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El 11 de septiembre de 2001 plantea un momento de definición del sistema internacional. Aunque no estructural, el 11-S fija una ruta internacional en donde los hegemones se definen de manera clara, algunas zonas del mundo transitan a rutas políticas y económicas endógenas y otras a experiencias exógenas como consecuencia de la definición de las grandes potencias. En este marco, una de las tendencias más importantes que activó este acontecimiento, fue el terrorismo como el nuevo Caballo de Troya que ayuda a justificar un protagonismo decisivo del Estados Unidos en la construcción de un sistema internacional, tanto ante sus ciudadanos como ante parte de la comunidad internacional. Esta tendencia se articula de manera profunda a otras tres tendencias más que definirán al legado del 11 de septiembre en el mundo.
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Serie: Documentos coyunturales No. 16 – Agosto de 2011 www.cesdai.org
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11 DE SEPTIEMBRE:
CUATRO TENDENCIAS QUE DEJAN LOS
ACONTECIMIENTOS
Humberto Alarcón Ortíz *
Resumen
El 11 de septiembre de 2001 plantea un
momento de definición del sistema internacional.
Aunque no estructural, el 11-S fija una ruta
internacional en donde los hegemones se definen
de manera clara, algunas zonas del mundo
transitan a rutas políticas y económicas
endógenas y otras a experiencias exógenas como
consecuencia de la definición de las grandes
potencias. En este marco, una de las tendencias
más importantes que activó este acontecimiento,
fue el terrorismo como el nuevo Caballo de Troya
que ayuda a justificar un protagonismo decisivo
del Estados Unidos en la construcción de un
sistema internacional, tanto ante sus ciudadanos
como ante parte de la comunidad internacional.
Esta tendencia se articula de manera profunda a
otras tres tendencias más que definirán al legado
del 11 de septiembre en el mundo.
Palabras clave
11 de Septiembre, Estados Unidos, comunidad
internacional.
* Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas. Magister en Seguridad y defensa
Nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Actualmente
se desempeña como coordinador académico y
administrativo de la Maestría en Seguridad y Defensa
Nacionales de la ESDEGUE y profesor de la Universidad
Distrital de Bogotá. Investigador del del Centro de Estudios
en Seguridad Defensa y Asuntos Internacionales-CESDAI.
www.cesdai.org
SEPTEMBER 11:
LEAVING FOUR EVENTS TRENDS
Humberto Alarcón Ortíz *
Abstract
On September 11, 2001 presents a defining
moment in the international system. Although
non- structural, 11 – S sets an international route
where the hegemones are defined clearly, some
parts of the world transit routes and endogenous
economic policies and other exogenous
experiences as a result of the definition of the
great powers. In this framework one of the key
trends that triggered this event was terrorism as
the new Trojan Horse that helps to justify a
decisive role of the United States in the
construction of an international system, both to
their citizens as to part of the international
community. This trend is deeply articulated three
trends that will define the legacy of September
11th in the world.
Key words
September 11, United States, international
community.
* Political scientist at the Universidad Nacional de Colombia
and Graduate of Social Science at Universidad Distrital
Francisco José de Caldas. Magister in Security and National
Defense at Escuela Superior de Guerra. He currently workes
as academic and administrative coordinator at the Master
Program in Security and National Defense ESDEGUE and
professor at the Universidad Distrital of Bogotá. Research of
Centro de Estudios en Seguridad Defensa y Asuntos
Internacionales -CESDAI. www.cesdai.org
HUMBERTO ALARCÓN ORTIZ
INVESTIGADOR CESDAI
Centro de Estudios en Seguridad, Defensa y Asuntos Internacionales – CESDAI – www.cesdai.org
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Lo primero que hay que señalar es que el 11 de
septiembre dejó al terrorismo como la gran
amenaza internacional a lo largo y ancho del
mundo. De manera unánime, en los días
posteriores a los atentados en Estados Unidos, el
mundo en general cierra filas en la lucha contra el
terrorismo a través de la Resolución 1373
aprobada por el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, en donde la comunidad
internacional condena esta práctica de violencia y
se compromete a no permitirla ni a motivara
dentro del territorio de cada uno de los miembros.
Este marco de repudio internacional permitirá
que muchos Estados inicien luchas contra
organizaciones llamadas terroristas, o que
algunos Estados asumieran sus problemas de
seguridad interna bajo el manto de la amenaza
terrorista. El primero que inicia una lucha contra
el terrorismo es naturalmente Estados Unidos,
quien encuentra en Al-Qaeda el grupo terrorista
culpable de los atentados. Luego será la
Federación Rusa de Putin quien convertirá los
problemas de separatismo interno como un
asunto de amenaza terrorista, donde el caso más
importante es al caso checheno. Y sin lugar a
dudas, este acontecimiento permitió definir el
viejo conflicto colombiano como una “amenaza
terrorista”, incorporándolo en el discurso
internacional contra esta práctica.
El terrorismo se convierte en la amenaza
internacional, pero pese a todos los esfuerzos por
presentarla como eminente y constante, esta
nueva amenaza no puede presentar una cara fija
que puedan combatir los Estados. El terrorismo
se convierte en una amenaza que no puede
sostener y reconocerse en el tiempo, contrario
por ejemplo a la amenaza ideológica que
representaban, durante la Guerra Fría, los
Estados y sus zonas de influencia, identificadas
claramente entre Estados Unidos y la URSS y sus
respectivas alianzas y pactos. Esta nueva
amenaza no es tan coherente y constante que
permita sostener unas políticas a largo plazo
dentro de los Estados, lo cual permite configurar
un espacio de indeterminación de cual es la
verdadera amenaza al sistema internacional
contemporáneo.
Un segundo elemento importante que dejó el 11
de septiembre fue la convicción de Estados
Unidos de la necesidad de ocuparse de los
problemas mundiales. Luego de la caída del Muro
de Berlín en noviembre de 1989, la gran victoria
fue reclamada por los Estados Unido. Desde
entonces este Estado inicia una retira del
escenario mundial. Este aislamiento implicó que
no debía comprometerse en guerras a lo largo del
mundo, pues este entendería rápidamente que
no había más alternativa política y económica a la
que este representaba. Por esta vía, la
globalización imponía los justos términos en
donde se suponían se universalizan unos valores
y unos códigos que no hacían falta imponerlos
coercitivamente.
Los Estados Unidos habían asumido una actitud
de aislacionismo político y militar en el mundo. Su
apuesta en el escenario internacional fue la de
profundizar en acuerdos económicos, los cuales
puso a operar a lo largo del mundo y de manera
especial en el continente a través del NAFTA con
México y Canadá a partir de 1994, y la apuesta
por un Acuerdo de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), que se comienza a crear a partir
de 1994, y fracasado posteriormente 2003. A su
vez, una de las pocas guerras que afronta
Estados Unidos durante la década de los noventa
fue la del Golfo entre 1990 y 1991, la cual contó
con todo el apoyo internacional y fue
11 DE SEPTIEMBRE:
CUATRO TENDENCIAS QUE DEJAN LOS ACONTECIMIENTOS
Serie: Documentos coyunturales No. 16 – Agosto de 2011 www.cesdai.org
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prácticamente financiada por los estados árabes
temerosos de la expansión iraquí.
Además, una tercera tendencia que es
fundamental señalar y que va de la mano de la
anterior, es que el 11 - S otorga una justificación
moral para una especie de intervencionismo
estadounidense en el mundo. Los
estadounidenses promedios están
acostumbrados a pensar que su país promulga,
con el ejemplo, la libertad y la democracia, y por
tal motivo no podrían justificar ciertas prácticas
imperiales de sus gobiernos en el mundo. Por ello
la desaparición de la URSS dejó en su momento
sin justificación una política internacional
intervencionista, pues había desaparecido el
comunismo y con ella la amenaza al mundo libre.
El terrorismo devolvió la justificación ciudadana a
los gobiernos estadounidense para mantener un
protagonismo internacional, que pasaba por la
imposición de la fuerza. Este elemento implicó
dos cosas. La primera fue que los
estadounidense estaban dispuestos a aceptar
que sus gobiernos disciplinarán a través de la
coerción a los regímenes que atentaban contra
los valores civilizatorios que ellos representaban.
Y el segundo elemento es que estuvieron
dispuestos a asumir los altos costos materiales,
en vidas y dinero, que cuesta asumir los
esfuerzos militares a lo largo del mundo.
Una de las manifestaciones más interesantes de
esta nueva vocación internacional de los Estados
Unidos es el compromiso en gestar un Nuevo
Medio Oriente. En este marco resalta la
necesidad de disciplinar o disolver a los viejos
regímenes políticos del Medio Oriente. La
consecuencia inmediata de los atentados es la
persecución y expulsión del poder del gobierno
Talibán del Mulá Omar, culpado de proteger y
auspiciar a movimientos terroristas y desarrollar
prácticas contrarias a los derechos humanos.
Luego vino la invasión a Iraq que cobró la vida del
gobernante laico Saddam Hussein, con lo cual se
puso fin a un viejo gobernante del Partido árabe
Baas. En este marco, deben entenderse las
salidas del poder de Mubarak en Egipto, de Ben
Ali en Túnez, y muy seguramente la de Gadafi en
Libia. Esta apuesta por la renovación de elites
políticas en el Medio Oriente pasa por la apuesta
en Washington de gestar una nueva arquitectura
mundial, en donde esta parte del mundo
representa un soporte muy importante.
Para el caso de América Latina se puede extraer
una cuarta tendencia. El 11 - S concentró toda la
atención y la prioridad estratégica
estadounidense en el Asía y Europa, generando
un olvido y menosprecio relativo en otras áreas
geográficas que o bien se consideraban ya
conquistadas o sin mayores proyecciones a
futuro. En este escenario América Latina
comenzó a transitar una trayectoria política,
económica y social propia, que estaban fuera de
los mandatos de Washington. En este marco
repunta en la zona un liderazgo populista en
Venezuela y comienzan a llegar al poder toda
serie de gobiernos de izquierda que transitaban
desde las posturas más radicales hasta las más
moderadas, lo cual fue llamado como el
socialismo del siglo XXI.
Un momento de especial tensión fueron los años
2003, 2008 y 2009, en los cuales se profundizan
las distancias de los modelos económicos y
políticos de Washington y algunos países de
América Latina. En el 2003 se rompe el liderazgo
estadounidense en el proceso de integración
económica, y aparecen voces como la de Brasil
en un intento de revisar los términos y las
agendas de integración, secundado por
HUMBERTO ALARCÓN ORTIZ
INVESTIGADOR CESDAI
Centro de Estudios en Seguridad, Defensa y Asuntos Internacionales – CESDAI – www.cesdai.org
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Venezuela, lo cual deja como consecuencias
nuevos horizontes y foros de integración que
ponen fuera a los Estados Unidos en la región, en
el cual destacan ALCA y UNASUR. En el año 2008
la Operación Fénix inicia una tensión regional que
evidencia que la lucha contra el terrorismo tiene
sus límites y que la región no comparte por
completo la visión sobre el terrorismo que
manejaban Washington y Bogotá. Finalmente, en
el año 2009 la salida de Estados Unidos de la
Base de Manta en Ecuador pone de presente una
nueva consideración de seguridad colectiva en el
Hemisferio, en la cual la presencia
estadounidense en la zona a través de su
traslado a bases colombianas fue interpretada
como una amenaza en la zona.
Bajo estas tendencias, y a manera de conclusión,
podemos decir que el 11- S deja un Estados
Unidos más dinámicos en la política
internacional, con una fuerte convicción
ciudadana y gubernamental de la necesidad de
operar como policía mundial y el líder que
disciplina las zonas que puedan amenazar sus
valores. Sin embargo, su fuerte dinámica en
Europa y Asía, pasando por el Medio Oriente,
conllevó a un olvido de su zona de influencia
natural, el hemisferio americano, liderazgo que
debe comenzar a asumir frente a los diferentes
actores estatales externos que hoy pasan por
América Latina.
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