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 10. El ocaso del poder oligárquico: lucha política en la escena oficial 1968-1973. HENRY PEASE GARCÍA CAPITULO VI Notas sobre el Régimen Político

09. PEASE, HENRY. El Ocaso Del Poder Oligárquico-cap6

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Oligarquia en el Perú. Obra de Henry Pease

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  • 10. El ocaso del poder oligrquico: lucha poltica en la escena oficial 1968-1973.

    HENRY PEASE GARCA

    CAPITULO VI

    Notas sobre el Rgimen Poltico

  • LOS REGIMENES POLTlCOS EN EL ESTADO OLIGRQUICO

    Desde fines del siglo pasado hasta la segunda postguerra de este siglo, el Estado peruano

    asume la forma conocida gruesamente como Estado oligrquico. Los aos 50 muestran ya en la

    escena poltica la crisis del Estado oligrquico, que corresponde a una particular estructura de

    dominacin, a una determinada composicin del bloque en el poder y a una relacin liberal entre lo

    econmico y lo poltico.

    El Estado oligrquico no posee capacidad directa de intervencin y gestin en la economa.

    Su administracin cubre la defensa nacional, la polica, reducidos entes administrativos y luego,

    progresivamente, servicios sociales como la educacin y la salud pblica. El Estado tena escasa intervencin en la Banca: el Banco Central, aunque presidido por un representante del gobierno,

    era dirigido en mayora por un directorio en el que predominaban los representantes de la banca

    privada. Para el cobro de sus impuestos y para los adelantos a cuenta que dieran liquidez al

    gobierno- ste recurra a la "Caja de Depsitos y Consignaciones", tambin controlada por el

    sector privado hasta el gobierno de Belande, en que se crea un Banco de la Nacin, aunque con

    poco peso en el sistema financiero.

    Este Estado liberal fue controlado directamente por una oligarqua cerrada donde los

    agroexportadores tenan hegemona. Impusieron sus trminos de realizacin fornea (1) hasta los

    aos 30, sin discusin. Cuestionados luego por fuerzas sociales emergentes -articuladas por el

    APRA entre 1930 y 1945 recurrieron a la represin sistemtica de toda oposicin popular. No

    obstante, no lograron impedir que la evolucin econmica y social introdujera fisuras en el propio

    poder dominante.

    Los regmenes polticos que canalizan el funcionamiento del Estado oligrquico tienen, para

    este siglo, su diseo y base legal en la Constitucin de 1933. Pero ms all del orden jurdico -

    cumplido slo en parte- se recurre a la alternativa militar y al estado de excepcin como forma de

    controlar la emergencia popular. El funcionamiento de las instituciones y los dispositivos

    constitucionales se da as en un conjunto de relaciones de poder y en un cuadro ms amplio de

    situaciones que requieren un estudio sistemtico para comprender su dinmica. El espacio poltico

    y las reglas de juego fijadas en la carta constitucional son ms amplias que lo que se di en la

    realidad.

    El Estado oligrquico es por definicin una forma de dominacin cerrada, estrecha e

    imperativa. Recurre ms a la dictadura que a la hegemona, aunque en la misma dictadura haya que

    distinguir como hace Bourricaud entre dictadura y "dictablanda" (2). Lo oligrquico califica una

    determinada composicin de las clases dominantes, que incluye una particular concentracin del

    poder; un gobierno de pocos. Esta forma de dominacin desarrolla muy poco las formas

    democrticas de representacin poltica, an en su nivel formal. Basta ver lo limitado del nmero

    de electores, a partir de la marginacin de los analfabetos y del aislamiento campesino (3). En la ley

    y en la prctica poltica se expresa este carcter cerrado del poder, incluso contradiciendo los

    valores y planteos propios de la democracia burguesa. La desarticulacin poltica y organizativa de

    1 Nos referimos al hecho de que los agroexportadores definen sus trminos de ganancia en funcin del mercado internacional, desincentivando el

    desarrollo del mercado interno respecto del cual sus demandas presionan bsicamente por medidas que disminuyan sus costos de produccin en el pas. 2 Bourricaud Francois: "Poder y Sociedad en el Per contemporneo". Buenos Aires, Ed. Sur, 1967,.pp, 290-310, 3 En las elecciones de 1962 los tres principales candidatos alcanzaron 1'582,469 votos. Pocos 'ms recogieron los otros candidatos y las cifras de ausentismo, votos viciados y en blanco no fueron significativas. De una poblacin de ms de 10 millones de personas, esta votacin resulta indicativa del estrecho sistema electoral que margina a los jvenes (de 18 a 21 aos) y a los analfabetos.

  • las grandes mayoras es as un hecho clave, ya que esta forma de dominacin descansa en mayoras

    aisladas orgnica y geogrficamente. Incomunicacin, sindicalismo embrionario primero y dividido

    luego, partidos de cpula y no de masas, son correlato del Estado oligrquico, situados en la base

    de su capacidad de maniobra. Ello marcar los regmenes polticos que se desarrollan en este siglo

    donde deber recurrirse a la dictadura para desmantelar y desarticular, quebrar o ilegalizar, las

    organizaciones sociales y polticas que aparecen para enfrentar el poder cerrado de las clases

    dominantes.

    En efecto, parece haber en los regmenes polticos, rasgos que llevan recurrentemente a la

    alternativa dictatorial como forma de desarticular en lo concreto la demanda de las mayoras.

    Generalmente, los regmenes parecen adoptar formas ms duras y dictatoriales, cerrando todo espacio poltico incluso a los sectores medios (Benavides, Odra) y formas tmidamente abiertas a

    un mayor espacio y margen de juego, que se apoyan ms coherentemente en la Carta

    Constitucional (Prado, Belande). La alternatividad de estas dos formas de rgimen parece estar en

    funcin de la lucha popular y de la propia crisis que se presenta en el bloque de clases dominantes.

    Deben estudiarse y precisarse estos rasgos que, desde la dcada del 50, marcan opciones ms

    abiertas, configurando un espacio poltico que da lugar a la expresin de las opciones

    antioligrquicas. El rgimen poltico que opera en los perodos de los generales Snchez. Cerro,

    Benavides y Odra, parece expresar ms claramente la opcin dictatorial ms cerrada, en

    momentos en que todo recurso vale para callar y aislar la demanda popular. El rgimen poltico en

    los perodos de Bustamante, Prado y Belande, ampla el espacio poltico y el juego de fuerzas.

    Estos regmenes coinciden con momentos de crisis en la cpula y se alternan con regmenes

    dictatoriales desgastados. Este nivel, de las formas de rgimen, constituye un tema importante de

    estudio para precisar los rasgos del Estado oligrquico como forma de dominacin. Las

    investigaciones en esta materia importan para precisar los elementos que han cambiado como la

    composicin del bloque de clases en el poder o el rol del Estado en la economa y ubicar los rasgos

    que se mantienen en el perodo que, como transicin, sucede al Estado oligrquico. Estudiar las

    formas de exclusin y cooperacin resulta as muy importante.

    1.1. PODER FORMAL Y PODER REAL

    En el Estado oligrquico se hace evidente el contraste de una sociedad civil dbil y

    desarticulada con un Estado fuerte que impone fcilmente sI, dominacin. Las instituciones son

    dbiles: gremios profesionales, sindicatos, partidos, entidades culturales y representativas de la

    comunidad. El espacio jurdico y real, para la actuacin de stas es estrecho. El Estado aparece as

    con gran capacidad de control y desarticulacin. Pero a la vez, esta apariencia encubre la debilidad

    del rgimen poltico y sus aparatos, frente a los gremios de propietarios, entidades de la sociedad

    civil que en el Estado oligrquico concentran fuerte poder y son capaces de enfrentar con xito al

    gobierno. Las fracciones oligrquicas combinaron eficientemente la accin dentro y sobre el

    gobierno de turno, con la articulacin de estas instituciones representativas de las "fuerzas vivas",

    eficaces en la elaboracin de estrategias y en la presin sobre los gobernantes (4). El desarrollo de

    la crisis del Estado oligrquico y de instituciones representativas de las "fuerzas vivas" no

    oligrquicas como la Sociedad Nacional de Industrias permitir apreciar Ia pugna y la crisis tambin

    dentro de ellas y clarificar -si se investiga su actuacin el rol que lograron jugar y su presencia real

    en las polticas resultantes del Estado.

    4 En la estructuraci6n interna de estos gremios de propietarios (SNA, SNI, etc.) "ve tambin el cerrado control que ejerce una minora sobre el conjunto. Ello e, particularmente visible en la SNA, controlada por los agroexportadores y reestructurada luego del Decreto Ley 17716 en 1969 para ampliar su base de sustento con la ms amplia burguesa agraria. La SNA y la SNI llegaron a cruzar su directiva, De 1941 a 1943 el Vice-Presidente de

    la SNI era a la vez Presidente de la SN4 Luego se producen diferenciaciones.

  • El rgimen poltico se disea como un gobierno republicano con un Poder Ejecutivo fuerte,

    controlado por un Congreso igualmente fuerte. Hbrido de rgimen Presidencial y Parlamentario,

    en esta relacin de poderes se originan, al nivel formal, varias situaciones de crisis. Los dos poderes

    restantes, Judicial y Electoral, son claramente subordinados a los primeros.

    A partir del diseo constitucional, la prctica mostrar un rgimen fuerte, centrado en el

    Ejecutivo, que no tiene mayores lmites ni fricciones cuando ste controla la mayora del Congreso

    o se basa en el poder militar.

    El gobierno cuenta con dos aparatos de Estado fundamentales: Burocracia y Fuerza Armada.

    El primero es de nfimo desarrollo y clara subordinacin. El segundo, en plena consolidacin durante el siglo, tiene un gran poder y es la alternativa real a los partidos para gobernar, sobre

    todo en perodos de auge de masas (5).

    La burocracia tiene un tmido aunque sostenido crecimiento. En su origen, el Estado

    oligrquico no requiere de su expansin para gobernar al pas, pues cuenta con los gamonales y el

    poder regional, en quienes se sustenta para el control de la masa campesina. Tambin se apoya en

    una imagen patriarcal de la empresa tradicional y en el celoso control interno del enclave impe-

    rialista. Quienes recuerden que la IPC en Talara controlaba hasta parte de la vida de la ciudad o

    quienes estudien las relaciones dentro de un complejo agroindustrial, pueden ver cmo esta forma

    de rgimen poltico no requera de una amplia administracin, pues se apoyaba en los mecanismos

    tradicionales de los propios grupos de poder que lo sustentaban. Poco a poco, en este siglo, la

    modernizacin de la economa y el incremento de las ciudades alterar estas bases y propiciar el

    crecimiento de la burocracia.

    La Fuerza Armada es la alternativa de la oligarqua ante toda amenaza a su dominacin.

    Adems de ser aparato ejecutivo de Estado, es casi una institucin paralela al orden jurdico, parte

    fundamental de este rgimen poltico. La oligarqua recurre a los militares cada vez que se siente

    amenazada. Los convierte en sus representantes polticos en vez de recurrir a la formacin de

    partidos (6). Su presencia en el gobierno se recubre fcilmente del formalismo constitucional de la

    eleccin, que generalmente resulta discutible en su veracidad. (General Snchez Cerro 1931-33 y

    General Odra 1950-56).

    Los regmenes militares se encuadrarn gruesamente en el marco constitucional, con

    elecciones que legitiman un golpe previo o con la eleccin por el Congreso, aunque el espacio que

    5 Las fracciones oligrquicas no forman grandes partidos conservadores o liberales como en otros pases del Continente. Salvo el corto intento del civilismo, se limitan a alternar Ideres civiles (incluso caudillos como Pirola y dictadores como Legua) con caudillos militares. Si se forman partidos, no sobreviven a un Lder ya veces a un proceso electoral; la oligarqua presiona a travs de sus gremios y ejerce el poder detrs del trono.

    6 En este rol, durante el siglo pesan rasgos de caudillismo sobre elementos institucionales, hasta la dcada del 50. Snchez Cerro, Benavides y Odra son jefes militares que representan a la oligarqua en el gobierno y ejercen en la Fuerza Armada un liderazgo que les permite imponerse como

    articuladores. Pero a partir de la Mitad de este siglo se puede apreciar una evolucin que tiene su origen en el proceso de institucionalizacin de la

    Fuerza Armada que se acenta desde las primeras dcadas del siglo. La creacin de la Escuela Militar y el forzoso paso por ella de toda la oficialidad, la creacin de las Escuelas Superiores de Guerra y luego del CAEM, la influencia de las misiones militares y navales (francesa y norteamericana); son

    matrices de este proceso de institucionalizacin que se complementa con diversas normas legales que estabilizan la carrera militar, le dan seguridad y orden, dejando menos margen al caudillismo del siglo pasado, incluso en sus efectos internos. Los oficiales, de diversos orgenes mayoritariamente provenientes de sectores medios e incluso populares, adquieren en sucesivas escuelas de

    formacin los valores institucionales junto con lo que gruesamente podra llamarse conciencia de clase media, con todas las contradicciones que ello implica. La formacin tcnica deja un amplio lugar para la geopoltica, para el estudio de la realidad nacional y, en las ltimas dcadas, para el estudio de los problemas del desarrollo y su vinculacin con la preparacin para la defensa antisubversiva, diseada a nivel continental por los Estados Un idos en plena guerra fra.

    A partir de los aos 50 se acenta la fortaleza orgnica de la Fuerza Armada como institucin -con estructura slida y articulada- tornando ms difcil el caudillismo de perodos anteriores.

  • dejan para la accin de las fuerzas polticas es por lo general ms estrecho que el ya limitado

    espacio legal.

    De esta forma, en el rol de los aparatos de Estado hay significaciones distintas de la ley o norma de

    origen. A la burocracia se le present como alternativa el poder regin la de los gamonales, la

    autonoma local de la empresa patriarcal y el enclave. Y la Fuerza Armada fue, ms que un aparato

    ejecutor, la alternativa a los partidos y mecanismos electorales del rgimen legal. El desarrollo de la

    crisis del Estado oligrquico modificar lo primero, consolidando lentamente a -la burocracia

    mientras que, con un parntesis de apertura, del espacio poltico a los partidos (1956-1968), dar

    un mayor margen de juego a la Fuerza Armada

    1.2. INSTITUCIONES Y ESPACIO POLITICO

    El espacio para la accin de las fuerzas polticas tiene su centro formal en el funcionamiento

    de los principales poderes: Ejecutivo y Parlamento. Los partidos polticos, las sociedades nacionales

    de propietarios, la gran prensa e, incluso las instituciones representativas de sectores medios (gre-

    mios profesionales) y populares (sindicatos) actuarn dirigiendo sus demandas al sistema poltico

    que estos dos poderes encabezan. El peso de estas instituciones y el margen de juego que logran

    obtener dentro del sistema poltico en el que actan es variable segn se trate de gobiernos civiles

    o militares, de perodos en que el Ejecutivo controla al Parlamento o de pocas de enfrentamiento

    entre ambos poderes (1945-48 y 1963-68). El espacio se ampla o estrecha con los diferentes

    regmenes dados dentro del Estado oligrquico, pero existe, como tal, fundamentalmente para las

    fuerzas que forman parte o se adaptan a la dominacin oligrquica. En caso contrario -el APRA an-

    tes de su viraje, por ejemplo- se les elimina de ese espacio poltico cada vez que alcanzan peso

    significativo y amenazan el orden oligrquico. Para ello es preciso declarar "fuera de la ley", en unos

    casos (7) o slo se requiere un golpe contundente de los aparatos represivos, en otros.

    En este rgimen poltico el Parlamento permite articular a distintas fracciones del bloque en

    el poder que, sin embargo, no lo utilizan como nico canal. Las dos cmaras incorporan

    representantes de los grupos de poder regional (tanto terratenientes tradicionales como

    agroexportadores) que desde all demandan al Ejecutivo las polticas adecuadas a sus intereses. Por

    lo general, el Poder Ejecutivo representa la fraccin hegemnica, que si bien en muchos casos no

    aparece directamente en la escena, se ubica en los rganos consultivos de particular importancia,

    como la Comisin Consultiva de Hacienda, la Presidencia del Banco Central, etc.

    El control del aparato estatal resulta de vital importancia, no slo para garantizar polticas

    econmicas favorables, sino para usufructuar de las rentas que provienen de las empresas

    extranjeras, articulando directamente con ellas. Este elemento resulta clave para reforzar el poder

    de la fraccin hegemnica, pero a su vez -por venir de una relacin directa con el Estado- es una de

    las armas bsicas del poder de los representantes polticos civiles y militares que controlan el

    Ejecutivo.

    La burocracia crece progresivamente durante este siglo. Tiene muy poco poder econmico,

    por ubicarse en un Estado liberal. Pero la poltica de obras, el progresivo crecimiento de los

    sectores administrativos y sociales (salud, educacin, trabajo), le confieren un mayor poder. El

    centralismo de Lima aumenta este poder. Ha sido la burocracia uno de los medios tradicionales

    7 Caso de la CGTP en los aos 30 y del APRA en 1948.

  • para la cooptacin subordinada de los sectores medios, ofreciendo empleo a los partidarios del

    gobierno de turno.

    Las fracciones oligrquicas y la naciente burguesa industrial recurren constantemente a los

    gremios de propietarios para representar sus intereses. Las "fuerzas vivas" (SNA, SNI, SNMP) son

    elementos articuladores -a veces mejores que el Parlamento- y tendrn importancia particular

    cuando ste no funciona o cuando el Ejecutivo se "dispara" con obras y medidas que pueden

    descomponer el equilibrio econmico que stas reclaman. Una manifestacin de las "fuerzas vivas"

    en Palacio consolida a un gobierno, mientras que una campaa sistemtica de stas contra un

    gobierno o contra una poltica, tiene siempre efectos contundentes. El poder de estos gremios

    sobrepasa muchas veces el de los partidos polticos.

    En el Estado oligrquico la prensa escrita tendr particular importancia. Hay un verdadero

    monopolio de sta en manos cercanas a la oligarqua; tiene capacidad de generar opinin y mitos

    ideolgicos, pudiendo incluso destruir a un candidato, a un ministro o a un funcionario. Los grandes

    diarios actan como rganos de direccin poltica, con ms capacidad de articular fuerzas que los

    partidos polticos. Esta prensa tiene matices diferentes. De los dos grandes diarios, "La Prensa" se

    pone al servicio directo de los agroexportadores. La opcin de "El Comercio" es ms compleja.

    Con muchos vnculos con las clases dominantes, defiende al bloque oligrquico en su conjunto. Su

    rasgo ms saltante es el antiaprismo y as, desde los aos 30, todo el que pacte con el Apra ser

    objeto de su sistemtica oposicin, an cuando represente a la oligarqua (como en el caso del

    Presidente Prado en 1956-62). Asume un nacionalismo tradicional, defendiendo la nacionalizacin

    de la IPC en forma muy combativa durante la crisis del Estado oligrquico, especialmente a partir

    de 1956

    El sindicalismo y el movimiento campesino son dbiles frente al Estado oligrquico que, por

    definicin, impide su expansin y consolidacin. Desde la coyuntura del 30, en que se expresa en la

    escena poltica su mayor repunte, el movimiento popular y todo grupo medio que se identifique

    con sus luchas, es sistemticamente reprimido y desarticulado (1930-56). Pero, a la vez, los

    gobiernos necesitan popularidad para obtener legitimidad. Ello les hace recurrir en unos casos a

    polticas de obras pblicas (Benavides - Odra) o a intentos parciales de pacto y vertebracin

    subordinada de sectores del movimiento popular (Prado con el Partido Comunista, en 1939; Odra

    con la, Federacin de Chferes y Juan P. Luna, por ejemplo).

    Los partidos son dbiles en el Estado oligrquico; salvo el Apra -nico partido de cuadros y

    masas orgnicamente expresadas- no pasan de ser pequeas cpulas, organizadas en funcin de una

    coyuntura electoral, que la mayora de las veces no sobreviven a sta (8).

    La lucha central, desde 1930 hasta el gobierno de Odda (1948-56), se da en trminos de

    Apra y anti-Apra. Es la oligarqua, amenazada en los aos 30, la que responde como un bloque a

    toda demanda de cambio social. En forma gradual y ante el viraje del Apra, no slo grupos medios

    8 La fortaleza y el poder de los militares en el Estado oligrquico, no puede comprenderse sin analizar como correlato la debilidad de la estructura de partidos. Vimos ya cmo stos no fueron la opcin de la oligarqua, sino a lo ms respuestas espordicas de algunas fracciones de sta. Si bien ha

    habido gobernantes civiles, entre stos los que ms destacaron fueron caudillos como Pirola o Legua que actuaron sobre los partidos, generando a lo ms estructuras de apoyo poco duraderas. En este siglo, gobernantes como Prado o Belande, se apoyan en alianzas -el primero- o en partidos de coyuntura que giran en base a un lder carismtico -el segundo.

    Si se estudian las caractersticas de los partidos polticos peruanos, slo podr encontrarse en el APRA una verdadera y eficaz estructura partidaria de masas y una ideologa capaz de atraerlas en la coyuntura. El APRA ser, sin embargo, y quizs por esto el gran perseguido por el Estado oligrquico, hasta que se asegura su viraje en la dcada del 50. Antes del APRA encontramos, ms que partidos, cenculos donde una lite decide el candidato y negocia con el poder econmico las bases de su plataforma. No hay una elaboracin ideolgica consistente, ni formacin de cuadros, ni

    menos una estructura orgnica de masas. Son lites y caudillos que "preparan motores" para conquistar a los intermediarios regionales que aportan votos o mecanismos que en el viciado sistema electoral aparezcan como tales. Son alianzas de parlamentarios que procuran articular con representantes en el Congreso como tarea central. De estos ha habido ms de 80 partidos en el Per republicano, la mayora de duracin efmera y

    con poco poder real.

  • sino parte de la burguesa urbana en formacin, comienzan a variar su articulacin de fuerzas hasta

    expresarse en la crisis del Estado oligrquico formando nuevos partidos (AP y DC). Con todo, el

    espacio de accin para los partidos es muy limitado. Se cierra peridicamente al aparecer

    dictaduras y se abre con elecciones que apenas dejan lugar a algunos escaos para quienes se

    opongan a la oligarqua. La lucha contra el AP RA recurre al anatema y a su exclusin del sistema

    poltico. Slo en el perodo de Bustamante -donde ya se anuncia la crisis interburguesa- el Apra

    participa legalmente en la lucha poltica y por poco tiempo. Para Benavides, Prado y Odra, el Apra

    estar "fuera de la ley"; ser presentada como partido subversivo e internacional, identificada con

    "el comunismo" a pesar de sus antiguas diferencias con este partido; ser calificado de aprista todo

    aqul que critique o ataque significativamente al rgimen, desde la izquierda. Sin embargo, todos

    estos gobernantes negocian con el Apra entre bambalinas, en varios momentos de su gobierno o al buscar la reeleccin (9).

    A partir de los aos 50, la crisis del Estado oligrquico comienza a vislumbrarse

    gradualmente. Se ha de romper la cohesin de la clase dominante ante la aparicin de nuevas

    fuerzas sociales que cuestionan el poder absoluto de la oligarqua. La ascendente fraccin industrial

    y los sectores medios, ampliados a partir de la expansin burocrtica, educativa y en general urba-

    na, significan una progresiva demanda de cambios que concluye dividiendo la escena en las opciones

    oligrquica y antioligrquica. Ello, si bien no producir cambios en la forma de Estado durante el

    perodo 1950-68, s alterar el rgimen poltico. La insurgencia de los grupos reformistas descansa

    en la dinamizacin de otras fuerzas sociales (como el movimiento campesino) y en tendencias

    estructurales de modernizacin de la economa; pero no sern suficientes los cambios en el

    rgimen poltico y as, tras largo empate, la crisis se resolver con una nueva intervencin de la

    Fuerza Armada.

    Aparecen despus del cincuenta los partidos reformistas (Accin Popular, Democracia

    Cristiana, Social Progresista) a la vez que la izquierda, expresada en el Partido Comunista y en otras

    fuerzas, acenta su presencia "legal" en la escena, aunque sin liderar masas. El Apra, a su vez, cambia

    de situacin, dejando de ser excluida del sistema poltico y dejando de ser tambin un enemigo de

    la oligarqua para intentar representarla y, con ello, asumir el gobierno.

    Con Prado, en 1956, el APRA entra legalmente en la escena oficial. Su pacto con la

    oligarqua le permite superar parcialmente el veto oligrquico y tener parte del poder. A su vez, la

    oligarqua encuentra as representantes polticos que reemplazan a los militares, desgastados por el

    ejercicio del poder y en pleno proceso de institucionalizacin.

    La Fuerza Armada pasa de ser alternativa permanente de gobierno, a un rol de rbitro que

    ejercer claramente en 1962, en plena crisis. Es necesario estudiar aqu el significado del proceso

    de institucionalizacin de la Fuerza Armada en este siglo. No es ya tan fcil recurrir a un caudillo y

    que ste, por s solo, asuma la representacin institucional con su liderazgo. Los militares parecen

    ser ahora interlocutores ms difciles de la oligarqua, porque mayores niveles de

    institucionalizacin los hacen pesar como cuerpo, progresivamente deliberante y cada vez menos

    9 El APRA presenta en los aos 30 una plataforma radical, avanzada para su poca e inaceptable para la oligarqua dominante. Logra un efectivo liderazgo en su jefe, Haya de la Torre que, sin embargo, a pesar de su carisma caudillista, no impide la generacin de un cuadro amplio de dirigentes

    de alto nivel poltico, estructurando una base organizativa slida, frreamente probada en la clandestinidad. El APRA logra articular sectores populares como los trabajadores rurales del Norte, grupos medios e incipientes sectores urbanos. Es un partido de masas que enfrenta en los aos 30 el formidable poder de la coalicin oligrquico militar y logra polarizar la escena poltica peruana en funcin de su alternativa. Indudablemente, la

    fuerza de la oligarqua y los militares ha de ser tan decisiva que se impedir al APRA llegar al poder. Al escoger este partido la va de la insurreccin y aplicarla en forma vacilante y contradictoria, facilitar el triunfo de la oligarqua y los militares. El cambio de estrategia que pone en prctica con la evolucin de la dcada del 40, permitir al APRA llegar parcialmente al poder (1945-48, 1956-62, 1963-68), a cambio de arriar sus banderas reformistas y pactar con la oligarqua, al igual que con sus ms conspicuos enemigos polticos (Benavides, Prado y Odra). El APRA pasar a ser desde

    1956 el Partido que necesitan las fracciones oligrquicas para mantener su hegemona con ropaje democrtico. Pactarn sus lderes con la esperanza de obtener as legalidad y llegar al poder. Sin embargo, la estructura partidaria ser suficientemente fuerte para mantener el apoyo de masas a pesar de sus continuos virajes y la claudicacin en sus planteamientos reformistas. .

  • .instrumento de un caudillo (10). La mitologa que se apoya en el antiaprismo es ya insuficiente

    elemento aglutinador en una institucin con "conciencia" de clase media predominante, que se va

    alejando de la oligarqua. A su vez, en el Parlamento una minora reformista cuestionar

    permanentemente al gobierno y a su direccionalidad pro-oligrquica, poniendo en debate temas

    claves como la IPC y la Reforma Agraria.

    En la crisis del Estado oligrquico, particularmente entre 1956 y 1968, los partidos polticos

    adquieren una importancia mucho mayor que en el perodo anterior, pues las distintas fuerzas

    sociales en pugna procuran expresar

    se a travs de ellos. En el perodo anterior, el rgimen poltico recurra ms a las "fuerzas vivas".

    Los partidos eran simples articulaciones para una coyuntura electoral, en torno a un caudillo. El

    nico partido de masas era el APRA, generalmente declarado ilegal. Pero a partir del inicio de la crisis, la opcin democrtico formal de la oligarqua tiene como correlato la aparicin de partidos

    polticos reformistas que se enfrentan al APRA ya la oligarqua, organizndose principalmente con

    grupos medios y recibiendo impulso y apoyo de parte de la burguesa industrial. Hasta la

    intervencin de la Fuerza Armada en 1968, estos partidos tendrn plena vigencia.

    Pero es en la pugna Ejecutivo vs. Parlamento donde se expresa en forma ms neta la lucha

    poltica derivada de la crisis oligrquica. En momentos tiene un efecto paralizante que cuestiona la

    eficacia del rgimen poltico. Los conflictos entre Ejecutivo y Parlamento no han sido significativos

    cuando el Presidente de la Repblica, con amplias facultades constitucionales, contaba con mayora

    en el Parlamento. En esos regmenes serva como canal de expresin y articulacin de intereses de

    las fracciones del bloque en el poder y slo ten a ocasionales roces con el Ejecutivo (11). Pero al

    agudizarse la crisis del Estado oligrquico resultar siendo el canal que la hace expresarse en la es-

    cena y se convierte as el Parlamento en el escenario de la lucha poltica. En el gobierno de

    Belande el conflicto de poderes concretiza la lucha entre las opciones oligrquica y reformista,

    llevando paso a paso al deterioro del gobierno, de las instituciones polticas del rgimen

    (Parlamento, partidos, democracia formal) hasta el punto de ruptura que permite a los militares

    tomar el poder el 3 de octubre de 1968.

    La lucha poltica en perodos anteriores se centraba entre el gobierno y la oposicin

    (siempre limitada), pero en el perodo de Belande se traduce en el enfrentamiento entre dos

    poderes del Estado. Como bloques centrales ubican tras de s a otros actores menores.

    Responden, por lo general, en la misma direccin a las acciones de lucha poltica que intentan

    romper el sistema (guerrillas), aunque tambin les dejan un espacio poltico limitado dentro del

    cual, encapsulados, encuentran un canal de desfogue (universidades). Belande, en este contexto,

    pierde progresivamente la iniciativa poltica que conquist en los primeros 100 das de su gobierno

    y conforme se hace visible primero la conciliacin y luego el pacto con el APRA la quiebra del

    reformismo genera una minora parlamentaria que cumple un rol de denuncia similar al que haba

    jugado en el perodo de Prado (1956-62).

    De esta forma, el rgimen poltico diseado por y para el Estado oligrquico llega al punto

    mximo de la crisis. Expresa, en el deterioro de sus instituciones, no slo la lucha interburguesa

    sino la incapacidad de incorporar a fuerzas sociales en ascenso -surgidas en sectores medios y

    populares que aunque alcancen a expresarse parcialmente en las instituciones del rgimen, no

    logran sus objetivos reformistas porque el empate hegemnico tiende a mantener las cosas como

    10 Aunque el General Velasco tenga importantes rasgos de caudillo, su gobierno se

    11 La oposici6n real quedaba excluida del Parlamento, caso de los representantes apristas en la constituyente, ausencia que se produce, luego, en los Parlamentos de Benavides y Odra, por ejemplo.

  • estn. Cuando con tarda y ambigua percepcin, la burguesa industrial y sus aliados tecncratas

    emprenden el camino del pacto con el APRA y sus representados oligarcas, el deterioro del rgi-

    men llegar a su lmite y se reflejar en la ruptura de los partidos reformistas y la reagrupacin de

    fuerzas.

    El proceso poltico har evidente el carcter formal de la democracia existente en la

    sociedad peruana, que este rgimen poltico representa. Su carcter formal, en servicio de la clase

    dominante y en particular de las fracciones oligrquicas que la componen, se expresa no slo por la

    marginacin de gran parte de la poblacin a la hora del voto (analfabetos), sino por la incapacidad

    de quienes aspiran a cambiar las condiciones de dominacin oligrquica, incluso en trminos

    reformistas ligados a la burguesa industrial.

    El reformismo democrtico fracasa as al intentar vencer a la oligarqua en su propio terreno

    y a partir de sus propias instituciones. Al dividirse, en el perodo de Belande, una parte del

    reformismo se hace representante ms orgnico de la fraccin industrial para facilitar el reacomodo

    del bloque de clases en el poder y encontrar una forma de ubicarse entre ellas para lograr, a

    mediano plazo, su hegemona sobre los agroexportadores.

    El espacio poltico que permite esta forma de Estado es muy estrecho para los sectores

    medios y populares. Las instituciones son dbiles (partidos, gremios), con corta e interrumpida

    trayectoria, pues se reprime peridicamente su actuacin. Ello influye en su madurez y en sus

    cuadros dirigentes. El espacio real se da "tras bastidores" y a l acceden los componentes del poder

    y sus aliados militares o burcratas en forma subordinada.

    Los aparatos de Estado, en esta forma de dominacin, adquieren gran capacidad para

    desarticular al pueblo. Por su naturaleza "esta forma de Estado se apoya casi exclusivamente en la

    dictadura, es decir en la fuerza y no en el consenso. Con grados diversos de explicitacin

    ideolgica, el rgimen excluye la participacin popular real. Se admite slo si no es capaz de

    amenazar con alcanzar el poder. Se le quiebra con acciones "polticas" de fuerza de choque o

    dirigentes "amarillos". Se recurre a la represin directa (prisin, deportacin, etc.) si el cuadro es

    crtico o el gobernante impaciente. En este caso se recurre al anatema ideolgico que "justifica"

    incluso la violacin de elementales derechos humanos: aprista se deca hasta el 50; comunista se

    repite luego. Ambos son anatemas que poco tienen que ver con una seria discusin ideolgica. Se

    identifican con subversivo, con violencia y delincuencia, por obra de un constante discurso poltico

    que el Senador Mac Carthy envidiara.

    En el anlisis de un Estado y sus regmenes es importante ubicar lo permitido, protegido y

    excluido. Este Estado tuvo todos los mecanismos para excluir a las mayoras y proteger en grados

    distintos, en primer lugar a la oligarqua y luego al resto de la burguesa y a los grupos medios que

    stos requieren tener al lado para ser eficaces. En un amplio proceso de modernizacin, an para

    estos sectores, result estrecho el espacio ofrecido por los regmenes polticos de esta forma de

    Estado.

    Estas notas sobre los regmenes polticos del Estado oligrquico no eximen de una

    exhaustiva investigacin. Sirven ms bien para plantear preguntas que permitan tipificar las formas

    de rgimen que se dan en el Estado oligrquico y compararlas con los perodos siguientes, viendo

    qu rasgos se mantienen y qu aspectos cambian. Pero estas notas y sus preguntas implcitas, dan

    ya algunos elementos de comparacin. En ello continuamos, siempre al nivel introductorio de este

    trabajo.

  • EL REGIMEN POLlTICO DE LA "PRIMERA FASE" (1968 - 75)

    Al tomar el poder la Fuerza Armada, en octubre de 1968, el rgimen poltico sufre una

    variacin sustancial. A partir de ello, como se vi en el captulo anterior, hay elementos para pensar

    que cambia la forma de Estado y se inicia un periodo de transicin que parte de la cancelacin del

    Estado oligrquico. Nos detendremos ahora en el nivel del rgimen poltico.

    Aunque la Constitucin de 1933 sigue vigente "en todo lo que no se oponga a las

    necesidades de la revolucin" -segn lo expresado en el "Estatuto revolucionario"-, hay variaciones

    fundamentales en el rgimen poltico. Los poderes fundamentales de ste se concentran en la

    cpula del gobierno que encabezan el presidente y los tres comandantes generales de los institutos armados. Si bien los partidos polticos no fueron clausurados ni suprimidos, perdieron los canales

    polticos que posibilitaban su acceso a la cpula del poder y vieron reducido su espacio de accin.

    Desaparecido el conflicto entre poderes, sin acceso al Gabinete y con la sola y eventual

    presencia en los diarios, los partidos tuvieron poco que hacer. Desgastados en su siempre escasa

    capacidad de articulacin poltica, pocos haban realizado una accin orgnica en el pueblo.

    Quedando pocas perspectivas electorales, desapareciendo el Parlamento y los municipios elegidos,

    la actividad partidaria devino en ocasional pronunciamiento de dirigentes desgastados y superados

    por los acontecimientos.

    Slo el APRA y el Partido Comunista mantienen un trabajo de cuadros. El primero, por ser

    el nico partido con una organizacin estable, tanto a nivel territorial como a nivel funcional o

    gremial; organizacin mantenida por largos aos en la clandestinidad y mitificada -al igual que sus

    dirigentes por la represin de su etapa antioligrquica. El segundo, por su actuacin prioritaria en el

    movimiento sindical, donde era notoria su influencia desde la etapa final de Belande. Controlaba

    sectores claves por la decadencia aprista y por la incapacidad orgnica de los partidos reformistas.

    Las nuevas agrupaciones de la izquierda marxista canalizaron su accin, bsicamente, en las

    organizaciones gremiales de campo y ciudad. Ello -indicador de la restriccin del espacio poltico-

    conducir a sucesivas quiebras de organizaciones, hacia gremios paralelos que el nuevo rgimen

    incentivar con facilidad.

    Los gremios de propietarios y la gran prensa adquirirn al principio del nuevo rgimen un

    rol principal en la escena, con mayor capacidad de articular la protesta, las demandas y las iniciativas

    de rodeo de la clase dominante en su conjunto. Los diarios jugarn un rol principal por su

    capacidad de influir en amplios sectores medios, incluyendo a la propia Fuerza Armada. Sus

    campaas, los mitos y anatemas que levantan, son asumidos por miembros del gobierno,

    agudizando la lucha al interior de ste.

    Para llegar a comprender al nuevo rgimen es necesario ver por una parte sus mecanismos

    de funcionamiento, institucional izados a partir del estatuto inicial y la praxis poltica posterior; por

    otra, recoger algunos rasgos de la lucha poltica que permitan explicitar la dinmica del proceso

    poltico. El problema de la legitimidad y representatividad del gobierno, debe verse en relacin a

    estos aspectos, como punto de partida hacia un anlisis ms profundo.

    INSTITUCIONES Y MECANISMOS DEL NUEVO REGIMEN POLlTICO

    Al asumir el poder, el gobierno rene los poderes Ejecutivo y Legislativo en una sola mano.

    Poco despus somete al Poder Judicial, que aunque formalmente es autnomo, nunca ha tenido

  • autonoma real frente a los otros poderes, sea por la designacin de magistrados o sea por el

    control presupuestal y administrativo (12316).

    . Tomado el poder, los cuadros militares asumen de inmediato todos los cargos principales. La

    Junta Revolucionaria, integrada por Velasco y los 3 Comandantes Generales de Instituto (a su vez

    Ministros de Guerra, Marina y Aeronutica). era la cpula del poder formal. Sin embargo, este

    rgano poco sesion sin el Gabinete, dentro del cual los comandantes pesaban como un ministro

    ms. Velasco supo conducir -etre difciles negociaciones- el rumbo del gobierno, teniendo por lo

    general a dos miembros de la junta en contra. Sin embargo, no puede decirse que el poder de stos

    fuera slo formal: el comando del arma constituye un poder efectivo de influencia para ascensos y

    -remocin de oficiales de todos los grados, incluidos los ministros de Estado, en tanto eran

    generales o almirantes en actividad y los ministerios estaban repartidos por arma. Los miembros de la junta tenan as un margen importante de juego, ejercido segn la capacidad y audacia de cada

    uno para hacer frente al presidente. Asuman adems la representatividad del arma ante el

    presidente en importantes decisiones.

    Los ministros de Estado fueron en todo momento generales o almirantes activos. Cabezas de su

    sector, votaban en Gabinete las leyes y decisiones ms importantes y conducan la implementacin

    de esas decisiones y polticas, en relacin individual y sectorizada con el presidente. Si bien en el

    rgimen constitucional el Gabinete y cada ministro era dbil al depender del presidente y el

    Parlamento, en este rgimen se fortalece notoriamente su poder, no slo por la capacidad

    legislativa del presidente, sino por la autonoma que en su operacin especializada consigue cada

    sector. Por lo general, en el perodo, la tendencia en que se ubica el ministro ha determinado

    mucho la poltica aplicada por el sector. Ms all de la Ley de Comunidades Industriales, la poltica

    del gobierno vara de un ministro a otro. Lo mismo ocurre en Agricultura, en SINAMOS o en

    cualquiera de los ministerios, resultando por ello clave la designacin o salida de un ministro.

    Este margen de autonoma es funcional a los trminos de la lucha poltica interna al

    gobierno y posibilita la presencia de polticas contradictorias en campos que se cruzan: por

    ejemplo, la poltica de Reforma Agraria y la poltica del Ministerio de Vivienda, en lo que se refiere

    a la expansin urbana. Lo mismo ocurrir entre el Ministerio de Industria y Turismo y SINAMOS

    en 1972-73, en lo que a comunidades industriales se refiere.

    El Gabinete, con el presidente a la cabeza, constituye la cpula del poder. Sus miembros

    adquieren rol decisivo en el mbito de su sector, aunque su poder en los aspectos generales y

    comunes -definitorios en poltica- es reducido por la concepcin militar del comando. En efecto,

    sta es muy precisa en la divisin sectorial de campos y en el papel articulador y decisorio de la

    cabeza. Ese fue el amplio campo que el Presidente Velasco supo manejar con habilidad. La cabeza,

    pendular entre las partes, tiene capacidad real de conduccin- Ello, en un proceso que agudiza la

    lucha de tendencias entre miembros del Gabinete, es vital para comprender la toma de decisiones

    en el perodo. El presidente tena conduccin efectiva, pero deba cumplir el indispensable rol

    pendular y arbitral del comando, con toda la formalidad del jefe militar y con el indispensable

    cuidado de ser catalizador de las opiniones en pugna, tanto en el seno del gobierno, como en la

    Fuerza Armada.

    La creacin del Comit de Asesoramiento de la Presidencia de la Repblica (COAP) ser uno de

    los hechos ms comentados del nuevo rgimen. Integrado por coroneles y capitanes de navo, al

    mando de un general con voz en el Consejo de Ministros, reunir desde el primer momento el

    equipo ms cercano al Presidente Velasco. Desde l actan los coroneles "autores" en el primer

    12 Recurdese, por ejemplo, la dependencia respecto de las directivas del odrismo, que tuvieron los Vocales Supremos y el rol que jugaron frente a la Reforma Agraria de Belande. El Poder Judicial ha concentrado a los ms tradicionales defensores del orden establecido en todos sus niveles; el nombramiento de sus miembros desde Ejecutivo y Parlamento V la dependencia econmica as lo aseguraban.

  • perodo. A l se integran coroneles que luego sern importantes ministros. Es a la vez equipo de

    asesoramiento y mecanismo de captacin de cuadros para la tendencia ms progresista en cada

    perodo.

    Las funciones del COAP son de asesoramiento y elaboracin de decisiones. De ser un

    equipo inicialmente poltico, deriva progresivamente a un rol equivalente al de las comisiones

    parlamentarias de un rgimen constitucional. Los ministerios remiten all sus proyectos de ley, se

    coordinan sectorialmente, se consultan y formulan alternativas y, luego de un adecuado pro-

    cesamiento poltico y administrativo, se presentan al Consejo de Ministros. Ello le dar

    gradualmente un poder real significativo, aunque complejo por la presencia de un exagerado

    legalismo en los militares, que en ocasiones parecen entender que todo cambio comienza y termina con una ley, en desmedro del trazado de polticas.

    En cada ministerio..! se constituyen equipos de oficiales que forman un comit de

    asesoramiento del ministro, aunque en distintos casos asumen cargo de directores de alto nivel.

    Estos equipos conforman una cpula cuya importancia poltica es grande en buena parte de los

    ministerios. Progresivamente, importantes cargos de la administracin y de las poderosas empresas

    pblicas sern asumidos por oficiales en actividad o en retiro.

    Este complejo aparato de gobierno se ubica por encima del nivel administrativo. A la cabeza

    est el Presidente Velasco, como enrgico conductor del gobierno militar. Velasco tiene los rasgos

    de un tpico lder castrense -autoritario y campechano, seguro de su jerarqua-que lo sita en un

    piano superior al equipo; conocedor de sus hombres y de sus debilidades, astuto y audaz, con

    rasgos muy criollos en su comportamiento. Ejerce el comando como podra haberlo hecho cuando

    mandaba el Ejrcito. Hombre intuitivo, percibe la direccin que aspira a dar al gobierno y el paso

    que es posible dar en cada ocasin, aunque no comprenda totalmente los anlisis tericos y los

    informes tcnicos. Intuye tambin los sentimientos de la oficialidad castrense y sabe cmo llegar

    directamente a los escalones intermedios y bajos. En el ejercicio del poder adquiere gradualmente

    gran facilidad para comunicarse con el pueblo, sea en la visita sorpresiva o aprovechando una

    ocasin inesperada que se le presenta (13).

    Las funciones del Presidente de la Repblica -incluso en el rgimen constitucional- son

    vastas y suponen una efectiva concentracin de poder ejecutivo. El despacho con cada ministro -

    firmando incluso los nombramientos de nivel intermedio- (14), le aseguraba una fuerte dosis de

    poder personal. El contacto directo con diferentes niveles de la poblacin -en audiencias o en

    visitas- y la costumbre de dirigir toda gestin a la cabeza del rgimen, han dado siempre al

    presidente elementos para imponerse a sus ministros, incluso en asuntos rutinarios.

    Velasco supo aprovechar estos poderes, agigantados por la capacidad de legislar y el control

    militar de la administracin. El ejercicio de estos mecanismos fue combinado con el rol pendular

    que le corresponda como cabeza de un gobierno de composicin heterognea, en el que la lucha

    13 Una anciana se le arrodilla en la pampa de Anta -durante una ceremonia masiva para pedirle algo. Antigua costumbre de una poblaci6n condenada al servilismo. Al no aceptar sta levantarse es el Presidente Velasco el que se arrodilla ante ella y la abraza, emocionando a los asistentes con el gesto oportuno. Una foto instantnea nos recuerda el hecho. 14 Hacia fines del gobierno de Belande el Presidente ten fa que rubricar el nombramiento de cualquier funcionario desde la categora de Oficial 6to., con un haber bsico interior a los 5,000 soles. Ello supona que la designacin de una Secretara Ejecutiva o de un empleado sin responsabilidad poltica decisiva, ocupaba tiempo del Presidente. En el pasado esto se us para garantizar el clientelismo poltico en torno a la figura del Primer Mandatario, en quien se centraban presiones y pedidos para nombrar, remover, trasladar y ascender funcionarios. Durante el rgimen militar ello

    fue variado lentamente, dado el recargo de funciones, pero hasta la enfermedad del presidente en 1973 no se recuerdan variaciones legales fundamentales que desconcentraran esta funcin administrativa

  • poltica interna era una caracterstica central. En distintas coyunturas se le ha visto inclinar la

    balanza segn la correlacin de fuerzas, con rol de rbitro que, sin embargo, supona siempre una

    direccionalidad en el mediano plazo. Conciliaba -sea en decisiones centrales, sea en ascensos o

    nombramientos- guardando el mnimo de equilibrio necesario para que un gobierno quebrado in-

    ternamente no estallara. En tal rol utilizaba, adems, los mecanismos institucionales castrenses que

    le permitan prever y superar momentos de crisis.

    El rgimen, a partir de este diseo, pareciera trasladar a la cpula poltica distintos rasgos de

    la estructura de decisin militar, con un comando que ejerce el poder y se asesora de un estado

    mayor sectorializado y un conjunto de comandos subordinados sectoriales y regionales. Hay debate

    en los trminos que fija el comando y hasta el momento en que este decide. A partir de ello hay implementacin de lo acordado, con mrgenes de reinterpretacin. Pero en el proceso de toma de

    decisin no se trata de una suma de iguales, con cabeza que coordina, sino que los grados,

    jerarquas y sectores -por una parte-, y el rol final de la cabeza -por otra-, marcan lmites a la misma

    decisin.

    Evidentemente, esto se procesa de distinta forma en el plano poltico, ms an cuando la

    lucha es aguda e intensa. Ello da mayor valor al trabajo previo, tras bastidores, por obtener la

    aceptacin del lder. A su vez -y en funcin de distintos caracteres- cohibe el debate frontal

    rodendolo de gran formalidad, tendiendo a encasillar a cada quien en su sector (15).

    Estas caractersticas de la cpula del rgimen encuadran los nuevos trminos de la lucha

    poltica en la cpula. Las fuerzas sociales y polticas -as como la ambicin de los actores- se mueven

    dentro de estos marcos, pasando por los distintos niveles: Presidente, Junta, Gabinete, COAP, c-

    pulas militares de cada ministerio. La burocracia y las empresas pblicas, que desarrollan una alta

    tecnocracia, complementarn este conjunto de mecanismos del rgimen, poco institucionalizado

    inicialmente, aunque progresivamente formalizado en las nuevas leyes de ministerios y organismos

    pblicos.

    LEGITIMIDAD Y REPRESENTATIVlDAD INSTITUCIONAL

    El problema de la representatividad institucional de la Fuerza Armada es un aspecto esencial

    en el rgimen poltico que analizamos. Se trata de un aparato de Estado ocupando el gobierno. Y

    este gobierno, desde un principio, se presenta como representante de un aparato que por

    definicin no es homogneo, ni social ni polticamente, ni se organiza Internamente en forma

    democrtica. Si por representatividad se entiende la eleccin formal del gobierno o la consulta de

    las decisiones a los distintos escalones de la Fuerza Armada, este gobierno no lo es, pues no cabe

    en esta institucin militar ni la eleccin de sus comandos, ni la toma de decisiones por votacin

    entre un conjunto jerarquizado de hombres.

    Pero si se deja de lado esta visin restrictiva de representatividad y se analiza ms

    sociolgicamente el conjunto, en funcin de la composicin social, de las normas y valores

    institucionalmente aceptadas e internalizados, por lo menos debe concluirse que -en conjunto- el

    gobierno representa a la oficialidad de la Fuerza Armada.

    15 Esta concentracin del poder en el Presidente se acenta en el proceso y hace crisis a partir de la enfermedad de Velasco en 1973. Se agudiza all

    su autoritarismo y su aislamiento. No es correcto, sin embargo usando las caractersticas de conjunto del rgimen y de los militares, reducir todo el problema al personalismo de un hombre que ha actuado en un conjunto de estructuras institucionales y polticas que concentraban fuertemente el poder en sus manos. En ello no estn ausentes, tampoco, las debilidades personales de los actores que lo rodeaban.

  • El gobierno se conforma con los comandos de cada instituto y con un grupo, cada vez ms

    grande, de oficiales generales y superiores. La Junta y el Gabinete, ad como el COAP, se conforman

    exclusivamente por generales y coroneles de las tres armas, con claro predominio del Ejrcito (16).

    Las cpulas de cada ministerio, las direcciones e incluso las principales empresas pblicas estn

    mayoritariamente dirigidas por oficiales de grado similar. Inclusive en el marco regional se percibe

    la preeminencia de los Comandantes de Regin Militar sobre el aparato de estado regional,

    pasando claramente los prefectos y alcaldes a un plano subordinado.

    Ms an, los propios organismos castrenses intervienen como elementos de consulta y

    presin en muy diversas coyunturas. Los Estados Mayores opinan sobre medidas importantes. Los

    Servicios de Inteligencia adquieren un rol decisivo al procesar la informacin con la que se toman decisiones polticas (17).

    El Comando Conjunto de la Fuerza Armada opina y expresa planteamientos y, en general, la

    cpula militar es canal de presin sobre la administracin y el gobierno. Ms an, adems de lo

    sealado para los mandos militares de regin sus comandantes asumen formalmente la presidencia

    de los comits regionales de desarrollo y la mayora de Direcciones Regionales del SINAMOS.

    La participacin de un significativo nmero de oficiales de los rangos ms altos y la presencia

    formal e informal de los altos comandos en el procesamiento de decisiones y en las decisiones

    mismas, configura una situacin en la que puede afirmarse con claridad que participan del gobierno

    la mayor parte de las que legtimamente -segn sus normas de grada y antigedad comandan la

    Fuerza Armada a san parte de su alta jerarqua (generales y coroneles). Si las que alcanzan ese nivel

    san legtimas comandas de la institucin castrense y la representan, segn sus normas de jerarqua y

    no. de eleccin, al estar en el gobierna mantienen esa representatividad.

    Si el anlisis se hace a partir de la heterogeneidad poltico social de la Fuerza Armada, puede

    concluirse tambin que esa composicin caracteriza al gobierna y hace pasible la lucha de

    tendencias en su sena.

    Como punto de partida, hay en el gobierna una representatividad institucional, adecuada a la

    institucin que le da origen. Ella no. deja, sin embarga, de representar algunas problemas en el

    devenir del periodo. Si bien el gobierno se compone de representantes de la Fuerza Armada y

    refleja la heterogeneidad de su composicin social y poltica, el ejercicio del poder politiza (18)

    16 Que corresponde a su tradicional preponderancia dentro del conjunto de la Fuerza Armada en la historia. 17 Estos servicios parecen tener un rol esencial en la "caza de brujas" que tanto ha marcado algunas pocas del gobierno. Su informacin tiene particulares condiciones de "prueba" para sus hiptesis y afirmaciones. Con tcnicas difundidas por el ejrcito norteamericano en la guerra fra, encuentran comunista todo lo "popular". Incluso clrigos y Obispos reciben este calificativo que, por otra parte, no distingue entre la variedad de

    posiciones comunistas. Aunque se supone que el proceso mismo debe haber influido en ampliar perspectivas 'de anlisis, muchos "operativos" frente a organizaciones populares y algunas "comisiones Investigadoras!' tuvieron esta influencia de aparatos diseados para la guerra y que hoy en Amrica Latina, dirigen y condicionan las relaciones entre el gobierno y los ciudadanos.

    18 En varios momentos del periodo los sectores ms conservadores han demandado la salida de los militares, recordando que un periodo largo politiza la Fuerza Armada y hace peligrar la institucin. Cabe preguntarse si en algn momento de la historia su opcin no ha sido poltica. En la

    respuesta resulta evidente que el rol cumplido -de alternativa poltica a los partidos- la hizo siempre una institucin politizada. Pero aqu hablamos en un sentido ms estricto: es corriente desempear roles polticos con alto nivel de inconciencia. En muchos casos la ideologa oculta ese rol, generando enemigos que se sitan aparentemente ms all de la simple contingencia de los partidos y que mecnicamente "merecen" rechazo de los

    organismos de defensa nacional (el antiaprismo de antes o el anticomunismo de ahora). La politizacin a la que nos referimos en este prrafo se refiere as a opciones y alternativas, a partir del ejercicio del poder en trminos ms institucionales (la cantidad de oficiales en cargos pblicos, por ejemplo) y que tal como prevern los sectores conservadores, podr romper cauces, inutilizar "mitos" y hacer consciente a la oficialidad del rol poltico que oculta bajo mltiples encubrimientos la funcin de aparato de Estado castrense modelada por el Estado oligrquico. Este proceso parece

    darse, parcial e incompleto, sin que' la cpula lograra implementar en la oficialidad un sistemtico trabajo de esclarecimiento poltico e ideolgico en su favor. De all las mltiples y confusas opciones que se vislumbran a partir del desarrollo del proceso poltico.

  • inevitablemente esa representacin y traslada sus efectos a la Fuerza Armada. Progresivamente,

    incluso, las decisiones castrenses (ascensos, nombramientos, retiras forzosos, cargas pblicas)

    resultan influenciadas -al menas parcialmente- par las trminos de la lucha poltica, en la medida que

    cama tales san decisivas en la definicin de la poltica del rgimen. Puede afirmarse, sin embarga,

    que un gran esfuerza se hizo para conciliar la ptica institucional can la necesidad poltica. Ms an,

    las ascensos siempre cubrieran una gama heterognea, solucionando aparentemente con la

    ampliacin de vacantes la necesidad de conciliar intereses.

    As, la heterogeneidad que el gobierna tiene en su sena no. puede ser la norma que regule la

    conduccin. Gobernar significa optar y, aunque haya en el larga plaza una base comn o resultante

    que fija los Imites a la direccionalidad del gobierna, en las sucesivas coyunturas del periodo hay ganadores y perdedores, hay la progresiva hegemona de una tendencia en cada etapa. Ella,

    trasladada al nivel institucional, supone que haya secta res que se sientan desplazadas a no.

    representadas par el gobierna, la que se suma al rechaza -explicada en trminos politicas- par parte

    de aqullos que no. han ascendida, no. han llegada a posiciones pblicas, etc.

    En esta medida la legitimidad del gobierna respecta de la Fuerza Armada ha de ir variando

    conforme avanza el procesa, ms an dao que el ejercicio de la funcin pblica limita el contacto

    directo con la oficialidad de aqullos que ocupan los altos cargos del gobierno.

    Si a esto se agrega el fuerte proceso de ideolgizacin que caracteriza la lucha poltica a

    partir .de 1970 y la campaa sistemtica que la burguesa dirigi hacia la Fuerza Armada (19) puede

    'comprenderse mejor la crisis que caracteriza los ltimos aos. No dejarn de pesar en ello errores

    del gobierno

    (como el trato dado a la Marina a partir de la cada de Vargas Caballero o la ley de situacin militar

    que facilita las invitaciones al retiro en distintos grados, a voluntad del comando) en sus ltimos

    aos.

    El gobierno basa su legitimidad exclusivamente en la Fuerza Armada. No hay una evolucin en el

    perodo articulando alianzas que hagan factible el apoyo popular. El gobierno no acepta aliados sino

    "apoyadores". El binomio Pueblo-Fuerza Armada es un aparente deseo que en la prctica no deja al

    pueblo sino un rol pasivo, de espectador o de "aplaudidor". Esto, como resultante, ms all del

    anlisis de lo propuesto por las diferentes tendencias al respecto.

    Puede decirse, respecto a las tendencias estudiadas, que ninguna logra ms que articulaciones

    ocasionales con el movimiento popular en apoyo a su lucha interna. Los intentos son muy

    ocasionales porque se antepone la institucionalidad castrense del gobierno y ello lleva a preferir

    solucionar los problemas dentro de ste y con mecanismos de su institucin.

    En otro plano, sin embargo, s puede hablarse de una legitimidad consensual, vlida tanto para la

    Fuerza Armada, como para distintas' fuerzas sociales. En ese mnimo de legitimidad indispensable

    para gobernar, tiene rol central la ideologa que genera todo rgimen poltico. Es claro que en

    medianos plazos no basta la fuerza para gobernar. Es preciso un consenso mnimo que apoye y

    justifique al gobierno. El rgimen militar lo logra a partir de la coyuntura de 1968.

    Se adquiere la legitimidad actuando en la coyuntura precisa en el momento de mayor

    desgaste del rgimen anterior y sus instituciones. Se adquiere realizando en ese momento la

    nacionalizacin de la IPC y luego la Reforma Agraria; generando a travs de los discursos una

    19 "El Comercio" habla especialmente para los militares entre 1968 y 1974. No es el nico diario que lo hace. Las revistas y los actores polticos

    hablan, en pblico y en privado, tomando a los militares como variable central. Los empresarios buscan interlocutores militares, aunque sea con la intermediacin de oficiales retirados que ocupan, para este fin, cargos directivos en las, empresas. Como grupo social es incluido as, en un medio social sectores os y medios y en sus propias filas institucionales castrenses.

  • ideologa nacionalista, una crtica radical al orden oligrquico y un planteo de cambios estructurales

    decisivos; es decir, justo aquellos cambios que a travs de un largo proceso de frustraciones,

    reclamaba a medias el reformismo antecesor de este gobierno.

    Esta legitimidad inicial se mantiene, por lo menos hasta 1974, con sucesivas medidas, que

    son relativamente sorpresivas y dan la imagen de un gobierno que va buscando cambios reales,

    aunque se hagan notar errores y haya discrepancias concretas. Esa legitimidad puede no proveer de

    militancia o apoyo decidido pero deja un amplio margen de tolerancia.

    El gobierno, sin embargo, no avanza ms all de esta perspectiva: ni alianzas, ni una poltica

    propuesta, de corto plazo, articulada directamente con las fuerzas sociales y polticas. Parece, a veces, un solitario luchador que a la vez enfrenta a distintos enemigos, pero slo a partir de su

    propia fuerza, sin intentar buscar articulaciones ni apoyo para no perder su identidad. En ms de un

    momento parecen autodefinirse como los nicos actores polticos legtimos. Los dems son

    agitadores o manipuladores, de derecha o izquierda. Con el avance del proceso esto no puede

    mantenerse: el avance del movimiento popular lleva al gobierno a decidir la construccin de

    organizaciones propias que compitan con las que controlan tanto opositores' como "apoyadores".

    Pero al poner en prctica esta decisin, la lucha de tendencias la atraviesa y genera una resultante

    que, a todas luces, le quita legitimidad al gobierno, interviniendo en ello tambin otros factores

    como la crisis econmica y la poltica que se asume para resolverla.

    De esta forma, a partir de una legitimidad inicial conseguida con hechos concretos en las

    primeras reformas, el gobierno se va aislando al buscar legitimidad slo en la institucionalidad

    militar, hasta perderla en la coyuntura de sus ltimos aos. La "Segunda Fase" buscar recuperar

    esta legitimidad con el discurso poltico y algunos hechos contradictorios en sus primeros meses,

    para luego optar por conseguirla slo en el mbito de la Fuerza Armada, en la clase media asustada

    y a la burguesa beneficiaria de su poltica econmica.

    2.3. ALGUNOS RASGOS DE LA LUCHA POLlTICA y DE LA RELACION DEL GOBIERNO

    CON LAS FUERZAS EN PUGNA

    Para estudiar el rgimen poltico es importante ver algunos rasgos de la lucha poltica que

    caracterizan y enmarcan el espacio poltico que existe en el perodo. Los dos primeros rasgos

    descritos ms adelante dan la imagen de un gobierno copando la escena; es por ello muy

    importante su estudio en este trabajo que se sita en la observacin de la escena oficial.

    a. EL GOBIERNO MONOPOLIZA LA INICIA TI VA POLlTICA EN LA ESCENA

    El nuevo gobierno mostrar, a partir del 9 de octubre de 1968, que toma la iniciativa poltica

    y en la prctica llegar a monopolizarla hasta 1974. Este primer rasgo ser significativo en la escena

    poltica. Empezando con la nacionalizacin de la IPC, el gobierno emprende una serie de actos en

    los que se polarizar a la opinin pblica y a los actores polticos, en favor o en contra. En cada

    caso retendr la iniciativa, tanto por la ausencia de canales polticos, como por la dinmica que

    impone el gobierno a partir de los resortes del poder que controla y del escaso margen de juego

    de 'otras instituciones de la sociedad. El factor sorpresa, tan caro a la formacin militar, ser usado

    en sucesivas ocasiones como poderosa arma poltica.

    El gobierno toma la iniciativa en Talara, dejando desconcertados a todos los actores

    polticos. Ni siquiera representantes de la ms tradicional oligarqua -como el partido odrista o el

  • partido pradista- se atreven a discrepar. Todos los actores aplauden, formulando, a lo ms y en

    segundo lugar, preocupaciones o dudas. A partir de este consenso legitimador, la iniciativa del

    gobierno quedar intacta en las principales medidas del rgimen. La Ley de Reforma Agraria en

    1969, el Estatuto de la Libertad de Prensa y la cada de la Corte Suprema al empezar 1970, la Ley

    de Industrias y la Comunidad Industrial en ese mismo ao y medidas posteriores de mayor y menor

    importancia, aparecen en la escena como actos de gobierno. Suscitan adhesiones y rechazos de los

    distintos actores polticos, pero siempre en funcin de la accin trazada por el gobierno. En

    ocasiones, los partidos y dirigentes aparecen claramente como incapaces de tomar la iniciativa,

    generndose coyunturas que llevan la lucha poltica al terreno del gobierno.

    No debe entenderse esto como ausencia real de lucha poltica. Esta existe; pero las fuerzas sociales en pugna -en su mayora- concentran sus esfuerzos en rodear y contestar al gobierno y

    cuando intentan tomar la iniciativa reciben una respuesta gil, agresiva y tajante de ste, en un estilo

    que caracteriza a su conduccin. Estos intentos implantados desde los partidos o la prensa, son

    utilizados por el Presidente Velasco para unificar al gobierno y avanzar en su proyecto poltico. As,

    por ejemplo, ms de una campaa periodstica ha servido para convencer de nuevas medidas, tanto

    en cuanto a la represin del ataque como al avance de las reformas.

    Este rasgo de la lucha poltica, variable a lo largo del proceso, devendr hacia 1974 en un

    reforzamiento del autoritarismo que coincide con la prdida de iniciativa en los planteos de

    reformas, ante la inminencia de una crisis econmica que acelera la llegada a la situacin lmite, de

    salto cualitativo o retroceso.

    Sin embargo, a pesar de este rasgo en la cpula -que sirve para arrinconar en una larga etapa

    a las fracciones burguesas- hay en la escena hechos parciales o sectoriales del movimiento popular

    que tienen efectos en la poltica global, sin ir ms all de su campo especfico. Estos se producen,

    tanto en articulacin con una parte del gobierno (Huando, por ejemplo) como en posicin frontal

    mente contraria (movimientos magisterial y minero, por ejemplo). En la evolucin de la lucha

    poltica sus efectos, sin embargo, no sern centrales ni alterarn el monopolio de la iniciativa del

    gobierno.

    b. LA LUCHA POLlTlCA A TRA VIESA EL GOBIERNO

    Junto con este rasgo, la observacin de la escena permite concluir que la lucha poltica

    atraviesa el gobierno. De apariencia monoltica, desde un principio muestra la presencia de

    posiciones contradictorias en la Junta y el Gabinete, que las fuerzas sociales en pugna -en su origen

    oligrquicas y antioligrquicas- saben aprovechar. Al concentrar sus esfuerzos en influir sobre

    diversos actores del gobierno, acentan las diferencias entre estos hasta convertirlos en sus

    representantes polticos. Los sucesivos reacomodos de la burguesa influyen en la lucha de

    tendencias, agudizndola y dndole contenido.

    A travs de esta lucha poltica interna, el gobierno se va a definir desde sus primeros pasos.

    Sus reglas de juego dejan margen de actuacin a los distintos actores en el proceso de elaboracin

    de las principales decisiones, as como en su implementacin. A ello ayudar la estructura sectorial

    izada del Estado, que los militares acentan notablemente. En coyunturas de crisis esta lucha entre

    tendencias saldr a la luz pblica en declaraciones a los diarios, claramente contradictorias; pero

    ello no ser la constante. Tiene ms bien un carcter interno al gobierno, que ste no puede

    reconocer explcitamente.

  • La lucha de tendencias se produce siguiendo las reglas institucionales del gobierno y

    priorizando los canales internos; pero tambin recurre a la incentivacin de acciones articuladas

    con parte del movimiento popular o de las fuerzas sociales conservadoras, para fortalecer

    posiciones y ganar adeptos dentro de la cpula del 'gobierno. La burocracia ser incorporada a la

    lucha dependencias, apareciendo varias veces en conflicto como la lucha entre organismos o incluso

    ministerios que cruzan funciones.

    La mayor parte de las decisiones del gobierno est marcada por esta lucha poltica interna.

    Se expresa en la ambigedad de algunas leyes -que abren la puerta a la definicin de las polticas en

    el momento de su aplicacin- o en la conciliacin que se establece en muchas decisiones polticas,

    incluyendo las medidas represivas que, al producirse, tratan -en la mayor parte de los casos- de compensar los polos del espectro poltico.

    Sera un error ver a estas tendencias como minipartidos o como fracciones partidarias.

    Tanto por la naturaleza de sus actores militares como por las reglas de juego -con predominio

    castrense y por el tipo de liderazgo en el perodo una apreciacin de este tipo conducira a una

    rigidez en el anlisis que llevara a error, sobrevalorando algunos rasgos. La actuacin-

    contradictoria de los actores y la presencia de polticas contradictorias entre s, nos hace optar por

    un anlisis que aprecie las tendencias! en cada coyuntura y combine los elementos obtenidos con el

    estudio de la resultante-. Para procesos ms largos, este anlisis es insuficiente y debe recurrir a

    otros elementos.

    La lucha poltica que atraviesa el gobierno en su primer perodo (1968-70) es la misma que

    se presenta en el perodo anterior -a partir de las opciones oligrquicas o antioligrquicas- pero a

    partir de nuevos trminos impuestos por los militares, que refuerzan claramente el poder del

    gobierno. El devenir del proceso incorpora nuevas luchas, tanto en el plano del movimiento

    popular dinamizado, como en las opciones de una pequea burguesa radical izada que se expresa

    tambin en el gobierno. El mismo proceso dinamiza estas fuerzas sociales y perfila opciones ms

    claras en la burguesa industrial (decantada de su tibia opcin antioligrquica y agredida en su

    opcin reformista liberal por los actos del gobierno).

    Es por ello importante revisar el devenir de la lucha poltica y apreciar el actuar de las

    fuerzas sociales ante un nuevo y moderno interlocutor. En 1968 puede apreciarse el desconcierto

    inicial en todas las fuerzas sociales. La oligarqua y la burguesa industrial pierden sus representantes

    polticos y demoran en reaccionar y reacomodarse. Los partidos entran en crisis porque, en eI

    nuevo cuadro, dejan de ser los representantes polticos vlidos.

    Las sociedades nacionales toman nueva importancia. El comportamiento que asume la

    Sociedad Nacional Agraria el) 1969 ha de ser repetido por otrl1s fracciones de la burguesa en

    sucesivas ocasiones. Tras un ataque frontal, se I1sumen los trminos globales de la ley, se

    aprovechan sus ambigedades o vacos y, ubicndose dentro del "espritu de la reforma", se

    procura lIevarla a su propio terreno, atacando como desviacionistas a aquellos actores del gobierno

    que no concilian con sus intereses. Esta actuacin pblica complementa la presin ejercida sobre

    sus representantes polticos dentro del gobierno para agudizar la lucha interna y obtener pasos en

    su favor. La Sociedad Nacional Agraria, por ejemplo, se convierte en defensora de los propietarios,

    grandes y medianos que, con el rgimen de parcelaciones por iniciativa privada, procuran mantener

    intactas sus relaciones de poder regional. Luego, ante la derrota de esta perspectiva, asume la

    defensa de los "pequeos y medianos propietarios", lucha bajo la cual se cobija una amplia gama de

    la burguesa agraria, en espera de no ser afectada y aspirando a ser "beneficiaria" de esta reforma

    agraria.

  • El comportamiento de la burguesa agraria se explica por la propia lucha poltica dentro del

    gobierno. Este no est en capacidad de definir explcitamente en 1969 una poltica de

    cooperativizacin, que en la prctica aplica paso a paso, utilizando las causales de afectacin que la

    ley seala, forzadas hasta el punto lmite. Varias son las ocasiones en que el mismo Gabinete

    "interpela" a los ejecutores de la reforma agraria. Pero, en la coyuntura, la correlacin de fuerzas es

    favorable a las posiciones radicales y para ello se aprovechar incluso la agresividad de algunas

    reacciones de la Sociedad Nacional Agraria.

    En general, la clase dominante procura utilizar estos trminos de lucha poltica. Les agrega

    un elemento ideolgico fundamental: la acusacin de pro-comunismo puesta en cabeza de los funcionarios y tcnicos que no concilian con sus intereses o, ms adelante, extendiendo el

    calificativo a los mismos jefes militares (20). Pero hasta bien avanzado el proceso, en 1972-73, no

    habr una eficiente actuacin de la burguesa (21) pues sta se mueve en funcin de intereses

    particulares, muy especficos y guarda an rezagos de la antigua lucha interburguesa por eliminar la

    hegemona de las fracciones oligrquicas. As, por ejemplo, la Sociedad Nacional de Industrias

    guarda silencio en casi todo el perodo 1969-70, durante el cual son agredidos los intereses

    agrarios grandes y medianos. Tena razones para aceptar una reforma agraria que ampliara el

    mercado interno y, de paso, calmara la agresividad del movimiento campesino. A la vez, en la

    gestin coyuntural de sus intereses, su experiencia le poda hacer confiar en una cercana entre el

    gobierno y su proyecto social. Posteriormente, no parece aceptar la proyeccin que para sus

    propios intereses supona la cooperativizacin y el fortalecimiento del poder del Estado apreciable

    en el agro, actuando entonces aliada con la burguesa agraria.

    El actuar de la burguesa se hace ms coherente poi ticamente con el avance de las primeras

    reformas. La Ley de Industrias y la Comunidad Industrial provocan un enfrentamiento decidido de

    la Sociedad Nacional de Indus~rias, logrando aglutinar a los industriales, los agrarios que quedan y a

    gremios profesionales -como el Colegio de Abogados- que les son mayoritariamente cercanos. No

    por ello se abandonan los intentos de influir en el gobierno. En esa misma coyuntura, el rol de

    algunos empresarios de la ADEX se percibe conciliador y a veces ms cercano al gobierno,

    constituyendo el posible punto de partida de una articulacin ms orgnica.

    El rol de los grandes diarios es fundamental, tanto en el enfrentamiento como en el rodeo y

    la conciliacin. La posicin del diario "La Prensa", que realiza un viraje aparente en 1972, es muy

    significativa pues para entonces los diarios se han convertido en los ms importantes

    representantes pblicos de los intereses de la burguesa.

    c. EL PROYECTO POLlTlCO SE CONSTRUYE PASO A PASO

    Otra caracterstica observable en la lucha poltica del perodo 68-75 es el hecho de que las

    tendencias que participan del gobierno, y como resultante el gobierno mismo, construyen su

    proyecto poltico en el camino, en medio de la lucha poltica. Si bien este rasgo caracteriza al

    gobierno, ms que a la lucha poltica exclusivamente, importa anotarlo aqu porque influye en los

    trminos del espacio poltico, agregando no poca dosis de confusin por desconocerse el rumbo

    del principal actor poltico.

    20 Como "El Comercio", cuando ataca directamente al Jefe del SINAMOS, General Rodrguez. 21 Eficiente en cuanto a cuajar un proyecto poltico con los militares, pues hubo capacidad de expresarse en parte de ellos en las polticas concretas- para luego obtener un curso favorable. Esto parece, sin embargo, ms una resultante de tendencias estructurales del sistema -que no se cambia con conciliaciones- que una calculada maquinaci6n de los representantes gremiales de la burguesa.

  • Esta apreciacin contradice expresamente la existencia del Plan Inca en 1968, tal como fue

    presentado al pblico en 1974. La observacin de la escena presenta ms bien un proceso que se

    construye paso a paso, en funcin de la coyuntura y de la correlacin de fuerzas. Hay una

    aproximacin pragmtica a la coyuntura, a partir de una indiscutible voluntad de transformar la

    realidad social y poltica, caracterstica de la tendencia que personifica el General Velasco.

    Es posible que en 1968 los militares tuvieran una idea clara de lo que buscaban en trminos

    generales, del tipo de solucin que deban dar al problema de la IPC o al ya largamente discutido

    proceso de reforma agraria. Ninguna de las fuerzas sociales presentes en la escena poltica oficial

    iba ms lejos en sus alternativas y soluciones concretas. La observacin directa de los pasos del gobierno muestra, en el camino, un actuar basado en lo que es posible obtener de la correlacin de

    fuerzas en cada coyuntura. La firme conduccin del Presidente Velasco -en doble rol de cabeza

    pendular e impulsor de su propia tendencia- seala este camino pragmtico que se construye paso

    a paso. Ello lo obliga a conciliar cuando los efectos de la coyuntura pueden afectar el apoyo de la

    Fuerza Armada; ello tambin lo har recurrir a recursos imprevisibles, producto de errores del

    enemigo externo e interno, para avanzar a partir de ellos. La utilizacin de las amenazas

    norteamericanas, radicalizando definiciones en el momento en que se cuestionaba la permanencia

    de Velasco; la utilizacin de coyunturas en que la prensa, la Sociedad Nacional Agraria o la Sociedad

    Nacional de Industrias llegaban al mximo de su ataque al gobierno, para tomar medidas en su

    contra aprovechando la reaccin del gobierno en conjunto ante estos ataques- y otros hechos similares, indican la forma en que se ha ido construyendo el proyecto del gobierno.

    Las distintas tendencias definen, con mayor o menor claridad, el proyecto poltico que

    buscan o apoyan. La misma formulacin ideolgica que el Presidente Velasco hace oficialmente a

    nombre del gobierno, es procesada por el juego de tendencias tanto' en su formulacin -que mide

    lo que se puede decir en cada momento- como en su interpretacin posterior, tomando del

    discurso la parte que se adapta mejor a sus intereses.

    Este proceso, abierto en un principio a los trminos de lucha de fuerzas va, sin embargo,

    dejando una resultante presente en lo que efectivamente ha hecho el gobierno -no tanto en su

    discurso como en la aplicacin, no en la ley sino en su ejecucin. Todo ello hace difcil de digerir la

    idea de un Plan Inca, anunciado recin en 1974, que tan precisamente corresponde a la resultante

    de seis aos de intensa y compleja lucha poltica. Entender as el perodo 1968-75, no niega sino

    reconoce la voluntad poltica de una parte del gobierno e incluso la existencia de un plan global,

    hecho en el 68, en trminos adecuados a lo que entonces era posible preveer.

    d. GOBIERNO SIN ALIANZAS: LA RELACION DEL GOBIERNO CON LAS FUERZAS QUE LO APOYAN

    En el perodo tendr particular importancia la actuacin de una pequea burguesa

    intelectual y profesional, en proceso de radicalizacin desde la dcada del 60, ante las dificultades

    reales del reformismo. Muchos de estos actores fueron parte del reformismo social, frustrado en el

    perodo de Belande y marginado del poder a partir de la ruptura de la Democracia Cristiana con

    Accin Popular y, posteriormente, a partir de la ruptura de ese partido, encabezada por el Ing.

    Seoane. Otros actores se originan en el Movimiento Social Progresista que participa en las

    elecciones de 1962 y luego se desarticula. Profesionales y periodistas de actuacin aislada,

    integrantes de la Unidad de Izquierda y ex-militantes del Partido Comunista o de otras

    agrupaciones de izquierda, estn tambin presentes, coincidiendo con la tendencia ms radical de

    los militares, en la lucha por profundizar las reformas y llegar a un proyecto propio (22). .

    22 Tambin actuarn en el periodo, dentro de estos cuadros del gobierno, ex-apristas de distintas pocas y posiciones.

  • Por lo general, esta pequea burguesa intelectual carece de fuerza poltica propia, pero

    aporta al gobierno militar experiencia poltica y tcnica que se expresa, tanto en roles de asesora

    como en altos cargos burocrticos y en el periodismo. La lgica del proceso los lleva a ser blanco

    de acusaciones de la burguesa y ello puede explicar, en parte del perodo, su actuacin en segundo

    plano. En el devenir del proceso aparecen actuando en diversos frentes, sobrepasando el oculto rol

    inicial de asesores. Desde el diario Expreso, desde la cpula del SINAMOS, desde la prensa

    reformada y tambin desde altos cargos de los ministerios, actuarn en el perodo ubicados en las

    distintas tendencias que dentro del gobierno se van desarrollando.

    El margen de juego que los militares conceden a estos "militantes del proceso" no ser muy amplio pues, tanto el carcter institucional como la agudizacin de la lucha de tendencias, lo

    entorpecen. Los esfuerzos que se realizan por constituir una organizacin poltica en 1975, indican

    esta relacin difcil en la que muchos se jugaron enteros.

    En efecto, los militares tienen conciencia de ser ellos el gobierno; por origen, condicin

    social e ideas polticas parecen coincidir con estos grupos sociales que buscan implementar un

    proyecto conjunto e interpretan los intereses del movimiento popular, puestos en sus trminos.

    Pero esta identificacin pasa por la lucha de tendencias. Enfrenta a buena parte de estos civiles con

    los militares ms cercanos a la burguesa y ante ello, a cada intento de iniciativa poltica autnoma,

    el gobierno responder recurriendo a la institucionalidad militar que caracteriza al gobierno. Tal

    parece ser el caso de la anunciada formacin del Movimiento de la Revolucin Peruana poco des-

    pus del 5 de febrero de 1975, al cual el gobierno responde con la Comisin Organizadora de la

    OPRP en la que hace participar, en verdadero ring de box, a todas las tendencias que se expresan

    en el gobierno para entonces.

    En efecto, ya en el perodo 1974-75 la actuacin de esta pequea burguesa intelectual -

    convergente en 1968- se divide en varias tendencias que, aunque generalmente se agrupan en

    funcin de las tendencias de la cpula (la Misin y los Militares Progresistas), muestran matices an

    mayores. Ello debilitar, al final del perodo, su influencia en la cpula dentro del marco global del

    deterioro del rgimen.

    La posicin del Partido Comunista en el perodo ha de tener rasgos propios que lo

    distinguen. Reacciona .con fuerte crtica ante el golpe, sealando que ste guarda relacin con la

    reciente conferencia de comandantes de los ejrcitos americanos, articulada por los Estados

    Unidos. Sorprendido por la toma de la IPC, permanece a la expectativa hasta la Ley de Reforma

    Agraria

    en 1969, fecha a partir de la cual da su apoyo decidido al gobierno. Junto con

    este apoyo, que no restringe en ningn momento (23), reclama medidas concretas para el

    movimiento sindical, que slo parcialmente obtiene; ataca enrgicamente a las fuerzas de derecha y

    a la izquierda opositora y no vacila en quebrar huelgas -como la de los maestros en 1971- cuando

    el gobierno llega al lmite de su tolerancia.

    El apoyo del Partido Comunista tiene as caractersticas particulares. Es quizs el nico

    apoyo organizado realmente externo al rgimen; que se ofrece en vistas a una estrategia de largo

    plazo, por concentrar su actuar en el movimiento obrero. El gobierno se niega sistemticamente a

    reconocer ese apoyo, y ms an, a considerarlo como aliado. En ocasiones agudiza, no slo los

    23 En la "segunda fase" contina este apoyo.

  • distingos con la ideologa comunista sino los ataques al comunismo, sin distinguir al Partido

    Comunista del resto de partidos comunistas que actan desde las posiciones de izquierda. Ni

    siquiera en la poltica laboral es coherente con el apoyo que recibe del Partido Comunista. Ello se

    explica, en parte, por el anticomunismo profundo inculcado en la formacin militar y por la

    persistente acusacin de pro-comunismo que la burguesa utiliza como arma dentro y fuera de la

    Fuerza Armada. Pero, a su vez, esta poltica -que no se limita al Partido Comunista- expresa la

    voluntad de Ios militares de conducir solos el proceso poltico, de apoyarse casi exclusivamente en

    la Fuerza Armada y de aceptar el concurso de otras fuerzas sociales y poltica, slo en roles

    subordinados (24).

    An en estos trminos, el Partido Comunista ser blanco del ataque sistemtico de la burguesa y los militares progresistas sern anatematizados como comunistas, dentro y fuera del

    ejrcito. Ello demuestra la capacidad que la burguesa retuvo en el perodo, con indudable

    participacin militar, de utilizar el anatema ideolgico contra todo cambio que atentara contra sus

    intereses.

    El movimiento popular se dinamiza en este amplio contexto de posiciones y acciones

    transformadoras del rgido orden oligrquico. Haya partir del 68 una apertura de espacio poltico

    en los niveles gremiales y sectoriales, que se estrecha y cierra luego. Tanto el gobierno como la

    pequea burguesa radicalizada y el PC, integran parte de sus cuadros en la ciudad y en menos

    proporcin en el campo. Pero desde los aos 60 se ve el surgimiento de distintos partidos

    marxistas de pequeo caudal,