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 Toni Pi erenkemper nació en 194 4; desd e 1990 es profesor de Historia económica y social en la Universidad Johann Wolfg ang Goethe de Fráncfort del Meno Historia de uropa TON PIERENKEMPER a industri liz ción en el siglo XIX Revoluciones a debate Prólog o de u N P BLO Fusr S  GLO VEINTIUNO DE ESP Ñ ED I TORES

1.1. PIERENKEMPER. La Industrialización

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  • Toni Pierenkemper naci en 1944; desde 1990 es profesor de Historia econmica y social en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frncfort del Meno.

    Historia de Europa

    TONI PIERENKEMPER

    La industrializacin en el siglo XIX

    Revoluciones a debate

    Prlogo de

    JuAN PABLO Fusr

    S IGLO VEINTIUNO DE ESPAA ED I TORES

  • milias. Una pcqu~fsi ma parte de ellos seran seguramente au-tnticos crHprcsarios industriales.

    Algunos nobles y grandes comerciantes disponan de rique-zus considerables y, al menos los comerciantes, tenan iniciativa t:mprcsarial, pero determinadas instituciones sociales, un rgido orden estamental de la sociedad, y los numerosos monopolios cslatales impedan el despliegue de este potencial empresarial. En la industria azucarera, as como en muchas partes de la industria paera, dominaba una forma de produccin basada en el empleo de obreros ligados al campo, que se mantuvo hasta entrado el siglo xx. Tambin las manufacturas textiles que contrataban trabajo en el hogar se sostuvieron durante un tiempo sorprendentemente largo, estrechamente asociadas a las explotaciones de los nobles. Los pocos empresarios signi-ficativos de la industria rusa se reclutaban, en su mayora, entre los crculos mercantiles, en la medida en que no eran trados del extranjero.

    La industrializacin de Rusia, iniciada y organizada por el Estado, no pudo compensar en todos los casos las desventajas de su atraso. Su xito fue limitado e incierto. Se emprendera un nuevo intento despus de la guerra y la revolucin, bajo circunstancias completamente distintas.

    INDUSTRIALIZACIN DE EUROPA, O INDUSTRIALIZACIN EUROPEA?

    Ya a finales del siglo xrx, el conocido economista ingls Alfred Marshall, en su obra de ancianidad 70, puso sobre la mesa la cuestin del contexto interno de la industrializacin europea, que le era familiar como testigo de su tiempo. Habra de si-tuarse, para empezar, dentro de un vasto trabajo sobre la his-toria de la economa y del comercio exterior, pero su avanzada edad le impidi proporcionar una base emprica de amplitud semejante para la cimentacin terica del Neoclasicismo en los Principios. No obstante, intent comprender las formas cambiantes de la economa mediante una comparacin entre las ms importantes economas industriales de su tiempo, en particular entre Francia, Alemania, Gran Bretaa y los Estados Unidos. Puso el acento sobre los distintos estilos de las de-nominadas economas nacionales confrontndolos entre se'.

    Queda en tela de juicio saber si semejante anlisis de los estilos es un instrumento apropiado para la historiografa eco-nmica 72 El ejemplo de Marshall indica, no obstante, que, en primer lugar, tambin en el caso de economistas que se ocupan de trabajos tericos, la teora y la historia deben ir de la mano en el esclarecimiento de la evolucin econmica; en ~egundo lugar, que ya en el siglo xrx se senta la necesidad de un soporl t< emprico para las reflexiones teorticas; y, en te.rcer ~u~ar . tjU este apoyo se obtendra mediante la comparacrn II IN!l'rntl~ entre los desarrollos nacionales. Van en el mismo IIUIII ido la reflexiones siguientes, que pretenden comparar ht11lJl 111111 periencias de las naciones europeas durante lll IJkt 1 cuanto a su industrializacin.

    Hay que entender la historia de la industr llll t " 11 Estados europeos ms importantes como la llll'll! ll'\n R

  • tre varias evoluciones, o se esconde detrs un proceso nico, una economa europea? Esta cuestin sigue sie ndo debatida hoy; una serie de autores dudan de la existencia de un modelo nico de crecimiento vlido para las economas nacionales mo-dernas, dadas las experiencias recientes en la industrializacin del llamado Tercer Mundo. Se basan para ello en recientes investigaciones 73 que pretenden reunir los elementos empricos del crecimiento econ mico a largo plazo, bie n desde una pers-pectiva histrica (Kuznets), bien basndose en nuevos anlisis transversales inte rnacionales (Chenery y Sirquin), y demostrar que no es posible deducir de los hechos recopilados ningn modelo general de crecimiento. Las experiencias europeas del siglo xrx, igual que los procesos de desarrollo que han tenido lugar en e l mundo en e l xx, contradicen -segn sus conclu-sio nes- las generalizaciones de historiadores de la economa como Rostow y Gcrschenkron. No habra ha bido, segn ellos, una va nica y ptima en e l desarrollo de todos los Estados, e Inglate rra no habra sido, por lo tanto, e l modelo de la industria lizacin de Europa, ni tampoco de la de los pases en vas de desarrollo de nuestro tiempo.

    Estas recientes apreciaciones contradicen todos los intentos de explicar la difusi n de la Revolucin Ind ustrial, que, par tiendo de Inglaterra y abarcando despus la Europa continen tal , se extendi finalmente por todo e l mundo. La concepcin clsica, abrazada tambin por Marx, de que las naciones adc lantadas muestran a las siguientes el futuro parte de la idea de que lnglaterra cre, en realidad, un mode lo que las demaH naciones, quisiranlo o no, habran de seguir, de tal modo que se veran envueltas, ms o menos obl igadamente, en e l proceso generalizado de desarrollo moderno de la sociedad y de su transformacin econmica.

    Es muy difcil, si no imposible, decidir la cuesti n en disputu en un plano general y bsico, en favor del modelo Inglatcr rn Los hechos fundamentales de la situacin son demasiado com piejos. Se trata de plantear el problema dentro del contl' XIn de la industrializacin de Europa (y del mundo) e intentar " '

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    construir la unidad interna del proceso de la industrializacin europea. Pero, cmo?

    Enfren tmonos al problema y sealemos cmo y de qu ma-neras la Revolucin Industr ial que tuvo lugar en Gran Bretaa inici y llev hacia adelante la industrializacin del contine nte europeo. Se trata de acotar la cuestin para distinguirla cla-ramente del problema, de mucho mayor a lcance, relativo a las causas del progreso econmico secular del mundo occidenta l habido desde la Edad Moderna. A preguntas tan ambiciosas dirigen su atencin algunos autores que se ded ica n a ta n fas-cinante tema con ttulos llamativos, como, por ejemplo, 1/mv it all began, How the West Grew Rich y The European Mimdc 14 Nuestro obje tivo es mucho ms modesto, y la p rsp~.: ~ t iva in traeuropea aqu dom inante ser, a veces, a post o fa da ir ni camente como propia del pequeo ingls, des k d int t'I de investigacin mucho ms amplio de jvenes a u 0 1 \."~ .

    Dos problemas fu ndamentales se presentan e la inll.:r prc tacin tradicional de la industrializacin europea, lil'gu n la cual Inglaterra fue el modelo que siguieron las dems rtacione:-.: pri mero, el de cmo explicar la industria lizacin autnoma in-glesa, y segundo, de qu modo se trasladaron los impulsos del proceso de expansin britnico a otras economas nacionales. La primera parte de este contexto explicatorio puede reducirse a la doble pregunta, discutida frecuentemente en la historio-grafa, de por qu Ingla terra, y por qu 1780. La respuesta remite al contexto general europeo del siglo xv1rr que fina-lizaba, y enlaza con la cuestin fundamental de la existencia de una economa europea. David Landes, en su obra sobre la historia de la industrializacin de Europa occidental7S, men-ciona e l hecho de que las sociedades europeas occidentales se encontraba n, en vsperas de la R evolucin Industrial, en un nivel de bienestar que ya estaba claramente por encima del nivel de subsistencia y que era considerable en c~mparacin con otras regiones del mundo. Cita un clculo de Phyllis Dea-ne 76 que indica que el ingreso per capita de Inglaterra estaba, ya a fin ales del siglo xv1, al nivel de numerosos pases en vas

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  • de d~sarrollo del ao 1965. Europa occidental era, segn esto, relativamente rica a finales del siglo xvm, esto es, a comie nzos de 1~ industrializacin, y en Gran Bretaa, esta riqueza era particularmente grande, producto de, al menos, dos siglos de acumulacin primitiva 77

    Landes considera que son dos las peculiaridades europeas que fueron factores esenciales para que se produjera este tem-prano pr~g.res~ econ~ico en Europa occidental. De una par-te, la s1gmftcattva amplitud de la actividad e mpresarial privada, que pudo desplegarse debido a la fijacin precisa del derecho de propied~d ya en la Edad Moderna, y de otra, el alto grado ?e rac1onaltdad y de dominio de la naturaleza, que fue muy Importante para e l pensamiento y para la accin del hombre e uropeo occidental. No cree que fuera un componente esencial el acceso a recursos extraeuropeos en las colonias. Eric Jones, por otra parte, concede una importancia considerable a estas r_eas tiles _ficticias. No es fcil explicar, segn Landes, por que fue prec1samente Inglaterra, dentro de las condiciones fa-vorables comunes en E uropa, la primera en dar el salto hacia una ~conoma industria l. Landes rechaza, por pseudo-ada-raton as, las explicaciones usuales que aluden a una serie de cosechas extraordinariamente buenas e n el s iglo XVII I, a la ri-

    que~a ~n recursos naturales (carbn), a ventajas climticas o de tecmcas de transporte, o al rpido crecimiento de poblacin. Ve, sobre todo, en los desarrollos socio-estructurales como e l aburguesamiento de la aristocracia, y en e l estableci~ ientn del t rabajo campesino asalariado, as como en numerosas con q_u istas tcnicas, las causas principales de que, ya a finales del s1glo xv11, fuera quebrada en Inglaterra la resistencia frente a la expansin capitalista. Christoph Buchheim 78 ha sealado que los progresos de productividad industrial fueron tan gran des en ~a economa britnica en el siglo xvm que no fueron con~um1dos po~ el fuerte crecimiento de la poblacin, comn e_n epocas anten ores, sino que qued disponible una cierta cun ttdad de recursos libres. Se trat de utilizarlos de nucvn formas, y se consigui poner en marcha un proceso cont inuu

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    de crecimiento, evitando caer en la trampa maltusiana prein-dustrial de la pobreza. Buchheim considera que la institucio-nalizacin del crecimiento econmico fue e l xito decisivo de la Revolucin Industrial en Gran Bretaa. Se trataba, en suma, de lograr este xito tambin en los otros Estados europeos occidentales.

    Las condiciones de la oferta mejoraron esencialmente en la economa britnica durante el siglo xv111. La revolucin agra-ria y el crecimie nto de la poblacin produjeron una abundante oferta laboral; la prosperidad de la agricultura y el comercio contribuy a la formacin de capital, se pudo desplegar un mer-cado nacional nico, las manufacturas estimularon e l desarrollo de las tecnologas y del conocimiento, y un sistema comercial en buen funcionam iento (comercios, Banca, scgums, e tc.) sir-vi de apoyo a todo ello. La expansin corn.:spnnui ~.: ntc de la demanda dio la posibilidad de beneficiars~.: de las condiciones favorables de la oferta. Los empresarios industrial

  • de la afluencia de metales preciosos desde las colonias, y Ale-mania persista en una estructura agraria retrasada y en la di-visin en pequeos Estados. Por el momento, no poda apa-recer entre estos Estados un rival de la industria inglesa.

    Necesita una explicacin adicional el hecho de que la feliz conjuncin de circunstancias en que se inici la expansin de la economa inglesa sucediera precisamente a fina les del si-glo xvm, y no antes o despus, en la Revolucin Industrial. Contribuyeron en un principio desarrollos a largo p lazo, como el traslado del trfico comercial mundial desde los mares in-teriores (Mediterrneo, Bltico) aJ Atlntico. E l comercio de ultramar produjo de este modo nuevas necesidades y abri nue-vas posibilidades de venta, que fueron consecuentemente apro-vechadas por las casas mercantiles inglesas. Tambin con el despliegue de la sociedad burguesa en Inglaterra, cuyas bases ya haban sido puestas por las revoluciones de 1653 y 1688, mejoraron las condiciones previas para la irrupcin industrial. Los efectos de estos procesos a largo plazo no quedaron li-mitados exclusivamente a Gran Bretaa, pero all se dio, hacia 1780, una notable aceleracin de la evolucin; culminaron en-tonces los efectos de una transformacin a largo plazo. Ciertas innovaciones, particularmente en relacin con transformacio-nes socio-estructurales y culturales, mostraron tras algn tiem-po los primeros efectos de los nuevos hbitos. Se aadieron nuevas invenciones. Se superaron los problemas habidos en el comportamiento econmico de grupos importantes; por ejem-plo, en la conducta inversora de los empresarios y en la dis-ciplina de los trabajadores asalariados, y el ascenso de la pro-ductividad agraria dio sus primeros frutos. Todo esto preparaba el cam ino a la irrupcin de la Revolucin Industrial a finales del siglo xv11r. As reza la interpretacin tradicional.

    Pero existen reservas decisivas que se oponen a esta manera de ver y que no slo ponen en cuestin los hechos y el contexto descritos aqu brevemente siguiendo a Landes, sino que tam-bin consideran errneo el planteamiento del problema. Nik Crafts 79se ha expresado con decisin, aduciendo, como antes

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    Landes, una serie de aclaraciones y un modelo explicativo80 o Sistema de factores causales. Crafts se inclina por interpretar el desarrollo tcnico y econmico del siglo xvu1 como un pro-ceso casual. Seala que no sera nunca posible explicar, me-diante una ley general, una hiptesis causal, ni nada similar, y partiendo de consideraciones lgicas, un acontecimiento sin-gular como el de la Revolucin Industrial de Inglaterra. Los estudios comparativos de posibles grupos de causas contendran siempre un residuo inexplicable que no sera slo expresin de lo limitado de nuestro saber, sino la imposibilidad lgica de explicar de manera general un suceso singular. Esta objecin fundamental no convierte, naturalmente, en superflua la inves-tigacin de las condiciones existentes en el origen de la Re-volucin Industrial; slo que cambia la direccin de la mirada. En el centro del inters se sitan las condiciones previas im-portantes, y no el resultado, y, en atencin a esto, Crafts sostiene que las innovaciones tcnicas fue ron particularmente decisivas.

    Como quiera que se estudie el origen de la Revolucin Indus-trial, queda desde la perspectiva europea la cuestin central de cmo pas al continente el proceso econmico de expansin ini-ciado por primera vez con xito en Inglaterra, es decir, de qu manera se traslad el proceso de crecimiento econmico in-dustrial. Como vehculo de la transferencia pudieron servir, en principio, las mercancas o los factores de produccin; ambos fueron efectivos. Las mercancas inglesas mostraron nuevos mer-cados y nuevas posibilidades de venta a las economas nacio-nales europeas. Se importaron trabajadores, empresarios, tecno-logas y capitales ingleses que indicaron nuevos modos de pro-duccin al continente. La sustitucin de importaciones de mer-cancas inglesas y la importacin de proced imientos ingleses de produccin fueron las estrategias con las que los Estados europeos occidentales intentaron competir corl el adelanto ingls.

    se ajust la industrializacin de Europa al molde que haba preparado el modelo ingls, o fue ste modificado de tal modo que las vas del desarrollo resultaron ser completamente dis-

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  • tintas? Esta ltima es la opinin de Sidney Pollard 81 , que cree que la industrializacin de Europa naci de una raz nica, la britnica, pero ve en las varias formas que toma dentro de las distintas naciones mutaciones en el modelo bsico general , determinadas por las condiciones y circunstancias nacionales. De manera similar argumenta Buchheim, que cree posible la institucionalizacin del crecimiento econmico en los diferen-tes Estados europeos mediante la adaptacin a las condiciones particulares respectivas, especialmente en lo relativo a la asig-nacin ele los facto res. No obstante, la industrializacin eu-ropea fue un proceso, a pesar de las peculiaridades nacionales, que se repiti en distintos lugares, aunque no de manera uni-forme, sino que se fue desarrollando progresivamente. Comen-z, sin duda, en Gran Bretaa, y los Estados europeos siguieron el ejemplo segn sus c ircunstancias especficas.

    Raine r Fremdling ha estudiado este proceso, ejemplificado en la industria siderrgica del continente europeo82 Los flujos mercantiles europeos reflejaban con mucha precisin, a co-mienzos del siglo XIX, Jos desarrollos de los pases europeos en cuanto a produccin interna y productividad. Gran Bretaa dominaba los mercados internacionales debido a sus evidentes ventajas en los costes absolutos. Esta dominacin se basaba en las ventajas de su productividad interna, que e ran expresin de sus ms favorables recursos naturales, de la mejor cuali-ficacin de su fuerza laboral, de sus tecnologas ms avanzadas y de un mercado interior mayor. E l proceso de recuperacin de los pases continentales europeos no se ajust del todo al modelo britnico - mediante la formacin de empresas inte-gradas verticalmente-, sino que se llev a cabo en una peculiar simbiosis con las manufacturas siderrgicas tradicionales.

    Hacia 1820, la industria siderrgica tradicional del conti nente europeo, con una especie de tecnologa acondicionad , segua siendo viable frente a la moderna competencia britnica . Estaban disponibles, en medida suficiente y a buenos precio11, los recursos tradicionales hidrulicos y de carbn vegetal. Alg11 parecido suceda en la manufactura del hierro con la fucun

    1 (()

    laboral, a la que se recurra de manera estacional en los pe-rodos de baja ocupacin en la agricultura. Las pequeas ins-talaciones existentes bastaban para satisfacer la demanda !~cal , adems de que el hierro as obtenido ofreca ventajas de calidad frente al nuevo hierro recuperado con coque.

    La adopcin de la nueva industria siderrgica inglesa se fue haciendo muy paulatinamente por etapas y a saltos, an tes de que se impusiera a largo plazo la nueva tecnologa. El pro-ceso de adaptacin de la siderurgia europea fue, por tanto, muy lento. Hasta la construccin de la infraestructura del t rans-porte (ferrocarriles) no se explotaron nuevos recursos (carb~ y mineral de hierro) en el continente; se importaron co~ocJmientos tcnicos a travs de especialistas ingleses, lo m1smo que mquinas y mtodos productivos. No obstante, la sid~rurgia tradicional sigui siendo competitiva durante mucho tiem-po frente a las tecnologas inglesas, puesto que, por ejemplo, se importaba hierro barato de Inglaterra para elaborar despus barras a la manera tradicional. Se combinarorl tambin las tc-nicas modernas con las tradicionales: se integraban los hornos de pude lado en las instalaciones existentes, donde s; segua produciendo el hierro con carbn vegetal, o se cmpkl1ban las nuevas tcnicas -como la instalacin de sopladores e n los ~1 l~os hornos, o el calentamiento del aire de soplado en los vieJOS altos hornos de carbn vegetal. Existieron, en suma, innume-rables posibilidades de combinacin de Jo viejo y lo nuevo, Y la expansin de la industria side rrgica fue todo menos una simple imitacin de las nuevas tecnologas inglesas. Los esfuer-zos dirigidos hacia la modernizacin fueron apoyados por me-didas estatales; por la poltica arancelaria, por ejemplo, que en Prusia condujo, en 1844, a gravar la importacin de barras de h ierro para proteger a los fabricantes locales, excluyendo, no obstante, e l hierro bruto, debido a que era materia prima importante en la reelaboracin. Son tambin numerosos los ejemplos de solicitudes de impor tacin de planos.

    El ejemplo descrito de la difusin de nuevos modos de p~oduccin industrial en la siderurgia europea, por encima del m-

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  • tercambio. de factores y mercancas, invita, en e l estudio de los ~ecantsmos de transmisin, a dirigir una atencin especial al mv~l de los sectores e investigar su difusi n por ramas di-ferenctadas. Aboga tambin por ello Nachoem M W" b 83

    . . IJ n erg , q.ue sugtere que la Revolucin Industria l sea analizada exclu-Sivamente en relacin c?n los sectores industriales. Dado que los. desarr?ll.os t.~cnolgtcos desempearon tan gran papel en la mdustnaltzacwn, sera, sobre todo, la competencia dentro de .se~tores y ramas, que trabajaban con tecnologas iguales o s~mtlares, lo ~u~. dara lugar al progreso. Las nuevas tecno-logtas Y sus postbthdades de uso estaran limitadas a determi-nadas ramas y sectores. .. Esta argumentac~n en favor de la desagregacin en los an-

    hsts .d.e,l proce~~ de mdustrializacin est en contradiccin con la vtston tradtctonal de la Revolucin Industrial, que se fija en e l desarrollo de los Estados nacionales. E n este sentido Ale.xander Gerschenkron 84 hiz

  • casos ni siquiera se dieron, y que hubo que reemplazar aquellas que eran insuficientes o compensar las inexistentes. En ni:nguna parte de Europa se encuentra en el siglo XI X un arreglo ptimo, en relacin con el modelo britnico, de las condiciones p1revias. Los Estados siguientes se vieron obligados a sustituir, por ejem-plo, la genialidad de la inventiva britnica de los inic.iios de la industria por un excelente sistema de educacin tcn:ica en Alemania, o la insuficiente formacin de capital empre:sarial, en comparacin con Inglaterra, por un sistema bancario, en el caso de Alemania, o por los presupuestos del Estado, en el de Rusia. Son mltiples y numerosas las variedades dce con-diciones previas necesarias, pero todas sirven al mismo obje-tivo, que es el de fomentar el desarrollo industrial.

    El Estado, es decir, los Estados nacionales del sigl(() XIX, forman la unidad de estudio de Gerschenkron. En ese nivel se comprenden de la mejor manera las instituciones que son de importancia decisiva para el desarrollo de las condiciones mencionadas. Tambin los datos se encuentran a menudo en ese plano, de manera que Estado y nacin constituyen una uni-dad de estudio posible y llena de sentido para el inter~ pre-dominante en este investigador.

    Precisamente esta hiptesis ha dado origen a mltiples cr-ticas. Sidney Pollard ha sealado repetidas veces que regiones ms pequeas, y no los Estados y naciones, forman el roarco espacial de referencia adecuado para el anlisis del proceso de industrializacin. Segn su opinin, la industrializacin eu-ropea se llev a cabo como un proceso dentro de regiones si-tuadas en un contexto europeo y para las cuales era irrelevante, en el mejor de los casos, la accin del Estado. La chispa de la Revolucin Industrial salt desde las regiones industtiales britnicas hasta el continente, y encendi all, en unos pocos lugares, un fuego similar. Estas regiones econmicas reaccio-naron de manera compleja adaptando en cada caso las muy distintas condiciones resultantes de diversas estructuras agra-rias y tradiciones fabriles (protoindustria, manufacturas, arte-

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    sana). Ya en 1815 se encuentran en el continente europeo distintas regiones ductoras.

    Entre ellas estaba el cinturn industrial belga, donde se pudo formar una primera industria similar al modelo ingl~s sobre la base del carbn y el hierro. En el norte de Francia reinaban condiciones similares, y por ello se inici un desarro-llo comparable. La Renania prusiana, con sus manufacturas tradicionales de hierro, dej escapar la ocasin, y, en su lugar, se expandi pronto la cuenca industrial del Ruhr, en Rena-nia-Westfalia. En Sajonia, la industria textil y la construccin de maquinaria formaron las bases de una clara expansin in-dustrial temprana, mientras que en la Baja Silesia la industria textil no fue capaz de sostener el ritmo y creci, en su lugar, en la cercana Alta Si lesia una nueva cuenca para la industria pesada. En el norte de Suiza y en la vecina Alsacia se bas en el algodn una prspera industria, mientras que en la Fran-cia central desempearon un cierto papel el carbn y el hierro, al lado de la industria de la seda. Aparecieron otros centros industriales ms pequeos que haban tenido menor impor-tancia antes.

    Si se compara el mapa de Europa de los inicios de la in-dustria con el de 1875, se ve que los primeros centros han cre-cido claramente y que ha aumentado considerablemente su n-mero. La industrializacin de Europa haba avanzado, pero sin cubrir todo el territorio. El proceso de industrializacin, cuyo ncleo, segn Pollard, lo constituan las innovaciones tecno-lgicas, se haba extendido decisivamente. Pollard ve en la com-petencia entre regiones la razn de esta evolucin. Se ade-lantaron aquellas que tenan costes ms bajos por sus ventajas tecnolgicas y, por tanto, precios menores, pero siempre bajo la amenaza latente de las dems regiones. Eran decisivos, sobre todo, los factores de la oferta, de base regional, tales como los recursos, la localizacin, los mtodos de produccin y la poltica comercial nacional. Parecan ser menos importantes los factores de la demanda, dado que stos, por regla general,

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  • no actan de manera aislada, regional, y no fueron incluidos por ello en el estudio de Pollard.

    Estas perspectivas regionales complementan en muchos as-pectos la interpretacin nacional del proceso. de ind~strial.i:acin. Ilustran la dimensin ms reducida de la mdustnal1zac10n. No fue Inglaterra lo que se industrializ, sino Lancashire, Yorkshire y regiones similares, lo mismo que tampoco lo fue toda Prusia, sino, en todo caso, la regin del Ruhr, la Alta Silesia, etc. Por otra parte, se acenta tambin el aspecto in-ternacional del proceso de industrializacin . Las regiones se encontraban, en gran medida, en competencia con regiones de estructura similar de otros Estados, y con e llas tenan re-laciones de intercambio, ms, en todo caso, que con las re-giones atrasadas de sus propios Estados.

    Hay razones para poner en duda que esta interpretacin regional del proceso de industrializacin ofrezca una alterna-tiva plena a la visin nacional de la industrializacin. Las con-diciones estatales de marco, tales como el sistema jurdico, la proteccin arancelaria o la poltica de educacin contribuyeron tambin de manera esencial al xito de la transformacin fun-damental de la economa y a la institucionalizacin del cre-cimiento econmico, de tal manera que el no tomarlas en cuen-ta tendra por consecuencia que el examen del contexto del problema sera insuficiente. Ambos puntos de vista, el in~ernacional y el nacional, se complementan de manera productiva.

    Qu queda, como conocimiento esencial, de este trnsito por la historia de la industrializacin europea, de sus intentos parciales de explicacin y de una mirada integradora? Fue la industrializacin europea un proceso unitario de desarrollo, o estuvieron aislados entre s los diferentes desarrollos nacio-nales y fueron extremadamente distintos? No se puede negar que existi una cierta conexin interna, pero sigue estando os curo cun estrecha, o cun amplia, fue esta conexin. Su consistencia es decisiva, no obstante, para saber si se puede considerar la industrializacin como un molde general, con la consiguiente propuesta de su modelo para los pases que si

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    guieron despus, hasta el Tercer Mundo de hoy, o si, por el contrario, cada pas debe buscar y encontrar su propio ca-mino hacia el desarrollo sin tener en cuenta las experiencias de las naciones que le precedieron. Las experiencias histricas inmediatas no dan respuesta a esta pregunta. Se necesita para ello una reflexin metdica nueva.

    Patrick O'Brien 85 ve dos posibilidades bsicas de aproxima-cin a la cuestin central de una historia comparativa de la industrializacin; las dos se derivan del inters de los inves-tigadores e implican una orientacin metodolgica diferente. Es posible bien poner como tema lo que hay de comn en los pases europeos, o bien destacar sus diferencias; se llega en cada caso a resultados muy distintos en lo que respecta a la unicidad del proceso de industrializacin. En la realidad his-trica se encuentran tanto diferencias como similitudes en los procesos de desarrollo de Jos distintos pases. No es evidente nunca el mayor peso de unas respecto de las otras. El histo-riador debe aclarar su pre-comprensin teortica y su orien-tacin metodolgica antes de comenzar con su actividad in-vestigadora . . Las fuentes no hablan, tampoco aqu, por s mis-mas. Tres principios pueden servir de orientacin a la reflexin metodolgica; tienen relacin con la definicin del horizonte temporal y con los niveles de agregacin del proceso de in-dustrializacin.

    Segn se defina la industrializacin, bien en sentido muy amplio como un proceso de transformacin de la sociedad den-tro de la historia universal, o bien en sentido muy estricto como proceso econmico de cambio de la estructura sectorial de .la economa, quedan en primer plano elementos totalmente dis-tintos de este proceso y vara, e n gran medida, la complejidad del estudio en funcin del concepto empleado. Lo mismo pue-de decirse del perodo histrico que se considere, es decir, del horizonte temporal elegido. Si ste se refiere a las transfor-maciones ocurridas desde la Edad Media, los objetos y las fases de estudio son, naturalmente, distintas a las que exigen si la investigacin se limita al perodo relativamente breve de la fase

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  • de irrupcin industrial, para Gran Bretaa los aos compren-didos entre 1780 y 1850. Tambin el grado de agregacin del anlisis determina los resultados. La agregacin del desarrollo econmico nacional segn ramas dirigir la atencin hacia los Sectores gua, mientras que la que se centre en las regiones destacar las regiones lderes. No obstante, tiene tambin sentido la comparacin entre economas nacionales totales. No hay un camino real para el anlisis de la industrializacin eu-ropea del siglo XIX. La adecuacin de una explicacin es re-sultado de la eleccin de los problemas e implica una decisin previa fundamental en cuanto a la metodologa. Es necesario, adems, proporcionar claridad y apreciar el complejo proceso de la industrializacin europea en lo que hay de comn o de distinto. Este libro se basa en una idea estricta de la indus-trializacin y la entiende como el cambio estructural de los sectores de la economa que tiene por resultado un crecimiento continuo de sta. Es natural que pase a primer plano con mayor intensidad lo que tienen de comn los Estados europeos, sobre todo en lo que respecta a la relativamente breve fase inicial de las distintas economas nacionales.

    Christoph Buchheim86 ha presentado recientemente una in-terpretacin similar de la extensin al continente y al mundo de la Revolucin Industrial que parte de Inglaterra, apoyn-dose tambin en la investigacin de las econo mas nacionales. Supone que existieron una serie de posibilidades para las dis-tintas naciones para reaccionar ante el desafo de la industria-lizacin de un pas extranjero. La estrategia seguida en cada caso condujo, necesariamente, a resultados diferentes. Intenta explicar la realizacin de la Revolucin Industrial en Gran Bre-taa por la existencia de recursos econmicos adicionales li-bres que pudieron encontrar nuevos usos de una manera ex-perimental. La Revolucin Industrial habra sido el resultado ele este juego, e Inglaterra, el modelo. Esta evolucin ha-bra pasado a otros pases a travs de la exportacin de tec-nologa y de capitales, as como de las interrelaciones de co-mercio (costes comparativos) y habra incitado a reaccionar

    a las distintas economas nacionales. Estas reacciones slo po-dan ocurrir, como es natural, dentro del marco de las con-diciones existentes, determinadas a su vez por los recursos na-turales (conocimientos, materias primas, etc.), por las tradi-ciones manufactureras locales y por los arreglos sociales del caso (derecho de propiedad, participacin poltica, entre otros). El resultado son los muy distintos procesos de indus-trializacin segn las condiciones previas de cada caso, y una multiplicidad de revoluciones industriales, cuya caracterstica comn es la institucionalizacin de un crecimiento econmico sostenido. A pesar de la diversidad de los desarrollos histricos, aqu reside el ncleo del molde econmico unitario, cuyo ca-rcter de nico en el tiempo ha sido destacado tambin por Hubert Kiesewetter.

    Jordan Goodman y Katrina Honcyman 87, por el contrario, creen que el proceso de la industrializacin europea es mucho ms complejo y duradero de lo que piensan los autores de orientacin ms bien econmica. Desde su punto de vista, las innovaciones tecnolgicas parecen mucho menos centrales en el proceso de desarrollo, y los mtodos habituales de los sec-tores tradicionales lo caracterizan mucho ms. Los paralelis-mos, las continuidades y las cosas en comn existentes en los distintos pases dibujan el cuadro a largo plazo y conducen al mismo resultado, a pesar de todas las variaciones temporales y espaciales, esto es, a la moderna economa industrial. No es posible, en opinin de estos autores, definir unvocamente el aspecto espacial del desarrollo, esto es, la industrializacin no parece ser un proceso nacional ni regional, sino que es un proceso que cambia de espacio histricamente. Una vez es Eu-ropa, o la economa internacional, el espacio relevante, y otra, por el contrario, lo es una regin o una localidad. Cambia la importancia de ramas y zonas de la economa, y estas trans formaciones comprenden perodos de siglos. Naturalmente, para esta manera de ver resaltan an ms las diferencias entre las economas nacionales europeas.

    En este libro he tratado de comprender la complejidad de

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  • la industrializacin de Estados europeos importantes, sin per-der de vista la coherencia interna de su evolucin. Si esta co-herencia se manifiesta, es cuestin de la proximidad o lejana de la observacin en cuanto al concepto, el tiempo y el plano de la industrializacin, y la perspectiva puede cambiar oca-sionalmente. Tambin me pareci ocasionalmente amplia, en cuanto a puntos de vista sectorial y regional diferenciados, la delimitacin temporal al largo siglo XIX, desde ca. 1780 hasta 1913.

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    APNDICE