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10 fabulas El zorro y las uvas Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo rápido en acudir con la escopeta. Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontró unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra había unas piedras, como protegiéndolas.—Al fin va a cambiar mi suerte, —pensó relamiéndose—, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se dijo: —Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras. Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parándose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar. MORALEJA: Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo.

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10 fabulasEl zorro y las uvas

Haba una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, haba tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontr tena un perro guardin muy atento y un amo rpido en acudir con la escopeta.

Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontr unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra haba unas piedras, como protegindolas.Al fin va a cambiar mi suerte, pens relamindose, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se senta muy dbil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. As que se dijo: Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no estn maduras.Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parndose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le falt algo de astucia a doa zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar.

MORALEJA:Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo.

El burro flautista

Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos hall, que un zagal se dej olvidada por casualidad. Acercse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.

En la flauta el aire se hubo de colar, y son la flauta por casualidad. Oh!, dijo el borrico. Qu bien s tocar! Y dirn que es mala la msica asnal! Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

MORALEJA:Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

El pastor mentiroso

Apacentando un joven su ganado, grit desde la cima de un collado: Favor! que viene el lobo, labradores. stos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; segunda vez la burla. Linda gracia!

Pero qu sucedi la vez tercera? que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el zagal se desgaita, y por ms que patea, llora y grita, no se mueve la gente, escarmentada; y el lobo se devora la manada.

MORALEJA: Cuntas veces resulta de un engao contra el engaador el mayor dao!

El perro del hortelanoUn labriego tena un enorme perro como guardin de sus extensos cultivos. El animal era tan bravo que jams ladrn alguno se atrevi a escalar la cerca de los sembrados.

El amo, cuidadoso de su can, lo alimentaba lo mejor que poda, y el perro, para mostrar su agradecimiento, redoblaba el cuidado de los campos. Cierto da, el buey del establo quiso probar un bocado de la alfalfa que su amo le guardaba, pero el perro, ponindose furioso y ensendole los dientes, trat de ahuyentarlo. El buey, reprochando su equivocada conducta, le dijo: - Eres un tonto, perro envidioso. Ni comes ni dejas comer. Y aadi: - Si el amo destina a cada cual lo que le aprovecha y la alfalfa es mi alimento, no veo que tengas razn para inmiscuirte en negocio ajeno.

MORALEJA:Agua que no has de beber, amigo, djala correr.

La tortuga y el guila

Una tortuga, cansada de arrastrar siempre su concha por la tierra, suplic al guila la levantase por los aires lo ms alto que pudiera. As lo hizo la reina de las aves, remontando a la tortuga por encima de las nubes.

Al verse a tal altura, la tortuga exclam: - Qu envidia me tendrn ahora los animales que por el suelo se mueven, al verme encumbrada entre las nubes! Al or esto el guila fue incapaz de soportar tanta vanidad y solt a la ilusa que, al caer sobre peascos, se deshizo en mil pedazos.

MORALEJA:Nunca mires demasiado alto, que no hay brillantes en el cielo.

El len y el pastorYendo un len por una montaa err el camino, y pasando por un lugar lleno de zarzas, se le hinc una espina en la mano, de tal manera que no poda andar por el sumo dolor que le causaba.

Yendo as encontr a un pastor, y llegndose a l, comenz a menear la cola, teniendo la mano alzada. El pastor que lo vio venir, turbado por su presencia, comenz a darle del ganado para que comiese, mas el len no deseaba comer, sino que le sacara la espina clavada, entendi lo que quera el len, y con una lezna aguda, le abri poco a poco el tumor, y le sac la espina. Sintise sano el len, lami la mano del pastor, sentndose a su lado, y poco despus, ya buena la mano, se fue. Pasados algunos aos cay el len en un lazo, y fue puesto en el lugar de las fieras. El pastor cometiendo un delito fue tambin preso por la justicia, y sentenciado a las bestias feroces para ser devorado por ellas, y ponindolo en el anfiteatro le echaron casualmente aquel mismo len, el cual sali para arrojarse sobre l con gran furia, pero llegando al pastor, luego que le encontr se sent a su lado, y le defendi de las dems fieras. Todos se llenaron de admiracin viendo cosa tan extraordinaria, y sabida del pastor la verdad del hecho, se les di libertad a entreambos.

MORALEJA:Que ninguno sea ingrato al beneficio que recibe, antes bien se muestre siempre agradecido, y lo page cuando se le ofreciere ocasin.

La gallina de los huevos de oroUn buen da, un hombre paseaba por el bosque y se encontr una hermosa gallina. Se la llev a su casa y a los pocos das se dio cuenta de que cada da pona un huevo de oro . Se crey que dentro del estmago de la gallina habra mucho oro y se hara rico y la mat.

Pero cual fue su sorpresa cuando al abrirla vio que por dentro era igual que las dems gallinas.Resulta que la gallina pona huevos de oro pero ella no era de oro. De modo que como la haba matado se qued sin la riqueza que la madre naturaleza le haba otorgado al dejarle en el bosque la gallina de los huevos de oro.

MORALEJA:Estad contentos con lo que tenis y huid de la insaciable codicia

El len y el ratonUnos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un len que dorma plcidamente al pie de un rbol. La fiera, levantndose de pronto, atrap entre sus garras al ms atrevido de la pandilla.

El ratoncillo, preso de terror, prometi al len que si le perdonaba la vida la empleara en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo rer, el len termin por soltarlo. Tiempo despus, la fiera cay en las redes que un cazador le haba tendido y como, a pesar de su fuerza, no poda librarse, atron la selva con sus furiosos rugidos. El ratoncillo, al orlo, acudi presuroso y rompi las redes con sus afilados dientes. De esta manera el pequeo exprisionero cumpli su promesa, y salv la vida del rey de los animales. El len medit seriamente en el favor que acababa de recibir y prometi ser en adelante ms generoso.

MORALEJA:En los cambios de fortuna, los poderosos necesitan la ayuda de los dbiles.

La cigarra y la hormiga

Era un da de verano y una hormiga caminaba por el campo recogiendo granos de trigo y otros cereales para tener algo que comer en invierno. Una cigarra la vio y se sorprendi de que fuera tan laboriosa y de que trabajara cuando los dems animales, sin fatigarse, se daban al descanso.

La hormiga, de momento, no dijo nada; pero, cuando lleg el invierno y la lluvia deshizo el heno, la cigarra, hambrienta, fue al encuentro de la hormiga para pedirle que le diera parte de su comida. Entonces, ella respondi: "Cigarra, si hubieras trabajado entonces, cuando yo me afanaba y t me criticabas, ahora no te faltara comida."

MORALEJA:Cada uno debe aprender a responder de su propia conducta.

El len y la zorra

Un len, en otro tiempo poderoso, ya viejo y achacoso, en vano persegua hambriento y fiero al mamn becerrillo y al cordero, que, trepando por la spera montaa, huan libremente de su saa. Afligido del hambre a par de muerte, discurri su remedio de esta suerte: Hace correr la voz de que se hallaba enfermo en su palacio y deseaba ser de los animales visitado.

Acudieron algunos de contado: mas como el grave mal que le postraba era un hambre voraz, tan slo usaba la receta exquisita de engullirse al Monsieur de la visita. Acrcase la zorra, de callada, y a la puerta asomada atisba muy despacio la entrada de aquel cncavo palacio. El len la divisa, y al momento le dice: "Ven ac; pues que me siento en el ltimo instante de mi vida! Vistame, como otros, mi querida." "Cmo otro? Ah, seor! He conocido que entraron s, pero que no han salido. Mirad, mirad la huella, bien claro lo dice ella! Y no es bien el entrar do no se sale."

MORALEJA:La prudente cautela mucho vale.

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