1_ Las Sanciones Disciplinarias Penitenciarias

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    I

    Las sanciones disciplinarias penitenciarias y su debido control jurisdiccional

    Marco de anlisis: Legislacin, jurisprudencia y doctrina variados.

    Ponentes: Claudio A. Brun y Romina Sette.

    1.- Introduccin.-

    El sujeto que se encuentra privado de su libertad en una unidad dependiente del Servicio

    Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires -tanto sea condenado o procesado-,

    queda sometido a las reglas de conducta que deben darse a conocer al momento mismo

    de su ingreso al establecimiento carcelario.

    La violacin de las mismas, constituye una infraccin disciplinaria a la que,

    normalmente, le sigue una sancin. Este conjunto de normas y sanciones forma el

    rgimen disciplinario, que se integra con el Captulo III seccin disciplina- entre los

    artculos 42 al 61 de la Ley 12.256.

    2.- Concepto.-

    La sancin disciplinaria puede ser definida como aquella suspensin o restriccin de

    los derechos reglamentarios de los internos, dispuesta por el director de un

    establecimiento carcelario en virtud de las infracciones en que stos incurren como

    consecuencia del incumplimiento de las normas de conducta que le han sido impuestas

    legal y reglamentariamente.

    3.- Naturaleza Jurdica.-

    No existe en la doctrina un concepto unvoco sobre la naturaleza jurdica de esta

    potestad disciplinaria de la administracin penitenciaria, pudindose diferenciar tres

    grandes vertientes en la materia: los que ubican la misma como parte integrante del

    derecho administrativo; los que entienden que pertenecen al derecho penal; y por

    ltimo, los que afirman su naturaleza sui generis.

    La primera postura, presenta la sancin disciplinaria como una restriccin puramente

    administrativa, propia de la funcin que desempea la autoridad penitenciaria.

    Y ello se explica atento que la ejecucin como etapa eventual del proceso penal, resulta

    jurisdiccional pero combinndose dentro de la misma, elementos administrativos sujetos

    al control judicial.

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    Indiscutiblemente es jurisdiccional la condena judicial impuesta por un rgano de

    juicio, como asimismo la orden de detencin y el control sobre la extensin y extincin

    de la pena, o la suspensin de su cumplimiento efectivo.

    Empero, el cumplimiento material de la privacin de la libertad en cuanto est regulado

    por el derecho penitenciario y los reglamentos carcelarios, es de naturaleza

    administrativa. Sin embargo, los actos de los funcionarios de la administracin deben

    estar sujetos al control jurisdiccional, pudiendo el juez revisarlos cuando los mismos

    importen un agravamiento indebido de la pena impuesta o una violacin de las normas

    administrativas que rigen el encarcelamiento o la sustraccin del detenido del mbito de

    efectiva disposicin del juez.

    Coincidiremos con los lineamientos de la tercer postura, puesto que las sanciones

    disciplinarias poseen una naturaleza jurdica especial dada por su participacin dentro

    de un sistema sancionador especfico en el cual coexisten una especial relacin de

    sujecin entre el interno y la autoridad penitenciaria que las impone mediando siempre

    el objetivo y fin principal de la adecuada reinsercin social que debe lograrse alcance

    el interno (Art. 4 Ley 12.256). Ello, sumado a las circunstancias particulares en que se

    materializan estos institutos, otorgan a las sanciones disciplinarias una naturaleza

    jurdica independiente e inabarcable por cualquier otra rama del derecho.

    4.- Marco legal aplicable.-

    En nuestro pas, el principal instrumento legal destinado a reglar la ejecucin de la pena

    privativa de libertad es la ley 24.660, publicada en el B.O. del 16 de julio de 1996.

    Hacen parte de esa normativa el Reglamento de Disciplina para los Internos, decreto n

    18/97, publicado en el B. O. del 14 de enero de 1997, y el Reglamento de las

    Modalidades Bsicas de Ejecucin, decreto n 396/99, publicado en el B. O. del 5 de

    mayo de 1999.

    Asimismo, en dicho plexo normativo encontramos todo lo relativo a la materia que aqu

    nos interesa, vale decir, el rgimen disciplinario, con su poderosa proyeccin en el

    rgimen de ejecucin penal, y, muy escuetamente expuesto, el rol de contralor

    jurisdiccional respecto a tal sistema.

    La ley 24.660, tal como lo seala en su artculo 229, resulta complementaria del Cdigo

    Penal, sin perjuicio de lo cual, algunas provincias la han incorporado expresamente,

    mediante las respectivas leyes provinciales- ej.: Entre Ros, al sancionar la ley

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    provincial 9117 o Santa Fe, a travs de su ley 11551; y San Juan, en virtud de la ley

    6883.

    En el caso de la provincia de Buenos Aires, encontramos la ley Nro. 12.256, que

    reglamenta la ejecucin de las penas; sin embargo, la misma no quita operatividad a la

    ley nacional Nro. 24.660 en dicha jurisdiccin, para el caso de que sta resulte ms

    beneficiosa al caso en anlisis que la normativa local.

    Como es sabido, la ley de ejecucin de las penas privativas de libertad estatuye un

    rgimen progresivo de ejecucin de dichas penas, otorgando al sujeto condenado la

    posibilidad de lograr que las condiciones de su encarcelamiento y las privaciones y

    restricciones a sus derechos se atenen progresivamente durante el lapso de

    cumplimiento de la condena.

    Consecuente con ese propsito de reinsercin social, el texto orienta a un objetivo

    preciso, consistente en que el penado cumpla en libertad la ltima etapa de su condena,

    en sintona con lo dispuesto en el artculo 5, numeral 6 de la Convencin Americana

    sobre Derechos Humanos, y con la regla 56 y subsiguientes de las Reglas Mnimas para

    el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas en el Primer Congreso de las Naciones

    Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente, llevado a cabo en

    Ginebra en el ao 1955, y por el Consejo Econmico y Social de esa Organizacin

    mediante las resoluciones 663C (XXIV) del 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) del 13 de

    mayo de 1977.

    Durante el perodo de encierro, tanto el ingreso a cada etapa de tratamiento como los

    avances o retrocesos del sujeto dependern, en buena medida, de la interaccin entre el

    interno y el personal del instituto en que le corresponda sobrellevar su condena.

    Esta fase de confianza a conseguir, consiste en otorgar al interno una autodeterminacin

    creciente, en miras a evaluar en qu medida ha podido introyectar los valores esenciales

    para una convivencia social adecuada, de conformidad con la ejecucin del programa de

    tratamiento oportunamente indicado. Y, si no fuera suficiente con lo expuesto, pinsese

    en la trascendencia del rol de dicha autoridad penitenciaria durante la fase de confianza

    que como sabemos-, consiste en otorgar al interno un creciente margen de

    autodominio, con el objeto de evaluar en qu medida ha logrado internalizar los valores

    estimados como esenciales para arribar a una convivencia social adecuada. Por ello,

    cada paso en ese largo y sinuoso camino hacia el autogobierno del penado, depender

    de la decisin del funcionario administrativo de turno.

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    Es claro que los diversos perodos y fases en que transcurre el interno en prisin tienen

    fundamental incidencia en la propia forma en que se cumple una pena privativa de

    libertad; a punto tal que las decisiones que se adopten, a lo largo de ese continuo del

    rgimen de progresividad, determinando el avance o el retroceso de la situacin del

    interno respecto de las fases ya cursadas, incide tanto cualitativa como

    cuantitativamente en la duracin y las condiciones de su forzado encierro. Deviene

    entonces oportuna y conveniente la existencia de un contralor jurisdiccional sobre la

    accin directa de los funcionarios penitenciarios de cualquier jerarqua.

    Para que el interno progrese dentro del establecimiento carcelario, es de vital

    importancia la calificacin que le suministre la autoridad penitenciaria, como asimismo

    el concepto que se tenga del mismo. Por lo que entendemos, que la definicin de

    conducta debe estar conformada como la observancia de las normas reglamentarias

    que rigen el orden, la disciplina y la convivencia del establecimiento, y el concepto

    descripto como la ponderacin de su evolucin personal, de la que se deduce su

    mayor o menor posibilidad de adecuada reinsercin social.

    5.- La judicializacin de la fase ejecutiva Anlisis de la Ley 12.256.-

    Durante mucho tiempo, se entendi que una vez dictada la sentencia condenatoria, la

    actividad desarrollada a posteriori ingresaba a la esfera reglada slo por la

    administracin1.

    En tal sentido, Foucault deca que La ejecucin de la pena tiende a convertirse en

    un sector autnomo, un mecanismo administrativo del cual descarga a la justiciahay

    en la justicia moderna y en aquellos que la administran una vergenza de castigar.2

    La ciencia jurdico penal tuvo decisiva influencia en la construccin y consolidacin

    de tal tendencia a la administrativizacin de la ejecucin penal; ya Saleilles en su obra3

    reafirmaba la existencia de tres fases de determinacin: una legal, correspondiente a la

    funcin legislativa establecindose el marco legal abstracto con que se amenaza

    punitivamente; una judicial en la que el juez especifica dentro de esa escala legal

    quantum de la sancin a cumplir; y otra administrativa, delegada a la administracin

    penitenciaria encargada de la actividad posterior a la sentencia judicial.

    1Jurisprudencia de los tribunales norteamericanos que hasta el precedente de la CS en el caso Monroe vs.

    Pape en 1961 propiciaba la tesis de la no interferencia de la administracin penitenciaria (hands off).2

    Foucault ( 1989:17).3Saleilles , Lindivisualisation de la peine, 1898.

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    Sin embargo, y con base en los principios de legalidad y tutela judicial efectiva (arts.

    18 de la Constitucin Nacional y 8.1 de la CADH), la ley 11.922 consagr la figura del

    juez de ejecucin en la Pcia. De Buenos Aires art. 25 -, como refuerzo de la garanta

    orgnica de jurisdiccionalidad en sentido amplio (nulla poena, nulla culpa sine

    indicio)4

    , permitiendo la observacin del resto de las garantas penales y procesales.

    Empero, para lograr plasmar en los hechos ese proceso de judicializacin de la

    ejecucin no basta con nombrar jueces especializados, sino asegurar que todas las

    decisiones pertinentes a esta etapa procesal que representen una alteracin de la

    determinacin de la pena como ser: cambios en la duracin temporal del encierro o

    sustanciales en las condiciones de cumplimiento-, sean tomadas por un rgano judicial

    independiente de la administracin que aplique para la toma de decisin un proceso

    respetuoso de los principios del derecho procesal penal5.

    Lo cierto es que la normativa aplicable a nuestra provincia no resulta clara al momento

    de la determinacin de competencias, no adoptndose an el sistema de

    jurisdiccionalizacin absoluta necesario (art. 3 de la ley 12.256), que asegurara: la

    existencia de un decisor imparcial, de un acusador contradictor y de la garanta de

    defensa amplia.

    El sostn normativo de tales postulados sera el conformado por los artculos 25 incisos

    1, 3, 4 y 5; y 497 del CPPBA, el artculo 10 de la referida ley 12.256 y los arts. 3 y 4 de

    la ley 24.660 en consonancia con las normas constitucionales supra mencionadas (art.

    18 C.N. y 8.1. CADH) y normas que otorgan competencia especfica al juez de

    ejecucin en diversas materias (ej.: arts. 57, 58 y 25 inc. 5 del CPBA como Alzada en

    los recursos sobre sanciones disciplinarias).

    La mentada vigencia de esos principios en la fase ejecutiva puede verificarse en

    relacin a dos tipos de situaciones jurdicas de diversa naturales que se presentan da a

    da en el interior del mbito carcelario: por un lado, las vinculadas al cumplimiento de la

    pena o medida cautelar por la cual se origina su ingreso al establecimiento; y por otro, la

    referente a los procedimientos que se realizan por sanciones disciplinarias aplicadas a

    las inconductas cometidas dentro de la institucin. Nos referiremos a estas ltimas

    circunstancias dado el tema en anlisis en el presente trabajo.

    4Bombini, Gabriel, Balance y Perspectivas de la ejecucin de la pena privativa de la libertad en la

    Pcia. De Buenos Aires, Revista Ms Derecho?, Nro. 3, Ao III, junio 2003.5

    Salt, (1998:23).

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    Las sanciones disciplinarias que prevee la ley 12.256, deben estar sometidas a todas las

    garantas del proceso penal y orientarse por la finalidad no-desocializadora de la pena

    en esta fase6, y por el principio de la mnima intervencin

    7, esto es, la utilizacin de

    criterios de oportunidad y necesidad en el mantenimiento del orden.

    Los primeros postulados se encuentran comprendidos en los arts. 42 y 43 de la ley

    provincial, el orden y la disciplina se mantendrn con firmeza, pero sin imponer

    otras restricciones que las absolutamente necesarias para permitir la correcta

    implementacin de las actividades propias de cada rgimen o modalidades del mismo

    en ningn caso se restringirn las posibilidades de visita, trabajo o educacin como

    complemento de una medida sancionatoria, salvo los lmites que pudieran surgir de los

    recaudos de control propios de cada rgimen; concretndose de esta forma el

    principio de subsidiariedad que establece la obligacin de disear y buscar otros

    mtodos, con el fin del mantenimiento del orden penitenciario, en base a estrategias de

    autogestin, no represivas, teniendo como ltimo recurso la imposicin de la sancin

    disciplinaria8.

    Han sido criticados varios aspectos de la legislacin provincial vigente tales como el

    pertinente a los deberes y prohibiciones de los internos arts. 44 y 45 de la citada ley -,

    puesto que no se determina con claridad los mismos, resultando las llamadas

    prohibiciones, slo pautas de orientacin de la conducta, no previndose para las

    mismas sancin alguna.

    Resulta esperable asimismo, que a fin de asegurar la observacin de los principios

    mencionados ab initio, las prescripciones que se formulen deben completarse afirmando

    la desvinculacin entre infraccin disciplinaria y rgimen progresivo y-o salidas

    anticipadas, pues de otro modo, se reafirmara la lgica de premios y castigos en materia

    ejecutiva. De all la crtica a la redaccin del art. 46 de la ley 12.256 en cuanto indica

    que las faltas que cometan los internos sern objeto de sancin sin perjuicio de la

    evaluacin tcnica posterior que se haga de dicha conducta y su motivacin, a los

    efectos de su ubicacin o reubicacin en el rgimen que corresponda9.

    Segn la ley analizada, las faltas disciplinarias pueden ser: leves, medias y graves,

    enumerndose slo stas ltimas en el artculo 47, delegando a la reglamentacin

    administrativa el tratamiento de las dos primeras (art. 48). Ello afecta el principio de

    6Mapelli Cafarena, 1983.

    7Asencio Cantisn, 1989.

    8Calvet Barot, cit.:228.

    9Bombini, G. , obra supra citada, pg.333.

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    legalidad formal, pues las sanciones que pudieren afectar de modo esencial el contenido

    punitivo de la pena por la que el interno se encuentra encerrado deberan ser adoptadas

    por la autoridad jurisdiccional10

    ; slo resultara lcito entonces, dejar a la

    reglamentacin administrativa las leves (ya que las mismas prevn como sanciones

    amonestacin, apercibimiento y retiro de concesiones).

    Asimismo se ha discutido sobre la propia redaccin de la norma que describe las faltas

    graves art. 47 -, en consonancia con la del artculo 54 del mismo plexo normativo

    principio non bis in idem -, pues por imperativo de rango constitucional, es imposible

    castigar en el interior de la crcel conductas configurativas de tipos penales previstos en

    el cdigo de fondo; pudiendo resultar los supuestos comprendidos en los incisos 1, 3,

    5, 6, 8, ejemplos de doble sancin y en alguna medida tambin los de los incisos 7 y

    9; consagrndose la violacin a tal principio en el 10(cometer un hecho previsto

    como delito doloso sin perjuicio de ser sometido al eventual proceso penal) .

    Atendiendo a los principios constitucionales en juego, el Dr. Bombini propicia no slo

    la invalidez (inconstitucionalidad) del inciso 10 del art. 47 de la ley provincial, sino

    una interpretacin de los dems acpites de la norma analizada, como subsidiarios ante

    la inexistencia de conducta ilcita en trminos jurdico-penales11

    .

    Para el anlisis de tales situaciones, deben adoptarse en todas sus consecuencias, no slo

    las reglas de la autora y participacin, sino los conceptos de iter criminis y los

    pertinentes a la delimitacin de la tentativa; como as tambin las causales de

    justificacin, importando la capacidad de culpabilidad y el conocimiento potencial del

    injusto de que se trata por parte del interno, consagrados en el art. 9.8 de la ley 12.256

    consagrndose all el derecho de los procesados y condenados a la ilustracin sobre

    las particularidades y reglas disciplinarias dentro del rgimen en el que se lo ha

    includo, para lo cual se le deber informar amplia y personalmente, entregndosele

    una cartilla explicativa al momento de su ingreso a cada modalidad.

    Las sanciones previstas para las faltas graves son: a) separacin del rea de convivencia

    por un perodo no menor de quince das o siete fines de semana sucesivos o alternados;

    b) traslado a otra seccin del establecimiento de rgimen ms riguroso y c) traslado a

    otro establecimiento.

    10Malarino, 1997.

    11Bombini, G., obra mencionada supra, pg. 335- Hassemer, 1984.

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    Se discute en doctrina y jurisprudencia12

    la constitucionalidad de la primer sancin

    mencionada supra, por la contradiccin con el principio de la dignidad de la persona,

    puesto que tales castigos son de carcter altamente nocivo afectando la comunicacin

    del individuo con el exterior impidiendo la consecucin de la meta preventivo especial

    requerida; constituyendo en definitiva formas de tratos crueles, inhumanos o

    degradantes en el sentido del artculo 5.2 de la Convencin Americana de los Derechos

    Humanos.

    Mismas crticas surgieron acerca de las restantes sanciones previstas para las faltas

    graves, en especial las que imponen el traslado del interno a otro establecimiento

    penitenciario, alimentando no slo el desarraigo del mismo, sino la prdida de

    calificacin en cuanto a su conducta y dems consecuencias, en pugna absoluta con las

    finalidades de la pena y los principios constitucionales descriptos.

    Se propicia entonces la intervencin judicial amplia con las garantas de doble instancia

    a travs del recurso de apelacin, rigiendo asimismo el principio in dubio pro reo (art.

    54), lapresuncin de inocencia (art. 18 de la C.N. y art.1 del CPPBA), y la carga de la

    prueba para el acusador sin admisin de presuncin alguna13

    .

    Prrafo aparte merece el anlisis del sistema recursivo planteado por las normas

    vigentes, puesto que el mismo resulta engorroso e inexplicable el carcter no suspensivo

    otorgado al mismo en los arts. 56 y 57; resultando necesaria la adopcin de una

    judicializacin plena con recurso ante la Cmara de Apelacin correspondiente -

    dejando reservadas las sanciones por faltas leves a la administracin con recurso ante el

    juez de ejecucin o bien la adopcin para todas las sanciones del procedimiento

    prescripto en el art. 58 apelacin por el trmino de cinco das ante el juez de ejecucin

    o competente, quien resolver en otros cinco das otorgndose efecto suspensivo al

    recurso-.

    6.- Opinin de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

    Resulta aplicable al tema en anlisis el contenido de la Opinin Consultiva 9/87

    brindada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la que se establece que

    las garantas judiciales deben respetarse en todo procedimiento administrativo y en

    cualquier otro trmite cuya decisin pueda afectar los derechos de las personas.

    12Caso Loayza Tamayo-Per, sentencia del 17-09-1997.

    13Bombini, G., obra cit., pg. 339.

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    Es relevante la doctrina surgida del caso Baena, Ricardo y otros vs. Panam, del 2 de

    febrero de 2001, donde el mismo organismo referenciado expresa que en cualquier

    materia inclusive en la laboral y la administrativa- la discrecionalidad de la

    administracin tiene un lmite infranqueable, que es el respeto a los derechos humanos,

    por lo que no pueden aplicarse sanciones sin respetar las garantas del debido proceso.

    Con respecto a la ausencia de la debida asistencia letrada de los internos, la Comisin

    Interamericana ha manifestado que la garanta del derecho de defensa figura entre los

    elementos esenciales del debido proceso, incluso en el marco de un proceso

    sancionatorio14

    . Y, especficamente, ha recalcado que ese derecho es aplicable a todas

    las etapas del procedimiento, incluso las administrativas15

    .

    7.- Conclusin

    El principio de judicializacin de la pena est basado en el reconocimiento de las

    personas privadas de su libertad como sujetos de derecho. A raz de ello, cabe asegurar

    la efectiva instrumentacin de un rgimen progresivo de ejecucin de penas exento de

    arbitrariedad, y sostener el respeto de las garantas previstas en los Tratados sobre

    Derechos Humanos.

    En cuanto al control efectivo del rgimen progresivo de ejecucin de la pena, la doctrina

    ha considerado elogiable que nuestro sistema haya tendido a la humanizacin de la pena

    privativa de libertad, favoreciendo la adopcin de medidas ms benignas. Sin embargo,

    y como contrapartida se sostiene que debe impedirse el uso de tales concesiones como

    mecanismos de negociacin en la relacin entre el interno y la administracin.

    Marcos Salt vislumbra como la nica forma de mitigar tal efecto, que las decisiones que

    representen un cambio sustancial en las condiciones de cumplimiento de la pena, sean

    dispuestas por un juez en el marco de un proceso respetuoso de las garantas del debido

    proceso penal, con amplia desarrollo del derecho de defensa en juicio por parte del

    penado.

    Asimismo y en relacin al aseguramiento de los derechos y garantas previstos en los

    Tratados sobre Derechos Humanos, resulta trascendental la judicializacin, suponiendo

    sta, la presencia constante de la figura del juez de ejecucin, ejercindose una

    vigilancia permanente sobre el sistema penitenciario.

    14Informe 49/99, Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Riebe Star vs. Mxico.

    15Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Reinaldo Figueiredo Planchart vs. Venezuela.

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    Una de las principales crticas al sistema sancionatorio actual, se encuentra centrada en

    la demora incurrida por la autoridad penitenciaria al informar al rgano judicial de la

    aplicacin de las faltas, exteriorizndose dicha comunicacin al juez tarda o

    inexistentemente; resultando entonces ilegtima la sancin subsiguiente, tornndose su

    anulacin extempornea e incluso injusta toda vez que el interno la cumple,

    soportando as materialmente un castigo absolutamente carente de sustento legal.

    Postulamos en virtud de tales circunstancias como la solucin ms adecuada al caso,

    que tal sancin se imponga con carcter suspensivo, a fin de que el juez posea entonces

    la oportunidad real para efectuar el debido control judicial. Se critica tambin del

    sistema impuesto, la falta de notificacin de la sancin a la defensa oficial y/o

    particular en la etapa administrativa de la misma, lesionndose as la garanta

    constitucional del debido proceso y de la defensa en juicio. Cabe resaltar asimismo, que

    en los escasos supuestos de notificacin a la asistencia letrada del penado, el contacto

    efectivo resulta posterior al descargo que podra realizar el interno con el director de la

    Unidad, no contando el causante con el asesoramiento legal correspondiente. (arts. 18

    de la Const. Nacional 8.2 inc. d y e de la CADH, 14.3 inc. b y d del PIDCP, Principio

    XXII Res. 1/08 de la CIDH).

    Otra particularidad del proceso sancionatorio se produce con la utilizacin de

    formularios pre-impresos como nica prueba de cargo, para motivar la resolucin final

    adoptada, atentndose sin duda alguna contra los pilares del debido proceso.

    En cuanto al marco legal aplicable, luego de las explicaciones dadas supra, resulta

    imperioso que en nuestra provincia, sea sancionado un decreto que reglamente el

    sistema de sanciones disciplinarias complementario de la ley 12.256 -, a fin de otorgar

    mayor claridad a todas las dudas y vaguedades expuestas precedentemente gestadas al

    momento de la imposicin de tales medidas.

    Si ello no ocurre, es deseable se aplique no slo el marco legal destinado a nuestra

    provincia, sino la ley nacional cuando la misma resulte ms beneficiosa al interno -,

    en consonancia con los preceptos constitucionales descriptos supra y las normas de

    corte internacional sobre Derechos Humanos.

    Por ningn motivo vale tomar slo como fundamentos de la imposicin de tales

    sanciones, el orden interno o la seguridad del establecimiento carcelario, menos an

    cuando se producen afectaciones a derechos de los sujetos, utilizndose tales

    circunstancias para camuflar abusos y desviaciones de poder.

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    La intervencin coactiva a travs de la tipificacin de faltas leves, medias o graves -,

    exige, inexorablemente, un nexo causal verificable entre la conducta prohibida y la

    afectacin de las finalidades que la ley establece con la previsin del sistema de

    sanciones disciplinarias.

    Asimismo, resulta fundamental que se produzca una ntida distincin entre el rgimen

    de progresividad y el sistema disciplinario. Lo contrario importar una utilizacin del

    sistema sancionatorio como una herramienta de extorsin al servicio del sistema

    penitenciario, en orden a obtener presos tranquilos y absolutamente funcionales,

    poniendo en riesgo la finalidad resocializadora que por imperio constitucional (art. 75

    inc. 22 C.N.) habra de satisfacer el encierro carcelario.

    La aplicacin de sanciones debera regirse por la mxima prudencia, en un sentido

    alejado del mero ejercicio del poder disciplinario. La imposicin de una sancin debe

    someterse a los principios de oportunidad y necesidad en el mantenimiento del orden.

    As, pues, la utilizacin del rgimen disciplinario debera regirse por el principio de

    mnima intervencin, es decir, cuando sea absolutamente imprescindible.

    Por otro lado, al estar enmarcado en la fase ejecutiva del proceso penal, y por las

    consecuencias que implican las sanciones previstas, este rgimen disciplinario debe

    estar regido por las garantas y los principios del proceso penal, debiendo ser

    contemplados durante todo el proceso sancionador.

    Todos y cada uno de los principios que rigen el procedimiento penal, como tambin el

    procedimiento administrativo, deben operar en la aplicacin del sistema disciplinario

    penitenciario: los principios derivados del proceso penal, por constituir su fase

    ejecutiva; los principios del procedimiento administrativo, porque se trata del ejercicio

    de la potestad sancionadora de la Administracin en materia penitenciaria.

    Por ltimo, creemos que los rganos jurisdiccionales, deben esforzarse por vigilar el

    ejercicio, por parte de la administracin, de esta potestad disciplinaria, pues de lo

    contrario, lo que originalmente podra concebirse como algo entendible o racional al

    carecer de control, correr el grave riesgo de transformarse en pura arbitrariedad y, por

    ende, un impedimento para concretar el fin ltimo de la ley de ejecucin penal de la

    Provincia de Buenos Aires, esto es, la adecuada insercin social. En tal sentido es dable

    destacar la necesidad de la ms pronta puesta en marcha de la Acordada N 3415 de la

    Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires (22/12/2008), de vistas y

    control carcelario, que implementa dicho objetivo.