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El componente lexicográfico
en los libros de estilo de Canal Sur (1991, 2004)
(I): los repertorios de dudas y errores
Raúl Díaz Rosales
UNIVERSIDAD DE HUELVA
Resumen Este artículo estudia los repertorios le-xicográficos de errores comunes y dudas frecuentes de las dos ediciones del libro de estilo de Canal Sur, radiotelevisión pública andaluza. La comparación mues-tra diferencias esenciales en la cons-trucción de una guía de usos lingüísticos para periodistas. Abstract This paper focuses on the léxico-graphical repertories of common mis-takes and frequent doubts in the two editions of the style book of Canal Sur, andalusian public radio and television. Comparison shows us essential differen-ces in the construction of a guide of linguistic uses for journalists.
Palabras clave Libro de estilo
Canal Sur Lexicografía
Key words Style book Canal Sur
Lexicography
AnMal Electrónica 45 (2018) ISSN 1697-4239
INTRODUCCIÓN: LENGUA Y LIBROS DE ESTILO ESPAÑOLES
Los libros de estilo periodísticos han de considerarse como una doble carto-
grafía para el profesional: orientaciones sobre la praxis del oficio (incluido el código
deontológico), al tiempo que compendios de asesoría lingüística que garantizan la
calidad textual. Su valor en lo relativo a este segundo aspecto ha sido ampliamente
recalcado: Gómez Font (2000b) y Rojas Torrijos (2011), entre otros autores, los seña-
lan como las auténticas guías que marcan el uso del español, especialmente por su
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capacidad para dar una respuesta inmediata a las necesidades imperiosas de un uso
lingüístico cambiante. Aunque la tecnología ha propiciado mayor velocidad en la
transmisión al público de los cambios en obras como el diccionario académico (con
las indicaciones de artículos enmendados o suprimidos, primero, y la actualización
anual en el mes de diciembre, a partir de 2017), el libro de estilo queda libre del
yugo del consenso público y de la responsabilidad ante la canonización de usos que
rigen las publicaciones académicas, pudiendo solventar con rapidez los temas de
mayor actualidad1. Esto hace que, en ocasiones, trascienda las fronteras del propio
medio para ser una publicación de interés general, comercializada y no limitada, por
tanto, a los trabajadores (aunque no siempre ocurra así: la COPE, por ejemplo,
distribuyó su libro de estilo solo entre sus trabajadores).
En las últimas décadas se ha cultivado este género hasta conformar hoy una
nómina considerable2. Sobre su estructura, Fernández Beaumont (1987) señala dos
tipos de obras: aquellas que, en ordenación alfabética, recogen normas gramaticales
1 El carácter dinámico se refleja, asimismo, en la propia concepción que los responsables
tienen de la obra: «Es un manual abierto […] a la evolución del propio proceso [el de
elaboración de información], a las nuevas tendencias y fórmulas de trabajo que se vayan
implementando y a la siempre cambiante realidad de los medios de comunicación» (CS1: 23),
según afirma Sánchez Apellániz-García, coordinadora de CS1.
2 Cfr. los corpus que proporcionan Gómez Font (2000a), con cincuenta y cuatro obras listadas,
y Rojas Torrijos (2011), que comenta más de un centenar. La atención hacia este tipo de
repertorio no ha sido excesiva. La colectánea coordinada por Alcoba (2009), la primera
dedicada exclusivamente a los libros de estilo en español, estudia un catálogo reducido de
libros y manuales de estilo de diferentes medios escritos y audiovisuales, por lo que respecta
al ámbito periodístico (todos ellos peninsulares), a través de diferentes aproximaciones, entre
las que destaca, respecto al tratamiento del léxico, la de Alcoba y Freixas (2009) que aborda
el Manual de español urgente de la Agencia EFE (2006, 17.ª ed.). La obra ya mencionada de
Rojas Torrijos (2011) presenta un ilustrativo panorama de las obras creadas por medios de
comunicación hispanohablantes. Más interesante para el aspecto que tratan estas páginas es
la obra coordinada por Fernández Martínez y Blanco Alfonso (2008), donde se asedian simili-
tudes y divergencias entre estos tipos de obras. Pese a cierta caducidad en los contenidos
tratados (fundamental en los libros de estilo es la actualización), la obra de Fernández
Beaumont (1987) enriquece la visión panorámica abordando obras de otros países e idiomas
(siempre con la premisa del prestigio de las publicaciones abordadas: The New York, Times,
The Washington Post, The Times, Neue Zürcher Zeitung o el Jornal do Brasil, entre otras).
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y de uso correcto del idioma y solventan dudas concretas sobre palabras o expre-
siones, y, en segundo lugar, organizan los contenidos por materias. Gómez Font (en
Rojas Torrijos 2011) propone una división que supera la dicotomía manual/libro para
clasificar todas estas guías de estilo en tres tipos de destinatario: medio de
comunicación (la mayoría); empresa (casi siempre editoriales), universidad y organis-
mo de la Administración, y, por último, el grupo en el que recoger todos los que
escapan a anteriores definiciones. Rojas Torrijos (2011), por su parte, articula su
estudio en función de distintos parámetros: medios de comunicación que los elaboran
y contenidos, distinguiendo obras dedicadas a establecer criterios lingüísticos y
aquellas centradas en el código deontológico del medio.
Entre los materiales que suelen recoger estas obras, Fernández Beaumont
indica que «casi todos los libros de estilo incluyen un diccionario de términos dudosos
y de correcta utilización del lenguaje» (1987: 51). Efectivamente, los diccionarios,
entendido este término en un sentido amplio, son una constante en los libros de
estilo, con diferentes denominaciones: por ejemplo, «Diccionario de dudas», «Glo-
sario jurídico» y «Siglas y acrónimos» en CS2; «Léxico deportivo común», «Léxico por
deportes», «Léxico de dudas» y «Vocabulario especializado» (con «Léxico médico» y
«Léxico jurídico-económico-administrativo»), en Marca. Libro de estilo; o «Diccio-
nario auxiliar del redactor» y «Diccionario de términos técnicos usados en televisión»
en el Libro de estilo de Telemadrid, que dispone en otros listados alfabéticos
información que puede aparecer, en otras obras, dentro del glosario común3. Esta
preocupación por el léxico es fundamental en la constitución del propio libro de
estilo, que, entre sus objetivos, se propone «satisfacer dudas sobre el léxico y su
adecuación al uso más extendido y prestigioso» (Alcoba y Freixas 2009: 45).
Parece clara la importancia del contenido lexicográfico de estas obras que, sin
embargo, no ha desarrollado una crítica extensa dado su carácter híbrido, más allá
del volumen colectáneo sobre este aspecto: Diccionarios y libros de estilo (Fernán-
3 Así en la Parte III encontramos un apartado independiente para siglas y abreviaturas (como
ocurre con el libro de estilo de El País), pero también se recogen en apartados indepen-
dientes dudas ortográficas según la escritura de ciertas grafías (ll/y, s/z, entre otros) o el
cambio de acento, y secciones para gentilicios (tres en concreto: extranjeros, de la comu-
nidad de Madrid, y los menos conocidos de España). Completa este contenido un apartado
para medidas, tablas de conversión y equivalencias, considerado de interés en diccionarios
(Hartmann y James 1998, entre otros autores).
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dez Martínez y Blanco Alfonso 2008). En esta misma obra, Carriazo Ruiz (2008)
remarca la vinculación de libro de estilo y diccionario de lengua, codificador y
normativo dada la común «preocupación por el correcto uso de la lengua y la preser-
vación de la comunicabilidad» (2008: 219). Pero, en estudios lexicográficos, este tipo
de textos adolece de un tratamiento sistemático. Estas páginas intentan contribuir al
estudio de textos que, por su carácter híbrido, parecen haber caído en tierra de
nadie, lejanos a un interés lingüístico parcial, en el caso de estudios periodísticos, y
poco adecuados, por su heterodoxia, para la metalexicografía.
Empecemos por la definición del objeto de estudio: el componente lexico-
gráfico de los libros de estilo. La premisa es clara: «[T]he dictionary user is shown to
play a central role in the planning process» (Atkins y Rundell 2008: 17); la cuestión
gana en complejidad por el carácter anteriormente enunciado del libro de estilo
como verdadera guía del lenguaje: ¿hemos de identificar las necesidades específicas
de periodistas con las de usuarios alejados de los medios de comunicación? La
inclusión de un apartado para siglas como elemento común en algunos libros de estilo
los aleja de los diccionarios de lengua usuales, que no las recogen, pero no hay
uniformidad en este tratamiento (así, Cadena SER 2017, entre otros volúmenes, pres-
cinde de este apartado). Si se clasifican como diccionarios de dudas, no es estric-
tamente una cuestión lingüística la que resuelven: algunos de sus contenidos, más
propios de un diccionario enciclopédico, impiden una adscripción tajante a la cate-
goría de diccionario de lengua. De manera formal, ni su macroestructura ni su micro-
estructura pretenden ajustarse a un modelo lexicográfico, sino que presentan la
información de la manera que consideran más clara. En suma, un libro de estilo no
puede entenderse sin considerar su carácter híbrido: diccionario enciclopédico abre-
viado, selectivo… y con una eventual dirección editorial, que puede servir de filtro
para el público potencial4. Siguiendo la clasificación propuesta por Atkins y Rundell
(2008) para definir los usuarios de las obras lexicográficas, ni el tipo de uso ni las
capacidades que se presuponen a ambos grupos de usuarios (periodistas y lector
4 La entrada relativa a Gibraltar en las distintas ediciones del Libro de estilo de El País
supone un posicionamiento respecto al conflicto territorial. Mucho más claro es el ejemplo de
las «Cien propuestas para la regeneración de España» (El Mundo 1996: 129-161).
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común) ayudan a considerar esta obra de consulta referente para solucionar las
dudas generales5.
La clasificación de Porto Dapena induce a considerarlo un diccionario norma-
tivo, preceptivo o prescriptivo, aquel que «tiene por objeto establecer una pauta o
modelo léxico», obra que
presenta, pues, un uso ideal, generalmente condicionado por prejuicios puristas,
tomado como modelo de corrección, no dando, por supuesto, cabida a ciertos vo-
cablos y usos realmente existentes, pero que, a juicio del lexicógrafo, son in-
correctos, censurables e inapropiados (2002: 67).
Este estudioso recoge dos subtipos: los diccionarios de dudas, de dificultades o
incorrecciones, que indican usos incorrectos o unidades léxicas que presentan algún
problema en el uso respecto a la semántica, la fonética, la ortografía, la gramática
(el referente es la conocida obra del insigne lexicógrafo Manuel Seco) y los diccio-
narios de estilo (que ofrecen indicaciones sobre el uso correcto de palabras, sintaxis
o expresiones).
Si nos atenemos a la propuesta taxonómica de Martínez de Sousa (2009), de-
bemos pensar que, por lo general, los componentes lexicográficos más extendidos
son diccionarios selectivos normativos (criterio léxico), de dudas (criterio termino-
lógico), breves (extensión y formato) con variantes en la publicación (puede comer-
cializarse, como el de El País o el grupo Vocento, o bien ser de circulación interna,
como el de la Cope; puede estar en papel, como el del Abc o El Mundo, o solo en
formato digital, como el de La Voz de Galicia).
Abarcar las necesidades del lector ideal (el periodista) obliga a asumir infor-
maciones de diccionarios ortoépicos (la pronunciación es fundamental en libros de
estilo de radios y televisiones), ortográficos, enciclopédicos, de dudas, de dificul-
5 La comercialización de los libros de estilo (así, ediciones de medios como Abc, El Mundo o El
País) lleva implícita esa búsqueda de un lector no especializado. En el caso de El País,
además, se asume abiertamente esa posible guía (lingüística, entre otras) más allá del ámbito
periodístico: desde el tibio «puede ser de alguna utilidad en las facultades de Ciencias de la
Información y en los centros de preparación de profesionales y de investigación sobre la
prensa» (El País 1980: 8) hasta el rotundo «el tradicional éxito de ventas del Libro de estilo
de EL PAÍS indica que muchos otros colectivos y personas ajenas al oficio han hecho buen uso
de él, o al menos han mostrado un interés en las propuestas que contiene» (El País 2014).
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tades, de siglas, de acrónimos de solecismos, de estilo, de sinónimos… Y parece que
la clasificación como diccionario de dudas es, dentro de la terminología de Martínez
de Sousa, la más conveniente: «Diccionario que registra voces que encierran o su-
ponen vacilaciones individuales relacionadas con aspectos de grafía, pronunciación,
construcción y régimen, género, plural, etcétera, en relación con las palabras y
construcciones de una lengua» (2009: 83)6, aunque comparte rasgos con los diccio-
narios de estilo, «cuya misión es dar indicaciones para el uso correcto de palabras,
sintaxis, expresiones, etc.» (Porto Dapena 2002: 67). La autonomía del libro de estilo
como género independiente la confirma, como se ha indicado más arriba, la inclusión
de cuestiones que rebasan ámbitos lingüísticos.
LOS LIBROS DE ESTILO DE CANAL SUR
Los manuales estudiados en estas páginas son los desarrollados por Canal Sur
(Canal Sur Radio y Televisión, RTVA en sus siglas), la institución pública de radiote-
levisión andaluza7, para el tratamiento de la información que ofrecen.
Dos formulaciones ha tenido el libro de estilo. La primera fue publicada en
1991 (se citará como CS1). Constaba de diversos textos introductorios: «Prólogo» de
6 Esta denominación es más funcional (didáctica) que acertada: «La denominación no es muy
adecuada, puesto que todos los diccionarios están hechos para resolver dudas» (Porto Da-
pena 2002: 67, n. 37).
7 La primera emisión del ente fue Canal Sur Radio (1988). Un año después, el 28 de febrero de
1989, coincidiendo con la celebración de la festividad autonómica, nace Canal Sur TV.
Utilizando también la fecha emblemática del 28 de febrero, esta vez de 1996, comenzará sus
emisiones vía satélite Andalucía Televisión, denominado Canal Sur Andalucía a partir de 2015.
El 5 de junio de 1998 nace Canal 2 Andalucía (denominada Canal Sur 2 diez años después),
con programación independiente hasta 2012, cuando asume los contenidos del primer canal
añadiendo subtítulos y lengua de signos. La programación en HD llega de la mano de Canal Sur
HD (en pruebas desde el 26 de febrero de 2010 y con programación regular a partir del 30 de
septiembre de 2013). Otro 28 de febrero, esta vez el de 2015, es el día elegido para sumar
otro canal, Andalucía Televisión, que ofrece contenidos de actualidad, documentales, pro-
gramas divulgativos, así como servicios informativos. A esta oferta se une, en radio, la de
Canal Fiesta Radio, Flamenco Radio o Radio Andalucía Información (Canal Sur 2018; Wiki-
pedia 2018).
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Manuel Alvar, como asesor lingüístico (CS1: 7-15), «Presentación» de Francisco Roma-
cho Ruz, jefe de Servicios Informativos (CS1: 17-20), e «Introducción» de María José
Sánchez-Apellániz García, coordinadora de la edición (CS1: 21-24). En la primera
parte de la obra se abordan las «Normas básicas», «El estilo Canal Sur», los «Géneros
y forma-tos periodísticos» y «El lenguaje»; la segunda se ocupa de la «Elaboración de
la información», «Presencia en cámara», «Edición», «Enlaces», «Documentación», un
apartado misceláneo de «Varios», y unos «Apéndices». Cierra el libro el «Índice». Son
los apéndices los que proporcionan material de interés para el estudioso de la
lexicografía: «Guía de errores habituales en el uso del lenguaje», «Guía de términos
habituales en televisión», «Equivalencias de pesos y medidas», «Topónimos anda-
luces», «Principios básicos de la RTVA» y «Bibliografía». De los seis apartados
mencionados, cuatro de ellos entrarían en el campo de estudio de este artículo.
Esta edición no fue actualizada: trece años después se publicó una obra de
mayor envergadura (CS2) que podemos considerar de nueva planta (Rojas Torrijos
2011), con tres partes: «PRIMERA PARTE: NORMAS ÉTICAS Y PROFESIONALES»8 (CS2: 29-173),
«SEGUNDA PARTE: NORMAS LINGÜÍSTICAS» (CS2: 175-350) y «TERCERA PARTE: ANEXOS» (CS2:
351-463), a los que se añade la «BIBLIOGRAFÍA» (CS2: 481-484).
Este artículo se dedicará a los repertorios de errores y dudas generales,
mientras que un próximo estudio analizará los repertorios de lenguas de especialidad
de estos libros: términos técnicos de la televisión (CS1) y términos jurídicos (CS2), así
como otros materiales de interés para la lexicografía (siglas, topónimos…).
Lengua y responsabilidad del periodista
«Nuestra lengua, cualquier lengua, está en poder de los medios de comuni-
cación» (CS1: 9). Contundente se mostraba en el prólogo el académico supervisor de
CS1, Manuel Alvar, sobre la responsabilidad de los profesionales que «van a crear
buena parte de nuestro futuro de hispano hablantes» (CS1: 9). En sus palabras preli-
8 Así aparece recogido en el índice, frente a la denominación de la portadilla de la sección
correspondiente, ya en el interior del libro, que modifica el primer adjetivo: «Normas
deontológicas y profesionales», con la pérdida de versalitas y de mayúscula inicial en todas
las palabras, como también sucede en los demás apartados; versalitas que, por otro lado, sí
se mantienen en el encabezado de cada página, en un uso asistemático de las mayúsculas.
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minares se aludía a la especificidad de la obra (al que califica como «Manual»): de un
lado, las características esenciales de la televisión, y, por otro, por la situación lin-
güística andaluza, al enfrentarse «con el problema de la variedad regional del es-
pañol hablado en Andalucía» (CS1: 15), que resume como «lengua clara […], culta
[…], nivelada […], sin estridencias folclóricas ni prurito de originalidad» (CS1: 16).
Romacho Ruz remarcaba en su «Presentación» ese cariz andaluz: así, se espera que
en un libro de estilo de informativos de televisión «las hablas andaluzas encuentren
sin provincianos remilgos en ella su territorio natural» (CSI: 20). Repetía además la
aseveración que en páginas anteriores hacía Alvar: la conciencia que ha de tener el
periodista sobre su responsabilidad en el deterioro o corrección del lenguaje.
Cerraba los preliminares la «Introducción» de Sánchez-Apellániz, que explicaba que
el libro, que no es una obra exclusivamente teórica, se planteaba como libro de
consulta para cada una de las fases del proceso de elaboración de la información.
El libro aborda cuestiones lingüísticas como la de las hablas andaluzas (exi-
giendo el respeto de la multitud de acentos distintos que existen, dentro de la
corrección y la inteligibilidad, y sin renunciar al castellano) o la búsqueda de la
expresión directa, caracterizada por la agilidad y la concisión. Si bien estos son
pequeños apuntes de las «Normas básicas»9, en el cuarto apartado, dedicado al
«Lenguaje», las especificaciones parten de la definición del medio televisivo: de
audiencia heterogénea en cuanto a formación, y fundado en la imagen y fugaz, lo
que exige comprensibilidad. Así, son siete los puntos que se indican: lenguaje simple
y directo, accesible, búsqueda del interés del espectador con temas interesantes o
imágenes y sonidos atractivos, información con desarrollo ordenado y sencillez
temática, nombres propios en idioma original, rechazo de extranjerismos cuando el
castellano disponga de un término para esa realidad. Otras veintinueve indicaciones
se dan en las «Orientaciones léxicas y sintácticas», diecisiete para léxico y cons-
trucción de la frase, cinco para verbos, dos para adverbios, una para concor-dancia,
dos para pronombres y, finalmente, dos para preposiciones.
CS2, como pórtico de la segunda parte, la de «Normas lingüísticas», recoge la
idea principal de los preliminares de CS1, que explicitan la responsabilidad no bus-
cada del periodista como modelo lingüístico y el deber que ello implica:
9 Incorporo las tildes en todos los epígrafes en mayúscula, que faltan en el original.
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Los periodistas de Canal Sur Televisión y Canal 2 Andalucía están obligados a expre-
sarse con una impecable corrección idiomática. Primero, para evitar que nuestros
mensajes puedan ser incomprendidos o malinterpretados —un buen profesional no
puede permitirse hablar un español pobre o incoherente—, y, segundo, debido a la
influencia que nuestro lenguaje tiene sobre los usos lingüísticos de la comunidad
(CS2: 177).
Influencia esta que los convierte «en elemento imprescindible para el estable-
cimiento de cualquier norma de prestigio», dentro de un «compromiso cívico y profe-
sional al que no podemos faltar» en la lucha contra el lenguaje impreciso (tópicos,
expresiones incoherentes y definiciones infelices) (CS2: 177); lucha que redundará en
beneficio de la calidad del medio. Cuatro son los pilares de un lenguaje periodístico
cuya misión es informar: naturalidad, claridad propiedad y corrección. Este último
concepto, el de corrección, es decir, «respetar las reglas del idioma» (CS2: 178),
siguiendo las recomendaciones y normas de la obra, nos situará, como veremos más
adelante, en una encrucijada habitual en la consulta de los libros de estilo: en la del
seguimiento no dogmático de los medios de comunicación de los dictámenes de la
Real Academia Española (junto con la ASALE, a partir de las últimas publicaciones
académicas). El valor del andaluz queda recalcada mucho antes, en el apartado de
normas básicas donde el punto «1.4. Las hablas andaluzas», muestran una defensa de
la variedad autóctona:
Las particulares formas de expresión lingüística de los andaluces forman parte de
nuestro patrimonio y por ello serán preservadas e impulsadas como elemento
integral del idioma común: el español. Canal Sur Televisión y Canal 2 Andalucía
asumen la responsabilidad de fomentar y practicar un estilo de andaluz culto,
correcto y formal que sea referencia de buen uso idiomático para los andaluces.
(CS2: 32).
En las páginas preliminares se justifican los distintos apartados de la obra, que,
ateniéndose al modelo más extendido de este tipo de publicaciones, abarca cues-
tiones sobre el periodismo y consideraciones lingüísticas. La parte lingüística incluye
elementos de gramática, pronunciación y léxico, entre los que destacan reglas sobre
transcripción de palabras de alfabetos distintos al castellano, indicación sobre nom-
bres y topónimos de otras lenguas, así como el criterio para expresión de fechas,
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periodos del día o la edad. Y, «[p]or último, incluimos un amplio diccionario con las
dudas léxicas más habituales y otro con un buen número de siglas y acrónimos» (CS2:
11). No será el único material de interés para el análisis lexicográfico, pues dentro
de los anexos se recogen, junto a la lista de comarcas y municipios de Andalucía, los
gentilicios de los mismos, así como los nombres y gentilicios de los países del mundo,
así como sus capitales y monedas. Para facilitar el criterio de traducción de los
topónimos al español, sea cual sea su lengua original, se indican los topónimos en
catalán, gallego y vasco con las correspondencias en español10.
Macroestructura de CS1
En la edición de 1991, seis elementos componían la sección de apéndices:
«Guía de errores habituales en el uso de lenguaje», «Guía de términos habituales en
televisión», «Equivalencias de pesos y medidas», «Topónimos andaluces», «Principios
básicos de la RTVA» y «Bibliografía». Veamos el número de entradas del primero de
ellos (la «Guía de errores habituales en el uso de lenguaje» [CS1: 149-162]): a, 17; b,
3; c, 15; d, 17; e, 40; f, 8; g, 1; h, 8; i, 18; j, 2; l, 5; m, 11; n, 3; o, 8; p, 41; r, 25; s,
17; t, 5; u, 4; y v, 5 (total: 235 entradas). Hay disfunciones puntuales en su orde-
nación alfabética11, así como también en la separación de letras: así, efectivo12 y en
honor a (alguien) encabezan una subdivisión de la letra e.
La información recogida en este apartado es reformulación de una propuesta
anterior: según se indica, es un glosario adaptado parcialmente del Manual de
10 Se iguala la necesidad de traducir London > Londres con la de traducir Girona > Gerona.
11 Detentar-disgresión-dimitir (error provocado al seguir CS1 el orden alfabético de MEU
modificando la forma en que se recoge este error: no es su formulación correcta, sino
incorrecta), en exclusiva-en el marco de-enervar (modificando el orden de MEU),
exterior/externo-explicitar-extraditado, impactar-inalterable-incautar-impartir, libido-le-
vantar dudas-la casi/práctica totalidad, motivación-match-México-motriz, ofertar-optimo/
pésimo-opción (sin tilde en óptimo), singladura-síndrome-sobre. Falta, asimismo, uniformidad
en la alfabetización de palabas con el signo matemático +: hacer llegar y hacer + sustantivo
frente a no + sustantivo y nominar.
12 En estas páginas, se recogerá en cursiva el término recogido en redonda en los glosarios. Se
mantendrán la negrita y el uso de comillas si así aparece en la macroestructura y
microestructura. Respecto a los lemas en cursiva, se recogerán en redonda.
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Español Urgente (en adelante, MEU) de la Agencia EFE, en la 7.ª ed. de 1991, que
recoge algunos de los términos utilizados de forma errónea con más frecuencia
(mantiene el término error del MEU frente al cambio por duda de CS2, denominación
más extendida en los glosarios de este tipo). La comparación entre ambos
materiales13 arroja los siguientes resultados (MEU/CS1): a, 185/17; b, 64/3; c,
230/15; ch, 12/0; d, 131/17; e, 160/40; f, 52/8; g, 39/1; h, 47/8; i 88/18; j, 18/2;
k, 9/0; l, 39/5; m, 84/11; n, 34/3; o, 42/8; p, 165/41; q, 3/0; r, 94/25; s, 125/17; t,
62/5; u, 13/4; v, 40/5; w, 5/0; y, 5/0, y z, 1/0 (total: 2044/235 entradas).
Los lemas que recoge CS1 están, casi todos, presentes en MEU, aunque en
ocasiones se produzcan variaciones en la forma recogida (MEU > CS1):
Elementos de la lexía
a escala/a escala de > a escala de; a nivel/a nivel de > a nivel de; dimitir (a alguien) > dimitir; dopar, doping > dopar o doping; en aras de > en aras a14; en torno a/en torno de > en torno a; extraditar, extraditado > extraditado; guardia civil > guardia civil/guardia marina; hebreo, judío, israelí > hebreo o judío; honesto > honesto/honrado; imitación > imitación a; inalterable/inalterado > inalterado, infringir/infligir > infringir, instancias > instancia, la casi totalidad, la práctica totalidad > la casi/práctica totalidad, monarcas (los) > monarca, óptimo > óptimo/pésimo, préstamos blandos > préstamos (créditos) blandos; reconducir, reconducción/reconversión > reconducir/reconvertir
Signos de puntuación
dopar, doping > dopar o doping; estimación, estimar > estimación/estimar15; hebreo, judío, israelí > hebreo o judío; prioridad, prioritario > prioridad/prioritario; redimensionar, redimensionamiento > redimensionar/redimensionamiento; remodelación, remodelar > remodelación/remodelar; salvaje, silvestre > salvaje/silvestre, una vez que, toda vez que > una vez que/toda vez que
13 Se ha utilizado para el cotejo la 8.ª ed., de 1991, dado que a partir de la 5.ª se realizaron
nuevas tiradas sin ningún tipo de modificación hasta la de 1994, la 10.ª, donde se incorporan
las novedades de la 21.ª ed. del DRAE de 1992 (Gómez Font 2009).
14 En ambas formas se prefiere su sustitución por para. La forma en aras a «[i]ndica un
sacrificio que se hace en obsequio de alguien», según CS1. Podría ser un error al confundir la
preposición de (el uso de a se recoge como incorrecto en el Diccionario panhispánico de
dudas).
15 Sistemático MEU, al tratarse de palabras de categorías gramaticales distintas procede al
uso de la coma y no de la barra para su separación. CS1 sigue este sistema, a excepción de
México, mexicano. Añade CS1 el uso de la conjunción o, que no parece obedecer a una
clasificación sistemática en dopar doping, pero en hebreo o judío puede marcar la relación no
sinonímica de ambos términos.
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Escritura de extranjerismos
«briefing» > briefing, «cartel» > cartel, «handicap» > hándicap16, «holding» > holding; «match» > match, «muyahidín» > muyahidín, «play-maker»> play-majer, «play-off» > play-off, «pressing» > pressing, «ranking» > ranking, «sponsor» > sponsor, «stock» > stock, «tifosi» > tifosi
Modificación de la categoría gramatical
impacto > impactar
CS1 incorpora un total de 9 lemas a su obra: alta calidad, dar + sustantivo17,
evento, explicitar, hacer + sustantivo18, impartir, mentalizar, no + sustantivo19, pa-
quete de medidas20, poner de manifiesto. Además, se introduce dentro de la nomen-
clatura guardia marina, pero, como se ha visto anteriormente, se une al lema ori-
ginal de MEU guardia civil; lo mismo ocurre con óptimo, que se integra con pésimo.
Respecto a la adición de impactar, entendemos que se trata de una sustitución por
impacto, pues se utiliza simplemente para marcar los sinónimos aconsejados con un
único cambio de categoría gramatical.
Respecto al contenido de la obra, unidades léxicas univerbales y pluriverbales
se recogen en el repertorio. En ocasiones, la entrada está conformada por dos
formas, ya sean de la misma categoría gramatical (ingerir/inferir) o de distinta
(redimensionar/redimensionamiento, salvaje/silvestre o dopar o doping); en oca-
siones, la entrada es una formulación genérica: dar + sustantivo, no + sustantivo. Los
elementos del lema pueden estar separados por guiones (play-off), barras (esti-
mación/estimar), comas (México, mexicano), conjunciones disyuntivas (dopar o
16 Al asumir la palabra como propia del español, se hace pertinente la tilde en la palabra
esdrújula; algo que no ocurre con la adaptación de holding, que no aparece con tilde.
17 Esta forma sustituye todas las construcciones que se citan en MEU reclamando su
sustitución por un único verbo o por otra construcción sin el verbo dar (dar aviso > avisar, dar
comienzo > comenzar, dar constancia > dejar constancia, entre otros ejemplos).
18 Al igual que con dar + sustantivo, engloba una serie de entradas como hacer abstracción,
hacer parte, hacer presión, entre otras, que recomiendan sustituir por abstraer, formarte
parte y presionar, respectivamente. Un error es el de confundir el adjetivo público como
sustantivo, al incluirlo en la entrada hacer + sustantivo, indicando la idoneidad de la
sustitución por publicar.
19 Sustituye las formas no apoyo y no aprobación del MEU, aunque aluda en su entrada a no
aprobación y no asistencia
20 Sustituye paquete de acuerdos, de negociaciones.
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doping), incluir paréntesis (en honor a (alguien)), o construcciones genéricas (no +
sustantivo).
Respecto a los criterios de inclusión de distintos lemas en CS1 y CS2, para
simplificar la exposición, se tratarán más adelante en el apartado dedicado a la
microestructura, al indicar las orientaciones que se ofrecen sobre los mismos.
Macroestructura de CS2
La edición de 2004 presenta diversos repertorios de interés: un diccionario de
dudas, un glosario jurídico, un apartado dedicado a siglas y acrónimos, y diversos
apéndices sobre gentilicios, topónimos o pesos y medidas, entre otros). El «DICCIO-
NARIO DE DUDAS» recoge el siguiente número de entradas: a, 120; b, 41; c, 98; d, 68; e,
56; f, 36; g, 29; h, 40; i. 57; j, 15; k, 8; l, 27; m, 60; n, 15; o, 24; p, 89; q, 9; r, 49,
s, 72; t, 50; u, 6; v, 26; x, 1; y, 5; y z, 3 (total: 1588 entradas). No se alcanzan las
cifras de otros repertorios léxicos de libros de estilo (las 3278 de El País 2014), pero
sí que se amplía la restringida cifra de 235 entradas de CS1. De cualquier modo, no
son resultados comparables, ya que el libro de estilo que nos ocupa desgaja los
términos jurídicos para conformar un «GLOSARIO JURÍDICO» independiente con este
número de entradas: a, 16; [b], 121; c, 13; d, 16; e, 6; f, 3; g, 1; h, 2; i, 10; j, 10; l,
4; m, 3; o, 1; p, 10; q, 1; r, 6; s, 7; y t, 3 (total: 113 entradas), y que será tratado en
un próximo estudio. En la ordenación alfabética se produce un error con el lema
humanitario (homosexual – humanitario – hooligan).
En la comparación de ambas macroestructuras destaca la presencia mucho más
numerosa de nombres propios en el diccionario de dudas de CS2. Frente a 3 resul-
tados en CS1 (Hizbulah; México, en México, mexicano; y Oriente medio/Oriente
próximo), CS2 recoge 48 (Aberri Eguna, *Academia de la Lengua, Alderdi Eguna,
América, América Latina, antigua Unión Soviética, Antioquia, Bangladesh, Beijing,
Birmania, Camorra, Ceilán, Centroamérica, *Chequia, *Ciudad de México, Conseller
en cap, Cosa Nostra, Georgia, Gran Bretaña, Grand Prix, Grand Slam, Hispano-
américa, Holanda, Iberoamérica, Juan Sebastián de Elcano, Kneset, Kósovo, Likud,
21 Banda armada es la única entrada que podemos categorizar dentro de la b, pese a que
aparezca reproducida dentro de la a. Entendemos que se produce un error, ya sea por la
ausencia del encabezado b o por la incorrecta formulación de la entrada: armada, banda.
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Magreb, Malaisia, México, México DF, Myanmar, *Naciones Unidas, Nobel (premios),
Oriente, Países Bajos, Papa, Paralimpiada, Pekín, Reino Unido, Sáhara, Saigón, Santa
Sede, Scudetto, Senyera, Sri Lanka, Sudáfrica). El caso de fahrenheit supone una
desviación del tratamiento académico, que recoge el término en mayúscula en las
subentradas escala Fahrenheit y grado Fahrenheit.
Dos novedades dentro de la macroestructura son los prefijos auto- y post- y el
sufijo –ista, tipos de morfema que no encontraban representación en CS1. Aparece
también recogido el prefijo ex (sin guion), que remite a la entrada antiguo.
Se marcan con asterisco (como formas incorrectas) un total de 55 términos
(3,46%): *a cuenta de, *a diestra y sinietra, *a grosso modo, *a la mayor brevedad,
*Academia de la Lengua, *antidiluviano, *bajo (el) pretexto, *bajo la condición,
*barahúnta, *beneficiencia, *catrástrofe humanitaria, *Chequia, *Ciudad de México,
*conveniar, *de acuerdo a, *de cara a, *de corpore insepulto, *de motu propio,
*undécimo/duodécimo, *deflactación, *desorbitante, *discrección, *doping,
*dribbling, *echar a faltar, *en base a, *en loor de multitud, *especulativo, *ganar
de, *gente de color, *giro radical de 360 grados, *hacerse rogar, *hachemita,
*inhabitual, *intercepción, *legitimizar, *metereología, *moción de confianza, *Na-
ciones Unidas, *negociar una curva, *nudo por hora, *oscarizar, *palo corto / palo
largo, *por contra, *práctica totalidad, *precarizar, *preveer, *proveniente, *punto y
final, *remarcable, *siniestralidad, *tan es así, *teniente alcalde, *tolerancia cero,
*trasplante. Habría que sumar a este listado el término parolímpico, que aparece sin
asterisco pero remite a paralímpico (sí se marca como incorrecta la forma parolím-
pico en Paralimpiada). Más complejo es el término utillero, que aparece sin asterisco
dado que, a pesar de que la RAE sólo admite utilero, es aceptada por Canal Sur; sin
embargo, en la entrada utilero se recoge la remisión a *utillero, esta vez marcado
con asterisco. También la forma *rapel aparece marcada con asterisco, pero será
dentro de la entrada rápel.
El último apartado que tomaremos en consideración para el análisis lexico-
gráfico será el de «SIGLAS Y ACRÓNIMOS», con la siguiente composición: a, 229; b, 39; c,
211; d, 29; e, 90; f, 128; g, 33; h, 8; i, 126; j, 7; k, 4; l, 24, m, 33; n, 12; o, 57; p,
90; r, 35, s, 70, t, 26, u, 62; v, 8; w, 5; y z, 2 (total: 1328 entradas). Se recogen en
este apartado formas locales o provinciales (EMT, Empresa Malagueña de Trans-
portes; UAL, Universidad de Almería), regionales (AAAV, Asociación Andaluza de
Agencias de Viajes; CAU, Consejo Andaluz de Universidades), nacionales (AENAVE,
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Asociación de Navieros Españoles; ENDESA, Empresa Nacional de Electricidad) e
internacionales (EULAC, Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y
el Caribe; ASEAN, Asociación de Estados del Sureste Asiático), Las siglas son, en su
mayoría, españolas (se prefieren adaptaciones españolas a formas extranjeras),
aunque hay también ejemplos de otros idiomas, como el árabe (Al Fath, aunque el
artículo no forme parte del término oficial), catalán (ICV, Iniciativa per Catalynya –
Els Verts), el inglés (GLP, Gibraltar Liberarl Party; IISS, International Institute of
Estrategic Studies), el francés (AFP, Agence France Press; EDF, Electricité de FRanc),
el portugués (EDP, Electricidade de Portugal) o el vasco (EAJ, Euzko Alderdi
KeltzaileaLAB, Langille Abertzale Batzordea). Pueden ser de asociaciones (AATATD,
Asociación Andaluza de Trabajadores Autónomos del Transporte y la Distribución),
periodísticas (ABC, American Broadcasting Companies), de ONG (ACH, Acción contra
el Hambre), universitarias (UPO, Universidad Pablo Olavidade), del sector bancario
(AECR, Asociación Española de Cajas Rurales), o de organizaciones armadas (la
mencionada Al Fatah), entre otros muchos ámbitos. Si bien la norma general es la de
evitar la utilización directa de la sigla o acrónimo, anteponiendo siempre la
denominación completa, formas como DIU (Dispositivo Intra Uterino) se aceptan
como primera denominación. En algunos casos, la sigla corresponde a dos entidades
distintas (por ejemplo, COE, Comité Olímpico Español / Compañía de Operaciones
Especiales (del Ejército de Tierra español), o ELA (Entidad Local Autónoma /
Esclerosis Lateral Amiotrófica22).
La comparación de los apartados dedicados a errores y dudas en CS1 y CS2
proporciona los siguientes datos (CS1/CS2/coincidencias23): a, 17/120/12; b, 3/41/1;
22 Son 51 formas las que responden a dos entidades distintas: ABS, ADEPA, AI, APIA, AUC, CAC,
CADE, CAES, CAF, CAME, CD, CE, CGE, CHG, CIP, CIT, CNA, COAN, COE, COI, CPA, CSN, DGP,
ELA, ESA, FAD, FASE, FECOMA, FED, FIAP, FIBA, FIDE, FIJ, FN, IAA, IAS, IDEA, IEA, IEF, IFA, IPI,
IS, ITE, OPA, PEC, PEN, PSA, SAF, TAC, UMA y UPM. En 14 casos, son tres las entidades que
responden a la misma forma: AEA, APC, API, CAM, CAT, CC, CEA, CEC, CECA, CES, ENA, FEA,
ICE y LAU.
23 No se cuantifican como coincidencia aquellos casos en los que se modifica el lema, ignorar
(CS1) / ignorado (CS2), incautar (CS1) / incautarse (CS2), junto (CS1) / junto a (CS2), México,
mexicano (CS1) / México (CS2), muyahidín (CS1) / muyaidín (CS2), Oriente medio / Oriente
próximo (CS1) / Oriente (CS2). En el caso de ignorado, pese a que se recoja el participio, las
alternativas que se ofrecen para evitar este uso (pese a estar admitido por la Academia) se
recogen en infinitivo: desestimar, desoír y ningunear son las propuestas.
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c, 15/98/5; d, 17/68/9; e, 40/56/7; f, 8/36/4; g, 1/29/1; h, 8/57/4; i, 18/57/5; j,
2/15/1; k, 0/8/0; l, 5/27/1; m, 11/60/5; n, 3/15/1; o, 8/24/4; p, 41/89/9; q,
0/9/0; r, 25/49/9, s, 17/72/7; t, 5/50/1; u, 4/6/0; v, 5/26/4; x, 0/1/0; y, 0/5/0; y
z, 0/3/0. Se mantienen, por tanto, 90 lemas en ambas ediciones, aunque —se señala
a continuación—, en algunos casos se produzcan cambios en la categoría gramatical
del lema o en la ortotipografía del mismo.
Este es el listado (la barra separa formulaciones diversas: CS1 | CS224): acordar;
adelante; adicción, adolecer de, agresivo; a la mayor brevedad, al objeto de,
alocución, a lo largo de, alternativa, a nivel de, aparente, balance, cartel | cártel,
celebrar, coaligarse, contemplar, cotización/cotizar, dar + sustantivo/dar, de
acuerdo a, de cara a, desapercibido, desconvocar, detentar, dimitir, dopar o
doping/dóping, doméstico, en base a, en calidad de, entrenar/entrenar(se),
especulaciones/especulación, evento, explosionar/explotar | explosionar y explotar,
exterior/externo | exterior, fedayín, finalizar, fiscalidad, fundamentalista |
fundamentalismo, hándicap | handicap, hebreo o judío | hebreo, Hizbulah |
Hizbulá, holding | holding, homólogo, ignorar | ignorado, inalterable, incautar |
incautarse, infringir | infringir, inquirir, junto a | junto, libido, monarca, match,
México, mexicano | México y México DF, motriz, Muyahidín | muyaidín, nominar,
ofertar, opositor, Oriente medio/Oriente próximo | Oriente, ostentar, play-off |
play off, plusmarquista, posicionamiento, pressing | pressing, prever, problemática,
proferir, pronunciamiento, puntual, ranking | ránking, recepcionar, referéndum,
región, reiniciar, reivindicar, relanzar, reticente, rutinario, santuario, severo,
simultáneamente con | simultáneamente, singladura, síndrome, sofisticado, stock |
stock, tuareg, valorar (positiva o negativamente) | valorar (positiva o negati-
vamente) | valorar, veredicto, versátil y virulento.
24 Se omiten las formas apreciable (CS1) y apreciar (CS2), dado que el cambio gramatical
implica indistinta acepción, y no adaptación, para la ley de sinonimia, de la definición.
Apreciable: «Es un anglicismo. Mejor sería utilizar considerable, cuantioso, perceptible,
notable o algunos de sus sinónimos»; apreciar: «Es sinónimo de revalorizar: El euro se ha
apreciado / revalorizado un dos por ciento desde septiembre»; así como remarcar (CS1) y
*remarcable (CS2): «Es un galicismo. Debe decirse destacar, llamar la atención u observar»
(CS1) / «Esta palabra no existe en español. Dígase destacable, significativo, relevante, desco-
llante, excepcional, o sobresaliente» (CS2).
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Se ha considerado repetición de entradas una casuística diversa en la que, sin
haber identidad absoluta entre los lemas, sí se aborda la misma cuestión. Entre las
divergencias entre CS1 y CS2 puede observarse cómo se produce la división en dos
entradas de lemas que en CS1 aparece unidos. Así, explosionar/explotar y guardia
civil/guardia marina, de CS1, que se convierten en cuatro entradas distintas en CS2.
En exterior/externo se produce una simplificación, al recogerse solo por la primera
forma; al igual que Oriente medio/Oriente próximo, que se simplifica en Oriente, o
en valorar (positivamente o negativamente) frente a valorar En el caso de hebreo o
judío se divide en dos entradas, hebreo y judío (esta última es una remisión a
hebreo). Otro cambio puede ser el de la categoría gramatical, de adjetivo a
sustantivo (fundamentalista frente a fundamentalismo), de infinitivo a participio
(ignorar frente a ignorado), o recogiendo la forma pronominal del infinitivo (incautar
frente a incautarse). La actualización puede significar el cambio de forma: Hizbulah
se sustituye por Hizbulá, donde se desecha la primera forma; muyahidín se convierte
en muyaidín. Se puede omitir la preposición (junto a frente a junto, simultánea-
mente con frente a simultáneamente). En el caso de México, mexicano, se convierte
en dos entradas distintas, México y México DF. En el caso de extranjerismos, también
puede haber modificaciones: play-off frente a play off (sin guion y en cursiva en
CS2), pressing frente a pressing, o stock frente a stock (se escriben en cursiva como
extranjerismos). Un caso extraño es el ránking, según recoge CS2, que se recoge en
cursiva como extranjerismo, aunque sí lleve.
Se marcan con asteriscos en CS2 a la mayor brevedad, de acuerdo a, de cara a,
doping, en base a, y remarcable.
Microestructura de CS1
No hay, en lo que respecta al léxico, un trabajo de nueva planta. En los dos
lemarios principales se recurre a obras de referencia para elaborar la propuesta del
ente. En el caso de la guía de errores se utiliza como referencia la 7.ª edición de
1990 del Manual del español urgente, de la Agencia EFE (a cuyo comité pertenecía el
propio Alvar), mientras que en la guía de términos televisivos son dos las referencias:
Millerson (1979) y Cebrián Herreros (1981).
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Respecto al primero de los apartados, el relativo a errores, se produce el citado
seguimiento de la fuente (MEU), pero con una revisión de las entradas encaminada,
por lo general, a la paráfrasis que resume el contenido. En ocasiones, como en A la
mayor brevedad, porque no se recoge la forma a la que remite MEU: brevedad (con
la mayor). Puede haber ocasiones donde la paráfrasis extienda el contenido para
añadir información, como puede ser la especificación de la corrección de un vocablo
por su presencia en el DRAE, como ocurre con clarificar: «Es verbo correcto, pero
está desplazando innecesariamente al más sencillo aclarar» (MEU) / «Siguiendo la
norma de utilizar la palabra más sencilla, debería sustituirse por aclarar, aunque
clarificar es verbo incluido en el DRAE» (CS1). Sin embargo, puede ocurrir lo
contrario (eliminarse la referencia a la RAE), como en desvelar: «Además de su
sentido de quitar el sueño, la Academia ha aceptado su sentido, cada vez más
difundido, de revelar, descubrir, etc.» (MEU) / «Significa quitar el sueño, pero está
aceptado como revelar, descubrir o poner en claro» (CS1). Sin embargo, por lo
general la paráfrasis no altera la información recogida más allá de la redacción
sinonímica con reordenación de los elementos del discurso, con mayor o menor grado
de exactitud, como en comparecer: «Comparecer es presentarse uno en algún lugar,
llamado o convocado por otra persona. Por lo tanto, no equivale a aparecer o a
presentarse» (MEU) / «Se comparece llamado o convocado por otra persona, en una
sesión parlamentaria, por ejemplo. En otras circunstancias, una persona se presenta
o aparece» (CS1). O bien se eliminan algunos datos, como son los sinónimos, en el
caso de concluir: «Los acuerdos no se concluyen, sino que se conciertan, pactan,
ajustan, firman, o suscribe» (MEU) / «Es incorrecto si se aplica a la firma o pacto de
un acuerdo» (CS1), o los usos de variedades geográficas concretas, como en conten-
cioso: «Otro calco innecesario del inglés. Dígase litigio, asunto litigioso, o conflic-
tivo. En México se usa con el significado de “veredicto, fallo”» (MEU) / «Es un
anglicismo; mejor utilizar sus sinónimos litigio o asunto conflictivo» (CS1) (en
convencional se suprime la marca de anglicismo). En general, la síntesis es muy
acusada en la nueva versión propuesta: «Rechácese siempre este neologismo, que se
está difundiendo en los medios de comunicación. Dígase siempre del Congreso»
(MEU) / «Debe decirse “del Congreso”» (CS1). En algunos casos sí hay una modifi-
cación relevante de la entrada, como en de cara a: «Moderno, útil y rebuscado
sustituto de las preposiciones castellanas (como en base a y a nivel de): “El
Presidente se ha reunido con sus colaboradores de cara a adoptar medidas”; (para
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adoptar medidas); (ante, para, con vistas a son posibles sustitutos» (MEU) / «Es
mejor usar ante, para o con vistas a. De cara a está correctamente utilizado cuando
indica posición geográfica: “de cara al muro”» (CS1). Es difícil saber si se producen
modificaciones involuntarias por la necesidad de modificar el texto original en la
paráfrasis o por cambio en la consideración de los fenómenos se pasa de la recomen-
dación a la obligatoriedad: como en De su lado, por su lado: «“Gorbáchov, de su
lado, intentará…” Es galicismo por mala traducción de «de son côte». En español es
mejor decir por su parte» (MEU) / «Es la traducción incorrecta del galicismo: de son
côté [sic.] Debe decirse por su parte» (CS1). La versión de CS1 puede omitir los
adjetivos valorativos, como en en orden a: «Violento anglicismo que está despla-
zando a para […]» (MEU) / «Es un anglicismo que debe ser sustituido por la prepo-
sición para o las construcciones con el propósito de o con el fin de» (CS1), o incluso
rebaja el nivel emocional de algunas entradas, como la de finalizar: «Es castellano,
pero, ¿por qué ha desplazado en la prensa a acabar, terminar, rematar o concluir?»
(MEU), «Se usa de forma abusiva. Se deben usar también sus sinónimos como acabar,
rematar, concluir, terminar y otros» (CS1). En ocasiones, la nueva versión superará a
la original en la precisión, al proponer una alternativa a la forma censurada, como en
recepcionar: «Extraño verbo que, sustituyendo a recibir, comienza a aparecer en la
jerga de los locutores de deporte: “… recepcionó el balón”. Evítese» (MEU) / «Debe
decirse recibir» (CS1). Pueden producirse cambios en los ejemplos utilizados, aunque
sean mínimos: «La partida se jugó sin espectadores en directo» (MEU) / «se jugó el
partido sin espectadores en directo» (CS1), o bien ser omitidos en la reescritura o
incluso añadidos a entradas que no lo recogían en la versión original, como en
estimación: «A veces se emplean equivocadamente estas palabras como sinónimo de
cálculo y calcular» (estimación, estimar, MEU), «No debe confundirse con cálcu-
lo/calcular: es incorrecto decir “se estima en un millón el botín”: debe decirse “se
calcula en un millón el botín”» (estimar, CS1). El añadido puede resultar poco ade-
cuado, rompiendo la ley de sinonimia, como en susceptible: «Constituye un error
confundirlo con capaz […]» (MEU) / «No debe confundirse con capaz de […]» (CS1).
No se marcan los extranjerismos con el uso de cursiva o comillas (este último
recurso es el empleado en MEU) en los lemas, pero sí en la microestructura (así se
citan en cursiva recordman y recordwoman en la entrada plusmarquista). CS1 recoge
las formas incorrectas, para remitir a las correctas, algo que no sucede en MEU, que
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recoge las correctas: véase digresión o imitación (MEU), frente a disgresión e
imitación a (CS1).
Respecto al contenido de las entradas, la labor de concreción del libro de estilo
frente a un diccionario obliga a una mayor simplicidad en la información
proporcionada, lo que da como resultado una asistematicidad en su presentación.
Categoría gramatical, etimología, marcación, pronunciación, plurales irregulares,
información enciclopédica… todos estos datos solo aparecerán en aquellas entradas
donde sea pertinente. Estas son las diversas indicaciones que ofrece el glosario:
1. Definición de un término (aparente; ingerir/injerir).
2. Rechazo de términos y acepciones erróneas (acordar; dinamizar).
3. Uso correcto de un término (adelante; monarca).
4. Ámbito temático (instancia; pressing).
5. Marcas de valoración (rutinario; versátil).
6. Rechazo de anglicismos (apreciable; nominar), galicismos (compromiso; de su
lado, por su lado) e italianismos (ente, tifosi, venir + participio).
7. Propuesta de sinónimos (cuestionar; detentar).
8. Rechazo de sinónimos (catálogo; paternidad).
9. Precisión de una forma mediante la distinción de similares en forma o
significado (cotización; honesto/honrado).
10. Construcción preposicional (en relación a; inherente).
11. Combinatoria (adolecer de; impartir).
12. Traducciones (play-off, ranking).
13. Restricción (a lo largo de, aparcar) o preferencia en el uso (a escala de) por
cuestiones de estilo.
14. Grafía (Hizbulah), pronunciación (México, mexicano), acentuación (cartel;
líbido), morfología nominal (fedayín, guardia civil/guardia marina) y conjugación
verbal (cotización; incautar).
Todas ellas remiten a los errores más comunes en el uso de la lengua, con un
grado de sanción que va desde la prohibición a la recomendación («debe evitarse»,
«debe sustituirse», «debe utilizarse», «en castellano se dice», «es incorrecto decir»,
«es preferible utilizar», «es mejor utilizar, «es más correcto», «está mal dicho»,
«está mal usado», «hay que evitar», «lo correcto sería decir», «mejor decir», «no
debe confundirse», «no debe usarse», «puede decirse», «se abusa de esta palabra»,
«se usa de forma abusiva», por citar algunas de las formulaciones).
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Como se ha indicado, los lemas no han de adscribirse obligatoriamente a una
sola de estas posibilidades, sino que la microestructura ofrece toda la información
relevante para evitar errores en el uso. Es conveniente recordar los criterios que
marcaba en «Léxico y construcción de la frase» CS1: 1) lenguaje utilizado con pro-
piedad que evite la falta de precisión (así, accesible y no asequible, para definir la
actitud de una persona ante las entrevistas), 2) selección de la palabra de uso más
extendido (además, preferencia del vocablo positivo frente al negativo), 3) selección
del sinónimo menos complejo, 4) rechazo de muletillas y frases hechas, así como de
ciertas fórmulas conectivas (en este sentido), 5) contención en el uso de siglas y 6)
rechazo del uso de tecnicismos, salvo si son estrictamente necesarios.
Microestructura de CS2
El «Diccionario de dudas» supone una nueva propuesta lexicográfica que pre-
senta los contenidos con mayor sujeción a la técnica lexicográfica (no en vano el
título es «Diccionario de dudas», frente a la «Guía de errores habituales en el uso del
lenguaje», cuya propia denominación —guía— permite laxitud en el tratamiento).
1. Definición de un término (aforado, cuatrocentista).
2. Rechazo de términos y acepciones erróneas (informal, región).
3. Uso correcto de un término (psiquiátricos; utillero).
4. Ámbito temático (ace, crawl).
5. Marcas de valoración (daños colaterales; limpieza étnica).
6. Rechazo de anglicismos (doméstico; severo), e italianismos (gambetear).
7. Propuesta de sinónimos (ignorado; regatear).
8. Rechazo de sinónimos (clasificado, electo).
9. Precisión de una forma mediante la distinción de otras similiares (gánster).
10. Construcción preposicional (*de acuerdo a; deber de)
11. Combinatoria (a bordo de).
12. Traducciones (Conseller en cap; puenting).
13. Restricción () o preferencia en el uso (chance) por cuestiones de estilo.
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14. Grafía (cártel; post-), pronunciación (farehnheit, maillot), acentuación
(libido25, Nobel), morfología nominal (azafato; eximente) y conjugación verbal
(aprehender).
Se añade, a las anteriores categorías citadas (comunes con CS1), una nueva po-
sibilidad:
15. Ámbito geográfico (América Latina).
Como en CS1, se abordan distintos niveles de normativización («Carece de lógica
utilizar», «Distíngase de», «Evítense», «Es incorrecto confundir», «Es incorrecto su uso»,
«Es preferible emplear», «Es redundante el empleo», «Evítese este verbo», «La expresión
correcta es», «Es una denominación errónea», «Más común», «Mejor», «No es sinónimo
de», «Puede emplearse», «Puede emplearse o traducirse por», «Término correcto», «Tra-
dúzcase por», por citar algunos ejemplos).
Una muestra de la sistematicidad a la que propugna este diccionario es la
construcción de la propia microestructura, donde las entradas pueden contener di-
versas acepciones, estructuradas ajustándose al estándar lexicográfico extendido. Así
adolecer de, álgido, antiguo, antípodas, cártel, educativo, efeméride26, especular,
Georgia, hebreo, imán, informal, malasio, maratoniano, papel, raid, tripleta.
Comparación de CS1 y CS2
En el cotejo de CS1 con CS2 se observa que se trata de dos lemarios distintos,
más allá de un posible proceso de revisión (la nueva planta ya comentada por ante-
riores estudiosos). En primer lugar, por el número de lemas recogidos: 278 de la
primera edición frente a 1588 de la segunda. Los lemas comunes son 90; es decir,
CS2 recoge solo un tercio (32,37%), que supone el 5,66% del total. La revisión de la
información que proporcionan ambos elementos revela que se trata de un repertorio
25 Frente a la escritura sin tilde (esto es, como palabra llana), recomiendan su pronunciación
con palabra esdrújula.
26 Se numera solo la primera acepción; la segunda, efemérides, carece de número.
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de nueva planta, donde CS2 plantea una estructura más próxima al concepto de
diccionario, como demuestra el tratamiento del lema adolecer de:
CS1 CS2
Significa tener algún defecto o vicio: «su
dictamen adoleció de imprecisión». No debe
usarse con palabras como falta, escasez o
exceso: «El pueblo adolece de falta de
agua».
1. ‘Sufrir una enfermedad’: Adolece de
diabetes. (Con esta acepción es preferible
emplear los verbos padecer, sufrir o tener).
2. ‘Tener o padecer algún defecto’: Su
dictamen adoleció de imprecisión. Este
verbo está mal utilizado cuando significa
carecer: *Los agricultores adolecen de agua.
Ilustra este ejemplo la tendencia de CS2 a recoger definiciones siguiendo cri-
terios más próximos a diccionarios que a la glosa explicativa de CS1, sin que se pueda
aseverar que se alcance plena comunión con estos criterios para propiciar la con-
sulta: así, se distinguen falsa alarma y falso pretexto en dos entradas, guardia civil y
guardia marina, o hacer agua y hacer aguas, en lugar de utilizar una sola entrada con
diferentes acepciones (como en impuesto e impuesto revolucionario, donde la según-
da forma sería una subentrada); en los adjetivos, solo se recoge la forma en mascu-
lino, por lo general, sin que se incluya la variación genérica (deprimido, oficioso,
sendos…). La estructura que marca varias acepciones y el uso de asterisco para
indicar usos erróneos son otros rasgos que muestran la especialización del discurso
(así como las remisiones que se establecen en algunas entradas) que, aunque tiende
a la ampliación, en ocasiones con el objeto de proponer alternativas a un uso que
anteriormente solo se sancionaba como incorrecto, como es en base a (con asterisco
en CS2): «Es un anglicismo que no debe usarse nunca» (CS1) / «Dígase, de acuerdo
con, según o sobre la base de» (CS2). Sin embargo, también algunas entradas pueden
mostrar una voluntad de simplificación, como desconvocar: «Puede usarse cuando el
acto convocado se revoca o desconvoca antes de que comience. Si se ha iniciado,
debe decirse se suspende, interrumpe o revoca» (CS1), «Una vez comenzadas, las
huelgas y las manifestaciones no se desconvocan sino que se suspenden» (CS2).
No solo la presentación varía, sino que en algunas entradas se modifica la
sanción del término: así, a nivel de un anglicismo que debe evitarse, según CS1,
mientras que CS2 sí permite su uso cuando se refiere a categorías o rangos. El
proceso de actualización de la norma lingüística obliga también a realizar modifi-
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caciones: el plural fedayines, rechazado en CS1 (indica que el singular es feday y
fedayín es el plural), es el que se indica como correcto en CS2, que recoge fedayín
como singular27; muyahidín se convierte en muyaidín; las traducciones para dopar o
doping (CS1) y *doping (CS2) difieren: «Debe usarse drogar o drogado» (CS1) frente a
«Voz inglesa que debemos traducir por dopaje»28; ignorar (CS1) e ignorado (CS2),
donde, pese a que se mantiene la censura a la acepción inglesa ‘no hacer caso’, sí se
indica en CS2 que ya ha sido admitida por la Academia; o, como último ejemplo,
nominar, que CS1 rechaza pero que CS2 admite amparado por la aprobación de la
Academia.
También el significado que se ofrece de una palabra puede variar, como ocurre
con desapercibido: «no significa lo mismo que inadvertido, sino desprovisto de lo
necesario. Es incorrecto decir por tanto que “el estreno pasó desapercibido en el
cartel”, por ejemplo» (CS1) frente a «‘No apercibido, no observado’» (CS2).
A diferencia de CS1, en CS2 algunos de los lemas simplemente contienen la
remisión a otra entrada. Así, alternativa (alternancia), coaligarse (coligarse), deten-
tar (ostentar), dimitir (cesar), explotar (explosionar), holding (cártel), incautarse
(aprehender), infringir (infligir), México DF (Ciudad de México), plusmarquista
(recordman) y veredicto (fallo). A esta lista hay que sumar referéndum, con la
remisión a plebiscito, aunque en este caso viene precedida por la aprobación de la
castellanización del término: «También referendo».
No obstante, se puede constatar, más allá de la diferencia de presentación (por
ampliación o simplificación), la comunión de contenidos en el tratamiento de gran
parte de las entradas, por encima de las indispensables actualizaciones (véanse, por
ejemplo, acordar, adelante, adición, agresivo, a la mayor brevedad, al objeto de,
alocución, a lo largo de, balance, celebrar, de acuerdo a, homólogo, opositor…).
Una diferencia relevante entre ambos repertorios es la ausencia de remisiones
en CS1, frente a su utilización en CS2 en 262 casos (16,49% de las entradas): a, 24; b,
9; c, 22; d, 20; e, 24; f, 4; g, 3; h, 14; i, 18; j, 7; k, 1; l, 7; m, 20; n, 6; o, 4; p, 24;
q, 1; r, 10; s, 15; t, 12; u, 4; v, 8; x, 1; y, 2; y z, 2; en estos lemas, es el único
27 Sin embargo, no se produce una definición adecuada, pues se realiza en plural: «‘Gue-
rrilleros musulmanes que son capaces de inmolarse con la promesa del paraíso’» (al seguir la
traducción de la forma original árabe: «Literalmente, los que se sacrifican»).
28 Otro caso de traducción es el de match, forma para la que CS1 propone los sinónimos
encuentro, partido o combate, mientras que CS2 elimina el último.
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contenido de la microestructura. Cuatro entradas incluyen otro texto más allá de la
remisión: ortodoxo, referéndum, reinicializar y saldo. Una errata en este repertorio
propicia circularidad, al remitir cuatrimestral a esa misma forma, en lugar de a
cuatrimensual. Un error es el que hace remitir tarde a madrugada, cuando este
segundo término no dispone de entrada propia en la obra.
En ambos repertorios se utilizan ejemplos para mostrar con mayor claridad el
uso sancionado (entre comillas en CS1 y en cursiva en CS2, antecedidos, en este
último lemario, de asterisco en el caso de que se indique un uso incorrecto).
Aspectos tipográficos
Respecto a la ortotipografía de la página29, no se sigue un esquema uniforme en
los diferentes lemarios. Por lo general los libros de estilo se atienen a tres varia-
ciones en cuanto a la presentación de contenidos: negrita para la palabra entrada o
para remisiones, cursiva para destacar extranjerismos o usos no usuales (combinados
con negrita cuando se requiera) y diferente tamaño (por ejemplo, para distinguir la
macroestructura de la microestructura). CS1 presenta cierto grado de originalidad en
su diseño gráfico: en los dos repertorios lexicográficos las entradas se escriben en
redonda, con mayúscula inicial, sangría francesa e interlineado sencillo, excepto en
el caso de la palabra que inicia una nueva letra, que se escribe en negrita y va
antecedida por una línea en blanco30.
Respecto a CS2, en los tres casos se utiliza doble columna, «DICCIONARIO DE
DUDAS», con corondel en el apartado de «SIGLAS Y ACRÓNIMOS». En todos la información
es continua, encabezada por la letra respectiva en las dos primeras secciones (dos
tonalidades de verde, una de ellas más clara, en la versión digital del «Diccionario de
Dudas», no en la impresa, y negro y gris en «GLOSARIO JURÍDICO», para mayúscula y
29 Cfr. Martínez de Sousa 2009, para un acercamiento al tratamiento tipográfico de las obras
lexicográficas.
30 Como erratas, la escritura en redonda de la palabra que encabeza la a: Acordar, y el
espacio de más en las entradas de Ofertar y Optimo/pésimo (con falta de tilde en la O
inicial). Como excepción, la escritura de Guardia civil/guardia marina, donde solo la primera
parte es recogida en negrita.
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minúscula respectivamente) y solo gris para la letra mayúscula en la sección de
«SIGLAS Y ACRÓNIMOS».
En CS2 se alcanza mayor complejidad (aunque sin introducir variaciones en el
tamaño de la letra): no se utiliza un único tipo de letra, sino que se combina una
tipografía de palo seco, de utilización mayoritaria, junto a otra con serifa para
extranjerismos (escritos en cursiva y negrita en la macroestructura así como en la
microestructura, en caso de que tengan entrada propia), ejemplos (escritas en
cursiva)31, e información sobre plurales, usos incorrectos y sinónimos. La mayúscula
redonda se empleará para marcar las remisiones. La negrita se utilizará también en
la microestructura para marcar aquellas palabras de las que, a continuación, se da su
significado, siempre con comillas simples. Los corchetes marcarán las transcripciones
fonéticas. Se utiliza el asterisco (*) para marcar aquellos usos incorrectos (aunque se
producen algunas erratas en su uso) mientras que a través de una flecha se indican
las remisiones. Si bien el primer signo es asumido en la tradición lingüística, el
segundo supone una formulación gráfica atractiva para un lector más avezado en
señalética que en técnica lexicográfica tradicional. Respecto a las entradas con
remisiones, se percibe asistematicidad en su macroestructura: por ejemplo, indulto
se recoge en redonda (error al no recoger la negrita) en tipografía a palo seco
(remite a amnistía), mientras que incautarse se recoge en cursiva en tipografía con
serifa, cuando lo indicado sería tipografía a palo seco en negrita (o cursiva negrita, si
se considerase un extranjerismo).
31 Se desmarca de la recomendación de Martínez de Sousa (2009: 292), para quien no son
recomendables ni el uso de letra paloseco (junto a la letra egipcia, «cansan al lector por su
monotonía»). Aunque quizás sus propias palabras posteriores permitan desviaciones de esa
norma: «En lexicografía, como en cualquier trabajo bibliológico, debe elegirse el estilo cuyo
grafismo represente mejor el espíritu, la época, etcétera, que está en relación con el tema
del diccionario, vocabulario, glosario». No cabe duda de que la letra paloseco tiene asociados
rasgos de modernidad y sobriedad que se ajustan a las necesidades de un medio de comu-
nicación.
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El modelo académico
Sirva como índice del respeto a la academia y de la confianza otorgada a su
imagen32 el hecho de que la de Alvar sea la única firma que aparece en la portadilla
de la obra: «Prólogo y supervisión de Manuel Alvar, de la Real Academia Española»
(la portada solo recoge el título de la obra, publicada el mismo año del fallecimiento
del ilustre filólogo). Sin duda el marchamo serviría de consolidación de una propuesta
que, por otro lado, no suponía en esta primera elaboración una apuesta arriesgada en
lo referente al aspecto lexicográfico, según se ha indicado anteriormente.
«Periodistas: ni académicos ni esnobistas»: con este epígrafe (de curiosa rima
interna) introducían en la segunda edición una sucinta, pero acertada, justificación
del eventual desvío de la norma: «en nuestra labor nos enfrentamos con usos que en
ocasiones ni los propios académicos han considerado todavía» (CS2: 177). Es indu-
dable esta demanda de inmediatez en la orientación lingüística que acucia a los
medios de comunicación: justamente, un año después de la publicación de este
volumen, nació, en 2005, la Fundéu, a partir del Departamento de Español Urgente
de la Agencia EFE y con el patrocinio de esta y del BBVA, aunque en este caso el
asesoramiento de la RAE asegura la supeditación a la norma académica. Cabe pre-
guntarse si esta posibilidad de consulta hubiera, en algún modo, modificado esa
voluntad de separarse de un «seguidismo obligatorio de las decisiones académicas».
Me inclino a pensar que, efectivamente, tal y como ocurre en otros libros de estilo
recientes (la versión de El País 2014, por ejemplo), hay un diálogo entre la RAE (y la
ASALE) y la redacción del medio que no siempre da, como resultado, la aquiescencia
respecto al dictamen académico. Pero también será necesario conseguir un equilibro
entre el rechazo a la norma académica, «el esnobismo del “todo vale”», «la negli-
gencia» o «la abulia» que pueden pervertir la calidad del mensaje transmitido. El
periodista trabaja con material lingüístico de la calle, y es su responsabilidad hacer
el filtro necesario para trasladar al espectador un material de significado «preciso y
riguroso» (CS2: 177). Como afirma Vellón Lahoz (2013: 64):
El léxico periodístico se caracteriza por su dinamismo, su creatividad, su constante
tendencia a adecuarse a las realidades sociales, a lo que se consideran necesidades
32 Para una aproximación a las relaciones entre lenguaje periodístico y dictamen académico,
cfr. Camps (2008) y Lavilla Uriol (2008).
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expresivas de la comunidad, a la realidad cambiante de la lengua más allá de las
normativas académicas.
¿Cuál es la postura frente a la RAE de este manual? CS1 menciona la institución
en cinco ocasiones, ya sea a través del nombre de su diccionario, DRAE (clarificar,
dinamizar, penalizar y tener efecto), o de la designación corporativa Academia
(prioridad/prioritario). La referencia a la Academia sirve para diversos fines, sin que
haya uniformidad en el tratamiento de su autoridad. Recomienda la sustitución de
alguna forma por otra «más sencilla», aunque la forma rechazada aparezca incluida
en el diccionario académico (así, se recomienda clarificar en lugar de aclarar, o se
rechaza el anglicismo admitido prioridad/prioritario a favor de formas castellanas:
preferencia, precedencia, prelación o precedente). La ausencia en el DRAE es el ar-
gumento para desechar la forma dinamizar, para la que se indican diversas opciones:
así, activar, estimular, promover, vitalizar, reanimar, revitalizar «u otros». La pre-
cisión de la obra académica permite establecer marcas de uso que limitan el uso del
término: así, se propone la sustitución de penalizar —que el DRAE restringe a compe-
ticiones deportivas— por formas como sancionar, castigar o penar. Finalmente, la
cuarta entrada recogida es tener efecto, para la que se aportan otras soluciones
(celebrarse, efectuarse, suceder y tener lugar) al no estar incluidas en el repertorio
académico.
Veamos los resultados que ofrece CS2. En 43 ocasiones33 se cita en una entrada
la Real Academia, ya sea como RAE (asumir, bluyín, calcinar, driblar, *dribling,
dumping, élite, en loor de multitud, evento, gambetear, graffiti, hall, handicap,
hardware, ignorado, *inhabitual, oficiala, pírrico, posicionar(se), precalentamiento,
priorizar, reivindicar, sofisticado, sprint, tensionar, testar, tique, travelín, utillero,
vehicular), DRAE (catering, chatear, *conveniar, desequilibrante, fidelizar, glamour,
33 Asumir, bluyín, calcinar, catering, chatear, coligarse, *conveniar, desequilibrante, driblar,
*dribling, dumping, élite, en loor de multitud, equipación, evento, fidelizar, gambetear,
glamour, graffiti, hall, handicap, hardware, ignorado, *inhabitual, libido, nominar, oficiala,
pírrico, posicionar(se), precalentamiento, prerrequisito, priorizar, ránking, reivindicar,
sofisticado, sprint, tensionar, testar, tique, tractorada, travelín, utillero y vehicular. No se
recoge la entrada *Academia de la Lengua, pues aparece solo citada para indicar su correcta
denominación.
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nominar, prerrequisito, tractorada), Academia (coligarse34, equipación, libido,
ránking). El análisis se restringe, por tanto, a las entradas que mencionan la insti-
tución, aunque en otras ocasiones podamos observar una divergencia no explicitada
respecto al modelo académico35.
Como modelo de autoridad, la referencia a la RAE se utiliza para legitimar un
uso: así, el empleo, como sinónima de coligarse, de la forma coaligarse, y la
admisión de la forma dumping, y las nuevas acepciones de nominar, reivindicar (en
su significado de ‘atribuirse la autoría de una acción’), sofisticado (‘Referido a un
aparato, un sistema o mecanismo, técnicamente complejo o avanzado’). Para la
función contraria, prohibir su utilización, también se recurre al diccionario acadé-
mico: (*conveniar para referirse al ‘acuerdo para la posterior firma de un con-
venio’36). Se indica también la preferencia por otros verbos para sustituir a aquella
forma que no está recogida en el diccionario académico (así, conservar o mantener
en lugar de fidelizar37). A partir del dictamen académico se regula la morfología
flexiva de algunas palabras (así, la restricción en el uso del femenino oficiala, no
admitido para designar personal de las fuerzas armadas). Puede acudirse al diccio-
nario académico para indicar un significado, como en prerrequisito. Finalmente, se
autoriza el uso dada la aprobación académica, pero se proponen sustitutos (fasci-
nación, seducción o encanto personal en lugar de glamour38). Un caso fronterizo es
sprint: se autoriza su uso, aunque la propuesta de sinónimos introducida por sin
34 Aunque se recoja en la forma coligarse, pues a este remite, el término objeto de atención
es coaligarse, aceptado por la Academia. De ahí que en la tabla se recoja en esta segunda
forma.
35 Se indica, en la entrada de amateur, la preferencia por aficionado, sin citar, en ningún
caso, a la Real Academia Española, como sí ocurre en casos idénticos con voces como catering
o hardware.
36 No se respeta, en este caso, la ley de la sinonimia que obligaría a utilizar la misma
categoría gramatical del lema en la definición.
37 Palabra ya recogida en la última edición del diccionario académico.
38 No de manera tajante, como sí ocurría con fidelizar. Respecto a glamour, se indica cómo
«[e]n ocasiones son preferibles otras voces», citando, además de las mencionadas, atractivo,
lo que rompería la igualdad de categoría gramatical necesaria para la sinonimia.
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embargo lo sitúa en una posición intermedia entre el seguimiento y el rechazo del
dictamen académico a favor de otras alternativas39.
Objeto Lemas
Indicación de significado prerrequisito
Autorización de uso al estar recogida coaligarse, dumping, reivindicar, sofisticado
Prohibición de uso al no estar recogida conveniar, *inhabitual
Recomendación de sustitución por no estar recogida
fidelizar, *dribling
Indicación de su uso (semántica y morfológica)
oficiala, posicionar(se)
Autorización de uso con propuesta de alternativas
glamour, nominar40, sprint
En ocasiones, la recomendación se aleja de lo que indica la institución como
norma, bien evitando ciertos significados (así el de asumir con el significado de
adquirir, alcanzar, tomar; o pírrico, con el significado de escaso, insuficiente, de
poco valor), bien optando por otro tipo de estructura acentual (élite en lugar de
elite, líbido en lugar de libido, travelin en lugar de travelín), bien rechazando
nuevas formas (precalentamiento frente a la ya existente calentamiento41), bien
recomendando un uso moderado o la sustitución por otras formas (carbonizar,
quemar, abrasar y achicharrar en lugar de calcinar; regatear en lugar de driblar;
39 «[…] La RAE lo admite con esta grafía. Sin embargo, está españolizado el verbo esprintar:
‘realizar un sprint’, y el sustantivo esprínter, plural: esprínteres, ‘velocista, generalmente en
ciclismo’.
40 En esta entrada se proponen, como posible sustitución, los siguientes sinónimos: selec-
cionar, seleccionado o candidato (esta última propuesta rompe con la ley de la sustitui-
bilidad, al proponer una forma de categoría gramatical distinta).
41 Reseñable el tratamiento que las dos últimas ediciones del diccionario académico dan a
estas palabras. Si calentamiento en su tercera acepción es «3. m. Dep. Serie de ejercicios que
hacen los deportistas antes de una competición o un entrenamiento para desentumecer los
músculos y entrar en calor», precalentamiento es «1. m. Ejercicio que efectúa el deportista
como preparación para el esfuerzo que posteriormente ha de realizar». Más allá de la falta de
marca (Dep.) en precalentamiento, las diferentes definiciones niegan la sinonimia (menos
específica la definición de precalentamiento).
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entre los vítores, aclamaciones, entre otras propuestas, en lugar de en olor de
multitud; como forma por lo general redundante; tensar en lugar de tensionar,
probar, examinar, ensayar o analizar en lugar de testar; billete, boleto o entrada en
lugar de tique; canalizar, encauzar, tramitar, transmitir, comunicar u organizar en
lugar de vehicular), bien restringiendo el uso de nuevas acepciones de otras lenguas
(evento con el significado de acontecimiento, ignorado, con el significado de ‘no
hacer caso, prefiriéndose desestimar, desoír o ningunear), bien optando por su
equivalente español, en el caso de algunos préstamos (vaqueros o tejanos en lugar de
bluyín, servicio de comidas, comida, abastecimiento, avituallamiento o suministro
en lugar de catering; regatear en lugar del italianismo gambetear; vestíbulo, reci-
bidor o recepción en lugar de hall; desventaja, dificultad u obstáculo en lugar de
handicap; equipo informático, dispositivo informático o soporte físico, en lugar de
hardware), bien desechando la propuesta de traducción y optando por la voz original
(graffiti, en lugar de grafito), bien adelantándose a la Academia incorporando
significados nuevos (así chatear con el significado de ‘dialogar por escrito a través de
internet’42; desequilibrante, para designar a jugadores de gran calidad decisivos;
equipación para indumentaria o uniforme de un equipo deportivo; o tractorada para
referirse a protestas de agricultores donde se dificultad la circulación a través de
tractores).
Objeto Lemas
Rechazo de acepciones asumir, pírrico
Rechazo de nuevas formas precalentamiento, priorizar, utillero
Rechazar estructura acentual élite, libido, travelín
Recomendación de uso moderado o preferencia por otras formas (incluidas traducciones)
calcinar, catering, driblar, *en olor de multitud, tensionar, testar, tique, vehicular
Elección de formas españolas frente a acepciones y voces extranjeras (adap-tadas o no)
bluyín, evento, gambetear, hall, handicap, hardware, ignorado, ránkingº
Elegir formas extranjeras frente a tra-ducciones
graffiti
Aceptación de formas no recogidas chatear, desequilibrante, equipación, tractorada
42 Se incorpora esta palabra (aparece con el 2).
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No se especifica ningún motivo para el rechazo a la normativa académica más
que en libido, cuya pronunciación esdrújula (frente a la escritura como palabra
llana), se justifica «por ser mayoritaria en español».
En total, 14 son las ocasiones en las que la referencia a la RAE indica un segui-
miento de su dictamen, frente a las 29 en que se produce un desvío —de mayor o
menor intensidad— de la norma (32,55% / 67,44%).
El componente ideológico
CS1 solo presenta dos términos de interés, rutinario y versátil, marcados como
peyorativos. Un tratamiento más detallado proporciona CS2, donde los eufemismos
son rechazados43: así, daños colaterales, que debe ser sustituido, en función del con-
texto, por otras formas (muertos/bajas civiles, daños a la población civil, destrozo
de instalaciones civiles…); deprimido para barrios empobrecidos, zonas depau-
peradas o países subdesarrollados; limpieza étnica en lugar de masacre, exterminio
o genocidio.
También las cuestiones étnicas ocupan la atención de este catálogo de dudas.
Existen varios grados en la sanción de usos. Dentro de la preferencia del medio,
encontramos ejemplos como el de payo (‘Entre los gitanos, quien no pertenece a su
etnia’), de «un tinte insultante» (el de ‘persona zafia y ruda, ignorante’), por lo que
se indica la preferencia de gitanos y no gitanos frente a payos y gitanos. La
marcación utiliza la forma despectivo para en adlátere o maketo (término despectivo
utilizado en el País Vasco para referirse a inmigrantes de otras partes de España). Sin
marcación, también se desechan términos denigrantes, como sidoso: «No debe
utilizarse este adjetivo. Dígase personas que padecen sida o enfermos de sida».
43 Se advertía, en las páginas preliminares, contra la «inercia de los eufemismos» (CS1: 10); ni
estos ni los circunloquios habían de tener espacio en la práctica periodística, según se indica
en el epígrafe en el que se expone la norma del libro de estilo: la búsqueda de la claridad
obliga a prescindir de ambos.
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En último lugar, los ejemplos también servirán para explicitar posiciones: «Se
mostró reticente sobre el cese de atentados de ETA y reacio a negociar con los
terroristas» (en reticente)44.
La pronunciación
Elemento fundamental para un medio audiovisual es la oralidad del mensaje.
Así, los libros de estilo de televisión atienden a cuestiones de pronunciación para
orientar al hablante. CS1, en su apartado sobre «Locución», señala que «Tan impor-
tante como el texto redactado o las imágenes que se edite es la forma de locución
empleada» (CS1: 66). Como se ha señalado anteriormente, dentro de los criterios de
inteligibilidad, pocos rasgos podrán ser censurados (siguiendo la indicación de
Narbona y Morillo, 1987). Así, citan la aspiración procedente de F inicial latina, la
confusión o cambio entre /r/ y /l/ implosivas o la neutralización de estas mismas
consonantes explosivas agrupadas. También se menciona ceceo y pronunciación
fricativa relajada de la /ch/. El equilibrio entre excesos en rasgos de pronunciación y
en la corrección debe marcar una dicción que, en el caso de redactores de otras
zonas de España, se traducirá en la equidistancia entre acento propio y el acento
andaluz. Por su parte, CS2 dedica su apartado «12. PRONUNCIACIÓN», a la explicitación
de las normas básicas y a una pormenorizada casuística donde se abordan dificul-
tades del idioma español: la pronunciación de distintas letras del español, de algunos
verbos (los acabados en -iar, -ear y -uar), algunas terminaciones (-iaco o -íaco) junto
con una lista de palabras biacentuales; se pasa, a continuación, a la pronunciación de
nombres no castellanas y de palabras de otros idiomas: catalán, gallego y vasco,
dentro de la península, y alemán, checo, chino (pinyin), francés, inglés, italiano,
neerlandés, polaco, portugués, rumano y serbo-croata). Vuelven a remitir al argu-
mento de la inteligibilidad: «En Canal Sur tienen cabida todos los acentos del español
44 Sobre el grupo terrorista ETA, que no aparece como lema en CS2, cabe destacar cómo la
versión de 1980 del Libro de estilo de El País proporcionaba la siguiente información: «Siglas
en vascuence (Euskadi ta Askatasuna) de País Vasco y Libertad. Nunca se debe emplear el
artículo la delante de estas siglas. El grupo está escindido en dos ramas: la partidaria de la
revolución armada, ETA Militar (ETAm), y la que combina la lucha armada con las vías políticas,
ETA Político-militar (ETApm). Estas dos ramas proceden de ETA-V Asamblea. […]».
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siempre y cuando cumplan dos requisitos, que sean inteligibles y que no se alejen en
exceso del estilo formal» (CS2: 218). De sumo interés es el posicionamiento en torno
a la pronunciación de las hablas andaluzas, al señalar que debe emplearse «un
andaluz culto y formal que abarque, amplíe y perfeccione el concepto de español
estándar» (CS2, 219).
En el repertorio lexicográfico de errores de CS1 no son abundantes las
indicaciones sobre pronunciación: tanto solo cartel (llana en sentido económico y
aguda para el resto de acepciones), libido (palabra llana y no esdrújula), México,
mexicano (que se pronuncia como Méjico y mejicano) y sutil (palabra aguda).
Mucho más abundante es el tratamiento de pronunciación en CS2. Las indica-
ciones se ofrecen a través de la transcripción fonética, así, palabras del alemán
(fahrenheit), del árabe (fatwa, Hizbulá), del brasileño (torcida), del francés (affaire,
amateur, ballet, gigoló, impasse, jemer, kibúts), del hebreo (Kneset) del inglés (ace,
break, bypass, cheer leaders, caddie, crack, crowl, freak, gay, geisha, glamour45,
hacker, happening, hardware, hobby, hovercraft, iceberg, impeachment, mánager,
software, supporter, playback, play off, pole position, quaterback, rally, rallies,
remake, round, striptease, thriller, tory, trekking, yatching), del italiano (maglia,
paparazzi), del maorí, a través del inglés (kiwi), del vasco (batzoki, ertzantza),
topónimos (Georgia, Ho Chi Minh’), marcas comerciales (zódiac), así como palabras
homógrafas a excepción del acento (Antioquia frente a Antioquía), onomatopeyas
desde el inglés (beeper, boom), términos españolizados (pole, con el tratamiento
gráfico de extranjerismo), y se dan indicaciones para prefijos (post- como alomorfo
ante palabras que no empiecen por ese pero que no deben pronunciarse:
[pos.sadám], [pos.sozialísta] o [pos.sandinísta]), formas latinas (para marcar la
pronunciación única y no en dos lemas: [insepúlto] en lugar de [insepulto], o para
corregir pronunciaciones incorrectas: motu proprio en lugar de la forma errónea *de
motu propio46) y otras formas donde se pide una pronunciación distinta a la de la RAE
(travelín en lugar de travelin). Como vemos en el caso de mánager, algunas de las
palabras ya se consideran adaptadas al español.
45 La ausencia de cursiva en el original indica que no son tratadas estas palabras como
extranjerismos.
46 En este caso sin transcripción fonética, pero con recomendación: «Evítese el error común
de no pronunciar la segunda r de proprio».
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Como en otros casos, no se encuentra (probablemente no se pretenda) sistema-
ticidad: así la pronunciación viene antecedida de diversas fórmulas («Pronunciado»,
«Su pronunciación es») o sin indicación alguna. En la adecuación a un lector que no
ha de estar especializado en fonética, la transcripción tiene como objetivo la
transparencia, por lo que, más allá de los corchetes, no se cumplen las normas en la
transcripción de los sonidos: así, no se indican los alófonos de la i semivocálica
([baipás]47) y semiconsonántico [djódjia]), las transcripciones de palabras extranjeras
son aproximadas (así, el italiano [katenácho]), utilizando para ciertos sonidos un
sistema de transcripción simplificado48, como en maglia ([málla]), tampoco se
marcan los alófonos fricativos ([kádi], [hóbis], [yigoló]), velares ([fárenjait]) o
nasales ([hápenin]), se realizan transcripciones que no parecen reflejar la pronun-
ciación más extendida ([háker], supuestamente con una aspirada, en lugar de la
velar, aunque la transcripción propuesta se acerque más a la pronunciación original;
también ocurre con [hápenin] [hardguer], [hóbis]). Signos que no aparecen ni en la
RFE ni en el IFA, pero que son utilizados habitualmente en transcripciones no espe-
cializadas: así, [póul posíshon] para pole position, con la utilización del segmento
[sh] como equivalente a una pronunciación fricativa de /ch/. En algunos casos, se
introducen elementos de fácil comprensión para el lector poco avezado en fonética
que no se ajustan a las normas de transcripción: en cheer leaders, la pronunciación
[chíer líders] indica la pronunciación suave de la vibrante a través del tamaño de la
grafía; mientras que en zodiac [zódiac] la velar final no se transcribe con [k]. O,
como ejemplo de pausa en la pronunciación, la adición de un punto: [pos.sadám].
Será imprescindible la guía de pronunciación en el caso de palabras homógrafas pero
no homófonas: Georgia como [jeórjia] en el caso del país del oeste de Asia, frente a
[djeórdjia] cuando la referencia es a uno de los estados que conforman Estados
Unidos. También allí donde la palabra se adapta al español (aparece escrita en
redonda) pero no sigue las reglas de acentuación: zodiac se transcribe como llana
[zódiac]. Pero no siempre el objetivo es simplificar la comprensión de la
transcripción: en [hárdguer] y [sóftguer] no se recurre a la diéresis en la u, y se
mantiene el criterio de transcripción fonética.
En ocasiones, a la transcripción se le suma la indicación de la pronunciación
incorrecta: geisha como [géisha] y no [jéisha], gay como [gái] y no [géi], iceberg
47 Los subrayados son míos.
48 Así, las soluciones adoptadas por la RAE y ASALE en obras como su Ortografía (2010).
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como [izbegérg] y no *[áisberg]49, o [nobél] en lugar de la llana [nóbel] para la desig-
nación de los premios. En el caso de jemer, se indican únicamente las posibles in-
correcciones: «Evítese la pronunciación llana [jémer] y la pronunciación con k
[kemér]». En el caso de libido, solo se transcribe la pronunciación esdrújula [líbido],
que, contra el criterio académico, se recomienda. En rápel, sin indicar transcripción,
al señalar la incorrección de la forma *rapel se informa sobre pronunciación. En otros
casos, la información se limita a la sílaba tónica, como en Kósovo, de la que se indica
que se esdrújula.
No todos los extranjerismos encuentran una traducción. El criterio debe ser el
del conocimiento más o menos extendido del término o la facilidad de la pronun-
ciación: clinic, final four, firewall, freelance, free style, full-time, goal average,
graffiti, Grand Prix, Grand Slam hat trick, homeless, hall, half-time, handicap,
holding, homeless, jet lag, jockey, Likud, link, lob, lobby, lock out, look, lord,
mailing, maillot, masters, match, overbooking, off side, off the record, open,
overbooking, pack, parking, passing shot, password, pay per view, pitcher, pressing,
prime time, puenting, rafting, raid, rais, ránking, rápel, rating, recordman,
recordwoman, referee, ring, rookie, Senyera, set, sex appeal, sex symbol, share,
shock, show, sir, skin(head), smash, software, spam, sponsor, spot, spray, sprint,
staff, stand, standing, stock, stock options, supporter, talde, talk show, task force,
teen-ager, tie break, top model, tour operator, transfer, trust, yachting, yihad,
zapping. En caso de que no planteen diferencias frente a la pronunciación española,
no se indica traducción (así ocurre en carabiniere y su plural carabinieri, o chií);
tampoco en casos en los que la forma no sea la recomendada: en el lema Beijing se
limita a indicar la preferencia por Pekín, en pitcher, se indica su traducción:
lanzador50. En algunas expresiones latinas se indica la pronunciación, sin que sea ne-
cesaria la transcripción fonética: así, se advierte que en la forma correcta motu
proprio (en lugar del error *de motu proprio), «Evítese el error común de no pronun-
ciar la segunda r de proprio».
49 Aunque se aplica sistemáticamente el signo * para términos incorrectos, en la pronun-
ciación vemos que solo en el caso de iceberg antecede a la inadecuada, quedando sin marca
en los lemas de geisha y gay.
50 Asistemática esta decisión, pues en playback, play off o pole position, donde también se
indica la traducción obligatoria, sí se recoge la transcripción.
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Problemas de actualización
Como todos los manuales apegados a una realidad lingüística cambiante, y más
aún cuando surge con la vocación de dar una respuesta actualizada, las obras de
Canal Sur necesitan ser actualizadas (como indica la producción de dos volúmenes
sustancialmente distintos). Encontramos a lo largo de sus páginas recomendaciones
que ya han dejado de tener vigencia, cuando se censuraban modos que empezaban a
extenderse y que ya se han consolidado en el uso. Así, abatir «no es sinónimo de
matar o asesinar», según indica el CS2, pero el DLE recoge en su cuarta acepción
«Hacer caer sin vida a una persona o animal», lo que permitiría, por tanto, el uso no
recomendado. O acordar, del que se considera incorrecto un uso transitivo («*Se
acordó una ayuda»), que el DLE recoge como primera acepción. Fidelizar, no reco-
gida en el diccionario académico en la edición de 2001, sí aparece ya en el DLE, por
lo que la sustitución por conservar o mantener pierde su vigencia. Orsay, propuesta
como traducción de off side y sinónimo de fuera de juego, aparece como palabra
llana, mientras que la edición de 2014 (no se recoge antes) la presenta como palabra
llana con tilde: órsay. La formas decimoprimero y decimosegundo se marcan como
incorrectas en CS2, aunque tanto el Panhispánico (Real Academia Española 2005)
como las nuevas publicaciones académicas admiten su uso. El tratamiento de
préstamos difiere del CS2 al DLE: así, quórum, adaptada al español, en la segunda
versión del libro de estilo de Canal Sur, mientras que la publicación académica
presenta la forma latina quorum, en cursiva y sin tilde. También se distancian en el
tratamiento de ránking, en cursiva y con tilde en CS2 (en un tratamiento ambiguo, al
mezclar criterios de adaptación y de conser-vación como anglicismo), y ranking, en
DLE, aquí sí como extranjerismo crudo. Otro ejemplo es disparidad en la grafía
sintecho (CS2) frente a sin techo (DLE).
En ocasiones, la falta de actualización es compartida por el propio diccionario:
sónar era llana en 2001, y así se recoge en el libro de estilo, mientras que ya el
Diccionario de la Real Academia (2014) recoge una forma aguda. La forma kasba es la
que recoge la Real Academia en 2001, al igual que el libro de estilo, mientras que en
2014 se modifica a casba. Tampoco era posible adelantarse al dictamen académico
que modificó en la última reforma los significados de deber de + infinitivo y deber +
infinitivo.
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No siempre es la caducidad del estadio lingüístico recogido en estas obras la que
condiciona las divergencias frente a la lengua actual. En ocasiones, decisiones de
estilo (no es razonable pensar que se trate de falta de documentación) propugnan el
rechazo de formas ya asentadas en el idioma, como es el caso de posicionar(se): se
limita su utilización como sinónimo de tomar postura, alinearse, manifestarse,
definirse, cuando la edición de 2001 del diccionario académico ya recogía ese
significado en su segunda acepción: «2. prnl. Tomar una posición respecto de algo o
de alguien. Se ha posicionado a favor DE la medida».
CONCLUSIÓN
Alcoba y Freixas (2009: 45) remarcaban la necesidad de homogeneización del
lenguaje periodístico que cristalizaba en secciones sobre el léxico destinadas «a
examinar y a despejar con argumentos de distinta naturaleza las dudas en el uso de
determinados términos, de raíz clásica o de invención reciente, esporádicos o tan
reiterados que reducen la precisión expresiva del texto».
Los libros de estilo de Canal Sur participan de este interés y muestran, en su
evolución, las necesidades particulares (siempre cambiantes) a la que se enfrentan
los medios, también determinadas por la variación diatópica). La publicación de dos
volúmenes muestra la atención que el medio muestra a la formación de sus profe-
sionales para la consolidación de su marca y el esfuerzo realizado, en la segunda
edición, por ampliar las guías y consolidar su libro de estilo como uno de los más
completos publicados en España más allá del recurso a fuentes anteriores.
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