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fenomeno de migracion en venezuela
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VENEZUELA En 15 años se han marchado 1.6 millones de venezolanos
Sent: Tuesday, October 13, 2015 7:00 AM
De: Enrique Gajardo (G) <[email protected]>
VENEZUELA VIVE UN DRAMÁTICO PROCESO MIGRATORIO: En 15 años se han
marchado 1.6 millones de venezolanos
DolarToday / Oct 12, 2015 @ 5:00 pm
“El mayor sacrificio que uno hace al salir es sin duda emocional ¿Ha valido la pena? No lo sé.
Aunque tengo estabilidad económica siento que no lo puedo compartir con mis seres queridos,
eso no se compara con nada. Panamá me aporta visión de progreso, experiencia laboral y
tranquilidad. Yo aporto mi honestidad y mi buena disposición para que las cosas funcionen mejor
cada día”.
Lorena Quintanilla Muñoz / Infografía: Omar David Suárez / El Impulso
El testimonio pertenece al ingeniero mecánico Juan Carlos Cordero, quien desde 2012 reside en
Panamá.
Así como él, numerosos venezolanos decidieron y deciden encaminar sus vidas hacia otros
destinos. Venezuela fue un país receptor de inmigrantes de distintas partes del mundo. Hoy en
día, enfrenta un duro proceso migratorio, nunca antes visto.
En estos últimos quince años, más de millón y medio de venezolanos se marcharon a otras
naciones. Una mejor calidad de vida los empujó a desprenderse de sus familias, amigos y terruño.
“En el siglo XX, Venezuela no fue un país con una cultura migratoria. Actualmente, hay
venezolanos en por lo menos 96 países del mundo, según el sociólogo Iván de la Vega (UCV), quien
desde el año 95 realiza estudios sobre tendencias migratorias.
Para el embajador de carrera y docente universitario Oscar Hernández Bernalette, Venezuela vive
una tragedia a propósito del éxodo de sus habitantes.
Anitza Fréitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB subraya
que los españoles se han movilizado a lo largo de su historia, comprenden esa acción por sus
antecedentes.
“Nosotros no tenemos eso en nuestro ADN, lo estamos empezando a procesar”.
Hoy, 12 de octubre, más allá de la antigua polémica sobre el encuentro o el desencuentro de
culturas, la emigración masiva de venezolanos lleva a reflexionar con respecto a este fenómeno y
lo que aportan y reciben quienes, forzados por la crisis, emprenden un viaje, en ocasiones con
retorno.
Sacrificio
Verónica Ochoa, docente especialista en el área de inglés, emigró a Ecuador porque la inseguridad
la obligó a salir de Venezuela.
“Sacrifiqué mi estabilidad emocional y familiar por un futuro mejor. Tengo siete meses fuera de mi
país y ha sido muy duro. Si he durado tres días sin llorar ha sido mucho.
Sin embargo, ha valido la pena. Actualmente, tengo un empleo que me brinda estabilidad laboral y
económica. Mi trabajo es valorado; semanalmente recibo capacitación. Ecuador me brinda
tranquilidad, puedo salir a la calle sin preocupaciones y si no tengo algo en casa, lo consigo
fácilmente en el supermercado”.
Fuga de cerebros y corazones
De la Vega, quien investiga la importancia del capital intelectual para el desarrollo de los países,
refiere que tras los despidos de la industria petrolera y el deterioro progresivo del país, 1.6
millones de venezolanos han emigrado.
“Más del 51% del total son profesionales con especializaciones, postgrados, maestrías o
doctorados. Esto representa una pérdida importante del capital intelectual. A la fecha, no existen
políticas públicas por parte del Gobierno para aminorar este éxodo masivo, no hay medidas para
contactarlos y captarlos”.
El sociólogo destacó que en los años 70 y principios de los 80 se alcanzaron salarios importantes.
Los profesores universitarios titulares llegaron a devengar en algún momento más de $3.000,
ahora, al situarlo sobre el dólar paralelo, se traduce en apenas $17.
La gente se va buscando la estabilidad económica que aquí no existe.
Por supuesto que hay una ruptura familiar. Sin mencionar que cuando un venezolano se ancla en
otro país, funciona como remolque, para pilotear al resto de la familia o amigos. Se desarticulan
las familias, las cuales están funcionando de manera virtual.
Quien se va pierde el arraigo y el desarraigo, apunta el director del Laboratorio Internacional de
Migraciones de la Universidad Simón Bolívar (USB).
Por otro lado, quien emigra debe estipular un fondo en dólares o euros para mantenerse por lo
menos el primer año; no todo el mundo tiene esa capacidad económica.
De la Vega señala una serie de observaciones. En primer lugar, Venezuela es el único país, en el
marco de la sociedad global del conocimiento, que no ofrece cifras sobre migraciones a través del
Saime. No obstante, asegura que hay venezolanos con visas de residencia o cambio de
nacionalidad en los cinco continentes del mundo.
En segundo lugar, no hay políticas para captar a estas personas.
Colombia, Ecuador, Chile y Argentina tienen programas de contacto. Mientras no se generen tales
medidas se apunta hacia el subdesarrollo del país, sostiene el especialista.
Lo bueno y lo malo
La diáspora intelectual venezolana ha ayudado a acrecentar la productividad en el área petrolera
en países como Colombia, Perú, México y Brasil. La universidad de Texas tiene más de 300
profesionales venezolanos vinculados a la petroquímica.
“Esto es positivo pero es una pérdida significativa. Venezuela está perdiendo su capital intelectual.
Si no se toman medidas el impacto será muy negativo los próximos años”, enfatiza de la Vega.
Agrega que esta emigración masiva de venezolanos no está siendo bien vista en Colombia, por
ejemplo, donde hay saturación en ciertas áreas, como en el caso del Periodismo o Comunicación
Social.
Por otro lado, Panamá es un país chico, con una población de casi 4 millones de habitantes y ante
una inmigración tan intensa de venezolanos se genera un impacto negativo
Transición
Zonia Cordero tiene cuatro años en México. Vía Whatsapp nos contó que adaptarse a otros
hábitos y cultura no es fácil.
“El frío es muy fuerte y la comida pica como no tienes idea. Unas que otras palabras que uno dice
en Venezuela no se pueden decir aquí porque significan otra cosa. Siento que he aportado la
cultura por la belleza, que la gente se quiera y aprenda a arreglarse.
La gente ha sido cordial, amable, querendona; no en la misma medida que uno porque el
venezolano abraza y besa más, aquí son más distantes. Pese a que me ha ido muy bien, no
cambiaría a mis amigos, ni a mi país por nada del mundo”.
Emigrar no es sencillo
Emigrar no es tomar las maletas e irse, tampoco un impulso emocional motivado por lo que ocurre
en el país.
Por lo general, las razones están relacionadas con guerras, hambrunas, efectos ambientales,
inseguridad, inviabilidad laboral… La búsqueda de seguridad laboral, jurídica y oportunidades de
trabajo mueven a los venezolanos, explica Oscar Hernández Bernalette, embajador de carrera y
profesor universitario.
“1.600.000 personas se han ido de Venezuela. Para una nación de 30 millones de habitantes
representa un número muy alto, si tomamos en cuenta que 3% de la población mundial es
emigrante. Estamos por encima de la media mundial”.
El exministro de Relaciones Exteriores añade que toda migración conlleva una transición
emocional y un proceso de adaptación que dependerá de la persona, de sus recursos y
capacidades.
“Hay personas que nunca superan el hecho de haber dejado su país. Siempre va a ver un efecto
negativo emocional. La persona está dejando su bosque, su país, su familia. La desintegración
familiar es algo terrible, se paga un alto costo emocional”.
País noble
Fuimos un país bien visto como receptor de inmigrantes porque nos abrimos a las corrientes
migratorias que lo necesitaron en el pasado. Eso nos ennoblece, nos hizo multicultural expone
Hernández Bernalette.
Como en todas las emigraciones masivas y ante la presencia de personas que van a ganar espacios
en otros lugares, se genera resistencia.
“La migración descontrolada puede generar resistencia por restarle oportunidades a los
ciudadanos naturales. Se producen choques culturales y diferencias. Eso pasa en cualquier
emigración, lo vemos ahora porque somos la novedad. Pero no es una reacción exclusiva”.
El gobierno no comprende este drama, dijo el entrevistado.
Cuando el gobierno comprenda lo que significa perder a un contingente humano tan importante y
procure una relación con esos venezolanos que se fueron, podremos sacarle partido a esta
realidad, acotó.
Ganancia para el país receptor
Malex González Scrocchi tiene 15 años en Canadá. Siente que adoptó una mezcla cultural
interesante.
“La belleza aquí no cuenta para nada. Ni te da ni te quita oportunidades. Tengo 10 años en mi
apartamento y no conozco a mis vecinos. Físicamente, nos ven muy atractivos. Hay muchos
ingenieros venezolanos en cargos importantes, eso es dinero para Canadá. Aquí no funciona ni
influye la “palanca” sino las capacidades. Aquí la impuntualidad no existe.
Se dice que el extranjero es frío, no es eso, simplemente tiene una estructura en la cual se
respetan las reglas, eso se traduce en orden, lo que nos afecta mucho al principio. No se puede
llegar a la casa de nadie sin avisar y si visitas un amigo no puedes llegar con las manos vacías”.
Fenómeno
Por primera vez en nuestra historia, se ha venido intensificando la salida de venezolanos, esto es
un fenómeno que no habíamos conocido, expresó Anitza Freitez, directora del Instituto de
Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB.
En el país se profundizó la inestabilidad política, la conflictividad y el clima de polarización, lo que
ha afectado la convivencia.
La escasez, inflación, bajos salarios, imposibilidad de inserción en el mercado laboral, falta de
servicios públicos, inseguridad, etc, son causas de la emigración.
No somos un país atractivo, ni para los venezolanos ni para los extranjeros, menciona la
investigadora.
Mientras tanto, países que en el pasado fueron potenciales emisores de emigrantes para
Venezuela, superaron sus dificultades y ofrecen mejores condiciones de vida.
“Esa cantidad de despedidas en los aeropuertos es una experiencia con la cual comenzamos a
convivir. En el aspecto económico nos afecta porque la migración que se está produciendo es
diferenciada; de profesionales en los cuales el país invirtió recursos para su formación. En este
momento, el propio país que formó a esa gente no está generando las condiciones para que
puedan reinsertarse y contribuir al desarrollo del país”.
Freitez afirma que hay un luto que se vive en una primera etapa del establecimiento, por lo cual,
redes como Venezolanos en Canadá o Venezolanos en Argentina, por ejemplo, ayudan a superar la
transición.
La verdad es que esa tradición o cultura de la migración es desconocida.
Cuando la presencia de extranjeros se torna incómoda, porque se percibe que desplazan a los
nacionales en la ocupación de los puestos de trabajo, se manifiesta un rebote, lo cual pasó en los
70 y 80 con la migración colombiana y latinoamericana en general, declaró la docente respecto al
rechazo que ciertamente pueden estar experimentando los venezolanos en el exterior.
“Panamá implementó ciertas restricciones porque siente que los ingenieros venezolanos están
desplazando a los suyos. Los estudios que ha hecho la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial, reflejan que Venezuela está entre los primeros
15 países con una alta selectividad de su emigración porque 60% corresponde a personas con
título universitario”.
Alerta
Ricardo Ríos, presidente de la empresa consultora Poder y Estrategia, realizó en septiembre un
estudio sobre una muestra de 1.000 personas a escala nacional acerca de varios tópicos, entre
estos, la intención de los venezolanos a emigrar.
El estudio arrojó que 17% dice que sí tiene intenciones de emigrar y 12% dijo que a veces.
“Ese 17% sólido se va o tiene planes de irse. Si bien es una minoría, se trata de un valor
significativo. Son más de tres millones de personas que tienen intención de irse”.
Ríos explica que una intención de emigrar de más de 3.000.000 de venezolanos tiene que
representar una alerta, desde el punto de vista de las políticas públicas.
La mayoría de las personas que desean marcharse pertenecen a los estratos A, B y C, clase media y
clase media-alta, las cuales representa el 20% de la población.
“Este valor no es despreciable, primeramente porque ningún sector debe menospreciarse,
segundo, aquí se acumula buena parte del conocimiento técnico y profesional de la población”.
Se podrían generar políticas públicas atractivas que permitan que las personas regresen, añade el
experto.
Al consultarle a los encuestados por qué razones se van, 70% señaló las razones económicas, 24%
apuntó que debido a la inseguridad y 4% se refirió a los motivos políticos.
“Tiene que ser una alerta el número de personas que se está marchando del país”, advirtió el
consultor.
Testimonios
La alegría de la huerta
Lisseth Mejías, tiene 11 años en España. Afirma que ha aportado calidez.
“Soy la alegría de la huerta como dicen aquí. Me he tenido que amoldar a las estaciones, nosotros
no estamos acostumbrados a eso, ni al estilo y ritmo de vida, tampoco a sus palabras, verbos o
modos de expresarse. Cuando llegué no había muchos venezolanos. Me tuve que adaptar a
muchas cosas. No me avergüenzo de preguntar. Extraño mucho de mi vida en Venezuela, extraño
el país entero, mi familia, mis amigos, el frío de los Andes, de diciembre, las playas, la parchita. He
aprendido a valorar muchas cosas. Tantos años te hacen aprender a sobrellevarlo, no se puede
vivir anclado en el pasado”.
Traeré a mi familia
José David Pinedo, ingeniero mecánico, reside en Chile desde hace seis meses.
“La situación económica y de inseguridad me motivó a emigrar. Tengo cinco años de graduado y
en Venezuela no tuve oportunidad de progresar ejerciendo mi profesión. Es difícil estar lejos de la
familia pero mi expectativa es traérmela a Chile. Sé que aquí puedo darle las comodidades que en
Venezuela nunca pude, da mucha impotencia que luego de formarse en una buena carrera no
puedas ayudar a la familia. Desde aquí les he podido aportar, lo que no pude hacer estando en
Venezuela, pese a que trabajé cinco años. Aquí somos muy bien vistos a nivel profesional. Chile me
ofrece oportunidades, calidad de vida y seguridad”.
Por un futuro para mi hijo
Katherine Fuerte, comunicadora social, emigró hace un año a Argentina porque quedó
embarazada y Venezuela no le garantizaba la seguridad para su bebé, de poder comprar lo que
deseaba para su hijo.
“Por supuesto, la familia se divide y adaptarse es complicado. Sin embargo una mejor economía y
seguridad fueron los motores, fue una de las mejores decisiones, no me siento perseguida. Tengo
calidad de vida y un futuro para mi hijo. Hay un intercambio cultural importante. Le aporto al país
mis conocimientos y este país cubre mis necesidades. Sé que aquí no seré un número más de la
inseguridad”.
Extraño a mi familia
Patricia Rinaldi, abogada, emigró a Panamá por la inseguridad, escasez de alimentos y artículos de
primera necesidad.“Este país me brinda una estabilidad que agradezco pero toda mi familia está
en Venezuela, aquí vivo sola y es difícil, extraño a mis papás, abuelos y amigos a diario. Todo es
diferente a mis costumbres. Tengo año y medio aquí y no es fácil adaptarse. Por un lado hay
beneficios, para lo cual uno se forma, pero sacrificar los lazos familiares es muy duro. La Navidad
pasada la viví sola y fue realmente triste. Este país me aporta cosas que mi país no puede. Aquí
puedo salir a cualquier hora del día. Puedo estar tranquila en la calle con mi celular y prendas.
Consigo de todo en los supermercados. La cultura nos aporta mucho también. Yo le aporto a
Panamá mi productividad, proactividad y energía. Aquí mi desempeño es valorado”