de Liverpool a Nueva York, Great Britain, encalló en la bahía de Dundrum, en la costa de Irlanda. Se han salvado todos los pasajeros, que eran cerca de ciento noventa, y muchos ya están de regreso en Liverpool. También se ha salvado la mala.

¿Qué sería la mala?

Más adelante continúa el drama Altea, del Dr. Ramón francisco Valdés. Con-tinúan las noticias europeas y en la página 3, se inicia un artículo extraído de el periódico veracruzano El Zempoalteca15 acerca de la imposición de un présta-mo a los diversos departamentos de la República:

Desconfiando el gobierno de sus propias luces y no queriendo poner mano en este asunto, delicado por su naturaleza, sin seguridad de acier-to, reunió para que le ilustrasen con sus consejos a alagunas personas inteligentes en la materia y de conocimientos estensos acerca de la posi-bilidad de cada departamento y de sus circunstancias.

Creemos que lo acordado en esa junta es lo más acertado y prudente ha-biéndose atendido a las circunstancias que hacen a algunos puntos acreedores a alguna consideración.

[…] todos los ciudadanos debrán convencerse de la imperiosa necesidad de cooperar con sus bienes, con su sangre, con su vida en fin, a la salva-cion de la independencia, ya no solo por lo que ella vale, ya no solo por los goces que a los pueblos proporciona, sin para evitar los inmensos ma-les que seguirían a su perdida, por asegurar sus fortunas y el honor de sus hijos, por librar de la deshonra a sus descendientes. La cuestión de guerra actual es una cuestión de vida o de muerte para la república, y si no unimos todos nuestros esfuerzos, si no nos prestamos para ayudar a nuestro ejército, ¿qué haremos después, cuando el mal ya sea irremedia-ble? ¿Cuál será nuestra suerte? ¿Cuál será nuestro castigo?

Pero hoy que el espíritu público se anima de una manera tan satisfactoria; hoy que la nación llama a todos sus buenos hijos a defenderla del modo que les sea posible, no creemos que nadie se envilezca hasta el estremo de negarse a contribuir a su salvación, y si uno hubiese que vacilara por un momento en cumplir tan grato deber, ese sería un infame, un ser de-gradado para siempre.

Continúa la publicidad de las escuelas de español e inglés y de una Escuela Tampiqueña, al final, publica una nota en la que la junta local de fomento, cita a comerciantes y venduteros a una reunión y hasta el fondo un curioso anuuncio:

American Theater

15 Periódico veracruzano, fundado por el poeta José de Jesús Díaz

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Saturday Decr. 26th.

Plaza de la Constitución

Kurt & Willis (indecifrable)

Open every night

Particulars in bill by the day

Aparentemente este fue el último ejmplar de El Eco. No hemos encontrado evidencia de que se continuara editando.

General James J. Shields

Inmigrante católico de su natal Irlanda a EU alrededor de 1820. Sin conocer a nadie, Shields llegó a ser soldado, maestro, abogado, Senador por Minnesota y Missouri y juez y Presidente de la Suprema Corte de Justicia de Illinois.

Durante la Guerra con México, después de ser herido en Carro Gordo y Cha-pultepec, alcanzó el grado de Mayor general, el más alto de la jerarquía militar, fungió brevemente como gobernador militar de Tampico. Después, durante la guerra civil actuaría del lado de las tropas de la Unión y conseguría notables victorias, particularmente en Kernstown sobre Stonewall Jackson.

Shields retó a duelo a Abraham Lincoln a raíz de que este lo satirizara en el Sangamo Journal, un periódico de Illinois. Lincoln se retractó y ambos se hicie-ron grandes amigos.

Shields llegó a Tampico el día 19 de diciembre, con órdenes del general Pa-tterson de comandar la guarnición, alrededor de 1,600 hombres. Mezclados se hallaban los voluntarios de Alabama y tropas del ejército regular, como la sec-ción D del tercer regimiento de artillería. En cuanto aportó en Tampico, Shields se ocupó de reforzar las defensas de Tampico, pues el rumor era que pronto llegaría Santa Anna en persona, para cenar en Noche Buena en Tampico. Esa noche, los voluntarios del condado de Perry, Alabama fueron enviados a ocu-par un fuerte construido en el camino a Altamira. Debido a que el invierno en tampico, “se parecía al verano de Alabama”, a los pocos días los voluntarios gozaban el buen clima y de los bienes de la tierra, mazorcas de maíz, tomates verdes y otras delicias escasas en su lugar de origen.

El 28 de diciembre, el general brigadier Shields escribe una carta a D. Es-tevan (sic) Zurita, Alcalde de Tampico

Tampico, Dbre. 28 de 1846

Señor.

He recibido la comunicación de V. y en contestación le aseguro que haré cuantos esfuerzos sean justos para remediar los males de que con tanta razón se queja. Sin embargo, para mejor obtener este objeto espero que inmediatam.te nombrará V. uno de sus ciudadanos mas inteligentes para que reunido conmigo (mañana) tengamos una conferencia sobre el asun-to. La persona que V. nombrare deberá estar completam. te enterada de la leyes é instituciones municipales.

Soy, Sr.

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Respetuosamente su obedte servidor

(firmado)

Jas Shields

General brigadier

Comandte

Sor. Dn. Estevan Zurita

1er Alcalde Constitucional

Tampico.

¿Qué ocurrió? ¿Cuáles eran “los males” de que se quejaba Zurita? No lo sabemos. No hemos encontrado antecedentes del problema, pero por inferen-cia podemos presumir que uno de dichos “males” fue la negativa de las autori-dades mexicanas a llamar a elecciones de Ayuntamiento, y que fueron resuel-tos por Shields, nombrando un Alcalde yanqui, el mayor de Artillería William W. Morris. Pero algo si es evidente, ya no se publica, o al menos no hemos en-contrado, ningún periódico mexicano publicado en Tampico.

A partir de enero se empezará la publicación del periódico Tampico Sentinel, uno de los tantos periódicos que se publicaron en las zonas ocupadas por el ejército yanqui.

Un efecto curioso de la invasión: aumentó el contrabando de tabaco.La Guerra trajo algunas consecuencias extrañas. Además de que continuó la agresión a los pueblos indígenas de la región; teneek o nahoas por igual eran motivo de persecución y hostigamiento por los infinitos grupos de seguridad, unidades de la guardia nacional, policías rurales y aún guardias blancas de hacendados y comerciantes de Tampico, que impedían el comercio entre co-munidades indígenas

Uno de los grupos guerrilleros que operaban en Tamazunchale, estaba com-puesto por guardias rurales del monopolio estatal de tabaco, cuyo propósito oficial era erradicar la economía informal del tabaco, que se decía, había au-mentado notablemente con la entrada de tropas yanquis a Tampico. )Hemos visto que entre las importaciones se encontraba tabaco y cigarritos.

Hubo en aquellos tiempos numerosas quejas de pueblos de la región, que relataban los métodos violentos de la policía del tabaco, métodos que incluían la arbitraria imposición de multas, confiscación de animales y cosechas, quema de casas y campos, arrestos, golpizas, mutilaciones y otras torturas incluso violaciones y asesinatos.

El Niles’ National Register del 26 de diciembre de 1846 publica información acerca de la ocupación de Tampico y las tropas enviadas al puerto

El vapor Virginia, zarpó del puerto de Brazos hacia Tampico el martes 15 pasado, con el teniente coronel Clarke y seis compañías del regimiento de Alabama, casi 400 hombres entre tropa y mandos. Los vapores Cincinnati

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and y James Cage, zarparon el 16 con el general y su estado mayor. El Sr. Lumsden del periódico Picayune, y la compañía del capitán Shelly's de los voluntarios de Alabama van todos hacia Tampico. El 20 de diciem-bre se embarcan tropas en Brazos Santiago hacia Tampico, con órdenes de ir río arriba, hasta donde sea practicable, para estar listos para trans-portar tropas y medios de subsistencia.

Cuando esta llegue a ti, sin duda habrás oído de la toma de Tampico por nuestras fuerzas navales sin gastar una onza de pólvora. La noticia llega-da aquí, cambiará totalmente el cariz de las cosas; por lo que respecta al grueso de las fuerzas bajo el mando del general Taylor, los almacenes de subsistencia serán cambiados de este punto a Tampico. El vapor Sea, con una porción del 2º de artillería, fue enviado de regreso a Tampico el pasado día 20, con el objetivo de subir río arriba hasta donde sea practi-cable y para estar disponible para transportar tropas y bastimentos hasta las fuentes tan pronto como regrese. Se asegura con mucha confianza por quienes profesan tener conocimientos en la navegación del río, que se puede ascender hasta aproximadamente doscientas millas arriba de Tampico. De comprobarse que esta información es correcta con este ex-perimento, permitirá al gobierno establecer almacenes de provisiones a unas ciento cincuenta millas de San Luis Potosí. La toma de Tampico per-mitiría acelerar grandemente los movimientos del general Taylor, y atacar de inmediato a San Luis Potosí, el punto fuerte de los mexicanos.

Los movimientos aquí ha sido hechos con toda rapidez. Esta mañana a las 9, el vapor Neptune fue despachado a Tampico varias compañías de tropas regulares bajo el mando del coronel Gates, 2º de artillería 16; otros serán embarcados en un par de días. El número total de tropas regulares que zarparon hoy en los vapores Sea y Neptune es de setecientos cin-cuenta.

Se ha publicado ya un edicto contra la entrada en Tampico, de licores o mercancías de cualquier tipo. Aún los habitantes tienen prohibido desem-barcar mercancías allí, a menos que sean solicitadas por el comandante militar del lugar. Las noticias enviadas por el mayor Gardner afirman que Tampico se haya sometido bajo la más estricta Ley Marcial. Las tropas enviadas lo fueron sin la autorización específica de Washington, o cual-quier general en México. Esto es, según entiendo, Una orden personal del oficial al mando en Punta Isabel. Aunque ese regimiento (el 3º de artille-ría) estaba destinado a Monterrey por el general Taylor, seguramente su envío a Tampico contará con su aprobación.

Más adelante, el periódico publica la defensa que se hace de la decisión de Santa Anna de evacuar Tampico

La evacuación de Tampico ordenada por Santa Anna es defendida en México, en base a la imposibilidad de resistir un ataque de naves de guerra, y a que en ese lugar, la fiebre amarilla ataca con intensidad durante ocho meses del año, por lo que los editores de periódicos (mexicanos) predicen se convertirá en la tumba de miles de americanos17, como ocurrió con los invasores españoles.16 El corresponsal iniste en decir que era el 2º de artillería, aunque realmente se trataba del 3º, regimiento co-

mandado por el coronel William Gates17 Así fue; se estima que más de dos mil norteamericanos murieron de diversas enfermedades en Tampico, pero

su muerte no cambió el resultado de la guerra.

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En ese mismo ejemplar se informa que los generales, Zachary Taylor y Gideon Johnson Pillow marchan hacia Victoria

El general Taylor marcharía en columnas los días 8, 9 y 10 de diciembre hacia Victoria con 1,500 hombres. Victoria está equidistante de Monterrey y Tampico, y se suponía que Taylor haría ahí su cuartel general. No se atacará San Luis Potosí, hasta no recibir ordenes del gobierno.

En el London Times del 31 de diciembre se informaba El paquebote John R. Skiddy, su capitán Luce, aportó en Mersey con noticias de Nueva York hasta el 13 del presente. El viaje se hizo en el notable corto tiempo de 16 días.

[…] Las noticias traídas son muy importantes. Las operaciones de las fuerzas americanas fueron principalmente un avance hacia Saltillo, el sitio a Monclova y la guarnición de Tampico, mientras que en México, si he-mos de creer los diferentes y casi increíbles informes de los periódicos americanos, han brotado nuevos desordenes, para postrar aún más al país ante su enemigo.

Las noticias desde Washington alcanzan hasta el día 10 del corriente. Las sesiones del Senado desde la apertura del período el día 7, han estado casi totalmente dedicada a la discusión de asuntos pendientes y a la reso-lución de instruir al Comité militar, investigar si la decisión de premiar con 160 acres de tierra a cada voluntario que sirva durante la guerra. […] Las sesiones en la Cámara de Representantes fueron más interesantes, y una de las discusiones más fuertes fue acerca de la Guerra mexicana el día 9. La iniciativa de resolución del Sr. Davis, pidiendo que el presidente entre-gara copias de todas la órdenes a generales y comodoros relativas al es-tablecimiento de gobiernos civiles en territorios conquistados durante la guerra. El cuestionamiento sobre la adopción de esta resolución vino del Sr. Harolson de Georgia, que presentó una enmienda añadir las palabras “si no es incompatible con el interés público, ya que la develación de co-rrespondencia oficial, podría afectar el interés nacional, al dar posesión al enemigo una visión de los planes adoptados en la prosecución de las hos-tilidades. […] El Sr. Douglass de Illinois… invitó a una investigación com-pleta de la conducta del Ejecutivo. Si por medidas posteriores el Sr. Y la oposición contemplaban el juicio político al presidente, tendrían total liber-tad de hacerlo.

[…] La cuestión bajo discusión fue contestada: la Guerra no era de con-quista sino para forzar la justicia en México.

[…] Otros oradores siguieron… Se cree que este ataque contra el ejecuti-vo es el preludio de otros más virulentos en fechas no lejanas.

Una carta al Picayune de Pensacola, el 7 de diciembre, dice: El capitán Tatnall18 con el vapor Spitfire ha navegado entre 60 y 70 millas río arriba de Tampico y tomado posesión de dos pueblos, en uno de los cuales cap-turó 10 cañones grandes y una considerable cantidad de municiones, reci-bidos de Tampico, cuando los mexicanos se retiraron de esa ciudad.

18 El que junto al Comandante Ingraham firmaron la carta de toma de posesión militar de Tampico.

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En San Luis Potosí, unos 16,000 hombres del el ejército mexicano se es-tán muriendo de hambre. En esa ciudad se enfrentan 4 diferentes faccio-nes.

En el libro Lincoln's rail-splitter: Days and life of Gov. Ri-chard J. Oglesby19, se relata la llegada de regimientos de voluntarios de Illinois a TampicoPara la mayoría de los Illinosianos, demócratas o Whig, el llamado del presi-dente a las armas en 1846, era consistente a su patriotismo y su fe en el des-tino Manifiesto del país. El caso del joven de 22 años, [Richard J.] Oglesby, era una oportunidad de aventura, entrenamiento en liderazgo y de hacer algo de dinero. Inicialmente Illinois fue autorizado a enlistar tres regimientos, pero enlis-tó cuatro, más que cualquier otro estado… Oglesby fue elegido primer teniente bajo el mando del capitán Isaas C. Pogh, veterano de la guerra con los Black Hawk…

En diciembre de 1846 Oglesby y los regimientos 3º y 4º de Illinois estaban en Matamoros bajo el mando del mayor general Robert Patterson. El plan era capturar Victoria, 150 millas al suroeste y continuar hacia el sureste hasta llegar al recién capturado puerto y pueblo de Tampico. Oglesby esperaba fuerte resis-tencia de las tropas del general Antonio López de Santa Anna. Todo se reducía a una certeza, que los mexicanos pelearían, “malditamente fuerte”, escribió a Henry Prather.

El 1o de febrero de 1847, Oglesby reportó a sus hermanas que se encontra-ba en Tampico y gozando de buena salud, después de su marcha de 450 mi-llas desde Matamoros, vía Victoria al frente de su compañía.

La política se mezcla con la guerra; el periódico Washin-gton Fountain del 29 de enero anunciaba: Al editor del Washington Fountain:

Señor—Respetuosamente sometemos a la consideración de la Convención Nacional (para la nominación del candidato) del (partido) Whig y del Pueblo americano, sin importar que a que partido pertenezca, el ilustre nombre del Ma-yor General Zachary Taylor de Luisiana, Héroe del Río Grande, como candida-to para la siguiente presidencia de los Estados Unidos.

Muchos miembros del Senado y la Cámara de Representantes.

Washington, 28 de enero de 1847.

En el diario New Orleans Daily Picayune del 3 de febrero de 1847 se reportabaMurió: el 11 de febrero pasado en el Hospital Militar de Tampico, después de tres días enfermedad por asma, Joseph Stanley, nativo de Albany, Nueva York, de 23 años, cocinero a bordo de la goleta a vapor James Cage.

19 Plummer Mark A., Lincoln's Rail Splitter: Governor Richard J. Ogelsby. (Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 2001. 245 pp.

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En el libro Recollections Of A Virginian In The Mexican, Indian, And Civil Wars del General Dabney Herndon Maury, quien formaba parte del ejército de Taylor se lee20

Se ordenó al General Taylor ocupar Victoria con las fuerzas disponibles, donde Scott se reuniría con él. Nuestra ruta se encontraba a los pies de las montañas de la Sierra Madre, en medio de un hermoso panorama y a través de naranjales y cañaverales, cruzado por frescos y transparentes arroyos que bajaban de las montañas en los que nos bañamos después de nuestras largas y polvorientas marchas. La gente del campo nos pro-porcionaba aves de corral, verduras y frutas y gozamos realmente de esa marcha. En Victoria no nos encontramos con el general Scott, pero se nos unieron tropas provenientes de Camargo. Entre quienes se regresaron a Monterrey con el general Taylor, estaban el coronel Jeff Davis y su famo-so regimiento de rifleros de Mississippi, que tornaría la balanza a favor de Taylor unos meses después, en la famosa batalla de Buena Vista. Con ellos partió también la batería de Bragg.

[…] Por algunos días nos mantuvimos tranquilos en Victoria, donde no ocurrió nada que nos inquietara excepto el robo del caballo del general Taylor, el “Old Whitey”. Inmediatamente después, Taylor arrestó al Alcal-de21 del pueblo y lo mantuvo de rehén hasta que le fuera regresado sano y salvo “Old Whitey” lo que ocurrió al día siguiente.

Fue durante una patrulla uno de nuestros jóvenes oficiales, Richie, egre-sado de West Point, fue lazado y asesinado al transitar por un pueblo me-xicano. Como a todos nos caía bien, se tomó amplia venganza sobre el pueblo aquel.

En Tampico, nos encontramos con el general Scott y unos miles de tropas que se reunían ahí para el ataque a Vera Cruz. En total éramos más de catorce mil de los cuales apenas unos cuantos éramos veteranos. Todos armados con mosquetes de chispa excepto los Rifleros y algunas compa-ñías de artillería.

Las planicies que rodean a Tampico permitían amplio campo para el en-trenamiento y ahí tuvimos, por primera vez, ejercicios de la evolución de la línea ideada por el general Scott. Tan pronto llegaron los transportes con tropas y equipo, toda la fuerza zarpó hacia el punto de encuentro en las afueras de la Isla de Lobos, desde donde zarpamos en dirección de Vera Cruz.

Desde 1846 hasta 1848, el coronel William Gates y su tercer regimiento de artillería se mantuvieron en Tampi-coLas compañías A, C, E, e I del 3er regimiento de artillería del ejército ameri-cano, vieron acción desde el principio de la guerra, en los combates de Palo alto y resaca. 20 Maury General Dabney Herndon, Recollections Of A Virginian In The Mexican, Indian, And Civil Wars, ex-

United States minister to Colombia, Second Edition New York Charles Scribner's Sons 189421 En español en el original.

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Al ser tomado Tampico, las primeras tropas enviadas a ocupar la plaza fue precisamente el 3º de artillería con Gates a la cabeza, llegan a bordo del vapor Neptune el 22 de noviembre, apenas 8 días después de la toma de Tampico, con 450 de tropas regulares, en donde se mantuvo con la compañía D hasta el final de la guerra fungiendo como gobernador militar.

Durante ese período la compañía se vio envuelta en varios hechos de armas en el río Calabozo, en Huejutla y en Tantoyuca que relataremos en su momen-to.

Louis G. De Russy, artillero y coronel del 1er regimiento de voluntarios de Luisiana,

Nacido en Nueva York en 1796, graduado como ingeniero militar en 1814 en West Point, participaría en la guerra de 1812 contra Inglaterra. En 1815 formó parte de la comisión que estableció la frontera norte de EU, de acuerdo al Tra-tado de Gante22. En 1842, dejaría el ejército y se retiraría a Natchitoches como hacendado.

En la Guerra con México, estaría junto al regimiento de Luisiana en Tampico, donde construiría varias fortificaciones y el canal que hoy conocemos como “Canal Americano” entre el Tamesí y el sistema lagunario de Tampico, para traer agua dulce a la ciudad, que carecía de ella. También partició en los com-bates de Río Calabozo y Tantoyuca.

Desde los primeros días de la ocupación de Tampico, ocurrió que varios nor-teamericanos que vivían de antiguo en el puerto, sentaron plaza en los regi-mientos de sus estados de origen. Así vemos que se enrolan como soldados rasos: Charles P Brown, Thomas Mulligan, John O'malley, William A Petty y Thomas Sample, al regimiento de Illinois.

Por esos mismos días se peleaban otras batallas que conformarían la nueva geografía continental, siempre con resultados adversos para las armas mexica-nas:

El 16 de noviembre, las fuerzas yanquis ocupaban Saltillo.

Ese mismo día ocurría la Batalla de Natividad, un rancho en el Valle de Sali-nas, al norte de California, donde 15 californianos atacaron un grupo de 50 in-dios de las fuerzas de Fremont, que arreaban una manda de caballos, intentan-do robarles algunos. Los californianos mataron a tres e hirieron a siete. Al apro-ximarse una fuerza yanqui muy superior, los californianos huyeron al amparo de la noche.

El 6 de diciembre se escenificó la Batalla de San Pascual, probablemente la más conocida ocurrida en California, en la que los californianos estuvieron a punto de vencer y desbaratar a Kearney. Aún hoy en día los historiadores dis-cuten quien la ganó, Kearney o Pico.

El 25 de diciembre se peleó la batalla de El Brazito, en Nuevo México, cuan-do el regimiento de Doniphan fue atacado cerca de El Paso del Norte. Recha-

22 El Tratado de Gante fue firmado el 24 de diciembre de 1814 en Gante (Bélgica, en la actualidad), dio fin a la Guerra de 1812 entre Estados Unidos y el Reino Unido. El tratado restauró las relaciones entre los dos países al status quo ante bellum. Debido a la lentitud de las comunicaciones de la época, tomó varias semanas para que las noticias de la paz llegaran a América, mucho después que terminó la Batalla de Nueva Orleans.

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zado el ataque, los mexicanos fueron atacados en su retirada por indios apa-ches.

El 2 de enero de 1847, un grupo de 101 marinos y voluntarios bajo el mado del capitán Ward Marston ahogó un levantamiento cerca de la Misión de Santa Clara en california.

El 8 de enero de 1847: se peleaba la Batalla del Rio San Gabriel cerca de Los Angeles, California y el 9 era peleada la Batalla de La Mesa.

El 24 de enero: se pelaron la Batallas de Cañada y Mora, en Nuevo México.

El 29 se escenificó la Batalla del Paso del Embudo, en Nuevo México y en

Entre los días 3 y 5 de febrero el Pueblo de Taos, en Nuevo México, fue es-cenario de la última batalla en ese territorio. El 23 se peleó la Batalla de La an-gostura o Buena Vista, como la conocen los yanquis, en la que las tropas mexi-canas derrotaron tácticamente a las fuerzas de Taylor, pero por una decisión incomprensible de Santa Anna, según unos prueba de su traición, y según otros muestra de su ineptitud, abandona lo ganado y el ejército mexicano se retira hacia San Luis Potosí.

Finalmente el 28 de febrero es peleada la Batalla de El Sacramento, con la que Alexander W. Doniphan23 captura Chihuahua.

El 28 de enero, un mes escaso antes de la batalla de La Angostura, Santa Anna desde el Cuartel General en San Luis Potosí, emite una de sus intermina-bles proclamas, en respuesta a los que lo acusaban de traición:

Decía en el tono grandilocuente que lo caracterizaba:

Antonio López de Santa-Anna, General de División, Benemérito de la Pa-tria y Presidente Interino de la República, a los Mexicanos.24

¡Compatriotas! Consiguiente á las solemnes promesas que había hecho desde que volví al seno de la patria en Agosto del año último, decidido enteramente á respetar la voluntad nacional, cualquiera que ella fuese, había dedicado toda mi atención á la defensa del país, á sostener su inde-pendencia amenazada, á restituir á nuestras armas su antiguo brillo, man-cillado con los últimos reveses, y exterminar al enemigo que ha pretendi-do y pretende borrar á México del catálogo de las naciones.

Se queja de quienes lo acusan de inacción:

Se me acusa de apatía y de inacción; se supone que veo con fría indife-rencia los males de la Patria; y aun ha pasado á tanto el exceso de algu-nos, que se han atrevido á presentarme como un traidor á los ojos de todo el mundo. ... ¡oh dolor! ¡Yo que he derramado mi sangre por la Patria, como no lo han hecho sin duda mis calumniadores! ¡Yo que he encaneci-do sirviendo con constancia y lealtad á la Nación! ¡Yo, con honrosas cica-

23 Alexander William Doniphan. Abogado y militar yanqui. En 1838 fue ascendido a General Brigadier en la milicia del estado de Misuri. Capturó al profeta Joseph Smith y otros líderes mormones y los forzó a dejar el estado. Al hacerlo se rehusó a cumplir la orden de ejecutar a Smith. Durante la Guerra Mexicano-Norteamericana en 1846, Doniphan entró al Ejército de los Estados Unidos como Coronel del Primer Regimiento de los Voluntarios Montados de Misuri. Sus hombres ganaron las batallas de El Brazito el 25 de diciembre de 1846 (en las afueras de la actual ciudad de El Paso, Texas) y de Sacramento, por la que capturó la ciudad de Chihuahua.

24 López de Santa-Anna, elegido el 6 de Diciembre de 1846 por el Congreso, como Presidente Interino, tomó el mando del Ejército, y dejó en el ejercicio del Poder Ejecutivo, de nueva cuenta como varias ocasiones anterio-res, al Vicepresidente Gómez Farías, del 24 de dicho mes, al 21 de Marzo de 1847.

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trices y mutilado en el campo de batalla! Yo. ... Faltábame este ultraje, y ya se me infiere.

Hace una velada acusación a quienes en 1845 lo expulsaron del poder y del país y se regodeaba con el “triunfo” de Tampico en 1829:

Poco tiempo había transcurrido desde mi ausencia de la República, cuan-do nuestros pérfidos vecinos creyeron llegado el momento de consumar sus antiguos inicuos proyectos, arrebatándonos por la fuerza el fértil y vasto territorio, de Texas.

Luego presume de su capacidad para organizar ejércitos.

Á mi llegada á esta capital no era el Ejército lo que es hoy, según se com-prenderá por mi relato: desde entonces se ha aumentado en más de tres cuartas partes de su fuerza. Yo no encontró aquí, ni había en otro punto, depósito de hombres, caballos, ni vestuario: me fue forzoso empezar des-de traer la fuerza de los Estados y llenar los cuadros. El soldado no se improvisa, y todo el mundo sabe que la Ordenanza exige cuatro meses lo menos de instrucción, para que pueda hacer el servicio ordinario de una plaza en tiempo de paz.

Más adelante se queja de que no hay dinero y que tuvo que ponerlo de su bolsillo:

No hay en esto, conciudadanos, exageración; yo invoco el testimonio de las autoridades dé este Estado, y el de los habitantes todos de San Luis Potosí: desde el 25 del pasado Diciembre apenas sé ha podido socorrer á la tropa con dos días de paga que más habría servido para cubrir compro-misos pasados, que para satisfacer las necesidades presentes. De 400,000 pesos que importó el presupuesto mensual, no se recibieron de México en todo Diciembre más de $175,000 y nada por el presente mes: y para ayudar á cubrir en parte las urgencias, tuve que empeñar mi crédito personal por la cantidad de veinte mil que se me prestaron con hipoteca de mis bienes, los que fueron luego remitidos á la división de observación situada en Tula. ¿Puede emprender en medio de tanta miseria el Ejército algún movimiento?

Finaliza diciendo, yo no quería venir, ustedes me llamaron y si quieren me voy:

Por lo que á mí toca, repetiré por última vez, mexicanos, que tengo pre-sente, que la; Nación me llamó para defenderla en la presente lucha, para libertarla y restituirla su honor y gloria, ó para perecer con ella: esto es cuanto deseo, y no quiero ni pretendo más.

Yo me retiraré, si se cree útil, no á reasumir el poder que se me ha confe-rido hace bien pocos días, pues ya he dicho más de una vez, y pública-mente, que no apetezco mas empleos ni otros honores que el de salvar á mi patria en la actual guerra con los Estados Unidos, y que logrado que sea, me retiraré al hogar doméstico, de donde no habrá poder humano que me arranque para volver á la vida pública: me retiraré al seno de mi familia á disfrutar de algún reposo, después de una existencia tan azarosa y agitada como lo ha sido la mía. Y si todavía no se juzgase bastante esa mi abnegación, si mi presencia en el suelo que me vio nacer se estima peligrosa, iré á buscar en tierra extranjera un asilo para mis últimos días,

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desde donde haré sin cesar votos por la felicidad y engrandecimiento de mi patria.

El 27 de febrero fue el turno de Valentín Gómez Farías para hablar ante el levantamiento de “los polkos”:

El Vicepresidente de los Estados Unidos Mejicanos, a sus habitantes.

En los momentos más críticos para la Patria, cuando en el campo de ba-talla se juega la independencia de México, y cuando en Veracruz está para estallar el cañón del enemigo, atacando aquella plaza, que bien pue-de llamarse la llave que abre las puertas de la Capital, entonces se ha venido á trastornar el orden público, frente á frente de los Poderes de la Nación, impidiendo con tan singular osadía preparar la defensa de los más caros derechos de un pueblo libre.

¿Qué se quiere, mexicanos? Preguntad á esos rebeldes que han alzado el estandarte de la revolución, cuáles son los motivos que los impelen á clavar en el seno de la República el envenenado puñal de la muerte y de la ignominia, y ellos os responderán, como han asegurado en el Art. 19 de su plan fratricida, que los Poderes Legislativo y Ejecutivo desmerecieron la confianza de la Nación. ¿Quién autoriza á los revoltosos para constituir-se en reguladores nuevamente del país?

[…] ¿Será posible que esta sea la primera campaña de la milicia cívica, creada especialmente para respetar y sostener la voluntad del pueblo? El Gobierno había mandado á una parte de la Guardia pronunciada que mar-chara al frente del invasor; y por no sufrir las privaciones y peligros de la guerra, con mengua y oprobio de la institución más popular, ha volteado contra sus hermanos, los defensores de las leyes y la libertad, las armas, que debieran emplearse en sostener la nacionalidad del país. Decid, me-xicanos, si tal conducta no os llena, como á mí, de una justa indignación.

¡Mejicanos! La salvación del país consiste en conservar intacta la Consti-tución firmada nuevamente por los escogidos del pueblo; cualquiera varia-ción la hiere de muerte; acatemos, pues, el pacto fundamental, y la Patria se salvará. Así os lo asegura vuestro conciudadano y amigo.- Valentín Gómez Farías.

Scott y el futuro General Lee llegan a TampicoEl 15 de febrero, Scott izó su rojo gallardete y encabezó la navegación con rumbo a Tampico, donde unos seis mil soldados esperaban por transportes.-Tres días después el convoy estaba frente a la bocana del Pánuco. Visto desde el río, Tampico debe haber inflamado la imaginación de Lee y otros soldados. Se erige en la ladera de una loma que se eleva sobre la margen derecha del río. Una amplia y bien pavimentada plaza del mercado se encuentra entre el muelle y las casas rojo y blanco de los ciudadanos principales. Pero Tampico, como tantas otras ciudades presenta su mejor cara a los vistantes. Sus calle-juelas y suburbios, contenían horribles hileras de lúgubres casuchas, que dan refugio profundamente hundidos en la pobreza.

La mañana del 19 de febrero, Lee desembarcó entre el séquito del general Scott, cuyo conocido amor por la pompa y la gala sería complacido al máximo

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ese día por los regimientos que lo esperaban en Tampico. Se había pagado a las tropas el 18 de ahí que su buen humor contribuía al ambiente festivo. Con-forme se acercaban Scott y su séquito, Lee pudo ver la margen del río cubierta de soldados, mientras la artillería pesada rugía su saludo. Al desembarcar en la parte baja de la plaza del mercado, la artillería fue alineada, y multitud de sol-dados de infantería mantenían la multitud de mexicanos que querían ver al jefe de los odiados “Llanquies” (sic) mientras los tampiqueños de pro, imitaban a los Yankees. Cuando Scott pisó tierra, la banda de la Isla del Gobernador atacó una melodía, y los altos oficiales que ya se hallaban en Tampico, avanzaron para darle la bienvenida. Llevaban una montura lista para Scott, pero el general declinó cablagar. Distinguiéndose por su gran estatura sobre la de los más al-tos de su escolta y séquito, avanzó a través de la plaza y las calles que lo lleva-ban a las habitaciones que habían sido preparadas para él. Todo mundo en Tampico parecía estarlo viendo desde las ventanas de las casas y desde las aceras.

Pronto Scott se encontraba inmerso en reunions con los comandantes, por lo que Lee tuvo tiempo de hacer turismo por el pueblo, acompañado por el mayor Smith, probaron el famoso chocolate mexicano. Pronto se encontró con anti-guos conocidos, entre ellos, el teniente William Barry, a quien conoció en los estrechos de Nueva York25. Como buen amante de los animales, Lee se mantu-vo pendiente de los caballos y burros y consiguió un corcel para dar un vistazo a las fortificaciones.

El 20 de febrero Lee zarpó hacia el sur con Scott a bordo del Massachusetts. Su destino, la isla de Lobos, punto de reunión de la flota setenta millas al sur de Tampico.

El Massachusetts arribó a las afueras de Lobos el 21 de febrero, pero nopu-do descargar a sus pasajeros por el mal tiempo. El lugar tenía una pariencia tan desolada, que la demora para desembarcar solo fue desgradable para quie-nes sufrían de mareo. Lobos apenas se elevaba unos pies por encima de la superficie del mar, que lo golpeaba con intenso oleaje. El paisaje era hinóspito y estéril, excpeto donde había unos atrofiados arbustos que en su mayoría, habían sido segados por los seis regimientos de tropas que habían desmbarca-do y acampado, para prevenir la propagación de la viruela que había brotado en uno de los barcos.

El máximo dirigente militar de los Confederados, Robert E. Lee, después estar en Tampico, escribía a sus hijos el 27 de febrero de 1847 Buque Massachusetts, a las afueras de Lobos:Mis queridos hijos:He recibido sus cartas con gran placer y, como siempre me gusta charlar con los dos, no los separaré en mis cartas, sino que les escribiré a los dos.

[…] Sabrán, por la carta que escribí a su abuela, que he estado en Tampico. Ahí vi muchas cosas que me los recordó a ustedes, aunque ello no era necesa-rio para hacerme desear que estuvieran allí conmigo. El río es tan tranquilo y

25 Estrecho que separa la isla de Staten y Brooklyn en la ciudad de Nueva. Conecta la parte alta de la baja de la bahía de Nueva York y forma el canal principal por el que el río Hudson desemboca en el Oceáno Atlántico. Considerado desde hace tiempo como la puerta de entrada marítima a Nueva York.

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hermoso y hay niños jugando en él en lanchas y bañando sus caballos. De pronto se encuentra uno con grupos de burros transportando agua por las ca-lles. Cargan una especie de silla, algo así como una silla de carruaje que carga dos barriles de diez galones a cada lado, lo que es mucha carga para un burro. No usan bridas ni reatas, pero van en fila hasta el río y tan pronto vuielven a ser cargados reinician su camino. Esos burros están mucho más gordos y aci-calados que cualquiera que haya visto jamás y parecen ser muy bien tratados. También vi un gran número de caballos. Son más grandes que los que vemos allá pero se ven menos resistentes. Conseguí uno para recorrer las fortificacio-nes. Tenía freno y silla mexicanos, y era magnífico al paso pero, cada vez que mi espada golpeaba su flanco, saltaba y trataba de galopar.

Algunos han sido domados para servir como bestias de tiro, y he visto algu-nos vagones tirados por cuatro de ellos muy bien al trote.

Tuvimos un gran desfile el día que llegó el general Scott. Las tropas se for-maron en la orilla del río y se dipararon salvas en su honor cuando él pasaba enfrente de cada destacamento. El general desembarcó en (la plza) del merca-do, en donde se habían formado en línea centinelas para detener la muche-dumbre. En el sitio del desembarco, se formó una fila de artillería alrededor del general y lo escoltó por las calles hasta sus habitaciones. Se prepare para él un hermoso caballo gris, ricamente enjaezado, pero prefirió caminar a pie y un dragón llevó el corcel detrás de nosotros. A lo largo de las calles, las ventanas estaban llenas de gente y niños y niñas se divirtieron de lo lindo, con la banda de la Isla del Gobernador tocando todo el tiempo.

Había seis mil soldados en Tampico. El Sr. Barry era el encargado de la es-colta. Creo ustedes hubieran gozado conmigo las naranjas y los camotes. El mayor Smith se convirtió tan adicto al chocolate que me costaba trabajo sacarlo de la casa. Solo estuvimos un día más en Tampico. […]

Orden General desde el Cuartel General del Ejército de los EU en Tampico El primer uso documentado del procedimiento denominado comisión militar por el Ejército de los EE.UU. ocurrió en México en 1847. El Ejército de los EE.UU. ocupó grandes extensiones del territorio mexicano que carecían la infraestruc-tura judicial civil para juzgar casos que no caían bajo el ámbito de los Artículos de Guerra. Ese año, el general Scott emitió la Orden General Nro. 20, que per-mitía que ciertas infracciones enumeradas cometidas por mexicanos y otros civiles quienes se hallaban fuera de la jurisdicción de los Artículos de Guerra de 1806, sean juzgados por comisiones militares. Más aún a, las comisiones mili-tares les fueron otorgadas jurisdicción para enjuiciar a personal del Ejército de los Estados Unidos por ciertas infracciones que no caían bajo el ámbito de los Artículos de Guerra.

Se llevaron a cabo unas 29 comisiones militares, algunas de las cuales en-juiciaron a varios acusados. Aunque a veces mencionados como ejemplos de comisiones militares, los juicios de los integrantes del batallón de San Patricio, una unidad compuesta principalmente por soldados irlandeses católicos que combatieron a lado de los mexicanos, fueron en realidad enjuiciados por una corte marcial acusados de deserción del Ejército de los EE.UU.

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Además, el general Scott ordenó la creación de consejos de guerra, que eran parecidos a las comisiones militares pero que enjuiciaban violaciones a las leyes de la guerra. Muy pocos casos fueron juzgados de esta forma.

El general Scott emitió la Orden General 20, proclamando la Ley Marcial en Tampico, ya que no existía otro mecanismo para encontrar castigos legalmente aceptables para esos delitos, ya que por una extraña omisión del Congreso yanqui, los soldados actuando en el exterior de su país no tenían otra ley que la Constitución de EU, que obviamente no permitía a ninguna corte juzgar y casti-gar delitos como el robo, el asesinato y la violación, sin importar quien los co-mete ni en contra de quien eran cometidos.

Para suprimir esos delitos es que emitió la orden general 20, en espera que el Congreso se dignara legislar al respecto.

Muchas de las órdenes generales expedidas por los oficiales del ejército ameri-cano en México, se basan en esa orden general número 20. A esta clase perte-nece la orden que copiamos a continuación, dada por el coronel Gates en Tam-pico el 29 de noviembre de 1847:

Como los guerrilleros o enemigos armados han recibido órdenes de robar a todas las personas que se dediquen a la actividad legal de comerciar con los habitantes de este pueblo, se han dado instrucciones a todos los oficiales del ejército y la marina de los Estados Unidos en esta región, de que capturen o maten a toda persona que encuentren dedicada a trastor-nar en esa forma la paz de la comunidad.

Tampico estaba ocupado por el ejército invasor. El que los mexicanos abas-tecieran esa plaza ocupada por el enemigo con provisiones y artículos necesa-rios para la vida, tendría que considerarse realmente censurable, ya que signifi-ca dar ayuda y protección al enemigo. Las guerrillas o milicia armada tenían, por lo tanto, el perfecto derecho, según las leyes de la guerra, de apoderarse de todos los abastecimientos destinados al enemigo y confiscarlos. Proceder así era obrar exactamente como lo hicieron siempre los americanos en su gue-rra de independencia, cuando sus ciudades estaban ocupadas por el invasor.

El 15 de marzo de 1847 el Tampico Sentinel26 Un ejemplar del periódico Tampico Sentinel, que se encuentra en la colección Beinecke de la Biblioteca de la Universidad de Yale, anuncia la muerte en Tam-pico, del capitán Achilles Morris de la compañía D, del 4º Regimiento de los voluntarios de Illinois, de alrededor de 50 años de edad. Fue enterrado con ho-nores militares.

Y el ejemplar del 19 de marzo, reportaba El (Tampico) Sentinel del 3 del presente mes, proporciona la siguiente lista de muertes en el Hospital Militar de Tampico: Soldado Morse, compañía D, 2º de artillería, el 1º de febrero; soldado Morgan, compañía D, 3º de artillería, 3 de febrero; soldado Buswell, compañía D, 2º de artillería, 6 de febrero; soldado

26 Tampico sentinel. Published: Tampico (Mexico), J.R. Marks. Mexican newspapers--Mexico--TampicoYale Li-brary Catalog LOCATION: CALL NUMBER: STATUS: BEINECKE Folio AN61 T15 T158

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Daly, 7º de infantería, 6 de febrero; soldado McGarvey, 4º de voluntarios de Illinois, 9 de febrero; soldado Jas. McBriety, compañía B 1º de artillería, 10 de febrero; soldado McDavitt, compañía B 2º de artillería, 13 de febrero; Moffit, empleado del servicio de intendencia, 14 de febrero; soldado Belford, 4º de vo-luntarios de Illinois, 14 de febrero; soldado Hawkins, compañía A 4º de artille-ría, 23 de febrero; sargento Chas. Womo, 1º regimiento de voluntarios de Lui-siana, 25 de febrero; soldado Lynard, 2º de Tennessee, 28 de febrero

Vera Cruz es sitiado y tomado por los yanquisEntre las unidades a las que se ordenó unirse a las fuerzas de Scott, se en-contraba la reorganizada división del Mayor General Robert Patterson que ocu-paba Victoria. La marcha a la costa tomó diez días. En comparación con los regulares, los voluntarios eran un montón desordenado. Devastaban el país a su paso, robando gallinas y ganado, matando a los habitantes que se les resis-tían y a veces, violando a las mujeres. Como excusa a sus depredaciones, los voluntarios aseguraban que soldados americanos habían sido asesinados y mutilados por los guerrilleros mexicanos. Los voluntarios eran castigados si eran sorprendidos in fraganti, pero la mayoría de sus crímenes no eran descu-biertos. Scott, disgustado, escribió al Secretario de Guerra William L. Marcy: realmente sería poco cristiano y cruel dejar libre sobre cualquier pueblo, aún sobre el más salvaje, semejante grupo de desenfrenados piratas, etc. etc. Eventualmente Scott tuvo que ordenar la ley marcial en Tampico para controlar la situación.

[…] Cuatro brigadas al mando de los generales Twiggs, Pillow, shields y quit-man, debían embarcar en Tampico entre el 20 y el 21 de febrero.

La escena en Tampico y sus alrededores estaba cargada de entusiasmo y expectativas… El general Scott zarpó de Tampico el 20 de febrero en dirección de la isla de Lobos, a unas sesenta millas al sur y a 130 de Vera Cruz. Ahí la flota americana se reunía para el ataque a Vera Cruz…

[…] El 2 de marzo Scott y su ejército zarparon hacia Vera Cruz…

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[…] Para el 6 de marzo, el ejército se encontraba a bordo de 30 navíos fren-te a Antón Lizardo, el punto de reunión, a unas catorce millas al sureste de Vera Cruz. Después de dos días empleados en reconocimientos, la invasión se inició a las dos y media de la tarde del 9 de marzo después de navegar unas nueve millas, fondeó Conner sus buques y comenzó el desembarco en botes, entre Collado y Mocambo, protegidas por tres vapores y cinco goletas. Los americanos sólo encontraron dunas barridas por el viento, sin una sola huella. La caballería de la guardia nacional no pudo impedirlo, por no disponer de fuer-zas necesarias.

La fuerza yanqui pasaba de 13,000 hombres, en tanto que los defensores sólo llegaban a 4,930. El estado de la plaza era deplorable, numerosas piezas estaban desmontadas, las fortificaciones deterioradas y escasos los recursos.

En los nueve o diez meses de bloqueo por la escuadra de los Estados Uni-dos, se había paralizado el comercio del puerto; por tanto las entradas al erario federal no eran suficientes para atender las necesidades de la guarnición, que además nada podía recibir de México y menos del gobierno del estado.

Los mexicanos habían abandonado la defensa de las playas. Los soldados yanquis desembarcaron sin sufrir una sola herida. Las brigadas encabezadas por los generales Pillow, Quitman y Shields empezaron a rodear Vera Cruz, para sitiar la ciudad. Después de unos días de sitio se inició el bombardeo ma-sivo del puerto.

El 22 de marzo, el enemigo rompió fuego, que contestó Ulúa y los baluartes Santa Bárbara y San Fernando.

La situación de la ciudad de Veracruz era desesperada y el general Morales pidió auxilio a México; el Secretario de la Guerra le contestó que no podía ayu-dar a Veracruz “ni con un hombre, ni con un peso”.

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El 22 de marzo; Scott pidió la rendición de la Plaza, y advirtió que de no ren-dirse, haría fuego sobre la ciudad. Los defensores se opusieron a la rendición. En consecuencia, comenzó el mortífero cañoneo sobre la ciudad y la fortaleza de Ulúa. Este bombardeo se prolongó durante los días del 23 al 28. Los cónsu-les de algunas naciones extranjeras pidieron a Scott que suspendiera el fuego mientras se sacaba de la ciudad a los heridos, a los niños, a las mujeres y a los ancianos; Scott se negó a ello y advirtió que dispararía sus cañones sobre los que emprendieran la salida. Se acabaron los víveres y las municiones, la situa-ción se hacía angustiosa.

El general Morales se obstinaba en seguir esa lucha desigual; pero com-prendió que todo estaba perdido. Entregó el mando de las fuerzas al general Landero. En Junta de Generales decidieron capitular y el día 29, las tropas me-xicanas saludaban al pabellón nacional, que era arriado de Ulúa. Poco después fue izado el de las barras y las estrellas. Los mexicanos entregaron formalmen-te la ciudad.

En un libro de texto veracruzano podemos leer: “El significativo comporta-miento de los defensores de la Plaza mereció el respeto y consideración de los vencedores, quienes les tributaron honores militares, cuando, formados, salie-ron de la ciudad.”

En la defensa de Veracruz, muchos fueron los hechos sobresalientes, sin embargo, uno de los más notables fue el escenificado por el joven Sebastián Holzinger, quien estuvo en la defensa del baluarte de Santa Bárbara27.

27 Sebastián Holzinger estuvo al mando del baluarte Santa Bárbara. El fuego de su batería sólo se suspendía cuando faltaban municiones que, personalmente, iba a recoger a los demás baluartes. Como una bala del enemigo rompiera la driza de la bandera, haciéndola caer, Holzinger subió al merlón para atarla de nuevo, cuando una segunda bala arrancó el merlón y con él rodó éste dentro del baluarte, rápidamente se levantó el

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Después, el General Scott, preparó su marcha hacia la ciudad de México desde Vera Cruz, siguiendo la misma ruta que caminó Hernán Cortés trescien-tos años antes.

El batallón de policía militar Número 372El batallón de infantería de voluntarios de Maryland organizado para el servicio federal en Washington el día 30 de mayo de 1846; cesó su servicio un año des-pués sin haber salido de Tampico.

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valeroso marino y prendió nuevamente la bandera en el asta manteniéndola extendida el subteniente de la Guardia Nacional, Francisco A. Vélez, que apenas contaba con 16 años de edad, bajo el fuego enemigo.

El referido baluarte silenció repetidas veces las baterías enemigas desmontándole algunas piezas, al grado de que el eficiente desempeño de Holzinger fue elogiado pocos días después los oficiales de Scott, que preguntaban si el baluarte Santa Bárbara estaba servido por artilleros extranjeros.

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